• libro los inmortales - Chloe Benjamin

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    En 1969, en un barrio de Nueva York, se rumora la llegada de una adivina que asegura conocer el dia de la muerte de las personas. Los hermanos Gold, a pesar de su corta edad, deciden ir y escuchar lo que les depara el futuro.

  • Los inmortales - Chloe Benjamin | PlanetadeLibros

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    4 sept 2018 — Apúntate y descubre cada mes todas las novelas contemporáneas. ¡No podrás parar de leer! Cargando... Otros libros de ...

  • Los inmortales (Planeta Internacional) Tapa blanda ...

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  • Los inmortales (Novela) Libro de bolsillo – 3 octubre 2019

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  • LOS INMORTALES | CHLOE BENJAMIN | Casa del Libro

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  • (PE) LOS INMORTALES | CHLOE BENJAMIN | Casa del Libro

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    Los hermanos Gold, Simon, Klara, Daniel y Varya, son cuatro adolescentes que consiguen localizar a la adivina y saber qué les depara el futuro. Pero lo que los ...

  • LOS INMORTALES - BENJAMIN CHLOE - Sinopsis del libro ...

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    Los hermanos Gold, Simon, Klara, Daniel y Varya, son cuatro adolescentes que consiguen localizar a la adivina y saber qué les depara el futuro.Pero lo que los ...

  • Libro Los Inmortales, Chloe Benjamin, ISBN 9789584274014 ...

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  • LOS INMORTALES - CHLOE BENJAMIN | Alibrate

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  • Los inmortales - Chloe Benjamin -5% en libros | FNAC

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    Los inmortales, libro o eBook de Chloe Benjamin. Editorial: Planeta. Los mejores precios en libros y eBooks.

  • Los inmortales - Chloe Benjamin - Babelio

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    Críticas (35), citas (3) extractos de Los inmortales de Chloe Benjamin. Nueva York, en 1969 es la era ... Comprar este libro en papel, epub, pdf en ...

  • Bilogia Mas Mia de May Mars

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  • A hierro y fuego de Rita Black

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    Vuelve Rita Black con una nueva novela sobre las segundas oportunidades.

  • El asesino vive en el 21 de Stalisnas-andre Steeman

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    <>. Jose Maria Guelbenzu En el neblinoso Londres de los anos treinta, un asesino en serie tiene aterrorizada a la capital. Tras matar a sus victimas de un golpe en la cabeza, les roba y deja junto a ellas una nota con la mas anodina de las firmas: <>. Cuando, tras el ultimo ataque, un testigo ve al criminal entrar en una pension del numero 21 de Russel Square, Scotland Yard ;con el superintendente Strickland al frente del caso; pondra bajo vigilancia a sus huespedes: la viuda Hobson, duena del establecimiento; el senor Collins, vendedor a domicilio de radios; el mayor Fairchild, retirado tras haber servido en las Colonias; la senorita Holland, amante de los gatos… Pero pese a haber estrechado tanto el cerco, descubrir entre todos la verdadera identidad de Mr. Smith no resultara sencillo en absoluto… El asesino vive en el 21 ;publicada originalmente en 1939 y llevada al cine tres anos despues por Henri-Georges Clouzot; es la obra maestra de su autor y una de las mas brillantes aportaciones continentales a la novela detectivesca clasica.

  • Un canalla con mucha suerte (Lemonville 1) de Ella Valentine

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    Lemon Pie sabia muchas cosas de la vida, pese a tener solo 28 anos. Sabia, por ejemplo, que mentir estaba mal. Sabia tambien que el chantaje era imperdonable en el seno de su familia, y en el resto de su entorno, ya que estaba. Sabia que el amarillo y el rosa fucsia casaban bien, pero no estaban bien vistos en su pueblo, aunque no sabia el motivo. Sabia que una falda por encima de la rodilla en un pueblo como el suyo, en las profundidades de Alabama, era una afrenta a la comunidad. Incluso a Dios, si se apuraba. Sabia que la competitividad podia ser peligrosa, sobre todo cuando las personas perdian de vista los verdaderos motivos de sus acciones. Y sabia, sobre todas las cosas, que Sherilyn Foster era el demonio en persona. Una zorra presuntuosa que pensaba que disimulaba por el simple hecho de ponerse vestidos sesenteros y colgarse una fina cruz de oro blanco del cuello. Y no es que tuviera nada contra Sherilyn. No, por Dios, ella hacia ya mucho tiempo que habia asumido que no podia competir contra su carita de nina buena y su cabello rubio e impoluto. Sherilyn jamas habia tenido pecas, al contrario que ella, que tenia toda la cara llena. Nunca habia dicho una palabra mas alta que otra, ni siquiera cuando eran ninas, cuando Lemon hablaba como si fuese un camionero en un descampado, segun palabras textuales de su madre. Sherilyn mantenia la compostura incluso en los peores momentos, como aquella vez que al pastor Johnson se le escapo un eructo en medio del sermon. Lemon apenas pudo contener la risa, pero Sherilyn siguio sonriendo sin despegar los labios como si no hubiese pasado nada. Era perfecta. Por eso la odiaba. --Fijate en eso, tesoro. --Su madre se acerco a ella y senalo a Sherilyn, que en aquel momento reia como una hurraca de algo que James habia dicho--. No puedo creerme que encaje tan bien entre nosotros. Tengo que reconocerlo, nos has provocado a tu padre y a mi infinitos dolores de cabeza, y bien sabe Dios que no me gustaba la idea de imaginar a mi ninita en una ciudad tan grande como Nueva York, pero… --Mama... --Intento frenarla, pero fue inutil. --Tienes que entendernos, Lemoncito. Eres nuestra unica nina. Dejar que te fueras nos partio el alma en dos. --Su suspiro fue tan dramatico que Lemon tuvo que poner todo su empeno en no rodar los ojos--. Cuando, ademas, nos dijiste que por fin te habias echado un novio, pero era neoyorkino... --Sus labios se fruncieron de disgusto--. Ya sabes como es la gente alli. Las familias no se crian con nuestra moralidad. --De nuevo suspiro, y de nuevo Lemon quiso rodar los ojos. O correr. En cambio, no hizo ni una cosa, ni la otra--. Estaba aterrorizada. Ya te imaginaba trayendo a un chico lleno de tatuajes o sabe Dios que locuras mas. Quiso decirle a su madre que estar lleno de tatuajes no era una locura, pero sabia que era inutil. No la culpaba. Se habia criado rodeada de personas que esperaban de ella que fuera la perfecta dama surena. No podia comprender como habia mujeres que necesitaban realizarse de otro modo que no fuera casarse, cocinar y tener hijos. Y Lemon lo intentaba, de verdad lo intentaba. Quiza por eso estaba metida en aquel lio, por intentarlo demasiado. --Lo que quiero decir --prosiguio su madre, que no habia dejado de hablar en ningun momento--. Es que necesite algo mas que un poquito de Bourbon en el te para soportar la espera. ?Entiendes lo que quiero decir? --Asintio. Lo cierto es que no sabia a donde queria llegar. O si, lo sabia, pero le daba tanto miedo que prefirio guardar silencio--. Y, en cambio, aqui estas, con un hombre guapisimo, con clase, educacion y que ha sabido ganarse a los habitantes de Lemonville en cuestion de horas. --Sonrio, la abrazo por los hombros y la miro con todo el amor maternal del mundo concentrado en sus ojos--. Puede que no hayamos dicho esto muy a menudo, sobre todo los ultimos tiempos, pero papa y yo estamos muy, muy muy orgullosos de ti, Lemon. No podias haber escogido un novio mejor. Su orgullo era tal que Lemon volvio a centrar su mirada en James, que hablaba gesticulando con las manos frente a varios vecinos de su pequeno y encantador pueblo. Los tenia en el bote, el maldito. Si su madre supiera... Si tuviera una minima idea de lo que habia hecho... Pero no lo sabria. Lemon solto aire y enderezo los hombros. No podia ni siquiera pensar en ello. Se habia metido en el mayor lio de su vida y comprendio, viendo a James Baker reir con la idiota de Sherilyn de nuevo, que salir de el iba a costarle mas que una disculpa y una sonrisa inocente. Si tan solo hubiese mantenido la boca cerrada aquel dia... 2 Lemon Todo empezo con aquella llamada. Lemon estaba acostumbrada a recibir todos los viernes a las seis de la tarde, ni un minuto mas, ni un minuto menos, la llamada semanal de su madre. Daba igual que Lemon le dijera que a esa hora aun estaba en el bufete de abogados en el que trabajaba o que estaba mal visto recibir llamadas personales en horario laboral. Annabeth Pie era una mujer de costumbres e ideas fijas, si se habia empenado en llamar a su hija todos los viernes por la tarde a aquella hora, lo seguiria haciendo hasta el fin de sus dias. O como diria ella: hasta que Dios se lo permitiera. Si algo habia aprendido Lemon a lo largo de los anos era a capear con inventiva el caracter inflexible de su madre. Como hizo aquella vez que le compro un vestido amarillo lleno de lazos y volantes para la fiesta de final de curso de septimo grado y Lemon se lo cambio en el bano del instituto porque con el parecia un cupcake de limon. O aquella otra en la que le prohibio escuchar musica rock porque sus letras eran poco adecuadas para una chica de su edad y acabo escondiendo los discos de sus grupos favoritos dentro de caratulas de bandas cristianas. O su favorita: aquella noche en la que su madre invito a cenar al pastor Johnson al cumplir los dieciocho para que le hablara de la importancia de mantener intacta su flor y ella fingio ser la muchacha casta y pura que sus padres esperaban cuando lo cierto era que hacia dos anos que se habia desflorado con el hijo mediano de los Marshall en el sofa de su garaje. --Te lo puedes creer, ?carino? --pregunto su madre afligida. --Para nada. --Lemon respondio una frase al azar sin dejar de leer el informe que tenia entre las manos. Otra de las cosas que Lemon habia aprendido a hacer a lo largo de los anos era a convertir en ruido de fondo el parloteo incesante de su madre mientras seguia trabajando, porque ella solia aprovechar aquella charla semanal para ponerla al corriente sobre todos los chismorreos del pequeno pueblo sureno de Alabama del que huyo al empezar la universidad y a Lemon, lo cierto, es que no le importaban lo mas minimo. --Desde luego, Lemonville ya no es lo que era. Me parece inadmisible que tu padre haya dado permiso a ese zarrapastroso para que abra un local de dudosa reputacion. Aquello llamo la atencion de Lemon, que levanto los ojos del papel y miro el aparato que habia puesto en manos libres con el ceno fruncido. --?Un local de dudosa reputacion en Lemonville? --Eso mismo le pregunte yo a tu padre: ?un local de dudosa reputacion en Lemonville? Es indignante, sumamente indignante. Como alcalde debe garantizar el decoro en nuestra comunidad, pero el no deja de decir que un pub irlandes no puede ser considerado como tal y que, aunque a el tampoco le haga gracia, no tiene un motivo justificado para prohibir su apertura. Como si no supiera la fama que tienen los irlandeses... --Chasqueo la lengua contra el paladar indignada y Lemon puso los ojos en blanco. Era tipico de su madre prejuzgar a la gente dejandose llevar por los estereotipos, estereotipos que, por otra parte, la mayoria de las veces no tenian ni pies ni cabeza--. Por cierto, carino, ?recuerdas a Joanne Williams? --prosiguio ella que era toda una experta en enlazar temas sin conexion alguna. --Si, mama, estudiamos juntas. --Lemon fijo sus ojos de nuevo en el informe y se preparo para volver a desconectar de la conversacion. --Pues no te lo vas a creer, pero se ha prometido. Me lo conto Daisy en nuestra partida de bridge semanal, se lo conto la peluquera mientras le hacia la permanente. !Joanne comprometida! ?Quien lo hubiera dicho? Con lo poco agraciada que es la pobre, con esos dientes de raton y esas piernas de jugador de futbol... Yo no digo que no sea buena chica, pero guapa, lo que se dice guapa, no es. Lemon volvio a poner los ojos en blanco, esta vez acompanando el gesto con un movimiento negativo de cabeza. Para su madre, la rectitud y el decoro tenian que ir acompanados con un buen envoltorio. --Me alegro por ella, mama. --Yo tambien, hija, porque todos creiamos que se quedaria solterona. Y hablando de solteronas... --Lemon tenso la mandibula anticipandose a su siguiente intervencion--: ?Cuando vas a sentar la cabeza, carino? Te pasas el dia trabajando y, aunque me parece respetable que una mujer tenga sus aspiraciones profesionales, creo que ha llegado el momento de que empieces a pensar en el futuro. Te acercas a la treintena, si esperas demasiado los mejores hombres ya habran volado. --Eso no me preocupa, mama. --Pues deberia. No siempre seras una chica bonita. Un dia te despertaras con el pecho caido, el pelo canoso y la cara llena de arrugas y, entonces, ?quien crees que querra casarse contigo?. -- Su madre hizo un chasquido reprobatorio con la boca--. Por suerte yo tengo el candidato perfecto para ti. Es un hombre guapo, educado, tiene buena percha y trabaja como vendedor de seguros en el pueblo de al lado. Es el sobrino de Betty, del supermercado. Le conoci el otro dia en la cafeteria de Ashton y me parecio un buen partido. Lemon evito decirle todo lo que pensaba sobre aquello, que era mucho. Para ella, su prioridad era su trabajo. No tenia pensado casarse, al menos a corto plazo, y menos con un vendedor de seguros de Alabama. En vez de eso, para evitarse una discusion esteril con ella, dijo en tono conciliador: --No me interesa en este momento conocer a nadie, mama. Ademas, tampoco tengo tiempo. --Bueno, Lemoncito, ya os conocereis cuando vengas a Lemonville para el 4 de julio. Lemon cogio aire, se paso una mano por el pelo con actitud nerviosa y decidio que habia llegado el momento de tener esa discusion que hacia semanas que estaba retrasando. --Ya. Sobre eso, mama... Veras, no creo que pueda ir a Lemonville el 4 de julio.

  • El Puente de Fairmont Hill de Rafa G. Catala

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    Nueva York, 1983. Nick Hamilton desperto aquella noche sobresaltado por una pesadilla. Nada le hacia presagiar que volveria a encontrarse con su idilica y a veces, aterradora experiencia en el pueblo donde vivio parte de su adolescencia.
    Cuando a la manana siguiente, su vieja amiga Emily le comunico la aparicion del cadaver de Joseph Kenner, desaparecido veinte anos atras en extranas circunstancias, sin pensarlo, llamo a Oliver al que no veia desde 1961.
    La vida no habia sido facil para Oliver Kenner. Tras hablar con Nick no supo como reaccionar, tenia miedo a recordar, a regresar a un oscuro pasado que se escondia tras el puente de Fairmont Hill.
    El agente del FBI Luke Barren, encargado de la investigacion del caso, estaba a punto de desenterrar secretos a los que nadie queria enfrentarse y cuya sombra alcanzaria los estamentos mas profundos de la sociedad americana y a sacar a la luz la verdadera razon de la huida de Oliver.

  • Un estado del malestar de Joaquin Berges

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    Ricardo Marco, subdirector de unos grandes almacenes, disfruta de un alto nivel de vida, pero desde hace un tiempo siente que ha renunciado a demasiadas cosas para conseguirlo y cada vez se reconoce menos en las personas de su entorno. Ese malestar se acentua cuando recibe el comunicado de su prejubilacion, y cuando su mujer, directora de una revista de decoracion, se empena en que compren sobre plano una lujosa residencia en las afueras, cuyo interior se encargara de disenar personalmente. Cuando un dia Ricardo se adentre en el mercadillo que se instala todas las semanas cerca de sus oficinas para reclamar una venta ilegal de algunas prendas, se topara con una enigmatica y hermosa joven que regenta uno de los tenderetes junto a su familia. Ricardo volvera repetidamente por alli para averiguar quienes son los que la rodean, sin sospechar que en ese mundo y entre esos tipos pintorescos tal vez encuentre un inesperado refugio, una tabla de salvacion.

  • La verdad de Anna Guirao de Lorena Franco

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    NUNCA SE ESTA LO SUFICIENTEMENTE CERCA DE LA VERDAD

  • La mujer fuera del cuadro de Nieves Garcia Bautista

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    La extraordinaria historia de una mujer, la del cuadro que la inmortalizo y la de una epoca, la bohemia parisina de finales del siglo XIX, tan bella como extrema en sus contrastes.

  • El secreto de la felicidad autentica de Sharon Salzberg

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    El secreto de la felicidad autentica es un programa completo para aprender meditacion en 28 dias, que presenta desde los principios basicos relacionados con la postura, la respiracion y el programa diario de practica, hasta los temas mas complejos que tienen que ver con aquietar la mente, evitar la distraccion y alcanzar la compasion y la plena conciencia.

  • La chica del semaforo y el hombre del coche de David Orange S

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    Jack Miller es un genio de los numeros cuya especialidad es el estudio de la probabilidad, concretamente de los fenomenos aleatorios. Despues de anos trabajando en un misterioso proyecto que esta a punto de ver sus frutos, decide ponerlo todo en riesgo por algo que nunca ha tenido, una mujer…

  • La mejor madre del mundo de Nuria Labari

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    Una novela rompedora que disecciona el mito de la maternidad desde una nueva perspectiva y que enriquece el debate sobre la ambivalencia que genera esta experiencia en la identidad femenina contemporanea.

  • Un pequeno favor, Darcey Bell de Darcey Bell

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  • Pulpa de Flor Canosa

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    ?Que significado cabe encontrar hoy en las distopias, cuando las pesadillas del siglo XX parecen haberse materializado entre nosotros? Es poco lo que dicen chapucerias tecnofobas y humanistas como Black Mirror, y por suerte no es ese el camino que eligio Flor Canosa en Pulpa, su primera novela de ciencia ficcion. Flor prefirio escarbar en el corazon oscuro del genero y sacar a la luz los horrores del cuerpo y el estado, o, mejor, el terror del estado que ha colonizado los cuerpos y su dolor, sus secreciones, sus emociones. Todo sin miedos, sin resabios, sin atavismos de un sujeto ya perimido, porque Pulpa es una novela viva, vibrante y jugosa, atravesada por nervios, visceras y temblores, por orgasmos: porno o postporno duro, en la mejor tradicion de J.G.Ballard y David Cronenberg.

  • El Vagabundo de Mariana Moreno Landero

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    ?De donde venimos??Que finalidad tiene la vida??Que significa “todos somos Uno”?
    Estas y otras preguntas se hizo Yared, protagonista de esta novela quien con tan solo quince anos sufrio un accidente que lo llevo a una experiencia extrema mas alla del cuerpo. Entonces todas sus preguntas obtuvieron respuesta. Hoy es un hombre poco comun. Su pasion por la naturaleza y sus experiencias misticas le hacer vivir con la mente abierta, dispuesto a ver en cada acontecimiento un aprendizaje que le ensena algo de si mismo. Tambien descubrio que el mundo que contemplamos es un reflejo de nuestro interior y que cada persona tiene un invisible conexion con su entorno, creando circunstancias coincidentes llamadas casualidad. Por eso supo que conocer a Yudica en el bosque y verse arrastrado por lo hechos y sensaciones que escapaban de su control, no era fruto del azar.
    Ambos personajes son los ejes centrales de esta historia que llega al corazon y donde capitulo a capitulo, nos ofrece una profunda reflexion, expone preguntas existenciales, y nos acompana a descubrir nuestras propias creencias.
    A ti, querido lector, debo advertirte que tampoco es casualidad que este libro este entre tus manos. Su lectura no te dejara indiferente, y puede ser el puente que te conduzca a ver la vida de otra manera.

  • Morir de amor de Elizabeth Lowell

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  • Ultima noche en el fuego de Ana Maria Draghia

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    Cuando Lara Aguirre, una editora afincada en Madrid, recibe la noticia de la muerte de Raul, el unico hombre del que ha estado enamorada, decide, devastada, aceptar un proyecto editorial que la llevara hasta Santa Fe, Mexico. A su regreso, su vida se entrecruzara con la de Rafael Bernabeu, un abogado catalan -amigo de su hermano-, que habia estado viviendo en su casa durante su ausencia sin que ella lo supiera. Aun siendo consciente de que volvera a Barcelona, para ella, conocer a Rafael sera un recordatorio de sensaciones pasadas, aunque tambien de una noche a muchos kilometros de ahi, una noche que tiene otro nombre, Lucas Santamaria, y otra ciudad, Melbourne.

  • Cuando no esperaba tu amor de Anna S. Segura

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    !Tienes un flechazo! ?Lo aceptas?Todo empezo como un reto en aquella web de contactos, como un juego que podia resultar divertido, pero pronto Aaron descubrio que el destino habia puesto a Noelia en su camino por algo.Ella parecia una chica diferente, especial. Lo intuyo en esa mirada que lo cautivo desde el primer momento.Pero Aaron no estaba preparado para el amor. Su corazon aun guardaba las cicatrices y el dolor del desengano.Cuando Noelia lo invita a pasar unos dias en Estocolmo le suena a locura, pero Aaron se lanza a la mayor aventura de su vida.Sin mucho que perder y poco por ganar se adentrara en un pais desconocido para encontrarse con la supuesta mujer de su vida.?Sera tan real como dice? ?Escondera algo Noelia?El amor esta mas cerca de ellos de lo que imaginan, pero tambien las mentiras y la desconfianza.El tiempo jugara en su contra. Tan solo tienen que abrir los ojos y dejarse llevar por sus sentimientos.?Aceptaran ese reto?Amor, pasion, y locura en una romantica historia que te conquistara el corazon.

  • El caso de las japonesas muertas de Antonio Mercero

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  • Piezas perdidas de Tamara Ortiz Santiago

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    Las malas decisiones de Evelyn son las que le han hecho llegar a donde esta. Despues de un pasado donde todo era de color negro, creyo que por fin comenzaba a ver la luz. Logan para ella era la persona con la que iba a pasar el resto de sus dias. A pesar de las discusiones donde intentaba justificar todos sus actos y palabras, muy en el fondo sabia que… Todo iba a empeorar.Nikolai para ella es un soplo de viento, la calma despues de la tormenta, los rayos de sol despues de un dia nublado, esa cancion que siempre esta ahi para mejorar tu dia, tratandote como el deberia haber hecho. Nikolai es dos anos menor que ella, ?Que puede aportar mas que problemas? El que le abran los ojos y le hagan ver que una mujer siempre debe ser amada como merece.

  • Muerte y ceniza de Teo Palacios

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    Teo Palacios nos sorprende con una nueva novela historica, esta vez situada en la epoca del Imperio Romano en Hispania. Una aventura de intriga que nos mantendra firmemente atrapados entre las paginas de esta nueva aventura, pero siempre manteniendo la linea historica real. Una oleada de incendios asolan la ciudad de Hispalis en la Hispania del Imperio romano, sin causa aparente. Las prostitutas son perseguidas y asesinadas en las calles. Y, cuando el cadaver del joven Fabio Justo, hijo de uno de los grandes patricios de la ciudad, aparece de forma inexplicable entre los escombros de una de las insulae quemadas, la clase noble pedira justicia e intentara detener el desastre. El joven abogado Gayo Longo Licinio se vera obligado, para sus sorpresa, a resolver el misterio bajo la presion de los nobles patricios, hostigados por las revueltas de la peble. Los problemas se le acumulan, mientras lidia con los problemas que le causan tanto su bella esposa como su exigente padre, Gayo se ira adentrando rapidamente en un asunto que cada vez resulta mas oscuro y peligroso. Por ello comprara un nuevo exclavo: el famoso Lentulo, un gladiador picto, cuya mision sera la de proteger a su amo. Pero las fuertes manos de Lentulo tal vez no sean suficientes para mantener a salvo a Gayo de una conjura que no solo parece amenaza su vida, sino tambien la estabilidad de todo el Imperio romano.

  • La mujer que cavo una tumba de Ed Ramirez

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    Los sucesos narrados ocurrieron en 2014 en Sarajevo, donde Anarishkova, una agente rusa, cavaria una tumba despues de haberse involucrado con al menos dos centros de inteligencia de paises distintos: Alemania y Estados Unidos.

  • El ascenso de Nueve 3 de Pittacus Lore

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    Hasta el dia que conoci a John Smith, el Numero Cuatro, habia huido sola, escondiendome y luchando para sobrevivir. Juntos somos mucho mas fuertes. Pero solo duro hasta que tuvimos que separarnos para encontrar a los demas Yo fui a Espana a encontrar a Siete y descubri mucho mas, como un decimo miembro de la Guardia que habia escapado de Lorien con vida. Ella es mas joven que el resto de nosotros, pero igual de valiente. Ahora buscamos a los otros John incluido.
    Alcanzaron a Numero Uno en Malasia. A Numero Dos en Inglaterra. Y a Numero Tres en Kenia. A mi me atraparon en Nueva York, pero escape. Soy Numero Seis.
    Quieren terminar lo que empezaron. Pero van a tener que luchar contra nosotros primero.

  • Kwan. En la lista (TZK Systems 2) de Nq Palm

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    California, Estados Unidos. En la actualidad. o utilice el avion de la compania para desplazarme a California, preferia dejarlo para Zev; seguia en su luna de miel particular y estaba seguro de que en algun momento decidiria viajar con su chica y el hijo de ambos. Habian vuelto hacia pocos dias de Tasmania, aun asi, no les queria dejar sin el medio de transporte, al fin y al cabo, toda mi vida habia viajado en aviones comerciales, no necesitaba transporte privado y tampoco habia ningun viaje de negocios programado. Alquile un todoterreno en el aeropuerto internacional de Sacramento, nada mas aterrizar, y me desplace hacia la direccion que me habia dejado escrita la persona anonima, en la carta que recibi en mi oficina de TZK Systems. La idea era aterrizar en Los Angeles y buscar la ubicacion de ese otro laboratorio clandestino que habia descubierto Hache, pero decidi desviar los planes. Tal vez, esa chica sabia algo y yo lo unico que adivine es que era una mujer. Takeshi y Zev no conocian la existencia de ese anonimo y estaba seguro de que se cabrearian si supieran que estaba acudiendo, solo y desarmado, al encuentro de alguien que bien me podria estar tendiendo una trampa. Pero habia algo muy personal en aquellas letras, algo que me hacia dejar a un lado mi desconfianza hacia el projimo y dar un paso al frente. Sobrepase el cartel de carretera, el cual anunciaba mi llegada a Roseville, y continue hacia Newcastle por la I-80E. Decidi detenerme antes en Loomis para tomar un cafe y estirar las piernas, aun me quedaban unos kilometros por recorrer hasta llegar a Auburn: el lugar de encuentro. Entre en la cafeteria que estaba atestada, la mayoria eran hombres y, a juzgar por los camiones que habia en la entrada, debia ser un lugar habitual para detenerse a desayunar. El sitio era estrecho y largo, con una barra a la derecha y mesas a la izquierda, dejando un pasillo bastante ajustado en medio, olia a cafe recien hecho y a comida. Tome asiento cerca del acceso a los banos y una chica joven, demasiado para estar en un lugar asi, se acerco y me sirvio un cafe largo. --?Que va a ser? --pregunto, casi sin levantar la vista de la pequena libreta que saco del bolsillo de su uniforme rojo, con unas grandes letras amarillas con el nombre de la cafeteria y una pequena placa, que colgaba de un imperdible, con el suyo; se llamaba Glenda. --Desayuno continental, gracias. Asintio y saque el sobre con la carta, que llevaba doblado y guardado en la cartera, para leerla de nuevo. A la atencion del senor Kwan North: Querido senor North, me dirijo a usted para pedirle una cita en persona. No puedo desplazarme a Atlanta, aunque me gustaria, pero temo levantar sospechas si lo hago, ya que creo que me vigilan. Soy alguien que trabajaba en el laboratorio de una farmaceutica, soy tecnica clinica con conocimientos de hematologia e inmunologia, que tuvo acceso a informacion confidencial. Investigue por mi cuenta, ya que lo que vi capto mi atencion. Descubri que habia cierta persona involucrada en asuntos gubernamentales de alto secreto y su nombre, senor North, aparecio en una lista. Despues vi en la television la caida de cierto senador y ate cabos. Comprendere que no quiera reunirse conmigo. Aun asi, estare el sabado a las cuatro de la tarde en la direccion que le escribo a continuacion... Ese ya no era mi apellido, asi que era cierto que esa persona habia visto algo sobre mi en algun documento, tambien estaba el hecho de que trabajaba en un laboratorio. Eso era lo que habia despertado mi interes. Deje de darle vueltas cuando Glenda me planto un plato con tres huevos fritos, cuatro tortitas, bacon y un gran bote de sirope de fresa. --?Cafe o zumo? --Cafe, gracias. Guarde de nuevo la carta y empece a masticar sin dejar de observar a los otros comensales, nadie parecia haberme seguido y ninguno de ellos me prestaba atencion. Solo un par de mujeres me observaron y sonrieron desde dos mesas mas alla. Termine de engullir y saque un par de billetes para dejarlos sobre la mesa, Glenda estaria contenta con la propina. Le hice una senal con la cabeza a modo de despedida, ella estaba al otro lado de la barra, y sali del local. Al entrar en el todoterreno mire la hora, solo eran las diez de la manana. Tenia previsto llegar hasta el lugar indicado y recorrer el entorno, quedarme con los rostros y asegurarme de que ninguno de ellos permanecia mas tiempo de lo habitual en aquel espacio. Mi telefono movil estaba apagado, Zev y Tak se cabrearian, pero no estaba dispuesto a dejar ningun rastro sobre el camino que habia tomado. El vehiculo no llevaba GPS, asi lo habia pedido al alquilarlo; aunque estaba seguro de que disponia de algun dispositivo de seguimiento, muchas empresas de alquiler de vehiculos lo hacian; pero eso no me preocupaba, necesitarian una orden judicial para rastrearme y, para entonces, ya habria hablado con mis socios. Casi una hora mas tarde llegue a Auburn. Estacione en la zona comercial en la que habiamos quedado y me dirigi a pie hasta el bistro que la chica me habia nombrado en la carta. No entre, sino que di la vuelta alrededor y camine por la zona. Una tienda de deportes, un centro comercial y mas alla una pista de baloncesto. A parte del restaurante, no habia mucho mas. Volvi al coche a buscar mi cazadora de cuero, estabamos dejando el verano atras y se notaba mas por estas latitudes. Auburn quedaba a una buena altura sobre el nivel del mar. Enclavado cerca de las montanas, los pinares llegaban hasta donde alcanzaba la vista. Finalmente me sente a esperar y puse la calefaccion. En la radio sonaba Is This Love de Whitesnake, me quede mirando la pantalla y cambie de emisora. Los coches iban y venian y, despues de las horas que llevaba alli, ya habia ubicado los que eran de los trabajadores y los que solo estaban de paso. A las cuatro menos cuarto mi atencion se centro en la entrada del restaurante. Habian hecho cambio de turno y solo vi a un par de asiaticos y a un tipo negro con cara de estar hasta los huevos de cargar cajas del camion de reparto a, lo que supuse, era la entrada de la cocina, que estaba a unos diez metros de la principal. Una pareja con un bebe, dos chicos de unos veinte anos y un matrimonio de avanzada edad entraron al cabo de un rato. Tambien paso una patrulla de la policia y sus ocupantes accedieron, aunque se quedaron en la barra. Ya era casi la hora y no creia que ninguno de ellos fuera mi contacto. Pare la calefaccion, tenia gasolina, pero no era cuestion de arriesgar. Baje y entre, ya volvia a tener hambre. Pedi un sandwich en la barra, cerca de los polis que charlaban con el dueno del local, y me sente en una de las mesas en cuanto me sirvieron, al lado de las grandes cristaleras. *** Aparque enfrente de la tienda de deportes, no sabia quien era Kwan North y, aunque me habia planteado que podia ser peligroso, necesitaba saber que habia de cierto en los videos que habia copiado y escondido en un lugar seguro. Llegaba cinco minutos tarde, pero lo preferia asi. Pasee tranquilamente hasta el restaurante y me alivio ver un coche de policia estacionado delante de la entrada. Si no me gustaba la pinta del tal Kwan, saldria de alli deprisa o pediria ayuda en caso de necesitarla. Me recoloque el bolso que llevaba al hombro, por encima del abrigo, y entre. Salude a Maxi, el dueno del restaurante, y me sente en uno de los taburetes escuchando 100 Ways de Jackson Wang. Los polis me echaron un vistazo y me saludaron. Hacia solo tres anos que trabajaba en la farmaceutica a las afueras del pueblo, pero en ese tiempo todos me conocian y tambien al bruto de mi exnovio, Zack. Un neandertal recien salido de las cavernas al que no desenmascare hasta que fue demasiado tarde. Ahora el tenia una orden de alejamiento y yo un problema cada vez que salia de casa o de trabajar, siempre estaba alerta. Su tendencia a presentarse en el momento menos indicado o a invadir mi apartamento, me llevo a poner una denuncia y el cabreo que el llevaba encima era monumental. Pero me daba igual, tenia que mirar por mi integridad fisica. Al fin y al cabo, nunca me habia puesto la mano encima, lo suyo era un problema de celos y un gran afan por apartarme de todo y de todos; por no hablar de lo irascible que se habia vuelto en los ultimos meses. Hasta que un dia me canse y le deje. --Aqui tienes, Joyce, siento lo del cierre de la farmaceutica --me animo Maxi, sirviendome el zumo de tomate de siempre. --Buscare otro trabajo, ya estoy en ello. --Eso es bueno. ?Quieres comer algo? --ofrecio solicito. --No, gracias. He quedado con un amigo de la universidad. Inconscientemente, estaba buscando la manera de que alguien supiera que tenia una cita por si pasaba algo, los polis tambien estaban atentos a mis palabras. Los tenia vistos, pero nunca habia hablado con ellos. Preferia que pensaran que ya conocia al chico a que dedujeran que estaba a punto de encontrarme con un desconocido. Me tomarian por una cabeza hueca. Estaba bebiendo mi zumo cuando un chico negro con unas largas rastas, que habia estado observandonos, se levanto y vino hacia mi. Era alto, corpulento y muy atractivo. Su rostro era anguloso, perfecto, como si lo hubieran cincelado los antiguos griegos. Sus ojos oscuros, clavados en los mios, no me dejaron en ningun momento. Era guapo, muy guapo. Y solo podia ser el. Lo reconoci al acercarse, habia visto su imagen. --?Joy? --pregunto con voz grave, acortando mi nombre y sorprendiendome con un beso en la mejilla--. Supongo que despues de estos anos no me has reconocido, soy Kwan. Mi mente se quedo en blanco durante unos segundos, pero me obligue a reaccionar. --Lo siento, Kwan. Estas muy cambiado --logre articular. --Tu tambien, llevas el pelo mucho mas largo y, sin esas horribles gafas de pasta que llevabas, estas mucho mas guapa. ?Que? La madre que lo pario. ?Que se estaba inventando? --Gracias, supongo --conteste entrecerrando los ojos--. A ti tambien te quedan mejor las rastas que el estilo afro que solias lucir... junto a los brackets. Vi un atisbo de sonrisa, pero el tal Kwan se mantuvo firme y siguio serio. --Vamos, tenemos que ponernos al dia. --Ofrecio su mano para ayudarme a bajar del taburete y la acepte con una sonrisa, que debia parecer mas bien una mueca, aunque se la solte en cuanto toque suelo. Caminamos juntos hasta el fondo del local, dejando atras mi zumo, y un miedo atroz se apodero de mi. A su lado yo era muy poca cosa, mi metro sesenta y cinco se veia muy ridiculo frente a su estatura. Solo con una de sus manos podia romperme el cuello. Debi aminorar la marcha ante tal pensamiento, porque se detuvo y se acerco a mi oido. --Tranquila, soy inofensivo --susurro. <>, pense ironica. Aunque llevaba una cazadora encima de la camisa oscura, se podia apreciar la amplitud de sus hombros y podria asegurar que su brazo era del tamano de mi muslo, tal vez mas ancho. --Te gusta ir al gimnasio, ?eh? --Valiente idiotez para decir, pero queria romper el hielo. --Algo asi. Me mostro el asiento y el se sento enfrente, al otro lado de la mesa. --Bueno, ahora que hemos revivido viejos tiempos, me gustaria que me hablaras de lo que encontraste. No pude evitar sonreir, el hombre pretendia que me sintiera comoda. El problema era que ahora, que lo tenia delante, me estaba costando hablar de lo que habia hallado en aquel pendrive. --No se por donde empezar, vas a pensar que soy una ladrona o algo por el estilo. Junto las manos sobre la mesa y entrelazo los dedos. --No suelo juzgar a la gente. --Es un alivio. Saco el sobre que le habia enviado, desplego la carta sobre la mesa y lo senalo con un dedo. --?Como diste conmigo? --Es una larga historia. Asintio y volvi a reparar en su rostro, en esos ojos oscuros e insondables y en esos labios gruesos que me hacian pensar en cosas que no debia. ?Tan necesitada estaba? L Capitulo dos a vi entrar y ni siquiera la tuve en cuenta como candidata a ser mi informante, solo admire sus largas piernas y su bonito rostro. Su cabellera azabache, en largas ondas, caia sobre su espalda y esos grandes ojos de color azul oscuro, en contraste con su piel clara, me dejaron anclado a ella, estudiando su sonrisa y sus gestos. Pero sus palabras... trabajaba en una farmaceutica, y el vistazo que echo a su alrededor buscando a alguien; me hizo prestar atencion. Reparo en mi un momento, pero continuo buscando, imagine que conocia a aquellas personas del restaurante y por eso dijo que tenia una cita con un companero de universidad. Lo cierto era que, ademas de preciosa, habia sido muy aguda y su mente reacciono deprisa, desconcertandome. Mientras esperaba a que ordenara sus ideas, pedi un par de cafes. --Trabajaba en una farmaceutica, como te dije en el correo que te envie: la Farmaceutica Olof. Me dedicaba al control de calidad en el laboratorio, junto a otras dos personas --comenzo --. Hace tiempo que nos hacian unos enormes encargos y todos eran sedantes, oxicodona... opiaceos en su mayoria. --Entiendo. --Un dia se presento un hombre y pregunto por el jefe tecnico, mi superior. Cuando fui a buscarlo empezaron una discusion, algo sobre un retraso en los pedidos. Mi jefe me pidio que saliera de la oficina, pero debido al alto volumen de sus voces en la airada conversacion, pude escucharlo todo. --?Y que es lo que oiste? --Le pagarian el triple al propietario de la farmaceutica si solamente trabajaba para ellos, pero para eso tenian que modificar algunas formulas. Junte las cejas, no terminaba de entender que tenia que ver eso conmigo. --Solo vi al senor Olof una vez, era ruso... --?Era? --inquiri cortandola. Cerro los ojos un instante y despues enfrento mi mirada. --Murio la semana pasada; tuvo un accidente de coche. Segun los rumores, iba borracho y perdio el control. Tuve claro en ese momento que Joyce no creia que eso hubiera ocurrido asi. --Al dia siguiente del accidente --continuo--, nuestro jefe tecnico nos insto a recoger todo el laboratorio, el hizo copias de los archivos de los ordenadores y despues los destruyo. --?Por que? ?Que escondia? --No lo tengo muy claro, pero ha desaparecido y nos ha dejado sin trabajo. --Lo siento. Saco un pendrive del bolso y lo dejo sobre la mesa cubriendolo con la mano, despues lo deslizo, sin descubrirlo, hasta la mia. --Te advierto que tengo un duplicado a buen recaudo --dijo seria, aunque note cierto temblor en su voz. --?Por que confias en mi? Ni siquiera me conoces. Desvio la mirada hacia el exterior. --Porque vi lo que hay en su interior y tal vez no debi hacerlo. Se le cayo a Alex, asi se llamaba mi superior. Fui la ultima en salir y lo encontre en el suelo, al lado de la puerta. Iba a devolverselo, pero su coche ya no estaba y, como ya te he dicho, ha desaparecido; no esta en su casa ni contesta al telefono. Lo tuve durante dos dias y, al saber que el laboratorio habia cerrado definitivamente en Auburn, lo busque y lo conecte a mi ordenador portatil. Seguia perdido, aunque deduje que lo que habia en el dispositivo, tenia que ver conmigo. --?Era todo legal? Quiero decir, ?tenias contrato? Parecio sorprenderse. --Por supuesto, pero me temo que Olof firmo alguna clausula que despues no cumplio. Vi el miedo en los ojos de Alex aquel dia. Eso no pintaba bien. --?Que hay en estos archivos? --inquiri mirando mi mano, donde tampoco dejaba a la vista el dispositivo. --Unas instalaciones que nunca habia visto y tu. Imagenes y video. --Su mirada no conectaba con la mia, sino que se fijaba en sus manos--. Informacion sobre ti y TZK Systems. Pense que tenias derecho a saber que eso circulaba... --Y decidiste hacer de buena samaritana --la corte. Mierda. Me molestaba que esa chica me hubiera podido ver en mis peores momentos. --Gracias, me ocupare del asunto --anadi aseptico--. ?Como puedo localizarte? Saco una tarjeta del bolso, me la entrego y la guarde en el bolsillo de los vaqueros sin mirarla. --Un consejo: destruye esa copia, puedes tener muchos problemas. Abrio los ojos con sorpresa, pero reacciono rapidamente. --Otro para ti: huye --dijo en voz baja, tal vez pensando que no la oiria. Me levante y la deje alli, pague los cafes en la barra y sali del restaurante sintiendo que aquella chica tan bonita sabia mas de mi que yo de ella. Tak, Zev y yo sabiamos que nos tenian localizados, aunque no podian tocarnos. Pero que imagenes nuestras circularan por ahi, era algo a lo que aun no nos habiamos enfrentado. Todo era alto secreto y confiabamos en que quemarian unas pruebas que los pondrian en tela de juicio, por muy conectados que estuvieran con el gobierno. Arranque el coche, pero no me fui muy lejos, queria saber donde vivia Joyce Temple, ya que en su tarjeta de visita solo ponia su nombre y apellido, numero de telefono y profesion. Diez minutos despues estaba siguiendola hasta que se detuvo en un moderno bloque de apartamentos en el centro de Auburn.

  • Cameron (Senoritas americanas 2) de Scarlett O'connor

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    Una serie que no defrauda, con personajes femeninos fuertes que luchan por su lugar, y hombres que estan a la altura.
    -Melanie Rogers.

  • Cuando el destino nos encuentre de Pat Casala

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    Cuando nuestro corazon esta roto buscamos formas de recomponerlo o no hallaremos el rumbo de regreso a la felicidad perdida. Quizas a veces el destino solo es caprichoso, pero siempre acaba encontrandonos.

  • Una sombra de duda de Leovigildo Zamora

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    Henry, un abogado, experto criminologo y analista de informacion, esta acostumbrado a resolver los crimenes mas inexplicables. Y con la llegada de un nuevo caso, va a tener que poner toda la carne en el asador si quiere salvar su bien ganada reputacion. Rockford John, un exalumno de la Universidad Estatal de California, muere en circunstancias extranas al practicar la escalada. Sus averiguaciones lo llevaran a trazar una linea recta entre los excompaneros de universidad del occiso y un supuesto y misterioso homicida.

  • Domicilio desconocido. una novela y cinco piezas breves de Gerardo V.c

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    Que hermoso fue vivir asi, recien paridos, aprisionados en un anillo de humo. El presente esta infravalorado; incluso hay quien niega su existencia: un movimiento de los parpados y ya es pasado. El presente se consume sin darse uno cuenta, dicen, moviendo la cabeza, mientras lamentan lo que no hicieron y suspiran por lo que haran. Pero durante aquel fin de semana con Nieves aprendi a disfrutar del momento, porque dentro de mi nueva identidad no habia pasado, ni se podia imaginar futuro alguno: era solo instante. Un pasado de horas y minutos. Como nacer adulto, ya sabiendo, con un bagaje y empezar desde ahi, en ese punto que nos hace afirmar: si fuera otra vez joven y supiera lo que se...

  • La guerra total de Canal Historia

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    Llega el libro de Historia que todos los seguidores estaban esperando: el relato unico y fascinante de la Segunda Guerra Mundial, la contienda que cambio el mundo para siempre.

  • El secreto de Elisa Lecrerc de Toni Aparicio

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    Elisa Lecrerc murio la noche del 14 de agosto de 1985 en Isla Malva. Todo el mundo coincidio entonces en que la causa de su muerte fue el suicidio.

  • El grito de la gaviota de Emmanuelle Laborit

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    El grito de la gaviota es el testimonio de una joven que, a los veintidos anos, ha conocido
    ya la soledad absoluta, la duda y la desesperacion, pero tambien la dicha, la solidaridad y la gloria. La adolescencia y la primera juventud de Emmanuelle Laborit son la historia de una lucha por subsistir en un mundo <> y por el reconocimiento de los derechos de los tres millones
    de sordos franceses, hasta conseguir que, en 1991, se ensenara por fin en los centros de educacion para sordos el lenguaje de signos. Con este triunfo colectivo y el personal, pero no menos emblematico, de su exito como actriz teatral, El grito de la gaviota cierra significativamente un itinerario personal tan breve como intenso.

  • Kafka y la muneca viajera de Jordi Sierra I Fabra

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    Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2007. Un ano antes de su muerte, Franz Kafka vivio una experiencia muy insolita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlin, encontro a una nina llorando desconsolada: habia perdido su muneca. Para calmar a la pequena, el autor de La metamorfosis se invento una peculiar historia: la muneca no se habia perdido, se habia ido de viaje, y el, convertido en cartero de munecas, tenia una carta que le llevaria al dia siguiente al parque. Aquella noche Franz escribio la primera de las muchas cartas que, durante tres semanas, entrego a la nina puntualmente, narrando las peripecias de la extraordinaria muneca desde todos los rincones del mundo. Segun cuenta Dora Dymant, su companera en aquellos dias, el estado febril con el que Kafka escribia esas cartas era comparable al de cualquiera de sus inmortales obras. Este es el relato de aquella experiencia, en la que Franz Kafka fue un mago de la palabra para una nina desconocida de la que jamas volvio a saberse nada, como tampoco de aquellas cartas que constituyen uno de los misterios mas hermosos de la narrativa del siglo XX.

  • Ladronas de Nueva York 2 de Estefania Yepes

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    La vida de las chicas se ha precipitado en apenas unos dias. Ninguna de ellas esperaba que una simple lista escrita a los veinte pudiera haber afectado de ese modo a todo lo que, hasta ahora, configuraba su estable mundo.

  • El hilo que todo lo cose de Vega Rigel

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    Cada dia, al alba, Lisa sale a correr por el paseo que bordea las playas de Cambrils intentando ahogar los recuerdos que la han sumido en una profunda depresion durante meses. A traves del running, ha encontrado el camino para darse una nueva oportunidad y aunque las pesadillas la atormentan cruelmente durante la noche, cada dia se levanta y le planta cara a su amarga realidad.

  • Traicion de sangre de Ariel A. Berretta

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    Los Cantu-Fernandez son una respetada y modelica familia de Santiago que ha hecho fortuna empezando desde abajo. Pero en una sociedad zarandeada por la violencia de las mafias en connivencia con los poderes del Estado, su prosperidad no pasa desapercibida. Ni siquiera para las ambiciones espurias de los de su propia sangre.
    Basada en hechos reales, esta novela de ritmo trepidante refleja con crudeza el oscuro mundo de la delincuencia organizada, y la codicia que anida, como contravalor, en una sociedad que ha sido corrompida hasta la medula por su clase dirigente.

  • Este Highlander No Es Para Mi de Becca Devereux

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    Duncan Soy el hombre mas famoso de mi pais. Las abuelas me adoran, las madres quieren que sea su yerno, y las mujeres... que puedo decir, ?tengo la culpa de haber nacido con este aspecto? Dinero no me falta. A los dieciseis anos me descubrio un cazatalentos y desde entonces me llovieron las ofertas. Empece desfilando como modelo para las mejores pasarelas del mundo. Milan, Nueva York, Paris... luego vinieron los catalogos de calzoncillos masculinos, los anuncios de perfume y aquella serie de television que me catapulto a la fama. Inverti la mitad de mis ingresos en varias empresas locales que dan trabajo a miles de personas y entonces, ademas de lo anterior, me converti en un respetable empresario. Duncan McGregor es un emblema. Para mi pais soy modelo, actor, empresario, filantropo y, que cojones, estoy como un tren. El soltero mas codiciado de Escocia. El escoces de Hollywood. Un orgullo para su pais. Y, cuando lo tienes todo... --Duncan, ?te has vuelto loco? --Scott ha empezado a gritar. Al principio comenzo con un discurso muy elaborado. Luego, con suplicas. Ahora esta empezando a cabrearse. Supongo que no puedo culparlo. Voy a dejar tirada a mucha gente con mi decision, pero lo tengo claro. He tardado seis meses en averiguar que lo que me sucedia tenia un nombre: aburrimiento. He conseguido todo lo que me proponia. Ya no puedo aspirar a mas. Tengo mi futuro y el de mis herederos asegurado. ?Para que seguir? A mis treintaisiete anos es hora de sentar la cabeza, formar una familia y disfrutar de mi fortuna. --Me retiro. Scott me observa tan palido como una estatua. Fue el quien me descubrio hace veintiun anos. Desde entonces ha sido mi representante. Los dos hemos ganado mucho dinero, ?por que sigue insistiendo? --Creo que deberias tomarte unas vacaciones. ?Que tal Bali? Un mes de relax. Cuando vuelvas lo veras todo con perspectiva... --Scott --mi voz, cargada de determinacion, lo obliga a callarse--. Nada de lo que digas o hagas podra hacerme cambiar de opinion. Sera mejor que lo aceptes cuanto antes. --?Que hay de los contratos? ?De los proyectos? Las clausulas de cancelacion... --Les pagare una compensacion. Sabes de sobra que el dinero no es ningun problema. --!Me haras quedar como el culo! --Tienes bastante dinero como para retirarte y prestarle atencion a esa familia a la que casi nunca ves. ?Cuando fue la ultima vez que llevaste a cenar a Sarah? ?O que te fuiste de vacaciones con tus hijos? --Me encanta mi trabajo --responde irritado--. Que tu quieras retirarte no significa que a mi me apetezca tirar mi carrera por la borda. --En ese caso, sera mejor que busques a otro. Seguro que puedes descubrir a un nuevo talento tal y como hiciste conmigo. Scott tuerce el gesto. --Solo hay un Duncan McGregor en el mundo, maldita sea. Coge su maletin, chasquea la lengua y me dedica una mirada cargada de decepcion antes de marcharse. Scott es el primero de una larga lista de personas que estan cabreadas conmigo. Sinceramente, me trae sin cuidado. No hay nadie que pueda hacerme cambiar de opinion. Nadie. 2.En la ruina Malena Los numeros no salen. Llevamos mas de dos horas buscando una solucion. Max esta cada vez mas pesimista y yo soy incapaz de darme por vencida. La empresa que creamos hace cinco anos esta en la ruina. Somos los duenos de una pequena empresa de publicidad que hace aguas por todos lados. --Deberiamos despedir a alguien. Me sobresalto en cuanto las palabras salen de su boca. Supongo que a los dos se nos ha pasado por la cabeza, pero aunque me llamen Malefica, en el fondo soy incapaz de echar a nadie. Tenemos cinco empleados que dependen de nosotros. Tienen familia, hipoteca, gastos... ?como vamos a hacerle eso a alguno de ellos? Me estremezco de solo pensarlo. --Debe de haber otra manera... --insisto apesadumbrada--. Tenemos que seguir insistiendo con las facturas pendientes. --Facturas que cobraremos vete tu a saber cuando --responde de mal humor--. Ya hemos iniciado la via judicial, no hay nada mas que podamos hacer. --Tengo ahorros. Podria hacerle un prestamo personal a la empresa. --No. La respuesta de Max es tajante y me deja hecha polvo. Sospecho que lleva un tiempo sopesando la idea de cerrar la empresa. --No pienso permitir que te arruines por culpa de esta empresa que ya no es rentable. Ahora esta hablando mi socio y mejor amigo. Por un lado lo entiendo, pero por el otro sigo pensando que es una injusticia hacerle eso a nuestros trabajadores. ?Donde quedo nuestro espiritu luchador? --Y yo no pienso echar a nadie a la calle porque te hayan ofrecido un puesto en la empresa de tu novia --le espeto furiosa. --Malena, eso no es... --aprieta los punos y me contempla con un deje de frustracion--. El puesto nos lo han ofrecido a los dos. --Si, pero tu eres el unico que se plantea aceptarlo. No lo niega. Genial, detesto tener razon. Sabia que se lo estaba pensando. --?Tan malo seria? Dejariamos de preocuparnos por llegar a fin de mes y tendriamos un sueldo fijo. Es una gran oportunidad para los dos. Seguiriamos trabajando juntos en una de las mejores empresas de publicidad de Espana. --!Y tirariamos todo nuestro esfuerzo por la borda! --exclamo furiosa. Me levanto con tanto impetu que tiro la silla al suelo y lo senalo con un dedo. --Si no estas dispuesto a seguir luchando, vendeme tu parte y vete a la competencia. Yo asumire el riesgo. --No puedes comprar mi parte. Estas arruinada --me recuerda con aspereza. --Que sabras tu. --Se que utilizar la herencia de tu madre para revivir esta empresa es una locura. Seguro que ella hubiera querido que te gastaras su dinero en algo que no fuera un suicidio empresarial. !Piensa en ti! --No vuelvas a hablar de mi madre --le advierto, y me tiembla la voz. Paso por su lado hecha una furia y me dirijo hacia la salida. Maxima es mi vida. Mi sueno. Y no hay nadie en este mundo que pueda convencerme de tirar la toalla. Nadie. 3.Quiero formar una familia, pero... Duncan Tengo treinta y nueve anos y siempre he querido tener hijos. Se me cae la baba con mis sobrinos, me encantan los bebes y se que mis padres serian muy felices si los hiciera abuelos. ?El unico problema? No encuentro a la mujer ideal. He tenido seis o siete novias a lo largo de estos anos que me han durado menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Pero, al final, termino cansandome de ellas. Mujeres atractivas e interesantes con las que nunca termino de encajar. Porque, de repente, vuelvo la cabeza hacia la rubia de la terraza que esta de muy buen ver. Y... que quieres que te diga, supongo que la monogamia y yo no funcionamos. Mi hermana dice que no se mantener la bragueta cerrada. Dire en mi defensa que... a ver... puede que tenga razon, pero tampoco tengo la culpa de ser un hombre debil. Te juro que yo pongo de mi parte, pero es complicado cuando eres atractivo de cojones, millonario y famoso. Ligar es como montar en bicicleta: nunca se olvida. Mi deporte favorito. Lo se, soy un caso perdido. El caso es que crei que Claudia, mi ultima novia, seria la definitiva. Tiene veinticinco anos, unas piernas kilometricas y un bronceado que le dura todo el ano. Claudia es modelo de Victoria's Secret, asi que te puedes imaginar lo buena que esta. Lo nuestro fue atraccion a primera vista. A eso le unimos un sexo bestial y crei haber encontrado a la mujer de mi vida. ?El problema? Me saca de mis casillas que sea una adicta a las redes sociales. Necesita exponerse constantemente y arrastrarme con ella. Y eso, cuando acabo de decidir que me retiro, es lo que menos me apetece. No es que tengamos demasiado en comun... Claudia es una compradora compulsiva a la que le encanta salir de fiesta, y yo, a mis treinta y nueve anos, empiezo a abogar por una vida mas tranquila. Hace tres semanas que tuvimos una gran bronca. Ella queria que la acompanase a una fiesta, a mi no me daba la gana... discutimos y supongo que di la relacion por zanjada. Entonces decidi llorar mis penas con Joanna, y, como tengo mala suerte, Claudia regreso en ese preciso instante para hacer las paces. ?Resultado? Claudia me pillo con Joanna y entonces si que se cabreo de verdad. Y bueno... ahora vuelvo a estar soltero. --No me gustaba para ti --me dice mi hermana, al otro lado del telefono--. No teneis nada en comun. --Claudia es un bombon. --Todas las mujeres con las que has salido lo son. A lo mejor es hora de que vayas buscando otras aptitudes. ?No te has planteado que la razon por la que terminas aburriendote es que siempre sales con la misma clase de mujer? Que tonteria. --?Deberia salir con una fea? Se que Bella esta poniendo los ojos en blanco si necesidad de verla. --No tienes remedio. --?He dicho algo malo? --Nunca encontraras a una mujer que valga la pena porque en el fondo eres un machista. --No soy machista. Adoro a las mujeres. --!Ese es el problema! --No lo entiendo. --!Aaaah! --Bella se exaspera, como cada vez que mantenemos esta conversacion--. ?Por que no asumes de una vez que vas a quedarte solo? Supongo que no todos nacemos para estar en pareja... --No voy a quedarme solo --al menos si puedo convencer a Claudia para que me de otra oportunidad--. Quiero formar una familia. Bella carraspea. --Entonces aprende a pensar con la cabeza, y no con la... --es demasiado educada para acabar la frase--. ?Vendras a ayudarme con la boda? --Sabes que si. Estare alli dentro de un par de dias. --Ni se te ocurra presentarte con otra amiguita, ?me oyes? Nuestros padres no se merecen que les presentes a una nueva novia en sus bodas de oro. Son demasiado respetuosos para fingir que toleran a esas cabezas de chorlitos que nos presentas. --?Por quien me tomas? --me hago el indignado--. Pero Claudia no cuenta como una nueva, ?no?--Uf, eres un caso perdido. Si no fueras mi hermano... Le digo que la quiero y le hago la pelota porque se que eso le encanta. Cuando cuelgo, voy hacia la cocina para buscar una lata de cerveza. Bella tiene razon, no puedo llevar a una nueva novia a casa de mis padres. ?Que pensarian? Me asomo a la terraza y observo a mi vecina. Esta haciendo yoga en su balcon. Me saluda con la mano y le devuelvo el saludo. Es una rubia con una delantera considerable. Intento reprimir el impulso de invitarla a una copa. Tengo que ser un hombre decente. Saco el telefono y le escribo un mensaje a Claudia. Yo: vamos, Clau, se que me echas de menos. ?Por que no me das una segunda oportunidad? Hacemos una pareja estupenda. Lo de Joanna fue algo sin importancia. Te echaba tanto de menos que necesitaba sentir el carino de otra mujer. Soy un idiota. Por favor, perdoname. No se si va a colar. Claudia me dijo cosas horribles cuando se marcho de casa. Y me las merecia todas. Pero estoy convencido de que lo nuestro puede funcionar. Ha sido la unica mujer con la que he durado mas de seis meses, eso debe de significar algo. Vale, me acoste con Joanna, pero eso fue porque acababamos de dejarlo. Entonces no cuenta como infidelidad, ?no? Dios, necesito echar un polvo. Y... teniendo en cuenta que ahora estoy soltero, tampoco estaria haciendo nada malo, ?no? Es una necesidad fisiologica, solo eso. No puedo poner en riesgo mi salud. Ademas, seria una tonteria desperdiciar una oportunidad cuando no se si Claudia me va a perdonar. Levanto la vista de la pantalla y la centro en mi atractiva vecinita. Ojos que no ven... --Eres increible. ?Como consigues aguantar tanto tiempo en esa postura? Un halago siempre funciona. Mi vecina se vuelve con las mejillas arreboladas. --Eh... entrenando. --Eres una chica dura --le doy un trago a la cerveza y le dedico una sonrisa radiante--. No puedo creer que todavia no nos hayamos presentado. ?Katy? --Sarah. --Duncan --le ofrezco la mano por encima de la valla. --Se quien eres --responde impresionada, y comprendo que la tengo en el bote. --Algun dia podrias darme unas clases --digo con el tono adecuado para que se de cuenta de lo que le estoy proponiendo. Ella se muerde el labio. --Eh... si... claro, cuando quieras. --?Te apetece tomar algo? --voy directo al grano, y anado con tono seductor--. No puedo creer que seamos vecinos y todavia no te haya invitado a tomar una copa. Sarah se sonroja de la cabeza a los pies. --Me encantaria. Intento disimular mi sonrisa de satisfaccion. ?Lo ves? ?Que culpa tengo yo de que la vida me de este tipo de oportunidades? No soy un mal tipo, lo juro. Solo un hombre debil al que le encantan las mujeres.

  • Heroes de la frontera de Dave Eggers

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    Del autor de El Circulo, una road novel que sigue la estela de En la carretera de Jack Kerouac, Hacia rutas Salvajes de Jon Krakauer y Canada de Richard Ford. Una novela que reflexiona sobre la perdida y la busqueda de nuevas oportunidades.

  • Guerra de voluntades de Nena Lima

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    Cuando Anne Peabody llego al pueblo californiano de Aguas Bravas para acudir a una cita de trabajo, no imagino los contratiempos que su llegada ocasionaria en el seno de la familia Carter. Su terquedad la enfrentara desde el primer momento al fuerte, brusco e intimidante temperamento del senor Carter. Este no desperdiciara la ocasion de provocarla para que se marche del rancho y tome la diligencia que la trajo hasta el pueblo.
    En un continente tan salvaje y hostil donde los enfrentamientos con los pueblos indigenas eran frecuentes y donde la inminente llegada de una guerra civil tenia al pais en vilo, la joven senorita Peabody aprendera a comprender y a valorar acerca de los prejuicios raciales que le rodea, experimentando a diario lo que es vivir con el peligro cuando se convive con tantas tribus nativas.
    En esta apasionante y bella historia, la atraccion y el deseo sexual golpearan de improviso en la vida de nuestros protagonistas y sellara para siempre sus destinos.

  • Todavia sueno contigo (Destino 2) de Lina Galan

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    Alex, un chico sencillo y humilde, aun no ha conseguido olvidar a Clara, su gran amor, casada ahora con un rico empresario.

  • Limonov de Emmanuel Carrere

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    <>, advierte Emmanuel Carrere. Esta novela biografica o biografia novelada reconstruye la vida de un personaje real que parece surgido de la ficcion. Un personaje desmesurado y estrafalario, con una peripecia vital casi inverosimil, que le permite al autor trazar un contundente retrato de la Rusia de los ultimos cincuenta anos y al mismo tiempo aventurarse en una indagacion deslumbrante sobre las paradojas de la condicion humana. Poeta y pendenciero en su juventud, Limonov frecuento los circulos clandestinos de la disidencia en la Union Sovietica, se vio obligado a exiliarse y aterrizo en Nueva York, donde vivio como un vagabundo, fue mayordomo de un millonario y escribio novelas autobiograficas.

  • Hecho en Saturno de Rita Indiana

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    Luz de oficina, de consultorio. Luz aguada en una capota de nubes pareja que hundia los hombros del horizonte. Luz blanda, como los zapatos ortopedicos del doctor Bengoa. Blando tambien el folder en el que el doctor habia escrito el nombre de su nuevo paciente, Argenis Luna, quien bajaba de un avion de Cubana de Aviacion chorreando un sudor pastoso y frio. Bengoa lo esperaba en la pista, en su arrugada guayabera color champan, con ambas manos en el letrero de tipos bold que habia rellenado impecablemente. Al identificar a Argenis se acerco a tomarle el pulso a la vez que miraba su reloj de pulsera, y mientras caminaban por la pista para ir a buscar las maletas se lo presento a un joven militar que los escoltaba como <>. Contra el fondo gris de la nublazon las palmas retaban al rayo y la centella, a pesar del malestar Argenis penso que era hermoso. El aire estaba cargado y respiraba con dificultad, la nariz le goteaba como una llave abierta. Ya frente a la correa del equipaje, Bengoa anadio, dirigiendose al militar, <>. Las maletas se asomaron por el redondel de la correa al mismo tiempo que Bosch en la conversacion y dieron una vuelta completa sin que Argenis se animara a identificarlas, sin que se animara a interrumpir a Bengoa. Los atributos heroicos que el doctor Bengoa enumeraba orbitaban desde siempre en torno a la leyenda de su padre, y Argenis con ellos, otro satelite mas, como las maletas de tela roja en la correa. No tenia fuerzas para cogerlas, repletas como estaban con las cosas que su madre habia comprado para equipar su desintoxicacion en Cuba. Las senalo con el dedo y se subio la capucha del jaquet para combatir el aire acondicionado y la verguenza que le daba su obvia debilidad. Llevaba meses viviendo en los sofas de los amigos que todavia lo toleraban, su unica propiedad era una mochila Eastpak verde donde llevaba las jeringuillas, la cuchara y un Caselogic con sus cedes. Su madre habia echado toda la parafernalia a la basura, excepto los cedes y la mochila en la que ahora llevaba una botella de Ron Barcelo Imperial de regalo para el doctor Bengoa y una caja grande de Zucaritas. El joven militar los ayudo con las maletas hasta el carro. Los musculos de sus antebrazos apenas se contraian por el peso del equipaje. Fingia entusiasmo por el tema que Bengoa desarrollaba y miraba a Argenis de reojo, como si intentara hallar algo del heroico padre en las ciento veinte libras que aquella primavera sumaban los pellejos del hijo. De lejos, el lada color ladrillo del doctor Bengoa parecia nuevo; ya dentro, y presa de un escalofrio de los que preceden a la diarrea, Argenis calculo la verdadera edad del carro en las grietas del tablero. Llevaba cuarenta y ocho horas sin heroina y habia vomitado en el avion, las azafatas cubanas, con sus uniformes y peinados anacronicos, lucian tan absurdas como las tabletas de Alka-Seltzer que le ofrecian para aliviarlo. El doctor Bengoa abrio la guantera del carro con un golpecito y de alli extrajo una jeringuilla desechable, algodon, un pedazo de goma y una tira de ampolletas color ambar que decian <>. La tira cayo sobre el regazo de Argenis y este noto por primera vez el sucio acumulado en sus jeans. Eran los mismos que llevaba cuando, hacia poco menos de un mes, se mudara a la casa de Rambo, su pusher. Mientras amarraba la goma en el brazo izquierdo de Argenis para hacer saltar la vena, el doctor Bengoa le explico los detalles de su estadia, y luego, al meter la jeringuilla en la ampolleta le dijo <>. Lo inyecto alli mismo, en el estacionamiento del aeropuerto Jose Marti, con la tranquilidad y legalidad que su profesion le permitia y Argenis se dejo hacer como una enamorada mientras taxistas en Cadillacs de otra era iban y venian con turistas de la nostalgia. Argenis habia intuido que su cura seria de dolor y abstinencia; sin embargo, alli estaba, aliviado por completo de sus sintomas, sintiendo como el quimico hacia que las ideas y las cosas perdieran sus aristas, sus filos incomodos, rumbo a La Pradera, una clinica para los turistas de la salud que llegaban a Cuba de todas partes del mundo. El complejo lucia, por lo menos desde fuera, como un economico resort todo incluido, de esos que se llenan de familias de clase media en Semana Santa en Puerto Plata. Las paredes del camino hacia la recepcion estaban decoradas con afiches de solidaridad comunista, Argenis trato sin exito de imaginar un hotel como este en Dominicana. Coloridas serigrafias con mapas y banderas de distintos pueblos del mundo homenajeaban el trabajo medico como un baluarte de la revolucion. En uno, el liquido de una inmensa inyeccion anaranjada entraba en un mapa de Latinoamerica, Haiti era la afortunada vena; en otro momento Argenis hubiera hecho un chiste. Frente al afiche de la inyeccion, una senora mayor con acento argentino pedia informacion a una enfermera sobre la heladeria Coppelia y, a su lado, otra mujer mas joven, en silla de ruedas, que se le parecia, intentaba ocultar bajo una gorrita de Mickey Mouse la calvicie provocada por la quimioterapia. Haydee, como decia el carnet que la enfermera llevaba pinchado en la camisa, no iba uniformada, pero tenia puestos esos zapatos de goma que solo llevan los jardineros y los profesionales de la salud. Unos mocasines a prueba de todo que habian venido de fuera, producto de una noche con un europeo o del agradecimiento de un paciente satisfecho. La enfermera miraba con complicidad sonriente a Bengoa mientras ofrecia detalles historicos de la famosa heladeria a las mujeres. Se saco un pesado llavero de madera del bolsillo con el numero diecinueve pintado y se lo extendio al doctor diciendole <> antes de acompanar a las argentinas a abordar un taxi. El nuevo quimico entraba en Argenis al atropellado ritmo de la conversacion de Bengoa; un torrente de fechas emblematicas de la lucha antiimperialista, recetas para batidas profilacticas, trozos de canciones de Silvio, Amaury Perez y Los Guaraguaos, economia china y estadisticas de beisbol. Tenia la boca seca y las pupilas tan dilatadas que todo a su alrededor lucia como una foto en alto contraste. Se aferro al brazo del doctor para caminar y bordearon la piscina hasta la habitacion 19. La habitacion, que Bengoa habia llamado <>, tenia vista a la piscina y una puerta corrediza de cristal, frente a la cual, en una mesita de hierro adornada con flores de plastico, dos hombres descalzos, uno en pijama y el otro en traje de bano, jugaban a las cartas. El doctor lucho con la cerradura sin dar con el truco que Haydee les habia anunciado mientras Argenis, a traves del cristal, hacia un inventario del mobiliario de su nueva habitacion. Un abanico de techo, una cama twin y una mesita de noche. La puerta de Rambo, su pusher, tambien tenia su truco, para abrirla habia que halar al mismo tiempo que se metia la llave. <>, pidio a Bengoa, y este se hizo a un lado satisfecho con la notable mejoria de su nuevo paciente. Argenis intento una, dos veces, meneando la llave en el bombin como el rabo de un perro alegre hasta que la puerta cedio y el olor a cloro de las sabanas limpias les dio de frente. Privilegio; sentia la palabra en su boca, que hacia los mismos movimientos para la ele y la ge que para saborear y tragar una cucharada de frosting. La decia cada manana tras lavarse los dientes y la cara mientras se ponia el pequeno traje de bano Speedo que su madre habia elegido. Luego nadaba un poco, sin mucho atletismo, y daba un par de vueltas en estilo pecho. Bengoa se lo habia indicado para estimular el apetito y estaba dando resultados. Hacia las ocho Haydee le traia una bandeja con huevos fritos, pan tostado y cafe que engullia en su habitacion sin poder evitar pensar que fuera de la clinica la mayoria de la gente desayunaba un cafe aguado hecho de chicharos y borra vieja. <>, le pedia Haydee con ternura, y se llevaba la bolsa llena de papeles del zafacon del bano para botarla. Argenis se preguntaba si Haydee vivia en La Pradera o si por la noche se llevaba las sobras de los pacientes a su casa. Sus zapatos de goma eran tan higienicos como discretos y no dejaban ver mucho mas alla de la labor que facilitaban. Jamas iban a revelarle lo que Haydee pensaba de los extranjeros con dolares con acceso a lugares y atenciones con los que los cubanos no podian ni sonar. Segun Bengoa, Argenis no estaba en La Pradera por los dolares que su papa le habia hecho llegar en una de sus valijas en el vuelo de Cubana, sino por los meritos revolucionarios de su padre, la carrera politica de su padre, la orbita en expansion de sus atributos. Tras el desayuno leia un poco, sentado a la mesita de hierro, de una copia sin portada de Fundacion e Imperio de Asimov que Bengoa le habia traido y media hora mas tarde estaba de nuevo en el agua. Con los brazos en cruz, de espaldas al borde de la piscina, hacia la bicicleta con las piernas y veia como, poco a poco, el hospital se despertaba, como los enfermos surgian de sus habitaciones con pies perezosos. Solia divertirse pensando que aquel hotel era una vieja pelicula que el proyectaba con el movimiento de sus piernas bajo el agua y desaceleraba la bicicleta como si de una manivela se tratara para que las escenas fluyesen a camara lenta. Siempre lograba el efecto deseado, todos en La Pradera se movian despacio. Si hacia buen sol, para las diez de la manana la piscina estaba llena y Argenis se salia con miedo a contagiarse de alguna extrana enfermedad, otra enfermedad, porque Bengoa le habia hecho ver que estaba enfermo, que la adiccion era una condicion y que estaba alli para curarse. Iba a curarse del consumo, porque la adiccion como tal no tenia cura. <>, le habia dicho entregandole una cajetilla de cigarrillos. Almorzaban juntos todos los dias y fumaban antes y despues de la comida, en la mesita de hierro, mientras veian como a esa hora le daban terapia acuatica a un muchacho rubio con sindrome de Down. Discutian sobre los sintomas de Argenis y luego el doctor regresaba al centro gravitacional de todas sus conversaciones, la Revolucion cubana. Bengoa habia estado en la sierra con Fidel y habia conocido al padre de Argenis durante la Conferencia Latinoamericana de Solidaridad, en el 67. Hablaba de estos eventos con la solemnidad de un predicador, haciendo hincapie en fechas y nombres de parajes perdidos en los que habia curado las heridas, las fiebres, las infecciones y el asma de la carne revolucionaria. Cada dia, Bengoa extraia una muestra del saco sin fondo de sus anecdotas. La porcion de estas memorias era tan precisa como la dosis de Buprenorfina de Argenis, y era evidente que lo llenaban del mismo sosiego que a su paciente su medicina. El recuerdo de aquellos eventos y el recuerdo que de ellos tenian sus sentidos le dilataban las pupilas, le aceleraban el pulso; luego venia el inevitable bajon, que le hacia mirar el agua de la piscina y tirar una ultima linea, por lo general tragica, con la que disminuir lo forzoso de su aterrizaje. <>. Argenis imaginaba la palabra inmolacion latiendo en las venas de Caamano y de sus companeros, la oscura euforia que los habia hecho desembarcar en un lodazal playero del norte de Republica Dominicana a tumbar el gobierno de Balaguer en el 73 con solo nueve hombres. Tremenda nota. Tras el desahogo historico diario de Bengoa solian faltar minutos para las cuatro en punto de la tarde, hora en que sin falta inyectaba a Argenis en su habitacion. Podia hacerlo frente a la piscina pero este preferia relajarse en la cama un rato, mirar el abanico de techo o fijar la vista en una calcomania con la bandera argentina que alguien habia pegado en la puerta corrediza de vidrio. Argenis pensaba que la bandera aludia al Che Guevara, pero Bengoa le explico orgulloso que Maradona habia estado en aquella clinica y le mostro la calcomania como prueba fehaciente de la pasada presencia del astro. La calcomania se habia empezado a despegar y los bordes transparentes habian adquirido, gracias a la suciedad del ambiente, el mismo color ambarino de las ampolletas de Temgesic.

  • Me enamore de mi jefe de Dakota Milano

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  • La Trinidad de Rafaela Asuncion

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    Una historia de amores y de batallas de dos mujeres que aman al mismo hombre. Tres historias que se juntan no para formar un trio entre sabanas sino para mostrar tres formas de amar. Una trinidad del amor que todo lo puede y que quien lo lucha lo merece.

  • Los destellos de Saturnalia de Yohana Recio

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    En una pequena localidad llamada Villanueva de la Rosa alguien acuno alguna vez que la Navidad no era exactamente eso que todo el mundo conocia, sino que habia una epoca anterior llamada Sarturnalia, donde todo lo que la Navidad habia echado a perder con su artificialidad, sus sonrisas falsas, sus encuentros indeseados y su interminable listas de dudas, se transformaba en naturalidad, en deseos compartidos, en ilusiones y en verdadera esperanza.

  • Maravilloso desastre (Beautiful 1) de Jamie Mcguire

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    LA CHICA BUENA
    Abby Abernathy no bebe, no se mete en lios y trabaja muy duro. Cree que ha enterrado su oscuro pasado, pero cuando llega a la universidad, un rompecorazones conocido por sus ligues de una noche pone en peligro su sueno de una nueva vida.

  • Casada, contigo de Pilar Parralejo

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    La melodia de una famosa cancion de Whitney Houston resonaban en la suite, y el aroma de las velas de rosa y vainilla se mezclaban con el del bano de burbujas de mora que Audrey se estaba dando. Adoraba su vida justo en ese momento, donde su felicidad no podia ser mas plena. Todo en ese preciso momento era mas que perfecto. Las luces bajas en la habitacion, el champan enfriandose, una heladera llena de fresas. Era un dia perfecto. Otras chicas probablemente preferirian una cena romantica en un restaurante lujoso en el centro de la ciudad, otras, quizas, preferirian pasar la noche entre las sabanas de su amado, pero ella estaba en Las Vegas. El padre de Sam habia recibido, como premio de su empresa, una noche en la ciudad de los excesos para dos personas y, como tanto Sam como Audrey estaban felices por cumplir un ano de novios, el senor Pear les regalo el primer viaje de sus vidas. Y alli estaba ella, dandose un bano super relajante y super romantico mientras hacia tiempo para que Sam volviera de su paseo por el hotel, luego bajarian juntos al restaurante y cenarian alguna exquisitez antes de pasear por las calles de aquella ciudad. Cerro los ojos y se dejo llevar por la musica, imaginando, con aquellos acordes, como seria su vida si todo siguiera por ese camino. Salio del bano envolviendose en un suave y esponjoso albornoz y se abrazo con el. Ya se acercaban las nueve de la noche y debian ir a cenar. Sam no subia a la suite y por un momento penso que quizas esperaba que ella bajase para reunirse con el, asi que no dudo que hacer. Corrio a por su reducido equipaje y saco de el un precioso vestido que habia comprado para la ocasion: blanco, fino, muy elegante, con un decorado metalico en la zona de los pechos y finos tirantes de brillantes que hacian aun mas marcado el ya de por si acentuado escote. Un vestido con dos telas y dos cortes: por encima de la rodilla en la parte frontal y por los gemelos en la parte trasera. De la maleta saco una bolsa de tela en la que habia un par de zapatos de tacon a juego. Antes de vestirse dio vueltas por la habitacion abrazada a esa ropa. --!Oh! ?Te imaginas que en un arrebato te pide que te cases con el? --Exclamo, dejando volar su imaginacion--. Ya iria de blanco… --Sonrio hundiendo la cara en el vestido--. Solo llevamos un ano. Es imposible que con tan poco tiempo… Le encantaba fantasear con el amor. Le encantaba imaginar que el era tan romantico como ella, aunque en realidad el era un chico, y como tal, el romanticismo lo veia de otra forma. Le encantaba imaginar un futuro en el que nada ni nadie podria separarlos. Termino de vestirse, recogio su larga y ondulada melena color chocolate de forma que le caia por un hombro dejando toda la espalda al descubierto. Se miro al espejo y lanzo un beso a su reflejo antes de coger el micro bolso y salir de la habitacion. Se sentia tan feliz que se veia radiante, y todos parecian poder apreciar su resplandor. Sonreia a todos, saludandolos animadamente mientras caminaba hacia el ascensor. Bajo con una sonrisa en los labios hasta la planta baja y camino hasta recepcion con intencion de preguntar por su novio cuando, de pronto, sintio como si alguien le hubiera dado un golpe en el estomago seguido de un punetazo en la cara. ?Aquel que se besaba apasionadamente con aquella mujer era Sam? Se acerco despacio al salon repleto de asientos de cuero negro con el pulso tan acelerado que parecia un solo latido y ahi estaba el: Sam. Su Sam. El chico con el que llevaba un ano de relacion y con el que habia venido a celebrar su primer aniversario. Se dejo caer en uno de los asientos y se cubrio la cara con un cojin, tratando de borrar la horrible imagen que se habia grabado en sus ojos. Sam tenia las manos metidas por debajo de la falda de esa muchacha, apretando sus muslos contra si mientras la besaba de una forma que ni siquiera habia hecho con ella. Lo peor era que no estaba enfadada. En ese momento no era ira lo que tenia, sino un dolor en el pecho, un dolor tan intenso que le impedia pensar con claridad. Sam se puso en pie arrastrando a esa chica consigo. Ella sonreia juguetona mientras el le susurraba algo en el oido. La nueva pareja paso por al lado de Audrey sin que el se diera cuenta de que la chica que estaba sola a pocos metros de ellos era su novia. Cuando Audrey perdio de vista a ese par supo que ahi acababa de terminar su relacion. Ella no era de las que perdonaban infidelidades, no era de las que toleraba una mentira, no era de las que dan segundas oportunidades. Tendria veintiun anos, pero tenia bastante conocimiento de la vida como para saber que una infidelidad no es solo una falta de respeto, sino de amor, y si Sam no valoraba su relacion, ella no podia hacer nada. Tampoco iba a llorar. Beberia hasta perder el conocimiento y por la manana volveria a casa sin mas, acortando un dia aquel que habia prometido ser un fin de semana de cuento de hadas. Atraveso el vestibulo para ir derecha a uno de los muchos bares de aquel magnifico complejo y se sento en uno de los taburetes que perfilaban la barra. La primera copa no tardo en llegar, ni la segunda, ni la tercera, y tampoco la cuarta. Pero siempre que tomaba algo con alcohol, por poco que fuera, siempre sentia la imperiosa necesidad de ir al bano. Y ahora no iba a ser diferente. Aunque aguantase como una campeona aun con la vejiga a punto de estallarle. Aun no estaba borracha. Habia bebido tan seguidas las cuatro copas que su organismo no habia tenido tiempo de asimilar la primera. De camino a los aseos cruzo miradas con un guapo desconocido que sonreia en su direccion. Busco a su alrededor a otra persona a quien pudiera ir dirigida esa sonrisa seductora, pero no encontro a nadie, asi que le sonrio en respuesta. Su expresion no habia mostrado una sonrisa sincera, sino mas bien una mezcla forzada entre cortesia e incredulidad. Orino como si se hubiera bebido el Lago Ness, se miro en el espejo, se humedecio la cara con cuidado de no estropear el maquillaje y salio, creyendo que iba tan derecha como una modelo en una pasarela. Nada mas lejos de la realidad. El alcohol habia empezado a hacer efecto de una manera exageradamente efectiva (si es que queria perder la razon). Se acerco al guapo de mirada cristalina y de sonrisa seductora y se sento frente a el. --Hola… --saludo, intentando mostrarse sexy e irresistible, pero lejos de conseguirlo. --Hola --sonrio el--. ?Has venido sola? --No. He venido con el capullo de mi… --empezo a gimotear, arrugando el rostro pero sin soltar ni una lagrima--. Ex. Eso es lo que es ahora mismo. El esta en una de las habitaciones con una chica que ha conocido esta tarde, espero. Y yo estoy… Creo que borracha. --Tranquila. Quedate aqui y bebe agua o come algo para que se te pase. --Me llamo Audrey Doherty. Pero todos me llaman O, ?y tu? --Edward. Edward Harrelson. Pero todos me llaman Eddie o Ed. --Tienes un nombre sexy. --Tu tambien. Y ademas una bonita cara y una figura muy sensual. Las insinuaciones no habian hecho mas que empezar, pero Audrey no dejo de beber, y cada vez que Edward pedia una copa, ella pedia otra, hasta que ya ni siquiera supo su nombre. El sol matutino entraba a raudales por la cristalera de su suite. Se llevo las manos hasta las sienes como si con ese gesto pudiera conseguir que doliera menos, pero parecia tener una docena de pajaros carpinteros martilleandole el cerebro. Al cubrirse la cabeza con la sabana se dio cuenta de que estaba completamente desnuda. Miro a su lado temiendo encontrar a alguien que no fuera Sam, pero ese pensamiento le devolvio a la realidad: Sam la habia enganado, y lo habia hecho con un descaro ofensivo, asi que ni siquiera Sam debia estar a su lado. Evidentemente estaba sola, pero tenia el vago recuerdo de haber llegado acompanada a la suite. --?Aquel guapo desconocido de sonrisa bonita? ?Un botones…? !Que mas da! Se incorporo sintiendo aun mas fuertes las punzadas de sus sienes, pero siguio hasta ponerse en pie y fue derecha al cuarto de bano. Tenia claro lo que debia hacer, y lo que debia hacer empezaba por una buena ducha. Al quitar el vaho del espejo para mirarse pudo ver un chupeton en su escote, en la parte de arriba de su pecho derecho. Un chupeton que parecia haber hecho un muerto de hambre, un chupeton grande y oscuro. --Madre mia, ?Y esto? --dijo mirandose el cuello, donde habia otro mas de iguales caracteristicas. Trato de pensar que habia hecho despues de levantarse de la barra para ir a orinar, pero un recuerdo confuso era todo lo que lograba alcanzar. Se habia sentado en la mesa de aquel tipo, pero nada mas, no recordaba nada mas. Ni siquiera como diablos habia llegado hasta la suite. Despues de vestirse no tuvo muchas vueltas que darle. Bajo a la recepcion para cancelar su estancia en el hotel, pidio un taxi y horas despues, estaba sentaba en un asiento en primera clase del vuelo que le devolveria a la realidad. Ni siquiera habia visto a Sam despues de que se fuera con la chica a la que habia estado manoseando y besuqueando frente a ella. No supo donde habia pasado la noche o con quien. No lo busco, y tampoco el la habia buscado a ella, asi que dio por hecho que ni siquiera iba a pedirle disculpas por lo que le habia hecho. Pero tampoco necesitaba que la buscase para llenarle la cabeza de mentiras.

  • Sucedio en Cambridge de Bruno E. Gomez

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    Cambridge, Inglaterra. Verano de 1959. Una de las cosas que mas me llama la atencion cuando hablamos de la vida, es el hecho de que no importa cuanto trazamos un camino para nosotros, nos sorprenden los detalles que son capaces de cambiar totalmente la direccion que vamos a seguir. En primer lugar, quiero dejar muy claro que esta no es una historia de una sola persona. Pero uno de ellos es el mejor autor de todo esto. Es el “detalle”. Mi nombre es Anthony Henderson, escoces, con un padre agricultor y una madre docente y que cumplio su sueno de estudiar literatura en la Universidad de Cambridge. Fue alrededor de la una de las mas prestigiosas universidades del mundo, en la noche del 27 de junio de 1959 que se inicio una fase de mi vida que me ha traido muchas alegrias. Como de costumbre, Louis De Lamartine y yo fuimos al George’s Pub los fines de semana. George’s fue uno de los bares mas famosos de la ciudad. Sus principales visitantes eran estudiantes que no solo disfrutaban de su cerveza sino que tambien coqueteaban con las hermosas camareras que trabajaban alli. Su diseno rustico y su musica celta me recordaron la epoca de mi infancia en la casa de mis abuelos. - No deberiamos haber venido aqui hoy, esta lleno de gente - Le dije a Louis, estabamos en la entrada del bar, nunca habia visto ese lugar tan lleno de gente - Creo que es una especie de celebracion. - El nombre de esto es vacaciones de verano - Louis estaba tan feliz como siempre, fuimos al balcon - Sin pruebas, sin responsabilidad, muchas mujeres y lo mejor, cerveza. - Este es el problema, Louis, la cerveza. Manana estaras camino a Francia, necesitas estar sobrio. - Tengo que disfrutar de este ultimo dia en Cambridge - dijo Louis, con el vaso en la mano, mientras le servian - Si mis padres me ven borracho en Paris, me matan - se lleno la boca con el primer sorbo - Y no estoy bromeando. Louis era el unico frances que conocia, aunque irresponsable la mayor parte del tiempo, era el mejor amigo que cualquiera podia tener. Tuve mucha suerte de tenerte como companero de cuarto. Como cada verano, Louis volveria a pasar sus vacaciones familiares en Paris. - Por cierto, Anthony, ?que vas a hacer mientras estoy fuera? - Louis me pregunto - Lo se, te encerraras en esa habitacion escribiendo otra de tus historias. Lo entendiste bien. Ni siquiera tuvo que decir lo aburridas que serian mis vacaciones. - Quizas lo haga - me rei - Caminar y visitar a mis padres tambien estan en la lista de cosas por hacer. Louis rio con ironia. - ?Sabes lo que pienso? Que usted debe conocer a alguien. Si alguien Hoy. Hay muchas chicas hermosas aqui. ?Que hay de que aqui? - Louis senalo a una de las camareras que estaba sirviendo una mesa a cinco metros de donde estabamos. - Louis, no me hagas avergonzarme de nuevo. Saludo a la nina. Gire la cara, avergonzado. Ella se nos acerco. - ?Senorita? ?Por favor? Ella camino hacia nosotros. - Servirnos. Ella se cerro para nosotros, la iluminacion nos permitio ver la cara de esa mujer. Y fue en este mismo momento que vi por primera vez a Mary Collins, “el detalle”. Capitulo 2 Mary Collins Mary Collins era la mujer mas hermosa que habia visto en mi vida. Ella era inglesa, nacio en Cambridge en 1938, hija de una madre inglesa y un padre escoces, vivio una vida simple en esa ciudad, desde la cual nunca habia pisado afuera. Su madre fallecio despues de dar a luz a su hermano, cuando Mary tenia solo 3 anos. Paso parte de su infancia y adolescencia cuidando al nino, mientras que su padre, George Collins, trabajaba en la unica fuente de ingresos de la familia, George’s Pub. Inteligente, ella lo sabia todo, y lo que no sabia, siempre trataba de aprender. Le encantaba todo lo que era bello y armonioso, siempre estaba conectada con el arte y le encantaba pasar tiempo pintando cuadros. La hija del Sr. George era conocida en todo el vecindario, su amabilidad y simpatia eran admirables. Su belleza no llamo la atencion de uno, ni de algunos, sino de todos los hombres que la vieron. Era una chica dificil y no se dejaba influenciar por todos los tipos de coqueteo que recibia. Mary era demasiado romantica; ella creia en el amor verdadero y sonaba con una vida de princesa. Hasta entonces, ella habia vivido solo una pasion, un chico de secundaria, que la dejo para estar con otra chica. A los 17 anos, Mary comenzo a trabajar con su padre en George’s Pub. Como nunca tuvo la oportunidad de ingresar a una universidad, comenzo a trabajar a tiempo completo en la cocina del establecimiento, un hecho que nunca la habia visto alli. Su padre preferia que ella trabajara como reclusa porque temia el acoso de los hombres. Era el destino que esa noche de junio de 1959, debido a la demanda, Mary Collins tuviera que asumir el papel de camarera. Cuando me di vuelta, vi a esa chica, de 1,65 metros de altura, con el pelo liso rizado en un tono oscuro, una cara hermosa y una mirada gentil que denunciaba sus ojos marrones que me miraban acompanados de una sonrisa capaz de hacer que cualquier hombre en el mundo se pusiera de pie enamorar. Pasaron milisegundos antes de que Mary llenara mi vaso con cerveza y desapareciera entre la multitud de hombres. Nunca crei en el amor a primera vista, pero confieso que en ese momento mi respiracion se detuvo y mi corazon se acelero. Algo me dijo que acababa de conocer al amor de mi vida. El instinto tenia razon. Capitulo 3 El reencuentro - ?De verdad crees que exagere la bebida? - Louis me pregunto. Cerro su maleta, se detuvo y me miro: ?Anthony? ?Anthony? - ?eh? - ?Que paso? No presto atencion a nada de lo que te dije. Esta disperso. - Oh no, no fue nada - dije - Pero creo que llegas un poco tarde. Era el domingo por la manana despues de esa noche en George’s. Unas horas mas tarde, Louis estaria camino a Paris. Subiria a un barco a Calais, en la costa francesa, y desde alli, continuaria por tierra hasta la capital del pais. - No cambies de tema, Anthony. Te conozco. ?Que esta pasando en tu cabeza? Lo se, otro verano sin tu amigo aqui. Louis se rio y me arrojo una toalla de bano mojada. - Idiota - con buen humor lo tire de vuelta. - Pero entonces, ?me lo diras? - Esa camarera de ayer. - ?Cual de ellas? - Nos sonreimos - Ah… Yo se quien es. - Ella misma, creo - me rei. - Entonces significa que ademas de ser un buen amigo, yo soy tu angel de cupido, despues de todo, yo fui quien te la presento. - Convencido - le dije - Y no me presentaste, ni siquiera se su nombre. - ?Y a que esperas? Vuelve ahi. Estoy seguro de que a ella le encantaria dejarte. - Siento que me estas subestimando, Louis - dije juguetonamente. - Entonces prueba que estoy equivocado. Ve alli y habla con ella. - Quizas lo haga. - ?”Tal vez”? No esperes demasiado. - Si… tienes razon. Al menos una vez en esa vida. Louis sonrio. - Cuando la vi, no se, senti algo diferente. Es como si todas las demas mujeres salieran por mi y yo solo la viera. - !Maldita sea! ?Por que no me di cuenta? Tal vez estaba ciego. Louis se rio. - Esto es serio… Es como si algo me dijera que la persona que estoy buscando esta alli, justo ante mis ojos. - Mira, caballero enamorado, luego dime los detalles, envieme una carta, tal vez la reciba antes de que regrese. Nos reimos, como siempre, las conversaciones con Louis siempre fueron animadas. Durante esa tarde sola en nuestra habitacion en la Republica, no podia dejar de pensar en esa chica. Sin Louis alli todo el verano, pasaria la mayor parte de mi tiempo asi, yo y mis pensamientos. Me preguntaba, ?como podria estar tan conmovida, pensando en una chica que ni siquiera sabia su nombre? La ansiedad y la curiosidad no me dejaron dormir esa noche. Estaba mas que decidido a ir a ese bar lo antes posible y descubrir quien era la chica que conmovio mi corazon. ... En la tarde del dia siguiente fui al pub de George. El bar parecia cerrado; aun asi, la presencia de alguien dentro del establecimiento, decidi ver si la puerta estaba abierta. Se abrio facilmente. El bar estaba vacio, camine lentamente hacia el mostrador. - El bar esta cerrado. Me di la vuelta. Fue ella. - Hoy es lunes, abriremos mas tarde. Estaba extasiado. Esta vez la vi por mas de un segundo. Ella me miro sin entender nada de lo que estaba sucediendo. - Yo… no vine a beber. - ?Entonces estas buscando a mi padre? - ella me pregunto. - ?Su padre? - Si, George Collins, el dueno del bar. Ella era la hija del dueno. Al menos el apellido que ya conocia. - No, no, solo estaba pasando y… - Te conozco - dijo mirandome - Estuviste aqui en el bar el sabado con tu amigo, ?verdad? Ella recordaba mi cara. Sonrei como nunca antes, como para decir que si. - Sientate, te servire una cerveza. Estaba sentado en un taburete. - No, no, sientate en una de las mesas - tomo una cerveza y se fue detras del mostrador. Encontre la orden extrana, me sente, ella se sento en otra silla, frente a mi y me entrego un vaso que acababa de llenar. - El bar no esta a la venta. - ?Que? - Eres guapo, bien vestido; Apuesto a que eres uno de esos estudiantes que quieren convertir este bar en un club de strippers. !Dije que era una mujer dificil! - No, no, no es eso… quiero decir, soy estudiante, pero no es por eso que vine aqui - Tartamudee por un momento, me miro con recelo - Pase por aqui, pense que estaba abierto y… - ?Y decidiste tomar una cerveza a esa hora? ?Ella siempre me interrumpiria? - Estoy bromeando, sientase libre, senor… - Se levanto - ?Como se llama? - Anthony, Anthony Henderson. - Bueno, Sr. Henderson, si lo necesita, llameme. Ella se iba, le toque el brazo y me miro con miedo. - ?Y el suyo? - Mary, Mary Collins. !Realizacion! - Solo llamame Anthony, senorita Collins. Ella sonrio - Solo llamame Mary, Anthony. Nos reimos mirandonos el uno al otro. Parecia un poco avergonzada, miro a ambos lados y dijo: - Bueno, pensandolo bien, no tengo mucho trabajo por hacer - se sento de nuevo - Tu no pareces ser de Cambridge. ?Es escoces? - ?Como sabe? - me sorprendi. - Mi padre tambien es de Escocia. Reconozco uno de lejos - ella rio. Esa decoracion del bar fue explicada. - Tu no eres... - No, soy de aqui. En realidad nunca deje Cambridge. - Wow, de verdad? - No finjas sorprenderte - sonrio - Mirame, no me veo como una viajera. Tenia miedo de reir. - Bueno, eres una nina, tendras muchas oportunidades de viajar. - Me quedare con tu optimismo - me sonrio - ?Estudiar que? - Literatura - Hmm, ?literatura? ?Y tiene la intencion de ser uno de esos maestros que se presenta en el bar despues de las clases para enojarse y quejarse de los estudiantes? - ?Es este mi futuro? Nos reimos - No, no, realmente quiero ser escritor - le dije. - Ah, entonces, senor… ?escribe? - Si… lo intento. Ella sonrio - Ah… Dios mio, mi papa estara aqui pronto - ella se levanto - El no puede verme sentado aqui con un cliente. !Maldita sea! - Te veo, Anthony - estaba alegre - puedes seguir bebiendo.

  • Soy Leyenda de Richard Matheson

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    Robert Neville es el unico superviviente de una guerra bacteriologica que ha asolado el planeta y convertido al resto de la humanidad en vampiros. Su vida se ha reducido a asesinar el maximo numero posible de estos seres sanguinarios durante el dia, y a soportar su asedio cada noche. Para ellos, el autentico monstruo es este hombre que lucha por subsistir en un nuevo orden establecido. Todo un clasico en su genero, este es un perturbador relato sobre la soledad y el aislamiento y una reflexion sobre los binomios como normalidad y anormalidad, bien y mal, que se evidencian como una mera convencion derivada del temor y el desconcierto ante lo diferente.

  • El filo de la verdad de Selva Palacios

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    Un sol de justicia caia impio sobre Nueva Trada. Ni siquiera los ancianos mas longevos recordaban haber sufrido con anterioridad un calor como ese que asolaba la ciudad desde hacia varios dias. Mik Rogers accedio con parsimonia a una de las tabernas mas inmundas del puerto. Saludo al dueno mientras caminaba hacia el fondo del local. Los parroquianos dormian la mona o bebian sumidos en el pozo de sus pensamientos. Ninguno tenia demasiada gana de charla, de juerga o de trifulca. Eso lo dejarian para cuando la noche cayera y la temperatura diese un respiro. Dentro no olia a orines como en las inmediaciones, pero si a sudor rancio. Mik arrugo la nariz y clavo su mirada en la mesa mas apartada, esa que permanecia guarecida por la penumbra en un rincon y que habia reclamado tiempo atras como suya. La utilizaba como centro de operaciones para sellar todo tipo de acuerdos turbios. El antiguo pirata llevaba trece anos pululando por los bajos fondos de aquella ciudad maldita, esclavo de los pactos que amarraban en corto su conciencia, preso de los malos recuerdos que enturbiaban sus pesadillas. Un hombre se hallaba sentado en su silla. Portaba esa mirada turbia de quienes ya estan acostumbrados a que el duermevela ligero sustituya un descanso reparador. Daba cuenta sin prisa alguna de una botella de vino medio vacia y mantenia la cabeza gacha, como si en el fondo quisiera pasar desapercibido. Mik alzo las cejas, sin dar credito. Debia tratarse de un error: a aquella hora intempestiva esperaba encontrarse con un servicial criado y, en cambio, era un caballero el que ahora habia engarzado su mirada con la suya y lo estudiaba con un rictus de seriedad demasiado impostado bajo su sombrero. No albergo duda alguna: el origen de ese tipo era noble y lo dilucido por sus ropas, por la rigidez a la que sometia a su espalda, pero, sobre todo, por la manera en que desentonaba en aquel tugurio. Estaba fuera de su ambiente y era tan obvio que, si perdia cuidado, pronto tendria problemas. Mik se sento frente al desconocido con recelo, pero intrigado por saber que asuntos queria tratar con un don nadie como el. -- Dispensa si no me quito el sombrero -- dijo hombre, tocandose el ala --, pero tengo motivos para conservarlo sobre mi cabeza. Mik sonrio, divertido. Su dentadura blanca contrasto al instante con su piel morena. -- ?Y cuales son dichos motivos, senor? Si no le importa que le pregunte... -- Dos, principalmente -- contesto, muy sereno --. El primero, que deseo minimizar el riesgo de ser reconocido. El segundo, que no pretendo tener deferencia para con un hombre de tu calana. Sin ofender --. Anadio, muy serio. Mik rio. Echo la cabeza hacia atras y expulso con fuerza el aire por la nariz. Despues, robo un trago a la botella que reposaba sobre la mesa. El liquido caliente se deslizo por su garganta y le revolvio las tripas. -- Hace falta mucho mas que palabras para ofenderme, senor, asi que pierda cuidado. Yo si que me descubrire la cabeza -- anuncio, tras despojarse de su sombrero y dejarlo descansando sobre la rodilla izquierda --. Al fin y al cabo, estoy ante un respetable miembro de la ilustre ciudad de Nueva Trada. El caballero le dedico una sonrisa ladeada que no duro mucho. Paso por alto el tono condescendiente de Mik y fue directo al grano. -- Supongo que te estaras preguntando por que estoy aqui cuando podria haber enviado a un intermediario en mi lugar... Mik coloco el codo en el respaldo de la silla y apoyo la espalda en la sucia madera. Estudio a aquel tipo, intrigado. Tenia la piel muy blanca y su barba bien recortada enmarcaba una boca de labios finos y dentadura pobre. -- Entiendo que estara a punto de desvelarme la incognita. -- En efecto. Veras, la cuestion es que si puedo encargarme yo mismo de un asunto tan delicado como este que nos trae entre manos, no lo dejare en las de otros. Es el unico modo de asegurarme de que todo saldra como es debido. Mik se fijo en sus unas bien cortadas, en sus dedos largos y finos. Estaba claro que aquel tipo nunca se habia ganado el pan con el sudor de su frente. Su interlocutor y el no podian ser mas distintos en cualquier aspecto en que se compararan. Alzo el menton y lo miro a los ojos. -- Le escucho. Antes de hablar, el desconocido aparto la vista. No acostumbraba a tratar a hombres como Mik de igual a igual. Probablemente, era la primera vez en su vida que un negro lo miraba directamente a los ojos. Y no le gustaba, pero tendria que soportarlo. O mas bien acostumbrarse: cada vez eran mas los esclavos que compraban su libertad. Los tiempos estaban cambiando y no para bien. -- Quiero que te encargues de un pequeno asunto que deseo encomendarte. Y te advierto de que, si no cuento con tu discrecion absoluta, habra consecuencias. Mi posicion en esta ciudad es privilegiada. Soy amigo personal del gobernador y me ha puesto al tanto de tu peculiar... situacion. Mik torcio el gesto y chasqueo la lengua: si venia de parte de Joaquin Ventura, el mandamas de Nueva Trada, sabia que tipo de tarea se disponia a encomendarle el caballero: una sucia, en la que se mancharia las manos de mierda o de sangre. Probablemente de ambas. Se encogio de hombros, dispuesto a seguir con la conversacion como si trataran asuntos mas mundanos. -- Creo que ha quedado sobradamente demostrada mi capacidad para desempenar todo tipo de encargos con eficacia y sin levantar sospechas -- expuso Mik --. Mi reputacion me procede. -- !Desde luego, eso no lo pongo en duda! Estoy ante el mejor asesino de la ciudad -- dijo, bajando la voz --. Por no hablar de tu habilidad creando toda clase de pocimas y unguentos. !Tu eficacia es legendaria! -- rio sin ganas y se inclino ligeramente hacia el --. No estoy aqui para cuestionar tus sanguinarios metodos, Rogers, al contrario. Lo que deseo es que los utilices en mi beneficio, pero antes quiero acotar los terminos bajo los cuales cumpliras mis ordenes. Deberas seguirlas a rajatabla para no dejar margen de error. La improvisacion es enemiga del exito. El caballero sudaba copiosamente bajo sus delicados ropajes. Sendos cercos de sudor se expandian bajo las axilas oscureciendo la tela y una pelicula brillante perlaba su frente haciendola brillar. En cambio, Mik resistia con bastante entereza los envites del clima. Ventajas de provenir del continente africano. -- ?A quien desea que borre del mapa? -- pregunto Mik, repentinamente cansado de tanto rodeo --. ?A un rival en los negocios? ?A un viejo enemigo? ?Al amante de su esposa, tal vez? Rio su ocurrencia, pero el caballero lo escrutaba con aires de suficiencia y el gesto bien serio. No volvio a tocar la botella, aunque la miro de pronto como si necesitara desesperadamente un trago. -- En tu ultima suposicion no ibas muy desencaminado -- admitio, muy a su pesar --. En este caso, el amante soy yo. Quiero casarme en segundas nupcias, pero para ello, primero debo enviudar y por ende, mi esposa debe morir. Mik lo miro durante un buen rato con la boca cerrada a cal y canto. Se paso la mano por la mejilla y se rasco la cabeza, que lucia afeitada para evitar la molesta invasion de piojos y otros parasitos. -- Lo que me esta pidiendo es del todo imposible, senor -- le informo con solemnidad -- . No asesino a mujeres ni a ninos. Siento comunicarle que no soy su hombre. Busquese a otro. Se levanto con parsimonia y se coloco el sombrero en la cabeza. Murmuro una despedida. La voz del caballero lo detuvo cuando ya le daba la espalda. -- ?Un asesino con escrupulos? !No puedo creerlo! Mik no se giro. Efectivamente, aun no habia perdido toda la rectitud que quedaba en el, aquella que Samuel Rogers le inculco. Dio un paso mas en direccion a la salida, deseando que el aire torrido de la calle le golpeara en la cara para asi, al menos, sentir algo. -- !No puedes negarte, escoria! No estas en condiciones de rechazar mi peticion. Tienes contraida una deuda con esta ciudad y con nuestro gobernador. ?O acaso lo has olvidado? Mik se detuvo y cerro los ojos. Gruno. Solto un improperio en alguna lengua desconocida y se sento de nuevo a la mesa. Su humor se habia agriado y ni siquiera hizo el mero intento de disimularlo. -- ?Por que? -- No estas en disposicion de negociar, ni de hacer preguntas, Rogers. Mik se trago su orgullo acompanado por una buena dosis del vino barato que tenia frente a el. -- No me malinterprete, senor, se lo ruego. No es menester mio juzgarlo. Eso queda entre usted y Dios -- expuso con la solemnidad de un parroco encerrado en un confesionario --. Supongo que estara al corriente de que existen alternativas para hombres como usted. Seguro que halla un metodo efectivo para disfrutar de los placeres que su... amante pueda proporcionarle sin poner en riesgo la integridad de nadie. Muchos caballeros siguen este precepto y son plenamente felices. Incluso cuentan con la bendicion de su esposa. El tipo rio. Alzo la cabeza y le dedico una mirada furibunda por encima del ala de su sombrero. -- Es usted muy temerario, Rogers. De ser otras las circunstancias, no le quepa la menor duda: mandaria que lo azotaran hasta verlo desangrarse y nada me complaceria mas que esa vision. Sin embargo, no soy la clase de bestia inhumana que cree que soy. No pretendo deshacerme de mi esposa por capricho. Mi matrimonio fue una farsa desde el inicio. Nos unimos por interes mutuo de nuestras familias y nunca desarrollamos sentimientos de afecto el uno por el otro. Al contrario, detesto a esa vaca esteril que no ha sido capaz de cumplir con su unica obligacion: traer a mi heredero al mundo. Y, tras una decada, senor Rogers, comprendera que ya no albergo absolutamente ningun tipo de esperanza. Ese feliz acontecimiento no va a suceder: no me dara descendencia. Por ello, me veo en la obligacion de sustituir a mi amada esposa por otra mas... competente. Y mas joven. He ahi la razon de hallarme frente a usted. Por eso requiero de sus... servicios. Mik exhalo un suspiro y lo taladro con la mirada. -- ?Y no ha considerado el divorcio? El caballero enfurecio. Una sombra negra planeo sobre sus ojos. -- !No digas sandeces! -- Grito, provocando que un par de miradas se posara sobre ellos. Percatandose de ello, bajo la cabeza y la voz --. !Eso es pecado! !Una blasfemia propia de la gente barbara del norte! Y aunque fuese legal en Nueva Trada, sin mi, mi esposa no es nada. !No es nadie! Creeme, ella opinaria lo mismo: estara mejor bajo tierra que deshonrada y condenada al ostracismo de la alta sociedad. Mik entorno los ojos y puso las palmas de sus manos encima de la mesa. -- Lo lamento mucho senor, pero creo que su problema tiene mejores soluciones que esa... -- Si no eres tu, Rogers, !otro se encargara! --. Le interrumpio el tipo, perdiendo la poca paciencia que le quedaba --. Hare que te ejecuten en la horca. A ti y a los tuyos, a los que quedan. Solo tengo que mover un dedo y el peso de la justicia caera sobre tu tripulacion por entero. !Piensalo bien, necio! Dio un punetazo en la mesa que delato su nerviosismo. La botella vibro durante un efimero instante. Mik trago saliva y bajo la mirada. Reflexiono acerca de su situacion y de sus opciones. El caballero, por muy poco que mereciera tal apelativo, estaba en lo cierto: no tenia mas alternativa que aceptar. Cargaria en el foso de su conciencia con otra vida que iba a sesgar por encargo, por no hablar de todas las que arrebato en alta mar, con Samuel Rogers y despues, como capitan del Servus. Aquellos tiempos quedaban bien lejos. Otros mas oscuros eran los que le estaba tocando vivir. Mandaria al cielo otra alma para que la suya fuese directa al purgatorio. Y esta vez, se trataria de una mujer inocente cuyo unico pecado era no haber parido hijos. !No podria hacerlo! Se imagino a si mismo empunando su daga pero no hundiendola en la carne de aquella dama. Aunque no la mirara una sola vez a los ojos para leer en ellos como pedia misericordia, sabia que no seria capaz de infligirle dano alguno. Se conocia mejor que nadie. Era un hombre cauto, pese a la vida que llevaba. Pensaba detenidamente las consecuencias de sus actos. Nunca se precipitaba antes de actuar. Samuel le enseno a ser mas astuto, mas rapido, mas fuerte y mas valeroso que ningun otro. Solo asi habian sobrevivido ambos en aquel mundo gobernado por hombres blancos. Por eso, cuando una idea cruzo su mente, fue tal el cambio que acusaron sus facciones que el caballero se puso en alerta, mas no dijo nada. -- Esta bien, senor -- concedio Mik --. Lo hare. Digame como se llama su esposa, donde y cuando. El como, me lo reservo para mi. El caballero sonrio. Los ojos le brillaban. Una gota de sudor descendio por su sien hasta aterrizar sobre la mesa. Mik lo miro con desagrado. Quiza Dios o la naturaleza no deseaban que aquel sujeto se reprodujese. De inmediato compadecio a su esposa, a pesar de que no fuese buena idea empatizar con una futura victima. El desconocido ni siquiera se percato de las tribulaciones del antiguo pirata. Estaba demasiado ocupado celebrando su triunfo por anticipado. No veia el momento de regresar con su amante y yacer con ella en pecado por ultima vez. Pronto la convertiria en su esposa mientras fingia llorar a la anterior. Se inclino sobre la mesa y coloco la mano en torno a su boca: -- Escucha atento y no pierdas detalle -- repuso con voz grave --. Manana, emboscaras el carruaje en el que Elvira regresa a casa. Al anochecer. * Dona Elvira de Diego se enjuago el sudor de su frente con un suave panuelo de seda. Lo empapo tras restregarlo tambien por la cara y por el cuello hasta que la tela se torno translucida. Volvio a guardarselo en las profundidades de su generoso escote. Resoplo, maldiciendo para sus adentros el calor tan insoportable que hacia dentro del carruaje. No veia la hora de regresar a casa, asearse y meterse en la cama. Habia sido un dia agotador. La visita a su prima lejana, Angustias, no se desarrollo todo lo bien que esperaba. Angustias la recibio con animos destemplados pese a que fue ella quien insistio, misiva tras misiva, en que debian verse de inmediato. Ambas tenian la misma edad. Se habian criado juntas, casi como hermanas. Sin embargo, su relacion nunca fue buena. Llevaban cinco anos sin verse cuando a Angustias le entro apremio por citar a su prima en su lujosa mansion, ubicada a las afueras de Nueva Trada. En seguida Elvira comprendio que las prisas de Angustias obedecian a un unico proposito: el deseo de restregarle la felicidad que experimentaba por la cara. Contaba con un esposo carinoso y atento, cuatro hijos maravillosos que gozaban de buena salud, unas amistades solidas y unos excelentes contactos que la convertian en una de las damas mas populares de la ciudad. Por si esto fuera poco, acababa de adquirir una lujosa mansion equipada con los ultimos adelantos modernos de tres plantas y catorce habitaciones. Su afianzada posicion dentro de la alta sociedad nuevatradense era ya un hecho consolidado. Angustias recibio a Elvira en su salon de te. Proyectaba seguridad y confianza en si misma, nada que ver con esa chiquilla vacilante que diez anos atras era un alma en pena. Sus lamentos se debian a que ningun hombre la pretendia, ninguna propuesta de matrimonio llegaba. La envidia la corroia al ver como su prima Elvira se prometia con uno de los mejores partidos de la ciudad: Leopoldo de Diego. Habia llovido mucho desde entonces. Las tornas giraron tanto que se terminaron invirtiendo. La tirria de Angustias hacia su prima se habia transformado en una superficial lastima tenida de fingida compasion. Durante varias horas, frente a una taza de te que se habia quedado frio, Elvira tuvo que aguantar los comentarios hirientes y las sarcasticas burlas de su prima, que no paraba de jactarse de su larga racha de buena suerte. Era, precisamente, de lo que carecia Elvira en aquellos momentos, pero aguanto la tempestad con estoicismo y clase. Siempre con una sonrisa permanente en sus labios. Porque ante todo, si algo caracterizaba a dona Elvira de Diego era, precisamente, la clase que tenia. Y asi lo demostraba cada vez que tenia ocasion: llevaba el orgullo adherido a su persona como una suerte de segunda piel. Ni Angustias ni nadie la veria flaquear jamas, aunque Elvira sintiera que su vida se estaba desmoronando sin que pudiera hacer nada por evitarlo. El camino estaba plagado de baches. La senora De Diego se agarro con firmeza a su asiento y respiro agitadamente. Apoyo los pies con firmeza en el suelo para evitar caer hacia delante. El cochero restallo el latigo con el que azuzaba a los caballos. Debia darse prisa. Estaba a punto de anochecer y la oscuridad propiciaba que bandidos y pistoleros campasen a sus anchas por los desolados caminos, desamparados ante la ausencia de luz. Un repentino mareo invadio a Elvira. No solo lo causaba aquel maldito y accidentado viaje, sino el tercer trozo de pastel que habia engullido en casa de su prima Angustias. Demasiado dulce para pasar aquel amargo trago. No le habia caido bien en el estomago y ahora pagaba las consecuencias de su gula. Cerro los ojos y sintio la desagradable sensacion que acompana a una repentina arcada. Dio dos golpes secos en la pared del carruaje. El cochero no se detuvo. Lo intento otra vez, ya sin paciencia. Se hizo dano en los nudillos al aplicar en el proceso todas las fuerzas que le quedaban. Por fin, el vehiculo paro a un lado del camino. Elvira abrio la puerta y descendio apresurada. Su sudor era frio, lo percibio en cuanto se levanto una leve brisa. Con la mano izquierda se tapaba su boca. Con la derecha, se tocaba el vientre. Ese vientre que era yermo, esteril. Se acurruco tras un arbol, se agacho y vertio la merienda sobre unas hierbas procurando no hacer demasiado ruido mientras regurgitaba. Desde su posicion, el cochero seguro estaria escuchando los estertores que la garganta de Elvira emitia. Eran tan poco dignos de una distinguida dama que un repentino arranque de verguenza la invadio. Se le pusieron rojas las mejillas otorgando algo de color a su tez palida y empanada. Un pensamiento esperanzador broto de las profundidades de su mente. ?Y si estaba encinta? Desecho la idea de inmediato, torturandose por albergar ilusiones huecas. Era fisicamente imposible. Leopoldo llevaba sin yacer con ella meses. El fracaso de su matrimonio se comportaba como un viejo fantasma que de vez en cuando acudia a ella para atormentarla. Elvira se incorporo y, con el mismo panuelo que antes, limpio sus labios. Una solitaria lagrima salio despedida de uno de sus ojos azules. No se molesto en secarla. Achaco su presencia al hecho de que se encontraba mal del estomago, y no a la tristeza que se empenaba en invadirla. Apoyo su mano en el tronco del arbol que tenia al lado. Se sereno contemplando el horizonte anaranjado. Consiguio respirar con normalidad al fijar la vista en esos ultimos rayos de sol que se perdian lejanos, oblicuos, moribundos, a punto de ser tragados por la oscuridad. Sin previo aviso, un brazo le rodeo la cintura con fuerza. Una mano le tapo la boca. La punta de una daga rozo su yugular. Elvira se olvido de tomar aire. Estaba paralizada y no solo debido al miedo. Hacia mucho tiempo que no sentia el calor de otro cuerpo cera del suyo, el cuerpo de un hombre. Percibio un aroma varonil invadiendo sus fosas nasales que, en otras circunstancias, le hubiese suscitado cierto agrado. Sin embargo, en el contexto de un asalto esta informacion paso desapercibida y el terror se manifesto sin tapujos. Las rodillas le temblaron. La garganta se le cerro. Ni siquiera el grito que habia dejado a medias termino de salir. Aquel era su fin. El fin de Dona Elvira de Diego, ilustre senora de Nueva Trada. -- No se mueva o la matare -- susurro una voz ronca a su oido. El acento delataba que se trataba de un extranjero. Un proscrito, tal vez. Elvira descendio la mirada y, bajo la luz del crepusculo, estupefacta, descubrio que la mano que le tapaba la boca pertenecia a un hombre de piel oscura. Un mestizo, quiza algo peor. Se pregunto que querria aquel malnacido de ella. Dinero. Joyas. Un rescate. Deshonrarla, en el peor de los casos, mancillando su cuerpo sin remedio. Entonces su esposo la repudiaria para siempre y de manera definitiva. Aquel seria para Elvira un fin peor que la muerte. El corazon le latia tan rapido que creyo estar a punto de abandonar este mundo. Recupero su voz tan solo para emitir un leve quejido. Ni siquiera en esas circunstancias era capaz de imponerse, de luchar por su vida. Reprocho internamente su propia pasividad, su cobardia. Aquel fue el ultimo pensamiento racional que tuvo antes de desmayarse de puro espanto, de autentico pavor.

  • Navidad en el Club de Nina Klein

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    P C A P I T ULO 1 or un momento tuve miedo de que el portero no me dejase entrar al club. Le mire, alto y grande, con un traje oscuro y camisa tambien oscura, debajo del letrero con el nombre del club, al lado de la puerta cerrada. Yo no estaba vestida para matar, como el resto de gente que estaba en la puerta, algunos haciendo cola detras de las catenarias, otros parados en grupitos en la acera. La gente no solo estaba vestida de viernes por la noche, estaban vestidos de fiesta: lentejuelas, boas de plumas, brillantina en la piel y en el pelo… Los hombres iban practicamente todos con traje y no habian podido usar mucho su imaginacion: alguna corbata roja, y poco mas. Aquel era un sitio con clase. ?Que llevaba yo puesto? El abrigo negro casi hasta los pies, de corte masculino, que usaba todos los dias. Debajo del abrigo, unos vaqueros pitillos oscuros, unos botines, y un jersey fino negro que era el mismo que habia llevado ese dia a la oficina. Ahora estaba alli, con el pase de socia que no era mio quemandome en el bolsillo del abrigo. Con las prisas, no habia cogido ni bufanda ni gorro, y debia hacer como cero grados. Se me estaban congelando las orejas. Tampoco habia cogido bolso: todas mis cosas -bueno, el movil, las llaves y la cartera, lo unico que llevaba encima- estaban en los bolsillos interiores de mi abrigo. Mire de nuevo al portero que, a pesar de toda la gente que habia en la puerta, me miraba directamente a mi, con curiosidad. Lei el letrero sobre la puerta. Poison. Tome aire. Tenia que entrar. Tenia que saber lo que estaba pasando, necesitaba saber la verdad. ?Que era una neurotica y una desconfiada? Quizas, pero llevaba dos dias sin poder dormir ni concentrarme ni hacer nada mas, y necesitaba salir de dudas. Me quite la coleta que llevaba y me pase los dedos por mi melena negra, para intentar mezclarme un poco mas con el ambiente. Era absurdo, porque llamaba un monton la atencion de todas formas. Sobresalia exactamente por mi normalidad: era la unica persona que no iba de punta en blanco, la unica que no se habia pasado mas de dos horas preparandose antes de acudir alli. Que clase de sitio es este, pense. Bueno, sabia exactamente el tipo de sitio que era. Y por eso estaba alli. Me acerque al portero, nerviosa, con el corazon en la garganta. Me sonrio y me dio las buenas noches. Bueno, por lo menos parecia amable. Trague saliva y le tendi la tarjeta. Paso el escaner por encima. -Que pases una buena noche, Lidia -dijo el gigante. Me imagine que el nombre le habia salido en el escaner, y por eso me habia llamado Lidia. Y no, no iba a pasar una buena noche, porque no iba a socializar, ni a divertirme. Mi objetivo era otro. Y tampoco me llamaba Lidia, la tarjeta con la que iba a entrar al club no era mia. Pero evidentemente no dije nada de eso. Le sonrei de vuelta, o lo intente, musite un gracias apresurado y entre en el club. ?Que hacia alli, un 23 de diciembre, en el club Poison, un club sexual del que no habia oido hablar hasta un par de dias antes? Buena pregunta. Todo habia empezado exactamente entonces, un par de dias antes, en la oficina. TRABAJO en el departamento de marketing de una gran empresa, una firma de moda prestigiosa con oficinas en todo el mundo. Ropa que no me puedo permitir ni en suenos. No gano mal, pero no puedo pagar mil dolares por un jersey o unos pantalones, ya ni hablar de un bolso, que costaba mas del doble. Asi era el mundo de los articulos de lujo. Estaba en la oficina, decia, hablando con mis companeros en el descanso, hablando de lo que iban a hacer por Navidad. Era dia 21 de diciembre, habia un ambiente festivo en la oficina y muchos de ellos se iban directamente al aeropuerto cuando terminasemos la jornada para pasar las fiestas con sus familias. De eso estabamos hablando, de con quien ibamos a pasar el dia de Navidad: habia tres personas que se quedaban solas en la ciudad y estaban organizando una comida navidena para no sentirse tan miserables. -Al final este ano tambien me sumo, chicos… -dije, un poco de bajon. Los dos ultimos anos era lo que habia hecho, mi familia tan desperdigada por todo el globo terraqueo que juntarnos una vez al ano todos en el mismo sitio era practicamente imposible. Aparte, mis padres ya no estaban y mis hermanos tenian sus propias familias y casas. -!Anda! No te habiamos dicho nada porque pensabamos que ibas a pasar las navidades con Henry. Suspire. Eso pensaba yo tambien. Llevabamos saliendo casi un ano y nos habiamos prometido un par de meses antes. La idea era pasar las navidades con el y conocer a su familia, pero al final se habia torcido la cosa. -No, Henry esta en Vermont, se fue hace un par de dias. Iba a ir con el este ano a celebrar las navidades en su casa, con su familia, pero su padre esta en el hospital y la verdad, me ha dicho que mejor no vaya, no es el momento para presentaciones… Era una faena, porque llevabamos casi un ano juntos y aunque conocer a la familia politica siempre era un palo, no me apetecia pasar las navidades sola, la verdad, otro ano mas. Y queriamos poner la fecha de la boda ya, un mes que le fuese bien a todo el mundo. -?Henry esta en Vermont? -pregunto extranada mi jefa, Lidia. En realidad era la jefa del departamento, pero era como una de nosotros, no haciamos distinciones. Solo que ella tenia el despacho grande, en vez de trabajar en un cubiculo como nosotros, y seguramente el triple de sueldo. Aparte de eso, minucias. -Si… ?por que? Habia llevado a Henry a un par de eventos de la empresa, y alli era donde le habian conocido. Lidia tenia el ceno fruncido. -No, por nada… -dijo, y cambio de tema inmediatamente, recomendandonos restaurantes para la comida de Navidad. No me quede satisfecha, pero lo deje correr. Durante el resto de la conversacion me aparto la mirada y no era lo que solia hacer. Cuando se acabo la pausa y volvimos todos a nuestros puestos y ella a su despacho, la segui. Habia dejado la puerta entreabierta. Aun asi, llame antes de asomar la cabeza. -?Se puede? Levanto la cabeza del ordenador y me miro con la cara un poco palida. Entonces supe que no me lo habia imaginado: algo pasaba. -Sara… pasa. Cerre la puerta detras de mi. Las paredes de la oficina de Lidia eran de cristal -literalmente, se veia todo lo que pasaba en su oficina-, pero no queria que nadie nos oyese. -?Que ha sido eso? -?El que? Lidia me miro con cara de nada, intentando hacerse la inocente. Esperaba que no le diese por jugar al poquer, porque iba a arruinarse. No sabia disimular. -Antes, cuando estabamos hablando de que hacer en navidades. Me has preguntado si Henry estaba con su familia en Vermont, como si te extranase… ?por que? Me miro con los ojos muy abiertos, como un ciervo en medio de la carretera. -No, no, solo era un comentario… Estaba empezando a tener una sensacion muy chunga, como un agujero que se abria en mi estomago. -Lidia… pensaba que no pasaba nada, pero tu reaccion no es normal. ?Que pasa? Puedes decirme lo que sea. Trago saliva. -?Has oido la expresion matar al mensajero? -pregunto, sin mirarme directamente. -No voy a matar a ningun mensajero, Lidia. Por malo que sea lo que vayas a decirme. Y, sinceramente, me esperaba cualquier maldita cosa. Mi imaginacion era seguramente peor, mucho peor que la realidad. Entonces todavia no sabia lo equivocada que estaba. La realidad era peor que cualquier cosa que podria haberme imaginado. Lidia me miro por fin, con cara de pena. -?Cuando se supone que se fue Henry a Vermont con su familia? ?”Se supone…”? No empezaba muy bien. Me empezo a latir el corazon a mil por hora. -Hace tres dias. -Tres dias -repitio, como para asegurarse, y empezo a tamborilear con los dedos en el escritorio-. No es la primera vez que le veo, pero pensaba que teniais algun tipo de acuerdo… pero cuando has dicho que estaba en Vermont, he empezado a sospechar que no sabias nada. -?Nada de que? ?Que no es la primera vez que le ves, donde? Me faltaba informacion. Era como si Lidia estuviese hablando en clave, o siendo obtusa a proposito. Al fin suspiro, dejo el molesto tamborileo con los dedos y levanto la vista para mirarme. -Henry no puede estar en Vermont porque anoche estaba en el club Poison. P C A P I T ULO 2 ues muy bien. Me habia quedado igual. -?El club Poison? ?Donde esta eso? No lo habia oido en mi vida, me sonaba a chino. Tambien era verdad que no solia salir muy a menudo de copas, tampoco era como si me conociese todos los clubs de la ciudad. -Te voy a contar algo, pero por favor, que no salga de aqui -dijo Lidia, seria. Hice un gesto de impaciencia con la mano, para que siguiese hablando. -No, en serio. Que no salga de aqui, Sara, porque tu no sabes como es la gente. Me ha costado mucho llegar adonde estoy y no quiero que una montana de cotilleos me entierre y acabe teniendo que irme. Si te cuento lo que te voy a contar es para hacerte un favor, ?me entiendes? Por favor no repitas nada de lo que te voy a contar a continuacion. Es secreto. No lo sabe nadie, ni alguna de mis amigas mas antiguas. -Esta bien, esta bien. Soy una tumba. No lo decia por decir, era una persona discreta. Aunque a aquellas alturas lo que me imaginaba era que me iba a decir que era una espia rusa, o a saber, con tanto secretismo. -El club Poison es un club… de sexo. Levante las cejas. -?De sexo? -La gente va a alli a tener sexo, mayoritariamente con desconocidos, aunque puedes tambien ir con tu pareja a experimentar. -Vale… No sabia donde queria ir con todo aquello.

  • Mamen de Ma Victoria Garcia Angel

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    Mamen se levanto temprano. Seguramente, porque estaba habituada a hacerlo y porque no lo estaba en absoluto a trasnochar. Era sabado, claro que tambien lo era cuando se acosto. Estaba contenta, algo despistada. Se preparo un cafe y se sento en el generoso ventanal en chaflan de su estudio. "Que vista tan bonita", penso, mientras sorbia su taza de cafe. La verdad es que el sitio era privilegiado. Un atico de sesenta metros en la calle San Gregorio a tiro de piedra de la Universidad de Sevilla, donde trabajaba desde hacia ya casi diez anos. Era profesora adjunta de Geografia e Historia y, actualmente, preparaba el doctorado. La docencia su gran pasion desde la adolescencia, ese era su sueno. Se implicaba de tal manera que terminaba haciendo cualquier cosa para no defraudar a nadie. Siempre todos podian contar con ella y se preparaba a conciencia organizando, desde grupos de escalada hasta de espeleologia para profesores y alumnos, su popularidad en este ambito iba unida a su buena reputacion como profesora. Sin embargo, en el terreno personal, no habia tenido mucha suerte a pesar de ser una morena atractiva de ojos grandes de un tono pardo que, a veces, con la luz del sol, se tornaban verde oscuro. Su sonrisa espontanea y facil le formaba hoyuelos en las mejillas. Era alta y esbelta, de piernas torneadas y un cuerpo bien cuidado. Su caracter extrovertido guardaba cierta dosis de prudencia con respecto a su vida afectiva, que nunca habia terminado de cuajar, quizas porque, en el fondo, era mas timida de lo que estaba dispuesta a reconocer o, tal vez, porque le habria dedicado demasiado tiempo a la preparacion profesional y no hubiera sabido combinar lo personal con lo vocacional. Seguia alli en su fantastico ventanal viendo a las gentes deambular; con la mente ausente, relajada, con una expresion dulce en su rostro simplemente formando parte de aquella soleada manana de enero que los dioses le regalaban generosamente, hasta que sono el movil sacandola bruscamente del trance. --Dime, Jose --contesto Mamen. --?Como "que te diga"? Llevo diez minutos en el bar. ?Donde estas? --En casa --contesto, culpable. --Y bajas, ?o que? --Dame cinco minutos. --!Joder, Mamen! !Que he comprado churros! --No tardo, no tardo. Mamen se levanto de un salto vociferando "!mierda, mierda! ?Como me he podido olvidar de Jose?". A la vez que buscaba unos vaqueros, un sueter y los zapatos, se metio en el bano, se refresco la cara y se vistio a toda velocidad. Busco el movil, que lo habia tirado en el sillon, echo mano del anorak, la bufanda y el bolso, que estaban colgados en el perchero de la entrada, y salio con las llaves en ristre trotando escaleras abajo como un bombero en practicas. --Hola Jose, buenos dias. --!Hija, que pelos traes! Anda, dame un beso, "descasta". Mamen lo beso y se sento. Al hacerlo, reparo en su pelo al verse reflejada en el espejo situado al fondo del bar, confirmando efectivamente que no se habia peinado. Jose pidio dos cafes y empezo con parsimonia a desplegar el papel aceitoso de los churros a la vez que decia con resignacion "!esto estara para ponerselos a San Pedro donde yo te diga!" --Lo siento, Jose, no se lo que me ha pasado. Se me ha ido el santo al cielo. El camarero sirvio los cafes y desayunaron en silencio. Jose parecia algo molesto. Mamen, que lo conocia como si lo hubiese parido, sabia que se le iba a pasar en cuanto le soltara "el bombazo". Eran amigos desde siempre, nacidos en Carmona, donde habian pasado la infancia y adolescencia. Ahora, los dos vivian y trabajaban en Sevilla. Jose era un hombre alto de pelo castano, ojos oscuros, de rostro armonioso y cuerpo atletico. Tambien se dedicaba a la docencia aunque, para el, esta siempre habia sido su segunda opcion. Era biologo e impartia clase de secundaria en un instituto publico de un barrio periferico de la ciudad. Se habia quedado huerfano de padre a los nueve anos. Su madre, dona Mercedes; una mujer enjuta, de cabellos cortos totalmente canos con una constante mueca austera en sus labios, ojos pequenos e inexpresivos, frios y oscuros como los de un tiburon, nunca volvio a casarse. Habia ayudado a traer al mundo a media Carmona. Matrona de profesion ya jubilada, una senora muy religiosa chapada a la antigua que no se habia movido del pueblo, seguia viviendo en la misma casa con los mismos muebles y con la ropa de su difunto marido dentro del ropero, ordenada y dispuesta como si fuera a ser usada. Se habia consagrado en cuerpo y alma a su memoria y, con esa alegria de animos, habia criado a su hijo con un raro carino autoritario y bastante represivo, "como dios manda". Sobre todo, al darse cuenta de que Jose tenia otras inclinaciones sexuales y, velando por su buen nombre, el de su difunto marido, y su propia reputacion se nego a aceptarlo. La unica vez que hablo del tema, le dijo a su hijo que esa "confusion" que sentia era debido a la falta de la figura paterna que la vida le habia arrebatado tan tempranamente. Y, sin mas, empezo su particular cruzada buscando candidata a nuera con verdadera perseverancia. Esta era su razon de ser, ver a su hijo casado y tener un nieto, cosa que no iba a ser posible a no ser que Jose adoptara. Y no estaba por la labor. Por otro lado, los padres de Mamen tambien eran y vivian en Carmona. Don Pedro, notario de profesion casi jubilado, porque un notario no se jubilaba nunca -- como solia decir. Su aspecto serio y solemne debia ir con el cargo, porque en realidad era un senor regordete y mofletudo de buen caracter y mejor fondo que, por encima de todo, adoraba a su familia. Dona Esperanza; algo menor que su marido, de buen comer aunque intentaba mantenerse solamente rellenita --decia ella --, habia sido una mujer muy guapa a la que siempre le habia gustado cuidarse. Llevaba el pelo corto de un rubio ocre de peluqueria, sus manos de manicura perfecta y sus grandes ojos castanos, eran ahora su mejor baza. El matrimonio habia tenido dos hijas: Esperanza, la mayor, que habia sacado mas parecido a la rama paterna en lo fisico, luchaba sin tregua contra el sobrepeso. En cierto modo, le tenia algo de envidia a su hermana, que no se privaba de nada y no engordaba en absoluto. Lo cierto es que Esperanza era una mujer corriente, de cabello castano y lacio, su media melena le caia sobre los hombros, sus ojos eran pequenos y marrones y, aunque habia en ella algo del caracter materno, este era mas desabrido y seco. Era medico, como Jesus, su marido. Un hombre delgaducho y poca cosa, un poco mas bajo que ella, de caracter docil y calva prominente y, eso si, tenia unos bonitos ojos azules. Mucho buque para tan poco pirata --dijo Jose, cuando se comprometieron--. Residian en Madrid, causa de queja constante de su madre. !Pues anda que no hay hospitales en Sevilla! --era la muletilla que empleaba la senora a la minima--. Y su otra hija, Mamen, dos anos menor que su hermana. Tampoco habia nietos, en esa familia parece ser que esta "desgracia" habia unido mas si cabia a este par de abuelas frustradas que eran amigas intimas. (Eso es lo que tienen los pueblos, que conoces a la gente para siempre). --?Cuando me vas a decir lo que te ha pasado? Porque lo del santo al cielo no me lo trago -- dijo Jose. --!Ya estabas tardando! --!No guapa, aqui quien ha llegado tarde, con la lengua fuera, y sin peinar has sido tu, reina mora! --Vale, vale, mea culpa. Te lo cuento si no montas un espectaculo, que te conozco. --!UUY! Esto promete --se relamio Jose. --Anoche salimos a cenar y me acoste a las tres de la manana. --?Sola? --Si, sola, aunque hicimos el amor en su casa --dijo Mamen, bajando la voz. --!!ALELUYA!! --exclamo Jose, a pleno pulmon. --!Que no grites, ordinario! !Mira que te lo habia dicho! Anda, pago los cafes y te lo cuento en casa, que aqui ya se ha enterado media barra. La escasa vida sentimental de Mamen parecia haber cambiado. Hacia algo mas de un mes conocio a Carlos a traves de Irene, una companera de la universidad algo pizpireta a la que Jose, con su sarcasmo particular, apodaba "la purisima". Fue algo casual, en la calle, a la salida del trabajo. Irene la abordo, algo que le sorprendio, pues no solia mostrarse tan agradable con ella. Se lo presento e insistio para que tomara una cerveza con ellos. Mamen acepto, mas por compromiso que por otra cosa. El resulto ser un hombre encantador. Ademas de tener buena planta, era agradable, correcto, y con un increible don de gentes. La conversacion, fluida e interesante, hizo que lo que iba a ser unas cervezas se convirtiera en un almuerzo, ya a los postres Irene se disculpo porque al parecer habia quedado con alguien y se marcho, de manera que se quedaron solos. La charla se hizo mas personal, mas intima. Carlos le conto que estaba separado, en proceso de divorcio, tenia un hijo de cinco anos y estaba pasando por momentos muy duros. Cuando saco a colacion a Irene, dijo que era una amiga que le estaba ayudando a superar su fracaso sentimental, que era un gran apoyo, casi la hermana que no tuvo. Despues del segundo cafe, ya cerca de las cinco de la tarde, se intercambiaron los moviles, quedaron en verse a la semana siguiente, se despidieron y se marcharon cada uno por su lado. Desde aquel dia se sucedieron las llamadas y las citas. En cada una de ellas, Mamen descubria una nueva faceta en el. Era el hombre perfecto, atractivo y varonil, de trato impecable, carismatico, sensible, y totalmente comprometido con su paternidad. La felicidad de su hijo era su prioridad, lo que se dice "un padrazo".

  • La indignacion activa de Baltasar Garzon

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    Este es un libro-mitin para apelar a la accion, porque, como dice el autor, <>. Esta obra es un ideario que resume en muy pocas paginas las ideas de la actualidad que mas preocupan al autor. El objetivo es dirigir al lector hacia una reflexion que le permita tomar posicion. El eje central es la necesidad de actuar frente a una politica obsoleta y degradada y a una clase politica que ha olvidado a los ciudadanos, para mover a una sociedad que ha sufrido los efectos de la corrupcion anadidos a una crisis economica. Sin solucion de continuidad, la aparente mejora economica lleva a una incentivacion del consumo que, al no haberse resuelto los problemas de fondo, nos esta llevando de nuevo a una mayor desigualdad.

  • Dias y suenos. Obra poetica reunida (1939 de Eugenio De Nora

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    Antologos y criticos han reconocido a Eugenio de Nora como un poeta de avanzada, pionero en la renovacion poetica de posguerra que abrio brechas entre las apretadas filas de la poesia establecida. Fue el primero en responder, con actitud critica y dialectica, a una situacion social sumida en la intransigencia religiosa, ideologica y politica, lo que le concede un lugar privilegiado en la que posteriormente se llamaria “poesia social”. Y todo ello sin ceder terreno a la esencia de la poesia lirica. Su obra figura con mayor numero de paginas en las antologias de poesia espanola publicadas, junto a las de Jose Hierro y Blas de Otero.