• los jardines del presidente libro - Muhsin Al-Ramli

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    En las cajas se encuentra la cabeza de Ibrahim, un hombre al que todo el mundo apreciaba por su bondad y discrecion, y por su particular filosofia de saber afrontar las tragedias aceptando su destino. Habia nacido y se habia criado en un remoto pueblo del norte de Irak, junto a sus eternos amigos de la infancia: Tarek, de vida acomodada y al que siempre la vida sonrio; y Abdula, huerfano y depresivo, a quien llaman Kafka por su manera de pensar y por haber devorado las obras de aquel autor. Los <>, como eran conocidos, habian vivido juntos alegrias, esperanzas, amores…, tambien guerras y las arbitrariedades del poder.

  • Los jardines del presidente - Alianza Editorial

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    Basada en hechos reales, "Los jardines del presidente" es una novela de extraordinaria calidad literaria, humana y política que narra la historia del Irak ...

  • LOS JARDINES DEL PRESIDENTE | MUHSIN AL-RAMLI

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  • LOS JARDINES DEL PRESIDENTE (Libro en papel)

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  • Los jardines del presidente - Casa Árabe

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  • los jardines del presidente - Librería Publics.

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  • LOS JARDINES DEL PRESIDENTE - AL-RAMLI MUHSIN

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  • LOS JARDINES DEL PRESIDENTE - MUHSIN AL-RAMLI

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  • La Wanda de Masoch (Mujeres fuertes 1) de Maria Elena Sarmiento

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    En esta ceremonia todo es falso y, sin embargo, Wanda esta feliz. Por un momento piensa en su nombre. Unos meses atras, ni siquiera sabia quien era Wanda y ahora hasta se habla a si misma de esa forma. La original es el personaje de una novela del hombre del que esta enamorada, en el que ha depositado sus expectativas y que la tiene fascinada. Si el quiere llamarla asi, ?que tiene de malo? Ella nacio siendo Angelika Aurora Rumelin, ?quien ha escuchado ese apellido? La pobreza y la lacra de una familia insignificante la han acompanado siempre. Es cierto que lo que esta llevando a cabo es un matrimonio ficticio, pero sabe que Leopold von Sacher Masoch es un caballero de principios y cree que el es sincero en su sentimiento, tan sincero como puede ser un individuo que se enamora una y otra vez. Sabe que no puede confiar en la palabra de nadie, pero al menos cree haber encontrado a un hombre ilustre que parece honesto. Habla de sus propias debilidades, de sus creencias, tiene la sensibilidad de mostrarse vulnerable. Dice que la ama, que no puede vivir sin ella y la describe como si la conociera de toda la vida. Su inteligencia la tiene deslumbrada, aunque no sabe cuanto tiempo puede durar interesado en ella. Lo que si es seguro es que por una temporada tendra el sustento asegurado. !Le pregunto si ella consideraba que les alcanzaria con los 6000 florines que calculaba ganar al siguiente ano para vivir! Toda su familia habia subsistido hasta ese dia con la decima parte o menos. Lo que fuera, era mejor que como habia vivido hasta entonces. Tal vez, si cumple con todo lo que se espera de la mujer de un intelectual tan importante, pueda conservar su amor. El no solamente es rico, sino que estudio Derecho, Historia y Matematicas, tiene un doctorado en Leyes y es un escritor famoso. Wanda, por su parte, no ha sido tan honesta. El ha interpretado que ella viene de una familia pudiente y no ha querido desmentirlo. Es mas, para mantenerlo interesado, le ha hecho pensar que es una mujer casada en proceso de divorcio. No es facil explicarle de otra forma el porque ya no es virgen. No esta segura de cual seria su reaccion si se enterara de que ya ha tenido relaciones sexuales y eso que nunca ha estado casada. La mayoria la juzgaria, aunque por las cartas que se han intercambiado, cree que tal vez el no vea las cosas tan drasticas. Aunque quien sabe, por escrito uno puede decir cualquier cosa y no es necesario que sea verdad. De cualquier forma, no es facil hablarle de lo que ella, una mujer de 27 anos, ha tenido que hacer para sobrevivir. Quiza mas adelante, cuando ambos esten mas seguros de su relacion, podra confiarle todo. De momento, le ha dicho que sabe que el no esta hecho para el matrimonio porque se ha comprometido a casarse muchas veces y se ha zafado al final en cada ocasion. Por eso, acepta vivir con el solo con un juramento personal y privado entre los dos, sin importarle como los juzguen los demas. En esta ceremonia estan llevando a cabo una farsa, pero aceptada por ambos. Wanda piensa que esto ya es al menos un compromiso importante, aunque no legal. Han llegado en un carruaje rentado. Se detienen a las orillas del rio Mura, a la entrada de un jardin en las faldas de la colina Schlossber. Durante el trayecto, han venido admirando las cascadas que se forman al caer el agua de las montanas. Buscan un lugar en donde el rio ha perdido el impetu y les ofrece la calma que necesitan para estar seguros de lo que se van a prometer. El lleva puesto un traje y corbata blancos. Le abre la puerta y la ayuda a bajar al tiempo que, con una reverencia, le regala un abrigo largo hasta los talones fabricado con nueve piezas de piel de oveja curtida y el cuello y los punos de conejo. Wanda se asombra ante el obsequio tan esplendido. Se lo pone de inmediato sobre el unico vestido formal que tiene, el que parece de seda negra. Leopold la mira extasiado y le pregunta al cochero: --?Ha visto dama mas bella sobre la Tierra? ?Verdad que parece una diosa? El hombre no escucho bien y cuando Leopold Sacher Masoch le repite las preguntas, responde en voz baja: --Si. Muy hermosa --Se retira sin saber si esa era la contestacion adecuada. Leopold sonrie y conduce a Wanda de la mano hasta la orilla del Mura. Ahi se quedan un momento en silencio. No saben muy bien lo que tienen que hacer. Se han prometido que no tendran sexo sin antes haber llevado a cabo este ritual en el que se entregaran sus almas. Con la mirada se demuestran su amor y su deseo. Ella espera que el, un hombre de 36 anos, le ensene a encontrar el placer, como se lo ha jurado. El espera que ella se le entregue en cuerpo y alma. Las promesas son reales, aunque por el momento son lo unico que los liga uno al otro. --Para mi, esta union es mas sagrada que si el Papa en persona la hubiera bendecido, mi amada Wanda. El que tu, una mujer tan hermosa, tan grande en todos sentidos, este dispuesta a entregarseme a mi, el mas bajo de los hombres y sin una bendicion apostolica ni un papel, es el mas alto honor que he recibido --a Leopold le tiembla la voz cuando le pone el anillo a su mujer. --Esta fecha quedara grabada en mi corazon para siempre: 15 de noviembre de 1872, dia de tu santo, querido. Para mi, con nuestras voluntades basta. Esta es una boda verdadera --Wanda coloca el anillo en el dedo del hombre al que ama. --Prometo respetar tu libertad, estar atento a tus apetencias, a tus deseos y ayudarte a cumplirlos en la medida de mis posibilidades. Prometo ayudarte a ser fiel a tu verdadera naturaleza y satisfacerte todos los dias de mi vida. --Prometo intentar ser la mujer que tu esperas y ... --No, no, no --la interrumpe el--. Se trata justo de lo contrario. Tu debes ser la mujer que eres, asi sin intentar imitar ni complacer a nadie mas y yo debo poner mi mayor esfuerzo en darte gusto siempre y en todo lugar. --Gracias --se sonroja ella--. Bueno, prometo ser feliz a tu lado y ayudarte a que tu tambien alcances la felicidad. ?Asi esta mejor? El asiente. Muy emocionado, deja que las lagrimas recorran sus mejillas. Ella se suelta para tomar el panuelo que trae escondido entre las faldas. El se lo impide. Sin soltarla, le besa las manos y anade: --Te juro que algun dia lo haremos legal, amada mia. Ahora estoy seguro de que si me quiero casar contigo porque tu estas dispuesta a ser mi mujer sin que la sociedad lo haya aprobado. Esperaremos a que tu divorcio se concrete, para hacer la formalidad de otra ceremonia, pero se en mi corazon, que nuestra boda real es esta. El la dirige hasta una banca de piedra, la ayuda a sentarse y, quitandole el zapato izquierdo, con mucha suavidad le roza con sus labios los dedos del pie. Al principio Wanda va a pedirle que se levante porque se siente apenada de tenerlo arrodillado enfrente, le impresiona la humildad con la que se postra, como si le dijera que el no es nada comparado con ella, pero la caricia la ha tomado por sorpresa y una agitacion la recorre desde la punta del pie hasta el pecho. Es un calorcillo agradable que le dificulta respirar. -- Mirame, postrado ante ti, pisoteame y sere feliz con tal de que me toque tu pie. Ella sonrie. Traviesa, le despeina el cabello. Leopold, al ver que el color se le ha subido a su mujer a las mejillas, va acariciando la pantorrilla izquierda, subiendo con lentitud hasta llegar adonde el liguero sostiene la media. Con manos expertas suelta primero el broche delantero y luego el de atras y va deslizando la media hacia abajo hasta que deja esa pierna desnuda. Wanda cierra los ojos y deja escapar un jadeo largo al tiempo que echa la cabeza un poco hacia atras, como si pudiera ver al cielo con los ojos cerrados, como si de esta manera, el olor de la hierba mojada penetrara mejor en sus orificios nasales y la ayudara a situarse donde esta, porque siente que esta perdiendo piso. Los labios de Leopold van rozando la piel que quedo descubierta, subiendo poco a poco hasta llegar al muslo

  • La reina en el palacio de las corrientes de aire de Stieg Larsson

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    Los lectores que llegaron con el corazon en un puno al final de La chica que sonaba con una cerilla y un bidon de gasolina quizas prefieran no seguir leyendo estas lineas y descubrir por si mismos como sigue la serie y, sobre todo, que le sucede a Lisbeth Salander.
    Como ya imaginabamos, Lisbeth no esta muerta, aunque no hay muchas razones para cantar victoria: con una bala en el cerebro, necesita un milagro, o el mas habilidoso cirujano, para salvar la vida. Le esperan semanas de confinamiento en el mismo centro donde un paciente muy peligroso sigue acechandola: Alexander Zalachenko, Zala. Desde la cama del hospital, y pese a su gravisimo estado, Lisbeth hace esfuerzos sobrehumanos para mantenerse alerta, porque sabe que sus impresionantes habilidades informaticas van a ser, una vez mas, su mejor defensa.
    Entre tanto, con una Erika Berger totalmente inmersa en las luchas de poder y las estrategias comerciales del poderoso periodico Svenska Morgon-Posten, en horas bajas tras el descenso de las ventas y de los anunciantes, Mikael se siente muy solo. Quizas Lisbeth le haya apartado de su vida, pero a medida que sus investigaciones avanzan y las oscuras razones que estan tras el complot contra Salander van tomando forma, Mikael sabe que no puede dejar en manos de la Justicia y del Estado la vida y la libertad de Lisbeth. Pesan sobre ella durisimas acusaciones que hacen que la policia mantenga la orden de aislamiento, asi que Kalle Blomkvist tendra que ingeniarselas para llegar hasta ella, ayudarla, incluso a su pesar, y hacerle saber que sigue alli, a su lado, para siempre.

  • La sexta planta de Diego Garcia Andreu

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    Jaime Murillo, escritor de novelas de terror con un exito mediocre, vive en la sexta planta de un edificio en un barrio alejado de Madrid con Noelia Pineda, su mujer, y Javier Murillo, su hijo de nueve anos.
    Ante la crisis financiera que arrastra la familia, Jaime se propone escribir la novela que lo catapulte hacia el exito, sin embargo, ningun hilo argumental lo satisface. Despues de mucho meditarlo, al fin se decide: ?sobre quien iba a escribir, si no?
    El proyecto parece avanzar a buen ritmo, hasta que un dia recibe una carta sin franqueo revelando una terrible premonicion. Si, quiza escribir sobre ello no habia sido una buena idea, pero ahora ya no hay vuelta atras y el terror, la intriga y el desconcierto estan servidos.
    Esta novela podria considerase una segunda parte de El proceso del mal, no obstante y aunque guarda un ligero hilo conector, la obra es independiente.

  • OLIVER de Maite-ev

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    Una tragedia.
    Una muerte.
    Un bebe.
    Una decision.
    ?Un nuevo trabajo?
    ?Que pasara cuando la familia de Abby muera en un accidente de auto?
    ?Cuando le digan que se tiene que hacer cargo de su sobrino de tres anos?
    ?Cuando tenga que buscar un nuevo trabajo en una de las mas grandes constructoras de Nueva York?
    ?Que se va a encontrar Abby en su nuevo trabajo?
    ?Odio, amistad, felicidad, tristeza, amor?
    --Senorita, ?para que me busca? --pregunto el.
    --Lo lamento, senor Williams, me llamo Abigail Blair y vengo por el trabajo de secretaria.
    Estas fueron las palabras que hicieron que mi vida cambiara para siempre, ?un bebe, un trabajo, un nuevo amor? ?!UN NUEVO JEFE?!

  • El secreto de la Bestia de Johana Connor

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    Luego de dieciseis anos Rebeca regresa a La Costa, una tierra magica y envolvente de la que huyo despues de que la tragedia marcara su vida. Su intencion con esa visita era cortar los lazos que aun la unian a esa region, pero cuando la tierra llama, los corazones responden enseguida, y se dejan atrapar por el sabor, la musica y la alegria de un poblado lleno de misteriosos atractivos; mas aun, cuando el amor toca a su puerta, avivandole la pasion.
    Al ritmo de los tambores ella se deja hipnotizar por esa tierra ancestral y poderosa, que le calienta la sangre en las venas y la seduce a traves de unos ojos negros y salvajes; pero mientras mas se sumerge entre los selvaticos parajes de La Costa, descubre secretos que la perturban y hacen renacer antiguos miedos que creyo superados. Ya le es imposible huir de nuevo, solo le queda enfrentarse a su peor pesadilla y revelar lo que se oculta bajo la piel del hombre que se apodero de su alma y ruge furioso, amenazando con destruir todo a su paso.

  • La conjura de Cain de Carter Damon

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    Una ola de brutales asesinatos conmociona al pais. El modus operandi apunta a un asesino en serie que esta acabando con las vidas de distinguidos personajes relacionados con Lycoon Industries, una puntera empresa tecnologica financiada con capital riesgo dedicada al desarrollo de inteligencia artificial. El FBI acudira a un antiguo promotor del proyecto para que les ayude a resolver el caso, Edward Cooper. Pero su interes por el ingeniero tambien obedecera a otra causa; es el principal sospechoso.

  • Una lista de deseos para Santa Claus de Mariah C

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    La Navidad es sin duda la epoca mas feliz del ano, un periodo de alegria, ilusion y esperanza. Aunque no para Yarek que cree que el gordinflon de las barbas blancas y las ropas ribeteadas de armino que todos los anos lo visitaba para Navidad ha dejado de existir.
    Un denso manto blanco cubre Chicago. La noche de Navidad esta cercana.
    ?Crees en la magia y en como lo imposible se hace realidad?
    Escribe una lista de deseos, pide con el corazon, cierra los ojos, y dejate llevar.

  • Sombras perdidas de Margarita Soto Soto

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    Sone con sus ojos y pude ver en ellos como el mundo se paraba y un silencio mortal nos envolvia. Todo se habia vuelto gris, los dias no tenian sol y la luna no acompanaba a las noches, el cielo estaba cubierto por una capa de ceniza que nos oprimia y que cada vez estaba mas cerca de nosotros. Sin tener nocion del tiempo que transcurria porque careciamos de ninguna referencia, caminabamos sin rumbo fijo y no nos conociamos entre nosotros. Cada hombre, mujer, nino, nina deambulaban solos sin destino alguno. Los padres y madres iban al lado de sus hijos sin reconocerlos y los que ni tan solo tenian edad para caminar permanecian sentados o estirados alli donde los habian dejado. Todos nosotros habiamos sucumbido y ya no podiamos considerarnos personas, no eramos mas que seres de carne y hueso que habiamos perdido la conciencia y los sentimientos que hasta entonces formaban nuestra esencia. No teniamos ningun lugar a donde ir ni al que regresar. Nos habiamos convertido en despojos, en sombras de las personas que habiamos sido. El color habia desparecido incluso de nuestros rostros que ahora tambien eran grises y el peso de nuestras espaldas hacia que caminaramos curvados. Llevabamos una carga desconocida y con ella ibamos a ningun lugar y no habia nadie que nos esperara. Ese sera nuestro final, el final de todos nosotros sera convertirnos en sombras. Existiremos, pero no viviremos, tampoco estaremos muertos, caminaremos sin fin hacia la nada donde el vacio de la eternidad nos espera. 1 El telefono no para de sonar y Alejandra se niega a contestar, no quiere saber nada de los periodistas, la unica persona con la que ha hablado en los ultimos dias ha sido con el editor de su hijo para recriminarle que filtrara la noticia. Le habia dejado bien claro que no era la persona indicada para comunicar que estaba ingresado y que el asunto no iba a quedar asi, se encargaria de hablar lo antes posible con un abogado para que tomara las medidas oportunas. En las redes sociales no se habla de otra cosa y a ella le subleva, sobre todo cuando piensa en lo discreto que ha sido Eduardo desde la publicacion de su primer libro. Siempre ha intentado mantener su vida privada al margen de todo y ahora nadie lo respeta, todo son especulaciones y se ha convertido en carnaza fresca para tiburones. ?Donde esta el respeto a su privacidad?, piensa. ?Que diferencia hay entre hacer bien tu trabajo y vivir de el a los personajillos que venden sus miserias por cinco minutos de gloria? No recuerda la ultima vez que habia estado tan indignada, y lo que es peor, la sensacion de indefension, de no poder hacer nada para detener los comentarios. Sin darse cuenta esta delante de la casa, debe concentrarse, con el coche va para aqui y para alla y al final tendra un accidente. Decide dejarlo aparcado fuera, prefiere no maniobrar para entrarlo en el garaje. Introduce la llave en la cerradura mientras mentalmente repasa el codigo de la alarma y una vez mas la tristeza y la angustia la invaden. Abre la puerta y entra, sus pasos resuenan en el silencio que habita la casa, la luz se filtra por los grandes ventanales de las paredes y el techo. Nunca le ha gustado el diseno del interior, demasiado moderno para su gusto, pero siempre se ha guardado su opinion. Mira las escaleras que dan al piso de arriba, el dormitorio esta alli, pero ahora no le interesa, la ropa puede esperar. Su idea es encontrar algo en el despacho, algun escrito. Abre la puerta y el reflejo del sol cae sobre la mesa de trabajo perfectamente ordenada, da un vistazo general a toda la estancia y confirma que a simple vista esta bien. Los libros colocados segun un orden que solo el entiende, sobre la mesa auxiliar reposan las revistas de viajes y de cine y en la silla de mimbre hay colgada una chaqueta, se acerca y la coge. Se abraza a ella y rompe a llorar al sentir el olor que todavia conserva. Sin soltarla se dirige al escritorio, todo esta colocado milimetricamente. Abre uno de los cajones y ve el cuaderno negro en el que escribia las ideas que luego plasmaba en el ordenador, lo abre. En las primeras paginas no encuentra nada nuevo, las pasa rapido, en las ultimas hay anotaciones de ideas, pero nada que parezca relevante. Sigue buscando y bajo un monton de folios en blanco encuentra una fina libreta de color rojo llena de dibujos. En la primera pagina ve el rostro de una mujer, esta hecho a lapiz, con sombras. Le sorprende que su hijo haya sido capaz de hacer algo asi y sin dudarlo un momento pasa a la siguiente hoja. Le cuesta descifrar lo que pone, su letra ha ido empeorando con el tiempo, la perfecta caligrafia de aquel nino pequeno que escribia cuentos fantasticos se ha transformado en garabatos indescifrables. Decide encender el ordenador, nunca se habria atrevido a adentrarse en la intimidad de su hijo, pero ahora tiene que hacerlo. No tiene problema con la contrasena, la sabe de siempre porque entre ellos no hay secretos. En el escritorio hay una carpeta justo en el centro que pone KAVLA, clica sobre el archivo. PRIMER ENCUENTRO Cuando Daniel vio a Eduardo entrar en el bar tenia un aspecto deplorable, nada que ver con aquel hombre elegante y de modales impecables que ultimamente se dejaba ver mas que los meses anteriores. Entro cabizbajo, con aspecto triste, y tras sentarse permanecio un rato apoyado en la barra dejando pasar unos minutos hasta pedir su consumicion. La luz del techo hacia que su cara pareciera aun mas blanca de lo que era y el pelo despeinado le daba un aire fantasmagorico, el traje arrugado sugeria que algo extrano le habia ocurrido, pero no pregunto nada, habia aprendido a ser discreto detras de la barra. Estaba acostumbrado a verlo todas las noches con aquellos trajes caros y elegantes que tanta envidia le daban, pero desde hacia un par de semanas la elegancia y el porte natural que tenia se habia ido perdiendo hasta llegar al estado de dejadez en el que se encontraba hoy. Cogio de lo alto de una estanteria la botella de whisky que siempre le pedia, la abrio lentamente mientras lo seguia observando y dejo caer la cara bebida en un vaso con hielo. Al servirle, Eduardo lo agarro fuertemente de la muneca. -- ?Crees en las brujas? -- pregunto. -- No. -- Ingenuo. -- Debo volver al trabajo-- le dijo separandose. Penso que estaba borracho, alguna cosa en sus ojos le produjo una gran desazon, intento evitar la conversacion, pero el insistio. Al apartarle la mano se fijo en el puno de la camisa, el blanco se habia vuelto grisaceo y el borde estaba desgastado. -- Huye de ellas, aun estas a tiempo. -- Sera mejor que vuelva a casa y descanse. Apoyo la cara en la barra y puso las manos sobre la cabeza, se le notaba angustiado y nervioso. Empezo a tocarse el pelo, despeinandose aun mas y haciendo que no quedara rastro del fijador que normalmente llevaba. --No estoy borracho ?sabes? Estoy enfermo. -- Vaya, lo siento-- dijo con un tono al que Eduardo reacciono de mala manera. --!No lo sientas! --grito. ?Me tomas a cachondeo? ?Crees que estoy loco? !Pues si estoy loco, me ha vuelto loco, esa hija de puta me ha matado! Rompio a llorar y Daniel salio de la barra, se acerco para consolarlo, pero lo aparto bruscamente haciendo que se tambaleara y que casi cayera al suelo. -- Esa hija de puta me ha matado. Estoy muerto-- sollozo. -- Mire yo no se que hacer ni que decirle. No tiene familia o a algun amigo a quien llamar. Venga, por favor deje de beber y digame a quien puedo avisar para que venga a buscarlo. -- A nadie, ?conoces a alguien que quiera venir a buscar a un muerto? -- !Deje de decir tonterias! Usted esta vivo, ahora mismo esta hablando conmigo. Si estuviera muerto no lo haria, los muertos no hablan. Rompio a reir y lo que salio de su boca no fue el sonido de una risa normal, era un ruido que helaba la sangre. Daniel se aparto, no queria recibir otro empujon, el estado de animo de aquel hombre no era bueno y su fuerza exagerada, parecia que de un momento a otro pudiera perder el control. -- Algun dia vendra a por ti y entonces te acordaras de esta conversacion. ?Recuerdas una mujer con la que alguna vez habia venido? Pelo rubio, ondulado, muy guapa. -- Si, pensaba que era su mujer. -- Mi mujer... Ella estaba en casa esperandome, enganada como una boba. Volvio a llorar desconsoladamente mientras le explicaba lo feliz que habia sido con ella. Se levanto del taburete y cogio a Daniel del hombro llevandolo hacia una de las mesas para sentarse alli. El sin ningunas ganas y con una sensacion desagradable que no podia quitarse de encima espero a que llegara la hora de cerrar mientras escuchaba su historia. -- Es la mejor persona que he conocido nunca, mi companera, mi vida, todo. Y la he perdido. Siempre habiamos estado juntos, desde que nos conocimos de pequenos, apoyandonos en los malos momentos y disfrutando de los buenos. Eduardo siguio con su historia, una historia larga que iba desde su infancia hasta la actualidad, con lo que el denominaba un final tragico digno de una novela de terror. -- Tranquilicese, ahora lo ve todo negro, pero las cosas por la manana se ven mejor. -- Tengo dos hijas preciosas, las adoro y ahora no puedo acercarme a ellas, no se si pueden verme, todo se esta alterando, igual que el sabor de este whisky que apenas puedo notar. -- Escucheme por fav... -- ?Como te llamas? -- le interrumpio una vez mas. -- Daniel. -- ?Y cuantos anos tienes, Daniel? -- Veintitres -- ?Veintitres ? -- Si, veintitres-- repitio. -- ?Sabes lo que daria por volver a tener tu edad? No, no lo sabes. Con veinte anos no te lo planteas, pero cuando llegas a los cuarenta las cosas cambian. -- Es hora de cerrar, ?seguro que no hay nadie que pueda venir a recogerlo? -- lo interrumpio. Estaba cansado, tenia ganas de regresar a casa y no sabia como cortar aquella conversacion que ya se alargaba demasiado. Por un lado sentia lastima y pensaba que toda aquella historia era una invencion producida por el abuso del alcohol y otras sustancias, pero su aspecto y su desesperacion le hacian sentir un poco de miedo. -- No, no hay nadie. -- Puedo pedirle un taxi. -- ?Y para que quiero un taxi? le pregunto extranado. -- Para ir a su casa-- contesto nervioso al ver de nuevo esa cosa extrana en sus ojos. -- No has entendido nada ?verdad? Estoy muerto chaval y los muertos no tienen casa ni necesitan taxi. Daniel salto de la silla como si lo hubieran pinchado con algo, no soportaba mas aquella conversacion y ademas tenia la sensacion de que el aspecto de Eduardo iba variando por segundos, el color de su piel, su extrana mirada, el pelo de sus manos parecia rigido. -- !Mire, ya esta bien! !No me gustan los cuentos ni de brujas ni de muertos! Lo he escuchado, pero mas no puedo hacer, yo si tengo una casa y una vida. Haga lo que quiera, ya se apanara con el encargado. Con la mierda que me pagan no voy a seguir aguantandolo-- grito. Daniel estaba nervioso y cansado, tenia ganas de llegar a casa y nunca le habian gustado las historias para no dormir. -- ?Te pagan una mierda? Dentro de poco no te hara falta el dinero-- murmuro riendose. -- Mire usted, se llame como se llame... -- Eduardo, me llamo o me llamaba Eduardo-- esa fue la primera vez que oyo su nombre. -- Pues bien, Eduardo, yo me voy. Daniel se dirigio a los vestuarios donde se encontro con el encargado que estaba cambiandose el esmoquin por ropa mas comoda para recoger antes de cerrar. --?Que le pasa a ese hombre? -- Esta loco o borracho perdido, dice que lo han matado. -- !Pues no tiene mal aspecto para estar muerto! Lo que hay que ver en este trabajo. --Me voy, no queda mucho por limpiar. Encargate de el, a mi me ha puesto muy nervioso, lo siento tengo que salir de aqui. --Ve tranquilo, yo me encargo del regalito que me dejas fuera-- le dijo sonriendo. El encargado se dirigio a la barra donde se quedo observando a Eduardo que seguia sentado en una de las mesas, lo miraba detenidamente mientras el escondia la cara entre sus manos. Estuvo en silencio unos segundos hasta que se levanto. --Tu sabes de que hablo, ?verdad? -- pregunto. -- Yo no se nada-- contesto a la vez que limpiaba el ya reluciente mostrador. -- Si, si lo sabes, lo veo en tus ojos. Ya conocias a esa mujer ?no es cierto? -- Hagase un favor a usted y a nosotros y vayase a dormir la mona. Manana sera otro dia. -- Sabes que no puedo dormir, que ya nunca mas voy a hacerlo. Dime ?donde la habias visto antes? -- No se de que mujer me habl... -- La que me ha estado acompanando las ultimas noches. Puedo recordar como te miraba, como si te conociera. -- Ya le he dicho que no se de quien me habla. !Vayase! -- Me voy, pero tened claro que volvera a por vosotros. --!Que se vaya, le he dicho! Salio del bar sin decir nada mas, caminando encogido como si fuera a fundirse con el suelo de un momento a otro

  • Los 80 anos de Sofia de Jaime Penafiel

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  • El triunfo del hogar (Edentown 1) de Annabeth Berkley

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    ?Estas completamente segura? --Si --asintio decidida la bonita pelirroja mirando a sus dos amigas que la miraban preocupadas. La sonrisa que siguio a su afirmacion les dejaba clara su determinacion y firmeza. Llevaba mucho tiempo reflexionandolo, investigando, calculando las diferentes opciones, y por fin se habia decidido. --Escucha Megan --insistio la rubia de ojos claros mientras detenia su ritmo y recuperaba el aliento del footing que practicaban a diario--. Esto no es como cuando decidiste conocer hombres por internet. Estas hablando de tener hijos. Laurel tambien habia dejado de correr y la miraba preocupada mientras se retiraba el flequillo de la frente y sacudia sus bonitas piernas para relajarlas. El camino natural que bordeaba parte del lago Eden les servia de escenario para sus encuentros deportivos antes de que cada una empezara su jornada laboral. --Quiero tener hijos --insistio Megan deteniendose con los brazos en jarras--. Estoy decidida. --sus ojos castanos se iluminaban cada vez que lo pensaba--. No puedo pasarme la vida esperando a que llegue un hombre que no aparece o que ni siquiera existe. Esperar a que se enamore de mi y esperar a formar una familia. --Por favor, Megan. Las cosas suelen funcionar asi --insistio Jane empezando a caminar malhumorada--. Si ahora tienes un hijo todavia vas a dificultar mas la posibilidad de encontrar un hombre --resoplo consciente de que ella tenia la misma inquietud que su amiga. --Creo que Jane tiene razon --dijo Laurel caminando a la par que ellas mientras se alejaban del lago. --Para ti es facil decirlo. Tienes a Nick --le contesto Megan--. No me malinterpretes. Nick es un sueno de hombre con el que formar una familia, pero es tuyo. El mio no aparece y me he cansado de esperarle. Tengo treinta y cinco anos. Mi reloj biologico no puede esperar mucho mas. --Pues espero que el mio si --suspiro Jane--. Vamos, Megan, una fecundacion in vitro no es algo para tomarselo a broma. --?Quien se lo toma a broma?--refunfuno molesta--. Esperaba que me apoyarais. Sabeis que lo llevo pensando bastante tiempo. --Claro que te apoyamos --le aseguro Laurel--. Es solo que nos preocupas. Un bebe es algo muy serio. Va a cambiar totalmente tu vida. --No tengo humor para un cafe --les dijo con el ceno fruncido al llegar a la bonita casa de Laurel donde siempre se tomaban el primer cafe de la manana--. Hoy tengo que estar temprano en la oficina. Las dos amigas la vieron alejarse hacia la calle principal y se miraron negando con la cabeza. --?Se habra enfadado mucho? --pregunto Laurel preocupada. --No --respondio Jane seria--. Es Megan. Se le pasara enseguida. Pero alguien tiene que hacerle ver todas las posibilidades, no solo las suyas. Megan Saint James volvio a su casa pensativa. Estaba decidida. No podia esperar que el hombre de sus suenos apareciera montado en un caballo blanco y le regalara la familia que nunca habia tenido. En primer lugar, porque cada vez estaba mas convencida de que ese hombre no existia y en segundo lugar, porque no podia esperar que su vida girara en torno a el o a su busqueda. O tal vez si podia esperar... pero no queria hacerlo. No le habia quedado mas remedio que ser independiente toda la vida y estaba visto que tenia que seguir siendolo. Nunca habia conocido a su familia, y eso habia alimentado su ilusion de formar una. Despues de mucho buscar habia encontrado el lugar donde establecerse, Edentown, un bonito pueblo a orillas de un precioso lago. Habia conocido personas que le habian ensenado con su ejemplo lo que era la lealtad y el carino, y sabia que podia apoyarse en ellas en caso de necesidad. Ademas, tenia un negocio propio que no le iba mal. Podia permitirse el lujo de tener un hijo sola y estaba decidida a ello. Siempre habia sonado con una gran familia y ya era hora de que empezara a construirla. Con marido o sin el. Despues de ducharse, envuelta en el albornoz, desayuno de pie apoyada en la encimera de la cocina de su pequeno apartamento. Sus tres gatas, su unica familia por el momento, la miraban esperando que compartiera algo de su bizcocho casero. Ella las miro sonriente. Las habia sacado de la calle y les habia dado el hogar, la estabilidad y el cobijo que ella nunca habia tenido. --Vosotras ya habeis desayunado --les explico carinosa-- ?Que os parece si ampliamos la familia? Esta vez con un bebe... Es buena idea, ?a que si? Si, yo tambien lo creo. Sonriendo y llena de confianza, sintonizo una emisora de radio con musica alegre, para recargarse con energia positiva. Quito la humedad de su larga y rizada melena con el secador y se vistio con uno de sus comodos y anchos vestidos, dispuesta a disfrutar de otro caluroso dia del recien comenzado verano. Bajo al piso inferior donde estaba la inmobiliaria de su propiedad. Era la unica de Edentown y se encargaba de cuantos alquileres y compra-ventas surgieran en el bonito pueblo en el que llevaba afincada poco mas de cinco anos. Se sentia orgullosa de esa bonita oficina pintada de azul claro. Estaba en una de las calles principales del pueblo y nunca le faltaban clientes, curiosos o especuladores con los que trabajar. Ella sola habia conseguido todo lo que tenia y se sentia orgullosa por ello. Se habia esforzado muchisimo y ahora que todo parecia que iba sobre ruedas, era el momento perfecto para tener un hijo. Estaba convencida. Miro la hora en el reloj de pared. Era cerca del mediodia y la cita que tenia concertada se estaba retrasando. Se centro de nuevo en la pantalla del ordenador. Reviso su bandeja de correo. Llevaba una temporada tranquila, desde que se habia dado de baja de las paginas de contactos a las que habia recurrido en su afan de encontrar pareja. No habia nada nuevo. Sonrio triste pensando en las veces que habia pensado que la puerta de su negocio se abriria y el hombre de su vida entraria seguro de si mismo diciendo... --Creo que me esta esperando. Levanto la cabeza del ordenador sobresaltada sintiendo que el corazon iba a salirsele del pecho. Dirigio su mirada a la puerta y miro al hombre que acababa de hablar y que ya se habia acercado al mostrador. Era alto y corpulento. Tenia el cabello rubio, mas largo de lo considerado como normal y una desarreglada barba. Su expresion no era precisamente amable. Rozaria la cuarentena, calculo mientras se acercaba a el. Llevaba una vieja mochila al hombro sobre una camiseta blanca de manga corta que le marcaba unos musculosos brazos y miraba distraido hacia uno de los grandes ventanales por los que entraba el sol. --Creo que no --reconocio Megan mientras trataba de que su pulso recuperara el ritmo normal -- ?En que puedo ayudarle? El hombre la miro para responderle y se encontro frente a la bonita pelirroja de ojos castanos. Fruncio el ceno molesto. Era una tentacion para la vista y el hacia mucho tiempo que no estaba con una mujer... ni queria estarlo, se recordo. Megan mantuvo la mirada de sus oscuros ojos y levanto las finas cejas como respuesta al ceno fruncido. La mirada de aquel hombre, bordeada de ligeras arrugas, le indicaba que no estaba pasando por su mejor momento. Pero, vaya, su corazon estaba latiendo a un ritmo bastante acelerado y sentia un cosquilleo por la espalda que le llegaba hasta la nuca. Ese hombre, ademas de mal humor, irradiaba una fuerza masculina que la atraia sin poder evitarlo. --Habia quedado con la senorita Saint James... creo --busco un trozo de papel en el bolsillo trasero de su pantalon vaquero. --Ah, pues soy yo --reconocio Megan confundida revisando la agenda que tenia sobre el mostrador-- Perdone, pero no le esperaba --se sonrojo. --Habiamos quedado a las once --insistio malhumorado--, pero el coche me dejo tirado en el camino. Megan fingio una sonrisa que no sentia ante la incomodidad de la situacion. --Bueno, no hay problema... yo tenia apuntado a un sargento que se habia jubilado del cuerpo de marines... --?Y yo que soy? --pregunto molesto e impaciente. Megan lo miro boquiabierta ante el exabrupto y su propio error --?Sargento Keith Logan? disculpeme, no se por que crei que era mucho mayor... --Yo tampoco se porque creyo eso, pero no me importa --corto hurano-- ?Tiene las llaves de mi piso? --Si, si, claro --respondio Megan con su mejor sonrisa intentando suavizar la situacion mientras cogia las llaves--. Si no ha solucionado la averia del coche, Dexter Campbell, en la gasolinera de las afueras, tiene servicio de grua. Trato de serenarse para no pensar en lo desagradable que le estaba resultando aquel hombre y lo estupida que se estaba sintiendo ella. Keith observo el nerviosismo de la joven pelirroja, pero no le importo. Estaba mas que cansado. Solo queria llegar a su casa, tumbarse en una cama y a ser posible no despertar en una semana, cuando todo se hubiera arreglado... algo. --Sigame, el jefe de su departamento me insistio en que queria para usted la mejor casa de la zona --cerro la puerta de la inmobiliaria con llave haciendo que la siguiera--. Como ha dicho que no tiene coche podemos ir andando. No esta muy lejos. ?Conoce Edentown? Keith la seguia dos pasos por detras. Se distrajo admirando lo que intuia que eran unas largas piernas bajo ese vestido de color claro. Volvio a recordarse que no queria saber nada de ninguna mujer, ya habia tenido bastante con Bianca. Ella se giro esperando una respuesta, pero el no tenia ganas de hablar. Ese dia, no.

  • Breves amores eternos de Pedro Mairal

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    Tras el exito internacional de La uruguaya, Pedro Mairal vuelve con un volumen de cuentos que es una autentica caja de sorpresas.
    En la primera parte, que lleva el titulo del libro, redescubrimos el universo del autor: el amor con sus distintos rostros, las multiples formas de circulacion del deseo, el sexo como escape de las trampas de la vida burguesa, el papel muy poco airoso de los hombres en las relaciones sentimentales.
    "Hoy temprano", la segunda serie de cuentos, se despliega en una diversidad de temas y es una demostracion magistral de talento y versatilidad. Los personajes se mueven en un borde peligroso. En medio de situaciones cotidianas se abre una fisura inesperada que desbarata su normalidad y por donde se cuela el absurdo, lo fantastico y la pesadilla.
    Incisivo, tierno, divertido, perturbador, Breves amores eternos es un muestrario de las posibilidades de la literatura como espejo de los anhelos y los temores humanos. Una vez mas, Mairal deja en claro por que es uno de los escritores contemporaneos mas leidos y admirados de la lengua espanola.

  • Obra reunida 1 de Mario Bellatin

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    Este libro reune parte de la narrativa de Mario Bellatin.

  • Luna perdida: Ellos eligen sobrevivir, Ayla Soriano de Ayla Soriano

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  • Mi Regalo de Elle Razzamaglia

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    Giulia, es la unica hija de un obrero y de una ama de casa, acostumbrada a usar la violencia para imponerse y a no demostrar el afecto, ya que para ella solo demuestra debilidad e inseguridad.
    Matthew, es el tercero de cuatro hijos, de una mujer que, en la vida, tuvo pocas posibilidades de elegir su destino y de un rico emprendedor, que ama controlar todo y todos, inclusos sus hijos, usando su propia posicion.
    Matthew y Giulia pasaran del rencor a la amistad y al darse cuenta que se necesitan el uno a la otra. Pero no nace el amor, por lo menos, no para ella.
    ?Matthew se hizo un regalo, forzando a Giulia a estar con el o ella lo complace solo por la mejor vida que el le puede ofrecer, impidiendole de seguir viviendo en ese infierno?
    Pasar del fundo del pozo a las estrellas es muy facil y devolverse, es una cosa que pocos estan dispuestos a hacer. Especialmente para una persona que vivio siempre entre sacrificios y renuncias, y que se dio cuenta de cuanto el dinero pueda simplificar las cosas.

  • Casi sin querer de Jose A. Gomez Iglesias

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    El amor algunas veces es tan complicado como impredecible. Pero al final lo que mas valoramos son los detalles mas simples, los mas bonitos, los que llegan sin avisar. Y a la hora de escribir sobre sentimientos, no hay nada mas limpio que hacerlo desde el corazon. Y eso hace @Defreds en este libro.

  • Mitos y leyendas Inuit de Knud Rasmussen

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    Asi comienza esta compilacion de Mitos y leyendas inuit, un volumen unico y revelador que nos invita a conocer de primera mano la cosmovision y creencias de uno de los pueblos mas ancestrales, enigmaticos y poco conocidos de nuestro planeta. Mucho se ha hablado y especulado sobre la forma de vida de los habitantes de las zonas mas frias de la Tierra, pero casi siempre se reduce a una vision sesgada y llena de estereotipos.
    Este volumen ofrece una cuidada seleccion de las transcripciones que Knud Rasmussen, intrepido explorador del siglo pasado y perteneciente al pueblo inuit, realizo durante toda una vida dedicada a recorrer gran parte del vasto Artico para documentar y dar voz a una de las tradiciones orales mas hermosas y apasionantes, a veces tambien descarnada, de la civilizacion humana.

  • Coincidencia millonaria de Gina Rosi

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    --Deberias conectarte totalmente con Chad esta noche. --!Que! --Exclamo--. !De ninguna manera! --Miro hacia arriba y me encuentro con los ojos grises de mi prima en el espejo. Ella esta de pie detras de mi, arreglando mi masa de cabello cobrizo intenso con mechas rubias en preparacion para la fiesta de cumpleanos de Chad Black, a la que practicamente me obliga a asistir. En este momento me esta mirando con su propia expresion particular de exasperacion. --En serio, Sarah --dice, insertando otro alfiler en mi cabello para mantener el estilo que esta creando--, necesitas divertirte un poco. Y por lo que me has dicho, Chad es lindo, sexy y esta ansioso por darte justo lo que necesitas. --Yo y todas las demas chicas de Nueva York --me burlo--. Vamos, Liz, no esta tan mal. Me divierto. Te tengo a ti, Brandon, todos esos hermosos libros en mi e-reader y un trabajo increible --hago una pausa--, que no es tan sorprendente, pero lo que sea. Liz se rie y se echa hacia atras el pelo negro y rizado que le llega hasta la espalda. Ella acababa de regresar del trabajo cuando le hable de la fiesta de Chad, a la que no estaba seguro en ese momento, a la que queria asistir. Inmediatamente, lo dejo todo y comenzo a ayudarme a prepararme, insistiendo en que tenia que irme. Ella debe estar cansada, despues de un largo dia en el bufete de abogados donde trabaja, pero aun se ve deslumbrante. Me gusta pensar que nos parecemos, al menos en cuanto a rasgos, nuestros padres son gemelos identicos despues de todo, pero en el color tomamos como nuestras madres. Mi piel es palida y un poco rosada en un buen dia, mientras que Liz tiene un tono caramelo claro absurdamente hermoso. --Estoy segura de que sabes lo patetico que es cuando mi novio, yo, los libros y el trabajo somos tu unico derecho a una vida llena de diversion --dice Liz, todavia sonriendo--. Cuando dije divertido, no me referia a la version PG. --Me mira a los ojos en el espejo y baja la voz a un susurro teatral--. Me refiero al sexo. Me rio. --No voy a tener sexo con Chad. Es suficiente con que practicamente me obligues a ir a su fiesta. --Si --dice sin arrepentirse--, Brandon pasara la noche y no quiero preocuparme por ser ruidosa. --Ella sonrie con picardia--. De todos modos, ambas sabemos que si no te obligo, te sentaras en tu habitacion suspirando por ya-sabes-quien. Niego con la cabeza. --No suspiro, y puedes decir su nombre. --Se que puedo, solo deseo que lo olvides. --Me clava otro alfiler en el pelo. --Su nombre es Jim Weyland --digo obstinadamente. Ella pone los ojos en blanco--. Y es un idiota. --El no es. --Es demasiado. Las dos nos reimos, recordandonos cuando eramos ninas. Practicamente crecimos juntas y hemos sido inseparables toda nuestra vida. Su risa termina en una pequena risa. --No se tu, pero cuando un chico te invita a salir, te lleva, pasa dos meses haciendote enamorar de el, y cuando finalmente le dices como te sientes, te dice que el tambien te ama, pero… --se detiene--, ?cuales fueron las palabras exactas de nuevo? Yo no respondo. No quiero recordar A veces, todavia es demasiado doloroso pensar en ello. Liz tiene razon. Paso demasiado tiempo pensando en Jim Weyland. El escritor de largometrajes mas renombrado de Gilt Traveler, un viajero de aventuras de fama mundial, y el hombre del que he estado enamorado, silenciosamente y sin ser correspondida durante los ultimos dos anos. Inmediatamente despues de la universidad, consegui un trabajo en Gilt Traveler, una de las muchas publicaciones propiedad de Gilt Magazines. Me enamore de Jim en mi primer dia en el edificio despues de la entrevista, cuando paso junto a mi en el vestibulo. Habia empezado como asistente de Mark Willis, el editor principal de funciones, y me dirigia a los ascensores cuando un chico alto, moreno y apuesto con confianza se acerco a mi, haciendome mirar fijamente. Me guino un ojo y casi me tropece con mis tacones de ocho centimetros. No sabia quien era en ese momento, pero lo descubri muy pronto. Por alguna providencia divina, tambien trabajo en Gilt Traveller. Era un escritor talentoso, guapo, encantador y nada parecido a los chicos que habia conocido en la universidad. Me invito a cenar, convirtiendome en la envidia de todas las chicas de Gilt, porque nunca habia salido con nadie de la oficina. Fue magico. O eso creia yo. Al final de la semana, me acoste con el. Al poco tiempo, supe que me estaba enamorando de el. Estupidamente, le dije como me sentia, y el respondio diciendome que yo era dulce y que el tambien me amaba, pero que nunca podria comprometerse con ninguna mujer y que solo me haria dano a la larga si lo intentaba. --Lo digo en serio cuando digo que te amo --dijo con seriedad, con una expresion apasionada que siempre me habia hecho sentir como si yo fuera la persona mas especial del mundo para el--. Significaria mucho para mi si pudieramos ser amigos despues de esto. Liz todavia esta esperando que responda. Cierro los ojos, tratando de bloquear el triste recuerdo--. Dijo que no puede comprometerse con una sola mujer. --Eso --dice Liz--. Cuando un chico hace eso, es un idiota, y no sigues siendo amigo de el por ningun motivo. Ni siquiera irias a la fiesta de Chad esta noche si Jim estuviera en la ciudad para decir ‘Oye, Sarah, ?por que no vamos a pasar el rato en este o aquel cafe? Sere tan encantador y divertido, mientras me complace el hecho de que en solo dos meses conmigo, te hice incapaz de enamorarte de nadie mas’. Hemos tenido esta pelea un par de veces, aquella en la que ella me dice lo poco saludable que es mi amistad con Jim para mi, y yo trato de defender a Jim y el hecho de que dos anos despues de que me rompio el corazon, todavia estoy en amor con el. Cuando no respondo, Liz, inusualmente, deja el asunto descansar. Clava un ultimo alfiler en mi cabello y da un paso atras, mirando su obra. La mayor parte de mi cabello esta recogido en un peinado que es intencionalmente desordenado, pero elegante, con algunos mechones enmarcando mi rostro. Es encantador. Me encuentro con los ojos de Liz en el espejo y sonrio con agradecimiento. --Gracias. Ella le devuelve la sonrisa. --No hay problema. Ahora ve a esa fiesta y diviertete. --Ella guina un ojo--. En caso de que cambies de opinion y decidas sacudir el mundo de Chad. Deje un regalo en tu bolso. Mirandola con recelo, me acerco a mi cama y cojo el bolso negro, lo abro y pongo los ojos en blanco ante el ‘presente’. --Definitivamente no los necesitare --digo con una sonrisa. Liz se encoge de hombros. --La noche aun no ha terminado. Permiteme un poco de esperanza. * * * * Menos de una hora despues, estoy frente a la sala Oyster, un exclusivo restaurante y bar en el segundo piso del Swanson Court Hotel. Desde el exterior, es imposible adivinar que hay una fiesta en el interior. Deteniendome en el pasillo fuera de las puertas, veo mi reflejo en el cristal y agradezco a mis estrellas por Liz. Tambien me ayudo a escoger mi ropa, un vestido verde oscuro del mismo color que mis ojos, con un escote sugerente y un dobladillo que termina justo por encima de mis rodillas, combinado con tacones negros que suman diez centimetros a mi modesto metro sesenta y cinco. Satisfecho de que nada esta fuera de lugar, abro las puertas y entro en una tranquila antesala ocupada por una sonriente anfitriona, que me dirige hacia otro par de puertas que se abren directamente al restaurante. En el interior, la fiesta esta en pleno apogeo, y aparentemente incluye a todos los jovenes elegantes, artisticos o creativos de la ciudad de Nueva York. Eso no es sorprendente. Chad Black, el celebrante, es un fotografo galardonado que a veces trabaja para Gilt Traveler. Desde la entrada, vislumbro a algunas personas de la oficina, y luego a Chad al otro lado de la habitacion, susurrandole algo a una rubia increiblemente delgada, que se rie de lo que sea que este diciendo. Chad tipico. Le encanta coquetear, y ha estado intentando, de muy buen humor, meterse en mis pantalones durante anos. Tomo una copa de champan de un camarero que pasa, con los ojos todavia en Chad. Es guapo, muy guapo, con cabello largo y castano, ojos color caramelo y una sonrisa encantadora que le da la apariencia de ser el vecino inofensivo, amistoso, pero increiblemente atractivo. Lo se mejor, su amor por las mujeres es generoso, no discriminatorio y definitivamente no monogamo. Levanta la vista de la oreja del rubio y me nota. Sonriendo, se disculpa y se acerca. --Sarah, carino --exclama por encima de la musica pop fuerte, luego me besa en ambas mejillas antes de inclinarse hacia atras para mirarme--. Te ves impresionante. --Tu tambien --respondo, esquivando una segunda ronda de besos--. Gran fiesta. --?Yo se, verdad? --Toma mi mano y hay un destello cuando alguien toma una foto. No tengo tanta influencia social como algunas de las otras chicas de Gilt, asi que no me preocupa que mi foto aparezca en alguna de las columnas de moda o chismes. Chad todavia esta hablando. --Tengo grandes amigos que se dan cuenta de que no hay nada mas importante que celebrar el hecho de que hace veintiocho anos vine a este mundo en beneficio de las mujeres de todas partes --proclama. Me rio. Estas tan lleno de eso. --Si --responde con una sonrisa encantadora--. Pero me amas. --Si --Entonces, ?por que no me dejas mostrarte lo loco que estoy por ti? Le doy un manotazo en el brazo. --Porque me amo demasiado. Suspira exageradamente. --Ven entonces. Te presentamos a algunos de mis amigos. --Tirando de mi a traves de la habitacion, me lleva a un grupo de personas hablando y riendo con bebidas y bocadillos. --Chicos, esta es Sarah --anuncia Chad--, en cuyas bragas estoy tratando de meterme. --Me guina un ojo, impenitente, mientras sus amigos ululan. Alguien tira de su manga y le susurra algo al oido. --Vuelvo enseguida --me dice antes de irse para ocuparse de lo que necesite. Uno de los amigos, un tipo de cabello castano desordenado y rostro sin afeitar, me dice su nombre con un acento britanico fresco. Tambien presenta al resto del grupo. Hay un pintor, una morena con curvas que trabaja en un tabloide, un critico gastronomico y la mezcla tipica de escritores, artistas y otros tipos creativos. --La mayoria de las veces fuimos a la universidad con Chad --dice un britanico--. ?Como lo sabes? --El hace un trabajo para nosotros…, la revista donde trabajo. --?Que revista? --La pregunta viene de la pintora, una mujer menuda con un corte pixie. --Viajero dorado --respondo. --Esa es buena. --La escritora sensacionalista, creo que su nombre era Annabel, parece impresionada--. ?Que haces? --Soy un asociado de funciones --les digo. Es el titulo oficial de mi trabajo real, que consiste en escribir los pequenos articulos en los que los escritores no pueden molestarse. --Suena como un buen concierto --dice alguien. --Si, lo es --estoy de acuerdo con un encogimiento de hombros. --No puedo esperar el momento en que una modelo en bikini salga de un pastel --declara un britanico, terminando su bebida e inmediatamente cogiendo otra de una bandeja que pasa. --?Pasara? --Pregunto interesada. Nunca habia visto algo asi fuera de las peliculas. --No es probable. No es una fiesta de fraternidad. --Suena melancolico. Chad regresa. --Entonces, chicos, ?habeis convencido a Sarah de que valgo al menos una noche de su tiempo? --?Eres tu? --Dice una de las mujeres, sacudiendo su cabello--. No por lo que recuerdo. El resto del grupo se echa a reir y me uno a ellos. Chad intenta parecer molesto, pero falla. --!Chad, carino! --La voz suave viene del otro lado de la habitacion y todos miramos en esa direccion. La oradora es una mujer vagamente familiar, alta y esbelta, con una masa salvaje de cabello rubio oscuro y piernas de un kilometro de largo luciendo un mono ajustado. --Aqui viene Claudia --oigo decir a alguien. Pero no estoy escuchando. Mi corazon esta martilleando, mis ojos se fijaron en el hombre de pie junto al recien llegado. Jim Weyland. ?Que esta haciendo el aqui? Pienso, presa del panico y euforico al mismo tiempo. Se supone que debe estar en Inglaterra, haciendo paracaidismo con Reese Fletcher, el temerario multimillonario de la electronica de sesenta anos. Habiamos hablado por telefono hace solo unos dias, y no menciono nada sobre regresar a Nueva York. Sin embargo, aqui estaba, con la mujer mas hermosa de la fiesta, nada menos. Todavia no me ha visto, asi que tengo tiempo de mirarlo. El esta de pie, mirando a su cita mientras se arroja a los brazos de Chad, su expresion, esa irresistible combinacion de aburrimiento y misterio que solo algunos chicos pueden lograr. Su cabello oscuro es corto a los lados y hacia atras, mas largo al frente, con un atractivo mechon cayendo sobre su frente. Su cuerpo, perfecto con una elegante camisa y pantalones oscuros, esta en forma y atletico. Mi corazon se atora en mi garganta, llenandose con el familiar dolor agridulce que siento cada vez que lo veo.

  • El que faltaba, Mayte Pascual de Mayte Pascual

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  • El misterio de la ultima botella de Alejandro Rocca

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    Me levante agitado en mitad de la noche, empapado en mi sudor. Tenia la boca seca y la lengua se me pegaba al paladar. Acababa de tener la pesadilla mas espantosa de toda mi vida. Voltee a verla y de inmediato me calme un poco. Ahi estaba ella, tan hermosa como siempre. Desde el primer momento que la vi me ha tenido bajo su hechizo. No se que haria sin ella. Especialmente despues de todo lo que paso. Mire el reloj, no eran ni las tres de la madrugada. Todavia estaba alterado por el sueno. Me sente en la cama y me quede viendo a la pared un buen rato, luchando por controlar mi respiracion. Baje a la cocina por un poco de agua. Caminar resultaba una tarea dificil. Estaba completamente extenuado sin entender por que. Al entrar a la cocina decidi que me hacia falta algo un poco mas fuerte que el agua. Abri una botella de buen vino y llene una copa hasta los bordes. La vacie rapidamente y repeti el procedimiento hasta que no quedo ni una gota. Me recoste en el sillon de la sala, ya comenzando a sentir los efectos del alcohol. El miedo y la inquietud dieron paso rapidamente al sopor y la calma. El vino en mis venas sirvio de anestesia para mi torturada mente. Mis pensamientos se alejaron de toda la miseria de los ultimos meses, aunque fuera por un momento. Mis ojos se acostumbraron rapidamente a la luz nocturna y comence a observar toda la sala con detenimiento. Los sillones ya estaban viejos y desgastados, hacia falta pintura en las paredes y en el techo, el librero de cedro se veia maltratado y desordenado, la alfombra tenia manchas en todas partes. ?Que manera de vivir era aquella? Habia que hacer algo con todo ese desastre. Ahora que ya estaba mejor era momento de atacar esos problemas. "Manana mismo empiezo." me dije a mi mismo A punto estaba de levantarme para volver a la cama, cuando me fije en el cuadro que teniamos encima de la chimenea. Era el retrato de un tio abuelo de mi madre. Estaba vestido con traje militar. Segun me habia contado mi madre, habia sido un buen oficial en el ejercito hasta la dictadura de Franco, cuando tuvo la mala ocurrencia de oponerse terminantemente a la ejecucion de tres inocentes y fue fusilado junto con ellos. Nunca me habia gustado particularmente, pero lo conservaba con mucho carino como un recuerdo de mi querida madre, que habia fallecido hacia un par de anos por culpa de una pulmonia que complico su leucemia. Al darmelo como regalo, me dijo que lo pusiera en un lugar importante en mi casa y que el espiritu de ese tio desconocido me cuidaria siempre. Una extrana historia para un extrano cuadro. Mi mujer nunca estuvo de acuerdo en colgar el cuadro de un perfecto desconocido arriba de la chimenea, pero finalmente accedio cuando la convenci de que complaceria a su suegra, con la que nunca tuvo muy buena relacion. Mi madre se habia portado de manera muy entrometida en nuestra relacion desde que eramos novios y las asperezas entre ella y mi querida Hilde fueron creciendo con el paso de los anos. Yo nunca supe que hacer al respecto, pues si bien le daba la razon a mi mujer, no queria encarar a mi madre, a quien nunca supe realmente hacerle frente. Esto continuo asi hasta una noche en la que invite a mis padres a cenar. Era invierno, cerca de Navidad. – !Nico, querido, que gusto verte! ?Como te ha ido? – me saludo mi madre llenandome de besos. – !Muy bien mama! !Muy bien! !A mi tambien me da gusto verte! – dije intentando liberarme. -Hola muchacho- me saludo friamente mi padre. -Hola padre. ?Como estas? Los saludos para Hilde eran completamente al reves. -Hola Hilde- la saludo mi madre haciendo una mueca parecida a una sonrisa. -Hola senora- contesto con un ademan similar. -!Hilde, nina de mi corazon! ?Como estas hoy, pequena? ?Te trata bien este zoquete que tengo por hijo? – la saludo efusivamente mi padre. -!Hola, senor! !Todo esta bien y su hijo me trata de maravilla! Que gusto que nos puedan acompanar. Pasen por favor. La cena esta lista. A pesar de que ninguna de las dos lo admitiria nunca, mi mujer intentaba impresionar a mi madre cada vez que venian a la casa y mi madre hacia lo mismo con ella cuando nosotros ibamos a visitarlos. Era una especie de competencia silenciosa. Esa noche Hilde habia preparado codornices tiernas en salsa cremosa de vino acompanadas de esparragos asados con mantequilla y un vino blanco que le sentaba de maravilla. Nos sentamos a cenar en silencio. Al inicio siempre era un poco incomodo. La tension que existia entre mi madre y mi mujer y entre mi padre y yo se dejaba sentir. Despues, como siempre, y despues de deshacerse en elogios para Hilde con uno o dos comentarios despectivos de mi madre al margen, mi padre comenzo a hablar de su negocio, de la economia y de la situacion politica en el mundo. Esos eran los unicos momentos en los que sentia que podia entenderme con el. Podiamos hablar por horas y horas acerca de lo que dijo aquel senador, o el problema del desempleo, o la nueva propuesta de ley, o el conflicto en Medio Oriente. Mi esposa y mi madre se sumaban ocasionalmente a la conversacion, pero en general se limitaban a observarnos calladas, divertidas con la situacion. Ellas tambien se amigaban un poco en esas ocasiones, pues compartian el sentimiento de admiracion y simpatia que les provocaba vernos discutir. Entonces sucedio; Mi madre tomo un bocado un poco demasiado grande de comida y un insospechado huesito se atoro en su garganta. Inmediatamente comenzo a carraspear y a toser ruidosamente, intentando expulsar el hueso con todas sus fuerzas. Rapidamente mi padre se puso a darle palmadas en la espalda, mas no parecia hacer otra cosa que anadir color a la escena. El panico me congelo por unos momentos, hasta que de pronto se vio reemplazado por una gran determinacion. -!A un lado, padre! – le ordene Me levante de golpe, tome por los brazos a mi madre y la tumbe lo mas delicadamente que pude en el piso, inmovilizando con mis piernas. Le abri la boca y sin pararme a pensarlo ni un segundo meti mi mano en su garganta en busca del hueso. Lo tome con todo el cuidado y rapidez de que fui capaz y se lo saque. -?Estas bien? – preguntamos todos al mismo tiempo -!Nina! !cof, cof! – grito, roja como tomate y sin parar de toser – !Casi me matas, mocosa inutil! !cof, cof! ?Por que no aprendes a cocinar? !Nina tonta! -!Mama!, ?que te pasa? – intente decir calmadamente -Claramente no fue su cul… -!Callate, vieja bruja! !No tienes ningun derecho a hablarme asi! !Siempre me has tratado con la punta del pie! !Ojala te hubieras ahogado! !Estupida! -!Querida, tranquila! -!Perra malparida! !Bruja! !Largo de mi casa! -!Hilde, basta! – dije tomandola por los hombros y llevandomela de ahi. -!Fuera! ?Me oiste? !Fuera! – siguio gritando mientras la sacaba del comedor a la cocina. -!Mi amor, para! !Para ya! – la abrace con fuerza, ahogando sus gritos en mi camisa. -!No fue mi culpa! – sollozo, y comenzo a llorar sobre mi. -Tranquila, linda, yo se que no. – la abrace mas fuerte -Mi mama tambien lo sabe. No queria decir lo que dijo y estoy seguro que tu tampoco. Fue la emocion del momento. Hablare con ella. Entro mi padre a la cocina, visiblemente alterado por todo lo que acababa de pasar. -Hilde, carino, ?Estas bien? – pregunto. No hubo respuesta. -Esta bien papa. Llevate a mama a casa. Yo hablare despues con las dos. -Bueno hijo, pues, gracias por la cena. Estuvo deliciosa.

  • Sobreviviendo En Auschwitz de Primo Levi

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    Me habia capturado la Milicia fascista el 13 de diciembre de 1943. Tenia veinticuatro anos, poco juicio, ninguna experiencia, y una inclinacion decidida, favorecida por el regimen de segregacion al que estaba reducido desde hacia cuatro anos por las leyes raciales, a vivir en un mundo poco real, poblado por educados fantasmas cartesianos, sinceras amistades masculinas y languidas amistades femeninas. Cultivaba un sentido de la rebelion moderado y abstracto. No me habia sido facil elegir el camino del monte y contribuir a poner en pie todo lo que, en mi opinion y en la de otros amigos no mucho mas expertos, habria podido convertirse en una banda de partisanos afiliada a <>. No teniamos contactos, armas, dinero ni experiencia para procurarnoslos; nos faltaban hombres capaces y estabamos agobiados por un monton de gente que no servia para el caso, de buena fe o de mala, que subia de la llanura en busca de una organizacion inexistente, de jefes, de armas o tambien unicamente de proteccion, de un escondrijo, de una hoguera, de un par de zapatos. En aquel tiempo todavia no me habia sido predicada la doctrina que tendria que aprender mas tarde y rapidamente en el Lager, segun la cual el primer oficio de un hombre es perseguir sus propios fines por medios adecuados, y quien se equivoca lo paga, por lo que no puedo sino considerar justo el sucesivo desarrollo de los acontecimientos. Tres centurias de la Milicia que habian salido en plena noche para sorprender a otra banda, mucho mas potente y peligrosa que nosotros, que se ocultaba en el valle contiguo, irrumpieron, en una espectral alba de nieve, en nuestro refugio y me llevaron al valle como sospechoso. En los interrogatorios que siguieron preferi declarar mi condicion de <> porque pensaba que no habria podido justificar de otra manera mi presencia en aquellos lugares, demasiado apartados incluso para un <>, y juzgue (mal, como se vio despues) que admitir mi actividad politica habria supuesto la tortura y una muerte cierta. Como judio me enviaron a Fossoli, cerca de Modena, donde en un vasto campo de concentracion, antes destinado a los prisioneros de guerra ingleses y americanos, se estaba recogiendo a los pertenecientes a las numerosas categorias de personas no gratas al reciente gobierno fascista republicano. En el momento de mi llegada, es decir a finales de enero de 1944, los judios italianos en el campo eran unos ciento cincuenta pero, pocas semanas mas tarde, su numero llegaba a mas de seiscientos. En la mayor parte de los casos se trataba de familias enteras, capturadas por los fascistas o por los nazis por su imprudencia o como consecuencia de una delacion. Unos pocos se habian entregado espontaneamente, bien porque estaban desesperados de la vida de profugos, bien porque no tenian medios de subsistencia o bien por no separarse de algun pariente capturado; o tambien, absurdamente, para <>. Habia, ademas, un centenar de militares yugoslavos internados, y algunos otros extranjeros considerados politicamente sospechosos. La llegada de una pequena seccion de las SS alemanas habria debido levantar sospechas incluso a los mas optimistas, pero se llego a interpretar de maneras diversas aquella novedad sin extraer la consecuencia mas obvia, de manera que, a pesar de todo, el anuncio de la deportacion encontro los animos desprevenidos. El dia 20 de febrero los alemanes habian inspeccionado el campo con cuidado, habian hecho reconvenciones publicas y vehementes al comisario italiano por la defectuosa organizacion del servicio de cocina y por la escasa cantidad de lena distribuida para la calefaccion; habian incluso dicho que pronto iba a empezar a funcionar una enfermeria. Pero la manana del 21 se supo que al dia siguiente los judios iban a irse de alli. Todos, sin excepcion. Tambien los ninos, tambien los viejos, tambien los enfermos. A donde iban, no se sabia. Habia que prepararse para quince dias de viaje. Por cada uno que dejase de presentarse se fusilaria a diez. Solo una minoria de ingenuos y de ilusos se obstino en la esperanza: nosotros habiamos hablado largamente con los profugos polacos y croatas, y sabiamos lo que queria decir salir de alli. Para los condenados a muerte la tradicion prescribe un ceremonial austero, apto para poner en evidencia como toda pasion y toda colera estan apaciguadas ya, como el acto de justicia no representa sino un triste deber hacia la sociedad, tal que puede ser acompanado por compasion hacia la victima de parte del mismo ajusticiador. Por ello se le evita al condenado cualquier preocupacion exterior, se le concede la soledad y, si lo desea, todo consuelo espiritual; se procura, en resumen, que no sienta a su alrededor odio ni arbitrariedad sino la necesidad y la justicia y, junto con el castigo, el perdon. Pero a nosotros esto no se nos concedio, porque eramos demasiados, y habia poco tiempo, y ademas ?de que teniamos que arrepentirnos y de que ser perdonados? El comisario italiano dispuso, en fin, que todos los servicios siguieran cumpliendose hasta el aviso definitivo; asi, la cocina siguio funcionando, los encargados de la limpieza trabajaron como de costumbre, y hasta los maestros y profesores de la pequena escuela dieron por la tarde su clase como todos los dias. Pero aquella tarde a los ninos no se les puso ninguna tarea. Y llego la noche, y fue una noche tal que se sabia que los ojos humanos no habrian podido contemplarla y sobrevivir. Todos se dieron cuenta de ello, ninguno de los guardianes, ni italianos ni alemanes, tuvo el animo de venir a ver lo que hacen los hombres cuando saben que tienen que morir. Cada uno se despidio de la vida del modo que le era mas propio. Unos rezaron, otros bebieron desmesuradamente, otros se embriagaron con su ultima pasion nefanda. Pero las madres velaron para preparar con amoroso cuidado la comida para el viaje, y lavaron a los ninos, e hicieron el equipaje, y al amanecer las alambradas espinosas estaban llenas de ropa interior infantil puesta a secar; y no se olvidaron de los panales, los juguetes, las almohadas, ni de ninguna de las cien pequenas cosas que conocen tan bien y de las que los ninos tienen siempre necesidad. ?No hariais igual vosotras? Si fuesen a mataros manana con vuestro hijo, ?no le dariais de comer hoy? En la barraca 6 A vivia el viejo Gattegno, con su mujer y sus numerosos hijos y los nietos y los yernos y sus industriosas nueras. Todos los hombres eran lenadores; venian de Tripoli, despues de muchos y largos desplazamientos, y siempre se habian llevado consigo los instrumentos de su oficio, y la bateria de cocina, y las filarmonicas y el violin para tocar y bailar despues de la jornada de trabajo, porque eran gente alegre y piadosa. Sus mujeres fueron las primeras en despachar los preparativos del viaje, silenciosas y rapidas para que quedase tiempo para el duelo; y cuando todo estuvo preparado, el pan cocido, los hatos hechos, entonces se descalzaron, se soltaron los cabellos y pusieron en el suelo las velas funebres, y las encendieron siguiendo la costumbre de sus padres; y se sentaron en el suelo en corro para lamentarse, y durante toda la noche lloraron y rezaron. Muchos de nosotros nos paramos a su puerta y sentimos que descendia en nuestras almas, fresco en nosotros, el dolor antiguo del pueblo que no tiene tierra, el dolor sin esperanza del exodo que se renueva cada siglo. El amanecer nos ataco a traicion; como si el sol naciente se aliase con los hombres en el deseo de destruirnos. Los distintos sentimientos que nos agitaban, de aceptacion consciente, de rebelion sin frenos, de abandono religioso, de miedo, de desesperacion, desembocaban, despues de la noche de insomnio, en una incontrolable locura colectiva. El tiempo de meditar, el tiempo de asumir las cosas se habia terminado, y cualquier intento de razonar se disolvia en un tumulto sin vinculos del cual, dolorosos como tajos de una espada, emergian en relampagos, tan cercanos todavia en el tiempo y el espacio, los buenos recuerdos de nuestras casas. Muchas cosas dijimos e hicimos entonces de las cuales es mejor que no quede el recuerdo. Con la absurda exactitud a que mas adelante tendriamos que acostumbrarnos, los alemanes tocaron diana. Al terminar, Wieviel Stuck?, pregunto el alferez; y el cabo saludo dando el taconazo, y le contesto que las <> eran seiscientos cincuenta, y que todo estaba en orden; entonces nos cargaron en las camionetas y nos llevaron a la estacion de Carpi. Alli nos esperaba el tren y la escolta para el viaje. Alli recibimos los primeros golpes: y la cosa fue tan inesperada e insensata que no sentimos ningun dolor, ni en el cuerpo ni en el alma. Solo un estupor profundo: ?como es posible golpear sin colera a un hombre? Los vagones eran doce, y nosotros seiscientos cincuenta; en mi vagon eramos solo cuarenta y cinco, pero era un vagon pequeno. Aqui estaba, ante nuestros ojos, bajo nuestros pies, uno de los famosos trenes de guerra alemanes, los que no vuelven, aquellos de los cuales, temblando y siempre un poco incredulos, habiamos oido hablar con tanta frecuencia. Exactamente asi, punto por punto: vagones de mercancias, cerrados desde el exterior, y dentro hombres, mujeres, ninos, comprimidos sin piedad, como mercancias en docenas, en un viaje hacia la nada, en un viaje hacia alla abajo, hacia el fondo. Esta vez, dentro ibamos nosotros. Todo el mundo descubre, tarde o temprano, que la felicidad perfecta no es posible, pero pocos hay que se detengan en la consideracion opuesta de que lo mismo ocurre con la infelicidad perfecta. Los momentos que se oponen a la realizacion de uno y otro estado limite son de la misma naturaleza: se derivan de nuestra condicion humana, que es enemiga de cualquier infinitud. Se opone a ello nuestro eternamente insuficiente conocimiento del futuro; y ello se llama, en un caso, esperanza y en el otro, incertidumbre del manana. Se opone a ello la seguridad de la muerte, que pone limite a cualquier gozo, pero tambien a cualquier dolor. Se oponen a ello las inevitables preocupaciones materiales que, asi como emponzonan cualquier felicidad duradera, de la misma manera apartan nuestra atencion continuamente de la desgracia que nos oprime y convierten en fragmentaria, y por lo mismo en soportable, su conciencia. Fueron las incomodidades, los golpes, el frio, la sed, lo que nos mantuvo a flote sobre una desesperacion sin fondo, durante el viaje y despues. No el deseo de vivir, ni una resignacion consciente: porque son pocos los hombres capaces de ello y nosotros no eramos sino una muestra de la humanidad mas comun. Habian cerrado las puertas en seguida pero el tren no se puso en marcha hasta por la tarde. Nos habiamos enterado con alivio de nuestro destino. Auschwitz: un nombre carente de cualquier significado entonces para nosotros pero que tenia que corresponder a un lugar de este mundo. El tren iba lentamente, con largas paradas enervantes. Desde la mirilla veiamos desfilar las altas rocas palidas del valle del Adige, los ultimos nombres de las ciudades italianas. Pasamos el Breno a las doce del segundo dia y todos se pusieron en pie pero nadie dijo una palabra. Yo tenia en el corazon el pensamiento de la vuelta, y se me representaba cruelmente cual deberia ser la sobrehumana alegria de pasar por alli otra vez, con unas puertas abiertas por donde ninguno desearia huir, y los primeros nombres italianos... y mirando a mi alrededor pensaba en cuantos, de todo aquel triste polvo humano, podrian estar senalados por el destino. Entre las cuarenta y cinco personas de mi vagon tan solo cuatro han vuelto a ver su hogar; y fue con mucho el vagon mas afortunado. Sufriamos de sed y de frio: a cada parada pediamos agua a grandes voces, o por lo menos un punado de nieve, pero en pocas ocasiones nos hicieron caso; los soldados de la escolta alejaban a quienes trataban de acercarse al convoy. Dos jovenes madres, con sus hijos todavia colgados del pecho, gemian noche y dia pidiendo agua. Menos terrible era para todos el hambre, el cansancio y el insomnio que la tension y los nervios hacian menos penosos: pero las noches eran una pesadilla interminable. Pocos son los hombres que saben caminar a la muerte con dignidad, y muchas veces no aquellos de quienes lo esperariamos. Pocos son los que saben callar y respetar el silencio ajeno. Nuestro sueno inquieto era interrumpido frecuentemente por rinas ruidosas y futiles, por imprecaciones, patadas y punetazos lanzados a ciegas para defenderse contra cualquier contacto molesto e inevitable. Entonces alguien encendia la lugubre llama de una velita y ponia en evidencia, tendido en el suelo, un revoltijo oscuro, una masa humana confusa y continua, torpe y dolorosa, que se elevaba aca y alla en convulsiones imprevistas subitamente sofocadas por el cansancio. Desde la mirilla, nombres conocidos y desconocidos de ciudades austriacas, Salzburgo, Viena; luego checas, al final, polacas. La noche del cuarto dia el frio se hizo intenso: el tren recorria interminables pinares negros, subiendo de modo perceptible. Habia nieve alta. Debia de ser una via secundaria, las estaciones eran pequenas y estaban casi desiertas. Nadie trataba ya, durante las paradas, de comunicarse con el mundo exterior: nos sentiamos ya <>. Hubo entonces una larga parada en campo abierto, despues continuo la marcha con extrema lentitud, y el convoy se paro definitivamente, de noche cerrada, en mitad de una llanura oscura y silenciosa. Se veian, a los dos lados de la via, filas de luces blancas y rojas que se perdian a lo lejos; pero nada de ese rumor confuso que anuncia de lejos los lugares habitados. A la luz misera de la ultima vela, extinguido el ritmo de las ruedas, extinguido todo rumor humano, esperabamos que sucediese algo. Junto a mi habia ido durante todo el viaje, aprisionada como yo entre un cuerpo y otro, una mujer. Nos conociamos hacia muchos anos y la desgracia nos habia golpeado a la vez pero poco sabiamos el uno del otro. Nos contamos entonces, en aquel momento decisivo, cosas que entre vivientes no se dicen. Nos despedimos, y fue breve; los dos al hacerlo, nos despediamos de la vida. Ya no teniamos miedo. Nos soltaron de repente. Abrieron el porton con estrepito, la oscuridad resono con ordenes extranjeras, con esos barbaros ladridos de los alemanes cuando mandan, que parecen dar salida a una rabia secular. Vimos un vasto anden iluminado por reflectores. Un poco mas alla, una fila de autocares. Luego, todo quedo de nuevo en silencio. Alguien tradujo: habia que bajar con el equipaje, dejarlo junto al tren. En un momento el anden estuvo hormigueante de sombras: pero teniamos miedo de romper el silencio, todos se agitaban en torno a los equipajes, se buscaban, se llamaban unos a otros, pero timidamente, a media voz. Una decena de SS estaban a un lado, con aire indiferente, con las piernas abiertas. En determinado momento empezaron a andar entre nosotros y, en voz baja, con rostros de piedra, empezaron a interrogarnos rapidamente, uno a uno, en mal italiano. No interrogaban a todos, solo a algunos. <> y segun la respuesta nos senalaban dos direcciones diferentes. Todo estaba silencioso como en un acuario, y como en algunas escenas de los suenos. Esperabamos algo mas apocaliptico y aparecian unos simples guardias. Era desconcertante y desarmante. Hubo alguien que se atrevio a preguntar por las maletas: contestaron: <>; otro no queria separarse de su mujer: dijeron <>; muchas madres no querian separarse de sus hijos: dijeron <>. Siempre con la tranquila seguridad de quien no hace mas que su oficio de todos los dias; pero Renzo se entretuvo un instante de mas al despedirse de Francesca, que era su novia, y con un solo golpe en mitad de la cara lo tumbaron en tierra; era su oficio de cada dia. En menos de diez minutos todos los que eramos hombres utiles estuvimos reunidos en un grupo. Lo que fue de los demas, de las mujeres, de los ninos, de los viejos, no pudimos saberlo ni entonces ni despues: la noche se los trago, pura y simplemente. Hoy sabemos que con aquella seleccion rapida y sumaria se habia decidido de todos y cada uno de nosotros si podia o no trabajar utilmente para el Reich; sabemos que en los campos de Buna-Monowitz y Birkenau no entraron, de nuestro convoy, mas que noventa y siete hombres y veintinueve mujeres y que de todos los demas, que eran mas de quinientos, ninguno estaba vivo dos dias mas tarde. Sabemos tambien que por tenue que fuese no siempre se siguio este sistema de discriminacion entre utiles e improductivos y que mas tarde se adopto con frecuencia el sistema mas simple de abrir los dos portones de los vagones, sin avisos ni instrucciones a los recien llegados. Entraban en el campo los que el azar hacia bajar por un lado del convoy; los otros iban a las camaras de gas. Asi murio Emilia, que tenia tres anos; ya que a los alemanes les parecia clara la necesidad historica de mandar a la muerte a los ninos de los judios. Emilia, hija del ingeniero Aldo Levi de Milan, que era una nina curiosa, ambiciosa, alegre e inteligente a la cual, durante el viaje en el vagon atestado, su padre y su madre habian conseguido banar en un cubo de zinc, en un agua tibia que el degenerado maquinista aleman habia consentido en sacar de la locomotora que nos arrastraba a todos a la muerte. Desaparecieron asi en un instante, a traicion, nuestras mujeres, nuestros padres, nuestros hijos. Casi nadie pudo despedirse de ellos. Los vimos un poco de tiempo como una masa oscura en el otro extremo del anden, luego ya no vimos nada. Emergieron, en su lugar, a la luz de los faroles, dos pelotones de extranos individuos. Andaban en formacion de tres en tres, con extrano paso embarazado, la cabeza inclinada hacia adelante y los brazos rigidos. Llevaban en la cabeza una gorra comica e iban vestidos con un largo balandran a rayas que aun de noche y de lejos se adivinaba sucio y desgarrado. Describieron un amplio circulo alrededor de nosotros, sin acercarsenos y, en silencio, empezaron a afanarse con nuestros equipajes y a subir y a bajar de los vagones vacios. Nosotros nos mirabamos sin decir palabra. Todo era incomprensible y loco, pero habiamos comprendido algo. Esta era la metamorfosis que nos esperaba. Manana mismo seriamos nosotros una cosa asi. Sin saber como, me encontre subido a un autocar con unos treinta mas; el autocar arranco en la noche a toda velocidad; iba cubierto y no se podia ver nada afuera pero por las sacudidas se veia que la carretera tenia muchas curvas y cunetas. ?No llevabamos escolta? ?...tirarse afuera? Demasiado tarde, demasiado tarde, todos vamos hacia <>. Por otra parte, nos habiamos dado cuenta de que no ibamos sin escolta: teniamos una extrana escolta. Era un soldado aleman erizado de armas; no lo vemos porque hay una oscuridad total, pero sentimos su contacto duro cada vez que una sacudida del vehiculo nos arroja a todos en un monton a la derecha o a la izquierda. Enciende una linterna de bolsillo y en lugar de gritarnos <> nos pregunta cortesmente a uno por uno, en aleman y en lengua franca, si tenemos dinero o relojes para darselos: total, no nos van a hacer falta para nada. No es una orden, esto no esta en el reglamento: bien se ve que es una pequena iniciativa privada de nuestro caronte. El asunto nos suscita colera y risa, y una extrana sensacion de alivio. En el fondo El viaje duro solo una veintena de minutos. Luego el autocar se detuvo y vimos una gran puerta, y encima un letrero muy iluminado (cuyo recuerdo todavia me asedia en suenos): ARBEIT MACHT FREI, el trabajo nos hace libres. Bajamos, nos hacen entrar en una sala vasta y vacia, ligeramente templada. !Que sed teniamos! El debil murmullo del agua en los radiadores nos enfurecia: hacia cuatro dias que no bebiamos. Y hay un grifo: encima un cartel donde dice que esta prohibido beber porque el agua esta envenenada. Estupideces, a mi me parece evidente que el cartel es una burla, <> saben que nos morimos de sed y nos meten en una sala, y hay alli un grifo, y Wassertrinken verbotten. Yo bebo, e incito a mis companeros a hacerlo, pero tengo que escupir, el agua esta tibia y dulzona, huele a cienaga.

  • Un mundo al alcance de la mano de Maylis De Kerangal

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    En su juventud, cuando no sabia muy bien que hacer con su vida, la parisina Paula Krast se marcho a Bruselas a estudiar arte. Alli conocio al timido Jonas, por el que sintio un deseo no siempre correspondido, y a Kate, una escocesa pelirroja y escultural. El trio sello su amistad en esos anos repletos de entusiasta creatividad y de suenos que despues, con el tiempo, no siempre llegaron al puerto previsto.
    Paula, que trabaja con la tecnica del trompe-l'oeil -es decir, con la pintura que imita a la realidad enganando al ojo humano; que, siendo representacion, busca la apariencia de realidad-, seguira un periplo vital que la llevara a los legendarios pero ya decrepitos estudios de Cinecitta en las afueras de Roma -donde trabajara en los decorados de Habemus Papam de Nanni Moretti y vivira una fugaz relacion amorosa con un italiano-; a Moscu, donde se esta rodando una version cinematografica de Anna Karenina, y finalmente a las cuevas de Lascaux, donde nuestros lejanos antepasados pintaron escenas en las paredes para contar su historia, donde la necesidad de narrar para dar sentido a nuestras vidas dejo un testimonio primigenio...
    Esta novela sutil y bellisima, rebosante de matices, nos habla de los suenos juveniles, de la amistad y el amor, de la evolucion personal, de recorridos geograficos y vitales, de la creatividad, de la relacion del artista con los materiales con los que trabaja, de la realidad y la ficcion, del arte como un modo de buscar el sentido de la vida y de entendernos a nosotros mismos, de la necesidad que tenemos los seres humanos de contar historias.

  • Amigos del placer (Libertinos Enamorados 3) de Vanny Ferrufino

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    Ashley Answorth, hija de los condes de Worcester, desea casarse por amor y no descansara hasta encontrar al hombre indicado con quien compartir su vida. Sin embargo, todo se sale de su control cuando sus sentimientos empiezan a inclinarse hacia el peor libertino de Gran Bretana, el marques de Sutherland, que esta a un paso del ostracismo social y a quien el matrimonio no parece interesarle mucho por ahora.
    Decidida a olvidarse de su absurdo enamoramiento, Ashley acepta el cortejo del duque de Blandes, encontrandose con un rotundo obstaculo en su camino: los celos del marques de Sutherland.

  • La pagina numero treinta y tres de J.l. Dominguez

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    LA PAGINA NUMERO TREINTA Y TRES

  • Salvada (Los verdugos de Hades 2) de Tillie Cole

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    La esperadisima segunda entrega de la saga de Los Verdugos de Hades

  • Houston, tenemos una mision inn de Garcia De Saura

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    Cuando Daniela, alias la Sweet, volvio a su casa tras una noche de juerga con Vera, alias Balay, jamas penso que ocurriria algo que desarmaria su vida cotidiana. Una persona de su pasado ha regresado a su presente para darle una mala noticia y pedirle ayuda. Por fortuna, ella no esta sola, sino que cuenta con la inestimable ayuda de su mejor amiga.

  • Sinfonia para mis heridas de Patricia Alejandra Coria

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    Buenos Aires, diciembre de 1983 Sin siquiera imaginar que ese dia su vida comenzaria a dar un giro inesperado, Mariana disfrutaba su primera jornada de soledad en el amplio piso que compartia con sus padres, quienes habian partido rumbo a Europa a celebrar un nuevo aniversario de casados. Habia hecho planes para disfrutar ella tambien de esas semanas que quedaban por delante: horas frente a su piano, sin las inoportunas interrupciones de su madre; algunas salidas con su grupo de amigos y companeros del Conservatorio de Musica, y esa tan postergada tarde de peliculas y pochoclos con Paula, su amiga del alma, para la que, bien sabia, tendria que negociar con Leandro. No seria tarea facil; su novio era demandante y celoso del poco tiempo que su trabajo le dejaba libre para compartir con Mariana. Recostada en el sillon, bebiendo un licuado de frutillas, anana y un toque de jengibre que Rosalia -quien trabajaba en la casa desde que ella era muy pequena- le habia preparado antes de retirarse, observaba desde el inmenso ventanal del living el embotellamiento de transito que, al caer la tarde, obstruia la avenida las Heras. Buenos Aires hervia en ese dia humedo de finales de primavera. Sin advertirlo, fue cayendo en un sopor que la sumio en un sueno profundo y tranquilo. El sonido del telefono la desperto de repente, confundida al ver el departamento a oscuras; habia perdido la nocion del tiempo. Se levanto trastabillando, imaginando que seria Paula para ultimar los detalles de la cena programada para el dia siguiente. -Hola… -dijo aun medio dormida, sin disimular el bostezo. No era necesario guardar tantas normas de cortesia con su amiga y confidente. -Buenas noches. ?Hablo con Mariana Urrutia? -La voz masculina se oia nerviosa y lejana. -Si, soy yo, ?quien habla? -pregunto restregando sus ojos para salir de la modorra de esa tardia siesta. -Mi nombre es Javier. Necesito hablar con vos, se que te sonara extrano porque no nos conocemos; aunque hace algun tiempo que yo supe de vos y decidi buscarte. No quiero asustarte, pero necesito verte, contarte cosas que nos involucran a los dos. -Creo que te equivocaste de numero. -Estaba a punto de cortar cuando oyo del otro lado del telefono el grito que intuyo desesperado. -!Por Dios, no cortes, Mariana! Debemos hablar urgente, antes de que sea tarde. Ya voy a explicarte todo y vas a poder comprobar que no te estoy mintiendo. -!Deja de hablar pavadas! No se quien sos ni me interesa. No vuelvas a molestarme. Luego de cortar la comunicacion, un repentino desasosiego la dejo como ausente, con el tubo aun en su oreja y enrollando, nerviosa, el cable en uno de sus dedos. Finalmente, desconecto el telefono, temblando de miedo. Encendio las luces, comprobo que la puerta estuviera cerrada con llave y trabo todas las ventanas. Intento serenarse preparando el jacuzzi para darse un bano con sales relajantes; ese llamado inoportuno le habia cambiado el humor. Una sensacion de extrano temor le oprimia el pecho, aguijoneando su mente con recuerdos y dudas que nunca habia querido enfrentar. Cerro sus ojos, se hizo un bollito en su cama, como cuando de pequena una tormenta la asustaba. No queria pensar, ansiaba dormir, dormir profundamente. El ruido en la cerradura de la puerta de entrada interrumpio el sueno profundo en el que finalmente habia caido, luego de una noche inquieta, en la cual ni la lectura ni las palabras cruzadas que tanto la hacian aislar del mundo habian logrado aquietar sus pensamientos. Se asomo al pasillo y comprobo que era Rosalia, quien traia un paquete de su confiteria preferida; seguramente le habria comprado medialunas para el desayuno. <>, penso imaginando la mirada de su madre, quien, tan obsesiva como era con su figura, vivia controlando la dieta de su hija. Corrio a arreglarse, recordando que no habia preparado su ropa como hacia habitualmente para no salir a las apuradas por las mananas. Odiaba esos descuidos que le alteraban sus rutinas tan estructuradas. El espejo del bano le reflejo a una Mariana ojerosa y palida. Sus ojos color miel, de mirada vivaz y chispeante, habian perdido brillo; su largo cabello, que lucia siempre impecable, era un revoltijo de hebras castanas. Era evidente que la noche anterior habia hecho estragos en su animo y aspecto. Al verse asi, se reprocho haber sucumbido a tanta ansiedad por un llamado que nada le habia revelado, que seguramente no tenia nada para revelar. No iba a ser presa facil de alguna broma de mal gusto o una de esas trampas mediante las cuales intentaban sacar informacion para luego planificar un robo. Al entrar a la cocina, encontro a Rosalia aguardandola con un humeante tazon de cafe con leche, jugo de naranjas recien exprimidas y las medialunas aun tibias. Marianita, como ella le decia, era un poco su nina. A la noble mujer, la vida le habia negado la posibilidad de convertirse en madre, y se habia prendado de Mariana desde el dia en que su patrona volvio de la clinica con su tesoro en brazos. -!Buen dia, Rosa! !No podes con tu genio!, ya comenzaste a malcriarme nuevamente -la saludo con una amplia sonrisa y un sonoro beso. -!Buen dia, mi chiquita! Estas preciosa, pero tenes una carita que no se en que festichola habras andado anoche. Cuidate, Marianita; ya se que sos grande y no te gustan los sermones, pero estas aca solita y no quiero que te pase nada malo -le aconsejo acariciando el cabello suave y brillante que tantas veces le habia cepillado de pequena. -Quedate tranquila, sabes que yo me cuido. Estuve preparando una clase hasta muy tarde y practicando con el piano; me acoste a la madrugada -mintio apurando su taza y devorando una medialuna mientras se colgaba la cartera al hombro. Ya estaba algo retrasada. El sol de principio de diciembre anticipaba un verano de fuego. Mariana habia anhelado durante todo el ano esos dias largos de calor, luminosos, intensos, alegres y coloridos, en los que el aire olia a jazmines y frutas frescas. Con su animo mas recuperado, camino luciendo ese hermoso vestido blanco de bambula y puntillas que su madre le habia comprado, con sus zapatos turquesa, cartera al tono y un perfume a flores silvestres que le daba aun mas frescura a su juventud. Una vez mas, al cruzar la Plaza Houssay, miro la fachada de la Facultad de Ciencias Economicas con ese orgullo y emocion que sentia por su padre, que habia egresado de alli hacia ya unas cuantas decadas. Penso en cuanto lo extranaba, a pesar de que hacia casi nada que se habian ido. Acelero el paso hasta llegar al Conservatorio. Seria un dia largo, pero la entusiasmaba la cena que aun restaba terminar de organizar con Paula y, si Leandro tuviera un ratito libre, quizas podrian almorzar juntos. No parecian quedar rastros de la ansiedad que tanto la habia inquietado. …Un dia, un dulce dia, con manso sufrimiento te romperas cargada como una rama al viento y sera el regocijo de besarte las manos, y de hallar en el hijo tu misma frente simple, tu boca, tu mirada y un poco de mis ojos, un poco… !casi nada!… Jose Pedroni Capitulo 2 Mendoza y Buenos Aires, anos 1935 a 1950 Desde el patio repleto de plantas y una parra que en breve deberia ser podada, se podia sentir el delicioso aroma proveniente de la cocina. Mercedes se ufanaba en la preparacion de los dulces, que luego almacenaria en grandes tinajas de vidrio, para ir consumiendo a lo largo del ano. Mientras la carne de los membrillos hervia, formando abundante espuma en una gran cacerola de bronce, filtraba el jugo de los corazones de los frutos con un lienzo blanco destinado exclusivamente para la preparacion de la jalea. Debia estar sumamente atenta hasta llegar al punto de coccion de la mermelada, para separar la porcion que deberia seguir un rato mas al fuego para lograr convertirse en un dulce compacto, luego de ser enfriado en un molde. Entretanto, sobre la larga mesa de madera, descansaba una olla humeante con la mermelada de uvas recien cocinada. -Por hoy es suficiente -exclamo Mercedes secandose la frente perlada de sudor luego de pasar tantas horas entre las hornallas. Su inmensa panza le dificultaba cada vez mas hacer las tareas habituales, pero no estaba dispuesta a renunciar al goce de la preparacion de sus famosos dulces. -Ya te he dicho una y mil veces que no debias enredarte con la cocina. !Tenes que descansar, mujer! -protesto Carmen, su hermana, que habia venido desde San Juan a cuidarla en los ultimos meses de embarazo. -No me retes mas, sabes cuanto me aburro tirada todo el dia como si estuviera enferma. Bastante que me aguante no haber podido ir a la procesion de la Virgen de la Carrodilla en esta ultima Vendimia -se quejo con su ceno fruncido y removiendo con furia la larga cuchara de madera. -Mejor ni hablar del tema, que me volviste bien loca desde que llegue. Entende que, estando gruesa, tenes que cuidarte. El medico ya te dijo que debes descansar mas horas, y supongo que no querras volver a pasar otra vez por el mismo sufrimiento. -Carmen intentaba hacerla entrar en razones y que se fuera, de una vez por todas, a la cama. -Ya, ya. Tenes razon, voy a recostarme hasta la hora de la cena. -Se resigno quitandose el delantal con pechera manchado de jalea y frutas, que destacaba aun mas el avance de su estado. Varias semanas pasaron hasta esa tarde fresca de principios de junio en que Mercedes comenzo a sentir fuertes puntadas en su vientre. Ya no sentia el mismo animo y valentia de los dias anteriores. Los fantasmas de su embarazo anterior regresaban con fuerza a llenarla de temor. Aquella vez, todo habia sido diferente, apenas habian transcurrido cuatro meses cuando una hemorragia la desperto de su siesta, sumiendola en la mas profunda tristeza al ver su ilusion hecha pedazos. Ahora estaba ya en su noveno mes y, a pesar de que no habia cumplido al pie de la letra las indicaciones de un mayor reposo, tal como le habia indicado su medico, todo se desarrollaba normalmente. Las contracciones eran cada vez mas seguidas y prolongadas. -Creo que esta llegando la hora, Carmen. Por favor, anda a buscar a dona Genoveva -le pidio agitada. Su rostro habia empalidecido de repente. -Acostate y trata de estar tranquila. Corro a buscarla, pero antes le aviso a Aurora para que no te quedes sola. -Su hermana largo la costura que tenia entre manos y, acomodandose el cabello con sus dedos, fue hasta la casa vecina, donde vivia la amiga de Mercedes.

  • La muerte blanca de Tapio Saarelainen

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    Simo Hayha esta considerado como el francotirador mas letal de toda la historia.

  • Sucedio en Las Vegas de Grace Marie March

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    --LO que pasa en las Vegas se queda en las Vegas --dijo Olga levantando la copa para brindar con sus amigas en la cena que habian organizado en el hotel donde se iban a quedar ese fin de semana, tanto sus amigas, como sus familiares levantaron la copa para brindar por la felicidad de ella.--Cuando supo Aidan que veniamos a las Vegas perdio todo el color de la cara, pense que le iba a dar algo --le dijo Cloe a su amiga Sophie. --A Robert le paso lo mismo --dijo riendose. Olga y sus dos hermanas, Rebecca e Irene, eran las hijas de Alexandra Winchell, unica hija de Rebecca, lo cierto es que ellas no estaban muy unidas a su familia materna, se veian pocas veces, tenian muchisima mas relacion con la familia de su padre, pero cuando conocieron a Cloe, la esposa de su primo hermano y a Sophie, hija de un amigo de la familia, entre ellas crecio una gran amistad. --No puedo creerme que mi hermana pequena se case antes que yo --dijo Rebecca en plan dramatico--, como se case tambien Irene, ahi si que me da algo. --dijo provocando las risas de todas, pero Rebecca oculto sus verdaderas emociones con esos chistes y con un par de copas de mas, en verdad ella penso que seria la primera en casarse, habia tenido una relacion seria que se termino cuando quiso hacerle una visita sorpresa a su novio, en su piso, para celebrar su aniversario y la sorpresa se la llevo ella al verlo junto a la vecina en la cama. No solo rompio con el ese dia, sino que tambien vio afectada su autoestima cuando el le dijo que al fin estaba con una mujer de verdad, ella siguio con su vida, refugiandose en sus estudios y su trabajo, llegando a entrar en una gran empresa, ascendiendo hasta el departamento de recursos humanos, por meritos propios, como le gustaba recordar a sus hermanas. Poco a poco se fueron retirando todas de la discoteca del hotel, pero Rebecca insistio en quedarse a tomar una copa mas, pese a que ya habia tomado mas de la cuenta, si hubieran estado sus hermanas o sus primas se la hubieran llevado si o si, pero las amigas de Olga simplemente le hicieron caso. --?Rebecca? Ella se giro al escuchar su nombre y se quedo mirando al hombre que tenia frente a ella, entrecerrando los ojos tratando de verlo mejor, ya que con las copas de mas que llevaba le veia doble. --?Jefe? --Si, soy Eduard, ?te encuentras bien? --No lo se, en estos momentos creo que tengo alucinaciones, sera mejor que me vaya a mi habitacion--, estaba tratando de levantarse cuando el la escucho murmurar--, vengo hasta aqui para alucinar viendo a mi jefe, para flipar, igual es un mensaje de que quiero acostarme con el y hasta ahora no me habia dado cuenta. Eduard no pudo evitar reir ante sus palabras y al ver que casi se cae, la cogio por la cintura para ayudarla. --Vamos, que no creo que puedas llegar tu sola. --Nunca me ha pasado esto, alucinar con ver a mi jefe, si no sueno ni contigo ni nada, no eres el dueno de mis fantasias mas ocultas. --Si sigues asi destrozaras mi ego en pocos dias. --Bueno, voy a ver donde me lleva esta alucinacion tan extrana--, trato de ponerse de pie delante de el--, ?vas a despedirme? --dijo de pronto y parecia hecha polvo, llevandose una mano al pecho--, No, eso no puede ser, me llamarias a tu despacho y no vendrias a buscarme a las vegas. --volvio a apoyarse en el para volver a ir hacia las puertas--, mi hermana pequena se casa, voy a ser la solterona de la familia--, empezo a decir cuando le entro hipo--, y a este paso tambien la borracha --dijo empezando a reir--, me han dejado sola --dijo poniendose de nuevo triste. --eso es porque Adara no ha venido, es mi mejor amiga, ella estaria aqui conmigo, seguramente mas borracha que yo. --No se si eso es posible. --?Que haces aqui? --He venido a visitar a un amigo, tipo tu Adara. --?Si?, y habeis venido a las Vegas. --Es que el vive aqui. --Ahhhh --ella se aparto un poco de el y se sento en un reservado antes de la salir de la discoteca--, dejame descansar, todo me da vueltas, ?podrias traerme algo para beber? Eduard hizo un gesto al camarero y pidio dos aguas, ella vio la botella cuando se la pusieron delante y le miro horrorizada. --Es lo unico que te voy a pedir --le advirtio. Rebecca saco el movil y el vio que realizaba una llamada, pensando que seria a alguien para que fuera a buscarla, se sorprendio cuando la escucho. --Si, ya se que hora es, …, Adara es que estoy teniendo una especie de fantasia con mi jefe, ?que crees que pueda significar?, …, no, aun tenemos la ropa puesta, …, ?por que dices que eso no es una fantasia?, …, vale, entonces como estamos vestidos es normal, …, ?y que crees que quiere decirme mi subconsciente?, …, no, cobro bien, no quiero un aumento de sueldo --Eduard escuchaba boquiabierto--, vale, yo me dejo llevar, luego te llamo, …, vale manana, sabes que me ha dicho que tiene un amigo en las vegas, le voy a decir de quedar los cuatro y te lo presento, …, es verdad, si es una fantasia, olvida lo que te he dicho. Dejo el telefono en su bolso, bebio un sorbo de agua con cara de asco y le miro. --Voy a dejarme llevar --le dijo Rebecca. --Bueno, lo cierto es que estaba hablando con mi amigo, porque precisamente necesito casarme. --?Tienes novia? --No, y necesito estar casado durante dos anos para cobrar una herencia de un excentrico tio. --Madre mia, ya se lo que pasa, como he dicho que mi hermana pequena se iba a casar antes que yo, mi subconsciente me ha traido un marido --dijo casi cayendo encima de la mesa--, necesito algo mas fuerte que agua. --Solo vas a beber agua, vamos que te llevo hasta tu habitacion. --Pero no has venido para casarte, aqui en el hotel hay una capilla --dijo ella tratando de levantarse--, pero te aviso, si no me caso de Marylin, yo no me caso. --?Me vas a firmar un papel comprometiendote a estar casada conmigo durante dos anos? --Claro, porque no, no tengo planes para los proximos dos anos --dijo volviendo a sentarse --, todo me da vueltas. --Tal vez deberias irte a tu habitacion, lo mejor es que lo hablemos manana, no te veo en la mejor de las condiciones. --Mira, jefe --dijo ella tratando de senalarlo--, esta es tu ultima oportunidad conmigo, te casas ahora, siempre y cuando yo vaya de Marylin o te olvidas de casarte conmigo para siempre. Eduard la miro y saco un sobre de su chaqueta, sacando las hojas del interior. --Habia redactado esto, lo cierto es que me iba a casar con una prima de mi amigo, pero ahora mismo pienso que sera mas creible si me caso contigo, aun no esta puesto el nombre, seria escribirlo y firmar. --Pues vamos alla --dijo cogiendo los papeles y no pudiendo leerlos del mareo que llevaba --, te los voy a firmar sin leer, mira si confio en ti. --Despues de firmarlos, se levanto junto a el --. Vamos a por mi vestido. --Yo no pienso vestirme de Elvis. --Pero que soso eres, no puedo creerme que no quieras hacer eso, mal empezamos con esta boda. --Cada uno puede casarse como quiera. --Vale --dijo un poco a reganadientes--, vamos alla, no puedo creer que vaya a casarme la primera de mis hermanas.

  • Consejos de amor (Julia), Elizabeth Harbison de Elizabeth Harbison

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  • El engano de la princesa de Kiersten White

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    LA PRINCESA GINEBRA HA LLEGADO A CAMELOT PARA CASARSE CON UN EXTRANO: EL CARISMATICO REY ARTURO.

  • Hazmelo como tu sabes de Amanda Seibiel

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    Lucia es un ama de casa que se dedica en cuerpo y alma a su marido Roberto y cuyos unicos conflictos son saber el menu diario y evitar los encontronazos con la cotilla de su cunada.

  • Diez anos y diez dias de Poppy Garcia

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    !Por fin algo de tranquilidad!

  • Apagame de Una Fingal

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    Desenganada de su matrimonio y de su aburrida existencia, Suzanne Daniels se refugia en las novelas romanticas, viviendo sus fantasias de un modo tan real que muchas veces son causa de problemas o circunstancias hilarantes.

  • EL ULTIMO CARNAVAL de Menchu Garceran

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    -?Crees en fantasmas?
    -No.
    -Yo tampoco.
    -No se que hacer.
    -Pues esta claro, hacer lo que te ha pedido.
    -?Hacer caso a un fantasma en el que no creemos?
    Y de esta manera tan ilogica, Gabriela decide viajar a Venecia para descubrir que paso a su antepasada durante el carnaval de 1796
    Alli se encontrara con Mario, un conde tan atractivo como irritante que, para colmo, es el descendiente de Angelo, el novio de su antecesora. A pesar del choque de caracteres, trabajaran juntos para descubrir el misterio que los rodea.
    Una historia con misterio, fantasmas, amor y mucha magia.
    RESENA DE ROMANTICAS AL HORIZONTE (Extracto)
    <> me ha parecido una novela de sobra interesante. Con una buena mezcla de intriga y romance. Un verdadero coctel a lo Bond, James Bond, que siempre pide el Martini con Vodka (un Vesper) mezclado y no agitado. Dicen quienes lo han probado que es una combinacion de lo mas especial. Y asi es como he visto yo la novela de Menchu. Mezclada y no agitada, con todos sus ingredientes en la justa medida para que ningun sabor se imponga a los demas. Un resultado que estalla en tu paladar como la famosa bebida del agente 007.

  • Sin llegar nunca a la cumbre de Paolo Cognetti

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    El nuevo libro del autor de Las ocho montanas.

  • Desayuno sin diamantes de Merche Diolch

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    Dicen que de una boda sale otra boda.
    Dicen. pero del dicho al hecho hay mucho trecho y lo que menos necesita Pepi es verse inmersa en una nueva relacion. El trabajo la ahoga y todavia no ha olvidado al que fue su gran amor. No, no, no. No puede comenzar nada con nadie, y menos con el, el padre de su mejor amiga.
    La diferencia de edad, distinto estatus social, la discrepancia de ideas y opiniones. son claros indicios de que estan ante una relacion abocada al fracaso. No existiria nada entre ellos, si no fuera por la atraccion que sienten el uno por el otro.
    Solo con la atraccion fisica, el sexo, pero del bueno, no se puede sustentar una relacion. ?No?

  • Lo que no pude contarte de Adriana Moragues

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    La cantautora Adriana Moragues debuta en el mundo literario con una historia en la que los sentimientos laten con fuerza y la musica envuelve cada pagina.

  • El Golfo de Cadiz y la Cabo de Buena Esperanza de Lara Smirnov

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    Cuando una rubia militar sudafricana se planta en casa de Manu -mas conocido como el Golfo de Cadiz- con un bombo de varios meses, las cosas entre el y Victoria -la Estrecha de Gibraltar- se complican. Entiende que Manu tuviera vida social antes de conocerla, pero lo que no le encaja es que rompa con ella para casarse con una autentica desconocida. Con el corazon destrozado, Victoria cruza el Atlantico para iniciar su carrera como diplomatica en Uruguay.

  • Antes de las lluvias, Dinah Jefferies de Dinah Jefferies

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    Eliza es una mujer muy independiente para la sociedad britanica de los anos treinta. Fotografa de profesion, tras haber perdido a su marido en un desafortunado accidente, regresa a India por encargo de la administracion britanica. Alli paso su infancia hasta que su padre murio en un atentado.

  • El cuchillo en la mano (Chaos Walking 1) de Patrick Ness

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  • El orgullo de Mr. Darcy de Laura Barcali

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    Es una verdad universalmente aceptada que todo soltero en posesion de una gran fortuna necesita una esposa. Y eso es lo que penso Fitzwilliam Darcy, con profundo desagrado, cuando su amigo Charles Bingley le informo de que estaba interesado en la finca Netherfield Park, cerca de Meryton, tras haber acudido el pasado lunes a visitarla. --?Cuando tienes pensado instalarte? --pregunto Darcy. --Para San Miguel. Mandare algunos criados para que preparen la propiedad --dijo con el enorme entusiasmo que le caracterizaba--. Es un condado encantador para pasar esta epoca del ano. Te encantara, estoy seguro --anadio. --?Te encantara? No pretenderas que te acompane. Tengo mucho que hacer en Pemberley -- contesto con la mala cara habitual ante algo que no entraba en sus planes. --Darcy, amigo, piensa en los bailes... --Yo no bailo y bien lo sabes --lo corto. --En las encantadoras damas del lugar, los largos paseos a caballo, !y la caza! --Querido amigo, si hay damas casaderas, que las habra, mucho me temo que las presas de caza seremos nosotros. --Darcy, siempre mal pensando de todo el mundo. !Seguro que son todos muy amables! En cuanto a bailar, iremos a las fiestas o incluso podria hacer una en Netherfield. Conseguire que bailes. Darcy no pudo rechazar la invitacion de su amigo, pero no pensaba bailar con las damas del condado. No necesitaba una esposa. II Aquella manana, tan solo dos dias despues de haberse instalado Bingley en Netherfield, un vecino del lugar, el senor Bennet, le presento sus respetos. Le parecio al joven un hombre interesante, culto y con muy buen sentido del humor. --Senor Bingley, mi esposa, la senora Bennet, y yo esperamos que este a gusto en Netherfield y sus alrededores --dijo. --Estoy encantado, senor Bennet. Y, digame, ?tiene usted familia en la zona? --!Oh, ya lo creo! Cinco hijas, la mayoria cabezas de chorlito. Casaderas. Al joven le parecio que el senor Bennet era muy divertido. --Es de suponer, senor Bingley, que nos veremos en bailes y reuniones. --!Desde luego! Me encanta bailar. Ya he sido informado por sir William del proximo baile. --Esperamos poder disfrutar de su presencia mucho antes. --Sera un honor y un placer hacerles una visita a ustedes y a sus hijas. --Deseo de corazon recibir su visita en nuestra humilde casa y que no salga corriendo al ver a mi progenie. Bingley rio de buena gana ante las ocurrencias de tan peculiar hombre. --Le he traido este libro de mi Biblioteca personal, espero que lo disfrute. --!Gracias, senor Bennet! Tendre que devolverselo en breve. --Asi lo espero. Un placer tenerlo aqui. --Gracias --contesto Bingley con solemnidad. Tras la marcha del hombre, el joven Bingley se dispuso a escribir una carta a su amigo Darcy. Querido amigo, En solo dos dias que llevo aqui ya he conocido gente maravillosa. Todos han sido muy amables conmigo. En quince dias se celebra el primer baile. Te espero para el acontecimiento. Tambien hay jovenes casaderas con las que podras bailar, y por lo visto muy hermosas. Sinceramente tuyo, Charles Bingley Cuando Darcy recibio la misiva no penso tan bien de la amabilidad de los lugarenos. Cuando tu renta es de cinco mil libras anuales todos se vuelven muy amables, las hijas extremadamente casaderas y predispuestas a bailar hasta desfallecer. Iria a Netherfield, tal como le prometio, pero para cuidar y proteger a su amigo. III A los pocos dias, el senor Bingley devolvio la visita al senor Bennet, pasando diez minutos con el en la biblioteca. La ilusion de ver a las que decian que eran las mas hermosas senoritas del lugar se desvanecio. Sin embargo, esa misma noche, recibio una invitacion a cenar, junto con otra que requeria su presencia en Londres, por lo que tendria que posponer la cena en casa de los Bennet. Ya en la capital, la carta de su hermana Caroline cobro mas sentido. --Pasaremos contigo la temporada en Netherfield Louisa, el Sr. Hurst y yo. --Os encantara. Solo he recibido amabilidad y muchas invitaciones. Son una gente maravillosa. --No me fio de esos pueblerinos y sus hijas casaderas. --!Caroline! --la reprendio Bingley. --Yo tambien os acompanare --confirmo Darcy, muy a su pesar. Pero salvar a su amigo de un mal matrimonio era prioridad para el. Y asi termino toda discusion. Dias despues, ya en el salon de baile de Meryton, la presencia de distinguidos personajes de la capital llamo la atencion de los presentes. El grupo lo componian cinco personas: Bingley, sus dos hermanas, el marido de una de ellas y un distinguido caballero: Darcy. Todos le admiraron al enterarse de que disponia de una renta de nada mas y nada menos que diez mil libras anuales y diversas tierras. Pero ser sabedor de todo esto le incomodo y fue mas grosero de lo habitual en publico. Sus modales eran indignantes, siendo considerado un antipatico y un desagradable. Se nego a bailar, a excepcion de un baile con cada una de las hermanas de Bingley, y a conversar con los presentes mas de un minuto. Bingley lo reprendio rapidamente; --Podrias ser mas simpatico. Esta gente es muy amable. !Y haz el favor de bailar con alguna dama del lugar! --Ya he bailado con tus hermanas, he cumplido y no necesito mas. --Eso no cuenta --contesto Bingley--. Vamos, Darcy, tengo que conseguir que bailes. No soporto verte ahi solo y aburrido. --Lo prefiero. --Seria mejor que te unieras a los demas. --No pienso hacerlo, detesto bailar, y en una reunion como esta me resultaria insoportable. No hay ninguna mujer en toda la sala con la que consideraria bailar. --Me horrorizaria ser tan quisquilloso como tu --exclamo Bingley--. Hay muchachas encantadoras, algunas extraordinariamente hermosas. --Me temo que tu ya estas bailando con la unica joven agraciada de esta... reunion. --Y miro a la mayor de los Bennet. --!Oh, si! Es la mujer mas bella que he visto en mi vida. Pero mira, justo detras de ti esta sentada su hermana. Es bonita, !y seguro que simpatica! --exclamo con su habitual entusiasmo --. Le pedire a mi pareja de baile que te la presente. --?A quien te refieres? --Darcy se dio la vuelta y miro a Elizabeth Bennet, la segunda hija de los Bennet, que le miraba a su vez, asi que tuvo que apartar rapidamente la mirada, con toda la frialdad que le caracterizaba. --Digamos que es pasable, pero no lo suficientemente hermosa como para tentarme. Y ya ves que esta ahi sola, desdenada por el resto de caballeros. Vuelve con tu pareja y disfruta de la velada, no pierdas mas el tiempo conmigo. --Esta bien. --Y se alejo, deseando volver con Jane. Darcy miro de reojo a Elizabeth y vio en esta una sonrisa desdenosa, entre divertida y burlona, pues habia escuchado toda la conversacion de los dos caballeros. A Darcy le sento bastante mal y le puso de peor humor si cabia. Bingley, ajeno a los sentimientos de su amigo, bailo de nuevo con la hermosa Jane, obnubilado ante su presencia dulce y amable. Tambien lo hizo con Elizabeth bajo la mirada fria de Darcy, que seguia de pie como un palo, mientras se daba cuenta de que ella cuchicheaba con otras personas, probablemente sobre el y su desprecio anterior a bailar con ella. Tal vez se habia ido de la lengua demasiado rapido y, queriendo desdenar, habia sido desdenado con mayor rapidez aun. IV Cuando Darcy y Bingley volvieron a Netherfield y se quedaron a solas, el segundo le comento al primero lo mucho que adoraba a Jane. --Es justo como debe ser una joven: sensata, afable, dulce... !y es realmente hermosa! --En eso tienes razon, es una joven muy hermosa. Lastima de su familia --comento con desagrado. --?Por que dices eso? Son todos encantadores. Y Elizabeth no es como piensas. --No pienso nada de ella. Tienes una gran tendencia a que te guste la gente, y lo sabes --lo reprendio Darcy--. Nunca ves defectos en nadie. Para ti todo el mundo es bueno y un dia te llevaras una sorpresa. --Oh, vamos, Darcy. Somos amigos, por supuesto que veo todo lo bueno de las personas, aunque estos crean que tengo amigos maleducados. Podrias haber sido mucho mas amable. Al final siempre tengo que defenderte. --Y que esperabas. Solo buscan nuestro dinero. --Darcy, tienes demasiados prejuicios. --Y tu eres demasiado displicente. Entre Darcy y Bingley existia una fuerte amistad, pese a la disparidad de caracteres. Eran como hermanos. Para Bingley, que hacia poco habia alcanzado la mayoria de edad*, y tras la muerte de su padre, encontro en Darcy el apoyo masculino que necesitaba. Confiaba en el y su buen juicio ante las cosas de la vida y los negocios. Darcy era brillante e inteligente, pero altanero, reservado y exigente. Bingley, sin ser menos inteligente, era todo lo contrario: caia bien siempre. Darcy, en cambio, se las arreglaba para hacer todo tipo de desaires. --En cualquier caso, Darcy, no puedes negar que Jane en particular es una muchacha adorable. --No lo niego --contesto. --Mis hermanas no ven inconveniente en que trate mas con ella. --Cierto. --Asi que eso hare --concluyo con una gran sonrisa en la boca.

  • Miguel (Y llegaste tu 9) de Merche Diolch

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    —?Que haces aqui, Miguel? —le pregunto Sarah mientras subia las escaleras que conducian hasta la entrada del bar donde trabajaba. El joven, que estaba sentado en uno de los escalones, levanto la vista de su movil y le regalo una radiante sonrisa. —Esperarte. Ya sabes que sin ti no puedo vivir. La risa femenina los envolvio. —Mira que eres pelota —lo acuso al mismo tiempo que abria la puerta del establecimiento—. Anda, entra —lo invito mientras encendia las luces. El se levanto, se limpio un poco el vaquero y la siguio. —No sabia que abrias tan temprano —comento intentando entablar una conversacion. Se sento en uno de los taburetes que habia cerca de la barra y el silencio del local le llamo la atencion, tan acostumbrado al ruido y las conversaciones de los camioneros que por alli pasaban. La chica se metio en la cocina para salir de inmediato con un cubo lleno de agua en una mano y una fregona en la otra. —Alguien tiene que limpiar. —?Te ayudo? —Se bajo del taburete y atrapo corriendo el cubo de plastico. Ella nego con la cabeza. —Es cosa mia… El tiro del cubo con fuerza, intentando que se lo diera, pero ninguno de los dos lo soltaba. —Venga, no seas cabezota. Dejame ayudarte… —No, Miguel. Es mi trabajo… —le senalo y tiro del cubo hacia ella, provocando que el agua cayera al suelo, mojandolos. El chico comenzo a reirse. Sarah lo miro con cara de pocos amigos. —No le veo la gracia. Miguel aprovecho para quitarle la fregona de la mano y le dio un beso en la mejilla para su sorpresa. —Venga, no te pongas asi, que estas muy fea. Ella cruzo los brazos por delante y arrugo el ceno mientras observaba como limpiaba. —Pues tampoco se te da tan mal —dijo pasado un tiempo. Miguel la miro por encima del hombro y guino un ojo. —La experiencia… Anda, sigue tu con otras tareas y yo termino con el suelo. Sarah asintio y desaparecio en la cocina. Al poco, se escucho en el local el ruido de la puerta al abrirse. —Esta cerrado —anuncio Miguel a quien fuera que habia entrado, sin ni siquiera molestarse en mirar. —?Esta Sarah? —pregunto de forma brusca el recien llegado sin hacerle caso. —?Quien lo pregunta? —Miguel paro lo que estaba haciendo y observo al joven que acababa de entrar. Iba vestido con un pantalon negro y una cazadora tambien oscura, y no era mas alto que el. Tenia las gafas de sol puestas, aunque ni dentro ni fuera del local fueran necesarias, y su cabello rubio estaba peinado hacia arriba. El joven lo miro con gesto de desprecio de arriba abajo. —No es de tu incumbencia… Miguel dejo la fregona apoyada en la barra. —Si preguntas por Sarah, si. —No sabia muy bien por que habia dicho eso, pero al observar a ese desconocido algo le dijo que no era de fiar. Se carcajeo ante su respuesta. —No me hagas reir, muchacho. !Sarah! !Sarah! —la llamo a gritos, ignorandolo. Miguel se acerco a el un poco mas y atrapo su brazo. —Tengo que pedirte que te marches… El chico se quito las gafas de sol, dejando visibles unos ojos demasiados rojos, muy lejos del blanco que debia cubrirlos, prueba de que por su sangre corrian sustancias ilegales, y trato de zafarse de su agarre. —!Sueltame! —le exigio. Miguel hizo lo que le pedia y senalo la puerta. —Vete —le ordeno de nuevo. —Obligame —lo reto. Miguel avanzo un par de pasos con intencion de hacerlo cuando le sorprendio un punetazo en el estomago que provoco que se doblara sobre si mismo. Mientras hacia todo lo posible para recuperar el aire que le habia robado el golpe, el joven que le habia sacudido se agacho para mirarlo a la cara. —Dile a Sarah que Aitor la busca —le dijo entre dientes y se marcho. Miguel se acerco a la entrada en cuanto esto ocurrio y, sin dudarlo, cerro la puerta con llave. Se apoyo en la madera y llamo a la chica que se escondia en la cocina. —Sal… Ya se ha ido. Sarah aparecio de inmediato. En su cara se reflejaba el terror que habia sentido cuando identifico la voz de quien la llamaba. —?Estas bien? —le pregunto preocupada. El se paso la mano por su estomago y asintio. —Algo dolorido…, pero bien. La chica llevo sus manos a la zona que habia sufrido el punetazo y lo miro con sus ojos azules llenos de lagrimas. —Lo siento… Yo… Miguel chisto acallandola y le acaricio la mejilla, secandole la humedad que se deslizaba por ellas. —No pasa nada… Estoy bien. Esta todo bien —mintio pasandole un brazo por los hombros para atraerla hacia el—. Estoy aqui. Me tienes para lo que necesites. Sarah apoyo su cabeza en el pecho de el y lo abrazo. El silencio se asento en el local, solo roto por el llanto de la joven. PARTE 9 MIGUEL Capitulo 1 —Nos vamos —le dijo Miguel en cuanto aparecio por el bar a modo de saludo. Sarah arrugo el entrecejo y lo observo confusa. Hacia dos dias que no sabia nada de el y ahora, de repente, aparecia como si tal cosa. Cogio el trapo con el que limpiaba la barra del bar con mas fuerza de la necesaria y siguio con lo que estaba haciendo sin dirigirle la palabra. El joven se quito el gorro verde que llevaba y lo estrujo entre las manos. —Sarah, se que estas enfadada… Esta nego con la cabeza, pero no lo miro a los ojos. —No se de que hablas. Miguel tiro el gorro sobre la barra, entorpeciendo su trabajo y obligandola a detenerse. —Si, desapareci. —Se paso la mano por el cabello y resoplo—. Pero tenia cosas que debia atender para poder… Sarah le dio la espalda y se dirigio a la cocina, ignorandolo. El solto el aire que retenia, agarro su gorro y se lo metio en el bolsillo trasero del vaquero. Golpeo uno de los taburetes y solto un exabrupto arrancando una carcajada a uno de los camioneros que estaba cerca de el tomando una cerveza. Lo miro con cara de pocos amigos, pero el hombre, lejos de molestarse, levanto la jarra y brindo en el aire. —Yo apuesto por ti. —Le guino un ojo y bebio. —No se que decirte, amigo —intervino en la conversacion un hombre que se sentaba un par de mesas por detras del primero—. Esa chica los tiene bien puestos… —?Apostamos? —pregunto un tercero. Miguel parpadeo varias veces, alucinando de que todos los reunidos en el local estuvieran mas atentos a la charla que habian mantenido Sarah y el que a sus propias cosas. Se puso el gorro en la cabeza y, sin querer intervenir en el debate que mantenian los clientes del bar, fue tras su objetivo. Cruzo la barra del bar y se parapeto en el vano de la puerta para evitar que Sarah saliera huyendo sin escucharle. La joven, que estaba preparando lo que parecia ser una hamburguesa, ni siquiera se volvio para mirarlo cuando sintio que la observaban. Sabia de quien se trataba y no queria que supiera que le habia afectado su ausencia. Dos dias… Habian pasado dos dias desde que aparecio Aitor buscandola, desde que Miguel se habia enfrentado a el, desde que le habia prometido que estaria ahi para lo que necesitara… Golpeo con la espatula la carne picada, con mucha mas fuerza de la necesaria, y tenso su mandibula al recordar como en esos dias saltaba cada vez que la puerta del local se abria, cada vez que aparecia detras de ella una cabeza rubia, con temor a que su exnovio regresara y que, en esa ocasion, nadie pudiera ayudarla… porque estaba sola. Miguel se marcho en cuanto aparecio Boris, su jefe, en el local con la excusa de que debia solucionar unas cosas para volver a aparecer… No habia estado a su lado, aunque se lo habia prometido. —Sarah… —la llamo justo cuando esta daba la vuelta al filete y lo golpeaba con sana y el no pudo mas que tragar con dificultad, consciente de que la camarera en ese momento imaginaba que, en vez de carne, maltrataba una parte de su cuerpo…, una muy delicada—. Sarah, escuchame, por favor.

  • Tu, sucia rata de Fernando Lalana

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    Chicago 1931. El alcohol esta prohibido y los gansteres se han hecho los duenos de la ciudad. El dinero ilegal obtenido por el trafico de whisky es capaz de comprar a muchos corruptos, da igual de que estamento sean. De vez en cuando, una matanza cambia las tornas y un nuevo jefe se alza con el poder, pero todo sigue igual. ?Es posible que triunfe el amor en un ambiente asi, lleno de asesinatos y venganzas? ?Heredan los hijos los pecados de los padres? Annie solo tiene 18 anos y ya es una experta conductora en atracos; despues de todo, su padre, victima en la matanza de San Valentin, le enseno todo sobre coches. Y Junior, con sus 22 anos, es el nino mimado de su padre, Frank Nitti, el lugarteniente de Al Capone. ?Que futuro puede esperarles a dos jovenes como ellos por muy enamorados que esten?

  • La dama del museo de Pablo Poveda

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    En el interior de un museo, un hombre le entrega un mensaje a Caballero, antes de morir envenenado en sus brazos.

  • Mujer fantasma de Victoria Villarino

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    Jamas me habria imaginado lo que esa manana me encontre tras la cochambrosa pared de mi futura casa. Ya hacia varios meses que compre lo que viene siendo el terreno en general. Una antigua mansion. Probablemente de algun viejo rico que habia heredado la casa de generacion en generacion hasta que tuvo la mala suerte de no poder dejar descendencia ni herederos a los que poder ceder la enorme y antigua casa. La primera vez que la vi fue un dia que estaba por el barrio por pura casualidad. Justo estaba haciendo una investigacion por la zona. Hacia tiempo que me queria mudar y estaba barajando diferentes opciones. Cuando la vi me quede impresionada con su fachada. Una casa mas larga que ancha. Con unos amplios escalones que llegaban a un porche bastante ornamentado. Las paredes de un gris gastado que deja claro que hace tiempo que esta abandonada. Dos columnas en la entrada, una a cada lado de la escalera. De un estilo dorico sencillo, rematadas en un blanco hueso y con algun reflejo dorado, senal de que habia algun tipo de decoracion que hoy en dia es inexistente. Con esas enormes torres que deduzco que en su interior estarian las diferentes habitaciones. Y esos grandes ventanales. Me parecio estar viviendo en otra epoca y estar viendo un castillo. Realmente me dejo tan hipnotizada que no dude ni un segundo en elegirla. Queria que esa que tenia ante mis ojos fuera mi casa. Y cuando una cosa se me pone entre ceja y ceja suelo ser muy insistente. No tarde en llamar al numero que anunciaban para comprarla y me atendio una inmobiliaria. Al parecer no estaba nada equivocada. La casa llevaba diez anos en venta porque su antiguo propietario ya no se podia hacer cargo de ella. Y dado que hacia tantos anos que nadie preguntaba por ella me la dejaron tirada de precio. Sinceramente no se cuanto costaria en su tiempo, pero creo que por lo menos me costo la mitad de lo que se mereceria. Lo mas dificil vino despues. Obviamente la casa necesitaba mas de una reforma. Como por ejemplo poner una caldera y cambiar el sistema de electricidad a uno mas moderno. Ademas de una mano de pintura tanto por dentro como por fuera. Arreglar el suelo. Puede que la moqueta que lo cubria disimulara ese horrible suelo en su epoca, pero como comprendereis en pleno siglo XXI no iba a dejar la moqueta. Asi que mi idea era poner suelo de madera en toda la casa menos en la cocina y el bano. Hablando del bano, creo que es la habitacion con mas decoracion de la casa. Un suelo de marmol a cuadros y unas paredes con un papel bastante feo, con unas flores en tonos azules. Lo que mas me llamo la atencion fue esa maravillosa banera con patas doradas que decidi conservar en mi futuro cuarto de bano. Casi toda la decoracion la tuve que cambiar. Yo queria un estilo mas minimalista, pero manteniendo la fachada y ese aire antiguo. La cocina es la unica reforma seria que hice. Teniamos que tirar la pared que separaba la cocina del salon-comedor porque no me gustaba como quedaba todo tan cerrado. ?Quien no querria una cocina con una pequena isla en medio y poder ver a quien este en el salon mientras preparas la cena? Y entonces aqui vinieron los problemas. Contrate a la gente mas especializada en el tema de este tipo de reformas. Tuvieron que hacer mil llamadas a arquitectos y de mas para saber si no habia ningun problema por tirar esa pared abajo sin que se nos cayera la casa encima. Tras un mes de mucha, mucha paciencia, me dieron el visto bueno y comenzaron a sacar ese estorbo de hormigon entre mi cocina y mi salon. Pero lo que encontramos dentro de ese muro nos dejo de piedra a todos. CAPITULO 1 Todo comenzo rondando los anos setenta. Nunca me habia llevado bien con mis padres. Concretamente con mi padre. Siempre estaba quejandose del poco partido que me daba y de lo desaprovechada que estaba mi vida. Estaba empenado en que buscara un hombre con dinero y que no lo dejase escapar jamas. En resumidas cuentas, el pretendia que me quedara de esclava de un hombre engreido y creido, que creia que el dinero era la puerta a todos los lugares y personas del mundo. Y no se equivocaba en eso, porque hasta el dia de hoy he podido comprobar que asi es. Parece que el dinero es la llave magica que todo lo abre. Asi que su idea era que me quedase en la casa de este senoritingo con dinero, haciendo los quehaceres de un ama de casa, que ademas me aburriria como ninguna porque por supuesto tendria servicio, asi que no podria limpiar, ni cocinar, ni ir al pueblo a comprar nada... Simplemente entretenerme con cualquier cosa que tuviera en su mansion de ricachon. Aprender a tocar el piano o a pintar sobre un lienzo. Si, creo que esas son las cosas que suelen hacer la gente adinerada. El habia crecido en otra epoca en la que esto era bastante mas tipico, pero estando casi a finales de siglo me parecia una costumbre bastante neandertal. Mi madre por otro lado callaba cuando mi padre empezaba a despotricar barbaridades por su boca. Se le veia en la mirada que, en muchisimas ocasiones, por no decir en todas, no estaba de acuerdo con el. Pero como buena esposa que era no tenia ni voz ni voto frente a la opinion del patriarca de la familia. Asi que un buen dia en el que el sol radiaba en todo lo alto, tome la decision de empezar a vivir mi vida por libre. Sin estar reprimida ni encarcelada en una prision con prejuicios como barrotes. No era un dia cualquiera. Yo lo sabia y el aire que chocaba contra mi ventana suavemente para darme los buenos dias, tambien. Hoy era el esperado dia en el que cumplia la mayoria de edad. Al fin libre. Durante todo ese dia pasee por el pueblo capturando cada escena. Las senoras comprando fruta y pescado en los pequenos puestecitos del mercado. Todo fresco, por supuesto. Te lo dejaban bien claro con sus gritos a pleno pulmon. Para la cena mi madre me habia preparado mi plato favorito, pollo al horno con un salteado de verduras del huerto que teniamos detras de la casa. Me alegro mucho que se acordara del dia que era a pesar de no hacerme ningun regalo. El ano anterior me habian regalado un cofre que habia sido de mi abuela, y lo habian decorado con algunos toques de bronce pintado que simulaba ser oro. Para entonces aun ibamos medio bien de dinero. Pero este ano era bastante peor que el anterior pues el que llevaba el huerto de casa siempre habia sido mi abuelo, que al morir unos meses despues que mi abuela, se habia quedado casi desierto. La unica que intentaba que no decayera era mi madre que era la que pasaba mas tiempo en casa. Pero aun asi nunca le habia llamado mucho la atencion por lo que no sabia muy bien el tiempo de cultivo de cada cosa y las temporadas para cada una. Al no contar con la ayuda de los alimentos del huerto para poder venderlos en el pueblo, nuestros ahorros bajaron considerablemente. Yo conseguia ganarme algo de dinero ayudando a una vecina que estaba casi senil, limpiando algunos muebles de su casa. Su marido habia sido un depravado y se habia largado con la primera fulana que se le cruzo por el camino. Asi que la pobre mujer se vio sola e incapacitada para llevar una casa tan grande. Mi padre, por supuesto, no sabia nada de mis momentos de trabajo. Solo se lo conte a mi madre que no pudo mas que alegrarse. Aunque me advirtio que si se enteraba mi padre podria ser terrible. Despues de cenar les di las buenas noches a mis padres y subi las largas escaleras hasta mi habitacion. Me asee y me meti bajo las sabanas. Espere el tiempo prudente para asegurarme de que mis padres ya estaban en el quinto sueno de Morfeo. Me baje de la cama con el mayor sigilo posible y con sumo cuidado abri la maleta que habia debajo de mi cama. Solo meti las prendas esenciales para la convivencia en cualquier otro lugar que no fuese este. Alguna muda de ropa interior y un par de manoletinas. La cerre silenciosamente y descendi hasta que sali de esa casa. Mi casa. Me dio mucha pena abandonar a mi familia. A mi madre. La que siempre me apoyaba, aunque la sociedad no nos lo permitiera. Ella siempre creia en mi. Todos los planes de futuro que le contaba los escuchaba con ojos de emocion. Me dio mucha pena abandonarla dejandola con el mandon de mi padre. Sabia que estaria bien, aunque yo me fuera. Pero yo no podia quedarme ni un segundo mas alli.

  • Una Atraccion Enmascarada (Romance En Londres 2) de Emily Jo Cooper

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    --!Clarissa! --grito espantada lady Honoria Bladesdton, como sucedia a menudo, cuando vio ingresar al salon a su pequena hija. La rubia nina la ignoro por completo y se dirigio decidida hacia donde su padre leia el periodico. Cuando escucho el alarido de su esposa, el duque miro a su hija y sus ojos se abrieron por sorpresa. Ella se paro frente a el, acomodando la cola del vestido de novia que la duquesa habia usado cuando se caso con el duque y, embutida en metros de tela, lo contemplo muy seria. --Padre, ?puedes concederme un minuto, por favor? --le dijo con su dulce voz y sus enormes ojos azules expectantes. --Claro, princesa, dime lo que esta tramando esa preciosa cabecita -- respondio su padre, luego de una pausa en la que intento reprimir la risa. --?Recuerdas que me dijiste que cuando me casara yo podria escoger a quien seria mi esposo? -- Siguio la pequena mirandolo fijamente, sin inmutarse ante la exclamacion de su madre. --Mmm si, por supuesto --asintio el duque, ocultando una sonrisa tras su taza de te. --Bien, vengo a informarle de que ya lo he decidido --anuncio Clarisa, repasando a sus padres con la mirada. --?Que has decidido? No te entiendo, hija --inquirio perplejo. --Quiero decir que ya elegi a quien sera mi esposo --aclaro ella con voz impaciente. --Ah, ?si?, pero ?no crees que aun eres muy pequena para pensar en casarte? --pregunto el duque muy divertido ante las ocurrencias de su hija. --Noo, no lo creo. Ayer celebre mi sexto cumpleanos. Ya soy grande, padre --contesto ella negando con su cabeza repetidamente. --Clarisa, hija, por favor, de don... --comenzo a decir su madre, pero se interrumpio al ver la sena imperceptible que le hacia su esposo. --?Por eso estas vestida asi, hija? Aunque tu lo decidas, todavia debes contar con mi permiso y mi bendicion. Puedes decirme quien es el nino --dijo el hombre con los ojos que brillaban de hilaridad. --Clayton..., no le sigas el juego en todas sus ocurrencias --le advirtio Honoria afligida, aunque se veia que trataba de no mostrar su diversion. --No es un juego, madre. Me he enamorado. Y tampoco es un nino, sino un caballero. Hoy mismo me casare; si quieren, pueden asistir a mi boda --los corto la nina. --Asi que un caballero. Pues no puedo prometer que ire, si antes no me aseguro de que es el hombre adecuado para ti --replico Clayton fingiendo meditarlo. La nina los miro sonadora, y con voz solemne anuncio: --!Ohh, es mas que el adecuado! El hombre que escogi es un conde: me casare con lord Steven Hamilton. Capitulo 1 Recuerda que la atraccion no siempre ocurre a primera vista... Capitulo uno del libro Consejos para un romance exitoso Los celos, a menudo, son el comienzo de la atraccion… Capitulo dos del libro Consejos para un romance exitoso Londres, Inglaterra, 1815 Sentada en la ventana de su sala favorita de la casa, Clarissa Bladeston miraba, con melancolica expresion, la profusion de rosas que decoraba el hermoso jardin de su madre. La primavera estaba en su esplendor; mayo llegaba con aire de romance y amor, contagiando a todo aquel que pululaba por la bella Londres. La temporada social estaba a pleno en esos momentos: cada noche se celebraban multiples fiestas, por lo que las anfitrionas debian competir para tratar de atraer a la multitud noble a su evento, y asi garantizar el exito del mismo. Para cualquier persona, ser la hija de un duque y pertenecer a la clase noble y privilegiada, estar en su primera temporada, asistir cada noche a un baile distinto, pasar sus tardes paseando por Hyde Park o en meriendas campestres y tener como pasatiempo ir de compras por Bow Street seria el paraiso absoluto, un sueno cumplido. Para cualquiera menos para ella. Poniendose de pie, salio de la sala de estar para subir a su cuarto. Una vez alli, se sento en su tocador y observo su reflejo en el espejo. Su imagen era la de siempre: su cabello rubio claro seguia impecablemente peinado, sus ojos azules y sus largas pestanas la miraban con fastidio, y una mueca de enojo se percibia en sus labios con forma de corazon. No era que su apariencia le molestara, o que no estuviera agradecida por ser considerada hermosa; lo que le fastidiaba era que su imagen era la de una joven candida e inocente, la de una fragil flor. Por supuesto que su aspecto fisico coincidia con su edad, ya que no hace mucho habia cumplido sus dieciocho anos, pero no por eso le molestaba menos parecer tan nina y poco mujer. A pesar de ser considerada una beldad y un exito en su temporada, y de tener a una joven corte masculina suspirando por ella, nada de eso la satisfacia o hacia feliz. Porque cambiaria todo eso, sin dudarlo, por una sola mirada de ese hombre, el caballero al que le pertenecian sus pensamientos, sus suspiros y su amor, y al que no podia olvidar ni quitarse de la cabeza. Lo habia intentado cientos de veces a lo largo de los anos, pero su corazon se negaba a resignarse. No podia aceptar que su amor por el fuera un completo imposible, por lo que se dedicaba a anorarlo, desearlo y quererlo en silencio. Ese era su secreto: amaba como una loca a un hombre que no la veria nunca como ella queria, aunque por lo menos tenia su amistad, su cercania y su carino, y con eso debia conformarse, porque era a lo maximo que podria aspirar. Para el solo era una agradable jovencita, alguien a quien cuidar, proteger y querer. Tal y como a una de ellas, el la veia como a una de sus tres hermanas. La miraba como a una nina y ella odiaba eso. <>, penso Clarissa mas fastidiada aun. Un golpe en la puerta interrumpio sus tortuosos pensamientos. --Adelante --dijo, girandose en la banqueta para recibir al visitante. --Hija, ?que haces vestida asi todavia? Anda, debes cambiarte o llegaremos tarde al baile de lady Asthon --dijo su madre, con su acostumbrado tono quejoso, cuando la vio. Clarissa la observo unos segundos. A pesar de ya no ser una jovencita, Honoria era realmente bella: conservaba su rubio cabello con apenas unas canas y su gracil y esbelta figura estaba intacta. Ella, como su hija, era su vivo retrato. Eran practicamente iguales, con la diferencia de que su madre no tenia ojos azules, sino que eran de un raro color gris verdoso. --Madre, ?no puedo quedarme en casa hoy? --le pregunto, sabiendo lo que responderia. --Clarissa, no lo repetire. Ya bastante tiempo perdimos yendo a visitar a Bath a mi hermana, y luego con todo lo que sucedio con Nicholas. Esta es tu primera temporada; casi se arruina y caemos en desgracia. Y ya que por un milagro todo se soluciono, debemos aprovechar para conseguirte un buen marido, ?esta claro, hija? --Termino su madre, lanzando una de sus miradas intimidantes. --Si, madre. Estare preparada --respondio, reprimiendo un bufido exasperado. --Bien, llamare a tu doncella. Ponte el vestido lavanda --le ordeno Honoria y luego salio. Suspirando frustrada, Clarissa observo su retirada. Por mas que lo intentase, ella no podia imponerse a su madre. Honoria tenia un caracter dominante e intimidante a partes iguales. Era una madre dedicada y presente, pero tenia la tendencia al drama y a la exageracion. Rara vez sonreia, porque habia sido criada con las reglas inflexibles de la etiqueta y el decoro de la mas exigente alcurnia inglesa. Sin embargo, hacia gala de un gran sentido del humor cuando queria, y Clarissa pensaba que secretamente disfrutaba de la irreverente actitud que siempre tenian Nick y ella. Su familia estaba compuesta por su hermano mayor y actual duque de Stanton, Nicholas; su segundo hermano Andrew, vizconde de Bradford; y su madre, duquesa viuda de Stanton desde que su padre hubo fallecido, hacia ocho anos. Su hermano mayor se habia casado dos dias atras, luego de haber protagonizado el escandalo mas rutilante de los ultimos anos, cuando huyo con una mujer comprometida, lo que hizo que, por poco toda la familia cayese en la ruina social. Si no fuera porque finalmente se casaron dando relativa respetabilidad a esa relacion, y porque a un duque pocas cosas no se le perdonaban, la historia seria otra: estarian sufriendo total ostracismo y ningun apellido o dote alcanzaria para lograr que un caballero pidiese su mano, o siquiera se le acerque, para el caso. Pero como eso no paso, era hora de volver a los salones de baile y hacer de tripas corazon para intentar conseguir un esposo, mientras veia al dueno de su corazon reir, bailar, admirar y, tal vez, seducir a otras mujeres. Y pensar que su reciente amiga y recien estrenada cunada, Elizabeth, habia conseguido el corazon de su duque en un mes, y ella en dieciocho anos no habia logrado ni un beso de su conde. <>. De vuelta en Londres, Steven Hamilton, sexto conde de Baltimore, debia volver a la rutina diaria: divertirse y gozar de los placeres que Londres ofrecia. Su vida si que era buena, de verdad no podia quejarse. Se le habian concedido todas las virtudes: linaje, dinero, apostura y simpatia. Eso no debia sonar muy humilde, pero era cierto. Y no era que el se habia endilgado a si mismo aquellas caracteristicas, sino la propia sociedad inglesa. No seria el quien se lo discutiera; no cuando se habia beneficiado veintiocho anos de ello. Por supuesto, no era tan frivolo para no ver que lo que lo hacia de verdad afortunado era su familia y sus amigos. Luego de la repentina y tragica muerte de sus padres, producida diez anos atras, debio hacerse cargo de sus hermanitas. Se sentia realmente orgulloso de sus tres hermanas pequenas, quienes ya no eran tan ninas, aunque le enfermara admitirlo. Las gemelas Rose y Violet habian cumplido sus dieciseis anos; por esto decidieron retrasar un ano la presentacion de Daisy, la hermana del medio, la cual ya habia cumplido la mayoria de edad, y asi entrar en sociedad juntas. <>, penso Steve atribulado. Asi que, por lo menos, le quedaba un ano para disfrutar de su vida de soltero irresponsable y pensaba aprovecharlo; no como su mejor amigo Nicholas, que ya se habia echado la soga a su cuello ducal. No, el compromiso no era para el conde. El no podia imaginar su vida atada a una sola mujer. Definitivamente no; el tenia un corazon generoso y grande, amaba a todas las mujeres y ellas, a el. El amor y el matrimonio eran demasiado complicados para Steve. ?Para que arruinar su perfecta existencia?: tendria que ser necio para hacerlo. <>, le susurro ese molesto tipo que vivia en su interior. --!Tu, callate! --refunfuno en voz alta justo cuando su carruaje se detenia. --?Milord? --pregunto su lacayo, parado junto a las puertas del coche, intentando ocultar su perplejidad. --Olvidalo, Tim. Te vere mas tarde --respondio Steven, bajandose del vehiculo y dirigiendose a las escalinatas de la gran mansion. El baile de lady Asthon estaba en su auge cuando Steven hizo su entrada. Las parejas se esforzaban girando en la pista y las conversaciones se volvian estridentes, intentando hacerse oir. Con Nick en Edimburgo quien disfrutaba de su luna de miel, se veia obligado a buscar distraccion por su cuenta. Tomo una copa que un lacayo le habia ofrecido, y decidio ir a la sala de juegos, ya que los carnet de baile de las mayoria de las damas estarian llenos a esa altura de la velada. Saludando a sus amistades, que lo detenian a cada paso, comenzo a sentirse sofocado por el agobiante calor que reinaba en la estancia. Asi que, valiendose de su gran estatura, ubico los ventanales que, seguramente, daban paso al jardin de la casa. Cuando se abria paso hacia las puertas ventanas, vio salir a una pareja, ambos altos y rubios, por ellas. De inmediato le llamo la atencion la mujer; sabia de quien se trataba, pues no eran muchas las damas que hacian gala de esa altura. Dejando a un colega con la palabra en la boca, apresuro el paso hasta salir al exterior. La pareja bajaba las escaleras de la terraza, y pronto se perdieron por los altos setos del jardin. <>, penso molesto y frustrado, acelerando la marcha tras de ellos. Luego de un momento de infructuosa busqueda, dio con ellos y lo que vio lo dejo petrificado y furioso. Ellos no habian notado su presencia, asi que camino hasta posicionarse bajo la luz nocturna que la luna les proporcionaba. --Si no apartas tus manos de ella en este instante, puedes darte por muerto, Gauss. --Su voz resono con tono mordaz y amenazante, lo cual logro intimidar mas que su mirada letal y su postura tensa. Capitulo 2 Aveces, intentar desviar la atencion del objeto de su deseo puede resultar una buena estrategia para despertar la atraccion... Capitulo tres de libro Consejos para un romance exitoso En ocasiones, el antagonismo que surge entre dos personas solo es un intento de camuflar la mutua atraccion... Capitulo cuatro del libro Consejos para un romance exitoso Luego de bailar su cuarta cuadrilla, Clarissa se sentia acalorada y un poco mareada; su companero de baile la llevo hasta su madre y se alejo con una reverencia. <>. --Si sigue arrugando asi su linda cara, le quedara una marca --dijo una voz muy grave y masculina justo en su oido, que la hizo sobresaltar. --!Lord Gauss!, !que placer volver a verlo! --Lo saludo cuando giro y vio a Sebastien Albrigth, conde de Gauss, el hermano mayor de su reciente cunada Elizabeth. El se inclino sobre su mano enguantada y deposito un beso un poco mas largo que el permitido por el protocolo. Clarissa de inmediato se ruborizo. El conde era muy apuesto y extremadamente masculino; tenia el pelo muy rubio, como el de ella, pero lo mas fascinante de su apariencia eran sus increibles ojos purpuras, enmarcados por unas largas pestanas muy claras. Gauss se enderezo, dejando ver su gran altura; su contextura era poderosa, con una espalda muy ancha. El la miraba con un brillo travieso en sus ojos y una sonrisa indolente aparecio en su rostro de mandibula cuadrada. --El placer es mio, lady Bladeston, estaba buscandola --comento con voz ronca. !Ohh, Dios!, esa sonrisa era fascinante, pero no le quitaba el aliento ni la hacia sonreir como tonta. ?Por que?, !Por que no podia sentir ni de cerca lo que Steven le provocaba! --?En que puedo servirle, milord? --Se apresuro a responder, antes de que pensara que era lenta o tonta. --Queria saber si ha tenido noticias de mi hermana; desde que la deje en su casa, no he sabido mas de ella --dijo el, luego de saludar a la duquesa viuda, que se habia vuelto hacia ellos para marchar a la sala de bebidas, y dejarla asi con el conde. --Si, milord. Despues de que usted partiera, Lizzy paso la noche en casa. Y al dia siguiente decidio partir con mi hermano hacia Escocia --contesto ella, intentando sonar tranquila. No sabia como reaccionaria el conde si se enteraba de que su hermano habia raptado a la suya. --?Escocia dijo? --respondio perplejo, mostrandose serio de repente. --Mmm... Milord, vera, como le explico... --Empezo a tartamudear incomoda. <>. --No se inquiete, lady Clarissa. ?Le parece que salgamos al jardin para poder hablar mas tranquilos? --La interrumpio el conde al ver su apuro; cuando ella asintio le ofrecio su brazo e iniciaron la marcha. El aire fresco les dio la bienvenida cuando salieron por las puertaventanas, llevandose su sofoco y acaloramiento, pero no su nerviosismo. --Milady, no debe sentirse nerviosa. Puedo asegurarle que no me enfadare con usted por las acciones de su hermano --aseguro el, interrumpiendo el silencio. --Esta bien, milord --asintio Clarissa, mirando su perfil--. Nicholas y Elizabeth decidieron viajar a Gretna Green, hace dos dias se casaron y ahora estan pasando su viaje de novios en Edimburgo. --Termino rapidamente antes de arrepentirse. --Bien, creo que, dada la situacion, es mejor que este alli que en Londres --cavilo el mientras bajaban las escalinatas del hermoso jardin. --Si, ?como esta su padre? --pregunto ella, observando como su expresion se ensombrecia. Dias atras, el padre de su cunada, el marques de Arden, habia sido detenido por la Corona bajo graves acusaciones de espionaje y traicion. --Mi padre esta como cabria de esperarse de un hombre al que lo han injuriado poniendo en duda su honorabilidad. Pero ya ha sido liberado, aunque no puede abandonar Londres hasta que su nombre y su inocencia sean probados --respondio el conde con tono y mirada indescifrables. Clarissa no sabia si Gauss seguia enojado con su hermano y con Steven por haber participado en la investigacion que habia terminado en la detencion del marques. --Lo siento, milord --se disculpo, afligida por aquella situacion, en la que se sentia involuntariamente involucrada. --Aceptare tu ofrenda de paz si me explicas por que Hamilton nos esta siguiendo con un ceno feroz en su rostro --propuso Gauss, volteando a mirarla con una sonrisa divertida. Clarissa tropezo al oirlo y, ayudada por el, retomo el equilibrio, devolviendo su mirada con los ojos abiertos como platos y con las mejillas sonrojadas furiosamente. Incredula, intento girar su cabeza hacia atras para comprobar si su comentario habia sido real. --No lo hagas, o nos delataras --le advirtio el noble, impidiendole mirar y haciendola doblar a su derecha por el camino de setos verdes, perfectamente recortados. --Milord, creo que es mejor que regresemos. No quiero que tenga problemas con lord Baltimore --respondio con repentina inquietud y con la voz temblorosa, tratando de calmar el loco retumbar de su corazon. --No se preocupe; aunque sea evidente que no les agrade a su hermano, el duque, y a su amigo conde, no por eso debo cortar con esta incipiente amistad que esta naciendo entre nosotros, ?no cree? --inquirio Gauss con tono intimo, poniendo una mano sobre la suya, lo cual logro que su sonrojo llegara hasta la raiz de su cabello. --Mmm... si, usted me agrada y, despues de todo, ahora somos familia -- acepto Clarissa tras reflexionar sobre sus palabras. --Que bueno que coincide conmigo. Entonces, ?me dira por que Steven Hamilton nos esta siguiendo? --repitio el conde hilarante. --No lo se, milord. Seguramente se lo pidio mi hermano, siempre actuan asi. Si Nicholas no puede cuidarme, lo hace Steven. No entienden que ya no es necesario: creci y ya no soy una nina --respondio, sin poder ocultar su enojo. El conde la guio hacia un banco de piedra que estaba ubicado junto a una hermosa fuente. Clarissa miro hacia el camino y no vio a Steven, por lo que respiro tranquila, aunque seguia molesta. Estaba harta de ser tratada como una nina. Negandose a admitir que tal vez se estaba comportando como una al esconderse de Steven y permitir que Gauss, quien era conocido por ser un libertino seductor, la alejara de la vista de los demas invitados. Se concentro en su acompanante, que la miraba con una sonrisa indolente y algo perturbadora. --Me parece que es justo, porque lo entendieron, que la protegen tanto, milady --vaticino el, deteniendo sus pensamientos. --?Que quiere decir, milord? --pregunto ella, sin llegar a comprender el sentido de sus palabras. --No, llameme Sebastien, por favor --solicito el, negando con la cabeza y tomando su mano con delicadeza. Sin poder evitarlo, Clarissa se sentia hipnotizada por esos ojos violetas; no era que lo queria, pero no podia negar que se sentia atraida.

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  • La decision de una dama de Trixie George

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    Una dama debe sonreir siempre, estar al dia de las ultimas tendencias de moda y ser amable en todo momento. Ademas, una dama nunca debe tomar decisiones por si misma, sino obedecer a las de su padre o su esposo. Eso es lo que lady Verity ha oido toda su vida, y lo que debe poner en practica cuando llega a Londres dispuesta a encontrar esposo.

  • Ya Te Dije Adios, Ahora Como Te Olvido de Walter Riso

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    Hay relaciones afectivas y personas que nos marcan a fuego, como si se enquistaran en nuestro ADN y en la esencia que nos define. Cuando esto ocurre, no solo vivimos con ellas, sino por ellas, lo cual complica cualquier ruptura o disolucion. Perderlas genera un vacio angustiante y devastador. En estos casos, la gente que se separa o es abandonada por su companero o companera se pierde a si misma en un laberinto de dolor y desesperacion. ?Como superar la ausencia de quien fue vital para nuestra vida amorosa? Pues no se trata de olvidar, literalmente, a quien quisiste alguna vez o aun amas, ni de ignorar su existencia o desconocer la historia del vinculo que sostuviste. Lo que logra un duelo afectivo <> es poder recordar sin dolor, sin amor y sin resentimientos. No es una amnesia profunda, es una transformacion y un desvanecimiento de aquellos sentimientos que te ataban a la persona que fue tu pareja: <> o, si se quiere, una forma de <>. Si has llegado a la conclusion de que <> por tu ex, significa que te has vaciado de carino, que te has liberado. Tu cuerpo ya no reconoce aquello que sintio una vez o lo recuerda a duras penas, pero ese <> es basicamente cognitivo y no emocional. Desde este punto de vista, cuando de amor se trata, decir <> es sinonimo de <> o <>. Aceptar una perdida, en ultima instancia, significa desvincularse, desligarse o desapegarse de la persona que ya no esta, lo cual no implica odiarla o desearle el mal, porque eso tambien te someteria a tu ex. El odio puede atarte tanto como el mas fuerte de los amores. Mas bien se trata de alcanzar cierta <> o, de ser posible, una amistad, tal como sucede en aquellas parejas que terminan su relacion cordialmente y de comun acuerdo. No obstante, es verdad que a veces llegar a esta <> se complica bastante si hubo violaciones de los derechos personales y maltratos fisicos o psicologicos, pero aun en estos casos, la experiencia terapeutica muestra que es posible alejarse emocionalmente de quien fue tu media naranja, por mas agria que haya sido, para que no te siga lastimando. Aunque en este instante lo veas imposible y lejano, lo que sientes se evaporara como lo hace el aroma de un perfume que dejo de utilizarse. Los duelos afectivos muestran una diferencia crucial con aquellos duelos en los que la persona ausente ha fallecido fisicamente. En los primeros, la expareja sigue vivita y coleando, y la mente, por un tiempo (a veces corto, a veces largo), puede alimentar la esperanza y la posibilidad de restablecer lo que se rompio; como si dijera: <>. Esa pizca de ilusion, que se instala incluso cuando el desamor del ex o de la ex es evidente y definitivo, dificulta muchas veces la resignacion: <>, o la aceptacion de la situacion: <>. Hay una rendija, una luz, un pequeno anhelo que nos murmura: <>. De ahi la testarudez amorosa de los que no se dan por vencidos y se dedican a esperar el milagro de una resurreccion afectiva. Sin embargo, no toda ruptura es catastrofica. Si tu pareja te amargaba la existencia y se fue con un nuevo amor, quiza sufras al principio (asi sea irracional o inexplicable tu dolor), pero si procesas bien la informacion, terminaras agradeciendo a la divina providencia que ya no este en tu vida. En cambio, la perdida afectiva inesperada en una relacion que era buena o muy buena puede convertirse en un tsunami emocional. Una paciente me decia: <>. Esta descripcion se repite en infinidad de casos y tiene como factor sorpresa dos sentimientos que se entremezclan: la desolacion y la decepcion. Aunque mi paciente se equivocaba en algo: no todo <>. Uno no descubre de repente que no ama a su pareja y decide irse. El desamor se va tejiendo por lo bajo y no pasa desapercibido para quien lo siente, en este caso concreto, su esposo. Recapitulemos. Desolacion, porque la orfandad emocional te llega hasta los huesos. Decepcion, porque piensas que tu gran amor deberia haberte avisado a tiempo, si la indiferencia toco a su puerta. Entonces la mente, que siempre es parlanchina, repite, con un martilleo que taladra el cerebro y el corazon: <>, <> o <>. Esta claro que no todas las perdidas se procesan igual. Variables como la personalidad, la seguridad en uno mismo, la historia afectiva de la pareja o el sistema de valores, entre otras, actuan para facilitar o lentificar la tolerancia y la elaboracion de la afliccion. No obstante, muchos autores sostienen que el duelo esta determinado por algunas etapas mas o menos generales. En el caso concreto del duelo <> y de acuerdo con mi experiencia clinica, es posible considerar algunos estadios moviles, que a veces se superponen y tambien se diferencian en tiempo e intensidad. Sin pretender establecer un marco de referencia rigido, podriamos definir siete momentos: aturdimiento/negacion, anhelo/recuperacion, busqueda de explicaciones, ira/indignacion, culpa/humillacion, desesperanza/depresion y recuperacion/aceptacion. Vale la pena recalcar que no todos los dolientes siguen necesariamente estos pasos. He visto pacientes que mezclan algunos o se saltan otros, pero los elementos que menciono suelen estar presentes de una forma u otra. ?Que hacer entonces? Lo veras y entenderas a lo largo de cada capitulo de este texto: luchar por la vida. A reganadientes, a las malas, con las unas, como quieras, pero no hay otra opcion. Puedes sentarte a llorar tu mala suerte, a lamentarte de la <> soledad, a sentir lastima por tu aporreado yo y autocompadecerte. O, por el contrario, puedes levantar la cabeza y aplicar una dosis de racionalidad a tu desajustado corazon. Analiza las siguientes reflexiones. Piensalas con cada atomo de tu cuerpo, con lo mas profundo de tu ser: * Si te dejo, si se fue como un soplo, si no le importaste, si te hizo a un lado con tanta facilidad, si no valoro lo que le diste, si apenas le dolio tu dolor, si decidio estar sin tu presencia, ?no sera, y lo digo solo como hipotesis, que no te merece? * Y si te dejo porque ya no te ama, porque se le agotaron los besos y hasta la mas simple de las caricias se le convirtio en tortura, ?no sera, y lo digo solo como hipotesis, que ya no te ama? * ?Y no sera que, si fue cruel o se le termino el amor, ya no tiene sentido insistir en resolver lo que ya esta resuelto? ?No sera que hay que quemar las naves, cerrar el capitulo y construir un nuevo proyecto de vida? Este libro es una guia practica para ayudar a los que se ven obligados a superar una perdida afectiva e intentan sobrevivir dignamente. Reuno aqui un paquete de estrategias que son muy eficientes para acompanar o facilitar el proceso de perdida y hacerlo mas llevadero, respetando desde luego su normal desarrollo. Tambien se pretende evitar que la persona aquejada caiga en un duelo complicado. Este libro no eliminara el dolor que necesariamente debes sentir para salir adelante, pero lo hara mas comprensible y llevadero: lo transformara en un sufrimiento util. E incluso es posible que el trauma que hoy te desmorona invierta su tendencia y te lleve a un crecimiento postraumatico, a partir del cual desarrolles tu potencial como nunca lo habias hecho antes. La premisa es como sigue: si logras desvincularte de tu ex (o de cualquier amor imposible que ronda tu vida) de manera adecuada, podras reinventarte como te de la gana. El tiempo ayuda, es cierto, pero hay que ayudar al tiempo. Sin acelerarte, al ritmo natural que marque tu proceso interior y siempre avanzando. De ti depende y de nadie mas. Toma la decision profunda de soltar de manera definitiva los lastres afectivos que no te dejan crecer y te sorprenderas de lo que eres capaz. Que tu fortaleza interior marque el paso de un adios definitivo y contundente. CAPITULO 1 <> La cuerda cortada puede volver a anudarse, vuelve a aguantar, pero esta cortada. Quiza volvamos a tropezar, pero alli donde me abandonaste no volveras a encontrarme. BERTOLT BRECHT La confusion inicial y la importancia de un plan B <>, me decia una joven mujer devastada emocionalmente. Su culpa no hacia mas que contribuir a una depresion avanzada. Se repetia una y otra vez: <>. Realmente lo habia intentado, pero su marido era un maltratador incurable y muy resistente al cambio. En cierta ocasion, el hombre me confeso: <>. Y aun asi, ella se debatia en un conflicto tan punzante como irracional: por un lado, lo queria y esperaba que el se convirtiera en una persona pacifica y amorosa; y por otro, pensaba que no era justo el trato que le daba. Su enredo mental quedo plasmado en una de sus afirmaciones: <>. La mente y el corazon enfrentados a cien kilometros por hora y el alma en vilo: esperar lo imposible, anorar lo que podria haber sido y no fue. Algunas victimas del desengano dicen que se ven a si mismas como si fueran los actores de una pelicula que estan observado. Ajenas a su propio yo, la vivencia se hace cada vez mas irreal. Si te encuentras comenzando la experiencia de una perdida o ya pasaste por ella, sabes de que hablo. Lo sabes muy bien porque lo llevas encima, incrustado a fuego, como si te hubieran robado tu energia vital. Para colmo, no falta quien llegue a darte animo de la manera mas tonta: <>… Y tu piensas: <>. Eres un manojo de sintomas que no puedes descifrar y todo se revuelve en ti. Pero si la ruptura afectiva es un hecho, no te autoenganes. No es un sueno, es realidad pura y dura. Ya descubriste la verdad, la estas viviendo en tu propia carne: pueden dejarte de querer y renunciar a ti; no hay amor garantizado y eterno. El desamor se cuela en cualquier momento y hace estragos, porque nadie tiene el <> de amarte, asi tu ego se resienta. De todas maneras, te lo aseguro, saldras de esta. Que estes leyendo este libro u otros es un comienzo. El criterio profesional dice que el duelo dura un tiempo determinado, que no es para toda la vida y que lo que hoy lloras, despues es probable que te parezca una tremenda burrada. Como esos novios o novias de otras epocas por los cuales hubieras dado la vida y hoy los recuerdas, en el mejor de los casos, con una pizca de ternura. Preguntate y veras: ?que te produce hoy pensar en el ex de la adolescencia? Ni la mas minima taquicardia, ?verdad? Ni cenizas quedan. En todo el mundo hay millones de personas victimas de la perdida afectiva que vuelven a recuperar el habla, los suenos y la esperanza. Eso si, hay que recorrer un camino de reestructuracion mental y emocional y rescatar la capacidad de amar <>. Adquiriras una nueva identidad, un nuevo <>, ya que nadie puede seguir siendo el mismo cuando se somete al desamor. Ahora ya no eres <>, eres libre, con la soledad a cuestas y rehaciendote, revisandote, asi sea en cuidados intensivos. Te preguntas: <>, y mi respuesta es simple: <>. Quiza pensaste que lo tuyo era especial y estaba auspiciado por alguna fuerza cosmica, pero te equivocaste. Todo fluye, todo cambia de manera constante, incluido lo que somos y como nos relacionamos. No hay un designio oculto que te haya senalado especificamente a ti para hacerte inmune al amor que duele. Simplemente ocurrio. Un paciente me decia: <>. Es decir, era su ser. ?Como puede alguien llegar a representarlo <> y anular el mundo? ?Cual es la causa de semejante actitud? ?Un problema de calculo? ?Haber confiado demasiado en el amor? ?Algun lavado cerebral que termino aplastando millones de neuronas? Tomalo como ejemplo: si tu pareja lo es todo para ti, tu solo seras un triste reflejo de quien amas. Tu pareja es, o fue, una referencia afectiva, pero no puede constituirse en el unico y ultimo significado de tu existencia. Mi paciente redujo su experiencia vital a la persona amada porque se entrego mas alla del limite y ahora iba de aqui para alla como un alma en pena, sin motivacion interna, sin autodireccion. La <> de su vida, su <>, se habia marchado y no tenia un plan B, y en el amor siempre hay que tener uno. Habia llegado el momento de tomar el control de su vida, mandar sobre si mismo, y no sabia como hacerlo. Preguntate: ?tienes el control de tu persona, por si el amor te da la espalda? Si te ocurrio algo similar y tu pareja resulto ser una especie de administradora o regente que ordenaba tus pasos y tu felicidad, planeaste mal tu vida. Hay que reprogramarla. ?Que es un plan B? Estar preparado para seguir viviendo intensamente, asi el otro te mande a paseo. Armar un kit con, al menos, cinco estrategias de afrontamiento que tienen que ver con la posibilidad de crear un nuevo estilo de vida (a lo largo del libro iras construyendo tu conjunto personalizado de competencias para afrontar la perdida): 1. Ser capaz de abrazar la soledad y sacarle jugo. 2. Aprender a perder y comprender que hay cosas que escapan a nuestro control. 3. Fortalecer la independencia y la autonomia. 4. Desarrollar un espiritu de aventura y audacia. 5. Haber adquirido un interes vital absorbente que le de sentido a tu vida (pasion, ganas o entusiasmo por una causa). Si posees estas habilidades, te sera mucho mas facil sobrellevar el desamor de cualquiera, el dolor sera menos intenso y no te incapacitaras ni andaras pidiendo limosna afectiva. Podrias pensar que nadie proyecta una ruptura de pareja, sin embargo, la experiencia muestra que si es conveniente hacerlo de manera realista, para que no te tome por sorpresa. No hablo de pesimismo malsano, sino de poder desarrollar una actitud preventiva. Todo el mundo habla sobre la importancia de vivir en pareja, de salvar el matrimonio, de amar al otro sobre todas las cosas, pero nadie nos alerta sobre la posibilidad de un hundimiento amoroso. Todos necesitamos un manual de primeros auxilios para aprender a ser un <> del amor, si toca. Los sacerdotes y los notarios deberian exigir este kit de salvamento, u otro parecido, para poder unir en matrimonio a alguien: <>. Una persona muy creyente en su religion me decia: <>, y yo le respondi: <>.

  • King (La Hermandad de los Solteros 1) de Kendra Little

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    El gobierna un imperio de venta al por menor. Siempre consigue lo que quiere... hasta que la encuentra a ella.

  • Los caidos (Todos mis demonios 4), Veronica A. Fleitas Solich de Veronica A. Fleitas Solich

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    En este cuarto episodio de la saga “Todos mis demonios” Eliza y Vicente descubriran que estan lejos de encontrar las paz que creyeron obtendrian despues de tanto luchar por estar juntos. Ese mundo encerrado en el mundo a la vista de todos, no es lo que creyeron conocer. Nuevos secretos se revelan, misterios y una trama que lleva enredandose por detras de sus vidas durante demasiado tiempo.
    ?Seran capaces de resistir unidos a los nuevos obstaculos que se presentan?
    ?Lograran alcanzar la verdad escondida detras de una historia que no parece tener fin?
    No te pierdas esta reveladora cuarta entrega de la saga.