• prefiero que mi principe sea verde - Mireya Jimena Ruiz

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    La vida de Clara esta en orden. Salvo porque…
    No soporta a su jefa.
    Su mejor amigo esta fuera de la ciudad.
    No tiene pareja.
    La relacion con su familia es algo especial.
    Y… en realidad nada parece encajar.
    No sabe que una sola llamada puede provocar que todo su mundo se ponga patas arriba. Hace tiempo dejo de creer en los cuentos de principes azules con finales felices… ?Estara preparada para los cambios que se avecinan? ?Sera capaz de conseguir salir airosa de ellos? !Estas a punto de descubrirlo!

  • Prefiero que mi príncipe sea verde Versión Kindle ...

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    Prefiero que mi príncipe sea verde eBook : Jimena Ruiz, Mireya, Jimena Ruiz, Mireya : Amazon.es: Tienda Kindle. ... Mirar en el interior de este libro.

  • Prefiero que mi príncipe sea verde - Libros De Mario

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  • Prefiero que mi príncipe sea verde - Goodreads

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    7 sept 2017 — Prefiero que mi príncipe sea verde book. Read 3 reviews from the world's largest community for readers. La vida de Clara está en orden.

  • Prefiero que mi príncipe sea verde - Romantic Ediciones

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    Prefiero que mi príncipe sea verde ... La vida de Clara está en orden. Salvo porque… No soporta a su jefa. Su mejor amigo está fuera de la ciudad. No tiene pareja ...

  • Prefiero que mi príncipe sea verde - Mireya Jimena Ruiz

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    Más información sobre el libro electrónico: Editorial: Romantic Ediciones Publicado: 2017-09-07. ISBN: 9788416927579.

  • Prefiero que mi príncipe sea verde - Libro electrónico

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    7 sept 2017 — Prefiero que mi príncipe sea verde - Mireya Jimena Ruiz ... Más información sobre el libro electrónico: Editorial: Romantic Ediciones

  • Reseña Prefiero que mi príncipe sea verde - Persiguiendo ...

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    10 oct 2017 — Mientras leía sentía que lo hacía en un libro vacío, en el que todo pasa de una forma demasiado automática y las cosas ocurren, a veces, de una ...

  • PREFIERO QUE MI PRINCIPE SEA VERDE (EBOOK) - Agapea

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  • Prefiero que mi príncipe sea verde - libreriasiglo.com

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    E-book Prefiero que mi príncipe sea verde. Prefiero que mi príncipe. ... Hace tiempo dejó de creer en los cuentos de príncipes azules con finales felices.

  • Prefiero Que Mi Príncipe Sea Verde - Mireya Jimena Ruiz

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  • Avaricia de Raul Garbantes

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    Las olas estaban agresivas aquella manana. Asi lo penso Jerry Wilson cuando estaciono cerca de la costa y contemplo a distancia el indomito mar en el cual tenia intenciones de zambullirse para surfear. Las primeras horas de un sabado en la manana de clima frio, aunque tolerable, era el momento perfecto para practicar su deporte favorito sin tener que toparse con nadie. Segun lo acostumbrado, la costa apenas recibiria sus primeras visitas en un par de horas. Jerry no se arrepintio de su decision. Ningun factor en contra superaba sus ganas de surfear. Era justo la clase de olas que constantemente esperaba, durante sus visitas al litoral, para lanzarse a la aventura de conquistarlas. Si bien ya no era el mismo jovencito imprudente de antes, todavia conservaba la energia y el impetu de sus mejores anos. A sus casi cuarenta lucia en excelente forma. Nunca descuido su alimentacion y llevaba una vida dedicada al ejercicio. Aunque era un hombre deportista, era el surf la actividad fisica que mas le apasionaba. Sin pensarselo dos veces, Jerry cogio su tabla y se adentro en el mar. La realidad no contradijo su anterior impresion visual. En efecto, el mar estaba iracundo e impaciente, tal como el mismo lo estaba al querer montar la primera ola que viniera a su encuentro, con el proposito de olvidar todo lo que no fuera el presente. Habian sido meses dificiles para Jerry desde que murio su padre, el hombre que lo crio a el y sus hermanos luego de que su madre los abandonara, y quien lo inspiro a convertirse en policia. Fue el unico entre sus hermanos en continuar esa tradicion, que de padre a hijo se siguio cabalmente durante generaciones en su familia. Jerry penso que era lo apropiado por ser el primogenito. Sin embargo, tambien lo hizo porque le complacia. Una de las razones por las cuales queria tener un hijo era para ensenarle a surfear. Lo cierto era que todavia lloraba por la ausencia de su padre. A veces le sobrevenian las ganas de hacerlo en los momentos mas inoportunos, cuando algo le recordaba a el. Jerry era un clasico tipo rudo, al cual no le gustaba demostrar de forma abierta su lado mas sensible. Incluso entre quienes lo llegaban a conocer mas profundamente asumia siempre el caracter protector y fuerte, aparentando que nada le afectaba. A su vez preferia enmascarar el dolor con el sarcasmo. Preferia ser el bufon del grupo y nunca la nube negra de la cual era preferible alejarse. La muerte de su padre activo una conexion distinta con el sufrimiento que antes no habia experimentado, ni siquiera cuando lamentaba el abandono de su madre siendo el mayor entre sus otros dos hermanos, todavia demasiado pequenos para que les afectara realmente. Era como si aquella muerte lo obligara a confrontar la acumulacion de dolor que nunca se dio la oportunidad de desahogar. Nada de eso importaba, en verdad, cuando nadaba aferrado a la tabla hasta que fuera el momento perfecto de subirse a ella y poner a prueba el equilibrio. Jerry sentia el aire frio y humedo obligandole a entrecerrar los ojos. No le hacia falta tener pleno dominio de la vision en ese instante porque se conducia por puro instinto. No importa cuanto tiempo pasara sin surfear, su cuerpo nunca olvidaba como actuar. Minutos mas tarde Jerry se colocaba encima de la cresta de varias olas que pretendian regresarlo a la orilla. Tal como previo, el mar estaba enfurecido y no se dejaria domesticar con facilidad. Eso era justo lo que el queria; una fuerza retadora que lo obligara a tensar todos sus musculos e incluso a sentir pavor si fuera necesario. En otras circunstancias habria sido mas prudente, considerando que incluso para un surfista profesional existian limites al momento de decidir cuando detenerse. Aun asi continuo montando las olas, a pesar de que le costaba mantenerse en pie. En un par de oportunidades se resbalo de la tabla y tuvo que nadar a contracorriente para mantenerse a flote. Tras varios intentos, Jerry al fin decidio rendirse, al menos momentaneamente. Todavia no estaba dispuesto a abandonar la costa, aunque solo fuera para permanecer sentado en la orilla contemplando el hermoso paisaje mientras lamentaba su derrota. Tenia la intencion de recuperar fuerzas para intentarlo nuevamente. La playa seguia siendo toda para el, por lo cual seria insensato no aprovechar y alargar tanto como pudiera ese rato de introspeccion y soledad que necesitaba. Asi que puso la tabla a un lado y se tendio, poco ajeno a prestarle importancia a detalles superfluos, como la arena que se le meteria en el traje de bano. En la posicion de la orilla donde se encontraba, todavia el mar lo banaba hasta la altura de los muslos cada vez que la corriente alcanzaba su maximo punto. Esa sensacion de frialdad lo calmaba hasta el deseo de querer quedarse durmiendo alli. No obstante, era consciente de que seria riesgoso y comprometido dejarse llevar por la somnolencia que lo embargaba. Asi que Jerry opto por ponerse de pie nuevamente al sentir que los parpados le pesaban, esta vez con la intencion de caminar a lo largo de la orilla, todavia sujetando la tabla en caso de que se animara a lanzarse otra vez a la caza de olas. Al cabo de un minuto de caminata Jerry noto un extrano objeto encallado a cierta distancia. A medida que se acercaba se dio cuenta de que era una trampa de langostas, la cual llevaba algo en su interior. Por logica, el policia asumio que se trataba de una langosta o algun otro desafortunado animal. En el caso de que siguiera vivo, estaba dispuesto a liberarlo. Si bien no era vegetariano y el mismo disfrutaba la ingesta de langostas, le parecia razonable salvarlo si estaba en sus manos hacerlo. A escasos metros de distancia entre el y la trampa, no eran los contornos reconocibles de una langosta lo que el objeto retenia en su interior. Tampoco parecia un animal. Jerry sintio un nudo en la garganta mientras acorto los pasos restantes, corriendo para comprobar que su vista no le estaba haciendo una mala jugada. --!Dios santo! --exclamo horrorizado--. ?Como es posible? Jerry no era facilmente impresionable, de ninguna manera, tomando en consideracion lo que atestiguaba con frecuencia en su trabajo. A pesar de eso, encontrar una trampa para langostas que se ondula entre las olas y lleva dentro una mano cortada era razon suficiente para agradecer que todavia no hubiera desayunado. El hallazgo le resulto chocante porque siempre habia considerado ese lado de la costa como un refugio de paz y serenidad. Ahora aquella mano mutilada le recordaba que no existia lugar alguno que no pudiese ser afectado por las consecuencias del crimen. Tras unos segundos de cavilacion antes de tomar una decision al respecto, opto por dejar caer la tabla contra las rocas cercanas y correr hasta su camioneta para buscar el telefono movil. Antes de marcar el numero que tenia en mente regreso de nuevo al lugar donde dejo su tabla y la trampa para langostas. No era conveniente moverla de su sitio en vista de que se trataba de la escena de un crimen. Por otra parte, Jerry temia que la trampa se desatascara a efectos de la corriente y retornara al oceano. Era probable que quien la haya colocado alli tuviese la intencion de que eso fuera lo que sucediera. El policia no quito los ojos de la trampa mientras llamaba al contacto que mejor sabria actuar ante una situacion como aquella: el detective David Hensley. Al primer intento de Jerry, el detective no atendio la llamada, tras esperar prudencialmente cuatro repiques antes de colgar. El policia dejo pasar unos minutos para intentarlo de nuevo. Era probable que Hensley no atendiera la llamada si es que se encontraba disfrutando un dia de familia junto con su esposa. A Wilson le daba pena molestarlo, pero temia tomar una decision erronea. Solo alguien como David sabria decirle cual era la mejor alternativa antes de hacer una llamada oficial a la estacion de Policia. Por fortuna para el indeciso Jerry, Hensley le respondio al segundo intento. El tono de su voz no disimulo la molestia respecto a ser molestado tan temprano durante un fin de semana. --Disculpa la molestia, David --saludo Jerry--. Eres la primera persona en la que pense cuando... --?Te das cuenta de que hora es? --Hensley grune al otro lado de la linea antes de que el policia pueda seguir disculpandose--. ?O acaso olvidaste que es sabado? Jerry duda antes de continuar. Considera apropiado insistir en su disculpa hasta conseguir que el detective suene mas calmado para poder contarle sobre su hallazgo. --Comprendo que debes estar descansando junto con tu esposa. Nuevamente te pido disculpas. Yo tambien andaba disfrutando de mi tiempo libre. --Ya me molestaste, Jerry. Supongo que no daras marcha atras, para mi desgracia. Ahorrate los rodeos y dime que ocurrio. ?Te metiste en un problema? El tono aspero y directo del detective, aunque con un ligero dejo de cinismo y camaraderia, era una buena senal para el policia. Hensley estaria dispuesto a escuchar lo verdaderamente importante aun al margen de su impertinencia. --Es dificil describir lo que encontre porque yo no lo creeria. ?Has visto alguna vez una trampa de langostas? Encontre una en la costa con una mano dentro de ella. --He visto algunas de esas trampas --respondio Hensley, asumiendo esta vez un tono mucho mas serio--. Pero nunca con una mano dentro de ella. Supongo que es humana, ?cierto? ?No sera una jugarreta de adolescentes? --Luce como una mano real para mi --insistio Jerry--. Por supuesto, no pretendo tocarla para confirmarlo. Ese mensaje es un poco mas de lo que Hensley puede digerir a esa hora de la manana. Asi que, en lugar de continuar la conversacion, simplemente cuelga. Jerry esta sorprendido, pero no demasiado. Hensley puede ser dificil a veces. En parte, supuso que lo estaba castigando por haberlo importunado. No tenia caso volver a llamarlo, ya que era evidente que no estaba dispuesto a prestarle ninguna colaboracion extraoficial que danara sus planes para el fin de semana. A Jerry le habria gustado hacer lo mismo y desentenderse de aquel asunto como si nada hubiera ocurrido, para que fuera otro el que lo descubriera. Pero eso ya no era una alternativa para el segun los limites de la etica en su profesion. Con o sin Hensley, le correspondia actuar. En vista de que no obtuvo el consejo que buscaba del detective, no le quedo otra opcion mejor que llamar a la comisaria para reportar la situacion. Esta vez la respuesta al otro lado de la linea no se hizo esperar. Tras identificarse, describio la naturaleza de su descubrimiento y el lugar donde se encontraba. El sargento de la recepcion hace una pausa por una fraccion de segundo, lo suficiente para interpretar el mensaje de Jerry. --?Y donde dijo que encontro la trampa para langostas, senor? --pregunto el sargento--. ?Esta seguro de que no es una broma? --No, no es una mano de mentira --replico Jerry exasperado--. He venido a la costa para pasar un sabado tranquilo. No estoy en mis horas de trabajo y esta clase de asuntos no deberian ser de mi competencia. Yo soy el primer importunado con esta lamentable situacion. --Pasare el reporte, oficial Wilson. Y nos ocuparemos de inmediato. El sargento le pidio que le diera su ubicacion exacta, a pesar de que Wilson ya la hubiera mencionado. --?Puedo comunicarme con algun detective en relacion a esto? --pregunto Jerry, aunque evitando revelar que llamo a Hensley antes de comunicarse con la comisaria--. Sally Lonsdale ha lidiado con situaciones similares. Quiza seria pertinente llamarla.

  • Tres dias de agosto de Jordi Sierra I Fabra

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    El septimo caso del inspector Mascarell, la serie de novela policiaca de Jordi Sierra i Fabra. Miquel Mascarell tiene tres dias para resolver un misterio que se ha mantenido en pie desde hace doce anos y que esta relacionado con los bombardeos de 1938 en Barcelona.

  • Peligros y verdades (Perfectos mentirosos 2) de Alex Mirez

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    ?En donde nos habiamos quedado? Ah, si, en esa noche de la feria en honor a los fundadores, despues de que mi plan contra Aegan fracasara y dejara su alma en un bano publico por culpa de una diarrea, y Adrik se fuera con Artie a nuestro apartamento. Ahi, en un banco, yo. Junto a mi, Regan Cash. Y la pregunta: <>. Bueno, es momento de contartelo. Es momento de contartelo todo: no me llamo Jude Derry, y definitivamente no habia ido a Tagus solo a estudiar. Habia ido porque solo queria una cosa: venganza. Lo se, lo se, debes de estar hecho un lio. Estaras pensando: <>. Tambien se que se supone que debes confiar en mi. !Todos confian en las protagonistas! Las protas nunca mienten y nunca son malas. Jamas cambian la historia, de ninguna forma alteran los hechos y mucho menos omiten secretos, y si yo hice eso… Entonces supongo que esta siempre fue la historia de una villana. Para que entiendas este lio y el porque de mis mentiras, hay que volver seis anos atras. Debemos irnos muy pero que muy lejos de Tagus, a Miami, la ciudad a la que llegan la mayoria de los inmigrantes. Tenemos que detenernos en un dia en el que un muchacho de dieciocho anos llamado Henrik Damalet recibio una llamada para decirle que habia sido contratado como jardinero en la casa de una familia muy importante. Ese chico, Henrik, era mi hermano. Tras colgar el telefono, le quedo estampada en la cara una sonrisa enorme. Todo acababa de cambiar para el y nuestra familia gracias a ese empleo. Por esa razon, mama lloro, emocionada. Era una mujer muy delgada con la piel palida, los ojos cansados, el cabello opaco, las unas rotas y la existencia exhausta y adolorida. Llevaba cinco anos enferma de algo incurable y nosotros no teniamos mucho dinero para pagar los medicamentos en un pais en el que no tener un seguro medico significaba exclusion. Pero con el nuevo trabajo de Henrik en la casa de esa familia importante, todo seria diferente. Eso lo sabia muy bien la chica de trece anos sentada en la mesa, es decir, yo. Me alegraba la idea, la posibilidad de un futuro mejor, pero me entristecia que mi hermano se fuera tan lejos, aunque tambien sabia que en su nuevo trabajo le pagarian bastante solo por ser jardinero y cuidar el enorme jardin de una mansion; ademas, tendria la posibilidad de seguir estudiando por la noche en un sitio mejor. Y eso era bueno para nosotros. --?Cuando vendras a visitarnos? --le habia preguntado yo con el corazon encogido. --Pedire vacaciones y seguro que podre venir los dias de fiesta --me respondio, animado--. Pero llamare todos los dias al mediodia y por la noche, y te enviare un movil para que podamos enviarnos mensajes. Lo tengo todo planeado. --?Y como se llama el tipo para el que vas a trabajar? --pregunte. --Adrien Cash --contesto Henrik con mucho orgullo. Se fue al dia siguiente, y cuando volvio de nuevo a casa, lo hizo dentro de un ataud. Si, Henrik murio en la mansion de los Cash. Le practicaron una autopsia pero su muerte fue calificada como accidente: estaba limpiando las tejas, se cayo y fallecio al instante. Ahi debio de haber acabado esa historia: luto, dolor y olvido. Pero no, yo nunca olvide. Yo nunca crei que su muerte hubiera sido un accidente. Y no lo crei porque, antes de morir, Henrik me dio pistas de que algo asi podia sucederle, solo que no las supe interpretar hasta muy tarde. Rebobinemos. Como el prometio el dia antes de irse, a los dos meses me envio un movil para que hablaramos constantemente por mensajes. Todos los dias me lo contaba todo: lo que hacia, lo que no, lo que comia, lo que ahorraba y lo que veia al salir a algun lado. No omitio ningun detalle. Me conto desde como era la mansion hasta como eran las personas que vivian en ella. Adrien Cash era tan rico por herencia familiar e inversiones que meaba en un retrete de oro y se limpiaba el culo con billetes de dolar. Bueno, no; pero nos gustaba hacer ese chiste. Era senador y no tenia esposa porque ella habia muerto en un accidente. El enorme jardin que Henrik cuidaba habia sido el sitio mas querido de su mujer; por esa razon querian mantenerlo y lo trataban como si fuese una especie de altar en su memoria. Ese hombre, Adrien, tenia cuatro hijos: tres de la mujer fallecida y uno fuera del matrimonio, todos varones. Eran chicos malcriados y consentidos, que hacian y deshacian a su antojo. Solo uno de ellos le dirigia la palabra a mi hermano, y unicamente lo hacia porque disfrutaba dificultandole las cosas y molestandolo, porque molestar era lo que mas le motivaba en la vida. Se llamaba Aegan. Aegan hacia cualquier cosa para hacerle la vida imposible a Henrik. Al principio, no resulto muy ingenioso: danaba los arbustos para que culparan a mi hermano de haberlos podado mal; pisaba las flores; echaba basura en lugares limpios y se burlaba de el llamandole <> o <>, entre otros apodos denigrantes. Henrik siempre me decia que tenia la suficiente paciencia para soportarlo, que asi era el mundo, que Aegan solo era demasiado joven y con una vida demasiado facil para entender la magnitud de lo que hacia y decia. Pero yo no lo veia del mismo modo, y comence a odiarlo. Todavia sin conocerlo, detestaba lo que mi hermano me contaba de ese chico cruel. Me sentia impotente la mayoria del tiempo, pero Henrik intentaba tranquilizarme asegurandome que en algun momento se cansaria. Aegan no se canso. Peor aun, aumento el nivel y la gravedad de sus jugarretas. Henrik me llamo una noche a reventar de furia porque Adrien le habia ordenado mantener bien limpia la piscina para un evento especial que tendria lugar esa misma noche. Para asegurarse de ello, se levanto muy temprano y estuvo todo el dia trabajando para dejar el area de la piscina impecable. A las seis de la tarde, se fue a su casa a descansar. A las seis treinta, cuando Adrien llego, la piscina estaba llena de hojas, ramas y tierra, y tenia una tonalidad verdosa semejante al moho. Casi despiden a Henrik. Al final no lo hicieron porque, de alguna manera que no quiso contarme, se descubrio que el responsable de aquel desastre habia sido Aegan, que habia ensuciado la piscina a proposito. El hecho de que no hubieran despedido a Henrik enfurecio a Aegan a unos niveles inimaginables, por lo que desde entonces se dedico a meter a mi hermano en mas problemas constantemente. Cuando Henrik me contaba las humillaciones que los hijos de Adrien Cash le hacian pasar, me llenaba de una rabia apoteosica. Y me enfurecia mucho mas que Henrik dijera que debia aguantarlo porque el dinero que ganaba nos ayudaba de una forma dificil de conseguir con cualquier otro trabajo. Y en verdad nos habia ayudado. Habiamos alquilado una casita en un sitio mejor y logramos empezar a pagar el tratamiento de mama, e incluso se hicieron planes para que yo asistiera a una escuela privada. Pero yo no queria ir a ninguna estupida escuela privada. Lo que yo queria era ir a visitar a Henrik, ver con mis propios ojos a ese tal Aegan, plantarme frente a el y darle un punetazo en la cara para que dejara de ser tan imbecil. Pise la casa Cash un mes antes de que Henrik muriera. Fui sola con un billete de autobus que pague yo misma. Era sabado y mi hermano no se esperaba mi visita. Cuando llegue, me quede parada frente a la enorme verja blanca que marcaba el inicio de los terrenos. Desde alli se veia la gigantesca estructura, erguida con arrogancia bajo un moderno diseno arquitectonico. Debia de tener mas de tres plantas y muchisimas habitaciones, y estaba pintada de blanco con un tejado azul. Era hermosa, pero senti cierto rechazo hacia ella. Ya adentro, resulto que Adrien se habia ido de viaje y se habia llevado a Aegan con el. Aleixandre, Adrik y Regan no estaban, asi que no tuve la oportunidad de enfrentarme a ellos. Henrik me mostro la pequena casita donde vivia, que estaba dentro del terreno de la mansion, pero no muy cerca del edificio principal para que no olvidara que era un simple empleado. Recuerdo que mi primer pensamiento fue: <>, pero a pesar de todo la casita era compacta, simple, muy bonita e incluso acogedora.

  • Amurao. Dos dientes de plata de Fran Barrero

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    Acurrucadas en el sofa, para envidia de Pablo, que juega con la pequena Eva a adivinar los animales que dibuja con extranos garabatos en un cuaderno, Cristina y Livia estan terminado de ver una pelicula de policias. --!Otra vez, otra vez! --grita Livia, derramando las pocas palomitas que quedan en el cuenco sobre su regazo. --?Que dices? ?Te ha dado un flus? --Su mejor amiga la observa entre asombrada y divertida. --?No lo ves, Cris? Mira la tele. El malo esta usando a uno de los polis como escudo humano, y sus companeros no disparan por miedo a herirle. --Claro, es logico. --Pero eso es absurdo a la vez. Casi todas las peliculas de policias muestran escenas asi en el final, con lo sencillo que seria salir de esa situacion. Cristina sonrie. --En alguna pelicula he visto que se dispara al costado o el hombro del policia y asi se abate al malo. --Pero eso no es efectivo, Cris. El malo puede disparar como acto reflejo y volarle la cabeza. --Eso es cierto, pero solo es una pelicula. No deberias tomartelo tan al pie de la letra. --?Y si pasa en la vida real? ?Y si nos enfrentamos alguna vez a alguien y nos vemos en esa situacion? --Esta bien, pues dime que quieres que hagamos. --Cristina sonrie, le encanta ver a su amiga tan entusiasmada con el trabajo. --No se, supongo que habria que apartarse muy deprisa del malo para que tu companero le disparase en la cabeza. --Para eso se necesitan muchas cosas. --?Como cuales? --Livia se gira y se sienta frente a ella con las piernas cruzadas como un indio. --Pues necesitas que quien dispare tenga una precision y rapidez de tiro casi perfectos. --Yo 95 y tu 96, somos las mejores. --No tan rapido, tambien requiere una rapidez de movimiento extremo por parte del rehen. Y lo ultimo y mas dificil de todo --Livia la observa como un nino de diez anos viendo por primera vez Los Gremlins--: usar una especie de codigo entre companeros. --?Un codigo? ?Como es eso? --Pues imagina que te guino un ojo para que sepas que me voy a apartar rapido. --?Y cuando tendria que disparar yo? --Pues tras una cuenta atras coordinada, por ejemplo, guinando el ojo tres veces. --Pero eso puede llevar a error, serian cuatro guinos, el primero para avisar y los otros tres para disparar. --Vale, pues otra senal, quizas con las manos. La V de victoria. --No me gusta. --Estas un poco puntillosa. --Es que prefiero la senal del triple de baloncesto. --?Como es eso? Pablo interviene y lo hace con la mano, describiendo un circulo entre el pulgar y el indice, de modo que los otros tres dedos queden hacia arriba. --Me parece bien. La senal del triple y luego los tres guinos. --Y tenemos que acordar si disparamos al tercer guino o despues. --Ahora eres tu la que lo complica, Livia. ?Que es eso de despues? --Ya sabes. A la de tres y disparas, es decir: <> y luego disparas, <> y disparas. --Esa ultima, mismamente, ?que mas da? --Es la parte mas importante, la que decide si me vuelas la cabeza a mi o al criminal. --Vale, pues uno dos y disparo. Por cierto, me he perdido todo el final de la pelicula por tu culpa. --?Y que importa? No habia ningun chico guapo. Dos dientes de plata Rumania Nicoleta sabe hacerlo, no tiene que ensenarle nadie. Lo ha visto hacer muchas veces y tambien ha practicado cuando sus padres y su hermano no la observaban. La nina otea el horizonte al otro lado de la ventana del pequeno salon, solo logra ver las lejanas copas de los arboles mecidas por la brisa y un leve destello azulado empujando el manto negro de la noche sobre el cielo. En menos de media hora estaran todos despiertos en la casa y se sorprenderan de que ella haya demostrado que no es tan pequena como aseguran. Sabe donde esta todo, incluso el sitio en el que guardan las cerillas. Una vez reunidos los materiales necesarios, hace una bola con dos hojas de una vieja revista y las coloca en el centro del hogar; encima, pasto seco y fino, creando una pequena montana que crece a medida que anade palos delgados, luego mas gruesos. Cuando la cerilla se adentra en el conglomerado y toca el papel, todo comienza, tal cual lo ha visto hacer cientos de veces. No hay error posible. Tarda unos quince minutos en obtener la recompensa. Su padre, el primero que se levanta cada dia, entra en el salon y observa el fuego, luego a ella, vuelve a mirar el fuego, sonrie y se marcha. La nina no esperaba mas. ?Para que? Es mas que suficiente. Ya es mayor. Una vez desayunado y en el patio de atras, justo al lado del cobertizo de las herramientas del huerto, su hermano Costel corta lena, aunque tienen de sobra almacenada para el siguiente invierno. La nina se acerca, como cada dia, y ruega para que le deje ayudarlo. --Es muy peligroso para ti, puedes cortarte. --Tu usabas el hacha cuando tenias mi edad. --Es diferente, soy un chico. --Yo tambien puedo hacerlo. Ya oiste a mama esta manana, igual que tata cuando vio el fuego en la chimenea. Ya puedo hacer todo lo que quiera. Ya soy mayor. --No digas tonterias, eso te lo han dicho para que te sientas bien, por el detalle de encender el fuego. Encender fuego puede hacerlo hasta un mono. --!Eso es mentira! !Retiralo! --Bueno, esta bien, tu lo has querido. --Costel mira hacia la casa. Padre esta en el huerto y parece que madre no les vigila desde la ventana de la cocina--. Toma el hacha y haz lo que te diga. La nina se embriaga de emocion, responsabilidad y valentia a partes iguales. Toma el hacha por primera vez en su vida, nunca habria imaginado que pesaria tanto, casi no puede sostenerla con las dos manos, ni siquiera usando los consejos de su hermano mayor. Levanta la herramienta como le indica Costel, con la mano derecha en la parte inferior del mango y la izquierda casi pegada al frio metal. La eleva sobre su cabeza con determinacion y luego la deja caer con todas sus fuerzas sobre un pequeno tocon que ha colocado su hermano sobre la base. El filo ni roza el tocon, tampoco la base del enorme roble que se seco antes de que ellos nacieran y que usan para trocear la lena. Nicoleta siente que ha gastado las energias de una semana entera para hacer el ridiculo, pero eso solo le dura unos segundos. --Quiero intentarlo otra vez. --Te vas a hacer dano. Has estado a punto de darte en una pierna, te la habrias cortado y luego tata me mataria . --Solo una vez mas, por favor. Ni siquiera espera la autorizacion de su hermano, levanta el hacha y lo deja caer con mucha mas fuerza que antes, sin medir en ningun momento la precision para lograr su objetivo. El hacha se incrusta en el centro del tocon, pero no mas de unos milimetros. Costel rie al ver demostrada su teoria. El casi partio un tocon parecido cuando lo intento por primera vez, de eso hace seis anos. --Las chicas no teneis fuerza. Las chicas solo podeis trabajar en la casa. Vete a la cocina o a limpiar. Ella se enfada, observa el tronco y escupe al suelo con furia, como ha visto a su tata hacer desde que tiene uso de razon cuando esta enfadado. Mierda de vida, ella no decidio nacer chica. Se marcha corriendo a la casa, tiene muchas tareas pendientes de hacer. Habia pensado, ingenua, que podria cambiarlas si demostraba esa manana que podia encender fuego y cortar lena. Creia que mama usaria su autoridad para cambiar definitivamente las tareas de cada uno y asignarle las que ella queria desempenar. <>. Aun. Se pasa dos semanas preparandose para un nuevo intento, catorce dias en los que se levanta temprano, antes que los demas, enciende el fuego y luego se marcha a golpear con el hacha los troncos que coloca sobre la base del roble seco. Tambien lo hace algunas tardes, cuando su hermano y sus padres estan ocupados y sabe que no la observan. Practica hasta tener callos sangrantes sobre los anteriores callos resecos, hasta que suena por las noches con dar golpes, hasta que su vida se limita exclusivamente a golpear un estupido trozo de lena para convertirlo en dos. Esta manana no practica, se limita a esperar a que Costel este por la zona, ahora interesado en encontrar su azadon para ir al huerto. Nicoleta camina con decision hacia su objetivo, toma la herramienta y coloca un tocon mayor del que puso su hermano dos semanas atras. Este la observa desde la puerta de cobertizo, a tres metros, entre sorprendido e intrigado al ver su determinacion. No necesita un segundo golpe, el tocon se parte en dos ante el asombro del adolescente. --?Lo has visto? ?Lo has visto, Costel? De un solo golpe. --Habras tenido suerte, seria un trozo muy seco o podrido. --Puedo hacerlo otra vez. --Solo si yo elijo el tronco. --Me da igual, lo cortare de un solo golpe de nuevo. El chico coloca un trozo mucho mayor que el anterior, uno que el mismo no seria capaz de cortar de un solo golpe. Ella nunca lo ha intentado con semejante trozo de madera, ni la mitad. Sabe que no lo lograra, y no es una duda, se trata de logica, como dice su padre cuando le explica que la lena humeda no es buena para prender fuego, que no se puede plantar patatas en octubre y que una mujer nunca servira para nada mas que trabajar en el interior de la casa. <>. La nina aprieta los dientes, se aferra al mango del hacha y lo eleva sobre su cabeza. Usa el punto de apoyo del pie izquierdo, luego equilibra, pasa al derecho, adelantado, y deja caer con todas sus fuerzas la herramienta. El tocon no se parte, pero el hacha entra hasta la mitad del mismo. Todo un logro que no esperaba. Se gira con cara sonriente. Su hermano no sonrie, alberga un semblante extrano en la cara. La nina baja la mirada y observa la hoja del cuchillo que le ha brotado al chico en mitad del pecho, gotea sangre espesa y oscura, despacio. Vuelve a mirar la cara de su hermano, la mueca es ahora grotesca, como una mascara, un hilo de saliva rojiza cae de su boca abierta. Corre en un acto reflejo, corre con todas sus fuerzas. En casa esta mama y ella sabra que hacer. Antes de llegar a la puerta trasera, la que da a la cocina, un tipo enorme aparece y ella resbala antes de chocar contra el, esta aterrada, lo mira sin comprender como ha salido ese extrano, ese monstruo, del interior de su casa. El tipo enorme sonrie y muestra dos dientes de plata entre otros deformes y oscuros. Se agacha ante ella y le susurra. --?Tienes miedo, pequena? --Si. --Nicoleta ni siquiera sabe de donde ha salido el susurro de la respuesta. --No deberias tenerlo. ?Sabes que, segun la Biblia, el diablo no ha matado a nadie nunca? -- Y sonrie de nuevo, a sabiendas del efecto que produce la vision de su dentadura en la nina.

  • Brisas de Junio de Mariangel Blanco

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    Algunos sabios afirman que el mundo puede dar muchas vueltas. Los ninos crecen y los adultos envejecen, sin embargo, algunas cosas nunca cambian. Incluso pueden pasar diez anos y seguiran iguales.
    ?Es eso cierto?
    Una editora fracasada decidida en cambiar la historia de su vida y un hombre con el unico objetivo es pasarla bien y sin preocupaciones, se ven envueltos en una enredada historia de amor cuando de manera indirecta y sin saberlo intervienen en el encuentro de dos personas con un gran romance que lleva el peso de toda una decada a sus espaldas.
    Lo gracioso es que las cuatro personas se conocen entre si y ninguno se ha dado cuenta de ello.
    ?Que te puedo decir? No seria divertido trabajar sin drama.
    Soy el Destino y esta vez sere el narrador de la historia.

  • Imperiofobia y la leyenda negra de Maria Elvira Roca Barea

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    Maria Elvira Roca Barea acomete con rigor en este volumen la cuestion de delimitar las ideas de imperio, leyenda negra e imperiofobia. De esta manera podemos entender que tienen en comun los imperios y las leyendas negras que irremediablemente van unidas a ellos, como surgen creadas por intelectuales ligados a poderes locales y como los mismos imperios la asumen. El orgullo, la hybris, la envidia no son ajenos a la dinamica imperial. La autora se ocupa de la imperiofobia en los casos de Roma, los Estados Unidos y Rusia para analizar con mas profundidad y mejor perspectiva el Imperio espanol. El lector descubrira como el relato actual de la historia de Espana y de Europa se sustenta en ideas basadas mas en sentimientos nacidos de la propaganda que en hechos reales.

  • Una vieja que leia novelas de amor de Luis Sepulveda

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    El cielo era una inflada panza de burro colgando amenazante a escasos palmos de las cabezas. El viento tibio y pegajoso barria algunas hojas sueltas y sacudia con violencia los bananos raquiticos que adornaban el frontis de la alcaldia. Los pocos habitantes de El Idilio mas un punado de aventureros llegados de las cercanias se congregaban en el muelle, esperando turno para sentarse en el sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin, el dentista, que mitigaba los dolores de sus pacientes mediante una curiosa suerte de anestesia oral. --?Te duele? --preguntaba. Los pacientes, aferrandose a los costados del sillon, respondian abriendo desmesuradamente los ojos y sudando a mares. Algunos pretendian retirar de sus bocas las manos insolentes del dentista y responderle con la justa puteada, pero sus intenciones chocaban con los brazos fuertes y con la voz autoritaria del odontologo. --!Quieto, carajo! !Quita las manos! Ya se que duele. ?Y de quien es la culpa? ?A ver? ?Mia? !Del Gobierno! Metetelo bien en la mollera. El Gobierno tiene la culpa de que tengas los dientes podridos. El Gobierno es culpable de que te duela. Los afligidos asentian entonces cerrando los ojos o con leves movimientos de cabeza. El doctor Loachamin odiaba al Gobierno. A todos y a cualquier Gobierno. Hijo ilegitimo de un emigrante iberico, heredo de el una tremenda bronca a todo cuanto sonara a autoridad, pero los motivos de aquel odio se le extraviaron en alguna juerga de juventud, de tal manera que sus monsergas de acrata se transformaron en una especie de verruga moral que lo hacia simpatico. Vociferaba contra los Gobiernos de turno de la misma manera como lo hacia contra los gringos llegados a veces desde las instalaciones petroleras del Coca, impudicos extranos que fotografiaban sin permiso las bocas abiertas de sus pacientes. Muy cerca, la breve tripulacion del Sucre cargaba racimos de banano verde y costales de cafe en grano. A un costado del muelle se amontonaban las cajas de cerveza, de aguardiente Frontera, de sal, y las bombonas de gas que temprano habian desembarcado. El Sucre zarparia en cuanto el dentista terminase de arreglar quijadas, navegaria remontando las aguas del rio Nangaritza para desembocar mas tarde en el Zamora, y luego de cuatro dias de lenta navegacion arribaria al puerto fluvial de El Dorado. El barco, antigua caja flotante movida por la decision de su patron mecanico, por el esfuerzo de dos hombres fornidos que componian la tripulacion y por la voluntad tisica de un viejo motor diesel, no regresaria hasta pasada la estacion de las lluvias que se anunciaba en el cielo encapotado. El doctor Rubicundo Loachamin visitaba El Idilio dos veces al ano, tal como lo hacia el empleado de Correos, que raramente llevo correspondencia para algun habitante. De su maletin gastado solo aparecian papeles oficiales destinados al alcalde, o los retratos graves y descoloridos por la humedad de los gobernantes de turno. Las gentes esperaban la llegada del barco sin otras esperanzas que ver renovadas sus provisiones de sal, gas, cerveza y aguardiente, pero al dentista lo recibian con alivio, sobre todo los sobrevivientes de la malaria cansados de escupir restos de dentadura y deseosos de tener la boca limpia de astillas, para probarse una de las protesis ordenadas sobre un tapete morado de indiscutible aire cardenalicio. Despotricando contra el Gobierno, el dentista les limpiaba las encias de los ultimos restos de dientes y enseguida les ordenaba hacer un buche con aguardiente. --Bueno, veamos. ?Como te va esta? --Me aprieta. No puedo cerrar la boca. --!Joder! Que tipos tan delicados. A ver, pruebate otra. --Me viene suelta. Se me va a caer si estornudo. --Y para que te resfrias, pendejo. Abre la boca. Y le obedecian. Luego de probarse diferentes dentaduras encontraban la mas comoda y discutian el precio, mientras el dentista desinfectaba las restantes sumergiendolas en una marmita con cloro hervido. El sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin era toda una institucion para los habitantes de las riberas de los rios Zamora, Yacuambi y Nangaritza. En realidad, se trataba de un antiguo sillon de barbero con el pedestal y los bordes esmaltados de blanco. El sillon portatil precisaba de la fortaleza del patron y de los tripulantes del Sucre para alzarlo, y se asentaba apernado sobre una tarima de un metro cuadrado que el dentista llamaba <>. --En la consulta mando yo, carajo. Aqui se hace lo que yo digo. Cuando baje pueden llamarme sacamuelas, hurgahocicos, palpalenguas, o como se les antoje, y hasta es posible que les acepte un trago. Quienes esperaban turno mostraban caras de padecimiento extremo, y los que pasaban por las pinzas extractoras tampoco tenian mejor semblante. Los unicos personajes sonrientes en las cercanias de la consulta eran los jibaros mirando acuclillados. Los jibaros. Indigenas rechazados por su propio pueblo, el shuar, por considerarlos envilecidos y degenerados con las costumbres de los <>, de los blancos. Los jibaros, vestidos con harapos de blanco, aceptaban sin protestas el mote-nombre endilgado por los conquistadores espanoles. Habia una enorme diferencia entre un shuar altivo y orgulloso, conocedor de las secretas regiones amazonicas, y un jibaro, como los que se reunian en el muelle de El Idilio esperando por un resto de alcohol. Los jibaros sonreian mostrando sus dientes puntudos, afilados con piedras de rio. --?Y ustedes? ?Que diablos miran? Algun dia van a caer en mis manos, macacos --los amenazaba el dentista. Al sentirse aludidos los jibaros respondian dichosos. --Jibaro buenos dientes teniendo. Jibaro mucha carne de mono comiendo. A veces, un paciente lanzaba un alarido que espantaba los pajaros, y alejaba las pinzas de un manotazo llevando la mano libre hasta la empunadura del machete. --Comportate como hombre, cojudo. Ya se que duele y te he dicho de quien es la culpa. !Que me vienes a mi con bravatas! Sientate tranquilo y demuestra que tienes bien puestos los huevos. --Es que me esta sacando el alma, doctor. Dejeme echar un trago primero. El dentista suspiro luego de atender al ultimo sufriente. Envolvio las protesis que no encontraron interesados en el tapete cardenalicio, y mientras desinfectaba los instrumentos vio pasar la canoa de un shuar. El indigena remaba parejo, de pie, en la popa de la delgada embarcacion. Al llegar junto al Sucre dio un par de paletadas que lo pegaron al barco. Por la borda asomo la figura aburrida del patron. El shuar le explicaba algo gesticulando con todo el cuerpo y escupiendo constantemente. El dentista termino de secar los instrumentos y los acomodo en un estuche de cuero. Enseguida tomo el recipiente con los dientes sacados y los arrojo al agua. El patron y el shuar pasaron por su lado rumbo a la alcaldia. --Tenemos que esperar, doctor. Traen a un gringo muerto. No le agrado la nueva. El Sucre era un armatoste incomodo, sobre todo durante los viajes de regreso, recargado de banano verde y cafe tardio, semipodrido, en los costales. Si se largaba a llover antes de tiempo, cosa que al parecer ocurriria ya que el barco navegaba con una semana de retraso a causa de diversas averias, entonces debian cobijar carga, pasajeros y tripulacion bajo una lona, sin espacio para colgar las hamacas, y si a todo ello se sumaba un muerto el viaje seria doblemente incomodo. El dentista ayudo a subir a bordo el sillon portatil y enseguida camino hasta un extremo del muelle. Ahi lo esperaba Antonio Jose Bolivar Proano, un viejo de cuerpo correoso al que parecia no importarle el cargar con tanto nombre de procer. --?Todavia no te mueres, Antonio Jose Bolivar? Antes de responder, el viejo se olio los sobacos. --Parece que no. Todavia no apesto. ?Y usted? --?Como van tus dientes? --Aqui los tengo --respondio el viejo, llevandose una mano al bolsillo. Desenvolvio un panuelo descolorido y le enseno la protesis. --?Y por que no los usas, viejo necio? --Ahorita me los pongo. No estaba ni comiendo ni hablando. ?Para que gastarlos entonces? El viejo se acomodo la dentadura, chasqueo la lengua, escupio generosamente y le ofrecio la botella de Frontera. --Venga. Creo que me gane un trago. --Vaya que si. Hoy dia saco veintisiete dientes enteros y un monton de pedazos, pero no supero la marca. --?Siempre me llevas la cuenta? --Para eso son los amigos. Para celebrar las gracias del otro. Antes era mejor, ?no le parece?, cuando todavia llegaban colonos jovenes. ?Se acuerda del montuvio aquel, ese que se dejo sacar todos los dientes para ganar una apuesta? El doctor Rubicundo Loachamin ladeo la cabeza para ordenar los recuerdos, y asi llego la imagen del hombre, no muy joven y vestido a la manera montuvia. Todo de blanco, descalzo, pero con espuelas de plata. El montuvio llego hasta la consulta acompanado de una veintena de individuos, todos muy borrachos. Eran buscadores de oro sin recodo fijo. Peregrinos, los llamaban las gentes, y no les importaba si el oro lo encontraban en los rios o en las alforjas del projimo. El montuvio se dejo caer en el sillon y lo miro con expresion estupida. --Tu diras. --Me los saca toditos. De uno en uno, y me los va poniendo aqui, sobre la mesa. --Abre la boca. El hombre obedecio, y el dentista comprobo que junto a las ruinas molares le quedaban muchos dientes, algunos picados y otros enteros. --Te queda un buen punado. ?Tienes dinero para tantas extracciones? El hombre abandono la expresion estupida. --El caso es, doctor, que los amigos aqui presentes no me creen cuando les digo que soy muy macho. El caso es que les he dicho que me dejo sacar todos los dientes, uno por uno y sin quejarme. El caso es que apostamos, y usted y yo nos iremos a medias con las ganancias. --Al segundo que te saquen vas a estar cagado y llamando a tu mamacita --grito uno del grupo y los demas lo apoyaron con sonoras carcajadas. --Mejor te vas a echar otros tragos y te lo piensas. Yo no me presto para cojudeces --dijo el dentista. --El caso es, doctor, que, si usted no me permite ganar la apuesta, le corto la cabeza con esto que me acompana. Al montuvio le brillaron los ojos mientras acariciaba la empunadura del machete. De tal manera que corrio la apuesta. El hombre abrio la boca y el dentista hizo un nuevo recuento. Eran quince dientes, y, al decirselo, el desafiante formo una hilera de quince pepitas de oro sobre el tapete cardenalicio de las protesis. Una por cada diente, y los apostadores, a favor o en contra, cubrieron las apuestas con otras pepitas doradas. El numero aumentaba considerablemente a partir de la quinta. El montuvio se dejo sacar los primeros siete dientes sin mover un musculo. No se oia volar una mosca, y al retirar el octavo lo acometio una hemorragia que en segundos le lleno la boca de sangre. El hombre no conseguia hablar, pero le hizo una senal de pausa. Escupio varias veces formando cuajarones sobre la tarima y se echo un largo trago que le hizo revolverse de dolor en el sillon, pero no se quejo, y tras escupir de nuevo, con otra senal le ordeno que continuase. Al final de la carniceria, desdentado y con la cara hinchada hasta las orejas, el montuvio mostro una expresion de triunfo horripilante al dividir las ganancias con el dentista. --Si. Esos eran tiempos --murmuro el doctor Loachamin, echandose un largo trago. El aguardiente de cana le quemo la garganta y devolvio la botella con una mueca. --No se me ponga feo, doctor. Esto mata los bichos de las tripas --dijo Antonio Jose Bolivar, pero no pudo seguir hablando. Dos canoas se acercaban, y de una de ellas asomaba la cabeza yaciente de un hombre rubio.

  • !Despeinate! de Tamara Marin

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    Eli es una educadora infantil de veintitres anos, joven e impulsiva. Le encantan los tatuajes, los piercings y la velocidad, no necesariamente en ese orden.
    Ella vive <> y le importa bien poco lo que la gente opine.
    Max es un bombero de treinta cuatro anos; serio, organizado, meticuloso y le gustan las mujeres parecidas a el.
    ?Conseguira Max apartar a un lado sus prejuicios?
    ?Podra Eli estar con un hombre tan opuesto a ella?
    ?Seran capaces de dejar atras sus diferencias?

  • Solo tu me tendras de Toni Munoz

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    En mayo de 2017, un cuerpo calcinado aparece junto al pantano de Foix, abandonado en el maletero de un coche al que han prendido fuego. Solo una protesis de columna permite reconocer el cadaver: pertenece a Pedro Rodriguez, un agente de la Guardia Urbana de Barcelona suspendido de empleo y sueldo desde hacia meses tras propinarle una paliza a un motorista. Su vida, poco antes de la agresion, habia dado un vuelco: acababa de separarse de su mujer para iniciar una relacion con otra agente de la Guardia Urbana, Rosa Peral. Llevaban juntos desde entonces. Pero Rosa, cuando le comunican la noticia, apenas se inmuta. De hecho, se refugia de inmediato en un antiguo novio, Albert Lopez, miembro tambien del mismo cuerpo de seguridad. Y empieza a sugerir que quiza su exmarido, Ruben, agente de los Mossos d’Esquadra, tiene algo que ver con la muerte de Pedro.

  • Lo eres todo de Fran Moran

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    CERRO los ojos y escucho su voz, como siempre lo hacia cuando la camara se movia de ella a algun invitado o pasaba a algun rollo B de la historia que ella estuviera relatando. El no necesitaba informacion sobre otro tiroteo en alguna escuela, o sobre los gatitos rescatados de un desague. Solo queria saber de ella. Eso era todo lo que veia en las noticias. Eloy Marti. Sus rasgos eran suaves y dulces, acompanados de una cabellera rubia oscura y rizada, que caia hasta sus hombros en suaves ondas. Sus ojos emanaban calidez y empatia. Tenia labios rosados, y sus pechos bajo la elegante y cara blusa lo volvian loco. Cristo, el la queria. Siempre lo habia hecho. Desde aquel dia en la universidad cuando entro en la biblioteca de Harvard y la vio. Con su apariencia, dinero y posicion en el Upper East Side de Nueva York, el podria tener a cualquier mujer que quisiera, y habia tenido bastantes. Pero siempre recordaria esa. La que se le escapo. La chica de la camiseta rosa. Ese dia, la biblioteca estaba tranquila y casi vacia. Ella estaba sola en uno de los pasillos, leyendo. Miro hacia arriba cuando el se acerco. Era una chica pequena, delgada y joven, tal vez de diecisiete, o dieciocho anos. Al mirarlo, le sonrio. A su parecer, era encantadora, no solo bonita, sino dolorosamente hermosa. Tenia grandes ojos de color marron intenso y una calida y amistosa sonrisa. Para ese momento, su cabello colgaba casi hasta su cintura, luciendo suave y un poco desordenado. Ella le habia quitado el aliento. Era la chica que habia estado buscando. Y asi como asi, se habia ido. Una voz detras de el la habia llamado. Ella se despidio con una sonrisa y paso junto a el. En menos de treinta segundos, su vida habia cambiado para siempre. Y ahora ella estaba en su television todas las noches. Pero esta noche, sin embargo, las cosas serian diferentes. Sabia donde encontrarla, y donde llevarla. Su lugar en el campo era aislado y seguro. Ella definitivamente aprenderia a amarlo alli. Abrio los ojos cuando escucho al reportero devolverle el pase a Eloy, y sonrio cuando vio su hermoso rostro de nuevo. Esta noche, querida, esta noche… ELOY CERRO las noticias con una sonrisa y espero hasta que la camara apagara la lucecita para asegurarse de que estuvieran fuera del aire. --Gracias a todos. Sonrio para sus companeros mientras el personal del piso le aplaudia. Era una de las pocas anclas que trataba a todos por igual y siempre habia sido amable y cortes. Eloy se rio de sus aplausos, ignorando a su co-presentador que se quejaba del sonido. Su asistente, Rae, se rio mientras Eloy la levantaba un poco y la hacia girar. --Alguien esta de buen humor. Bajo a su amiga, y volvieron a su camerino. --Puedes apostar a que si. Guido me va a recoger y vamos a tener dos felices semanas de nada mas que sol, mar, arena y divertido sexo sucio. Rae se rio. --No estoy celosa en lo absoluto. Realmente, realmente no. Eloy se rio. --Lo siento, boo. No deberia regodearme, pero Dios, he estado esperando esto desde siempre. --Escucha, te lo mereces. ?Entre tu y yo? Me preocupa que trabajes demasiado. --No --Eloy le sonrio--. Sabes que vivo y respiro las noticias. Escucha, ya que compartimos secretos… cuando regrese, le preguntare a Jack si puedo hacer mas periodismo de investigacion. Me encanta ser ancla, pero tambien extrano estar en el campo. Rae le sonrio. Ella tenia unos cincuenta anos, era afroamericana y la crema y nata de las asistentes personales. Ellas se conocieron hacia ya un ano, y desde entonces eran inseparables. Ahora mismo, charlaba con Eloy, mientras ella se ponia unos jeans y una camiseta, y se preparaba para encontrarse con su novio, Guido Wheeler. Llevaban dos anos juntos, y estaban tan enamorados como siempre. Eloy sabia que el era el indicado, su personalidad divertida y ferozmente inteligente los hacian coincidir en todo lo que hacian. Guido llego poco despues y la beso, permaneciendo ambos en un abrazo prolongado. Le sonrio, y sus ojos marrones oscuros, se volvieron alegres y llenos de emocion. --?Estas lista, nena? --Vamos, guapo. Se tomaron de la mano al salir del edificio hacia la cabina de espera, y no fue hasta que escucho su nombre que Eloy se dio la vuelta para ver al hombre que esperaba detras de ellos. Empezo a sonreir, ya que era su respuesta automatica para los fans que la esperaban fuera del estudio. De pronto, todo parecio ir mas despacio cuando ella vio el arma. Escucho el grito de Guido, oyo un disparo y vio su pecho explotar. Ella grito de rabia cuando el hombre le apunto con el arma, pero aun asi se lanzo sobre el sin pensar en las consecuencias. Sintio tanto dolor, que su vision se volvio negra. Por la manana, en el hospital, despues de horas de cirugia, le dieron la noticia. Guido habia fallecido, y el hombre que lo habia matado se habia escapado, desapareciendo en el frio viento de la noche. Eloy sabia que nunca mas sentiria la calidez de la felicidad, o la sensacion de estar a salvo. CAPITULO UNO UN ANO DESPUES ELOY MARTI DEJO de existir en el momento en que cerro la noticia esa noche con una sonrisa para su publico, seguida de su habitual y alegre despedida. Charlo con Rae como de costumbre, se puso su ropa y le dijo a su amiga que la veria manana. Usando un baston que ya no necesitaba, pero que guardaba para desviar la atencion, salio cojeando hacia la limusina que la esperaba, y entonces, desaparecio. Mientras el auto, conducido por uno de los choferes del FBI, se adentraba en la oscuridad del estado de Nueva York y se dirigia al refugio, la Eloy que todos conocian quedo en el pasado, y en su lugar, nacio Sunday Kemp. En el refugio, su cabello rubio oscuro fue tenido profesionalmente hasta alcanzar un tono marron oscuro que lucia natural, sus ojos marrones fueron cubiertos con lentes de contacto violetas, su nariz perforada, e incluso se hizo un pequeno tatuaje en su muneca. Entonces, el jet privado que la llevaria a su nueva casa estuvo listo, y ella supo que eso seria todo. El ultimo momento de su antigua vida. Dudo una vez mas antes de subir al avion. Sam, su protector, que se habia convertido en un buen amigo durante el ultimo ano, le puso una mano en el hombro. --?Estas bien, Sunday? Sunday. Su nuevo nombre. Lo habia elegido para honrar a Guido, a quien conocio un dia domingo. Kemp era el apellido de soltera de su madre. Cuando perdio a Guido, sintio que de hecho perdio a ambos. Habia sido demasiado doloroso para la familia de el volver a verla, aunque Patricia, la madre de Guido, se habia quedado al lado de Eloy mientras esta se recuperaba del disparo. Tan pronto como fue dada de alta, sin embargo, se quedo sola. Su propia familia, dispersa desde hacia mucho tiempo por el mundo, habia enviado sus condolencias, pero ninguno de ellos la habia visitado. Rae habia sido su familia, y ahora tenia que dejar atras a su unica amiga. Se fue desde Nueva York, el unico hogar que habia conocido, hasta la vida de pueblo en las Rocosas, Colorado. Paso de presentadora de noticias a mecanografa de alguien. Le habian encontrado trabajo con un artista que vivia en el pequeno pueblo cerca de Telluride y ella se reuniria con el el lunes siguiente. Hasta entonces, se instalaria en su nuevo hogar, un pequeno apartamento en la calle principal de la ciudad, en lo alto de las Montanas Rocosas. No habia traido nada de casa, ni siquiera ropa interior, excepto una fotografia de Guido que habia colado en el bolsillo de su chaqueta. El FBI le habia dicho que dejara todo lo que pudiera atarla a su antigua vida. --Todo sera provisto para ti --fue lo que dijeron--. Tienes que dejar tus cosas atras --le dijo Sam gentilmente--. Si apareces en la ciudad con millones en el banco… --Lo entiendo --dijo. El dinero no significaba nada mas para ella que una herramienta para hacer su vida mas conveniente; nunca habia sido una mujer avara. Pero odiaba dejar sus libros, su piano, y sobre todo, a sus amigos y companeros en la estacion. Las amenazas a su vida eran constantes. El, quienquiera que fuera, era implacable y muy sigiloso. Constantemente le enviaba recordatorios de que estaba cerca, que terminaria el trabajo, que le haria pagar por su "traicion". Imbecil. Su intestino se retorcia de la rabia, y a veces deseaba que su acosador mostrara la cara. Aunque la matara, al menos tendria la oportunidad de vengarse. El FBI estaba preocupado, y para cuando la convencieron de la posibilidad de que su atacante fuera alguien conectado a la mafia y que nunca escaparia de el, Eloy, o Sunday, casi se habia resignado a morir joven. El equipo del FBI, y Sam Duarte en particular, finalmente la convencieron de que se protegiera. --Tienes mucha mas vida que vivir --le dijo Sam, un hombre amable de unos cuarenta anos--. Tienes veintiocho anos, carino. Vive. Vive para honrar la memoria de Guido. No podria haberlo dicho de otra manera que pudiera persuadirla. De repente, un ritmo de vida mas lento, y tener tiempo para llorar por Guido, sonaba mas tentador que continuar con su carrera en Nueva York. En el jet privado, Sam le sonrio. --?Estas lista, Sunday? Ella asintio. --Creo que estoy lista, Sam. Gracias por organizar todo esto, en serio. Y el trabajo tambien. Me volveria loco sin algo que hacer. El le dio una palmadita en la mano. --No se mucho sobre tu futuro empleador, excepto que mantiene sus cosas para si mismo. Es muy reservado. --Bien. Se sintio aliviada al oir eso. Sabia que su nuevo jefe tenia una casa grande y esperaba que no se cruzaran tanto y asi tener espacio suficiente para trabajar y pensar. El avion aterrizo en Telluride, y los agentes le dieron las llaves de un todoterreno de segunda mano. Todo era parte del engano, ella lo sabia, pero realmente no le importaba. Era comodo y fiable. En la parte de atras habia maletas llenas con su nuevo guardarropas. Sam se aseguro de que estuviera comoda. --Te seguiremos hasta el nuevo apartamento --le dijo--, pero mantendremos la distancia para no llamar la atencion. Parecera que has llegado por tu cuenta. El lugar esta amueblado, por lo que deberias ser capaz de instalarte rapidamente. Hay un par de bolsas con alimentos basicos en la camioneta. ?Tienes el telefono desechable que te di? Sunday cavo en su bolso y se lo mostro, sacudiendo su mano ligeramente. --Buena chica. Entonces, estare en contacto. Manten eso contigo, pero consigue uno nuevo para usar con tus nuevos amigos aqui.

  • 33 anos sin llorar de F.g. Labandal

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  • Fragmentos de Pamela Diaz

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    Una llamada telefonica cambio el rumbo de su vida.
    Un pacto desesperado para reunir a los suyos. la cambio a ella.
    ?Que harias por salvar a tu familia? ?Hasta donde serias capaz de llegar?
    Amber lo tenia claro. <>, se habia dicho a si misma.
    Pero ?y si la persona que pretendes destrozar es el unico hombre que te hace sentir bien, el unico que consigue que tu corazon palpite mas deprisa?
    ?A quien escogerias? ?Aun llegarias hasta el final?

  • Mi mariposa de Sophie Saint Rose

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    Cristal es un hada que lleva esperando el amor verdadero casi trescientos cincuenta anos. Harta de su vida, no puede entender porque no pierde sus alas al conocer a Kyle Rochester. !Tenia que ser el!

  • La institutriz (Viaje por las Highlands 1) de Sonia Lopez Souto

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    Blair ha tenido una vida dificil desde su mas tierna infancia. Con un padre borracho del que huir y una madre que dio su vida para alumbrar a su hermano, se ve obligada a trabajar a sus dieciseis anos para sobrevivir.
    Tras cuatro anos sirviendo como institutriz para los Cockburn, una adinerada y poderosa familia, intima del rey Jacobo, la muerte del pequeno heredero hace peligrar su sustento.

  • Martina de Carmela Trujillo

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    La escritora Martina Pena Grande acepta ser maestra rural en un pequeno pueblo del Pirineo aragones. Ella, que desde siempre ha tenido una peculiaridad nada comun (ve espiritus y tiene suenos que luego se cumplen), ha tocado fondo en su vida porque su ex, siempre que le dice “ven”, ella lo deja todo, como en la cancion. Ha tocado fondo porque sus citas no acaban -ni empiezan- bien, porque las liquidaciones de sus libros son minimas... Necesita una nueva vida, como los testigos protegidos de las peliculas.
    Cuando conoce a Ricardo, con sus aires de montanero, ni se le pasa por la cabeza que se estableceria un vinculo especial entre ellos ni que encontraria su hogar junto a el. Y es que comprende que lo que le pedimos a la vida no solo puede tardar veinte anos en llegar, sino que puede aparecer de la mano de la persona mas insospechada.
    Martina tiene una estetica rompedora donde se funden personajes solidos y bien perfilados, un excelente dominio del lenguaje y una trama muy atractiva. Una novela original y magnifica.
    Una novela donde lo cotidiano es casi poetico, con pinceladas brillantes para los detalles y una esencia poderosamente romantica.

  • Algun dia nuestros ojos veran de Marta Catala Vila

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    Algun dia nuestros ojos veran es una seleccion de veinticinco relatos cortos. Los personajes que dan vida a estas paginas experimentan autenticas revelaciones y abren los ojos a aspectos desconocidos de su entorno o de si mismos. A veces confrontados con su sombra, otras descubriendo su luz, protagonizan historias cotidianas en las qu tiene cabida la fantasia, lo onirico y lo poetico.
    En los limites entre el sueno y la realidad, alternando entre lo romantico y lo inquietante, fragmentos siempre cargados de asombro.

  • Aldea de luna. el comienzo de Noelia Senas Polo

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    Shara no es una chica atrevida. Mas bien demasiado prudente. Pero el destino esta preparado para ir a su encuentro. O quizas es ella la que tenga que ir en busca del destino. Mezcla de amor, misterio, traiciones y algo sobrenatural que la lleva hasta un camino que jamas se imaginaria.

  • El Conde y otros relatos de Claudio Magris

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    <>, es un relato en el que Magris recoge la ira del marinero que acompana a un inquietante <>, mientras navegan por el rio Duero en una piadosa busqueda de aquellos que han encontrado su final en esas aguas. La arrogante personalidad del conde se contrapone con la soledad resignada del marinero, que Magris delinea de manera poetica al evocar la dureza de sus aventuras como navegante, al tiempo que aflora una melancolica ternura en el recuerdo de la mujer amada y perdida. <> es un breve monologo en el que el verdadero protagonista es la voz humana, transmitida mediante un contestador automatico cuya voz escucha el protagonista de manera obsesiva, poniendo enfasis en cada inflexion, acento, silencio, para descifrar el inmenso mundo interior que se encuentra detras de esa imagen en apariencia eterea. En <>, y la pieza teatral <>, apreciamos la capacidad de Magris de evocar y enunciar algunos de los aspectos mas ambiguos.

  • Guardame las vacas de Albert Villaro

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    Nunca pasa nada en Llobarca, un minusculo pueblo de montana cercano a la frontera con Somorra. Tomas cuida de sus vacas, de su tio silencioso, de su novia formal, sorteando como puede el colapso de un microcosmos condenado a la desaparicion. Nunca pasa nada, hasta que pasa algo que perturba tanta placidez: hay movimientos raros en una vieja pista de contrabandistas. A partir de entonces, todo cambia.
    Guardame las vacas constituyo un sonado exito cuando aparecio en 2003, cosechando excelentes criticas y ventas. Y fue traducido al frances.

  • Soy tu destino 1 de Sandra Lugo

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    Esta es la continuacion de la historia de Sofia y Daniel. “ERES MI TIEMPO”.
    En ella, el destino seguira jugando entre estos dos seres destinados a encontrarse, perderse y reencontrarse; revolucionando sus vidas mientras tratan de ignorar que no son como los demas.

  • Deseo Interminable de Clara Montecarlo

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    Bajo el Sol: Romance Intrepido con el Ejecutivo de Accion

  • El tercer pais de Karina Sainz Borgo

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    Llegue a Mezquite buscando a Visitacion Salazar, la mujer que sepulto a mis hijos y me enseno a enterrar a los de otros. Camine hasta el fin del mundo, o donde yo crei que el mio habia acabado. La encontre una manana de mayo junto a una torre de nichos. Vestia mallas rojas, botas de trabajo y un panuelo de colores atado a la cabeza. Una corona de avispas revoloteaba a su alrededor. Tenia el aspecto de una Virgen morena extraviada en un basurero. En aquel solar reseco, Visitacion Salazar era lo unico vivo. Su boca de labios oscuros escondia unos dientes blancos y cuadrados. Era una negra guapa, bien dispuesta y empulpada. De sus brazos, gruesos de tanto frisar tumbas, colgaban bolsas de piel a las que el sol sacaba brillo. En lugar de carne y hueso, parecia hecha de aceite y azabache. La arena tiznaba la luz y el viento taladraba los oidos; un quejido que brotaba de las grietas abiertas sobre la tierra que pisabamos. Mas que brisa, ese aire era una advertencia, una tolvanera densa y ajena como la locura o el dolor. Asi era el fin del mundo: aquel monton de polvo hecho de los huesos que nos dejabamos en el camino. En la entrada colgaba un cartel pintado a brochazos: EL TERCER PAIS, un cementerio sin ley al que iban a parar los muertos que Visitacion Salazar enterraba a cambio de la voluntad, y a veces ni eso. Casi todos los que ahi reposaban nacieron y murieron en la misma fecha. Sus tumbas pobres estaban inscritas con garabatos sobre cemento fresco: la letra accidentada de los que nunca descansaran en paz. Visitacion ni siquiera se volvio para mirarnos. Hablaba por telefono. Con la mano izquierda sostenia el aparato; con la otra, unas flores plasticas que hundio en la argamasa recien batida. --!Si, mi reina, te oigo! --Angustias, ?estas segura de que esta mujer nos va a recibir? --pregunto Salveiro. Asenti. --!Te escucho, mamita! --continuo ella, a su aire--. !Te digo que hay carencia de bovedas! !Ayyyyy! !La senal se pierdeeeee…! --insistio, tragicomica. --Esta mujer no para de hablar… --rezongo el. --!Callate, Salveiro! --!Digale a ese hombre que espere! --grito la mujer, dirigiendose, al fin, hacia nosotros--. !Los muertos son pacientes! !Los muertos no tienen prisa! Otra rafaga de viento abraso nuestra piel. La tierra de Mezquite era una paila cubierta de cardos y llanto, un lugar en el que no era necesario ponerse de rodillas para hacer penitencia. La que nos habia llevado hasta alli ya era suficiente. Asi era El Tercer Pais, una frontera dentro de otra donde se juntaban la sierra oriental y la occidental, el bien y el mal, la leyenda y la realidad, los vivos y los muertos. La peste y la lluvia llegaron juntas, como los malos presagios. Las chicharras dejaron de cantar y un tumor de polvo se formo en el cielo hasta descargar gotas de agua marron. A diferencia de los males que alguna vez sufrimos, este despedazo nuestros recuerdos y deseos. La peste atacaba la memoria, confundiendola primero y picoteandola despues. Se contagiaba a gran velocidad y cuanta mas edad tuviese el enfermo, peor era el efecto. Los ancianos caian como moscas. Sus cuerpos no resistian el taladro de las primeras fiebres. Al comienzo dijeron que la transmitia el agua, luego los pajaros, pero nadie era capaz de explicar nada sobre la epidemia de desmemoria que transformo a todos en fantasmas y lleno el cielo de zamuros. Nos hizo ineptos hasta cubrirnos de miedo y olvido. Caminabamos sin rumbo, perdidos en un mundo de hielo y fiebre. Los hombres salian a la calle a esperar. ?Que? No lo supe jamas. Las mujeres haciamos cosas con las que espantar la desesperacion: recogiamos comida, abriamos y cerrabamos ventanas, trepabamos a los tejados y barriamos los patios. Pariamos pujando y gritando como locas a las que nadie ofrecia ni agua. La vida se concentro en nosotras, en aquello que hasta entonces fuimos capaces de retener o expulsar. Mi marido tambien contrajo el mal, pero tarde en darme cuenta. Su caracter se confundio con los primeros sintomas. Salveiro hablaba poco, era reservado y no sentia curiosidad alguna mas alla de sus propios asuntos. Cuando lo conoci, trabajaba en la cauchera de su familia aflojando tuercas con una llave de cruz o tendido junto a un gato hidraulico para arreglar alguna averia en las tripas de un camion destartalado. A diario yo pasaba frente al local renegrido sin prestar atencion a lo que ocurria en su interior. Si entre fue porque necesitaba grasa de motor para aflojar las cerraduras de la casa: un bote de Tres en Uno, cualquier cosa que sirviera para lubricar las aldabas, pero Salveiro se ofrecio a mirarlas. --No son los cerrojos. Es la madera. Esta comida por las termitas, por eso las puertas no cierran, ?ves? --Me enseno un polvillo de virutas y aserrin. Regreso esa misma semana para revisar el techo y el resto de la casa. La recorrio entera. Que si esta viga tiene jejen, que si las patas de la mesa estaban mal cortadas o esta silla mal serrada. Iba de un lado a otro con una zapa. Lijaba aqui y martillaba alla. Todo cuanto tocaba dejaba de crujir o rechinar, como si recompusiera las cosas con solo mirarlas. --Angustias, ?y este quien es? --El hijo del cauchero, papa. Ha venido para arreglar las traviesas y las armaduras de las ventanas.

  • Cuando tu y yo rompimos de Shirin Klaus

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    Ya he vuelto --anuncio Carlos al entrar en la suite. Cerro la puerta tras el y avanzo hacia la zona del salon--. Ha estado genial, !he pescado un atun! !Menuda pieza! Me han echado una foto y me la van a mandar al movil. Vas a alucinar cuando la veas. Al llegar al salon, lo encontro vacio y fruncio el ceno. --?Marisol? No hubo respuesta, pero aun asi siguio hablando mientras caminaba hacia la habitacion. --?Sigues en la cama? Pense que ya estarias mejor. En el dormitorio, no obstante, tampoco habia ni rastro de ella. La cama estaba tan bien hecha que quedaba claro que la habian hecho las limpiadoras a primera hora de la manana. Pero eso no era posible, ?no? Habia colgado el cartel de <> porque Marisol ese dia se encontraba mal y se habia quedado en la cama en lugar de ir a la excursion con el. Una bombillita del color de la traicion se encendio en su cabeza. --Ya veras, ya... yo me trague ese espectaculo de baile tradicional --murmuro mientras se dirigia hacia la ducha. No cabia duda: lo de sentirse mal tan solo habia sido una excusa para no ir de pesca con el. Podia entender que no le entusiasmase mucho la idea de pasarse seis horas en un barco, pero sabia que era importante para el, porque desde pequeno su padre le habia inculcado el amor por aquel deporte. !Ademas, era una actividad muy extendida entre los turistas! !El no era el unico raro! Le habria encantado que compartieran aquello... <> !Que cabrita! Ya se la devolveria, ya... Al terminar de ducharse, se seco y se puso comodo. --?Marisol? --llamo al salir del bano, pero siguio sin recibir respuesta. ?Donde estaria? Busco su movil por la habitacion para ver si le habia enviado algun mensaje, pero no lo encontro. Que extrano, juraria que lo habia dejado cargando en la mesita, pero alli no estaba. Trago saliva al pensar que quiza Marisol lo habia estado usando. ?Y si hallaba aquellos mensajes de la noche anterior? No le habia dado tiempo a borrarlos... No, Marisol no iba a encontrar nada porque su movil estaba protegido con contrasena precisamente para eso. Tenia que estar por ahi, en algun lugar de la suite. ?Tal vez en el salon? Iba a salir del dormitorio cuando algo en el escritorio llamo su atencion. Alli estaba su portatil, que si seguia donde el lo habia dejado esa manana, pero sobre este habia una nota manuscrita y un pendrive. Retrocedio y cogio la nota, donde podia leerse <>. Supuso que era la letra de Marisol, aunque, como no llevaba firma, no estaba seguro. Con las nuevas tecnologias, nunca habia visto su letra. Bueno, no era del todo verdad; tenia que reconocer que Marisol todavia usaba notas escritas a mano para posits, agendas y listas de la compra, pero, como no iban dirigidas a el, nunca se habia parado a mirarlas con detenimiento y, menos todavia, a estudiar su letra. Pero tenia que ser su letra, ?de quien, si no? Dudaba de que algun trabajador del hotel hubiera entrado en la habitacion para dejarle un pendrive y una nota que decia <>. Salvo que hubiese algun acosador rondando por los pasillos del establecimiento, aquello era idea de Marisol. Encendio su ordenador y, mientras este arrancaba, fue hasta el salon y lo registro para ver si daba con el movil, pero nada. De hecho, estaba todo ordenadisimo e impoluto, casi como si la suite estuviera por estrenar. Regreso al dormitorio y se sento delante del portatil con la esperanza de que aquella dichosa memoria USB le diera alguna pista sobre donde estaba Marisol. Tras meter la contrasena, inserto el pincho y se le abrio una carpeta en el ordenador. Contenia un unico archivo, un ejecutable. Lo clico, la pantalla se puso en negro un segundo y despues reaparecio el escritorio y se abrio un reproductor de video que ocupo toda la superficie. --Hola, Carlos. Era ella, hablandole desde la pantalla del portatil. No reconocio el fondo, pero debia de haberlo grabado antes del viaje, pues no estaba tan morena como tras aquellos dias de descanso en la playa. --Si estas viendo esto es porque estoy muerta. ?!!!Como!!!? ?!!!Que!!!? ?!!!Cuando!!!? --Que no, hombre, que es broma. Sigo vivita y coleando. Solto todo el aire que habia retenido en los pulmones sin darse cuenta y le lanzo una mirada furibunda a la Marisol de la pantalla. Ojala las miradas mataran a las versiones ciberneticas de las novias. --Lo siento si te he asustado, era para suavizar un poco el ambiente, porque lo que voy a contarte ahora es un poco... en fin... complicado. Marisol bajo la vista y miro algo que quedaba fuera del encuadre. Carlos se fijo entonces en que estaba sentada en una silla de oficina, ?estaba mirando algo que tenia sobre la mesa? Tal vez un guion, unos apuntes o... Era una cajita de terciopelo y la reconocio en cuanto Marisol la levanto. No necesitaba que la girase para saber que dentro habia un anillo de pedida, pero aun asi los fotogramas mostraron como su novia le daba la vuelta a la caja y le mostraba el contenido. --He encontrado esto. !Madre mia, que pedrusco! --Se rio, nerviosa--. Asi que vas a pedirme que me case contigo... !guau! No se que decir. Bueno, si lo se, pero tendras que esperar para saberlo. Volvio a girar la caja y se quedo mirando el anillo durante varios segundos de silencio. Entonces la dejo sobre la mesa y, segun pudo intuir por los movimientos de sus hombros, la hizo a un lado. --Antes de... antes de dar este paso, tenemos que hablar. No te va a gustar, pero no hay mas remedio. Carlos se devano los sesos pensando en que podria contarle. ?Que seria tan gordo como para decir la temida frase de <>? Quiza si que habia conseguido saltarse la seguridad de su movil y sabia lo de Ana, o tal vez lo habia oido hablar con su socio Luis aquella vez en la que... Un torrente de posibilidades cruzo por su mente en tan solo unos segundos, pero, cuando finalmente Marisol hablo, lo hizo sobre un tema totalmente diferente a los que barajaba. --Bueno, he dicho hablar, pero lo cierto es que lo que quiero hacer es confesarme y he pensado que esta es la mejor forma. Llamame cobarde, pero... es que no puedo hacerlo a la cara. Carlos fruncio el ceno, intrigado. ?Aquello no iba sobre el, sino sobre ella? Entonces podia respirar tranquilo, porque, mientras no fueran sus trapos sucios los que fueran a airearse, el seguia controlando la situacion. --No he sido del todo sincera contigo. ?Recuerdas cuando tu y yo rompimos, cuando pasamos todo un verano separados? Pues no te he dicho la verdad sobre lo que hice. ?Como?, ?iba a hablarle sobre lo que hizo los meses que estuvieron separados? Que mas daba, era historia. --Tu me has contado todo lo que hiciste, que estuviste con... esa. <> debia de ser Ana, pues era la unica de la que Marisol tenia conocimiento (al menos que el supiera), aunque la verdad era que aquel verano habia estado con dos: Ana y una mujer que se le habia puesto en bandeja durante su viaje a Londres. --Yo te explique que no habia estado con nadie, pero no es cierto. Y necesito contartelo porque ahora, sabiendo que vamos a casarnos, me siento tan culpable... Prometimos ser sinceros cuando nos dimos una segunda oportunidad y yo no lo fui. Y ahora me da miedo guardarme este secreto, que nos casemos y que despues salga todo a la luz y no puedas aguantarlo... ?Que se suponia que habia hecho? Si se habia acostado con un tio, era sexo y punto, ?que mas daba? Podia perdonarselo; a fin de cuentas, no le habia sido infiel porque no estaban juntos en aquel momento. Por sus palabras, no obstante, Marisol parecia creer que habia hecho algo terrible, como si hubiera matado a alguien. Marisol tomo aire en la pantalla y despues dijo: --No se si habras intentado darle al <> para detener el video, pero, si no lo has hecho, te informo de que no puedes hacerlo. Tu ordenador estara bloqueado hasta que se termine de reproducir esta grabacion. Lo siento, carino, pero de verdad que necesito que visiones esto hasta el final. No podre darte el <> con la conciencia tranquila hasta que lo veas, hasta que lo sepas todo. Si despues de esto deseas que rompamos, lo entendere, pero mejor ahora que dentro de unos anos. Carlos probo a pausar la reproduccion, pero, tal como Marisol habia afirmado, el ordenador no reaccionaba y el video seguia reproduciendose. Ni tan siquiera podia minimizar la pantalla. Pero ?que narices...? --Cuando rompiste conmigo, me cabree mucho contigo, y mas cuando supe que lo hacias porque tenias a otra. Pense en un millon de cosas que podia hacer para que me lo pagaras, pero no me atrevi a nada. Fue entonces cuando me entere de que no solo tenias ya a otra, sino que, ademas, la habias estado teniendo desde hacia meses. !Meses! Me enfade como nunca en mi vida y quise devolvertela. Queria recuperar todos esos meses perdidos en los que yo solo estaba contigo mientras tu te tirabas a otra. >>Use tu tarjeta de credito para reservar un viaje a Ibiza. Segun habia oido, era el lugar perfecto para perder la cabeza y !madre mia si lo es! Nada mas registrarme en el hotel, la recepcionista me informo de un servicio exclusivo que ofrecia el establecimiento: una aplicacion para ligar. Como Tinder, Meeting y otras aplicaciones parecidas, solo que con los clientes del hotel. Como vio que me hospedaba sola, supuso que era la clienta perfecta. Bastaba con meter una foto, intereses, gustos y cosas asi, y podias ver a otros huespedes que tambien estaban solteros y buscaban... ?una relacion? Eso suena demasiado serio. Lo cierto es que lo que buscabamos todos los que nos inscribiamos era sexo. Basicamente. Con unas copas antes, un baile en la pool party para amenizar la tarde... pero, al acabar la cita, lo importante era follar. >>Fui una promiscua, Carlos. Perdi totalmente la cabeza. Y necesito que me perdones, a u n q u e , p a r a e s o , a n t e s t e n g o q u e c o n t a r t e m i s p e c a d o s.

  • La hija del relojero de Kate Morton

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  • Yo no soy una mujerzuela de Liu Zhenyun

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    Esta es la historia de una simple campesina, Li Xuelian, que se enfrenta a su realidad y, a la vez, al gobierno de su pais. Nuestra protagonista se niega a abortar su segundo hijo y, para poder dar a luz sin infringir la ley, finge su divorcio. Pero el entonces exmarido se casa de nuevo y ella se queda con una hija en brazos y el honor agraviado, pues el hombre que la engano la llama Pan Jinlian, personaje de la literatura china conocida por adultera. El rumor se esparce tan rapido como la ira y las desgracias de la protagonista, y entonces Li Xuelian se decide a obtener justicia por mano propia.

  • Las brujas de Celso Castro

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    Un joven relata a modo de confesion la historia de su relacion con Lorena, hija de una bruja y hermana de leche, ya que fue criado por una nodriza. Con una voz discursiva que sigue sus pensamientos mas intimos, asistimos tambien a la relacion que mantiene con su familia, madre y hermano lo desprecian por su parecido fisico con el padre que los abandono. Hechizado por Lorena, se vera condenado tanto a amarla como a aborrecerla.

  • Cicatrices inutiles de Juan David Morgan

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    En 1989 Estados Unidos intervino militarmente en Panama para acabar con el gobierno dictatorial de Noriega, antiguo colaborador de la CIA. Cicatrices inutiles es la novela sobre este evento fundamental de la historia reciente de America Latina.

  • Un cafe a la seis de Pilar Munoz Alamo

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    Yo no quiero ir, pero temo la reaccion de Lourdes si se lo digo. Con la cabeza embotada y la mente en standby espero paciente a que los restos de Orfidal abandonen mi cuerpo para poder pensar con un minimo de claridad. Aunque mucho me temo que este grado de apatia y desasosiego que siento no sea culpa del farmaco, sino de esta maldita lluvia que no ha dejado de golpear los cristales durante horas, llenandome de sombras. Juanma todavia duerme, acostado sobre las sabanas, semidesnudo, luciendo ese cuerpo de Adonis que aun conserva a pesar de haber traspasado el umbral de los cuarenta. Envidio que no haya aparentemente nada en su vida capaz de perturbar su sueno, que haya enterrado lo que para mi sigue latente y pueda sonreirle al mundo y a si mismo tan feliz. Yo, sin embargo, no me veo capaz de conseguirlo; tal vez porque tengo otros fantasmas de los que ocuparme. Tal vez porque uno de ellos se ha cansado de susurros y esta haciendo sonar sus cadenas con fuerza desde hace dias, mandando al traste mi aparente tranquilidad. --Levantate manana con el pie derecho, a ver si la vamos a joder, Raquel, que te conozco --me dijo Lourdes por telefono ayer, aventurando el estado en el que me encontraria hoy. Ella me conoce, ya lo creo que me conoce. Y tambien me quiere, razon por la que se atribuye el derecho a echarme un rapapolvo cada vez que le viene en gana si considera que es por mi bien. Pero hoy no estoy para aguantar broncas, ni siquiera amigables, por eso me da miedo decirle que la iniciativa la lleva el pie izquierdo desde que me baje de la cama hace horas, que tengo perdido el control. --No voy a joder nada, no se si ire --le conteste entonces, pensativa. --Escuchame bien, guapa, te espero en tu puerta a la una del mediodia, en un taxi. !Ni se te ocurra rajarte, que voy y te arrastro! ?Te queda claro? Sus ultimas palabras, pronunciadas con inquina, me arrancan ahora una sonrisa. No dudo en absoluto de que seria capaz. Me cogeria de los pelos para llevarme hasta el fin del mundo si hiciera falta, y mas en una ocasion como esta. Segun ella, lo merece. Lourdes es una nostalgica redomada y todas las nostalgicas se resisten a olvidar tiempos pasados, los almacenan en la memoria con un hilo del que tirar de cuando en cuando para revivirlos y emocionarse con ellos. Viven aferradas a esa cuarta dimension de tal manera que el pasado lo convierten en presente, y el presente lo inmortalizan para enredarlo con el futuro en un coctel de tiempos que cohabitan a la vez. De ahi la cita. Tan solo a alguien como ella se le podria haber ocurrido reunirnos a todos para vivir un reencuentro despues de veinticinco anos con la idea, entre otras cosas, de ser testigos de como el destino se las ha gastado con nosotros, de las bondades o fechorias que ha hecho en cada una de nuestras vidas a lo largo de este tiempo. La tache de loca al saber que se habia propuesto encontrar a mas de cien companeros del C.O.U. repartidos por doquier. No cai en la cuenta de que no estaba sola, de que habia algunas otras poco cuerdas, ilusionadas y aburridas en su circulo de amigas dispuestas a alcanzar ese objetivo y organizar con exito un evento en toda regla. Y asi ha sido. Con Lourdes a la cabeza lo han conseguido y ahora su entusiasmo es evidente. Pero yo no quiero ir. He pasado mala noche, malos dias, una mala semana. Y lo ultimo que necesito y quiero es tener que hacerle un quiebro a mi timidez para romper hielo tras hielo y charlar con distension hasta ponernos al dia de nuestras vidas; esconder lo que no quiero mostrar y demostrar interes ante lo que no me interesa conocer. Pero hay ratos en que escucho dentro de mi una campanilla parecida a las que anuncian un cambio de asalto, de clase, de acto como en el teatro. Hay ratos en que la siento vibrar en la mismisima boca del estomago y me asaltan las dudas, esas fieles companeras que amenazan con unirse y compactarse para terminar transformando mi vida en una incognita unica. El telefono interrumpe mis pensamientos antes de que entre en la cocina para prepararme un cafe doble y cargado. Es Pedro. No me apetece nada hablar con el en este momento, ademas de que es sabado y me merezco un descanso. Pero esta claro que la asertividad y yo no hacemos buena pareja, no nos llevamos demasiado bien, asi es que descuelgo despues de escuchar cuatro o cinco tonos. Mi companero salta como un resorte sin esperar mi saludo. --?Has podido averiguar algo, Raquel? Estoy que no vivo. --Buenos dias, Pedro. No, no se nada mas, el lunes seguire indagando. Me resisto a posponer el cafe, tengo la cabeza como una jaula de grillos y necesito despejarla con urgencia, asi es que aprisiono el telefono entre el hombro y la oreja para manipular la cafetera. --?Y si me echan del colegio? --me pregunta, alarmado. Al ser concertado, podrian rescindirle el contrato con relativa facilidad, aunque no se lo digo, obviamente. --Todo se arreglara, tranquilizate. --Pero los padres han dicho que pondran una denuncia, ?tu sabes lo que eso significa? Yo no le rompi el diente al nino, Raquel, fue algo fortuito, pero ese monstruito lo esta usando contra mi, sabe que lleva las de ganar. A la vez que a Pedro, escucho a mi hijo vociferar desde la cama: --?Quien es el pringao que llama un sabado a estas horas para despertar a todo Dios? Hago caso omiso a su comentario, prefiero no contestar; he aprendido a no entrar al trapo cada vez que lo saca, si no, la guerra seria continua. Enciendo la cafetera y con el telefono adosado a la oreja para no interrumpir la conversacion, echo una ojeada al salon para ver como quedo anoche. --Pedro, como sigas llamando monstruo al nino la vas a liar mas. --Esto queda entre tu y yo. !Pero no me digas que no es un monstruo! Sabe que tiene a los padres de su parte y a medio colegio tambien, a los companeros, hasta al A.M.P.A. Mientras escucho, deambulo y devuelvo a su sitio todo lo que esta fuera de el. Como una automata. Hay libros de texto por la mesa, cojines en el suelo, vasos con restos de Coca-Cola que huele a alcohol, palomitas quemadas en un bol... Recojo esto ultimo para abandonarlo en el fregadero mientras la cafetera deja de echar liquido en la taza. --?Te importa que lo hablemos el lunes con mas tranquilidad? --le pregunto, con tacto, tratando de empatizar con el. Se que dos dias es mucho tiempo cuando te comen los nervios, pero estoy atada de pies y manos, no puedo hacer nada por el momento. --!Mamaaaaaaa! ?Me preparas el desayuno? Es mi hijo mayor, el del bocinazo con el que se quejaba de haber sido despertado por el timbre del telefono. Cierro los ojos mientras suspiro. --Pero, ?tu crees que la directora me defendera o...? Pedro sigue a lo suyo. La directora. Tendria que ser ella quien se ocupara de este embolado, una posible denuncia, ante la policia, de los padres de un alumno contra Pedro, profesor del nino, al que acusan de haberle propinado un tortazo y de echarle un diente abajo (aunque el jura y perjura que solo fue un leve pescozon porque lo tenia hasta los mismisimos --segun sus propias palabras--, con el infortunio de que una leve perdida de equilibrio lo llevo a darse de bruces contra el canto de la puerta). Pero la buena senora decidio apuntarse a ultima hora a la excursion de fin de curso de sexto de primaria, y eso ha desembocado en que yo, como jefa de estudios, este ahora comiendome el marron. Otro mas. --?Por que piensas que no te va a defender? --pregunto a Pedro--. !Ven a hacertelo tu, que ya eres mayorcito! --le grito a mi hijo, tapando el auricular del telefono para evitar la rotura del timpano de mi companero. --Porque este colegio practica la misma politica que unos grandes almacenes, el cliente siempre tiene la razon y a los empleados que los jodan. Tu ya sabes, no quieren mala fama que pueda poner al centro en entredicho y espantarle la clientela --me contesta Pedro, con crispacion en la voz. --!Pero si estas en la cocina, ?que trabajo te cuesta hacermelo tu?! --Mi hijo, que sigue rezongando desde la cama. Vuelvo a suspirar. --!Ya no estoy en la cocina, estoy en el lavadero --grito--, metiendo tu ropa de deporte en la lavadora para que puedas jugar manana tu partido de baloncesto, asi es que haz el favor de levantar el culo de la cama y venir tu a ponerte tu desayuno. --Enfatizo al maximo los posesivos, cabreada. --Raquel, ?me estas escuchando? --me pregunta Pedro. --Pues no desayuno, paso --replica mi hijo. !!?Y si doy un alarido de histerica hasta quedarme ronca?!! Bajo el telefono hasta la altura de mis piernas y miro al cielo con los ojos vueltos. <> Suavizo la voz. --Pedro, entiendo que estes preocupado, de verdad, pero ahora no puedo hacer nada, llevo una manana de perros. Te prometo que el lunes hago todo lo posible por hablar con los padres y aclarar lo que paso, ?de acuerdo? Seguro que la cosa se habra enfriado y se avendran a razones. Lo escucho graznar de fondo, apelando a la quiebra del sistema educativo, al exceso de poder que se les concede a los ninos convirtiendolos en despotas, a los efectos contraproducentes de la actitud de los padres, con los que ya no puede contarse para ejecutar planes conjuntos en la educacion y aprendizaje de nuestros hijos, a que estamos criando vandalos y delincuentes en potencia, materialistas y sin valores, etcetera, etcetera, etcetera. Dejo el telefono sobre la encimera mientras se desahoga y miro a Juanma, mi marido, que acaba de entrar en la cocina descalzo y semidesnudo, peinandose sus oscuros rizos con los dedos. Trae los ojos achinados, como si le molestara la luz, y un bostezo en su boca perfecta que le impide saludarme. --Dile a tu hijo que se levante y que venga a hacerse el desayuno, me esta poniendo atacada --le digo, senalando en direccion a la habitacion. Mi marido me mira con un cuajo que me exaspera. --?Y por que no se lo dices tu? --Porque como vaya yo lo guanteo --contesto, saboreando bilis, con un cabreo de nivel quince. Pedro sigue hablando solo en la encimera--. Ademas, no quiero ni ver su cuarto, a saber como estara. Agarro de nuevo el movil, parece haberse silenciado y temo que mi companero haya colgado sin poder despedirme. A mi estado matinal y personal solo le faltaba anadirle la mala educacion. Capturo al vuelo sus ultimas palabras. --...ya veremos. Que pases un buen fin de semana, Raquel. --Lo mismo te deseo, Pedro, intenta desconectar. --Esbozo una sonrisa compasiva, aunque el no me vea--. Un beso. Cuelgo. Mi hijo pequeno pasa por detras de mi y comienza a rebuscar por los muebles de la cocina, en silencio. Yo sigo en el intento de acabar con los preparativos de mi desayuno. --Mama, ?te has acordado de que yo me voy hoy de excursion? Me vuelvo y lo miro, aunando la informacion que guardo dispersa por mi cabeza. --Si…, me lo dijiste hace unos dias. Pero te traia de vuelta el padre de uno de tus amigos, ?no? --Si, si, no es por eso. Son los bocadillos. No hay pan. Ahora miro a Juanma, enfrascado en la tarea de exprimir naranjas para hacerse su zumo de rigor. --?No compraste ayer el pan que te encargue? --le digo, temiendo su respuesta. --!Oh, mierda! --exclama, llevandose una mano a la frente--. Ni me acorde. Sali del supermercado y me vine directo a casa, olvide pasarme por la panaderia. Con las manos apoyadas en la cintura y la cabeza agachada, doy unos cuantos paseos por el centro de la cocina, respirando. Todavia puedo aguantar un poco mas sin pegar un alarido que termine por despertar a media urbanizacion.

  • Cuarteto de Lima de Fernando Ampuero

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    Cuarteto de Lima -tetralogia negra de Fernando Ampuero que acontece entre los anos noventa y la segunda decada del siglo XXI- reune las novelas Caramelo verde, Puta linda, Hasta que me orinen los perros y Loreto, obras que incursionan en la atmosfera violenta de una ciudad en constante transformacion. Ampuero nos muestra personajes de la calle: cambistas de dolares, taxistas, prostitutas, pandilleros, gente con serios problemas de supervivencia, pero que, de pronto, asumen una epica trasnochada. La necesidad y la codicia, sin duda, son sus principales motivaciones, aunque tambien lo seran las desquiciadas circunstancias sociales y morales que deben afrontar en un pais donde el fuerte devora al debil, y donde el corrupto instituye su rango de poder como unica ley reconocida. El corazon de Lima palpita en estas cuatro intensas narraciones que no dan tregua al lector. Un volumen de coleccion.

  • Iluminacion y fulgor nocturno de Carson Mccullers

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    Escrita al dictado meses antes de morir, esta impactante narracion contiene la segura, certera y deslumbrante capacidad poetica de los mas importantes escritos de McCullers. Con la espontaneidad de un soliloquio confidencial, la autora nos relata su infancia feliz en Georgia, las consecuencias de su precoz exito como escritora o su implicita bisexualidad. El rostro desconocido de la vida americana de la primera mitad del siglo XX, con la fuerza de una existencia contemporanea.

  • El Trasplante de Jose Miguel Vasquez Gonzalez

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    John Parker, a sus quince anos sufre un cambio tragico en su rutina al ser diagnosticado con una grave enfermedad que lo lleva a una insuficiencia renal terminal. Cuando Carlos Luis, su padre, al darse cuenta de que ingresarlo en la lista de espera para un trasplante podria costarle la vida al joven, decide conseguirle un rinon fuera del sistema, para lo que se instala en una cabana en el bosque, desde donde tendra que ponerse en contacto con un mundo que va mucho mas alla de lo etico o moralmente aceptable --como la parte oscura de la internet profunda, la coaccion, el chantaje y hasta el secuestro-- poniendo en peligro no solo su estabilidad laboral y su matrimonio, sino hasta su vida.

  • Historia de un desafio de Manuel Sanchez Corbi

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    Han sido numerosos los libros publicados en estos ultimos anos sobre la historia de ETA, y desde muy diversas perspectivas. En la mayoria, el protagonismo de la Guardia Civil es muy importante, como no puede ser de otra manera, pero faltaba un angulo fundamental, la cronica real, cruda, estremecedora a veces, documentada con rigor y escrita por los propios guardias civiles, de un tiempo en el que su actuacion se resumia en dos palabras: sacrificio y sufrimiento.

  • Conquistada (Soul Circus 1) de Nisha Scail

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    Sacada a la fuerza de su casa y depositada sobre la acera de su edificio con nada mas que lo puesto, Helena supo lo que era vivir una pesadilla. El hombre con el que llevaba viviendo desde hacia mas de un ano, se habia esfumado llevandose todo lo que tenia y la habia dejado en la calle con una desorbitada cantidad de deudas.

  • Te necesito esta noche de Sarah Wall

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    Carlos y yo eramos felices. ?Que nos habia pasado? Nuestro amor era indestructible, o al menos eso pensaba yo. Soy una persona que cuando ama lo hace sin condiciones. Me entrego totalmente. Apenas habia tenido un par de novietes antes que el y ninguno me calo tan hondo como Carlos. Siempre tuvo un problema y es que le encantaba flirtear, ser el centro de atencion, aunque para el fuera algo innato y sin intencion; sin quererlo, mas de una vez tuve que sacar a relucir mi mala leche en algun local, por alguna moscona/buscona que revoloteaba alrededor. Odiaba entrar en un restaurante y que automaticamente todas las mujeres se quedaran boquiabiertas al verlo, sin disimulo; posiblemente todas deseando tirarselo sin ningun tipo de miramiento. El no le daba importancia, es mas, le gustaba gustar... estoy casi segura de que me ha sido fiel, excepto el ultimo ano. Recuerdo muy al principio de nuestra relacion cuando eramos unos salvajes. Teniamos las hormonas mas que revolucionadas, no parabamos de hacer el amor. Nuestro sexo era apasionado y brutal; ahora hace mas de cinco meses que no nos tocamos y apenas hablamos... ni siquiera hemos discutido. Simplemente la llama se esta apagando y parece que los dos estamos soplando con fuerza para que eso ocurra. Nuestro amor languidece, noto que muere y cada manana me pregunto ?que nos ha pasado? Mi madre le ama, mi hermana lo admira y mi padre lo tolera. A Juan, mi padre, se que nunca le acabo de gustar la reputacion de Carlos. Antes de casarnos, sutilmente me pregunto si estaba segura de lo que hacia. Ha sido la unica vez que me he enfadado con el; un hombre que jamas se habia inmiscuido en mis relaciones, de repente me advertia. Carlos entre sus clases y sus conferencias no para por casa. Yo, entre mis guardias y mis consultas estoy tan cansada que intento evitar todo contacto y noto que el tambien lo hace. Pero la pregunta es... ?cuando fue que todo esto se hizo tan grande que ya no lo podemos parar? Hemos tenido horarios dificiles, si, pero siempre encontrabamos un hueco para nosotros. Y nunca habiamos estado mas de una semana sin hacerlo, !NUNCA! Soy enfermera jefe en la planta de cardiologia infantil del Hospital Central, aunque mi padre y mi madre, especialmente ella, querian que fuera neurologa como papa; estoy acostumbrada a la presion y desgraciadamente a perder pacientes, aunque a esto dificilmente te acostumbras; el corazon es lo que tiene: Se intenta todo, se hace lo mejor que se puede y mas. Y aunque estas cerca de tus pacientes las veinticuatro horas, aun asi, muchas veces los pierdes. Aunque te preparen para ello nunca acabas de estarlo y menos en una planta infantil. Siento como si estuviera perdiendo parte de mi vida. !No puedo luchar mas! y se que Carlos tampoco ha colaborado demasiado los ultimos meses. ?Que nos ha ocurrido? ?Que ha sido del chico apasionado, dulce aunque con genio, detallista y siempre optimista que habitaba en el? Es su mismo cuerpo, pero su corazon piensa de distinta manera. Ya no le inspiro los mismos sentimientos de antes y quiero saber el motivo. Carlos y yo nos conocimos en una fiesta organizada por mis padres donde se encontraba lo mas selecto de la ciudad. Es una fiesta que mis padres organizan todos los veranos en nuestra casa en la zona alta de Barcelona. Solo teniamos dieciocho y veinte anos respectivamente; en aquel momento nos gustamos, eso era mas que evidente... el no dejaba de mirarme y yo no dejaba de mirarlo... Ese cuerpo deportista, ese cabello ondulado y oscuro, esa piel morena y esos ojos color miel, indefinidos entre el verde y el castano... ?Como no mirarle? si es que estaba para mojar pan y lo que fuera necesario mojar... Yo estaba en plena selectividad para poder cursar la carrera de enfermeria, mi autentica vocacion, en contra de la opinion de mi familia que me atosigaba para que siguiera los pasos de papa en medicina. Mi madre no dejaba de repetir que, al ser una chica con el expediente academico tan brillante, podia aspirar a <>. Mi vocacion era enfermeria y eso es lo que hice. <> Fue lo que dijo mi madre con los ojos como platos. <>... Mi madre es buena mujer, pero quiza demasiado entrometida e interesada. No me gusta escoger a las personas solo por el maravilloso futuro que me puedan ofrecer... pero es mi madre, no la cambiare. Carlos se marcho al otro lado del charco, pero seguia sabiendo de el por los amigos comunes. No me gusto nada oir que una tal Charlotte le tenia mas que pillado. No era mio, lo se, pero lo deseaba y a veces incluso fantaseaba con lo que podriamos ser... !A imaginacion no me gana nadie! Ambos tuvimos nuestros rollitos y romances; el mas que yo... por supuesto, el era el <> de EE.UU. Que si Charlotte, que si Kayla, Hayley... un sinfin de chicas pasaron por su cama... y los rollos de Carlos salian en mas de una charla. Al cabo de unos pocos anos la foto habia cambiado. Yo ya estaba trabajando en el Hospital Central y Carlos lo hacia en una importante financiera americana, aunque lo que realmente le gustaba era la docencia. Volvio a Barcelona y empezo a dar clases en una reconocida Universidad consiguiendo un alto cargo en ella. Intente averiguar cuando volvia a Barcelona y consegui saberlo, pero no disponia de sus datos de contacto y, pese a que pregunte a varios amigos comunes siempre con disimulo y excusas, un dia casualmente lo vi aparecer por la cocteleria Jims's. No era una habitual del Jims's, pero justo aquel dia habia quedado con Anna, una de mis mejores amigas. Anna todavia no habia llegado --suele llegar la ultima a todos los eventos, es algo que la caracteriza-- y alli estaba yo, esperando como una boba. Parecia que iba buscando rollo. Ya llevaba dos copas cuando el entro por la puerta. Carlos estaba mas guapo que nunca con su polo blanco y sus tejanos... esa barbita de dos dias... informal pero irresistible. Siempre ha tenido estilo. Sus brazos aun estaban mas fornidos pero sin llegar a estar hinchados, culito irresistible... Aunque le conoci de inmediato, me hice un poco la dura para mantenerle atento y que no viera como mis babas asomaban por mi boca sin remedio, como pasaba con todas. De hecho, cuando me dio los dos besos de cortesia en la mejilla, mas que cerca de la comisura, diria yo, mi cuerpo sufrio una descarga electrica indescriptible y me ruborice, estoy segura. Pero siempre se le puede echar la culpa a dos Manhattans que me habia cascado esperando a Anna. Tras nuestra cordial conversacion y con la excusa de ir al bano, llame a mi amiga Anna para cancelar nuestros planes y quede en que ya le contaria el porque. Empezamos a hablar de los viejos tiempos. El plan se desarrollo a la perfeccion y cenamos en Chez Pierre. Para ser nuestra primera cita e improvisada no estuvo nada mal. Tras la cena le sugeri que me dejara en casa y, como excusa, le dije que tenia turno de manana. Era mentira, no queria caer a cuatro patas de buena a primeras, que es lo que hubiera pasado. No queria que pensara que yo era como las demas, una <>; yo queria estar con el para siempre y no que a los dos dias se cansara de mi. Quise mantenerle en vilo... crear un poco de intriga para llamar su atencion, pero claro, tambien podia salir rana la jugada y no volverle a ver el pelo. Al dia siguiente volvimos a vernos y desde entonces, siempre juntos. Hasta ahora, que nuestros caminos parece que se separan.

  • Justo de Carlos Bassas Del Rey

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    La verdadera justicia debe ser fria, implacable, desapasionada. Y para aplicarla, Dios decidio que cada generacion contara con treinta y seis Justos, los tzadik, hombres anonimos que mantienen el equilibrio entre el Bien y el Mal sobre la faz de la Tierra. Justo Ledesma es uno de ellos. Un viejo irascible que discurre por las calles de un barrio, el de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera, que ya no es el suyo; de una ciudad, Barcelona, que dejo de serlo hace tiempo. Un hombre cansado que, consciente de que su fin esta cerca, decide saldar cuentas con su pasado; con un pasado que regresa de forma inesperada cincuenta anos despues.

  • El relicario (Inspector Pendergast 2) de Douglas Preston

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    El despertar de una pesadilla dormida…

  • No cerramos en agosto de Eduard Palomares

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    Jordi Viassolo consigue un trabajo de becario -temporal y mal pagado- en una agencia de detectives de Barcelona. La mision que le encargan es simple: mantener el despacho abierto durante el verano sin meterse en lios. Todo cambia cuando aparece un cliente desesperado asegurando que su mujer ha desaparecido. Se trata de una investigacion aparentemente sencilla, perfecta para que el timido e inexperto Viassolo comience a foguearse en la calle. Sin embargo, el caso se complica y el aprendiz de detective debera alejarse de la burbuja en la que ha vivido como estudiante y empezar a poner en practica lo que hasta ahora solo conocia de oidas.

  • Rencor de Hector Pous

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    Hubo un tiempo en que Terrabona era un lugar tranquilo, donde nada sucedia y no se tenian perspectivas de que nada sucediese en el futuro. Pero ese tiempo estaba llegando a su fin. El pequeno municipio de Terrabona, un pueblo dormitorio olvidado por todos menos por sus pocos habitantes, se extendia exiguo en la costa valenciana. El verano habia llegado y como cada ano los turistas ingleses ocupaban las costas disfrutando del Sol abrasador del mes de Junio. En la costa todo parecia limpio y cuidado pero si uno se adentraba en el pueblo, encontraria otro panorama. Calles agrietadas y desiertas por doquier, en Terrabona no habia nadie, todo el mundo trabajaba fuera, alli el unico trabajo lo realizaban ancianos agricultores y unos pocos jornaleros cuando era epoca de recoleccion de la naranja. Aquellos que quisieran trabajar, debian mirar en otras poblaciones, no les quedaba otra, quedarse significaba morirse de asco. El unico edificio interesante de este pueblo se alzaba entre naranjos; antiguo y elegante, el Colegio San Cristobal de Terrabona, con su fachada hecha de roca blanca y pilares ornamentados de marmol del mismo color. Daba la sensacion de un castillo encantado, por supuesto no lo era, anteriormente habia sido un monasterio bastante conocido hacia algun que otro siglo. El edificio tenia tres plantas, cada una destinada a: Primaria, Secundaria y Bachillerato respectivamente, a algunos alumnos les hacia ilusion el llegar al ultimo curso de Primaria porque eso significaba que subian a la planta superior y tendrian mejores vistas; los que pasaban a Bachillerato, si es que pasaban, les daba igual. Los terrenos eran espaciosos, alli habia un campo de futbol que a su vez tenia postes con canastas para jugar al baloncesto, arboles y mucho espacio para hacer que los ninos, en su confinamiento, se lo pasasen lo mejor posible... o lo peor posible. Carlos Cots, un adolescente de dieciseis anos, delgaducho y de aspecto fragil, Caminaba mirando a los lados, temiendo ser objeto de burla otra vez. El recuerdo del tanga de Lara, la chica por la que estaba enamorado desde los seis anos, le hizo sonreir pese a la verguenza que habia sentido teniendo una ereccion en medio de clase. Sonriendo se adentro en el edificio. Tenia unas ganas tremendas de orinar. Carlos entro al sucio y maloliente servicio de su instituto bajandose la bragueta, ya no podia mas. El sitio estaba revestido de baldosas blancas salpicadas con orina y mocos, pintarrajeadas con rotuladores permanentes con todo tipo de frases y dibujos obscenos. Cuando el chorro se inicio, Carlos dejo escapar un respiro de alivio. No vio que dos personas estaban detras de el. Ruben Ibanez era un chico de diecisiete anos atletico y varonil con la mandibula cuadrada y pelo largo del color de la arena, iba seguido por su sombra: Un chico con cara de pocas luces llamado Pablo Roca que senalaba a Carlos. --Ahi lo tienes --dijo Pablo--, seguro que aun la tiene dura. --?Te gusta el culo de mi novia, Esmirriado? Con la primera palabra de Ruben a Carlos casi se le corto el chorro pero no se podia detener. No contesto, ignorar era su mejor arma defensiva aunque no fuera facil utilizarla. Asi le llamaban por alli, Esmirriado, entre otros apelativos cada cual mas ofensivo que el anterior. --Cuando alguien te pregunta debes contestar --insistio Ruben--. ?No eras maricon? Carlos estaba harto de que todo el mundo se burlase de el diciendo que era gay, siempre se habia contenido pero hoy, aunque timidamente, contesto: --?A caso no lo seras tu? Ruben lo agarro de los hombros haciendo que Carlos lo salpicara todo con su chorro mientras Pablo se unia a su fiel lider en sus esfuerzos. Entre ambos arrastraron a Carlos hasta uno de los cubiculos. Carlos lanzo codazos sin mucho afan, en el fondo sabia que era inutil resistirse, el no tenia fuerza y solo conseguiria que le hicieran mas dano, aun asi se resistio aunque fuera una mera resistencia simbolica. Los esfuerzos de Carlos divertian a Pablo que le hablo a la oreja, haciendole llegar su apestoso y humedo aliento. --Entra a ver si te gusta la sorpresita que te he dejado. Con un ultimo empujon, Ruben y Pablo tiraron a Carlos contra la asquerosa taza del inodoro. Carlos alzo una mano para evitar golpearse la cara contra la pared, se torcio la muneca derecha. Dentro del inodoro una pastosa mierda ocupada toda la taza desprendiendo un olor nauseabundo, Carlos se tapo la boca y la nariz con su mano buena y se giro hacia la puerta. Ruben estaba listo para la siguiente ronda pero Carlos fue mas rapido y cerro la puerta bloqueandola con el pasador. Ruben zarandeaba la puerta, temblaba como si un gran terremoto la estuviese sacudiendo y Carlos apoyo su cuerpo en ella para que no se saliese de los goznes. --!Abre Esmirriado de mierda! --grito Ruben. Pablo empezo a reir, sonaba como los rebuznos de un burro. --!Abre! te voy a ensenar lo hombre que soy --aporreaba la puerta Ruben--. Te voy a ensenar a no mirar a quien no debes. !Abre! --Eso --coincidia como un idiota Pablo. Al no obtener respuesta, dio un golpe en el contrachapado blanco dejando un agujero. El golpe fue tan violento que Carlos lo sintio recorrer su esqueleto, el sonido lo dejo sordo. --Como vuelva a pillarte te voy a matar, ?!me oyes!? El dia que menos te lo esperes te hundire la cabeza de un punetazo. Mientras Ruben continuaba profiriendo amenazas, Carlos estaba apoyado contra la puerta al borde de las lagrimas, impotente ante la agresividad de Ruben. Al cabo de unos interminables segundos se cansaron y decidieron marcharse. Era la hora de la salida y tenian que entrenar, por ningun motivo iban a quedarse mas que el tiempo obligatorio en el instituto. Cuando todo se calmo, Carlos abrio la puerta despacio, sin hacer ni un ruido. Miro por la fina ranura y solo vio el servicio desierto. De pie junto a los urinarios, Carlos miro a la puerta de entrada, asustado por si estaban alli fuera esperandole. Reunio valor, le costo mucho pero al final decidio que le daba igual lo que le pasase. --El dia que menos lo esperes --dijo entre dientes Carlos--, sere yo quien te mate. Pero su falta de conviccion era evidente ?como iba un esmirriado como el a siquiera pensar en hacerlo? Aparto ese acceso de locura de su cabeza. Con mucho sigilo abrio la puerta y se encontro un pasillo laminado en madera, desierto. En el umbral de la puerta Carlos contemplo la quietud del pasillo, un reflejo de como era toda su existencia, solitaria. Nadie en el instituto, nadie por las calles mientras andaba con la cabeza gacha y las manos en sus bolsillos. La mochila le pesaba como si llevara una roca en la espalda. El camino hacia casa se lo conocia de memoria, no le apetecia ir alli, pero no tenia otro sitio al que acudir, no tenia actividades extraescolares en las que poder concentrarse, ningun cine cercano en el que encerrarse, en Terrabona no habian bibliotecas en las que pasar el dia y no tenia amigo alguno con el que hablar hasta que se pusiera el Sol. Resignado, se dirigio al unico sitio seguro que disponia. 2 Un piso viejo y ennegrecido que habian intentado reformar muy poco; estaba sucio, habia pelusas de polvo rodando como si fueran plantas rodadoras de un western, todo estaba desordenado, daba la sensacion que este piso estaba abandonado desde hacia diez anos, pero la puerta de la entrada se abrio y Carlos entro arrojando la mochila a una esquina al azar y cerrando de un portazo. <> penso Carlos, desde hacia semanas su odio hacia el habia ido en aumento, sabia el momento exacto en que empezo a ser insoportable: Habia salido andar y se habia encontrado con Lara y el besandose apoyados en una pared, una daga atraveso el pecho de Carlos y la punzada de los celos no habia dejado de dolerle desde entonces. Al menos en esa destartalada casa podria obtener un poco de paz y seguridad, el encuentro con Ruben y el lameculos de su amigo lo habia dejado agotado, odiaba sentirse tan impotente pero tenia que aceptar la verdad de que nunca podria enfrentarse a alguien como el. Se acostaria y manana seria un nuevo dia, tal vez nadie se burlara aunque lo dudaba. Se habria extendido la historia de los banos y conociendo a los idiotas del instituto, se habrian encargado de modificarla para humillarle aun mas, para mostrarlo como un mariquita que habria aranado al grandote Ruben en su afan de agarrarle la polla y el le habia dado su merecido o tal vez como un baboso que se hacia pajas en el servicio pensando en los culos que habia visto en clase. La coherencia no valia, solo el poder de humillar al Esmirriado. Tenia ganas de que el instituto acabase y perder a todos de vista. Que se fueran a la mierda. Del sucio y maloliente servicio salio un hombre de unos cuarenta anos con barba de seis dias y el pelo alborotado, era evidente que volvia a estar borracho, ni siquiera habia tenido la decencia de vestirse y bajar a su bar preferido. Rafa Cots, padre de Carlos iba vestido con una camisa interior blanca con manchas y unos calzoncillos holgados de tela. Rafa balbuceo algo ininteligible para Carlos pero que para el sonaba perfectamente elocuente, sonaba a: --?Crees que esa es manera de entrar? --Ahora no papa --dijo en un tono que queria decir <>. Carlos iba a encerrarse en su habitacion, tal vez eso fuera mejor dadas las circunstancias. Se acerco a su padre evitando mirale a los ojos. Cuando estuvo cerca de el, Rafa le puso una mano en su pecho obligandole a pararse. Apreto, dolia. --?Quien cono te crees que eres hablandome asi? --no se entendia nada. Carlos estaba frente a frente con la cara de su padre, cerro los ojos, el olor a alcohol cortaba la respiracion--. Eres muy valiente ?verdad? te ponemos mi uniforme y vemos si aguantas una noche de patrulla. Carlos se solto, miraba de un lado a otro, pero no habia hueco en el estrecho pasillo para escabullirse a su habitacion, reticente echo un vistazo fugaz a los enrojecidos ojos de su padre que continuaba en su incomprensible parloteo enfadado. --Deberias de respirar lo que yo respire, ver lo que yo vi. Pero no lo soportarias porque eres un blando. En su borrachera no se entendia nada, pero no habia nada que entender, Carlos habia aprendido a bloquear lo que fuera que le estuviese diciendo e ignorarlo. Intento esquivarlo pero se interpuso en su camino, otro intento, esta vez siendo escurridizo como un pez. Lo logro. Continuo hacia su habitacion, la tenia a menos de dos metros. Si dormia la mona, su padre olvidaria todo lo que le hubiese dicho y volveria a su estado depresivo de siempre. Rafa le agarro la camisa con tanta fuerza que la desgarro. No pensaba dejarlo tan pronto. --?Que cono haces? --grito enfadado Carlos, no lo podia ignorar mas--. ?Crees que tengo camisas de sobra? Vete a tu habitacion papa, duerme la mona. --Cuando te enfrentes al fuego y casi mueras no te importara una camisa rota. ?Te gustaria no tener que ponerte una nunca mas? si hubieras estado a punto de morir, de ver la muerte tan cerca como yo, lo mirarias todo como lo hago yo: Como una mierda que no vale la pena. Ahora lo que farfullaba su padre le quedo claro, ?como no se habia dado cuenta? era lo que habia estado intentando ahogar a base de alcohol todo ese mes. Su padre habia recibido una llamada a la comisaria que le anunciaba que habia un incendio en la panaderia de la Calle del Forn. Codujo a toda velocidad y estuvo alli antes de que llegasen los bomberos. Vio a la panadera fuera retorciendose las manos y llorando en un ataque de ansiedad, miraba como el humo y las llamas salian de la panaderia que era a su vez su casa. Rafa, al oir lo que decia la panadera <> entro sin pensarselo dos veces. Luchando contra la tos, el calor y el desfallecimiento, Rafa subio las escaleras que llevaban a la casa, encontro al bebe en una de las habitaciones, lo cubrio con una manta para protegerlo de las llamas y se encamino de vuelta a rastras para evitar el venenoso humo. Un tablon del techo se desprendio, las chispas que levanto casi lo dejaron ciego. A pesar del intenso dolor avanzo. Una vez fuera, la ambulancia estaba llegando y corrio para atendiesen al nino. Trataron de ponerle una mascarilla de oxigeno pero el no paraba de gritar <> Cuando abrieron la manta encontraron al pequeno Miquelet muerto. Carlos intento serenarse e intentar una vez mas que la noche pusiera todo en su sitio. --Papa relajate, ve a tu habitacion y manana veras… Una bofetada lo tiro contra la pared. --!Como me vuelas a llamar borracho te juro… Carlos empezo a gatear hacia su habitacion. --?Donde crees que vas? --dijo meciendose al intentar seguirlo con la mirada. Carlos, avergonzado miro a su padre desde la puerta. Lagrimas de rabia le surcaban las mejillas. --!Cabron de mierda! --estallo Carlos--. ?Que diria mama si te viera? --!No menciones a tu madre! A trompicones Rafa se acercaba a Carlos, pero su hijo fue mas rapido y se encerro en su habitacion. Detras de la puerta se oyeron ruidos mientras Carlos, furioso, bloqueaba la puerta tirando lo primero que encontrara. Carlos respiraba fuerte, su pecho se movia con violencia, por fin estaba en su habitacion, un sitio igualmente desordenado y sucio cuyos unicos elementos limpios era la coleccion de CDs en una estanteria negra abombada por el peso y un piano electrico que parecia haber sido pulido con cera. Se acosto en su cama pero no podia relajarse, no podria en toda la noche. Una sensacion de peligro lo inquietaba, respiraba aceleradamente <> insistia su mente, su padre nunca se habia mostrado tan violento, pero esta no era la primera vez que le pegaba en este mes. Antes solo se mostraba deprimido, ahora todo era a peor. Deseaba que lo dejara de una vez, pero con un adicto no se puede razonar y Rafa Cots sabia de eso bastante. Cuando conocio a su futura mujer y madre de su hijo, era un pastillero esmirriado de la ruta del Bakalao que se metia rayas de cocaina y se emborrachaba todos los fines de semana quemando el poco dinero que ganaba y por ella dejo toda esa mierda, ella era su pilar de limpieza y sobriedad. Hasta ese momento, aunque el mundo exterior asustaba a Carlos, dentro de esta casa tenia una cierta paz y seguridad. Ahora no estaba seguro ni en su propia casa. Tres horas mas tarde, cuando todo se calmo, Carlos daba vueltas a la habitacion. Harto de la ansiedad, se sento al piano. Contemplo por la ventana que daba a la Montana de la Creu, el Sol se ponia tras la cruz de hierro oxidado que coronaba la cima de la colina. Su aspecto era fragil, parecia que se iba a derrumbar si el viento soplaba un poco mas fuerte de lo habitual. Carlos poso sus manos sobre el piano, las aparto indeciso, no sabia que tocar. Cada vez que se sentia mal con su mundo, Carlos tocaba el piano electrico, la herencia mas preciada de su madre junto a la coleccion de discos. Carlos miro una foto que habia sobre su escritorio, en ella un Carlos de seis anos saludaba a camara con su madre, que estaba en la cama de un hospital con un panuelo alrededor de su cabeza. Habia encontrado lo que estaba intentando expresar. Sus manos tocaron las teclas del piano y una melodia que alternaba altibajos de agresividad, pasion, delicadeza y tristeza se apodero de la habitacion. Dos horas mas tarde estaba profundamente dormido junto al piano con un brazo sobre las teclas. Lo que pasase manana lo tomaria con resignacion. Al menos en sus suenos era libre, pero en muchas ocasiones incluso alli lo perseguian las burlas. 3 Bajaba las escaleras con el murmullo lejano de su clase delante de el, queria retrasar al maximo su llegada a la siguiente clase, la aborrecia tanto como aborrecia al profesor que la impartia. Al salir, vio el campo de barro con rayas blancas pintadas de manera improvisada. Tenia dos porterias de futbol oxidadas y sin red a cada lado, un poste con un aro de baloncesto sobre cada una de ellas. Carlos odiaba el deporte pero preferia jugar a baloncesto un millon de veces antes que jugar a futbol, pero en el mundo parecia que solo existiera un deporte. Encendia la television y veia las noticias, cuando llegaba la seccion de los deportes, el unico del que se hablaba era de futbol, si el espacio duraba treinta minutos, veintiocho de ellos se lo dedicaban a machacar sobre partidos, poniendo musica dramatica y dramatizando algo que tenia menos drama que alguien cocinando un pastel, hablando de los jugadores como si fuesen dioses. Ruben estaba alli rodeado de sus amigotes y su fiel sombra Pablo, queria llegar a ser un jugador profesional y aprovechaba cada ocasion para demostrarlo. Carlos pensaba que iba en el buen camino, ya era un ignorante analfabeto con el unico proposito de ganar. Un grupo de unos treinta alumnos estaba congregado delante del profesor de gimnasia. Mario era un chico de treinta anos con cuerpo atletico; lucia una barba perfectamente delineada; su pelo, un tupe negro peinado con algun tipo de potingue que lo dejaba brillante. La imagen perfecta de un futbolista, de hecho, Mario habia deseado llegar a profesional pero la oportunidad nunca llego y se tuvo que contentar con este puesto, soportando adolescentes cuando los detestaba cada vez mas. Entre los alumnos se rumoreaba que le habian dado este trabajo porque no daba para mas. Gobernaba a sus alumnos como si el fuera un general y ellos sus soldados. --A Ver… Ruben, Ivan. Haced equipos --dijo Mario fingiendo senalar al azar. Ruben salio sonriendo satisfecho junto con Ivan, un chaval de diecisiete anos que siempre miraba por encima del hombro a los demas pero que rara vez lo hacia con maldad. <> penso Carlos. Ruben fingia que le costaba decidir pero estaba claro que ya tenia su equipo en mente. --Pablo. Uno a uno Ruben e Ivan fueron seleccionando a los alumnos de mas atleticos a mas escualidos o gordos, de sus amigotes a los marginados. Carlos y Patri <>, una chica de dieciseis anos con algunos kilos de mas y una marana sin brillo de color arena por pelo, fueron los ultimos candidatos a ser elegidos. Ruben los miraba con una mano en su barbilla. Alargo su decision haciendo que se sintieran aun mas incomodos. --Fatty, quiero decir, Patri --se burlo Ruben. Patri avanzo y sin que nadie mas que ella lo oyera dijo: --Muy gracioso, Cabron. Durante un largo rato, Ivan se debatio entre escoger a Carlos o pedir jugar con un jugador menos. Harto de tanta tonteria, Mario dijo: --Carles, al equipo de Ivan. Carlos se quedo en su sitio, levanto la cabeza y dijo asqueado:

  • Bestia de Amelia Gates , Cassie Love

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    Temele.
    Resistete.
    Odiale.

  • El rostro de los suenos de Rafael Hernandez

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    Charly fue en su dia un estudiante de provincias con inquietudes creativas que llego al Madrid de los ochenta con el doble proposito de cursar la carrera de Derecho y abrirse camino en el complejo mundo del arte. A traves de un inesperado romance con Mer, prometedora fotografa, entro en contacto con la vanguardia cultural de la epoca hasta explorar los limites de las luces y las sombras. Obsesionado desde la ninez con un sueno repetitivo, toma por objetivo existencial descubrir la identidad de uno de sus protagonistas: un ser sin rostro ni facciones definidas que cada madrugada lo rescata de la ansiedad patologica de nuestra era.Tres decadas mas tarde, transformado por el tiempo en profesional de exito, adquiere un papel relevante en la primavera espanola de 2011.

  • El estupor y la maravilla de Pablo D'ors

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    Fascinado por la idea de custodiar obras de arte, Alois Vogel trabaja como vigilante del Museo de los Expresionistas de Coblenza, su ciudad natal. Tras 25 anos como empleado en esta institucion, comienza a escribir sus memorias, en las que da cuenta de una vida anodina e insignificante en apariencia, pero de una intensidad realmente asombrosa. Maniatico hasta extremos grotescos, pero tambien tierno y enamoradizo, Vogel nos narra, como lo haria un nino que ve el mundo por primera vez, las historias que inventa sobre los visitantes que entran en su sala; su atormentada o amistosa relacion con sus companeros; sus sensaciones y sentimientos ante los grandes maestros del expresionismo aleman; su aficion a la cerveza y a la soledad, entendida como campo de experimentacion

  • Una temporada salvaje de Joe R. Lansdale

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    <>. Natalia Marcos, El Pais Hap Collins es un tipo blanco, mujeriego y exconvicto por negarse a combatir en Vietnam. Leonard Pine es veterano de esa misma guerra, negro y gay. Hap y Leonard son los mejores amigos del mundo en el Texas de los anos ochenta. Y tambien los mas desastrosos. Trabajan mucho, ganan muy poco y practican artes marciales en su tiempo libre. Pero de pronto Trudy y su melena rubia regresan a la vida de Hap. Se avecinan problemas, piensa Leonard. Y tiene razon, esa mujer siempre lo complicaba todo. Pero ahora tiene una propuesta: un monton de dinero facil enterrado cerca del rio Sabine. Hay que reconocer que las cosas se ponen interesantes; Una temporada salvaje, la novela con la que Hap y Leonard irrumpieron en la escena del thriller, es violencia, accion y humor acido, es camaraderia, desmadre y villanos sanguinarios, es un coctel explosivo de noir sureno y del pulp mas gamberro. Caos total al estilo texano.

  • La hija del anticuario de Ana I. Martin

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    La hija del anticuario, el suspense romantico que no te puedes perder.

  • El Elixir de Jasmine (Flor 1) de Phavy Prieto

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  • Sal con alguien que no lea de Charles Warnke

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    Para todos los amantes de la lectura… y del amor.
    Si dudas, regalale este libro.

  • 12 cartas de amor para un desco de Jonaira Campagnuolo

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    Espero esta carta no te ofenda. Esa no es mi intencion. ?Quien soy? Hace una semana nos conocimos en La Guaira, en el ferrocarril. Soy la jovencita que tuvieron que incluir en tu compartimiento de primera clase porque no encontraban un lugar para ella en el resto del tren. ?Me recuerdas? Llevaba un gorrito negro sobre una melena rebelde de rizos castanos. Sonreiste con amplitud al recibirme, como si tuvieras mucho tiempo esperando por mi y respiraras aliviado al verme aparecer. Esa idea romantica me la fabrique para justificar la sonrisa calida y transparente que me dedicaste. !Fue tan dulce! Y se quedo grabada en mi memoria. Quiero agradecer tu hospitalidad. Estaba sola, cansada por el largo viaje desde Europa y me encontraba algo paranoica por culpa de mis nervios. El area economica, repleta de soldados ruidosos y de rostros insatisfechos, no hubiera ayudado a serenarme. Los empleados del ferrocarril se hallaban tan angustiados como yo. No esperaban la presencia de un grupo militar tan amplio, tuvieron que afanarse en buscarles ubicacion a varios pasajeros para evitar incomodidades. Yo fui bendecida al ser llevada ante ti. Mientras el encargado de la linea conversaba con tu asistente para que me cedieran un puesto en tu vagon, no pude evitar asomarme al interior y terminar embrujada por tu imagen varonil ubicada tras una mesita de trabajo. Tus cabellos, de mechones negros algo largos y desordenados me encantaron, te daban un aire jugueton que me inspiro confianza; aunque fue tu rostro anguloso de piel morena, nariz aguilena y labios delgados lo que conmovio a mi entumecido corazon, preparandolo para el mayor impacto, que lo recibio cuando alzaste la vista y posaste sobre mi a tus ojos oscuros como el onix, asentados entre gruesas pestanas. Me sobresalte. En mi organismo se esparcio una sensacion tan extrana que me desconcerto. Cada hueso y cada organo fueron transformados por esa nueva emocion dejandolos por un instante fuera de servicio. Senti verguenza, al darme cuenta que habia quedado por un tiempo indefinido mirandote embobada. Mi boca, completamente erosionada, no podia cerrarse. Todo rastro de temor, incertidumbre y soledad que venia experimentando desde que llegue al pais se extinguio de mi mente para ser suplantado por el anhelo. Porque en eso me converti despues de conocerte: en una mujer ansiosa por ti. Por tus ojos, capaces de invadirme el alma, por tus labios, que dibujaron una sonrisa tan enigmatica que le dieron vida a las miles de mariposas que habian nacido muertas en mi estomago, y por tu presencia, tan abrasadora, que a pesar de ser calmada desprendia un halo de autoridad que me hacia sentir protegida. Demostraste tu capacidad de dominio ante tu empleado, quien con irritacion quiso negarse a permitirme la estadia en el vagon y desaprobaba cada una de las propuestas brindadas por el funcionario del ferrocarril. Tu, con tu voz firme, lo impediste. Alcanzaste a ver en mis ojos llorosos mis miedos y preocupaciones. !Es que me sentia tan sola...! Como todo un caballero te pusiste de pie, te acercaste y te presentante formalmente con una sonrisa apacible marcada en tu semblante. Me tomaste de la mano y me ubicaste en el asiento frente a tu mesa antes de girarte y tranquilizar al funcionario del tren, asegurandole que te encargarias de todas mis necesidades. !Eres tan excepcional! Recuerdo que durante las horas del viaje intentaste ser amable procurando entablar una conversacion conmigo. Me hiciste un par de preguntas, pero al notar mis evasivas y el temblor en mi voz causado por el nerviosismo preferiste callar y continuar con tu lectura. !Oh, es que me sentia perturbada!

  • Lineas del corazon de Ximena Peredo

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    Lo unico claro en la mente y el corazon de Olivia Breen es el sueno que ha tenido desde los cinco anos, formar parte del Royal Ballet de Londres y convertirse en una prima ballerina. El camino no es facil, asi que tendra que esforzarse mucho por conseguir su meta y sobre todo por no distraerse ante la presencia de Sebastian, su mejor amigo de toda la vida. ?Podra Olivia concentrarse en cumplir su sueno o lo abandonara por quedarse en Brooklyn al lado de Sebastian?

  • Maria en las Highlands (Las Highlands 4) de Jana Westwood

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    Julia ayudo a Maria a deshacerse de los muebles y de todo lo que ya no iba a necesitar y a mudarse de nuevo a casa de sus padres. De ese modo, ellos tendrian todas sus cosas y no habria ningun mal trago que pasar teniendo que vaciar armarios. Despues regreso a Escocia, donde quedaron en verse una semana mas tarde. Maria se despidio de sus alumnos y de sus companeras como si se fuese de vacaciones y dedico todo el tiempo que le quedaba a estar con sus padres. Fueron al cine, al teatro, pasearon por la ciudad, cenaron en ese restaurante al que siempre decian que irian y con el que nunca cumplian. Su madre se empeno en que la ayudase a recortar el papel que pondria en la mesa del arbol de Navidad, algo que siempre habia hecho Maria. Y tambien insistio en prepararle la cena que hacia cada Nochebuena porque todos los platos eran sus favoritos, incluida la tarta de turron para la que nunca quedaba sitio y que solian comerse, la manana de Navidad, despues de abrir los regalos. --Este ano tu madre y yo habiamos pensado regalarte un coche --dijo su padre acariciandole el cabello mientras veian un capitulo de Juego de Tronos que habian visto cinco veces por lo menos. Maria se incorporo y lo miro con expresion de sorpresa. --?En serio? Su padre le hizo un gesto para que bajase la voz senalando a su madre, que se habia quedado dormida hecha un ovillo en el sillon. Ella sonrio con ternura y asintio. --?En serio pensabais comprarme un coche? --Bajo la voz. --Y tan en serio --respondio su madre sin abrir los ojos--. No estoy dormida, solo he cerrado los ojos porque estoy muy cansada. --Ya te he dicho que ese ruido era del motor de un coche. --Pedro miro a su hija y se aguanto la risa. Antonia abrio los ojos y los miro a ambos. --?Estas insinuando que yo ronco? --pregunto con mirada asesina. --?Yo? !No! --exclamo su marido--. !Dios me libre! Maria volvio a tumbarse apoyando la cabeza en la pierna de su padre y mirando al pobre John Nieve, al que se le habia quedado cara de acelga despues de que lo mataran. --?Cual habriais elegido? --pregunto. --Un Toyota Auris hibrido. No le gustaba volar. Nunca le habia gustado. Sin embargo, curiosamente, los nuevos acontecimientos habian hecho que perdiese por completo el miedo. Maria arrastro su maleta por el suelo de la terminal con la mirada serena y el corazon profundamente triste. Sus padres la habian acompanado y a duras penas habia conseguido separarse de ellos. La noche anterior se hicieron la firme promesa de no llorar. Los tres. Pero ninguno habia sido capaz de cumplirla. Se sento en una de las filas de bancos a esperar que las pantallas le mostrasen su puerta de embarque y se entretuvo observando a los viajeros que esperaban como ella. Habia todo tipo de gente: familias con ninos, parejas, personas solas… ?Que pensarian aquellos desconocidos si supiesen el tipo de viaje que haria ella en algun momento del futuro proximo? Sonrio burlona, probablemente llamarian a la tele. O a los loqueros. ?Habia algun telefono de loqueros? Y, si lo hubiese, ?que se diria? Hola, llamo para denunciar a una loca que habla de viajar al siglo dieciocho… Despues de dormitar con el codo apoyado en el respaldo del asiento, sosteniendo la cabeza con su mano, de un paquete de palitos de pan con pipas, una visita al lavabo y dos partidas al Candy Crush, llego el momento de embarcar. Espero a que todo el mundo estuviera colocado en la fila y se puso al final, no tenia ganas de estar pendiente de tonterias. --?Escocesa o espanola? --le pregunto un pelirrojo con marcado acento. --Espanola --dijo ella. --?Es la primera vez que viajas a mi pais? --No, tengo amigos alli. El chico se quedo a su lado y Maria se sintio incomoda. Estaba claro que el tenia ganas de socializar. --?Y tu? ?Vuelves a casa? --Si, he estado viviendo un ano aqui en Barcelona. Soy musico. Maria sonrio, era la profesion que le pegaba. --Me llamo Michael, por cierto. --Yo soy Maria. Michael se inclino para darle un par de besos en la mejilla y Maria hizo lo propio. --Los espanoles os dais dos besos --hablo el con aquel divertido acento y una enorme sonrisa--. Tuve que acostumbrarme porque nosotros solo damos uno. --Lo se. Tuve una clase con mis alumnos sobre los saludos en el mundo. Soy maestra de primaria --explico al tiempo que mostraba el DNI y la tarjeta de embarque a la asistente de vuelo para que la dejase pasar. Se sintio obligada a esperar al escoces y siguieron juntos hasta la entrada del avion, hablando de sus respectivas profesiones. --Yo soy guitarrista --explico el. --Oh, que bien. Electrica, supongo. --Si, electrica. Me contratan grupos o solistas que necesitan banda. No toco solo. --Que curioso, nunca habia pensado en ello, pero es logico, los cantantes necesitan alguien que toque la musica, claro. --Bienvenidos. --Los recibio otra asistente de vuelo. --?Que asiento tienes? --pregunto Michael mirando hacia su tarjeta. Maria se la mostro y el sonrio. --Estamos en la misma fila, pero con un asiento en medio. Cuando llegaron a su lugar habia un hombre sentado en el centro que se levanto para dejar pasar a Maria hasta la ventanilla. --?Le importaria cambiarme el sitio? --pidio Michael mostrandole su tarjeta. El hombre fruncio el ceno y miro a la joven dando por hecho que iban juntos. Finalmente, acepto y dejo que el escoces ocupara su asiento. El viaje fue mucho mas agradable de lo que Maria esperaba. Michael resulto ser un companero de vuelo divertido y con una conversacion de lo mas entretenida. Tenia muchas anecdotas que contar sobre sus experiencias musicales, conocia a muchos famosos y no era de esos que se daba importancia por ello. Ademas, se mostro interesado en el trabajo de Maria, recordo a algunos de sus profesores con mucho carino, aunque tambien tuvo palabras menos agradables para otros. Maria se sentia comoda con el y disfruto de su compania. A mitad de la conversacion la espanola se ofrecio a seguirla en ingles. --Lo hablo bastante bien --dijo en su idioma--. Las chicas y yo nos apuntamos a un curso intensivo hace anos y nos hicieron inmersion linguistica. Ya sabes, poner el movil, el ordenador y cualquier otro artilugio en ingles. --Si, si, asi lo hice yo con el espanol. Es el unico modo que funciona, creo. Ok, hablaremos en ingles y asi cuando lleguemos ya estaras <> --sonrio. Cuando bajaron del avion se despidieron antes de salir del aeropuerto. Michael se quedaba en Edimburgo y a Maria debian estar esperandola para ir hasta Forthland. El escoces le dio su telefono. --Me ha gustado mucho conocerte, Maria --dijo despues de darle dos besos--. Me encantaria volver a verte. La espanola sonrio afable y asintio con la cabeza. --A mi tambien. El escoces la saludo con la mano antes de desaparecer a traves de las puertas y ella le devolvio el saludo con una extrana sensacion. --Me voy muy lejos --susurro--, no creo que volvamos a vernos. Julia y Cristina la esperaban apoyadas en el coche y en cuanto la vieron aparecer corrieron a abrazarla. --!Que ganas tenia de verte! ?Estas bien? --pregunto Cristina escudrinandola con atencion. --Estoy bien. --Beso a sus dos amigas--. He conocido a un escoces en el vuelo. Se llama Michael y es musico. --Eres increible --dijo Cristina desde la parte de atras del vehiculo--. Te ligas a un escoces precisamente ahora. --No me he ligado a nadie --respondio Maria mirandola por el espejo que habia en el parasol abatible--. Hemos hecho amistad, nada mas. --Ya, ya. --Cristina no parecia muy convencida. --?Tu no vas a meterte conmigo? --Miraba a Julia, que no apartaba la vista de la carretera. --?Musico? ?Ya le has dicho que la unica musica que escuchas es country y que tu grupo favorito es Jarabe de palo? Ya te digo que se habria cambiado de asiento, !pero para irse al fondo del avion! Maria sonrio aliviada, no queria que la tratasen con cuidado. --?Que tal tus padres? --pregunto Julia. --Fatal --susurro, mirando por la ventanilla--. Hemos pasado juntos unos dias maravillosos. He tratado de hacer cosas con ellos que pudiesen recordar... ?Os acordais de que mi madre siempre decia que queria aprender a hacer cupcakes? --Si --afirmo Cristina--, despues de ver aquella pelicula romantica en la que la chica era pastelera. --Pues compre todos los utensilios que se venden para ese menester y nos pasamos una tarde haciendo pastelitos de todos los sabores que os podais imaginar. Mi padre se puso fino. Despues de recordar eso se quedo pensativa. Julia la miraba a cada momento tratando de averiguar si se iba a poner a llorar. Cristina le hizo un gesto desde el espejo retrovisor para que dejara de analizar cada uno de sus gestos. Habian hablado mucho sobre lo que iban a hacer y como se iban a comportar, y las dos sabian que lo mejor era dejarle espacio a sus emociones para que se manifestasen como ella necesitase en cada momento. --Nada de atosigarla --vocalizo Cris sin emitir sonido. --Yo tambien te veo, Cris --aviso Maria con tono cansado--. No voy a hacerme pedacitos, tranquilas, chicas. Rosario las estaba esperando con el corazon encogido y cuando vio a Maria las dos se abrazaron sin decir nada dejando que el calor de su carino hablase por ellas. Despues la anciana la cogio de la cintura y las dos juntas fueron hasta el salon y se sentaron en el sofa. Julia llevo la maleta a la habitacion que le habian preparado y Cristina acerco una silla y se sento frente a ellas. --Te vamos a mimar mucho, que lo sepas --dijo Rosario--. Y tu tienes que dejarnos hacerlo. --No teneis que mimarme. Me arrugare como una pasa si lo haceis. Julia cogio otra silla para sentarse junto a ellas y miro a su amiga con franqueza. --Ninguna sabemos como afrontar esto, no intentes hacernos creer que tu si. Estamos aterradas, enfadadas, tristes y preocupadas. Llamemos a las cosas por su nombre. --Tienes razon --reconocio Maria despues de un silencio sepulcral--. Lo mejor es hablar de todo sin miedo. Decir lo que pensemos sin andar con pies de plomo. Empezare yo: estoy muerta de miedo. No se como voy a enfrentarme a esto, pero no dejo de decirme que mi... nieto --titubeo--. Mejor lo llamare Rowell. --Si, mejor --reconocio Cristina. --Bien, pues no dejo de decirme que Rowell sabe que me va a ir bien y que no debo estar asustada. Conocere a ese... James y me enamorare de el. Vere a Laura y aprendere a vivir en un siglo en el que no existe la luz electrica ni los moviles ni los ordenadores... --Ni los tampones --dijo Cristina--. ?Que? ?Os pensais que no le importara mas eso que un iPhone? --Ya te digo yo que le importara muchisimo mas --aseguro Rosario. --Eso me lleva a darme cuenta de que debo aprender muchas cosas. Cosas que me ayuden cuando este alli. Por ejemplo, como hacerme una compresa con lo que podre conseguir, que supongo que sera algodon y poco mas. --Deberas hacerlas con panos --intervino Rosario--. Yo puedo ensenarte a eso. Y tambien te ensenare a coser y a lavar la ropa a mano. --Rowell quiere hablar contigo --interrumpio Cristina--. Para el todo esto es... --Lo imagino, Cris. No quiero ni pensar lo solo y angustiado que debe haber vivido todos estos anos. Yo tambien quiero conocerlo. --Esta en la taberna, esperando. ?Quieres que vayamos ahora? Maria asintio. Desde que habia descubierto lo que le iba a ocurrir ese era el momento que mas ansiaba. Conocer a Rowell Done. --Id vosotras --dijo Rosario--. Esta noche me explicais como ha ido. La maestra cogio a la anciana de las manos. --Manana empezamos con esas clases, Rosario --aseguro y despues la abrazo. Rowell se puso de pie para recibirla. La taberna estaba llena de gente, asi que Evan les ofrecio el cuartito que utilizaban de despacho y que Julia habia arreglado hasta convertirlo en un lugar agradable y sin trastos. Los dejaron solos y durante un rato se quedaron de pie, mirandose, analizando sus facciones y preguntandose toda clase de cosas. --Eres muy guapo --dijo Maria sonriendo. --Tu tambien. Y muy joven. Se notaba la emocion que el escoces estaba tratando de mantener contenida. --Todo esto ha debido de ser muy dificil para ti --empezo la espanola. --?Puedo...? --Dio un paso hacia ella. Era tan pequena como la recordaba y sus ojos tenian el mismo brillo de bondad con el que siempre lo miraba--. ?Crees que podria abrazarte? Maria extendio los brazos al tiempo que asentia y de repente se vio rodeada por aquel hombreton, demasiado grande y demasiado fuerte, que la abrazo con tal ternura que la emociono. Permanecieron asi unos segundos y cuando Rowell se aparto tenia los ojos llenos de lagrimas. --Gracias. --Sorbio por la nariz y recupero la compostura. --No tienes que agradecerme nada. No todos los dias conoce una a su nieto sin ni siquiera haber tenido hijos. --Se rio divertida y consiguio arrancarle una sonrisa--. Sentemonos, me parece que esta conversacion va a ser muy larga.

  • Te llamare muerto de Jose De Cora

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    Ano 1900. En una casa de la costa gallega dos mujeres sufren ataques de fuerzas que no atienden a las leyes fisicas. El ruido de cien tormentas antecede al vuelo de los objetos mientras un gorila espalda plateada trata de ejercer con ellas su papel de semental. Nadie se explica que motiva las aberraciones de la Casa de los Muertos..., porque su terrible secreto hay que buscarlo dieciocho anos antes. Tres peculiares personajes coinciden alli para disputar el descubrimiento al arzobispado de Santiago. Son el medico y espiritista Manuel Otero Acevedo, el escritor de esperpentos Ramon Maria del Valle-Inclan y el abogado y periodista Prudencio Landin Tobio. Sin saberlo, cada uno de ellos representa una faceta de esta fabulosa historia basada en hechos reales que enfrenta supersticiones a vanguardia cientifica, carne a espiritu, vivos a muertos.
    Esta es la nueva y sorprendente novela que nos presenta Jose de Cora, autor de “El estornudo de la mariposa”.

  • Te amo, luego existes de R. Freire

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    Te gustara si te gusto “Y acompasar nuestros pasos por la acera”.
    ?En que instante una amistad inocente se transforma en una atraccion irresistible? ?Que palabras o que hechos son necesarios para que todas las barreras que erigimos con cautela salten por los aires dejandonos sin defensa? Me habia hecho a mi misma la firme promesa de no enamorarme jamas de una mujer heterosexual y, sin embargo, habia sucedido. !Era tan dificil resistirse al encanto de Angela!
    “?Como podiamos estar tan cerca la una de la otra, en una casita perdida en la montana, y a la vez tan monstruosamente separadas? No conseguia dejar de pensar en ello: Angela dormia a escasos cinco metros de mi, Julian se habia ido. y sin embargo me faltaba el valor para tomar la iniciativa.”
    “La espalda de Angela era esbelta y aristocratica, su cintura tan breve que hubiera podido abarcarla con la mitad de mi brazo. Sus caderas, amplias y femeninas, me hacian temer perder el control. !Hubiera sido tan facil bajar un poco mas, asir sus nalgas, extender por alli la crema fingiendo indiferencia y simple amistad! O besar sus hombros, tan cerca de mis labios que podia aspirar su aroma, imaginar su sabor, anhelar su contacto.”

  • La hija de la espanola de Karina Sainz Borgo

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    SE PUEDE PERDER TODO. SE PUEDE EMPEZAR DE NUEVO. SOLO SI ERES OTRA.

  • Dame otra cita, Lucia de M. Cavani

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    Lucia lleva alrededor de un ano asegurando estar enamorada de su primer novio cuando el que le gusta es otro, Luciano, el chico consentido de la secundaria Eyre y la proxima sensacion del futbol internacional; pero que pasara cuando ya no pueda resistirse a lo que siente por el, ?sera capaz de vencer sus temores y arriesgarse por amor, o tal vez sea demasiado tarde?
    Dame una Cita, Lucia es una novela juvenil de la autora de Quinceanera.