• libro un granito de mostaza - Laila Ibrahim

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  • UN GRANITO DE MOSTAZA - IBRAHIM LAILA - Quelibroleo

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    Bonito y entretenido libro, me a gustado bastante más que la primera parte. Ambientado tras la guerra de secesión, relata la cruda realidad de los esclavos.

  • UN GRANITO DE MOSTAZA - LAILA IBRAHIM | Alibrate

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  • Un granito de mostaza de Laila Ibrahim | Algunos Libros Buenos

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    17 dic 2018 — Un granito de mostaza de Laila Ibrahim, la continuación de la exitosa novela La flor del azafrán amarillo. Dieciocho años después y ...

  • Un granito de mostaza (Laila Ibrahim) - El salón del libro ...

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    7 may 2021 — Un granito de mostaza es una historia de superación en la que Jordan que solo ha visto las historias de esclavitud en los libros consigue ...

  • Un granito de mostaza - Laila Ibrahim - Babelio

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    Estos libros tratan sobre la esclavitud que había en la primera mitad del siglo XIX en Norteamerica, la historia ocurre exactamente en Richmond.

  • Reseña: Un Granito de Mostaza - Laila Ibrahim - Gozar de la ...

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    1 jul 2019 — Nuestras protagonistas de la anterior novela, Mattie y Lisbeth volverán a estar presente en este libro aunque será la hija de Mattie, Jordan, ...

  • Un granito de mostaza de Laila Ibrahim - Hola Ebook

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  • La flor del azafran amarillo, Laila Ibrahim de Laila Ibrahim

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  • Todos los caminos de Romina Naranjo

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    --Vamos a ver, Leroy… --Sorbi fuerte por la nariz, mientras apoyaba los antebrazos en la mesa y cogia aire. Perder los nervios nunca era una buena opcion, pero era viernes, la tarde se me estaba haciendo interminable y, encima, aquel moquillo persistente, fruto de un catarro mal curado que ya parecia haberse alquilado un pisito con vistas en mi cuerpo, no remitia. No tenia yo el dia muy paciente--. Cuando te digo, <>, no me refiero a que bajes la voz. Puedo oirte. Estamos solos en esta clase. Por mucho que susurres… te oigo. El crio, haciendo un mohin, toqueteo el lapiz, volviendo una atencion que yo ya sabia voluble a su hoja de calculo. --Es que asi no me sale, seno. Me mordi el interior del moflete, pero no… no dejaria que me ablandara otra vez. Llevabamos una semana con aquello. Empezaba a estar harta. Tanto como el, seguro. --Leroy, saberse las tablas sumando los resultados no es saberse las tablas. Saberlas es… memoria. --Me incorpore. !Ay, mi cuello! !Ay, las lumbares…! Dichosa profesion. --La profesora del cole nos deja copiarlas en un folio para el examen. Enarque la ceja. --?Ah si? ?Y en el instituto vas a hacer lo mismo? ?O cuando toque dividir por cuatro cifras? Eso es perder el tiempo y creeme, chaval…, tiempo es lo que te va a faltar para la cantidad de cosas que te quedan por delante. --?Roma? Aparte la vista de la cara de susto de Leroy. Gire medio cuerpo hasta enfocar la puerta de la clase, donde mi jefa se habia acodado. Puro estilismo, aquella mujer bien podria acabar de bajarse de una pasarela de modas, en vez de ser la directora del centro de refuerzo educativo donde ambas trabajabamos. Roma, supongo que lo habeis adivinado por el contexto, soy yo. Me presento. Metro sesenta, melena castana cogida en un mono, cara pecosa, gafas de pasta que en ese momento se me resbalaban por la nariz y rictus de mala leche. Vamos, que daba el perfil de profesora a la perfeccion. --Tienes una llamada. --Mi jefa sonrio hacia la mesa--. ?Como va eso hoy, Leroy? ?Se porta Roma bien contigo? Si se pasa mucho dimelo y la despido, ?vale? El chiquillo sonrio, echandome una miradita que me parecio entender como <>, pero que probablemente querria decir otra cosa. --Te doy los cinco minutos que tarde para repasar las tablas, luego toca preguntarlas. -- Levante el dedo antes de que me interrumpiera--. Salteadas. Tire de la cinturilla de mis vaqueros y sali del aula. Recorri el pasillo bien iluminado que separaba los demas despachos del mio y cruce a la derecha para llegar al office. Dado que habia una politica de prohibicion ante el uso excesivo del telefono movil, no era nuevo que recibiera mis llamadas en el mismo centro, aunque claro esta… tampoco era algo que se pudiera dilatar en el tiempo. No era plan de limarme las unas mientras me ponia en conferencia con quien fuera que estuviera al otro lado de la linea en tanto dejaba desatendidos a los ninos. --?Hola? --Oi un suspiro. Puse los ojos en blanco--. Aina… estoy trabajando. --?Y crees que te llamaria si no fuera superurgente? Bueno… todavia no sabeis mucho de ella, pero debeis estar prevenidos; lo que mi mejor amiga conocia como urgencias variaba desde <>, lo cual te hacia soltarlo todo y echar a correr, o… << Fulanito de tal ha subido un storie y yo no quiero que vea que lo he mirado, entra tu>>. Vamos, que el abanico era amplio y aterrador. --Te escucho. --Consulte mi reloj de Mickey Mouse. Segun sus bracitos enguantados… eran las el puto tiempo no pasa y cuarto--. Te doy dos minutos. Tengo a Leroy multiplicando. --?Leroy? ?En serio se llama asi o es uno de tus nombres en clave para no revelar las vidas emocionantisimas de tus alumnos? --Es su nombre. --Y probablemente elspoiler de su futuro laboral como no se aprendiera la tabla del ocho. Sin acritud ninguna, palabra--. Escupe, Aina. --Requiero del codigo de mejores amigas. --Resople. Aquello tenia mala pinta… llamadme suspicaz--. Me han organizado una cita a ciegas esta noche. Te necesito de reten. ?Lo veis? Si es que lo sabia… --Ni de cona. ?La familia bien? Pues, me vuelvo al trabajo. --!Roma, tia, he mentado el codigo! --El codigo no son mas que unas directrices. Fue el turno de Aina de resoplar. --Vale, capitan Jack Sparrow, ?podemos ponernos serios? Es mi primera cita en meses. Desde… ya sabes. Y encima, !a ciegas! ?De verdad quieres que me presente completamente sola y desamparada ante un desconocido? ?Quieres salir manana en las noticias diciendo que fuiste la ultima persona que hablo conmigo? --Dios… pero mira que eres dramatica… --Pero la capulla habia ganado. Las dos lo sabiamos--. Y, para empezar, ?que cono haces saliendo con alguien a quien no conoces? --Es el amigo de un conocido mio, ya sabes. De mis tiempos mozos cuando ligaba chateando por foros. Empezo a hablar a toda velocidad. Ese era uno de los dones de Aina, situaba a personas y sucesos en el tiempo con una facilidad tan brutal que parecia que llevaba la escala espaciotemporal metida en el bolsillo. Del susodicho no sabia mucho mas de lo que ya me habia comentado, amigo de un amigo, lo cual bastaba, a medias, para saber que podria sentarse frente a el con una cerveza y no temer mas que a una aburrida conversacion. No obstante, y como mejores amigas, los anos nos habian dado muchos aprendizajes, entre los cuales destacaba la depurada tecnica de sacar a la otra de una mala cita sin hacerla quedar mal. --Voy. --Asumi, oyendo como gritaba al otro lado del telefono--. Me doy una vuelta cinco minutos, te echo un vistazo y si no has activado la senal, me piro y te dejo a lo tuyo. ?Conforme? --!Conforme! Ah por cierto… arreglate un poco, que no se note que vas solo de reten. Aquello ya me olio a chamusquina, aunque ni por asomo vi venir el tremendo incendio forestal que se aproximaba. --Aina, escuchame bien, si por cualquier circunstancia tienes ni siquiera la mas minima intencion de liarme con el amigo de tu cita, es un no. Never. Estas avisada. Sus carcajadas me sacaron de contexto. --?Estas pirada? !Que va, Roma! !Ese tio no es para ti! Tras un par de frases relativas a la hora y sitio de quedada, colgue. Mientras volvia a la clase, note un molesto picorcillo a la altura de la nuca que no se me iba por mas que lo rascara. Una especie de… aviso. Rollo alerta. Como la ventana emergente del Avast Antivirus que se presenta en el escritorio del ordenador cuando menos te lo esperas --casi siempre de noche y cuando llevas los auriculares puestos--, y te quita un par de anos de vida. Yo no me asuste entonces. El miedito real, vendria mas tarde. --!Bueno, Leroy, vamos a ver que tal vas! Los ojillos azules del crio me miraron con culpabilidad. Tarde un segundo en descubrir que, en vez de aprovechar el tiempo para estudiar la tabla como yo le habia pedido, se habia dedicado a copiarla en su goma. A tamano microscopico. Cogi aire. Me repeti que hacer llorar a los ninos cuando eras profesora de apoyo no estaba bien. --No pasa nada. --Y me obligue a sonreir, mientras volvia a tirar del moquillo que no paraba de caerseme--. !Empezamos desde el principio! Y nosotros, seguimos adelante. 2 La primera vez que vi al Sueco no fue la primera vez. Bueno… fue la primera vez despues de la primera y la segunda, que tambien pueden calificarse como desastrosas y lo bastante traumaticas como para que esta primera tercera vez acabara como acabo; igualito que el rosario de la aurora. Ahora os lo explico. Antes de darnos un chapuzon en la triste piscina de los recuerdos pasados --importante para la trama, lo juro solemnemente--, unas pocas pinceladas del ahora. Sali del centro de estudios cabizbaja, congestionada y arrebujada en mi bufanda kilometrica de Desigual, comprada por Ali Express. La verdad es que haciamos una pareja increible, porque en ese momento, con una jornada dura a las espaldas y la sensacion de que en vez de avanzar daba dos pasos para adelante y tres pasos para atras --sin la media vuelta, pero siempre, siempre, volviendo a empezar--, me sentia como una imitacion barata. De profesora. De ser humano. Asi… en general. Despues del episodio del telefono y en la hora siguiente a la de Leroy, me habia tocado lidiar con un par de esos padres… tocapelotas. Que ojo, igual es mas profesional y elegante llamarles algo tipo rara avis o cualquier cosa semejante, por aquello de la tremenda implicacion que demostraban en la escolarizacion de sus hijos. Hasta rayar lo insano. Estaban quienes solo querian de los chiquillos que cumplieran. Deberes hechos y asignaturas llevadas mas o menos al dia. Los que lidiaban con algun handicap, y no tenian las expectativas altas mas alla de una adaptacion saludable en el centro reglado y aprendizajes significativos, y luego… luego estaban los demas. Los que promulgaban eso de, como yo pago este servicio extra requiero de ustedes que vivan por y para hacer magia con una hora de terapia enfocada en el retraso madurativo. Vamos, que si el nino tenia un nivel de lectura de primaria, pero estaba en edad de cursar la ESO, yo tenia que agitar mi varita, aunque el primer instinto fuera metersela a papa por el culo. Cogi aire y respire hondo al salir del metro en Opera y eche a caminar hacia Plaza de Callao. Tenia la tremenda suerte de contar con un coqueto pisito de renta antigua situado en el edificio colindante con el de El Corte Ingles. Un lujo para muchos, principalmente turistas que venian a Madrid de paso; por lo bien situado, lo centrico de su ubicacion y lo cosmopolita de todo cuanto lo rodeaba. Para mi, que tenia que ir al curro todos los dias y llegar con tiempo, que volvia cansada y arrastrandome los findes cuando doblaba turnos en la pizzeria donde me sacaba un sobresueldo, las aglomeraciones, retrasos, colas interminables, codazos, tropiezos, estrenos de cine, luces, voces y algarabia general… eran mas una molestia que algo que tomar como positivo. Mi alma viejoven, supongo, que a veces se imponia a la edad que me marcaba el DNI. Pase por la chocolateria San Gines para darme un capricho antes de subir a casa… y me lo comi por el camino porque recorde que mi plan de pasar el resto del dia con ropa de indigente y abrazada a mi gato se habia ido al garete por culpa de Aina. --Dichosas mejores amigas… hay que joderse. --Tire de la portezuela metalica haciendo fuerza con el hombro, mientras me relamia los restos dulces que se me habian impregnado a las comisuras--. Aprende a decir no, Roma. Es muy facil. Son solo dos letras. Si podias pronunciar esternocleidomastoideo con seis anos, ?que puto problema tienes con negarte a las cosas? Subi las escaleras pisando fuerte, pero no como Alejandro Sanz, sino en plan… mosqueada con la vida. No me apetecia salir. No tenia ganas de ducharme, peinarme y revolver en el armario algo para ponerme. No queria bajar otra vez las escaleras. Queria prepararme estrategias de defensa para el lunes, cuando seguramente mi jefa me llamaria a su oficina para que le contara mi parte de version en la movida con los padres de los alumnos. <>, diria. <>. !Como si fueran culpa mia los suspensos en asignaturas que no estaba impartiendo, cojon! Gire la llave y, de inmediato, los maullidos me recibieron al otro lado. Sonrei. Al cruzar el umbral, Cax Teller, mi gato rubio de ojos azules, llamado asi en honor al protagonista de series como Hijos de la Anarquia y fantasias sexuales recurrentes de Roma. Me incline para acariciar su pelaje calentito. --Las cosas que hacemos por l

  • Expediente H.A.D.E.S de Susana Aguilera Reina

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    Durante decadas los miembros de H.A.D.E.S., la mayor y mas activa organizacion criminal de cuantas operan a nivel internacional, han campado a sus anchas con total impunidad. Ahora, un grupo de hombres y mujeres valientes y decididos a los que los avatares del destino han ido uniendo se enfrentaran a ellos. Todos tienen un motivo. Mas alla de la venganza, guiados por el ansia de justicia y por el instinto de supervivencia haran lo que sea necesario para acabar con quienes han jugado a ser Dios, haciendo y deshaciendo a su antojo sin escrupulo alguno. Una emocionante novela de intriga y accion desarrollada en escenarios tan diversos como singulares: Malaga, Sevilla, Granada, Guadalupe, Madrid, Brighton, Munich…, que cautivara al lector.Ficcion y realidad: nunca la delgada linea que las separa fue tan evidente.

  • A la caza de Houdini de Kerri Maniscalco

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    Audrey Rose y Thomas Cresswell se encuentran a bordo de un lujoso transatlantico que se convierte en una horrorosa prision flotante cuando un asesino termina con la vida de los pasajeros uno por uno... y no hay lugar adonde escapar.La serie bestseller numero uno que comenzo con A la caza de Jack el Destripador y A la caza del principe Dracula continua con esta tercera entrega sangrienta... Al emprender un viaje de una semana por el oceano Atlantico a bordo del opulento RMS Etruria, Audrey Rose Wadsworth y su companero de investigaciones, Thomas Cresswell, se ven deslumbrados por una compania itinerante de artistas de circo, videntes y un carismatico joven escapista que entretienen por las noches a los pasajeros de la primera clase.Pero algunas jovenes de alta cuna comienzan a desaparecer sin ninguna explicacion y una serie de asesinatos brutales conmociona al barco entero. La inquietante y extrana influencia del Carnaval Luz de Luna invade las cubiertas a medida que los asesinatos se vuelven mas y mas perturbadores. Audrey Rose y Thomas deberan resolver estos casos espeluznantes para evitar que mas pasajeros mueran antes de llegar a destino. Pero cuando las pistas indican que la proxima victima quizas sea alguien a quien ella ama, ?podra Audrey Rose desentranar el misterio antes de que el asesino lleve a cabo su macabro acto final?

  • Nublares de Antonio Perez Henares

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    Ojo Largo es uno de los jovenes mas destacados de Nublares, un clan primitivo que ha creado su propia sociedad. Valeroso e inteligente, Ojo Largo es demasiado independiente para aceptar las reglas sin mas, como lo demuestra su deseo por Mirlo, la mujer del brujo de la tribu.
    En esta incipiente sociedad, las pasiones humanas reflejan valores ancestrales y eternos como el amor y la lealtad, en un mundo donde la naturaleza impone sus propias exigencias.
    Pocos escritores se han atrevido con las aventuras de sus remotos antepasados prehistoricos. El escritor y periodista Antonio Perez Henares lo hace de forma soberbia con Nublares, que inicia una magistral saga.

  • Grande y fabulosa de Larissa De Silva

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    “Tienes que decirme como estuvo”, dijo mi mejor amiga. Ella me miraba fijamente. Habia sido una noche tranquila en la sala de emergencias y nos habiamos entretenido con las historias de nuestros antiguos novios, incluyendo a nuestros companeros de la escuela de medicina, cuando no estabamos actualizando los historiales o revisando a los pacientes. No es que ninguna de las dos hubiera tenido mucho tiempo para salir con exito con alguno de nuestros companeros. Ellos estaban ocupados y nosotras tambien, y la mayor parte del tiempo, estabamos demasiado ocupadas para salir o tener aventuras de una noche con nuestros companeros. Las cosas no estaban tan agitadas despues de graduarnos, pero no se hicieron mucho mas faciles. Finalmente estaba saliendo de nuevo y me resultaba dificil mantener el contacto con algunos de los hombres que me interesaban. Al menos ellos parecen estar interesados en mi, lo cual era agradable, pero apenas podia recordar sus nombres. No queria nada serio, no tenia tiempo para nada serio, pero me gustaba pasar tiempo con algunos de ellos. No es que hubiera encontrado a alguien que pudiera recordar tan bien. Ella me pincho en el hombro. “Hola”, dijo. “?Vas a decirmelo o que?” Le sonrei. “Eso es inapropiado, Dra. Comely”. Levanto las cejas. “Oh, ?asi es como estamos haciendo esto?” Me rei, sacudiendo la cabeza. “No”, respondi. “Desafortunadamente, no hay mucho que informar. Fue amable y me hizo reir, pero no se, faltaba alguna chispa”. Bajo su voz a un susurro mientras se acercaba un poco mas a mi. “?Asi que no te acostaste con el?” Abri los ojos en un simulacro de shock. “No lo hice”, respondi. “Queria hacerlo, pero me acobarde. No quise llevarlo a mi casa, porque, ?y si fuera un asesino o algo asi?” “Pero no te preocupaste por eso antes de tu cita”. “Si, lo hice”, dije. “No pense exactamente que me iba a asesinar delante de todos los demas en un restaurante. Eso definitivamente haria que la gente dejara de comer”. a “Y crees que a un asesino le importaria eso”, dijo. Me rei. Estabamos sentadas en la parte de atras de Urgencias y ella habia subido la cortina a nuestro alrededor. Las pequenas salas de consulta que teniamos estaban frecuentemente sobrecargadas y aunque el hospital habia estado hablando de construir una nueva ala de urgencias durante anos, parecia que nunca se llegaba a hacer por una razon u otra. Por eso teniamos estas improvisadas y anticuadas bahias de cortinas. No proporcionaban mucha privacidad, pero eran mejores que nada en una crisis. Afortunadamente, nada parecido a una crisis parecia estar sucediendo en esa tranquila noche de miercoles. Cam miro su tablet y suspiro. “?Sabe lo que le paso al Sr. Hysinger?” “Si”, dije. “Lo transfirieron a urologia”. “Huh, extrano. Creo que hay un problema con…” La interrumpieron los fuertes pasos de alguien que se acercaba a nosotros. Ambas nos dimos la vuelta para ver a la enfermera de turno, una mujer mayor blanca de pelo negro azabache y cejas finas. La mirada de Teri se interpuso entre nosotros antes de decidir que no le importaba. “Acaba de entrar un joven”, dijo. “Las constantes vitales estan bien, pero fue apunalado en el brazo y el cuchillo esta… en movimiento”. Levante las cejas. “?Lo esta moviendo?” “No”, dijo. “Se esta moviendo, como, cuando mueve su cuerpo. No creo que sea profundo, pero no quiero…” “Entiendo”, dije. “?Algo mas?” “Debe tener entre veintitantos y treinta anos, esta lucido, creo que hay otras lesiones porque debe haberse metido en una pelea, pero no me dejo examinarlo a fondo”, dijo. “Le pedi que se quitara la ropa, pero no quiso hacerlo”. “Vaya”, dije. “Bien”. Gracias, Teri.” “De nada, Dra. Meyer”, dijo, mostrandome una pequena sonrisa, que era la mayor aprobacion que iba a obtener de ella. “Esta en la habitacion tres”. Asenti con la cabeza. Camine hasta la habitacion, mirando mi tablet para ver el historial del paciente. Mis ojos pasaron por alto su nombre mientras miraba sus signos vitales, su edad y la descripcion de su condicion. Llame a la puerta. “Pasa”, dijo una voz masculina apagada. Abri la puerta y mire hacia arriba desde la tablet. Inmediatamente, senti que el suelo se habia movido y que iba a ser tragada por la tierra. Nunca habia sido una buena actriz, asi que estaba haciendo todo lo posible para fingir que todo estaba bien, aunque definitivamente no todo lo estaba. Este no era un paciente. No era un paciente cualquiera, era alguien que conocia, alguien que habia intentado olvidar. Y se veia mejor que nunca. Solo tuve un segundo para decidir como iba a reaccionar al hecho de que Jody Banks estaba sentado en una silla azul en un rincon de la habitacion, el era el chico con el que habia salido en la secundaria. El que me habia roto el corazon. En esa epoca era delgado, alto y guapo, con hombros anchos y una complexion atletica facil. Todavia era delgado, alto y hermoso, pero habia trabajado en esculpir esos musculos en una obra de arte, tenia un tatuaje negro envuelto alrededor de su brazo como una vid, hasta su cuello, y desaparecia en la parte de atras de su camisa. Parecia mas alto tambien, pero podia decir que era solo porque estaba sentado derecho. Tambien me miraba a mi, con unos curiosos ojos abiertos que no dejaban de moverse. Se lamio los labios cuando me acerque a el, mi mirada se dirigio hacia el suelo. No queria mirarlo y no queria necesariamente que pensara que lo reconocia. Aunque yo era una mala actriz y lo sabia, las posibilidades de que me reconociera eran muy altas. “?Sr. Banks?” Pregunte cuando me acerque a el. “Puedes llamarme Jody”, dijo. Podia oir la risa en su voz. “?Como debo llamarte?” “Dra. Myer”, respondi, mirandolo a los ojos por primera vez mientras dejaba la tabla en la mesa de al lado. “?Que le paso?” “Me cai en el estante de los cuchillos”, dijo, mostrandome una sonrisa. Me fije en sus dientes. No habian sido arreglados, y sus caninos, que siempre habian sobresalido un poco, eran quizas mas visibles ahora que habia crecido. “Es un problema. Dra. Myer.” “Se cayo en el estante de los cuchillos”, repeti, lentamente. “?Como?” Parpadeo. “?Como que como?” “?Se resbalo?” “Yo… si, claro”, dijo. “Me resbale”. “?Y por que sobresalia el cuchillo?” Pregunte. “Bueno, me cai, tirandolo, y luego… ya sabe, cayo al suelo, y estaba sobresaliendo, y no pude detenerme, asi que me apunalo. ” Me mordi los labios. “?Sabes por que se cayo?” “Porque me resbale”, dijo. “El suelo de la cocina estaba resbaladizo”. “?Estaba cocinando?” Penso por unos segundos. “Si”, dijo, eventualmente. “Lo hacia”. “Genial”, dije. “Voy a mandarle a hacer una radiografia. No hay muchas venas o arterias donde usted, uh, cayo en su cuchillo, exactamente, pero me gustaria descartar cualquier cosa que pueda significar que necesita cirugia.” Hizo un gesto de dolor, y por primera vez desde que lo vi en la oficina, parecia asustado. “?Cree que necesitare cirugia?” Hice lo que pude para mantener mi voz neutral. “Es una posibilidad”, dije. “Pero es muy pequena. Solo quiero estar segura. Los accidentes de cocina no son una broma”. Asintio con la cabeza. “Bien”. “Me gustaria examinarlo”, dije. “O puedo buscar que lo haga otra persona, si se siente mas comodo con eso. Sus heridas podrian ser un poco peores de lo que parecen a primera vista. ” “?Quiere examinar mi brazo?” “Toda la parte superior de tu cuerpo”, dije. “?Puede quitarse la camisa?” Parpadeo. “Claro”, dijo. “Quiero decir, supongo.” “?Puede hacerlo?” Se miro a si mismo y sacudio la cabeza. “No”, dijo. “No puedo”. “Bien”, respondi. “Normalmente, nuestros paramedicos la cortarian, pero…” “Esta camisa es cara.” “Entiendo”, dije. “Tendre cuidado, entonces.” Me acerque para enfrentarlo. La camisa parecia cara, una camisa de manga corta azul bebe y verde ceruleo claro con botones blancos que se ajustaban a su cuerpo. La camiseta blanca de cuello en V debajo de ella al menos hacia las cosas un poco menos incomodas, aunque no lo suficiente. Agarre el cuello de su camisa con la punta de los dedos y respire profundamente mientras me concentraba en la camisa y no en el hombre que la llevaba puesta. Intentaba ser lenta, delicada, porque no queria tirar del cuchillo o empeorar su herida. Era dificil hacer algo asi con cuidado, especialmente cuando podia sentir la mirada de Jody sobre mi. Me miraba fijamente, sin dejar de hacerlo nunca, mi calma fabricada no era rival para su tranquila pero resuelta intensidad. Pense que probablemente era mejor romper la tension y admitir finalmente que nos conociamos. De esa manera, al menos las cosas podrian ser un poco mas… manejables. Tal vez no, pero valia la pena intentarlo. “Entonces”, dije mientras desabrochaba el boton superior de su camisa, mirando directamente a sus ojos verde avellana. “?Como esta tu madre?” “Esta bien”, dijo. “Bien, pero decepcionada”. “Me alegro de oirlo. ?Y tu hermano?” “Esta bien”, respondio. “Ahora vive en Japon, ensenando ingles a los ninos de las zonas rurales.” Sonrei. “Bien”, dije. “Eso parece el tipo de cosa que le vendria bien. ?Es feliz?” “Esta feliz porque esta lejos de aqui”, respondio, encogiendose ligeramente de hombros, lo que hizo que mis dedos resbalaran un poco, y termine tocando su piel por una fraccion de segundo. Me aleje, sintiendo las puntas de mis dedos como si me hubiera quemado. No queria que me tocara, sobre todo cuando parecia tener tanto efecto en mi. Pense que no lo haria… habia superado lo de Jody Banks, habia intentado toda mi vida olvidarme de el. Y, en su mayor parte, lo habia hecho. Pero el estaba sentado frente a mi, vulnerable y con mejor aspecto que nunca y yo… Dios, yo era inutil frente a el, aunque el era el paciente, y aunque el era el que estaba sentado en la mesa del paciente y tenia un cuchillo en el brazo. Tosi y me aleje de el. “?Estarias mas comodo si otro medico hiciera esto?” Sonrio, su mirada se encontro con la mia. “No dejaria que nadie mas hiciera esto”, dijo. “Asi que no”. Casi habia terminado. Su camisa estaba abierta y tuve que tirar de su manga para que no tocara el cuchillo, que sobresalia de su brazo. Extendio su brazo izquierdo, ileso, para que yo pudiera quitarle la manga. Me puse detras de el para tener una mejor vista de lo que estaba haciendo. La tela de la manga se habia recogido detras del boton, lo que significaba que iba tener que ser muy cuidadosa para bajarla sin hacerle dano. Eso era bueno, al menos, porque no queria tirar del cuchillo y hacer que su herida fuera peor de lo que ya era. Camine a su alrededor, hacia su brazo derecho, y tire de su camisa y la aleje, sacando la tela de su cuerpo y luego lenta pero seguramente empujandola hacia abajo y alejandola de el. Finalmente la aleje de su brazo lo suficiente como para evitar el cuchillo. Contuve mi respiracion mientras el se agarraba la manga y tiraba hacia abajo tan fuerte como podia. Cuando la camisa aterrizo en el suelo de baldosas delante de nosotros, senti que podia respirar de nuevo

  • Lidia de Maria Eugenia Zuran

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    Lidia nacio en una lluviosa madrugada de noviembre.
    Llego al mundo con una percepcion pocas veces vista, algo heredado de una parte de su familia que le permitio presentir los eventos mas importantes de su vida. Crecio rodeada de susurros y sombras escurridizas: esas cosas que vienen de otro plano y solo asoman para unos pocos. Vivio acosada por algo agazapado en la penumbra de su dormitorio, algo a lo que durante mucho tiempo no le encontro explicacion y que termino por incorporar a sus dias con resignacion y acostumbramiento. Experimento el amor, la pasion, la soledad y el temor con una intensidad inquietante, hasta que finalmente la vida le develo los misterios que abrazaban su existencia y se suavizo el dolor, ese que siempre habia llevado clavado en el alma.
    Esta es su historia.
    Descubrela.

  • Springfield Confidencial de Mike Reiss

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    Se cumplen treinta anos de Los Simpson, esta es la guia definitiva para los fieles seguidores del show animado mas popular del mundo entero.

  • Agua roja de Fernando Trujillo Sanz

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    Me llamo Dani y no me resulta facil contar mi historia. Dicen que lo mejor es comenzar por el principio, de modo que eso hare, literalmente. Empezare con el primer recuerdo que tengo, que ademas es la sensacion mas bonita de mi vida.

  • El secreto de la perla de Di Morrissey

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    La emocionante historia de un amor infinito.

  • El desamor segun Alba de Mira Lau

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    Alba es muy fan de “La Casa de Papel”, el sushi y las olas del mar.
    A sus 29 anos lo tiene todo: amigos estupendos, un buen trabajo y un novio genial.
    Eso, hasta que Marc le pide un “tiempo para pensar”.
    Ahora Alba tendra que decidir como afronta ese tiempo para sufrir lo menos posible.
    Y si Marc no regresa…?Podra Dave, su joven y sexy companero de trabajo, ayudarla a recuperar la ilusion?
    Una novela breve, que nacio pensada como guion de TV y que esta siendo ya traducida al ingles.

  • Leon de ojos verdes de Manuel Vicent

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    Durante el verano de 1953, en la terraza del hotel Voramar se estaba rodando una pelicula ambientada en la epoca de enrreguerras y varios cables conectados al generador, que no cesaba de zumbar, cruzaban la amplia terraza hasta la escalinata guardada por un leon de escayola. En la playa, al pie de la escalinata, se hallaban instalados los focos, las pantallas y las camaras. Por alli se agitaban los tecnicos del equipo rodeados de turistas curiosos en traje de bano y sobre la balaustrada se perfilaban algunos figurantes, senoras con pamelas, corpinos y abanicos, que iban del brazo de caballeros con cuellos de porcelana y sombreros de paja dura, representando a banistas muy felices. La accion de la pelicula transcurria en el ano 1918. Familias burguesas pasaban sus vacaciones en este balneario. Aquellos veraneantes sentados en sillones blancos de mimbre, entre refrescos de granadina, hablaban de novenas de banos, de calculos de rinon, de aguas saludables para la vejiga y a la hora de discutir de politica se dividian todavia en dos bandos: unos habian sido anglofilos y otros germanofilos respecto a la guerra europea recien terminada. Una madre estaba empenada en casar a su hija adolescente con un estudiante de ingenieria de caminos, vastago de una familia muy rica, pero la nina se negaba a crecer y preferia seguir jugando con los chicos de su pandilla. La protagonista, una adolescente bellisima, me tenia obsesionado. Desde la terraza de mi habitacion la veia entrar y salir de escena; seguia todos sus movimientos, trataba de encontrarme con su mirada en los pasillos y algunas noches sonaba con ella. En la pelicula se enamoraba de un muchacho gordito de su misma edad, sin porvenir en la vida, al que ese ano habian suspendido en todas las asignaturas. Habia una escena en que la nina daba lenguetazos morbosos, demorados, llenos de inocente malicia a un cucurucho de helado de chocolate. Pero este delirio por aquella criatura se me esfumo muy pronto. Fuera de la ficcion, entre los huespedes del hotel habia un matrimonio frances con una hija que tenia la cara de perrita lulu, con la naricilla, la cola de caballo y unas grenas en la frente. Llevaba un pantalon corto muy ajustado y sus senos apenas cuajados parecian fluctuar sueltos y libres bajo la camisa de seda. Decia que era artista y que en Francia habia trabajado en varias peliculas. Todos los dias se acercaba al set para ofrecerse a salir gratis en alguna secuencia, pero el director habia ordenado que se mantuviera a raya a aquella turista tan pesada para que dejara de molestar. El ayudante se lo hizo saber a ella y tambien a su madre, tan recalcitrante como su nina; en cambio, el padre parecia hacerse cargo de la situacion y pedia excusas a unos y otros para hacerse perdonar. --Mi hija esta loca por el cine. Me da muchos problemas. No podemos hacer nada --decia. Yo tenia entonces diecisiete anos y me divertia asistir por primera vez al rodaje de una pelicula, pero mi mayor aventura de aquel verano consistia en oir las historias que me contaba el doctor Luis Aymerich en la terraza del hotel Voramar, cuando los cineastas daban por terminada la sesion, apagaban el generador y al volver el silencio a la tarde solo se oian los golpes del oleaje y el arrastre de la resaca sobre los cantos rodados, semejante al sonido que yo hacia al sorber con la paja los posos de hielo del granizado de limon. Con su melena blanca aleonada, este doctor de medicina general se habia erigido en la conciencia viva de las villas de Benicasim, que en esa epoca se hallaban habitadas con todo esplendor por una burguesia provinciana, en algunos casos acrecentada por los nuevos negocios propiciados por la dictadura de Franco. Uno de los peces gordos del regimen, que ademas era aristocrata con titulo papal, solia sentarse a pocos metros de la terraza del hotel, en una silla de lona bajo un sombrajo de brezo montado solo para el en la playa. Llevaba chaqueta de pijama con trabillas de husar y gafas negras de espejo. Permanecia inmovil como un idolo, al que unas doncellas con delantal y guantes blancos, cofia y punos almidonados, cruzando la arena trabajosamente con zapatos de tacon por la pasarela de madera, le traian desde su villa, cuando sonaban las campanadas del angelus en un oratorio cercano, la ofrenda de un martini rojo con olivas sevillanas. A cierta distancia detras de su cogote se paseaba una pareja de la Guardia Civil con todos sus arreos charolados, que soltaban destellos bajo la luz de agosto. El idolo nunca se banaba en el mar. Parecia ajeno al mundo, siempre con el rostro impavido hacia el horizonte, y en sus gafas negras de espejo se reflejaban los ninos que levantaban castillos en la arena, algun balandro, parejas pedaleando en un patinete e incluso el vuelo de las gaviotas. Solo movia la cabeza a derecha e izquierda para seguir con la mirada a aquella linda francesita, aspirante a artista de cine, que pasaba por delante una y otra vez en un banador blanco sin tirantes. El primer dia se habia presentado en la playa con un biquini rojo, un atuendo que en Espana solo se conocia de oidas como una prenda que lucian las artistas en Cannes. A su alrededor comenzo a adensarse un grupo de curiosos, cada vez mas dilatado. Causo tanto escandalo que la Guardia Civil, que protegia al pez gordo, cubriendola con una toalla tuvo que escoltarla hasta el hotel para que se cambiara. El doctor Aymerich habia sido represaliado despues de la guerra por librepensador. A sus sesenta anos tenia la mente lo mas alejada posible del dinero, pero sabia la vida y milagros de los propietarios de las villas. Conocia con todo pormenor de donde procedia cada fortuna, quien habia emparentado con quien, la historia de aquel senorito que habia embarazado a la criada, la cual ahora estaba de prostituta en el barrio chino de Barcelona, e incluso los detalles mas truculentos de un crimen pasional cometido en la comarca que altero el tedio de los veraneantes un par de anos antes. Un marido celoso habia matado a su mujer, una rica propietaria, sorprendida con su amante en la cama. El juicio y la sentencia habian levantado muchos comentarios. El asesino fue condenado solo a un ano de carcel, que apenas habia cumplido, y a seis de destierro. Al parecer esta parte de la pena la satisfacia hospedado ahora a cuerpo de rey en el hotel Voramar y desde alli dirigia sus negocios por telefono. Repantigado en un sillon de mimbre blanco frente al mar, el doctor Aymerich me decia: --Conozco la historia de este hotel desde que se construyo en el ano 1927. Durante la guerra fue hospital de sangre de las Brigadas Internacionales. Entonces le cambiaron el nombre. Se llamaba hotel General Miaja. Aqui vinieron muchos artistas famosos a entretener a los brigadistas heridos en el frente de Madrid. Yo era medico adscrito al Octavo Regimiento y la noche en que canto aqui el negro Paul Robeson me encontraba en esta misma terraza sentado al lado del novelista norteamericano John Dos Passos. --?Conocio usted a John Dos Passos de verdad? --le pregunte con la admiracion del novato. --Asi es --me contesto el doctor sin darle demasiada importancia--. El primer dia, al saber que yo era medico, Dos Passos me hizo una consulta. Me conto que sufria una diarrea muy pertinaz. Yo le dije que comiera algarrobas. --?Algarrobas, como un caballo? --Naturalmente. En la vida pasan estas cosas, muchacho. Dos Passos tenia una colitis como cualquier mortal --decia el doctor Aymerich--. Le di el remedio que descubri por casualidad durante una larga acampada con mi compania del Ejercito en la sierra de Espadan. La mayoria de los soldados estaba pasando por un episodio de gastroenteritis por haber bebido agua de un pozo contaminado. Un dia en que el suministro de intendencia tardaba en llegar al vivac los soldados comenzaron a comer algarrobas cada uno por su cuenta. A la manana siguiente la diarrea habia desaparecido en todos los casos. Con algarrobas molturadas prepare un jarabe que todavia se vende en algunas farmacias. Lo tengo patentado. Tambien lo hay en pastillas. De eso vivo. En realidad son mis unicos ingresos. A John Dos Passos, mientras el negro Robeson cantaba un blues, le dije que comiera algarrobas, ?que te parece? --?Lo hizo?

  • Recuperar la pasion de Laurey Bright

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  • La decadencia de la mentira de Oscar Wilde

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    La decadencia de la mentira (1898) no es solo uno de los dialogos de mayor alcance teorico de Oscar Wilde, sino que representa su manifiesto antinaturalista y una contribucion tan notable como polemica, aun hoy, al debate sobre el valor del arte. Para Wilde, cuando se exige al arte que renuncie a la bellezala mas elevada aspiracion humanaen pos de la verdad, se sacrifica una de las capacidades mas extraordinarias del ser humano: la de transformar la realidad. Crear significa urdir maravillosas mentiras para convertir el mundo en un lugar digno de nuestro asombro. Y cuando el Arte consigue liberarse de las cadenas del realismo, no solo no imita a la Naturaleza ni a la Vida, sino que se convierte en el modelo de ambas.

  • Nosotros y el destino de Claudia Velasco

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  • Esperando al viento de Alba Cayuelas

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    Una chica nueva en el instituto.
    Un doloroso pasado que se cierne sobre ella y del que quiere huir.
    Un accidente que cambiara su vida para siempre.
    Y un corazon dividido entre dos amores imposibles.

  • El dia que nos conocimos de Emilia Hover

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    Soy una mujer joven en busca de su primer trabajo.

    Las cosas no han salido muy bien en el ultimo ano... perdi a mi padre y eso cambio todo mi mundo.

  • ATEMPORAL; Escandinavia de Alana Yitani

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    Tira su escudo a la arena y corre hacia mi, sin ningun miedo de enfrentarse a un hombre. Desenfundo mi espada y todos mis musculos se preparan para matar. Veo por un segundo como desfilan imagenes rapidas, por mi mente, acerca de mis anos como guerrero irlandes. Estoy seguro de que podre atravesarla, pero me aborda con una fuerza descomunal, una voracidad imprevista y, desde un angulo lateral, patea mi rodilla con tal fuerza que logra desajustarla. La hoguera de sus ojos y su temor a nada logran bloquear mi estocada, y mi espada vuela a tres metros, sin lograr alcanzarla. Al no poder controlar mi cuerpo, me desplomo de espaldas sobre mis manos. La salvaje me va a asesinar. Quiero correr, pero su hacha me rodea, sus ojos me acorralan. Presiento que si muevo un solo dedo, acabare con una hoja de hierro filoso, en la mitad del craneo. La fiera esta parada frente a mi, con sus brazos y piernas abiertas en posicion de ataque. Sus fuertes extremidades seguro me destrozarian, en menos de un pestanear. Le pregunto: -?que es lo que quiere? ?Quien es usted? ?De donde viene?- Vocifera un idioma desconocido para mi; grita y grita, sin parar; no me entiende; esta enojada. Puedo ver como pelea consigo misma, le grita al cielo y a mi, se golpea la cabeza, y decido callarme. ?Que espera para aniquilarme? El retumbo en mi cabeza no dura mucho tiempo, e intento probar otra pericia. Me golpeo el pecho, con mi mano empunada, para promover su ataque y, asi, tener la oportunidad de tumbarla a la arena. De esa manera, podre acabar la pelea. Es mi honor el que necesita hacerse entender. Respirando como un toro, frunce el ceno. Sigo sin comprender y se me han acabado las alternativas. Debo sacrificarla yo primero. Examino la situacion rapidamente y trato de hallar una alternativa que me permita llegar hasta la espada, sin que la empune la barbara primero. Decido hacer una movida arriesgada: ruedo aceleradamente hacia mi arma. La salvaje lanza el hacha, pero sorprendentemente cae lejos de mi, como si no tuviera la menor intencion de acertar. Tomo presurosamente mi espada y se que debo embestir. La fiera se arropa con su escudo, y ahora soy yo quien tiene el poder, pero inexplicablemente me siento incapaz de hacerle dano. Ella me mira aturdida. No se si es por su posicion ahora vulnerable o porque, tal vez, le pasa lo mismo que a mi: una asombrosa imposibilidad de herirnos. Pasan unos pocos segundos de inmovilidad y confusion, cuando aparecen dos de su grupo. Lo se por sus vestiduras y las figuras que tienen marcadas en sus cuerpos. Portan chaleco de piel cosido, cota de malla de metal, gruesos pantalones de lana y capa tambien de lana sujeta a un costado. Las pesadas espadas eran sostenidas por robustas correas de cuero, y tenian dibujadas, en las caras, gruesas lineas negras que aterraban a los enemigos. Mi ser animal despierta de nuevo, con mas ofuscacion. Ahora, el peligro acecha con mas intensidad: dos hombres y una mujer salvajes me van a mutilar hasta la saciedad. Al llegar, ellos discuten con ella, de modo tosco. Por el tono del debate y los gestos, asumo que no se ponen de acuerdo. Yo, mientras tanto, pienso como escapar, pero las probabilidades son pocas, al correr con una rodilla enferma y con tres endemoniados tras de mi. No tengo mas alternativa que enfrentarlos hasta el ultimo aliento. Se produce otro suceso extrano y los barbaros se retiran molestos, alegando algo incomprensible. Quedamos solos de nuevo, ella y yo. Me mira detenidamente, intentando descifrar algo. Tal vez queria, igual que yo, entender el enigma del momento y comprender porque no pudimos terminar una situacion tan natural: ?por que diablos no nos pudimos matar? Sigilosamente, logra recuperar su hacha, cuidandose de mi, pero yo estaba un poco lejos de su sombrio artefacto. Traicioneramente, se abalanza de nuevo y, con mas fuerza que la primera vez, me desencaja la otra rodilla. Quedo tendida a sus pies, bramando de dolor. Me quita la espada y la tira al mar. Luego, toma una cuerda que tenia enlazada a su cintura y me ata las manos. Me arrastra por la arena, tranquilamente, como si un caballo caminara tras ella, tras su soga. Solo podia ver el azul de Dios y le rogaba a El que acabara lo mas pronto posible con mi vida, antes de someterme a los vejamenes de esos brutales y crueles salvajes. Al frenar, giro la cabeza y logro ver a unas veinte personas, hombres y mujeres, todos atroces, celebrando la obtencion de los tesoros de nuestra iglesia. Imagino, con tristeza, los rios de sangre que han de estar corriendo por mi pueblo. Ella se situa a mi costado y me empuja. Mira a los de su clan y se agacha discretamente. Introduce unas hierbas en mi boca; me la tapa, junto con la nariz, para que me las trague. No tengo mas remedio que hacerlo. Dadas las condiciones, morir envenenado era un final vulgar, en mi posicion. Luego, se incorpora y vuelve a empujarme, para que me levante. Me paro y me hala hasta su barco, en donde mi cuerpo se siente mucho mejor. Supongo que debido a las hojas, pero mi alma hierve de confusion y, junto a otros, ahora esclavos, nos embarcan directo al mas infame de los destinos.

  • Multimillonario Inesperado. Jax de J. S. Scott

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    Hace varios meses... --!No voy a dejarte aqui sola, Taylor! --le dije a mi becaria con toda la fuerza que pude reunir. Por desgracia, tenia la boca tan seca que mi voz apenas era poco mas que un susurro airado. Tras nueve dias prisioneras en un pais extranjero sin comida y con muy poca agua, Taylor y yo estabamos hambrientas y gravemente deshidratadas. Basicamente habiamos quemado todas las reservas de energia que teniamos hacia mucho tiempo. Solo intentar hablar durante unos instantes suponia un enorme esfuerzo. Fulmine con la mirada al rebelde laniano que habia intentado levantarme de un tiron despues de cortar las apretadas ataduras de mis piernas. Me negue rotundamente a levantarme cuando me ordeno que lo hiciera. --Llevatela a ella --exigi gesticulando con la cabeza hacia Taylor--. Me quedare yo. No conocia mas que unas pocas palabras de laniano, pero nuestro captor chapurreaba suficiente ingles para que yo entendiera que se habia pagado mi rescate y que estaban planeando dejarme marchar. Tambien estaba totalmente claro que mi becaria, Taylor, no estaba incluida en el plan de liberacion y, sin duda, aquello no iba a funcionar para mi. --No --gruno el guerrillero agitando su rifle automatico en mi cara--. Solo tu. Yo sacudi la cabeza. <>, pense. Aquella era mi exploracion geologica. Ya me faltaba un miembro de aquel pequeno equipo de tres. Taylor y yo no habiamos oido nada de Mark, el tercer miembro de nuestro grupo. Era el ingeniero de minas cuya llegada se esperaba en la isla nacion hacia diez dias para reunirse conmigo y con Taylor. Yo habia pasado cada uno de esos nueve dias histerica por lo que le habria sucedido. Mark no solo era un miembro del equipo, sino tambien un hombre que me importaba mucho. <>, me dije. ?Habia escapado Mark a la captura de alguna manera? ?Habia sido secuestrado tambien, pero ya lo habian liberado? ?O estaba aguantando a duras penas como Taylor y yo ahora mismo? No conocer su suerte me corroia las entranas desde el dia en que Taylor y yo fuimos secuestradas a punta de pistola unos instantes tras nuestra llegada a Lania. --Tu vienes --insistio el rebelde en tono enfadado mientras me golpeaba la cabeza con el canon de su rifle de asalto. Volvi a sacudir la cabeza. Tal vez deberia estar aterrada, pero se me habia agotado la adrenalina necesaria para sentir aquella emocion mediante la privacion y la intimidacion emocional. Lo unico que me quedaba era resignarme. Encontraria a Mark. No dejaria que mi becaria muriera alli, sola. Ya no me quedaba energia para temer. No queria morir, pero si ese cabron terminaba disparandome, no le quedaria mas alternativa que dejar marchar a Taylor si tenia que liberar a un rehen. El hombre dejo escapar un rugido salvaje y salio como un vendaval por la puerta de nuestra pequena prision. Yo hice una mueca al oir el chirriante sonido del metal contra el metal cuando el aseguro las barreras en la puerta. Era un sonido premonitorio que siempre me recordaba lo precaria que era nuestra situacion en ese momento y el poco tiempo que nos quedaba a Taylor y a mi. La diminuta habitacion volvio a quedarse a oscuras en cuanto se cerro la puerta y el alivio momentaneo que recibimos del calor sofocante mientras la puerta estaba abierta termino bruscamente. Casi no habia ventilacion en la estructura de una habitacion donde nos retenian y entraba muy poca luz a traves de las minusculas ventanas cerca del techo. ?De verdad podian llamarse ventanas esos agujeros? Taylor y yo apenas logramos sacar una mano por ellos y proporcionaban muy poca ventilacion para neutralizar el calor agobiante de Lania en verano. --Tienes que ir, Harlow --dijo Taylor con voz aspera y apenas audible--. Sabes que debes hacerlo. Si no lo haces, Mark y yo probablemente moriremos antes de ser rescatados. Solte un debil gemido al bajar el tronco al suelo de tierra, junto a Taylor, sintiendome completamente agotada tras el esfuerzo de permanecer incorporada durante unos minutos. <>, pense. Me odiaba a mi misma por haber metido a Taylor en aquella situacion. Mark y yo eramos ambos empleados de Montgomery Mining y lo habiamos sido durante anos. Cierto, ahora yo era geocientifica investigadora, asi que ya no hacia mucho trabajo de campo, pero no era como si Mark y yo no tuvieramos experiencia en exploraciones. Taylor Delaney era una simple becaria de verano que trabajaba bajo mi tutela en el laboratorio de Montgomery Mining en San Diego. Sinceramente, ella ni siquiera estaria en Lania si yo no hubiera tomado la fatidica decision de dejar que viniera con nosotros a la expedicion. Taylor acababa de terminar su master en Stanford y yo pense que sus estudios en geologia ambiental serian utiles. <>, reconoci para mis adentros. Tambien queria que viniera para que viviera su primera experiencia con un trabajo de campo internacional. Se suponia que yo era su mentora, asi que queria proporcionarle durante sus practicas todas las oportunidades posibles que la ayudaran en su futura carrera. Sin embargo, si se me hubiera ocurrido ni por un segundo que traerme a Taylor fuera a poner su vida en peligro, nunca habria puesto un pie en ese maldito pais. No solo era mi becaria. Taylor y yo tambien eramos amigas. <>, pense desesperada. Nada de aquel viaje rutinario deberia haber sido peligroso. Se suponia que ya no habia agitacion politica en Lania y estar alli conmigo deberia haber sido perfectamente seguro para ella. --?Como voy a hacer eso, Taylor? --pregunte con voz ronca--. ?Como voy a marcharme y dejaros aqui a ti y a Mark? --?Como no vas a hacerlo? --me contradijo debilmente--. Si no vas e intentas hacer que nos rescaten, ninguno de nosotros aguantaremos mucho mas. --No digas eso --suplique, aunque sabia que tenia razon. Taylor y yo estabamos extremadamente debilitadas. No habiamos comido en nueve dias y la pequena cantidad de agua de lluvia que habiamos recogido por las ventanas diminutas estaba evaporandose. Aqui, las temporadas de lluvia eran cortas y esporadicas. Habiamos llegado al punto en que pasabamos largos ratos en silencio porque simplemente no nos quedaban energias para hablar. Cada vez con mas frecuencia, teniamos periodos en que ya no eramos completamente coherentes. Tarde o tempranos, nuestros cuerpos renunciarian a la lucha. Nos quedariamos dormidas y ya no despertariamos. --Somos realistas, Harlow --respondio Taylor en voz baja--. Ambas sabemos que llevamos dias muriendo lentamente de deshidratacion. No estoy segura de como estara Mark en este momento, pero tengo la certeza de que el tiempo tambien es crucial para el. El rebelde volvera. Deja que te saque de aqui para poder sacarnos de aqui tambien a Mark y a mi. Una vez que estes de vuelta en Estados Unidos, puedes contarles a los negociadores lo que esta pasando aqui realmente. Se que moveras cielo y tierra hasta que alguien venga por nosotros. --Quiero que te lleven a ti --susurre--. No quiero dejarte aqui. Prefiero ser yo quien se quede. --Sabes que te quiero por eso, pero es imposible --respondio Taylor--. Estare bien, Harlow. Si se que vas camino de casa, tendre un poco de esperanza. Algo por lo que vivir al saber que la ayuda esta en camino. Mi corazon se rebelo ante la idea de partir de Lania sin Taylor y Mark, pero mi cabeza sabia que tenia razon. --No entiendo por que no te liberan conmigo. Si realmente han pagado mi rescate, ha tenido que ser Montgomery Mining quien lo pago. La unica a la que podria importarle lo suficiente para soltar dinero por mi es mi madre y no tiene tanto efectivo. --?Y crees que Montgomery tambien habria pagado por la liberacion de una simple becaria? --murmuro Taylor. --Si. Se que lo habrian hecho. Los hermanos Montgomery son multimillonarios, pero siempre se han asegurado de dirigir un negocio justo y etico, aunque sea la corporacion minera mas grande del mundo. He trabajado para ellos el tiempo suficiente para saber que se preocupan por sus empleados, incluso los becarios de verano. --Una vez yo fui una de esas pasantes, asi que sabia que eran bondadosos con todos los empleados y no solo con la alta direccion de la empresa. --Entonces, tal vez los rebeldes solo accedieran a liberarte a ti primero para conseguir mas dinero --sugirio Taylor--. Sin duda, no hay nadie ahi fuera dispuesto a entregar el dinero que probablemente exigen si no lo hace Montgomery. Nadie sabra siquiera que he desaparecido. --Estoy segura de que tiene algo que ver con el dinero --convine--. Y tus amigos sabrian que has desaparecido. --Eres la unica amiga que tengo en San Diego y la unica persona que sabe que estoy aqui -- susurro. Como Taylor se habia mudado recientemente a San Diego para hacer sus practicas de verano, no podia discutirle aquella afirmacion. Sus amigos de la universidad de Stanford probablemente estaban repartidos por todo el pais a estas alturas, y Taylor no tenia familia. Queria desesperadamente tenderle una mano a Taylor para reconfortarla, pero no podia. Teniamos las manos atadas demasiado fuerte como para envolverla en un abrazo. El hecho de ser incapaz de hacer absolutamente nada para ayudar a Taylor me habia destrozado lentamente. Su seguridad era mi responsabilidad y le habia fallado por completo. --Superaremos esto, Taylor. Mientras pronunciaba aquellas palabras de consuelo, no habia verdadera conviccion en mi voz. Sin comida. sin mas agua y sin un respiro del calor sofocante de aquella diminuta celda que nos retenia, Taylor y yo probablemente estariamos muertas en un dia o dos. Contuve un quejido al sentir que la circulacion volvia levemente a mis piernas. Ya casi estaba acostumbrada al dolor de tener las extremidades atadas tan fuertemente que todos los musculos suplicaban alivio. Ahora que finalmente estaban libres, me percate de que la circulacion cortada con anterioridad probablemente habia atenuado parte del dolor del maltrato. --?Taylor? --pregunte en voz baja--. ?Sigues conmigo? <>. Era triste necesitar confirmacion de que aun respiraba. --Estoy aqui --dijo con la garganta seca--. Por favor, no te preocupes por mi, Harlow. Ve a conseguir ayuda. Yo seguire aqui, sonando con una gran jarra de agua con hielo hasta que tambien me rescaten. --Y un enorme chuleton jugoso con una patata asada rellena --respondi yo automaticamente. Taylor y yo habiamos convertido en un juego hablar de las primeras cosas que queriamos comer y beber cuando escaparamos de aquel antro. Yo sabia que esa comida en particular era la primera en su lista. --Se lo duro que es esto para ti, Harlow --musito Taylor--. Yo tampoco querria dejarte atras. Pero es nuestra unica oportunidad. Nadie en casa sabe que no estamos recibiendo comida ni agua para mantenernos con vida durante mucho tiempo. Quizas crean que tomarse este rescate con calma y llevarlo sobre seguro es la mejor manera de manejarlo. --Ire --le asegure. Aunque sabia que era mi unica opcion, la decision me estaba partiendo el alma--. Tienes razon. Quienquiera que este negociando nuestra liberacion tiene que comprender que se le acaba el tiempo. --Han vuelto --farfullo Taylor cuando el molesto sonido estridente de la puerta al abrirla hizo que sintiera un escalofrio de pavor en la columna. --Me voy --dije sin aliento--. Te sacare de aqui lo mas rapido que pueda. No te rindas, Taylor. Por favor, no te rindas. Solo aguanta un poco mas. --Hare todo lo que pueda para no morir sobre tu conciencia, Harlow --me prometio--. Hemos aguantado todo este tiempo. Creo que puedo sobrevivir unos cuantos dias mas. La luz del sol inundo la habitacion cuando los rebeldes abrieron la puerta de un empujon. Yo estaba tan desacostumbrada al resplandor tras nueve dias de penumbra casi constante o de total oscuridad que cerre los ojos y parpadee con fuerza hasta que mi vision se ajusto. El guerrillero habia traido refuerzos y, esta vez, no pude resistirme cuando tres de ellos me pusieron en pie de un tiron. --!Mierda! --maldije, haciendo todo lo posible por mantenerme erguida cuando el dolor me atraveso la rodilla izquierda. Sabia que la lesion era mas que los musculos atrofiados y tensos de pasar tanto tiempo atada. Me habia torcido la rodilla cuando los rebeldes nos secuestraron y nos arrojaron al suelo a Taylor y a mi. Si, dolia, pero en realidad, una lesion de rodilla era la ultima de mis preocupaciones. <>, me dije. Necesitaba la maldita pierna para salir de alli. Me dolio en el alma al echar un vistazo atras hacia Taylor y ver lo fragil que parecia mi amiga pelirroja, normalmente feliz. Si no supiera que se trataba de Taylor, podria no haberla reconocido. --Tu, vete --dijo uno de los rebeldes mientras me empujaba hacia la puerta. Tropece y perdi de vista a mi amiga. <>, me recorde. Solte un sollozo de angustia mientras salia por la puerta cojeando con paso vacilante. Quizas necesitara una especie de desahogo temporal, pero no pensaba desmoronarme completamente. Tenia un unico proposito en mente, un objetivo, y lo unico que podria impedirme lograrlo seria la muerte. Como no parecia que aquel fuera mi dia para morir, resolvi que Taylor y Mark no pasarian ni un segundo mas de lo absolutamente necesario en aquella pocilga. Harlow En el presente… --No necesito un consejero de Last Hope, Marshall --le dije al hombre maduro que estaba sentado frente a mi en la mesa de mi cocina--. Especialmente, no uno como Jaxton Montgomery, por Dios. Sabes lo que quiero. Tengo unas ganas desesperadas de formar parte de Last Hope en lugar de ser tratada como uno de sus rescates. Marshall dio un sorbo de su taza de cafe y arqueo una ceja. Era una mirada que pretendia intimidar a la mayoria de la gente y, vaya, tenia que reconocer que el excomandante Marshall tenia una presencia tremenda que impedia discutirle nada. Sin embargo, esas expresiones que pretendian alarmar a cualquiera que las viera ya no funcionaban conmigo. Tal vez hubiera sido el lider supremo de todo hombre que hubiera servido a sus ordenes en su equipo SEAL de la marina estadounidense. Tampoco me cabia duda de que merecia ese culto al heroe. Pero Marshall era mucho mas que su antigua carrera militar. Durante los ultimos meses, habia visto una faceta diferente suya que estaba convencida de que el no queria que nadie viera en realidad. No es que se hubiera convertido en un osito de peluche ni nada parecido a ser calido o afectuoso, pero tampoco era el perfecto hombre duro que queria que todos creyeran que era. --Ya conoces las normas --dijo el con brusquedad--. Cualquiera implicado en Last Hope es antiguo miembro de las fuerzas especiales. No te ofendas, Harlow, pero no estas en condiciones de hacer frente al secuestro de otra persona ahora mismo. No cuando ni siquiera has lidiado con las secuelas de haber sido prisionera tu misma. Por eso he convertido a Jax Montgomery en tu consejero. Tienes trabajo que hacer con esos problemas, senorita, y te ayudaria tener a alguien con quien hablar que realmente pueda ayudarte a superarlos. ?Acaso te has molestado en responder a las llamadas de Jax? Yo puse los ojos en blanco. Lo detestaba cuando me hablaba como si fuera mi padre. --Jax se ha dejado caer por aqui antes --reconoci. --Deja que lo adivine. Le diste con la puerta en las narices --dijo Marshall acertadamente. Yo me encogi de hombros. --Le dije que si conseguia pasar dos semanas sin ser fotografiado con una de sus citas de una noche, accederia a dejar que sea mi consejero. Era la manera mas facil que se me ocurrio de librarme de el y no tener que volver a verlo nunca. Dudo que aguante un solo dia sin ser fotografiado con otra mujer. Ha sido un casanova durante anos. Eso es lo ultimo que necesito ahora mismo. --Tambien es uno de los dos hombres que arriesgaron su vida para rescatar a Taylor --me recordo. Suspire. Tenia razon. Jax y Hudson Montgomery no habian dudado en hacer volar uno de sus aviones privados en cuanto se enteraron de que Taylor estaba mal. De hecho, para cuando los encontre en sus despachos corporativos tras mi liberacion, Marshall, Jax y Hudson ya estaban planeando ejecutar un rescate para Mark y Taylor. Una cosa de la que no me percate cuando sali de Lania eran las probabilidades casi nulas de que Taylor fuera liberada pagando un rescate. Por lo visto, los rebeldes lanianos eran conocidos por aceptar el dinero del rescate por la liberacion de ultimos rehenes para despues matarlos a todos. Una tentativa de rescate era la unica opcion para ella. Tenia que reconocer que me quede conmocionada al descubrir que los tres hermanos Montgomery eran miembros de una operacion secreta de rescate voluntario llamada Last Hope. Marshall la puso en marcha despues de retirarse de la marina estadounidense debido a una lesion. Jax, Hudson y Cooper Montgomery se habian subido al carro hacia anos, despues de abandonar cada uno sus unidades en las fuerzas especiales. No solo eran miembros activos de Last Hope, sino que yo sospechaba que tambien estaban financiando la operacion. Por lo que habia visto, Last Hope era demasiado sofisticado para ser un grupo de voluntarios con un presupuesto limitado. --Lo se --confese con voz temblorosa--. Y nadie estara nunca mas agradecido que yo de que encontraran a Taylor a tiempo. No es como si Jax y Hudson tuvieran que llevar a cabo el rescate ellos mismos, pero gracias a que lo hicieron, le salvaron la vida a Taylor. Dios, ni en mis suenos mas descabellados podria haber imaginado que los poderosos multimillonarios duenos de la compania para la que yo trabajaba formaban parte de una organizacion civil secreta como Last Hope. Si Jax y Hudson no hubieran formado parte del grupo ni estuvieran altamente cualificados para llevar a cabo su propio rescate de inmediato, Taylor no habria sobrevivido. Si hubieran perdido tiempo reuniendo otro equipo, yo estaba casi segura de que habrian repatriado a Taylor a Estados Unidos en una bolsa. Ni Taylor ni Marshall me habian contado exactamente como estaba cuando la encontraron. Pero yo no era completamente idiota. Sabia que no se habia levantado ni salido de alli por su propio pie. Desesperada, Taylor habia hecho un pobre intento de escapar una vez que yo deje el recinto, y la golpearon severamente por sus acciones.

  • El turista perpetuo de Harkaitz Cano

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  • Demasiado fragiles de Roberto Rabi

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    Si el estilo literario es el hombre o la mujer mismos, aquello que en palabras los refleja de cuerpo y alma enteros, el estilo de Roberto Rabi lo dibuja tambien en toda su dimension: sinuosa y honda. Sus relatos estan anclados en un mundo reconocible, el Chile de hoy, aquel que en breve sera ayer, pero las historias escritas anhelan dejar una huella, un surco, una raiz.
    Para ello usa armas literarias tan sutiles como efectivas: un lenguaje apegado a los hechos y situaciones que desenvuelve, personajes que hablan como sienten y anhelan y desenlaces de impacto, cuyo efecto permanece. Asi, "La belleza del septimo dia", "Manana, cinco de mayo", "El miedo", "La isla", y los demas que componen el volumen, dejan marcas no demasiado fragiles en quien se asome a recorrerlos.

  • El juez justo de Mario Escobar

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    Tucson no era demasiado diferente de Montgomery en Alabama. Ambas ciudades pertenecian al "Cinturon del Sol", aunque hasta la decada de los sesenta del siglo pasado aquellas regiones se encontraban entre las mas pobres y poco desarrolladas de los Estados Unidos. La expansion de los campos de petroleo en Texas y la industria aeronautica en Florida habian comenzado a crear un nuevo cinturon industrial y desarrollo. Las empresas tecnologicas de Silicon Valley y el cine hicieron el resto. A pesar de las extremas temperaturas y las extensas zonas de desierto, el sur del pais estaba creciendo a un ritmo inesperado. Los Young provenian de Alabama, de una antigua familia de propietarios de plantaciones de algodon. Aunque el tatarabuelo de Rex destaco por liberar a sus esclavos antes de la guerra civil, para escandalo de sus vecinos, la familia de Sarah, los Houston, se habian caracterizado por la cria y venta de esclavos durante generaciones. Los bisabuelos lucharon en bandos opuestos pero, casi ciento sesenta anos despues, dos de sus decidieron aparcar las querellas familiares y unir a dos de los clanes mas importantes de Alabama. Rex era el marido perfecto, el padre ideal y un juez justo. Sarah habia dejado su prometedora carrera como abogada por amor y ahora, debido al traslado de su marido, tenia que abandonar a su familia y amigos para trasladarse a Tucson, una de las ciudades de frontera, donde los problemas parecian multiplicarse cada decada. Habian conseguido una casa relativamente grande en Flowing Wells al norte de la ciudad, una de las zonas mas exclusivas y una especie de isla de tranquilidad a cierta distancia de los focos de violencia y delincuencia de otras zonas. Tucson tenia el honor de encontrarse entre las diez ciudades mas peligrosas para vivir en los Estados Unidos, en concreto en el puesto ocho. A pesar de todo, Sarah habia logrado que la familia se adaptase a su nueva vida, que sus hijos adolescentes ya nos los maldijesen cada dia por haber tenido que abandonar a sus amigos y que Rex estuviera contento al tener por primera vez en su carrera el cargo de juez principal de Tucson con apenas cuarenta anos. Aquella manana, justo en el centro comercial, Sarah tuvo el encuentro mas extrano de su vida. Caminaba entretenida por las tiendas del centro comercial cuando se le aproximo un hombre latino de unos treinta anos. Era moreno, con el pelo corto y ojos negros rasgados, barba cuidada y musculoso, al menos eso es lo que se intuia debajo del traje caro hecho a medida. Ella noto que el hombre la perseguia, aquello comenzo a ponerla muy nerviosa, estaba a punto de llamar a su marido cuando el hombre se paro enfrente y con una sonrisa seductora le dijo: --Senora Young, es un honor conocerla. Perdone que la importune, creo que vivimos cerca, mi nombre es Eduardo Costa, seria un honor que usted y su marido vinieran a la fiesta que he organizado el dia 22 de noviembre. Sarah se quedo petrificada, sentia el corazon acelerado y una sensacion desagradable, como si aquel hombre, a pesar de su aspecto impecable y buenos modos, no fuera de fiar. --Bueno, tendre que hablar con mi marido. Mi familia viene en unos dias para Accion de Gracias. --Lo entiendo, pero no acepto un no por respuesta. Podra conocer a mi familia. Los ciudadanos de Tucson queremos presentar nuestros respetos al nuevo juez, ya sabe que nos llaman "el pequeno pueblo mas grande de America". Sarah sonrio, noto la mirada seductora del hombre recreandose primero en su vestido de flores que resaltaba sus curvas luego en las piernas largas y blancas, su cara aninada de ojos azules y pecas, con la frente despejada y pelo largo de color pajizo y rizado. El hombre le entrego una tarjeta, hizo un gesto inclinando ligeramente la cabeza, le beso la mano y se alejo a grandes zancadas por la tienda. Sarah se quedo con la tarjeta en la mano, aun sin reaccionar y sobre todo, ignorando que aquel hombre era el narcotraficante mas peligroso del Cinturon del Sol y que estaba a punto de trastocar la vida de toda su familia para siempre.

  • Guerreros de Iberia de Benjamin Collado Hinarejos

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    <> Pompeyo Trogo. Poeta galo-romano del siglo i a.C. La antigua peninsula Iberica estuvo poblada por poderosos y muy diversos pueblos que tenian como rasgo identitario comun hacer la guerra. Desde los iberos hasta los lusitanos, pasando por los celtiberos, los vettones, los vacceos o los cantabros entre otros, todos luchaban por defender su estatus social y territorio en guerras internas o, por lo que son mas conocidos, contra el invasor romano. Este libro, una relevante investigacion sobre el mundo de la guerra en Iberia, con un relato riguroso y vibrante al mismo tiempo, muestra al lector de forma unica su manera combatir, el armamento que utilizaban, su organizacion en la batalla y, tambien, la arqueologia del campo de batalla que ha llegado hasta nuestros dias y que nos permite conocer mucho mas de aquellos excepcionales pueblos que marcaron profundamente la historia de Iberia.

  • El caso Newton de Anton Arriola

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    Bilbao, noviembre de 2001. Transcurridos apenas dos meses desde la destruccion de las Torres Gemelas, se desata en la ciudad vasca una cadena de extranos atentados. Uno tras otro, los pilares de la sociedad se ven golpeados: simbolos religiosos, centros culturales, patrimonio cientifico. Mientras la ciudadania se va sumiendo en el desconcierto, el asalto a la biblioteca de un catedratico de la Universidad de Deusto ha dado inicio a una segunda cadena de crimenes.

  • Tal como eramos de Silvia Tarragona

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  • La venganza de los inocentes de Soledad Palao Sires

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    Son los anos 40.

  • El mejor tesoro de Cathie Linz

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    La vida era dulce para Reno Best, comisario de Bliss, Colorado. Sus dias transcurrian resolviendo peleas en el bar o poniendo multas de trafico. De modo que no estuvo muy receptivo cuando Annie Benton, la nueva maestra de Bliss, insistio en que investigara la desaparicion de su hermano.

  • Salvacion y condena de Betzacosta

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    Betzacosta llega con esta novela actual, romantica y llena de emociones y sentimientos que traspasaran las paginas hasta llegar al corazon de sus lectores.

  • Oscuras Realidades de Jose Herrera Arcos

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    Oscuras Realidades, es una novela de suspense, terror, enigmas y misterios ancestrales, donde las luces y las sombras de sus protagonistas son, o no, los causantes de los fenomenos paranormales que afectan tanto a sus vidas como al entorno que los rodea.
    Ambientada en la mas absoluta actualidad, el autor no pasa por alto algunos de los aspectos mas intimos de la psicologia e incluso psiquiatria, para mostrar las posibles conexiones entre la realidad y el abstracto mundo de los espiritus que nos rodean.

  • Cuentame como sucedio 2 de Erika Jennel

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    Relatos independientes 2.
    Historias de amor independientes con algo en comun: lucha por lo que quieres conseguir. Disfrutad con esta recopilacion de historias que os haran suspirar.

  • Intimidad improvisada de Maximo Huerta

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    A lo largo de los ultimos anos Maximo Huerta ha ido escribiendo casi a diario articulos, greguerias, fogonazos que abordan desde su particular optica nuestro mundo, lo mas palpable de nuestros dias. Y lo hace aplicando sus dotes de observador para hablar acerca de nuestras costumbres y manias, nuestros suenos y frustraciones, tambien de nuestras formas de soportar (o rechazar) las esclavitudes de la vida moderna: el movil, el gimnasio, las redes, la TV, el control de calorias, los tatuajes..., acercandonos su parecer sobre los grandes temas y los pequenos, que a todos nos (pre)ocupan, nos divierten y nos fastidian.

  • La locura de la senora Bale de Edmundo Diaz Conde

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    Los suplicios del amor son tan reales como distintas son las clases de amor; pero de una cosa hay total seguridad: habian nacido el uno para el otro.

  • Filofobia (Atrevete a amar 1) de Lorena Fuentes

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    En algun momento de mi vida me llamaban Paulina Ferguson, pero ahora solo quiero que me llamen Ina, como mi hermano mayor me llamaba cuando eramos ninos.
    Lo que muchas personas suenan es mi pesadilla, llevar sangre azul unicamente ha traido desgracias a mi vida. Me han arrebatado a las personas que eran mi mundo, obligandome a escapar de la ciudad que me vio nacer, pero ahora regreso a Londres decidida a encontrar aquello que me pertenece.
    La cocina es mi pasion, es lo unico que me mantiene centrada, eso y el sexo. Su efecto placebo fue lo que me llevo aquella noche a conocerlo, Connor Bellamy, y por el todo cambio.
    Tengo miedo a enamorarme, mis demonios no me permiten avanzar y es que cuando intento ser feliz, ellos salen para atormentarme.

  • Dile si al amor…, Vanessa Lorrenz de Vanessa Lorrenz

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    Zoe es la mejor abogada dentro del despacho juridico donde trabaja, mantiene una relacion con su jefe, para ella la vida es facil, no suena con un principe azul que la rescate para llevarla a su precioso castillo, solo busca la manera de ser feliz sin que su corazon salga danado. Pero que pasara cuando Derek no este conforme con su relacion y quiera mas.
    Zoe sera capaz de perder todos sus miedos y decirle de una vez si al amor, o saldra huyendo para ser infeliz toda la vida.

  • Cosplay, Daniela S. K de Daniela S. K

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  • Un pacto por amor de Aswan Dewin

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    Un beso es todo lo que necesitaran estos polos opuestos para convertirse en algo mas. El, un autentico desastre. Ella, la popularidad en persona.
    ?Que buscan? Su historia te lo contara y no te dejara indiferente.

  • Trajano y Decebalo en la Rumania del Siglo XXI de Santiago Posteguillo

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    Las novelas de Santiago Posteguillo consiguen atrapar a los lectores gracias, entre otras cosas, a su exhaustiva labor de documentacion. Para recrear con la mayor fidelidad posible la conquista de la Dacia por Trajano, Santiago Posteguillo realizo un viaje por la Rumania actual siguiendo los pasos del emperador hispano. En este documento el lector podra recorrer paso a paso, calzada a calzada, los movimientos que el ejercito romano realizo en su guerra contra Decebalo. Un documento de gran valor informativo, escrito con una pizca de humor y aderezado con imagenes de fotografias tomadas por el propio autor; asi surge la complicidad con los lectores.

  • 3 te odio y un te quiero de Mabel Diaz

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    La vida de Natalia es idilica. Tiene una relacion con el hombre que ama, un trabajo que le apasiona y se acaba de mudar a la casa de sus suenos. Todo es perfecto. hasta que conoce a su vecino Ruben, un perroflauta que odia a las Barbies como ella.
    Desde el primer momento en que sus caminos se cruzan, se declaran la guerra, llegando a convertirse en expertos en sacarse de quicio. Sin embargo, cuantas mas ganas de pelea tienen, mayor es su atraccion y su deseo. Dicen que del odio al amor solo hay un paso y ellos son enemigos declarados. ?O no?

  • Resolviendo el pasado de Sergio Arcot

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    La colaboracion de Oliver, un veterano investigador con Alice, una investigadora de rapido ascenso sera crucial para resolver una serie de multiples casos que muchos creian que no se llegarian a descifrar.
    El ultimo caso al que se enfrentan los llevara, ademas, al pasado de Oliver. Por su propio bien y por el de los civiles inocentes, hay que llegar al fondo del asunto.

  • Una historia de amor y oscuridad de Amos Oz

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    Amor y oscuridad son las dos fuerzas que recorren la conmovedora autobiografia novelada de Amos Oz, publicada por vez primera en hebreo en 2002. El autor narra su infancia y adolescencia en los anos cuarenta y cincuenta, en Jerusalen y en el kibutz de Hulda, marcados por la tragica existencia de sus padres: Yehuda, un estricto bibliotecario, y Fania, una mujer culta, romantica y sonadora. Atrapado entre ellos, el futuro escritor es un nino que soporta sobre sus fragiles hombros la pesada herencia de sus singulares antepasados y asiste atonito a los grandes cambios que marcaran su vida y la de su incipiente nacion. La narracion de Una historia de amor y oscuridad oscila hacia delante y hacia atras en el tiempo y refleja mas de cien anos de historia familiar, cuatro generaciones de sonadores, estudiosos, poetas egocentricos y ovejas negras, que desde Vilna y Odesa, a traves de Polonia y Praga, llegaron a Israel.

  • El hombre que miraba al cielo de Hernan Rivera Letelier

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    Fue un lunes de aluminio --los lunes son de aluminio-- cuando la figura del hombre aparecio entre la gente. Se paro en una esquina del paseo Prat, alzo la cabeza y se puso a mirar al cielo. Eso fue todo. Era mediodia. El paseo, como siempre a esa hora, desbordaba de gente y, entre la gente, personajes de todas layas y pelajes hacian su agosto: comerciantes, musicos, malabaristas, pordioseros --cojos, mancos, ciegos--, y mas de algun predicador de Biblia en ristre anunciando el fin de los tiempos tal como se anuncia un espectaculo circense. Ademas, ahora ultimo habian aparecido grupos de personas que se paraban en las esquinas mostrando un letrero: se regalan abrazos. Pocos eran los que se acercaban, la gente parecia temer al abrazo de un desconocido o desconocida, asi tuvieran cara de pan de dios. Sin embargo, nadie podia decir que anunciaba el hombre que aparecio aquel lunes en la esquina mas concurrida del paseo. O que vendia. O que regalaba. Ni siquiera si anunciaba o vendia o regalaba algo. Lo unico que hacia era mirar al cielo. Nada mas. 2 Parado en la esquina, ajeno por completo al trafago de mediodia, el hombre mira hacia lo alto. Al pasar junto a el, los transeuntes alzan la vista de reojo y al no ver nada extrano apuran el tranco y siguen su camino. Algunos se detienen, hacen visera con las manos e inquieren hacia arriba en busca del consabido objeto volante no identificado, pero como el cielo se ve limpio --ni una nubecita exposita dibujando alguna alegoria--, fruncen el ceno y se van haciendo claros gestos de contrariedad. Y estan los que, entre serios y divertidos, terminan por acercarsele con aire condescendiente y le hacen preguntas que el hombre, ensimismado en su afan, no oye o no le interesa responder. Pasado el tiempo que demoraria una predica, cuando ya hay varios con la cabeza levantada al cielo, el hombre baja la suya, se pone las manos en los bolsillos y, tan sosegado como su mirada, echa a andar hasta la otra esquina. 3 La primera vez que vi al hombre parado en mi esquina --la esquina mas preciada por pediguenos y artistas de la calle--, yo me hallaba de rodillas en el pavimento pintando con mis tizas de colores. Pintaba el barco pirata. Pintaba y silbaba. Los ovolos esa manana habian sido escasos y yo, sin alzar la cabeza del dibujo, me demoraba en la calavera y los huesos cruzados, detalle que siempre dejaba para el final. Penelope tejiendo y destejiendo, me tardaba todo lo que podia en espera de oir el sonido de las monedas al caer en el tarro. Ese primer dia no hice mucho caso del hombre que miraba al cielo. En verdad no le hice nada de caso. Apenas levante un tanto la vista para verificar que no venia ningun avion en llamas cayendo sobre mi cabeza y segui coloreando. El segundo dia, un martes de plomo --los martes son de plomo--, deje de lado un momento mi dibujo despues de guardar las pocas monedas depositadas en el tarro, y me acerque a fisgonear que carajo era lo que miraba el hombre. Junto a varias personas que habia en torno a el escudrinando las alturas, levante la vista y escrute un buen rato la lonja azul sobre mi cabeza. No se veia nada. Ni un miserable jote rayando la pizarra del cielo. Otro cristiano tan loco como yo, me dije. Y segui coloreando mi papagayo. 4 El hombre, alto y flaco, pelo blanco ceniza peinado hacia atras, lucia una hirsuta barba de quince o mas dias, tambien blanca ceniza. Su cara era alargada, como la de los caballos. Si se tuviera que adivinar su edad, se tendria que decir que estaba entre los sesenta y la eternidad. Vestia un terno a rayas, roido y anacronico, y una despercudida camisa blanca abrochada hasta el ultimo boton. En vez de corbata, llevaba un panuelo negro anudado al cuello, de esos que se usaban antes para guardar luto. El cuero de sus zapatos gastados aun guardaba un unto del color bayo con el que alguna vez brillaron. Parecia enfermo. Tenia la piel reseca y pegada al hueso. Sin embargo, lo que llamaba la atencion no era su aspecto fisico sino su actitud de suave mansedumbre. Y sus ojos color de agua limpia, que parecian lo unico vivo de su rostro. 5 Era diciembre del 2015. El mundo aun se conmovia por el ataque terrorista en Paris. En Chile se habia descubierto otro foco de corrupcion a nivel gubernamental (la metastasis de este cancer alcanzaba a la politica, al comercio, al empresariado, al gobierno, al ejercito, a la iglesia y ahora al futbol). No hay para donde arrancar, decia la gente, y aqui en Antofagasta seguian muriendo personas a causa del arsenico en el agua y del concentrado de cobre en el aire. Al tercer dia de ver al hombre mirando al cielo, un miercoles de bronce --los miercoles son de bronce--, una idea chispeo en mi mente, una idea que quiso ser metafisica y apenas quedo en perogrullada: si el hombre y yo estabamos locos, nuestras locuras eran directamente opuestas; el, con su actitud, hacia a la gente mirar para arriba; yo, con mis tizas, los hacia mirar hacia abajo. Lo mio era terrenal, lo suyo celestial. Lo mio costaba algunas monedas, lo suyo era gratis. Eso era lo otro extrano en el hombre, no mendigaba. No estiraba la mano ni tenia receptaculo alguno --sombrero, tarro, caja-- para recibir ninguna clase de ovolo. A veces algun paseante de buen corazon le ponia un billete en el bolsillo de su paleto oscuro; luego venia otro, le metia la mano y se lo birlaba. El parecia no darse cuenta de nada. O de verdad el dinero le importaba un carajo. Tampoco le preocupaba la aparicion de inspectores municipales o de carabineros. No anunciaba ni vendia ni regalaba nada. Por lo mismo, no tenia que andar arrancando como ocurria con artistas y comerciantes ambulantes. Incluidos yo y mi amiga, la Saltimbanqui. 6 A mediodia del jueves --los jueves tienen el brillo metalico del acero--, cuando el hombre llego a la esquina, yo coloreaba el cuadro que mas monedas me daba, La Virgen y el nino. Como siempre, esperando mas contribuciones, me regodeaba en delinear, borrar y volver a delinear los pliegues de la panoleta de la Virgen cayendo virtuosamente sobre sus hombros. El ruido intermitente de las monedas en mi tarro eran como palmaditas en el hombro: Te esta quedando bien, muchacho. Tres dibujos agotaban mi repertorio: el barco pirata. el papagayo. la Virgen y el nino. Yo no era Kurt Wenner, el padre de la pintura con tiza en el pavimento. Mis pinturas --mas bien mis dibujos-- no eran tridimensionales ni contenian critica social alguna; en verdad no le llegaban ni a los talones a las del artista norteamericano. Lo mio era la escritura, pero nadie lo sabia. Los dibujos solo me daban de comer. Mientras rayaba el pavimento sin levantar la cabeza, silbando bajito como los pajaros, mi concentracion estaba en el argumento de mi futura novela, obra que --sueno de todo escritor-- cambiaria la historia de la literatura universal. En menos de diez minutos, el Mirador, como habia comenzado a llamarlo la gente, logro juntar alrededor suyo a una decena de personas que miraban hacia lo alto con uncion de acolitos. Como esperando la segunda venida de Cristo, me dije pensativo. Ese dia, casi sin notarlo, presa de una curiosidad urgente, di por terminada mi obra, recogi las monedas, guarde mis tizas y me puse a esperar. A esperar que bajara la vista. Cuando lo hizo y echo a andar sin decir nada a nadie, sin responder ninguna pregunta, lo segui. El anciano, con pasos despaciosos, camino hasta la esquina siguiente y, alli, igual que en la anterior, sin decir esta boca es mia, alzo la vista y se quedo mirando hacia arriba.

  • Sirenas de Joseph Knox

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  • No tengo miedo de Alina Covalschi

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    El miedo llamo a mi puerta para ofrecerme su amistad. Se convirtio en mi mejor aliado, junto con el silencio y la muerte.
    La muerte necesitaba sangre y el miedo oscuridad. Justo lo que el silencio les habia prometido.
    Juntos sanaron mis heridas y llevaron a cabo mi venganza.

  • El cielo es azul, la tierra blanca: Una historia de amor, Hiromi Kawakami de Hiromi Kawakami

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  • Mediocracia de Alain Deneault

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  • Y, de pronto, llegaste tu de Kris L. Jordan

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    ?Como un jugador profesional de football americano termina viviendo en un pueblecito de la sierra de Madrid?
    Dean Woods, es de los mejores Quaterbacks del mundo. Conoce la fama y el lujo, muchas mujeres han pasado por su cama y la mayoria de sus compatriotas le adoran
    como si fuese un Dios. Pero eso no le hace feliz y, tras la muerte de su padre, cae en una depresion. Su vida cambia radicalmente cuando, gracias a su unico amigo Pedro, acaba en un avion camino de Espana huyendo de la prensa. Alli conocera a Marta, una mujer unica y muy especial, con una pintoresca y atipica familia.

  • Pulpa de Flor Canosa

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    ?Que significado cabe encontrar hoy en las distopias, cuando las pesadillas del siglo XX parecen haberse materializado entre nosotros? Es poco lo que dicen chapucerias tecnofobas y humanistas como Black Mirror, y por suerte no es ese el camino que eligio Flor Canosa en Pulpa, su primera novela de ciencia ficcion. Flor prefirio escarbar en el corazon oscuro del genero y sacar a la luz los horrores del cuerpo y el estado, o, mejor, el terror del estado que ha colonizado los cuerpos y su dolor, sus secreciones, sus emociones. Todo sin miedos, sin resabios, sin atavismos de un sujeto ya perimido, porque Pulpa es una novela viva, vibrante y jugosa, atravesada por nervios, visceras y temblores, por orgasmos: porno o postporno duro, en la mejor tradicion de J.G.Ballard y David Cronenberg.

  • Amor en motocicleta de Nicolette Miro

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    Senti que el whisky me quemaba mientras bajaba por mi garganta. Todavia podia recordar cuando papa me dio mi primer trago. Tenia once anos. El agua de vida, dijo. --?Sigues pensando en la rubia con la que te acostaste ayer? -- Cobra interrumpio mis pensamientos, golpeandome la espalda tan fuerte; que casi derramo el whisky de mi vaso. Cabron. --?Cual? -- Pregunte, girando en mi taburete del bar hacia ellos. Los otros se rieron, Cobra sonrio. --Anoche solo habia dos rubias--dijo, y en mis labios aparecio una sonrisa. Cobra era un bromista, pero no era bueno para aceptar los chistes de vuelta. Aunque, no estaba bromeando. Quise decirselo antes, pero luego lo olvide. --Exactamente-- dije, y el se abalanzo sobre mi, arrancandome el vaso de las manos. Anoche habia dos rubias. Claire o algo asi, la de las tetas grandes, y ni siquiera recuerdo el nombre de la otra. Tenia labios rojos y gruesos y recuerdo que me calzaban como un guante de latex alrededor de mi pene. Ella era la unica chica en la que Cobra habia estado interesado durante toda la semana. Slash y Reyes me lo quitaron de encima, mientras el apretaba los dientes y me abria las fosas nasales. No iba a pelear con el. Me estaba divirtiendo, el era de la familia. No habia razon para que yo recibiera un punetazo. Respiraba con dificultad cuando me lo quitaron de encima e hizo un rapido tiron con las manos para bajarse la camisa que se le habia subido hasta el pecho. --Mas vale que sea tu idea de una broma, Dio--dijo, y yo mire timidamente a los demas. Estaban sonriendo, pero yo sabia que secretamente esperaban que fuera una broma. ?Le digo que grito mi nombre mientras me estrellaba contra ella por detras? ?Que me dejo tres mensajes de voz esta manana? Era tan facil irritar a Cobra. En el ultimo ano desde que tomo el lugar de Calavera en el Club, se convirtio en el tipo que usabamos de saco de boxeo. No era como si fuera un hermano para mi. Me hubiera encantado ver su cara si le dijera que la chica que le gustaba era de las que se corria a chorros. --Solo bromeo, hermano--dije en su lugar y me vacie el whisky en la garganta. Cobra se tomo un momento para analizar lo que acababa de decir. Paso de fruncir el ceno y resoplar a sonreir y reir en cuestion de segundos. Llame la atencion de Reyes mientras Cobra se sentaba en un taburete a mi lado y ordenaba otra ronda para todos nosotros. Reyes sabia lo que habia pasado. Me vio ir a la parte de atras del Club con las dos mujeres. Me advirtio con una senal de que era mala idea. Le alce mi vaso vacio y le sonrei. ?Que era la vida si no estaba hecha para follar con cualquiera disponible? Y esa rubia estaba disponible anoche. Yo no hubiera dicho nada si Cobra se hubiera acostado con ella anoche. Siempre y cuando llegara a ella primero. --Saben, podrian darme una mano con esto--Big T nos trajo nuestros vasos. Siempre habia trabajado en el Club. Se decia que antes se le conocia como "El Psicologo", porque aparentemente, solia recostarse en una de las bancas y escuchar a estos hombres tatuados derramar sus corazones sobre el. Ahora que estaba retirado, era el mejor cantinero del Club. Reyes le silbo a Slash como si estuviera llamando a un perro. --Puedes usar a este--dijo y todos nos reimos a carcajadas. Big T puso los ojos en blanco, dando al mostrador un golpe con el trapo que tenia en el hombro. --?Quieres poner a los dos tipos mas grandes aqui detras de la barra? -- dijo y cruzo sus voluminosos biceps sobre su pecho. Todavia no podiamos dejar de reirnos. Solo pensar en Slash y Big T detras de la barra, apretandose. --Contrataremos a otro mesero, Big T, y no dejes que estos chicos te afecten con sus idioteces--fue la voz de papa la que interrumpio nuestras risas. Estaba sentado al final del mostrador, rodeado por Coronado y los otros miembros mayores del club. Habia escuchado la conversacion y habia hablado con su voz profunda, que tenia el poder de silenciar a todos en la habitacion. Estas eran las cualidades mas importantes para el: Poder Respeto Las motocicletas Mujeres Habia hecho todo lo posible para inculcarme esas cualidades, para prepararme para cuando fuera mi turno de ser presidente de los "Outlaws". Era solo que a veces se me confundia el orden en que iban esas cosas. --Si, senor--dijo Big T y volvio a trabajar en el bar. A mucha gente le gustaba llamar a papa "Senor" o solo "Angello". Nunca los corrigio. Eramos una gran familia, una familia de hermanos como Coronado solia decir, pero papa se aseguro de que todos supieran quien era el jefe de la familia. Era el. Y luego iba a ser yo. Nos llamo la atencion y levanto un vaso a modo de saludo, yo hice lo mismo, brindamos y bebimos. --Entonces, ?como estaba ella? -- Cobra se habia acercado a mi mientras yo no miraba. Me volvi hacia el, un poco confundido. ?De quien estaba hablando? --Las tetas que te anotaste anoche. !Hombre, la escuche gritar! -- dijo con una risa y bebio un poco de su cerveza. No pude evitar preguntarme cuales fueron los gritos que escucho. --?Quieres que te invite a ver la proxima vez que tenga a una chica inclinada sobre mi motocicleta? -- Pregunte. Reyes y Slash se rieron. Cobra se encogio de hombros y se sento en su silla, inclinandola peligrosamente hacia atras, pero manteniendola perfectamente equilibrada. --Tal vez aprenda algo--dijo con una risa y yo sacudi la cabeza. Cobra era un buen tipo. Era nuevo en el Club, solo un cachorro, pero me cubria las espaldas. Lo que significaba que yo siempre cubriria la suya. [?][?][?] Estabamos jodidos. ?Cuanto tiempo habiamos estado bebiendo? El tiempo se habia solapado y entrelazado, para transformarse en un largo chorro de alcohol y chistes malos. --?Quien de ustedes va a arropar a mi hombre esta noche? -- La voz de una mujer nos interrumpio. Todos nos volvimos a la puerta del bar al unisono y vimos a Ruby de pie, con las manos en las caderas. Sus rizos marrones rizados enmarcaban su cara, y sus ojos eran severos. Mama. --Angello, tu vieja esta aqui para recogerte--escuche a Coronado bromear y papa le dio una sonrisa. La mirada de mama me busco en la oscura multitud del bar y puso los ojos en blanco. Se habia casado con un motociclista. Habia criado a un motociclista. Esta era la vida con la que se habia conformado, no la que habia elegido y, a veces, me daba pena. Vi a papa deslizarse perezosamente de su taburete y alcanzar su chaqueta de cuero, mientras que mama permanecia de pie en la puerta, observando cada movimiento de papa. Se necesito mucha confianza y muchas agallas para forjar el solido matrimonio que mama y papa compartian. No habia sido facil para ella. El codigo de vida de papa incluia a las mujeres. Estaban al final de su lista de prioridades, pero estaban ahi. No tuve que estrujarme el cerebro para recordar cuantas veces lo habia pillado con otra mujer, y cuantas veces mama habia amenazado con irse. En ese entonces culpe a papa. Lo culpe por el dolor que le causo a mama, y jure que nunca haria pasar a otro ser humano por eso. No haria pasar a mis hijos por el dolor de ver a una familia desmoronarse. Por eso Miriam nos dejo a la primera oportunidad que tuvo. No podia soportar ver a mama destrozada, una y otra vez. Aunque papa no le habia sido infiel en mas de ocho anos, Miriam siempre creyo que volviera a suceder. No queria estar cerca cuando eso sucediera. Ahora vivia en la otra parte de la ciudad, y en secreto me alegraba que se mantuviera alejada del Club. Los chicos no estarian babeando en cada oportunidad que tuvieran de verla. Algunos de los chicos gritaron y vitorearon cuando papa se acerco a mama. Habia visto fotografias de los dos juntos cuando se acababan de conocer, antes de que Miriam y yo nacieramos. Eran muy atractivos y probablemente todavia lo eran. Papa la agarro por el culo y la tiro hacia si, antes de besarla. Puse los ojos en blanco y mire hacia otro lado. Creci viendo a los dos babeando el uno sobre el otro. Que asco. --!Vayanse a casa! -- Les ladre, y los demas siguieron animando. Cuando papa la solto, me miro directamente y arqueo las cejas, antes de volverse hacia los demas. --Todos ustedes deberian irse a casa. Es tarde, chicos--dijo, con una voz amenazante y autoritaria. A lo largo de los anos, se habia desempenado bastante bien en su papel de matriarca, y yo sabia que eso solo habia fortalecido el matrimonio entre los dos. --Ruby es una gema, ?entiendes? -- Cobra bromeo y yo sacudi la cabeza con indulgencia. --?Como esta Miriam? -- Slash pregunto, sabiendo exactamente el efecto que tendria en mi. Mi cabeza ya nadaba en alcohol y luchaba contra las ganas de seguir el consejo de mama. --A salvo ahora que esta lejos de ti--le dije y se rio. Miriam estaba fuera de su alcance y todos lo sabian, pero eso no les impidio tomar fotos en mi ausencia cada vez que podian. --Oye, ?no estas satisfecho con una hermana que preguntas por otra? -- Cobra se apresuro a intervenir. Slash habia empezado a ver a Sofia, la hermana de Cobra, y se habian embarcado en una extrana vida juntos. Una relacion que ninguno de nosotros pensaba que iba a funcionar. Sofia era dulce y sabia lo que queria. Slash era joven y desalinado y tenia demasiadas cosas en el pasado de su familia como para reconocer que tenia algo bueno con ella. Pero disfruto de lo mucho que esto molestaba a Cobra, sin embargo. Reyes se puso de pie. Pude ver en su cara que estaba acabado. Desde que papa lo tomo bajo sus alas hace cuatro anos, fuimos los mejores amigos. --?A donde vas? -- Slash le pregunto y Reyes senalo su reloj. Eran las tres de la manana. --?Tienes que decir tus oraciones matutinas? -- Cobra dijo con una risa, y Slash, Reyes y yo le disparamos miradas amenazantes. La religion de Reyes estaba fuera de discusion, al igual que Miriam. Incluso yo pense que era un poco raro cuando lo conoci, pero ya sabiamos que era lo que lo mantenia cuerdo. Solia ser un chico de la calle, la pandilla iba a matarlo si no salia y creia que era su religion la que lo habia traido a Angello. Respetamos sus creencias. Cobra parecia ser un estudiante lento y no se habia dado cuenta lo importante que era respetar los limites. --Recuerda lo que dijo tu madre-- me dijo Reyes, y me hizo un gesto de despedida con dos dedos. Le sonrei. --Reyes descansa-- lo llame mientras lo veia salir del bar, despidiendose de los demas mientras se iba. Ahora solo estabamos Slash, Cobra y yo en este extremo del mostrador, todavia revolviendo nuestras bebidas. Al menos Slash tenia a Sofia esperandolo en casa. Todo lo que yo tenia era a Roxana, y no era exactamente un ser humano. Era tarde y habia bebido demasiado, pero tambien era demasiado temprano para irme a dormir. Saque el telefono del bolsillo de mis jeans y me desplace por los mensajes. Encuentrame detras de la barra Le envie un mensaje a la rubia. La que sin duda Cobra habia estado llamando toda la noche. Pude ver por la mirada furtiva de sus ojos a su movil que estaba esperando que ella respondiera a sus mensajes. "Estare alli en diez minutos. " Ella respondio casi instantaneamente.

  • Sangre y corazon de Alexandra Roma

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    Juliana Stiel representa la perfeccion de la Alemania nazi. Delicada, obediente y bonita. Ishmael es el judio roto en mil pedazos abandonados en recuerdos impregnados de violencia, dolor y perdida.

  • En el huerto de las Mujercitas de Gloria V. Casanas

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    En el huerto de las Mujercitas rinde homenaje a una escritora que evadio los esquemas de pensamiento reservados a las mujeres de su epoca, se atrevio a desafiar las convenciones sin perder su amor por la familia ni el romanticismo, y dejo profunda huella en otros escritores. Es tambien una novela dentro de otra, a tal punto fusionadas que la realidad se torna ficcion y esta se vuelve real.

  • El libro contra la muerte de Elias Canetti

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    Uno de los proyectos que Canetti acaricio toda su vida fue escribir un libro contra la muerte. Pero ese libro nunca se escribio, y es en sus innumerables apuntes donde sin lugar a dudas ha dejado su rastro mas marcado. En este libro se reunen por primera vez, ordenados cronologicamente de 1942 a 1994, los apuntes de Canetti sobre la muerte, tanto los publicados como los ineditos, que suman mas de una tercera parte. De todos ellos se desprende el contorno mas completo del libro que Canetti proyecto durante decadas, y sobre el que escribio en una ocasion: “El libro sobre la muerte continua siendo mi verdadero libro

  • Siempre fiel al amor de Sophie Kiss

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    La vida nos da sorpresas. Eso fue lo que le paso a Paul, una enfermedad terminal le pone fin a su vida lentamente, para que su esposa no se quede sola, decide buscarle un nuevo companero de vida, comienzan las citas clandestinas por internet a sabiendas de Paul para encontrar al candidato adecuado y por si fuera poco aparece Mark, el amigo de toda la vida de Paul, un multimillonario y desvergonzado el cual es otro candidato para quedarse con ella. Aillen ama con todo su corazon a Paul ?Con quien se quedara Aillen?

  • El submayordomo Minor de Patrick Dewitt

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    Lucy Minor, un joven que esta dejando atras la adolescencia y adentrandose en el mundo adulto, se marcha del pueblo entre montanas del que no ha salido jamas. Lo hace despues de sufrir un desengano amoroso y constatar que en ese lugar en el que abundan los rudos gigantones sera siempre un marginado. Lleva en el bolsillo una carta con una oferta de trabajo: un puesto de ayudante de mayordomo en el castillo Von Aux.