• pinguinos suicidas libro - A. Chinaski

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    Un estudiante de 14 anos, el Chico Mike, sube un video a las redes sociales. Acaba de secuestrar su colegio y esta dispuesto a todo. Indagar en las razones que lo impulsan significara adentrarse en escabrosos misterios ocultos tras las apacibles fachadas de la ciudad de Montecruz. La detective Laura Mardones, con todas las fuerzas en su contra, debera resolver el acertijo que no solo involucra el secuestro, sino tambien los macabros secretos a voces que deambulan por la oscuridad. El autor de esta novela, bajo el seudonimo de A. Chinaski, aporta un despiadado y certero punto de vista al relato policial y al llamado “realismo sucio”.

  • Pinguinos Suicidas Versión Kindle - Chinaski, A. - Amazon.es

    https://www.amazon.es/Ping%C3%BCinos-Suicidas-Chinaski-ebook/dp/B07QV4PLRS

    Pinguinos Suicidas eBook : Chinaski, A.: Amazon.es: Libros. ... Nota: El libro tiene algo de jerga Chilena, sin embargo, esta se hace comprensible en el ...

  • Pingüinos Suicidas : Chinaski, A.: Amazon.es: Libros

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  • Pingüinos Suicidas | Biblioteca Virtual Fandom

    https://biblioteca-virtual.fandom.com/es/wiki/Ping%C3%BCinos_Suicidas

    «Pingüinos Suicidas» es una novela del género policial negro del escritor chileno A. Chinaski ... Lista de libros de novelas de la Biblioteca Virtual Fandom.

  • Pinguinos Suicidas - A. Chinaski - PDF • Descargar Libros Gratis

    https://www.debeleer.com/pinguinos-suicidas-a-chinaski/

    –Aquí va mi mensaje: Primero, tengo una bomba. Si intentan entrar al colegio, la bomba explota. Les concedo 3 horas para liberarlos, quiero verlo en la TV. Si ...

  • Pingüinos Suicidas - A. Chinaski - Libros4

    https://www4.libros4.net/pinguinos-suicidas-chinaski/

    27 abr 2019 — Descargar libro Pingüinos Suicidas - A. Chinaski epub, para kinddle, PC, Android, Iphone. Descarga libros gratis.

  • El habitat de los Pinguinos Suicidas

    http://pinguinossuicidas.tilda.ws/

    Descarga el libro Pinguinos Suicidas en formato digital.

  • Reseña Pingüinos suicidas de A . Chinaski - Lara en el país ...

    https://laraenelpaisdeloslibros.blogspot.com/2019/05/resena-pinguinos-suicidas-de-chinaski.html

    9 may 2019 — Y como no su sinopsis. El libro nos cuenta la historia de Mike un chico de 14 años que acaba de secuestrar su colegio a modo de venganza , y ...

  • Pingüinos suicidas -Novela – A. Chinaski - Cactus Cultural

    http://www.cactuscultural.cl/pinguinos-suicidas-novela-a-chinaski/

    27 sept 2018 — Novela sobre estudiante que secuestra un colegio: Pingüinos suicidas. “Me llamo Mike y soy delincuente. Al menos eso les harán pensar.

  • Antifa de Mark Bray

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    En una investigacion inteligente y apasionante, el historiador y ex organizador de Occupy Wall Street, Mark Bray, proporciona un estudio detallado de la historia completa del antifascismo desde sus origenes hasta nuestros dias: la primera historia transnacional del antifascismo de posguerra. Basado en entrevistas con antifascistas de todo el mundo, ‘Antifa’ detalla las tacticas del movimiento y la filosofia detras de el, ofreciendo una idea de la creciente pero poco comprendida resistencia que lucha contra el fascismo en todas sus formas. Simplemente, ‘Antifa’ tiene como objetivo negar a los fascistas la oportunidad de promover su politica opresiva y proteger a las comunidades tolerantes de los actos de violencia promulgados por los fascistas.

  • Redes de Raquel Antunez

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    Mertixell y Ariadna, dos amigas y periodistas de un importante periodico, se ven envueltas en la investigacion policial del asesino en serie mas buscado de los ultimos tiempos.
    San Antonio y Santa Catalina son dos ciudades unidas por una serie de sucesos que haran temblar a todo el pais, donde ambas companeras -tan diferentes entre si- trabajaran en equipo con la policia y seran claves para armar las piezas de un macabro puzle que deparara en una conclusion inesperada.
    Y si, ademas de la tension que viven en esos momentos, le sumamos que la vida privada de ambas se ve completamente patas arriba y que tienen que lidiar con sentimientos encontrados, nuevos, inapropiados, explosivos. -lo cual no es suficiente para frenar sus impulsos-, la cosa se complica un poco mas.
    ?Conseguiran atrapar al Asesino del Mordisco?
    Un sorprendente thriller erotico escrito a dos voces, una mezcla perfecta entre suspense y erotismo.

  • La dama del pozo de Daniel Sanchez Pardos

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    Adentrate en un thriller gotico ambientado en un momento clave de la historia de Barcelona.

  • El ultimo aliento de Cesar de Sam Kean

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    En El ultimo aliento de Cesar, Sam Kean nos invita a emprender un viaje alrededor del mundo y a traves del tiempo para narrar la historia del aire que respiramos. Una historia que resulta ser la misma que la historia de la Tierra y de nuestra existencia en ella.

  • Inflamable 2 de Eva M. Soler , Idoia Amo Ruiz

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  • Pasaje a Tahiti, Eva Garcia Saenz de Eva Garcia Saenz

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    1890. Bastian y Hugo Fortuny parten a Tahiti en busca de una oportunidad despues de perder su trabajo como sopladores de vidrio en su Mallorca natal. Durante la travesia conocen a Laia Kane, la hija de un consul ingles corrupto en Menorca al que han desterrado a la isla de la Polinesia. Este encuentro marcara la vida de los hermanos Fortuny y de Laia para siempre.

  • Cuentos de buenas noches para ninas rebeldes 2 de Elena Favilli

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  • Lincoln en el Bardo de George Saunders

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    Febrero de 1862. En medio de la sangrienta guerra civil que divide al pais en dos, el hijo de doce anos del presidente Lincoln esta gravemente enfermo. En cuestion de pocos dias, el pequeno Willie muere y su cuerpo es trasladado hasta un cementerio en Georgetown. Los periodicos de la epoca recogen a un Lincoln deshecho por la pena que visita la tumba en varias ocasiones para guardar el cuerpo de su hijo.
    A partir de este hecho historico, Saunders despliega una historia inolvidable sobre el amor y la perdida que se adentra en el territorio de lo sobrenatural, alli donde tiene cabida desde lo terrorifico hasta lo hilarante. Willie Lincoln se halla en un estado intermedio entre la vida y la muerte, el llamado Bardo segun la tradicion tibetana. En este limbo, donde los fantasmas se reunen para compadecerse y reirse de lo que dejaron atras, una lucha de dimensiones titanicas surge de lo mas profundo del alma del pequeno Willie.

  • Todo por ti (completa) de Lorena Lazo

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    Primera parte de la trilogia “Todo por ti”

  • Lo imperdonable de Norma Lazo

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    Eddie no era su nombre, Michael la llamaba asi. Tenian poco tiempo de conocerse y los unia una amistad profunda aunque prudente. Eran mayores y habian aprendido que los mejores amigos buscan la distancia adecuada. Al igual que puercoespines, ni tan lejos que de frio, ni tan cerca que espine. Al principio Eddie no hablaba de su vida o de su pasado. Habia callado sus dias salvajes sin destino, las playas banadas de abulia y desasosiego y las horas mirando nubes para adivinar formas de animales mitologicos. Tampoco le habia contado del malestar nacido por la incertidumbre que le provocaba su futuro. Malestar a veces alejado con algun libro robado y, en otras, provocando pleitos en la escuela. Eddie no se habia atrevido a hablar de ello hasta la noche en la que volvio su pasado. Entonces decidio contarle todo a Michael, aunque no supiera como. El destino de Eddie se sello treinta anos atras, mientras esperaba sentada en la barda del colegio a su mejor amigo, Ian, leyendo Mas que humano de Theodore Sturgeon, una novela de ciencia ficcion que tomo prestada de casa de Camilo Garcia Moreno, otro de sus amigos. Pero aquello era un eufemismo, Eddie solo regresaba los libros si alguien le reclamaba. Miro su reloj Swatch de caratula azul. Ian solia ser puntual y ahora llevaba retrasado veinte minutos. Eddie brinco desde la barda del colegio y se asomo por la calle en busca de su amigo. Entre los coches apelotados por el trafico avisto el Mustang color cobre y de llantas achaparradas rebasando impacientemente a los demas automovilistas. Eddie echo la novela de Sturgeon en la mochila y se preparo, como cada dia, para subir al auto. --?Aburrida? --le pregunto Ian desde la ventanilla mientras quitaba el seguro de la puerta del copiloto. Eddie afirmo con la cabeza y avento la mochila en la parte de atras. Reclino el respaldo hasta topar con el asiento trasero. --Nos esperan en la playa --le dijo Ian. Eddie tomo la cajetilla de Camel de la camisa de su amigo y encendio uno. El Mustang rozaba el suelo en cada vuelta. Ian era adicto a la velocidad, a los brincos sorpresivos provocados por los topes y a las miradas reprobatorias de los parroquianos quienes, al verlo venir a lo lejos, se replegaban contra la pared de las aceras. En la playa, recostados sobre el automovil de Ian, el grupo de amigos observaba a las gaviotas clavar sus picos en las crestas del oceano en busca de alimento. Las mas habiles pescaban a su presa en la primera zambullida, en tanto que las torpes levantaban el vuelo para intentarlo nuevamente hasta conseguirlo. Cuando Eddie se iba de pinta con sus amigos solian reunirse en las dunas El Infiernillo. Tomaban cerveza envueltos por las bocanadas de aliento salado y caluroso del verano mientras el mar marcaba su frontera de espuma con la que jugaban a salpicarse. Pudo ser un dia cualquiera, inutil y perezoso como el anterior, de no haber sido por la llegada abrupta de Alma Grande. --El menor de los Garcia Moreno se mato --dicho esto, Alma Grande desplomo su enorme cuerpo de ciento veinte kilos y metro noventa de estatura sobre la arena, cayo doblado sobre sus rodillas como los musulmanes en oracion. El menor de los Garcia Moreno se llamaba Mauro y tenia once anos; su hermano, Camilo, era parte del grupo de amigos. Mauro era un nino gordo y rubio, de rostro palido, marcado por las manchas de sol. No hablaba mucho y, taciturno y melancolico, pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en su recamara escuchando discos. Fantaseaba con ser invisible y pasar inadvertido en el colegio para no dar explicaciones de su aislamiento. En la familia nadie entendia a ese ser silencioso que parecia vivir en otra dimension, distante, perdido en lo mas profundo de los caracoles, alli donde suena el mar pero no atropella con su vaiven violento. El unico que conseguia sacarlo del mutismo era Camilo. Si sus padres salian y el grupo de amigos se aduenaba de la casa, Mauro hacia lo imposible por pegarseles, aunque su hermano no lo permitia, pues todos bebian e incluso algunos ya fumaban marihuana. Penso que alejandolo lo mantendria a salvo. Eddie aun recordaba vividamente al giganton Alma Grande --quiza sea el recuerdo mas nitido de aquellos dias--, sumido en el llanto como un nino que acaba de descubrir la muerte. Alma Grande conto entre sollozos, recriminandose porque solian tratar al nino con indiferencia, que Mauro, a escondidas de su padre, el famoso abogado Raymundo Garcia Moreno, habia tomado la pistola de la biblioteca. A la familia le extrano la chamarra gruesa que llevaba Mauro en ese dia tan soleado, pero nadie le pregunto si no sentia calor. Tambien llevo a la escuela una caja con algunas de sus pertenencias mas preciadas: la coleccion de comics de Linterna verde, los munecos de accion de la Guerra de la Galaxias y sus discos de los Beatles. Les parecio raro su comportamiento, pero nadie imagino lo que vendria. En el colegio, Mauro las regalo todas a los companeros que nunca lo molestaron; la mayoria acostumbraba ponerle sobrenombres relacionados con su gordura, burlarse de su silencio, de la forma en que reprobaba cualquier materia y el estado de abulia perenne. En el salon de clases Mauro se planto al frente, al lado del profesor, y le pidio permiso para dirigirse al grupo. Sin decir palabra, extrajo la pistola oculta bajo su chamarra y se dio un balazo. Cuando Alma Grande termino su relato, el cielo azul se torno gris y brumoso, un temporal imprevisto se avecinaba. Asi era el clima en el puerto, impredecible y fiero como la vida. La ventisca proveniente del norte levanto las toallas de la arena, volaron los vasos de plastico y el liston morado con el que Gabriela habia amarrado su largo cabello negro mientras construia torres de arena. Las olas del mar empezaron a picarse y las pequenas crestas que las gaviotas penetraban se alzaron en violentos muros de agua. En medio de gritos, aturdidos por el tragico relato y el cambio repentino del clima, levantaron sus cosas para entrar al coche. Gabriela grito llamando la atencion de todos, luego senalo hacia la orilla de la playa donde descubrieron a lan desprendiendose del uniforme del colegio para caminar en traje de bano mar adentro, sin voltear, decidido y tambaleante por la fuerza de la corriente. Gabriela miro a los demas esperando respuesta y ante el desconcierto de todos se desprendio del uniforme y corrio tras de Ian. Alma Grande, los hermanos Caiman y Eddie hicieron lo propio, corriendo en traje de bano hacia el ir y venir de las olas que elevaban y descendian los cuerpos indefensos flotando de muertito a la deriva. Relampagos colericos enraizados ferreamente a las nubes parpadeaban semejando raigones viejos. Las olas empujaban al grupo de amigos con furia. Ian les grito que no nadaran y permitieran que estas los llevaran adonde quisieran. Fueron arrojados por remolinos de agua a las piedras y lanzados por el oleaje, salieron del mar con raspones y algunas espinas de erizo enterradas en los pies. Antes de subir al coche alcanzaron a ver una gran ola arrasando las torres de arena construidas por Gabriela. Era la ola mas grande que habian visto en meses. La masa de agua golpeo las torres y las deshizo en moronas de lodo y espuma, para luego retroceder con indiferencia de la misma forma en que la vida lo haria con ellos. 2. LA AMISTAD ENTRA POR LA LENGUA LA HISTORIA DE EDDIE Y MICHAEL PARKER Se conocieron la manana en la que Michael entrevistaba a aspirantes al puesto de traductor. La vio llegar desde el barandal de hierro forjado de su departamento. A juzgar por su apariencia, estaba nerviosa. Su cuerpo empequenecido, fragil, doblado por la pesadumbre de los secretos, se habia enjutado aun mas. Tenia el rostro limpio, sin maquillaje --nunca usaba maquillaje-, ni siquiera algun brillo tenue en los labios. Su ropa era insignificante, casi siempre arrugada y con ese olor a viejo que revelaba su paso por las tiendas de segunda mano. Eddie era una mujer de cuarenta y seis anos, sin pareja --jamas tuvo interes en tener una--, tampoco hijos. Delgada, de pomulos salidos y ojos profundos como pozos sin agua, ocultos detras de sus anteojos de poco aumento, y su cabello negro siempre revuelto, bucles crispados con los cuales luchaba para aparentar que se habia peinado. Desde el instante en el que se conocieron, a Michael le llamo la atencion ese rostro marcado por las ausencias que, si bien no matan, debilitan al cuerpo. Eddie, parada ahi con las palabras atrapadas en la garganta y la timidez exponiendola al cuchicheo de los vecinos, le causo pena. Entonces se adelanto para conducirla al interior de su departamento. Con manos temblorosas ella abrio su portafolios negro y maltratado por anos de uso y le entrego algunas de sus traducciones. Sin levantar la mirada de los papeles le dijo tener excelente redaccion y un ingles tan perfecto como el del mejor parlante no nativo. Eddie no miraba a Michael de frente pero lo escrutaba por el rabillo del ojo. Michael Parker era oriundo de Nueva York y tres anos mayor que Eddie, no obstante, parecia mas joven. Su rostro de nino contrastaba con su vestimenta de otra epoca: camisa blanca y sobria tipo mormon, pajarita azul cielo, chaleco tejido de rombos, pantalones sencillos, oscuros y lisos, sin ningun detalle memorable. Sus lentes de aumento tambien vintage, de pasta gruesa y moteada --simulando ser de carey- montada sobre el armazon dorado expuesto en la parte inferior. Michael odiaba lo moderno, con renuencia compro el celular que usaba como camara fotografica y una computadora para enviar sus textos a The Wall Street Journal y a algunos periodicos locales y del extranjero. El trabajo de su traductor seria transcribir todos sus manuscritos a la computadora y traducir algunos al espanol para despues enviarlos por correo electronico. Michael meso su cabello ralo y rojizo e inicio una conversacion en ingles. Despues de hablar de libros y peliculas con Eddie, quedo satisfecho con su soltura del idioma. --Se nota que viviste mucho tiempo en el extranjero --comento Michael, halagando su acento. --Jamas he salido del pais --respondio Eddie presurosamente. A Michael no le creo suspicacia que Eddie, con tan buena pronunciacion, jamas hubiera vivido en un pais anglosajon. Estaba convencido de los frutos de la tenacidad. --?Que es lo que mas te gusta hacer? --le pregunto. Ella respondio que le gustaban los trabajos solitarios como leer y arreglar cosas. Le seducian los escritores con vidas intensas y conmovedoras. Michael, hablantin y sociable por naturaleza, quiso saber mas de Eddie, por lo que le confeso que le apasionaba su trabajo y, al igual que ella, preferia a ese tipo de autores. La mayoria de sus traductoras fueron eficientes, pero carecian de ese rasgo en comun, aunque tampoco era requisito para ocupar la vacante. De hecho Michael no queria intimarlas mas de lo debido. Pensaba que, si contrataba a alguien con sus mismas aficiones terminaria escuchando una pila de opiniones en las que no estaba interesado. Aunque nunca lo menciono en los avisos de periodico, elegia a mujeres con gustos distintos a los suyos. Debido a su oficio, pasaba la mayor parte del tiempo asido a su asistente, que mejor si se trataba de alguien con poco que decir. Pese a ello, la inexplicable atraccion hacia Eddie lo obligo a pasar por alto sus propias reglas, accediendo incluso apagarle sin comprobantes fiscales. --Perdi mis documentos en la estacion de autobuses -le explico a Michael --, te prometo hacer pronto los tramites para tenerlos en orden. Nunca lo hizo. Eddie y Michael se hicieron amigos recatadamente sin confianzas vulgares o intrusiones incomodas. Ella no permitia gran acercamiento, rehusaba cualquier conversacion intima o ajena a sus obligaciones laborales. Eso lo intrigaba aun mas e inventaba pretextos para romper el hielo, asi que tras varios intentos consiguio que comieran juntos. Eddie accedio despues de pensarlo por unos segundos, como si se tratara de una decision trascendente, y el se avergonzo por haberla intimidado. Para evitar confusiones prefirio confesarle su orientacion sexual, no le atraian las mujeres. --Me asusta mi irresistible seduccion hacia el sexo opuesto --respondio Eddie. Ambos parecieron reirse de su aspecto descuidado y poco atractivo. Eddie comia despacio, dando bocados pequenos masticados por minutos. No habia perdido el aire provinciano. Parecia un personaje de Carson McCullers, de esos sofocados en lo profundo del sur americano. Aqui tambien hay otro sur, no menos brutal, ni menos desolador. --Desde nina quise irme del puerto --le confeso a Michael cubriendose la boca, todavia masticaba un pedazo de strudel de manzana, su postre favorito-, siempre hubo algo ominoso bajo la luz del sol. Lo unico que Eddie echaba de menos de su lugar de origen era el mar. Nadar sorteando las olas fue su pasatiempo favorito hasta que ella y sus amigos iniciaron el juego <>. Se pautaba con el parte meteorologico, cuando el mal tiempo se avecinaba. Los siete adolescentes se cubrian de heridas causadas por piedras y corales, heridas que eran medallas de guerra; condecoraciones que alardeaban mas tarde chocando las botellas de cerveza. Superficialmente todo seguia normal entre ellos, sin embargo, algo iba cambiando. A Eddie le costaba verbalizarlo. Se trataba mas que de una sensacion, acaso de un mal presagio. La sospecha de no ser los mismos y de que, despues del suicidio de Mauro y la partida de los Garcia Moreno al extranjero, jamas volverian a serlo. El juego era cada vez mas salvaje. Durante una tormenta, con rafagas de viento de hasta ciento veinte kilometros por hora, Alma Grande se estrello contra los costales de cemento en la escollera. Sufrio una contusion. Entre todos lo sacaron del mar. Fue tan arduo como rescatar a una tonina varada en la playa. Entonces se dieron cuenta de que sus vidas pendian de la necesidad de ser afirmadas con fiereza.

  • La pagina numero treinta y tres de J.l. Dominguez

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    LA PAGINA NUMERO TREINTA Y TRES

  • Parceros de Maleja Restrepo

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    ?Cual es la clave para llevar una relacion honesta, divertida y armoniosa? Para Maleja y Tatan, la pareja que se ha convertido en todo un fenomeno de las redes sociales al compartir los detalles de su matrimonio, no existe una. En este libro hacen un recuento de lo que han vivido hasta ahora y con mucho humor retratan como va transformandose una relacion de pareja y los habitos que pueden hacer que sea mas duradera.

  • Bajo tu toque de Rebeca B

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  • la muneca tatuada de Abigail Villalba Sanchez

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    “A veces, ni siquiera yo se quien soy, ni que me trajo aqui. El tiempo pasa a mi alrededor como un velo de lluvia llevado por el viento, como un susurro gritado a la nada. Pero estoy aqui, guardando un secreto que nadie quiere conocer, que a nadie le interesa. Estoy sola, completamente aislada en la negrura y, sin embargo… continuo esperando. ?Que espero? No lo se. ?A quien? Tampoco. Solo tengo la certeza de que, al final, tras los dias que escapan por mi ventana llegara algo, y ese algo, cambiara mi vida” Ara releyo las lineas que estaban escritas en la pared. Tras dos largas semanas de busqueda, habia encontrado la puerta que daba a esa habitacion. Por fin. Apenas se habia fijado si algo era diferente a la primera vez que habia entrado, pues lo unico que le interesaba era saber si aquellas frases seguian alli. Suspiro profundamente y las acaricio con la yema de los dedos, con dulzura. A pesar del tiempo que habia empleado en investigar sobre ellas, no habia encontrado nada que arrojara un poco de luz sobre su misterio. Incluso habia buscado mas letras en su habitacion, Aun sabiendo que en esas cuatro paredes no habia nada de interes. Era frustrante y, a la vez, emocionante. De hecho, era lo unico emocionante que habia alli. --?Quien demonios eras? --pregunto, en un susurro y arrastrando las silabas, como si le costara vocalizar. Carraspeo, sacudio la cabeza y dejo su voz escondida en un rincon, apartada para otro momento. Despues se sento en el suelo y apoyo la espalda en la pared, justo al lado del parrafo. Sus ojos violetas se entrecerraron, mientras luchaban contra el polvo que ella misma habia levantado. Intento no toser pero, tras un incomodo momento, su pecho se contrajo dolorosamente en una serie de espasmos. Poco a poco, el polvo se asento y Ara consiguio tomar un poco de aire, pese a que este no era el mejor. Efectivamente, la habitacion seguia tal y como ella recordaba: mas pequena que el resto, pintada en un brillante tono azul y decorado con pequenos elefantes amarillos. Aparentemente, la habitacion de un nino. Pero ?por que parecia que ese nino nunca habia nacido? Todo estaba sin usar, impecable… salvo por la gruesa capa de polvo que cubria todo a su alrededor. Tras unos segundos de completo silencio, en los que ni siquiera ella se atrevio a pensar, Ara se levanto y deambulo por la habitacion, como si fuera la primera vez que lo hacia. Observo cada detalle, cada minuscula particula que conformaba ese pequeno y extrano universo. Acaricio los juguetes pulcramente colocados en la estanteria, y sonrio cuando noto en ella una inesperada ola de carino y esperanza. Ignoraba por que, pero aquellos sencillos elementos llenaban su mente de musica, de risas y de un incontrolable anhelo. No era la primera vez que le pasaba, asi que desecho como pudo los sentimientos y continuo con su escrutinio, esta vez, para acercarse a la cuna. Nunca antes lo habia hecho pero, como de costumbre, ignoraba por que. Quiza fuera porque las letras la habian llamado mas la atencion o, simplemente, porque le daba miedo encontrarse algo alli que no quisiera ver. Esa vez, sin embargo, impulsada por esa repentina necesidad de saber mas, se acerco y aparto el cobertor de seda azul con toda la lentitud del mundo. Y la vio… Y grito. Como si la poca voz que le quedaba quisiera escapar. En la cuna habia una muneca, una pequena, desnuda y con los ojos abiertos. Y en su frente, bajo el pelo rubio, habia dos palabras escritas, dos palabras que a ella se le tornaron eternas, hermosas y siniestramente vacias. Porque, ?quien se atrevia a decir “te quiero” a alguien que, en realidad, no existia? *** Ignoraba cuanto tiempo habia pasado desde que cerro los ojos. ?Una, dos horas? ?Quiza mas? La oscuridad rodeaba todo lo que tenia al alcance de la mano, incluso el reloj que marcaba las cinco y media de la manana. Enzo se estremecio cuando el frio acaricio sus brazos desnudos y su rostro, apenas despierto. Somnoliento, se paso la mano por la barba de tres dias que nacia en su menton y despues, bostezo sonoramente. No recordaba cuando se habia quedado dormido, ni siquiera recordaba haberse desnudado. Fruncio el ceno, se rasco la nuca y contemplo el reflejo de la television encendida, justo frente a el. Una pelicula porno brillaba en la pantalla, aunque sus gemidos baratos quedaban ahogados por el silencio de la habitacion. Ignoro por completo la pelicula y cogio el mando que reposaba junto a su cadera, apenas cubierta por la sabana. Aun asi, no fue consciente de que los canales pasaban ante sus ojos, en un vano intento de venderse a el, a sus ojos y a ese bolsillo que, cada dia, se llenaba de mas billetes. En realidad, su mente estaba muy lejos de alli, oculta en un lugar al que nadie queria entrar, ya que podian perderse tanto como el lo estaba haciendo. Al cabo de un rato, Enzo suspiro, cerro los ojos y se levanto. Era evidente que no podia dormir y, si podia evitarlo, no iba a perder el tiempo. Cogio de la silla sus pantalones de traje, su camisa blanca y una corbata que le gustaba bastante. Despues se paso una mano por el pelo, dejo que este se alborotara bajo ella y se puso los zapatos. Justo en ese momento, su movil, que habia quedado relegado a uno de los bolsillos, vibro con insistencia. --?Si? --pregunto, con suavidad. --?Papa? ?Eres tu? --Una voz sutil, apenas un silbido, atraveso la barrera del sueno y le hizo despejarse. --?Ocurre algo, princesa? --Enzo suspiro profundamente y se detuvo junto al ascensor. Una triste sonrisa se dibujo en sus labios, como tantas veces a lo largo de esos dos meses. --No… o si, no lo se. --La voz de la pequena parecio titubear, porque casi desaparecio--. La abuela dice que no vas a volver hasta dentro de mucho. ?Es verdad? Enzo se estremecio con fuerza al notar la tristeza implicita en esa frase, una desolacion tan arrolladora como la que el mismo cargaba. Trago con fuerza, carraspeo y se obligo a dar un paso mas, a seguir adelante a pesar de todo. --Volvere, Adriana. No se cuando, pero lo hare lo antes posible --contesto, sin ser capaz de mentirla--. ?Te ha explicado la abuela por que no estoy alli? ?Por que tengo que quedarme aqui? El silencio parecio alargarse durante lo que solo fueron unos segundos. Casi podian escucharse las dudas de la pequena hacerse palabras. --No demasiado bien. Dice que tienes una mision, como los heroes que salen en la tele --susurro, emocionada--. ?Es verdad? --Es verdad, si. Pero no soy ningun heroe de la tele --contesto, en el mismo tono cadente y dulce de la nina--. Solo soy un hombre que hace lo que tiene que hacer. De nuevo, el silencio se apodero de la conversacion. Ninguno dijo nada durante unos momentos, hasta que Enzo cayo en la hora que era. Tomo aire y lo solto con un suave bufido. --?Te has dado cuenta de la hora que es, canija? ?No deberias de estar en la cama? -- ?Si? Oh. --Adriana dejo escapar una carcajada llena de dulce picardia--. Ahora voy, promesa. --?Promesa de verdad? --!De la buena! Enzo sonrio, como solo el podia hacer en esos momentos: calmadamente, con suavidad, con paciencia. Con carino. Su corazon acelero sus latidos hasta que resonaron sobre el ruido del ascensor al llegar, sobre el ultimo silencio de la conversacion. Suspiro, aferro el telefono con mas fuerza y apreto la mandibula hasta que esta crujio. Como echaba de menos estar con ella. Como anhelaba volver atras en el tiempo, a esos estupidos momentos en los que sus brazos no eran el unico refugio. Como deseaba regresar a ese ideal que mantenia vivo en su cabeza, cual frenetica llama a punto de morir. Como dolia la cruda verdad. --?Adriana? --susurro, con la voz rota. --?Si, papa? --Te quiero. --?Estas…llorando? --pregunto, con tanta tristeza que el sintio como se le encogian las entranas de puro desasosiego. --No, carino. Los heroes no lloramos --contesto y tras dejar que una lagrima desbordara sus ojos, colgo. *** Hacia un frio horrible en aquella habitacion y Ara no tardo en ser consciente de ello. Se cruzo de brazos, se mordio el labio inferior y observo, de nuevo, la dichosa muneca que habia trastocado su mundo en tan solo unos segundos. ?Cuanto llevaba alli? ?Y por que? ?Era para ella o, simplemente, pertenecia a esa habitacion, como todo lo demas? Frustrada, se aparto de la cuna unos pasos y miro a su alrededor, sin saber bien donde posar sus ojos. De pronto, alli donde posaba su mirada veia algo nuevo, algo inquietante que hacia que su corazon latiera desbocado. Incluso el espejo que la reflejaba, con sus perfectas grietas a los lados, le parecia distinto. Ara se estremecio cuando el miedo que llevaba por dentro amenazo con salir mas deprisa de lo que ella podia soportar. La sensacion de que todo se le iba de las manos no fue tan fugaz como pensaba porque permanecio con ella incluso cuando, momentos despues, decidio salir corriendo. Hacia anos que no recurria a eso y hacia incluso mas que no huia de nada. Al menos, no estando despierta o consciente. El resto… bueno, con el resto de los miedos no podia hacer nada, porque incluso ella sabia que en las pesadillas no habia una manera justa de lucha. El pasillo parecia infinitamente largo y oscuro, lo cual era curioso, porque estaba perfectamente iluminado por pequenas lamparas de pared que apenas titilaban. Como siempre, las puertas se sucedian unas a otras: hechas de madera, de cristal, acero. Habia puertas desvencijadas, rotas, nuevas… cada una cerrando la entrada a un secreto que, tarde o temprano, descubriria. Sin embargo, y aunque su curiosidad innata la llevaba a querer abrirlas todas, esa vez solo se detuvo al llegar a una puerta en concreto. Una discreta, blanca y limpia, con un brillante veintidos anclado en ella. Ara suspiro freneticamente, abrio la puerta y volvio a cerrarla tras de si. Poco a poco sus latidos fueron tranquilizandose, hasta que se convirtieron en un murmullo apenas tapado por el ronco sonido del ventilador que giraba en el techo de la habitacion. Alli se iniciaban sus recuerdos, precisamente en aquella habitacion. Podria decirse que, de alguna manera, todo habia empezado alli, aunque no entendia ni como, ni por que. De aquel lugar, con sus paredes pintadas en verde y con aquellas cortinas blancas que rozaban el suelo, solo podia decir cosas buenas. --Por fin en casa --susurro quedamente, mientras se quitaba la fina camiseta de manga larga y la dejaba en el respaldo de una silla, donde se podian ver otro monton de prendas apiladas. Nadie contesto a su timido saludo aunque ella tampoco esperaba respuesta. Ignoraba el tiempo que llevaba alli, pero nunca se habia encontrado con nadie mas, aunque tenia la certeza de que no estaba sola. ?Como iba a estarlo, a fin de cuentas? Tendria que ser tonta para creer que toda la comida, el agua y la ropa aparecian por arte de magia. Alli, en algun lugar, habia alguien mas y era cuestion de tiempo que le encontrara. Ara sonrio brevemente cuando la conocida sensacion de bienestar acaricio su piel erizada. Obvio la television apagada y los relojes que marcaban las seis de la tarde, y despues, tras acariciar el lomo de los libros que se acumulaban en la mesilla, se dirigio al bano contiguo. Adoraba la rutina del dia a dia, a pesar de todo: despertar, sonreir, descubrir que habia tras la siguiente puerta. Despues, regresar a aquella habitacion, perderse en la dulzura del agua caliente… y esperar al dia siguiente. Era agradable, aunque una tarea solitaria que, poco a poco, mermaba su espiritu. A veces, no podia evitar hacerse preguntas mientras el agua mecia sus caderas llenas de cicatrices, rojizas, que parecian recientes. ?Por que ella? ?Por que alli? ?Por que siempre tenia la sensacion de que su vida era un sueno inconcluso? Pero las respuestas nunca llegaban, o al menos, ella nunca sabia interpretarlas correctamente, lo que era realmente frustrante.

  • Felicidad de Thich Nhat Hanh

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    La ensenanza fundamental del maestro zen Thich Nhat Hanh es que la plena consciencia (o mindfulness) puede ensenarnos a vivir en el presente y desarrollar la paz interior. Accesible tanto a los recien iniciados en el budismo o la meditacion como a practicantes mas experimentados, Felicidad es el unico libro que recopila todas las practicas desarrolladas por Thich Nhat Hanh durante sus mas de sesenta anos como monje y maestro budista. Con secciones dedicadas a la practica cotidiana, las relaciones, el ejercicio fisico, la comida atenta y la practica con los ninos, Felicidad constituye una guia completa para vivir con plena consciencia nuestra vida cotidiana.

  • El millonario y la virgen, Eva Nieto de Eva Nieto

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    Han pasado ocho anos, pero ha vuelto. Mas hambriento que nunca.

  • Te averguenzas de mi de Sophie Saint Rose

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    Julianne Ryder miro la fachada del restaurante y forzo una sonrisa apartando un mechon rubio de la cara. El nuevo corte de pelo por la nuca, haria que esos dias le sacaran un monton de fotos. --Ahi los tiene, senorita. -- dijo el chofer divertido. --Es parte del trabajo, Jim. Su chofer desde hacia tres anos, la miro sonriendo--No se como lo soporta. Que siempre esten pendientes de usted. --Es acostumbrarse. Mi madre era famosa y me han sacado fotos toda la vida. -- miro su reloj de oro, que le habia regalado una gran firma y le dijo mirandolo con sus ojos verde esmeralda-- En hora y media pasa a buscarme. Tengo una sesion... --En el Soho, lo se. Lori me pone al dia todas las mananas. Puso los ojos en blanco al hablar de su agente, que era una autentica tirana y se echo a reir sin poder evitarlo-- Te ha enviado el horario al movil, ?verdad? --Puntualmente a las seis y media de la manana. Riendo salio del coche y varios paparazzi se acercaron sacandole fotos -- ?Es cierto que estas saliendo con Will Tarner? Se detuvo asombrada mirando a Carlos, uno de los fotografos que la conocia de toda la vida-- ?Pero que dices? ?Con un jugador de baloncesto? Por Dios, si mido uno sesenta y cinco. Las fotos quedarian fatal. Los chicos se echaron a reir y ella les guino un ojo entrando en el restaurante y busco con la mirada a su amiga Debra, que se suponia que estaba esperandola. El maitre se acerco a toda prisa-- Senorita Ryder, es un placer tenerla de nuevo con nosotros. Menudo pelota, pero aun asi forzo una sonrisa-- Gracias. ?Ha llegado mi acompanante? --Me temo que todavia no. Que extrano. Debra siempre era muy puntual --Muy bien, ?y mi mesa? -- pregunto al ver que el hombre se la quedaba mirando como un tonto. --Oh, si. Por aqui. Julianne le siguio hacia una mesa. Al ver el traje gris y el pelo moreno de Dan Feldman sonrio divertida, porque al lado de su mesa comia su presa favorita. Ignorando al maitre, se acerco a el por detras y le tapo los ojos con las manos, sorprendiendo al tipo que tenia delante. Juguetona se acerco a su oido y susurro-- ?Adivina quien soy, guapo? --Ya he visto los paparazzi en la puerta, Anne. Sabia que llegarias en cualquier momento. -- respondio el ironico sujetando sus manos y apartandolas como si no quisiera que le tocara. Julianne disimulo su disgusto por su trato. Siempre era borde con ella. Y cuanto mas lo era, ella mas le fastidiaba comportandose como una diva. -- ?Y como sabias que estaban ahi por mi? En esta ciudad hay muchos famosos. --Julianne puso morritos mirando sus ojos azules-- Carino, ?no me vas a presentar? El hombre se habia levantado como si fuera de la realeza mirandola embobado. Debia tener la edad de su padre y ella sonrio encantadoramente-- Julianne Ryder. --Es un honor. -- dijo el hombre sonriendo mientras le cogia la mano y se la besaba como si estuvieran en el siglo dieciocho-- Milton Browning. --Oh, senor Browning. Mi padre me ha hablado mucho de usted. -- le guino un ojo -- Me ha dicho que tiene un drive impresionante. El hombre se sonrojo encantado-- Greg siempre tan amable. --Un dia tenemos que echar un partido. -- dijo divertida mirando a Dan que ni se habia molestado en levantarse de la mesa -- ?Verdad Dan querido, que soy buena jugadora? -- ?Sabes lo que es un drive? No mostro que estaba irritada porque pensaba que era estupida -- Tiene algo que ver con pelotitas blancas y palos largos, ?verdad? El senor Browning se echo a reir-- Si, algo tiene que ver. Estare encantado de jugar con usted. --Debo decirle a papa que lo organice. --miro a Dan fijamente y vio su pelo negro impecablemente peinado-- Carino, te has cortado el pelo. -- hizo pucheros mirando sus ojos azules que estaban mucho mas oscuros porque estaba enfadado. Como el noventa por ciento del tiempo que pasaba con ella -- Sabes que me gusta un poco mas largo. --Lo mismo digo. -- respondio molesto-- Y ahora si nos disculpas, estabamos hablando de negocios. --Como siempre. --dijo riendose sin ganas para volver a mirar a su acompanante-- ?No es aburrido hablar siempre de lo mismo, cuando hay temas mucho mas apasionantes? --Tiene toda la razon, senorita Ryder. --Oh, llameme Julianne o Anne como hace Dan. -- ?Le gustaria sentarse con nosotros? Vio el pelo rojo de Debra que llegaba en ese momento y le miro con pena-- No quiero molestarles, estan hablando de negocios. Ademas, ahi esta mi amiga Debra. -- cuando el hombre miro a su amiga, abrio los ojos como platos pues era una de las actrices mas prometedoras del momento -- ?La conoce? --No tengo el honor... Debra se detuvo a su lado y suspiro --Siento llegar tarde. Me ha costado aparcar. --Esto es Nueva York, cielo. Todo el mundo va en taxi. Su amiga fruncio el ceno al oirla hablar con ese tono estupido y al mirar a sus acompanantes se dio cuenta lo que estaba pasando-- ?Y no mostrar mi Porsche? ?Para que me lo he comprado? Dan gruno sentado en su mesa y Debra sonrio dandole un golpe en la espalda-- !Hola, tio! ?Como te va? --Debra, deja que te presente al encantador amigo de mi padre, el senor Browning. --Un placer. -- dijo el besandole tambien en la mano --Tiene un talento increible. --Que amable. --Bueno, nosotras nos vamos para que hablen de acciones y esas cosas. --miro a Dan-- Carino, te perdiste la cena del sabado, pero te perdono. La fulmino con sus ojos azules-- Tenia otros compromisos. --Seguro que serian de lo mas interesantes. -- dijo insinuando que era un aburrido de primera -- Pasenlo bien, senores. --Julianne. -- dijo el amigo de su padre mirandolas con adoracion mientras se alejaban. --Vaya, vaya. -- susurro Debra acercandose a su mesa-- Parece que quiere hacerte desaparecer de la faz de la tierra. Cuando se sentaron Julianne le guino un ojo haciendola reir-- Es una pena. Hoy le he fastidiado poco. --Este juego que llevas con el, un dia te pasara factura. --Debra se sento dando la espalda a Dan, mientras que ella le veia de frente. Al ver que Dan las observaba, le lanzo un beso y el apreto los labios-- ?Sabes que hay rumores sobre que tienes algo con el? Julianne se echo a reir maliciosa-- Y a el le revientan. Su amiga se echo a reir mirandola admirada-- ?Has sido tu? --Esta saliendo con una pija de Park Avenue, que es hija de un senador. --Entiendo. ?Y a ella no le sentaran mal esos rumores? --Eso espero. -- cogio la carta sonriendo a la camarera -- Una botella de champan. --Por supuesto. ?Dom Perignon? --Si, ese es perfecto. Debra sonrio-- ?Que celebramos? --Mi nueva linea de maquillaje. Y un contrato de cinco millones de dolares. Debra grito levantandose de la silla y la abrazo llamando la atencion de todo el mundo, mientras ella se echaba a reir. Cuando se calmo, se sento en su silla ignorando a los cotillas, mientras que Julianne miro sin querer a Dan, que las observaba con el ceno fruncido. Seguramente porque habian llamado la atencion, cosa que odiaba. --Cuentamelo todo. -- dijo su amiga. --Pues se han puesto en contacto con Lori para el contrato hace dos semanas y lo acabo de firmar. Una linea de maquillaje con mi nombre y mi imagen, por supuesto. --Por supuesto. Ire a la presentacion. --Mas te vale. -- se echaron a reir porque Julianne habia apoyado en todo a Debra y su amiga lo sabia. -- ?Sigue mirando? --Pues si. --cogio su copa de champan y le dio un sorbito -- Con esos frios ojos azules, que te traspasan el alma. ?Sabes que el otro dia le dijo a mi padre que deberia meterme en un centro de reposo, a ver si podian ayudarme? -- ?Ayudarte a que? --pregunto asombrada. --A ser normal. Debra jadeo indignada-- ?Y que dijo tu padre? --Que era de lo mas normal que hubiera salido asi, viviendo en el ambiente en que me habia criado. --Bien dicho. --Y despues se echo a reir en su cara, diciendo que seguramente ganaba mas que el con lo que considera mi disipada vida. --Eso lo dudo. --Y mi padre tambien, pero le habia molestado el comentario. El hecho es que le quiere mucho y le considera el hijo que nunca tuvo. -- bebio otro sorbito de champan y al ver llegar a la camarera le tendio la carta-- Ensalada de la casa. -- ?El alino aparte? --Si, por favor. --Yo quiero raviolis de queso. Esos tan ricos con parmesano. --Julianne gimio-- ?Que? No trabajo hasta dentro de dos semanas. --Voy a hacerme actriz. -- ?Pero que dices? Eres una celebrity. Todo lo que haces, es noticia. Las marcas se te rifan y te pagan locuras por asistir a eventos o aparecer en portadas. --Que bien me vienes para subirme la moral. -- ?Que haces por la tarde? Porque queria ir al cine. --Tengo una sesion para la portada de Glam Style. Algo muy sexy y con plumas. -- se encogio de hombros-- O eso me ha dicho Lori. -- ?Otra portada? Te odio. Julianne se echo a reir-- Venga, tu tambien has salido. --Si, pero se olvidan de mi en cuanto estreno. --Vaya mentira. -- la mirada de Dan la estaba poniendo nerviosa y sin darse cuenta se metio el cabello tras la oreja. --Te gusta. Miro los ojos azules de su amiga-- ?Estas loca? --Te gusta mucho. Por eso le fastidias y te comportas como una nina mimada cuando esta presente. -- gruno bebiendose el resto de la copa y la camarera se la lleno de inmediato-- Cuidado o en esa sesion van a flipar contigo. --Solo bebere otra. Y no es cierto. --Claro que lo es. Todavia recuerdo cuando le conociste. ?Tenias dieciocho? -- Julianne la fulmino con la mirada-- ?No quieres recordar lo que dijiste? Es guapisimo. -- dramatizo su amiga, llevandose las manos al pecho-- Y tiene unos ojos... --Era una cria y estupida ademas. --Taaannn inteligente. --Cierra el pico. Debra se echo a reir-- Pero cuando volviste de las vacaciones de verano, ya era imbecil y un creido. --Me lleva ocho anos y pensaba que era una cria. Cometi un error. Su amiga la miro con pena-- Nunca me dijiste que ocurrio en los Hamptons ese verano. --Nada. Simplemente que me vio con un amigo en la piscina y desde ese dia piensa que soy un puton o algo asi. Debra abrio los ojos como platos-- ?Que? Chasqueo la lengua-- Pues...-- gimio antes de seguir-- Habia ido a una fiesta con unos amigos y bebi un poco. -- ?Cuanto es un poco? --Tenia un pedo que alucinas. Nunca en la vida me sento peor la bebida. Debra la miro con la boca abierta-- Si tu nunca te emborrachas. --Es que la experiencia fue tan buena, que se me quitaron las ganas, te lo aseguro.

  • Juegos Para el Placer de Daire St. Denis

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    Jasmine Sweet pillo a su prometido enganandola y se marcho sola a Paris de luna de miel, decidida a tener una aventura. Alli se encontro con un desconocido muy atractivo y su estancia en Francia se convirtio en una fantasia. Luca desperto en ella deseos que jamas creyo experimentar. hasta que ese flirteo tan sexy paso a ser algo mas que un juego.

  • El hombre sin memoria de Rem Aurismaki

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    Pietro sufre de una particular forma de amnesia y no recuerda nada de Antro, el pueblo donde crecio. Algo tiene que haber pasado cuando era nino. Ahora, con su mujer Bernardina, vive en Occiduo. Un dia, una terrible aluvion destruye Antro, y con el, las ultimas posibilidades de Pietro de acordarse su pasado. Hasta que un sueno lo guia en medio de los escombros y el encuentra un ultimo sobreviviente, Antoni. Pietro cree conocerlo y se lo lleva a casa convencido que este pueda devolverle sus recuerdos.

  • Tambien los Demonios Tiemblan de Arturo Fuentes De La Orden

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    <<... La accion se desarrolla con brillantes referencias a los paisajes, mentalidad y tradiciones de Escocia. El autor muestra una notable capacidad de recrear los ambientes de misterio y mantener el clima de tension hasta los capitulos finales...>>
    (Resena literaria de TROA Fundacion)

  • El lince y el clavel (Destinos en la tormenta 2) de Zahara C. Ordonez

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    Galicia, marzo de 1846 De todas las cosas que pense que tendria que hacer en la vida, ver casarse a la mujer que amaba no era una de ellas. Dicen que el ser humano ha sido creado para ser resiliente y soportar los envites del destino, por duros que estos sean, pero estoy seguro de que cuando dicen eso olvidan los que te da el amor. El amor golpea casi tan fuerte como la muerte. De hecho, si hiciera caso a algunos poetas, ambos vendrian de la mano. En el pulso que el amor y yo habiamos jugado, sali perdiendo. Herido de gravedad, me habia retirado. Lo habia hecho porque amar es desear la felicidad del otro, y su felicidad no estaba conmigo. He oido que el tiempo cura las heridas; sin embargo, lo que no me dijeron es que, cuando algo duele, el tiempo cobra proporciones de infinito. Querria decir que el dolor habia quedado atras; hablar de el en pasado; decir que el corazon ya no me quemaba cuando pensaba en ella; que su nombre se habia diluido en mi memoria como gotas de lluvia en un charco. Querria decir que ya no la amaba. Que no me importaba que sus labios besasen los de otro. Podria decirlo, pero mentiria. Mentiria del mismo modo que le habia mentido a ella al decirle que entendia que lo amase a el; que sin ella en mis brazos iba a poder seguir respirando. Mentiria del mismo modo que menti al tenerla de nuevo frente a mi, mientras ella me miraba con esa sonrisa que era para mi el mismo cielo, y pronunciaba un <> con sus labios de miel. Esos labios en los que habia imaginado mis besos. Besos que habian emprendido el vuelo para no regresar jamas. <>, quise responder. <>. Quiza debi decirle eso la ultima vez que nos vimos, mas elegi su felicidad por encima de la mia y ya no habia marcha atras. Ahora tenia que seguir mintiendo. --Si, Victoria. Estoy bien. --Sonrei, aunque por dentro me estuviera quebrando. Aunque mi corazon no fuera ya mas que un cristal roto en cientos de esquirlas--. ?Y tu? ?Como estas? Ella se acerco despacio a mi. En aquel jardin prenado de hortensias y altos arboles de hojas verdes, con su blanco vestido de novia, se me antojo una de esas ninfas de los cuentos que mi madre me solia narrar cuando era pequeno. --Bien. Estoy bien --dijo, y extendio sus manos para coger las mias--. ?Por que no estas en el banquete con el resto? Victoria y Elias habian querido casarse en aquel lugar del fin del mundo, y despues de una sencilla ceremonia en la iglesia, nos habian hospedado en un pazo senorial propiedad de unos amigos de los Vergara, donde habian celebrado un banquete en los jardines. Aunque el dia habia amanecido gris, la lluvia habia dado algo de tregua y el sol hizo acto de presencia, jugando a esconderse entre los nubarrones que surcaban el cielo. Sus formas se pintaban sobre la hierba, y sobre la bella e imponente construccion de granito que se alzaba entre ellos y que imitaba a los viejos castillos de epoca medieval, con tres torres cuadradas y almenadas de distintas alturas. En contraste con su aspecto fortificado, las ventanas estaban formadas por una triple arcada apoyada en columnas esbeltas con capiteles corintios y adornadas con hermosas vidrieras emplomadas. La hiedra trepaba por la fachada dibujando caprichosas formas y dandole verdor a la piedra. --Solo estaba paseando --me excuse, tomando sus manos, tan calidas como las recordaba--. Necesitaba un poco de aire. Me miro con gesto comprensivo. --?Demasiada gente? --Demasiada gente y... Agache la vista y la clave en el suelo. No quise terminar la frase para no molestarla, pero la verdad es que me sentia como un bicho raro rodeado de tanto senoritingo. A pesar de lo precipitado de la boda, a esta habia acudido lo mejor de la sociedad de varias capitales espanolas y tambien del extranjero. Gente que tenia una decena de apellidos, algunos impronunciables, asi como todos los socios comerciales de Rafael, el hermano de Victoria. Me sentia perdido entre conversaciones que no comprendia y todas se me antojaban terriblemente insustanciales. Ni siquiera la compania de Lily y Bernardo, que a ratos hablaban conmigo, a ratos con el resto de comensales de nuestra mesa, me hizo menos dificil el trago. Si mi madre o mi hermana hubieran estado alli, al menos habria tenido a alguien con quien hablar, pero mi madre no queria dejar la venta sola, y Gabriela aun no se encontraba con animos como para emprender aventura alguna y menos aun si esta tenia que ver con el enlace de Elias. Aunque se habian separado de forma amistosa y de mutuo acuerdo, los sentimientos pueden ser traicioneros. Y yo… yo debi quedarme en Madrid estudiando, y no acudir a esa boda que me rompia en mil pedazos. Sin embargo, tras mas de cuatro meses sin ver a Victoria, las ganas de estar con ella pudieron mas que cualquier otro juicio emitido por mi razon, esa que parecia abandonarme cada vez que me hallaba frente a ella. Que estupido habia sido al decir que si cuando recibi la carta en la que me invitaba al enlace. Yo ya no sabia si la estupidez me era inherente o el amor me habia vuelto imbecil, pero acepte estar alli y ahora tenia que tragar saliva, aunque tuviera la garganta llena de sangre por las palabras que querria decirle y que iban alli a morir sin llegar jamas a mis labios. --Ya se que no estas comodo --dijo ella con voz triste--. Quiza no debi pedirte que vinieras. Levante la vista, negue con la cabeza y me force a sonreir. --De verdad. No te preocupes por mi. Hoy es tu gran dia. --Alce una de mis manos y la apoye en su mejilla. Victoria dibujo en sus labios una sonrisa que acelero mi corazon. --Gracias --dijo posando su mano sobre la mia--. Al menos espero que estes disfrutando de la comida. Teniendo en cuenta mis tribulaciones, todas aquellas exquisiteces me supieron amargas, pero fingi una vez mas que no era asi. --Si, y ojala supiera pronunciar el nombre de los platos. La mitad estan en frances. Victoria se echo a reir. Retiro su mano y senti aquel vacio de forma intensa. Como si me hubieran quitado la piel. Aleje yo tambien la mia de su rostro y la baje, apretando el puno despues. No sabia si para atesorar el tacto que aun me quedaba de ella, o para acallar mis anhelos con la fuerza. --?Como van tus estudios? --pregunto--. Espero que el teatro no te este alejando mucho de tus obligaciones. --No son como me los imaginaba. Yo solo quiero estudiar Medicina y estoy haciendo de todo menos eso. Todavia quedan algunos anos hasta que pueda ir a la facultad mayor. --Podria ayudarte. Mi hermano conoce a gente que... La interrumpi. --No quiero que uses tus influencias para situarme en un lugar al que puedo llegar por mi mismo. Bastante es que he aceptado tu ayuda economica. Casi cada dia me recuerdan que es el hombre quien ha de proveer a la mujer, y no al reves. --La gente siempre murmura mas de lo que debe. No les eches cuentas. Solo soy una amiga ayudando a un amigo. <>. Esa palabra casi me dolia. Estar plantado en esa frontera me quemaba los pies. --Conseguire que te adelanten el examen de bachiller para que puedas ir cuanto antes a la facultad. --Y da igual lo mucho que intente impedirtelo, ?verdad? --Exactamente. --Sonrio de nuevo. --Esta bien. Me rindo. Contigo siempre me toca rendirme y aceptar lo que tu decidas. --No pude evitar que mi tono de voz revelase las verdades que guardaba mi corazon. Ella, sabedora de mis secretos, me miro atribulada. Habia en sus ojos un perdon que supe leer, pero que no me consolaba. --Nicolas, dijiste que... --Se lo que dije --la interrumpi. No pude mas y hable, ignorando lo que aconsejaba la prudencia--. Se que te tuve en mis brazos y que no rechiste cuando me hablaste de tus sentimientos por el; que te escribi diciendo que todo estaba bien, que la herida de mi corazon casi se habia cerrado. Se que te dije que me alegraba de que fuerais a casaros. ?Y sabes lo que se tambien? Que te he querido como nunca quise a nadie. Que aun lo hago. Por eso siempre tienes las de ganar, Victoria. Por eso siempre dire que si a cuanto me pidas. Ella tomo aire y despues lo solto despacio. Tuve la impresion de que se encontraba mal. De que la intensidad de mis palabras la habia herido. Y me senti terrible, pues lo ultimo que queria era hacerle dano. Victoria aferro mi antebrazo por unos segundos para no ceder al mareo que lei en la palidez que embargo su rostro de forma repentina. --?Estas bien? --pregunte preocupado. Ella nego con la cabeza y volvio a tomar aire. La agarre atrayendola hacia mi pecho y cobijandola en el. --Debe de ser agotamiento. No es que Malaga este a la vuelta de la esquina y un viaje tan largo cansaria a cualquiera --le dije--. Ademas, seguro que has hecho mas de lo que debias para que todo saliera hoy a la perfeccion. --No es eso... --murmuro ella. Temi que algo la estuviera enfermando y la tome por los hombros, apartandola un poco de mi y mirandola con gesto serio. Alzo la vista y me perdi en sus ojos negros hasta que hablo. --Espero un hijo de Elias. --?Que...? --La voz me salio entrecortada--. ?Como...? Ella se ruborizo y agacho la mirada. --Creo que sabes bien como se hacen los hijos, Nicolas. No le pidas a una dama que te lo explique. --Yo... --La capacidad de unir las palabras para formar una frase parecia haberme abandonado--. ?Cuando? Os acabais de casar. Victoria no despego los ojos del suelo. --?Hace cuanto tiempo lo sabes? --insisti. --Poco despues de regresar a Malaga. No me costo demasiado atar cabos. La noche que Elias paso en la venta; el dia que los encontre juntos en el campo con las ropas deslavazadas... --?Quieres decir que llevas un hijo de cuatro meses en tu vientre? Un <> salio con miedo de los labios de Victoria, sin mirarme aun. --Por eso habeis celebrado la boda tan aprisa --murmure. Mientras yo me moria de amor por ella, ella se arrojaba a los brazos de el, sin condiciones. La mire con una mezcla de sorpresa y enfado. --Que idiota he sido. Pense que en algun momento habia tenido posibilidades contigo. Que una parte de tu corazon estaba conmigo. --Y lo estaba --dijo, y me miro. Su rostro seguia algo palido y se turbo todavia mas al ver un reproche en el mio.--?Como puedes decir eso cuando no dudaste en entregar tu cuerpo a el? --No me lo preguntes, Nicolas. Yo... Es complicado de explicar. --No es complicado, Victoria. Di la verdad: es imposible. No se puede explicar aquello que jamas ha existido. Nunca sentiste nada por mi y fui un idiota por llegar a pensar que habia algo de amor en ti. No habia nada. --Me aparte de ella y eche a caminar alejandome unos pasos, hasta que me detuve, dandole la espalda. Un nudo se formo en mi garganta y me quebro la voz al decir las siguientes palabras--. Solo compasion por el solitario chico de la venta. --No digas eso. --La oi murmurar. Su voz tambien salio tremula--. Te quise. Y te quiero. --Pero no lo suficiente. Nunca sere lo suficiente para nadie. --Habia pretendido que aquello se quedase en un mero pensamiento, pero salio de mis labios sin que yo pudiera evitarlo. Victoria llego hasta mi espalda y me abrazo con fuerza. Senti sus brazos en torno a mi; sus manos aferrandose a mi vientre. Las observe en silencio. El pecho me dolia. --No digas eso --repitio--. No lo digas, por favor. Tu eres mas de lo que nadie podria desear. --No para ti. --Pero algun dia lo seras para alguien, Nicolas. Estoy segura. El nudo de mi garganta se torno de roca. Ya casi no podia ni respirar. Me solte de su abrazo y eche a andar de nuevo. --Necesito pasear un rato. --Por favor, no quiero despedirme asi de ti. No quiero que haya cuitas entre nosotros. Me detuve, armandome de valor para mirarla. Cuando mis ojos se encontraron con los suyos, me debati entre ser comprensivo con ella o seguir soltando lo que llevaba dentro. Una vez mas, termine por diluir mi frustracion en el oceano de su mirada. --No es una despedida, Victoria. --Trate de sonreir--. Ojala fuera capaz de decirte <> para siempre, aunque me temo que eso es algo que nunca pasara. De alguna forma me siento unido a ti, a pesar de que tu... Ella miro al suelo de nuevo y se mordio el labio inferior, sin duda atribulada. --Lo siento --murmuro. --?Por que ibas a sentirlo? Solo has hecho lo que tu corazon te ha pedido que hagas. --Camine de nuevo hacia ella, hasta que estuvimos frente a frente, apenas separados por un palmo--. Yo debi de haber hecho lo mismo. Pelear por ti hasta que no me quedaran fuerzas. Pero quise respetar tus deseos. Ponerlos por encima de los mios. ?Puedo decir lo mismo de el? --No la emprendas con Elias. Nunca ha hecho nada que yo no quisiera. --El perfecto y valiente Elias Marin. Solo siento dolor cuando pienso en el y en ti --dije aquello y le pedi a mis lagrimas que no asomasen a mis ojos. No queria que ella me viera llorar. --Nicolas... --Pronuncio mi nombre con carino--. Algun dia dejaras de amarme y el dolor se ira. --?Algun dia? ?Y por que no hoy? No quiero amarte mas, pero no se como hacerlo. No se dejar de amarte, como tampoco se odiarte, aunque ganas no me faltan. No se que quiero cuando se trata de ti. Me estoy volviendo loco. Estar en Madrid, lejos de ti, es lo mejor que me ha pasado; a pesar de que en los primeros dias me faltaba el aire por tu ausencia. Ahora mismo echaria a andar hacia alli y no pararia hasta llegar. Lo que sea con tal de alejarme de tu vera. Contraviniendo mis palabras, mis pies dieron un paso mas hacia ella. Mire sus labios otra vez; hogar donde habrian ido a parar todos mis besos. Hogar en el que mi corazon, desoyendo al dolor y las circunstancias, habria dejado un beso en aquel instante. Incline la cabeza despacio hacia ella, sin poder controlarme. Sin ser capaz de decirme a mi mismo lo inconveniente de aquello. Victoria no se movio mientras me miraba con un sentimiento que vi en sus ojos y que me revelo que ella tambien anhelaba aquel beso. Quiza no por las mismas razones que yo. Quiza solo para darme un regalo de despedida. Para, en aquel momento amargo, decirme <> de forma dulce. A punto estaban mis labios y los suyos de encontrarse cuando ambos fuimos conscientes de que aquello torceria mas las cosas entre nosotros. Puede que me regalase un beso, pero su amor no era para mi. Puede que yo tomase aquel beso, pero seria abrir mas la herida de mi corazon. Por eso, en el ultimo instante, ella giro el rostro despacio y yo ladee el mio. Mis labios encontraron el unico hogar que hallarian en el rostro de Victoria: su mejilla. Un beso entre amigos. Un beso entre dos almas afines que una vez se encontraron y que estarian destinadas a no separarse jamas, mas sin entrelazarse nunca del todo. Ella siempre seria mia. Yo siempre seria suyo. Pero nuestro amor no habia sido escrito con el fuego de Venus, ni nuestras almas hechas de identica materia. Ella era de Elias. Y yo... yo no era de nadie. Y en medio de aquel instante, una voz irrumpio entre nosotros, pronunciando su nombre. --Victoria. Mire tras ella y vi a su hermano, que la llamaba haciendole senas para que fuera junto a el. Ella giro la cabeza por un instante y asintio, para despues volver a fijar sus ojos en mi. Fue a decir algo, pero callo. Quiza porque ya nos lo habiamos dicho todo. Quiza porque quedaba todo por decir. En cualquier caso, beso mi mejilla y se fue en pos de Rafael. La vi alejarse como quien contempla un barco adentrandose en el mar, sabiendo que en algun momento la linea del horizonte se lo tragara y este desaparecera para siempre; como si nunca hubiera estado; como si su surco sobre las olas jamas hubiera existido. Cuando la perdi de vista, todas las lagrimas que habia aguantado surgieron de mis ojos de forma incontrolada. Aprete los parpados sintiendo como estas recorrian mis mejillas. El corazon y la garganta me quemaban y solo tuve ganas de echar a correr. Ojala hubiera tenido conmigo a Canela para montar en ella y perderme entre los familiares caminos de mi ninez, a tantas leguas de donde me encontraba. Ojala hubiera tenido tambien a mi Luna, para acompanarme en los paseos; para verla correr y sentir su alegria cuando lo hacia. Y, a falta de mi yegua, decidi usar mis piernas y correr a toda prisa hasta perderme en aquellos frondosos jardines.

  • Sinfonia del destino de Graci Suarez

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  • Amor glase de Patty Love

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    No se puede decir que Isabella Wilson sea una persona demasiado afortunada. Tiene una pasteleria en Painswick, que le va casi tan mal como su vida sentimental. Sin embargo, un dia las cosas cambian para ella, cuando sus pastelillos Amor glase se convierten en top trending. El exito profesional vendra acompanado de Evan Taylor, un atractivo policia, recien llegado al pequeno pueblo, que no solo le ofrecera su ayuda en el negocio, tambien la posibilidad de una relacion, algo para lo que Isabella no sabe si esta preparada todavia.

  • Pena Amaya de Pedro Santamaria

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    Ano 572. Hace un siglo que el Imperio Romano de Occidente ha caido y mas de ciento cincuenta anos desde la irrupcion de los barbaros en Hispania. Pese a las constantes guerras Cantabria, un pais diminuto, se mantiene independiente en parte gracias a la inexpugnable ciudad de Amaya, lugar donde se reune su Senado.
    Despues de sus exitosas campanas contra los bizantinos en el sur peninsular, el rey visigodo Leovigildo sitia la ciudad rebelde de Corduba. Pero su ambicion va mas alla: el monarca pretende unir toda Hispania bajo sus leyes y, para ello, debera marchar con sus huestes hacia el norte de la peninsula.
    Tomas, un joven cantabro que en otro tiempo fue guerrero, ha abrazado la verdadera fe y se ha unido a Emiliano (San Millan), hombre santo cuya fama se extiende por todo el norte peninsular. Este, en un sueno turbador, vera la destruccion de Amaya y elegira a Tomas para que lleve la palabra de Dios a los cantabros, paganos en su mayoria, como unica garantia de salvacion.
    Tomas tendra que enfrentarse a su pasado y a su hermano mayor, Necon, que sera el encargado de defender Amaya, y con ella toda Cantabria, del ataque visigodo.
    Pedro Santamaria, con su habitual prosa fluida, nos presenta un relato heroico cargado de accion, que reflexiona sobre los limites del amor y la resistencia.

  • Tres novias para Navidad de Annabeth Berkley

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    ?Recibisteis la llamada del abuelo? --pregunto Brendan Anderson mirando distraido desde la barra el televisor del abarrotado y ruidoso bar. Como todas las semanas, se habia reunido con sus hermanos en el bar preferido de Bryan. Dardos, cerveza, companeros de la policia, y partido televisado de beisbol, y que, de los tres, solo le interesaba a el. Bryan Anderson resoplo molesto sin mirar a su hermano menor. --Estamos jodidos --dio un trago a su cerveza sin perder de vista el partido que televisaban. --Los Mets estan jodidos --comento Brad, el mayor de los hermanos, que ya se habia aflojado el nudo de la corbata que llevaba. Acababa de salir de trabajar y habia acudido directamente a la cita semanal, cansado de una larga y ardua jornada en el juzgado. --No digas tonterias --le respondio Bryan mirando el partido--. Para los Mets es pan comido, pero tu, ademas de cansado, pareces muy tranquilo. ?Hay algo que no sepamos? ?Tienes novia que sentar a la mesa en Navidad? Brendan miro a su hermano mayor a traves de sus horribles gafas que simulaban la necesidad de muchas dioptrias. Su hermano, el abogado, cuando no estaba en el tribunal, pasaba los dias encerrado entre su despacho, y la mayor parte de las noches tambien. Los tres sabian que le era bastante complicado conocer una mujer y mucho mas dificil mantenerla a su lado. --Cuentanos --insistio esperanzado. --Claro que no tengo novia --les respondio tranquilo Brad--. El abuelo tendra que conformarse con verme a mi. Los dos hermanos negaron con la cabeza y una media sonrisa. --A ti ya te tiene muy visto --comento ironico Bryan dando otro trago a su cerveza. --?Cuantos anos lleva insistiendo? --pregunto retoricamente Brendan--. No podemos presentarnos solos este ano. Mama dijo que quiza fuera su ultima Navidad. --Mama siempre dice lo mismo --refunfuno Bryan--. Otra que quiere vernos casados. --Si, pero esta vez llamo el abuelo --anadio Brad preocupado--. No se que pensar. --Pues algo habra que hacer --insistio Brendan dando un trago a su cerveza --. Necesitamos tres novias para ir a casa en Navidad antes de que termine la semana. El llevaba tiempo planteandose comenzar alguna relacion, pero sus ultimas experiencias con el sexo opuesto habian sido tan desastrosas que se veia incapaz de acercarse de nuevo a una mujer. Los tres hermanos se miraron ligeramente preocupados. Ya pasaban de los treinta. Ninguno habia presentado nunca una novia a la familia, pese a que nunca les habian faltado mujeres en su vida. Pero ese ano el abuelo, cada vez mas delicado de salud y al que todos adoraban, les habia pedido telefonicamente, uno por uno, conocer a sus novias. Ninguno tenia a quien presentar. Ninguno habia encontrado a la mujer de su vida. Pero ninguno queria decepcionar al hombre con el que habian pasado los mejores veranos de sus vidas. --Es Navidad, es epoca de milagros. Pidamos uno --comento Bryan, el mas cinico de los tres alzando ligeramente su cerveza. Brendan, el mas distraido y olvidadizo, tambien alzo su botella. Brad, el mas serio y responsable, les imito. Los tres brindaron no muy convencidos, pero deseando que la magia de esos dias y de la que todo el mundo hablaba, se manifestara para ellos en forma de mujer. --?Preparado para las fiestas navidenas, Brendan? --le pregunto su companera de la universidad mientras recogian las agendas para el nuevo curso en sus maletines en la sala de profesores. Brendan resoplo distraido. --Lo cierto es que no, Monica --le confeso--. Deberia ... ?Tu tienes planes para estas fiestas? Era morena, guapa, agradable, tendria mas o menos su edad y nadie tendria por que sospechar que no eran una pareja de verdad. Se le habia olvidado que tenia que llevar una novia a casa, y apenas le quedaban unas horas para encontrar a quien fuera. --Si --le respondio con una sonrisa, acabando con todas sus expectativas--. Me voy con mi novio al lago Hudson. Hemos reservado una cabana en mitad del bosque... Si tu te quedas aqui ?podrias pasarte por mi casa? Mi companera de piso no va a salir... es como se suele decir, una rata de biblioteca, seguro que os llevais bien. Me da pena dejarla sola en Navidad. Sus padres cambiaron los planes a ultima hora y se ha quedado tirada con la maleta hecha ?Te imaginas? Brendan parpadeo sorprendido. ?De verdad? ?Con la maleta hecha? No se podia tener mejor suerte. --?Donde vives? Llamale y dile que voy hacia alli. --Que atento eres, Brendan --le sonrio Monica apuntandole su direccion en un trozo de papel --. Siempre se puede contar contigo. Brendan cogio el papel y monto en su coche decidido. Esperaba ser capaz de convencer a ... ?Como se llamaba? Bueno, a la companera de piso de Monica, para que se hiciera pasar por su novia durante cinco dias. April Miller se dirigio a la puerta insegura cuando escucho el timbre. Su companera de piso le habia dicho que uno de los profesores con los que trabajaba se iba a pasar por alli para llevarla a dar una vuelta. No habia podido negarse, pero ?quien queria una cita a ciegas? Monica le habia dicho que parecia que tenia un cuerpo de diez, pero que era <>. ?Dificil de mirar? Guapo o feo era cuestion de gustos. Siendo profesor de la Universidad, por lo menos su conversacion seria interesante. No sabia por que se habia convencido a si misma para aceptar la inesperada cita. Quiza la decepcion por pasar las fiestas sola en casa. Abrio la puerta. Un hombre alto y delgado estaba al otro lado aflojandose el nudo de la corbata que llevaba. Tuvo que darle la razon a su amiga. Su cabello oscuro estaba muy repeinado hacia adelante y sus enormes gafas le escondian unos muy pequenos ojos azules. Facil de mirar no era, no. Brendan se sorprendio al ver a una bonita mujer de poco mas de metro sesenta, de pelo castano, ojos marrones, nariz pequena y sonrisa agradable. Parecia encantadora ?Que hacia sola? ?Por que estaba soltera? --Hola --le saludo amable--. Soy Brendan Anderson. Perdona que me presente asi. Monica me dio la direccion. --Si, me ha llamado --le respondio April sin separarse de la puerta. No estaba muy segura de salir con el a tomar algo. Monica no le enviaria a una mala persona, pero mirar al suelo de continuo por no perderse buscando los ojos tras las horribles gafas, no le terminaba de apetecer. --?Puedo pedirte un favor? April le miro extranada antes de volver a bajar la mirada incapaz de fijarse en sus ojos azules tras las gafas. --No se... depende... --seguia sin retirarse de la puerta. --Monica me ha dicho que no tenias planes para estos dias--le comento--. Perdona que sea tan directo, pero necesito ayuda urgente. April puso sus sentidos alerta. --?Si? --Necesito que alguien se haga pasar por mi novia cinco dias. Solo cinco dias. Mi abuelo va a morirse... quiere conocer a mi novia antes de hacerlo y no tengo a quien llevar. April parpadeo sorprendida. ?Eso era real? --?Como? Brendan se paso la mano por el menton, agobiado. Suponia que parecia desesperado y la situacion era ridicula por lo menos. --Perdona es que... es un compromiso familiar... la Navidad, ya sabes... Monica me dijo que te habias quedado sin planes, con la maleta hecha y pense que podias venir conmigo y mi familia. April le escuchaba atenta. Parecia que habia bajado la muralla defensiva que llevaba alzada desde que habia abierto la puerta. --No estaremos solos. Mi familia es normal. Abuelos, padres, dos hermanos y no se si sus novias --le explico--. No dormiremos juntos. Cinco dias con actividades navidenas en familia. Es a dos horas de aqui. Si quieres volver puedo traerte, pero me harias un gran favor si por lo menos hoy vinieras conmigo. April lo miraba sintiendo su apuro y su nerviosismo. Lo miro apretando los labios meditando lo que habia oido. --A dos horas de aqui --le repitio para asegurarse. --Si, y puedo traerte en cuanto quieras. --No te conozco. --Monica si. Soy profesor en la universidad, no tengo aqui el certificado de penales, pero si no puedes confiar en mi, confia en tu amiga. Te prometo que soy un buen chico, solo estoy agobiado... desesperado... --Y quieres a tu abuelo. Entonces, Brendan mostro una sonrisa preciosa que le llego al alma. --Si --reconocio--. Como ves haria cualquier cosa por el. Hasta presentarme en casa de una desconocida e invitarla a venir conmigo cinco dias. --Pero me has dicho que me puedes traer en cualquier momento. --Por supuesto. Te doy mi palabra de boy scout. --?Eres boy scout? --No --reconocio con una sonrisa--, pero lo hubiera sido si no hubiera tenido unos hermanos y un abuelo con el que disfrutar de las acampadas y la vida al aire libre. Ese carino que sentia por su abuelo termino por convencerla. Ella nunca habia conocido a sus abuelos y siempre habia sentido curiosidad por la relacion que algunas personas tenian con ellos. No tenia nada que hacer, y Brendan parecia agradable. Muy agradable, pese a su cara. Asintio convencida. --De acuerdo, Brendan, pero debes traerme en cuanto te lo pida.

  • Un pie en el paraiso de Ron Rash

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    Oconee, condado rural de los Apalaches, principio de los anos cincuenta. Un antiguo territorio cheroqui esta a punto de ser de nuevo arrebatado a sus legitimos pobladores: la compania electrica Carolina Power ha adquirido todas las tierras del valle para construir una presa, un inmenso lago que anegara por igual granjas y cultivos. Sin embargo, una inclemente sequia castiga ese verano y el maiz y el tabaco crujen bajo los pies en los agostados surcos. El sheriff y veterano de guerra Will Alexander es el unico en kilometros a la redonda en haber pisado una universidad, pero ?de que sirve eso si no se es capaz de encontrar un cuerpo? El de Holland Winchester, que no regreso a casa a mediodia y cuya madre oyo un disparo en la propiedad vecina…

  • El hermano del famoso Jack de Barbara Trapido

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    Como no tengo otro, escojo de prefacio el que escribio Jacob, y que lei a escondidas hace quince anos, cuando lo encontre sobre la mesa de desayuno de los Goldman, junto a los cereales: <>. Era un matrimonio que se caracterizaba, entre otras cosas, por el cambiante animo de Jacob, alternativamente enfurecido o encantado con Jane en el papel de tenaz esposa rural. No cabe duda de que eso influyo en los caminos que decidi recorrer yo. Conoci a Jacob Goldman cuando me entrevisto para una plaza universitaria en Londres, durante mi ultimo ano en un elegante colegio privado del norte de la ciudad al que mi madre me habia mandado. Mi madre, viuda de un verdulero local modestamente acomodado, lo habia hecho con cierto sacrificio y con la esperanza de que yo adquiriese el acento apropiado y estuviese en condiciones de participar en los circulos apropiados. Y dado que los padres estan destinados a que sus hijos les decepcionen, creo que a ella le decepciono que la consecuencia de su decision fuera, en cambio, que yo sacara siempre buenas notas y que Jacob se convirtiera en mi profesor. Jacob (un impresionante y corpulento filosofo de izquierdas procedente del East End) nos hablaba con maravillosa y convincente fluidez sobre la dialectica trascendental, en un tono de voz formidable y barriobajero plagado de oclusiones gloticas, como de ayudante de fontanero. Era el catedratico de filosofia en aquel laberintico edificio victoriano y enseguida se convirtio en mi figura paterna y mi referente cultural. Yo habia leido las alusiones de lord David Cecil a sus <> de Oxford, pero Jacob no me entrevisto en ningun lugar que pudiese dignificarse con esa palabra. Me entrevisto en lo que parecia ser apenas un recoveco ventilado. --Te sere sincero --dijo--. Te he hecho venir hasta aqui porque el informe del director de tu colegio es tan negativo que me induce a sospechar que quiza seas mas lista que el. Puede que no seas, claro, mas que una rebelde testaruda. ?Que crees tu que eres? Me traspaso desde debajo de unas cejas de negra crin con una mirada de indisimulada antipatia. Eso fue, claro esta, mucho antes del dia en que le vi mandar pasar a su cocina a un grupo de testigos de Jehova empapados por la lluvia y ofrecerles tazas de te, porque era la persona mas buena del mundo. Como si del relleno de un cojin se tratara, del cuello de su camisa abierta salia pelo a juego con las cejas. Yo debi de encogerme de hombros con algo de desden. ?Como podia transmitirle mi situacion? ?Hasta que punto estaba impulsada timoratamente por un deseo de complacer y en cambio me sentia obstinadamente incapaz de hacerlo obedeciendo a valores que no fuesen los mios? Dado que mis valores no eran compartidos por quienes me rodeaban, estaba destinada al fracaso. Creo que la falta de reconocimiento me hacia mostrarme presuntuosa, en un intento de forzar el interes de aquellos que ejercian sobre mi su autoridad. --A veces presumo --conteste. --Yo tambien --dijo Jacob. En el colegio era rebelde a un nivel modesto, siempre correcta, culpable de poco mas que de leer a James Joyce por debajo de la mesa en las clases de religion, de faltar a todos los acontecimientos deportivos y de no llevar el uniforme del colegio con la delicadeza con que otras lo hacian. De rechazar, en suma, aquellos aspectos del colegio que me parecian perifericos respecto al proceso educativo. La educacion, de acuerdo con lo que siempre habia esperado de ella, es lo que recibi de Jacob. Jacob tenia cierta afinidad con los mas inconformistas, entre otras cosas porque, segun supe mas tarde, en su rebelde juventud hubo de verselas con un bondadoso juez conservador. Y creo que el conservadurismo del juez le habia ensenado a Jacob (respecto al conservadurismo y a otras formas de villania) a odiar el pecado y no al pecador. Algo que se le daba muy bien. --Dices que te gusta leer. Encendio uno de sus repugnantes cigarrillos proletarios con una cerilla de cocina que saco de una caja enorme y me cedio la palabra. Recuerdo retrospectivamente con cierto rubor que le conte, entre otras cosas, que pensaba que Wordsworth tenia <>, que creia que Jesucristo habia sido un socialista utopico y que no me gustaba el sexo en D. H. Lawrence. Es una costumbre que tengo, ahora bajo control, la de compensar mi timidez natural con estrafalarios fogonazos de prepotencia. --A mi mujer tampoco le gusta --dijo el, lo que me sorprendio en gran medida--. Ella considera que mas que sexo es exhibicion impudica indecente. Pero ?no hay, y perdona, porque no es mi huerto de coles, no hay en eso algo del entusiasmo propio del pionero? ?No hay una cierta ingratitud en lo de trepar hasta los hombros del pasado y burlarse? --No lo se. Pero no me gusta tener que estar agradecida por algo. Jacob se tomo eso con una alentadora sonrisa contenida. --Por supuesto, a mi nunca han llegado a golpearme con jade chino --dijo--. Me han tirado a la cabeza una lata de rabo de buey Heinz y no han acertado, pero eso no tiene ni por asomo el mismo poder simbolico. Despues pase a complicarme la vida hablando del unico libro de filosofia que habia llegado a leer, una edicion de bolsillo de un libro de Bertrand Russell publicado por la Home University Library que habia comprado en el mercado de Camden Town, sospecho que para fastidiar a mi madre, que creia que me estaba convirtiendo en una marisabidilla que ahuyentaba a pretendientes estupendos. La que huia de los hombres era yo, claro, pero el asunto operaba en ambas direcciones. Como dice Robert Frost: <>. Luego le conte a Jacob que mi novela preferida era Emma. El comento con ironia que al menos en ella no habia nada de sexo. Yo aun lo ignoraba, pero el sexo era uno de los temas favoritos de Jacob. Me ruborice y dije con pasion para defenderme: <>. Jacob lanzo una sonora carcajada rabelesiana y propuso ir a tomar un cafe, que compramos en una maquina expendedora que habia al final del pasillo. --Mira, preciosa --me dijo cuando ya me marchaba--, la gente que viene aqui lo hace a costa del contribuyente britanico. Y yo lo que exijo es que esa gente se esfuerce. Si no se esfuerzan hago todo lo que esta en mi mano para que los echen. Durante las vacaciones de verano recibi la notificacion (el ultimo cumplido que me dirigiria Jacob) de que el departamento me admitiria sin importarles mis notas finales.

  • En los oscuros lugares del saber, Peter Kingsley de Peter Kingsley

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  • La venganza escocesa de Sabrina Jeffries

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    Lady Venetia Campbell regresa a su Escocia natal, tras muchos anos de ausencia, para asistir a un elegante baile de mascaras en el que un atletico enmascarado le dara un arrebatador beso que no podra olvidar. Pero su viaje a Escocia adquiere un giro dramatico cuando, al dia siguiente, el misterioso galan la rapta a punta de pistola. Se trata del peor enemigo de su padre, Sir Lachlan Ross, el propietario de la finca contigua a la suya y a quien Venetia recuerda como el apuesto joven por el que bebia los vientos de nina.Aunque con el tiempo, Ross se ha convertido en un hombre perversamente sexy y mucho mas peligroso.

  • La borde y dulce Lai 2 de Monica Benitez

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    No hace mucho que se cumplio un ano desde que Claudia y yo nos conocimos en aquel avion, diez meses desde que nos fuimos a vivir juntas y siete desde que lo dejamos. Lo se, suena horrible, pero os aseguro que no lo es, esa decision fue una de las pocas que Claudia y yo fuimos capaces de tomar sin pelearnos, y no pasa un solo dia en el que no nos alegremos de lo que hicimos. Dejad que os ponga en antecedentes: Como ya os imaginais nuestra relacion comenzo aquel dia en mi apartamento, los primeros dias todo fue bien, saliamos a comer, a pasear, al cine, en fin, lo que hacen todas las parejas, y por supuesto sexo, buen sexo, y abundante tambien... Pero ese estado no nos duro mucho, de hecho fueron tres semanas, eso fue lo que tardo en llegar nuestra primera bronca, ?Por que discutimos? Por Lore de los Polvos, yo queria presentarsela a Claudia, pero a pesar de que ya habian hablado por telefono, ella se nego a conocer a mi amiga. Aceptaba que yo me viera con ella, porque en ese sentido Claudia confiaba en mi, pero no queria conocer a la mujer con la que yo solia acostarme antes de conocerla a ella. Por una parte podia llegar a entenderla pero por otra me jodia, me jodia porque Lore formaba parte de mi, de la persona en la que me habia convertido cuando Claudia me conocio, y rechazarla a ella era como rechazar una parte de mi. Aun asi esa noche lo arreglamos en la cama, despues de un par de buenos orgasmos, Claudia me pidio un poco mas de tiempo para hacerse a la idea y yo se lo concedi, pero aquel dia se abrio la veda, empezamos a discutir con mas frecuencia, casi siempre por chorradas, cuando haciamos las paces siempre acababamos riendo por lo absurdo de las situaciones. Al principio nos daba igual, nos daba igual porque siempre resolviamos nuestras peleas en la cama, y claro, disfrutabamos mucho haciendolo. No existia el arrepentimiento o el perdon, ni yo se lo pedia a ella ni ella me lo pedia a mi, supongo que porque nuestras discusiones eran tan absurdas que cuando me ponia a pensar en ello ni yo misma era capaz de encontrar una razon coherente para haber discutido. Simplemente nos metiamos en la cama y cuando saliamos la tormenta habia pasado... pero claro, la siguiente no tardaba en llegar. Como digo, al principio nos daba igual, pero llego un momento en el que no, el sexo ya no compensaba aquellos dolores de cabeza y todos los malos ratos que pasabamos. Tuvo que ser de nuevo Lore de las Hostias la que me abrio los ojos, a mi y a Claudia, porque seguia habiendo una cosa sagrada en mi vida, los viernes cenabamos en casa de Lore, mi amiga, mi confidente y mi salvadora. Y no, no me pego un hostion si es lo que estais pensando. Lore sabia lo que pasaba entre nosotras porque yo se lo contaba para desahogarme, incluso alguna vez habiamos discutido delante de ella. Por otro lado Claudia habia establecido una amistad telefonica con mi adorable doctora: Lore de los Mocos. Yo estaba encantada, me gustaba que Claudia tuviera a alguien con quien desahogarse, yo tenia dos Lores y ella tenia una, aunque eso tambien cambiaria despues... En fin, llegamos a un punto critico, las dos nos esforzabamos por no discutir, porque que quede clara una cosa, nos queriamos, nos queriamos mucho y toda aquella situacion era muy frustrante, ?Como era posible que nos quisieramos tanto y no fueramos capaces de dejar de discutir por gilipolleces? Aquel viernes cenando en su casa, Lore nos dio la respuesta. La cena iba normal hasta que al intentar coger la sal roce mi vaso de Coca Cola y lo tire encima de la mesa. --!Joder Lai!--se quejo Claudia de mal humor. --!Joder ?Que?!--replique yo. Supongo que aun estabamos calentitas por la discusion que habiamos tenido por la manana y no nos dejabamos pasar ni una. --!Bueno, vale ya!--grito Lore dando una palmada sobre la mesa que capto nuestra total atencion--parece mentira que tengais treinta anos !Joder!, al sofa las dos --ordeno enfadada. Claudia y yo nos miramos con una mezcla de intriga, preocupacion y miedo, porque que a nadie se le olvide, Lore de las Hostias cabreada daba miedo. Las dos nos levantamos a la vez y nos sentamos en el sofa, una al lado de la otra, en absoluto silencio esperando lo que Lore tuviera que decirnos. Movio un sillon y lo coloco justo delante de nosotras. Cuando se sento tuve la impresion de estar en la consulta de una psicologa, pero mi amiga era mucho mas sabia que una psicologa cuando se trataba de mi. --?Que no veis que vais a acabar odiandoos?--dijo ya con un tono mas suave. A mi se me disparo el corazon, de pronto tuve la sensacion de que Lore iba a decir algo que Claudia y yo sabiamos pero que ninguna de las dos era capaz de reconocer. --No podeis seguir asi--continuo mi amiga--no es sano para ninguna, no haceis mas que discutir, joder. --Pero luego lo arreglamos...--susurro Claudia con la voz ahogada. --?Y cuanto tardais en volver a pelearos? Ninguna de las dos contesto, casi habia conseguido contener mis lagrimas, pero entonces vi como se le escapaban a Claudia y no pude evitar que las mias tambien salieran. --Pero yo la quiero Lore...--balbucee llorando como si Claudia no estuviera alli. --Yo tambien la quiero...--lloriqueo ella cogiendome de la mano. Me abrace a Claudia, a mi desagradable y adorable Claudia, estuvimos asi un buen rato, llorando en el hombro de la otra hasta que Lore se agacho delante de nosotras y nos cogio por la barbilla para obligarnos a mirarla. --Ya se que os quereis, pero teneis un caracter incompatible, sois demasiado iguales--dijo con una dulzura que me sorprendio--si no acabais con esto acabareis haciendoos un dano irreparable, y entonces ya no tendra solucion, no podreis ni miraros. Mi amiga volvio a sentarse y nos dejo absortas en nuestros propios pensamientos. Aquellas palabras se clavaron en mi corazon como punales. ?Podia concebir yo una vida en la que Claudia no estuviera presente? ?Estaba dispuesta a acabar odiandola? ?Queria que Claudia me odiara a mi? La respuesta a todas mis preguntas era la misma: no, no queria. --Creo que deberiamos irnos--dijo Claudia. Lore nos acompano a la puerta, nos abrazo a las dos y nos dejo ir sin decir nada mas. *** Durante el trayecto hasta mi apartamento se hizo un silencio absoluto en el coche, aunque no era un silencio incomodo, yo conducia y Claudia me cogio de la mano, acariciamos nuestras manos con afecto, supongo que para dejar claro a la otra que lo que iba a pasar no tenia nada que ver con el amor, sino con el acertado diagnostico de Lore: incompatibilidad de caracter. Cuando entramos en el apartamento nos tumbamos en el sofa, de lado, acurrucadas una frente a la otra sin decir nada, solo nos mirabamos mientras nuestras lagrimas resbalaban en silencio hasta caer en el sofa. Estabamos en calma, estabamos en paz, yo tenia la mano en su cintura mientras la acariciaba con el pulgar y ella la tenia en mi cuello jugando con uno de mis mechones rebeldes, no sabria decir cuanto tiempo estuvimos asi, mirandonos sin dejar de llorar, con hipidos y mocos, estoy segura de que fueron horas. --?Amigas?--susurro Claudia. --Amigas--conteste yo. Nos dimos un pico, tierno, de esos que suenan, lo repetimos unas cuantas veces absorbiendo los labios de la otra, despues nos abrazamos y nos quedamos dormidas alli mismo. Asi fue nuestra ruptura, sin discusiones, tierna y apacible, llena de amor y sin reproches. No voy a negar que los primeros dias fueron muy duros, seguiamos viviendo juntas, y creo que las dos estabamos cabreadas con el destino, ?Si no eramos capaces de entendernos por que nos habia unido? Pero la respuesta no tardo en llegar, empezamos a tratarnos como amigas, simplemente eso, amigas que se querian mas de lo normal, pero amigas. Y en ese papel descubrimos que nos entendiamos a la perfeccion, lo que no habia funcionado siendo pareja, iba de maravilla siendo solo amigas. Nuestra amistad es muy solida, ahora nos seguimos queriendo demasiado pero de otra manera, del rollo de que si alguien le toca un pelo le arranco la cabeza de los hombros y viceversa. Nuestras peleas se han acabado, ahora tengo en Claudia un apoyo incondicional, a veces ni siquiera necesito explicarle lo que me pasa porque ella sabe interpretarme igual que yo a ella. ?Y a quien hay que darle las gracias? A Lore de las Hostias, otra vez. *** Poco a poco cada una fue haciendo su vida con el absoluto apoyo de la otra. Decidimos seguir viviendo juntas, como amigas claro. Los viernes en casa de Lore seguian siendo sagrados, nos juntabamos las tres y pasabamos veladas estupendas, hablando y viendo pelis. De vez en cuando recordabamos aquel dia, pero no como algo doloroso, sino como algo necesario que hizo que dejaramos de hacernos dano. Al cabo de un par de meses Claudia empezo a salir, lo mismo iba a un bar cualquiera que a uno de ambiente, supongo que ella no tenia una preferencia clara. Lejos de enfadarme o sentir celos, yo estaba encantada con la idea, queria que mi amiga fuera feliz y eso era algo que yo no podia darle. De vez en cuando pasaba la noche fuera, la primera vez no quise preguntarle, no queria incomodarla, pero ella me lo conto. --No quiero que haya secretos entre nosotras Lai--dijo. Yo sabia que le preocupaba herirme, pero era algo que tenia que pasar y las dos lo aceptamos como personas adultas. Siempre me decia que me fuera con ella, que saliera y me despejara, que un polvo me vendria bien, pero a mi no me apetecia, no es que estuviera deprimida ni nada de eso, simplemente necesitaba tiempo para mi, lo de Claudia estaba muy reciente y en cierto modo aun arrastraba lo de Vero, no porque no lo tuviera superado o sintiera algo por ella, era tan simple como que siempre me quedo la duda de saber por que paso lo que paso, por que lo hizo, nunca la deje explicarse porque me dolia demasiado, pero ahora que ella no significaba nada para mi, yo necesitaba saber el porque. Creo que era una mezcla de reproches contra la vida, fui feliz con Vero durante anos y una sola accion acabo con aquello. Despues aparecio Claudia, pelee para conseguirla y cuando la tuve no fuimos capaces de hacer que funcionara. Si, creo que estaba cabreada. En parte envidiaba la forma en la que Claudia lo llevaba, y supongo que sabia que eso era lo que deberia hacer yo tambien, pero por algun motivo no podia, no era lo que mi cuerpo me pedia en aquel momento. Lo que necesitaba era estar sola y ordenar mis ideas. Asi que no solo no salia, tampoco quedaba con Lore de los Polvos que hubiera sido lo logico en mi caso. Bueno a ver, aclaremos, si que quedaba con ella, pero no para follar, solo como amigas. Realmente ni yo me entendia, me gustaba demasiado el sexo y lo cierto era que esa parte no la llevaba nada bien, aliviarme yo sola era una opcion que yo sabia que no aplacaria mis instintos durante mucho tiempo, pero de momento era lo que habia. Creo que lo que me paso con Claudia me cambio, o al menos una parte de mi. Aunque en ciertas cosas seguia comportandome como una cria, habia madurado bastante si comparaba mi comportamiento cuando lo deje con Vero a cuando lo deje con Claudia. La unica putada es que tambien me habia vuelto mas sensible de lo que ya era, todo me afectaba con mas intensidad que antes, y eso me cabreaba. *** Tras mucho insistirme, una noche accedi a salir con Claudia. Llevaba semanas pidiendome que saliera a tomar algo con ella y yo siempre me negaba, joder no me apetecia…Pero bueno, tampoco podia quedarme encerrada en casa para siempre y supongo que salir un poco me iria bien para despejarme, asi que esa noche le dije que si. Entramos en un bar de ambiente y nos pedimos un chupito de tequila, eso nos recordo todo lo que vivimos vigilando a la ninata y estuvimos comentando anecdotas durante mas de una hora, entonces la vi entrar. Gire un momento la vista hacia la puerta y vi a Lore de los Polvos, al principio me quede un poco parada, Claudia y yo no habiamos vuelto a tocar el tema de nuestra primera discusion, pero como digo, ella sabia interpretar mis gestos y mis expresiones. --?Que pasa Lai?--pregunto preocupada. Lore no me habia visto todavia, pero sabia que en cuanto lo hiciera se acercaria para saludarme, asi que se lo pregunte directamente. --Acaba de entrar Lore de los Polvos, ?Quieres conocerla o me levanto yo a saludarla? Yo no me iba a enfadar si no queria, simplemente queria saberlo para evitar una situacion incomoda. --Fui muy gilipollas con aquello Lai, claro que quiero conocerla. <> Sonrei y levante una mano para que mi amiga me viera. Lore se acerco risuena y esplendida como era ella mientras yo me levantaba. --Hola nena, ?Que haces aqui?--dijo sorprendida mientras me abrazaba con una efusividad a la que yo tambien respondi. Nos tambaleamos unos segundos fundidas en el abrazo y despues conteste. --Claudia me ha convencido para salir un rato--dije encogiendome de hombros. Ellas se sonrieron y yo las presente, Lore estaba sola, asi que le pedimos que se sentara con nosotras. Me sorprendio lo bien que se entendieron desde el principio, parecia que hacia anos que se conocian. Estuvimos hablando sin parar, me sentia bien, todas las personas importantes de mi vida parecian llevarse bien, fue como quitarme un peso de encima.

  • Un bonsai en la Toscana, Isabel Keats de Isabel Keats

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    El cientifico Robert Gaddi esta a punto de hacer un descubrimiento que supondra un inmenso avance para la medicina; sin embargo, hay demasiados intereses en juego y mucha gente decidida a que sus investigaciones no vean la luz. La noche que destrozan su laboratorio en Washington D. C., tanto su jefe como su amigo Charles Cassidy, del FBI, insisten en contratar los servicios de un guardaespaldas.

  • En el pais de la nube blanca de Sarah Lark

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  • Atrapada en el tiempo (Forastera 2) de Diana Gabaldon

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    Veinte anos despues de haber experimentado la aventura mas extrana de su vida -un viaje a traves del tiempo hasta la Escocia del siglo XVIII-, Claire Randall regresa con su hija Brianna a las imponentes y misteriosas montanas escocesas donde todo comenzo. Con la ayuda de Roger, un joven historiador, Claire se lanza a una obsesiva busqueda de las tumbas de los caidos en la batalla de Culloden, librada en 1745. El paso del tiempo no ha podido borrar los intensos recuerdos de un amor dificil de explicar. Con el transcurrir de los dias, Claire ira descubriendo, ante los ojos incredulos de su hija y de Roger, el fascinante secreto cuya clave es el cauce interior que conduce al pasado.

  • Valio la pena de Jorge Dezcallar

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    Jorge Dezcallar de Mazarredo quiso ser diplomatico desde que, de pequeno, escuchaba fascinado las historias que le contaba su tio, el embajador Guillermo Nadal. Una vez que sus suenos se hicieron realidad, su carrera le llevo a Polonia, Nueva York, Uruguay – donde vivio un rocambolesco 23-F-, Marruecos -fue embajador ante Hasan II y Mohamed VI-, Roma –ocupaba la embajada del Vaticano cuando murio Juan Pablo II y el conclave eligio a Benedicto XVI– y Washington, donde de nuevo vivio de cerca la historia con la victoria electoral de Barack Obama.

  • Ni lena ni leches de Sweet Melibea

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    --No puedes pedirme eso, Hannah --le dije a mi hermana en una suplica. No, es que ni de cona lo haria. --Puedo, y de hecho lo estoy haciendo --me contesto Hannah de forma seria. Ni en sus suenos. No podia creerme lo que mi hermana me estaba pidiendo. ?En que cabeza cabia que accediera a aquello? !Mi hermana estaba loca! Si era cierto que en lo ultimos meses estaba tomando varias pastillas recetadas por un profesional, ya que habia entrado en un estado animico nada favorable, ademas de algunos tranquilizantes, pues la tension la tenia por las nubes. Si, Hannah estaba sufriendo bastante desde que su marido la abandono y la dejo sola con sus dos hijos, pero de ahi a que yo accediera a su peticion, pues... No, no podia. Mi hermana se recuperaria, no podia dejarlo todo sin mirar atras. --?Mama lo sabe? --le pregunte arrugando el ceno. Si mi madre estaba al tanto de aquello y todavia no habia ardido Troya, es que estaba de acuerdo, de lo contrario, no estaba enterada. --Si --me contesto mirandome a los ojos. --?Y? --Esta de acuerdo, claro. Puse los ojos en blanco. --?Que pasa con los ninos? --insisti. Quemaria todos los cartuchos que me hiciera falta con tal de poner todas las pegas posibles, a ver si asi a mi hermana se le quitaba aquella idea absurda de la cabeza. --Bueno, eso... --titubeo Hannah y arquee una ceja. <>, pense escandalizada. No es que mis sobrinos fuesen santos de mi devocion, ya que nunca me habia llevado demasiado bien con ellos, eso de tener una estrecha relacion tia/sobrino/a conmigo como que no, pero de ahi a verlos internos en uno de esos colegios horribles con monjas que pellizcan los brazos, pues... --No consentire que los internes --le dije de pronto a Hannah. <>. Hannah dejo escapar una pequena carcajada. --?Quien ha hablado de internarlos? Algo que si habia dejado en casa el marido de Hannah al marcharse eran deudas, por lo que la muchacha tenia el dinero justo para poder vivir. --Es verdad --dije asintiendo con la cabeza--. ?Entonces? --Ese es el favor que me tienes que hacer. --Hannah se mordio el labio inferior, nerviosa, pues no sabia como reaccionaria. Yo la queria mucho y todo eso, pero lo que Hannah iba a pedirme, sabia que me iba a dar mucho miedo, pero tambien que era importante. --?Favor? --parpadee un par de veces--. Pero creia que el favor que tenia que hacerte era darte el visto bueno para marcharte a ese sitio, Hannah. --Tambien. --Venga, sueltalo entonces --le pedi poniendome nerviosa. --Los ninos se quedan contigo. --?Como? --Mis ojos se tornaron redondos por la sorpresa. <>. --Mama es mayor para lidiar con ellos --intento convencerme Hannah. --Y yo soy nula. !Los ninos se me dan fatal! --me queje haciendo aspavientos con las manos, estaba a punto de petarme la patata. --!Ya no son ninos! Billy es adolescente y Emily preadolescente. --Hannah se encogio de hombros y yo la mire condescendiente. Como si aquello me consolara, no te fastidia. --?Me estas vacilando? --le pregunte con altaneria--. Hannah, por nuestra madre, por el bien de esas criaturas, yo... --Lottie, por favor --suplico mi hermana. Negue con la cabeza fervientemente, como cuando de pequena no me queria comer las lentejas y mi madre me amenazaba con ponerme el plato de legumbres a modo de sombrero, a ver si asi me entraba el apetito. --No puedo, Hannah, no soy capaz. !Ni siquiera se cuidar de mi misma! Soy un paquete y lo sabes --lloriquee--. Ademas, no querran venir conmigo. --!Eres su tia favorita! --exclamo Hannah con fingida emocion. Rode los ojos. --Deja de vacilarme, te lo suplico --le pedi poniendo las manos con las palmas hacia delante --. No tienen otra tia. --!Por eso! --siguio insistiendo Hannah. Resople, me cruce de brazos y mire hacia otro lado. --Lo haras, Lottie, porque me quieres y yo a ti. Necesito ponerme bien y quiero hacer ese viaje, estar en ese lugar para hacerlo. Al decir aquello, volvi a fijar la vista en mi hermana. Sabia que Hannah tenia razon y que realmente necesitaba volver a ser la misma de antes, sonreir y tener ganas de vivir sin el efecto quimico de ninguna pildora. Hizo una mueca y Hannah me tendio su mano. --De pequenas prometimos hacer todo lo que estuviera en nuestra mano para hacer feliz a la otra. Asenti despacio. En aquello Hannah tambien tenia razon. Nos llevabamos cinco anos de diferencia, siendo Hannah mayor que yo, que en aquel momento tenia veintiocho anos y Hannah treinta y tres. Pero la edad nunca se inmiscuyo entre nosotras, pues fuimos inseparables desde el primer momento y nos dedicamos todo el cuidado y carino del mundo la una a la otra. Eramos totalmente distintas, tanto fisica como psiquicamente, y habiamos elegido vidas muy diferentes. Yo me dedicaba a la traduccion literaria y, la verdad, ese momento del que muchas personas hablan en el que sienten que ya han sentado la cabeza, pues oye, que yo ni lo conocia todavia. Hannah, por su parte, tuvo a Billy muy jovencita, a sus diecisiete anos y se conformo con un puesto de cajera en un supermercado que encontro un ano despues. En aquel momento estaba fija en ese puesto de trabajo, otro punto a favor por el que me parecia una completa locura que lo dejara todo para hacer aquel retiro espiritual, a ver si asi se le alegraba el alma y el corazon. La estoy citando, por supuesto. Y estuvo durante muchos anos con el mismo hombre, el primero del que se enamoro, el padre de Billy y Emily, el mismo que la habia abandonado desde hacia un tiempo a esta parte y por el que estaba deprimida. Y, bueno, si me preguntasen a mi por mi vida amorosa, diria que soy otro paquete. Nunca me habia enamorado. No, porque tenia la sensacion de que era posible que no encajara con nadie, asi que no sabria en ese momento describirte las sensaciones que el amor despierta en el cuerpo. Ni tampoco los sentimientos. Ni nada. Basicamente, no sabia nada del amor. Pero, volviendo al tema de mi hermana, quiza aquello era lo especial de nuestra relacion. A pesar de nuestras diferencias, eramos una y carne, siempre lo habiamos sido y aquello no cambiaria nunca, estaba segura. Pero el problema no era que no me entendiese con Hannah, ya que con quien no lo hacia era con mis sobrinos. Siempre estabamos como el perro y el gato, nunca se me dieron bien los ninos. ?Lo he dicho ya? No lo se, por si acaso lo repito. --?Lo haras? --insistio Hannah. Bufe. --?Que tengo que hacer exactamente? --A ver... esta casa es de alquiler y como yo voy a irme a mi retiro... Volvi a bufar. --Sigue, quiero saber a que tengo que atenerme para hacerme a la idea. --Con el dinero que me ahorrare del alquiler pagare las tasas. Parpadee varias veces. --?Pretendes que viva con tus hijos en mi casa? ?En mi mini casa? Lo decia muy en serio, en la casa en la que vivia casi no cabia ni yo muchas veces cuando tenia mucho desorden. --Pues... --Repito, ?en mi mini casa? --insisti. Hannah se rasco la barbilla, despues me miro. --Bueno, no tendrias demasiado problema en mudarte, ?no? Digo... como tu eres una hoja movida por el viento. Hizo una mueca muy graciosa que me hizo sonreir. --?Mudarme? --pregunte. --Si, a un sitio mas grande. Quiza, en las afueras de la ciudad, al aire libre, en el campo... Los ninos han sufrido estos meses, puede que les venga bien. Ademas, tu te acabas adaptando a todo.--?Me estas convenciendo? --le pregunte torciendo el gesto. <>. --?Yo? Para nada, pero... solo digo que tu siempre has tenido mucho espiritu aventurero, mucha capacidad de adaptacion y yo te lo agradeceria tanto. --El chantaje emocional no esta permitido --le dije poniendo morritos. Ella me hizo una caida de pestanas. --Lottie, por favor... Me mordi el labio inferior. --Asi, yo que se, al igual que yo, cambias de aires. Siempre te estas quejando de lo pequena que es tu casa, del bullicio de la ciudad... Y, para que veas, he encontrado una casa de campo que es perfecta para los tres. Arrugue el ceno. --?Has buscado una casa antes de decirte yo que si? --le pregunte perpleja. Hannah solto una risita nerviosa y tecleo en su telefono movil hasta dar con la foto de mi supuesto nuevo hogar. Bueno, mio y de Billy y Emily. <>, pense ironizando. --Mira. Y eso hice, mirar, y la verdad es que me gusto lo que vi. --Esta a una hora en coche del pueblo mas proximo, su alquiler es barato y --paso a la foto siguiente y volvio a mostrarme la pantalla de su telefono --, mira que vistas. Lo cierto es que las vistas eran espectaculares y seguramente se respirase mucha paz viviendo en aquel entorno, rodeada la casa de naturaleza. --Es mas barato que lo que pagas aqui, ademas, te dare manutencion de los ninos. Ya me han dado la excedencia en el trabajo. --?Que? ?Ya tienes la excedencia, bueno, pensabas pedirla y no me has dicho nada? --Lottie, crees que esto es una decision precipitada, pero la he meditado bastante --me explico, como excusandose de su decision, cosa que yo no le habia pedido en ningun momento. --Hannah, no tienes obligacion de darme tantas explicaciones... --Pero tampoco quiero que te sientas obligada a ayudarme sin saber realmente por lo que estoy pasando. --Se encogio de hombros. --Se por lo que estas pasando --pose una de mis manos sobre las suyas, que las tenia entrelazadas sobre el regazo --, de verdad, Hannah. Asi que... no se... --?Eso es un si? Sopese un momento mi respuesta, aunque en mi interior ya la habia decidido desde el minuto uno en el que Hannah me habia pedido ayuda. Era mi hermana, nunca me negaria a ayudarla, aunque eso significara cuidar de mis sobrinos, asi que obviemos el principio de este capitulo y, por ende, de esta historia. --Debo de haberme vuelto loca... --musite y ella casi grito de jubilo para despues esbozar una sonrisa. Me alegre de verla sonreir de nuevo de manera sincera, sin duda, parecia desear bastante ese tiempo para ella. --?Te he convencido? --No hacia falta, tampoco... <>. Capitulo 2 --?Cuanto queda? ?Cuanto queda? ?!Cuanto quedaaaaaaaa!? --Emily alargo ese ultimo "queda" y termino de romperme los nervios, de por si crispados por el viajecito que me estaban dando mis queridos sobrinitos. Habia pasado una semana desde que tuve aquella conversacion con mi hermana Hannah, y durante aquellos dias nos habiamos ocupado de alquilar la casa, hacer las maletas, hablar con mi antiguo casero... ya sabes, puros papeleos y formalismos. Fue Hannah quien se encargo de hablar con mi nuevo casero, recoger la llave de mi nuevo hogar de sus manos y tenderla en las mias, como tambien de preparar todas las pertenencias de sus hijos para que las trajeran con ellos. Todo aquello lo hizo en un intento de hacerme a mi las cosas mas faciles, lo sabia. Y, de alguna manera, tambien me sabia mal que lidiara con todas esas cosas que me parecian, personalmente, lo mas mierder de gestionar. --Solo sera un mes, Lottie, pasara rapido --me dijo para que cambiara mi semblante nervioso e inseguro el dia en el que nos despedimos de ella, en su antigua casa, esa que habia dejado por marcharse a su retiro espiritual. Me salio una mueca, muy mal disimulada, por cierto. --?Que haras dentro de un mes? ?Donde viviras? --le pregunte no sin cierta preocupacion por el futuro de Hannah. Hizo un gesto con la mano, como quitandole importancia a mis palabras. --Me ire a casa de mama. Asenti, aunque no estaba nada convencida de esa inestabilidad que de pronto se habia aduenado de ella. --Mama... --Emily se asomo por la ventanilla del asiento trasero de la vieja camioneta de mi padre, la cual mi madre me habia dicho que cogiera para mudarnos porque, total, nadie la utilizaba. Mi pobre padre murio anos atras y mi madre se habia apropiado de mi Vespa. Si, joder, de mi jodida Vespa. Arrggg, era imposible. Hannah estuvo durante aquella ultima semana advirtiendome sobre mi vulgar forma de hablar, pero, cono, ?si sabe como me pongo para que me llama? No, mejor, ?para que me mete en ese marron?

  • Contigo lo quiero todo, Olga Salar de Olga Salar

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    ?Puede el hermano, amigo y profesor perfecto ser un desastre en el amor? ?O es que el amor para ser real debe ser imperfecto?

  • Lo que no se dice de Viviana Rivero

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    “La miro. Era real como el pan. Otros perfumes femeninos habian pasado ante el pero este lo embriagaba, lo penetraba en cada poro, lo heria y lo desarmaba. Ella le quitaba la soledad, las ausencias. La queria toda y para toda la vida.” Joven, linda y exitosa, Elena Wilson Garrott viaja a la Patagonia para encargarse de la herencia de su madre. Lo que comienza como un simple tramite terminara provocando un cambio radical en su vida. Uno tras otro, desenterrara secretos del pasado familiar que ni siquiera sospechaba que existieran. Y conocera a Omar, el hombre al que la ligan lazos profundos e invisibles. Dos historias, una actual y otra antigua, se entrecruzan en esa tierra inmensa barrida por el viento. Una tierra que lo da todo pero que a la vez lo exige todo. Asi fue con los antepasados de Elena, inmigrantes boer de fines del siglo XIX que llegaron a colonizar el desierto. El “efecto mariposa”, un acto leve de consecuencias impredecibles, ha dejado su marca en todas las generaciones Wilson Garrott, hasta llegar a la propia Elena. Si quiere aprovechar su oportunidad de ser feliz, debera vencer los prejuicios que le fueron legados con el apellido y las tierras. La inmigracion sudafricana a la Argentina, la Patagonia rebelde, la Segunda Guerra Mundial y una trama a puro vertigo de amores e intrigas convergen en esta novela. Viviana Rivero, autora de Secreto bien guardado e Y ellos se fueron, vuelve a crear una historia de realismo romantico donde alternan la ternura y la crudeza. Una historia que hara vibrar cada fibra del alma.

  • Cherry de Susie Harris

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    El poderoso multimillonario Daniel Marshall, vestido de hombres y codiciado por mujeres, tiene su orgullo herido cuando dos amigos y el novio de su insoportable hermana atribuyen su gran exito con las mujeres a tener mucho dinero. Para probar lo contrario, para ellos y para si mismo, Daniel se embarca en una loca aventura: asume la identidad de un simple empleado de alimentos, cuya mision se reduce a conquistar el amor de una mujer interesante.
    La modesta esposa de su nuevo jefe seria el trofeo perfecto para visualizar en el curso de esta trayectoria, despues de que una mujer casada intercambiando un hombre rico por un pobre representara un logro notable, sin embargo, convencerla de mirar a otro hombre, no al esposo, mientras que aprender a lidiar con emociones desconocidas sera tu mayor desafio.

  • Las visiones de Edmundo Paz Soldan

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    Un juez comienza a tener visiones de los hombres que ha condenado a la carcel. Un doctor encargado de experimentos con armas quimicas se dispone a probar un compuesto letal con su propia gente.

  • La casa espanola de Stefania Gil

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    Desde tiempos remotos, los Daniels y los Gordon se odian los unos a los otros.
    Una rivalidad entre familias que se fue transmitiendo de generacion en generacion afectando sus relaciones dentro de la Aristocracia Inglesa.
    Elaine Daniels es rebelde e independiente.
    Va detras de sus suenos sin importarle si en el camino, su aristocratica familia decide renegar de ella para siempre.
    Cuando muere su abuela paterna, Ella Daniels, empieza el verdadero infierno para Elaine a quien su familia decide declararle la guerra por no asumir su papel dentro de la aristocracia y segun lo exigen las normas establecidas.
    Sin el respaldo economico de la fortuna Daniels y sin la unica persona que la protegia y le apoyaba en la busqueda de sus suenos, Elaine decide emprender un viaje que va a cambiar su destino y el de su familia.
    Pierce Gordon, de quien no ha dejado de hablar la prensa inglesa en los ultimos meses gracias a su proximo enlace con Nathalie Grant, es un hombre decidido, reservado y considerado <>.
    No conocia la humillacion y la burla hasta que su futura esposa fue filmada <>, para miles de personas en el mundo, por Elaine Daniels, saliendo de la iglesia despues de que el cura le preguntase si aceptaba a Pierce por esposo.
    Una razon mas para odiar a los Daniels.
    Sin embargo, Pierce estaba muy lejos de ser un hombre vengativo y para deshacerse de ese sentimiento que lo dominaba, decide tomarse unas vacaciones para complacer a su difunto abuelo con algo que tenia pendiente en Espana; que solo el podia manejar y que podria aclarar el pasado de odios y amenazas que habia entre los Daniels y los Gordon.
    ?Seran capaces Elaine y Pierce de ponerle fin a un odio que lleva siglos expandiendose entre ambas familias? ?Podran descubrir como ocurrieron en realidad las cosas en el pasado, dejando que el amor los una para siempre en el presente?

  • ?Por que hacemos lo que hacemos? de Mario Sergio Cortella

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    ?Te cuesta ir a la oficina los lunes por la manana? ?La falta de tiempo se ha convertido en algo constante? ?La rutina te esta quitando el placer de la vida cotidiana? ?Todavia no sabes cual es el objetivo real de tu vida?

  • Rubricatus de Isabel Garcia Trocoli

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    LA FUNDACION DE BARCINO
    Ano 13 a.C. Gayo Celio, veterano centurion de las guerras cantabras, y sus companeros de la Cuarta Macedonica reciben a Octavio Augusto en el puerto de la iberica Barkeno, alla donde el Rubricatus vierte sus enrojecidas aguas. El motivo: la fundacion de la colonia Barcino.
    El viejo centurion, magistrado de la ciudad, ha contraido matrimonio en extranas circunstancias con la hija de un poderoso patricio de Tarraco. Lucio Celio, su hijo, es su gran esperanza para obtener gloria y riquezas en Roma.

  • Mein Traumprinz. Mi principe azul de Alex Garcia

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    Inteligente, pero dispersa. Con caracter, aun siempre soportando las secuelas de su bondad. Y es que su enorme corazon se convierte en un blanco perfecto. Lucia, sevillana de Triana, es una mujer diez que ya perdio la esperanza de encontrar a su principe azul. Cuidar de su padre y de su querido sobrino es lo unico que consigue llenar parte del vacio que siente. Sin embargo, cuando sus errores del pasado amenazan con arrinconarla, del modo mas imprevisto aparece en su vida alguien que lo cambiara todo. Una persona que, ademas de hacerle replantearse muchas cosas, lograra que vuelva a rescatar la fantasia de su ninez.

  • Besarte en Roma de Regina Roman

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    Besarte en Roma es un ejemplo de la buena salud que goza el chick lit en nuestro pais. De una de las autoras mas solidas de la literatura romantica en Espana, nos llega su novela mas redonda, divertida y excitante, que no podras dejar de leer. Duelos dialecticos, erotismo, humor, romance y una quimica electrizante entre unos protagonistas que amaras sin remedio. Eva es una chica moderna, independiente, motera y boxeadora, poco o nada interesada en enamorarse. Heridas en el pasado de su alma se encargan de recordarle que los hombres son infieles por naturaleza. Javier es propietario de una multinacional. Con un hijo del que hacerse cargo y un divorcio traumatico a sus espaldas, ha decidido que el amor no esta hecho para el. El CNI investiga un caso de contraespionaje en la Costa del Sol. Alguien se esta encargando de suministrar identidades falsas a espias internacionales que se camuflan entre la poblacion, comprometiendo la seguridad nacional. ?Podra el destino caprichoso, el interes del estado y sobre todo, la romantica ciudad de Roma, unir a un par de testarudos erizos? ?Podra Eva olvidar que Javier se encuentra en los primeros puestos de la lista de sospechosos?

  • La amante del Highlander de Hugo Sanz

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    Cuando Malvina acepta un trabajo en la casa de los McLarcon, no imagina que un simple primer cruce de miradas con Duncan, su jefe, dara un giro de ciento ochenta grados a lo que habia sido su vida hasta ese momento.

  • La Elegida del Vampiro de Gema Perez

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    Adam tiene toda la eternidad por delante.
    Dalila, a sus 20 anos, solo unas decadas.
    Adam ya no siente ilusion por nada.
    Dalila aun esta descubriendo el mundo.

  • El libertino de Hidden Brook de Antonia Romagnoli

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    Inglaterra, 1805

  • Deseos desordenados. #Need de Barb Capisce

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    Volver no siempre es facil, el origen a veces significa enfrentar recuerdos que creias olvidados, develar secretos que por mucho tiempo se callaron, abrir cajas que debieron permanecer cerradas. Vince debio haberlo sabido.

  • La amante del marques de A. R. Cid

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    Poco tenia que opinar al respeto, pero eso no importaba, no al hombre que tozudamente continuaba con su perorata. El marques tenia ganas de arrancarle la cabeza, aunque ambos sabian que no lo haria y, precisamente por eso, iba mas pendiente de lo que acontecia en las calles que recorrian. -- ?No tiene nada que decir? ?No comprende la situacion en la que se encuentra? - inquirio el baron Camoys, golpeando el techo del carruaje con su baston con fuerza. -- ?Ya hemos llegado? -- Debe tomar una decision - insistio el baron -. Amenaza con delatarlo si no lo hace. -- ?Paseamos? - le sugirio, al tiempo que abria la portezuela con rapidez y se lanzaba fuera. El frio no le importaba, no tras toda una vida soportandolo, en cambio, las nubes negras que se desplazaban sobre su cabeza ya no le hacian tanta gracia. Se llevo la mano instintivamente hasta la chistera, sabiendo que no serviria de mucho si el aguacero que se avecinaba era tan fuerte como podia oler en el ambiente. El baron Camoys toco su hombro, el marques ni siquiera se giro para mirarlo. No, sus ojos se habian detenido en un joven de hermosos ojos grises. Sus movimientos suaves, su forma de moverse, se acerco a el sin comprender el motivo. Se detuvo a unos metros, el marques llamo su atencion alzando la mano. Paso por alto el barro que cubria su piel, la ropa raida y los zapatos agujereados que dejaban pasar el frio y la humedad. Lo paso todo por alto, concentrandose solo en su tersa piel, en sus labios rojos y carnosos. No, a el no le gustaban los hombres y, o mucho se equivocaba o, bajo tan burdo disfraz, no se escondia un muchacho. -- Milord, ?desea una? - se atrevio a preguntar el "joven", estirando sus finos dedos, en los que una rosa rosa se mecia. -- ?Cuantas tiene? - pregunto el marques de Carisbrooke llegando hasta ella y torciendo la nariz. No era su olor el que lo llamaba, era lo que intuia bajo la superficie. El color de sus ojos invitaba a perderse en ellos, su forma de morderse el labio era mucho mas sensual que los estudiados movimientos de las amantes que habia tomado los ultimos anos. -- Doce, milord - replico el "joven" bajando la cabeza, encogiendose ante el escrutinio. Maximilian se acerco y rozo la mano de la pordiosera que queria aparentar lo que no era. El marques quiso descubrir lo que ocultaba, jugar con la ratoncita que fruncio el morro. Todo tenia un precio y sobre todo cuando no se tenia nada. -- Deberiamos regresar. Debe tomar una decision para que podamos actuar. - El baron se detuvo al comprender que ni siquiera lo escuchaba. No, el marques estaba perdido en la "interesante" conversacion que mantenia con uno de los muchos vagabundos que alli se congregaban para poder ganar unas cuantas monedas. -- ?Las traeria a mi casa? - pregunto con voz ronca el marques, dejando que sus cuerdas vocales extendieran las silabas mientras se imaginaba desnudandola, observandola al limpiar su cuerpo e impregnarlo con el sutil aroma de las rosas. Era imposible que bajo tanta mugre no se escondiese una beldad, solo una autentica beldad podria ser hermosa incluso cuando trataba de evitarlo. -- Milord, no seria conveniente. Yo... no debo alejarme tanto - replico la joven mirandose los pies, sintiendo que mancharia el hogar del hombre que, plantado ante ella, no se daba por vencido. Tambien temia sus intenciones, no lo reconoceria. -- Podria ofrecerle una buena recompensa por el camino. No me haga perder el tiempo, ambos sabemos que precisa cuanto pueda obtener de mi y yo estaria mas que contento de darselo. - Alzo las cejas y fijo sus ojos azules en los diminutos, casi imperceptibles, bultos que su holgada y sucia camisa trataba de ocultar. ?Por que la joven que tenia ante el habia logrado detener su caminata? ?Que tenia el gris de sus iris que era capaz de hacer que olvidase las palabras que tenia en la punta de la lengua? Quiso vestirla de sedas, cubrir su esbelto cuello con joyas y observarla sonreir, no preciso mas que una acuosa mirada de unos ojos que parecian suplicar por atencion, consuelo y carino. -- Si asi lo quiere... - susurro la joven Noemille, Noemille sin mas. No tuvo que decirle el precio, pues eso habria sido de mal gusto cuando solo tenia que observar el abrigo del marques, su chistera, la cadena dorada del reloj de bolsillo que acababa en su pantalon. Max habria querido acercarse, rozar la palida piel de la joven, provocar, quizas, que se sonrojase, pero estaban en medio de una autentica multitud y no era el lugar, no cuando preparaba planes de boda. Bufo ante la idea de contraer matrimonio con una dama aburrida que nunca podria calentarlo por dentro, que no conseguiria que sus entranas ardieran y desease atarla al lecho. No, la damita era un mal necesario que no lograria evitar que buscase lo que necesitaba, que no tendria de el mas que su titulo, ni siquiera un heredero le regalaria. -- Venga antes de cenar, es cuando mas benevolo soy - gruno, acercandose a Noemille hasta que sus pechos se rozaron. Ella no logro retroceder, sus piernas no le respondieron. El poder que el transmitia la ato, impidiendole reaccionar. No tomo todas las rosas, solo una. La recogio y arrastro con pereza desde la mano femenina, se la llevo a la nariz sin dejar de observarla, memorizando cada uno de sus gestos. -- Huele a belleza, a la pureza mas absoluta - dejo caer el marques con la indiferencia de quien esta acostumbrado a que sus palabras sean tomadas como la ley mas absoluta. -- Gracias milord. - Y acaricio las rosas que quedaban en sus manos, soltando una sonrisa sonadora que la hizo volar lejos y no paso desapercibida a ninguno de los dos. -- No me referia a las rosas. -- ?Y a que se refe...? - Noemille no pudo terminar, no cuando el marques se inclino y anadio sobre su oido: -- Se lo dire a la noche, se lo prometo. - El calido aliento del marques rozo su oreja, su cuello, convirtio sus palabras en una caricia maliciosa que sabia como hacer temblar a una joven inexperta, que sabia crear imagenes en la mente de quien nunca habia hecho el amor. Noemille lo vio marchar con las piernas debiles y la mente embotada, boqueo al comprender que ya no tenia mas que hacer en todo el dia, no cuando ya no le quedaban flores que vender. Se habria alegrado si las horas muertas no fueran el escenario perfecto para que se recrease en el hambre que carcomia sus entranas. La joven tardo mas de media hora en irse, el marques ya estaba muy lejos entonces. Llevo la mano al pantalon y apreto la unica moneda que le quedaba con una sonrisa triste, mientras se colocaba la mascara que siempre portaba cuando regresaba al unico hogar que conocia. -- Hermanito, he llegado. Hoy he tenido suerte, hoy cenaremos como reyes, pero por ahora has de conformarte - solto la joven del tiron, mientras llegaba hasta un nino de tres anos que temblaba sobre un monton de paja diseminada por el suelo. Era dos cucarachas que se escondian en las grietas de una ciudad que no tenia corazon con quienes no contaban con quien los defendiera. Lo recogio en su regazo, lo acuno con la pena de no poder darle mas, no tener mas que ofrecer. El era su vida, lo unico que tenia para no dejarse morir, caer ante cualquier carruaje y permitir que las ruedas la aplastasen. -- ?Por que callas? ?Estas triste? - Su vocecilla tremula, acompanada con un fuerte ataque de tos, consiguio que las lagrimas pendieran de las pestanas femeninas y no tuviera otra opcion que negar con la cabeza -. Deberias dejarme, las mujeres lo dicen. -- ?Por que habria de hacer eso? - consiguio preguntar ella. -- Morire... - jadeo el diminuto y escualido Marcus, sonriendo sin ganas. -- No lo haras. Te lo prometo.

  • Un corazon para dos de Jessi Kirby

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    Cuando las sirenas me despertaron justo antes del amanecer, no se como supe que iban a por el. No recuerdo haber saltado de la cama ni haberme atado los zapatos; tampoco recuerdo como llegue al camino de la entrada, ese sinuoso sendero que hay entre nuestras casas. No recuerdo mis pies golpeando el suelo, mis pulmones aspirando aire ni mi cuerpo corriendo para atrapar lo que mi corazon me decia que era cierto. Pero recuerdo cada detalle despues de eso. Puedo ver las luces azules y rojas que brillan en el claro cielo del amanecer. Puedo escuchar las voces entrecortadas de los medicos. Las palabras <> que se repiten entre el ruido de sus radios en el fondo. Recuerdo los profundos y ahogados sollozos de una mujer desconocida, y que sigo sin conocer. Tambien el extrano angulo de la camioneta blanca de la chica, con el toldo oculto bajo los tallos destrozados, y las flores de los girasoles que crecian a lo largo del camino. La reja, astillada y rota. Recuerdo los cristales, que parecian grava, esparcidos por el asfalto. Sangre. Demasiada. Y su zapatilla tirada a un lado, en medio de todo aquello. El corazon que, con un rotulador negro, yo habia dibujado en la suela. Aun puedo percibir el vacio de su zapatilla cuando la recogi y como su liviandad me hizo caer de rodillas. Puedo sentir las manos enguantadas que me levantaron y que luego me sujetaron cuando trate de correr hacia el. No dejaron que me acercara. No querian que lo viera. Y, por eso, lo que mas recuerdo de esa manana es que me quede de pie a un lado del camino, sola, mientras la oscuridad se cernia a mi alrededor y el dia cambiaba mi vida. La luz de la manana sobre los petalos, dorados y vibrantes, esparcidos por donde el yacia, agonizando. 1 La comunicacion con los receptores del trasplante puede ayudar a los familiares de los donantes tras su perdida… En general, las familias de los donantes, los receptores, y sus parientes y amigos se pueden sentir reconfortados al hablar sobre sus experiencias con la donacion… El regalo de la vida… Pueden pasar meses o anos antes de que alguno de ellos este listo para enviar o recibir correspondencia, o tal vez nunca llegue a haber ninguna relacion. Programa de Servicios a las Familias de los Donantes Alianza de Vida Cuatrocientos dias. Repito el numero en mi cabeza. Dejo que se apodere del sentimiento de vacio mientras aprieto el volante. No puedo permitir que se vaya como cualquier otro dia. Cuatrocientos merece algun reconocimiento. Como trescientos sesenta y cinco, cuando le lleve flores a su madre y no a su tumba, porque sabia que el habria querido que las tuviera ella. O como en su cumpleanos. Eso fue cuatro meses, tres semanas y un dia despues: el dia ciento cuarenta y dos. Lo pase sola. Ese dia no tuve animo para ver a sus padres y, en realidad, una parte pequena y secreta de mi creia que, si yo estaba sola, quiza el podria regresar, cumplir dieciocho anos y seguir donde nos habiamos quedado. Estudiar el ultimo ano conmigo, enviar solicitudes a las mismas universidades, regresar por ultima vez a casa o ir al baile de graduacion, lanzar los birretes al aire y besarnos hasta que llegaran al suelo. Cuando el no regreso, cogi una sudadera que aun conservaba su olor, o eso pensaba yo. La aprete contra mi cuerpo y pedi un deseo. Desee, con todas las fuerzas, que no tuviera que hacer ninguna de estas cosas sin el. Y mi sueno se hizo realidad. El ultimo ano se transformo en una niebla. No envie por correo las solicitudes a la universidad. No sali a comprar el vestido para el baile de graduacion. Olvide que habia un cielo para besarnos debajo de este. Los dias pasaron, uno tras otro, sin fin; parecian infinitos, pero se fueron en un parpadeo, como las olas que se rompen en la orilla, o las estaciones que pasan. O el latido de un corazon. Trent tenia un corazon de atleta: fuerte, estable, diez latidos mas lento que el mio. Antes, nos acostabamos pecho contra pecho, y yo respiraba mas lento para seguir su ritmo. Trataba de enganar a mi pulso para que hiciera lo mismo; pero nunca funciono. Tres anos despues, mi pulso se aceleraba con solo estar cerca de el. Pero encontrabamos nuestra propia sincronia, con su corazon latiendo a un ritmo lento y estable y el mio llenando los espacios intermedios. Cuatrocientos dias y demasiados latidos por contar. Cuatrocientos dias, demasiados lugares y momentos donde Trent ya no existe. Y aun sin respuesta de uno de los pocos sitios donde si existe. Un claxon suena detras de mi, y me saca bruscamente de mis cavilaciones. Por el espejo retrovisor puedo ver al conductor que sigue maldiciendo mientras maniobra para adelantar a mi coche. Se lo ve furioso y esta gritando a traves de su parabrisas: <>. Me pregunte lo mismo al entrar en el coche. No estoy segura de lo que estoy haciendo, solo se que tengo que hacerlo porque debo verlo con mis propios ojos. Por lo que senti cuando vi a los otros receptores. Norah Walker fue la primera receptora en contactar con la familia de Trent, aunque su nombre lo supieron despues. Los receptores y las familias de sus donantes pueden ponerse en contacto en cualquier momento a traves del coordinador de trasplantes, pero recibir aquella carta fue una sorpresa para todos nosotros. La madre de Trent me llamo el dia despues de recibirla y me pidio que fuera a su casa. Nos sentamos juntas, en una sala bien iluminada, en ese hogar que guardaba tantos recuerdos, como aquel dia en que pase corriendo frente a la puerta, hasta cinco veces, deseando que el notara mi presencia. Oi sus pasos que trataban de alcanzarme y empece a correr mas despacio, solo lo suficiente para que llegara junto a mi. Se las arreglo para hablar, con la respiracion entrecortada. --!Eh! --Respiracion--. !Espera! --Respiracion. Teniamos catorce anos. Eramos unos desconocidos hasta ese momento. Hasta esas dos palabras. Cuando fui a casa de Trent a hablar con su madre, me sente en el sillon donde el y yo soliamos ver peliculas y comer palomitas del mismo bol. Fueron sus palabras y la gratitud que habia en ellas las que me sacaron del lugar oscuro y solitario en el que yo habia habitado durante mucho tiempo. La carta, escrita con letra temblorosa y en un papel bonito, desperto algo en mi. Era sencilla. El receptor estaba profundamente apenado por la muerte de Trent. Profundamente agradecido por la vida que le habia dado. Esa noche regrese a casa y le escribi una respuesta: le queria agradecer la vitalidad que me habia otorgado con sus palabras. Y, la noche siguiente, escribi a otro receptor, y mas tarde a otro: cinco en total. Cartas anonimas para personas anonimas a las que queria conocer. Y, cuando se las envie al coordinador de trasplantes para que las hiciera llegar a los receptores, fue con la leve esperanza de que esas personas me escribieran una respuesta. Que pudieran darse cuenta de mi presencia, como el lo hizo. Me vuelvo y veo que el esta alli, sonriendo, apretando un girasol que es mas alto que yo. Su tallo se arrastra detras de el. --Soy Trent --dice--. Me acabo de mudar aqui, en esta misma calle. Debes de vivir cerca, ?verdad? Esta semana te he visto pasar todas las mananas. Eres rapida. Me muerdo el labio inferior mientras caminamos. Sonrio por dentro. Trato de no confesar que todos esos dias he reservado la velocidad para el tramo de camino frente a su casa. Desde que el camion de la mudanza se detuvo en el camino de la entrada, y el bajo de un salto. --Soy Quinn, digo. --Respiracion. Escribir las cartas me hizo sentir como si pudiera respirar de nuevo. Escribi sobre Trent y sobre todo lo que me dio cuando estaba vivo. La sensacion de que podia hacerlo todo. Felicidad, amor. Las cartas eran una manera de honrarlo y una esperanza de algo mas. Una mano anonima que se estiraba hacia el vacio, buscando una conexion. Una respuesta. Me rio porque el aun no ha recuperado el aliento, y porque no parece recordar que lleva un enorme girasol en la mano. --Oh --dice, siguiendome la mirada--, se suponia que este era para ti. Yo… --Se pasa una mano por el pelo, parece nervioso--. Yo lo he arrancado por alli, cerca de la reja. Lo extiende hacia mi y se rie. Es una risa que quiero seguir escuchando. --Gracias --respondo. Y estiro la mano para cogerlo. Lo primero que me regalo. Despues de doscientos ochenta y dos dias, y de enviar y recibir muchas cartas, de rellenar formularios de aceptacion y de recibir asesoria previa a la reunion, su madre y yo fuimos a la oficina de Servicios a las Familias de los Donantes, nos sentamos juntas y esperamos a que llegaran; queriamos conocerlos en persona. Norah fue la primera que hablo con nosotras y que nos tendio la mano. A pesar de todas las veces que me habia imaginado el encuentro, no estaba preparada para lo que senti cuando nos cogimos de la mano, la mire a los ojos y supe que tambien habia en ella una parte de Trent. Una parte que le habia salvado la vida a la chica y le habia dado la oportunidad de ser madre de una pequena nina, de pelo rizado, que miraba desde detras de las piernas de Norah, y esposa del hombre que estaba de pie junto a ella, llorando. Cuando la mujer respiro hondo, con los pulmones de Trent, y acerco mi mano a su pecho, para que sintiera como se llenaban y se expandian, mi corazon tambien se lleno. Paso lo mismo con los demas receptores que conoci: Luke Palmer, siete anos mayor que yo, nos toco una cancion con su guitarra, y podia hacerlo gracias a que Trent le habia dado un rinon. Estaba John Williamson, un hombre callado pero calido, mayor de cincuenta anos. Escribio varias cartas poeticas acerca de la manera en que su vida habia cambiado desde que recibio el trasplante de higado. Aquel dia lucho para encontrar las palabras correctas con las que poder expresarse en esa pequena recepcion. Y luego estaba Ingrid Stone, una mujer con los ojos de un tono azul claro, tan diferentes de los ojos de color cafe de Trent, pero que podia ver el mundo de nuevo, y pintarlo con colores vivos, gracias a ellos. Dicen que el tiempo sana todas las heridas, pero conocer a esa gente, una improvisada familia de extranos que estaban unidos por una sola persona, sano mas en mi que todo el tiempo que habia pasado en los dias anteriores. Por eso, cuando no tuve respuesta del ultimo de los receptores empece a buscarlo. Realice busquedas en internet, compare fechas con noticias y hospitales, hasta que lo encontre con tanta facilidad que casi no me lo creia. Ante los demas, he fingido que comprendo la razon por la que no ha respondido. Que, como nos dijo la mujer de los Servicios a las Familias de los Donantes, algunas personas nunca responden y se debe respetar su decision.

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  • Crimenes de cafeteria (Cuentos largos de cafe 3) de Jorge Sacha

    https://gigalibros.com/crimenes-de-cafeteria-cuentos-largos-de-cafe-3.html

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