• libro los vecinos mueren en las novelas - Fredrika Bremer

    https://gigalibros.com/los-vecinos.html

    Un autentico exito internacional del siglo XIX

  • Los Vecinos Mueren En Las Novelas : Amazon.es: Libros

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    Los Vecinos Mueren En Las Novelas : Amazon.es: Libros. ... Me gustar�a leer este libro en Kindle ... Cientos de libros a precios reducidos.

  • Los vecinos mueren en las novelas - SERGIO AGUIRRE

    https://es.babelio.com/livres/AGUIRRE-Los-vecinos-mueren-en-las-novelas/56235

    Tiene una buena f�rmula y una base bastante s�lida. Tal vez le falte una vuelta de tuerca para que cierre m�s la historia y no parezca que el libro podr�a haber ...

  • Los vecinos mueren en las novelas | Libro viajero - UTPL

    https://www.utpl.edu.ec/libro-viajero/?q=node/16

    John y su mujer acaban de mudarse a las afueras de Londres. Su mujer sale por una llamada telef�nica, que recibe de su padre.

  • LOS VECINOS MUEREN EN LAS NOVELAS

    http://quelibroleo.com/los-vecinos-mueren-en-las-novelas

    Me pareci� un libro muy entretenido, que se lee con mucha fluidez y realmente se termina en uno o dos d�as. Para aquellos que les gusta las historias de ...

  • Los vecinos mueren en las novelas - Norma Infantil y Juvenil

    https://www.normainfantilyjuvenil.com/co/libro/los-vecinos-mueren-en-las-novelas

    Este relato de suspenso psicol�gico se desarrolla entre un hombre y su vecina, una viejecita aparentemente dulce. El autor logra crear una trama apasionante ...

  • Los vecinos mueren en las novelas - Norma Infantil y Juvenil

    https://www.normainfantilyjuvenil.com/ar/libro/los-vecinos-mueren-en-las-novelas-1

    Un escritor de novelas policiales se re�ne con su �nica vecina a contar historias ... Portada Los vecinos mueren en las novelas ... Otros libros del autor.

  • LOS VECINOS MUEREN EN LAS NOVELAS - Alibrate

    https://www.alibrate.com/libro/los-vecinos-mueren-en-las-novelas/59dd00c55c3b17021f1f1492

    Libro compuesto de varios relatos a trav�s de un hilo narrativo. John Bland, un escritor de novelas policiales de escaso �xito, acaba de mudarse al campo con su ...

  • Libro Los Vecinos Mueren en las Novelas, Sergio Aguirre ...

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    Libro Los Vecinos Mueren en las Novelas, Sergio Aguirre, ISBN 9789563005448. Comprar en Buscalibre - ver opiniones y comentarios. Compra y venta de libros ...

  • Los Vecinos Mueren En Las Novelas (Zona Libre) - IberLibro

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    Los Vecinos Mueren En Las Novelas (Zona Libre) de Aguirre, S. en Iberlibro.com - ISBN ... Novela. "Sinopsis" puede pertenecer a otra edici�n de este libro.

  • Criaturas en la red de Tara Isabella Burton

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    No puedes enganarlos para siempre. La red siempre te atrapa.

  • Seres queridos de Vera Giaconi

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    Una chica que trabaja como camarera en Los Angeles conoce a un concursante de un reality televisivo e inicia con el una relacion que su hermana vigila por Skype desde la distancia; un abuelo se preocupa por su nieta en los tumultuosos anos setenta, en los que la gente se marcha o desaparece; un hijo observa a su madre ya mayor, que ronca frente al televisor, y piensa en el futuro; un nino que ha perdido dos dedos por el ataque de unas piranas se pelea con su hermana; dos hermanas afrontan la muerte de la tercera; una paciente establece una peculiar relacion con su medico en la que los papeles acaban invirtiendose; dos ninos juegan con la sirvienta en la oscuridad; la relacion de una criada con su senora cambia despues de que esta ultima se intente suicidar; un padre viudo mantiene una complicada convivencia con su hija; una mujer se reencuentra con una pareja amiga que llevaba anos buscando sin exito tener hijos y descubre que por fin lo han conseguido, aunque de un modo muy peculiar.

  • De las ruinas de los imperios de Pankaj Mishra

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    En la segunda mitad del siglo xix, las potenciasoccidentales dominaban el mundo a su antojo,mientras las distintas culturas asiaticas vivian susometimiento al hombre blanco como una catastrofe.Eran muchas las humillaciones que occidente leshabia infringido, e innumerables los corazonesy las mentes que habian soportado con resentimientola autoridad de los europeos sobre sus paises.

  • A cuerpo de gato de Hiro Arikawa

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    Una novela ironica y conmovedora que gracias a la ocurrente mirada de su narrador, un gato, nos reconcilia con la vida.

  • Algo mas que una luminosa sonrisa irlandesa (Socios Irlandeses 1) de Begona Gambin

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    Primera entrega de la nueva trilogia de Begona Gambin <> que llega con una apasionante y romantica historia de amor: la de Connor y Marta.

  • Pecados nocturnos de Kelly Dreams

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  • Cronica de un futuro roto de Rafael Angel Gracia Lopez

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    Una novela negra con la dureza de la realidad escueta y simple, ambientada en un entorno homosexual donde la candidez, la generosidad y el conato de un amor imposible se funden con la maldad en su estado mas puro. Cuando se pierde la esperanza, y el dolor, la desesperacion, el terror, la indignidad y la ignominia quedan como unicas opciones de vida, la muerte puede llegar a ser una liberacion

  • Alex (Australia 2) de Emma Madden

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    El Kakadu National Park, en Darwin, es uno de los parques nacionales mas hermosos de Australia. Una reserva natural biodiversa, Patrimonio de la Humanidad, enclavada en el Territorio Norte, con humedales, rios y escarpaduras de arenisca, con mas de dos mil especies de plantas y vida salvajes. Con unas vistas de ensueno, con un clima diverso, apasionante y a veces extremo. Un verdadero paraiso. Se estiro en la tumbona, pensando en la suerte que tenia de estar alli, y tomo un sorbo de cafe aceptando que se estaba mal acostumbrando a dormir hasta tarde, a no hacer nada, y a pasar las horas muertas observando el paisaje, oyendo el sonido de la naturaleza o haciendo deporte sin mirar el reloj. Algo que no habia hecho nunca, al menos nunca de forma tan continua. Miro el telefono movil y contesto un mensaje de Jackson, su hijo, luego otro a su madre, a sus dos socios, y varios a Linda, que reclamaba su atencion desde Sydney. A ninguno, salvo a Jackson, les dijo que pensaba volver a casa al dia siguiente, porque no queria que lo presionaran, y acabo apagando el aparatito para estar mas tranquilo. Respiro hondo, cerro los ojos y oyo la voz de Sashi, que estaba hablando por telefono dentro del bungalow, y de repente se dio cuenta de que estaba llorando. Presto atencion y se levanto de un salto para ver si estaba bien. --Lo se, carino, es maravilloso. Te quiero mucho, os quiero mucho a los dos --Estaba diciendo mientras caminaba con el telefono por la habitacion, y el la miro con cara de pregunta, aunque no le hizo ningun caso--. Si, yo tambien me acuerdo de ellos, estarian tan felices... si... ahora a cuidarse... claro que voy a Escocia con vosotros, este ano sera muy especial... muy bien... adios a los dos. Un abrazo muy grande, os quiero. --?Que ha pasado?, ?estas bien? --le pregunto cuando al fin colgo y ella lo miro enjugandose las lagrimas. --Si, estoy bien, lloro de felicidad. Se trata de Sophie, esta embarazada. William va a ser padre. Madre mia, creo que nunca lo habia oido tan feliz. --Ah... no sabia que querian ser padres. --El esta loco por ser padre, y ahora... --Solo espero que sea mejor padre de lo que fue el suyo. En cuanto se oyo decir eso en voz alta se arrepintio, pero ya era tarde para recular, y Sashi lo miro indignada. Se puso las manos en las caderas y se le acerco despacio entornando los ojos. --No me puedo creer que, incluso en un momento asi de importante para tu hermano, seas capaz de ser tan mezquino y desagradable, Alex. --Ha sido una broma, no... --Tu no bromeas con esas cosas. Y pense que habia quedado claro que si quieres ser mi amigo, de mi tio John o de William, ni una palabra. --Ok, lo siento, ha sido un lapsus, yo... --Adios, Alexander. Agarro su mochila y salio a grandes zancadas del bungalow, el la siguio tragandose la replica y la detuvo antes de que bajara los cuatro escalones de madera que los separaban del cesped. --Sashi, he dicho que lo siento. --No creo que lo sientas, no al menos de corazon. --Mira, yo... --No digas nada, no me interesa. Adios --bajo rapido camino de su jeep y el la siguio. --Me vuelvo a Sydney. ?Quedamos a cenar para despedirnos? --No. --Sashi... No le contesto, ni lo miro, cerro la puerta de su cacharro, se puso el cinturon de seguridad y acelero hacia el camino de tierra que la llevaba directo a las instalaciones del parque, del Kakadu National Park, donde tenia su alojamiento y su trabajo, y donde no lo habia dejado volver a entrar desde que se habian liado hacia mas de seis meses. 1 --!Jefe! Marion, su secretaria, se le acerco con la mano en alto, pero el la detuvo y le hizo un gesto para que guardara silencio y lo dejara seguir hablando por telefono. Entro en su despacho, tiro la chaqueta en un sofa y cerro la puerta de cristal respirando hondo. --Fred, solo es un traspie, no es para que te pongas asi. --Lo que me fastidia es que nuestro banco nos niegue una linea de credito, eso es lo que de verdad me parece ofensivo. --Son negocios, nadie te esta ofendiendo. --Movemos millones al ano, no debiste salir de ahi sin el dinero. --La decision estaba tomada, tio, no habia margen de negociacion, aunque, si quieres volver e intentarlo tu, adelante. --Alex, tu eres el potentado de la empresa, si no te lo dan a ti, a mi mucho menos. --Madre mia --se paso la mano por la cara y trago saliva--. Es inutil seguir hablando de esto, te dejo, tengo un monton de temas pendientes. --No me extrana. --?Disculpa? --Pasas mas tiempo en Darwin que en Sydney ultimamente y ya sabes lo que dicen: "el ojo del amo engorda el caballo". Te necesitamos aqui. --Macho, no voy a discutir contigo. Adios. Colgo mordiendose la lengua, porque no tenia socios para que lo controlaran, sino para que le facilitaran el trabajo, y se sento en su butaca abriendo el ordenador. Reviso los correos electronicos por encima y sintio como Marion entraba en la oficina con una taza de cafe, se la agradecio y le hizo un gesto para que hablara. --Tienes dos reuniones antes de una hora con los gerentes de Circular Quay. A las dos, comida con Peter Wilson en el Bistro Columbus y tu madre pregunta si puedes cenar con ella. --A todo ok, menos a lo de mi madre, solo necesita dinero. Te hare un cheque y que se lo lleve un mensajero, por favor. --Muy bien. Saco la chequera y le firmo un talon por una cantidad considerable, un poco mas de lo que su madre le habia pedido por telefono, para que se relajara y lo dejara un poquito en paz. Se lo paso a Marion y decidio concentrarse en el trabajo pendiente, aunque sin querer su mente volo hacia Laura, su madre, con la que se relacionaba principalmente por asuntos economicos, como habia sido siempre, desde que era bien joven. Al ser madre soltera, Laura Williams siempre habia tirado de el. Primero, cuando era pequeno, lo utilizaba sin piedad como moneda de cambio con su padre biologico, John Campbell, un rico empresario de origen escoces con el que habia tenido una aventura fugaz, extramatrimonial para el, que le habia arruinado la vida, o eso decia ella. Como Campbell se habia negado a reconocerlo publicamente, aunque si lo habia hecho de forma legal, se habia pasado anos sangrandolo, era perfectamente consciente de eso. Sabia que Laura habia sido un incordio para su padre, aunque aquello no justificaba en absoluto la desidia de John Campbell hacia el, su falta de interes y desapego. Su indiferencia. Se puso de pie y miro el oceano que se extendia frente a su edificio pensando en su "hermano" William, el hijo oficial, dentro del matrimonio, de John Campbell. El orgullo de su padre. Un reputado cirujano cardiovascular, formado en las mejores universidades del mundo, al que al fin habia conocido en persona hacia poco mas de un ano, cuando la muerte repentina del viejo lo habia obligado a asistir a la lectura de su testamento. En un despacho de abogados habia coincidido por primera vez en su vida con William Campbell, que ese dia habia descubierto que tenia dos hermanos, porque habia un tercero en discordia, otro hijo secreto, aunque si reconocido por John Campbell, que era una conocida estrella del rugby australiano diez anos menor. Oliver Watson Campbell, el "hermano" pequeno, fruto del romance del viejo con una Top Model de los ochenta, se habia presentado a la lectura del testamento sabiendo de la existencia de sus dos hermanos mayores, y el, a su vez, tambien conocia el nombre y el origen de ambos, sin embargo, el unico ignorante de los secretos de su padre habia sido, ironicamente, el hijo al que habia criado y con el que habia vivido toda su vida, William. Un tio muy listo, y muy amable, al que por alguna razon superior e incontrolable apenas podia soportar. William Campbell no tenia culpa de los actos de su padre, eso, con la cabeza, podia entenderlo, pero habia algo en el, algo poderoso, que le recordaba el estilo y la forma de comportarse del viejo y lo tiraba para atras. Era tan cortes y caballeroso como John Campbell, tan elegante y sereno. Siempre le habian dicho que era el el que mas se parecia a su padre, pero viendo a William habia decidido que no, que era el el vivo retrato de John Campbell, y solo por eso, sin poder dominarlo, se ponia a la defensiva y acababa fastidiando cualquier acercamiento, y de verdad que lo lamentaba. Se sentia fatal por haberlo convertido en el heredero de los malos rollos que le despertaba la figura de su padre biologico, porque objetivamente no era justo, pero no podia contenerse. No obstante, estaba trabajando en ello, por su bien, pero principalmente por su relacion con Sashi. Sashi Campbell. La lectura del testamento de John Campbell no solo le habia legado hermanos, dinero y alguna que otra propiedad, tambien le habia regalado la posibilidad de descubrir a Sashi, la prima de William, bueno, la prima de todos, que se habia criado con los Campbell desde los seis anos tras la muerte de sus padres en un accidente de trafico. Sashi, Luna en Indi, habia nacido en la India y habia sido adoptaba por Arthur Campbell, el hermano mayor de John, y su joven mujer australiana antes de cumplir un ano de vida y en seguida se habian trasladado con ella a Sydney. Alli se habia criado y habia crecido entre algodones a pesar de la perdida de sus padres, porque John y su mujer, Ethel, la adoraban y se habian volcado con ella, y su primo William tambien. Tal vez por esa razon era tan encantadora, tan increiblemente divertida y generosa. Sashi habia sido mencionada durante la lectura del testamento, habia aparecido de la nada, y desde ese mismo instante le habia puesto la vida del reves porque, a pesar de que en un principio su resquemor inicial hacia esa familia lo habia hecho mirarla con cierta distancia, su acercamiento sincero y amistoso habia traspasado cualquier prejuicio, y contra todo pronostico se habian hecho amigos. Ella lo habia llamado por primera vez por telefono, tras un encuentro casual en uno de sus restaurantes, y desde el minuto uno habian conectado, y habian empezado a llamarse, a mandarse mensajes e incluso a verse, porque, aunque ella vivia en Darwin donde trabajaba como veterinaria del Kakadu National Park, el habia decidido organizar varias escapadas para visitarla. Era una chica estupenda, inteligente, fuerte, con caracter y mucho sentido del humor. Duena de una belleza demoledora, deslumbrante, y pronto esa amistad que habia surgido gracias a un parentesco fortuito, habia pasado a transformarse en atraccion fisica, y en seguida habian traspasado la barrera invisible y se habian acostado juntos, y seguian haciendolo, con naturalidad y sin prejuicios, ni compromisos, aunque nunca hablaran de ello en voz alta.

  • Diarios Lord Byron de Lord Byron

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    Quiza nadie haya personificado la figura del poeta romantico como George Gordon Byron (1788-1824), sexto baron de Byron, cuya singular y repentina celebridad surco el firmamento cultural europeo como un cometa. Su linaje aristocratico, su tumultuosa vida en Londres y en Venecia, sus simpatias revolucionarias y su temprana muerte en Grecia sellaron la identificacion del autor con unos personajes -Childe Harold, El corsario, Manfred- que parecian encarnar ese oscuro impulso de libertad y rebeldia nihilista del espiritu moderno. La realidad, sin embargo, es mas compleja y a la vez mas fascinante, como demuestran su ingente correspondencia y estos Diarios que ahora damos al lector en la edicion modelica del escritor Lorenzo Luengo. En ellos comparece un Byron mas intimo y cercano, que se vuelca por igual en el apunte costumbrista, las notas de viaje, el retrato del natural, la reflexion de indole moral o la introspeccion biografica, capaz en ocasiones de un enorme candor. Por la vivacidad de su estilo, su penetracion psicologica y su cautivadora franqueza, estas paginas son lo mas parecido que tenemos a un autorretrato del poeta. En la lucidez ironica, en el infalible sentido de la comedia mundana, en la capacidad de satira y a la vez de humana simpatia encontro Byron la inmortalidad.

  • Besos al cielo de Hd Cruz

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    Este es un libro que nace tanto para los que hemos perdido un hijo como para quienes aun los teneis a vuestro lado. Para los primeros porque encontraran entre sus paginas una ayuda inapreciable que llega de la mano de aquellos que hemos perdido un hijo, los que conocemos y “vivimos” con este inhumano dolor. Reflejada en sentimientos, pautas y formas de seguir “viviendo” despues de que dejen de estar a nuestro lado. Los que sois afortunados y no los habeis perdido, para que recordeis que la vida es efimera, que amar a los que les damos la vida debe de ser lo prioritario en sus vidas. Nada es comparable al amor ilimitado que les tenemos, y nada debe ser mas importante que ellos. Los que teneis amigos que han perdido un hijo, para saber como poder “ayudarles” de una forma leve, pero eficaz. Las posesiones materiales, el poder o una posicion privilegiada no llenan los huecos del corazon y aun menos los del alma. Sobre todo, cuando lo peor sucede. Testimonios envueltos y llenos de amor, y de un dolor inhumano, de los padres que expondran sus experiencias. Respuestas, sentimientos y experiencia despues de largos anos sin mi hijo, y publicaciones, poemas y un corazon roto entre las paginas de un libro.

  • La reticente amante del principe (Atracciones innegables 2), Elizabeth Lennox de Elizabeth Lennox

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  • Sombra infernal de Raul Garbantes

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    Thomas Tanner es un mercenario que esta por retirarse de su agitada vida, pero todo cambia cuando recibe un ataque que arrasa con todo su departamento y se lleva la vida de su novia, Sandra. Thomas decide ir tras la persona que estuvo detras de este incidente y en el camino descubrira cosas que nunca imaginaria. Adentrate en este nuevo apasionante thriller de Raul Garbantes

  • Valio la pena de Jorge Dezcallar

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    Jorge Dezcallar de Mazarredo quiso ser diplomatico desde que, de pequeno, escuchaba fascinado las historias que le contaba su tio, el embajador Guillermo Nadal. Una vez que sus suenos se hicieron realidad, su carrera le llevo a Polonia, Nueva York, Uruguay – donde vivio un rocambolesco 23-F-, Marruecos -fue embajador ante Hasan II y Mohamed VI-, Roma –ocupaba la embajada del Vaticano cuando murio Juan Pablo II y el conclave eligio a Benedicto XVI– y Washington, donde de nuevo vivio de cerca la historia con la victoria electoral de Barack Obama.

  • Los caprichos del millonario de Melissa Hall

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    Peyton Raksy jamas imagino que vengaria la muerte de su hermana pequena. Estaba dispuesta a meterse en la cama del millonario Aleksander Bogdanov para que confesara el delito que cometio con la persona que mas queria en el mundo. Despues de arrebatarle lo unico que tenia en la vida, Peyton estaba dispuesta a jugar con Aleksander hasta hacerle sufrir. Seducirlo y enamorarlo hasta romperle el corazon. Pero no podia caer en la seduccion del hombre rico como hizo su hermana, o terminaria como ella; muerta.

  • La vista desde Castle Rock de Alice Munro

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    A traves de estos relatos Alice Munro demuestra que la ficcion tiene mucho que decir acerca de la vida

  • ?No te lo habia dicho, carino? Los polos opuestos se atraen, Claire Phillips de Claire Phillips

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  • Erase una Leyenda de las Tierra de Tanya Anne Crosby

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    --?H CAPITULO 1 KINGUSSIE, ESCOCIA. PRESENTE. as venido a Kingussie para el festival, muchacha? --pregunto la tendera. Parpadeando, Annie Ross levanto la vista del cristal que sostenia en la mano, desorientada por un momento. Tras un instante de confusion recordo que se encontraba en una tienda de regalos de High Street esperando a que llegara su prima. No solia mostrarse tan distraida. --No, lo cierto es... que me dirijo a Devil’s Point. La anciana le dedico una sonrisa burlona pero no dijo nada. Aun asi, Annie se dio cuenta de que a aquella mujer le habia hecho gracia la eleccion de sus palabras. Bien, lo cierto es que se dirigia a un lugar cuyo verdadero nombre era Bod an Deamhain. Ella y el consorte de la reina Victoria compartian el mismo pudor. Incluso en pleno siglo veintiuno, Annie habia conseguido salir del paso usando el nombre mas discreto de aquella cumbre cercana. No obstante, la traduccion literal para alguien que tuviera un conocimiento mas extenso del gaelico era el <>. Al parecer, a pesar de que ya hubiera obras de teatro cuyo nombre homenajeaba a la vagina, ella aun no era capaz de mentar el miembro viril masculino delante de extranos. !Resultaba tan ridiculo! Precisamente ella, que era cientifica despues de todo. Achaco tanto recato a la falda que llevaba puesta. De alguna forma, parecia totalmente inapropiado pronunciar la palabra <> vistiendo una falda corta de tartan, estilo colegiala, que parecia mas propia de un poster para fetichistas que de un colegio catolico. Como si hubiese leido su pensamiento, la tendera bajo la mirada hasta el dobladillo de la falda que le habian prestado a Annie. --?Eres americana, verdad? --pregunto elevando la ceja de su ojo sano, pues el otro estaba cubierto por un parche. Annie fruncio el ceno. Por alguna razon, la pregunta la puso a la defensiva. !Como si solo los americanos llevaran aquellas pintas! Y, de hecho, lo cierto era que su prima, la propietaria de la falda, era escocesa hasta la medula. Annie suspiro. Desgraciadamente, durante el viaje a Kingussie su equipaje se habia extraviado y su prima Kate, que al parecer no tenia ropa de mas de un palmo de largo, le tuvo que prestar una camisa limpia y una falda. Ademas, la blusa de Kate tampoco tenia suficientes botones, y Annie habia tenido que utilizar un imperdible para evitar que la gente le viera los pechos. Aun asi, la longitud de su falda no era de la incumbencia de la tendera. Afortunadamente, a Annie no le importaba demasiado la ropa. Mientras le cubriera lo suficiente, impidiera que la arrestaran por escandalo publico, y no oliera como el borracho que iba sentado a su lado en el avion, su atuendo era la menor de sus preocupaciones. Su armario era bastante practico, y tenia por costumbre llevar la larga melena azabache recogida en una coleta desalinada, que su ex comparaba con una fregona. Por eso era su ex, y no como Kate solia decir, por su miedo al compromiso. Ella no tenia miedo de los hombres, pero si carecia de paciencia para darlo todo sin recibir nada a cambio en una relacion. --Mi familia es de aqui --dijo ella mientras estudiaba el cristal que tenia en la mano. --?Si? ?De donde? --pregunto la tendera--. No pareces escocesa. Espero que hayas traido algo mas calido que ponerte para la subida, muchacha -- continuo--. Vas a ir por ahi dando las largas. Annie no estaba muy segura de que queria decir con eso y no tenia muchas ganas de preguntar, pero levanto el brazo para ensenar a la anciana el jersey que llevaba, con la esperanza de que dejara de comportarse como su madre. --!Eh! --dijo la tendera--. !Con eso te vas a congelar! Vas a necesitar algo mas calido, querida. Tenemos tartanes en venta --sugirio--. Seguramente, alguno vaya a juego con tu pequena falda. <>, penso Annie. --Gracias --dijo, y volvio a examinar el cristal. El ascenso al pico Bod an Deamhain duraba unas ocho horas, pero Annie no pensaba llegar a la cima de momento. Solamente tenia la intencion de aventurarse lo suficiente para inspeccionar los alrededores. Pero sus planes le concernian unicamente a ella y por eso no se lo menciono a la anciana. Ya habia demasiada gente intentando convencerla de que no lo hiciera, incluida su prima. --Estare bien --aseguro. --Seguro que lo estaras --respondio la anciana y, al fin, se quedo callada mientras Annie volvia a contemplar la extrana roca que tenia en la mano. A diferencia del resto de cristales que habia en la cesta, este tenia una forma tan redonda que no parecia natural, como si se hubiera creado con algun tipo de molde. Pero su peso descartaba el plastico como material de fabricacion. Comprobando su peso con la palma de la mano, examino las estrias blanquecinas que tenia en el centro. La primera vez que lo miro, parecia incoloro. Sin embargo, ahora la tonalidad se tornaba verdosa, alterando su coloracion como si fuera una de esas piedras que cambian de color con el estado de animo. Alzo la vista y vio que la tendera la observaba alternando la mirada entre el cristal que sostenia y su rostro, como si estuviera esperando alguna reaccion. --Es bonito --comento Annie.

  • Salvacion y condena de Betzacosta

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    Betzacosta llega con esta novela actual, romantica y llena de emociones y sentimientos que traspasaran las paginas hasta llegar al corazon de sus lectores.

  • Alli donde se construyen los suenos de Eric Marchal

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    La pluma experta y magistral de Eric Marchal rinde tributo a la explosion cientifica, cultural y artistica de finales del s. XIX con una ambiciosa saga familiar marcada por el amor, el idealismo y la amistad.

  • Los fabulosos Frank de Michael Frank

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    <>, oye casualmente Michael Frank que su tia le dice a su madre cuando el es un nino de ocho anos. <> Con estas palabras oidas sin querer entramos en el fascinante mundo de los Frank. Los tios de Michael, Hankie Frank Jr e Irving Ravetch, son unos glamourosos guionistas de Hollywood sin hijos y estan doblemente emparentados: Hankie es hermana del padre de Michael, e Irving, el hermano de su madre. Las dos familias viven a poca distancia la una de la otra en el barrio de Laurel Canyon, situado en Los Angeles. La tia Hankie, con su excentrica personalidad, logra que todos los miembros de la familia se sometan a sus designios. Mujer de talento, temperamental y generosa en sus afectos, aleja a Michael de sus padres y de sus hermanos menores y pasa a ocuparse de su educacion: le indica lo que debe leer (Proust si, Zola no), que pintores debe admirar (Matisse si, Pollock no) y hasta que estilos arquitectonicos debe preferir. La tia educa la mente y la mirada de Michael hasta que esa mirada empieza a ver por si misma. ” Los fabulosos Frank ” conectara con cualquier lector que haya luchado para encontrar una voz independiente en medio de las turbulencias de la vida familiar.

  • El olor de tu recuerdo de Lidia Herbada

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    ?Donde iran las historias pendientes que una vez olvidamos?

  • Woods Lane de David Verdejo

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    En mitad del desierto de Tejas se levanta un pequeno pueblo, tranquilo, cuya comunidad vive en paz y sosiego cuando un crimen despierta viejos temores. Woods Lane comienza a sufrir en sus propias carnes una serie de acontecimientos dificiles de controlar por los agentes de la oficina del Sheriff. Una historia familiar oculta durante decadas esta a punto de ser descubierta a raiz del primer asesinato y no sera el ultimo. La leyenda que recorre las calles del pequeno pueblo cobra vida y podria arruinar la reputacion de los miembros mas notables de la comunidad.

  • Sin Mirarte de Auraluna

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    Una regla basica: No mirar.

  • De nosotros los hombres de Javier Figuero

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    Narraciones cortas prenadas de ironia y humor negro, aconsejables para entender las relaciones entre los hombres y las mujeres de hoy en dia. Es verdad que no siempre es fundamental que coincidan los dos agentes en un tiempo y un lugar, pero lo contrario resultaria mucho mas aburrido para ambos generos. Un ejercicio de estilo personalisimo que redescubre la importancia de la sorpresa argumental. Los que nos conceden ahora su atencion con estas lineas, podrian desde luego prescindir de este libro, pero renunciarian con ello a una oportunidad unica de divertimento y de provocacion a su misma inteligencia.

  • La luna en las minas de Rosa Ribas

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    Habia aullado de hambre toda la noche. A la madre se le habia cortado la leche. El padre se acerco a la cuna y lo miro. Las frazadas revueltas parecian a punto de engullirlo, pero se resistia, apretaba con fuerza los punos diminutos. Lo levanto con morosidad, esperando una voz que lo detuviera. La criatura abrio los ojos. Esos ojos. Las ojeras debajo, un presagio de luto si el no hacia nada. Lo envolvio para protegerlo del frio. Era febrero y una gruesa capa de nieve cubria las calles del pueblo. Hizo un fardo prieto, el llanto ceso y lo sucedio una queja aguda, como la de los gatitos cuando los metian en un saco para tirarlos al pozo. Percibio tras de si un roce entre las sabanas, ella se movia, tal vez dejaba de darle la espalda a esa cuna odiada. Cargo el fardo en el brazo derecho y se volvio. Despeinada y amarillenta, su mujer reptaba para sentarse. No le quitaba la vista de encima, pero seguia muda. El avanzo hasta la puerta. Antes de abandonar el dormitorio, se giro de nuevo para que viera a la criatura. --Llevatelo. --Tenia la voz rasposa, como si no solo se le hubiese cortado la leche, sino que se hubiera secado toda--. !Vete! !Llevatelo! --Un grito de papel de lija antes de cerrar los ojos. Salio. Bajo la escalera de piedra que llevaba a la planta inferior. Sus dos hijos se habian apostado frente a la puerta de la casa. Dos pequenos centinelas temblorosos. El mayor tenia seis anos; el pequeno, tres. Cogidos de la mano, miraban el bulto del que salia un debil sonido. Se calo el sombrero de fieltro sin soltar al bebe, ya que veia en los ojos de los hermanos la decision de arrebatarselo, y se planto delante de ellos. El mayor levanto la vista implorante; el pequeno bajo la cabeza para contemplar sus recias botas engrasadas con manteca. En uno reconocio su mismo remolino de pelo en la coronilla; en el otro, la forma de la nariz. Tambien la boca, el grueso labio inferior que temblaba al hablar. --No se lo lleve, padre. Le respondio que era mejor para todos. --Por favor, padre. Le dijo que era mejor tambien para la criatura que, de lo contrario, moriria. --No es culpa de Ximo, padre. Fue la bestia que entro en la casa y… Y callo para siempre al recibir la bofetada. --No se contradice tres veces a un padre --le grito al hijo, mientras se lo gritaba a si mismo para convencerse de que esa y no otra habia sido la razon de su manotazo. El golpe lanzo al mayor hacia la derecha y lo arranco de la mano del pequeno, quien se aparto hacia el otro lado mientras repetia en un murmullo <>, y se cubria la cara con el brazo recien liberado. El hizo como si no lo hubiera oido pronunciar las palabras prohibidas y abrio la puerta. Los hijos quedaron dentro, pegados a la hoja. Dos pequenos centinelas inanes. El llanto del bebe arranco de nuevo al salir de la casa, como si supiera que no iba a volver nunca mas. El padre habia cargado las alforjas de la mula con ropa para la criatura. La habia cogido sin fijarse en si era grande o pequena, gruesa o delgada; ni siquiera en si los otros dos todavia la necesitaban. Ya les traeria cosas nuevas cuando bajase a Castellon. Habia metido tambien unas mantas, una piel de borrego y, cada vez mas confuso, incluso una boina que habia sido de su suegro. Bajo la calle empinada al final de la cual vivian. La nieve de la noche estaba todavia intacta y acolchaba sus pasos y los de la mula. Aun asi, el crujido lanoso debajo de las botas proclamaba a cada paso las silabas de su verguenza. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. El sonido que debia de acompanar el resto de su vida a los padres cobardes de los cuentos. Se detuvo un momento al llegar a la esquina de la plaza. Tambien estaba desierta, si bien cruzada por huellas madrugadoras de personas y animales. Dio un suave tiron a la brida de la mula y siguio caminando. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Estuvo a punto de dar media vuelta para dejar de oir esas silabas. No lo hizo. Un paso mas, otro y otro. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. La enorme sombra que proyectaba una iglesia desmesurada en un pueblo tan pequeno no era lo bastante oscura para ocultarlo a el con su paquete en brazos. En la fachada, siete hornacinas: dos entre los pares de columnas que flanqueaban la puerta; cinco alineadas sobre el portal. Todas vacias. Ningun santo que le ofreciera una mirada de indulgencia o le levantase un dedo amonestante. El chirrido de unos goznes que despertaban entumecidos le hizo volver la cabeza a la izquierda. La duena de la tienda de ultramarinos, al otro lado de la plaza, salia a barrer la nieve y, tras un saludo mudo, se quedo observandolo con los brazos cruzados y la cabeza ladeada como un grajo. Paso de largo. Un mensajero invisible habia avisado a los vecinos. A pesar de la hora temprana, los visillos se apartaron sin disimulo en una de las casas de la calle Mayor. Paso de largo. Bajo las arcadas, la sombra de la boina sobre los ojos del viejo panadero fingia la indiferencia con que se contempla todo aquello de lo que se hablara despues en voz baja. Paso de largo. Unas casas mas adelante se abria la puerta de la taberna y dejaba escapar una vaharada de tabaco y vino. El remolino de rumores acres encerrados alli toda la noche le rozo los oidos antes de morir en el aire helado. Es el hijo de… dicen que la bestia… dicen que los ojos… dicen que la madre… dicen que… verguenza. Oprobio. Paso de largo. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Al doblar la esquina para tomar el camino al mas, dos mujeres enlutadas, cobijadas detras de la hoja baja del porton de la casa, se santiguaron al verlo con el bulto gimiente en el brazo derecho. Mudas, como su esposa, como el pueblo entero, mientras el estuviera presente para mirarles a la boca. A su espalda las voces se arrastrarian unas a otras con el estrepito sordo de los aludes. Miralo, miralo, se lo lleva a la madre, al mas, fuera, lejos de Vistabella. Paso de largo. La nieve cubria los tejados, los alfeizares, los arcos de piedra de las puertas; de algunos balcones colgaban afilados carambanos. Dejo atras las calles angostas y las casas apretujadas, apoyadas unas en las otras como si temieran caer cuesta abajo. Tomo el camino de San Juan de Penagolosa. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Para llegar al mas tenia que pasar por delante del cementerio. Trato en vano de acelerar el paso. La cruz de piedra sobre una columna frente a la portada de acceso estaba torcida, vencida por el peso del frio, que tambien aplastaba las tejas de la ermita contigua. En el campanario vacio, una urraca que lo seguia desde que habia abandonado el pueblo lanzo un graznido aspero, como la voz de su esposa. Se detuvo en seco. Le habia parecido vislumbrar una sombra deslizandose entre la pared del cementerio y el porche de la ermita. Esta vez fue la mula, llevada por la inercia del paso, la que lo obligo a seguir. Temeroso de que los muertos le reclamasen lo que casi era suyo, empezo a cantar. Seria la unica vez que cantaria a ese hijo. La vibracion del pecho del padre lo desperto. El bebe emitio un gorjeo. Seria el unico sonido de gozo que el padre iba a escucharle. Paso de largo del cementerio. Tras cruzar unos bancales en los que incluso los resquicios entre las piedras estaban cubiertos de nieve, llego al bosque y dejo de cantar. Los pies se le hundian y tenia que arrancarlos a la fuerza de una masa humeda empenada en dificultarle cada paso. Date la vuelta. Regresa. Date la vuelta. Decian ahora los crujidos bajo sus botas. Morira. Lo dejara morir. Respondia cada vez. Apretado contra su pecho, el bebe dormia. La urraca lo seguia y marcaba su camino en el aire; cada graznido negro un insulto, para que todos supieran. Por ahi va. Se aleja. Por ahi va. Se lo lleva. Volvera con las manos vacias. Tomo la pista de tierra que llevaba al mas en el que se habia criado. Avisada por las voces de la urraca, la abuela se habia asomado y lo vio acercarse. Una mancha negra al principio; despues distinguio la figura humana y la mula que se movian penosamente en la nieve. Reconocio a su hijo; le parecio, por la posicion del brazo, que portaba algo, pero no podia imaginarse que le traia a un nieto. Y, a pesar de que ella se sentia demasiado vieja para criar a un nino, no estaba dispuesta a que muriera de hambre porque la nuera le tuviera miedo. Porque sentia que con cada gota de leche le robaba la vida, decia, porque estaba maldito, decia. --Porque tiene esos ojos… --anadio el padre mientras dejaba el fardo en los brazos de la abuela. En ese momento la criatura se desperto y la miro. La abuela se estremecio, pero lo apreto con mas fuerza contra su cuerpo. --Entonces, que sepas que renuncias a el. El habia asentido sin poder apartar la mirada de la criatura. --A partir de ahora este nino sera mio, el mio. Los otros ya no me interesan en absoluto. Y ahora, vete --le ordeno a su hijo. Tambien le dijo que se llevara toda la ropa que habia traido. --Si me vive, yo le hare y le comprare ropa nueva. Lo mantuvo con vida con leche de oveja diluida hasta que consiguio que lo amamantara una nodriza que hizo venir de otro pueblo durante medio ano. Como ya habia corrido la voz de que el padre lo habia sacado de casa porque la madre le tenia miedo, la nodriza le abrio la boca para comprobar que no tuviera dientes y le pidio a la abuela un pago mas alto y quedar libre de hacer tareas pesadas en la casa. Mientras lo amamantaba le tapaba los ojos con un panuelo. Por si acaso. Y los rumores fueron creciendo a la par que el nino. Porque tenia los ojos verdes y el pelo de color pajizo, porque aprendio muy pronto a caminar, porque era algo mas pequeno que otros ninos de su edad, pero mas fuerte que otros mayores, porque hablaba poco y miraba con fijeza. Porque todos recordaban la noche en que la bestia habia entrado en la casa de la familia, esa en la que el no vivia.

  • Desde la eternidad de Susana Martin Gijon

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    Una ciudad tranquila como Merida salta al primer plano de la actualidad informativa por dos crimenes casi simultaneos. El propietario de un spa ambientado al estilo romano aparece apunalado en sus termas. Un alto cargo del gobierno regional resulta gravemente herido durante un acto publico. Parecen casos sin ninguna conexion, pero la agente Annika Kaunda no lo cree asi, sobre todo cuando descubre un dato desconcertante: las armas empleadas en ambos crimenes pueden tener casi dos mil anos de antiguedad.

  • Segunda casa de Rachel Cusk

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    Una vez te hable, Jeffers, de cuando me encontre con el diablo en un tren, saliendo de Paris, y de como desde entonces el mal que normalmente acecha bajo la superficie de las cosas sin que nadie lo moleste se sublevo y arremetio contra todas las partes de la vida. Fue como una infeccion, Jeffers: se apodero de todo y lo pudrio. Creo que no me habia dado cuenta de cuantas partes tenia la vida hasta que cada una empezo a liberar su capacidad para el mal. Se que tu siempre has sabido estas cosas, que has escrito sobre ellas a pesar de que otros no quisieran oirlas y encontraran tedioso ese interes por la maldad y el error. Pero tu seguiste igualmente, construyendo un refugio en el que la gente pudiera cobijarse cuando las cosas se torcieran tambien para ellos. !Y siempre se tuercen! El miedo es un habito como otro cualquiera, y los habitos matan lo que hay de esencial en nosotros. Esos anos de pasar miedo me han dejado una especie de vacio, Jeffers. Sigo temiendo que las cosas me ataquen por sorpresa: sigo esperando oir la misma risa de aquel diablo, la que oi el dia en que me persiguio de punta a punta del tren. Era por la tarde, hacia mucho calor y, como los vagones iban bastantes llenos, pense que podria librarme de el simplemente sentandome en otra parte. Pero cambie varias veces de asiento y al rato lo tenia otra vez delante, despatarrado y riendose. ?Que queria de mi, Jeffers? Tenia una pinta horrible: amarillo, hinchado y con los ojos del color de la bilis inyectados en sangre, y cuando se reia ensenaba unos dientes sucios, uno de ellos completamente negro justo en el centro. Llevaba pendientes y ropa elegante manchada del sudor que le caia a chorros. !Cuanto mas sudaba mas se reia! Y hablaba sin parar en un idioma que no reconoci pero que era estridente y estaba lleno de sonidos parecidos a palabrotas. No era facil ignorarlo, y sin embargo eso era precisamente lo que hacian todos los pasajeros. Iba con una chica, Jeffers, una chica sobrecogedora, poco mas que una nina pintarrajeada y medio desnuda, con los labios entreabiertos y la mirada docil de un animal idiota. Se habia sentado en sus rodillas y el la toqueteaba y nadie decia ni hacia nada para impedirselo. De todos los que ibamos en ese tren, ?es posible que fuera yo la mas dispuesta a intentarlo? A lo mejor me siguio por los vagones para tentarme. Pero yo no estaba en mi pais: estaba solo de paso, iba de vuelta a casa, a una casa en la que pensaba con un temor secreto, y no me parecio asunto mio detenerlo. Es muy facil pensar que algo no te molesta demasiado justo cuando tu deber moral como individuo se ve mas expuesto. Si me hubiera enfrentado a el es posible que todas las cosas que ocurrieron despues no hubieran ocurrido. El caso es que por una vez pense: !que se haga cargo otro! Y asi es como perdemos el control de nuestro destino. Mi marido, Tony, a veces me dice que subestimo mi fuerza, y no se si eso hace que la vida sea mas arriesgada para mi que para otras personas, igual que es peligrosa para quienes no tienen la capacidad de sentir dolor. Siempre he pensado que hay determinado tipo de personas que no pueden o no quieren aprender la leccion de la vida, y viven entre nosotros como un incordio o un regalo. Lo que causan puede llamarse problema o puede llamarse cambio: pero la clave esta en que hacen que pase algo, aunque no lo pretendan ni lo quieran. Siempre estan alterando las cosas, cuestionando y desestabilizando el statu quo; no dejan nada tal como esta. No son malas ni buenas en si mismas --eso es lo importante de este tipo de personas--, pero saben distinguir el bien del mal cuando lo tienen delante. ?Es asi como el mal y el bien siguen brotando el uno al lado del otro en nuestro mundo, Jeffers, porque algunas personas no permiten que ninguno de los dos se salga con la suya? Aquel dia, en el tren, decidi fingir que yo no era asi. !La vida de repente parecia mucho mas sencilla detras de los libros y los periodicos con que la gente escondia la cara para no ver al diablo! Lo cierto es que despues pasaron muchas cosas y tuve que emplear todas mis fuerzas y toda mi fe en el bien y toda mi capacidad de resistir el dolor para seguir viviendo, hasta el punto de que estuve a punto de morir por eso, y luego deje de ser un incordio para todo el mundo. Hasta mi madre decidio que yo le caia bien durante un tiempo. Al final conoci a Tony y el me ayudo a recuperarme, y cuando me ofrecio esta vida dulce y apacible que llevamos aqui, en la marisma, ?que hice yo sino sacarle defectos a la tranquilidad y la belleza e intentar alterarlo todo? Esa historia ya la conoces, Jeffers, porque la escribi en otra parte: la menciono unicamente para que veas como se relaciona con lo que quiero contarte ahora. Pense que toda esta belleza no servia de nada si no tenia inmunidad: que si yo podia hacerle dano, cualquiera podria. La fuerza que tengo, si es que tengo alguna, no es nada en comparacion con la fuerza de la estupidez. Ese fue y sigue siendo mi razonamiento, aunque podria haber aprovechado la oportunidad de vivir aqui un idilio de placida impotencia. Homero lo dice en la Iliada cuando habla de la vida agradable y las ocupaciones de los hombres caidos en combate, sin olvidarse de sus elegantes trajes de batalla, sus carros y armaduras hechos a mano. Todo lo que se ha cultivado y construido con carino, todas esas propiedades, se destruyen con un golpe de espada, se aniquilan en los segundos que se tarda en pisotear una hormiga. Me gustaria volver contigo, Jeffers, a esa manana en Paris, antes de subir al tren en el que iba el diablo hinchado y de ojos amarillos: me gustaria que lo vieras. Tu eres un moralista, y hace falta un moralista para entender como pudo ser que los rescoldos de uno de los incendios desatados aquel dia siguieran vivos anos y anos, que su nucleo continuara activo, alimentandose furtivamente, en secreto, hasta el momento en que mis circunstancias lo reavivaron y las brasas prendieron entonces con las cosas nuevas e inflamaron de nuevo las llamas. Ese incendio se desato en Paris a primera hora de la manana, cuando un seductor amanecer se extendia sobre las formas palidas de la Ile de la Cite y el aire estaba envuelto en esa quietud absoluta que presagia un dia hermoso y claro. El cielo se volvia cada vez mas azul, el follaje verde y fresco de la orilla estaba paralizado por el calor y los bloques de luz y sombra que cortaban en dos las calles eran como las eternas formas primordiales que habitan en la cara visible de las cordilleras y parecen surgir de su interior. Me habia pasado la breve y sofocante noche de verano despierta en la cama del hotel, y en cuanto vi el amanecer entre las cortinas me levante y sali a pasear por la orilla del rio. Parece presuntuoso, Jeffers, por no decir absurdo, describir mi experiencia asi, como si tuviera la mas minima importancia. Seguro que en este preciso instante hay una persona paseando por el mismo tramo del rio, cometiendo igualmente el pecado de creer que las cosas ocurren por un motivo y que ese motivo es !ella! Pero necesito explicarte cual era mi estado de animo esa manana, la euforica sensacion de posibilidad que me embargaba, para que puedas entender lo que surgio de ahi. La noche anterior habia estado con un escritor famoso que en realidad no era mas que un hombre con mucha suerte. Lo conoci en la inauguracion de una galeria de arte, y se esforzo tanto por sacarme de alli que halago mi vanidad. En esos anos yo no recibia mucha atencion sexual, a pesar de que era joven y creo que bastante atractiva. Mi problema era que tenia la lealtad de un perro idiota. Este escritor era, naturalmente, un egolatra insufrible, ademas de un mentiroso, y ni siquiera demasiado convincente; y yo, que iba a pasar la noche sola en Paris sabiendo que en casa me esperaban un marido descontento y una hija, tenia tanta sed de amor que, por lo visto, estaba dispuesta a beber en cualquier fuente. La verdad, Jeffers, es que yo era un perro: llevaba dentro de mi un peso tan descomunal que lo unico que podia hacer era retorcerme inutilmente como un animal herido. Ese peso me anclaba a las profundidades, y alli me revolvia y forcejeaba para soltarme y nadar hasta la refulgente superficie de la vida: al menos asi era como se veia desde abajo. Esa noche en Paris, yendo de bar en bar en compania del egolatra, intui por primera vez la posibilidad de la destruccion, la destruccion de lo que yo misma habia construido; te aseguro que no fue por el, sino por la posibilidad de cambio violento que encarnaba y que nunca se me habia presentado hasta esa noche. El egolatra, siempre ebrio de si mismo, se metia pastillas de menta entre los labios secos cuando creia que no me daba cuenta y hablaba de si mismo sin parar: en realidad no me engano, aunque reconozco que eso era lo que yo queria. Me dio metros de soga con la que ahorcarlo, pero naturalmente no lo ahorque: le segui el juego y en parte me lo crei, otra prueba mas de la suerte que, saltaba a la vista, habia tenido a lo largo de su vida. Nos despedimos a las dos de la madrugada en la puerta del hotel, donde sin disimular --casi rozando la descortesia-- decidio que yo no merecia tanto la pena como para correr el riesgo de ver amenazada su posicion si pasabamos la noche juntos. Y me fui a la cama atesorando el recuerdo de su atencion hasta que me parecio que el techo del hotel se levantaba y las paredes se caian y la inmensa oscuridad estrellada me abrazaba con las implicaciones de lo que estaba sintiendo. ?Por que vivimos tan dolorosamente en nuestras ficciones? ?Por que sufrimos tanto por cosas que nosotros mismos nos hemos inventado? ?Tu lo entiendes, Jeffers? He querido ser libre toda mi vida y no he sido capaz de liberar ni el dedo menique del pie. Creo que Tony es libre, y su libertad no parece gran cosa. Se sube al tractor azul para segar la hierba alta que hay que cortar en primavera, y lo veo ir y venir tranquilamente a cielo abierto, con su sombrero flexible, envuelto en el ruido del motor. Alrededor estan brotando los cerezos: las yemas de las ramas luchan por estallar y cubrirse de flores para Tony, y cuando el pasa, la alondra sale disparada y se queda suspendida en el cielo, cantando y haciendo piruetas como una acrobata. Yo, mientras, sigo sentada, mirando al frente, sin nada que hacer. Es lo unico que he conseguido en cuestion de libertad: librarme de la gente y de las cosas que no me gustan. !Despues de eso no queda mucho por hacer! Cuando Tony vuelve de trabajar la tierra, me desperezo y cocino para el; voy al huerto a coger hierbas y al cobertizo a por patatas. En esa epoca del ano --primavera-- las patatas que guardamos en el cobertizo empiezan a echar brotes, aunque las conservemos completamente a oscuras. Les salen esos brazos blancos y carnosos porque saben que es primavera, y a veces me quedo mirando una patata y pienso que sabe mas que la mayoria de la gente. La manana siguiente a esa noche en Paris, cuando me levante y sali a pasear por la orilla del rio, mi cuerpo apenas notaba el suelo: el agua verde y centelleante, la piedra beige muy clara de los muros erosionados y en pendiente, y los primeros rayos del sol dando en ella y en mi al pasar a su lado creaban un elemento tan ligero que me volvi ingravida. No se si eso es lo que se siente al ser amada, y con esto me refiero al amor importante, al que se recibe antes de que una, estrictamente hablando, sea consciente de su propia existencia. En ese momento senti una seguridad sin limites. ?Que fue lo que vi para sentirme asi, cuando en realidad mi situacion era cualquier cosa menos segura; cuando de hecho habia vislumbrado la semilla de una posibilidad que pronto empezaria a crecer y a propagarse como un cancer en mi vida, consumiendo anos y consumiendo sustancia; cuando unas horas despues me veria sentada cara a cara con el mismisimo diablo? Debi de estar un buen rato deambulando, porque cuando subi de la orilla a la calle las tiendas estaban abiertas y habia coches y gente que iba y venia al sol. Tenia hambre, y empece a fijarme en los escaparates, buscando un sitio en el que comprar algo de comer. No se me dan bien esas situaciones, Jeffers: me resulta dificil satisfacer mis necesidades. Cuando veo a otra gente consiguiendo lo que quiere, a codazos, exigiendo las cosas, decido que prefiero pasarme sin ellas. Me alejo, avergonzada de la necesidad, de la mia y la de los demas. Esto parece una cualidad absurda y siempre he sabido que yo seria la primera en morir pisoteada en una emergencia, aunque me he fijado en que los ninos tambien son asi, que les averguenzan sus necesidades corporales. Cuando le digo esto a Tony, que seria la primera en caer, porque no lucharia para conseguir mi parte, se rie y dice que no se lo cree. !Ya esta bien de analizarse a uno mismo, Jeffers! El caso es que no habia mucha gente en Paris esa manana, y en las calles por las que paseaba, mas o menos cerca de la rue du Bac, no habia ningun sitio donde comprar algo de comer. Las tiendas estaban llenas de telas, antiguedades y curiosidades de la epoca colonial que costaban el sueldo de varias semanas de una persona corriente, y llenas tambien de una fragancia particular que era, supongo, la fragancia del dinero; al pasar yo miraba los escaparates como si a esas horas de la manana tuviera intencion de comprar una enorme cabeza africana tallada en madera. Las calles eran un desfiladero perfecto de luz y de sombra, y yo me empenaba en ir por el sol, sin rumbo ni finalidad. De repente, a lo lejos, vi un cartel colocado en la acera, y en el cartel, una imagen. La imagen, Jeffers, era de un cuadro de L, elegido para anunciar una exposicion de su obra en una galeria cercana. Incluso a distancia reconoci algo en esa imagen, aunque sigo sin saber decir que era, porque a pesar de que habia oido hablar vagamente de L -- no se cuando ni como-- no tenia una idea clara de quien era o que cosas pintaba. El caso es que me llamo: me abordo en esa calle de Paris y segui los sucesivos carteles hasta que llegue a la galeria y entre directa por la puerta abierta. Querras saber, Jeffers, cual era la obra seleccionada para el cartel y por que me afecto tanto. Aparentemente no hay un motivo en particular por el que la obra de L pudiera atraer a una mujer como yo, incluso puede que a ninguna mujer, y desde luego no a una madre joven y al borde de la rebelion, con unos anhelos imposibles que, ademas, estan cristalizados en sentido inverso por el aura de libertad absoluta que irradia su pintura. Una libertad elemental e impenitente, masculina hasta en su ultima pincelada. Es una pregunta que pide una respuesta, y sin embargo no hay una respuesta clara y convincente, mas alla de decir que esa aura de libertad masculina esta presente en la mayoria de las representaciones del mundo y de nuestra experiencia humana en el, y que como mujeres nos hemos acostumbrado a traducirla a un idioma que podamos reconocer. Recurrimos a nuestros diccionarios y desciframos el enigma, evitando algunas de las partes a las que no encontramos sentido o no entendemos, y otras a las que sabemos que no tenemos derecho, y voila!: participamos. Es como llevar un traje elegante que nos han prestado, o a veces directamente una suplantacion; y al no haber sentido nunca nada de esto como mujer, creo que en mi el habito de la suplantacion ha llegado a ser mas profundo que en la mayoria, hasta el punto de que algunos aspectos de mi personalidad parecen de hecho masculinos. Lo cierto es que desde el principio recibi claramente el mensaje de que todo habria sido mejor -- habria estado bien, habria sido como tenia que ser-- si yo hubiera sido un chico. Al mismo tiempo, nunca le vi ninguna utilidad a esa parte masculina, tal como L me demostraria mas tarde, en la epoca de la que quiero hablarte. La imagen del cartel, por cierto, era un autorretrato, uno de esos impresionantes retratos de L en los que se situa mas o menos a la distancia que guardamos con un desconocido. Parece casi sorprendido de verse: mira a ese desconocido con objetividad y sin compasion, como se mira a cualquier persona en la calle. Lleva una camisa de cuadros normal y corriente y el pelo peinado con raya y hacia atras, y a pesar de la frialdad de la percepcion --que es una frialdad y una soledad cosmica, Jeffers--, la representacion de estos detalles, de la camisa abrochada y el pelo peinado y los rasgos puros, no animados por el reconocimiento, es la cosa mas humana y amorosa del mundo. La emocion que senti mientras lo miraba fue lastima, lastima de mi misma y de todos nosotros: la lastima muda que sentiria una madre por su hijo mortal, al que a pesar de todo peina y viste con tanta ternura. Podriamos decir que esto vino a dar el toque final a mi extrano estado de exaltacion: senti que salia del esquema en el que llevaba viviendo muchos anos, el esquema de la participacion humana en un determinado conjunto de circunstancias. A partir de ese momento deje de estar inmersa en la historia de mi vida y empece a diferenciarme de ella. Habia leido bastante a Freud y podria haber aprendido de el lo absurdo que era todo, pero me hizo falta el cuadro de L para verlo de verdad. Lo que vi, dicho con otras palabras, fue que estaba sola, y vi que ese estado era un regalo y una carga, algo que hasta entonces nunca se me habia revelado verdaderamente. Ya sabes, Jeffers, que me interesa la existencia de las cosas antes de que tengamos conocimiento de ellas, !en parte porque me cuesta creer que de verdad existan! Cuando te han criticado siempre, desde antes de lo que alcanzas a recordar, es casi imposible situarse en el tiempo o el espacio anterior a la critica: es decir, creer en tu propia existencia. La critica es mas real que tu misma: de hecho parece que es lo que te ha creado. Tengo la impresion de que mucha gente va por ahi con este problema en la cabeza y eso causa todo tipo de complicaciones: en mi caso hizo que mi cuerpo y mi mente se divorciaran desde el principio, cuando tenia muy pocos anos. Pero lo que quiero decir es que en los cuadros y en otros objetos creados hay algo que puede proporcionarnos cierto alivio y desahogo. Nos situan, nos ofrecen un lugar en el que estar, mientras que antes el espacio siempre estaba ocupado, porque la critica se instalo alli primero. No incluyo las cosas creadas a partir de las palabras: al menos para mi no tienen el mismo efecto, porque para llegarme tienen que pasar primero por mi entendimiento. Mi apreciacion de las palabras tiene que ser mental. ?Me perdonas por eso, Jeffers? No habia nadie mas en la galeria esa manana, tan temprano: en mitad del silencio, el sol entraba por los ventanales y formaba charcos de luz brillantes en el suelo, y yo los rodeaba con la alegria de un fauno en el bosque el primer dia de la creacion. La exposicion era eso que llaman una <>, y por lo visto eso significa que por fin eres lo suficientemente importante para estar muerto, a pesar de que L apenas tenia cuarenta y cinco anos por aquel entonces. Habia como minimo cuatro salas grandes, y las devore todas, una detras de otra. Cada vez que me acercaba a un cuadro --del boceto mas pequeno a las obras paisajisticas mas grandes -- tenia la misma sensacion, hasta un punto en que me parecia imposible volver a experimentarla. Pero no: la sensacion se repetia cada vez que me enfrentaba a la imagen. ?Que era? Era una sensacion, Jeffers, pero era tambien una frase. Puede sonar contradictorio, despues de lo que acabo de decir de las palabras, que las palabras acompanaran a la sensacion de una manera tan definitiva. Pero no era yo quien las encontraba. Eran los cuadros quienes encontraban las palabras en algun rincon, dentro de mi. No se de quien eran ni quien las decia: solo que eran dichas. Muchos cuadros eran de mujeres, y en su mayoria de una mujer en particular, y en este caso mis emociones eran mas reconocibles, aunque todavia indoloras y separadas del cuerpo. Habia un dibujo pequeno, al carboncillo, de una mujer dormida en una cama, con la cabeza oscura como una simple mancha de abandono entre las sabanas revueltas. Reconozco que una especie de llanto amargo y silencioso salio de mi alma ante la cronica de una pasion que parecia definir todo lo que yo jamas habia conocido e ignoraba si llegaria a conocer. En muchos de los retratos grandes L pinta a una mujer de pelo moreno y bastante carnosa --con frecuencia el aparece en el cuadro con ella--, y me pregunte si aquella mancha en la cama casi borrada por el deseo seria la misma persona. En los retratos, la mujer normalmente lleva una especie de mascara o disfraz; unas veces parece que ama a L y otras veces simplemente parece tolerarlo. Pero el deseo de el, cuando estalla, la extingue

  • Tu, irremediablemente tu de Inma Munoz

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    Han pasado siete meses desde que la vida de Salma dio un giro radical. Cansada de todo y motivada por sus amigas, se propone vivir un apasionante verano. Con el intentara pasar pagina y cerrar ese capitulo tan intenso de su vida. ?Sera el destino quien guie sus pasos?
    Tras “Tu, me gustas tu”, llega el final de esta apasionante historia de amor y con ello las respuestas a todas esas preguntas que quedaron en el aire.

  • El poder del amor de Samantha Parker

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    El sol empezaba a entrar por la ventana de su habitacion, Ken y Joanna aun permanecian dormidos en la cama, abrazados despues de haber hecho el amor una y otra vez, cuando ella se desperto mirandolo con tanto amor. -Kenny, ?Estas despierto?-le pregunto Joanna en voz baja. -No -dijo el sonriendo sin abrir los ojos. -?Entonces de que te ries? -le pregunto ella riendo mientras se echaba sobre el. -?Sabes que dia es hoy? -Creo que es miercoles -?Nada mas? -le pregunto mirandolo fijamente. -?Dia 15? -?No recuerdas que dia es hoy? -le pregunto Joanna muy seria. -Claro que lo recuerdo, Hoy hace dos anos que cometi la mayor locura de mi vida -dijo sin poder contener la risa -La mejor decision que he tomado en mi vida - dijo mirandola con tanto amor, besandola apasionadamente. -?De verdad lo piensas? -Lo mejor que he hecho en mi vida ha sido casarme contigo, tu eres la mejor. -Tu si eres el mejor -le dijo ella abrazandolo mientras miraba sus profundos ojos azules. -Nadie daba un centimo por lo nuestro. -Pues todos los que apostaban en nuestra contra estaban equivocados, esta noche lo celebraremos, tengo una reserva en ese restaurante nuevo del que me hablaste y luego iremos a bailar a un lugar romantico, de esos que te gustan. -Eres un encanto-le dijo Joanna besandolo -Entonces esta noche te dare mi regalo, te quiero. -No mas que yo, el unico regalo que quiero es que estes conmigo -le dijo Ken mientras se incorporaba sentandose en la cama con la intencion de vestirse para ir a trabajar, mientras Joanna de rodillas abrazada a su espalda empezaba a besarlo en el cuello. -No sigas haciendome eso o llegare tarde a trabajar -le dijo Ken complacido con los besos de su esposa aunque con intencion de levantarse mientras Joanna le retenia abrazado. -Puedes llegar tarde, ser el jefe de la empresa te da ciertos privilegios -le dijo Joanna mientras empezaba a hacerle caricias con la lengua por la espalda de Ken. -Me haces cosquillas -le dijo Ken empezando a reir -No me hagas eso.-?Esto esta mejor? -le dijo Joanna cogiendo con su mano el miembro de su esposo. -A la porra la reunion con el alcalde -dijo Ken dandose la vuelta y echandose sobre su mujer mientras le daba un apasionado beso Despues de hacer el amor de nuevo, Ken, que permanecia abrazado a su mujer, se dio la vuelta en la cama para encender un pitillo. -Carino, no puedes pararte a eso, tienes una reunion con el alcalde -le dijo Joanna que parecia haber recobrado la sensatez. -Que mas da, que se ocupe Tom, el esta al tanto de todo, de todas formas no llegaria a tiempo aunque quisiera. -Pero tu eres el jefe, tienes que estar al frente -le dijo Joanna mientras le empujaba con sus manos invitandole a levantarse. -De verdad que no hay quien te entienda -le dijo Ken mientras empezaba a vestirse. -?Sabes que el otro dia por la noche cuando nos quedamos en casa de mi madre, mama, nos oyo?-le dijo Joanna que aun estaba desnuda en la cama. -?Nos oyo haciendo el amor?-le pregunto Ken algo preocupado mientras se disponia a abrocharse la camisa. -Haciendo el amor no, tonto, eso nos oira siempre - le dijo Joanna divertida. -Como eres tan escandalosa - le dijo Ken -Podrias chillar un poquito menos. -Es que tu me pones a cien y no lo puedo evitar, pero no es eso. -?Entonces que? -le pregunto Ken. -Cuando estuvimos peleando por el mando de la television -dijo Joanna, que desnuda abrazaba con carino a su esposo por la espalda dificultandole hacerse el nudo de la corbata. -A quien se le ocurre disgustarse por el mando de la television -dijo Ken. -Pero despues te lo di para que vieras el futbol -le dijo Joanna en tono meloso. -Si, despues de haber estado chillando como una loca. -Pues mi madre penso que nos peleabamos en serio -le dijo Joanna que le retocaba el nudo de la corbata y le ahuecaba un poco la bonita melena negra de Ken. -No me importa lo que piense tu madre, sino lo que pienses tu -dijo Ken. -Gracias por quedarte un poco y hacerme sentir lo maravilloso del amor -le dijo carinosa al oido, tras lo cual cogio el maletin de Ken poniendoselo en la mano. -Gracias carino, me voy ya, no puedo pararme mas -le dijo Ken algo apresurado abriendo la puerta. -!Kenny! -le llamo la atencion Joanna mientras el salia por la puerta. -?Asi me vas a dejar? -le dijo haciendole una posturita a su marido completamente desnuda. -Estas loca -le dijo Ken riendose -Recuerda que quedamos a las siete en el restaurante -le comento mientras se marchaba. Cuando Ken llego a su oficina, le estaba esperando Jared, su antiguo socio en la empresa. -!Caramba que sorpresa, Jared, creia que ya estarias en Bahrein ?Lo has pensado mejor y te quedas con nosotros? -le dijo Ken a su amigo al que estimaba desde que eran companeros en la facultad de arquitectura. -Mi avion sale esta tarde, solo he venido a despedirme de mi buen amigo, pero al llegar, tu secretaria me dijo que estarias en una reunion con el alcalde ?Que haces aqui?-le dijo Jared extranado de verlo faltar a una cita tan importante. -Me ha surgido un tema urgente que he tenido que atender sin demora. -?Y lo has dejado solucionado? -pregunto Jared preocupado. -Bueno tendre que insistir mas veces en el tema, pero creo que voy por buen camino -le dijo Ken recordando los momentos que acababa de pasar con su mujer, mientras se acercaba a una mesa para ojear unos planos. -Bueno, me voy, le das un beso a Joanna de mi parte -comento Jared. -?Estas seguro de lo que vas a hacer? -le pregunto Ken esperando convencerlo para que se quedase. -Tu sabes que mi mayor sueno es construir un rascacielos, y hacer este hotel de lujo de noventa y tres plantas en Bahrein, es la oportunidad que estaba buscando. -Si, pero para eso no tenias que desprenderte de tus acciones en la compania, podias seguir siendo socio. -Un trabajo nuevo, una vida nueva, tu sabes que yo soy asi, gracias por comprarme mis acciones de la compania, se que te has tenido que hipotecar para ello. -No iba a dejar que Mcgregor Corporacion te presionara para comprarte tus acciones a mitad de precio. -Gracias, eres un amigo -dijo Jared al tiempo que se abrio la puerta de la oficina entrando Tom, el subdirector de la compania, que habia acudido a la reunion con el alcalde en lugar de Ken. -Gracias a Dios que has venido a la oficina -dijo Tom al verlo. -?Como ha ido la reunion? -le pregunto Ken. -Fatal, el alcalde se disgusto muchisimo al comprobar que no habias acudido, yo le dije que estabas con cuarenta de fiebre y que en realidad no te podias levantar de la cama. -Muy bien dicho -Dijo Ken. -Pero me dijo que si para las tres de la tarde, en que volveria a reanudarse la reunion, no estabas alli, que podiamos olvidarnos del proyecto. -No te preocupes, estare -dijo Ken sonriendo. -Veo que el trabajo en la compania sigue tan vertiginoso como siempre, ya no te entretengo mas -le dijo Jared extendiendole la mano a Ken para despedirse, estrechandola Ken en el acto, dandole un carinoso abrazo. -Recuerda que aqui siempre tienes un amigo -le dijo Ken. -No os olvidare, ni a ti ni a Joanna, os tendre presentes cada dia. La reunion con el alcalde habia terminado antes de lo esperado, por lo que despues de soltar algunos documentos en la oficina, se dirigio caminando despacio hacia el restaurante donde habia quedado con Joanna, al cual llego poco antes de las siete. -Perdone, tengo una reserva para dos, a las siete -le dijo Ken al camarero al llegar. ?A nombre de quien? -le pregunto el camarero. -Senor y senora Adams -respondio Ken. -Ah, si, su mesa es aquella que esta junto a la ventana -dijo el camarero acompanandolo hacia ella, donde Ken se sento mirando su reloj, observando que faltaban un par de minutos para las siete. Despues de esperar diez minutos, Ken estaba un poco impaciente, Joanna solia ser puntual, y era la primera vez que habia quedado con ella y llegaba tarde, seguramente se habria encontrado con alguna amiga en una tienda viendo ropa y se le habria ido el santo al cielo, y el estaba impaciente por verla llegar y darle el regalo de aniversario que le tenia preparado, una llave que tenia guardada en una pequena cajita y que era la llave de la casa que entre los dos habian disenado y que el habia construido en aquel bonito lugar, con un gran jardin con muchos arboles, para crear la numerosa familia que los dos deseaban, no teniendo Joanna ni idea del regalo que le iba a hacer su marido, pues el se habia encargado de mantener el secreto hasta tenerla terminada para entregarsela. -?Le sirvo unos aperitivos mientras espera a su esposa? -le pregunto el camarero que habia acudido a la mesa. -No gracias, mi esposa esta al llegar. -Le traere unas aceitunas rellenas, obsequio de la casa mientras llega -le dijo el camarero intentando ser amable. -Gracias -dijo Ken que no dejaba de mirar su reloj, cogiendo nuevamente su telefono para llamarla al movil, saliendo nuevamente el mensaje de que ese numero de telefono estaba apagado o fuera de cobertura, por lo que llamo nuevamente a su casa sin que nadie cogiera el telefono. Seguramente vendria de camino se dijo para si intentando tranquilizarse a si mismo, de buena gana encenderia un cigarrillo si no estuviera prohibido en el restaurante. Momentos despues ya sin poderse controlar salio a la puerta a fumar un cigarro, avisando al camarero que el seguia en su mesa. Tras diez minutos mas esperando en la puerta, mirando de un lado a otro de la calle por si apareciera su mujer, Ken, sin saber que hacer, entro de nuevo, sentandose en su mesa absorto y con cara de preocupacion, sin saber que hacer, cuando el camarero volvio a acudir. -Perdone senor, pero hay clientes esperando para comer y no podemos reservar por mas tiempo esta mesa si no va usted a comer. -Si, comprendo -balbuceo Ken sin saber muy bien lo que decia, saliendo rapidamente del restaurante como empujado por un resorte y dirigiendose rapidamente al aparcamiento de su empresa,

  • La tia Cosima de Florencia Bonelli

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    En mis tiempos no tenia nombre. Ahora lo llaman bullying. Treinta y tres anos atras, con solo trece y una familia deshecha, comence a padecer las burlas y las agresiones de mis companeros del secundario, aunque, si debo ser justa, el que llevaba la voz cantante en la aplicacion del tormento era uno; los demas seguian su batuta como los obedientes musicos de una orquesta. Tomarme de punto no se presentaba como un desafio a la inteligencia ni un comportamiento original. Nada en mi inspiraba la palabra hermoso, ni siquiera lindo o agradable. Gorda, estrabica, palida, lo que realzaba la ligera pelusa negra sobre el labio superior, dientes chuecos y cejuda, encarnaba el epitome del objeto de burla. Los lentes con el parche en el ojo bueno se convirtieron en la frutilla del postre. Como solia ocurrir en mi vida, nada podia ser normal ni simple, por lo que a ese cumulo de desventajas fisicas se le asociaba un nombre con el cual llegue a reconciliarme, pero que en aquella instancia lo juzgue un castigo: Cosima. Lo habia elegido mi padre, y mi madre, como de costumbre, no habia dicho ni mu. El, empecinado en que me bautizasen en honor a su adorada madre italiana, me habia echado una maldicion. Para colmo, me llamaba solo Cosima. Cosima Facchinetti. Nada de Maria Cosima o Cosima Alejandra, que me habria permitido escapar por la variante. Simplemente Cosima, lo cual a el, mi atormentador, le inspiro la ocurrencia de apodarme la tia Cosima, en referencia al tio Cosa, el personaje de Los locos Adams. Confieso que habria deseado poseer un cabello tan tupido y largo que me cubriese de pies a cabeza. La agresividad de el me tomo inadvertida; no me la esperaba porque habiamos pasado juntos el verano del 82 y nos habiamos hecho amigos. Su familia, los Lanz Reuter, muy adinerados, poseia una quinta en el mismo country de mi madrina; es mas, los terrenos colindaban. Yo estaba alli porque mi madre habia caido en una depresion luego del abandono de mi padre y se olvidaba de mi. No cocinaba, no lavaba la ropa, no limpiaba, no hacia las compras, no pagaba las cuentas. Transcurria el tiempo echada en la cama, llorando un rato, insultando a mi padre en el proximo. Un dia, muerta de hambre, hurgue en su cartera en busca de dinero, decidida a embarcarme en una hazana digna de Indiana Jones, mi heroe favorito: caminar varias cuadras hasta el supermercado para comprar algo que llevarme a la boca. Yo, que jamas iba sola a ninguna parte, encontraba aterradora al tiempo que fascinante la oportunidad de salir en busca de comida. La aventura quedo en la nada cuando me di cuenta de que no habia ni un centavo en la billetera. En ese momento llamo mi madrina y la cuestion se zanjo rapidamente: me iria con ella a la quinta a pasar el verano mientras mi madre se recuperaba de la defeccion de mi padre. Lo conoci una tarde de enero, en la que, aburrida, sali a caminar. En realidad ya lo conocia; lo habia espiado varias veces mientras el se divertia en la piscina de su casa con una nena, la hermana menor, deduje. No le distinguia los rasgos desde esa distancia; sin embargo, al cruzarmelo en la calle supe que era el. Paso velozmente en la bici en direccion contraria. Segui caminando como si se hubiese tratado del viento, pese a que el corazon me bailo en el pecho. Unos segundos despues me alcanzaron el estruendo de un golpe y un grito. Me gire y lo vi caido en la calle; le salia sangre por la nariz. Corri a auxiliarlo. En silencio, sin intercambiar palabra, lo ayude a sentarse en el cordon. --Pone la cabeza hacia atras --le indique, familiarizada como estaba con los sangrados nasales. Me obedecio sin chistar. A continuacion le acerque mi panuelo --era previsora, jamas salia sin panuelo-- y se lo presione contra la nariz. Abrio los ojos, asombrado, y me quede mirandolo, cautivada pataleo que escapaba a mi mente de nina de doce anos, pero que percibia de ninera instintiva. Con el tiempo comprendi que se habia tratado de la tristeza de hallarme frente a una de las maravillas del mundo moderno, sus ojos, los mas bellos que he visto. Aun hoy desafio a quien sea a encontrar otros mas perfectos. De un azul cobalto, eran tan grandes que resultaban desproporcionados en su rostro de nene. Y, si su cabello era rubio, muy rubio, las pestanas, en cambio, eran negrisimas. Con los anos fui descubriendole otras perfecciones, como una nariz pequena y delgada , labios bien delineados, dientes parejos y mandibulas fuertes, hallazgos que solo servian para confirmar la belleza de el y acentuar mi fealdad. Cuestion que lo ayude a restanar la hemorragia nasal y lo acompane a su casa, caminando, porque la rueda de la bicicleta se habia torcido. No le pregunte que le habia sucedido; percibia que lo mortificaba que lo hubiese visto caido. El, en cambio, me ataco para aliviar el dolor causado por el orgullo herido. --Vos sos la que me espias cuando estoy en la pileta, ?no? --Si. --?Por que me espias? --No te espio solo a vos --me defendi--. Tambien miro a la nena. --Mi hermana --ratifico--. ?Por que nos espias? --Porque me divierte verlos. --?Queres venir a jugar a mi casa manana? --?A la pileta? --Si --contesto sin darse cuenta que la invitacion me gustaba poco y nada. Despues de haber padecido durante anos los comentarios acidos de mi padre acerca de mis habitos alimentarios y de las formas rellenas de mi cuerpo, vestir traje de bano me acomplejaba. Igualmente ese verano del 82 fuimos inseparables, el, su hermana Nora y yo. Desde la manana hasta la noche, haciamos todo juntos. Jamas habia sido tan feliz y, pese a que mi padre habia desaparecido de la faz de la Tierra despues de haber vaciado su empresa, por la noche ya no lloraba sino que imaginaba las aventuras que emprenderia con Ignacio al dia siguiente. Asi se llamaba, Ignacio; hasta nombre perfecto tenia. Aun recuerdo con claridad el instante en que me pregunto el mio. --Cosima --susurre. --?Que? --Co-si-ma. --Alzo las cejas en abierto asombro y yo me apresure a aclarar-: Es italiano -- como si la excusa valiese para justificar su rareza. Ignacio era vanidoso, manipulador y egoista, y Nora y yo acababamos haciendo lo que el queria. Si jugabamos a un juego de mesa y el iba perdiendo, lo que ocurria con frecuencia, abandonaba; simplemente decia: "Me harte"; se levantaba y se iba. Si jugabamos al viejito, teniamos que permitirle que nos atrapase, en caso contrario se ponia de mal humor. Atrapar a Nora resultaba facil; a mi no tanto, porque, pese a mis kilos de mas, era rapida y corria en zig zag, algo que lo irritaba sobremanera. El, que practicaba rugby y se consideraba uno de los mejores del equipo, no podia permitirse que una gordita bizca lo venciese. Si jugabamos a las escondidas y yo era la que contaba, lo dejaba llegar a la piedra antes de atraparlo; si contaba el, me escondia en un lugar visible para que me descubriese con facilidad. Pequenas concesiones que valian la pena si ayudaban a mantenerlo de buen humor, porque cuando estaba contento y sonreia era la vision mas esplendorosa que yo habia contemplado. De noche, antes de quedarme dormida, fantaseaba con que "se me largaba", como deciamos para significar que me pedia que fuese su novia. Nunca se me largo y, aunque no deberia haberme desilusionado, consciente de que el era demasiado hermoso para mi, lo hice, me desilusione. Que el marcase mis defectos me lastimaba profundamente. Una tarde me pregunto: --?Con que ojo me miras? --Con los dos. --?Ves doble como Clarence? --Hablaba del leon de la serie Daktari. --No --me apresure a contestar, aunque la respuesta debio haber sido si. --?Vas a tener el ojo torcido toda la vida? --Uso lentes y un parche en el ojo bueno para curarme. --?Un parche? ?Como un pirata? --Asenti--. Nunca te vi con el parche; tampoco con los lentes. --Estoy de vacaciones --me excuse. --?Y los lentes y el parche te van a enderezar el ojo? --Tal vez. --Porque no es muy lindo tener un ojo chueco. A mi me pone incomodo porque no se a cual de tus ojos tengo que mirar. Tambien me hirio profundamente cuando uno de sus amigos de rugby paso dos dias en la quinta y el me ignoro; ni siquiera me contesto cuando lo salude. Aferro a su amigo por el brazo y camino deprisa con la clara intencion de alejarse de mi. Jugue con Nora, pero no era lo mismo. Ignacio poseia un entusiasmo ausente en su hermana menor. El amigo se fue y el me busco, y yo lo recibi como si nada hubiese sucedido. Solo me limite a preguntarle: --?Por que no me saludaste el otro dia? --lo que merecio una encogida de hombros como respuesta--. ?Estabas enojado conmigo? --insisti. --No --fue todo lo que dijo. Una noche, casi al final de las vacaciones, mientras pensaba en mi principe azul, me sobresaltaron unos golpecitos en la ventana. Levante la persiana y ahi estaba el. Lloviznaba, por lo que tenia el rostro y el pelo cubiertos por una fina capa de agua. Abri. El se trepo con destreza y salto dentro. Observe sus zapatillas mojadas y embarradas y el piso de madera, y no me atrevi a pedirle que se las quitase. El no se percato de que lo ensuciaba. ?Que pasa? ?Que haces aqui a esta hora? Se quedo mirandome con una expresion en la que sus ojos azules y enormes me contemplaban con un gesto desolado. Me di cuenta de que las gotas de lluvia se le mezclaban con lagrimas y de que le temblaba la barbilla. --Mi papa y mi mama se van a separar --susurro, corto de aliento--. Nos lo dijeron esta noche, a Nora y a mi, despues de cenar. El quebranto en su voz y su semblante desvalido me causaron una impresion indeleble. El heroe vencido. La impresion enseguida se volvio compasion. Lo tome de la mano y lo conduje hasta la cama, donde lo obligue a sentarse en el borde. Le saque las zapatillas embarradas antes de indicarle que subiese. Nos sentamos como los indios, uno frente al otro. Habia resultado emocionante y extrano tocarlo y sentirlo confiado, mas bien entregado, mientras yo lo guiaba. El corazon me latia rapidamente. --?Tu papa se va de tu casa y ustedes se quedan con tu mama? --pregunte al fin. --No se --balbuceo y se limpio la nariz con la manga del pijama--. Creo que si. --Seguro que ustedes van a vivir con ella y a tu papa lo van a ver los fines de semana. Vos y Nora tienen suerte. Alzo la vista y me destino un ceno cargado de fastidio. --?Suerte, Cosima? Yo no veo la suerte por ningun lado. --Tienen suerte porque al menos tu papa no va a desaparecer como el mio. --Se le relajo el entrecejo y separo los labios para hablar, pero no emitio sonido--. Al menos tu papa y tu mama les avisaron que se iban a separar. Yo me entere antes de Navidad, un dia en que volvimos a casa con mama y ella empezo a gritar como loca cuando se dio cuenta de que papa habia hecho las valijas y se habia ido. --?Y ahora donde esta? Tu papa --aclaro, y yo me encogi de hombros--. ?No sabes donde esta tu papa? --se escandalizo. --No. Mama tampoco sabe. Y se lo pasa en la cama llorando. No se que vamos a hacer --me atrevi a murmurar, pues era mi gran preocupacion. Esos dias con Ignacio y Nora constituian un sueno, un recreo. Yo sabia que, tarde o temprano, el despertador sonaria y tendria que regresar a la nefasta realidad. ?Que queres decir con que no sabes que van a hacer? Resultaba evidente que mi situacion, a la cual juzgaba mas tragica que la suya, le interesaba al tiempo que despojaba de dramatismo a su coyuntura. --Nadie me lo dice, pero yo oi a mama cuando hablaba con mi madrina y le contaba que estamos en la quiebra. Mi papa se llevo toda la plata. No tenemos un peso. Abrio grandes los ojos y dibujo una "o" muda con sus labios suculentos y perfectos. Nada de lo explicado antes lo habia asombrado tanto como la noticia de la pesima situacion economica en la que nos encontrabamos mi madre y yo. --Papa se llevo todo --recalque-- y nos dejo a mama y a mi solas y sin nada. --Hijo de puta --murmuro, y yo me sobresalte pues nunca deciamos palabrotas--. Cuando yo me case --prosiguio, ajeno a mi estupor-- le voy a dar mucho dinero a mi esposa y jamas la voy a abandonar. Nada dije; me limite a envidiar a la chica que se convertiria en su esposa con un sentimiento fuerte, nuevo e incomodo. --?Queres leche con Nesquik y Merengadas? --le ofreci. Sabia Dios que yo las necesitaba --Si, que rico. Regrese con el botin, al cual habia agregado unas Sonrisas de frambuesa, las favoritas de Ignacio. Comimos en silencio. Yo bebia la leche y me esforzaba por no hacer ruido al tragar. Aunque apenas picoteaba una Merengada para que no pensase que era una gorda, me moria por retorcer el merengue y paparme una detras de la otra. A el le importaba todo muy poco excepto satisfacer su deseo, por lo que tragaba y masticaba con la educacion de un chimpance. En mi opinion, las confesiones reveladas y la comida compartida acababan de sellar una amistad perfecta en esa noche lluviosa de verano. Nunca me habia sentido tan cerca ni unida a otro ser humano como a Ignacio Lanz Reuter. Nos quedamos dormidos despues de acabar la leche y de charlar acerca de los pros y los contras de tener los padres juntos o separados. Nos reimos hasta que nos dolio la panza llena de Nesquik. A veces se quedaba callado y me miraba fijamente el ojo bueno, y yo deseaba convertirme en la Cenicienta, que era la chica mas hermosa que yo conocia, para inspirarle lo mismo que experimentaba yo al observarlo a el. Hubo un instante en el que fantasee con que se me largaria, no lo hizo. Igualmente, esa me parecio la mejor noche de mi vida. Por eso, cuando dos semanas mas tarde nos encontramos en el Saint Peter's English School senti alivio y felicidad. Era mi primer dia en esa escuela nueva y amenazadora; el, en cambio, la conocia desde jardin de infantes. Me acerque medio corriendo y lo salude. Lanz me destino una mirada como la que se le destinaria a un marciano. Dio media vuelta y se alejo. Me quede de una pieza. El desprecio que me habia hecho durante la visita de su companero de rugby se repetia, solo que en esta oportunidad no duraria dos dias sino que se prolongaria durante cinco anos, los peores cinco anos de mi vida. Esos recuerdos evoque la manana del 20 de mayo de 2015 cuando Marita, mi asistente, me entrego el tazon con cafe con leche y el listado de pacientes y distingui entre los nombres el de Ignacio Lanz Reuter. Despues de tantos anos su nombre aun me afectaba. Ese no era su nombre pues mis pacientes eran exclusivamente ninos. Debia de tratarse de su hijo; resultaba improbable que hubiese muchos Ignacio Lanz Reuter en Buenos Aires. --?Quien llamo para fijar la cita con este nene? Ignacio Lanz Reuter --aclare y lo senale. --?Asi se pronuncia? ?Roiter? --pregunto Marita y yo asenti--. Llamo la secretaria del padre, una mujer muy eficiente, muy profesional, diria casi maquinal, y se mostro insistente en que le dieramos el primer turno disponible, que pagarian lo que fuese para que vos atendieras a Ignacio lo antes posible. --?Asi dijo, que pagarian lo que fuese? --Que pagarian lo que fuese --repitio mi asistente--. Palabras exactas. Sonrei con ironia y sacudi la cabeza. Acababa de confirmar que se trataba de el. Por lo visto, las manas del senor Lanz Reuter no formaban parte del pasado. En su listado de valores el dinero y la belleza fisica constituian los pilares sobre los que se apoyaba el sentido de la vida, por lo que yo, fea y pobre, no tenia derecho a existir. Se trataba de un concepto en el que se habia empenado para que lo aprendiese. Sus metodos pedagogicos se refinaban de ano en ano. Un dia, en tercero, me encaro con su cohorte de idiotas, que le festejaban las bromas con risas similares a las de las hienas. --Tia Cosima, ?como haces para venir a este colegio si tu mama no puede pagarlo? Lo mire a los ojos y no le conteste. El sabia mejor que nadie que asistia a esa escuela carisima porque mi madrina, que era la directora, pagaba la cuota con un buen descuento. En caso de depender del sueldo de administrativa de mi madre habria concurrido a una escuela publica. En ocasiones, cuando las bromas y los comentarios de Lanz Reuter se volvian insoportables, le pedia a mi madre que me sacase del Saint Peter's. Me observaba con la mirada nublada de quien consume pastillas para regular la mayor parte de las funciones vitales y respondia simplemente "no". Intentar explicarle que el mio no era un capricho habria sido lo mismo que proponerme atrapar el viento con las manos, por lo que, como de costumbre, escondia mis sentimientos y seguia yendo a esa escuela a la que detestaba. El dia en que Lanz Reuter me pregunto por que iba al Saint Peter's si mi madre no podia pagarlo le sostuve la mirada hasta que se presento Carlitos Naum para defenderme como un caballero de brillante armadura, solo que mi caballero media un metro cincuenta y siete, pesaba cuarenta kilos y tenia pies equinovaros. Lanz Reuter lo apodaba Cuasimodo, aunque sabia bien que los defectos fisicos de mi querido amigo se compensaban con un coeficiente intelectual altisimo. Yo amaba y admiraba a Carlitos tanto como a mi golden retriever Indiana. Con ellos dos en el mundo, me convencia, no necesitaba de nadie, solo de una cuota de valor diaria para soportar las horas en esa maldita escuela. --Vamos, Cosi --intervino Carlitos y me tendio la mano--. No le hagas caso a este idiota. --?A quien le decis idiota, vos, Cuasimodo? --Haces bien en preguntar, Lanz Reuter. --Pronunciaba el apellido con la fonetica castellana porque sabia cuanto detestaba Ignacio que no se respetase la alemana--. Con tanto imbecil aqui --aclaro y barrio con el dedo a sus amigotes-- no podes saber a quien me refiero. Pero resulta ser que me refiero a vos, que sos el rey de los idiotas. Lanz, que con los anos y la practica del rugby se habia vuelto un mastodonte, lo empujo apenas. Carlitos, debil y poco equilibrado a causa de sus pies zambos, cayo sentado. Salte a socorrerlo. Lanz me retuvo por el brazo y me sonrio con malicia al decirme: --Que se levante solo, si puede, tu amigo el rengo.

  • La Novia Del Sultan de Kate Hewitt

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    Azim al Bahjat, que habia sido secuestrado varias decadas atras, habia sorprendido al reino de Alazar con su repentino regreso. Para poder asegurarse el trono, el despiadado heredero debia casarse con la mujer que siempre habia estado destinada a ser suya, aunque Johara Behwar se resistiese.

  • Tu me obligaste de Erica C. Morales

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    Cuando Ruth termino de poner la mesa maldijo que su marido no le hubiera avisado de que esa noche tendrian visita. Estaba cansada, no queria cocinar para nadie y ahora debia hacerlo para los tres companeros de trabajo de su marido. Con los anos, Jorge se habia convertido en un hombre impulsivo, ya no era aquel hombre del que se enamoro. Jorge sostuvo su telefono meditando durante unos segundos. Queria que su mujer luciera especialmente hermosa aquella noche. Dudo entre si pedirle que se pusiera el vestido negro ajustado o el semitransparente. Opto por la primera opcion y asi se lo hizo saber a su hastiada esposa. Durante la cena fueron muchos los elogios que Ruth recibio de sus tres invitados, tantos eran los halagos que sintio que aquellos desconocidos estaban compitiendo por ganarse su aprobacion. Jorge, que presidia la mesa, se mostraba satisfecho de lo que estaba sucediendo premiandose a si mismo al ver que su plan estaba funcionando. Cuando se caso con Ruth lo hizo creyendo que sus vidas cambiarian. Que el sexo seria mas placentero y que su vida se convertiria en una aventura. Mas los anos convirtieron a la pareja en un matrimonio insustancial. Su vida se hundia en la monotonia arrastrando a su matrimonio. El sexo se habia vuelto aburrido. Se acostaba con Ruth mas por obligacion que por deseo. Imaginar la escena le excito sobremanera. Si, queria ver como otro hombre se follaba a su mujer, queria ver como ella se corria. La imagen le resulto tan dantesca que alli mismo, tomo a su mujer hasta quedarse satisfecho. Despues de aquella noche, no volvieron a hablar de un posible intercambio de parejas. A Jorge le bastaba imaginarse a su mujer en manos de otro para excitarse. Fue asi como las noches de sexo dejaron de volverse aburridas y taciturnas. Al menos hasta que Jorge volvio a sentir una ansiedad que le corroia. Siempre queria mas, ambicionaba dar un paso que hiciera que follarse a su mujer fuese mas oscuro. Habia comprobado que le excitaba ver a mujeres practicando sexo entre ellas. La posibilidad de hacer un trio con una mujer se convirtio en su obsesion. Ruth sabia que su marido estaba cambiando. Su actitud para con el sexo rozaba la depravacion. Una noche, mientras doblaba ropa, Jorge le sorprendio con un kit para iniciarse en el mundo de las perversiones. No queria verse atada e incapacitada para hablar o moverse. Tampoco que Jorge la hiciese dano. No podia entender que algo tan sucio pudiera excitarlo, mas no se resistio. Su marido ya le habia amenazado con dejarla si no se rendia a sus exigencias. No queria perderlo, estaba enamorada de el. Esa noche junto sus manos permitiendo que Jorge cerrara las esposas. Cuando apenas habia empezado a andar, su marido la fustigo con un latigo que la hizo tambalearse sobre sus tacones de aguja. Para que no cayese, Jorge la sujeto con firmeza del pelo advirtiendola de que si no hacia lo que el queria tendria que castigarla. Ruth se acostumbro al dolor y las continuas humillaciones. Cuando Jorge se corria sobre ella rezaba para que aquello acabara, para que esa perversion diera lugar a otra en la que el dolor no tuviera cabida. Jorge sabia que a su mujer no le excitaba que la sometiese. Nunca estaba dispuesta a pelear ni a obligarlo a el a ocupar su lugar. Busco en internet algo que su mujer pudiera aceptar, algo menos sucio, menos peligroso. --Deberiamos hacer un trio. Hay una chica en mi oficina que alardea constantemente de darle vida a un matrimonio que estaba barajando divorciarse y ahora son mas felices que nunca--manipulo Jorge. --?Crees que metiendo a una mujer en nuestra cama nuestro matrimonio ira mejor? No se en que te basas para pensar una cosa asi. --Necesito aventura, Ruth. Vivir cosas nuevas. Entrar en casa feliz porque se que tengo una mujer que comprende mis necesidades. El sexo es una parte importante en una relacion, debes abrir la mente. Aceptar que podemos ir mas alla. El sexo puede ser muy placentero si te saltas las normas, al menos de vez en cuando. ?Acaso quieres que nos divorciemos? No, Ruth no queria pasar por un divorcio por lo que acepto tener un trio, solo necesitaba tiempo para asimilarlo. Una noche, despues de la cena, Jorge le propuso un juego a su esposa. Primero le mostro la imagen de una mujer rubia, despampanante y mas joven que ella. Jorge pronuncio su proposicion. --Se que quieres ir despacio, asi que he pensado que esta noche podriamos acostarnos pronto y jugar un poco. Quiero que esta noche, cuando te toque, cuando haga que te corras pienses que es ella quien lo esta haciendo. Yo hare lo mismo, asi normalizaremos que otra persona este en nuestra cama. No me digas que no, Ruth, estoy haciendo esto por nuestro matrimonio. ?Acaso no me quieres? Ante la debilidad de Ruth, Jorge se mostro mas fuerte consiguiendo que aquella noche su mujer cediera a uno de sus juegos con el que dar alas al hombre depravado en el que se estaba convirtiendo. El sexo era su unico pensamiento y siempre, siempre queria mas. Nada calmaba su sed. Esa misma noche, despues de la cena tras despedir a sus invitados, Jorge cogio en brazos a su mujer y se la llevo a la cama. No podia dejar de imaginar como reaccionaria el cuerpo de su esposa siendo follada por sus tres invitados. Durante la cena habia fantaseado con que la tomaban alli mismo, frente a el. Al recordarlo penetro a Ruth que aun no estaba preparada para recibirlo haciendo que su cuerpo se contrajese. --Me encanta cuando estas tan cerrada, asi puedo darme el gusto de ser yo quien te abra. Vamos, relajate y disfruta. Imaginate cuando uno de esos tres este aqui, con nosotros. Fantasea con ellos y dime a quien eliges para hacer el trio. Me lo prometiste, Ruth. Me lo prometiste--insistio en recordarle con cada empellon. A la manana siguiente, Jorge salio unos minutos antes hacia la oficina. Sabia que encontraria a Omar en su despacho sin su secretaria husmeando. Llamo a la puerta luciendo una sonrisa que a Omar le dio escalofrios. Sabia que estaba haciendo alli, el era el ganador del trofeo. Asi llamaba Jorge a su mujer. Era tan despectivo y humillante que Omar sintio nauseas. Queria decirle que no, que se negaba a ser participe de ese juego con el que Ruth no estaba de acuerdo. Jorge alardeaba del poder que tenia sobre su esposa humillandola frente a companeros y desconocidos despertando en Omar la necesidad de ayudarla a dejar esa vida infeliz. Si bien, Ruth no parecia recordarle, el no habia dejado de pensar en ella desde que la conocio en la universidad. Apenas mantuvieron contacto, suficiente para que Omar buscara en cualquier mujer a Ruth. --!Eh, tio! ?Me estas escuchando? --Jorge reclamaba atencion--. Ruth quiere que seas tu. Sera esta noche, no voy a permitir que se eche atras. !Ah, una ultima advertencia! Puedes hacerle a mi mujer lo que quieras, pero no se te ocurra acercarte a mi. --Descuida--respondio invitandolo a salir de su despacho. Ruth llego a casa dispuesta a darse un bano de espuma. Estaba agotada. Sentia tanta presion que necesitaba estar sola, aunque solo fueran durante un par de horas. Al entrar en el salon su marido le dio la bienvenida ofreciendola una copa de vino. Omar se mostro educado levantandose del sofa para saludarla. ?Que estaba haciendo alli? Se pregunto. ?Sera hoy? ?Sera esta noche? No habian hablado de una fecha en concreta, ni siquiera habian discutido sobre los detalles que necesitaba tratar. No iba a permitir que un desconocido se propasara. ?Que estoy diciendo? He permitido que mi marido meta a un hombre en nuestra cama, he sucumbido a ser parte de un juego sucio en el que no soy mas que un cuerpo que utilizaran para su disfrute. No quiero perder a Jorge, no quiero perderlo, pero no se si podre con esto. --No podemos decirle que se vaya, ?que pensarian de mi en la oficina? --discutio. --?Cuentas nuestras intimidades en el trabajo? --pregunto avergonzada. --Ya sabes, a los hombres nos gusta hablar de nuestras hazanas. Hablar de sexo entre colegas es lo normal, no te preocupes. Ninguno de mis companeros te conoce y los dos que te vieron anoche te olvidaron en cuanto los rechazaste. Ruth entro en el dormitorio con el picardias que su marido habia elegido para ella. Cuando cerro la puerta supo que habia perdido su dignidad para siempre. A la manana siguiente, Ruth se levanto temprano. Queria salir de su apartamento antes de que su marido se despertara. Despues de la noche que habian vivido preferia no mirarlo a la cara. Se sentia avergonzaba por haberse entregado a Omar. Un hombre que la habia hecho disfrutar mas de lo que jamas habia hecho su marido. Jorge la habia hecho creer que no era buena en el sexo, mas en brazos de Omar descubrio que el sexo no era el problema, si no el companero con quien compartia sus noches. Para hacer el menor ruido posible cubrio su cuerpo desnudo con una vieja sudadera. Descalza camino hasta la cocina con intencion de servirse un cafe cargado. Al descubrir la cafetera en manos de Omar se ruborizo. --Me servire un cafe y me marchare. No era mi intencion incomodarte--dijo sirviendo un segundo cafe. --Ruth, yo... da igual, no importa. Sera mejor que me marche. Cuando Jorge desperto, su mujer ya no estaba en casa. Aquello le dio la oportunidad de recordar, con todo lujo de detalles, lo que habia sucedido la noche anterior bajo la ducha. Al salir de casa, en el trayecto hacia la oficina no podia dejar de pensar en todas las aventuras que habian vivido en los ultimos meses. Todo empezo una manana. Mientras tomaba cafe antes de entrar a trabajar un articulo del periodico le dio la solucion que tanto ansiaba. Eran adultos y aunque el la queria necesitaba emocion en su vida. Aquella misma noche, al regresar del trabajo y durante la cena, Jorge le propuso ir a un club de intercambio de parejas. Ruth se nego tacitamente. Intento por todos los medios que su mujer aceptara, sin exito. Tenia que haberla amenazado con el divorcio, no se habria negado. Quiza, ahora que ha aceptado meter a un hombre en su cama, podria volver a proponerselo. Ruth hizo lo imposible por concentrarse en el trabajo, mas fracaso en cada intento. Cogio su telefono, necesitaba quedar con sus amigas. Salir de esa casa, aunque solo fuera durante unas horas. En la pantalla, descubrio un par de llamadas perdidas de un numero desconocido. Cuando se disponia a escribir a sus amigas una tercera llamada la interrumpio. Ruth respondio dispuesta a descubrir al remitente. Omar respondio al otro lado de la linea rogando para que no rechazara su llamada. Ruth acepto, queria saber porque la estaba llamando y volver a hablar con el hombre que le habia regalado la noche de sexo perfecta. A la hora de la comida quedaron en verse en una cafeteria cercana. Ruth sintio que, por primera vez en su vida, estaba siendo la protagonista de su propia aventura. Tomo asiento alejandose del gran ventanal fingiendo ser la amante del hombre que entraba por la puerta. Omar se sento frente a ella tras saludarla con un beso en la mejilla. No fue algo premeditado, al verla sintio la necesidad de volver a tenerla entre sus brazos, mas contuvo las ganas. El momento de hablar habia llegado y Omar no sabia como enfrentarse a la asustadiza mujer que tenia frente a el. Ruth exigio una explicacion, al no llegar, se dispuso a levantarse abandonando a su acompanante. Omar se interpuso en su camino sujetando su mano con suavidad. --Lo siento, no se por donde empezar. Imaginaba que seria mas facil pedirte que dejes a tu marido. Jorge no te respeta, es un depravado que siempre querra mas. No permitas que te siga humillando. --?Y que quieres? ?Que huya contigo y vivamos un amor de pelicula? Lo que paso anoche entre nosotros no significo nada y no volvera a repetirse--espeto ella a la defensiva. --No quiero que huyas conmigo, solo que dejes esa vida en la que no eres feliz. ?De verdad crees que no volvera a repetirse? No conmigo, yo solo era un cebo para que ahora no pudieras negarte a acostarte con una mujer. Lo tenia todo planeado, ?sabes que hara si te niegas? Amenazara con dejarte, con pedirte el divorcio. ?Me equivoco? Ruth sabia que su marido la estaba manipulando. No era la primera vez que se mostraba sumisa. En su infancia y durante su juventud permitio que su tia, con quien se habia criado, dispusiera de su herencia a su antojo. La habia amenazado con echarla de casa abandonandola en un orfanato. Se acostumbro a vivir con el temor de ser abandonado hasta aceptar que de suceder la culpa seria solo suya. ?Que podia hacer por ella si se negaba a abandonarlo? Si le contara la verdad, si desvelara que no es un desconocido del que sospechar, encontraria la manera de devolverle todo aquello que Jorge le robo al casarse con el. --?Por que no vuelves a Barcelona? Tu vida siempre ha estado alli. Ya se que tu tia murio, pero tienes amigos y companeros de trabajo que te echaran de menos. !Tienes tu casa! --exclamo desesperado. --?Que significa todo esto? ?Como sabes que yo...? Jorge no sabe que tengo una casa en Barcelona. ?Como es posible que tu sepas todo esto? --pregunto aterrada hasta que Omar le mostro su cicatriz--. ?Eres tu? !No puedo creerlo! Pensaba que vivias en Alemania y que te habias casado. Ruth rememoro la manana del accidente en la que conocio a Omar. El asfalto estaba mojado, freno todo cuanto su moto le permitio, mas no fue suficiente para evitar el atropello. La ambulancia los llevo a ambos al hospital mas cercano. Dos horas despues, la prometida de Omar aparecio en la sala de urgencias hablando por telefono intentando anular los billetes de avion que deberia llevarlos a Alemania. --Me fui con Ada dos dias mas tarde de lo previsto. Nuestra relacion iba bien, si, tenia planes de boda. Alemania lo cambio todo, especialmente a Ada. Cuando descubri que me estaba enganando regrese a Barcelona y pedi el traslado. Fue asi como me instale en Madrid hace ya diez anos--revelo para calma de Ruth--. Me gustaria volver a verte, si me dices que si no volvere a hablarte de Jorge ni de tu matrimonio. No pretendo inmiscuirme en tu vida, solo quiero que seas feliz. A aquel cafe le siguieron muchos otros. Cuanto mas tiempo pasaban juntos aumentaba la necesidad de volver a verse. Omar se descubrio enamorado de Ruth una noche de cena y pelicula. Aunque sabian que era peligroso, Ruth permitio que la acompanase hasta las inmediaciones de su casa. Para Jorge, esa noche solo era un reencuentro mas con sus amigas. Si bien habia empezado a sospechar que su mujer le ocultaba algo, supo que no seria capaz de enganarlo. La tenia tan sometida que estaba seguro de que jamas lo abandonaria. Cuando Ruth entro en el pequeno apartamento descubrio que Jorge estaba despierto, esperandola. Eso solo podia significar una cosa. Al entrar en su dormitorio obviando el beso apasionado de su marido descubrio sus intenciones. Sobre las sabanas la esperaba la mujer rubia que Jorge la habia mostrado meses atras. Jorge, a su lado, sostenia un conjunto de lenceria transparente. Omar tenia razon, solo era un truco para conseguir su botin. Jorge no queria tener aventuras con ella, solo queria follarse a la rubia semidesnuda que habia en su cama. Disculpandose con la excusa de ir en busca de una botella de champan dejo el apartamento en medio de la noche. Camino durante horas sin rumbo, sin saber a quien acudir para pedir ayuda. Inevitablemente penso en el. Cuando encendio su telefono descubrio las llamadas y mensajes de su marido exigiendo que regresara bajo una nueva amenaza de abandono. Agotada decidio pasar la noche en el hotel que estaba frente a ella. Evito usar la tarjeta, no queria que su marido descubriera donde se escondia. A la manana siguiente, Jorge llego al trabajo alardeando de su noche. Habia metido en su cama a la mujer mas atractiva de toda la oficina. Cuando Omar escucho su relato volvio a su despacho, necesitaba hablar con Ruth. Cuando estaba a punto de marcar el ultimo numero, Jorge lo interrumpio para solo a el desvelarle la unica verdad. Ruth lo habia abandonado en medio de la noche obligandolo a renunciar a su aventura.

  • Donde termina el arco iris de Cecelia Ahern

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    Una conmovedora novela en la que se nos presenta una seleccion de los divertidos y frescos dialogos que Rosie y Alex, amigos desde la infancia, intercambian.

  • La soberbia de Catherine Brook

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    Necesitaba un hombro. No para llorar, que ella nunca lo hacia, sino para dormir. !Que misa tan aburrida! Harriet Broome parpadeo con rapidez con la esperanza de mantenerse despierta y, sin disimulo, se cubrio la boca con la mano enguantada para tapar un bostezo. El quinto desde que habia comenzado el sermon. !Y solo habian pasado quince minutos! No estaba segura de poder soportar las dos horas restantes. Solo de pensarlo le daban verdaderas ganas de llorar. Entrecerro los ojos para mirar con rabia a la causante de esa tortura, pero esta estaba de espaldas y no pudo recibir todo su odio. Zelda, su hermana, estaba sentada al lado de su prometido, Archibald Cobyn, y no parecia tener intencion de prestar atencion a Harriet, a quien habian obligado a ir al servicio porque se haria la primera amonestacion del compromiso. Harriet penso que al menos podria haber tenido la cortesia de sentarse a su lado para poder utilizar su hombro como almohada. Sin embargo, prefirio ocupar asiento al lado de su prometido, la senora Corbyn y su padre, el senor Broome. Ella habia quedado relegada una fila atras junto a la hermana menor de su proxima familia politica, Bernadette Corbyn, quien no parecia lo suficientemente amable para prestarle su hombro y, a decir verdad, tampoco se veia mas despierta que ella. --Tus bostezos me estan provocando sueno --dijo la joven con voz ahogada, mientras tapaba su boca con una mano. --?Tambien te han obligado a venir? --le pregunto, observandola. No debia tener mas de catorce anos. --Gideon no nos habria perdonado si algun integrante de la familia no hubiera asistido a este emblematico momento --respondio sin sarcasmo. Harriet casi habia olvidado que el hombre que estaba a punto de dormirla por aburrimiento era hermano del novio y, por ende, seria parte de su familia politica. Por suerte, era un parentesco muy lejano, porque Harriet no lo soportaba en ninguna de sus facetas. Como vicario y como persona en general tenia muy buena reputacion, no habia nadie en ese dichoso pueblo que no lo quisiera, pero ella tenia otra perspectiva del reverendo Corbyn. Hacia un tiempo, el intachable vicario habia participado en un engano que Archibald Corbyn habia hecho a su hermana Zelda, y si a eso le sumaba que creia que aspirar a lo mejor era malo, no le causaba ni un poco de simpatia. A decir verdad, a excepcion de la joven a su lado, a quien no conocia lo suficiente para emitir un juicio, los miembros de esa familia no le simpatizaban en absoluto. Nunca dejaria de pensar que, si Zelda iba a abandonar su ferrea decision de no casarse, al menos podria hacerlo con un lord. No importaba que fuera un baron o un vizconde, pero que fuera alguien que pudiera presentarle a ella un noble importante con el que se pudiera casar. Lamentablemente, el corazon no era sensato. Harriet toleraba la situacion solo porque su hermana estaba enamorada. Por eso y porque todavia tenia la esperanza de que los Corbyn tuvieran algun conocido con un titulo nobiliario de renombre. --Si no llego a venir, Gideon me habria dado un sermon mas largo que este --continuo la joven a su lado. Harriet agradecio tener otra cosa en la que fijar su atencion--. Supongo que imaginaras lo catastrofico que eso seria. He venido solo por eso, no porque nadie me pueda obligar. --Por algun motivo, a la joven le parecio importante hacer esa aclaracion--. Esa es mi excusa. ?Cual es la tuya? --Impulso momentaneo de amabilidad que no se volvera a repetir. ?No consideras pecado aburrir de esta manera a la gente? La joven solto una risa disimulada que resono en el lugar porque, justo en ese momento, el reverendo hizo una pausa. Algunas caras se giraron para buscar el origen de la interrupcion, pero solo la del vicario logro localizarlas. Bernadette se hizo la desentendida, pero Harriet no tuvo ningun reparo en responder a la mirada de reproche con una de desden. El suspiro, como si ella fuera un alma perdida, y continuo con el sermon. A Harriet no le importo. Era mejor ser una oveja descarriada que el hijo perdido de Hipnos. --Es probable que de todas maneras nos toque otro sermon en la casa. !Que mala suerte! Harriet estuvo de acuerdo, pero no respondio. Opto por colocar su brazo encima del respaldo del asiento y recostar su cabeza en la mano. Despues de unos minutos, no supo nada mas. *** --!Harriet! Harriet se enderezo y parpadeo con rapidez, no muy segura de quien habia interrumpido su sueno. Pronto descubrio que era su hermana. Zelda no la miraba con reproche ni con molestia, mas bien con resignacion. Despues de todo, no era tampoco una devota cristiana. ?Por que, entonces, habia interrumpido su sueno? --La misa esta a punto de terminar. <>, penso Harriet. Inclino la cabeza en agradecimiento a su hermana por el aviso y se froto los ojos. --Gideon no ha dejado de mirarte en todo el servicio --le informo Bernadette--. Creo que te espera un sermon particular. Pues se lo daria a la brisa, porque ella no pensaba escuchar ni una palabra mas de ese hombre en lo que le quedaba de vida. La misa finalizo con la ratificacion del compromiso de Archibald Corbyn y Grizelda Broome. Entonces, como ya no estaba prohibido hablar, empezaron las murmuraciones. Aunque a Harriet solia gustarle el chisme, no se detuvo a escuchar que decian del compromiso. Le hizo un gesto a Zelda para indicarle que esperaba fuera y salio de la iglesia de tres naves que, a pesar de ser relativamente amplia, la estaba sofocando. Cada vez habia mas gente en ese pueblo, y la misa de los domingos solia quedarse escasa de asientos. Cuando estuvo fuera agradecio la brisa invernal que le calaba los huesos. Se apreto un poco el abrigo y respiro hondo. Esperaba que Zelda no tardara, o se iria sola. --Harriet Broome. ?Has disfrutado de la siesta? --pregunto una voz femenina con humor tras ella. Harriet se giro. Una joven de abundantes cabellos negros, sostenidos de forma precaria pero sin perder la elegancia del peinado, la miraba con diversion y una sonrisa amable. La reconocio de inmediato, pero no le devolvio la sonrisa. No porque le desagradase, pues dificilmente Tess Witherow le caeria mal a alguien, sino porque Harriet reservaba sus sonrisas para los caballeros con titulo. --Ha sido bastante reconfortante --respondio, altiva. No se avergonzaba de nada. La joven se rio. Harriet admitia que tenia una sonrisa bonita. Bien, era bonita en general. Quizas, despues de ella, era la joven mas bonita con la que contaba ese pueblo. Tenia la tez palida, cabellos de ebano y unos ojos verdes muy brillantes. Tambien era muy elegante. Como no, si era la sobrina del duque de Alridge, posiblemente el personaje mas importante que tenia ese pueblo. Habia llegado hacia unos dias de Londres y lady Marjorie se la habia presentado. La joven desprendia simpatia inmediata y parecia imposible que a alguien le desagradara. Exudaba una energia contagiosa. Harriet habia decidido que podia mantener contacto con ella de vez en cuando, por si lo necesitaba. Segun recordaba, su hermano era marques. --Tendrias que haber visto como te miraba el reverendo. Lo siento, pero me ha causado demasiada gracia su expresion. Harriet la observo y evaluo mentalmente cuanta confianza podria depositar en la joven. Estaba claro que ella no era tan recelosa y veia en Harriet a algo mas que una recien conocida. Decidio darle un voto de confianza. Tal vez por fin alguien en ese pueblo pudiera comprenderla. --No tiene ningun derecho a reclamarme nada --espeto con altaneria. Al ver que la joven no mostraba oposicion a su afirmacion, continuo--: Me parece sorprendente que no este acostumbrado, si todos sus sermones son tan aburridos. --Tess, que habia estado sonriendo ante el despotrique de Harriet, dejo de hacerlo de pronto, pero Harriet no lo noto, concentrada en su queja--. Parecen disenados para curar el insomnio. --Harriet… --Lo peor es la forma en que los dice --continuo, sin percatarse de que su companera empezaba a hacer gestos raros con la mano--. Habla como si tuviera la verdad absoluta, como si el fuera perfecto, cuando, en realidad, es solo un mortal que peca mas que nosotros. Y hablo con base. --Harriet… --No tiene ningun derecho a aburrir asi a la gente. Deberia ser pecado. --Tess habia dejado de intentar atraer su atencion. Parecia resignada, esperando con paciencia algo inevitable--. !Y tres horas! ?Como alguien puede hablar tanto? --Eso podria respondermelo usted --replico una voz masculina a sus espaldas, con un deje de humor en su tono. Harriet dio un respingo porque reconocio la voz, pero antes de girarse compuso su semblante para que expresara indiferencia, como si no hubiese estado haciendo nada malo. --?No era pecado escuchar conversaciones ajenas, pater? Gideon contrajo el ceno, como hizo la ultima vez que la escucho llamarlo con el tratamiento que se les daba a los eclesiasticos catolicos. No quiso discutir el tema de momento. Ya sabia el que la joven tenia un caracter y una forma de pensar que no sabia si llegaria a comprender. --No es pecado, es mala educacion. Catalogaria mas como pecado hablar a las espaldas de alguien --respondio con suavidad. En su tono no habia reproche, mas bien cierta consideracion. Los que lo conocian sabian que preferia convencer con el dialogo a utilizar amenazas. Harriet se tomo su tiempo para responder, aunque en ningun momento demostro verguenza o arrepentimiento. Tess, al intuir que nadie le prestaria atencion, fue a buscar con quien hablar. No se molesto en despedirse porque parecian muy concentrados el uno en el otro para notarlo. --?Desde cuando es pecado decir la verdad? Que yo sepa, es una obligacion. ?Acaso han cambiado los mandamientos? --Los mandamientos son los mismos, pero creo que usted le esta dando una interpretacion erronea. --Desde mi punto de vista, es muy valida. ?Como es que dice? <>. --<> --puntualizo el--. Lo que usted ha dicho puede considerarse falso testimonio. --!Claro que no! Su sermon daba sueno. --Usted ha sido la unica que se ha dormido. --Porque los demas no tienen el valor. Se retaron con la mirada. Si la intencion del reverendo era que Harriet se arrepintiera de su accion, estaba perdiendo el tiempo. Ella estaba firme en su posicion y no pensaba ceder ante ese hombre que, desde su perspectiva, no tenia autoridad para reprender. Lo observo de arriba abajo con superioridad, y por primera vez se fijo en los detalles de su apariencia. Tenia los ojos verdes y los cabellos rubios cenizos, mas claros que los de ella, y algunos mechones enmarcaban su rostro porque no estaban bien peinados. A decir verdad, toda su apariencia era algo desalinada. La sotana estaba arrugada, a sus zapatos les faltaba lustre. Estaba claro que nadie se preocupaba por su apariencia, y a el no le importaba. De seguro se vestia a prisa para poder llegar a tiempo y aburrir a sus feligreses. Harriet, que apreciaba mucho la apariencia, no soportaba mirarlo por mucho tiempo. --Harriet, es hora de marcharnos --le dijo Zelda, acercandose. Acababa de despedirse de su prometido con un beso en un rincon oscuro de la iglesia--. Gideon, gracias por la misa. Cumplio las expectativas. --?Cuales eran? ?Dormir a la gente? --intervino Harriet, con tono de burla. Zelda la miro con reproche, pero ella no se inmuto. Gideon asintio ante el cumplido de su futura cunada y miro a Harriet, respondiendola con su silencio. Una de las cosas de el que mas disgustaba a la joven era que nunca parecia alterarse demasiado, ni siquiera mostrar absoluta molestia. Siempre lo trataba todo como un debate. Harriet habia escuchado que no reprendia como solian hacerlo los vicarios, con firmeza y severidad; mas bien hablaba y hablaba con calma hasta dejar clara su postura. Quizas fuera esa una tecnica mas efectiva. Las personas debian de portarse bien solo para no tener que escuchar un sermon similar al de la iglesia. Despues de echarle una ultima mirada, se reunio con su hermana, que ya habia empezado a marcharse. Esperaba volver pronto a Londres y conseguirse su propia familia, porque la posibilidad de quedarse en ese pueblo y tener que convivir con frecuencia con ese hombre le provocaba escalofrios. Dios no quisiera para ella un destino tan cruel. *** Gideon las observo marcharse y se limito a negar con la cabeza ante la actitud de la joven. Con regularidad, no le gustaba juzgar a nadie, y siempre creia que tras una actitud hostil o inmoral habia un antecedente que, si se resolvia, podria devolver a esa persona al buen camino. Por ejemplo, su hermano Archie era muy avaricioso, pero todo se explicaba con que su padre se habia muerto y la carga de una familia en la ruina le supuso un trabajo que no queria volver a pasar bajo ninguna circunstancia. Archie suponia que el no lo sabia, pero para Gideon era obvio. Si bien no aprobaba la actitud tomada por su hermano, si podia comprenderlo, y esperaba que, ahora que se iba a casar, pudiera mejorar esa actitud tan poco cristiana. La joven, en cambio, era un enigma. A Gideon le causaba mucha curiosidad saber que habia detras de tanta soberbia, si es que, por supuesto, habia algo, pues no era tan iluso como para creer que no hubiera personas realmente malas e incorregibles. Analizo lo que conocia de la joven hasta el momento. Una vez habian discutido sobre la novela Elogio a la locura, y dejo clara su postura de que aspirar a lo mejor no era malo. En otro momento, cuando el engano que su hermano Archie le habia hecho a las hermanas salio a la luz, la joven, furiosa, lo acuso de complice y le dio una bofetada que aun escocia si la recordaba. A decir verdad, cualquier otro la hubiera catalogado de alma perdida, pero Gideon se negaba. Al contrario: tenia una necesidad de saber mas de ella y saber si podria ayudarla que se incrementaba en cada encuentro. Si tan solo pudiera hacer que bajase la guardia… --?A que oveja descarriada estas pensando perseguir para que regrese al buen camino? -- pregunto a su lado la voz que reconocio como la de su hermano. --A Harriet Broome --respondio con sinceridad, todavia pensativo. Escucho la carcajada de su hermano y lo miro con severidad--. Estoy hablando en serio. --Lo se. Eso es lo que me hace gracia. No pierdas el tiempo, hermano, esa joven no tiene salvacion. Es una malcriada incorregible. ?Acaso has olvidado la bofetada que te dio? Gideon decidio ignorar ese detalle. --No, pero todos pueden salvarse. Tengo que pensar en como ayudarla. --Te dire en que tienes que pensar --le dijo Archie, colocandole una mano en el hombro en un gesto de camaraderia. Echo un vistazo hacia atras, donde estaban unas senoras hablando, y anadio--: Madre quiere hablar contigo. Yo estoy comprometido. Tu eres el siguiente hermano. ?Sabes lo que eso significa? Gideon miro hacia atras, donde estaba su madre conversando, y trago saliva. Por supuesto que sabia que significaba. Su madre tenia una obsesion por que todos sus hijos se casaran y llevaba bastante tiempo insistiendole a Archie y a el, que eran los que estaban en edad, para que lo hicieran. Si Archie estaba comprometido, todos sus esfuerzos irian a el. --Tengo que preparar el sermon de manana. Dile que pronto pasare a visitarla. Hasta luego. Mientras se apresuraba a rodear la iglesia para entrar por la puerta de atras, escucho la carcajada de Archie y la advertencia de que no podria escapar por mucho tiempo. Gideon no le presto atencion. Sabia que era verdad. Tambien era consciente de que su madre tenia razon, y, como buen reverendo, deberia buscar una esposa, pero hasta el momento no le habia llamado la atencion ninguna joven y Gideon era demasiado honesto para casarse por puros fines sociales. El matrimonio tendria que esperar hasta que apareciera la indicada. Una vez en la sacristia, se sento frente a la pequena mesa donde solia escribir sus sermones e intento elaborar el del dia siguiente, pero no logro concentrarse. Su cabeza se iba una y otra vez a Harriet Broome y a lo mucho que necesitaba esa joven que alguien le hiciera comprender que esa actitud seria su perdicion. Gideon sabia que no podia ser el salvador de todos, ni mucho menos, pero sentia una necesidad insistente con ella. Estaba claro que los sermones no harian mas que aburrirla, y tal vez no funcionase ninguna tecnica en general, pero Gideon tenia que intentarlo. Solo tenia que pensar en como. Si Dios lo queria, ella podria mejorar su actitud. Si no, pues seria una lastima, porque a Gideon le parecia una joven muy bonita, con sus rizos rubios, su perfil delicado y sus ojos azules como el del cielo. La belleza no era una virtud, pero le parecia que la vida le habia dado un regalo y que por dentro tuviera tanta soberbia solo era una forma de desaprovecharlo. Ojala pudiera ayudarla. Ojala que se dejara ayudar. Eso seria, sin duda, el mayor reto, pero el estaba dispuesto a enfrentarlo y rezar por salir victorioso. Capitulo 2 Harriet se miro por ultima vez en el espejo, se sonrio, y, con los hombros rectos, salio de la habitacion con su vestido verde esmeralda cubierto por un abrigo de lana. En la sala que habia antes del vestibulo encontro a su hermana y a su padre. Ambos estaban echados en un sillon en posiciones muy poco elegantes. Se enderezaron en cuanto la vieron entrar. --!Al fin! --exclamo Zelda. Se levanto y se aliso la falda del vestido como si no tuviese mucha importancia que se hubiera arrugado--. Llevamos media hora esperandote. Vamos a llegar tarde. --Hacerse desear es una tecnica infalible para generar interes --respondio Harriet de buen humor. --Vamonos --le dijo Zelda a su padre, sabiendo que era inutil discutir con Harriet. Una vez en el carruaje que los llevaria a la mansion de los Corbyn, donde se celebraria la fiesta de compromiso de su hermana, Harriet decidio tocar el tema que le interesaba. --La tia Helen me ha escrito. Dice que no vendra estas Navidades ni podra estar en la boda de Zelda, pero que estaria encantada de recibirme en su casa para la proxima temporada. Solo seria cuestion de que cubrieras todos mis gastos. Ni siquiera tendrias que ir. La mueca de disgusto del senor Broome no fue muy alentadora. Aunque su padre le habia asegurado que regresarian a Londres para la temporada, cada vez se mostraba mas cercano a ese pueblucho y menos dispuesto a abandonarlo. --No entiendo por que quieres ir a Londres. Si Zelda ha podido conseguir marido aqui, tu tambien puedes. En Londres fuisteis un fracaso y otra temporada podria ser un gasto innecesario. --No fuimos un fracaso. Al menos, yo no lo fui --protesto Harriet, muy ofendida. --No recuerdo tener la casa llena de pretendientes tuyos. --Porque yo no alente a nadie, ya que ninguno era digno de mi --respondio como si fuera obvio--. Ademas, no nos colamos con lo mas exquisito de Londres. La tia Helen me prometio que esta temporada conseguiria invitaciones de las fiestas mas codiciadas, aquellas donde van los lores. Ahi si conseguire un esposo digno. Zelda puso los ojos en blanco, pero Harriet la ignoro, convencida de que su prediccion era cierta. --Aqui la nobleza es escasa. La unica forma de que me case con alguien que haya conocido en este pueblo es que sea un lord que llegue de visita --continuo--. Zelda, ?no conocen los Corbyn a algun lord importante? ?No habran invitado a alguno a la boda? --No lo se y no me importa --respondio su hermana sin mucho interes. Miraba por la ventana, ansiosa por llegar. --Deberia de importarte --mascullo Harriet. Despues se giro hacia su padre--. ?Me pagaras la temporada? --Esta bien, esta bien --dijo el senor Broome, harto de la conversacion. Harriet, contenta, no dijo mas en el corto trayecto. Llegaron a la fiesta de compromiso. Despues de saludar al senor Corbyn y a su madre, Zelda se quedo junto a su prometido, su padre se fue hacia la mesa de los aperitivos y Harriet se quedo haciendo una rapida exploracion del panorama. Miro con aburrimiento de un lado a otro. Estaba el duque de Alridge hablando con otro invitado. A Harriet le parecia una lastima que los pocos lores que habia en ese pueblo fueran tan mayores. Que fueran feos hubiera podido pasarlo, pero la edad ya era un detalle, a su parecer, mas relevante. Siguio buscando. Esperaba encontrar a lady Marjorie, la hermana del conde Royston, que, dicho fuera de paso, era extrano que estuviera en esa fiesta. A pesar de que los Cavendish eran familia de su madre, tenian una fuerte enemistad con los Corbyn por una rencilla pasada que Harriet no conocia. Lady Marjorie debia haber asistido a la fiesta solo por respeto a la invitacion que Zelda le extendio. A Harriet no le importaba. Queria encontrarla porque esta le habia prometido conseguirle un buen partido y tenia la esperanza de que tuviera alguna buena noticia para ella. En el pueblo todos la conocian como la mejor casamentera del lugar. Con algo de suerte, encontraria un caballero digno de Harriet, y asi no tendria que enfrentarse a la competencia en Londres. Mientras intentaba localizar a lady Marjorie, su vista se detuvo en el conde de Bollinger, acompanado de su abuela. Era un caballero joven, el mejor partido de ese pueblo, al que Harriet habia sonreido dos o tres veces sin exito. Ante su evidente desinteres, lo descarto. Si no era lo suficientemente listo para apreciar su gran belleza, no merecia sus esfuerzos. Ademas, decian que estaba interesado en la mayor de las Cavendish, lady Hailey. Harriet no pensaba rebajarse a luchar asi por un conde. Si fuera un marques o un duque, se lo pensaria. --Hola, Harriet. Reconocio la voz, pues ya la encontraba familiar, y esta vez decidio corresponder a su sonrisa. La joven Tess llevaba un vestido blanco perla muy elegante, de seguro confeccionado por la mejor modista de Londres. Harriet tenia que preguntarle cual era. Si iba a participar en una nueva temporada, tendria que asegurarse de que todo confabulara para hacerla mas irresistible de lo que ya era. --Buenas noches, Tess --dijo con amabilidad, observandola con discrecion de arriba abajo. Ya habia notado que siempre iba muy elegante y arreglada. Cada cabello estaba en su lugar, el vestido perfectamente planchado. Verla inspiraba una calma que contrarrestaba con toda la energia de la dama. --?Buscabas a alguien? He notado que hacias un recorrido visual del salon. --A lady Marjorie. ?La has visto? Tess sonrio y sus ojos brillaron de picardia. --La vi cuando llegue, pero no se donde esta ahora. Aunque supongo que muy ocupada. -- Eso ultimo lo dejo caer como quien lanza un panuelo seguro de que el otro lo recogera. Harriet lo recogio. --?Que quieres decir? Tess se inclino hacia ella y miro a ambos lados para anadirle suspenso a la situacion. Despues, susurro: --Estaba con lord Ridgeway. Es un caballero que lleva largo tiempo mostrando interes en lady Marjorie. Un interes correspondido. Segun he oido, esta noche se anunciara oficialmente su compromiso. Ademas, es un conde muy guapo, y dicen que bastante rico. --Se encogio de hombros, como si eso ultimo fuera lo menos importante de toda la historia. Para Harriet era lo mas importante.

  • Azul De Medianoche, Simone van der Vlugt de Simone Van Der Vlugt

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  • Un contrato de seduccion de Janice Maynard

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    Tumor. Incurable. Cancer. Jonathan Tarleton apretaba con fuerza el volante y miraba sin ver por el parabrisas. El trafico en la carretera 526 de circunvalacion de Charleston era ligero a aquella hora del dia. Aun asi, no deberia estar conduciendo. Seguia impactado y lo unico que queria era llegar a casa. Como un animal herido en busca de su guarida, necesitaba esconderse y asumir lo inimaginable. Por suerte, su hermana acababa de casarse y vivia con su marido, el mejor amigo de Jonathan. Si se hubiera dado de bruces con Mazie en la enorme casa de la playa, se habria dado cuenta al instante de que le pasaba algo. Los hermanos estaban muy apegados. En circunstancias normales, ni Jonathan ni Mazie seguirian viviendo en la casa en la que se habian criado, pero su padre era viejo y estaba solo. Muchos de sus amigos se habian ido a vivir a residencias en las que estaban acompanados y atendidos, pero Gerald Tarleton se aferraba a aquella fortaleza que era su casa en una isla barrera. Jonathan entro en el garaje y apoyo la frente en las manos. Se sentia debil, asustado y furioso. ?Como demonios iba a sacar aquello adelante? Era el unico que se ocupaba de la compania familiar de transportes. Aunque el nombre de su padre todavia figuraba en el membrete, Jonathan era el unico que se encargaba de aquel imperio. Su hermano gemelo deberia estar alli para ayudar, pero no se sabia nada del paradero de Hartley. Despues de robar varios millones de dolares a la compania, su padre lo habia desheredado y apartado de sus vidas. Su traicion le habia afectado mucho. Era un dolor interno que le reconcomia de la misma manera que la enfermedad. Su padre y el eran los unicos que sabian lo que habia pasado. No habian querido entristecer a Mazie https://www.facebook.com/novelasgratis 5 ni alterar la opinion que tenia de su hermano. Con mano temblorosa, Jonathan apago el motor, y en cuanto el aire acondicionado dejo de funcionar la humedad empezo a filtrarse en el coche. Los veranos en Carolina del Sur eran muy calurosos. Recogio sus cosas y subio a la casa. Por razones de seguridad, los Tarleton tenian alli dos despachos con la tecnologia mas puntera, ademas de los que tenian en la sede de la compania. No solo era una forma de garantizar la privacidad, tambien de que Jonathan mantuviera informado a su padre. No se sentia comodo en aquella situacion, y tenia un apartamento en la ciudad al que se escapaba de vez en cuando. Para un hombre de treinta y un anos, casi treinta y dos, su vida social era practicamente nula. De vez en cuando salia con alguna mujer, pero pocas de ellas comprendian sus exigencias. Dirigir el impresionante imperio familiar era para el todo un privilegio y tambien una maldicion. Ni siquiera recordaba la ultima vez que se habia sentido unido a una mujer, ya fuera emocional o fisicamente. Pero hacia aquellos sacrificios con agrado. Estaba orgulloso de lo que los Tarleton habian logrado alli en Charleston y queria ver su ciudad prosperar. Se detuvo unos segundos en el salon para contemplar el oceano. El sol de junio se reflejaba en sus aguas y la vista desde aquellos enormes ventanales siempre le habia parecido espectacular. Hasta aquel dia. En ese momento, la inmensidad del mar parecia estar burlandose de el. Los seres humanos no eran mas que pequenas particulas del universo infinito. Los viejos cliches eran ciertos. Afrontar la mortalidad de uno mismo lo alteraba todo. El tiempo, ese recurso que siempre habia considerado una materia prima inagotable, era de pronto mas preciado que cualquier cosa atesorada en la camara acorazada de un banco. ?Cuanto tiempo le quedaba? Los medicos le habian dicho que seis meses, tal vez un poco mas, tal vez un poco menos. ?Como iba a contarselo a su hermana? ?Y a su padre? ?Que pasaria con la empresa familiar? Mazie tenia sus propios intereses, su propia vida. Ella seria la unica duena del negocio, una vez que Jonathan y Gerald desaparecieran. Teniendo en cuenta que nunca habia demostrado el mas minimo interes por participar en la gestion de Tarleton Shipping, tal vez acabara vendiendo el negocio. Eso supondria el final de una era, pero quiza fuera lo mejor. La idea le resultaba dolorosa. Hasta ese dia no se habia dado cuenta de lo https://www.facebook.com/novelasgratis 6 vinculado que estaba emocionalmente a la compania. No era solo un trabajo para el. Era un simbolo del lugar que ocupaba su familia en la historia de Charleston. Momentos mas tarde encontro a Gerald Tarleton dormitando en un sillon del cuarto de estar y no quiso despertarlo. Se sentia devastado y fuera de control. Ademas, le dolia mucho la cabeza. Aquellos dolores habian comenzado hacia un ano. Al principio, eran esporadicos, pero poco a poco se fueron incrementando. Un medico le habia llegado a decir que eran por el estres, otro los habia calificado de migranas. Habia seguido una docena de tratamientos sin conseguir mejorar. Ese dia, su medico le habia dado un punado de pildoras y la receta para conseguir mas. Podia tomarse una, meterse en la cama y dormir hasta que aquel dolor punzante desapareciera. Pero eso no resolveria los grandes problemas. La idea de dejarse llevar por el efecto de los medicamentos era muy tentadora. No queria soportar un minuto mas de aquel dia tan horrible. Pero se dirigio a la cocina, tomo un vaso de agua y se tomo un par de pastillas de acetaminofen. Tenia responsabilidades, responsabilidades que no le llevaban a ninguna parte. Lo unico que habia cambiado era el tiempo que le quedaba. Jonathan siempre habia crecido trabajando bajo presion. La descarga de adrenalina por conseguir lo imposible le hacia esforzarse al maximo. Esa cualidad lo ayudaria a soportar los siguientes meses. Acababa de tomar su primera decision despues del diagnostico: mantendria en secreto la noticia por el momento. No habia razon para entristecer a su familia y amigos. Lo primero que tenia que hacer era trazar un plan. Una serie de ideas empezaron a formarse en su cabeza, cada una mas absurda que la anterior. Tenia que haber una respuesta. No podia permitir que cuando llegara el ocaso final, todo se fuera a la ruina. Necesitaba tiempo para asimilar aquella espada de Damocles que colgaba sobre su cabeza. Ni su dinero ni su poder ni su influencia podian salvarle de aquello. Lisette Stanhope introdujo el codigo de la alarma, espero a que la verja se https://www.facebook.com/novelasgratis 7 abriera y avanzo lentamente con su coche por la propiedad de los Tarleton. A pesar de que llevaba seis anos trabajando para Jonathan Tarleton, no dejaba de maravillarle aquella casa. Los Tarleton llevaban decadas viviendo en la punta de una pequena isla barrera al norte de la ciudad. En sus seis hectareas se levantaban la casa principal y varias construcciones repartidas a su alrededor. Una imponente verja de hierro protegia el enclave. El acceso desde el mar era imposible por el enorme muro de ladrillo que se habia levantado en la arena. Aunque la playa era publica, impedia que se pudiera acceder a la propiedad de los Tarleton tanto para evitar curiosos como por motivos de seguridad. Los huracanes y la erosion hacian que el mantenimiento del muro fuera muy caro, pero el actual patriarca de los Tarleton era por naturaleza paranoico y desconfiado, por lo que la seguridad era una preocupacion constante. Cuando vio el coche de Jonathan aparcado, el corazon se le encogio. Normalmente no estaba en casa a esa hora del dia. Tenia pensado entrar, saludar a Gerald y dejar el sobre que llevaba en el bolso en el escritorio de Jonathan. Podria haber llevado a cabo aquel tramite en las oficinas de la sede donde trabajaba, pero preferia hacerlo en un entorno mas discreto. La decision de presentar su renuncia le producia un nudo en el estomago. Jonathan se quedaria perplejo o se pondria furioso. Cuando leyera su carta, le pediria una explicacion. Ya lo habia pensado y habia estado practicando su discurso: la rutina, nuevos desafios, mas tiempo para viajar... Frente al espejo, le habia resultado casi convincente. Aquello le provocaba una gran desazon, teniendo en cuenta lo buenos que habian sido con ella Jonathan y su familia.

  • A la orilla del mar (Seleccion RNR) de Ana F. Malory

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    La musica dejo de sonar y a Silvia, aunque agotada tras un intenso dia de trabajo, aun le sobro energia para celebrar el final de la clase con un grito de satisfaccion y vigorosos aplausos que sus alumnas imitaron al instante con identico entusiasmo. Adoraba su trabajo como monitora de aerobic. Lo que habia comenzado siendo un empleo a tiempo parcial mientras terminaba los estudios, se habia convertido en un trabajo fijo, relegando a un casi olvidado segundo plano la preparacion de las oposiciones, algo que sabia no podria dejar de lado durante mucho mas tiempo. --!Hoy habeis estado estupendas, chicas! --felicito al grupo con una gran sonrisa en los labios, reflejo de su caracter alegre y extrovertido--. Espero veros aqui en septiembre, dispuestas a darlo todo de nuevo. Y ahora, todas a la ducha. La sonrisa se incremento ante el parloteo de las mujeres camino del vestuario. Al escucharlas nadie diria que se habian pasado una hora dando saltos y vueltas a ritmo de Remix, penso apilando colchonetas y bancos de step. Desconecto el estereo y, antes de apagar las luces y salir, echo una ultima ojeada para comprobar que la sala quedaba en orden. Una nube de vapor y risas la recibio al entrar en el vestuario. --?Que planes tienes para las vacaciones, Silvi? ?Te marchas a algun sitio? --la interrogo Maria, una mujer que rondaba los sesenta pero que tenia la energia de una jovencita de veinte. --En unos dias me ire a Malaga a visitar a mis padres --respondio animada, abriendo la taquilla y comenzando a desnudarse. --!Me encanta Malaga! --El comentario lo realizo otra de las chicas--. He ido un par de veces y me parece un sitio precioso. --Es un lugar muy bonito --coincidio Silvia--, el problema es que mis padres viven en Alcaucin --apunto, torciendo el gesto--, un pueblecito perdido de la mano de Dios. Encantador... pero demasiaaado tranquilo -- ironizo, evitando asi mencionar lo aburrido que podia resultar. Aunque lo cierto era que, una vez alli, disfrutaba de lo lindo con la compania de sus padres y el maravilloso paisaje. --No te vendra mal un poco de tranquilidad despues de tanto meneo -- replico jocosa, Maria. --Seguramente lleves razon --concedio con una carcajada de camino a la ducha, evitando mencionar que, incluso estando de vacaciones, necesitaba hacer ejercicio y todos los dias hacia footing. --Bueno, guapa, hagas lo que hagas espero que te diviertas --repuso la mujer ya junto a la puerta. --Igualmente y gracias, Maria. --Elevo el tono para hacerse oir desde el interior del estrecho cubiculo al tiempo que accionaba el grifo del agua caliente. Bajo el chorro de la ducha, Silvia escuchaba como, poco a poco, las mujeres se iban despidiendo hasta dejar el vestuario vacio y en silencio. Diez minutos mas tarde, con la mochila al hombro, ella misma lo abandonaba y se reunia con sus companeros ante el mostrador de recepcion. --Vamos a tomarnos unas canas, ?te vienes? --le pregunto Carlos, el entrenador de los culturistas, cuando la vio aparecer. --!Uuuf, que va! Estoy cansadisima y deseando llegar a casa --respondio, repartiendo besos y abrazos y excusandose por no acompanarlos--. Hasta el mes que viene, gente, disfrutad de las vacaciones --se despidio de camino a la salida acristalada, tras la que aguardaba su Burgman negra de 125c.c. Le gustaban las motos desde siempre; aun recordaba los paseos que, siendo una nina, daba con su vecino Sergio. El pobre chico se habia ganado mas de una bronca por su causa, pero ella se habia divertido muchisimo montando en la vieja Puch Condor del muchacho. Conseguir que anos mas tarde le compraran una Derbi Variant para ir al instituto no habia sido facil, aunque al final se habia salido con la suya y desde entonces siempre habia tenido dos ruedas sobre las que moverse, recordo sonriendo bajo el casco mientras sorteaba el trafico y tomaba la salida hacia Moratalaz. Apenas veinte minutos despues de abandonar el gimnasio abria la puerta del apartamento en el que habia crecido y que ahora le pertenecia. La grave afeccion coronaria que su padre sufria, le habia obligado a jubilarse y llevar una vida mucho mas controlada y tranquila, motivo por el cual, el matrimonio, habia decidido regresar al pueblo de forma permanente, dejandola a ella a su aire, en Madrid. Le encantaba la independencia que con ello habia conseguido, pero no podia negar que, preocupaciones por la salud de su padre aparte, les echaba de menos y anoraba tener alguien con quien charlar al regresar a casa, reconocio para si recorriendo el largo y silencioso pasillo, camino de su dormitorio. Con un melancolico suspiro, dejo la mochila sobre la cama cubierta con una vistosa colcha de vivos colores y se quito la cazadora, que guardo en el armario antes de encender el ordenador. Sin prisa, se desprendio de los vaqueros y la camiseta sustituyendolos por un fresco y comodo pijama de gatitos, vacio la bolsa de deporte y se fue a poner la lavadora antes de regresar a la habitacion y sentarse a revisar el correo electronico. En ello estaba cuando se activo el chat. Sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba al ver que se trataba de Marina. --Hola guapa. --Hola, Marina. --Ahora mismo estaba pensando en llamarte y he visto que te conectabas, ?que se siente al estar de vacaciones? --Aun no me ha dado tiempo a asimilarlo. --Pasado manana me voy para Asturias. ?Te vienes? --Estas loca. ?Como me voy a ir contigo? --Mis padres se van quince dias a Italia. Pelayo y yo nos vamos solos a la playa...vente con nosotros. Porfa, porfa. !!!Sera divertido!!! --???? --No te lo pienses tanto y animate. --?Cuando dices que nos vamos? --:D [?] Pasado manana. --Comemos juntas manana y hablamos. --OK. Sentada frente a un revuelto de ajetes tiernos y una ensalada de tomate, queso fresco y aceitunas negras, aderezada con oregano y aceite de oliva virgen extra, iba tomando nota mental de cuanto necesitaba para la breve escapada. La idea de pasar unos dias en Asturias junto a Marina y Pelayo cada vez le resultaba mas atractiva.

  • La mesa del rey Salomon (Los buscadores 1), Luis Montero Manglano de Luis Montero Manglano

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  • Cambiaste mi vida de Vega Manhattan

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    Emma gimio y, lentamente, abrio los ojos. Volvio a cerrarlos con fuerza. Tras resoplar, se removio un poco, notando que se encontraba en la cama. Un segundo intento y consiguio abrirlos. Suspiro. Le dolia la cabeza. Como si se hubiese golpeado con algo. Y es que conocia muy bien la sensacion, no seria la primera vez. Porque si algo definia a Emma, era su torpeza. Eso y que solia vivir en las nubes. Los moratones que siempre lucia eran una clara evidencia de ello. Lo raro era que siguiese con vida y con todos los miembros de su cuerpo en su sitio. Bien... Ella haria un inciso aqui si leyese esto. Porque en su sitio, donde se dice en su sitio... No era eso lo que ella pensaba cuando se miraba al espejo y se ponia a calcular cuanto tendria que ahorrar para operarse los pechos y levantarlos, para hacer lo mismo con el trasero, a ver si de una vez lucia con mas volumen que una maldita tabla de planchar. Y podriamos seguir hasta el infinito, pero no es eso lo que nos interesa conocer. Al menos no ahora. Asi que volviendo a su extrano despertar... --Mierda --refunfuno mientras se incorporaba un poco, apoyandose sobre sus codos. Tras otro suspiro y sin hacer movimientos bruscos, logro sentarse en la cama. Miro alrededor y... --?Donde demonios estoy? --casi exclamo, asustada cuando se dio cuenta de que aquella no era su habitacion. Ni siquiera era su casa. Joder, !que no conocia ese lugar! !?Y ella estaba en una cama?! Porque estaba en una cama, ?verdad? Palpo el objeto donde estaba sentada. Si, era una cama. !?La cama de quien?! Por Dios, Emma, !piensa! Con los ojos moviendose a la velocidad del rayo, observo la estancia de esquina a esquina. Habia algo que le resultaba familiar, pero la verdad era que, en ese momento, no tenia ni idea de donde se encontraba, no recordaba nada. Y su mente parecia no despertar aun para ayudarla a ubicarse. A ver, relajate, ?que es lo ultimo que recuerdas?, se pregunto a si misma. El sonido de una respiracion a su espalda le puso el vello de punta. Su primer instinto fue gritar y pegar un salto, sobre todo cuando al sentir el aire en su espalda, se dio cuenta de que estaba desnuda. En una cama que no era la suya. Iba a entrar en panico. Y con razon. !Porque no se acordaba de nada! Sin saber como se controlo en ese momento, giro la cabeza muy lentamente mientras su cuerpo temblaba. No sabia que pensaba que iba a ver. O a quien. Pero, desde luego, no esperaba "eso". Emma abrio los ojos como platos, dejo caer la mandibula y se tapo la boca con la mano. No podia ser. Aunque claro, ya entendia por que le resultaba familiar ese lugar. Sabia donde estaba, pero !no podia ser! !No precisamente ahi! !No en esas circunstancias! Un ronquido de "eso" y, entre la incredulidad y el susto, fue entonces cuando Emma boto, levantandose como un resorte, con tan mala pata (y nunca mejor dicho) que, al hacerlo, se doblo el tobillo y acabo en el suelo. No se abrio la cabeza de milagro. --!Oh, joder! --exclamo al caer. --Oh, si, nena. A Emma se le corto la respiracion al escuchar a "eso" hablar. Y ni caso hizo al tono ronco de su voz. !Que va! Miro rapidamente hacia la cama mientras, con las manos, intentaba tapar sus zonas intimas y espero unos agonicos segundos, en los que ni respiraba, para verlo aparecer. Porque si habia hablado era porque estaba despierto, ?no? Joder, !y la iba a ver! ?Y que iba a pensar? Pues lo mismo que ella, !no iba a poderse creer que...! --!Ay, Dios mio! --sollozo en un susurro, martirizada. Los recuerdos comenzaban a volver a su mente y era evidente que habia bebido mas de la cuenta. Lo raro era que no hubiese terminado padeciendo un coma etilico porque para terminar con "aquello" en la cama tenia que estar mas que borracha. !Completamente loca! Ni una cosa ni la otra, la verdad. Un poco achispada, pero bien consciente de lo que hacia. Viendo que "eso" no se manifestaba, espero un poco mas, pero nada. "Eso" estaba dormido. Debia hablar en suenos. Por una parte aliviada y por otra maldiciendo mentalmente a los dioses, a la vida, al universo, al karma y a todo lo que podia tener la culpa de aquella locura, comenzo a levantarse. No, sin antes, recoger su ropa. Esa que estaba tirada por el suelo. Como su bolso. ?Y sus bragas? Ah, si, ahi... ?Donde, por el amor de Dios, estaban sus zapatos? Porque no los veia. A la mierda, descalza que me voy, penso. No le paso desapercibido mientras se vestia a toda prisa (bendita la hora en la que eligio un vestido) que "eso" se habia dado la vuelta. Ya no le podia ver la cara, lo cual, en parte, era un alivio. Pero claro, al girarse, la sabana que cubria sus verguenzas delanteras dejo de cumplir su funcion y no cubrian las traseras. Emma gimio. Mas que nada porque... Joder, ?ese culo es real? Oh, si, el recuerdo de haberlo palpado le llego bien nitido. Puso los ojos en blanco por ese desacertado pensamiento y mas por el recuerdo. Sin poder creerse su atontamiento, se termino de colocar el vestido y metio las bragas en el bolso. No pensaba ponerselas de nuevo. !No pienso ponerme otras hasta que me lave con jabon Lagarto!, penso, volviendo a la realidad. Su abuela lo usaba para todo tipo de "emergencias" y aquella lo era, seguro que valia para sus zonas intimas tambien. Porque si aun tenia alguna duda de que ellos dos... Porque no podian... Pero no la tenia porque se estaba acordando de todo... Pues claro que fue que si, el escozor que sentia ahi abajo era un claro indicio de que ellos dos si. Y de que o fueron muchas veces si o debia de tener algo tan perfecto como su culo que escocia la habia dejado. En realidad fueron las dos cosas... Reganandose, de nuevo, a si misma por semejantes pensamientos y empezando a ponerse morada por no respirar en condiciones por el miedo a que "eso" se despertase, se girase y la viese... comenzo a moverse. Camino de espaldas, sin perder de vista a "aquello", quien yacia placidamente y le ensenaba un culo que ya quisiera ella para si. --Bonito lunar... --suspiro, sin poder evitarlo. Mierda, Emma, espabila, se rino a si misma mentalmente cuando su voz la saco de su ensonacion y se dio cuenta de que se habia quedado embobada, otra vez, mirando ese perfecto trasero. Comenzo, otra vez tambien, a moverse. Sin mucha prisa. Cualquiera pensaria que, en un momento asi, lo mejor seria salir corriendo como alma que lleva el diablo. Eso seria lo mas logico y normal para cualquier persona. Que no para Emma. Porque ella se conocia bastante bien y por eso mismo no se dejaba llevar por el panico. Y no era porque no lo sintiese. Lo sentia y muchas mas veces de la que le gustaria ya que su cuerpo solia correr peligro con tanto golpe y con tanta caida. Y por eso mismo tambien sabia que actuar de una manera tan impulsiva la llevaria a nuevos golpes que terminarian por despertar a "eso". Era la explicacion logica y nada tenian que ver esas mas que divinas nalgas. !Claro que no! Por suerte y despues de casi haberse matado al tropezarse con sus tacones y caer de espalda, llego hasta la puerta de la habitacion. Levanto la mano que tenia libre y agarro el picaporte que estaba a su espalda. Ejercio un poco de presion y... --Quiero que te corras. --Dios, no --gimoteo Emma, espantada. No sabia por que exactamente. Si por el miedo a que despertase y la viese alli o por la excitacion que inexplicablemente le producia esa voz ronca, adormilada, sexy... Y tremendamente insoportable. Pero bien que consiguio su objetivo... !No es el tema! Centrate, Emma, !por Dios!, exclamo una voz en su cabeza. A ver si, por una vez, le hacia caso. --Dios no, nena. Yo. Yo hare que te corras. Mas bien que corra..., penso Emma. Que corra tanto que ni Forrest Gump. Y si no fuera por la situacion y por todo lo que se le pasaba por la cabeza, Emma habria puesto, inevitablemente, los ojos en blanco al escuchar algo asi. Sobre todo viniendo de quien venia. Gilipollas. Y ella... No existia un calificativo que la describiese para haber acabado en la cama, desnuda, con "eso". Centrandose de nuevo en marcharse de alli y en terminar con esa pesadilla, consiguio abrir la puerta, salir, cerrarla, girarse y largarse de alli como alma que lleva el diablo. No sin antes caerse por el camino. Si es que no se rompia la crisma porque tenia un angel de la guarda, que si no... Capitulo 2 Horas antes... --?Y que es lo que quieres que haga? Ian hizo un gesto con el dedo a su amigo cuando abrio la puerta de la casa y lo vio para que entrase tras el. Lucas lo siguio tras cerrar la puerta. --?Con un poco te refieres a que firme esa mierda que me pusiste por delante? --continuo Ian, sin cortarse en absoluto. Y es que asi era el. Un hombre sin pelos en la lengua y al que no le gustaba perder el tiempo. Cansado y frustrado, se dejo caer en el sofa donde apenas llevaba cinco minutos antes de que su amigo llegase, coloco los pies, aun con los zapatos puestos encima de la mesa y suspiro--. No, Pedro, no voy a firmar nada. --?Una copa? --pregunto Lucas. Ian asintio con la cabeza. Una para empezar. --?Que por que no? !Porque no me interesa! --exclamo, levantandose del sofa y cogiendo la copa de whisky que le ofrecia Lucas. A la mierda el relax-- Vamos a ver si lo entiendes. He sobrevivido sin tu cliente y seguire haciendolo. Las condiciones de mi empresa son claras y no negociables. Si quiere trabajar conmigo, perfecto. Si no... Tiene a toda la competencia para elegir --bebio un trago y suspiro--. Pues no me querra demasiado cuando no deja de poner trabas, ?no te parece? Joder, que me conoces. Ni siquiera deberias de estar intentado convencerme de algo que sabes que sera imposible --suspiro--. Que no y punto, ya quieras vendermelo como quieras, la respuesta es "No firmo si no es con mis condiciones". En fin --se apreto el puente de la nariz --, es tarde y tengo visita. No, no voy a cambiar de idea. Habla con tu cliente y explicale bien las cosas. Hazle saber con quien trata. Dile que si quiere trabajar con mi empresa, que firme el contrato que se le dio. Si no, que no me haga perder mas el tiempo. Corto la llamada y tiro el movil encima del sofa. --?Un dia dificil? --Nada a lo que no este acostumbrado --le dio otro trago al whisky--. ?Que haces por aqui? ?Va todo bien? --?No habiamos quedado aqui? --?Quedado? --Ian enarco las cejas y se quedo mirando al chico castano que tenia enfrente. Le dio vueltas a la cabeza, ?que se le olvidaba?-- Hostias, !felicidades! Se acerco a su amigo y le dio un fuerte abrazo. --Gracias. Y menos mal que te acordaste --rio. --Lo siento, tio, es que tuve un dia larguisimo. --?Problemas con el negocio? --En realidad no, solo este cliente que me esta tocando la moral. Las condiciones son las que son. Si no te gustan, contrata a otros. Pero nada, el tipo sigue intentando ver hasta donde aguanto. Ian se dedicaba a la importacion y exportacion por via naval y con lo estrictas que eran las leyes, el no se la jugaba. Su empresa se habia consolidado como la mejor por algo. --Bueno, olvida ya el tema. Y duchate rapido que nos estan esperando. --?Esperando? --Joder, tio, ?en serio no padeces de Alzheimer o algo asi? --rio Lucas-- Lara y Emma deben de estar ya en el restaurante. Ian gimio. Todos los anos igual, ?como podia olvidarse? --?Y por que no las dejas alli? Total, ya las tienes muy vistas a las dos. Podemos irnos por nuestra cuenta. --Mmm... --Lucas hizo que se lo pensaba-- Pues porque si hago eso, duermo en el sofa y no me apetece en absoluto. Tengo una cama bastante comoda y el pecho de mi mujer es mejor aun. --Joder, no tienes que ser tan explicito --resoplo Ian y camino hasta su dormitorio. --Entonces deja de decir gilipolleces. ?Habra alguna vez donde asistas a la celebracion de mi cumpleanos sin poner alguna traba? --pregunto, siguiendolo. Ian abrio el ropero y saco un vaquero y una camisa. Informal. Estaba hasta donde del traje de chaqueta. --No --dijo simple y llanamente, respondiendo a la pregunta de Lucas. --Ya lo imaginaba --suspiro este, divertido. Conocia bien a Ian desde hacia anos y poco lo iba a espantar su caracter a esas alturas. --Viene sola. Ian entro en el bano, abrio el grifo de la ducha y se desnudo, ignorando a Lucas. Lo habia escuchado, pero se haria el tonto. Como siempre que se hablaba de Emma. Porque esa mujer era jodidamente insoportable. Y a el no le quedaba mas remedio que aguantarla por su hermano. A ella y a cada novio que traia, porque siempre estaba cambiando. Mira que se veian poco, un par de veces al ano, pero joder, siempre lo sorprendia con un ligue nuevo. Le duraban poco. Normal, si no habia quien la soportase. Con las manos apoyadas en los azulejos, miro hacia abajo. ?Se puede saber en que momento te has puesto asi?, le pregunto a su pene. Y no, no es que soliera hablar con el, no estaba tan zumbado. Pero esa cosa tampoco estaba normal si se endurecia con el simple hecho de escuchar hablar de ella. Siempre le pasaba, nunca lo entendia y, por eso mismo, siempre se ponia de mal humor. De muy mala hostia ya, se dio un rapido enjuague y salio de la ducha cuando eso volvio a ablandarse. Ya tenia el humor jodido para toda la noche. Siempre era culpa de la misma persona. --?Me escuchaste? --Lucas estaba tumbado en la cama, apoyado en el cabecero. Ian salia con la toalla bien enrollada en su cintura. --No. Lucas puso los ojos en blanco. Eso era mentira. Esa cara no la tenia asi, de repente, por nada. Solo Emma era capaz de cabrearlo por el simple hecho de respirar. El sabia que se llevaban a matar, aunque no tenia ni idea de por que. Y tampoco es que le importara. Porque eran su hermana y su mejor amigo, casi hermano, asi que... Que se jodieran, tendrian que soportarse toda la vida. --Entonces te lo repito. --No hace falta. Tengamos la fiesta en paz. Lucas solto una carcajada. --?Sereis capaces alguna vez de eso? No, quiso decir, pero suspiro. Ya eran mayorcitos para seguir soltandose puyas, pero, al menos el, no lo podia evitar. Era verla y le entraban las mil cosas por el cuerpo. Los demonios se apoderaban de el. Sabia que su actitud incomodaba, muchas veces, a Lucas, pero era superior a sus fuerzas. Dejo caer la toalla al suelo y comenzo a vestirse. Iba a ser una noche muy larga. *********************** --Vaya, estas preciosa --Ian abrazo a Lara, hacia dias que no la veia, habia estado hasta arriba de trabajo y ni tiempo habia tenido para molestar a sus amigos y disfrutar de una de sus barbacoas. Lara sonrio, su dulce rostro haciendola lucir mas hermosa aun cuando sonreia. Era una mujer alta, casi de la misma altura que Lucas, su marido. Delgada, guapa. Una mujer natural, nada artificial. Lo que le hacia ganar muchos puntos para Ian. Sobre todo por su caracter y su sentido del humor. Lucia dulce, como si nunca hubiese matado una mosca. Pero nada que ver con la realidad. --Tu hecho un adonis, como siempre --sonrio ella--. ?Todo bien, casanova? Ian rio. Lo de adonis no era para tanto. Y la fama de casanova aun menos, pero era la que le acompanaba y parecia que nunca podria deshacerse de ella. Ian tenia rollos pasajeros, nada mas de un par de noches, tres a lo sumo. A partir de ahi empezaban a dar problemas y el no estaba dispuesto a eso. Habia tenido bastante para toda su vida. Y por si no fuera suficiente, tenia muchas gilipolleces que aguantar mientras sacaba adelante su empresa.

  • CEO Temporal de Lexy Timms

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    !La autora de Best Sellers del USA Today, Lexy Timms te trae una sexy y dulce novela romantica que te tendra apoyando a la mas debil todo el tiempo!

  • Un rincon llamado hogar de Isabella Marin

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    Lo dejo plantado en su baile de graduacion. Anos mas tarde, cuando toda su vida empieza a desmoronarse, Zooey regresa a casa y sus caminos se cruzan de nuevo. ?Sigue siendo T.J. el mismo chico enamorado de ella, o la vida le ha hecho cambiar? ?Y que es lo que siente Zooey exactamente por el?

  • Vivir abajo de Gustavo Faveron Patriau

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    Me he puesto en contacto con Gus Fowley Partridge, con el objetivo de confirmar si ambas resenas biograficas, las unicas que he encontrado en estos veintitres anos, corresponden a la misma persona. Tambien para averiguar si mantiene algun tipo de contacto con George Bennett. Las respuestas, como supuse, han sido si a la primera pregunta y no a la segunda. Ha querido saber a que se debe mi interes. Le he contado parte de la historia. Tambien le he dicho que tengo todas las peliculas que George filmo en su vida. Como era de esperarse, ha mordido el anzuelo y me ha pedido una entrevista: quiere ver las peliculas. Quiere que le cuente todo lo que se sobre George. Fowley vive en Savannah. Ha dicho que puede venir a Boston la proxima semana. Le he explicado que la entrevista no puede ser en mi casa pero que las peliculas, en cambio, solo las puede ver aqui. No ha parecido comprender (ya entendera). Despues de colgar, he buscado en mis libretas de 1992 las cosas que escribi sobre George. He arrancado algunas paginas que no quiero que vea. A los fragmentos que le dare les he anadido una que otra frase explicativa, enmiendas, muchos borrones. LIBRETA 1. Octubre de 1992 ... Llega a Lima el 3 de enero de 1992. En julio es el secuestro. Despues vienen las torturas. En setiembre, el final. A principios de octubre comienzo a investigar... ... Viene desde Chile, a bordo de un autobus que ha tomado en alguna ciudad no lejos de la frontera. Baja en una estacion de La Victoria. Lo ven entrar y salir de hotelitos miserables. Alto, tripudo, de pasos largos. Lleva una maquina de escribir en un estuche. Se sienta en bancas en parques color tierra, al pie de estatuas. Redacta documentos, dibuja planos. Trae bluejeans, zapatones de montanista, un guante en la mano derecha, un gorro azul con una B roja en la frente. Entra y sale por compuertas y garajes; entra y sale de edificios en ruinas, excavaciones. Se reune con malvivientes en descampados. Acude a citas en casas vacias. Las paredes le dicen nombres. Divisa mensajes escritos en alcantarillas. Vaga entre bares, se detiene en las esquinas, la gente se lo queda mirando: el observa, enumera. Cruza una avenida del orfanato al manicomio, otra del malecon al colegio militar. El cielo se abre, el lo mira... ... En Lima, nadie sabe su nombre ni que hace ni por que esta en la ciudad. En huariques de Barranco toma de pie. Vigila un agujero del Centro. Camina con extrema rapidez por callejuelas de Lince y Jesus Maria. Se sienta en el atrio de una iglesia en Barrios Altos. Acude a burdeles pero no habla con nadie. Repudia a las prostitutas. Obsesivamente mira un vaso de whiskey. Tiene veintinueve, treinta anos. Espectral, el sol lo quema [es palido como su padre]. Anda con un mapa en las manos y encuentra los sitios que le interesan. Por ejemplo, los cineclubes: va de noche. Los chicos de San Marcos y la Catolica lo ven, se preguntan quien es. Circulan rumores, como pasa siempre en Lima. El mira la calle Colina desde una mesa en un tugurio. El hielo hace clic, clac. Hay edificios con ventanas rotas, esquirlas de vidrio en las veredas, tanquetas en las pistas, camiones con infantes de Marina, tranqueras y barricadas. Pero la gente circula alrededor como si no viera nada. Yo, por ejemplo: nunca veo nada... ... En Miraflores encuentra un hostal para mochileros en la esquina de Alcanfores y Cantuarias. El lleva diez dias en Lima la manana en que la mujer de la recepcion, que se llama Rita Moreno, como la actriz, lo ve arrastrar los pies por el tunel entre espejos de la recepcion. Ojeroso, seco, una sombra de barba, la boca grande, entreabierta. Camina cabizbajo. Le parecera divertida, a ella, su pinta de gringo estrafalario. Le hara gracia su cara anacronica de nino. Pero no sabe que pensar, Rita Moreno, cuando el coloca sobre el mostrador dos pasaportes americanos y le pide que escoja uno. Ella duda pero acepta el juego. Sonrie, se pasa dos dedos de unas turquesas por la mejilla, elije un pasaporte al azar. El abre el otro, le echa una mirada, lo guarda en su mochila. Dice: entonces llamame George. Ella ladea la cara, abre mas la sonrisa, le pide que llene un formulario. El firma: George Walker Bennett. Mas abajo, donde esta escrito domicilio permanente, apunta una direccion en Paraguay: el sotano de un edificio en la avenida Juscelino Kubitschek, en Asuncion. Le dice a Rita Moreno que quiere dormir en un cuarto compartido, de camas-camarote. Un cuarto lleno de extranos, es lo que dice. Ella responde que tiene muchos cuartos asi pero que estan vacios. George coge la llave y sube la escalera... ... Cuando no anda de ronda por las calles de Lima, lee y escribe. Escribia en una maquina que parecia de juguete y que, cuando la guardaba en su estuche, parecia un acordeon para ninos, me dice Rita Moreno. Y lo que escribia eran cartas, porque al terminar doblaba los papeles y los colocaba en sobres de correo. Un gordo en la oficina postal de Petit-Thouars lo ve todas las mananas. Esta de pie junto a la puerta antes de que abran la oficina, somnoliento, bostezando, leganoso. (El gordo, no el. El llega minutos despues, hace cola, despacha su carta). Rita jura haber leido mas de una vez el dorso de esos sobres, en el restaurante del hostal, despues del desayuno. El nombre del destinatario tambien era George Bennett, dice Rita: se enviaba cartas a el mismo, a una especie de carcel-manicomio en Estados Unidos. DIARIO, 24 de agosto de 2015 ... George se fue de Maine a los dieciocho, cuando le faltaban semanas para acabar la secundaria. La historia de sus padres es oscura, angustiante, implica tijeras. Toda su infancia la paso en la misma casa, en la calle McKeen, en Brunswick, dos horas y media al norte de Boston. En la casa habia un sotano y en el sotano estaba la coleccion de tijeras de su padre. La coleccion de camaras antiguas y la coleccion de libros de poesia estaban en el atico de la cochera. En el atico nunca murio nadie pero en el sotano si: un muchachito apunalado en 1980. Durante la decada siguiente, viajo por los paises en los que alguna vez vivio su padre. Despues llego a Lima... LIBRETA 1. Octubre de 1992 ... Pasa horas de cuclillas bajo los puentes de la Via Expresa. Estudia a los pordioseros. Algunos muladares le causan sobresalto. Otros lo imantan como un abismo. Come en puestos de mercado, da vueltas alrededor del Estadio Nacional. Un dia se queda mirando a unos ninos que juegan futbol en la explanada de Occidente. Huerfanos, piensa: tienen padres pero son huerfanos... ... Lleva una mochila de excursionista, de la que saca una camara. Segun unos, es una Leica obsoleta y oxidada; segun otros, una Instamatic, igualmente obsoleta y oxidada. Retrata hospicios, palacetes republicanos, un osario de carros desbaratados junto al Cuartel San Martin, casuchas malparadas, letras desprendidas de avisos de neon, animales agonicos. Segun otros, su camara no es ni una Leica ni una Instamatic, sino una filmadora. [Mucho despues se que son cuatro]. En la mochila tambien estan la maquina de escribir y la mascara de oso. Se ponia la mascara por las noches y dormia con ella, me dicen tres personas... ... Lee un libro distinto cada dia. Despues los revende donde los compro: en la feria de libros viejos de Grau. Interrogo a los vendedores: nadie lo recuerda. En otros circulos escucho dos rumores (ahora, en octubre, los rumores sobre George se han multiplicado, incluso los de caracter bibliografico). De acuerdo con el primero, todos sus libros son de poetas alemanes. Holderlin, Schiller, Trakl, Brentano, Rilke. Alguien menciona a Hans Carossa. Alguien, a Paul Celan. Pero Celan es rumano y Trakl es austriaco. Otros afirman que solo lee memorias, o novelas que parecen memorias, escritas por sobrevivientes del Holocausto, escritores que estuvieron en Auschwitz o en Buchenwald: Primo Levi, Jean Amery, Immanuel Krakauer, Tadeusz Borowski. [Tiempo despues, esto es extrano, descubro que, en 1992, no habia traducciones de Borowski]. En el fondo, esa parte de mi pesquisa me parece irrelevante. Porque nadie menciona a Robert Frost, y yo se, desde mayo o junio, que George lee concienzudamente a Robert Frost... ... La pregunta es si George llega a Lima sabiendo lo que hara. En otras palabras, si llega con un plan. Calculo que la respuesta tiene que ver con sus recorridos por la ciudad. De ahi que sea relevante describir sus caminatas. Al principio parecen azarosas, enloquecidas. Sonrie ante la Morgue Central. Fuma en ventanales de Pueblo Libre. Se sienta en la berma de la avenida del Ejercito, entre el Perez Aranibar y el Larco Herrera: ?atraido por orfanatos y manicomios? Gravita hacia los cementerios, en Ate, en El Agustino. Se para en una esquina de Aguajales y mira debajo de los carros. Comparte cigarrillos con los soldados de guardia. Lee bajo semaforos. Prefiere no subir a microbuses ni tomar taxis. En el Rimac ve a un loco con la piel renegrida y una caja de carton en la cabeza y se sienta a su lado y sostiene con el una animada discusion: hay un testigo presencial. Ademas del loco... ... Todos los jueves, en un callejon de Puente Piedra, habla con alguien a traves de un vitroven. ?Mentalmente le da la vuelta a un reloj de arena? En efecto, esa es la impresion que produce; es decir, parece un chiflado, en las primeras semanas. ?Eso es parte de su plan? Creo que no. Lo de George, en ese momento de su vida, no es una forma de locura pero tampoco es el fingimiento de la locura. Es el paso intermedio: el ultimo manoteo de su cordura antes de que la cuerda se rompa (cuerda: cordura). Debate consigo mismo, considera si es correcto hacer lo que ha proyectado (asumamos que si lo ha proyectado). Lee lapidas en los cementerios. Lee periodicos en basurales. Lee las lineas de su mano izquierda. Camina como un orate por la ciudad. Todo eso parece la locura pero todavia no lo es. No ha traspuesto por completo, por decirlo asi, el umbral de la demencia. Esta pensando en huir, en no hacer lo que ha planeado hacer, en renunciar a todo y largarse... ... Por eso es importante que, mas tarde, a principios de febrero, su conducta cambie: sus recorridos cobran un cierto orden, un aire rutinario. Todas las mananas camina del hostal a la avenida Larco. En Miraflores, no se aleja de la costa, sigue el borde del acantilado. Sube por la Perez Aranibar, baja por el Ejercito. En la Costanera regresa al malecon, camina por San Miguel hasta Maranga... ... A mediados de febrero su ruta se hace precisa, inalterable, diriase que maniatica: las mismas calles, las mismas esquinas, todos los dias. No cabe duda de que, en esa ruta, y en esa precision, se esconde una clave, porque en esos dias tiene que ser cuando George determina finalmente llevar a cabo su plan. Febrero, en esta historia, es el final de la duda. Eso se ve en el cambio que sufren sus recorridos. Ayer hice la prueba con un mapa. Esboce las rutas de George en enero: un garabato, un laberinto. Despues dibuje, una vez por dia, su camino de todas las mananas desde mediados de febrero. Tuve que trazarlo tantas veces que el papel se agujereo. El simbolo es evidente. ?Quien esta mal de la cabeza? ?El que camina indistintamente por cualquier parte o el que infinitamente recamina sus propias huellas, una y otra vez?... ... Y sin embargo, aun mas que la ruta, lo importante es el lugar donde termina. La ultima cuadra de la Costanera. En enero ha pasado por ahi mas de una vez, pero en febrero va todos los dias. A un lado ve el malecon, mas alla la playita de piedras ovales, mas alla el mar, al fondo las islas. Detras de el hay nueve casas, de cara a la costa. Se vuelve a mirarlas: la tercera de izquierda a derecha es simple, de dos pisos, con cercos de madera blanca a cuyos pies crecen hileras de hortensias y geranios. Es pulcra, pequenita, modesta (es una casita rosada). Tres puertas mas alla, ve una casona antigua, de los anos treinta. ?Esos muros ennegrecidos, esa torsion de los fierros en los tragaluces, esa hendidura de los tejados, son senales de que alguna vez la consumio un incendio? Averiguo. El incendio ocurrio a fines de los sesenta, pero, cosa rara, nunca han refaccionado la casona. Es una ruina flaca, enhiesta, de ventanas longitudinales, tiene un mirador (una especie de torre sobre el segundo piso) y, abajo, ante la puerta, una escalinata de siete peldanos. Todas las mananas camina hasta ahi, permanece un instante al pie de los escalones, no se acerca mas. Cruza la pista en direccion al malecon, se encarama en el murito. Desde ese sitio, entre el mar y la ciudad, ve a ratos la casita rosada y a ratos las barandas cenicientas, los mastiles torvos de la casona incendiada. (Piensa: tantos anos despues, es como si siguiera en llamas)... ... En la casona incendiada no debe vivir nadie (eso tambien es importante). En la casita rosada, en cambio, vive una chica llamada Ariadna Enzensberger. Tiene veintitres anos pero parece de diecisiete. Ha terminado historia en la Catolica y sopesa la idea de entrar a la maestria pero tambien estudia cine en talleres que toma de noche, uno en Barranco y otro en San Miguel. Su madre nacio en Lima pero se crio en la sierra y aunque Ariadna piensa en ella con frecuencia, nunca la conocio. Siempre ha vivido con su padre, que ensena Historia del Arte y se llama Rainer Enzensberger. Ariadna es bonita, simple, de ojos negros y corto pelo rubio a lo Jean Seberg. Es austera, la gobierna una especie de alegria melancolica o tal vez una conformidad con la vida que ella quiere hacer pasar por alegria. Tiene un grupo de amigos de San Marcos y otro de los talleres nocturnos pero prefiere la soledad. Va al cine cada vez que puede. Al cineclub del Banco de Reserva, al cineclub del Museo de Arte, al del colegio Raimondi, al cine Roma, al Cinematografo de Barranco, los mismos lugares a los que George va todas las noches. Es casi imposible que sea una coincidencia... ... Desde el muro del malecon, el la ve. Ella sale poco, casi siempre esta en casa cuidando a Rainer, que es un hombre mayor: mas parece su abuelo que su padre. Juntos arreglan el jardin de hortensias y geranios (o el jardin de margaritas y llamaplatas: la observacion es literaria, ornamental). Rainer se sienta bajo el dintel de la puerta, Ariadna entra y sale de la casita rosada. Laboriosa, lleva y trae mangueras, semillas, regaderas. ?Nunca ven a George al otro lado de la pista? Buena pregunta: un extrano con una mochila a la espalda, camaras fotograficas, una filmadora, una maquina de escribir, sentado en el muro del malecon, es un personaje conspicuo. ?Sera que George, apenas ellos salen de la casita rosada, se deja caer por el lado opuesto del muro, hacia la playa? Esa es mi conjetura: el se esconde, y, hasta entrada la tarde, los espia desde ahi. George es metodico, desde febrero... LIBRETA 2. Octubre de 1992 ... Cuando Ariadna sale sola, por las noches, los lunes y los miercoles, a los talleres, o al final de la tarde, los viernes o los sabados, para ir al cine, el va tras ella, guardando la distancia. En mi coleccion de VHStengo las imagenes que filma cuando la sigue por la calle. Rompe su costumbre de no subir a microbuses. Trepa al mismo que ella, se sienta en la ultima fila o se queda de pie cerca de la puerta trasera. Ariadna mira la ciudad. George mira a Ariadna. Cuando ella va a los talleres, el regresa al hostal. Cuando va al cine, el continua acechandola: se escurre en la sala detras de ella. Solo la primera vez hay un contratiempo: el portero le dice que no puede entrar con la mochila (Sendero Luminoso, las bombas). George se enfurruna, vuelve al Medialuna, a su cuarto vacio. Se pone la mascara de oso, supongo, intenta dormir ... ... Los dos sabados siguientes ella ve Portero de noche en el Cinematografo y El rey de Nueva York en el Museo de Arte. George se esconde en el viaje de ida, pero, en los cines, se asegura de que Ariadna note su presencia. Tropieza adrede con ella a la salida, se para justo detras en la cola de la boleteria. Ella lo mira de reojo. El sacon de camuflaje militar, la camiseta negra de ilegibles letras amarillas, los borceguies, la gorra de beisbolista: un tipo peculiar. ?Que cosa ve George cuando mira a Ariadna? Me cuesta responder esa pregunta... ... El tercer sabado es 29 de febrero (1992 es un ano bisiesto). Ariadna ve La batalla de Argel, de Pontecorvo, en el Raimondi. Al final, George se le acerca. ?Le dice algo sobre la pelicula? Lo imagino hablando acerca de la primera escena (seria lo logico: en la primera escena hay una tortura). Ella no sabe que responder. Esta asombrada de que George le hable: es un extrano. George quiere aprovechar su desconcierto. Le dice que no sabe si ella se ha dado cuenta, pero, en las ultimas semanas, se han cruzado tres veces en los mismos cines. Ariadna se sobrepone al pudor, inusualmente: responde que si se ha dado cuenta. George dice que eso no puede ser coincidencia. Ella le dice que, en efecto, no parece coincidencia, y que tal vez el la esta siguiendo. George sonrie, dice: quizas eres tu la que me esta siguiendo a mi. ?Ella tambien sonrie? No esta acostumbrada a hablar con desconocidos, y sin embargo, cuando se aleja del cine y George avanza a su lado, no se siente invadida. Vuelven a hablar de La batalla de Argel. El le ha de hacer notar que algunos de los actores no son profesionales, sino rebeldes argelinos que, en la pelicula, hacen el papel de ellos mismos. Ella dira que entonces no es una ficcion. El respondera que no puede no ser una ficcion. Sobre todo las escenas de torturas, debe decir. Ella ha de preguntar por que. El dira: porque una tortura siempre entrana una ficcion. ?Ella vuelve a preguntar por que? Supongamos que si y que George le dice que una persona que tortura a otra espera que le cuenten una historia, pero no siempre le interesa que la historia sea real: solo que parezca verosimil. Ella le da vueltas a esa idea... ... ?George le parece atractivo desde esa primera noche? Las cosas que dice tienen un pie en la truculencia pero suenan interesantes, piensa Ariadna. Van del Raimondi a Miraflores por la avenida Arequipa, una larga caminata (que para George no es nada) por la berma central. Mas alla del cerco de lanzas del Palacio Marsano, una niebla negra viene del parque de Miraflores, devora los jardines de pasto muerto, los troncos cascados de los arboles, las fachadas mugrosas de los edificios, la respiracion de los mendigos en las veredas. Cuando llegan al ovalo de Pardo, George la invita al Haiti. Eligen una mesa afuera. Al rato aparece un grupo de muchachos con chuspas y bigotitos y patillas incipientes, que conocen a Ariadna de los talleres de cine, y se sientan a su lado. Uno de ellos es importante en mi relato porque esta enamorado de Ariadna y porque unos meses mas tarde, despues del crimen, y durante muchos anos --?debido a su amor por ella?-- intentara recomponer los fragmentos de esta historia... DIARIO, 24 de agosto del 2015 (noche) Ese chico era yo. ?Hablaba con malvivientes en terrenos baldios? ?Les contaba historias a las lapidas en los camposantos, a medianoche? ?Marchaba por las calles de Lima con una brujula cuya aguja siempre me apuntaba al corazon? Nada de eso. Era callado. Habia ensenado Literatura al salir de la universidad, en academias preuniversitarias, pero desde hacia unos meses era fotografo en un periodico y por las noches iba a talleres de cine, en uno de los cuales conoci a Ariadna. Mis padres habian muerto dos anos antes. SIGUE LA LIBRETA 2. Octubre de 1992 ... Cuando veo a George, la manera en que reclina la cabeza sobre el hombro derecho y mira los hielos en su vaso de whiskey me produce la certeza de que entre su gorro de beisbolista y el vaso hay un dialogo que le interesa mas que las cosas que ocurren a su alrededor. ?Me demoro en notar que su filmadora, sobre la mesa, esta encendida? No, me doy cuenta de inmediato. En ese momento, no se por que (no me pregunten por que), yo, que tambien traigo una filmadora (vengo del taller), interpreto la suya como un desafio. Quizas es su pinta de americano sucio -- aunque George no esta sucio, nunca esta sucio, sino apenas desalineado-- lo que me sumerge en la atmosfera de un viejo western. El asunto es que de inmediato enciendo mi camara como si desenfundara un revolver. El se da cuenta, sonrie, es la primera imagen suya que grabo... ... Los chicos, mientras tanto, se han puesto a hablar de cine, de la manera en que los chicos de San Marcos y la Catolica hablan de cine, en Lima, en los noventa: entusiastas y aburridos a la vez. George los escucha; tengo la impresion de que los deja hablar. La conversacion es irrelevante. Yo menciono una pelicula de Klimov que nunca he visto. Digo que es la obra maxima del cine ruso. George dice que es una mala pelicula. Despues hace una pausa y se corrige, o eso parece (en verdad no se corrige: siempre responde dos veces, cosas opuestas). Al rato habla sobre una pelicula llamada Menilmontant, de Dimitri Kirsanoff. (Otra noche, mas adelante, una noche cualquiera en un lugar cualquiera de Lima, George me dira algo sobre Menilmontant pero de inmediato se interrumpira y hablara de Los olvidados de Bunuel y dira que una pelicula solo es buena si nos deja la sensacion de que sus personajes nunca perderian el tiempo mirandola). Dice que en Menilmontant esta la clave para entender la historia de la humanidad. Todos esperamos que elabore esa idea (y nadie tiene nada que argumentar porque no sabemos quien es Kirsanoff). George dice tres o cuatro frases sobre la bruma de la realidad y los agujeros que horadan las estrellas y de inmediato se queda callado y vuelve a mirar el vaso de whiskey. Ariadna dice que su pelicula favorita es Sola en la oscuridad, de Terence Young [la mujer ciega, la muneca, el sotano, los manotazos: tiene sentido, pobre Ariadna]... ... En las horas siguientes, George habla a ratos con los chicos y a ratos solo con ella, en voz baja. Ariadna sonrie, el parece sonreir. Le pide su numero de telefono. Ella se lo da. Yo miro todo (mi camara sigue encendida)... ... Esa tambien es la primera vez que veo a Rita Moreno. Dobla por Diagonal, saluda a George, tiene pinta de gitana. Le dice que esta yendo al hostal. El le pide que lo espere. Paga la cuenta de todos, acerca la cara a la cara de Ariadna, le habla al oido. Les pregunta a los chicos cuando piensan ir al cine. Le dicen que el jueves. Quedan en juntarse en el Paseo Colon, a las seis, para ver una de Costa-Gavras. George se va con Rita. Cuando los perdemos de vista, le pregunto a Ariadna como piensa irse a casa y ella me pide que la acompane a tomar un taxi. Nos internamos en la neblina del parque Kennedy. Le pregunto donde ha conocido al gringo y a su novia. Ariadna dice que la mujer no es la novia de George, sino la recepcionista de su hostal (eso le ha dicho). Recien entonces escucho el nombre de George. Es tan predecible que me suena falso, como el nombre de un personaje americano en una pelicula mexicana. El gringo torpe que muere acuchillado en un callejon --pero George no es torpe y solo es medio gringo y no muere, o no muere acuchillado, al menos no en un callejon--. Cuando Ariadna sube al taxi, me quedo mirando la calle y el taxi en la calle e imagino que estoy en el taxi con Ariadna y que le cojo la mano y ella no la retira (por eso se que el momento es imaginario) y que ella inclina la cabeza sobre mi hombro y yo le beso el corto pelo rubio a lo Jean Seberg. El taxi se pierde entre el barullo de los peatones y los microbuses de la calle Berlin, mas alla de la nube purpura del parque, y yo vuelvo a la realidad, y me quedo un rato en la realidad como adentro de una mazmorra y despues me voy caminando a la casa de mi tia...

  • El club de lectura de las chicas traviesas de Sophie Hart

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    Si leiste Cincuenta sombras de Grey… Apuntate a este club.

  • Esperando a mister Bojangles de Olivier Bourdeaut

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    Celebrada con un entusiasmo desbordante por la critica y los libreros franceses, que la catapultaron al primer puesto en las listas de libros mas vendidos en 2016, esta hermosa novela hipnotiza al lector no solo con sus imagenes de tintes surrealistas, sino tambien por el sentido del humor y una sutil melancolia que emana de sus paginas acorde con la cancion que ha inspirado el titulo. Un texto que arranca con un tono de enganosa frivolidad y que, conforme avanza el relato, casi imperceptiblemente, va calando en las zonas mas sensibles del espiritu hasta culminar con una emocion intensa y profunda.

  • Los mellizos no deseados del multimillonario de Ciara Cole

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  • Un amigo seductor, Alina Covalschi de Alina Covalschi

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    Celia se mueve entre lo que es correcto y lo que su corazon le dicta. Un tutor que ha intentado llevarla por el buen camino y un amigo o mas bien un hermano, son todo lo que tiene en la vida.

  • ?CUANTOS CAMBIOS DA LA VIDA? de Sevilla Spain

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    A todos alguna vez, la vida nos ha dado un giro de 180 grados.
    Algunas veces por actos que hemos causados nosotros mismos otras veces por las consecuencias de los actos de las personas que nos rodean.
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    En aquella calurosa manana del verano austral, me levante algo triste, pues dejaria atras la casa donde habia vivido toda mi vida; ademas de mis dos unicos amigos, como tambien mi colegio el cual no extranaria, y casi todo lo conocido o que me era familiar, pronto iniciaria una nueva etapa en mi vida. En efecto, iria a una nueva casa, a un nuevo barrio, un nuevo colegio al otro lado de la ciudad, donde descubriria una parte de la familia que me era casi totalmente desconocida. Asi es, iria a la casa de donde mi madre salio desterrada hace muchos anos para no volver.
    Este gran cambio en mi vida era consecuencia de la estupidez de mi padre, el cual de un dia a otro nos abandono, escapando con su nueva secretaria y todo el dinero de la empresa familiar, la misma que habia construido con el apoyo y trabajo de mi madre, dejando atras a ella y a nosotros, los tres hijos de un matrimonio aparentemente feliz. ?Como podia habernos dejado sin siquiera decirnos adios?
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    Los cambios traen consigo casi siempre un giro en nuestra personalidad por tener que cambiar de amistades y de lugar.
    Algunas veces son positivos, otras negativos..
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    Tal era el desastre, que Julia mi madre debio asumir la direccion de la empresa, la misma que habia ayudado a formar y la misma que habia dejado hacia unos anos para cuidarnos, era la unica forma que mi madre veia para evitar la inminente quiebra y poder enfrentar lo que significaba tener a Juan su hijo mayor estudiando en la Escuela Militar, a Isabel su hija del medio estudiando Medicina en la Universidad y a mi, Claudio, el menor de todos, aun en secundaria. Pese a todo su esfuerzo, la situacion en que se vio envuelta la familia de un dia a otro era demasiado precaria, mi madre debio vender todos los autos con la excepcion del familiar, tambien el departamento en la playa y ahora la casa familiar, de otra forma era imposible poder pagar todo el descalabro ocasionado por la locura o ?calentura? de mi padre.
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    Con esta historia aprenderas que todo tiene su parte buena.

  • El primer paso a la verdad de Jessica L. Pliego Herrera

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    Este proyecto fue escrito con un lenguaje sencillo y calido, de manera que la persona que tenga en sus manos mi obra, pueda identificarse con los personajes de la novela y reflejarse a si mismo con los planteamientos/dilemas de la narracion, para hacer una analogia con su propia vida real; y mas importante aun, que descubra las herramientas que puede desarrollar para atravesar su propias dificultades mediante la propia resolucion de los personajes.

  • La promesa del angel de Frederic Lenoir

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  • Nina: ?Le temes a la oscuridad? de Loli Deen

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    Nina A veces tu peor enemigo vive muy dentro tuyo, y cada lucha es una batalla perdida. Asi es la vida de Nina, una mujer para quien la belleza fue su mejor regalo y tambien su peor castigo. La vida fue siempre demasiado con que lidiar, pero su mente se encargo de protegerla. ?Podra protegerla de si misma? ?Te atreves a dar un paseo por la oscuridad? Entrar en una mente enferma es facil. Lo dificil es salir

  • La demolicion de Rosa Diez

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    Este libro es una llamada de alarma dirigida a todos los ciudadanos. Mientras los espanoles debatimos sobre el numero real de muertos, el numero de parados, el numero de nuevos contagiados por el virus Covid-19, el puesto que ocupa Espana en el ranking de los paises que peor han gestionado la pandemia de la Covid-19, Pedro Sanchez esta demoliendo la democracia y nos esta robando nuestros derechos de ciudadania. Y por eso de que <>, ojala este libro pueda convertirse tambien en un alegato contra la indiferencia y en una apelacion a favor de la resistencia y de la accion en defensa de lo comun. Los lectores encontraran en estas paginas una relacion fidedigna y verificable de los hechos acaecidos en Espana desde que Sanchez decidio traicionar a la democracia y sobre las consecuencias que tienen sus actos para la vida y el futuro de los espanoles. Dado que el objetivo principal del trabajo que tienen en sus manos va mas alla de desenmascarar al impostor, se impone que analicemos como hemos llegado hasta aqui y que repasemos la historia de una saga de socialistas que, borrachos de ambicion y cargados de un resentimiento alimentado por su mediocridad, han traicionado los valores democraticos y han tirado por la borda la historia mas decente de su propio partido. Pero hasta aqui no hemos llegado por casualidad ni como consecuencia de una catastrofe de la naturaleza. Antes de que Jose Luis Rodriguez Zapatero se hiciera con las riendas del PSOE ya resultaba patente que Espana necesitaba abordar de forma urgente reformas estructurales, imprescindibles para adaptarse con exito a un mundo abierto y en constante transformacion. Pero los gobiernos que le precedieron --ayunos de sentido de Estado y de ambicion de pais y acomodados en el turnismo PSOE/PP, en el que la comoda alternancia sustituia a la democratica alternativa--, desperdiciaron un clima politico proclive y unos anos claves para anticiparse a las necesidades y demandas de la nueva sociedad; y asi se fue creando el caldo de cultivo para que Zapatero pusiera en marcha su estrategia de desmantelamiento del Estado y Sanchez la rematara. Y mientras los dos grandes partidos esperaban su turno para dirigir el Gobierno de la Nacion se fueron organizando los reinos de taifas a nivel autonomico. Y en ese proceso comenzaron a dejar de ser efectivos algunos de los articulos mas sagrados de nuestra Constitucion, aquellos que proclaman los derechos de ciudadania en igualdad de condiciones en todo el territorio nacional. Y mientras los ciudadanos nos descuidabamos... empezaron a robarnos la democracia. 1 El inicio de la traicion. Ano 2000: Jose Luis Rodriguez Zapatero es elegido secretario general del PSOE La democracia tiene al menos un merito, y es que un miembro del Parlamento no puede ser mas incompetente que aquellos que le han votado. ELBERT HUBBARD La Espana que importa, la que proclama derechos iguales para todos los espanoles, se puso en riesgo desde el mismo momento en el que Zapatero llego a la Secretaria General del PSOE y decidio impugnar el sistema del 78 e impulsar una <>. Jose Luis Rodriguez Zapatero fue un secretario general accidental que gano el congreso del PSOE como consecuencia del pacto contra Bono y que se sello in extremis entre los emisarios/delegados de Felipe Gonzalez y Alfonso Guerra, pues ellos dos ya llevaban anos sin hablarse. Desde ese mismo momento, y a pesar de que Jose Maria Aznar gobernaba en Espana, la obsesion de Zapatero fue establecer diferencias con sus predecesores socialistas Felipe Gonzalez y Joaquin Almunia. Lo primero que hizo desde la sede federal del PSOE fue elaborar y difundir la teoria de que los principios y valores que nos permitieron hacer la Transicion y construir la democracia se habian quedado obsoletos. Por lo tanto, era preciso impulsar una segunda Transicion en la que los protagonistas habrian de ser quienes no habian querido participar en la primera, esto es, los nacionalistas. Desde el primer dia que estuvo al frente del PSOE Zapatero mostro su profundo desprecio por todo aquello que el --<>, solia decir-- no habia protagonizado. Su adanismo le llevo a cuestionar el proceso de reconciliacion nacional, lo mejor que habiamos hecho en la historia reciente de Espana; su frivolidad le llevo a disenar una estrategia para fomentar el nacimiento de un partido de ultraderecha que llegara a tener representacion institucional --al modo de Mitterrand, anos atras en Francia, que impulso bajo cuerda a Jean Marie Le Pen-- para fragmentar el centro derecha (aglutinado en torno al PP) y posibilitar que el PSOE tuviera comodas mayorias durante largo tiempo. Como ven la estrategia de utilizar las instituciones y los poderes del Estado para romper la union entre espanoles y liquidar a la oposicion no es una idea original de Sanchez, aunque no se le puede negar empeno en reforzarla y llevarla a cabo. Mientras Zapatero estuvo en la oposicion, se dedico a trabajar a las bases del partido y a los prescriptores de opinion cercanos al Partido Socialista para convencerles de que era necesario <> la Transicion. En esa etapa Espana vio como renacia al perversion del lenguaje, un fenomeno que no ha dejado de prosperar desde entonces. A la tarea de romper los pactos de Estado en todas las cuestiones de interes general se le empezo a llamar <>; a reconocer a ETA como interlocutor e iniciar con ella una negociacion sobre cuestiones politicas fue calificado como <>; a poner a la Fiscalia al servicio de los delincuentes se le denomino <>; a cambiar la Constitucion por la puerta de atras lo llamaron <>... Cuando Zapatero se convirtio en presidente accidental --ganando tras la matanza del 11 de marzo de 2004 unas elecciones a las que llegaba como claro perdedor-- se traslado a La Moncloa la sede de la politica para deslegitimar la Transicion e implementar la ruptura con los principios y valores del sistema del 78. Y mientras la clase economica, mediatica y sindical le reia las gracias al presidente del cambio tranquilo, este fue rompiendo todos los acuerdos de Estado que habian hecho progresar a Espana. Y mientras los barones del Partido Socialista se las prometian muy felices tras un resultado electoral inesperado y calculaban los reditos que obtendrian a nivel local o autonomico, Zapatero cavaba una zanja entre espanoles y resucitaba la idea de las dos Espanas. Fue durante su primera legislatura cuando Zapatero comenzo a traicionar el espiritu de la Constitucion y a burlar la soberania nacional al impulsar nuevos estatutos de autonomia que tenian cuerpo de estatuto, pero alma de Constitucion, y que fueron, de facto, reformas de la carta magna que se llevaron a cabo sustrayendo la decision al conjunto de los espanoles. Recuerden la promesa de Zapatero de <>, un compromiso expreso de robar la soberania al Parlamento nacional. El PSOE de aquellos anos fue el que alimento el victimismo de los nacionalistas frente a la exigencia de respetar y aplicar la ley en todos los rincones de Espana; y fue un miembro del PSOE --nada menos que Jose Montilla, el socialista que entonces presidia la Generalidad de Cataluna -- quien encabezo una manifestacion en contra de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto. Fue Zapatero quien prometio elaborar leyes organicas para <> los articulos del estatuto que habian sido declarados inconstitucionales. Zapatero planto la semilla del golpe contra la democracia que anos despues se dio desde Cataluna, si bien Sanchez se ha revelado desde el primer momento como un alumno aventajado en el arte de cultivar la cizana. En el debate de investidura de 2005 Zapatero anuncio su decision de iniciar un proceso de negociacion con ETA, al que llamo <> (otro ejemplo de perversion del lenguaje), para que <> se produjera como consecuencia de un <> entre la democracia y el terror. Esa proclamacion en sede parlamentaria constituyo una afrenta a la democracia y rompio el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo suscrito entre el PSOE y el Partido Popular en diciembre del ano 2000. A partir de ese momento (si bien, y como despues se ha confirmado, los socialistas ya llevaban tiempo negociando con la banda terrorista) ETA dejo de ser para el PSOE una organizacion terrorista a la que el Estado de Derecho tiene la obligacion de derrotar y adquirio oficialmente la consideracion de interlocutor politico con el que el gobierno debia negociar en terminos de igualdad. Asi empezaron los socialistas a robarnos la democracia.

  • Mi Jefe. Un atrevido romance de oficina de Mia Ford

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    ?Ya es de dia? Es lunes por la manana y mi estomago retumba como un despertador, pero lo peor de todo es que todavia estoy en la oficina. Trabajare para Inversiones Stern durante el verano, pero la compania deberia llamarse Inversiones Slave Driver, porque el director ejecutivo es un adicto al trabajo. Conseguire mi titulacion, ya que he trabajado como una bestia y sere una secretaria competente. Por desgracia, eso tiene un precio. Vivo en una caja de zapatos, la unica que puedo pagar en la ciudad porque todo es muy caro. En mi casa, en Kansas, tengo todo lo que necesito… desde mi novio, Leo, hasta mi familia. Aqui, solo poseo este trabajo, cuatro paredes y nada mas. Supongo que estar ocupada hace que mi mente este enfocada en mi objetivo. Llevo aqui quince dias, en los que he trabajado doce horas diarias y cuento con los fines de semana para recuperarme. Suena el telefono y siento calambres en el estomago. Prefiero comer antes que contestar, aunque sera una cena y almuerzo al mismo tiempo. Los restaurantes chinos de la zona tienen precios estupendos y, con mi ajustado presupuesto, me veo obligada a aprovechar los descuentos. !Maldita sea! Leo esta llamando de nuevo. --Hola, nene. --Sonrio, pensando en sus ojos azules y su pelo rubio. Decir que estoy loca por el es quedarse corta. Llevamos saliendo desde el instituto y se que no esta muy contento con mi decision de venir aqui. --?Donde estas? --Estoy en la oficina. --Suspiro, otra vez, pensando en las cuatro paredes y el lugar que llamare hogar durante las proximas seis semanas--. Te llamare cuando llegue a mi cuarto. Desde que lo alquile, supe que no se parecia en nada a la fotografia. Fui una ingenua al pensar que seria igual que las imagenes que habia en internet. Al parecer, el dueno tomo una foto de la habitacion y olvido actualizarla con la que he alquilado. Segun Heather, se trata de una estafa que llevan a cabo la mayoria de los propietarios que trabajan en Finanzas. Ademas, ella dijo que tendria suerte si conseguia algo al mismo precio, asi que deberia aguantar. Es facil decir eso, cuando extrano mi casa como una loca. --Solo te he llamado para decirte algo. Me levanto y me dirijo a la oficina de mi jefe; debe haber dejado la luz encendida porque estoy segura de que se ha ido a casa. --?Que quieres decirme? --Me levanto para escucharlo, aunque tengo una pista, creo que se trata de lo mismo que ha estado amenazando con hacer desde que me fui de casa. --Se acabo. --No. --Empiezo a llorar cuando pienso en mi novio del instituto. Me prometi a mi misma que nos casariamos, por eso intento conservar mi virginidad para el, para poder darsela en nuestra noche de bodas. Dijo que lo entendia, cuando estabamos en el instituto, pero desde que le comente que queria ser secretaria, no ha sido tan comprensivo. Todos mis familiares trabajan en la granja, y los suyos tambien. Ninguno comprende que quiera ser feliz, haciendo algo mas que tener cuatro hijos y ser la esposa de un granjero, como todas las mujeres de nuestras familias. --Quieres cosas grandes. Ir a la universidad. Obtener un titulo. Sacudo la cabeza cuando empiezo a entrar en panico. --No, solo quiero que seamos felices. --Quieres decir que quieres ser feliz. Mira, Dede Wells sigue invitandome a salir y ella es el tipo de chica adecuada para mi. La zorra que intento acostarse contigo en el baile de graduacion y vive en una caravana. ?Esa Dede Wells? <>, grito, mentalmente. --?Isobel, estas ahi? --Si, y quiero mostrarte algo. Ve al chat en vivo. --No tiene sentido… --Por favor, por favor, Leo. Cuelga antes de que tenga la oportunidad de explicarle que hago esto por mi. No quiero ser solo la esposa de un granjero; quiero mas que eso. ?Por que le resulta tan dificil entenderlo? Apuesto a que sus amigos, Neil y Paul, se estan riendo de el. Diciendole cosas como que probablemente lo estoy enganando con algun chico de la ciudad. Activo la camara con manos temblorosas y miro alrededor, para asegurarme de que no me ve nadie. Es tarde y todos se han marchado de la oficina, solo estoy yo. Podria volver a mi escritorio, pero creo que es mejor hacer esto desde la oficina de Christian. Si hay alguien por aqui, no vera lo que voy a hacer. --Leo, por favor no me dejes por Dede. --Tienes que saber que esto tambien me duele a mi. --Sacudo la cabeza, desesperada por encontrar una forma de que se quede conmigo. De repente, agrega--: !Desnudate! --?Que? --Si quieres que me quede contigo, demuestrame lo que me pierdo si me voy con Dede. --Me quedo perpleja, mientras insiste--: Has dicho que no hay nadie en la oficina. Asi que, desnudate. --Quieres ver lo que te falta y a lo que renuncias si te vas con Dede. --Mas que una pregunta es una afirmacion. No dice una palabra, solo asiente con la cabeza y empieza a lamerse los labios con anticipacion. No se que diablos hacer, pero parece que esta funcionando. Improviso y empiezo a desabrocharme la falda y no estoy de cara a el. Me quedo solo con la lenceria y sonrio. --?Te gusta lo que ves? El grune: --Quitatela. No se lo que quiere decir, ?mi sujetador o mis bragas? Le guino un ojo. --Espera un poco, muchachote. Cierro los ojos cuando pienso en perderlo por Dede. Ella tiene tetas grandes, no se parecen a las mias. Leo siempre dice que le encantan mis tetas, ni muy grandes ni muy pequenas, lo suficiente para jugar con ellas. Desabrocho mi sosten mientras pienso en el como mi hombre, el de nadie mas, mucho menos de Dede. Mi telefono vibra en el escritorio, pero lo ignoro. Sostengo el sujetador en la mano. --Tocate. Quiero correrme. Mueve la camara hacia abajo, para ensenarme que ha puesto las manos entre sus pantalones. Nunca he hecho esto delante de el, y no quiero decepcionarlo. Nuestra relacion depende de ello. Giro la silla de cuero detras de mi y me siento. Luego muevo el dispositivo para que el pueda ver lo que hago. Mis bragas siguen puestas. Son las de encaje que me compro cuando fuimos al baile de graduacion y penso que seria nuestra noche. Entonces, tampoco estaba preparada. Suspiro cuando pienso en las veces que lo he decepcionado y no puedo hacerlo ahora. No, no lo hare. Asi que me bajo las bragas y abro bien las piernas. --Si, nena, te lo voy a dar ahora mismo --gimio al otro lado. Pienso en nosotros en la habitacion, haciendo el amor. Un par de veces estuvimos a punto de llegar al final y trato de imaginarlo, mientras deslizo un dedo por mi rendija sin dudarlo, al tiempo que cierro los ojos. Puedo oir a Leo meciendose al otro lado y me concentro en lo que hago. --Mirame, nena, hazlo mas despacio. Me estas llevando al limite. Mirame. --Su deseo es una orden para mi--. Imagina que son mis manos las que te tocan. Quiero darte placer... --Pienso en sus ojos azules como el mar y comienzo a disfrutar de la intimidad que compartimos--. Despacio... Tengo una pierna sobre la mesa. Dejo una mano en mi sexo y con la otra acaricio mis pezones. A Leo le gusta tocar mis pechos y lo hago como si fuera el. Me froto en circulos suaves y veo la pasion reflejada en sus ojos. Cuando comienza a acelerarse, jadeo y siento que soy yo la que controla su placer. Enseguida, sin tocarlo, solo con el pensamiento de lo que estamos compartiendo, hago que se corra. Solo de pensarlo empiezo a sentirme al limite. Echo la cabeza hacia atras y siento que viene un orgasmo. --Estas tan jodidamente caliente ahora mismo. Te estoy jodiendo en linea. ?Es esto lo que me he estado perdiendo? Leo se agita muy rapido y yo froto mi clitoris con tanta necesidad que no puedo evitar correrme. Quiero aguantar, pero no puedo y grito: --Si, Leo. !Si! Es como si nuestras pasiones se alimentaran al mismo tiempo, porque no pasa mucho tiempo antes de que lo vea masturbarse fuera de control. Mientras mi cuerpo tiembla, en un minuto siento frio y al siguiente calor. Estoy teniendo la madre de todos los orgasmos. La idea de que lo hagamos de verdad no parece tan mala. ?Que diferencia hay si lo hacemos ahora o en un par de anos? Ninguna. Me estoy corriendo mientras grita que quiere repetir. Despues se rie y pienso que lo deseo dentro de mi. --Mierda, Isobel. No sabia que escondias tanta pasion. No puedo hablar porque todavia estoy tratando de recuperar el aliento. Es como si me hubiera quitado todo y tambien me echo a reir. --Te deseo tanto. Al oirme, se detiene de forma brusca. --Tengo que irme. Hay alguien en la puerta. Estoy a punto de decir que no he oido nada, pero entonces corta la conexion. Estoy sentada en la silla de mi jefe y no tengo claro que hacer. Corro a su bano, me lavo las manos y luego me limpio entre las piernas. Al mismo tiempo, pienso que Leo ya no me dejara. Me siento tan orgullosa. Tal vez, ha sido la idea de tocarme delante de el, o en la oficina de Christian Stern, lo que me hace sentir asi. De cualquier manera, se que seguiremos juntos y nada va a cambiar eso. Recuerdo que el guardia de seguridad suele caminar por la oficina a esta hora y siento la necesidad de salir corriendo con urgencia. Agarro mi telefono. Ya no tengo ganas de comer y los calambres de estomago son cosa del pasado. La curiosidad se apodera de mi. Estoy vistiendome y me pregunto quien me ha llamado antes. Miro los mensajes y todos son de mi mejor amiga, Agnes. Tambien me ha enviado una foto. Miro la fecha y la foto y me quedo paralizada, con las bragas en la mano. Despues, dejo caer el telefono al suelo. No puedo creer lo que acaba de enviarme. No puedo creer que haya estado ciega todo este tiempo.