• cartas a middleton pdf - Patricia Garcia Ferrer

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    No puedo creer que Lady Middleton sea lo unico que os interese leer del periodico del pueblo --dijo Margaret Westworth mientras arrojaba indignada el trozo de papel sobre la mesa del comedor--. No hay nada con cierta seriedad en sus comentarios que deba tenerse en cuenta. --?Lady Middleton regresa con noticias? --la menor de las hermanas Westworth se levanto de la mesa con energia para recuperar la hoja en la que se recogian los suculentos y recien publicados cotilleos. A su paso, movio con impetu el mantel de la mesa arrojando algunos panecillos que tanto cuidado y esmero se disponian en torre sobre una de las bandejas. Los vasos casi derramaron su contenido y Margaret, conocedora de la energia de su hermana, agarro con fuerza la mesa para evitar que ellas no fueran detras de aquel gran terremoto. --Insultan nuestra inteligencia. --la indignacion de la mayor de las hermanas crecia por momentos ante el entusiasmo del resto de miembros de la familia. No podia creerse como aquellas palabras tan hirientes sobre su persona podian interesar tanto. --Hermana, estos panfletos no estan escritos para las mujeres --dijo Rose Westworth mientras aireaba por encima de la cabeza la octavilla de Middleton orgullosa de ser la mayor seguidora de aquella seccion del periodico local -- Economia, venta de ganado y tierras… Carece de interes. Sin embargo, la seccion de Lady… --Si todos supieran quien es Lady Middleton, sus comentarios atrevidos y sin pudor carecerian de interes, ?no crees? --Margaret sembro la duda y la reflexion entre sus hermanas que con rapidez se miraron la una a la otra y regresaron a las palabras avispadas y mordaces--. Ninguna mujer en su sano juicio deberia disponer de tiempo para rumores sin fundamento. Margaret era, para su desgracia, la mas sensata de las tres hijas del senor Westworth. Durante anos habia cultivado su mente a traves del poder de la palabra en libros y cartas. Era capaz de tratar la mayoria de los temas que pudieran interesar a caballeros y entablar con ellos conversaciones con criterio. Sin embargo, carecia de algunas, o muchas, de las habilidades sociales requeridas para una dama. Jamas habia pretendido serlo y a pesar de que la misteriosa Senora Middleton pusiera todo su empeno en dejar en evidencia sus carencias y su falta de interes por capturar un marido, ella se mantendria fiel a sus creencias. --Estas enfadada porque la autora de estas lineas siempre encuentra un momento para criticarte. --sugirio la mediana de las hermanas con un ligero tono altivo. Todas las mananas, cuando llegaba la temporada social, se repetian una y otra vez las mismas escenas en el desayuno y Grace estaba cansada de que su hermana les sermoneara con su falta de prudencia al creer aquellas palabras. --No seas necia, Grace --la insinuacion del interes de Margaret en figurar en las paginas de sociedad era una broma entre hermanas que bien sabian que era disparatada, pues la mayor de las hermanas deseaba acaparar la atencion de la lengua viperina de esa mujer tanto como los adulteros necesitaban ser reconocidos. --?Y en que deseas que invirtamos nuestro tiempo, querida hermana? --pregunto con sorna Rose mientras se llevaba con delicadeza refinada la taza de te a la boca provocando la risa de Grace y agrandando la frustracion de Margaret--. Esto es Middleton, no ocurre nada emocionante en Middleton. Nunca --dramatizo la pequena de la familia. Rose era un espiritu libre con ganas de volar lejos de las cuatro fincas del condado, pero jamas, en sus dieciocho anos de vida habia puesto un pie mas alla de las tierras de Robert Pulman. Para ella, Lady Middleton era un soplo de aire fresco. Es posible que para su tierna edad conociera los secretos de la mayoria de los lugarenos de Middleton y de algunos que procedian de mas alla de las fronteras del pueblo. --En el fondo la admiras. Admitelo --insistio Grace mirando a su hermana mayor. --?Admitir que me interesan los cotilleos de este pueblo? --el color en el rostro de Margaret comenzo a cambiar de un color palido a otro propio de una persona con pocas ganas de seguir hablando de forma decente. --Si te hubieras casado el ano pasado con el senor Martin tendriamos la posibilidad de encontrar entretenimiento en los actos sociales y recreacion con otras conversaciones. Sin embargo, estamos obligadas a perder otra temporada. --critico Grace. --?Ahora la culpa es mia? --cuestiono enfurecida Margaret mientras no dejaba de observar a sus hermanas. La discusion entre las hermanas habia alcanzado un nivel de tension alarmante. El cuello estirado de Margaret dejaba paso a un rostro tomado por el color carmesi. La provocacion de sus hermanas menores habia dado sus frutos porque el enfado de Margaret era evidente. --Si. -- gritaron las dos hermanas a coro divertidas. Rose y Grace quedaron durante un segundo en silencio tras comprobar la falta de gracia que habian tratado de transmitir a su hermana. Las dos miraron fijamente a Margaret y por la tension de su cuerpo interpretaron que la mayor de ellas estaba a punto de estallar. Quiza habian sido demasiado duras con su hermana mayor. Justo en ese instante, Margaret rompio el silencio con una gran carcajada y sus hermanas le siguieron. --Sin duda, Lady Middleton tiene la capacidad de enterarse de todos los secretos intimos de la sociedad de Middleton y por ello la admiro. --confeso Rose mientras se terminaba su enfriada taza de te. --Rose, querida, deberias admirar a personas que hayan aportado algo mas interesante al mundo y no una retahila de chismes y suposiciones sobre amorios. --Margaret censuro el comportamiento y las aficiones poco profundas de su hermana. --Deja que la pobre se encapriche y obsesione con aquello que le haga feliz, tampoco hay muchos entretenimientos que digamos en que ocupar nuestro tiempo. --sugirio Grace ante la critica que Margaret habia hecho sobre el comportamiento de Rose. --Algun dia averiguare quien es Lady Middleton. --prometio de forma solemne la pequena de la familia Westworth. Era tenaz y constante en aquellas cosas que cautivaban su interes asi que, sin duda, alcanzaria el exito. Con esta firme promesa pronunciada por Rose y terminado el desayuno, todas se retiraron a sus quehaceres. Rose salio al jardin para recolectar el fruto del escaramujo, que tenia las ramas demasiado salvajes, con el fin de que la cocinera de la residencia preparara unas deliciosas mermeladas. Grace retomo la lectura de "La dama de las camelias", novela romantica que su tia le habia regalado semanas atras. Y Margaret se retiro a su dormitorio. Tras la muerte de la senora de la casa hacia unos anos a causa de unas graves fiebres, la joven Margaret se habia visto obligada a representar a la familia en sociedad. Para ella, sin embargo, era mas un castigo que una bendicion. Lejos de encontrar placer en los bailes de salon, en los trajes voluminosos o en los juegos de seduccion con los abanicos, la mayor de las hermanas Westworth solo deseaba pasar una temporada mas sin ser el foco de atencion de miradas lascivas. A pesar de sus duros intentos por no acaparar miradas, su tez palida y su larga melena oscura siempre eran comentadas en cada reunion social, su compania solicitada en cada baile y sus palabras halagadas en cada conversacion. Las madres de todos los jovenes caballeros en edad casadera adoraban su posicion social, su fortuna y, por supuesto, la sensualidad con la que su cadera y sus pechos acompanaban un lindo rostro. Los mayores de otras familias agradecian la sabiduria y la formalidad de la joven pues podia equiparar en confianza y seguridad a cualquier varon. Los jovenes solteros ansiaban y rechazaban al mismo tiempo sus comentarios toscos y mordaces hacia su genero. Tachable comportamiento para cualquier joven de buena familia y reputacion que deseara contraer nupcias en cualquier circulo social. Pero era su comportamiento desafiante lo que la convertia en una joven tan atractiva para los apuestos jovenes que cada semana trataban de acercarse a su padre para ganarse su favor. Sin embargo, y muy a pesar de las intenciones de la tia de Margaret, de su querido padre y de su difunta madre, Margaret Westworth no deseaba encontrar un esposo. No deseaba entregar su vida a ninguna persona que no mereciera su corazon y por ello esperaria el momento adecuado, aunque con ello privara a sus hermanas de la posibilidad de entrar en sociedad y de encontrar alivio y divertimento en los encuentros sociales. En apenas unos dias daria comienzo la nueva temporada social y las jovenes de todo el condado encargarian nuevos vestidos, zapatos y cintas para decorar sus cuerpos con el fin de agradar las vistas de los interesados. Y alli estaba Margaret Westworth, sentada en la cama de su ostentoso dormitorio mirando a traves de la ventana con una pulcra carta en la mano y preguntandose por que debia seguir esperando.

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  • La guerra de Caliban (The Expanse 2) de James S. A. Corey

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    La continuacion de El despertar del Leviatan, la saga superventas del New York Times en que se basa la exitosa serie de TV The Expanse, producida por Syfy y emitida por Netflix.

  • Oportunidad prohibida de Eva Nieto

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    Aquel dia habia amanecido mas oscuro de lo normal, tocaba asistir al funeral de su padre, de quien ni siquiera habian podido recuperar el cuerpo. Era una ceremonia simbolica que reunia familiares y amigos para despedir a Daniel Duncan, un afamado reportero que habia dedicado su vida a cubrir algunos de los ataques terroristas mas relevantes ocurridos a partir de los anos 80. Su ultima mision como reportero investigador de la cadena Global News, no habia salido muy bien, fue capturado por un grupo de extremistas como parte de una serie de negociaciones que se estaban llevando a cabo con el gobierno de los Estados Unidos. En condiciones deplorables mantuvieron en cautiverio al infortunado reportero, pero sus dias estaban contados, ya que no habia forma de que saliera de aquella situacion con vida, pues ya habia sido marcado por sus captores como el proximo en ser ejecutado. Aun si las demandas de aquel grupo eran cumplidas, en un plazo de 72 horas ejecutarian a Daniel frente a las camaras en una transmision en vivo. El video que se difundio mundialmente, Daniel Duncan era degollado y quemado ante mirada fria e inhumana de sus ejecutores. Este hecho conmovio a la comunidad mundial y se realizaron manifestaciones en diferentes paises, incitando a una respuesta masiva por parte del gobierno, ya que este no era el primero de los periodistas que era asesinado de aquella forma y no seria el ultimo. Daniel Duncan, habia perseguido aquella noticia que lo catapultaria a ganar el premio Pulitzer de periodismo. Pero en su intento desesperado de conseguir fama y prestigio en el mundo de la comunicacion, habia sido victima de uno de los grupos mas violentos y mercenarios del continente asiatico. Para una nina de apenas nueve anos de edad, no era sencillo tener que afrontar la idea de que su padre habia sido asesinado ante los ojos del mundo, a pesar de que sus familiares intentaron mantenerla aislada de aquella tormenta mediatica que se habia formado en torno a su padre. Era casi imposible evitar que sus companeros de la escuela realizaran comentarios al respecto, lo que finalmente la llevo a descubrir la dolorosa verdad de que su padre jamas volveria a casa. Demasiadas preguntas para una mente tan inocente comenzaron a surgir en la cabeza de Eva Duncan, una pequena que no tenia la menor idea de la cantidad de maldad que podria existir en el mundo. Por muchas explicaciones que recibiera por parte de sus tutores y familiares, Eva no terminaba de entender los motivos de porque unos sujetos extranos asesinarian de aquella forma tan terrible a su padre. Este no tenia culpa alguna de los problemas que estuviesen afrontando aquellos monstruos que le quitaron la vida. Eva sintio desde el momento que perdio su padre, la necesidad de experimentar esa pasion que habia llevado a su padre hasta aquel lugar, por lo que se comprometio con ella misma a convertirse en una periodista exitosa. A traves de esto, le daria al mundo la posibilidad de conocer las realidades mas crudas a costa de lo que fuese. Esta situacion habia convertido a Eva en una nina muy reservada, no solia hablar demasiado con nadie, y era victima de las burlas de los ninos mas crueles de la escuela, quienes hacian representaciones de como habia sido asesinado a su padre. Mientras caminaba por el pasillo principal de la escuela hacia su clase de geografia, la cual detestaba, se cruzo con un grupo de estos desagradables chicos, los cuales intentaron una vez mas intimidarla y hacerla llorar. Parecia que esa era su actividad favorita durante el dia. Pero aquel dia fue totalmente diferente, ya que mientras los chicos hacian su representacion de costumbre, uno de ellos recibio un golpe tan fuerte en su cabeza que cayo desmayado en el suelo. -- Ya dejala en paz. -- Se escucho. El grupo de ninos huyo rapidamente del lugar, dejando su companero tendido en el suelo, mientras Eva miraba atonita una escena que para ella era totalmente nueva, nadie la habia defendido de esa forma en el pasado. -- ?Estas bien? -- Si. ?Quien eres? -- Pregunto Eva. -- Soy Roberto Murray. -- Hola, gracias por tu ayuda. Pero, creo que estaras en problemas. Roberto tomo de la mano a Eva y abandonaron el lugar tan rapido como fue posible, ya habria tiempo para hablar y comentar acerca de aquella situacion. Si los descubrian en ese lugar, no solo Roberto, sino que tambien Eva pagaria las consecuencias del dano que habia sufrido aquel nino desmayado en el medio del pasillo. ACTO 1 Antes de irte Desde aquella oportunidad en que ese par de ninos se cruzaron, algo ocurrio en el universo, de alguna u otra forma aquellos dos chicos estaban destinados a estar juntos por alguna razon. Asistian a la misma escuela, pero veian clases diferentes, Eva nunca se habia percatado de la existencia de Roberto, que al igual que ella era un chico timido, que no tenia demasiadas buenas relaciones con el resto de sus companeros. El golpe que le propino Roberto a aquel molesto nino, lo hizo con su maleta de cuero semidura, la cual contenia algunos libros y facilmente dejaria inconsciente a cualquiera. Estuvieron escondidos al menos 30 minutos luego del incidente, ocultos detras de las cortinas del auditorio de la escuela. Parecia que todo esta en calma cuando volvieron a los pasillos y cada uno asistio a sus respectivas clases. El timbre sonaba, dando la senal de que era la hora de salida, todos los ninos se apresuraban abandonar las aulas mientras Eva y Roberto caminaban en busca de coincidir nuevamente. Ya a la pequena no le preocupaba demasiado que la molestaran, solo queria encontrarse con su pequeno superheroe. Hasta ese momento era el unico en la escuela que le habia demostrado empatia y alguna preocupacion por ella luego de haber afrontado la tragedia de perder a su padre. Camino a la salida de la escuela, logro ver como Roberto, a lo lejos, subia a su bicicleta y se marchaba, intento correr para alcanzarlo, pero ya este se habia marchado rapidamente. Desde el coche la madre de Eva tocaba la bocina con insistencia tratando llamar su atencion, pero esto era una total perdida de tiempo, ya que Eva estaba entregada a aquella imagen de Roberto perdiendose en la distancia. Al llegar a casa tenia una rutina bastante regular, amaba tocar el Cello, por lo que pasaba algunas horas practicando en el estudio que era de su padre. Luego realizaba las actividades que asignaban en la escuela para luego pasar el resto de la tarde en el parque, leyendo algun libro. Le fascinaba leer novelas de guerra y suspenso, una combinacion poco usual pero que la apasionaban. Con el tiempo, Eva se fue haciendo mucho mas habil con la lectura, podia devorar dos libros en una semana. Era su manera de desconectarse del mundo y alimentar esa pasion que estaba forjando a una futura periodista que eventualmente seria especialista en crimenes de guerra, secuestros, terrorismo y corrupcion. Una tarde, mientras leia uno de sus libros favoritos, recostada de un gran arbol en el parque, vio pasar a Roberto en su bicicleta, no sabia que hacer, si correr detras de el e intentar alcanzarlo o simplemente dejar que pasara la oportunidad una vez mas. Eva tenia la extrema necesidad de agradecerle a Roberto lo que habia hecho por ella. A pesar de los minutos que pasaron juntos luego el incidente, esta no tuvo la oportunidad de darle las gracias y preguntarle por que lo habia hecho. Tampoco era el tipo de nina que gritaria desesperadamente el nombre de Roberto para captar su atencion, pero al parecer algo capturo la atencion de Roberto y lo hizo voltear justo a la direccion donde se encontraba Eva, como si un poder sobrenatural hubiese logrado que Roberto voltease controlado por la voluntad de Eva. Justo en ese momento Eva quedo paralizada, totalmente sorprendida, y tan solo puedo agitar una de sus manos saludando al pequeno nino que decidio dar vuelta y dirigirse hasta ella. -- ?Como te va, Eva? -- Pregunto Roberto. -- Muy bien, han pasado muchos dias desde… Bueno ya sabes, aquel incidente. -- Si, aun no habido consecuencias, tampoco espero que las haya. -- No tuve la oportunidad de darte las gracias, fuiste muy amable al defenderme. Roberto se sento justo al lado de Eva comenzaron a charlar acerca de multiples temas, que parecian no acabarse. Entre tantas cosas de las que hablaron, se pasearon por los libros favoritos de Eva y las comidas favoritas de Roberto, el cual estaba un poco pasado de peso para su edad. Los manjares que preparaba su madre no eran faciles de rechazar, a pesar de que sabia que sufria de sobrepeso, para el no era algo importante contar con un aspecto agradable, era un nino feliz, para el, eso era suficiente. Los constantes ataques de otros ninos hacia su contextura habian hecho desarrollar un temperamento bastante volatil, el cual podria ser detonado solo con una burla minima hacia el o hacia cualquier persona que considerara inocente y fragil, tal como el caso de Eva. Mientras conversaban, la nina hablaba sobre su pasion por el periodismo y las comunicaciones, narraba como sonaba con convertirse en una reportera famosa y cubrir las noticias mas importantes del mundo mientras se dirigia a la poblacion mundial a traves de una prestigiosa cadena de television. Roberto conocia la situacion por la que habia pasado Eva, pero siendo un nino bastante reservado, prefirio no tocar el tema. De alguna manera forma le preocupaba que Eva estuviese siguiendo los mismos pasos de su padre y que estuviese en camino a un final similar. Tambien se imaginaba que aquella chica simplemente queria tomar venganza y acabar con aquellos terroristas que han matado a su padre. Solamente eran teorias inocentes del nino, que apenas estaba conociendo a Eva. Aquellos encuentros en el parque pasaron de ser casuales y esporadicos a ser mucho mas frecuentes y planificados, cada tarde se convertia en una oportunidad para Roberto de conocer mucho mas a fondo a su nueva amiga Eva. Por otra parte, Eva conseguia en Roberto todo ese afecto que no recibia por parte de sus companeros de escuela, su circulo de amigos estaba conformado unicamente por sus libros, aunque ella no comprendia muy bien porque. Parecia que no les hacia falta absolutamente mas nada en el mundo para divertirse que la compania mutua, mientras Eva era una nina intelectual, analitica y discreta, Roberto era un nino ocurrente, espontaneo y con muy buen sentido del humor. Por esto podian pasar horas juntos sin experimentar ni un poco de aburrimiento. Pero la felicidad de algunos es la infelicidad de otros, y para algunas personas es muy dificil lograr comprender y aceptar que otros sean mucho mas felices que ellos, esto lo comprenderia Eva de una manera muy dramatica, durante una tarde, mientras esperaba la llegada de Roberto. Cada dia que decidieron encontrarse lo hacian puntualmente a las 5:00 p.m., generalmente Eva ya se encontraba en el parque cuando llegaba Roberto con el sonido del doblar de las campanas de la iglesia cercana al parque. Pero aquella tarde no habian salido las cosas como todos los dias, las campanas dejaron de sonar y Roberto aun no llegaba, pasaron los minutos y esto preocupo a Eva. Era la primera vez que el chico faltaba a una de sus reuniones, por lo que Eva tomo sus libros y se dirigio hasta la casa del chico. Al llegar alli, toco la puerta tan fuerte como pudo para ser atendida por el padre de Roberto. -- !Eva! Que sorpresa. -- Exclamo. -- ?Como esta, senor Miller? -- Muy bien Eva, llevas un lazo muy bonito en el cabello. -- Gracias. -- Contesto --. Quisiera saber si Roberto esta en casa. -- No, Roberto salio al parque hace mas de una hora. Aquella afirmacion del padre, dejo a Eva paralizada, ya que su instinto le indico que algo no estaba bien, el retraso de Roberto, se debia a otra causa, ya que no se encontraba en su casa y debio llegar al parque a tiempo, segun los datos proporcionados por el senor Miller. -- ?Te pasa algo? Pregunto el padre del chico.

  • Las chicas de negro de Madeleine St John

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    Sidney 1950. Los escaparates lucen cargados de maniquies con faldas de volantes y corpinos enriquecidos con los accesorios mas preciados. Pero Goode's no son solo los grandes almacenes mas reputados de la ciudad, donde encontrar lo ultimo en moda. Para cuatro mujeres, las incansables trabajadoras de la seccion de vestidos de mujer, siempre perfectas en sus uniformes negros, es tambien su unica oportunidad de independencia. Mientras aconsejan a sus clientas sobre telas y modelos, en su interior todas ellas cultivan suenos de libertad, de un papel diferente al de hija, esposa y madre. Asi, en una Australia en la que conviven con armonia gente procedente de todos los paises europeos como consecuencia de la guerra, llega un momento de grandes cambios y oportunidades inesperadas para todas ellas.
    Entre una fiesta, y un vestido nuevo, Lesley, Patty, Fay y Magda viviran su propio momento magico cuando decidan quienes quieren ser realmente.

  • Si te quedas a mi lado de Adara Bach

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    Si te quedas a mi lado

  • El muro de la memoria de Anthony Doerr

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    El muro de la memoria reune cuatro historias ineditas del autor de La luz que no puedes ver, que nos hablan de la conmovedora fortuna de vivir en este mundo.

  • Muerte en los Hamptons (Las cosas y casos de la senora Starling 2) de Ana Bolox

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    ?Aun estas enfadada? --James redujo la marcha y detuvo el coche ante la verja de entrada a la mansion Carnegie. La musica de Night Fever que sonaba en la radio era lo unico que rompia el silencio desde que salieran de Nueva York. --No estoy enfadada. --Vale, defraudada. Anne estiro el brazo y bajo el volumen. Desde el asiento del copiloto, miro a su marido con los parpados entrecerrados. --?De verdad era necesario venir? ?No podias haber aplazado la reunion para despues de Navidad? La verja comenzo a abrirse lentamente. James bajo un dedo la ventanilla para evitar que se formara vaho en los cristales y el ronroneo del motor al ralenti llego con suavidad hasta ellos. Fuera, el viento comenzaba a soplar fuerte y los arboles que recorrian el alto muro de piedra que rodeaba la finca balancearon sus ramas como si estuvieran saludando a alguien desde lejos. Algunas gotas de agua cayeron sobre el parabrisas y James acciono las escobillas. --Sabes que si no hubiera sido imprescindible la habria aplazado --dijo. La voz de falsete con la que Robin Gibb, el solista de los Bee Gees, acaparaba las emisoras de radio desde que se estrenara “Fiebre del sabado noche” fue extinguiendose en los altavoces del coche sustituida por la de Casey Kasem, el famoso locutor del American Top 40. Anne fruncio los labios. Si, lo sabia. Su marido no habria anulado el viaje a Inglaterra para pasar la Navidad si no hubiera sido estrictamente necesario. Aun asi, no podia evitar sentirse, como el mismo habia dicho, defraudada. 1978 agonizaba y hacia meses que no veia a sus padres. En lugar de disfrutar de aquellos ultimos dias del ano con la familia, tendria que desempenar el papel de digna esposa de diplomatico en una reunion navidena en la mansion de Alexander y Rebeca Carnegie, junto a un nutrido grupo de personas con las que no le apetecia estar. --El Foreign Of ice esta muy interesado en que el bufete de abogados de Julian Snyder se establezca en los Estados Unidos y esta reunion con Martin Wolch es una oportunidad unica para ponerlos en contacto de manera confidencial. La puerta de hierro se estremecio al alcanzar el tope y James se adentro en el camino asfaltado que discurria a traves de una pradera. El cesped era espeso y parecia atendido con la misma meticulosidad que la del green de un campo de golf que aspirara a albergar el Abierto de Estados Unidos. --?Que es lo que pretende sir William, montar un nido de espias en Nueva York a traves de Julian? --No hables asi del ministro. No es… --?Diplomatico? --Lo has definido con perfecta exactitud, querida, tal y como suele hacer tu deslenguada habilidad para la oratoria. --Y sincera. --Anne tiro de la pernera del pantalon y la ahueco, antes de cruzar las piernas--. Deslenguada y sincera habilidad para la oratoria. --?Llamas sinceridad a la insolencia? --En efecto, llamo espontanea naturalidad a la franqueza. Lo has definido con perfecta exactitud, querido, tal y como suele hacer tu sutil capacidad para la farsa. --Me encanta cuando asimilas mi profesion a la representacion de un sainete. --Lo se. Por eso lo hago. Ella lo vio sonreir de reojo. --Ese fino humor fue lo que me enamoro de ti, pero sir William no debe saberlo. Cree que me case contigo por tu belleza y elegancia que, strictu sensu, es la unica exigencia que se requiere a la esposa de un miembro del cuerpo diplomatico de Su Majestad. --Adoro tu sinceridad diplomatica. --Lo se. Por eso la utilizo. James freno. Una cierva habia saltado de entre la arboleda enmaranada que recorria el camino por su lado derecho y lo cruzo con refinada distincion, alejandose con su peculiar trote gracioso hasta un bosquecillo cercano. --Esbelto y gracil ejemplar --dijo Anne cuando el animal se perdio de nuevo entre las ramas--. Podrias haberte casado con ella. --Y habria sido una acertada decision si tu no hubieras aparecido antes. --!Lo estas arreglando! --Tu empezaste. --Porque estoy enfadada. James levanto una ceja y dejo caer la mano sobre la palanca de cambios, sin llegar a meter la primera marcha. --Crei que estabas defraudada --dijo. --Y yo crei que dominabas el idioma de tu propia profesion. --Vale --Echo el freno de mano y se giro hacia ella--, hagamos las paces antes de entrar ahi --dijo senalando la mansion de estilo colonial que aparecia ante ellos. La puerta de entrada se abria a unas escalinatas de marmol ante las que se extendia una extensa pradera, recorrida por el camino asfaltado en el que se encontraban y que unia la casa con la verja de entrada, ahora ya oculta por el bosquecillo que acababan de atravesar--. ?Te portaras bien? Anne cerro los ojos un instante y encogio los hombros. --Sabes que lo hare. Tienes una mujer exquisita y educada que se conduce como la leal esposa de un perfecto diplomatico. --Una mujer que tambien es entrometida, rebelde y obstinada. --?Me quieres, James? --Me enamoraron tus virtudes, querida. No podria no amarte. --Eres extrano. --?Porque me gustan tus excentricidades? --Si pretendes componer una ecuacion en la que la suma de entrometimiento, rebeldia y obstinacion equivalga a excentricidad vas mal encaminado matematicamente. --Pero no diplomaticamente. --Yo tambien te quiero --Anne extendio el brazo y poso la mano sobre el muslo de su marido. --Lo se --dijo el. --Aunque cualquiera que te oyera hablar de mi pensaria que estas a punto de pedir el divorcio. --Cualquiera que se tome la molestia de observar como te miro sabra lo que es el amor.

  • El filo de la verdad de Selva Palacios

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    Un sol de justicia caia impio sobre Nueva Trada. Ni siquiera los ancianos mas longevos recordaban haber sufrido con anterioridad un calor como ese que asolaba la ciudad desde hacia varios dias. Mik Rogers accedio con parsimonia a una de las tabernas mas inmundas del puerto. Saludo al dueno mientras caminaba hacia el fondo del local. Los parroquianos dormian la mona o bebian sumidos en el pozo de sus pensamientos. Ninguno tenia demasiada gana de charla, de juerga o de trifulca. Eso lo dejarian para cuando la noche cayera y la temperatura diese un respiro. Dentro no olia a orines como en las inmediaciones, pero si a sudor rancio. Mik arrugo la nariz y clavo su mirada en la mesa mas apartada, esa que permanecia guarecida por la penumbra en un rincon y que habia reclamado tiempo atras como suya. La utilizaba como centro de operaciones para sellar todo tipo de acuerdos turbios. El antiguo pirata llevaba trece anos pululando por los bajos fondos de aquella ciudad maldita, esclavo de los pactos que amarraban en corto su conciencia, preso de los malos recuerdos que enturbiaban sus pesadillas. Un hombre se hallaba sentado en su silla. Portaba esa mirada turbia de quienes ya estan acostumbrados a que el duermevela ligero sustituya un descanso reparador. Daba cuenta sin prisa alguna de una botella de vino medio vacia y mantenia la cabeza gacha, como si en el fondo quisiera pasar desapercibido. Mik alzo las cejas, sin dar credito. Debia tratarse de un error: a aquella hora intempestiva esperaba encontrarse con un servicial criado y, en cambio, era un caballero el que ahora habia engarzado su mirada con la suya y lo estudiaba con un rictus de seriedad demasiado impostado bajo su sombrero. No albergo duda alguna: el origen de ese tipo era noble y lo dilucido por sus ropas, por la rigidez a la que sometia a su espalda, pero, sobre todo, por la manera en que desentonaba en aquel tugurio. Estaba fuera de su ambiente y era tan obvio que, si perdia cuidado, pronto tendria problemas. Mik se sento frente al desconocido con recelo, pero intrigado por saber que asuntos queria tratar con un don nadie como el. -- Dispensa si no me quito el sombrero -- dijo hombre, tocandose el ala --, pero tengo motivos para conservarlo sobre mi cabeza. Mik sonrio, divertido. Su dentadura blanca contrasto al instante con su piel morena. -- ?Y cuales son dichos motivos, senor? Si no le importa que le pregunte... -- Dos, principalmente -- contesto, muy sereno --. El primero, que deseo minimizar el riesgo de ser reconocido. El segundo, que no pretendo tener deferencia para con un hombre de tu calana. Sin ofender --. Anadio, muy serio. Mik rio. Echo la cabeza hacia atras y expulso con fuerza el aire por la nariz. Despues, robo un trago a la botella que reposaba sobre la mesa. El liquido caliente se deslizo por su garganta y le revolvio las tripas. -- Hace falta mucho mas que palabras para ofenderme, senor, asi que pierda cuidado. Yo si que me descubrire la cabeza -- anuncio, tras despojarse de su sombrero y dejarlo descansando sobre la rodilla izquierda --. Al fin y al cabo, estoy ante un respetable miembro de la ilustre ciudad de Nueva Trada. El caballero le dedico una sonrisa ladeada que no duro mucho. Paso por alto el tono condescendiente de Mik y fue directo al grano. -- Supongo que te estaras preguntando por que estoy aqui cuando podria haber enviado a un intermediario en mi lugar... Mik coloco el codo en el respaldo de la silla y apoyo la espalda en la sucia madera. Estudio a aquel tipo, intrigado. Tenia la piel muy blanca y su barba bien recortada enmarcaba una boca de labios finos y dentadura pobre. -- Entiendo que estara a punto de desvelarme la incognita. -- En efecto. Veras, la cuestion es que si puedo encargarme yo mismo de un asunto tan delicado como este que nos trae entre manos, no lo dejare en las de otros. Es el unico modo de asegurarme de que todo saldra como es debido. Mik se fijo en sus unas bien cortadas, en sus dedos largos y finos. Estaba claro que aquel tipo nunca se habia ganado el pan con el sudor de su frente. Su interlocutor y el no podian ser mas distintos en cualquier aspecto en que se compararan. Alzo el menton y lo miro a los ojos. -- Le escucho. Antes de hablar, el desconocido aparto la vista. No acostumbraba a tratar a hombres como Mik de igual a igual. Probablemente, era la primera vez en su vida que un negro lo miraba directamente a los ojos. Y no le gustaba, pero tendria que soportarlo. O mas bien acostumbrarse: cada vez eran mas los esclavos que compraban su libertad. Los tiempos estaban cambiando y no para bien. -- Quiero que te encargues de un pequeno asunto que deseo encomendarte. Y te advierto de que, si no cuento con tu discrecion absoluta, habra consecuencias. Mi posicion en esta ciudad es privilegiada. Soy amigo personal del gobernador y me ha puesto al tanto de tu peculiar... situacion. Mik torcio el gesto y chasqueo la lengua: si venia de parte de Joaquin Ventura, el mandamas de Nueva Trada, sabia que tipo de tarea se disponia a encomendarle el caballero: una sucia, en la que se mancharia las manos de mierda o de sangre. Probablemente de ambas. Se encogio de hombros, dispuesto a seguir con la conversacion como si trataran asuntos mas mundanos. -- Creo que ha quedado sobradamente demostrada mi capacidad para desempenar todo tipo de encargos con eficacia y sin levantar sospechas -- expuso Mik --. Mi reputacion me procede. -- !Desde luego, eso no lo pongo en duda! Estoy ante el mejor asesino de la ciudad -- dijo, bajando la voz --. Por no hablar de tu habilidad creando toda clase de pocimas y unguentos. !Tu eficacia es legendaria! -- rio sin ganas y se inclino ligeramente hacia el --. No estoy aqui para cuestionar tus sanguinarios metodos, Rogers, al contrario. Lo que deseo es que los utilices en mi beneficio, pero antes quiero acotar los terminos bajo los cuales cumpliras mis ordenes. Deberas seguirlas a rajatabla para no dejar margen de error. La improvisacion es enemiga del exito. El caballero sudaba copiosamente bajo sus delicados ropajes. Sendos cercos de sudor se expandian bajo las axilas oscureciendo la tela y una pelicula brillante perlaba su frente haciendola brillar. En cambio, Mik resistia con bastante entereza los envites del clima. Ventajas de provenir del continente africano. -- ?A quien desea que borre del mapa? -- pregunto Mik, repentinamente cansado de tanto rodeo --. ?A un rival en los negocios? ?A un viejo enemigo? ?Al amante de su esposa, tal vez? Rio su ocurrencia, pero el caballero lo escrutaba con aires de suficiencia y el gesto bien serio. No volvio a tocar la botella, aunque la miro de pronto como si necesitara desesperadamente un trago. -- En tu ultima suposicion no ibas muy desencaminado -- admitio, muy a su pesar --. En este caso, el amante soy yo. Quiero casarme en segundas nupcias, pero para ello, primero debo enviudar y por ende, mi esposa debe morir. Mik lo miro durante un buen rato con la boca cerrada a cal y canto. Se paso la mano por la mejilla y se rasco la cabeza, que lucia afeitada para evitar la molesta invasion de piojos y otros parasitos. -- Lo que me esta pidiendo es del todo imposible, senor -- le informo con solemnidad -- . No asesino a mujeres ni a ninos. Siento comunicarle que no soy su hombre. Busquese a otro. Se levanto con parsimonia y se coloco el sombrero en la cabeza. Murmuro una despedida. La voz del caballero lo detuvo cuando ya le daba la espalda. -- ?Un asesino con escrupulos? !No puedo creerlo! Mik no se giro. Efectivamente, aun no habia perdido toda la rectitud que quedaba en el, aquella que Samuel Rogers le inculco. Dio un paso mas en direccion a la salida, deseando que el aire torrido de la calle le golpeara en la cara para asi, al menos, sentir algo. -- !No puedes negarte, escoria! No estas en condiciones de rechazar mi peticion. Tienes contraida una deuda con esta ciudad y con nuestro gobernador. ?O acaso lo has olvidado? Mik se detuvo y cerro los ojos. Gruno. Solto un improperio en alguna lengua desconocida y se sento de nuevo a la mesa. Su humor se habia agriado y ni siquiera hizo el mero intento de disimularlo. -- ?Por que? -- No estas en disposicion de negociar, ni de hacer preguntas, Rogers. Mik se trago su orgullo acompanado por una buena dosis del vino barato que tenia frente a el. -- No me malinterprete, senor, se lo ruego. No es menester mio juzgarlo. Eso queda entre usted y Dios -- expuso con la solemnidad de un parroco encerrado en un confesionario --. Supongo que estara al corriente de que existen alternativas para hombres como usted. Seguro que halla un metodo efectivo para disfrutar de los placeres que su... amante pueda proporcionarle sin poner en riesgo la integridad de nadie. Muchos caballeros siguen este precepto y son plenamente felices. Incluso cuentan con la bendicion de su esposa. El tipo rio. Alzo la cabeza y le dedico una mirada furibunda por encima del ala de su sombrero. -- Es usted muy temerario, Rogers. De ser otras las circunstancias, no le quepa la menor duda: mandaria que lo azotaran hasta verlo desangrarse y nada me complaceria mas que esa vision. Sin embargo, no soy la clase de bestia inhumana que cree que soy. No pretendo deshacerme de mi esposa por capricho. Mi matrimonio fue una farsa desde el inicio. Nos unimos por interes mutuo de nuestras familias y nunca desarrollamos sentimientos de afecto el uno por el otro. Al contrario, detesto a esa vaca esteril que no ha sido capaz de cumplir con su unica obligacion: traer a mi heredero al mundo. Y, tras una decada, senor Rogers, comprendera que ya no albergo absolutamente ningun tipo de esperanza. Ese feliz acontecimiento no va a suceder: no me dara descendencia. Por ello, me veo en la obligacion de sustituir a mi amada esposa por otra mas... competente. Y mas joven. He ahi la razon de hallarme frente a usted. Por eso requiero de sus... servicios. Mik exhalo un suspiro y lo taladro con la mirada. -- ?Y no ha considerado el divorcio? El caballero enfurecio. Una sombra negra planeo sobre sus ojos. -- !No digas sandeces! -- Grito, provocando que un par de miradas se posara sobre ellos. Percatandose de ello, bajo la cabeza y la voz --. !Eso es pecado! !Una blasfemia propia de la gente barbara del norte! Y aunque fuese legal en Nueva Trada, sin mi, mi esposa no es nada. !No es nadie! Creeme, ella opinaria lo mismo: estara mejor bajo tierra que deshonrada y condenada al ostracismo de la alta sociedad. Mik entorno los ojos y puso las palmas de sus manos encima de la mesa. -- Lo lamento mucho senor, pero creo que su problema tiene mejores soluciones que esa... -- Si no eres tu, Rogers, !otro se encargara! --. Le interrumpio el tipo, perdiendo la poca paciencia que le quedaba --. Hare que te ejecuten en la horca. A ti y a los tuyos, a los que quedan. Solo tengo que mover un dedo y el peso de la justicia caera sobre tu tripulacion por entero. !Piensalo bien, necio! Dio un punetazo en la mesa que delato su nerviosismo. La botella vibro durante un efimero instante. Mik trago saliva y bajo la mirada. Reflexiono acerca de su situacion y de sus opciones. El caballero, por muy poco que mereciera tal apelativo, estaba en lo cierto: no tenia mas alternativa que aceptar. Cargaria en el foso de su conciencia con otra vida que iba a sesgar por encargo, por no hablar de todas las que arrebato en alta mar, con Samuel Rogers y despues, como capitan del Servus. Aquellos tiempos quedaban bien lejos. Otros mas oscuros eran los que le estaba tocando vivir. Mandaria al cielo otra alma para que la suya fuese directa al purgatorio. Y esta vez, se trataria de una mujer inocente cuyo unico pecado era no haber parido hijos. !No podria hacerlo! Se imagino a si mismo empunando su daga pero no hundiendola en la carne de aquella dama. Aunque no la mirara una sola vez a los ojos para leer en ellos como pedia misericordia, sabia que no seria capaz de infligirle dano alguno. Se conocia mejor que nadie. Era un hombre cauto, pese a la vida que llevaba. Pensaba detenidamente las consecuencias de sus actos. Nunca se precipitaba antes de actuar. Samuel le enseno a ser mas astuto, mas rapido, mas fuerte y mas valeroso que ningun otro. Solo asi habian sobrevivido ambos en aquel mundo gobernado por hombres blancos. Por eso, cuando una idea cruzo su mente, fue tal el cambio que acusaron sus facciones que el caballero se puso en alerta, mas no dijo nada. -- Esta bien, senor -- concedio Mik --. Lo hare. Digame como se llama su esposa, donde y cuando. El como, me lo reservo para mi. El caballero sonrio. Los ojos le brillaban. Una gota de sudor descendio por su sien hasta aterrizar sobre la mesa. Mik lo miro con desagrado. Quiza Dios o la naturaleza no deseaban que aquel sujeto se reprodujese. De inmediato compadecio a su esposa, a pesar de que no fuese buena idea empatizar con una futura victima. El desconocido ni siquiera se percato de las tribulaciones del antiguo pirata. Estaba demasiado ocupado celebrando su triunfo por anticipado. No veia el momento de regresar con su amante y yacer con ella en pecado por ultima vez. Pronto la convertiria en su esposa mientras fingia llorar a la anterior. Se inclino sobre la mesa y coloco la mano en torno a su boca: -- Escucha atento y no pierdas detalle -- repuso con voz grave --. Manana, emboscaras el carruaje en el que Elvira regresa a casa. Al anochecer. * Dona Elvira de Diego se enjuago el sudor de su frente con un suave panuelo de seda. Lo empapo tras restregarlo tambien por la cara y por el cuello hasta que la tela se torno translucida. Volvio a guardarselo en las profundidades de su generoso escote. Resoplo, maldiciendo para sus adentros el calor tan insoportable que hacia dentro del carruaje. No veia la hora de regresar a casa, asearse y meterse en la cama. Habia sido un dia agotador. La visita a su prima lejana, Angustias, no se desarrollo todo lo bien que esperaba. Angustias la recibio con animos destemplados pese a que fue ella quien insistio, misiva tras misiva, en que debian verse de inmediato. Ambas tenian la misma edad. Se habian criado juntas, casi como hermanas. Sin embargo, su relacion nunca fue buena. Llevaban cinco anos sin verse cuando a Angustias le entro apremio por citar a su prima en su lujosa mansion, ubicada a las afueras de Nueva Trada. En seguida Elvira comprendio que las prisas de Angustias obedecian a un unico proposito: el deseo de restregarle la felicidad que experimentaba por la cara. Contaba con un esposo carinoso y atento, cuatro hijos maravillosos que gozaban de buena salud, unas amistades solidas y unos excelentes contactos que la convertian en una de las damas mas populares de la ciudad. Por si esto fuera poco, acababa de adquirir una lujosa mansion equipada con los ultimos adelantos modernos de tres plantas y catorce habitaciones. Su afianzada posicion dentro de la alta sociedad nuevatradense era ya un hecho consolidado. Angustias recibio a Elvira en su salon de te. Proyectaba seguridad y confianza en si misma, nada que ver con esa chiquilla vacilante que diez anos atras era un alma en pena. Sus lamentos se debian a que ningun hombre la pretendia, ninguna propuesta de matrimonio llegaba. La envidia la corroia al ver como su prima Elvira se prometia con uno de los mejores partidos de la ciudad: Leopoldo de Diego. Habia llovido mucho desde entonces. Las tornas giraron tanto que se terminaron invirtiendo. La tirria de Angustias hacia su prima se habia transformado en una superficial lastima tenida de fingida compasion. Durante varias horas, frente a una taza de te que se habia quedado frio, Elvira tuvo que aguantar los comentarios hirientes y las sarcasticas burlas de su prima, que no paraba de jactarse de su larga racha de buena suerte. Era, precisamente, de lo que carecia Elvira en aquellos momentos, pero aguanto la tempestad con estoicismo y clase. Siempre con una sonrisa permanente en sus labios. Porque ante todo, si algo caracterizaba a dona Elvira de Diego era, precisamente, la clase que tenia. Y asi lo demostraba cada vez que tenia ocasion: llevaba el orgullo adherido a su persona como una suerte de segunda piel. Ni Angustias ni nadie la veria flaquear jamas, aunque Elvira sintiera que su vida se estaba desmoronando sin que pudiera hacer nada por evitarlo. El camino estaba plagado de baches. La senora De Diego se agarro con firmeza a su asiento y respiro agitadamente. Apoyo los pies con firmeza en el suelo para evitar caer hacia delante. El cochero restallo el latigo con el que azuzaba a los caballos. Debia darse prisa. Estaba a punto de anochecer y la oscuridad propiciaba que bandidos y pistoleros campasen a sus anchas por los desolados caminos, desamparados ante la ausencia de luz. Un repentino mareo invadio a Elvira. No solo lo causaba aquel maldito y accidentado viaje, sino el tercer trozo de pastel que habia engullido en casa de su prima Angustias. Demasiado dulce para pasar aquel amargo trago. No le habia caido bien en el estomago y ahora pagaba las consecuencias de su gula. Cerro los ojos y sintio la desagradable sensacion que acompana a una repentina arcada. Dio dos golpes secos en la pared del carruaje. El cochero no se detuvo. Lo intento otra vez, ya sin paciencia. Se hizo dano en los nudillos al aplicar en el proceso todas las fuerzas que le quedaban. Por fin, el vehiculo paro a un lado del camino. Elvira abrio la puerta y descendio apresurada. Su sudor era frio, lo percibio en cuanto se levanto una leve brisa. Con la mano izquierda se tapaba su boca. Con la derecha, se tocaba el vientre. Ese vientre que era yermo, esteril. Se acurruco tras un arbol, se agacho y vertio la merienda sobre unas hierbas procurando no hacer demasiado ruido mientras regurgitaba. Desde su posicion, el cochero seguro estaria escuchando los estertores que la garganta de Elvira emitia. Eran tan poco dignos de una distinguida dama que un repentino arranque de verguenza la invadio. Se le pusieron rojas las mejillas otorgando algo de color a su tez palida y empanada. Un pensamiento esperanzador broto de las profundidades de su mente. ?Y si estaba encinta? Desecho la idea de inmediato, torturandose por albergar ilusiones huecas. Era fisicamente imposible. Leopoldo llevaba sin yacer con ella meses. El fracaso de su matrimonio se comportaba como un viejo fantasma que de vez en cuando acudia a ella para atormentarla. Elvira se incorporo y, con el mismo panuelo que antes, limpio sus labios. Una solitaria lagrima salio despedida de uno de sus ojos azules. No se molesto en secarla. Achaco su presencia al hecho de que se encontraba mal del estomago, y no a la tristeza que se empenaba en invadirla. Apoyo su mano en el tronco del arbol que tenia al lado. Se sereno contemplando el horizonte anaranjado. Consiguio respirar con normalidad al fijar la vista en esos ultimos rayos de sol que se perdian lejanos, oblicuos, moribundos, a punto de ser tragados por la oscuridad. Sin previo aviso, un brazo le rodeo la cintura con fuerza. Una mano le tapo la boca. La punta de una daga rozo su yugular. Elvira se olvido de tomar aire. Estaba paralizada y no solo debido al miedo. Hacia mucho tiempo que no sentia el calor de otro cuerpo cera del suyo, el cuerpo de un hombre. Percibio un aroma varonil invadiendo sus fosas nasales que, en otras circunstancias, le hubiese suscitado cierto agrado. Sin embargo, en el contexto de un asalto esta informacion paso desapercibida y el terror se manifesto sin tapujos. Las rodillas le temblaron. La garganta se le cerro. Ni siquiera el grito que habia dejado a medias termino de salir. Aquel era su fin. El fin de Dona Elvira de Diego, ilustre senora de Nueva Trada. -- No se mueva o la matare -- susurro una voz ronca a su oido. El acento delataba que se trataba de un extranjero. Un proscrito, tal vez. Elvira descendio la mirada y, bajo la luz del crepusculo, estupefacta, descubrio que la mano que le tapaba la boca pertenecia a un hombre de piel oscura. Un mestizo, quiza algo peor. Se pregunto que querria aquel malnacido de ella. Dinero. Joyas. Un rescate. Deshonrarla, en el peor de los casos, mancillando su cuerpo sin remedio. Entonces su esposo la repudiaria para siempre y de manera definitiva. Aquel seria para Elvira un fin peor que la muerte. El corazon le latia tan rapido que creyo estar a punto de abandonar este mundo. Recupero su voz tan solo para emitir un leve quejido. Ni siquiera en esas circunstancias era capaz de imponerse, de luchar por su vida. Reprocho internamente su propia pasividad, su cobardia. Aquel fue el ultimo pensamiento racional que tuvo antes de desmayarse de puro espanto, de autentico pavor.

  • Duelo de Eduardo Halfon

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    En este nuevo libro del proyecto literario de Eduardo Halfon, el autor guatemalteco, siempre indagando en los mecanismos de la construccion de la identidad, se sumerge en aquellos que se originan en las relaciones fraternales: duelo como combate que se inicia con el nacimiento de un hermano y duelo tambien como luto por su muerte. Una novela profunda y emotiva que acrecienta la reputacion del autor.

  • Con carino, Maddie de Maria Moreno

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    Cuando Maddie y su novio Andrew se mudaron a un apartamento en el barrio londinense de Bayswater, no tenian ni idea de lo que afectaria a sus vidas conocer a sus nuevos vecinos, Al, un ilustrador que vive con Sasha, un youtuber de cierto exito aficionado a gastar bromas para tener material para su canal. ?Quien hubiera dicho que una de sus bromas podria tener tantas consecuencias?

  • Worder – La leccion de August de R.j. Palacio

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    <<Todos deberiamos recibir una ovacion al menos una vez en nuestra vida, porque todos vencemos al mundo.>>
    Auggie

  • En el huerto de las Mujercitas de Gloria V. Casanas

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    En el huerto de las Mujercitas rinde homenaje a una escritora que evadio los esquemas de pensamiento reservados a las mujeres de su epoca, se atrevio a desafiar las convenciones sin perder su amor por la familia ni el romanticismo, y dejo profunda huella en otros escritores. Es tambien una novela dentro de otra, a tal punto fusionadas que la realidad se torna ficcion y esta se vuelve real.

  • La Primera Meiga 1 de Mano Bouzamour

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    En 1617, una horda de piratas berberiscos saquea las costas del Morrazo, provocando una autentica masacre. Uno de los asesinados es Pedro, marido de Maria Solino, quien desde ese momento vaga errante cada noche en busca de su esposo por la orilla de su playa, Rodeira. Pocos anos despues, y junto con otras ocho mujeres, el tribunal de la Santa Inquisicion la condenara por brujeria, y por ello pasara a la historia. Una historia que se vera mezclada con la leyenda de la Santa Compana.Siglos mas tarde, Maria Nova regresa a su Cangas natal desde su apartamento en Los Angeles para llorar la muerte de su abuela. Alli se reencuentra con muchos de sus amigos de la infancia y adolescencia, pero no solo con eso. Una extrana revelacion dara un giro completo a su vida, que ya no volvera a ser la misma.Las vidas de Maria Solino y Maria Nova se veran unidas y entrelazadas, por siempre jamas, en una voragine de batallas, traiciones, confusion y creci-miento personal que llevaran al lector del pasado al presente, y tambien al fu-turo, y viceversa. La lucha interna de los protagonistas, asi como la de los poderes de la Iglesia catolica, sus entresijos y mas oscura historia, se haran evidentes en su empeno por un mundo mas justo. Pero no sera facil. Maria tendra que elegir el camino que lleve al ‘Hijo del Hombre’, y con el a la Iglesia, por la senda correcta. Aunque esto le suponga poner en entredicho todo lo que hasta ahora creia saber sobre Dios.

  • Segunda Oportunidad en Miami (Hermanos Walker 2) de Marcia Dm

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    Estados Unidos, es la antitesis perfecta a ciudades como Nueva York o San Francisco. Quiza esa sea la razon por la cual me guste tanto este lugar: Nueva York me deprime, California me ahoga con su esnobismo y el centro del pais es demasiado tradicionalista. Con un suspiro, apoyo mis pies en el suelo de madera fria y me siento en el borde de la cama. En mi mesa de noche, hay un pequeno boton que abre las cortinas lentamente y me ensena el mar turquesa que parece sacado de un cuadro. Es en esos momentos en que mis ojos se posan en el oceano que no puedo evitar pensar en Emma, se que este color le fascinaria. Estas pensando en ella de vuelta, Luca... Patetico. Tomo aire, llenando mis pulmones y estiro mis brazos por encima de mi cabeza. Soy un hombre rutinario, me gusta, me siento comodo en la rutina y si me mantengo a raya, entonces nada puede salir de control, por una simple razon. Yo soy control. Mi empresa, mi vida, mi cuerpo. Absolutamente todo pasa por un escrutinio peligrosamente obsesivo. Me levanto de la cama y siento la brisa de la manana por todo el cuerpo, me gusta dormir desnudo y creo que es uno de los pocos momentos donde me permito ser vulnerable. Tengo una extrana relacion con mi desnudez y no tiene que ver con mi autoestima, porque se perfectamente que mi cuerpo es deseado --por ambos sexos--. Creo que la relacion esta ligada a la libertad que implica la desnudez y, como mi unico vecino es el mar, me puedo dar el lujo de caminar por mi casa con mi trasero al aire. Cafe, periodico en papel, no esas versiones digitales completamente horribles que existen; frutas y nueces. Mi ama de llaves, Ana Maria, sabe perfectamente como quiero mis comidas y las deja preparadas para mi. Ella viene todos los dias, pero en los horarios donde yo no me encuentro en la casa, fue casi un acuerdo que hicimos. Me gusta mi soledad y se lo di a entender muchas veces, creo que aprendio a respetarlo cuando entro a mi casa y me encontro desnudo. O follando con alguien. Si, Ana Maria no va a volver a entrar fuera de sus horarios. Cargo los utensilios en el lavavajillas y me preparo para una larga sesion de gimnasio. Mi entrenador, Luis, viene todas las mananas. El es cubano-americano, especialista en ju-jitsu y practicamos este hermoso arte marcial desde que me mude aqui hace algunos anos. Usualmente comenzamos calentando el cuerpo, luego tenemos cuarenta minutos de practica y despues sesenta minutos de levantamiento de peso. --Luca... --saluda, cuando abro la puerta para dejarlo entrar. --Buenos dias, Sensei --respondo siguiendo la tradicion del arte. No importa que Luis no sea japones, en esta practica, el es el lider y es el unico momento del dia donde interactuo con alguien que tiene mas autoridad que yo. Bueno, al menos que hable con mi hermano, Silas, el CEO de Property Group, la compania de mi padre. Por suerte, cuando nos dividimos las sucursales, acordamos que cada uno va a tener total autonomia sobre las oficinas, pero el siempre es el que le da el visto bueno a todo. Luego de una practica exhaustiva, Luis se retira y me dirijo directamente a mi bano. Ducha, muda de ropa y a trabajar. Las oficinas de Property Group Miami estan en el edificio mas alto de la primera avenida. Actualmente la oficina posee dos pisos, aunque crece cada dia mas y pienso hacer lo posible para que sea la numero uno de todas las sedes de Property Group. Somos cuatro los hermanos Walker, Silas es el CEO y el General Manager de New York, Oliver tiene Texas, Killian tiene California y yo, Florida. Cada uno con su espacio. ?Mencione que somos competitivos? Ah... detalle. Nuestro padre nos crio para ser los mejores en todo, incentivando la competencia entre los cuatro. Por eso no podemos evitar ser quien somos. Obsesivos. Competitivos. Buscadores compulsivos de retos. Pero, a pesar de todo eso, nos queremos, muy... muy en el fondo. Al menos yo intento incentivar ese sentimiento una vez por ano cuando los invito a mi casa. Mientras estaciono mi coche, un Audi R8, en el espacio reservado con el nombre L. Walker, mi movil suena. Brenda llama. Mi asistente. --Brenda --respondo. Mi tono siempre suele ser un poco duro, no se por que salio mas duro de lo normal esta vez. Sera que quiza aprendi la leccion con respecto a mis asistentes en el pasado. Parece que a ninguna le llego el memorandum: Follar no pone un anillo en tu dedo. Y honestamente me canse de entrevistar una tras otra, mi oficina parecia la pasarela de Victoria Secret. No mas, de ahora en adelante, puro profesionalismo en la oficina, con todos; nada de obligarme a ser mas amable de lo que en realidad quiero ser con las personas. Por eso el tono. --Senor Walker, solo llamaba para recordarle de su cita a las doce con Great Ideas. Miro el reloj. 11:56. --Estoy estacionando el maldito coche, Brenda. --Oh, lo siento --se corrige--. Solo queria confirmar si... Corto la llamada. Esta ultima semana estuve entrevistando a las mejores companias de marketing que tiene Florida. Great Ideas es la ultima y honestamente, espero que me guste porque las otras apestaron. Parece que la creatividad murio hace muchos anos en este pais. Miro mi reflejo en las puertas del ascensor y perfecciono un poco mas mi imagen. Acomodo mi camisa blanca por debajo del traje negro, ajusto mi corbata de satin negra y arreglo mi cabello. No es vanidad, es perfeccion y la perfeccion connota seriedad. Las puertas del ascensor se abren y camino de memoria por los pasillos de mi oficina, mientras envio un e-mail. Querido senor Eyre, Espero que este mail lo encuentre muy bien. --Senor Walker, lo acompano --dice Brenda, mientras da pasos atropellados a mi lado--. Ellos lo estan esperando en la sala Gaudi. --Bueno. Envio este mail remontandome a la conversacion que tuvimos en la marina dos dias atras, cuando quiera recorrer las mejores propiedades de Miami Beach, por favor, contactese con mi asistente. --Hay un servicio de cafe, pero si quiere algo en particular, dejemelo saber. --Su voz suena agitada. Brenda tiene que empezar a ejercitarse si quiere seguirme el ritmo. Sigo escribiendo. Ella va a concretar una cita y yo personalmente voy a encargarme de que invierta en el lugar correcto. Coloco mi mano en la barra de metal y empujo la puerta de vidrio. Atte. Luca Walker. Enviar. Camino hasta la silla de la cabecera. Puedo ver de reojo a dos personas que se levantan tensamente cuando me ven entrar. Un hombre y una mujer. --Buenos dias a todos --digo mientras apago la pantalla del movil. Cuando levanto la vista, me enfoco casi automaticamente en la mujer en la sala y el movil se desliza de mi mano y cae sobre la mesa de conferencias, haciendo demasiado ruido. Emma. Emma Green. Mi gran amor de la infancia. -Senor Walker --dice ella, extendiendo su mano para estrecharla con la mia. --Emma... --Me atraganto, mi voz sale rasposa, fuera de control y excitada. Brenda y quien sea el otro idiota parado alli, nos miran con pura confusion. Estiro mi brazo y tomo su mano. Su piel se siente tibia, extranamente suave para alguien que solia dibujar todo el dia. --Oh, ?se conocen? --pregunta el hombre. Ya lo odio, su voz suena pedante, como la clase de hombre que cree que tiene el mundo a sus pies. Dije, cree, no tiene. Mi respuesta es casi automatica en mi cerebro: Claro que la conozco, fue la unica mujer que ame alguna vez. La unica que me hacia reir. La unica que me hacia venirme en mis pantalones con solo una mirada. La unica que despertaba los sentimientos mas vibrantes y sofocantes. --Si --responde ella, yo aun no puedo hablar--, soliamos ser companeros de colegio. ?Companeros de colegio? ?Que carajos? Fuimos mucho mas que simples companeros de colegio, maldicion, fuimos... fuimos.... -Oh, crei que no eras de Miami --dice el hombre en un tono acusatorio. Eso me despierta y finalmente despego mis ojos de ella, para fijarlos en el. --No lo es. Yo tampoco --aclaro. ?Por que la defiendo? No se lo merece. --Bueno --dice, desabrochando su traje y sentandose otra vez como si este lugar fuese su casa--, definitivamente el mundo es un panuelo. Tengo que estar de acuerdo con este idiota, no puedo creer que ella este aqui. Lo ultimo que supe fue que vivia en New York con su hermana, Lauren. ?Que paso? ?Por que esta aqui? ?Sabia que iba a encontrarse conmigo? Emma intenta soltarse de mi agarre, no me di cuenta que todavia la tenia sujetada. Dios, no cambio casi nada, su cabello sigue siendo rubio, lacio y largo. Sus ojos verdes zafiros, su cuerpo mas esculpido y relleno de lo que recuerdo. Trago saliva. Emma fuerza una sonrisa y se sienta, yo la sigo en el movimiento, hasta que escucho a alguien carraspear en la sala. Cierto, Brenda esta aqui. --Puedes retirarte --digo sin mirarla. En cambio, me acomodo en mi silla y espero por este show, porque puedes apostar lo que quieras a que, si Emma Green tiene que venderme algo, voy a volverla malditamente loca. Es hora de equilibrar la balanza. CAPITULO 2 EMMA Sabia que era un error venir aqui. !Lo sabia! ?Acaso escuche mi propio consejo? !No! Dios, mi hermana tiene razon, si que puedo ser terca a veces. Chad, mi jefe, comienza a hablar sobre quien es Great Ideas, con ese tono presumido que usa a veces, ese tipo de tono que tiene alguien con demasiada autoestima y el ego mas inflado que un globo aerostatico. Lo dejo hablar porque, en primer lugar, es mi jefe y segundo, no es mi momento de hablar. Por supuesto que esto esta ensayado con anterioridad, necesitamos esta cuenta. Pero yo le dije a Chad, que si era Luca Walker quien iba a entrevistarnos, esa tecnica no iba a funcionar. Y... !!No esta funcionando!! Luca tiene una media sonrisa burlona y una ceja alzada, observa a Chad como si fuese un especimen que le da un poco de pena, un poco de gracia y un poco de preocupacion. De vez en cuando me mira a mi, intentando buscar complicidad, pero yo pretendo no darme cuenta que es lo que le molesta de Chad. En cambio, escucho a mi jefe hablar como si fuese el mismisimo Buda dando sus ensenanzas en Nepal. Soy buena pretendiendo. --Espera, espera... --interrumpe Luca y le hace esa tipica sena que hace alguien cuando no sabe tu nombre y espera que tu se lo digas, un movimiento con la mano, casi invitandolo a revelar su nombre. --Chad --dice mi jefe de forma orgullosa. --Chad --repite Luca--, tengo una pregunta. Oh, no, aqui vamos. --Si, claro. --?Quieres venderme la empresa? Chad me mira por un segundo y yo le devuelvo la mirada de te lo dije. Se acomoda en su asiento con mucha incomodidad y esboza su sonrisa cordial. --No, claro que no. --Entonces ?por que pierdes el tiempo relatandome la historia de ella? Estoy aqui por sus ideas, eso es lo que tienen que venderme. Me siento erguida en la silla y decido rescatar la situacion. --Senor Walker --digo llamando su atencion, la cual cae directamente sobre mi, como la energia mas pesada que haya sentido nunca jamas--, tiene razon, comencemos con la presentacion, ?les parece? --Gracias --responde con un tono irritado. Me levanto y camino hacia la pantalla justo delante de el. Se que esta mirando mi cuerpo, lo puedo ver en el reflejo de los vidrios de la oficina y por eso elegi este atuendo. Uno que no usaria en la oficina normalmente, pero como supuse que Luca iba a posar sus ojos sobre mi, hice un esfuerzo. Un conjunto simple de blazer y pantalon color rosa palido, con una camisa blanca y unos zapatos que no cubren mucho el pie, pero me da altura. Y cuando estas en presencia de Luca Walker, luego de casi veinte anos sin verlo, necesitas altura. Porque Luca tiene ese tipo de miradas tan intensa, que cuando mira para abajo se oscurece y te dan ganas de correr y enterrarte en la tierra. Me estremezco de solo recordar su mirada severa. Y de golpe, un recuerdo azota en mi cerebro. La imagen de Luca el dia que termino todo entre los dos, el dia que vi una tristeza imposible de evadir, una lagrima que caia desde su ojo derecho. No, shuu, shuu, vete memoria, !no es el momento! Enderezo mi espalda, ya que tiendo a estar un poco encorvada porque paso muchas horas pintando y comienzo con mi presentacion. No miro a Luca cuando hablo, miro a Chad, como una cobarde, ya que eche una mirada hacia donde esta el y mi estomago se contrajo con solo verlo. Derecho. Serio. Inamovible. Indescifrable. Su barba oscura cubre gran parte de su rostro, pero todavia puedo ver lo hermoso que es debajo de ella, su cabello esta mas corto de lo que recordaba, sus labios gruesos y besables. --Buscamos trasmitir elegancia cuando se trata de Property Gorup Florida --continuo--, por eso buscamos imagenes que connoten exactamente eso. --Miro hacia la pantalla y con el puntero y voy cambiando las imagenes que busque exclusivamente para el. Mansiones en la playa, edificios exclusivos, la vida en Miami lujosa y extravagante. --Vuelve --ordena Luca y eso hace que me detenga por completo, lo observo con una mirada confusa, temerosa. --?Q-que? --Mi corazon golpea en el pecho. Luca me mira como si le molestara mi mera presencia y repite lo que dijo: --Vuelve una imagen atras. Oh, se referia a eso... Uff, que alivio. Oprimo el boton dos veces, hasta que grita: --Alli, detente. --Detengo la imagen y observo una mansion moderna, una imagen que encontre en Google hace unos dias cuando preparaba esta presentacion--. Esa es mi casa. !?Que!? ?Ahi es donde vive ahora? --Oh... --balbuceo mirando la imagen otra vez, esta vez con otros ojos, casi intentando descubrir a Luca en los detalles de la arquitectura. Pero no lo veo. --!Que coincidencia! --dice Chad, riendo como si esto no fuese un momento tenso entre los dos. --No quiero que usen mi casa para publicidad. --Su tono rigido y sin chiste. Estoy por decirle que es mera coincidencia, que su mansion aparecio en una busqueda rapida de Google, pero en cambio digo: --?Eso significa que vamos a trabajar juntos, senor Walker? La severidad en las cejas de Luca se desarma cuando digo eso y una media sonrisa aparece en la comisura de sus labios. Dos pueden jugar este luego, Luca. --Termina con tu discurso primero, Emma. --Su tono es firme, pero detras hay una sonrisa que siempre ame. Maldicion, lo que me gustaba mas de Luca, era que su sonrisa era solo para mi.

  • Hasta que entres en razon de Sophie Saint Rose

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    Yanina sin soltar el volante bebio de su botella de agua sintiendo como el sudor recorria su espalda. Maldito aire acondicionado. Mira que estropearse en ese momento. Era para matar al tipo que le habia vendido aquella chatarra. Exasperada se dijo que era hora de parar. Despues de doce horas metida en el coche necesitaba un desayuno decente. Miro a su alrededor. Le daba la sensacion de que en aquella carretera solitaria iba a ser dificil encontrar hasta un coche en direccion contraria. Miro por el espejo retrovisor. Nada. Ni un alma. Empezaron a ponersele los pelos de punta rogando que no se le estropeara el coche porque dudaba que alli tuviera cobertura. Apenas unas millas mas adelante sonrio al ver el cartel que anunciaba que llegaba a Rainshaw. --Bonito nombre. --Impaciente acelero mas, deseando asearse un poco en cualquier bano y comer algo. Ah, y se moria por una cola con mucho hielo. Al entrar en el pueblo vio que estaba bastante animado. Habia rancheras por todas partes y hombres con sombreros vaqueros. Para ella que era de Detroit le parecio una pasada. El pueblo era precioso. Como los de las peliculas con casitas pintadas de colores y jardines muy bien cuidados. Fascinada detuvo el coche mientras varias familias cruzaban la calle. Al mirar a la izquierda vio una feria y sonrio ilusionada. Nunca habia ido a una asi. Ese pueblo merecia una parada de al menos un par de horas. Echaria un vistacito. Despues de varios minutos le estaba costando encontrar aparcamiento, pero era logico porque seguro que habia mucha gente de los alrededores para disfrutar de la feria. Al pasar por delante de una heladeria, salio en ese momento una enorme ranchera y aprovecho para aparcar su pequeno utilitario. Salio del coche mostrando sus preciosas piernas cubiertas por un pantalon corto y se llevo las manos a los rinones inclinandose hacia atras disfrutando del sol y de la brisa fresca. Dios, que tiempo mas estupendo. Cogio su botella de agua y el bolso colocandoselo en bandolera. Deseando cambiarse de ropa porque hasta habia dormido con ella fue hasta el portaequipajes y lo abrio dejando la botella de agua dentro. Abrio una de las cajas y saco discretamente algo de ropa interior y un vestido ligero en color rosa. Se miro las zapatillas de deporte y decidio ponerse unas sandalias planas. Metio la ropa en el bolso y cogio la botella de agua antes de cerrar el capo. Miro a su alrededor y vio que en la heladeria habia bano. Esperaba que no les importara. Entro en la heladeria que estaba a tope y como si nada fue hasta el bano. Suspiro del alivio al ver que estaba vacio y dandose prisa cerro y se desnudo lo mas rapidamente que pudo. Se aseo en el lavabo y sintiendose mas fresca se puso la ropa limpia. Se miro al espejo quitandose la cola de caballo y cepillo con brio su cabello rubio. Hizo una mueca por su aspecto, necesitaba un buen corte porque ya le llegaba a la cintura, eso por no mencionar que sus preciosos ojos verdes estaban rodeados de unas ojeras bastante evidentes. Ultimamente no habia descansado demasiado. Gimio porque parecia enferma al estar tan palida. Se hizo la cola de nuevo, se pinto los labios de rosa intentando mejorar su aspecto e iba a salir cuando vio su frasquito de perfume en el neceser. Se echo unas gotitas porque nunca estaba de mas. Sonrio saliendo del bano y casi se choca con un vaquero que salia del de hombres. Levanto la vista y se le corto el aliento cuando vio su rostro. El mas masculino que habia visto en la vida. Sin poder evitarlo recorrio su cuadrada mandibula, sus finos labios y su nariz que tenia un pequeno bulto como si se la hubiera roto alguna vez, pero fue al ver sus ojos azules cuando su estomago dio un vuelco sintiendo que todo su ser gritaba de la alegria. El entrecerro los ojos y le indico con la mano que pasara. Se sonrojo ligeramente y farfullo --Gracias. --De nada, senorita --dijo con voz grave. Dios, que voz. Hasta diciendole la lista de la compra la excitaria. Sintiendo que casi ni le respondian las piernas se obligo a pasar ante el y al llegar hasta ella su aroma se mordio el labio inferior. Este tio era un vaquero en toda regla. Como no queria irse sin tomar nada porque le parecia mal despues de usar el bano, se acerco al mostrador pensando que un helado no era lo mejor para desayunar, pero un dia era un dia. Miro el expositor sin verlo realmente porque de reojo sus ojos siguieron al hombre que caminaba hasta una mesa donde habia un chico de unos trece anos, moreno como el, que se comia un gran helado de chocolate. Volvio a mirar los helados, pero sintio que la observaban, asi que miro sobre su hombro discretamente. Al ver que el vaquero no le quitaba ojo sin ningun disimulo, giro la cabeza de golpe sintiendo un tiron. Gimio cerrando los ojos. Eso era por tantas horas de coche. Se llevo la mano al cuello y se lo froto. --?Que le pongo? Abrio los ojos para ver a una rubita de unos quince anos sonriendo de oreja a oreja. --Uno de fresa con nata y chocolate. Y con trocitos de fresa. La chica se echo a reir. --?A que siempre pide lo mismo? Sonrio sin poder evitarlo. --La verdad es que si. --Pues yo le aconsejo un cambio. --Vio que le senalaba un helado que parecia que tenia caramelo. --Este con este. --Vio algo con sirope rosa. --Y esto. --Galleta de chocolate. --Se va a chupar los dedos. Rio asintiendo. --Muy bien. Es hora de cambios, eso esta claro. --?Esta aqui por la feria? --No, estoy de paso. Voy a San Antonio por un nuevo trabajo. --Solo esta a dos horas de aqui. --Le puso el bol sobre el mostrador y Yanina se echo a reir de nuevo al ver su tamano. --Asi que podra disfrutar de la feria. --Al menos un par de horas. La chica levanto la vista sobre su cabeza y asintio antes de mirarla de nuevo. --Esta invitada. La miro sorprendida. --?Como? --Te ha invitado Dallas --dijo tuteandola antes de guinarle un ojo. --?Quien? --Se volvio y sus ojos se encontraron con ese tio que se levanto acercandose. Se puso como un tomate y forzo una sonrisa buscando las palabras adecuadas, pero es que la dejaba muda y ella no era precisamente timida. Dios, era muy alto. Cuando se acerco a ella demasiado para su paz mental farfullo --Gracias, pero... --?Como te llamas? Como hipnotizada por esos ojos azules respondio -- Yanina. El asintio antes de sacar la cartera del bolsillo trasero de los vaqueros y la abrio sacando diez dolares. --No, de verdad... No es necesario. Dejo los diez dolares sobre el mostrador y sin mirarla dijo --Ha sido un gusto conocerte, Yanina. --Sin mas se volvio, le hizo un gesto al chico y salio del local dejandola con la palabra en la boca. La chica suspiro tras ella antes de soltarle. --Guapa, que suerte tienes. La miro sorprendida. --?Tu crees? --Que yo sepa nunca ha invitado a nadie. Pasalo bien en la feria -- dijo maliciosa. Como un tomate cogio el helado mirando la chapita con su nombre. --No, si yo me voy enseguida, Cindy. --!Ja! !Te veo en el baile de esta noche! Salio de alli a toda prisa y disimuladamente echo un vistazo a su alrededor, pero no le vio por ningun sitio. --?Pero que haces? -- pregunto para si por ser tan idiota--. No le conoces de nada. Solo ha querido tener un gesto amable. -- Exasperada se metio la cuchara en la boca y gimio de gusto. Aquello estaba buenisimo y estaba muerta de hambre. Camino hasta el coche y abrio el capo para meter la ropa sucia mientras saboreaba otra cucharada. Metio la ropa en una bolsa y decidio dar una vuelta por la feria. Ese hombre no tenia nada que ver. ?Se llamaba Dallas? ?O seria un apodo? Exasperada porque volvia a pensar en tonterias cogio el helado y cerro el capo sobresaltandose al ver alli al chico que iba con Dallas. Este le sonrio mostrando que le faltaba una esquinita a uno de sus incisivos. --Hola. --Hola --respondio confusa. Echo un vistazo a su alrededor para ver que estaba solo antes de mirar sus ojos negros. Sin saber que decir porque se habia quedado alli plantado sin quitarle ojo pregunto --?Querias algo? --Mi tio te invita a su mesa para la comida. --?Tu tio? --Dallas, el del helado. Miro el helado en su mano y avergonzada nego con la cabeza. -- Agradezco mucho la invitacion, pero sera mejor que no. Empezo a caminar por la acera y el chico la siguio. -- Soy Robbie. --Encantada Robbie, yo soy... --Yanina, lo se. Me lo dijo mi tio. Dile a Yanina que venga a mi mesa. Eso dijo, ?sabes? Asi que tienes que ir. Nadie le lleva la contraria a Dallas. La divirtio su manera de hablar, como si fuera un cacique o algo asi. --?No me digas? Pues se va a llevar una sorpresa. --Se metio una cucharada en la boca porque se le deshacia el helado y eso seria un pecado. --?De donde eres? --De Detroit, Michigan. --Se te ve una chica dura. Se detuvo mirandole con ganas de reirse. --?De veras? --Dicen que Detroit es una ciudad peligrosa. Hay muchos crimenes y esas cosas. --Es mas la fama que otra cosa. --Se encogio de hombros. --A mi nunca me ha pasado nada. --Pero seguro que conoces a alguien al que si, ?verdad? Eso no lo podia negar. El sonrio como si fuera muy listo y hubiera conseguido tener la razon. -- Esto es muy seguro, ?sabes? Yo me voy a casa en bici. Miro a su alrededor. --Si, tiene toda la pinta. Cruzaron la calle y fueron hasta un monton de puestos que estaban llenos de gente. Se entretuvo fascinada en un puesto donde habia perritos para adoptar. Nunca habia podido tener uno y habia un cachorro de chihuahua que era una preciosidad. Era todo negro con una manchita blanca en el hocico. Lo acaricio hablando con la chica que se lo ofrecio, pero ella con pena nego con la cabeza. Hasta que no se asentara era imposible. Miro de reojo al chico que no la dejaba y se detuvo. --?No tienes que irte con tu tio? --Claro, pero si no vienes no puedo volver. Cualquiera le aguanta cuando no consigue lo que quiere. Todavia tengo tiempo para convencerte. Se sonrojo por lo que acababa de decir e incomoda miro a su alrededor, pero el sonrio. --?Por que no vienes a la comida y le dices que no tu misma? Si que era listo, si. --?Por que no ha venido el? --Oh, es que tiene algo que hacer. --Hincho el pecho orgulloso. -- Mi tio tenia que recoger el trofeo al mejor toro de la feria. Pues si que era ranchero y al parecer de los buenos. Carraspeo, pero el miro su helado. --?No te lo comes? --Se lo cogio y empezo a comer con ganas mientras ella le miraba asombrada. --Es que estoy creciendo --dijo con la boca llena. --Te acabas de comer uno. No vas a almorzar. Sonrio como si le hubiera regalado la luna. --Que va --dijo con la boca llena --. Ven, que ya empieza.

  • La tercera Frida de Enrique Escalona

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    Esa manana, la ciudad amanecio oculta por un manto de niebla que flotaba en silencio. El oficial aleman Karl Gurlitt salio del Hotel Le Royal seguido por dos soldados. Se internaron en la Plaza de Bellecour, caminando entre la bruma, sin poder ver los edificios de ventanas altas, balcones de hierro forjado, chimeneas de ladrillo y buhardillas con tejados que rodean la explanada. Tampoco era posible admirar la basilica que domina la colina de Fourviere en el horizonte. Solo quedaba a la vista, ademas de la blancura, la tierra rojiza que cubria la plaza. Oyeron gritos en la lejania y se detuvieron; era mejor ser precavidos. Lyon era conocida como la capital de la Resistencia, el movimiento frances que luchaba contra el invasor; es decir, contra ellos. Retomaron el paso. El sol habia aparecido como un halo entre las nubes. Un sol frio, sin fuerza para disipar la bruma de la noche. Karl penso que ya debian de haber llegado al otro lado de la plaza y temio haber perdido la linea recta. Nunca habia sido bueno para orientarse. Antes de la guerra atendia la tienda de antiguedades de su familia y rara vez salia de Hamburgo. Un viento gelido disipo algo la neblina y revelo la estatua del rey Luis XIV a caballo y senalando con un dedo la calle Emile Zola: la direccion que debian tomar. Caminaron en fila india por una banqueta estrecha y llegaron al edificio que hace esquina con la Plaza de los Jacobinos. Afuera estaba estacionada una camioneta de la que descendieron tres cargadores que se apresuraron a hacer el saludo nazi. Karl saco la llave del porton, lo abrio y el grupo paso frente a la puerta del departamento del matrimonio Mercier, los conserjes del edificio. --Estan subiendo. Han de traer las llaves de monsieur Barda --murmuro Claire. --Mejor. Asi no vendran aqui --susurro Antoine, su esposo. El dia anterior, un grupo de agentes de la Gestapo se habia llevado a Daniel y Berthe Barda, arquitectos franceses, de religion judia y habitantes del tercer piso. Karl Gurlitt estaba ahi para saquear su hogar. Su trabajo consistia en apropiarse de los bienes de las familias judias deportadas a campos de concentracion. Los muebles, las joyas, las antiguedades y las prendas lujosas se vendian en el mercado negro. Si aparecia alguna obra de arte clasico, la mandaba como regalo para el Fuhrermuseum que construia Adolf Hitler en Austria, el cual reuniria las obras incautadas a los paises ocupados. Karl abrio la puerta y encontro una decoracion peculiar, con muebles escasos y modernos, hechos con tubos cromados, tapizados en telas lisas y sin florituras. La duela de madera estaba libre de estorbos; unas discretas lamparas de acabado metalico decoraban las esquinas y habia una enorme pintura abstracta en la pared principal. --?Que es esto? --pregunto un soldado y senalo una pintura que mostraba frutas hechas con formas geometricas coloridas. --Es arte degenerado --contesto Karl. "Degenerado" era el termino que usaba el regimen nazi para describir el arte moderno y de vanguardia. Algunas de esas obras eran destruidas, y otras, revendidas a coleccionistas. Karl descolgo la obra, la coloco sobre la mesa y saco un sello que estampo en la parte posterior: la marca de la ERR, organizacion responsable de confiscar bienes culturales. Indico a los cargadores que se la llevaran, junto con una escultura de dos personajes abrazados y fundidos en un beso. Reviso un librero, encontro catalogos de exposiciones de arte, tratados de arqueologia y manuales tecnicos sobre arquitectura. Nada que le interesara. Entro a la recamara principal, se puso unos guantes y saco la ropa de los armarios. Encontro joyas que metio en una bolsa y un reloj que deslizo en su bolsillo. Siguio con la recamara de los ninos. Husmeo en un armario; movio algunos juguetes; no encontro nada interesante. Ordeno a los cargadores vaciar el piso. Dio instrucciones: los muebles, la estufa y los abrigos irian a una bodega; las cosas restantes serian usadas como combustible para la calefaccion. La memoria de una familia seria consumida por las llamas. Antes de irse, Karl se fijo en un cuadro sobre la chimenea. Era un dibujo hecho de lineas negras: parecia un laberinto y tenia algo de enigmatico. Lo descolgo y le coloco el sello por la parte de atras. Como era pequeno, decidio llevarselo el mismo. Los conserjes escucharon las botas militares bajando las escaleras. Temian que tocaran a su puerta, asi que contuvieron la respiracion hasta que escucharon que se cerro el porton. Antoine espero un instante, busco una silla, la puso cerca de la entrada, subio en ella y abrio la puerta de una alacena empotrada sobre el pequeno cuarto de bano. Un nino de tres anos se asomo, silencioso, y Claire lo recibio con un abrazo. --La senora Barda me lanzo una mirada insistente cuando paso por el pasillo. Ahi entendi que habia escondido al nino. El pequeno, de cabello rubio y lacio, tenia ojos de color gris muy claro, que transmitian miedo y tristeza. Se chupaba el dedo, abrazado a la senora Mercier. Aunque no comprendia a donde se habian llevado a sus papas, intuia que ya no volverian. Karl regreso a su habitacion en el Hotel Le Royal y se asomo por la ventana hacia la Plaza de Bellecour. La neblina se habia disipado. Habia soldados a un costado de la escultura del rey. Alguien habia pintado en la base VIVE LA FRANCE LIBRE con la Cruz de Lorena, simbolo de la Resistencia. Los alemanes solian decir que no les importaba quien lo habia hecho, sino quien pagaria por ello, asi que detenian a cualquiera que pasara para interrogarlo y amedrentarlo. El sol ya no se veia a simple vista; habia cobrado fuerza y deslumbraba. En un mes comenzaria la primavera y brillaria con toda su intensidad. Los dias cortos y oscuros del invierno no durarian por siempre. Tampoco la ocupacion alemana. Karl sabia que el Tercer Reich se derrumbaria antes de los mil anos que Hitler habia prometido. Mucho antes. Ya tenia listos sus documentos falsos y escaparia de Europa en la primera oportunidad que se le presentara. Admiro su botin personal. Se puso el reloj; la cubierta debia ser de oro; le quedaba bien. Luego coloco el cuadro sobre el buro para admirarlo. Personalmente no tenia nada contra el arte moderno, y ese dibujo de lineas en tinta negra le parecia bien hecho. ?Seria una obra valiosa? Ya no parecia un laberinto, sino dos piramides vistas desde arriba. Encontro algo escrito a mano en la parte inferior; una palabra en una lengua desconocida, que pronuncio con lentitud. Decia: "TEOTIHUACAN". 1 TU LO SERAS Esa manana de febrero las jacarandas de la Ciudad de Mexico amanecieron llenas de florecitas moradas. Los arboles de la colonia Roma lucian una explosion violacea y los ciclistas se detenian para sacar sus telefonos, tomar una foto y ser los primeros en reportar el inicio de la "temporada jacarandosa" en las redes sociales. Los turistas senalaban la colorida invasion desde el segundo piso del Turibus e incluso los automovilistas --que en esta ciudad de trafico suelen ser irascibles o indiferentes-- bajaban la ventanilla para contemplar el paisaje. Era un hermoso dia con un cielo azul que anticipaba el final del suave invierno capitalino. Damian Diosdado llego hasta el cruce de Mazatlan y avenida Veracruz y se detuvo para dar una vuelta completa sobre su eje y admirar las jacarandas en flor. Era un joven sensible a la belleza. De hecho, habia sido entrenado para reconocerla y encontrarla: era un detective especializado en buscar tesoros. Habia aprendido bien el oficio de su padre y de su abuelo, el fundador de la Agencia Diosdado. Era capaz de rastrear el destino de una escultura robada, de localizar una moneda o de investigar donde andaria el timbre faltante de una coleccion. Su aspecto era el de un joven alto, pero no demasiado; delgado tirando a flaco; moreno y de cabello negro. Usaba ropa anticuada: pantalon de pinzas, camisa negra abotonada hasta el cuello y un saco de lana a cuadros que habia encontrado entre las cosas que dejo su abuelo. Hay que decir que su estilo vintage no desentonaba entre la gente que habitaba ese barrio de artistas y creativos que vestian como les daba la gana: chicas con botas a la rodilla y piernas tatuadas; barbones de saco, chaleco y reloj de bolsillo, o corredores en ropa deportiva fosforescente que pretendian seguir en la decada de 1980. Esa manana, a Damian lo habia despertado la llamada de don Fernando Mondragon, un conocido exfuncionario de cultura y coleccionista de arte que le pidio ir a su casa de inmediato. Como se trataba de algo urgente, le entusiasmaba la posibilidad de conseguir un buen caso. Llego a la calle Valladolid, llena de flamantes edificios de departamentos que tienen por fachada entradas de garaje y letreros de no estacionarse --como si fueran hogares para carros y no para personas--. La unica casa antigua que sobrevivia era aquella de don Fernando, un pequeno castillo de ventanas altas y vitrales que reproducian el escudo de su familia. En cada esquina tenia remates de cantera con forma de dragon y en las paredes, frondosas enredaderas verdes. El lugar se veia tal y como hacia un siglo, excepto por las camaras de vigilancia que monitoreaban el exterior. Damian se detuvo frente al porton de madera, que tambien tenia tallado un dragon en relieve, y toco el timbre del interfon. Mientras esperaba a que abrieran, saco su celular para fotografiarse frente a la casa. Tenia una coleccion de selfies en sitios de la Ciudad de Mexico que parecian ser de otro pais. En esa foto podria decirse que estaba en Europa, tal vez en Francia. Claro, era una mera suposicion, porque Damian nunca habia estado en el Viejo Continente. Su trabajo como detective de tesoros era esporadico y ni siquiera podia pagar la renta de un departamento; dormia en el sillon de su despacho, sus gastos eran limitados y la posibilidad de un viaje al extranjero era mas bien lejana. Se oyo el tono indicador de que la puerta estaba abierta. Damian la empujo y se encontro con don Fernando. Era un hombre delgado, bien conservado, de abundantes canas, que vestia un traje de pana. Aunque no lo conocia en persona, lo habia visto en los diarios y en la television, inaugurando exhibiciones o dando entrevistas. Tras saludarse, caminaron por un pasillo cubierto de azulejos gastados, entre jarrones, plantas y medias columnas decorativas. Entraron a un salon de techo alto con vigas de madera e iluminado por los vitrales de dragones que se veian desde el exterior. Las paredes tenian cuadros de distintos tamanos. La mirada entrenada de Damian reconocio los azules intensos de Rufino Tamayo y un paisaje con un volcan en erupcion, el cual solo podia ser obra del pintor Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl. Don Fernando se veia apurado, poco dispuesto a hacer una visita guiada de su coleccion. Tomo asiento en una silla de respaldo alto y madera dorada que parecia un trono --algo excesiva y cursi, para ser sinceros-- y senalo a Damian un sillon estilo rococo para que se sentara. --Agencia de Detectives Diosdado --leyo don Fernando en la tarjeta que Damian le habia entregado. --Asi es. Me especializo en investigaciones sobre obras de arte y antiguedades. Mi abuelo la fundo y la continuo mi padre, pero el se fue de Mexico y ahora yo estoy al frente... --No necesita leerme sus cartas credenciales --lo interrumpio don Fernando--. Supe de usted por el caso de la moneda de la muerte y me sorprendio que hubiera encontrado ese extrano peso de plata para la familia Lorca. Ahora soy yo quien necesita sus servicios y tengo prisa por mostrarle algo. --?De que se trata? Don Fernando se levanto y camino hacia una de las esquinas del salon. Alli habia un caballete con una pintura de grandes dimensiones, tapada con una tela blanca, que descubrio de un tiron. Era una pintura al oleo de un par de metros de largo y poco mas de un metro de alto. Mostraba una de las escenas mas extranas que Damian hubiera visto: un escenario teatral enmarcado por unas gruesas cortinas rojas y una escenografia de hojas gigantes. En medio habia una mesa con patas de animal de la que salia sangre. Los primeros personajes eran un nino y una nina bien vestidos que miraban al espectador con gesto tranquilo; enseguida habia un monstruo de brazos largos, overol y cabeza diminuta que parecia ser un judas de cartoneria, como los que queman en Semana Santa. En el otro lado de la mesa habia un venado, un esqueleto gigante de carton y un personaje largo y flaco que tenia un brazo clavado en la mesa y el otro unido al munon de la figura central, nada menos que la inconfundible Frida Kahlo, en huipil y falda de tehuana. El conjunto recordaba la pintura de La ultima cena, de Leonardo da Vinci, pero en version de pesadilla. --?Es lo que estoy pensando? --pregunto Damian y se acerco a ver la firma de la pintora--. Esta debe ser La mesa herida. Don Fernando. !usted ha hallado la pintura perdida de Frida Kahlo! Don Fernando levanto los hombros con indiferencia y senalo el cuadro con la barbilla para que Damian continuara con su inspeccion.

  • Criadas y senoras de Kathryn Stockett

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    Jackson, Misisipi, 1962. La joven Skeeter vuelve a su casa, sin la menor ilusion por buscarse un marido; ella suena con una vida diferente, entregada a la literatura. Al conocer a Aibeleen y Minny, que como la mayoria de las mujeres negras de la ciudad se dedican a servir en las casas de los ricos, comienza a imaginar un proyecto clandestino y liberador. Criadas y senoras permanece en la lista de los libros mas vendidos en Estados Unidos desde su publicacion, en febrero 2009. La historia de estas tres increibles mujeres se ha convertido en un autentico fenomeno literario, que ya ha sido traducido a mas de veinte paises.

  • El peso especifico del amor de Federica Bosco

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  • La pequena Malone de Mariam Orazal

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    Serie Chadwick – Libro 2o

  • La esposa de un amigo me pide que la ayude de Fernando Neira

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    Mi vida se ve alterada cuando un buen dia Patricia, la esposa de un amigo, acude a mi pidiendo mi ayuda y me cuenta que quiere divorciarse porque Miguel la ha pegado. Viendo las marcas de la paliza en su cara, me crei su version pero al ir a recriminar a su marido su comportamiento, este me confirmo que era cierto pero que si le habia puesto la mano encima habia sido por ser infiel. No sabiendo a que atenerme, la pongo bajo mi proteccion sin tener claro si esa rubia tenia razon y buscaba en mi a un protector o era una mentirosa y su peticion de ayuda era en realidad una forma de encontrar un sustituto de su ex que la mantuviera.

  • Sus Munecas de Juan Martinez

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    Ingrid Volkova y Aina Molovic almorzaban tranquilamente mientras observaban los coches pasar en un restaurante de Madrid. Conversaban, reian, vivian. Estaban en paz por primera vez en mucho tiempo, y es que, sorprendentemente, un par de meses atras sus vidas eran muy diferentes, pero en un corto periodo de tiempo y quiza acompanadas por la suerte, su vida cambio por completo. Ambas, nacidas en Volgogrado, una ciudad bastante poblada del sureste de la Rusia europea y que en otra epoca era conocida como Stalingrado, esta ciudad era parada ferroviaria obligatoria, y tambien resultaba ser uno de los puertos fluviales mas importantes de toda Rusia, ya que la ciudad se caracterizaba tambien por tener un amplio parque industrial. Estas chicas, eran amigas inseparables desde que podian recordarlo, habian crecido juntas, eran como hermanas, corriendo y jugando, en algun rincon de la parte mas pobre del barrio obrero de la ciudad. Al salir de la escuela, ambas chicas compartian tiempo y permanecian juntas hasta el final de la tarde en la que era hora de volver a sus casas. Quiza uno de los momentos mas tristes del dia. Los padres de ambas chicas eran companeros de trabajo en las minas de carbon que estaban en las afueras de la ciudad y que en anos anteriores habian servido como impulso para el crecimiento de la ciudad. Las figuras paternas pasaban poco tiempo en casa. La madre de Ingrid era peluquera, y la de Aina era costurera en una fabrica local, por lo que tambien era poco lo que estaban en casa. A pesar de que sus familias trabajaban intensamente, era dificil subsistir en una Rusia cuya economia aun no comenzaba a crecer y se sentian las secuelas que dejo la fallida Union Sovietica. En ese momento, las familias no tenian dinero, ni recursos como el transporte necesario para enviar a las chicas a la escuela, por lo que, al llegar al sexto grado, se vieron obligadas a abandonarla, frustrando sus suenos de continuar con sus estudios y ser profesionales. Las expectativas de un futuro normal parecian desvanecerse con el paso de los dias. Naturalmente, al estar la mayoria del tiempo solas, la una y la otra crearon un vinculo muy fuerte, casi como si fueran hermanas, y es que todos los retos que la situacion social y la calle les ponian los enfrentaban juntas. La diferencia de edad era de poco menos de un ano, pero Ingrid defendia a Aina como si fuera su hermana mayor, nadie podia ponerle la mano encima, y es que, desde siempre, Aina fue una chica sensible. La adolescencia de las chicas fue ruda, cumpliendo con el papel de ama de casa en sus respectivos hogares, pues la madre de Aina habia muerto de una enfermedad terminal meses antes, esta experiencia resulto traumatica para ella, pues fue viendo como la vida se le iba lentamente al ser que mas amaba. Mientras, la madre de Ingrid se habia divorciado de su padre para irse con su jefe, e Ingrid no la culpaba, su padre era un patan, como la mayoria de los hombres rusos de la epoca. La situacion para las dos era bastante pesada, pero ambas encontraban la manera de aliviarse la una a la otra y sortear las penurias que a diario debian enfrentar. La gota que derramo el vaso, e hizo insostenible su permanencia en casa, fue cuando el padre de Aina, despues de llegar una noche ebrio, y viendo que Aina habia estado todo el dia fuera de casa con Ingrid, incumpliendo sus deberes, se enfurecio. Exploto al ver que no estaba lista su cena, y es que el padre de Aina era un hombre profundamente machista, abusivo, retrogrado y con problemas de adiccion al alcohol. En medio de la acalorada discusion, le dio una bofetada a Aina, y que con la fuerza que tiene un minero de profesion, sacudio su joven rostro y haciendole una pequena herida en el pomulo, pero que se convertiria en una enorme punalada al corazon. Ella, llorando, pero en silencio, se retiro. A la manana siguiente, con un hematoma bastante visible y una pequena cortada causada probablemente por el anillo que su padre llevaba, en su pomulo derecho, le conto lo sucedido a Ingrid: --?Quien te hizo eso? --Pregunto Ingrid --Fue mi padre. --Dijo con voz triste. --No tienes por que soportar este maltrato... --Contesto Ingrid. --Pero, ?Que puedo hacer? No tengo a donde mas ir. --Vamonos juntas, huyamos de casa. --Dijo Ingrid con exaltacion. --Es una locura, no podemos hacerlo, no tenemos como... --Mi madre me envia algo de dinero todos los meses, pero debo mantenerlo escondido de mi padre, si no me lo quitaria. --Y, ?a donde iremos? --Pregunto Aina. --Lejos, lo mas lejos que podamos. En ese momento e impulsadas por la desesperacion y la precaria situacion en la que vivian, tomaron la decision, se irian de casa. Ambas ya con mayoria de edad, no necesitaban autorizacion de nadie, lo unico necesario era su pasaporte para irse de casa, desaparecerian sin avisar, no dejarian rastro. Ambas jovenes eran muy hermosas, con unas caracteristicas fisicas sonadas por cualquiera, ojos claros y cabello dorado, tonificadas figuras y grandes senos, no tendrian problema para sobrevivir en ningun pais, en alguna tienda o local necesitarian de alguna chica hermosa para promocionar algun producto o servicio, ser hermosas era una ventaja que debian aprovechar. Esa manana, con las pocas pertenencias que tenian guardadas en un par de maletas, se dirigieron a la estacion de trenes de Volgogrado, y paradas, reflexionando frente a la taquilla, surgio la gran pregunta: --?A donde vamos? --Pregunto Aina. --Lo mas lejos que podamos. --Respondio Ingrid. En el croquis de la ruta que se observaba en la pantalla de la moderna estacion, la ciudad mas lejana senalada, incluso, la ciudad donde terminaba el recorrido de ese tren, era Barcelona, en Espana, una gran ciudad. Era una metropolis de la que las chicas solo habian escuchado hablar maravillas en television o la radio, y que estaba a casi 4500 kilometros de Volgogrado, eran mas de 48 horas de viaje. Estaba decidido, Barcelona seria el destino que elegirian, la ciudad que intentarian transformar en su nuevo hogar, lejos de todo el dolor y la desesperanza que vivian en ese frio barrio de Volgogrado. Antes de abordar el tren, dieron un ultimo vistazo a la ciudad que las vio nacer, y juntas, las inseparables y hermosas chicas tomaron sus puestos en el tren. Se sentaron juntas y emprendieron el viaje que daria un giro de 180 grados a sus vidas, poniendo a prueba su inteligencia, su amistad y su valentia. El recorrido era largo y los asientos del tren eran muy incomodos, apenas llevaban dinero para unas pocas comidas y su equipaje eran solo dos pequenas maletas. Pero la ambicion y las ganas de progresar encendian una llama en sus corazones que las mantenia motivadas y minimizaba cualquier incomodidad pasajera. Durante el largo recorrido que debian hacer, ambas comprendieron que el lazo que tenian, debia durar para siempre, a donde una fuera, iria la otra, se habian convertido en familia, por lo que, todas sus victorias serian compartidas, pero las derrotas, tambien. La primera noche de viaje, a pesar de tener muy poco espacio para acomodarse, ambas descansaron profundamente, como si el universo las preparara para las varias noches de trasnocho y vagando por las calles que estaban por venir. A eso de las 9:00 am del segundo dia, y aun un poco adormecidas, habian llegado a su destino, la estacion de Barcelona Sants, la mas grande de la ciudad y una de las mas importantes de Europa. Luego de recoger su escaso equipaje y haber sellado su pasaporte, lo habian logrado, estaban en la cosmopolita, pero clasica Barcelona. Esta ciudad era hermosa, tenia un aire barroco y clasico que no habian visto jamas en su Volgogrado natal, era una experiencia visual muy satisfactoria y que despertaba curiosidad en Ingrid, quien siempre se habia interesado en la arquitectura y el diseno. Al salir de la estacion, sus nuevas vidas estaban por comenzar, un par de preciosas mujeres rusas con un sueno se aventuraban a descubrir nuevas experiencias, pero no seria tan sencillo. Las chicas dominaban un espanol muy basico, debian buscar esa misma noche, un lugar para dormir, y si era posible, un trabajo de inmediato. La unica manera que tenian de obtener informacion de la ciudad eran sus telefonos, por lo que tras consultar en el buscador el area con los alquileres mas baratos, se dirigieron al lugar que indicaron los resultados, el barrio de Les Corts. Las chicas fueron tocando de puerta en puerta para conseguir un alquiler, en ningun lado querian aceptar a dos chicas tan jovenes y sin trabajo fijo. Casi al llegar la medianoche y tocando el timbre en un edificio bastante antiguo, Dona Magali, una senora de alrededor de 70 anos accede a alquilarles una de las habitaciones de su casa. Magali alquilaba dos de las tres habitaciones de su departamento, y es que ella vivia sola y el percibir ese dinero extra al mes le caia bastante bien. Las chicas compartirian piso con Javier, un estudiante nacido en Andalucia y que estaria en Barcelona por un tiempo mientras hacia su maestria. De noche trabajaba como camarero en un local nocturno muy famoso del distrito. Javier, al observar a sus companeras de piso, penso que era una especie de broma que el universo le jugaba, era el sueno de cualquiera. Dos ardientes rusas, rubias y de divinos pechos naturales estaban en la habitacion de enfrente, parecia el guion de una pelicula porno, no podia pedir mas. Las chicas, despues de presentarse y de una corta charla, aprovecharon para preguntarle donde podrian trabajar. --?Conoces a alguien que pueda ayudarnos? --Dijo Ingrid. --A decir verdad, no, no conozco mucha gente aqui, pero podrian ir a la zona de bares y clubes, alli siempre buscan chicas para atender mesas o recibir clientes. --Contesto Javier. La respuesta no habia sido muy especifica, pero era algo. Las chicas se dedicaron a desempacar y organizar la habitacion que habian alquilado para descansar un poco. Ya habian pasado mas de 14 horas desde su ultima comida, por lo que las chicas, debian comer, el poco dinero que tenian no alcanzaria si no para unos pocos dias de alimento, asi que Aina, decidio hablar con Magali.

  • El coleccionista de pesadillas de A. Vega

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    Odiaba su trabajo. Lo reconocia. Pero no le quedaba otro remedio que acudir cada noche a la morgue. Miro el cielo estrellado una ultima vez antes de comenzar su turno. Entro en el frio edificio pegado al hospital publico. Sus pisadas resonaron en el silencio del lugar. Las luces parpadeaban sobre el proyectando sombras que cualquier otro les resultaria aterradoras. Para el no eran mas que sombras. Estornudo ante el intenso olor a productos quimicos, nunca se acostumbraria a ese olor. Aseptico, a limpieza compulsiva, como si fuera posible eliminar el olor a muerte. Estuvo a punto de reir pero se contuvo. La muerte no se podia eliminar, tampoco enmascarar, ni ignorar, o maquillar. La muerte era el ultimo vagon del viaje en el que todos los seres vivos de la Tierra tenian un billete en preferente. Fue directo a la sala seis. Abrio la puerta de metal e ingreso en la amplia habitacion. Paseo la mirada y comprobo que habia seis camillas extendidas, todas vacias menos una. Ahi estaba. No iba a perder tiempo. Odiaba su trabajo, el olor a lejia y otros productos quimicos que no era capaz de identificar, la frialdad de aquel lugar. Se acerco hasta la camilla observando al ocupante. Era un nino, no podia decir que edad tenia pero no eran mas de diez anos. Era mas que evidente el motivo de su muerte. El gran agujero en la cara no dejaba dudas acerca de como y por que murio. Se coloco frente a el, observandolo con atencion, imaginando durante unos segundos como seria su vida. Le llegaron a la mente miles de imagenes intercalandose unas con otras, algunas eran recuerdos propios otras no tenia ni idea de donde llegaban pero todas la mostraban la ilusion de la vida, el sentimiento de invulnerabilidad, la sensacion de que tenia toda una vida por delante y ni siquiera sabia que era la muerte. Los ninos y las ninas eran todos iguales. Fragiles, fuertes, llenos de esperanza, de magia, de suenos, de pesadillas, de ilusiones, de... Escucho un crujido. Se tenso. Miro a su alrededor. Volvio a oir el mismo crujido. Era como un rasguno en la piedra, como el crepitar de la madera en el fuego. Muy debil, pero se escucho con claridad. --A... Contuvo el aliento. Juraria que... --Ayuda. Si, habia oido una voz. Debil, un susurro desgarrador. Suspiro con pesar y volvio a mirar al cuerpo tendido en la camilla. La herida le desfiguro el rostro, era un boquete que le revento parte de la frente, la nariz y los ojos. Tan joven... --Ayuda. Miro a su alrededor comprobando que estaba solo. ?Ya habia dicho que odiaba su trabajo? Cada noche era igual y, por desgracia, cada ano que pasaba era mas la carga de trabajo que le tocaba cubrir. La morgue siempre estaba llena y esa noche podia considerarse afortunado al ver que solo habia un cuerpo en las camillas. --Ayuda. Dio un respingo saliendo de sus pensamientos. No podia perder el tiempo. Habia llegado la hora. Se acerco otro paso hasta el nino, llegando a rozar el frio metal con sus dedos. --Ayuda. Lo volvio a escuchar, una y otra vez, como una cancion salvaje y desesperada que queria llegar a todas partes y a ninguna. Se agacho hasta quedar a la altura de la cara del infante. Abrio su boca y aspiro. --Ayuda. Ese lamento desesperado se acallo en el momento en que succiono el alma del nino. Sabia amarga, como los sentimientos de miedo y dolor que le inundaron segundos antes de fallecer. Tuvo que apoyarse contra la camilla al visualizar los ultimos minutos de vida de su objetivo. Risas, bromas. Lo vio jugando con sus hermanos mayores. Un reto. Carcajadas. Burlas. ?A que no te atreves? La decision que cambiaria para siempre su destino. Abrio el armario donde su padre guardaba las escopetas de caza. Salieron al patio. Todo ocurrio muy rapido. El disparo no dolio pero al cabo de unos segundos todo su mundo se redujo a un terror abrasador que lo asfixio. ?O era su sangre? No podia ver, las palabras se atoraron en su garganta. Solo podia oir los gritos de sus hermanos, los de su madre... Y lo ultimo que le paso por la cabeza antes de que la oscuridad lo engullera por completo alejandolo del dolor y el miedo fue: ?A que no te atreves? El recuerdo se apago, como cuando decides detener la pelicula que estabas viendo. Durante unos segundos el miedo del nino fue suyo y estuvo a punto de gritar. Siempre era igual. Era su maldicion. Poder sentir a traves de los ultimos recuerdos de sus objetivos. Cuando todo paso se movio hacia la puerta. Ya habia acabado su trabajo. Sus pasos volvieron a resonar en el silencio del lugar. Fue directo hacia la salida. Cuando estaba a punto de abandonar la morgue escucho un sonido que lo sobresalto. Se giro hacia la derecha. El ascensor se abrio y vio a una humana. Esta miro hacia donde el estaba. Se puso nervioso esperando a ver que hacia ella. Queria... queria... Ella continuo su camino, pasando a traves de el en direccion a la salida. El suspiro desilusionado y comenzo a reir. Queria que lo viera pero si eso sucedia, significaba que ella estaba a punto de fallecer. El no era mas que una sombra, un viento helado que sentian los humanos cuando pasaba cerca de ellos, un crujido en la noche, un siseo, un... --?Quien eres? ?Que haces aqui? Abrio los ojos y no podia creer lo que estaba pasando. La humana se habia girado, con la mano en las barras de la puerta. Lo estaba mirando fijamente. !Lo veia! No supo que responder. Siglos esperando que le sucediera algo parecido y no supo que decir. --!Voy a llamar a Seguridad! Comenzo a caminar acercandose a ella. Con cada paso la humana elevaba el tono de su voz, lo amenazaba, se veia que le tenia miedo, podia escuchar los alterados latidos de su corazon. Estaba a punto de alcanzarla. ?Podria tocarla? ?Rozar su suave piel? ?Notar el calor de su vida antes de que se apagara para siempre, antes de que no fuera mas que una voz a la que salvar en la noche? Extendio el brazo y cuando estaba a punto de tocarla el suelo se abrio y lo engullo, cayendo al vacio. Los gritos de la mujer lo acompanaron mientras descendia al mundo de la muerte. Rompio a reir mientras caia, abriendo los brazos y disfrutando de esa sensacion de libertad absoluta. No importaba. Seguro que pronto veria de nuevo a esa mujer. Succionaria su alma. La transportaria al mundo de los muertos donde se enfrentaria a su destino final. No sabia que habia mas alla de esa oscuridad que era su mundo. Le tenian prohibido ir mas alla. El estaba condenado a vagar entre el luminoso mundo de los vivos y de los muertos, recolectando almas. Con cada alma le quitaban peso a su condena. Ya perdio la cuenta de cuanta condena le quedaba realmente. ?Importaba? No recordaba su vida como humano pese a los pocos flashes de su pasado que aparecian en su mente. No tenia claro si eran suyos realmente o fruto de todos los recuerdos que absorbio al cabo de los anos. ?De verdad fue humano antes de convertirse en uno de los muchos mensajeros de la muerte? No le importaba. Su vida era acudir cada noche a la morgue y transportar el alma o las almas que alli encontrara. En el momento en que llego al final del tunel, vomito el alma, un proceso que le producia dolor. Lo agradecia. Ya no sentia nada, solo podia percibir emociones a traves de su trabajo. Pudo ver el alma del nino. Ojos azules. Tenia los ojos azules, penso, mientras le senalaba una luz que se veia a lo lejos.

  • Un asunto de honor de Arturo Perez Reverte

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    Era la mas linda Cenicienta que vi nunca. Tenia dieciseis anos, un libro de piratas bajo la almohada y, como en los cuentos, una hermanastra mala que habia vendido su virginidad al portugues Almeida, quien a su vez pretendia revendersela a don Maximo Larreta, propietario de Construcciones Larreta y de la funeraria Hasta Luego. --Un dia vere el mar --decia la nina, tambien como en los cuentos, mientras pasaba la fregona por el suelo del puticlub. Y sonaba con un cocinero cojo y una isla, y un loro que gritaba no se que murga sobre piezas de a ocho. --Y te llevara un principe azul en su yate --se le choteaba la Nati, que tenia muy mala leche --. No te jode. El principe azul era yo, pero ninguno de nosotros lo sabia, aun. Y el yate era el Volvo 800 Magnum de cuarenta toneladas que a esas horas conducia el que suscribe por la nacional 435, a la altura de Jerez de los Caballeros. Permitan que me presente: Manolo Jarales Campos, veintisiete anos, la mili en Regulares de Ceuta y ano y medio de talego por dejarme liar bajando al moro y subir con lo que no debia. De servir a la patria me queda un diente desportillado que me partio un sargento de una hostia, y del Puerto de Santa Maria el tabique desviado y dos tatuajes: uno en el brazo derecho, con un corazon y la palabra Trocito, y otro en el izquierdo que pone: Naci para haserte sufrir. La s del haserte se la debo a mi tronco Paco Seisdedos, que cuando el tatuaje estaba con un colocon tremendo, y claro. Por lo demas, el dia de autos yo habia cumplido tres meses de libertad y aquel del Volvo era mi primer curro desde que estaba en bola. Y conducia tan campante, oyendo a los Chunguitos en el radiocassette y pensando en echar un polvo donde el portugues Almeida, o sea, a la Nati, sin saber la que estaba a punto de caerme encima. El caso es que aquella tarde, dia de la Virgen de Fatima --me acuerdo porque el portugues Almeida era muy devoto y tenia un azulejo con farolillo a la entrada del puticlub--, aparque la maquina, meti un paquete de Winston en la manga de la camiseta, y salte de la cabina en busca de un alivio y una cerveza. --Hola, guapo --me dijo la Nati. Siempre le decia hola guapo a todo cristo, asi que no vayan ustedes a creer. La Nati si que estaba tremenda, y los camioneros nos la recomendabamos unos a otros por el VHF, la radio que sirve para sentirnos menos solos en ruta y echarnos una mano unos a otros. Habia otras chicas en el local, tres o cuatro dominicanas y una polaca, pero siempre que la veia libre, yo me iba con ella. Quien la tenia al punto era el portugues Almeida, que la quito de la calle para convertirla en su mujer de confianza. La Nati llevaba la caja y el gobierno del puticlub y todo eso, pero seguia trabajando porque era muy golfa. Y al portugues Almeida los celos se le quitaban contando billetes, el hijo-puta. --Te voy a dar un revolcon, Nati. Si no es molestia. --Contigo nunca es molestia, guapo. Lo que son es cinco mil. Vaya por delante que de putero tengo lo justo. Pero la carretera es dura, y solitaria. Y a los veintisiete tacos es muy dificil olvidar ano y medio de ayuno en el talego. Tampoco es que a uno le sobre la viruta, asi que, bueno, ya me entienden. Una alegria cada dos o tres semanas viene bien para relajar el pulso y olvidarse de los domingueros, de las carreteras en obras y de los picoletos de la Guardia Civil, que en cuanto metes la gamba te putean de mala manera, que si la documentacion y que si el manifiesto de carga y que si la madre que los pario, en vez de estar deteniendo violadores, banqueros y presentadores de television. Que desde mi punto de vista son los que mas dano hacen a la sociedad. Pero a lo que iba. El caso es que pase a los reservados a ocuparme de la Nati, le llene el deposito y sali a tomarme otra cerveza antes de subirme otra vez al camion. Yo iba bien, aliviado y a gusto, metiendome el faldon de la camiseta en los tejanos. Y entonces la vi. Lo malo --o lo bueno-- que tienen los momentos importantes de tu vida es que casi nunca te enteras de que lo son. Asi que no vayan a pensar ustedes que sonaron campanas o musica como en el cine. Vi unos ojos oscuros, enormes, que me miraban desde una puerta medio abierta, y una cara preciosa, de angel jovencito, que desentonaba en el ambiente del puticlub como a un cristo pueden desentonarle un rifle y dos pistolas. Aquella chiquilla ni era puta ni lo seria nunca, me dije mientras seguia andando por el pasillo hacia el bar. Aun me volvi a mirarla otra vez y seguia alli, tras la puerta medio entornada. --Hola --dije, parandome. --Hola. --?Que haces tu aqui? --Soy la hermana de Nati. Cono con la Nati y con la hermana de la Nati. Me la quede mirando un momento de arriba abajo, flipando en colores. Llevaba un vestido corto, ligero, negro, con florecitas amontonadas, y le faltaban dos botones del escote. Pelo oscuro, piel morena. Un sueno tierno y quinceanero de esos que salen en la tele anunciando compresas que ni se mueven ni se notan ni traspasan. O sea. Lo que en El Puerto llamabamos un yogurcito. O mejor, un petisuis. --?Como te llamas? Me miraba los tatuajes. Manolo, respondi. --Yo me llamo Maria. Hostias con Maria. Vete largando, Manolin, colega, pero ya mismo, me dije. --?Que haces? --pregunto. --Guio un camion --dije, por decir algo. --?Adonde? --Al sur. A Faro, en Portugal. Al mar. Mi instinto taleguero, que nunca falla, anunciaba esparrame. Y como para confirmarlo aparecio Porky al otro lado del pasillo. Porky era una especie de armario de dos por dos, una mala bestia que durante el dia oficiaba de conductor en la funeraria Hasta Luego y de noche como vigilante en el negocio del portugues Almeida, donde iba a trabajar con el coche de los muertos por si habia alguna urgencia. Grande, gordo, con granos. Asi era el Porky de los cojones. --?Que haces aqui? --Me pillas yendome, colega. Me pillas yendome. Cuando volvi a mirar la puerta, la nina habia desaparecido. Asi que salude a Porky --me devolvio un grunido--, fui a endinarme una birra Cruzcampo y un cafe, le di una palmadita en el culo a la polaca, eche una meada en los servicios y volvi al camion. Los faros de los coches que pasaban me daban en la cara, trayendome la imagen de la nina. Eran las once de la noche, mas o menos, cuando pude quitarmela de la cabeza. En el radiocassette, los Chunguitos cantaban Punos de acero: De noche no duermo de dia no vivooo… Abri la ventanilla. Hacia un tiempo fresquito, de puta madre. Me estoy volviendo loco, maldito presidiooo… Hice diez kilometros en direccion a Fregenal de la Sierra antes de oir el ruido mientras cambiaba de cassette. Sonaba como si un raton se moviera en el pequeno compartimento con litera que hay para dormir, detras de la cabina. Las dos primeras veces no le di importancia, pero a la tercera empece a mosquearme. Asi que puse las intermitencias y aparque en el arcen. --?Quien anda ahi? La que andaba era ella. Asomo la cabeza como un ratoncito asustado, jovencita y tierna, y yo me senti muy blando por dentro, de golpe, mientras el mundo se me caia encima, cacho a cacho. Aquello era secuestro, estupro, vaya usted a saber. De pronto me acorde de la Nati, del portugues Almeida, del careto de Porky, del coche funebre aparcado en la puerta, y me vinieron sudores frios. Iba a comerme un marron como el sombrero de un picador. --?Pero donde crees que vas, tia? --Contigo --dijo, muy tranquila--. A ver el mar. Llevaba en las manos un libro y a la espalda una pequena mochila. Las rafagas de faros la iluminaban al pasar, y en los intervalos solo relucian sus ojos en la cabina. Yo la miraba desconcertado, alucinando. Con cara de gilipollas. 2. Un fulano cojo y un loro El camion seguia parado en el arcen. Pasaron los picoletos con el pirulo azul soltando destellos, pero no se detuvieron a darme la barrila como de costumbre. Que si los papeles y que si ojos negros tienes. Algun desgraciado acababa de romperse los cuernos un par de kilometros mas arriba, y tenian prisa. --Dejame ir contigo --dijo ella. --Ni lo suenes --respondi. --Quiero ver el mar --repitio. --Pues ve al cine. O coge un autobus. No hizo pucheros, ni puso mala cara. Solo me miraba muy fija y muy tranquila. --Quieren que sea puta. --Hay cosas peores. Si las miradas pudieran ser lentas, diria que me miro muy despacio. Mucho. --Quieren que sea puta como Nati. Paso un coche en direccion contraria con la larga puesta, el muy cabron. Los faros deslumbraron la cabina, iluminando el libro que ella tenia en las manos, la pequena mochila colgada a la espalda. Note algo raro en la garganta; una sensacion extrana, de soledad y tristeza, como cuando era crio y llegaba tarde a la escuela y corria arrastrando la cartera. Asi que trague saliva y movi la cabeza. --Ese no es asunto mio. Tuve tiempo de ver bien su rostro, la expresion de los ojos grandes y oscuros, antes de que el resplandor de los faros se desvaneciera. --Aun soy virgen. --Me alegro. Y ahora bajate del camion. --Nati y el portugues Almeida le han vendido mi virgo a don Maximo Larreta. Por cuarenta mil duros. Y se lo cobra manana. Asi que era eso. Lo digeri despacio, sin agobios, tomandome mi tiempo. Entre otras muchas casualidades, ocurria que don Maximo Larreta, propietario de Construcciones Larreta y de la funeraria Hasta Luego, era dueno de medio Jerez de los Caballeros y tenia amigos en todas partes. En cuanto a Manolo Jarales Campos, el Volvo no era mio, se trataba del primer curro desde que me dieron bola del talego, y bastaba un informe desfavorable para que Instituciones Penitenciarias me fornicase la marrana. --Que te bajes. --No me da la gana. --Pues tu misma. Puse el motor en marcha, di la vuelta al camion y desanduve camino hasta el puticlub del portugues Almeida. Durante los quince minutos que duro el trayecto, ella permanecio inmovil a mi lado, en la cabina, con su mochila a la espalda y el libro abrazado contra el pecho, la mirada fija en la raya discontinua de la carretera. Yo me volvia de vez en cuando a observarla de reojo, a hurtadillas. Me sentia inquieto y avergonzado. Pero ya diran ustedes que otra maldita cosa podia hacer.--Lo siento --dije por fin, en voz baja. Ella no respondio, y eso me hizo sentir peor aun. Pensaba en aquel don Maximo Larreta, canalla y vulgar, enriquecido con la especulacion de terrenos, el negocio de la construccion y los chanchullos. Desparramando billetes convencido, como tantos de sus compadres, de que todo en el mundo --una mujer, un ex presidiario, una nina virgen de dieciseis anos-- podia comprarse con dinero. Deje de pensar. Las luces del puticlub se veian ya tras la proxima curva, y pronto todo volveria a ser como antes, como siempre: la carretera, los Chunguitos y yo. Le eche un ultimo vistazo a la nina, aprovechando las luces de una gasolinera. Mantenia el libro apretado contra el pecho, resignada e inmovil. Tenia un perfil precioso, de yogurcito dulce. Cuarenta mil cochinos duros, me dije. Perra vida. Detuve el camion en la explanada frente al club de alterne y la observe. Seguia mirando obstinada, al frente, y le caia por la cara una lagrima gruesa, brillante. Un reguero denso que se le quedo suspendido a un lado de la barbilla. --Hijoputa --dijo. Abajo debian de haberse olido el asunto, porque vi salir a Porky, y despues a la Nati, que se quedo en la puerta con los brazos en jarras. Al poco salio el portugues Almeida, moreno, bajito, con sus patillas rizadas y sus andares de chulo lisboeta, el diente de oro y la sonrisa peligrosa, y se vino despacio hasta el pie del camion, con Porky guardandole las espaldas. --Quiso dar un paseo --les explique. Porky miraba a su jefe y el portugues Almeida me miraba a mi. Desde lejos, la Nati nos miraba a todos. La unica que no miraba a nadie era la nina. --Me joden los listos --dijo el portugues Almeida, y su sonrisa era una amenaza.

  • El siglo de la revolucion de Josep Fontana Lazaro

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    El periodo que va de 1914 a nuestros dias ha sido un siglo de luchas de liberacion, de un gran enfrentamiento de clases. La revolucion que se inicio en Rusia en 1917 ha marcado el siglo entero. La amenaza de subversion del orden establecido determino la evolucion politica de los demas, empenados en combatirlo y, sobre todo, en impedir que se extendiera por el mundo. La culminacion de esta dinamica se produjo despues de la segunda guerra mundial, cuando, tras la derrota del fascismo, se organizo por una parte la guerra fria, mientras, por otra, los avances sociales del estado de bienestar servian como antidoto para evitar la penetracion de sus ideas en las sociedades del mundo desarrollado. Fue asi como se alcanzo aquella situacion excepcional de los anos que van de 1945 a 1975, cuando en los paises desarrollados se registraron las mayores cotas de igualdad hasta entonces conocidas.

  • Mi Highlander infame de Esmeralda Lynn

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    Debes mantenerte alejada de tu hermano bastardo, Beth....--. Mi padre dijo antes de tomar un sorbo de vino. Por su tono de voz sombrio, y el hecho de que estaba bebiendo a esa hora de la manana, supe que estaba preocupado. El Senor del clan McCulloch rara vez bebia, o hacia algo que rompiese las leyes de la decencia. Excepto cuando tuvo sexo con una mujer que no era mi madre y concibio un bastardo--. Rob Dalry es peligroso. --Empiezas a sonar como Madre. --sonrei. Mi madre odiaba a Rob, pues el era un constante recordatorio de la traicion de mi padre. Pero mi sonrisa se desvanecio cuando vi a mi padre fruncir el ceno. Realmente estaba preocupado, y yo comenzaba a preguntarme cual era el verdadero motivo por el cual me habia convocado a su estudio esa manana. --Solo prometeme que mantendras tu distancia...--puso una mano sobre mi hombro--. Siempre has sido una muchacha impulsiva, tal vez demasiado para tu propio bien, pero hazme caso en esto, por favor. --Lo prometo...--asenti. Tampoco seria una tarea muy dificil: por algun motivo que yo desconocia, mi hermanastro Rob me odiaba con todas sus fuerzas. Desde el primer dia que llego a nuestras tierras, sus ojos verdes solo han mostrado desprecio hacia mi. --Seras una buena esposa algun dia...un Lord sera muy afortunado de tenerte a su lado, como yo tengo la suerte de tener a tu madre --Mi padre sonrio antes de tomar otro sorbo de vino. Yo me encogi de hombros. ?Y tu forma de demostrarle lo agradecido que te sientes es traicionandola con una mujerzuela y concibiendo un bastardo? quise decir, pero me mordi la lengua. Ese tipo de respuestas eran las que mellaban mi reputacion, y sentia deseos de mas problemas. No esa manana. Tampoco sentia deseos de repetir con mi padre nuestra discusion sobre el matrimonio. No queria decirle de nuevo que me negaba a ser la esposa calma y sumisa que tolera las injusticias con una sonrisa, que aceptaba en su lecho a un hombre que no amaba y le daba herederos como una yegua de cria. Esa vida no era para mi. Pero yo tambien sabia que jamas me permitirian gobernar el reino de McCulloch como lo habian hecho mi padre y mi abuelo antes que yo. Observe nuestras tierras por el gran ventanal de mi padre; los tonos ocres se esparcian entre los arboles y las montanas lejanas, anunciando que el otono que habia llegado. Incluso el cielo matinal tenia tonos anaranjados. Justo debajo nuestro, en las cercanias del castillo, los sirvientes, herreros y artesanos estaban inmersos son sus tareas, ajenos a las intrigas que preocupaban a mi padre y a mi. Intrigas que rodeaban a mi hermano bastardo. --?Necesitas algo mas de mi, Padre? --pregunte, volviendo a la realidad. --No...--mi padre sonrio, acostumbrado a mis ensonaciones diurnas--. Pero no pierdas mucho tiempo cabalgando hoy, ni jugando con espadas o libros. Me han informado que has faltado a tus ultimas clases de costura. --La costura es aburrida --Asenti de nuevo antes de retirarme. Baje por las escaleras de piedra y cruce el patio principal. Era una manana demasiado hermosa para preocuparme por mi hermanastro, y ordene que prepararan mi caballo para un paseo. Pronto el otono daria lugar al invierno y seria imposible disfrutar un libro en la soledad del bosque. Actividad que disfrutaba mucho mas que las clases destinadas para senoritas como yo. Mientras esperaba en la caballeriza con mi libro bajo el brazo, Rob Dalry se aproximo a mi, silencioso como un depredador. --?Salimos de paseo de nuevo, princesita? --me hizo una reverencia exagerada y burlona. Siempre hacia eso, ponerme en ridiculo, era obvio que lo disfrutaba. Cuando levanto la cabeza de nuevo, sus cabellos rojos cayeron sobre su rostro, desordenados como de costumbre. Bajo esos rizos yacian su sonrisa lobuna y sus ojos verdes. Tan verdes como los mios, y a la vez, tan diferentes. --Supongo que la realeza hace lo que quiere. --Voy a dar un paseo y disfrutar de un libro --respondi, de manera seca. La verdad era que Rob Dalry me intimidaba; su presencia hacia que una extrana cosquilla irradiara desde mi pecho hacia el resto de mi cuerpo. --Tu y tus libros...--refunfuno. --Si, ya se lo que vas a decirme --puse mis ojos en blanco y repeti la misma pregunta que tanto nobles como criadas me repitieron desde que tenia memoria--, ?por que pierdes tanto tiempo leyendo si eres mujer? --No iba a decir eso --me sorprendio Rob-- Iba a decirte que hay toda una vida fuera de esas paginas, ?lo sabes? Deberias vivirla. Y dio un pequeno paso hacia mi. De nuevo, pude apreciar sus ojos verdes observandome, y el calor en mi pecho bajo inmediatamente hacia mis muslos mientras Rob me sonria. Tenia un par de anos menos que yo, pero mucho mas alto y fuerte. Si yo hubiese tenido la mitad de la malicia que Rob, hubiese hecho hincapie en que el jamas disfrutaria de un buen libro pues los bastardos no saben leer. En su lugar, dije: --Pues... ?Que haces tu aqui? !Deberias estar en la leccion de esgrima! --note como mi voz temblo un poco. Gire mi rostro a ver cuando llegaba el mozo de escuadra con mi caballo. Parecia tardar una eternidad. Las rodillas me temblaban en la presencia de mi hermanastro. --No necesito lecciones de esgrima....soy diez veces mejor con la espada que cualquiera de este clan --Rob me respondio entre dientes --Si la gente valorase mas el talento que los apellidos, el juego seria otro....Muchos Lord serian mis escuderos. --!Que creido eres! --Lance una carcajada, y al oirla, Rob dibujo una media sonrisita que me tomo por sorpresa. --Soy mejor que tu con la espada --me dijo, confiado. Volvi a mirar a Rob, lanzandole una maldicion por lo bajo que a el le parecio graciosa. Era cierto que era mejor espadachin que yo; de hecho, era el mejor que habia visto. No poseia mi tecnica elegante, pero poseia la fuerza y la agresividad tipica del bastardo. Supongo que era consecuencia de una crianza mucho mas pobre y violenta que la mia; en el pueblito de Dalry tenias que ser fuerte para sobrevivir. Los rumores decian que Rob habia asesinado a su primer hombre a los nueve anos, cuando este intento robarle lo que habia ganado mendigando en el dia. Ahora mi hermanastro estaba frente a mi, usando las mismas ropas que yo, con el kilt de mi familia colgando de su espalda y sujetado con un broche de plata. Pero con una simple mirada a sus cabellos rojos y salvajes, o su mueca cruel, era obvio que el no pertenecia alli, que era un bastardo. Yo deberia ser la unica persona que lo veia como un igual, como a un hermano. Ironicamente, yo tambien era la persona que recibia mas rechazo de su parte. El mozo de escuadra llego con mi caballo favorito; una yegua joven de color negro como la noche. Tome sus riendas y acaricie su hocico. --Rob... ?no quieres dar un paseo conmigo? --le pregunte, vacilante. No se que diablos se me habia metido para hacerle tal invitacion. Rob no amaba los caballos como yo, de hecho, ni siquiera le gustaban las personas. Era mas afin con los perros. --Hace meses que llegaste aqui y todavia somos como dos extranos. Los segundos que espere su respuesta me falto el aire. No se que impulso mi invitacion, pero de pronto me parecio injusto que este muchacho, tal vez un tanto bocon e insoportable, pero un muchacho al fin, recibiera tanto desprecio por algo de lo cual no era culpable. No tenia la culpa de lo que habia ocurrido antes de nacer, ni merecia el desprecio de mi madre ni el mio. Sin embargo, lo que Rob leyo de mi propuesta fue lastima. --No tengo nada que hablar contigo --Rob refunfuno. Era obvio que el no tenia tantas ganas de tener una hermana como yo. --Disfruta el paseo, princesita. Y me ofrecio otra de sus sonrisas desconcertantes. Una sonrisa que me acompano durante todo mi viaje, y que me hizo imposible concentrarme en mi lectura. Esa manana cabalgue lejos de las proximidades del castillo, y me adentre en los bosques de McCulloch. Estas tierras tambien le pertenecian a mi padre, sin embargo, aun conservaban esa belleza salvaje de lo inexplorado. Alli me sentia lejos del mundo, rodeada por las altas copas de los arboles que cubrian la luz de sol y los sonidos de los pajaros y bestias distantes. Descendi de mi caballo al llegar a un claro, y me arroje en la hierba a disfrutar de mi libro. Pero el rostro de Rob seguia rondando en mi mente, despertando preguntas y sensaciones perturbadoras en mi. Deje caer el libro sobre mi pecho y suspire, frustrada. No iba a ser posible leer nada hoy. No con Rob Dalry en mi cabeza. Recorde el dia que el llego a nosotros; su madre natural habia muerto de fiebre y el muchacho estaba solo en el mundo. Era un secreto a voces que mi padre habia engendrado un bastardo en el pueblo de Dalry hacia casi veinte anos atras. Pero no fue hasta que Rob aparecio en nuestro castillo con sus ropas derruidas y su cuchillo en el cinturon que tuvimos la certeza. Mi madre lo odio al momento de posar sus ojos en el, poco le importaba si el chico moria de hambre. Pero mi padre decidio que Rob viviria con nosotros. Aunque le concedio el derecho de usar el nombre de nuestro clan, detras de sus espaldas todos continuaban refiriendose a el como Rob Dalry, el nombre de su pueblo natal. Yo se muy bien que no fue piedad lo que motivo a mi padre a aceptar a Rob; si no el hecho de que necesitaba un heredero varon. Mi hermanastro seria un bastardo, pero tenia ciertas caracteristicas que a mi me faltaban, como fuerza en combate, resistencia y agresion. Caracteristicas que yo como mujer tenia prohibidas, pero que eran deseadas para el heredero de una casa noble. Y lo que mas me enfurecia era que, desde nina, siempre supe que mi padre estaba decepcionado de que yo sea mujer, y trate de compensarlo siendo una excelente espadachina, rechazando las actitudes sumisas de las damas nobles, y educandose para gobernar las amadas tierra de los McCulloch con honor y justicia, Peor a el no le importo. Solo le importaba que yo era mujer, y por ello mi destino era casarme con algun Lord que yo no amase.

  • Chelsea (Senoritas britanicas 4) de Scarlett O'connor

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    Scarlett regresa con el tan esperado cierre de la serie Senoritas Britanicas. Una historia que te hara ilusionar, y coloca un broche de oro a su anterior entrega, Senoritas Americanas.

  • Almost (Almost 1) de Adriana Ls Swift

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    ?El odio pasado entre familias pesa mas que el amor?

  • La guerra invisible de Marcelo Larraquy

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    El capitan de navio Carlos Corti habia servido como vocero de la dictadura militar argentina. Ahora tenia estatus diplomatico con residencia en Paris. Corti era hombre del almirante retirado Eduardo Massera. Su mision era politica. Intentaba presentar en Europa al ex jefe de la Armada como figura de recambio, el candidato ideal para la sucesion presidencial, y limpiar las denuncias sobre secuestros y desapariciones en el centro clandestino de la Escuela de Mecanica de la Armada. En su faz publica, Corti era titular de la Subcomision Naval de Compras Argentina en la Republica Francesa, designado por decreto de Estado. Este cargo, de manera imprevista, lo habia obligado a nuevas tareas: la supervision de la compra de catorce aviones Super Etendard (SUE) y diez misiles Exocet aire-mar 39 (AM-39), que las empresas Avions Marcel Dassault y Aerospatiale habian vendido a la Armada. A fines de 1981 solo habian llegado cinco aviones y cinco misiles. Francia habia priorizado la venta de cien misiles a Irak. Y habia prometido completar el envio para abril de 1982. Pero ese mes la Argentina ocupo las islas Malvinas y la entrega se suspendio. El capitan Corti quedaria enmaranado en la busqueda de misiles en el mercado negro en medio de la contienda belica. Lo haria hasta el dia de la rendicion. El proceso de compra de aviones y misiles se habia iniciado cinco anos atras. En 1977, los Douglas A-4Q Skyhawk estaban llegando al final de su vida util y no habia un avion seleccionado para suplirlos. La Armada queria que Estados Unidos le vendiera su variante mas avanzada. O, en el peor de los casos, que le entregara repuestos para los A-4Q. Pero la enmienda de HumphreyKennedy a la ley de Asistencia Extranjera, aprobada por el Congreso norteamericano, bloqueaba las ventas de armas para la Argentina. Frente a la necesidad de armamentos, en la Armada cada sector jugaba para su lado. Un grupo de marinos habia iniciado tratativas per se para la compra de aviones britanicos Harrier. Otro sector preferia insistir con la compra en Estados Unidos. En la jefatura de la Aviacion Naval, que tenia entre sus facultades la adquisicion de aviones, dos capitanes de corbeta tambien quisieron intervenir. Revisaron en un catalogo que presentaba las novedades de la industria aeronautica y vieron el Super Etendard, armado con misiles de ultima generacion. La Marina francesa habia aceptado los primeros prototipos presentados por la empresa Marcel Dassault, pero el avion todavia estaba en proceso de fabricacion. Francia tenia una oficina para la exportacion de su material militar aeronautico. Dependia de su Ministerio de Defensa. Se denominaba Ofema (Of ice francais d'exportation de materiel aeronautique). Su representante era Adrien D'Arboumont. El capitan de corbeta Carlos Ricaldoni, asignado en la Jefatura de Aviacion Naval, y el capitan Julio Italo Lavezzo lo citaron en la sede de la Armada, el Edificio Libertad. Querian saber si el Super Etendard podia operar en el portaviones ARA 25 de Mayo. Necesitaban precisiones tecnicas. D'Arboumont no quiso adelantar informacion. Le parecio que aquellos eran dos oficiales de baja jerarquia para gestionar compras de aviones y prefirio que el interes se diluyera: les dijo que los costos serian muy altos para la Argentina. La respuesta molesto a los marinos. Antes que el costo, querian conocer su factibilidad, si el avion podia adaptarse a las caracteristicas del portaviones. Frente a la insistencia, D'Arboumont explico: "Mi pais quiere una nota oficial". Ricaldoni presento un pedido de diez puntos con los requerimientos tecnicos y lo firmo en soledad, sin el conocimiento de sus superiores. Pedia las dimensiones, las velocidades para la catapulta y el aterrizaje, precisiones sobre el sistema de cable de frenado. Francia tomo en serio la nota y el proceso evoluciono. En febrero de 1978, con un aviso de ultimo momento, aterrizo una mision francesa en Buenos Aires con diez personas. El contralmirante Rafael Serra, de la jefatura de Aviacion Naval, pregunto quien los habia convocado. Los expertos del Super Etendard se presentaron por su cuenta en el Edificio Libertad. Se trataba de un jefe de Operaciones, un jefe de Armas y un senalero. Abrieron las carpetas, presentaron los folletos. La Armada los llevo a la Base Aeronaval Comandante Espora, en Bahia Blanca, para que expusieran sobre el avion y su sistema de armas frente a los oficiales. Los franceses conocieron a los pilotos y caminaron sobre el portaviones 25 de Mayo. La jefatura de Aviacion Naval recomendo la compra al jefe de la Armada, almirante Armando Lambruschini. El presupuesto inicial era de 272 millones de dolares. Incluia catorce aviones, diez misiles Exocet para integrar al sistema de armas, repuestos para cuatro mil horas de vuelo, un simulador a instalarse en la Base Espora, y el entrenamiento en Francia para los pilotos y el personal de mantenimiento. La Armada francesa, que habia programado con Dassault la compra de setenta y nueve aviones Super Etendard, saco catorce de la linea de la produccion para venderselos a la Argentina. El "contrato bandera" se firmo en noviembre de 1979. Participaron distintas fabricas: Dassault para el avion, Thomson-CSF para el radar Agave, Snecma para el motor, Aerospatiale para los misiles. El contrato especificaba el costo por la estadia de los pilotos en Francia, el alojamiento y la atencion medica. Todas las eventualidades estaban contempladas. Excepto la guerra. La compra genero un tropiezo comercial y geopolitico. Estados Unidos interpuso obstaculos. Argumento que la computadora del avion que conectaba al sistema de armas, la central inercial, era de produccion norteamericana, y por ende debia ser incluida en la enmienda HumphreyKennedy. El Super Etendard no podia venderse a la Argentina. En su interes de hacer caer la operacion con la Armada francesa, Estados Unidos modificaria su rigidez inicial. Acepto vender dieciocho turbinas que se necesitaban como repuesto para los aviones A-4Q Skyhawk. Una comision de la Armada volo a una base militar norteamericana y traslado el material en un avion Electra. La operacion, realizada en secreto, habia vulnerado el bloqueo, pero de todos modos el proceso de compra con Francia continuo. La Base d'aeronautique navale de Landivisau, en la region de Bretana, fue elegida como centro de adiestramiento para los pilotos argentinos. Se utilizarian para las pruebas los aviones comprados por la Armada. El capitan Lavezzo, que habia sido el factotum de la operacion, fue incorporado a la Subcomision Naval de Compras. Viajo a Paris para supervisar la recepcion de los aviones y los misiles junto al capitan Corti y otros tres marinos: el capitan de corbeta Carlos Alberto Quintana Casalot, el capitan de corbeta ingeniero Alberto Etchegaray y el teniente de navio ingeniero Ruben Alfredo Fernandez. Esta fue la mision permanente de la Subcomision, designada ad hoc por decreto oficial en noviembre de 1979, que luego, tras el desembarco argentino en las islas Malvinas, tendria que salir a pisar el mercado negro en busca de misiles. La compra de aviones Super Etendard le permitia a la Armada Argentina mantener actualizados sus planes militares, con Chile y las islas Malvinas como hipotesis de conflicto. Asi lo venia haciendo desde los anos sesenta. Era la unica fuerza que tenia bases y guarniciones en Tierra del Fuego. Sus pilotos se adiestraban en el sur. Volaban en forma visual. No tenian cartas aeronauticas de la zona, pero conocian cada una de las estancias. Habian pintado los techos de los galpones con un numero rodeado de un circulo blanco, que observaban desde el avion para tener una referencia de donde estaban. El sector de la Ruta Nacional 3 proximo a la base de Rio Grande habia sido ensanchado para los aterrizajes de emergencia, desde la estancia Las Violetas, en el norte, hasta Punta Maria, en el sur. En sus origenes, la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque de la Aviacion Naval, a la que le serian asignados los Super Etendard, volaba con los cazas norteamericanos Corsai, que estaban entre los mejor considerados por sus prestaciones en la Segunda Guerra Mundial: habia llegado a derribar setenta aviones japoneses en solo cinco dias de combate. El Corsai se desplegaba desde el portaviones ARA Independencia y de las bases aeronavales del sur como patrulla de exploracion y ataque por incidentes fronterizos con Chile, o para la deteccion de submarinos no identificados en el mar argentino --estaban equipados con cargas de profundidad--, e incluso formarian parte de las contiendas belicas internas de las Fuerzas Armadas. Dos aviones Corsai habian sido derribados por el fuego antiaereo del Ejercito en ocasion de la disputa entre las facciones castrenses de "azules" y "colorados" en abril 1963, cuando la Aviacion Naval ataco los cuarteles militares de La Plata y Magdalena. Para la instruccion en Francia se conformo una escuadrilla de diez pilotos, seleccionados entre aquellos que tenian determinada cantidad de horas de vuelo en Douglas A-4Q Skyhawk y experiencia como senaleros de aterrizaje en portaviones. El plan era que cada piloto pudiera formarse con cincuenta horas de instruccion basica. La instruccion era "de avion a avion", con el instructor frances dando las indicaciones desde la otra aeronave. Los oficiales estaban al mando del capitan de corbeta Jorge Luis Colombo. Era el mayor de todos. Su primer enganche en un portaviones habia sido en 1965. Tenia 38 anos. Siempre recordaba que a la Argentina el portaviones le habia costado sangre, sudor y lagrimas. Como docente de la Escuela de Aviacion, habia visto matarse a pilotos cuando aterrizaban, delante de el, en el Independencia y el 25 de Mayo.

  • San Quintin de Jose Javier Esparza

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    Mi nombre es Julian Romero de Ibarrola y soy maestre de campo de los tercios del rey nuestro senor. Sirvo hoy con don Felipe II como ayer servi con su augusto padre, el cesar Carlos. Quereis que os cuente mi historia y yo os dire que mi unico merito es haber salvado la piel donde otros dieron la vida.

  • El legado de Ava de Elena Fuentes Moreno

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    Es normal que me odies, yo lo hago todos y cada uno de los dias de mi existencia, pero debes comprender... cuando llegas al terrible momento, en el que la superficie de tu vida son las profundidades de la existencia que dejaste atras, ya solo te queda intentar comprender como has llegado hasta aqui. Me esforzare en explicarte mis decisiones, quizas para justificar ante mi misma lo que hice. Sera un vacuo intento de exonerar mi culpa, soy consciente. Ingrid, solo te pido que leas esta carta con detenimiento, ya que sera nuestro primer y ultimo momento de intimidad. Estoy sentada observando el Mediterraneo. Desde esta terraza se divisa gran parte de la ciudad y una linea perfila el mar. No se me ha ocurrido mejor lugar para terminar y despedirme. Rodeada de todas mis miserias... espero poder encontrar la fuerza que requiere hacerte llegar toda la verdad. Tengo que comenzar por relatarte la historia de tus abuelos maternos, hija. Ellos me avergonzaban, ahora lo veo con claridad. Sobre todo tu abuela, con su mirada reprobatoria, capaz de lanzar miles de silenciosos reproches que me estrangulaban el alma. Cuando tu naciste, me decia a mi misma que no tenia tiempo, que estaba demasiado ocupada y que era complicado mantener una relacion mas estrecha con ellos, pero era mentira. Los esquivaba adrede, incluso mucho antes. Siempre me he esforzado por mantenerlos alejados de mis cosas. Me incomodaba tenerlos delante, porque era como gritarme quien era yo en realidad, y eso es algo que odio profundamente, siempre lo he hecho. Es ironico que en estos momentos, cuando el final me sobrevuela, sea capaz de entenderlo todo con una nitidez tan abrumadora, es casi obsceno. Llevo toda la vida renegando de mis origenes y ahora van a terminar engullendome. Espero que seas parecida a ellos, seguramente asi seas mas feliz que yo: trabajadora, esforzada y resignada, todo lo que jamas sere. Lo supe en el momento en que naciste. Luchaste por sobrevivir dentro de mi cuerpo, lo conseguiste y creo que fue precisamente esa actitud la que provoco que fuera incapaz de quererte y exilio mi instinto maternal para siempre. Al nacer, llorabas incansablemente, reclamando lo que era tuyo y yo era incapaz de ofrecerte. Te convertiste en el recordatorio permanente de mi lado mas vacuo e ignorante, tu eras una luchadora y yo no. Voy a comenzar por el principio, por lo que se o recuerdo. Creo que para seguir adelante, debes saber de donde vienes. Las dos sabemos de sobra que tu no cometeras mis errores, pero no puedes evitar ser mi hija, por mucho que te duela... Tus abuelos Consuelo y Francisco, salieron de Utrera en 1939, alentados por una promesa de trabajo de un familiar que llevaba residiendo en Francia unos anos. En Espana las cosas no eran faciles. El pais estaba azotado por una profunda crisis, que habia perseguido como una sombra a la Guerra Civil. Mi padre trabajaba en un olivar, en jornadas interminables que transcurrian de sol a sol por una miseria, y mi madre era ama de casa, pero por sus venas corria sangre flamenca. Solia cantar cada vez que tenia ocasion y se habia granjeado cierta fama en el pueblo y sus alrededores. Supongo que, de haberse dado otras circunstancias, habria podido plantearse dedicarse a ello, pues habia sido agraciada con el don de la belleza y se movia con gracia y arte, pero lo tenia todo en contra: su familia era pobre y se acababa de casar con un hombre que todavia lo era mas, pero al que amaba y respetaba con toda su alma. Francisco era reacio a salir de Espana, su familia y amigos estaban aqui y adoraba su tierra, pero el amor por su mujer fue mucho mas fuerte a la hora de decidir. Consuelo sabia que seria dificil, pero deseaba con toda su alma formar una gran familia junto a su marido, y ansiaba un porvenir mejor para sus futuros hijos. Si se quedaban, tan solo podria ofrecerles pobreza, penurias y dificultades. Dejar su hogar les romperia el corazon, pero les abriria la puerta a la esperanza. El manana en su pais resultaba poco alentador y cualquier atisbo de un horizonte prometedor era atesorado concienzudamente en su mente. Mi madre nunca oculto su ambicion, creo que se desesperaba al verse a si misma: guapa, inteligente, llena de talento para comerse el mundo y sin embargo, condenada a una vida insustancial y precaria. La carta de su prima Lourdes, en la que anunciaba que los senores de la casa en la que servia, necesitaban mas personal, la hizo volar y llevar su imaginacion a cotas estratosfericas, a las que evidentemente tan solo podia llegar sonando. La marginacion, los desplantes y el durisimo trabajo, vendrian despues a darle una bofetada de realidad, bajarla de su nube y ponerla en su sitio. Mis padres se marcharon a Francia junto a una horda de espanoles exiliados. Emigraron junto a miles de almas procedentes de todos los estamentos sociales, lo que facilito que mi madre se formara una nueva perspectiva del mundo. Por suerte para ellos, en su punto de destino les aguardaba un trabajo y un hogar, eso suponia una gran diferencia con el resto. Ella nunca habia salido de la provincia de Sevilla, su universo empequenecido y sus humildes miras, se expandieron entonces, cambiandola radicalmente. Algo desperto en ella en ese viaje. A partir de entonces, jamas se resigno a volver a su insignificancia anterior. Llegaron a Nantes justo cuando la primavera eclosionaba y probablemente para Consuelo aquello constituyo una muestra de buen augurio. La fila de casas en la Isla de Feydeau a la que llegaron se le antojaron por aquel entonces, extraordinarios palacios consecutivos, que serian solo la antesala de una vida de lujo y fastuosidad a la que habia llegado para quedarse. Siempre me describio aquel momento con solemnidad. Tenia delante un mundo infinitamente superior en todos los sentidos al que habia dejado tras de si y cogiendole la mano, se encontraba el hombre al que amaba. Su corazon reboso orgullo y excitacion ante una perspectiva inmejorable. Nantes era conocida por su floreciente actividad industrial y su ferviente comercio portuario, que habian convertido a la ciudad a orillas del Loira en una de las mas importantes del occidente frances. Francia no se habia librado de la crisis economica y la recesion que asolaba Europa, pero el patriarca de la familia que los acogia, el armador Bruno Colville, si habia sabido sortearlas gracias a su astucia, su clarividencia para los negocios y un importante patrimonio familiar, que procedia del trafico de esclavos, con el que se enriquecieron sus antepasados. La familia Colville poseia una majestuosa casa en la isla de Feydeau. Construida en el siglo XVIII, la fachada de piedra caliza estaba adornada por vistosas balconadas y barandillas de hierro forjado. Al igual que sus vecinas era una edificacion imponente, que evocaba la clase y el poder adquisitivo de las familias burguesas que las habitaban. Bruno Colville se dedicaba por aquel entonces a la exportacion de madera, pero su gran instinto empresarial estaba agitado. El mundo se movia tumultuosamente: los alemanes se habian vuelto locos e intentaba predecir hacia donde les llevarian los acontecimientos que se avecinaban. En su circulo de amistades todos estaban preocupados por Hitler y no hablaban de otra cosa. Las demandas territoriales de aquel demente no traerian nada bueno. Austria y Checoslovaquia habian sido anexionadas a Alemania y todo parecia apuntar a que aquello no pararia ahi. El sabia que debia estar preparado. Reaccionar a tiempo era vital, y mas cuando se poseia un negocio de la envergadura del suyo. Cuando Bruno descendio aquella manana por la majestuosa escalera de su vivienda y vio por primera vez a mi madre, debio parecerle una exotica extranjera con la que fantasear y entretenerse alguna que otra noche. Es curioso como la gente con dinero y poder puede cambiar el destino de unos pobres desgraciados con tan solo una mirada. En ese instante comenzo a fraguarse mi existencia y supongo que tambien mi bajada a los infiernos. Siempre he pensado en la frase de Flaubert como un vaticinio "El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahi por que se nos escapa el presente". Consuelo y Francisco tuvieron que aprender frances a marchas forzadas, abrir sus mentes e interiorizar su nueva vida con rapidez, que nada tenia que ver con su existencia en Utrera, donde las cosas eran radicalmente diferentes, debian adaptarse.Sus maratonianas jornadas de intenso trabajo, comenzaron en el mismo instante en que sus pies traspasaron el umbral de la residencia Colville. Mi padre fue trasladado como operario a la naviera del senor. Tan solo disfrutaba de una noche a la semana junto a mi madre, que pasaba los dias trabajando en la cocina de la gran casa sin descanso.

  • Con el corazon al sur de Gabriela Exilart

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    La novela retoma algunos personajes de Pinceladas de azabache, entre ellos Naiquen, quien escapa de un marido agresivo -y, sin saberlo, de un despiadado militar que llega de su pasado- y trata de iniciar una nueva vida en Francia. Alli encuentra un amor sincero y verdadero que cura sus heridas y le da fortaleza para afrontar a su perseguidor.

  • Es como el mal de Beppe Quintini

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    La noche es capaz de despertar a los fantasmas del pasado.Algo de eso sabe el policia Mathias Novari, obligado a combatir con las pesadillas que le persiguen desde el dia en que vio morir entre sus brazos a un nino, en una operacion no autorizada. Jose Luis Martino es vidente de profesion, y colabora con la Policia Nacional Espanola. Vive escoltado, recluido en un apartamento blindado. El lo llama maldicion, pero sus visiones han permitido a las fuerzas del orden resolver los ultimos casos de homicidio. Revive en directo el crimen, como si fuera contemporaneamente la victima y el verdugo. Sufre y habla como ellos. Y conoce el nombre del asesino. Esta vez tambien.Pero en Malaga, ciudad del sol y de la cultura, no todo es facil como parece. Un viejo pasado de hace treinta anos, desconocido y absurdo, ha hecho crecer la semilla de la locura y del mal, y ahora esta preparado para manifestarse a lo grande. A veces la rutina y la tranquilidad solo son una ilusion.Las presas ya estan en la trampa. Han ido ellas solas.

  • Cena de gala de F. Carod

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    Todos los matrimonios tienen problemas pero hay algunos que no tienen vuelta atras. Despues de diez anos de matrimonio, Abigail e Inaki festejan este dia con una gran cena de gala en el salon Montana Azul, sin embargo, cerca de la media noche, Inaki lleva a su esposa a un mirador en donde le tiene preparada una sorpresa, pero Abigail regresa al salon en lagrimas: Inaki ha desaparecido.

  • Estacion Central de Lavie Tidhar

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    Una diaspora mundial ha dejado un cuarto de millon de personas a los pies de una estacion espacial. Las culturas chocan en la vida real y en la virtual. La vida apenas tiene valor, y la informacion tiene incluso menos. Mucho ha cambiado cuando Boris Chong vuelve de Marte a Tel Aviv. La examante de Boris esta criando a un extrano y familiar nino que puede meterse en el torrente de informacion de una manda con el simple roce de un dedo. Su primo esta enamoradisimo de un robotnik: un soldado ciborg destrozado que necesita mendigar piezas de repuesto. Su padre tiene una enfermedad terminal, una plaga mental multigeneracional. Y una atormentada vampira informatica ha seguido a Boris a un lugar al que tiene prohibido volver. Alzandose sobre todos ellos esta la Estacion Central, el nucleo interplanetario en medio de todo: la Tel Aviv con sus constantes cambios; una potente arena virtual y las colonias espaciales donde la humanidad se ha marcado para escapar de los estragos de la pobreza y la guerra. Todo esta conectado por los Otros, poderosas entidades alienigenas que, a traves de la Conversacion (un torrente inestable de conciencia) suponen el inicio de un cambio irreversible. En la Estacion Central, los humanos y las maquinas siguen adaptandose, prosperando e incluso evolucionando. <>. Tor.com <>. Guardian <>. Ken Liu, escritor premiado con los premios Hugo, Nebula y World Fantasy, y autor de La gracia de los reyes. <> Adrian Tchaikovsky, Shadows of the Apt

  • Trece Fantasias 1 (STEEL) de Rose Gate

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    El libro que pondra a prueba si eres capaz de abrir tu mente hacia el sexo.

  • Parte de una historia de Ignacio Aldecoa

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    imborrable en la narrativa espanola del siglo XX. El planteamiento es sencillo: a una aldea de pescadores de una isla del Atlantico #La Graciosa, en Canarias# llegan unos hombres extranos que alteraran, por poco tiempo pero dramaticamente, la vida cotidiana de los islenos. Fluye bajo la historia uno de los grandes temas contemporaneos: el enfrentamiento entre la sociedad tradicional y la sociedad moderna urbanizada. Por su precision narrativa, por la perfeccion de sus dialogos y por la belleza austera de sus descripciones, Parte de una historia es uno de esos libros que los criticos llaman una obra maestra y los lectores leen con el mas profundo gozo literario.

  • Un misterio en Toledo de Anne Perry

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    La apasionante nueva novela de Perry protagonizada por Charlotte y Thomas Pitt nos invita a regresar al Londres victoriano, donde la codicia y la ambicion nunca duermen y las pasiones a veces se desbocan.

  • El largo sueno de tu nombre de Amaia Oloriz Rivas

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    “En la cara norte de la celda se abria una unica ventana, desprovista de cristales y protegida por gruesos barrotes. Aquella abertura podia ser su amiga o su peor enemiga, todo dependia de la estacion en la que se encontraran. En aquellos dias de mayo se la sorteaban. Todos esperaban ansiosos su turno para pegar el rostro a los barrotes e inspirar, si el viento se mostraba generoso, el abanico de aromas con el que la primavera revestia el monte Ezkaba.

  • Ensename a volar de Christian Martins

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    Estoy sumida en la oscuridad absoluta; no veo nada. Absolutamente nada. Intento recordar donde estoy o como he llegado hasta aqui. ?Estoy en mi casa? ?Estoy en el piso de MJ? No lo se. No consigo recordarlo. Lo ultimo que recuerdo es el examen de literatura. Intento moverme, pero no lo consigo. Siento mis extremidades muy pesadas, como si mi cuerpo se hubiera transformado en una roca de toneladas, inamovible. Es como si, de repente, la gravedad hubiera cambiado y me estuviera atrayendo constantemente hacia el suelo. Quiero gritar con todas mis fuerzas, pero no consigo reproducir ningun sonido. ?Me han secuestrado? ?Donde estoy? ?Por que estoy paralizada? --!AYUDA! --grito, pero esta vez el sonido tambien se pierde en el limbo y no llega a exteriorizarse. Y entonces, lo escucho. Proviene de la lejania y llega hasta mi como un susurro, pero si me concentro mucho puedo apreciarlo con claridad. Es un llanto. Es el llanto de mi madre. --Julie... Julie --murmura con la voz rota, hipando, angustiada. --No llores, Isabella, por favor. Tambien reconozco esa voz. Es Rick, mi padrastro. --?Como no voy a llorar? !Es mi nina! !Mi nina! --Isabella, piensa que quizas te este escuchando... No llores. No la angusties --dice Rick empleando un tono de voz esperanzador--. Ya has oido al doctor, ?no? Son muy positivos con el diagnostico, asi que tu tambien deberias serlo. Ella llora con mas fuerza. Puedo sentir su dolor, aunque no pueda verla. "No llores, mama..." Pero no importa lo que intente decir, porque mi voz no se exterioriza. ?Estoy muerta?, me pregunto a mi misma, confusa. Sigo sin comprender que es lo que esta pasando. --Ella necesita escuchar cosas alegres, Isabella... --le recuerda Rick--. Esto no la ayudara en nada. --!Vete! --grita mi madre. Su voz suena tan rota que yo tambien siento ganas de llorar--. !Vete! !Dejame a solas con ella! Quiero gritar. Quiero llorar. Estoy asustada y tengo miedo. No se donde estoy, ni que ocurre, ni por que no puedo ver a mi madre. "Mama, estoy aqui...", quiero decirle. Pero mi voz no suena. No siento mi cuerpo, ni mis brazos, ni nada. "Estoy muerta", pienso, una y otra vez, repitiendomelo. Pero no puede ser, ?no? No tendria ningun sentido que Rick dijera lo que ha dicho si asi fuera. Entonces, ?que ocurre? ?Por que no reacciono? ?Por que no soy capaz de moverme, de despertar? Durante horas, muchas horas, lo unico que escucho es el llanto de mi madre. La angustia que siento va creciendo en mi corazon hasta que... !Un momento! !Mi corazon! Intento dejar la mente en blanco y concentrarme todo lo posible hasta que, al final, !lo escucho! !Escucho los latidos de mi corazon! !Estoy viva! Continuo concentrandome y consigo escuchar el sonido de unas maquinas que liberan pitidos. "Pi, pi, pi...", suena en bucle, una y otra vez. !Estoy en un hospital! !Estoy viva y estoy en un hospital! --?Isabella? He venido lo antes que he... La voz de mi padre inunda la habitacion y la angustia de mi pecho crece junto a la esperanza. La frase se interrumpe, quedandose en el aire y dejando lugar a un llanto. Un llanto al que se le suma el disgusto y la ansiedad de mi madre. Me los imagino ahi, juntos, abrazados. Nunca han tenido una buena relacion y nunca se han llevado demasiado bien, pero supongo que a la hora de la verdad estan unidos. Cojo aire profundamente... !Cojo aire! !Puedo coger aire y siento mi corazon! Lo que, evidentemente, significa que estoy aqui. Que tengo un cuerpo que yo no siento. ?Y si me he quedado tetraplejica? ?Y si a partir de ahora tengo que estar en una silla de ruedas? No entiendo nada. No se como he terminado en este lugar ni que es lo que me ha sucedido; y tampoco entiendo por que no veo nada de lo que me rodea. Por mucho que me esfuerce, lo ultimo que soy capaz de recordar es mi examen de literatura. Nada mas. Despues, todo esta en blanco. --Nuestra nina, Sully, es nuestra nina... --Lo se, lo se --la calma papa, siempre con su voz relajada y su patente optimismo --. Tenemos que ser fuertes por ella, Isabella --asegura--. Saldra adelante. Julie es una chica fuerte, podra con ello... "?Podre con que? ?Que es lo que tengo que superar?", pregunto, pero la voz sigue sin salir al exterior. El miedo y la ansiedad que sentia al principio comienza a transformarse, poco a poco, en un sentimiento de ira y rabia. No entiendo nada, pero ya no estoy asustada. Ni siquiera soy consciente del tiempo que llevo ya de esta forma. Escucho voces; escucho hablar a varias enfermeras y escucho a mis padres. Escucho tambien a varios medicos decir que tienen que tener paciencia, que esto es un proceso lento. "?Un proceso lento?". En algun momento escucho a Phoebe, mi mejor amiga. Mi madre ya no esta, pero tambien intuyo un poco mas lejanas las voces de Karen y Mary. --?Y si le ponemos musica? --pregunta Karen con su habitual tono inocente. --Vaya, tiene muy mala pinta, ?no? --suelta Mary. --Callate, que no sabemos si puede oirte... --le recrimina Karen. --La verdad es que si --murmura Phoebe, cercana a mi. Siento su voz tan cerca que tengo la sensacion de que, en cualquier instante, mi amiga alargara el brazo y me sacara de esta penumbra en la que estoy sumida--. ?Podeis marcharos? Necesito estar con ella a solas unos minutos. Mis amigas se quedan en silencio, pero despues escucho la puerta e intuyo que, en efecto, se han marchado. "!Sacame de aqui, Phoebe!, !sacame de aqui!", intento gritar. Pero nada. No consigo emitir ningun sonido. --Siento mucho lo que paso, Julie --murmura Phoebe con la voz dolida--. No esperaba que nada de esto sucediera, no queriamos... --hace una pausa--. No queriamos hacerte dano. Phoebe esta llorando, y eso si que consigue volver a asustarme porque mi amiga nunca llora. En realidad, creo que Phoebs es la persona mas fuerte y luchadora que conozco. "Ojala pudieras estar aqui conmigo", pienso, "ojala pudieras decirme como salir de esta...". --Intenta aguantar, ?vale? --me dice con congoja--. Y procura no morirte... "Procura no morirte...". Su ultima frase se repite en mi cabeza, una y otra vez. Estoy en un hospital, no siento mi cuerpo ni veo nada, no tengo nocion del tiempo, no me alimento ni me hidrato, mi madre no para de llorar y mi mejor amiga me suplica que no me muera. No se que me ocurre, pero sospecho que es algo lo suficientemente grave como para que todos esten preocupados por mi. --Y perdoname, de verdad. Perdoname. "No tengo nada que perdonarte, Phoebs". Poco despues, se escucha la puerta cerrarse. Ni ella, ni Karen ni Mary vuelven a entrar dentro. Todo vuelve a quedarse en silencio y, una vez mas, lo unico que percibo es el sonido del latido de mi corazon y los pitidos que liberan las maquinas que escucho de fondo. No se cuanto tiempo paso de esta forma. En algun momento vuelvo a escuchar el llanto de mama, pero no consigo identificar nada mas. ?Cuanto tiempo llevo asi? ?Dias? ?Semanas? La voz de Phoebe vuelve a llegar a mi en una o dos ocasiones mas. Suena lejana y distante, dolida y triste. --Debia de ser una chica guapisima --dice alguien que no conozco. --Es una pena que estas cosas les sucedan a personas tan jovenes... Pobrecita -- dice otra voz que no conozco--. Tenia toda la vida por delante. ?Enfermeras? ?Celadoras? No las conozco y ni siquiera se quienes son, pero no paso por alto el verbo en pasado. "tenia toda la vida por delante". Tenia. Ya no la tengo. ?Que me ha pasado? ?Por que diablos estoy asi? ?Que ha ocurrido? Intento desbloquear mis recuerdos, pero no soy capaz de avanzar mas alla del maldito examen de literatura. !No entiendo nada! Quiero gritar y sacar todo el odio y toda la rabia que me esta carcomiendo internamente. Quiero sentir mis brazos. Quiero pegar con los punos en la pared. Quiero darle una patada a algo. Quiero sentirme viva. Quiero sentir dolor, o algo. Cualquier cosa. Frio, calor... Lo que sea. Las voces desaparecen y no regresan. Pasan horas. Muchas horas. Quizas dias. No vuelvo a escuchar a mi madre, ni a Rick, ni a papa. ?Donde diablos se han metido? ?Me han abandonado? Me siento sola. Pero, lo peor de todo, es que me siento perdida. Me imagino mi cuerpo inerte sobre la cama. --Hola, Juls... Siento mucho haber tardado tanto en aparecer por aqui. Es MJ. Su voz suena muy lejana, pero consigo escucharla con claridad. Los latidos de mi corazon se aceleran, puedo notarlo. --Ya sabes como soy y..., ya sabes que los hospitales nunca me han gustado -- admite, sincerandose--. Estas cosas nunca se me han dado bien. Ademas, bueno, despues de como termino todo necesitaba un tiempo para pensar y recapitular... No se si me estoy explicando. Hace una pausa muy larga. Una pausa eterna.

  • ?Quien me lo iba a decir? – Mercedes Perles de Mercedes Perles

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    NOVELA GANADORA DEL X PREMIO TERCIOPELO DE NOVELA ROMANTICA.

  • El legado de los espias de John Le Carre

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    Peter Guillam, leal colega y discipulo de George Smiley en los servicios secretos britanicos -conocidos como El Circo-, disfruta de su jubilacion en la finca familiar de la costa meridional de Bretana, cuando una carta de su antigua organizacion lo insta a regresar a Londres.
    ?El motivo? Su pasado en la Guerra Fria lo reclama. Unas operaciones de inteligencia que habian sido el orgullo del Londres secreto y habian implicado a personajes como Alec Leamas, Jim Prideaux, George Smiley o el propio Peter Guillam estan a punto de ser investigadas con criterios perturbadores, por una generacion sin memoria de la Guerra Fria ni paciencia para atender a sus justificaciones.
    Entretejiendo pasado y presente para que ambos cuenten su tensa historia, John le Carre ha urdido una unica trama tan ingeniosa y apasionante como la de las dos predecesoras sobre las que se ha basado: El espia que surgio del frio y El topo. El pasado ha venido a cobrarse sus deudas.

  • La dalia negra de James Ellroy

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    Jamas le conoci en vida. Existe para mi a traves de los otros, mediante la evidencia de lo que su muerte les obligo a hacer. Trabajando con el pasado, busque solo hechos, y la reconstrui bajo la forma de una muchachita triste y una puta, en el mejor de los casos como alguien que-pudo-ser..., una etiqueta que podria serme aplicada tambien a mi. Desearia haber podido concederle un final anonimo, relegado a unas pocas palabras laconicas sobre el informe de un policia de Homicidios, la copia en papel carbon que se manda a la oficina del forense, mas papeleo necesario para llevarle al cementerio. Lo unico que habia de malo en mi idea es que ella no hubiera querido que las cosas ocurrieran de ese modo. Por brutales que fueran los hechos, ella hubiese querido que tales hechos llegaran a ser conocidos. Y dado que le debo mucho, y soy el unico conocedor de la historia, he empezado a escribir esto. Pero antes de la Dalia estuvo la relacion, y antes de eso, la guerra, los reglamentos militares y las maniobras en la Division Central, los cuales nos recordaban que tambien los polis eramos soldados, aunque fuesemos mucho menos populares que quienes estaban combatiendo contra los alemanes y los japoneses. Despues del trabajo de cada dia, los patrulleros tenian que participar en simulacros de ataque aereo, pruebas de oscurecimiento y entrenamientos para la evacuacion en caso de incendio, lo cual nos obligaba a ponernos firmes en la calle Los Angeles, a la espera de que el ataque de un Messerschmitt nos hiciera sentir un poco menos estupidos. La llamada para los servicios del dia seguia siempre un orden alfabetico, y poco despues de haberme graduado en la Academia, en agosto de 1942, conoci a Lee alli mismo. Ya habia oido hablar de el por su reputacion y estaba enterado de nuestros historiales respectivos: Lee Blanchard, peso pesado, 43 victorias, 4 derrotas y 2 nulos; con anterioridad, atraccion regular en el estadio de la Legion de Hollywood. Y yo: Bucky Bleichert, peso ligero, 36 victorias, ninguna derrota, y ningun nulo, colocado una vez en el puesto numero diez del ranking por la revista Ring, tal vez porque a Nat Fleisher le divertia la mueca desafiante con que solia contemplar a mis adversarios, en una exhibicion de mis dientes de caballo. Pero las estadisticas no contaban toda la historia. Blanchard pegaba duro, y recibia seis golpes para poder colocar uno, un clasico cazador de cabezas; yo bailaba, hacia fintas y buscaba el higado, siempre con mi guardia en alto, pues temia que si recibia demasiados punetazos en la cabeza mi aspecto se estropearia aun mas de lo que mis dientes lo estropeaban. En cuanto a los estilos de pelear, Lee y yo eramos como el aceite y el agua, y cada vez que nuestros hombros se rozaban cuando nos repartian las tareas a primera hora del dia, yo me preguntaba quien ganaria. Durante cerca de un ano nos estuvimos midiendo mutuamente. Jamas hablabamos del boxeo o del trabajo policial y limitabamos nuestra conversacion a unas cuantas palabras sobre el tiempo. En lo fisico, eramos tan distintos como pueden serlo dos hombres: Blanchard, rubio, de complexion sanguinea, media metro ochenta y dos y tenia los hombros y el torax enormes, con las piernas gruesas y arqueadas y el nacimiento de una tripa dura e hinchada; yo era de tez palida y cabello oscuro, un metro noventa de flaca musculatura. ?Quien ganaria? Finalmente, deje de intentar predecir quien seria el ganador. Pero otros policias habian adoptado la pregunta como suya y, durante ese primer ano en la Central, oi docenas de opiniones: Blanchard por un KO rapido; Bleichert por decision de los jueces; Blanchard parando el combate, siendo retirado de este por heridas... Todo, salvo Bleichert noqueando a su adversario. Cuando no me veian, les oia susurrar nuestras historias fuera del ring: el ingreso de Lee en el Departamento de Policia de Los Angeles; sus rapidos ascensos, conseguidos gracias a los combates privados a los cuales asistian los peces gordos de la policia y sus amigotes de la politica; como capturo a los atracadores del Boulevard-Citizens, alla por el 39, y se enamoro de una de las chicas de los ladrones, lo que le impidio engrosar las filas de los detectives cuando la chica se fue a vivir con el --en una completa violacion de las reglas del Departamento sobre no mezclar el trabajo y la vida privada-- y, por ultimo, la peticion de ella para que dejara de boxear. Los rumores sobre Blanchard me llegaban igual que los golpes y las fintas del ring, y yo me preguntaba hasta que punto serian ciertos. Los fragmentos de mi propia historia eran como punetazos en el estomago, por su veracidad al ciento por ciento: el ingreso de Dwight Bleichert en el Departamento para escapar de problemas bastante graves; la amenaza de expulsion de la academia cuando se descubrio que su padre pertenecia al Bund germano-estadounidense; las presiones sufridas para que denunciara ante el Departamento de Extranjeros a los chicos de ascendencia japonesa con los cuales habia crecido para asi asegurar su posicion dentro del Departamento de Policia de Los Angeles... No le habian pedido que celebrara combates privados porque no era un buen pegador, de los que dejan inconsciente a sus adversarios a las primeras de cambio. Blanchard y Bleichert: un heroe y un desgraciado. Acordarme de Sam Murakami y de Hideo Ashida, esposados y camino a Manzanar, hizo que las cosas quedaran bastante simplificadas entre nosotros dos..., al principio. Mas tarde entramos en accion, codo a codo, y mis primeras impresiones sobre Lee --y sobre mi mismo--, se fueron al garete. Era a principios de junio de 1943. La semana anterior, los marineros se habian peleado con unos cuantos mexicanos vestidos de cuero negro en el muelle Lick de Venice. Corrian rumores de que uno de los chicos habia perdido un ojo. Empezaron a producirse escaramuzas tierra adentro: personal de la marina procedente de la base naval de Barranco Chavez contra los pachucos de Alpine y Palo Verde. A los periodicos llegaron noticias de que los mexicanos llevaban insignias nazis, ademas de sus navajas de muelle, y centenares de soldados, infantes de marina y marineros de uniforme cayeron sobre las zonas bajas de Los Angeles, armados con bates de beisbol y garrotes de madera. Se suponia que en la Brew 102 Brewery, en Boyle Heights, los pachucos se agrupaban en numero similar y con armamento parecido. Cada patrullero de la Division Central fue llamado al cuartel y alli se le proporciono un casco de laton de la Primera Guerra Mundial y una tranca enorme conocida como sacudenegros. Al caer la noche, fuimos conducidos al campo de batalla en camiones que habian sido prestados por el ejercito y se nos dio una sola orden: restaurar la paz. Nos habian quitado los revolveres reglamentarios en la comisaria; los jefazos no querian que ningun 38 cayera en manos de esa asquerosa y jodida ralea mexicano-argentina, los gangsters morenos. Cuando saltamos del camion en Evergreen y Wabash, llevando en la mano solo un garrote de kilo y medio con el mango recubierto de cinta adhesiva para que no resbalara, me senti diez veces mas asustado de lo que jamas habia estado en el ring, y no porque el caos estuviera acercandose a nosotros desde todas las direcciones. Me sentia aterrado, porque, en realidad, los buenos eran los malos. Los marineros estaban reventando a patadas todas las ventanas de Evergreen; infantes de marina con sus uniformes azules destrozaban sistematicamente las farolas, lo cual producia cada vez mas y mas oscuridad en la que poder trabajar. Soldados y marineros de agua dulce habian dado de lado la rivalidad entre las distintas armas y volcaban los coches aparcados ante una bodega al tiempo que jovencitos de la marina vestidos con sus acampanados pantalones blancos molian a palos a un grupo de mexicanos, al que superaban con mucho en numero, en un portal de al lado. En la periferia de la accion pude ver como unos cuantos de mis companeros se lo pasaban en grande con gente de la Patrulla Costera y policias militares. No se cuanto tiempo permaneci alli, quieto y aturdido, mientras me preguntaba a mi mismo que debia hacer. Entonces, mire hacia la calle Primera, al final de Wabash, donde vi casitas y arboles; nada de pachucos, polis o infantes de marina sedientos de sangre. Antes de saber muy bien lo que hacia, corri en esa direccion a toda velocidad. Hubiera seguido asi hasta derrumbarme pero una aguda carcajada que broto de un porche me hizo frenar en seco. Fui hacia el lugar de donde me llegaba el sonido. --Eres el segundo de los polis jovenes que sale como si se le quemara el culo de la animacion --me dijo una voz bastante cascada--. No te culpo. Resulta bastante dificil saber a quien le has de poner las esposas, ?verdad que si? Me quede en el porche, sin moverme, y mire al viejo. --La radio dice que los taxistas han ido hasta los cuarteles de la parte alta de Hollywood para traer a los marineritos hasta aqui. Segun la KFI, esto es un asalto anfibio, han estado tocando Levando anclas cada media hora y he visto unos cuantos reflectores giratorios al final de la calle. ?Crees que esto es lo que llamais vosotros un asalto anfibio? --No tengo ni idea, pero yo me largo. --No eres el unico, ?sabes? Hace muy poco, un hombreton paso corriendo por aqui. El abuelo comenzaba a parecerme una version de mi padre, aunque algo mas correosa. --Hay unos cuantos pachucos que necesitan ver su orden restaurado. --?Y cree que eso es sencillo, amigo? --A mi me lo resultaria. El viejo lanzo una risita de placer. Baje del porche y volvi hacia donde debia estar, mientras me daba golpecitos en la pierna con el garrote. Ahora, todas las farolas estaban rotas; resultaba casi imposible distinguir a los mexicanos de los soldados. El observar aquello me proporciono un camino facil para salir de mi dilema, y me dispuse para lanzarme a la carga. Entonces, a mi espalda, oi gritar: <>, y supe quien era el otro tipo que tambien habia salido corriendo. Retrocedi. Alli tenia a Lee Blanchard. <>, enfrentandose a tres infantes de marina de uniforme azul y un pachuco con todos sus cueros de gala. Los tenia acorralados en el camino que cruzaba el patio de una cabana bastante maltrecha y los rechazaba con rapidos gestos de su sacudenegros. Los marineritos le lanzaban golpes con sus garrotes, y fallaban siempre porque Blanchard no paraba de moverse, atras y adelante, hacia un lado, sosteniendose con gran agilidad sobre las puntas de los pies. El pachuco no cesaba de acariciar las medallas religiosas que le colgaban del cuello y su expresion era la de no entender nada.

  • Trebol de cuatro hojas (Coraje 3) de Kris L. Jordan

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    Un nuevo caso trae en jaque al departamento de policia de Tribeca.

  • Gente asi 1 de Vicente Lenero

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    Este libro reune diecisiete historias de Vicente Lenero, una de las plumas mas representativas de Mexico.

  • Una mujer inoportuna de Dominick Dunne

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    En Los Angeles, a principios de los noventa, todo el mundo envidia a Pauline y Jules Mendelson. Casados desde hace mas de veinte anos, con una reputacion intachable y siempre envueltos en un halo de estudiada elegancia, sus fiestas en su esplendida mansion son cita obligada en la vida social de la ciudad. Pero esta estampa de perfeccion se disipa cuando las luces se apagan y asoma la vasta red de favores, mentiras e hipocresias que sostiene el imperio de los poderosos. Asi, cuando Jules se encapricha de Flo, una camarera que suena con ser actriz, cree que podra controlar la situacion y mantener una discreta aventura con ella, sin sospechar que se convertira en una peligrosa obsesion. Por otro lado, la doble vida de uno de los mejores amigos de Pauline amenazara con sacar a la luz los secretos que esta opulenta comunidad intenta esconder a cualquier precio.

  • Alas al amor de Marisa Citeroni

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    El sentimiento mas poderoso es el amor, esta presente en cada acto, en cada demostracion, en cada palabra, en cada instante de la vida misma.
    En las historias aqui contadas, se habla de este amor, reflejando personas que luchan por aferrarse a este sentimiento.
    Mujeres que no entienden de mandatos ni preceptos, solo de pasion.
    Hombres que necesitan llenar sus almas vacias y no vacilan en hacerlo incluso en contra del mundo que se opone a ello.
    Protagonistas que se enfrentan de forma incansable con quienes no pueden aceptar que es simplemente eso: amor puro, egoista, desenfadado, obsesivo, pero tambien tierno, carinoso, dulce. Solo amor.

  • Me lo has dado todo, Sophie Saint Rose de Sophie Saint Rose

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    Rebeca llevaba toda la vida rodeada de lujo. Pero ahora eso se acababa y no le quedaba otra opcion que hacer lo mismo que habia hecho su madre y su abuela antes que esta, casarse con un millonario. Era una cazafortunas, pero se negaba a compartir su vida con alguien que no le alterara el corazon. Por eso Paolo Viotti era perfecto para sus planes. Inmensamente rico y con una sonrisa ironica que prometia un matrimonio de lo mas interesante.

  • Luna de sangre (Beatrix Rose 2) de Mark Dawson

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    Hace diez anos, Beatrix Rose formaba parte de un implacable grupo clandestino que se encargaba de realizar el trabajo sucio del gobierno britanico. Cuando descubrio que el jefe del grupo era corrupto, este envio a cinco de sus asesinos para que la eliminaran, pero no lograron su proposito. Craso error.

  • Helter Skelter de Vincent Bugliosi

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    LA VERDADERA HISTORIA DE LOS CRIMENES DE LA FAMILIA MANSON *** 7 MILLONES DE EJEMPLARES *** (El libro de true crime mas vendido de todos los tiempos) Prologo de Kiko Amat El sabado 9 de agosto de 1969, tras una alerta de posible homicidio, tres agentes de policia acuden a la vivienda de la actriz Sharon Tate --la mujer del director de cine Roman Polanski, embarazada de ocho meses-- situada en el 10050 de Cielo Drive, en el opulento barrio angelino de Bel Air. En la mansion, descubren los cuerpos salvajemente asesinados de la actriz y otras cuatro personas en lo que parece un crimen ritual. Al dia siguiente, no muy lejos, en el barrio de Los Feliz, encuentran los cadaveres acuchillados del matrimonio Leno y Rosemary LaBianca. En el cuerpo de la mujer se identifican posteriormente cuarenta y una heridas de arma blanca. En tres puntos del domicilio, alguien ha dejado escrito, con la sangre de una de las victimas, unas extranas proclamas. La erratica investigacion que siguio a estos bestiales asesinatos --que al principio no se relacionaron entre si, a pesar de las coincidencias-- basculo entre la estupefaccion y la impotencia. ?Quien habia cometido aquellas atrocidades? Y ?por que? Mientras los titulares de la prensa de toda Norteamerica alimentaban la conmocion y el estupor, y las especulaciones sobre los sospechosos y los moviles se sucedian, la investigacion iria apuntando a un grupo de jovenes que se habia establecido en el arido entorno del rancho Spahn --un antiguo escenario natural de westerns al norte de Los Angeles reconvertido en comuna hippy-- liderados por Charles Manson --alias Jesucristo--, cuyo poder e influencia sobre el grupo --la Familia-- llegarian al punto de lograr que mataran siguiendo sus oscuros designios. El autor de este clasico de la literatura criminal, el fiscal Vincent Bugliosi, tomo las riendas de uno de los casos mas extensos e intrincados de la historia judicial norteamericana, y, ademas de relatar con una precision y rigor deslumbrantes los pormenores de los crimenes y del proceso judicial que generaron, compuso un retrato portentoso y aterrador de la <> y de su lider, uno de los iconos mas terribles y perdurables de la cultura popular. Tras cincuenta anos de los infames asesinatos, presentamos la edicion mas completa del libro, que incluye un posfacio del propio Bugliosi de 1994 y una profusa seleccion de imagenes.

  • El senor de los dias de Joaquin Serrano Diaz

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    retos de la magia, de la alquimia y de la niebla opaca que las custodia. Conocia los senderos no escritos del viento y del agua, el vocabulario de la Tierra, de los arboles, de las plantas y de la lluvia que las bana, la sabiduria secreta de las piedras, la enigmatica expresion de la luna sobre las mareas y la agudeza impenetrable de la poesia que la envuelve. La semilla del conocimiento, le habia sido inculcada desde la cuna y habia germinado en el como una majestuosa flor; como la Rosa, madre de la pasion y de todos los secretos, desarrollando en su fertil mente y encumbrandole desde la descomunal profundi-dad de un abismo sin nombre hasta el mismo cielo de la vida.

  • A la cuenta de tres, Felix Villacis de Felix Villacis

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    Leo y su mejor amigo Gus parecen estar viviendo otro dia habitual en la escuela hasta que, de repente, lo impensado sucede. Estalla una guerra que nadie vio venir, mucho menos ellos.
    Para sobrevivir, deben llegar a un refugio que se encuentra en la frontera y recorrer la mitad de la provincia sin sus familias y con la sombra de los enemigos sobre ellos. ?Sobreviviran al recorrido? ?Cual es el precio de la vida en situaciones como esta?

  • La hechicera azul de Klara Delgado

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    Cuando Nemark salvo a un mago oscuro de caer en una trampa para osos, nunca se imagino que los engranajes que guiaban su destino ya estaban moviendose.
    Ella habia negado su herencia y olvidado su pasado, sin saber que desde ese momento se embarcaria en un viaje de autodescubrimiento y aceptacion de mano del nigromante que sacudio su mundo. A partir de entonces, compartiria junto a el un turbulento camino que vincularia sus vidas para siempre.

  • El honor perdido de Katharina Blum de Heinrich Boll

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    Escrita en 1974, dos anos despues de haber recibido su autor el Premio Nobel de Literatura, y llevada a la pantalla por Schlondorff, El honor perdido de Katharina Blum es una novela que no ha perdido en nada la actualidad que en su momento la convirtio en un exito espectacular: ese mismo ano se vendieron doscientos mil ejemplares, siendo traducida en poco tiempo a dieciocho lenguas distintas. En ella, el escritor aleman Heinrich Boll, nacido en Colonia en 1917 y fallecido en 1985, muestra las consecuencias que los manejos y el eco de la prensa sensacionalista pueden tener en la vida del individuo. Katharina, acosada por un publico avido de sensaciones y dispuesto a creerse cualquier titular, cuanto mas truculento mejor, llega hasta el extremo de cometer un crimen con impresionante sangre fria. La protagonista, cuya historia esta basada en un hecho real, tiene la seguridad moral de otra de las inolvidables heroinas de este autor, la Leni de Retrato de grupo con senora (1971), y no parece sentir ningun remordimiento despues de haber disparado contra el periodista grafico que, recurriendo a la manipulacion, no dudo un solo momento en destrozar su vida privada. Mientras, difamaciones y calumnias se extienden en un caso como este con mucha mayor facilidad que la verdad. Ingenua, algo romantica e inteligente, Katharina Blum es tan extremadamente sensible en relacion con el sexo, que casi roza la mojigateria. Y, sin embargo, es una de esas raras mujeres que, como Leni Gruyten, son capaces de amar a un hombre mas alla de las convenciones sociales. Ambas se entregan con la mayor espontaneidad. Mientras Leni se enamora en plena segunda guerra mundial de un prisionero sovietico, personificacion absoluta del mal en las mentes mas perversas e ingenuas de la Alemania del momento, Katharina lo hace de un fugitivo de la justicia, sospechoso sin prueba alguna de ser un terrorista. Y la sociedad, como es de esperar, le hace pagar por ello. Silenciosa y discreta como Leni, Katharina tiene tambien el valor de regirse por su propio codigo moral, un codigo que se funda en unas normas propias, no escritas, ni heredadas. Posee ademas dos cualidades mortales: la lealtad y el orgullo, esa integridad tan dificil de encontrar, que puede resultar extremadamente peligrosa por ser tan pocos los seres humanos que la poseen o que siquiera saben valorarla. Katharina, como Leni, vive en este y a su vez en otro mundo, ignorado por los demas, inaccesible para la mayoria. Las mujeres de Boll, como las de Robert Musil, otro de los grandes narradores contemporaneos en lengua alemana, estan siempre en la frontera de ese otro mundo. Son mujeres atemporales, ademas de completamente atipicas. <>, afirma el narrador. Y es precisamente todo aquello que ocurre en segundo plano lo que tiene mayor importancia, lo que en definitiva conforma nuestra verdadera existencia, no la imagen oficial que se emite cara al exterior. Para su desgracia, Katharina se convierte por pura casualidad, al asistir a una fiesta de carnaval, en el punto de mira de buena parte de la sociedad. Una de las mayores desgracias para un ser discreto y sensible como ella. Para la construccion de esta dramatica historia, narrada con el estilo de un atestado policial en forma de cincuenta y ocho breves testimonios, con lo que el autor ha pretendido sin duda concederle mayor verosimilitud, ademas de la debida distancia, Boll emplea a menudo recursos cinematograficos, como el flashback, que rompen con esa estructura aparentemente rigida, que sin embargo recuerda uno de los mas emocionantes relatos de todos los tiempos: La marquesa de O, de Heinrich von Kleist. La alternancia entre la ironia que el autor reserva para la sociedad y la tierna simpatia que muestra hacia la protagonista y sus amigos logra aligerar la sensacion que a menudo embarga al lector de hallarse ante un documento oficial. Heinrich Boll, la figura mas emblematica de la literatura alemana de posguerra, una literatura inconformista y critica desde el punto de vista social, y uno de los escritores mas leidos dentro y fuera de su pais, se identifico siempre con los oprimidos. En este caso, con las victimas de la llamada libertad de expresion. La tension narrativa va creciendo en esta novela a medida que se desvelan los primitivos y a veces hasta crueles metodos con los que la prensa amarilla tergiversa impunemente los hechos, destruyendo con ello <>, que se convierten asi en meros objetos de interes publico. Un libro que todo el mundo deberia leer para saber hasta que punto se han de recibir con prudencia las noticias difundidas a traves de cualquier medio de comunicacion. 1 El informe que sigue se basa en algunas fuentes secundarias y en tres principales, que se nombran al principio una vez, pero que mas tarde no se vuelven a mencionar. Las fuentes principales son atestados policiacos, el abogado doctor Hubert Blorna y el fiscal Peter Hach, companero de estudios del anterior, quien --de manera confidencial, se entiende-- completo el sumario, anadiendo ciertas actuaciones de la autoridad y los resultados de diversas pesquisas. Huelga subrayar que este trabajo tuvo caracter extraoficial, y que sus conclusiones se destinaron exclusivamente a uso privado, porque al fiscal le llegaba al alma el disgusto de su amigo Blorna. Este no encontraba una explicacion para todo lo ocurrido y, a pesar de ello, <>. El caso de Katharina Blum, en vista de la actitud de la acusada y de la dificil posicion de su defensor, doctor Blorna, aparecera, de todos modos, mas o menos ficticio, y ciertas pequenas incorrecciones, como las que cometio Hach, resultan comprensibles e incluso disculpables. No hace falta mencionar aqui las fuentes secundarias, unas de mayor y otras de menor importancia, ya que el mismo informe demostrara sus vinculos, enredos y confusiones, y pondra de manifiesto la consternacion que produjeron. 2 Si el informe --pues aqui se habla tanto de fuentes-- resulta a veces <>, se ruega que lo disculpen: era inevitable. Los terminos <> y <> no parecen compatibles con el concepto de composicion literaria; les convendria mejor el de conduccion. Esto deberia comprenderlo todo aquel que alguna vez, siendo nino (o incluso ya mayor), haya jugado en, al lado de y con unos charcos, uniendolos mediante pequenos canales, vaciandolos y desviandolos hasta conducir, finalmente, toda el agua hacia un canal colector, para desviarla a un nivel inferior o tal vez, incluso, para encauzarla debidamente, de forma oficial y regular, hacia un desague o un canal construido por las autoridades. Es decir, se procede a una especie de drenaje que constituye un verdadero proceso de ordenacion. De modo que si cuanto aqui se narra parece en ocasiones fluido, gracias a las diferencias de nivel y a su igualacion, se solicita indulgencia, pues tambien se producen atascos, embotellamientos y obstrucciones, y tampoco faltan los canales que no conducen a ninguna parte, las fuentes inaccesibles, las corrientes subterraneas, etc., etc.