Ver todos los libros de: Mercedes Alonso
--No importa lo que te pongas. Los tios son muy basicos y van a lo que van, asi que elige cualquier cosa y no te compliques mas --le digo a Paola mientras saca un vestido tras otro del armario. --Tus comentarios no me ayudan en absoluto --me regana ella. --Te estoy ayudando, solo digo que escojas un vestido al azar y te lo pongas. --A veces creo que eres mi peor enemiga en lugar de mi mejor amiga. He conseguido que Paola se enfade, aunque, para ser sincera, no entiendo el porque. Si no fuese su mejor amiga, algo que ella acaba de poner en duda, no estaria aqui tras una llamada desesperada pidiendome que viniera inmediatamente a su casa. Yo tambien tengo una cita esta noche y, en lugar de estar preparandome para ella, estoy ayudandola a elegir algo que ponerse para su cita. --Solo he dicho algo que es evidente, Daniel estara mas interesado en lo que hay debajo de la ropa que en lo que lleves puesto encima --repito--. Ademas, eres guapisima, no necesitas ningun artificio para parecer lo que ya eres. El rostro de Paola se relaja, pero solo un poco. Mis palabras parecen haber funcionado, pero si quiero que deje de estar enfadada tendre que esforzarme un poco mas. Sin embargo, no he mentido, Paola es una de las mujeres mas guapas que he conocido, de esas pocas afortunadas que no necesitan nada para lucir espectaculares y cuya belleza, las malas lenguas, atribuyen a la cirugia estetica. No es demasiado alta, pero tiene una bonita figura sobre la que un saco de patatas luce como un modelo del mejor de los disenadores. Ojos azules, pelo largo, sedoso y rubio, labios carnosos y, para rematar, una bonita y pequena nariz. Una autentica munequita con cara de angel a cuyo paso nadie se resiste a volver la cabeza. --Esta bien, el verde --digo cogiendo un vestido del monton que ha sacado del armario--. Es sexy y el verde es tu color. --?De verdad lo crees? --Estoy segura --afirmo--. Ademas, no parece dificil de quitar --digo cogiendolo por los tirantes y mirandolo desde todos los angulos. --!Trae aqui! --me ordena arrancandome el vestido de las manos. --?Que pasa ahora? --Lo que pasa es que no te tomas esto en serio y es importante para mi. Daniel me gusta, me gusta mucho, es nuestra decima cita y aun no ha habido sexo. Me respeta y eso me gusta aun mas, porque no busco una relacion de una noche. --Vale, creo que lo he entendido. Daniel te gusta y tu le gustas a el. No quieres una relacion de una noche, pero ya habeis salido unas diez veces, asi que, ?que me he perdido? --No te has perdido nada, no te hagas la tonta. Se que no crees en las relaciones duraderas desde que tu y... --No quiero que pronuncies ese nombre --la interrumpo--. En cuanto a que no te tomo en serio, eso no es cierto, estoy aqui contigo, ayudandote a elegir un vestido para tu cita. --Sera mejor que te vayas --dice comenzando a guardar la ropa en el armario. --?Por que? Sinceramente, no entiendo por que me pides que me vaya si hace tan solo un rato me has pedido que viniera. --No quiero que me ayudes. Me parece perfecto que no creas en el amor, pero deberias entender que yo si, al igual que millones de personas en el mundo. --De acuerdo, si eso es lo que quieres, me voy --le digo poniendome en pie y cogiendo el bolso que he dejado sobre la cama. --Rebeca --me llama Paola cuando estoy saliendo por la puerta de su habitacion. --?Que quieres ahora? --pregunto mirandola con cara de pocos amigos. Estoy molesta con ella por sus comentarios y empieza a cansarme que achaque todo lo que me pasa a una mala experiencia sentimental del pasado. --No puedes seguir viviendo asi --responde. --?Ahora tambien vas a meterte con mi forma de vida? --Te estas convirtiendo en una persona frivola y vacia. Se lo mal que lo pasaste cuando Lucas te dejo y lo mucho que te esta costando olvidarle, pero deberias intentarlo. Tu media naranja existe, esta en alguna parte y solo tienes que encontrarla. --Si, claro. La buscare manana si tengo un rato libre, pero ahora voy a prepararme para mi cita. No necesito amor, pero ya sabes que no he renunciado al sexo --le digo a Paola guinandole un ojo, y veo como ella pone los ojos en blanco. En cuanto salgo de la casa de mi amiga borro la sonrisa de mi rostro y bajo corriendo las escaleras de los dos pisos que me separan de la calle. Cuando llego abajo me falta el aire y apenas puedo respirar. Aspiro profundamente varias veces, hasta que mi respiracion se normaliza y empiezo a sentirme un poco mejor. Cruzo la calle para ir en busca del coche que he dejado aparcado en la acera de enfrente. Paola vive en la zona nueva de Segovia, en un edificio de dos plantas de reciente construccion, y el aparcamiento no supone ningun problema, al contrario de lo que sucede en el centro de la ciudad, que es donde yo vivo. Me subo al coche y busco la botella de agua que siempre llevo en el bolso. Bebo despacio, tengo la boca y la garganta secas, y me cuesta tragar. Siempre me sucede lo mismo cuando el pasado regresa y el dolor que senti hace anos vuelve a golpearme con fuerza. Pero soy incapaz de evitarlo. Arranco el coche y pongo la musica a tope. La cancion Stereo Hearts de Gym Class Heroes comienza a sonar y yo canto. Canto cada vez mas alto, hasta que la musica invade mi mente por completo y no hay sitio para nada mas. Una nueva cita, otra noche de sexo, otro dia lejos de sus brazos. Capitulo 2 Luciernagas en nuestras manos --Estas estupenda esta noche --dice Alex mientras me toma por la cintura y me besa. En cuanto nuestros labios se rozan abro la boca y noto como su lengua busca con avidez la mia. Acabamos de salir del restaurante en el que hemos cenado y ya en el exterior, lejos de las miradas curiosas y tras pasar la mayor parte de la velada intercambiando caricias por debajo de la mesa, solo puedo pensar en una noche de sexo de esas que consiguen transportarme hasta un lugar donde los unicos protagonistas somos mi amante de turno y yo misma. Alex me da la mano y tira de mi. Le sigo expectante hasta su coche, el me abre la puerta con galanteria y subo despacio, aprovechando nuestra cercania para rozar su cuerpo con el mio. Le oigo respirar profundamente y me vuelvo hacia el para guinarle un ojo con picardia. Nada mas poner el coche en marcha y sacarlo del aparcamiento, coloca su mano derecha sobre mi muslo izquierdo. Me acaricia con suavidad para despues deslizar la mano hacia arriba, hasta rozar el encaje de mis bragas. De mi garganta se escapa un gemido ronco y profundo, cierro los ojos y echo hacia atras la cabeza disfrutando de ese contacto que consigue excitarme. --Me vuelves loco --susurra Alex mientras sus dedos se cuelan por debajo de mis bragas alcanzando mi sexo--. Si vuelves a gemir de ese modo no tendre mas remedio que parar el coche y hacerte mia. --Y si tu sigues acariciandome asi, sere yo quien te pida que detengas el coche y me hagas tuya. Alex suelta una sonora carcajada que resuena en el reducido espacio interior del vehiculo y me giro hacia el para mirarle. Su perfil se recorta contra la luz de la luna llena y es simplemente perfecto. Su pelo, espeso y negro, luce algo despeinado a estas horas de la noche y la incipiente barba le da un aire canalla que le sienta de maravilla. Tiene los ojos tan oscuros como la noche y tan profundos que te atrapan en ellos con solo mirarle. Es alto, algo desgarbado y extremadamente atractivo. --?Por que te ries? --le pregunto. --Tu siempre consigues hacerme reir --dice mirandome a los ojos al mismo tiempo que sus dedos se abren paso hacia mi interior. No lo esperaba y grito por la sorpresa, el dolor y el placer que ese movimiento me proporciona. --Antes era una amenaza, ahora es un hecho --dice girando repentinamente a la derecha, por un camino de tierra que conduce al interior de un pinar. Conduce durante un par de minutos y despues detiene el coche abruptamente, se quita el cinturon de seguridad y hace lo mismo con el mio. --Ven aqui --me pide, y me ayuda a colocarme a horcajadas sobre el--. Me encanta tu olor, tu sabor y tu tacto. Eres como una droga para cada uno de mis sentidos. Desliza los tirantes de mi vestido por los brazos y tira de la tela hacia abajo, dejando el sujetador a la vista. Sus manos y su lengua se cuelan bajo el delicado encaje haciendome suspirar, y me aprieto contra su cuerpo deseando sentirle dentro de mi.
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