?Por que tan pocas personas dicen "amo mi trabajo"? Imagine un mundo donde todas las personas se levantasen inspiradas y con ganas de ir a trabajar, se sintiesen valoradas durante el dia y regresasen a sus hogares satisfechos. Simon Sinek lleva anos recorriendo el mundo y observando que algunos equipos de trabajo podian confiar totalmente en sus companeros, hasta arriesgar la vida, mientras que otros no importaba que metodologia se aplicara para incentivarlos, eran incapaces de evitar la fragmentacion del equipo. La respuesta la encontro durante una conversacion con un general que dijo que "Los oficiales comen al final". Sinek observo que quienes primero comen son los soldados y al final de la fila se pueden encontrar a los de mayor rango. Lo que resultaba simbolico en el restaurante era basico para la supervivencia en la batalla y en cualquier equipo. Este principio ha funcionado desde las mas primigenias tribus humanas, no es una teoria de management, es biologia y Sinek nos lo demuestra en este libro.

  • Prisioneros de la geografia de Tim Marshall

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    Hay un limite a lo que los hombres pueden decidir. A menudo, se trata de un limite real, fisico. Montanas, rios, mares y hormigon se interponen entre lo que los dirigentes han querido para sus paises a lo largo de la historia y lo que han podido conseguir. Para entender y explicar lo que ocurre en el mundo solemos referirnos a personas, ideas y movimientos politicos; pero sin los condicionantes que impone la geografia el resultado de semejante aproximacion sencillamente esta incompleto.

  • Saque directo al corazon , Loles Lopez Bermejo de Loles Lopez

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  • Mi torturador de Sophie Saint Rose

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    Hope esta mas que harta de su jefe, pero no le queda mas remedio que aguantarlo hasta que su padre vuelva a encontrar trabajo. Pero Clark se ha pasado de la raya…

  • Los caminos de la luz de Coia Valls

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    Revisar las lecciones del dia antes de bajar a la sala del piano; sobre todo meditar detenidamente como explicar en mis clases de musica la ejecucion del martele, ese movimiento que a los estudiantes les resulta tan dificil en cuanto perciben la proximidad del teclado. Tambien podria examinar a fondo la maquina de escribir de Thurber, por si ha logrado superar la que construyo Foucault hace unos anos, cosa que dudo. Despues, idear la manera de ayudar al nuevo alumno que ha llegado al Instituto Nacional de Jovenes Ciegos, que se pasa el dia haciendo preguntas y que tanto me recuerda a… No, nada de esto me sera posible. No estoy en Paris, donde ha transcurrido gran parte de mi vida. Es otro quien se ocupa de impartir las clases y, en el fondo, de poco me sirve confiar en el. La maquina que ha patentado Charles Thurber, siguiendo mi metodo, se quedo en la estancia donde acumulo recuerdos que solo yo entiendo. El nuevo alumno, !ay!, quiza tendra que proseguir su aprendizaje sin mi intervencion, al igual que sus companeros. En realidad, cuando llevaba a cabo este repaso previo de las tareas matinales, solo sonaba. Sueno mucho desde que la enfermedad casi me ha confinado a un retiro forzoso en la ciudad de Vichy. Sueno a todas horas, incluso cuando me quedo inmovil de cara al techo, con mis pensamientos como unico juguete. Segun dicen, en el aposento que me han asignado hay pinturas que representan ninfas y faunos, motivos de otros tiempos, en un mundo que esta cambiando. A pesar de que mis ojos tienen una expresion vacia, de lejos podria parecer que presto una atencion que no es tal. En realidad no se detienen en sitio alguno ni siguen los gestos de mis interlocutores; son incapaces de descubrir formas o colores. !Hace ya tanto tiempo que las senales de vida solo golpean mis otros sentidos! Y, por otro lado, ?acaso no es en el alma donde cobran forma los pensamientos? Mi camino ha estado repleto de evidencias interiores y, postrado en esta cama con dosel que otros pagaran por mi, tan solo existirian los recuerdos, de no ser porque ella me acompana. No pasa ni un dia sin que me averguence de lo que queda de mi, es todo lo que puedo ofrecerle, aunque, por otra parte, ya atenuadas las urgencias de la juventud, espero que su amor se conforme con mis carencias. En su presencia he encontrado la armonia que proporciona un espiritu capaz de equilibrar la balanza. Y ella constituye una parte importante del peso que impide que por fin se incline de forma definitiva. No ha sido facil. Antes de que volviera a mi lado, todo parecia desmoronarse. En febrero los estudiantes se sublevaron en Paris y, al igual que ha venido ocurriendo en los ultimos anos, los obreros se sumaron a las protestas. Las multitudes se lanzaron a la calle; unos en defensa del rey Luis Felipe, otros para repudiarlo, pero yo estaba demasiado cansado para seguir los hechos con detalle. En medio de aquel caos, el unico motivo de alegria fue enterarme de que, finalmente, mi estimado Alphonse de Lamartine habia pasado a formar parte del nuevo gobierno de la Republica. No he olvidado la visita que en 1838 hizo al Instituto Nacional de Jovenes Ciegos, ni como denuncio ante la Asamblea Nacional las insalubres condiciones de nuestro dia a dia. Siempre he perseguido una brizna de ingenio que nos permitiera, a mi, a los mios, a los que son como yo, acceder al saber. A veces lo he conseguido, otras no tanto, pero me queda la certeza de que he hecho cuanto estaba en mi mano. Ahora quizas ha llegado el momento de aprender a permanecer en un segundo plano, pero !tengo todavia tanto que hacer! A pesar del descanso forzoso, en cuanto cierro los ojos me veo de nuevo en la institucion. Como si rechazara este cuerpo mio tan limitado y me sintiera todavia lleno de fuerza, repaso mentalmente cuentas y proyectos, mantengo conversaciones imaginarias con los profesores mas jovenes y les explico mi metodo para que puedan transmitir la esperanza que yo senti un dia. La esperanza de que nosotros, los ciegos, tambien podremos abarcar el mundo; que hay caminos de luz que nos aguardan en la oscuridad. Es curioso. A pesar de que hoy no vendra, no puedo evitar fijarme en la puerta de entrada. Se a ciencia cierta que se ha marchado para ocuparse de los negocios de su familia, que contribuyen a sufragar los gastos de mi estancia en Vichy. Asi pues, no me quejare de este ardor que me devora las entranas y aprovechare todas las oportunidades que se me presenten. Todavia querria profundizar en algunos aspectos de mi metodo, corregir dudas, ampliar sus posibilidades, pero, a pesar de que las horas se hacen largas en esta cama tan diferente a mi jergon de la institucion, a veces me encuentro demasiado comodo y me resulta imposible mantenerme despierto; luego, por la noche, me visita el insomnio y me invade la inquietante sensacion de que la vida se me escapa sin remedio, la poca que todavia me queda. Quiza por este motivo, y por la necesidad que siempre he sentido de ordenar el mundo, he decidido escribir sobre algunos momentos que conservo en la memoria. Tambien porque, despues de leer las pocas paginas que ya he redactado, albergo la sensacion de que la vida es demasiado compleja para soltarse sin acotar el discurso. Tengo muy presentes las palabras de Joubert, cuando dice que <>. No escribire, pues, mi biografia, que seria insulsa y aburrida, sino que hablare de los instantes en que me he sentido mas vivo, de los tiempos en que todo era posible. Y, para ello, he de remontarme a mi ninez, aunque me resulte dificil y ello me lleve a recordar a personas a las que quise con locura y que, sin duda, me esperan en un lugar mejor. Se lo comente hace poco a Gauthier, antes de salir hacia Vichy, y se mostro reticente. Dijo que volver atras seria otra prueba de mi talante melancolico, que lo haria mas evidente todavia. Pero ya lo he decidido. Pienso combatir sus reservas, y las mias, escribiendo como si se tratara de una vida ajena, como si fueran capitulos sobrantes de alguna novela de Balzac, Dumas o Sue. Durante las horas que pasamos juntos, despues de hablar de todos los que nos han acompanado, ella me va leyendo una pagina tras otra de esos folletines que compra cada dia y que, si se olvidara de uno, supondria una tragedia. Su voz no ha cambiado, todavia me sorprendo cuando la escucho. Usa el mismo tono de confidencia, casi un murmullo, que me transporta a los anos dorados, y tambien terribles, de nuestra juventud. Asi combatimos el tedio que a veces amenaza con apoderarse de nosotros. La cantinela de estas lecturas se me adhiere a la piel. Como neofito en el oficio de escritor, estoy convencido de que formara parte de mi historia. Y si vuelvo atras, si me propongo hablar de los momentos mas importantes que me ha tocado vivir, hay uno que destaca por encima de todos, el que marco a fuego el resto de mi existencia…

  • Sin compromiso (Nuevos Tiempos) de Curtis Sittenfeld

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    Mucho antes de que llegase a Cincinnati, todo el mundo sabia que Chip Bingley andaba buscando esposa. Dos anos antes, Chip --graduado por el Dartmouth College y por la Facultad de Medicina de Harvard, vastago de los Bingley de Pensilvania, que durante el siglo XX habian hecho fortuna con el negocio de las piezas de fontaneria-- habia aparecido, por lo visto con alguna reticencia, en el famosisimo reality televisivo Tal para cual. A lo largo de ocho semanas, durante el otono de 2011, veinticinco solteras habian convivido en una mansion de Rancho Cucamonga, en California, compitiendo por el corazon de Chip: celebraban citas en las que iban a jugar al blackjack a Las Vegas o a catas de vino en los vinedos del valle de Napa mientras se peleaban y se ponian a parir entre ellas delante del pretendiente y tambien a sus espaldas. Al final de cada episodio, le daba a cada una o bien un beso en los labios, lo que significaba que continuaba compitiendo, o bien un beso en la mejilla, que queria decir que tenia que volverse a su casa de inmediato. En el ultimo episodio, cuando solo quedaban dos mujeres --Kara, una antigua animadora universitaria de veintitres anos con unos ojazos y una melena rubia rizada, profesora de instituto en Jackson, Misisipi; y Marcy, una dentista morena de veintiocho anos, hipocrita pero atractiva, de Morristown, Nueva Jersey--, Chip se puso a llorar como una magdalena y rehuso proponer matrimonio a ninguna de las dos. Ambas eran increibles, extraordinarias, inteligentes y sofisticadas, afirmo, pero no sentia hacia ninguna de las dos lo que el llamaba <>. En cumplimiento de las normas de la Comision Federal de Comunicaciones, la consecuente diatriba de Marcy quedo reducida a una serie de palabras interrumpidas por pitidos que a duras penas ocultaban su colera. --No quiero que conozca a las chicas por haber estado en esa chorrada de programa --le decia la senora Bennet a su marido durante el desayuno una manana de finales de junio. Los Bennet vivian en Grandin Road, en una amplia casa de estilo Tudor de ocho habitaciones en el barrio de Hyde Park de Cincinnati--. Ni siquiera lo he visto. Pero estudio en la Facultad de Medicina de Harvard, ?sabes? --Eso me comentaste --respondio el senor Bennet. --Despues de todo lo que hemos pasado, no me importaria tener un medico en la familia. Llamalo interes si quieres, pero yo mas bien diria que es una cuestion de inteligencia. --?Interesada tu? --repitio el senor Bennet. Cinco semanas antes, el hombre habia pasado por una revascularizacion coronaria de urgencia; tras una convalecencia complicadita, hacia pocos dias que habia recuperado su habitual actitud sardonica. --Chip Bingley ni siquiera queria presentarse en Tal para cual, pero su hermana lo propuso como candidato. --Entonces un reality no es muy distinto del Premio Nobel de la Paz, pues en ambos se requiere de candidatos propuestos por terceros. --Me pregunto si esta de alquiler o ha comprado la casa --dijo la senora Bennet--. Eso nos indicaria cuanto tiempo tiene pensado quedarse en Cincinnati. El senor Bennet bajo su rebanada de pan. --Teniendo en cuenta que hablas de un completo desconocido, tu interes en los pormenores de su vida me parece desmedido. --Yo tampoco lo consideraria un desconocido. Trabaja en Urgencias en el Christ Hospital, lo que significa que Dirk Lucas debe de conocerlo. Chip es bienhablado, no como esos jovenes vulgares que suelen salir en la tele. Y es muy atractivo, ademas. --Pensaba que nunca habias visto el programa. --Me trague unos minutos de pasada mientras las chicas lo veian. --Miro malhumorada a su marido--. No deberias discutir conmigo; es malo para la recuperacion. En cualquier caso, Chip podria haber hecho carrera en la television pero decidio volver a la Medicina. Y se nota que viene de buena familia. Fred, estoy convencida de que el hecho de que se haya mudado aqui justo cuando Jane y Liz se encuentran en casa supone un resquicio de esperanza para nuestros problemas. Las dos hijas mayores de las cinco hermanas Bennet llevaban una decada y media viviendo en Nueva York; a causa del susto motivado por la salud de su padre habian vuelto repentina, si bien temporalmente. --Carino, si una marioneta hecha con un calcetin, que tuviera herencia y un diploma de Medicina de Harvard, se mudase aqui, tu estarias convencida de que su destino era casarse con una de nuestras chicas. --Burlate todo lo que quieras, pero el tiempo no pasa en balde. No, Jane no aparenta los cuarenta que va a cumplir en noviembre, pero cualquier hombre que sepa su edad le dara vueltas y vueltas a lo que ello supone. Y Liz la sigue de cerca. --Muchos hombres no quieren hijos. --El senor Bennet le dio un sorbo al cafe--. Ni yo lo tengo claro todavia. --Una mujer de cuarenta puede dar a luz, pero no es tan facil como los medios de comunicacion nos hacen creer. La hija de Phyllis y Bob ha probado toda clase de metodos y al final se tuvo que conformar con el pequeno Ying de Shanghai. --Se levanto y se miro el reloj de oro ovalado--. Voy a llamar por telefono a Helen Lucas, a ver si puede organizar algo para presentarme a Chip. Capitulo 2 La senora Bennet era quien siempre bendecia la mesa en las comidas familiares --sentia predileccion por las oraciones de la Iglesia anglicana-- y, aquella noche, apenas hubo pronunciado la palabra <>, anuncio con entusiasmo incontenible: --!Los Lucas nos han invitado a su barbacoa del Cuatro de Julio! --?A que hora? --pregunto Lydia, de veintitres anos, la pequena de las Bennet. Mary, que tenia treinta, le dijo: --Hasta que no se haga de noche no puede haber fuegos artificiales. --Nos han invitado a una prefiesta en Mount Adams --intervino Kitty. Ella tenia veintiseis, la mas cercana tanto en temperamento como en edad a Lydia, aunque contraria a las conductas fraternales tipicas; iban juntas a todas partes, y era la pequena quien llevaba por el mal camino a la otra. --Pero si no os he dicho quien va a estar en la barbacoa. --Desde su extremo de la larga mesa de roble de la cocina, la senora Bennet estaba euforica--: !Chip Bingley! --?El llorica de Tal para cual? --dijo Lydia, y Kitty solto una risita mientras aquella anadia--: Yo no he visto nunca a ninguna mujer llorar lo que lloro el en la temporada final. --?Que es un llorica de tal para cual? --pregunto Jane. --Ay, Jane --le dijo Liz--. Que inocente y pura eres. Has oido hablar del programa Tal para cual, ?verdad? Jane entrecerro los ojos. --Creo que si. --Pues el salia alli ahi hace un par de anos. Era el tio que codiciaban veinticinco mujeres. --Creo que no os imaginais el terror que ha de experimentar un hombre al verse asi de superado en numero --comento el senor Bennet--. Yo muchas veces me echo a llorar, y eso que aqui solo sois seis. -- Tal para cual es degradante para la mujer --dijo Mary. --Esa es tu opinion, claro --tercio Lydia. --Pero a la temporada siguiente van a ser una mujer y veinticinco chicos; eso es paridad --dijo Kitty. --Las mujeres se humillan de una manera a la que no llegan los hombres. Estan desesperadisimas --replico Mary. --Chip Bingley estudio en la Facultad de Medicina de Harvard --dijo la senora Bennet--. No es uno de esos ordinarios de Hollywood. --Mama, su ordinariez hollywoodiense es lo unico que interesa de el aqui en Cincinnati --le dijo Liz. Jane se volvio hacia su hermana. --?Tu sabias que estaba aqui? --?Tu no? --?A por cual de nosotras quieres tu que vaya, mama? --pregunto Lydia--. Es mayor, ?verdad? Entonces doy por hecho que a por Jane. --Gracias, Lydia --comento aquella. --Tiene treinta y seis, asi que es tan adecuado para Jane como para Liz --contesto la senora Bennet. --?Por que no Mary? --pregunto Kitty. --No me parece el tipo de Mary. --Porque es lesbiana y el tal Chip no es mujer --anadio Lydia. Mary la fulmino con la mirada. --Lo primero: no soy lesbiana. Y aunque lo fuese, prefiero ser una lesbiana a una sociopata. Lydia sonrio con superioridad. --Puedes ser las dos cosas. --?Lo estais oyendo todos? --Mary se volvio hacia su madre, en un extremo de la mesa, luego a su padre, en el otro--. Lydia esta fatal de la cabeza. --Las dos teneis la cabeza perfectamente --dijo la senora Bennet--. Jane, ?como se llama esta verdura? Sabe distinta a otras veces. --Son espinacas. Las he estofado. --A decir verdad --intervino el senor Bennet--, hay un aspecto para el que no os funciona muy bien la cabeza. Sois adultas, tendriais que estar viviendo por vuestra cuenta. --Papa, vinimos para cuidarte --respondio Jane. --Pues ya estoy bien. Volveos a Nueva York. Tu tambien, Lizzy. Ya que eres la unica que se niega a aceptar un centavo y, no por casualidad, la unica con un empleo de verdad, se supone que debes dar ejemplo a tus hermanas. De lo contrario, te arrastraran con ellas. --Jane y Lizzy saben lo importante que es para mi el almuerzo --dijo la senora Bennet--. Por eso siguen aqui. El acontecimiento al que se referia era el almuerzo benefico anual de la Liga Femenina de Cincinnati, programado aquel ano para el segundo jueves de septiembre. La senora Bennet era miembro de la Liga desde los veinte, aquel ano era la presidenta del Comite de Organizacion del acto y, lamentablemente (como recordaba a menudo a los integrantes de la familia), la enorme presion y responsabilidad de dicho papel le impedian cuidar de su marido durante la convalecencia. --A ver: la invitacion de los Lucas es para cuatro. Lydia y Kitty: teneis tiempo de sobra para veniros con nosotros y llegar a vuestra fiesta antes de los fuegos artificiales. Helen Lucas va a invitar a unos cuantos jovenes del hospital aparte de a Chip Bingley, asi que seria una pena que os perdieseis la oportunidad de conocerlos. --Mama, a diferencia de nuestras hermanas, Kitty y yo somos perfectamente capaces de conseguir novio por nuestra cuenta --replico Lydia. La senora Bennet miro al otro extremo de la mesa, a su marido. --Si alguna de nuestras hijas se casase con un medico, me quedaria satisfecha, si. Pero Fred: me atreveria a decir que, si eso hace que se vayan de casa, tu tambien lo estarias.

  • A la caza del principe dracula de Kerri Maniscalco

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    En la esperada secuela del best seller <>, se descubren extranos asesinatos en el castillo del Principe Vlad el Empalador, tambien conocido como Dracula. ?Podria ser un simple farsante quien esta cometiendo los crimenes… o el principe ha vuelto a la vida?

  • Bloody Mary (Charlotte) (HQN), Claudia Velasco de Claudia Velasco

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  • Me olvide de mi de Alma Hendricks

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  • El rey del Honka-Monka de Tomas Gonzalez

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    Despues de la tragedia se quedaron todavia por un tiempo en Bogota. Pasadas las molestias del entierro, las palmadas en el hombro, la piedad de gente que apenas conocia, el perdio la fortaleza que se le habia visto despues de la noticia y durante las ceremonias que siguieron. Y entonces a ella, que habia sufrido de desmayos primero y luego habia sido sacudida por crisis nerviosas que debieron ser calmadas con enormes dosis de Valium, le toco oirlo llorar a altas horas de la noche, encerrado en el bano, con gemidos contenidos de persona corpulenta. No volvio a tocar un pincel y amontono los cuadros, sin mirarlos, en una especie de bodega que habia bajo la escalera. Y aunque seguia siendo una persona silenciosa y afable, se le podia notar cierto desgano, cierta agresividad refrenada. Todavia andaba con muchos amigos, pero ahora se quedaba alelado mientras los otros hablaban, mirando al vacio con ojos desolados. A veces bebia demasiado y terminaba dejando su pesado corpachon colgado de la silla. Los amigos lo cargaban entonces y Lucia los veia entrar, sudando, los tragos pasmados por el esfuerzo de bajarlo del carro y subirlo hasta la alcoba. Lucia les servia un trago, les ponia un disco, conversaba un poco, los besaba en la mejilla y los echaba. Despues de un ano de verlo como roto e inmovilizado, ella empezo a preocuparse. Con los cuadros terminados se habia logrado montar una exposicion que resulto ser un relativo exito, tratandose de un pintor todavia joven y poco conocido. Pero si en condiciones normales el exito le producia cierta desconfiada curiosidad, ahora lo dejaba indiferente. Lucia tuvo que disfrutar sola con las resenas donde se alababa su extrema habilidad y se le auguraba un futuro promisorio; y solo ella pudo alegrarse por la rapida venta de los cuadros y recibir unos dineros que llegaban bien, aunque en el fondo no los necesitaran. Entonces metieron los muebles en un deposito, alquilaron la casa y se fueron. Volaron a Los Angeles. Alquilaron un carro. Al principio el parecio aliviado con el cambio, y por momentos se le pudo ver alegre con aquel vagabundeo que los metia veloces entre naranjales infinitos y despues los hacia entrar a los deslumbrantes paisajes resecos de Nuevo Mexico y Arizona. Vieron soles enormes desaparecer entre piedras y cactus; vieron camiones lejanos titilando en la distancia requemada. Se quedaban un par de dias en algun motel o cabana y despues volvian a meterse en los paisajes gigantescos, donde podia sentirse al mismo tiempo la sensacion de la inmovilidad y del vertigo. Y si viajaban de noche, el incluso podia poner musica, subir el volumen y dejar que el sonido de mandolinas saliera por las ventanillas y se fuera como chispeando contra la enorme oscuridad. Pero fue un entusiasmo fugaz. Antes de llegar a Nueva Orleans su mal genio volvio a acentuarse. Se quejaba de la monotonia de hoteles y autopistas, hacia comentarios sarcasticos sobre la pulpa insipida en que los gringos convertian todo lo que tocaban y se burlaba de los cuadros de Picasso que colgaban sobre los inodoros de los hoteles. Cuando llegaban a algun hotel, se quedaba esperando a que ella saliera de la oficina con la llave, y entonces estacionaba el carro, entraba al cuarto y se tiraba a la cama sin ayudar a bajar nada, sin lavarse los dientes, sin desvestirse siquiera. Y al dia siguiente Lucia debia cargar maletas y maletines, y entregar la llave en la oficina. En Nueva Orleans se alojaron en el barrio frances en un apartamento bello y polvoriento que les alquilo una senora que tenia los dientes podridos y parecia la bruja de Hansel y Gretel. Salieron de dia a pasear por las aguas lodosas del Misisipi en un pequeno vapor de aspas rojas, cargado de turistas, que navegaba bien aunque pareciera de confite y caramelo; por la noche recorrieron Bourbon Street, mezclados con los demas turistas a medio emborrachar que recorrian la calle de arriba abajo oyendo musica y mirandose los unos a los otros. Y aquella primera noche, rematada en un bar donde un pianista musculoso que tenia nariz quebrada de boxeador le dedico a Lucia una version algo desvencijada de Farolito, el parecio divertirse. Durmio mal, sin embargo. A las cuatro de la manana, sentado en el balcon frente a un cenicero repleto de colillas, miraba pasar los ultimos borrachos. Y a las diez miraba su desayuno con cara cenuda y cenicienta. Ella le recordo, en el tono mas severo del que era capaz, que no era solo el quien habia sido golpeado por la desgracia. Se quedaron cuatro dias en Nueva Orleans. A pesar de los comentarios sarcasticos que debia oir de tiempo en tiempo, Lucia se sintio fascinada por esa ciudad alegre, un poco sucia y un poco fermentada, tan parecida a las ciudades del Caribe. Como pasa a veces con la gente silenciosa, el parecia certero cuando hablaba; pero si alguien se hubiera puesto exigente, lo del Disney World para borrachos o lo de los prostaticos tocando clarinete habrian resultado apenas intentos debiles de hacerle dano a un sitio que resultaba dificil dejar de querer. Lucia se quedaba un rato callada, mirandose las manos, y despues de darle la razon volvia a dejarse llevar por un bullicio y un movimiento que la deslumbraban. En Nueva Orleans entregaron el carro, que con su olor a resinas sinteticas, sus blanduras plasticas y sus peluches a base de petroleo habia empezado a asquearlo a fondo, y se fueron para el norte en el camarote-litera de un enorme tren expreso. Por la noche, mientras pasaban postes y fabricas sombrias, mientras el dormia o fingia dormir en la litera, Lucia miraba la eternidad que cada cierto tiempo abrian hacia el este los relampagos de una tormenta cercana. Horas despues se acosto y lo sintio llegar, innecesariamente brutal -- dulce y carinosa, ella nunca se le habia negado--, arrancandole la ropa a manotazos y penetrandola, rasgando y magullando, mientras el tren pitaba feroz, metido ahora en la tormenta masiva que azotaba las ventanillas y revolcaba los arboles vertiginosos y relumbrados. El climax fue rapido y aterrador, y parecio venirles desde el corazon mismo de las tinieblas. Dias despues, sin camisa, el miraba llover por la ventana. Aunque estuvieran todavia en plena primavera, sobre la ciudad habia caido una ola de calor y lluvia que la oscurecia y la hacia aun mas densa. Frente al hotel un hombre despatarrado dormia aferrando una botella de vino en la mano derecha. Lucia habia salido temprano y esta vez ni se habia tomado el trabajo de invitarlo. Cuando lo llamo a mediodia para decirle que todavia se demoraba otro par de horas, el le contesto que podia demorarse lo que quisiera; cuando regreso, a eso de las cuatro de la tarde, lo encontro sin camisa, mirando llover por la ventana. El hombre despatarrado se habia despertado y, sin levantarse, sin soltar la botella ni quitarle la cara barbuda a la lluvia, le pedia plata a la gente que pasaba. Dejo de llover. Visitaron a un amigo pintor que se vestia de negro, llevaba el pelo muy corto y usaba una gotera de oro en una oreja pulcra y rosada como un caracol. Tenia un estudio grande, donde producia cantidades abrumadoras de animales como electrizados sobre fondos de colores primarios. Despues de dos tragos empezaron a recorrer el estudio mirando esa serie infinita de imagenes -- vendidas, ciertamente, mucho antes de que empezaran a ser pintadas--. <>, dijo el, y Lucia lo miro con ojos muy abiertos. El amigo no parecia ofendido, pero tampoco encontraba que decir. Sonrisa cordial y ojos helados, menciono los tiempos, que cambiaban. Lo de la puta fabrica fue lo unico que dijo hasta el final de la visita. Para salvar las apariencias, ella tuvo que sostener la conversacion con su ingles precario mientras un macaco endemoniado la miraba desde uno de los oleos. El cielo se habia cerrado otra vez y habia tomado el color del cemento. De regreso al hotel, Lucia sintio ganas de llorar. El domingo siguiente miraban a un maromero chino que con dos palos lograba mantener otro en el aire, golpeandolo constantemente hasta dar la sensacion de que flotaba. La pequena plaza era un caos de prestidigitadores, equilibristas y musicos. Jovenes de pelo verde y pantalones de cuero fosforecian de palidez bajo el sol. Despues de hacer flotar el palo, el maromero chino empezo a escupir candela, pero solo Lucia pudo verla, porque el estaba sentado en una banca, encorvado bajo sus grandes espaldas, mirandose los zapatos. De regreso al hotel vieron a una viejita en patines, con la cabeza canosa llena de flores plasticas de colores. Cruzo frente a Lucia y le sonrio, afectuosa y feliz. --?La viste? --pregunto ella. El no contesto. Lucia dijo que habia visto a una viejita en patines con el pelo lleno de flores plasticas de colores. --?Y que queres? --pregunto el. Y entonces pregunto que si ella queria que el se orinara de la risa. Para la primavera siguiente el pellejo le colgaria de los huesos como a un buey enfermo. Despues de la partida de Lucia --lo dejo, por supuesto, incapaz de aguantar por mas tiempo esa mezcolanza de apatia y crueldad-- se sintio aliviado, como si le hubieran quitado un morral de encima. Camino liviano por las calles, sin rumbo. Entraba a los bares, salia de los bares, disfrutaba de una inmediatez que por su intensidad abolia el pasado por completo. A la senora que le alquilo el cuarto, unas roidas, joyas baratas y una actitud impersonal algo ingenua, le dijo que se llamaba Boris y se dedicaba a la reparacion de instrumentos. Adorno la mentira con algunos detalles y dejo aparecer el gesto mas parecido a una sonrisa que habia tenido o iba a tener en mucho tiempo. Y se instalo en un cuarto que olia a humedad y a estiercol de palomas. Las palomas venian de todas partes y anidaban en el alfeizar de las ventanas. La primera manana fue despertado por su arrullo desapacible y por el aleteo sordido que producian cuando llegaban o se iban del alfeizar. No sin esfuerzo abrio la ventana, que habia sido pintada muchas veces sin nunca abrirse y estaba soldada al marco, y vio dos nidos, cada uno con un par de pichones implumes y ciegos. Blandos reptiles del Apocalipsis, gargolas repugnantes, abrieron sus desmesurados picos con avidez primordial y cayeron al vacio como pequenos demonios, para estrellarse y desaparecer tres pisos mas abajo, entre pedazos de ladrillo, pedazos de alambre, sillas desbaratadas y colchones sucios, todos desperdigados en el patio que correspondia al edificio. Dos edificios vecinos estaban abandonados: uno tenia las ventanas tapiadas y parecia un enorme nicho funerario, del otro entraban y salian las palomas. Y del reguero de ladrillos del patio brotaban pequenos arboles, muy proporcionados, frescos y de un verdor absurdo para aquellos lugares donde no llegaba nunca el sol. Durante el verano durmio de dia y camino sin rumbo por las noches. Tal como se habia anunciado desde la primavera, el verano llego especialmente caliente y sofocante: llovia mucho y antes de cada aguacero el aire se ponia espeso y aplastaba. Metido en una penumbra de persianas bajadas el sudaba en pantaloncillos, durmiendo o mirando girar un ventilador de aspas metalicas que sonaba como si alguien estuviera sacudiendo una bolsa con clavos o monedas. Por la noche se ponia la ropa sobre el cuerpo todavia encharcado de sudor y salia a la calle despues de sacar un par de billetes del sobre donde Lucia le habia dejado una suma grande, tan grande al menos como irian a ser sus necesidades durante el verano, dinero que el ni habia pedido ni habia rehusado. Despues de caminar un rato se metia a cualquier bar, pedia una cerveza y se sentaba a mirar la television. En las tinieblas del bar alumbraba el verde del pasto en estadios donde hombres de mandibula cuadrada escupian y rasgaban el aire con miradas diamantinas. Senoras de ojos azules abrazaban con amor cajas de detergente mientras maridos vestidos con camisas impecables las miraban complacidos. Una pareja de novios se arrebataba una galleta de chocolate y se reia. La espuma de su cerveza se desvencijaba poco a poco, regresando de una elaborada e ilusoria estructura a la sencilla repugnancia del liquido plano y ahora tibio, que el bebia sin asco y casi sin pensarlo. En la pared de los banos, vulvas humilladas recibian falos en los que el orgullo masculino se sumaba a la propia torpeza del dibujo para plasmar una vanagloria atroz que alcanzaba los ultimos limites posibles de la fealdad. Cuando algun fanatico del beisbol le palmoteaba la espalda, sin sospechar que no se trataba de un camarada sino de alguien que solo miraba el verde puro, abstracto e irreal de los prados lejanos, el encogia sus hombros anchos, cada vez mas huesudos, de modo que el fanatico dejaba congelar un poco la sonrisa, enfriar sus ojos entusiastas, y retiraba el brazo, consciente de que habia tocado un territorio profundo y prohibido. Despues de mantener por horas el codo sobre la barra y la mandibula apoyada en la palma de la mano, salia del bar a la hora de cerrar con el hombro derecho cubierto por la ceniza de los incontables cigarrillos que habian ardido entre sus dedos mientras miraba a los novios que se disputaban las galletas de chocolate. Caminaba por calles que olian a orines, llenas de periodicos y paraguas desmembrados, y se dirigia hacia los parques del rio. En las bancas dormian los hombres desplomados. El movil reflejo de un aviso de Pepsi-Cola flotaba sobre las aguas oscuras. A veces dormia en una banca, como los otros, a veces se amanecia viendo bajar las aguas sucias hacia el mar. Cuando llegaba al cuarto se tomaba un trago grande, para escapar del aleteo de las palomas, y se tiraba en la cama a sudar y a sonar con un pasado que regresaba en imagenes descoyuntadas y revolcadas, como si por su memoria acabara de pasar un viento furibundo. Sin hablar casi con nadie, sin lavar su ropa, sin preocuparse por su creciente mal olor, se le fue pasando el verano. El pintor de animales endemoniados lo invito un dia a una fiesta a la que irian amigos comunes, pero el no fue, por supuesto. Ni siquiera penso que resultaria dificil entenderse con gente demasiado inteligente, que el buen gusto de una rebeldia aparente iba a hastiarlo o que las minimas formas convencionales de trato irian a resultarle insoportables. En un tono neutro dijo, sin mas, que no queria ir; miro con sencillez al pintor de animales electrizados, como se mira y entiende un cactus o una rosa, le dio la espalda y lo olvido por completo. El clima todavia no empezaba a refrescarse. Los hidrantes elevaban de dia chorros de agua en los que se banaban los ninos como pajaros; de noche caian contra el espejo del asfalto como si arrastraran carros y edificios, sirenas y neones, y los aniquilaran en un cataclismo espectacular contra la tierra. El recorria las noches del verano metiendose por sitios profundos, recovecos turbios, pero casi siempre buscando terminar la noche bajo cielo abierto. Por algun tiempo anduvo con una mujer morena que tenia el tatuaje de una culebra en el estomago. Con ella entro y salio de bares, con ella paso dias en cuartos de hoteles desastrados, que tenian baneras negras y cortinas espesas y raidas, y que parecian estar mas hondo que los trenes subterraneos cuyo ruido los calaba por completo. Envuelta en la luz de mecheros de alcohol, la vio hacer brillar jeringas, la vio casi desaparecer de placidez en el fluido de su propia sangre como quien se deja llevar por un ancho rio hacia el olvido. Aparte de que se hacia llamar Boris, ella no supo ni quiso saber nada de su vida. Se poseian con lujuria y sin ternura. Se encontraban al azar, sin alegria y de un modo fatal, como si dioses desganados hubieran tenido el momentaneo capricho de arrimarlos. Se despedian sin darse cuenta, desapareciendo el uno del otro como desaparecen las personas en los suenos. Cada cierto tiempo recibia cartas con estampillas de animales, plantas tropicales, proceres. Las dejaba sin abrir hasta que llegaba una nueva y entonces leia las dos con desatencion, chismes lejanos, historias de amigos que ya habia olvidado, formas afectivas que de lo puro marchitas ya ni tristeza producian. A veces se quedaba largos ratos mirando el azul intenso de las grandes mariposas, y a duras penas leia la letra abierta, pulcra, femenina, que le hablaba de gente que para el ya estaba muerta. Las orquideas, las mariposas de Muzo, los heroes de mirada ingenua, en la barra de un bar, en su propio cuarto, en los hoteles, eran despojos minimos y nitidos de un inmenso naufragio que a estas alturas ya ni centro tenia, ni periferia. En un sobre le llegaron las paginas dobladas de un periodico, donde se hablaba de el y se reproducia uno de sus cuadros. Las miro y volvio a doblarlas como si fueran un documento amarillo y apolillado, un poco repugnante, que hablaba de gente remota, desde hacia mucho tiempo convertida en polvo. Para entonces el pelo le habia crecido demasiado y se lo habia agarrado atras con un caucho. Su frente se veia muy amplia, sus ojeras muy grandes. Los vientos empezaron a soplar mas frescos. Las camisas de pana que habia traido de Bogota le colgaban abundantes y le daban una apariencia mistica. Se afeitaba cuando el roce de la barba con la almohada empezaba a fastidiarlo, cada tres o cuatro dias, sin espejo, rapido y sin preocuparse por los parches de barba que quedaran. Una vez, ya casi de madrugada, lo sorprendio un aguacero mientras miraba bajar el agua del rio para el mar. Camino despacio bajo la lluvia y sintio que uno de sus zapatos estaba roto. La noche siguiente, en un baratillo que abria las veinticuatro horas, compro unos tenis que al principio casi cegaban de blancura en contraste con su ropa oscura, pero que rapidamente se fueron curtiendo con el polvo de calles y bares hasta ponerse casi negros, y que serian usados sin lavarse nunca y de un modo continuo hasta su disolucion total. Otra noche un hombre tan flaco y grande como el mismo le pidio cuarenta y tres centavos que le faltaban para una botella de vino. Con uno de los billetes que le dejara Lucia compraron una botella de conac caro y se sentaron a beber frente al rio. Un pequeno velero, con solo una luz verde en lo alto del mastil y las velas desplegadas, paso remontando la corriente en la oscuridad, como una mariposa nocturna. El hombre dijo ser sueco. Durante la noche dijo ser exmarino mercante, exingeniero, exgeologo. Tambien era aleman, y el entonces lo dejo hablar, sin creer ni dejar de creer, como el que se deja acompanar por el ruido del agua que baja entre las piedras. La noche era limpia y las luces de los aviones se movian muy nitidas contra la negrura compacta del cielo. Una rata larga paso en la oscuridad y desaparecio en un bote de basura volcado. El sueco, ya borracho, termino una historia que lo habia conmovido y agitaba los hombros bajo el peso de sollozos vigorosos. Se bebio un trago grande. Parecio aliviado de la angustia que le habia producido su propia ficcion y siguio hablando sin parar, como saltando un abismo a cada instante, creyendose por turnos extopografo, finlandes, exgeologo, exmarino, holandes, unas veces arruinado por los viajes, otras por las mujeres, el juego y el alcohol. Como esa noche pasaron muchas. Las personas desaparecian y volvian a aparecer. A traves del sueco conocio mucha gente. Habia ajedrecistas fetidos, borrachos y caballerosos, muy raidos, que jugaban partidos a veces insensatos, a veces brillantes; habia hombres abstraidos que garrapateaban incansablemente cosas en cuadernos sucios; habia gente que con el alcohol comenzaba a discutir minucias a grandes voces y con gestos ampulosos y violentos, como si estuvieran en juego los destinos ultimos. Noches largas durante las cuales probo por primera vez vinos dulces que llevaban nombres como Rosa Salvaje de Irlanda, o Pajaro del Trueno, los mas baratos tal vez sobre la Tierra; noches que terminaban en un reguero de papeles y botellas quebradas que chispeaban despues con el sol mientras los hombres que las bebieron, desperdigados ahora, quedaban caidos en bancas, donde respiraban apenas entre su propia sombra, o intrincadamente ocultos en las grietas del cemento, como si fueran cucarachas o murcielagos. Las hojas empezaron a caer copiosas y a acumularse junto a las basuras de los parques. El caminaba metido en una gabardina demasiado larga, aunque corta de mangas, como las de los espantapajaros de las tiras comicas. La habia comprado por dos dolares a un amigo que ofrecia mercancia vieja, casi basura, en la plazoleta donde habia una escultura que representaba un dado gigantesco. Por algunos dias alcanzo a sentir el espeso olor acumulado de anteriores propietarios, sedimento oscuro que se perdia en los origenes de la raza humana, pero ahora su propio olor habia tomado posesion, o se habia tal vez integrado al antiguo, y ya no lo sentia. Y como la caldera del edificio aun no habia sido encendida, muchas veces el llegaba y se tiraba a la cama con la gabardina puesta, mientras afuera arrullaban las horripilantes palomas, a sonar con un pasado que cada vez le llegaba mas trocado y equivoco. A finales de septiembre recibio una carta donde se anunciaba la llegada de un pariente para principios de octubre. La carta decia que ellos estaban muy preocupados por la falta de noticias, y el tuvo que hacer un esfuerzo para recordar de cuales <> se trataba. A la duena del cuarto todo en la vida, al parecer, le importaba un bledo, y se encogio de hombros cuando el le dijo que se iba. Recibio la llave sin mirarlo y no se tomo siquiera el trabajo de levantar los ojos para verlo salir con su pequeno maletin en la mano y perderse en una noche excepcionalmente calida, aunque llena de bruma. Horas despues la mujer entraria al cuarto y meteria medias rotas, tubos de papel higienico y colillas en una bolsa de plastico negro. Lo haria con gestos mecanicos, sin siquiera odiar, sin recordar siquiera a la persona que habia dejado tras de si semejante basural. Se metio en un hotel pequeno, al frente de una avenida que cruzaba la ciudad de este a oeste, apretujado entre un almacen de almohadas y colchones demencialmente desordenado y una ferreteria polvorienta. Alquilaban cuartos por horas, dias, semanas, anos, tal vez siglos. Al otro lado de la avenida habia un parque con columpios y balancines oxidados, donde alumbraban por la noche los botes de basura a los que hombres oscuros metian fuego y despues rodeaban para calentarse. Su cuarto tenia un inodoro rajado minuciosamente, como una cascara de huevo, y un lavamanos mugroso. No habia ni ducha ni ropero. Ni el ni las demas personas que entraban y salian parecian ya necesitarlos. Se salia del hotel por corredores y escaleras iluminados por debiles lamparas de neon que soltaban luz nebulosa. Todas las noches, al lado de las canecas de basura y de la escalera que bajaba del hotel a la acera, habia un viejo que se acurrucaba para dormir protegido del viento. Mantenia la cabeza metida en una bolsa de plastico negro a la que le habia hecho orificios para respirar. Una vez el le ofrecio dinero, pero el hombre no quiso recibirlo; dejo en cambio oir una voz aspera y gruesa que venia de las profundidades de su cerrada noche de plastico, y le dijo que se llevara su dinero para otra parte, que nadie le estaba mendigando. Por entonces habia empezado a dibujar con carboncillo a la gente de los bares. Una noche quisieron comprarle el dibujo que habia hecho de modo mecanico sobre una servilleta, y que mostraba a un hombre pequeno sentado en una banca alta, encorvado sobre la barra del bar, a la vez envuelto en si mismo y echado para adelante, como un ave de rapina o un demonio. Esa vez no quiso recibir dinero, aunque no tuvo inconveniente en dejarse invitar a un par de tragos que, como siempre, le duraron hasta que cerraron el sitio. Pero despues decidio comprar un revolver que le ofrecian por ahi, conto lo del sobre y vio que le alcanzaba para el arma y solo le sobraba algun ripio. Entonces comenzo a dibujar a la gente y a recibir lo que quisieran dar por los dibujos. Los retratos eran tan oscuros como los bares, y las personas, aunque todavia identificables, aparecian a medio tragar por las tinieblas. Pero el limite de la oscuridad no se adivinaba en el bar (esquinas que, aunque invisibles, estuvieran alli; estructuras que, sin ser vistas, llenaran el alma con la luz de su logica, tranquilizandola), sino que se perdia sin remedio en un abismo sin fondo. El reflejo de unas gafas, una mano cundida de anillos de plata, eran creados con la nitidez necesaria para que todo lo demas cayera en el vientre horroroso de lo oscuro. Sin embargo, la gente, metida en su sopor de alcohol y cigarrillo, rara vez se horrorizaba; miraba el dibujo con interes, sorprendida por la evidente habilidad del dibujante, hablaba un rato con el, le ponia las manos en el hombro y se mostraba casi siempre generosa. Tan pronto recogia lo necesario para pagarse la noche de hotel, la comida y los tragos, el dejaba de dibujar y se quedaba otra vez en la barra, inmovil y en silencio. Pagaba el hotel cada madrugada. Llegaba poco antes de que saliera el sol y le daba el dinero al empleado sonoliento, que le entregaba una llave atada a una lamina metalica de apariencia carcelaria y le devolvia el maletin repleto de ropa sucia que habia dejado en la oficina al salir. Caminaba por escaleras inundadas de luz lechosa --el revolver, helado, subia metido en una media entre la ropa-- y entraba a un cuarto que cada noche era distinto. Todos tenian espejos desportillados y borrosos e inodoros rajados, pero unos daban a la avenida y otros a pasadizos oscuros donde las ratas hacian sonar las latas en las basuras. A el todos le daban lo mismo. Por las delgadas paredes llegaban sonidos que a veces eran vagos, sollozos lejanos que se fundian con los ruidos del vapor en los tubos de la calefaccion, disputas deshilachadas; pero a veces eran demasiado nitidos, bofetadas en cuartos adyacentes, gemidos sexuales, carcajadas crueles.

  • Luz de gas de Llisbeth Cavey

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    Valentina, solitaria e introvertida, tiene su primera oportunidad laboral como psicologa en la clinica de salud mental “Las Golondrinas” Un nuevo horizonte se abre ante ella y la esperanza, que creia perdida, vuelve a anidar en su interior.
    Alli conoce a alguien muy especial, dotado de un carisma y atractivo unico: Adrian Cabano. Solo hay un inconveniente para entablar una relacion con el, y es que es un interno. El mas peligroso y temido del lugar.
    Desde el primer momento, ella ve algo que los demas no ven en el y pronto corrobora sus sospechas. Algo turbio planea sobre la institucion acechando a los pacientes, y Valentina se propone descubrirlo. ?Te atreves a acompanarla en esta aventura?

  • Un Angel Enamorado de Daniel Santos

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    Sara no sabe quien es en realidad.
    Pero siempre supo que era distinta.
    Y hoy ha llegado su momento.
    La hora de ser un angel.

  • La cautiva del highlander (Al tiempo del highlander 1) de Mariah Stone

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    C P R OL O G O astillo de Dunollie, fiordo de Lorn, Escocia, 1296 LA CRUZ EN LLAMAS ARDIA. Bum. Bum. Bum. El sonido de cientos de palmas tocando los tambores resonaba en el pecho de Craig Cambel al mismo ritmo que su corazon. Detras de el, esperaban doscientos miembros del clan Cambel. Todos habian respondido a la antigua llamada de la cruz en llamas, que ardia junto al caballo del jefe del clan. La llamada a derramar sangre. La llamada a restaurar el honor. La llamada a rescatar a un ser querido. El castillo de Dunollie, hogar del clan MacDougall, se erguia ante Craig. Tenia cuatro muros cortina, un gran porton, que se hallaba justo enfrente de los Cambel, y una simple torre cuadrada de tres pisos integrada en la esquina derecha. Sobre el techo y los muros, los arqueros estaban preparados, las cuerdas tensadas y las flechas apuntadas hacia Craig y sus hombres. Sin embargo, los Cambel prepararon sus propias flechas de fuego para responder. El ariete se encontraba listo delante del porton y los guerreros disponian de algunas escaleras de asedio largas y reparadas, asi como tambien de otras recien construidas. Sir Colin Cambel, jefe del clan y abuelo de Craig, levanto un brazo y todos los tambores se silenciaron al mismo tiempo. --!John MacDougall! --El grito llego lejos, se alzo hacia el cielo plomizo e hizo eco entre las piedras y las paredes--. !Dejate ver! Los arqueros que se hallaban parados en la muralla titubearon y luego le cedieron paso al hombre que aparecio entre ellos. --Cambel --grito el recien llegado--. ?Vienes a devolverme mis tierras? --Las tierras me las concedio el rey Juan de Balliol y ya no son tuyas. --Claro, y tu estabas ansioso por aceptarlas. No olvides que aun eres mi vasallo. --Parece que eres tu quien esta olvidando las cosas. Cosas como el honor. Cosas como cumplir con tu palabra y proteger a tus vasallos. --Yo no le debo proteccion a ladrones. --?Ladrones? --Sir Colin escupio en el suelo--. ?Como te atreves? Devuelveme a mi nieta. Y, si sabes lo que te conviene, me entregaras al bastardo de tu hijo, que no sabe aceptar el no rotundo de una muchacha. Yo le ensenare a tener honor. Es evidente que su propio padre no lo ha hecho. Al recordar el dia en que su hermana Marjorie habia desaparecido, Craig apreto la mano alrededor de la empunadura de su espada claymore. Marjorie habia salido del castillo con su criada para ir a recoger hierbas para la cocina. Al poco tiempo, la criada habia vuelto sola, corriendo, gritando, temblando y con un profundo corte en la mejilla. A los Cambel les llevo dos semanas de busqueda e interrogatorios para descubrir quien se la habia llevado. Alasdair MacDougall. El hijo del laird. Craig apreto la mandibula, pues ardia de necesidad de encontrar al bastardo y liberar a su hermana. John MacDougall se quedo en silencio durante un momento. --Si quieres a tu nieta, sir Colin, tendras que venir por ella. Es la prometida de mi hijo y solo te la devolvere cuando mi hijo quiera que se marche. En las orillas de la bahia de Oban reino el silencio. En lo mas profundo de su ser, Craig sabia que ese dia no terminaria sin que se derramara sangre. Aun quedaba por ver si Marjorie habia sufrido algun dano. Un grunido de furia nacio dentro de Craig, se le elevo por la garganta y se difundio a todo lo largo y lo ancho del campo. Los MacDougall lo miraron. Los Cambel se tensaron; estaban listos para lanzarse a la senal de su laird. --Si tu hijo le ha tocado un solo pelo de la cabeza... --Craig escucho como su propia voz se alzaba en el aire--, hare que la mision de mi vida sea brindarle una muerte larga y dolorosa. Su familia rugio. Todos estaban alli: en el caballo de al lado, su padre, junto a los dos hermanastros de Craig, su abuelo, sus tios y sus primos. El resto del clan los siguio con las hachas y las espadas alzadas. Se volvio a oir un estruendo, pero esta vez no provenia de los tambores, sino del choque de las armas contra los escudos. --!Cruachan! --Sir Colin grito el llamado del clan Cambel a tomar armas, y el clan lo recibio. La palabra retumbo en el campo y los unio a todos como si fueran uno. La muerte podria estarles esperando, pero ellos moririan por su sangre. Por lo que era correcto. Y Craig moriria con gusto para salvar a su hermana. Los Cambel se lanzaron al ataque. Escudandose de las flechas que caian como granizo sobre ellos, llegaron hasta la torre. Sus propios arqueros lanzaron flechas de fuego hacia el castillo, y las primeras impactaron contra la estructura de madera que habia entre las paredes de piedra. La muerte eligio a sus victimas entre los Cambel. Los guerreros aullaban de dolor, la carne se desgarraba, y el olor metalico a sangre, suspendido en el aire, estimulaba la furia y el miedo de Craig. Craig siguio corriendo y finalmente llego al muro del castillo. El ariete impacto contra la puerta. Los Cambel colocaron las escaleras contra el muro. El enemigo comenzo a empujarlas hacia abajo, y algunas se cayeron. Otras se quedaron de pie, y los Cambel comenzaron a subirlas. A Craig le latia el pulso violentamente en la sien. Miro a la izquierda y a la derecha, tratando de ver mas alla de los hombres de su clan. ?Como podria colarse en el castillo sin que el enemigo se diera cuenta? Sostuvo el escudo sobre la cabeza y echo a correr hacia la derecha, a lo largo de la linea de los hombres de su clan, quienes estaban subiendo las escaleras de asedio. El plan del jefe del clan era asaltar los muros del frente y del oeste, que eran mas bajos, para que los MacDougall dirigieran la atencion a esos lugares. Pero no a los del este. Craig doblo en la esquina y corrio a lo largo del muro oeste de la torre, que llevaba al muro cortina. Se detuvo bajo tres ventanas: una en cada piso. Hasta ese momento, no lo habia visto nadie en la torre. Todos los arqueros estaban mirando hacia donde se encontraban la mayoria de los Cambel. Craig era buen escalador. Se coloco el escudo en la espalda, saco dos navajas de escalar y miro hacia arriba. Solo necesitaba llegar hasta la primera ventana. --No es mas que una montana empinada --se dijo a si mismo--. Y tu ya has escalado rocas empinadas cientos de veces. <>. Afortunadamente, los surcos entre las piedras eran perfectos para esas navajas. Craig clavo la navaja en la primera grieta, y el gesto le produjo tanta satisfaccion como si le estuviera atravesando el corazon a un MacDougall. Se impulso hacia arriba con un brazo y clavo la segunda navaja un poco mas alto. <>. Se volvio a impulsar y sintio que se le entumecian los musculos del hombro y los biceps del brazo a raiz del esfuerzo, pero la furia le alivio la tension. Cuando volvio a clavar la daga, se desprendio una mezcla de polvo y arena del hueco. Alguien grito en lo alto, y una flecha le paso volando muy cerca, pero aterrizo en el suelo. Craig miro hacia arriba. Los hombres sobre la muralla le apuntaban con flechas. <> Una flecha le rozo el hombro. Craig se apresuro; sin perder un solo momento mas, clavo el punal en la pared y siguio escalando. De pronto, sintio un ardor en el hombro: una flecha lo habia rasgunado. Craig ya casi habia llegado a la ventana. Tras una ultima punalada en la pared, logro alcanzar la cornisa. Metio el cuchillo en la ranura que habia entre las persianas de madera, desplazo el pestillo y, cuando este cedio, las persianas se abrieron de golpe. Acuclillado en la cornisa, Craig miro hacia el interior. Por todo el esfuerzo de la escalada, le ardian los musculos. La ventana daba a una habitacion. En una esquina, una vela titilaba lentamente y dejaba en penumbras la figura de una persona. Habia alguien de pie contra la pared, a la derecha de la ventana. Craig tomo una pequena piedra que se habia desmoronado de la pared y la lanzo hacia el interior de la habitacion. Un tablon de madera paso volando por la ventana. Craig tomo impulso y salto al interior de la habitacion. Luego de aterrizar, atrapo a una mujer, su atacante, y le sujeto los brazos detras de la espalda. Le apreto el punal contra la garganta. --Marjorie Cambel --le dijo--. ?Donde esta? La mujer era la esposa de John MacDougall. En un rincon junto a la cama, habia unos ninos acurrucados. Craig miro a su alrededor, pero no vio a nadie mas alli. --?Donde esta? --repitio subiendo el volumen y apretandole mas la hoja del punal contra la garganta--. No quiero hacerte dano, solo he venido por mi hermana. La mujer cerro los ojos con fuerza. --En el tercer piso --le respondio--. En la habitacion orientada hacia el este, al igual que esta. Craig la solto, desenvaino la claymore y abrio la puerta lentamente. Ojeo el pasillo. ?Acaso podia confiar en las palabras de la mujer? ?Y si lo estaba enviando hacia donde se encontraba la mayor resistencia? Bueno, en ese caso, ya lo averiguaria. Escucho unos pasos pesados al final del pasillo. El ariete volvio a arremeter contra el porton de madera. Craig subio rapidamente los estrechos escalones y se asomo por detras del hueco de la escalera. Dos centinelas corrieron hacia el. Una espada choco contra otra espada y un escudo, y asi comenzo la danza para la cual se habia entrenado desde que pudo sostener un arma. !Clank! !Saz! !Bang! Uno se cayo apretandose el corte que tenia en el costado y el otro quedo inconsciente. Craig subio corriendo el siguiente tramo de las escaleras. Los gritos provenientes del techo se escuchaban mas fuertes en el tercer piso. El olor a humo le lleno la nariz. El techo de madera debia estar en llamas, de modo que Craig necesitaba darse prisa y sacar a Marjorie de alli antes de que el fuego llegara al ultimo piso.

  • La insurreccion anhelada: Guerrilla y violencia en la Venezuela de los sesenta de Edgardo Mondolfi Gudat

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    En estos confusos tiempos de la Revolucion Bolivariana, resulta facil advertir una marcada propension a enaltecer y rendir culto a la dinamica insurgente de la decada de 1960, todo ello con un doble proposito: poner en tela de juicio la actuacion de las autoridades democraticas y buscar en la llamada <> la cuna genesica para vincular las tesis insurreccionales de un pasado no tan remoto con los avatares revolucionarios del presente.

  • Su ultimo suspiro (Tracy Crosswhite 2) de Robert Dugoni

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    Tras resolver el misterio del asesino de su hermana, la inspectora Tracy Crosswhite retoma su labor policiaca.

  • El jardin de los secretos de Ivan Soler Real

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    Aquella manana, la inspectora Robin comenzaba su rutina como si se tratara de un dia cualquiera. El aroma del cafe recien hecho ayudaba a sus sentidos a irse despertando. Como cada manana, una casa sobria y vacia le daba los buenos dias; el tipo de vida que habia elegido no le dejaba mucho tiempo para conocer a nadie. Tras una ducha rapida, se dirigio a su puesto de trabajo en la Brigada de Patrimonio Historico de la Policia Nacional. Pero este no seria un dia mas, de camino recibio una llamada telefonica, uno de los cuadros mas importantes del Museo Nacional del Prado en Madrid habia sido sustraido. Debia dirigirse al lugar inmediatamente, el director del museo requeria su presencia. De un volantazo, cambio el rumbo de su vehiculo y se dirigio hacia el lugar de los hechos. En la puerta su companero, el subinspector Gonzalez, la esperaba impaciente fumando un cigarrillo. La prensa no tardaria en enterarse y su comisario necesitaba material para poder afrontar ese cumulo de preguntas al que se enfrentaria. --Buenos dias jefa, el director del museo nos esta esperando. --?Donde esta el fuego? No se a que vienen esas prisas --contesto la inspectora con su habitual mal humor matutino. El museo permaneceria cerrado al publico ese dia. Al acceder por la puerta principal, un empleado ataviado con traje y corbata hizo un gesto a los agentes para que le siguieran. Atravesaron varias salas y pasillos hasta llegar a un gran despacho de aspecto senorial. En el fondo quien parecia ser el director del museo. --Buenos dias agentes, tenemos que actuar con velocidad, El Jardin de las Delicias ha sido robado. --?El Jardin de las Delicias? --repitio el subinspector Gonzalez. --Es un cuadro de El Bosco, si no me equivoco, --contesto Robin. --Efectivamente. Es la obra maestra mas importante que pinto el autor, y una de las piezas mas preciadas de nuestro museo --puntualizo el director. --Pero ?Como han podido burlar las medidas de seguridad de este museo?, y ?como demonios no se han dado cuenta de la sustraccion hasta ahora? --Bien inspectora, ha sido un cumulo de circunstancias. El cuadro fue llevado a los sotanos del museo para realizarle labores de conservacion. Lo que en principio se trataria de un par de dias, se convirtio en una semana debido a que los dos expertos restauradores que debian realizar esas labores contrajeron una enfermedad, creo que gripe, y no vinieron a trabajar durante varios dias. Esta manana iban a volver a colocar el cuadro en la exposicion y los encargados del transporte se percataron de que ya no se encontraba alli. --?Que dicen las camaras de seguridad? --pregunto la inspectora. --Los vigilantes han estado revisando las camaras y no han visto nada anormal. --Pues caso cerrado, el cuadro se ha volatilizado --dijo Robin sarcasticamente. --Inspectora, esto es muy serio. Esta manana he hablado con el Ministro de Cultura, el cual, a su vez, ha telefoneado a su Comisaria General, este caso es de maxima importancia -- comento el director del museo con voz amenazante. Robin sabia de primera mano que cuando los politicos se inmiscuyen en el trabajo policial, siempre es para empeorar la situacion. La burocracia y la eficacia rara vez van de la mano. Asi que intentaria recuperar esa obra maestra antes de que ningun jefe pudiera meter las narices en su trabajo. Despues de la interesante conversacion con el director, Robin fue guiada hasta el lugar de los hechos, los sotanos del majestuoso Museo del Prado, los cuales albergan una de las mayores colecciones de arte del mundo. La seguridad parecia ser impenetrable, puertas blindadas, camaras de seguridad, sensores de movimiento, guardias armados; parecia imposible que algo pudiera salir de alli sin ser detectado. Al llegar a los accesos del cuarto donde debia de estar la pieza sustraida, pudieron ver como el equipo de Policia Cientifica aguardaba la llegada de los investigadores. La inspectora comenzo a repartir tareas. --Podeis empezar con la inspeccion ocular, extraer cualquier huella o muestra genetica que pudiera haber en esta habitacion, no importa donde se encuentre ni a quien pertenezca. Gonzalez, quiero los nombres de los restauradores que debian haber trabajado estos dias y no lo hicieron. Disculpe director, necesitaria los nombres de todos los empleados que tienen acceso a esta camara, asi como los vigilantes de seguridad que estuvieron anoche de servicio. Les tomare declaracion a todos ellos. Tambien necesitaria las imagenes de todas las camaras de seguridad de todo el Museo referente a las ultimas veinticuatro horas. Un cuadro de dos metros de alto por dos metros de ancho no puede haber desaparecido sin dejar rastro. --Disculpe inspectora, pero por motivos de seguridad no le puedo facilitar todas las grabaciones de las camaras. Piense que en este lugar hay obras de un valor incalculable. Cada empleado tiene una serie de claves unicas de acceso, y nuestro sistema de seguridad es uno de los mejores del mundo, considerado de alto secreto. Si le entregase las imagenes seria una intromision en nuestra seguridad. --Si su sistema de seguridad fuera tan bueno yo no estaria aqui. Si no me las facilita voluntariamente volvere con una orden judicial. Usted preocupese por su trabajo que yo hare el mio. Tras unos segundos de silencio, el director del museo puso cara de pocos amigos mientras contestaba. --Hable con mi ayudante, el le facilitara todo lo que necesite. Tras esas palabras, se dio la vuelta y abandono la estancia sin despedirse. Se veia a primera vista que aquel hombre no estaba acostumbrando a recibir ordenes, y menos provenientes de una mujer veinte anos mas joven. El cerebro de la inspectora comenzaba a funcionar a toda velocidad. Habia aun muchas dudas que despejar. ?Por que ese cuadro? Una vez en el interior, los ladrones podrian haberse llevado lo que hubieran querido. ?Por que ese en especial? Quizas algun comprador estuviese interesado especificamente en esa obra. Habia mucho trabajo que hacer. El resultado de la inspeccion ocular fue negativo. Ni huellas, ni vestigios, ni nada por donde empezar a tirar del caso. Parecia ser obra de un fantasma. Algo no encajaba en ese robo. Eso no se parecia a ninguno de los casos que habia dirigido la inspectora. Normalmente, la mayoria de los robos de obras de arte se producian en iglesias o museos con pocas medidas de seguridad. Incluso los lardones de guante blanco dejaban alguna pista, una imagen, una huella de pisada, trazos de herramientas en puertas forzadas, algun testigo presencial, algo por donde empezar a investigar; las cosas no desaparecian por si solas, y menos una obra maestra sustraida del interior de la camara acorazada que el Museo del Prado tiene por sotano. La teoria de que el autor pudiera ser alguien de dentro cada vez cobraba mas fuerza. Todos los trabajadores que tuvieron acceso a esos sotanos fueron pasando por la oficina de la inspectora uno por uno; todos ellos fueron interrogados. Las tarjetas de seguridad de los empleados dejaron constancia electronica de todos y cada uno de los movimientos que hicieron. Las entradas y salidas, los dias y las horas, el tiempo que estuvieron, nada se salia de lo normal. Mas tarde, los vigilantes de seguridad que custodiaron el recinto esa noche dieron su version de lo sucedido. Nadie vio nada; todos hicieron las rondas establecidas, nadie falto a su puesto de trabajo. Los ultimos en ser oidos en declaracion fueron los dos expertos restauradores encargados de realizar los trabajos de conservacion de la pintura. Ambos habian caido enfermos en circunstancias similares. Segun ambas versiones, hacia cinco noches salieron con un grupo de empleados del museo para celebrar la jubilacion de uno de ellos. Estuvieron cenando en un restaurante de Sushi y algo les provoco una fuerte intoxicacion. Permanecieron en cama con gastroenteritis aguda hasta el dia en el que ocurrieron los hechos. Esa manana, tras obtener el alta medica, los expertos realizaron los debidos cuidados y procedieron a la limpieza de la obra en cuestion, abandonaron los sotanos del museo a las 17:05 horas, juntos y con las manos vacias. Nada parecia sospechoso. Este caso iba a provocar mas dolores de cabeza de lo esperado. Despues de una larga jornada de trabajo, Robin dejo irse a casa a los miembros de su grupo y se quedo sola en la oficina. Queria saber algo mas acerca del cuadro sustraido. El Jardin de las Delicias era una obra maestra realizada por el pintor holandes Jheronimus Bosch, conocido en el mundo del arte como "el Bosco". El cuadro, pintado al oleo, era lo que se denominaba un "triptico", hecho en tres laminas, una central y mas grande, y otras dos laterales que se cierran, a modo de puertas, sobre la tabla del medio. El contenido del cuadro habia sido siempre polemico, habiendo diferentes teorias en cuanto a lo que representaba. La principal era que la obra pretendia mostrar la historia del mundo, desde su nacimiento, hasta el apocalipsis. Cuando el triptico permanecia cerrado, el cuadro dejaba ver un planeta oscuro y sin vida; sus tonos grises y vacios daban un aire tetrico a las tablas. Pero abierto, la pintura arrojaba una explosion de color y alegria que lo inundaba todo. En el panel izquierdo se observaba un mundo verde y con fauna animal y tres personas en el; al parecer representaba el paraiso. El panel central y mas grande, mostraba una amalgama de personas y animales realizando diversas actividades, al parecer unicas, todos estaban completamente desnudas y parecian disfrutar de lo que hacian. La pintura central daba a Robin una sensacion extrana de sobrepoblacion. Por ultimo, la tabla de la derecha mostraba la decadencia del mundo; muertos y heridos se agolpaban por todos los lados proyectando en ese lateral un aire siniestro. Ese cuadro le resulto interesante a la inspectora Robin. Se trataba de una de esas piezas, repletas de detalles, que se puede estar mirando durante dias y siempre se descubre algo nuevo.

  • Las chicas que sonaban con el mar de Katia Bernardi

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  • Las sombras de Caloris (Cronicas de Caloris 2) de Myriam Alonso Hidalgo

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    En busca de su hermano, la centinela del cuerpo de elite, Adara Zacaride, se ve enrolada en una mision suicida al Exterior, organizada por el grupo terrorista “Neoprodotes”. Sin embargo, la expedicion se vera truncada por una extrana senal de radio que les guiara hacia un futuro ominoso.

  • Amor y vino de Erina Alcala

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    Papa -le dijo Gino a su padre en su casona de la Toscana. -?Que pasa hijo? -He conseguido una importante venta a Estados Unidos, una red de restaurantes nuevos, en todo el pais, sobre todo en Nueva York. -Eso es estupendo, hijo, este ano nos viene mejor que nunca Gino. Tenemos excedente de cosecha que no vamos a poder vender. -Tu lo has dicho, pero hay un problema. -?Que problema si has encontrado donde introducir nuestros excedentes? -Lo seria si no nos faltara produccion. -Ahora te introduces en el mercado americano y vas a vender, no solo lo que nos sobra, sino lo que nos falta, que no tenemos y a ver de donde lo sacamos. Pero ?Por que has hecho eso? Eres demasiado impulsivo y competitivo, tenias que vender lo que nos sobra. Nada mas. -Me han pedido mas y no he querido decir no, porque perderiamos todo. ?Y si se echan para atras? -Pero hijo, si este ano ha sido muy buena la cosecha, -decia el padre sentado en la puerta, debajo de una gran parra que daba frescor al porche de piedra de la gran casona. Te has metido en un buen lio, a ver como salimos de el y donde encontramos unos vinos como los nuestros. El padre de Gino, Gaspare Santoro, habia sufrido una ciatica en la pierna y no podia moverse. Los dolores eran insoportables y ademas habia tenido una caida y el medico le recomendo reposo absoluto, pero Gaspare Santoro, no queria estar acostado, y lo tenian en su mecedora con la pierna en alto en el porche de la gran casona de piedra. Alli estaba bien. Y al frescor de la tarde. Cuando su hijo salio a hablar con el desde el despacho, se lo dijo. Y ambos estaban preocupados. El despacho lo tenia en pleno ventanal, desde donde veia todo el vinedo que tenian en la Toscana, un lugar maravilloso a las afueras de Grosseto, una ciudad antigua de mas de 81.000 habitantes, con un rio precioso, el Ombrone, a pocos kilometros de la costa del mar Tirreno. Gino se habia comprado una casa fabulosa cerca del rio, un barco pequeno y un jet no demasiado grande, pero iba todos los dias a los vinedos de su padre, donde trabajaba. A veces, se quedaba a dormir con sus padres y la abuela que aun vivia, en la gran casona que dominaba los vinedos interminables. Las bodegas, estaban situadas a la derecha de la casona, a un kilometro de ella. Desde que Gino salio de la universidad y antes, le habia encantado el campo, la bodega, los vinedos... Comprarse la casa, fue un lujo para llevar a chicas y tener algo propio en la ciudad. Era joven y queria algo suyo, y tenia mas que cualquier chico de su edad, claro que eran ricos. Eran uno de los bodegueros mas famosos de la Toscana, tambien los mas ricos. Y de la mitad de Italia. Tenian coches, para el campo, para salir... Gino tenia un BMV y hasta un pequeno avion privado que usaba cuando tenia que ir a ver clientes fuera del pais, donde exportaban mayoritariamente o dentro del pais, pero lejos. Y ahora acababa de introducirse en el mercado americano, con un problemilla por resolver. -?Y que piensas hacer Gino? Hijo eres impulsivo. No puedes ofrecer lo que no tienes, aunque te lo pidan. Le repetia el padre machaconamente. -Buscar un vino parecido al nuestro, este ano ha sido un ano de produccion para todo el mundo. -Pero ninguno es como el nuestro, lo sabes y no pues mandarle un vino diferente al que les has ofrecido, a ver donde vas a buscarlo hijo. ?Te has comprometido? -Si, lo he hecho porque si no, no sacamos nuestro excedente y el mercado americano es el que mas paga. -Pero Gino, yo jamas he hecho eso en mi vida. -Voy a solucionarlo, no te preocupes, tengo un mes para eso, mes y medio para enviarles los vinos aparte de a nuestros clientes habituales. Eso ya lo estan embotellando y metiendo en cajas en la bodega y enviandose. Mateo esta en ello con los trabajadores. Y yo tengo que ir a Espana. -A Espana, si, me voy esta noche en el jet. -Pero a Espana ?Por que? -Hay una ciudad en el sur, bueno, un pueblo grande, Jerez de la Frontera y espero no equivocarme. Un pueblo bodeguero por excelencia. Alli hay un vinedo, sus vinos son iguales a los nuestros. Y se que tienen excedentes suficientes, los que nos faltan y no tienen donde venderlos. -?Estas seguro? -Lo estoy, nuestro sumiller los ha probado, toma... -Y le puso dos copas delante.-El padre los probo. -No bebas demasiado con las medicinas. Solo probarlos. -Son iguales Gino. Bueno, un poco... -Son practicamente iguales. -Si, iguales del todo. Eso no es normal. ?Y conoces la bodega? -He estado estudiandola. Se llama Casa de la Marquesa. La lleva un tal Juan Luis Perez con sus hijas Soledad y Elvira. Perez, es viudo, Elvira se encarga de los vinedos y Soledad de la bodega, y las ventas y supongo que todo lo relacionado con el despacho. Con ella es con la que tengo que tratar. Estos son-y le enseno las fotos de padre y de sus hijas en la bodega. -!Que guapas son! Son chiquitas como me gustan. ?No te gusta alguna Gino? -!Papa!... Estamos en otra cosa. -Eres un soso. No te gustan sino esas con las que sales. Guapas, si pero no son mujeres para el campo. Y Gino no queria iniciar una y otra vez a misma conversacion con su padre. Vivia bien, mejor que queria, tenia todo en la vida y el trabajo que le encantaba. Le gustaba vestir bien cuando volvia de los vinedos e ir a sitios exclusivos. Para ellos trabajaba como un mono durante la semana y habia hecho de los vinedos lo que eran y su padre estaba muy orgulloso de el, pero en ese aspecto... -Ademas -continuaba Gino-puedo dejar el jet en el pueblo, tiene un pequeno aeropuerto. Ya hemos hablado con el aeropuerto. -Pero Gino, ?Sabes si tiene produccion para venderte? ?Has hablado con ellos? -No, ire directamente. -?Y si lo tiene vendido a otras personas? -De momento no, por eso nos vamos esta noche. -Bueno tu veras, pero ir sin llamar ni avisar me parece el factor sorpresa. -A ver si te vas a llevar tu la sorpresa y tienen vendidos los vinos... -Lo se de buena tinta. Les va a sobrar, y sera nuestra, se la compraremos. Han tenido demasiada produccion para los vinos jovenes como los nuestros. No tienen suficientes clientes. No es una gran bodega como la nuestra a gran escala. Asi que le haremos una oferta que no podran rechazar. -A ver si no vamos a ganar nada. -Vamos a ganar, ?Cuando has visto que tu hijo pierda algo? -Nunca, la verdad. Deberia retirarme en cuanto tenga bien la pierna. Tu madre me lo dice. -No digas tonterias papa, tienes 60 anos, y las bodegas te necesitan si no quieres ir al campo, solo echas un vistazo y a la bodega. -Bueno, ?Llevas dinero? -Claro. -?Cuanto piensas comprarles? -Todo lo que les sobre. Lo necesitamos. -Bueno, espero que tengas suerte. ?Cuando sales? -A las seis, tardaremos unas tres horas. Nos quedaremos en un hotel y manana por la manana les hago una visita, alquilo un coche. -Me llamas. -Claro que si papa. Dame un abrazo, me despido de mama, me tengo que ir, me llevo a Marco, viene conmigo, y Mauro el piloto. Y Virginia. -Tened cuidado. -Lo tendremos. El tiempo es bueno. -Suerte. Ya me cuentas. Y Gaspare Santoro, penso que le hubiese gustado tener el arranque de su hijo, pero su hijo habia comprado tierras aqui y alla y habia conformado uno de los vinedos mas grandes de lo que el jamas habia sonado. Era un buen hijo y estaba orgulloso de lo que habia conseguido en esos siete anos. En la bodega La Marquesa De Jerez, Soledad hablaba con su padre en el cortijo que tenian en el vinedo, la decima parte o mucho menos que el vinedo de Gino. Solo exportaban vino dentro de Espana, tenian sus clientes principalmente en Andalucia, el sur, pero ese ano la produccion era excesiva y Soledad, su hermana Elvira y su padre, estaban preocupados por ver a quienes vendian su excedente. Soledad buscaba a diario, pero nada, no habia manera. -Papa, ha habido demasiada produccion y no puedo sacarla toda. Vamos a tener un excedente sin poder sacarlo-le decia Soledad. -No te preocupes, -le dijo el padre -sigue llamando a clientes y les ofreces mas, busca clientes, restaurantes en el norte. -?Crees que no lo he hecho? llevo una semana y me temo que vamos a perder un buen dinero si no encuentro quien nos compre la cosecha. -Bueno, deja ya eso, es de noche, -su hermana Elvira-vamos a cenar y manana ya veremos con mas claridad, Soledad. Soledad, era la menor de las hermanas. Se llevaba 3 anos con su hermana, se preocupaba mucho por la Hacienda, llevaba todo, excepto los vinedos que esos eran de Elvira y habia trabajado bien ese ano, tanto que tenian vino de sobra. Soledad, echaba una ojeada a la bodega y llevaba las cuentas y ventas. Su padre era mas del campo. Pero ella habia estudiado en la universidad y habia hecho un curso de sumiller que le sirvio de mucho para su bodega. Tenian un vino tinto y otro dulce, pero su fuerte, era el vino blanco. La super produccion le preocupaba porque no tenia donde ubicarlo. Era una pena que tuviera una buena cosecha y se desperdiciara. Soledad era pequena, le pelo largo, unos ojos verdes grandes, de largas pestanas y un cuerpo bien proporcionado, con una trenza o una cola alta siempre para el trabajo, unas botas, vaqueros y camisetas, era lo que mas utilizaba. Su hermana Elvira era un poco mas alta que ella, pero eran guapas ambas, los ojos marrones como su madre, que les falto cuando Elvira tenia 10 anos y Soledad de 7, de un cancer. Si salian, se vestian como jovenes que eran con 24 anos Soledad y 27 Elvira. Trabajaban tanto que no salian apenas. Desde que su madre murio hacia unos anos, estuvieron cuidando de su padre y Soledad, terminaba la carrera y el curso, e iba todos los fines de semana a casa desde Sevilla donde estudiaba Administracion de Empresas. Y en ese tiempo fue Elvira la que con su padre se encargaba de todo, hasta que Soledad volvio y le descargo trabajo a su hermana. No tenian tiempo de nada, entre la enfermedad de su madre, su muerte, cuidar a su padre, no tenian tiempo para chicos ni para salir, ademas sus amigas estaban en Sevilla, las de las dos que habian estudiado alli. Sin embargo, ya estaba empezando a salir porque Elvira decia que eran jovenes y debian salir los fines de semana, que tenian hombres que se encargaban del campo y de la bodega y Maria que cuidaba la casa, le podia echar un ojo a su padre, porque ultimamente se desorientaba mucho. Estaba como en su mundo. Fue progresivo desde que murio su madre, pero le habian aumentado las ausencias. Lo bueno es que vivian en el cortijo que estaba a cinco kilometros de Jerez. A la manana siguiente, llego al cortijo y coche negro impresionante, como de ejecutivos. Pero ella sabia que era un coche alquilado del aeropuerto, los conocia, por otros clientes que iban al cortijo. Estaba saliendo de la bodega y se acerco a la casa donde paro el coche. Su padre estaba en el campo con Elvira y Maria, que se encargaba de la casa, salio a recibir a esos dos hombres impresionantes y elegantes. Y Soledad vio como Maria la senalaba. Cuando se acerco, los saludo. -!Hola! Soy Soledad Perez, duena de esta bodega, bueno mi padre es el dueno y ustedes son... dandoles la mano, primero al que parecia llevar la batuta en la conversacion y que era un modelo de tio bueno y moreno con unos ojos verdes de muerte. -!Hola! Senorita Perez. -Y le apreto la mano como hacen los ejecutivos, ni lacia ni demasiado fuerte, con entusiasmo. -Soledad por favor. -Entonces me llama Gino, Gino Santoro y el es mi secretario Marco. -?Son italianos? -Somos italianos, si senorita. De la Toscana. -?Y que hacen en mi bodega y en mi casa desde tan lejos? -Negocios.- Contesto Gino con firmeza y esa voz preciosa y susurrante que tenia como si te hiciera el amor, mirandola de arriba abajo. -?Nos sentamos, por favor? ?Quieren cafe, limonada, cerveza... Si no han desayunado Maria puede prepararles algo. -Gracias, cafe solo. Hemos desayunado. Se lo agradecemos. Y Soledad, le dijo a Maria que trajera cafe y leche y unas pastas. Les senalo el sitio en la gran mesa que a Gino le recordo a la que tenian en sus vinedos. Y se sentaron uno a cada lado de Soledad. -Habla bien espanol. -Si, gracias. -Hablo unos cuantos idiomas, ?y usted? -Ingles, italiano y Castellano simplemente. No me exigian mas en la carrera y no he tenido tiempo. Llevo esto casi sola. Pero, llamame, Soledad y te llamare Gino, eres joven -dijo ella alegremente. Era alegre y simpatica, una buena anfitriona. -Gracias, mejor asi, Soledad. Al menos nos entendemos, si no en castellano, en italiano. -Bueno, mi padre esta dando una vuelta al campo, aunque yo tomo las decisiones, pero puedes decirme mientras viene, que te trae desde tan lejos. Asi que usted dira, Gino Santoro. -Y Gino le sonrio.

  • Elena y su mundo en blanco y negro de Laura Nuno

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    Me flipa mucho mi mundo en blanco y negro. Me hace sentir comoda y tenerlo todo bajo control.
    Claro, que eso fue antes de que Clara tuviera una cita muy desafortunada y fuera yo quien pagara las consecuencias, porque su cita era un loco. O eso, o estaba muy necesitado de sexo y a falta de la guapa se lanzase a por la amiga fea, o sea, yo.
    Pues lo llevaba claro, porque la fea tenia dignidad y un orgullo que rozaba la cabezoneria.
    Por desgracia, el resulto ser mas cabezon que yo y se empeno en mostrarme su mundo en color.
    Pero, a ver, ?quien se creia que un tipo como el iba a preferirme a mi antes que a Clarita?
    Y en el hipotetico caso de que consiguiese convencerme, ?como haria para atravesar mi telarana de recelos?
    Y, mas hipoteticamente aun, de derribar mis muros, ?que paleta usaria para darle color a mi mundo?
    Pues oye, que el muchacho erre que erre. Tan contagioso era su entusiasmo, tanto aposto por nosotros, que casi me convencio.
    Casi.
    Como diria Clarita, habia demasiadas incognitas en esta ecuacion; muchos recelos por mi parte y demasiados secretos por la suya. Con este panorama, ?que probabilidades teniamos de ganar? ?Eh, eh?

  • El sistema de Ricardo Menendez Salmon

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  • Y si tu me recuerdas (Alana 2) de Iris Romero Bermejo

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    Segunda entrega de la trilogia <> de Iris Romero Bermejo.

  • El sueno de amarte de Dina Reed

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    Cuando Kate Morgan acepta el puesto de camarera en uno de los locales de copas mas famosos de Nueva York, no se imagina la que se le viene encima.
    Y es que a pesar de todas las advertencias que le hacen sobre el dueno, ella decide hacer caso omiso de las habladurias y comprobar de primera mano que Henry Zank es mucho peor.

  • Max (Juegos Salvajes 2) de Lena Wolf

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    Que Lena se alejara de su vida sin mirar atras, fue un golpe muy duro para Max, ademas de suponer la estocada final para los muchos anos de amistad con John y Heit. Consciente de que no puede permanecer en ese apartamento por mas tiempo, Max se ve forzado a tomar una dificil decision.

  • Tiempos recios de Mario Vargas Llosa

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    LA NUEVA NOVELA DE MARIO VARGAS LLOSA, PREMIO NOBEL DE LITERATURA

  • INESPERADO de Mia Sophia

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    Una noche en la ciudad con su esposa habia parecido la manera perfecta de pasar un fin de semana, pero de alguna manera David se desperto. solo en la cama al dia siguiente.

  • Elisabeth de Paolo Sortino

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    Esta turbadora novela reconstruye uno de los casos de la cronica de sucesos mas atroces de estos ultimos anos: en agosto de 1984, en una pequena ciudad austriaca, Josef Fritzl rapta a Elisabeth, su hija de dieciocho anos, y la encierra en un bunker nuclear proyectado por el y construido en los cimientos de su propia vivienda. La mantendra prisionera durante casi veinticuatro anos, y de las repetidas relaciones incestuosas a las que la obligara naceran siete hijos. Elisabeth es la protagonista absoluta de una historia que agarra al lector y lo lanza a un laberinto de amor y locura, de terror y deseo. <> (Giorgio Vasta, Il Manifesto).

  • El susurro de los condenados (Tu me ves 3) de Gemma Herrero Virto

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    Posesiones, extranas ejecuciones, suenos profeticos, inquietantes presencias, un asesino sanguinario venido del mas alla… y todo ello en los oscuros corredores y pabellones de Sing Sing, una de las prisiones mas tenebrosas y peligrosas de Estados Unidos.

  • Alteravita de Estefania Yepes

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    En algun momento dado, todos almacenamos en nuestra memoria el recuerdo de un acto, decision, palabra o gesto, que nos remueve por dentro y nos martillea la sien. Duele. Tanto como solo lo hacen aquellas cosas que viven en un interior desprovisto de visitas ajenas, donde el propio yo es dueno y senor de nuestras emociones mas ocultas, recordandolas cada vez que se siente dispuesto a castigarnos con ellas. Los remordimientos existen desde tiempos inmemorables. Residen en el ser humano y constituyen parte de su propia existencia, cohabitando junto con todos los buenos pensamientos. Son casi tan importantes como ellos, tal vez incluso mas. Se aprende a partir de las ensenanzas, pero tambien de los errores. Estos, precisamente estos, son los que generan una sensacion en el cuerpo imposible de emular por cualquier explicacion doctrinal o farmaco. Resulta muy facil entender que si tu sonries a una persona justo despues de desearle que tenga un buen dia, existe un noventa y ocho por ciento de posibilidades de que esta te responda del mismo modo, lo cual, provocara en ti emociones de placer, serenidad y lo mas importante, permitira la liberacion de las llamadas endorfinas, los neurotransmisores responsables de hacer que nos sintamos felices y al mismo tiempo, disminuiran los niveles de estres. Sin embargo, nadie nos prepara para la llegada de aquel momento en el que, sobrepasados quiza por ciertas circunstancias, tal vez una noche de insomnio o bien, una semana cargada de tension en el trabajo, cuando alguien nos sonrie tras desearnos ese radiante "buenos dias" respondemos con un despiadado bufido, enarcamos las cejas y le recriminamos que todavia siga en la cama cuando deberia de estar haciendo algo productivo con su vida, y no dejar que todo el peso de la casa recaiga sobre uno mismo, justo antes de cerrar la puerta a tus espaldas y desaparecer con el corazon batiendo con fuerza contra el pecho. Tras ese dos por ciento de posibilidades que existen de que esto suceda, cuando la furia inicial remite y la razon consigue hacerse un hueco e imponerse sobre la excitacion sobrevenida, surge lo que se conoce como los remordimientos. Los remordimientos no son mas que sentimientos, un patron de pensamiento segun el cual, el ser humano ahonda y rememora unos actos, reacciones o palabras que quiza podria haber evitado, en la mayoria de ocasiones de forma muy sencilla. Los hay productivos, es decir, todos aquellos que nos permiten aprender de un error y afrontar nuestro futuro de un modo distinto; pero tambien, existen los considerados como improductivos, capaces de sepultarte y hundirte sin piedad en un infierno de emociones con las que no podras cambiar absolutamente nada e incluso, de destruir cada recodo de tu ser. Dicen que de los errores se aprende. La historia que os traigo a continuacion no versa unicamente sobre ellos, sino sobre la capacidad que tiene el ser humano para caer, levantarse, comprender, crecer y, en la mayoria de los casos, volver a caer. Dar el siguiente paso, ya solo depende de uno mismo. ?Cuantas veces os habeis preguntado "que habria pasado si..."? 0. El principio... o tal vez el final. Desperte demasiado tarde. Bueno, en realidad no lo hice. Pero, por lo visto, una ya no podia dormitar tranquila ni siquiera a las siete de la manana. Me sentia agotada por culpa de las incesantes horas de trabajo a las que me veia sometida y mi jefe no parecia tener muy por la mano el concepto "limites". Una cosa era tener disponibilidad horaria completa y otra muy distinta no respetar el descanso de tus empleados. Sali del bano envuelta en una nube de vapor, el pelo encrespado y el maquillaje sin sellar. Me esperaba un dia duro. Debia despedir a mi secretaria y a dos de los chicos de mantenimiento despues de una remodelacion de plantilla. Llevabamos toda la semana con reuniones a casi todas horas. El comite nos exigia cifras con las que respaldar una decision que me provocaba nauseas. Me mire frente al espejo del armario y mis ojeras no me devolvieron el saludo. Por lo visto, ellas tambien me odiaban. Toda yo me odiaba por tener que dar ese paso. A mis espaldas, Sam continuaba tumbado en la cama, como si el mundo no fuera con el. La serenidad se reflejaba en su rostro, aquella calma que solo reside en las personas que no viven con remordimientos o tal vez, aquellas que con el tiempo, han aprendido a gestionarlos sin que estos logren aduenarse de su cordura. Uno de sus pies reposaba apacible sobre las sabanas, al que le seguia una pierna musculada y fibrosa. Senti rabia y muchisima envidia. Rabia porque el pudiera dormir con tal placidez cada noche, ajeno a todas las emociones que me hacian tambalearme, sufrir migranas hasta altas horas de la madrugada y acabar llorando hecha un ovillo cuando la tension me sobrepasaba. Envidia de que el pudiera seguir durmiendo mientras yo debia ir al despacho y afrontar el que seguramente seria uno de los peores dias, cuando lo unico que deseaba era quedarme en casa, servirme una copa de vino y encargar una tarta con crema de mantequilla. --Buenos dias, mi amor --me saludo feliz, con un ojo entreabierto y algunos mechones ondulados cubriendo su frente. Mostraba una de esas sonrisas mananeras, obnubiladas por un sueno del que aun no habia despertado por completo. Si, me moria de rabia, de envidia y estaba furiosa con el, por un motivo que ni siquiera le concernia. --Eso lo sera para ti --espete en un tono hosco que no se merecia--. Te pasas las mananas durmiendo sin hacer nada de provecho. Ya podrias levantarte y salir a hacer la compra por lo menos, seria todo un detalle por tu parte. A traves del espejo vi que levantaba ligeramente la cabeza, contrariado por aquel ataque gratuito que acababa de recibir. Me dedico una mirada de estupor nada fingida. Cerre los ojos y sostuve la cabeza en alto, arrepintiendome en ese mismo instante de lo que acababa de decirle. Pero no tenia tiempo para disculpas. Cogi el bolso que habia sobre la silla, me coloque el panuelo en el cuello y me despedi con un simple e impersonal "adios". Llegue a la oficina con el estomago encogido y una aguda jaqueca, por no mencionar la presion que me oprimia el pecho. El metro a esas horas de la manana era un horror. Se formaban grandes tumultos y algunos de los viajeros, sin haber pasado previamente por una ducha calida y necesaria, me conducian con su impaciencia a un estado de mayor irritacion. No me gustaban las aglomeraciones, pero nos habiamos quedado sin coche y el chico del taller dijo que tardaria dos o tres dias en darnos una respuesta al problema. Hacia tiempo que no iba en metro y ahora no podia pensar en otra cosa que no fuera lo mucho que llegaba a odiarlo. Entre en la oficina con el pulso disparado y un ligero temblor en las manos. Todavia podia escuchar mis propias palabras mientras el rostro de Sam me interrogaba atonito desde la cama. Me habia pasado con el. No se merecia mi descaro. Algo se removio en mi interior y supe que tenia que disculparme cuanto antes. Eleve la mirada al techo, puse los ojos en blanco y exhale un suspiro mientras mi conciencia se encargaba de mortificarme. Sentia la imperiosa necesidad de pedirle perdon y hacerle saber que en realidad, no queria decir lo que habia dicho. Era consciente de que trabajaba hasta muy tarde y que nuestros horarios a veces resultaban incompatibles, pero queria que supiera que no creia que fuera un hombre sin pretensiones ni dedicacion, ni mucho menos. Al llegar a mi despacho, deje las cosas en el perchero, encendi el ordenador y saque el telefono movil para enviarle un mensaje. Sin embargo, mi jefe aparecio en ese mismo instante, dispuesto a cortar de raiz mis intenciones. --Llegas tarde. Estan todos en la sala de juntas. Date prisa. Le hice un gesto afirmativo con la cabeza y me vi obligada a dejar de lado mis propositos para coger los portafolios antes de salir tras el como un rayo. Respire con profundidad un par de veces a sus espaldas y me dije a mi misma que en cuanto hicieramos el primer descanso le enviaria el mensaje. El debia de seguir durmiendo y seguramente, despertaria a media manana, daba igual que el mensaje llegara a las ocho menos cuarto que a las diez.

  • La septima hija de Begona Valcarcel

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    Relato costumbrista sobre la infancia de una nina de la posguerra en Espana (1951- 1965). Narra la vida de una nina que nacio a mediados del siglo pasado, en el seno de una familia acomodada en la ciudad de Murcia. En pleno apogeo de la dictadura del Generalisimo y en una epoca en la que no habia television, ni boligrafos, ni bolsas de plastico.
    La obra, narrada en primera persona con un lenguaje sencillo y divertido, refleja las costumbres de la epoca a traves de los ojos de una nina.
    !Pasen y lean!

  • Tierra de mujeres de Maria Sanchez

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    Hija y nieta de veterinarios, la ultima de varias generaciones vinculadas desde hace anos a la tierra y a los animales, Maria Sanchez (Cordoba, 1989) es la primera mujer en su familia en dedicarse a un oficio desempenado tradicionalmente por hombres. Su dia a dia como veterinaria de campo pasa por recorrer Espana en una furgoneta y esquivar las miradas en un entorno predominantemente masculino como es el mundo rural. En este personalisimo ensayo, la escritora se propone servir de altavoz y dar espacio a todas las mujeres silenciadas en los campos espanoles, a todas aquellas que tuvieron que renunciar a una educacion y a una independencia para trabajar la tierra con las manos y cuidar de sus familias.
    A partir de historias familiares, de reflexiones sobre ciencia y literatura fruto de sus lecturas y de algunos de los conflictos que asolan al medio rural en Espana (la despoblacion y el olvido de los pueblos, la explotacion de los recursos naturales, el incumplimiento de politicas ambientales o las condiciones laborales en el campo), Tierra de mujeres viene a llenar un hueco en el debate sobre feminismo y literatura rural. Busca, ademas, ofrecer una vision de la vida en campo realista, alejada de las postales bucolicas dadas desde las grandes ciudades, y subrayar el peligro de perder para siempre un conocimiento hasta ahora transmitido de generacion en generacion.

  • Lazos de Familia de Susan Wiggs

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  • El don de la sensibilidad de Elaine Aron

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    Muchos de los grandes artistas y pensadores de la historia de todos los tiempos fueron personas altamente sensibles (PAS). En la actualidad una de cada cinco personas nace con una elevada sensibilidad. Este es el primer libro que le ayudara a descubrir y comprender este don de la personalidad en usted mismo y que le mostrara como obtener el maximo partido de el. Combinando una solida investigacion con la experiencia clinica acumulada durante muchos anos, la doctora Aron ofrece tests de autoevaluacion, estudios de casos reales, testimonios, consejos practicos y reflexiones sobre el universo de las personas altamente sensibles y su contribucion al desarrollo humano y tecnologico de la humanidad.

  • Donde fuimos invencibles de Maria Oruna

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    El verano esta terminando y la teniente Valentina Redondo esta contando los dias para empezar sus vacaciones. Pero algo insolito sucede en el centro mismo del pueblo costero de Suances: el jardinero del antiguo Palacio del Amo ha aparecido muerto en el cesped de esa enigmatica propiedad.

  • Solo Basto Un Beso de Rosse Bonnani

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    Me habia involucrado en el cuidado de unos ninos que eran victimas de la guerra despiadada de sus padres. Una pareja que, ademas, estaba divorciandose. Ya cada nino sabia adonde queria ir, pero por sus cortas edades no tenian la posibilidad de elegir. Solo acatar las ordenes que les daban. Entendi que la informacion que me habian proporcionado no habia estado completa. Yo supuestamente iba a ser la ninera. Hasta ahi todo iba bien. Pero no me habian dicho toda la verdad. Entendi que el trabajo me habia caido como anillo al dedo. Como no tenia donde quedarme porque mi cuarto estaba en medio de un problema burocratico, contar con ese empleo me ayudaba a pasar las noches en un lugar agradable. El papa de los ninos, un hombre de unos treinta y tantos anos, guapo como ningun tipo que hubiera visto en mi vida, me habia contactado para que empezara a trabajar y me habia contratado posteriormente. La oferta habia sido buena, pues me daria un excelente sueldo y me permitiria continuar mis estudios universitarios, que estaban justo en la mitad del camino. Capitulo 1: Franco Pensar en cogerme a la chica que cuidaba a tus hijos me parecia una locura, pero... carajo. Sus tetas saltaban tanto y sus pantalones estaban tan apretados que queria azotar ese culo sin parar. Trate de mirar para otro lado mientras me arrepentia de haber buscado a esa mujer. Eso fue lo que pense inicialmente. Solo al principio, pues despues de ese pensamiento hemos tenido relaciones unas treinta veces. Ahora, con solo mirarme, siento que me invitara a hacer el amor y me lanzo sobre ella sin pensar en que es la ninera. Nunca habia sentido eso. No experimente esta necesidad ni siquiera cuando estuve casado. Siento que estar con ella me hace mucha falta. Y no solo por lo sexual. Es un hambre que me supera. Quizas el divorcio me afecta o estoy envejeciendo demasiado rapido y me hace falta compania. Me excita tanto que todo mi cuerpo se tensa al verla. No entiendo las razones, pero si entiendo perfectamente que nunca me habia deleitado tanto con la vagina de alguna mujer. Por primera vez desde que comence a tener relaciones, siento que estoy realmente atraido por una chica y que las ganas de cogerla son insaciables. Las fuertes emociones que me produce esta chica cuando estamos juntos me demuestran que esto va mas alla del amor. Si bien ame siempre a mi exesposa, ahora todo es distinto. Con la ninera intuyo que en algun momento enloquecere con su presencia o sere aun mas feliz de lo que soy ahora. ?Que sucede con mi cuerpo que no puedo controlarme? ?Que ocurrio para que llegaramos a este punto? Desde que la conoci, trato de dilucidar lo que me pasa. Hicimos el amor por primera vez y jamas imagine que estaria tan excitado, y ahora... es inevitable. Cuando ella empieza a frotar su cuerpo sobre el mio, toda mi piel reacciona erizandose instantaneamente. Y cuando despierto, mi primer pensamiento es sobre ella. Me emociono tanto que la halo hacia mi para poseerla mientras me olvido del mundo. En ese momento no me importa lo que piensen los demas. Pero nunca habiamos hablado sobre que pasaria con nosotros, aunque sabia que nos pasaba algo y debiamos pensar en ello. Si queriamos tener una relacion, algun compromiso. Solo habiamos hecho el amor salvajemente y nada mas. Y en este momento, no sabia si iniciar esa conversacion con ella. No sabia por que, pero tenia muchas ganas de hacerlo. Entonces me concentre y tome aire. Me acerque a ella y supe que ya estaba despierta. Ya lo estaba desde hacia al menos quince minutos, con su respiracion tranquila, contrastando con mi nerviosismo. Me daba miedo que me respondiera con algun rechazo si me atrevia a tocarle el tema. Tampoco se si se siente completamente bien conmigo. O si yo mismo me siento bien. Pero sabia que tendria que hablarle al respecto. “!Carino, buenos dias!”. La abrace fuertemente y acaricie su cabello. Beso mi pecho y tambien me abrazo. “Buenos dias...”, dijo con su voz suave. Me veia con su picardia juvenil. Esa mirada, si no recuerdo mal, fue lo primero que me cautivo de ella. “Debo prepararme, en solo una hora tengo mi primera clase de la manana”, dijo mientras golpeaba juguetonamente mi abdomen. Cuando conoci a la ninera supe que no habria forma de evitar zambullirme en su cuerpo, aunque no queria involucrarme con ninguna chica despues de estar en guerra permanente con mi exesposa durante los ultimos siete meses. El olor agradable que emanaba, su linda cara, su delicioso trasero. Todo en absoluto. Era como si su cuerpo me llamara y yo respondiera. Apenas pude terminar de hacerle la entrevista porque mi pene por poco rompe mis pantalones con su gran ereccion. Aunque antes de contraer matrimonio si fui un gran conquistador, debo dejar claro algo: no quiero acostarme con todas las chicas que conozco. Al menos no fue asi mientras estuve casado durante siete anos. Ni siquiera pensaba en mirar a otra mujer. En el tiempo que estuve casado fui fiel a mi esposa. Lo consideraba un error muy grave. Ahora soy soltero nuevamente, y quiero volver a vivir esos gloriosos tiempos, con muchos culos a mi alrededor. Vanessa y yo solo teniamos tres anos de diferencia y las chicas con las que me acoste antes de conocerla casi siempre tenian mi edad o eran un poco mayores. Pero con la ninera pasa algo que no me habia sucedido. Es mas joven que yo. Mucho mas joven. Es nueve anos menor. Reconozco que me gustan las mujeres experimentadas. Pero Monica es distinta. Es mas joven que yo, pero siempre descubro algo de ella que me hechiza. Es como si no me importara cuanta experiencia tiene, porque su presencia vale por diez mujeres o mas. Ella es una persona totalmente opuesta a Vanessa, con quien yo debia intentar usar telepatia para descubrir lo que queria. Es una jovencita muy sincera y desenfrenada. Esta muy clara en cuanto a sus deseos y los dice sin tapujos. Son tan diferentes que parecen venidas de dos planetas diferentes. A pesar de eso, no considero que Vanessa fuese una mujer desagradable o alguien indeseable. Ella tenia algunas metas y yo queria otras. Quizas el tiempo y la rutina nos alteraron y dejamos de ser felices. Ya no estabamos bien juntos. Vanessa quiere pasar su vida entre desfiles de modas y clubes de equitacion, pero yo prefiero montar bicicleta, escalar e ir a eventos de tatuajes. Aunque fuimos honestos antes de casarnos, imagino que eso no la detuvo pues queria explorar esa faceta sin ataduras de su vida. Hasta que se canso de lo que vio. Han pasado siete anos, ahora tenemos dos hijos, y nacio dentro de ella un espiritu de libertad. La entiendo. Lo que no entiendo es por que quiere poner a nuestros hijos en hogares diferentes. Vanessa repentinamente quiere sentirse libre, pero pretende meterlos en esa espiral de libertinaje y comenzar de nuevo. Ellos solo han vivido en un hogar. Ha sido un lugar estable, hasta ahora. Que se vaya a la mierda. Mi suegro tiene mucho dinero. Y nunca fui de su agrado. Planearon joderme la vida y quedarse con todo. Pero yo haria todo lo que fuese necesario por mis pequenos. no se detuvieron a pensar en mis planes. Ellos no se merecen sufrir solo por la conducta repentina de su madre ni el dinero de su abuelo. Estaba dispuesto a ensuciarme las manos por mis ninos. Sabia que en la guerra vale todo. Estaba tan decidido a quedarme con ellos y obtener la custodia, aunque eso significara usar estrategias no muy eticas. Y en el interin quise matar a los bastardos que querian impedirme estar con mis pequenos. Pero su madre tenia algo en mente. Queria obtener la custodia completa de los ninos, mientras que ellos querian quedarse conmigo. Era lo mismo que queria yo. Queria hacer todo lo que estuviera en mis manos para que mis hijos fuesen felices. Todo. Y que ellos obtuvieran lo que querian. Entonces saque todos mis ahorros del banco para pagar los honorarios del abogado mas inteligente y experto que pudiera encontrar en la ciudad. Asi, podria hacerle frente a la abogada del costoso bufete Rivas y Asociados que ellos buscaron. Habia llegado la hora de pelear por mis amados hijos. No cederia un apice. Me decidi a luchar con todas mis fuerzas. Por ellos. Despues de la descarnada lucha en las audiencias, el juez emitio su veredicto final. Teniamos que estar con nuestros hijos la mitad del tiempo. Es decir, ella estaria con mis pequenos dos semanas al mes y yo estaria con ellos el mismo periodo. No me gustaba la idea, pero debia respetar las ordenes del juez. Pero mis hijos no eran muy partidarios de la idea. Quizas la terrible relacion de mis hijos con sus abuelos maternos habia sido la razon por la que Vanessa habia solicitado el divorcio. Ahora comparten una casa con ellos, con los que no simpatizan mucho. Mis suegros notaron que sus nietos no querian pasar mucho tiempo con ellos. Hablaron con Vanessa varias veces y la convencieron de dejarme. Al final lo decidio. Puede irse al carajo. Lo unico que lamento es que mis inocentes pequenos sufren cuando les digo que deben prepararse para ir a casa de sus abuelos. Me lastima verlos sufrir de esa manera, pero tengo que acatar la orden judicial. Mi hijo menor, que solo tiene seis anos, llora y afirma que quiere ser mayor de edad para quedarse conmigo todo el tiempo. Siento que mi alma se destroza cada vez que pasamos por eso. Mi hija, la otra duena de mi corazon, no llega al punto de llorar para demostrarme su dolor. Con solo ver su expresion se que le duele partir a casa de sus abuelos. Vanessa siempre quiso vivir atada a sus padres, como si aun fuese una nina consentida, y esa falta de independencia nos llevo irremediablemente al divorcio. No me parece una mala persona ni una mala madre. Nunca lo fue durante siete anos. Pero no quiere soltar a sus papas. Pero ellos no lograran atar a mis hijos como hicieron con ella. Tengo un plan muy bien trazado para combatirlos y defender a mis hijos, para que ofrezcan como personas maduras e independientes. No me importa lo que ellos piensen o si se interponen en mi camino. Cuando intenten hacer el mas minimo movimiento para controlar a mis hijos, van a llevarse varios golpes. Que se preparen, porque voy a darles pelea. Se me hizo inevitable contratar los servicios de una ninera. Me costo vivir en medio de este vendaval de cosas. Tenia que dirigir mi empresa, estar libre durante las tardes para buscar a los ninos al salir de la guarderia y luego del preescolar. Decidi contactar a Monica. La encontre hace unas seis semanas. Diez dias despues de conocerla la cogi. Y no supe como pude soportar tanto tiempo sin hacerle el amor. Afortunadamente para mi en ese momento, y despues, ella tambien sentia ganas de estar conmigo, lo que me facilito el trabajo. Aunque no fue planeado por ninguno, a ambos nos encanto hacerlo: me percate de que Monica tambien posaba sus ojos sobre mi cuerpo, especialmente sobre mis nalgas. Era lo mismo que yo hacia. Cada vez que los ninos se quedan con sus abuelos, su cuerpo se desenfrena. Ya no podemos pasar una noche juntos sin hacer el amor como animales. Asi habia sido la noche anterior. Habian pasado varios dias desde la ultima vez que habiamos estado juntos y mi pene reclamaba que vagina lo apretara. Solo con varios orgasmos logramos calmar nuestros cuerpos necesitados. Por primera vez en toda mi vida le hago el amor a alguien con tanto frenesi y por tanto tiempo. Y aunque se lo haga varias veces, siempre quiero volver a probar su cuerpo una y otra vez. La penetro salvajemente, y luego vuelvo a querer estar sobre ella. Siento un deseo inagotable de estar con ella, a toda hora, en todo lugar. Y ella siempre goza igual que yo, aunque la penetre con fuerza. Disfruta cada orgasmo como si fuese el primero. Aunque vaya lo mas profundo de su ser, le encanta que se lo haga. Hemos hecho el amor en cuatro ocasiones durante la noche, o mas, y ella siempre esta dispuesta. Esta manana me toco maliciosamente mi abdomen. Entendi que queria que la cogiera antes de salir a sus clases. Incluso estoy dispuesto a llevarla en mi auto y hacerle el amor en el camino a su universidad. La he complacido mas que a todas las mujeres con las que he estado. Yo nunca me negaria a darle duro. “!Hazlo!”, me dijo. Entonces complaci su peticion. Gire mi cuerpo con rapidez y la penetre. Su vagina me recibio con mucha excitacion. Estaba empapada aun, con los rastros de mi semen derramado cuatro horas antes, cuando tuvimos nuestro ultimo encuentro sexual. Si, su vagina seguia apretada y humeda. Sabia que la habia cogido muy bien. La ninera me rodeo con sus piernas. Las dejo sobre mis nalgas para recibir mi ereccion con comodidad. Sabe como hacer el amor y disfrutar cada segundo, a pesar de su corta edad y el hecho de que yo he sido su unica pareja real, pues tuvo un novio antes de conocerme, pero solo hicieron el amor algunas veces. Nada parecido a esto. Mi pene se irguio monstruosamente para deslizarse dentro de ella. Asi era cada vez que la cogia. Cuando la tuve por primera vez, temi que muriera sofocada por el tamano de mi pene. Pense que sus gritos se interrumpirian por el eco de la ambulancia que vendria a buscarla. Esos alaridos solo salieron de su garganta una vez. Ahora solo gime de infinito placer y sabe como tomar mi pene. Y siempre quiere mas y mas. Ya no quiere separarse de mi. No obstante, siempre evitamos hacerlo cuando estan mis pequenos. Respetamos inmensamente sus presencias. Sin embargo, ellos solo regresaran en dos semanas. Asi que hay tiempo para hacer el amor muchas veces. Se que es una mujer adulta, que sabe lo que hace y estamos al tanto de lo que sentimos, aunque cuando empezaron nuestras sesiones sexuales, me senti un poco reprimido al saber que ella era la ninera y que yo le brindaba la oportunidad de dormir en un lugar seguro mientras arreglaba los problemas con su anterior departamento. Ya no siento nada de eso. Cuando hicimos el amor por primera vez, renuncie a esos pensamientos. Yo sabia lo que queria. Y lo mas importante, ella tambien lo sabia. Y como me habia dejado claro, no tenia ningun temor de expresarmelo. Capitulo 2: Franco Haciamos el amor a cada rato, y nos encantaba, pero despues de pasar estas semanas juntos, empece a tener esa desagradable sospecha de que las cosas entre la ninera y yo no estaban del todo bien. Seguramente ella querria tener algo solido y duradero, como querria cualquier mujer. O incluso un hombre. Un hombre como yo. Y si bien seguimos haciendolo y nadie sabe que estamos juntos, como novios o esposos, el tiempo pasa y las cosas entre nosotros nos hacen sentir mas unidos, como si realmente fuesemos una pareja. Casi todo el tiempo que estoy con ella lo invierto en cogerla. En todas las posiciones posibles. Y aunque trato de buscar unos momentos para hacer otras cosas interesantes, unos minutos despues me descubro de nuevo dentro de ella mientras jadea y me pide darle mas y mas de mi semen. Sale de la casa a sus clases universitarias, sus sesiones de estudios adicionales y todo lo demas que tiene que hacer en su universidad, y yo me quedo como un pendejo pensando que hacer mientras la espero o con quien estara. Hasta que regresa. Me siento terriblemente celoso en su ausencia. He intentado mantener todo oculto, aunque ya hay algunos chismosos interesados en vernos y buscar algun indicio de lo nuestro. Tambien mis vecinos andan en lo mismo. No quiero que mis hijos se enteren todavia, y menos cuando apenas cabo de separarme de su madre. Lo reconozco. Todo esto es nuevo para mi. No me gusta verme involucrado en rumores disparatados. Tampoco quiero meterla a ella en esos desastrosos comentarios. Aunque recientemente mis esfuerzos por esconder lo nuestro ya no son tan grandes. No se como proceder. De hecho, creo que Vanessa comienza a creer que algo pasa. Pero su vida ya no me importa, asi que no se por que quiere saber sobre mi. Al fin y al cabo, no me interesa si tira con alguien o no. Solo me importa que la ninera no este con otro hombre ni lastime a mis hijos. Y creo que empiezan a importarme otras cosas tambien. Vanessa no queria seguir conmigo, pero le molestaba la idea de que yo fuese feliz con otra persona, fuese quien fuese. Que mierda. Se atrevio a preguntarme por ella cuando fui a su nueva casa, la casa de mis suegros, a dejar a los ninos alli. Me limite a ver sus caderas en vez de mirar sus ojos y sali sin decir nada. Ya se que sospecha de Monica. Lo se porque he notado su expresion de molestia cuando la ve al llegar a casa para dejar a mis hijos. Lo que me interesa es que mis hijos esten bien. Desde que me separe de ella, se que responder y en que momentos. No pierdo tiempo ni malgasto mi esfuerzo en decirle a ella que debo hacer o con quien paso mi tiempo. Vi a Monica y me concentre en ella. Su cara de placer cuando hacemos el amor es espectacular. Sus gemidos placenteros, sus ojos cerrados y su boca abierta hacen que mis ganas de cogerla se incrementen mas y mas, demostrarle cuanto la deseo. “Carajo, Franco, ?tan pronto vas a venirte?”. Su vagina se tenso con intensidad sobre mi ereccion. “!Mierda!”. Balanceo sus caderas sobre mi ereccion y lanzo otros gemidos de excitacion. A Vanessa le gustaba mucho hacer el amor, pero siempre se mostraba timida al momento de hacerlo. Adoro estar con esta ninera. Lo amo. Hace cosas tan atrevidas que me excitan muchisimo. Es como una chica llegada desde el infierno de la lujuria. Para Vanessa, todo debia ser a escondidas. Siempre evitaba gemir o decir alguna frase sucia cuando estabamos juntos. Como si se avergonzara de hacer algo tan placentero. Eso nunca sucede con mi ninera favorita. Se movia tan rico y gritaba tanto que ya yo habia olvidado su inexperiencia. Ademas, le gusta hacerlo a cada rato. Vanessa, en cambio. Cuando yo no podia evitar decir algo o gritar, ella se molestaba. Se excita cuando la toco en ciertos lugares de su cuerpo. En realidad, en muchos. He descubierto todas esas zonas. Si la toco en otra, se desnuda para mi. Si la toco en alguna parte, logro bajar su cara para que me haga sexo oral. Y asi sucesivamente. Llegamos a un acuerdo sobre nuestro presente: no podemos tener otras parejas mientras estemos juntos. No se nada de su pasado ni de su exnovio. Cada vez que quiero, hacemos el amor. Y punto. Aunque me ha costado entender que, siendo tan joven y estando tan buena, haya honrado ese compromiso. De todas formas, su fidelidad me alegra. Es un acuerdo beneficioso para ambos. Tuve tantas obligaciones durante tanto tiempo mientras estuve casado que estar con Monica es como recibir una bocanada de aire fresco. Me siento feliz de hacer el amor con una chica. Una chica que esta bien rica y no quiere compromisos, al menos hasta ahora. Sin embargo, ya no siento lo mismo. Parece que las cosas estan cambiando. Quiero tenerla solo para mi. Tengo tanto deseo de ser su unico dueno, el propietario exclusivo de su vida y sus nalgas, que ya no se quien soy ni cuando me converti en esto. Monica gimio y luego bajo su cuerpo levemente. Queria sacar todo lo que habia guardado en mis bolas para ella. Sus gemidos eran una sinfonia para mis oidos. Se movio como una yegua salvaje, empujando su vagina por toda mi ereccion. Afortunadamente, mis hijos no estan. Me veria obligado a poner una almohada en su boca para callar sus gemidos o tapar sus labios con mi mano. Pero como ellos estan con sus abuelos, ella pude darle rienda suelta a sus gritos y su imaginacion. Comi su deliciosa vagina en la manana, antes de que saliera a su universidad y yo me fuese a mi negocio. Despues de que regreso y ceno, volvi a disfrutar su vagina como si fuese el postre. Esa necesidad quizas era la razon de mi preocupacion. Cuando estaba a punto de acabar dentro de su cavidad mis pelotas apretaban fuerte, muy fuerte. El resto de mi cuerpo estaba rigido. Y mi mente estaba preocupada. La ninera esta controlandose. Toma la pildora anticonceptiva. Eso me hace sentir satisfecho. No quiero tener mas hijos. Al menos no por ahora. Soy enemigo declarado de los condones. Los use cuando era mas joven y me juntaba con desconocidas para hacer el amor.

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  • Deseo de Veronica A. Fleitas Solich

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  • Enredos y secretos de Yvonne Lindsay

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    Las instrucciones de la agencia de contactos fueron: solo tienes que presentarte a la boda. Yo te proporcionare el novio.