• jane reyals - Jane Reyals

    https://gigalibros.com/arrastrame-al-infierno-contigo-samsara-1.html

    ?Que harias si el amor de tu vida, por el que renunciaste a tus alas, no recordara siquiera tu nombre? Los secretos, los celos, el amor, el deseo y la posesividad inundan la vida de Naia, una joven que oculta un gran secreto. Inmersa en sus estudios, rechaza cualquier tipo de relacion con los hombres, pero pronto se sentira acorralada por un profesor que afirma conocerla mas de lo que ella cree. Entretanto, Zackary, un angel arrojado a la tierra, condenado por amar lo prohibido, intentara recuperar a su angel. Para ello entregara sus alas a los Kazoos, los guerreros del infierno, encargados de recuperar el mapa, el unico conducto que puede llevarlos de vuelta al Eden. Angeles deberan unir fuerzas para derrotar Kazoos del ultimo ser que esperarian, aquel que aguarda librar una batalla milenaria para cumplir su venganza.

  • Jane Reyals: Libros - Amazon.es

    https://www.amazon.es/Libros-Jane-Reyals/s?rh=n%3A599364031%2Cp_27%3AJane+Reyals

    11 resultados ; Las chicas Dior: LE SOCIALITÉ · Jane Reyals Autora | 17 julio 2021 ; Arrástrame al infierno contigo: Saga Samsara 1 · Jane Reyals Autora | 17 julio ...

  • Libros y Ebooks de Jane Reyals - Amazon.es

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    por Jane Reyals · ( 5 ). 2,99 € 15,59 €. Me llamo Lisbeth y soy lo que comúnmente se conoce como un imán para la mala suerte. Catalogada como la eterna ...

  • Libros de Jane Reyals - Lektu

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    de Cristin Ferro y Jane Reyals. Lektu. Libros, ecómics, audiolibros, podcasts, música y vídeo. twitter facebook. Proyecto financiado por ENISA.

  • Todos los libros del autor Reyals Jane

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  • ARRÁNCAME EL ALMA DESPACIO | JANE REYALS

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  • Jane Reyals archivos - LEER LIBROS ONLINE GRATIS

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    Arráncame el alma despacio (Saga Samsara nº 2) de Jane Reyals ¿Estarías dispuesto a jugarte la vida por ver un nuevo amanecer? Cuando una elección ma... 0Libros ...

  • Saga Samsara 3 de Jane Reyals (2021) - Libros ...

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  • Jane Reyals archivos - Libros A Descargar Gratis

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    31 ago 2021 — Libros A Descargar GratisCondéname al olvido eternamente de Jane Reyals pdf Condéname al olvido eternamente : Saga Samsara 3 de Jane Reyals ...

  • Le socialite de Jane Reyals

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    Me llamo Lisbeth y soy lo que comunmente se conoce como un iman para la mala suerte. Catalogada como la eterna soltera (no, no soy Jennifer Aniston), vivo el dia a dia sin mas pretensiones que encontrar un trabajo con el que vivir y sobrevivir.
    Y sin comerlo ni beberlo, un dia, gracias a las buenas obras de una vecina traviesa (vease la ironia), acabo en la revista mas prestigiosa de Francia con un jefe de toma pan y moja.
    El problema es, ?como sobrevivir si no entiendes ni papa de frances?
    Bienvenid@ a las peripecias de una solterona gafe. Atrevete a soltar carcajadas por doquier sin pudor, porque si no, ?que gracia tiene la vida?

  • Deseo contenido de Inma Black

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    Cuando Melissa trabajaba con el, Bret Terrell la acuso de espionaje.
    Una vez casada con el, no era mas que la complaciente madrastra de su unico hijo.
    ?Habria alguna manera de que Melissa pudiera romper su gelida resolucion?
    A Bret le habian herido en el pasado y estaba decidido a no volver a amar jamas.
    ?Que oportunidad tenia el amor de Melissa de disipar las sombras?

  • En la piel de Barbra (Mujeres heroinas 2) de Anna Anudi

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    Y tu ?que harias por las personas que quieres?

  • Ordesa de Manuel Vilas

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    El fenomeno literario de 2018

  • Somos naturaleza de Katia Hueso

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    La tecnologia, el turismo de masas, la urbanizacion, los trajines del dia a dia y las exigencias de la vida moderna parecen habernos hecho victimas de lo que Richard Louv --reconocido escritor y periodista-- llamo “sindrome de deficit de naturaleza”.

  • La felicidad es un te contigo de Mamen Sanchez

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    EL despacho del inspector Manchego no era un despacho propiamente dicho, sino mas bien una sala diafana dividida en varios cuadrilateros separados por delgados paneles de pladur, muy practicos, eso si, donde cada cual era libre de fabricar su propio collage de recortes, fotografias, notas con mensajes urgentes, felicitaciones de Navidad, informes policiales y listas telefonicas de restaurantes con envio a domicilio. La distribucion recordaba bastante a la de los probadores de algunos centros comerciales en los que, inevitablemente, dado que carecen de techo y de cualquier sistema de aislamiento acustico, se escuchan comentarios tremendamente indiscretos sobre los diversos tipos de frutas y embutidos con los que puede compararse la anatomia femenina moldeada por un pantalon demasiado estrecho. La diferencia era que alli, en lugar de catastrofes esteticas, se ventilaban asuntos de otra indole; mas del tipo violencia y malos tratos, robos con intimidacion, asaltos a cajeros o peleas callejeras. Palabras como <>, <>, <> y <> saltaban de un cubiculo a otro como pulguillas en un colchon infesto. Tampoco se llamaba Manchego, pero el inspector, cuyo verdadero nombre era Alonso Jandalillo, fantaseaba con la idea de parecerse al Quijote no solo por la coincidencia del patronimico, sino tambien por la inmortalidad de sus gestas --a pesar de que hasta el momento su historial no reflejaba ninguna digna de mencion--, y por ese motivo habia adoptado el alias Manchego en las dos o tres operaciones de campo en las que habia intervenido. Que bien sonaban aquellas tres silabas acompanadas del ruido de fondo del walkie-talkie. A veces, el, que era un hombre de accion por mucha barriga que estuviera echando ultimamente, se lamentaba del sedentarismo al que le obligaba su comoda tarea de despacho en aquella comisaria de barrio a la que lo habian destinado el dia en que cumplio los cincuenta y quedo exento de patrullar las calles de Madrid. Anoraba el subidon de adrenalina que experimentaba al volante de su coche oficial con la sirena a todo volumen y el altavoz intimidatorio: <>. Por eso, la irrupcion imponente del senor Marlow Craftsman y de su interprete, el senor Bestman, en los tres metros cuadrados en que consistia su finca, ambos con traje de chaqueta de tweed y chaleco, maletin de cuero negro, zapatos caros y gabardina gris, le devolvieron la esperanza en aquella profesion que tanto le apasionaba a pesar de que la mayor parte del tiempo no le daba mas que disgustos. Sintio el impulso de levantarse a recibirlos, pero se contuvo a tiempo. Un inspector de policia no es un hombre de negocios, se recordo, no estrecha manos, no sonrie, ni siquiera interrumpe el ritmo mecanico de su teclado. A lo sumo, y como muestra maxima de cortesia, se quita el cigarrillo de la boca y lo golpea un par de veces contra el borde del cenicero, se aclara la garganta con un carraspeo y luego dice: <>. Entonces, una vez que los ojos de los visitantes se encuentran al mismo nivel que los propios y ya no hay modo de que lo intimiden a uno mirandolo de arriba abajo, puede elevar la cabeza y preguntar: <>. Marlow Craftsman rondaba los sesenta anos de edad, a juzgar por las lineas de expresion que rodeaban sus ojillos de rata. Estaba palido como un fiambre, tenia la piel del mismisimo color del jamon cocido y sus labios eran tan estrechos que parecian haber sido dibujados con tiralineas. El interprete era algo mas joven, pero igual de rosa. Tenia mas pelo, gris y negro, y usaba gafas para ver de cerca. --Permitame presentarle a mi jefe --dijo Bestman en un espanol gramaticalmente impecable y acusticamente horripilante--: Mister Marlow Craftsman, de Craftsman&Co. El inspector puso cara de bobo. Lo noto perfectamente. Por la emocion con la que el sujeto habia pronunciado aquel nombre, seguido de un silencio prolongado para dejar rebotar el eco de su voz en el pladur, lo mas probable era que se hallara ante un magnate de las finanzas. Sonaba a banco. Un banco de esos que llevan mas de ciento cincuenta anos en manos de la misma familia de aristocratas ingleses. Porque no cabia duda de que aquellos dos especimenes eran hijos de la Perfida Albion; de ahi sus aires de superioridad y la marca Hamilton de sus relojes, aguda observacion de la que mas tarde tendria tiempo de jactarse, cuando rememorara la escena. --Aja --respondio sin anadir ningun comentario, dado que no tenia ni la mas remota idea de que significaba aquel nombre. --Mr. Craftsman viene de Londres para denunciar la desaparicion de su hijo Atticus Craftsman. Puesto que la ultima residencia conocida del joven senor Craftsman se encuentra en el numero 5 de la calle del Alamillo, hemos sido advertidos por Scotland Yard de la conveniencia de abrir diligencias aqui, en su comisaria, por ser la mas cercana a su domicilio. --?Les envia Scotland Yard? --Aquello prometia. --No exactamente, senor Jandalillo... --Inspector Manchego --le interrumpio el policia. --No exactamente, inspector Manchego --repitio el otro--. Simplemente, hemos sido derivados aqui por la oficina de alla. --Entiendo. --El caso es que el senor Atticus Craftsman lleva tres meses sin dar senales de vida. La ultima comunicacion que establecio con su padre fue a traves de un mensaje telefonico el pasado 10 de agosto. --?Podria escuchar el mensaje? --pregunto Manchego. --Esta en ingles --respondio el interprete al tiempo que abria su maletin y sacaba un smartphone de ultima generacion. Apreto varios botones. Acerco el dispositivo a la oreja del inspector y contuvo la respiracion. Manchego escucho una voz nasal, como de persona constipada, sobre un ritmico sonido de fondo, una especie de lamento o de oracion, y los acordes de una guitarra. Por supuesto, no entendio una sola palabra de lo que decia el interlocutor, pero si pudo intuir que no se trataba de ningun mensaje de socorro porque no habia angustia en el tono de voz. Tambien por la noche, al recordar este detalle, se felicitaria por sus dotes de investigador. --?Que dice? --Tuvo que reconocer que el idioma ingles era su gran asignatura pendiente. --Dice textualmente: <>. El inspector, automaticamente, dirigio una mirada inquisitiva al senor Craftsman. El hombre, a su vez, tenia sus ojillos colorados clavados en los del inspector. --?Y bien? --lo interrogo--. ?Sabe a que se refiere? El interprete tradujo. El senor Craftsman respondio. --Mi jefe dice que probablemente se refiera al trabajo del que se estaba encargando en Madrid. Manchego se echo para atras. Despues de todo, iba a resultar que este caso era como todos. Asuntos feos de estupefacientes y ajustes de cuentas. --Senor Crasman --lo increpo--, ?esta su hijo involucrado en el trafico de drogas? --!No, por Dios! --respondio Bestman sin traducir siquiera--. El joven senor Craftsman, al igual que su padre, aqui presente, su difunto abuelo y todos sus antepasados por linea paterna hasta el siglo XVII, se dedica al negocio editorial. --Entiendo --dijo Manchego. --Es un joven respetable, educado en Exeter College, Oxford, con un expediente academico sobresaliente y una trayectoria profesional intachable. Nunca se ha visto envuelto en ningun asunto turbio de ninguna clase. El es la victima, no el sospechoso. El inspector Manchego le dio una larga calada a su cigarro. Habia dado un paso en falso, cierto, pero es que, segun les explico a los ingleses, era necesario explorar todas y cada una de las posibles causas de una desaparicion, hasta las mas inverosimiles. --Hay que ir descartando opciones --sentencio. --El senor Craftsman se inclina mas bien por la eventualidad de un secuestro --respondio el traductor. --?Por que? --quiso saber Manchego--. ?Han recibido ustedes alguna llamada exigiendo un rescate? ?Tienen alguna prueba de que el joven haya sido retenido en contra de su voluntad? --Lo cierto es que no. --Entonces, cinamonos a los hechos y no divaguemos, senores mios. Era importante mantener siempre una posicion de dominio sobre el ingles, se dijo Manchego. Abrio el programa informatico que contenia los formularios de denuncias, selecciono la pestana <> y escribio: <>, aunque luego lo cambio por <> a instancias del traductor: El denunciante, Marlow Craftsman, denuncia la desaparicion de su hijo, Atticus Craftsman, de treinta anos de edad, un metro ochenta y siete, de complexion mas bien robusta, rubio, ojos verdes, ligera cojera por una antigua lesion de remo... Se detuvo y fruncio el ceno. --?De remo? --Asi es. Una rotura de tendon. Manchego se imagino al joven remando en una trainera por el rio Tamesis. La espalda musculosa, los hombros vigorosos, los brazos fornidos, pero ?las piernas? Casi no se utilizaban las piernas en una trainera. Mentalmente apunto: <>. ... siendo la ultima direccion conocida del joven senor Craftsman el segundo derecha del numero 5 de la calle del Alamillo, Madrid, y habiendose puesto en contacto con su padre por ultima vez el dia 10 de agosto de 2012 a las ocho de la noche, hora de Londres. Se detuvo un momento. Vacilo. Despues tecleo la ultima frase: No hay indicios de que el caso tenga relacion con el trafico de drogas. --Muy bien, senores --dijo despues de tomar aire--. Tramitare la denuncia hoy mismo y la investigacion dara comienzo cuanto antes. Recibiran noticias mias muy pronto. Hizo ademan de levantarse a despedirlos, pero al ver que los dos hombres permanecian sentados regreso a su silla de inmediato. El senor Craftsman daba indicaciones al traductor. Muchas.

  • Sin Mirarte de Auraluna

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    Una regla basica: No mirar.

  • Me he despertado pensando en ti de Elisabet Masip

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    Martina, Daniela, Carlota y Nora son cuatro jovenes, amigas desde la infancia, que empiezan un nuevo y esperado momento en sus vidas: su etapa universitaria. Mientras Martina y Daniela dejaran el pueblo y se instalaran en la ciudad compartiendo piso con el hermano de Nora y con un companero inesperado y muy atractivo (con todo lo que implica empezar a compartir piso con gente joven... !risas y fiestas aseguradas!); Carlota y Nora han decidido mudarse a la capital, viviendo este nuevo periodo en una residencia de estudiantes (rodeadas de chicos guapos, jovenes y que duermen a escasos metros de ellas), en la que tendran que hacer frente a un oscuro suceso que no las dejara indiferentes y que las mantendra en vilo hasta conseguir hacer justicia, ya que encontrar todas las piezas del puzle para solucionar el caso no sera nada sencillo.

  • El caso Hartung de Soren Sveistrup

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  • Contra el separatismo de Fernando Savater

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    A modo de panfleto, este libro pretende ser un golpe directo a la sinrazon de los separatismos. Porque el
    separatismo no es una opinion politica o un ensueno romantico, como puede ser el nacionalismo, sino una agresion deliberada, calculada y coordinada contra las instituciones democraticamente vigentes y contra los ciudadanos que las sienten como suyas. No es un delirio mas o menos grave, sino un ataque en toda regla al nucleo mas importante de nuestra garantia de ciudadania, el Estado de Derecho. Con algo de paciencia y sentido del humor, se puede convivir mejor o peor con los nacionalistas; pero con los separatistas no hay mas arreglo posible que obligarles a renunciar a sus propositos.

  • Un amor tropical de Sweet Melibea

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    Megan y Ava son dos amigas que tienen practicamente todo en comun, sobretodo la ilusion cuando ganan un viaje al Caribe en un concurso de Radio California.
    No obstante, hay algo que las diferencia: el amor.
    Ava no quiere enamorarse y Megan ansia conocer a su principe azul.
    ?Que pasara cuando Byron, Erick y Osmar se crucen en las vidas de las dos californianas?
    Playas caribenas de aguas cristalinas, manjares exquisitos del lugar, risas, celos y, sobretodo, sentimientos, te esperan en esta bonita aventura.
    !Enamorate con Un amor tropical!

  • Barrotes de Ruben Gozalo

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    ?Donde crees que vas? Marcos observa el rostro afilado, los ojos saltones y los dientes ennegrecidos de Aitor, su jefe. La voz grave repiquetea en su cabeza como el redoble de un tambor. --A... a casa --dice titubeante. --De eso nada. --?Ah, no? --No. Aun no. --Pe... pero si ya he terminado mi turno. --Te quedas hasta las doce y media. !Hay mucha gente! --dice mientras senala a las personas que ocupan las mesas de alrededor. Tiene ganas de cerrar el puno y estamparselo en la cara, pero sonrie y se contiene. Sabe que las horas extras nunca apareceran en su nomina. Pero lo peor es que tampoco las cobrara. Aun no ha percibido el salario del mes pasado. El tio es un despota. Le paga cuando le sale de las narices, le trata peor que a un animal y ni siquiera le deja cinco minutos para fumar un cigarro. En cuanto le ve parado, le llama la atencion. Algunos dias le cronometra el tiempo que esta en el cuarto de bano. --Cla... claro. El asiente y trata de pensar que se halla en otro sitio y no en un maldito bar que da de comer y cenar a camioneros y currantes de un poligono industrial. Cobra una miseria, pero no se puede quejar. Es un exconvicto. Nadie en su sano juicio contrataria a un preso, por mucho que los politicos hablen de reinsercion y segundas oportunidades. --Ponme una hamburguesa gigante de beicon, queso, lechuga, tomate, cebolla y pepinillos. !Deprisa! !Ah! Y sin mostaza --dice con voz autoritaria. --!Desde luego, jefe! Con paso cansino entra en la cocina y se vuelve a embutir el delantal. En el aire flota un olor a fritanga. De la nevera saca dos trozos de carne picada y los coloca encima de la parrilla. Cuando las hamburguesas estan en su punto, las pone en el pan. Luego anade la lechuga, el tomate, los pepinillos, el beicon y la cebolla. <>, piensa. Por suerte, hoy esta algo acatarrado. Asi que absorbe los mocos y escupe un par de flemas en el pan. La saliva se envuelve con la masa. --Ni hara falta ketchup --dice en voz alta. Aplasta la hamburguesa, anade unas patatas de bolsa al plato y sale fuera. En el local hay mas de quince clientes. Se acerca hasta la mesa donde esta su jefe y esboza una sonrisa de conejo. --Que aproveche --farfulla con sorna. Antes de ponerse detras de la barra le observa de reojo mientras la prueba. Un gesto de satisfaccion se refleja en su semblante. --!Delicioso! --dice a la persona que esta con el. Aitor es un cabron, pero ?que jefe no lo es? Mientras atiende a dos clientes, piensa en lo miserable que es su existencia. En los ultimos meses su vida se ha limitado a ir de casa al trabajo y del trabajo a casa. No hay mas. Ahora comprende la razon de que muchos convictos no quieran salir del talego. En la carcel te lo dan todo. No tienes que preocuparte por fichar ni por la comida. Tampoco necesitas pagar el alquiler de la habitacion en la que vives o hacer numeros para llegar a final de mes. En los pabellones existe una rutina, unos horarios, un funcionamiento interno. Detras de las rejas eres alguien. Los otros reclusos te llaman por tu nombre y te respetan cuando coincides con ellos en el patio. Pero, una vez que te conceden la libertad condicional, lo duro se encuentra fuera. Al principio Marcos no lo entendia, pero tras unos cuantos dias en libertad comprendio la decision que habia tomado Luis, su antiguo companero de modulo. Nada mas salir por la puerta de la carcel de Topas, se subio en el primer autobus que se detuvo en la parada. Cuando llego a Salamanca dirigio sus pasos hacia una ferreteria. Alli compro un cuchillo bien afilado y, tras tomarse un cafe con leche, se persono en una caja de ahorros. Una vez dentro, se acerco con educacion hasta una de las mesas donde habia un asesor comercial y, con suma delicadeza, le coloco el cuchillo en la garganta. --!O me das toda la pasta o rajo a tu companero! --le grito a una de las cajeras. La mujer, asustada, hizo lo que le pidio. Despues, con el botin en los bolsillos, Luis salio de la entidad bancaria, se sento en el tercer escalon, extrajo un cigarrillo del bolsillo y se limito a esperar a que llegase la policia. Tan solo buscaba que un juez lo volviera a encerrar. Le cayeron quince anos. Cuando llevas la mayor parte de tu vida detras de unos barrotes, la vida en libertad se hace dura, muy dura. --?Que tal? La voz de Alfredo le saca de sus pensamientos. Es un cliente habitual. El hombre tiene unos cuarenta y tantos, voz de pito y una galopante alopecia ha deforestado gran parte de su cuero cabelludo. Posee un rostro vulgar: los ojos, marrones y achinados; la nariz, pequena; y es proclive a que le salgan ampollas en los labios. A pesar de que hace poco deporte, esta mas delgado que un alfiler. Viste como si se hubiera quedado estancado en otra epoca. Lleva chaquetas de pana con coderas, camisas de rayas con pajarita y pantalones acampanados. El tio trabaja como redactor creativo en una agencia de publicidad. Es culto. Se licencio en Filologia inglesa y tiene un posgrado en marketing digital. Sabe varios idiomas y le gusta hablar sobre literatura. Algunos dias le presta algun libro para que lo lea. Hace meses Alfredo se jactaba de ser una persona progresista, pero dejo de serlo cuando hizo las maletas y se mudo a otro barrio. --De mal en peor. En fin... ?Que te apetece tomar? --Ponme un corto de cerveza y un pinchito de tortilla. --No te lo recomiendo. La tortilla sabe a culo. Y el habia escupido tres veces, pero omitio esa parte. --!Joder! Entonces... --dice mirando los platos que quedan en el mostrador-- Mejor unas jetas. --Buena eleccion. Del bolsillo de la americana saca un ejemplar. En la portada se distingue el dibujo de una mujer asiatica embutida en un quimono. --Te he traido algo --dice mientras deja el libro encima de la barra. Marcos se limpia las manos en el delantal, esboza una sonrisa y lo coge. Al menos hay alguien fuera que le aprecia. --Rashomon y otras historias.

  • Kat la retorcida (Apocalipsis 1) de Magenta Perales

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    Erik Rowe era el Rey.
    Lider indiscutible de su ciudad.
    El Alfa en una corte de Betas.
    En una ciudad de Omegas esclavos.

  • 101 razones para odiarla de Emma Mars

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    Claudia Martell y Olivia Simon nacieron el mismo dia, en el mismo hospital, separadas unicamente por el espacio que hay entre la alcoba 311 y la 312 del Hospital Gregorio Maranon de Madrid. Son tantas las cosas que las unen y sus familias tan cercanas, que deberian ser amigas. Pero esa es solo la teoria. En la practica, el carino que se profesan sus madres es inversamente proporcional al odio que se profesan las hijas.

  • Quiero romance de Carmina D

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    Estaba decidida a vengarme.
    El dolor que sentia en mi corazon era profundo y me llevo a ser precipitada a la hora de llevar a cabo mi objetivo.
    Pero mi pase al desquite resulto ser mi perdicion. Su cuerpo alto, musculoso, de rostro perfecto y ojos llenos de confianza y sensualidad, harian giran mi mundo inesperadamente.
    Aun que el hombre de negocio, que ahora era mi nuevo jefe, estaba en sus cuarenta anos, su vitalidad, elegancia y postura, lo hacian verse mucho mejor que uno de veinte.
    Lo que no esperaba de todo este enredo era enamorarme. Y fue exactamente lo que ocurrio. Me enamore perdidamente de John.

  • Vuelve, quedate aqui de Sara A. Fernandez

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    “--Eres consciente de que, a partir de ahora, te va a querer y te va a odiar gente que ni sabes que existe, ?verdad? Tu vida se vuelve publica --asenti con la cabeza--. Entonces, si tu eres feliz, yo soy feliz."
    Giselle Rodriguez, 16 anos. Feliz, extrovertida, arriesgada, aventurera, atrevida y con muchas ganas de vivir. Le va bien en los estudios y tiene muchas metas por cumplir.
    Zayn Morrinson, 19 anos. Moreno, ojos marrones, sincero, luchador, protector, y con muchas ganas de comerse el mundo encima del escenario.
    Dos personas de mundos diferentes, que no esperaban encontrarse...
    ?Que pasaria si, de pronto, Giselle se ve envuelta en un triangulo amoroso que podria cambiar su vida para siempre? ?Hasta donde seria capaz de llegar por amor?
    Un grupo de adolescentes que viviran una experiencia muy dificil de olvidar. Una historia basada en el amor, la distancia, las traiciones, la amistad, aventuras, decepciones, ilusiones, secretos...

  • La senora Harris en Nueva York de Paul Gallico

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    La senora Ada Harris y la senora Violet Butterfield, que vivian respectivamente en los numeros 5 y 9 de Willis Gardens Street, en el barrio londinense de Battersea, se estaban tomando la taza de te de todas las noches en el pisito de la primera de ellas, una casa pulcra y adornada con flores, en el semisotano del numero 5. La senora Harris era senora de la limpieza, de ese tipo robusto y tipico de Londres que se pasa el dia yendo de un lado a otro dispuesta a adecentar la ciudad mas grande del mundo; su amiga de toda la vida y companera del alma, la senora Butterfield, era cocinera por horas y tambien limpiaba. Las dos atendian a una elegante clientela de Belgravia, donde corrian diversas aventuras a lo largo de la jornada, enterandose tambien de algun que otro chisme interesante de los excentricos personajes para los que trabajaban. Por las noches se juntaban para tomar una ultima taza de te y contarse esos chismes. La senora Harris rondaba los sesenta anos, era baja y enjuta, tenia unas mejillas que parecian manzanas glaseadas y unos ojillos traviesos. Aunque tenia un lado muy eficiente y pragmatico, tendia a idealizar las cosas, al optimismo y a ver la vida muy simplificadamente, en blanco o negro. La senora Butterfield, tambien de unos sesenta anos, era una mujer rechoncha, sinuosa y temerosa, de un pesimismo absoluto, que imaginaba que todo el mundo, ella incluida, vivia siempre al borde del desastre. Estas dos buenas senoras eran viudas desde hacia muchos anos. La senora Butterfield tenia dos hijos casados, y ninguno de ellos la ayudaba a mantenerse, cosa que no le extranaba; le habria sorprendido que lo hubieran hecho. La senora Harris era madre de una hija casada que vivia en Nottingham, a la que escribia todos los jueves por la noche. Las dos llevaban una vida provechosa, ocupada e interesante, se brindaban apoyo fisico y espiritual, y se consolaban en su soledad. Habia sido la senora Butterfield quien, al ocuparse temporalmente de los clientes de la senora Harris, habia hecho posible que esta cogiera un avion a Paris con el emocionante y romantico objetivo de comprarse un vestido de Dior, un trofeo que ahora colgaba de su armario y que le recordaba a diario lo maravillosa y trepidante que puede ser la vida para alguien con un poco de energia, tenacidad e imaginacion. Comodas y a gusto en el pulcro piso de la senora Harris, bajo el resplandor de la pantalla de la lampara, con la caliente y fragante tetera debajo de la funda amarilla y florida que la senora Butterfield le habia tejido por Navidad, las dos mujeres se contaban los acontecimientos del dia. La radio estaba encendida y de ella salia una serie de ruidos horribles atribuibles a la grabacion hecha por un tal Kentucky Claiborne, cantante estadounidense de musica hillbilly. [?]Y le dije a la condesa: <> -contaba la senora Harris[?]. Que tacana es esa mema. <>, me contesto, <>. !Que nos sirva un ano mas! Cada vez que toco el condenado trasto, me suelta una descarga que me baja hasta los pies. Le he dado un ultimatum. <> [?]declaro. Echar las llaves de un piso por la ranura de un buzon era la forma clasica en que una senora de la limpieza anunciaba su dimision. La senora Butterfield le dio un sorbo al te. [?]No lo comprara -aseguro en tono sombrio[?]. Conozco a las personas como ella. Todo el dinero se lo gastan en si mismas, lo demas les da igual. Desde el altavoz de la pequena radio de mesa, Kentucky Claiborne cantaba entre gemidos: Adios con un beso, mi mustang querido, adios con un beso a lo que hemos sido. Los malos me han pegado un tiro, me temo que he sido abatido. Adios con un beso, mi mustang querido. [?]!Buf! -exclamo la senora Harris[?]. Ya no aguanto mas esos quejidos. Tesoro, quita eso, por favor. Obedientemente, la senora Butterfield se inclino y apago la radio mientras comentaba: [?]Hay que ver la pena que da que al hombre le peguen un tiro y luego quiera darle un beso a su caballo. Ahora nunca sabremos si llega a hacerlo. Sin embargo, si llegaron a enterarse, ya que por lo visto los vecinos eran grandes seguidores del cantante de baladas norteamericano, y todo el folletin de tragedias y amores del Lejano Oeste se filtro por las paredes. Otro ruido distinto llego a la cocina en la que estaban las dos mujeres: un leve golpe seco y despues un aullido de dolor, tras los cuales el volumen de la radio subio enseguida para que el punteo de la guitarra y los grunidos nasales de Kentucky Claiborne tapasen los sollozos. Las dos senoras se irguieron inmediatamente, con un gesto triste y muy preocupado. [?]Que gentuza -susurro la senora Harris[?], estan volviendo a zurrar al pobre Henry. [?]Ay, pobre criatura -dijo la senora Butterfield, y anadio[?]: Ya no le oigo. [?]Por eso han subido la radio. Ada se acerco a un punto de la pared en el que era evidente que antes habia una compuerta y en el que el tabique era mas fino, y lo golpeo fuertemente con los punos. Casi en el mismo momento le contestaron con los mismos golpes. Acerco la boca al tabique y grito: [?]Oigan, dejen de pegar al nino. ?Quieren que llame a la policia? La respuesta del otro lado de la pared fue clara y concisa: [?]Vayase a freir esparragos -le espeto una voz masculina[?]. ?Quien esta pegando a nadie? Las dos mujeres esperaron cerca del tabique, angustiosamente atentas, pero no oyeron nuevos sintomas de sufrimiento, y al poco tambien perdio intensidad el ruido de la radio. [?]!Que gentuza! -repitio la senora Harris[?]. El caso es que no le pegan lo bastante fuerte para dejar marcas, porque si no podriamos llamar a la Sociedad Nacional para la Prevencion de la Crueldad contra los Ninos. Manana les dire muy claro lo que pienso. La senora Butterfield aseguro, abatida: [?]No servira de nada, despues se desquitaran con el y ya esta. Ayer le di un trozo de bizcocho que me habia sobrado de la merienda. Madre mia, como se abalanzaron sobre el esos mocosos de los Gusset, se lo quitaron antes de que pudiera llevarselo a la boca. De pronto aparecieron dos lagrimas de frustracion y rabia en los ojos azules de la senora Harris, que solto una retahila de palabras muy malsonantes e irreproducibles para describir a los vecinos, la familia Gusset. La senora Butterfield le dio unos golpecitos en la espalda a su amiga y dijo: [?]Vamos, vamos, querida, no te alteres. Es una pena, pero ?que podemos hacer? [?]!Algo! -respondio la senora Harris con ahinco. Luego repitio[?]: Algo. Es que no lo aguanto. Es un chiquillo adorable. -Le aparecio un brillo en la mirada[?]. Seguro que si yo fuera a Estados Unidos podria encontrar a su padre sin demasiadas complicaciones. En algun sitio tiene que estar, ?no? Sufriendo mucho por su pequeno, sin duda. El rostro regordete de la senora Butterfield adopto un gesto de espanto, la papada se le empezo a agitar y sus labios, a temblar. [?]Ada -dijo con voz tremula[?], no estaras pensando en viajar a Estados Unidos, ?verdad? Recordaba muy bien que, en una ocasion anterior, a la senora Harris se le habia metido entre ceja y ceja que lo que mas deseaba en el mundo era un vestido de Dior, y que despues se habia tirado dos anos apretandose el cinturon y ahorrando; luego habia cogido un avion a Paris y habia vuelto triunfante con el vestido. A la senora Butterfield le causo gran alivio ver que lo que su amiga era capaz de hacer tenia un limite, ya que esta anadio, apenada: [?]Pero ?como iba a hacerlo? Aunque esto me parte el corazon. No aguanto ver como maltratan a un nino. Esta tan flaco que no puede ni tenerse en pie. Todo Willis Gardens conocia la historia del pequeno Henry Brown y los Gusset, una tragedia de la epoca posterior a la guerra que, desgraciadamente, se repetia demasiadas veces. En 1950, George Brown, un joven piloto norteamericano destinado en alguna base aerea, se habia casado con una joven camarera del pueblo mas cercano, una tal Pansy Cott, con la que habia tenido un hijo llamado Henry. Cuando, al acabar su periodo de servicio, a George Brown lo volvieron a enviar a Estados Unidos, la mujer se nego a acompanarlo, se quedo en Inglaterra con el nino y exigio una manutencion. Brown regreso a su pais y fue mandando el equivalente a dos libras semanales para el cuidado del pequeno. Tambien se divorcio de su mujer. Pansy y Henry se trasladaron a Londres, donde ella encontro trabajo y tambien conocio a otro hombre, que mostro interes por el matrimonio. Sin embargo, no queria tener nada que ver con el nino, y el precio que puso para convertir a Pansy en una mujer decente fue que se desembarazara de el. Ella no tardo en dejar al pequeno Henry, que por aquel entonces tenia tres anos, en casa de una familia apellidada Gusset, que vivia en Willis Gardens y que ya tenia seis hijos; se caso con su novio y se mudo a otra localidad. A lo largo de tres anos, la libra semanal que Pansy habia acordado pagar a los Gusset para que se ocuparan del pequeno Henry (con lo que claramente se sacaba una libra de beneficio) no dejo de llegar, y el nino, aunque tampoco es que se atiborrase de comida gracias a semejante opulencia, no vivia en condiciones mucho peores que los hermanos Gusset. Pero un dia la libra no llego, y a partir de entonces no volvio a hacerlo. Pansy y su nuevo marido se habian esfumado y no hubo modo de dar con ellos. Los Gusset tenian una direccion del padre, George Brown, en Alabama. Una carta que mandaron a estas senas, en la que pedian dinero, les fue devuelta con una inscripcion sellada que decia <>. La familia se percato de que no podia deshacerse del nino, y a partir de entonces las cosas se pusieron feas para Henry. Desde ese momento, en el barrio quedo claro que los Gusset, que ya tenian fama de ser una familia parecida a los Juke, 1 estaban tomando represalias contra el nino. Henry se convirtio en gran motivo de preocupacion para las dos viudas que vivian a izquierda y derecha de los Gusset, pero sobre todo para la senora Harris, a quien conmovia el infeliz chiquillo, legalmente huerfano, cuya desgracia se le aparecia en suenos por las noches y tambien en sus ensonaciones diurnas. Si los Gusset lo hubieran tratado con mayor brutalidad, la senora Harris podria haber tomado alguna medida inmediata y drastica en cooperacion con la policia. Pero los vecinos eran demasiado listos para hacer algo asi. Nadie sabia a ciencia cierta a que se dedicaba el padre para mantener a la familia, pero su actividad se desarrollaba en el Soho, a veces de noche, y en general se opinaba que estaba relacionada con algo turbio. Fuera cual fuera esa actividad, se sabia que a los Gusset les inquietaba en especial llamar la atencion de la policia, y por lo tanto, en lo que respectaba al pequeno Henry, cumplian la ley al pie de la letra. Estaban muy al tanto de que, cuando habia un nino de por medio, la policia solo podia actuar en casos de crueldad extrema y visible. Nadie podia decir con exactitud hasta que punto el chico pasaba hambre o se le infligian lesiones. Pero la senora Harris sabia que habian convertido su vida en un infierno continuo de raciones escasas, bofetones, golpes, pellizcos e insultos, con los que los Gusset se vengaban de el por la desaparicion del dinero. Henry era el criado y la victima de esta desastrada familia, y cualquiera de los seis hijos, cuatro chicos y dos chicas entre los tres y los doce anos, podia darle patadas, pellizcarlo y ofenderlo con impunidad. Aunque lo peor de todo era que el nino se estaba criando sin amor ni carino de ninguna clase. Al contrario: lo odiaban, y esto era lo que mas dolia tanto a la senora Harris como a la senora Butterfield. La senora Harris tambien habia recibido bastantes golpes; en su mundo eran algo que se esperaba y se aceptaba, pero ella era de naturaleza calida y acogedora y habia conseguido criar a una hija; lo que veia del nino de al lado y del trato que recibia empezo a causarle un dolor y una inquietud continuos, a convertirse en algo que siempre le rondaba la cabeza, de lo que nunca se olvidaba del todo. Muchas veces, cuando, en consecuencia con su caracter, estaba contenta, animada, sin preocupaciones y entregada por completo al trabajo, a sus clientes y a sus amigos, se acordaba de pronto y con gravedad de la desgracia del pequeno Henry. Entonces se sumia en una de sus ensonaciones, de esas que en torno a un ano antes la habian llevado a emprender la gran aventura de su vida en Paris. La nueva ensonacion tenia el tono de las historias romanticas a las que era muy aficionada, y que leia en las revistas que muchas de sus clientas le pasaban cuando ya las habian terminado. La opinion de la senora Harris, trasladada a sus ensonaciones, era que Pansy Cott, o fuera cual fuera ahora su nuevo apellido, era la mala de la historia; Brown, el piloto desaparecido, el heroe; y el pequeno Henry, la victima. Entre otras cosas, estaba convencida de que el padre seguia manteniendo al nino, y de que Pansy se quedaba con el dinero. Todo era culpa de Pansy: ella se habia negado a acompanar a su marido a Estados Unidos, que era lo que le dictaban sus obligaciones de mujer casada; ella habia apartado a Brown del nino; ella, para contentar a un novio, habia colocado al chiquillo en casa de esa monstruosa familia; y, por ultimo, ella se habia esfumado con el botin y habia abandonado al pequeno a su espantosa suerte. George Brown, por otro lado, era uno de esos hombres nobles por naturaleza; seguramente, en los anos transcurridos se habia hecho rico, que era lo tipico en Estados Unidos. A lo mejor se habia vuelto a casar, a lo mejor no, pero se hallara donde se hallara estaria anorando a su Henry perdido. Esta valoracion de George Brown se basaba en lo que la senora Harris habia visto de los soldados estadounidenses destinados en Inglaterra, que siempre le habian parecido simpaticos, de buen corazon, generosos y especialmente carinosos y atentos con los ninos. Recordaba que, durante la guerra, nunca habian dejado de compartir su racion de dulces con los chiquillos que vivian en las inmediaciones de sus bases. Tendian a ser ruidosos, gritones, fanfarrones y derrochadores, pero, cuando se les acababa conociendo, en el fondo eran mas buenos que el pan. Evidentemente, tambien eran las personas mas ricas del mundo; la senora Harris erigio una especie de palacio de fantasia en el que en esos momentos debia de estar viviendo George Brown, y donde el pequeno Henry tambien podria estar disfrutando de lo que le correspondia por derecho de nacimiento, si su padre estuviera al tanto de sus desventuras. No le cabia la menor duda de que, si de un modo u otro pudiera encontrar al senor Brown y ponerle al corriente de la situacion, este haria acto de presencia, tras haber viajado en un avion a reaccion mas veloz que el sonido, para recuperar a su hijo y alejarlo de la tirania y la esclavitud a que lo tenian sometido los espantosos Gusset. Solo hacia falta que un hada madrina tirara levemente de los hilos del Destino y pusiera el mecanismo en marcha. Tanto le afectaban los padecimientos del pequeno Henry que no tardo en considerar que ella era esa hada madrina. En esa ensonacion, de un modo u otro, se trasladaba a los formidables Estados Unidos de America, donde, gracias a una mezcla de astucia y suerte, encontraba casi enseguida al desaparecido George Brown. Mientras la senora Harris le contaba la historia del nino, el padre empezaba a llorar, y, cuando ella terminaba, el ya estaba sollozando sin freno. <> Era una ensonacion muy feliz. Sin embargo, como se ha dicho antes, la senora Harris no era unicamente dada a construir castillos en el aire. Era realista, pragmatica, y sabia perfectamente cual era la situacion del pequeno Henry y de los Gusset; tambien, que nadie habia podido localizar al padre, a lo que se sumaba el hecho de que tampoco nadie lo habia intentado de veras. Por debajo de esos suenos estaba la certeza creciente de que, si se le presentaba la ocasion, trataria de encontrarlo; una certeza a la que no restaba la menor intensidad la circunstancia de que solo supiera de el que se llamaba George Brown y habia sido miembro de las Fuerzas Aereas de Estados Unidos. II En el fondo de su corazon, la senora Harris sabia muy bien que, para ella, un viaje a Estados Unidos era tan improbable como uno a la luna. Era verdad que habia llegado a cruzar el canal de la Mancha, y que gracias a los aviones el oceano Atlantico solo era una masa de agua que se podia sobrevolar a toda velocidad, pero las consideraciones practicas de los gastos, la manutencion, etcetera, hacian que un viaje asi le resultara inalcanzable. Habia conseguido ir a Paris y materializar su sueno despues de dos anos de ahorros y economias, pero ese esfuerzo habia sido de los que se hacen una vez en la vida. Ahora era mayor y consciente de que ya no se veia capaz de intentar reunir la cantidad necesaria de libras para financiar semejante expedicion. Tambien era verdad que l'af aire Dior se habia iniciado porque habia ganado cien libras en una quiniela de futbol, sin las cuales quiza no habria llegado a emprender la tarea de ahorrar otras trescientas cincuenta. Seguia jugando a las quinielas, pero sin la honda conviccion gracias a la cual a veces la fortuna sonrie. Y sabia perfectamente que ese tipo de rayo nunca caia dos veces en el mismo sitio. Sin embargo, en el mismo momento en que al pequeno Henry, silenciado por los espantosos aullidos de Kentucky Claiborne, lo estaban zurrando en la cocina del numero 7 de Willis Gardens, y mientras lo mandaban a la cama mal alimentado una noche mas, el Destino ya estaba preparando el terreno para un cambio asombroso que iba a producirse no solo en la vida del nino, sino tambien en la de Ada Harris y la senora Butterfield. No se obro ningun milagro, ni hubo nada sobrenatural; solo paso que dos grupos de hombres se reunieron frente a frente en una mesa de direccion de la sala de juntas y reuniones de un gigantesco estudio de Hollywood, de cine y television, a nueve mil quinientos kilometros de distancia, mientras se lanzaban miradas asesinas con toda la mala fe que pueden llegar a albergar unos hombres codiciosos, enzarzados en una lucha por el poder. Despues de siete horas, ciento tres cafes y cuarenta y dos Havana Perfectos, la maldad de las miradas no se habia atenuado, pero la batalla habia terminado. Se envio un cablegrama que tuvo consecuencias directas e indirectas en la vida de un extrano conjunto de personas, algunas de las cuales ni habian oido hablar de la North American Pictures and Television Company Inc. Entre los clientes a cuya casa la senora Harris <> no solo con regularidad sino tambien con entusiasmo, pues tenia sus preferencias, estaban el senor Joel Schreiber y su mujer, que vivian en un piso de seis habitaciones en la ultima planta de una de las casas reformadas de Eaton Square. Joel y Henrietta Schreiber eran una pareja de estadounidenses, de mediana edad y sin hijos, que llevaban tres anos instalados en Londres, donde el senor Schreiber trabajaba de representante y director de distribucion en Europa de la North American Pictures and Television Company. Habia sido gracias a la bondad de Henrietta Schreiber como la senora Harris habia podido cambiar sus libras, que tanto le habia costado ganar, por los necesarios y exportables dolares que le habian permitido pagar el vestido de Dior en Paris. Ni una ni otra habian tenido la menor idea de que al hacerlo estaban violando la ley. Tal como lo veia la senora Schreiber, ?acaso no iban a seguir las libras estando con ella en Inglaterra, sin salir del pais, que era lo que querian los britanicos? Tambien es cierto que la senora Schreiber era una de esas personas aturulladas que nunca llegan a entender del todo como funcionan las cosas, o como deben funcionar. Con la ayuda diaria y los consejos de la senora Harris, la mujer habia llegado a acostumbrarse a llevar una casa en Londres, a ir de compras por Elizabeth Street y a cocinar ella sola, mientras, gracias a la energica aparicion de Ada dos horas al dia, su piso estaba impoluto. Era muy probable que, si surgian contratiempos o un cambio repentino, a la senora Schreiber le diera un ataque. Al ser una persona que, antes de instalarse en Inglaterra, se habia visto obligada a aguantar al tipo de servicio domestico disponible en Hollywood y Nueva York, Henrietta era una ferviente admiradora de la rapidez, eficiencia y facilidad para que el polvo desapareciera de la senora Harris, y, sobre todo, de su capacidad de lidiar con casi cualquier situacion que se presentase. Joel Schreiber, como el soldado raso de Napoleon que portaba una vara de mariscal en el macuto, llevaba en el maletin un sello de presidente de una gran empresa imaginaria. Era un tenaz hombre de negocios que habia ido ascendiendo en la North American Pictures, que habia pasado de recadero a su puesto actual, pero siempre en el ambito ejecutivo; tambien tenia aspiraciones vinculadas a las artes y las letras, y sonaba con lo que haria si fuera presidente de la North American, una posibilidad tan remota que ni siquiera llegaba a comentarla con su Henrietta. El puesto que ocupaba el senor Schreiber no llevaba a la presidencia, ni a la creacion de estrategias, ni a reuniones con las grandes y medianas estrellas del sector del cine y la television. No obstante, cuando termino la reunion en Hollywood mencionada anteriormente y se mando el cablegrama, este tuvo como destinatario nada mas y nada menos que a Joel Schreiber, con las instrucciones de que trasladara tanto su despacho como su domicilio a Nueva York para ejercer durante cinco anos de presidente de la North American Pictures and Television Company Inc. Dos facciones de poder que luchaban por el control de la empresa, ninguna de las cuales era lo bastante fuerte para imponerse a la otra, proximas al agotamiento, habian accedido al fin a nombrar a Schreiber, un candidato inesperado y ajeno a ambas; por consenso, acabaron convirtiendolo en presidente de la North American. Despues del cablegrama que Schreiber recibio en su despacho esa tarde, se produjeron conferencias telefonicas, milagrosas conversaciones en <> celebradas con oceanos y continentes de por medio, en las que cinco personas (una en Londres, dos en California, dos en Nueva York) hablaron por telefonos distintos y lo hicieron como si todas estuvieran en la misma sala, y cuando el senor Schreiber, un hombrecillo fornido de mirada inteligente, llego a casa a ultima hora de esa tarde, estaba que no cabia en si por la ilusion y las noticias. No pudo contenerse, lo solto todo de golpe en cuanto cruzo la puerta. [?]Henrietta, !lo he CONSEGUIDO! Tengo que contarte una novedad, una importante. Soy presidente de la North American Pictures, !soy el responsable de todo! Van a ponerme una oficina en Nueva York. Tenemos que irnos dentro de dos semanas. Vamos a vivir en un piso enorme de Park Avenue, la empresa ya me ha buscado uno; es un atico, un duplex. Henrietta, ahora soy el mandamas. ?Que te parece? Formaban una pareja carinosa y afectuosa, asi que en primer lugar se abrazaron; a continuacion, el senor Schreiber dio unos pasos de baile con Henrietta, hasta que ella empezo a jadear mientras su corpulento y acogedor cuerpo se agitaba. [?]Te lo mereces, Joel -le dijo[?]. Lo tendrian que haber decidido hace mucho tiempo. Entonces, para tranquilizarse y ordenar las ideas, se acerco a la ventana y contemplo la sosegada y arbolada sombra de Eaton Square, con la calzada que la atravesaba por la mitad, y con una punzada penso en cuanto se habia acostumbrado a esa vida apacible, cuanto le habia gustado, y cuanto habia temido que la volvieran a llevar al barullo y el ritmo frenetico de Nueva York. Schreiber se paseaba entusiasmado por la casa, incapaz de sentarse, mientras docenas de pensamientos, grandes emociones e ideas nuevas, relacionados con su nueva posicion superior, le venian a la cabeza; de pronto se detuvo y solto: [?]Henrietta, si hubieramos tenido un hijo, ?no habria estado orgulloso de su padre ahora mismo? La frase se le clavo a la mujer en el corazon, donde se quedo temblando como un dardo lanzado a una diana. Sabia que aquello no pretendia ser un reproche, porque su marido no era un hombre de esos; eran palabras que solo surgian de las ganas que el habia sentido tanto tiempo de ser padre, ademas de marido. Y, ahora que de un dia para otro se habia convertido en alguien importante, ella entendia que ese deseo hubiera cobrado mayor intensidad. Cuando se aparto de la ventana, tenia lagrimas al borde de los ojos y solo pudo decir: [?]Ay, Joel, pero que orgullosa estoy de ti. El vio enseguida que la habia herido; se acerco a ella, le paso un brazo por los hombros y le dijo: [?]Oye, Henrietta, no me malinterpretes. No te eches a llorar. Somos una pareja muy afortunada. Ahora somos importantes. Piensa en lo bien que lo vamos a pasar en Nueva York, en las cenas que vas a organizar para un monton de gente famosa. Como suele decirse, seras la anfitriona perfecta, ya lo veras.

  • Voz de acero de Vega Fountain

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    !Adios, mama! --Adios, carino que pases un buen fin de semana. No hagas enfadar a los abuelos --sugirio a Alberto por ser el mayor, y por todo lo que eso conllevaba. --Ya lo se, no me lo vuelvas a repetir --le contesto el chiquillo. --Adios, mami --dijo Alba. --Adios, cielo, pasalo bien --repuso, dandole un beso a su hija menor mientras le colocaba la camiseta. --Y tu tambien, mami --le deseo Alba. Claro que lo haria o por lo menos lo intentaria. Esa misma noche saldria de caza. Habia sido una semana muy dura, necesitaba quitarse todo el estres de encima y la mejor forma que conocia era mediante el sexo. Eran muchas las veces que habia pensado en hacerlo de forma <>, ir a un bar convencional, pero no le apetecia nada entablar conversacion con alguien para luego llegar al mismo punto. Asi que, como venia siendo habitual, decidio ir donde siempre, al club de intercambio de parejas donde tantas veces habia estado con su marido. Cuando el fallecio penso en dejar de pagar la cuota y desvincularse del lugar en el que tanto habia disfrutado con la persona que amaba, pero despues de un tiempo decidio que, ?por que? Nunca seria lo mismo, eso estaba claro, pero alli podia desinhibirse de todo, olvidarse durante algunas horas de todo lo que la rodeaba y simplemente evadirse y disfrutar. No se habia sentido culpable por disfrutar, era una cosa que tenia bien clara, ahora y antes, con su marido, pero mucho mas ahora que el no estaba. No porque no disfrutara antes, ahora simplemente era distinto, no tenia esa complicidad y confianza que habia tenido con el con nadie mas. A veces, algunas situaciones le recordaban a momentos vividos con Alberto, pero los borraba lo mas rapido posible de su mente y vivia el momento. El lo hubiera querido asi. Durante una temporada tambien penso en hacer lo que hace todo el mundo, ir a un bar, buscar a alguien, entablar conversacion y si la cosa cuadraba y se daba bien pues, darse un revolcon con algun hombre. Esta ultima opcion la habia desechado hacia tiempo, aunque a veces se lo volvia a plantear. Lo que no queria era implicaciones, ni supuestas confianzas, por eso la mejor opcion era ir al <<(S)experience>>. Era una mujer adulta, desinhibida, sin tiempo que perder en dar explicaciones ni que se las dieran. Eso no entraba en sus planes, el amor se habia acabado, ya lo habia tenido una vez, no necesitaba mas, le duro poco, si, pero cada momento vivido con Alberto habia sido emocionante y muy apasionado. Hacia dos anos que el se habia ido, un terrible accidente se lo arrebato. Durante mucho tiempo estuvo enfadada con el, por abandonarla con los ninos, no podia explicarse por que un hombre tan joven, tan lleno de vida podia morir dejando una familia y un monton de proyectos personales y profesionales sin terminar, pero ya no. Ya lo habia perdonado. Aunque no llegaba a entenderlo del todo, se habia dado cuenta de que el era el que mas habia perdido y que, en realidad, ninguno de los implicados tenia culpa de nada. Asi lo habia decidido, vivir la vida que le habia tocado de la mejor manera posible. Sus hijos eran lo mejor de su vida. Por ellos daria lo que fuera, todo giraba en torno a esos dos pequenos a los que adoraba. Alberto era el mayor, tenia casi siete anos, era un nino muy risueno y algo timido cuando no tenia confianza, fisicamente se parecia mucho a ella, era moreno con el pelo algo rizado y los ojos marrones, en cambio Alba era igual fisicamente a su padre, era mas rubia, con rizos mas marcados que se ensortijaban unos con otros, tenia carita de muneca, a sus cinco anos era muy extrovertida y alegre. Dedicaba todo su tiempo libre a ellos, se volcaba en su educacion y tambien en su tiempo de ocio, hacia cosas con sus hijos, manualidades, juegos, iba a la piscina, leian cuentos juntos, los ayudaba en sus deberes, todas las cosas que hacen los padres con sus hijos, con la unica diferencia de que estaba ella sola, no tenia el apoyo y la ayuda de un papa que la aliviara un poco de su carga, pero no le importaba, era feliz asi. Contaba con una familia politica que la queria y la apoyaba en lo que ella necesitara, eran su unica familia. Adoraba su trabajo aunque casi siempre era demasiado absorbente, por ello cada quince dias se dedicaba un tiempo a ella y esa era una de esas noches; iba a salir de caza, sus hijos se iban a pasar el fin de semana con los abuelos paternos y hasta el domingo por la tarde no volveria a verlos. Asi se decidio cuando murio Alberto y asi seguia siendo. Les servia a todos de valvula de escape, a ella la primera, asi podia disfrutar de sus escapadas. Nunca habia surgido el llevar a un hombre a casa, cosa que no queria por nada del mundo, y en el caso de que ocurriera no estarian los pequenos alli, no tenia fuerzas para dar explicaciones sobre todo a sus hijos. Alberto y Alba disfrutaban de lo lindo con sus abuelos y primos, y los abuelos encantados de la vida por poder disfrutar de alguna manera de un trocito de su hijo. Se habia vestido de forma provocativa, pero no ordinaria. Llevaba un vestido negro recto y sencillo de tirante ancho y escote cuadrado que insinuaba sus pechos, su ropa interior era tambien negra y lo acompanaba todo de unos zapatos negros de tacon, adoraba esos zapatos. Era alta aunque no delgada, tenia formas y su pecho era prominente, su cabello moreno y rizado a media altura la daba a veces un aspecto de devoradora de hombres, pero nada mas lejos de la realidad. Su forma de caminar, segura de si misma la hacia sentirse orgullosa con su cuerpo. No llevaba nada de maquillaje, pero eso era por simple practicidad, en las sesiones de sexo el maquillaje solia estropearse y despues o se volvia a retocar o tenia que desmaquillarse, todo eso unido a que a diario tenia que ir muy arreglada a trabajar hacia que desestimara la idea de hacerlo en sus salidas nocturnas, solamente se echaba perfume. Llego al (S)experience, un local de intercambio de parejas, situado a las afueras de la ciudad, estaba localizado en una finca aislada y escondida de miradas indiscretas. Era una gran casa que fue en su dia un chalet de lujo de una familia acomodada, que despues se adecuo a las necesidades de los socios. Se llevo a cabo una reforma muy grande para poder dotar al lugar de todo lo necesario para disfrutar del sexo, el morbo y la lujuria. En la parte baja habia una zona comun muy amplia donde se podia charlar y tomar una copa en un ambiente distendido, contaba con sillones y butacones amplios repartidos por toda la estancia ademas de varias barras donde los camareros servian cualquier bebida que se solicitara con profesionalidad y discrecion. La decoracion era muy provocativa, sobre todo porque habia imagenes religiosas y esculturas que representan angelotes y alguna virgen, el contraste entre esas imagenes y lo que alli se vivia era cuanto menos chocante. Los tonos de las paredes eran ocres, vainilla y beige y algun detalle en dorado, sobre todo en las lamparas de arana que combinaban el dorado con el cristal. En la parte superior a la que se accedia por unas escaleras de marmol color rosa y una barandilla de madera policromada en tonos dorados, se hallaban las habitaciones, todas con amplios banos y una cama redonda, ademas de alguna butaca. La zona de jacuzzi tenia dos baneras separadas por un pequeno murete. A parte de las habitaciones normales, habia habitaciones tematicas, como la de los espejos, la negra y otras con todo lo necesario para quien quisiera practicar sexo mas fuerte, sado o cosas asi. Contaban, por tanto, con una habitacion con un potro, distintos tipos de cuerdas y correas, ademas de fustas y latigos. Todos los socios sabian lo que alli habia, nadie se escandalizaba, era un club como otro cualquiera en el que sus socios pagaban una cuota anual elevada que les permitia disfrutar de su sexualidad de manera libre. Anos atras Patricia y Alberto habian sido invitados por un amigo a visitar las instalaciones y desde entonces habian decidido hacerse socios. Lo que alli habian vivido fue toda una experiencia como su propio nombre indicaba. La cuota era muy alta y los socios se elegian con mimo, nada de antecedentes y con una situacion economica holgada. Ademas tenian la opcion de invitar a amigos cuando lo creyeran oportuno, de este modo se garantizaba que hubiera caras nuevas casi constantemente. La regla primordial habia sido y era la discrecion, si esta no se respetaba automaticamente se expulsaba al socio. El anonimato era primordial. Charly, el relaciones publicas del local, era un tipo maduro y educado, iba vestido impecablemente y tenia modales de autentico gentleman. Ademas poseia un atractivo fisico y personal que encandilaba tanto a hombres como a mujeres, era alto, delgado con pelo canoso que le daba un toque interesantisimo y una sonrisa encantadora que hacia que se le formaran unos hoyuelos muy atractivos en su rostro. Todo el mundo lo conocia, era muy respetado, hacia que la gente se encuentrara a gusto. Nunca jamas hablaba con palabras malsonantes ni en un tono alto, era un hombre tranquilo. El trato con los clientes era exquisito. El se encargaba de solventar cualquier problema que pudiera surgir de la mejor manera posible y de ensenarles el local a los que acudian por primera vez alli, tambien se encargaba de organizar fiestas tematicas refinadas y muy divertidas. Patricia aparco su coche y, al entrar en el local, no se detuvo en la zona social donde habia algunas personas charlando y esperando a ver que les deparaba la noche. Se dirigio directamente a una de las salas, a la sala comun donde habia pantallas colocadas estrategicamente para que todo el que quisiera pudiera ver que era lo que se solicitaba en cada habitacion si es que no le habia surgido el plan antes en la gran sala. Ella vio que se solicitaba una mujer y sin pensarselo subio por las escaleras hasta el lugar indicado. Al principio le costo un poco ver debido a la penumbra que reinaba alli, entorno los ojos hasta que se acostumbraron a la poca luz. Se sentia expectante y excitada, siempre le pasaba cuando iba a tener un encuentro, nunca sabia lo que le iba a deparar la noche y esa incertidumbre hacia que creciera su deseo. Cuando entro vio a una pareja sobre la cama, estaban desnudos y se acariciaban mutuamente, se estaban besando apasionadamente y los ruidos que emitian hacian saber a cualquiera que los escuchara que estaban muy excitados. Al verla llegar la saludaron. --Hola --dijo Patricia. --Hola --contesto la mujer separandose del hombre y recibiendo a su invitada con una sonrisa en la cara--, soy Elena y el es Marcos --continuo, presentando a su acompanante. --Yo soy Patricia --dijo devolviendoles la sonrisa. --Quitate la ropa --ordeno Elena en un tono dulce pero autoritario. Estaba claro que era ella la que llevaba la voz cantante en aquella pareja. Era pequena y con ojos muy vivos de color miel, igual que su pelo. El era mas alto, moreno y con ojos oscuros, su cuerpo estaba bien definido, se notaba que pasaba horas en el gimnasio. Patricia acato las ordenes, dejo el bolso sobre la butaca y se quito su vestido, los zapatos y se quedo con la ropa interior. Cuando se volvio, Elena le hizo un gesto para que tambien se desprendiera del resto, no hablaban, nada mas la miraban con deseo. Patricia lo sabia, sentirse observada por dos personas anonimas que la deseaban, que deseaban su cuerpo la excitaba, se sentia poderosa ante esa situacion. --Tumbate --continuo. Patricia obedecio sin decir nada--. Te vamos a dar placer porque eso nos lo proporciona a nosotros tambien --prosiguio. --De acuerdo --respondio Patricia excitada, era lo que necesitaba en ese momento. Se tumbo y rapidamente el hombre se dirigio a sus pechos, los lamia, succionaba y le daba pequenos mordisquitos que excitaron a Patricia al maximo

  • La muerte de Jesus de J. M. Coetzee

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    La muerte de Jesus cierra la saga -poetica, filosofica- del Premio Nobel J.M. Coetzee sobre la vida de David en un mundo sin memoria. Una vida luminosa y fugaz como un cometa en el cielo.

  • Segunda piel de Nadia Noor

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    La atraccion, el amor y el deseo llevaran a los protagonistas de esta novela de Nadia Noor a dejarse llevar por sus sentimientos y vivir una apasionante historia.

  • Marlena, una amistad peligrosa de Julie Buntin

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    <>, piensa Cat a sus treinta y cuatro anos. Ahora vive en Nueva York y tiene la vida que sono, pero existe un recuerdo que la persigue: la historia de una amistad sin igual con la mujer que cambio su vida para siempre. Cuando parece estar a punto de olvidar, el hermano menor de su mejor amiga aparece en su vida para cuestionarla sobre la muerte de su hermana.

  • El imperio en llamas de John Scalzi

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    La Interdependencia, el imperio interestelar de la humanidad, esta al borde de la desintegracion. El conducto extradimensional que permite viajar entre los astros esta desapareciendo, lo que dejaria desamparados sistemas enteros y civilizaciones humanas.

  • Conquistando a Lord Wesley (Minstrel Valley 9) de Elizabeth Urian

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    Continua la rompedora serie de <>, creada por catorce autoras de Selecta. Ambientada en la Inglaterra de la Regencia en un pequeno pueblo de Hertfordshire, descubriras una historia llena de amor, aventuras y pasion.

  • Aliados del amor (Libertinos Enamorados 1) de Vanny Ferrufino

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    A sus veintitres anos de edad y en su quinta temporada, lo mas atractivo que Lisa Stanton, hija de los marqueses de Winchester tiene, es su dote.
    Una dote por la cual el empobrecido conde de Hamilton sera un excelente pretendiente. Pero el duque de Windsor, el hombre que rompio su compromiso anos atras, estara dispuesto a hacer todo lo posible con tal de atraparla.
    Y Jaden Browning, duque de Windsor, siempre consigue lo que quiere. En este caso, tener bajo su poder el corazon y el alma de Lisa Stanton.

  • Mi nombre no es Aireen de Elizabeth Betancourt

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    Ella es una ayudante de peluqueria sin exito alguno en su vida personal y profesional. Toda la vida ha sido una simple sirvienta para otros y apenas llega a fin de mes. Su nombre nunca lo recuerdan porque pasa a ser invisible muchas veces, nunca llama la atencion y su mayor aspiracion en la vida es llegar a ganar de la loteria y acabar con sus penurias. Una noche al salir del trabajo, cansada y hambrienta, se queda alucinada al ver a la mujer mas rica del entorno sin vida en el cuerpo. !Aireen Kellog ha sido asesinada! Lo unico que se le ocurre a esta protagonista tan desdichada es robar la identidad de la muerta y adoptar su vida.
    Atticus Kellog es el presidente de la empresa de su abuelo. Pertenece a una familia adinerada y una de las pocas que han quedado en Inglaterra con titulo nobiliario. Encontrarse con su supuesta prima Aireen, hara que su vida gire a ciento noventa grados.

  • Codigo terrorista de Alfredo De Braganza

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    Caminaban cogidos del brazo, bromeando, observando los escaparates. De vez en cuando se paraban y se hacian fotos. Parecian una pareja feliz. Eran dos jovenes espanoles inocentes y enamorados. Sin embargo, eran terroristas y estaban a punto de cometer una masacre. Los dias anteriores habian estado dando largos paseos por la zona. Solian sentarse en las cafeterias, en los bares y en las terrazas de los restaurantes. Estaban atentos para no perderse detalle alguno. Observaban a los peatones, el trafico y, sobre todo, las medidas de seguridad. Centrica y bulliciosa, la Puerta del Sol es una de las plazas mas famosas de Madrid, ademas de punto de encuentro de turistas. Alli esta ubicado el reloj de la Casa de Correos, conocido en toda Espana por ser el lugar desde donde se emiten las campanadas de fin de ano. Tambien se encuentra en ella la estatua del Oso y el Madrono, simbolo de la ciudad, y el Kilometro Cero, donde comienzan las carreteras radiales espanolas. Compradores y curiosos circulaban con rapidez en el frio de la tarde y los bares y cafeterias empezaban a llenarse. La pareja giro a la izquierda, continuo unas cuantas manzanas mas adelante y decidieron entrar en una cafeteria antes de su bautismo yihadista. Se sentaron uno frente a otro, dejando sus pesadas y anchas mochilas a sus pies. Ella pidio un cafe con leche con rosquillas Alcala, un hojaldre banado en yema y con azucar glas. El solo quiso un cafe negro. El camarero de la pasteleria La Mallorquina se fue tras tomar nota. El local estaba lleno de clientes. Desde el ancho ventanal podian ver el ajetreo del exterior. Los cafes llegaron junto con un plato lleno de rosquillas amarillas. El puso cara de asco. --No se como puedes comer algo tan cargado de azucar. Es repugnante. --Vamos, es Navidad --respondio ella con tono de sarcasmo y encogiendose de hombros--. ?Donde esta tu espiritu navideno? El sonrio ampliamente y solto una carcajada aspera. --Llevas razon. Ademas, despues de cumplir nuestro objetivo las cosas solo podran mejorar. En el local se escuchaban distintos idiomas y diferentes acentos espanoles de los clientes. El miraba hacia el exterior. La calle estaba mas concurrida que otros dias. Aquel sabado por la tarde los madrilenos habian salido a pasear y hacer compras. Vio a un grupo de jovenes fumando y tomando bebidas energeticas. Una chica con ropa ajustada beso a su joven acompanante. No llegarian a los veinte anos. Luego, dos chicas se besaron. Un vagabundo enfundado en un grueso abrigo se sento en una esquina con un perro que llevaba atado con una cuerda. El resoplo audiblemente e hizo un gesto hacia su companera. Ambos observaron aquella variopinta muchedumbre desde el cristal. --Infieles --dijo ella con voz firme--. Arderan en el infierno dentro de unos minutos. --Son los padres quienes han dejado a sus hijos caer en ese mundo depravado. --No. Es el sistema politico el culpable de precipitar una degeneracion moral tan rapida en la sociedad --replico ella. --Eso. Ella le sonrio, satisfecha de la reaccion a su reprobacion. --?Sabes cuantas prostitutas trabajan en las calles de Madrid durante las navidades? --No, pero me lo imagino. --?Que te imaginas? El quedo un tanto cohibido. --Pues que pueden ser muchas. Ella perdio su mirada en los viandantes. --Beben alcohol, se prostituyen, se drogan… recibiran su merecido. --Inshallah --anadio el en voz baja--. Pero nuestro objetivo no son ellos, querida. --?Que mierda estas diciendo? --le espeto entre dientes, mostrando su enfado. El se repantingo en su asiento, temeroso de una reaccion violenta. Sintio la necesidad de pedirle disculpas. En alguna ocasion hasta le habia abofeteado. Ella no se sentia mal al humillarlo incluso en publico. --Quiero decir que nuestra mision es provocar el caos, el desorden, la incertidumbre en esta sociedad capitalista. Mas apaciguada, hizo un gesto afirmativo con la cabeza. El le respondio con una sonrisa. --?Estas contenta de matar? --pregunto sin percatarse de que elevaba la voz debido al entusiasmo. --Calla --le interrumpio ella--. Habla mas bajo. El miro alrededor, al concurrido local. Hizo un barrido visual. No vio a nadie sospechoso. Se encogio de hombros, pero asintio con la cabeza. Debia ser mas prudente. Un hombre vestido de Papa Noel caminaba por la acera agitando una ruidosa campana al son de una cancion navidena, mientras que con la otra mano sostenia un gorro rojo para recolectar limosna de los peatones. --Venga, por favor, vamonos --dijo, mostrandose inquieto y agarrando el asa de la pesada mochila que tenia a sus pies--. Quiero que esto termine cuanto antes. --Espera. !Feliz Navidad! --dijo ella mientras se inclinaba sobre la mesa. Se besaron apasionadamente. Sus corazones empezaron a palpitar en el pecho. La adrenalina inundaba el torrente sanguineo. Era una sensacion de la que los dos disfrutaban. Entonces ocurrio lo imprevisto. 2 Aquella manana temprano, mientras sorbia su segundo cafe en la cafeteria del Cervantes, Laura Garcia veia las noticias en television de lo sucedido en la tarde del sabado anterior. Su pelo, largo hasta los hombros, estaba recogido en cola de caballo. Tenia el rostro joven, aunque ya rondaba los cuarenta anos. Vestia con pantalon fino de algodon azul oscuro, camisa blanca y una chaqueta a juego. A primera vista podia parecer una modelo sacada de un catalogo de ropa o la ejecutiva de una multinacional. Sin embargo, la labor que desempenada a diario distaba mucho de ese tipo de sectores profesionales. En el Cervantes, Laura Garcia tenia que competir con hombres muy bien preparados, tanto a nivel fisico como psicologico, y su desempeno se valoraba con los mismos patrones que los de sus companeros varones. No habia distincion. El Cervantes era una organizacion secreta dedicada principalmente a la lucha contra el terrorismo: preveian atentados, realizaban informes de inteligencia, hacian seguimientos a sospechosos, hackeaban todo tipo de productos electronicos y espiaban a criminales, terroristas, politicos, periodistas, diplomaticos y figuras prominentes de paises extranjeros. No tenian limite. Era un grupo reducido de personas de ingenio y aguda inteligencia. Pero tambien eran verdugos, pues se encargaban de despachar los asuntos relacionados con el terrorismo que nadie se atrevia o queria asumir. El trabajo era de veinticuatro horas al dia los siete dias de la semana. Aunque de manera individualizada libraban un dia a la semana, ese dia tenian que estar atentos a cualquier llamada de emergencia. Las vacaciones, que solian ser una vez al mes, consistian en enviar al operativo a lugares remotos durante una semana como maximo, donde hubiera una inestabilidad social o politica, o a paises conflictivos vecinos del destino, como Mali, Egipto, Libia, Israel, Argentina, Republicana Dominicana, Corea del Sur, Indonesia… Eran viajes costeados con todo tipo de lujos y privilegios y tarjetas de credito sin limite. Del agente se esperaba un detallado informe de inteligencia. Durante esas estancias se realizaban contactos con otras redes de similares e incluso se captaban colaboradores locales para el posterior flujo de informacion privilegiada, como politicos, empresarios o personas con influencia en el pais. En el pasado, los islamistas habian cometido un devastador atentado en Madrid, causando mas de doscientos muertos y cientos de heridos: fue la gota que colmo el vaso y que dio pie a la creacion del Cervantes ante la ineptitud del Gobierno y la burocracia politica, que no sabian, o mas bien no se atrevian, a tomar medidas contra la amenaza del islamismo radical. Con la conformidad y decision final del rey de Espana, se creo en secreto la organizacion

  • Polos opuestos (Sacred Sins 1) de Nora Roberts

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    Las investigaciones para dar con un asesino perturbado uniran los caminos de una bella psiquiatra y un taciturno detective. Son opuestos en tantas cosas…, y sin embargo eso solo atiza mas las llamas de la atraccion.

  • Los millones de Santiago Lorenzo

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    La carcel de Palencia se llama La Moraleja. El nombre le hacia mucha gracia a Francisco Garcia. El resto de reclusos no entendia el chiste, porque ninguno era de Madrid. La Moraleja es uno de los barrios mas postineros de la capital. Hacia tres semanas que la sala de Modelismo Ferroviario de la prision albergaba la exposicion <>. La componian treinta y dos cuadros realizados con todo tipo de material escolar (ceras, Plastidecor, rotuladores gordos y finos, temperas Pelikan, etc.). Malos a rabiar, parecian reirse de tantos cumplidos que recibian de los visitantes, destinados a que los presos se animaran, recobraran sus puntos de autoestima y sopesaran la posibilidad de dejar de delinquir. Habia un solo oleo en la exposicion. Era distinto a todos. El cuadro representaba un reloj de pared, con sus agujas marcando las doce y siete, y debia de ser obra de algun recluso que se figuraba asi sus dias: a tiempo parado. Ocurria con el lienzo lo que a veces ocurre con cierta obra plastica de aficionados que se encuentra por bares, por domicilios particulares, por entidades de gestion: que la pintura, tras una pesima ejecucion de manual, muestra la impronta de un espiritu derruido, que lame a pincel sin vigor alguno y que, plasmando asi su cansancio desmochado, retrata la desesperacion con cruda verdad. Con mas exactitud, en definitiva, que el espabilado que durmio a pierna suelta, desayuno bien, se puso frente al caballete en soleado estudio y trazo con desparpajo su ejercicio de simulada angustia. El tio del reloj de manecillas inmoviles no estaba para explosiones de animo, y pinto un cuadro desmotivado que lo mismo daba acabar que empezar de nuevo. Retrato un objeto que no estaba en ningun sitio, como si el propio autor tampoco estuviera en lugar alguno. Un homenaje al aburrimiento que al producir tanta lastima resultaba emocionalmente mucho mas eficaz que tanta obra expuesta en galeria. El pintor habia escrito la marca Exactus en la esfera y habia titulado Sin titulo a su cuadro, que ni para denominar Reloj a su pintura reunio ganas. La idea de utilizar el infinitivo con pronombre para traer la palabra <> a la denominacion de la exposicion, con ser una baratez, habia sido muy aplaudida entre los miembros de la direccion gestora. Pero los cuadros le daban igual a todos los internos. Sin titulo, sin embargo, fascinaba a Francisco. Quien hoy, treinta y uno de julio de 1988, tenia en vilo a los dieciocho reclusos que ocupaban la sala. A las 16:56 horas, Francisco se disponia a enchufar a red la toma de corriente general de la inmensa maqueta a escala 1:87, casi como el ano en curso, que los inscritos en el Taller de Modelismo Ferroviario habian construido durante los ocho ultimos meses. Hoy estaba lista para su primer rodaje. Por aparente afan de exactitud, Francisco hizo tiempo con excusas tontas hasta que dieran las cinco en punto en su Casio de plastico: miro el oleo, comprobo que el mando estaba a cero, supuso un inaudible tic-tac al Exactus, se fue al enchufe de la pared, inserto el macho, volvio a la maqueta y acaricio el transformador general. --?Vamos o no vamos? --pregunto un preso que tenia ganas de ver biela en movimiento. --Todavia no. Se tienen que asentar las vias --mintio Francisco--. A en punto la ponemos. 2 Dos anos y medio atras, el quince de febrero de 1986, Francisco habia cumplido los veintisiete. Ya llevaba dieciseis meses bajando todas las mananas a las siete al bar CoyFer, como antes habia acudido cada dia al bar Tembleque, de la Puerta del Angel, y antes al bar Reno, en Nueva Numancia. Siempre para hacer lo mismo. Se colocaba en la barra del bar, a la altura de una baldosa con la esquina partida, y pedia un cafe con leche en vaso de cana con las palabras justas. Luego, con toda discrecion, palpaba bajo el mostrador. Si no habia tres chicles pegados, no pasaba nada. El dia que si los hubiera, sin embargo, tendria que ir a la papelera que habia enfrente del CoyFer y hurgar un poco. Alli encontraria el material explosivo y las instrucciones precisas sobre cuando, como, donde y con que fin habria de llevar a cabo aun no sabia que accion. Seria su primera intervencion directa tras anos de fisgar bajo los tableros de aglomerado de los bares de Madrid. Hoy tampoco habia chicles. Francisco era del GRAPO, grupusculo de accion armada que renqueo desde el mismo momento de su creacion en 1975. Estaba fichado por la policia, por muy corto que fuera el alcance de sus cometidos. Prestando mucha atencion y yendo sobre aviso, su foto podia localizarse en algunos carteles de ciertas comisarias de pueblo. Su cara venia en blanco y negro, y en un grupo de retratos de menor tamano que el resto. Dentro de una supuesta jerarquia de peligrosidad, Francisco jugaba en division regional. No era de extranar. Lo mas importante que le habian dejado hacer en la banda era lo de los chicles. Con eso y todo, y aunque hubiera sido destinado a actividades aun mas banales, ya no tenia forma de dar marcha atras. Aunque el apenas lo percibiera, sabia que en el GRAPO le tenian tan controlado a el como el tenia controlados los bajos de la barra del CoyFer. No se sabia cuantos miembros quedaban en la banda en 1986, no se sabe hoy, pero para Francisco la unica forma de dejarlo era morirse de viejo: porque todos seguian en busqueda y captura, y porque ningun cuadro del GRAPO (<>, los llamo un dirigente en plena negociacion con Interior) iba a permitir ventoleras de desercion. Dedicado a esta tarea de enlace, Francisco no conocia a ninguno de sus companeros. Solo a Jose Ramon Perez Marina. Perez Marina era el fundador del Grupo de Montanismo <>, en el que Francisco ingreso en 1973. Se montaba unas excursiones fenomenales. En 1979, y a instancias de Marina, Francisco ya estaba encuadrado en la estructura informativa del GRAPO. Le vio por ultima vez en 1981. De el solo sabia que continuaba en la clandestinidad, en activo, con nombre falso, y que por las tardes se dedicaba a restaurar objetos religiosos en cierta iglesia de cierta ciudad castellana. Paradero tan secreto que Francisco se borraba de la cabeza el nombre de la tal ciudad cada vez que su memoria lo escribia en su mente. El CoyFer era un ajado local de los que se llamaban <>, cuyos duenos, Fermin y Concha, no conseguian reunir fondos para emprender la reforma de la decoracion, por mas que ahorraban. Los cuatro paneles de formica gris recien instalados eran insuficientes para darle el aire limpito que ellos anhelaban. Cada silla era de una familia, y el mural que cubria la pared de barra estaba repleto de bobadas bienintencionadas: la coleccion de llaveros, el poster del perro disfrazado de camarero con gafas de Blues Brothers, el bote de propinas que regalaba Canada Dry, la garrota CONTRA MOROSOS y mucha grasa por las paredes. A las siete de la manana lo ocupaba parroquia trabajadora, que ya empezaba a traer el bocadillo del almuerzo en papel Albal (lujo poco antes impensable). Se bebia mucho solysombra y un mejunje que habian puesto de moda los trabajadores de la subestacion electrica de Tetuan: el trifasico, a base de gaseosa, ginebra y chinchon, tres bebidas blancas como los enchufes de la pared. El CoyFer olia a bar espanol, un aroma que ni cambia ni remite, asi pasen las decadas. Quedaba en el cruce de las calles Bardala y Platano, en pleno barrio de la Ventilla. En 1982, el gobierno municipal de Tierno Galvan habia aprobado el plan para borrar la barriada con una goma y edificarlo todo de nuevo sobre su misma planta. No obstante, eran aun muy pocas las transformaciones operadas en ese nucleo de aluvion noroccidental en el que los emigrantes del cuadrante noroccidental de la peninsula (Madrid detiene a sus oleadas humanas en el punto al que arriban) se construyeron a mano sus propias vivienditas. Asi que la Ventilla aun se parecia mucho a como fue concebido por sus improvisados creadores, que no la concibieron de ninguna manera. Lo que nunca ha cambiado en el barrio es la triste emocion de sus vacios. Nunca hay nadie por la calle, como si hubieran arrojado esa bomba de neutrones que acaba con las poblaciones pero que respeta los edificios que ya no van a cobijar a nadie. En el CoyFer, la conversacion apenas abandonaba el genero de la tarugada, a base de exponer tenues sandeces para confirmar que no se esta solo (<>, <>, <>, etc.). Francisco, por el contrario, no hablaba con nadie. Obligado a mantener su clandestinidad a toda costa, evitaba los intentos de Fermin y de Concha por resultar amigables con un cliente que, aparte de ser tan fiel, parecia tan pesaroso. Era violento negarse a ellos, porque ambos se comportaban con una bonhomia tan bien sopesada y con unos deseos de agradar tan exactamente amables que daba mucha lastima rehusar sus atenciones. Francisco envidiaba a quien podia permitirse el lujo del comentario bobalan, mananero y trabajador. Pero no le quedaba mas remedio que beberse rapidamente el cafe fortisimo e irse luego con un pobre y corroido <> (<>). Vivia a doscientos dieciocho pasos del CoyFer, en el primero derecha del numero 26 de la calle Santa Valentina. Era un edificio de dos plantas, con una puerta a calle sin cerradura y en el que el era el unico vecino. Bajo la barra del bar Tembleque, su anterior observatorio, encontro un dia, menudo susto al palpar, un sobre con la direccion y la llave de la nueva guarida a la que le mandaban. Ya sabia lo que tenia que hacer. Cogio sus cuatro cosas de la casa baja de Puerta del Angel y se mudo esa misma tarde. En un vaso de la cocina encontro su nuevo destino de vigilancia (el CoyFer) con los datos sobre horas, dias y papeleras. Nunca se entero de quien era el propietario del inmueble. Seria de alguien del GRAPO. O quiza es que sencillamente el dueno no era nadie, porque toda su vida estaba llena de nadies. Nadie dejaba los chicles y, si un dia aparecieran, nadie los habria puesto alli. La casa era una cochambre. Pero para Francisco, que paso la adolescencia preguntandose de donde iba a sacar el para una vivienda, era mucho mas de lo que habia esperado jamas de la vida. Estaba desconchada y remendada, repintada, recompuesta y amarillenta. Cuando Francisco llego a instalarse encontro los escasisimos enseres del piso recubiertos de esa mugre a la que ya no se vence, porque esta hecha de tiempo y no hay detergente que la disuelva. Pero a base de frotar con el aguarras industrial que encontro en las basuras de un taller de maquinaria, los muebles no daban demasiado asco. Todos eran de cocina, en cualquiera de las cuatro estancias de la casa. En el salon habia una alacena mural de melanina, de extranas formas abombadas. Alli tenia Francisco sus siete libros: uno de Pearl S. Buck; Cinco semanas en globo, en Editorial Molino; Hechos que conmovieron al mundo; el finalista del Planeta 1965; Historia universal 3.o BUP; Otelo, de Guillermo (sic) Shakespeare; y el catalogo de juguetes de El Corte Ingles de 1971. Todos forrados con papel de periodico. Habia expuesto su medalla de montanismo de 1975 sobre un pequeno atril hecho con pinzas de la ropa y guardaba en un cajon la navajita de cortar el chorizo de las excursiones de entonces. El resto de los objetos de la alacena (dos ceniceros de loza con la inscripcion <>, un reloj que metia mucho ruido, la cabeza de un caballo de plastico y una moneda de cincuenta centimos) ya estaban en la casa cuando el llego. Habia ademas una mesa de lamina imitando madera de algo, un sofa de gomaespuma, tapado con un cobertor morado, una tele en la que no se distinguian las figuras, porque en el edificio no habia antena, un transistor que si se oia y un video Betamax al que no habia que echar de comer. En la cocina fue donde el habitante mas froto con la parte verde del estropajo. Como no habia quemadores con que usarla, la bombona de butano le servia como mueble auxiliar (colgando las bolsas de las asas y del pitorro). Cocinaba con un infiernillo electrico de resistencia, de los que en 1986 ya estaban prohibidos por la querencia que mostraba el rojo vivo a contagiar su fuego a los cortinajes y a las faldillas adyacentes. Su banera no tenia ducha, pero se habia fabricado una con la goma de la bombona y un bote de suavizante calado como un colador, que podia coger por su asa para restituir el efecto de telefono. Se habia hecho unas cortinas de bano con unas bolsas de basura de comunidad, de un negro satinado que creaba una extrana sensacion luminica a la hora del aseo completo. Habia reforzado la banda superior con cinta aislante, y la habia perforado pinchando con un boli para insertar las anillas de las que colgaba. Pegandoles una base a los cartoncillos de los rollos de papel de vater usado, Francisco se habia compuesto un cubilete para lapices, un costurero y un simpatico tirador de sentido alusivo para la cadena de la cisterna (que no era cadena sino cordel). La casa estaba repleta de utiles como estos, lo suficientemente pueriles y pobres como para llamarlos <>. La mitad de los cierres de sus armarios estaban descoyuntados, pero mantenia las puertas en su sitio a base de tiras de celo. Francisco trabajaba en una decrepita nave de seiscientos metros cuadrados en la calle de Miramelindos, levantada en un descampado hoy urbanizado y en la que el laboraba solo, de ocho de la manana hasta que quisiera irse, segun tarea. Se colocaba ante una inmensa maquina de coser industrial y se dedicaba a fijar las etiquetas falsas de Benetton que fabricaban en un taller de Tarancon (Cuenca) en el cuello de las camisetas falsas que fabricaban en una nave de San Fernando (Cadiz). Luego las doblaba y las iba metiendo en bolsas de celofan. Cobraba cuatro pesetas por cada prenda apanada, y dejaba listas ciento sesenta o ciento setenta por jornada.

  • Espera a la primavera, Bandini de John Fante

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    America sucumbe a la Gran Depresion. Arturo Bandini, hijo de emigrantes italianos, transita entre la infancia y la adolescencia. Su padre, Svevo, amante del vino y las mujeres, es albanil, pero en pleno invierno apenas hay trabajo y la inactividad lo desespera. Su madre, Maria, es una catolica ferviente, a un tiempo sumisa y feroz. Esperando la primavera crece el joven Arturo, adolescente turbulento que intenta abrirse camino en la vida y sobrevivir cuando el padre abandona el hogar para irse a vivir con una riquisima viuda.

  • Mi mejor cliente de Emma K. Johnson

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    !Mujer, eres una maravilla! --Dijo el senor Quevedo al leer el contrato en sus manos-- !?Como diablos conseguiste estos terminos de compra?! Sonrei al verlo poner los papeles en la mesa a un lado de su bebida, sacar una pluma de su chaqueta y firmar sin aguantar su risa rasposa de satisfaccion. --Le prometi el mejor trato posible para comprar Wextler Avionics, senor Quevedo -- sentada al lado opuesto del senor Quevedo apoye mi espalda en el respaldo de la silla y le mire a los ojos--. Yo cumplo mis promesas. --No te mentire, querida --dijo el senor Quevedo antes de darle un sorbo a su bebida y cerrar la carpeta con el contrato--. Cuando Beatriz de Marin me dijo que asignaria la negociacion de la compra a alguien mas me senti desplazado. Como si ya no fuera un cliente importante para ella ni para su bufete, pero me aseguro --apunto con su dedo indice hacia mi-- que estaria tan satisfecho con tu representacion que aposto los honorarios de este mes de que asi seria. "Con razon estaba nerviosa cuando me asigno la negociacion," pense, recordando aquella reunion con mi jefa. --?Entonces, senor Quevedo? --Dije mientras esforzaba una sonrisa arrogante-- ?Trabaje gratis o me gane mis honorarios? El senor Quevedo rio por unos momentos antes de que su asistente le susurrara algo al oido. Dejo de reir, pero no de sonreir. --Lo siento, querida --dijo al deslizar la carpeta hacia mi--. Necesito atender un asunto urgente, pero sobra decir que te has ganado tus honorarios y quiza hasta un ascenso. Hice lo mejor posible para no saltar de mi asiento. --Estamos para servirle, senor Quevedo. Me levante y estreche su mano. Le mire mientras el y su asistente dejaban el bar. Deje que pasara una cantidad razonable de tiempo antes de levantar mis brazos por encima de mi cabeza y bambolear mis caderas celebrando con una danza ridicula que me salio del alma. Menos mal que estabamos en un bar o la gente me habria mirado como si estuviera loca. Caray, hubo varios comensales que si lo hicieron. Alguien me toco el hombro. Gire y vi a Esther dando saltos pequenos compartiendo mi emocion. --?Ese bailecito tan lindo significa lo que pienso? --pregunto con su inconfundible voz de nina pequena. Eche mi cabello hacia atras e incline mi cabeza a un lado. --Futura socia --dije. Esther dejo salir un chillido de emocion antes de cogerle el brazo al camarero que pasaba junto a nosotros tan fuerte que casi se le cae la bebida que traia en las manos del susto. --!Margaritas, por favor! --grito. Reiamos al sentarnos. Me habian dicho que no debia ser tan amigable con mi asistente, pero ?como no serlo? Esther poseia una alegria que contagiaba hasta al mas amargado, aunque a veces su energia y entusiasmo espantaba a la gente como al camarero cuando trajo nuestras bebidas. --!Por la futura socia! --grito Esther al levantar su margarita tan rapido que la derramo un poco encima de su brazo y de mi frente. --!Por Dios, Esther! --dije entre risas mientras me secaba con la servilleta en la que el camarero dejo mi bebida. --!Lo siento, jefa! !Lo siento! --dijo Esther cubriendo su boca sin duda tratando de ocultar que tambien estaba al borde de soltar una carcajada. --No ha pasado nada --dije sonriendo. Cogi mi propia margarita y la toque despacio con la de ella--. Por la futura socia. --!Si! --dijo Esther sonriendo de oreja a oreja. Tras beber la mitad de su margarita de un trago miro alrededor y asintio-- Este lugar no esta nada mal, ?por que nunca habiamos venido? Mire a mi alrededor. Hacia el otro lado del bar estaba la salida hacia el Casino Crescendo. Aunque llevaba un par de anos con las puertas abiertas todavia se veia como nuevo. Note las mesas llenas de personas mirando las pantallas colgadas cerca del techo del bar mostrando algun partido de futbol, carreras --ya sea de caballos o galgos--, pelea de artes marciales mixtas y cualquier otro evento en el que se pudiera apostar. "Deberia investigar que deporte estaba viendo el senor Quevedo mientras esperaba," pense. "Puede que yo me encargue de su cuenta de ahora en adelante." --No tengo interes alguno en los juegos de azar o los deportes --dije antes de dar un sorbo a mi bebida--, pero reconozco que hacen excelentes margaritas. --Creo que convencere a los chicos para que vengamos aqui de ahora en adelante. --No estaria mal --mire a mi asistente--. Si me ofrecen ser socia vendremos aqui a celebrarlo. --!Cuando te ofrezcan ser socia! --dijo, terminando su margarita--No seas ridicula, acabas de generarle al bufete una comision de mas de doscientos mil dolares. Tienen que ofrecerte un lugar entre los socios. --Atencion, atencion --dijeron en el altavoz--, en media hora iniciara el torneo satelite que dara como premio una entrada pagada al Abierto de Poker de Ciudad del Sol. Participantes, favor de... Muchos comensales se pusieron de pie y abandonaron el bar. A algunos se les notaba nerviosos, otros entusiasmados y muy pocos se les veia emocionados. --?Abierto de que...? --pregunto Esther, mirando algunos pasar hacia el casino. Cogi un panfleto encima de nuestra mesa. --"Primer Abierto de Poker de Ciudad del Sol" -- lei y me detuve al ver las cifras de los premios garantizados--. Joder, con razon esta gente quiere participar. Esther cogio el panfleto y casi se atraganta. --!Es una locura! --?Que es una locura? --preguntaron desde atras de mi. En cuanto vi el rostro de Esther iluminarse supe quien estaba detras de mi. Gire siguiendo a Esther correr hacia el hombre de su vida a darle un beso tan apasionado que hubiera entendido si ella se subia encima de el en ese momento. --?Estas borracha, bombon? --pregunto entre risas. Esther asintio rapido y rio. --Borracha de amor por ti, bombon. Gire mis ojos hacia arriba y negue con la cabeza. --?Nos acompanas, Eric? --le pregunte-- Tienen muy buenas margaritas. Yo invito. --Estoy muerto, Gina --dijo, abrazando a su chica--. Acabo de salir de mi turno, pero -- miro a Esther-- si quieres quedarte... Esther me miro. --Tenemos que tomar una declaracion manana --le dije--, asi que... --Mierda, tengo que llegar temprano a preparar la sala de juntas --gruno Esther. Ella y Eric se miraron a los ojos y cualquiera que los viera podria ver que estaban locos uno por el otro. --?Necesitas que te llevemos, Gina? --pregunto Eric. "?Y aguantar verlos dandose besitos y diciendose cositas dulces todo el camino?" pense. "Joder, no. Me dara diabetes solo de verlos." --No, me quedare otro rato. --?Segura? No tenemos problemas con... --Segura --le insisti a Eric--. Me termino mi margarita y tomo un taxi --apunte hacia una television--, o quiza me quede viendo el juego. --Tu eres la jefa, jefa --dijo Esther, cogiendole la mano a su chico y caminando hacia la salida-- !Nos vemos manana! Rei mientras los veia irse abrazados. Respire profundo y me puse en el lugar de Esther unos instantes antes de dejar salir una risita. Eric estaba guapo y tenia un buen fisico como cualquier buen bombero lo tendria, pero no era mi tipo. Era demasiado... No se, lindo, supongo seria la palabra para describirlo. "Pero algunos de sus amigos," pense, sonriendo para mi misma y atreviendome a imaginar. "Olvidalo, Gina, no tienes tiempo para liarte con alguien." Mi estomago se retorcio tanto que alcanzo a tirar de mi garganta, y un vacio familiar dentro de mi aparecio al mirar alrededor del bar. Habia chicos muy atractivos ahi. "No seas tonta, Gina. Recuerda la ultima vez que conociste a un chico en un bar." Me puse de pie, termine mi margarita y pase una mano entre mi cabello mientras veia a mi alrededor. --Hola, muneca --dijo un sujeto detras de mi antes de pararse a mi lado y apoyar su mano en la mesa. Lo mire de arriba abajo y sonrei de la forma mas educada posible, y esperaba que viera en mis ojos que no tenia interes alguno en el. --Ya casi te acabas tu copa --dijo--, deja te invito ot... --Tengo novio --le interrumpi y mire hacia otro lado. --No lo veo por ningun... --Viene en camino --le dije antes de apoyar mi menton en mi mano--, y es muy celoso. --Deberia serlo, teniendo una mujer tan guapa como... Suspire y gire hacia el. --Mira, amigo... --?Si, Fabiola? --Dijo un hombre al ponerse entre nosotros dandome la espalda mientras ponia su gigantesca mano en el hombro del casanova-- !Claro, Pedro se porta de maravilla! !Es un gran tio! Aun con el ruido del bar a nuestro alrededor la voz de aquel tipo alcanzaba a escucharse. Mi supuesto conquistador abrio sus ojos de par en par al mirar al tipo que tenia la mano en su hombro. --Le dire que lo estas buscando --dijo--. Adios, hermosa --el hombre guardo su movil en el bolsillo de su pantalon y le quito la mano del hombro. Imposible no notar ese trasero tan espectacular que lucia en sus jeans ajustados a la perfeccion. --No estaba haciendo nada --dijo mi conquistador mucho mas nervioso que cuando me dirigio la palabra.

  • La magia de la realidad de Richard Dawkins

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  • Karen de Sebastian E. Luna

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  • La pintora de hielo de Kristin Marja Baldursdottir

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    Una maravillosa epopeya sobre el talento, el amor y la busqueda de la libertad de una mujer en la Islandia de principios del siglo XX.

  • Todo por ti de Beatriz Manrique

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    Madeline Esterly ha abandonado una existencia de servidumbre en Londres. Ahora es propietaria de una sombrereria que prospera y de una residencia en la que se siente segura. En Madrid se ha labrado una vida comoda con la que esta satisfecha y en la que lo controla todo. Todo, excepto el trastorno que le provoca el conde de Valdetorres cada vez que se encuentran.

    Los ultimos anos de la vida de James Armendariz han estado marcados por la inestabilidad politica del pais, por la guerra carlista y por la confidencialidad de su actividad como agente alfonsino. Ha descuidado su vida personal, no le interesa el matrimonio, ni tiene intencion de buscar esposa… sin embargo es consciente de la intriga que experimenta por cierta senorita cada vez que la ve.

    ?Bajo que circunstancias podria verse amenazada la agradable, aunque distante cordialidad que comparten? James y Madeline no esperaban verse envueltos en una situacion que los obligara a reconsiderar el limite de su amistad, pero ?podran detener sus emociones cuando los acontecimientos los arrastren sin que puedan evitarlo?

  • Pasiones en Bayeux de Beatriz Sobrino De Mingo

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    Diandra es una joven licenciada en arte, una mujer apasionada y valiente, que conoce a la perfeccion secretos y debilidades de otras personas, pero desconoce los suyos propios. Su viaje a Paris nos sumerge a traves de su experiencia, en el gran misterio que encierra su existencia. Otros viven su vida privando asi a Diandra de su felicidad, y disfrutan de algo que solo a ella le pertenece. A traves de museos, sufrimiento y confusion sera conocedora de la unica verdad, la suya, la que dara finalmente sentido a su vida en este mundo. Mediante un sobrecogedor recorrido por la historia de otros descubrira un gran enigma guardado por siglos.

  • Max (Juegos Salvajes 2) de Lena Wolf

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    Que Lena se alejara de su vida sin mirar atras, fue un golpe muy duro para Max, ademas de suponer la estocada final para los muchos anos de amistad con John y Heit. Consciente de que no puede permanecer en ese apartamento por mas tiempo, Max se ve forzado a tomar una dificil decision.

  • Magia Salvaje de Lucia Herrero

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    Morgan tiene un secreto: no es un hada comun, y su mayor miedo es que su verdadera naturaleza salga a la luz. Lance teme no ser lo bastante bueno para tomar el relevo de su maestro. Y, sobre todo, teme perder el control con esa hada temeraria que lo saca de quicio.
    Una boda rodeada de funestos presagios los hara emprender juntos un viaje que cambiara sus vidas para siempre. Mientras sin darse apenas cuenta se descubren el uno al otro, sus enemigos se multiplican, especialmente cuando alguien decide sacar provecho de una vieja afrenta que cayo en el olvido pero nunca fue perdonada.
    ?Y si la unica forma de salir victoriosos fuera enfrentarse a sus propios miedos y aceptarse a si mismos? ?Presentaran batalla a su propio orgullo para superarse y encontrar la felicidad?

  • Escapada de Alice Munro

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    Con la mirada profunda y sutil que tanto la caracteriza, Alice Munro nos habla sobre el amor, la traicion, el pasado y la experiencia del tiempo

  • Devorame, Kevin – Emily Delevigne de Emily Delevigne

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    Taylor Lanson esta intentando enterrar a la persona que un dia fue. Cansada de depender de los hombres, se ha convertido en una mujer independiente y en la unica duena de su destino.

  • Mi error fue amarte. Parte 1 de Moruena Estringana

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    Dulce y Angel se evitan. Hacen lo posible por no estar mucho tiempo cerca el uno del otro. No se soportan, no pueden evitar insultarse, molestarse y odiarse… Pero, si se odian, es porque en realidad el tiempo no ha logrado hacer que se olviden y que dejen de recordar cuanto se amaron.

  • Un guardaespaldas de sangre azul de Joyce Sullivan

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    Rory Kenilworth se quedo de piedra al descubrir quien era realmente, pero con tantos “accidentes” y tantas balas volando por los aires, no tenia tiempo para lamentarse. Tenia que reclamar lo que le pertenecia… y tratar de resistirse a la ardiente mirada de su tutor y guardaespaldas, el misterioso y guapisimo Sebastian Guimond.

  • Ladronas de Nueva York 2 de Estefania Yepes

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    La vida de las chicas se ha precipitado en apenas unos dias. Ninguna de ellas esperaba que una simple lista escrita a los veinte pudiera haber afectado de ese modo a todo lo que, hasta ahora, configuraba su estable mundo.

  • Diez preguntas que la ciencia (todavia) no puede contestar de Nora Lia Bar

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    Porfiada acumuladora de datos simpaticos, cronista infatigable, en este libro Nora Bar nos guia a traves de la cocina de los hallazgos cientificos fundamentales del siglo XX, tomando como excusa diez incognitas que la ciencia aun no logra resolver. Desde que sucedio antes del Big Bang hasta por que dormimos, su propuesta nos lleva a recorrer la historia de la ciencia occidental a partir de anecdotas desopilantes y datos curiosos, extranos azares y situaciones por momentos paranormales.

  • Una ventana frente al mar de Vanessa Freiria

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    En su perfectamente estructurada vida como abogada de exito, Alicia no cuenta con el cambio que sufrira al conocer “accidentalmente” a Marco. El pondra su mundo patas arriba y la hara dudar de que lo que ella consideraba perfecto, como su matrimonio, tal vez no lo sea.
    Una novela de agil lectura y ritmo trepidante que no te dejara indiferente.

  • Tiempo extrano de Joe Hill

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    En Tiempo extrano, “uno de los mejores escritores norteamericanos de terror” (Time), que va “mas alla de los convencionalismos del genero hasta un nuevo extremo” (The New York Times), expone con sutileza la oscuridad que se oculta bajo la superficie de la vida cotidiana a traves de cuatro espeluznantes e imaginativas novelas cortas. “Instantanea” es la perturbadora historia de un adolescente de Silicon Valley que se descubre amenazado por el dueno de una camara Polaroid capaz de borrar los recuerdos con cada foto que hace.

  • Todos mis ex de Barbara Lorenzo

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    .?Que tienen en comun el empollon de la clase, el quarterback del equipo del instituto, un universitario perteneciente a una fraternidad, un jugador profesional de beisbol, un ejecutivo de una gran multinacional, un psiquiatra y un hacker?
    Aparentemente nada, pero todos han pasado por la vida de Olivia McCain, una famosa bloguera de moda de Los Angeles, que pasara su cuarenta cumpleanos de una forma muy diferente a como ella esperaba de la mano de Matthew, su angel de la guarda.

  • Derrida en 90 Minutos de Paul Strathern

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    El desconstructivismo de Derrida es nada menos que un intento de destruir toda escritura demostrando su inevitable falsedad. El escritor escribe con una mano, pero ?que hace con la otra? Todo escrito, todo texto, insiste Derrida, contiene su propia agenda escondida, sus propias suposiciones metafisicas. El propio lenguaje del escritor distorsiona inevitablemente lo que piensa y escribe. Se socava asi la verdad de todo conocimiento; llega el posestructuralismo. En Derrida en 90 minutos, Paul Strathern presenta un recuento preciso y experto de la vida e ideas de Derrida, y explica su influencia en la lucha del hombre por comprender su existencia en el mundo. El libro incluye una seleccion de escritos de Derrida, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento, asi como cronologias que situan a Derrida en su epoca y en una sinopsis mas amplia de la filosofia.

  • Secreto compartido de Sabrina Mercado

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    Selma esta descorazonada. A pocos dias de irse a vivir juntos y de manera repentina, su novio ha roto con ella, desarmando la estructura que la mantenia segura. Desolada pero no abatida, decide seguir adelante y avanza con su proyecto de partir de la casa de sus padres.
    Un incidente fortuito la involucra con Nadir, un apuesto y enigmatico joven del que nada sabe, pero que irrumpe en su vida con un torbellino de sensaciones nuevas. Cuando la pasion la devora y cree que el amor con mayusculas se ha instalado en su vida, el desaparece misteriosamente, sin dejar rastros.
    Su vida termina desarticulandose por completo cuando sucede algo inesperado que suma mas vacilacion a su existencia. Con unos padres anticuados que rechazan sus decisiones y una amiga lejos que no puede brindarle el apoyo que necesita, se siente perdida.
    ?Que les deparara el futuro? Nadir mantiene en firme una vieja promesa, sabiendo que eso lo aleja indefectiblemente de Selma. Ella ignora que ese secreto puede decidir el porvenir de ambos, y escapa para olvidarse de todo e intentar comenzar de nuevo.
    ?Seran las conexiones invisibles que los unen lo suficientemente fuertes para aplacar la angustia de la incertidumbre? ?Podra ese nexo intangible impedir que la decepcion le gane a la esperanza? ?Acaso el gran amor que ambos se prodigan sea el que termine separandolos para siempre?

  • Promesa negra (Obsidiana 3) de Victoria Quinn

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    Lo habia dejado todo por Rome.
    La mujer sin la que no podia vivir.
    Pero ?podria cumplir mi promesa y darle la espalda a todo?
    ?De verdad podria renunciar a ser un dominante?
    ?O la arrastraria conmigo a la oscuridad fuera como fuera?

  • Montaneros, una especie en extincion de Jose De La Rosa

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    Los Mountain, una familia de hombres marrulleros, hoscos y salvajes, son los duenos de la montana. Al menos asi lo creen ellos, que tratan al resto de habitante de Great Peak como si fueran forasteros, aunque sus antepasados llegaran a la zona cien anos atras.
    Cuando tio Rhett Mountain decide explotar la mina de plata descubierta en sus propiedades, todos saben que la apacible vida de la comarca desaparecera con ella. Pero Jedidiah Mountain, el mayor de sus sobrinos, tiene una idea para que los planes de su tio no se lleven a cabo.

  • El asesino de Noxpoint de Janeth G. S.

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    Rachel Hill aparece muerta en su habitacion, estrangulada. En Noxpoint, un pueblecito de menos de quinientos habitantes, todos se conocen. Nadie sabe que el culpable es Max Russell, un muchacho de dieciocho anos con tendencias psicopatas que sigue matando, para horror de los indefensos habitantes de la poblacion. Pero de repente, cuando se descubre la tercera victima de Max, aparece una cuarta, y el sabe que no es el asesino... y que este le esta vigilando. De cazador a presa, Max tendra que averiguar quien es el otro asesino de Noxpoint para que su propio secreto no salga a la luz.

  • El Milagro del Rey (Valle de los Susurros) de Trinity Blacio

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    Morgan Hobill habia esperado toda su vida para encontrar al hombre perfecto, y lo encontro, pero solo durante dos anos, hasta que desaparecio. De vuelta en la cabana que el le habia regalado a ella hacia un ano, Morgan seguia esperandolo, buscando darle una oportunidad mas en Nochebuena. ?Se hara su historia realidad? ?Recibira su unico deseo para esa navidad?

  • Una fiebre de ti mismo de Gonzalo Torne

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    Una antologia que reune los grandes nombres del romanticismo ingles.