Ver todos los libros de: Camila Winter
Norwich, Inglaterra ano 1879 En el salon del anciano conde de Gladstone se encontraban reunidos un grupo de jovenes, disertando sobre temas mundanos muy importantes y trascendentes como los misterios de la ciencia, el destino, la existencia de Dios, la politica, la filosofia y ese tema tan inquietante como era la inmortalidad. La ciencia era un tema apasionante por si y le conde Gladstone ademas de erudito, era un solteron empedernido que gustaba del sabor de esas charlas interesantes y trascendentes. Era un provocador que le gustaba hacer pensar a los demas y hacerles creer tambien que el realmente estaba a punto de hacer un descubrimiento muy trascendente y perturbador. Pero en esos momentos solo queria enriquecerse con esa charla. Sus favoritos eran el doctor Murray y su primo el joven Francis, estudiante de arqueologia e historia. Sin embargo, el joven Francis estaba algo callado ese dia. Triste. Apagado y no podia entenderlo. Se pregunto si tal vez algun problema familiar o contratiempo financiero lo tenia tan preocupado. Lo noto distinto y de pronto recordo cierto enredo amoroso con la bella hija del conde de Kingston. A la edad en que muchos hombres perdian la cabeza por una hermosa dama, su amigo Francis no era la excepcion, al contrario. --?Y que me dicen del amor, mis amigos? ?Es una invencion producto de la necesidad de tener una companera para tener descendencia o es algo profundo y duradero? --pregunto de pronto. Se hizo un silencio general. --Rayos. ?Que pasa aqui? ?Acaso esto es el club de los corazones rotos? --dijo el anfitrion observandoles con cierta malicia. --Tal vez --se atrevio a responder el joven Francis con inusitada franqueza. --El amor es un sentimiento puro y noble--dijo sir Clemens con profundo respeto. Otros dijeron que el amor era un triste invento y cosas como esas. Muy pocos hablaron bien del amor romantico. No era para menos, todos eran solterones y guardaban tristes historias del corazon. Abandonados, despreciados por no ser guapos, ricos ni encantadores. --Es asombroso como las apariencias son el mejor engano para las damas, senores. Fingir ser algo es mas importante que serlo-dijo el anfitrion. Todos estuvieron de acuerdo en eso. El joven Francis no dijo nada. Prefirio guardar silencio, pero en su mirada estaba todo y el anfitrion lo noto. Todavia estaba triste por ese amor malogrado y no correspondido. Si bien muchos se habian fijado en esa joven y habian intentado llegar a ella con sutilezas en un vano intento de cortejo, ninguno habia tenido suerte. Valerie Kingston no era como las jovencitas de su edad que comienzan a llevar a cabo la maliciosa coqueteria para atrapar un marido, muy por el contrario, vivia recluida en su mansion campestre desde su llegada de Northumbria hacia meses. Ella era como una bella flor encerrada en su huerto triste y solitario, como si una gran pena gobernara su caracter y fuera incapaz de sobreponerse. Por eso era practicamente inalcanzable para el joven Francis o para cualquier otro candidato. Claro que esas eran habladurias, divagaciones de personas que no conocian en profundidad a la senorita Valerie Kingston de Melrose house. En lo personal, sir Gladstone el anfitrion, pensaba que era una joven guapa, pero de personalidad rara. Se rumoreaba que poseia un caracter melancolico que le impedia ser sociable y alegre en la edad en que las muchachas rien y charlan y son como gorriones volando de aqui y alla, la alegria de su familia, de las fiestas y demas. Hermosas y jovenes, risuenas y coquetas. La senorita Valerie en cambio era inusitadamente seria y retraida, silenciosa. Pero muy hermosa. Bella como una flor y se decia que su escaso talento para sociabilizar y sonreir se debia a que no disfrutaba de las reuniones sociales y que las muchedumbres la agobiaban. Al igual que los caballeros que caian rendidos de sus encantos y aguardaban una senal confiable para avanzar. Y a pesar de que muchos lo intentaron, se decia que uno de los talentos de la joven era dar de calabazas a todos ellos pues no estaba interesada en el matrimonio a pesar de tener la edad adecuada. No era su prioridad, ni su deseo. Al conde le entristecia pensar que su amigo Francis habia sido uno mas. ?Que le ocurria a esa jovencita? ?Acaso era incapaz de ver la nobleza y el afecto sincero en su joven amigo? El pobre parecia triste y habia oido que sufria en silencio. Ajeno a las maquinaciones de su erudito amigo, Francis Richmond pensaba que el amor era un demonio tirano que le corroia las entranas desde hacia tiempo al haberse enamorado de una joven que simplemente no correspondia a su amor. Pero muy lejos de querer hablar de ese amor sin esperanzas por la senorita Valerie, prefirio guardar silencio: no queria mostrarse triste y resentido. Ademas, aunque su familia era de solido linaje, su fortuna era escasa, no era un candidato deseable para la hija del conde, pero al menos gozaba de su estima y amistad. Era tan fria y tan hermosa, y sus conversaciones tan interesantes. Rayos, esa joven habia leido tanto y era tan inteligente y sagaz. A veces se preguntaba si no tenia el don de leer los pensamientos, si no era una hechicera perversa que enamoraba a todos y luego los alejaba con sutileza. No. Debia ser justo. Ella no era una coqueta ni una bruja. Pero el encontraba encantador su rostro, el cabello castano ensortijado, y esos ojos de un tono azul aguamarina, intensos y dulces a la vez, almendrados y tiernos. Fue mirarle una vez y dejarle flechado al instante, pero sabia que solo a el le paso, no fue algo reciproco. Al ser presentados en la velada de la senora Riverton sintio algo tan intenso, mientras la miraba y charlaban supo que deseaba que esa joven fuera su esposa. Y luego su andar suave y delicado y habia caido rendido a sus pies cuando la vio por primera vez. Fue tan extrano. Nunca le habia ocurrido algo asi. Su corazon se regocijo al saber que era la hija menor del conde y era aun soltera a pesar del extrano anillo de oro y zafiros que llevaba en su mano derecha… Una perla escondida, hermosa, delicada y tan inteligente. Escucho su disertacion esa noche sobre un descubrimiento inquietante y se enamoro, se enamoro de sus dulces ojos azules, de su piel de terciopelo, sus labios delicados y llenos, y durante meses, durante incontables veces asistio a las reuniones de la sociedad y aporto sus conocimientos, y logro mas simpatizantes, pero para el ir a la mansion de la familia Kingston tenia una razon: Valerie. No tardo en comprender que estaba locamente enamorado y a medida que su amor crecia se daba cuenta que ella se mantenia distante y se alejaba de el, como si adivinara sus sentimientos mas profundos y no quisiera alentarle ni herirle. Eran solo amigos. Una amistad reciente que habia crecido de forma insospechada, pues tenian mucha afinidad y las mismas preocupaciones. Ella le hablaba de los recientes descubrimientos de la ciencia, de la musica que despertaba la conciencia interior y tantos temas apasionantes y sabia que podian estar horas charlando... cualquier excusa era buena para ello, y para el esas charlas eran algo especial, sentia esa afinidad... Cuando se enfrascaban en esas grandes disertaciones el se sentia proximo, se sentia tan cautivado por su belleza e inteligencia y tenia la esperanza de que ella correspondiera a su amor. Su corazon tenia esperanzas, pero era un hombre practico, ademas de sonador y sabia que a pesar de que su familia fuera noble, digna y muy antigua, una de las mejores del condado, no tenia mas herencia que un senorio decadente. Su padre habia tenido que vender varias propiedades para poder solventar los gastos y sus ultimos negocios invertidos en Londres no habian dado los frutos necesarios. Era el hijo mayor y un dia ese caserio seria suyo, pero no podia darle a esa joven la vida que ella merecia. Y al comprender la verdad decidio distanciar las visitas, alejarse, para que el ultimo adios no fuera tan doloroso. Ademas, creia haber notado que la dama se sentia abrumada al ser cortejada por otros caballeros y a muchos les habia rogado que no regresaran a la mansion Melrose. Se sentia afortunado que ella no lo pusiera en la lista negra, habria muerto de tristeza, pero en verdad que su situacion no era muy diferente. Por eso jamas le hablo, jamas le dio a conocer sus sentimientos. Temia ser rechazado, no correspondido y, ademas, no tenia nada que ofrecerle. Valoraba mucho mas su amistad, que no deseaba perder. Aunque sufriera por no poder verla y conversar con ella, temia delatarse y que ella sintiera pena al comprender la verdadera naturaleza de su tristeza. La senorita Valerie era su amor, su unico amor, pero era inalcanzable y podia imaginar su futuro como el solteron de la familia, el solteron del condado, reuniendose con sus amigos felices y casados, aunque sus otros amigos tampoco habian tenido suerte en el amor. Casi se veian como el club de los hombres tristes y abandonados. Hasta su gran amigo; el conde de Gladstone era un solteron que sufrio amores contrariados en su juventud y por eso nunca se caso. Habia oido que se enamoro de la hija de un vicario, pero ella prefirio a fugarse con el pretendiente que su familia no aprobaba por licencioso y jugador. El adoraba a esa joven, pero no pudo salvarla del cruel destino. Murio al dar a luz su tercer hijo y dicen que murio de pena al verse sumida en la tristeza y el abandono de aquel que le arrebato su inocencia de juventud, sus suenos de amor para sumirla en el dolor y la miseria. Francis tambien sufria al pensar en la senorita Kingston tan bella y tan distante, imposible para el... Le dolia pensar que sus propios sentimientos intensos y desesperados lo habian apartado de la joven, espaciando las visitas. Y ahora se moria por verla, solo un momento, conversar, saber que estaba bien. Aunque supiera que era un amor sin esperanzas se negaba a renunciar a su amistad a pesar de saber que era lo mas sensato. Y cuando esa noche regreso a su casa le quedo la alegre satisfaccion de la compania y la charla y el triste saber de su vacio amoroso. De ese amor sin esperanzas que lentamente comenzaba a consumirle. Era como un prisionero de su propia desdicha, enredado en una ilusion, en una hermosa quimera y le costaba mucho desprenderse de ella. y nada mas llegar y apoyar la cabeza en su almohada suspiro al recordar su perfume, el calido sonido de su voz, sus hermosos ojos mirandole a la distancia y se imagino que la tenia alli entre sus brazos y le hacia el amor, porque era suya, suya para siempre.... Tanto habia acariciado ese anhelo y sin embargo ahora ese deseo ardiente se habia vuelto un recuerdo doloroso, pero se moria porque fuera suya un dia, porque sucediera un milagro y el pudiera convertirla en su esposa. Luego comprendia que no era digno de pedir su mano, era solo un festejante sin fortuna sin herencia. Su familia jamas lo aprobaria y el era demasiado caballero para siquiera hacer una insinuacion amorosa que arruinaria lo unico que le quedaba: su amistad. ************* Valerie se movio inquieta cuando anunciaron la llegada de su amigo Francis Richmond. Algo en sus ojos la delataba y tambien una creciente turbacion que su hermano mayor no dejo de notar. --Valerie, ?que sucede? --le pregunto. Ella lo miro inquieta y sonrojada. No habia nada peor que ser puesta en evidencia. Pero eran muy cercanos con su hermano asi que era imposible ocultarle algo. --?Os agrada el? --le pregunto en un susurro aprovechando que su padre habia abandonado la reunion en compania de su hijo menor. La joven lo miro mortificada, no era necesario que respondiera y sin embargo su hermano no parecio feliz con ese gesto. --Es imposible y bien lo sabeis. --Si, lo se, pero no puedo evitarlo. --?Te has enamorado de ese pobre hombre? --No es un pobre hombre. --Lo sera cuando tu esposo se entere. Valerie lo miro furiosa. --Mi esposo esta muerto, ?por que no puedo tener un companero bueno y leal? --Porque os casasteis sin oir a nuestra madre con un hombre ruin y perverso, y luego de tu boda se desato la desgracia. Por eso. --No, no es verdad. --Nuestra madre murio del corazon seis meses despues luego de avisarte que el no era lo que tu creias, nuestra madre siempre lo supo y vos erais tan joven y obcecada, tan ciega. --?Por favor Alan, es que vais a culparme de eso? Tambien sufri por la muerte de nuestra madre, pero no fue mi culpa. --No, no lo fue... sin embargo muchas cosas nefastas sucedieron luego de tu boda con ese siniestro conde. ?Debo recordartelo? --No, no lo hagais por favor. Solo quiero ser feliz, por favor. Creo que he encontrado a un hombre bueno y leal y sospecho, siento que sus sentimientos por mi son sinceros y profundos. --Entonces os habeis enamorado? Su hermano mayor le hablaba como si estuviera enferma, como si hubiera pillado un resfriado furioso. la miraba espantado y francamente alarmado. --Sabeis que es una locura, que todavia estais atada a ese hombre. --mi esposo murio, yo lo enterre. Fallecio hace anos. por que insistes en decir lo contrario? ?Es que no sabes que me hace dano? --Porque lo he visto, es como una sombra nefasta siguiendo vuestros pasos Valerie. El jamas os habria dejado escapar. Desde el instante en que te vio supo que serias suya y aun ahora, luego de esa tragedia, aun despues de muerto ese hombre vendra por ti y tu lo sabes. No te dejara en paz. No hay hechizo ni conjuro que pueda apartarlo de ti y os lo digo sintiendo terror en mi corazon pues nada me inquieta mas que vuestro bienestar, que vuestra felicidad. --Alan por favor, el esta muerto, esta en el lugar donde nadie puede regresar y eso me atormento durante anos. era tan joven, tan inocente. Pero mi esposo no era quien yo pense. Y aunque mi matrimonio fue por amor luego termine atrapada sin sentir mas que terror y desesperacion. Pero ahora es un milagro, ahora al fin mi corazon ha vuelto a latir y a pesar del miedo que siento a veces, el miedo y la duda, se que el joven Francis es un hombre bueno y leal. Y que me hablaria si yo... Su hermano la miro horrorizado. --Oh no por favor, Valerie. No lo hagais. No le deis esperanzas al pobre caballero, me agrada y su familia es una de las mejores del condado. Nada tendria que objetar de su amistad, pero en cuanto a lo otro si. Ella miro a su hermano angustiada. Tenia razon, ay que pena sentia. --Mi esposo esta muerto, era tan joven entonces... --Es tarde para lamentaciones. Sabeis lo que paso con ese caballero que intento cortejaros hace tiempo. acaso lo habeis olvidado? Ella lo miro angustiada. Su cuerpo estaba marcado, su alma tambien, jamas seria feliz con otro hombre pues antes de morir su marido le dijo que siempre seria suya, hasta que volvieran a encontrarse en otra vida. En otro cuerpo... sus creencias paganas eran muy extranas. Tenia la insolita creencia que la muerte no existia, que no era el fin como todos creian y que luego de morir el alma no se iba ni al infierno, ni a un lugar mas reconfortante, sino que volvia a casa. A su antiguo hogar, para luego regresar pues la vida humana era tan efimera y fugaz. La vida humana era un hilo rojo, asi de fragil que cualquier cosa podia terminar con ella. Su esposo era un hombre extrano y ella lo amo, estaba embrujada, dominada por el y por eso lo soporto todo, sus prolongadas ausencias, sus bruscos cambios de humor y las marcas que habia dejado en su cuerpo y en su corazon. Nunca supo por que de repente sentia que era un extrano para ella y luego de su muerte, sintio dolor y alivio, mucho alivio, como si una sombra oscura que durante anos la hubiera mantenido atrapada e infeliz al fin hubiera desaparecido como por ensalmo. Y en ese pueblo nadie sabia que era viuda, todos la conocian por la senorita Valerie Kingston, heredera de un antiguo y distinguido linaje, rica pero soltera. Su familia habia decidido negar su apellido de casada junto con la circunstancia de que habia tenido esposo y era viuda. Su hermano creia que no era de buen augurio mencionar ese triste asunto y todos sus recuerdos, retratos, sus encendidas cartas de amor habian perecido en el fuego, junto ese amor que enterro de igual manera en un esfuerzo desesperado por recomenzar y ser feliz. Por eso abandono la mansion de su esposo y regreso temblando a casa de sus padres. Jamas conto el horrible infierno que vivio luego de perder a su esposo y penso que estaria a salvo si se alejaba de esa mansion maldita, pero a veces sentia su presencia. Como un triste y cruel fantasma su marido seguia sus pasos como si la vigilara, aun ahora despues de tanto tiempo a veces lo veia en suenos y despertaba angustiada pues esos suenos siempre eran pesadillas. La voz de su hermano la desperto de sus pensamientos, ella lo miro inquieta. --Eso no puede ser y lo sabes, no es correcto. No esta bien que juegues con los sentimientos de ese joven. Esta loco por ti y todos lo saben. Pero tu no puedes corresponderle. No puedes hacerlo. --Alan por favor, no digais eso. --Es la triste verdad, Valerie.
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