• verano magico techno - Laura Keller

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    ?Como olvidar aquel atardecer en que Miki se declaro ante mi asombro, para luego regalarme mi primer beso de amor? Comenzaba a despertar el mes de agosto, curioso, porque en ese momento un sol perezoso se marchaba a dormir en el horizonte sobre el mar, nuestro mar. Marta y Elena fueron testigos de excepcion de momentos magicos como no podria sonar hoy. Si es que aquello no fue realmente un sueno, tampoco me extranaria. Ni me importaria. Y no hablo solo de esa magia que produce el amor cuando llega como una fuerte ola para derribarnos en la orilla, sino tambien la que no pude evitar usar para divertirme, algunas veces, o dar rienda suelta a mi temperamento y deseo de justicia en otras. El Portil siempre sera un lugar magico en mi corazon, el escenario en el que los suenos se hicieron realidad, asi como otros lugares que llegaran con el tiempo, pero que nunca tendran el impacto que suelen tener los primeros deseos, las primeras experiencias de chica adulta, o casi adulta. Claro que solo podria asociar una palabra a ese verano y ese pueblo: Elena. En una ocasion le pregunte a mi madre de que estan fabricados los suenos, ella me aseguro que de buenas intenciones y conciencias tranquilas cuando se trata de suenos felices. Aquello me marco durante mucho tiempo, asi que estuve teniendo buenos pensamientos y deseos para todos mis conocidos antes de dormir. He pasado toda la vida procurando no dejar dormir a la nina que llevo dentro, asi que hoy, despues de tantos anos, quiero desearte lo mejor antes de sumergirme en otra maravillosa historia nacida de mis recuerdos. ?Me acompanas? Capitulo 1 Viviendo deprisa Vuelve a pulsar el boton para iluminar el reloj despertador, lo hace mas como gesto nervioso, espontaneo, que por interes en saber la hora. Ya poco importa. Son casi las cuatro y media de la madrugada. Aun permanece sentado en la cama, con la espalda apoyada en la pared y abrazado a sus rodillas; asi se sento al entrar en su dormitorio a las once y asi seguira hasta que desfallezca. Hasta el fin de los dias. ?Dormir? ?Quien podria dormir cuando los recuerdos cercanos estan golpeandolo por dentro? Con sana, sin piedad. El llanto habia cesado pasadas las tres de la madrugada, ya no tenia mas lagrimas y tanto la garganta como el pecho le dolian como jamas antes. El recuerdo de lo sucedido duraria mas, mucho mas, quizas toda su vida, mas incluso que las imagenes grabadas de tantas sonrisas y miradas complices que seguro no volveran a producirse nunca mas. El motor que lo hacia flotar sobre las olas hasta el dia anterior se habia quedado sin gasolina. Eso, al menos, es lo que diria su padre, que ama mas a su lancha motora que a su propia familia. Ella... ella ya no volvera a ser la misma, y el mucho menos. Todo ha terminado, el sueno se desvanecio tan rapido como llegaron los golpes, gritos e insultos de ese imbecil. El reloj despertador marca las cinco menos cuarto y vuelve a brotar el llanto, aunque no siente lagrimas recorrer sus mejillas como antes. Ojos achinados al sonreir, una boca fina pero rosada dibuja una curva perfecta sobre una pequena cara de porcelana, seguro que tan suave como los petalos de una rosa. Nunca mas. Nunca volvera a ver esa sonrisa, al menos con los ojos de antes. Aprieta con fuerza sus piernas, siente que el volcan de emociones estallara de un momento a otro. De nuevo. No quiere que sus padres lo oigan llorar. Aprieta los dientes hasta pensar que se le partiran. Le duelen los golpes recibidos, pero es un dolor insignificante si lo compara con su orgullo, e inexistente al compararlo con lo que acaba de perder. Aunque ella nunca fue suya. Nunca. Unas horas despues, a solo unos edificios de distancia: Lo mejor de las vacaciones es que no hay despertador que arruine tus suenos, eso estoy pensando mientras estiro todo mi cuerpo sobre la cama, incluso creo haber oido un crujido en una rodilla o la espalda. Bueno, no tener que arroparme tiene tambien su punto interesante, aunque a mis amigas les gusta mas hacerse el gusano de seda bajo las mantas que sudar en verano sobre la sabana. !Mis amigas, ya lo olvidaba, habiamos quedado para dar un paseo esta manana! Mi hermana Noelia ya no esta en su cama, asi que enciendo la radio y subo el volumen a la mitad, la voz de Alejandro Sanz con Los dos cogidos de la mano me acompana mientras voy al cuarto de bano: <>. Y aun sigue cuando regreso para elegir una falda corta azul y una camiseta de tirantes blanca. !Por Dios, que blanca estoy! Espero que eso cambie pronto al recordar los planes para ir a la playa. Termino de vestirme con unas Adidas blancas, tarareando sin exito una cancion de Michael Jackson que no conozco, y apago la radio antes de ir a la cocina; alli conversan mi madre y Noelia. --?Ya te has vestido? ?Vas a algun sitio? --pregunta mama. --A dar un paseo, he quedado con mis amigas. ?Quieres que haga algun recado? --Si, acuerdate de traer el pan a la vuelta, toma dinero. Saco una galleta de fibra del paquete y la mojo en la leche mientras mi madre busca dinero en su bolso, guardado como siempre en el segundo cajon bajo la vitroceramica. Aprovecho para preguntar a Noelia. --?Haces algo hoy? --Nada, estudiar Matematicas para recuperar en septiembre. --Si quieres, puedes venirte conmigo. --Mejor otro dia. --Vale. Tomo una servilleta de papel y escupo el trozo de galleta que he mordido. !Que asco! Es como carton mojado en leche. --!Nina, esas galletas son muy caras! --Pues estan asquerosas. --Pero cuestan tanto porque adelgazan. --?Y no sera mejor no comer nada? Mi madre y Noelia me miran en silencio, ?quien podria rebatir mi brillante comentario? Busco una magdalena, pero ya han guardado la bolsa tras cerrarla con una pinza de la ropa para que no se pongan duras, he llegado tarde. A ver si mis amigas traen algun dulce o helado y puedo robarles un par de mordiscos. Me bebo la leche de dos sorbos y salgo corriendo. --!Me voy, que llego tarde, luego traigo el pan! --!Antes de las dos y media! !Laura, los dientes, no te los has lavado! Es verdad, pero no tengo tiempo. ?Que digo? Tengo todo el del mundo. Es asombroso como se me olvida que puedo detener el tiempo a mi antojo. Meses atras, cuando descubri lo que pasaba pero no era capaz de controlarlo, tuve tanto miedo a que fuera producto de mi imaginacion o que se tratase de un tumor, que me someti a varias pruebas medicas en la cabeza. Ahora es una gozada poder usarlo para hacer el bien. !Me siento como una superheroina al pensarlo! Una magdalena esponjosa y deliciosa entre los dientes, luego me lavo los dientes con calma, me cepillo un poco mas el pelo, para que quede impecable, y me marcho tras hacer regresar todo a la normalidad. Hemos quedado en la plaza, en uno de los bancos en que solemos sentarnos por las tardes; ahora que no hay nadie por la zona, podriamos probar a sentarnos en el templete, la zona de los mayores, pero ninguna se atreve a proponerlo. ?Que pasaria si lo hiciesemos? Supongo que nada, pero nunca se sabe. --Bueno, ?que vamos a hacer este verano? --pregunta Inma. Lleva su acne y malhumor caracteristicos de cuando le viene la regla. --Ya lo hemos dicho estos dias, vamos a veranear Laura y yo en El Portil y vosotras dos en Punta Umbria --responde Marta tras elegir sitio en el banco. --?No vamos a quedar en agosto? ?Tampoco vamos a salir estos dias? --pregunta Patri. --Pero si hemos hablado ya de eso, iremos a la playa en autocar dentro de tres dias. --Ya lo habia olvidado. ?Lo de la discoteca sigue en pie? --De eso no te olvidas nunca. Todas nos reimos, sabemos lo que le gusta salir de noche, los chicos y las discotecas a Patri. Han pasado solo diez minutos y la plaza comienza a llenarse de ninos jugando, alguna pandilla como la nuestra en otro banco y vecinos que la cruzan para ir al mercado del barrio de enfrente. El templete sigue vacio, tal vez porque la gente guapa aun no se ha despertado. !Que envidia! Seguro que estuvieron ayer de fiesta hasta muy tarde. La conversacion deriva, como siempre, en la ropa que vamos a ponernos cuando vayamos a Rompeolas, la mejor discoteca del recinto ferial; luego llegan los chicos; por ultimo si decidimos beber alcohol o no. Decidimos que no, como siempre. Inma se enfada. Yo me marcho. --Lo siento, es tarde y tengo que comprar el pan. --Me despiden con una sonrisa y me encamino cuesta arriba hacia la avenida de las Fuerzas Armadas. Antes de llegar, a la altura del kiosco, una moto aparece de repente, casi atropellandome, y me da un susto de muerte. --!Idiota! --grito. --Esa boquita... Quedo muda y paralizada. Miki me observa desde una moto demasiado grande para su edad, diecisiete anos cumplidos en mayo, casi ayer. Chupa de cuero negra, sonrisa de suficiencia, mirada que te hace derretir al instante... No se puede pedir mas. --Me has asustado. --Lo siento, pecosa. ?Puedo compensarte llevandote? ?A donde vas? --Aqui al lado, no hace falta. ?Y esta moto? --Un regalo de mis padres por las buenas notas, ?te gusta? --Si, es bonita. --No logro ver la marca, pero es negra y cromada. --?Seguro que no quieres dar una vuelta? --Es que... voy a comprar el pan. --No se por que, pero me da mucha verguenza decirlo--. Es ahi al lado y tengo que regresar ya. --Puedo venir a buscarte esta tarde. ?En serio? ?Acaba de decirme que vendra a buscarme? No puedo creermelo. ?Es esto una cita? ?Que pierdo por probar y decir que si? --?A las cinco? --pregunto con timidez, casi no puedo mirarle a los ojos. --No me hagas esperarte. Aqui mismo, ?vale? Asiento con la cabeza y observo como arranca la moto y se marcha despacio, casi torpe, como si aun no controlase bien el peso de la maquina. Antes de desaparecer, desvia la mirada un segundo hacia mi. Me tiemblan las piernas y necesito apoyarme en la pared. ?Que hago aqui? ?Que tenia que hacer? !Es verdad, comprar el pan! Bueno, esperare unos minutos mas para recrearme en lo que acaba de pasar. Pienso en llamar a Marta cuando llegue a casa, contarselo todo mientras gritamos como locas y escucho que todo es imposible o que lo he sonado, pero decido que no hay nada que contar, y que no deseo que se pueda estropear el sueno en el que ahora me veo nadando para llegar a la orilla de dulce fantasia en la que me espera Miki. La orilla que me permitira respirar su amor, su calido aliento, esa misma tarde.

  • VERANO MAGICO | THERESA BRESLIN | Casa del Libro

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  • Max y aquel verano mágico (Tapa blanda) - El Corte Inglés

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  • Verano mágico - -5% en libros | FNAC

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  • Techno - Wikipedia, la enciclopedia libre

    https://es.wikipedia.org/wiki/Techno

    El techno (adaptado al español como tecno) es un género de música electrónica que surgió en ... techno deriva del concepto de techno rebels presente en el libro La ...

  • Playahitty - Wikipedia, la enciclopedia libre

    https://es.wikipedia.org/wiki/Playahitty

    Playahitty es un grupo italiano, formado a mediados de la década de los años 90, que se caracteriza por su estilo musical Eurodance.

  • 191.verano magico. (altamar) - Librería La Botica de Lectores.

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    191.VERANO MAGICO. (ALTAMAR), BRESLIN, THERESA, 9,20€. El equipo de la Factoría Mágica trabaja para encontrar soluciones a todo tipo de problemas; ...

  • El último Verano Mágico Revisión De Picos Y Sartenes

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    Vídeo: Verano Magico Anime Techno 1994 - Full Edition HD 2022, Enero. Anonim. por Peter Gent. Los hombres de verdad, y también las mujeres de verdad, ...

  • Daniela Mercury se lanza al 'techno' en su nuevo disco

    https://elpais.com/diario/2005/08/12/revistaverano/1123797608_850215.html

    11 ago 2005 — Carlinhos Brown, Gilberto Gil y pinchadiscos como Dj Meme colaboran con la cantante de Salvador de Bahía en su ecléctico álbum 'Carnaval ...

  • Libertad emocional de Ferran Salmurri

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    Durante cientos de anos el progreso y el crecimiento, desde este punto de vista, han sido lentos y han estado llenos de obstaculos. Sin duda, uno de los principales ha sido el sometimiento a nuestros sentimientos y emociones. El odio, la envidia y, principalmente, el miedo, entre otros, han sido los guias de nuestro comportamiento, mucho mas que la racionalidad. El inmovilismo, la esclavitud emocional y la ignorancia de las propias posibilidades nos convierte en seres mas faciles de someter y dominar. Pero ?como liberarnos de las prisiones y las tiranias en que a veces se convierten nuestros sentimientos y emociones? Actualmente disponemos del conocimiento necesario para mejorar nuestra libertad emocional. El objetivo de este libro es, precisamente, poner sobre la mesa una porcion de este conocimiento y, con ello, servir de motivacion y guia para mejorar nuestra salud psicologica. En otras palabras, disponer de las estrategias necesarias para un control mas adecuado del estres y disfrutar de un mejor indice de felicidad y bienestar.

  • Descubriendo el Nirvana (Nirvana 3), Arantxa Anoro de Arantxa Anoro

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    La fortaleza de las personas no se mide por la cantidad de fragmentos en los que te rompes sino por la capacidad de unirlos tantas veces como sea necesario.

  • Como caida del cielo de Maya Alvarez

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    Un hombre sexy y encantador, ligado a la riqueza y la television se topa con una chica dulce, normal y que despierta todo su interes. Juntos es imposible evitar la conexion y el deseo.
    Una historia de amor en medio de una falsa realidad.
    Cada dia se convencen mas de que no quieren separarse, pero hay una vida que vivir. Se ven obligados a huir del escandalo y la locura, para vivir su propio sueno romantico y erotico.
    ?Podran lograrlo? ?Podran superar la ambicion de la television y los enredos?
    ?Sera amor verdadero?

  • Solo dame un poco mas de Tania Villar

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    Cuando la unica opcion para vivir es dejar el pasado atras...

    Deje que un extrano enmascarado me vendara los ojos.

  • Somos lo que nos contamos de Oscar Vilarroya

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    Somos una especie narrativa: en vez de Homo sapiens deberiamos hablar de Homo narrator.

  • La muerte tambien juega al ajedrez de Luis Ablanque Ramirez

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    Daniel, un joven estudiante de Derecho, se ve en la situacion de jugar la partida de ajedrez mas importante de su existencia. Mientras la partida transcurre, la novela nos desplaza por una serie vertiginosa de sucesos en los que los cambios de circunstancias van de la mano del descubrimiento de la intensidad y riqueza de la vida. Acompanado por su abuelo y por su hermana, Daniel participa en una insolita rebelion antifranquista, se involucra en la lucha de los guerrilleros guatemaltecos, es victima y testigo de un catastrofico terremoto en Ciudad de Guatemala y se embarca en la busqueda del legado de un fabuloso pueblo maya en las selvas de El Peten. Detras de esta dinamica esta la historia, pero mas alla de ella, la logica del destino encarnada simbolicamente en una diminuta talla que por azar llega a manos de Daniel y que determina el curso de sus pasos. Huidas, encuentros amorosos, revelaciones y un despliegue epico, que llega a ser extraordinario, nos hablan del hombre de todos los tiempos, leve y profundo, anhelante y lucido mientras se acerca al destino que tambien es el sentido del juego.

  • Un dia en la vida de un editor de Jorge Herralde

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    Prologo de Silvia Sese
    <>, dice Jorge Herralde, y el oficio al que se refiere es, claro, el de editor.
    Este libro arranca precisamente con la minuciosa descripcion de un dia cualquiera en la vida de un editor. Y, a partir de ahi, una sucesion de textos de origen diverso articulos, discursos, entrevistas, entradas de diario.-componen un completisimo recorrido por los secretos del sector editorial y por la evolucion y las entranas de Anagrama desde su fundacion en 1969 hasta el presente.
    El lector tendra acceso a una vision de insider -perspicaz y con toques de fina ironia marca de la casa- del mundo editorial; de los primeros anos de andadura de Anagrama en el tardofranquismo y la Transicion -incluidos los combates con la censura, los secuestros de libros y hasta un incendio provocado en la distribuidora; de la creacion y desarrollo de colecciones imprescindibles como <>; de la importancia del humor british en el catalogo; de la intensa relacion del editor con Latinoamerica, con especial atencion a Mexico y Argentina; de su paso
    por las ferias del libro -Frankfurt, Guadalajara, Paris.-; de los contactos con autores y colegas editores, como los que se producen durante un viaje por Estados Unidos con visitas a Grace Paley, Eudora Welty, Lawrence Ferlinghetti, Tom Wolfe, Sonny Mehta.; del encuentro con esa insuperable generacion de autores ingleses bautizada como British Dream Team; de la intensa vida social y cultural durante una estancia en Paris evocada en un diario.
    Ademas del impagable anecdotario, el libro ofrece una rica panoramica del universo de la edicion, retratos de escritores como Luis Goytisolo o Bolano, de editores como Jose Manuel Lara Bosch y Jerome Lindon, y reflexiones muy jugosas sobre la industria del libro: los peligros de la concentracion editorial; el futuro cargado de incertidumbres, pero tambien de posibilidades.
    Un dia en la vida de un editor se suma a libros anteriores de Jorge Herralde como Opiniones mohicanas y Por orden alfabetico en la construccion de una suerte de memorias abocetadas mediante la suma de textos diversos que, a modo de piezas de un mosaico, perfilan la trayectoria del fundador de Anagrama, una de las editoriales europeas verdaderamente imprescindibles de la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del XXI.

  • Chantaje 2 : Mi mejor eleccion – Mia del Valle de Mia Del Valle

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    Ha pasado el tiempo. Clara y Aaron se vuelven a encontrar con un nuevo desafio entre manos, esta vez las cartas estan a favor de Clara y su eleccion debera ser acertada, ya no tendra cabida el corazon, sino la razon. Ella debera planear con cuidado cada uno de sus movimientos en el reencuentro con el hombre mas egoista, resentido, egolatra y vengativo que jamas ha conocido. En menos de un ano Aaron ha hecho estragos con su vida, gracias a el perdio todo. su padre, su trabajo. fue chantajeada, enamorada y desechada cual envoltorio de caramelo; se caso y separo en lo que dura un suspiro y ahora la vida la pone nuevamente en el ruedo.
    Con mas fuerzas que antes, decidida a que las cosas desde ahora se hagan cuando y donde ella lo decida, duena de una vez y para siempre de su vida, Clara se halla en una encrucijada y debera medir en la balanza de la vida, el peso de sus sentimientos o lo que le dicta su mente.
    “Si Aaron me quiere de vuelta en su vida debera sudar como yo lo hice meses atras… Estar junto a el no es la unica opcion que tengo delante. desde ahora solo sera mi peor o mi mejor eleccion”

  • Amenaza Bajo el Mar de Clive Cussler

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    En 1859 se produce el naufragio de un barco britanico que transporta condenados a Australia. Dos de los supervivientes consiguen llegar a una isla desierta donde descubren una mina de diamantes. Este hecho dara lugar a la fundacion de un imperio familiar dirigido por Arthur Dorsett y sus tres hijas. Una de estas, Maeve, se ha apartado de su familia y alterna su profesion de biologa con trabajos como guia cientifica de cruceros por la Antartida. Durante uno de estos viajes, un grupo de turistas muere repentinamente por causas misteriosas y la propia Maeve, junto a unos pocos, es rescatada por Dirk Pitt. A partir de entonces las investigaciones de Pitt pondran al descubierto una monstruosa trama de ambicion y codicia cuyo epicentro se halla precisamente en las minas de diamante de la familia Dorsett.

  • Una esposa para Navidad de Carolyn Connor

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    Como cada dia, Hope estaba en la cocina preparando todo lo necesario para hacer la comida. Bajo la luz de la manana, cortaba verduras mientras tarareaba y revisaba el pollo en el horno para que quedara perfecto. Le gustaba su vida sencilla y tranquila, aunque no fuera la habitual para una muchacha de su edad. La familia poseia una pequena, pero comoda casa, en un barrio situado no muy lejos del centro del pueblo. Su ubicacion les permitia tener cierta intimidad y a la vez estar cerca de las tiendas, la iglesia y el mercado. Pero Providence no era su ciudad natal. La familia Dobbs se habia mudado de Boston hacia ya casi tres anos, cuando a su padre Edward Dobbs le ofrecieron un trabajo como encargado del mantenimiento de la presa de esa ciudad. Un trabajo que les permitio empezar de nuevo y dejar atras todo el dolor que habian sufrido. A Hope no le gustaba recordar sus dos ultimos anos en Boston, le traia el recuerdo de la muerte de su madre Madelene. Una mujer dulce y buena que fallecio por culpa de unas fiebres, y que la dejo al cuidado de su padre y del pequeno de la casa: Harry, de tan solo dos anos. Desde esa tragica muerte, Hope se habia convertido en la hermana y en la madre de Harry, a pesar de que ella, por aquel entonces, solo contaba con quince anos. Ahora, cinco anos despues, Harry ya era un nino de siete anos y ella una mujer de veinte primaveras. Sabia que pronto tendria que casarse, pero estaba en una encrucijada de la que no encontraba salida. Por una parte, no podria permanecer soltera por mucho tiempo, si queria formar su propia familia; pero tampoco podia abandonar a su padre y a Harry cuando estaban tan unidos y tanto la necesitaban. Tampoco podia imponer a su futuro esposo que vivieran los cuatro juntos, al no ofrecerles la intimidad necesaria en un matrimonio. Por ese motivo, el tiempo pasaba y Hope seguia soltera. Pero ante una manana tan esplendida como esa, ningun problema parecia importante. El sol estaba en lo alto del cielo y todo indicaba que el buen tiempo del verano se negaba a marcharse. --Bueno, esto ya esta --declaro satisfecha al haber terminado de preparar las verduras. Ahora solo le quedaba esperar a que el asado estuviera y cocer las verduras que lo acompanarian. Decidida se aparto del mostrador para coger una olla cuando la puerta de la cocina, que comunicaba al patio trasero, se abrio de golpe. --?Ya esta la comida? Como si se tratara de un huracan, Harry entro en la cocina, completamente despeinado y con las ropas sucias y arrugadas. Al verlo Hope suspiro, pues era una tarea imposible mantener a su hermano limpio. --Harry, ?cuantas veces te he dicho que te limpies el barro de los zapatos antes de entrar en casa? --No lo se, han sido tantas que ya ni las cuento. A Hope le encantaba el espiritu inquieto y travieso de su hermano, aunque en ocasiones como esta lo que de verdad deseaba era estrangularle. Queriendo asustarle, Hope cogio la cuchara de palo y la oscilo delante de su cara. --Pues sera mejor que te acuerdes o la proxima vez te voy a dar con esto en el trasero. Harry la miro a la cara con ojos apesadumbrados y Hope supo que estaba perdida. Harry podia hacer todas las travesuras del mundo, pero cuando le ponia esos ojillos lastimeros estaba perdida. Y por como la observaba el granuja, este lo sabia. --?Que voy a hacer contigo? --dijo exasperada mientras dejaba la cuchara de palo sobre el mostrador. --No me has contestado. ?Esta la comida? --No, le falta media hora. Asi que aprovecha este tiempo para lavarte y recoger tu cuarto. Harry no parecio haber escuchado esto ultimo, pues se acerco a ella con una brillante sonrisa. --?Que tienes en las manos? --pregunto Hope cuando vio que su hermano mantenia las manos unidas, una sobre la otra, como haciendo una pequena prision entre sus dedos. Ensanchando la sonrisa, Harry se le acerco otro paso y alzo las manos hasta dejarlas frente a la cara de Hope. Luego, orgulloso, abrio las manos revelando un gran sapo sentado entre sus palmas, con la piel nudosa y verrugosa, ojos de color ambar brillante y pequenos dedos palmeados. --!Puaj! !Harry! --grito, alejandose de el--. ?Por que tienes eso? --Voy a hacerle una broma a papa --declaro convencido--. Tengo que buscar un buen escondite donde dejar al sapo hasta la hora de comer. --Ni se te ocurra tener esa cosa dentro de la casa. Y menos aun en mi cocina. --?Por que no? Es solo un sapo. --Por eso mismo. No puedes... --Te hace falta ese molde que esta sobre la mesa --le interrumpio Harry, pues no prestaba atencion a sus palabras. --Claro que me hace falta. --Entonces lo guardare dentro de una cacerola. --!De eso nada! La pequena criatura trato de escapar de las manos de Harry que se esforzo por mantenerlo bien sujeto. Desesperada, Hope se puso firme al no estar dispuesta a consentir que ese animal siguiera sufriendo. Por no mencionar que le daba asco. Aunque, por supuesto, no podria demostrar su animadversion por el sapo, o todos los dias se encontraria uno escondido en algun lugar de la casa. De eso estaba segura, pues solo hacia un dia que su padre, mientras comian, le confeso a Harry su miedo a estas criaturas y Harry ya habia encontrado uno para asustarle. Y solo Dios sabia de donde lo habria conseguido. --!Harry! !Saca a ese pobre sapo de la cocina! --indico Hope. Harry la observo sonriendo y haciendo que sus mejillas, normalmente rojas, se enrojecieran aun mas. Con su cabello rojo rizado, sus pecas, sus ojos verdes y sus hoyuelos, Harry parecia la viva imagen de un duendecillo irlandes. El cabello de Hope, sin embargo, era una mezcla entre el de su padre rubio y su madre pelirroja, y sus pecas ya no se le notaban tanto. Algo que ella agradecia pues, aunque eran encantadoras en su hermano, en su cara no le resultaban tan interesantes. Lo que si compartia con su hermano era su mirada de color verde jade. --?Por que no puedo tener un sapo en la cocina? --inquirio el pequeno--. Tu traes muchos animales y yo no te digo nada. Hope suspiro, luego tomo aire y conto hasta tres para tranquilizarse. --Los pollos, los peces, las perdices y los conejos son para comer, no para tenerlos de mascota en la cocina. Harry miro con asco al pobre sapo que lo observaba con ojos inexpresivos. --Entonces, ?si quiero tener al sapo en la cocina hasta que venga papa, luego tendre que comermelo? Hope estuvo a punto de soltar una carcajada, pero se contuvo y continuo mirandolo seria. --!Eso es algo asqueroso! !No pienso comermelo! --solto Harry enfurrunado. --Entonces, ya sabes lo que tienes que hac... El sonido estridente de la puerta al abrirse de golpe y chocar con la pared hizo que se callara. --Coge todo lo que puedas de valor y salir corriendo al bosque. --La voz alterada de su padre estremecio a Hope y a su hermano. --?Que pasa, papa? Edward estaba visiblemente alterado, asi como sudoroso. Parecia que habia llegado corriendo, y por la expresion de espanto de su rostro, no parecia traer buenas noticias. --Ahora no hay tiempo para que te lo explique. Solo coge lo que te he dicho y marchaos al bosque. Cuando Edward, aun en la puerta de la cocina vio que ninguno de sus hijos se movia, les grito: --!Quereis hacerme caso! Edward odio los rostros asustados de sus hijos, pero no habia tiempo para explicaciones. Si queria salvarlos debian darse prisa o seria demasiado tarde. --Por favor. --Cambio su tono de voz y se mostro mas dulce--. Tengo que seguir avisando a la gente. Vosotros solo hacerme caso. Hope asintio mientras se acercaba a su hermano. No sabia por que, pero algo en la expresion de la cara de su padre le indicaba que tenia que protegerlo. --Os quiero --senalo su padre con ojos vidriosos. Y mirando a Hope le dijo--: Cuida bien de tu hermano. Despues la sirena del pueblo comenzo a sonar y su padre se marcho dejandolos solos en la cocina. --?Que sucede? --se pregunto. Hope trepidaba a causa del miedo. Algo muy grave debia de estar pasando. Con las piernas temblando se asomo por la ventana y vio a gente apurada que salia de sus casas. Tambien observo a su padre corriendo calle arriba mientras gritaba que se pusieran a salvo en el bosque. Pero el no huia desesperado en esa direccion, sino todo lo contrario. Corria hacia la presa. --!La presa! Sin perder ni un segundo mas Hope fue hacia la habitacion de sus padres y con manos temblorosas abrio el pequeno joyero de su madre. En su interior habia un par de pendientes, un broche y un collar de perlas. Sin detenerse a pensar, metio todo en su bolsillo y regreso a la cocina donde Harry permanecia en el mismo sitio, llorando y con el rostro palido y asustado. --?A donde ha ido papa? --pregunto el pequeno. --Creo que a la presa --le contesto. Sin mas, lo cogio de la mano y tiro de el hacia el exterior de la casa. Mas personas habian salido de sus hogares y miraban freneticas a su alrededor, como si esperaran que en cualquier momento algo espantoso llegara al pueblo. Otras, sin embargo, habian decidido huir tras escuchar la sirena de aviso de la presa y corrian hacia el bosque lo mas rapido posible. El caos entre los que se quedaban parados sin saber que hacer, los que escapaban asustados y los que cargaban carros con sus pertenencias llego a ser tan grande, que resultaba dificil andar por la calle sin chocar con alguien. Hope penso si debia detenerse e informar a los menos osados para que se marcharan, pero al mirar a su hermano supo que lo unico que podia hacer era ponerlo a salvo. --Harry --llamo a su hermano para que le prestara atencion--. Ahora tienes que agarrarte fuerte a mi mano y correr lo mas rapido que puedas. Y si por algun motivo nos separamos.... --!No! --la interrumpio Harry llorando. --Escuchame con atencion, si nos separamos, corre lo mas rapido que puedas hacia el bosque y subete a un arbol. ?Lo entiendes? Harry asintio y se seco las lagrimas de su cara con la manga. --Te juro que si nos separamos te encontrare --le prometio Hope para que Harry no estuviera tan asustado. Y sin mas, Hope comenzo a correr por la calle en direccion al bosque. Mientras lo hacia, no queria pensar en la gente que se quedaba atras, ni en su padre; solo podia pensar en apresurarse y en sujetar fuerte la mano de Harry. <>, pensaba. Apretaba la mano de su hermano tan fuerte, que sabia que le estaba haciendo dano. Aun asi, no la aflojo y agradecio en silencio a Harry que no protestara ni se parara. Apenas les quedaban unos metros para salir del pueblo, cuando escucharon un fuerte y atronador crujido que resono por todo el valle. Hope estaba sin aliento, pero no se detuvo para mirar hacia atras. Ese sonido indicaba que algo horrible habia sucedido y que el tiempo para ponerse a salvo, se les acababa. De pronto, Harry tropezo y cayo al suelo. Delante de ellos estaba el bosque, y a sus espaldas, un sonido estridente que cada vez sonaba mas cerca. --Vamos Harry --le animo a que se levantara y continuara. Cuando miro los ojos de su hermano vio tanto horror y tristeza que su corazon se partio. Harry era muy pequeno, pero entendia lo que estaba pasando. Incluso, si lo pensaba con claridad, estaba segura de que todas las personas del valle ya lo sabian, pero solo unas pocas se atrevian a admitirlo y corrian hacia el bosque. --Se ha roto la presa --alguien grito tras ellos confirmando sus peores temores. El agua llegaria hasta ellos en cuestion de segundos y los ahogaria. Pero Hope no estaba dispuesta a parar, no cuando tenia que salvar a su hermano como su padre le habia pedido. Miro hacia atras y vio como una enorme ola de agua se precipitaba ladera abajo escapando de su confinamiento. Resultaba impactante observar esa enorme cantidad de agua fluyendo a toda velocidad montana abajo, sin que pudiera hacerse algo para impedirlo. A Hope le hubiera gustado gritar y que su padre la abrazara, pero no podia aflojar su determinacion. Ella era lo unico que tenia su hermano para salvarse, y aunque le costara su propia vida, estaba dispuesta a hacerlo. Con esfuerzo, consiguio mover sus pies, los cuales parecian pegados al suelo, y temblorosa cogio en brazos a su hermano y continuo corriendo. Notaba como la tierra temblaba cada vez mas y supo que la ola gigantesca estaba cerca. Ya habian conseguido llegar al bosque, pero necesitaban encontrar un terreno mas elevado. Sus fuerzas la estaban abandonando y no creia que pudiera seguir aguantando. De pronto, escucho gritos tras ella, asi como crujidos, y supo que la ola habia llegado al pueblo. Penso en todas esas personas que habia visto paradas en sus porches, con la mirada perdida. Sintio como su cuerpo se estremecia. El estruendo tras ella fue tan fuerte, que supo que la ola estaba arrasando todo a su alrededor. Casas, tiendas, personas, todo lo que conocia estaba siendo engullido por el agua. <>, se recordo. Tambien habria sido destruida y con ella... su padre. --Papa --susurro entre lagrimas al necesitarle. Temia no ser lo suficientemente fuerte para poner a su hermano a salvo. Entre sollozos escucho a Harry llorando y noto como este se aferraba a ella con todas sus fuerzas. Y lo supo. Tenia que ser fuerte y protegerlo, costara lo que costara. Su hermano solo la tenia a ella y no pensaba defraudarle. --Lo vamos a conseguir, Harry. Papa y mama nos ayudaran. Resoplando por el esfuerzo, comenzo a subir con mas brio la pendiente, hasta que vio como una pareja que corria delante de ellos se subia a un arbol. A su alrededor, otras personas optaban por seguir corriendo para alejarse lo maximo posible, pero Hope comprendio que apenas le quedaban fuerzas para continuar. Si decidia seguir corriendo, podia acabar demasiado cansada para trepar o para resistir el envite del agua cuando les alcanzara. Tenia que tomar una decision en un segundo y asi lo hizo. Se paro en un arbol robusto y alto y se dejo caer de rodillas al suelo. --Tienes que subir al arbol --le dijo a su hermano. Hope sabia que Harry treparia sin esfuerzos, pues era algo que le encantaba hacer. Sin embargo, ella con sus faldas y su cansancio, no lo tendria tan facil. --Vamos Harry --le insto, apartandole los brazos de su cuello. Tembloroso, Harry la miro y asintio sin decir nada. A Hope le hubiera gustado abrazarlo y consolarlo con palabras tiernas, pero no habia tiempo. Ahora, lo importante era salvarse, despues vendrian los abrazos. Para ganar tiempo, alzo a Harry por la cintura y lo observo subir. El rugido del agua estaba cada vez mas cerca y sabia que le faltaba poco para que los alcanzara. Los gritos ya apenas se escuchaban en la lejania, asi como tampoco se oia el canto de los pajaros o cualquier otro sonido que no fuera el del agua. Darse cuenta de que el cese de los gritos solo podia significar que la gente del pueblo ya estaba muerta, la estremecio, y le hizo desear estar en otro lugar donde la muerte no la acechara. Sin saber por que, miro hacia atras, y lo que contemplo la dejo paralizada por el horror. Providence habia sido sepultada por la gigantesca ola y solo podia verse el campanario de la iglesia. Pero eso no fue lo peor, lo que de verdad la asusto, fue ver como la ola estaba mucho mas proxima a ella de lo que esperaba. Desesperada, comenzo a subir el mismo arbol donde se encontraba Harry. Notaba como la aspera corteza danaba sus manos y como se desgarraba su ropa. Pero no le importo y continuo subiendo. Harry estaba trepando justo delante de ella, con mas agilidad. --Sube todo lo que puedas --insistio Hope, con el fin de darle animos. Sentia las manos pegajosas, pero no ceso. Continuo sin descanso cuando escucho mas gritos cerca de ella. Subio con determinacion y rezo a Dios para que los salvara, no solo a ella, sino a toda la gente que estaba a su alrededor. A los que se quedaron atras y a los que iban mas adelantados. De pronto, noto como el arbol se tambaleaba y desesperada aferro el cuerpo de su hermano. Habian llegado lo mas alto que podian y solo esperaba que fuera suficiente. --Agarrate con fuerza. --Habia conseguido su proposito. Estaban en la parte mas elevada y solo les quedaba esperar. Rezo cuando sintio el agua fria mojando su ropa y supo que el tiempo se les habia acabado. Ahora estaban en manos de Dios y solo el podia salvarlos. Cerca de ellos, vio el cuerpo inmovil de un hombre flotando en el agua y sintio deseos de gritar. Necesitando consuelo busco a la pareja que se habia subido a un arbol, y se quedo horrorizada. El agua lo habia sacudido con mas fuerza y estaba mas inclinado. Tal vez fuera, porque soportaba mas peso al tener dos personas adultas aferradas a su tronco, o porque el arbol era mas estrecho. Lo unico que Hope sabia, era que la mujer permanecia agarrada al tronco con una mano, y con la otra trataba de sujetar al hombre para que la corriente no se lo llevara. Y un segundo despues, las manos se separaron y el hombre fue brutalmente apartado de una desconsolada mujer, que tuvo que observar mientras gritaba, como su companero era empujado por las aguas contra el tronco de otro arbol. La fuerza con que fue empujado fue tan brutal, que se pudo escuchar con total claridad el crujido de su espalda al romperse. Despues, el cuerpo se alejo inmovil y laxo siguiendo la corriente. Desesperada por un poco de esperanza continuo rezando, sin perder de vista a su hermano. Si eso le sucediera a Harry, si la corriente se lo llevara, ella se lanzaria a por el sin pensarselo. No porque fuera muy valiente, sino todo lo contrario, era demasiado cobarde para enfrentarse a la vida sola. Como la mujer del otro arbol. Despues de lo que parecio una eternidad, el agua comenzo a bajar y su fuerza descendio de intensidad. El peligro parecia que habia pasado. Ahora solo quedaria descubrir quien habia sobrevivido y quien habia muerto. Hope no tenia muchas esperanzas de encontrar a su padre con vida.

  • Medianoche en Lisboa 5 de Pablo Poveda

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    Caballero esta a punto de morir. Sabe algo que no logra recordar. Un secreto que debe permanecer oculto.

  • Luna de sangre (Beatrix Rose 2) de Mark Dawson

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    Hace diez anos, Beatrix Rose formaba parte de un implacable grupo clandestino que se encargaba de realizar el trabajo sucio del gobierno britanico. Cuando descubrio que el jefe del grupo era corrupto, este envio a cinco de sus asesinos para que la eliminaran, pero no lograron su proposito. Craso error.

  • Rebelde, Pobre, Rey (De Coronas y Gloria 4) de Morgan Rice

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    Thanos sentia un dolor en el estomago mientras su barco se balanceaba a traves del mar y la corriente lo alejaba cada vez mas de su hogar. Hacia dias que no divisaban tierra. Estaba en la proa de la barca, observando el agua, aguardando el momento en el que finalmente divisaran algo. Solo se contenia de ordenar al capitan que diera media vuelta al barco al pensar en lo que podria haber mas adelante, en quien podria haber mas adelante. Ceres. Estaba alli, en algun lugar, y el la encontraria. "?Esta seguro de eso?" pregunto el capitan, acercandose a su lado. "No conozco a nadie que quiera ir de viaje a la Isla de los Prisioneros". ?Que podia decir Thanos al respecto? ?Que no lo sabia? ?Que se sentia un poco como la barca, empujada hacia delante por los remos aunque el viento intentaba empujarla hacia atras? Pero la necesidad de encontrar a Ceres superaba todo lo demas. Dirigia a Thanos, llenandolo de emocion ante la posibilidad de encontrarla. Habia estado seguro de que habia desaparecido, de que nunca la volveria a ver. Cuando escucho que podria estar viva, el alivio lo abrumo, le hizo sentir que podia desplomarse. Pero no podia negar que los pensamientos sobre Estefania tambien estaban alli y lo hacian mirar hacia atras e incluso, por un instante fugaz, pensar en volver. Al fin y al cabo, era su esposa y el la habia abandonado. Estaba embarazada de su hijo y el se habia marchado. La habia dejado alli en el muelle. ?Que clase de hombre hacia eso? "Intento matarme", recordo Thanos. "?Como?" pregunto el capitan, y Thanos se dio cuenta de que lo habia dicho en voz alta. "Nada", dijo Thanos. Suspiro. "La verdad es que no lo se. Estoy buscando a alguien, y la Isla de los Prisioneros es el unico lugar al que podria haber ido". Sabia que el barco de Ceres se habia hundido de camino a la isla. Si habia sobrevivido, entonces tenia sentido que hubiera ido hasta alli, ?verdad? Aquello tambien explicaba por que Thanos no la habia visto desde entonces. Si hubiera podido volver hacia el, Thanos pensaba que lo habria hecho. "Parece un peligro excesivamente grande que correr para no saberlo", dijo el capitan. "Ella lo merece", le aseguro Thanos. "Debe ser algo especial para ser mejor que Lady Estefania", dijo el contrabandista con una mirada maliciosa, que hizo que Thanos deseara darle un punetazo. "Esta hablando de mi esposa", dijo Thanos, e incluso el reconocio el evidente problema que habia con ello. No podia defenderla cuando el habia sido el que la habia dejado atras, y cuando ella habia sido la que habia ordenado su muerte. Probablemente merecia todo lo que cualquiera dijera sobre ella. Ahora, deseaba convencerse de ello. Si sus pensamientos sobre Ceres no continuaran siendo interrumpidos por pensamientos sobre Estefania, como habia estado con el en los festines del castillo, como habia sido en los momentos de tranquilidad, el aspecto que tenia la manana despues de la noche de bodas... "?Esta seguro de que puede llevarme a la Isla de los Prisioneros de manera segura?" pregunto Thanos. Nunca habia estado alli, pero se suponia que la isla entera era como una fortaleza bien protegida, inexorable para aquellos a los que llevaban alli. "Oh, es muy facil", afirmo el capitan. "Pasamos por alli a veces. Los guardias venden algunos de los prisioneros que han explotado como esclavos. Los atan con cuerdas a palos en la orilla para que los veamos al acercarnos". Thanos habia decidido hacia tiempo que odiaba a aquel hombre. Pero lo escondia, pues el contrabandista era en aquel momento la unica oportunidad que tenia de llegar a la isla y encontrar a Ceres. "Encontrarme con los guardias no es exactamente lo que quiero", puntualizo. El otro hombre encogio los hombros. "Es muy sencillo. Nos acercamos, lo dejamos alli con una barca pequena y sigue como si fuera una visita normal. Entonces nosotros lo esperaremos cerca de la costa. No mucho tiempo, recuerde. Si esperamos demasiado, podrian pensar que estamos haciendo algo sospechoso". Thanos no tenia ninguna duda de que el contrabandista lo abandonaria si presentara alguna amenaza para su barco. Solo lo habia llevado hasta alli la perspectiva de ganar dinero. Un hombre como aquel no comprenderia el amor. Para el, probablemente era algo que alquilabas en los muelles por horas. Pero habia llevado a Thanos hasta alli. Aquello era lo que importaba. "Piense que aunque encuentre a aquella mujer en la Isla de los Prisioneros", dijo el capitan, "puede que no sea como usted la recuerda". "Ceres siempre sera Ceres", insistio Thanos. Escucho como el otro hombre resoplaba. "Es muy facil decirlo, pero usted no sabe las cosas que hacen alli. Algunos de los que nos venden como esclavos, apenas son capaces de hacer algo por ellos mismos a no ser que se lo digamos". "Y estoy seguro de que eso le encanta" respondio bruscamente Thanos. "No le gusto mucho, ?verdad?" pregunto el capitan. Thanos ignoro la pregunta, mirando fijamente al mar. Ambos conocian la respuesta y, en aquel momento, tenia cosas mejores en las que pensar. Tenia que encontrar un modo de encontrar a Ceres, costara lo que... "?Aquello es tierra?" pregunto, senalando con el dedo. Al principio, no era mas que un punto en el horizonte, pero incluso asi, parecia desalentador, rodeado de nubes y con olas agitadas. Al acercarse mas, Thanos tenia la sensacion de que un terror amenazante crecia en su interior. La isla se levantaba como una serie de picos de granito gris como los dientes de una gran bestia. En el punto mas alto de la isla estaba situado un bastion, por encima de el, ardia constantemente un faro, como si quisiera advertir a todos los que pudieran venir alli. Thanos veia arboles a un lado de la isla, pero en su mayoria parecia estar vacia. Al acercarse todavia mas, vio unas ventanas que parecian estar talladas directamente en la piedra de la isla, como si hubieran ahuecado toda la isla para hacer la prision mas grande. Tambien vio playas de pizarra, con unos huesos blancos destenidos sobresaliendo de ellas. Thanos escucho chillidos, y se quedo palido al ver que no podia distinguir si eran aves marinas o personas. Thanos deslizo su pequena barca por la pizarra de la playa, e hizo un gesto de repulsion al ver esposas dispuestas alli bajo la linea de la marea. Su imaginacion inmediatamente le dijo para que eran: torturar y ejecutar a los prisioneros usando las olas que llegaban. Unos cuantos huesos abandonados en la orilla hablaban por si solos. El capitan del barco de contrabando se giro hacia el y sonrio. "Bienvenido a la Isla de los Prisioneros". CAPITULO DOS Para Estefania, el mundo parecia inhospito sin Thanos alli. Parecia frio, a pesar del calor del sol. Vacio, a pesar del bullicio de gente que habia alrededor del castillo. Miraba fijamente a la ciudad, y tranquilamente podria haberle prendido fuego, pues no significaba nada. Lo unico que podia hacer era sentarse al lado de las ventanas de sus aposentos, sintiendose como si alguien le hubiera arrancado el corazon. Quizas alguien lo haria. A fin de cuentas, lo habia arriesgado todo por Thanos. ?Cual era el castigo exacto por ayudar a un traidor? Estefania conocia la respuesta a aquello, porque era la misma que a todo lo demas en el Imperio: lo que el rey decidiera. No dudaba mucho de que querria su muerte por ello. Una de sus doncellas le ofrecio un reconfortante balsamo de hierbas. Estefania lo ignoro, incluso cuando la chica lo dejo sobre una pequena mesa de piedra que habia a su lado. "Mi senora", dijo la chica. "Algunas de las demas... se preguntan. ?no deberiamos prepararnos para abandonar la ciudad?" "Abandonar la ciudad", dijo Estefania. Escucho lo plana y estupida que sono su propia voz. "Es que... ?no estamos en peligro? Con todo lo que ha sucedido... y todo lo que nos hizo hacer... para ayudar a Thanos". "!Thanos!" El nombre la saco de golpe de su estupor por un instante, para seguirle la ira a continuacion. Estefania cogio el brebaje de hierbas. "!No te atrevas a mencionar su nombre, estupida! Fuera de aqui. !Fuera de aqui!" Estefania lanzo la taza con su infusion humeante. Su doncella la esquivo, lo que ya fue irritante de por si, pero el ruido de la taza al hacerse anicos lo supero con creces. El liquido marron se derramo por la pared. Estefania lo ignoro. "!Que nadie me moleste!" exclamo a la chica. "O hare que te arranquen la piel por ello". Estefania necesitaba estar a solas con sus pensamientos, aunque fueran unos pensamientos tan oscuros que una parte de ella deseara tirarse desde el balcon de sus aposentos solo para acabar con todo aquello. Thanos se habia ido. Con todo lo que ella habia hecho, por todo lo que ella habia trabajado y Thanos se habia ido. Antes de el, ella nunca habia creido en el amor; estaba convencida de que era una flaqueza que solo te abria las puertas al dolor, pero con el parecia valer la pena arriesgarse. Ahora, resultaba que ella estaba en lo cierto. El amor solo facilitaba las cosas al mundo para que te hiciera dano. Estefania escucho el ruido de la puerta al abrirse y se giro de nuevo, buscando algo mas para lanzar. "!Dije que no me molestaran!" grito antes de ver quien era. "Esto no es ser muy agradecida", dijo Lucio al entrar, "despues de que mande que te escoltaran hasta aqui con cuidado para asegurarme de que estarias a salvo". Lucio iba vestido como un principe de cuento, con terciopelo blanco trabajado con motivos de oro y piedras preciosas. Llevaba su punal en el cinturon, pero se habia quitado la armadura dorada y la espada. Incluso su pelo parecia recien lavado, sin ninguna impureza de la ciudad. Para Estefania, tenia mas el aspecto de un hombre preparado para cantar canciones bajo la ventana que para organizar la defensa de la ciudad. "Escoltarme", dijo Estefania con una sonrisa tensa. "Es una buena palabra para eso". "Me asegure de que viajaras a salvo por las calles de nuestra ciudad rotas por la guerra", dijo Lucio, "mis hombres se ocuparon de que no cayeras presa de los rebeldes, o de que no te secuestrara el asesino de tu marido. ?Sabias que escapo?" Estefania fruncio el ceno. ?A que estaba jugando Lucio? "Por supuesto que lo se", contesto bruscamente Estefania. Se puso de pie, pues no le gustaba que Lucio estuviera por encima de ella. "Yo estaba alli".

  • El crimen de Lara de Manuel Zamora Carranza

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    “El ano 943 el conde de Lara y de Castilla, Fernan Gonzalez, fue encarcelado por el rey de Leon, Ramiro II, para impedir la independencia del condado castellano. Durante su reclusion en una torre de Burgos, dos caballeros parientes del nuevo conde de Castilla, Assur Fernandez, fueron asesinados en el castillo de Lara. El alcaide de la fortaleza, temeroso de la reaccion del nuevo conde, encargo al fisico y boticario mahometano ben- Hadi y al condestable Rodrigo Rodriguez el esclarecimiento de ambos crimenes. Despues de una exhaustiva investigacion regida por la logica y potenciada por la atrevida curiosidad del medico, ambos consiguieron aclarar lo sucedido y restituir el orden y la tranquilidad en el castillo.”

  • Everless. La hechicera y el Alquimista de Sara Holland

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    -Best seller del New York Times

  • Pensadores de la nueva izquierda de Roger Scruton

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    Scruton inicia este estudio sobre los fundamentos de la Nueva Izquierda en 1985, publicando un libro con este mismo nombre. En el analizaba a Sartre y Foucault, Habermas, Galbraith y Gramsci. Ha revisado el texto, incluyendo a pensadores de influencia creciente como Lacan, Deleuze y Guattari, Said, Badiou y Zizek. La edicion de 1985 fue controvertida y recibio numerosas criticas en los circulos intelectuales europeos, por su estilo provocativo. Mientras tanto -eran los anos de la caida del Muro-, era traducido en numerosos paises de herencia comunista. Scruton trata de explicar “que hay de bueno en los autores que trato, y que hay de malo. Mi esperanza es que el resultado pueda beneficiar a lectores de todas las opciones politicas”.

  • Cari Mora de Thomas Harris

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    Hannibal Lecter tiene un sucesor.

  • El adulto de Gillian Flynn

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    El adulto es un original y aterrador homenaje a los cuentos de fantasmas escrito por Gillian Flynn, autora de Perdida.

  • La amenaza hacker de Deepak Daswani

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    La tecnologia nos ha traido toda clase de comodidades, pero tambien una serie de riesgos que hasta hace poco eran desconocidos para la mayoria de la gente. En los ultimos tiempos, las noticias sobre incidentes de ciberseguridad son cada vez mas habituales: a diario se roban millones de cuentas de correo, datos de tarjetas de credito, credenciales de banca online y se cometen toda clase de delitos informaticos. Todo ello ha motivado que cada vez seamos mas conscientes de los riesgos implicitos que conlleva nuestra dependencia de la tecnologia.

  • Arrastrado por el Viento de Janwillem Van De Wetering

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    Grijpstra y De Gier investigan la muerte de una joven. Entre los sospechosos se encuentran un diplomatico belga, un oficial norteamericano y un empresario holandes que habian mantenido relaciones con ella, pero las claves del caso estan enterradas en el misterioso pasado de la victima. De nuevo los singulares protagonistas de las novelas de Van de Wetering deberan recurrir a su enorme capacidad de deduccion para seguir las pistas que en esta ocasion se hallan diseminadas por todo el mundo.

  • Celia y el comisario de Elena Bargues

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  • Dias de Septimo de Jorge Sagrera

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    Es celeste todo, pero aun no ha salido el sol. Mejor: el entrecejo, leve, acusa el Tom Collins de la noche anterior, o de esta madrugada. Cierra los ojos. El balbuceo del Mediterraneo. Unas gaviotas madrugadoras. El sabor a sal en sus labios que, reconoce, no estan partidos.

  • Un revolver y siete rosas (Elizabethtown 1) de Brenna Watson

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    Le dolian tanto los pies que apenas podia continuar avanzando. Desde que habian abandonado Cold Harbor, donde la Union habia sufrido una de sus mayores derrotas, se habian dirigido a Petersburg para unirse al asedio de la ciudad. Alli pretendian hacerse con el control de aquel punto estrategico y cortar las comunicaciones ferroviarias que abastecian al ejercito del general Lee. Gabriel Sinclair no recordaba cuantas horas llevaba caminando y, cuando al fin alcanzaron su destino y obtuvieron permiso para descansar, lo primero que hizo fue quitarse aquellas malditas botas. Contemplo, con una mueca de dolor, sus pies ensangrentados y los dedos casi agarrotados y deformes a fuerza de llevar un calzado dos numeros menor al que le correspondia. Al menos, penso, no iba descalzo. No hacia muchos dias que habia contemplado el cadaver de uno de aquellos confederados, que habia cubierto sus pies con pedazos de carton pintados de negro. A su lado se tendio su primo Russell. El y Mitchell Chapman, Mitch, parecian los unicos conformes con su indumentaria, el ultimo a causa de unas relucientes botas que le habia hecho llegar su padre desde Saint Louis, aunque al parecer seguia echando de menos sus zapatos Oxford. <>, se dijo, aunque sin atisbo de acritud. Mitch era un buen chico, y generoso ademas. Compartia con sus companeros casi todo lo que le hacian llegar desde casa, desde dulces a camisas nuevas. De hecho, le habia sugerido a Gabriel intercambiar con el las botas de vez en cuando, solo para que pudiera descansar los pies, pero se habia negado a aceptar. Ya era suficiente con que sufriera uno de los dos, aunque en ocasiones, como esa en concreto, se arrepentia de no haber accedido. David Cassane se sento cerca de ellos, apoyo la espalda contra un arbol y, como era su costumbre, abrio aquel cuaderno de tapas negras que siempre llevaba con el para ponerse a escribir. Gabriel admiraba su capacidad de concentracion. Era capaz de abstraerse hasta en las condiciones mas adversas. --?Que crees que escribira ahora? --pregunto Brett McFarlane con su habitual sonrisa. Se dejo caer junto a Russell, que protesto cuando lo empujo sin querer--. Si no hemos hecho otra cosa que caminar durante dias. --Seguro que esta escribiendo sobre ti --bufo Russell. --Entonces necesitara un cuaderno mas grande --bromeo Brett. Mitch habia encendido un pequeno fuego y colocado una cafetera encima. Por suerte, en ese momento disponian de agua en abundancia, aunque nunca se sabia cuanto iba a durar la buena fortuna. Gabriel aun recordaba la ultima vez que habia recogido el agua de lluvia con sus botas y habia tenido que beber de ellas antes de llenar su cantimplora. David finalizo su escritura antes de lo acostumbrado, guardo el cuaderno en el bolsillo superior de su chaqueta, y la pluma, con sus iniciales grabadas, en el macuto. --?Que creeis que hacemos aqui? --les pregunto a bocajarro. --Impedir que los confederados entren o salgan de Petersburg --respondio Mitch, que siempre parecia el mejor informado de todos. --Es decir, que esto puede alargarse durante dias. --Si, supongo. Cuando la cafetera comenzo a silbar, Mitch la retiro del fuego y sirvio cafe para todos. Gabriel nunca habia sido muy aficionado a aquella bebida tan amarga, pero era una de las pocas cosas que el ejercito distribuia con profusion. Mientras disfrutaban de aquellos minutos de descanso, observo a los hombres que lo rodeaban uno a uno. Se habian conocido en Pennsylvania, al poco de alistarse en el ejercito, y en los tres anos infernales que llevaban juntos se habian vuelto inseparables. Juntos tambien padecieron hambre y sed, un calor abrasador y un frio que a punto estuvo de llevarselos al otro lado. Se habian curado mutuamente las heridas y compartido las provisiones y, en las noches mas oscuras, se habian consolado compartiendo lagrimas y suenos. Eran los mejores amigos que un hombre podia tener, estaba convencido. Gabriel Sinclair aun no podia saber lo que les aguardaba, ni sospechar siquiera que muy pronto iban a perder a uno de ellos en la que seria conocida como una de las acciones mas sangrientas de toda la guerra: la batalla del Crater. Capitulo 1 Elizabethtown, Kansas. Octubre de 1870 El sol aun estaba alto cuando Eleanor Montgomery se bajo del tren en Elizabethtown. La estacion no era mas que un conjunto de tablas desbastadas y una pequena oficina, con los cristales tan cubiertos de polvo que era imposible apreciar si habia alguien en su interior. Un hombrecillo emergio del edificio para ocuparse de que su equipaje fuese colocado en el anden. Cuando el tren se puso en marcha de nuevo, le dedico una leve inclinacion de cabeza y regreso a su cubiculo. Eleanor recorrio con la mirada el modesto apeadero para cerciorarse de que su marido, James Montgomery, no habia acudido a recibirla. Tras casi una semana de viaje desde Richmond, Virginia, llegaba por fin a su destino, al Salvaje Oeste del que tanto habia oido hablar. Se pregunto una vez mas si habia tomado la decision acertada. Un ano antes, tras el fallecimiento de su madre, le sugirio a su esposo la idea de reunirse con el en el Oeste, pero James alego multitud de buenas razones para que no lo hiciera, y ella se plego a sus deseos. La guerra le habia arrebatado a Eleanor cuanto poseia, empezando por su padre y sus dos hermanos, y luego su plantacion de tabaco, que vio arder hasta los cimientos a manos de los yanquis. Su madre y ella se vieron obligadas a aceptar la generosidad de los Cathaway, viejos amigos de la familia, para poder sobrevivir. James Montgomery III habia sido amigo de su padre toda la vida, a pesar de ser algo mas joven, y habia aceptado la propuesta de desposar a su hija como un favor personal. Su fortuna habia sucumbido bajo el ejercito del general Ulysses S. Grant, al igual que la de Eleanor y su familia, y los habitantes del viejo Sur habian tratado de estrechar aun mas los lazos que los unian. Con veinticuatro anos ya cumplidos, Eleanor seguia soltera, y las posibilidades de encontrar un esposo apropiado se habian desvanecido con la guerra. Su padre, que se recuperaba de una herida por aquel entonces que acabaria con el meses despues, habia propuesto un matrimonio de conveniencia que fue aceptado por ambas partes. Eleanor recordo, no sin cierto rubor, su noche de bodas. James era veinte anos mayor que ella, un viudo bien parecido que resulto ser un hombre considerado y atento, en el lecho y fuera de el. Hacia anos que Eleanor habia abandonado sus suenos romanticos de juventud, y vio el matrimonio con James como la ultima oportunidad de no convertirse en una solterona. Solo un mes despues del matrimonio, el se habia mudado al Oeste en busca de fortuna, con la esperanza de regresar con dinero suficiente como para empezar de nuevo. Cinco anos llevaba Eleanor aguardando reunirse con ese hombre que era practicamente un desconocido, y se habia cansado de esperar y de aceptar todas las excusas con las que el habia argumentado esa separacion. Nada la ataba ya a su Virginia natal y su deber era estar junto a su esposo, para labrar juntos su incierto futuro. Habia empaquetado sus cosas y, el dia antes de partir, le habia enviado una carta anunciando su llegada, sin otorgarle tiempo suficiente para una replica en la que intentaria hacerle cambiar de idea. Algo habia fallado en su plan, porque James no se encontraba alli. Sintio que el jefe de estacion la observaba desde el otro lado del sucio cristal de su ventanilla. Se imagino que no debia de ser muy corriente ver a una mujer ataviada con un vestido de muselina sentada sobre un desvencijado banco, rodeada por media docena de baules y otros tantos bultos de distintos tamanos. Esa manana, en el tren, se habia esmerado en acicalarse para causar buena impresion a un marido al que apenas recordaba. La estrategia no surtiria efecto si no aparecia pronto; el aspecto saludable y lozano que pretendia aparentar se iria al traste. Decidio concederle otros veinte minutos, tiempo mas que suficiente para que el hubiese oido el silbato del tren desde cualquier punto del pueblo en el que se hallase y acudiese en su busca. Transcurrio ese tiempo, y algo mas. La espera comenzaba a ser insoportable. Tal vez James no estaba ese dia en Elizabethtown, quizas habia viajado hasta Abilene, a cuarenta y cinco millas de distancia, y habia olvidado dejar instrucciones para que alguien acudiese a recogerla. O, peor aun, tal vez su carta aun no habia llegado. Ese pensamiento le helo momentaneamente la sangre. Se aproximo a la ventanilla, dispuesta a remediar el estado de incertidumbre en el que se hallaba. --?Necesita ayuda? --le pregunto el hombrecillo desde el otro lado del cristal. --Si, por favor --le respondio, ofreciendole su mejor sonrisa--. ?Podria guardar mi equipaje en la estacion mientras voy en busca de mi esposo? --Por supuesto --contesto solicito--. Ahora mismo me ocupo de ello. Eleanor permanecio erguida, retorciendose las manos con nerviosismo mientras el hombre salia de detras del mostrador, cruzaba la puerta y se aproximaba a sus baules. Su aspecto le resultaba simpatico, un hombre pequeno y energico, que caminaba dando saltitos y cuyos ojos, de un azul desvaido, se movian al mismo ritmo bajo la montura de sus lentes. --?Se le ofrece algo mas? --le pregunto, al ver que ella no se movia del sitio. --Le agradeceria mucho si pudiera orientarme. Acabo de llegar y aun no conozco el pueblo. --Me he dado cuenta de ello. --Le sonrio con amabilidad--. Permitame que me presente. Soy Matt Perkins, el jefe de estacion --le dijo, e inclino ligeramente la cabeza al tiempo que sus pulgares se enganchaban de los tirantes que sostenian sus pantalones--. Este es un lugar pequeno, y aqui nos conocemos todos. ?Que necesita saber? --?Podria indicarme como llegar al negocio de James Montgomery? --Le dedico su mejor sonrisa. --Crei que habia dicho que iba en busca de su esposo --contesto el hombre mientras la miraba con cierta suspicacia. --El senor Montgomery es mi marido --aclaro ella, irguiendose ante lo que parecia una inexplicable mirada de reproche. --!Que me aspen! ?Habla usted en serio? --Perkins la observo de arriba abajo, con las cejas ligeramente alzadas y la boca formando una extrana mueca que no supo interpretar. --Desde luego que si --contesto de forma rotunda, atonita ante la falta de modales de su interlocutor--. ?Como se atreve a dudarlo? --Disculpeme, senora, no era mi intencion ofenderla --le respondio con un tono mucho mas suave--. Es solo que no sabia que tuviera esposa… --Le escribi diciendole que venia, pero, como puede ver, no ha acudido a recibirme. Tal vez mi carta no llegara a tiempo --dijo con una voz apenas audible, mientras se recriminaba el proporcionar tanta informacion a un desconocido. De repente, el hombre parecio a punto de sufrir una apoplejia. Se saco un arrugado panuelo del bolsillo y se seco la frente, sin dejar de observarla durante todo el proceso. Luego se coloco las manos sobre los rinones, como si se estuviese preparando para pronunciar un discurso. Cuando volvio a meterlas en los bolsillos y a hundir los hombros, la que estaba a punto de sufrir la apoplejia era Eleanor. --Creo que sera mejor que se siente --le dijo al fin, indicandole el mismo banco que acababa de abandonar. --!Pero si acabo de levantarme! --Lo se, lo se, pero sera lo mejor --le aseguro con un expresivo gesto de las manos en direccion al descascarillado asiento. --?Que ocurre? !Me esta usted incomodando! --Oh, creame que lo lamento, de verdad que si. ?Quiere usted tomar un vaso de agua? --?Un vaso de agua? --Eleanor no salia de su asombro. --Si, claro, que estupidez --contesto Perkins sin mirarla, como si hablara consigo mismo--. Mejor un whisky, ?no? --?Un whisky? ?Pero se puede saber que ocurre? ?Donde esta mi marido? --Las sospechas se acumulaban en el aire como un remolino de polvo--. ?Le ha sucedido algo? La pausa fue tan elocuente que Eleanor cayo desmadejada sobre el banco. --Es eso, ?verdad? --pregunto con un hilo de voz, lamentando no haber aceptado ese vaso de agua. --Me temo que si, senora --balbuceo el hombrecillo--. Creame que siento ser yo quien le comunique la noticia, pero su marido… bueno, su marido ya no esta entre nosotros. --?Mi marido ha… muerto? --Eleanor sentia como si el mundo se hubiese puesto a dar vueltas a su alrededor. --Eso es, senora, exactamente --respondio Perkins, visiblemente aliviado. --?Como? ?Cuando? --balbuceo ella al cabo de una larga pausa. --Sufrio un ataque el domingo, y el medico no pudo hacer nada por el. Dijo que le habia fallado el corazon, asi, de repente. Fue enterrado hace dos dias. Lo siento mucho. Muerto. James habia muerto. Eleanor aguardo a experimentar el aguijonazo de dolor que ya le resultaba familiar, pero, para su sorpresa, no se produjo. Un latido sordo en el interior del pecho, producto mas del asombro que de la angustia, fue la unica senal que se dejo sentir. No era una reaccion inapropiada, se dijo a si misma, teniendo en cuenta que apenas se conocian. Pero era una desgracia. Aun era un hombre joven y era su marido. ?Como habia podido suceder algo tan terrible? ?Que iba a ser de ella ahora? Mientras esos pensamientos cruzaban por su mente, no era consciente de que el jefe de estacion observaba consternado los dos lagrimones que se deslizaban por sus mejillas. --?Quiere que vaya a buscar a alguien? --le pregunto transcurridos unos minutos. Eleanor emergio de su catarsis y observo al hombre, al que le parecia ver por primera vez. Su rostro angosto y veteado de arrugas, enmarcando esos ojillos vivaces de un azul traslucido que ahora parecian ligeramente empanados, las cejas tupidas y aun oscuras, el escaso cabello que ya empezaba a clarear… Su cara ahora amable la contemplaba con cierta preocupacion, que le parecio normal dadas las circunstancias. --No, gracias. No conozco a nadie en el pueblo --contesto mientras intentaba recuperar la compostura. --Podria avisar al reverendo Spencer. O al medico. ?Necesita usted sus sales? --?Mis sales? --inquirio con cierta perplejidad. --Si, ?no las necesitara? ?Y si se desmaya? ?No es eso lo que se utiliza cuando una mujer pierde el conocimiento? --No se inquiete. Estoy practicamente segura de que no voy a desmayarme --respondio, no del todo segura de sus palabras. El cansancio de los ultimos dias parecio abatirse sobre ella. Perkins asintio, aunque no parecio muy convencido con la respuesta. La vio fruncir el ceno y morderse el labio inferior, como si anduviera perdida en profundas cavilaciones, lo que no era de extranar. --?Podria usted indicarme ahora como llegar a la casa de mi marido? --pregunto al fin, clavando en el unos ojos de color miel que de repente parecian demasiado grandes para aquel rostro tan delicado--. Creo que sera lo mas apropiado. --Oh, bueno, vera… yo creo que estara mejor donde la viuda Dupre. Tiene una casa de huespedes y seguro que la acogera con mucho gusto, hasta que se sienta con fuerzas. --Es muy amable, pero creo que sera mas conveniente que me aloje en mi propia vivienda. --Si, por supuesto, pero… en fin… no se como… --Perkins se miraba los pies mientras trataba de encontrar las palabras apropiadas, para mayor consternacion de Eleanor--. Su marido no tenia una casa propiamente dicha. --?Donde vivia entonces? --inquirio, preguntandose que mas desagradables sorpresas la aguardaban--. ?En un hotel, quizas? --Oh, no, no, senora. James Montgomery tenia una buena propiedad --aclaro. --Senor Perkins, ?donde vivia mi marido? --Encima de su local, senora, en una especie de apartamento que se hizo construir a su gusto. Eleanor asintio, aprobando la idea de James de aprovechar el negocio tambien como vivienda, un modo de ahorrar un dinero que pensaba invertir en Virginia a su regreso. --?Y sabe usted donde esta? --pregunto con suavidad. --Por supuesto que si, senora --respondio con desparpajo, como si le ofendiera la idea de no saber donde se encontraba el lugar--. En la calle principal, justo pasada la barberia de Cooper, gire a la izquierda y se dara de bruces con el. --Muchas gracias, senor Perkins. --Le sonrio con dulzura mientras se incorporaba--. ?Me guardara el equipaje hasta que pueda hacer que alguien venga a buscarlo? --No pensara ir alli ahora, ?verdad? --Me temo que no tengo otra opcion. No puedo quedarme aqui indefinidamente, ?no le parece? --No, claro. Pero ya le he dicho que la viuda Dupre estara encantada de acogerla. Es una mujer muy amable, y su cocina es estupenda. --Gracias, lo tendre en cuenta. Ha sido usted muy considerado, senor Perkins, y se lo agradezco mucho. Espero que volvamos a vernos pronto. Eleanor se sacudio el vestido, irguio la espalda y, tras despedirse con un leve y estudiado gesto, cruzo la estacion y salio por el lado que daba al pueblo, que se arracimaba a escasa distancia. Elizabethtown habia crecido alrededor de una calle principal y se habia extendido hacia ambos lados mediante una serie de calles mas estrechas, formando una cuadricula. Eleanor sabia por las cartas de James que el ganado procedente de las propiedades situadas al sur bordeaba el pueblo una vez al ano, con destino a los corrales situados al otro lado de las vias, para ser posteriormente subido a los vagones y transportado hasta las fabricas del Este. Mientras recorria la arteria principal, apenas era consciente de las miradas curiosas de las personas con las que se cruzaba. Las visitas femeninas no eran muy frecuentes en un pueblo que vivia casi exclusivamente del ganado de los ranchos vecinos y de algunas manadas que llegaban desde Texas. Y menos visitas tan elegantemente ataviadas como aquella mujer, cuyo vestido de muselina amarillo palido destacaba como una flor en un prado. La gracia con la que caminaba, sosteniendo con elegancia su sombrilla y balanceando suavemente su ridiculo, atrajo mas de una mirada. Eleanor paso frente a varios negocios y viviendas sin fijarse en nada, buscando con la mirada la columna bicolor que anunciara la barberia del pueblo. Su mente solo registro que el pueblo no parecia demasiado grande, que las construcciones eran solidas y que hacia mucho calor. Los tacones de sus botines resonaban sobre el entarimado de madera con una cadencia ritmica, mientras iba inclinando la cabeza de forma mecanica ante todo aquel que se cruzaba en su camino. Se sentia tan aturdida y cansada que temia detenerse antes de llegar a su destino y echarse a llorar en mitad de la calle, algo que una senorita no debia hacer jamas. Su educacion y sus modales eran lo unico que poseia en esos momentos, y trataba de aferrarse a ellos como a una tabla de salvacion en medio de un naufragio. Se permitiria derrumbarse y llorar solo cuando se encontrase en el interior de su nuevo hogar, sin testigos.

  • La nada oscura de Meg Gardiner , Misterios

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    ?PUEDE UN ASESINO SER ENCANTADOR? En los ultimos meses, han desaparecido varias mujeres en una zona del sur de Texas. La policia ha establecido algunos vinculos entre ellas: son jovenes, guardan cierto parecido fisico y todos los presuntos secuestros se produjeron un sabado por la noche. La agente Caitlin Hendrix, miembro de la Unidad de Analisis de Conducta del FBI, sospecha que un psicopata recorre las carreteras de los alrededores de Austin a la caza de posibles victimas. Sus peores temores se ven confirmados cuando aparecen los cadaveres de dos de las mujeres buscadas, vestidas con camisones blancos y rodeadas de polaroids.

  • Una vida perfecta de Mario Escobar

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    La novela definitiva de suspense, con el telon de fondo de uno de los temas mas controvertidos de la actualidad, el Regimen Bolivariano y la situacion de Venezuela.
    !ESCRITOR MAS VENDIDO EN EL 2017 SEGUN DATOS DEL PROPIO AMAZON!
    Esta es la historia de una carrera trepidante contra el tiempo y, sobre todo, contra un enemigo sofisticado e implacable.

  • Uno de los tres Algo para recordar de Lucy Morton

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    Una nina de ocho anos no deberia acudir al funeral de su padre. No todavia. Para eso deberia estar realmente preparada; tener veinte anos mas como poco o, con un poco de suerte, cuarenta. Una nina de ocho anos aun necesita a su padre y su padre, necesita y merece verla crecer y disfrutar de todas y cada una de las etapas de su vida. Compartir con ella momentos. Conservar esos recuerdos hasta la vejez. Eso seria justicia; esto, no lo es. Los padres son fundamentales durante los primeros amores de sus hijas. ?Quien si no, le va a asegurar de que si hay chicos buenos cuando de adolescente grite y llore diciendo que todos son malos? ?Quien si no va a poner malas caras cuando venga a casa un adolescente con los pantalones caidos y el cabello sucio? ?Quien va ahora a protegerla de todos los monstruos que estan debajo de la cama? Acaricio el cabello rubio de mi hija. Cabizbaja y con los ojos llorosos, manosea el petalo de la amapola que lleva entre sus manitas. No ha querido ponerse el vestido oscuro, ha dicho que el preferido de papa es el rosa de flores y ese es el que lleva en el funeral. ?Como negarle algo asi? A el no le hubiera gustado el vestido azul oscuro. Me hubiera dicho: --Jean, no resalta su preciosa cara. Ponle otro. Le hubiera guinado un ojo a su hijita y, de inmediato, la hubiera subido a caballito. A mi siempre me duele la espalda y no puedo hacerlo. April ya pesa demasiado para mi. No escucho las palabras del parroco. Me niego a estar pendiente de los lamentos y las lagrimas de los asistentes al funeral del padre de mi hija. Me niego a creer que el que esta en el interior de ese ataud de madera de abedul sea el, cuando estaba tan lleno de vida. Prefiero pensar, mientras me concentro en el murmullo del viento, que el que esta dentro de la caja es un desconocido. O estoy aqui por simple compromiso. Un amigo mayor de mi padre o algo asi. Pero luego, miro a mi lado y no lo veo a el pasando el brazo por mi hombro, sonriendome y diciendome que todo ira bien. --?Existen los fantasmas, mama? --me pregunto April la noche anterior, solo unas horas antes de enterarnos del fallecimiento de papa. No supe que decirle. En vez de eso, me vi en la obligacion de decirle a mi madre que se quedara un rato con April y me encerre en el cuarto de bano a llorar durante dos horas. Me quede bien a gusto. Luego vino mi madre con una taza de te y me dijo que April se habia quedado dormida. --Tranquila, carino. Los ninos a esta edad son fuertes, lo superan todo. --No sabes lo unida que estaba April con su padre, mama --le dije yo, aceptando el panuelo que me estaba ofreciendo. --Todo pasara, Jean. Todo pasara. Cuando alguien te dice algo asi, es porque no sabe que decirte. Porque entiende todo el dolor que sufres en esos momentos y estupidamente cree que puede consolarte diciendote que el tiempo pasa y que, gracias a eso, las heridas se curan. Se van haciendo mas pequenas. Cicatrizan. Pero solo lo creen y quieren hacertelo creer a ti cuando sabes que, en realidad, mienten. Que todo es una farsa, un complot que se cierne a tu alrededor por tu propio bien. Por tu salud mental. Porque llega un momento en el que te escuecen los ojos de tanto llorar y te salen heridas en la nariz de tanto refregarte el panuelo en los orificios nasales. Porque llega un momento en el que te pesa hasta el alma y sientes que los latidos de tu corazon se han ralentizado hasta tal punto, que dudas hasta de si seguiran latiendo a la manana siguiente. Y aun asi, por mucho que te digan que el tiempo pasa, no pasa nada. No pasa nada. El tiempo pasa, pero el dolor no. El dolor sigue consumiendote, sobre todo cuando ves a tu hija, inocente y pura, preguntar que le ha pasado a papa y si ahora es un fantasma. Mi madre me da un codazo. El parroco ha dejado de hablar y me mira; puede que lleve asi varios minutos y yo no me haya dado cuenta. Miro a mi alrededor perdida y cojo la mano de April para acercarla hasta el ataud en el que deja la flor. Es entonces cuando el silencio se ve entorpecido por los llantos histericos e inconsolables de una nina que, al igual que yo, no puede creer que papa este dentro de ese ataud. Muerto. Quieto. Sin vida. Sin alma. Sin poder verla. Sin poder acariciarla. Sin poder hacerla reir. Sin nada. Nada. Nada. Nada. Ya no nos queda nada. --Hija... Se me parte el alma. Trato de cogerla, pero la nina se resiste a separarse del ataud. Todos los presenten exclaman palabras como: <>, <>, <>, <> y, mientras tanto, yo tengo ganas de gritarles que se vayan a la mierda; que me dejen estar sola con mi hija y que ambas, en cierta manera, al compartir el dolor, podamos ser capaces de consolarnos mutuamente y recomponernos. Con el tiempo. De nuevo el maldito tiempo. CAPITULO 2 -- Que la tristeza desaparece cuando dejas de pensar en ella, decian. Mentira. Que cuando sonries, tus ojos lo ven todo de otro color. Mentira. Que cuando proyectas pensamientos positivos el universo se confabula para concedertelos. Mentira, patranas. ?Que sabran ellos? Ilusos optimistas con una sonrisa boba en sus rostros. Hoy todo es de color negro. Hoy no ha salido el sol. Hoy, la "princesa" que se niega a ser como el resto de ninas y prefiere ser un caballero, un minero o todo lo que acabe en -ero en vez de en -esa, es solo la sombra de lo que fue. Porque su padre no esta con ella. Porque yo ya no se que hacer. DOS MESES MAS TARDE AHORA La mirada de April me dice que hoy tampoco esta bien. Sigue confundida, quiere saber que le paso a su padre y yo, imbecil de mi, sigo sin saber como decirle que su muerte fue del todo injusta. Que todo fue culpa de un destino o de un universo cabron. No, no deberia hablar asi. No deberia transmitirle toda mi frustracion y cabreo a mi hija. Por ella y solo por ella, deberia sonreir y tratar de estar bien. Ser mas amable, decir menos tacos y no dejarme llevar por los impulsos, que no son mas que el enemigo traidor del cabreo monumental que tengo en estos momentos. En todos y cada uno de los dias de estos largos y penosos dos meses desde que murio el padre de mi hija. --Te he preparado zumo de naranja y tortitas, ?quieres? April niega lentamente con la cabeza sin mirarme. --Tienes que comer algo. Ha perdido peso. Estoy empezandome a preocupar de verdad; quiza si seria buena idea ir a visitar a un psicologo tal y como me ha recomendado su tutora. --?Chocolate? Ni con esas. --?Que miras con tanta atencion? ?Tan fea me he levantado esta manana que no eres capaz de mirarme? --pregunto riendo. Tampoco funciona. --?Te ha mordido la lengua el gato? Demasiado mayor para gilipolleces. --Bueno, coge la mochila. Vamos al cole. La miro mientras recoge sus cosas para ponernos en marcha. Llegamos tarde, pero da igual. Hace tiempo que April no se pone un vestido, ahora prefiere llevar tejanos y camisetas de algodon como todas las ninas de su edad. !Con lo que le gustaban los vestidos! Ahora no son mas que un cumulo de polvo y una atraccion irresistible para las polillas que habitan secretamente en el armario. La ultima vez que la vi con un vestido fue en el funeral de su padre; a el le encantaban. <> Con la frustracion marcada en la expresion de mi rostro, lanzo el zumo de naranja que le habia preparado por el desague y las tortitas van directas a la basura. April sigue ignorandome, ya lista y esperando para salir. El viento de noviembre golpea nuestro rostro nada mas poner un pie en la calle. April se coloca bien el gorro e ignora mi mano. Ya no me da la mano. Caminamos a paso rapido cinco manzanas hasta llegar al colegio y, una vez alli, no me da un beso en la mejilla. Se limita a decirme adios con la mano y a reunirse con Sam y Lucy para entrar juntas al colegio. Me fijo en como un nino de su edad la mira y ambos se sonrien mutuamente. Pienso, pienso, pienso. Pienso en como conoci a su padre. Cuando April desaparece de mi vista, soy yo la que entra en el colegio justo cuando suena el timbre. Subo hasta direccion y toco dos veces a la puerta de la tutora de April, por si tengo suerte y aun la pillo dentro. --Jean --me saluda con prisas--. ?Hay algun problema? --No, ninguno. Bueno, lo de siempre, Ingrid. Ya sabes. He venido para pedirte el numero del psicologo de la escuela. --No creo que haga falta, Jean. --Hasta hace dos dias creias que si. --April necesita a su madre --dice sonriendo. --Su madre siempre esta ahi --respondo molesta. --Lo se, lo se... Tambien ha sido un golpe duro para ti, estoy convencida de que en cuanto tu lo superes, April tambien lo hara. --Han pasado dos meses. --?Por que no le cuentas la historia?

  • El sucesor de Concha Alvarez

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  • Corazones que se encuentran (Corazones 2) de Claire Contreras

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    Aunque se conocian de toda la vida, Jenson y Mia se enamoraron cuando estaban en la universidad; luego el tuvo que marcharse a Nueva York para terminar sus estudios, por lo que Mia decidio que era mejor que se tomaran un tiempo y que volvieran a estar juntos cuando pasaran esa etapa.

  • Tu y yo y la increible locura de estar juntos de Ana Forner

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  • Conspiracion marcial (Nathan Jericho investigador privado 1), Raul Garbantes de Raul Garbantes

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    Illinois, 1968. Nathan Jericho es un investigador privado “chapado a la antigua” quien compensa su mal caracter gracias a sus destacadas dotes fisicas y mentales siendo uno de los mejores en su oficio. Su vida toma un giro radical cuando recibe la llamada de un cliente que se hace llamar Idaho y lo contrata para resolver un misterioso caso en torno a un proyecto secreto que revela la existencia de una gran conspiracion que se extiende desde la Segunda Guerra Mundial hasta su presente. Huerfano y atormentado por los recuerdos de su pasado, Jericho descubre que este caso representa una oportunidad para responder las preguntas que ha intentado resolver durante toda su vida: ?De donde viene? ?Por que fue abandonado en un orfanato? ?Que significa el tatuaje “Jericho” marcando su piel desde que era un nino y por el cual tomo su nombre? Pero conforme se adentra en la investigacion Jericho comprometera su seguridad a niveles altamente peligrosos ya que atenta contra los intereses de personas poderosas que haran cualquier cosa para que nadie descubra los secretos detras del Proyecto Jericho. Nada es seguro. Nadie es lo que aparenta ser. ?Podra Jericho resolver el caso sin morir en el intento?

  • Justicia criolla. El crimen del extranjero de Nacho Solorzano

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    Ni treinta anos de servicio en la Policia ayudaron al comisario Edgar Augusto Duarte Pereira a reprimir el espasmo de nausea ante la escena repugnante que quedo al descubierto cuando levanto la sabana blanca que disimulaba un bulto de forma alargada. La victima, de sexo femenino, yacia sobre una mancha negra que contrastaba con el arenoso suelo de tono mas claro de la orilla del rio, ligeramente oscurecido por la lluvia que habia caido durante toda la tarde, la misma que habia dado lugar a una noche apacible y llena de estrellas que desentonaba con el horror de la escena. La desnudez de la muchacha, la postura indecente y las heridas y hematomas en areas del cuerpo normalmente privadas atestiguaban que su agresor habia cometido un crimen vergonzoso, empeorado por la garganta rebanada de oreja a oreja, seguramente para acallar sus gritos. El lado derecho de la cara, que parecia dormir apaciblemente, contrastaba con el lado izquierdo, horriblemente hinchado y amoratado, a tal punto que el ojo se distinguia apenas como una rayita bordeada de finos vellos. Tenia la boca cubierta de sangre que habia brotado copiosamente de la nariz, a su vez doblada en un angulo humanamente imposible, claramente rota por un impacto con algun objeto contundente. A pesar de todos los vejamenes, el cadaver parecia delatar el cuerpo de una joven mujer; sin embargo, los gritos desgarradores de la madre --<>--, que llegaban desde detras de los arbustos que ocultaban la escena, mostraban que se trataba todavia de una nina. Asi lamentaba dona Celia la impensable perdida de su hija mayor, Marta, de dieciseis anos. Los vecinos hacian esfuerzos por contenerla mientras que los policias antimotines, que habian llegado al lugar para contener la ira y la indignacion popular, no quitaban los ojos de la muchedumbre. De pie, cortando la carretera, a unos doscientos metros de la escena del crimen, cubiertos con chalecos antibalas y cascos blindados, y armados con macanas de madera y escudos de plastico, estaban listos para atacar, y matar de ser necesario, a aquellos conciudadanos suyos, a los que el deber les exigia proteger. Enfrente tenian una muralla de habitantes del pueblo, armados con escopetas, armas de mano, palos y piedras, dispuestos a no dejarse pasar por encima. La tension entre ambos bandos se sentia en el aire, pesada, como una tormenta a punto de estallar. Policias y pobladores estaban concentrados sobre la carretera que corria paralela al rio, y que atravesaba la aldea, a unos quinientos metros de la entrada de la misma. Ya dentro del pueblo, se transformaba en calle principal y sobre ella, a unos cien metros de la subestacion de Policia, que todavia ardia luego de que los pobladores le prendieran fuego durante los disturbios de la tarde y que nadie se apresuraba a apagar, una segunda barrera de antimotines se encontraba frente a un grupo menor de habitantes. Los cadaveres de los dos policias vapuleados por la turba enardecida y los de los tres bochincheros que los agentes habian logrado abatir antes de ser ellos mismos asesinados yacian frente a la subestacion. Al lado de los agentes, una mancha de sangre y dos trazas largas proveniente de ella mostraban que alguien habia sido arrastrado en direccion a los policias. El herido, cuyo rescate habia sido el punto de partida de los disturbios, iba ya en camino al hospital de la cabecera del departamento en una ambulancia. A unos cincuenta metros calle arriba de la subestacion ardian los restos de un carro incendiado por la turba en su furia. Aquel herido rescatado por los policias era el hombre que la poblacion creia responsable del crimen. La turba lo habia linchado y lo habian dejado, dandolo por muerto, junto a los policias que lo custodiaban cuando habian sido obligados a retroceder por el contingente de antimotines completamente equipados que se habia abalanzado sobre ellos. Para sorpresa de los oficiales, a pesar de las graves heridas, el presunto asesino estaba todavia con vida, aunque inconsciente, y habian logrado sacarlo del pueblo para transferirlo a la ambulancia. Mientras tanto, al otro lado del pueblo, el comisario intentaba hacer sus constataciones o, mas bien, pretendia memorizar lo mejor posible la escena del crimen, pues los pobladores no habian permitido que llevara ni siquiera un lapiz y una libreta para tomar notas, ni pensar en una camara. El cadaver se encontraba a no mas de diez metros de la carretera, oculto por una hilera de espesos matorrales que crecian a lo largo de la via ocultando el rio de la vista de los pasantes. La barrera vegetal se detenia a unos tres o cuatro metros del agua, donde comenzaba una leve pendiente que marcaba el borde del rio cuando este estaba lleno. Era en esta especie de playa, cubierta de una fina mezcla de tierra y arena de color normalmente beis, pero que se oscurecia al estar mojada, donde el cadaver habia sido descubierto por los pobladores luego de haber constatado la desaparicion de la muchacha. El policia se agacho para ver mejor la escena del crimen mientras se ponia un par de guantes de latex. Miro sobre su hombro y saco un hisopo, cuya cabeza de algodon estaba cubierta con un pequeno tubo de plastico que se cerraba en un extremo para proteger las muestras asi tomadas. Abrio el tapon hermetico y empujo la barita dejando al descubierto la cabeza. Lo acerco a la intimidad de la muchacha para recoger una muestra, pero el clic de un arma que se amartillaba detras de el lo hizo detenerse en seco. --Chonte morboso. Ver y no tocar fue el trato en que quedamos, ?no? El comisario, que se habia detenido en seco en la maniobra, ni siquiera se digno en volver a ver al muchacho que le apuntaba con el arma. Mas que asustado estaba indignado, y no por que le apuntaran con un arma por la espalda, sino porque lo trataban de <>, el termino despectivo usado en la region para referirse a los policias. --Necesito muestras para que las analice el laboratorio. Ustedes dijeron que querian que metieramos en la carcel al que hizo esto, entonces dejenme trabajar. --La mama se opone a que le pongas una mano encima a su hija y, si ella lo hace, nosotros tambien. De todas formas, el hijueputa que hizo eso ya se quedo tieso. Asi que... --el comisario sintio el acero del arma en el cuello--. Ver y no tocar. Duarte suspiro porque a pesar de no estar en lo mas minimo impresionado con el tono amenazante de aquel muchacho, que seguramente no tenia ni idea de a quien se dirigia, sabia muy bien reconocer una partida perdida cuando veia una, en especial al encontrarse del lado equivocado de un arma de fuego en manos de un inexperto. A su interlocutor no le faltaba razon: una de las condiciones para que los enardecidos pobladores le dejaran entrar a ver el cadaver era que no llevara nada y otra era, efectivamente, <>. En lugar de poner el hisopo en el cuerpo de la muchacha, lo metio en la arena al lado del cadaver, lo saco, lo cerro y se lo metio de nuevo al bolsillo. --Podria ser mi hija --dijo el comisario mas para si mismo que para continuar la conversacion con el pistolero. En efecto, desde que habia levantado la sabana una imagen perturbadora se habia fijado en su mente: la cara de su hija de quince anos en aquel cuerpo martirizado. Sintio el arma despegarse de su cuello. --Podria haber sido mi hermana --replico la joven voz detras de el en un tono comprensivo. El comisario escucho el ruido del martillo que volvia a su lugar. --?Y estan seguros de que fue ese hombre el que le hizo eso? --Aqui todos nos conocemos y el es el unico que no es de aqui que andaba en el pueblo. No puedo creer que tus cuates se lo hayan llevado vivo, pero del hospital no sale ese hijueputa. Visto como lo dejamos. --Pues, si fue el, que bien que le hayan quebrado el culo. Yo lo que tengo que hacer aqui es asegurarme de que... --un ruido de pasos le indico que se habia quedado hablando solo-- las pruebas confirmen que fue el para que no los vengan a chingar a ustedes luego --pronuncio las ultimas palabras en un susurro, para si mismo. Durante toda la conversacion no habia logrado apartar la vista del cuerpo de la muchacha, en la que no dejaba de ver la cara de su hija. Tal era el clima en el cual el comisario Duarte Pereira debia conducir su indagacion. El era el unico investigador de la Policia Nacional al que la poblacion de Arretenango habia permitido llegar hasta la escena del crimen. La autorizacion habia llegado despues de casi seis horas de negociaciones conducidas por un representante de la Procuraduria de los Derechos Humanos llegado desde la capital por helicoptero. Varias flores habian sido depositadas sobre la mancha de sangre en la que el cuerpo yacia y algunas veladoras habian sido habian sido encendidas por parientes y amigos de la victima, lo cual mostraba que la escena del crimen habia sido tan violada como la pobre muchacha y que lo que se podia encontrar en los alrededores no solo podia venir del asesino, sino tambien de aquellas bienintencionadas personas o incluso de los chuchos que vagaban por alli. Un tufo a amoniaco, que se mezclaba con el olor a sangre y el hedor a descomposicion que comenzaba a emanar del cuerpo, delataba que hasta algun gato errante habia dejado ya su contribucion. --Una investigacion tecnica e imparcial --se repitio el comisario, en un susurro, la instruccion que le habia dado el representante de la Procuraduria, al tiempo que negaba con la cabeza--. Se me hace que nos la vamos a tener que echar como en los tiempos de la contrainsurgencia. La reflexion se referia a aquellos anos, los de la epoca mas dura de la guerra civil, cuando la forma de <> era elegir al culpable, plantar las pruebas y luego presentarlas en un simulacro de juicio, que no era mas que un intercambio interminable de expedientes entre funcionarios judiciales que, a veces intimidados pero la mayor parte del tiempo corruptos, terminaban por fallar en favor de la autoridad acusadora o de quien quiera que fuera que hubiera dado la mordida mas grande. La presuncion de inocencia habia sido en aquellos tiempos una utopia, ya que la funcion de los mal llamados jueces era simplemente justificar los abusos innombrables que en nombre de la lucha contrainsurgente cometian las fuerzas del orden, convertidas en el aparato opresor del Estado. No era raro en aquellos tiempos que los pobres miserables que tenian la desgracia de cruzarse en el camino de la temida maquinaria judicial fueran presentados como criminales degenerados en lugar de politicos, sindicalistas o simples ciudadanos perseguidos, a veces por sus ideologias y otras por el simple hecho de haber cruzado una mirada con la persona equivocada. A pesar de las evidentes dificultades, la <> era una de las condiciones que habian sido acordadas entre el representante de la Procuraduria de los Derechos Humanos y los lideres de la muchedumbre para detener los disturbios generados por la colera de los vecinos, que habia empeorado luego del rescate del pobre infeliz acusado del crimen, lo que habia frustrado sus intenciones de quemarlo en la calle principal del pueblo. La furia colectiva se habia enardecido aun mas al darse cuenta de que los policias no habian rescatado un cadaver, sino un herido de gravedad que habia sido puesto en una ambulancia en direccion al hospital de Chepiltenango, cabecera del departamento donde se encontraba Arretenango.

  • La guerra de la infanteria alemana de Jeff Rutherford

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  • Misterio en Haven Manor de Kristi Ann Hunter

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    Una huida, un regreso y una apuesta arriesgada para salvar a quienes lo necesitan… Y salvar su amor.
    Cuando Katherine “Kit” FitzGilbert dio la espalda a la sociedad londinense hace mas de una decada, decidio no volver a poner un pie en un salon de baile. Pero cuando el negocio la lleva a Londres y se ve obligada a correr por su vida, tropieza no solo con un glamuroso salon de baile sino tambien con Graham, Lord Wharton. Lo que deberia haber sido un encuentro fortuito se convierte en mucho mas a medida que Graham se embarca en la busqueda de la hermana perdida de su amigo y esta convencido de que Kit sabe mas sobre la nina de lo que ella dice.
    Despues de conocer a Graham, Kit se encuentra deseando que las cosas pudieran haber sido diferentes por primera vez en su vida, pero lo que ella quiere no importa. Hace mucho tiempo, se dedico a ayudar a las mujeres a escapar del mismo desprecio que la alejo de Londres y a criar a los ninos inocentes atrapados en el fuego cruzado. Pero a pesar de que desea desesperadamente contarle todo a Graham, el riesgo de revelar la verdad puede ser un precio demasiado alto para aquellos que ama.

  • Quererte asi (Segundas oportunidades 4) de Bela Marbel

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    Continua la serie <> de Bela Marbel, iniciada con Mi tierra eres tu.

  • La decision de Ivanova (Ivanova 3) de Clara Ann Simons

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    Al volver de su ultimo viaje de trabajo en Hanover, Lucia debe enfrentarse a la realidad.

  • Construyendo Millones 1 de

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    Una aventura amorosa de una noche

  • Amsterdam al anochecer (Amsterdam 1) de Ester Gonzalez Escobar

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    Clara esta viviendo su sueno en Amsterdam: formar parte de una de las orquestas sinfonicas mas importantes del mundo. Su chelo, Holden, su mejor amigo, y Sonja, su ex companera de piso, componen su pequeno universo. Lo que no espera es que al mudarse, sus vecinos, Andres y Tristan, trunquen su pacifica rutina y la pongan patas arriba. Clara tendra que lidiar con sus sentimientos mientras echa de menos a su familia y compite por un puesto de honor en la orquesta.?Conseguira Clara desentranar la partitura de su corazon? Adentrate en la melodia de esta novela para descubrirlo.
    De la autora de Entre damas anda el juego y !Tenemos una granja! Esta es, sin duda, su novela mas romantica hasta el momento.

  • La familia del Prado de Juan Eslava Galan

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    El Museo del Prado no es solamente la mejor pinacoteca del mundo; es tambien el album familiar de las dinastias espanolas, los Austrias y los Borbones, que han regido los destinos de
    Espana desde hace cinco siglos. En este libro, Juan Eslava Galan, con su inconfundible estilo ameno y riguroso, nos propone un recorrido por el museo, del mismo modo que repasamos nuestro album familiar contando quien fue cada persona. Pero no se trata en esta ocasion de una historia de nuestro pais, sino de una historia del dia a dia de sus protagonistas: de sus reyes, esposas e hijos, pero tambien de personajes ilustres, pintores, amantes y plebeyos.
    Y de los episodios mas emocionantes, las anecdotas mas divertidas y los secretos mejor guardados que se esconden tras los cuadros.

  • El holocausto espanol de Paul Preston

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    La represion durante la guerra y en la inmediata posguerra contada por el mas prestigioso hispanista de la actualidad.

  • Vivir en el Vacio de Rafael Salin-pascual

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    VIVIR EN EL VACIO

  • El camarero de El gato que ladra de Elena Camacho Rozas

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    Subi al cabrete con la intencion de cambiar mi camisa de cuadros por la blanca, y la chupa de cuero por la chaquetilla negra que junto al pantalon a juego, de caduco estilo, componian mi uniforme de guerra. Me habia puesto esa manana una corbata negra, la que compre para el entierro de mi abuela, con el fin de ahorrarme un paso, quiza un minuto, en la transformacion de mi aspecto: de joven semidesalinado a profesional del duro curro de la hosteleria. Asi vestido, mi juventud en retirada se amilanaba, y las incipientes entradas que solia disimular con el largo corte de pelo y los rizos desplomandose sobre ellas me revestian de una cierta solemnidad. Con esta presuncion de entendido en nada e inocente en todo, dia si y dia tambien un espontaneo o un asiduo me confesaba algun cataclismo interior, algun miedo, algun yerro, alguna duda. Todo se repetia una y otra vez. Desde el insistente dolor de pies que tanto paseillo entre las mesas y la barra me dejaba al acabar la jornada hasta las habituales bromas de los parroquianos. Sin embargo, aparte de esto, lo identico se difuminaba y ninguna jornada era igual a otra mas alla de las pequenas semejanzas. Las diferencias se multiplicaban y no se limitaban a algun que otro servicio inusual. Los semblantes cambiaban como la luz a lo largo del dia. Las conversaciones asomaban con nuevas y secretos. Personas nunca vistas se sumergian en sus pensamientos, solas y acodadas en la barra o dejando ir la imaginacion en una mesa incompleta. Grupos aqui y alla que habian quedado en el local se palmeaban la espalda o se saludaban con distintos grados de calidez, salvo fortuitos desencuentros. Los desconocidos arribaban por casualidad a El gato que ladra con sus propias aspiraciones y necesidades y yo jugaba a desvelarlas como quien gusta de rellenar un sudoku. Los de siempre nunca hacian exactamente lo de siempre, sino que o llegaban a deshora o marchaban antes de tiempo o mostraban un gesto extrano que apartaba lo diario de lo cotidiano. A veces, las caras de quienes vienen y van son perfectamente intercambiables. Otras, algunas poseen un aire inconfundible que las hace unicas. A estas es a las que miro con disimulo, a las que no puedo dejar de mirar, las que nunca empachan mi retina, las que siempre muestran una leccion que dar, un secreto que confesar, una mania que esconder o un misterio que indagar. Lo mismo me ocurre con las palabras. Todos mis clientes suelen usar el mismo idioma, este bar no esta en la ruta de las visitas turisticas. La mayoria se expresa como seres de pensamiento clonico y usa metaforas manidas, expresiones hechas, burlas sin novedad, chistes archiconocidos… Entonces, me desconecto y aprovecho para hojear el periodico del dia entre la intermitente peticion de consumiciones. Los menos, con identicas letras y distintas entonaciones, crean mensajes del todo impares. Es entonces cuando mis oidos hacen frente comun con mis ojos y, entre ida y vuelta, escucho conversaciones deshilvanadas a las que mi curiosidad o mi invencion dan textura. Ya me dijo el jefe en una ocasion que no hay mejor psicologo que un buen barman. Y tendra sus rarezas, pero es un tipo honesto que sabe de lo que habla, por algo lleva casi medio siglo al frente del negocio. Supongo que no se ha jubilado aun porque El gato le da vidilla, y no le resta la suficiente para imponerse actividades que nunca ha hecho. Tambien supongo que por su edad tiene que estar cansado del trajin, los madrugones y los borrachos, y que por eso cada vez delega mas en mi, su mano derecha a falta de hijo que herede su pasion por el bar. Es curioso como pasa el tiempo y nos hermana a quienes antes veiamos con edad de abuelos. Cuando yo llegue a su vida, el tendria diez u once anos mas que yo ahora y lo veia como a un anciano o un dinosaurio a punto de extinguirse. 2 Mas domingo 22-6-2014 Los dialogos de los clientes escogidos rara vez me resultan tediosos. Algunos son triviales y otros serios. Unos dramaticos y otros jocosos. A veces incongruentes y otras la mar de formales. Pero nunca aburridos como para no escucharlos al pasar igual que quien se deja aturdir por un aroma. De ayer, sin ir mas lejos, recuerdo retazos de dos de ellos. --?Tu crees que nos llamaran? --preguntaba un muchacho a su acompanante, con aspecto de treintanero como yo. Le habian quitado el puesto a mi diosa, Z, sentados en la primera mesa. Me he acostumbrado a escribir sobre la mujer de blanco, una asidua intermitente que siempre se sienta donde ellos estaban hoy, designandole con esa unica grafia, como si fuera una incognita. --A ver, si por la calidad fuera, seguro, pero date cuenta de que la competencia es atroz y el nivel estaba muy alto. --Bueno, sonar es gratis --susurro el primero. --Con esa actitud no vamos a ninguna parte. A la inspiracion hay que pillarla trabajando, ?quien lo decia? Fue un artista, un escritor o un pintor, ?o seria un filosofo? --y se veia que queria impresionar al joven sentado enfrente, a pesar de hablar de oidas--. Debes mantener la moral alta, y que no falten el rigor y la preparacion. Solo el fuerte convence y gana. --Es que no me voy a hacer pajas mentales, que luego me ocurre como a la lechera del cuento. *** --Te he dicho que ya no aguanto mas. --Pero ?por que? ?Que nos ha pasado? Antes de convertirnos en pareja fuimos los mejores amigos... --Quiza sea esa la cuestion. No debimos haber cambiado de estado. Como amigos eramos perfectos, pero... --Ya. Como amantes, no. Eso quieres decir. --No exactamente, no me malinterpretes, no me refiero a cuestiones amatorias. O al menos no solo a eso. Eres... demasiado puntilloso y yo... no estoy acostumbrado a que me controlen ni se irriten por cada paso que doy. --Que necesitas espacio, vam... --... --... <>, pense. Tras servir a los de la tercera y ver como intercambian un par de intervenciones mas, me di prisa en volver a pasar por su mesa. Aun regrese a tiempo de escuchar algunas frases sugerentes mientras limpiaba con la bayeta amarilla la numero uno. --?...mos compatibles? --No lo entiendo. ?Antes congeniabamos a las mil maravillas y ahora no somos compatibles? --se resistia uno de ellos a admitir la derrota--. Algo no me cuadra... --Quedemos simplemente como amigos --le suplico el primero--. Si no..., tendremos que cortar por lo sano... y eso si que nos danaria a los dos. *** --Te esta sonando el movil. Mira a ver... --sugirio el mayor. --?Tan pronto? !Imposible! Me pregunte si esperaban la resolucion de una entrevista de trabajo o la respuesta a la participacion en un casting. Pero... ?en domingo? !Cualquiera sabe! Sus caras anodinas no me aportaban datos con los que deducirlo. Recuerdo que reflexione sobre las aspiraciones de la gente, y que llegue a la conclusion de que tener las esperanzas puestas en una llamada de movil no era loable sino insensato. --?Ves? --senalo hacia la pantalla--. Numero desconocido. Igual... --Igual es alguien que me quiere vender algo. Hasta las narices me tienen. Pero no se hizo de rogar demasiado. --?Si? --espero un momento y acto seguido insistio--. ?Digame? El joven miro el aparato de frente como si este le fuera a contestar y se lo volvio a colocar sobre la oreja antes de repetir la pregunta. Tras un breve silencio... --Se ha confundido. --Seria un pesado. ?Sabes?, antes, como me daban pena los que trabajan de teleoperadores -- retomo la conversacion su acompanante--, era educado con ellos. Ahora les contesto que no me viene bien atenderlos, que estoy trabajando, o me invento otra excusa. Si insisten, me deshago de ellos sin contemplaciones. --!Viva la asertividad! --Claro, si no me interesa lo que me van a ofrecer, vamos, lo habitual, y siguen dando la barrila... pues yo les cuelgo. Que aprendan a respetar el oro ajeno, el tiempo, digo --y se reia de su propia ocurrencia con una risa que no sabria calificar si era ratonil o de hiena. --Yo he desarrollado un sistema que no falla. Ademas me sirve para meterme en la piel de otros, ya sabes, en plan personaje... --?Y en que consiste? --Me enrollo con las maravillas de tal o cual servicio, o pretendo venderles yo otra cosa. Acaban por colgar ellos --se carcajearon al unisono.

  • Batea mi corazon, Rose B. Loren de Rose B. Loren

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    Ryan es un exitoso jugador de beisbol cuya vida no ha sido un camino de rosas; viudo y con una hija de siete anos, tendra que enfrentarse a una gran lesion que puede acabar con su carrera deportiva. Frustrado y totalmente perdido despues de una operacion, conocera a Cristal, una fisioterapeuta que no le pondra las cosas faciles.

  • El cerco de Bogota de Santiago Gamboa

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    Una serie de relatos de Santiago Gamboa que no dejara indiferente a nadie

  • Nosotros despues de las doce, Laia Soler de Laia Soler

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    Si pudieras borrar de tu mente los recuerdos que te hacen sufrir, las traiciones, las perdidas y los desenganos… Si pudieras convertir tu mente en un mural en blanco donde volver a pintar tu vida, ?lo harias?
    Aurora vive en Valira, un pequeno pueblo situado entre montanas. No cree en los cuentos de hadas, pero si en la magia. Al fin y al cabo, Valira debe su nombre a una reina feerica. Dice la leyenda que la sangre de las hadas aun corre por las venas de sus habitantes, que el pozo del pueblo alberga el espiritu de la reina y que el antiguo carrusel de la plaza posee poderes extranos.

  • Voy a hablar de Sarah de Pauline Delabroy-allard

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    La historia de una obsesion erotica es el descubrimiento literario del ano en Francia: favorita de la critica y los lectores, finalista del Premio Goncourt y ganadora del Premio de los Libreros de Nancy-Le Point.

  • Cazadores con Alma de Begona Gallego De La Iglesia

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    Las leyes de los vampiros dicen que quien mata al rey del clan se convierte en monarca del mismo. Eso fue lo que diez anos atras le sucedio a Naiara en un desafortunado atardecer en el que defendiendose acabo con el mas poderoso de los regentes que habia tenido su clan.
    Antes de una de las reuniones del Consejo de vampiros Naiara se duerme y al despertar comprueba que el sol no la ha matado como cabria esperar. Entonces toma la decision de abandonar aquella mansion en la que la habian recluido para volver con su familia y amigos e intentar retomar su vida anterior.
    Cuando va en busca de su hermano para convencerle de que no es un monstruo, se encuentra con que el esta ayudando a un grupo de upiros disidentes que libran una guerra contra sus antiguos subditos. Entre los rebeldes se halla Hidekel, del que su hermano Natanael es fiel escudero.
    A su lado descubrira el entramado de razas distintas que hay en el mundo de los vampiros. Las luchas, la realidad de la guerra en la que se vera envuelta, entre los defensores de los humanos y los que pretenden dominarlos, asi como el papel que ella juega en esta lucha de poder. Descubrira que su conversion no fue una casualidad sino un plan perfectamente orquestado por el Consejo para utilizarla en su estrategia de dominar el mundo.

  • Sangre de barro de Maribel Medina

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    El sorprendente debut de Maribel Medina, una nueva voz femenina del thriller de Espana.

  • Heida de Steinunn Sigurdardottir

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    Heida es una agricultora solitaria con un rebano de 500 ovejas en una zona implacable que bordea las tierras altas de Islandia. Es conocido como el fin del mundo.

  • Amor con vistas al mar de Eva Zamora

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    ?Tiene precio el amor verdadero?

  • Mi alfa de Sophie Saint Rose

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    Daniela ha sufrido demasiado en la vida como para continuar, pero su hermano no se rendira en encontrar una solucion para su enfermedad. Aunque puede que la cura la lleve a la muerte de todas formas, porque estan a punto de traspasar una frontera a un nuevo modo de vida lleno de enemigos, en donde nada es lo que parece.

  • Las cenizas de Angela de Frank Mccourt

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    En esta extraordinaria obra, convertida ya en un clasico de la literatura, Frank McCourt recuerda su dura infancia en Irlanda. A pesar de todos los obstaculos sufridos por su familia, el lector se encontrara con grandes dosis de humor, compasion y esperanza.

  • La iglesia y sus enigmas de Lourdes Gomez Martin

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    La historia de la Iglesia esta llena de fenomenos sin explicacion aparente, personajes con facultades extraordinarias y objetos a los que se les atribuye un poder divino. Aunque la teologia catolica defiende que no sustenta su fe en estas manifestaciones, en las biografias de los santos encontramos multitud de prodigios y los templos cristianos estan rodeados de leyendas fascinantes. Esta obra profundiza en las reliquias mas importantes, como el Grial o la Sabana Santa; se adentra en los santuarios marianos que acogen las advocaciones mas enigmaticas, como Guadalupe o Fatima; asi como en el mundo de los milagros, las animas, el exorcismo o las luminarias.