• autor del libro la senora dalloway - Virginia Woolf

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    La senora Dalloway relata un dia corriente en la vida de Clarissa Dalloway, una dama casada con un diputado conservador y madre de una adolescente. La historia comienza una soleada manana de junio de 1923, con un paseo de Clarissa por el centro de Londres, gran escenario de la novela, y termina esa misma noche, cuando comienzan a retirarse de casa de los Dalloway los invitados a su fiesta. Aunque en el curso del dia sucede un hecho tragico: el suicidio de un joven que vuelve de la guerra, lo notable de la historia no es ese episodio, ni los pequenos sucesos y recuerdos que la componen, sino que toda ella este narrada desde la conciencia de los personajes y del analisis de todo lo que pasa por sus mentes antes de actuar.

  • LA SEÑORA DALLOWAY | VIRGINIA WOOLF | Casa del Libro

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  • La Señora Dalloway (Contemporánea) Libro de bolsillo

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    «Virginia Woolf es dios, nadie ha escrito mejor.» Milena Busquets. «Igual que James Joyce y Marcel Proust dominó el manejo del flujo de conciencia de los ...

  • La señora Dalloway - Virginia Woolf | PlanetadeLibros

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    20 oct 2021 — La señora Dalloway, de Virginia Woolf. La novela más popular de la autora de Una habitación propia. ... Compartir libro. Bolsillo.

  • LA SEÑORA DALLOWAY - WOOLF VIRGINIA

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    Es un libro complejo.Para leer todos los pensamientos y sensaciones que siente la Señora Dalloway se debe hacer de forma pausada y en un estado de relajación ...

  • La señora Dalloway - Libros - Trabalibros

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    Virginia Woolf narra los devenires de Clarissa Dalloway durante un único día de su vida, un día en el comienza paseando por Westminster y terminará con una ...

  • La señora Dalloway - Alianza Editorial

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  • Reseña de La señora Dalloway de Virginia Woolf - El Quinto ...

    https://www.elquintolibro.es/2021/08/resena-de-la-senora-dalloway/

    2 ago 2021 — La señora Dalloway es un personaje recurrente en toda su obra, aparece en su primera novela y posteriormente en una colección de relatos.

  • La señora dalloway - Virginia Woolf - Librería nacional

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  • Libro: La Señora Dalloway / Virginia Woolf | Cuotas sin interés

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    La estructura narrativa se basa en el pensamiento de su protagonista y mediante saltos temporales y puntos de vista diferentes de otros personajes construye un ...

  • Mares. Wendy Darling 2 de Colleen Oakes

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    En Mares, Wendy y su pequeno hermano Michael
    viven a bordo del Noche Repentina, el barco del capitan
    Garfio y su tripulacion sedienta de sangre. Para Wendy
    y sus hermanos, regresar a Londres ahora parece un
    sueno lejano; las traiciones apenas han comenzado.

  • Libre te quiero de Jorge M. Reverte

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    Manolo y Yolanda, dos jovenes humildes en busca de su lugar en el mundo, se conocen unos meses antes del estallido de la Guerra Civil. Las ansias de libertad y de justicia que comparten no seran suficientes para mantenerse unidos en un tiempo tan convulso, y sus vidas tomaran rumbos diferentes: Madrid, Galicia, Paris, Asturias, Barcelona, Nueva York.
    Hasta que llega el Dia D (6 de junio de 1944), que permitira a Manolo retomar la vida que el horror de la guerra y las injusticias le impidieron. Por su parte, Yolanda, que ha sido testigo del dolor y de la desesperanza, tambien hallara el modo de saldar cuentas con el pasado.
    Los dos, cada uno a su manera, asistiran a algunos de los episodios mas importantes de la historia de la Europa del siglo xx, y hallaran las fuerzas necesarias para aduenarse de sus propios destinos.

  • La hija del relojero de Kate Morton

    https://gigalibros.com/la-hija-del-relojero.html

  • The Best Affaire. la cita perfecta de Lina Galan

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    Me llamo Sara y ultimamente me pasa de todo. Y nada bueno. Me he quedado sin trabajo, no encuentro un empleo decente por culpa de la crisis (o eso me quieren hacer creer), mi exnovio me acosa y, para colmo, acabo de cumplir treinta anos.

  • Simplemente un error de Colette Green

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    Un grupo de jovenes esta en la edad donde las hormonas y la posiciones mas primitivas comienzan a ser parte del drama de la vida.
    se testigo de sus historias y contagiate de sus deseos.

  • Demos vuelta la pagina de Aranza Wood

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    “Dicen que podemos enganar al cuerpo con otra piel, pero no al corazon con otra alma”

  • Ebano (Enfrentados 2) de Mercedes Ron

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    Amar nunca fue tan peTheme Settingsligroso como en <>, la nueva saga de Mercedes Ron.

  • 11,4 suenos luz de Nicholas Avedon

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    “11,4 Suenos luz” es una novela distopica y oscura, donde los personajes sufren y aman, perdonan y olvidan. Todos ellos quieren empezar de nuevo y despojarse de sus secretos. En el Paris del siglo XXIII donde todo esta en venta, las emociones puras son de gran valor para aquellos que no pueden vivirlas. Esta es la historia de Ariel de Santos, uno de los artistas vivos mas reputados de los Estados Europeos del Sur, un hombre atormentado por sus pactos con el diablo y adicto al Trank, la droga universal. A traves de sus ojos, seremos testigos de una huida del pasado en la empresa humana mas ambiciosa de la historia, un viaje sin regreso hacia un destino en las estrellas.

  • La obsesion de Maddy Clare de Simone St. James

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    Una mujer que odiaba a los hombres en vida... y que siguio haciendolo despues de muerta. Pero ?por que? ?Podra desvelarse el secreto tantos anos despues?

  • No me dejes ahora de Rosa Cortes

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    Lucas intento volver a ser feliz y olvidar el pasado junto a Laura. Pero el pasado volvio a su vida, desestabilizandolo nuevamente. En forma de mujer, Carla, podra poner su nueva relacion en peligro y lo obligara a tomar una importante decision, la cual no tiene nada clara.

  • Seducida por su Lobo (Los Lobos de Green Valley 2) de T.n. Hawke

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    Natalie:

  • Los espaguetis de Gonzalo de Viviana Rivero

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    Viviana Rivero nacio en Cordoba (Argentina) y vive repartida entre esa ciudad, Buenos Aires y Madrid. Es abogada y ejercio plenamente antes de dedicarse a su pasion principal: la escritura. Tambien fue coach en grupos para el crecimiento y desarrollo de las mujeres. Su primera novela, Secreto bien guardado, fue recibida calurosamente por un publico muy amplio. Escribio, ademas, Lo que no se dice, Y ellos se fueron, La dama de noche, La magia de la vida, Los colores de la felicidad, Mujer y maestra, Si, Zafiros en la piel y El alma de las flores. Sus libros se editan en Argentina, Mexico, Colombia, Chile, Uruguay, Espana, Italia, entre otros paises. Secreto bien guardado se convirtio en una miniserie que se emitio por Netflix. Mes de agosto, primer miercoles Gonzalo tomo el ultimo trago del cafe de su taza y se arrellano en la butaca de la cantina de la facultad donde daba clases. Desde el primer dia que comio alli, hacia casi cuatro anos, les tenia amor a esas sillas anchas, de pana suave y colores estridentes. Era agradable sentarse en una despues de ensenar derecho comercial durante la manana entera a sus alumnos de la carrera de Abogacia. El, que tambien trabajaba de profesor en la universidad publica, habia aprendido a disfrutar y valorar esos espacios comodos y con buena climatizacion que las privadas tenian. Miro la hora y desistio de ponerse a leer el libro que tenia guardado en su mochila. Cruzo las piernas y, apoyando los codos sobre la mesa, se inclino hacia adelante. Acababa de terminar de comer un sandwich; era su menu de los miercoles. Ese dia siempre almorzaba uno, queria quedar libre rapidamente para poder observar el espectaculo que semanalmente venia disfrutando alli; ese que estaba seguro empezaria en los proximos minutos: la profesora de Filosofia, que comia con ganas un plato de espaguetis. Habia algo en esa chica y en esa situacion que lo electrizaba, que lo punzaba, para que enganarse... que lo excitaba. Sensacion que le llamaba poderosamente la atencion. Porque si bien el, a esta altura de su vida, con 38 anos, habia estado con alguna que otra mujer, tenia claro que le gustaban los hombres. Los anos de busqueda de su identidad sexual le habian dejado manifiesta su inclinacion. Por lo menos tenia esa seguridad hasta un mes atras, cuando descubrio que mirar a esta joven rubia comer espaguetis con bolonesa le producia un tremendo cosquilleo al mejor estilo de los que habia sentido con los dos grandes amores que habia tenido en su vida, esos que habian sido sus parejas durante largo tiempo. Porque con Marcos Macedo, el ultimo hombre con el que estuvo, acababa de romper despues de dos anos. Y la verdad es que, aunque a veces lo extranaba, trataba de agarrarse de esa tabla salvavidas que era el lema de su existencia: carpe diem. Vivir el momento. ?Para que anorar lo que se perdio? Si lo unico que teniamos era el hoy. El pasado no se acordaba de nosotros y el futuro aun no nos conocia. Sumado a que lo que sirvio para ayer muchas veces no servia para hoy. Carpe diem y punto. Se hallaba enzarzado en sus pensamientos filosoficos cuando vio a la profesora entrar a la cantina y se puso contento; no tenia miedo de escarbar en su interior para saber cuanto le podia gustar una mujer. Si tenia que ser sincero, esa sensacion de excitacion tan fuerte le gustaba; se trataba de una verdadera montana rusa, sobre todo porque se la provocaba el sexo femenino. Lucia Hellmans ingreso al salon y se sento en la mesa junto a la ventana que usaba cada miercoles; luego dejo su cartera y lanzo un suspiro largo; estaba cansada, acababa de terminar una larga manana dando clases. Saludo con un hola lejano al profesor que tenia enfrente, pidio al mozo los fideos de siempre y se dedico a controlar los mensajes de su celular. Leyo los dos mensajes y respondio con un "No" unido a un pretexto tanto la invitacion de una de sus amigas como la de un hombre a cenar. Los dos planes la aburrian. Gonzalo, sentado enfrente, la miro toda, le gustaba el cabello rubio y lacio que ella llevaba recogido. Le agradaba su piel muy blanca, su poco maquillaje, el sweater negro de cuello alto, el pantalon oscuro y las botas de taco que llevaba. La chica tenia clase; le calculaba unos 35 anos, aunque por momentos le parecia menos. El miercoles que la descubrio en la cantina, le habia llamado la atencion esa manera tan de ella de comer los fideos. Su imagen lo habia mantenido hipnotizado, dejandolo sumergido en una lucha por observarla y por no hacerlo; tratando de disimular la atraccion que sentia. El segundo miercoles el llego a la misma hora y cuando la encontro, ya sentada y comiendo, se resigno y ya no lucho contra nada sino que se dedico a disfrutar del cuadro que ella y los fideos componian; el tercer miercoles fue igual y hoy, que era el cuarto, en verdad la situacion se le habia vuelto una obsesion. Porque en el instante en que el mozo puso el plato con espaguetis en la mesa, a Gonzalo el corazon le dio un vuelco, que el encontro ridiculo. ?De donde provenia esta excitacion extrana que tenia en el cuerpo? Quiso ponerse a filosofar sobre lo que sentia, pero le fue imposible; la imagen de la profesora lo atrapo. Lucia enredo en el tenedor una porcion de espagueti enrojecido por la bolonesa y lo comio muy lentamente, disfrutando el sabor y aspirando el aroma. Gonzalo pudo advertir que ella acomodo el bocado contra el paladar y lo dejo alli un instante, el tiempo justo para unir el disfrute de la boca ante el sabor y el de la nariz ante el aroma. Espaguetis, bolonesa y deleite. Enseguida la mano blanquisima de la profesora movio el tenedor de manera circular en el contenido del plato, sin despegar ni por un instante la mirada de la comida. Luego introdujo en su boca un segundo bocado y cuando lo hubo tragado se mordio el labio inferior en senal de placer; y nuevamente espaguetis, bolonesa y deleite.

  • La maquina del tiempo de H. G. Wells

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    La primera gran historia de viajes en el tiempo y una de las grandes novelas de ciencia ficcion de todas las epocas. Una especulacion arriesgada y sumamente aguda no solo en lo cientifico, sino, y especialmente, en lo social y lo politico.

  • ?De donde vienen las brujas? Los Ausentes de Nesa Costas

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    Hay errores imperdonables y deudas eternas. Con trece anos, Rita traiciono a su familia y a su mejor amigo. A la nina que fue la dieron por muerta, y en su lugar aparecio una enorme mentira.

  • Siempre sera el de Monica Lezama Zelayaran

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    Sin saberlo el, le cambio una vida tranquila por un destino diferente al introducirla a un mundo de negocios y relaciones que la envolverian en un remolino de emociones, en donde se convirtio en la mujer que marcaria la vida de los cinco jovenes mas poderosos e importantes del mundo.
    Aprendio que, un solo gesto puede representar la ruina o el exito, y por mucho que te amen: el poder, los titulos nobles y el honor pueden mas.

  • TEJIDO DE FAVORES. El sabor del poder de Alex A. Moresti

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    Hoy es un dia especial para la familia Marquez-Romero. Es el dia sobre el que llevamos fantaseando los ultimos cinco anos desde que nos vinimos del pueblo a vivir a la ciudad. Hoy es el dia en que mi marido saldra elegido como candidato a alcalde por nuestro partido. Esta tan segura su victoria en las primarias, que ya tenemos alquilado el local para la celebracion, comprados los trajes de gala para asistir a la fiesta y una selecta lista de invitados entre miembros importantes del partido, amigos y futuras beneficiosas influencias. Recuerdo que, entre risas, hablabamos de ello cuando veniamos en nuestro coche de segunda mano del pueblo a la capital cargados con un par de maletas, mas llenas de ilusion y suenos que de ropa. Mi marido habia dejado su concejalia en el Ayuntamiento del pueblo por un puesto en la secretaria del partido en la ciudad. Con ello, mas que aumentar su sueldo, al contrario, aumentaban sus esperanzas de ascenso dentro del partido. Como suele decir el, a veces, vale mas la pena ser cola de leon que cabeza de raton; tienes mas posibilidades de llegar a ser cabeza de leon algun dia, aunque al principio tu cometido sea matar moscas. Habia aceptado aquel empleo empujado tambien por mi bienestar. A mi me habian ofrecido una corresponsalia en un periodico de tirada nacional, que estaba mas acorde con mis esperanzas depositadas en cinco anos de carrera de Periodismo que la cronica deportiva en el periodico del pueblo. Asi que juntos, en aquel primer viaje, nos reiamos sonando con llegar a ser cabeza de leon y afamada periodista. Ahora me llena de orgullo comprobar que aquellos suenos estan mucho mas cerca de hacerse realidad. Yo ya tengo un buen puesto en el periodico y la carrera politica de mi marido va a despegar como un cohete. La eleccion como candidato a la alcaldia en nuestro partido es como si le pusieran en bandeja de plata las llaves del Ayuntamiento. Desde que en Espana se instauro la democracia superando el regimen dictatorial de Franco, hace mas de cuarenta anos, ningun otro partido politico ha gobernado en la ciudad. Son tan claras y diafanas nuestras victorias que al partido de la oposicion suele costarle encontrar un cabeza de turco que presentar como candidato a la alcaldia. A nadie le gusta que en su historial politico aparezca semejante borron en forma de humillante derrota que te cierre, para siempre, las puertas en tu carrera. Es por eso por lo que, de forma habitual, presentan candidatos ya en el final de su carrera politica o sin mayor ambicion que pasar cuatro anos como jefe de la oposicion en el Ayuntamiento, con lo que su estrategia politica se limita a presentar poca resistencia y a cobrar a final de cada mes. Entre los militantes de nuestro partido, y en conversaciones en petit comite, solemos decir que nosotros no gobernamos con mayoria absoluta, gobernamos con mayoria aplastante, y siempre nos echamos a reir tras el comentario. Asi que esta tarde, cuando se confirme de forma oficial lo que ya se rumorea por los pasillos de la sede del partido, ya podre verme como esposa del alcalde. Y anadire a mi curriculum el cargo de jefa de prensa del Ayuntamiento. Me lo he ganado. Yo tengo bastante que ver con esta victoria. Bastaron un par de amistosas sonrisas a mis companeros de local para que aparecieran un par de buenos articulos sobre la brillante carrera politica desarrollada por mi esposo desde sus comienzos y su implicacion social. Una buena campana interna disenada con la ayuda de mis conocimientos en marketing ha hecho el resto. He aprendido mucho de politica en los seis anos que llevo al lado de mi marido. El lleva toda su vida en este mundo. Sus padres tambien se dedicaban a la politica y su sueno siempre ha sido estar a la altura de la carrera politica de su padre y ganarse la admiracion de su madre. Ahora, pese a que ellos fallecieron antes de yo conocerle, estoy segura de que se sentirian orgullosos de ver hasta donde esta llegando su hijo. La principal leccion que he aprendido es que, para ascender en politica, no tienes que hacer buenas obras. Solo tienes que conseguir que la maxima cantidad de gente posible crea que, con un poco mas de poder, serias capaz de hacerlas, y asi pasar de ser secretario a concejal, y de alli a la mesa del alcalde. El siguiente escalafon sera el Congreso, pero ese ya sera el siguiente paso. Ahora toca disfrutar juntos de este ultimo peldano. Hay que ver lo bien que nos han ido las cosas juntos desde que el destino quiso que cruzaramos nuestros caminos en aquella entrevista de la periodista de deportes del diario local al concejal de Deportes del Ayuntamiento. Por aquel entonces el tenia treinta y seis anos y la primera impresion al verlo me dejo impactada. Era, y es, sumamente atractivo; sus ojos azul cielo centellean con un brillo de ilusion y confianza en si mismo. Alto, con su aspecto atletico y complexion fuerte, como deberia corresponder a todo buen concejal de Deportes que se precie, aunque sea en el Ayuntamiento de un pueblo de cinco mil habitantes, me recibio con una amplia sonrisa que desarmo todas mis armas ofensivas dispuestas en horas de preparacion minuciosa de la entrevista. De conversacion fluida e inteligente, se le notaba seguro de si mismo y dominador del tema que trataba. Serio y responsable en su trabajo. Vamos, un autentico partidazo. Yo tenia por aquel entonces treinta y un anos y ya era conocida en el pueblo por armar pequenos revuelos con mis articulos levantando un par de escandalos a nivel local. Nada que ver con los escandalos urbanisticos de hoy en dia, pero que entre los lugarenos dieron mucho que hablar. Ya entonces se veia que mi puesto de trabajo se quedaba pequeno para mi nota media de notable en la universidad, pero como decia mi difunto padre, si no hay mas, contigo Tomas. Lo que llevaba preparado para ser un ataque frontal a la politica del Ayuntamiento en el ambito deportivo, con duras criticas a sus presupuestos y al reparto de subvenciones entre los equipos locales, se convirtio en una amable entrevista ensalzando la buena labor del concejal. Todo por culpa de aquella arrebatadora sonrisa y por esa voz suya, calida y profunda, que sonaba como un mantra dentro de mi cabeza. Cuando al dia siguiente la entrevista salio en el periodico, la cara de desilusion de mi jefe contrasto con la mia cuando el me llamo para tomar un cafe cuando saliera del trabajo y hablar con mas calma sobre los temas del Ayuntamiento. <>, me dijo con su voz masculina y dulce que practicamente hipnotizaba mis pensamientos. Aquella conversacion entre amigos frente a dos humeantes tazas de cafe termino en la cama. No se quien de los dos sedujo a quien. Con seguridad, los dos pusimos de nuestra parte. De lo que estoy segura es de que ninguno de los dos hizo nada por evitar que pasara. Acudi al encuentro con un pantalon cenido negro y una blusa blanca entallada, la melena suelta y los labios pintados de rojo a juego con el tono cobrizo de mi cabello. Elegante, atractiva, pero informal, que solo era un cafe lo que ibamos a tomar y tampoco era cuestion de aparecer de fiesta de gala. Se hubieran notado mucho mis intenciones si me hubiera puesto el vestido corto que habia elegido en un primer momento. Lo reconozco, desde que me invito a tomar el cafe mis intenciones no eran otras que seducirlo. A el me lo encontre apoyado en la barra de la cafeteria con unos pantalones vaqueros y una americana azul. Aire descuidado, pero para nada desarreglado, sabia a la perfeccion que era lo que le quedaba bien y le hacia irresistible. Me recibio con su sonrisa y dos besos en la mejilla. Agradeci el asiento que me ofrecia a su lado porque me empezaban a temblar las piernas. Desde la entrevista, antes de quedar con el a solas, ya me parecia irresistible. Vestido de forma informal estaba todavia mas atractivo que con su traje de concejal. Volver a escuchar su sugerente voz sin estar sentada me hubiera supuesto un problema. Su conversacion distendida fuera del ambito laboral me mostro que al aparcar su lado responsable tenia, y tiene, un sentido del humor que me arranca una sonrisa o una carcajada y que termino de conquistarme. Primero empezamos hablando de deportes, de como iban las cosas por el Ayuntamiento, de los problemas que tenia para cuadrar el presupuesto y para mantener a todos los que pedian subvenciones contentos. Yo, que siempre habia sido critica con la manera de repartir los presupuestos del Ayuntamiento en el ambito deportivo, siempre mas centrados en los deportes masculinos que en los femeninos, me limitaba a asentir, absolutamente convencida de que no habia manera mejor de hacer las cosas que como el las estaba haciendo. Despues empezamos a contarnos cosas del ambito familiar. Sus padres habian muerto hacia un par de anos regresando de un viaje al que habian acudido para representar a su partido. Su hermano pequeno no habia conseguido sobreponerse a la muerte de ambos. Si ya antes era un joven bastante problematico, ahora se habia terminado de convertir en la oveja negra de la familia. Apenas tenia trato con el. Yo le conte que mi padre tambien habia fallecido en un accidente en el campo cuando yo era pequena y que como no tenia hermanos habia vivido solo con mi madre. La conversacion termino por derivar a las relaciones personales y hablamos de cosas como por que seguiamos viviendo solos o cuantos hombres y mujeres habian pasado por nuestras vidas, dejando en la mayoria de los casos desagradables recuerdos. El estaba divorciado, lo que confirmaba mi pensamiento de que un hombre asi no podia llevar muchos anos solo. Habia estado casado durante dos anos, pero su relacion nunca llego a fructificar. Se habian casado por el hecho de que era lo siguiente que habia que hacer despues de llevar siete anos de novios, no por estar convencidos de querer hacerlo. Dos anos de convivencia fueron suficientes para saber que habia sido una mala idea. Me conto tambien, entre risas, que su primer beso fue a los doce anos con una chica de dieciseis y que estaba tan nervioso que chocaron sus narices antes de besarse porque los dos giraron la cabeza hacia el mismo sitio. Queriendo saber cualquier cosa de su vida, le pregunte por su primera vez y me respondio que en la parte de atras de un coche de segunda mano a la edad de dieciseis anos con una chica de diecinueve y que de lo que mas se acordaba era del intenso olor del perfume de la chica. Yo era, y recalco lo de era, una acerrima defensora de la libertad que proporciona la solteria, aunque eso no significa que no haya habido varios hombres en mi vida. Le conte que mi primer beso habia sido a los quince anos en el patio trasero de la escuela y que habia perdido mi virginidad con un chico de la universidad, a la edad de dieciseis anos, que no quiso volver a saber de mi cuando supo que era menor de edad. De joven, siempre aparente mas edad de la que tenia. Por fortuna, eso ha cambiado con la edad. Tambien le hable del ultimo chico con el que habia estado, que no habia pasado de un rollo de una noche, y es que habia aprendido a ser yo la que se aprovechara de los hombres y era defensora de las relaciones esporadicas y sin compromiso. Nada mas que un buen rato de sexo entre dos adultos. Cuando quisimos darnos cuenta, nuestras manos estaban entrelazadas encima de la mesa y nos mirabamos a los ojos con una sonrisa adolescente en los labios. Incluso le di algun detalle que otro de mas sobre mis preferencias y escarceos amorosos para captar su atencion de forma definitiva.

  • Perdon de Ida Hegazi Hoyer

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    Habia una cama en la acera. Desde el cruce al final de la calle, se veia que habia una cama delante de nuestro portal, alguien que se estaba mudando al bloque, o del bloque, algo que cortaba el paso. Pero hasta que estuve muy cerca, hasta que ya estaba entrando, no vi que era nuestra cama, que eran nuestro edredon y nuestras almohadas, y que todo parecia una instalacion en medio de la calle, visible de pronto, quiza por fin, bajo la luz adecuada. Era festivo, ya casi verano, llegue a casa y nuestra cama estaba en la calle. La habias hecho. El edredon estaba bien doblado, las almohadas sin huellas de cabezas y la colcha, que en realidad nunca usabamos, tendida sobre el cabecero. Un corte de la noche eternamente interrumpido. Es probable que me detuviera, que sintiera un espera, un para, no subas. Y hacia calor, era mediodia, el cielo estaba en llamas. Subi una planta. Dos peldanos, dos pasos, luego el resto de la escalera. No habias dejado la puerta abierta. Habias echado el pestillo. Y eso no lo olvidaria nunca, sabias que yo era la unica que tenia llave. La perra salio corriendo. En cuanto abri la puerta, salio disparada. Y entonces vi. Y entendi. Tus fotos, nuestras fotos, ya no estaban colgadas en la pared. Los rascacielos estaban en el suelo, dandome la espalda, dos marcos blancos. Este era el aspecto que tenia la habitacion: la ventana estaba cerrada y las persianas bajadas. Las puertas de los armarios cerradas, las lamparas apagadas y, en medio del cuarto, donde tendria que haber estado la cama, una silla de la cocina volcada. No habia ruidos ni aire que se dejara respirar. Eran las doce del mediodia. No me acerque a ti. Pero entre en la habitacion. Di un rodeo a lo largo de las paredes, hacia la ventana, hacia el dia. Subi las persianas, abri la ventana y podria haber saltado, no habria pasado nada, al fin y al cabo nuestra cama estaba abajo, a mis pies, situada con precision para las caidas. Pero no salte, senti arcadas, eso fue todo lo que consegui, una infima gotita de bilis que cayo a los pies de nuestra cama, luego respire profundamente, una vez, y sali corriendo. Fue la ultima vez que te vi, al pasar note que no olias a nada y, cuando llegue abajo, cuando sali, la calle era otra y el cielo habia cambiado, las casas se habian ladeado y los tejados estaban a punto de derrumbarse, los arboles galopaban, los coches eran de otro mundo y las personas, todas las personas, ya no eran humanas. No tenia adonde ir. Me tumbe bajo el edredon y me deje sentir lo que quedaba de ti y de nosotros. Me tumbe bajo nuestro edredon, en la cama que estaba en la calle bajo el cielo devorador y supe, ya, que siempre veria distinto aquel cuarto. La otra habitacion: la ventana esta abierta, la lampara de la mesilla encendida. Llego a casa medio dia antes. Son las doce de la noche. Estas durmiendo en la cama. O te has acostado y te vas a dormir. O estas en el bano cepillandote los dientes. O estas en el salon viendo la tele. O estas sonando. Estas caliente. Tienes un calor. Estas dormido en la cama. Me tumbo a tu lado. 2 La primera vez que te vi, acabe completamente desnuda. Estabamos junto al mar, era verano o finales de primavera. Fue dos anos antes, al final de la tarde, y la luz se alargaba. No recuerdo con quien habia ido, pero en ese momento estaba sola, paseaba por la orilla y habia mas gente, gente comiendo, gente cantando en competicion con las gaviotas, y yo paseaba por la orilla, sintiendo la arena hundirse bajo mis pies, con el sol de frente, diez mil flechas sobre el mar de brillos. Cuando te vi, todo desaparecio. Tu tambien estabas solo. Sentado mas adentro, mas alejado del agua. No vi lo que hacias, no vi si leias o dibujabas o escribias, pero mas tarde me contaste que pensabas, que era eso lo que hacias, que habias ido al mar a filosofar y que entonces llegue yo, y esta fue nuestra historia, el unico comienzo. Te vi y acabe completamente desnuda. Te vi y, que quede claro, yo te vi primero. Estuve un buen rato mirandote. El agua me llegaba a la mitad de las pantorrillas y estaba fria, pero tu dabas la impresion de ser un mundo mas calido. No porque tuvieras una belleza extraterrenal, ni una tranquilidad inquietante, ni un flirteo incomodo, no tenias nada de todo eso. Pero te atrevias a estar presente sin entablar ningun contacto con nadie. Estabas tan solo... y eras lo mas hermoso que habia visto en mi vida. Y cuando me miraste, cuando me viste, debiste de verme negra y sagrada al mismo tiempo, fue como si asumieras y descartaras en una sola y unica mirada. Entre nosotros se extendian todas las personas. Entre nosotros se extendian los gritos, la arena, las piedras y las voces. Y no pense, ni un solo pensamiento me cruzo la mente, no vi todos los ojos que habia ante mi, sencillamente me desvesti. Para ti. Me solte la goma del pelo, me arranque la ropa y me plante frente a ti, frente a ese mundo sin amo que se extendia entre nosotros, y tu te levantaste y viniste hacia mi, habia un aplauso en las olas. Viniste hacia mi y yo estaba de pie en el agua y no desviaste la mirada y no desvie la mirada y eras alto y flaco y yo era baja y estaba desnuda y tenias veinticinco anos y yo veinte y bajaste hasta el agua y pisaste mi ropa y yo permaneci inmovil en la tremula luz. Jamas volveria a ver nada parecido. Levantaste la piedra mas grande que encontraste. Estaba medio hundida en el agua, a mis pies, y debia de pesar como un hombre joven. Pero lograste levantarla y llevartela al pecho, aunque te temblaron los brazos y, al pasar a mi lado, me miraste, hasta muy abajo, y pasaste tan cerca que pude oler tu sal, y supe que procedia de algo limpio. Olias exactamente como debias, llevabas vaqueros y te adentraste en el agua, despacio, con aquella piedra enorme, mientras el agua iba subiendo, mas adentro, mas arriba. No llegaban ruidos de tierra. Habia silencio en las masas. Y cuando el agua te llego a las caderas, te paraste, y con el mar hasta el vientre, me esperaste, y cuando llegue, tenias los brazos rojos. Estabamos de pie en el mar. Estabamos de pie en la luz. Tu eras alto y flaco, yo era baja y estaba desnuda, y arrojaste la piedra mas grande del mundo. Y lo hiciste por mi. Y aunque no llego muy lejos, tampoco se trataba de eso. Despues nos quedamos sentados en la hierba, teniamos frio, no dijimos gran cosa. La basura flotaba en el borde del agua, casi todo el mundo se habia marchado, y entonces me rodeaste con el brazo y dijiste: Soy realista y de ciencias, y lo dijiste con una sonrisa y no tuve nada que replicar a eso. Yo trabajo en una guarderia, dije, y retomamos el silencio. Estabas manipulando un sedal y yo simulaba no fijarme en lo que hacias. En lo grandes que tenias las manos. En lo largas que tenias las pestanas. En como se te abria la boca cada vez que mirabas mar adentro, como si anoraras algo, como si te inventaras algo. Estabamos muy pegados el uno al otro. Tambien la piel tiene un lenguaje. Al montarnos en el ultimo autobus, ya eramos novios. Al bajarnos, me diste el anillo. Ya no hay ni un tu ni un yo, me dijiste, y tuve la certeza de entender a que te referias. Habias trenzado el sedal para formar un circulito que me pusiste en el dedo. El anular izquierdo, vena amoris, llega directamente al corazon, me susurraste. Era un anillo de sedal transparente, firmemente trenzado y de puntas afiladas, y despues de ponermelo, lo ajustaste y le hiciste un nudo. El sedal de pesca es lo mas fuerte que hay, me dijiste, y luego lo cortaste con los dientes. Te metiste mi mano entera en la boca. El sol estaba desapareciendo y la sal ya empezaba a picar sobre la piel. Note enseguida que era un anillo incomodo, un anillo que iba a molestarme, pero tu decias que era fuerte, mas fuerte que el oro, mas fuerte que la sangre, que ya no habia ni un tu ni un yo. Este anillo no se rompera nunca, esas fueron tus palabras y tuviste razon. Asi fue como nos prometimos, con un sedal. Y recuerdo aquel dia. Recuerdo como nos hicimos mayores el uno al otro. Como insistimos en no ser una casualidad. La primera noche. Las primeras palabras que siguieron. Como ya nada parecia casual.

  • Un monton de migajas de Elena Gorokhova

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    Elena Gorokhova es una chica rusa que descubre las verdades que los adultos le ocultan y las mentiras que subyacen al triunfalismo oficial de su patria: su pais ya no es la Rusia majestuosa de las novelas decimononicas o de los zares, sino un Estado totalitario y desesperado por preservar a toda costa su poder y su orgullo. Elena se apasiona por el estudio de la lengua inglesa y desea explorar el mundo mas alla del telon de acero, pero en la Union Sovietica de 1960 algo tan inocente puede resultar subversivo: el Estado la controla del mismo modo que la contro- la su madre, convertida en un espejo de la madre patria: autoritaria y sobrepro- tectora, es dificil zafarse de ella. A los veinticuatro anos, tras varios desenganos, Elena asumira las consecuencias de su inconformismo y se propondra emigrar al extranjero para liberarse del doble yugo nacional y materno.

  • La noche del rey de Jorge Alcalde

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    Febrero de 1810. El rey Jose I realiza su primer viaje por Andalucia con la esperanza de ganarse el afecto del pueblo sobre el que debe reinar. En esas mismas fechas, la joven Asuncion suena con viajar a Francia y conocer el esplendor y el glamur de la nueva Europa idealizada por los folletines. Aparentemente, sus destinos no tienen por que cruzarse, pero un crimen forzara el encuentro. Entre ellos se teje una increible red de personajes: un funcionario del rey obsesionado con el arte que utiliza sus contactos para traficar con cuadros en Paris; una espia viuda que ha prestado sus servicios a los franceses en la Isla de Leon y esta a punto de jugarse la vida y cambiar de bando por amor; un miembro del Gobierno patriota, viejo, cojo y atrabiliario, que escapa de Sevilla y pretende iniciar su propia batalla en los dias previos al asedio de Cadiz; un viajero americano que huye de su oscuro pasado y recorre Espana relatando en su diario la crudeza de la guerra de la Independencia…

  • La conjura de Cortes (Martin Ojo de Plata 3) de Matilde Asensi.

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    La conjura de Cortes culmina el recorrido de Matilde Asensi por el Siglo de Oro espanol, visto esta vez desde la Nueva Espana. Una manera de contemplar la historia que le ha hecho acreedora del reconocimiento de los lectores y la critica, y que, como no, esta plagada de intrigas, corrupcion, aventuras e imaginacion.

  • Contigo (Para siempre 3), Norah Carter de Monica Hoff , Norah Carter , Patrick Norton

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    Natalia, desconsolada por el riesgo que corre la vida de Jose, tiene que enfrentarse a unos duros momentos que marcaran el rumbo de sus vidas.
    ?Que pasara finalmente? ?Les dara la vida una oportunidad mas? ?Quien sera esa persona que entrara de nuevo sus vidas?
    Duros acontecimientos que marcaran para siempre la vida de nuestros protagonistas en este desenlace.

  • Seducido (Trilogia Deseo 2) – J. Kenner de J. Kenner

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    Erotismo, sensualidad e intensas emociones se funden para volver a emocionarnos en esta segunda entrega de la trilogia <>, de la aclamada autora de best sellers J. Kenner.

  • Jasper (Sin reglas ni principios 2) de Alina Covalschi

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    A fuego lento se derriten los corazones helados. A fuego lento se queman los recuerdos frios. A fuego lento se enciende la pasion.

  • Rialto, 11 de Belen Rubiano

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    Un dia de principios de otono de 2002, la luz de una pequena y recondita libreria de la plaza del Rialto de Sevilla se apago, sin ruido ni apenas despedidas, definitivamente. Su fundadora habia empezado a vender libros diez anos antes en otras librerias, donde aprendio muchas cosas, ademas de su oficio. En la sucesion de vivencias que conforman estas deliciosas memorias parciales, Rubiano comparte con los lectores la insobornable vocacion que le llevo a establecerse como librera en una esquina del mapa. Y lo hace con humor y con candida sinceridad, porque salvo la satisfaccion de trabajar entre libros y lectores entendemos desde el principio que nada es como habia sonado y que en el oficio no faltan tormentas, marejadas y amargas decepciones. Pero tambien hay, afortunadamente, momentos delirantes, impagables lecciones y grandes alegrias. Ante todo, la valia de estas paginas, que el lector recorrera entre la carcajada libre y la mas profunda empatia, reside en la vitalidad y el personalisimo estilo con el que Rubiano nos habla de su particular devocion por los libros y de como uno puede llegar a arriesgar cualquier seguridad por perseguir un sueno.

  • Sexy Summer Love de Lorraine Coco

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    !Mierda, Stephen! ?Tan dificil es ponerse unos pantalones? --Summer puso una mano ante la pantalla de su portatil, colocado sobre la encimera de la cocina, y aparto el rostro para evitar que su mente se llenara con las imagenes que aparecieron ante ella. Hablaba con el cada dia y la mayor parte de las veces a traves del ordenador, pues sus horarios rara vez eran compatibles como para poder quedar a tomar un cafe siquiera. --No es dificil, pero si innecesario. Cualquier cosa que puedas estar viendo ahora mismo, asumo que ya la has visto antes. Y te recuerdo que durante muchos anos yo te vi banarte en pelotas. --!Era un bebe! Pero tu eres un maldito exhibicionista. --Y tu una mojigata, hermanita --resoplo--. Y ahora, vamos al grano. Me has sacado de la cama a las... ?Que hora es? --pregunto Stephen guinando los ojos mientras dirigia el rostro a la ventana que tenia a su espalda. Se habia sentado en el sofa, estirado las piernas cruzandolas por los tobillos y las habia apoyado sobre la mesa. Despues, para tranquilidad de Summer, dejo caer un cojin sobre sus partes, ocultandolas de su vista. --Son las nueve y media. Una hora mas que razonable para estar en pie -- le recrimino como una madre a un hijo rebelde. En ocasiones le daba la sensacion de que el era el hermano pequeno y no ella. --No cuando te has acostado a las seis --replico el revolviendose el cabello. Despues bostezo exageradamente y sacudio la cabeza. --?Y que hacias a esa hora? !No! No me respondas --se apresuro a decir batiendo la mano frente al rostro cuando vio la sonrisa ladina que se paseo por sus labios. Ya imaginaba a que tipo de actividades habia estado entregado. Stephen y ella no podian ser mas diferentes. Aunque fisicamente tenian cierto parecido, pues compartian el mismo color avellana de ojos y el cabello oscuro y ligeramente ondulado. Sin embargo, su hermano poseia un atractivo canalla acorde con su personalidad y vision bohemia de la vida, que no tenia nada que ver con la suya. Ella sin embargo solo era mona, <>, como la habia llegado a llamar un ex novio, pero carecia de ese magnetismo que hacia que Stephen estrenase amante cada noche. Y daba gracias por ello. A ella le gustaba la comodidad de una relacion estable. De conocer bien a tu pareja, de saber que podian contar el uno con el otro. En definitiva, la seguridad y el compromiso. Y por eso su relacion era sencillamente perfecta. Lo que le recordaba que habia llamado a su hermano para cerciorarse de que el catering para la cena que daba su prometido en una semana iba segun los planes establecidos. --?Tienes controlado todo lo de la cena? --comenzo preguntando mientras abria la agenda y revisaba la lista de tareas que precisaban su supervision para el evento--. Bradley se juega mucho. Las personalidades mas relevantes de Nueva York han confirmado su asistencia y espera que consigamos una gran recaudacion de fondos. Stephen parecio aburrirse con la segunda palabra de su discurso, pues se paso todo el bostezando cual leon de la Metro Goldwyn Mayer. --Tu prometido me aburre, y tu, cuando actuas como su perrito faldero, aun mas. Summer abrio y cerro la boca un par de veces como un besugo antes de contestar enfurecida. --!Eres incorregible! ?Es que no puedes tomarte nada en serio? --El pequeno golpe que dio a la encimera acompanando su pregunta la sorprendio hasta a ella. Sin embargo, su hermano ni parpadeo. --Me tomo muchas cosas en serio. Sobre todo las concernientes a mis restaurantes y mi reputacion. Tengo siete estrellas Michelin, y por eso, que pongas en duda mi profesionalidad y creas que servire a vuestros invitados algo por debajo de la excelencia culinaria, me ofende. Su rostro sin embargo no demostro dicha ofensa, muy al contrario, explayo una de sus sonrisas traviesas a la par que frias. --Pero no te lo tendre en cuenta --continuo en un tono condescendiente que la enfado aun mas--. Tu novio, el congresista, es un grano en el culo y se que solo me llamas porque ha debido pedirte que lo hagas una docena de veces antes de marcharse esta manana. Summer se mordio el labio inferior y aparto el rostro. Su hermano, que la conocia mejor que nadie, tenia razon. Bradley no solo se lo habia pedido esa docena de veces, sino que le habia dejado dos notas con el encargo; una sobre la mesita de noche y otra en la encimera de la cocina. Y aunque esa falta de confianza en su tarea de supervisar la cena pudiera ofenderla no se lo tenia en cuenta, pues sabia que, aunque exagerado, estaba nervioso por lo mucho que se jugaba si algo salia mal. Su prometido habia sido nombrado el congresista mas joven del estado de Nueva York, y ahora estaba a punto de conseguir un escano en el senado. Estaba muy orgullosa de el. Tanto como para haber abandonado temporalmente su carrera como marchante de arte y dedicarse a apoyarlo debidamente en su ascension politica. --Stephen... ?no vuelves a la cama? Las voces melosas de dos mujeres jovenes llegaron hasta sus oidos antes de que sus cuerpos desnudos apareciesen tambien en la pantalla. Las chicas se aproximaron a su hermano y empezaron a insinuarsele, acariciando su rostro y torso expuesto, sin ningun pudor. ?No eran ambas dos famosas supermodelos?, se pregunto durante un segundo mientras acercaba el rostro a la pantalla. --Hermanita, tengo que dejarte. El deber me llama --aseguro su hermano justo antes de cerrar la conexion, sin miramientos y dejandola con los ojos como platos. Summer sacudio la cabeza al tiempo que imitaba a su hermano y bajaba la tapa de su portatil, escandalizada. Tardaria algun tiempo en olvidar esa escena. Durante varios minutos miro a su alrededor, tamborileando con los dedos sobre la encimera de marmol en la soledad de su enorme cocina, una estancia diafana decorada en su totalidad en blanco. Desde que se mudaron a aquel atico en Tribeca, pensaba que ese espacio estaba totalmente desaprovechado. Ni Bradley ni ella cocinaban mas alla de alguna ensalada, unos sandwiches o las tostadas francesas que solia prepararle los fines de semana que estaba en casa. Nunca se habia sentido segura en la cocina, pero ademas, aquel ambiente tan pulcro y aseptico no despertaba tampoco la poca creatividad que tuviese para enfrascarse en la tarea. Con la taza en las manos, sentada en uno de los taburetes de diseno en medio de aquella masa blanca, volvio a sentirse muy sola. Asi pasaba los dias, esperando que Bradley la necesitase u ojeando paginas de viajes en internet. El recuerdo de que tenia que revisar algunas ofertas le arranco una sonrisa. Antes de pensarlo por segunda vez abrio de nuevo el ordenador y con pulsaciones rapidas tecleo la direccion de su buscador favorito de viajes. Mientras las diversas ofertas aparecian ante sus ojos con los destinos mas exoticos y sugerentes, dio un largo sorbo a su cafe, dejando que las imagenes llenasen sus retinas. !Viajar! Se moria por volver a hacerlo. Fue una de las razones por las que oriento su carrera hacia el arte. Ser marchante le habria permitido hacerlo con frecuencia en busca de las piezas mas cotizadas para sus clientes. Y durante los dos anos que estuvo ejerciendo tras la universidad lo habia disfrutado minuto a minuto. Pero entonces Bradley fue nombrado congresista. Mientras su prometido, entonces novio, habia estado dedicandose a la abogacia, no vio problema alguno en que ella pasase tiempo fuera del pais, ya que su apretada agenda tampoco les daba la oportunidad de disfrutar de demasiado tiempo juntos. Pero al comenzar su carrera politica, los multiples eventos a los que debia asistir cambiaron la mecanica de la relacion. Recordaba que durante aquellos dias estuvo a punto de negarse a dejar su carrera y de repente, Bradley la sorprendio pidiendole matrimonio. Su declaracion en uno de los restaurantes mas exclusivos de la ciudad fue perfecta y conmovedora. El le dijo lo mucho que la necesitaba y lo mucho que ansiaba compartir su exito, juntos. Y ella, sencillamente, cedio a su entusiasmo y suplica, convencida de que era el momento de sacrificar parte de si misma por apoyarlo. A fin de cuentas, si no se hacen sacrificios por la persona que amas, ?por quien si no? Pero haber tomado dicha decision totalmente convencida no quitaba que, en ciertos momentos como aquel, sintiese que parte de ella se habia perdido durante los ultimos anos. La agenda politica y sus compromisos como congresista mantenian a Bradley cada vez mas ocupado y con menos tiempo para ella. La mitad del tiempo que disfrutaban juntos era en presentaciones, discursos, cenas y eventos beneficos. Y la otra mitad la dedicaban a dormir en la misma cama. Por eso, ella se pasaba el resto de sus horas libres planificando viajes en los que pudiesen disfrutar de unos dias a solas y recuperar la locura y pasion que los llevo a enamorarse. Unos dias en los que solo se vieran el uno al otro. Y en los que el gabinete de asesores, secretarios, agentes de prensa y responsables de la campana de su prometido no los acompanasen como una pesada e incesante escolta. En ocasiones pensaba que su relacion se habia ampliado a una docena de personas que, por otra parte, ni la veian a ella. Y eso no hacia mas que incrementar su soledad. Tras el ultimo sorbo con el que apuro su cafe, una de las alertas de paquetes vacacionales llamo su atencion sobre las demas. El mar azul bajo el sol dorado inundo su retina como una promesa idilica. Casitas blancas salpicaban la costa griega mientras de sus balcones y terrazas, buganvillas fucsias rebosaban como queriendo precipitarse al mar. ?No seria el lugar perfecto para celebrar su proximo y septimo aniversario juntos? La pregunta desaparecio de su mente de un plumazo cuando un par de pitidos, anunciando un mensaje, la sacaron de su ensonacion. Tomo el movil de la encimera y abrio la aplicacion para leer: Carino, no me esperes esta noche. Tengo que quedarme a solucionar un par de problemas. Lo siento. Dejo el movil sobre la encimera con el mensaje abierto y miro por la ventana al tiempo que dejaba escapar el aire lentamente de los pulmones. Sin mirar, volvio a cerrar la pantalla del ordenador, sintiendo que le ardian los ojos por las lagrimas. Al instante se vio a si misma como una nina egoista y caprichosa. No tenia derecho a sentirse asi cuando sabia que Bradley estaba trabajando con ahinco por su futuro, por el futuro de ambos. Solo tenia que pensar que cuando por fin fuese senador se casarian y su vida juntos cambiaria para siempre. Se levanto del taburete con determinacion y limpio de su mejilla la unica lagrima que habia conseguido escapar a su control. Tomo aire una ultima vez y salio de la cocina con el proposito de ocupar ese dia en revisar personalmente cada aspecto del gran evento. Seria la mejor anfitriona del mundo y el se sentiria tan orgulloso que la colmaria de besos y atenciones. Seguro que mas adelante encontrarian el momento de hacer un viaje juntos.

  • La seleccion de Kiera Cass

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    Cuando llego la carta, mi madre se puso euforica. Ya habia decidido que todos nuestros problemas se habian solucionado, que habian desaparecido para siempre. Pero su plan tenia un gran problema: yo. No creo que fuera una hija particularmente desobediente, pero ahi fue donde dije basta. No queria pertenecer a la realeza. Y no queria ser de los Unos. No queria ni siquiera <>. Me escondi en mi habitacion, el unico lugar donde no llegaba el parloteo que llenaba la casa, para pensar en algo que pudiera convencerla. De momento, tenia toda una serie de opiniones claramente formadas..., pero estaba segura de que no escucharia nada de lo que alegara. No podia seguir dandole esquinazo mucho mas tiempo. Se acercaba la hora de la cena y, al ser la mayor de los hermanos que seguiamos en la casa, me tocaba a mi ocuparme de la cocina. Me levante de la cama y decidi enfrentarme al enemigo. Mama me lanzo una mirada, pero no dijo nada. Ejecutamos una danza silenciosa por toda la cocina y el comedor mientras preparabamos pollo, pasta y unas rodajas de manzana, y poniamos la mesa para cinco. Si levantaba la vista de lo que estaba haciendo, ella me lanzaba una mirada furiosa, como si asi pudiera avergonzarme y hacerme desear las cosas que ella queria. Era algo que hacia a menudo, como cuando me negaba a aceptar un trabajo en particular porque sabia que la familia que nos acogia se mostraba innecesariamente maleducada; o cuando queria que yo hiciera una limpieza a fondo porque no podiamos permitirnos pagar a un Seis para que se ocupara de ello. A veces le funcionaba. A veces no. Y en esta ocasion no tenia ninguna oportunidad. Mama no me soportaba cuando me ponia tozuda. Pero aquello lo habia heredado de ella, asi que no tenia por que sorprenderse. De todos modos, en este caso no se trataba solo de mi. Ultimamente ella tambien habia estado tensa. El verano llegaba a su fin, y muy pronto nos enfrentariamos al mal tiempo. Y a las preocupaciones. Mama dejo la jarra de te frio en el centro de la mesa con un golpe de rabia. La boca se me hacia agua al pensar en el te con limon. Pero tendria que esperar; seria un desperdicio tomarme mi vaso ahora y luego tener que beber agua con la comida. --?Tanto te costaria rellenar el formulario? --dijo por fin, incapaz de contenerse ni un momento mas--. La Seleccion podria ser una magnifica oportunidad para ti, para todos nosotros. Solte un sonoro suspiro, convencida de que rellenar aquel formulario seria en realidad una experiencia proxima a la muerte. No era ningun secreto que los rebeldes --las colonias subterraneas que odiaban Illea, nuestro gran y relativamente joven pais-- lanzaban ataques sobre el palacio, violentos y frecuentes. Ya los habiamos visto en accion en Carolina. Habian calcinado la casa de uno de los magistrados, y habian destrozado los coches de unos cuantos Doses. Una vez incluso se habia producido una fuga sonada de una prision, pero, teniendo en cuenta que solo habian liberado a una adolescente embarazada y a un Siete que era padre de nueve hijos, no pude evitar pensar que en aquella ocasion habian hecho bien. No obstante, aparte del peligro potencial, sentia que se me romperia el corazon solo de plantearme participar en la Seleccion. No pude evitar sonreir al pensar en todos los motivos que tenia para quedarme exactamente donde estaba. --Estos ultimos anos, tu padre lo ha pasado muy mal --anadio ella, enfadada --. Si tuvieras la mas minima compasion, pensarias en el.

  • Amistad inesperada (Sweet love 1) de Moruena Estringana

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    El nino corrio tras su madre, incapaz de aceptar que esta los abandonaba a su suerte. El, inocente, no entendia que una madre que te quiere pudiera hacer lo que esta les habia estado haciendo a el y a su hermano desde que los tuvo; pero en la inocencia de este nino estaba el deseo de que su madre lo quisiera. De que se quedara por el. La estuvo llamando hasta que su padre se volvio y le cruzo la cara, haciendo que su ceja se partiera por la mitad. Del impacto cayo al suelo y observo a su madre implorandole que fuera hacia el. Que lo abrazara fuerte. Que le aliviara el escozor y el miedo de quedarse solo. Su madre solo lo miro un instante, antes de coger la mano de su padre e irse con el lejos para no volver. --Yo cuidare de ti, como siempre --dijo su hermano Kevin acariciando su ceja--. ?Neill? --Quiero que regrese mama. --No va a hacerlo, y estamos mejor sin ella. Neill asintio, pero en lo mas profundo de su corazon sintio como la pena lo envolvia. A su tierna edad no comprendia por que no era capaz de hacer que su madre lo quisiera. Y aunque era pequeno y entre risas y sonrisas todos creian que habia olvidado este episodio de su vida, lo cierto era que habia marcado su existencia, pues desde entonces no se permitia el lujo de amar, porque subconscientemente pensaba que, si una madre que debe quererte se habia ido para siempre sin mirar atras, nadie podria quererlo. Nadie era capaz de adivinar que, tras su sonrisa, se escondia un corazon herido que se conformaba con poco y en el fondo lo anhelaba todo. * * * Por otro lado, Debbie, de apenas seis anos, veia como el mundo de su amiga se destruia. Como todo cambiaba. Era tal el dolor que podia palpar mientras abrazaba a su amiga Kelly que, cuando regreso a su casa, ya no miro a su madre de la misma forma. Sin darse cuenta de que ese hecho que no le tocaba directamente habia cambado la vida de una inocente criatura. Y es que la mente de los ninos esta llena de suenos, de ilusion, de felicidad, pero tambien de muchos miedos que, si no se expulsan, pueden llegar a condicionar tu vida... y tus decisiones... Capitulo 1 DEBBIE Sigo a mi madre a la casa de la fraternidad. Y solo estoy aqui porque se lo prometi. Y por eso no digo nada cuando mi madre, de casi cuarenta anos, mira todos los cuartos como si fuera esa adolescente que disfruto como nadie de la universidad. Tanto es asi que parece que se ha quedado anclada en esa epoca. Para ella una cancion de cuna era un grito de guerra de las animadoras, y desde nina mis animos para los examenes tenian siempre un <> al que no le faltaban los pompones. Pero no se en que punto dejaron de hacerme gracia las canciones y los bailes. Yo no me parezco en nada a ella. Debe de ser que se quedo toda la efusividad para ella y no me cedio ni un apice cuando naci. De hecho, no se moverme con su gracia, y no digamos lo patosa que soy moviendo pompones; parece mas bien que estoy quitando el polvo. Y ni hablar de volteretas. A lo maximo que llegaba en educacion fisica era a dar una voltereta en la colchoneta que nada tenia de elegante. --?A que es precioso, Deb? --No --le digo sincera, y mi madre me mira de manera recriminatoria--. Solo estoy siendo clara, mama. --Y yo solo espero que no te cierres en banda. Es tu primer ano en la universidad. Toca disfrutar. Me abraza y sigue revisando la casa. Es la primera vez en muchos anos que siento que tenemos algo en comun y no quiero perderlo. Como si temiera que ahora que me marcho de casa ya no habra retorno. Tal vez si vivo en su fraternidad aprenda a conocerla. Aunque en diecinueve anos no lo he logrado. O puede que, cuando era pequena, si. De mis primeros anos solo recuerdo el ir tras mi padre a sus partidos, y los fans de mi padre... Siento un escalofrio. Algunas cosas cuesta olvidarlas, aunque lo intentes. --?Usted es Yovanna Smit? --mi madre, emocionada, mira a la joven de unos veinte anos que la observa desde la escalera. --!Si! Esa soy yo. La joven rubia de grandes ojos azules la mira ilusionada, como si acabara de ver a su idolo, y grita que Yovanna esta en la casa. Y es decir eso y cientos de chicas salen a recibirla. Todas del equipo de animadoras, como lo era mi madre, lo se por sus uniformes. Es una fraternidad de animadoras... Y yo, que voy a estudiar Historia Contemporanea y si muevo un pompon es para alejarlo al maximo de mi, no pinto nada aqui. Me siento fuera de lugar y presiento que me va a costar mucho adaptarme a la universidad. Y, por si esto fuera poco, echo de menos a mis amigas de toda la vida, sobre todo a Kelly. Se ponen a cantar y a saltar y saco el movil para contarlo en el grupo de mis amigas, que, como yo, alucinan con esto. Las canciones que creo mi madre siguen siendo un icono para la universidad. De hecho, al mirar hacia el salon veo una foto de mi madre animando. Era, y es, preciosa. Con su pelo rubio y sus grandes ojos verdes. Solo nos parecemos en los ojos verdes. Su cuerpo estaba lleno de curvas bien puestas y el mio parece una carretera nacional mal construida. No es algo que me moleste. No soy fea, mi pelo es mas castano y no mido el metro setenta de mi madre. Mido apenas uno sesenta. Aunque siempre pienso que soy alta, sobre todo cuando voy a comprar al supermercado, donde casi todo el mundo es mas bajito que yo. Aunque, como dice mi padre, es porque la mayoria han empezado a encoger. Le gusta meterse conmigo por lo de la altura, carinosamente, eso si. El mide casi un metro noventa y mi hermano pequeno va por el mismo camino. A veces me pregunto si me he equivocado de familia. A mi hermano, por supuesto, le encanta el futbol y parece que seguira los pasos de mi padre. En su epoca fue uno de los mejores delanteros y capitanes. Llego a la liga profesional, pero lo dejo todo para heredar la empresa de mi abuelo y cuidar de su familia. Un dia me confeso que en verdad todo tiene sus etapas y que la suya como futbolista habia pasado. Yo a veces siento que tengo parte de culpa en su decision. Y, aunque mi padre no ejerce de futbolista, le encanta escaparse a ver partidos y jugar cuando puede con sus antiguos companeros. Mi madre es como si no hubiera dejado la universidad; su espiritu sigue siendo el de una adolescente. Y eso me asusta un poco. A veces temo que este tan metida en el pasado que no sea capaz de mirar hacia delante o que cuando mire tome una decision drastica... Los anos pasan y ella es la misma. Algo genial, pero siempre crei que las personas adultas se comportarian como adultas y cada ano que pasa su locura se acentua. A veces me siento la mas madura de las dos y eso me hace sentir rara. Tener que decirle a mi madre que guarde la fila y no se cuele, o que no haga el ridiculo cuando no es necesario, deberia ser algo de sentido comun. Es como si cada ano que cumple acabara mandando la verguenza mas a paseo y le diera igual todo. --Ven, Deb, ensenales como mueves la cadera. La muevo como el punetero culo. Y mi madre lo sabe. ?Que hace? La ultima vez que intente bailar como una animadora acabe haciendo la croqueta en el suelo del salon y mi hermano se meaba de la risa mientras yo intentaba hacer algo decente. Todas me miran, y yo espero que se abra la tierra y me saque de esta pesadilla. --No, gracias. Sonrio y guardo dentro de mi la rabia. Es mi madre, deberia conocerme. Estoy aqui, pero no soy como ella. --Vamos, animate --las demas me miran y me evaluan. Se lo que estan pensando: <>. Si, lo soy, aunque no lo parezca. --No --le digo mas seria, y parece que lo pilla. Lo peor es que se pone triste. Me siento fatal; es como si mi madre hubiera esperado que, al entrar en esta casa, que se sabe de memoria y de la que me se cientos de historias, algunas de ellas que ojala no conociera, porque no son para ninos, yo cambiara de golpe y me pusiera a dar saltitos como si me hubieran metido un petardo por el culo. Se van con mi madre al salon y la acribillan a preguntas. Por supuesto, casi todas tienen que ver con mi padre, de como se enamoro del capitan del equipo y vivieron una intensa historia de amor y como lo dejo todo por irse tras el y se ha dedicado a el todos estos anos. La verdad es que las historias de mi madre siempre comienzan desde que conocio a mi padre. Es como si lo anterior no hubiera tenido trascendencia en su vida. Me se todo esto de memoria, por eso me marcho a ver el resto de la casa. Es enorme. Un gran salon con una cocina separada por una isleta. Salgo al jardin: la piscina no es muy grande, pero invita a banarse y con este calor no seria mala idea, pero no lo hare, por supuesto. Ya es demasiado vivir en una casa de mujeres perfectas, como para ponerme a su lado y ver todos estos defectos que nunca me han importado. Es como si, al entrar en esta casa, mi autoestima, por lo general alta, hubiera empezado a descender. No me gusta el camino que esta tomando, pero en parte es debido a todos estos cambios y a tener que compartir casa con personas que no son afines a mi. Pienso en la historia de mis padres. Es cierta. A el le salio un contrato en otra universidad y se fue, y mi madre lo siguio sin pararse a pensar en su carrera. Y dejo los estudios a la mitad. Enseguida se quedo en estado de mi y ya se olvido de lo que ella queria en la vida. Se pasa el tiempo en casa, dando ordenes a la chica que viene a limpiar, y visitando a las vecinas. Trabaja haciendo encargos de customizaciones de ropa. Le encanta dar su estilo a las prendas y recibe encargos de la gente del barrio para que les de un toque unico. No digo que no sea feliz, pero me pregunto si renuncio a demasiado por seguir a mi padre. El amor no deberia basarse en que uno de los dos renuncie a sus suenos, sino en que ambos cumplan sus metas y encuentren el camino para poder compaginarlas con la vida. A veces temo que un dia sea insoportable el peso... Por eso tengo claro que no pienso dejar nunca que el amor domine mi vida. Creo en el amor y tambien se que hay muchos idiotas que te prometen todo con tal de conseguir algo de ti. Eso lo aprendi a base de besar a un par de sapos; el regusto amargo que me han dejado me sigue dando arcadas cuando los recuerdo. Por eso prefiero hacer como si nada. Es mejor no recordar los errores. --Hija --mi madre me abraza por detras--, me voy, pero llamame para contarmelo todo. Y cuando digo todo es todo --me da un codazo complice. Si, mi madre espera que le cuente si me lio con un tio o si me acuesto con el. De hecho, me ha obligado a meter en la maleta varias cajas de preservativos. --Claro. --Y, por favor, pasa las pruebas. Es importante para mi que estes aqui. Es importante para ella porque es como si viviera por segunda vez su paso por la universidad. Asiento y me abraza hasta dejarme sin aire. --Te quiero, osita. --!Mama! --se rie y se aleja. La miro irse y no lo reconocere, pero la voy a echar de menos. Es la primera vez que voy a vivir sola y, aunque a veces me cansan sus excentricidades o que mi padre hable todo el dia de futbol con mi hermano, los quiero. Pestaneo varias veces para secarme los ojos y evitar que asomen las lagrimas y miro a las que seran mis nuevas companeras de casa. --Ven, te ensenaremos donde dormiras hasta que pases la prueba y te asignemos un cuarto. --Las sigo y me llevan a un dormitorio comun con varias candidatas a entrar. Todas me miran y casi todas parecen animadoras, con cuerpos perfectos y sonrisas enormes para impresionar a la capitana, que ni siquiera se como se llama, pero lleva escrito en su camiseta que es capitana. Esta claro que no le gusta nada presumir de ello... Mi madre tiene la misma camiseta, claro--. Deja tus cosas en esa cama vacia. --Asiento--. ?De verdad eres su hija?

  • Stripteacher de Lisa Aidan

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    ?Y si alguien te rompe tanto los esquemas que te hace replantearte todo lo que conoces?

  • Miel del desierto de Edith Pearlman

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    Hace ya varios decenios que Edith Pearlman viene reclamando un puesto entre los grandes cuentistas de todos los tiempos. Su modo incomparable de ver la realidad, su consumada maestria, su ingenio amplio y generoso, han dado lugar a que se la compare con Anton Chejov, John Updike, Alice Munro, Grace Paley y Frank O’Connor. “Miel del desierto” constituye una asombrosa recopilacion de relatos y viene a ser una autentica celebracion de la autora. Sean cuales sean sus personajes, Pearlman los conoce a todos, intimamente, y nos los describe con insuperable generosidad. Su prosa, tan afinada como poetica, arroja luz sobre momentos muy precisos y muy devastadores, logrando que reflejen la belleza y la gracia que puede haber en la vida cotidiana. Por su merito literario y por lo facil que resulta identificar a estos personajes que con tanta exquisitez y solidaridad nos describe, “Miel del desierto” es una recopilacion que nunca llegara a borrarse de la memoria del lector y viene a demostrar, una vez mas, que Pearlman es una gran maestra de la forma, pero tambien que su vision del mundo nunca deja de ser sabia y comprensiva.

  • Rebeca debe morir (Las doce puertas 6) de Vicente Raga

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    Dos historias narradas en paralelo. La primera trascurre en los principios del tribunal de la inquisicion de Valencia, donde es protagonista destacado el humanista Luis Vives, la inquisicion y sus secretos. Todos los personajes existieron en su epoca y todos los hechos narrados se corresponden con la realidad historica. La segunda historia es protagonizada por un grupo de amigos en la actualidad, que descubren que el misterio que creian resuelto, en realidad no ha hecho mas que comenzar.
    El lector va cambiando de historia cada 4 o 5 paginas. Personajes diferentes y relatos diferentes separados por quinientos anos. Parecen dos novelas en una. El lector se pregunta, ?y esto a que viene? ?Por que estoy leyendo dos narraciones sin aparente conexion?

  • El fruto del honor de Elif Shafak

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    La historia de una familia kurdo-turca que se traslada a Londres en los anos 70 sirve de motor narrativo para contar el dificil encaje de tradiciones distintas.

  • Deseos ocultos del conde de Lorraine Heath

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  • Pasado imperfecto de Julian Fellowes

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  • Raices de mujer de Luisa Garcia Martinez

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    Una infancia marcada por el maltrato, la soledad y el aislamiento. Una vida llena de porques. Un lugar al que no le permiten volver.Sara es una periodista reconocida en la ciudad de Londres. Ha luchado con fuerza para enterrar su pasado y forjarse un futuro prometedor, pero la enfermedad de su hermano la obligara a volver a sus raices. Regresara al lugar donde crecio, a sus tierras, al anisado aroma de las vinas. Volvera a sentarse bajo la sombra del arbol gordo, donde conocio el amor por primera vez, un amor que creia perdido.Los fantasmas del pasado la enfrentaran a sus miedos, a revivir pasiones olvidadas y a perderse en los ojos que un dia la cautivaron. ?Es posible recuperar un amor al que se habia renunciado? ?Seran tan fuertes sus raices como para elegir un nuevo destino?

  • Palabras de papel (Reporteros 3) de Marilo Lafuente

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    Maca es una mujer que se ha dejado convencer con mucha facilidad por palabras y promesas vacias.Bruno es un hombre atormentado y con un grave problema a sus espaldas; su excesiva responsabilidad.?Puede una mujer desenganada volver a confiar en el hombre al que ama??Puede un hombre apartar de su vida lo unico que le impide ser feliz?Una novela romantica en la que la historia de Maca y Bruno se mezcla con el dolor que causan las guerras, el sufrimiento de la hambruna y los dramas que producen las catastrofes naturales.Palabras de papel es la tercera entrega de la serie Reporteros.

  • El infierno de Ian (Saga Security Ward 6) de N. Q. Palm

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    Las cosas no podian ir peor para Ian Porter. Despues de buscar a Isabella y de encontrarla, todo se viene abajo. El destino les ha jugado una mala pasada.
    Ha estado ausente de su equipo por no poder concentrarse, algo que el capitan de su unidad, Slade Ward, exige al maximo. Hasta que despues de incorporarse a una mision de riesgo descubre que la vida le tiene reservadas algunas sorpresas. En Europa, vivira en sus propias carnes lo que han sufrido otras victimas. La impotencia y la rabia terminan por consumirlo.
    ?Puede una operacion en Budapest convertirse en el peor de los escenarios? ?Puede el amor superar una mala decision?

  • Trueque al desnudo de Federico Soubrier Garcia

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    “Trueque al desnudo” es una novela de aventuras que pretende expresar, mediante un proyecto cientifico actual, la complicada trama de adaptacion social a la que se sometieron los hominidos cuando hace 700.000 anos se desplazaron. Consiguiendo poblar el planeta, estableciendo vinculos entre diferentes culturas y, a veces, sucumbiendo bajo ellas. El principal personaje, el capitan, representa el papel de macho alfa, valiente, inteligente, simpatico y seductor. Habil cazador, pescador y trampero, no encuentra problemas en abastecerse y procurar los medios para la comodidad de Lucia, que ejerce como pareja, un tanto inadaptada al ecosistema y ensimismada con el culto a su cuerpo, intentando colaborar en la medida de sus posibilidades. Viernes y su tribu simbolizan el miedo al contacto con una sociedad desconocida y el valor del trueque, que significo la chispa para prender los origenes del desarrollo cultural y economico a nivel mundial. Una vida idilica en un lugar paradisiaco, dara un vuelco inesperado para el lector convirtiendo esa paz en una situacion inusitadamente peligrosa.

  • Dias sin ti de Elvira Sastre

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    Dias sin ti es una historia de complicidad a traves del tiempo, la de una abuela y su nieto. Dora, maestra en tiempos de la Republica, comparte con Gael la historia que la ha llevado a ser quien es. Con ternura, pero con crudeza, confiesa sus emociones a su nieto escultor, un joven con una sensibilidad especial, y le brinda, sin que este lo sepa todavia, las claves para reponerse de las heridas causadas por un amor truncado.

  • AIDAN (Genesis 4) de Maricela Gutierrez

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    Cuando apenas era un nino, Aidan fue entregado para convertirse en esclavo del mal. Durante mucho tiempo lucho ferozmente para no permitirle a su peor enemigo doblegarlo, pero este encontro la unica forma para hacer que el guerrero se rindiera. Desde entonces, el solo espera a que sea el momento correcto para escapar de las garras de su opresor y, recuperar lo que le fue arrebatado. Su busqueda lo llevara mas alla, a los brazos de una pequena chica que se encuentra esclavizada, aunque esta vez por la maldad de los hombres.

  • La invencion de la naturaleza de Andrea Wulf

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    La esplendida biografia de Alexander von Humboldt, el heroe perdido de la ciencia y padre de la ecologia.

  • Crimenes del futuro de Juan Soto Ivars

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    En un mundo preapocaliptico al borde del cataclismo social y moral, tres mujeres atormentadas luchan por sobrevivir y ser duenas de su propio destino. Julia, Margarita y Palida son las protagonistas de Crimenes del futuro, una fabula de inquietantes signos profeticos, en la que Espana se parece mas a los turbulentos y miserables anos 40 que a lo que deseariamos que fuera el siglo XXI.

  • Una chispa de locura de Cora Reed

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    Al llegar al hospital para empezar la jornada de aquel dia, lo ultimo que Isy esperaba era descubrir a su novio entre las piernas de una de sus pacientes. Pero eso es lo que ve cuando abre la puerta de su despacho. Y se siente tan perdida, traicionada y dolida que busca encontrarse a si misma en el lugar que la vio crecer: un pequeno pueblo de Extremadura.
    Lo que no imaginaba era que alli se sentiria arropada por el amor de sus padres, volveria a revivir retazos de su ninez y, sobre todo, que se tropezaria con Victor, un tipo reservado y misterioso que parece dispuesto a poner su mundo del reves.

  • Dime Lo Que Deseas de Jude Deveraux

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  • RUDIS de Marcos Nieto Pallares

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    <> Lector en Goodreads

  • No me avisaste, corazon de Loles Lopez

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    Tras recuperarse de un accidente automovilistico, Idalia decide hacer un paron en su esquematizada vida y viajar a Verona para pasar una temporada con su alocada y querida prima Alba. Nada mas llegar, esta la arrastra a la casa de Julieta, donde, a los pies de la famosa estatua, Alba pide que el amor les sonria a las dos.

  • Amor divino, amor profano de Sandra Ferrer Valero

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    La campana de San Damian, vieja y oxidada, resono en la fria manana. Cuando sor Felipa, la monja tornera, se acerco a la puerta que separaba su mundo del exterior se sorprendio al oir aquella voz dulce. No era una de las muchas gentes de la comarca que venian a dejar sus donativos a cambio de algun milagro. La muchacha queria hablar con sor Clara, la madre superiora. ?Por que debia molestar a la Madre? Pregunto con dulzura sor Felipa, demasiado acostumbrada a escuchar aquella suplica desde el otro lado del muro. Preparada como estaba para dar la misma respuesta de siempre, nuestra Madre se encuentra en retiro o descansando o demasiado exhausta para recibir a nadie (no se preocupe que rezara por todos ustedes), la joven respondio con decision, cambiando de repente el tono de voz. Tenia un mensaje urgente, importante, para sor Clara y no podia esperar. No se iria de alli hasta haberselo dado en persona. No supo como pero sor Felipa se encontro, por primera vez en mucho tiempo, sin argumentos para frenar la voluntad de la muchacha que permanecia al otro lado con tono decidido. -- Me estoy helando, hermana, tenga piedad de una pobre alma que necesita transmitir una ultima voluntad a sor Clara. Habia dicho la muchacha. Y, a pesar de que sor Felipa sabia a ciencia cierta que dentro de San Damian no apaciguaria los temblores del cuerpo, abrio la pesada puerta que se encontraba junto al torno. Mientras abria aquella ruda lamina de madera carcomida miro de reojo a la joven. ?Cuanto tiempo habia pasado desde que ella misma habia vestido como una mujer, como aquella que la miraba con impaciencia? ?Cuanto habia pasado desde que Felipa se habia alejado del mundo siguiendo la luz de Clara? Demasiado. O quiza no tanto… Segundos antes de que el mundo de sor Clara y sus hermanas abriera por unos momentos su puerta al siglo, la joven se giro y miro al final del camino. Alli esperaba un hombre cuya silueta parecia la de alguien cansado y agotado. No sabia si podria verla, pero aun asi, ella le dedico una sonrisa que se perdio en la bruma de la manana. Y entro en San Damian. -- Disculpe Madre.-- Con susurrante voz, casi inaudible, sor Ines intento llamar la atencion de la Madre Clara. Algo que no era tarea facil cuando la abadesa del convento de San Damian, a la que todas llamaban madre, y no abadesa, pues nunca quiso ostentar cargo mundano alguno, se encontraba sumergida en sus oraciones. Como si se encontrara bajo del agua, la Madre Clara sentia las voces del mundo ahogadas y huecas. Parecia una estatua imperturbable si no fuera por el ligero y debil movimiento en su pecho al respirar. Sor Ines levanto la vista de la Madre Clara y miro con cierto nerviosismo hacia la puerta de la pequena y destartalada capilla pensando en aquella joven que acababa de llegar desde Asis con la firme intencion de hablar con la Madre Clara. No he podido persuadirla para que se marchara, se habia justificado sor Felipa, quien tenia la consigna, como hermana tornera, de limitar las visitas del exterior a San Damian. Todo el mundo sabia en la pequena ciudad de Umbria que Clara, aquella mujer tenaz y decidida, habia abandonado el siglo para no volver nunca mas a el y sin la mas minima intencion de conocer ninguna noticia del mismo. Y aun asi, la muchacha que se habia plantado en la puerta del convento tenia la determinante intencion de no marchar sin hablar antes con la madre de las Damas Pobres. ?No sabian que a Clara no le importaba nada el mundo? ?Por que venian a molestarla? Constante era el peregrinar de hombres y mujeres que depositaban en el torno de sor Felipa regalos para las hermanas, comida, ropa, utensilios, a cambio de alguna ayuda milagrosa. La Madre Clara se conocia en Asis por haber realizado algun milagro, desde aquellos que aseguraban que sanaba a los enfermos hasta su gran gesta al expulsar a los sarracenos de los muros de la ciudad alzando con su mano el Santisimo Sacramento ante los ojos del infiel. Por eso todos querian acercarse a ella, aunque fuera con presentes que sabian de antemano que volverian al mundo, pues en San Damian la pobreza era la maxima que regia su dia a dia. Solamente se quedaban con lo estrictamente necesario para sobrevivir y la Madre Clara hacia lo que podia con sus sinceros y constantes rezos poniendo a prueba su cansado cuerpo, que ya habia vivido mas de cuatro decadas de sufrimiento involuntario e infligido por su propia fe. Sor Ines seguia esperando junto a la que fuera en otro tiempo su hermana mayor en el hogar en el que nacio en Asis. Ahora era su Madre espiritual, quien la habia guiado por los senderos de la fe y la habia ayudado a alejar de su persona todo atisbo de actitud mundana. Algo dificil para sor Ines, quien habia seguido a su hermana a San Damian mas por amor a su persona que por una profunda devocion, a pesar de rezar dia a dia para hacerse digna de formar parte de las Damas Pobres. Lo que no habia podido dejar tras los muros de San Damian era aquella curiosidad que impregnaba su rostro de ratoncito husmeando en la existencia de los demas. Poco habia que descubrir en el monasterio, mucho menos de lo que observaba en las puertas medio cerradas de su palacio en Asis, cuando era una hermosa muchacha avida de comerse el mundo. Aun asi, siempre la curiosidad hacia que sor Ines encontrara algo que la mantuviera ansiosa y vigilante. En aquel momento, la misteriosa identidad de la joven que esperaba en el locutorio era mas de lo que podia pedir en sus monotonos dias de rezos, trabajos en el reseco huerto o alimentando a las escualidas gallinas. Sor Ines miraba a su hermana y a la puerta de la capilla con aquellos ojos oscuros, penetrantes, llenos de vida que siempre habian iluminado su bello rostro, incluso ahora que lo enmarcaba un velo aspero e hirsuto al que mucho tiempo, demasiado, tardo en acostumbrarse. -- Madre, perdonad pero…-- Sor Ines intento modificar la formula de la peticion y elevar levemente el tono de su voz, pero tampoco surtio efecto alguno en la Madre Clara. Sabia que hasta que no terminara su profundo dialogo con Dios, ni un terremoto la perturbaria. Silencio. Seguia el silencio de la oracion de la Madre Clara y seguian las miradas hacia un lado y otro de sor Ines. Silencio. Un silencio roto tan solo por las gotas que caian en un ritmico orden del techo lleno de humedad y que formaban charcos imperterritos en la capilla, contribuyendo al gelido frio de invierno y el sofocante calor del verano. ?Cuando vendria messer Mateo a arreglar por fin aquel maltrecho tejado? Desde que el pueblo campesino, los labriegos, los artesanos, se habian rebelado ya nada habia ido bien. Y de eso hacian ya unos cuantos anos. El orgullo aristocratico de la que un dia fue bautizada como Catalina, pero resucito como sor Ines, no habia desaparecido al vestirse la toca de religiosa. Era un pecado de orgullo que no podria desterrar de su corazon. El linaje de su familia, los Favarone, se hundia en las profundidades de la historia y nunca habia perdonado ni posiblemente perdonaria a aquellos estamentos inferiores que habian querido para ellos lo mismo que los grandes nobles de las ciudades. Y habian sacrificado a su padre en el camino… Luchaba a menudo contra el pecado de la soberbia mirandose en el espejo de quien un dia fue su hermana mayor, quien no albergaba en su corazon ningun odio ni rencor posibles. Pero sor Ines sabia que, a pesar de que su entrada en religion habia sido milagrosa, tenia que trabajar mucho sus rezos y penitencias para conseguir estar a la altura de muchas de las hermanas pobres de San Damian. Curiosidad, soberbia, y algun que otro defectillo hacian de aquella graciosa jovencita una monja dificil de corregir.

  • Harley R. (Moteros 2) de Patricia Sutherland

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    Para Abby nunca ha habido nadie mas que Dakota, un motero con el que suena despierta desde que iban al parvulario, pero ahora sabe que sus suenos nunca se haran realidad porque el no esta enamorado de ella, sino de Tess, su hermana mayor. Prendada de un hombre que el destino ha querido convertir en su cunado, sintiendose traicionada por su propia hermana y dolida con su familia que parece haberse puesto de su parte, Abby se precipita al vacio de la depresion, un abismo del que, haga lo haga, no consigue salir. Cuando aquella manana, sin saber como, amanece en la cama de Evel, el mejor amigo de Dakota, Abby comprende que ya no puede caer mas bajo.

  • Setenta millones de mariposas (Los Zuccarelli 3) de Mar B. Prat

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    AVISO: No sigas leyendo si no has leido “Sangre de una estrella violeta”

  • El sol brilla por la noche en Cachemira de Andres Pascual

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    Inspiro, espiro. ?Por que mi cuerpo se aferra a la vida, si lo unico que quiero es morir? Me apoyo en la barandilla del puente y sigo con la vista el avance lento de una barca cargada de telas. La mujer que la guia, ataviada con un sari agitado por el viento, introduce el remo en el agua turbia con el mimo de una repostera que remueve chocolate. Inspiro, espiro. Ya no me queda nada por hacer en esta Tierra que cada vez tiene menos de madre. Nadie que estuviera en mi lugar querria seguir viviendo. Me quito la gorra azul y paso la mano por la cara. La barca se escora hacia la orilla, donde un par de adolescentes esperan junto a un carrito de madera con el que transportaran la delicada seda. Imagino lo que ocurrira despues: la apilaran en su comercio del mercado, sera acariciada por clientes indecisos y dentro de unos meses venderan el ultimo rollo y llegara otro bote con un nuevo cargamento. Es injusto que, mientras yo me veo obligado a soportar mi pena insoportable, la vida siga para el resto con esta exasperante normalidad. Giro la vista hacia la carretera. Un camion del ejercito indio toca el claxon y escupe humo negro que pica en la garganta. Durante unos instantes no veo nada, pero al poco se disipa la nube y amanece de nuevo Srinagar, la capital de verano de Cachemira. Contemplar esta ciudad es pegar el ojo a un caleidoscopio. A pesar de llevar a sus espaldas varias decadas de guerra, conserva el aspecto de un escenario atiborrado de atrezo en el que bien podrian representarse todas las leyendas. Frases en hindi, pakistani y tibetano hacen tirabuzones en el aire, tejiendo una pashmina de palabras. Docenas de dioses y budas se dirigen a sus templos; hay tantos que han de cederse el paso en las esquinas. Mientras espero a que el soldado que conduce el jeep venga a recogerme, cruzo al otro lado del puente. El lago Dal parece una enorme acuarela. En sus fondos dormitan --como adictos al opio-- proyectiles sin explotar. Una inquietante serenidad en forma de bruma envuelve a los barcos-casa anclados en los desvencijados embarcaderos. Se confunden sus contornos, vibran como los suenos. En otro tiempo, esta atmosfera de contrastes me habria fascinado. Los soldados que custodian la <> demarcada por Naciones Unidas danzan entre los sacos terreros y las alambradas que cruzan la ciudad como retorcidas cicatrices. La persistente polvareda se entrevera del tufo de la fruta pisada a la entrada de los santuarios, del canto del muecin que llama a la oracion desde la mezquita, del humo de la manteca que queman los lamas. Cuantas paletas de colores para un solo lienzo... A ella tambien le habria fascinado estar aqui. Inspiro, espiro. Me seco el sudor de la frente con la manga del polo. Es de color negro, con el emblema cosido en el pecho, la tipica vestimenta de observador de la ONU. Un helicoptero sobrevuela mi cabeza. Su sombra me engulle durante un instante y se pierde en la tierra ennegrecida por el aceite derramado de los tanques. Una voz logra hacerse oir entre el ruido atronador: --!David! !Hora de volver! Es mi chofer. Le dirijo una mirada desganada. No es mal chico. Se alisto en los cascos azules para ayudar a la humanidad. Acostumbra a decirlo asi, con la ingenuidad de un nino que sale por primera vez de excursion con el colegio. Yo nunca hablo de lo que me trajo aqui. Antes pase por Somalia y por Haiti. Nadie creeria que estoy buscando una manera rapida de acabar con todo. Me dirijo al jeep. En la parte de atras se amontonan media docena de tijeras para cortar alambre que acabo de comprar en el mercado. Si los mandos las hubieran pedido a traves del protocolo de abastecimiento habrian tardado una eternidad en llegar, y las cosas no estan como para perder tiempo. Cada dia que pasa, los destacamentos de fuerzas internacionales nos vemos obligados a levantar nuevas empalizadas alrededor de los campamentos. Tras una temporada de tregua no escrita, han surgido grupos radicales que no dudan en atacar a pecho descubierto. Ni siquiera sabemos quien es el enemigo; indios, pakistanies y cachemires independientes guerrean en un marco confuso que yo aprovecho para hacer mas inspecciones de las que me corresponden. Siempre que puedo me salgo de la ruta, flirteo con la muerte. --Tenemos que regresar cuanto antes --dispone el chofer con aire de veterano--. Se esta haciendo de noche y pronto saldran los espectros. Mas de una vez he oido esa expresion a los lugarenos. Dicen que los muertos vagan con impunidad por este valle enclaustrado entre escarpadas montanas. Yo tambien lo creo. Cada vez que se pone el sol, los imagino acercandose a los nidos de mortero y jugueteando con los muelles hasta que se escapa una bala. --?Dejas que conduzca yo? --le pregunto. Me mira con desconcierto. --No. --Apiadate de mi. Llevo muchas semanas de copiloto... --Sabes que me arrestaran. Me llevo la mano al pecho. --Un kilometro antes de llegar, paro y te lo devuelvo. Prometido. Me siento al volante sin darle tiempo a reaccionar y enfilamos la carretera que discurre sobre la linea de control. Tras medio siglo generando resentimiento y cadaveres, nadie gasta dinero en reparar los efectos del monzon sobre el precario asfalto. Azotados por los desprendimientos, algunos tramos de esta frontera inventada apenas aguantan sin vencerse hacia el fondo del barranco. Nos sumergimos en el silencio que por la noche hiela el alma de los jovenes reclutas hasta hacerles creer que estan acurrucados bajo mantas de nieve. Al rato, creo divisar un reflejo. No pueden ser las luces del campamento, aun estamos lejos. Tampoco hay luna, ni es noche de estrellas fugaces. Detengo el jeep y repaso el cerro palmo a palmo. No veo nada, pero me invade una sensacion extrana. Llevo varios meses aqui, volviendo sano y salvo de las misiones mas arriesgadas. Algun dia tiene que agotarse la suerte. ?Va a ser hoy cuando por fin ocurra? Siento un pulso ajeno, el corazon de la cordillera se acelera y trepa por los neumaticos para resonar en mis entranas. La niebla despliega un par de brazos fantasmales. Reanudo la marcha, pero al poco he de parar de nuevo. En mitad de la carretera hay una gran roca desprendida de la ladera... O eso quieren que creamos. ?Va a ser hoy? Permanezco unos segundos quieto, aguzando el oido. La respiracion de mi companero se agita, poco a poco se acompasa con los desaforados latidos de la montana. Como impulsado por un resorte, lleva su mano al arma automatica e intenta decir algo, pero un estallido sordo solapa todas las palabras. A partir de entonces tomo conciencia de las cosas con una claridad inusitada. Escucho el clic del detonador,

  • Las Ramonas de Ana Cabaleiro

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    Mi marido se acuesta con esta pobre ilusa, vuelve a pensar Mona Otero. Vuelve a pensarlo por tercera o quiza ya por cuarta vez desde que se subio al coche y se desespera, porque no llevan ni tres minutos de trayecto. Esta imagen, la de la pobre ingenua seducida, ya la ha tenido antes, al menos unas veinte o treinta veces mas durante la boda del sabado. Y en simultaneo tambien piensa que ya es mala suerte que le haya tocado ir en el maldito coche con ella. Todavia van a la altura del cruce del gallinero, que ademas de no ser lo que se dice un cruce, no tiene cerca ningun gallinero, solo la granja de pollos de los Novo, que forma parte del paisaje historico del entorno desde que a Mona le alcanza la memoria. Lo que si es cierto es que ese cruce, que es mas bien el empalme de una pista en otra, es como una frontera, el final de Saidres, la parroquia de Mona y el comienzo del exterior, sea cual sea ese exterior, Silleda o Lalin, o incluso Pontevedra o Compostela, esos sitios a los que habitualmente hay que ir por alguna causa: comprar, ir al medico o arreglar algun papel. Ahora ya no es sabado, es lunes, y Mona Otero tiene, en efecto, todo el cuerpo de lunes, acido y pesado, y se ve metida en un coche con una tia que sin duda es la amante de su marido y se siente arrasada por dentro por el fin de semana terrible que acaba de padecer, que ha sido como un rosario de pesadillas extenuantes. Mona Otero sonrie. No sera ella la perdedora de la historia. Nunca lo ha sido en casi quince anos de matrimonio. --Oye, me alegre mucho el sabado cuando vi que te habian contratado. Eres la unica fotografa que conozco que saca guapa a cualquiera. La conductora del coche, la amante de su marido, Ra Meixide, entabla la conversacion justo con lo que mas le puede doler, el machaque de su espiritu profesional con la maldita frase de sacame guapa. Ambas saben que esa fue la causa del encontronazo del sabado y Mona trata de dilucidar si su interlocutora es valiente o una simple inconsciente al volver a hurgar en la herida. --A ti te ha pasado como a mi. Por un lado teniamos que trabajar y, por el otro, ibamos de invitadas, y de tanto atender al trabajo al final no disfrutas de la fiesta. Ra Meixide sigue perorando animada sobre la maldita boda. Demasiado animada, le parece a Mona. Empieza a preocuparse por el rumbo que esta tomando la conversacion, pero no le queda mas remedio que entrar en el juego. --Era la primera boda que hacias, supongo. Como llevas aun tan poco tiempo de concejala... --Si, si, me hizo muchisima ilusion, ?sabes? Porque los novios pidieron ex profeso que los casara yo. Al oirla, a Mona le viene como una rafaga de compasion. Ya no es solo que Ra Meixide le parezca algo ingenua, sino tambien egolatra profunda. Entiende que la flamante concejala de Participacion Ciudadana y Turismo esta ensayando para labrarse la pose de politica humilde, de las que quieren seguir siendo pueblo llano. Para empezar, hoy pone su coche particular a disposicion del projimo, en este caso, a disposicion de Mona, para los viajes compartidos. Ra Meixide, una politica de su tiempo que no malgasta el erario publico, que contribuye a la conservacion del medio ambiente y bla, bla, bla, una persona maravillosa. !Cuantas como ella ha conocido! Apenas estan llegando al atajo que atraviesa la parroquia de Negreiros y que va a dar a la nacional 525, justo antes de la recta de Rolan. !Lo que aun le queda metida en ese coche! Cuarenta kilometros por lo menos. --?Como es que vas hoy a Compostela? Y tan temprano. --Tengo una reunion a primera hora en San Caetano, a primerisima hora, la verdad. Por eso cuando vi tu solicitud en BlaBlaCar me parecio perfecto aprovechar el viaje. A Mona le parecen demasiadas explicaciones. Una reunion en la Xunta en agosto ni siquiera le suena creible, pero Ra Meixide continua hablando como una metralleta, con un soniquete estridente, tal como la recuerda en los mitines de la campana electoral. Al pasar por el trecho de carretera desde donde se ve el lugar de Riobo, todavia en la parroquia de Negreiros, Mona deja volar la parte tonta de la neurona hacia el grupusculo de casas donde paso su primera infancia, en casa de tia Milita, que ni era tia suya ni nada. No era mas que la casa en la que se habia criado su padre despues de que lo hubieran recogido de dios sabe donde. Nunca le han contado ese momento de la historia familiar. Alli queda, escondido, no se ve desde la carretera, el puente de piedra que pasa sobre la via del tren, junto a la casa de Penido. Era en otro tiempo un territorio autonomo, una reserva independiente y secreta, todo un mundo propio, con un pretil de piedra que se curvaba en arco por encima de los railes, que se veian alla al fondo y que atesoraban todo un universo maravilloso de fabulas pobladas de monstruos que vivian entre las zarzas de las lindes y entre las traviesas de la propia via. Era un mundo oscuro, el de los cuentos que se inventaban desde la atalaya del puente, donde no habia espacio para princesas, porque en los cuentos de aldea solo habitan ogros y dragones deformes y amenazantes contra los que hay que luchar a muerte en batallas terribles e imaginadas cada dia, siempre peligrosisimas. Por eso llegaba tarde a comer a casa de tia Milita. Piensa, como de pasada, como si fuera un pensamiento dormido en una galaxia paralela, que deberia plantearse algun proyecto sobre los puentes de piedra, o sobre las vias del tren, o sobre los terraplenes que las limitan infestados de zarzas y maleza, algo que por fin impactara a su galerista. --Me encantaron tus zapatos, de lo mas elegante que he visto en mucho tiempo. La gran Ra Meixide, la concejala animosa, parece sonreirle en senal de paz. Acaban de entrar en A Bandeira, y ante el semaforo en rojo, paradas de un modo absurdo en una calle desierta, silenciosa, desolada a esas horas tan tempranas, se ve a si misma y a la amante de su marido como si estuvieran en la via principal de un poblado del Oeste despues de un tiroteo. Mira con algo de ansia a las aceras, a las ventanas de los bajos, a los escaparates, y no ve ni un triste gato ni un perro callejero ni un pajaro despistado que surque el aire a esas horas de la madrugada. Son apenas las siete y cuarenta de una manana de lunes. Y ademas de ser lunes, es agosto, y llueve malamente y sin ganas, como por tocar las narices. Y ya ha pasado mucho desde la espera en el punto de encuentro, a la puerta de la taberna de Saidres, la de Concha, rogando a los dioses profanos que el conductor de BlaBlaCar no se hubiera perdido. Andar por las aldeas no siempre es tan facil como parece en Google Maps. Diez minutos resguardada bajo el balcon del bar, mirando obsesivamente hacia el lado de A Pena, que era por donde tendria que aparecer el coche, atisbando a la nada, o sea, hacia unas cuantas fincas y la casa abandonada del cura al fondo, con la iglesia en lo alto, y al final, Ra 32 anos conductor nivel experto era la maldita concejala parlanchina. --Y ademas de elegantes, parecian comodos. Eran comodos, ?no? La voz aguda no le da tregua, voz de politica competente y dispuesta, que la devuelve a la noche del sabado, al claustro en ruinas del monasterio de Carboeiro, decorado para la ocasion por algun pijo con infulas artisticas, imitando una especie de jardin silvestre entre piedras historicas. Alli estaba ella, a las siete de la tarde, con sus zapatos dorados recuperados directamente del arcon del desvan de la casa de Saidres, que acumulaba quincalla de cuya procedencia ya nadie en su familia sabia responder; podian ser las cosas del tio Ernesto de cuando estuvo embarcado, o los restos del equipaje de una hermana de la bisabuela que volvio de Brasil rota y moribunda, o simplemente trastos sin historia, restos desvalidos de la vida de cada uno que habian ido llenando, a lo largo de los anos, el arcon del desvan. --Si, eso si, comodisimos. Van pasando por Loimil y grandes nubes grises y bajas siguen lagrimeando mansas. Ra Meixide conduce al limite de la prudencia, pero sin sobrepasarlo, con un punto de correcta contencion. Habla animadamente de la boda, de como conocio a los novios, ahora ya matrimonio, de como le pidieron que fuera ella, la nueva concejala, la del recien formado Gobierno municipal, la que oficiara la ceremonia civil. Ni diez semanas hacia que ostentaba el cargo, era su primera boda. --Me ha encantado la experiencia, la verdad. En general las bodas son momentos de tanta felicidad, todo el mundo se esfuerza para que salga todo perfecto, para que tenga ese toque como de magia, ?no? Ademas, la novia iba taaan espectacular, ?a que si? Para Mona, la novia podria haber ido envuelta en celofan y no habria ido mas espantosa. En realidad, no le apetece hablar de la boda. No quiere hablar de nada con esa tia, pero contribuye a la conversacion como cabe esperar. --La que iba espectacular eras tu. Me encanto el vestido que llevabas, !que tela!, con esos brillos, con esos matices irisados... Le agrada comprobar que Ra Meixide es tan simple como egolatra, y no tiene reparo en seguir con frivolidades. --Bueno, chica, es que en eso de las telas yo juego con ventaja, quieras que no, es una asignatura que me ha tocado estudiar desde la cuna. Mona recuerda la tension en la fiesta patronal de San Juan, cuando ella y sus primas estrenaban sus vestidos, todas tiesas y temerosas de mancharlos o estropearlos. Por aquel entonces, conocia a la gran Ra Meixide por ser la hija de Mucha, la de los retales, en cuya tienda la tia Milita compraba las telas para hacerles los vestidos, todos identicos, a lo mejor cambiando el color de un lazo o de un volante. Las llevaba a sesiones interminables para escoger el genero en los escasos diez metros cuadrados de local, que mas bien parecia el despacho de un estanco, con estanterias y cajas de rollos de tela, de hilos, de gavetas llenas de muestras de botones, de presillas, de pasadores, de corchetes, alli toqueteando, sobando y palpando calidades, consistencias y resistencias, mientras se desgranaba, una a una, la vida de cuanta conocida habia. Y alli estaba ella, la hija de Mucha, la de los retales, sentada en una banqueta en un rincon, entre el mostrador y el escaparate, con el libro abierto sobre las rodillas, atenta a lo que se le mandase: nina, cogeme ahi en ese cajoncito los botones nacarados, ese, si; sacale aqui a la senora esa tira de puntilla fina que acaba de llegar, que me parece a mi que le va perfecta a la cinturilla de estos conjuntos. La pequena Ra Meixide, callada y obediente, podria muy bien haber protagonizado una pelicula de esas de como se alcanza el gran sueno americano, con teson y esfuerzo, la hija de soltera que ayuda en el negocio familiar, estudia con becas publicas y suda sangre y lagrimas hasta que consigue la plaza en propiedad de profesora de quimica en un instituto, que llega incluso a directora del centro, y que se permite una excedencia para ponerse al servicio de la ciudadania en el Gobierno municipal. Y todo antes de la edad de Cristo. Sin perder, por tanto, ni un minuto de su vida. --La del vestido rojo con cristalitos cosidos, ?sabes cual te digo? Claro que Mona sabe cual le dice. Iba armada con una reflex ultimo modelo y un juego de flashes nuevecitos. Mucha idea de fotografia no se le veia, porque se movia de una punta a otra como si tuviera que hacer fotos desde todos los angulos, cuando una profesional de verdad lo que hace antes de empezar es buscar la direccion de la luz y localizar los espacios para ir a tiro fijo. --Me toco compartir mesa con ella, y era simpatiquisima. !Vaya personaje! Estuvo contando anecdotas de sus viajes. Resulta que ha recorrido medio mundo. Simpatica seria, pero Mona recuerda a la supuesta senora viajera usando la camara en automatico y disparando cuando se le antojaba, muchas veces al mismo tiempo que ella, quemandose mutuamente el trabajo con tanto flash, y consiguiendo que le cayeran bien todos los demas invitados que andaban por alli incordiando con sus moviles de ultima generacion para hacerse el tipico selfie con los novios. --!Que risa! Nos conto que en la India tenia que ducharse con un cubo y un cazo, y que un dia por lo visto le toco un cubo con rana y que se fue duchando como pudo mientras la rana la miraba fijamente. !Nos tronchamos! !Si hasta imitaba a la rana y todo! La concejala prosigue animada con las anecdotas del sabado, y Mona, viendo lo mucho que se enrolla con ese tema, sabe que acabaran llegando a la parte espinosa. Dejan atras el puente sobre el rio Ulla, cubierto de niebla y calabobos, y se van acercando ya a Santa Cruz de Ribadulla. Mona se da cuenta de que Ra Meixide hace gala de una mezcla curiosa de politica abierta y dicharachera, de conversacion amable y campechana, con un poso cotilla y desinhibido, que identifica con la herencia de los anos que paso en la tienda materna de los retales. Ya a la altura de la senal de la limitacion a cincuenta, en la entrada de Lestedo, a Mona le viene a la boca un regusto a bilis. Alli, justo alli, pero yendo en sentido inverso, le habia puesto la guinda a la desastrosa jornada del sabado. Alli la paro el agente de trafico, barra luminosa en ristre, y perdio los pocos puntos del carne que le quedaban. Atraviesan Lestedo, y la boda y toda la hecatombe que desencadeno siguen planeando sobre su animo. Es justo en ese punto cuando cae en la cuenta de que la concejala no le ha preguntado que hacia en Saidres, sola y sin coche, un lunes por la manana, cuando ella y su marido viven en Compostela. Y piensa de nuevo lo que ya pensaba en aquel instante preciso de la boda, el sabado por la tarde, lo que lleva pensando desde que se monto en ese coche: mi marido se acuesta con esta pajarraca. Y a continuacion algo aun peor, y el muy cabron me la manda para que me haga de choferesa hasta Compostela. Le entran ganas de abrir la puerta y tirarse en marcha. Quien la habra mandado montarse.

  • El rastro de los cuerpos de Jose Miguel Tomasena

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    Circulabamos por uno de esos tuneles mal hechos que hacen en Mexico, en el que cada tres dias se mata alguien, porque en lugar de hacerlo en linea recta, lo construyeron con mas curvas que una carretera de montana. Tania manejaba. Era medianoche y casi no habia trafico. Al salir de la primera curva nos encontramos con un perro tirado a la mitad de la avenida. Tania alcanzo a esquivarlo y se orillo. ?Esta vivo?, pregunto mirando por el retrovisor. En efecto, el perro aun movia la cabeza y parecia hacer un gran esfuerzo por moverse. Antes de que yo pudiera decir algo, Tania ya se habia bajado del coche y corria entre los carriles hacia el animal herido. Vi el reflejo de unos faros en la pared del tunel y escuche el sonido de un motor que se acercaba. Le adverti a gritos del peligro y Tania se hizo a un lado. Por un momento temi que el coche rematara al animal ahi, enfrente de nosotros, pero alcanzo a esquivarlo y paso entre nosotros zumbando el claxon. Era una hembra. Una pointer cafe que tenia las tetas hinchadas y que nos miraba con sus enormes ojos grises. Sus aullidos retumbaban en el tunel. El golpe le habia dislocado la cadera, y aunque intentaba usar las patas delanteras para moverse, la parte trasera de su cuerpo parecia un tren volcado. Tania se cubrio la nariz y la boca con las manos. Tenemos que ayudarla, suplico. Me acerque al animal, arrastrando los pies. La perra gruno, mostrandome los colmillos, sin dejar de mirarme. En sus ojos habia furia, pero sobre todo habia dolor, miedo. Ya, dije extendiendo la mano para tocarla, no te vamos a lastimar, pero la perra me respondio con una dentellada caliente que apenas pude esquivar. Del punto ciego del tunel, iluminado por unas farolas con luz naranja que pendian del techo humedo, aparecian coches a toda velocidad. Sus luces blancas nos cegaban y parecia que nos iban a embestir, pero luego frenaban, cambiaban de carril y, en algunas ocasiones, nos mentaban la madre con el claxon. ?Que vamos a hacer?, dijo Tania. Levante los hombros. Esta muy lastimada, respondi, y ella me suplico que hicieramos algo, por favor. ?Que? Dime. Pues no se. Algo. Entonces se acerco a la perra, muy despacio, extendio la mano y la perra levanto la cabeza y siguio los movimientos de Tania. Tranquila, susurro como una encantadora de serpientes o domadora de leones. No te voy a hacer nada. La perra lanzo un aullido de dolor que retumbo en el tunel. No tengas miedo, dijo Tania mientras volvia a acercarse. Ya, ya, te vamos a ayudar. La perra seguia tensa, mirando su mano, pero acepto que le tocara la cabeza. Eso, dijo. Te vamos a sacar de aqui. En sus ojos vi consuelo mientras Tania la acariciaba, cierta calma, la confianza en que seria salvada, y yo ya estaba pensando como conseguiriamos subirla al coche y acomodarla en el asiento trasero, a donde la llevariamos, quien conseguiria salvarla, cuando el motor de un camion bufo desde la boca del tunel, la perra se asusto y lanzo un mordisco sobre la mano de mi esposa. Era un camion de mudanzas que no tenia por que circular por ahi. Un letrerote lo decia clarito al inicio del tunel: NO BICIS, NO MOTOS, NO CAMIONES. Pero si en Mexico puedes destripar a tu vecino y regarlo por la ciudad en bolsas negras, puedes secuestrar autobuses llenos de migrantes, desechar los residuos de tu fabrica en el rio, esclavizar indigenas para que cosechen tomate, comprar elecciones con monederos electronicos, ?que puede pasarte por meter un camion de mudanzas a un tunel mal hecho? El chofer imbecil todavia nos sonrio al pasar y hasta agito su manita para saludarnos. Estoy bien, dijo Tania. Yo habia pegado un grito mas escandaloso que los grunidos de la perra, pero era una herida superficial: dos rasgunos en el dorso de la mano. Yo sabia que Tania se impresionaba facilmente con la sangre desde que se cayo de una patineta cuando era nina y se abrio la cabeza, pero ella insistia en la perra, la perra, habia que salvarla. No se puede, dije. Esta muy lastimada. Y ella: La perra, hay que salvarla. Y yo: Es muy peligroso, nos tenemos que ir. Estabamos solos, en la salida de una curva ciega, a media noche, ante un animal dispuesto a morir peleando. ?Quienes eramos nosotros? ?Que podiamos hacer? Pero Tania nunca se daba por vencida, creia que siempre se podia hacer mas, siempre algo mas. Nunca me perdono que yo quisiera protegerla y yo no me perdono no haber podido hacerlo, aunque esa noche consegui imponerme y llevarla de regreso al coche. Luego tuve que soportar su desprecio durante tres o cuatro dias: yo era un cobarde, un insensible, un pusilanime. No podemos dejarla, me suplico por ultima vez en el coche, despues de que yo tomara el volante. Mirate la mano, Tania, ?que quieres hacer? Y entonces ella vio la sangre, dos hilos que le escurrian por el antebrazo y que en algunas partes ya se estaban secando, y vio la mancha roja casi negra en los dedos y en la muneca, en su falda de flores. Saco un Kleenex de la guantera, que al entrar en contacto con la sangre se quebro en oscuras lombrices alargadas. Vamonos, dijo, mientras se ponia el cinturon, sin voltear a verme. Luego recargo la cabeza contra el respaldo y empezo a llorar. Quise tocarla, pero esquivo mis caricias. Por el retrovisor pude ver a la perra haciendose mas pequena mientras nos alejabamos, hasta que nuestro coche salio a la superficie y el tunel se convirtio tan solo en una boca iluminada en medio de la noche. Tal vez Tania tenia razon. Tal vez pudimos haber avisado a una patrulla, o hablar al 066, o poner senales de advertencia en la entrada del tunel para que los otros conductores nos dieran tiempo. Cuando recuerdo sus aullidos de dolor, pienso incluso que pudimos haberla rematado con nuestro Chevy. Le habriamos hecho un favor: la violenta compasion. Quien sabe cuanto tiempo estuvo asi, cuantas horas tuvieron que pasar antes de que le dieran el golpe definitivo. Todavia pienso en ella, como si aun estuviera esperando nuestra respuesta. La imagino escupiendo sangre o arrastrando su cuerpo, escucho sus aullidos magnificados por el tunel, y siento que aun estamos ahi, que en realidad no nos movimos, que todo lo que nos paso despues es una ilusion, que nunca existio el coche en el que supuestamente nos fuimos al hospital a que curaran la mano de Tania y que ella y yo seguimos intentando salvar a una perra que de antemano estaba condenada.

  • Alguien que no esperas de Olivia Kiss

    https://gigalibros.com/alguien-que-no-esperas.html

    Una comedia romantica sobre la amistad y el primer amor.