• un revolver y siete rosas - Brenna Watson

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    Le dolian tanto los pies que apenas podia continuar avanzando. Desde que habian abandonado Cold Harbor, donde la Union habia sufrido una de sus mayores derrotas, se habian dirigido a Petersburg para unirse al asedio de la ciudad. Alli pretendian hacerse con el control de aquel punto estrategico y cortar las comunicaciones ferroviarias que abastecian al ejercito del general Lee. Gabriel Sinclair no recordaba cuantas horas llevaba caminando y, cuando al fin alcanzaron su destino y obtuvieron permiso para descansar, lo primero que hizo fue quitarse aquellas malditas botas. Contemplo, con una mueca de dolor, sus pies ensangrentados y los dedos casi agarrotados y deformes a fuerza de llevar un calzado dos numeros menor al que le correspondia. Al menos, penso, no iba descalzo. No hacia muchos dias que habia contemplado el cadaver de uno de aquellos confederados, que habia cubierto sus pies con pedazos de carton pintados de negro. A su lado se tendio su primo Russell. El y Mitchell Chapman, Mitch, parecian los unicos conformes con su indumentaria, el ultimo a causa de unas relucientes botas que le habia hecho llegar su padre desde Saint Louis, aunque al parecer seguia echando de menos sus zapatos Oxford. <>, se dijo, aunque sin atisbo de acritud. Mitch era un buen chico, y generoso ademas. Compartia con sus companeros casi todo lo que le hacian llegar desde casa, desde dulces a camisas nuevas. De hecho, le habia sugerido a Gabriel intercambiar con el las botas de vez en cuando, solo para que pudiera descansar los pies, pero se habia negado a aceptar. Ya era suficiente con que sufriera uno de los dos, aunque en ocasiones, como esa en concreto, se arrepentia de no haber accedido. David Cassane se sento cerca de ellos, apoyo la espalda contra un arbol y, como era su costumbre, abrio aquel cuaderno de tapas negras que siempre llevaba con el para ponerse a escribir. Gabriel admiraba su capacidad de concentracion. Era capaz de abstraerse hasta en las condiciones mas adversas. --?Que crees que escribira ahora? --pregunto Brett McFarlane con su habitual sonrisa. Se dejo caer junto a Russell, que protesto cuando lo empujo sin querer--. Si no hemos hecho otra cosa que caminar durante dias. --Seguro que esta escribiendo sobre ti --bufo Russell. --Entonces necesitara un cuaderno mas grande --bromeo Brett. Mitch habia encendido un pequeno fuego y colocado una cafetera encima. Por suerte, en ese momento disponian de agua en abundancia, aunque nunca se sabia cuanto iba a durar la buena fortuna. Gabriel aun recordaba la ultima vez que habia recogido el agua de lluvia con sus botas y habia tenido que beber de ellas antes de llenar su cantimplora. David finalizo su escritura antes de lo acostumbrado, guardo el cuaderno en el bolsillo superior de su chaqueta, y la pluma, con sus iniciales grabadas, en el macuto. --?Que creeis que hacemos aqui? --les pregunto a bocajarro. --Impedir que los confederados entren o salgan de Petersburg --respondio Mitch, que siempre parecia el mejor informado de todos. --Es decir, que esto puede alargarse durante dias. --Si, supongo. Cuando la cafetera comenzo a silbar, Mitch la retiro del fuego y sirvio cafe para todos. Gabriel nunca habia sido muy aficionado a aquella bebida tan amarga, pero era una de las pocas cosas que el ejercito distribuia con profusion. Mientras disfrutaban de aquellos minutos de descanso, observo a los hombres que lo rodeaban uno a uno. Se habian conocido en Pennsylvania, al poco de alistarse en el ejercito, y en los tres anos infernales que llevaban juntos se habian vuelto inseparables. Juntos tambien padecieron hambre y sed, un calor abrasador y un frio que a punto estuvo de llevarselos al otro lado. Se habian curado mutuamente las heridas y compartido las provisiones y, en las noches mas oscuras, se habian consolado compartiendo lagrimas y suenos. Eran los mejores amigos que un hombre podia tener, estaba convencido. Gabriel Sinclair aun no podia saber lo que les aguardaba, ni sospechar siquiera que muy pronto iban a perder a uno de ellos en la que seria conocida como una de las acciones mas sangrientas de toda la guerra: la batalla del Crater. Capitulo 1 Elizabethtown, Kansas. Octubre de 1870 El sol aun estaba alto cuando Eleanor Montgomery se bajo del tren en Elizabethtown. La estacion no era mas que un conjunto de tablas desbastadas y una pequena oficina, con los cristales tan cubiertos de polvo que era imposible apreciar si habia alguien en su interior. Un hombrecillo emergio del edificio para ocuparse de que su equipaje fuese colocado en el anden. Cuando el tren se puso en marcha de nuevo, le dedico una leve inclinacion de cabeza y regreso a su cubiculo. Eleanor recorrio con la mirada el modesto apeadero para cerciorarse de que su marido, James Montgomery, no habia acudido a recibirla. Tras casi una semana de viaje desde Richmond, Virginia, llegaba por fin a su destino, al Salvaje Oeste del que tanto habia oido hablar. Se pregunto una vez mas si habia tomado la decision acertada. Un ano antes, tras el fallecimiento de su madre, le sugirio a su esposo la idea de reunirse con el en el Oeste, pero James alego multitud de buenas razones para que no lo hiciera, y ella se plego a sus deseos. La guerra le habia arrebatado a Eleanor cuanto poseia, empezando por su padre y sus dos hermanos, y luego su plantacion de tabaco, que vio arder hasta los cimientos a manos de los yanquis. Su madre y ella se vieron obligadas a aceptar la generosidad de los Cathaway, viejos amigos de la familia, para poder sobrevivir. James Montgomery III habia sido amigo de su padre toda la vida, a pesar de ser algo mas joven, y habia aceptado la propuesta de desposar a su hija como un favor personal. Su fortuna habia sucumbido bajo el ejercito del general Ulysses S. Grant, al igual que la de Eleanor y su familia, y los habitantes del viejo Sur habian tratado de estrechar aun mas los lazos que los unian. Con veinticuatro anos ya cumplidos, Eleanor seguia soltera, y las posibilidades de encontrar un esposo apropiado se habian desvanecido con la guerra. Su padre, que se recuperaba de una herida por aquel entonces que acabaria con el meses despues, habia propuesto un matrimonio de conveniencia que fue aceptado por ambas partes. Eleanor recordo, no sin cierto rubor, su noche de bodas. James era veinte anos mayor que ella, un viudo bien parecido que resulto ser un hombre considerado y atento, en el lecho y fuera de el. Hacia anos que Eleanor habia abandonado sus suenos romanticos de juventud, y vio el matrimonio con James como la ultima oportunidad de no convertirse en una solterona. Solo un mes despues del matrimonio, el se habia mudado al Oeste en busca de fortuna, con la esperanza de regresar con dinero suficiente como para empezar de nuevo. Cinco anos llevaba Eleanor aguardando reunirse con ese hombre que era practicamente un desconocido, y se habia cansado de esperar y de aceptar todas las excusas con las que el habia argumentado esa separacion. Nada la ataba ya a su Virginia natal y su deber era estar junto a su esposo, para labrar juntos su incierto futuro. Habia empaquetado sus cosas y, el dia antes de partir, le habia enviado una carta anunciando su llegada, sin otorgarle tiempo suficiente para una replica en la que intentaria hacerle cambiar de idea. Algo habia fallado en su plan, porque James no se encontraba alli. Sintio que el jefe de estacion la observaba desde el otro lado del sucio cristal de su ventanilla. Se imagino que no debia de ser muy corriente ver a una mujer ataviada con un vestido de muselina sentada sobre un desvencijado banco, rodeada por media docena de baules y otros tantos bultos de distintos tamanos. Esa manana, en el tren, se habia esmerado en acicalarse para causar buena impresion a un marido al que apenas recordaba. La estrategia no surtiria efecto si no aparecia pronto; el aspecto saludable y lozano que pretendia aparentar se iria al traste. Decidio concederle otros veinte minutos, tiempo mas que suficiente para que el hubiese oido el silbato del tren desde cualquier punto del pueblo en el que se hallase y acudiese en su busca. Transcurrio ese tiempo, y algo mas. La espera comenzaba a ser insoportable. Tal vez James no estaba ese dia en Elizabethtown, quizas habia viajado hasta Abilene, a cuarenta y cinco millas de distancia, y habia olvidado dejar instrucciones para que alguien acudiese a recogerla. O, peor aun, tal vez su carta aun no habia llegado. Ese pensamiento le helo momentaneamente la sangre. Se aproximo a la ventanilla, dispuesta a remediar el estado de incertidumbre en el que se hallaba. --?Necesita ayuda? --le pregunto el hombrecillo desde el otro lado del cristal. --Si, por favor --le respondio, ofreciendole su mejor sonrisa--. ?Podria guardar mi equipaje en la estacion mientras voy en busca de mi esposo? --Por supuesto --contesto solicito--. Ahora mismo me ocupo de ello. Eleanor permanecio erguida, retorciendose las manos con nerviosismo mientras el hombre salia de detras del mostrador, cruzaba la puerta y se aproximaba a sus baules. Su aspecto le resultaba simpatico, un hombre pequeno y energico, que caminaba dando saltitos y cuyos ojos, de un azul desvaido, se movian al mismo ritmo bajo la montura de sus lentes. --?Se le ofrece algo mas? --le pregunto, al ver que ella no se movia del sitio. --Le agradeceria mucho si pudiera orientarme. Acabo de llegar y aun no conozco el pueblo. --Me he dado cuenta de ello. --Le sonrio con amabilidad--. Permitame que me presente. Soy Matt Perkins, el jefe de estacion --le dijo, e inclino ligeramente la cabeza al tiempo que sus pulgares se enganchaban de los tirantes que sostenian sus pantalones--. Este es un lugar pequeno, y aqui nos conocemos todos. ?Que necesita saber? --?Podria indicarme como llegar al negocio de James Montgomery? --Le dedico su mejor sonrisa. --Crei que habia dicho que iba en busca de su esposo --contesto el hombre mientras la miraba con cierta suspicacia. --El senor Montgomery es mi marido --aclaro ella, irguiendose ante lo que parecia una inexplicable mirada de reproche. --!Que me aspen! ?Habla usted en serio? --Perkins la observo de arriba abajo, con las cejas ligeramente alzadas y la boca formando una extrana mueca que no supo interpretar. --Desde luego que si --contesto de forma rotunda, atonita ante la falta de modales de su interlocutor--. ?Como se atreve a dudarlo? --Disculpeme, senora, no era mi intencion ofenderla --le respondio con un tono mucho mas suave--. Es solo que no sabia que tuviera esposa… --Le escribi diciendole que venia, pero, como puede ver, no ha acudido a recibirme. Tal vez mi carta no llegara a tiempo --dijo con una voz apenas audible, mientras se recriminaba el proporcionar tanta informacion a un desconocido. De repente, el hombre parecio a punto de sufrir una apoplejia. Se saco un arrugado panuelo del bolsillo y se seco la frente, sin dejar de observarla durante todo el proceso. Luego se coloco las manos sobre los rinones, como si se estuviese preparando para pronunciar un discurso. Cuando volvio a meterlas en los bolsillos y a hundir los hombros, la que estaba a punto de sufrir la apoplejia era Eleanor. --Creo que sera mejor que se siente --le dijo al fin, indicandole el mismo banco que acababa de abandonar. --!Pero si acabo de levantarme! --Lo se, lo se, pero sera lo mejor --le aseguro con un expresivo gesto de las manos en direccion al descascarillado asiento. --?Que ocurre? !Me esta usted incomodando! --Oh, creame que lo lamento, de verdad que si. ?Quiere usted tomar un vaso de agua? --?Un vaso de agua? --Eleanor no salia de su asombro. --Si, claro, que estupidez --contesto Perkins sin mirarla, como si hablara consigo mismo--. Mejor un whisky, ?no? --?Un whisky? ?Pero se puede saber que ocurre? ?Donde esta mi marido? --Las sospechas se acumulaban en el aire como un remolino de polvo--. ?Le ha sucedido algo? La pausa fue tan elocuente que Eleanor cayo desmadejada sobre el banco. --Es eso, ?verdad? --pregunto con un hilo de voz, lamentando no haber aceptado ese vaso de agua. --Me temo que si, senora --balbuceo el hombrecillo--. Creame que siento ser yo quien le comunique la noticia, pero su marido… bueno, su marido ya no esta entre nosotros. --?Mi marido ha… muerto? --Eleanor sentia como si el mundo se hubiese puesto a dar vueltas a su alrededor. --Eso es, senora, exactamente --respondio Perkins, visiblemente aliviado. --?Como? ?Cuando? --balbuceo ella al cabo de una larga pausa. --Sufrio un ataque el domingo, y el medico no pudo hacer nada por el. Dijo que le habia fallado el corazon, asi, de repente. Fue enterrado hace dos dias. Lo siento mucho. Muerto. James habia muerto. Eleanor aguardo a experimentar el aguijonazo de dolor que ya le resultaba familiar, pero, para su sorpresa, no se produjo. Un latido sordo en el interior del pecho, producto mas del asombro que de la angustia, fue la unica senal que se dejo sentir. No era una reaccion inapropiada, se dijo a si misma, teniendo en cuenta que apenas se conocian. Pero era una desgracia. Aun era un hombre joven y era su marido. ?Como habia podido suceder algo tan terrible? ?Que iba a ser de ella ahora? Mientras esos pensamientos cruzaban por su mente, no era consciente de que el jefe de estacion observaba consternado los dos lagrimones que se deslizaban por sus mejillas. --?Quiere que vaya a buscar a alguien? --le pregunto transcurridos unos minutos. Eleanor emergio de su catarsis y observo al hombre, al que le parecia ver por primera vez. Su rostro angosto y veteado de arrugas, enmarcando esos ojillos vivaces de un azul traslucido que ahora parecian ligeramente empanados, las cejas tupidas y aun oscuras, el escaso cabello que ya empezaba a clarear… Su cara ahora amable la contemplaba con cierta preocupacion, que le parecio normal dadas las circunstancias. --No, gracias. No conozco a nadie en el pueblo --contesto mientras intentaba recuperar la compostura. --Podria avisar al reverendo Spencer. O al medico. ?Necesita usted sus sales? --?Mis sales? --inquirio con cierta perplejidad. --Si, ?no las necesitara? ?Y si se desmaya? ?No es eso lo que se utiliza cuando una mujer pierde el conocimiento? --No se inquiete. Estoy practicamente segura de que no voy a desmayarme --respondio, no del todo segura de sus palabras. El cansancio de los ultimos dias parecio abatirse sobre ella. Perkins asintio, aunque no parecio muy convencido con la respuesta. La vio fruncir el ceno y morderse el labio inferior, como si anduviera perdida en profundas cavilaciones, lo que no era de extranar. --?Podria usted indicarme ahora como llegar a la casa de mi marido? --pregunto al fin, clavando en el unos ojos de color miel que de repente parecian demasiado grandes para aquel rostro tan delicado--. Creo que sera lo mas apropiado. --Oh, bueno, vera… yo creo que estara mejor donde la viuda Dupre. Tiene una casa de huespedes y seguro que la acogera con mucho gusto, hasta que se sienta con fuerzas. --Es muy amable, pero creo que sera mas conveniente que me aloje en mi propia vivienda. --Si, por supuesto, pero… en fin… no se como… --Perkins se miraba los pies mientras trataba de encontrar las palabras apropiadas, para mayor consternacion de Eleanor--. Su marido no tenia una casa propiamente dicha. --?Donde vivia entonces? --inquirio, preguntandose que mas desagradables sorpresas la aguardaban--. ?En un hotel, quizas? --Oh, no, no, senora. James Montgomery tenia una buena propiedad --aclaro. --Senor Perkins, ?donde vivia mi marido? --Encima de su local, senora, en una especie de apartamento que se hizo construir a su gusto. Eleanor asintio, aprobando la idea de James de aprovechar el negocio tambien como vivienda, un modo de ahorrar un dinero que pensaba invertir en Virginia a su regreso. --?Y sabe usted donde esta? --pregunto con suavidad. --Por supuesto que si, senora --respondio con desparpajo, como si le ofendiera la idea de no saber donde se encontraba el lugar--. En la calle principal, justo pasada la barberia de Cooper, gire a la izquierda y se dara de bruces con el. --Muchas gracias, senor Perkins. --Le sonrio con dulzura mientras se incorporaba--. ?Me guardara el equipaje hasta que pueda hacer que alguien venga a buscarlo? --No pensara ir alli ahora, ?verdad? --Me temo que no tengo otra opcion. No puedo quedarme aqui indefinidamente, ?no le parece? --No, claro. Pero ya le he dicho que la viuda Dupre estara encantada de acogerla. Es una mujer muy amable, y su cocina es estupenda. --Gracias, lo tendre en cuenta. Ha sido usted muy considerado, senor Perkins, y se lo agradezco mucho. Espero que volvamos a vernos pronto. Eleanor se sacudio el vestido, irguio la espalda y, tras despedirse con un leve y estudiado gesto, cruzo la estacion y salio por el lado que daba al pueblo, que se arracimaba a escasa distancia. Elizabethtown habia crecido alrededor de una calle principal y se habia extendido hacia ambos lados mediante una serie de calles mas estrechas, formando una cuadricula. Eleanor sabia por las cartas de James que el ganado procedente de las propiedades situadas al sur bordeaba el pueblo una vez al ano, con destino a los corrales situados al otro lado de las vias, para ser posteriormente subido a los vagones y transportado hasta las fabricas del Este. Mientras recorria la arteria principal, apenas era consciente de las miradas curiosas de las personas con las que se cruzaba. Las visitas femeninas no eran muy frecuentes en un pueblo que vivia casi exclusivamente del ganado de los ranchos vecinos y de algunas manadas que llegaban desde Texas. Y menos visitas tan elegantemente ataviadas como aquella mujer, cuyo vestido de muselina amarillo palido destacaba como una flor en un prado. La gracia con la que caminaba, sosteniendo con elegancia su sombrilla y balanceando suavemente su ridiculo, atrajo mas de una mirada. Eleanor paso frente a varios negocios y viviendas sin fijarse en nada, buscando con la mirada la columna bicolor que anunciara la barberia del pueblo. Su mente solo registro que el pueblo no parecia demasiado grande, que las construcciones eran solidas y que hacia mucho calor. Los tacones de sus botines resonaban sobre el entarimado de madera con una cadencia ritmica, mientras iba inclinando la cabeza de forma mecanica ante todo aquel que se cruzaba en su camino. Se sentia tan aturdida y cansada que temia detenerse antes de llegar a su destino y echarse a llorar en mitad de la calle, algo que una senorita no debia hacer jamas. Su educacion y sus modales eran lo unico que poseia en esos momentos, y trataba de aferrarse a ellos como a una tabla de salvacion en medio de un naufragio. Se permitiria derrumbarse y llorar solo cuando se encontrase en el interior de su nuevo hogar, sin testigos.

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  • Mi heroe inesperado (Sangre Escocesa 3) de Amaya Evans

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    Violet es una condesa viuda que ha perdido al amor de su vida y que despues de eso cree que la vida ha acabado para ella. Solo se levanta en las mananas por su pequeno hijo Evan pero sus dias transcurren en la misma monotonia, hasta que se topa por casualidad con el que fue su mejor amigo de infancia y entonces cosas inesperadas empiezan a suceder en su vida y en su corazon.

  • Inmemorian de Ismael Santiago Rubio

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    Ano 2093. Fisher Dantakis, presidente de Inmemorian, anuncia mediante una rueda de prensa a nivel mundial, que abarata los servicios de grabado y contacto con las consciencias de los que ya no estan. La vida de Marc cambia por completo cuando decide cargar la consciencia de su tio Sebastian en la domotica de su apartamento, y esta le confiesa que no fallecio de muerte natural, sino que fue asesinado.Con la ayuda de Ron Blake, un detective anclado en el pasado, investigaran el caso en una epoca donde la realidad virtual y la inteligencia artificial nos permiten viajar mas alla de la muerte.

  • El librero de Roald Dalh

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    En Londres, el librero William Buggage y su ayudante la senorita Tottle, se dedican a estafar a viudas de hombres importantes enviandoles facturas falsas de supuestas compras de literatura pornografica que habrian realizado sus esposos recientemente fallecidos. Las viudas para evitar el escandalo, las pagan. El final, como siempre en Dalh, sorprendente e inesperado.

  • El juego de E (Los hermanos Volkov 2) de Maria R. Box

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    Nunca me habia parado a reflexionar sobre mi vida, pero ya era hora de que afrontara las consecuencias de mis actos. Despues de cuatro anos encerrada en mi misma, ahuyentado cada sentimiento hacia el, habia vuelto a caer en la trampa. Sin embargo, ahora era diferente. Yo habia cambiado. Luego de ver como Daniil y Elizabeth festejaban con la familia su compromiso, despues de cuatro anos sin estar con el a solas, lo habia hecho. Me encontraba en su coche camino a casa, pues no me habia dejado marcharme sola. Una gran parte de mi se lo agradecia enormemente, porque salir sola a la calle a altas horas de la madrugada era todo un reto. Pero otra parte de mi me lo reprochaba. ?Por que no habia llamado a Charles? El estaria encantado de recogerme y llevarme a casa. Todo era demasiado extrano y surrealista. Cuatro anos alejada de Edik y todo mi esfuerzo se resumia en nada. Una victoria fallida. Cuatro anos de calma emocional que se habian ido por la borda porque estar en su simple presencia me ponia el vello de gallina y mantenia unos nervios en mi estomago que hasta juraria que podria vomitar. No me gustaba sentirme asi con el. Charles era el correcto. No Edik. Mi etapa de quinceanera ya paso hace mucho, ahora tenia veinticinco anos y era una mujer adulta y profesional. Pero para el siempre vas a ser la Pequena Paganini [1] , me dijo mi subconsciente. Ibamos en el coche camino a casa de mis padres, ya que aun seguia con ellos por el miedo a estar sola, aunque Charles me habia dejado caer que algun dia tendria que emanciparme; incluso me dijo que podia mudarme con el y que nuestra relacion pasara a un segundo nivel. Llevaba tres anos con el. Tres anos en los que no me habia tocado dado a mi fobia al sexo despues de… bueno, despues de que Sergey me violara. Aun es complicado decirlo. Pero Charles era paciente. Sabia que mi corazon se habia endurecido despues de aquello y que lo que menos necesitaba era presion. Habiamos tenido alguna discusion por ello, no os voy a mentir, pero acababa comprendiendo lo que sentia. De alguna forma sabia que la Natasha de quince anos que una vez fui habia vuelto. Esa chica timida, encerrada en si misma y en la musica. --Llevas todo el camino callada --lo escuche hablar--. ?Te encuentras bien? Trague saliva y asenti mientras desviaba la mirada a la ventanilla del coche. --Te has dejado el pelo mas largo --lo vi sonreir de lado--. Me gusta. --Aun lo sigo llevando gris --comente para no hacer el trayecto mas incomodo. --Bueno, te queda genial. El color no importa --bromeo. Asenti, aun sin mirarlo directamente. Edik paro en un semaforo y descanso su cabeza en el asiento. Por el rabillo del ojo vi como me miraba sin miramiento alguno. El habia cambiado. Aun tenia esa pinta de chico malo, pues llevaba todo el cuero lleno de tatuajes y ese peinado que te incitaba a desordenarlo, pero ya no era ese chico de veintipocos que conoci en una de las carreras clandestinas mas famosas de Nashville. Ahora era todo un hombre serio que se preocupaba mas de mi de lo que deberia. Cuando estaba con el parecia que el tiempo no habia pasado, sentia lo mismo que la primera vez que lo vi. Una mezcla de euforia y temor. Edik volvio a arrancar el coche. Puse la radio para hacer mas amena la trayectoria hasta casa de mis padres. Un mensaje rezumbo en mi movil, lo agarre de mi bolso y vi que era Charles. Ya estoy en casa, cielo. Manana te recojo para comer. Te quiero. Te quiero. Charles ya se habia acostumbrado a mis monotonos mensajes. Pero era asi, con el no tenia conversaciones telefonicas de horas como lo podia hacer con Bella o Elizabeth, con Aleksey o Daniil. Incluso con Edik. Pero, sinceramente, era lo que necesitaba. Tranquilidad mental. --Hemos llegado --dijo el, aparcando justo delante de mi casa. Las luces estaban apagadas, seguramente porque mama y papa ya estaban en la cama durmiendo como troncos. --Gracias --le dije, quitandome el cinturon y poniendome el bolso en el hombro. Iba a abrir la puerta, pero su mano agarrando mi brazo me lo impidio. Gire bruscamente, soltandome de su leve agarre. Edik bajo la mirada arrepentido, sabia tan bien como yo que tocarme era un incipiente delito para mi corazon. --Lo siento --se lamento. --Da igual --abri la puerta del coche--. Adios. Fui lo mas rapido posible a la puerta de casa, rebusque en el bolso las llaves y las encontre al fondo del todo. Pero note como alguien me daba la vuelta mientras me agarraba de la cintura fuertemente. Estuve a punto de gritar si no fuera porque sus labios, esos que en cuatro anos no habia probado, se posaron sobre los mios. Siquiera pude forcejear, me tenia atrapada entre su cuerpo y la puerta de casa. Pero ?de verdad queria acabar con esto? Inconscientemente, cerre los ojos dejandome llevar por sus labios. Mi cuerpo se acoplo al suyo y deje de respirar por un segundo. Todo mi organismo se activo de inmediato y, de alguna manera, olvide toda la mierda que tenia encima. Los problemas se alejaron mientras que disfrutaba de esa caricia tan tierna. Su mano libre fue a mi nuca, la acaricio por varios segundos, y luego me incito a seguir besandolo. Estuvimos alli por… no se el tiempo. Pero me parecieron segundos. Al separarse de mi senti frio. Mucho frio. Su cuerpo ya no me arropaba, pero si su respiracion, mezclandose con la mia, ambas agitadas. Nos miramos a los ojos y mis fuerzas flaquearon. --Te amo, pequena, no te haces una idea de cuanto --dijo con la voz entrecortada por la respiracion acelerada. Entre en panico al escuchar esas palabras. Yo estaba con Charles, una persona que me hacia bien. No con el. No podia haberlo hecho, no podia haberlo besado. --Esto no esta bien --lloriquee sabiendo que habia enganado a Charles. Edik agarro mis mejillas e hizo que lo mirara. Estaba serio, tenia una lucha mental entre si hacer el bien o el mal. Pero, como siempre, se dejo guiar por el sendero de la lujuria y volvio a besarme con mas intensidad. Aun con lagrimas surcando mi rostro, no rechace su caricia. La necesitaba como el respirar por muy mal que me sintiera por Charles. Pero ese atisbo de razonamiento que aun me quedaba en la cabecita se activo, lo empuje y abri la puerta de casa corriendo para luego cerrarla en sus narices y apoyarme en ella con la respiracion desacompasada. Escuche como el tambien dejaba su cuerpo apoyado en la puerta. --Te amo, Natasha. Y se fue.

  • Latidos, Franck Thilliez de Franck Thilliez

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    Camille Thibault es una joven policia que sufre de horribles pesadillas desde que recibio un trasplante de corazon anos atras. En ellas aparece siempre la misma joven pidiendole ayuda de forma desesperada. Cuando su nuevo corazon empieza a dar signos de rechazo, Camille tendra una unica obsesion: encontrar a su donante y descubrir su pasado.

  • Un lugar llamado amor de Graciela Suarez

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    El amor tiene su lado bueno y malo, pero luchar por el es la unica manera de poder triunfar. ?Lograran la felicidad los protagonistas de estas historias?

  • Juana de Castilla de Maria Teresa Alvarez

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    ?Por que no reacciona como los demas? No protesta, no se queja. Tiene que dolerle…, le ha clavado las puas de la peineta en la mejilla…Y ni un gesto de protesta. ?Quien puede ser? Solo le ha pedido permiso para retirarse. --!Que se vaya! !Que se vayan todos y me dejen en paz! !!!Y tu no sigas peinandome!!! No soporto mas esta tortura. Me haces dano. Eso es lo que deseais todos, acabar conmigo. --Pero, senora, no sabeis el aspecto que teneis. Debeis dejar que os arregle --dice la sirvienta con voz firme. --Yo soy quien decide lo que tengo que hacer. Abandona inmediatamente la habitacion. !Ya! Te lo ordeno. !!!Vete!!! --Esta bien. Os dejo, pero sabed que os volveran a encerrar a oscuras --comenta sonriendo la sirvienta mientras abandona la habitacion. Dona Juana, fuera de si, toma el primer objeto que tiene al alcance de la mano y lo estrella contra la puerta que acaba de cerrarse. Hernan Duque se encuentra en la sala contigua y al ver salir a la criada se dirige a ella: --?Que es lo que pasa, a que se debe su terrible enfado? --Siempre esta asi. Mosen Ferrer ya habria dado orden de encerrarla. ?Puedo preguntaros quien sois vos? ?Por que no habeis ido a que os curen la herida? --Es un rasguno sin importancia. Soy el nuevo jefe de la casa de la reina dona Juana. --?Vos? --pregunta sorprendida la criada--. ?Sois vos el que va a sustituir a mosen Ferrer y no la pone en su sitio? --Dejemosla descansar. Manana me reunire con todo el personal. --?Manda alguna cosa? --No, no. Puede retirarse. Hernan Duque duda unos segundos si llamar a la puerta de dona Juana para presentarse; no ha podido hacerlo en el encuentro tan poco afortunado que han mantenido hace unos minutos. No pensaba ir a cumplimentarla, pero al pasar al lado de su habitacion y escuchar aquellos gritos decidio entrar. La escena le habia impresionado: dona Juana, una mujer todavia joven, mal vestida y poco aseada, se debatia furiosa con la sirvienta que intentaba desenredarle el cabello para poder peinarla. Ninguna de las dos se habia percatado de su presencia. Hernan Duque se acerco a ellas, saludando. La reina fuera de si, al darse la vuelta para ver quien habia entrado, sin proponerselo, en un arrebato de ira, le hiere en la mejilla con las puas de la peineta. El penso que lo mejor era salir sin decirle quien era. Ahora tampoco lo hara. Manana, con el nuevo dia y despues de asimilar y analizar el encuentro con dona Juana, sera el momento de presentarse. Hernan Duque no queria aceptar aquel puesto, pero el cardenal Cisneros se habia empenado en que asi fuera. No deseaba enjuiciar la labor de nadie, y menos la de quien lo habia precedido en el cargo, pero era del dominio publico el rechazo que todos sentian, en especial los vecinos de Tordesillas, hacia mosen Luis Ferrer, al que acusaban de ser un cruel carcelero y de someter a dona Juana incluso a malos tratos. Algo le habia comentado Cisneros al respecto. El tratara de hacer todo el bien que pueda a la soberana. Aunque Hernan Duque hubiese cedido a la tentacion de enjuiciar el comportamiento del anterior jefe de la casa de la reina, por muy mal que pensase no habria exagerado, porque la realidad era aun peor. Designado por el rey Fernando para que vigilase el encierro de su hija en Tordesillas, mosen Luis Ferrer habia cumplido a rajatabla la mision encomendada. En los casi ocho anos que estuvo al frente del cuidado de la reina, el aislamiento al que la sometio fue total. Ni un solo dia consintio que dona Juana saliera al exterior del palacio, y por supuesto no se le permitian visitas. Algunos nobles castellanos, que en mas de una ocasion intentaron saludar a su reina, se encontraron con la negativa de mosen Luis Ferrer, que inventaba disculpas que ya nadie creia, pero que no les quedaba mas remedio que aceptar. Cuando la reina se negaba a comer, la obligaba a alimentarse, aunque tuviese que llegar a los castigos fisicos. El mismo reconocio haber utilizado la violencia con ella. Otras veces, para conseguir que dona Juana se mostrara obediente o para castigarla por alguna protesta que habia protagonizado, la mandaba encerrar en una habitacion totalmente a oscuras. El palacio en el que Juana estaba encerrada habia sido creado por iniciativa del rey Enrique III. Estaba situado en las inmediaciones del palacio monasterio de Santa Clara mandado construir por el rey Alfonso XI para celebrar la victoria en la batalla del Salado, convirtiendolo en la residencia de su amante, Leonor de Guzman. Anos mas tarde, el rey Pedro I finalizaria las obras de este palacio mudejar en el que viviria con Maria de Padilla. En el nacieron sus dos ultimos hijos. Sera este monarca quien decida ceder el palacio a la mayor de sus hijas para que lo convierta en convento. Y asi fue, despues de que el papa Urbano VI, en 1365, aprobara su fundacion. A lo largo de los anos se fueron realizando obras para adaptarlo a las necesidades conventuales. Por ello, el nuevo rey de Castilla, Enrique III, al no disponer de residencia en Tordesillas, decidira la edificacion de otro palacio nuevo, que es en el que vive dona Juana. Es de planta rectangular, con dos pisos de altura. Cuenta con tres puertas. Una al sur, frente al Duero, otra el norte y la tercera mirando al oeste. Tiene un corredor exterior y en la fachada sur se levanta una torre cuadrada, con tres alturas; la ultima dispone de un pequeno mirador. En el interior tiene dos patios y una pequena huerta. Los materiales utilizados en su construccion no habian sido buenos, por lo que es preciso realizar continuas reparaciones. Dona Juana, la reina cautiva, sera su ultima moradora. A su muerte, el castillo en el que habia vivido encerrada mas de cuarenta anos quiso desaparecer con ella y poco a poco se fue desmoronando en el mas absoluto de los olvidos. Tordesillas era entonces una localidad importante en la que residian mas de mil familias. Un lugar castellano muy querido por la historia. Su nombre ha quedado impreso para siempre en el Tratado que en ella se firmo entre los Reyes Catolicos, Isabel y Fernando, y el monarca portugues Juan II. En Tordesillas estaban muy al tanto de la situacion de la reina. Se contaban tantas cosas de su enloquecido comportamiento que ya muchos creian en la locura de dona Juana, aunque todos rechazaban el trato vejatorio al que la sometian. Algunos personajes destacados de la villa pensaron en ayudarla en alguna medida, pero poco podian hacer, pues todo estaba autorizado por su padre, el rey Fernando, que, apoyado por el cardenal Cisneros, regentaba el reino en ausencia de su hija, a la que habia inhabilitado encerrandola. El pueblo seguia con cierto dolor los comentarios que atravesaban los muros de palacio. Por eso a la muerte del rey Fernando, en 1516, los vecinos de Tordesillas se sublevaran exigiendo que mosen Luis Ferrer fuera relevado del cargo. El cardenal Cisneros estaba de acuerdo con las medidas que el rey Fernando habia tomado respecto a su hija. De ahi que al fallecimiento de este decida que la reina deba seguir encerrada, mientras el asume la regencia --segun el testamento del Rey Catolico-- en espera de la llegada del hijo de dona Juana, Carlos. Cisneros, por tanto, mantiene el aislamiento de la reina. Pero si tiene en cuenta las protestas de los vecinos de Tordesillas y la carta que dona Maria de Ulloa, camarera de la reina, le escribe dandole cuenta de las penalidades a las que estaba sometida dona Juana: ... Sus ojos no pueden soportar la luz, lo cual no es de extranar, ya que cuando no queria comer la encerraban en un cuarto oscuro hasta que cambiara de parecer. En los ultimos tiempos no se le ha consentido entrar al monasterio de Santa Clara, donde se guarda el tumulo de don Felipe que Dios tenga en su gloria. La he encontrado mucho peor de lo que me podia imaginar. Si el estado de nuestra senora mueve a compasion, otro tanto ocurre con la princesa Catalina, que, a punto de cumplir nueve anos, no conoce el mundo fuera de este castillo. Cuanto haga vuestra eminencia por mejorar la suerte de nuestra senora no dude de que sera obra de gran justicia y gratisima a los ojos de nuestro Senor Jesucristo. En un gesto de cordura, tal vez de compasion, Cisneros cesa a mosen Ferrer en sus funciones y nombra a Hernan Duque, al que conoce muy bien, pues ha luchado a su lado contra los moros. El hombre en el que se ha fijado es una persona en la que confia sin ningun tipo de reservas. El gesto que el capitan de las tropas castellanas, Hernan Duque, habia tenido al ofrecerse a cambio de uno de sus hombres, padre de siete hijos, que habia sido hecho prisionero y que iba a ser asesinado por no poder pagar su familia el rescate exigido, le ennoblecia. Al igual que su reaccion posterior. El cambio de prisionero fue aceptado y el rescate solicitado, para liberar ahora a Hernan, se incremento. No pertenecia este a una familia muy pudiente y su anciano padre para salvarlo decidio el matrimonio de Hernan con una joven con problemas de salud cuyo destino era quedarse soltera, pero de familia campesina con grandes posesiones. Con la dote conseguida por su padre, Hernan Duque fue liberado tras un ano de cautiverio. Al poco de regresar a su pueblo contrajo matrimonio, cumpliendo el compromiso paterno. La joven esposa, que se llamaba Maria Micaela, mejoro a su lado de las convulsiones que padecia, pero al dar a luz en su primer embarazo fallecieron ella y el bebe. Hernan Duque tomo entonces la decision de hacerse monje franciscano. Ingreso para cursar el noviciado en el convento de Valladolid y es alli adonde acude Cisneros para proponerle que acepte el cargo de ocuparse de dona Juana. Hernan Duque muestra sus deseos al cardenal de seguir en el monasterio y rechaza su oferta, pero Cisneros lo convence diciendole que es la voluntad de Dios. Que nadie mejor que el para intentar ayudar a la desdichada soberana que se ha visto sometida hasta entonces a un humillante trato por parte del responsable de su casa.

  • Deep (Stage Dive 4) (Traduccion), Kylie Scott [PDF] de Kylie Scott

    https://gigalibros.com/deep-stage-dive-4-traduccion-kylie-scott-pdf.html

    No pierdas el ritmo con la cuarta y ultima novela exito en ventas del USA Today de la serie Stage Dive de Kylie Scott

  • El ultimo coyote de Michael Connelly

    https://gigalibros.com/el-ultimo-coyote.html

    Connelly desvela un episodio oscuro en la vida de Harry Bosch.
    La vida de Harry Bosh es un desastre. Su novia le ha abandonado, su casa se halla en un estado ruinoso tras haber sufrido los efectos de un terremoto, y el esta bebiendo demasiado. Bosch se resiste a ver al medico asignado por la policia de Los Angeles, pero finalmente acaba reconociendo que un hecho tragico del pasado continua interfiriendo en su presente. En 1961, cuando tenia once anos, su madre, una prostituta, fue brutalmente asesinada. El caso fue repentinamente cerrado y nadie fue inculpado por el crimen. Bosch decide reabrirlo buscando, si no justicia, al menos respuestas que apaciguen la inquietud que le ha embargado durante anos.

  • Yo se un secreto 1 de Viki Tapada

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    “Yo se un secreto”, no solo es una historia de terror. Va mas alla de lo que se enconde tras cada puerta. Donde en la poblacion helada y rural de Inceground un juego inocente, una melodia infantil abrira un pasadizo hacia el mal y la locura. Tu reflejo jamas volvera a ser el mismo…

  • Al tercer dia de Roser A. Ochoa

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    En un solo segundo la vida puede cambiar. Pasar de tenerlo todo, a perder lo que mas has querido, de ser feliz, a no poder deshacer el nudo que atenaza tu garganta y que amenaza con ahogarte. Y a pesar de lo que pueda parecer, poner miles de kilometros entre el dolor y tu no suele funcionar.

  • No me avisaste, corazon de Loles Lopez

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    Tras recuperarse de un accidente automovilistico, Idalia decide hacer un paron en su esquematizada vida y viajar a Verona para pasar una temporada con su alocada y querida prima Alba. Nada mas llegar, esta la arrastra a la casa de Julieta, donde, a los pies de la famosa estatua, Alba pide que el amor les sonria a las dos.

  • La Sonda Titan (Luna Helada 2) de Brandon Q. Morris

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    En 2005, la sonda robotica "Huygens" aterriza en la luna de Saturno Titan. Cuarenta anos mas tarde, un radiotelescopio recibe senales de la lejana luna que solo pueden proceder de una sonda olvidada mucho tiempo atras.

  • El calentamiento global de Daniel Ruiz

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    Federico Castilla es director de Responsabilidad Corporativa y Desarrollo Sostenible de Oilgas International, multinacional del sector petroquimico con implantacion en Europa, Africa y Oriente Medio. Una manana recibe una llamada desde Oilgas Iberica, su planta de distribucion de refino en Espana, y le comunican que se acaba de producir un accidente laboral en dicha planta; un empleado, que ha caido desde varios metros de altura mientras realizaba trabajos de reposicion de luminarias, se encuentra en estado critico. Inmediatamente, se activan todos los protocolos y Federico toma un avion para viajar hasta Pico Paloma, la poblacion donde esta la factoria. Se trata de un municipio enclavado en pleno parque natural de El Roqueo, en una zona del litoral donde convive la industria petroquimica, la actividad turistica y el paisanaje local.

  • Somos lo que hablamos de Luis Rojas Marcos

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    Descubre el inmenso poder terapeutico del habla. Un texto interesante, emotivo e imprescindible sobre la importancia y los beneficios de hablar para comunicarnos asi como de hablarnos a nosotros.

  • El sueno de Charlotte de Luciana V. Suarez

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    Suenos premonitorios y el amor de su vida…

  • Pasion Indomita (Kavanagh 1) de Emily Blayton

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    Sophia Carrington parecia destinada a la solteria. Sus escasos talentos para el flirteo, su dote escasa y una madre recalcitrante y enfermiza que trata de convencerla de que ella no esta hecha para el matrimonio, todo parece conspirar para que se convierta en la solterona de la familia.
    Hasta que conoce a Ephraim Kavanagh, el irlandes. Un caballero guapo y fascinante pero con un oscuro pasado.
    Los lugarenos huyen de ese hombre y se santiguan a su paso. Aseguran que tiene una pesima reputacion y que en verdad esta maldito.
    Todos le advierten que es muy mala idea tener amistad con ese irlandes, pero ella esta harta de hacer siempre lo correcto…

  • Un mojito, por favor de Ariadna Baker

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    El sol abrasaba no solo la piel, sino las entranas mientras Camila, bolsa en mano cargada de ropa y esperanza, caminaba a paso ligero por las calles adoquinadas de La Habana para entrar en su casa y darse una buena ducha. Tenia unas ganas inmensurables de abrazar a su hijo Fidel, las mismas que tenia de echar una cabezadita antes de volver al mundo real, al mundo de ama de casa que se sacaba unos cuartos cosiendo para la calle. La cosa estaba dificil alla y todos se las tenian que ingeniar para llevar un plato caliente a la mesa. Suerte que Fidel habia encontrado trabajo como camarero en un bar para hispanos y gringos. Sin duda, el era el sustento de la casa. Si no fuera por su Fidel...decia siempre. Entro por la puerta y dejo el saco de ropa, al que llamaba bolsa, en uno de los laterales del recibidor, no tenia animo para ponerse ahora a lavar, ordenar y planchar. Se descalzo en la entrada para no ensuciar el piso y se fue directa a la cama. El viaje a las afueras de La Habana para estar con su familia habia sido muy enriquecedor, pero agotador a la vez y era hora de descansar, asi que se fue a la cama y se desplomo como si llevara siglos sin poder tumbarse para relajar sus atormentados huesos. Se desperto dos horas despues. El calor era insoportable y fue a darse una buena ducha fria, pero no era suficiente, y sentandose en la mesa del sofa, encendio el ventilador. Era un soplo de aire fresco revitalizador. No sabia donde estaba Fidel, lo habia buscado al llegar en cada una de las estancias de la casa. Estaria por ahi disfrutando de su juventud con sus amigos o eso imaginaba. La verdad es que no habian tenido una vida facil y el no habia tenido una infancia del todo feliz, su padre habia muerto en un accidente de trafico y los habia dejado solos. Ellos estaban orgullosos de que hubiera luchado por la familia, por el pais, por la sangre, pero les habia dejado un gran vacio irreparable y aquello los carcomia por dentro. Dejo de entablar conversaciones con su propio subconsciente y se levanto para coger un vaso de agua y volvio a sentarse en la mesa. Alli habia una especie de television pequena que Camila no habia visto nunca. Se imagino que era de su hijo, pero la curiosidad mato al gato y la cogio entre sus dedos para examinar ese cachivache que no habia visto en su vida. Al cogerlo, apreto un boton y la pantalla se encendio como si de luces de neon se tratara. Alli habia escrito lo que parecia un libro dentro de la pantalla. ?Acaso aquello era posible? Camila jamas habia visto una Tablet y mucho menos un libro digital, asi que para Camila casi parecia brujeria. Empezo leyendo las primeras lineas y se quedo asombrada. Era la historia de unas amigas que viajaban a cuba para encontrarse con otras. Al principio Camila no entendia bien que estaba sucediendo, pero aquello la enganchaba mas y mas y no podia dejar de leer. Aquellas chicas iban a Cuba, !a Cuba! Su tierra, su mundo, su vida. Eso la animaba mas y mas. No entendia bien por que se hacian llamar la tribu, ?eran de alguna tribu indigena? Deberia preguntarselo a Fidel cuando volviera a casa. Siguio leyendo y descubrio que habia amigas en ese grupo que vivian en Cuba. Quiza las conocia y podia tomar un cafe con ellas para que le contaran si aquello era real o solamente una invencion. La verdad es que, aunque alli vivia mucha gente, todos se conocian y preguntando se llegaba a todos lados. Tomo un trago de agua y prosiguio su lectura animada, hasta se le habia pasado el sueno y tenia los ojos como platos dispuesta a leer mil y una historias de su Cuba natal. Rio cuando leyo como las chicas se morian de calor al llegar a Cuba, ella llevaba alli desde que nacio, hacia ya mas de sesenta anos y todavia no se habia acostumbrado a ese clima tan caracteristico, pero sabia que ya no podria vivir de otro modo, se habia acostumbrado a ello. Las siguientes lineas hablaban en unos terminos un tanto ardientes de los mulatos de la zona. Todas los amaban, en especial una de ellas, que los veia y se los queria comer a todos, como si fueran helados de chocolate con los que derretirse despues de darles unos cuantos lametones. Camila reia como una loca ante las ocurrencias que iba leyendo, incluso cuando aparecio un chico, que tenia la sensacion de que era de muy bien ver. La verdad es que no le hubiese importado para nada tener cuarenta anos menos y darle un buen repasito. Ya era mayor para enganarse a si misma, pero sonar era gratis. Dylan se hacia llamar en aquellos escritos que con tanta atencion leia. Le gustaron las promesas que hacian entre ellos y entre ellas y le encantaba que admiraran su lugar de origen catalogandolo como un lugar magico al que sin duda volver algun dia. Y entonces se quedo helada ante lo que vieron sus ojos. Alli, en aquel inicio de pagina se encontraba un nombre muy conocido para ella, y rogo al Dios suprema que fuera el y no otro, su querido hijo Fidel. El y una tal Ariadna coqueteaban sin cesar, y aunque ella se hacia la dificil, provocandolo a cada momento, en el fondo le gustaba, mas de lo que queria confesar. Si es que su hijo era muy bello, tanto por fuera como por dentro. Camila no sabia si realmente era su hijo, aunque queria pensar que asi era, sobre todo porque la historia se tornaria mucho mas interesante y la veria con otros ojos, o mas bien la leeria desde otra perspectiva. La chica, que supuestamente bebia los vientos por su hijo, se bebia hasta los charcos de los suelos, algo que Camila no aprobaba, pero se propuso que, si en verdad existia y podia encontrarla, corregiria esos malos habitos para que fuera una muchacha de buenos habitos y porvenir.

  • Vacaciones. menudo desmadre (Locura 2) de Sarah Rusell

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    Siete, esos eran los meses transcurridos desde aquel viaje de fin de semana en el que coincidieron nuestros protagonistas. Siete personas que, para sorpresa de todos, no eran tan diferentes como pensaban. Lo que empezo como un fin de semana en el que descansarian, olvidandose de sus rutinas, acabo en dos semanas aislados en aquel precioso paisaje de los Pirineos de Huesca, donde hubo sorpresas para todos, primeras veces, confesiones y mil y una emociones que cada uno conservo en su mente durante este tiempo. Abel, ante la sorpresa de todos, acabo confesando estar enamorado de Miguel, el hijo de Manuel y Pepa, los duenos del hotel, con el que mantenia su relacion en el mas absoluto secreto, o eso creia la pareja. En estos meses el archi conocido influencer visito a menudo a su chico, con quien pasaba los fines de semana junto a sus suegros que le trataban como a un hijo. No es que le quisieran, es que adoraban a Abel y estaban encantados de que fuera el, quien ocupaba el corazon de su unico hijo. Marta y Samira, que limaron asperezas durante el final de aquellos dias, habian seguido manteniendo esa buena relacion que todos en su familia deseaban que se llevara a cabo. En ese tiempo no tuvieron noticias de Asier y Aitor, muchas fueron las veces que desearon que se pusieran en contacto con ellas, pero eso nunca paso. Ambas jovenes recordaban aquellas Navidades tan diferentes que el destino y la madre naturaleza quisieron que vivieran. Marta habia sonado en alguna ocasion con Asier, como lo hiciera por aquel entonces en el hotel, y tras despertarse y toparse con la realidad comprendia que eso seria lo unico que quedaria de aquella corta, pero intensa relacion. Unos suenos en los que a veces, ese hombre aparecia por sorpresa para buscarla. Peor lo pasaba Samira, ella que habia descubierto en aquel hotel lo que era entregarse por primera vez, conocer el primer amor y sufrir a la hora de la despedida. Vivia con la esperanza de que Aitor apareciera un dia en su vida, le dolia en lo mas profundo de su ser que no se hubiese molestado en escribirle, buscarla, aunque solo fuera para decir que no le interesaba, que no habia sido mas que unos dias de entretenimiento para el. Alguna noche habia encontrado el sueno entre lagrimas, pero no podia hablar de aquello con nadie, ni siquiera con su prima Marta, a pesar de que ya mantenian una muy buena relacion. Aitor y Asier, esos dos hombres dedicados a su trabajo en cuerpo y alma, siempre fieles a "servir y proteger", dos policias para quienes, los ultimos siete meses, su profesion los habia mantenido de lo mas ocupados. Pensaban constantemente en los dias que pasaron en Huesca, en cada momento que vivieron en compania de cada uno de los otros huespedes, de las risas, los momentos de tension y, muy especialmente, esos en los que la pasion tomaba las riendas siendo companera indiscutible. Asier habia recordado a esa chica que a ojos del mundo era una nina, pero que, para el, era toda una mujer. Aun sonreia cuando a su mente volvia el momento en que la vio entrar en el cobertizo completamente mojada por lluvia y, la descarada y mal hablada Marta, se convirtio en un ratoncillo asustado cubierto de un encantador rubor rosado en sus mejillas. Esa inocencia fue la causante de que ambos acabaran jugando con fuego, un fuego que los llevo a pasar los ultimos dias en el hotel, enredados bajo las sabanas. Aitor, por su parte, se dio cuenta en ese tiempo de que lo que habia sentido con Samira era real, muy real. Lo que empezo como un juego de atraccion, seduccion y nuevas experiencias por parte de ella, acabo con un sentimiento que le hizo prometerle que volverian a verse. Se mortificaba porque habia roto esa promesa, porque en ese tiempo no habia podido ponerse en contacto con ella, ya que su trabajo lo absorbia y no queria meterla a ella en medio de esas investigaciones. En un trabajo como el que ambos tenian, cuanta menos gente supiera que habia alguien que les importaba, mucho mejor, menos riesgo para esas personas. Ambos agentes querian volver al lugar en el que todo empezo, ver a esas dos hermosas mujeres que les robo el corazon y dejar que pasara lo que tuviera que pasar. Alan y Rebeca siguieron con sus charlas a traves de la pantalla en esa red social de Internet que una vez los unio. Se echaban de menos, se deseaban y querian poder estar juntos, pero la situacion de uno y otra no se lo habia permitido y debian conformarse con chatear, hablar por telefono o escuchar uno de esos audios que, en ocasiones, se enviaban para darse las buenas noches. Tanto Alan como Rebeca, mantuvieron contacto con Abel, Marta y Samira, no se veian, pero las conversaciones entre todos eran constantes, siempre era uno de ellos el que preguntaba como estaba el resto y ahi empezaban esas charlas divertidas, alocadas y entretenidas que sacaban mil y una sonrisas a todos. Abel veia a sus dos amigas de lo mas decaidas, igual que se lo notaban Alan y Rebeca cuando hablaban porque, a pesar de que solo eran frases las que veian, sin escucharlas hablar, podian saber como se sentian en cada momento. Fue por eso que, el influencer, junto con Alan y Rebeca, decidieron llevar a cabo una mision secreta, como si de un equipo de policia se tratara, a la que pusieron como nombre "Locura veraniega". ?En que consistia dicha mision, os preguntareis? Muy facil, o al menos eso pensaban nuestros tres super agentes. Habia que volver al hotel donde todo empezo, tenian que conseguir que se produjera ese reencuentro para que aquellas dos jovenes volvieran a sonreir como lo hicieron durante esas vacaciones. Para ello debian empezar por hablar con los duenos del hotel, necesitaban asegurarse que podian contar con todo el recinto para ellos solos durante quince dias. Una vez que eso estuvo todo atado y bien atado, tocaba la parte mas dificil, conseguir que los dos policias acudieran a esa cita sin que dieran ningun tipo de informacion a Marta y Samira. Estas dos ultimas irian enganadas, con esas pequenas mentirijillas que en ocasiones nos cuentan quienes mas nos quieren para darnos una sorpresa. Abel consiguio convencer a ambas primas, aunque la que mas trabas puso a ese viaje fue Marta, puesto que, segun dijo, ya que tenia que dejar su casa al menos que fuera para ir a la playa, no a un lugar donde lo unico que encontraria seria arboles alrededor del hotel. Finalmente accedieron, prepararon maletas y se hicieron a la idea de pasar dos semanas en el lugar en el que sus vidas cambiaron, no solo por su nueva y maravillosa relacion, sino porque en su camino habian conocido a personas increibles con quienes compartian unos bonitos recuerdos. ?Que les deparara este nuevo viaje a ellas? ?Estaran Asier y Aitor en esta nueva aventura? ?Como sera el encuentro entre Alan y Rebeca? Si tienes curiosidad y quieres respuesta a esa y alguna otra pregunta mas, sigue leyendo, no te quedes con la duda y adentrate en esta nueva locura. Capitulo 1: Rebeca ?Como podia ser posible que estuviera nerviosa? Ni que fuera a ver a Alan por primera vez en mi vida. Aunque, bueno, habian pasado siete meses desde que nos despedimos en este mismo lugar, el aeropuerto en el que ahora estaba esperandolo. Madre mia, me iba a quedar sin unas, y eso que no me las mordia, de ahi que estuviera comiendo regalices como una adicta al azucar, mas que nada porque en el interior del aeropuerto no podia fumar. !Joder, necesitaba un cigarro! Este tiempo habiamos estado hablando cada dia, nos llamabamos y a veces incluso haciamos videollamadas para vernos. Le echaba de menos de una manera que no crei que fuera posible. Cuando accedi a que nos vieramos en persona por primera vez no esperaba que acabara mas enamorada aun de ese hombre de tierras escocesas que me conquisto cada dia con su forma de ser y sus palabras, esas muestras de carino que, aunque fueran escritas, me llegaban como si realmente me las estuviera diciendo. Cada noche me acostaba queriendo mandar todo a la mierda, coger una maleta e irme a verlo, incluso quedarme alli con el, si me aceptaba, pero a la manana siguiente cuando se lo contaba el ponia el punto de cordura en la situacion y me devolvia a la realidad. ?Llegaria algun dia el momento en que estuvieramos juntos de verdad? Eso era lo que me preguntaba a cada vez que acababamos de hablar. Yo sabia que le queria, le amaba, y podia ver que el sentia lo mismo. No eran meras palabras ni siquiera "te quiero" dichos por decir en una frase, cuando salian de mis labios eran una gran verdad y, cuando lo escuchaba de los suyos, podia sentir que realmente lo decia desde el corazon. Habia ido guardando dinero cada mes para poder ir a visitarlo en algun momento, tal vez ir a pasar las Navidades con el a Escocia, hasta que Abel, ese alocado y divertido influencer, nos conto su plan de volver a reunirnos a todos en el hotel. Y, con todos, se referia a todos. Marta y Samira lo estaban pasando mal porque no sabian nada de Asier y Aitor, esos dos amigos y policias que antes de abandonar el hotel como si de los concursantes de Gran Hermano se tratara, prometieron a esas dos ninas que volverian a verse. Pobres, tanto tiempo sin saber nada, me ponia en su situacion y estoy segura de que por la cabeza se les pasarian mil cosas diferentes. La principal, me imaginaba, seria si despues de todos esos meses, habrian rehecho sus vidas y se habian olvidado de ellas. Abel nos pidio que fueramos al hotel, al menos si los policias no hacian acto de presencia las ninas no estarian tan solas, pues nosotros hariamos lo posible para que sus dias estuvieran tan cargados de risas como en las pasadas Navidades. Mire el reloj por millonesima vez en la hora que llevaba ahi esperando. Vale, os preguntareis que, para que narices habia llegado yo antes de tiempo al aeropuerto, ?verdad? ?Por que, si por mucho que yo estuviera ahi esperando a mi escoces como si fuera una fan ilusionada por ver a su cantante favorito, el vuelo no iba a llegar antes? Pues, para calmar los nervios, pero habia fracasado estrepitosamente, no habia duda. Al final me acabaria sentando mal tanto azucar por los jodidos regalices. Dios, esto era peor que el tabaco.

  • Nunca beses a un roquero (Stage Dive 4) de Kylie Scott

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    El desliz de una noche con una estrella de la musica unira sus destinos…?llevara ese algo a que sus corazones se unan tambien?
    Positivo. Dos rayitas en un test de embarazo y todo en la vida de Lizzy Rollins cambiara para siempre. Y solo por un error, uno de los grandes, cometido en Las Vegas con Ben Nicholson, el irresistible y sexi bajo del grupo Stage Dive. Lizzy sabe que el roquero no busca nada permanente, solo pasar un buen rato, y no importa cuanto desee ella que eso no fuera asi.

  • Corrupcion Policial, Don Winslow de Don Winslow

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    DENNY MALONE SOLO QUERIA SER UN BUEN POLICIA.
    Denny Malone es <>, un condecorado sargento del Departamento de Policia de Nueva York y el autentico lider de <>. Malone y sus hombres son los mas listos, los mas duros, los mas rapidos, los mas valientes, los mas malos. y lo mas corruptos.
    Ahora su corrupcion esta a punto de salir a la luz y Malone se vera obligado a transitar por la delgada linea que separa la traicion a todo aquello en lo que cree y su propia supervivencia. Ahora, Denny Malone debera decidir de una vez por todas que significa ser un buen policia.

  • Mi mayor descubrimiento de Sophie Saint Rose

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    Damaryss se puso los guantes de algodon e impaciente se acerco a la mesa. --Dios mio... -- susurro admirando los grabados de la piedra plana del tamano de un ladrillo. --Es azteca sin duda. --Paso el dedo por los redondeados dibujos. --Esta en muy buen estado. Casi no se ha degradado. --Es autentica --dijo Cristal--. Los tecnicos han corroborado la autenticidad de los grabados y las pruebas del carbono catorce de los huesos encontrados a su lado situan al fallecido en el ano mil quinientos diecisiete. Mas o menos. Ya sabes como va esto. Levanto la vista hasta su ayudante y le guino uno de sus ojos verdes. --Al parecer has aprovechado mis vacaciones. --En cuanto llego, todo fue una locura. Te hubiera llamado pero el jefe se negaba a que te interrumpieran las vacaciones por una piedra. Que le habia costado dos anos que te cogieras unas. Que ni aunque encontraramos el mismo Santo Grial te llamaria y que como lo hicieramos alguno de nosotros nos capaba. --Damaryss rio divertida. --Esas fueron sus palabras. -- Emocionada rodeo la mesa. --?Que opinas? --Que es azteca. No hay duda. ?Quien la ha traducido? --Yo. Apreto los labios. --Pues si fuera tu profesora te suspenderia, senorita. Esto es un perro no un ciervo --dijo senalando el simbolo redondeado--. Y hay dos en la piedra. --Mostro los perros en las dos esquinas. --Estos son fieles y valientes... Estan rodeados de dioses que les protegen, tienen un camino que seguir --dijo senalando el trazo entre las imagenes que iba hacia la parte izquierda de la piedra--. Protegen algo que esta aqui en el centro que no tenemos porque esto esta a la mitad. --Senalo un trazo recto. --Pero parece el principio de una casa... Protegen el hogar, sus costumbres, su cultura. --Se enderezo entrecerrando los ojos. --Perros... --?Damaryss? --Su ayudante la miro interrogante con sus ojos azules. --?Que pasa? Se volvio y a toda prisa fue hasta el ordenador. --En los anos sesenta se encontro algo... Dejame pensar. ?Donde lo habia visto? --Se aparto su cabello moreno de la cara antes de abrir los ojos como platos. --!En el Smithsonian! --Tecleo a toda prisa y pincho en el raton muchas veces hasta que chillo de la alegria volviendo la pantalla. Cristal dejo caer la mandibula al ver la otra parte de su grabado. --Es exactamente igual. --!Si! Cuatro perros que protegen algo que esta en el centro. Falta el pedazo del medio. ?Se puede comprobar que el cadaver era azteca? --No, estaba en muy mal estado. Solo pequenos restos oseos. --?Y donde fue encontrado? --En una cueva. En Alabama, cerca de Tuscaloosa. --?Tan al este? Son mas de dos mil kilometros... --Se quedo mirando la pantalla. --Esta fue encontrada en Kansas, en unas obras de un centro comercial en Burlington. --Increible. ?Separaron los pedazos a proposito? --Y los trasladaron desde el valle de Mexico hasta aqui. Y en la epoca de la que era el cadaver nos indica... --La llegada de los espanoles a las Americas. --Exacto. Llegaron los conquistadores y enviaron a cuatro fieles guerreros a llevar un grabado a cada parte de lo que ahora son los Estados Unidos. --Protegian algo. --Exacto. Algo que los conquistadores no podian encontrar. --Se levanto senalando la piedra y mostrando los dioses que acompanaban a los perros en su camino. --Algo por lo que necesitaban el viento --dijo senalando otro simbolo--. Para saber como sortear los obstaculos. Algo tan sagrado que no podian destruir para evitar que se lo arrebataran. Solo podian alejarlo y esconderlo para que nunca lo encontraran. --Tanto como para adentrarse tan al norte. Pero solo tenemos dos piedras. --Cristal chasqueo la lengua apartando un mechon de pelo rubio. --Y no es por nada, pero si esa se encontro en los sesenta despues de mas de cuatrocientos anos y esta ahora, ?cuando crees que encontraremos la siguiente? --Muy graciosa. !Es un descubrimiento increible! Seguramente en toda tu carrera como arqueologa no veras nada igual. --Acabas de explotar mi burbuja como Indiana Jones. --Muy graciosa. --No tenemos nada. --Suspiro sentandose en una silla. --Y yo que creia que cuando llegaras descubririas el Dorado o algo asi. --No, el Dorado no lo trasladarian cuatro hombres. Y yo sigo pensando que estaba en Peru. --Se le corto el aliento. --Pero si que esas piedras esconden algo mas... Algo que ocultaron. No solo lo alejaron. --?Y si es un mapa como iban a encontrarlo despues para recuperar eso tan valioso? Porque hay que ser muy listo para encontrar las piedras en todo el territorio de los Estados Unidos. --No lo entiendes. No es un mapa de vuelta, es un mapa de ida. Es exclusivamente para llegar desde su asentamiento hasta el lugar donde escondieron eso tan valioso. A Cristal se le corto el aliento. --?Solo lo utilizaron para llegar aqui? --Exacto. Y como su mision en la vida era proteger lo que habian transportado, fuera lo que fuera, se alejaron con una piedra cada uno a una parte del territorio americano separando el mapa en varios pedazos. ?Y por que no las destruyeron despues de llegar a su objetivo? Por los dioses que les cuidaron durante el viaje. Unas piedras sagradas que tampoco podian destruir, asi que simplemente se alejaron dirigiendose a un punto mas al norte. Su ayudante miro la piedra. --?Y por que los hombres estan separados en el mapa? -- Distraida miro hacia la jefa que estaba sacando algo de la fotocopiadora. Puso la fotocopia al lado de la piedra y ambas entrecerraron los ojos porque no eran exactamente iguales. --Mira, aqui se bifurcan las lineas --dijo Damaryss senalando la fotocopia. --Y todas son distintas. Esta de aqui es mas curvada. Parece un garfio. Apreto los labios. --Algo se nos escapa. Dos de los perros corresponden a dos hombres y solo encontramos en cada excavacion una piedra con un cuerpo. Si fuera un mapa para cada uno de ellos no cuadra. ?Donde quedaron los dos cuerpos que faltan? ?Por que estan representados en la piedra y despues desaparecieron? --Puede que murieran en el camino. En aquella epoca se morian por todo. --Y estas rutas... Trae un mapa geologico de Mexico. --Deberiamos escanearlo y que lo hiciera el ordenador. --Ponte a ello. Quiero saber a que corresponden esas rutas. --Ahora me pongo, jefa. Mirando la fotocopia apreto los labios. --Tenemos mucho trabajo por delante. Suspiro viendo a Cristal dormida sobre su mesa y miro su reloj. Las dos de la manana. La verdad es que no sabia por que se daban tanta prisa. Las piedras llevaban por ahi quinientos anos. Se notaba que necesitaba mas vida social. Ajusto de nuevo la imagen de la supuesta ruta y la giro para cuadrarla con el mapa. No sabia si era el tamano o es que estaba totalmente equivocada. Cogio la piedra de nuevo y fruncio el ceno. La linea de arriba empezaba algo mas separada del guardian que la de abajo. --!Cristal! Su ayudante se sobresalto levantando la cara con un folio pegado a la cara y se lo quito de golpe asustada. Sus cabellos rubios estaban totalmente despeinados y la trenza que llevaba siempre, estaba deshecha despues de tres dias alli metidas. --?Que? ?Que pasa? Sonrio sin poder evitarlo. --Ven, mira esto.

  • La nueva edad oscura de James Bridle

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    Entre tanto dato no contrastado, posverdad y fake news, este libro nos alerta y nos empuja a vislumbrar la verdad en esta nueva edad oscura de la informacion.

  • perdida en mi memoria de Brianne Miller

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    Un dolor indescriptible me saca de mi estado inconsciente con un gemido. Abro los ojos para encontrarme en una habitacion blanca, llena de maquinas cuyos cables estan enganchados a mi cuerpo, y una via sale de mi brazo hasta una bolsa colgada en una barra. Tengo un tubo instalado en la garganta, lo que me impide hablar, y algo me tira en la mejilla. Cuando estiro la mano para ver que es, descubro que una enorme gasa la cubre casi por completo. El panico me asalta al darme cuenta de que estoy en un hospital. ?Que me ha pasado? ?Por que estoy aqui? Un sonido ensordecedor llena el silencio de la habitacion cuando intento levantarme con desesperacion para quitarme todos esos cables. Una doctora entra a toda prisa para inmovilizarme en la cama. Me debato en un intento de escapar, pero una enfermera inyecta algo en la via, y empiezo a sentirme muy cansada. Se que la doctora esta hablando, pero no consigo escucharla. --Senorita, calmese. Ahora mismo le sacaremos el tubo, pero tiene que relajar la garganta para que no le hagamos danos mayores a los que ya tiene. Calmarme... Me calmare cuando alguien me explique que demonios hago en un hospital y como he llegado a estar en un estado tan lamentable... Pero si no me sacan el tubo no podre preguntarlo, asi que me tumbo en la cama y las dejo trabajar. Me duele hasta el ultimo hueso del cuerpo, pero nada es comparable a esto. Sentir como el tubo sale de tu traquea es doloroso y repulsivo, pero el dolor que siento en todo el cuerpo mitiga su intensidad. Cuando la doctora ha terminado su trabajo, una enfermera me pone una bolsa de calmantes y nos deja a solas. --Bien, senorita, ahora que estamos solas, debo presentarme. Soy la doctora Stevens, cirujana cardiotoracica del hospital Bellevue de Manhattan. ?Puede decirme su nombre? Abro la boca para hablar, pero las palabras no fluyen. Acabo de darme cuenta de que no recuerdo nada. Ni quien soy, ni que ha pasado... nada. El panico se apodera de mi al dame cuenta que soy una mujer anonima en medio de alguna parte. La doctora debe haber adivinado mi terror al descubrirlo, porque me coge la mano y me sonrie tranquilizadora. --Tranquila, le costara un poco hablar debido a la irritacion que te ha producido el tubo endotraqueal. --No me acuerdo de nada --gimo con la voz ronca. La doctora observa mis pupilas con ayuda de una linterna, y me hace repetir una serie de movimientos absurdos antes de volver a dejarme tranquila. --No hay signos de danos cerebrales, asi que sufres amnesia post-traumatica. Te han agredido con sana, y tu cerebro reacciona ocultando esos recuerdos para que puedas seguir adelante, asi que es normal que no lo recuerdes. Poco a poco vendran los recuerdos, pero ahora necesita descansar. Tuve que repararle un desgarro en la aorta debido a una punalada muy cerca del corazon, esta viva de milagro. Duerma un poco, hablaremos despues. Cierro los ojos y la doctora Stevens sale de mi habitacion cerrando la puerta tras de si. Intento dormirme, pero el sueno no llega. Los murmullos llegan hasta mi desde la puerta de la habitacion. --Aun esta muy debil. No va a serle de ninguna ayuda --dice la doctora Stevens. --Tengo que hablar con ella. Necesito saber que recuerda. Es la voz de un hombre. Una voz profunda y ronca, que penetra en mi mente y me hace sentir mareada, vulnerable. --Ahora necesita descansar. Vuelva manana --dice la doctora. --!No puedo esperar hasta manana! Es imprescindible que identifique al agresor, o puede que manana tenga otra victima en el hospital. --Sufre amnesia post-traumatica. No recuerda nada, ni siquiera sabe quien es. Si descansa un poco quizas consiga volver a recordar. --!Que haga un esfuerzo, maldita sea! --!Esa mujer ha pasado por un autentico infierno! ?Acaso quiere obligarla a recordar algo que no va a volver a su mente por mucho que ella quiera? Lo unico que conseguira entrando en esa habitacion sera preocuparla, inspector, y creame, despues del trauma que ha sufrido es lo peor que podria hacer. --!Esta bien, maldita sea! Volvere por la manana. El silencio vuelve a inundar mi habitacion. Inspector, agresor, victima... Eso quiere decir que el motivo por el que estoy en el hospital no ha sido un accidente. Sea lo que sea lo que me ha pasado ha sido intencionado, y no puedo acordarme ni de que ha ocurrido ni de quien pudo hacerlo. Los calmantes empiezan a hacerme efecto y poco a poco me quedo dormida. Me despierto mucho tiempo despues. Lo se porque por la ventana solo entra la luz de una farola, y mi habitacion esta en penumbra. Miro alrededor, y me encuentro con la silueta de un hombre sentado en el sillon, que se levanta y se acerca a mi lentamente. La iluminacion de las maquinas apenas me deja verle, pero estoy segura de que no le conozco. El desconocido enciende la luz que hay encima de mi cama y deja al descubierto sus rasgos cincelados. Es moreno, con el pelo corto y de punta, y de ojos color caramelo. Bastante alto, si contamos que sobrepasa la maquina que hay al lado de mi cama, y de hombros fornidos. Labios carnosos y sensuales, y dos hoyuelos hacen amago de aparecer en sus mejillas. Va vestido con un sencillo traje de chaqueta anil y una camisa blanca. Se sienta con cuidado a mi lado en la cama, y coge mi mano entre las suyas. Empiezo a ponerme nerviosa. Su comportamiento es el de alguien que forma parte de mi vida, pero no me suena de nada. ?Le conozco? Y si es asi, ?por que demonios no le recuerdo? --Por fin se ha despertado. Bienvenida al mundo de los vivos, senorita. --Gra... gracias. --Soy el inspector Davis, agente de la unidad de victimas especiales de la policia. ?Recuerda su nombre? Ahora entiendo la familiaridad con la que me trata. Soy una victima, y esta haciendo su trabajo. Niego con la cabeza, frustrada, en respuesta a su pregunta, que no es lo unico que he olvidado. --Tranquila, es normal debido al trauma que ha sufrido. Esta viva de milagro. --?Que... que ha pasado? --Una mujer la encontro detras de un cubo de basura sin apenas pulso y llena de golpes y cortes. Gracias a Dios era estudiante de ultimo ano de medicina, y logro mantenerla con vida hasta que llego la ambulancia. Ha tenido mucha suerte. --Tengo que darle las gracias, ?podria decirme quien es ella? --Ha estado aqui todo el dia. La obligue a irse a casa a descansar, pero prometio venir manana. --Gracias. Siento no serle de ayuda, inspector, pero no me acuerdo de nada. Ni de quien soy, ni de que paso... de nada. --Tranquila. Sufre amnesia post-traumatica. La doctora Stevens cree que lograra recordar con el tiempo. Mientras eso ocurre, tengo a todo mi equipo buscando alguna pista en el escenario del crimen, espero que encuentren algo que nos sea de ayuda para que deje de ser una victima anonima. El inspector se levanta de mi cama, y tras apagar la luz, vuelve a ocupar su lugar en el sillon. --Deberia descansar. El cuerpo se cura mejor cuando esta descansando. --?Va a quedarse ahi? --pregunto intrigada. --No hay nadie a quien pueda avisar para que la cuide, y yo no tengo nada mejor que hacer, asi que si, me quedare aqui. --Le dijo a la doctora que volveria por la manana. ?Por que ha cambiado de opinion? --No lo hice, es la segunda vez que vengo desde que esta usted aqui. Lleva durmiendo mas de veinticuatro horas. --Gracias por quedarse.

  • Infiernos de pasion (Los Kinsberly 3) de Evelin Mordan

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    Una historia donde el perdon no existe, pero el amor si.

  • El banquete celestial de Donald Ray Pollock

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    La nueva novela del norteamericano Donald Ray Pollock es un western que se mueve en el territorio de McCarthy, Faulkner y O’Connor, y que mezcla la satira con saludables dosis de violencia cinematografica al mas puro estilo de Peckinpah, Tarantino o los Coen.

  • No fue una casualidad (Navidades en Stirling 2) de Enrique Garcia Diaz

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    Lizzie y sus companeras de trabajo en la Web de citas, Share your Heart, se enfrentan a una situacion poco comun. ?Como es posible que uno de sus usuarios haya rechazado veinte citas? Para saber que esta pasando, Lizzie se tendra que meter en el papel de una mujer soltera que busca compartir su corazon. Pero cuando conozca a Jason todos sus ideales se vendran abajo porque no tiene nada que ver con lo que ella habia imaginado. Y lo que en un principio comenzo como una tarea de investigacion por el bien de la Web, resultara una revelacion inesperada para la propia Lizzie. Y mientras tanto, su hermano Andrew regresa de Londres a Stirling por motivos de trabajo pero tambien para descubrir que en ocasiones las personas que aparecen en nuestro camino no lo hacen por casualidad, sino por un determinado fin.

  • La sinfonia del azar de Douglas Kennedy

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    Nueva York, anos 80. Embriaguez y excesos. Alice Burns, una prometedora editora en el Manhattan de la era Reagan, se enfrenta a la treintena, a su complicada vida sentimental y a un manuscrito demasiado tecnico sobre la psicologia de la familia. Un fragmento la marca de un modo especial: “Todas las familias son sociedades secretas. Reinos de intriga y de guerras internas regidos por sus propias reglas”.

  • Casado con mi secretaria de Roxana Aguirre

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    Oliver Anderson, un millonario y apuesto joven de veinticinco anos, esta a punto de perder la presidencia de su empresa por no llevar una vida formal. Pero de repente su vida da un giro al pedirle a su secretaria, Alexandra Carlin, que sea su esposa durante seis meses.
    La historia narra el divertido matrimonio odio-amor entre Oliver Anderson y su secretaria cuando las cosas no salen como ellos esperaban.

  • La chica del semaforo y el hombre del coche de David Orange S

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    Jack Miller es un genio de los numeros cuya especialidad es el estudio de la probabilidad, concretamente de los fenomenos aleatorios. Despues de anos trabajando en un misterioso proyecto que esta a punto de ver sus frutos, decide ponerlo todo en riesgo por algo que nunca ha tenido, una mujer…

  • Cuando el antro sagrado cierra de Lawrence Block

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    Matt Scudder fue policia de Nueva York. Ahora es un detective sin licencia que saca las castanas del fuego a sus amigos. Se divorcio de su mujer, y ahora vive en un modesto hotel del West Side. Pero su verdadero hogar se encuentra en cualquiera de los bares de su zona; la clientela habitual forma su familia. Corre el verano de 1975, y Matt anda comprometido con varios favores a amigos. En primer lugar, debe salvar de sospechas a Tommie Tillary, un hombre de negocios de ropas estridentes cuya mujer ha sido asesinada. Matt Scudder no dejara de beber ni un instante, pero se mantendra lo suficientemente lucido como para encontrar la solucion, hallando la inspiracion en el fondo de la botella.

  • Amigos, sin mas (Amigos 4) de Ana Alvarez

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  • Estoy contigo de Melania G. Mazzucco

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    La conmovedora historia de una refugiada que llega a Roma huyendo de la violencia politica del Congo. Un libro desgarrador, pero tambien esperanzado.
    Durante el gelido enero de 2013 una mujer negra deambula por la Estacion Termini de Roma. No habla ni una palabra de italiano. Busca comida en las papeleras. Llora. La gente la toma por loca. ?Quien es? ?Una extranjera indocumentada? ?Una inmigrante ilegal mas? ?Una sin techo que no tiene donde dormir? Pasados unos dias, por fin un hombre negro se le acerca y le habla, primero en italiano -que ella no entiende- y despues en frances.

  • Flores de invierno de Patricia A. Miller

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    Katherina y Scott solo tienen en comun una cosa: la reforma de los majestuosos jardines de Lambert Resort.
    Ella es la gerente del hotel de lujo; el el paisajista contratado.
    Ella es metodica y fria; el un seductor que siempre llega tarde.
    Ella adora el orden y la limpieza; el... el no tiene orden ni en su vida. De la limpieza, mejor no hablamos.

  • A la orilla del mar (Hermanos Inclan 1) de Ana F. Malory

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    Primera entrega de la serie <>.

  • Los amantes de Hiroshima (Inspector Salgado 3) de Toni Hill

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    En una ciudad que se alza contra los poderosos, hay secretos que siguen bajo tierra.
    Cierre de la trilogia del inspector Salgado.

  • Luz de Abril. Un viaje a la India. Un viaje hacia el amor de Clara Fuertes

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    Dos mujeres.
    Un diario que habla de lo mas triste, el abandono.
    Un viaje a la India.
    El destino.
    Un viaje hacia el amor.

  • La forma del agua de Guillermo Del Toro

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    El visionario cineasta Guillermo del Toro y el renombrado autor Daniel Kraus combinan su formidable talento en una historia de amor tan conmovedora como fascinante."La forma del agua" esta ambientada en la ciudad de Baltimore en plena Guerra Fria, en el centro de investigacion aeroespacial Occam, al que hace poco ha llegado un ser tan extraordinario como potencialmente valioso: un hombre anfibio capturado en el Amazonas. Lo que sigue es una emotiva historia de amor entre este ser y una de las mujeres de la limpieza en Occam, quien es muda y se comunica con la criatura por medio del lenguaje de signos.Desarrollada desde el primer momento como un rompedor lanzamiento simultaneo –una misma historia recreada por dos artistas en los medios independientes de la literatura y el cine–, "La forma del agua" entreteje la fantasia, el terror y el genero romantico a fin de crear un relato que resulta tan trepidante en el papel como en la gran pantalla. Preparate para una experiencia distinta a todo cuanto has leido o visto.

  • Salvada (Los verdugos de Hades 2) de Tillie Cole

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    La esperadisima segunda entrega de la saga de Los Verdugos de Hades

  • Cuando comiences a brillar de Keren Verna

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    ?Que existe arriba si solo hay abajo? ?Que vive mas alla de la ultima puerta si solo hay un adentro? ?Puedo comprender lo que nunca he visto? ?Como sabre su nombre?
    Anos despues de la Ultima Guerra, las dudas empujan a un joven nacido en una de las colonias especializadas, Colonia Neon, convertidas en refugio de la humanidad, a los territorios prohibidos luego de hallar un objeto extrano. Con la ayuda de un hombre, que nunca se muestra en publico, marcado como un afectado por el encierro, intentara descubrir de que se trata para comprender.
    ?Puede algo tan pequeno como una semilla destruir un mundo?

  • Destino oculto de Brianne Miller

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    Laureen McLean esta cansada de la monotona vida que lleva en Boston. Desde que su mejor amiga se mudo, su vida se limita a ir a trabajar, comer y dormir. Una tarde encuentra en el periodico el anuncio de un ranchero que busca esposa por correspondencia, y aunque le parece una idea loca y descabellada, se atreve a escribirle una carta.
    Semanas mas tarde ni siquiera se acuerda del vaquero, pero se sorprende al encontrar en su buzon respuesta a su carta, donde le pide que vaya a Tyler Dx para conocerse y ver si podrian llegar a buen puerto. Tras mucho pensarlo, Laureen se lia la manta a la cabeza y coge un avion para encontrarse de frente con su destino.

  • El caso Morel de Rubem Fonseca

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    El fotografo Paul Morel recibe una inesperada visita en la celda donde esta prisionero. El comisario Matos y su amigo Vilela, una famoso novelista, estan dispuestos a todo para averiguar cuanto se refiere al crimen que imputan al artista. Este, al parecer, esta escribiendo una autobiografia con la que pretende confesar unos actos que ni en sus mas retorcidas pesadillas Matos podria llegar a imaginar. Pero ?que hay de ficcion y que de realidad en tan delirante texto? Sexo, violencia, depravacion, abusos…todo cabe en el relato. ?O quiza era eso su vida?

  • Obsidiana negra de Victoria Quinn

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    Estaba de pie en el bar esperando a un amigo cuando sucedio.
    Cuando mi vida cambio para siempre.
    La mujer a la que habia deseado toda mi vida entro. Preciosa. Perfecta. Inmaculada.
    Supe que tenia que tenerla.
    Y para el final de la noche, asi sera.
    Mi proxima sumisa.

  • Fabrica del olvido de Manuel Losada

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    Fany es una joven timida que persigue sus suenos sin descanso. Una mudanza improvisada y un nuevo trabajo, la llevaran a darse cuenta que los suenos, a veces, se convierten en pesadillas. Un pueblo desconocido le transportara al pasado para mostrarle que en el miedo, en lo tetrico y en la fantasia, tambien hay verdades ocultas que le descubriran quien es ella realmente.

  • El informe de Brodeck de Philippe Claudel

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    Autor de Almas grises, La nieta del senor Lihn y Aromas, Philippe Claudel esta considerado uno de los mejores novelistas franceses de su generacion. Con esta novela -ganadora del Premio Goncourt des Lyceens- Claudel renueva su exploracion de los recodos mas sombrios del ser humano y sus complejos mecanismos.

  • El bouquet del miedo de Xabier Gutierrez

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    En pleno mes de septiembre, tiempo de vendimia, y a pocos dias para que empiece la recoleccion de la uva, al subcomisario de la Ertzaintza Vicente Parra le asignan la investigacion del asesinato de la enologa Esperanza Moreno, encargada hasta entonces de la elaboracion del vino de las Bodegas Saenz de la finca Marbil, una de las mas prestigiosas haciendas de La Rioja, y productora del apreciado vino VVV. Su cuerpo ha sido hallado sin vida en su piso del barrio antiguo de San Sebastian, en medio de un charco de sangre y con la garganta seccionada. Todo parece indicar que se trata de un crimen pasional, cuando a las pocas horas de encontrar el cadaver, desaparece el novio de la victima, Roberto, operador de camara en uno de los programas de television de cocina mas exitosos del pais y dirigido por un afamado cocinero.

  • Poseida 1, Lisa Swann de Lisa Swann

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    Liz es joven y hermosa, Sacha es un seductor endiabladamente rico. No han nacido para conocerse, !pero su relacion hara que salten chispas! ?Hasta donde estara Liz dispuesta a llegar para seguir a su extraordinario amante? Y Sacha, ?que quiere realmente?
    Entre en el fascinante mundo de la nueva saga de Lisa Swann: ?Cedera Liz a la llamada del lujo y el placer? ?Sabra Sacha satisfacer el deseo ardiente de la joven?

  • 12 reglas para vivir de

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    ?Cuales son las reglas esenciales para vivir que todos deberiamos conocer? Regla n.deg 1: mantente erguido con los hombros hacia atras., como las langostas; regla n.deg 8: di la verdad, o por lo menos no mientas; regla n.deg 11: no molestes a los ninos cuando montan en monopatin; regla n.deg 12: cuando te encuentres un gato por la calle, acaricialo.

  • Donde esta mi jersey islandes de Stig Dagerman

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    Que bien, asi me gusta. Que me reciban como a un senor. Ahi esta Ulrik, en la esquina del anden, con botas de cuero y su mejor sombrero, el de ala ancha, mirando alicaido a la explanada de la estacion. Lleva brazalete de luto y lazo negro. A su espalda la yegua ramonea entre las flores del arriate. Habra que ir en coche de caballos, no lo hacia desde que era nino. Me reciben como a un senor solo porque padre ha muerto. En otro caso tendria que ir a pie hasta que el fango me cubriera las canas de las botas. Si, claro que no voy a olvidarme del entierro de madre. El mismo de siempre. No, que va, no sale a mi encuentro aunque me vea bajar del vagon. Como si yo no tuviera bastante con lo que cargo, la corona y la maleta llena de botellas de aguardiente. Podia haber facturado la corona, pero vete tu a saber. Bien recuerda uno lo que ocurrio con la corona de madre. Tanto la maltrataron en el transporte que parecia mentira apanar nada. De verguenza me moria durante el entierro, tratando de cubrir las flores con cintas para que nadie las viera. Y acaso cree alguien que sirve de algo reclamar a la compania del ferrocarril. Que va, nada de eso. Lo unico que hacen es escurrir el bulto y alli se queda uno como un pasmarote. Bueno, ahora por lo menos me saluda, Ulrik, Ulrik, como le deciamos de pequenos. Saluda con el sombrero y esboza una sonrisa. Parece un palurdo, pero que otra cosa podria esperarse. Y ahi va el chapista, borracho los sabados como de costumbre. Se detiene y quiere hablar. Sabe lo que llevo en la maleta con solo verla. Recibe mi pesame mas sincero, me dice el chapista, pronto le llego la hora al viejo. Lo vi un dia antes y estaba en plena forma. Ya se sabe que padre bebia mas de la cuenta al final de sus dias, pero no va a ser el chapista quien venga aqui a pregonarlo en medio de la estacion. Me pregunto si estara invitado. Bebian juntos, eso si, padre y el, pero no por eso va a tener que estar invitado. !Atiza! Ahora se me cae el brazalete. El anterior lo perdi, salgo un sabado de parranda y cuando vuelvo a casa el brazalete ha desaparecido. Y no porque se lleve el luto precisamente en la ropa, !pero mira que perderlo en medio de una borrachera! Alelado se queda uno aunque fuera un mes despues del entierro. La mujer ha vuelto a comprarmelo muy holgado. O acaso este yo demasiado flaco para brazaletes. A saber. En todo caso se me cae hasta la muneca. Y parezco un desmanado. Maldita sea. Y Ulrik. Es lo que suele hacer cuando vengo a casa. No echa una mano aunque uno deje la maleta en el suelo y lo este deseando. Y decir, no dice una palabra, no responde aunque le diga hola una y dos veces. Pero siempre fue cerril y atravesado. Ulrik. Agarra tu la corona, hermano, le digo, y le doy una palmadita en el hombro. Hermanos somos en todo caso y circunstancia, no va a ser en vano. Bien, la caja de la corona cabe justo bajo el asiento trasero. Pero la maleta la llevo conmigo. Ulrik chasquea la lengua. Blenda, la condenada yegua, gira torpe con el belfo atiborrado de flores del jefe de la estacion. Deja ahi la maleta, muchacho, dice Ulrik. Pero bien sabe uno lo que paso cuando el entierro de madre. Tage, el hermano pequeno, quiso llevarla para darselas de forzudo y, pum, golpeo la maleta contra un puntal de la cerca y reventaron dos botellas. No hubo mas remedio que salir por ahi y tratar de hacer acopio de aguardiente en plena tarde de sabado. Sera mejor que lleve la maleta conmigo. En todo caso hace calor. ?Que si ha llovido? No, llover no ha llovido desde hace un mes por lo menos. Buen mes de octubre, hay que decirlo. Enviamos tarde las cartas, dice Ulrik, pero asi y todo las mandamos. Las cartas. Pasamos por delante del banco, la casa del medico y el cafe del minigolf. Ahi es donde trabajaba Frida. No fue mala idea ser novio suyo. Entonces entraba al cafe por la puerta trasera y la consumicion me salia gratis. El tiempo que duro. Pero la verdad es que siempre fue de provecho tener a Frida ahi. La recibiste a tiempo, claro, pregunta Ulrik. O mas bien lo afirma para justificarse. Ah si, las cartas. La carta. Pues si que llego, pero bien podia haberla escrito antes, Ulrik. Pero siempre ha sido reservado y no, que va, escribir no escribe una linea en vano. Y asi llego la carta, el domingo pasado, de forma enteramente inesperada. Yo me habia pasado todo el dia en el hipodromo de Solvalla, apostando a las carreras y con ciento cincuenta coronas en premios, ?cuantas veces ocurre eso? Que disculpado esta uno cuando no esta sobrio del todo. La carta, va la mujer y la pone encima del contador de la luz y empieza a hacerse la remolona, a ver si cojo la carta tan pronto como llego a casa. Como cuando murio madre, pero entonces recibi una carta como es debido de Lena, la hermana pequena, la que ahora esta ingresada en el sanatorio, cosa que sin duda tranquiliza. Abro la carta, es lo que hago, la leo y releo y me lleva tiempo aclararme. Algo perplejo se queda uno al recibir un mensaje luctuoso y no estar realmente sobrio. La mujer no puede dejar de advertirmelo, pero ya le devolvere yo la pelota, vaya que si. Y bien, me digo, el viejo no es de los que han desperdiciado una sola gota y quien sabe: acaso se ha dicho que estaba completamente sobrio al morir. Pero aun asi me siento algo afectado, igual que en el entierro de madre, cuando salimos por ahi a pedir aguardiente para el velatorio y por la noche ya estabamos alegremente achispados y con resaca durante todo el entierro. Ropa tienes, por supuesto, dice luego la mujer, eso si, tendre que comprarte otro brazalete, claro, el anterior lo perdiste en medio de una borrachera. Tendre que oirla hasta el dia que me muera. Y el tejado del guardia, que salio volando y se le vino abajo. Si, eso dicen, que salio volando. Ahora esta sentado en el patio. Fuma en pipa y tiene un papel en la mano. Tambien se ha hecho con una hamaca desde la ultima vez. Estara buscando informacion sobre quien pudo haberle echado el tejado abajo. Un engreido, es lo que siempre he pensado. Ahora nos adelanta un coche, un flamante Chevy, a estrenar. Se lo digo a mi hermano, pero que va, que va a saber mi hermano lo que es un Chevy, ni siquiera un Chevrole, por lo que le toca. Que pena por Lena, se saca Ulrik de dentro, no la han dado permiso para venir a casa. Si, pobre Lena, la hermana pequena, por lo menos tiene algo especial. No es como Ulrik, cerril y atravesado, ni tampoco como Lydia, la hermana mayor, gorda y presumida desde que se caso con el tratante de aparatos de radio del pueblo. Los domingos sale con traje folclorico y se ha hecho voluntaria del cuerpo auxiliar del ejercito. !La hermana de uno! Ya se sabe que lo unico que hace es mirar a los demas por encima del hombro. Bien me acuerdo del revuelo que armo durante el entierro de madre por darse la casualidad de que uno cometiera un desliz la manana del entierro. !Mira que tener un hermano tan cafre!, eso fue lo que me dijo. Pues mira, si de mi depende, de eso se libra. Lena es otra cosa. Se parece mas a uno, no teme hablar, no es nada arrogante ni mira a nadie de soslayo, nunca lo hizo. Y tuvo que contagiarse de tisis en casa de ese estupido de Lundbohm, solo por no caldear su habitacion. Ama de llaves de semejante patan, el diablo tenia que ser. El Chevrolet viene de vuelta, seguro que ha estado en Turisten y viene de regreso. A Turisten vienen a tomar copas hasta de la ciudad. Si pudiera salir esta noche. Pero bien recuerdo lo que paso durante el entierro de madre. Toda una bronca. Bronca y amargura. El Chevrolet aminora la marcha y no porque la yegua se asuste, porque Blenda ha servido en un regimiento acarreando los canones de los cabos. Coche y carreta se detienen y quedan a la misma altura, y quien baja la ventanilla del coche y asoma la jeta sino Holmgren el Panadero. Algo mas calvo esta desde el entierro de madre, pero tiene la misma nariz roja. Tambien tiene la cara colorada pero quiza se deba al bronceado. Capaz. Te acompano en el sentimiento, me dice Panadero aunque parezca tan alegre como siempre, siento lo de tu padre. Pero vente a dar una vuelta esta noche si no tienes nada mejor que hacer. Que no es que Knutte ande todos los dias de parranda, dice Panadero. No desde el entierro de madre, le digo tratando de parecer compungido aunque no me resulte nada sencillo cuando pienso en las juergas que me he corrido con Panadero. El aguardiente que hemos bebido juntos podria bastar para pasarnos borrachos como minimo la mitad de un ano. Ya veremos, ya veremos, le digo. Nada fijo le puedo prometer estando Ulrik delante. Pero Ulrik chasquea la lengua y restalla con la fusta para que la condenada yegua arranque en segunda y pegue un tiron tremendo. Pero la maleta la llevo bien sujeta entre las rodillas para no correr ningun riesgo. El Chevrolet arranca y se aleja. Precioso coche, digo, y no es que deje de sentir cierta curiosidad por los posibles de Panadero para ir dandoselas de coche. La ultima vez me pidio prestadas diez coronas para poder sacar a la mujer a dar un paseo. Ella llevaba tres dias sin salir de casa. Al menos eso fue lo que me aseguro. Pero vete tu a saber. Tanto larga Panadero. En el fondo es un buen muchacho. Primero acierta una quiniela, dice Ulrik. Y luego le toca la loteria. De modo que pronto va a morir pimplando. Eso suena a envidia. Envidioso y atravesado, eso es lo que siempre ha sido Ulrik. Ahi va, dando trallazos con la fusta mientras Blenda cabecea despacio en direccion a Turisten. Fuera de Turisten estan los camiones de la cerveza. ?Tienes cerveza en casa? Si no tienes, paramos y apanamos una caja, le digo. Pero entonces Ulrik se enfurruna. Restalla con la fusta para que la yegua llegue al puente en dos o tres trancos. Es que no puedes pensar en otra cosa estando padre muerto, me reconviene. !Cerveza y aguardiente, no tienes otra cosa en la cabeza! Pues claro que si, hombre, podria haberle dicho. Recordarle el dinero que he estado enviando a casa durante ocho anos para el tabaco de padre y !cuantos vestidos no enviaria la mujer a madre en su dia! Pues claro que hemos tenido algo mas en la cabeza, si es que le da por ahi. Y ademas, lo de la caja de cerveza ha sido con la mejor voluntad. Bien recuerda uno lo que paso en el entierro de madre. Al final solo hubo agua y quienes fueron los que tuvieron que avergonzarse, Ulrik y uno que yo me se. Tambien podria recordarle eso. Llegado el caso.

  • No quiero amarte tanto de Sophie Rose

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  • Mil veces hasta siempre de John Green

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    Una nueva novela de John Green, el autor del bestseller internacional Bajo la misma estrella, con mas de 15 millones vendidos en todo el mundo

  • Abre tu mente a los numeros de Barbara Oakley

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    Estamos acostumbrados a enfrentarnos a las matematicas o a las ciencias de forma limitada. Y hay muchos metodos y tecnicas diferentes para aprender a enfocar los problemas y resolverlos. Muchos mas de los que crees. Tanto si eres estudiante, como profesor o madre de hijos en edad escolar, este libro te proporcionara herramientas para potenciar todas las capacidades de tu cerebro y te desvelara todos los secretos para conseguir un aprendizaje efectivo en matematicas o en cualquier otra disciplina.