Ver todos los libros de: Rafael Soler
Era un caluroso dia de verano, de los que en la costa mediterranea se dice de autentico bochorno, el aire quemaba sus mejillas, el poniente soplaba con fuerza, el sol, una autentica tortura. Martin habia elegido un mal dia para una de sus largas rutas en bicicleta. Consternado por la imagen, que habia vivido minutos atras, solo pensaba en refugiarse en el pueblo mas cercano. La bateria del movil, que apenas tenia un 2% de su capacidad, y la falta de cobertura hizo que optara por apagar su Iphone para una llamada al servicio de emergencias. Tal vez en lo alto de la colina, que asomaba al final de la carretera, llegara la senal de algun repetidor cercano. En su maillot tenia media barrita de cereales y tan solo una cuarta parte de agua en su bidon. La situacion no pintaba bien, pero no podia volver por donde vino. Aprovecho una pequena bajada para acelerar con su fiel amiga, una Orbea de 29 pulgadas que le habia acompanado en cientos de rutas. El corazon se le salia por la boca, incluso notaba el sabor a sangre de la lengua. Ya no sentia el calor, ni tan siquiera le molestaba el resol en los ojos, a pesar de su sensible color azul topacio. La adrenalina estaba disparada, tan solo pensaba en huir, al mismo tiempo que oia como gritaban;--!Martin, Martin, espera! Llego al final del camino asfaltado, el cortafuegos paso a convertirse en un estrecho sendero que ascendia a un pequeno monte, desde lo alto, probaria llamar a emergencias. La estrechez del camino, las piedras y los surcos que habian dejado las lluvias de mayo complicaban el ascenso. A lo lejos se oia el ruido de un motor, parecia acercarse, no habia tiempo que perder, tras un par de resbalones de la rueda trasera, decidio dejar su Mountain Bike para subir a pie. Antes de emprender su camino hacia arriba, reviso una pequena bolsa de herramientas que tenia bajo el sillin, normalmente llevaba una pequena navaja, una herramienta multifuncion, de esas que venden en cualquier centro comercial en la seccion de bicicletas, y un kit repara pinchazos. Ese dia, la navaja no estaba, en cuestion de un segundo, recordo como el dia anterior la habia colocado en la bolsa de la playa !Mierda! penso al tiempo que seguia haciendose reproches, todo el mundo me lo decia "un dia vas a tener un percance por ahi tu solo. ?Por que no te apuntas a algun club? por lo menos irias acompanado", retumbaba la voz de su madre en una cabeza sin hueco para mas clamores. Lo que en un principio parecia la huida mas rapida, resulto ser una autentica odisea, los 41oC, la fatiga y el terreno parecia reirse de el. La rigidez de las botas de ciclismo, no estaban hechas para la montana, pronto, los 75km que llevaba a la espalda y el calor sofocante de aquella tarde empezaron a hacer mella !a que mala hora no me apunte al club de ciclismo! Por la cabeza de Martin se le pasaban preguntas de todo tipo mientras ascendia por la ladera. El cuerpo cada vez parecia mas pesado, las calas patinaban sobre las piedras que sobresalian, pego un pequeno sorbo de agua y continuo el ascenso. Desde la cima pudo ver como llegaba la vieja furgoneta blanca al final del camino, exhausto por el esfuerzo decidio probar suerte con el telefono, pero fue en vano, seguia sin cobertura. Tan solo tenia dos opciones, adentrarse en las montanas o hacer frente a la situacion, sin tener del todo claro a que clase de monstruo se enfrentaba. Mientras barajaba toda clase de posibilidades, decidio reponer al maximo las fuerzas. "Si me como la media barrita que me queda, llenare los musculos de hidratos, necesito energia rapida", se decia para si mismo. Miro lo que le quedaba de agua y de un trago se la bebio "?de que me sirve la energia si por efecto de la deshidratacion empiezo a marearme?" se preguntaba para convencerse de que hacia bien. Calculo que le sacaria unos 15 minutos de ventaja, tiempo que le habia costado subir. !Bien, vamos a seguir, venga Martin! se decia una y otra vez intentando motivarse, "seguro que en la siguiente montana encuentras un camino que enlace hacia abajo, direccion al canal del Jucar". Si llegaba hasta alli, estaria salvado, podria pedir ayuda. CAPITULO 1 El Boeing 714XT llevaba un retraso de 20 minutos. Luis, esperaba en la puerta de llegadas internacionales de Manises. Estaba nervioso, miraba su reloj una y otra vez mientras se preguntaba ?se habra echado para atras? Estaba todo preparado, llevaba meses chateando con Isabella, lo que empezo siendo una breve charla con intencion de mejorar su ingles se convirtio en algo mas que una amistad, tantas confidencias habian despertado un extrano sentimiento entre ambos. Eran las 23,25 cuando, tras la puerta de llegadas, podia verse, al fondo de aquel pasillo iluminado a media luz, la silueta de Isabella. La reconocio enseguida, esos ojos manchados de rimel la delataban. Iba cargada con una mochila a la espalda, el equipaje de mano y un nino al brazo medio dormido. Al lado, sin despegarse de su madre, Daniela, con el mismo color azul intenso que su hermano. Su mirada inocente y tierna, se le quedaria marcada a Luis durante mucho tiempo. Empujaba una maleta de piel marron, casi mas grande que ella, apenas podia verse tras ella. --Hola Isabella --dijo Luis. --Bienvenida a tu nueva casa. Con un fuerte, pero tierno acento aleman, le pidio que le ayudara con el nino. --Estoy agotada, ha sido un dia muy duro. Los 4 se dirigieron hacia el parking, alli les esperaba el Corsa de Luis. Martin apenas hablaba, a sus 4 anos, se le veia un nino introvertido, lleno de miedos. Pregunto a su madre... --?Ya hemos llegado? --Si, carino --respondio con la ternura que solo una madre es capaz de inspirar. --Ahora duerme un poco mas que nos espera un largo trayecto hasta Tortosa. Tras colocar todo el equipaje en el maletero y el hueco que quedaba en la parte trasera del vehiculo, arranco el coche. Se podia respirar cierta tension en el interior, no era lo mismo sentarse frente la pantalla del ordenador y empezar a escribir que estar alli sentados, el uno al lado del otro, tan solo unos centimetros les separaban. Luis no sabia muy bien que decir, sabia que la decision habia sido dura, ademas, no estaban solos, aunque el nino no sabia castellano, la nina llevaba 3 anos de clases de espanol. --Esperare a manana --penso, entretanto se limito a comentar planes para el dia siguiente. --Ya vereis que bonito, os va a encantar el castillo de Peniscola, por la tarde daremos un paseo por el pueblo y veremos el atardecer desde lo alto del castillo templario. Pasando el viejo seminario de Tortosa, se desviaron hacia la derecha, la urbanizacion parecia un laberinto, tras un serpenteo de caminos, cruzaron una rotonda y a tan solo unos 400m llegaron a su destino. Isabella quedo maravillada con la casa, regentando un bar de carretera, en su pais era inconcebible vivir en un chalet asi, definitivamente, venir a Espana habia sido una decision acertada, su sol, su gente, su cultura, sin ninguna duda, aqui sabian disfrutar mejor de la vida. La noche duro poco, los primeros rayos de sol atravesaban las persianas de la habitacion, pronto Martin salto sobre su madre, lleno de energia, su hermana le recrimino hacer tanto ruido, Daniela, no se hubiera levantado de la cama en todo el dia, su cabeza necesitaba asimilar todos los cambios que habia sufrido en tan poco tiempo. Sin entender muy bien que sucedia, sabia que no estaban alli de vacaciones como le habia dicho su madre, con 12 anos, no alcanzaba a comprender la magnitud de los acontecimientos, se sabe si te estan ocultando algo o no, y algo raro estaba sucediendo. Al oir que estaban despiertos, Luis se acerco hacia el dormitorio donde habian pasado la noche, se sento en la cama junto a ellos y pregunto --?Que tal habeis descansado? Isabella respondio --A mi, me costo bastante conciliar el sueno, pero por lo que se ve, los crios han cargado las pilas. Hacia tiempo que Isabella no veia tan contentos a sus hijos. Luis, movido por la magia del momento, se sento al borde de la cama, cogio al pequeno del brazo haciendole cosquillas, en seguida, Daniela quiso participar en el juego y se unio, fueron unos minutos, un efimero instante, pero suficiente para alegrar durante todo el dia a Isabella, por fin parecian una familia. --Tengo que dejaros, en la mesita del recibidor os he dejado una copia de las llaves, la nevera esta llena, disculpad que no os haya preparado nada para desayunar, tengo que irme, llego tarde y seguro que ya hay gente en el bar esperando a que abra hay clientes que no perdonan su carajillo de las 7. Y con un guino de ojos, salio por la puerta. Aquel 19 de junio era el inicio de una nueva vida para Isabella y sus pequenos. En Austria, cuando todavia no habia cumplido los 17 anos se enamoro perdidamente de un finlandes bohemio, que habia obtenido una beca para estudiar en el Joseph Haydn Konservatorium. Andersson tenia el don de tocar practicamente cualquier instrumento. Desde muy nino, habia aprendido solfeo, practicamente al mismo tiempo que aprendia a leer. Sus padres, al ver de sus capacidades empezaron a exigirle cada vez mas, lo llevaron a clases de piano, violin, tal vez, por esa exigencia Andersson fue adquiriendo un punto de rebeldia que fue acentuandose a medida que crecia. Durante la adolescencia, quiso dejar los estudios, tan solo se interesaba en una vieja travesera que habia comprado en una casa de empenos y sacarse unos cuantos marcos tocando por las calles. Sus padres, temiendo que se desviara del camino que le habian designado, decidieron enviarlo interno a estudiar a la capital A los 23 anos no habia acabado sus estudios musicales en la escuela politecnica de Helsinki, no por falta de capacidad, sino por falta de disciplina y constancia. Fueron unos anos de fiestas universitarias, primeras borracheras y primeros contactos con drogas blandas. El cambio de pareja, era algo habitual, practicamente a la semana, el viernes se enamoraba perdidamente de una chica, para el lunes siguiente no recordar ni su nombre. Neida, su tutora y profesora de fundamentos de composicion, lo llamo a su despacho. --Andersson, no puedes repetir otro curso, eres el alumno con mas capacidad que ha pasado por este centro, no malgastes tu vida, todavia estas a tiempo de licenciarte, reacciona por Dios, no nos gustaria tener que expulsar a alguien con tanto talento. Estas palabras, hicieron replantearse que queria hacer con su vida, Neida tenia razon, sus palabras resonaban en su cabeza como si de campanas se tratase, expulsion, talento, expulsion, talento…Durante aquella semana estuvo algo atormentado por aquella conversacion, llevaba 7 anos fuera de casa, el politecnico era su hogar ?que iba a hacer si lo expulsaban? La posibilidad de volver a casa con sus padres le hizo reaccionar. En el segundo semestre saco las mejores notas de la escuela, al final lo habia conseguido, consiguio licenciarse, pero no solo eso, sino que saco 7 matriculas de honor. El rector de la universidad quiso felicitarlo personalmente --Andersson, enhorabuena por el final de tus estudios, lastima que no sacaras todo tu potencial antes, pero queria hacerte una propuesta, sabemos que puedes dar mucho mas de lo que has mostrado en esta universidad, he solicitado una beca para que hagas el postgrado en un conservatorio de Viena, tal vez, con la disciplina que has mostrado estos ultimo meses, podamos verte en el concierto que retransmiten cada ano nuevo, o quien sabe, hasta dirigir la Filarmonica de Viena, eso siempre nos daria un prestigio anadido.
General
Para leer y descargar el libro "El grito de las mariposas " puedes hacerlo gratis aquí.
libro el grito de las mariposas