• la primera vez que mate - Gonzalo Jerez

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    <>. Verano en Madrid. Un adolescente sale a pasear de madrugada para intentar calmar el calor sofocante que derrite la ciudad cuando, sentado en un parque, se encuentra en una situacion que le hace reaccionar de una forma inesperada. Esa noche sera el pistoletazo de salida para una doble vida en la que se dedicara a dar rienda suelta a su imaginacion, creando obras de arte a la par que imparte justicia contra aquellos que, segun el, merman de un modo u otro la sociedad, haciendoles formar parte de sus creaciones.

  • La primera vez que maté Tapa blanda - Libros - Amazon.es

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    La primera vez que maté : El Selenita, Gonzalo Jerez: Amazon.es: Libros.

  • LA PRIMERA VEZ QUE MATÉ - JEREZ GONZALO ("El ...

    http://quelibroleo.com/la-primera-vez-que-mate

    El título y la portada os dan una idea de la trama del libro, ¿no? Eso sí, no esperéis una novela negra al uso, ya que la trama está bastante alejada de los ...

  • La primera vez que maté - Anika Entre Libros

    http://www.anikaentrelibros.com/la-primera-vez-que-mate

    Si te gustó este libro, también te puede interesar... · Asesinatos con arte José Luis Caramés Lage M.A.R. · El asesinato de los marqueses de Urbina Mariano ...

  • La primera vez que maté - Goodreads

    https://www.goodreads.com/es/book/show/32780930

    18 oct 2016 — La primera vez que mate no fue algo premeditado, simplemente ocurrio. ... El título y la portada os dan una idea de la trama del libro, ¿no?

  • La primera vez que maté, la nueva novela de El Selenita

    https://www.palabrasencadena.com/2016/11/la-primera-vez-que-mate.html

    Blog literario de reseñas y fragmentos y citas. Un blog de lectura con muchos libros recomendados. Searching... Select a ...

  • LA PRIMERA VEZ QUE MATÉ - Gonzalo Jerez "El Selenita"

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    «La primera vez que maté no fue algo premeditado, simplemente ocurrió. Ni tan siquiera se me había pasado por la cabeza que aquello fuera a gustarme tanto, ...

  • La primera vez que maté - Gonzalo Jerez - Debeleer.com

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    Ahora bien, seguro que eres de los puñeteritos que sólo por fastidiar se leen hasta el copyright de un libro, por lo que quizá sí deba esforzarme en escribir ...

  • Descargar La Primera Vez Que Maté - Gonzalo Jerez (2016)

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  • Piedra viva de Luis Gonzalvo

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    Esta apasionante historia atrapa al lector desde la primera pagina y lo guia a las profundidades del mundo artesanal romanico del siglo XII.
    Luno, un simple aprendiz de tallista, se ve obligado a no desarrollar su pasion por la escultura en una sociedad medieval organizada en rigidas estructuras sociales y jerarquias gremiales. A pesar de todo, decide trabajar la piedra y, a lo largo de su vida, deja su huella en diversas iglesias y monasterios de Huesca y las Cinco Villas. Incluso llega a tener una escuela, pero en solo una ocasion firma su obra con el me fecit tipico de la epoca.
    Luis Gonzalvo Flores expone en esta, su primera obra, una explicacion a este hecho tan curioso, asi como al misterio de la desaparicion de “la gota” (el tesoro) del monasterio de San Juan de la Pena, en Santa Cruz de las Seros.

  • Veinte maneras de bajar al sotano de Roque Perez Prados

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  • Noble y Plebeya de Kate L. Morgan

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    Una vez, Carol Hemsley habia amado con todo su corazon, y lo habia perdido todo. Durante los ultimos anos ha luchado en silencio para olvidar, mientras oculta a todos un secreto, pero el destino la llevara a enfrentarse con el fantasma de su pasado… y una pasion aun mayor.

  • Un mes de besos, abrazos y caricias de Monica Benitez

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    Cuatro amigas.
    Un corazon roto.
    Un amor no correspondido.
    Un mes de vacaciones.
    Y un pacto que lo cambiara todo.

  • El cafe de los pequenos milagros de Nicolas Barreau

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    Tras vender mas de un millon de ejemplares de La sonrisa de las mujeres, el maestro de las historias romanticas llega con un nuevo libro que es como un rayo de sol directo al corazon.

  • A plena luz de J.r. Moehringer

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    Esta es una historia real. Una historia que empieza y acaba en un dia. Una historia que dura una vida. ?Se puede revivir una vida en un dia? Sucede en Nueva York. El dia de Navidad de 1969. Y su protagonista es Willie Sutton, el Robin Hood de Brooklyn, el Gandhi de los gansteres. Esta historia son tantas historias. Todas verdad. O quiza no. Es una historia de astronautas y de sirenas, de policias y ladrones, de magnates y jardineros. Es una historia de fugas, una historia de libros, de los que cambian la vida y es una historia de la libertad reencontrada y del amor buscado.
    Willie Sutton quiere su historia. Tiene un solo dia, pero la suya va a ser una historia memorable.

  • Cuando despiertes de Dena Ruz

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    Tras un accidente que la deja en coma, Victoria decide dar un giro a su vida y comenzar a escribir. Lejos de la capital y de su mundo, se convierte en voluntaria de un hospital. Alli conoce a Santiago, un piloto que se convierte en el amor de su vida. El inconveniente es que el esta dormido.
    Cuando despierta del letargo, los dos descubren que no son dos desconocidos. El amor ha surgido. ?Sera eso suficiente cuando ni siquiera se conocen? ?Sera ese amor peculiar el verdadero?
    Romanticismo, humor y sentimiento puro son los ingredientes de esta novela.

  • Libre de Pecados de Kelly Dreams

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    Despues de casi un milenio pagando sus pecados, Gerion, uno de los soldados de elite del purgatorio, sabe que el pago total de su deuda esta cerca, todo lo que necesita es llevar a cabo esta ultima mision y rescatar a una mujer cuyo destino podria alterar el equilibro del cielo y el infierno.Para Shura, dejar atras una vida marcada por la perdida, las pesadillas y los enganos, es primordial, pero para hacerlo, tendra que escapar primero de la clinica en la que lleva dos anos recluida, una mision aparentemente imposible... hasta que aparecio el.Dos mundos en colision y un camino compartido llevaran a Gerion y Shura a poner a prueba sus almas y su capacidad de perdon.

  • La flor de hierro de Laurie Forest

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    La fortaleza de Elloren Gardner marcara el destino de un reino. Una historia en un entorno escolar a la Harry Potter y con un contexto politico a lo Juego de Tronos.

  • With This Man (Traduccion) de Jodi Ellen Malpas

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    !Jesse Ward esta de regreso en la novela mas nueva del Sunday Times y del New York Times, la exitosa serie de This Man !

    La vida es buena para Jesse ‘The Lord’ Ward. Perfecto, en realidad. Todavia tiene el encanto, esta en gran forma, y aun reduce a su esposa, Ava, a un grupo de deseo con una simple mirada. El tiene el control total, como le gusta.

  • El amor no se etiqueta de Ani M. Zay

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    Sylvia es una editora que esta rota emocionalmente.
    Manu es un bombero que trabajaba como stripper.
    Un incendio en 1994 marcara la vida de un nino, mientras que en el 2016, Manu se convierte de forma casual en la solucion a los problemas de una desesperada Sylvia.
    Misterio, romance y comedia es la mezcla de este thriller romantico que combina dos lineas temporales.
    ?Puede el pasado condicionar el futuro?

  • Todavia sueno contigo (Destino 2) de Lina Galan

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    Alex, un chico sencillo y humilde, aun no ha conseguido olvidar a Clara, su gran amor, casada ahora con un rico empresario.

  • Beseme, Duque (Liga de Caballeros Incasables 5) de Tamara Gill

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    HABIAN LLEGADO. Por fin. Molly bajo del carruaje y se estiro, disfrutando del calido sol mediterraneo que calentaba su sangre y curaba los muchos dolores y molestias de semanas de viaje. Roma. El solo pensamiento de donde estaba le envio un escalofrio por la columna y la expectativa le recorrio la sangre. Tantos lugares maravillosos para visitar y ver, y gracias a sus increibles amigos en Londres y al duque de Whitstone, se le habia asegurado un alojamiento de un mes en la Villa Maius. El caballero que residia aqui estaba fuera de la casa, pero sus sirvientes cuidarian de ella y su acompanante durante el poco tiempo que estuviera en la ciudad. La puerta principal de la villa se abrio y una mujer voluptuosa de cabello gris salio a la calle, con una sonrisa tan calida como el sol que brillaba en su espalda. "Signora, Molly Clare, bienvenida. Bienvenida a Roma. Venga, le serviremos refrescos. Debe de estar exhausta." Molly sonrio, aliviada de ser recibida con tanto carino en la casa. No sabia nada del senor Farley, que vivia alli, aparte de que era amigo del duque de Whitstone. Siempre habia existido una pequena preocupacion en su interior de que el personal pudiera estar molesto con su llegada, siendo desconocidos para ellos como ella era, pero no parecia ser asi. "Gracias por hospedarme. Espero que no sea una gran molestia estar aqui". Entro por la calle a un pequeno vestibulo que conducia a una gran habitacion rectangular parcialmente techada. En el centro habia una fuente, un querubin desnudo echando agua por la boca. Molly miro hacia arriba y noto que la abertura en el techo estaba directamente sobre la fuente y, en la antiguedad, seria el lugar donde la villa habria recogido el agua para la familia. "Oh, no, no, no. Estamos muy contentos de tenerla aqui". El sirviente ordeno a un hombre alto y de cabello oscuro que atendiera el equipaje mientras ella los conducia hacia un conjunto de escaleras. "El senor Armstrong no esta aqui. El estara en Napoles mientras dure su estadia y lo hemos estado esperando. Nos informo a todos antes de irse el mes pasado, para cuidarla bien. Tienen amigos en comun, ?no?" Molly miro alrededor de la villa. Pisos de mosaicos adornaban el espacio, imagenes de la vida romana, de escenas agricolas y animales. Todas las habitaciones del piso inferior tenian las ventanas abiertas y las cortinas ondeaban con el calido aire mediterraneo. La brisa olia a sal y especias, a naranjas y hierba recien cortada. Se detuvo un momento, contemplando la vista desde una de las ventanas que podia ver a traves de una puerta. El jardin del patio, lleno de olivos, la invito a sentarse y saborear su belleza. "Lo tenemos, si. El duque de Whitstone. Aunque nunca conoci al Sr. Armstrong, le estoy muy agradecido por permitirme quedarme aqui". La ama de llaves sonrio, aparentemente complacida por el cumplido a su empleador. "Es el mejor de los hombres a quien lamento que no tenga el honor de conocer". La mujer empezo a subir las escaleras de piedra. "Soy Maria, querida, la ama de llaves de Villa Maius. Si necesita algo, simplemente aviseme y hare todo lo posible para que su estadia sea placentera". "Gracias." Subieron las escaleras, el segundo piso se abria a una gran sala rectangular con sillas de mimbre reclinables. Un balcon estaba al final de la habitacion. Molly no podia pasar sin contemplar la vista. Salio al balcon, con el aliento atascado en sus pulmones. La vista daba a la calle por la que habian entrado. A esta altura, le daba un mejor punto de vista de la ciudad mas alla. Roma. Su gloria se extendio ante ella como un regalo de los dioses. Sus dedos se curvaron alrededor de la balaustrada de piedra, anclandose para no salir corriendo de la villa y ver de primera mano la antigua ciudad. Se oyeron sonidos que la provocaban e instaban a irse y explorar. Pronto, prometio. Tan pronto como se hubiera banado y bebido una taza de te. "El centro de Roma esta a pocos pasos de aqui. En el otro extremo de la villa hay otra habitacion similar a esta que da al rio Tiber. Sin embargo, siempre puede tener el carruaje a su disposicion si no quiere caminar. Para ver el Vaticano, tendra que hacer uso del vehiculo". La emocion vibraba por sus venas, y se inclino sobre la barandilla, espiando a algunas personas en las calles, algunas contemplando las vistas mientras otras ejercian su oficio. "Que ciudad tan magnifica. Siempre quise hacer turismo y ahora puedo. Increible." "Temo el viaje de regreso, sin embargo", dijo su companera, la senorita Sinclair, uniendose a ella y mirando a la ciudad con aire de descontento. "?Tomamos te?" Molly se mostro reacia a abandonar la magnifica vista, una de la que deseaba formar parte, y tampoco permitiria que la aversion de la senorita Sinclair por las distancias que habian atravesado apagara su emocion. Si su companera no deseaba ver Roma, podia quedarse en la villa. Molly iba por Londres la mayor parte del tiempo sola, no estaria fuera de lugar para ella. "Si, vamos, y luego puedo comenzar a explorar esta maravillosa ciudad". "?Le gustaria tomar el te en el balcon, signora Molly?" "Gracias, si", respondio ella, al ver el escenario al aire libre y sentarse. Los criados se apresuraron por la casa, llevando sus baules a las habitaciones. Molly casi podia pellizcarse a si misma solo para confirmar que efectivamente estaba en Roma. Su tiempo era precioso, solo un mes, y luego emprenderian el viaje de regreso a Inglaterra. El viaje le llevaria varias semanas y queria visitar otras ciudades del continente antes de regresar a Londres la nueva temporada. El te era dulce y refrescante, y carinosamente, el ama de llaves habia hecho unos bizcochos con almendras, que le aplastaron el estomago. Molly se reclino en su silla, dejando su servilleta, saciada despues de la fugaz comida. "?Terminamos el recorrido por la casa, veremos nuestras habitaciones y luego decidiremos adonde ir primero?" "Por supuesto, senorita Molly", dijo la senorita Sinclair, bostezando. Habia sido un dia largo, pero Molly estaba demasiado emocionada, habia esperado bastante para estar en Roma para acostarse por la tarde. Queria explorar, caminar por las calles, visitar los mercados y ser parte de la cultura aqui en esta antigua ciudad. "Si esta cansada, senorita Sinclair, siempre puedo salir sin usted. No me importa." Los labios de la senorita Sinclair se fruncieron en una delgada linea de desaprobacion. "No, eso nunca funcionaria. Necesita tener una acompanante y compania para mantenerse a salvo. Simplemente tendre que soportarlo". "No deseo que soporte Roma. Quiero que lo disfrute tanto como yo pretendo hacerlo". "No creo que eso sea posible, senorita Molly. Tengo aversion al calor, y si no lo percibio, hace mucho calor afuera". Molly se volvio hacia el balcon, la ligera brisa que entraba por las puertas le refresco la piel. Si, hacia calor, pero en Inglaterra siempre hacia mucho frio. ?Como podria alguien no aprovechar un clima tan hermoso y explorarlo? El ama de llaves dio un paso adelante y llamo la atencion de Molly. "Tenemos un criado aqui, senorita Clare. Estaria mas que feliz de acompanarla por Roma para que pueda ver algo de nuestra maravillosa ciudad". Molly le sonrio a la senorita Sinclair. "Ve, estare perfectamente a salvo. Podra tener la tarde para descansar y recuperarse, y esta noche nos reuniremos para cenar antes del baile de la noche". "?Tiene la intencion de asistir al baile de Lord y Lady Dalton esta noche? ?A pesar de que llegamos hoy?" "Por supuesto que tengo la intencion de ir". Molly nego con la cabeza a su companera, teniendo la sensacion de que no queria ir ni hacer nada mientras estuvieran alli. La perspectiva no era util ni seria posible. Molly tenia cuatro semanas para visitar esta maravillosa ciudad, y simplemente tendria que ignorar las quejas de su companera acerca de todo lo que pudieran hacer en ese tiempo. "Maria, ?me puede mostrar mi habitacion, por favor?" El ama de llaves se apresuro a recorrer un ancho pasillo hasta llegar a una habitacion que daba a mas terrenos de la villa, prados y jardines que nadaban con una variedad de colores. El tintineo del agua llego hasta ella y busco la fuente, pero no pudo verla desde su habitacion. Tendria que bajar las escaleras para encontrarla ella misma. Su habitacion era un piso de mosaico de baldosas que estaba hecho con una variedad de flores brotando. Su cama era grande, opulenta con su colcha y con abundancia de almohadas. Ella tambien era partidaria de tener muchas almohadas en las camas. De alguna manera las hacia parecer completas. Perfectas. Un pequeno escritorio ocupaba el espacio frente a una ventana, y un gran sofa estaba sentado frente a su fuego. Aunque no creia que necesitaria eso en absoluto mientras estuviera en Roma. No con el clima tan calido. "Hay agua dulce y ropa de cama detras del biombo para usted, senorita Molly. Cuando este lista para salir, baje las escaleras y le buscare a Marcus. El la mantendra a salvo y le mostrara todos los mejores sitios que ofrece Roma". "Muchas gracias. No puedo expresarle lo emocionada que estoy de estar aqui". El ama de llaves sonrio antes de dejarla con sus abluciones, el sonido de la voz de la senorita Sinclair mientras la llevaban a su habitacion resonaba en el pasillo. Molly camino hacia el pequeno balcon que tenia su habitacion y miro hacia el jardin. Levanto la cara hacia el sol, respirando hondo. Que lugar tan idilico para vivir. Una podria acostumbrarse a un lugar asi y nunca volver a casa en el viejo, lugubre y lluvioso Londres.

  • Un fuego azul de Pedro Feijoo

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    Pedro Feijoo ha escrito un libro frenetico, lleno de giros sorprendentes y con un ritmo que deja al lector sin aliento. Una historia poblada por personajes cargados de ira pero tambien de una extrema fragilidad. Una novela negra, muy negra.

  • Confesiones de un editor de Walter Hines Page

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    Walter Hines Page relato de forma anonima en ‘Confesiones de un editor’ (1905) los defectos de la profesion al mismo tiempo que desvelo sus opiniones con respecto al mundo de la edicion. Los criticos del New York Times le reprocharon que hubiera titulado el libro de una manera enganosa, pues implicaba que Page estaba confesando sus propias malas conductas. El libro, sin embargo, fue elogiado por informar al publico general acerca de la corrupcion que impregnaba la industria editorial en aquel momento. Page analiza en esta coleccion de articulos las razones que subyacen al exito de unas publicaciones sobre otras. Tambien senala los efectos que la comercializacion de la literatura ejerce sobre la calidad de los contenidos. El libro supone toda una declaracion de intenciones para cualquiera que deseara convertirse en editor en los albores del siglo xx y un texto del todo relevante para el nuevo milenio.

  • La Espana del Seiscientos de Montserrat Huguet

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    Escrito por una historiadora, este no es sin embargo un libro de historia sobre la Espana de los sesenta. Tampoco una autobiografia ni una suerte de memoria personal de aquellos anos, tras los negros cuarenta y los grises cincuenta, de transito incierto hacia la modernidad y el bienestar. Pero si un retazo de memoria compartida de aquella Espana de “ni fu ni fa” que “sin haber razones de quererla por sus meritos, tampoco las daba para abominar de ella”. Una memoria dictada y evocada desde los recuerdos de infancia de una baby boomer, aunque capaz de interpelar a aquellos que no formaron parte de esa generacion, “la primera con dos cabezas: la propia y la del televisor”, y que tambien pudo tomar distancia de la vida de padres y abuelos, “absorbiendo mas el colorante que la sustancia” del nacionalismo espanol. Un relato que describe, a traves de elocuentes imagenes y escenas cotidianas, algunas entranables y edificantes, otras mas asperas y desabridas, como era la vida y la mentalidad de aquel entonces. “La gente, modesta y no mal intencionada en su conjunto, hacia lo que podia: de la necesidad virtud. Y sacaba pecho encarando el dia a dia con diez de pipas”.

  • Omerta (El juego de las seis mascaras 1) de Adriana Criado , Maria P. Marti

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    ?Sera cierto que nuestro destino esta escrito? Hugo, arrogante. Nikki, diva. Bruno, cruel. Mia, sensual. Marco, payaso. Serena, fria. Seis miradas que tras nueve anos vuelven a reencontrarse, arrastrando con ellos un pasado tan oscuro como su presente… y su futuro. ?Habeis oido alguna vez que no es oro todo lo que reluce? Hijos de las familias mas poderosas de Providence, ocultos tras mascaras de mentiras, creen tener el mundo a sus pies: dinero, lujo y secretos. ?Hay arma mas poderosa??Seras capaz de guardar silencio? ?De jurar… Omerta? Bienvenidos al principio del fin.

  • Corazon que rie, corazon que llora de Maryse Conde

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    No es facil vivir entre dos mundos, y la nina Maryse lo sabe. En casa, en la isla caribena de Guadalupe, sus padres se niegan a hablar criollo y se enorgullecen de ser franceses de pura cepa, pero, cuando la familia visita Paris, la pequena repara en como los blancos los miran por encima del hombro. Eternamente a caballo entre la lagrima y la sonrisa, entre lo bello y lo terrible, en palabras de Rilke, asistimos al relato de los primeros anos de Conde, desde su nacimiento en pleno Mardi Gras, con los gritos de su madre confundiendose con los tambores del carnaval, hasta el primer amor, el primer dolor, el descubrimiento de la propia negritud y de la propia feminidad, la toma de conciencia politica, el surgimiento de la vocacion literaria, la primera muerte.

  • Stop de Frank Conroy

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    Publicada por primera vez en 1967, Stop-Time fue reconocida rapidamente como una obra maestra de la autobiografia norteamericana. El emocionante relato de Conroy transita entre trabajos peculiares, amistades perdidas, sorprendentes aficiones, amores primerizos o la temprana muerte del padre, un acontecimiento que acelera el fin de su infancia. El joven Conroy debera crecer en un hogar en el que la precariedad economica, los traslados por trabajo y el desorden general estan a la orden del dia. Frente a esa dura situacion, Stop-Time se erige en un canto a la amistad, a la vida en libertad, que seran los dos principales apoyos con los que Conroy se enfrentara al devenir de los acontecimientos y lograra salir adelante. Con esta obra, Frank Conroy firmo un libro que retrato con profundidad narrativa la sociedad norteamericana de los anos cuarenta y lo dio a conocer en el mundo literario como un escritor excepcional.

  • Calles de Edimburgo de Samantha Young

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    Los fans de Calle Dublin de Samantha Young reencontraran aqui a algunos de los personajes de esa estupenda novela, y los que aun lo la hayan leido sin duda querran hacerse con ella.

  • Aniquilacion de Mariah Evans

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    Tras la llegada de los vampiros al tranquilo pueblo de Banff y la invocacion de la bestia, Christopher se infiltra en la comisaria como agente de policia, con el objetivo de ocultar las pruebas que ponen de manifiesto la guerra iniciada por lobos y vampiros por la conquista del territorio.

  • El viejo teatro de la noche. Acto de sombras de Juanma Martin Rivas

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    Son una voz sin rostro, la sensacion de que hay alguien donde no hay nadie.Son algo atrapado entre nuestro mundo y el siguiente.Esperan agazapadas al otro lado, oliendonos, sintiendonos.No suba esas escaleras, Vanessa ya no es lo que usted recuerda.No debe mirarla, no debe buscarla, no debe tocarla? Esta advertido.? Barcelona, 1904. A traves de la ventana del tranvia Gabriel cree ver a un fantasma. Pero Vanessa desaparecio, murio, eso le dijeron al volver de la guerra, sinembargo? Una de las ultimas anotaciones en su diario habla de un lugar, un teatro, pero cuando Gabriel cruce sus puertas la realidad comenzara a disolverse poco a poco. Alli, la magia parece a un latido de existir, personajes desconcertantes le invitan a creer de nuevo en la vida o a desconfiar de las sombras. Si insiste en adentrarse en ellas podria hallar incluso? monstruos.

  • Los millones de Santiago Lorenzo

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    La carcel de Palencia se llama La Moraleja. El nombre le hacia mucha gracia a Francisco Garcia. El resto de reclusos no entendia el chiste, porque ninguno era de Madrid. La Moraleja es uno de los barrios mas postineros de la capital. Hacia tres semanas que la sala de Modelismo Ferroviario de la prision albergaba la exposicion <>. La componian treinta y dos cuadros realizados con todo tipo de material escolar (ceras, Plastidecor, rotuladores gordos y finos, temperas Pelikan, etc.). Malos a rabiar, parecian reirse de tantos cumplidos que recibian de los visitantes, destinados a que los presos se animaran, recobraran sus puntos de autoestima y sopesaran la posibilidad de dejar de delinquir. Habia un solo oleo en la exposicion. Era distinto a todos. El cuadro representaba un reloj de pared, con sus agujas marcando las doce y siete, y debia de ser obra de algun recluso que se figuraba asi sus dias: a tiempo parado. Ocurria con el lienzo lo que a veces ocurre con cierta obra plastica de aficionados que se encuentra por bares, por domicilios particulares, por entidades de gestion: que la pintura, tras una pesima ejecucion de manual, muestra la impronta de un espiritu derruido, que lame a pincel sin vigor alguno y que, plasmando asi su cansancio desmochado, retrata la desesperacion con cruda verdad. Con mas exactitud, en definitiva, que el espabilado que durmio a pierna suelta, desayuno bien, se puso frente al caballete en soleado estudio y trazo con desparpajo su ejercicio de simulada angustia. El tio del reloj de manecillas inmoviles no estaba para explosiones de animo, y pinto un cuadro desmotivado que lo mismo daba acabar que empezar de nuevo. Retrato un objeto que no estaba en ningun sitio, como si el propio autor tampoco estuviera en lugar alguno. Un homenaje al aburrimiento que al producir tanta lastima resultaba emocionalmente mucho mas eficaz que tanta obra expuesta en galeria. El pintor habia escrito la marca Exactus en la esfera y habia titulado Sin titulo a su cuadro, que ni para denominar Reloj a su pintura reunio ganas. La idea de utilizar el infinitivo con pronombre para traer la palabra <> a la denominacion de la exposicion, con ser una baratez, habia sido muy aplaudida entre los miembros de la direccion gestora. Pero los cuadros le daban igual a todos los internos. Sin titulo, sin embargo, fascinaba a Francisco. Quien hoy, treinta y uno de julio de 1988, tenia en vilo a los dieciocho reclusos que ocupaban la sala. A las 16:56 horas, Francisco se disponia a enchufar a red la toma de corriente general de la inmensa maqueta a escala 1:87, casi como el ano en curso, que los inscritos en el Taller de Modelismo Ferroviario habian construido durante los ocho ultimos meses. Hoy estaba lista para su primer rodaje. Por aparente afan de exactitud, Francisco hizo tiempo con excusas tontas hasta que dieran las cinco en punto en su Casio de plastico: miro el oleo, comprobo que el mando estaba a cero, supuso un inaudible tic-tac al Exactus, se fue al enchufe de la pared, inserto el macho, volvio a la maqueta y acaricio el transformador general. --?Vamos o no vamos? --pregunto un preso que tenia ganas de ver biela en movimiento. --Todavia no. Se tienen que asentar las vias --mintio Francisco--. A en punto la ponemos. 2 Dos anos y medio atras, el quince de febrero de 1986, Francisco habia cumplido los veintisiete. Ya llevaba dieciseis meses bajando todas las mananas a las siete al bar CoyFer, como antes habia acudido cada dia al bar Tembleque, de la Puerta del Angel, y antes al bar Reno, en Nueva Numancia. Siempre para hacer lo mismo. Se colocaba en la barra del bar, a la altura de una baldosa con la esquina partida, y pedia un cafe con leche en vaso de cana con las palabras justas. Luego, con toda discrecion, palpaba bajo el mostrador. Si no habia tres chicles pegados, no pasaba nada. El dia que si los hubiera, sin embargo, tendria que ir a la papelera que habia enfrente del CoyFer y hurgar un poco. Alli encontraria el material explosivo y las instrucciones precisas sobre cuando, como, donde y con que fin habria de llevar a cabo aun no sabia que accion. Seria su primera intervencion directa tras anos de fisgar bajo los tableros de aglomerado de los bares de Madrid. Hoy tampoco habia chicles. Francisco era del GRAPO, grupusculo de accion armada que renqueo desde el mismo momento de su creacion en 1975. Estaba fichado por la policia, por muy corto que fuera el alcance de sus cometidos. Prestando mucha atencion y yendo sobre aviso, su foto podia localizarse en algunos carteles de ciertas comisarias de pueblo. Su cara venia en blanco y negro, y en un grupo de retratos de menor tamano que el resto. Dentro de una supuesta jerarquia de peligrosidad, Francisco jugaba en division regional. No era de extranar. Lo mas importante que le habian dejado hacer en la banda era lo de los chicles. Con eso y todo, y aunque hubiera sido destinado a actividades aun mas banales, ya no tenia forma de dar marcha atras. Aunque el apenas lo percibiera, sabia que en el GRAPO le tenian tan controlado a el como el tenia controlados los bajos de la barra del CoyFer. No se sabia cuantos miembros quedaban en la banda en 1986, no se sabe hoy, pero para Francisco la unica forma de dejarlo era morirse de viejo: porque todos seguian en busqueda y captura, y porque ningun cuadro del GRAPO (<>, los llamo un dirigente en plena negociacion con Interior) iba a permitir ventoleras de desercion. Dedicado a esta tarea de enlace, Francisco no conocia a ninguno de sus companeros. Solo a Jose Ramon Perez Marina. Perez Marina era el fundador del Grupo de Montanismo <>, en el que Francisco ingreso en 1973. Se montaba unas excursiones fenomenales. En 1979, y a instancias de Marina, Francisco ya estaba encuadrado en la estructura informativa del GRAPO. Le vio por ultima vez en 1981. De el solo sabia que continuaba en la clandestinidad, en activo, con nombre falso, y que por las tardes se dedicaba a restaurar objetos religiosos en cierta iglesia de cierta ciudad castellana. Paradero tan secreto que Francisco se borraba de la cabeza el nombre de la tal ciudad cada vez que su memoria lo escribia en su mente. El CoyFer era un ajado local de los que se llamaban <>, cuyos duenos, Fermin y Concha, no conseguian reunir fondos para emprender la reforma de la decoracion, por mas que ahorraban. Los cuatro paneles de formica gris recien instalados eran insuficientes para darle el aire limpito que ellos anhelaban. Cada silla era de una familia, y el mural que cubria la pared de barra estaba repleto de bobadas bienintencionadas: la coleccion de llaveros, el poster del perro disfrazado de camarero con gafas de Blues Brothers, el bote de propinas que regalaba Canada Dry, la garrota CONTRA MOROSOS y mucha grasa por las paredes. A las siete de la manana lo ocupaba parroquia trabajadora, que ya empezaba a traer el bocadillo del almuerzo en papel Albal (lujo poco antes impensable). Se bebia mucho solysombra y un mejunje que habian puesto de moda los trabajadores de la subestacion electrica de Tetuan: el trifasico, a base de gaseosa, ginebra y chinchon, tres bebidas blancas como los enchufes de la pared. El CoyFer olia a bar espanol, un aroma que ni cambia ni remite, asi pasen las decadas. Quedaba en el cruce de las calles Bardala y Platano, en pleno barrio de la Ventilla. En 1982, el gobierno municipal de Tierno Galvan habia aprobado el plan para borrar la barriada con una goma y edificarlo todo de nuevo sobre su misma planta. No obstante, eran aun muy pocas las transformaciones operadas en ese nucleo de aluvion noroccidental en el que los emigrantes del cuadrante noroccidental de la peninsula (Madrid detiene a sus oleadas humanas en el punto al que arriban) se construyeron a mano sus propias vivienditas. Asi que la Ventilla aun se parecia mucho a como fue concebido por sus improvisados creadores, que no la concibieron de ninguna manera. Lo que nunca ha cambiado en el barrio es la triste emocion de sus vacios. Nunca hay nadie por la calle, como si hubieran arrojado esa bomba de neutrones que acaba con las poblaciones pero que respeta los edificios que ya no van a cobijar a nadie. En el CoyFer, la conversacion apenas abandonaba el genero de la tarugada, a base de exponer tenues sandeces para confirmar que no se esta solo (<>, <>, <>, etc.). Francisco, por el contrario, no hablaba con nadie. Obligado a mantener su clandestinidad a toda costa, evitaba los intentos de Fermin y de Concha por resultar amigables con un cliente que, aparte de ser tan fiel, parecia tan pesaroso. Era violento negarse a ellos, porque ambos se comportaban con una bonhomia tan bien sopesada y con unos deseos de agradar tan exactamente amables que daba mucha lastima rehusar sus atenciones. Francisco envidiaba a quien podia permitirse el lujo del comentario bobalan, mananero y trabajador. Pero no le quedaba mas remedio que beberse rapidamente el cafe fortisimo e irse luego con un pobre y corroido <> (<>). Vivia a doscientos dieciocho pasos del CoyFer, en el primero derecha del numero 26 de la calle Santa Valentina. Era un edificio de dos plantas, con una puerta a calle sin cerradura y en el que el era el unico vecino. Bajo la barra del bar Tembleque, su anterior observatorio, encontro un dia, menudo susto al palpar, un sobre con la direccion y la llave de la nueva guarida a la que le mandaban. Ya sabia lo que tenia que hacer. Cogio sus cuatro cosas de la casa baja de Puerta del Angel y se mudo esa misma tarde. En un vaso de la cocina encontro su nuevo destino de vigilancia (el CoyFer) con los datos sobre horas, dias y papeleras. Nunca se entero de quien era el propietario del inmueble. Seria de alguien del GRAPO. O quiza es que sencillamente el dueno no era nadie, porque toda su vida estaba llena de nadies. Nadie dejaba los chicles y, si un dia aparecieran, nadie los habria puesto alli. La casa era una cochambre. Pero para Francisco, que paso la adolescencia preguntandose de donde iba a sacar el para una vivienda, era mucho mas de lo que habia esperado jamas de la vida. Estaba desconchada y remendada, repintada, recompuesta y amarillenta. Cuando Francisco llego a instalarse encontro los escasisimos enseres del piso recubiertos de esa mugre a la que ya no se vence, porque esta hecha de tiempo y no hay detergente que la disuelva. Pero a base de frotar con el aguarras industrial que encontro en las basuras de un taller de maquinaria, los muebles no daban demasiado asco. Todos eran de cocina, en cualquiera de las cuatro estancias de la casa. En el salon habia una alacena mural de melanina, de extranas formas abombadas. Alli tenia Francisco sus siete libros: uno de Pearl S. Buck; Cinco semanas en globo, en Editorial Molino; Hechos que conmovieron al mundo; el finalista del Planeta 1965; Historia universal 3.o BUP; Otelo, de Guillermo (sic) Shakespeare; y el catalogo de juguetes de El Corte Ingles de 1971. Todos forrados con papel de periodico. Habia expuesto su medalla de montanismo de 1975 sobre un pequeno atril hecho con pinzas de la ropa y guardaba en un cajon la navajita de cortar el chorizo de las excursiones de entonces. El resto de los objetos de la alacena (dos ceniceros de loza con la inscripcion <>, un reloj que metia mucho ruido, la cabeza de un caballo de plastico y una moneda de cincuenta centimos) ya estaban en la casa cuando el llego. Habia ademas una mesa de lamina imitando madera de algo, un sofa de gomaespuma, tapado con un cobertor morado, una tele en la que no se distinguian las figuras, porque en el edificio no habia antena, un transistor que si se oia y un video Betamax al que no habia que echar de comer. En la cocina fue donde el habitante mas froto con la parte verde del estropajo. Como no habia quemadores con que usarla, la bombona de butano le servia como mueble auxiliar (colgando las bolsas de las asas y del pitorro). Cocinaba con un infiernillo electrico de resistencia, de los que en 1986 ya estaban prohibidos por la querencia que mostraba el rojo vivo a contagiar su fuego a los cortinajes y a las faldillas adyacentes. Su banera no tenia ducha, pero se habia fabricado una con la goma de la bombona y un bote de suavizante calado como un colador, que podia coger por su asa para restituir el efecto de telefono. Se habia hecho unas cortinas de bano con unas bolsas de basura de comunidad, de un negro satinado que creaba una extrana sensacion luminica a la hora del aseo completo. Habia reforzado la banda superior con cinta aislante, y la habia perforado pinchando con un boli para insertar las anillas de las que colgaba. Pegandoles una base a los cartoncillos de los rollos de papel de vater usado, Francisco se habia compuesto un cubilete para lapices, un costurero y un simpatico tirador de sentido alusivo para la cadena de la cisterna (que no era cadena sino cordel). La casa estaba repleta de utiles como estos, lo suficientemente pueriles y pobres como para llamarlos <>. La mitad de los cierres de sus armarios estaban descoyuntados, pero mantenia las puertas en su sitio a base de tiras de celo. Francisco trabajaba en una decrepita nave de seiscientos metros cuadrados en la calle de Miramelindos, levantada en un descampado hoy urbanizado y en la que el laboraba solo, de ocho de la manana hasta que quisiera irse, segun tarea. Se colocaba ante una inmensa maquina de coser industrial y se dedicaba a fijar las etiquetas falsas de Benetton que fabricaban en un taller de Tarancon (Cuenca) en el cuello de las camisetas falsas que fabricaban en una nave de San Fernando (Cadiz). Luego las doblaba y las iba metiendo en bolsas de celofan. Cobraba cuatro pesetas por cada prenda apanada, y dejaba listas ciento sesenta o ciento setenta por jornada.

  • Pedir la luna de Blanca Garcia-valdecasas

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    El dia cuatro de Enero del ano 2.000 Constanza Morales cruza el Parque del Retiro camino de su trabajo. Va deprisa en la manana helada mientras recuerda como fue su vida en el ultimo ano del siglo y del Milenio. A causa de una pelea con su hermana, que involucra a toda la familia, a principios del ano, deja su Sevilla natal y se traslada a Madrid. Alli solo conoce a una prima de su padre, la tia Flora y su marido, Bernardo; son un matrimonio sin hijos y la acogen con gran afecto, y a un chico, Francis, que conocio en el tren y le gusto mucho. Pronto ensancha el circulo de sus amistades, la chica que le busca un piso donde vivir, los habitantes de los otros pisos en la casa, amigas de la tia Flora, companeros de trabajo… Le ocurren mas cosas de las que esperaba y aprende que muchas de ellas no son lo que al principio parecian. I Dicen que habeis llegado. Ademas, sin el ruido y el caos que esperaban algunos. Bienvenido, Tercero. Bienvenido, Veintiuno. Siglo nuevo y un nuevo Milenio: es emocionante. No hay tanta gente que haya vivido esta experiencia. Abuela Joaquina tenia mucha ilusion en llegar, la pobre; solo por tres anos no lo ha visto… una lastima. Y yo, Constanza Morales, una chica sin importancia, os saludo, camino de mi oficina en el segundo dia laborable de este ano dos mil. Es Martes, cuatro de Enero; en realidad, primer dia de trabajo porque ayer no se hizo gran cosa. Tambien espero que sea para mi el principio de muchas cosas buenas y estimulantes, como encauzar mejor mi vida y sacarle mas partido; desde luego lo voy a intentar. Hoy me siento mas real: peso y volumen. Piso la tierra dura, estoy aqui; este sitio que lleno es mio propio. Curioso como todo esta en la cabeza, en la disposicion, no necesariamente en ningun acontecimiento. Y he decidido: voy a ser feliz. Bueno, si me dejan entre unos y otros. He salido mas temprano de casa, asi puedo dar un paseo. El frio de la manana hace brotar de mi nubecitas de vapor si abro la boca. Voy por la calle Principe de Vergara, entrare al Retiro por la puerta que llaman de Madrid y cruzare el Parque hasta salir a la Plaza de la Independencia. No se si de verdad estoy estrenando Siglo y Milenio; se ha armado bastante discusion con eso: que si empieza ahora o en dos mil uno. Yo recuerdo fotos que guardaba mi abuela, seguramente de la suya, de la Exposicion de 1900. Ellos celebraron entonces la entrada del siglo veinte, asi que yo celebrare hoy el XXI y el Milenio y, si viene a cuento, lo volvere a celebrar cuando sea. El ano en si me parece lo mas importante, la sensacion de que acaba uno y otro empieza, la continuidad de esa cinta de anos --anillos de oro alrededor del sol-- que nos lleva por nuestra vida. Fue Arthur quien dijo que el anillo, como se dan los matrimonios, es simbolo de fidelidad porque es un "anito," annellus, y representa la continuidad de la Tierra alrededor del Sol. O al reves, como pensaban antes, el Sol alrededor de la Tierra. Arthur es la unica persona que conozco que sabe latin para hablarlo de corrido. Los anos son continuidad aunque unos sean tan diferentes de otros. Desde luego, el que acaba de terminar habia empezado mas bien aburrido para mi. Monotono, dentro de una rutina, como quien duerme la siesta. Pero a mediados de Enero cambio todo de golpe. Mi hermana y yo tuvimos una bronca monumental que involucro fatalmente a toda la familia, mas algunos amigos cercanos, y acabo haciendome la vida muy dificil. A partir de ese momento las cosas fueron como si salieran unas de otras, desenvolviendose en mas cosas inesperadas. De no haber sido por aquello, mi adorable Jefe del trabajo no habria insistido en trasladarme de la oficina de Sevilla a la de Madrid. Si no hubiera ido a Madrid no habria conocido a Francis, si no hubiera buscado piso nunca habria conocido a Misi. Ni Misi ni yo hubieramos conocido a Martin y Arthur ni… Enfin, nunca ningun ano me habia traido tantas cosas, malas o buenas, como el que acababamos de dejar. Parece mentira, pero hace unos meses estabamos Misi y yo sentadas en una cerveceria de la Plaza de Santa Barbara, bajo la sombra manchada de unos arboles medio tuberculosos, en pleno centro de Madrid; delante de nosotras dos cervezas, aceitunas y dos pinchos de tortilla. Sabado, hora del aperitivo, hartas de andar. Ella me dijo: --?Sabes cual es tu principal problema? Y mio tambien. Que no somos capaces de pedir la luna. Buscabamos vivienda para mi, habiamos visitado tres pisos aquella manana. El ultimo, en la calle Santa Teresa, nos habia llevado a restaurarnos con asiento y las canas. La casa necesitaba aun mas restauracion que nosotras. La fachada amenazaba con perder sus bonitas cornisas y la escalera estaba tan dilapidada que uno quiza se encontrase un buen dia sin poder bajar hasta la calle. Desalentada, habia insinuado que tal vez deberia comprar el apartamento que habiamos visto antes cerca de la Plaza de Castilla: pequeno y sin gracia pero recien pintado. No hacia mas que unas semanas que conocia a Misi y ya era, pensaba yo, una de mis mejores amigas. A las de Sevilla, mi tierra, las habia borrado despues de mi pelea con Macarena y a Queti, la que mas queria, no la veia desde hacia cuatro anos; al acabar la carrera se sumo a una organizacion de voluntarios para trabajar con los mas pobres de no se que lugar en Africa. Ya ni me escribia siquiera; quiza no hubiera alli correo o tenia tanto trabajo que no podia escribirme. Yo la echaba de menos Misi se estaba portando muy bien conmigo. Entonces no sabia cuanto no sabia de la vida de Misi. Solo que trabajaba en una agencia de propiedades pequena, y acaso furtiva, de la que era socia con tres amigas mas. Me encontraba en Madrid: atras quedaban familia, amigos, las calles de mi ciudad con sus arboles y olores, esa calida luz que no se encuentra en ninguna otra parte. Los rincones que amaba del Parque Maria Luisa, la Glorieta de Becquer donde solia ir desde los trece anos a mirar con devocion al poeta del que estaba --y pensaba que siempre iba a estar-- profundamente enamorada… mi mundo, todo. Dura tarea estar sola aqui pero suavizada por la presencia de los tios, Flora y Bernardo, desde luego de Francis desde el principio y enseguida despues por la amistad de Misi. Tal como habian ocurrido las cosas, a Sevilla nunca iba a volver como no fuera de visita; ya no habia sitio para mi en la casa de mis padres. Tenia algun dinero ahorrado de mi trabajo, mas una cantidad que me dejo mi madrina, la hermana mayor de mi padre, al morir. Pobre, una de esas enfermedades que no perdonan. Decidi comprar mi propio piso; no era tan facil como habia imaginado. De momento estaba en una pension con una duena pesada, habladora y llena de pretensiones, a mi ver totalmente injustificadas. Me habia acogido con muestras de aprecio pero habia ido cambiando con el paso de los dias. Tal vez se hartaba de la gente o le molestaba que recibiera a Francis en la habitacion. Me resultaban cada dia mas desagradables ella, su casa y el olor de ambas. A veces me decia a mi misma que seria mejor comprar cualquier cosa antes que seguir alli. --?Estas hablando de cosas personales o de ese apartamento?, -- pregunte a Misi, cuando me dijo lo de pedir la luna. --Ya te he dicho que era tuyo y mio pero es todo el mismo problema. El piso me parece caro para lo que es. Y, no se, a ti no te veo ahi dentro. Tampoco estas entusiasmada y cuando compres tienes que estarlo. Me disgusto que Misi tuviera la sensacion de que se conformaba con cualquier cosa. Merecia ser feliz: era buena persona, guapa, simpatica y cien cosas mas, entre otras una excelente amiga. Ahora lo estaba demostrando. A ella, como agencia, le convenia vender, comprar, hacer negocio y cobrar comisiones. A poco que me hubiera animado me habria decidido; era de agradecer que fuera en contra de sus intereses para ayudarme. Curiosamente el hilo que me llevo hasta Misi habia partido de dona Juanita, mi madre. Le parecia cutre que estuviera en una pension, sonaba mal. Un hotel resultaria mejor pero los hoteles eran caros o malos o las dos cosas. Dio en llamarme por telefono desde Sevilla todos los dias a ver si habia encontrado casa. Todo solia entrarle por rachas, igual me atosigaba sin darme respiro como parecia haberme olvidado por completo. Cuando me dijo que se proponia venir a Madrid, convencida de mi incapacidad para desenvolverme, me espante. --No, por Dios, no vengas. Me sentiria fatal y no te gustaria la pension. --No iria a esa pension en ningun caso. Me iria a casa de mi prima Flora… No era su prima; era prima de mi padre pero se la adjudicaba. Intente convencerla como pude. Que estaba ocupadisima, dije, y era perfectamente capaz de arreglarme yo sola. --!Que vas a ser! Has vivido siempre con nosotros sin tener ningun problema. Asi que ningun problema. Lo deje pasar. Dije que, en realidad, no teniamos los mismos gustos. Es extrana la gente. Puede criticar todo lo que haces o como te vistes; pero cuando dices "no tenemos los mismos gustos", se molesta. Mi madre se molesto. --No seas tonta --dijo--. Por lo menos ve a casa de tu tia Flora y le pides consejo. Ella lleva en Madrid toda la vida y conoce a mucha gente --Me da un poco de apuro --proteste--. No he tenido tiempo de pasar a saludarla y presentarme alli para pedirle un favor… --No seas tonta, --volvio a decir-- anda y le pides ayuda. Siempre ha sido muy carinosa con mis hijas. Era verdad. Aunque solo era prima de mi padre, mi madre y ella eran muy amigas. Anos atras cuando mi padre, en dos ocasiones, tuvo que pasar algun tiempo en Madrid para cursos de ascenso en su carrera militar, fuimos a vivir los cuatro en la casa de la calle de Velazquez donde los tios tenian sitio de sobra. Al salir de la oficina fui en busca de un puesto de flores que habia cerca y compre un ramo de rosas pequenas que olian un poco a tabaco pero no habia mucho donde elegir. Llegue con mi ramo a casa de los tios que me recibieron como si no hubiera pasado tiempo desde aquellos anos de la infancia. Lo primero que me dijo tia Flora: "Me ha dicho tu madre que tienes novio. ?Cuando lo vamos a conocer?". --Novio, no. Salgo con un chico pero es algo como empezando, sabes. No se si resultara. Lo que si sabia, que Francis no queria nada con mi familia ni mis amigos. Me queria a mi pero lo nuestro tenia que ser super reservado. --Bueno, rica, todavia es pronto. Pero como no has venido a esta casa. Estariamos encantados de tenerte, ?verdad, Bernardo? --Verdad, verdad. Ya estuviste aqui de pequenita. ?O es que no te acuerdas? Tio Bernardo tenia mucho pelo muy blanco, la cara rosada, los ojos claros acuosos, un poco abultados. Siempre iba vestido con trajes muy formales de tres piezas, camisas invariablemente blancas con gemelos y corbatas a rayas. --?Como no me voy a acordar, tio? Y todos los recuerdos que tengo de vosotros son estupendos. Era verdad, pero solo en parte. Me gustaba la casa, los tios eran muy carinosos con nosotros --no tenian hijos-- y habia una cocinera bastante vieja, Virtudes, que nos hacia platos especiales. Macarena y yo comiamos en el office, lo que preferiamos con mucho al comedor y las personas mayores, sopa de panecillos, natillas, croquetas… menus hechos solo para nosotras. Por otro lado yo notaba una incomodidad: la sensacion de que no era nuestra casa, mis padres no mandaban alli, eran solo invitados. Una situacion desacostumbrada que no sabiamos manejar. Pero lo peor era mi madre, llena de emulacion por la vida de tia Flora, sus muebles y cuadros, sus muchos amigos, la manera de hablar y de vestirse… no se en que consistia exactamente pero dona Juanita parecia una provinciana algo cateta, queriendo aparentar lo que yo en el fondo bien sabia que no era, queriendo alcanzar donde yo sabia bien que no llegaba. En aquella epoca ni siquiera hubiera podido decirlo con palabras pero estaba ahi, una inexpresable angustia. Verguenza ajena, a la que algunos crios son propensos. Hoy, sencillamente me diria a mi misma: "es una cateta, snob como todas las catetas", y ya esta. --Se lo dije a tu madre, que te vinieras --siguio la tia-- y me dijo que querrias libertad para salir con tu novio, aunque aqui libertad la tendrias toda… y la llave del piso, ademas. Con su edad, cuatro o cinco anos menor que mi madre, no podia decirle que mas que salir con mi novio era cuestion de entrar. La mire con carino: habia tenido muy buen tipo y un bonito pelo rubio, aunque de cara no era guapa. Aun se conservaba joven, y se vestia siempre muy elegante, pero todas aquellas cosas de la juventud y enamoramientos seguramente se le habrian olvidado… y, mirando al tio, era lo mejor que le podia pasar. Demasiado tranquilo casi seguro. --Erais dos chiquitas muy guapas --dijo el tio Bernardo, reminiscente-- Muy distintas. Una morenita y menuda y la otra tan rubia con aquellos rizos y los ojazos azules… una verdadera Marylin Monroe en miniatura. Aunque luego… Ni siquiera suspire, estaba acostumbrada a aquella clase de comentario. Mi madre era rubia con ojos muy azules; Macarena le habia salido a ella, en mejor. Mas alta y mas 'neumatica', con pinta voluptuosa que nunca supe si respondia a una condicion real o era solo el aspecto. El tio, quiza pensando que me habia hecho de menos, seguia. --Pero tu eres mas distinguida, tu tienes clase. Castana y delgada, mucho mas elegante, y tu nariz es perfecta. Quise decirle "los chicos me hablan bien de mis piernas, pero no me han dicho nada de la nariz." La verdad, mis facciones no tienen nada llamativo, estoy un poco delgada de mas para gustar, al menos en Sevilla, y se que tengo cosas a mi favor: buen pelo brillante, buenos dientes, buen cutis y buenas piernas. Para el gusto-de-hombre al lado de mi hermana no tenia nada que hacer. Pero a Francis le gustaba, asi que no estaria tan mal. La nina que cuida de los tios, una filipina tan flaca como yo pero con quince centimetros menos, se llevo las flores y trajo una bandeja del te con bollitos calientes hechos en casa. Nos habiamos sentado en la sala atiborrada de muebles y adornos y, despues de la puesta al dia sobre la familia, que no tardo mucho porque habian venido a la boda de mi hermana poco antes, les conte mi problema. Inmediatamente me volvieron a decir que me fuera a vivir con ellos. --Muchisimas gracias, de verdad os lo agradezco pero me conviene comprar. Tengo una cuenta de ahorro para vivienda y debo emplearla y… puedo hacerlo. La cosa es que no encuentro nada que acabe de gustarme. --?A que agencias has ido? --pregunto la tia Flora. Habia ido a un par de ellas que vi en el periodico. La tia dijo que eso no era arreglo; las casas mejores casi nunca llegaban a estar en los anuncios. Su amiga Nosecuantas tenia una nuera que tenia una hermana que, a su vez, tenia una agencia con otras amigas. Trabajaban muchisimo porque conocian a la mar de gente. Estaban muy bien relacionadas. Dichosas ellas, pense. Y dije: "?No te importaria preguntar a tu amiga?". El mejor favor es el que se hace mas rapido. Al minuto tia Flora estaba hablando por telefono en plan eficiente. "A ver si le encuentran a esta nina una cosa en condiciones… que es mi sobrina. Si, ya se que se lo tomaran con el mayor interes. Muy bien, que la llamen aqui, se va a quedar todavia bastante rato. Entonces esperamos la llamada. Un abrazo muy fuerte… si, tenemos que vernos. No, no, gracias a ti por ocuparte." Volvia a su butaca con la satisfaccion del deber cumplido. --Ya veras como estas te solucionan el problema. --Ojala. Estoy aburrida de buscar. Y me han ensenado cada asco… Es una perdida de tiempo. --Espera y veras. Ya te he dicho que estas conocen a todo el mundo. Decia 'todo el mundo' con la misma entonacion que mi madre, por lo demas no se parecian en nada. El tio Bernardo hablaba de inversiones y lo que deberia pagar por metro cuadrado mientras yo asentia a todo, pensando que algunos metros cuadrados eran mucho mas metrocuadrados que otros. Antes de quince minutos me habia telefoneado una de las cuatro socias, Margarita. Hablaba muy deprisa y era simpatica; me cito al dia siguiente por la tarde en su diminuta oficina en un bajo de la calle Serrano. Alli conoci a las cuatro primeras que trabajaban con otras cinco o seis agencias formadas por otros tantos grupos de senoras como ellas, bien vestidas, visiblemente ricas y mundanas. Ninguna parecia necesitar aquel trabajo. Margarita, la que me habia llamado, era muy guapa, morena, menudita; llevaba un traje de chaqueta color de rosa que casi me deja sin respirar. Con aire eficaz, me aseguro que encontrariamos algo conveniente aunque no veia que yo tuviera mi criterio formado. Todas eran amigas, me dijo. Se comunicaban posibles negocios y se repartian las comisiones con arreglo a un baremo complicado que nunca se saltaban y les funcionaba de maravilla. En los dias siguientes me fueron presentando a las demas, unas y otras se volcaron conmigo, no sabria explicarme por que. Tal vez se volcaran con todo el mundo. Todas tenian Audis o Mercedes, todas eran jovenes aunque mayores que yo, trabajaban sin parar, todas llevaban telefonos moviles con los que hablaban constantemente, organizando visitas y entrevistas… o hasta daban ordenes a personas a su servicio. Todas debian de tener montones de dinero pero llevaban unas vidas mas aperreadas que la mia. La verdad es que ellas se fascinaban por las casas; formaban una raza aparte, de la cual yo no habia conocido antes a ningun ejemplar. Su interes por las casas no bajaba nunca. A veces, si yo iba a ver un piso, por ejemplo, con Sofia, Margarita o Misi se apuntaban: "Ah, yo tambien voy porque ese no lo he visto. No te importa, ?verdad?". Eran geniales. Al principio me sentia apabullada con mi presupuesto pobreton y los conjuntos nuevos de Zara que me habia comprado para quedar bien en la oficina, (con los que hasta entonces me habia encontrado tan mona), frente a sus coches, sus Armanis, sus Pradas, sus Max Maras, sus Valentinos, sus Donna Karanes, Antonios Pernas y demas. Cuando me hice amiga de Misi gane confianza en mi misma, me volvi a sentir comoda. Eso si, me prometi secretamente asomarme por las tiendas de la calle Serrano cuando estuvieran las rebajas. No supe si las socias habian decidido que Misi se encargara de mi o si lo decidimos nosotras; la verdad es que se dedico a solucionarme el problema. Dijo que no me preocupara porque encontrariamos. Casi todos los dias a una hora o a otra me llevaba a ver algo y las mananas de los sabados siempre teniamos varias visitas en perspectiva. Con todas estas cosas llegamos a aquella manana en que me dijo que no sabia pedir la luna. --Mira, Constanza, este asunto lo vamos a tener que enfocar de otra manera. Tu trabajo esta en Alcala, ?no? ?A que altura? --Al lado de la Plaza de la Independencia. Es un piso alquilado en un edificio muy bueno. Llevan anos alli. --Vamos a centrarnos en los alrededores de tu oficina. Por lo menos lo mas cerca posible. No tienes coche, ?verdad? --Tengo, en Sevilla. No me lo he querido traer hasta ver si me manejo en Madrid… No se, a lo mejor le digo a mi padre que me lo venda. Me pregunte cuanto tiempo pasaria antes de que Macarena se apropiara de mi Ibiza amarillo. Quiza me lo habia cogido ya. Lo mejor iba a ser venderlo. --Pero --segui diciendo-- mi novio prefiere que no compre ni en el barrio de Salamanca ni en la zona de Zurbano, Paseo del Cisne, Fortuny y todo eso. --Pero ?por que demonios? ?Porque son zonas caras? ?Y el quien es para decirte donde tienes que comprar? O es que te va a dar el dinero… ?Vais a comprar a medias? Yo creo que es muy mala cosa…. Demasiadas preguntas. Era logico que no entendiera nada. A aquellas alturas ya tenia bastante confianza para decirle la verdad. --Mira, no digas ni media palabra de esto a nadie, por favor. Es que… es que esta casado. Ahi grito. "!?CASADO?! !Por favor! !No me lo puedo creer!" --Pues si y, claro, no quiere que compre el piso ni cerca de donde vive el ni cerca de su trabajo. ?Por que no te lo puedes creer? --Hija, es que no te pega. Eres joven, eres muy mona, tienes un buen trabajo, una buena educacion y una vida agradable. No entiendo que te enredes con un casado. Como si no hubiera chicos de tu edad estupendos y libres… --Pues asi son las cosas. --No, asi no son las cosas, asi las has puesto tu. Pero pueden cambiar y espero que cambien. Eso no es decente, creeme, y tu tambien lo sabes. Me habia deprimido de repente. La silla del bar, de plastico, se me pegaba al cuerpo, la cerveza me habia dejado en la boca un sabor amargo. Era uno de esos dias madrilenos en que no sabes como vestirte; por la manana sales con frio y al mediodia te asas de calor. Misi con un jersey muy fino de color azul porcelana haciendo dibujos se veia tan fresca y planchada como si acabara de salir de una caja atada con un lazo. En la mesa de al lado una pareja ventilaba a gritos sus diferencias, molesta discusion, a base de 'tu has vuelto conmigo porque Veronica te echo de su casa'. La gente que pasaba por Alonso Martinez me parecio feosa, cansada y de mal humor. Suspire; Misi se dio cuenta. --No te preocupes, que encontraremos un buen sitio. Pero vas a pensar primero en ti y en lo que te conviene a ti. Los novios van y vienen. --Si, puede ser… No se… El corazon se me hacia piedra de pensar que Francis se fuera de mi vida… no podia. En parte por el habia dado el paso definitivo de venirme a Madrid y cambiar por completo mis costumbres. --Mira, yo tengo que ir a mi casa ahora sin mas remedio. Pero si quieres a las cuatro nos vemos en la oficina. Estaremos solas y tendremos tiempo y tranquilidad para mirar ficheros. Lleva el cuaderno verde. En un cuaderno apuntaba los pisos que habia visto. Quedamos asi y nos fuimos cada una por su lado hasta las cuatro. Yo no tenia donde ir ni nadie a quien hablar. Miriam, la companera del trabajo con quien compartia despacho, dedicaba sabados y domingos a su novio o sus padres. A comer no podia presentarme en casa de los tios sin avisar, me daba apuro. Camine despacio por la calle Genova para subir por Goya a Serrrano. Al menos tendria la distraccion de mirar tiendas. No podia llamar a Francis el fin de semana, estaba prohibido. Ni siquiera tenia el telefono de su casa sino un movil al que solo podia recurrir en horas de trabajo, si fuera absolutamente imprescindible. Me pesaban las palabras de Misi, estaba claro que me censuraba y ella no era ninguna estrecha. Vivia con su novio pero era viuda y el soltero. Sabia por conversaciones anteriores que habia estado doce o trece anos casada, hasta que su marido se mato en un accidente de automovil. Despues paso algun tiempo sin nadie y con este novio, que se habia ido a vivir a su casa, llevaba dos anos o algo asi. A veces, me dijo, estaba un poco harta. Yo le habia preguntado si pensaba casarse. "No tengo ningunas ganas", me habia respondido. "No lo veo. Fuera por el ya nos habriamos casado pero no me decido. No se si puede ser el hombre de mi vida, le falta… fundamento… Para mala experiencia ya tuve una". Aquel dia me rei, diciendo que tener un voluntario para el matrimonio, tal y como estaban las cosas, me parecia genial. Pero eso de no saber si era el hombre de su vida lo decia como esperando que no lo fuera, que hubiera otro, el autentico. Suspire: unos tanto y otros tan poco. Yo lo unico que queria era casarme con Francis… o, mas honradamente, que Francis estuviera libre. Cruzando el lateral de la Castellana un coche me pito iracundo, casi me atropella. Un senor bien vestido me regano: "Nina, pero como anda usted tan distraida, no se da cuenta del peligro". Que fino, llamandome de usted. Me empareje con el para cruzar el subterraneo que no me gustaba nada. Nunca pasaba por debajo de la calzada si podia ir por encima, de no haber andado despistada habria subido por la Castellana hasta un cruce.

  • Un perfecto caballero de Pilar Eyre

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    En enero de 1939, las tropas de Franco entran triunfantes en Barcelona. Con ellas va Mauricio Casasnovas, guapo como un artista de cine. Es el heredero de una empresa textil, al que espera una mujer sumisa y un futuro dorado de noches en el Liceo, los mejores sastres y fulanas de lujo. Pero la brutalidad de la guerra ha abierto una grieta en su corazon que no deja de agrandarse. Mauricio, a pesar de estar casado, conoce por primera vez el amor y la pasion con una obrera de su fabrica, cuyo marido esta encarcelado. Atormentado al no poder poseer a esta mujer por completo, Mauricio comete un hecho terrible cuya culpa lo perseguira para siempre. Ademas, su vida conyugal esconde un enigma tan devastador y sorprendente que ni el ni nadie ha podido sospecharlo jamas.

  • Trueque al desnudo de Federico Soubrier Garcia

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    “Trueque al desnudo” es una novela de aventuras que pretende expresar, mediante un proyecto cientifico actual, la complicada trama de adaptacion social a la que se sometieron los hominidos cuando hace 700.000 anos se desplazaron. Consiguiendo poblar el planeta, estableciendo vinculos entre diferentes culturas y, a veces, sucumbiendo bajo ellas. El principal personaje, el capitan, representa el papel de macho alfa, valiente, inteligente, simpatico y seductor. Habil cazador, pescador y trampero, no encuentra problemas en abastecerse y procurar los medios para la comodidad de Lucia, que ejerce como pareja, un tanto inadaptada al ecosistema y ensimismada con el culto a su cuerpo, intentando colaborar en la medida de sus posibilidades. Viernes y su tribu simbolizan el miedo al contacto con una sociedad desconocida y el valor del trueque, que significo la chispa para prender los origenes del desarrollo cultural y economico a nivel mundial. Una vida idilica en un lugar paradisiaco, dara un vuelco inesperado para el lector convirtiendo esa paz en una situacion inusitadamente peligrosa.

  • La biblia de los Caidos. Tomo 1 del Testamento de Sombra de Fernando Trujillo Sanz

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    Sueltaesecrucifijo,anormal--gruno Julio, lanzando un zarpazo alas manos desu companero. Oscar retrocedio para esquivar el golpe mientras aferraba con mas fuerza la cruz de plata que habia robado en una iglesia poco antes de acudiralli. Era grande, pesada y estabarecargadacon profusion de detalles ornamentales. --Nunca he visto a un vampiro --dijo con un levetembloren la voz--. Tener un crucifijo me daconfianza. Julio carraspeo. El sonido reboto entre las paredes curvadas del anden. Eran las tres de la madrugada y la estacion de metro de San Bernardo estaba desierta. --No eres creyente --se burlo--. No te servira de nada. Pero no temas, los vampiros no beben sangre de idiotas. Tengo entendido que les produce diarrea. Secagan patasabajo. Oscar no se dejo provocar ni desvio la atencion de las manos de su companero. Sabia que esperaba una oportunidad para arrebatarle la cruz. Julio podia ser muy molesto cuando se aburria. En el ultimo trabajo que les encargaron, les toco escoltar a una de las chicas del jefe. Tuvieron que esperar en elcoche cerca de cuatro horas mientras la mujer se probaba toda la ropa de un centro comercial. Julio no paro de incordiarlecon cualquier pretexto. Yahora,en aquelsolitario anden, no habia mucho que hacer. Ademas, elsi tenia miedo. No podiaadmitirlo abiertamente porqueeso no ofrecia una buenaimagen en alguien desu profesion. Sesupone que nada puedeasustara unmaton asueldo, y normalmenteeseeraelcaso, pero no esta vez, no cuando setrataba de un... --!Cerrad el pico de una vez! !Los dos! --Gruno Emilio,eljefe. Los dos guardaespaldas obedecieron. Irguieron sus musculosos cuerpos y aguardaron. En eso invertian la mayor parte del tiempo, en esperar. Emilio era un jefe razonable, quizas demasiado para ser el cabecilla de una red de trafico de drogas que introducia toda clase de sustancias ilegales en Madrid. Hablaba mucho. En opinion de Oscar, Emilio sobreestimaba el poder de la palabra y la conversacion, lo cual dejaba poco lugar para la accion intimidatoria, que era la especialidad de los dos guardaespaldas. Como consecuencia, tenian bastante tiempo libre, que Oscar invertia en el gimnasio. Curiosamente, ahora que daba menos palizas a los morosos, estaba mas fuerte que nunca. Que desperdicio. En cambio, con su anterior jefe, lascosaseranmuy diferentes.Allicuando alguien se pasaba delaraya, Oscar seencargaba desenalarleal insensato su error, de unmodo doloroso, por supuesto, porquesi no, secorriaelriesgo de queel pobreinfeliz no aprendieralaleccion. --No creo que venga --dijo Julio--. En cualquiercaso, sea o no un vampiro,es un impuntual. Emilio consulto elreloj. --Esperaremos --dijo eljefe--. Su reputacion es intachable. Eselmejor, nuncafalla, y siemprecumplesu palabra. Sise hacomprometido a venir, vendra. Oscar se pregunto como el jefe sabia tanto del vampiro. No es que figurara en las paginas amarillas, precisamente, aunque en realidad, ningun asesino asueldo lo hacia. Julio se habia ofrecido para hacerel trabajo elmismo, asegurando queentreel yOscar podrian liquidaral objetivo sin problemas. Oscar se puso bastante nervioso cuando se entero delatrevimiento de su estupido companero, que por supuesto no habia contado con su opinion antes deabrir la bocaza. Por fortuna, Emilio era un hombresensato y desestimo la oferta, lesaseguro que yateniaal hombreindicado paraeltrabajo. Oscar suspiro aliviado. Una cosa era proteger al jefe por la calle, intimidar a algun camello que se pasara de la raya, y dar alguna que otra paliza a quien se retrasara en un pago, pero matar a una persona, asesinarla a sangre fria, era algo muy diferente. Hacen falta algo mas que musculos para lograrlo;es necesario talento, inteligencia, y otrascualidades que seguro que Julio no tenia. Tal vezel bocazas de su companero podria liquidar a un delincuente vulgar, en la calle, a solas y sin un plan complejo. Pero se trataba de matar a un juez y de eso solo puede ocuparse un profesional. Oscarconsiguio mantener la compostura cuando Emilio les dijo que iba a contratara un vampiro. No sonrio nifruncio elceno, ni pregunto si habia oido bien. Porelcontrario, se mantuvo serio y espero a queeljefeexplicara que habiasido una broma. Pero no lo era. Oscar habia oido rumores en las calles sobre vampiros, demonios y otras criaturas. Estupideces. La gente dice cualquier cosa cuando esta drogada o para asustar a los demas. Tambien se hablaba de fantasmas, angeles y toda clase de figuras sobrenaturales muy poco originales. Incluso oyo una vez una leyenda sobre un hombre que no tenia alma. Menuda basura. Oscar se estaba cansando de lidiarcon tanta chusma en su trabajo, a veces incluso a pesar del dinero que ganaba. Estaba ahorrando y calculaba que en un par de anos, o tal veztres, podria salir de aquelasqueroso mundo. Sin embargo, su jefesicreiaen esas historias,almenos,en los vampiros. Cuando lesexplico queteniaa un asesino infalible y quesetrataba delreputado Sombra, Oscar no pudo evitar sorprenderse. Aquel nombrelesonaba, estabaseguro de quelo habia oido antes y enmas de una ocasion. Laincertidumbre de no recordar mas datos lellevo arobarelcrucifijo, por siacaso. Julio le dio una patada a una lata abollada, que fue rodando con un molesto chirrido hasta caer en las vias del metro. Dos ratas salieron corriendo entrelos railes. --?No puedesestarte quieto? --lereprendio eljefe. Julio seencogio de hombros. --Alo mejorelruido asustaalos vampiros. Un periodico que descansaba sobre un banco se elevo en elaire y oscilo en un baile lento y pausado. El panelelectronico que mostraba el nombre delaestacion parpadeo. Dela oscura boca deltunelsurgio humo, tal vez niebla. Elairesusurro. --La verdad es que el ruido no nos asusta. --Se giraron. Habia un hombre justo detras de Julio, con una sonrisa turbia en la cara--. Lo cierto es quelos queasustamos somos nosotros. Julio dio un paso atras, sobresaltado. El recien llegado era un hombre bien parecido, de cabello castano, un poco mas largo de lo que dictabala moda, pero queleconferiacierto airerebelde y atractivo. Calzaba unas llamativas deportivas decolor rojo, vaqueros gastados y una camisa de cuadros por fuera del pantalon, formando un conjunto muy informal. Media metro ochenta, mas o menos, y aunque no estaba ni la mitad defuerte quelos fornidos guardaespaldas de Emilio, seadivinabacierto tono muscular y bien proporcionado. --Tu debes deser Sombra --dijo Emilio. --Elmismo --confirmo elasesino--. Mis disculpas porelretraso. Otro asunto reclamaba miatencion. Se movia con aire despreocupado, despacio, pero sin dejar de pasear. AOscar le llamo la atencion que tuviera la piel bronceada, le habia imaginado tan palido como una hoja de papel. A pesar de que fuera un vampiro y un asesino implacable, su aspecto no le impresiono. No aparentaba mas de treinta anos, pocos para un autentico profesional, a menos, claro, que de verdad fuera inmortal. Lo cierto era que contemplarleestaba disipando sus miedos,empezabaacreer que no setrataba de un vampiro. --Tengo un trabajo parati. --Eljefechasqueo los dedos. Oscar saco un sobrecon documentacion y selo tendio a Sombra, pero laatencion del vampiro se habia dirigido a otra parte. --Bonita cruz --dijo. Alargo la mano y acaricio los bordes plateados con el dedo indice--. Es una cruz presbiteriana. Su diseno esta basado en las cruces celtas medievales de Irlanda y Gran Bretana. Representa una doctrina protestante del siglo XVI , una opcion religiosa interesante. --Yo no... --Oscar se quedo momentaneamentesin palabras--.?No te desagrada? --?Ami? --seextrano el vampiro--. Yo tengo tres, de oro. --?Podemoscentrarnosen los negocios? --dijo Emilio. --Desdeluego. --Sombratomo elsobre y extrajo la documentacion. Larepaso conmucharapidez, un par desegundos por pagina--. Un juez... No es una peticion habitual. --?Ya has leido todo elinforme? --pregunto Oscar un tanto asombrado. --Leo muy deprisa --aseguro Sombra. Oscar no le creyo. Estaba claro que era un fanfarron. Sintio el impulso de preguntarle algun dato concreto para desenmascararle, pero supuso que al jefe no le gustaria la idea. El vampiro retomo sus andares tranquilos, deslizandose entre ellos, silencioso, echando algun vistazo esporadico alas paginas delinforme. --?Algun problema? --quiso sabereljefe. --En absoluto --contesto Sombra--. Entiendo queestecaballero hainterferido en tus negocios y quieres librarte deel. --Tu tareaes matar y los motivos no teinteresan--dijo Emilio--. O almenoseso es lo que dicen deti. Eso y que nuncafallas. El vampiro se detuvo. Quedo deespaldasaellos, mirando las vias delmetro. --Puedesestar seguro de que yo no fallo jamas. La preguntaera por simplecuriosidad profesional. Emilio suspiro. --Es un juez muy testarudo. No quiere aceptar un soborno y eso que le he ofrecido una cantidad mas que razonable... Es una de esas personas conmoral, no las soporto. Ha encarcelado a varios miembros de mi organizacion y se ha convertido en una amenaza para mi red de trafico de drogas. Lo quiero muerto. Sieres tan bueno como se dice, puedes fijarel precio queteconvenga. --Ya veo. Es una gran oferta, sin duda --dijo Sombra aunmirando a la oscuridad del tunel--. Claro que asesinar a un juez no sera facil. Provocara unainvestigacion... --?Yeso que mas te da? --leinterrumpio Oscar--. ?No eres un vampiro? --Lo soy--dijo Sombrasin volverse. --Entonces no tendras problemasenmatarle --siguio Oscar--.Ano ser quete hayas inventado esachorrada paracobrar mas pasta y dar miedo alos demas. Sombrase volvio, le miro directamentealos ojos. --?Te doymiedo? Oscar dejo lacruzen elsuelo y saco su pistola. --No. Yno creo queseas un vampiro --dijo mientras leapuntaba directamenteal pecho--. Mas bien eres un fantoche. --?Queestas haciendo? --pregunto Julio. Su forzudo companero retrocedio un paso. --Guardaelarma --le ordeno eljefe. Oscar no obedecio. --?Por que? Sies un vampiro de verdad, la bala no le hara nada.?No esasi? Sombraempezo aandar haciael,con unasonrisaencogidaen los labios. Seacercaba despacio,zigzagueando. --Cierto, una bala no puede detenerme. --?Te has vuelto loco? --pregunto Julio. --No lo hagas --insistio eljefe. El vampiro seacerco mas, siempre mirando directamentea Oscar. --Quieres apretar el gatillo, ?verdad? Lo veo en tus ojos. --Sombra comenzo a caminar en circulos alrededor de Oscar, que mantenia el canon apuntandole en todo momento--. Tienes dudas, deseas dispararme y averiguar si de verdad soy o no un vampiro. Suponias que el crucifijo te protegeria de mi, pero hascomprobado que no y eso te ha puesto nervioso. Sombraacelero un poco el paso, estrechando un poco elcirculo con cada vuelta. Julio y Emilio le pedian a Oscar que bajaraelarma, pero el guardaespaldas no les haciacaso. --!Retrocede! --grito Oscar. Una gota de sudor resbalo por la mejilla. La pistola empezo a temblar en sus manos--. Disparare, te lo advierto. Elasesino aumento la velocidad. --Veo queeres un hombre muy fuerte ymusculoso. Si no soy un vampiro, no deberias necesitaresa pistola parareducirme. Como puedes ver, estoy desarmado. --Sombra sacudio su camisa de cuadros para hacer patente que no ocultaba nada. Siguio girando. Pasaba delante de Julio yEmilio cada vezmas rapido, siempre bajo laamenaza delcanon de Oscar--. Pero no guardas la pistola. Elmiedo te domina. Oscarestiro un poco el brazo. Ahorala pistolaestabaa menos de un palmo del pecho de Sombra. La mano letemblaba. --!Te he dicho queretrocedas! --?Por queibaa hacerlo? La bala no puedeconmigo. Vamos, dispara y compruebalo. No me pasara nada. --!Bajaelarma, imbecil! --grito Julio. --!Dejad de dar vueltas! --ordeno Emilio. Sin detener su movimiento alrededor de Oscar, Sombra separo los brazos y coloco su pecho a un centimetro escaso del canon de la pistola. --Asi, justo en elcorazon --dijo. El guardaespaldas, que continuaba girando al ritmo de Sombra para mantenerle encanonado, empezo a sentirseconfuso ymareado--. Manten el pulso, no tiembles tanto. Mucho mejorasi... Ahora dispara,acabemoscon esto. --!Tu telo has buscado! --Hazlo --dijo Sombra,con suavidad,casien un susurro--. No seascobarde, vencetumiedo. !Dispara! Sombrasonrio ymostro loscolmillos. Seinclino un poco hacia delante. Oscarapreto el gatillo. Un disparo atronador resono en elanden y quedo ahogado por la punzada de un gemido. Elcorazon de Oscar latia descontrolado. Cuando sumano temblorosaseabrio, la pistola humeantereboto contraelsuelo. --?Que has hecho? --grito Emilio. Oscar aun no lo entendia. Hacia un i

  • Nostalgia de la sangre de Dario Correnti

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  • Quiero volver a bailar bajo la nieve de Beatriz Saiz

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    Entro en su casa. El silencio me acompana mientras acudo a la cocina a dejar la compra. Hara unos dos meses que deje de fingir. Desde aquella tormenta de principios de diciembre. Asi que no pienso poner ninguna excusa. Me he mudado porque le amo, y estaba equivocada. El no es sexo, es mucho mas, pero me da miedo confesarselo. No quiero asustarlo. Se siente seguro detras de esa fachada, pero he visto mas alla. He permanecido atenta en los momentos que no tenia la mascara puesta. He descubierto su yo de verdad, y me fascina. Muchisimo. Me seducen sus intensos ojos marrones. Me cautiva su sonrisa ladeada. Me apasiona en la cama. Adoro su cuerpo. Me hipnotiza la manera en la que no quiere implicarse, sin poder evitar entregarme pequenos trocitos que atesoro bajo llave. El es distinto a lo que se cree que demuestra. Antes de meterme en el meollo, subo a cambiarme de ropa. Cojo una camiseta de el, en concreto, la que se puso anoche para dormir. La huelo nada mas ponermela e inspiro profundamente. Su olor persiste. Pillo unos pantalones de yoga y me pongo unos calcetines. Me hago un mono en lo alto de la cabeza y regreso a mi lugar favorito de la casa. Aprovecho mi dia libre para preparar una cena romantica para cuando regrese de trabajar. Tras colocar las cosas en su sitio, me lavo las manos y comienzo a pelar las patatas. Las dejo en un bol con agua y pico las cebollas en juliana. Corto, a su vez, la verdura para la salsa; las introduzco en una olla y dejo que se haga a fuego lento. Me pongo con el pescado, su comida favorita; en este caso, salmon. Seguro que me comera a mi de postre, despues de este festin. Escucho el tintineo de las llaves muy cerca de la puerta. Esta a punto de entrar y mi cuerpo se excita por la anticipacion. Como siempre que estoy con el. Me contempla desde el umbral. Le echo una rapida mirada y percibo en sus ojos varias emociones, pero no consigo distinguirlas. Me pregunto en que estara pensado para que tantos sentimientos lo atraviesen en un par de segundos. Me giro para prestar atencion a la salsa que se cuece en la olla. El me abraza por la espalda y apoya la barbilla en mi hombro. Me da un tierno beso en el cuello y me muerde. Rio en sus brazos y el se queda medio embobado con el sonido de mi risa. Regresa a mi hombro despues de repartir pequenos besos por mi clavicula e inhalar mi aroma. Lo se porque entierra la nariz en mi cabello y aspira profundo, varias veces. Ojala pudieramos estar siempre asi. Pero, por desgracia, uno de los sentimientos que sus ojos me gritan con claridad es: culpa. ?Culpa? ?Por que? Zarandeo la cabeza para aquietar esas ideas. No me gusta hacia donde van mis pensamientos. Hago un esfuerzo por bloquearlos. Siguen presentes en mi mente. ?Que narices me ocurre? Meto las patatas y las cebollas en el horno, y me volteo para contemplarlo fijamente. Tengo miles de preguntas instaladas mi rostro, en mis ojos, pero temo lanzarlas. Lo mas seguro es que para el sea facil descifrar lo que pienso... Mi mirada me delata. A el, sin embargo, siempre le ha resultado sencillo ocultarlo. No es un libro abierto ni pretende serlo. Y, al contrario de lo que piense, adoro su caracter reservado. Es una de las cosas que han hecho que me enamore de el. Es como una de esas buenas recetas, que no elaboras tan a menudo porque necesitan su tiempo de coccion, junto con una pizca de paciencia; pero, al final, el resultado es de lo mas delicioso. Asi es mi amor por el. Le confieso que lo quiero, pero se mantiene inmovil, sin dejar de estudiarme, sin moverse. Mantengo la mirada fija en el, aguanto la respiracion, esperando una respuesta, pero el solo me contempla. En su mirada soy capaz de leer con claridad que siente lo mismo, pero teme meter la pata. ?Me quiere? Seguro que pensara que esa clase de sentimientos van en contra de sus planes. Acerca su boca despacio, sin apartar la vista, como si sus ojos pudieran transmitirme lo que acaba de descubrir y tiene miedo a decir. Le sonrio y me besa. Aparto mis manos de el y solloza en mi boca, pero se relaja cuando las enredo en su pelo. Necesito su contacto. Sus manos, su lengua, su cuerpo, comprender que esta conmigo. El chico que me enamoro y es incapaz de decirme lo que siente, aunque sus ojos lo gritan por el. De algun modo, adivino lo que intenta explicarme, y lo quiero mas si cabe. Pero no son mas que los deseos de una necia enamorada. A la manana siguiente, su ordenador me arroja toda la verdad. Comprendo que imagine lo que me clamaban sus ojos, quise creer que sus caricias silenciosas marcaban mi cuerpo con pequenos <> y pretendi escuchar a sus labios posesivos. No fue mas que eso. Una mentira. Un engano. Una traicion. Capitulo 1 PASADO Bad Wolves – Zombie 23 de febrero de 2017. Me llamo Mackenzie y no es oro todo lo que reluce. Mi vida es perfecta, poseo lo que cualquier otra persona sonaria o querria. Estudie Derecho y ejerzo de abogada para la empresa de mi padre. Gracias a la carrera conoci a mi unico y gran amor, mi marido Jason. Es un hombre atractivo, alto; no muy delgado, quiza mas bien fuerte; ojos azules, pelo castano, detallista, simpatico y leal. En la soledad de mi despacho, me pregunto como es que acabo conmigo. No soy guapa, por lo menos para mi no lo soy: tengo la belleza de lo que hoy en dia se conoce como curvy, el pelo rojo (tenido, por supuesto), los ojos color miel, y doy gracias al senor de que por lo menos soy simpatica. Los ninos del colegio me senalaban y se burlaban de mi, veia el rechazo en los ojos de la gente, y no me gustaba nada. No paro de pensar en como mi marido se fijo en mi; soy masoquista. <>. Me centro en el trabajo a la vez que me tomo un cafe y reviso en el ordenador las cuentas de la empresa. Me meto en internet para comprobar el correo, hay mas de cien sin leer. Un suspiro se escapa de entre mis labios; es mas agotador de lo que pensaba. No les echo un ojo siquiera, me levanto de la silla y camino por mi despacho: ?que es lo que me pasa? ?Por que parece que no estoy contenta con nada? <>. El sonido de la puerta hace que me paralice en medio del despacho. Respiro e intento concentrarme. Aviso a quien ha tocado de que pase y compruebo que es mi odiada secretaria. Bueno, mas bien yo soy su odiada jefa, porque a mi ella me da igual. Hace algun tiempo comprobe que lo que yo hacia, luego lo acababa haciendo ella. ?Me tenia el pelo? Alla que iba Rachel a tenirselo; adquiria un coche, y tardaba menos de dos segundos en tener el mismo; ?que me compraba una falda? Al dia siguiente la traia ella. Lo mejor de todo es que me critica a escondidas como si no pudiera escucharla, pero si que lo hago. --Senora Mackenzie, acuerdese que tiene una reunion a las cuatro de la tarde --senala Rachel --, y no se olvide de la cena con su marido por la noche. --Lo olvidaba: tambien quiere a Jason, de ahi el retintin de su tono. --Gracias --contesto sin mas. Rachel cierra la puerta y vuelve a dejarme en la soledad de mi despacho. Esa que a veces asfixia, me aprieta, y me impide respirar. Tomo un par de bocanadas de aire, y unas tres veces mas. Y, cuando al fin me tranquilizo, me preparo la reunion de esta tarde. No se cuanto mas va a durar mi actitud, fingiendo ser alguien cuando en realidad la verdadera Mackenzie pugna por salir. Y ultimamente no veas como lucha, me cuesta mantenerla encerrada en un rincon de mi cuerpo, en un minusculo escondrijo donde nadie pueda encontrarla. La reunion no salio tan mal como pensaba gracias al perfecto de mi marido, porque yo no sabia ni lo que estaba haciendo. Sin embargo, los socios se quedaron impresionados y ese es el resultado que necesitamos. Antes de ir a cenar, me desplazo hasta mi casa para ducharme; me encontrare con Jason en el restaurante, porque tiene que hacer un par de cosas mas en el despacho. Me pongo los cascos, cojo un libro, lleno la banera y me zambullo en ella. Abro el libro por donde me habia quedado y leo un poco. Tras el bano, me visto con un traje negro, unos zapatos de tacon rojo, me dejo el pelo suelto y me maquillo un poco. Los labios, por supuesto, me los pinto del mismo color que mis zapatos; en mi opinion, es un tono que me sienta de maravilla. Al entrar en el restaurante, Jason, el increible y dulce Jason, me esta esperando con un ramo de flores. Me lo como a besos hasta que el camarero tose a nuestras espaldas. Entonces decidimos sentarnos y pedir para comer. --?Que tal, preciosa? --se interesa cuando el camarero se aleja. Ambos tenemos por norma no hablar de nuestro trabajo y, aunque el me salva el culo la mayoria de las veces, eso es lo que hacemos. No queremos que el trabajo interfiera en la vida familiar, y viceversa. --Muy bien, mejor ahora que estoy contigo. --El me regala su dulce sonrisa ladeada y me agarra la mano--. ?Tu? --Fantastico, no sabes lo estupendo que es verte. --Tu siempre tan adulador --digo, incluso me pongo timida. --Es la verdad, Kenzie. No sabes lo bella que eres, me tienes loco. Cuando llegamos a casa, la cosa ha subido de tono, bastante, para ser sinceros, y hacemos el amor. Al terminar, Jason me abraza desde atras, me da un beso en la nuca y me desea buenas noches. Yo me siento sucia, vacia. Me odio. Me odio por no sentir lo mismo que el por mi, me odio por no poder amarlo de la misma manera, y me odio por volver a dejar salir a la verdadera Mackenzie a la luz. A la manana siguiente me doy una ducha, me visto y me dirijo a la cocina a prepararme un cafe; solo que ese cafe ya esta hecho, y me lo entrega un hombre con una dulce sonrisa en los labios. --Te quiero --expresa cuando llego a el, y me agarra por la cintura--. No me cansare de decirtelo. --Yo tambien te quiero. --Y es verdad. El problema es que no lo amo. --He de ir al curro. No tardes; no abuses por ser la hija del jefe. --Me guina un ojo y me besa. --No lo hare.

  • 1793 de Niklas Natt Och Dag

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    El fenomeno de ventas que ha revolucionado el thriller historico

  • Hola, Soledad de Olivier G. Duran

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    Ezra es un ejemplo del exito a sus veintitantos.
    Con trabajo estable, su propio piso de soltero y siendo bueno en su profesion, tiene la vida en sus manos. Nada podria hacerle infeliz.
    ?Que mas podria pedir?
    Tras la mascara de joven exitoso se esconde un corazon atormentado que convive dia tras dia con la soledad, a la cual escribe para desahogarse, sin obtener respuesta...
    ?Y si, de pronto, si fuera respondido?
    Acompana a Ezra en este viaje de huida del mundo y busqueda del bienestar, lleno de decisiones que pueden afectar a su presente y su futuro de manera determinante.
    ?Hasta donde estarias dispuesto a llegar por alcanzar la felicidad?

  • Beso de angel de R. M. De Loera

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    --ME VOY. Adrian fruncio el ceno mientras su manzana de Adan subia y bajaba con brusquedad. Esos ojos azules pretendieron descifrarme, pero me obligue a permanecer con la postura correcta y mostrar impasibilidad en mi rostro. Intento hablar en un par de ocasiones hasta que crei entender: --?Decidiste participar en ese concurso en Lerma? En mis labios aparecio una sonrisa incierta y asenti, pues no estaba segura de que mi voz fuera capaz de emitir sonido alguno. Ni siquiera sabia a donde me dirigiria, porque solo habia vivido en ese barrio los ultimos ocho meses. Por mi trabajo, era una errante y no llame hogar a ningun lugar hasta que llegue a Pinilla. El nego y crei ver que movio los labios a un lado como si mis acciones le desagradaran. Tuve que recordarme una y otra vez que la desilusionada era yo y que el no tenia ningun derecho a sentirse dolido. Incluso estaba segura de que solo era mi imaginacion. Solto el aire de golpe y anadio: --Te deseo lo mejor, Sofia. Pense que diria algo mas, pero metio las manos en los bolsillos y se balanceo sobre los pies. Nos observamos en silencio y hasta se podria decir que estabamos paralizados. Eramos un mundo aparte del bullicio que habia a nuestro alrededor. Era hora punta y el restaurante estaba lleno. Me mordi el interior de las mejillas y desvie la mirada mientras un suspiro escapaba de mi garganta. El marco de su ultimo encargo descansaba sobre mis piernas. --?Es esa mi pintura? La primera obra que pinte para Adrian reflejaba el espiritu acogedor de su restaurante. Ahi todos eran bienvenidos… Y yo era una de ellos. A esa obra le siguieron muchas mas. Tantas, que el lugar albergaba mas pinturas de mi autoria que mesas. Y el encontro como colocarlas con buen gusto. Me obligue a observarlo otra vez y volvi a asentir, era extrano tener sentimientos tan encontrados. Existia cierta musicalidad en el chocar de las cucharas en los platos, el tintinear de las copas y la caida del vino en ellas. El restaurante se volvio mi inspiracion, amaba estar ahi. Adrian saco una mano del bolsillo, la levanto y la acerco a mi rostro, seguro que tenia alguna mancha de pintura. Mas en esa ocasion me adelante y pase el dorso de la manga. El dejo caer la mano como si acabara de perder la capacidad de sostenerla. Esos labios, que bese unos dias antes, estaban apretados en una mueca. Pedro, uno de los meseros, se acerco a nosotros. Era urgente que Adrian regresara a la cocina. El levanto el menton en senal de que lo habia escuchado, por lo demas, permanecio inmovil frente a mi. Necesitaba que se fuera, pues el escozor en mis ojos se torno intolerable. Solo tenia que entregarle la llave de la habitacion y marcharme. Despues me permitiria liberar el cumulo de emociones que me dominaban, era probable que lo hiciera en un cuadro no muy elegante. --Tendras tiempo para comer, ?no? Se giro sin permitirme responderle. En segundos, Martin, el maitre, extendio la mano con la caballerosidad que sus anos le aportaban. Pestanee con rapidez, tenia la mente en blanco. No estaba segura de que esperaba, pero no eran esas palabras. Me deje llevar por los recuerdos y con pasos inseguros llegue a la mesa de siempre. Observe el ir y venir del lugar. La maestria con que los camareros danzaban por el salon mientras Don Alvaro y Don Fermin hablaban de la bolsa de valores y unas mesas mas alla unos turistas intentaban hacerse entender, aunque sus rostros delataban lo famelicos y sedientos que se sentian. En segundos, su mesa se lleno de panes y el mas fino vino de la casa. Frente a mi, dos enamorados se susurraban palabras de amor entre risas y besos robados. Apoye la cabeza sobre mi mano y observe el exterior, no queria que se percataran de mis ojos humedecidos. Me dejaban esa mesa porque era la que ofrecia la mejor vista del salon y del rio. Martin no permitia que nadie mas la usara. Siempre decia: <>. Y es que Adrian cursaba la especialidad en reposteria y yo jamas me negue a comer sus preparaciones. Segun el, yo era su musa. Los postres mas solicitados vieron la luz en los dias en que estuve alli. Extranaria ese lugar idilico a las faldas del rio Duero. Era una estructura diminuta con varios siglos de historia, una reliquia familiar. Adrian me permitia subir las angostas escaleras de caracol para llegar a lo mas alto de la torre y observar el horizonte, la frontera entre el rio y el barrio que me robo el corazon. Le dedique una sonrisa a Pedro cuando dejo una ensalada de rape sobre la mesa con una copa de vino rosado del que, en cuanto toco mi lengua, percibi su frescura y el tono citrico. Me relami los labios por la opulencia en sabores. En cualquier otro momento, pensaria que Adrian pretendia retenerme al dedicarme sus mejores creaciones. Todo el barrio comia alli. Adrian caminaba por los mercados a media manana y compraba los productos mas frescos, en cambio ellos lo visitaban a la hora de la comida. Era un engranaje que mantenia viva la economia del lugar. Alli se saludaba a las personas por su nombre. Martin se encargo de dejar el bacalao con salsa de azafran frente a mi junto con una copa de sauvignon blanc. Antes de que se retirara, extendi la mano temblorosa y le dije: --No quiero postre. Martin palidecio y el murmullo de las mesas se evaporo. El corazon me retumbaba en el pecho, mi respiracion se entrecortaba. Ya no habia marcha atras, ese era el final. LLEGUE A PINILLA POR un concurso de pintura en la calle y, aunque no gane, a Adrian le gustaron mis pinturas. El vivia con un grupo de personas y me ofrecio alojamiento, esa fue la razon por la que acepte vivir juntos. Solo seria una excentrica mas en esa familia que el construyo. Pero despues de ocho meses, no existia una relacion entre los dos, y ese era el problema. Porque cuando el llegaba del restaurante a las dos o las tres de la madrugada, se recostaba en mi cama, sus brazos me rodeaban por la cintura y de algun modo siempre encontraba la calida piel de mi abdomen. Los primeros dias reia y lo echaba a la habitacion contigua, aunque el nunca me presto atencion. A esa hora hablabamos de Gertrudis, que tenia un gallo que adoraba y nos regalaria su canto un par de horas despues. Susurrabamos sobre Mateo y Pilar, una pareja madura de recien casados demasiado inquietos a la hora de hacer el amor. Sin embargo, la noche anterior fue la primera vez que Adrian no vino junto a mi, y un pinchazo se apodero de mi pecho como cuando una aguja encuentra tu piel sin querer. En la habitacion contigua alguien mas se dejo llevar por la pasion. Y eso que unos dias antes yo le robe un beso… Era momento de partir. ME APRESURE CON EL bacalao, que era mi platillo favorito, y de un solo sorbo bebi el vino. Abri el bolso sin poder contener el temblor de mis manos. Saque veinte euros y me puse en pie. No tenia el valor para entregarle la llave en la mano y fingir que no sucedia nada. Deje el billete sobre la mesa, junto a la llave, y sali. Camine por las calles a modo de despedida. Al llegar frente a la bodega le dije adios a Gertrudis y Pilar, sin embargo, debieron pensar que las saludaba porque se acercaron y plantaron dos besos en mis mejillas. Pilar me sostuvo entre sus brazos y fruncio el ceno. Ella y Mateo solian aconsejarnos. --Que mala pinta tienes. ?Acaso Mateo y yo nos excedimos anoche? Observe a una y luego a la otra con los ojos entrecerrados, ladee la cabeza y mis labios formaron una mueca. >>Junto a tu habitacion. --Ahi duerme Adrian. --Mi voz era apenas un susurro. Pilar asintio como si yo debiera saber que: --Dejo una nota, se fue a su viaje anual de pesca. Repeti el gesto y senale calle arriba. --Adrian esta en el restaurante. Pilar tartamudeo mientras su piel se torno de un carmin preocupante y comenzo a caminar de espaldas. Entonces se giro y partio en la direccion contraria. Abri la boca y la cerre. Una risita burbujeo de la garganta de Gertrudis quien me dio unas palmaditas en el hombro. --Quema las sabanas, comprad una cerradura e intercambiad llaves. --Me guino un ojo y regreso a la bodega. Solte el aire de golpe y por un segundo fui incapaz de moverme. Mas la euforia que bullo en mi interior me obligo a girar y correr. No obstante, Adrian se dirigia a mi como un rio fuera de su cauce. Con el impulso me levanto entre sus brazos, a pesar de su semblante petreo. --Te llevare a Lerma, esperare por ti. Contuve el aliento ante la certeza en su voz y un hormigueo dulce me recorrio. Una incipiente sonrisa curvo mis labios y me senti liviana. Me parecio que la calle reverdecia, que el cielo se tornaba rosa y anaranjado con unos toques de amarillo, y que su restaurante se convertia en una fortaleza cubierta de flores. Las cosquillas en mis dedos eran prueba inequivoca de mi deseo por capturar ese momento con mis pinceles. Me solto con suavidad hasta asegurarse de que no perderia el equilibrio y corri, los comensales estaban fuera sin perderse cada uno de nuestros movimientos. Adrian no tardo en tomarme entre sus brazos una vez mas. En mi garganta sono una carcajada efervescente. Nuestros ojos se encontraron y reconoci el resplandor en su mirada, pues debia ser un espejo de la mia. --No comi postre. --Levante las manos y enrede los dedos en su cabello. Me entrecerro en sus brazos como para demostrarme que el nunca me dejaria escapar y una chispa timida calento mi corazon. Quizas podria sonar con un futuro juntos. Aunque caminaba de espaldas, sabia que nos dirigiamos al restaurante, si bien no existia nada a mi alrededor, solo la intensidad que reflejaban sus ojos. --Te espera en tu mesa. Cubri mi rostro con las manos en un intento por detener el calor en el. Adrian me dedico una sonrisa ladeada y picara. >>Una creacion inspirada en el beso de un angel.

  • Hacia la belleza de David Foenkinos

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    La nueva novela del autor que enamoro a tres millones de lectores con La delicadeza y gano el Premio Renaudot con Charlotte.

  • Extasia de David W. Sanchez Fabra

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    Zaragoza, 1 de octubre de 2035.

  • Historia de Espana de Joseph Perez

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    El debate sobre Espana -un proyecto de convivencia civica para muchos, un ideal sagrado segun otros, la madre de todas las desgracias para no pocos-- ha cobrado una intensidad que nadie sospechaba hace unos anos. Hoy mas que nunca es obligado el conocimiento del pasado, no solo para lograr una mayor comprension del presente, sino para decidir con criterio sobre nuestro futuro.

  • El misterio del rodaje 4 de Margotte Channing

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  • El cementerio de los suicidas de Manuel Hurtado Marjalizo

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    Una mujer que suena con ser periodista.
    Una orden secreta oculta durante dos siglos.
    Tres llaves que guardan la verdad.Madrid 1899. Saturnino de la Vega aparece ahorcado en la trastienda de su libreria. Este suceso es la oportunidad que la joven Carmen Sotes estaba esperando para estrenarse como cronista de El Imparcial, su gran sueno.

  • Quemame dentro de Sebastian Holik

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    Fue cuestion de suerte, mi mente lo recuerda entre las palabras que mi hermano dijo antes de que saliera de casa. Tal vez esta en lo cierto, no cualquiera llega a conseguir un empleo en plena crisis, menos en esta epoca del ano, sin embargo yo lo he logrado. Como todas las mananas compre el periodico en busca de algo que cubra los gastos que con mi madre no alcanzamos a pagar, y por fortuna lo acabe encontrando. No es precisamente un trabajo del que me este muriendo de ganas de hacer, pero en fin, se que voy a contar con el dinero justo que necesitamos. Llego a la parada despues de haber estado rogando no tener que estar sola, pero asi es, solo me acompana el sol que amenaza con quedarse detras de las nubes el resto del dia. Observo hacia mis costados, siempre es bueno hacerlo, al menos cada tanto, por las dudas de que ocurra algo malo. La delincuencia no tiene horarios, y en mi vecindario menos. Asomo mi vista hacia la calle en busca del bus que me llevara al trabajo. Sigo sin poder creer que alli voy. Despues de tantos dias de busqueda logre conseguir el empleo, y lo hice sin tener que pedirle ayuda a nadie. Viajo como era de esperarse: de pie, aferrada a un asiento para sostenerme, un tanto incomoda por la gran cantidad de gente que me rodea, pero nada importa demasiado con el optimismo que hoy llevo dentro. Bajo chocandome con el frio viento de julio. La tienda esta cerca. Camino hasta que llego a la enorme puerta de cristal rodeada de ladrillos a la vista y de un cartel encima con letras negras. Paso diciendo buenos dias. Mi jefe me responde con una sonrisa detras del mostrador y me indica que me acerque para estrecharle la mano. No puedo evitar sonreirle tambien, el anciano transmite alegria de solo verlo. Ojala la actitud que veo hoy en el se mantenga asi siempre, a veces noto que le cuesta un poco ser amable con la gente. --?Como te encuentras, Emma? Ese era tu nombre, ?cierto? --dice Raffaello. --Si --Asiento con la cabeza. No puedo culparlo todavia de que olvide mi nombre. --?Por donde empezare esta vez? --vuelvo a hablar. --Necesito que repongas la estanteria de la vajilla de la tercera fila. Me encargue de dejarte las cajas a un costado, asi que no tendras tanto que hacer. --Gracias --respondo alegre por haberme facilitado un poco el trabajo, no cualquier jefe haria lo mismo. Despego la cinta de la caja para abrirla. Saco plato por plato para ir ubicandolo en la estanteria. No es un trabajo dificil, pero requiere paciencia, algo que en ocasiones me cuesta tener. Si bien esta no es la primera vez que trabajo estoy nerviosa de echarlo todo a perder. Debo de tener cuidado con todo. Solo asi, en un futuro si todo marcha bien, quizas mi jefe me recompense con un aumento de sueldo. No es que el dinero que me pague no me alcance, de hecho si lo haria si no tuviese que compartirlo con Daniel, con quien salgo. El pobre se ha quedado sin trabajo hace un par de meses y todavia no consigue nada. Ademas, por sobre todas las cosas, tengo que colaborar con los gastos de la casa que mi madre a mas no poder se sacrifica en llevar. Ella estuvo presente cuando mi hermano y yo mas la necesitamos. A sus treinta anos enviudo en plena miseria y supo hacerle frente a ello sin quejarse ni una vez. Nos alimento, nos cuido, nos educo como pudo, pero lo hizo, y yo le respondere de igual forma. De espaldas siento una mano sobre mi hombro. Si se tratara de Raffaello creo que me hubiese llamado a lo lejos como siempre y directamente por mi nombre. Tal vez es algun cliente que no logre percibir. Que tonta me siento, a lo mejor el sujeto me estuvo llamando y yo aqui; sumergida en mis pensamientos sin hacerle caso. Me pongo de pie dispuesta a ayudarlo en lo que sea posible. Doy la vuelta corriendo un mechon de mi cabello castano que se interpuso en mi frente. Al mirar suspiro aliviada, para mi sorpresa es Daniel. --?Que haces aqui? --le pregunto asombrada. No recuerdo haberle dado la direccion exacta de donde trabajo. --Lo siento, no quiero causarte problemas --dice apenado--. Solo pasaba a preguntarte si no querias que salieramos luego. ?Salir?, ?me pregunta? El sujeto no tiene un solo centavo, desde luego yo menos, y de todas maneras me esta proponiendo que salgamos. --Espera --intento no sonar demasiado fuerte; no quiero que el dueno se moleste si llega a enterarse de que Daniel vino para algo poco importante--. No tengo dinero y creo que tu tampoco, ?o si?--No --me confirma tomandome de las manos--. Pero a ti si te queda algo, ?cierto? --Si, de hecho si. No supe que decirle. Tendria que haberle mentido, pero no soy buena mintiendo, mi cara jamas fue complice de mis palabras cuando trate sanamente de enganar a alguien. --Vamos, ?que dices? Quiere que salgamos, hoy mismo. No creo que sea buena idea, debo de abstenerme de ciertas cosas si quiero lograr vivir mejor. Pero el no tiene dinero, por ahora, y ya no recuerdo cuando fue la ultima vez que salimos juntos. --Bien --digo aceptando su proposicion--, pero no gastaremos mucho, ahora vete antes de que me reprendan. El rostro de Daniel se ilumina por completo, sonrie alegre y me da un fuerte abrazo prometiendome que la pasaremos estupendo esta noche. Al desprenderse de mi noto que alguien tosiendo se oculta detras: Raffaello. Espero no tener que dar demasiadas explicaciones, aunque seria lo justo, despues de todo el es mi jefe. --?Todo en orden? --pregunta molesto el anciano. --Si, senor, lo siento --me disculpo nerviosa. --Excelente. Si ya has acabado quiero que sigas con la proxima fila. --De acuerdo --digo mirando a mi novio que aun sigue de pie sin moverse. Con la mirada intento decirle a Daniel que es hora de que se marche, pero al parecer no lo entiende hasta que lo despido diciendole que pase a buscarme por mi casa a las nueve. No puedo evitar reirme al verlo salir apresurado del local. La incomodidad de la situacion, que de seguro comenzo a notar tras lo que le indique, provoco que estuviese a punto de llevarse una pila de cajas por delante. A veces no entiendo por que salgo con el, es decir, es apuesto, fuerte y en ocasiones logra hacerme reir, sin embargo siento que no son motivos suficientes para estar a su lado. Quizas hay alguien mas esperando por mi, alguien con otras cualidades que tal vez me hagan sentir diferente. Por supuesto, son suposiciones. Que haya un hombre capaz de hacerme perder por completo la cabeza no creo que sea algo que vaya a suceder, no conmigo. --?Sabes una cosa? --me detiene el anciano antes de que siga con el trabajo--. Te contrate porque pareces una buena muchacha, y creo saber que si tanto necesitas el empleo como me lo contaste en la entrevista… sabras valorarlo, ?o me equivoco? Me esta reganando. Al parecer no fue suficiente con haberle pedido disculpas cuando me sorprendio abrazando a Daniel. ?Que espera?, ?que lo haga de nuevo? --Lo siento --Suspiro conteniendo mi enfado. --No quiero volver a ver a ese joven molestando por aqui --advierte con su dedo. --No, senor. --Bien, sigue con tu trabajo. Por un momento cuando por primera vez hable con Raffaello me convenci de que seria un jefe diferente de los que tuve, no sumiso porque para eso es el dueno de la tienda y debe tratarme como la empleada que soy. Lo que quiero decir es que no pretendo que me ayude con las tareas como ya lo hizo, simplemente que sea un poco mas comprensivo. Yo no invite a Daniel, ni siquiera sabia que conocia el local. Pero eso de seguro no lo entenderia, esta enojado y cualquier cosa lo respaldaria frente a los cinco minutos de conversacion que tuve. Estoy en mi habitacion buscando uno de los vestidos que mas me gusta usar cuando suelo salir. Tal vez ya no este muy de moda, pero a mi me sigue gustando de todas maneras. Tiene una textura gris que se ajusta perfecta a mi silueta, botones dorados en los hombros y en la cintura que hacen que con la chaqueta negra arrojada sobre la cama sea la combinacion perfecta. Son las ocho y cuarto, en poco tiempo Daniel vendra por mi. Ya me di una ducha de agua bien caliente. Falta que se me seque el cabello, me maquille y estare lista, claro, si logro encontrar el atuendo que quiero llevar puesto. Me siento en el borde de la cama cubriendome todavia con mi toalla, pensando en donde pude haberlo dejado cuando la puerta suena dos veces. --Emma, ?podria pasar? Encontre el vestido --dice mi madre desde el otro lado. --Claro, pasa. ?Donde lo encontraste? Se la nota algo consternada, como si tuviese miedo de decirme algo que pudiera llegar a hacerme enojar. Esta nerviosa, puedo darme cuenta por sus manos cuando me entrega la prenda y luego retrocede unos pasos para mirarme sin decir nada. --?Que sucede? --pregunto. A ella le hara bien contarme lo que piensa y a mi me lo hara escucharla. --Nada importante, dejare que te cambies --Gira, pero la detengo. --No me dijiste donde lo encontraste. El rostro de mi madre queda enmudecido. Vaya, de eso se trata. ?Que puede ser tan malo como para que no me diga nada? --Tuve que lavar el vestido, estaba un poco sucio. Tu hermano se lo regalo a Neena la semana pasada cuando vino a cenar. Ambos durmieron ayer aqui y pude quitarselo porque lo trajo puesto. Estaba tirado en el suelo junto a la puerta. --?Y es que no les dijiste nada? --Trato de calmarme.

  • Julia. el odio conduce a la destruccion de Manuel Perez

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    Un encontronazo casual hace que Carlos y Julia entablen amistad, dando inicio a una relacion que cada dia va a mas hasta convertirse en un amor apasionado. Pero el odio, los celos, haran que todo termine de una forma inesperada y dramatica…

  • La chica del sombrero azul vive enfrente de Ana Maria Draghia

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    Mencion especial del VI Premio Internacional HQN

  • Pistolar de Ivan Soto Camba

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    Pistolar es un caleidoscopio, una indagacion fragmentaria en el mosaico del yo: basta un ligero movimiento de muneca y de repente todo cobra sentido.

  • La musica del silencio de Jane Hawking

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    Por la autora de Hacia el infinito -la historia de su matrimonio con Stephen Hawking que inspiro la pelicula ganadora de un Oscar La teoria del todo-:
    una novela sobre la naturaleza humana y el control del propio destino.

  • Fuera de tiesto de

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    Esta no es una antologia al uso. Esta es una antologia especial. Sorprendente. Unica.

  • Canto yo y la montana baila de Irene Sola

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    Primero llegan la tormenta y el rayo y la muerte de Domenec, el campesino poeta. Luego, Dolceta, que no puede parar de reir mientras cuenta las historias de las cuatro mujeres a las que colgaron por brujas. Sio, que tiene que criar sola a Mia e Hilari ahi arriba en Matavaques. Y las trompetas de los muertos, que, con su sombrero negro y apetitoso, anuncian la inmutabilidad del ciclo de la vida.
    Canto yo y la montana baila es una novela en la que toman la palabra mujeres y hombres, fantasmas y mujeres de agua, nubes y setas, perros y corzos que habitan entre Camprodon y Prats de Mollo, en los Pirineos.

  • Quien es el Boss ahora (La asistente personal 3) de Lexy Timms

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    De la autora superventas USA TODAY, Lexy Timms, llega una novela romantica de multimillonarios que te hara perder la cabeza y enamorarte otra vez.

  • Las 15 Leyes Indispensables Del Crecimiento de John C. Maxwell

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    Potencial es una de las palabras mas maravillosas de cualquier idioma. Mira hacia delante con optimismo, esta llena de esperanza, promete exito, implica plenitud, nos indica grandeza. Potencial es una palabra basada en las posibilidades. Piense en su potencial como ser humano y se animara, o al menos asi lo espero. Que pensamiento tan positivo. Creo en su potencial tanto como creo en el mio. ?Tiene usted potencial? Por supuesto. ?Y que ocurre con el potencial sin desarrollar? Esta frase es tan negativa como lo positiva que es la palabra potencial. Mi amiga Florence Littauer, oradora y escritora, escribio una historia en su libro Silver Boxes [Cajas de plata] acerca de su padre, quien siempre quiso ser cantante pero que nunca llego a serlo. Ella dice que murio con la musica aun dentro de el. Esa es una buena descripcion del potencial sin desarrollar. No alcanzar su potencial es como morir con la musica aun dentro de usted. Como esta leyendo estas lineas, imagino que tiene el deseo de alcanzar su potencial, asi que la pregunta seria esta: ?como lo hace? No me cabe duda de que la respuesta es crecimiento. Para alcanzar su potencial tiene que crecer, y para crecer tiene que ser muy intencional al respecto. Este libro es mi esfuerzo por ayudarle a aprender a crecer y desarrollarse a usted mismo para que tenga las mejores posibilidades de convertirse en la persona que Dios quiso que fuera. Mi deseo es ayudarle a desarrollar la actitud correcta, aprender mas acerca de sus fortalezas, sintonizar con su pasion, estar mas en contacto con su proposito y desarrollar sus habilidades para que pueda ser todo lo que puede llegar a ser. Quiza ya sepa que este es el tercer libro de Leyes que he escrito. El primero se hizo para ayudar a los lideres a entender como funciona el liderazgo a fin de que pudieran llegar a ser mejores lideres. El segundo fue para ayudar a la gente a entender el trabajo en equipo y desarrollar equipos mas solidos. Este libro tiene la intencion de ayudarle a entender como funciona el crecimiento personal y de ayudarle a convertirse en una persona mas eficaz y satisfecha. Aunque es cierto que puede que incluya unas cuantas ideas de liderazgo durante el proceso, no tiene que ser usted un lider para que este libro le ayude. No tiene que ser parte de un equipo para crecer (aunque es cierto que eso ayuda). Tan solo necesita ser una persona que quiere crecer y ser mejor de lo que es hoy. ?A que me refiero cuando escribo acerca del crecimiento? Eso sera tan particular como lo es usted. Para descubrir su proposito, tiene que crecer en su conciencia de si mismo. Para ser un mejor ser humano, tiene que crecer en caracter. Para avanzar en su profesion, tiene que crecer en sus habilidades. Para ser un mejor conyuge o padre, tiene que crecer en las relaciones. Para alcanzar sus objetivos financieros, tiene que crecer en su conocimiento de como funciona el dinero. Para enriquecer su alma, tiene que crecer espiritualmente. Las especificidades del crecimiento cambian segun la persona, pero los principios son los mismos para todos. Este libro ofrece leyes que le ensenaran como abordar el digno objetivo del crecimiento. Es una llave que abre la puerta. Tendra que ponerse a trabajar si quiere crecer. Le recomiendo que lea un capitulo de este libro cada semana. Discutalo con algunos amigos, y haga los ejercicios de aplicacion que encontrara al final de cada capitulo. Escriba un diario de crecimiento, e incorpore lo que ha aprendido a su vida diaria. No podra cambiar su vida hasta que no cambie algo que haga todos los dias. Al aprender las leyes y despues vivirlas, estara usted en el camino hacia alcanzar su potencial. Si sigue aprendiendo y creciendo cada dia durante muchos anos, se sorprendera de lo lejos que puede llegar. 1 La Ley de la Intencionalidad El crecimiento no ocurre por si solo La vida ha comenzado. ?Esta usted presente? "?Tiene un plan para su crecimiento personal?". Curt Kampmeier, el hombre que me hizo esta pregunta, esperaba pacientemente mi respuesta. Fue una pregunta que cambiaria mi vida. Yo trataba de encontrar respuestas. Enumere mis logros de los ultimos tres anos. Le hable de lo mucho que trabajaba, le expuse mis objetivos y le explique las cosas que estaba haciendo para alcanzar a mas gente. Todas mis respuestas estaban basadas en la actividad, no en mejorar. Finalmente tuve que admitirlo: no tenia ningun plan para mejorar. Era algo que no habia pensado nunca, y saco a la luz una gran falla en mi manera de abordar el trabajo y el exito. Cuando comence mi carrera, todo lo hacia con intencionalidad: trabajar, conseguir mis metas y tener exito. Tenia una estrategia: trabajar duro. Esperaba que eso me llevaria donde yo queria ir; pero trabajar duro no garantizaba el exito. Y la esperanza no es una estrategia. ?Como puede ser usted mejor en lo que hace? ?Como mejora sus relaciones? ?Como obtiene mas profundidad y sabiduria como persona? ?Como consigue perspicacia? ?Como vence los obstaculos? ?Trabaja mas duro? ?Trabaja mas horas? ?Espera a que las cosas mejoren? Esa conversacion ocurrio durante el almuerzo en un restaurante Holiday Inn en 1972. En esa epoca me acababan de dar la oportunidad de avanzar en mi carrera. Me habian ofrecido la mejor iglesia de mi denominacion. Piense que alguien le ofrece el mejor puesto de liderazgo en el lugar principal de su empresa. Eso ocurrio en mi caso. El problema era que tenia veinticuatro anos, no tenia mucha experiencia, y sabia que si no estaba a la altura de las circunstancias, fracasaria estrepitosamente. Curt era un vendedor que vendia un paquete de crecimiento, un plan para todo un ano con materiales disenados para ayudar a crecer a una persona. Me acerco el folleto deslizandolo sobre la mesa. Costaba 799 dolares, lo cual era casi el sueldo de todo un mes para mi en ese entonces. Mi mente iba a mucha velocidad mientras me dirigia a casa. Creia que el exito le llegaria a cualquiera que se volcara del todo en su carrera. Curt me ayudo a darme cuenta de que la clave era el crecimiento personal. Pense que si uno se enfoca en las metas, quiza las logre, pero eso no garantiza el crecimiento. Si uno se centra en el crecimiento, crecera y siempre lograra metas. Mientras conducia, me vino a la mente una cita de As a Man Thinketh [Segun el hombre piensa], de James Allen. Lei ese libro por primera vez cuando estaba en septimo grado, y posteriormente lo habia leido mas de doce veces. Allen escribio: "Las personas estan ansiosas por mejorar sus circunstancias pero no estan dispuestas a desarrollarse a si mismas; por tanto, permanecen atadas". Yo no podia permitirme lo que me ofrecia Curt, pero en mi corazon sabia que me habia destapado la clave para la habilidad para vivir mi siguiente desafio de liderazgo e ir a niveles mas altos en mi carrera. Pude ver la brecha entre el lugar donde yo estaba y donde queria estar, !donde tenia que estar! Era una brecha de crecimiento, y tenia que averiguar como solventarla.

  • Nunca fue tan perfecto de Laimie Scott

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    Una nueva y apasionante novela de Laimie Scott.

  • Con una sola mirada de Grace Marie March

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    Tara, ya he llegado -le dijo Carlos con una pequena sonrisa, mientras le ensenaba las dos tazas de cafe de Starbucks para llevar. -Ya voy, dame un segundo que termine de dar de alta este libro. -Te espero en nuestro pequeno paraiso, -le dijo tras guinarle un ojo, haciendo que ella se riera con timidez. Cuando salio Tara, se encontro que Lucia tambien estaba sentada junto a Carlos esperandola. Tara penso en irse disimuladamente y dejarles solos, pero antes de entrar de nuevo por la puerta del almacen, escucho la voz de Carlos llamandola. -He estado hablando con Miguel, es quien vive enfrente de mi piso, recordais que os hable de el y esta tarde estara por aqui. -?Se acercara a la libreria? -Pregunto Tara con curiosidad. -No, no tiene tiempo, pero si que me ha dicho de tomarnos un cafe despues del trabajo, en esa cafeteria tan pija que hay en la calle peatonal. -No tiene tiempo para venir, pero si para tomar un cafe -Carlos noto la patada de Lucia tan pronto como dijo sus palabras. -Estara en la tienda de informatica, de alli ira directamente a la cafeteria, ?os venis? -No, yo quiero ir directamente a casa, ya sabes que Ricardo esta con la vecina. -Dijo Tara refiriendose a su sobrino, a quien ella cuidaba desde que fallecio su hermana. -Seguro que a ella no le importa estar con el veinte minutos mas, si tu sobrino es un encanto. -Le he hablado tanto de vosotros, que para Miguel es como si ya os conociera. -Para el, pero para nosotros no. !Ai! -Se quejo al notar otro puntapie, y se giro hacia Lucia, quien le hacia gestos exagerados para que colaborara, pero que el parecia no captar. -No se, no quiero abusar. -Ni que lo hicieras todos los dias, ademas sera un cafe rapido, por mi, hazlo por mi. -Bueno, pero si es rapido. -Claro, tu no te preocupes por nada, antes de darte cuenta estaras con tu sobrino, contandole lo bien que te lo has pasado, eres joven tienes derecho a tomarte un cafe de vez en cuando. -Si nos tomamos cafe todos los dias, -dijo Carlos, apartandose rapidamente para que no le volviera a golpear Lucia. -Hay que ver como estas hoy. -Voy a entrar ya -dijo Lucia levantandose rapidamente de su improvisado asiento, -nos vemos a la hora de la salida. Tara habia pasado varias veces delante de la cafeteria que habia comentado Lucia, "Petit Cafe", y no sabia si ella iba vestida de forma adecuada para entrar alli, al fin y al cabo como trabajaba en el almacen, catalogando libros, dandolos de alta y de la venta online, ella solia ir comoda al trabajo y con una maquillaje muy ligero, ese dia iba con un pantalon vaquero y un sueter estampado, nada que ver con como iba Lucia al trabajo, con un peinado impecable, muy maquillada y un vestido muy favorecedor. -Te veo muy pensativa -dijo Carlos acercandose, -creo que estas pensando la forma delicada de decirle que no a Lucia. -Es que... -?Que? -Mirala a ella y mirame a mi. -No te sigo. -No voy vestida de forma adecuada. -?Para ir a tomar un cafe? Pues claro que vas bien vestida. -Para ir a esa cafeteria no, ademas sera un lugar cerrado y sabes que no los soporto. -Les diremos de sentarnos fuera, ademas estare contigo, si empiezas a agobiarte, nos vamos. -?Me lo prometes? -Claro que si, tu sabes que yo te quiero solo para mi. -!Que tonto eres! -Dijo sonriendo al fin. -No me tomas en serio. -Dijo llevandose la mano al pecho como si sus palabras le hubieran herido. CAPITULO 2 Mike se quedo mirando hacia su amigo y empezo a negar con la cabeza. -Solo tienes que tomar algo con ella, Cayetana, bueno Tana como prefiere que la llamen ahora, solo estara en la ciudad unos pocos dias y ha insistido mucho en querer verte. -Me da igual que sea hija de unos amigos de tus padres, yo ni la recuerdo, y no tengo porque salir antes del trabajo por el capricho de una nina malcriada. -Cuando la veas estoy seguro de que me daras hasta las gracias, ademas me debes unas cuantas, de modo que hoy, iras a la cafeteria a tomar algo con ella y seras agradable. -?Perdon? -Si, no quiero que la asustes con tu mal caracter, me lo debes. -Que si pesado, que no me lo repitas mas. -?Entonces iras? -!Que remedio! Y ahora dejame trabajar. -Si, si, voy a avisarle que iras. Lucia les vio llegar y no pudo evitar su sonrisa radiante, se cogio al brazo de Carlos, sin querer darse cuenta de la mirada sorprendida de su amigo y cuando faltaba poco para llegar, les dijo que se habia dejado algo en la libreria, lo cierto es que Tara no habia escuchado ni lo que se habia dejado pero si que escucho claramente, cuando le pidio a Carlos que la acompanara y le pidio a Tara que entrara para decirle a Miguel que se retrasarian unos minutos. -?Yo? Si no le conozco de nada, me voy con vosotros a la libreria. -No seas tonta, -dijo Lucia guinandole un ojo y mirando hacia Carlos con una gran sonrisa, – entra que ya estara esperando, vamos Carlos. -Tu puedes hacerlo, -se dijo Tara en la puerta del local, -si esta dentro es pedirle que salgamos a una de las mesas de fuera, ellos vendran pronto. -?Puedo ayudarla en algo senorita? -Se giro hacia el camarero nada mas entrar. -He quedado con alguien. -?Con Mike? -Bueno, con Miguel. -Todos le llaman Mike, ven conmigo esta en uno de los reservados. -Prefiero tomarme algo en la calle. -En el reservado estaran mucho mejor, fuera hay mas ruido, -dijo el camarero con una sonrisa indicandole el camino, cuando llego hasta el hombre que estaba sentado le miro sorprendida, aunque no tanto como el a ella, cuando la vio llegar con esa ropa y tan poco arreglada, pensaba decirle a Diego que ahora el favor no es que estuviera saldado, es que el le debia una. -?Tana? -Es Tara. -?Que desean tomar? -Un roiboos del tiempo, si es posible. -Claro senorita, ?Cual desea? -Me da igual -dijo nerviosa mientras se sentaba frente a Miguel. -?Desea lo de siempre? -Si -le contesto rapidamente al camarero y observo como ella estaba nerviosa. -De modo que estas visitando la ciudad unos dias. -?Que? -le miro directamente a la cara confundida por sus palabras, lo cierto es que habia conseguido que por un momento se olvidara de su sensacion de ahogo al estar en un sitio tan cerrado, pero solo por un breve momento, lo cierto es que el reservado con sus altos paneles de madera como separacion, le hacia sentirse muy oprimida y lo unico que deseaba era irse de alli. -No estoy de visita en la ciudad. -?Vas a quedarte aqui? -Le pregunto sorprendido. -Ya vivo aqui, cerca de mi trabajo, es una ventaja porque voy caminando todos los dias. -Bueno tampoco seran tantos dias, ?Cuanto tiempo llevas viviendo aqui? En ese momento fueron interrumpidos por el camarero, quien les trajo las bebidas. -?Ya han llegado Lucia y Carlos? -No ha venido nadie, senorita. -?Has quedado con otros amigos? -Si, con tu vecina, para tomar algo. -?Que vecina? ?Te encuentras bien? -No, me falta el aire, necesito salir fuera, -dijo sintiendo un sudor frio y una sensacion de ahogo. -Mike -dijo Diego llegando rapidamente hasta alli, -?que haces con esta? -Es tu amiga -dijo levantandose, al no gustarle el tono de voz que habia utilizado. -?Mi que?, Tana se ha perdido y tu no respondes al telefono, he venido a acompanarla, – vieron detras de el a una muchacha ciertamente deslumbrante, -?como voy a ser yo amigo de ella?, si parece una mendiga.

  • No debiste aparecer de Hugo Sanz

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    Poco podia imaginarme la sorpresita que me encontraria aquella manana al salir con mi pequena Sara a la calle. Corria el mes de marzo y, aunque en Ferrol el tiempo parece estar siempre enfadado, el sol se habia levantado con fuerza ese dia, como preludio de una primavera que estaba a la vuelta de la esquina. Era sabado y Juanjo, mi marido, se encontraba trabajando. No volveria hasta la noche, por lo que habia decidido salir a dar un paseo con mi nina, con idea de comer por ahi y comprarle a el un regalito por sus treinta y cinco anos, que los cumpliria la semana siguiente. --?Donde esta la cosa mas bonita del mundo? --le pregunte sonriendo a mi peque al acercarme a su cama. Con dos anitos y medio nada mas, mi renacuaja no es que entendiera mucho, pero esa pregunta la tenia bien asimilada y cada vez que se la hacia levantaba rapidamente el dedito indice, sonriendome tambien ella picaramente. --Te voy a comer esa naricilla chatunga. !Nam, nam, nam, nam, nam! --hacia como que se la mordisqueaba y Sara se apartaba, nerviosa, dandome manotazos. Me encantaba provocarla de esa manera--. Venga, vamos a desayunar y nos ponemos guapas para salir a dar un paseito. En ese momento me sono el movil. Era mi hermana Clara, desde Badajoz; esa tierra en la que me crie y de la cual me habia marchado hacia ya un tiempo. Reconozco que al principio me costo salir de alli, a pesar de que el nuestro era un pueblo bien pequenito. Ferrol tampoco es Nueva York, las cosas como son, pero yo ya me habia acostumbrado a la vida en esa ciudad gallega y era muy feliz en ella. Mucho mas de lo que imagine en principio que podria llegar a ser. --?Que tal, guapa? ?Como esta mi sobrinita? --la voz de mi hermana al otro lado del telefono siempre representaba tambien para mi un motivo de alegria. --Aqui voy a levantarla, que acaba de despertarse. Pues tu sobrinita esta hecha un trasto, para no variar. ?Que tal por ahi? --Tu sabes, preparando ya las maletas como quien dice. Pasado manana firmamos por fin el contrato de alquiler. --Que guay, estaras loca de contenta, nina. --No lo sabes tu bien, Diana. No veo la hora. Ya sabes que mama es muy buena y muy santa, pero a veces se da dinero por no aguantarla con sus manias. Razon no le faltaba. No es que mi madre sea mala persona, ni mucho menos. Pero es una de esas amas de casa obsesionadas con la limpieza que no deja vivir a nadie a su alrededor. No puede soportar una huella en un mueble de cocina ni los cojines desparramados por el sofa, por poner algun ejemplo. Todo tiene que estar perfecto a todas horas, como si fuesen a pasarle revista en la casa. Es algo que nunca he entendido. A mi tambien me gusta el orden y tener las cosas decentes, pero no hasta ese extremo. Pienso que la casa es algo que tiene que estar al servicio de las personas, y no a la inversa. De la ropa, con ella, ya ni hablamos. Las prendas se tienen que lavar siempre por separado; por un lado, las sabanas, por otro las toallas, por otro los calcetines... Total, quinientas lavadoras al mes a un tercio de su capacidad, sin dolerle los recibos de luz ni el gasto en detergentes de todas las clases. Y una camisa que se ponga un rato, una camisa que va directamente para la lavadora. Eso de volver a colgarla en el armario, nanai de la china. Dice que las prendas que uno se ha puesto, aunque sea solo media hora siempre llevan algo de olor a sudor. Esa es otra; el olfato tan fino que tiene. Cualquiera se la da, no quiero ni acordarme de cuando empece a fumar a escondidas siendo una adolescente. Pero bueno, no es plan de extenderme ahora hablando de ella. --?Y los preparativos de tu boda? --le pregunte a Clara por cambiar de tercio. --Ahi vamos. La semana que viene tengo la primera prueba del vestido. Creo que he engordado un par de kilos desde que lo elegi, asi que... vamos a ver si me cierra la cremallera o si tienen que soltarme las costuras de los costados. Madre mia, que jaleo, que de pijotadas, Dianita de mi alma. --Anda ya, mujer. Seguro que estas divina. --Ya, pero estoy muy nerviosa tambien, y tu sabes... me da por comer como un camionero, bueno, como siempre, para que nos vamos a enganar. Otra cosa, no, pero comer, todo lo que me echen, que te voy a contar yo a ti. --Si, pues dejate de nervios, boba, que no hay motivos para ello. No los habia, la verdad. Clara iba a casarse con un chico estupendo que bebia los vientos por ella y la vida les sonreia a ambos. Sin embargo, es algo que a todas nos pasa llegado el momento. Yo misma estaba hecha un flan dias antes de mi enlace con Juanjo. --Bueno, Diana, pues no te entretengo, era solo por saludarte. --Tranquila, guapa. No tengo ninguna prisa. Juanjo esta en el hotel y hoy tiene alli para todo el dia, asi que vamos a desayunar y ahora en un rato saldre a dar una vuelta por ahi con la nina, que hace un dia muy bueno. --Genial. Dale un beso a la pitufa. Que ganitas tengo de verla. --Se lo dare. Otro para ti, corazon. --Aupa, campeona --le dije a mi peque nada mas colgarle, cogiendola en brazos--. Venga, vamos a prepararnos un Cola Cao y a ponernos bien guapas tu y yo. Con ella a cuestas, baje las escaleras. Juanjo y yo viviamos en un bonito unifamiliar en una zona privilegiada de Ferrol. No era nuestra primera vivienda, pero si la primera en propiedad. Antes viviamos de alquiler en un pequeno piso del centro que no estaba mal, pero tuvimos que irnos enseguida de el por diversos motivos. Por un lado, los vecinos de arriba; una pareja joven, bastante arisca y mal educada (a cada cual peor), que no tenia ningun miramiento con los vecinos. Lo mismo armaban unas juergas de aqui te espero con los amigos cualquier dia de la semana, como que volvian los dos de fiesta un sabado de madrugada a las tantas y seguian en casa con el cachondeo. La senorita no se dignaba ni a quitarse los tacones y se dedicaba a pasear por el piso de punta a punta, dando taconazos como la que esta en la pasarela Cibeles. Si los demas no podiamos dormir, a ella le importaba un pimiento. Por su parte, el cogia la guitarra y se ponia a cantarle hasta desganitarse. Cuando les parecia, tambien se peleaban a grito pelado poniendose a parir. Ellos las gastaban asi y a mi me habian tocado en suerte. El asunto es que nadie se quejaba. Eramos dos vecinos por planta y enfrente de nuestro piso no vivia nadie. Justo debajo vivia Mariana, una anciana sorda como una tapia que se quitaba los audifonos antes de dormir y que, por tanto, no se enteraba nunca de la misa la media.

  • A tus ordenes de Christian Martins

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    Charlize Trambley es un mar de confusion.
    Ahora que la vida de sus amigas ya esta encarrilada, no puede evitar verse navegando en un mar de dudas. Pero lo peor de todo, sin duda, son esos malditos suenos eroticos que tiene con su companero de trabajo. ?Acaso existe peor enemigo que tu propio subconsciente?
    Todo parece un desastre hasta que su jefe le propone un viaje al extranjero. Como no, el protagonista de esos torridos suenos viajara con ella.
    ?Encontrara el amor donde menos se lo espera?

  • Jamas imagine, Fabiana Peralta de Fabiana Peralta

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    Nicole Blade conoce demasiado bien la soledad y lucha cada dia para deshacerse de su pasado, tratando de ser una chica normal y vivir un romance ardiente y legendario, de esos que te cambian la vida. Sin embargo, cuando esta a punto de hacer realidad su propio cuento de hadas, los fantasmas del pasado regresan y ponen en peligro su precaria estabilidad emocional.

  • Cuando el futuro parecia mejor de Enrique Palazuelos

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    Nacidos para impulsar la emancipacion de los trabajadores, los partidos socialistas y comunistas enarbolaron los anhelos latentes en las sociedades europeas a favor de convertir los bienes economicos en propiedad colectiva, colocar el poder politico en manos de los trabajadores y llevar a cabo la transformacion del capitalismo. Despues, a medida que comenzaron a ganar influencia social y a desarrollar fuerza politica, adoptaron posiciones reformistas y desempenaron un papel decisivo en la consolidacion de los derechos laborales, sociales y democraticos. Al final del trayecto, cuando el capitalismo imperante desde las decadas finales del siglo XX ataco el contrato social alcanzado, los partidos obreros, carentes de discurso estrategico y de capacidad politica para defender los intereses de los trabajadores, han acabado por precipitarse en la inanidad.