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Ingrid Volkova y Aina Molovic almorzaban tranquilamente mientras observaban los coches pasar en un restaurante de Madrid. Conversaban, reian, vivian. Estaban en paz por primera vez en mucho tiempo, y es que, sorprendentemente, un par de meses atras sus vidas eran muy diferentes, pero en un corto periodo de tiempo y quiza acompanadas por la suerte, su vida cambio por completo. Ambas, nacidas en Volgogrado, una ciudad bastante poblada del sureste de la Rusia europea y que en otra epoca era conocida como Stalingrado, esta ciudad era parada ferroviaria obligatoria, y tambien resultaba ser uno de los puertos fluviales mas importantes de toda Rusia, ya que la ciudad se caracterizaba tambien por tener un amplio parque industrial. Estas chicas, eran amigas inseparables desde que podian recordarlo, habian crecido juntas, eran como hermanas, corriendo y jugando, en algun rincon de la parte mas pobre del barrio obrero de la ciudad. Al salir de la escuela, ambas chicas compartian tiempo y permanecian juntas hasta el final de la tarde en la que era hora de volver a sus casas. Quiza uno de los momentos mas tristes del dia. Los padres de ambas chicas eran companeros de trabajo en las minas de carbon que estaban en las afueras de la ciudad y que en anos anteriores habian servido como impulso para el crecimiento de la ciudad. Las figuras paternas pasaban poco tiempo en casa. La madre de Ingrid era peluquera, y la de Aina era costurera en una fabrica local, por lo que tambien era poco lo que estaban en casa. A pesar de que sus familias trabajaban intensamente, era dificil subsistir en una Rusia cuya economia aun no comenzaba a crecer y se sentian las secuelas que dejo la fallida Union Sovietica. En ese momento, las familias no tenian dinero, ni recursos como el transporte necesario para enviar a las chicas a la escuela, por lo que, al llegar al sexto grado, se vieron obligadas a abandonarla, frustrando sus suenos de continuar con sus estudios y ser profesionales. Las expectativas de un futuro normal parecian desvanecerse con el paso de los dias. Naturalmente, al estar la mayoria del tiempo solas, la una y la otra crearon un vinculo muy fuerte, casi como si fueran hermanas, y es que todos los retos que la situacion social y la calle les ponian los enfrentaban juntas. La diferencia de edad era de poco menos de un ano, pero Ingrid defendia a Aina como si fuera su hermana mayor, nadie podia ponerle la mano encima, y es que, desde siempre, Aina fue una chica sensible. La adolescencia de las chicas fue ruda, cumpliendo con el papel de ama de casa en sus respectivos hogares, pues la madre de Aina habia muerto de una enfermedad terminal meses antes, esta experiencia resulto traumatica para ella, pues fue viendo como la vida se le iba lentamente al ser que mas amaba. Mientras, la madre de Ingrid se habia divorciado de su padre para irse con su jefe, e Ingrid no la culpaba, su padre era un patan, como la mayoria de los hombres rusos de la epoca. La situacion para las dos era bastante pesada, pero ambas encontraban la manera de aliviarse la una a la otra y sortear las penurias que a diario debian enfrentar. La gota que derramo el vaso, e hizo insostenible su permanencia en casa, fue cuando el padre de Aina, despues de llegar una noche ebrio, y viendo que Aina habia estado todo el dia fuera de casa con Ingrid, incumpliendo sus deberes, se enfurecio. Exploto al ver que no estaba lista su cena, y es que el padre de Aina era un hombre profundamente machista, abusivo, retrogrado y con problemas de adiccion al alcohol. En medio de la acalorada discusion, le dio una bofetada a Aina, y que con la fuerza que tiene un minero de profesion, sacudio su joven rostro y haciendole una pequena herida en el pomulo, pero que se convertiria en una enorme punalada al corazon. Ella, llorando, pero en silencio, se retiro. A la manana siguiente, con un hematoma bastante visible y una pequena cortada causada probablemente por el anillo que su padre llevaba, en su pomulo derecho, le conto lo sucedido a Ingrid: --?Quien te hizo eso? --Pregunto Ingrid --Fue mi padre. --Dijo con voz triste. --No tienes por que soportar este maltrato... --Contesto Ingrid. --Pero, ?Que puedo hacer? No tengo a donde mas ir. --Vamonos juntas, huyamos de casa. --Dijo Ingrid con exaltacion. --Es una locura, no podemos hacerlo, no tenemos como... --Mi madre me envia algo de dinero todos los meses, pero debo mantenerlo escondido de mi padre, si no me lo quitaria. --Y, ?a donde iremos? --Pregunto Aina. --Lejos, lo mas lejos que podamos. En ese momento e impulsadas por la desesperacion y la precaria situacion en la que vivian, tomaron la decision, se irian de casa. Ambas ya con mayoria de edad, no necesitaban autorizacion de nadie, lo unico necesario era su pasaporte para irse de casa, desaparecerian sin avisar, no dejarian rastro. Ambas jovenes eran muy hermosas, con unas caracteristicas fisicas sonadas por cualquiera, ojos claros y cabello dorado, tonificadas figuras y grandes senos, no tendrian problema para sobrevivir en ningun pais, en alguna tienda o local necesitarian de alguna chica hermosa para promocionar algun producto o servicio, ser hermosas era una ventaja que debian aprovechar. Esa manana, con las pocas pertenencias que tenian guardadas en un par de maletas, se dirigieron a la estacion de trenes de Volgogrado, y paradas, reflexionando frente a la taquilla, surgio la gran pregunta: --?A donde vamos? --Pregunto Aina. --Lo mas lejos que podamos. --Respondio Ingrid. En el croquis de la ruta que se observaba en la pantalla de la moderna estacion, la ciudad mas lejana senalada, incluso, la ciudad donde terminaba el recorrido de ese tren, era Barcelona, en Espana, una gran ciudad. Era una metropolis de la que las chicas solo habian escuchado hablar maravillas en television o la radio, y que estaba a casi 4500 kilometros de Volgogrado, eran mas de 48 horas de viaje. Estaba decidido, Barcelona seria el destino que elegirian, la ciudad que intentarian transformar en su nuevo hogar, lejos de todo el dolor y la desesperanza que vivian en ese frio barrio de Volgogrado. Antes de abordar el tren, dieron un ultimo vistazo a la ciudad que las vio nacer, y juntas, las inseparables y hermosas chicas tomaron sus puestos en el tren. Se sentaron juntas y emprendieron el viaje que daria un giro de 180 grados a sus vidas, poniendo a prueba su inteligencia, su amistad y su valentia. El recorrido era largo y los asientos del tren eran muy incomodos, apenas llevaban dinero para unas pocas comidas y su equipaje eran solo dos pequenas maletas. Pero la ambicion y las ganas de progresar encendian una llama en sus corazones que las mantenia motivadas y minimizaba cualquier incomodidad pasajera. Durante el largo recorrido que debian hacer, ambas comprendieron que el lazo que tenian, debia durar para siempre, a donde una fuera, iria la otra, se habian convertido en familia, por lo que, todas sus victorias serian compartidas, pero las derrotas, tambien. La primera noche de viaje, a pesar de tener muy poco espacio para acomodarse, ambas descansaron profundamente, como si el universo las preparara para las varias noches de trasnocho y vagando por las calles que estaban por venir. A eso de las 9:00 am del segundo dia, y aun un poco adormecidas, habian llegado a su destino, la estacion de Barcelona Sants, la mas grande de la ciudad y una de las mas importantes de Europa. Luego de recoger su escaso equipaje y haber sellado su pasaporte, lo habian logrado, estaban en la cosmopolita, pero clasica Barcelona. Esta ciudad era hermosa, tenia un aire barroco y clasico que no habian visto jamas en su Volgogrado natal, era una experiencia visual muy satisfactoria y que despertaba curiosidad en Ingrid, quien siempre se habia interesado en la arquitectura y el diseno. Al salir de la estacion, sus nuevas vidas estaban por comenzar, un par de preciosas mujeres rusas con un sueno se aventuraban a descubrir nuevas experiencias, pero no seria tan sencillo. Las chicas dominaban un espanol muy basico, debian buscar esa misma noche, un lugar para dormir, y si era posible, un trabajo de inmediato. La unica manera que tenian de obtener informacion de la ciudad eran sus telefonos, por lo que tras consultar en el buscador el area con los alquileres mas baratos, se dirigieron al lugar que indicaron los resultados, el barrio de Les Corts. Las chicas fueron tocando de puerta en puerta para conseguir un alquiler, en ningun lado querian aceptar a dos chicas tan jovenes y sin trabajo fijo. Casi al llegar la medianoche y tocando el timbre en un edificio bastante antiguo, Dona Magali, una senora de alrededor de 70 anos accede a alquilarles una de las habitaciones de su casa. Magali alquilaba dos de las tres habitaciones de su departamento, y es que ella vivia sola y el percibir ese dinero extra al mes le caia bastante bien. Las chicas compartirian piso con Javier, un estudiante nacido en Andalucia y que estaria en Barcelona por un tiempo mientras hacia su maestria. De noche trabajaba como camarero en un local nocturno muy famoso del distrito. Javier, al observar a sus companeras de piso, penso que era una especie de broma que el universo le jugaba, era el sueno de cualquiera. Dos ardientes rusas, rubias y de divinos pechos naturales estaban en la habitacion de enfrente, parecia el guion de una pelicula porno, no podia pedir mas. Las chicas, despues de presentarse y de una corta charla, aprovecharon para preguntarle donde podrian trabajar. --?Conoces a alguien que pueda ayudarnos? --Dijo Ingrid. --A decir verdad, no, no conozco mucha gente aqui, pero podrian ir a la zona de bares y clubes, alli siempre buscan chicas para atender mesas o recibir clientes. --Contesto Javier. La respuesta no habia sido muy especifica, pero era algo. Las chicas se dedicaron a desempacar y organizar la habitacion que habian alquilado para descansar un poco. Ya habian pasado mas de 14 horas desde su ultima comida, por lo que las chicas, debian comer, el poco dinero que tenian no alcanzaria si no para unos pocos dias de alimento, asi que Aina, decidio hablar con Magali.
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