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Ay, Senor, otra vez no... Era la frase de siempre, lo primero que decia cuando llegaba a mi lugar de trabajo. Todos los lunes me despertaba diciendome: "Victoria, una sonrisa, comienza una nueva semana y esta vez no habra problemas". Y lo hacia, de verdad. Me despertaba temprano, tomaba una ducha y salia de mi habitacion preparada. Con mi habitual ropa de trabajo, leggins negros, camisa negra, tacones negros... Si, trabajar horas de pie, en una pasteleria de lujo, no impedian que yo llevase a cabo mi lema "Antes muerta que sencilla". A lo que iba, que me pierdo.... Me recogia mi larguisima melena rizada y morena en un mono y me maquillaba sutilmente, lo suficiente para resaltar mis ojos grises. No me gustaba mucho el maquillaje y tampoco es que lo necesitara, habia heredado un buen cutis. Cuando entraba en la cocina, mi padre, quien aun no habia entendido que yo ya estaba cerca de rozar la treintena, me tenia preparado mi desayuno: cafe, zumo de naranja, tostadas y una fruta. Podia con todo, menos con la fruta. Nunca me habia gustado, la repudiaba, y tampoco hacia el esfuerzo por comerla. Buenos dias, carino, ?como has dormido? -pregunto mi calvo favorito. Asi lo llamaba yo, carinosamente. Me acerque a el e hice lo mismo que hacia desde que era pequena, le di un beso en la calva. Es lunes -dije como respuesta a todo. Vamos, este lunes sera diferente -era su intento de animarme, como cada dia. Si, lo se -me menti a mi misma, porque sabia que no seria asi. Aunque intentara enganarme, ese lunes seria un problema, como todos. Problema que se solucionaria el miercoles, el viernes me iria a casa pensando que el proximo lunes todo estaria bien, para que ese dia llegara y me diera en las narices con que todo se jodio de nuevo-. Papa, no me voy a comer el platano. No me gusta. Es mas, odio el platano -puse cara de asco y lo eche a un lado. Odias toda la fruta. Pero tienes que comerla, te guste o no. Mmm... – dije ignorandolo- ?Y mama? Es lunes... Si, ya se que es lunes. ?Pero donde...? Oh, espera, ?en el medico? -resople. Como cada lunes -suspiro el. Se sento frente a mi con su cafe y desayunamos en silencio. Tenia 28 anos y vivia con mis padres por eleccion. Tenia un trabajo estable, un buen sueldo, pero no me gustaba estar sola. Ademas, ellos ya eran mayores y preferia hacerles compania. Eso y porque, para que nos vamos a enganar, yo era un desastre en la cocina. Podia ser la mejor pastelera del mundo, pero a la hora de comer... No sabia hacer ni un huevo frito. Como decia, vivia con mis padres. Ya estaban los dos prejubilados. Eran una de esas parejas que tardaron anos en poder tener hijos, cosas de la genetica, y cuando llegue, me quede sola, y ya ellos habian pasado la treintena, asi que no hubo hermano posible. Mejor para mi, me gustaba mucho la tranquilidad como para soportar a un hermano pequeno. Aunque a veces deseaba haberlo tenido, alguien de mi edad para poder contarle mis cosas. Asi que cuando lo necesitaba, llamaba a la loca de mi mejor amiga, Alberto, y con ella que me desahogaba. No, no me he equivocado. He dicho Alberto y amiga, es que tiene mucha pluma ella. Y yo siempre me he llevado mejor con el genero masculino, para amistad, porque en temas relaciones... Vicky, el zumo. La voz de mi padre me saco de mi ensonacion. Levante la mirada, observando sus cansados ojos grises, con esas cejas blancas, con esa mirada tan parecida a la mia. Papa, odio la fruta -dije como una nina pequena. O te lo tomas sola, o te lo doy yo. Resople y empece a beberlo. Poco a poco, no tenia ganas de echar todo afuera. Mi madre... Por ahi iba. Era la mejor madre del mundo, la mejor cocinera, la mejor en todo. Pero lo mas hipocondriaco del mundo.
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