• miguel campion - Miguel Campion

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    Galileo Alcazar es un cientifico espanol que trabaja en una base de la Patagonia donde se estudian formas alternativas de energia, pero descubre que el proyecto es una tapadera para extraer combustibles fosiles y provoca un enfrentamiento internacional entre Espana y Argentina. Galileo es retenido por el gobierno argentino y obligado a participar en un experimento genetico secreto donde su etica y su cordura se pondran a prueba. Mientras esta investigacion se desarrolla, Galileo conoce a la presidenta de Argentina, la seductora Cristina Gonzalez, de la que se enamorara perdidamente. En un futuro donde enamorarse esta prohibido por considerarse una enfermedad mental, Galileo debera guardar su secreto y descubrir la verdad sobre ese misterio llamado amor.Presidentes delirantes, cientificos dementes, esbirros implacables, monstruos semihumanos, indigenas futuristas, adolescentes apasionados...... Tendremos que matarlo es una novela hibrida que podria adscribirse al genero bizarro, con una trama de intriga y aventuras en un marco futurista distopico, grandes dosis de humor e ironia y toques de terror, erotismo, romance y folletin, ademas de un juego de referencias literarias.

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  • Tendremos que matarlo : Campion, Miguel - Libros ...

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  • TENDREMOS QUE MATARLO | MIGUEL CAMPION

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  • Entrevista a Miguel Campion - MisLibrosPreferidos.com

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    Entrevistamos a Miguel Campion. Entérate de sus gustos, sus métodos y de sus libros preferidos - MisLibrosPreferidos.com.

  • Infeliz Navidad (2013) - Miguel Campion

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  • Miguel Campion - Apple Books

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  • Miguel Campion, el autor de "Infeliz navidad&quot

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    13 may 2018 — Artículos. Annabel Navarro. Trabajo Social. Desarrollo Personal. Orientación Laboral. Mundo Libro.

  • ?Y si te vuelvo a encontrar? de Carol B. A

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  • El numero Infinito de Karol Scandiu

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    HAY VEINTISIETE pasos desde la biblioteca hasta la habitacion de mis padres. Veintisiete pasos. Hace cuatro dias tarde tres minutos en alcanzar el quicio de la puerta antes de caer inconsciente frente a sus cuerpos sin vida. Mi padre todavia sostenia la pistola. Mi madre estaba en una posicion antinatural; su cabeza colgaba flacida por el lateral de la cama de matrimonio, sus ojos fijos y vidriosos en algun punto mas alla del pasillo detras de mi. Todavia me pregunto que si en lugar de tres hubiese tardado dos minutos podria haberme despedido de ellos. Y eso no me consuela. Ni un poco. Me seco las lagrimas en las hombreras de la chaqueta de mi traje negro al oir la puerta abrirse. Pienso en que seria mas facil hacerlo con las manos, pero se --soy muy consciente-- de que estoy esposada. Y no necesito una humillacion mas frente a nadie, menos todavia la de limpiarme la cara con las pulseras oficiales del Estado de California. Alexander Cristol se sienta frente a mi. Su primera palabra es una mezcla de disgusto con algo reseco en la garganta que no podria repetir. Es un buen hombre, se acerca a los sesenta, sus canas y las finas lineas de desaprobacion continua que le rodean los ojos le delatan. --Doce --susurro. El levanta la cabeza y yo le aguanto la mirada. No pienso llorar. --?Tantas? --Si. Tantas --contesto, y el esboza una especie de sonrisa medio ladeada. Si mis labios pudieran llorar, seguro lo harian por mis ojos. --La cosa esta muy complicada, Alice, no te voy a enganar. --Sus ojos se pasean de los mios a su carpeta negra, cerrada frente a el sobre la mesa. --Trece. --Puedes ser muy irritante cuando te lo propones, ?lo sabes, verdad? --Cuando me lo propongo. El sonrie un poco, pero la sonrisa no le llega a los ojos. --Te conozco desde que eras una enana mocosa corriendo por el patio mientras haciamos barbacoa --empieza a hablar. La conversacion me incomoda mas alla de lo que puedo expresar con palabras, y al fin rompo contacto visual, dirigiendo mi ojos hacia mis munecas amoratadas--. Tu padre solia decir que naciste con la tabla del cinco debajo del brazo. Ya entonces te pasabas horas en la pizarra, sumando y restando… --Senor Cristol, por favor… --Lo siento. --El letrado carraspea, se ve que intenta con todas sus fuerzas recomponerse. Intento evocar algun recuerdo que no incluya sangre o dolor. Los hay, a docenas, estoy segura de que si me pongo a contarlos perderia la cuenta. Pero ahora mismo no puedo; lo unico que veo es a mis padres muertos, son una imagen fija en mis retinas cada vez que cierro los ojos. Alexander no solo es el abogado de la familia, sino, que es casi un hermano para mi padre… lo era. El y su esposa Marie iban a casa a cada dos fines de semana a pasar la tarde, a veces en ocasiones se quedaban a dormir en la habitacion de invitados. No tenian hijos, pero solian decir que no les hacia falta, que nos tenian a Tommy y a mi. Oh, Tommy… no, definitivamente hoy no es buen dia para evocar recuerdos de nada en absoluto. --Catorce --resoplo y me dejo caer un poco en la silla. Mi espalda me esta matando, la herida de mi pierna late y quema a la par. Necesito un analgesico con urgencia, y a juzgar por la cara de Alexander no estamos ni cerca de irnos a casa. O de vuelta a la comisaria. --A tu madre le volvias loca con eso de contar. --Vuelve a sonreir un poco, y entonces abre su maletin sacando papeles al azar, aunque si se lo pregunto dira que sabe exactamente lo que hace. Lo unico que intenta es ganar tiempo, le conozco demasiado bien. Y ahora ya van quince. --No le gustaba porque no le apetecia que le prestaran atencion todo el tiempo. Ella preferia leer y pasar desapercibida. Le resultaba mas facil asi perderse en su mundo. No me doy cuenta de lo mucho que hablo hasta que mis palabras se cortan por un sollozo que no reconozco como mio. --Lo se, Alice, lo se… --El abogado esta a mi lado, me rodea con los brazos. El contacto fisico nunca ha sido una de mis cosas favoritas, consta decir que tengo pocas, pero en esta ocasion me dejo. Imagino que es mi padre. Hace cuatro dias que no lo abrazo. Y nunca volvere a hacerlo. --Podria decir que van dieciseis, pero estoy cansada de prolongar esto --hablo mientras me aparto con todo el tacto que puedo--. Asi que dime de una vez: ?cuanto piden? El letrado se aleja de mi, se sienta en la silla al otro lado de la mesa y vuelve a suspirar. Una vez mas que intenta prolongar el momento sin decirme lo que sabe. Van diecisiete. --Dos anos. Podras salir por buen comportamiento en quince meses, puede que doce. El juez quiere sentar un precedente, ya sabes que esta a favor de la lucha de los moralistas en contra de las armas, eso le serviria para poder sentar catedra sobre el tema… El mundo se retuerce a mi alrededor. Todo se vuelve borroso y lejano. Intento pensar en que estoy sentada, que no me caere, pero la silla tiembla, todo lo hace. Las sacudidas empiezan en el centro de mi pecho y se esparce como culebras por mis extremidades. Me falta el aire, se que tengo que hacer, mi propia voz me dice que baje la cabeza y la meta entre las rodillas, que respire despacio, pero no puedo. Nada va despacio, todo corre y se zarandea. --No era un arma --llego a resollar, apenas escucho mi propia voz--. !Ni siquiera era una puta arma! Y acabo de gritar tan alto que dos agentes invaden la habitacion. --Tranquilos, va todo bien --indica el abogado, y los hombres uniformados salen despacio, sin apartar la vista de mi. Estoy sentada con la cabeza agachada, la cara empapada, seguro moqueo, y no pienso dejar que nadie me haga sentir mas humillada todavia: --?Quereis una foto? --Escupo entre dientes. Cuando la puerta se cierra mi abogado tira de la silla y se sienta frente a mi. --Se que no era un arma de fuego, no la que tu usaste al menos; pero sabes que la fiscalia esta empenada en juzgarte por asesinato porque el chaval era menor de edad y tu padre tenia el arma y la disparo… --!Al puto techo mientras moria! --Chillo y no se si logro hacerme entender. Las palabras salen atropelladas, dolidas. --Lo se. Pero disparo, y tras la autopsia se ha confirmado que el menor estaba bajo los efectos de estupefacientes; se estan empenando en que no controlaba sus actos y que se asusto… --Y es el sobrino del puto alcalde. --Levanto la cabeza, la barbilla en alto, y se que si el abogado se aleja de forma instintiva es porque el odio que siento en este instante se puede ver en mis ojos. --Si. Y es el sobrino del alcalde. --Y tiene ocho abogados --sigo hablando, una vez mas, mantengo la vista fija en la suya--. Y entro en mi casa en medio de la noche, disparo a mi padre porque se desperto y a mi madre por estar alli, y luego tuvo tiempo de ir a la biblioteca a por lo que fuera que estuviera buscando, logro dispararme en la pierna, y si no fuera porque agarre el maldito abrecartas y forcejee con el acabando por clavarselo en el estomago, me hubiera matado a mi tambien. Pero todo eso no tiene importancia, ?a que no, letrado? La fiscalia considera que estaba demasiado colocado como para saber lo que hacia. Alexander Cristol parece marearse. Creo que de no estar sentado se habria caido. Sus ojos se anegan, pero traga el nudo y las lagrimas sin permitirse llorar. Se que cuando salga de aqui y llegue a su casa se derrumbara en el regazo de su esposa Marie y llorara a su amigo. Lo se. Y eso me parte el alma de por si destrozada. --Ojala pudieras hablar frente al jurado --murmura negando con la cabeza. --!Lo hare! --Casi grito--. Deja que hable yo. Deja que… --No puedo y lo sabes, Alice. --El hombre se acerca mas y me coge de la mano--. Alice, pelirroja y llena de vida como el fuego de tu melena --bromea, las mismas palabras que mi padre solia decir cuando me pillaba en alguna trastada. Llaman a la puerta y Alexander se levanta, regresando a su sitio en la mesa mientras indica que pueden pasar. Intento aprovechar este momento para recomponerme un poco, cierro los ojos e inspiro profundamente, hasta que un dolor agudo y punzante me cruza el costado derecho. Gimo en voz baja y me llevo las manos esposadas a la zona. Mi higado se siente ignorado y quiere formar parte del momento. --?Estas bien, Alice? ?Alice? Miro al frente y veo que el abogado esta parado en la puerta, presto a salir. A su lado un joven becario sujeta el pomo y me mira con miedo. Me entran ganas de hacer un movimiento brusco mientras pongo cara de loca. Seguro que el chico se mea encima. Pero este pensamiento solo me dura un segundo; mi higado vuelve a recordarme con otra punzada que no es momento de sacar mi lado mas adorable. --El fiscal ha solicitado hablar conmigo, volvere enseguida --indica y se vuelve del todo hacia mi. Su entrecejo se frunce aun mas, creando un surco profundo que casi une sus cejas tupidas--. ?Te encuentras bien? ?Quieres que llame al medico? Podemos… --No necesito medicos ahora mismo… gracias. --Volvere enseguida, ?de acuerdo? Miro como el abogado sale, y justo cuando el muchacho trajeado va a cerrar la puerta le guino un ojo y le digo adios con la mano, sacudiendo las esposas para que hagan ruido. El chico cierra de un portazo. Intento reirme pero el dolor no me deja. Nada me deja hacerlo. Miro el reloj en la pared. La luz del sol se cuela por las brechas de la persiana, convirtiendo el revestimiento de madera que me rodea en una especia de cebra color caoba. Las 11:45. Me estremezco. La vista de hoy esta marcada para las 12:30. El que la oficina del fiscal quiera hablar con mi abogado por segunda vez y cuando queda tan poco tiempo solo puede significar dos cosas: algo muy malo o algo peor. Me recuesto en la silla e intento pensar en mis padres, una vez mas lucho por traer a mi memoria un recuerdo diferente a los que me azotan los ultimos dias, y veo a mi padre sentado en la mecedora del patio mientras me regana entre risas por ponerme perdida de tierra. Me acaricia la coronilla y entona su retahila predilecta: <>. Tengo siete anos y me rio con ganas. Hay barro por todas partes, y mi madre --mas enfadada que el-- me desnuda dentro de la banera; me miro la cara en el espejo y me parece gracioso el contraste de las gotas de barro con mis pecas. Mi madre sonrie, las mismas pequitas oscuras le salpican la nariz y los pomulos aqui y alla, su pelo rojizo esta atado en un mono desenfadado, y sus delicados dedos me hacen cosquillas en los sobacos mientras la banera se llena del todo. Entonces, sumergida en ese recuerdo, el mejor desde hacia una eternidad, el aroma del jabon de miel me invade los sentidos: el olor de mama. Ella siempre usaba el mismo, ella olia a miel y flores, dulce, desprotegida… y la veo tirada en su cama, su cuello torcido, su cara fria luchando con un grito que se quedo estancado en su garganta, y recuerdo a mi hermano, su pelo moreno y brillante como el de mi padre, sus ojos verdes y grandes, su vitalidad, su fuerza, y le veo muerto como ellos, aunque el esta en un ataud, vestido con un traje demasiado fino para su gusto; a sus pies estan mis padres, pero no le lloran como lo hicieran hace cinco anos cuando nos dejaba, ahora estan en pijama, empapados de sangre, y me miran como si fuera mi culpa que todos estuvieran muertos, como si me juzgaran por seguir con vida. Me despierto con un golpe seco contra el cristal. Me quede dormida sin darme cuenta. Una paloma atontada por el choque contra la ventana arrulla y echa a volar. Ojala pudiera hacerlo tambien. Pero se que la libertad esta muy lejos de mi alcance en estos momentos. Vuelvo a mirar el reloj: las 13:16. Joder. Seguro que no sera una mala noticia, sera la peor. Llevo dias sin apenas pegar ojo y se que en cuanto me descuide volvere a quedarme dormida. Me esfuerzo por no hacerlo y me recuesto un poco en la silla, intentando mantener el recuerdo de mis padres con vida en mi memoria. Si lo pienso con frialdad, sea cual sea la noticia que traera mi abogado, no sera peor de lo que ya estoy pasando. Mi familia no esta, nunca volveran. Que mas da adonde vaya cuando salga de aqui.

  • La decision de Blanca de Teresa Cameselle

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    Cogidas del brazo, Blanca e Ines caminaban siguiendo los pasos de sus familiares, de regreso a casa tras la merienda en la nueva cafeteria de la calle Real. Hacian una hermosa pareja, una morena y la otra rubia; alta y esbelta la primera, se veia obligada a acortar sus andares atleticos y vigorosos, en beneficio de su amiga, mas baja y delicada, de generosas curvas que provocaban suspiros y descaradas miradas a su paso. --Me alegro mucho de ver a tu tia mejor --dijo Ines, senalando con el menton a las mujeres que la adelantaban, acurrucandose mas contra el costado de Blanca, cuando una brisa fria y salobre les llego desde el puerto. --Si, estos dias esta mas animada --Blanca levanto el rostro y respiro hondo, llenandose los pulmones de aquel aire vigorizante--. Papa ha aceptado tomarse la medicacion. No hacian falta mayores explicaciones. Ines era la unica persona a la que nunca le ocultaba nada, ni los arrebatos enloquecidos de su padre cuando la vida se le hacia cuesta arriba, ni las amenazas constantes de su tia Angustias, harta de lidiar con el pobre loco de su hermano, con las escasas rentas y con la vida en una ciudad que la hacia sentirse muy humilde, ignorante y desubicada. Por suerte ella tambien habia encontrado una buena compania en la madre de su amiga, una dama tan dulce como la hija, tranquila y comprensiva, que sabia escuchar y no juzgar. --Te has quedado muy callada. Blanca salio de su ensimismamiento, ofreciendo una sonrisa torcida a su acompanante. --?Te ha parecido tan apuesto el hermanastro de Elisa Montalbo? --pregunto por hablar de algo. Aquella tarde, mientras merendaban, su antigua conocida se habia presentado en la cafeteria del brazo de un elegante caballero llamado Damian Lizandra, hijo del tercer esposo de su madre. --No se puede decir que sea feo. --Ines abrio los ojos con gesto apreciativo. --Bueno, a Marinita casi le caia la baba mientras lo miraba. --Que mala eres. Rieron las dos a pesar del reproche. Ambas sabian que su amiga buscaba desesperadamente un buen partido para casarse, le horrorizaba cumplir veinte anos sin estar al menos comprometida en firme. --?Y Mercedes? Parecia incomoda en su presencia. --Si, no creo que ella este interesada. Dejemos, pues, que se lo quede Marinita. Por un momento, la brisa se convirtio en un pequeno vendaval que a punto estuvo de deshacer sus peinados, enredandoles las largas faldas entre las piernas. --Que tiempo tan loco. --Y que frio hace --anadio Ines, estremeciendose al tiempo que se pegaba al costado de Blanca. La morena la miro con gesto carinoso y acaricio la mano que apoyaba sobre su brazo. --Si, mucho frio, aqui nunca llega la primavera. Las dos sabian que Blanca no era nada friolera y que en realidad no tenian prisa por que llegara el buen tiempo, porque entonces no tendrian excusa para pasear de aquel modo, pegadas la una a la otra, contandose las intimidades que no confesarian a ninguna otra persona. Pocas eran, si, las personas de la confianza de la morena, a las que abriese su corazon y sus pensamientos mas privados. Desde el fallecimiento de su madre anos atras, su vida se habia convertido en un torbellino entre las manias de un lunatico y el desapego de su tia, una solterona amargada que no ofrecia apoyo ni consuelo a su joven sobrina, desconcertada por la locura de su padre. Los dias apacibles como aquel eran escasos en la vida de Blanca desde su mas tierna infancia, por eso los valoraba tanto, y dejaba de lado su cara mas amarga y mordaz para mostrarse tal cual era: amable, carinosa, agradecida por el afecto recibido, pero solo ante Ines, su hermana del alma. --Tengo la extrana impresion de que algo va a cambiar en nuestras vidas. Sabes que no soy supersticiosa, pero esto es lo que mi madre llamaba tener un palpito. --?Te late fuerte el corazon? Al final va a resultar que te han impresionado los ojos azules de Damian Lizandra. Blanca nego con la cabeza, divertida. --Tendremos sorpresas en los proximos meses, ya lo veras, y entonces no te burlaras de mis palabras. Las dos mujeres mayores se habian detenido a esperarlas, despidiendose ya por la hora avanzada de la tarde, tiritando tambien ante aquel viento fresco e inesperado. --Si aciertas, tendras que poner una de esas consultas para adivinar el futuro, con mesas de tres patas y luces que se encienden y apagan misteriosamente. Entonces te llamaremos <>, y tendras que usar un turbante de seda. A pesar de sus bromas, Ines beso con carino a su amiga, antes de soltarla para enlazar el brazo de su madre. Se despidieron, encaminando sus pasos en direcciones contrarias. Mientras la rubia y su madre seguian por la zona de la Pescaderia hacia las nuevas calles, mas amplias y soleadas, Blanca y su tia regresaron por donde habian llegado, cruzando la calle Real hasta la de Tabernas, donde vivian. En la casa no habia novedad, aunque Blanca siempre entraba con el corazon en vilo preguntandose que encontrarian. Recostado en una butaca, su padre dormitaba, con la chaqueta manchada de ceniza de un cigarro que mantenia apagado entre sus dedos. Se acerco, dudando si despertarlo. --Dejalo dormir --le ordeno la tia--. Mientras descansa el descansamos nosotras. --Despues se desvelara toda la noche. La mujer mayor apreto la boca en un gesto obstinado que contenia una buena cantidad de desprecio y se alejo hacia su dormitorio sin anadir ni una palabra. Blanca acaricio la cara de su padre, palpando la piel calida en la frente y la mejilla, dejando deslizar sus dedos entre la tupida y desordenada barba. Tenia buena temperatura, desde que tomaba regularmente la medicina no habian vuelto los ataques, ni las subidas repentinas de fiebre que le enrojecian el rostro y lo hacian sudar como si tuviera un fuego por dentro que lo consumiera. En esas ocasiones, cuando la locura se apoderaba de el y comenzaba a lanzar objetos, o a gritar horribles juramentos, ella trataba de convertirse en su madre, serena y paciente, tratando de calmarlo con buenas palabras y toda la paciencia del mundo. Pero Blanca no era su madre. Y tenia marcas en su cuerpo para demostrarlo. --Papa --le susurro, moviendolo suavemente--. Papa, despierta, es hora de cenar. --Dejame. --Ya sabes que despues no duermes por la noche. --Estoy bien asi. --Papa... --!Que me dejes! La costumbre la hizo moverse justo a tiempo de esquivar su mano. Trastabillo y cayo sentada sobre la alfombra, mirando al hombre que por fin despertaba con ojos desorbitados, manoteando a su alrededor como si quisiera librarse de ataduras invisibles. --Papa, soy yo... --?Que ha pasado? ?Donde estoy? ?Que...? Logro centrar la vista en ella y al momento dejo de moverse, volviendo a recostarse en la butaca. --?Estas bien? Lo vio llevarse las manos a la cara y frotarse los ojos y las sienes. --La pregunta es: ?estas tu bien? Sus ojos color de chocolate, identicos a los de su hija, se posaron en ella, mas calmados de lo que se esperaba. --Estoy bien --Blanca se incorporo, arrodillandose al pie de su padre, poniendole las manos sobre las piernas--. Perdona por haberte despertado. El extendio su mano grande, ahora despacio, como si supiera cuanto miedo le producia a su hija, y envolvio las dos pequenas y delicadas que se apretaban sobre su pantalon. --Has hecho bien. Despues me cuesta dormirme de noche. Blanca asintio, ofreciendole una sonrisa tremula. --?Que tal el paseo? ?Lo has pasado bien con tus amigas? Ella asintio y al momento le estaba contando lo bueno que era el chocolate de aquella cafeteria fina de la calle Real, el frio que hacia en la calle y un monton de nimiedades sin importancia ninguna. Eran tan pocas las ocasiones en que podian hablar tranquilamente, sin que ninguna idea extrana se cruzara en la mente de su padre, convirtiendole en un ser irracional y peligroso, que las atesoraba y trataba de alargarlas al maximo. Despues vendria la tia Angustias a reganarla por no preparar la cena, pero ahora estaba disfrutando del mejor momento del dia, y no pensaba desperdiciarlo. Capitulo 2 Camino de casa, Carlos Figueroa se encontraba mas que orgulloso de llevar del brazo a su joven hija. Gloria era lo unico que le habia quedado de su querida esposa y por eso la adoraba, o al menos eso solia decir el en publico. En realidad, los anos que llevaba viudo habian suavizado el recuerdo de aquella dama delicadisima, quejicosa y de mala salud, que desde el nacimiento de su unica hija habia decidido encerrarse en su alcoba, enferma perpetua, a la que los medicos no encontraban mas remedio que tratar de curar sus nervios, puesto que no mostraba sintomas de enfermedad fisica alguna. Al final, cuando verdaderamente su estado se volvio grave, nadie le presto demasiada atencion, acostumbrados a sus quejas constantes, y la mujer fallecio entre suspiros, convertida en martir por su propio deseo. En los casi diez anos transcurridos, el viudo, aun joven y atractivo, no habia tenido tiempo ni ganas de buscar una segunda esposa. Sus dias se consumian entre las paredes de la redaccion del periodico que dirigia, y en casa tenia un ama y una doncella que se ocupaban de que todo estuviera perfecto. En cuanto a la compania, le bastaba con la de su hija adorada, a la que habia malcriado, convirtiendola en su propio reflejo. Mejor asi, se justificaba a si mismo cuando le entraban dudas sobre la conveniencia del exceso de educacion que Gloria habia recibido. Preferia a aquella muchacha culta, inquieta, llena de vida, antes que a la mustia flor que habia sido su difunta madre. --Padre, dime una cosa, ?quien es Aldrey? --se atrevio a preguntar Gloria, despues de un largo silencio. --?Que quieres decir? Aldrey es un empleado, como los otros. No entiendo tu pregunta. ?Hay algun problema con el? --No, no, ninguno. Solo me preguntaba de donde ha salido. ?Conoces a su familia? ?Son de La Coruna? He estado pensando, y no recuerdo si conocemos a ningun otro Aldrey. --Solo se que es un buen trabajador, tiene estudios y lo mismo redacta una noticia que trabaja en la imprenta. Es lo unico que me interesa de el y lo unico que deberia interesarte a ti, nina. En realidad, Carlos sabia bastante mas sobre su joven empleado, pero dentro de su contrato se habia acordado que nunca se haria mencion a su especial situacion y, conociendo a su deslenguada hija, sabia que, si llegaba a confiarselo, no tardaria demasiado en pedirle explicaciones a Aldrey sobre su secreto familiar. --Si a mi no me interesa nada lo que Aldrey haga o deje de hacer, padre, por supuesto que no. Gloria aligero el paso, obligando a su padre a igualarla, con las mejillas repentinamente arreboladas, lo que llevo a Carlos a preguntarse con inquietud si aquella negativa rotunda de su hija significaba exactamente lo contrario de lo que ella habia expresado. Recordo que le faltaban pocos meses para cumplir veinte anos, era una jovencita en edad de merecer y no seria de extranar que comenzaran a aparecer pretendientes interesados en ella. ?Que iba a ser de el cuando su queridisima hija abandonase la casa convertida en la esposa de algun afortunado joven? Era algo que le causaba demasiada pesadumbre, asi que decidio descartar la idea. --Mercedes Montenegro me ha invitado a su casa el viernes por la tarde, quiere que conozca a una amiga suya, Blanca Fontela. Carlos asintio complacido. Le hacia feliz que por fin su hija hubiese encontrado una amiga a su altura intelectual, alguien de su edad con quien podia conversar y divertirse, para salir un poco de su circulo cerrado de familiares y periodistas. La joven Montenegro escribia como el mejor de sus redactores y tenia inquietudes sorprendentes, como ese interes por las teorias de Charles Darwin, pero no por eso parecia descuidar su vida social, algo que Gloria desconocia por completo.

  • Beautiful Stranger. Un desconocido encantador (Beautiful 2) de Christina Lauren

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    Segunda entrega de la saga <>.

  • Muneca de Ebano de Cristina Validakis

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  • Mi amada Picara (Caballeros 5) de

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    Soberbio, engreido, petulante, vanidoso… son algunos de los adjetivos que utilizan aquellos que conocen a Trevor Reform, dueno del club de caballeros mas famoso de Londres, para describirlo. El poder que le proporciona el dinero le ha hecho olvidar su origen humilde, transformandolo en un ser despreciable, apatico y deshumanizado. Pero el destino se afanara en recordarle quien es en realidad…
    Tras hallar a la causante del mayor problema que ha tenido desde que abrio el club, Trevor se obsesiona con alejarla cuanto antes del local. Para ello, elabora un plan, tan aparentemente perfecto, que no duda, ni un solo segundo, en que lograra su objetivo.
    Sin embargo, lo que el no sabe es que, una vez que se siente al lado de la persona que puede destruirlo para siempre, todo aquello que habia planeado desaparecera de un plumazo.
    ?Por que sera incapaz de cenirse al plan? ?Por que le resultara imposible dejarla marchar?
    Tal vez porque en el fondo ansia saber quien es Valeria Giesler y descubrir el motivo por el que no puede pensar en nada salvo en mantenerla bajo su proteccion.

  • Los hijos de la Diosa Huracan de Daina Chaviano

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    Dos mujeres fuertes y valientes, enfrentadas a la codicia, la barbarie y al crimen, se ven unidas a traves de los siglos por un misterioso legado que puede alterar el futuro de Cuba.

  • Es medianoche, Cenicienta de Adriana Andivia

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    Mi vida a los treinta y cuatro era puro cine. Pero no por lo romantica, emocionante y apasionada, sino porque la sal de mi existencia se resumia en las horas que pasaba tirada en el sofa, viendo una y otra vez las mismas viejas pelis de amor.

  • Antes mueren los que no aman de Ines Plana Gine

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    En las Navidades de 2009, con un pais aplastado por la crisis, una funcionaria de la Seguridad Social muere al ser empujada violentamente contra una cristalera. Quien lo hace es una joven que huye del lugar sin dejar rastro. Este es el caso que investiga Julian Tresser, teniente de la Policia Judicial de la Guardia Civil, cuando surge la primera pista fiable sobre el paradero de Luba, una chiquilla de doce anos que desaparecio misteriosamente dos anos atras.

  • La desafiante prometida del jeque (Atracciones innegable 1), Elizabeth Lennox de Elizabeth Lennox

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  • Batiendo a Wall Street de Peter Lynch

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    El legendario gestor de fondos Peter Lynch explica en este libro sus estrategias de inversion y sus claves sobre como seleccionar acciones y fondos para conseguir la mejor cartera de inversiones posible.

  • La hora de las brujas de Nicholas Bowling

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    La Reina Elizabeth I ha encarcelado a Maria Reina de Escocia, acusada de intrigar en su contra. La madre de Alyce ha sido incinerada publicamente acusada de brujeria. Alyce se ve obligada a huir a Londres, pero al ir descubriendo sus poderes de magia oscura, se da cuenta de que fuerzas poderosas le persiguen. Y pronto Alyce se encontrara en lo mas profundo de una batalla secreta entre la rivalidad de dos reinas. Una fantasia repleta de giros magistrales, magia, oscuridad y originalidad que explora la Historia real a traves de pasajes fantasticos, construidos en un universo alternativo repleto de amistad, perseverancia y muerte.

  • Shinobi enamorada de Laura Cruz

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    Xaina habia sido entrenada como Samurai.
    Iba a ser la obra de su vida. Su mision.
    Hasta que se enamoro. Y lo perdio todo.
    Ahora era una Shinobi. Una paria.

  • Resistencia. Un ano en el espacio de Scott Kelly

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    Antes de conquistar Marte, debemos aprender a sobrevivir en el espacio.

  • El Club de la Elite de Esteban Navarro

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    Pau no podia apartar los ojos de la pantalla de su movil. Y mientras que con la mano izquierda sostenia el volante del Nissan Micra, con la derecha aguantaba el telefono con pericia. En una rampa del barrio de Salamanca, en la calle Jorge Juan, tuvo que cambiar de velocidad con gran dificultad, sin soltar el movil de la mano. Con el vaiven se le cayo el telefono en el asiento del copiloto y, al agacharse para recogerlo, sus ojos se clavaron en el letrero que indicaba el nombre de la calle. --Calle de Claudio Coello --leyo en voz alta. En ese momento le parecio un mal presagio pasar por alli, por esa calle. Aunque era lo suficientemente joven, tan solo tenia dieciocho anos, como para no haber vivido epocas oscuras de Espana, si que conocia que en esa calle asesinaron al entonces vicepresidente del Gobierno de Franco: el almirante Carrero Blanco. Al llegar a la calle Principe de Vergara, viro situandose bien pegado al carril de la izquierda. En cuanto le fuera posible detendria el coche para poder llamar a Luis Miguel. O Luismi, como lo conocian todos sus amigos. Tenia que contactar con el. Habia de contactar con el. Era una necesidad imperante que su amigo descolgara. Luismi le habia estado enviando numerosos mensajes de WhatsApp durante toda esa manana y el no le habia respondido porque estuvo ocupado instalando el sistema operativo en el ordenador de un conocido. Eso es lo que tenia ser estudiante de Ingenieria en Computacion e Informatica: que todas tus amistades quieren que les repares los fallos de su ordenador. <>, le habia escrito. No habia duda de que esos mensajes los habia anotado Luismi, de forma atribulada, seguramente mientras conducia. Pau detuvo el Nissan en un hueco que hallo en una zona de carga y descarga frente a un supermercado. Soporto con estoicismo el bocinazo del taxista que llevaba pegado detras. Esos dias los taxistas andaban a la grena con los de Uber y se palpaba en el ambiente el malestar que habia entre los dos colectivos. Agarro con fuerza el telefono movil con la mano izquierda y con un dedo de la mano derecha busco a Luismi en la agenda. No disponia de tiempo para dejar que <> se encargara de hacerlo por el. En la pantalla vio la fotografia de su amigo. Sonriente, como siempre lo conocio. Le caia el pelo lacio alrededor de las orejas. Su tez agitanada, que recordaba a un Joaquin Cortes en sus anos mozos, ensombrecia la pantalla del movil y Pau penso en que le preocuparia a su amigo para que le hubiera enviado tantos mensajes. El logotipo de un telefono de color verde se encendia y se apagaba, indicando que la llamada estaba en curso. --Vamos, vamos --chillo--. Coge el telefono de una puta vez. Un mendigo se acerco hasta la ventanilla del Nissan. Era el orgulloso poseedor de un enorme bigote que se esparcio por el cristal como si fuese una medusa dentro de una pecera. El hombre mostro un paquete de panuelos de papel, mientras que sus ojos desvariaron por los tatuajes de los brazos de Pau. --La voluntad --dijo. Pau cogio un punado de monedas de la bandeja que tenia al lado del freno de mano y, sin contarlas, se las entrego al mendigo por el minusculo hueco que quedo al bajar la ventanilla. Una bofetada del calor de julio paso al interior del Micra, como si en ese instante se hubiese abierto la tapa del infierno. El hombre, de ropajes sucios y harapientos, pero de tez lampina y mirada limpia, cogio las monedas con una mano enguantada. --Gracias, senor --dijo con un acento indeterminado, que tanto podia ser rumano como ruso. La llamada realizada a Luismi se corto cuando paso el suficiente tiempo sin que su interlocutor descolgara. Pau no creyo necesario llamar de nuevo. Cuando Luismi viera la llamada la devolveria, sin duda. Siguio conduciendo por la calle Principe de Vergara hasta que hallo un hueco al lado de unos contenedores de basura. Orillo el coche. Alli podia pensar sin que nadie lo molestara, se dijo. Todo comenzo cuando Luismi le conto que estaba trabajando en la investigacion de un club de lectura muy elitista. Luis Miguel Artapalo, al igual que Sonia, era un detective privado que trabajaba sin oficina. Fue policia local del ayuntamiento de Madrid durante diez anos, pero hacia dos que lo habian echado, nunca supo por que. Tampoco se lo pregunto, pero sabia que hay que hacerla muy gorda para que te echen de la policia. Desde entonces se habia dedicado a la investigacion con desigual exito. El abanico de posibilidades de los detectives era muy reducido y el margen de ganancia nulo. Era complicado, por no decir imposible, que un detective que trabajara por su cuenta pudiera hacerse rico. A Luismi lo habia contratado la mujer de un escritor para que investigara a un extrano club de lectura. Eran un grupo de notables que se reunian en un chale de la urbanizacion Caraquiz, en Uceda, un pequeno municipio de la provincia de Guadalajara. Luismi le habia dicho que, una vez al mes, se juntaban en la casa de un conocido alcalde de Matasena varias personalidades de la region. <>, le habia preguntado Pau. Su amigo lo nego de forma tajante. Aquellas reuniones no tenian nada que ver con el club Bilderberg. Los congregados eran: un alcalde, un presidente de una Diputacion, un fiscal, un juez, un comisario de la Policia Nacional y un mando de la Guardia Civil. --?Y para que se reunen? --se intereso Pau. --Dicen que para hablar de literatura --respondio su amigo--. Ellos dicen que es un club de lectura de novela negra --explico con voz cavernosa. Pau siempre quiso saber, desde que lo conocio, la cantidad de cigarrillos negros que habria fumado para tener semejante voz--. Escogen una novela y se reunen en una tertulia privada donde comentan que les ha parecido. Pau basculo la barbilla sin percibir nada extrano en ese club. Luismi, que mientras hablaba removia en el aire sus enormes manos, insistio en lo extrano que era que un grupo de notables se reuniera cada mes con el pretexto de comentar una novela. --?Extrano? ?Que hay de extrano? --habia preguntado Pau. --Esos hombres se reunen cada mes en el chale de Caraquiz --explico su amigo--. Al finalizar la reunion deciden el titulo y el autor de la novela que han de leer para el siguiente encuentro. Pero hace un mes, en la primera reunion literaria desde que se sepa, la del 31 de mayo, ocurrio algo por lo que me han contratado. --Pau contuvo la respiracion esperando a que Luismi se explicara--. El autor de la novela que comentaron en aquella reunion fallecio en un accidente de trafico una semana despues de que se reunieran los notables, cuando conducia su Chrysler 300. --?Casual? --consulto Pau. --Es posible. El autor era vecino de un pueblo que hay entre Pinto y Valdemoro. Se llamaba Cesario Pidal y su novela tenia un titulo tan poco sugerente como repelente: Todos los idiotas. --Pero si entre Pinto y Valdemoro no hay nada --objeto el joven agente. --!?Como que no hay nada?! --protesto colerico Luismi--. Esta Matasena. --Matasena es un municipio de apenas cuatrocientos habitantes, enclavado entre las poblaciones de Pinto y Valdemoro--. Pero la coincidencia es que el alcalde de ese municipio es uno de los notables del club de lectura, ademas de propietario del chale de Caraquiz donde se reunen. En esa conversacion fue cuando Pau se entero de que la esposa del escritor fallecido habia contratado a Luismi, que ademas era amigo personal de Pau y habia tenido una relacion intensa con Sonia Ruiz, su companera de aventuras y pesquisas. La senora Pidal lo contrato para que investigara la muerte de su marido, porque no se creia que hubiera fallecido en un accidente. La guardia civil, que son los que habian llevado la investigacion, determino que su esposo habia muerto en un accidente de trafico en el tramo entre Pinto y Valdemoro, pero ella no se lo crecia. Asi que no le quedo mas remedio que contratar los servicios de un detective privado para que indagara. Luismi y Pau habian quedado unos dias despues de que iniciara la investigacion, para tomar una cerveza en una terraza del Retiro. Pau temio que le solicitara ayuda. Los detectives privados necesitaban de la estrecha colaboracion de la policia para avanzar en sus investigaciones. Un detective privado sin contactos dentro de la policia o del CNI es como una pistola sin municion: no sirve para nada. Luismi le manifesto su preocupacion a hurgar en ese club.

  • Caprichosa Comprada de Francisco Correa

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    Soy la hija unica de Franz Neumann, un multimillonario de la industria farmaceutica, mi padre de origen aleman llego a New York hace treinta anos, sin dinero. El tuvo una ninez dificil, el trabajo era duro y escaso. En su Alemania natal era feliz, pero las condiciones no estaban dadas para lo que el ambicionaba. Su padre, era dueno de la unica farmacia que habia en el pueblo y su madre era una ama de casa que se dedicaba a cuidar de el y de su hermana mayor, Emilia. Siempre tuvo claro que queria dedicarse al negocio familiar, pero a otro nivel, por lo que decidio matricularse en la universidad a estudiar quimica y especializarse en formulas medicas. Al graduarse decidio viajar a los Estados Unidos, a cumplir su sueno. Al llegar aqui consiguio trabajo en practicas en una empresa farmaceutica cuyo dueno tenia problemas economicos. Mi padre se puso como meta ayudar a levantar de nuevo la empresa, y lo logro, cosa que le valio la gratitud del dueno y un lugar en la junta directiva de la misma. Al fallecer, el Sr. Graham, que era como se llamaba el propietario de la empresa, y como no tenia descendencia, dejo a mi padre como heredero. Una de sus mayores virtudes era la ambicion, lo que le ayudo a construir su imperio. Y en menos de diez anos ya se habia convertido en un hombre rico. Con el paso de los anos multiplico su fortuna hasta ser una de las mas grandes del pais. Otra de las virtudes de mi padre es la lealtad, para el, ser leal era una de las cosas mas importantes con las que se puede contar y por eso tiene amigos incondicionales a los que considera sus hermanos. Es un hombre cabal y trabajador. Tiene cincuenta y cinco anos. Es un hombre alto, uno ochenta y cinco de estatura, ojos azules que yo herede y cabello gris. Esta casado con mi madre Leyna desde hace treinta anos, ellos son una pareja ejemplar. Ella es hermosa, tiene el pelo rojo como el mio, ojos verdes y una sonrisa que no tiene comparacion. Es pintora y tiene su estudio en casa. Mi padre tiene voluntad de hierro, pero tiene una debilidad: yo... nunca ha podido negarme nada y yo me he aprovechado de eso. Soy su nina mimada. Tengo veinticinco anos, una carrera en negocios que mi padre insistio en que hiciera, porque al ser su unica hija lo que se espera de mi, es que me encargue de todo cuando el decida jubilarse. Esto no me hace ninguna gracia, pero creo que no podre eludirlo, por eso el tiempo que me quede de libertad lo voy a dedicar a divertirme y buscar la emocion al maximo. Vivo en un hermoso y lujoso atico en Tribeca. Tengo todo el dinero que necesito para comprar lo que se me antoje, lo que necesito y lo que no, porque es uno de mis pasatiempos favoritos y basicamente a eso me dedico. Yo tambien considero la lealtad un valor muy importante por eso tengo un grupo de amigas con las que cuento de manera incondicional. -- Vamos Alena se nos hace tarde, tenemos reservacion para dentro de una hora. -- Me dice mi amiga Susan que se ha quedado en mi piso para ir a cenar y luego una discoteca que esta muy de moda. -- Espera un momento es que no se que ponerme. -- Digo mirando en mi closet, que cabe senalar no es un closet cualquiera es una de las habitaciones de mi atico que mande a reformar para guardar mi coleccion de ropa, zapatos, joyas y demas accesorios a los que me dedico a comprar. -- !Que no tienes que ponerte, Alena! Eres increible. -- Dice Susan desde el salon. -- Dejame en paz, ya salgo. -- Respondi. Me decidi por un Crop Top negro de Versace, unos jeans Calvin Klein que me hacen un culo increible y unas sandalias Jimmy Choo. Me veo en el espejo y me veo sensacional tengo el aspecto perfecto para ligar, esta noche tengo ganas de echar un buen polvo. No me atraen las relaciones largas, pero tampoco soy de irme con cualquiera, pero hoy, quiero hacer una excepcion, quiero pasar una buena noche con algun chico que me guste y listo, cada quien a su casa sin nombres ni complicaciones. Llegamos al restaurante, uno muy de moda para estos dias, y donde hay que hacer reservacion con mucho tiempo de anticipacion, cosa que yo no tengo que hacer porque el ser hija de Franz Neumann tiene innumerables ventajas. El maitre nos acerca a la mesa donde ya nos esperan Carol y Jenna. Las cuatro somos inseparables, nos une una amistad a prueba de todo. -- Hola chicas, ?que tal estan? -- Saludamos Susan y yo al llegar a la mesa. -- Guao estan hermosas. Nos sentamos, y nos ponemos al dia, Carol y Jenna trabajan en las oficinas de un grupo de inversores y Susan trabaja en la compania de su padre. -- Cada vez tenemos menos tiempo para vernos. -- Nos dice Jenna. -- Si, eso es lo malo de no ser millonaria, hay que trabajar. -- Apunta Carol. -- No sean imbeciles el salir de compras tambien tiene lo suyo, es agotador. -- Responde Susan. -- Si, supongo... claro tienes que decidir si comprar vestidos, zapatos o joyas. -- Nos reimos todas. La cena transcurre de manera agradable, la comida es deliciosa una degustacion de diez platos, cada uno mas exquisito que el otro. Luego nos dirigimos a una discoteca que esta recien inaugurada, se habla muy bien del lugar se llama Odyssey. Al llegar a la puerta nos hacen entrar, tenemos pases vip, y entramos sin problema. El sitio esta bastante lleno, el ambiente es fenomenal, subimos a un reservado para estar mas tranquilas y desde alli observar el ambiente. Al ser un reservado vip nos asignan a un camarero que va a estar al servicio de nosotras toda la noche, que nuestras copas nunca esten vacias. El DJ esta poniendo la musica de moda. Nosotras estamos esperando entrar un poco mas en calor para empezar a bajar a la pista. Chocamos nuestras copas y brindamos por nuestra amistad. Jenna, Carol, Susan y yo somos amigas desde la universidad. Lo nuestro fue un flechazo, las cuatro comenzamos en la carrera de negocios el mismo ano. Nos topamos en la primera clase, el primer dia teniamos en comun que ninguna queria estudiar esa carrera, pero por diferentes circunstancias habiamos caido alli. Comenzamos a hablar y hasta el dia de hoy somos inseparables. Jenna tiene novio desde la preparatoria, se llama Adam y es un santo para aguantar a mi amiga, que es una obsesiva del orden y del control. Estan locos el uno por el otro y de eso no hay duda. Carol esta recuperandose de una ruptura amorosa, el chico con el que estaba saliendo hace unos meses le puso los cuernos y ha decidido convertirse en una folladora ocasional. Se divierte sin complicacion, solo disfrutar del momento. Aunque eso lo creere cuando lo vea, es una romantica empedernida. Susan por el contrario es un alma libre, no sale con un chico mas de cuatro veces, ella dice que para que ser egoista, que su cuerpo es muy hermoso para que lo aproveche uno solo. Mi amiga esta loca... Yo soy una mezcla entre Carol y Susan. No he tenido relaciones muy largas, pero no suelo irme con cualquiera. Me gusta disfrutar del buen sexo y eso lo da la confianza y la complicidad. Salgo algunas veces con un amigo, Bradley es un moreno de ojos verdes, muy alto y con un cuerpo atletico, muy guapo. Nos conocimos en el gimnasio donde suelo entrenar, salimos de vez en cuando a comer y a tomar algo, y eso siempre termina en su departamento, entre las sabanas y con un buen orgasmo. Pero esta noche estoy con otros animos, quiero echar un buen polvo y me he propuesto ligar con el chico mas guapo que este en el lugar. Bajamos a la pista, y nos colocamos en circulo a bailar, estamos pasandola genial, siempre que estamos juntas nos divertimos mucho. Es por eso que tratamos de hacerlo con frecuencia. Hay un monton de chicos guapos que nos miran, conozco a muchos ya que pertenecen a nuestro circulo social, muchos son hijos de clientes de mi padre o algun ejecutivo de la empresa. Ninguno que llame mi atencion especialmente. Ya estando en calor comenzamos a bailar de manera sensual, provocando a los chicos, el alcohol esta haciendo su trabajo y dejamos todas las inhibiciones. La musica esta genial. Nos tocamos unas con otras buscando tentar a los chicos, Susan toca mi cintura y se coloca detras de mi, Carol se coloca de frente y me roza el cuello, estamos dispuestas a provocar. Jenna para variar ha ido a contestar un mensaje que Adam le envio. Estamos divirtiendonos de lo lindo, pero Susan ya tiene precisado a un chico, un mulato enorme, musculoso y muy guapo que no le ha quitado la vista de encima desde que llegamos. Se hablan con la mirada y ambos comienzan a bailar de una manera muy sensual. Mi amiga es hermosa, tiene unos hermosos rasgos asiaticos, su padre es japones y su madre inglesa. Es muy exotica tiene un cuerpo hermoso y es muy alta. No tiene problemas en volver locos a los chicos. Quedamos Carol y yo divirtiendonos y bailando, de repente siento que me toman de la cintura y volteo. Es un chico que se llama Cameron, suele frecuentar los mismos sitios que nosotras y que he rechazado un monton de veces. -- Sueltame imbecil... -- Le digo empujandolo. -- ?Que te pasa Alena? Tienes toda la noche provocando a todos los hombres del lugar. -- Me dice tomandome del rostro. -- Me estoy divirtiendo y no quiero hacerlo contigo. -- Trato de alejarme y me lo impide. -- Sueltala o llamo a seguridad para que te saquen. -- Dice mi amiga Carol. -- Dejanos tranquilos perra y largate. -- Le dice y vuelve a agarrarme con fuerza. -- Dejalas en paz, la chica te ha dicho que la suelte. -- Oigo una voz fuerte desde atras del chico. -- ?Y si no la suelto, que? De repente sin mediar mas palabras el chico sale disparado contra el suelo y la nariz sangrando. Todo fue en camara lenta, o creo que era por el alcohol que habia tomado, lo sacaron del local. Al levantar la mirada veo al dueno de la voz que me defendio del imbecil, era el hombre mas guapo que habia visto en mi vida. Era alto, media casi el metro noventa, cabello rubio, del largo perfecto, unos ojos grises hermosos, un cuerpo atletico, de unos treinta y cinco anos. -- ?Te encuentras bien? -- Me pregunta el hombre.

  • En la piel del lobo de Sonia A. Kirchen

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    De nina, cuando todas sonaban con ser princesas, a mi me encantaba el disfraz de Caperucita, y cubierta con su capucha roja me creia idonea para desafiar al lobo.
    Sin embargo, ese inconformismo se apagaria, cuando con dieciocho anos y exceso de ego. mi madre fallecio.
    Aquel dia nefasto, sentada en las escaleras de emergencia del hospital, conoci a Evelyn, quien tras a dar a luz a mellizos abordaba la maternidad sola.

  • La madre perfecta de Aimee Molloy

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    Un thriller psicologico adictivo sobre un grupo de mujeres que ven como el sueno de la maternidad se tambalea y pone a prueba su sentido de la amistad.

  • La casa de cadenas (Malaz. El Libro de los Caidos 4) de Steven Erikson

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  • El lenguaje de las abejas (Grandes Novelas), Cristina Caboni de Cristina Caboni

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  • Lady Morgan de Emma G. Fraser

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    Lady Morgan es una joven inglesa rebelde que, tras presenciar el asesinato de su madre, jura encontrar al responsable y hacerle pagar por sus actos. Despues de dos anos de intensa busqueda por toda Escocia, Morgan se cruza con Ray Logan, un atractivo escoces a quien acusa de ser el asesino.
    Tras esto, Ray huye y secuestra a Morgan hasta aclarar el malentendido que los llevara por una intensa busqueda en la que no solo encontraran al verdadero asesino, sino tambien el amor.

  • Basta con vivir de Carmen Amoraga

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    Pepa es una mujer madura en quiebra emocional. Siente que ha malgastado su vida y culpa al mundo de su aparente desgracia. Sola, enfadada y amargada, siente como una herida la felicidad del resto, y para protegerse del dolor no encuentra otra forma que vivir dentro de una coraza que oculta sus verdaderos sentimientos.

  • El siglo de la revolucion de Josep Fontana Lazaro

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    El periodo que va de 1914 a nuestros dias ha sido un siglo de luchas de liberacion, de un gran enfrentamiento de clases. La revolucion que se inicio en Rusia en 1917 ha marcado el siglo entero. La amenaza de subversion del orden establecido determino la evolucion politica de los demas, empenados en combatirlo y, sobre todo, en impedir que se extendiera por el mundo. La culminacion de esta dinamica se produjo despues de la segunda guerra mundial, cuando, tras la derrota del fascismo, se organizo por una parte la guerra fria, mientras, por otra, los avances sociales del estado de bienestar servian como antidoto para evitar la penetracion de sus ideas en las sociedades del mundo desarrollado. Fue asi como se alcanzo aquella situacion excepcional de los anos que van de 1945 a 1975, cuando en los paises desarrollados se registraron las mayores cotas de igualdad hasta entonces conocidas.

  • Rendirse no es una opcion de Ramon Arroyo Prieto

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    Cuando me diagnosticaron esclerosis multiple, un medico me aseguro que en poco tiempo no podria caminar ni 200 metros. Unos anos despues, participaba en mi primera Ironman, la prueba mas exigente del triatlon

  • Amar sera suficiente (Ley OSDE 2) de Jennifer Palau

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    En medio de otra rebelion en la que la Organizacion combate el Anexo de la Ley OSDE, que nuevamente siembra el caos en la sociedad, Nina lucha contra su lado oscuro. Al mismo tiempo, Izan debe tomar una decision para protegerla, pues han cometido el error de olvidar que enamorarse podia conllevar ser impulsivos, sobre todo ante el peligroso Hans Blake, dispuesto a mantener su mandato, incluso llevando a cabo unos planes que jamas nadie podia imaginar.
    Para ella, el es un enemigo.
    Para el, ella es un recuerdo.

  • La princesa desdenada de Tara Pammi

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    No habia previsto el fuego devastador que brotaria entre ellos… !y que los uniria para siempre!

  • Que sera de Nosotros de L. Rodriguez

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    Tras la locura de un club secreto y una ruptura desgarradora,
    Delhy Lugo se encuentra en una encrucijada para decidir su futuro.
    Ella se debate entre dejar que su vida fluya,
    tomando su propio destino o vengando el sufrimiento de un corazon roto.
    ?Podra el senador Santiago Moya perdonar las decisiones erroneas de la mujer que ama y absolver sus propios errores? ?Podra Delhy salir de su nuevo estilo de vida?
    Descubre el esperado desenlace de esta historia,
    donde una mujer enamorada es consumida entre el amor, el odio, la venganza, y sin duda,
    la decepcion de su felices para siempre.

  • Tiempo de rosas de Eneida Wolf

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    Un siglo al que no pertenece.
    Un pasado que la atormenta.
    Un marques con demasiados misterios.
    Durante la boda de su prima, tras un pequeno incidente, Ana despierta en el mismo castillo pero con dos siglos de diferencia. Debera averiguar como ha podido viajar en el tiempo y lo mas importante, como volver.
    El marques dueno del sitio la acoge con demasiada buena voluntad y formulando pocas preguntas. Con pies de plomo para no cambiar la historia, se adentrara en el mundo de las conspiraciones y el poder para lograr sobrevivir.
    ?Seran suficiente sus conocimientos avanzados?
    ?Lo lograra sin wifi, helado y sus clases de yoga?

  • Eres el ingrediente que me faltaba de Lina Galan

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  • Mi error fue ser solo tu mejor amiga. Parte 1 de Moruena Estringana

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  • Destino austral. Antologia de Yamila Bianqueri

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    C Diciembre en el fin del mundo omenzaba la segunda quincena del mes de noviembre, cuando Morena y Ainara mantuvieron una conversacion en la cual se proponian sacar a Saiana del pozo donde se ocultaba. No aguantaban ver como su amiga, la mujer que algun dia habia brillado, hoy era un fantasma, una sombra. En cambio, ella no queria saber nada de nadie, por una vez en su vida queria estar sola, esconderse y perderse en sus recuerdos de la mano de una botella de vodka. Lograr que no la molestaran era su principal objetivo. Segun su forma de ver las cosas, habia perdido todo, no le quedaba nada. La traicion de su reciente exmarido la tenia devastada. Le habria entregado hasta su ultimo aliento a cambio de que no llevara adelante esa estafa y sobre todo para que no la involucrara. Lamentablemente, ella no estaba al tanto de nada, por lo menos no lo estuvo hasta ese fatidico dia. Su palabra ya no tenia mas valor, su orgullo estaba danado y su trabajo se habia desvanecido. El castillo de ensueno que creia poseer se habia venido abajo, al igual que las casitas de naipes al soplarlas. Era consciente de que sus amigas querian ayudarla, pero el tema era que ella no queria recibir ese empujon. Definitivamente estaba convencida de que vivia mejor encerrada entre las paredes en las que algun dia fue feliz. Una de esas noches en las que se sintio extremadamente acorralada por los malos recuerdos, se dispuso a salir a caminar. No se fijo que era de madrugada, ni con que se vistio; solo procuro cubrir su cuerpo, aun le quedaba un poco de pudor. Anduvo abstraida en su propio mundo vagando sin destino, como si eso borrara todo lo que habia sucedido. Lamentablemente no fue asi, esa noche no solo se arriesgo a todo tipo de peligros, sino que tambien puso en riesgo a los demas al cruzar una avenida con el semaforo en verde. Estaba tan borracha que no sintio nada, ni los gritos de la poca gente que andaba por las calles, ni las bocinas de los autos, y mucho menos, el golpe que recibio su cuerpo al ser embestido por una camioneta. La ambulancia llego al lugar e inmediatamente atendieron a la mujer que yacia inconsciente sobre el asfalto. Le colocaron un cuello ortopedico y la cargaron en una camilla para poder trasladarla al hospital mas cercano. Al salir de su casa solo con lo puesto, Saiana no llevaba encima el telefono celular, ni dinero, no habia forma de que supieran quien era hasta que despertara y eso recien sucedio veinticuatro horas despues del accidente. Cuando abrio los ojos no entendia nada, se encontraba absolutamente desorientada y le dolian hasta las unas de los pies. Amenazada por las nauseas y el mareo que la atacaba trato de observar con atencion todo lo que la rodeaba. Al descubrir que se hallaba en la habitacion de un hospital quiso incorporarse, pero el fuerte dolor que martillaba su craneo se lo impidio. Busco tanteando con dificultad sobre la cama, hasta que dio con el boton para llamar a las enfermeras y lo presiono. Unos segundos despues la habitacion se lleno de gente. La revisaron, le hicieron una serie de pruebas y preguntas a las que pudo responder con bastante dificultad, y la dejaron descansar. A los pocos segundos cayo rendida, preguntandose por que se encontraba en ese lugar. Las enfermeras hicieron las anotaciones pertinentes en la historia clinica, que recientemente habian abierto para la paciente, y entre ellas comentaban sobre el estado en el cual ella habia ingresado. No entendian como una mujer tan hermosa se danaba a si misma de esa forma. Unas horas mas tarde se detenian frente al mostrador de la recepcion, un oficial de la policia, acompanado de dos mujeres absolutamente descontroladas a causa de los nervios. Estas le exigieron a la recepcionista, practicamente a los gritos, que les informara donde se encontraba la paciente Saiana Lopez; alegando que ellas eran las unicas familiares que ella poseia. Esto le fue comunicado al medico que la estaba atendiendo y el se encargo de darle el parte a las mujeres que estaban creando un surco en el piso de la sala de espera. Morena y Ainara escucharon atentamente las palabras que recitaba el doctor. Sus caras estaban tintadas por la angustia y el miedo que las inundaba. Jamas se esperaron que el pronostico fuese tan malo. Su amiga no estaba nada bien. El impacto habia dejado una secuela muy importante; Saiana tenia una conmocion cerebral. El medico les explico que unas horas antes, cuando la paciente desperto, presentaba todos los sintomas y que la confirmacion la habian obtenido al realizarle una tomografia computada. Lo favorable de esa situacion era que por el momento, se descartaban danos mayores y por eso no era necesario realizar un drenaje cerebral. El hombre les pidio que se tranquilizaran y que confiaran en que su amiga se pondria bien, no sin antes advertirles que habia probabilidades de que la paciente, por el momento, no volveria a ser la misma. Efectivamente la advertencia que el medico les habia hecho ese dia, no habia sido en vano. A Saiana le llevo semanas recuperarse fisicamente. Poco a poco, se fueron desvaneciendo los cardenales del rostro, del torso y de los brazos. La incapacidad para despertar fue desapareciendo y el entumecimiento de sus extremidades se fue esfumando. El habla fue lo que mas le costo mejorar, pero lo que mas les agobiaba a las tres era el estres postraumatico que persistia en el tiempo. Saiana pasaba de la tristeza a los ataques de ira en un abrir y cerrar de ojos. Asi como de repente llegaba la sensacion de soledad, esta se iba y la inundaba la culpa; si bien ella no sabia el porque de ese sentimiento, este estaba ahi. El dia del alta, al salir de la clinica, los recuerdos del accidente la golpearon con vigor. Sus piernas se tambalearon y estuvo a punto de caer, pero ahi estaban sus amigas para sostenerla y sacarla a flote. Al entrar a su departamento, nuevamente la sensacion de soledad la golpeo, seguia sin saber el porque de la existencia de ese sentimiento y eso la perturbaba. A causa del estres postraumatico, Saiana tenia una perdida de memoria a corto plazo y sus amigas, por recomendacion del doctor, no debian apresurarla ni animarla a recuperar sus vivencias. Por eso le habian preparado una sorpresa, la cual estaban a punto de darle. --Sai, tenemos algo para decirte --comento Ainara, nerviosa. La verdad era que no sabian como se iba a tomar todo eso. --Si ?que es lo que tienen que decir? --respondio indagando mientras tomaba asiento en el sofa de la sala de estar. Todo debia hacerlo con cuidado, ya que los movimientos exabruptos le provocaban ataques de vertigo. --Ambas creemos que lo mejor es alejarte de la ciudad por unas semanas. Por eso, hace unos dias, con autorizacion de tu medico, compramos tres pasajes aereos con destino a Tierra del Fuego. !Manana mismo partimos hacia Ushuaia o mejor dicho a la ciudad conocida mundialmente como la mas austral del mundo o como el fin del mundo! --expuso Morena encogiendose de hombros bajo la atenta mirada de su amiga. Saiana no podia creer lo que estaba escuchando. --?Ustedes se volvieron locas? ?Como se les ocurre planear un viaje cuando yo estoy en estas condiciones tan deplorables? --sentencio con tono firme pero calmado. Las otras dos se miraron entre ellas y despues clavaron sus ojos en la mujer que las miraba incredula. --No estamos locas, querida amiga. Buscamos una forma de que te relajes y ese lugar es el sitio ideal. Ya te voy advirtiendo que no aceptamos un no como respuesta --afirmo, poniendose de pie y extendiendo los brazos hacia las demas. Ellas se levantaron, se acercaron y aceptaron encantadas el abrazo grupal que se llevaba a cabo. Saiana seguia indecisa pero muy en el interior de su corazon sabia que seria lo mejor. No era capaz de despreciar todo lo que le daban, estaba mas que segura de que sus pilares la cuidarian y la ayudarian a salir adelante. Abrazadas caminaron hacia la habitacion en la cual, entre charlas, risas y alguna que otra anecdota, comenzaron y finalizaron de armar las valijas para el tan inesperado viaje que harian. El veinte de diciembre, las tres mujeres llegaron a Ushuaia, aquella ciudad que se ubicaba en las costas del canal Beagle rodeada por la cadena montanosa del Martial, en la Bahia de Ushuaia. Ese lugar contaba con un clima humedo, aunque era tal la persistencia del frio que en pleno verano austral estaba nevando y la temperatura no superaba los cero grados. El hotel donde se hospedaron era perfecto para la ocasion; no habia ni muchos, ni pocos huespedes. Estaba en una zona accesible para los turistas y no necesitarian manejarse en transporte publico en el caso que quisieran salir. Ya instaladas en su habitacion se dedicaron a descansar para luego, ducharse y bajar al restaurante a cenar.

  • Entre brumas de Raquel R. Gallagher

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  • Guerrera Alfa de Daniel Santos

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    Aina era una mujer diferente a las demas.
    Ella no era la esposa de nadie.
    Ella era una guerrera. La mejor de todas.
    Y como tal. la mas deseada.

  • Papel Carbon de Fernando Iwasaki

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    Papel Carbon” reune los primeros libros de relatos de Fernando Iwasaki.
    Tres noches de corbata (Lima, 1987) y A Troya, Helena (Bilbao, 1993), dos titulos donde los lectores del narrador peruano podran reconocer los temas, el humor, la prosa coruscante y las multiples referencias culturales que caracterizan la obra de uno de los autores fundamentales del cuento contemporaneo en lengua espanola. Rescatamos asi Tres noches de corbata, libro que dialoga con los precoces volumenes de relatos de un pequeno grupo de escritores espanoles y latinoamericanos nacidos en la decada del 60, como Alguien te observa en secreto (1985) de Ignacio Martinez de Pison, Ligeros libertinajes sabaticos (1986) de Mercedes Abad, Los laberintos invisibles (1986) de Guillermo Busutil, Deberia caersete la cara de verguenza (1986) de Sergi Pamies, El movil (1987) de Javier Cercas, Veinte cuentos cortitos (1989) de Iban Zaldua, Infierno grande (1989) de Guillermo Martinez y Cuentario (1989) de Jorge Eduardo Benavides, todos tecleados a maquina y todos copiados con papel carbon

  • La camara verde de Martine Desjardins

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    Todas las casas tienen sus pequenos secretos, pero algunas los protegen con mas ahinco que otras. Durante anos, los enganos y vilezas de la familia Delorme han sido celosamente custodiados por las robustas paredes de su hogar, una mansion gotica situada en Mont-Royal, a las afueras de Montreal. Tras sus sesenta y siete cerraduras, el edificio ha ocultado las historias mas perturbadoras de sus habitantes. Sin embargo, todas ellas saldran a la luz con la irrupcion de la intrigante y hermosa Penny Sterling. Con su llegada se desvelaran los pecados de los Delorme, incluyendo los cometidos en la habitacion abovedada conocida como <>, donde se esconde el espeluznante cuerpo de una mujer momificada que sujeta entre los dientes un ladrillo con una moneda de plata. Una obra maestra del gotico canadiense, deudora del mejor Robertson Davies, y que bien podrian haber firmado Shirley Jackson o Margaret Atwood. Una de las mas divertidas y mordaces sagas familiares de los ultimos anos, galardonada con el premio Jacques-Brossard.

  • Canciones de amor a quemarropa de Nickolas Butler

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    Henry, Lee, Kip y Ronny crecieron juntos en el mismo pueblo de Winsconsin, Little Wing. Amigos desde ninos, sus vidas comenzaron de manera similar, pero han tomado caminos distintos. Henry se quedo en el pueblo y se caso con su primera novia, mientras que el resto lo abandono en busca de algo mas: Ronny se convirtio en un famoso cowboy de rodeo, Kip en exitoso agente de bolsa y Lee en una estrella de rock de fama mundial.

  • Tu, yo, todo de Catherine Isaac

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  • Somos dos diamantes en el universo de Gema Martin Munoz

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    Primera parte de la bilogia #Diamantes.

  • Siete inviernos despues de Francisco Villegas Rodriguez

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    La doctora paseaba con calma entre el ajetreo del final de la tarde hacia la parada del autobus. La brisa, algo mas fresca a esa hora, se colaba entre las casas del residencial saturada de aroma a brotes verdes. Se hizo a un lado, sin llegar a detenerse, para esquivar a dos chavales que se perseguian entre carcajadas, y contemplo con agrado los tonos rojizos y azules del anochecer mientras las farolas de la calle ganaban en intensidad. Inspiro un par de veces para disfrutar de la sensacion. Procedente de alguna casa cercana una musica violenta ponia la nota discordante, pero cuando el volumen comenzaba a resultar molesto se desvanecio de repente. En el silencio, le parecio escuchar un grito que pedia auxilio. Se detuvo atenta. El grito se repitio desesperado: <>. Por encima de la valla, a su izquierda, un hombre junto a un ventanal abierto se agarraba la cabeza y volvia a gritar. Sin pensarlo demasiado empujo la cancela y recorrio a toda prisa el camino de grava que ascendia por el cesped. --Soy medico --dijo al llegar junto al hombre--, ?que le pasa? --Lo sujeto por los brazos. --!Es mi hijo! --exclamo espantado, la mirada vuelta hacia el salon. --!Calmese! --Tuvo que zarandearlo un poco--. ?Donde esta su hijo? El hombre senalo tras el ventanal y cuando ella entro, a la tenue luz de un par de lamparas pudo ver dos cuerpos tendidos en el suelo. Uno de mujer, con el vestido subido hasta el pecho dejando a la vista la ropa interior, la cara congestionada vuelta hacia ella y los ojos demasiado abiertos pero sin ver. A un par de metros, un muchacho tumbado boca arriba con un charco de sangre que se extendia bajo su cabeza respiraba con dificultad. Se arrodillo a su lado y le cogio la muneca; habia pulso, aunque debil. Se volvio hacia la puerta. Junto al padre habia un par de vecinos mas. --Avisen al enfermero del centro de salud --ordeno--, que venga con la mochila de parada, y a emergencias, digan que hemos comenzado la reanimacion. !Y a la policia! --grito cuando los otros dos ya se alejaban hacia la calle. El padre se acuclillo a su lado. Lloraba. --Dios mio, no, no dejes que muera. --!Digame como se llama su hijo! --Leandro, se llama Leandro. La respiracion del chaval sonaba a burbujas. Le abrio la boca y le limpio los restos de algo espeso. Mientras actuaba no cesaba de repetir como un mantra el nombre del nino. El pulso seguia debil y cuando paso una mano por detras de la cabeza una parte del craneo cedio bajo sus dedos; al retirarla estaba cubierta de sangre. Mando al padre a por una toalla limpia y se la coloco con cuidado bajo la cabeza. --No lo vamos a mover hasta que lleguen los sanitarios --dijo mientras con disimulo se limpiaba la mano en el pantalon. Se acerco a la mujer para asegurarse y regreso junto al nino. Un policia local muy joven se asomo por la hoja abierta del ventanal. --?Que ocurre...? --comenzo con voz segura, aunque al ver el cadaver se interrumpio en seco con una mano en la boca y la cara tan palida que la doctora temio que se fuera a desmayar. --Oiga --le dijo--. !Oiga! --Consiguio que apartara los ojos de la muerta. --?Que ha pasado? --volvio a preguntar con voz temblorosa y la mano aferrada al marco. --Alguien los ha atacado --explico ella--. La mujer ha muerto. --Por el padre, evito decir que el nino estaba muy mal--. ?Puede confirmar que se ha dado el aviso a emergencias? El policia parecio agradecer la sugerencia y salio. Al instante la sirena de una ambulancia se escucho cada vez mas cercana hasta detenerse frente a la casa y el equipo de emergencias entro escoltado por el mismo policia, seguidos por el enfermero de su consulta. Ella les resumio la situacion y comenzaron a estabilizar al nino. Se aparto unos pasos hacia el padre, que desde cierta distancia contemplaba al muchacho mientras los de emergencias se ocupaban de el. Las lagrimas brotaban mansas, mezcladas en la mejilla derecha con la sangre que goteaba de cuatro aranazos paralelos bastante profundos. Quiso saber como se los habia hecho, pero el, absorto en su hijo, no parecio escucharla. --?Se pondra bien? --pregunto sin desviar la mirada. Ella lo miro de lado sin saber que responder. Fuera ya habia oscurecido; el reflejo anaranjado de las luces de la ambulancia iluminaba intermitente el techo del salon y entrecortaba los movimientos de los presentes, como si la alarma de incendios se hubiese disparado en mitad de una representacion. Miro a su alrededor mientras una angustiosa sensacion de futilidad le oprimia la garganta y tuvo la acuciante necesidad de curar los aranazos de la cara de aquel hombre. --Esta en buenas manos, seguro que si --mintio mientras empapaba una gasa. Martes, 6 de mayo de 2008 * 21:50 h Empujado por la calida brisa, el visillo proyectaba una inquieta mancha de luz con un vaiven como el de las olas en una orilla lejana. La pantalla de un telefono olvidado sobre la mesilla de noche refulgia con la cadencia irregular de un faro averiado cada vez que la mancha de luz lo salpicaba. La cortina se apaciguo y el telefono, contagiado por la urgencia de la llamada, desperto con exigente zumbido y emprendio un insensato viaje por encima del tablero. A tres dedos del filo, la vibracion se detuvo y dejo en el ambiente la calma de un mal presagio. Un instante despues, resuelto, el movil reanudo su danza. El tono de llamada se interrumpio con un chasquido. --Si. --?Ernesto...? --Un hilo de voz temblorosa. De fondo, otras voces; en la distancia, una sirena. --?Estefano? --Preocupado--. ?Eres tu, Estefano? ?Estas bien? --Han matado a Blanca. --Una pausa--. Leandro esta malherido. --Otra pausa, un sollozo--. Lo llevan al hospital. --!Dios mio! Pero, ?que os ha pasado? --Yo... no lo se. --Una voz distante le ordenaba poner fin a la llamada--. Ahora no puedo hablar. ?Puedes ir al hospital hasta que yo llegue? Viernes, 13 de enero de 2017 * 21:30 h Ernesto Perez Quiroga se despidio de su ultimo paciente de la tarde. Cerro la libreta, desconecto el ordenador y salio al recibidor con la bufanda en el cuello y su abrigo largo y negro sobre el brazo. --Que tenga un buen fin de semana, doctor Quiroga --dijo la secretaria con una sonrisa. --Igualmente, Carolina --respondio el tirando de la puerta--. Hasta el lunes. Hacia mucho frio esa noche, y el contraste de las calles ahora vacias y en penumbra con el bullicio y la iluminacion de la recien terminada Navidad acentuaba la gelida sensacion. Para el frio del invierno, Ernesto se calzo los guantes y se ajusto el cuello del abrigo; para mitigar el de dentro, sin pararse a pensarlo, decidio que era el momento de comprar un teleobjetivo que acechaba desde hacia meses. Con esa idea consiguio hacer a un lado la anoranza de otras Navidades y disfrutar del paseo. Le gustaba el frio; le gustaba pasear bien abrigado por las calles de Granada en invierno y volver despues al calor de un buen fuego en la chimenea, un te negro bien caliente y una buena novela. En algunas ocasiones, de rodillas frente al toril de sus recuerdos, se atrevia a abrir el porton y reconocer, al compas de las cornadas, que todo aquello no eran mas que los sustitutos de un hogar y una familia. Tiempo atras, poco despues de la muerte de Estefano y su propio divorcio, pensar en eso le resultaba demasiado doloroso. Aun asi, mas a menudo de lo saludable, se deslizaba con cruel determinacion hacia ese espinoso paisaje, forastero entre las lapidas de su pasado, como si hurgar en ese dolor y paladear su sabor amargo fuese un perverso antidoto contra el olvido. Pasaron los anos, las llagas cicatrizaron y el pesar por sus perdidas, igual que la punzada de un hueso roto en dias de lluvia, quedo reservado solo para fechas senaladas, como un recordatorio en el almanaque de la cocina o una pregunta sin responder. Y asi, excepcion hecha de esos aniversarios de venerada melancolia, su vida transcurria placida y previsible con la tranquilidad de quien, por fin, ha aceptado que algunos lugares no son para el. Cruzaba Trinidad en diagonal hacia calle Duquesa cuando noto la vibracion del movil en el bolsillo de su camisa. El aire helado se le colo hasta el pecho al desabrochar el abrigo para alcanzar el telefono.

  • Amame una noche mas de Alexandra Black

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    Londres, 1847 --Es evidente que las mentes femeninas son debiles e incapaces de asimilar cualquier aprendizaje. --Malcom Sedford, conde de Tamworth, hincho el pecho, orgulloso de si mismo por haber expresado aquellas palabras--. De hecho, basta con ensenarles a leer y escribir. Un aprendizaje mas amplio podria ser perjudicial para ellas. John River, sentado al otro lado de la sala, lo miro con incredulidad. ?Como podia hablar de aquel modo y mostrarse tan satisfecho despues de haber dicho semejante barbaridad? --?Esta diciendo que todas las mujeres son estupidas? --pregunto doblando el periodico--. ?O lo que quiere decir con sus palabras es que prefiere a una mujer tonta a su lado porque asi no se notara su propia estupidez? Lord Tamworth abrio la boca para contestar, la cerro de nuevo porque no encontraba las palabras adecuadas para hacerlo y la abrio otra vez, aunque su respuesta no fue ni todo lo ingeniosa que le habria gustado ni todo lo confiada que tendria que haber sido. --?Me esta llamado tonto, senor River? John enarco una ceja en un gesto burlon que no paso desapercibido para ninguno de los presentes. Todo el mundo conocia la mala relacion entre los dos hombres, asi que no era raro que se enzarzasen en alguna disputa de la que el conde jamas salia airoso. --En absoluto, milord. ?Acaso le ha dado esa impresion? El tono utilizado y la expresion socarrona sacaron de quicio a lord Tamworth, que estuvo a punto de abalanzarse sobre el. Si no lo hizo, fue porque sabia que saldria perdiendo en la contienda. Todos alli conocian la habilidad del senor River con los punos. Hubiese aprendido donde hubiese aprendido, no habia sido en un club de caballeros, pues era capaz de volar por el aire y golpear a sus oponentes desde posiciones imposibles. Las malas lenguas decian que lord Mersett habia sido su maestro, pero nadie podia afirmarlo con seguridad. Las burlas de John River hacia lord Tamworth eran habituales y, a pesar de ello, este era incapaz de defenderse en condiciones. Aunque, en opinion de los presentes, el mismo conde se buscaba aquello, pues sus disertaciones sobre distintos temas solian ser tan pretenciosas como erradas. Aunque eso no queria decir que no estuviesen de acuerdo con el en cuestiones como las relacionadas con las mujeres. De hecho, solo el senor River parecia creer que estaba equivocado. --?Que tipo de mujer querria usted a su lado, senor River? --pregunto lord Seth Brangwen, futuro cunado del conde de Tamworth. John se volvio hacia el y sonrio. --Solo quiero a alguien que camine a mi lado y con quien pueda compartir mi dia a dia. Una mujer inteligente que no tenga miedo de mostrar su valia frente a mi. No soportaria que ocultase su inteligencia o sus capacidades solo para evitar que yo me sienta estupido. --Miro a lord Tamworth con sorna--. Valoraria sobremanera a una mujer asi. Un murmullo de desaprobacion recorrio la sala. --Cada vez que habla me hace pensar que cree que las mujeres pueden ser iguales que nosotros --respondio el joven--. Es un pensamiento peligroso, pues ellas mismas podrian creer que algun dia llegaran a serlo. --Me parece mucho mas peligroso negar la evidencia, milord. Creer que todas las mujeres son estupidas para enaltecer su propio ego es tan injusto como absurdo. Pero peor me parece obligarlas a vivir en un estado de infancia perpetua y hacerlas creer que son incapaces de valerse por si mismas cuando no es asi. Otro murmullo de desaprobacion recorrio el salon. Nadie estaba de acuerdo con el, pero aquello no era una sorpresa. Estaba acostumbrado a ver aquellas expresiones horrorizadas, como si sus palabras fuesen capaces de abrir un agujero en el suelo que los conduciria directamente a un averno dominado por mujeres dispuestas a hacerlos pagar por sus pecados en la tierra. --Digame entonces, senor River, ?como podrian defenderse unas criaturas tan delicadas en un mundo tan peligroso como este? John se volvio hacia el hombre que le habia hablado y sonrio con amargura. --Lord Bromley, nosotros somos el mayor peligro para ellas, asi que el primer paso seria dejar de comportarnos como bestias y empezar a respetarlas. El segundo, dejar de tratarlas como criaturas delicadas. No son ninas, no son objetos fragiles y no necesitan nuestra proteccion constante. Al final lo que hacemos es protegerlas de otros hombres. ?Acaso no advierte a sus hijas de lo peligroso que es para ellas quedarse a solas con un hombre? ?No les ha explicado que deben ir siempre acompanadas y que nunca, jamas, deben salir a la calle de noche y mucho menos solas? ?Lo hace acaso por los peligros que representan la luna o las estrellas? ?O lo hace porque teme la posibilidad de que un hombre les haga dano? Lord Bromley se sonrojo, pero ninguno de ellos estaba dispuesto a ceder. ?Peligrosos ellos? Ellos no representaban ningun peligro para las mujeres, pues eran hombres honrados. Mas horas antes los mas jovenes del grupo habian hecho una apuesta sobre quien seria el que conseguiria los favores de una joven debutante que parecia muy receptiva a las atenciones masculinas. Era asqueroso. Mientras ellos debatian con enojo sus palabras, John regreso a la lectura del periodico, ajeno a lo que sucedia a su alrededor. Estaba acostumbrado a que se alterasen los animos cuando hablaba, asi que le importaba mas bien poco el resultado de todo aquello. Herir su fragil ego era como un deporte para el y lo que sucediese despues era irrelevante. Mientras desplegaba el diario, lanzo una mirada al conde de Tamworth. El solia ser el objeto de sus burlas, aunque le aburria sobremanera que no fuese capaz de rebatir sus argumentos. Se indignaba, gritaba, lo senalaba con el dedo... Era un autentico memo que habia tenido la suerte de nacer en una buena familia, porque de haber tenido que vivir lo que el habia vivido, se habria muerto de hambre. John despreciaba a buena parte de aquellos nobles porque le parecia que su simple existencia era un desperdicio de espacio en el mundo. Vivian para gastar el dinero de sus familias sin preocuparse de nada mas que de si mismos. Tamworth, por ejemplo, estaba comprometido con lady Skye Brangwen, la hermana pequena de lord Seth Brangwen. Tras casi seis anos de compromiso, todavia seguia evitando dar el paso definitivo porque mantenia una relacion con una mujer casada. Ambos esperaban el fallecimiento del esposo de esta, para lo cual faltaba mas bien poco, pues era casi cuarenta anos mayor que ella. En cuanto eso sucediese, no dudaria en romper el compromiso, lo que pondria en una situacion muy complicada a lady Skye. Si ya se habian esparcido todo tipo de rumores debido al hecho de que todavia no hubiesen puesto fecha para la boda, no se queria imaginar en que situacion quedaria ella por culpa de aquel descerebrado. La dama tenia veintitres anos ya y, si seguia posponiendo el momento, nadie la querria, por mas que fuese una de las herederas mas cotizadas del pais. A John le resultaba muy dificil entender por que los condes de Ryedale permitian que Tamworth tratase de ese modo a su hija. Habia algunos nobles en el grupo a los que respetaba, pues no era dado a generalizar. El conde de Waverley, por ejemplo, era un hombre serio y sensato que no se dejaba llevar por la estupidez de sus amigos. Siempre se mostraba respetuoso con los demas y ayudaba a su padre a gestionar las propiedades de la familia. Su hermano, en cambio, era un cabeza hueca que no sabia ni atarse los cordones de los zapatos. --Senor River. --John alzo la cabeza para mirar al hombre que le habia hablado. Lord Seth Brangwen se sento a su lado tras mirar a su alrededor. Nadie les prestaba atencion, pues estaban demasiado ocupados discutiendo sobre asuntos triviales como para fijarse en ellos--. Senor River, ?sentia de verdad las palabras que dijo antes? Despacio, John plego de nuevo el periodico y se volvio a mirarlo, interrogante. --Asi es. --?Y si la mujer fuese mas rica que usted? ?La valoraria igual? --John asintio--. ?Y si fuese una gran aficionada a la lectura? --La valoraria mas todavia. --?Y a una mujer torpe con la aguja? --John asintio--. ?Y si tuviese tendencia a discutir con usted? --Mientras no sea una mujer pendenciera y maliciosa, si la valoraria. Seth sonrio, divertido. --Tengo la impresion de que, si piensa de ese modo, nunca encontrara a una mujer con la que formar una familia. John le devolvio la sonrisa. --Si es asi, entonces estare mejor solo, milord. Si quiero un florero bonito que adorne mi casa, comprare uno. No necesito a una mujer que no me aporte nada ocupando espacio en mi hogar. ?De que me serviria? Si no puedo compartir con ella mis penas y mis alegrias y ni siquiera puedo escuchar las suyas, ?para que quiero una esposa? Para eso una pared sirve perfectamente. El joven se echo a reir y sacudio la cabeza. --En verdad me gustaria verlo casado con su mujer ideal. Estoy seguro de que, a los dos dias, la consideraria un fastidio. John penso en los condes de Mersett y la maravillosa relacion que mantenian y nego con la cabeza. --Cuando un hombre piensa que su esposa es un fastidio por manifestar sus opiniones, es porque ni la quiere, ni la respeta. Sin afecto ni respeto, la frustracion en ambos ira en aumento hasta que no se soporten. Nadie quiere eso en su vida. --Sus ideas, senor River, son tan peculiares que me asustan. ?De verdad cree que las mujeres pueden valerse por si mismas? Usted sabe tan bien como yo que es imposible, pues no son mas que criaturas desvalidas. Le concedo, sin embargo, que de cuando en cuando hay alguna mujer destacable. No voy a negar ese hecho, seria absurdo. Sin embargo, son casos excepcionales. --Mis ideas, milord, no son nada nuevo. Mary Wollstonecraft ya las mencionaba en la Vindicacion de los Derechos de la Mujer, yo solo me he apropiado de algunas de ellas y las he adaptado a mi conveniencia. Seth lo miro horrorizado. --!Incluso ha leido algo asi! John se echo a reir. --?Por que no deberia hacerlo? --Mi madre encontro esa aberracion en el cuarto de mi hermana y la quemo. Debo decir que los azotes que recibio fueron mas que merecidos. La expresion de John se endurecio. --?La azotaron por una simple lectura? --Una lectura peligrosa que no la beneficiaba en nada. Mis padres no podian permitir que perdiese el camino de ese modo. Por suerte ya ha recuperado el sentido comun. John lo fulmino con la mirada. --?De verdad cree que el caracter de una persona puede cambiarse con golpes? --Si se ha desviado del camino correcto, si.

  • La doble cita desastre (Cita para Rehacer 2) de Susan Hatler

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    Hay ciertas cosas por las que una persona debe pasar para encontrar el verdadero amor, y supongo que entre ellas se incluye que se me ensucie el coche, una de las cosas que mas odio. Viviendo en una ciudad tener el coche limpio es algo alucinante, teniendo que entrar y salir del centro de Sacramento entre el trafico, necesitando recorrer el centro comercial para comprar un traje y unos zapatos nuevos de tacon, o teniendo que conducir para llegar a la ultima apertura de una galeria. Desde luego, yo no era una experta (ni si quiera un poco) en hacer que un restaurante de sushi fuera un exito, pero no hacia falta mucho sentido comun para adivinar que el propietario no deberia situarlo a 20 kilometros de la ciudad en un aspero, desigual y polvoriento camino al lado de un ruidoso rio con ni siquiera un rascacielos a la vista. Es decir, ?como podria atraer dicho restaurante a una larga cola de personas? Quizas yo no habia llegado a ese capitulo especifico en la pila de libros en constante crecimiento en mi mesita de noche acerca de inicia-tu-propio-negocio; algo bastante posible considerando todo lo que tengo que leer a diario. Pero, aun asi, ?la localizacion no lo es todo? Mientras conducia, me retorci al ver el polvo volando alrededor de mi coche. Me desvie para evitar un socavon y luego una piedra en el camino de tierra y seguidamente mire mi GPS, confirmando lo que ya habia comprobado seis veces: la direccion del restaurante de sushi que me habia dado Hannah, que debia estar justo enfrente. En el medio de la nada. Sin Wi-Fi. Estremecedor. Mi coche vibraba mientras el polvo recubria mi parabrisas y un olor extrano (que creo que algunas personas lo llaman aire fresco) entraba por las rejillas del aire acondicionado sin importar cuantos botones pulsara para detenerlo. Estaba empezando a cuestionarme si debia estar agradecida de haber aceptado la doble cita con Hannah. Pero Abigail, la amiga de Hannah, habia conocido a Cooper Hill, el amor de su vida, de una forma poco convencional (a traves de intercambios de correo electronico sobre la adopcion de mascotas), de modo que si tenia que conducir por un camino sucio lleno de baches para tener la posibilidad de encontrar a la persona ideal en los siguientes minutos, ?por que no? Hannah me habia enviado la invitacion por correo electronico en el punto algido de mi caotica tarde en la que mi telefono del trabajo habia estado sonando desde algun lugar, enterrado bajo una montana (el unico tipo de montana que yo, Jennifer Page, habia tenido la intencion de escalar alguna vez) de informes que necesitaba revisar antes de una reunion, que se suponia que iba a tener lugar en cuestion de diez minutos, a quince minutos atravesando la ciudad. Mi telefono movil tambien habia elegido ese momento para vibrar con violencia y, a continuacion, lanzarse desde de mi escritorio hacia una piscina de salsa agridulce sobrante de los rollitos de primavera para llevar que me habia medio comido andando hasta la oficina durante la hora del almuerzo, mientras leia la seccion financiera del periodico tras comprarle un cafe a Courtney Carmichael, la duena de mi carrito dispensador de cafe favorito (yo soy como una corredora de maraton que acepta un vaso de agua: sin detenerse). Pense en Courtney Carmichael y su negocio con el carrito de cafe. Ella habia sido abogada y se habia quemado de trabajar veinticuatro horas siete dias a la semana, siendo facil averiguar que se habia quemado de trabajar demasiadas horas. No queda mucho tiempo para la vida social. Supongo que su marido estuvo de acuerdo porque se divorcio alegando que ella nunca tenia tiempo para el. El carrito de cafe era una segunda oportunidad para Courtney, un rehacer de la vida, y ella parecia feliz con su eleccion. Mi negocio de venta y diseno de equipaje seria mi rehacer de la vida, me encontraba muy preparada para la siguiente fase. Mi telefono movil continuo vibrando y me lance decidida a recuperarlo de su pegajosa (aunque deliciosa) caida en picado, pero golpee accidentalmente la bebida con cafeina antes mencionada y se derramo sobre los bocetos de otra maleta de viaje de diseno propio que pensaba mostrar a mi potencial inversor. Fue en ese momento, mientas escribia en un papel adhesivo de color rosa que debia de cambiar la tela de ni nueva maleta para que fuera anti derrames, que eche un vistazo a la pantalla de mi ordenador justo a tiempo para leer el correo electronico de Hannah hablandome de esta cita doble (y potencial para conocer al amor de mi vida). Incluso con mi asistente metiendome prisa por la reunion y con la mitad de mi atencion desviada hacia la limpieza de la salsa agridulce que habia quedado en mi telefono movil, fui totalmente capaz de pillar la esencia del correo electronico de Hannah: restaurante Sushi Aguas Bravas y chico guapo. ?Que mas podia pedir una mujer soltera? Teclee una respuesta rapida con el codo mientras lamia el agridulce de mis dedos: <> A ver, no fue una respuesta de Shakespeare, pero si una comunicacion efectiva. Ella pillaria la esencia. No hay tiempo para la edicion cuando se va con prisas, como de costumbre. Con mi energia comenzando a agotarse, considere sorber un poco de cafe derramado de mi escritorio para recibir un chute de cafeina, pero no lo hice porque hay lineas que no se cruzan, ni por ese dulce nectar negro. Ademas, mi asistente estaba observando. En su lugar, imprimi el correo electronico de Hannah para poder recordar la hora de la cita doble y la direccion del restaurante de sushi. Cogi el correo electronico impreso aun caliente de la impresora, lo meti en el bolso y puse los informes bajo el brazo antes de salir disparada por la puerta con mi ayudante, que no estaba siendo de mucha ayuda al recordarme que llegabamos tarde. ?En serio, Lucas? Es la historia de mi vida (como el bien sabia) y viviria perfectamente sin sus constantes recordatorios. Me gustaria senalar que no siempre habia salsa agridulce en mi telefono movil. A veces era salsa Alfredo de Cafe Mattia, o salsa de cacahuete de Thai Palace en la calle J, o en mi intento de dieta sana era salsa ranchera light de Salad Company. Pero, sin falta, siempre caia algo. Cada dia un nuevo derrame, alguna nueva emergencia, un nuevo caos. Trabajando a tiempo completo y a la vez tratando de poner en marcha mi negocio tambien a tiempo completo, mi agenda estaba siempre hasta arriba al igual que mi cesta de la compra cuando pierdo el control y paso por el pasillo de aperitivos en el supermercado. Huelga decir que habia poco espacio en mi vida para citas, a menos que contara como cita el quedarse una noche sola en casa con una cena congelada, una copa de vino y mi ordenador portatil en la cama. Asi que me encontraba feliz de haber cazado al vuelo aquella cita doble con Hannah y el Sr. Chico Guapo, pero no sabia que tendria que conducir hasta Siberia para llegar. Mi estomago rugia lo suficientemente fuerte como para que lo escuchara por encima del sonido que hacia la arena de la carretera bajo mis neumaticos y decidi que tenia que dejar de pensar tanto en comida. Mire de nuevo al GPS, que mostraba que estaba cerca de mi destino. !Ay! Deseaba que mi cita no esperara de mi que consumiera delicadamente cada grano de arroz de mi sushi como un pequeno pajarito porque eso no era lo que iba a pasar. Iba a meter mi cara directamente. Si alguna vez llegaba alli, claro... Una piedra en el camino me hizo rebotar con dureza, casi sacandome de mi asiento y haciendo que mi cafe para llevar de Courtney saliera disparado de su vaso. Grite y seguidamente alcance mi guantera en busca de una servilleta para disimular la mancha de cafe de mi vestido. Simplemente genial. No estaba molesta por el vestido. Estaba molesta porque necesitaba la cafeina dentro mi cuerpo, no sobre el. Habia estado toda la noche trabajando en la propuesta de mi potencial inversor y todavia no habia terminado. Aquel dia, me habia pasado corrector de ojeras para tratar de cubrir los circulos oscuros bajo mis ojos tras toda la noche ocupada. Tambien pase demasiado tiempo por la manana quitandome el traje y poniendomelo de nuevo porque el sueno que tenia habia afectado tanto a mi cerebro como para habermelo puesto del reves. Pero la locura de mis dias, la falta de sueno y la ausencia de un amor en mi vida, todo valdria la pena si convencia aquel inversor y era capaz de abrir mi propia tienda de equipaje. El inversor era la mayor oportunidad de mi vida, mi camino hacia el exito que no podia desaprovechar. Si el inversor firmaba, podria dejar mi trabajo y pasar las riendas a Hannah, a quien veia mas que capacitada. Entonces tendria tarjetas de visita hechas con el nombre de mi empresa escrito en la parte superior. Convocaria mis propias reuniones y conferencias telefonicas y fijaria plazos. En lugar de vender mis productos a traves del boca a boca, venderia mi equipaje disenado personalmente por mi en mi tienda, en otras tiendas, en las estaciones de tren y en los aeropuertos, por lo que podria ser utilizado por mujeres de exito como yo. El otro camino, por supuesto, era el fracaso, que era totalmente inaceptable. Era simplemente mas de lo mismo: cafe derramado, manchas de sudor de ir a la carrera de sala de conferencias en sala de conferencias, acne de quedarme dormida con el maquillaje, agotamiento de los dias laborables de dieciseis horas al dia siete dias a la semana trabajando en mi trabajo y luego para mi negocio. !Mi GPS anuncio que habia llegado a mi destino y quise gritar de alegria y pedirle a alguien que me pidiera un roll de tempura de camarones! Me detuve en un stop, empuje mis gafas de sol hacia la parte superior de mi cabeza y seguidamente escudrine en el dispositivo. El resplandor de los rayos del final de la tarde hacia casi imposible leer. Ahueque mi mano sobre el mapa digital, me acerque a el y entrecerre los ojos. No aparecieron nuevas direcciones y el pequeno punto verde se quedo en el lugar. Pense que el nombre del destino, Sendero Tenedor Sur, sonaba como un bar donde se pedian hamburguesas, patatas fritas y cerveza ligera, sentados con el suelo cubierto de cascaras de cacahuete (y junto a un motorista llamado Tiny que era, sin duda, enorme). No parecia estar anunciando el restaurante Sushi Aguas Bravas. Inclinandome aun mas sobre el GPS, presione los botones para ver que estaba mal con la direccion cuando la voz anuncio una y otra vez que ya habia llegado a mi destino. Pero estaba rodeada de arboles y arbustos y, bueno, suciedad. Algo tenia que ir mal. --!Jennifer! --dijo una voz femenina desde fuera del coche--. !Jennifer! !Eh!

  • Un novio millonario por Navidad de Ella Valentine

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    Molly cogio una caja vacia de la sala de fotocopias, la llevo hasta su despacho y coloco dentro todas sus pertenencias con la ansiedad convertida en bola en su estomago. Hacia meses que un rumor sobre una posible reduccion de plantilla corria por la oficina. La agencia de publicidad en la que trabajaba llevaba tiempo perdiendo clientes importantes y no estaba pasando por su mejor momento, pero Molly creyo que la situacion no era para tanto. No hasta que el senor Sanders la llamo a su despacho, le ofrecio un bastoncito navideno a rallas blancas y rojas del tarro que tenia sobre su mesa y, con cierta afliccion, la despidio porque, a pesar de ser una buena profesional, habia sido la ultima persona en incorporarse en la empresa. Se mordio el labio sintiendo un torrente de frustracion recorrer sus venas. Hacia 24 horas tenia todo lo que una mujer de 27 anos podia desear: un novio que la queria y un trabajo que le entusiasmaba. 24 horas habian bastado para que esa vida perfecta se desplomara como un castillo de naipes tras un golpe de viento. Cuadro los hombros y salio del despacho intentando ignorar las miradas llenas de compasion que le dirigieron sus companeros desde sus puestos. Quizas aquella escena hubiera sido menos dramatica si la decoracion navidena no ocupara cada centimetro de aquella oficina con suelos de linoleo azul, sin apenas luz natural, o si Frank Sinatra no cantara White Christmas con un entusiasmo desbordante desde el hilo musical, o si un Santa Claus diminuto no saltara sobre su muelle sobresaliendo de la caja que sostenia entre las manos. En aquel momento se maldijo por haberlo comprado en uno de esos mercadillos navidenos que tanto le gustaban pensando en lo bien que quedaria en su escritorio. Faltaban diez dias para Navidad y su vida estaba patas arriba. Subio en el ascensor, bajo hasta la planta baja y salio por la puerta rotatoria del edificio de oficinas en el que se ubicaba la agencia sintiendo como el frio le calaba los huesos. Se ajusto el gorro rosa que llevaba sobre el cabello color chocolate y dio una vuelta mas a la bufanda alrededor del cuello fijandose en la explosion de luces y color de las calles de Nueva York. La agencia estaba emplazada en la Quinta Avenida, una ubicacion muy privilegiada y agradecida para trabajar. Para alguien originario de Nueva Jersey y enamorada de la Gran Manzana como Molly, pasear a diario por esa zona era una gozada. Decidio acercarse a ver el arbol de Navidad del Rockefeller Center. Contemplarlo siempre la animaba y en aquellos momentos necesitaba grandes dosis de animo. Mientras caminaba hacia alli, no dejaba de pensar en la desgracia que se cernia sobre ella. Si quedarse sin trabajo ya era un desastre de por si, hacerlo el dia despues de que tu novio te de la patada, lo era aun mas. Penso en John y lo odio mas que nunca por haberla plantado con la patetica excusa de necesitar tiempo para estar solo y encontrarse a si mismo. No eres tu, soy yo, le habia dicho. Eso es lo que Molly se merecia despues de tres anos de relacion y uno de convivencia: que la dejaran usando la frase mas trillada de la historia. Ahora, sin trabajo y sin nadie con el que compartir los gastos del piso de alquiler, no tenia la menor idea de como iba a llegar a fin de mes. Haciendo cuentas podria sobrevivir sola dos meses como mucho. Y dudaba que encontrase un nuevo trabajo en tan poco tiempo. Cuando llego al Rockefeller Center los pies le dolian horrores. En aquel momento haberse gastado trescientos dolares en aquellas botas preciosas pero incomodas a mas no poder, le parecio la peor idea de la historia. Observo el arbol, hermoso e iluminado, frente a la pista de patinaje sobre hielo, pero en aquella ocasion no la recorrio por dentro el torrente de bienestar habitual. La situacion era demasiado deprimente como para que un arbol navideno fuera suficiente para levantar su moral. El movil vibro dentro de su bolso. Lo saco y comprobo que se trataba de uno de los mensajes de audio de su madre. Imagino que seria uno de sus monologos interminables de siempre, pero esta vez se equivoco. --Hola, cielo, soy yo, mama --Molly puso los ojos en blanco, por mucho que le dijera que no hacia falta que se presentara cada vez, lo seguia haciendo--: Veras, tengo que contarte una cosita, !tu padre y yo hemos cometido una locura! --La escucho reir tontamente y se le pusieron los pelos de la nuca de punta, porque cuando sus padres cometian una locura lo hacian a lo grande--. Acabamos de subirnos a un avion rumbo a Hawai. Nuestras primeras Navidades fuera de casa, ?no es maravilloso? Como nos dijiste que este ano el dia de Navidad cenarias con los padres de John, hemos decidido darnos este capricho. Bueno, Molly, te dejo, que esto esta a punto de despegar y nos obligan a poner los moviles en modo avion. Un beso. Muaaaa. Molly miro el aparato, perpleja. Aquello no podia ser verdad. Hizo el intento de llamar al movil de su madre, pero el numero estaba apagado o fuera de cobertura. Ya no habia vuelta atras; iba a pasar sola la noche de Navidad. Resoplo, lamentandose una vez mas por su mala suerte. Tenia que haberla llamado por la manana para explicarle la nueva situacion, pero no lo hizo porque... porque sabia que su madre adoraba a John y que la noticia de su ruptura seria un duro golpe para ella. Y una decepcion. Y Molly odiaba decepcionar a su madre por encima de todas las cosas. Entonces, empezo a nevar. Pequenos copos de nieve danzaron en el aire hasta posarse en el suelo y desaparecer. Frente a ella, decenas de personas patinaban en la famosa pista de hielo con la nieve cayendo a su alrededor en una imagen tan bucolica que, de no haberse encontrado en la tesitura que se encontraba, hubiera sacado una foto y la hubiera subido a Instagram con el hashtag "#magia". Molly subio su mirada al cielo, donde los copos de nieve se deslizaban sin parar, y se dijo que era hora de regresar a casa. Tenia muchas cosas que hacer si pretendia seguir viviendo en Nueva York: actualizar su curriculum, darse de alta en los directorios digitales de busqueda de empleo, buscar un piso mas barato para reducir gastos... Empezo a andar con la cabeza hecha un hervidero cuando, al girar en una esquina, se fijo en un Santa Claus sentado en el suelo. Al acercarse comprendio que habia errado en su apreciacion y que no se trataba de un Santa Claus, sino de un mendigo de barriga prominente, barba blanca y chandal rojo que sostenia entre las manos un cartel en el que podia leerse: “Deseos a 3 dolares”. Frente a el, habia un vaso de plastico vacio. Se dijo que por muy mala que fuera su situacion, siempre habria alguien peor que ella, y llevada por ese pensamiento saco tres dolares de su monedero y los deposito dentro del vaso. Hizo ademan de reemprender su camino cuando el senor barbudo la interpelo: --Senorita, ?y su deseo? Molly lo miro con una mezcla de lastima y escepticismo. --No tengo mucha fe en los deseos, senor --dijo con un encogimiento de hombros y una media sonrisa. --Pero no pierde nada por intentarlo, ?verdad? --Emmm... Bueno... Supongo que no. --Entonces, ?que desea? --El falso Santa movio sus manos regordetas en un gesto de apremio. --No se... --Molly se mordio el labio pensando en una respuesta. Su vida estaba patas arriba, con un deseo no tenia ni para empezar, asi que echo mano de su sarcasmo--: ?La verdad? Lo unico que podria mejorar mi situacion en este momento seria un novio millonario. Se dijo que si, que un novio millonario seria la solucion a todos sus problemas. No es que fuera la clase de mujer que espera ser salvada por un principe azul subido sobre un corcel blanco, nunca habia querido vivir a costa de un hombre, era una mujer independiente y autosuficiente, pero puestos a sonar… El hombre, frente a ella, sonrio enigmatico, cogio una campanilla que habia sobre la manta donde estaba sentado y la hizo sonar. --Ho, ho, ho. !Deseo concedido! !Feliz Navidad! Molly movio la mano a modo de despedida y siguio caminando calle abajo. Vivia bastante cerca de alli, en un mini apartamento que ella y John consiguieron alquilar por un buen precio pese a la zona, asi que acelero el paso con ganas de llegar a casa y darse una ducha calentita. La nieve caia cada vez con mas intensidad y no llevaba paraguas, por lo que la humedad le estaba calando la ropa. Iba tan concentrada en llegar a casa que, al cruzar, no se fijo en la alcantarilla que habia en medio de la calle, con tan mala suerte que, al pisarla, uno de sus tacones se hundio en uno de sus agujeros. --!Mierda! --exclamo Molly intentando en vano sacar el tacon del agujero. Parecia haberse quedado atascado--. Oh, venga, no me fastidies. ?Es que hoy no puede salirme nada bien? Los focos de un coche acercandose a gran velocidad la deslumbraron y, presa del panico, solto la caja con todas sus cosas que se esparcieron por el pavimento mientras intentaba desencajar el dichoso tacon de aquel sitio. El Santa Claus diminuto se activo y una melodia navidena empezo a sonar de repente poniendola aun mas nerviosa. Dios, iba a morir. El coche estaba a punto de arrollarla y en lo primero que Molly penso ante su inminente muerte fue que, por suerte, aquella manana se habia puesto su mejor vestido. Ya que iba a morir, que menos que hacerlo con clase. Con el panico paralizando su sistema nervioso, cerro los ojos y espero. 2 Molly 15 de diciembre Faltan 10 dias para Navidad --!Oh, Dios mio! ?Estas bien? Molly parpadeo, completamente aturdida, y por un momento se pregunto donde estaba. Le llevo un tiempo darse cuenta de que estaba tirada en el asfalto. !Genial! Era simplemente genial. Habia perdido el novio, el trabajo y casi muere atropellada por un... un... Miro al hombre que casi la manda al mundo eterno y abrio la boca de par en par. Molly no tenia muchas prendas de marca, pero sabia perfectamente cuando algo era caro. Aquel chico vestia un pantalon y un jersey de cuello alto que debian costar una fortuna, a juzgar por como le sentaba el conjunto, incluso estando encorvado sobre ella. Ademas, olia a dinero. Esas cosas se notaban. Era moreno y tan guapo que quitaba el aliento. Su pelo encrespado por arriba daba un aire informal a su aspecto y... !y casi la mata! Molly se solto de un tiron cuando el quiso ayudarla a levantarse. Lo hizo por sus propios medios, y aunque su pie protesto un poco, se cercioro pronto de que no tenia nada, salvo el aturdimiento propio por el susto y la caida. Al menos habia conseguido desatascar el tacon del maldito agujero. --Es increible --mascullo--. De verdad que esto es increible. --Perdona ?que? Miro a su lado, al chico que seguia pendiente de ella mientras el trafico los esquivaba y varios claxones sonaban al mismo tiempo. --!He dicho que es increible! !Justo lo que me faltaba en un dia tan malo como hoy! !Un ricachon que casi me mata! --Ah... --?Eso es todo lo que tienes que decir? Oye, para ti la vida de los demas probablemente no valga mas que ese reloj tan caro que llevas, pero mi vida es valiosa. !Aunque ahora mismo no lo parezca!

  • El temerario (Los hermanos Walker 4) de Amanda Adams

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    Derek Walker esta en Las Vegas para la boda de su hermano. Una despedida de soltero. Un poco de juego. Una semana de diversion con sus hermanos. ?Que podria salir mal? ?Podria enamorarse? Puede que encuentre su pareja… pero cuando el pasado lo llame, desafiara todo lo que cree saber sobre la familia, la lealtad y el amor.

  • La sangre de los libros de Santiago Posteguillo

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    Asesinatos, suicidios, duelos, condenas a muerte, guerras, eclipses, vampiros, misterios, juicios. Detras de los grandes libros se esconde mucha mas sangre de lo que uno podria imaginar. ?Por que Pushkin murio en un duelo? ?Es cierto que se han hallado pruebas de la reencarnacion de Shakespeare? ?Sabias que Pessoa tuvo dificultades para encontrar editor o que La Divina Comedia estuvo a punto de no publicarse?
    Santiago Posteguillo, referente de narrativa historica, nos guia en un magnifico viaje desde los discursos de Ciceron hasta las obras de ciencia ficcion de Asimov por la historia mas enigmatica y sorprendente de la literatura universal.

  • El cuarto de la criada de Fiona Mitchell

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    Un canto a la libertad y a la dignidad de aquellas mujeres a quienes nadie suele escuchar: las empleadas domesticas.

  • Del azul del agave, Monica Penalver de Monica Penalver

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    Novela finalista de VII Premio de Novela Romantica Vergara-RNR

  • Cicatriz (Narrativas hispanicas) – Sara Mesa de Sara Mesa

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    Sonia conoce a Knut en un foro literario de internet y, a pesar de los setecientos kilometros que los separan, establece con el una particular relacion marcada por la obsesion y la extraneza. Entre la atraccion y la repulsion, no puede evitar sentirse fascinada por este personaje insolito y perfeccionista, que vive fuera de toda norma social y que la corteja a traves de suntuosos regalos robados. <> Su necesidad de poner distancia cuando Knut se vuelve demasiado absorbente, pero tambien su irrefrenable curiosidad y el ansia de vivir experiencias mas alla de una existencia excesivamente reglada, llevaran a Sonia a una doble vida secreta en la que quedara atrapada durante anos sin posibilidad de exculparse. En esta inusitada historia, Sara Mesa recupera temas que ya aparecieron en sus primeras obras narrativas, dandoles forma a traves de un estilo conciso y electrico en un mundo ?frio, escasamente comunicativo? cuyas reglas establecen unicamente los propios personajes que lo habitan. Cicatriz no es solo una inquietante historia de amor descompensado protagonizada por dos seres muy distintos pero a la vez complementarios, es tambien una reflexion sobre la sociedad de consumo y los robos a gran escala en grandes almacenes, la sumision y el poder, la anulacion del deseo y la carnalidad, el refugio de la infancia, la fantasia como alternativa, la culpa y la expiacion, la escritura y la vocacion literaria. La autora de la celebrada Cuatro por cuatro (que fue finalista del Premio Herralde de Novela), en vias de publicacion al frances, se confirma con Cicatriz como una de las voces mas singulares e imprescindibles de su generacion.

  • Cicatrices de la memoria de Sealtiel Alatriste

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    <>

  • Yo hago de Jefe de Lexy Timms

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    Jamie Connors tiene todo lo que siempre habia sonado. Un cuerpo delgado, la confianza en si misma que nunca penso tener, el mejor trabajo del mundo y ahora esta comprometida con el futuro marido perfecto.

  • Amor descontrolado (Sweet love 2), Moruena Estringana de Moruena Estringana

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    Debbie no sabe como pero acaba metida en un juego del que espera no salir lastimada.
    Neill le propuso algo simple: explorar su sexualidad juntos, ese deseo que los consume cuando estan cerca y que les quema la piel cada vez que se tocan, y ver donde les lleva. Como amigos claro, ella no quiere enamorarse de el, sigue teniendo el gran defecto de ser capitan del equipo de futbol.

  • Contigo en la Tempestad de Lorena Cervantes

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    Es la historia de dos jovenes que se enamoran a pesar de pertenecer a clases sociales diferentes, en una sociedad llena de prejuicios rodeada de intrigas, secretos, medias verdades, y traiciones, lo que hace que su amor se bambolee como lo hacen las olas del mar.

  • Afterburn de Sylvia Day

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    Darme cuenta de que seguia colada por Jax fue un mal trago. Solo habia formado parte de mi vida cinco semanas, hacia dos anos. Pero ahora habia vuelto. Se habia entrometido en un acuerdo de negocios que me habia costado mucho conseguir. Y, Dios mio, estaba guapisimo. Sus ojos eran de un marron tan oscuro que parecian casi negros. Rodeados por densas pestanas, eran de una intensidad implacable. ?De veras me habian parecido alguna vez dulces y tiernos? Jackson Rutledge no tenia nada de tierno. Era un hombre experimentado y cruel, hecho de una pasta muy dura. En ese momento comprendi cuanto deseaba desvelar el misterio de Jax. Tanto que no me importaba lo que fuera a costarme.