• libro la biblioteca de los libros olvidados - Adella Brac

    https://gigalibros.com/la-biblioteca-de-los-libros-olvidados.html

    Keera se ha criado con su estricto abuelo en una vida acomodada de orden y rutina.

  • La biblioteca de los libros olvidados Tapa blanda - Amazon.es

    https://www.amazon.es/biblioteca-los-libros-olvidados/dp/169751104X

    La biblioteca de los libros olvidados : Brac, Adella, Galera Andreu, ... El amor, una biblioteca prohibida y un libro olvidado, las arrojará a una ...

  • La biblioteca de los libros olvidados Versión Kindle - Amazon

    https://www.amazon.es/biblioteca-los-libros-olvidados-ebook/dp/B07Z7ZW9LK

    La biblioteca de los libros olvidados eBook : Brac, Adella, Galera Andreu, Jessica: Amazon.es: Tienda Kindle. ... Mirar en el interior de este libro.

  • LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS RECHAZADOS

    https://www.casadellibro.com/libro-la-biblioteca-de-los-libros-rechazados/9788420426372/253992

    2 feb 2017 — El libro LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS RECHAZADOS de DAVID FOENKINOS en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • La biblioteca de los libros rechazados

    https://www.penguinlibros.com/es/novela-negra-misterio-y-thriller/6792-libro-la-biblioteca-de-los-libros-rechazados-9788420426372

    Pick regentaba, junto a su viuda Madeleine, una pizzería, y según ella nunca leyó un solo libro y mucho menos escribió nada que no fuera la lista de la ...

  • La biblioteca de los libros rechazados - David Foenkinos

    https://www.lecturalia.com/libro/97652/la-biblioteca-de-los-libros-rechazados

    Me ha encantado. Es el primer libro que leo de este autor y me ha parecido tan original en la trama y con tanta delicadeza y elegancia en la narración, que ...

  • LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS RECHAZADOS

    http://quelibroleo.com/la-biblioteca-de-los-libros-rechazados

    ¿Tenía el autor una vida secreta? Rodeado de un gran misterio, el libro triunfa en las librerías, provoca efectos sorprendentes en el mundo editorial y cambia ...

  • La biblioteca de los libros rechazados - Wikipedia

    https://es.wikipedia.org/wiki/La_biblioteca_de_los_libros_rechazados

    La biblioteca de los libros rechazados, La biblioteca de los libros olvidados o El misterio ... Según su viuda, Pick nunca leyó un libro y lo único que escribió en su ...

  • Crítica de "La biblioteca de los libros olvidados": ¿Quién es el ...

    https://www.clarin.com/espectaculos/cine/critica-biblioteca-libros-olvidados-verdadero-autor-_0_Tjvva5qy.html

    11 mar 2020 — El autor resulta ser un tal Henri Pick, el pizzero del pueblo, fallecido dos años antes. Una vez publicado, el libro resulta un éxito de crítica ...

  • La biblioteca de los libros olvidados - Adella Brac - Babelio

    https://es.babelio.com/livres/Brac-La-biblioteca-de-los-libros-olvidados/96782

    15 oct 2019 — La biblioteca de los libros olvidados par Brac Añadir a mis libros ... Comprar este libro en papel, epub, pdf en ...

  • El deseo del millonario (Los Sinclair 7) de J. S. Scott

    https://gigalibros.com/el-deseo-del-millonario-los-sinclair-7.html

    Mi vida se habia convertido en una mentira y no lo soportaba. Bueno, quiza se salvaba una cosa. Liam Sullivan. Mi jefe era el unico aspecto positivo de mi traslado temporal a la Costa Este. Me gustaba Amesport, una preciosa poblacion costera, aunque sabia que mi estancia en el lugar tenia fecha limite. La gente era amable y no me importaba servir mesas y echar una mano en el resto de tareas del pequeno restaurante donde trabajaba. Pero es que odiaba las mentiras. Hacia menos de un ano que me habia mudado de California a Maine obligada por las circunstancias. Y ahora estaba preparada para dejar atras las falsedades y volver a ser yo misma. Solo habia un problema y ese engano era el que mas me dolia. Liam Sullivan. Mi jefe, dueno del Sullivan's Steak and Seafood, era un dios alto y rubio, amen del protagonista de mis suenos mas humedos desde el dia en que nos conocimos. Por desgracia, las fantasias que ocupaban mi mente rozaban el mismo nivel de lujuria desbocada que el primer dia. Lance un suspiro y me recline en la silla de Liam. Era una pena que no estuviera en el pequeno despacho del restaurante para hacerme compania. Era temprano y faltaban varias horas para abrir las puertas a los clientes. Aun seguiamos el horario de temporada baja, que manteniamos hasta la primavera, por lo que era logico que Liam Sullivan todavia no hubiera llegado al local. --Esto esta a punto de acabar --susurre entre dientes, antes de tomar un sorbo de cafe. Habia llenado la cafetera hasta arriba, pero ya estaba a punto de acabarla--. Dentro de nada volvere a California. Tenia que concentrarme en el regreso a casa. En los ultimos meses, era lo unico que me habia ayudado a mantener la cordura. Me habia visto obligada a seguir con las mentiras, incluso despues de que Liam hubiera admitido que me deseaba, varios meses antes. Y la invencion de mi identidad me corroia por dentro. ?Que otra cosa podia hacer? No podia contarle la verdad. En mi vida real no tenia novio. El chico que Liam habia visto, y que habia dado por supuesto que se trataba de mi pareja, era en realidad mi hermano Noah, que habia llegado a la Costa Este gracias al multimillonario Evan Sinclair. Evan, que tenia su residencia en Amesport, era amigo de mi hermano y habia accedido a echarme una mano para huir de California cuando tuve que irme de mi casa. Le estaba muy agradecida, pero me arrepentia de haber tenido que ocultar mi identidad. Liam conocia a una Brooke que nunca habia existido. Siempre que podia intentaba no mentirle, pero no habia podido confesarle que el hombre que habia venido a verme desde California era, en realidad, mi hermano. Liam me habia ofrecido un puesto de trabajo sin saber gran cosa de mi. Evan le habia pedido que me contratara y Liam habia aceptado al ver mis referencias. Mi hermano y Evan no tardaron en llegar a un acuerdo. Pasar desapercibida. No revelar a nadie mi identidad real. Y no convertirme en el centro de atencion. No podia romper las promesas que le habia hecho a las personas que mas me habian ayudado cuando necesitaba desesperadamente huir de California. Me habian impuesto esas reglas para mantenerme a salvo. Tome otro sorbo de cafe. Era la ultima taza, asi que mas me convenia empezar a preparar otra cafetera, porque iba a necesitarla. Bostece a pesar de la gran dosis de cafeina que habia ingerido e intente concentrarme en los numeros del restaurante. Tal vez Liam era un hombre de negocios excelente en general, pero aborrecia todo lo que oliera a contabilidad e impuestos. A mi, sin embargo, se me daban bien los numeros, por eso habia asumido esa tarea desde hacia unos meses. El hecho de que me hubiera presentado tan temprano en el restaurante no tenia nada que ver con mi carga de trabajo y si con el hecho de que debia volver a California. Aun no le habia contado a Liam que tenia pensado marcharme, algo que no me dejaba dormir de noche. Y como no habia podido conciliar el sueno, al final habia tomado la decision de ir al local a hacer numeros. Francamente, era una tarea que no corria ninguna prisa. Lo llevaba todo al dia y solo me faltaba actualizar la informacion del mes en curso. Pero tenia que hacer algo para estar ocupada y no volverme loca. <>, pense. Desde que Liam habia admitido que se sentia atraido sexualmente por mi, y tras mi posterior confesion de que el sentimiento era mutuo, ambos habiamos mantenido una actitud algo distante. La conversacion no habia terminado de la mejor forma posible. Si, lo veia casi a diario, pero nos limitabamos a hablar de temas triviales cuando estaba de buen humor, y de cuestiones relacionadas con el restaurante. Por lo demas, no habiamos vuelto a mencionar el asunto. El estaba convencido de que yo tenia novio, y como Liam era como era, dio un paso atras al considerar que habia hablado mas de la cuenta. A decir verdad, me pillo algo desprevenida que creyera que podia atraerme alguien como mi hermano, pero no me quedo mas remedio que seguirle la corriente. Si lo hubiera negado, tal vez habria empezado a hacerme mas preguntas, y habia cosas que no podia contar... hasta ese momento. Sin embargo, como la crisis ya habia acabado y yo estaba a punto de volver a casa, poco importaba ya que averiguara la verdad. Aun asi no pensaba contarselo todo. Quiza no le hiciera mucha gracia que tuviera novio, pero menos gracia le haria aun que le hubiera mentido. Al final, la mejor solucion posible era irme. Preferia que pensara que habia pasado por un momento de debilidad a confesarle que mi vida en Amesport se sustentaba en una mentira. En lo que respectaba a Liam, yo habia cumplido mi parte con creces. No era asunto suyo por que habia tomado la decision de pasar casi un ano en la Costa Este cuando tenia mi hogar en California. Sabia que Evan Sinclair no le habia contado gran cosa a Liam. Segun el amigo multimillonario de mi hermano, lo unico que le habia dicho era que yo necesitaba un empleo y alejarme de la Costa Oeste por una temporada. Liam habia aceptado contratarme antes incluso de que llegara a Maine, lo que me permitio entregarme en cuerpo y alma al trabajo en cuanto aterrice. Por desgracia, ese trabajo incluia a un jefe guapisimo, un hombre para el que yo nunca dejaria de ser mas que una empleada. Si, vale, habia tenido un momento de debilidad en casi un ano. El dia en que se sincero y me dijo que me encontraba muy atractiva. Pero desde entonces no habia vuelto a mencionar el tema y yo estaba convencida de que se arrepentia de haberme confesado un sentimiento tan intimo. <>, pense. Y lo cierto era que a Liam Sullivan no le importaria demasiado adonde fuera o que hiciera siempre que lo avisara con el tiempo necesario. Nunca habia sido una de esas mujeres que fantaseaba con hombres que estaban fuera de su alcance. Yo salia con chicos seguros, que encajaban en mi mundo pragmatico. A menudo pensaba que los numeros se me daban tan bien debido a mi falta de imaginacion. La contabilidad era algo concreto. No habia zonas grises. Los numeros cuadraban o no cuadraban. Tuve que hacer un autentico esfuerzo para dejar de pensar en Liam y concentrarme en las cifras del ultimo mes. Cuando levante la vista al cabo de un rato, me di cuenta de que habian pasado varias horas sin enterarme. Me levante y me estire para desentumecer los musculos. Habia estado horas sentada en la misma postura y me dolia todo el cuerpo. --?Que diablos haces aqui tan temprano? Me sobresalte al oir aquella voz masculina enfadada, y me volvi hacia el atractivo baritono que me habia pillado in fraganti. Liam. Deje caer los brazos sin fuerza y el corazon empezo a latirme desbocado, como solia ocurrir cuando veia a mi jefe. Mi cuerpo tenia una especie de sensor especial para aquel hombre, un mecanismo que se activaba como un relampago en cuanto el se acercaba a mi. Dios, que guapo era... Aunque iba vestido con unos pantalones gastados y una camiseta de los Patriots, rezumaba una seguridad y una serena confianza en si mismo que la mayoria de los mortales tardaban toda una vida en reunir. Me estremeci. --Nada. Bueno, no estaba haciendo nada ahora. He acabado de enviarle toda la informacion a tu contable. Los libros estan al dia. No parecia muy satisfecho con la explicacion, pero aquella solia ser su expresion habitual. --?A que hora has llegado? Me aparte del escritorio. --Temprano --balbucee. --?Que significa <>? No queria confesar que habia llegado antes del alba. Por algun motivo, parecia creer que dedicaba demasiadas horas al restaurante, y no digo que no tuviera razon. Pero trabajar me ayudaba a mantener la cordura. --?Acaso importa? --respondi a la defensiva--. Solo hago mi trabajo. Me acerque hasta el y tuve que inclinar la cabeza ligeramente hacia atras para mirarlo a la cara. Yo era de estatura media, pero Liam era tan alto que me hacia sentir chiquita. De repente la habitacion habia empequenecido y la temperatura habia subido un par de grados. Intente pasar de largo para salir del despacho, pero me detuvo facilmente agarrandome del antebrazo. --A mi si que me importa, Brooke. No eres la duena del restaurante y no quiero que le dediques tantas horas como yo. La verdad, no me apetecia nada tener esa conversacion. Si me habia entregado en cuerpo y alma al trabajo, era por un motivo. Aparte de para ayudar a Liam, que me habia hecho un favor enorme al contratarme. Queria devolverle lo que habia hecho por mi. Me sentia torturada y atormentada, asi que le solte lo primero que me paso por la cabeza. --Lo dejo. Te aviso con dos semanas de antelacion. Me zafe de su fuerte mano y sali del despacho. El unico escondite posible era el bano. Cerre la puerta, puse el pestillo y me apoye en la superficie de madera mientras intentaba aplacar el latido desbocado de mi corazon. Ahora solo tenia que sobrevivir a dos semanas infernales antes de averiguar como iba a olvidar al unico chico capaz de hacerme perder la cabeza.

  • Bajo el aro de Pau Gasol

    https://gigalibros.com/bajo-el-aro.html

  • Padre Soltero: Matrimonio de Conveniencia, Romance y Mentiras con el Millonario1, Eva Nieto de Eva Nieto

    https://gigalibros.com/padre-soltero-matrimonio-de-conveniencia-romance-y-mentiras-con-el-millonario1-eva-nieto.html

  • No hay mayor ciego de Joe Haldeman

    https://gigalibros.com/no-hay-mayor-ciego.html

    Un <> feo se casa con una chica ciega, y la somete a operaciones para aumentar su CI, aprovechando la amplia parte del cerebro que no usa de la vision. Premios Hugo 1995 y Locus 1995 en la seccion de relato corto.

  • Encubierto de Adrian Aragon

    https://gigalibros.com/encubierto.html

    Un thriller de accion y suspense
    Max Cornell trabaja en esta ocasion como infiltrado para la DEA ?Su mision? Descubrir quien es el topo que impide que la operacion Oro Rojo tenga exito. Para ello debe hacerse pasar por un esbirro de el Tuerto, el mayor traficante de drogas colombiano del momento.

  • Entre la calma y la tempestad de Sabrina Mercado

    https://gigalibros.com/entre-la-calma-y-la-tempestad.html

    ?Cuando descubre una persona el verdadero amor?
    Amelia, una profesora de frances y escritora novel, acaba de atravesar una tragedia en su vida y ha perdido las ganas de vivir. Tras ser convencida por su familia, deja Buenos Aires para darse una oportunidad en un pequeno pueblo de la region de Normandia en Francia.
    En el lento proceso de adaptacion a su nueva vida seran vitales Christophe, el director del colegio donde trabaja como docente, y su hermana Isabelle, jefa del departamento de idiomas.
    A medida que se inserta en la vida laboral, conoce a Mathieu, un joven emprendedor con un pasado tortuoso. Queda deslumbrada por este joven bello y hurano por igual, que no deja traslucir sus sentimientos y se comporta por momentos de manera desconcertante. Mathieu descubre en Amelia una nueva manera de ver la vida, pero su temperamento inestable y su historia intrincada le juegan en contra, mas aun cuando hay algo de su pasado que desea ocultar.
    ?Descubrira Amelia todo aquello que estimaba irrecuperable? ?Encontrara Mathieu la redencion que creia imposible? ?Acaso la culpa que ambos sienten les impida amar?
    Cuando sus vidas comienzan a transitar un mismo rumbo, sucesos terribles e inesperados logran separarlos, probablemente para siempre.

  • He sonado contigo de Olga Salar

    https://gigalibros.com/he-sonado-contigo.html

    ?Podrias amar a alguien sin conocerlo?
    O para ser mas exactos, ?podrias amar a alguien a quien conoces, pero sin embargo, nunca has visto?

  • Deseo contenido de Inma Black

    https://gigalibros.com/deseo-contenido.html

    Cuando Melissa trabajaba con el, Bret Terrell la acuso de espionaje.
    Una vez casada con el, no era mas que la complaciente madrastra de su unico hijo.
    ?Habria alguna manera de que Melissa pudiera romper su gelida resolucion?
    A Bret le habian herido en el pasado y estaba decidido a no volver a amar jamas.
    ?Que oportunidad tenia el amor de Melissa de disipar las sombras?

  • Pyongyang de Hernan Vanoli

    https://gigalibros.com/pyongyang.html

    Cuentos de ciencia ficcion politica y biologica por uno de los autores jovenes que mas agitan la escena literaria argentina.

  • El valor de una promesa de Susana Oro

    https://gigalibros.com/el-valor-de-una-promesa.html

    Ya estaba por nacer. Habian pasado cinco anos desde el dia que sonaron con engendrar un hijo sin que la semilla de Eduardo echara raices en el vientre de Amanda, quien ya no tenia deseos de pensar en biberones y panales. Pero la nina llego sin pedir permiso. Asi, sin mas, se presento un dia llenando a su madre de nauseas y antojos de, frutillas con crema, helado de arandanos, melon con jamon, mayonesa de aves y pollo al curri. El vientre materno era un bombo que retumbaba en el cuerpo delgado de Amanda. ?Por que no la dejaban salir? Pum, pum, pum... Ya estaba harta de estar flotando alli adentro cuando afuera habia vida y un mundo hermoso por conocer. Empujo con la cabeza intentando abrir la puerta. La madre sintio que se partia en dos de dolor, grito y se acuclillo en el suelo esperando que la contraccion pasara. Treinta y siete anos y encima primeriza. No estaba para estos trotes, menos con una nina que no habia dejado de moverse en su vientre. Solo rogaba que no se le arruinara el cuerpo. Eduardo Parker corrio como alma que lleva el diablo para ayudar a su mujer a levantarse. Era un hombre de cabello del color del trigo. Siete anos menor que su esposa, que se hacian evidentes al verlos juntos. El aun tenia el rostro juvenil y un cuerpo de musculos firmes ganado con el rudo trabajo del campo. Esos Ojos, de color gris claro, reflejaban su mirada carinosa y su caracter jovial. Era como si sonriera con los ojos, sobre todo en ese momento, cuando el sueno de tener a su hija en brazos ya casi era una realidad. -Maldito bastardo -dijo Amanda como si odiara a Eduardo. No lo odiaba, pero le molestaban los siete anos menos y el enorme trabajo de seduccion que tuvo que desplegar para lograr que se casara con ella. En ese momento de dolor los resentimientos daban vuelta por su mente y queria cargarlo de culpas, por ser mas joven, por no necesitar tantos arreglos para estar siempre apuesto, por haber luchado tanto para que la aceptara... y encima, por no estar sufriendo lo que ella estaba padeciendo. Despues de todo, por culpa de su semilla sentia que se moria. Tampoco recordaba la felicidad de Eduardo y los preparativos que habian compartido durante los nueve meses de gestacion. En realidad habian sido ocho meses y medio, porque la nina inquieta que llevaba en el vientre decidio salir antes de la fecha prevista. -Si, querida, tienes razon -dijo Eduardo intentando apaciguarla mientras la tomaba en brazos-. Mejor vamos a la clinica, que ya hable con Alfredo para decirle que empezaron las contracciones -aclaro, se cargo el bolso que habia dejado sobre el sillon y salio con Amanda en brazos. El capataz abrio con prontitud la puerta de la camioneta mientras le quitaba el bolso a Eduardo para dejarlo en la cabina. La nina eligio ese momento para dar otro empujon. ?Que pasaba que no le abrian la puerta? Ella queria salir, mirar el mundo y sonreirle a la vida. Empujo nuevamente con la cabeza, y Amanda se retorcio. -Ya viene, ya viene, maldicion. Ya viene. Hijo de puta. Te odio por lo que me has hecho - grito Amanda a Eduardo, que corrio a sentarse frente al volante y sin responderle a su esposa salio levantando polvo con los neumaticos. Tomo el movil y llamo a Alfredo, el medico y amigo de la familia. -Estamos en camino, Alfredo. Las contracciones son una tras otra -explico Eduardo. -Bien -dijo Alfredo, tapo el aparato y lanzo un grito que debio escucharse en toda la pequena clinica-. !Ya vienen! !Avisen a todo el pueblo que la nina Parker ya llega! Pueblo chico, penso Eduardo, nego con la cabeza y no pudo evitar la sonrisa. En cinco minutos ellos estarian alli, y tambien todos los vecinos. Nubes oscuras corrian carrera en el cielo. El sol habia desaparecido cuando Eduardo estaciono en la puerta de la clinica. Se bajo y alzo a Amanda, que grito y se retorcio cuando otra contraccion le hizo ver las estrellas. En ese momento un rayo rasgo el cielo y el trueno silencio el alarido de la mujer. La lluvia no espero que ingresaran, sino que decidio caer sobre ellos. Amanda quedo empapada y con el cabello peinado de peluqueria pegado al rostro. Apreto los dientes, y Eduardo no supo si era por las contracciones o por haber perdido el peinado, ya que su esposa era una mujer que solo se preocupaba cuando perdia su impecable apariencia. -Solo unos minutos mas y tendremos a nuestra pequena -dijo Eduardo para tranquilizarla. -Deberia ser solo mia, ya que tu no has pasado por esto. Malditos hombres que se atribuyen nuestro mismo derecho y no hacen nada -dijo Amanda furiosa mientras otro empuje le quitaba las ganas de seguir insultando a Eduardo. Eduardo prefirio no decirle que llevaba ocho meses consintiendo cada uno de sus caprichos y aguantando cada una de sus estupideces cuando hablaba de lo bella que seria la nina. Pero en momentos como ese, en el que recibia todo su veneno, todo el pasado volvia a su mente. Se habia casado con Amanda sin estar enamorado. El habia dejado de creer en el amor, era un sentimiento danino, y despues de que ella insistiera hasta el hartazgo, decidio que lo mejor era tener una esposa que no amara para evitar las decepciones. Ella tampoco lo amaba, solo se habia encaprichado porque era atractivo y lo consideraba una especie de trofeo. Era una cabeza hueca, siempre lo habia sido, y desde que habia quedado embarazada no hablaba de otra cosa que de la belleza que tendria su hija teniendo dos padres tan hermosos. Dejo de recordar las banalidades de Amanda. En unos minutos la nina de sus suenos los llenaria de alegrias y Amanda, cuando la tuviera en brazos, tal vez, se decidiera a dejar de lado las frivolidades. -Que mal dia para nacer -dijo una anciana asomada al ventanal de la sala de espera que daba a la calle. -Cuantas lagrimas va a derramar esa nina -dijo otra senalando el diluvio que se habia desatado cuando Eduardo saco a Amanda de la camioneta. -?Se fijaron que a Eduardo se le cruzo un gato negro? -pregunto otra dejando ver su cara de asombro. -Si, si, y para colmo Eduardo paso bajo una escalera -aclaro otra, y las cuatro se santiguaron para que las desgracias no las alcanzara a ellas. Eduardo avanzo por el pasillo cargando a su bella esposa, que se retorcia de dolor en sus brazos. -Ya pasa querida, ya veras que en un suspiro nuestra adorada nina habra llegado -Trato de calmarla mientras empujaba la puerta batiente de la sala de guardia. -!Suspiro!, ya te quisiera ver a ti dando ese suspiro. Maldito hombre, todo esto es por tu lujuria. Te odio, te odio..., nunca mas me vas a tocar. Me oyes. !Ay Dios...! !Ay mi madre querida, porque no me dijiste que era tan dificil esto! Si lo hubiera sabido no me habria casado. Eduardo arqueo las cejas, lo habia perseguido hasta volverlo loco para que se casara con ella, y ahora lo culpaba, penso pero no emitio palabra. Unos cuantos pasos mas y pudo recostar a su mujer sobre una camilla para dejarla en las habiles manos de una enfermera. Por la frente de Amanda se derramaban gotas de sudor y de sus ojos brotaban gruesas lagrimas, tan gruesas como las gotas de lluvia que salpicaban el cristal de la ventana. Ese cabello color zanahoria con bucles siempre ordenados estaba pegado a su rostro, y sus impactantes ojos almendrados de un hermoso color tostado se veian desencajados de furia y dolor. Eduardo nunca habia visto a Amanda en ese estado desalinado y enfurecido, ni siquiera cuando se levantaba con sus cabellos revueltos y los ojos hinchados despues de una mala noche. Ella, la mujer mas arreglada del pueblo parecia una arpia en ese momento. -!Te desprecio, te odio me oyes! !Te quiero fuera de mi cama! !Nunca te ame! ?Has entendido? -grito Amanda. Y el lo sabia de sobra, pero hacia lo imposible para que el matrimonio funcionara. -Todas dicen lo mismo Eduardo, es mejor hacer oido sordo a sus palabras -comento la enfermera mientras preparaba a Amanda para la llegada del medico, que habia salido a tomar un refrigerio antes de atender el parto de la mujer de su amigo. Ella estaba en pleno trabajo previo y siendo primeriza Alfredo estaba seguro de que tendrian una buena cantidad de horas de espera hasta que naciera la nina. Por recomendacion de la enfermera, Eduardo se dirigio a la sala de espera. Amanda estaba atendida por la gente de la clinica y dos amigas, que le secaban el sudor de la frente y la ayudaban a respirar cuando la atacaba otra nueva contraccion. Eduardo hubiera querido correr a todos para ser el quien la atendiera y calmara, pero su mujer habia preferido echarlo, y no pensaba contradecirla. La mitad de los pueblerinos estaban congregados en la sala de espera. Muchas mujeres y pocos hombres. Las mujeres tenian esa curiosidad innata que las hacia estar presente en cada acontecimiento importante como nacimientos, casamientos y velorios. En un rincon, Eduardo diviso a ese hombre que queria como a un padre. Eran vecinos y habia sido el mejor amigo de su padre. Sonrio, pero al instante se le borro el gesto y fruncio el entrecejo al ver que Quino estaba acompanado de su terrible nieto Alan, el hijo de Marian, penso con una mezcla de dolor y resentimiento. El demonio habia seguido a su abuelo, se dijo Eduardo y apreto los punos. Ese chico era lo mas salvaje que habia visto en su vida, y solo tenia siete anos. Tenia sus motivos. Todos sabian que sus padres se habian peleado tres anos por pasarle la tenencia al otro y el pobre habia quedado lleno de resentimientos, que descargaba en sus abuelos y en los vecinos del pueblo. A Eduardo recordar a la madre del nino le producia nostalgia. Pero la aparto, Marian no merecia su nostalgia, ademas el era un hombre casado y en pocos minutos seria un padre entregado a su hija. Amanda empezo a gritar como si la estuvieran matando. Eduardo camino nervioso por la sala de espera, ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta... Deberia ser el quien estuviera con su mujer, se repitio y apreto los punos al recordar que lo habian echado como si fuera un extrano. !Era el padre de la nina, maldicion!, se dijo y respiro profundo varias veces para calmarse. Pocos minutos despues Alfredo ingreso corriendo a la sala de parto, y luego de unos cuantos gritos e insultos mas de su esposa el silencio se apodero del lugar, que fue roto por un alarido desgarrador seguido del llanto lastimero de Amanda. Eduardo temblo. Su hija, su querida hija no habia llorado, penso y sintio que le faltaba el aire. Miro a sus vecinos tratando de encontrar una respuesta, pero todos estaban mudos y observaban la puerta batiente por donde Alfredo deberia salir a dar la mala noticia, pero nadie aparecia, ni Alfredo ni las enfermeras. En un rincon, junto a una maceta de plantas de hojas verdes, Alan sonreia burlon al observar las caras de susto de la gente que habia venido a conocer la nina. El habia seguido a su abuelo escabullendose entre los matorrales y los troncos de los arboles, desoyendo los consejos de la abuela para que se quedara con ella. Alan sabia que una vez que su abuelo lo viera en la clinica no lo echaria. Si todos iban a estar en el nacimiento de la nina de Eduardo, ?por que el no?, despues de todo tenia el mismo derecho que los otros de estar alli. Inclusive, podria darle un pequeno pellizco a la nina para que fuera aprendiendo de chiquita a no meterse con el, penso sin dejar de lado esa sonrisa burlona. Su abuelo lo zarandeo para que guardara la compostura. Alan fruncio el ceno, lo insulto y le dio una patada en la pierna para dejarle en claro que nadie podia retarlo. Quino perdio el equilibrio por unos instantes y contuvo las ganas de reprender a su nieto. Solo siete anos de edad y nadie se atrevia a contradecirlo, retarlo y mucho menos enderezarlo, ni hablar de educarlo. Su nieto era un salvaje y asi seguiria porque tanto Quino como su mujer Rosario habian desistido en sus intentos por civilizarlo. Que se las arreglara como pudiera, esa habia sido la ultima decision que habian tomado despues de sus miles de intentos por encausarlo. Un murmullo indescifrable se apodero de la sala, y Eduardo escuchaba desesperado los comentarios. "Debe estar muerta", "No, no, quiza tiene algun problema genetico", "Es primeriza y esta mas cerca de los cuarenta que de los treinta, a lo mejor la nina ha nacido con algun problema mental", "Callate, Lola, que algunas mujeres han tenido hijos sanos inclusive a los cincuenta". Quino Martin, que aun estaba dolorido por la patada que le acababa de dar su terrible nieto, se acerco rengueando a su amigo Eduardo y le palmeo el hombro. Tantos anos de amistad le permitian saber la angustia que estaba sufriendo en ese momento de incertidumbre, ya que nadie salia a informarles lo que estaba pasando en la sala de partos. Pero no dijo nada. ?Que le podia decir? Solo se quedo a su lado haciendole compania mientras aguardaban que alguna enfermera o Alfredo salieran a dar la noticia, que no debia ser muy alentadora. Las gotas de lluvia seguian golpeando contra el vidrio y los comentarios de la gente se desviaron por otros derroteros. Algunos decian que la lluvia presagiaba malos augurios para la nina Parker. Otros, que la naturaleza estaba dando cuenta de las lagrimas que derramaria en el futuro, o que cuanto mas diluviara mas lloraria la nina en su adultez; si es que estaba con vida. Alan escuchaba asombrado la cantidad de cosas que le iban a pasar a la hija de Eduardo, y decidio aprovechar el alboroto para meterse en esa habitacion donde estaba viva o muerta la nina de los Parker. Paradito con sus piernas desnudas chorreadas de barro y la remera blanca estirada de tanto acampanarla con las manos, Alan se ajusto el lazo que le sujetaba el pantalon corto para que no se le cayera, y camino como un adulto hasta el borde de la camilla. Vio a Amanda tumbada con la cara enterrada en la almohada llorando a mares, y al medico de bata celeste acunar a un bebe tapado por una mantilla suave como el algodon. -Dejame verla -exigio Alan al medico. Hablo fuerte y con la cabeza bien levantada para que se enterara de que el estaba alli-. ?Esta muerta o es tonta? -?Y tu que haces aca si nadie te invito a entrar? -dijo ofuscado Alfredo al ver al travieso nieto de Quino metido en la sala de parto. -Y a mi que me importa si me invitan o no. Yo entro -dijo con arrogancia mientras le daba una patada en las espinillas para que se torciera y le dejara ver a la nina muerta. El medico, que hacia de obstetra si era necesario, se inclino de dolor y Alan pudo echarle una buena mirada al bebe, que le sonreia con una enorme boca y lo miraba con unos ojos mas grandes que toda la cara. Tenia unos pelos tan parados que se parecia al espantapajaros que el habia fabricado para que los pajaros no se comieran el maiz que sembraba su abuelo. -!Puaj!, si que eres fea y no estas nada muerta como dicen afuera. Nunca, nunca vi a alguien tan feo. ?De que te ries, nina tonta?, acaso no te han puesto frente al espejo. Al ver que la nina hacia un puchero por sus palabras, Alan Martin, por primera vez en su corta vida sintio que lo invadia una extrana sensacion de tristeza, y un feo nudo de angustia le cerro la garganta. Nunca se emocionaba por nada y tampoco lloraba, penso cuando descubrio que unas lagrimas amenazaban con escapar de sus ojos. Parpadeo varias veces para contenerlas, y se indigno por su debilidad. El era el nino mas atrevido y travieso del pueblo, el que hacia lo que queria, el que nadie contradecia. ?Por que tenia que sentir ardor en los ojos por una nina horrible que estaba a punto de llorar?, si el solo estaba diciendo la verdad. Ella era tan fea que su madre lloraba desconsolada al ver la cara horrible de la hija que habia tenido. Pero, a pesar de su indignacion, intento consolarla. -No llores nina tonta, que supongo que vas a llorar muchisimo cuando seas grande y nadie quiera casarse contigo por ser tan fea. La impertinencia del nino al meterse en la sala de partos sin que nadie lo invitara, rompio la incertidumbre y elucubraciones de los vecinos. Eduardo habia ingresado despues del nino, seguido de las mujeres y hombres que estaban aguardando el feliz acontecimiento. Tras el nino, Eduardo Parker dejaba salir el aire que se le habia estancado en la garganta al no escuchar el llanto de su hija, y una sonrisa le curvo los labios. El nieto de Quino no estaba halagando a su nina, por el contrario, pero que importaba si lo primordial era que su hija estaba viva. Quino Martin, por su parte, observaba desconcertado a su nieto, que por primera vez mostraba una pequena debilidad frente a alguien. Su nieto era frio como un tempano de hielo desde que su madre lo habia abandonado, y esa actitud del nino lo emociono. Para sorpresa de Alan, la nina risuena dejo escapar una lagrima por su mejilla arrugada y el ya no pudo aguantar mas la angustia al verla llorar. Nunca le habia pasado algo asi y, a pesar de la furia que sentia por ese nudo que tenia en la garganta y no lo dejaban respirar, se sento en el piso y pidio al medico que le dejara sostenerla. Ante el gesto afirmativo de Eduardo, el medico le entrego a la pequena. Alli la acuno contra su pecho sin darse cuenta que su abuelo, el padre de la nina y la mitad del pueblo que habia ido a conocerla lo miraban desconcertados. Nadie se atrevio a hablar, solo observaban sin comprender la relacion entre el nino y la recien nacida. -Ya basta de ser llorica. Eso te hace mas fea todavia de lo que ya eres. Deja de llorar que nadie te va a querer... -Asombrosamente la nina no lloraba a gritos como cualquier bebe, sino que dejaba escapar unas gruesas lagrimas de los ojos, como si no se pudiera contener. Alan vio que la pobre y fea nina intento sonreir a pesar de su silencioso llanto, y eso lo golpeo como si sus siete anos de travesuras, de hacer llorar a las maestras y de golpear a los mas debiles de la escuela, hubieran desaparecido de su vida. Ese bebe que le sonreia para congraciarse con el lo habia transformado en un nino debil. A pesar de su enojo, por lo que ella conseguia de el, no pudo evitar consolarla como le parecio mejor-. Mira, para que no llores mas, te digo, que si cuando te hagas grande no hay nadie que se quiera casar contigo, que seguro no va a haber nadie ya que eres tan fea que no se te puede ni mirar, yo voy a casarme contigo. ?Esta claro?, ?asi vas a dejar de llorar? -La nina lo miro, le sonrio de oreja a oreja y con su manito pequena se apodero del dedo pulgar de Alan sellando la promesa que el le acababa de hacer. Eduardo estaba tan emocionado al saber que su pequena hija estaba viva y aparentemente sana, que no presto demasiada atencion a lo que habia pasado entre Alan y la nina. Se agacho junto al nino y sonrio al ver a su pobre hija con los pelos parados como un puercoespin, sonriendole como si lo reconociera. Tenia los ojos y la boca demasiado grandes para ser una recien nacida, y estaba tan arrugada que parecia una anciana en sus ultimos momentos de vida, no un bebe recien venido al mundo. Pero a Eduardo esa sonrisa cautivadora lo hizo sentir el padre mas orgulloso del mundo, y sin sacarsela a Alan le pregunto. -Puedo cargar a mi hija. -Y bueno, pero no la vayas a tirar al piso y la vayas a dejar peor de lo que ya es. Si hasta parece un espantapajaros. Ella si que mantendria el maiz de mi abuelo sano hasta la cosecha - dijo Alan levantandose del piso cuando Eduardo le saco la nina de los brazos. Todo sucedio demasiado rapido. Amanda se precipito de la camilla para intentar arrebatarle la nina a Eduardo, mientras le explicaba que esa no era su hija. Insulto, pataleo y grito delante de los pueblerinos que le habian cambiado la nina, que alguien tan poco agraciada no podia ser su hija, y que la alejaran de su vista porque no podia mirarla. Las exclamaciones de los vecinos evitaron que los presentes vieran el gesto de dolor e indignacion de Eduardo ante las palabras de su mujer. Tampoco escucharon sus palabras: "Como puedes ser tan despreciable. Te prefiero lejos de nuestras vidas antes de que mi hija sufra las consecuencias de la frivolidad de su madre. No mereces ser madre de esta nina". Amanda cayo al suelo, la bata cubierta de sangre, pero lo que mas asusto a todos era el odio con que miraba a la nina.

  • Cuando menos te lo esperas (Coeur de sucre 1. 5) de Lana Fry

    https://gigalibros.com/cuando-menos-te-lo-esperas-coeur-de-sucre-1-5.html

    --Habia una vez un hermoso lugar, en lo mas profundo de los mares... Dos pares de ojos azules me miraron fijamente, cada uno con una expresion diferente. La pequena Evelyn, con los rizos rubios escondidos en la capucha con orejitas de su pijama, me miraba como si fuera el mismisimo rey Triton; me hizo sentir tan orgulloso que hasta saque pecho mientras seguia con el cuento de La sirenita. Se habia acurrucado en mis brazos despues de cenar, y su cabeza apoyada en mi pecho era un peso suave y liviano. Apoye la mejilla en su coronilla y cerre un momento los ojos al oler la colonia fresca de bebe. --...la pequena sirenita siempre estaba cantando... --?Y como cantaba? Se me atragantaron las ultimas palabras del cuento, y mire a Evelyn con el terror plasmado en la cara. Al otro lado estaba Lea, partiendose la caja; aunque en su defensa dire que acallaba sus carcajadas en la almohada. Mientras tanto, la nina me miraba como si de repente hubiera adquirido dotes de tenor y fuera a cantarle Bajo del mar con el acento ?mexicano? del cangrejo. Nunca habia conseguido ubicarlo. --Pues... Esto... Cantaba. Con canciones y esas cosas --trate de sonar animado y seguir con el cuento, pero mi intento de evasion no funciono porque la nina me tiro de la manga--. ?Que pasa? --?Y que canciones cantaba? --Si no fuera porque tenia la carita de un angel y me miraba con tanta inocencia, pensaria que un demonio se la habia comido entera--. Porfa, cantame una, tio Ash. Alarmado, busque ayuda en Lea, pero, por su cara roja, quiza quien la necesitaba era ella. <>, pense, al ver que se lo estaba pasando la mar de bien viendome pasar uno de los momentos mas terrorificos y angustiosos de mi vida. --Eso, tio Ash, cantanos una cancion --me animo, la muy... Habia cruzado las piernas encima del sofa, y mis ojos se perdieron, absortos y embelesados, en los largos mechones rojizos que ella intentaba recoger en una alta coleta. Me comeria esa sonrisa picara de un bocado y se que no tendria suficiente, asi de loco me tenia. ?Quien iba a decirlo, eh?--. Tu crees que en otros lados, las algas mas verdes son... Empezo a cantar, suave y bajito, empujandome a seguirla. Cerre los ojos, sobre todo porque Evelyn se habia entusiasmado hasta el punto de que se habia arrodillado encima de mi y empezaba a dar palmas, siguiendo el ritmo alegre de mi novia. --Bajo del mar, bajo del mar, vives contento, siendo sirena... --Me estremeci al escuchar el susurro de Lea en mi oido. Gire la cabeza y quien se perdio en el mar azul de sus ojos fui yo--. No decepciones a tu publico. Mi voluntad caia en picado con estas dos, incapaz de negarles nada. Lo peor de todo era que ellas lo sabian y se aprovechaban sin compasion de mi pobre persona. ?Quien iba a decirme a mi que acabaria en una situacion como esta? ?Donde habian quedado David Garret y su violin? Ahora, todo lo que se escuchaba en el coche eran canciones de Disney. No veas lo mal que lo pase ayer cuando lleve a Evelyn al colegio y estuvo en bucle la nueva cancion de Frozen. Cuando se fue el ultimo cliente de la tarde estuve a punto de cantarle Let it go. --Bajo del mar, bajo del mar, hay bailarinas, son las sardinas... --empece a cantar, y mi voz, grave y ronca, puso la nota discordante a los chillidos de mi ahijada y mi novia, quienes habian bajado ya del sofa y bailaban en medio del salon, cantando siempre que la risa las dejaba. Sonrei al ver a Lea comportarse como una nina, sin avergonzarse. No era de extranar que Evelyn estuviera como loca con ella, y la mirara con tanta devocion que hasta a mi me puso un nudo en la garganta. Iba en pijama, con la coleta mas mal hecha que habia visto nunca, danzando sobre la alfombra con los calcetines encima de la pernera del pantalon y, aunque podia parecer la cosa menos sexy del mundo, era tan ella, lo que la hacia tan unica, que la amaria aunque llevara uno de esos horrorosos pijamas de una pieza. Me sentia el hombre mas jodidamente afortunado del mundo; cuando por fin acabo la cancion y ambas volvieron a mi lado, suspire sabiendo que no necesitaba nada mas en el mundo. Bueno, habia algo, pero... Sacudi la cabeza, sacudiendo tambien ese pensamiento. --Has fruncido el ceno. ?Tus recien descubiertas facetas musicales estan haciendo que te replantees tu futuro? --Lea habia apoyado la barbilla en mi hombro y, aunque la picaresca y la diversion no desaparecieron de sus labios, en sus ojos se camuflaba una pequena sombra de preocupacion--. ?Estas bien? --?Por que no iba a estarlo? --respondi, acercando mi cara a la suya para darle un coqueto beso en la punta de la nariz--. Tengo a mis dos chicas preferidas aqui. Evelyn habia perdido la batalla contra el sueno y estaba a nada de caer en seco. Sus grandes e inocentes ojos azules luchaban por mantenerse abiertos; Lea y yo nos quedamos callados, mirandola hasta que acabo por dormirse. Despues, la cogi en brazos y subi despacio con ella las escaleras hacia nuestra habitacion. Evans y su mujer se habian tomado unos dias de vacaciones, coincidiendo con su aniversario de bodas, y habian dejado a la nina y su cuna con nosotros. La acoste ahi con todo el cuidado del mundo. En un gesto instintivo alargue el brazo y Lea se apretujo a mi lado, permitiendome abrazarla. No se que rondaba por su cabeza, pero por la mia pasaban tal cantidad de imagenes inexistentes que me dejaron con un anhelo tan grande en el pecho que necesite suspirar con fuerza, buscando calmarme. Inclinado sobre la cuna no veia a mi ahijada, sino a otra pequena con los rizos rojizos de su madre, con la manita reposando sobre una mejilla tan sonrojada que daban ganas de comersela a besos. --Otra vez te has puesto serio. Me conocia demasiado bien; acostumbrado como estaba a que nadie supiera por donde cogerme, ella tenia una facilidad asombrosa para calarme. --Estaba pensando... --!Uy, peligro! --sonrio, siguiendome hasta la cama, donde nos sentamos a los pies. --No hemos hablado de tener hijos --solte. Lea se quedo muda y, si no fuera porque no habia casi luz en la habitacion, solo la de la mesilla de noche, habria jurado que toda su cara se habia quedado blanca--. Bueno, no estoy diciendo que tenga que ser ahora, claro. Pero, no se... Se me trababan las palabras, y que Lea estuviera sumida en un poco acostumbrado silencio, no ayudaba. --Olvidalo. Es una tonteria --sonrei, antes de darle un beso en la frente y levantarme para ir al bano. Me maldije por haber sido tan bocazas; me habia acostumbrado tanto a no callarme nada con ella que me salia solo confesarle que pasaba por mi cabeza. No me pare a pensar en que este podia no ser el momento de sacar el tema, en que ambos estabamos intentando estabilizarnos en nuestro trabajo. A Lea le iba genial con el recien abierto canal de Youtube; no sabia como se las ingeniaba para sacar tiempo y ganas para seguir trabajando con Audrey en la pasteleria, ademas de grabar sus videos para despues editarlos. Estaba haciendo cursos, y yo acababa de chafarle todas las ilusiones de un plumazo. Cuando me estaba lavando los dientes y alce la mirada, vi su expresion seria a traves del espejo. Parecia cansada, incluso algo abrumada por todo. --?No eres feliz? --Su pregunta me pillo tan fuera de juego que no atine a decir nada; la mire sin parpadear, incapaz de girarme. No hacia falta, pues su reflejo lo decia todo. Era demasiado expresiva--. Ash... --!Joder! --exclame, y enseguida baje el tono para no despertar a la nina. Me gire de sopeton, plantandome delante de ella en una sola y larga zancada para despues abarcarle la cara con las manos--. Soy el cabron con mas suerte del mundo y nada, escuchame bien, nada podria hacer que fuera mas feliz que ahora. --Pero has dicho... Pese a ser alguien muy familiar, nunca me habia creido preparado para formar la mia propia. Veia a Evans con Evelyn y solo sentia carino, pero Lea habia llegado a mi vida, se habia asentado en ella para quedarse, y ese carino se habia convertido en un anhelo que no sabia que podia llegar a sentir. No tenia ni idea de cuidar y criar ninos, mi experiencia se basaba en las veces que hacia de canguro de Evelyn cuando sus padres me la dejaban. Ahora, cada vez que cerraba los ojos y trataba de imaginarme mi futuro, no encontraba solo a Lea en el. ?Como podia decirle eso a ella sin que sintiera que la estaba presionando? Sabia lo mal que lo habia pasado meses atras, cuando se encontraba perdida, sin saber que hacer con su vida o en que direccion llevarla; y yo, precisamente por lo mucho que la queria, no podia hacer que esa estabilidad que tanto le habia costado conseguir se tambaleara por mi deseo de tener ninos. --Olvida lo que he dicho. Me perdi en sus labios, que se movieron dubitativos bajo los mios. Sin separar mi boca de la suya, avance poco a poco hasta que la tuve apoyada en la pared del bano. Era pequena en mis brazos, casi podia abarcarle la cintura con las manos, aun asi su cuerpo encajaba tan bien con el mio que sentia sus curvas danzar al ritmo de mis caricias, al igual que mis musculos se expandian y contraian bajo sus manos. --No se si estoy preparada para ser madre --solto Lea en un quedo jadeo, aprovechando que habia abandonado su boca para enterrar la cara en la curva de su cuello, buscando aspirar su olor --. Soy un desastre de persona. --No pienses en eso ahora --respondi, estrechandola en un abrazo con el que pretendia consolarla y, a la vez, cerrar el tema--. Solo era un pensamiento al aire. Nos acostamos muy pegados el uno al otro, con su cabeza recostada en mi pecho y yo enredando los dedos entre los mechones rojizos de su pelo. Llevaba tanto tiempo sin cortarselo que le llegaba ya hasta casi la mitad de la espalda, y a mi me enloquecia verlo desparramado sobre la almohada. Su respiracion tardo en volverse profunda y pausada, en todo el tiempo no detuve mis caricias. Habia intentado pintarla, de hecho, habia empezado muchos retratos suyos --bien escondidos, porque me daba algo de verguenza que los viera--, y me sabia tan de memoria su nariz respingona, la curva maliciosa y traviesa de su sonrisa o la forma en la que sus cejas se arqueaban cuando no le veia la gracia a mis chistes malos, que podria dibujarla hasta con los ojos cerrados. Pero cuando llegaba el momento de ponerle color... Ninguno le hacia justicia. Ningun azul captaba el brillo de sus ojos, el amor que desprendian; tampoco ningun rosado podria igualarse al de sus mejillas. ?Y sus labios? ?Y el abanico infinito de rojizos, cobrizos y rubios de su melena? Imposible. Todo lo que intentara emular no seria mas que eso, una copia barata de una persona tan unica y especial que nada podria compararsela. Aprete su cuerpo hacia el mio, con cierta posesividad, y bese su frente, con el pecho expandiendose de pura felicidad solo por tener la oportunidad de estar asi con ella. Tarde en conciliar el sueno; cuando sono el despertador, lo apague con rapidez antes de que Lea o mi ahijada se despertaran. Disfrute un rato mas en la cama, haciendome el remolon. Pero, si no queria llegar tarde al trabajo, tenia que levantarme ya, aunque me costase la vida misma salir de debajo de la calidez de las mantas, reacio a separarme de ese delicado cuerpo que, desde que paso la primera noche aqui, se habia apoderado de toda la cama y dormia siempre invadiendo mi lado, pegado a mi. Que conste que no era una queja, todo lo contrario.

  • Edicion limitada de Noe Casado

    https://gigalibros.com/edicion-limitada.html

    La paciencia es una de las grandes virtudes que sin duda no puede incluirse entre las de Axel. Treintanero, empresario con taller mecanico propio y poco o nada dado a perder el tiempo. Por encima de todo, a quienes no soporta es a las mujeres desesperadas. Pero como reza el dicho: nunca digas de esta agua no bebere…
    Vision de futuro. Esa es la gran idea que nos meten en la cabeza, pero que de ningun modo puede aplicarse a la vida de Portia. Dos divorcios, varios amantes, una amenaza de bancarrota y un hermano cansado de sufragar gastos la condenan a un puesto de trabajo con un salario minimo y que como mucho le da acceso a ropa de fabricacion masiva. Y para rizar el rizo, en un ambiente hostil…
    ?Encontraran Axel y Portia algun punto en comun a pesar de pertenecer a mundos tan opuestos?

  • Bajo cero de David Koepp

    https://gigalibros.com/bajo-cero.html

    Una aventura salvaje y aterradora sobre tres desconocidos que deben trabajar juntos para contener un organismo altamente contagioso y mortal. Con una accion trepidante, un agudo sentido del humor y una brillante muestra de personajes y destreza narrativa, Bajo cero es un thriller unico de lectura altamente disfrutable y adictiva.
    Hace treinta y dos anos Robert Diaz, que formaba parte de un equipo secreto del Pentagono, viajo al desierto australiano para investigar un posible ataque bioquimico. Lo que encontro era mucho peor: un organismo similar a un hongo con altas capacidades para mutar y un poder destructor epidemico. Entonces se las arreglo para contenerlo en una camara de frio subterranea en el interior de unas instalaciones militares altamente protegidas.

  • Los leones de Sicilia de Stefania Auci

    https://gigalibros.com/los-leones-de-sicilia.html

    Los Florio, una poderosa dinastia convertida en leyenda que dejo su huella en la historia de Italia.

  • Alex, la indomita sobrina del conde de Nieves Hidalgo

    https://gigalibros.com/alex-la-indomita-sobrina-del-conde.html

    Londres. 1819 El intenso olor penetraba por los resquicios de la ventana que aun no se habia reparado, desgajada por un rayo que se habia colado por ella y recorrido la galeria de lado a lado dos noches antes. Por mas que intento sujetar los tablones que, de momento, cubrian los desperfectos, las intensas rafagas de viento los soltaban una y otra vez. Era como si el cielo hubiera querido castigar Londres durante los ultimos quince dias: las calles se encontraban casi intransitables y el Tamesis, utilizado como alcantarilla de la ciudad, se habia desbordado en diversos puntos, provocando que la pestilencia se extendiese por toda la urbe. Jerome Graham recoloco el tablon y maldijo en voz alta, en un tono tan subido que su reverberacion le sobrecogio. Se cerro cuanto pudo el cuello de su levita de pano grueso y se dispuso a acabar la ronda. No le gustaba aquel trabajo, pero daba gracias por tenerlo; al menos, podia llevar un plato de comida caliente a su casa, lo que ya era mucho despues de haberse pasado meses buscando ocupacion. Alli se estaba caliente y la tarea no era fatigosa. Sin embargo, tener que deambular solo durante las grises tardes por las distintas salas, una vez cerradas a los visitantes, lo ponia nervioso. La enorme mansion del siglo XVI en el barrio de Bloomsbury habia sido adquirida por el Gobierno a cambio de veinte mil libras, para convertirla en el museo que habia abierto al publico sesenta anos antes, justo el 15 de enero de 1759. El funcionario que lo contrato le aseguro que era una suerte servir de celador en un lugar repleto de cultura y obras de arte, pero a el le importaban poco los libros, manuscritos o cuadros, asi como las antiguedades egipcias, griegas, o de donde procedieran. Lo unico que le movia a hacer sus solitarias rondas, provisto del candil de aceite, era el digno jornal que permitia comer y vestirse a su familia. Por el, hubiera vuelto a los muelles; entre el barullo de los estibadores no tenia que estar constantemente mirando a su espalda. Alli, por el contrario, el silencio del museo lo impresionaba de tal manera que en cada rincon creia ver figuras que se movian, y con los susurros del aire por cualquier corriente el vello se le ponia de punta. Sobre todo, aquella tarde. Juraria que habia escuchado pasos en la sala donde se exponian los restos egipcios, pero se convencio de que su imaginacion, siempre propensa al recelo, le jugaba una mala pasada. ?Quien iba a colarse en el museo para robar? Todo cuanto se exponia en vitrinas o sobre pedestales era mas viejo que Matusalen y la mitad estaba roto. Incluso aquella piedra, que habian traido de lejos y que todo el mundo iba a admirar, no era mas que un trozo de basalto lleno de garabatos que ni el mas listo podia entender. Desde luego, si el fuera un ladron, la casa Montagu seria el ultimo lugar al que entraria a desvalijar. Con andar cansino atraveso la sala en la que se custodiaban los famosos manuscritos de sir Hans Sloane, aquel medico y naturalista que dejo en testamento su herencia al Gobierno britanico, paso despues por otra anexa que contenia cientos de volumenes antiguos, y se dirigio hacia la zona del museo en la que se encontraban los restos del antiguo Egipto. Esas salas en concreto eran en las que con mas recelo hacia su ronda. Cada vez que entraba en ellas tenia la sensacion de que alguien tiraba de su desgastada levita. Procuraba inspeccionarlas lo antes posible, sin detenerse a mirar los ojos vacios de las estatuas o los cuerpos envueltos en putrefactas vendas que descansaban en las vitrinas. Comprobado que todo estaba en orden, tomo el camino de las escaleras que bajaban a los sotanos. Alli habia multitud de cajas sin abrir, cuadros envueltos en papel aceitado y hasta un feretro de solo Dios sabia la epoca. Su rutinario trabajo pasaba por confirmar que todo estuviera tranquilo y si, por casualidad, se hubiera colado alguna rata en el recinto, acabar con ella. Alzando el farol por encima de su cabeza recorrio el lugar, miro a un lado y otro, reviso los rincones donde dias antes viese algun roedor muerto y regreso hacia las escaleras. Dio un vistazo al reloj de bolsillo, unica herencia de su padre, y comprobo que en una hora mas acabaria su turno. Peter Sunset lo reemplazaria para hacer el de la noche. Ascendia ya cuando creyo oir un crujido. Se volvio, levanto el candil y sus ojos atisbaron el lugar. El sonido se repitio. Ya no le cupo duda de que algun infecto bichejo estaba haciendo de las suyas. Renegando entre dientes desanduvo el camino y se armo con la porra que siempre colgaba de su cadera. --Ven aqui, precioso --dijo a la oscuridad--. Ven con papa. El silencio lo envolvio como un mal presagio, pero siguio su avance tratando de ubicar al animalejo. Algo se movio detras de una pila de cajas y Jerome mostro su dentadura mellada forzando una sonrisa, seguro de haber localizado al intruso. Avanzo con cautela dispuesto a aporrearlo, rodeo el feretro de madera pintada y... Antes de que pudiera saber lo que estaba sucediendo, un objeto contundente choco contra su craneo obligandole a sumirse en la inconsciencia. La figura embozada que lo habia dejado fuera de combate paso por encima del cuerpo, escondio la pequena estatua que acababa de sustraer bajo los pliegues de su capa y desaparecio en la oscuridad. Capitulo 1 Londres. 1819 Regresar a Londres habia sido, sin duda alguna, una de las peores decisiones de su vida. Lejos de Inglaterra, abstraida por la voragine que suponia cada hallazgo, el recuerdo doloroso de su desden se habia mitigado, aunque, no por ello, estaba olvidado. Si algo tenia era buena memoria y jamas se lo perdonaria. La aficion de su madre por la cultura egipcia arrastro a su padre, anos atras, a abandonar su trabajo como profesor en Eton para sumarse al equipo arqueologico de Giovanni Battista Belzoni. Ella, por tanto, se habia criado a caballo entre Londres y la tierra de los faraones, llegando a convertirse en una aplicada colaboradora. Como cualquier joven, a veces echaba de menos acudir a las fiestas londinenses, aunque en Egipto no faltaron las veladas en algun hotel o en la mansion de un millonario excentrico deseoso de agasajarlos. Ella procuraba alejarse de toda la parafernalia que, por costumbre, seguian manteniendo sus padres: acicalarse para las cenas, aunque estuvieran rodeados de dunas y polvo. Lo veia una estupidez suprema, a la que la mayoria de las veces tenia que plegarse para no enfadarlos. Como el esnobismo de Belzoni de tener que utilizar a un capataz de intermediario cuando queria preguntarle algo a uno de los egipcios que achicaban tierra. En mas de una ocasion se lo dejo ver porque para ella cualquier hombre era igual a otro, pero el italiano solo sonreia, se encogia de hombros y la dejaba con la palabra en la boca. Lo que si echaba de menos cuando no estaba en Londres eran las partidas de ajedrez con su tio, reir con las bromas de su primo Jason y ponerle al dia de sus secretos a Nicole, su esposa. No era un bicho raro, como solia decir de ella la condesa viuda en tono jocoso, a la que, a pesar de no ser su abuela, tenia como tal. Pero si era cierto que ciertas costumbres de la aristocracia no iban con ella. Se encontraba mucho mas a gusto enfrentandose a la amplitud de los espacios abiertos y recibiendo el sol en el rostro, que poniendo buena cara a personas que no le interesaban. Era la vida que deseaba y que le agradaba. Por desgracia, a pesar de la distancia y el tiempo transcurrido, seguia sin poder evitar que un hombre le quitase el sueno. Uno a quien, parecia haber quedado claro, ella no le interesaba en absoluto. El trabajo en las excavaciones apenas le habia dejado tiempo para pensar en otra cosa que no fuera extraer de las arenas del desierto los vestigios de una civilizacion milenaria. Pero la actualidad mandaba y hubieron de regresar a Londres para poner al dia las inversiones de su padre en la industria textil, interesarse por una fundacion en la que colaboraba y estar presentes en la celebracion en honor del heredero de Jason y Nicole, vizcondes de Wickford: Cayden Lionel Rowland. [1] Sabia que pisar Creston House implicaba volver a enfrentarse a la espiral de emociones que para ella suponia la presencia de Daniel Bridge. Creyo poder controlarlas, que iba a ser capaz de dominar los latidos de su corazon cuando volviera a verlo, mostrarse distante con el. !Que ilusa! Apenas pisar el salon donde todos se encontraban reunidos, aquel estupido organo enamoradizo comenzo a dar saltos en su pecho. Porque el estaba alli, como bien suponia. Daniel Bridge no solo era el medico de la familia Rowland, sino amigo personal de Jason desde que le salvara la vida durante la guerra, y se contaba con el para cualquier acontecimiento; incluso disponia de una habitacion permanente reservada para su uso en Creston House. Ahogo un suspiro porque, si cabia, lo encontro mas guapo aun que cuando se marcho a Africa por ultima vez. Relego el momento de saludarlo tanto como pudo, dedicandose a repartir sonrisas y abrazos a los demas, consciente de la presencia de Daniel en la sala y de su inevitable reencuentro. Alto, ancho de hombros, luciendo ese cabello rubio que ella sono tantas veces con despeinar y aquellos ojos azules que, mal que le pesara, habian invadido sus noches, era imposible obviarlo. Su boca la llamaba como un canto de sirenas y no pudo sino recordar aquella primera vez en que, como despedida, antes de que partieran de Inglaterra, la habia besado. Para ella habia supuesto un vuelo hasta las nubes, materializar un anhelo tanto tiempo deseado que quiso repetir. Asi se lo pidio, como una boba, con los ojos colmados de ilusion juvenil. Como respuesta, Daniel la habia apartado de el, dejandola con una sensacion de frustracion que se prolongo hasta el ridiculo por haberse manifestado tan entregada. Claro que peor fue a su regreso, en aquel maldito baile de mascaras en el que el se presento disfrazado de Lucifer, todo vestido de rojo, por completo irreconocible, y la abordo cuando buscaba un momento de paz en los jardines. Habia tomado su mano para llevarla hacia la espesura, la habia besado y luego, cuando ella se encontraba en el septimo cielo, la habia dejado aturdida con una frase que arruino sus expectativas: --Sigues besando como una nina. Evocar el modo en que se burlo de ella hizo que se la llevaran los demonios de nuevo. No lo habia olvidado, era imposible dejar de lado su desprecio. Se le avinagro el gesto. Y justo entonces, a su espalda, escucho su voz. --Hola, Alex. Se volvio esbozando una sonrisa forzada. Aunque consiguio mantenerla asi, fria y desangelada, dandole a entender que se la dedicaba por puro compromiso, empezo a escuchar en su interior el retumbar de unos latidos que la delataban. Tan fuertes eran que temio que Daniel pudiera escucharlos, asi que se ladeo un poco para aceptar la copa de champan que le ofrecia uno de los criados, tratando de darse tiempo y calmarse un poco. --?Como te va, Bridge? --pregunto de modo escueto, rehusando mirarlo a la cara. Daniel se mordio los labios para contener una sonrisa por su saludo tan banal. Alexandra no habia cambiado en nada, seguia siendo aquella muchacha discola, empecinada y tozuda. Bueno, si que notaba un cambio en ella: estaba preciosa, mucho mas bonita. Con razon habia acaparado su atencion desde el mismo momento en que hizo acto de presencia: su cabello rubio claro recogido en bucles, sus ojos vivaces e inteligentes, casi plateados, su estrechisima cintura... Y !condenada fuese!, con un escote que magnificaba sus atributos mas de lo que el hubiera querido y que le provoco un tiron en la ingle.

  • Las libelulas purpura de Salva Vercher Ibanez

    https://gigalibros.com/las-libelulas-purpura.html

    Flanagan habitaba un cuchitril en los suburbios de Madrid. Las paredes llenas de mugre, las abundantes goteras en el techo y un silencio perpetuo eran sus unicos companeros. Cuando sono el timbre, le dio un vuelco el corazon y se quedo paralizado. Temia que fuesen unos matones para reclamarle el pago de la deuda. Tuvo que sonar una segunda vez para que su cuerpo y su mente reaccionaran. Con satisfaccion hubiera comprobado a traves de la mirilla quien diablos era, pero la lente estaba rota, como casi todo en su casa. Asi que pregunto, con una voz quebrada por el exceso de whisky y tabaco. Una vocecilla similar al maullido de una gata en celo le respondio. --Buenas noches, senor Flanagan --lo saludo el casero cuando le abrio la puerta. Era evidente que estaba molesto--. Me he tomado la libertad de venir a verlo a esta hora intempestiva, ya que usted nunca esta en casa durante el dia, para recordarle que me debe tres meses de alquiler. --Espero en silencio algun tipo de reaccion por parte de su interlocutor--. Lo siento, pero ya no puedo soportar los gastos y me vere obligado a invitarlo a que haga las maletas. --Lo siento, senor Perez, pero ultimamente he tenido ciertos pagos extraordinarios. Le prometo que al finalizar la semana usted habra cobrado ya los meses pendientes. ?Quiere pasar a tomar cafe y unas galletitas? --dijo Flanagan. --Muchas gracias, pero es tarde y manana he de madrugar. Buenas noches. --El casero, contrariado, dio media vuelta y se marcho. Flanagan le devolvio las buenas noches cuando ya habia desaparecido escaleras abajo. Entro en su apartamento, saco una botella, su balsamo predilecto, y se dispuso a tomar el ultimo trago antes de acostarse. Quizas medio vaso de whisky escoces sin hielo calmara su sed y lo ayudase a conciliar el sueno. Se quito la camiseta raida y los muelles de la cama chirriaron cuando se recosto. Tamizada por la persiana, la luz del cartel luminoso de la planta baja entraba en la habitacion. Pertenecia al bar de Manuel, el segundo hogar de Flanagan, a tenor de las horas que pasaba alli. Habia sido un dia mas, sin nada extraordinario que rememorar; igual que lo fue el anterior y, casi con total seguridad, lo seria el siguiente. Penso en los anos dulces y lejanos de su vida. En la cara de ternura que le ponia su mujer cuando la sorprendia con una caja de bombones, siempre de chocolate puro, como a ella le gustaban. O en el beso conmovedor que le regalaba su hija antes de acostarse. Con estos recuerdos, exasperadamente vividos por la anoranza, se quedo dormido. No era frecuente que lo hiciera con tanta facilidad. Desde hacia muchos anos, solo conseguia adormecerse unas pocas horas. Durante la vigilia nocturna, solia dejarse llevar por pensamientos mas ambiguos, mientras lo invadian la melancolia y la frustracion. En terminos maritimos, era un naufrago, vocablo que quizas la sociedad sustituiria por otro mas peyorativo. Alguien que lo habia tenido todo en sus manos y, a la larga, habia acabado perdiendolo. Estudio en una de las mejores academias de Policia del pais, con unos resultados excelentes. Fue el que obtuvo la nota mas alta en las oposiciones, no solamente de su promocion, sino de la ultima decada. Entro en la comisaria de la Policia Nacional del distrito de Tetuan, en Madrid, y en menos de un ano se convirtio en inspector. Todo indicaba que aquel muchacho raquitico de tez palida llegaria lejos. Anos mas tarde, y despues de resolver algunos de los casos mas dificiles, su creciente adiccion al alcohol le empezo a pasar factura: acentuo su mal caracter e hizo que en el cuerpo policial se le multiplicaran los enemigos. A partir de ahi, sus errores se fueron acumulando, pero solo uno le echo a Asuntos Internos encima: acabar con la vida de un pobre inocente. Aunque Flanagan le habia advertido que levantase las manos, el joven metio una en el bolsillo, posiblemente para sacar el carne de identidad y esclarecer que el no era el peligroso delincuente que estaba buscando. Aquello hubiese quedado en un disparo en defensa propia debido a una desgraciada confusion, pero dio positivo en alcohol en el analisis que le realizaron a posteriori, y Asuntos Internos, que desde hacia mucho tenia su expediente sobre la mesa, comenzo a vigilarlo las veinticuatro horas del dia. Despues se paso a la investigacion. Era un detective de poca monta, al que le encargaban casos esporadicamente, y apenas ganaba para sobrevivir. La luz del alba se asomo por las rendijas de la persiana. Flanagan ya llevaba unas cuantas horas despierto, demasiadas. La relatividad del tiempo se hacia mas patente cuando el tedio se apoderaba de el. Aunque intentaba ocuparse en quehaceres que lo ilusionaran, la verdad es que nada le despertaba el menor interes.

  • Fin de guardia de Stephen King

    https://gigalibros.com/fin-de-guardia.html

    Fin de guardia es el espectacular final de la <> que comenzo con Mr. Mercedes y continuo con Quien pierde paga.

  • San Valentin en Alaska (Alaska 2) de N. Q. Palm

    https://gigalibros.com/san-valentin-en-alaska-alaska-2.html

    <>, o eso afirmaban las historias que Susan habia oido siendo pequena. Los hombres que alli vivian no eran unos simples mortales, y habia uno en especial, que llamaba poderosamente su atencion. Storm era alto, musculoso y muy atractivo. Mas o menos como el hombre que la habia atacado dos meses atras, y al que no reconocio. Asi que no iba a haber un acercamiento por su parte. Ella desconfiaba de esos tipos.
    Storm miraba con deseo a la mujer que se cruzaba de vez en cuando en la ciudad, pero el ya habia cubierto el cupo. En su linaje habia unas normas, y el no estaba exento de ellas. Seguiria admirando su curvilineo cuerpo y sonando con poseerla. Nada mas que eso. Pero esos ojos azules no hacian mas que aparecer en su mente, una y otra vez.
    Cuando un suceso precipita las cosas, tanto Storm como Susan tendran que superar los obstaculos que una cultura y otra impone sobre ellos.

  • La culpa de Till (Landvik 3) de Laura Sanz

    https://gigalibros.com/la-culpa-de-till-landvik-3.html

    Till Landvik era la oveja negra de la familia, al menos lo habia sido. Siete anos despues de huir y dejar a todos en la estacada, regresa por fin para expiar su culpa… Y la encuentra a ella, ?la mujer equivocada o la horma de su zapato?
    Solo iba a ser una noche, algo puramente carnal, pero sus caminos empezaron a cruzarse una y otra vez en una suerte de absurda casualidad. Espana, Alemania, Mexico. ni siquiera diez mil kilometros parecian ser distancia suficiente para mantenerlos alejados, a pesar de que despues de cada encuentro, las heridas eran cada vez mayores y resultaban mas dificiles de cerrar.

  • Mentiras que dan magia de Javier Garrido

    https://gigalibros.com/mentiras-que-dan-magia.html

    <>. Esas fueron las palabras de quienes la vigilaban. Cuando nos avisaron de lo que sucedia por los walkiestalkies, mi companero y yo estabamos dormitando en nuestro escondite, dos plantas mas abajo. Salimos corriendo, con esa presion en las sienes chillandote que llegas tarde. Mi companero ya empunaba fuertemente la pistola, con la seguridad que le daba el haberlo hecho desde antes de que yo naciera. Mi caso era diferente. Hacia menos de un ano que habia entrado a formar parte de ese grupo, los grises, como nos llamaba esa chica a la que debiamos salvar de aquel que la estaba golpeando, esa chica que tanto odiabamos. Mi pistola, entre mis temblorosas manos, parecia de esas de juguete que vendian en la feria. Nos quedaba por subir una planta y, al menos a mi, ya me faltaba el aire. No sabria decir si por el exceso de ejercicio en esos pocos segundos o por la falta de valor ante lo que intuia que iba a suceder. Mientras corriamos por el pasillo de ese hotel perdido en la montana, no hacia mas que pensar que aquellos de quienes la protegiamos, esos a los que llamabamos los otros, nos habian alcanzado. Cuando llegamos al umbral de la habitacion, mi companero grito apuntando con el arma a lo desconocido. Yo hice lo mismo que el no porque supiese que eso era lo que tendria que hacer, sino como aquel nino inocente que copia a su idolatrado hermano mayor. Al entrar en la habitacion, la imagen era grotesca. La chica presentaba el labio roto y una herida sangrando levemente por la mejilla. Con sus brazos, se estaba sujetando su propio cuerpo, como si tuviese mucho frio. Empece a buscar sangre que brotase de sus antebrazos como consecuencia de alguna herida mortal que se estuviese tapando. No encontre rastro del liquido rojo. En ese momento di gracias por no haber llegado demasiado tarde. Gire la cabeza, buscando a Robert, y la imagen que vi me recordo que yo tambien tenia una pistola entre mis manos y que seguramente tendria que utilizarla. El miedo que irradiaba ese chico en sus ojos y que imprimia en el arma que tenia asida con fuerza en sus manos dejaba entender cuales eran sus intenciones. Estaba apuntando a la chica a menos de dos palmos de su pecho, a esa distancia era imposible fallar, a esa distancia seria inhumano pensar en disparar. El concepto a quemarropa se sentia excesivo en esa atroz escena. Mi companero le grito que parase. Yo no dije nada, el miedo me acunaba entre sus fuertes brazos, ahogandome en mi propia cobardia. De repente, un fogonazo ilumino la habitacion. El estruendo de la pesada pistola que Robert tenia en sus manos empequenecio el horror que sentia. En ese mismo momento, le disparamos, como si esa accion pudiese retroceder lo que le hizo a esa pobre chica, a tan solo dos palmos de su pecho, solo a dos palmos. No podia creerlo. Primero disparo mi companero, por supuesto. La experiencia le indico lo que tenia que hacer. Yo dispare despues, pero porque la salva de mi companero me recordo que eso era lo que se esperaba de mi, no porque quisiese hacerlo. Su disparo hizo lo correcto, lo que nos ensenaron. Le secciono la rodilla para poder inmovilizarlo. Mi disparo no tuvo tanta suerte, iba dirigido al mismo sitio, su rodilla, pero el segundo que dude en disparar fue tiempo suficiente para que ese chico, Robert, bajase el cuerpo y yo le atravesase el cuello, matandolo al instante. No me hizo falta buscarle un pulso que sabia que habia dejado de recorrer su cuerpo. Ese fue mi primer muerto. Esa fue la primera vida que quite. Y, lo peor de todo, si es que hay algo peor que eso, fue descubrir que Robert, aquel asesino que mate, al final, era inocente. PARTE I Capitulo 1 En un geriatrico empezo todo En un geriatrico empezo todo. Residencia Luna Nueva. Quiza no sea el lugar mas apropiado para empezar una historia, un lugar donde acaban las vidas de aquellos que viven, sobreviven o malviven en sus dependencias. Su nombre considero que no fue nada acertado. Luna Nueva. Cualquier residencia tendria que estar alejada de un apellido como Nueva. En sus pasillos y habitaciones, con ese olor a ceniza impregnado, se agotan los ultimos momentos de personajes tan pintorescos y maravillosos anos atras, que bien podrian ser los personajes de esta historia. Pero en la habitacion 33 es donde se encontraba Erlinda, hilo inicial en el que empezo todo lo que quiero contaros. No es la persona que ocupara la mayor parte de esta historia, ni la pieza mas importante de este puzle, pero, como cualquier rompecabezas, cada fragmento, por pequeno e infimo que sea, es parte del todo. Erlinda era odiada en la residencia por su lengua afilada e hiriente. Era amada por su inteligencia y sabiduria. Era detestada por su intolerancia ante el mas minimo error o descuido. Era adorada por su creatividad y gusto por el buen hacer. Era irritante en su tono condescendiente y prepotente, una cualidad que ya de por si te da la vejez en sus ultimos momentos. Era un personaje que, alla a donde fuera, no era tratada con indiferencia. De caracter complejo mas que complicado, poseia un aura de respeto y poder que la rodeaba alrededor de su eterna silla de ruedas. Sus verdes ojos, ahora acuosos por una ceguera tardia, habian visto belleza que podria llenar diez vidas de sus contemporaneos. Devoradora de miles de libros, que fueron semilla de una inteligencia y sabiduria abrumadora, le dotaron de la capacidad de herir con varias palabras y un par de verbos al mas poderoso de sus enemigos. Sus manos, huesudas y enhebradas en venas, temblaban acompanadas del tintineo metalico de anillos y pulseras, una cantidad indecente de joyas que las cuidadoras hacia anos ya dejaron de pedirle que las dejara en el cajon de su mesita. Esas manos que muchos anos atras acariciaban con un pincel un lienzo y lo transformaban en una ventana con color y alma, una cualidad que descubrio en sus anos mozos y le permitio vivir de su don el resto de su vida. Un exito que hasta le permitio en sus ultimos dias costearse una limpia habitacion y tres sencillas comidas en la residencia Luna Nueva, logrando mantener la poca autonomia que le quedaba fuera de la casa de su unica hija. De la habitacion 33, solo se escapaba silencio y tranquilidad, cualidades que solo se veian amenazadas cuando alguna cuidadora o enfermera se atrevia a aconsejar, mas que recriminar, a la recta Erlinda, y esta lanzaba alguna frase corta, directa, hiriente y tan cierta que lograba sacar de sus casillas a quien hubiese tenido la osadia de molestarla en su anciana calma. Pero ese silencio tan triste que acompana siempre a la vejez se suavizaba cada lunes, cada martes y cada miercoles. Esos tres dias todo cambiaba para la estricta Erlinda. Era cuando su nieto le regalaba el milagro de las palabras, esos simbolos que su ceguera le robo de por vida y por la que hubiese acortado su ya de por si corta existencia por volver a leer solo un libro mas. Dan, porque Daniel no le gustaba que le llamasen, y menos Dani, que le sonaba ridiculo, entraba en la habitacion 33 y le daba dos besos a su querida abuela. Nunca le preguntaba como estaba, porque sabia que muy bien no le iba a contestar. Nunca se interesaba por lo que habia hecho ese dia, porque la respuesta <> no aportaba mas que soledad. Nunca le preguntaba que hacia, porque una anciana ciega y en silla de ruedas de un limitado abanico de actividades podia disfrutar. Solo le saludaba con esos cortos besos que tanto bien les hacian a los dos, se quedaba quieto sin mirarla a los ojos y esperaba el mantra que Erlinda le regalaba a el y solo a el. <>. Esas tres palabras que de especial nada parecen tener eran el tesoro mas preciado de Dan y Erlinda. Era ese saludo que la anciana solo le brindaba a su querido nieto. Quien los escuchase nunca llegaria ni tan siquiera a vislumbrar el carino y respeto que contenian esas palabras. Despues de su peculiar y obligada presentacion, Dan cogia el libro que estuviesen leyendo de la pequena biblioteca, se sentaba y daba comienzo uno de los unicos momentos que Erlinda podia decirse que disfrutaba, aparte de oler una buena pintura, pero eso ya os lo explicare mas adelante. El origen de esa peculiar rutina venia de cuando todavia ella vivia en casa de su hija --Mara--, con su yerno --Osorio-- y sus dos nietos. Dan contaba todavia doce anos cuando una tartamudez nerviosa llevaba martirizandole ya cuatro anos. Esa limitante dolencia le obligo a visitar al logopeda mas famoso de la ciudad. Sismundo Roque se llamaba. Un nombre muy poco acertado para ser logopeda. Cuando su madre saludaba al doctor, Dan tenia que esforzarse cuando se dirigia a el, diciendo un tenso <>, con las mejillas sonrojadas y los ojos achinados mientras las eses le raspaban el paladar, lengua y labios hasta formar un siseo del que hasta su familia se sentia avergonzada. Ante tal presentacion, Sismundo les contestaba con un <>, porque, ademas de tener un nombre poco apropiado para ser logopeda, aquejaba de un ligero frenillo. El doctor gangoso, porque asi lo llamaba Dan, le exploraba, le miraba, le abria la boca y se quedaba observando dientes, muelas y lengua como quien se queda esperando la inspiracion divina y, sin mas que hacer, a los cinco minutos comenzaba la sesion. <>, le decia cada dia. Y asi transcurria la sesion; Dan leyendo en voz alta con la cara roja y una expresion de tirachinas en su boca, y su madre mirandole con tez cenuda y labios tensos de desaprobacion por el molesto tartamudeo. Asi empezo su pasion por la lectura, forzada al principio, pero que con la practica y la costumbre se transformo en una gran aficion. Y la persona receptora de esas largas sesiones entre libros no fue otra que Erlinda, quien, debido a su ceguera incipiente, no podia disfrutar de la magia de los libros. Esa hora de lectura obligatoria por las tardes, con Dan como orador y Erlinda como publico, se repetia de forma diaria, de lunes a domingo. Y esa hora se iba alargando a una hora y media, luego a dos. Los libros se transformaban en manuales de texto escolares en epocas de examenes y asi le ayudaba a estudiar. Decenas, centenares de libros pasaron por los ojos de Dan y se decantaron en los oidos de Erlinda, uniendolos mas y mas todavia. Eso y la pintura, pero ese tema ya os lo explicare. Volviendo a la habitacion 33, a ese tiempo contenido que solo una residencia puede transmitir, se escuchaba a Dan como recitaba sobre Atticus Finch, el encantador y etico protagonista de la novela que leia. Esa voz temblorosa, intermitente y tartamuda que tenia con doce anos fue pasando poco a poco a una voz dulce, calida y pausada ahora, con sus veinticinco. Esas interminables sesiones de lectura forzada que el logopeda Sismundo le receto lograron el objetivo que hasta el doctor gangoso no se esperaba. Pero ese dia fue distinto. Para ser mas exactos, esas ultimas semanas habian sido distintas, aunque Dan no fuese consciente de ese cambio. Todo aquello que comenzo a pasar esos dias sucedia en la 35, una habitacion que llevaba desierta el ultimo mes porque su inquilina fue despedida de la unica forma que una residencia puede deshacerse de sus ocupantes. Tras el muro que separaba las dos habitaciones, se encontraba alguien escuchando. Esa silueta se movia esquiva por la habitacion, deslizando su sombra causada por un unico punto de tenue luz situada en la mesita de noche, disfrutando furtivamente de una lectura a la que no habia sido invitada.

  • Plastic detox de Jose Luis Gallego

    https://gigalibros.com/plastic-detox.html

    Este libro no es para ecologistas convencidos, ni militantes, ni extremistas, este libro no pretende criminalizar el plastico. Este libro es para todo tipo de consumidores, que dia tras dia son cada vez mas conscientes del terrible impacto del plastico sobre el medio ambiente, y quieren poner remedio. La pregunta es si es posible hacer cambios positivos sin cambiar radicalmente nuestro estilo de vida. Y la respuesta es si, absolutamente. Este practico libro sugiere alternativas al plastico, para todos los bolsillos.

  • El conspirador de Humphrey Slater

    https://gigalibros.com/el-conspirador.html

    Todos guardamos secretos. Harriet, una joven inglesa candida e inocente que acaba de casarse con un comandante de la Guardia de Granaderos mucho mayor que ella, Desmond Ferneaux-Lighfoot, esta a punto de descubrirlo.Obnubilada por la prestancia y la inteligencia del hombre con el que ha decidido compartir su vida, unas extranas postales que llegan a su casa sin remitente ni texto seran la senal de alarma, el preludio de un peligroso juego del que Harriet ignora las normas, pero al que se ve abocada sin remedio. Sera entonces cuando conozca el verdadero rostro de su esposo…Fallecido en Espana en 1958, Slater nos dejo como legado este magistral relato acerca de la lealtad y la traicion, escrito en una prosa ironica y mordaz.

  • Mujeres en pie de guerra de Susana Koska

    https://gigalibros.com/mujeres-en-pie-de-guerra.html

  • Un lugar sobre el arcoiris de Miguel De Leon

    https://gigalibros.com/un-lugar-sobre-el-arcoiris.html

    Una historia sobre el amor, sobre el paso del tiempo y sobre lo efimero de la felicidad.

  • Desde la otra Orilla de Patricia Alcantud Obregon

    https://gigalibros.com/desde-la-otra-orilla.html

    ?Hasta donde llegarias por amor? ?Y por desamor? ?Cual es el limite que indica que ha llegado el momento de decir adios?
    Todo eso se pregunta Irene, sin poder encontrar las respuestas. Ella, una chica joven como cualquier otra, vive sumida en una rutina que, poco a poco, esta acabando con su ilusion. A pesar de llevar anos viviendo con su pareja, no consigue sentir esa palabra que muchos llaman felicidad.
    Ella es consciente de que el refran que tantas veces ha escuchado: No hay mayor soledad que la que se siente aun teniendo compania, es cierto; por eso sabe que ha llegado el momento de dar un giro a su vida y romper con todo lo que conocia hasta entonces.
    Irene se siente sola, incompleta y perdida en este mundo que no se detiene nunca. hasta que conoce a Dani. Por destino o por casualidad, este chico moreno de ojos oscuros llega a su vida justo cuando mas lo necesita. Asi, sin esperarlo, casi sin darse cuenta, se va enamorando como nunca antes lo habia hecho. Pero. siempre hay un pero; y esta vez ese pero es que a Dani y a ella los separan muchos kilometros de distancia.
    ?Podra su amor salvar esa barrera? ?Es conveniente abandonar el pasado y lanzarse a vivir un futuro incierto? ?Sera capaz de dejar todo atras y arriesgarse a vivir el verdadero amor, por mucho que este duela?
    Eso. solo lo descubriras leyendo esta historia.

  • Ardiente verano de Noelia Amarillo

    https://gigalibros.com/ardiente-verano.html

    Maria, una joven con un hijo adolescente, se prepara para afrontar las vacaciones estivales en el pueblo de su exmarido. Solo hay un pequenisimo problema. !Odia el pueblo! ! ?Que va a hacer alli durante todo un mes? ?Visitar el castillo? ?Banarse en la fuente? ?Pasear? !Aburrirse como una ostra! O quiza no. Un dia, harta del calor, se escapa al bosque. Sus pasos la llevan hasta una cabana escondida, donde experimentara juegos prohibidos a manos de un hombre que impide que vea su rostro... Un desconocido que le susurra ordenes y al que desea mas de lo que jamas pudo imaginar. Un extrano que parece conocer sus mas intimos deseos, satisfaciendolos, y del que es incapaz de alejarse.
    ?Podra ignorar sus mas secretas fantasias o se rendira a ellas... a el, a un hombre al que ni siquiera puede ver el rostro?

  • Lavinia de Ursula. K Le Guin

    https://gigalibros.com/lavinia.html

    Lavinia crece sin conocer otra cosa que la paz y la libertad hasta la llegada de sus pretendientes. Su madre exige que contraiga matrimonio con el apuesto y ambicioso Turno. Pero los augurios y las profecias de los manantiales sagrados afirman que debera casarse con un extranjero, que provocara una guerra y que su marido no vivira demasiado tiempo. Al ver que una flota de barcos troyanos llega remontando el Tiber, la joven decide tomar las riendas de su propio destino. Y asi nos cuenta lo que Virgilio no hizo: la historia de su vida y del amor de su vida. Le Guin da voz a este personaje surgido de la Eneida de Virgilio en una novela que nos transporta al mundo semisalvaje de la Italia antigua, cuando Roma no era mas que una aldea mugrienta situada cerca de siete colinas. Lavinia es un libro sobre la pasion, la guerra y el precio de la guerra, generosa y austeramente escrito por una autora en la cuspide de su talento.

  • Lambs of God de Marele Day

    https://gigalibros.com/lambs-of-god.html

    La novela en la que se basa la serie de HBO Espana
    TODOS LOS CUENTOS DE HADAS TIENEN SU LADO OSCURO
    Para Iphigenia, Margarita y Carla, las ultimas tres hermanas de santa Ines, el monasterio en ruinas en el que viven es todo su mundo. Ellas son las unicas habitantes de su remota isla australiana, olvidada de la iglesia y del mundo, en la que el tiempo parece haberse detenido.

  • Amor entre las sombras (Club del Crimen 3) de B. Amann

    https://gigalibros.com/amor-entre-las-sombras-club-del-crimen-3.html

    Dos hombres que lucharan por amarse en un mundo que no lo permite. Peter Brandon y Robert Norris estaban destinados a estar juntos desde crios pese a la epoca en que nacieron, la sociedad que les rodeaba y la resistencia a admitir un amor mas alla de los convencionalismos. Una profunda amistad que se convirtio en amor con el paso de los anos, con el roce constante, con las risas compartidas y las frecuentes discusiones. Creyeron poder crear un futuro, juntos, pero el destino se volvio contra ellos. Martin Saxton seguia libre y esperaba el momento oportuno. Entre las sombras, hilando una telarana de secuestros, muertes y amenazas que les cercaba lentamente. A ellos y a cuantos les amaban, poniendoles en peligro. En una epoca en la que unicamente importaban las apariencias lucharon por cambiar las cosas. Por defender a quienes no podian hacerlo por si mismos. A quienes a nadie importaban. Lucharon por un amor mas fuerte y profundo que la obsesion de un hombre por destruirlo.

  • Enemigos de Esparta de Sebastian Roa

    https://gigalibros.com/enemigos-de-esparta.html

  • Babilonia (Panorama de narrativas) – Yasmina Reza de Yasmina Reza

    https://gigalibros.com/babilonia-panorama-de-narrativas-8211-yasmina-reza.html

    Elisabeth, ingeniera de patentes del Instituto Pasteur, ha entrado en la sesentena, esta triste por la muerte de su madre, melancolica por el recuerdo de un amor de juventud perdido y algo mas sola desde que su hijo se ha independizado. Por lo demas, vive una existencia placida y monotona con su marido Pierre. Para alegrar el animo, decide organizar una fiesta de primavera a la que invita a varios amigos y vecinos, entre ellos los Manoscrivi, que viven en el piso de arriba. El, Jean-Lino, tambien enfila la sesentena, y ella, Lydie, es cantante de jazz aficionada.

  • En el frio invierno de Olivia Chloe

    https://gigalibros.com/en-el-frio-invierno.html

    Esas Navidades iban a ser muy diferentes para Sonia. Sus padres ya no estaban y la soledad seria su companera.

  • Confusion de sentimientos de Stefan Zweig

    https://gigalibros.com/confusion-de-sentimientos.html

    Roland, un joven estudiante, esta a punto de abandonar los estudios cuando su padre decide enviarlo a la universidad de una pequena ciudad de provincias. Alli, un brillante profesor despierta en el una nueva pasion: el amor al saber. Deslumbrado, el joven se acerca al maestro y le propone ayudarlo a concluir la gran obra de su vida. El profesor acepta el ofrecimiento, pero pocas veces manifiesta la gratitud que el discipulo ansia y en ocasiones incluso lo trata con una distancia que lo atormenta. Tan devoto como inseguro, Roland se pregunta por que no es digno del interes de una persona tan maravillosa como el admirado maestro, ?tan despreciable lo considera? La respuesta, sin embargo, es mucho mas compleja y desconcertante de lo que podia sospechar, y solo en el otono de su vida, cuando el mismo se ha convertido en un respetado profesor, es capaz de evocar unos hechos que, ahora lo sabe, marcaron su vida mas que todos los honores o los exitos profesionales.

  • Besos de cereza de Lorraine Coco

    https://gigalibros.com/besos-de-cereza.html

    ?Puede el primer beso marcarte para toda la vida?
    Andrea creia que no, pero lo cierto es que durante los ultimos doce anos, no ha podido olvidar el suyo. Cuando, de la forma mas inesperada, el chico al que entrego ese beso, aparece en su trabajo convertido en un atractivo hombre, cree que se trata de una jugarreta del destino. Mas aun cuando se ve obligada a quedar con el y con su carismatica hija, por el bien de su sobrino, Nico.
    A partir de ese momento, su vida se convertira en una aventura, un mar de tentaciones y muchas preguntas que no sabe si esta preparada para responder.
    ?Conseguira mantenerse a salvo, o caera rendida en su trampa de besos de cereza?

  • Tu eres mi mejor medicina de Paris Yolanda

    https://gigalibros.com/tu-eres-mi-mejor-medicina.html

    Lucas y Yolanda viajan a Espana con la idea de reencontrarse con sus amigos y revivir juntos un sinfin de buenos momentos. Nada mas lejos de la realidad, puesto que en cuanto pisan territorio espanol, se dan cuenta de que las cosas han cambiado bastante y que ya nadie es lo que era.

  • Barrio Bravo de Roberto Melendez

    https://gigalibros.com/barrio-bravo.html

    ?Por que amamos la pelota? En mi caso lo he pensado muchas veces, pues parto de esa certeza: amo este juego desde todos sus contornos, tambien los mas oscuros, si no esto solo se trataria de un relamido ejercicio paradigmatico y no de tierra y piel humana. Perfectible, por supuesto; mundano, sin dudas. El futbol, popularmente expandido, brinda un lenguaje culturalmente expresivo, cuyo reflejo es el mismo dia a dia a traves de sus personajes, canchas, dilemas y dialogos. Barrio Bravo comenzo como un humilde espacio de internet en el que decidi explorar las distintas experiencias y facetas que se viven a traves y alrededor de la redonda. Un partido desmenuzado desde una aparente jugada secundaria; el camino de un jugador en la cancha, y mas alla de la cancha; los cuentos del pasaje que tienen tanto de verdad como de fantasia; mis propios recuerdos, que ya no se si son propios, pero sin duda me otorgan un origen. Ha sido una ruta esforzada, aunque plenamente satisfactoria. El inicio, hace dos anos atras, fue con noventa amigos como espalda de un proyecto entusiasta aunque poco claro; hoy llenamos todos los estadios del mundo y lo claro es que si existe un para adelante. Este libro nace del deseo de pasear junto a una pelota por diferentes escenarios que alguna vez fueron y otros que tal vez no; jugadores inmortales, como Totti, Pele, Salas, y Elias Figueroa, y otros tal vez no tanto, pero aun cuando anonimos, llenos de pasion; la industria misma y el barrio mismo; el futbol, la letra y la calle..., la realidad y la ficcion como una misma cosa. Fantaseemos un rato, pues, probablemente, aquello sea lo mas real del futbol. PRIMERA PARTE El jugador que no quiso dejar de serlo Es una juerga mas. Tiene ganas de mear. El bano maloliente del bar suburbial no brinda tregua, asi que sale del local a buscar una esquina con la cerveza en la mano. Siente el alivio, tambien el agradable paso del viento por debajo de las bolas. Inhala, pletorico y reconfortado, evacua al aire libre y deja el nombre en una pared gastada. Tararea una cancion de Arctic Monkeys, esos que fueron sus vecinos en Sheffield y que desde hace poco la revientan en las radios britanicas. Al dia siguiente no hay partido, el entrenamiento es por la tarde y hace dos minutos ha decidido que no ira a trabajar a la fabrica. La fria cerveza esta magnetica, al igual que esa pelirroja escocesa que hace pocos minutos le mostro el tatuaje que lleva detras de la oreja derecha. Sonrie, satisfecho de aquello que le espera, conforme con una decision que le es propia, pues va de rebelde, y es asi como encaja y engrana su conciencia; asi mide su propia idea de respeto, algo que en algun momento perdio, y que ahora, a punta de peleas, amores fugaces y decisiones contra la corriente, cree haber recobrado. La noche parece no tener temperatura y el cielo fue secuestrado por la neblina. Enciende un cigarro y, una vez mas, aparece ese maldito recuerdo de hace cuatro anos, cuando con veinte centimetros menos y un millon mas de ilusiones, fue desechado por el equipo de sus amores y donde hizo todas las inferiores. Desde aquel dia en que salio corriendo de las instalaciones del Sheffield Wednesday --con los ojos cerrados y las lagrimas banandole el rostro-- su vida ha sido asi: interminable y angustiantemente inmediata. Porque alguna vez sono con hacer eterno su nombre, pero eso parece que fue hace tanto... Se termina de un buen sorbo el resto de chela que le queda y emprende el regreso al bar. De pronto, poco antes de llegar, alguien es arrojado desde adentro de manera brutal: es <>. Un amigo suyo que efectivamente es sordo. Detras del Sordo, cayendo, aparecen dos sujetos que lo embisten en el suelo, dandole patadas. Atonito, observando la escena, sin entender nada, cierra el puno con los nudillos encostrados; mira para todos lados, no aparece nadie al rescate, solo la pelirroja que grita por ayuda. Sin pensarlo se arroja de pique al area y clava dos voleas, una en el culo, otra en la espalda. Mientras El Sordo tiene la boca rota y se retuerce en el suelo, el delantero comienza a mostrar la testosterona acumulada, ademas de toda la actividad pendenciera sumada en el frustrante paso de los dias. Y los golpea duro, aun siendo mas flaco que ellos, como si nada importara, como si la calle y la mocha fuesen su real origen. Es cierto que recibe y ya tiene la nariz quebrada, pero mucho menos que el par de matones reducidos a nada por ese muchacho que descarga la mierda, sin pausas, sin miedo. Ya con el par de sujetos caidos, los escupe y les saca las billeteras, como castigo y porque quiere mas cervezas. Al acto llega la policia. Tiene veinte anos y es condenado a usar un brazalete electronico, cumplir un toque de queda que lo obliga a estar en su hogar siempre antes de las 18.30 horas, y no moverse en un radio superior a ochenta kilometros. El mazazo para el joven futbolista es fuertisimo. El escandalo no consta en ningun medio, claro, a nadie le importa lo que haga el delantero del Stocksbridge de la septima division inglesa. Aun asi, su carrera parece estar arruinada, su vida en el fango, la pelirroja ya desaparecio. El club planea caducarle el contrato que consta de un salario de cuarenta euros por partido. Pese a ser el goleador y quizas quien cuenta con mayor proyeccion en la plantilla, los problemas no son una novedad y lo tienen con pie y medio fuera de la institucion. Reconoce el panico, tiene miedo. El asegura que el futbol es todo lo que ama y lo unico que hace bien. Promete cambiar, pero principalmente, bajo la angustia, promete lo mejor que conoce: goles. Es jueves, un jueves cualquiera. Son las 17.30 horas y el partido va 1-1. Debe irse, si no la cosa se le puede poner peluda. Viene la modificacion, pero pide un minuto mas. Van sesenta y quiere una chance, sabe que la defensa rival ya esta agotada y se siente rapido, porque lo es. Su madre ya tiene el auto encendido y le toca la bocina. No la toma en cuenta y se planta en medio del campo, rechazando los bocinazos y la inminente modificacion. El tecnico lo llena de garabatos, aunque interiormente lo conoce y sabe que quizas pueda pasar algo. Aguanta el cambio una jugada mas. Un melon con vino para adelante, un pelotazo sin gran calidad pero lleno de intencion; y corre, sin dejar de acelerar, nunca deja de acelerar; alcanza el balon, tiene el arco en la mente y planta el bombazo a treinta metros: GOLAZO. No hay tiempo para festejar, sigue corriendo, salta la reja que limita pequeno el estadio con la calle y sube al auto. --Por poquito --le dice a su vieja, mientras ella sin mirarlo, pone primera. Deslenguado, frivolo y temperamental, fruto del acido paseo de una experiencia tosca y acontecida, de la que tuvo que salir airoso a punta de punetes, transformandose en un conchasumadre, porque quizas asi valia la pena, porque quizas asi igualaba, un tanto, a la puta vida seca. De la boca para afuera y las palabras que llenan el elogio de la virtud, pero cada quien clama como sobrevivir. Al final de cuentas, lo importante es hacerlo. Pero en ese adusto rostro palido, lleno de escepticismo, habitaba algo mas que solo revancha, porque estaba enamorado de jugar y, en esa pasion, busco una conquista. Cada segundo lo hacia mas improbable, pero cada gol alimentaba una tierna esperanza. Y la abrazo con fuerza. Infantilmente no dejo de sonar, anadiendo a eso el caracter que le dio la oscuridad para no intimidarse por el paso del tiempo ni por el eslogan de lo probable. No paro de hacer goles, le sacaron el brazalete y siguio haciendo goles, pasando al Fleetwood Town de la quinta division. Hizo treinta y un pepas en treinta y seis partidos, y llevo a su escuadra a un inesperado ascenso. Con los papeles manchados --y ya con veinticuatro anos a cuestas-- parecia que debia ganarse los morlacos en la sombra del profesionalismo, sin embargo, su irrupcion era real. No era solo un jugador rapido que hacia goles, tambien entendia el juego, podia recostarse por las bandas o descender y asociarse. Por supuesto, agil y astuto en el area. En definitiva, un delantero lleno de condiciones. Asi lo vio el Leicester, un equipo que militaba en segunda y que no dudo en pagar dos millones de dolares por el, el precio mas alto pagado jamas por un jugador venido del mundo amateur. Paso el tiempo. Al principio la adaptacion al ritmo y la presion fueron dificiles, pero nada imposible para quien venia del infierno. Fue determinante en el ascenso de su equipo a primera y, en la temporada 2015-2016, se convirtio en el goleador de la Premier League. Misma temporada en que el humilde Leicester, con su goleador a la cabeza, hizo de la realidad un poco de fantasia y dejo a los grandes clubes de la isla como Chelsea, Arsenal o Manchester United mirando desde abajo. Con veintinueve anos, aquel desconocido que peleaba afuera de los bares transformo su nombre en referencia planetaria; que importaba que haya tardado, si finalmente llego escribiendo su huella al vaiven inolvidable de la calle. Su nombre: Jamie Vardy. Curiosidades del destino: la unica vez que Leicester estuvo cerca de ser campeon habia sido en 1929, ano en que el Sheffield Wednesday lograra la consagracion. Seria un hincha y jugador descartado de ese equipo quien comando algo insospechado y extraordinario. Como el vuelco en la vida de Vardy, ese jugador que no quiso dejar de serlo, aunque tuviera un brazalete condenatorio en el pie. El Sordo cuando va al estadio se sienta en primera fila, la pelirroja lo ve por la tele, Vardy se mira al espejo y, ahora si, encuentra el respeto que buscaba. El milagro de Estambul La crisis financiera en mi familia se instalo con su agresividad natural, la mensualidad universitaria se volvio inviable y mis dias de mimado se acabaron de un plumazo. Lo intente como mesero pero mi pulso me invito a renunciar tras una jornada de tres platos rotos y varias puteadas en tono urbano. Mande mi curriculum anorexico a distintas partes, por supuesto rebotando como limonada tibia. Picando cero, no me quedo otra que dirigirme al clasico <>, el metodo nacional por excelencia. Fue asi como termine de asistente de ventas de un proyecto inmobiliario en unos edificios de la comuna de San Miguel. Sin nada de experiencia y con apenas veinte anos, era yo quien intentaba convencer a clientes recelosos que en esos sesenta metros cuadrados debian sellar el negocio de sus vidas, la sonada casa propia y el futuro de su prole. Y a pesar de que <>, el sabueso experto que increiblemente cerraba todos los tratos, me dio la magica receta <>, mis numeros estaban en rojo y la patada en la raja ya la estaba sintiendo hace semanas. Cada dia era mas dificil levantarse, en la universidad estaba definitivamente en la rama, y vender algo que no me convencia efectivamente me superaba; si, para ser vendedor hay que tener una retorica especial y el estomago duro. Tocaba una nueva jornada laboral y camine al metro con la obvia alegria de saber que estaria lleno, me puse los audifonos y, junto a <> de The Beatles, trate de hacerme el gil. Me subi al vagon sintiendo el aroma propio de felicidad que suelen tener y abri el cuerpo de Deportes del diario que le habia robado al vecino desde su choapino. Como es habitual, no habia nada muy interesante, pero si una informacion que valorare por el resto de mi vida: ese dia se jugaba la final de la Champions League entre el gigante AC Milan y el historico Liverpool. Y a mi que me gusta eso de las senales del destino, el hecho de que el cuarteto leyenda del puerto ingles estuviera en mis oidos determino mi conviccion; me baje del metro, adios pega, viva el futbol. El ambiente en Estambul derretia los frios topicos europeos; setenta mil fanaticos multiplicando la energia del tiempo, transmitiendo electricidad. Los forofos italianos aparecian expectantes y seguros de estar cerca del septimo dominio europeo, y no se trataba de arrogancia, mas bien se sustentaba en un equipo acostumbrado a ganar, con un portero en forma (Dida), una solida defensa (Cafu, Nesta, Stam, Maldini), el mejor mediocampo del mundo (Gatusso, Pirlo, Seedorf, Kaka) y dos <<9>> de epoca (Shevchenko y Crespo). Su director tecnico, Carlo Ancelotti, no se resto favoritismo, y su propietario, el viejo verde de Silvio Berlusconi, ya habia llenado de bailarinas su mansion. A pesar de ello, el local ese dia en el estadio Olimpico de Ataturk era el otro equipo, Liverpool. Lo de la parcialidad inglesa conmovia, el raspado de sus gargantas agredia, envolvia y entusiasmaba. El equipo porteno del norte ingles contaba con el pedigri del palmares --cuatro titulos anteriores--, pero habian transcurrido veintiun anos desde la ultima conquista importante en Europa, mientras su clasico rival ingles, Manchester United, lo ganaba todo. Si, tambien existia ansiedad y presion en la escuadra que dirigia el espanol Rafa Benitez. Tanta presion que al minuto de juego una falta lanzada por el pie de Pirlo encontro solo a dos metros del punto penal a Maldini, y el eterno capitan rossonero la mando a guardar. Gol de camarin y los pronosticos rapidamente comenzaban a confirmarse. El balde de agua fria para los britanicos se sintio en el semblante de los once que pisaban el campo, asi como inmediatamente trastocaba el plan conservador dispuesto por Benitez. Liverpool tuvo que salir mas de lo planificado, pero lo hacia simplemente empujando, mientras con espacios el cuadro italiano dominaba las acciones de riesgo y por momentos le daba un toque a su rival. Y asi llego el segundo, con un Kaka que a la carrera condujo una contra sin desesperarse, leyendo perfectamente el movimiento de la jugada, habilitando entre los centrales a Shevchenko; el ucraniano sin ser gloton, centro al medio para que Crespo decretara el silencio en los latidos del <>. 2-0. Parecia sentencia mortal. Cinco minutos despues, a falta de uno para el final de la primera mitad, nuevamente Kaka dictando catedra, ahora daba un pase extraordinario de cuarenta metros para que otra vez Crespo se llevara los flashes: el argentino pico el balon de primera, suave y con clase al portero Dudek, que termino a medio camino cuando buscaba achicarle el angulo: 3-0. Si, esto estaba sentenciado: con un golazo esencialmente sudamericano, el punal se clavaba en el alma del oponente. Una final de cuarenta y cinco minutos, pense, mientras en paralelo ojeaba mi celular que tenia muchas llamadas perdidas ante mi ausencia laboral. Que cagada. Rafa Benitez trato de morder el ego de sus futbolistas, garabateo, reordeno sus piezas, quiso hacer hervir la sangre de sus jugadores en medio de un animo abatido y carente de respuestas. Desde el otro lado, Ancelotti pedia tranquilidad, solo quedaban cuarenta y cinco minutos para levantar una nueva <>. El futbol es un juego tecnico, pero tambien es profundamente espiritual, y es ese sustrato cualitativo y elocuentemente vibrante el que puede cambiar la direccion de aquello que se presume sentenciado; perseverar por un motivo, encontrar esa causa y arriesgarlo todo. Y mientras Benitez gritaba, Steven Gerrard, el emblematico capitan formado e identificado en el club, exigio con su postura un breve silencio, conectando una simbiosis de pasion: desde las gradas invadia en el camarin un cantico apasionado, fuera de contexto, indistinto al resultado, redoblando en estos tiempos livianos esa anormalidad llamada compromiso. El hincha de Liverpool se sacudio de la mierda sin abandonar y fue ese romanticismo perdido el que reengancho el brio y la verguenza: <> (nunca caminaras solo), y que fuese lo que fuese. Y fue. Liverpool salio totalmente concentrado al segundo tiempo, sin dejar de correr, entendiendo que se trataba de una final, abrazados en la atmosfera inigualable que sus fanaticos brindaban en Turquia. Quien otro que Gerrard ponia el primer descuento a los 54. ?Que cresta hacia el volante en area chica esperando el cabezazo de un centro lanzado lateralmente desde tres cuartos? De eso se trata sorprender y comprender que este juego se gana muchas veces si se mueve al espacio, sin la pelota. Aunque en este caso fue el puro instinto de arrojarse por esa camiseta que llevaba en la sangre. Porque Gerrard no estaba de paso, vivia su historia, la de su club, la de si mismo. Gerrard de nino llamaba a la calle lateral de su casa <>, pues ahi masticaba el dia al lado del balon. Esto no era un negocio, no se trataba de vanagloria, lo era todo. Y el color rojo lo defendia no solo por el y su afecto, tambien por su primo Jon-Paul, quien murio aplastado en Hillsborough, cuando tenia apenas diez anos, e hinchaba ingenua y vivamente por la roja de Liverpool. Steven Gerrard no se iria de esa cancha sin al menos intentar devorarse la inercia del destino y aplastarlo de vuelta. Jugaria como lo hace un capitan, como un futbolista hambriento y como un amigo que no olvida. La celebracion con animo de remontada, de posible, termino de encenderlo todo. Dos minutos despues, Smicer clavo un zapatazo inesperado en la red de Dida y la locura contaminaba al planeta futbol... !Y queriamos volvernos locos! !Y que importa la pega! Ahora la inercia variaba con la brutalidad del empuje, y terminaria provocando el penal de Gatusso sobre quien mas que Gerrard, que arremetio voraz en el area. Una final es mas que jugarla, habia que sentirla y Steven Gerrard lo hacia. Lo increible a doce pasos. Xabi Alonso se paro nervioso frente a la pelota, mirando a ninguna parte. Tomo breve carrera y metio el derechazo pero Dida adivino el lado, !increible, lo fallaba! Sin embargo, el aroma embriagado del capitan estaba en el aire, y Alonso persiguio el rebote, lo cazo y de zurda la mando a la malla: 3-3. La explosion y el futbol en aliento drogado. En seis minutos tres goles y el llanto honesto de los mas fieles. El resto fue tension propia de una definicion de este nivel; Liverpool espoleado por lo acontecido, Milan en blanco, aunque con arrebatos que dejaron lo mejor que hizo Dudek en su vida... y con la suerte necesaria para salvarse de varias, porque a veces tambien toca que la bonita este soltera. Noventa minutos, luego el alargue y todo se cerro en los penales. Milan fallaria tres veces, Liverpool convertiria tres veces. Rafa Benitez estuvo en silencio, sin mirar, acariciando una victoria unica, irrepetible, junto a la musica de sus hinchas, esos que siempre estuvieron y a los que Gerrard perfectamente escucho, interpreto y jugo como uno mas de ellos, y tambien por el, por su club, por sus recuerdos. El trofeo lo levantaria el gran capitan en una imagen eterna, conocida hoy como <>, o el milagro de la pasion, pueden decirle como quieran. Al dia siguiente me despidieron, pero ?como arrepentirme despues de tamana final?

  • Los dias grises, y tu mirada azul de Lorraine Coco

    https://gigalibros.com/los-dias-grises-y-tu-mirada-azul.html

    Tara es diferente desde el dia de su nacimiento. Su naturaleza la convierte en una entre un millon. Pero eso no la hizo sentir especial. Muy al contrario, la obligo a vivir en una burbuja que la protegia del mundo, y de ella misma. Tras la muerte de su madre, se ve obligada a vivir bajo el techo de su padre; un hombre con el que hace trece anos que no tiene contacto y al que solo puede reprochar su abandono. Pero tras las puertas de su impuesto hogar, se abrira para ella un nuevo mundo lleno de oportunidades e inesperadas experiencias.

  • April, adam y la trayectoria de planetas de Andrea Longarela

    https://gigalibros.com/april-adam-y-la-trayectoria-de-planetas.html

  • el constructor de muros de Natalia Walsh

    https://gigalibros.com/el-constructor-de-muros.html

    Tenia poco mas de diez anos cuando lo conoci. Aun puedo percibir el olor a tierra humeda y el sonido de mis zapatos recorriendo el camino hasta su casa, la casa de los Ardwell. Decenas de viviendas georgianas poblaban ambos lados de la calle. Yo las contaba al ritmo de mis pisadas, hechizada por el color ahumado de los edificios. --De prisa, Valery --dijo mi madre. Interrumpi la cuenta--, y recuerda: debes portarte bien. No levantes la voz ni pidas algo si no te lo ofrecen. Se educada y… Mama, que tiraba de mi como solia hacerlo con Paul, nuestro mastin, detuvo la marcha y saco un panuelo de su bolsillo. Me levanto la barbilla y froto mi menton. --?Volvera Paul si me porto bien? --pregunte--. Dime, ?volvera? Sonrei al imaginar a mi amigo brincando por el patio de nuestra casa en Marsella, jadeando como cuando papa le hacia corretear de un lado a otro. --No es el momento, Valery. Y espero no tener que repetirtelo: nada de separarte de nosotras, ni de acariciar animales si los hay, ni de tocar los muebles. Y mucho menos… Clave la mirada en el cielo mientras mama seguia parloteando y tirando de mi con fuerza. Unas enormes nubes negras borboteaban alli arriba y comenzaban a caer las primeras gotas. Escuche refunfunar a mi hermana unos pasos mas adelante. Maldito Edimburgo, decia, maldito y estupido clima. Aunque su pelo seguia liso, no como el mio, Melissa no paraba de tocarselo sin perder de vista el cielo oscuro. Llevaba un vestido negro precioso y el maquillaje impecable. Cuando yo tuviera veinte anos, pense, querria verme como ella. Un zarandeo de mama me devolvio a la realidad. Caminamos durante diez minutos, hasta detenernos junto a una casa algo mas grande que el resto. En total conte tres pisos de piedra ahumada y cuatro enormes ventanales. El jardin frontal consistia en una pequena alfombra de hierba y varios arbustos. En cuanto cruzamos el estrecho camino de piedra que conducia a la puerta mama llamo al timbre. Melissa se sacudio los zapatos y volvio a arreglarse el pelo. Poco despues un hombre vestido de pinguino nos abrio; entonces mama apreto mi mano y me puse muy tiesa. --La senora Ardwell las espera en el salon. Melissa esbozo una sonrisa deslumbrante y siguio a aquel hombre. Yo me deje arrastrar por mama. El techo del hall era altisimo y de el colgaba una lampara de lagrimas que me corto la respiracion. Deje de mirarla al descubrir los mosaicos de las paredes, pero note un empujon que me obligo a seguir. Pronto nos encontramos en una sala de estar de aspecto antiguo, donde aguardaba una mujer mucho mas joven que mama. Tenia la frente amplia y el menton muy marcado, al igual que los pomulos. Tarde un poco en darme cuenta de que el cabello, oscuro y rizado, le colgaba hasta la cintura, y es que iba completamente vestida de negro. Sus ojos me dedicaron un guino. A su lado habia un chico de la edad de Melissa, que saludo a mi hermana con un apreton de manos. Cuando reparo en mi se agacho para besarme. --Pinchas --le dije, frotandome la mejilla. El joven echo a reir. Mas tarde supe que era Robert, el hijo mayor de la senora Ardwell. --Saluda tu tambien a Valery, William. Entonces lo vi. Papa solia decir que nadie recuerda el momento en que aparece la Persona que lo Cambiara Todo, de la misma manera en que se pasa por alto el encuentro con un desconocido. Un apreton de manos, contaba, no es suficiente para leer el futuro. Aquella tarde papa llevaba tres semanas dentro de la caja que unos hombres habian enterrado bajo la hierba del cementerio, y con el sus palabras, por eso mire a William Ardwell creyendo saber quien era. El estaba sentado en el sofa, absorto en un libro. Cuando su hermano mayor le dio una colleja alzo la vista y me escruto durante unos instantes. Gruno, cerro el libro y echo a andar hacia la puerta. Quise ir tras el, pero la mano de mama se me clavo en el hombro. Segui a William con la mirada hasta que desaparecio. Retales Seis noches tardo mama en terminar el vestido que Melissa llevo a casa de los Ardwell, puntada a puntada, con la ayuda de una maquina vieja de coser. Incapaz de dormir, yo la observaba trabajar y me entretenia con los retales que caian al suelo. Cuando viviamos en Marsella, mama solia animarme a disenar vestidos para mis munecas usando la tela que sobraba. Los haciamos por decenas, pero su armario en Edimburgo estaba tan vacio como el mio y alli nadie tenia tiempo para ayudarme con las puntadas. Terminada la noche de faena, mama apagaba la maquina, barria alrededor y los pedacitos de tela iban a parar a la basura. No hubo retales durante nuestra primera semana en Escocia, sin embargo. Hasta el dia en que acompanamos a papa al cementerio mama se nego a salir de la pension. Llegado el momento las tres nos pusimos nuestros mejores vestidos y, mientras caia la lluvia, observamos como dos hombres con la camisa arremangada resoplaban y recubrian de tierra la caja de madera. Nadie salvo el cura dijo una sola palabra. Nadie mas que el nos acompano. Despues de permanecer un rato larguisimo frente a la tierra humeda y revuelta nos invito tomar el te en una salita de los locales parroquiales. --Aun… Aun no puedo creerlo. Mama miraba algun punto en el fondo de la sala, la mano sosteniendo una cucharilla hundida en el azucarero. Me fije en como Melissa la sacudia con disimulo, hasta que solto el cubierto. El cura colmo nuestras tazas de te. --Has vuelto a casa, Ann, a Edimburgo, y tus hijas estan contigo. Los ojos de mi madre empezaron a ponerse vidriosos. Clave los mios en la bandeja de pasteles situada en el centro de la mesa y elegi al azar dos o tres que fueron a parar a mi plato con mas estruendo del necesario. Melissa me pellizco por debajo de la mesa y ahogue un grito. Aunque yo habia intentado no levantar la cabeza del plato, mi mirada se cruzo con la del cura. Era mucho mayor que papa y no sonreia, aunque le caian por encima de las orejas unos mechones pelirrojos parecidos a los de el. --Ann, mirame. --El cura levanto la barbilla de mi madre--. ?Cual es vuestra situacion? Silencio. Pronto ya no quedarian pastas en mi plato, me dije. De un salto baje de la silla y bordee la mesa, hasta alcanzar la bandeja. Melissa no me reprendio cuando me servi casi todas las que quedaban. --En Marsella teniamos el taller --dijo ella--. Habia empleadas, incluso una pequena tienda. Haciamos arreglos, mas que todo. Los meses antes del cierre yo tambien cosia. --?Es suyo el traje que llevas? Todas nos giramos para mirar a Melissa, incluso mama. Mi hermana asintio y se puso de pie. --Bueno, no soy un entendido, pero podria servir. --El cura rodeo los hombros de mama--. Escuchame, Ann. Lo primero sera encontrar un colegio para Valery… Un lugar en el que podais vivir. Melissa te ayudara con el trabajo, y yo te dare algunos contactos. No digo que sea sencillo, pero pondremos los medios y dejaremos que Dios haga el resto. ?Estas dispuesta? Mama murmuro que si. Volvimos a ponernos nuestros abrigos y el cura nos despidio despues de entregarnos una caja muy pesada que apenas pudo sostener con ayuda de Melissa. --Vais a necesitarla… Hay muchos retales que recomponer. De vuelta a la pension, aquella noche, el color volvio al rostro de mama al acariciar la vieja y oxidada maquina de coser. Medidas --El padre McAnthony me ha hablado maravillas de ti. ?Es tuyo ese vestido? La senora Ardwell dejo la taza de te sobre la mesa y senalo el atuendo de mi hermana. Mama asintio; tenia las mejillas rojas. --Es precioso. --Yo... Gracias, senora. --Brenda, Ann, llamame Brenda. Mama se sonrojo aun mas y volvio a asentir. Cuando extendio la mano para alcanzar la tetera a punto estuvo de volcarla. --?Conoce... conoce al padre desde hace muchos anos, Brenda? --!Diria que desde siempre! Oficio mi confirmacion, mi matrimonio y bautizo a los chicos. Nos ha acompanado en algunos momentos dificiles, tambien. --La senora Ardwell agito su larguisima melena--. Pero no hablemos de el, Ann. Me gustaria mucho ver alguno de tus otros trabajos. Llevas anos dedicandote a la costura, ?verdad? --Diria... --Mama esbozo una pequena sonrisa--. Diria que desde siempre. --!Es la mejor! Sus vestidos son los mas bonitos que yo haya visto, solo tiene que mirar el de Melissa. --!Valery! Mama me dedico una mirada dura y yo agache la cabeza. Cuando me atrevi a levantarla, la senora Ardwellreia. --Asi que el vestido mas bonito del mundo. --!Claro que si! --Senora Ardwell, disculpela, no... --empezo mama. --Dime, Valery, ?crees tu que me sentaria bien uno parecido? --Asenti de nuevo y su sonrisa se hizo mayor. Entonces echo la silla hacia atras mientras miraba a mama--. Pues no se hable mas. ?Que te parece si me tomas las medidas, Ann? Mi madre se puso de pie al momento y comenzo a hurgar en su bolso. Melissa apuro el te e indico a la anfitriona que se levantara. --Tardaremos un momento. No sera nada, de verdad, y quedara usted encantada… Se alegrara de habernos hecho venir. Aproveche el revuelo para escabullirme, no sin antes esconder un punado de pastas en mi bolsillo. Solo la senora Ardwell, en pie para que mama le tomara las medidas, noto que salia, y me dedico un guino. Volvi al vestibulo y me asome al salon, donde ya no quedaba nadie. Contemple la majestuosa escalera de madera y aferrada a la barandilla subi un par de peldanos. Dude entre seguir o regresar al salon; luego imagine que William habia tomado ese camino y ascendi uno mas. Al hacerlo, recorde la advertencia de mama: portate bien. Baje los escalones de puntillas y me sente a contemplar la lampara de cristal mientras engullia las pastas. --Melissa, pasame otro alfiler. Eso es, con que anadamos cinco o seis centimetros al bajo es suficiente... ?Y Valery? ?Donde se ha metido esa chiquilla? Corri al salon de te al oir mi nombre y me apresure a regresar a mi asiento. Mama me reprendio con una mueca pero pronto volvio a arrodillarse junto a la senora Ardwell. Su hijo mayor, el chico de la barba pinchuda, entro al poco. Pense que William vendria con el, pero nadie le siguio. --Robert, ?has visto? El padre McAnthony tenia razon. Finalmente Ann cosera un vestido identico al de Melissa, para mi. --Genial, mama. Vi como sus ojos se cruzaban con los de mi hermana y a ella se le escapaba la cinta metrica. Ambos se agacharon para recogerla y entendi por que mama habia sugerido anadir unos centimetros al vestido. Aquella tarde volvimos a casa en taxi, y mi madre insinuo que pronto podria estrenar zapatos nuevos. Melissa resplandecia: como comento, no tardariamos en regresar a la casona. Antes de que la puerta se cerrara detras de nosotras volvi la cabeza en busca de William. El ya no estaba, pero lo estaria. Luto Desde que la senora Ardwell requirio nuestros servicios habia dias en los que ni siquiera pasabamos a que me cambiara despues de clase. Tomabamos el te en, al menos, tres casonas distintas, y solo habia sustitutos para mi uniforme si vivian ninos en alguna de ellas. Mas que un maniqui, yo solia ser objeto de burlas por culpa de mi acento. Terminado el repertorio de vestidos nuevos, que despues vendian, nada mas quedaban las risas de aquellos ninos. Para Melissa, en cambio, cualquier tarde era divertida. Ella parloteaba con los hermanos mayores entre taza y taza de te, mientras mama media y sonreia. Yo era demasiado joven para entender por que nadie se reia de su acento. Una noche, cuando el vestido de la senora Ardwell comenzaba a parecer tal, me acerque a la maquina de coser. --Apartate de la luz, Valery --dijo mi madre. --?Puedo…? --?Es que no me escuchas? --Yo solo… Levanto los ojos de la prenda y senalo una silla proxima. Me sente con las manos sobre la falda hasta que parecio olvidarse de mi presencia. --?Crees que hablo mal en ingles? --pregunte. --Siempre se te ha dado muy bien. ?A que viene eso? --?Y Melissa? ?Habla Melissa mejor que yo? Mama no contesto. --?Tu sabias frances cuando conociste a papa? --insisti. Una vez mas, silencio. Suspire y segui con desinteres el trazo de la aguja, hasta que, incapaz de aguantar un minuto mas sentada, me acerque a la maquina de coser. --Mama, ?por que la senora Ardwell lleva trajes negros? Hice ademan de acariciar el vestido. Mi madre me dio un manotazo y grito que no se me ocurriera poner las manos sobre la tela. --Vuelve a sentarte. !Mas atras! --?Por que negro, mama? El negro es feo y oscuro, ademas se ensucia enseguida… Tironee de su brazo. --Supongo que la senora Ardwell es viuda, y las viudas deben vestir de luto --dijo al final. --?Y por que no haces tu lo mismo? Mama paro la maquina y me miro a los ojos. --Yo tengo que trabajar, Valery. --?Volveremos algun dia a Marsella? Suspiro, me espanto de su taller y siguio cosiendo. La muneca El pago de la senora Ardwell me llego en forma de una muneca Barbie que mama compro en cuanto tuvo su adelanto en la mano. Aquello me hizo pensar que las cosas iban mejor de lo esperado. La prueba definitiva del vestido tuvo lugar dos noches de costura mas tarde. Caminamos las cuatro hasta la casa de la senora Ardwell: mama, Melissa, mi muneca y yo. Aquel dia vimos el sol en Escocia por primera vez, de ahi que nadie echara de menos un taxi. Mucho rato despues, ya en el recibidor en penumbra de la casona, sentia calor en las mejillas. Le pregunte a mi hermana si le ocurria lo mismo, y sus ojos brillantes me contestaron que tambien habia pensado en Marsella. La senora Ardwell nos hizo pasar de inmediato al jardin. --Un dia como este no puede desperdiciarse. !Y en pleno octubre! !Vamos, todos fuera! Melissa, cielo, quitate esa chaqueta. !Me estas dando calor! Mi hermana lo hizo y tambien yo, aunque percibieramos la temperatura como la del mas cruento invierno en Francia. La senora Ardwell comenzo a poner la mesa bajo la pergola. --Lo habia olvidado, ?sabe? --dijo mi madre. --?Te refieres a tratarme de tu, y no de usted, como insistes en hacer? Mama forzo una sonrisa. --Me refiero... me refiero a que aqui tambien sale el sol. La senora Ardwell le froto los hombros. --Pues claro, mujer. El sol sale todos los dias. Todos, aunque haya veces que este detras de las nubes. -- Giro sobre si misma--. !Robert! Hacen falta dos sillas mas. ?Las traes tu? --Volvio a mirar a mama--. No importa donde estemos, Ann. Lo importante es la compania. Mama se quedo parada durante un instante, y luego comenzo a repartir servilletas con gesto ausente. Melissa y Robert aparecieron a los pocos minutos cargados con las sillas que faltaban. Sirvieron te y una generosa racion de pastas. Yo probe unas migas y enseguida me levante de la mesa. La hierba era tan esponjosa como la habia imaginado. Me sente a unos metros de la pergola, lo bastante cerca como para que mama pudiera verme pero lo bastante lejos como para que no me prestara atencion. Cepille el pelo de mi muneca con mimo, pensando en cuantas mas tendria si la senora Ardwell decidia llenar su armario de vestidos nuevos. De vez en cuando levantaba la cabeza en busca de William, pero el no se dejo ver. --... Brenda, no voy a aceptar tanto. --Quiero que lo cojas todo, Ann. --No es justo que... --!No protestes! Mientras los hoteles funcionen todos debemos comer y vestirnos. Hazlo por la nina, y sobre todo por ti. --Yo... --Estoy pensando en un traje de falda y chaqueta; ademas William necesita unos arreglos en su Kilt. Tomatelo como un adelanto. !O un regalo!

  • La leyenda del lipizano de M. F. Masvil

    https://gigalibros.com/la-leyenda-del-lipizano.html

    De las cenizas de la guerra nacera una leyenda…

    La lipizana, una de las mas bellas y finas razas de caballos que existe en el mundo… Sus ejemplares son los favoritos de las principales escuelas ecuestres del planeta.
    Son animales muy agiles, dotados de movimientos graciles, mucha inteligencia y agudos sentidos.
    Desarrollan, con sus jinetes, fuertes lazos que solo pueden equipararse con el de los hermanos entre si…
    Estos caballos tienen, ademas, una particularidad que los hace unicos: nacen con su pelaje de color negro o muy oscuro y al crecer, se les vuelve blanco, el por que ocurre este cambio es todo un misterio.
    Toda raza tiene una historia y las mejores merecen su leyenda…
    He aqui un relato que se remonta a antes del principio y cuenta cual fue el origen de todo lo que hace a estos caballos tan especiales.
    Una historia de amor y sacrificio, donde el valor y la mas pura lealtad daran origen a una magica y conmovedora leyenda que sera, simplemente… inolvidable.

  • El anillo de Grace Marie March

    https://gigalibros.com/el-anillo.html

    MaryAnne no llevaba mucho tiempo en la empresa, ?Por que fue a la fiesta que organizaban?, aun se lo preguntaba y mas teniendo en cuenta que era una fiesta de mascaras, pero todo cambio cuando Spencer llego a la fiesta, desconociendo ambos la direccion del otro, disfrutaron de su mutua compania, pero… ?Que sucedera cuando anuncien que ha llegado el momento de quitarse las mascaras y desvelar su identidad?
    Cuando MaryAnne supo quien era el hombre con el que habia pasado esa velada magica, lo unico en lo que pudo pensar fue en huir y que el no descubriera nunca quien era ella.
    Cuando Spencer se quito la mascara esperando que luego ella se la quitara, se sorprendio al ver como ella huia de el, pero el llego a quedarse con un objeto para poder encontrarla, un anillo.

  • Exigencias de pasion de Andrea Laurence

    https://gigalibros.com/exigencias-de-pasion.html

    Siempre hay margen de negociacion

  • Los secretos del faro de Santa Montefiore

    https://gigalibros.com/los-secretos-del-faro.html

    <> Country Wives <> Amazon Misterio y romance en un paisaje idilico Ellen Trawton esta a punto de casarse con un hombre al que no ama, su trabajo la deprime y su madre se entromete en todos los aspectos de su vida. Cuando un dia descubre un punado de cartas dirigidas a su madre por una tia Peg, cuya existencia hasta entonces desconocia, decide huir. ?Que mejor lugar para romper todo contacto con el pasado que el imponente paisaje de Connemara? Pero tras la salvaje belleza de ese perdido rincon de Irlanda se oculta un misterio que parece imposible de desentranar.

  • La chica de las bambas de Teddy Lester

    https://gigalibros.com/la-chica-de-las-bambas.html

    Una bonita historia de amor de treinta meses cuya escasa duracion termina tragicamente.

  • Espadas de deseo (Templarios 2) de Kaera Nox

    https://gigalibros.com/espadas-de-deseo-templarios-2.html

    Este libro, para mi, ha sido especialmente dificil de escribir. No por la trama (que tambien), sino porque la vida a veces se empena en ponerte la zancadilla una y otra vez. Lo cierto es que Espadas de Deseo deberia haber visto la luz hace mucho, mas de un ano, de hecho. Pero, como suele decirse: <>. Se que no ha sido un ano facil para casi nadie, la COVID-19 se ha encargado de hacernos ver que nunca se puede dar nada por supuesto. Pero para mi ha sido la gota. Mi ano ya se habia torcido mucho antes. Esperaba que despues de un ultimo trimestre del 2019 nefasto, el 2020 me trajera algo mejor. Se me olvidaba que las cosas siempre pueden ir a peor. Perder a mi padre de una forma tan inesperada por culpa del maldito virus sin poder acompanarlo ni despedirnos de el ha sido duro, mucho. Pero el me enseno que la vida sigue, aunque duela, y que hay que seguir luchando. ?Por que os cuento todo esto? Por dos razones. La primera, porque quiero pediros disculpas por la espera. Se que sois muchos los que esperabais con ganas esta segunda entrega de templarios y lamento que se haya alargado tanto. De verdad. La segunda es daros las gracias. Por seguir ahi, por vuestra comprension, por el apoyo y por no dejar de leerme. GRACIAS, de corazon, porque sin vosotros probablemente me habria resultado aun mas dificil sentarme a escribir para terminar esta historia. Y sin mas, os dejo con ellos. Con mis templarios. Esos a los que llevais tanto esperando. Espero que disfruteis de la historia de Jacques y Eva tanto como de la anterior y hare lo posible porque la espera para el siguiente no sea demasiado larga. Deseo Oculto Jacques bajo de un salto del helicoptero. Podia sentir la sangre palpitando en sus venas al ritmo de las aspas. El estres y la emocion de la lucha aun bullian en su interior como si no hubiera dejado todavia el campo de batalla. Y todo por su culpa. Podia llamarlo cabreo o quizas fuera preocupacion, pero la imagen de Dalman, con una herida en su costado de la que manaba sangre a borbotones, rechazando su ayuda y desapareciendo del lugar acompanado de Barthelemy no le ayudaba precisamente a calmarse. Aquello ya habia ido demasiado lejos. --Bajad al salon, curare vuestras heridas por orden de gravedad --gruno sin mirar a ninguno de sus companeros. Engullo la distancia que lo separaba de la puerta de acceso a la mansion en rapidas zancadas, mientras en su cabeza iba construyendose el enorme rapapolvo que planeaba soltarle al joven. El era su superior, el segundo al mando y, como tal, sus ordenes debian ser obedecidas. Vale que quizas la relacion que mantenia con Dalman no era la mas... ?que? ?Cordial?, ?sana? Bufo ante sus propios pensamientos mientras bajaba las escaleras metalicas que le llevarian al tercer piso de la mansion. Ni siquiera sabia que era el para Dalman. Probablemente no le consideraba un amigo, de hecho, estaba seguro de eso. Despues de todo, el se habia encargado de mantener las distancias entre ambos. Rechazo cada contacto, cada intento de aproximacion, cada instante de cercania con el joven y ahora, todas esas decisiones habian vuelto para morderle el trasero. Era cierto que durante el viaje la mayoria de sus heridas habian comenzado a sanar a un ritmo bastante rapido y suponia que con la de Dalman habria pasado lo mismo, pero estaba sangrando tanto... !Joder! El recuerdo de cada una de las veces que habia intentado ayudarle cuando estaba herido volvio a su mente. Aquello no era nuevo. Tal vez ahora curasen mas rapido y fueran mas fuertes y resistentes, pero, ahora que lo pensaba, ni siquiera cuando fue herido en batalla luchando contra los infieles permitio que nadie le atendiera. Ese pensamiento le calmo durante dos segundos completos, hasta que recordo que un par de dias atras habia necesitado ayuda y no habia acudido a el. Su hermano de armas, su superior. Prefirio ir en busca de Aby, una mujer, alguien a quien acababa de conocer, antes que a el. !Que era medico, joder! --!Te he dicho que te sientes y te estes quieto de una puta vez! El exabrupto que llego a sus oidos en cuanto puso un pie en el salon lo saco de golpe de sus pensamientos. Chloe manoteaba sobre el pecho de Bart intentando retirarle la camiseta, mientras el templario se resistia como podia. --!Que me quites las manos de encima, bruja! !No permitire que uses ninguno de tus hechizos sobre mi! --?Hechizos? !Pero seras alcornoque! --Chloe bufo audiblemente y clavo el dedo indice en el pecho de Bart--. Te lo voy a repetir una vez mas, capullo: Soy medico y necesito ver la herida de tu pecho para valorarla y saber si necesita puntos. Te aseguro que si no fuera por eso no te tocaria ni con un palo, pedazo de gilipollas. La ultima afirmacion debio aturdir un poco a Bart, porque la chica empujo una vez mas y el templario cayo sentado en el sofa a su espalda. --Ahora, quitate la camiseta de una puta vez. --?Que esta pasando aqui? --La voz de Philippe hizo que tanto Chloe como Bart se giraran hacia ellos arruinando su diversion. --!Jacques! !Bien! Dile a esta loca que me quite las manos de encima. No necesito que nadie me revise ninguna herida. --Vamos, hermano, no me diras que no eres capaz de librarte de una pequena mujer tu solo. --Philippe no pudo evitar bromear al ver el rostro enfadado de su hermano mayor. --No dano a mujeres --respondio sin apartar la vista de la chica frente a el--, por mucho que lo esten pidiendo a gritos. --!Solo intento ayudarte, maldito capullo! Asi que soy lo bastante buena para salvarle la vida a Dalman, pero no para curarte un aranazo a ti, ?no? --Chloe fulminaba a Bart con la mirada. Sus ojos destilaban furia. Hacia menos de una hora que habia tenido que curar una herida mortal del pecho de Dalman con un botiquin basico y el muy capullo seguia sin fiarse de ella. Mantuvo los brazos cruzados en su pecho y su pie golpeo repetidamente contra el suelo de marmol del salon--. !Eres un jodido cabron! ?Salvarle la vida a Dalman? ?Su vida habia corrido peligro? Jacques decidio que necesitaba algunas explicaciones. Urgentemente. --Explicate. --Clavo sus ojos en los de la rubia con un rictus serio--. ?Que le has hecho a Dalman? --?Que que le he...? !Salvarle la vida! ?Te parece poco? --Chloe se obligo a respirar hondo y calmarse. Aquellos hombres eran imposibles--. Aqui el capullo mayor del reino --explico senalando a Bart que la miraba atonito-- y Dalman aparecieron en el museo. El listo este empezo a insultarme que, si fuera vosotros, en mi opinion profesional, lo enviaria a un curso de control de la ira o a uno de "Como no ser un capullo en tres pasos". Aunque no se si con tres pasos tendra suficiente... --Me encanta esta chica --dijo Rodrigo entre risas ganandose la mirada furiosa de Philippe y Bart--. ?Que? Verla poner a Bart en su sitio es lo mas divertido que he visto en semanas. --Al grano, Chloe, por favor. ?Dalman? --pregunto Jacques intentando mantener la calma, mientras apretaba los punos y se recordaba a si mismo que a Guillaume no le gustaria que danase a la mejor amiga de Aby. --Si dejais de interrumpirme... --Si, la chica estaba tentando su suerte--. Como iba diciendo, este me distrajo y cuando me di cuenta, Dalman estaba a punto de desmayarse. Tenia una herida muy fea en el costado derecho, debajo del pecho. Insisti en llamar a una ambulancia, pero aqui los dos zoquetes se negaron a ello. Asi que le atendi con el botiquin que guardo en el despacho. Limpie la herida, era profunda, pero no parecia haber afectado a ningun organo interno, asi que la cosi y le puse un vendaje. Volvi a insistir en que fueran a un hospital. Tengo la carrera de medicina, pero no rayos x en los ojos --anadio mirando de nuevo a Bart con furia--. El caso es que Dalman parecio estabilizarse, no tiene fiebre y sus constantes son buenas, asi que lo dejamos durmiendo en su habitacion. --?Eres medico? --Jacques la miro incredulo--. Pense que trabajabas con Aby. --Tambien tengo la carrera de Historia --repuso con un encogimiento de hombros--. Y ahora... ?alguien va a decirme de que guerra habeis salido? Por la cantidad de sangre que estais dejando en el suelo cualquiera diria que os habeis peleado con una manada de osos salvajes. Jacques siguio la mirada de Chloe, que recorria uno a uno a sus ensangrentados companeros, y se percato de que ya era hora de ponerse en marcha. Pero antes... --Quiero un informe completo del estado de Dalman, puedes echarme una mano mientras me lo das --exigio al tiempo que ayudaba a Prax a sentarse. --Vaya, no se si darte las gracias por darme permiso o mandarte a la mierda --repuso la chica entre dientes antes de acercarse al sofa en el que estaban dejando al herido. El brazo derecho de Prax colgaba peligrosamente de su hombro. Habia recibido un buen tajo que a punto estuvo de amputarle el miembro y, aunque durante el viaje empezo a curarse, su aspecto aun era preocupante. --Deberiamos llevarlo a un hospital --insistio Chloe mientras ayudaba a Jacques a retirar trozos de tela y limpiar la zona. --Nada de hospitales --gruno Prax. --Ya lo has oido --anadio Jacques--. Ayuda o apartate, tu decides. --Hombres --bufo resignada antes de empezar a preparar lo necesario para volver a unirle el brazo. Si se pensaban que iban a conseguir amilanarla iban listos. Su padre era el rey de los hombres prepotentes, mandones y egocentricos y no habia podido con ella. El hombre que consiguiera hacer que Chloe Favre diera un paso atras aun no habia nacido. La adrenalina comenzaba a abandonar su cuerpo dando paso al cansancio. La mayoria de las heridas ya estaban curadas. Chloe se habia encargado de ellas una vez que Prax estuvo lo bastante estable como para que Jacques pudiera hacerse cargo solo. Bart habia continuado negandose a permitir que la chica le atendiera, insistiendo en que podia esperar a que el terminara. Al menos hasta que Rodrigo, con una sonrisa picara, se bajo los pantalones dejando a la vista una herida cerca de su ingle y se ofrecio voluntario para recibir las atenciones de la <>. Sus palabras. El grunido de Barthelemy resono en el salon y mas de uno, incluido Jacques, tuvo que esforzarse en reprimir la carcajada. Rodrigo ni siquiera intento disimularla y dejo que Martha, el ama de llaves, se encargara de su herida sin parar de reirse mientras Chloe, por fin, atendia la que Bart tenia en su pecho. Eran como ninos. Y cuanto los habia echado de menos sin siquiera saberlo. Acababa de terminar de coser un tajo bastante feo en el otro brazo de Prax, cuando las puertas que daban al jardin se abrieron de golpe. Un hombre de aspecto femenino cruzo a traves de ellas y corrio hacia Rodrigo, que acababa de volver de ducharse, lanzandose a sus brazos. El templario lo miro sorprendido y solto la toalla con la que se estaba secando el pelo, justo a tiempo para agarrar al chico cuando este salto en el aire y envolvio las piernas alrededor de sus caderas. --!Hola, amor! ?Me echabas de menos? --exclamo con voz chillona, mientras se aferraba a su cuerpo con brazos y piernas. --?Que haces aqui, Ben? --Rodrigo intento deshacerse del apretado agarre del chico sin mucho exito--. Pense que te habia dejado claro que no queria volver a verte. --!Oh, vamos, amor! !Se que no hablabas en serio! El chico ataco la boca de Rodrigo ignorando los intentos de este de alejarlo de su cuerpo y, en aquel momento, viendo como su companero era devorado con pasion por los labios de otro hombre, los pensamientos de Jacques vagaron hacia Dalman. ?Como se sentiria su boca? ?A que sabrian sus besos? No era un mojigato. Estaban en el siglo XXI. Las relaciones entre personas del mismo sexo ya no eran un tabu. Nunca debieron serlo. ?Cual era el problema? Tal vez el hecho de que nunca, jamas, en sus mas de setecientos anos de vida se habia sentido atraido por otro hombre. Salvo por el. Dalman. ?Y que mas daba? Habian pasado mas de siete siglos y aquel muchacho seguia hechizandolo del mismo modo que lo hacia cuando se conocieron. Le atraia irremediablemente, como un canto de sirena. Entonces tenia sentido que mantuvieran las distancias. Eran otros tiempos, otra epoca, su vida estaba dedicada a la fe. Tenian voto de pobreza, obediencia y castidad y, por si eso no fuera suficiente, la sodomia era causa de excomunion. Habia nacido para ser templario. Le educaron y criaron para ello. Su unico objetivo en la vida, la razon de su existencia, el destino hacia el que se encaminaron cada uno de sus pasos desde su nacimiento. Era todo lo que tenia, todo lo que conocia, todo lo que alguna vez habia querido. Hasta que llego Dalman. Pero en los siglos en los que habia estado vagando, sin memoria, sin recuerdos, olvido todo lo que se suponia que debio ser y, con la mente abierta y una eternidad por delante, descubrio, conocio, aprendio y vivio lo suficiente como para ser capaz de poner las cosas en perspectiva. Entonces... ?por que habia seguido apartandolo cuando se volvieron a encontrar? La respuesta era tan simple como patetica. Miedo. Uno que no iba a permitir que siguiera interponiendose. Como un automata, abandono la habitacion y subio las escaleras. Ni siquiera habia podido ir a verlo desde que habian llegado. Tuvo que resistir sus ganas de saber en que estado se encontraba y conformarse con recibir un informe detallado por parte de Chloe. Fue una sorpresa descubrir que tenia conocimientos medicos y tambien un alivio que hubiera estado alli para encargarse de Dalman. Aunque, una vez mas, algo parecido a los celos o, tal vez, a una envidia malsana, asomo a su mente. De nuevo, habia preferido ser atendido por una mujer extrana, una desconocida, antes de permitir que fuera Jacques quien pusiera sus manos sobre el. Llamo a la puerta sin obtener respuesta. La preocupacion por si su estado habia empeorado se mezclo con la rabia que bullia en su interior por sentirse rechazado; ambas hicieron que entrara en la habitacion y el sonido del agua lo llevo hasta el bano. Nada lo habia preparado para lo que encontro alli.

  • Taxi de Carlos Zanon

    https://gigalibros.com/taxi.html

    <>, le dice Lola a su marido durante el desayuno. El le responde que lo haran por la noche, cuando acabe su jornada en el taxi. Sandino es un hombre melancolico, que duda en regresar a casa porque teme que Lola, harta de sus infidelidades, lo deje. No esta muy seguro de si desea que eso suceda, como tampoco sabe si le gusta ser taxista, si es capaz de querer a alguien o si todo consiste en seguir rodando y chocando, como una bola en una mesa de billar llamada Barcelona.
    Durante siete dias y sus seis noches, Sandino recorre las calles y los barrios como un muneco roto que huye de si mismo, un depredador que deambula sin rumbo fijo, de sitio en sitio, a criterio siempre del cliente, del tedio o de la ocasion de cauterizar la herida de la forma mas carnal. Y mientras dura su particular odisea, en su mente se mezclan y entrelazan las historias de pasajeros, amigos y enemigos, una marana de recuerdos y fantasmas del pasado que dibujan un mapa existencial de su vida, de la vida de la ciudad y de los personajes que la habitan. Tal vez asi, en su fuga hacia la nada, Sandino logre liberarse de sus ataduras, de sus amores espurios y del entorno que lo atenaza para llegar a algun lugar en el que nunca ha estado.
    La fuerza narrativa, el ritmo hipnotico imbuido de ecos musicales y el profundo calado psicologico de Taxi suponen un salto cualitativo en la obra de Carlos Zanon. Los avatares de Sandino configuran un personaje inigualable que permanecera en la memoria de quienes degustan la buena literatura.

  • Guapo, pero maldito de Anisa Gjikdhima

    https://gigalibros.com/guapo-pero-maldito.html

    LA HISTORIA QUE HA ENLOQUECIDO A MILES DE FANS EN WATTPAD

  • Miercoles (Atemporal 3) de E. L. Todd

    https://gigalibros.com/miercoles-atemporal-3.html

    Seguir adelante tras mi relacion con Hawke fue lo mas dificil que he tenido que hacer jamas.

  • Anik (Cronicas del angel Enamorado 1) de Andos More

    https://gigalibros.com/anik-cronicas-del-angel-enamorado-1.html

    Anik es una joven de quince anos, nacida en Francia de padres espanoles y que, tras recibir una herencia de su abuelo paterno, se instala en Guadix donde comienza a estudiar B.U.P. en el curso 1976-77. En el instituto, un amigo le entrega un medallon que encontro siendo nino y que lo tiene guardado para cuando ella apareciera en su vida. Con el medallon comienza a tener unos poderes que la llevan primero a descubrir sus origenes, y despues a intentar cumplir una mision: liberar a su antecesor, el angel Araziel, del mismisimo Infierno, encarcelado por los arcangeles por haberse enamorado de una humana y haber engendrado una hija.

  • El hijo inesperado del jeque de Carol Marinelli

    https://gigalibros.com/el-hijo-inesperado-del-jeque.html

    La seduccion del jeque... tuvo consecuencias para toda la vida.

  • Lo que quiero de ti (Contrato II) de Aryam Shields

    https://gigalibros.com/lo-que-quiero-de-ti-contrato-ii.html

    Ama sin esperar nada a cambio, vive dando y muere recibiendo. Esta deberia ser una premisa de vida…
    ?Como hacer cuando el lado egoista desea algo mas.?
    Katheryne y Alessandro han pasado seis meses, el siendo dominante y ella sumisa, pero el castigo injustificado lleva a Kath a abrir los ojos y a reconsiderar el contrato que habia firmado con Alessandro, instaurando un nuevo acuerdo entre los dos que traera nuevas condiciones que los llevara a profundizar su relacion.
    ?Podra Alessandro aceptar las condiciones que Katheryne le exige a cambio de permanecer juntos?

  • Libres, Iguales, Justos (La Segunda Revolucion 3) de Costa Alcala

    https://gigalibros.com/libres-iguales-justos-la-segunda-revolucion-3.html

    Tras la aparicion del Aguila Blanca, la situacion en Nylert se ha vuelto insostenible. La sociedad se divide. El odio esta cada vez mas presente.