• libro la isla del tesoro - Asa Avdic

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    Una tarde, la secretaria de la unidad vino a mi despacho. --Quiere verte en la planta catorce del Edificio de Secretariado. --?Quien? --!El quiere verte! La secretaria de la unidad parecia muy exaltada. Sus gruesas gafas se deslizaron hacia abajo en la punta de la nariz y se las empujo hacia arriba en un gesto frenetico, para que volvieran a resbalar de inmediato. Entendi por que estaba tan nerviosa. Era raro que los del Edificio del Secretariado mostraran interes por nuestras actividades, y mas aun en uno de nosotros personalmente. Cuando finalmente volvi a casa desde Kyzyl Kum, el Presidente envio un ramo de flores a mi despacho con mi nombre mal escrito en la tarjeta, asi que supuse que no le importaba. Por lo visto, me equivocaba. Me senti halagada y nerviosa al mismo tiempo. --?Cuando? --Esta tarde. Miro un segundo de mas mi camisa arrugada, como si sopesara algo. --Tienes tiempo de ir a casa a cambiarte --dijo, luego dio media vuelta y se fue tan rapido que ni siquiera tuve tiempo de fingir que estaba ofendida. Tres horas despues estaba cruzando el patio del Edificio del Secretariado entre el viento cortante y una lluvia helada. Grandes capas de aguanieve medio congelada soplaban de lado y me azotaban la cara, para de pronto cambiar de direccion y atacar desde el otro lado. Era uno de esos dias de febrero en que todo esta gris y humedo y frio y la luz no es mas que una esperanza. Aquel invierno habia habido muchos dias asi. Se mencionaba cada dia en las noticias que nunca habiamos tenido tan pocas horas de luz solar como el ano anterior. Tal vez fueran las emisiones, el cambio climatico o ambas cosas. O algo aun peor, pero eso no lo decian en las noticias, claro. Era ese tipo de cosas de las que solo se hablaba cuando uno estaba seguro de que no escuchaba nadie mas. El edificio se irguio ante mi mientras subia la escalera, como si entrara en las fauces de una ballena gigante, y el viento casi me arrojo contra las puertas. Dentro del vestibulo me registre en el mostrador de recepcion, me dieron una placa de visita, me hicieron pasar por varias puertas de seguridad, entregue el abrigo y el bolso al guardia y me indicaron un ascensor. Las paredes y el techo estaban cubiertos de espejos de color humo que me hicieron ser dolorosamente consciente de mi chaqueta nueva y los anodinos botines de vieja de la cadena de ropa mas cercana a la oficina. La chaqueta me quedaba bien, pero era de un material rigido que picaba y empece a sudar ya antes de salir del ascensor. Tenia los pies humedos y frios y las medias caidas. Me habia maquillado con la esperanza de parecer menos demacrada de lo que me sentia, pero sospechaba que habia conseguido el efecto contrario. La lluvia me habia corrido el maquillaje y habia eliminado casi todo el colorete barato de las mejillas; lo que quedaba se estaba descascarillando sobre el eccema en el puente de la nariz y en el nacimiento del pelo. Me sentia fuera de lugar, como si llevara un disfraz. Lo primero que me impresiono cuando sali del ascensor de la planta catorce fue que el sonido era distinto, mas amortiguado. Los suelos estaban cubiertos por una moqueta gruesa de pared a pared, lo que hacia casi imposible caminar con tacones sin dar un traspie. Era un suelo para hombres. Madera oscura, acero cromado, grandes plantas verdes: todo reluciente, caro. Las paredes, el suelo y el techo estaban impregnados de poder. Un aparato de aire acondicionado zumbaba cerca, sonando como un helicoptero distante. No sabia que hacer: no habia donde sentarse, ni cuadros para fingir contemplarlos. Se abrio una puerta y salio una elegante mujer mayor. Pronuncio mi nombre y me pidio que la siguiera. Fui tras ella por el pasillo y me percate de que, pese a los tacones, se movia por el suelo blando con pasos seguros y rapidos. Abrio la puerta al final del pasillo y me hizo pasar a una sala de reuniones con unas vistas de vertigo. --?Cafe? ?Te? ?Agua? --Cafe, por favor. Solo. Asintio, hizo un leve gesto con la mano, como para darme permiso para tomar asiento, y luego me dejo sola. Se oyo un sonido de succion cuando cerro la puerta, como si se hubiera hecho el vacio en la sala. Me vi en el centro. Todos los detalles, desde el pomo de la puerta hasta los zocalos, parecian bien disenados. Era como si estuviera violentando ese interior tan coordinado por el mero hecho de estar alli. Cuando estaba a punto de sentarme en una silla, la puerta se abrio de nuevo y la elegante secretaria hizo pasar al Presidente. Era un hombre alto con el pelo espeso y viejas cicatrices de acne en el rostro y, pese a que llevaba un traje caro que podia ser importado o hecho a medida, parecia que no le quedaba bien, como si alguien hubiera vestido a una estatua. Lo habia conocido en una ocasion, cuando visito nuestra unidad. Recuerdo que todos nos quedamos de pie junto a nuestras mesas, como huerfanos que esperan ser adoptados, mientras el se paseaba con los jefes e inspeccionaba la zona de trabajo y al personal. El ambiente fue tenso y forzado durante aquella visita, y ahora la sensacion era mas o menos la misma. Dio unos pasos hacia mi y me tendio la enorme mano. --!Anna Francis, es maravilloso conocerla por fin! Me miro y, cuando lo hizo, entendi por que, pese a su poder, la gente hablaba de el con tanto carino. Tenia una expresion totalmente sincera y afable: te hacia sentir atendida, como si fueras la persona mas importante del mundo. Como si de verdad pensara que era fantastico conocerme, a mi. Estuve a punto de creerle. --El placer es mio --consegui decir. --Por favor, sientese. El Presidente hizo una senal hacia las sillas alrededor de la mesa, y mientras yo tomaba asiento el la rodeo y se sento frente a mi. --En primer lugar, me gustaria aprovechar la ocasion para agradecerle sus fantasticos esfuerzos en Kyzyl Kum. Fue esplendido, simplemente esplendido -- dijo con tanto enfasis que me plantee si la conversacion se estaba grabando. Continuo--: Espero que sepa lo contentos que estamos con su trabajo. El Ministerio tambien le envia saludos. Estan encantados, por supuesto. Hacia muchos anos que no teniamos tan buena reputacion. Somos una potencia humanitaria. Justo lo que ordeno el doctor, todos lo pensamos. Y, por supuesto, estamos encantados de haber podido apoyarla en un trabajo muy, muy importante, Anna. --Le agradezco mucho la oportunidad --me oi decir, al tiempo que me percataba de que no era el mejor inicio para mi. Solo llevabamos unos minutos de reunion y el Presidente ya habia conseguido que le agradeciera la oportunidad de destrozarme a mi misma y mi vida durante muchos anos. Resultaba obvio que era muy listo. Empece a preguntarme por que estaba ahi en realidad. El se inclino sobre la mesa. --Anna, lo que quiero comentar contigo es estrictamente confidencial. Lo que estoy a punto de decir debe quedar entre tu y yo, en cualquier circunstancia. Me miro directamente a los ojos para comprobar que realmente entendia lo que estaba diciendo. Lo entendi. Habia pasado tiempo suficiente con la junta y el ejercito en Kyzyl Kum para saber que eso significaba <>, asi que asenti. Si, lo entendia. El continuo: --Anna, ?has oido hablar del Proyecto RAN? Asenti de nuevo, y me senti aun mas nerviosa. El Proyecto RAN era de esos de los que todo el mundo habia oido hablar, pero en realidad nadie sabia que era. A juzgar por el enorme secretismo que lo rodeaba, tampoco era de esas cosas que uno desea saber. Una vez en Kyzyl Kum, uno de los soldados menciono un caso que habia asumido el grupo RAN, pero cuando empece a hacerle preguntas se mostro incomodo, casi asustado, y cambio de tema, asi que lo deje. Hay un tipo de conocimiento al que no es necesario tener acceso. --Se que existe, pero no se que es. El Presidente hizo un gesto de desaprobacion. --Bueno, en realidad prefeririamos que ni tu ni nadie supiera ni siquiera eso. --Se inclino un poco mas sobre la mesa--. Antes de seguir, Anna, necesito saber si puedo contar con tu discrecion. Si no, la reunion ha terminado. Trague saliva y sopese las opciones que tenia. Ninguna. --Por supuesto --conteste--. ?De que se trata? El Presidente, satisfecho, dejo una carpeta sobre la mesa. <>, pense confundida. No habia visto ningun maletin, y la mesa estaba vacia cuando entramos en la sala. --Anna, estas aqui hoy porque queremos tu ayuda. Como imaginaras, tiene que ver con el Proyecto RAN. No te voy a abrumar con demasiados detalles, solo una cantidad limitada de personas tiene acceso al trabajo del grupo, y ahora, por lo que parece --se reclino en la silla y suspiro antes de continuar--... por lo que parece, el brazo operativo del proyecto ha sufrido una desercion. El hecho es que nos falta un hombre, o una mujer. La frase quedo suspendida en el aire y a mi se me seco la boca. --Le agradezco mucho su confianza en mi, pero no estoy segura de que yo... Me calle al ver la cara de estupefaccion del Presidente. Me miro unos segundos con las cejas levantadas y luego solto una fuerte carcajada amable. --!No, no estoy insinuando que tu formes parte del grupo RAN! No, querida Anna, debo decirte que tenemos otros candidatos con... bueno, distintas cualificaciones. Pero nos gustaria que nos ayudaras durante la fase de seleccion. Senti una verguenza increible, como cuando respondes a un saludo y luego ves que iba dirigido a alguien que esta detras de ti. Me la trague lo antes posible y procure continuar. --?Como puedo ayudar? El Presidente dio una palmada. --Estoy seguro de que entenderas que estamos viendo a muchos candidatos ahora mismo, cada uno con cualificaciones excelentes a su manera. Lo que queremos hacer es ponerlos a prueba en una situacion de gran estres. Podriamos decir que es como un ejercicio de campo. Y ahi es donde intervienes tu, Anna. Tienes mucha experiencia en tratar y evaluar a gente en condiciones extremas. Servirias para valorar los puntos fuertes y las flaquezas. Sabes hasta donde pueden llegar las personas, y tambien cuando estan al limite. Ese conocimiento es unico, Anna, no mucha gente lo tiene.

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  • Rosa de ceniza de Pilar Rahola

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    Albert Corner i Espiga hace tiempo que dejo atras la guerra de Cuba. Pero ya nunca mas seria aquel soldado de leva abrumado por la pobreza y la desdicha, sino un hombre nuevo, un superviviente. Y con este instinto logro acumular una fortuna, relacionarse con la alta burguesia catalana y formar una familia acomodada.

  • Un nuevo dia de Robyn Carr

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    Era una manana gelida de noviembre, el sol asomaba por el horizonte y Marcie estaba temblando junto a su Volkswagen color verde lima. Tenia el equipaje, estaba preparada y tambien estaba tan emocionada como asustada por lo que iba a emprender. En el asiento trasero tenia una pequena nevera portatil con refrescos y algo de comer. En el asiento del acompanante habia un termo con cafe caliente y en el maletero habia metido una caja de agua embotellada. Tambien se habia comprado un saco de dormir por si no le gustaba el motel y en la bolsa de lona llevaba vaqueros, jerseys, calcetines gruesos y botas; lo mas indicado para recorrer los pequenos pueblos de las montanas. Estaba deseando ponerse en camino, pero Drew, su hermano menor, y Erin, su hermana mayor, estaban alargando la despedida. --?Tienes las tarjetas telefonicas que te di por si el movil no tiene cobertura? --le pregunto Erin.--Las tengo. --?Estas segura de que llevas suficiente dinero? --Estoy segura. --Faltan menos de dos semanas para el Dia de Accion de Gracias. --No creo que tarde tanto --afirmo Marcie para evitar otra discusion--. Encontrare a Ian enseguida. Creo que ya he delimitado mucho su posible paradero. --Vuelve a pensartelo, Marcie --insistio Erin intentandolo por ultima vez--. Conozco a algunos de los mejores detectives… el despacho de abogados los emplea constantemente. Podemos encontrar a Ian y entregarle las cosas que quieres darle. --Ya lo hemos discutido --replico Marcie--. Quiero verlo y hablar con el. --Podemos encontrarlo primero y luego podrias… --Diselo tu, Drew --le suplico Marcie. Drew tomo aliento. --Va a encontrarlo, hablar con el, averiguar que le pasa, pasar algun tiempo con el, darle los cromos de beisbol, ensenarle la carta y luego volvera a casa. --Pero nosotros podriamos… Marcie apoyo una mano en el brazo de su hermana mayor y la miro con firmeza. --Basta. No puedo seguir adelante hasta que haga esto y voy a hacerlo a mi manera, no a la vuestra. No hay nada mas que hablar. Ya se que os parece un disparate, pero voy a hacerlo. Se inclino y beso a Erin en la mejilla. Su hermana era esbelta, guapa, elegante y sofisticada, no se parecia en nada a Marcie, y habia sido como una madre para ella desde que era pequena. Le costaba mucho dejar de comportarse como una madre. --No te preocupes --siguio Marcie--, no tienes por que preocuparte. Tendre cuidado y no tardare en volver. Se volvio hacia Drew y tambien lo beso en la mejilla. --?No puedes darle un ansiolitico o algo asi? Drew estaba en la Facultad de Medicina y no podia hacer recetas. El se rio y abrazo a su hermana. --Acaba con todo esto lo antes posible. Erin va a volverme loco. --No lo pagues con el --Marcie miro a Erin con los ojos entrecerrados--. Ha sido idea mia y volvere antes de que os hayais dado cuenta. Se monto en el coche, se alejo y los dejo en la acera delante de la casa. Consiguio llegar a la autopista antes de notar que los ojos le abrasaban por las lagrimas. Sabia que sus hermanos iban a preocuparse, pero no podia hacer otra cosa. Bobby, el marido de Marcie, habia muerto hacia casi un ano, justo antes de Navidad, con veintiseis anos. Ocurrio despues de pasar tres anos en hospitales por una lesion cerebral que sufrio al servir como marine en Irak. Ian Buchanan fue su sargento y mejor amigo; segun Bobby, valia por veinte marines. Sin embargo, Ian dejo los marines poco despues de que Bobby cayera herido y no volvio a saber nada de el desde entonces. Desde que supo que Bobby no se repondria, desde que lloro su perdida mucho antes de que muriera, Marcie habia esperado sentir alivio cuando falleciera… al menos, por el. Penso que estaria preparada para empezar una vida nueva, una vida que habia suspendido durante anos. A los veintisiete anos y ya viuda, tenia mucho tiempo para cosas como viajar, salir o formarse, pero habia sido un ano improductivo y estaba bloqueada. No podia seguir adelante. No podia dejar de preguntarse por que el hombre al que Bobby habia querido como a un hermano habia desaparecido sin llamar ni escribir. Se habia distanciado de su padre y sus hermanos, tambien marines. Se habia distanciado de ella, la mujer de su mejor amigo. Ademas, estaban esos cromos de beisbol. Si hacia un esfuerzo inmenso de imaginacion, no podia imaginarse nada que su hermana abogada considerara mas ridiculo que su empeno en que Ian tuviera los cromos de beisbol que habian sido de Bobby. Sin embargo, desde que conocio a Bobby, cuando tenia catorce anos, supo lo obsesionado que estaba con su coleccion. Se sabia de memoria todos los jugadores y datos estadisticos. Resulto que Ian tambien era un loco del beisbol y que tenia una coleccion y ella sabia, por las cartas de Bobby, que habian hablado de hacer un intercambio. Bobby e Ian habian hablado de cambiarse cromos de beisbol mientras perseguian insurgentes por el desierto o eludian atentados suicidas en las ciudades, era un disparate. Tambien estaba la carta que Bobby le escribio desde Irak antes de que lo hirieran. Solo hablaba de Ian y de lo orgulloso que se sentiria si llegaba a ser como el. Era un marine de los pies a la cabeza estuvieran metidos hasta el cuello en una batalla o llorando por una carta de amor; era un hombre que se metia en los jaleos con los suyos, que los encabezaba con fuerza y valor, que nunca los defraudaba y permanecia siempre a su lado. Era divertido y los hacia reir, pero era un sargento exigente que tambien los obligaba a trabajar mucho, a aprender y a seguir todas las reglas al pie de la letra para que no corrieran riesgos. En esa misma carta, Bobby le dijo que esperaba que ella lo respaldara si decidia seguir esa profesion. Como habia hecho Ian Buchanan. Se sentiria muy orgulloso si llegaba a ser la mitad de hombre que era Ian; todos lo consideraban un heroe, alguien camino de convertirse en una leyenda. Marcie no estaba segura de que pudiera desprenderse de la carta, aunque trataba toda sobre Ian, pero el tenia que verla; Ian tenia que saber lo que sentia Bobby por el. Habia pasado un ano desde que Bobby murio placida y silenciosamente y ella habia pasado su cumpleanos, su aniversario y todas las vacaciones, pero tenia la sensacion de que ese asunto seguia sin estar resuelto; como si faltara una pieza muy grande para terminar con todo. Ian le habia salvado la vida a Bobby. No lo consiguio completamente, pero arriesgo la vida para llevar a Bobby a un sitio seguro… y luego desaparecio. Era algo omnipresente, algo que tenia que zanjar. No tenia mucho dinero, llevaba cinco anos con el mismo empleo de secretaria. Era un buen empleo con gente buena, pero con un sueldo que no seria suficiente para mantener a una familia. Tuvo la suerte de que su jefe le dio todo el tiempo que quiso cuando Bobby resulto herido, porque primero tuvo que viajar a Alemania y luego a Washington para estar cerca de el. Ademas, los gastos fueron enormes, mucho mayores de los que podian costear con la paga de el. Como marine que llevaba tres anos alistado, ganaba menos de mil quinientos dolares al mes. Exprimio al maximo las tarjetas de credito y pidio prestamos pese a que Erin y la familia de Bobby estuvieron dispuestas a ayudarla. Al final, su seguro de vida militar fue insuficiente para pagar las facturas y su indemnizacion por viudedad tampoco fue muy elevada. El milagro fue conseguir que lo mandaran a Chico, a su tierra. Algo que seguramente debia al empeno e insistencia de Erin. Muchas familias de soldados impedidos al cien por cien o que necesitaban un tratamiento a largo plazo tenian que irse a vivir cerca del paciente porque la Administracion no podia mandar al paciente a sus casas. Sin embargo, Erin consiguio que lo ingresaran en un centro de atencion medica privado sufragado por el Programa de Atencion Medica y Sanitaria para Civiles de los Servicios Castrenses. La mayoria de los soldados no tenian tanta suerte. Era un servicio complicado y bastante saturado por la cantidad de heridos. Erin se ocupo de todo y empleo su brillante cerebro de abogada para conseguir todas las ventajas y retribuciones posibles. Erin no quiso que Marcie ademas tuviera que preocuparse por el dinero. Erin lo hizo todo, incluso pago los gastos domesticos. Ademas, tambien conseguia costear los estudios de Medicina de Drew. Por eso, no acepto ni un centavo de ella para hacer ese viaje. Erin ya le habia dado demasiado. Drew tenia algun dinero para gastos, pero no era gran cosa y el era un estudiante de Medicina pobre. Habria sido mas juicioso esperar a la primavera, hasta que hubiera podido reunir algo mas de dinero para emprender ese viaje a las montanas del norte de California y buscar a Ian Buchanan, pero la proximidad del aniversario de la muerte de Bobby y de la Navidad hicieron que deseara con toda su alma zanjar definitivamente ese asunto. No podia dejar de pensar en que seria maravilloso tener las respuestas y retomar el contacto antes de las vacaciones. Estaba dispuesta a encontrarlo y a acabar con los fantasmas. Luego, cada uno seguiria con su vida… Capitulo 1 Marcie Sullivan entro con su Volkswagen en el pueblo. Era el sexto pueblo que visitaba ese dia y se encontro con que estaban adornando un arbol de Navidad. La gente que lo adornaba parecia demasiado pequena para semejante tarea; el arbol era gigantesco. Aparco delante de una cabana muy grande con un porche y se bajo. Tres mujeres se afanaban con el abeto de Navidad que media casi diez metros. Una era de su edad, tenia el pelo castano y sujetaba una caja abierta, quiza, con adornos. Otra era mayor, con el pelo blanco y gafas de montura negra y senalaba hacia arriba, como si estuviera al mando. La tercera era una rubia muy guapa que estaba subida a una escalera de tijera. El arbol se alzaba entre la cabana y una vieja iglesia, de madera, con dos torres altas y una vidriera todavia intacta; una iglesia que debio de ser muy bonita en algun momento. Mientras las miraba, un hombre salio al porche de la cabana, se detuvo, solto una maldicion y fue hasta la escalera con unas zancadas enormes. --No te muevas; ni respires --dijo el en voz baja pero con tono imperativo. Subio hasta que alcanzo a la rubia y la agarro con un brazo entre lo que le parecio un ligero abultamiento por el embarazo y los pechos. --Baja despacio --le ordeno. --!Jack! --exclamo ella--. !Dejame en paz! --Si es necesario, te bajare a la fuerza. Baja de la escalera despacio, inmediatamente. --Por amor de… --Inmediatamente --repitio el sin inmutarse. Ella empezo a bajar poco a poco mientras el la sujetaba. Cuando llegaron abajo, ella se puso en jarras y lo miro con furia. --!Sabia perfectamente lo que estaba haciendo! --?No tienes dos dedos de frente? ?Que pasaria si te cayeras? --Es una escalera muy buena. !No iba a caerme! --Puedes discutir lo que quieras, pero no voy a dejar que te subas a una escalera en tu estado --replico el tambien en jarras--. Me quedare vigilandote si hace falta. El miro a las otras dos mujeres. --Le dije que creia que no iba a parecerte bien --se justifico la del pelo castano mientras se encogia de hombros. El miro con furia a la mujer de pelo blanco. --Yo no me meto en asuntos domesticos. Es asunto vuestro, no mio --se defendio ella mientras se subia las gafas en la nariz. Marcie sintio anoranza. Solo llevaba unas semanas por esa zona, pero echaba de menos las disputas familiares, a sus amigas y el trabajo. Anoraba a la mandona de su hermana mayor, al bobo de su hermano pequeno y a la novia de turno que lo tuviera apesadumbrado. Echaba de menos a la enorme, divertida y apasionada familia de su difunto marido. No habia ido a casa a pasar el Dia de Accion de Gracias; le habia dado miedo ir un par de dias y no poder escapar por segunda vez de las garras de Erin. Su casa estaba en Chico, California, a un par de horas de alli, pero ni su hermana ni su hermano ni la familia de Bobby creian que lo que estaba haciendo fuera una buena idea. Por eso, habia llamado, habia mentido y habia contado que tenia algunas pistas sobre Ian y que estaba a punto de encontrarlo. Cada vez que llamaba, un dia si y otro no, decia que estaba acercandose, cuando no era verdad, pero tampoco estaba dispuesta a tirar la toalla. Sin embargo, una amenaza se cernia sobre su cabeza: le quedaba muy poco dinero. Ultimamente habia dormido en el coche para ahorrarse el motel y era muy incomodo porque la temperatura bajaba mucho en la montana. Era principios de diciembre y en cualquier momento empezaria a nevar o podia encontrarse con hielo en la carretera y salir disparada con el coche como un misil ladera abajo. Sencillamente, no podia soportar la idea de volver a casa sin haber cumplido esa mision. Si no lo conseguia, volveria para reunir algo de dinero y lo intentaria otra vez. No podia rendirse, ni por el ni por ella. Todo el mundo estaba observandola. Nerviosamente, se echo por encima del hombro el pelo rojo, ondulado y rebelde. --Si quiere… yo… mmm… podria subir. No me dan miedo las alturas… ni nada… --No hace falta que suba a la escalera --replico la rubia con un tono mas delicado y una sonrisa. --Yo subire --intervino el hombre--. O pedire a alguien que suba a la maldita escalera, pero tu no vas a subir. --!Jack! !Se un poco considerado! --No se preocupe por la escalera --siguio el con mas calma--. ?Podemos ayudarla en algo? Marcie se acerco al grupo, saco una foto del bolsillo interior del chaleco y se la enseno al hombre. --Estoy buscando a alguien. Se esfumo hace algo mas de tres anos, pero se que anda por aqui. Al parecer, recoge el correo en la oficina de correos de Fortuna. --!Caray! --exclamo el. --?Lo conoce? --pregunto ella con esperanza. --No --contesto el sacudiendo la cabeza--. No lo conozco y es muy raro. Es un marine --lo comprendio al ver la foto oficial de Ian--. No puedo creerme que haya un marine en ochenta kilometros a la redonda y yo no lo sepa. --Yo… --Es posible que no lo haya dicho; los marines y el tuvieron una relacion algo tormentosa al final. Al menos, eso he oido… El volvio a mirarla con un gesto mucho mas afable. --Me llamo Jack Sheridan. Mi esposa, Mel y Paige --dijo senalando con la cabeza a la mas joven--. Ella es Hope McCrea, la entrometida del pueblo. Extendio una mano y Marcie se la estrecho. --Marcie Sullivan --dijo ella. --?Por que busca a este marine? --le pregunto el

  • Una columna de fuego (Los pilares de la Tierra 3) (Completo) – Ken Follett de Ken Follett

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    La saga de Los pilares de la Tierra y Un mundo sin fin, que ha cautivado a millones de lectores, prosigue ahora con la magnifica y apasionante nueva novela de Ken Follett.

  • Navidad. menudo desmadre (Locura 1) de Sarah Rusell

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    ?Que pueden tener en comun siete personas aparentemente diferentes? Un fin de semana en un hotel rural en los Pirineos de Huesca donde disfrutar de la nieve, esquiar, descubrir senderos y pasear por ellos... Pero, a veces, y solo a veces, el destino puede tener otros planes. Empecemos por el principio, y conozcamos a estos siete aventureros. El trio "MAS", tres amigos que decidieron ir a pasar dos agradables dias en aquel rincon de estampa preciosa y nevada, para que dos de ellos limaran asperezas. Marta, una joven descarada de diecinueve anos, bastante borde por lo que dicen quienes mejor la conocen, que, como se suele decir, no tiene ni oficio ni beneficio. En definitiva, que ni estudia, ni trabaja, ni intenciones tiene de ello porque en sus propias palabras "Se vive muy bien en casa de mis padres, que me lo dan todo". Abel, un reconocido influencer de treinta y dos anos, el mejor amigo de Marta y quien mas la soporta porque, en ocasiones, es el unico capaz de callar a esa "localcono" como el la llama. Abel es gay, muy enamoradizo, y busca ese principe de brillante montura. Si, montura, porque el no quiere un hombre que llegue en un precioso corcel blanco, sino en una moto de gran cilindrada, a ser posible negra porque, como el dice: "El negro va con todo". Terminamos este trio tan dispar con Samira, estudiante de enfermeria, veinte anos y prima de Marta. Eso de "se parecen en el blanco de los ojos", desde luego que va con ellas, porque no tiene nada que ver la una con la otra. A pesar de que sus padres son tan pudientes como los de su prima, Samira decidio estudiar, encontrar un trabajo y vivir de ella misma, no de los demas. Entre Marta y Samira no hay feeling, es por este motivo que sus padres decidieron regalarles un fin de semana en ese hotel para que, con la ayuda de Abel, hubiese un acercamiento entre ambas primas. ?Lo conseguira nuestro querido influencer? Seguimos con los huespedes de este particular hotel. Le toca el turno a dos amigos que buscaban desconectar un fin de semana de sus trabajos y pensaron que ningun lugar mejor que aquel donde disfrutar de la nieve. Aitor, un simpatico policia de treinta y cinco anos que, en su circulo de amistades, es quien siempre intenta poner paz en aquellas pequenas disputas que puedan provocarse. Asier, medico por vocacion, cuarenta anos y un hombre de lo mas tranquilo. Procura no meterse demasiado en las discusiones entre sus amigos. Y acabamos con estos siete magnificos huespedes con una pareja que no es tal, al menos de momento, claro esta. Rebeca tiene veintisiete anos, es reponedora en un supermercado y un poco cotilla... Bueno, bastante cotilla. Conocio por Internet a Alan, un escoces de treinta anos que no habla ni papa de espanol, pero con el que congenio a las mil maravillas y decidieron conocerse. Nuestro escoces decidio viajar a Espana para conocerla y pasar juntos un fin de semana como tantas veces imaginaron, riendo, charlando cara a cara y compartiendo esas horas en compania del otro, como tantas y tantas tardes y noches lo hicieron frente a la pantalla del ordenador. Afortunadamente para el, el resto de companeros en su estancia en el hotel hablaban ingles, salvo Marta, que ni siquiera habia intentado aprenderlo. En el hotel se encontraran con Manuel, un hombre bonachon de sonrisa afable que, a sus sesenta anos, lleva toda la vida en ese lugar, pues heredo el negocio de sus propios padres. Le acompanan Pepa, su mujer que deleita a los huespedes con los mejores platos que preparara entre fogones, y su hijo Miguel, un joven de treinta anos que, como hiciera el propio Manuel, seguira los pasos de este, llevando el hotel cuando su padre le pase el testigo. A ese rincon en el que pasar dos dias de ensueno, o eso creen y esperan nuestros huespedes, llegaron aquel viernes de diciembre con ganas de descansar, ademas de desconectar, del ir y venir estresante y agobiante de la ciudad. Entre risas y caidas mientras esquiaban, intentando mantener el equilibrio en el caso de los mas torpes, respirando el aire que les ofrecia la zona de arboles que rodeaba el hotel, tomando cafe y chocolate caliente en el salon junto a la chimenea. Inmortalizando aquel fin de semana con fotos y videos que mirar una y otra vez, solo para recordar el instante en que un pequeno conejo blanco camuflado en la nieve asusto a Samira al salir corriendo, o cuando Abel poso para un video que subir a su red social y un mal traspie hizo que ese momento se convirtiera en el mas visto tras acabar en una caida donde el influencer quedo cubierto por completo de nieve. Y todo ante la atenta mirada de Marta, que no perdia oportunidad para soltar alguna de las suyas. El descanso necesario para un policia un poco estresado y para un medico que, en los ultimos meses, habia tenido demasiadas personas en su mesa de operaciones, salvando vidas y perdiendo alguna otra que se fue demasiado pronto. Dos dias de confesiones entre una pareja que ya se habian contado de todo durante meses, pero que seguian recordando cosas que les habian pasado a lo largo de los anos y compartian con el otro. El domingo tocaba despedirse de aquel rincon, volver a la rutina, al trabajo, a los estudios, regresar al otro lado del mundo donde, a pesar de la distancia, ese agradable escoces seguiria al otro lado de la pantalla de Rebeca. Pero, como el destino a veces tiene otros planes para cada persona, a estas siete les deparaba algo con lo que no contaban. Todos estaban listos para montar en sus coches, los duenos los despedian en la puerta de su hogar, esperando que volvieran a visitarles pronto, hasta que la montana hablo y quiso ser protagonista indiscutible. Una avalancha de nieve empezo a caer ladera abajo, cubriendo por completo la carretera, la unica carretera que los podia sacar de alli y llevarlos de regreso a sus casas, a sus ciudades, a sus vidas y rutinas diarias. Por si la mala suerte que acababan de sufrir fuera poca, la nieve tambien quiso tener su momento estelar, como esa actriz secundaria que en la pelicula hace que la trama de un giro completamente inesperado. Y nevo, por supuesto que nevo. Al calor de la chimenea y con un cafe, mientras veian las noticias de ese fuerte temporal que comenzaba a azotar la zona, Manuel les dijo que las autoridades se habian puesto en contando con el, para saber si tenia localizados a todos sus huespedes, el les indico que si, que seguian todos en el hotel, asi que le informaron que debia hacerse cargo de ellos durante unos dias, que no salieran del hotel, ni siquiera a la zona mas cercana que les rodeaba, ya que debido a las fuertes nevadas y borrascas les seria imposible sacarlos de alli, al menos por el momento. El panico se hizo un poco mas presente, la desesperacion llego a algunos de los huespedes al ser conscientes de que, como decian en las noticias, debido a ese inesperado temporal, no podian enviar helicopteros de rescate a algunos puntos de la zona, como era el caso del suyo. Encerrados, aislados, conviviendo con personas a las que apenas conocian, asi se encontraban desde ese momento. Lo que iban a ser dos dias de relax y tranquilidad se habian convertido en varios dias mas de incertidumbre. Lejos de sus familias y confinados a dos dias de Nochebuena.

  • Elemental (Guardianes Del Alma 2) de Kim Richardson

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    Kara y un pequeno nino estan juntos, solos, en un pequeno rio. El sostiene su mano. El agua fria les hace cosquillas en los pies. Una niebla fina se levanta y teje hilos alrededor de ellos, y Kara huele el tenue olor a carne podrida. Algo toca sus dedos del pie. Ve hacia abajo. Manos blancas se extienden afuera del agua y la sujetan por los tobillos. Ella salta hacia atras, jalando al nino con ella. Aparecen mas manos por todos lados. Una niebla espesa, negra, se levanta y cubre la corriente. Largos tentaculos se enredan alrededor de sus piernas, como serpientes blancas. Kara grita y patea la niebla. Un hedor a hierro la ahoga. La niebla desaparece. Kara lucha por equilibrarse. Ella esta en un rio de sangre. El nino tiene sangre en sus muslos. Kara siente nauseas. Oye un chapoteo. Una figura en el rio...un hombre, no… La retorcida cabeza humana y el torso enfermo que se levantan sobre el rio nacen de una confusion de entranas humanas y de insectos, de la parte posterior de un monstruo horrible. Las piernas largas del insecto se arrastran hacia ella, negras y afiladas. Forunculos y llagas cubren la piel del monstruo, como lepra. Sus ojos rojos brillan entre la niebla negra. Cierra sus mandibulas. El nino le suelta la mano a Kara. Es arrastrado debajo del rio sangriento. Kara se dobla hacia abajo y agita sus manos en la sangre, buscando al nino. Un sollozo. Kara Mira hacia arriba. La criatura tiene al nino. Agarra al chico por el cuello y lo exprime. Abre su boca. Sangre escurre por sus puntiagudos dientes amarillos. Lentamente trae al nino hacia su boca humeda mientras la criatura no deja de gritar. Kara desperto sobresaltada. Su corazon golpeaba contra su pecho mientras parpadeaba tratando de abrir sus pegajosos ojos cubiertos con lagrimas y sudor. Todavia media dormida, se sento en su cama con los brazos estirados delante de ella, lista para salvar al nino del monstruo. Se quito el flequillo pegajoso de la frente sudada y espero, calmandose, hasta que los efectos del sueno se disiparon. Habia estado llorando. Limpio su cara y sus ojos lentamente se ajustaron a la luz de la manana que se colaba en su habitacion. Las sombras oscuras fueron enfocandose. Sus pinturas de demonios y angeles que cubrian las paredes como papel tapiz parecian aun mas siniestras en la tenue luz. Se sacudio con un escalofrio. Las pinturas eran parte de una historia que Kara debia contar. Recien despertando de sus pesadillas, tomaba su pincel y pintaba una y otra vez las recurrentes historias. Se convencia a misma que era una especie de terapia, y que quizas, algun dia, las pesadillas se detendrian. Despues de un tiempo su madre se nego a entrar en su habitacion. Kara recordo que su madre habia lanzado sus manos en el aire, gritando que los monstruos iban a atraparlas. Pero para Kara, eran solo pinturas. Sabia que no podian lastimar a nadie. 5:00 am… aun demasiado temprano para levantarse para la escuela. Se forzo a cerrar los ojos y se reacomodo en su cama. Los debiles ronquidos desde el segundo cuarto al final del pasillo confirmaban que su madre no se habia despertado con sus gritos. Se sintio aliviada. Su madre trabajaba largas horas, asi que merecia una buena noche de descanso. Cada noche Kara sonaba con monstruos horribles y con un nino asustado de cabello rubio enredado y pijama azul y blanco… a punto de ser comido. Se despertaba gritando en el momento que el nino desaparecia entre la boca del monstruo. Kara solto un largo suspiro. No podia volver a dormirse. Bajo las piernas de su cama y fue de puntillas a su vestidor. Los tablones de pino se sacudieron. Pintura blanca se descarapelaba de las patas y de la parte superior del mueble, dandole un falso aspecto antiguo. Faltaban algunas perillas de los cajones superiores, y Kara habia utilizado boligrafos secos para reemplazarlas. Levanto un marco metalico. La cubierta de vidrio estaba agrietada y astillada. Kara la acerco a su rostro. Un hombre con cabello castano despeinado y una sonrisa amistosa sostenia a una nina con coletas castanas de mono amarillo. Kara sintio como su pecho se comprimia. Apenas y podia recordar ese dia. La imagen de su padre se habia desvanecido a lo lejos. Habia muerto cuando ella tenia solo cinco anos, y Kara no lo recordaba en absoluto. Ella dibujo su rostro con el dedo. !Que no daria por tener un verdadero padre! Quiza su madre estaria un poco mas cuerda si hubiera un hombre alrededor de ella. Kara sintio un gran dolor en su corazon, y con un suspiro, coloco el marco en el aparador. El rostro de Kara la veia fijamente detras del espejo roto y forzo una sonrisa. Hoy era su decimoseptimo cumpleanos. Diecisiete anos; era la edad cuando las chicas se enamoraban e iban a la Universidad para seguir sus suenos. Su sonrisa se desplomo. El trabajo de verano de Kara apenas le habia dado lo suficiente para ayudar a pagar la comida. Ella nunca podria ahorrar lo suficiente para ir a la Universidad. Una cucaracha recorrio su espejo y se detuvo justo en el medio. Estaba al nivel de los ojos de Kara, con sus dos ojos negros como piedras viendola con una especie de inteligencia extrana. Sus antenas se movian nerviosamente. !BAM! Kara despego el libro el espejo y tiro la cucaracha muerta en su bote de basura. Se sintio culpable de matar al insecto. Fruncio los labios y miro al espejo otra vez. Deberia estar feliz, ella lo sabia. Pero se sentia vacia por dentro. Le faltaba una parte, como un coche al que le faltaba una rueda y que por lo tanto no podia conducir. Desde hace meses habia estado deprimida. En la escuela no queria hacer nada aparte de su pintura y la lectura de sus libros. Incluso su mejor amigo Mat la evitaba. Hacia dos semanas, a la hora del almuerzo, le dijo que andar con ella estaba haciendo que su cerebro se derritiera; lo estaba deprimiendo. Sin Mat para apoyarla se sentia aun mas perdida y confundida. Ella trato de sacudirse la sensacion, pero nada funciono. Se sentia sola. El suave canto de los pajaros llego a sus oidos. Kara sonrio. Aunque a veces le molestaba, cantaban maravillosamente. El canto llego a ser mas fuerte, mas intenso, y entonces oyo el graznido de los cuervos, muchos de ellos… Extrano, Kara penso para sus adentros. Se asomo a la repisa de la ventana. El piso de madera se sentia frio debajo de sus pies. Presiono la cabeza contra el cristal y miro hacia fuera. Casi veinte cuervos estaban encaramados en los altos arces. Con sus cabezas inclinadas, le croaban a algo que estaba abajo y que Kara no podia ver. Se esforzo para poder mirar a traves de las ramas. Un escalofrio recorrio su columna vertebral. Su corazon se le subio a la garganta. En medio del camino habia un nino… el mismo nino de sus suenos. Kara aplasto su nariz contra el vidrio y miro la pequena figura en pijama caminando como patito por la calle. Estaba descalzo. En agosto, el clima de Montreal era aun bastante templado, incluso en las primeras horas de la manana. Lo vio plantar sus pies y pararse firmemente. El nino camino por los coches aparcados. Hojas de periodicos se enrollaban a su alrededor, atrapadas en el viento invisible. Tengo que ir a buscarlo, le dijo Kara a la ventana. Se decidio y se coloco un par de pantalones grises y un sueter. Con un clic, abrio la puerta de su dormitorio y camino en las sombras. Cuidando de no despertar a su madre, se deslizo furtivamente por la oscuridad y corrio a la puerta de su casa. Bajo las escaleras de dos en dos y reboto en el vestibulo. Recupero su aliento y abrio las puertas de cristal. El aire del exterior olia a hojas mojadas y hierba, fresco contra su piel, aludiendo ligeramente al ya proximo otono. Las aceras estaban llenas de charcos grises, y Kara salto para evitarlos. Corrio hasta el lugar de la calle donde ella habia visto por ultima vez al nino. Se habia ido. La calle estaba muy tranquila, y Kara noto que los pajaros repentinamente habian dejado de cantar. El viento se detuvo. Kara temblo. Un escalofrio le subio por la espalda, y su corazon martillo en sus oidos. “!Oye, chico!” dijo en una suave voz, no queriendo despertar al vecindario. “Nino… ?donde estas?” Paso por el lugar y se detuvo. Ella se puso de rodillas y busco debajo de los coches aparcados. No habia nada. El no podia estar lejos. Era un nino pequeno, penso Kara dando unos pasos hacia adelante. Se detuvo. Los pelos en la parte posterior de su cuello se erizaron. Sintio que algo no estaba bien, algo le decia que se echara a correr… Y alli estaba. Kara contuvo su respiracion. Lo podia ver claramente ahora -- no al nino, sino a un apuesto desconocido al que ya habia visto antes. Estaba inclinado contra un auto estacionado, sus brazos cruzados sobre el pecho. La mirada del extrano fija sobre ella. El corazon de Kara se detuvo. Era alto y delgado. Una chaqueta de cuero marron abrazaba sus poderosos hombros, y llevaba jeans deslavados con una playera ajustada que resaltaba su musculoso pecho. La miraba con una sonrisa casi tonta pintada en la cara, con apenas una sombra de hoyuelos en sus mejillas. Su cara era hermosa sin lugar a dudas. Demasiado perfecto. El tipo de rostro que enviaba millones de mariposas a sacudirse en la boca de su estomago. Kara le habia dado el apodo de “el acosador galante”… su preciosa sombra. ?Que esta haciendo el aqui a esta hora? Ella fruncio el ceno. Algo no tenia sentido. Parte de ella se sentia emocionada de tener a un tipo de tan buen aspecto siguiendola, pero la otra parte le provocaba carne de gallina… y no en el buen sentido. Habia algo muy raro en la forma que la veia. El acosador galante peino su cabello rubio con sus dedos y se dio la vuelta. Se encontro con los ojos de Kara y viro hacia el otro lado, pretendiendo estar interesado en los autos estacionados. A Kara no le parecia para nada un asesino en serie como Anibal Lechter… el tipo que descuartizaba y se comia a sus victimas, como una especie de guiso exotico. No. El tenia una boca tan hermosa que simplemente no podia imaginarselo comiendose a nadie. Kara no podia entender por que el la estaba acosando. Con su falta de gracias delanteras y sus curvas invisibles, no tenia mucho que ofrecerle al sexo opuesto en el campo visual. ?Que resultaba tan atractivo y “acosolicioso” en ella? Nada. Eso la hacia sospechar de el. Las cosas que son demasiado buenas para ser ciertas usualmente lo son, pensaba. Especialmente cuando ella estaba involucrada. Arranco los ojos de el por un momento para buscar al nino otra vez. Sombras oscuras acechaban a lo largo de la silenciosa calle y Kara se sintio tensa. Pero nada mas se movio. El chico no estaba a la vista. Y cuando se volvio para ver a su acosador galante, este habia desaparecido, como si fuera un producto de su imaginacion. En serio estoy enloqueciendo, penso Kara, retirando su flequillo de la cara. Una ligera llovizna refresco sus mejillas calientes, y Kara la agradecio… Algo se movio en la esquina de su ojo. Al principio, penso que era su acosador galante que habia regresado, pero rapidamente se dio cuenta de que no era el. Este hombre tenia el pelo blanco y la piel grisacea palida. Vestia un traje oscuro, y Kara podia ver que era un traje caro y...un poco fuera de lugar para esta hora de la manana. Estaba inclinado contra un poste de luz en la calle. Incluso desde la distancia podia verse que algo andaba muy mal con sus ojos. Eran negros. Y la estaban vigilando.

  • Filthy Jefe (Chicos malos 1) de Amy Brent

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    Candice Carlson Estaba sentada en mi mesa, comiendo una ensalada para llevar de la cafeteria de abajo, cuando llego el correo electronico de mi jefe. Mire la gran pantalla del ordenador que tenia a mi izquierda, pero no me moleste en abrirlo. Ya sabia de que se trataba. Llevaba esperandolo desde que me dijo que nuestra empresa, Goldman y Stern, habia ganado un contrato de consultoria de gestion de diez millones de dolares con Empresas Wright y que yo formaria parte de su equipo. Mastique un bocado de lechuga y me incline para leer el asunto: Confirmacion de reunion programada con Tanner Wright de Empresas Wright. Hice clic en el enlace que anadiria automaticamente los detalles de la reunion a mi agenda electronica y regrese a mi ensalada. Hace un ano, habria dado saltos de alegria ante la idea de reunirme con el empresario multimillonario Tanner Wright y su equipo. Ahora, seria una mas de la larga lista de aburridas reuniones con ricos imbeciles que utilizaban a los consultores de gestion de Goldman y Stern – como yo- para hacer su trabajo sucio. Vaya, a veces me asombraba lo quemada que habia quedado en tan solo un ano en Goldman. No recuerdo esperar que fuera a hacer este tipo de trabajo. Aun asi, era mejor que trabajar como una esclava en una organizacion sin animo de lucro por veinte mil dolares al ano. Aquello era mas satisfactorio, pero esto me permitiria comprar un monton de cosas mas chulas. Suspire mientras clavaba un tomate cherry y lo partia por la mitad con los dientes delanteros. Ya habia buscado en Google a Tanner Wright en prevision de la reunion. No es que no supiera ya quien era. Todos en el mundo de los negocios lo conocia porque era una leyenda. Treinta y cinco anos, soltero, alto, moreno y guapo; con la constitucion de un atleta y el cerebro de un becario de Rhodes. Hacia quince anos que habia fundado Empresas Wright como un pequeno servicio de reparacion de ordenadores en el sotano de sus padres. El ano pasado la empresa facturo seis mil millones. Ahora Wright esta metido en todo: desde la informatica hasta las redes, pasando por el software de ciberseguridad y la fibra optica. Pero hoy en dia hace falta algo mas que generar una tonelada de ingresos para que un tipo me impresione. En mi mente, ya lo tenia catalogado como otro playboy multimillonario que pensaba que podia comprar el mundo y a todos los que lo habitaban. Tome un sorbo del te helado aguado que venia con la ensalada y mire le brumoso horizonte de Chicago por la ventana del vigesimo piso. --Apuesto a que es un gran imbecil --me oi decir. No pude evitarlo. Cada vez que pensaba en los hombres, me venia automaticamente a la mente la palabra <>. De hecho, la palabra <> se estaba convirtiendo en sinonimo de <> en mi mente. Hombre, gilipollas. Ducha, hombre. Podian llamarme cansina, pero ambas eran lo mismo en mi mente. Le di otro mordisco a la lechuga y comi mientras suspiraba. Por que los hombres tenian que ser tan imbeciles. ?No quedaban hombres buenos en el mundo? Seguro que todos no eran homosexuales o estaban casados. De acuerdo, quizas exageraba un poco. Tal vez no todos los hombres del planeta tierra eran unos imbeciles. Tal vez solo los hombres de la especie que he conocido personalmente en mis veinticuatro anos en el planeta lo eran. No todos empezaron asi, por supuesto. Algunos eran muy agradables al principio. Parece que se convirtieron en gilipollas despues de conocerme. Tal vez fue eso. Tal vez yo era el denominador comun. Tal vez conoci a tipos perfectamente agradables y los converti en unos completos imbeciles. !Yo era el paciente cero! Me lami el alino de los labios y bebi te. Tal vez ese era mi poder especial, pense. Tenia el poder de convertir a tipos perfectamente agradables en imbeciles. No. A quien quiero enganar. No tengo poderes especiales. Los hombres son muy capaces de convertirse en idiotas por si mismos. No necesitan ninguna influencia mia. El mas reciente en mi vida fue mi ex novio, Scott, que me dejo despues de salir durante cinco anos porque su madre no creia que yo fuera lo suficientemente buena para el. En realidad, me dijo: --Lo siento, Candice, pero mi madre no cree que seas lo suficientemente buena para mi. --No me voy a casar con tu madre, Scott --le respondi--. La pregunta es, ?que piensas tu? El capullo no dudo. Me miro a los ojos y me solto: --Creo que mama tiene razon. Y con eso, se dio la vuelta y salio por la puerta sin mirar atras. Yo me quede como, <>. He salido con un imbecil desde el primer ano de la universidad, he guardado mi virginidad para nuestra noche de bodas, y dos meses antes de la boda, ?no soy lo suficientemente buena para ti? ?En serio? !Que te den! !Y que se joda tu madre! Senti que mis mejillas se calentaban. A pesar de que ha pasado mas de un ano desde que Scott me dejo, todavia me hace enfurecer.

  • No cambiaria nunca, Eli Jane Foster de Eli Jane Foster

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    Amanda era descarada, vestia como le apetecia ignorando las reglas sociales y practicamente hacia lo que le daba la gana. Aunque en su trabajo era eficiente, asi que su jefe no podia echarla. Respecto a los hombres, no llegaba a encontrar lo que realmente necesitaba y eso que lo buscaba. No paraba de buscarlo, pero nada. Frustrada salio de fiesta con una amiga para encontrarse con lo que menos se esperaba...

  • Tomas. North Group de Fanny Ramirez

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    TOMAS BROWN <> Esa frase se convirtio en mi mantra, mi tatuaje interior, como Jason mi mejor amigo, llamaba. El tenia demasiados bajo la piel, los mismos, hicieron que una noche decidiese acabar con su agonia tomandose un frasco de pastillas. Apenas alcanzo los veinte anos y quien lo conocio sabe que aparentaba mas de los que tenia. <> Y para Jason nunca fue un problema la velocidad. No me gusta catalogar a las personas, ser debil no te hace menos fuerte, solo que Jason no supo como decir: no, cuando tuvo la oportunidad. Nacer entre porqueria, basura, solo te dictaba tu futuro, no solo estoy hablando de la que se tira a un contenedor. La droga, hizo que amigos, mi propia madre y mi hermano pequeno, se transformasen en personas irreconocibles. La sonrisa ya no formaba parte de sus caras a menos que consiguieran un nuevo chute y eso, era demasiado triste. Mi tatuaje interior ardia cada vez que las lagrimas acudian a mis ojos. Fueron pocas veces las que pasaba, tres, creo recordar, que lo hizo con mas fuerza. Mi mente se ha encargado de borrar la mayoria de recuerdos de mi ninez y parte de mi adolescencia. La primera vez que recuerdo, fue cuando vi a Jason por ultima vez, lo estaban metiendo en un coche, tenia los ojos abiertos, rojos, su piel traslucida y entre el shock escuche la vocecilla de mi hermano a mi lado preguntandome: <> Si, lo estaba. Mi mejor amigo me dejo solo, cuando me habia jurado que no lo haria nunca. Con el tiempo entendi que no hacia falta tener a las personas fisicamente, tambien podian cuidarte desde cualquier lugar en el que estuviesen. La segunda vez, fue cuando vi a mi hermano pequeno inyectarse una mierda en el brazo mientras sus amigos fumaban marihuana en el parque de detras de casa. A partir de ahi, mi vida se convirtio en un verdadero infierno. Intente por activa y por pasiva que lo dejara, me lleve anos reteniendolo contra su voluntad, tragandome sus reproches, sus miradas de odio, hasta que por fin lo consegui. Lastima que ya su destino estaba escrito con la firma de la maldita enfermedad llamada: cancer. La tercera tiene nombre y apellidos: Emily Berry Lauler. Sin embargo, de ella no puedo hablar sin que se me aprieten las entranas y me recuerde a mi mismo que no hago nada bien en la vida. Pero esa... es una historia que no merece la pena rememorar. INTRODUCCION --Solo seran un par de horas, Emi, ademas, tu estaras con tus primas toda la noche haciendo esas cosas que las chicas haceis cuando estais solas. Resoplo y yo no pude hacer mas que poner los ojos en blanco ahogando un suspiro de cansancio. Emily podria ser un grandisimo dolor en el trasero cuando queria, y esa noche quiso con ganas, pues era el cumpleanos de John. Los chicos planearon ir al local de Mike, un tugurio de mala muerte que servia la mejor cerveza en aquellos tiempos. Emily no aceptaba que yo tuviera una vida, sin embargo, ella si parecia tener derecho a tenerla. Era lo que mas me jodia, no obstante, estaba enamorado hasta las trancas de esa nina del demonio con aires de grandeza. Como si en vez de una simple mortal, estuviese hecha de fibra de oro con incrustaciones de diamantes... Me rasque el pecho sobre la camisa cuando una picazon insoportable me recordo que no debia joderlo con ella. Parecia mentira que con todo lo que habia soportado a lo largo de mi vida, me estaba convertido en un autentico imbecil por una chiquilla mimada. Pero era lo unico que me quedaba, aparte de mis amigos, claro. Y un hermano que casi no veia. Emily se convirtio en la pieza que me faltaba para que el vacio que me dejo mi hermano pequeno se llenara un poco, solo un poco. Aunque eso hacia de mi martirio algo mas soportable. --Solo espero que no haya muchas chicas, Tomas, o te juro que... --No digas tonterias, Emily, vamos al local de Mike. Alli casi nunca hay mujeres, menos chicas que puedan hacerte ni sombra. Por el rabillo de mi ojo, vi aparecer a Leon, Chad, Lauren y John; este ultimo bebiendo a morro de un botellin de cerveza. Gracias a Dios no me escucharon arrastrandome como una babosa. Sonrei sin poder remediarlo, intentando que Emily no escuchara los disparates que estaba soltando John. Habia sido cumplir la mayoria de edad y ya se reventaba el higado en publico. Leon ladeo la cabeza, preguntandome en silencio con quien hablaba. Con un gesto con la boca, le di a entender de quien se trataba. El rodo los ojos, Chad me saludo palmeandome el hombro al igual que Lauren, y John me dio un beso sonoro en la mejilla, susurrando un: <>, antes de entrar al bar. --?Que ha sido eso y porque ha sonado como si alguien le estuviera comiendo la boca a mi novio? --el ladrido de Emily me hizo apretar los punos teniendo que contar hasta diez con la respiracion atascada en los pulmones. Entonces hice lo que deberia haber hecho mucho antes, colgarle el telefono y ponerlo en silencio para ni enterarme siquiera si vuelve a llamar. Sin contestar a su estupida acusacion. Me tenia hasta la jodida coronilla. Abri la puerta y la musica se hizo mas sonora. Los chicos estaban en la barra, seguramente pidiendole a la camarera una cerveza, junto con algunos parroquianos ya asiduos. Faltaba Ray, como siempre, seguramente estudiando, haciendose a la idea de su proxima matricula de honor. Di una ojeada rapida a mi alrededor, algunas mujeres disfrutaban de una charla amena en una mesa al fondo, raramente venian a un lugar como ese. Pero viendolas de lejos, parecian de fuera, espanolas al escuchar un par de palabras descarriadas; sabia de alguien al que le haria una tremenda ilusion. A la derecha del local, un senor bebia de su cerveza mientras que el humo de un pitillo lo envolvia haciendo de la escena algo de lo que inmortalizar en una imagen. Su pelo ceniza hacia que las volutas de humo que volaban a su alrededor desaparecieran, para luego emerger y cubrir su rostro demasiado demacrado para su edad. Aunque no supiera cuantos anos tenia. De alguna manera siempre lograba encontrar parecido a la gente con alguien cercano a mi y ese senor le daba un aire a mi padre. --Tomas, me he dado el atrevimiento de pedirte una cerveza --la voz de Chad me hizo desviar la mirada de aquel senor que por momentos hacia que vagos recuerdos, demasiado amargos, volvieran a aparecer en mi mente. Con una sonrisa, sintiendo mi telefono vibrar en el bolsillo de mis pantalones, me acerque a ellos y me deje abrazar por un John demasiado ebrio para ser apenas las once de la noche. Ray se nos unio una hora mas tarde, con cara de no haber dormido en siglos, avergonzado por culpa de Leon que lo vitoreaba como si fuera una superestrella. --Ey, Ray, ?pudiste despegar la nariz de los libros para poder venir a mi cumpleanos? es todo un honor... --Dijo John, levantandose con dificultad para luego engancharse en sus hombros. Negue con la cabeza al mismo tiempo que lleve mi vaso de cerveza a los labios. Ya me veia cargandolo hasta llegar a nuestra residencia. --Y tu no pierdes el tiempo... con apenas horas de tener los dieciocho y ya te emborrachas en un bar --contesto Murray haciendonos reir. John saco la lengua, pareciendo un crio de dos anos. Me daba tremenda lastima a veces. Era un chico joven, con energia, positivismo y una mente brillante. Aunque ese cerebro no lo usara nunca para lo que realmente tenia que hacerlo. --?Viste las chicas del fondo? --me pregunto Leon, mirando a las susodichas de reojo. Tenia los ojos brillantes y las mejillas rojas gracias al alcohol. Me vi girando hacia donde el me senalaba e hice una mueca cuando me pillaron mirandolas descaradamente. --Joder, pero no mires asi. Las vas a espantar --se quejo resoplando y bebiendo de nuevo hasta acabar su jarra. --Son espanolas, las he oido hablar --le informe, provocando una sonrisa de su parte. --Sostenme esto, es hora de cazar dos buenos pares de jamones ibericos, !ole! --dijo en espanol, dejandome la jarra en las manos y peinandose el cabello con las manos antes de ir en busca de las chicas. Con curiosidad, me lleve casi cinco minutos viendo a Leon hacer su magia. Las chicas reian encantadas, incluso una de ellas, le toco el brazo supuse para comprobar que el tio se pasaba las horas haciendo ejercicio. --?Crees que se las follara a las dos? --la pregunta de Chad me hizo pestanear y dejar de observarlos. --Seguro... es el unico que he conocido con la facilidad de llevarse a mas de una a la cama y a la vez. No se como mierda lo hace. --Tu podrias si dejaras a esa chalada con la que estas. Lo mire con la mandibula apretada del coraje. Odiaba que se metieran con Emily o con mi relacion. Aunque luego supe que debia haberles hecho caso a todo lo que decian mucho antes. Me hubiera ahorrado todo lo que acontecio. --No te voy a consentir que la llames asi --lo mire con toda la rabia que pude reunir, haciendo que frunciera el ceno y alzara las manos a modo de rendicion. Al cabo de un rato, en los que me dedique a mensajearme con mi novia, la cual estaba bastante molesta, decidimos sentarnos en una mesa. Leon nos acompano a reganadientes unos minutos despues, diciendoles algo en espanol a las chicas, lo que provoco que rieran. --Si te sobra una, ya sabes, me la pasas --murmuro Chad arrastrando las palabras. Leon se sento a su lado y se acerco a su oido para susurrarle algo que lo hizo carcajear y ponerse contento. Resople. Lo mas seguro es que hicieran una jodida orgia, como si los viera. Malditos putos... --Bueno, ahora que estamos todos juntos quiero haceros una propuesta --dijo Lauren, haciendo que dejaran la alegria para otro momento. Por un segundo les tuve envidia. Echaba de menos relacionarme con las mujeres, charlar con ellas, no solo con la mujer que no paraba de llamarme y mandarme mensajes para que le enviara fotos de donde estaba. Suspire en derrota, diciendome que no merecia la pena quejarme por eso. Me queria, no tenia ninguna duda, por lo menos en ese momento. Lauren empezo a contar acerca de un proyecto que tenia entre manos. North Group se llamaria. La cabeza me daba vueltas, debatiendome entre alegrarme, brindar, celebrarlo y pensando que diria Emily al respecto. Entonces tuve claro una cosa. Seguiria adelante estuviese ella de acuerdo o no aunque luego sufriera las consecuencias. UNO <> Parece sacado de una jodida pelicula de terror. No quise hacerle caso a nadie cuando me advirtieron de lo loca que estaba la mujer con la que me iba a casar. Incluso di por hecho que sus acciones, reproches y celos, se debian a mera inseguridad o me queria tanto que no concebia compartirme con nadie. Luego llegaron las preguntas, las acusaciones, el acoso y lo que mas miedo me daba: las amenazas. No solo hacia mi persona, sino las que atentaba contra su propia vida. Froto mi rostro en un vano intento de despejar asi mi cabeza de tantos pensamientos funestos. No debe ser sano estar continuamente pensando que por mi culpa esa mujer, a la que tanto ame, se suicide. Ya ni recuerdo cuantas han sido las veces que me lo ha dicho llorando a lagrima viva. Ya sea por telefono o en persona. Por puro masoquismo, abro el cajon de mi escritorio y miro con nostalgia la fotografia que nos tomamos hace aproximadamente dos anos en la casa de los Hamptons. Ella sonreia montada a mi espalda y yo la miraba por encima de mi hombro embelesado por su belleza. Emily es hermosa. De pelo rubio, larguisimo, que casi siempre llevaba en una cola de caballo excepto aquel dia. Acaricio, sin poder remediarlo, la imagen de sus manos. Sus unas pintadas del mismo color que su bikini rojo. Como me gustaria volver a aquel dia, donde por arte de magia, se convirtio en una persona diferente. Ya fuera porque estabamos lejos de casa o solos en esta. Donde segun ella, no habia ninguna distraccion cerca. Mis amigos eran distraccion, las mujeres que paseaban por la calle, trabajaban en la empresa o simplemente esperaban a ser atendidas en una cafeteria, tambien lo eran; las reuniones importantes, las llamadas, el punetero trabajo. Todo el mundo, todo lo que yo hacia para ganarme la vida y llenar la de ella de lujos, eran distracciones y podia hacer que dejase de amarla. Una risa amarga brota de mis labios antes de cerrar el cajon mas fuerte de la cuenta, provocando un fuerte ruido. Me levanto de la silla notando mi labio inferior temblar de la rabia y miro a traves del ventanal en busca de una enesima solucion. <> Las palabras de Leon resuenan una y otra y otra vez como si fuese lo unico que tuviera cavidad ahora mismo en mi mente. ?Pero que cojones hago? Esa es la pregunta que mas formulo tanto en voz alta como en pensamiento. ?Como hago para que me deje vivir, respirar? ?Que solucion puede haber cuando ya he intentado hasta denunciarla? Pero como ya se viene sabiendo, la ley parece amparar mas a la mujer que al hombre en estos casos. Alguien toca a la puerta y carraspeo, llevandome el dedo indice al rabillo de mi ojo quitando asi la maldita lagrima que crei extinta de tanto que he llorado por su culpa. La voz de Murray me hace girar para mirarlo. Esta contento, con una sonrisa indeleble en su rostro y todo es debido a su Ceci como el la llama. A Dios gracias por haberla puesto en nuestros caminos, no se que hubieramos hecho sin su deliciosa comida del catering en los numerosos eventos. Tambien nos privo de ver a Murray babeando por los rincones, gracias al cielo. --?Te tragaste un unicornio? ?O es que por fin has podido comprobar que el sexo anal no es tan malo como parecia? --Intento hacer la broma, sin que se me note demasiado lo podrido que estoy por dentro. Mi traje negro impoluto, mi camisa blanca recien salida de la tintoreria y mis zapatos lustrosos brillando como si fueran espejos, hacen que nadie se de cuenta de lo sucio y asqueado que me siento. Murray rie y niega con la cabeza un poco ruborizado. Eso me hace lanzar una carcajada al aire que agradezco como un vaso de agua en pleno desierto. --No, vengo a decirte si vienes a por algo para desayunar. Frunzo el ceno ante su invitacion. Es raro que alguno de nosotros salgamos a comprar nada una vez estamos trabajando. Para eso tenemos a los secretarios y a monton de personal que se encarga de eso. --?Que le hiciste a Ferran? No me digas que cogio baja por sobreexplotacion --le digo con una sonrisa ladeada. --?Estas muy gracioso hoy, no? --pregunta entrecerrando los ojos--, simplemente me apetece charlar, Leon, Lauren, Chad y el tonto de John estan reunidos con un cliente. Me dijeron que tu estabas libre como un pajarillo ahora en la manana. --Claro, dame unos segundos y nos vemos en recepcion. Tengo que arreglar un asuntillo pendiente. --Treinta segundos, Tomas --advierte senalandome, cerrando la puerta tras de si con un tarareo. Suspiro una vez la soledad me envuelve nuevamente, agarrando el telefono y leyendo por tercera vez el mensaje que Emily me ha escrito hace escasos quince minutos. Mis dedos se posicionan en el teclado y escribo para luego a borrar asi hasta que harto de mi cobardia, le doy a enviar. <> Me arrepiento en cuanto le llega. Pero es que no se que demonios hacer para que me deje tranquilo, ?es mucho pedir? Dejo el telefono en la mesa, sin ganas de ver ningun mensaje mas y verificando que llevo mi cartera, salgo del despacho escuchando la vibracion del aparato sobre el cristal. --Que te den, Emily. *** En la recepcion veo a Murray sonreir como un imbecil mientras habla con alguien por telefono. No hay que ser muy listo para saber con quien, solo hay que ver como se le ilumina el rostro. La misma luminosidad, alegria y entusiasmo que alguna vez tuve yo. En cuanto estoy a su lado, se despide con un <> que me estruja el corazon y las entranas por la maldita envidia. Lejos de huir despavorido, yo ansio encontrar a una persona a la cual amar y que me ame sanamente. Lo malo es que por mucho que lo intento, no me lo permite. --Tomas, ?ocurre algo? Si no quieres venir, no pasa nada, solo... --Ya te dije que si, es solo algunos temas que tengo que resolver. Me tendrian que dar un premio de la evasiva, por malo, porque siempre digo la misma pueril excusa cuando no quiero hablar del tema. Odio que me den consejos, odio que me digan lo que tengo o no que hacer como si yo no lo hubiese intentado todo. Estoy destinado a llevar mi cruz a cuestas, a no ser feliz a menos que Emily deje de acosarme. --Si es con Emily, ya te dije que podemos hacer algo para que la metan en la jodida carcel. --Con dinero no se compra todo, Murray, Y el lo sabe. Lo hemos intentado todo, por activa y por pasiva. Solo hemos conseguido algo de tiempo, luego vuelve con mas fuerza todavia. El huracan, la llama John. Arrasa por donde pasa. --Creo que Cecilia esta embarazada --suelta de sopeton cuando salimos del edificio.

  • El Loro En El Limonero de Chris Stewart

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    Las vidas de Chris, Ana y su hija Chloe continuan en su cortijo El Valero. Un loro algo misantropo se colara en la familia, la chica lleva adelante su vida escolar en el pueblo, montan el telefono, los vecinos siguen con sus algo locas historias de amor y pendencias, y de golpe descubren que su amado valle quizas este una vez mas bajo la amenaza de ser sumergido por la construccion de una presa. Al mismo tiempo comienza la vida literaria de Chris y, tras el exito de su primer libro, Entre limones, los periodistas hacen el sendero del aislado cortijo hasta golpear inesperadamente su puerta y el hace recuento de su anterior vida: los duros tiempos en que iba a esquilar ovejas a Suecia (cruzando mares helados para llegar a remotas granjas); su primera toma de contacto con Espana para aprender a tocar la guitarra flamenca a los 20 anos; o su ilustrisima carrera musical, primero como bateria de un grupo escolar llamado Genesis (expulsado a los 17 anos, nunca hubiera podido ser un Phil Collins) y con su paso por el circo de sir Robert Fossett. Nuevos e irresistibles episodios de una historia entre limones.

  • Mientras dure (Sea Breeze 3), Abbi Glines de Abbi Glines

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  • Calles de Edimburgo de Samantha Young

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    Los fans de Calle Dublin de Samantha Young reencontraran aqui a algunos de los personajes de esa estupenda novela, y los que aun lo la hayan leido sin duda querran hacerse con ella.

  • La mujer perfecta de Day Leclaire

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  • El Sol de Breda de Arturo Perez-reverte

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  • La llave 104 de Paz Castello

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    Una espectacular novela de suspense, con una trama de intriga y corrupcion politica, con el sello inconfundible de Paz Castello. Nueva novela de la ganadora en narrativa del Galardon Letras del Mediterraneo 2018, que ademas recibio el premio de los lectores. La llave 104 es un lucido retrato de la crisis y una denuncia a la corrupcion situada en medio del drama de dos mujeres cuyas vidas quedan entrelazadas por el azar. Virgina Rives es una mujer joven, atractiva y con una ambicion desmedida, capaz de cualquier cosa con tal de huir de su pasado y reinventarse a si misma. Un buen dia, aparece en Beniaverd, un pueblo de la costa levantina marcado por la corrupcion, y el mundo de la politica le abre sus puertas. Virgina pronto descubre que la ambicion es un sentimiento dificil de controlar y que en politica los planes nunca salen como una espera, especialmente cuando los intereses los marcan el dinero y el poder. Las respuestas a casi todas las preguntas estan a salvo tras las cerraduras que abre la llave 104… O tal vez no.

  • Sunshine de Robin Mckinley

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    Rae, a la que todos llaman Sunshine, sabia que estaba cometiendo una imprudencia, pero necesitaba aislarse un rato para desconectar, y la cabana familiar del lago le parecio un buen refugio. Pero entonces los vampiros la encontraron. Y ahora, encadenada y prisionera en una mansion en ruinas, sola salvo por el hambriento vampiro encadenado junto a ella, tendra que valerse de habilidades que desconocia poseer si es que quiere sobrevivir. Sorprendentemente, su companero de cautiverio no resultara ser lo que ella esperaba de un vampiro, y pronto descubrira que no solo ella necesita su ayuda, tambien el depende de ella para salvar su vida.

  • El abrazo del sauce de May Ferreira

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  • Luces de navidad de Francisco Bitar

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    sale con el. Un padre le cuenta al hijo el cuento de una epoca en que amaba a su madre. Una familia invita a un vagabundo a la cena de Navidad y el vagabundo les revela una historia sorprendente. Juan lleva a su hermano por primera vez a pescar para saber si puede distraerlo de su dolorosa vida: y lo consigue. Y hay mas.

  • El momento equivocado de Ciara Giannetti

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    Cloe es una chica de 17 anos enamorada de tres cosas en la vida: sus amigas, su novio Alex y las canciones de Melendi. Tiene muy claro lo que quiere conseguir cuando acabe el Bachillerato, pero casi sin darse cuenta, su profesor de Lengua se tropieza en su camino para darle un giro de 180 grados a todos sus planes..

  • Peligroso amor de Sophie Saint Rose

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    Steffani se levanta con el pie izquierdo en su primer dia de trabajo en Nueva York. No funciona la calefaccion, se le estropea la cafetera y para su sorpresa, la secuestran metiendola en una persecucion policial. El culpable es el tarado del teniente Ralf Richardson que se empena en meterla en lios cuando lo que Steffani quiere es vivir tranquila y perderlo de vista.

  • Camino Hacia el Pasado de Mary Higgins Clark

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    Emily Graham es una joven abogada criminalista que intenta reconstruir su vida tras la amarga ruptura de su matrimonio una complicada situacion personal que se ve agravada en el terreno profesional por su implicacion en la investigacion de dos asesinatos relacionados entre si pero distanciados en el tiempo por ciento diez anos.

  • Oro negro de Dominique Manotti

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    Marsella, 1973. El comisario daquin, con apenas 27 anos, es destinado al Obispado una de las comisarias mas conflictivas. Se encuentra con una ciudad ensangrentada por los ajustes de cuentas tras la resolucion del caso de la French conectivo que destapan la estrecha relacion entre los politicos y la mafia de Marbella. Ademas los diferentes servicios de la policia estan en plena guerra entre ellos, y proliferacion asociaciones semi clandestinas. Danquin debera investigar el asesinato de uno de los capos de la droga y la relacion que guarda con el crimen un veterano agente de los servicios secretos junto al comisario, asistiremos al nacimiento de un nuevo mercado de productos relacionados con el petroleo a la ascension fulgurante de los brokers asociados al dinero facil y negocios oscuros.

  • Arrowood de Mick Finlay

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  • A contraluz (Baltimore 2) de Claudia Cardozo

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    Logan llego al edificio principal de la Escuela de Arte de Maryland quince minutos antes de que iniciara la clase de Retrato y figura humana a la que llevaba asistiendo cada sabado desde los ultimos tres meses. Su premura no estaba relacionada con el hecho de que era escrupulosamente puntual, que tambien. En realidad, y le habia costado reconocerlo en tanto hacia el camino de ida, se sentia un poco nervioso. Hasta entonces, la clase habia sido netamente teorica; incluso, habian llevado un interesante seminario de Anatomia Artistica en que aprendio todo lo relacionado con el estudio de las articulaciones, las proporciones humanas y las perspectivas de movimiento. Ahora, sin embargo, tocaba llevar todo ese conocimiento a la practica. Como un artista aficionado que llevaba dibujando desde que tenia uso de razon, a Logan le gustaba pensar que tenia ya una base solida sobre la cual trabajar y no era tan modesto como para no reconocer que era bastante bueno. Pero nunca habia trabajado con modelos vivos y la idea no dejaba de ser un poco extrana. Dibujar algo que se le ocurria de la nada o recordar a algo o a alguien que deseara perpetuar en el papel no era en absoluto lo mismo que contemplar a un ser humano cuyo unico fin era posar durante horas ante un auditorio que podia analizar cada detalle de su cuerpo para plasmarlo en un block de dibujo. Tal vez se inquietara por nada de cualquier forma, se dijo segun ascendia las escalinatas de marmol que conducian al salon principal. Quiza el fuera un principiante en todo aquello, pero sin duda los modelos no lo eran, y tampoco la extraordinaria maestra que impartia el curso. Casi como si la hubiera conjurado, oyo una voz pronunciando su nombre y giro a su izquierda para encontrarse con la avida mirada de Lisa Vossler. La claraboya en lo alto del vestibulo arranco destellos de su cabello de un rubio dorado que caia en lisas cascadas hasta los hombros y que ella despejo con un movimiento elegante. Iba de negro, como acostumbraba, con un vestido cenido hasta debajo de la rodilla; Logan suponia que era muy consciente de lo bien que le quedaba el color y de la forma en que resaltaba sus curvas, y procuraba sacar al mejor partido a aquello. Cuando un conocido le hablo de ese taller no dudo dos veces en inscribirse. Seguia la obra de Lisa desde que descubrio su trabajo en una galeria de Baltimore y creyo que seria fascinante conocerla y aprender de ella. Y asi habia sido, reconocio componiendo una sonrisa al verla llegar a su lado y ponerse de puntillas para depositar un par de besos sobre sus mejillas, una costumbre a la que no creia que fuera a acostumbrarse. Apoyo las manos sobre sus codos para apartarla con delicadeza y dio un paso hacia atras de forma casi inconsciente. Habia algo en ella, en la forma en que lo veia y la postura que asumia cada vez que se encontraban, que no dejaba de hacerlo sentir incomodo. Se trataba de una mujer muy atractiva, sin duda; voluptuosa y con una sensualidad casi palpable; era, en suma, totalmente su tipo. Y era evidente, ademas, que ella lo encontraba tambien muy atractivo. Sin embargo, Logan no podia evitar el mantener la guardia en alto cuando se encontraba cerca. Deformacion profesional, lo habria llamado su madre. --Has llegado justo a tiempo para acompanarme al salon --Lisa le sonrio y se hizo a un lado la melena con un movimiento delicado; tenia una voz aspera y extranamente musical--. Nos espera una buena clase. --Precisamente pensaba en eso al llegar. Logan la siguio por las escalinatas camino al segundo nivel y, en tanto, desvio la mirada de su rostro para admirar el vestibulo desde lo alto antes de girar en un recodo en direccion al ala destinada a las clases de arte y diseno. Nunca dejaria de estremecerse al contemplar la belleza del edificio; era, de lejos, su favorito en la ciudad. --?Nervioso? Logan parpadeo y llevo su atencion a Lisa, que lo observaba a su vez con una pequena sonrisa sardonica. --Algo, supongo --reconocio el con sencillez encogiendose de hombros--. Nunca he trabajado con modelos vivos; sera un reto. --Lo haras bien. Eres bueno, Logan; mejor de lo que piensas --ella lo sondeo con la mirada y sus tacones resonaron sobre el marmol del corredor--. No entiendo como no te dedicas al arte en exclusiva. --Bueno, eso se debe a que no soy tan bueno como crees; estas siendo demasiado generosa. No soy un artista de verdad, no como tu. Lisa entorno los parpados y lo observo con interes. --Nunca he creido que la modestia sea una virtud tan atractiva como algunos piensan --senalo ella--. Aunque debo reconocer que en ti resulta encantadora. Logan sonrio, sin responder, y dio una mirada hacia adelante, agradecido al reconocer la puerta que conducia al auditorio destinado a la clase, y donde un pequeno grupo aguardaba la llegada de la maestra. Esta, al notar su mirada, hizo un pequeno mohin y simulo una expresion animada de bienvenida que engano a todos, excepto a el. ?Por que no?, se pregunto Logan tras ingresar al salon en tanto ella se ocupaba de saludar a los otros estudiantes. Estaba claro que cualquier avance suyo seria bien recibido y, considerando que aquel era un curso libre, no tenia que enfrentarse a ningun problema de etica por involucrarse con la maestra que lo impartia. Lisa era preciosa, inteligente, y una artista renombrada; la consumacion de sus suenos humedos. Estaba claro, ademas, que lo mismo que el, no estaba interesada en una relacion seria, lo que la hacia practicamente perfecta. Podria invitarla al final de esa clase, llevarla a cenar y algo le dijo que no encontraria muchos obstaculos para pasar una noche estupenda a su lado. ?Por que no, ciertamente?, se repitio al dar un rodeo a las sillas dispuestas alrededor de la plataforma en que se ubicaria el modelo. Eligio el lugar mas apartado a la izquierda en primera fila y rebusco en su mochila para sacar el block de dibujo y los utiles que tendria que utilizar durante la clase para disponerlos en el caballete situado a su derecha. Los otros estudiantes empezaron a entrar tambien y a ocupar sus lugares y dio una nueva mirada a la mujer que se ubico en el centro de la clase. Su mirada se detuvo un segundo en su rostro afilado y ella, al notarlo, le dirigio una pequena sonrisa que termino por convencerlo de que se estaba portando como un idiota. Tan pronto como terminara esa clase le propondria una salida, se prometio, aliviado en parte de haber tomado una decision. Lisa cerro la puerta a la hora exacta en que iniciaba la clase y atenuo las luces del salon hasta que quedaron sumidos en una semi penumbra; pero mantuvo una potente lampara encendida sobre la plataforma. Logan dio una mirada alrededor y comprobo que los otros estudiantes parecian encontrarse en su misma posicion: expectantes y un poco nerviosos. Supuso que todos esperaban que en cualquier momento se abrieran las puertas tras la plataforma y un hombre con el tipo de Apolo reencarnado apareciera para empezar la clase. El auditorio estaba compuesto por hombres y mujeres en similar proporcion: todos artistas aficionados, como el, aunque Logan pudo reconocer a un par de expositores que conocia de sus recorridos por las galerias de la ciudad. Ellos captaron su mirada y le sonrieron alzando las manos; Logan hizo un gesto discreto de saludo y volvio su atencion a la plataforma precisamente en el momento en que las puertas batientes tras ella se abrieron y una figura alta y espigada se abrio paso. Lo primero que Logan penso al mirarla con atencion fue que se habia equivocado de plano con la idea de Apolo reencarnado. Era Artemisa. Sus dedos sujetaron el lapiz que acababa de afilar y lo sostuvo de forma casi inconsciente ante su rostro en tanto analizaba los rasgos de la modelo. Ella vestia una bata blanca que la cubria del cuello a los tobillos y por un momento se permitio admirar su rostro. Tenia una fisonomia realmente extrana, se dijo el; pero en el buen sentido. Unas cejas bien perfiladas enmarcaban unos ojos grandes y de un tono cafe con matices de verde que destellaban bajo la luz; sus pomulos pronunciados y una nariz aquilina remataban en una barbilla puntiaguda que lo llevo a pensar irremisiblemente en un ser sobrenatural. Un duende, tal vez. Y su boca... labios de proporcion perfecta que mantenia entreabiertos en tanto veia a la nada. La vio intercambiar un rapido gesto con Lisa, que se habia puesto un metro a su lado, y una marana espesa de cabello castano corto hasta la barbilla refulgio en el momento en que se puso de espaldas y dejo caer la bata a sus pies. Logan estaba seguro de que no imagino el suspiro colectivo que emitio la clase por el asombro al observar la piel expuesta bajo la luz de la lampara. Hasta entonces habia creido que se sentiria incomodo al encontrarse ante una persona que se desnudaba con el fin de que un grupo de gente estudiara sus formas y la plasmara en el papel; pero en ese momento comprendio que se sentia demasiado fascinado como para hacer nada que no fuera admirarla. Habia visto mujeres desnudas antes. Varias y en distintas circunstancias, y definitivamente estaba lejos de ser un mojigato. Asi que no vio nada que no hubiera contemplado antes; sin embargo, recorrer el cuerpo de la mujer en la plataforma le hizo pensar que nunca se habia detenido a apreciar los muchos matices de la naturaleza humana. Tal vez las ultimas clases tuvieran algo que ver con eso, supuso al tomar el lapiz con mayor fuerza y asentarlo sobre el papel sin ser muy consciente de lo que hacia. Las lineas del cuerpo de la mujer le parecieron perfectas bajo la luz; tenia una figura delgada pero atletica; los musculos de los hombros y los brazos estaban bien definidos y hacian un conjunto armonioso con la linea de los omoplatos y su estrecha cintura. Sus caderas delgadas se unian a unas piernas que le parecieron interminables. --El modelo es una de las armas primordiales del arte. La voz de Lisa lo volvio a la realidad y aparto la mirada de la joven para fijarla en ella, que alternaba sus ojos azulados alrededor de la clase con una expresion levemente sardonica. --Es importante no olvidar esa frase; me la dijo mi maestro de anatomia durante mi primera clase de dibujo humano y la repito ahora --continuo ella iniciando un lento paseo alrededor de la modelo--. Admiren la perfeccion humana e intenten replicarla lo mejor que puedan. Ya hemos estudiado la teoria y ahora es momento de llevarla a la practica; hoy nos centraremos en el contorno. Recuerden la importancia del analisis, la atencion al detalle y dejen que su imaginacion fluya. No se preocupen si tienen problemas esta primera vez y no se encuentran satisfechos con su trabajo al final de la clase; lo intentaremos de nuevo en la siguiente. Lisa apenas habia terminado de decir la ultima frase cuando el sonido de los blocks de dibujo y los lapices siendo afilados reemplazaron a su voz. Logan, que tenia todo ya listo y en las manos, le presto atencion a medias; todos sus sentidos estaban puestos en la modelo y en la forma en que permanecia de pie sobre la plataforma sin mover un solo musculo y sin que pareciera como si le afectara que la maestra se refiriera a ella como un cuerpo sin emociones. Claro que no podia verle el rostro, concluyo Logan; tal vez estuviera lejos de sentirse tan serena como aparentaba. Trazo unas lineas sobre el papel con los ojos entrecerrados; alternaba la mirada de la modelo a sus manos e iba bosquejando el contorno con expresion concentrada. Fue mas sencillo de lo que habia pensado que seria y al mismo tiempo lo mas complejo a lo que se habia enfrentado en su vida; al menos en lo que a su inclinacion artistica se referia. El tiempo paso de una forma extrana, lo que le ocurria siempre que se hallaba embebido en su trabajo. Dibujo sin pausa excepto para beber un trago de agua de la botella que llevara consigo y para tender un borrador al hombre ubicado a su derecha y que por algun motivo parecia haber olvidado algo tan importante. Cuando su mirada se encontro con la suya luego de que le diera las gracias en un murmullo, lo reconocio como uno de sus conocidos de las galerias. Este le sonrio y senalo a la modelo con una cabezada y un guino lascivo que, por algun motivo que no se vio capaz de analizar en ese momento, le provoco estampar su rostro contra el caballete. Tal vez se debiera a que no soportaba a la gente que no podia controlar sus instintos, se dijo luego desviando la mirada con una mueca de desagrado y retomando su trabajo. Se perdio de nuevo en lo suyo y no se detuvo hasta que una campanilla marco el final de la clase. El sonido de los lapices rasgunando el papel se detuvieron de golpe y el dejo caer el suyo con un suspiro y un molesto adormecimiento en la muneca. Al mirar en direccion a la modelo, advirtio que ella se inclinaba para tomar su bata y se vestia con ella con movimientos calmados; luego, se perdio por las puertas por la que habia llegado en un parpadeo. Por un momento, Logan se pregunto si no la habria imaginado, pero al mirar a su caballete y encontrarse con el contorno de su figura y la linea de su espalda que habia dibujado y vuelto a dibujar una y otra vez, se dijo que no, que desde luego que habia sido muy real. Lisa dio otro breve discurso entonces antes de dar una mirada a los trabajos de la clase; senalo errores y alabo avances. Al detenerse ante el suyo, arqueo las cejas y le dirigio una mirada entendida, sin decir una palabra; tal vez quisiera implicar con eso que estaba impresionada, Logan no lo tenia muy seguro, pero no se quedo a averiguarlo. Sus companeros comenzaron a despedirse y el hizo otro tanto, pero cuando llego a la puerta del auditorio recordo que se habia prometido invitar a Lisa al salir. Sin embargo, cuando la vio en medio del salon, reuniendo sus cosas, y sus miradas se encontraron un segundo, la suya expectante, tan solo atino a elevar una mano en senal de despedida y se dirigio a la salida del edificio sin pensarlo dos veces. De alguna forma, la idea de pasar el tiempo con ella le parecio menos tentadora que antes. Estaba cansado, se dijo al encaminarse al estacionamiento en busca de su auto. Habia tenido una semana dificil y le esperaba una mas dura aun. Quiza el sabado siguiente, decidio al iniciar el regreso a casa. Entonces estaria bien. Tara olisqueo el aire y emitio un corto gemido de anhelo al tiempo que su estomago empezaba a rugir. Estaba mucho mas hambrienta de lo que habia pensado y el delicioso aroma proveniente de la cocina que le salio al paso tan pronto como puso un pie en casa solo incremento la sensacion. Pasta. En salsa bolonesa, si su olfato no la enganaba. --?Papa? --llamo en voz alta. --!Lavate las manos primero! Tara sonrio y se encogio de hombros, dirigiendose al bano bajo la escalera para hacer lo que su padre ordenara. No importaba la edad que tuviera, los habitos de higiene del senor Duncan permanecian inalterables. Cuando fue a la cocina, lo encontro afanandose ante la estufa; la pequena mesa bajo la ventana que acostumbraban compartir cuando coincidian a la hora de las comidas se encontraba puesta y Tara se acerco a darle un beso en la mejilla antes de llevar unos vasos y el agua que saco de la nevera. --?Que tal el trabajo? --Pregunto su padre. Tara se encogio de hombros y doblo unas servilletas con expresion concentrada antes de responder. --Aburrido. Como siempre --dijo ella al fin observandolo servir el contenido de la cacerola en una fuente--. Pero esta bien. --Bueno, es una suerte que lo tengas y que sea solo los sabados. No podrias hacerlo entre semana con la escuela y todo lo demas. --Me las arreglaria. Su padre arqueo una ceja rojiza y le tendio la fuente que ella se apresuro a sostener en tanto el cogia el baston que dejara apoyado contra la encimera de la cocina. --Si, claro --comento el-- ?Y cuando dormirias? --En clase, claro. ?Donde mas? El senor Duncan se dejo caer sobre la silla con un suspiro ahogado y sostuvo su plato para que Tara lo rellenara luego de ocupar el asiento frente a el. --Mas te vale estar bromeando --dijo el senalandola con el tenedor. Tara no respondio. No hacia falta; el sabia que bromeaba. Comieron en un silencio armonioso, roto apenas para que ella respondiera las preguntas acerca de como habia ido su dia y si la semana siguiente tendria que salir tambien tan temprano como lo hizo en esa ocasion. Tara respondio con monosilabos, y no solo porque se encontrara encantada con el almuerzo; nunca se sentia comoda respondiendo a las preguntas de su padre referidas a su empleo de fin de semana. --En serio. No es nada interesante; de no ser por lo bien que pagan ni siquiera me lo plantearia --comento ella ante su insistencia. El senor Duncan se limpio la comisura de los labios con una servilleta y la observo por encima de su vaso con el ceno fruncido. --No deberias de hablar asi --la reprendio el--. Y vaya que te pagan bien; en especial considerando que es solo por unas horas. ?Que clase de dibujos dijiste que hace esa gente? Tara bajo la mirada a su plato.

  • Un Duque Inaccesible de Lily Cerda

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    Lady Sophia Headfott, estaba en Londres disfrutando su primera temporada, pero como era una dama peculiar, y con una dote no muy sustanciosa, no era muy popular, y sumado a eso, estaba tambien la reputacion de su tio Roger, el Vizconde de Laughton, de caballero fuerte y sin ningun respeto por las normas, cuando se trataba de que algo o alguien le hiciera dano a el, o a su familia.

  • Un caballero para Lola de Becca Devereux

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    A ver, para ser sincera, no tengo tan mala suerte. Puede que me haya dejado llevar por el desconsuelo y en realidad sea una pringada del monton con una vida mediocre. Te juro que lo quiero creer con todas mis fuerzas. Lo repito en mi cabeza como un mantra mientras guardo silencio y miro al juez del juzgado de lo civil con ojos de cordero degollado. El, por el contrario, mantiene una expresion impasible. ?Les habran ensenado a mostrarse asi de frios en la Escuela Judicial? Ni idea. Pero es lo que se me viene a la mente cuando Lina, mi abogada y una de mis mejores amigas, explica con voz firme y segura de si misma: --Senoria, con la venia y para que sirva como atenuante: tengo una declaracion firmada del propietario de la tienda en la que perdona a mi cliente y le ruega que no se tomen medidas contra ella. Ademas hay que tener en cuenta que robo viveres de primera necesidad y que el hurto apenas supero los cuarenta euros. Mi clienta se muestra muy arrepentida y avergonzada de lo sucedido y considera los hechos como una oportunidad para convertirse en una mejor persona y trabajar para ser un ejemplo para la sociedad. Guau. La observo impresionada como si se tratara de la mismisima Ally McBeal. Lina es una abogada maravillosa. A ver, no es que yo entienda mucho del tema. De hecho es la primera y la ultima vez que espero estar de acusada en un juicio. Ojala fuera como mi amiga: profesional, carismatica y arrolladora. Vale, retiro lo dicho. Supongo que no tengo tan mala suerte como pensaba. En realidad soy muy afortunada de tener una abogada como Lina que es mi amiga y no me cobra los honorarios. De lo contrario me habria tenido que conformar con el desagradable tipo del turno de oficio que me ofrecieron en comisaria. Ya lo dice mi madre --a la que por cierto apenas hago caso--: Lola, tienes que buscarle la parte positiva a la vida. --Me gustaria oir a la senorita Ramirez antes de dictar sentencia --dice el juez. La expresion de Lina pasa de la serenidad a la angustia. No se por que, la verdad. Soy una mujer la mar de pragmatica y jamas diria algo que me dejara en evidencia. Me levanto de un salto y me llevo la mano al pecho. No lo puedo evitar. Soy asi de dramatica y la situacion lo requiere. Lina me da un tiron de la blusa y murmura en voz baja algo que no llego a entender. Parece estar relacionado con no irme de la lengua y cenirme a sus instrucciones. ?De que habla? ?Yo, irme de la lengua? !Lo que hay que oir! Pero si soy la persona mas diplomatica sobre la faz de la tierra... --Senorita Ramirez, ?es cierto que esta usted muy arrepentida? Lina me mira de reojo y me hace un gesto para que asienta. Lo se, habria sido muy sencillo responder un timido si y volver a sentarme. Pero ?conoces a esas personas que meten la pata cuatro de cada cinco veces y a las que se les da fenomenal complicarse la vida? Exacto, esa soy yo. --Por supuesto, senor juez. Estoy absolutamente arrepentida de lo sucedido --respondo colorada por la verguenza que todavia me persigue. Podria haberlo dejado ahi. Lina me habria mirado orgullosa y luego nos habriamos reido de todo este lio al salir del juzgado. Pero... estoy nerviosa. Y cuando estoy nerviosa se me va la fuerza por la boca y me da por decir sandeces como la siguiente--: Le juro que soy una persona formal y que jamas hago dano a los demas a proposito. Mi madre me ha educado para que sea una buena hija, una buena hermana y una mujer decente. !Yo no queria robar en aquella tienda! Pero, a veces, las circunstancias requieren esto... !Medidas desesperadas! Si, senoria. Por eso le digo que ademas de ser buena persona tambien soy una superviviente. ?Que habria hecho usted de estar en mi lugar? ?Le parece justo que alguien se vea en una situacion tan vulnerable que este obligada a delinquir para sobrevivir en este mundo tan duro y cruel? Buah, me he quedado ancha. Ha sido un discurso epico y me va el corazon a mil por hora. Soy como... Que se yo, Gandhi abogando por los mas necesitados, ?no? No. Parece que no. Lo se en cuanto Lina se tapa la cara con las manos y masculla una maldicion en voz baja. Lo confirmo en cuanto el juez se rasca la barbilla con aire pensativo y clava una mirada censuradora en mi. --A ver si la he entendido, senorita Ramirez, me esta usted diciendo que no se arrepiente de los hechos porque en realidad considera que tiene motivos de sobra para delinquir. Lina esta a punto de responder por mi, pero soy mas rapida y hablo de manera atropellada. Otra cosa que se me da fatal: mantener la boca cerrada cuando la situacion lo requiere. --!Si! No, es decir... --ay, madre, la acabo de liar parda. Me muerdo el labio y me sube un calor sofocante por las piernas--. Yo... Esto... ?Me puede repetir la pregunta? El juez deja escapar un suspiro pesaroso ates de emitir su veredicto. --Senora Ramirez, no dudo de que tiene usted buen corazon, pero teniendo en cuenta su falta de madurez para responsabilizarse de sus actos, considero que necesita cierta dosis de justicia. Iba a dejarlo a estar con una carta de disculpas a los propietarios del negocio, pero en vista de que ha sentido la necesidad de tener la ultima palabra... --Vaya por Dios, me iba a ir de rositas --se me escapa. El juez me mira por encima de las gafas. Esta perplejo. Debe pensar que soy la tia mas idiota que se ha echado a la cara. No lo culpo. El dia que Dios repartio la suerte y las neuronas se lucio conmigo. Lina sacude la cabeza. Esta irritada porque ha hecho bien su trabajo y yo la he fastidiado. Como siempre. --La condeno a treinta dias de servicios para la comunidad en una residencia de la tercera edad. Con ello pretendo que el buen juicio de nuestros mayores la inspire a ser una persona de provecho. --?Me manda a una residencia llena de abuelitos? --pregunto alucinada a la par que entusiasmada--. Gracias, Senor juez. Me encantan las personas mayores. !En realidad no es un castigo! Perdi a mis abuelos cuando era una nina y siempre quise... El juez se quita las gafas y me mira como si fuera un autentico suplicio. --Senorita Ramirez, por favor, callase. Cinco minutos despues, Lina me agarra del brazo para que me levante y me arrastra hacia la salida. Esta despotricando sobre el juez cuando salimos del juzgado. Esta que se sube por las paredes. Lina es de las que detesta perder incluso jugando al parchis. Si llega a ser mas competitiva no nace. --!Tenias que abrir esa boquita de oro que tienes! --Peeeeerdon --musito sin sentirlo del todo--. Tampoco ha ido tan mal. Pense que iba a ir a la carcel. --Nadie va a la carcel por robar en un supermercado. Pero te podrias haber escaqueado sin necesidad de hacer servicios a la comunidad. --?Y por robar en una tienda de ropa? --intento bromear--. O sea, que deberia haber robado jamon en vez de choped para darme el gustazo, je, je. Lina me mira sin dar credito y al final hace el amago de sonreir. --Dios, en el fondo te quiero tanto... Lina me abraza con afecto como si fuera su hermana pequena. Me saca mas de diez anos y es muy sobreprotectora conmigo. Siempre me salva de los lios en los que me meto y es mi saco de lagrimas cuando algun hombre me decepciona. Los que dicen que no tiene corazon no la conocen en absoluto. *** Lina y yo somos las primeras en llegar al bar de Raul, el hermano de nuestra amiga Cris. Solemos reunirnos aqui todos los domingos, pero hoy hemos hecho una excepcion porque Maria viene de visita. Nos apodamos El club de las solteras desde que hara cosa de dos anos y algo Lina y Cris se conocieron por casualidad en una clase de zumba. Despues llegamos Lara, Maria y yo. Todas me sacan varios anos y me tratan como si fuera una especie de hija a la que tienen que aconsejar porque esta muy perdida en la vida. No van desencaminadas. --Hola, guapisimas. ?Que os falta? ?Puedo hacer algo por vosotras? --Raul se acerca con su caracteristica sonrisa. Lina pone los ojos en blanco. Por alguna extrana razon que ninguna de nosotras conoce, Lina no soporta a Raul. Su enemistad es epica desde que fundamos El club de las solteras. --Si que puedes hacer algo por nosotras: pirate y traenos dos cervezas. --Eres un encanto. El dia que dejes de obsequiarme con tu amabilidad me caere de espaldas --bromea el, y acto seguido se marcha. --Tia, te pasas tres pueblos con el. Con lo majo que es. --No lo soporto. Todo el santo dia revoloteando a nuestro alrededor e intentando poner la oreja. Para que luego digan que las cotillas somos las mujeres. --Raul es buena gente. --Lo que tu digas --responde con tono categorico para dar la conversacion por zanjada--. Seguro que Lara se presenta con David. En vez de El club de las solteras, podriamos rebautizarlo como: El club de las amigas que no pueden salir sin sus novios. Es patetico que ya no pueda tomarse una cerveza con sus amigas sin despegarse de su churri.

  • Tu hoy no te casas de Maria Jose Vela

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    Coco esta fabulosa envuelta en su exclusivo vestido de novia. Incluso su madre, la editora de moda mas poderosa del momento, parece dar su visto bueno.

  • Te esperaba a ti (Mejores amigas 4) de Alizee Duchamps

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    Buenos dias, puedes sentarte. Eres Teresa, ?verdad? --Si, Teresa Hernandez. --?Cuantos anos tienes, Teresa? --Cuarenta y nueve. --Ya... Sabes que con tu edad y sin estudios superiores lo tienes bastante dificil... --Lo se, pero la fabrica en la que he trabajado durante los ultimos quince anos cerro hace tres meses. --Veo en tu curriculum que abandonaste los estudios con veinte anos. ?Te importaria decirme por que? --Me quede embarazada en mitad de la carrera. Tuve que ponerme a trabajar. --?No tenias familia que pudiese ayudarte? Perdona por el tercer grado, pero tengo que crearte un perfil. --No pasa nada. Mi familia me echo de casa y tuve que buscarme un alquiler barato para poder criar a mi hija. Lo consegui gracias a la ayuda de mis vecinas, que se hacian cargo de mi pequena mientras yo estaba fuera. Trabaje de dependienta, camarera, en almacenes, fabricas y cadenas de montaje. La ultima empresa que me contrato, la que ha cerrado, fabricaba piezas para automocion. Yo estaba en la seccion de verificacion y control de calidad. Y, antes de que me preguntes por el padre de mi hija, te dire que no lo hay ni lo hubo. --Entiendo... En fin, en este momento, despues de repasar tus datos, lo unico que me aparece por aqui que no exijan personas mas jovenes, es una empresa de pasta alimenticia, donde precisan cubrir puestos en el empaquetado. Pero esta a cincuenta kilometros y el contrato seria de un mes. --?Solo un mes? ?Y a cincuenta kilometros? ?No hay nada mas cerca? --A ver, dejame mirar... Bueno, si no te importa trabajar como limpiadora, hay una vacante en la empresa que se encarga de la limpieza de edificios publicos, y que en este momento piden a alguien para la universidad. Se trata de una suplencia, pero es de larga duracion. La trabajadora a la que sustituirias estara de baja entre seis meses y un ano por una operacion de hernia discal. Y lo tienes aqui al lado... --Si, claro, acepto, antes de quedarme sin nada. Necesito trabajar para mantenerme. --Estupendo. Enviare ahora mismo la solicitud y en unos dias te diremos algo. Pero, perdona que me entrometa... Si tienes una hija de veintiocho anos que, por lo que me dice aqui, vive en Madrid y trabaja en una importante firma de publicidad... --No voy a vivir de mi hija. Si no tiene nada mas que decirme, espero su llamada. Buenos dias. --Buenos dias, Teresa. Empece a escribir novelas romanticas con cincuenta anos, y, aunque ciertos problemas de salud me impidan dedicarme un poco mas a ello, hay algo que la edad no va a ser capaz de borrar en mi: la ilusion. Porque las mujeres de cincuenta aun tenemos mucho por hacer, por decir, por conseguir. Alizee Duchamps CAPITULO 1 Sobre la mesa, una taza permanecia vacia y ya olvidada. Hacia rato que Teresa habia dado buena cuenta de su contenido, pero, como cada dia solia hacer despues de su jornada, continuaba sentada en la misma mesa de la cafeteria del campus universitario. Le gustaba aquel rincon apartado y tranquilo, donde permanecia ajena al bullicio estudiantil de primera hora de la manana. Acomodada en la silla, contemplaba a traves de la ventana el cielo gris de otono que ya habia dejado caer las primeras gotas de lluvia y que empezaban a salpicar el cristal. Observaba a los alumnos y profesores que corrian a traves de los jardines y arcadas de cemento en busca de sus aulas correspondientes. Ya habia trabajado en el turno de noche en otras ocasiones, asi que, ya contaba con el trastorno que suponia pensar en irse a dormir cuando todo el mundo despertaba. Solo hacia un par de semanas que habia aceptado aquel empleo de limpiadora en la universidad y ya se habia fabricado su rutina. Empezaba a trabajar a las doce de la noche y terminaba su jornada a las siete de la manana. Al acabar, despues de guardar el carrito con los utensilios de limpieza en el cuarto destinado a ello, cerraba con una de las docenas de llaves que colgaban del llavero con el escudo universitario, y se marchaba en busca de la cafeteria, para poder observar el mundo diurno antes de irse a dormir. La mayoria de las veces se encontraba tan a gusto y relajada que se olvidaba del tiempo y se quedaba hasta que estudiantes o profesores invadian aquel tranquilo espacio y decidia que habia llegado la hora de marcharse. Aquel dia en concreto, se hallaba tan sumida en sus pensamientos, que no fue consciente de que las mesas del local ya se habian llenado, algo que solia ocurrir mas temprano si la manana amanecia fria y lluviosa como aquella. Tampoco escucho la voz que se dirigio a ella y que tuvo que repetir en dos ocasiones una inusual peticion. --Perdone --dijo de nuevo aquella voz--, ?puedo sentarme? Teresa, que no se habia percatado de la insistencia, dejo por un instante la contemplacion del paisaje lluvioso y se giro hacia la voz para contemplar a un hombre de unos cincuenta anos, que llevaba una gruesa carpeta bajo el brazo, una cartera de piel colgada del hombro y un vaso de cafe en la mano. Vestia con un traje clasico, aunque sin corbata, y lucia una cuidada barba y gafas de montura oscura. Sin lugar a dudas, se trataba de algun profesor que demandaba un sitio donde poder sentarse. --Claro, sientese --le dijo Teresa--. Yo ya me iba. --No, no, por favor --le pidio el hombre mientras colgaba la cartera de la silla, se sentaba y colocaba la carpeta y el vaso sobre la mesa--, no era mi intencion hacerla levantarse. Disculpe que invada su espacio, pero no hay ninguna mesa libre y necesito echar un vistazo a algunos trabajos de mis alumnos antes de entrar en clase. A Teresa le parecio de mala educacion levantarse inmediatamente y decidio quedarse unos minutos mas. Volvio a girarse hacia la ventana y siguio mirando a los grupos de jovenes que charlaban entre si o permanecian embelesados en las pantallas de sus moviles. Percibio ligeramente los movimientos del hombre, que parecia concentrado en la vision de aquellos escritos mientras le iba dando sorbos al vaso de papel. Hasta ella llego el olor a la colonia del desconocido, que le parecio suave y fresca, mezclado con el aroma a cafe caliente. Estuvo tentada de pedirse otro, pero reconocio que todavia le costaria mas dormir si lo hacia y decidio levantarse de la mesa para volver a casa. --Oh, vaya --se lamento aquel profesor--, al final la he acabado molestando. --No me ha molestado en absoluto --le dijo ella, a pesar de que, si fuera sincera, le diria que, de cierta manera, habia invadido su pequeno refugio matutino--. Es solo que tengo que marcharme. Se me hace tarde. Buenos dias. El hombre correspondio a aquel saludo y continuo con su tarea. **** El sueno volvio a resistirse aquella manana, por lo que Teresa copio la rutina de los ultimos quince dias. Se levanto al mediodia, comio un resto de pasta del dia anterior, hizo las tareas de la casa y bajo al supermercado porque la nevera empezaba a pedir a gritos algun alimento en su interior. En medio de aquella monotonia, recibio una llamada de su hija y otra de Cati, una de sus amigas, con la que quedo en reunirse por la tarde junto al resto del grupo. Y, como venia ocurriendole desde que aceptara el turno nocturno, empezo a sentir el bajon justo cuando se sentaba en la terraza del bar. Algo que sus amigas senalaron nada mas hacerle compania. --Madre mia, Tere, ya te estas quedando dormida --le dijo Cati--. Deberias haberte quedado en casa y recuperar un poco de sueno. --Lo se --suspiro Teresa--, pero entonces mi vida se reduciria a trabajar, dormir y comer sobras recalentadas. Si ya no voy a poder salir un rato con vosotras, me pego un tiro directamente. --Tiene razon --la apoyo Montse--. Aunque ya sabemos que el turno de noche es una autentica mierda. --Lo que nos lleva de nuevo a la mas que repetida cuestion --intervino Rosa--: ?sigues sin querer irte a vivir con tu hija? --No empeceis, por favor... Teresa conocia a las tres mujeres desde hacia quince anos, cuando coincidieron en la fabrica que las habia dejado sin trabajo hacia unos meses. Durante todo ese tiempo habian compartido jornadas interminables, cansancio y broncas del jefe, pero tambien risas a escondidas en los lavabos, el nacimiento del segundo hijo de Montse y los divorcios de Cati y Rosa, vivencias que las habian unido y habian mantenido su amistad a pesar de que ya no coincidieran cada dia en el trabajo. Tras el despido, Cati habia conseguido un empleo de cajera en un supermercado, Rosa habia aceptado ayudar a su hermana en la panaderia que regentaba, y Montse seguia en el paro, porque, de esa forma, disfrutaba un poco mas de su marido y sus hijos.

  • El senor de las munecas y otros cuentos de terror (Contemporanea), Joyce Carol Oates de Joyce Carol Oates

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  • Legion de Brandon Sanderson

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    Tres novelas cortas y cohesionadas que tienen la psicologia como superpoder.

  • Amor sinfonico de Carmen Ruiz

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  • RAN. Desenlace de Devorame (STEEL 6) de Rose Gate

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    Ilke esta dispuesta a renunciar a su historia con Giovanni, lo que vio en el Masquerade marco el punto y final a su relacion.
    Un nuevo mundo se abre ante sus ojos gracias a la oportunidad que le brindan en el Ran.
    Hikaru esta obsesionado con Ilke, el heredero de una de las Yakuzas mas importantes del pais hara lo necesario para darle caza y que sea suya.
    Giovanni cree que todo esta perdido, se siente traicionado por Ilke cuando el consideraba que se pertenecian.
    Un pais lejano, unas tradiciones distintas y el juego del destino, entrecruzaran el camino de estos tres personajes por los designios mas salvajes del sexo, la violencia y el amor.
    No te pierdas el desenlace final de la intensa relacion de Ilke y Giovanni donde nada es lo que parece.
    Bienvenidos a Ran.

  • Crimenes de cafeteria (Cuentos largos de cafe 3) de Jorge Sacha

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    La mayor asesina de la historia escala una montana con un proposito que ella misma desconoce.

  • A dos metros de ti de Rachael Lippincott

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  • El Regreso de la Senora Jones de Jessica Gilmore

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    La mujer a la que nunca habia podido olvidar... De todos los sitios posibles, Lawrie nunca habia imaginado que celebraria su trigesimo cumpleanos en la ciudad costera en la que se habia criado. Y menos aun que lo celebraria con su exmarido, Jonas Jones. Pero la vida estaba llena de sorpresas. Su devastadora sonrisa y su atractivo todavia hacian que se le acelerara el pulso. Jonas se sintio intrigado al volver a ver a Lawrie. A pesar de que no la habia perdonado, tampoco habia podido olvidarla. Y aunque ya no fueran unos adolescentes, era imposible negar que entre ellos seguia habiendo quimica. Capitulo Uno -Puedes entrar si quieres. ?O es que ahora los de ciudad llevais parches de cafeina para no tener que beber cafe? Aquel comentario burlon sobresalto a Lawrie Bennett, ensimismada contemplando un nuevo edificio moderno construido en el puerto. Se volvio convencida de que aquella voz era fruto de su imaginacion y lo vio apoyado en una senal de madera, sonriendo con su mirada azul. -?Jonas? No, no era un fantasma. El paso del tiempo se evidenciaba sutilmente. Su pelo rubio de surfero estaba mas corto y tenia unas finas arrugas alrededor de los ojos, lo que le conferia un halo interesante a su rostro bronceado. Lawrie se sintio avergonzada, culpable y humillada. Merodear cerca del negocio de su exmarido como una adolescente enamorada era patetico y, mas aun, si era precisamente el quien la descubria. En un intento por mantener la calma, Lawrie esbozo su mejor sonrisa, aquella que lucia en las reuniones de trabajo y fiestas de beneficencia, pero fue incapaz de evitar que sus ojos recorrieran de arriba abajo aquel cuerpo musculoso que tenia delante. Los pantalones negros de vestir y la camisa de manga corta gris eran toda una novedad frente a los vaqueros desgastados y las camisetas que solia llevar, pero su cuerpo estaba tan en forma como siempre. Seguia siendo muy guapo. Lo peor era que, a la vista de aquella sonrisa de suficiencia, se habia percatado de su mirada aprobadora. -Bueno, ?vas a pasar? - pregunto Jonas arqueando una ceja. ?Como era posible que despues de tanto tiempo su voz le resultara tan familiar? Habia pasado mucho tiempo desde la ultima vez que oyera aquel tono grave y profundo con acento de Cornualles. -Me estaba preguntando si no me habria equivocado -dijo ella, senalando hacia el edificio de madera y vidrieras que habia detras de el-. Todo se ve diferente. -He hecho algunos cambios. ?Que te parece? -pregunto el, con una nota de orgullo en su voz. -Impresionante. ?Derribaste el cobertizo para botes? Echaba de menos aquel viejo y desvencijado edificio, aquel pintoresco rincon en el que habia tenido su primer trabajo, su primer beso, su primer amor. El pulso se le acelero a la espera de su respuesta. De repente le era muy importante. Hacia nueve anos que no ponia un pie en aquel pueblo de Cornualles, nueve anos sin ver a aquel hombre. A pesar del tiempo transcurrido, seguia sintiendo algo por el. -Lo hemos cambiado de ubicacion. Al fin y al cabo, era el principio de todo, no podia permitir que se demoliera esa preciosidad. Por supuesto que hemos mantenido el nombre y la marca. -?De todo? ?Se estaria refiriendo a ella? El paseo por las colinas y el puerto la habian hecho volver a atras en el tiempo, trayendole a la cabeza todos aquellos recuerdos. A la vista del edificio que tenia ante ella, Jonas hacia tiempo que se habia olvidado de todo. -Bueno, ?vas a pasar o no? - dijo el, ignorando su pregunta y apartandose de la senal-. El cafe es excelente y los bizcochos aun mejores. Por supuesto que siendo una exempleada, invita la casa.

  • H de Harry (BG.5 1) de Darlis Stefany

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    Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida. Mucho. Casi se puede decir que demasiado. Es un alma libre, o al menos asi se definiria ella. Kaethennis solo tuvo una debilidad, un desliz: Jake.

  • Un granito de mostaza de Laila Ibrahim

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  • Igor (Santo Grial del Underground) de Fabiana Peralta

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    En principio, no es un impedimento para entablar una relacion que el chico que te gusta tenga seis anos mas que tu. Sin embargo, si que lo es cuando tu tienes trece pero aparentas doce, y el tiene veinte y es uno de los chicos mas populares del vecindario. En ese caso, solo puedes aspirar a que cuando te salude te revuelva el pelo, porque eres invisible para el y estas fuera de sus limites.

  • Promesas de sal y limon (El club de las Tulipanes 1) de Lucia De Vicente

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    Cadiz, junio de 2000. Ana dio un beso a su madre, otro a su padre y salio corriendo para atravesar el enorme patio del Santa Brigida Irish School a fin de atender la llamada de sus tres amigas, que estaban haciendose fotos con su querida profesora de Lengua y Literatura, la senora Quesada. El coctel que siguio a la ceremonia de graduacion de las alumnas que ese ano terminaban el colegio estaba a punto de finalizar. Hacia pocos dias se habian sometido a la dura prueba de la selectividad y tanto ella como sus queridisimas companeras de fatigas y aventuras obtuvieron magnificas calificaciones, tal y como se esperaba de ellas. La direccion y el profesorado tenian a las cuatro por buenas chicas. Las consideraban de las mejores estudiantes de su promocion, pero ella no pudo evitar una sonrisita ladina al pensar en eso. Lo cierto era que entre todas disponian de una buena coleccion de travesuras y fechorias en su haber, aunque tenian la virtud de haber salido siempre indemnes de ellas. <>, penso sin perder el paso, acercandose al grupo para posar para la instantanea. --Chicas, !hoy es nuestro dia! --grito al tiempo que levantaba el birrete de pega que les facilitaron los organizadores del evento, al mas puro estilo de Yankilandia--. Hoy, por fin, podemos quemar Cadiz; no tenemos que regresar al colegio. !Y ya somos todas mayores de edad! Solo una semana atras habian celebrado el dieciocho cumpleanos de Gabriela, la mas joven y la mas inteligente de las cuatro, por mucho que esa cualidad no se viera reflejada en sus calificaciones escolares. Ni tampoco en la facilidad para hacer amistad con el resto de sus companeras. --Tambien es nuestro ultimo dia juntas, Ana --lloriqueo Gabriela--. Hoy todas dormiremos en nuestras casas y a partir de manana cada cual seguira con su propia vida y no volveremos a vernos. --Vamos, vamos, pequena --la regano con carino la senora Quesada, abrazandola--. Hoy no pienses en eso. Como os he dicho siempre, teneis que vivir el momento. Ya sabes, carpe diem. Manana, Dios proveera. --Eso, Gabriela --corroboro Beatriz, la decana del grupo y a la que todas concedian el papel de protectora, aunque solo se llevaran unos pocos meses de diferencia--. Ademas, si que vamos a volver a vernos; lo hemos prometido. --Deberiamos sellar eso como Dios manda, ya sabeis… --propuso Patricia, la pragmatica, con un gesto picaro--, para que a ninguna se nos ocurra faltar el dia que acordemos para la quedada. --?Que es eso de sellar las promesas? --quiso saber la profesora, que miraba de una a otra, curiosa, intentando rellenar los huecos de su conversacion. --Bueno, cada vez que… --!Callate, Gabriela! --interrumpio Beatriz a la menor, alarmada ante la disposicion de esta a contar su mas protegido secreto; el que todas guardaban con celo, aunque seguramente el miedo a ser descubiertas tenia mas peso que la fidelidad a la palabra dada. --Pero si ya no pueden castigarnos --se defendio esta. --?Y que mas da? --protesto ella, enfadada. --Nada, dona Fina --salio al paso Patricia--. Se trata de una ceremonia infantil e inocua que celebramos cada vez que nos hacemos alguna promesa de futuro, no se preocupe. La profesora las miro a todas, analizando las diferentes reacciones, y sonrio enigmatica. --Ay, ninas, ?pensais que he nacido ayer? --repuso moviendo la cabeza ligeramente de un lado al otro--. Por muchos anos que lleve intentando instruir esas y muchas otras cabecitas de calabaza, nunca terminare de acostumbrarme a que sigais siendo tan inocentes aun el dia de vuestra graduacion. ?Creeis que no estoy al tanto de vuestro juramento… tequilero? --lo denomino despues de pensar un rato y a falta de otra palabra mas adecuada que acudiera a su mente. Las cuatro se miraron asombradas. --!Pero, dona Fina! --salto Beatriz, anonadada al darse cuenta de lo que la senora Quesada acababa de confesar--. ?Desde… cuando lo sabe? La mujer rio divertida. --Pues, posiblemente desde el primer dia. Os recuerdo que, por mi aula, han pasado montones de alumnas antes que vosotras y seguiran pasando despues. Y todas, absolutamente todas, teneis un punto en el que infringir las normas de la escuela se convierte en vuestro objetivo primordial. Incluso las que teneis fama de formales y estudiosas. --?Como se dio cuenta? --cuestiono Ana--. Siempre hemos actuado con mucho cuidado. --El primer dia que Gabriela bajo al comedor y dejo sobre la mesa su desayuno entero, sin tocar ni una tostada, y el resto, con cara de lechuga vieja, os quejasteis de que algo os habia sentado mal y que os dolia la cabeza, lo supe. Luego solo tuve que buscar las pruebas en vuestras habitaciones y, perdonad que os diga, sois muy poco originales intentando ocultarlas. Las cuatro se miraron alarmadas. --?Y por que no nos delato? --pregunto Patricia. Ella siempre era la mas inquisitiva, no en vano el curso siguiente se matricularia en la Facultad de Derecho e intentaria convertirse en la abogada mas aguerrida y resolutiva de toda Espana. --No hubiera servido de gran cosa --admitio--. Todos los profesores sabemos que estas cosas ocurren y es casi imposible evitarlo. Lo unico que hacemos es intentar que no se nos vayan de las manos y empiecen a convertirse en un problema. Una pequena cogorza no mata a nadie, siempre y cuando no se produzca demasiado pronto o se repita con asiduidad. Vosotras habeis sido cautas, la verdad. Un par de veces por curso y solo en los dos ultimos. --?Hacen la vista gorda? --dijo Gabriela, asombrada. --Solo a veces, ya os digo. En vuestro caso no era alarmante. Es condicion del ser humano transgredir las normas y, si los superiores lo afrontamos con excesivo celo o rectitud, lo unico que conseguimos es potenciar ese deseo natural de rebeldia. --!Gracias, dona Fina! --exclamo Beatriz, abrazandola, a punto de que se le saltaran las lagrimas por la emocion. --Pero esta noche, ya que acabo de dejar de ser vuestra profesora --propuso dona Fina, quitando hierro al momento--, ire con vosotras y compartire esos chupitos de tequila para celebrar la clausura de nuestro Club de las Tulipanes. --!Genial! --gritaron las cuatro a coro. --Ademas, tenemos algo para usted --confeso Gabriela, incapaz de guardar una sorpresa. --Gabriela… --la reconvino Patricia. --Dejala, Paty --la defendio Beatriz--. Ya sabes que Gabriela es asi. Anda, Ana, ve a buscar los regalos de la senora Quesada. Ella tambien estaba deseando ver la cara que pondria la profesora cuando le entregaran todo lo que llevaban tiempo preparando, asi que partio de inmediato con una inestable carrera sobre los tacones, ya que, acostumbrada a los zapatos del uniforme, no tenia suficiente practica para andar con ellos por un terreno tan desigual como el del patio del colegio, y se dirigio a la habitacion que habia compartido con Beatriz durante los ultimos siete anos. El equipaje de ambas estaba alli, embalado y dispuesto para ser trasladado por ultima vez hasta sus respectivos domicilios. Los armarios parecian los nichos deshabitados de un cementerio, que esperan su proximo inquilino como si el anterior no hubiera dejado alli algo mas que su esencia durante una larga temporada. Sintio ganas de llorar, pero hizo un esfuerzo supremo y consiguio reprimir las lagrimas. No queria estropearse el ligero maquillaje que se aplico para acudir a la ceremonia, ya que ese dia estaba todo, o casi todo, permitido. Evito volver a mirar la habitacion y recogio la bolsa de plastico que reposaba sobre su cama, o sobre la que lo fue hasta ese dia, y salio zumbando de alli para no derrumbarse y caer en la pena que sentia que empezaba a ahogarla. Del mismo modo que llego, corrio para volver al punto en el que las demas la esperaban, solo que esa vez eligio la puerta principal, para atajar camino. --!Morales! --la reconvino sor Elisa, la portera--, !no corra! Aunque sea su ultimo dia en esta escuela, las normas se cumplen hasta el final. Ella pego un frenazo en seco, sonrio a la monja carcelera --como la apodaban entre ellas--, pidio disculpas con una taimada sonrisa y, en cuanto piso el ultimo escalon que daba acceso al recinto, volvio a correr como alma que se llevara el diablo. --Aqui teneis, chicas --dijo al entregar su preciada carga. Todas dejaron que Beatriz hiciera los honores sin siquiera consultarlo entre ellas, como en un acuerdo tacito. Esta saco una caja cuadrada, verde, de tamano aproximado de treinta por treinta centimetros y se la entrego a la profesora. --Para que tenga un recuerdo nuestro. La mujer la tomo agradecida y emocionada. Cuando levanto la tapa, se le llenaron los ojos de lagrimas. --Esta firmada por las cuatro --aclaro Gabriela, ante el silencio acongojado de dona Fina. --Es una placa de plata con el decalogo de nuestro club --especifico Patricia. Se referia a la hermandad que surgio de forma inesperada despues de que en la sesion de cine semanal del colegio emitieran El Club de los Poetas Muertos. Ellas quedaron tan impresionadas con la pelicula, y se vieron tan reflejadas en los chicos de aquel internado, que quisieron hacer algo semejante. Y, como no podia ser de otro modo, la unica docente capaz de emular las virtudes del senor Keating era su querida profesora de Lengua y Literatura, que ademas compartia asignatura con el personaje de Robin Williams. A dona Fina le encanto la idea desde el primer minuto, pues en el fondo era otra inconformista, libre pensadora y un poquito reaccionaria, como John Keating, aunque en otro estilo. A la senora Quesada le gustaba la poesia como al que mas, claro que si, pero preferia la narrativa. Y de entre toda, la de los autores del romanticismo de los siglos XVIII y XIX; Jane Austen, Charlotte Bronte y su hermana Emily, Lord Byron, Mary Shelley, Alexandre Dumas, Gustavo Adolfo Becquer… Pero, ademas, algo que nunca reconocio delante de sus alumnas fue que era una defensora a ultranza de la romantica actual. Seguia la obra de Johanna Lindsey, Kathleen Woodiwis, Marie Jo Putney, Nora Roberts, Diana Gabaldon, Virginia Henley y un larguisimo etcetera de autoras, de las que era voraz lectora. Ellas no tardaron en averiguarlo. Les extranaba tanto verla leyendo, en los recreos y antes de irse a la cama, aquellos libros de bolsillo de pastas forradas con papel de periodico, concentrada al maximo y componiendo caras y gestos de admiracion, que no pudieron evitar dar rienda suelta a su curiosidad.

  • Ojo de dragon de Andy Oakes

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    Ocho cuerpos terriblemente mutilados hasta ser irreconocibles aparecen encadenados en los lodos del rio Huangpu, en la moderna Shanghai, enfebrecida de ambicion, dinero y desarrollo. Por la precision de las heridas y la brutalidad de los crimenes, todo parece indicar que los asesinos no son delincuentes comunes. A la hora de investigar el caso, el investigador jefe Sun Piao no cesa de hallar obstaculos administrativos, no exentos de intimidaciones. Piao sabe que deberia abandonar el caso, pero no es la clase de policia que este dispuesto a hacerlo. “Ojo de dragon” es una inquietante y arrolladora novela de intriga situada en la pujante pero siempre reservada China moderna. Andy Oakes (Londres, 1952) fue distinguido con el Premio Europeo de Crimen y Misterio 2004 por esta novela. Es un gran conocedor de la Republica Popular China, donde ha trabajado y cuyo territorio ha recorrido en numerosas ocasiones.

  • Historia de las despedidas de Pedro Sorela

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    ?Donde comienzan los viajes?, se pregunta Crispin Rueda en el primer relato de esta Historia de las despedidas. Pero muy bien podria preguntarse: ?y como se cuentan? Pues estos relatos no cuentan el viaje en si mismo sino lo que inspiran, una suerte de creacion surgida del escenario, experiencia literaria en la que Pedro Sorela se adentra un poco mas, tras sus libros Ladron de arboles y Cuentos invisibles. Los cuentos de Pedro Sorela podrian caracterizarse por una ausencia de fronteras. Del desierto del Sahara a las manadas de nubes de Nuevo Mexico, de un Paris no contado aun a una sutil venganza en Hungria y a la lluvia de Portugal, que tiene efectos como en ninguna otra parte, se termina por comprender que estos episodios, narrados con una mirada sin duda original en su refi nado humor y en su nostalgia, componen a la postre una sola historia, y que todas las despedidas de las que habla son las de un solo viaje. Que continua.

  • Noches magicas de Maureen Child

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  • Vicio Propio de Thomas Pynchon

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    Se llama Sportello, Doc Sportello, y es un detective privado un tanto peculiar en el colorista Los Angeles de finales de los anos sesenta. Hacia ya tiempo que Doc no veia a su ex, Shasta, seductora femme fatale, cuando esta recurre a sus servicios porque ha desaparecido su nuevo amante, un magnate inmobiliario que habia visto la luz del buen karma, un tanto distorsionada por el acido, y queria devolver a la sociedad todo lo que habia expoliado. Sportello se ve enredado entonces en una intriga en la que los escrupulos chispean por su ausencia y cuya trama es casi la de una novela negra clasica. A partir de ahi, Thomas Pynchon pergena un retrato desbocado de una California poblada por surfistas embriagados de la mitologia de las olas gigantes, combatientes de Vietnam o agentes del FBI reconvertidos en hippies, pandillas carcelarias, la escabrosa sombra de Charlie Manson y sus acolitas, una brutal organizacion secreta de dentistas, polis corruptos, una protointernet o bellas masajistas de sexualidad ambigua. Todo sazonado con dialogos y guinos hilarantes, al ritmo de una frenetica banda sonora que sirve de requiem psicodelico por una epoca que pudo ser y no fue.

  • Seis ninas ahogadas en una gota de agua de Beatriz Espejo

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    Los ensayos de este libro nacieron como un reconocimiento a la calidad del trabajo de cada una de las autoras que aparecen.
    “Su original impronta se presta a esos juegos que establezco cuando abordo el ensayo: trenzar la vida y la obra de los artistas con el fin de establecer correspondencias secretas”, afirma Beatriz Espejo.

  • Un misterio por correo de Cynthia Woolf

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    La guerra civil devasto al pais, dejando a Rachel Sawyer atada a un tortuoso empleo como modista, y sin esposo. Los hombres escasean en Massachusetts, por lo que Rachel y su mejor amiga viajan al Oeste, a Seattle, junto con los atractivos hermanos Talbot. Jason Talbot, el hermano mayor, era el dichoso dueno de una famosa compania maderera. El esta fuera de su alcance por tanto enamorarse de Jason es la cosa con menos sentido que ella pudiese hacer. Sin embargo, es exactamente lo que hace. Luego de un sensual encuentro a media noche, Jason la aparta.

  • A ras del ocaso de Kevin Calvo

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    Habia vuelto a suceder. Otra vez la misma pesadilla que le estaba atormentando y dejandole en vela durante toda la semana. No habia dado resultado las pastillas para dormir que le habia recetado el psicologo hace dos dias, y eso que "resultaban" ser bastante fuertes. Despues de dos meses aun continuaba considerandose culpable de aquel accidente. Aquel en el que resulto catastrofica e irreparable, acabando con la vida de aquella mujer con su hijo, y aun sabiendo que la culpa fue de aquel camionero, se sentia rencoroso consigo mismo por no haber estado pendiente del trafico y no de aquel maldito Porsche 911 que le adelanto sin apenas poder ser visto de la velocidad a la que iba. Segun los forenses, el camionero triplicaba la tasa de alcohol y, por si fuera poco, se quedo dormido al volante e invadio el carril del coche de los difuntos, que tragicamente no sirvio de mucho el frenazo ya su coche colisiono con el e hizo que por muy poco que fuera, lo empujo hasta tal punto que se vio arrastrado con el camion y ambos salieron despedidos fuera de la carretera. Nadie sobrevivio a aquel accidente. El camionero terminara su vida entre rejas y el no volvio a ser el mismo. Despues de despejarse un poco, y de encender la luz de la radio que mostraron las 06:37h, decidio darse una ducha para quitarse el sudor que lo empapaba provocado por la pesadilla, pero mientras estaba preparando el agua caliente, sono el fono porta. ?Quien podria ser a estas horas? !Es sabado! Penso mientras se rascaba la barba de una semana de su rostro cuadrado con caracteres imponentes. Se acerco a la cocina y contesto a la llamada. -- ?Quien? -- con voz risuena y desganada. -- ? No vas a abrirle a un amigo ? --sono mientras se reia. --? Carlos…? ? Eres tu…? -- contesto. -- Pues claro hombre, ?quien sino…? -- dejando una pausa que duro mas bien poco. -- Vamos Oscar abre, aqui hace un frio de cojones, y no voy a esperar mas y tu querras escuchar lo que tengo que decirte. No respondio, directamente abrio la puerta y fue a la entrada a recibir a su amigo. La casa no estaba como para recibir visitas, no habia limpiado a fondo desde hace un mes minimo, desde que invito a sus padres a comer y de eso ya hace tiempo, al igual que el no habia ido a la barberia a arreglarse su pelo con grenas y negro como el carbon. Pero penso en que Carlos no diria nada por ello, seguramente lo entenderia, mucho trabajo y muchas mas comeduras de cabeza. Abrio la puerta quitando los dos cerrojos y ahi estaba el, con un abrigo de borrego y una bufanda que le cubria practicamente su diminuta cabeza redonda tiritando mientras soplaba a sus manos frotandolas entre si para entrar en calor. Hacia tiempo que no sabia nada de Carlos, y no recordaba que estuviera tan rechoncho y bajito, asi que con una sonrisa burlona lo invito a pasar senalandole permiso sin decir nada cerrando la puerta detras de si. Como un tornado se lleva todo a su paso, recogio toda la basura que pudo llevandola a la cocina. Pasaron 5 minutos bien largos y ninguno de los dos habia abierto la boca ni para suspirar. Carlos contemplando aquel estercolero y terminando de entrar en calor , fue el primero en decir algo. --Veo que has estado bastante ocupado. -- dijo mientras se quitaba la bufanda y los guantes.-- Si puedes prepararme un cafe largo te lo agradeceria. Algo caliente no sentaria nada mal. --Perdon por el desorden, ya sabes... trabajo...-- contesto Oliver mientras sonreia de forma vergonzosa. -- Y sobre el cafe, tengo en polvo. -- adjunto mientras observaba como su invitado inesperado daba el visto bueno con un simple movimiento de cabeza. Despues de preparar las tazas de cafe y ponerse una camiseta que pillo tirada en el respaldo de una silla de la cocina, se dirigio al salon donde le esperaba su amigo y aquello tan misterioso que queria saber y no iba a tardar mucho es descubrir. -- Sera importante para venir a estas horas un sabado. -- propino dejando las tazas sobre la mesa de centro.-- Aunque no te preocupes, me pillaste despierto. -- No te va a gustar, pero seguramente aceptaras seguro. -- contesto mientras daba un sorbo a la taza mojandose los labios con el cafe. -- Desembucha. -- Esta bien. Ejem…-- pauso mientras daba otro sorbo.-- Es con relacion al accidente Oliver... Ayer murio Tomas, el camionero. -- ?A muerto ? ?Y que pasa con eso?-- pregunto mientras estiraba las piernas encima de la mesa. -- Veras, no ha muerto de forma natural. Ha sido asesinado. Ayer a las 12h tenia su ultimo juicio para sentenciar el caso, pero se ha dado el caso de que iba a confesar algo que por ahora no sabemos. -- ? Asesinado ? Y por la confesion, me da que ya es un poco tarde...? No crees?-- dijo sonriendole.-- Ademas sabes que desde aquel dia estoy fuera de servicio, y no tengo porque saber lo que me estas contando, aunque ya es un poco tarde. -- Eso ya lo se, pero pense que podria servirte para dar un paso al frente y ayudarte a superar aquello. --contesto.-- Y sobre la confesion, su abogado es quien lo sabe, pero con lo ocurrido, se suspendio el juicio y el abogado esta en su domicilio con una patrulla bajo su casa por si las moscas.-- anadio poniendo su mano en el hombro de su amigo. -- No se si estoy preparado Carlos. Y parece un caso concluido. Ves a hablar con el abogado y fin de la historia.-- propuso recogiendo las tazas vacias para dirigirse a la cocina para dejarlas. --Puede ser, por eso quiero que vengas conmigo , me acompanes a la comisaria y vayamos a hablar con el abogado. No pierdes nada por ello. Oliver al escuchar lo que le propuso, penso en ello mientras ordenaba un poco la cocina y le servia un poco mas de cafe a Carlos. Y entre tantos pensamientos, su subconsciente o esa voz que todos tenemos y nos habla, le decia que aceptara la proposicion y ahuyentara a sus fantasmas de una vez por todas. Su fiel amigo, companero de trabajo y hasta hace unos meses, su segundo en resolver crimenes de casos abiertos, habia ido hasta su casa de buena manana solo por y para ayudarlo a superar el miedo que lo comia poco a poco, dia tras dia. Asi que, sin dudarlo mas , se dirigio a su habitacion, que estaba igual de desordenada que el resto de la casa ,se vistio, se aseo en el bano y cogio el abrigo del perchero que estaba entrando al salon. Cogio las llaves de la casa y miro a Carlos que aun tenia el abrigo puesto y estaba mirando a la nada con la mirada perdida. -- Vamos. -- le dijo abriendo la puerta y cerrandola con llave despues de que su amigo y companero, saliera antes que el. -- Antes tenemos que pasar por comisaria, recuerda. Sera rapido. Tras subir al coche, un Volkswagen Golf Mk2 negro del 92, que en mas de una ocasion habian pedido el cambio por uno mas nuevo, pero la contestacion del comisario Molina que siempre recibian era la misma, " no hay suficientes ingresos, y si os lleva donde quereis ir, aun hace su trabajo". La comisaria no estaba a mas de 15 minutos de la casa de Oliver, que vivia en Alboraya. Lo que le venia muy bien si queria irse al domicilio para descansar, comer, resolver dudas o planificar presentaciones para exponer al resto del cuerpo de policia. Hacia mas de 3 anos que junto a Carlos, habian subido al rango de inspector que tanto estaban deseando. Desde que entraron al cuerpo con 25 anos, los dos habian sido una y carne patrullando las calles de Valencia Centro y Norte, creyendose los reyes de las calles como en las peliculas de Hollywood. En mas de una ocasion han tenido que hacer persecuciones a conductores ebrios y sobre todo a adolescentes que llevaban estupefacientes o habian tenido algun encontronazo en grupo porque uno habia mirado mal o millones de otras excusas infantiles que solian decir. Pero, despues de casi 10 anos haciendo lo mismo, los dos querian aspirar a mas y poder llevar las pruebas de los casos y ser ellos quien van en busca de delincuentes gordos y no de los de poca monta. Tras tanto insistir al comisario de que les diera la oportunidad, llego el dia en que los llamo a los dos a entrar en su despacho. Tenian que atrapar a una banda que se dedicaba al trafico de armas y al blanqueo de dinero. Les llevo bastante tiempo en atraparlos ya que las pruebas y confidentes eran escasos o mas bien nulos. Se les apodo, Bolivares ,ya que la mayoria del grupo eran bolivianos y una pequena parte espanoles, del que formaban parte de una organizacion mas grande y del que ellos solo eran intermediarios al igual que otras pequenas bandas que han ido capturando.

  • Entregarse a lo Prohibido (Entregarse 1) de Priscilla West

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    --?Ya te vas? Hice todo el esfuerzo que pude para no despertar a mi companera de apartamento mientras juntaba la pila de documentos del cliente que descansaba sobre la mesa de la habitacion del hotel. Riley Hewitt tenia sueno pesado, especialmente si habia salido y bebido la noche anterior, su pasatiempo de vacaciones preferido. Por eso me sorprendio cuando levanto la cabeza rubia rojiza de debajo de las sabanas. Aparentemente, no habia hecho el silencio suficiente. --Perdoname por despertarte. Me tengo que encontrar con Richard abajo en unos minutos, asi que solo estoy recogiendo las cosas. --La noche anterior habia estado leyendo cuidadosamente la estrategia de cliente con mi supervisor, Richard Hamm, en su habitacion del hotel, como si ya no la hubiesemos examinado decenas de veces la ultima semana. Cuando volvi a mi habitacion, examine nuevamente los materiales, memorizando cada detalle, reproduciendo mentalmente la secuencia de eventos que llevarian a conseguir este cliente para nuestra compania. Cerrar este trato significaria mucho para mi carrera: las empresas de gestion de patrimonios prestigiosas no tenian la costumbre de dejar que analistas con apenas tres anos de experiencia volaran a Ciudad del Cabo, Sudafrica, para captar clientes de mil millones de dolares. Habia sido solo gracias a una serie de acontecimientos afortunados --un grupo de empleados de alto rango que renuncio para comenzar su propia empresa, mi reciente ascenso y un encuentro casual con uno de los directores en la cafeteria-- que me encontraba en esta situacion. Decir que esto era algo grande seria subestimarlo. --No te preocupes. --Bostezo y se restrego un ojo sonoliento mientras hacia un ruido que sono como algo entre un gemido y un gorjeo--. De todos modos, me queria levantar. Desayunar algo, ir a ver algo de television extranjera. No todos los dias puedes ver a Abelardo hablando en afrikaans. ?Estas lista para la reunion? Dios, eso espero. Deberia estarlo despues de tanta practica y preparacion. Por suerte, las mariposas que revoloteaban en mi vientre me daban mas energia que la que una taza de cafe podria darme jamas. --Creo que estoy lista. Ademas, Richard es quien se encargara de la mayor parte de la conversacion. Tiene anos de experiencia en esto. Yo solo estoy como apoyo. Su sonrisa de victoria destello--: Y para ser el rostro bonito. Lo haras excelente, Srta. Egresada de Harvard. Le saque la lengua juguetonamente. Riley era de Staten Island y realizo los estudios superiores en NYU. Aunque ambas terminamos trabajando en el mundo de las finanzas, Riley era una contadora especializada en asuntos impositivos para corporaciones gracias a la orientacion de sus padres y, con frecuencia, me recordaba que su trabajo era mucho menos emocionante que el mio. Sin embargo, ella generaba muchas de sus emociones durante sus descansos. La puerta de su dormitorio que giraba permanentemente garantizaba que siempre tuviera una historia jugosa para contar en nuestras "noches de cita" de mojitos y comida mexicana semanales. Al observarla examinar un menu de servicio de habitacion reflexione por millonesima vez que tenia una suerte increible al tenerla en mi vida. Nos habiamos conocido en un seminario insensibilizador, al que nos enviaron del trabajo, sobre la Expansion de la Productividad Corporativa en la Facultad de Negocios Stern de la NYU, donde no aprendimos absolutamente nada acerca de como expandir la productividad corporativa y casi todo acerca de cada una durante un periodo de tres horas. Desde entonces, ella ha sido el yin de mi yang, la guerrera de fin de semana de mi bibliotecaria. Con frecuencia, bromeabamos acerca de enviarle a NYU una linda canasta con frutas en agradecimiento, aunque Riley siempre respondia: "los doscientos mil que deje alli para un titulo en Filosofia es suficiente agradecimiento". Aun asi, no podia suprimir la ola de alegria que me inundaba cada vez que pasaba frente a la imponente facultad de negocios de acero y vidrio mientras caminaba hacia el gimnasio; sabia que, sin Riley, mi estadia en Manhattan hubiese sido tan fria y solitaria como los anos en Harvard. Cuando le conte que iba a hacer un viaje de negocios a Ciudad del Cabo por una semana, insistio en usar sus vacaciones para acompanarme, para mi satisfaccion. Pasar el rato con ella en la playa seria mucho mas divertido que tomar sol sola o --que Dios no lo permita-- con Richard. Guarde el ultimo de los expedientes, cerre la mochila y me alise la blusa celeste y la falda de tubo negra. El atuendo habia sido meticulosamente combinado para mezclar profesionalismo y estilo. Formaba parte de la estrategia. --?Como me veo? --Te confiaria mis millones de dolares (si los tuviera). --Esperemos que el chico malo multimillonario Vincent Sorenson piense lo mismo. --Te he visto trabajar sin parar para esta reunion durante un mes. Estas mas que preparada, nena. De cualquier manera, esta noche nos vamos a divertir. No te olvides de eso. Por supuesto, una tarde y una noche completas de aventura con Riley: la dulce recompensa por despertarme condenadamente temprano para captar un cliente que, segun mis investigaciones, era muy dificil. Saludando con la mano, sali de la habitacion del hotel y baje por el ascensor hasta el vestibulo para encontrarme con Richard. Mientras daba un paso hacia las baldosas de marmol y los tacos golpeteaban, verifique la hora. Las 7:30 a. m. en punto. Habiamos acordado encontrarnos una hora antes de la reunion, para darnos tiempo suficiente para caminar las pocas cuadras que separaban el hotel del edificio de la oficina del cliente y repasar cualquier detalle de ultimo momento que hubiera surgido durante el sueno. Dios sabe lo que sone con este momento. Bueno, mas bien parecian pesadillas. Y por alguna extrana razon, todas terminaban conmigo en ropa interior. Localice a Richard sentado sobre el borde de un comodo sillon, con los ojos pegados a su Blackberry. El traje de color gris pizarra y la corbata cerulea lo hacian parecer mas joven. Solo unos pocos mechones de canas revelaban que se acercaba a los cuarenta. --Buenos dias --lo salude. --?Ya desayunaste, Kristen? --me pregunto sin levantar la vista de su Blackberry. Aunque sus malos modales me habian irritado al principio, los ultimos seis meses que trabaje con el me habian ensenado a tener conversaciones enteras sin hacer contacto visual ni siquiera una vez. A menos, por supuesto, que el tema fuera el dinero. En ese caso, Richard era todo oidos. --Tome un jugo de naranja y comi una barra de granola, pero tomaria un cafe. --Pongamonos en marcha entonces. Podemos detenernos a tomar uno. --Tomo su maletin y lo segui al salir del hotel. Cuando nos marchamos del alero del area de valet, la vista del oceano a lo lejos me ayudo a calmar los nervios. Una brisa de manana temprano me despeinaba y el sol de mediados de junio resplandecia. Al tiempo que caminabamos tranquilamente por las calles transitadas de Ciudad del Cabo, disfrutaba de la vista, de los aromas y de los sonidos que no habia observado ayer por haber estado tan ocupada con la preparacion. Altos edificios corporativos que penetraban el cielo, bocinas de autos que sonaban, una mezcla eclectica de personas que viajaban al trabajo, un McDonald's aparentemente en cada esquina... de muchas maneras, me recordaba a Manhattan. Aun asi, la mezcla de colores brillantes, lenguas desconocidas y oleadas de surfistas con rastas que se dirigian hacia la playa para atrapar alguna ola matutina le daba a este lugar su encanto propio. En el camino, nos detuvimos a tomar un cafe y Richard aprovecho la oportunidad para repasar nuestra estrategia. --Cuando entremos al edificio, quiero que seas puras sonrisas, Kristen. Quiero verte los dientes en todo momento. Yo me encargare de la mayor parte de la conversacion, pero tu tambien juegas un papel importante. Puede que los clientes tengan mas dinero que algunos paises pero, primero y principalmente, son personas. Las personas tienen emociones. Los hombres, en particular, son debiles ante el encanto femenino. Tu los ablandas y yo los moldeo. --Solia decir este tipo de pendejadas diariamente, sin absolutamente nada de ironia. Es como si mi papel pudiera reemplazarse por un carton recortado con tetas. Genial. El cumplido con doble sentido de Richard me irrito, pero no me encontraba en una posicion como para estorbar. Aunque hubiera muchas mujeres en el mundo de las finanzas, las esferas mas altas consistian en clubes de hombres con sus propias reglas. No decia nada cuando Richard hacia esos comentarios sexistas, pero eso no significaba que fuera a comprometer mi integridad personal si alguna vez me sugeria que avanzara un poco mas que una sonrisa. Despues de haber estado tres anos en este negocio despiadado, muy pocas cosas podian conmocionarme. --Bien. Un enfoque impulsado por las emociones. --Use sus propias palabras para demostrarle que lo comprendia. Sonrio. --Yo lo llamo el Sistema Hermano. Segun mi experiencia, Vincent es Tipo B. Un aficionado, apasionado por las actividades recreativas, que en realidad no sabe bien como dirigir una compania pero que tuvo mucha suerte. Un CEO desenfrenado y que no se preocupa por los detalles pero que es bueno para delegar responsabilidades a sus vicepresidentes. Al tipo le encanta surfear y machacarsela. Tenia mis dudas acerca de su valoracion, pero me las reserve. Vincent habia comenzado como un surfista avido y fabrico una camara economica a prueba de agua que sujeto a su tabla de surf, lo que le permitia filmar sus logros. Pronto, la generacion de deportistas extremos de YouTube clamaba por una camara similar para sujetar a sus tablas de surf/cuerdas de puentismo/patinetas/paracaidas, y la compania que Vincent construyo de cero generaba miles de millones de ingresos. Mi investigacion habia pintado a Vincent Sorenson como una persona adicta al trabajo --su imperio se habia expandido e incluia un programa de television de deportes extremos, una linea de ropa y tablas de surf hechas a medida--, pero si Google Images pudiera opinar, diria que era un fanatico de la playa todo tatuado, con un bronceado oscuro y ojos con parpados pesados. Un vago con tatuajes y abdominales marcados. Richard continuo mientras cruzabamos la calle. --Estos tipos son bastante predecibles. Todas las demas empresas de gestion de patrimonios que se disputan su dinero se ven exactamente igual sobre el papel. Le hablaran acerca de coeficientes alfa, dividendos, fondos de cobertura, y el no lo va a entender. Queremos que nuestro enfoque destaque. Al demostrar tu interes en lo que a el le apasiona ganaras la mitad de la batalla. Observa, te apuesto a que vestira una camiseta, shorts y sandalias cuando nos reunamos con el. Mi sensibilidad a las suposiciones iniciales incorrectas se activo, pero no iba a discutir con Richard. Nuestra estrategia estaba establecida. Afortunadamente, la confianza de Richard ayudo a mitigar la constante sensacion de que todavia no estabamos preparados. Parecia la ansiedad por los examenes que senti durante toda la etapa de facultad, excepto que ahora fracasar significaba perder millones de dolares en lugar de perder algunos puntos en el promedio general. Cuando llegamos a destino, apenas reconoci la estructura de la torre de nuestra investigacion. --?Vincent es el propietario de este edificio? --No. La compania solamente alquila algunas oficinas en el vigesimo tercer piso para pequenas operaciones en el area. El viene aqui principalmente a surfear. Me asegure de fijarme la sonrisa antes de pasar por la puerta giratoria de la entrada. Luego de registrarnos, subimos por el ascensor hasta el piso de Vincent donde una recepcionista nos acompano hasta su oficina. --Solo golpeen --dijo antes de regresar a su puesto. --?Estas lista? --me pregunto Richard al acercar los nudillos a la puerta. Alli estabamos. Inspire profundamente y lo mire a los ojos: --Hagamoslo. Golpeo la puerta y escuche una voz claramente masculina que nos decia que entraramos. Elevando las comisuras de los labios para darle a mi sonrisa esa ventaja extra, segui a Richard que me guiaba hacia dentro. Mi sonrisa se desvanecio al ver al hombre que estaba sentado detras del escritorio. Se encontraba sereno y poseia un refinamiento masculino que era mas digno de un modelo de Calvin Klein que de un CEO de Fortune 500. Mientras miraba fijamente esos ojos marrones intensos, la nariz pronunciadamente grabada y la boca seductivamente tallada, ubicada en una estructura osea sin duda alguna disenada por un artesano experto, pense por un segundo que habiamos ingresado al estudio de una sesion fotografica. Pero no habia dudas de que este era Vincent Sorenson, en carne y hueso. Las horas que habia pasado analizando sus imagenes con la excusa de la investigacion no me habian preparado --no habrian podido prepararme-- para el real. En la foto mas actual que habia podido conseguir, se encontraba en el mar con el agua hasta la cintura y se acercaba a la orilla con una sonrisa radiante que hacia que se te detuviera el corazon, como si fuese algun tipo de dios sexual mistico ansioso por reclamar sus ofrendas. No resultaba dificil imaginarse a virgenes que se sacrificaban voluntariamente por el. Pero la foto se habia sacado hacia meses y en aquel entonces tenia el cabello rubio oscuro corto. Ahora caia enmarcandole los rasgos como un retrato listo para la exposicion en un museo. Por un instante, lo unico en lo que podia pensar era como se sentiria deslizar las manos por esos mechones sedosos. Mis pasos aminoraron la marcha para igualar el ritmo de la respiracion mientras lo observaba ponerse de pie con elegancia y rodear su gran escritorio de roble, para disminuir la distancia que nos separaba con una destreza sobria. Luego de estrechar la mano de Richard, se quedo de pie frente a mi. Frunciendo el entrecejo con mucha curiosidad, sus hermosos ojos se mantuvieron fijos en los mios, evaluando y analizando con astucia. Me senti extranamente vulnerable y expuesta bajo el peso de aquella mirada, como si estuviese sin ropa, desnuda ante el.

  • La final de nuestras vidas de Andres Burgo

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    La final de nuestras vidas es un libro a la altura de lo que hubo en juego entre los dos equipos mas grandes de la Argentina durante la edicion 2018 de la Copa Libertadores de America. Y su autor, un experto en escribir sobre encrucijadas deportivas que marcaron a fuego la historia del futbol argentino: ya lo habia hecho en Ser de River en las buenas y en las malas y en El partido, Argentina-Inglaterra 1986, dos de sus exitosos libros. Con talento, oficio y sentimiento, Andres Burgo le da forma en estas paginas a una historia inolvidable sobre los partidos que ya nadie nunca podra olvidar.

  • Lo que encuentro en tu boca (Suspense Romantico 2) de Lorriane Coco

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    Eva lleva casi veinte anos escondiendose de su pasado, de sus origenes, de sus peores pesadillas, hasta que una noche que prometia ser inolvidable, la devolvio a ellas de la forma mas brutal.
    Traiciones, secretos y mentiras tejieron el hilo de su destino. Ahora se encuentra en la encrucijada de seguir huyendo, o enfrentarlo para por fin ser libre. Y para ello tendra que hacer lo unico que no se ha permitido durante anos; confiar en alguien.
    Hunter Burke ha dedicado su carrera profesional a proteger a los demas. Su trabajo es preservar la seguridad de Filippa Baccani, la embajadora italiana en Washington. Es metodico, estricto, comprometido y letal. Pero de repente se ve en una situacion que escapa a su control; alejado de la mujer que debe proteger, y en su lugar, salvando la vida de otra que, desde el primer momento, amenaza con romper todas las reglas que lo hacen bueno en su trabajo.
    48 horas juntos, ?conseguiran cambiar la vida de ambos para siempre?

  • A la orilla del mar (Hermanos Inclan 1) de Ana F. Malory

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    Primera entrega de la serie <>.

  • El sermon de fuego de Francesca Haig

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    Cuatrocientos anos despues de un apocalipsis nuclear, los humanos viven en un mundo sin tecnologia donde los recien nacidos son siempre gemelos: uno de ellos es fisicamente perfecto, el alfa; el otro sufre algun tipo de deformidad, el omega. Este mundo es de los alfas y los omegas viven marginados en asentamientos aislados. Sin embargo, cuando un gemelo muere, tambien lo hace el otro.

  • Dime que no es cierto. Perdon (Emily 2) de Sarah Rusell

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    Una mentira tras otra, eso es lo que llevo recibiendo de la gente desde que tengo uso de razon. El desprecio de todo el mundo, que me usen como si no valiera nada en absoluto. ?Que le habia hecho yo a Kevin Acker para que jugara conmigo las ultimas semanas? ?Que? ?Y a mis hermanas? Ellas lo tenian todo desde que nacieron, eran las favoritas de nuestros padres, sus ojitos derechos, las consentidas, las que todo lo que pidieran les llegaba en apenas unas horas, cosa que, a mi, no. Ellas no saben lo que es tener que ganarse la vida pasando penurias como yo, no se hacen una idea de lo mal que se pasa cuando tienes facturas que pagar y no sabes si tendras suficiente dinero a fin de mes. Nunca me ha faltado un plato de comida en la mesa, pero estoy segura de que ellas no pasan el dia con una sopa de sobre y un sandwich en sus delicados estomagos. Estaba entrando en casa, me volvia a sonar el movil, ya no sabia ni cuantas lo habia hecho. Lo saque del bolso y vi que era Kevin. Se corto antes de que lo cogiera, pero es que no me apetecia hablar con el. Tenia varias llamadas y mensajes suyos, asi como de Jens. Pidiendome que contestara, que les llamara, que volviera. Pero iban listos si pensaban que iba a hacer lo que ellos me pidieran. Sono de nuevo y pense que si, que iba a contestarle, pero no le daria opcion alguna a que dijera la mas minima palabra. --Escuchame bien, Kevin Acker --dije, en tono serio--. Deja de llamarme, no me escribas mas, olvida que existo --dije, en tono serio--. Deja de llamarme, no me escribas mas, olvida que existo y no se te ocurra presentarte en mi casa, o cerca de ella, porque llamo a la policia y te denuncio por acoso. Y quiero que me ingreses el finiquito de los dias que he trabajado, y lo quiero ya en mi cuenta. No te olvides de los extras por el viaje a Varsovia, que capaz eres de no ponerme ese dinero. Mandame los papeles con un mensajero y los firmo, porque no quiero verte la cara nunca mas en mi vida. Colgue, sin darle tiempo a replica, y automaticamente le bloquee para no recibir mas llamadas ni mensajes suyos. Pense que al menos a Jens le debia una respuesta, asi que le mande un mensaje. Emily: Estoy bien, he llegado viva a casa, procura que tu hermano cumpla con lo que le he pedido por telefono. Cuidate, Jens. Listo, a este no lo iba a bloquear, por el momento. Me deje caer en la cama llorando, cansada de lo que llevaba soportando todos esos anos. Estaba mal y no podia hablar con nadie, ni desahogarme, no tenia cerca una persona que me abrazara y me dijera que todo iba a salir bien. Nadie se preocupaba por mi, nadie. Sola, siempre sola. ?Quien iba a echarme en falta si me pasara algo? Nadie en absoluto. No sabia de donde salian todas esas lagrimas que parecian no acabarse nunca, pero no podia dejar de llorar. La impotencia de saber que mis hermanas, sangre de mi sangre, habian tramado un plan en mi contra, utilizando a Kevin, me habia desgarrado el alma. Pero mas aun lo habia hecho el saber que el, se habia prestado para eso, que me habia estado utilizando a conciencia sin importarle el dano que estuviera haciendome. Tenia el corazon roto en pedazos, y es que esa traicion no la esperaba de un hombre como el, ese a quien yo tenia por una persona integra y de fuertes valores. Pero no le habia temblado el pulso a la hora de jugar conmigo y mis sentimientos, tratarme con dulzura y conseguir aquello que los tres habian planeado, que me enamorara de el. Porque si, lo habia hecho, sin apenas darme cuenta me fui enamorando poco a poco de el. Las palabras de Dana de dias anteriores se me vinieron a la cabeza, yo era la otra, la tonta que no sabia nada de lo extras por el viaje a Varsovia, que capaz eres de no ponerme ese dinero. Mandame los papeles con un mensajero y que estaba pasando a su alrededor. Desde luego, que bien se lo habria estado pasando ella que sabia todo el tejemaneje que se traian el jefe y las gemelas entre manos. ?Y ellos tres? La de risas que se habran echado a mi costa, pensando en lo tonta que era la pobrecita de Emily. Las horas se pasaron mientras lloraba, al punto de que cuando quise darme cuenta, ya era de noche. Me levante y, tras volver a ponerme el abrigo, sali de casa con una idea en mente. Camine por las calles de la ciudad sin un rumbo fijo, contemplando todo cuanto me rodeaba. Las risas de los ninos que paseaban de la mano de sus padres, seguramente de vuelta a casa tras una cena en familia. Las parejas que caminaban de la mano, sonrientes y felices, o aquellas que, sin importar lo que pensara el resto del mundo, se paraban en mitad de una plaza a darse un bonito beso diciendose asi, sin palabras, lo mucho que se querian. Habia llegado alli donde queria, donde sabia que podria ponerle fin a todo, a absolutamente todo. Nadie iba a echarme de menos, ni siquiera mis padres, esos que me dieron la vida para que la viviera al limite de mis fuerzas constantemente. Mucho menos lo harian mis hermanas, si habian conspirado en mi contra para terminar de hundirme la vida mas de lo que ya estaba. Me apoye en la barandilla, mirando el agua que corria y pasaba por debajo de esa carretera. Durante unos minutos, me quede ahi si pensar en nada, pero decidida a lo que habia venido a hacer. Comprobe que no venia nadie por un lado ni por el otro, apenas pasaban coches y, tras tomar aire y soltarlo de nuevo, me sente en la barandilla, agarrandome a ella. Cerre los ojos y pense en soltarme, en abrir las manos y dejarme caer hacia adelante. Asi acabaria con esos anos de sufrimiento, y con los que sabia que estaban por llegar. --No crei que fueras a ser tan cobarde --dijo una voz de hombre a mi espalda. Las parejas que caminaban de la mano, sonrientes y felices, o aquellas que, sin importar lo que pensara el resto del Me apoye en la barandilla, mirando el agua que corria y pasaba por debajo de esa carretera. Durante unos minutos, Abri los ojos y le mire, sin soltarme de la barandilla, para encontrarme con Mike alli de pie, vestido con su traje negro, sin corbata, y las manos metidas en los bolsillos. --Pues ya ves que las personas no siempre son lo que pensamos --conteste, encogiendome de hombros y volviendo a mirar hacia el agua que habia bajo mis pies. --No puedes querer hacer esto de verdad, Emily, aun eres joven, te queda mucho por vivir. --Es precisamente por eso que lo hago, porque he vivido mucho, y nada ha sido ni bueno, ni bonito. Miento -- levante el dedo, pero sin soltarme de la barandilla--, si que he vivido dias bonitos estas ultimas semanas, pero no han sido mas que una farsa. --Kevin me ha puesto al corriente, y siento todo esto. --No me hables de el, si quieres que tu y yo nos llevemos bien, al menos, ahora mismo --le pedi. --Esta bien. --?Que haces aqui, de todos modos? ?No me habra puesto un chip de rastreo de esos en el movil, el muy gilipollas? --Frunci el ceno. --No --Mike sonrio, mientras negaba--. Me pidio que te llevara la maleta a casa, iba a salir del coche cuando te vi empezar a caminar, asi que, te segui hasta aqui. Crei que ibas a tomar un cafe o algo, no a recorrerte la ciudad. --Ya no voy a necesitar la maleta --conteste--. Ni nada de lo que tengo, que es poco. --Emily, la vida es lo mas valioso que tenemos, te lo digo yo. --No intentes convencerme, voy a saltar. --No, no lo vas a hacer. ?Quieres saber por que? --Ilustrame. --Porque si saltas, voy detras para intentar salvarte. Y puede que lo haga, o puede que no, y que yo tampoco salga de esta. En caso de que fuera lo segundo, dejaria a mi hijo de cinco anos solo, viviendo con sus abuelos. Aquello me dio que pensar, desde luego, y es que yo sabia lo que era no tener el carino de mis padres cuando lo habia necesitado. --Porque si saltas, voy detras para intentar salvarte. Y puede que lo haga, o puede que no, y que yo tampoco salga Mire a Mike, y ya habia empezado a quitarse la chaqueta. --Ponte eso, y ayudame a bajar de aqui, que me estoy mareando y como me caiga, veras que alegria para el cuerpo nos llevamos los dos. --?Tienes vertigo? --arqueo la ceja, aguantandose la risa. --Y aqui he estado diez minutos como una campeona aguantando. Mike, por tu madre, cogeme que me caigo. Se echo a reir, camino hasta mi y me cogio en brazos para bajarme. --?En serio ibas a tirarte, pequena? --Y tanto, no me iba a echar nadie de menos, ya te lo digo yo. --Vamos, te acompano a casa --dijo, pasandome el brazo por los hombros, y no se por que, pero le rodee la cintura, abrazandome con fuerza. En ese momento, aquel hombre se habia convertido en mi salvavidas. No dijo nada en todo el camino, permanecio en silencio tan solo haciendome compania. Cuando llegamos a mi calle, fuimos directos al coche, cogio la maleta y me acompano hasta el apartamento. --?Seguro que vas a estar bien? --pregunto, cuando entre y el se quedo en la puerta. --Si, seguro. --Bueno, te llamare manana para comprobarlo. --No me voy a tomar un bote de pastillas, si es lo que piensas. Mas que nada, porque no tengo, y porque tampoco puedo comprar, estoy con el dinero justo para subsistir. --?Quieres un prestamo? --dijo, sacando la cartera. --!No! Ni se te ocurra --le sujete la mano para que no sacara el dinero--. Si no se lo cogi al imbecil de tu jefe, no te lo voy a coger a ti. Ademas, no creo que tarde mucho en llegarme el finiquito. --Como quieras, pero que si algun dia necesitas algo... me lo pides. --No me voy a tomar un bote de pastillas, si es lo que piensas. Mas que nada, porque no tengo, y porque tampoco --!No! Ni se te ocurra --le sujete la mano para que no sacara el dinero--. Si no se lo cogi al imbecil de tu jefe, no --Tranquilo, que no hara falta. Gracias por acompanarme, Mike --le abrace y el me correspondio. --Manana hablamos, pequena. Se marcho y cuando empece a deshacer la maleta para lavar la ropa, se me vino el mundo encima. Habiamos pasado un bonito fin de semana en Potsdam, y se habia ido todo a la mierda por sus mentiras. Ahora entendia las llamadas, los mensajes, debia ser alguna de mis hermanas para preguntarle si la tonta de Emily ya estaba enamorada por completo. De todos modos, ?que clase de hermanas tenia? Una de ellas estaba saliendo con Kevin, y le pedia que me sedujera, y se acostara conmigo, solo para hacerme dano a mi. No lo entendia, de verdad que, por mas que lo intentaba, no entendia nada. Me hice un cacao caliente, era lo que me pedia el cuerpo en ese momento, y es que, haber estado sentada en la barandilla, pensando si tirarme o no, me habia dejado con mal cuerpo. Tan mal me vi, tan mal me encontraba despues de saber que no valia nada, ni siquiera para mi propia familia, que no les importaba lo mas minimo hacerme dano a toda cosa, que quise acabar con todo, poner fin a esta vida a la que, como todo el mundo, yo no pedi venir. Me seque las lagrimas que habian comenzado a salir de nuevo, y me dije a mi misma que hasta ahi. Ese habia sido el final de una etapa, ahora tenia que comenzar una nueva. Buscaria un empleo, empezaria por ahi y despues, que pasara lo que tuviera que pasar. --Tranquilo, que no hara falta. Gracias por acompanarme, Mike --le abrace y el me correspondio. --Manana hablamos, pequena. Se marcho y cuando empece a deshacer la maleta para lavar la ropa, se me vino el mundo encima. Habiamos pasado un bonito fin de semana en Potsdam, y se habia ido todo a la mierda por sus mentiras. Ahora entendia las llamadas, los mensajes, debia ser alguna de mis hermanas para preguntarle si la tonta de Emily ya estaba enamorada por completo. De todos modos, ?que clase de hermanas tenia? Una de ellas estaba saliendo con Kevin, y le pedia que me sedujera, y se acostara conmigo, solo para hacerme dano a mi. No lo entendia, de verdad que, por mas que lo intentaba, no entendia nada. Me hice un cacao caliente, era lo que me pedia el cuerpo en ese momento, y es que, haber estado sentada en la barandilla, pensando si tirarme o no, me habia dejado con mal cuerpo. Tan mal me vi, tan mal me encontraba despues de saber que no valia nada, ni siquiera para mi propia familia, que no les importaba lo mas minimo hacerme dano a toda cosa, que quise acabar con todo, poner fin a esta vida a la que, como todo el mundo, yo no pedi venir. Me seque las lagrimas que habian comenzado a salir de nuevo, y me dije a mi misma que hasta ahi. Ese habia sido el final de una etapa, ahora tenia que comenzar una nueva. Buscaria un empleo, empezaria por ahi y despues, que pasara lo que tuviera que pasar.

  • Motera Adolescente de Marta Escudero

    https://gigalibros.com/motera-adolescente.html

    Clara no sabia lo que queria.
    Su vida era un pozo sin fondo.
    Enterrada entre libros.
    Sin amigos. Deprimida.