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Fanny Ramirez
TOMAS BROWN <
> Esa frase se convirtio en mi mantra, mi tatuaje interior, como Jason mi mejor amigo, llamaba. El tenia demasiados bajo la piel, los mismos, hicieron que una noche decidiese acabar con su agonia tomandose un frasco de pastillas. Apenas alcanzo los veinte anos y quien lo conocio sabe que aparentaba mas de los que tenia. <> Y para Jason nunca fue un problema la velocidad. No me gusta catalogar a las personas, ser debil no te hace menos fuerte, solo que Jason no supo como decir: no, cuando tuvo la oportunidad. Nacer entre porqueria, basura, solo te dictaba tu futuro, no solo estoy hablando de la que se tira a un contenedor. La droga, hizo que amigos, mi propia madre y mi hermano pequeno, se transformasen en personas irreconocibles. La sonrisa ya no formaba parte de sus caras a menos que consiguieran un nuevo chute y eso, era demasiado triste. Mi tatuaje interior ardia cada vez que las lagrimas acudian a mis ojos. Fueron pocas veces las que pasaba, tres, creo recordar, que lo hizo con mas fuerza. Mi mente se ha encargado de borrar la mayoria de recuerdos de mi ninez y parte de mi adolescencia. La primera vez que recuerdo, fue cuando vi a Jason por ultima vez, lo estaban metiendo en un coche, tenia los ojos abiertos, rojos, su piel traslucida y entre el shock escuche la vocecilla de mi hermano a mi lado preguntandome: <> Si, lo estaba. Mi mejor amigo me dejo solo, cuando me habia jurado que no lo haria nunca. Con el tiempo entendi que no hacia falta tener a las personas fisicamente, tambien podian cuidarte desde cualquier lugar en el que estuviesen. La segunda vez, fue cuando vi a mi hermano pequeno inyectarse una mierda en el brazo mientras sus amigos fumaban marihuana en el parque de detras de casa. A partir de ahi, mi vida se convirtio en un verdadero infierno. Intente por activa y por pasiva que lo dejara, me lleve anos reteniendolo contra su voluntad, tragandome sus reproches, sus miradas de odio, hasta que por fin lo consegui. Lastima que ya su destino estaba escrito con la firma de la maldita enfermedad llamada: cancer. La tercera tiene nombre y apellidos: Emily Berry Lauler. Sin embargo, de ella no puedo hablar sin que se me aprieten las entranas y me recuerde a mi mismo que no hago nada bien en la vida. Pero esa... es una historia que no merece la pena rememorar. INTRODUCCION --Solo seran un par de horas, Emi, ademas, tu estaras con tus primas toda la noche haciendo esas cosas que las chicas haceis cuando estais solas. Resoplo y yo no pude hacer mas que poner los ojos en blanco ahogando un suspiro de cansancio. Emily podria ser un grandisimo dolor en el trasero cuando queria, y esa noche quiso con ganas, pues era el cumpleanos de John. Los chicos planearon ir al local de Mike, un tugurio de mala muerte que servia la mejor cerveza en aquellos tiempos. Emily no aceptaba que yo tuviera una vida, sin embargo, ella si parecia tener derecho a tenerla. Era lo que mas me jodia, no obstante, estaba enamorado hasta las trancas de esa nina del demonio con aires de grandeza. Como si en vez de una simple mortal, estuviese hecha de fibra de oro con incrustaciones de diamantes... Me rasque el pecho sobre la camisa cuando una picazon insoportable me recordo que no debia joderlo con ella. Parecia mentira que con todo lo que habia soportado a lo largo de mi vida, me estaba convertido en un autentico imbecil por una chiquilla mimada. Pero era lo unico que me quedaba, aparte de mis amigos, claro. Y un hermano que casi no veia. Emily se convirtio en la pieza que me faltaba para que el vacio que me dejo mi hermano pequeno se llenara un poco, solo un poco. Aunque eso hacia de mi martirio algo mas soportable. --Solo espero que no haya muchas chicas, Tomas, o te juro que... --No digas tonterias, Emily, vamos al local de Mike. Alli casi nunca hay mujeres, menos chicas que puedan hacerte ni sombra. Por el rabillo de mi ojo, vi aparecer a Leon, Chad, Lauren y John; este ultimo bebiendo a morro de un botellin de cerveza. Gracias a Dios no me escucharon arrastrandome como una babosa. Sonrei sin poder remediarlo, intentando que Emily no escuchara los disparates que estaba soltando John. Habia sido cumplir la mayoria de edad y ya se reventaba el higado en publico. Leon ladeo la cabeza, preguntandome en silencio con quien hablaba. Con un gesto con la boca, le di a entender de quien se trataba. El rodo los ojos, Chad me saludo palmeandome el hombro al igual que Lauren, y John me dio un beso sonoro en la mejilla, susurrando un: <>, antes de entrar al bar. --?Que ha sido eso y porque ha sonado como si alguien le estuviera comiendo la boca a mi novio? --el ladrido de Emily me hizo apretar los punos teniendo que contar hasta diez con la respiracion atascada en los pulmones. Entonces hice lo que deberia haber hecho mucho antes, colgarle el telefono y ponerlo en silencio para ni enterarme siquiera si vuelve a llamar. Sin contestar a su estupida acusacion. Me tenia hasta la jodida coronilla. Abri la puerta y la musica se hizo mas sonora. Los chicos estaban en la barra, seguramente pidiendole a la camarera una cerveza, junto con algunos parroquianos ya asiduos. Faltaba Ray, como siempre, seguramente estudiando, haciendose a la idea de su proxima matricula de honor. Di una ojeada rapida a mi alrededor, algunas mujeres disfrutaban de una charla amena en una mesa al fondo, raramente venian a un lugar como ese. Pero viendolas de lejos, parecian de fuera, espanolas al escuchar un par de palabras descarriadas; sabia de alguien al que le haria una tremenda ilusion. A la derecha del local, un senor bebia de su cerveza mientras que el humo de un pitillo lo envolvia haciendo de la escena algo de lo que inmortalizar en una imagen. Su pelo ceniza hacia que las volutas de humo que volaban a su alrededor desaparecieran, para luego emerger y cubrir su rostro demasiado demacrado para su edad. Aunque no supiera cuantos anos tenia. De alguna manera siempre lograba encontrar parecido a la gente con alguien cercano a mi y ese senor le daba un aire a mi padre. --Tomas, me he dado el atrevimiento de pedirte una cerveza --la voz de Chad me hizo desviar la mirada de aquel senor que por momentos hacia que vagos recuerdos, demasiado amargos, volvieran a aparecer en mi mente. Con una sonrisa, sintiendo mi telefono vibrar en el bolsillo de mis pantalones, me acerque a ellos y me deje abrazar por un John demasiado ebrio para ser apenas las once de la noche. Ray se nos unio una hora mas tarde, con cara de no haber dormido en siglos, avergonzado por culpa de Leon que lo vitoreaba como si fuera una superestrella. --Ey, Ray, ?pudiste despegar la nariz de los libros para poder venir a mi cumpleanos? es todo un honor... --Dijo John, levantandose con dificultad para luego engancharse en sus hombros. Negue con la cabeza al mismo tiempo que lleve mi vaso de cerveza a los labios. Ya me veia cargandolo hasta llegar a nuestra residencia. --Y tu no pierdes el tiempo... con apenas horas de tener los dieciocho y ya te emborrachas en un bar --contesto Murray haciendonos reir. John saco la lengua, pareciendo un crio de dos anos. Me daba tremenda lastima a veces. Era un chico joven, con energia, positivismo y una mente brillante. Aunque ese cerebro no lo usara nunca para lo que realmente tenia que hacerlo. --?Viste las chicas del fondo? --me pregunto Leon, mirando a las susodichas de reojo. Tenia los ojos brillantes y las mejillas rojas gracias al alcohol. Me vi girando hacia donde el me senalaba e hice una mueca cuando me pillaron mirandolas descaradamente. --Joder, pero no mires asi. Las vas a espantar --se quejo resoplando y bebiendo de nuevo hasta acabar su jarra. --Son espanolas, las he oido hablar --le informe, provocando una sonrisa de su parte. --Sostenme esto, es hora de cazar dos buenos pares de jamones ibericos, !ole! --dijo en espanol, dejandome la jarra en las manos y peinandose el cabello con las manos antes de ir en busca de las chicas. Con curiosidad, me lleve casi cinco minutos viendo a Leon hacer su magia. Las chicas reian encantadas, incluso una de ellas, le toco el brazo supuse para comprobar que el tio se pasaba las horas haciendo ejercicio. --?Crees que se las follara a las dos? --la pregunta de Chad me hizo pestanear y dejar de observarlos. --Seguro... es el unico que he conocido con la facilidad de llevarse a mas de una a la cama y a la vez. No se como mierda lo hace. --Tu podrias si dejaras a esa chalada con la que estas. Lo mire con la mandibula apretada del coraje. Odiaba que se metieran con Emily o con mi relacion. Aunque luego supe que debia haberles hecho caso a todo lo que decian mucho antes. Me hubiera ahorrado todo lo que acontecio. --No te voy a consentir que la llames asi --lo mire con toda la rabia que pude reunir, haciendo que frunciera el ceno y alzara las manos a modo de rendicion. Al cabo de un rato, en los que me dedique a mensajearme con mi novia, la cual estaba bastante molesta, decidimos sentarnos en una mesa. Leon nos acompano a reganadientes unos minutos despues, diciendoles algo en espanol a las chicas, lo que provoco que rieran. --Si te sobra una, ya sabes, me la pasas --murmuro Chad arrastrando las palabras. Leon se sento a su lado y se acerco a su oido para susurrarle algo que lo hizo carcajear y ponerse contento. Resople. Lo mas seguro es que hicieran una jodida orgia, como si los viera. Malditos putos... --Bueno, ahora que estamos todos juntos quiero haceros una propuesta --dijo Lauren, haciendo que dejaran la alegria para otro momento. Por un segundo les tuve envidia. Echaba de menos relacionarme con las mujeres, charlar con ellas, no solo con la mujer que no paraba de llamarme y mandarme mensajes para que le enviara fotos de donde estaba. Suspire en derrota, diciendome que no merecia la pena quejarme por eso. Me queria, no tenia ninguna duda, por lo menos en ese momento. Lauren empezo a contar acerca de un proyecto que tenia entre manos. North Group se llamaria. La cabeza me daba vueltas, debatiendome entre alegrarme, brindar, celebrarlo y pensando que diria Emily al respecto. Entonces tuve claro una cosa. Seguiria adelante estuviese ella de acuerdo o no aunque luego sufriera las consecuencias. UNO <> Parece sacado de una jodida pelicula de terror. No quise hacerle caso a nadie cuando me advirtieron de lo loca que estaba la mujer con la que me iba a casar. Incluso di por hecho que sus acciones, reproches y celos, se debian a mera inseguridad o me queria tanto que no concebia compartirme con nadie. Luego llegaron las preguntas, las acusaciones, el acoso y lo que mas miedo me daba: las amenazas. No solo hacia mi persona, sino las que atentaba contra su propia vida. Froto mi rostro en un vano intento de despejar asi mi cabeza de tantos pensamientos funestos. No debe ser sano estar continuamente pensando que por mi culpa esa mujer, a la que tanto ame, se suicide. Ya ni recuerdo cuantas han sido las veces que me lo ha dicho llorando a lagrima viva. Ya sea por telefono o en persona. Por puro masoquismo, abro el cajon de mi escritorio y miro con nostalgia la fotografia que nos tomamos hace aproximadamente dos anos en la casa de los Hamptons. Ella sonreia montada a mi espalda y yo la miraba por encima de mi hombro embelesado por su belleza. Emily es hermosa. De pelo rubio, larguisimo, que casi siempre llevaba en una cola de caballo excepto aquel dia. Acaricio, sin poder remediarlo, la imagen de sus manos. Sus unas pintadas del mismo color que su bikini rojo. Como me gustaria volver a aquel dia, donde por arte de magia, se convirtio en una persona diferente. Ya fuera porque estabamos lejos de casa o solos en esta. Donde segun ella, no habia ninguna distraccion cerca. Mis amigos eran distraccion, las mujeres que paseaban por la calle, trabajaban en la empresa o simplemente esperaban a ser atendidas en una cafeteria, tambien lo eran; las reuniones importantes, las llamadas, el punetero trabajo. Todo el mundo, todo lo que yo hacia para ganarme la vida y llenar la de ella de lujos, eran distracciones y podia hacer que dejase de amarla. Una risa amarga brota de mis labios antes de cerrar el cajon mas fuerte de la cuenta, provocando un fuerte ruido. Me levanto de la silla notando mi labio inferior temblar de la rabia y miro a traves del ventanal en busca de una enesima solucion. <> Las palabras de Leon resuenan una y otra y otra vez como si fuese lo unico que tuviera cavidad ahora mismo en mi mente. ?Pero que cojones hago? Esa es la pregunta que mas formulo tanto en voz alta como en pensamiento. ?Como hago para que me deje vivir, respirar? ?Que solucion puede haber cuando ya he intentado hasta denunciarla? Pero como ya se viene sabiendo, la ley parece amparar mas a la mujer que al hombre en estos casos. Alguien toca a la puerta y carraspeo, llevandome el dedo indice al rabillo de mi ojo quitando asi la maldita lagrima que crei extinta de tanto que he llorado por su culpa. La voz de Murray me hace girar para mirarlo. Esta contento, con una sonrisa indeleble en su rostro y todo es debido a su Ceci como el la llama. A Dios gracias por haberla puesto en nuestros caminos, no se que hubieramos hecho sin su deliciosa comida del catering en los numerosos eventos. Tambien nos privo de ver a Murray babeando por los rincones, gracias al cielo. --?Te tragaste un unicornio? ?O es que por fin has podido comprobar que el sexo anal no es tan malo como parecia? --Intento hacer la broma, sin que se me note demasiado lo podrido que estoy por dentro. Mi traje negro impoluto, mi camisa blanca recien salida de la tintoreria y mis zapatos lustrosos brillando como si fueran espejos, hacen que nadie se de cuenta de lo sucio y asqueado que me siento. Murray rie y niega con la cabeza un poco ruborizado. Eso me hace lanzar una carcajada al aire que agradezco como un vaso de agua en pleno desierto. --No, vengo a decirte si vienes a por algo para desayunar. Frunzo el ceno ante su invitacion. Es raro que alguno de nosotros salgamos a comprar nada una vez estamos trabajando. Para eso tenemos a los secretarios y a monton de personal que se encarga de eso. --?Que le hiciste a Ferran? No me digas que cogio baja por sobreexplotacion --le digo con una sonrisa ladeada. --?Estas muy gracioso hoy, no? --pregunta entrecerrando los ojos--, simplemente me apetece charlar, Leon, Lauren, Chad y el tonto de John estan reunidos con un cliente. Me dijeron que tu estabas libre como un pajarillo ahora en la manana. --Claro, dame unos segundos y nos vemos en recepcion. Tengo que arreglar un asuntillo pendiente. --Treinta segundos, Tomas --advierte senalandome, cerrando la puerta tras de si con un tarareo. Suspiro una vez la soledad me envuelve nuevamente, agarrando el telefono y leyendo por tercera vez el mensaje que Emily me ha escrito hace escasos quince minutos. Mis dedos se posicionan en el teclado y escribo para luego a borrar asi hasta que harto de mi cobardia, le doy a enviar. <> Me arrepiento en cuanto le llega. Pero es que no se que demonios hacer para que me deje tranquilo, ?es mucho pedir? Dejo el telefono en la mesa, sin ganas de ver ningun mensaje mas y verificando que llevo mi cartera, salgo del despacho escuchando la vibracion del aparato sobre el cristal. --Que te den, Emily. *** En la recepcion veo a Murray sonreir como un imbecil mientras habla con alguien por telefono. No hay que ser muy listo para saber con quien, solo hay que ver como se le ilumina el rostro. La misma luminosidad, alegria y entusiasmo que alguna vez tuve yo. En cuanto estoy a su lado, se despide con un <> que me estruja el corazon y las entranas por la maldita envidia. Lejos de huir despavorido, yo ansio encontrar a una persona a la cual amar y que me ame sanamente. Lo malo es que por mucho que lo intento, no me lo permite. --Tomas, ?ocurre algo? Si no quieres venir, no pasa nada, solo... --Ya te dije que si, es solo algunos temas que tengo que resolver. Me tendrian que dar un premio de la evasiva, por malo, porque siempre digo la misma pueril excusa cuando no quiero hablar del tema. Odio que me den consejos, odio que me digan lo que tengo o no que hacer como si yo no lo hubiese intentado todo. Estoy destinado a llevar mi cruz a cuestas, a no ser feliz a menos que Emily deje de acosarme. --Si es con Emily, ya te dije que podemos hacer algo para que la metan en la jodida carcel. --Con dinero no se compra todo, Murray, Y el lo sabe. Lo hemos intentado todo, por activa y por pasiva. Solo hemos conseguido algo de tiempo, luego vuelve con mas fuerza todavia. El huracan, la llama John. Arrasa por donde pasa. --Creo que Cecilia esta embarazada --suelta de sopeton cuando salimos del edificio.
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