• a mi no me enganas in english - Kelly Link

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    Kelly Link ha sido definida por Michael Chabon como <>. Despues de la publicacion en Seix Barral de Magia para lectores, los ocho cuentos de este nuevo libro de Kelly Link sumergen al lector en un universo ficticio inolvidable y expanden los limites del genero del relato. Huracanes, astronautas, gemelos malvados, contrabandistas, el mago de Oz, superheroes, iguanas, piramides. estos son algunos de los talismanes de una imaginacion capaz de maravillarnos como pocos autores contemporaneos. Los cuentos de A mi no me enganas rebosan fantasia, pero tambien humor y generosidad hacia la fragilidad y las fuerzas ocultas que residen en todos nosotros.

  • a mi no me engañas - English translation – Linguee

    https://www.linguee.com/spanish-english/translation/a+mi+no+me+enga%C3%B1as.html

    Many translated example sentences containing "a mi no me engañas" – English-Spanish dictionary and search engine for English translations.

  • A mí no me engañas - Libro Mundo

    https://libromundo.es/a-mi-no-me-enganas/

    17 abr 2021 — “El libro A mí no me engañas de la editorial Seix Barral con ISBN 978-84-322-2505-5 ( EAN 9788432225055 ) fue publicado por Link, Kelly el en ...

  • No me engañas - Translation into English - examples Spanish

    https://context.reverso.net/translation/spanish-english/No+me+enga%C3%B1as

    Translations in context of "No me engañas" in Spanish-English from Reverso Context: No me engañas ni un momento.

  • libro que me llevaste - Translation into English - Reverso ...

    https://context.reverso.net/translation/spanish-english/libro+que+me+llevaste

    ¡Te llevaste el libro! - ¡Lo engañaste! You said you wouldn't take the book, and you lied! - You tricked him! - I know.

  • A mí no me engañas (Biblioteca Formentor) - Libros - Amazon

    https://www.amazon.es/m%C3%AD-enga%C3%B1as-Biblioteca-Formentor/dp/8432225053

    A mí no me engañas (Biblioteca Formentor) : Link, Kelly, Figueroa Evans, ... los ocho cuentos de este nuevo libro de Kelly Link sumergen al lector en un ...

  • A mi no me engañas - Pappelia

    https://www.pappelia.com/es/libro/a-mi-no-me-enganas_6800210061

    Despuésáde la publicación en Seix Barral deáMagia para lectores, los ocho cuentos deáeste nuevo libro de Kelly Link sumergen alálector en un universo ficticio ...

  • SHE TRICKED ME in Spanish Translation - Tr-ex

    https://tr-ex.me/translation/english-spanish/she+tricked+me

    Translations in context of "SHE TRICKED ME" in english-spanish. ... No me engañó para venir aquí para que pudiera leer las notas de tu terapeuta.

  • A MI NO ME ENGAÑAS in English Translation - Tr-ex

    https://tr-ex.me/translation/spanish-english/a+mi+no+me+enga%C3%B1as

    Translations in context of "A MI NO ME ENGAÑAS" in spanish-english. HERE are many translated example sentences containing "A MI NO ME ENGAÑAS" ...

  • Las genealogias de Margo Glantz

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    <> Sergio Pitol

  • La casa de las noches rotas de Charlotte Nicole Davis

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    El pais de Arketta las llama las Chicas de la Buena suerte, pero saben que suerte es lo unico que no tienen. Siendo ninas, las venden a las Casas de Bienvenida, donde les hacen una marca maldita. A partir de aqui, quedan atrapadas en una vida que no han elegido.

  • El lejano pais de los estanques de Lorenzo Silva

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    El cuerpo desnudo de una joven austriaca pende atado de las manos en un chalet mallorquin. Ni los signos de violencia, ni la pestilencia de una muerte estival ocultan su inquietante belleza. En el revolver hallado en la basura abundan las huellas de una sesentona suiza de fama libertina, pero la vida turbia de la joven, Eva Heydrich --un ser irresistible consagrado tanto al placer como a la destruccion--, sugiere que la sencillez del crimen es tan solo la punta de un iceberg.
    En Madrid, la Guardia Civil confia el caso al experimentado sargento Ruben Bevilacqua, o <> para sus companeros, ex-psicologo desempleado para quien Jung era solo un aficionado, y a la inexperta agente Virginia Chamorro, cuya eficacia policiaca sera puesta a prueba por primera vez. De incognito entre nudistas teutones, turistas desenfrenados y mafiosos locales, Bevilacqua y Chamorro se adentraran en el reverso oscuro de una apacible urbanizacion mallorquina tratando de desentranar los ultimos dias de la joven asesinada.

  • El rey medio ahogado de Linnea Hartsuyker

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    Desde la muerte de su padre en el campo de batalla, Ragnvald Eysteinsson, descendiente de reyes, ha luchado para proteger a su madre y a su hermana y para recuperar las tierras que le corresponden por derecho. Sin embargo, tras una expedicion de saqueo en Irlanda, Ragnvald es traicionado en alta mar por hombres al servicio de su avaricioso padrastro, Olaf, que lo dan por muerto. Rescatado por un pescador, el joven guerrero jura vengarse de Olaf, reivindicar a la mujer que ama y rescatar a su querida hermana Svanhild, atrapada en un matrimonio de conveniencia. La ocasion de cumplir su juramento se presenta en forma de alianza con Harald de Vestfold, otro joven guerrero de quien se vaticina que un dia reinara en toda Noruega.

  • A mi este siglo se me esta hacia largo de Luis Piedrahita

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    Unos de los lugares mas desesperantes que existen son las salas de espera. Antes de nacer, la primera sala de espera por la que pasamos es un testiculo. Todos hemos estado alli esperando a que nos llamen. Suelen llamar los sabados. Estas alli y es como cuando vas a ver la Giralda: van llamando por grupos. Salen todos corriendo y a empujones, para subir a una torre y ser el primero en llegar al mirador. Luego, a lo largo de la vida pasamos por varias salas de espera. Los medicos mayores, esos que montan la consulta en una casa, suelen tener una sala de espera tipo asador castellano: con sillones de cuero, ceniceros de bronce, cuadros de perros mordiendole el cuello a un ciervo... Yo siempre me he preguntado quien habra pintado todos esos cuadros de perros mordiendo cuellos de ciervos. ?Cuantos habra en Espana? ?Mil? Yo creo que los medicos los ponen para que los pacientes vean al ciervo y digan: <>. Entras alli y esta todo el mundo en silencio. Dices: --Buenas tardes. Y se oye una especie de rumor... --Mnstardesmnmsn... La primera cuestion es donde sentarse. La norma es sentarse lo mas lejos posible de otras personas. Lo unico que sabes de esas personas es que todas estan enfermas. No sabes lo que tienen, pero todos tienen algo. Ves un senor con ojos de huevo y dices: <>. Cierto que te puedes contagiar, pero tambien te puedes curar... Yo miro de que tiene cara cada uno y luego me siento al lado del que mas me interese. Por ejemplo: si ando un poco estrenido, pues me busco a alguien que tenga cara de gastroenteritis o de andar un poco suelto, y me siento cerquita para ver si nos contagiamos un poco y nos equilibramos. Al entrar, habria que decir: --Buenas tardes, tengo jaqueca por forzar demasiado la vista. ?Hay alguien que tenga ojo vago?--Si, yo. Sientese aqui. Y si nadie quiere hablar, que cada uno lleve un cartelito con su enfermedad. El caballero que va con cartel de incontinencia se sienta al lado de la senora que dice <> y, por la teoria de los vasos comunicantes, se equilibran. Si hubiera comunicacion, la mitad de los casos se solucionarian en la sala de espera. Es curioso. Alli nadie habla con nadie, pero tampoco hay silencio. De vez en cuando suena algun suspiro de senora mayor. <>. Parece que la pobre se esta deshinchando. Las senoras mayores nunca estan solas en una sala de espera. Suelen ir con una amiga de su edad o con una hija y, la verdad, es muy dificil saber cual es la enferma y cual la sana, porque alli todo el mundo tiene carita de pena. Incluso es dificil saber cual es la madre y cual es la hija. Hay gente que tiene cara de llevar alli desde antes de que pusieran la consulta del doctor. --Pero, hombre de Dios, ?cuanto tiempo lleva usted esperando? --No lo se. Yo estaba sentado en una silla en la calle y vinieron unos obreros y construyeron esta salita alrededor. Para mi mejor, que si llueve no me mojo. Siempre hay un momento en el que la senora mayor intenta hablar bajito con la otra, pero todo el mundo las escucha. Es incomodo, porque a veces son temas intimos y susurrados: --Pues este medico fue el que me miro lo del quiste aquel de la axila. --?Y que tal? --Muy bien. Me lo pinto de blanco y negro, y asi parecia que llevaba un balon de futbol debajo del brazo. --?No te lo quito? --El no, pero me lo quitaron unos ninos en el parque para jugar a la pelota. --Claro. En la sala de espera vives situaciones embarazosas con personas que no vas a volver a ver nunca. Esos sillones de cuero falso son terribles. A la minima que te mueves suenan flatulentos. Claro, no sabes que hacer. Todos te miran como diciendo: <>. Entonces, te mueves mucho como para dejar claro que no es lo que parece, pero, por alguna razon misteriosa, el sillon ya no hace ruido. Todos te miran como diciendo: <>. En ese caso, lo unico que te puede salvar es una flatulencia real, para que todos digan: <>. Toda sala de espera que se precie ha de tener una mesita con revistas. Hay algunas que no se a que esperan para cambiar las revistas. He llegado a ver Intervius de antes de que se inventara la silicona. En las salas de espera de instituciones publicas no hay Intervius: hospitales, aeropuertos, Hacienda... Alli no hay sillones, ni cuadros de ciervos, ni mesitas de revistas... Alli hay una pantalla y todo el mundo la mira. Todos con su ticket en la mano a ver si sale su numero. Yo cojo varios, asi tengo mas posibilidades. Siempre que hay que coger numero me cojo veinte o treinta mil, pero no por mi. Lo hago para regalar esa discreta sensacion de alivio a los que esperan con el numero 22 000 y ven que en la pantalla todavia van por el 70. 70, 71... De repente, se ponen en el 21 998, 21 999 y 22.000. Lo hago por ellos, por regalar alivio a la gente que espera. Esas salas de espera de lo publico no tienen sillones de cueripiel. El sistema es otro. Sillas unidas por una barra de hierro. Es como una brocheta de sillas. Le pones unos mangos a los lados y es un futbolin de gente sentada. Si algun dia inventaran el futbolin de jubilados, podrian basarse en esas sillas. La sala de los aeropuertos es un sitio muy curioso para esperar. Llaman por turnos. <>. Para ir todos en el mismo avion y comer en un plato de plastico hay demasiadas castas, ?no? ?Que diferencia de trato cabe ya entre oro, platino, zafiro y rubi? Van delante y llegan al destino unas milesimas de segundo antes que el resto, pero no me parece que valga la pena. Dicen que es para que el que la tenga pueda sentirse un poquito superior. No me parece suficiente. Deberian sacar la tarjeta plutonio. El que la tenga tiene derecho a elegir a un pasajero, comerse su comida y tirarlo por la ventana en pleno vuelo. Asi si que te sientes un poquito superior. La vida no es otra cosa que una sala de espera. Esperas para hacer la digestion y poder banarte en la piscina, esperas que ese dia baje a la piscina la chica que te gusta, esperas a que te conteste un whatsapp, esperas para sacarte el carne de conducir y cuando lo tienes la esperas en el portal, esperas que llegue la noche perfecta, ella se queda en estado de buena esperanza, os desesperais un poco pero al final la esperas en el altar, esperas a que este libre el cuarto de bano, esperas para ir al medico y un dia, sin que nadie se lo espere, te mueres.

  • La catedratica de Maria Lopez Villarquide

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    Esta es la apasionante e ignorada historia de Luisa de Medrano, la primera mujer que fue catedratica, nada menos que en el siglo XVI y en la Universidad de Salamanca, el centro del saber mas prestigioso del
    mundo hispano. Todo en la vida de Luisa fue extraordinario: hija de aristocratas, enseguida llamo la atencion de la reina Isabel la Catolica, quien la reclamo a su lado para que se educara en la corte con sus hijas Juana y Catalina y quien, a la vista de sus dotes, favorecio que fuera la primera mujer admitida en Salamanca. En estos tiempos en los que tanto se habla de empoderamiento femenino, el ejemplo de la tenaz Luisa Medrano merece el reconocimiento que se le ha negado durante cinco siglos.

  • El despertar de las gargolas de Lorena A. Falcon

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    Una fantasia oscura sobre el poder y la rebelion de una mujer.

    ?Acaso el poder no es para usarlo?

    Tura siempre quiso una vida mejor y ahora lo tiene todo al alcance de la mano: magia, poder y su independencia. El reino la necesita para sobrevivir, ella ya no necesita a nadie, ?o si? ?Acaso tiene la fuerza para luchar contra los hombres que quieren controlarla, los enemigos que acechan tras los muros y su propio deseo? Pronto se encuentra a punto de perderlo todo y con el enemigo atravesando las murallas.

  • ?Quedamos esta noche? Rafael Belda Ros de Rafael Belda Ros

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    Raul y Tina sospechan que entre ellos existe una fuerza extrana que los separa, y sin embargo, saben que si continuan juntos viviran la mayor historia de amor de sus vidas. En toda historia hay un punto de inflexion que te permite seguir o abandonar. En este relato, tu decides si quieres dar el paso para conocer La formula del amor.

  • Las mujeres de la NASA de

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    En el Laboratorio de Retropropulsion creado durante la Segunda Guerra Mundial para que los Estados Unidos iniciaran su carrera espacial, se necesitaban matematicos con una agilidad mental excepcional. Fue entonces cuando reclutaron a un grupo de elite: 16 mujeres jovenes, verdaderas computadoras humanas, que con solo lapiz y papel transformaron el diseno de los cohetes gracias a su extraordinaria habilidad.

  • Dulce veneno bajo la luna de Veronica Mengual

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    Ser la condesa viuda de Shewsbury no le habia servido, a Amanda, mas que para tener un esposo malvado que la habia dejado en la ruina. Con poco mas de veintiun anos, se consideraba a si misma una superviviente que habia salido adelante gracias a su belleza, y a su manera de hacer las cosas en su propio beneficio. La acusaban de muchas cosas, la gran mayoria ciertas y malas. Poco importaba, porque eso no le daria un porvenir, un techo bajo el que vivir y comida en la mesa. El antiguo conde de Shewsbury, el que fuese su esposo durante dos anos, le llevaba demasiados anos y perversiones, de diferencia. Los vicios le habian costado la ruina y por suerte, para ella mas que para el resto, el hombre decidio terminar su vida pegandose un tiro en la sien. No fue una gran perdida para la que antano fuese la senorita Amanda Baker, hija de un baronet igual de despreciable que el esposo al que su padre la habia entregado. En su opinion, los hombres no servian mas que para hacer dano y regir el destino de las mujeres. Bien lo sabia ella, que habia tenido que soportar los severos castigos del baronet mientras su madre sumergia sus penas en alcohol y miraba hacia otro lado. A su progenitor le gustaba admirarla. Decia que su belleza serena seria su mejor arma. Amanda poseia una frondosa melena rubia que se asemejaba al oro liquido. Sus preciosos ojos de un azul unico, con chiribitas doradas, le conferian la mirada de un angel. Los pomulos perfectamente alineados con su fina nariz y unos labios gruesos y rojos como una fresa madura, la hacian ser digna de admiracion. Todo ello sin olvidar una tez clara y una figura envidiable acorde a la moda. Pero su padre era un monstruo desalmado que disfrutaba torturandola por su belleza. Si bien el baronet deseaba que sus dos hijas se casasen bien, siempre tuvo una especial inclinacion por Amanda. Pero malsana. A su hermana mayor, el baronet no le hacia demasiado caso porque Samantha, la actual condesa de Strangened, era bonita pero, no era de una belleza evidente. Tenia tonos mas oscuro y su piel, cabello y ojos. La fijacion del baronet lo habia llevado a tener que castigarla a ella por tentarlo a el. Era costumbre que, desde que Amanda cumplio los catorce anos, el quisiera examinarla desnuda y le marcase la espalda con una vara acusandola de ser un demonio que habia llegado para torturarlo. La joven no alcanzaba a comprender lo que su progenitor, ese que tenia mas amantes de las que ella podia contar con una mano y que tambien contaba con otra familia en algun lugar de Londres, le espetaba cuando la atizaba con la vara. Y no lo entendio hasta que en una de esas extranas sesiones de castigo, el se puso delante --porque por norma general el se ponia detras de ella-- y la miro de aquel modo en el que sabia que un padre no deberia mirar a su hija. En aquel momento, Amanda comprendio que si el hombre destinado a cuidarla y protegerla era capaz de hacerle sentir miedo y dolor, el resto de ellos la podrian herir de muerte. No tardo en comprender que fuera de casa estaria mas a salvo que en su hogar. Aprovechaba a cada ocasion para salir de alli y huir de su verdugo. La fortuna hizo que su padre no llegase a cumplir la amenaza que veia en su mirada cuando la obligaba a participar en aquel ritual malvado. No obstante, el mal estaba hecho porque nada volveria a ser igual. No confiaba en los hombres y nunca lo haria. E hizo bien al verlos unicamente como un instrumento para conseguir sus propios planes. Sus padres habian criado sus hijas para ser condesas como poco. Las dos lo habian conseguido, pero solo su hermana mayor, Samantha, habia alcanzado la felicidad, eso era lo que siempre le explicaba cuando se veian. La joven Amanda vio que su belleza no era lo suficientemente rapida para abrirse camino y huir de su casa. Su padre habia jurado que si sus hijas no conseguian un conde, no les permitiria casarse. Ella se invento un titulo superior, pues explico a toda la buena sociedad que su progenitor, el bastardo que la tenia atemorizada, iba a recibir un titulo de mayor rango, por lo que comenzo a hacerse llamar lady Amanda Baker. Puesto que la mentira nunca llego a convertirse en realidad, no tardaron en acusarla de arribista y perdio muchas amistades por el camino. En honor a la verdad, sus caprichos y mentiras tambien le habian pasado factura, y hoy en dia, salvo la proteccion y la compresion de su hermana Samantha, ella no podia contar con nadie mas. No era su culpa ser como era --consideraba la joven--, porque estaba sola en el mundo y de ella dependia seguir sobreviviendo a las adversidades. Pero un dia sucedio lo peor que pudo haber pasado: su padre la prometio. Y lo hizo a otro despreciable aun peor de lo que el habia sido. La boda se celebro en un abrir y cerrar de ojos. Y su vida comenzo a ser un verdadero infierno, tanto, que por las noches echaba de menos no estar bajo el techo de su padre. Pero el destino la premio con la muerte de su esposo. Ella se levanto un dia, y cuando el servicio le informo de que lord Shewsbury habia sido encontrado muerto en su despacho, Amanda casi comenzo a saltar de alegria. Ya se veia a si misma como una joven, bonita, y rica viuda que al fin seria libre del yugo de los hombres y podria establecer su propio destino. Al fin habian servido de algo los sacrificios, los lloros y los rezos para pedir clemencia a un Dios que parecia haberla olvidado. El sentimiento de gratitud y felicidad duro apenas unas horas. Los acreedores llamaron a la puerta y no hubo dinero ni para una asignacion. Llego a la casa un primo lejano del conde, llamado Lucas, que iba a heredar el titulo y le ofrecio matrimonio. Amanda, pese a ser una de las mujeres mas orgullosas de todo el reino, decidio, por una vez, usar su sensatez y pedir auxilio a su hermana y al esposo de esta. Era una carga. Se habia convertido en una mujer bella, libre y todavia asi no conseguia cazar a un buen hombre al que pudiera manejar a su antojo. Pero eso iba a terminar esa misma noche, se juro. El duque de Kensington, Kirk Baldrick, al que apodaban el duque demente porque habia regresado de la guerra contra Napoleon con algunas secuelas, ofrecia una fiesta en la que iba a estar uno de sus antiguos pretendientes. Esperaba que el coronel Frederick Burns, a quien rechazo hacia cuatro anos porque no tenia un titulo, siguiese estando muy interesado en ella. El denominado Frederick siempre estuvo comiendo de su mano y habia heredado el condado de Exeter, por lo que no habia una mejor opcion que el para casarse y salir del atolladero. Amanda repaso su atuendo. Ese precioso y del todo sugerente vestido verde, a juego con las esmeraldas que le habia prestado Samantha, iba a convertirla en una apetitosa mujer para el. Una llamada en la puerta hizo que la hermosa rubia dejase de mirarse en el espejo. Dio su consentimiento para que accedieran a la alcoba mientras se retocaba un pequeno mechon de pelo que se habia escapado de su recogido. --?Estas segura de que es lo que quieres hacer? --Su hermana entro en la habitacion y cerro la puerta tras de si mientras lanzaba la pregunta. --Desde luego que si. Ya te explique que Frederick siempre ha estado prendado de mi. No se ha casado, nunca fue demasiado apuesto y encima ha regresado tullido. Es pan comido --Amanda movio la mano en senal de despreocupacion mientras se pellizcaba las mejillas para que cogieran un poco de color. --Y yo te conteste en su momento que no tienes motivo para apresurarte. --Samantha se acerco para hundir una horquilla rebelde que se habia movido de su lugar en el recogido de Amanda. --Gracias --le dijo cuando lady Strangened le puso correctamente el abalorio en el cabello sin haberle hecho dano. --Tampoco hace falta que me las des, soy tu hermana mayor y debo cuidar de ti... Debi haberlo hecho mucho antes. --Senalo la ultima parte con gran pesar. Amanda se dio la vuelta y le sonrio con ternura. Samantha era con la unica persona con quien habia podido ser ella misma siempre. --No es tu culpa nada de lo que me sucedio. Ademas, aquello ya paso y ahora estoy dispuesta a convertirme en una fabulosa, rica e influyente condesa. Lord Exeter me dara todo lo que yo quiero en un abrir y cerrar de ojos, te lo garantizo. Con el estare mas que bien. Es un hombre muy facil de contentar y se que me cuidara. --Pero no lo amas --le recordo como si fuera una cosa imprescindible. --?Amor? --expreso con incredulidad--. El amor no es en absoluto necesario en un matrimonio, incluso agradecere no enamorarme jamas. --No mentia en su expresion. Samantha la miro con mucha compasion y a Amanda esto la incomodaba y le molestaba a partes iguales. --No todos los matrimonios son como el de nuestros padres. Y desde luego, no todos los hombres son como padre. Lo que el te hizo... --A Samantha se le hizo un nudo en la garganta al recordar aquel dia en el que se disgusto con una buena amiga y llego antes a casa. Ver a su hermana desnuda con su padre usando una fusta sobre su espalda... ?Que clase de monstruo le hacia eso a su propia hija? Samantha, todo lo timida y pacifica que era, entro en tromba y se enfrento a su padre. Puso su capa sobre su hermana y se la llevo de alli. La retahila con la que lo amonesto parecio surtir efecto y el patriarca las dejo en paz. Desde ese dia, Samantha vigilo cada paso que daba su hermana. Cuando se convirtio en condesa de Strangened, hizo todo lo posible por llevarse a Amanda consigo. No lo consiguio, ni con la ayuda de su influyente esposo fue capaz de que el baronet dejase libre a Amanda. Tampoco pudo evitar que el padre casase a su hermana con aquel hombre inmundo, pero ahora si que podia brindarle su ayuda y la protegeria, incluso de ella misma. --Estoy bien ahora, Samy --era el apelativo carinoso que usaba con ella--. No quiero que recordemos mas el pasado. --Te hara bien contarselo a alguien, Mandy --la hermana menor tambien tenia su propio sobrenombre. --No. El pasado es mejor dejarlo atras. Estoy bien y es lo que importa --se dijo mas para si misma que para su hermana. --No quiero que te vuelvas a casar si no estas segura de que no volveras a sufrir. Tu esposo era un... --comenzo a decir Samy. --!No! --la corto Amanda viendo el camino que tomaba la conversacion--. No vamos a hablar jamas de lo que fue aquello. --Necesitas abrir tu corazon, carino. Si no me dices lo que sucedio con Shewsbury, yo no puedo ayudarte... --Trato de hablar mostrando toda la compasion que le inspiraba. --!Basta! --grito con furia. Amanda se dio cuenta de que su hermana se habia llevado a un sobresalto y tuvo que recordarse que Samy era su aliada y no otra dama contra la que luchar o protegerse--. Se que tus intenciones son buenas --Mandy suavizo el tono de su exposicion significativamente--, pero no deseo rememorar nada de lo sucedido, ni con padre ni con el bastardo de mi esposo muerto. No pueden volver a hacerme dano --no al menos mientras estaba despierta-- y es lo que importa. Voy a convertirme en la condesa de Exeter y todo al fin habra valido la pena. --Mandy... --susurro--. No hace falta que sigas obsesionada con ser condesa. Yo puedo velar por ti. Mi esposo nos cuidara a ambas. Aunque admito que si te portases mejor con el, todo seria mas sencillo. --No. Tu has encontrado tu sitio y yo debo hacer lo mismo. Me jure que lo conseguiria y estoy decidida a hacerlo. Es lo unico que me ha impulsado a salir cada dia de la cama. Ser una mujer importante y tener poder era lo que deseaba para que nadie pudiera volver a obligarme a nada. --Estaba convencida en lo que decia--. En cuanto a lo de ser mas atenta con tu esposo... Antes el infierno se congelara. --!Eres imposible! --Soy sincera. --Brutamente sincera y en ocasiones desagradable era lo que en verdad era. --?Y si tu futuro esposo vuelve a atormentarte? ?Que sucedera entonces? Amanda se rio con ligereza. --Eso es del todo imposible. Lord Exeter seria incapaz de matar a una mosca. Aparte, se muy bien como defenderme. --Amanda recordo aquel momento en el que coloco un fino cuchillo en el cuello de su esposo. Hizo algo mas que eso. Desde entonces las cosas cambiaron. Le aseguro que no tenia nada que perder y que no dudaria en actuar si la volvia a danar. Samantha fruncio el ceno mientras la miraba con fijacion. Mandy rodo los ojos al ser consciente de lo que su hermana hacia, se avecinaba un sermon. --Debo recordarte que Exeter ha estado en el frente durante cuatro anos. No creo que sea el mismo hombre que una vez corrio tras tus faldas. Amanda se carcajeo a gusto. --Desde luego que no sera el mismo porque ya no puedo correr --adujo al recordar que el era un tullido con un problema en su pierna. Samantha resoplo. --Mandy, te quiero, pero eres demasiado cruel para tu propio bien. --?Cruel? ?Yo? --dijo con indignacion. --No es correcto que hables asi de un hombre que ha arriesgado su vida por su reino. --La regano con delicadeza. --!Son hombres! --rebatio como si eso lo diera todo por hecho. --Insisto en que no todos son iguales. Hay buenos hombres ahi fuera. --Su hermana la comprendio sin que ella diera mas explicaciones. --No. No los hay. --Si. Yo misma encontre a uno. --Bueno, pues yo no los quiero. Voy a ser la condesa de Exeter y hare todo lo posible por cumplirlo. Ademas, no es nada malo. Fui el sueno de Frederick antes de irse a la guerra y yo lo voy a recompensar. Se me escapo lord Monty, el duque de Kensington se me resistio, y te juro por mi honor, que el conde de Exeter no se me escapara y que esta noche sera mio. Los dos hombres a los que Amanda habia aludido se le escurrieron entre los dedos de las manos. El primero, el conde de Monty se caso con la que una vez fue su mejor amiga, Angela. El segundo... Bien, mejor que se le hubiese escapado porque el hombre habia regresado de la guerra, y si antes de marcharse no era una persona afable, habia vuelto todavia mas rudo y bruto que antano. Ello sin contar que circulaban muchas historias sobre el que le helarian la sangre incluso a Lucifer. Pues, tanto Frederick Burns, como Kirk Baldrick y otro hombre, un teniente, que tambien habia recibido un condado en herencia, llamado Ryan Cross, habian sido apodados los Soldados Valerosos por sus contribuciones en las batallas. Eran famosos por sus hazanas. La sociedad les habia entregado sus favores pese a que habian regresado cada uno con una tara del frente.

  • Un instante eterno de Yolanda Revuelta

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    Cuando Grace Morales llega al rancho, en Aspen, despues de recibir la peor noticia de su vida se percata de que tiene que pasar pagina lo antes posible si quiere dejar atras su pasado y hacer frente a su inminente presente. Su prioridad es que las heridas del ayer no se abran y regresar lo antes posible a Nueva York, la ciudad que ha escogido para vivir y que la mantiene alejada de Cooper. Pero no todo es tan sencillo porque se da cuenta de que no es inmune al amor del vaquero que la conquisto en su juventud.

  • La primera mano que sostuvo la mia de Maggie O'farrell

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    Cansada de someterse a la voluntad de sus padres, Lexie Sinclair decide abandonar la casa familiar en el campo e instalarse en Londres. Alli conoce a Innes Kent, el editor de una revista de arte que la introducira en los ambientes bohemios del Soho de mediados de los anos cincuenta, y empezara una vida completamente distinta a la que estaba prevista para ella. Anos mas tarde, en el Londres actual, la maternidad ha trastocado la vida de Elina: un dia se olvida de los zapatos al salir de casa y al otro es incapaz de recordar el dia del parto.

  • Solo dame un poco mas de Tania Villar

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    Cuando la unica opcion para vivir es dejar el pasado atras...

    Deje que un extrano enmascarado me vendara los ojos.

  • El despertar del lobo de Lola P. Nieva

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    El viento soplaba con fuerza, sacudiendo violentamente las contraventanas de madera de cedro y produciendo un golpeteo ritmico que, sumado al afilado silbido del viento, hizo que me arrebujara bajo el mullido nordico que me cubria. Sonrei satisfecha, pues, apenas unas horas antes, un nordico, no tan mullido, habia desgastado mi cuerpo con un placer agonico que parecia no tener fin. Ya no solo gozaba de sus caricias, de sus miradas, de sus palabras, de su presencia, gozaba del aura de su alma, de esa calida e intensa conexion que nos unia con fuerza arrolladora. No importaba el tiempo que estuvieramos juntos, las veces que nos amaramos, la felicidad compartida; aun asi, nuestro anhelo permanecia desesperado y hambriento. El dolor y la desolacion por nuestra abrupta separacion habian marcado a fuego nuestros corazones con un temor dificilmente olvidable. De ese modo, viviamos cada minuto con pasion e intensidad abrumadora, conocedores de los caprichos del destino. Habia transcurrido algo mas de un ano desde nuestro reencuentro y cada instante a su lado era un regalo divino que agradecia casi de manera incesante. Hoy se celebraba nuestro primer aniversario de boda. Al pie de un hermoso acantilado, escarpado, verde e impresionante, sobre el fiordo que se habia convertido en nuestro hogar, volvimos a unir nuestras vidas, pronunciando unos votos con la voz del corazon y la fuerza del alma, frente a un clerigo al que ni miramos, y frente a un escaso publico que casi ni percibimos. Gunnar y yo, yo y Gunnar, eso era suficiente para ambos. Todavia sentia en mi piel la mirada de aquellos hermosos ojos verdes, cargados de un amor tan profundo como aquel fiordo, que presenciaba un rito tan anejo como los tiempos: la fusion de dos almas predestinadas, vapuleadas y recompensadas. Ambos ibamos vestidos con ropa informal; eso si, blanca, como las paginas que deseabamos escribir en nuestra nueva vida juntos. Mi gallardo vikingo cortaba el aliento aquel dia. Su cabello rubio oscuro sujeto en una coleta baja dejaba bien a la vista sus marcadas facciones, la masculinidad de su pronunciado menton, su amplia boca, definida, de labios delgados, su nariz recta y sus altos pomulos. Y aquellas gemas verdes, alargadas y brillantes que refulgian dichosas bajo la luz de un sol adormecido. Recorde vividamente el beso ansioso y brutal con el que sellamos nuestro vinculo. Como su lengua desesperada buscaba la mia, con la misma hambre del primer dia, cuando yo era su esclava en aquel tiempo tan lejano y tan cercano a la vez. Ahora sabia que, en realidad, ambos fuimos esclavos de un destino incierto y de un amor imborrable. --Un ano, amor mio, el primero de tantos. Su voz, grave y susurrada, aun quebrada por el sueno, desperto cada fibra de mi ser. Ya volvia la cabeza hacia el cuando se abalanzo sobre mi y, cubriendome con su cuerpo, me inmovilizo, pegando su rostro al mio, nariz con nariz, con las miradas entrelazadas, en silencio, mientras nuestros ojos conversaban. Entreabri los labios y me los humedeci, plenamente consciente de la atencion que aquel gesto provocaba. --Eres una inconsciente --ronroneo. --?Tu crees? --Aja, no es muy sensato tentar a un leon hambriento. Los largos mechones de su cabello ocultaban parcialmente su rostro, pero el ojo felino que asomaba brillaba maliciosamente seductor. --Recuerda que yo tambien tengo dientes --murmure provocadora. Gunnar esbozo una media sonrisa picara y sacudio la cabeza, agitando su cabello. --Aaaarrrggggg... --gruno--; estoy mas que preparado para la pelea, loba mia. Rei y le ensene divertida los dientes. Gunnar atrapo mis munecas por encima de mi cabeza, hundiendolas en la almohada, y presiono sus caderas sobre mi vientre; adverti al instante que no fanfarroneaba. --Sin duda tienes el coraje de un guerrero --musite divertida-- y la vitalidad de un dios. !Ja, ja, ja, ja, ja!, no puedo creer que te queden fuerzas, anoche batimos todos los records. Gunnar nego con la cabeza con vehemencia, con una amplia sonrisa jugueteando en sus tentadores labios. --Anoche --hizo una pausa intencionada mientras hundia su nariz en mi cuello-- fue anoche; acaba de amanecer, con lo que ya es otro dia, y si, soy un guerrero, con la suerte de un dios, pero en realidad solo soy un pobre y necesitado hombre enamorado. Su aliento calido acaricio mi piel. Suspire. Irguio de nuevo la cabeza para mirarme. Su intensidad me seco la garganta. Durante un largo instante, mis ojos quedaron atrapados en los suyos, como presos de un hechizo que detenia el tiempo, que nos alejaba del mundo. Senti como mis latidos cambiaban bruscamente de ritmo, acelerados y desacompasados. --Gunnar --gemi suplicante. Su mirada se prendo en mi boca, una chispa de puro deseo la encendio y entreabri los labios desesperada por recibir su primer asalto. --!Loba! --gruno ardiente. Su boca se cernio hambrienta y furiosa sobre la mia. La invasion fue brusca, dura, desesperada. Su lengua sedosa y dominante paladeo cada recoveco de mi boca. Lamia, succionaba, mordia, arrancandome gemidos sofocados. Sus manos tremulas e inquietas se deslizaron hasta mis pechos desnudos, amasandolos con hosquedad, mientras su cadera danzaba sobre mi, frotando su dureza calida y palpitante. Lleve mis manos liberadas hacia la cinturilla elastica de su pantalon de pijama y las infiltre bajo la tela. Aprete, extasiada, sus duros gluteos, hundiendo apenas mis unas en su piel. Gunnar libero un largo grunido al tiempo que arqueaba su espalda. Se medio incorporo apoyado en las palmas de sus manos. Admire la musculosa complexion de su pecho, la pronunciada curvatura de sus poderosos hombros, las delineadas formas de sus biceps en tension, sus vastos antebrazos venosos, la dureza remarcada de su vientre y el orgulloso mastil de su deseo abultando la bragueta de su pijama. Gunnar solia dormir con el torso desnudo y un fino pantalon de algodon, sin ropa interior. Resultaba imposible no seguirlo con la mirada cuando deambulaba por la casa de esa guisa. Era el hombre mas condenadamente sexi que existia sobre la faz de la tierra, con ese atractivo salvaje y natural que exhibia con elegante indolencia, desconocedor de su propio magnetismo animal. No habia mujer que resistiera el impulso de volverse a mirarlo, pero, por fortuna, mi hermoso vikingo solo tenia ojos para mi. Tire con fuerza del pantalon, liberando su majestuosa exigencia, altiva y pesada, que basculo apuntando directamente su objetivo. Sonrei libidinosa, el deseo me consumia. Gunnar se coloco entre mis piernas; una densa humedad emergio anticipando la incursion. Acaricie sus abultados hombros, sostuve su ignea mirada y con total premeditacion alce la cadera en muda invitacion. Sin embargo, el permanecia estatico, erguido sobre mi, con los brazos tensos, sus ojos devorando mi rostro con una extrana expresion extasiada. --Adoro saborear cada uno de tus gestos, esas chispas que despiden tus hermosos ojos dorados, la sutil tension de tu rostro, la avida plenitud de tus labios que parecen pedir a gritos que los devoren, la suplica desgarradora de tu mirada, la sensual ferocidad de tus caricias. Pero ?sabes que es lo que mas me subyuga? --inquirio en un susurro quedo y grave. Negue con la cabeza, cada vez mas urgida por el deseo palpitante que punzaba mi vientre. --La musica que componen tus gemidos; no tienes idea de la cantidad de sonidos diferentes que emites cuando te poseo, podria tener un orgasmo solo escuchandote. De repente, la loba traviesa y juguetona de mi interior surgio dominando la situacion. --Veamos si eso es verdad --musite con una sonrisa insinuante. Gunnar abrio los ojos claramente confundido, pero cuando vio que metia en mi boca dos de mis dedos y los saboreaba con fruicion, un deseo acuciante oscurecio su mirada. Sin apartar mis ojos de los suyos, lleve mi mano hacia mi sexo, decidida a procurar un momentaneo alivio al anhelo que sacudia mi cuerpo. Gemi a la primera caricia, me mordi el labio inferior y me contonee contra mi propia mano. --No cierres los ojos, !mirame! --me ordeno. Asi lo hice mientras gozaba de mis propias caricias bajo la atenta y sufrida mirada de Gunnar. Jadeaba cada vez con mayor intensidad; el placer me sacudia, y ver la tortura y la contencion en sus ojos acrecentaba mi placer, aumentando el ritmo de mis caderas. Casi llegando al climax, Gunnar me detuvo. --Ese premio es mio. Se deslizo raudo entre mis piernas y su lengua termino lo que mi mano habia empezado. Mis gemidos ya eran gritos de placer desquiciante, la voracidad de su lengua estaba acabando con mis sentidos. Estalle en un orgasmo burbujeante que convirtio mis venas en rios de lava. La tension se disipo en una laxitud agradecida, y flote en una nube distendida y mullida, de autentica ingravidez. --Deliciosa --murmuro mientras se incorporaba. Se alzo nuevamente sobre mi, regalandome una sonrisa lujuriosa e incitante. --Has tentado demasiado al leon, loba, no tendre piedad de ti. --No quiero tu piedad --gemi, con voz ronca y sensual--, quiero que me destroces como la bestia que eres

  • Dulce chico indecente (Wild Seasons 1) de Christina Lauren

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  • El naufragio de Lola Garcia

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    Todo empezo en 2012, cuando Artur Mas regreso de la Moncloa con la negativa de Mariano Rajoy a abordar un pacto fiscal para Cataluna. Aquel presidente de la Generalitat designado a dedo por Jordi Pujol emprendio entonces una carrera imparable abrazado al independentismo en el que nunca habia militado. Avanzo en la via del desafio al Estado espanol como quien se adentra en un bosque de espesa maleza que se va cerrando a sus espaldas, en la confianza de que su rival en la Moncloa cederia o seria obligado a hacerlo por los lideres europeos.

  • 10 dias para Ano Nuevo de Carmen Amil

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    Eli ha roto con su novio y todo le recuerda a el. Por eso, acepta la proposicion de su amigo Caleb para pasar las fiestas en la casa rural de su hermana, lejos de cualquier cosa que le haga pensar en Dani.
    Caleb tiene diez dias hasta Ano Nuevo, el dia que Eli se va, para conseguir que ella se olvide de su ex.
    Juntos, redescubriran las navidades de una forma muy distinta a lo que estan acostumbrados.

  • Bajo observacion de Miriam Amor

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    ?El pequeno pervertido de al lado le esta apuntando con una camara?
    Despues de que el marido de Marion desaparece en un crucero, ella disfruta de su libertad al maximo.
    Un dia, despues de una sauna caliente, se aventura desnuda en su jardin para refrescarse.
    Sorprendida, descubre que el hijo de la vecina la esta observando en secreto.
    En lugar de avergonzarse, su cuerpo envia senales completamente diferentes.
    El deseo, la lujuria y el deseo brotan en ella. Se siente mas sexy de lo que se ha sentido en anos.
    Su libido ha despertado repentinamente de un sueno profundo. Un nuevo plan madura rapidamente en ella.
    Quiere atrapar al joven Benjamin en el acto y darle una leccion que no olvidara pronto.

  • El poder de las hormonas de Randi Hutter Epstein

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    Un recorrido a lo largo de la historia las hormonas lleno de personajes y escenas tan cinematograficos como la Novia Gorda de un circo, un sotano lleno de cerebros metidos en tarros y una pareja enamorada que fue pionera en el tratamiento de las personas intersexuales, pero tambien audaces investigadores y medicos. Seremos testigos tanto de los grandes triunfos cientificos como de las grandes tragedias humanas en esta es historia que ilustra nuestro afan por comprender como nos controlan las hormonas y nuestro insaciable impulso de controlarlas a ellas (y quizas controlarnos tambien a nosotros mismos). La historia de las hormonas es la historia de nuestra relacion con ellas, una historia de nuestra sexualidad, nuestros deseos y nuestros cambios de humor: la historia de todo aquello que hace que nosotros seamos nosotros.

  • Mi cenicienta XL de Myrian Gonzalez Britos

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    Patricia y su mejor amigo, Nahuel, luchan contra la bascula. Entre dietas y dietas viven una sabrosa historia de amistad que con el tiempo, se convierte en algo mas, un secreto que ambos ocultan uno del otro.Un dia, ella le propone hacer la dieta del sexo y el, encantado acepta. Todo va de maravilla, hasta que un malentendido los separa. Patricia siente que la tristeza y la anoranza la mataran, sin sospechar que a Nahuel le sucede lo mismo.Cinco anos despues, vuelven a hablar y el amor renace con fuerza en sus corazones, lapso en que el atractivo y misterioso multimillonario, Heinrich Holmberg, dueno de la empresa donde Patricia trabaja, aparece en su vida y pone a prueba su corazon. ?Con quien decidira quedarse nuestra cenicienta? Una deliciosa y calorica historia de amor que promete hacerte reir y llorar.

  • Romper con la rutina de Sabina Rogado

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    ?Que sucede cuando decides ROMPER CON LA RUTINA de siete anos y coges un camino diferente para llegar a tu puesto de trabajo?
    Asi empieza la historia de Patrick, un hombre metodico y organizado que vera como su vida se vuelve del reves.
    Un atropello…
    Una casualidad entre un millon…
    La idea descabellada de actuar como un buen samaritano…
    Y la persecucion, a contrarreloj, con una mujer que esconde un sorprendente enigma…
    Accion, pasion, intriga, sorpresas y amor te estan esperando.
    ?Te atreves a ROMPER CON LA RUTINA?

  • La venganza de un hombre paciente de Alfonso Tello

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    En un pequeno pueblo andaluz, que sobrevive a los anos de carestia y miedo de la posguerra, aparece un cadaver en mitad de la plaza. La investigacion apunta a asuntos de contrabando, pero nada esta claro en un lugar donde todo el mundo guarda secretos

  • A traves de los suenos de Olga Maria Lopez

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    Logan se incorporo sobresaltado. Por tercera noche consecutiva sonaba con esa hermosa y desconocida chica rubia. Giro la cabeza y el despertador le confirmo que aun faltaban tres horas para que llegara la hora de levantarse, pero sabia que ya no podria volver a dormir. A pesar de ser las cuatro de la manana. Se levanto y fue hacia la ventana de su habitacion. Se escuchaba el mar bravio. Era apenas otono, pero el viento soplaba con fuerza, haciendo que el mar estuviera de esa forma. Se sento en el asiento de la ventana, perdido en sus pensamientos, pero no pudo dejar de notar que en uno de los balcones de la casa del acantilado, habia una figura blanca iluminada por la luna. <>, sonrio ante la manera automatica que habia surgido el apelativo en su mente. Desde luego, no creia que la senorita Relish fuera una hechicera. La magia era mala y no parecia que ella fuera mala. Pero si que existia un halo de misterio ante la joven que habitaba la casa del acantilado. Al desaparecer en el interior de la casa, la figura fantasmal que habia estado mirando, Logan trajo a su mente la imagen de la chica con la que habia sonado. Rostro de porcelana, levemente bronceado; cabello rubio, oscurecido un poco por el sol con un tono miel que armonizaba con los cristalinos ojos azules y labios rojos, sensuales, que daban ganas de mordisquear. El rostro de una perfecta desconocida. Logan suspiro y alcanzo el libro que tenia en la mesa de estudio. Cogio la foto de la chica que estaba entre sus paginas y la observo. Cabello negro brillante, ondulado, una cascada que llegaba hasta el final de la espalda. Los ojos verdes, llenos de secretos; una piel blanca, muy blanca y una sonrisa que no llegaba a los ojos. Eris. Conocia a Eris desde Primaria, pero no se habia fijado en ella hasta ese ano. Ese ano, en el que ambos habian cumplido diecisiete, parecia que ella habia florecido. Logan estudio la foto de nuevo. Deberia estar loco por ella, pero no lo estaba. De hecho, su persistencia lo estaba agobiando. Aun recordaba como habia encontrado la foto entre las paginas del libro de Historia, un par de dias antes. Movio la cabeza. No es que no le atrajera, era un adolescente y Eris era sexy. Pero... no le llegaba a donde suponia que le tenia que llegar. Dejo la foto a un lado y se planteo el preguntar a su padre acerca de los suenos que habia tenido con la desconocida, pero descarto la idea de inmediato. No encontraria la comprension que esperaba en el pastor Evans. Sabia que la receta de su padre seria rezar mas y dedicarse a sus estudios. Su madre tampoco seria de gran ayuda. Gillian Evans hacia todo lo que decia su marido. Jeff e Iris se plegaban mas a las exigencias de sus padres, pero Logan se dejaba llevar mas por sus suenos, cosa que a sus padres no les hacia ninguna gracia. Sus padres desearian que estudiara algo solido; Derecho como Jeff o Medicina. Incluso ser politico, conservador, claro. Pero Logan tenia otras aspiraciones. Adoraba la literatura y la Historia. Era muy perspicaz y le encantaban las ciencias. Todavia no tenia claro que iba a estudiar, pero lo que si sabia era que decepcionaria a sus padres. Se quedo alli, pensando en todo y en nada a la vez, con los luminosos ojos azules de la desconocida llenando su mente, mientras el tiempo pasaba y el dia le ganaba, una vez mas, la batalla a la noche. ******** Viorica se quedo tumbada en la cama, escuchando la tranquila respiracion de su hermana Doina. Eran mellizas pero no podian ser mas diferentes. Ella era alta, con las curvas necesarias, rubia y con los ojos azules de padre. Doina era bajita, regordeta, con el pelo castano y los ojos castanos de madre. Viorica era orgullosa y salvaje. Doina era tranquila y sumisa. Pero a pesar de todo, ambas se amaban por encima de todas las cosas. Aguzando el oido, escucho las respiraciones de su familia dormida. Padre roncaba, mientras que la respiracion de madre era mas ligera. Sus hermanos dormian, Marcel respiraba pesadamente y Petre hacia ruido con los dientes. Moviendose de forma muy lenta, para no despertar a Doina, atisbo por la ventana. Aun era noche cerrada, pero sabia que se acercaba el amanecer. Debia dormirse de nuevo, al dia siguiente le esperaba un dia muy duro, pero sabia que no podria. El rostro del chico desconocido se colaba entre sus suenos y no sabia como impedirlo. Eso la asustaba, porque podia asegurar con toda certeza que jamas habia visto a ese chico en sus dieciseis anos de vida. Intento conjurar en su mente el rostro apuesto de Viktor. Sabia que en Navidad pediria su mano a sus padres, y en la Semana Santa del ano siguiente estarian casados. No podia esperar para empezar su vida en comun con el. Doina se agito en suenos a su lado. La miro antes de quedar tumbada boca arriba en la cama. Y, en vez de ver el apuesto rostro de Viktor, lo que se aparecio ante sus ojos fue el rostro del desconocido: su pelo moreno despeinado y corto, sus ojos verdes chispeantes, que parecian querer contarle un secreto solo a ella, y sus labios, con una sonrisa traviesa en ellos. Se dio media vuelta, dandole la espalda a su hermana. Debia olvidarse de ese chico y centrarse en Viktor. Sabia que ella podia aspirar a lo mejor del pueblo y ese era Viktor Ionescu. Y, en el momento que ella estuviera establecida, sus padres podrian buscar un mejor partido para Doina o Marcel podria pedir por fin la mano de Simona. Melancolicamente, recordo su primera boda. Con trece anos habia sido una novia preciosa, dicho por todos. Constantin tenia veinte anos, pero ella estaba totalmente loca por el, y no le importaba eso. En realidad, era lo habitual, que el marido le sacara varios anos a su esposa. Habian sido felices durante los dos anos que estuvieron casados, y la llegada del pequeno Constantin les habia colmado de felicidad a los dos. Pero todo se torcio cuando su esposo tuvo el accidente en el campo y lo llevaron malherido a la casa. Murio dos semanas despues, sin haber recuperado el conocimiento, sin despedirse de ella, dejandola viuda en casa de sus suegros y con un pequeno que no llegaba a un ano. Entonces fue cuando su hijo enfermo subitamente y siguio a su padre a la tumba, apenas un mes despues

  • Por los aires de Stephen King

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    Stephen King odia volar. Para saber por que, solo tienes que abrir este libro.

  • Legendary (Caraval 2) de Stephanie Garber

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    Mientras que algunas habitaciones de la finca tenian monstruos escondidos debajo de las camas, Tella juraba que la suite de su madre ocultaba gran encanto. Toques de luz esmeralda espolvorearon el aire como si las hadas vinieran a jugar cada vez que su madre se fuera. La habitacion olia a flores arrancadas de jardines secretos, e incluso cuando no habia brisa, las cortinas transparentes ondeaban alrededor de la magnifica cama con dosel. Arriba, un candelabro de citrino saludo a Tella con los sonidos musicales de los besos de cristal, lo que le hizo facil imaginar que la suite era un portal embrujado a otro mundo. Los pequenos pies de Tella no emitieron ningun sonido mientras pasaba de puntillas por las gruesas alfombras de marfil hacia el tocador de su madre. Rapidamente, miro por encima del hombro y luego agarro el joyero de su madre. Elegante y pesada en las manos de Tella, la caja estaba hecha de nacar y cubierta de filigrana de oro con tela de arana; A Tella le gustaba fingir que tambien estaba encantada, porque incluso cuando sus dedos estaban sucios, afortunadamente nunca dejaban huellas. A la madre de Tella no le importaba si sus hijas jugaban con sus vestidos o si se probaban sus elegantes zapatillas, pero les habia pedido que no tocaran esta caja, lo que solo lo hacia mas irresistible para Tella. Scarlett podia pasar sus tardes sonando despierta con espectaculos itinerantes como Caraval, pero a Tella le gustaba tener aventuras reales. Hoy fingio que una reina malvada sostenia cautivo a un joven principe elfo, y para salvarlo, necesitaba robar el anillo de opalo de su madre, la joya favorita de Tella. La piedra lechosa era cruda y aspera, con forma de estrella, con puntas afiladas que a veces le pinchaban los dedos. Pero cuando Tella levanto el opalo hacia la luz, la piedra chispeo, cubriendo la habitacion con ascuas de cerezas luminiscentes, oro y lavanda que insinuaban maldiciones magicas y polvo de duende rebelde. Lamentablemente, la banda de laton era demasiado grande para el dedo de Tella, aunque cada vez que abria la caja, todavia se la ponia en caso de que hubiera crecido. Pero este dia, justo cuando Tella se deslizo en el ring, noto algo mas. El candelabro sobre ella se inmovilizo como si tambien hubiera sido sorprendido. Tella se sabia de memoria todos los articulos de la caja de joyeria de su madre: una cinta de terciopelo cuidadosamente doblada con bordes de oro, aretes de color rojo sangre, una botella de plata empanada que, segun su madre, contenia lagrimas de angel, un relicario de marfil que no se abria, una pulsera de chorro que Parecia que pertenecia al brazo de una bruja en lugar de a la elegante muneca de su madre. El unico articulo que Tella nunca toco fue la bolsita de color gris sucio, que olia a hojas mohosas y a dulce muerte de charnela. Mantiene a los duendes alejados, su madre una vez bromeo. Tambien mantuvo alejado a Tella. Pero hoy, el pequeno bolso feo parpadeo, atrayendo a Tella hacia el. En un momento parecia un monton de podredumbre y olia a descomposicion. Un parpadeo despues, en su lugar, descansaba un reluciente mazo de cartas, atado con una delicada cinta de raso. Luego, en un instante, volvio a la desagradable bolsa antes de que se transfigurara nuevamente en las tarjetas. Abandonando su mision de juego, Tella rapidamente agarro el cordon sedoso y levanto la cubierta de la caja. Al instante dejaron de moverse. Las tarjetas eran muy, muy bonitas. Eran de un tono tan oscuro de sombra de noche que eran casi negros, con pequenos toques de motas doradas que brillaban a la luz y hebras remolinos de un profundo relieve rojo violeta que hacia que Tella pensara en flores humedas, sangre de brujas y magia. No se parecian en nada a las debiles cartas en blanco y negro que los guardias de su padre le habian ensenado a jugar juegos de apuestas. Tella se sento en la alfombra. Sus agiles dedos hormiguearon mientras desataba la cinta y volteaba la primera carta. La joven retratada le recordo a Tella a una princesa cautiva. Su hermoso vestido blanco estaba desgarrado, y sus ojos en forma de lagrima eran tan bonitos como el cristal de mar pulido, pero tan tristes que les dolia mirarlos. Muy probablemente porque su cabeza estaba enjaulada en un globo redondo de perlas. Las palabras "La doncella de la muerte" se escribieron en la parte inferior de la tarjeta. Tella se estremecio. No le gustaba el nombre, y no le gustaban las jaulas, ni siquiera las nacaradas. De repente tuvo la sensacion de que su madre no querria que ella viera estas cartas, pero eso no impidio que Tella volcara otra.

  • Imposible es nada de Elena Pita

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    Aquella manana le tocaba ir al hospital, probablemente el lugar que mas habia odiado nunca; aquel hospital de paredes sucias y pasillos atestados de enfermos dolientes como animas sin vida, de personal atropellado y a punto de la desidia. Tenia que recoger los resultados del ultimo PET, una de esas tomografias nucleares que evaluan el dano en los tejidos. A Carmen Lopez le habian descubierto un cancer de pulmon, iba a hacer ya dos anos. Dos anos ganados a la vida porque el tumor se habia diagnosticado en fase muy avanzada (estadio IV) y propagado en dos metastasis. Ella no se habia resignado y, blindada de la energia positiva y la fuerza que contagian la responsabilidad y el amor de dos hijos aun pequenos, se sometio con excelentes resultados a tratamientos de radio y quimioterapia que habian logrado disipar aquellas oscuras manchas, ramificadas en la columna vertebral y el esofago, y reducir el tumor principal, que amordazaba la vena cava. Eran resultados excepcionales que los doctores habian presentado en simposios medicos; admirable fortaleza la de Carmen, que durante aquellos largos meses fue capaz de ocultarle la enfermedad al mundo e incluso a su anciana madre: detestaba dar lastima. Y en su intimidad, sus horas de mayor soledad, recordaba la lectura de La sonrisa etrusca, tierna novela en la que Jose Luis Sampedro relata la lucha de un viejo partisano contra el peor enemigo jamas enfrentado en su vida: la Rusca, un cancer de estomago que acabaria robandole a mordiscos hasta el ultimo soplo, y que encima el escritor habia bautizado con el nombre de las perras pastoras de la madre de Carmen, transmitido el nombre de generacion en generacion canina. No tenia por que ser distinta aquella manana de principios de diciembre. El mismo e infecto hospital, el cielo cubierto, las calles mojadas. Llego a la consulta del oncologo con optimismo, esperando escuchar lo que ya se habia convertido en una tonica progresiva: una vez mas el tumor primigenio habria reducido su tamano y actividad, pese a que una nueva sombra les inquietaba desde la ultima radiografia. <>. Las palabras de su admirado oncologo taponaron los oidos de Carmen. Ya no escucharia mas que un zumbido en su cabeza. Eran sus palabras una sentencia de muerte irrevocable y pronta que ella se negaba a aceptar. Aun noqueada por el shock, percibio sin embargo que el doctor estaba dejando una pequena espita abierta, una diminuta posibilidad de vida que su esposo si pudo escuchar con nitidez. Se trataba de un joven cirujano que habia desarrollado una tecnica quirurgica minimamente invasiva que, a traves de una sola incision y valiendose de una camara, operaba proezas y se atrevia con los mas endiablados tumores de torax. <>. <>, le estaba diciendo el doctor Firvida cuando Carmen pudo volver a escuchar: <>. * * * La camilla de Carmen esta siendo introducida en el ascensor de planta camino al quirofano. Han transcurrido apenas dieciocho dias desde su sentencia. Dieciocho dias con sus noches de espanto y panico, abrazada a su marido, ocultando a sus dos hijos y a su madre todo indicio de la grave situacion. Dieciocho dias y sus noches de ferreo control mental para no desesperarse. Carmen padecio siendo aun bebe la poliomielitis, durante la ultima y temida plaga del virus que se propago en Espana en los anos cincuenta. Fue primero intervenida, con solo tres anos, por un doctor aleman que en Madrid le fijo a la tibia el pie que habia quedado suelto y desarmado, y luego con trece se sometio a la tecnica quirurgica experimental del doctor Esteve de Miguel, que, sirviendose de un hierro colocado en forma de zeta, lograba alargar hasta cinco centimetros las tibias de aquellos ninos de la polio. Su padre, urologo, no dudo en confiar en la experimentacion de su colega catalan: fueron ocho operaciones en total para el estiramiento de la tibia, un dolor inenarrable que al primer asalto le haria adelgazar once kilos en veintiocho dias, y cuya sola contemplacion noquearia a su madre en el viejo Hospital Quiron de Barcelona: <>, le rogaba a su esposo. Y el, que las visitaba los fines de semana: <>, a la nina. Una memoria tan atroz que ensenaria a Carmen <>. <>. Asi pues, dieciocho dias de espera con la seguridad de que todo iba a ir mejor: <>. Dieciocho jornadas de carreras recopilando pruebas e historial clinico y siguiendo los pasos de aquel cirujano prodigioso que curiosamente tenia su plaza en la Seguridad Social a tan solo ciento setenta kilometros de distancia de su ciudad, pero que al parecer viajaba por todo el planeta sin descanso ensenando su innovacion. El joven cirujano que, !Dios le bendiga!, despues de recibir las imagenes del tumor habia dicho que si, que el la operaria aunque su equipo lo hubiera descartado o simplemente no se sintiera capaz de abordar el caso: una masa localizada en el hilio pulmonar, esa cavidad central, entre ambas visceras, donde nacen los vasos del corazon, atravesada por las principales arterias toracicas. Media catorce centimetros de diametro, invadia el lobulo superior derecho y estaba literalmente incrustado en la vena cava; ademas, habia sido sometido a una radio y quimioterapias limites durante dos anos, con la consecuente debilitacion de los tejidos. El diagnostico de los cirujanos que le correspondian por la Seguridad Social habia sido tajante y volvio entonces a ser tajante: <>. Pero consiguen hablar con Diego y hacerle llegar todo el historial y las ultimas pruebas, y el esposo de Carmen, el doctor estomatologo Ignacio Romero, jamas podra ya olvidar lo que aquel cirujano ofrecio como respuesta. <>. Expuso con claridad al esposo y cunado de Carmen (medicos ambos) los riesgos de la intervencion, que eran muchos, pero que el asumia como cirujano y ella como paciente: <>. Tampoco les parecio una historia increible, un cuento, casualidad o supercheria que aquel cirujano tuviera su plaza de origen en A Coruna, tan cerca, <>. Se lo comunica al oncologo jefe del equipo, y el doctor Firvida dice que si, que es bueno tener esa segunda opinion. Carmen se dirige entonces con todo su historial al equipo del doctor Josep Baselga, quien acababa de ser nombrado director medico del Memorial Solan Kettering Cancer Center de Nueva York, el mas prestigioso centro oncologico del mundo. El insigne doctor catalan recibe personalmente sus pruebas y la emplaza a una cita con la jefa del programa de cancer de pulmon en su instituto de Barcelona. La doctora Felip (gran conocida de Firvida), tras un sinfin de examenes, descarta la compatibilidad de su tumor con los tratamientos inmunoterapeuticos que estan aplicando, y le aconseja que abandone toda quimioterapia, porque le va a destruir. Algo que la paciente una vez mas no admitira: <>. Y continua con la quimio hasta que, como ya contamos, se revela inoperante. * * * Se celebraban elecciones generales en Espana y, de nuevo, como si la casualidad existiera, el cirujano vendria a votar en un plazo de, eso precisamente, dieciocho dias. Carmen dio gracias incluso a la politica. Ni tiempo hubo de consulta previa, apenas se habia visitado con su equipo medico, que no se sintio capaz pero que no dudo en remitir las pruebas a su colega, que impartia esos dias entre Shanghai y Estados Unidos. Acostumbrado el equipo a que el si asuma retos que para cualquier otro resultarian un imposible: sobradamente conocian aquellos medicos la intolerancia de Diego al termino <>. * * * Estan introduciendo su camilla en el ascensor de la planta para bajar a quirofano y de pronto hace su aparicion decidida un chico jovencisimo enfundado en un plumifero azul, acompanado por su colega (y hoy jefa de servicio) Mercedes de la Torre, tocada de un gorrito de lana. El joven se acerca a la camilla: <>. Le cogio una mano y se la apreto con suma delicadeza y a la vez firme teson.

  • Amores que dejan Marcas de Ruth Lefin

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    Dia a dia, nos encontramos con enunciados en los medios, como: “Mujer fue asesinada por su esposo”, “Nuevo femicidio en la capital”, “Mujer es torturada y corre riesgo vital.

  • Protegida; Romance, Accion y Pasion con el Militar de Alena Garcia

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    La gala de la ONU para periodistas, miembros de seguridad y agencias colaboradoras se celebraba en un hotel de Ginebra, en Suiza. Era invierno y la nieve caia en grandes copos que descendian a la tierra con lentitud. Susana salio a la terraza, pese a llevar un vestido de gala con los hombros desnudos. Necesitaba respirar aire puro. Ademas, le encantaba ver nevar. Gaditana de nacimiento, no vio la nieve hasta bien entrados los quince anos, cuando fue a Sierra Nevada con los companeros en un viaje de fin de curso. Adoraba sentir los copos cayendole sobre la piel. El silencio que envuelve una nevada copiosa no es comparable a nada. Cuando estaba empezando a temblar de frio, aparecio un hombre a su lado. --Senorita, se va a congelar --dijo en un ingles bueno, pero con acento que Susana no pudo identificar. --Si, es verdad. Me gusta tanto la nieve… Pero no llevo la ropa adecuada para estar aqui. --Ademas, es peligroso estar fuera. Tengo ordenes de no dejar salir a nadie a las terrazas --dijo Victor. --Ah, ?usted trabaja aqui? --pregunto ella. --Hoy colaboro, aunque de incognito, con la seguridad del hotel. No es seguro permanecer aqui, se lo digo en serio -- dijo el con frialdad profesional. --De acuerdo --se le escapo a ella en espanol --, ya entro. --Es usted espanola --dijo Victor ensordeciendo la "d" y convirtiendola, por ello, en "t" y con una "l" similar a la catalana. --Si, soy andaluza. --Encantado de conocerla. Me gusta mucho Espana. En realidad, vivo alli gran parte del ano, por eso se espanol. Me llamo Victor. --Yo soy Susana, mucho gusto. Ambos pasaron dentro y Victor cerro la puerta corredera de la terraza. --Espere aqui un segundo, ahora vuelvo --dijo el. El hombre regreso con una toalla caliente para los hombros y el cuello de Susana, que estaban llenos de copos de nieve en pleno proceso de derretimiento sobre la piel helada. --Oh, que caballero tan amable. Hombres como usted estan en riesgo de extincion, no se si lo sabe. Muchas gracias --dijo ella mientras se pasaba la toalla por los hombros y la clavicula. --Es lo esperable ante una dama -- replico Victor. Victor Serguieyevich Smirnov era un ex militar del Ejercito Sovietico. Tenia cincuenta y ocho anos, pero casi nadie le echaba mas de treinta y muchos o cuarenta y pocos. Rubio, con el pelo cortado a cepillo, y unos profundos ojos grises, su mirada podia tornarse metalica o calida segun el interlocutor. El salio a la terraza para echar un vistazo rutinario. Debajo del hotel habia un pequeno bosque de pinos. A unos cien metros de distancia, le parecio ver una sombra oscura que se movia sobre la nieve de manera sospechosa. Sin pensarselo dos veces, salto al suelo. La distancia era de unos cuatro metros, pero la capa de nieve amortiguo la caida. Habia formado parte, en su juventud, del prestigioso cuerpo militar ruso VDV (Vozdushno --Desantnye Voiska), los paracaidistas, miembros de uno de los cuerpos especiales mas respetados y valorados por los rusos.

  • Tristeza de los citricos de Liliana Blum

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    Sabado al fin. Lucia se levanto de la cama con ese pensamiento y una sonrisa. Las ensonaciones que acumulo en su mente durante todos los otros dias iban a tomar forma al fin. La semana habia sido eterna. Asi eran todas desde que conocio a Marcelo. Camino por el pasillo rumbo a la cocina, moviendo un poco las caderas al ritmo de una musiquita dentro de su cabeza. La casa olia a encierro: abrio la ventana que daba al patio y el jardin. Se habria fijado en el polvo acumulado en el alfeizar, pero algo mas capturo su atencion. Una de las macetas parecia haber sufrido un ataque con granada: sus entranas de tierra expuestas, fragmentos de planta y trozos de barro yacian dispersos por los adoquines. No eran ni las ocho de la manana. Sin pensar, su dedo indice fue a posarse sobre el lagrimal para quitarse una lagana: tardo unos segundos en procesar la totalidad de la escena. No era muy buena para la jardineria, pero intentaba mantener vivas las plantas en las macetas mas bonitas que podia encontrar: un ama de casa se valora por la limpieza de su hogar, el cuidado de su jardin y el buen cuerpo a pesar de los hijos. Por la brutalidad de la imagen no habia advertido en primera instancia al Capitan Capibara, pero el grito de Eloisa la arranco de tajo de aquella mezcla de indignacion e incredulidad ante el destino de las violas. Se sorprendio por encontrar a su hija alli. ?Por que le afectaba a ella la tragedia de aquella planta si la unica preocupacion de la nina a esa hora era ver Discovery Kids? Aquello era tragedia para senoras de cierta edad. Su abuela solia decir que una maceta rota en la manana era presagio de un mal dia que solo empeoraria a medida que corrieran las horas. Pero Lucia no era supersticiosa, sino pragmatica. Aquello solo significaba mas trabajo para ella. Las caritas formadas por las motas de los petalos regadas entre la tierra contribuian a dar el efecto de una masacre. Cerro los parpados y se convencio a si misma de que ese accidente no podia arruinar su sabado: nada que no pudiera resolverse con una visita al vivero, una escoba y un recogedor. El sabado era el mejor dia. Algo tan nimio como eso no cambiaria sus planes. Abrio los ojos y percibio el cadaver del cobayo. Extendido tras una tortuga de barro que albergaba a las dalias, con la cabeza destrozada por detras, parecia llevar una corona de cuajos de cerebro y sangre. Comprendio al fin el grito de su hija que, aullando, tiraba con fuerza de su ropa, como si quisiera castigarla a ella por la muerte de su mascota. ?Le daria tiempo a limpiar aquello antes de su cita? II Un, dos, tres, cuatro... y cinco. Lucia conto despacio, con parsimonia, antes de cortar el chorro del aceite y poner el sarten sobre la flama. Vertio todo un tramo de chorizo hasta verlo expulsar su propia grasa rojiza sobre el teflon. Luego de unos minutos, cuando el aroma inundo la cocina, fue rompiendo uno a uno los cinco huevos para incorporarlos. El desayuno tan bellamente dispuesto frente a el provoco en Cesar esa expresion de gula que ella conocia muy bien: un vaso con medio litro de jugo de naranja, una taza de cafe con leche, cinco tortillas de harina y los huevos con chorizo, brillantes como charol. Lucia lo miro engullir aquello desde la puerta de la cocina. El doctor le habia prohibido grasas, azucares y alcohol, ademas de haberle ordenado una vida menos sedentaria. Prediabetico, hipertenso, con mas placa en las arterias que un hombre del doble de su edad, el candidato ideal para un infarto. Pero su marido no daba indicios de entender los riesgos de ignorar las recomendaciones medicas. ?Por que, entonces, le habia preparado Lucia aquel desayuno? Era obvio: no lo queria y le daba igual lo que le pasara; aun mas, si se moria pronto por comer asi, mejor. No. No era cierto. Lo hizo porque lo amaba tanto que no podia negarle nada, porque lo respetaba y sabia que era un adulto capaz de tomar sus propias decisiones, y no queria actuar como si fuera su madre. Regreso a la cocina. El reloj con silueta de cafetera de la pared parecia estatico. Se volvio a sentir como en la primaria, contando los minutos para salir de clase. Comenzo a preparar un huevo estrellado y sirvio un vaso de leche con chocolate para Eloisa. Cuando escucho la voz de Cesar, estaba a punto de ponerle unos ojitos de catsup a la yema. --?Por que esta llorando la nina? Lucia enderezo la espalda y respiro hondo para controlarse: le crispaba que Cesar se refiriera asi a su hija, sobre todo porque Eloisa estaba sentada frente a el en la mesa. ?No podia preguntarle? Desde la barra de la cocina, ella grito como si estuviera muy lejos: --Elo, dile a tu papa que paso. Lucia termino de pintarle una boca a la cara amarilla y decoro las orillas con picos rojos para simular un sol. Le puso un popote al vaso y contemplo su obra: podrian decir lo que fuera de ella, pero nunca descuidaba a su hija. Al contrario, detalles como este hacian que Eloisa diera grititos de alegria y se colgara de su cuello para decirle que era la mejor mama del mundo. Pero hoy el esfuerzo se veria neutralizado por la muerte del roedor vegetariano que la esclavizaba obligandola a cortar dos veces al dia trozos de apio, zanahoria y lechuga para alimentarlo. --Mataron al Capitan Capibara, papi. La voz de Eloisa se quebro; la nina sorbio mocos y luego uso el dorso de la mano para limpiarse. Lucia entro en ese momento y puso el huevo-sol frente a su hija. Cesar hizo contacto visual con ella, esa expresion patetica de perfecto inutil, como siempre que no sabia como actuar con Eloisa. Con el paso de los anos, ambos habian llegado a perfeccionar aquella comunicacion no verbal hasta llegar a niveles insospechados: incluso a veces podian mandarse al carajo con un simple gesto, o incluso un suspiro con la fuerza adecuada. Se acerco para recoger la taza vacia de su marido y le susurro: --El cuyo --luego, en voz mas fuerte--: voy a traerte mas cafe. --?Que le paso al cuyo, mija? --pregunto el con falsa seguridad. --Tenia la cabeza toda explotada por atras. --La nina se cubrio la cara con las manos y se solto a llorar--. Solo tenia su carita... Lucia contuvo el aliento por unos segundos haciendo acopio de paciencia. Tras descubrir el cadaver, le habia tomado casi media hora hacer que su hija dejara de llorar y ahora estaba chillando otra vez. ?Podria volver a calmar a Eloisa y aun asi llegar a tiempo a su cita? --?La cabeza, dices? --Cesar introdujo un tenedor lleno de huevo en la boca y ella rogo a los cielos que no continuara hablando mientras masticaba. ?Pero cuando han escuchado los santos las plegarias de una esposa?--. Si le arranco la cabeza, entonces fue un cacomixtle --dio un trago a jugo de naranja--. No hay duda. El hombre masticaba y discurria al mismo tiempo sobre los habitos depredadores de esos animales. El ruido de la comida triturada, la saliva haciendo su parte en el proceso de deglucion y la mandibula moviendose obligaron a Lucia a recoger rapido algunos trastes usados y volver a la cocina en busca de refugio. Era repugnante. Quisiera pensar que si de novios lo hubiera visto hacer algo asi, jamas se habria casado con el. ?Estaba ciega? ?O a partir de cierto tiempo a el dejaron de importarle los modales? Al menos Eloisa ya habia dejado de llorar y escuchaba con interes la informacion sobre el asesino del Capitan Capibara. Lucia abrio el grifo para lavar los trastes. Mezclada con el sonido del agua, llegaba a sus oidos la voz de su marido describiendo el modus operandi de los cacomixtles. El olor a huevo del sarten le provoco nauseas y tuvo que verter un chorro de cloro en gel en el recipiente del jabon. Eso arruinaria la suavidad de sus manos; tendria que usar una buena crema para revertir el efecto. Era sabado y necesitaba que su tacto fuera el mas terso del mundo. III Consulto su telefono: faltaba una hora para el inicio de su primera clase. La de reposteria habia sido recomendacion de su mama y la de natacion, de la suegra. El camino al corazon de un hombre es a traves del estomago, habia dicho su madre, una de las mujeres mas ingenuas que Lucia conocia. Tal vez por eso creia que usar refranes populares era el mejor vehiculo para transmitir la sabiduria. Como las parabolas de Jesus a sus discipulos, decia con una mano en la cintura y la otra tocando el crucifijo que pendia de su cuello. Parecia una taza: una taza muy devota. La suegra, en cambio, abatida por la obesidad y la diabetes, era menos religiosa y mucho mas pragmatica. Una tarde, durante una comida familiar, se habia acercado a su nuera para apretarle con el indice y el pulgar una lonja sobre la cintura. <>. Lucia la contemplo como si no creyera lo que habia oido: ?como se atrevia a decirle algo asi, ella, que parecia una ballena? Entonces, como si fuera psiquica, la suegra agrego: <>. Luego exhalo: se agitaba por cualquier movimiento, hasta por hablar. El papa de Cesar no volvio a tocarme desde que me puse asi. Lucia habia comenzado a apilar los trastes para llevarlos al fregadero. La senora la seguia del comedor a la cocina, esperando una reaccion, pero ella apreto los labios y tenso la quijada en directa proporcion a como se sentia ofendida. <>. En ese instante, las dos hicieron contacto visual. Sus ojos parecian decir: sabes a lo que me refiero. Metio en su maleta deportiva traje de bano, gorra, toalla, goggles, y un estuche en donde guardaba el champu, jabon, desodorante, crema corporal y perfume, luego puso su delantal y una cofia en una bolsa de plastico que guardo junto con lo demas. Frente al espejo, sumio el vientre. Eloisa se quedaria en casa con Cesar un rato, pero mas tarde el la dejaria con alguna de las abuelas, que se peleaban por cuidar a la unica nieta en ambas familias. Los sabados por la tarde el jugaba futbol con sus amigos. Aunque aquello sonaba como una actividad atletica, en realidad se trataba de un partido en el que todos los jugadores, panzones y con calcetines que les cubrian las pantorrillas, se quedaban parados lanzandose pases mediocres con la pelota. Si alguno llegaba a correr, era solo por unos diez o veinte metros antes de parar y encorvarse para recuperar el aliento con las manos apoyadas en las rodillas. Media hora despues llegaban a la conclusion de que ya habian hecho suficiente ejercicio y buscaban una sombra, abrian la hielera y sacaban las cervezas. En el hipotetico caso de que alguno hubiera llegado a quemar alguna caloria, la recuperacion del partido los hacia volver a su casa mas gordos que al salir a la cancha. Pero eso si: la culpa habia sido de Lucia y sus kilos de mas por el embarazo; sus estrias y la grasa extra en su cuerpo habian provocado que Cesar le fuera infiel. Como si las gallinas fueran responsables de que las degollaran por tener plumas. Era estupido. No tenia logica. Y sin embargo, esa habia sido su excusa. Termino de quitarse la ropa y la arrojo con fuerza al cesto de mimbre en el bano. Desnuda, tomo la crema depilatoria y se agacho para untarla en sus piernas. Un olor quimico y punzante impregno sus pulmones. Esta sustancia no podia ser buena, pero no tenia tiempo ya de depilarse con cera caliente. Eloisa asomo su cabecita por la puerta del bano: --Mami, ?vamos a comprar otro cuyo? Doblada hacia el frente y con las manos embadurnadas de blanco, Lucia tuvo una vista privilegiada de las lonjas de su vientre y de sus pechos colgantes. Penso en las perras callejeras. Se irguio de inmediato y succiono aire antes de enfrentarse con el espejo para comprobar que aquella imagen era reversible con tal solo cambiar de posicion. Estoy hecha una vaca, penso. No hablo en voz alta porque la psicologa de la escuela les habia advertido que los comentarios vengativos sobre el cuerpo moldeaban las mentes de las ninas. Un futuro de anorexia, bulimia y frustracion perpetua las esperaba si escuchaban a sus madres denostar sus propias figuras. --Vamos a ver, mi amor. --El reloj indicaba que ya habian pasado los tres minutos requeridos. Tomo el rastrillo sin filo para remover la crema--. Si va a andar libre en el jardin como el otro, lo va a matar tambien ese animal. --Se llama cacomixtle. --Habia un cierto aire de superioridad en la vocecita de su hija. Le fascinaba poder corregir a su madre--. Pero puede vivir en una jaula. --Eso, el cacomixtle. --Lucia enjuago el rastrillo en el lavabo y vio caer grumos de crema y vellos negros--. Si lo ponemos en una jaula se va a morir de tristeza. Eloisa puso cara de compungida, como siempre que estaba a punto de hacer un berrinche. Maravilloso. ?Por que no podia ir a importunar al papa que no estaba haciendo nada? Su marido le habia sido infiel con la asistente del contador que llevaba las cuentas de su microempresa. El idiota habia cerrado la ventana del navegador, pero sin salir de su cuenta de correo electronico, una direccion que Lucia desconocia. A la hora en que se sento a revisar sus mensajes en la computadora familiar, se encontro con la bandeja abierta y una carta no leida. Era una carta de amor cursi y con pesima ortografia. Cuando Cesar regreso del trabajo hubo gritos e incluso algunos ridiculos punetazos que lanzo Lucia y que el neutralizo sin problema tomandola de las munecas. Mientras montaba su escena, Cesar se defendia diciendo que no era su culpa que ella hubiera perdido interes en el sexo y que lo tuviera abandonado, ocupada a tiempo completo con la bebe. Eso, sin mencionar lo mucho que habia engordado durante el embarazo. --Elo, no llores. A lo mejor compramos un gatito. --Se acerco a la nina y le acomodo el cabello detras de las orejas--. O tal vez un cachorro que no vaya a crecer mucho. La carita infantil se ilumino con aquellas palabras y Lucia no pudo dejar de experimentar un estrujamiento en el corazon, un dolor bueno, tierno. Si por atender a esta criatura el cerdo de su esposo habia corrido a los brazos de esa puta, bien habia valido la pena. Con el tiempo, la terapia, la inercia y las intervenciones de su madre y suegra, que terminaron enterandose, el matrimonio se habia repuesto de aquel <>. La infidelidad habia sido un episodio del pasado, como aquella vez que la lavadora se descompuso o ella olvido sacar un pollo del horno y la cocina quedo apestando a quemado durante dias. Pero no habian dado los pasos necesarios para resolver el problema de fondo. Solo lo guardaron al fondo del closet, como los regalos que no gustan pero no se pueden reciclar. Lucia no lo perdonaria nunca. --?De veras, mami? --Si --Lucia se puso un sosten que le aumentaba el busto un par de tallas y que la hacia parecer una paloma golona. Analizo su cuerpo desde varios angulos y se puso perfume en la y griega que se le formaba entre los pechos rebosantes--. Aunque papa no quiera. IV Lo que Lucia tenia con Marcelo era sexual. Tras conocerse, nunca se habian visto fuera del motel: jamas habian compartido una comida o ido al cine. No conocian a ningun miembro de sus respectivas familias y nunca irian juntos al supermercado. Ella no le traeria a la cama un remedio para la gripa ni el la veria recien levantada y sin maquillaje. Ningun futuro. Solo sexo. Marcelo la hacia sentir ligera, sin peso, radiante incluso, como una medusa que flota en el oceano y no piensa nada porque no tiene cerebro. Al volver a casa tras estar con el, Lucia permanecia varias horas suspendida en esa ingravidez deliciosa, como cuando de nina patinaba durante horas y al quitarse los patines tardaba en adaptar de nuevo sus pies al piso. Encendio la luz: siempre la sorprendia la distribucion de los muebles, que podia variar de un cuarto a otro; el kit de condon, champu, jabon y pastillas de menta sobre el lavabo; la regadera de paredes transparentes, visible desde la cama. El aroma a productos quimicos queria enmascarar los olores sexuales de las parejas que habian estado alli, pero a ella le parecia que mas bien los exaltaba. Marcelo bajo la hielera del carro; saco una cerveza para el y una bebida preparada de lata para Lucia. Si las rutinas de su vida domestica le resultaban tediosas, las que habia desarrollado con su amante la prendian: quedarse de ver cerca de la escuela de reposteria, dejar su carro alli y subir al de Marcelo, que la esperaba sonriente, oliendo a locion Calvin Klein y con una cara que la hacia sentir como si ella fuera lo mejor que le habia sucedido en toda la semana, manejar hasta el motel en las afueras de la ciudad, ponerse una gorra deportiva y lentes oscuros antes de entrar. Luego sexo por el tiempo exacto de sus clases de reposteria y natacion juntas, y regresar a casa banada, como si hubiese nadado. Pocas veces hablaban de camino al motel: apenas sobre el clima, si Marcelo habia tenido que esperarla mucho tiempo, la falta de fluidez en el trafico. Aunque el conocia la situacion de Lucia y la existencia de una hija (la cicatriz de la cesarea y las estrias eran imposibles de pasar por alto), no sabia detalles de su vida. Ya en el cuarto, el intercambio de palabras entre ambos se reducia a peticiones especificas o a indicativos de que algo iba bien. Entre ellos habia sexo y nada mas. Ese era el proposito del oasis. Lucia dejo la bolsa sobre el tocador y acepto la bebida que Marcelo le puso en la mano. Sentados muy cerca uno del otro, en la orilla de la cama, bebieron en silencio sin quitarse los ojos de encima. Necesitaban tiempo para pasar de sus respectivos mundos a este privado, como el pez angel que hace un ano le habia comprado a Eloisa. Segun el empleado de la tienda de mascotas, era necesario ponerlo en la bolsa de agua dentro de la pecera de la casa, y abrirla poco a poco. <>. Asi con ella: requeria un periodo para que su cerebro, pero sobre todo su cuerpo, supiera que ahora estaba con Marcelo. Al terminar su margarita, Lucia se sintio aclimatada al olor de Marcelo, a la textura de su piel. Se desvistieron sin ayudarse y se acercaron para cerciorarse de la realidad del cuerpo ajeno. Se besaron despacio al principio, pero a medida que se adentraban uno en el otro, sintio la urgencia de besarlo mas rapido y de modo casi violento, como necesitara devorarlo. Estaba acostumbrada a gritar muy fuerte cuando cada particula de su ser se estremecia con lo que ella solo podia definir como felicidad. Esta vez no pudo: ya estaba cerca, pero perdio el impulso a mitad del camino, igual que un jabon que se resbala entre las manos. Cambiaron de posicion varias veces y por fin fingio su orgasmo. ?Para que alargar el tormento? Poco despues, Marcelo se convulsiono debajo de ella con ese ruido animal y viril que a Lucia le parecia el sonido mas hermoso del planeta, pero que hoy estaba manchado de rencor. El si, pero ella no. Se dejo caer de espaldas sobre la cama, brazos y piernas extendidos como una estrella de mar, la vulva humedecida. El ambiente impregnado de su propio olor marino, del sudor de los dos, de semen, oscilaba sobre ellos como el Espiritu Santo en el libro de catecismo de su hija. Lucia giro la cabeza hacia Marcelo, que ostentaba ese gesto de agradecimiento y satisfaccion que tienen los hombres despues de eyacular. Cuando lo vio por primera vez, nunca imagino que terminaria asi con el, esperando a que el ritmo cardiaco se les normalizara y el sudor se secara en la piel mientras el cansancio del orgasmo les recorria cada fibra de sus musculos. Movio la mano hasta tocar la de Marcelo: entrelazaron los dedos y ella cerro los ojos. Se habian conocido en un negocio de insumos para oficinas y escuelas. Lucia hacia fila para sacar fotocopias; el revisaba unos mapas sobre el mostrador perpendicular a ella. ?Arquitecto? Marcelo la sorprendio mirandolo y le sonrio. Sin duda soltero. Tenia aun ese aire de osadia y ligereza de espiritu que nunca sobrevive a los primeros anos de matrimonio. Ella se sonrojo: hacia anos que no coqueteaba, anos tambien sin que un hombre la mirara asi. Al levantar la cara para darle al empleado el cuaderno con las recetas de la abuela para fotocopiar, se dio cuenta de que el seguia mirandola. Sin mas la invito a un cafe. ?Que encontro en sus ojos que intuia la posibilidad de que ella aceptara? ?O era algo que hacia con todas? No importaba. Habia aceptado de inmediato, sintiendo un calor intenso que la recorria completa. Era como una de esas comedias romanticas: se emocionaba a una distancia segura. Pero de pronto se habia convertido en el personaje principal, sentada en un cafecito con decoracion retro y frente a un hombre mucho mas joven que ella. Contra todos los consejos maternos y de revistas femeninas, tuvo sexo con el en la primera cita, si es que a eso se le podia llamar cita. Si se habia vuelto un personaje de pelicula cursi, una mujer que en realidad no era ella, ?que mas daba? La noche despues de haber estado con Marcelo por primera vez, Lucia paso por todos los estados posibles: feliz, angustiada, feliz, arrepentida, feliz, entusiasmada, feliz, avergonzada, feliz, con ganas de repetir. ?Pensaria el que era una puta que hacia eso con cualquiera? Tras varias vueltas sobre el colchon habia decidido que no importaba: nadie, salvo ellos, lo sabria. Ademas, si no la tomaba en serio, era irrelevante: ella ya estaba casada. ?No era ese el unico proposito de ser tomada en serio? Lucia se coloco a horcajadas sobre las caderas de el y le regalo la vista de su cuerpo entero. Coloco sus palmas abiertas sobre el pecho y jugo con esos vellos oscuros y gruesos. Quiso iniciar el sexo otra vez, pero no pudo. El deseo la habia abandonado y se sentia sin fuerzas, como un juguete sin baterias. El la jalo hacia si para besarla: ella correspondio sin ganas y fue evidente para los dos. --?Que pasa? Quien sabe si fuera el dia del mes (faltaba una semana para su periodo), o si en verdad la escena del cuyo la habia afectado mas de lo que pensaba, pero la tristeza ensombrecio su cara. Nunca habia sido buena para ocultar sus estados de animo: su desolacion era evidente. No hubiera querido contaminar este espacio, lo que sea que Marcelo y ella tenian, con el tedio de su otra vida, con sus problemas de ropa sucia, las fechas limites de pago, comidas balanceadas o como limpiar un dibujo con crayola de las paredes. Pero ante la pregunta de Marcelo, su cerebro no tuvo mas opcion que contarle lo que habia pasado esa manana: la maceta, el cuyo, el llanto de Eloisa, la actitud desesperante de Cesar, la culpa que la embargaba por haberse reunido con el cuando su hija se habia puesto tan mal. --?Que es un cuyo? Lucia puso los ojos en blanco por un segundo. ?Que pasaba con el vocabulario de los jovenes de hoy? --Es lo mismo que un conejillo de indias --intento que su voz no adquiriera el tono didactico que usaba con su hija. Marcelo tenia cara de no entender--. Los animalitos que usan en los laboratorios para experimentar... Tampoco. Los roedores no estaban en el repertorio de conocimientos de su amante. Iba a agregar que los cuyos eran un platillo muy apreciado en Peru, pero el ya estaba tocandole las tetas y no era precisamente agradable. --Basta --tomo las munecas de Marcelo--. No me estas escuchando. Vio la expresion de su amante: impaciencia, fastidio. Queria sexo y ella estaba hablando de sus sentimientos. Un parpadeo. El deseo de Marcelo de estar en cualquier otra parte. Quizas con una mujer de su propia edad, con preocupaciones de chica joven y sin hijos. Un segundo, pero alli estaba, era evidente. ?Lo habia arruinado todo? Un silencio incomodo se concentro en el aire, como la humedad pesada antes de una tormenta. Marcelo se puso de pie y comenzo a vestirse. --Quede de llevar a mi hermana al centro comercial. Tal vez la maternidad la habia vuelto mas sensible para detectar las mentiras, pero esta era la primera vez que Marcelo mentia y era tan estruendoso como un vaso que se estrella contra piso. Lucia sintio un malestar que se extendia por su cuerpo. Fingio consultar la hora en su celular y dijo que tambien debia irse. Se metio a banar y mojo su traje de bano en la regadera. Seco su cuerpo con la toalla que habia traido de su casa. Una puesta en escena para beneficio de su estabilidad conyugal.

  • Las calles que se volvieron playas de Jose Javier Lara Hidalgo

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    Hay perdidas que te cambian la vida. La de Alberto transcurre entre el estres del trabajo y los malos habitos. De repente, un dia tiene que emprender un viaje para seguir los ultimos pasos de su hermano y cumplir el deseo que dejo pendiente. Descubrira una vida diferente, secretos que fue dejando por el camino y tendra un encuentro que le hara ilusionarse de nuevo con el amor.Javier Lara arranca en Paris un viaje que reconducira por toda la costa cantabrica desde San Sebastian hasta Fisterra.

  • De miel y mosto de Lis Haley

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    Esta es mi historia: la de una mujer que encontro el amor en el lugar y en el momento menos indicados. Despues de todos estos anos, todavia deslizo la mano hasta mis labios y los acaricio con la punta de los dedos, con el conocimiento de que lo encontrare alli. Noto que aun me arde la boca a causa de sus besos, y es entonces cuando los ojos se me inundan de lagrimas.

  • El Sendero Del Dragon de K. Spencer

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    La tarde presentaba un aire plomizo que se pegaba a las nubes, convirtiendolas en masas gigantescas que caerian de un momento a otro sobre la faz de la Tierra aplastando todo vestigio de vida de un plumazo. La ciudad convivia con la agitacion propia de cada tarde: vehiculos que desfilaban en una y otra direccion, llevando y trayendo gente sin parar por las principales avenidas que parecian un circuito infinito de carreras. Manipulados por alguna voluntad que jugase con un mando a distancia, a la que le gustara jugar con los humanos y ver hasta donde son capaces de soportar entre tanto estres e insufrible rutina. En los suburbios se respiraba, sin embargo, el esperpentico lado trasero de ese espejo donde todo parecia brillar y resultar consumible, apetecible. Alli, en construcciones extremadamente humildes y pesimas en habitabilidad, se ve a quienes no pueden acceder a la voragine empresarial, financiera, y glamurosa de Detroit. Y es en esas condiciones --muchas veces miserables-- donde se encuentran, entre quienes acaban como carne de canon de la delincuencia, las verdaderas perlas de la ciudad, pues han sabido apartarse de ese margen de vertigo en medio de la adversidad conservando un minimo de dignidad humana. En algunos centros educativos, como el que tiene a Pamela como profesora, parece que se producen milagros, que se intenta llevar a cabo una nueva integracion de jovenes de esos suburbios para ofrecerles algo mejor que no sea delinquir, drogarse, o entrar en negocios clandestinos. Pero puede que algo oscuro se este fraguando en esas altruistas intenciones. Algunos de esos jovenes estan empezando a demostrar un nivel de vida demasiado alto para lo que se pueden permitir. Estamos hablando de chicos con 16 anos que, aunque a duras penas pueden sus familias pagar el suministro de luz en sus casas, ellos llevan al instituto demasiado dinero en sus bolsillos... y eso esta empezando a ser demasiado sospechoso. Pues ni sus padres estan al corriente de donde viene esa fuente de ingresos. Y aqui comienza esta historia, en esa tarde en la que nuestra profesora va a tener una extrana visita... Pamela seguia en su despacho, rodeada de dossiers por corregir. Todos en el instituto habian marchado ya, pero ella se quedo para estudiar un caso especialmente particular: el de su alumno mas problematico, tratando de comprobar si la ayuda recibida por parte del equipo psicopedagogico habia surtido efecto, o no, en sus avances academicos. Tampoco queria que ese muchacho cayera --como los otros-- en esa red que seguramente estaria poniendole el cebo hasta que picara. Tenia obsesion por conseguir mejoras en todos sus alumnos, hasta el punto de sacrificar su vida privada, entregandose por completo a su labor como tutora. Y aun mas ahora que sentia que podria desenmascarar toda una mafia que quizas se aprovechaba de algunos de sus alumnos. Despues, seria ya demasiado tarde, todo se desvaneceria como la niebla al amanecer. El instituto cerraria sus puertas el curso siguiente. La arquidiocesis tenia problemas financieros y decidio vender colegios para salir a flote. Solo los seleccionados profesores pasarian --desde su entonces central ubicacion-- al nuevo edificio: en el ala superior oeste de la ciudad. Por ello, se dejaba el alma en su particular investigacion, ademas de ser una perfecta educadora. En el dossier de ese muchacho, llamado Oliver, figuraban los ejercicios de la semana, todos ellos llenos de garabatos y tachaduras, haciendo que la frustracion se apoderara cada vez mas de Pamela, agotada tras una jornada intensa de valoraciones del segundo trimestre. Se echo las manos a la cara, intentando apaciguar la sensacion de impotencia que la estaba invadiendo. ?Como podia hacer para que ese atormentado estudiante se tomara en serio las clases? Sabia de sus problemas personales. Practicamente, se habia criado solo, en ausencia de los grandes pilares paternales, que desaparecian continuamente de su atormentada vida. Abrio el cajon de la derecha y saco una caja de aspirinas. Le dolia mucho la cabeza y no le hacia gracia tener que conducir hasta su casa con un nuevo episodio de migrana que le impidiera siquiera manejar su vehiculo. Dio un sorbo del cafe que le quedaba ya frio en la taza para tragar la pastilla, cerrando los ojos, como de costumbre. Permanecio asi unos instantes, entrando en un estado de relajacion que le hacia falta para olvidar todos sus problemas, todos sus pesares. Para concentrarse en algo mas placentero, cogio entre sus manos el colgante que llevaba puesto: una cadena de plata con un espejito enmarcado. Se miro a traves de el buscando el reflejo de todo lo que ese objeto representaba. Aparto unos mechones del flequillo para ver mejor sus ojos…tal y como le habian indicado en un extrano grupo de amistades que hacia muy poco habia conocido en internet. De repente, sintio como si alguien estuviese detras de su espalda. Una corriente de panico atraveso su cuerpo, dejandola inmovil, quizas para congelar ese momento y que no avanzase, tratando de considerarlo una alucinacion. Pero no lo era. Alguien, con extranas intenciones, habia entrado en su despacho. En silencio, sin que ella se diera cuenta. Iba vestido de negro, con una capucha que ocultaba su cabeza; y su rostro, tras una mascara. Acto seguido, unas manos frias rodearon su cuello. Una voz masculina, llena de tension, pronuncio: --No te des la vuelta o te mato. Quedate quieta y escuchame bien --un tipo le ordenaba mientras pasaba la hoja de un cuchillo por delante de su cara a la vez que con el otro brazo la sujetaba contra su cuerpo. Pamela, desde su asiento, sin poder moverse apenas, con el corazon a todo galope, queria girarse para ver su rostro, pero sus ojos no pudieron ver mas que una masa oscura, una capucha y la mascara blanca, que sonreia igual que un nino ante su tarta de cumpleanos, y que cubria toda la cara del misterioso intruso. --He dicho que no te gires --insistio el asaltante, con la voz amortiguada por la careta, y siguio--: Y ahora quiero que grabes esto en tu puta cabeza: !Deja en paz a Oliver, o tendras que lamentarlo! --?Oliver? Yo solo quiero ayudarle --dijo temblorosa Pamela, a punto de darle un infarto. --Se lo que estas haciendo. Te lo advierto. Deja de meterte en su vida --ordeno el tipo--. No juegues a salvar vidas. ?Te ha quedado claro? --No se a que se refiere. Soy su tutora, nada mas --intento justificarse Pamela. --la hoja del cuchillo iba dando vueltas, como si el agresor quisiera deslumbrarla con el brillo de su acero. --Si que lo sabes, senorita Pamela, lo sabes perfectamente. Y como sigas metiendo tus narices en todo lo que haga o diga Oliver, te puede ocurrir una verdadera desgracia. Y seria una pena. Tanto trabajar para acabar pasto de las ratas --sentencio el cinico extrano, con un tono realmente siniestro. Las manos de ese individuo rozaron las mejillas de la tutora, estremecida al maximo, la cual esparcio una lagrima que recorria su cara como si fuera puro acido. Despues, bajaron por su cuello y presionaron un poco. Ella intento tragar saliva, notando sus gruesos dedos, que le parecian mortalmente repudiables. El intruso enmascarado retiro sus manos del cuello de Pamela, bajando aun mas hacia sus pechos, pero se detuvo. Pamela emitio un quejido, queria desembarazarse de esas manos, apartandolas con las suyas, y eso provoco que el atacante se exasperara y continuara con su advertencia. --Dejeme, por favor. Hare lo que me dice. Pero dejeme. --suplicaba Pamela, viendo que podria acabar agredida en su intimidad, en manos de ese hombre que, por su voz, estaba deseando hacer dano y disfrutar con ello. --Espero que todo se solucione por las buenas. A ver, ?te ha quedado suficientemente claro lo que no debes hacer? --exigio el, alzando el cuchillo para indicar que se levantara. Ella tenia casi inmovilizadas las piernas. Era como si el cerebro la ordenase quedarse asi, quieta, esperando que --de alguna manera-- esa orden fuera enseguida anulada, y, mientras, las neuronas trabajasen en inteligentes sinapsis para convencer al agresor de que lo que queria hacer con ella no podia ser, que eso no estaba bien. Que el minimo resquicio de conciencia y humanidad que le quedara en su cabeza le hicieran desistir en su empeno por dejarle una marca de espanto de por vida. --Ya le he dicho que lo he entendido, y que no intervendre mas en cuanto a Oliver. Ahora dejeme ya, por favor. Vendra enseguida el conserje. --concluyo Pamela, mintiendo, ya que no quedaba nadie en todo el instituto. Solo estaba ella. Y el asaltante, claro. --Mentirosa. ?Te crees que soy idiota? Se muchas cosas de este instituto. Y tambien sobre ti -- dejo bien claro ese tipo que estaba al corriente de los movimientos del centro, y que no se andaba con rodeos. Iba en serio. --Esta bien. No le miento. Puede que haya salido, pero el conserje suele quedarse hasta tarde supervisando el trabajo de las limpiadoras --se excuso Pamela. Su mente no paraba de buscar pruebas para no sentirse desamparada. Pero la realidad era que asi lo estaba. Estaba completamente a merced de ese hombre, cuya mascara le producia, ahora que se habia levantado y podia verle de soslayo, verdadero terror. --Date la vuelta --le exigio mirandola, como si estuviera mordiendola con sus ojos afilados. --No hagas algo de lo que te puedas arrepentir. --?Arrepentirme? Eso se lo dejo para las santurronas como tu, que van de Madres Teresa de Calcuta por la vida. Pero no te preocupes, haga lo que haga, iras derechita al cielo. Te lo has ganado --la asusto al limite. Pamela se iba acercando a la pared con gran nerviosismo. Solo la idea de sentir el filo de ese cuchillo por su fina piel, la dejaba en estado de shock… Porque, aunque saliera viva de alli, ya no seria lo mismo. Habia caido en un pozo del que no se puede salir mas que cuando en este se deja caer una cuerda por la que subir. Y alli no habia ni Dios ni cuerda alguna. El hombre seguia mirandola, y a la vez iba haciendo saltar el cuchillo para sujetar su mango en cada vuelta al aire que lo lanzaba, a escasos centimetros de su mano, pero de vez en cuando la apuntaba como si se lo fuera a lanzar de un momento a otro. --No me mate, por Dios. Hare todo lo que me diga, sin decirselo a nadie. Y deje de apuntarme con el cuchillo. Me esta dando algo. No me haga sufrir, por favor. Yo no he hecho nada, y si le molesta que me preocupe por Oliver, desde ahora dejare de hacerlo. Se lo juro --confesaba presa del panico, espantada de pies a cabeza. --Venga, dejate de suplicas. No te voy a matar, solo quiero que sepas de lo que soy capaz -- volvia a recordarle su falta de escrupulos. --Perfecto, senorita --murmuro el, con un tono de conformidad--. Tiene un cuello precioso. Fragil, delicado... --?Le gusta asustar a las mujeres? Pues que sepa que lo esta consiguiendo. Asi que dese por satisfecho. --Ella se oponia por dentro a atacarle verbalmente. Pero tenia delante al mismisimo diablo, con la intencion de pasar el filo de la hoja de ese cuchillo por su delicada piel si es que le incitaba a ello, y aunque lo intentara, sabia que no podia huir de esa situacion. --Esta bien, senorita. Date la vuelta y quedate ahi hasta que me haya ido, ?entendido? Ella vio salir el sol en ese momento. Se giro y se puso contra la pared, apretando su cuerpo con sus manos, como si se abrazara recuperando su vuelta a la vida, dejando atras, literalmente, al terror y a la muerte. Y ese individuo, tal como habia entrado por la ventana, desaparecio subitamente, en silencio y el aire de la calle entro y lleno los pulmones de Pamela, como si acabara de nacer. Ella se dirigio, tras unos segundos, hacia la ventana que, en un primer piso, era facilmente accesible, al poder ser escalada la pared de ladrillos de la fachada con la soltura propia de una persona atletica. Juraria que tenia la ventana cerrada antes de que ese tipo entrara, pero quizas una de las hojas de la ventana quedara sin ajustar. Se asomo pero no vio a nadie, era evidente que ese hombre habia torcido a la derecha. Justamente, su despacho estaba ubicado hacia la esquina del edificio. Cogio sus cosas: su bolso, su abrigo y se tapo por delante con una mano. Abrio la puerta del despacho y se dirigio por el pasillo hacia la salida del centro, pasando por las clases en las que retumbaban sus tacones al estar con las puertas abiertas en medio de aquel vacio que hacia eco. Ya en la puerta, metio la llave que no acababa de centrar y salio apresuradamente del instituto, dirigiendose a su coche, que estaba estacionado en el aparcamiento, a unos diez metros. Busco sus llaves en el bolso, y se le iban cayendo cosas con los nervios, como recibos de los supermercados y algun que otro pintalabios, se agacho a recogerlas mientras maldecia por no haberse ido, como todos, a la hora del cierre del centro. Encontro por fin el llavero con la inicial P, apreto el boton del mando y, antes de sentir el clic de apertura de puertas, acciono la maneta de la puerta, lo que bloqueo el sistema y hubo de esperar para volver a activar el sistema de apertura: cosa que acabo por desquiciarla en su intento por escapar de alli lo antes posible. Mientras tanto, uno de sus pechos se habia salido con los movimientos. Al verse asi, expuesta a las miradas de quienes en ese momento pasaban por alli, y darle igual si habian visto o no su semi desnudez, no escucho o no lo quiso hacer, los comentarios de esas personas que la miraban: <>. Eso si, ganas le dieron de decirles lo que le acababa de pasar. <>, penso. Se sento, cerro las puertas, bloqueandolas, puso la llave en la toma de contacto y la giro para arrancar. Nada, no arrancaba. Siguio intentandolo, una y otra vez pero lo que en realidad estaba haciendo era ahogar el motor. Ya no pudo mas, se estiro sobre el volante, apoyando los brazos contra su frente, descargando en el llanto toda la tension, todo el miedo que se habia aduenado de su cuerpo dejandola incapaz ni siquiera a reaccionar. Un golpe seco en la ventanilla de alguien que se habria acercado a su coche, hizo que cesara el llanto y se preparara para lo peor, abriendo de golpe los ojos --ya desorbitados de tanta angustia --, echandose hacia el asiento del copiloto, tratando de evitar ser de nuevo violentada por el misterioso agresor. Con las manos protegiendo su cara, a traves de los dedos trato de ver, muerta de panico, lo que le esperaba; cuando una voz amable resono como las campanas de un despertador de pesadillas, pues no parecia ser el agresor que en su despacho la violento, y algo le decia en su interior que podria confiar en quien estuviera ahi fuera picando a la ventana de su coche. Una cara amable de un hombre de mediana edad se asomaba para ofrecerle ayuda. --!Hola! !Tranquila, solo queria ayudarla! He visto que tenia dificultades para arrancar su vehiculo. ?Esta usted bien? -le dijo, mostrando su mejor voluntad para sacarla del apuro. --!Ah!…Si, gracias, es que me asuste pensando que se trataba de otra persona. !Por favor, ayudeme! !Alguien ha intentado matarme! --le respondio, soltando el lastre de desconfianza del que estaba poseida. Desbloqueo las puertas para poder salir, pues veia por la cara de incertidumbre que ese hombre no escuchaba nada a traves del cristal de la ventana, aunque ella si pudo escucharle, dado que su tono era lo suficientemente alto para conocer su bienintencionado proposito. El hombre acompano la puerta hasta abrirla del todo, facilitando que Pamela fuera socorrida. --!Dios mio! !Gracias que ha aparecido usted! !Casi me matan ahora mismo en el instituto! Y siguio desahogandose: --!El coche no arrancaba, y ...! Entonces, un mar de lagrimas inundo sus ojos, ahogando sus palabras. --!No se altere, tranquila! Llamaremos a la policia. Ahora respire y deje que ellos se ocupen. --!No! !La policia no! --interrumpio Pamela horrorizada ante la idea de "molestar" con su declaracion al misterioso asaltante, que seguro no tendria escrupulos en acabar con ella en cualquier momento, en el instante mas inesperado. --Bueno, esta bien, pero al menos deje que la lleve a tomar una tila, ahi mismo --propuso, senalando el bar que se veia al otro lado de la carretera. --!Esta bien! !Gracias! Sera lo mejor --reconocio Pamela mirando hacia los lados intentando identificar a su agresor en toda persona que deambulaba por esas calles. Se fijo, algo mas detenidamente, en su "angel de la guardia". Era todo un gentleman: por su exquisita forma de vestir y ademanes corteses, propios de un ejecutivo que esta acostumbrado a llevar su imagen siempre impecable, asi como la actitud: inspiraba confianza, la que requiere alguien que debe defender la representacion de una gran firma empresarial. Su cabello estaba cortado en un estilo jovial, con esa graciosa caida de flequillo que invitaba a desordenarlo, como cuando tocamos la cabeza de un nino mostrando afecto revolviendo su pelo. El corte y la calidad de su traje bien podrian ser de los mejores modistos italianos, a la vanguardia de la elegancia y la comodidad. Pamela cerro el coche cogiendose del brazo de ese amable desconocido, pues le faltaban las fuerzas con todas las angustias que acababa de sufrir. --Me llamo Alexander Stone, he venido a Detroit unos dias para firmar un acuerdo con una sucursal de nuestra compania. La Central esta en Paris, donde resido habitualmente, aunque mi origen es britanico. --Su presentacion no podia ser mas "glamurosa". Solo oir "Paris" parece que las neuronas aplican una transmision de sensualidad y elegancia en todo aquel que pronuncia esa palabra..."Paris", esa ciudad que representa la esencia del romanticismo y la exquisitez. --!Vaya! !Alli me querria ir ahora mismo, para olvidarme de todo lo que me ha pasado! --!Nunca se sabe!… dijo el galante ejecutivo, que, mirandola a los ojos, arqueo una ceja como si del Arco del Triunfo se tratara... Caminaron hasta la cafeteria "Chance" donde una pareja solitaria, al fondo, se confesaba en un cuchicheo divertido. --?Que deseas tomar? --le pregunto el empresario a la tutora, que no cesaba de mirar a la pareja para ver si se daba la vuelta el chico y poder comprobar si se trataba del "sospechoso". --!No temas! --la calmo Alexander--. No estara aqui... ese individuo debe estar bien lejos ya. Cuentame, ?que te ocurrio? Pamela conto con todo detalle el suceso ocurrido en su despacho: el asalto, la amenaza (que quedo grabada en la memoria de los miedos que jamas se olvidan), las sensaciones de impotencia injustas que devoraron esos interminables segundos... haciendo que Alexander cada vez expresara mas preocupacion en su rostro. La apariencia amable de Alexander se fue convirtiendo en rabia contenida. Hasta sus manos, antes acogedoras, ahora se cerraban en vengativos punos dispuestos a hacer justicia. El ceno fruncido y los labios apretados siguieron a un golpe seco en la mesa con su mano, haciendo sonar uno de los gemelos de su camisa. --!Ese malnacido no deberia seguir asustando asi a ninguna mujer y menos a usted, que se ha preocupado tanto por todo alumno conflictivo! La tarde se iba cerrando en una oscura noche, que invadio de repente la atmosfera con voluminosas nubes de un gris cercano al negro, en su avance al centro de Detroit. Una mujer y su hijo corrian por la calle tratando de huir de la tormenta que se avecinaba. No se esperaba este cambio de tiempo tan brusco en un dia de lo mas soleado, propio de mediados de abril, en plena primavera. --Deberia ir ya hacia el vehiculo, pronto se desatara la tormenta y no se podra conducir --dijo Pamela algo asustada, comenzando a poner los pies en el suelo y seguir dirigiendose a su rutina diaria. --No utilizo aqui el coche, me desplazo en taxi, es mas comodo. ?No le importaria llevarme unas calles mas alla? No tengo ninguna prisa en llegar al hotel --dijo Alexander, intentando estar mas tiempo con ella. Pamela le miro y por su mente se cruzaron pensamientos enfrentados: por una parte, se sentia halagada de tal peticion; por otra, aparecian miedos ante los numerosos crimenes que habia visto en las series policiacas. No se consideraba una rompecorazones ni una Dulcinea para nadie, pero siempre guardaba un aspecto delicadamente femenino que, sin saberlo, causaba una especial atraccion a algun que otro companero del centro. Podria contemplar la posibilidad de que ese hombre quisiera tener un affaire con ella, pues es lo que muchos hombres de negocios hacen cuando salen de su guarida y prueban a soltar una cana al aire. Pero, en cuanto penso en todas sus responsabilidades, dio carpetazo a cualquier tentacion al respecto: en cuando llegara a casa tendria que dar de comer al gato, o este daria la serenata a todo el vecindario; poner la lavadora, darse una ducha, cenar algo y preparar la comida del dia siguiente. Siempre se llevaba un tapper al centro para comer alli, pues seguia una dieta estricta para mantener la figura. Ensaladas, tofu o seitan, hamburguesas vegetales y sobre todo fruta para ir calmando el apetito entre horas.

  • El estornudo de la mariposa de Jose De Cora

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    En 1938 Hitler es ya la mayor amenaza para la paz mundial. El regimen nazi se presenta ante todos los paises como indestructible.
    La Historia confirmara que no es asi, en parte gracias a Juan Pujol, mas conocido por su nombre en clave de Garbo. Ademas de convicciones, a Garbo le sobran otras virtudes, como un talento especial para el engano, arrojo, imaginacion desbordante y su encanto personal. En 1940 toma su decision mas trascendental: combatir el nazismo hasta derribarlo desde la retaguardia y las propias filas alemanas. Pero no lo hara solo. Araceli Gonzalez, una hermosa joven de buena familia y de fuerte caracter, se convierte al mismo tiempo en su mujer y en su principal apoyo.

  • El baile de las mascaras de Fernando Claudin

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    Ella era una mujer joven y hermosa. No se merecia esa clase de vida. El amor llamaba a su puerta. Ya no podia seguir manteniendo el voto de castidad. No deseaba mantenerlo. Mas bien ansiaba infringirlo. !Ansiaba entregarse a sus brazos, abrasarse en el fuego de la pasion!
    El joven sacerdote que le habia robado el corazon se llamaba Harold. Era tan joven como ella. Y rabiosamente atractivo, con su aire romantico, sus profundos ojos azules, su cabello rubio, ensortijado, rebelde, que se resistia a ser peinado, y con ese arrebatador aire romantico que lo acompanaba alla adonde fuese, hiciera lo que hiciese.

  • El jefe (Seleccion RNR), Romina Naranjo de Romina Naranjo

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    Sara Gillian es enfermera por vocacion y no duda en anteponer sus deseos y enfrentarse a sus familiares y amigos, escogiendo la prision de Canos de Sal como destino voluntario donde ejercer su profesion.
    Hugo Fernandez no es un preso comun. Apodado por sus companeros de encierro como <>, incluso los alguaciles parecen ponerse tensos ante su presencia. Este misterioso reo enseguida despierta la curiosidad de Sara, a la que le cuesta mucho relacionar al hombre atrayente, atractivo y reservado que se presenta ante ella con el peligroso convicto que todos le recuerdan continuamente que es.
    Decidida a desentranar el enigma que se oculta tras <>, Sara pasara por encima de las normas del centro penitenciario que le prohiben confraternizar con los presos.
    ?Podran ambos ahondar en sus sentimientos teniendo como telon de fondo las rejas de la carcel?

  • Polos opuestos (Sacred Sins 1) de Nora Roberts

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    Las investigaciones para dar con un asesino perturbado uniran los caminos de una bella psiquiatra y un taciturno detective. Son opuestos en tantas cosas…, y sin embargo eso solo atiza mas las llamas de la atraccion.

  • La Agenda Roja de Sofia Lundberg

    https://gigalibros.com/la-agenda-roja.html

    Una vida esta cargada de amor, de pena y de felicidad. Si al menos nos parasemos a escuchar

  • Pasion a traves del hilo rojo del destino de Kayla Leiz

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    Kendrick Mackay es un poderoso guerrero al servicio del rey Macbeth. Sobre el se cierne una profecia segun la cual una mujer acabara con el clan Mackay…

  • Y cuando no queria enamorarme apareciste tu de Maru Rasia

    https://gigalibros.com/y-cuando-no-queria-enamorarme-apareciste-tu.html

    A veces la vida nos pone obstaculos en el camino y nosotros decidimos si pisarlos y sufrir las consecuencias o sortearlos y seguir nuestro rumbo.
    Una exitosa y prestigiosa neurocirujana, que ya no cree en el amor, tiene que tomar la decision mas dificil de su carrera, la cual tendra graves consecuencias.
    Un hombre sin empleo, casado y con dos pequenas hijas debe aceptar el reto mas arduo que le propone la vida.
    Sus vidas se encontraran en un momento crucial.
    ?Seran capaces de olvidar el pasado y de afrontar lo que el destino les tiene preparado?
    Descubrelo junto a Isabella y Francisco.

  • Una novia de pelicula de Carla Tristan

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    El:
    La vida de un actor es rapida, cambiante y estricta. Y cuando la mia iba cuesta arriba sucedio lo impensado, cayo al piso.
    Lo bueno es que la conoci a ella y aun que solo era un juego de mis amigos para hacerme sentir mejor, resulto ser de lo mas agradable. Linda, perspicaz, divertida, una sonadora muy sexy. Justo lo que le faltaba a mis dias. Claro que no estaba seguro de que fuera lo correcto en este momento.
    Yo debia enfocarme en mis asuntos y reconciliarme con mi publico...

  • El templario de las Highlands de Robert Blake

    https://gigalibros.com/el-templario-de-las-highlands.html

    Una trepidante aventura de batallas, suspense, pasion y venganza en una historia medieval ambientada en las Highlands de Escocia.
    Alan Daglish, un veterano templario que ha dedicado toda su vida a combatir en Tierra Santa, decide regresar al hogar que le vio nacer. Cansado de tanta lucha y barbarie intentara comenzar una nueva vida alejado del campo de batalla, pero encontrara un pais sumido en una cruenta guerra civil por el irrefrenable deseo de independencia y libertad de Robert Bruce, el nuevo monarca escoces.
    Al mismo tiempo, Mary Mc Pherson, se encuentra ante el dia mas feliz de su vida, va a contraer matrimonio con el heredero del clan mas importante de las tierras altas.
    Pero un oscuro secreto procedente del pasado cambiara su futuro por completo, viendose abocada a una nueva vida donde cada esquina esconde una nueva aventura.
    Descubre lo que ambas historias tienen en comun y como a veces el destino puede estar marcado antes de nacer.

  • Promesas y secretos de Julia James

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    Eloise Dean se habia dejado conquistar por el carismatico magnate italiano Vito Viscari desde el primer dia. Y, desde ese dia, en su cama, habia disfrutado de un placer inimaginable. Ella creia haber encontrado al hombre de su vida, pero no sabia que Vito nunca podria ser suyo.

  • Retorno a la isla de Linn Ullmann

    https://gigalibros.com/retorno-a-la-isla.html

    La novela mas reciente de Linn Ullmann, hija del gran director Ingmar Bergman, y quiza la mas autobiografica de las publicadas hasta ahora.

  • Black Rose (Traicion 1) de B. Castillo , S. Pugliese

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    Una gala de mascaras cruzara los destinos de un cantante y una modelo con la lider de Black Rose, una antigua organizacion secreta que ha dominado el mundo desde tiempos inmemoriales. Ahora sus vidas se convertiran en una persecusion a muerte en la que seres inmortales haran lo necesario por mantener su identidad oculta.

  • El ojo de medusa de Nuria Pagratis

    https://gigalibros.com/el-ojo-de-medusa.html

    ?Sobreviviran a los insospechados peligros que laten ocultos en la isla? ?Conseguiran descifrar el pasado?

  • La dulce nina de papa de Stasia Black

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    Mama se casa hoy. Otra vez. Este sera el esposo numero tres, y la cena de practica de anoche fue la segunda vez que conoci a su futuro esposo, Paul, y a su hijo. Y tengo que decirlo: no lo entiendo. El hombre es hermoso. Hablo de una belleza digna de un dios.; es rubio, de mandibula cuadrada, nariz recta y guapo como un vikingo. Tiene el cabello corto y hay canas en los extremos de su sien, pero es el tipo de cuarenton del que las mujeres se quejan diciendo que no es justo que los hombres se vean mas guapos a medida que envejecen. Su hijo es una version identica de el, pero apenas lo mire. Francamente, debe ser un imbecil que se tira a todo lo que se mueve con lo atractivo que es a los veinticuatro, ?no? Ademas, es doctor. Bueno, un doctor en formacion, en todo caso. En su padre, la belleza habia tenido tiempo de anejarse y asentarse fabulosamente, como un exquisito vino. Era mucho mas atractivo. Y el hombre se va a casar con mi madre. Eh, ?que? Mi madre tambien esta en sus cuarentas. Pero mientras el senor Winters lleva sus anos como un dios de los antes mencionados, mi mama los lleva como… esto, ?como decirlo? Dejemoslo en que mi madre es una envejecida reina de belleza cuyos tres intentos de cirugia plastica no hicieron mas que retorcer y tirar de su piel correosa y bronceada para convertirla en un simulacro de una muneca Barbie un poco derretida que consume metanfetaminas. Vale, no consume metanfetaminas; su droga preferida es la cocaina. Nunca ha podido tener un trabajo de verdad debido a eso. ?Se entiende lo que digo? Es una autentica triunfadora. El senor Winters es el jefe del departamento de oncologia de un prestigioso hospital de Boston. Entonces, de nuevo, ?que demonios hace con mi mamita querida? --?Que le hiciste a ese vestido? --me pregunta mama entrando en el vestidor de la iglesia. Lo se, una iglesia. Y esta vestida de blanco. Las ironias de este dia nunca van a terminar. La miro de arriba abajo. Ha conseguido entrar en un encantador vestido de Vera Wang. Menciono anoche que era un vestido real de Vera Wang unas diez mil veces, ignorando completamente el hecho de que logro comprarse un vestido real de Vera Wang por la riqueza del senor Winters o quizas la influencia del abuelo. No tenia nada que ver con algo que ella hubiese hecho. Ser una de las familias mas antiguas de Boston sigue teniendo algunos privilegios, aunque casi estuvieramos en bancarrota. Bueno, ya no, ahora que mama se estaba casando con el senor Winters. Es guapo y, ademas, rico. De nuevo, ?que es lo que esta haciendo con mama? --Solo hice que lo modificaran un poco para que me quede mejor. Miro a mama en el espejo, ella entrecierra los ojos. --Te quedo como se suponia que tenia que quedarte. Frunzo el ceno. --Pero me quedaba holgado y flojo en la panza. Sin mencionar el cuello alto que casi me ahorcaba. Mama me mira como queriendo decir <>. --Lo mande a hacer a mi medida para que me quedara bien. Ella suelta un bufido de frustracion. --La idea del vestido de dama de honor es que sea feo para que no opaques a la novia. Cielos, ?es que no sabes nada? Ya esta --declara, alzando las manos--. No puedes ser mi dama de honor si eso te queda asi. Ya es lo suficientemente malo que tenga una hija de diecinueve anos. --Sacude la cabeza--. Sigo diciendo que deberias haber sido la maldita nina de las flores. En fin, Marla tendra que ocupar tu lugar y tu puedes ponerte al final de la fila. Bajo la vista y miro el vestido. --No es exactamente... --Hago una pausa, sin saber que decir por un momento--. ... favorecedor. Eligio el tono naranja menos atractivo que haya visto y que seguramente chocaria con el tono de piel de cualquier persona, sin importar su etnicidad. Trate de maquillarme lo mas natural posible y llevaba mi cabello castano recogido, pero no se podia ignorar lo horrible que era el vestido que me cubria el cuerpo. Mama hace un chasquido con la lengua. --Este es mi dia especial, Sarah Elizabeth, que ni se te ocurra empezar. Suspiro y retrocedo. --Claro, mama. Lo que quieras. Es el camino de la menor resistencia. En mi vasta experiencia, se que es la forma mas facil de abordar los conflictos con mama. --Ahora ve a buscar a todas las chicas y dile a Marla que es mi nueva dama de honor. Cambia tus flores por las de ella y asegurate de que todas esten en sus lugares. Me dirijo hacia la salida. En veinte minutos, las otras doce --si, doce-- damas de honor y yo, junto con los correspondientes padrinos, nos encontramos acorralados en el vestibulo de la iglesia. ?O en este punto se les llama damas matronas, considerando que son todas amigas de mama y que la mayoria se ha divorciado al menos una vez y otras varias veces, como mama? Solo un par de mujeres tuvieron la misma idea que yo y modificaron sus vestidos. Bueno, todas nos vemos ridiculas, pero las demas se ven absolutamente espantosas con la brillante tela color de sorbete naranja que les cubria los cuerpos. --?Estas lista? --me pregunta Dominick, mi futuro hermanastro. El extiende el brazo y me dedica una sonrisa brillante. Su cabello dorado resplandece en la luz que entra por el vitral en lo alto. Tiene el cabello mas largo que el de su padre, y le baja por los lados de la frente con un desgrenado estilo de surfista californiano. Cielos, este hombre es demasiado astuto. Le sonrio, pero ?han oido de aquel dicho que dice que alguien sonrie, pero la sonrisa no le llega a la mirada? Si, mi sonrisa es como una de esas: patentada, decorativa y perfectamente superficial. Es la que siempre uso en estos tipos de eventos a los que me arrastran de vez en cuando; mas que nada por el nombre y el <> del abuelo, o por la desesperacion de mama porque la incluyan en los circulos importantes. Tener una hija a la que podia acompanar visiblemente y presentar a la sociedad de Boston ayudaba a cubrir un poco del hedor de ser una desesperada mujer florero a la que habian usado tres veces. Pero aqui estaba mama, viviendo sus dias de gloria otra vez. Era una esposa de nuevo, a pesar de que su esposo ahora fuese mas unflorero que ella. En especial porque el senor Winters de verdad tiene un trabajo aparte de ser tan endemoniadamente guapo. Empieza a sonar musica de organo. --Perdon, ya no soy la dama de honor. --Ignoro el brazo tendido de Dominick y senalo a Marla, una mujer escandalosa con cabello tenido de un estridente color rojo a la que sospecho que mama tiene como <> porque hace que ella se vea mucho mas linda y delgada en comparacion--. Esa es la mujer a la que vas a llevar del brazo. A pasarla bien. Mi sonrisa se vuelve una pizca mas genuina ante la expresion de espanto que se dibuja en el rostro de Dominick al tiempo que los padrinos se ponen en formacion, y yo me dirijo hacia un hombre mayor que esta al final de la fila. La procesion comienza un par de minutos mas tarde, tan pronto como mama hace acto de presencia. Camino hacia el altar, sorprendida de lo abarrotada que esta la iglesia de ambos lados. Es facil pensar que mama alejo a todas las personas que ha conocido, pero cuando llego a la primera fila y veo al abuelo sonriendome a mi, y no a mi madre, recuerdo por quien estan todos aqui. Puede que el abuelo ya no tenga la fortuna que una vez tuvo, pero sigue siendo un hombre acaudalado. El hecho de que haya desheredado a su hija es un secreto bien guardado, aunque tal parece que el futuro esposo de mama esta al tanto. ?Como es que se ese pequenisimo detalle? Vale, puede, solo puede que anoche lo haya llevado aparte despues de que se sentarajunto a mi madre mientras ella bebia una copa de champan tras otra en medio de la cena; su expresion no era otra cosa que benevolente mientras la miraba con afecto. El se excuso para ir al bano y yo lo segui unos minutos despues. --?Sabes que no tiene dinero? --le pregunte justo despues de que saliera del bano. El pasillo era estrecho y oscuro; estaba lejos de las cocinas y era poco transitado. --?Disculpa? --pregunto sorprendido, arqueando las cejas. Sin embargo, se mantuvo firme y no me ignoro. De inmediato me senti como una nina a pesar de mis tacones de siete centimetros. --Eh, mi madre. Ella no tiene... digo... --Trague en seco y baje la vista al suelo antes de reunir la valentia para volver a mirar al rubio vikingo mitad hombre y mitad dios mas alto que yo. Era el hombre mas hermoso que habia visto--. No hay dinero, si es por eso que te estas casando con ella. El abuelo ya no es tan rico y dejo de darnos dinero, de todas formas. Asi que si esa es la razon por la que lo haces... --En ese punto estaba temblando de pies a cabeza. Oh, Dios, solo necesitaba decir esto y luego podria esconderme en un armario por el resto de la noche --. ...no deberias. Porque no hay, ?sabes? No hay dinero. Y con ese ultimo tartamudeo me di la vuelta con mis pequenos y puntiagudos tacones y me fui de ahi. Y ahora heme aqui, al frente de la iglesia. No podia postergarlo mas. Al fin subo la vista y ahi esta el.

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    Cuando la vida le puso un ultimatum estaba asustada, no es facil aceptar los cambios, pero la vida es sabia y no perdona, asi que o cambiaba y daba la oportunidad a su verdadero yo de surgir y en ese largo camino descubrir el verdadero amor o se quedaria hundida para siempre en la mediocridad y auto-compasion, en un empleo sin futuro y atada al amor de un hombre que pertenecia a otra”.
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  • Idem de Myriam Ojeda

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    Nadia trabaja para la editorial Millenium como editora, un trabajo que le apasiona, pero a su vez, tambien necesita renovar.

  • Talco y bronce (Algaida Literaria – Premio Logrono De Novela), Montero Glez de

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  • Soros. Rompiendo Espana de Juan A. De Castro

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    La tarde del 5 de abril de 2018 los autores de este libro hacian llegar a la UDEF y al juez Pablo Llarena el resultado de una investigacion que evidenciaba las conexiones de George Soros con el proceso separatista catalan. Dos meses despues, la Policia Nacional registraria varias de las empresas apuntadas por el trabajo de Juan Antonio de Castro y Aurora Ferrer. Este libro es la adaptacion didactica de ese valiente trabajo. En el los autores destapan el entramado politico, empresarial y de falsa sociedad civil que, financiado por Soros, ha dado cobertura a la fractura independentista.