• libro el plan 15 33 - Shannon Kirk

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  • El plan 15/33 (La Trama) Tapa dura - Kirk, Shannon - Amazon

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  • (PE) EL PLAN 15/33 | SHANNON KIRK | Casa del Libro

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  • El plan 15/33 | Penguin Libros

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    En ese momento, el plan 15/33, el plan de venganza que Lisa Yyland lleva planeando desde hace dieciocho años para acabar con aquellos que la secuestraron y ...

  • EL PLAN 15/33 - Sinopsis del libro, reseñas, criticas, opiniones

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    Juez Rasper -repite mi madre-. Guarda relación con tu secuestro.» Estas son las últimas palabras que pronuncia la madre de Lisa Yyland antes de morir en sus ...

  • El plan 15/33, de Shannon Kirk - Libros y Literatura

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    6 feb 2019 — El plan 15/33, de Shannon Kirk ... Este libro siempre lo recordaré por dos cosas: por ser la segunda parte de una novela que no he leído y por ...

  • Regresa Shannon Kirk con El plan 15/33, la continuación de ...

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    20 ene 2019 — El plan 15/33, de Shannon Kirk es un plan de venganza. ... La esperada continuación de El método 15/33. ... Puedes comprar el libro en: ...

  • El plan 15/33 - Shannon Kirk -5% en libros | FNAC

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    15 nov 2018 — El plan 15/33, libro o eBook de Shannon Kirk. Editorial: B. Los mejores precios en libros y eBooks.

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  • EL PLAN 15/33 - Machado Libros.

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    EL PLAN 15/33, KIRK, SHANNON, 18,90€. Un plan de venganza. Una mujer dispuesta a todo menos a convertirse en víctima. «-Juez Rasper -repite mi madre-.

  • Anomalias de amor de Eleanor Rigby

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  • El dia que nos conocimos de Emilia Hover

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    Soy una mujer joven en busca de su primer trabajo.

    Las cosas no han salido muy bien en el ultimo ano... perdi a mi padre y eso cambio todo mi mundo.

  • La vacuna de Alberto Vazquez-figueroa

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    Los meses que siguieron fueron tranquilos, como si el mero hecho de deponer las armas negandose a continuar defendiendo la granja a tiros hubiera propiciado que el virus decidiera tomarse un descanso, o tal vez --y eso era lo mas probable--, que estuviera aprovechando el alto al fuego para mutar hacia una nueva estructura aun mas danina. Retirado momentaneamente a sus cuarteles de invierno, el infernal ejercito invisible recuperaba fuerzas, decidido a lanzar un definitivo asalto destinado a liberar para siempre al planeta de su mas enconado enemigo. Ya habia conseguido que incontables fabricas cerraran, miriadas de vehiculos se detuvieran, bandadas de rugientes aviones se posaran definitivamente e incluso que algunas centrales nucleares dejasen de proporcionar energia porque los que sabian manejarlas estaban muertos o faltaba el material de mantenimiento apropiado. Los seres humanos habian construido un mundo exclusivo para seres humanos, a imagen y semejanza de los seres humanos y dirigido por seres humanos, por lo que cuando esos seres humanos fallaban todo se desmoronaba. El golpe habia sido tan duro que ni siquiera el corto periodo de supuesto armisticio les habia servido para tomar aliento y disponerse a reanudar la lucha o buscar nuevas armas. Se limitaban a rezar y confiar en que todo hubiera acabado. A veces rezar es bueno. Y confiar tambien. Pero solo a veces. Una tibia manana, cuando en la atribulada familia nadie estaba aun muy seguro de que podria ocurrir de alli en adelante, un muchacho que casi parecia un cadaver viviente hizo su aparicion por el sendero. Se le advertia agotado, con aire ausente, como drogado, borracho o inmerso en un universo propio. No prestaba atencion a las flores, ni a los arboles, ni a los pajaros, y apenas reacciono en el momento de cruzar un charco que le empapo los zapatos. Corrieron hacia el. --?Que te ocurre? ?Estas enfermo? --Solo agotado. --?Tienes hambre? --Mucha. Le ayudaron a entrar en la casa. --?Que te apetece? --Cualquier cosa. --?Patatas con chorizo o perdiz escabechada? Tambien podemos prepararte un conejo a la brasa, pero tardara un poco mas. Hay que matarlo. Les observo como si le costara un inaudito esfuerzo aceptar tan absurda pregunta. --?Hablan en serio? --Totalmente. Se decanto por la perdiz acompanada de pan fresco y un vaso de leche, y al terminar observo a las tres mujeres y a los dos hombres que le observaban a su vez. Una de las mujeres, la que le daba el pecho a un nino, inquirio: --?Como te llamas? --Victor. --?Y a donde vas? --Aun no lo se. Mis padres murieron el mes pasado y todavia no lo he decidido. --Puedes quedarte el tiempo que quieras. --No tengo dinero. --Ni admitimos dinero, ni son estos tiempos de cobrar a quienes mas lo necesitan --intervino Samuel. --Pero la comida... --Comida sobra. Las cosechas estan siendo increibles, los rios se han llenado de peces y los campos de conejos, ciervos y perdices. --?Y eso por que? --Suponemos que puede deberse a que al disminuir la contaminacion, la naturaleza ha reaccionado, pero no estamos seguros. Costaba trabajo aceptarlo, pero asi era. El virus que mataba a millones de personas no se mostraba inhumano, sino mas bien <> y parecia dispuesto a conceder el control del planeta a unos animales que hasta esos momentos se habian limitado a ser victimas de los hombres. Ningun gobierno habia querido --o se habia atrevido-- a dar una cifra exacta del numero de fallecidos, pero cabia suponer que la poblacion mundial estaba siendo diezmada a marchas forzadas. Y a medida que los habitantes supuestamente mas inteligentes del planeta tendian a desaparecer, ese planeta se fortalecia y cedia el testigo de la supremacia a quienes nunca habian deseado ser supremacistas. --!De acuerdo! --admitio el muchacho, que aun se mostraba confundido--. Les sobran alimentos. ?pero que ocurre con la enfermedad? ?No les asusta? --Naturalmente que nos asusta --admitio Saul--. Durante un tiempo convertimos la granja en una fortaleza pero llego un momento en que nos dimos cuenta de que vivir en un eterno estado de terror es peor que no vivir. --Algo se de eso. Pase un mes en una unidad de cuidados intensivos con temblores en todo el cuerpo. Crei que nunca mas podria volver a trabajar. --?A que te dedicas? --Soy dibujante. --?Pintor...? --Pintor es decir demasiado. Quizas algun dia lo sea, pero de momento me limito a los comics. --?Que clase de comics? --se intereso Laura, a la que como siempre le interesaba todo. --De aventuras, pero ahora quiero empezar una serie sobre la epidemia; un reflejo del tiempo que nos ha tocado vivir, con ciudades vacias, violencia, miedo y familias rotas. --Pues aqui no vas a encontrar ciudades vacias ni familias rotas, pero podras trabajar tranquilo --le hizo notar Saul--. Si quieres puedes instalarte en una de las cabanas del bosque. --?Y como les voy a pagar? --!Que pesadez! Echaras una mano en la granja. --No me parece suficiente. --?Y que te parece un porcentaje sobre tus futuras ganancias? Probablemente alguien estara escribiendo un libro sobre la epidemia, pero en estos momentos nadie puede hacer una pelicula y el testimonio de un comic seria muy interesante. --A condicion de que fuera bueno... --puntualizo Anabel--. ?Eres bueno? El recien llegado pidio una hoja de papel y un lapiz y apenas necesito un par de minutos para demostrar que era muy bueno plasmando con todo lujo de detalles la desolacion de una gran ciudad de enormes rascacielos por cuya avenida principal tan solo se distinguia una jirafa. --Eres bueno... --aceptaron de comun acuerdo--. ?Pero, por que una jirafa? --Porque en ese entorno resulta insolita, y cuanto estamos viviendo se me antoja insolito. --De pequena me encantaba pintar jirafas... --senalo Aurelia. --Pero tenian cabeza de jirafa y patas de cocodrilo --le recordo su tio--. Eran horribles. --Odio a los cocodrilos... --reconocio Victor. --Todo el mundo odia a los cocodrilos. --Los egipcios no. Sobek era el dios de la abundancia y la fertilidad, creador del Nilo. --Es que los egipcios eran muy raros. Siempre andaban de costado y con la mano extendida, como pidiendo una comision o una limosna. Como no era cuestion de pasarse la tarde diciendo sandeces, las mujeres decidieron acompanar al nuevo miembro de la comunidad a la mayor de las cabanas del bosquecillo, y en cuanto hubieron desaparecido, Samuel, al que Anabel habia dejado al cuidado del nino, comento, mientras comenzaba a cambiar los panales: --Esto me huele mal. --?Que esperabas? --senalo su hermano--. Siempre ha sido un cagon. --No me refiero al nino; me refiero a que ese chico nos puede traer problemas. --?Anabel...? --aventuro Saul. --Y Aurelia. Tu eres su padre y la sigues viendo como a una nina, pero ya no es ninguna nina y ese es el primer muchacho que ha visto en mucho tiempo. --Ya lo se. --Y es muy agradable. --Ya me habia dado cuenta. --?Y que podemos hacer? --?Hacer? --le replico su hermano como si acabara de decir una herejia--. No puedo hacer nada. Durante la mayor parte de mi vida me considere dueno y responsable de mis actos, pero ya no soy su dueno, y por lo tanto tampoco soy responsable. Es el punetero virus el que marca la pauta. --No en este caso. Se trata de tu familia. --Se trata de <>, y si tienes alguna idea de como encarar este problema te agradeceria que la expresaras porque mas vale equivocarse juntos que por separado. --Pedirle que siga su camino. --?Por que razon? ?Porque no confiamos en nuestra hermana o porque tu no confias en tu sobrina ni yo en mi hija? --!Visto asi...! --Visto como lo has expuesto. Los dos sabemos que Anabel siempre hace lo que le da la gana, incluido tocar el acordeon, pero ya no es la misma y espero que a estas alturas tenga un cierto sentido de la responsabilidad. Samuel tambien hubiera deseado que lo tuviese pero no podia olvidar que su hermana menor habia sido siempre una de las criaturas mas liberales disparatadas y desinhibidas del planeta.

  • Por que te casaste conmigo de Corin Tellado de

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    Lawrence Cronwell elevo los ojos y los fijo en el rostro tirante de Clint Smith. Hubo como un destello en los ojos de ambos. Sono un golpe en la puerta. La voz de Clint sono rara, casi cortante, como si afilara el aire. --No dejes entrar a nadie. Lawrence se agito. Dentro de su bata blanca, daba la sensacion de que su inmensa altura no menguaba. --?Y si es el doctor Manley? --Ese... si. En el lecho de la silenciosa policlinica, continuaba moviendose aquella cosa que era una venda en su totalidad. La voz que salia de aquella cosa, producia en Clint una amargura inmensa. --No puedo. ?Que culpa tengo yo? Dios mio... mama... mama... ?Por que habras muerto? ?Y por que papa no quiso escucharme? Cary ha muerto, papa. Cary ha muerto... Pensabamos casarnos, papa. ?Oyes, papa? Maggie, dejame entrar. Papa tiene que oirme. Yo... Lawrence se tapo los oidos y fue hacia la puerta. Dudo antes de abrirla. La voz de la muchacha se oia insistente, debil, cada vez mas debil y machacona. Abrio la puerta. --Ah, es usted, doctor. Pase, pase. Le estabamos esperando. --No pude venir antes. Me dieron el aviso cuando me hallaba en una fiesta --hablaba acercandose al lecho. Al ver a Clint le toco en el hombro--. ?Lo has hecho todo bien, Clint? --Lo mejor que pude. La enferma seguia hablando a media voz. --Un segundo, Maggie. Solo un segundo. Dejame ver a papa. Tiene que escucharme. Tiene que comprender. ?Su honor? ?No es suyo mi honor? Yo te prometo... Maggie, por el amor de Dios. Maggie, dejame ver a papa --sin dejar de gritar trataba de incorporarse, pero la mano de Clint la sujeto. --Quieta, por favor. Estese quieta. Entre las vendas, el doctor Manley le busco el pulso. --Salgamos un segundo, Clint. --No puedo permitir que venga nadie. --Una enfermera no, por supuesto. Law ya me explico el caso por telefono. Pero una hermana... Llamemos a una monja. --Le ruego... --Vamos, vamos, Clint --se volvio hacia el otro doctor--. Law, llame a la hermana Sonia. --Si, senor. --Digale que venga sola --miro rapidamente a Clint--. Ponle un calmante. Que hable lo menos posible. ?Diste parte a la policia? --No tiene documentacion. --?No la encontraron en el auto? --No lo se. La policia estuvo aqui y volvio al lugar del accidente. Es posible que encuentren su documentacion en el auto. Volveran pronto. La enferma, tras un breve silencio, volvio a gritar con voz desgarradora. --Cary ha muerto. ?No sabias que Cary iba a casarse conmigo? ?No lo sabias tu, Maggie? Por Dios, dile a papa que... que... que si no me recibe me matare. Dile a papa... --Por favor --corto el doctor Manley--. Ponle un calmante. Que se duerma y se calle. ?Cuanto tiempo lleva asi? --Varias horas. --Eso es una barbaridad. ?Has averiguado, por lo que dice, que tragedia es la suya? --En tantas horas... es obvio. --De acuerdo. Venid los dos conmigo al despacho. --?Donde estan los otros? --Abajo, en la cafeteria. Hemos operado y la hemos traido aqui. Los otros no saben nada de esto... La hermana Sonia entro en aquel instante. --Hermana, no se mueva de aqui. Acabamos de darle un calmante. Aun hablara un rato --decia el jefe de equipo, recien llegado--. No permita que entren ni visitas ni enfermeras. Ah, si viene algun familiar a reclamarla, no permita que la muevan. Estare en mi despacho con el doctor Smith y el doctor Cronwell. --Si, senor. El doctor Manley miro a sus dos ayudantes. --Vamos --dijo. Y el mismo abrio la puerta. Mudamente, los tres medicos avanzaron por el pasillo. Clint y Lawrence vestidos de blanco. El doctor Manley aun con su impecable traje de calle. --Se dormira una o dos horas --decidio el doctor Manley, penetrando en su despacho--. ?Como esta, Clint? --Muriendo. --?Tan grave ha sido? Clint no respondio. Hizo un gesto muy significativo. --Mucho --contesto Law por el--. Hemos operado durante tres horas, a vida o muerte. El equipo entero, exceptuandole a usted, estamos de acuerdo en que su muerte es inminente. El doctor Manley miro a sus dos ayudantes con expresion aguda. --?Por que no me llamaron antes? --No hemos podido localizarlo, y la muchacha accidentada no podia esperar, senor --contesto Clint--. O la operabamos, o se moria hecha un guinapo. --De acuerdo. Tomemos asiento. Cuentenme lo que ocurrio. Todo lo que sepan de esa muchacha, y que ha dicho la policia del accidente. Y, sobre todo, que tragedia la agita tanto. --Law --ordeno--, antes de sentarte, sirvenos algo. Dispongo de tiempo suficiente para escucharles un buen rato. Deseo saberlo todo. --Law busco tres vasos y una botella en un estante de la enorme libreria que presidia toda una fachada del despacho--. Mi esposa regresara a casa sola, de la fiesta. Mi hijo Ted se reunira con ella dentro de una hora --consulto el reloj--. Veamos que ocurrio. ?Quien habla de los dos? --miro a Clint, siempre tan silencioso y reservado, y despues a Law--. Habla tu, Law. --Si, senor --le sirvio un whisky--. ?Con soda, senor? --Lo prefiero solo. --Tu, Clint. --Con agua. --Yo con soda --dijo para si. Y despues de servir a sus dos companeros, se sirvio a si mismo, y con el vaso entre los dedos, ocupo un lugar en una comoda butaca forrada de piel negra, ante la mesa, tras la cual se hallaba su jefe de equipo. --Veamos si lo sabemos todo. Si podemos hilvanarlo. Si me equivoco en algo, o tu has visto u oido mas que yo, rectificame, Clint...

  • Intuicion de Elisabeth Noreback

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    Stella y Daniel eran adolescentes cuando tuvieron a Alice. Un ano mas tarde, durante las vacaciones de verano, Alice desaparece y, tras una intensiva y larga busqueda, el caso queda cerrado y la familia destrozada para siempre. Anos mas tarde, Stella ha rehecho su vida: trabaja como psicoterapeuta, se ha casado y tiene un hijo adolescente. Todo cambia cuando aparece en su consulta una joven que se parece mucho a Alice. ?Es posible que su hija desaparecida este viva?

  • Perfectos Extranos de Christina Hortet

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    Skyler es una persona fuerte, independiente y altiva o al menos, eso cree. Jared tiene la mision de hacer que deje su trabajo. Ella, una dominatriz insegura. El, un agente secreto mentiroso y sin escrupulos. ?Conseguira Jared ablandar su duro corazon?

  • Tentacion y laberinto de Paola Rimieri

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    Luego de haberse encontrado frente a frente con la historia de amor mas apasionante de su vida, Valeria se esta acostumbrando a la vida despues de Nickie. En poco tiempo, muchas cosas cambiaron en su vida: desde su dieta hasta las condiciones en su trabajo. Ninguno de los que vivieron la tempestad son los mismos: ni Valeria, ni Martin, tampoco Nickie. Afortunadamente, Valeria tiene el mundo de los suenos. Sin embargo, a veces algunos suenos se convierten en pesadillas. Valeria quiere avanzar en los casilleros de su vida, pero se siente en un laberinto. Como Teseo, reconoce incluso que, de un lado no encuentra la salida, y del otro hay una bestia a la que teme. Se pregunta ?quien sera el heroe que mate a la bestia y la ayude a escapar del laberinto? Y siente, constantemente, que no encuentra salida, ni respuestas. Valeria se siente presionada y temerosa ante las decisiones que debe tomar, hasta que se siente iluminada nuevamente. Nickie aparece en su vida una vez mas. Y esta vez, ese amor viene por todo. Pero nada es para siempre. O al menos, esa palabra es tenebrosa para ella. Valeria cree que perdio todo, definitivamente. Y debera apresurarse a encontrar una salida del laberinto. ?Podra Valeria sobrevivir la tempestad? ?Podra salir del laberinto Valeria, una mujer comun, sin los dones del heroe? ?Cuantas veces te sentiste dentro del laberinto?

  • El halcon de Esparta de Conn Iggulden

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    EN EL MUNDO ANTIGUO, UN EJERCITO FUE EL MAS TEMIDO POR TODOS, UN EJERCITO CAPAZ DE SOMETER IMPERIOS.

  • De la mano de Christie Watson

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    El conmovedor relato de una enfermera y las vidas que ha tocado a lo largo de veinte anos de experiencia.

  • Antes de medianoche de Kristel Ralston

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    Agobiada porque su visado de trabajo en Holanda esta a punto de expirar, Lauren Wade empieza una carrera contra el tiempo en plenas festividades navidenas para lograr un empleo que le garantice permanecer en Amsterdam. Nada le importa con tal de conseguir sus metas. Por eso, cuando una anciana, en absoluto indefensa, le ofrece un empleo a cambio de que logre que su obtuso nieto asista a una fiesta familiar, Lauren no se lo piensa dos veces. El verdadero reto empieza cuando conoce a Caleb Bescott, y se da cuenta de que no solo es un hombre atractivo, sino tambien un formidable enemigo cuando descubre que intentan manipularlo o burlarse de el.

  • Hasta las estrellas y vuelta de Iria Nunez

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    Ainhoa, como cualquier chica de su edad, busca su lugar en el mundo. Su sueno: ser educadora social, algo con lo que su padre no esta muy de acuerdo y se ve obligada a estudiar, ademas, empresariales para continuar con el negocio familiar.

  • Los amantes de Hiroshima (Inspector Salgado 3) de Toni Hill

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    En una ciudad que se alza contra los poderosos, hay secretos que siguen bajo tierra.
    Cierre de la trilogia del inspector Salgado.

  • El latido del deseo (Deseo Eire 3 parte 1) de Delora L. Pereniguez

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    Enzo ha decidido exiliarse en la isla Williams. No quiere ver a nadie. Para el nada tiene sentido sin Adara. La oscuridad ha reinado sobre la luz. Y su corazon se fue con Adara cuando murio tragicamente el dia de la boda. Lloro sobre su tumba y se quedo con ella durante horas bajo la lluvia. No aceptaba su muerte, haberla perdido para siempre.
    Pero una ayuda inesperada, caida del cielo, lo ayudara a descubrir la verdad y a desterrar el dolor que lo esta consumiendo.
    El mayor error que cometio Enzo, fue confiar que su mayor enemigo no haria nada contra el. Pero le ataco en su punto mas debil. No solo destrozo el dia mas importante de sus vidas, sino que, con un plan maquiavelicamente elaborado hizo pasar por muerta a Adara el dia de la boda para llevarsela.

  • Te habia sonado de Christian Martins

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    Lucia no quiere enamorarse. Ni una relacion seria. Ni complicaciones innecesarias.
    Pero la noche de Halloween conocera a un sexy policia con una propuesta un tanto peculiar. Una noche de intenso placer y de emociones desconocidas haran que se replantee las cosas y lo que realmente quiere para su futuro.
    Pero todo se complica cuando, al final, descubre que su sexy policia tiene tantas promesas en los labios como secretos detras de la puerta.

  • La mansion de los Navas de Jose Antonio Gonzalez

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    Ambientada en la Espana de los anos cincuenta del siglo pasado, La Mansion de los Navas es una novela tipicamente policiaca, pero con la singularidad de que el autor ha querido resaltar con fuerza la personalidad de sus personajes. Dentro de un escenario donde de continuo surge la sorpresa, se desarrolla un ambiente lleno de tension y misterio. Senores y criados, desde su diferente estrado, hacen participe al lector de sus opiniones y distintas formas de sentir y observar los inquietantes acontecimientos que les rodean, adentrandole de tal manera en el palpitar de la mansion, que, repentinamente, sin darse apenas cuenta, se encuentra formando parte viva de su historia

  • Donde Pertenecemos de Brenda Novak

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    Savanna Gray necesitaba otra oportunidad. Su vida se habia desmoronado cuando su esposo fue detenido por violar a tres mujeres. Tras divorciarse, se llevo a sus dos hijos a Silver Springs, buscando refugio en la granja que su difunto padre siempre habia querido rehabilitar.

  • La escuela no es un parque de atracciones de Gregorio Luri

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    Un perfecto analisis de la educacion actual para animarnos a volver a una escuela en donde el conocimiento valioso y las practicas soportadas por evidencias sean realmente el eje. Porque con la escuela no se juega.

  • Ecos del destino de Miranda Kellaway

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    Una nueva y talentosa autora romantica debuta con una apasionante novela historica de la Regencia.

  • El quinto cristal (Las hijas de las tormentas 3) de Jordi Sierra I Fabra

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    Joa intuye que el cristal que le dejo su madre es la clave para volver a establecer el contacto con ella. Todas las Hijas de las Tormentas habian aparecido con uno, pero tambien habian desaparecido con el, excepto ella y Amina. Necesitan encontrar a la tercera mujer que puede darles la pista definitiva Indira Pradesh nacida de una de las Hijas de las Tormentas. Sin embargo, convencer a Indira no sera facil, su dura vida la ha convertido en una mujer esceptica y amoral, con unos extraordinarios poderes.

  • Poder y fortuna de Michelle Smart

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    Tentada por su protector multimillonario…

  • El secreto de Helena de Lucinda Riley

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    Una casa magica.
    Un verano para recordar.
    Amor y secretos bajo el sol chipriota.

  • La amenaza de Tirion de Carolina Gattini

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    Hanna Connor lleva demasiado tiempo sirviendo en la primera nave de la Alianza. Es de las pocas tripulantes proveniente de la Tierra y la que mas ha soportado la vida encerrada en ese lugar, pero no pueden dejar que los "barbaros", esos habitantes de Tirion que no son mas que bestias sin apenas conocimientos, dominen la galaxia. Deben acabar con ellos. Sin embargo, todo lo que creia sobre esas bestias empieza a desmoronarse cuando capturan a uno de ellos, con vida. Es un arma en si misma, una letal arma con un cuerpo que incluso parece irreal. Se parece demasiado a los humanos, pero es mas grande, mas musculoso, mas… Definitivamente todo es mas grande en ellos…
    La captura de esa bestia despierta en la capitana Connor la idea de negociar una paz con el enemigo, pero no todo es tan facil como parece…. Contenido ….

  • ?Quien teme al lobo? (Inspector Sejer 3) de Karin Fossum

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    Un nuevo caso del carismatico comisario Sejer.

  • Nadie es perfecto, Lisa Harper de Lisa Harper

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  • Catarsis de Tamara Carrascosa

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    Alicia, maga de profesion, vive por y para los trucos de su espectaculo de magia. Despues de un desengano amoroso descubre, a traves de su mejor amiga Sofia, las novelas de la famosa escritora Eris Alhena y se aferra a ellas para resurgir de sus cenizas. Le sirven de punto de apoyo para levantarse y volver a caminar despues del duro golpe recibido con la traicion de Lilith. Tanto es asi, que la autora se convierte en su obsesion.

  • Confesiones en la despensa de Juvenal Alvarez Uzcategui

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    Al entrar a la casa de Cien Victorias, un arbusto de ajies dulces enredado en un rosal que sostenia un universo de telaranas nos impidio el paso al portoncito de la entrada. Dicen que los arboles de ajies duran poco, pero tia Candela juro haber sembrado ese hacia cuarenta anos atras, junto con Eloisa. <>, decia tia, recordandola. Por todos lados habia arbustos y planticas de condimentos y de hierbas, de todas cuantas se conocian, y de las que los viajeros llevaban por saber que Eloisa les buscaria algun buen uso. <>, recordaba tia Candela, de una tarde en que llego un arriero de mulas a Cien Victorias tratando de ganar un almuerzo. <>, se burlaba Eloisa del regalo de su aspirante. El portoncito de atras de la casa fue imposible atravesarlo: con una enredadera de alambre de puas alguien habia sellado aquella otra entrada, y entre aquel huerto de ajies olvidados era trabajoso el intento. Tia Candela mando a romper la puerta principal de la casona con un peon que algun dia pidio al abuelo Manuel morir en aquella casa, y el nonito lo dejo como un traste mas de aquella finca olvidada, que para entonces ya no valia nada. --Aquel era mi cuarto y el de tu mama --senalaba hacia un altillo tia Candelaria--. Por aquella baranda nos bajabamos a escondidas cuando tu abuelo nos castigaba por no querer probar un horrendo jugo de rabanos que el aseguraba que impedia para siempre el catarro. Eloisa nos tapaba bajo su falda y nos cambiaba aquel menjurje por una aguita dulce que papa jamas sospecho. Eloisa era capaz de invertirlo todo en la cocina, conocia cualquier nuevo sabor que podria cambiar otro y tambien enganar los ojos de cualquiera, haciendo ver lo que no habia. Papa, entre alborotos de hombre necio, jamas sospecho que lo que nos tomabamos era un agua de cayena y lima que en olor y color semejaba el terrible rabano, pero en sabor era el agua mas dulce y fresca que Eloisa habia inventado para nosotras. Al caer la enorme puerta de la casona, una oleada de palomas salieron despavoridas de todos los rincones de Cien Victorias. Aquella puerta gigante de madera hizo un ruido aterrador que rompio las baldosas enlutadas por la corrosion del terrible gallinazo. Aun se lograba ver, entre la invasion de la hiedra que lo envolvia todo, la forma dormida de un sinfin de trastes y objetos olvidados por la vida y el afan que hubo en algun tiempo. <>, repetia insistentemente tia Candela, envejecida, ya sentada en un anden, como rendida por su memoria. Tia Candelaria y mama habian huido durante cuarenta anos del recuerdo de Cien Victorias y ahora tenian que enfrentarse a ella y a cada presencia que con el lugar viniera. <>, me mostraba Tia, aun llamandome como si fuera un nino. <>, y me contaba, asi, que habia estado tan contento que vendio trecientas reces para el casorio. <>. --Justo ahi habia un chifonier con dos puertitas pintadas a mano; las habia pintado mama, un manojito de flores en cada puerta --continuaba tia Candelaria--. Dentro de el solia esconderme de tu abuelo: yo siempre de penosa con papa, me daba un aire de verguenza el temerle. No se si era por ser tan perfecto, tan alto y tan callado que preferia a veces no verlo; tu mama, en cambio, era una regalada, lo esperaba en el balconcito de nuestro cuarto y cuando escuchaba el galope del caballo, se venia corriendo a recibirlo, sentada aqui en el salon; se le guindaba atras como un animalito del monte, mientras papa siempre le decia <>; entonces el sacaba algunas piedras con formas raras que habia encontrado en el rio, o un trozo de palo que, segun le decia a Nina, se lo habia regalado especialmente para ella algun duende en el camino. Nina se impresionaba, luego se dormia en las piernas de papa hasta que llegaba Eloisa y se la llevaba para nuestro cuarto. Y yo, siempre desaparecida, me quedaba dormida dentro del chifonier, escondida; luego llegaba Eloisa, me encontraba, y me llevaba a dormir, tarareandome unas lindas canciones inventadas al instante. Eloisa fue un regalo de los cielos. Papa mando a buscar en Las Virtudes a quien fuera, para que se hiciera cargo de tu mama y de mi cuando murio tu abuelita. Llego aqui para ensenarnos cosas buenas, como decia papa. Nina dejo de hablar por mucho tiempo luego de la muerte de tu abuela. Quedamos tan tristes y solas las dos, que papa, desesperado al vernos tan vacias, y con la plena conciencia de su incapacidad para criarnos solo, mando a buscar a alguna buena muchacha con buenas costumbres que nos ensenara a leer y al menos a terminar la labor inconclusa de mama en la crianza de nuestros primeros anos. Hablo con Jacinta, una vieja cocinera que habia trabajado aqui desde la fundacion de Cien Victorias, y asi fue como llego Eloisa, nuestra amada Eloisa, traida por la vieja Jacinta, por ser parientes de algun modo. Recuerdo algo de cuando llego: era tan jovencita, tan decente, cargada de folletines y manuales para ensenarnos tantas cosas a nosotras, que ya comenzabamos a ser salvajes en esta casa envuelta en cafetales; pero este sitio le transformo su labor de maestra y, sin que ella se diera cuenta, termino siendo tambien cocinera, eso si, la mejor de Cien Victorias. Nos ensenaba a contar seleccionando los granos de las sopas, y a leer con un fantastico librito de cocina, mientras terminaba algun guisado. Al morir Jacinta, Eloisa no solo quedo a cargo de nosotras, termino dirigiendo la casa entera, la comida de papa, el orden de la casa, la comida de los peones, las fiestas y reuniones. Ella, en medio de su escondite, termino siendo la casa misma, lo sabia todo, lo ordenaba todo. Nina decia siempre que cuando creciera no tendria esposo, sino que se casaria con Eloisa para estar siempre con ella... tu mama y sus desvarios. Tia Candela no paraba de contar algo de cada rincon de la casa; todo volvia a ella de una manera tan precisa y lucida como nunca la habia visto antes: animosa en el habla, con una rapidez inusual y una clarividencia que llegaba a asustarme en instantes. --Este era el cuarto de papa; asomate por esa ventana, veras entera toda Cien Victorias. Aqui se paraba el cada manana y planificaba sus jornadas, la recolecta del cafe, el arreglo de alguna tostadora, o aquellos viajes que Nina y yo tanto detestabamos y temiamos. Papa se iba de vez en cuando y tardaba semanas en volver. Cuando los pagos demoraban en llegar del puerto, el mismo iba y los cobraba, mientras tu mama y yo nos quedabamos solas con Eloisa, y aunque en la luz del dia no parabamos de corretear por la casa, se que en las noches las tres nos sentiamos desprotegidas por la ausencia de papa. El premio de aquellas largas noches era el retorno de tu abuelo, pues nos premiaba con un sinfin de regalos que nos hacian olvidar las penas de los monstruos de nuestras noches.

  • Clarent House (Los Huntington 2) de Charlotte Bennet

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    Sintiendose nuevamente enganado y defraudado por su hermano Fred, el duque de Clarent inicia una busqueda para encontrarlo antes de que Fitzwilliams, con el que tiene mas de un desencuentro, lo haga. En dicha busqueda Graig se adentra en los ambientes mas peligrosos y turbios de la ciudad. Ahi se topa con gente de dudosa reputacion, y sin escrupulos, que se atreven a chantajearle ya que poseen informacion comprometida sobre Fred.
    Por otro lado, las constantes ausencias del duque abren un nuevo frente en su relacion con Victoria que, a duras penas, intenta sobrellevar el distanciamiento que existe entre ambos. Para ello cuenta con la comprension de su suegra, Eleanor, y el amor incondicional de su madre, Melisa, a la que perdona finalmente. Sin embargo, un repentino contratiempo hace que Victoria se plantee seriamente su matrimonio con Graig.
    El destino vuelve a poner a prueba la fortaleza de uno de los hombres mas poderosos e influyentes de Inglaterra. Pero ?lograra este encontrar a su hermano? ?Solucionara sus problemas, finalmente?

  • La vida sumergida de Pilar Adon

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    Se habian habituado al licor de ajenjo y lo bebian de pie, por las mananas, junto al fregadero de piedra o apoyadas en la escalera que movian de un lado a otro por la biblioteca para llegar a los estantes mas altos. Sin ceremonias previas ni finales. Sin ir a cambiarse de ropa. Sin adornarse el cuello ni las munecas. Calladas y un tanto desgarbadas, con la dejadez propia de la lentitud y la indiferencia, en un abandono que solo podian permitirse las depositarias de una elegancia congenita. Las beneficiarias de una delicadeza en la longitud de las formas, en la calidad de las telas que vestian a diario, conscientes de que existian dos tipos de personas, las que tenian clase y las que, por mucho que lo intentaran con bordados, pedreria y aromas sutiles, no la tenian ni la tendrian nunca. Al cabo de un tiempo indeterminado, que podia ser de unos minutos o que podia ser de unas horas transcurridas entre tragos cortos, entre libaciones del licor servido con decision en sus vasos pequenos, procuraban ir a sentarse en las butacas de la cocina, siempre en silencio. Y entonces tal vez si tuvieran que esforzarse por hacerlo con cierta dignidad. En ese momento tal vez resultara complicado moverse, dar mas de dos pasos en la misma linea de equilibrio, y quiza debieran poner mas atencion en la distancia que recorrian ya que ambas podian haberse deshecho de la estabilidad y ambas podian haberse internado en la enormidad, el exceso. Sus avances por un suelo de madera que no era de hacia dos anos ni de hacia cinco ni cincuenta tendrian que ser cautelosos. Comian a la una y media, sin decirse nada, incomodas en su proximidad mutua. La confusion del ajenjo daba paso a un primer jubilo fisico y mental que, invariablemente, desembocaba en un cansancio un tanto dramatico. Y era solo mas tarde, ya durante los postres, cuando Brigida podia empezar a hablar para decirle que debia recoger la ropa de la azotea y que debia hacerlo antes de las cuatro. Con la voz arrogante de quien da una orden. Argumentandole que ella no iba a esforzarse por ir a la azotea (tenia que centrarse en sus mil tareas) y que debia ser Hilda quien se propulsara por el pasamanos de las escaleras hacia arriba sin excusas ni dilaciones. Antes de que empezara a soplar el viento y le resultara imposible (a ella y a cualquiera) asomarse al exterior. Tenia que subir a la planta superior, cerrar las ventanas de cada dormitorio y de cada sala, asegurar las contraventanas, bloquear la puerta de hierro que se deslizaba sobre una barra adherida al suelo a modo de carril hasta que la cancela chocaba contra la pared del gran balcon, siempre con un golpe seco, echar la llave de abajo con dos vueltas, echar la llave de arriba con dos vueltas, correr a la escalera, subir mas aun y, una vez en la azotea, recogerlo todo antes de que empezaran los crujidos en cada muro de la casa. Los vaivenes de las cortinas que se elevarian por encima de las sillas a causa de las corrientes de aire que se colaban irremediablemente a traves de las grietas abiertas entre los marcos de los miradores y las tablillas del entarimado, en una oscilacion serpentina que haria presagiar la aparicion de un ser biologico tras ellas (un lobo, una rana, un muchacho) o la aparicion de un ser no biologico (una piedra de color ambar). Era cierto que las copas de los pinos habian empezado a agitarse bajo los cristales de los ventanales de la cocina, y Hilda recordo alli, contemplando el prodigioso estremecimiento de la red de huesos y tendones en que iba a desembocar cada uno de los troncos moviles de cada uno de los arboles, el momento en que le pidio a Brigida que se muriera. Ese dia soplaba el viento igualmente, con aquella violencia nada excepcional dada la epoca y dada la zona. Habian cerrado las ventanas, las puertas. Habian asegurado los pestillos y habian corrido los visillos. Y fue en esa circunstancia cuando penso que si Brigida moria, si Brigida desaparecia, toda la casa seria suya, entera para ella, y entonces no tendria que obedecer mas ordenes. No tendria que ajustarse a los horarios ni a los propositos de Brigida. Dejaria de estar sometida, juzgada, calificada a cada instante, y llevaria a la practica sus proyectos. Todas sus fantasias. Sin tener que comer cuando Brigida quisiera, sin tener que dormir cuando Brigida quisiera. Podria ponerse sus vestidos mas alegres. Banarse en el embalse. Practicar sus lecciones de piano cuando deseara hacerlo y bailar cuando deseara hacerlo. Raspar la tierra y descubrir que habia debajo de cada planta, de cada pedazo de hierba seca, de cada monton de agujas de pino reunidas por el viento, como queria hacer desde que a la edad de seis anos aprendiera que una pezuna era una una fuerte y desarrollada, y que algunos animales las tenian largas y afiladas a modo de apendices cortantes, como zarpas, para atrapar a su presa, para aferrarse a ella, para cerciorarse de que no podria escapar y para excavar, escondiendo bajo la parte de suelo visible cualquier objeto valioso, su alimento. Lo aprendio de nina y desde entonces quiso comportarse como un perro que se esforzara por desenterrar de la base del monte el hueso escondido anos atras por el o por un antepasado. Extraer del barro la explicacion a su existencia. Desentranar el significado de cada estimulo para quedarse tranquila y poder regresar a sus actividades cotidianas. Sus otras actividades cotidianas. Creyendo que semejantes explicaciones se encontrarian en la base de los montes, bajo las pilas de materia fusionada al azar. Creyendo que podrian desenterrarse con solo escarbar. Revolviendo bajo el abono de los cultivos. Bajo las semillas alojadas en las hileras de los huertos. Bajo los circulos de ceniza abandonados por los pastores. Bajo las formaciones de piedras grandes o bajo las formaciones de piedras pequenas que se ocultaban bajo las piedras grandes. Si Brigida desaparecia y toda la casa pasaba a ser suya, se entregaria al aprendizaje de un idioma vivo o de un idioma en extincion. A la investigacion de los requisitos necesarios para que los miembros de un grupo llevaran una convivencia civilizada. A la resolucion de la incognita de si para que dicha convivencia civilizada pudiera ser real debia optarse siempre por el sometimiento y siempre por la rendicion de unos ante otros. A desentranar el autentico significado de las palabras de negacion que se apropiaban de las palabras primigenias para contradecirlas y desposeerlas de su sentido primordial. Desapego. Desarraigo. Desafeccion. Desaparicion. Frente al apego, el arraigo, la afeccion, la aparicion. Centrada en su lista de libros, los que debia leer antes de convertirse en una anciana como lo era Brigida. Middlemarch y Al faro. Grandes esperanzas. Un mundo feliz. La abadia de Northanger. Edipo rey. Crimen y castigo. La comedia humana. Ariel. El rey Lear y el Libro de la vida. La montana magica. Matar a un ruisenor. Los miserables. Rojo y Negro. ?Acaso los leeria con Brigida a su lado, formando parte de la casa, envuelta en sus chales en invierno y en sus tules en verano, haciendose notar por su aliento, con esa respiracion de mujer que dejo de ser joven hacia anos? Lo dudaba. Asi que le pidio a Brigida que se muriera. La unica manera de conseguir una identidad personal. Y dias despues, Brigida estaba muerta. Nunca pudo negarle nada. Nunca pudo oponerse a sus caprichos. De modo que se murio. --?Es que me odias? --le pregunto. Y Hilda respondio que no. Que por supuesto que no. ?Como iba a odiarla? Habia sido su protectora. Su maestra. La encargada de orientar sus gustos hacia sus primeras lecturas. Su consejera llegado el momento de enfrentarse a un texto de Seneca y descubrir que la experiencia podia asemejarse a la de leer un angustioso libro de superacion personal. Frases como <> o <>. Claro que no la odiaba. Brigida le habia explicado que era un minueto, que una gavota. Le habia dado la definicion de musica como el arte de bien combinar los sonidos y el silencio en el tiempo. No la odiaba. Simplemente deseaba que se deshiciera. Que se volviera transparente. Que se transformara en una esencia de luz sin estructura ni carne ni presencia. ?Que mas tenia que hacer alli? Nada. De alguna manera, su epoca habia pasado. Su mision habia concluido. ?Que podia aportarle a ella con su muerte voluntaria? Todo. La independencia. El desarrollo como ser autonomo y perfecto. Como unidad sin condicionamientos. En aquella casa situada en la ladera de un monte. Rodeada de pinos, de aves y de insectos, y del brillo rojo del sol del amanecer y del sol del atardecer. En libertad. Con la posibilidad de actuar y no actuar. Ir y no ir. Querer y no querer. El privilegio supremo de la eleccion. Crecer hacia arriba o tumbarse extendida. Meter los dedos en el saco del azucar o meter los dedos en el saco de la sal.

  • La cara oculta de Mari Jungstedt

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    EL AVION MODELO Cessna 182 con capacidad para cuatro personas habia comenzado a temblar de forma tan violenta que cualquiera habria creido que iba a estallar por los aires de un momento a otro. El piloto acelero al maximo el motor para alcanzar la velocidad correcta y provoco que la tension se apoderase de todos los que se encontraban en el interior. Aun seguian en la pista esperando la senal de despegue. Mientras tanto, el piloto revisaba las normas de seguridad, controlaba el timon de direccion, el panel de mandos, las valvulas, el nivel de aceite y la temperatura de los cilindros. El ruido ensordecedor imposibilitaba cualquier conversacion y los pasajeros tenian que gritar a pleno pulmon en caso de que necesitaran algo. Habian quitado los asientos para mayor comodidad y tanto Krister como su viejo amigo Peter se habian puesto de rodillas en el suelo. Una paracaidista que Krister no habia visto antes iba sentada al lado del piloto, de espaldas al panel de mandos. Los dos amigos, agazapados en la parte de atras y con sus paracaidas a la espalda, llevaban varios anos sin verse. Peter lo habia llamado la noche anterior para anunciarle que estaba de paso por Estocolmo y habia insistido en que fueran juntos a hacer paracaidismo como antes. Ademas, ya habia reservado en el centro al que iban cuando eran jovenes. Cecilia, la hija de dieciseis anos de Krister, estaba de visita aquel fin de semana y no escondio su decepcion al saber que su padre habia preferido quedar con otra persona en lugar de pasar el sabado con ella. Esa manana no tuvo mas remedio que ir de compras a la ciudad con la nueva novia de su padre. <>, penso Krister. No podia rechazar la invitacion y perder la oportunidad de reencontrarse con su amigo, que vivia en Estados Unidos desde hacia varios anos. Para compensar a su hija, la invitaria a cenar por la noche en un restaurante de Gamla Stan, los dos solos. Los motores rugieron. En el centro de la aeronave, habia otra mujer agachada que no habia dicho ni una sola palabra. Era bastante guapa, bajita y tenia el cabello oscuro. Parecia una de esas personas que no expresan nada. De vez en cuando, miraba fijamente por la ventanilla del avion con cara de pocos amigos. Aquel dia, Krister y Peter iban a saltar juntos a la vez, tal y como solian hacer cuando Peter vivia en Suecia y ambos participaban en las actividades del centro de paracaidismo. Los dos eran paracaidistas experimentados y llevaban practicando ese deporte desde hacia casi veinte anos. Los motores tronaron con mas fuerza y Krister supuso que ya se aproximaban a las tres mil revoluciones que se precisaban para alzar el vuelo. En ese momento, el avion empezo a dar sacudidas y a balancearse de un lado a otro. El piloto se comunico por radio con la torre de control y finalmente obtuvo autorizacion para iniciar el despegue. Acelero aun mas y la aeronave se puso en marcha. Tardaron veinte segundos en alcanzar la distancia inicial de cuatrocientos metros. A partir de ese momento, el avion empezo a dar bandazos cada vez mas fuertes hasta que finalmente se separo de la pista. Se sintieron liberados, pese a que las turbulencias y sacudidas se volvieron mas violentas. Aquel momento era el peor de todos. Parecia que el aeroplano fuera a desmoronarse cada vez que tomaban un poco mas de altura. Alcanzaron los tres mil metros despues de media hora de vuelo. Las piernas se les habian dormido debido a la postura incomoda en la que estaban y, ademas, la temperatura corporal les habia disminuido a causa de la altura. Al avion le faltaba la puerta, que habia sido sustituida por una cortina de tela que tapaba la abertura y que se cerraba con una cinta de velcro. Krister trato de pensar en otra cosa conforme perdia la sensibilidad en las piernas. Ademas, notaba que los dedos se le helaban aun mas a medida que ascendian. De repente, le vinieron a la cabeza los anos de amistad con Peter y todo lo que habian hecho juntos. Justo entonces, a bordo de aquella pequena aeronave en compania de su amigo, se dio cuenta de cuanto lo habia echado de menos. El avion continuo volando en circulos unos minutos sobre la zona de salto hasta que, finalmente, el piloto se dirigio a un area de arboles frondosos. Era importante acertar y calcular el salto correctamente segun la direccion del viento. El piloto les dio la senal y la primera paracaidista que estaba mas cerca de la cortina se coloco en posicion y bajo el pie izquierdo para apoyarse en el soporte externo. Unos segundos despues, salto del avion y desaparecio. Krister se abrio paso y se dirigio al mismo punto. Cruzo la mirada con Peter y justo despues le hizo senas con un brazo para indicarle que era el momento de saltar. Primero estiro el brazo, luego se lo pego al cuerpo y por ultimo volvio a extenderlo; Peter y Krister contaron hasta tres y se tiraron del avion a la vez. En ese momento, empezo la caida libre. Era crucial saltar exactamente al mismo tiempo para descender a la par, pues la minima desviacion de movimiento podia modificar la velocidad del descenso. El salto se realizo con exito y, mientras flotaban en el aire, ambos se encontraron de frente. Cada uno poso una mano en el brazo del otro, se agarraron de la muneca y juntos formaron una sola figura. Sin perder la concentracion, mantuvieron el contacto visual todo el tiempo. El cielo azul de mayo los envolvia y a su alrededor las nubes blancas auguraban el principio del verano. Ante su miraba, la vida humana y el paisaje verde se fundian en la inmensidad del horizonte. Durante la caida libre, que transcurria a doscientos kilometros por hora, la mente se quedaba en blanco. Peter le hizo un gesto con la cabeza a Krister y enseguida ambos doblaron la rodilla derecha y el codo izquierdo para hacer una pirueta simultaneamente. Krister pudo entrever que Peter le sonreia mientras el viento los azotaba con fuerza. Unos segundos despues, se hicieron otra senal y extendieron los brazos y flexionaron las rodillas, esta vez para realizar una voltereta hacia atras mientras continuaban precipitandose a una velocidad de vertigo. Justo despues, intercambiaron otra sonrisa cuando sus miradas se cruzaron de nuevo. Se animaron con una ultima pirueta antes de que llegara el momento de soltar el paracaidas, aunque primero se aseguraron de mantener la distancia apropiada para no acabar chocando. Krister tiro firmemente de la anilla del paracaidas para que se abriera en el aire. Sin resultado. Volvio a tirar una vez mas, pero no sucedio nada. Empezo a sentir que el panico le presionaba ligeramente el pecho. La velocidad de la caida era de doscientos kilometros por hora y sabia que tan solo contaba con unos segundos antes de que fuera demasiado tarde. Sin embargo, no era la primera vez que le ocurria, pues a veces el paracaidas tardaba en desplegarse. Era consciente de que siempre podia haber algun fallo, pero no era lo habitual. En cualquier caso, para su alivio, todos los equipos llevaban un paracaidas de emergencia. <>, se dijo. Alzo la cabeza un poco y observo que Peter ya flotaba a una distancia considerable de el, y a lo lejos pudo ver a la otra paracaidista que se habia lanzado al vacio antes que ellos. A ella tambien se le habia abierto el paracaidas sin problema. ?Que le habria pasado al suyo? En ese instante, se acordo de que la noche anterior habia revisado el equipo de vuelo para comprobar que todo estuviera en orden. No lo entendia. Tal vez deberia haberlo revisado una vez mas antes de montarse en el avion tal y como solia hacer. Al fin y al cabo, todos los paracaidistas comprobaban el correcto funcionamiento de los sistemas de seguridad antes de saltar. <> Krister se habia concentrado tanto en la conversacion con Peter que ni siquiera se habia preocupado de revisarlo de nuevo. Tras varios intentos mas, todos fallidos, busco el arnes que tiraba del paracaidas de repuesto e hizo todo lo posible porque se soltara. Pero fue en vano. El paisaje se iba fundiendo delante de sus ojos a medida que caia en picado. Las copas de los arboles, el campo, el bosque y, al fondo, en algun lugar, el centro de paracaidismo. De pronto lo invadio un panico absoluto. El corazon le latia a mil por hora mientras se precipitaba hacia el suelo, y la desesperacion se apodero de el en el instante en que se dio cuenta de que ya era demasiado tarde. Noto una fuerte presion en el pecho y sintio que ya no podia seguir respirando. El paracaidas no se abriria nunca. En ese momento, vio pasar ante sus ojos los rostros de su hija, Cecilia, de su madre, Annika, y de Anki, su novia. En cuestion de segundos, la vida llegaria a su fin. Y tan solo con cuarenta y siete anos. De repente, noto como si algo le estuviera succionando el cuerpo de la cabeza a los pies. A su alrededor solo quedaba el viento, la hierba, la tierra... Y, al final, el suelo se lo trago. EN ALGUN LUGAR de mi ser soy consciente de que he comenzado un viaje, un camino hacia la destruccion y la eterna oscuridad. Las arrugas de mi frente asi lo reflejan, al igual que mis ojos, donde se plasma la inquietud, y los musculos de mi rostro, que siento cada vez mas tensos. Al mismo tiempo, me muevo de manera inconsciente y un tanto mecanica, como si ya no hubiera vuelta atras. Estoy sola, sentada delante de este enorme espejo, despues de que se hayan marchado todos. Se perfectamente que nadie volvera a entrar aqui hasta manana temprano. Hace unos momentos se podia palpar y oir el ajetreo, las voces, las risas y el parloteo de los actores. Mientras algunos mostraban su enfado, a otros se los veia nerviosos y preocupados. Una pareja se abrazaba y alguien le daba un masaje en los hombros a su companero con movimientos lentos e inconscientes mientras ambos se miraban fijamente a los ojos en el espejo. Siempre se respira cierto erotismo en el aire. No lo soporto. La mayoria iba a salir a tomar unas cervezas por la ciudad, pero yo he preferido quedarme con la excusa de que aun tengo trabajo que terminar. Y bueno, en cierto modo, asi es. Cuando todos se van y tan solo quedo yo es cuando me retraigo en una calma y un silencio absolutos. Es algo de lo que me es imposible escapar, no tengo adonde huir. Me viene a la cabeza una estrofa del poeta Birger Sjoberg: <>. No ha dejado de llover en todo el dia. Es una lluvia fresca que anticipa el verano y que lo humedece todo. Me gusta el silencio que deja a su paso. Cuando miro a mi alrededor, me parece que el pasado aun estuviera presente en este lugar. Al fin y al cabo, los enormes muros medievales albergan la historia de cientos de anos y representan la memoria viva de una epoca que ya no existe. No se puede olvidar. Nunca. Jamas. Un destello de color plomizo se cuela por los recovecos de los ventanales. Pronto llegara el verano y con el volvera la luz a pesar de que dentro de mi reine la oscuridad. Como ha pasado el tiempo. Delante de mi tengo todo lo que necesito. Voy a peinarme el pelo hacia atras y lo sujetare con un gorro ajustado de forma que quede completamente pegado a la cabeza, aunque, por si acaso, usare tambien cinta adhesiva. Me encuentro con mi propia mirada en el espejo, serena y decidida a la vez. Entonces alcanzo la brocha de maquillaje y empiezo a aplicarme la base. Poco a poco, la transformacion empieza a cobrar forma. Los ojos me llevan mas tiempo, pues he de ponerme varias capas de sombra oscura en los parpados hasta que quedan totalmente cubiertos. Despues, utilizo un lapiz negro y un buen perfilador para hacerme la raya, incluso me hago unos rabillos a lo Audrey Hepburn. A continuacion me pongo el colorete y me pinto los labios con calma y esmero para no perder la concentracion. Se lo que hay que hacer cuando se trata de lograr una transformacion perfecta. Por ultimo, llega la guinda del pastel. Retiro la peluca de la cabeza del maniqui que hay en la mesa y me la coloco. No lo he podido remediar, he soltado un profundo suspiro en cuanto he visto el resultado final en el espejo. Efectivamente, esa es la mujer que buscaba. Guapa, morena, misteriosa y sexy. Soy el cebo perfecto antes de la muerte, y lo mas importante de todo es que estoy irreconocible. Este es un rostro que nunca habia visto y que no habria imaginado ni en suenos. Es mi otro rostro. Ha llegado la hora de hacer lo que debo. Podria considerarlo una mision, una obligacion, aunque me gusta mas pensar en ello como una llamada de la muerte. El mero hecho de pensarlo hace que se me erice la piel y sienta cosquillas de emocion en el estomago. Llevo toda la vida esperando este preciso momento. Bueno, miento. Quiza no toda la vida. Mas bien lo llevo esperando desde el 4 de mayo de 1998. Ahi fue cuando empezo todo HENRIK DAHLMAN TENIA los ojos clavados en el techo cuando de repente un brote de ansiedad le azoto todo el cuerpo. Ese podria haber sido un domingo cualquiera, pero al final decidio hacer otros planes. Sus dos hijas mayores entraron de golpe en la habitacion con el perro y se subieron de un salto a la cama. De pronto, a Henrik lo rodearon las risas y los lametones efusivos del labrador feliz que se revolcaba sin parar en la cama de matrimonio de sus duenos. Tenia tres hijas. A la menor, Inez, de tan solo dos anos, la habia tenido con su nueva pareja. A las dos mayores, Ebba y Angelica, con su exmujer. Tenian diez y doce anos, y ambas se iban con su madre cada dos semanas. Ademas, tambien tenia una hijastra, Beata, hija de su exmujer, fruto de una relacion sentimental anterior. Beata ya habia cumplido veinte anos, se habia mudado y vivia en Estocolmo. Nunca termino de aceptar el hecho de que su padrastro hubiera tenido otra hija al poco tiempo de echarse una nueva novia, y apenas habian seguido en contacto despues del divorcio. Henrik Dahlman era consciente de lo afortunado que era a pesar de todo, pues era un artista reconocido con galeria propia y con un estudio en el centro, justo al lado de la muralla. Ademas, estaba recien casado y tenia, ni mas ni menos, que una mansion en Visby y una casa de verano en Ljugarn. Las ventanas del dormitorio de la casita de piedra situada junto al jardin botanico ofrecian unas vistas preciosas a la muralla y a un manto verde y frondoso. Se apreciaba como el verano arrancaba con todo su esplendor. Las vacaciones estaban a la vuelta de la esquina y la vida era llevadera y sencilla para cualquiera que asi lo deseara. Por desgracia, Henrik Dahlman habia optado por lo contrario y habia preferido complicarsela. Muy a su pesar, ya no habia vuelta atras. Despues de los mimitos y el alboroto matutinos, dejo a las ninas y al perro metidos entre las sabanas y almohadas y se levanto para ir al bano. Amanda ya estaba despierta, la oia trajinar en la cocina mientras tarareaba el estribillo de una cancion que sonaba en la radio.

  • Mi bonito del norte de Valentina Roma

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    Hola, soy Elizabeth Aurora de la Vega Fernandez, si, mis padres dicen que me querian, aunque me pusieran ese nombre... En fin... si ellos lo dicen. Cuando estan a punto de proclamarte miss cuernuda de Barcelona, ?te tienes que preparar un discurso o es algo simbolico? Digo, porque tendria que mirar que me pongo... No, en serio, son preguntas serias que tengo. Yo es que soy mucho de preguntar, por cierto... ?como sobrellevas el despues? ?Quieres vomitarle a todo el mundo como la nina del Exorcista cuando te preguntan "?Y tu novio, donde lo has dejado?" De momento no le he vomitado a nadie, la verdad... todo sea dicho. Aunque tengo muchas dudas, ?volvere a confiar en esos desgraciados? ?Los desterrare para siempre y me comprare un gato? Acompaname junto a mis amigos en esta aventura y prometo que no te arrepentiras. Eso si, ves preparando unas copas de vino y unas croquetas, que tenemos para rato.

  • Regalame otro mundo, Mina Vera de Mina Vera

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    Es el ano 2998 y Galatea Biagioni tiene una nueva mision como Galaxia, campeona de la Agencia de Recuperaciones en el olvidado planeta llamado Nox. No esta aun curada de las lesiones sufridas tras su ultimo encargo, pero a una sola victoria de alcanzar los mil puntos en el ranking, sus jefes la apremian para que consiga un nuevo exito.

  • El hijo del capitan de Nedim Gursel

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    Un viejo periodista, aquejado por la edad y los desenganos de la vida, rememora los acontecimientos decisivos que han marcado su existencia. Siguiendo los consejos de su hija, los recoge en su magnetofono. Sus recuerdos de infancia y adolescencia estan marcados por la ausencia de la madre, muerta cuando era nino; y por la tirania, y en ocasiones la brutalidad, del padre, un militar despotico que va a destacar por su crueldad en el golpe de Estado de 1960.
    Criado por su abuela paterna, pasara gran parte de sus anos escolares becado en el liceo de Galatasaray, donde los companeros, las bromas estudiantiles, y el despertar del amor y la sexualidad vuelven un poco menos penoso el regimen de internado. Los estudios posteriores en Paris seran una liberacion, pero Estambul seguira en sus recuerdos reclamando su vuelta.

  • No me llames bana-perros de Iris Vermeil

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    Son las diez menos diez. Faltan diez minutos para que empiece mi jornada laboral. He aparcado mi Vespa a la vuelta de la esquina. Voy esquivando a la gente que pasa a toda prisa por mi lado y sin prestarles atencion miro la pantalla del movil. Llevo los auriculares puestos y escucho una de mis canciones favoritas de bachata y, para no pensar en el dia que me espera imagino que estoy en mitad de un videoclip vestida de fiesta, rodeada de tios buenos, subida a unos tacones de infarto y pintada como una puerta. Camino mirando hacia el suelo y al levantar la vista veo a lo lejos que ya hay varias personas esperandome en la puerta de la peluqueria. Todo lo que habia creado en mi mente se esfuma haciendome volver a la realidad. --Buenos dias, ?hace mucho que esperan? --pregunto educadamente. --No, tranquila. Acabamos de llegar --responde una senora. No se porque siempre la gente suele decir eso ?sera por quedar bien? Seguramente llevan alli un buen rato y no quieren admitirlo. Quito los candados de la persiana y la subo con esfuerzo. Nadie, repito, nadie me pregunta ?Helena, quieres que te ayude? Eso es mucho pedir. Aunque bueno, yo ya estoy acostumbrada. No, no es que vaya al gym ni nada de eso... yo no estoy hecha para levantar pesas ni correr hacia ningun sitio durante minutos eternos. Eso no va conmigo. Yo levanto persianas de las antiguas, de las que pesan mas que un muerto. De esas del siglo pasado, ya que, la buenaza de mi jefa y no lo digo con ironia no se le ha pasado por la cabeza cambiarla por una electrica. No vaya a ser que la mujer se arruine, mejor me arruino yo la espalda. Quito la alarma y rezo para acertar a la primera el numero secreto, como salte nos deja a todos sordos, si lo digo es porque me ha pasado anteriormente. --Pasen, pasen --digo--. Un segundo, voy a cambiarme. --Si, si, no tenemos prisa. Se ve, se ve. Pienso para mis adentros. Me quito los pantalones y al momento, pican al timbre. Debera ser Alma, mi companera. Oigo que los senores le abren. Mejor para ella, porque no pensaba salir en bragas. Las unicas que tenemos llaves de la pelu somos mi jefa y yo, y ella no se ha molestado en hacer mas copias. Me pongo mi uniforme de peluquera canina, una especie de casaca nada sexy de color negra con pequenas huellas de perro de colorines y cambio mis deportivas por unos zuecos blancos. Ah, ?que no os lo habia dicho? Si. Soy peluquera canina. Trabajo como tal desde los veinte anos, cuando deje la carrera de fisioterapia y decidi que mi vida eran los animales. Ahora tengo veintiocho. Adoro trabajar con ellos, sin embargo, reconozco que hay que tener una paciencia... vamos que me falta poco para que me hagan Santa porque hago cada milagrito... Y no solo porque algunos tengan un caracter dificil de controlar, sino, porque los duenos no nos suelen reconocer el esfuerzo que hacemos a diario, a nosotros los profesionales. Como el mes pasado, que vino una senora por primera vez y me dijo que le cortase el pelo cortito a su bichon maltes de seis meses. Todo iba bien hasta que la senora se fue y me quede con el perro. Eso no era un perro, era una oveja. ?Como era posible que tuviera el animal por casa con esos nudos? ?Nudos? Mejor dicho rastas... A punto estuve de llamarla y decirle; Senora, ?usted sabe lo que es un peine? Ademas, no era de color blanco sino gris y del oscuro. Bueno total, que no queria esquilarlo con la maquina e hice lo que habia que hacer. Desenredar y cortar, desenredar y cortar y asi me pase casi dos horas... Se presento preguntando que si ya habia acabado. Le dije con mucha simpatia lo que sucedia y me dijo; Pues, ya me llamaras mas tarde. Cuando finalice el trabajo lo bane con un champu hidratante, le puse acondicionador y lo seque. Una vez seco, volvi a desenredar e hice un corte monisimo con la carita redondita. !Parecia un peluche! Llame a la senora entusiasmada; Senora, que Tobby ya esta listo y perfumado. En cinco minutos la tenia en la puerta. ?Y que creeis que dijo la senora? --!Dios mio! ?!Que le has hecho a mi Tobby!? !!Esta precioso, parece de concurso, eres la mejor peluquera canina Helena!! Voy a recomendar a todas mis amigas del PipiCan que vengan aqui. !!Ja, que os lo habeis creido!! Ya me hubiera gustado ya, que me dijera eso.... --!Parece un conejo! --?Como? --respondi. Ya os podeis imaginar mi cara de incertidumbre. --Lo queria corto pero no tanto. No me gusta. --miro al pobre bichin con cara de asco. Vale. Pense ?La mando a freir esparragos o a la playa? ?Que hubierais elegido? --Quiza esta mas corto de lo que usted se imaginaba, pero Tobby tenia muchos nuditos y hemos tenido que hacerlo asi para que quedara todo igualado. Seguro que el se siente mucho mejor y mas fresquito. --Esta horrible, ?tanto has tardado para esto? Respire hondo y conte hasta diez. --Em... yo lo he hecho lo mejor que he podido y creo que esta guapisimo, si a usted no le gusta... --Ya veras cuando lo vea mi hija, el disgusto que va a tener. --El pelo vuelve a crecer, yo le recomiendo que lo cepille a diario y lo traiga mas a menudo para que su cabello lo mantengamos brillante y saludable. --Bueno, bueno... en casa tambien lo puedo banar yo eh que no es tan dificil... Estaba a una borderia mas de sacar el caracter de leona que tengo escondido. Ese que me viene de familia y que sale cuando me tocan lo que no tengo. --Se que usted puede hacerlo en casa pero de ese modo el se acostumbra a nosotras y al ruido del secador, de las tijeras... --Venga va, cobrame que tengo que ir a recoger a mi nieto al colegio -- interrumpio mi explicacion. --Mire, seran treinta y cinco con veinte. --!!Que!! --grito. --!?Treinta y cinco euros por dejar a mi perro como un conejo?! Diez minutos estuve aguantandola hasta que me cabree y textualmente le dije; --Mire senora, yo he hecho mi trabajo como tenia que hacerlo y lo mejor que he podido. Si usted no lo valora no puedo hacer nada mas. Debo cobrarle por las horas que he pasado con su perro. Pero en realidad queria decirle; Si no le gusta como trabajo, ahi esta la puerta. !No vuelva mas, desagradecida! !A ver en que peluqueria la aguantan! Y se fue pero de pagar vaya si me pago. Dudo mucho que regrese y mejor, porque para soportar cosas asi... Luego hay otro tipo de clientes, los que te son fieles y vienen cada mes. Hablan bien de ti a sus conocidos y asi va prosperando el negocio y tu motivacion al trabajar va creciendo. A esos si que les estoy muy agradecida. --Hola Helena --me saluda Alma al entrar al vestuario--. ?Que tal el fin de semana? --Meh, mas de lo mismo... --?No te fue bien con Santi? --Uf, ni me lo nombres.

  • La Otra Gente de C. J. Tudor

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    Lo primero en lo que se fijo fue en los adhesivos que bordeaban la luneta del coche y recubrian el parachoques: <>. <> <> <> <> Vaya batiburrillo de mensajes. Aunque una cosa quedaba meridianamente clara: el conductor era un capullo. Gabe habria apostado lo que fuera a que llevaba una camiseta con un eslogan y tenia en la oficina una foto de un mono con las manos en la cabeza y el letrero: <>. Le sorprendia que el tipo pudiera ver algo entre tantas pegatinas. Por otro lado, al menos proporcionaba material de lectura a la gente durante los atascos. Como aquel en el que se encontraban atrapados en ese instante. Una larga fila de vehiculos avanzaba a paso de tortuga a causa de las obras en la autopista; daba la sensacion de que se habian iniciado en algun momento del siglo anterior y que durarian hasta bien entrado el milenio siguiente. Gabe suspiro y tamborileo con los dedos sobre el volante, como si asi pudiera aligerar el trafico o hacer que apareciera una maquina del tiempo. Ya casi iba con retraso. No del todo. Aun no. Todavia estaba dentro de los limites de lo posible que llegara a casa a tiempo. Pero no albergaba muchas esperanzas. De hecho, las esperanzas lo habian abandonado cerca de la salida 19, como a todos los conductores lo bastante espabilados para confiarse a su GPS y tomar un desvio por una carretera comarcal. Lo mas frustrante era que ese dia habia conseguido salir a buena hora. Habria podido llegar sin problemas a las seis y media, a tiempo para la cena y para acostar a Izzy, como le habia prometido --prometido de verdad-- a Jenny que haria esa noche. <> Eso le habia dolido. Ella queria hacerle dano. Por supuesto, Gabe habria podido replicar que era el quien habia preparado a Izzy para el colegio por la manana, mientras Jenny salia pitando para reunirse con un cliente. Era el quien habia consolado a su hija y le habia aplicado crema antiseptica en el menton cuando el temperamental gato de la familia (adoptado por Jenny) la habia aranado. Pero no le ha dicho nada, porque ambos sabian que eso no compensaba todas las ocasiones perdidas, los momentos en que el no habia estado alli. Jenny era una mujer bastante razonable, pero en lo que a asuntos familiares se referia, tenia los limites bien marcados. Si alguien los traspasaba, ella tardaba mucho tiempo en dejarlo volver al redil. Era una las cosas que el amaba de ella: su devocion inquebrantable hacia su hija. La madre de Gabe habia sido mas devota del vodka barato, y el nunca habia conocido a su padre. Juro que el seria distinto, que siempre estaria al lado de su pequena. Y sin embargo alli estaba, atrapado en la autopista, con muchos numeros de llegar tarde. Otra vez. Jenny no se lo perdonaria. No queria pensar demasiado en las posibles consecuencias. Habia intentado llamarla, pero habia saltado el buzon de voz. Ahora le quedaba menos de un uno por ciento de bateria en el movil, que se apagaria en cualquier momento, y justo ese dia, como no podia ser de otra manera, Gabe se habia dejado el cargador en casa. No podia hacer otra cosa que permanecer sentado, luchando contra el impulso de pisar el acelerador a fondo y llevarse por delante los demas vehiculos, tabaleando sobre el volante con agresividad mientras contemplaba al puto don Pegatinas que tenia delante. Muchos de los adhesivos parecian viejos, pues estaban descoloridos y arrugados. Por otro lado, era un coche antiguo. Un Cortina, o algo por el estilo. Estaba pintado con un espray de aquel color tan de moda en los anos setenta: una especie de dorado sucio. Platano mohoso. Crepusculo contaminado. Sol moribundo. El inestable tubo de escape escupia de forma intermitente un turbio humo gris. El parachoques entero estaba salpicado de herrumbre. Gabe no alcanzaba a ver el distintivo de la marca. Seguramente se le habia caido, junto con media matricula. Solo quedaban las letras <>, <>, y parte de un numero que podia ser un 6 o un 8. Fruncio el ceno. Estaba convencido de que aquello no era legal. Seguro que el cacharro de mierda no estaba ni en condiciones de circular, ni asegurado, ni en manos de un conductor cualificado. Mas valia no acercarse demasiado. Estaba planteandose cambiar de carril cuando el rostro de la nina aparecio tras la luneta, justo en el centro del marco formado por los adhesivos medio despegados. Parecia tener unos cinco o seis anos, cara redonda, mejillas sonrosadas y el fino cabello rubio recogido en dos coletas en lo alto de la cabeza. Lo primero que le paso a Gabe por la cabeza fue que ella deberia llevar puesto el cinturon de seguridad. Lo segundo que penso fue: <>. La nina clavo la vista en el. Se le desorbitaron los ojos. Abrio la boca, dejando al descubierto el diente delantero que le faltaba. Gabe recordaba haberlo envuelto en un panuelo de papel antes de colocarlo debajo de la almohada para que lo recogiera el Ratoncito Perez. Sus labios formaron la palabra <>. En ese momento, una mano procedente del asiento delantero la agarro del brazo y tiro de ella hacia abajo con brusquedad. Ella desaparecio de la vista. Se esfumo. Ya no estaba. Gabe se quedo contemplando el espacio vacio tras el parabrisas. <> Imposible. Su hija estaba en casa, con su madre. Probablemente viendo el Disney Channel mientras Jenny preparaba la cena. No podia ir en el asiento de atras del coche de un desconocido, en direccion a Dios sabe donde y sin el cinturon de seguridad abrochado. Las pegatinas le impedian ver al conductor. A duras penas alcanzaba a vislumbrarle la cabeza por encima del <>. A la mierda. Toco el claxon de todos modos. Luego hizo senales con las luces. Parecio que el cacharro aceleraba un poco. Las obras de la autopista terminaban unos metros mas adelante, y las senales de ochenta kilometros por hora cedian el paso a las que indicaban el limite de velocidad nacional. <> Piso el acelerador. Su coche era un Range Rover nuevo. Tiraba como una bestia. Aun asi, el viejo y destartalado monton de chatarra que tenia delante se alejaba. Apreto el pedal con mas fuerza. El velocimetro subio poco a poco, a ciento diez, ciento veinte, ciento treinta y cinco… Cuando empezaba a ganar terreno, el automovil de delante se paso de golpe al carril central y adelanto varios coches. Gabe lo siguio con un viraje brusco, cerrandole el paso a un camion de alto tonelaje. El estruendoso bocinazo estuvo a punto de dejarlo sordo. El sentia que el corazon estaba a punto de reventarle el pecho como un puto alien. El coche de delante zigzagueaba peligrosamente entre los demas vehiculos. Gabe se vio acorralado por un Ford Focus, a un lado, y un Toyota, delante. Mierda. Echo una ojeada al retrovisor y se desvio al carril lento antes de colarse rapidamente delante del Toyota. En ese instante, un Jeep que se incorporaba desde el carril de adelantamiento le rozo el capo. Gabe freno en seco. El conductor del Jeep puso las luces de emergencia y le mostro el dedo medio. --!Que te den, gilipollas de mierda! El monton de chatarra, que le sacaba ya varios coches de ventaja, continuo serpenteando entre el trafico hasta que las luces traseras desaparecieron a lo lejos. Gabe no podia seguirle el ritmo. Era demasiado peligroso. Ademas, se dijo, sin duda se habia confundido. Por fuerza. No podia tratarse de Izzy. Era imposible. ?A santo de que iria montada en ese coche? Se sentia cansado, estresado. Estaba oscuro. Debia de tratarse de una ninita que se parecia a Izzy. Una ninita que se le parecia un monton, que tenia la misma cabellera rubia recogida en coletas, la misma mella entre los dientes delanteros. Una ninita que lo habia llamado <>. Mas adelante una senal luminosa rezaba: <>. Podia parar alli y llamar a casa para quedarse mas tranquilo. Pero ya iba a llegar tarde; mas valia que siguiera adelante. Por otro lado, ?que importaria si se retrasaba unos minutos mas? Se aproximaba a la salida. <> En el ultimo momento, dio un volantazo a la izquierda y piso las bandas sonoras blancas, provocando un concierto de bocinazos. Acelero por la rampa y llego a la estacion de servicio. Gabe casi nunca paraba en estaciones de servicio. Le parecian deprimentes, llenas de infelices que habrian preferido estar en otra parte. Perdio unos minutos valiosos corriendo de un lado a otro entre los diversos establecimientos de alimentos en busca de un telefono publico, hasta que al fin encontro uno medio escondido cerca de los aseos. Un unico aparato. Ya nadie usaba telefonos publicos. Perdio varios minutos mas buscando suelto hasta que cayo en la cuenta de que aceptaba pago con tarjeta. Se saco la de debito de la cartera, la introdujo y marco el numero de casa. Jenny nunca lo cogia al primer timbrazo. Siempre estaba ocupada haciendo algo con Izzy. A veces decia que le habria gustado tener ocho pares de manos. El deberia pasar mas tiempo en casa, penso. Echarle una mano. --?Diga? Era la voz de una mujer, pero no de Jenny. La voz de una desconocida. ?Se habria equivocado de numero? No lo marcaba muy a menudo. Culpa de los moviles, tambien. Comprobo el numero en la pantalla. Era el del telefono fijo de su casa, sin asomo de duda. --?Diga? --repitio la voz--. ?Es usted el senor Forman? --Si, soy el senor Forman. ?Y usted quien cono es? --Soy la inspectora de policia Maddock. --Una inspectora de policia. En su casa. Atendiendo su telefono--. ?Donde esta usted, senor Forman? --En la M1. Es decir, en una estacion de servicio. De camino de vuelta del trabajo. Balbuceaba. Como si fuera culpable de algo. Aunque en realidad lo era, ?no? Culpable de un monton de cosas. --Tiene que volver a casa, senor Forman. Lo antes posible. --?Por que? ?Que pasa? ?Que ha pasado? Una larga pausa. Un silencio denso, opresivo. Uno de aquellos silencios prenados de palabras sobrentendidas, penso el. Palabras que estaban a punto de joderle la vida por completo. --Se trata de su esposa… y de su hija.

  • Bajo el cielo de New York y su Navidad de Jenny Del

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    Cuando a Kyara le proponen entrevistar al mundialmente conocido "rey de la bachata", Robert, espera encontrar a un tipo excentrico, sobrepasado por su descomunal fama y que este "por encima del bien y del mal..."

  • Mi guardaespaldas de Carolina Paz

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    Lukas Parker es el negociador del equipo SWAT de la ciudad de Los Angeles, pero un acontecimiento inesperado hace que se aleje de su unidad por un tiempo y que decida aceptar un trabajo como guardaespaldas.
    Asi es como llega a trabajar para la familia Cross los cuales estan siendo victimas de una serie de ataques en su contra. Su mision, cuidar la vida de Nicole Cross.
    Desde el primer dia en que la ve, Lukas sabe que esta mujer le pondra el mundo de cabeza, aunque trate de ser lo mas profesional posible y no dejarse dominar por lo que comienza a sentir luego de conocer un poco mejor a su protegida.
    El esta ahi para protegerla, no para involucrase mas alla con ella y se llama a la cordura diciendose que, algo entre dos personas de mundos tan distintos, no puede ser.
    Un suceso pone en riesgo la vida de Nicole y Lukas sabe que todo lo que se diga para mantener sus sentimientos a raya no vale de nada. El tiene que salvarla, aunque en el camino tenga que dejar su corazon.
    ?Podra Lukas llevar a cabo la mision mas complicada de su vida?

  • El silencio de Clara Lyndon de Elene Lizarralde

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    Su talento la hizo duena de su vida.

  • Bajo el mismo techo de Viqqii Galiano

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    Abi Bennet jamas tuvo una familia, se la pasaba en casas de acogida. Sin embargo, toda su vida se puso patas arriba cuando a tan solo un ano de cumplir sus dieciocho anos, una familia decide mantenerla temporalmente. Lo que no pudo imaginar es que iba a tener que compartir semejante mansion con cuatro hermanos. Y lo que menos sospechaba, era enamorarse de uno de ellos.

  • Un mandato de reinas de Morgan Rice

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    EL DECRETO DE LAS REINAS es el Libro#13 de la serie de best-sellers EL ANILLO DEL HECHICERO, qu empieza con LA SENDA DE LOS HEROES (Libro#1).

  • Capricho del destino de Mairi Duan

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    El murmullo continuo de un rio cercano comenzo a devolverla a la consciencia. Intento abrir los ojos, pero los parpados se negaron a obedecer las ordenes de su cerebro mientras sentia en las sienes el desbocado palpitar de su corazon. La cabeza no paraba de darle vueltas, su cuerpo estaba dolorido y tenia la garganta completamente seca. Se esforzo de nuevo por abrir los ojos y, lentamente, una tenue claridad parecio vislumbrarse a traves de las pestanas de Elena, que permanecia inerte, boca arriba. Su cerebro poco a poco fue interpretando las imagenes que entraban por su retina, formando figuras que hacia unos momentos eran indefinidas: un poderoso roble de casi treinta metros de altura, con su grueso y rigido tronco grisaceo, se erguia imponente delante de ella. Busco en su memoria los ultimos minutos queriendo recordar en que momento se habia tumbado bajo aquel solitario arbol, sin embargo, su mente parecia vacia. Con dificultad, consiguio incorporarse hasta sentarse sobre una mullida alfombra verde mientras sus ojos registraban el entorno que la envolvia: agrestes montanas ascendian desde un inmenso valle abierto por el que discurria un rio que se perdia en el interior de un bosque de pinos, donde el silencio solo era interrumpido por el sonido del agua en su recorrido chocando con piedras y arrastrando todo lo que encontraba a su paso. No tenia ni idea de donde estaba ni como habia llegado a parar alli, ni siquiera recordaba haber estado en ese lugar anteriormente. Estrujo su cerebro buscando alguna pista que le ayudara a recordar lo sucedido, pero sus recuerdos permanecian aletargados, solamente inconexas rafagas de imagenes sin sentido acudian a su cabeza sin que Elena supiera que significaban o pudiera relacionarlas con nada: un autobus en medio de la noche, el silencio, un fuerte resplandor, oscuridad, la presion de las manos de Alicia mientras caia... --sus ojos se abrieron desmesuradamente girando la cabeza en todas direcciones. --!Alicia! ?Donde estas? --Como si tuviera un resorte, se levanto rapidamente para buscar a su amiga, pero tuvo que volver a sentarse cuando la cabeza comenzo a darle vueltas amenazando con hacerle perder de nuevo la conciencia. Cerro los ojos para recuperar el control y, despues de unos minutos que se le antojaron eternos, los abrio, moviendo muy lentamente la cabeza, escrutando a su alrededor en busca de alguna senal del paradero de Alicia. Unas deportivas negras sobresalian por detras de un arbusto a pocos metros de ella. Controlando la urgencia de salir corriendo por riesgo a desvanecerse, se levanto muy despacio y se acerco a ella. --Alicia, ?estas bien? --Tomo su pulso, suspirando de alivio al verificar que seguia viva. Su respiracion era regular y el color de su piel sonrosado, un poco palido, pero con vida. Examino con cuidado su cuerpo en busca de alguna herida o contusion que pudiera significar algun traumatismo, pero estaba intacta, ningun rasguno, simplemente desmayada. Se sento junto a ella sujetando sus manos, como si temiera que al soltarla pudiera desaparecer y se relajo esperando a que se despertara; quizas ella supiera donde estaban. Cerro los ojos y dejo su mente en blanco. Cuando su respiracion y el ritmo de su corazon se normalizaron nuevas imagenes comenzaron a agolparse en su memoria y poco a poco los ultimos momentos vividos fueron pasando por su cabeza como si fuera una pelicula, haciendose cada vez mas nitido. <> --!Las Highlands! !Claro! --Abrio los ojos --!Seguimos en Escocia! --Sonrio satisfecha. -- Pero, ?donde? --Fruncio el ceno--. ?En que parte de Escocia? Y, ?como demonios hemos llegado aqui? Obligo a su mente a indagar mas profundamente en sus recuerdos. <> --!Mi cabeza! --Alicia se habia soltado de la mano de su amiga mientras intentaba incorporarse --?Que... que ha pasado? --Espera --Aconsejo Elena poniendo las manos sobre sus hombros para impedir que se levantara--. No te levantes de golpe o te marearas. --?Donde estamos? --Volvio a preguntar mientras movia la cabeza de un lado a otro intentando abarcar el mayor espacio posible que su posicion en el suelo la permitia. Elena tardo unos segundos en contestar. --No tengo la mas repajolera idea. Esperaba que tu pudieras decirmelo. No recuerdo casi nada. --?Hemos sufrido algun accidente? --Que yo sepa no. --?Y los demas? --La impaciencia pudo mas que la prudencia y, desoyendo lo que Elena la habia aconsejado, intento levantarse para, unos segundos despues, volver a tumbarse. --Te dije que no te incorporases tan rapido. Respira despacio e intenta calmarte. No se lo que ha pasado, ni donde estamos ni donde estan los demas. Alicia permanecio quieta hasta que volvio a ser duena de su cuerpo. Sentia que la cabeza le iba a estallar y no conseguia recordar por que estaba alli tumbada, todo parecia borroso. --Hemos debido de sufrir algun traumatismo, por eso esta todo tan confuso. Necesito levantarme. --Hazlo despacio. --Vale. A medida que se incorporaba, su expresion iba cambiando mientras contemplaba el valle que las envolvia. Miro desconcertada a Elena. --No recuerdo este lugar. --Yo tampoco --comento encogiendose de hombros--. No tengo ni idea de donde estamos. Supongo que seguimos en Escocia pero no se en que lugar de Escocia ni tampoco como hemos llegado hasta aqui. ?Que es lo ultimo que recuerdas? Alicia busco en su memoria intentando retroceder todo lo posible y lentamente el autobus volvio a su mente, el castillo, la cena, la tormenta... Arrugo la nariz cuando la imagen de una luz resplandeciente y posteriormente una oscuridad total se atascaron en su memoria, sin comprender muy bien que significaban. De pronto sintio un escalofrio al experimentar un extrano vertigo recordando aquella oscuridad surgida de la nada y luego... --No... no... tiene sentido --objeto--. No se... --Las palabras se quedaron atrapadas en su garganta, buscando una forma de darles coherencia. --Aunque te parezca que no tiene sentido, Alicia, ?que es lo que recuerdas?--. Volvio a inquirir mirandola fijamente. Alicia, con los ojos muy abiertos y la boca desencajada, queria explicar lo que recordaba pero no sabia por donde empezar. Aquello no tenia ni pies ni cabeza. --No se, Elena. Recuerdo que... despues de cenar en el castillo de Eilean Donan cogimos el autobus y luego me quede dormida. --Y... cuando despertaste... ?que recuerdas? Alicia cambio de posicion y titubeo antes de continuar. --Cuando regresabamos a Fort William me desperto el frenazo del autobus y al abrir los ojos... --Se detuvo, no sabia como seguir. No tenia muy claro que es lo que vio. --?Que viste? --Insistio Elena. --No lo se --Nego con la cabeza--. Recuerdo una brillante luz, quizas otro autobus o un camion. No se lo que era, solo que era una luz muy potente. Luego se apago de repente y todo quedo a oscuras. ?Tu recuerdas lo mismo? --inquirio preguntandose si habian sido imaginaciones suyas. --Si, y tampoco tengo claro que era esa luz. Es como si mi cerebro hubiera borrado esa parte. No se que ocurrio cuando se apago, me vienen imagenes sin sentido. --?Que imagenes? Elena buscaba las palabras correctas para describir aquellas extranas imagenes. --Una especie de... tunel o pozo, muy oscuro. --Y caimos en el, ?verdad? Elena se quedo callada mirando a los ojos de Alicia sin saber que contestar. No era consciente de haber caido en aquel pozo, tunel o lo que fuera, sin embargo recordaba la sensacion de vertigo y angustia cuando todo lo que estaba a su alrededor desaparecio y ella se vio inmersa en una oscuridad total. --No lo se, Alicia. No recuerdo que nos cayeramos. --Yo creo que si, que caimos en ese pozo, no se como, pero caimos. Al principio estaba muy oscuro pero cuando estabamos llegando al final... la luminosidad era tan brillante que tuve que cerrar los ojos. Despues... todo se desvanecio. --Si hubieramos caido en un pozo, estariamos heridas y ni tu ni yo tenemos un solo rasguno. --Entonces ?por que no sabemos donde estamos? La unica respuesta logica es que hayamos sufrido un accidente y tengamos algun tipo de amnesia anterograda, por eso no recordamos nada posterior al accidente. Y todo apunta a que ese accidente se debe a la caida en ese agujero. ?No crees que tiene logica? --Si, es posible --contesto sin estar muy convencida. --Lo unico que tenemos que hacer --afirmo satisfecha de haber solucionado el enigma --es llegar al pueblo mas cercano y regresar a Fort William. Si no recuerdo mal nos hospedamos alli, ?no?--Si, en Fort William. --Seguramente alli alguien podra aclararnos que nos ha pasado. --Supongo. --Pues pongamonos en camino, cuanto antes, mejor. --De acuerdo --comento a falta de una propuesta mejor. Iniciaron la marcha hacia el rio para poco a poco adentrarse en el bosque donde los enormes pinos de corteza roja fueron envolviendolas a medida que se zambullian entre sus poderosos troncos, que se elevaban hacia el cielo formando una barrera vegetal que impedia penetrar los rayos de sol. Las dos amigas caminaban en silencio, enfrascadas en sus pensamientos, oteando a su alrededor. Elena se preguntaba como era posible que estuvieran tan alejadas, llevaban varios kilometros recorridos adentrandose cada vez mas en el profundo bosque y no habian encontrado ninguna senal humana, ningun camino, ni letrero, ni siquiera basura que indicara que por alli habia pasado algun ser humano. De pronto se paro en seco haciendo que Alicia, que seguia de cerca sus pasos, chocara contra ella y, cuando fue a quejarse por lo precipitado de la parada, Elena puso un dedo en los labios gesticulando suavemente con la otra mano para comunicar a su amiga que permaneciera callada. --Shhh. Creo que he oido algo --susurro oteando cuidadosamente a su alrededor. --?Que has oido? --inquirio Alicia que, imitando a su amiga, se habia colocado a la defensiva buscando encorvada sin saber muy bien el que. --Creo que era un grito. --?Un grito? !Entonces hay alguien cerca! --Solto esperanzada girando la cabeza en todas direcciones mientras se movia ruidosamente entre las hojas secas esparcidas por el suelo. --Si no dejas de hacer tanto ruido no sabremos donde estan. Ralentizaron su respiracion para poder escuchar con mayor claridad mientras sus ojos escrutaban a su alrededor en busca de cualquier movimiento que delatara una presencia humana. Un chillido se escucho desde algun lugar en el interior del bosque haciendo que sus miradas se desviaran en aquella direccion. --Ha sido por alli. --Senalo Alicia dirigiendo sus pasos hacia aquel punto cuando la mano de Elena la agarro por el brazo impidiendo que continuara. --Espera. --?Que pasa? --Me ha parecido que... pedia ayuda. --?Ayuda? --Se alarmo Alicia. El aullido de una voz infantil mezclado con otras voces mas graves, evidentemente adultas, unidas a un sonido de forcejeo y lucha paralizo a ambas que se miraron con expresion preocupada. --Esto no me gusta --Nego Alicia con la cabeza-. Deberiamos ir en busca de ayuda. --?Donde, Alicia? No sabemos donde estamos ni donde esta el nucleo urbano mas cercano. --Pues continuamos en la direccion que ibamos y seguro que encontramos a alguien. !Joder! Cuando mas necesitas un movil no lo tienes a mano. --Alicia, parece un nino que esta en apuros, no podemos irnos y dejarle sin mas, no nos perdonariamos haberle dejado a su suerte. Alicia sabia que Elena tenia razon. --?Y que podemos hacer nosotras?

  • El incidente Cretta de David Loren Bielsa

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    Ano 2587. Cuando Elika Razdan despierta, solo recuerda que es una observadora del Cuerpo Estelar de la Republica, enviada a estudiar la viabilidad de una colonia minera en el planeta Cretta. Sin embargo, pronto descubrira, gracias a sus superiores, que toda la colonia ha perecido y ella es la unica superviviente de un desastre de proporciones apocalipticas. Por ello, con la ayuda de un dispositivo tecnologico que extraera sus recuerdos, tendra que revivir lo sucedido, a la vez que descubre la aterradora verdad que su mente ha bloqueado.

  • Dos tumbas (Inspector Pendergast 12) de Douglas Preston , Lincoln Child

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    El agente especial Pendergast se enfrenta al desafio de un asesino en serie…

  • Amos y Mazmorras VII de Lena Valenti

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    Amos VII

  • A mil pasos de ti (Bailamos 3) de Chris Razo

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  • Rododendro. Cronicas de Rockville de Ruben Aido Cherbuy

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  • Nerea y las estrellas (Las estrellas 1) de Estrella Correa

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    Nerea tiene una empresa de exito, un marido que la quiere y una vida perfecta.
    Nerea quiere volver a ser feliz, y cree que, si tiene paciencia y lucha, todo volvera a
    ser como antes; pero no espera que su alrededor cambie tan rapido. Nada es como
    ella pensaba y sus sentimientos se transforman en algo que desconocia.
    Nerea tiene miedo, sin embargo, elige vivir.
    ?Y tu? ?Serias capaz de saltar al vacio sin paracaidas y sin red?

  • Gordo de feria de Esther Garcia Llovet

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    Un borracho. Un borracho de Semana Santa. Un borracho de Semana Santa atraviesa la plaza Mayor de la capital de Espana, son las cinco de la tarde, parece que va hablando por el movil pero la verdad es que no tiene movil porque se lo han robado hace horas y no se ha dado ni cuenta. Habla solo. Se llama de usted. -Que cosa mas rara me ha pasado -dice el borracho. El borracho se ha puesto a mirar una obra de canalizacion. En realidad se ha quedado apoyado en la valla amarilla que ponen en las obras para tener algo a lo que agarrarse, porque como se suelte sabe que se va al suelo, derecho a la zanja que hay en cualquier calle, las zanjas, las largas y hondas trincheras de Madrid, en guerra permanente contra todo lo contemporaneo. Ha trabado el pie ahi, ha cruzado los brazos sobre la valla y ha pensado eso en voz alta. -?Como dice? -Me ha pasado algo rarisimo -repite el borracho. El que esta a su lado es un chaval de pueblo de la sierra; ha venido a Madrid a ver si encuentra novia, que no la va a encontrar. El borracho se mete la mano en el bolsillo de atras, lleva bermudas y un polo blanco que le aprieta por todas partes. Saca una cartera que le ensena al chaval, una cartera de cuero, negra, muy usada, deformada de haber sentado el culo encima un millon de veces. -Mira -le dice al chaval-. Anoche un senor me dio esto. El chaval asiente con la cabeza. -Muy bien. Al chaval no le ha dado el sol en los ultimos cincuenta y cinco anos. -Aqui dentro esta mi destino. ?Tu crees en el destino? -Yo lo que creo es que me faltan dos euros para el interurbano. -Pues aqui me parece que te vas a quedar. -Vaya. Silencio. Se quedan mirando las obras otra vez, aunque no hay obras que ver, ni un solo obrero. Solo esta la zanja que deja a la vista una tuberia muy ancha y otra muy estrecha y los estratos cada vez mas profundos, mas negros y humedos y el cielo tan bonito, tan transparente, tan velazqueno, ahi al fondo del todo. No hay nadie trabajando. Es Domingo de Resurreccion. -Aqui ponia yo a trabajar a quinientos ochenta chinos -dice el borracho bien alto. -Yo tambien. El borracho se llama Luis. Se llama Luis pero le llaman Castor. Anoche, a las tantas, a las cinco y cuarto de la madrugada, Castor seguia sentado en la barra interminable del Plus Ultra, viendo en la tele la retransmision de un partido de la liga china, en directo. A veces le parecia que jugaban veintisiete chinos contra otros veintisiete. Mas anuncios. El camarero estaba hablando todo el tiempo, solo, a veces se quedaba afonico, no sabia escuchar, no le interesaba nada de lo que nadie le contara. No parecia un camarero. -Callate ya, joder -le dijo Castor. Pero el camarero no se callo. Habia abierto el bar para poder hablar con quien le diera la gana. Cuando no le dejaban hablar se ponia a hacer preguntas para poder empezar una conversacion cualquiera, asi que le pregunto a Castor que si queria un arroz a la cubana. Castor le dijo que no. -No. -Luego cogio un hueso de aceituna y se lo metio en la boca. Empezo a roerlo despacio, con ganas. Era su metodo habitual de procesar a fondo todo lo que se le iba pasando por la cabeza, su forma de triturar minuciosamente su conciencia con las muelas del juicio hasta que le dolian los oidos. Le hubiera gustado mucho tener un jefe para poder ciscarse en el, pero no tenia jefe. El jefe era el. -A ver, donde esta la prensa del dia -solto. Si no en un jefe, por lo menos le quedaba ciscarse en los politicos y en los ecologistas y en los periodistas. Y en la cultura, siempre tan a mano. El camarero saco un par de periodicos de debajo de la barra, los dejo frente a el y fue a sentarse a una mesa junto a la ventana, a escribir whatsapps que nadie le contestaria jamas. Castor cogio un periodico, no tenia mas que tres paginas, era Semana Santa. Y entonces fue cuando paso lo raro. El tipo entro como una sombra, sin abrir el pico. Y se encaramo al taburete a su lado, codo con codo. El resto de la barra estaba vacia. Castor le echo un vistazo al bies en el espejo ahumado detras de las botellas; era morenito, menudo, chato, con unos rizos como de astracan. Luego Castor bajo la vista y siguio mirando el periodico, sin leerlo en realidad. Achicando los ojos. Estaba pendiente del tipo este, esperando a ver que mierdas queria. Ahi se produjo un silencio de unos tres minutos. -Buenos dias -dijo Castor al fin. No podia mas. El morenito se froto las manos. Era lo que estaba esperando. -Buenos dias los que va a tener usted -dijo. Castor debia de estar muy borracho, porque cuando se volvio hacia el morenito le parecio que tenia el tamano del dedo de una mano y que lo miraba de abajo arriba desde el mismo centro del ruedo amarillo del asiento. -?Eres torero? -Soy la esperanza. -Lo que tu digas. Castor volvio a coger el periodico. -Ay, no le voy a contar mi vida -dijo el morenito. -Claro que no. -Yo antes era como usted -dijo. Castor solto una carcajada-. Si. No me contradiga. Como usted y como toda Espana y los espanoles. Estaba perdido para el mundo, asi le digo, para el sentido y el norte de las cosas, cada dia hacia lo mismo y no me daba cuenta, no me daba ni cuenta, todo me parecia que me pasaba por primera vez y a la vez me sonaba repetido, ya me entiende. Un barranco de aire, eso era yo. Yo he vivido en Pitis toda mi vida, detras de los hospitales. He vivido ahi a rachas, cuando venia una buena me iba y luego volvia, he tenido rachas muy largas eh, aqui donde me ve yo me he paseado por la Ribera de Curtidores de cabo a rabo y ahi no habia nadie que no hubiera puesto yo, pero luego me han venido flacas y hay que ir a alguna parte, y hace unos meses, cuando volvi a Pitis, Pitis ya no existia. No esta. Nada. Hay bloques y gruas. Y aparcamientos. Coches no hay, pero aparcamientos, muchos. Mi casa, mis gallinas y el tinglado del tiro al blanco, de eso no quedaba ni la sombra. Que rapido construyen ahora, no se como lo hacen. Las gallinas me dijeron que se las habia quedado uno que vive por detras de Bravo Murillo, en un patio, se han hecho viejas muy rapido tambien. Alli ademas de las gallinas habia una dominicana con unas gafas de cristales amarillos, gordos como tabiques. La dominicana tenia una gallina en un muslo y un huevo en la mano. Un huevo blanco y una gallina negra. Y una dominicana en medio. Si le aburro me lo dice. Con la otra mano leia la Biblia, la muy sinverguenza, ahora somos todos un poco evangelistas. Se canta mas. La dominicana me dijo que me llevara mis cosas pero que le dejara las gallinas. Cuanto cuesta una gallina, seis euros, eso no lo sabia usted. Mis cosas estaban en una caja de carton de Amazon. Habia alli tambien unas ninas, o bueno, igual no eran tan ninas, colgando ropa en los tendederos del patio siete pisos mas arriba. El patio era muy estrecho, un patio de luces. Sacaban sabanas una detras de otra, era mediodia pero ahi abajo se estaba haciendo cada vez mas oscuro. Las ninas se reian como locas, es lo que pasa con el chocolate, hasta que se callaron de pronto, a la vez. Yo mire para arriba y por encima de ellas el sol te quemaba los ojos. Tenian los pelos largos. Era el 1 de enero. Cuando baje la vista de nuevo, el patio estaba oscuro, estaba negro del todo, el suelo de alquitran. La dominicana se habia largado de ahi, y las gallinas. Se habia ido, la dominicana, con su huevo en la mano. Yo me lleve mi caja, pesaba muy poquito. Pero si no habia casi nada ahi dentro aunque fuera mi vida entera: media docena de moviles, una guia de telefonos y el rosario de la aurora. Y esto. El morenito entonces metio la mano en el bolsillo y saco una cartera de cuero negro que dejo frente a Castor. -Mire que me ha costado dar con usted -le dijo-. La he llevado siempre encima los ultimos tres meses, desde que se la quite, por si acaso, por si lo veia. -?Y esto que es? -Su cartera. Se la devuelvo. -?Me la devuelves? -Yo. A usted. Si. Lo he reconocido y le he visto meterse aqui y me he metido un copazo para darme valor antes de entrar. La cartera tenia un pin bastante gastado que parecia un escudo del Atletico de Madrid. -Bueno. No es verdad -continuo el morenito-. Lo he seguido desde Pontones, anda que no pasea usted, y lo he seguido hasta aqui. Ya esta. La cartera estaba entre los brazos extendidos de Castor, que la miraba como si fuera un plato que no le apetecia nada comerse. -Bueno -dijo el morenito-. Yo me voy. -?No quieres nada? ?Un cafe? ?Donde vives? -Por ahi. -Como que por ahi. -Pero si yo estoy bien en cualquier parte -dijo saltando al suelo. Castor asintio despacio. Luego miro todo alrededor, habia un billar, una pila de sillas, una guirnalda de luces color naranja, una bandera de Andalucia. -Pues yo no estoy bien en ninguna. Cuando llego a casa no encendio las luces. Le gusta encontrarsela a oscuras, asi tiene la sensacion de que entra en una sala de cine. Ademas se deja la tele puesta para que parezca que hay alguien dandole al pico dia y noche. En realidad se deja encendidas varias teles a la vez. Cinco, cada una en un reality diferente y en una habitacion diferente.

  • Libelula 1. Cuando mis besos acariaron tus alas de Genne L. Paris

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    Ante los ojos del mundo puede creerse que lo tenemos todo: inteligencia, belleza sin igual, una vida confortable y buena posicion social; pero… ?que hay detras de esos dificiles retos con los que nos golpea la vida sin diferencias ni compasion alguna? ?Damos paso a la amargura, o nos mantenemos fuertes a pesar de todo?Romina Sanfield es capaz de robarle el aliento a cualquier mortal; no solo por su aspecto angelical, sino por su maravillosa personalidad, aunque lleve sobre sus hombros lo que muchos considerarian un doloroso castigo. Risuena, dulce, tierna y con una valentia sin par, asi la describen quienes la conocen. Nacida y criada entre dos culturas, rodeada de un carino sin limites y resignada a que su corazon no conozca ese amor que le haga desplegar las alas y volar.Hay seres que vienen al mundo con una triste mision y que viven ajenos a secretos desgarradores. En ese espinoso camino, el rencor y la maldad seran las afiladas lanzas que apuntaran al mas noble de los sentimientos, provocando actos ?imprevisibles? y decisiones ?erroneas? en nombre de la libertad. Sin embargo, nuestro destino lo escriben las estrellas, y para Romina seran las de un magico valle y sus redondeadas montanas las que marcaran su existencia.Mientras, una frase quedara suspendida en el viento, retando al tiempo y a la vida misma para hacer nacer con ella la mas sublime y eterna historia de amor..

  • Chapter, Estefania Yepes de Estefania Yepes

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    Max, Salva, Amaya y Julio forman uno de los tres grupos de escapistas mas experimentados de la ciudad, cuyo exito les precede cada vez que visitan una nueva sala de escape.
    Sin embargo, estan tan acostumbrados a seguir unas premisas basicas, en la mayoria de casos identicas, que cuando se presenta ante ellos una oportunidad de traspasarlas, todo lo que creian dominar hasta el momento adquiere de repente una nueva dimension.
    Dos monedas; dos unicas monedas suponen la diferencia entre jugar o pasar, entre correr o frenar, entre pensar o actuar e, incluso. entre vivir o morir.
    Las salas estan cambiando, los juegos son cada vez mas reales, mas vivos, y la tecnologia de las pruebas mucho mas avanzada y excitante.

  • Encontre la pieza que me faltaba (Serendipity 8) de Moruena Estringana

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    Andrew esta enamorado de Esme pero sabe que si la quiere de verdad tiene que dejar que ella vuele libre… aunque esto signifique perderla.

  • 28 dias de David Safier

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    Varsovia 1943: Mira, una chica de 16 anos, sobrevive como puede en el gueto de Varsovia dedicandose al contrabando de alimentos. Su unico objetivo es proteger a su hermana pequena, Hanna. Cuando empiezan a deportar a los habitantes del gueto a los campos de concentracion, Mira se une a la Resistencia. Juntos consiguen hacer frente a las SS mucho mas tiempo de lo imaginado. 28 dias. 28 dias en los que Mira experimentara la traicion, el sufrimiento y la felicidad.
    28 dias para vivir toda una vida.
    28 dias para descubrir el amor verdadero.
    28 dias para convertirse en una leyenda.
    28 dias para contestar la mayor de las preguntas: ?que clase de persona quieres ser?

  • Juego de reinas de Pablo Nunez

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    Cuando Tautinkom, rey de Erin, cae destronado por Irvyn El Blanco, sus dos hijas se ven obligadas a separarse. Elvia, la montanesa, seguira a su padre en el destierro a tierras galaicas. Sin embargo, Wen, conocida como la Dama Blanca, quedara cruelmente cautiva en manos del nuevo rey, a quien jurara venganza eterna. Mas alla de la torre de Breoghan, el propio destino y el mar del Norte alejan a quienes nacieron para ser libres, a quienes han de devolverle la libertad a su pueblo. Son tiempos de guerra, de traicion, de pasiones., y las naciones celtas se tambalean. Los caudillos llaman a sus ejercitos a la guerra, mientras que los druidas, aquellos que pueden ver tras las fronteras del futuro, presagian tiempos oscuros. Roble Gris, el mas poderoso de ellos, augura lo inevitable. Ambas hermanas han sido predestinadas a encontrarse de nuevo. Y ya nada sera lo mismo.