• entre leyendas - Lourdes Tello

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    Gloria esta a punto de cambiar su vida cuando vuelve a encontrarse con Raul, su amor del instituto. Ella, la siempre timida y sensata Gloria, esta inmersa en la duda de lo que podria suceder si se entregara al deseo que lleva ocultando tantos anos. Mientras, su extrovertida amiga Clara la anima a que se deje llevar por la nueva vida que las espera. Hasta que David, un guapo y extrovertido companero aparece para tratar de ponerla sus dias patas arriba.

  • Entre leyendas Versión Kindle - Tello, Lourdes - Amazon.es

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    Entre leyendas eBook : Tello, Lourdes: Amazon.es: Tienda Kindle. ... Mirar en el interior de este libro. Entre leyendas de [Lourdes Tello] ...

  • Entre leyendas : Lourdes Tello: Amazon.es: Libros

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    Un libro muy bonito. Me gusta mucho como la autora te lleva a través de su protagonista a diferentes lugares y te hace disfrutar de sus leyendas. Una historia ...

  • Los Mejores 7 Libros de Leyendas | InfoLibros.org

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    Nuestra selección de los mejores 7 libros de Leyendas · 1) Imperiofobia y leyenda negra · 2) Cuentos y leyendas de los héroes de la mitología · 3) Fábulas y ...

  • LEYENDAS | GUSTAVO ADOLFO BECQUER

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  • Libros de Literatura - Cuentos - Fábulas, mitos y leyendas

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  • Libros Mitos Y Leyendas, Otros Géneros, Literatura - TROA ...

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  • Libro leyendas Salamanca | Latiendadeturismodesalamanca.es

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    Libro que recopila las leyendas de Salamanca. Escrita e ilustrada por Tomás Hijo. Leyendas de Salamanca. Productos Relacionados. Te puede interesar.

  • el fabuloso libro de las leyendas urbanas (vol. i). ...

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    Caimanes en las alcantarillas. Autoestopistas que desaparecen de dentro del coche. Ratas en las cajas de pollo frito… ¿Quién no ha oído alguna de estas ...

  • Descargate Gratis el libro De niñas a Leyendas - Gema ...

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    25 mujeres deportistas que han hecho historia, un libro para trabajar la igualdad de género a través del deporte. He tenido el placer de escribir el prólogo ...

  • Sol y Sombras de Lourdes Tello

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    Cuando la vida te da una oportunidad.
    Julia es consciente de su vida rutinaria. Su marido y sus hijos son maravillosos, pero ya no puede mas. Sus amigas son las unicas que la alientan a continuar con sus ilusiones. Quiere vivir, desea algo diferente y necesita dedicarse a algo que la llene.
    Un dia conoce de forma casual a Emmanuel, director de una ONG, hombre comprometido con los mas desfavorecidos. El cielo se abre para Julia cuando Emmanuel le propone un puesto en su organizacion. Los suenos y las ilusiones parecen alentar otra vez la vida de Julia, pero sus deseos tambien van a tocar su corazon, llevandola a los reconditos paisajes de Africa, donde revivira una pasion que hacia anos que no sentia. Desde ese momento, Julia no volvera a ser la misma y debera preguntarse si el nuevo camino que ha decidido recorrer no sera un viaje sin retorno.

  • La promesa del Sucesor (La Ley del Milenio 3) de Trudi Canavan

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    La autora de las <> nos brinda una nueva historia llena de magia, aventuras y emocion en la ansiada tercera entrega de su aclamada saga <>.

  • O calle para siempre de J. M. Guelbenzu

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    Un mensaje anonimo enviado al parroco que ha de oficiar una boda de postin y el asesinato de un chantajista de medio pelo en mitad de la ceremonia, involucrara a la juez Mariana de Marco y a su pareja, el periodista Javier Goitia, que asistian como invitados. Mariana esta convencida de que alguien de una de las familias de los contrayentes trato de impedir la boda, y que otro de los asistentes fue el asesino del maleante contratado para sabotearla.

  • Los que duermen en el polvo de Horacio Convertini

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    Jorge se repone a la desaparicion de su mujer entre un pequeno grupo de hombres y mujeres que resiste una extrana y feroz invasion, cuando dentro de la ciudadela amurallada empieza una serie de muertes misteriosas.

  • En busca de la felicidad de Douglas Kennedy

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    Una dramatica historia sentimental ambientada en la Nueva York de los anos 50, escrita por uno de los grandes autores estadounidenses.

  • Cada corazon, un umbral de Seanan Mcguire

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    Deslizandose entre las sombras bajo la cama, o a traves de un armario, o por madrigueras de conejos… los ninos siempre han sabido acceder a mundos magicos. Pero ?que ocurre cuando regresan y no consiguen adaptarse y no son aceptados por sus familias? Eleanor West tiene un internado que acoge a estos ninos que quieren volver a su mundo de fantasia. Pero con la llegada de Nancy algo cambia en el internado y pronto tendran que enfrentarse a una tragedia por si mismos.

  • Peligros y verdades (Perfectos mentirosos 2) de Alex Mirez

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    ?En donde nos habiamos quedado? Ah, si, en esa noche de la feria en honor a los fundadores, despues de que mi plan contra Aegan fracasara y dejara su alma en un bano publico por culpa de una diarrea, y Adrik se fuera con Artie a nuestro apartamento. Ahi, en un banco, yo. Junto a mi, Regan Cash. Y la pregunta: <>. Bueno, es momento de contartelo. Es momento de contartelo todo: no me llamo Jude Derry, y definitivamente no habia ido a Tagus solo a estudiar. Habia ido porque solo queria una cosa: venganza. Lo se, lo se, debes de estar hecho un lio. Estaras pensando: <>. Tambien se que se supone que debes confiar en mi. !Todos confian en las protagonistas! Las protas nunca mienten y nunca son malas. Jamas cambian la historia, de ninguna forma alteran los hechos y mucho menos omiten secretos, y si yo hice eso… Entonces supongo que esta siempre fue la historia de una villana. Para que entiendas este lio y el porque de mis mentiras, hay que volver seis anos atras. Debemos irnos muy pero que muy lejos de Tagus, a Miami, la ciudad a la que llegan la mayoria de los inmigrantes. Tenemos que detenernos en un dia en el que un muchacho de dieciocho anos llamado Henrik Damalet recibio una llamada para decirle que habia sido contratado como jardinero en la casa de una familia muy importante. Ese chico, Henrik, era mi hermano. Tras colgar el telefono, le quedo estampada en la cara una sonrisa enorme. Todo acababa de cambiar para el y nuestra familia gracias a ese empleo. Por esa razon, mama lloro, emocionada. Era una mujer muy delgada con la piel palida, los ojos cansados, el cabello opaco, las unas rotas y la existencia exhausta y adolorida. Llevaba cinco anos enferma de algo incurable y nosotros no teniamos mucho dinero para pagar los medicamentos en un pais en el que no tener un seguro medico significaba exclusion. Pero con el nuevo trabajo de Henrik en la casa de esa familia importante, todo seria diferente. Eso lo sabia muy bien la chica de trece anos sentada en la mesa, es decir, yo. Me alegraba la idea, la posibilidad de un futuro mejor, pero me entristecia que mi hermano se fuera tan lejos, aunque tambien sabia que en su nuevo trabajo le pagarian bastante solo por ser jardinero y cuidar el enorme jardin de una mansion; ademas, tendria la posibilidad de seguir estudiando por la noche en un sitio mejor. Y eso era bueno para nosotros. --?Cuando vendras a visitarnos? --le habia preguntado yo con el corazon encogido. --Pedire vacaciones y seguro que podre venir los dias de fiesta --me respondio, animado--. Pero llamare todos los dias al mediodia y por la noche, y te enviare un movil para que podamos enviarnos mensajes. Lo tengo todo planeado. --?Y como se llama el tipo para el que vas a trabajar? --pregunte. --Adrien Cash --contesto Henrik con mucho orgullo. Se fue al dia siguiente, y cuando volvio de nuevo a casa, lo hizo dentro de un ataud. Si, Henrik murio en la mansion de los Cash. Le practicaron una autopsia pero su muerte fue calificada como accidente: estaba limpiando las tejas, se cayo y fallecio al instante. Ahi debio de haber acabado esa historia: luto, dolor y olvido. Pero no, yo nunca olvide. Yo nunca crei que su muerte hubiera sido un accidente. Y no lo crei porque, antes de morir, Henrik me dio pistas de que algo asi podia sucederle, solo que no las supe interpretar hasta muy tarde. Rebobinemos. Como el prometio el dia antes de irse, a los dos meses me envio un movil para que hablaramos constantemente por mensajes. Todos los dias me lo contaba todo: lo que hacia, lo que no, lo que comia, lo que ahorraba y lo que veia al salir a algun lado. No omitio ningun detalle. Me conto desde como era la mansion hasta como eran las personas que vivian en ella. Adrien Cash era tan rico por herencia familiar e inversiones que meaba en un retrete de oro y se limpiaba el culo con billetes de dolar. Bueno, no; pero nos gustaba hacer ese chiste. Era senador y no tenia esposa porque ella habia muerto en un accidente. El enorme jardin que Henrik cuidaba habia sido el sitio mas querido de su mujer; por esa razon querian mantenerlo y lo trataban como si fuese una especie de altar en su memoria. Ese hombre, Adrien, tenia cuatro hijos: tres de la mujer fallecida y uno fuera del matrimonio, todos varones. Eran chicos malcriados y consentidos, que hacian y deshacian a su antojo. Solo uno de ellos le dirigia la palabra a mi hermano, y unicamente lo hacia porque disfrutaba dificultandole las cosas y molestandolo, porque molestar era lo que mas le motivaba en la vida. Se llamaba Aegan. Aegan hacia cualquier cosa para hacerle la vida imposible a Henrik. Al principio, no resulto muy ingenioso: danaba los arbustos para que culparan a mi hermano de haberlos podado mal; pisaba las flores; echaba basura en lugares limpios y se burlaba de el llamandole <> o <>, entre otros apodos denigrantes. Henrik siempre me decia que tenia la suficiente paciencia para soportarlo, que asi era el mundo, que Aegan solo era demasiado joven y con una vida demasiado facil para entender la magnitud de lo que hacia y decia. Pero yo no lo veia del mismo modo, y comence a odiarlo. Todavia sin conocerlo, detestaba lo que mi hermano me contaba de ese chico cruel. Me sentia impotente la mayoria del tiempo, pero Henrik intentaba tranquilizarme asegurandome que en algun momento se cansaria. Aegan no se canso. Peor aun, aumento el nivel y la gravedad de sus jugarretas. Henrik me llamo una noche a reventar de furia porque Adrien le habia ordenado mantener bien limpia la piscina para un evento especial que tendria lugar esa misma noche. Para asegurarse de ello, se levanto muy temprano y estuvo todo el dia trabajando para dejar el area de la piscina impecable. A las seis de la tarde, se fue a su casa a descansar. A las seis treinta, cuando Adrien llego, la piscina estaba llena de hojas, ramas y tierra, y tenia una tonalidad verdosa semejante al moho. Casi despiden a Henrik. Al final no lo hicieron porque, de alguna manera que no quiso contarme, se descubrio que el responsable de aquel desastre habia sido Aegan, que habia ensuciado la piscina a proposito. El hecho de que no hubieran despedido a Henrik enfurecio a Aegan a unos niveles inimaginables, por lo que desde entonces se dedico a meter a mi hermano en mas problemas constantemente. Cuando Henrik me contaba las humillaciones que los hijos de Adrien Cash le hacian pasar, me llenaba de una rabia apoteosica. Y me enfurecia mucho mas que Henrik dijera que debia aguantarlo porque el dinero que ganaba nos ayudaba de una forma dificil de conseguir con cualquier otro trabajo. Y en verdad nos habia ayudado. Habiamos alquilado una casita en un sitio mejor y logramos empezar a pagar el tratamiento de mama, e incluso se hicieron planes para que yo asistiera a una escuela privada. Pero yo no queria ir a ninguna estupida escuela privada. Lo que yo queria era ir a visitar a Henrik, ver con mis propios ojos a ese tal Aegan, plantarme frente a el y darle un punetazo en la cara para que dejara de ser tan imbecil. Pise la casa Cash un mes antes de que Henrik muriera. Fui sola con un billete de autobus que pague yo misma. Era sabado y mi hermano no se esperaba mi visita. Cuando llegue, me quede parada frente a la enorme verja blanca que marcaba el inicio de los terrenos. Desde alli se veia la gigantesca estructura, erguida con arrogancia bajo un moderno diseno arquitectonico. Debia de tener mas de tres plantas y muchisimas habitaciones, y estaba pintada de blanco con un tejado azul. Era hermosa, pero senti cierto rechazo hacia ella. Ya adentro, resulto que Adrien se habia ido de viaje y se habia llevado a Aegan con el. Aleixandre, Adrik y Regan no estaban, asi que no tuve la oportunidad de enfrentarme a ellos. Henrik me mostro la pequena casita donde vivia, que estaba dentro del terreno de la mansion, pero no muy cerca del edificio principal para que no olvidara que era un simple empleado. Recuerdo que mi primer pensamiento fue: <>, pero a pesar de todo la casita era compacta, simple, muy bonita e incluso acogedora.

  • Los dias grises, y tu mirada azul de Lorraine Coco

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    Tara es diferente desde el dia de su nacimiento. Su naturaleza la convierte en una entre un millon. Pero eso no la hizo sentir especial. Muy al contrario, la obligo a vivir en una burbuja que la protegia del mundo, y de ella misma. Tras la muerte de su madre, se ve obligada a vivir bajo el techo de su padre; un hombre con el que hace trece anos que no tiene contacto y al que solo puede reprochar su abandono. Pero tras las puertas de su impuesto hogar, se abrira para ella un nuevo mundo lleno de oportunidades e inesperadas experiencias.

  • Caramelo Explosivo de Laura Lago

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    Mi padre esta en la carcel desde antes de que naciera. Dejo a mi madre con un bombo de tres pares de narices y yo nunca llegue a conocerlo. Mi madre, que nunca llego a casarse con el, se desentendio de su relacion a los pocos anos. Mi padre no tuvo ningun cuidado en portarse bien para salir antes, como muchos otros presos. En su caso, la legislacion espanola y el orden de las carceles se cumple a rajatabla. Por vete a saber que (lo mismo ha matado a alguien ahi dentro que ha estado pasando droga bajo la mirada “despistada” de los funcionarios) se le han ido aumentando los anos de la condena y no tiene pinta de que vaya a salir muy pronto. Por suerte, antes de que lo metieran en chirona se aseguro de dejarnos un buen colchon lleno de dinero. Mi madre no me lo conto hasta que no fui mayor de edad, pero al parecer todavia nos llega el dinero que amaso mi padre mientras estuvo en la calle. Es toda una suerte que se empene en seguir preso: si se llega a enterar de que mi madre iba a dejarlo poco despues de que le entrullaran, dudo que le hubiese dejado la maleta llena de pasta y los dos bidones llenos de billetes de diez mil pesetas. Digo todo esto no para darte pena. No necesito darte pena. Aunque tenga a mi viejo en la carcel, nunca he notado su ausencia. Mi madre se ha cuidado de estar sola y ha hecho siempre lo que le ha dado la gana. Se nota que le van los piezas; la mitad de los tios con los que ha estado o han entrado en la carcel o han salido de ella, pero todos por delitos blancos. O, como es el caso del ultimo, tampoco es que le quede demasiado para que lo pillen y lo encierren de una vez. Pero no voy a adelantar acontecimientos: estoy hablando de mi. Como decia, el dinero que nos dejo mi padre nos ha proporcionado una vida tranquila. La gente con la que mi madre se ha enrollado estos anos le ha dado contactos y negocios con los que mantenerse a flote, y no me da verguenza afirmar que me he criado rodeada de lujos comprados con dinero negro. Tampoco es que me diferencie demasiado de cualquiera de los hijos de los politicos que vemos en la tele cada dia, despues de todo. Me he educado en institutos privados y me he codeado con la flor y nata de la sociedad espanola. ?Sabeis eso que dicen de que algunos politicos tienen amigos narcotraficantes, y todo eso? Bueno, pues en mi caso es verdad. No querais saber los apellidos que tenian algunos de mis companeros de clase, que se sentaban en el pupitre de al lado sin saber que mi madre era una de las cabecillas de las bandas de la droga que trafican en la frontera. Lo que si sabian, de todos modos, era que yo conocia a la gente adecuada para que les pasase marihuana, coca o lo que les apeteciera en el momento. Yo me sacaba una pasta y procuraba no meterme nada para no perder la cuenta. Siempre he sido mas lista que los demas. Incluso mas lista que mi madre, que se las ha arreglado para seguir surfeando la ola todo este tiempo sin llegar a caerse. Mientras que sus queridos caian como moscas cada vez que la policia abria una investigacion, y aunque a mi madre la han llamado a declarar en varias ocasiones, siempre ha sabido estar un paso por delante para evitar sufrir el mismo destino que mi padre. Yo soy igual. Quiza todavia mas lista. Todavia soy joven y la gente tiende a infravalorarme, pero yo se que puedo hacer muchas cosas que otros no pueden. Si ellos supieran... Hoy, mi madre va a ir a visitar a su prometido, del cual ya os he hablado antes. Yo voy con ella. Me he alisado el pelo y me he pintado los ojos con el doble de cuidado que siempre. Hasta me he puesto algo de brillo y me he vestido con una de mis camisetas nuevas, amplia y atrevida aunque no llega a tener escote. Tengo el cuerpo fibroso y no destaco por las curvas. Despues de tantos anos practicando aikido (mi madre me apunto desde que cumpli los siete anos con la esperanza de hacer de mi una mujer autosuficiente y sin miedo), no tengo tanto pecho como algunas de mis amigas ni mi culo destaca en plan Kardashian. Lo que si tengo son unos brazos firmes y unas piernas que ya las quisieran muchas, y un vientre plano en el que se podrian partir nueces. Pero mi cuerpo no importa cuando se puede mirar como lo hago yo. Y creedme, nunca he necesitado insistir demasiado para enrollarme con los tios que me han interesado desde que cumpli los quince anos.

  • ?Que es el populismo? de Jan-werner Muller

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    Donald Trump, Bernie Sanders, Marine Le Pen, Beppe Grillo, Viktor Orban, Recep Tayyip Erdogan y Nicolas Maduro son prueba de que hay un auge populista en el mundo. Pero, ?de verdad tienen algo en comun todos estos personajes (aparte de su vociferante modo de ser)? ?Existe, de entrada, eso que ellos llaman “el pueblo”? Su forma de actuar en la escena publica, ?reduce la distancia entre el gobierno y la gente, o en realidad es una amenaza para la democracia? ?Hay alguna diferencia entre el populismo de derecha y el de izquierda? Jan-Werner Muller sostiene que el nucleo del populismo es un rechazo extremo de la diversidad: los populistas afirman siempre que ellos, y solo ellos, representan al pueblo y sus autenticos intereses. Analitico, accesible y provocativo, este compacto volumen hace un recorrido historico por diversos rincones del mundo para definir las caracteristicas de este fenomeno politico y social, y propone estrategias concretas para contrarrestar los sofismas que le permiten a un lider o un grupo erigirse --falsamente, desde luego-- como representante unico de la voluntad popular.

  • Barrio Bravo de Roberto Melendez

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    ?Por que amamos la pelota? En mi caso lo he pensado muchas veces, pues parto de esa certeza: amo este juego desde todos sus contornos, tambien los mas oscuros, si no esto solo se trataria de un relamido ejercicio paradigmatico y no de tierra y piel humana. Perfectible, por supuesto; mundano, sin dudas. El futbol, popularmente expandido, brinda un lenguaje culturalmente expresivo, cuyo reflejo es el mismo dia a dia a traves de sus personajes, canchas, dilemas y dialogos. Barrio Bravo comenzo como un humilde espacio de internet en el que decidi explorar las distintas experiencias y facetas que se viven a traves y alrededor de la redonda. Un partido desmenuzado desde una aparente jugada secundaria; el camino de un jugador en la cancha, y mas alla de la cancha; los cuentos del pasaje que tienen tanto de verdad como de fantasia; mis propios recuerdos, que ya no se si son propios, pero sin duda me otorgan un origen. Ha sido una ruta esforzada, aunque plenamente satisfactoria. El inicio, hace dos anos atras, fue con noventa amigos como espalda de un proyecto entusiasta aunque poco claro; hoy llenamos todos los estadios del mundo y lo claro es que si existe un para adelante. Este libro nace del deseo de pasear junto a una pelota por diferentes escenarios que alguna vez fueron y otros que tal vez no; jugadores inmortales, como Totti, Pele, Salas, y Elias Figueroa, y otros tal vez no tanto, pero aun cuando anonimos, llenos de pasion; la industria misma y el barrio mismo; el futbol, la letra y la calle..., la realidad y la ficcion como una misma cosa. Fantaseemos un rato, pues, probablemente, aquello sea lo mas real del futbol. PRIMERA PARTE El jugador que no quiso dejar de serlo Es una juerga mas. Tiene ganas de mear. El bano maloliente del bar suburbial no brinda tregua, asi que sale del local a buscar una esquina con la cerveza en la mano. Siente el alivio, tambien el agradable paso del viento por debajo de las bolas. Inhala, pletorico y reconfortado, evacua al aire libre y deja el nombre en una pared gastada. Tararea una cancion de Arctic Monkeys, esos que fueron sus vecinos en Sheffield y que desde hace poco la revientan en las radios britanicas. Al dia siguiente no hay partido, el entrenamiento es por la tarde y hace dos minutos ha decidido que no ira a trabajar a la fabrica. La fria cerveza esta magnetica, al igual que esa pelirroja escocesa que hace pocos minutos le mostro el tatuaje que lleva detras de la oreja derecha. Sonrie, satisfecho de aquello que le espera, conforme con una decision que le es propia, pues va de rebelde, y es asi como encaja y engrana su conciencia; asi mide su propia idea de respeto, algo que en algun momento perdio, y que ahora, a punta de peleas, amores fugaces y decisiones contra la corriente, cree haber recobrado. La noche parece no tener temperatura y el cielo fue secuestrado por la neblina. Enciende un cigarro y, una vez mas, aparece ese maldito recuerdo de hace cuatro anos, cuando con veinte centimetros menos y un millon mas de ilusiones, fue desechado por el equipo de sus amores y donde hizo todas las inferiores. Desde aquel dia en que salio corriendo de las instalaciones del Sheffield Wednesday --con los ojos cerrados y las lagrimas banandole el rostro-- su vida ha sido asi: interminable y angustiantemente inmediata. Porque alguna vez sono con hacer eterno su nombre, pero eso parece que fue hace tanto... Se termina de un buen sorbo el resto de chela que le queda y emprende el regreso al bar. De pronto, poco antes de llegar, alguien es arrojado desde adentro de manera brutal: es <>. Un amigo suyo que efectivamente es sordo. Detras del Sordo, cayendo, aparecen dos sujetos que lo embisten en el suelo, dandole patadas. Atonito, observando la escena, sin entender nada, cierra el puno con los nudillos encostrados; mira para todos lados, no aparece nadie al rescate, solo la pelirroja que grita por ayuda. Sin pensarlo se arroja de pique al area y clava dos voleas, una en el culo, otra en la espalda. Mientras El Sordo tiene la boca rota y se retuerce en el suelo, el delantero comienza a mostrar la testosterona acumulada, ademas de toda la actividad pendenciera sumada en el frustrante paso de los dias. Y los golpea duro, aun siendo mas flaco que ellos, como si nada importara, como si la calle y la mocha fuesen su real origen. Es cierto que recibe y ya tiene la nariz quebrada, pero mucho menos que el par de matones reducidos a nada por ese muchacho que descarga la mierda, sin pausas, sin miedo. Ya con el par de sujetos caidos, los escupe y les saca las billeteras, como castigo y porque quiere mas cervezas. Al acto llega la policia. Tiene veinte anos y es condenado a usar un brazalete electronico, cumplir un toque de queda que lo obliga a estar en su hogar siempre antes de las 18.30 horas, y no moverse en un radio superior a ochenta kilometros. El mazazo para el joven futbolista es fuertisimo. El escandalo no consta en ningun medio, claro, a nadie le importa lo que haga el delantero del Stocksbridge de la septima division inglesa. Aun asi, su carrera parece estar arruinada, su vida en el fango, la pelirroja ya desaparecio. El club planea caducarle el contrato que consta de un salario de cuarenta euros por partido. Pese a ser el goleador y quizas quien cuenta con mayor proyeccion en la plantilla, los problemas no son una novedad y lo tienen con pie y medio fuera de la institucion. Reconoce el panico, tiene miedo. El asegura que el futbol es todo lo que ama y lo unico que hace bien. Promete cambiar, pero principalmente, bajo la angustia, promete lo mejor que conoce: goles. Es jueves, un jueves cualquiera. Son las 17.30 horas y el partido va 1-1. Debe irse, si no la cosa se le puede poner peluda. Viene la modificacion, pero pide un minuto mas. Van sesenta y quiere una chance, sabe que la defensa rival ya esta agotada y se siente rapido, porque lo es. Su madre ya tiene el auto encendido y le toca la bocina. No la toma en cuenta y se planta en medio del campo, rechazando los bocinazos y la inminente modificacion. El tecnico lo llena de garabatos, aunque interiormente lo conoce y sabe que quizas pueda pasar algo. Aguanta el cambio una jugada mas. Un melon con vino para adelante, un pelotazo sin gran calidad pero lleno de intencion; y corre, sin dejar de acelerar, nunca deja de acelerar; alcanza el balon, tiene el arco en la mente y planta el bombazo a treinta metros: GOLAZO. No hay tiempo para festejar, sigue corriendo, salta la reja que limita pequeno el estadio con la calle y sube al auto. --Por poquito --le dice a su vieja, mientras ella sin mirarlo, pone primera. Deslenguado, frivolo y temperamental, fruto del acido paseo de una experiencia tosca y acontecida, de la que tuvo que salir airoso a punta de punetes, transformandose en un conchasumadre, porque quizas asi valia la pena, porque quizas asi igualaba, un tanto, a la puta vida seca. De la boca para afuera y las palabras que llenan el elogio de la virtud, pero cada quien clama como sobrevivir. Al final de cuentas, lo importante es hacerlo. Pero en ese adusto rostro palido, lleno de escepticismo, habitaba algo mas que solo revancha, porque estaba enamorado de jugar y, en esa pasion, busco una conquista. Cada segundo lo hacia mas improbable, pero cada gol alimentaba una tierna esperanza. Y la abrazo con fuerza. Infantilmente no dejo de sonar, anadiendo a eso el caracter que le dio la oscuridad para no intimidarse por el paso del tiempo ni por el eslogan de lo probable. No paro de hacer goles, le sacaron el brazalete y siguio haciendo goles, pasando al Fleetwood Town de la quinta division. Hizo treinta y un pepas en treinta y seis partidos, y llevo a su escuadra a un inesperado ascenso. Con los papeles manchados --y ya con veinticuatro anos a cuestas-- parecia que debia ganarse los morlacos en la sombra del profesionalismo, sin embargo, su irrupcion era real. No era solo un jugador rapido que hacia goles, tambien entendia el juego, podia recostarse por las bandas o descender y asociarse. Por supuesto, agil y astuto en el area. En definitiva, un delantero lleno de condiciones. Asi lo vio el Leicester, un equipo que militaba en segunda y que no dudo en pagar dos millones de dolares por el, el precio mas alto pagado jamas por un jugador venido del mundo amateur. Paso el tiempo. Al principio la adaptacion al ritmo y la presion fueron dificiles, pero nada imposible para quien venia del infierno. Fue determinante en el ascenso de su equipo a primera y, en la temporada 2015-2016, se convirtio en el goleador de la Premier League. Misma temporada en que el humilde Leicester, con su goleador a la cabeza, hizo de la realidad un poco de fantasia y dejo a los grandes clubes de la isla como Chelsea, Arsenal o Manchester United mirando desde abajo. Con veintinueve anos, aquel desconocido que peleaba afuera de los bares transformo su nombre en referencia planetaria; que importaba que haya tardado, si finalmente llego escribiendo su huella al vaiven inolvidable de la calle. Su nombre: Jamie Vardy. Curiosidades del destino: la unica vez que Leicester estuvo cerca de ser campeon habia sido en 1929, ano en que el Sheffield Wednesday lograra la consagracion. Seria un hincha y jugador descartado de ese equipo quien comando algo insospechado y extraordinario. Como el vuelco en la vida de Vardy, ese jugador que no quiso dejar de serlo, aunque tuviera un brazalete condenatorio en el pie. El Sordo cuando va al estadio se sienta en primera fila, la pelirroja lo ve por la tele, Vardy se mira al espejo y, ahora si, encuentra el respeto que buscaba. El milagro de Estambul La crisis financiera en mi familia se instalo con su agresividad natural, la mensualidad universitaria se volvio inviable y mis dias de mimado se acabaron de un plumazo. Lo intente como mesero pero mi pulso me invito a renunciar tras una jornada de tres platos rotos y varias puteadas en tono urbano. Mande mi curriculum anorexico a distintas partes, por supuesto rebotando como limonada tibia. Picando cero, no me quedo otra que dirigirme al clasico <>, el metodo nacional por excelencia. Fue asi como termine de asistente de ventas de un proyecto inmobiliario en unos edificios de la comuna de San Miguel. Sin nada de experiencia y con apenas veinte anos, era yo quien intentaba convencer a clientes recelosos que en esos sesenta metros cuadrados debian sellar el negocio de sus vidas, la sonada casa propia y el futuro de su prole. Y a pesar de que <>, el sabueso experto que increiblemente cerraba todos los tratos, me dio la magica receta <>, mis numeros estaban en rojo y la patada en la raja ya la estaba sintiendo hace semanas. Cada dia era mas dificil levantarse, en la universidad estaba definitivamente en la rama, y vender algo que no me convencia efectivamente me superaba; si, para ser vendedor hay que tener una retorica especial y el estomago duro. Tocaba una nueva jornada laboral y camine al metro con la obvia alegria de saber que estaria lleno, me puse los audifonos y, junto a <> de The Beatles, trate de hacerme el gil. Me subi al vagon sintiendo el aroma propio de felicidad que suelen tener y abri el cuerpo de Deportes del diario que le habia robado al vecino desde su choapino. Como es habitual, no habia nada muy interesante, pero si una informacion que valorare por el resto de mi vida: ese dia se jugaba la final de la Champions League entre el gigante AC Milan y el historico Liverpool. Y a mi que me gusta eso de las senales del destino, el hecho de que el cuarteto leyenda del puerto ingles estuviera en mis oidos determino mi conviccion; me baje del metro, adios pega, viva el futbol. El ambiente en Estambul derretia los frios topicos europeos; setenta mil fanaticos multiplicando la energia del tiempo, transmitiendo electricidad. Los forofos italianos aparecian expectantes y seguros de estar cerca del septimo dominio europeo, y no se trataba de arrogancia, mas bien se sustentaba en un equipo acostumbrado a ganar, con un portero en forma (Dida), una solida defensa (Cafu, Nesta, Stam, Maldini), el mejor mediocampo del mundo (Gatusso, Pirlo, Seedorf, Kaka) y dos <<9>> de epoca (Shevchenko y Crespo). Su director tecnico, Carlo Ancelotti, no se resto favoritismo, y su propietario, el viejo verde de Silvio Berlusconi, ya habia llenado de bailarinas su mansion. A pesar de ello, el local ese dia en el estadio Olimpico de Ataturk era el otro equipo, Liverpool. Lo de la parcialidad inglesa conmovia, el raspado de sus gargantas agredia, envolvia y entusiasmaba. El equipo porteno del norte ingles contaba con el pedigri del palmares --cuatro titulos anteriores--, pero habian transcurrido veintiun anos desde la ultima conquista importante en Europa, mientras su clasico rival ingles, Manchester United, lo ganaba todo. Si, tambien existia ansiedad y presion en la escuadra que dirigia el espanol Rafa Benitez. Tanta presion que al minuto de juego una falta lanzada por el pie de Pirlo encontro solo a dos metros del punto penal a Maldini, y el eterno capitan rossonero la mando a guardar. Gol de camarin y los pronosticos rapidamente comenzaban a confirmarse. El balde de agua fria para los britanicos se sintio en el semblante de los once que pisaban el campo, asi como inmediatamente trastocaba el plan conservador dispuesto por Benitez. Liverpool tuvo que salir mas de lo planificado, pero lo hacia simplemente empujando, mientras con espacios el cuadro italiano dominaba las acciones de riesgo y por momentos le daba un toque a su rival. Y asi llego el segundo, con un Kaka que a la carrera condujo una contra sin desesperarse, leyendo perfectamente el movimiento de la jugada, habilitando entre los centrales a Shevchenko; el ucraniano sin ser gloton, centro al medio para que Crespo decretara el silencio en los latidos del <>. 2-0. Parecia sentencia mortal. Cinco minutos despues, a falta de uno para el final de la primera mitad, nuevamente Kaka dictando catedra, ahora daba un pase extraordinario de cuarenta metros para que otra vez Crespo se llevara los flashes: el argentino pico el balon de primera, suave y con clase al portero Dudek, que termino a medio camino cuando buscaba achicarle el angulo: 3-0. Si, esto estaba sentenciado: con un golazo esencialmente sudamericano, el punal se clavaba en el alma del oponente. Una final de cuarenta y cinco minutos, pense, mientras en paralelo ojeaba mi celular que tenia muchas llamadas perdidas ante mi ausencia laboral. Que cagada. Rafa Benitez trato de morder el ego de sus futbolistas, garabateo, reordeno sus piezas, quiso hacer hervir la sangre de sus jugadores en medio de un animo abatido y carente de respuestas. Desde el otro lado, Ancelotti pedia tranquilidad, solo quedaban cuarenta y cinco minutos para levantar una nueva <>. El futbol es un juego tecnico, pero tambien es profundamente espiritual, y es ese sustrato cualitativo y elocuentemente vibrante el que puede cambiar la direccion de aquello que se presume sentenciado; perseverar por un motivo, encontrar esa causa y arriesgarlo todo. Y mientras Benitez gritaba, Steven Gerrard, el emblematico capitan formado e identificado en el club, exigio con su postura un breve silencio, conectando una simbiosis de pasion: desde las gradas invadia en el camarin un cantico apasionado, fuera de contexto, indistinto al resultado, redoblando en estos tiempos livianos esa anormalidad llamada compromiso. El hincha de Liverpool se sacudio de la mierda sin abandonar y fue ese romanticismo perdido el que reengancho el brio y la verguenza: <> (nunca caminaras solo), y que fuese lo que fuese. Y fue. Liverpool salio totalmente concentrado al segundo tiempo, sin dejar de correr, entendiendo que se trataba de una final, abrazados en la atmosfera inigualable que sus fanaticos brindaban en Turquia. Quien otro que Gerrard ponia el primer descuento a los 54. ?Que cresta hacia el volante en area chica esperando el cabezazo de un centro lanzado lateralmente desde tres cuartos? De eso se trata sorprender y comprender que este juego se gana muchas veces si se mueve al espacio, sin la pelota. Aunque en este caso fue el puro instinto de arrojarse por esa camiseta que llevaba en la sangre. Porque Gerrard no estaba de paso, vivia su historia, la de su club, la de si mismo. Gerrard de nino llamaba a la calle lateral de su casa <>, pues ahi masticaba el dia al lado del balon. Esto no era un negocio, no se trataba de vanagloria, lo era todo. Y el color rojo lo defendia no solo por el y su afecto, tambien por su primo Jon-Paul, quien murio aplastado en Hillsborough, cuando tenia apenas diez anos, e hinchaba ingenua y vivamente por la roja de Liverpool. Steven Gerrard no se iria de esa cancha sin al menos intentar devorarse la inercia del destino y aplastarlo de vuelta. Jugaria como lo hace un capitan, como un futbolista hambriento y como un amigo que no olvida. La celebracion con animo de remontada, de posible, termino de encenderlo todo. Dos minutos despues, Smicer clavo un zapatazo inesperado en la red de Dida y la locura contaminaba al planeta futbol... !Y queriamos volvernos locos! !Y que importa la pega! Ahora la inercia variaba con la brutalidad del empuje, y terminaria provocando el penal de Gatusso sobre quien mas que Gerrard, que arremetio voraz en el area. Una final es mas que jugarla, habia que sentirla y Steven Gerrard lo hacia. Lo increible a doce pasos. Xabi Alonso se paro nervioso frente a la pelota, mirando a ninguna parte. Tomo breve carrera y metio el derechazo pero Dida adivino el lado, !increible, lo fallaba! Sin embargo, el aroma embriagado del capitan estaba en el aire, y Alonso persiguio el rebote, lo cazo y de zurda la mando a la malla: 3-3. La explosion y el futbol en aliento drogado. En seis minutos tres goles y el llanto honesto de los mas fieles. El resto fue tension propia de una definicion de este nivel; Liverpool espoleado por lo acontecido, Milan en blanco, aunque con arrebatos que dejaron lo mejor que hizo Dudek en su vida... y con la suerte necesaria para salvarse de varias, porque a veces tambien toca que la bonita este soltera. Noventa minutos, luego el alargue y todo se cerro en los penales. Milan fallaria tres veces, Liverpool convertiria tres veces. Rafa Benitez estuvo en silencio, sin mirar, acariciando una victoria unica, irrepetible, junto a la musica de sus hinchas, esos que siempre estuvieron y a los que Gerrard perfectamente escucho, interpreto y jugo como uno mas de ellos, y tambien por el, por su club, por sus recuerdos. El trofeo lo levantaria el gran capitan en una imagen eterna, conocida hoy como <>, o el milagro de la pasion, pueden decirle como quieran. Al dia siguiente me despidieron, pero ?como arrepentirme despues de tamana final?

  • Cicatrices de charol de Berta Pichel

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  • Los amantes de San Telmo de Graciela Ramos

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    Una intensa historia de amor entre tres personajes inolvidables que cruzan tres culturas (la de los inmigrantes italianos en Argentina, la cultura criolla de Buenos Aires y la indigena de los indios expulsados por el General Roca) con los acontecimientos historicos del siglo XIX.

  • Un amor a la fuerza de Helen Blue

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    "Un, dos, tres: Juguemos en el mar..." Elizabeth ahogo un grito al tiempo que se incorporaba rapidamente en la comoda cama. Temblaba. Y ademas su cuerpo estaba repleto de un sudor frio. Respiro hondo, intentando calmar su agitada respiracion. Finalmente se levanto de la cama. Sus pies descalzos recorrieron la habitacion hasta situarse frente a la ventana. Aparto la raida cortina blanca que cubria el exterior y observo el mar a lo lejos. Las olas chocaban con fuerza contra las rocas de la costa en aquella tetrica noche. Elizabeth recordo de nuevo aquel sueno que en los ultimos dias se habia repetido con constancia: Una nina de apenas ocho anos y largos cabellos negros paseaba por la cubierta de un grandioso barco sujetando entre sus manos un viejo oso de peluche mientras cantaba alegremente: "Un, dos, tres, juguemos en el mar..." Elizabeth ahogo un gemido al escuchar de nuevo aquella tierna voz. Poco despues, cuando su pulso de nuevo se tranquilizo, volvio a acostarse entre las blancas sabanas de su mullida cama. Estaba cansada; pero no queria sonar, queria dormir. ***** --!Marco! --grito un atractivo muchacho que se encontraba ante un timon de gruesa madera de roble --. !Alza las velas inferiores! --Pero... capitan... --!Hazme caso! --ordeno el otro--. La tormenta apenas durara unos minutos mas. Las nubes se dirigen hacia el Oeste. El joven muchacho llamado Marco alzo las velas inferiores, obedeciendo a su capitan. Finalmente, este no se habia equivocado. Durante unos instantes toda la tripulacion dudo de sus conocimientos meteorologicos, pero, pasados unos minutos, la tormenta ceso y los truenos se perdieron a lo lejos, entre la oscuridad de la noche. --Estoy empapado --murmuro el capitan con un gesto hosco, mientras miraba sus holgados ropajes--. ?Quedan mantas abajo? --Por supuesto, mi capitan --contesto uno de los tripulantes. --Esta bien. --Suspiro--. Dormire un poco. Eddi, te dejo a cargo del timon. Y sin decir nada mas, Jack, capitan de aquel majestuoso barco, bajo al piso interior de este dirigiendose hacia su habitacion. Habia sido una noche dura, navegar cuando habia tormenta siempre era mas complicado de lo normal, sobre todo si media parte de la tripulacion era completamente inutil y ademas la oscuridad les impedia utilizar el sofisticado sentido de la vista. Jack suspiro mientras se desvestia para cobijarse bajo una calida manta. Encendio un polvoriento candelabro, acto seguido cogio algunas paginas mal escritas de un viejo libro y comenzo a leer, intentando descifrar lo que la borrosa tinta expresaba. Finalmente, dandose por vencido se quedo profundamente dormido. Alguien ataco sus suenos de nuevo: "un, dos, tres: Juguemos en el mar..." Capitulo 1 Jack se desperto sobresaltado: Otra vez aquel maldito sueno. Respiro profundamente y poco despues comenzo a vestirse. Cuando subio a la cubierta del barco les indico a algunos de los tripulantes, que habian pasado alli toda la noche, que fuesen a descansar. Finalmente, con aire sombrio se hizo cargo del timon, dirigiendolo hacia la costa: tenian que buscar algunos marinos mas; ademas, la alimentacion comenzaba a escasear. Por ello, se acercaban rapidamente hacia una prestigiosa isla del lugar, llena de civilizacion. Justo lo que Jack tanto odiaba. Nunca le habia gustado la tierra. El habia crecido en el mar, por ello las aguas eran su unico y mas preciado amor. Tenia una personalidad bastante particular: nadie lo conocia verdaderamente. Y aunque muchos podian hacerse a la idea de como era... jamas estarian completamente seguros, pues dentro de el habia tantas contradicciones que a veces el mismo Jack dudaba de que su cerebro funcionase con normalidad. Sin embargo, aquel dia tendria que hacer una excepcion y encallar el barco en la costa. Beberian ron y pasarian la noche en algun bar repleto de malhechores; mas luego, a la manana siguiente, volverian a partir. --Capitan --dijo uno de los tripulantes que a el mejor le caian--. El viento sopla en contra. --!No importa, Patrick! --Grito este, desde la cubierta, indiferente. --Pero... capitan... tardaremos... un... --He dicho que no importa --puntualizo Jack. Cuando le repetian dos veces las cosas solia ponerse de muy mal humor. Patrick se encogio de hombros. --Traeme una botella de ron --pidio Jack. --Si se acaba de levantar mi capit... Jack le dirigio una malevola mirada que lo decia todo. Sin anadir nada mas, Patrick bajo a la bodega, abrio una botella de ron y se la tendio a su capitan, que bebio como si aquel fuese el desayuno. --Se vuelve a repetir ese maldito sueno --le dijo Jack, cuando supo que estaban a solas y el timon iba en la direccion correcta. Se sento en una tabla de madera, observando el tranquilo mar. --?El sueno de Eveline? --pregunto Patrick. --El mismo. --Deberia hacer algo --sugirio el tripulante--. Puede que ese sueno esconda mas de lo que sabemos hasta el momento. Fue una historia tragica... Pero no se por que, tengo el presentimiento de que aun no ha terminado. --Eso mismo pienso yo --admitio Jack, mientras suspiraba y observaba sus rotos ropajes--. Pero nada puedo hacer hasta que no adivinemos algo mas. Lo que sabemos hasta el ahora no me interesa. Solo es una estupida historia de amor. Algo efimero. Patrick asintio. Aquel sueno de la nina, de largos cabellos negros, se le habia repetido con constancia durante los ultimos nueve anos. Y Jack dudaba que aquello fuese algo casual. La frase: "Un, dos, tres, juguemos en el mar..." se habia incrustado en su mente con un torbellino de misterio a su alrededor. Debia esconder algun significado. Y el estaba seguro de ello. Por suerte no tardaron demasiado en llegar a la Isla Mawerther; donde debian desembarcar. El viento en contra no habia hecho mas que ralentizar su viaje. Jack suspiro, orgulloso. Saco una tabla de madera, junto con los demas, posandola en el canal del puerto. Los tripulantes comenzaron a bajar llevando con ellos los barriles que ya estaban vacios. Un hombre bien vestido, con uniforme de la corte, interrumpio el paso del capitan que avanzaba en primer lugar. --Perdone. --Tosio mientras sujetaba un papel en sus temblorosos dedos, acompanado por una fina pluma--. Encallar el barco en este puerto cuesta tres monedas. Jack pestaneo. Lo miro y rio a carcajadas. El hombrecillo dio un paso atras cuando observo lo que eran aquellos marinos.

  • Madlam: Mas alla de las montanas de Griselda Martin Carpena

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    Aura, Telma, Odina, Akhasia, Artur, Neo, David, personajes que transcurren en la narracion de un otono corriente, entre paisajes corrientes y entre vidas corrientes, pero que nos conducen a una insolita posibilidad, a una asombrosa fabula factible para aquellos que saben que mas alla de lo que vemos, todo es posible.

  • El Beneficio de la Duda de Flor M. Urdaneta

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    Laurel Moore es una abogada exitosa, decidida y tenaz. La vida le ha ensenado a no confiar en nadie, mucho menos en los hombres.

  • Una vida mas contigo de Maryah Well

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    M Capitulo 1 3 de mayo de 1871. Amaretia, Yndral. irena estaba sentada en el salon de la casa de su yerno, el baron de Yndral, que se la habia dejado para que Leon, su hijo menor, encontrara a una futura esposa. El muchacho ya habia cumplido treinta anos y debia dejar de holgazanear en el galeon para ocupar el lugar que le correspondia como conde de Draulen, por lo que habia decidido que irian a otras tierras a probar suerte con las damas casaderas del pais. Llevaban dos dias en la casa y habian asistido a un baile cada noche, pero su hijo no parecia poner de su parte para cortejar a ninguna de esas muchachas. Y no es que no fueran bonitas, que lo eran, sino que, segun el, era como si tuvieran la cabeza hueca. Pues, no podia ponerse muy quisquilloso, ademas, debia tener en cuenta su nueva condicion que tampoco podia dejarsela ver a cualquiera. --Hijo, ?por que no dejas de lado la inteligencia de las damas y te decides por una? Como sigas rechazandolas vamos a tener que ir a otro pais y no soy tan joven como para aguantar tantos viajes --le dijo la mujer bordando sentada en el sofa tapizado con una hermosa tela amarillo palido. El aludido estaba de pie, mirando por la ventana, a la espalda de su madre, y resoplo molesto. --Mama, no puedo obviar esa falta de inteligencia. Me gustaria hablar y mantener una buena conversacion con mi esposa o me aburrire soberanamente --contesto Leon con su voz grave, aunque conciliadora, observando el jardin que se extendia por sus ojos, iluminado por los rayos del sol del crepusculo anaranjado. --De acuerdo. Tienes razon. Es que estoy cansada de tanto baile y de aguantar a las otras madres. Son insufribles. --Te propongo un trato --el chico se sento al lado de ella--. Si en dos semanas no encuentro a ninguna dama que merezca mi atencion, nos iremos a otro pais y sera el ultimo por esta temporada. ?Te parece bien? --Si no queda mas remedio --suspiro la mujer con resignacion. --Tengo el presentimiento de que encontrare una esposa esta semana. Vamos, ve a prepararte para el baile de esta noche. No quiero llegar tarde. Mirena dejo el bordado en el asiento que habia estado ocupando y subio las escaleras del vestibulo para llegar a su habitacion y prepararse para otra larga noche. Leon se irguio en toda su altura para volver a la ventana y observar el jardin. Los jardineros hacian un trabajo espectacular con aquel laberinto de setos bajos en medio de la estancia rodeada de hermosas rosas rojas y blancas. Esa era la flor favorita del padre de Daven, su cunado y dueno de la casa, y los empleados las cuidaban con esmero para honrar la memoria del difunto. Su madre bajo las escaleras media hora despues, le ofrecio su brazo y la guio hasta el carruaje que los llevaria al baile de los senores Mansfield Danielle salio del carruaje en cuanto este paro enfrente de la casa de su hermano mayor, el baron de Yndral, subio los escalones de la escalera de tres en tres y entro en su habitacion para cambiarse el vestido en unos pocos segundos. Bajo para regresar al interior del carro, encontrandose con Grissom, el mayordomo, que la miraba con asombro. Lo saludo levemente, se marcho sin escuchar lo que el hombre parecia tener que decirle y se dispuso a asistir al primer baile del que habia recibido la invitacion aquella temporada. El senor y la senora Mansfield eran unos encantadores ancianos, amigos de la familia desde que su padre ocupo el lugar de baron con la muerte de su abuelo y no podia dejarlos plantados por nada del mundo. El carruaje se detuvo, el cochero abrio la puerta y la ayudo a bajar. Danielle observo la enorme mansion de los anfitriones y sus comisuras se elevaron para formar una gran sonrisa. Estaba impaciente por verlos y abrazarlos. Eran como sus abuelos y ellos la consideraban su nieta. Entro en el salon de baile y busco con la mirada a los anfitriones. Ambos estaban hablando con otra pareja. La chica se acerco a ellos con una gran sonrisa de oreja a oreja, tapo los ojos de la mujer al llegar hasta ella y pregunto: --?Quien soy? La mujer rio y contesto: --La joven mas hermosa del baile y mi nieta mas querida. La aludida quito las manos de los ojos de la senora Mansfield y la pareja la abrazo con fuerza, riendo de felicidad por verla en su casa. --Creiamos que no vendrias --apunto el hombre emocionado. --Nunca me perderia un baile de mis abuelos. ?Que podeis contarme de los hombres interesados en el matrimonio de esta temporada? ?Hay alguno que valga la pena, abuela? -- pregunto mirando a su alrededor. --Pues, en mi opinion, solo hay uno lo bastante inteligente y apuesto que merezca tu tiempo y el placer de tu compania --respondio la mujer buscando con la mirada al susodicho. --?De verdad? Cada vez me lo ponen mas dificil. ?Quien es el afortunado? --El conde de Draulen. Los ojos verdes y castanos de Danielle se clavaron en el rostro de la anciana, abiertos de par en par por la sorpresa. "?Leon esta aqui?", se pregunto desconcertada. --Mira, alli esta su madre. Ven que os presento --la senora Mansfield cogio la mano de la muchacha para guiarla hacia la mujer, pero la joven la detuvo. --No te molestes, abuela. La conozco. Ire yo sola. Tu sigue hablando con tus invitados. --?Estas segura? --la chica asintio dedicandole una sonrisa--. De acuerdo. Pasatelo bien, querida nieta. --Lo hare. La joven le dejo un beso en la mejilla a la pareja y se encamino hacia la suegra de sus hermanos con una renovada ilusion. Mirena se rio con poco entusiasmo de algo que habia dicho una de las madres con las que estaba sentada en el borde de la pista de baile y escondio una mueca de desagrado detras del vaso de limonada. "Por los dioses, que mujeres mas insufribles", penso al escuchar la misma conversacion que habia tenido con la misma mujer la noche anterior, en el baile de los Smithson. --Buenas noches, senoras. Espero que lo esten pasando de fabula --las saludo Danielle quedandose de pie, en toda su altura, delante de la madre de sus cunadas. La mujer alzo el rostro y se le ilumino al verla. Se levanto de un salto de la silla y la abrazo con fuerza. --Gracias a los dioses --susurro al oido de la joven--. Sacame de aqui, por favor. --Senora Stainfield, ?le apeteceria dar un paseo conmigo? --Por supuesto, senorita Harrelson. Disculpenme, senoras --ambas hicieron una leve reverencia con la cabeza y se marcharon lo mas rapido que pudieron--. ?Que haces aqui? Estas preciosa vestida asi --la halago dirigiendose hacia la mesa de la comida. --Llevo anos asistiendo a este baile. El senor y la senora Mansfield son buenos amigos de la familia, tanto que los llamo abuelos. Y ya que vengo, aprovecho para buscar un marido. ?Y vosotros que haceis aqui? ?Donde esta Leon? --Pues por la misma razon que tu. Mi hijo busca esposa. Hace un momento estaba bailando, pero ya no lo veo. Tal vez este dando un paseo con alguna chica casadera por el jardin. --Caray. Si que hace tiempo que no nos vemos. ?Donde os estais quedando? --Daven nos ha dejado vuestra casa. Supongo que tendremos que irnos para que tu te instales en ella. --Oh, no. No te preocupes. Hay sitio suficiente para todos. --?Quieres que busquemos a mi hijo? Me vendria bien tomar algo de aire fresco --le propuso Mirena abanicandose con la mano. --Claro, vamos. ?Y que tal va la busqueda de futura condesa? --Lento. Me parece que mi hijo tiene unas expectativas demasiado altas para su futura esposa y ninguna llega a rozar ese limite. --Bueno, de pequeno ya era bastante exigente, creo recordar. No me extrana que busque la perfeccion personificada en esa femina. --Lo se. Debi avisarle de que la perfeccion no existe --dijo la mujer con culpabilidad. --En realidad no hay ninguna buena definicion para la perfeccion. A veces, simplemente crees que alguien es perfecto por lo que te hace sentir tal como eres, sin cambios --filosofo Danielle con la vista un poco perdida en los terrenos que se extendian delante de ella. --Es posible que tengas razon. Giraron al llegar a una esquina de la mansion de piedra grisacea y la mujer chasqueo la lengua. --?Donde se habra metido este chico? --pregunto con fastidio. --Tal vez haya encontrado a la condesa perfecta y este cortejandola. --Pues seria un gran alivio. Estoy cansada de aburrirme. La chica se rio por el comentario y entraron por la puerta trasera del salon de baile. --?Quieres que nos marchemos? --le inquirio. --No quisiera privarte de tu proposito. Llamare al carruaje y os esperare en la comodidad de mi habitacion. --No voy a dejar que te vayas sola. Y mi proposito puede esperar al siguiente baile. Le dire a los senores Mansfield que informen al conde de tu salida y que regrese cuando quiera. Iremos en mi carruaje. --?De verdad que no te importa? --Para nada. Prefiero tu compania a la de cualquiera de estos pomposos. --Pensando asi no encontraras marido --le dijo Mirena sonriendo divertida. La muchacha se rio dejandola en la entrada hasta que regresara de informar a los anfitriones, subieron al carruaje y se marcharon hacia el silencio y la comodidad de sus habitaciones. Un estruendoso ruido de una silla cayendo al suelo de baldosas desperto a Danielle con un sobresalto. Se incorporo en la cama y agudizo el oido para escuchar dos voces masculinas provenientes del vestibulo. --?Se encuentra bien, senor? --pregunto Grissom al recien llegado. --Perfectamente, gracias. Que nadie me moleste hasta la hora de la cena --contesto una voz grave que la chica no habia escuchado nunca. --Por supuesto, senor. Que descanse. La joven escucho unos pasos que subian las escaleras y se acercaban por el pasillo, hasta la habitacion contigua a la suya. Se levanto de la cama en silencio, pego la oreja a la pared y escucho los pasos del hombre hasta que cayo encima del colchon. No sabia con certeza quien era, pero tenia la vaga sospecha de que se trataba de Leon, el hermano pequeno de sus cunadas y conde de Draulen desde los diez anos, cuando su padre murio en un intento por recuperar a su familia y maltratarla de nuevo. El titulo le habia llegado con bastantes deudas por la aficion desmesurada del antiguo conde de gastar dinero en las timbas de juego clandestinas, sin embargo, ahora estaba libre de cargas y en pleno auge de bienes. Daven, el capitan y hermano de Danielle, habia subsanado las deudas, todas y cada una de ellas, para que el nuevo conde y su madre pudieran empezar de cero. Y eso hicieron despues de viajar, en el barco de la familia, durante todo el verano, hasta que el nino tuvo que regresar para ir a la escuela. En su ausencia academica, Mirena se habia hecho cargo de todo lo que conllevaba el titulo. Despues de veinte anos, el pequeno habia crecido y era logico que estuviera buscando esposa. Lo que no llegaba a comprender la chica era el porque habia decidido ir hasta Yndral para llevar a cabo la tarea. ?Es que en Draulen ya no habia damas casaderas? El sonido de unos ronquidos, aunque parecian mas bien grunidos, traspasaron la solida pared hasta el oido de la chica. Se encamino hacia la cama, se tumbo y cerro los ojos cuando los rayos del sol empezaban a iluminar la estancia.

  • La bruja de near de Victoria Schwab

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    SI EL VIENTO TE LLAMA POR LA NOCHE, NO DEBES ESCUCHARLO.

  • No estaras sola de Licena Tuero

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    ?Alguna vez sintieron ganas de dejar todo atras, huir a algun lugar, donde nadie nos conozca, y empezar de nuevo? Fara es una chica de veinticinco anos, cargada de tristezas, errores y decepciones, que ha renunciado al amor. Bautista es el tipico hombre del que te enamorarias a primera vista. Guapo, irresistible, seductor.

  • Intrigas de alta sociedad 1 de Ana Allende

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    Elizabeth Salt, es la unica hija del acaudalado abogado Marcos Salt y de una madre que solo conocio por fotografias. Al caer su padre gravemente enfermo, ella se encarga de su prestigiosa firma de abogados sin pensarlo y sin miedo, a fin de cuenta, habia sido criada para ese dia. --De la mano de su mejor amiga y secretaria, pasan sus dias sin salir de su rutina normal, sin embargo, acontecimientos inciertos empiezan a acumularse alrededor de su dia a dia, los cuales entorpecen su concentracion y hacen volatiles sus estados de animo. Una noche, al surgir un encuentro casual con un viejo amigo, se abren las posibilidades para que un amor improbable y aventurero llegue a su vida, causando estragos en su forma de pensar y demostrandole que aun en lo complicado, existen momentos de plena felicidad. Aunque todo esto podria verse opacado por traiciones inesperadas, mentiras descubiertas y fantasmas del pasado que quieren reaparecer para convertir su vida en un caos total. CAPITULO I Es una tipica manana de lunes en Manhattan, Elizabeth abria sus ojos a un nuevo dia que no prometia grandes cosas; pero si debia cumplir con grandes responsabilidades que su padre habia colocado en ella. Marcos Salt, padre de Elizabeth, era un hombre de aproximadamente 75 anos de edad, con una tez blanca, aunque no tanta, unos ojos grises y cabello totalmente blanco; su contextura era un poco robusta, pero para ella siempre fue muy buen mozo. Aparte de ser su padre, era un reconocido abogado de Nueva York, dueno de un bufete de abogados muy prestigioso llamado Salt, Lenon & Associates y, aunque habia logrado tener en sus haberes un monton de metas realizadas tanto personales como profesionales, sin esperarlo cayo gravemente enfermo hace unos meses atras, no quedandole mas opciones, tuvo que utilizar a su unica hija y vicepresidenta del mencionado Bufete como representante de sus intereses. De su madre Elizabeth nunca tuvo mucho conocimiento, solo poseia de ella una pequena foto tamano carnet en donde se veia sonriente y jovial; era de piel blanca, cabello castano claro, unos ojos color cafe y de contextura delgada, no puede negarlo, era preciosa y tampoco puede evitar encontrar una minima similitud con ella misma y la fotografia, por lo menos fisica; de pequena siempre le preguntaba a su padre ?Donde esta mami, papi? Y su padre siempre le daba la misma respuesta: "tu madre se fue un dia porque se canso de cuidarte hija, pero pase lo que pase yo nunca te abandonare, tu siempre seras mi rabbith, mi conejita de la suerte". Durante 22 anos esas palabras retumbaban en su cabeza de vez en cuando, sobre todo en los dias nublados o lluviosos; siempre le habian causado cierta nostalgia ese tipo de clima y hoy era uno de esos dias; ella nunca pudo entender como una madre se podria cansar de cuidar y atender a una nina que solo tenia dos anos cuando ella se marcho. A pesar de que ella misma todavia no habia vivido esa etapa, siempre se lamento el hecho de que tal vez, si se hubiera criado con su madre, hubiera podido ser una mujer un poco diferente a la que era ahora. Elizabeth Salt era una mujer sencilla, pese a todas las virtudes economicas de la cual su padre la habia podido colmar, era carismatica y muy inteligente, estudio Derecho igual que su padre, pero no por vocacion, sino por obligacion, su sueno de nina siempre fue bailar, pero su padre nunca lo considero una profesion; para el era menos que un hobby, sin embargo, en el transcurso de su educacion se dio cuenta de que su carrera no era tan mala como lo habia pensado y se graduo con honores de la universidad. A los pocos meses su padre la convirtio en la vicepresidenta de su importante compania; como hija unica, cualquiera pudiera pensar que era su obligacion. Su herencia genetica la habia colmado de una belleza incomparable; era blanca como el papel, de piel totalmente inmaculada, poseia unos grandes ojos grises rodeados de unas largas pestanas, su mirada era intensa, tanto que podian convencer al mismisimo Papa que el cielo era rosado y no azul si ella asi lo disponia; su cabellera era larga, con pequenas ondas y de un precioso color castano claro y, aunque no era del todo delgada, poseia unas largas piernas torneadas y una pequena cintura; mejor dicho, era todo un encanto de mujer, pero debajo de todas esas caracteristicas que a la vista de los demas la hacian parecer perfecta, solo era una mujer de 24 anos, molesta con un padre que fue sumamente sobreprotector y triste por el hecho de que ni su propia madre la quiso. ?Quien me podra querer si ni mi propia madre lo hizo? Siempre fue la pregunta que rondaba en su cabeza; con ese mantra que repetia varias veces al dia, era casi imposible tener cualquier relacion amorosa, la misma solo consistia en un par de noche al mes, al llamar a una agencia de acompanantes y asi desahogar el calor que su cuerpo emanaba. Pero sacudiendose todas esas malas sensaciones con las cuales habia despertado esa lluviosa manana, se levanto de la cama y se encamino al bano, era hora de tomarse una ducha con agua bien fria para despojarse de todos esos malos recuerdos con los cuales se habia levantado; odiaba despertar asi, su dia solia ser patetico cuando eso ocurria. Abrio la ducha, el agua estaba un poco mas fria de lo normal, pero no le importaba; mientras mas fria mejor. Se quito su pijama y entro en ella; las primeras gotas de agua que cayeron sobre su cuerpo le supieron a gloria, era como si de alguna manera le dieran frescura a su vida y borraran de su mente todos esos tristes acontecimientos por los cuales ella habia tenido que pasar, aun siendo tan joven. Aquella agua helada que sentia sobre su piel, le devolvia poco a poco cada sensibilidad en su cuerpo entumecido, no sabia si de dolor o de pena, pero el hecho era que el agua fria la hacian sentir muy bien. Despues de unos 15 minutos en la ducha, salio de ella y se encamino a su habitacion para vestirse, queria colocarse algo fresco, hoy no estaba de humor para algo muy formal, a lo que abrio su elaborado closet de madera color caoba, el cual hacia juego con su cama, su peinadora y sus dos pequenas mesitas de noche. Encontro el vestido perfecto, era de color morado con un hermoso estampado de flores negras, no era tan largo, un poco mas abajo de las rodillas, con una falda acampanada y un escote alto hasta el cuello, sin nada de mangas, era simple y precioso, tal como a ella le gustaban las cosas; cuando se disponia a colocarselo con toda la calma, ya que todavia era muy temprano para llegar a la oficina, su celular sono, inmediatamente se puso de mal humor. Samanta Brice, su secretaria, sabia cuanto le molestaba que la llamaran tan temprano, aparte de su relacion laboral, era la unica amiga que todavia le quedaba, y por la cual colocaria las manos en el fuego, ha sido incondicional y eso se agradece y se valora, pese a todo; de mala gana tomo el telefono de la mesita de noche y contesto: --Disculpa Liz, solo queria informarte que aqui esta esperandote la Sra. Loise Green, la viejita que a estas alturas se quiere divorciar.-- dice en voz chillona, segun ella disimulada, mis ojos giran como si ella pudiera verme, es inevitable, su torpeza e indiscrecion me exasperan la gran mayoria de las veces. --Samanta. -- Le digo casi con la misma voz chillona de ella a ver si entiende su indiscrecion, pero no, nada, esta muchacha es como un baul cerrado. --Yo no entiendo como estas viejecitas pueden siquiera pensar en retomar una vida, ya las senoras de su edad son para que hagan tortas y cuiden a sus nietos, mas nada, es ridiculo lo de este senora. Pongo mi dedo pulgar e indice en mi frente y aprieto esa pequena arruguita que se me forma entre las cejas cuando estoy molesta, por no decir furiosa. --Samanta, por el amor de dios ?cuando vas aprender a ser un poco mas discreta? Eres la secretaria de la vicepresidenta de la compania, comportate como tal. --Dile a la Sra. Green que en aproximadamente 30 minutos estoy en la oficina. Del otro lado del telefono solo escucho la respiracion entrecortada de una Samanta apenada; por un momento siento pena, pero debe de aprender, mi padre siempre dijo que en este mundo todos tenemos un papel muy importante que debemos saber interpretar y ella debe de aprender el suyo, no se puede valer siempre de nuestra amistad para actuar de manera poco profesional. Corto la llamada antes de arrepentirme y pedirle disculpas casi de rodillas; no lo puedo evitar, es mi amiga y la adoro, a pesar de que somos dos polos opuestos, nos complementamos de una manera increible, yo soy la chica estructurada y ella es una morena de ojos cafe oscuro y de un cabello negro corto, mas despreocupada que yo y de un alma salvaje e indomable; respiro hondo y prosigo mi rutina, me coloco mi ropa interior, paso mi hermoso vestido por encima de mi cabeza y hago medias acrobacias, casi contorsionismo para poderme subir el cierre, pero despues de un momento lo logro, tomo mi cabello y lo ato en una cola alta, escojo unos bellos zapatos negros de punta con un tacon no muy alto y me coloco unos pequenos aretes plateados en forma de luna, son mis favoritos y ya por ultimo, hecho un poco de polvo y rubor sobre mi rostro, un claro color en mis labios y estoy lista. Al bajar las escaleras de mi casa, una hermosa propiedad ubicada en el barrio Upper East Side

  • Electric Dreams de Philip K. Dick

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    Electric Dreams de Philip K. Dick es la nueva serie de television basada en los relatos incluidos en esta antologia. La serie de diez capitulos independientes esta escrita y producida por el nominado a los Emmy Ronald D. Moore (Battlestar Galactica, Outlander) y Michael Dinner (Justified, Masters of Sex), con el nominado al Oscar de la Academia Bryan Cranston (Trumbo, Breaking Bad) como productor ejecutivo e interprete de la serie.

  • Sugar Daddy de Lucia Alfaro

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    El no pensaba permitir que a ella le faltara de nada y ella a cambio debia estar completamente disponible para el.
    Un contrato mutuamente beneficioso, lo llaman.

  • El que faltaba de Mayte Pascual

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    La clase entera exploto de risa ante sus narices. El senor Wright se acerco a la tarima y, tras unos momentos que aprovecho para limpiar sus gafas y crear misterio, la miro sonrio con el desprecio que lo caracterizaba. --Perfecto, senorita, no dudo que si sigue asi, tendremos un futuro premio Nobel entre nosotros. De novela rosa, por supuesto. La clase al completo volvio a reir. Ella los miro desafiante, y todos disimularon, sin poder evitar alguna sonrisa burlona. Todos menos Caleb, que solto una carcajada y la examino con descaro, guinandole un ojo. Entonces, y a la tierna edad de doce anos, Cloe lo entendio todo. Lo habia leido en muchas novelas, e incluso su padre hablaba de ello con su madre en la cocina mientras preparaban la cena. En la vida de toda persona se cruzaba un tonto de remate, un idiota que entorpecia tus planes y al que debias recordar toda tu vida, para aprender a reconocer a los de su especie y no volver a tener la mala suerte de cruzarse con ninguno. Caleb era un especimen unico en aquel campo. Era el cretino mayor del reino, de esos de libro. Vamos, un completo imbecil. Y aquel dia, como si nada, entendio que lo recordaria siempre. I Las siete de la manana no es buena hora para escribir a nadie, y menos aun aquel tipo de mensaje, lleno de emoticonos histericos y letras en mayuscula. ALICE: ?TIENES TODO PREPARADO? !HOY ES EL GRAN DIA!!!!!!!!!!!! Estoy a punto de contestar una serie de improperios por los que mi madre sin duda me desheredaria, pero por una vez me contengo. El simple hecho de contestar cualquier cosa desembocara en un sinfin de mensajes y en la creacion de un grupo llamado Chupi Pandi o algo similar, con miles de whatsapp mas acerca de una conversacion estupida. Y es mas, muchisimo mas de lo que puedo soportar a estas horas. Ya es suficiente con el planazo que me han preparado. Un fin de semana largo. Tres puneteros dias en los que habria podido estar en cualquier parte menos en aquella reunion. Pero ya no hay forma de escapar. Me estiro, sintiendo como todos los musculos de mi cuerpo se elongan al hacerlo. Cuento hasta diez, intento visualizar una imagen de paz y salgo de la cama, de mi maravilloso y seguro refugio. Solo setenta y dos horas. Bueno, quizas unas pocas mas, pero despues de eso habre cumplido, podre volver a mi estresante vida y olvidar estos dias para siempre. Solo eso. No es para tanto, vamos. Media hora, tres cafes y cinco cigarros despues estoy histerica perdida. Moira me llama para ultimar algunos asuntos de los que se ocupara esa tarde, pero, como temia, tambien quiere tranquilizarme y darme animos. --Animate, mujer. Eres Chloe D'Valliere, !!por favor!! Nos reiremos juntas de todo esto el lunes, ya veras. A lo mejor hasta podrias escribir sobre la experiencia en tu blog. No. Rotundamente no. Es Cloe la que ira a este fin de semana, en categoria de amiga de toda la vida. Chloe D'Valliere, sencillamente, no hace algo asi. Ella vive en un mundo paralelo, ajena a cosas como aquellas, tan mundanas y pasadas de moda. Cloe no es Ms D'Valliere, y D'Valliere no querria nunca verse en una como la de Cloe. Alice vuelve a escribir, ignorando mi silencio, esta vez, mas en su estilo. ALICE: !!No se os ocurra llegar tarde!!!YO YA HE SALIDO! Miro a mi alrededor, sumida en la desesperacion mas absoluta. Tengo el pelo empapado, la maleta a medio hacer y unas ganas locas de desaparecer del mapa. ?Que se le habra ocurrido a Alice? Es imposible saberlo. Sin pensarlo mas, meto en la maleta un variado repertorio de camisetas, vaqueros y ropa interior y un vestido de coctel que, aunque no me haga mucha gracia pensar, se que necesitare. Sofia llama al timbre a las diez y cuarto, cuando yo ya he pasado por la negacion, el nerviosismo, el enfado mas absoluto y la pena por mi misma. --!Cloe! !Estas fantastica! --Sofia entra en el piso mirando todo, sorprendida. -- Es precioso, en serio... !Que luz! --Gracias, lo elegi precisamente por eso. --!Que maravilla! Todo tan ordenado, tan limpio, tan minimalista... La miro consternada, localizando de reojo el monton de papeles que hacen desaparecer la mesa de cristal, el ordenador aun encendido y los cargadores que asoman por todos los enchufes. Sofia me lee el pensamiento y sonrie. --Entiendeme, con dos ninos y un marido que no hace ni el huevo en casa, las cosas se me van de las manos. Es tranquilizante ver que aun existen pisos de adultos, donde no hay juguetes esparcidos por el suelo y dedos pegajosos en todos los cristales. --Todo tiene sus inconvenientes. Despues de dos dias aqui, te aseguro que no podrias soportar mis montanas de papeles. Que sepas que he recogido en tu honor. Me voy hacia la habitacion, haciendo senas a Sofia para que me siga. --?Ya tienes todo preparado? --Hace una mueca, mirando la gran maleta--. Lo mismo tienes que meter algun modelito mas... --Me empuja carinosamente, burlandose de mi. --Pufff... Ya, lo se, pero es que no tengo ni idea de que llevar... --A ver... --Revuelve las prendas de la maleta, contabilizandolas--. Unos vaqueros, dos camisetas, no, perdon, !diez!, un pijama, calcetines, un modelito, no, dos, para las noches... ?Y la ropa interior? Ah, aqui... Vaya, vaya... --Saca un sujetador negro de encaje transparente...--. Pero ?que...? --Descubre una caja de preservativos que no me ha dado tiempo a esconder--. ?Y esto? De repente me siento como una nina pequena. --Soy una mujer soltera, ?recuerdas? --digo, encogiendome de hombros. Sofia suspira. --?Esto es por Aiden? Comienzo a meter todo de nuevo en la maleta sin contestarle. --Venga ya, Cloe, te conozco desde los cuatro anos. ?Me quieres decir que locura se te ha ocurrido ahora? Me siento en la cama, manoseando la delicada lenceria. --?Que que pasa? Mira a tu alrededor, Sofia: tengo una casa preciosa, con mucha luz, un monton de espacio y un vestidor para mi sola... Y ningun juguete por en medio... ?tu que crees? --?En serio? --Sofia se agacha y me coge la cara con las manos para asegurarse de que la miro fijamente--. ?Quieres tener un hijo? No puedo aguantar la risa y suelto una carcajada ante la mirada atonita de Sofia. --No, Sofia, no, al menos de momento. Pero no estaria mal poder practicar de vez en cuando. Desde que volvi de Londres... No es que me sienta sola, pero imagino que me falta algo. Me acostumbre a Chris, y aunque eramos mas amigos que otra cosa, echo de menos acostarme con alguien, salir de vez en cuando... Bueno, ya sabes... Sofia vuelve a mirar el sujetador. --?En serio que no tiene que ver con Aiden? --Pues no se, no tengo ni idea. --Cierro la maleta, ignorando el hecho de que seguramente me olvido de algo--. Si te digo que no me importaria... ?te molestaria mucho? Sofia va hacia la puerta, mirandome pensativa. --?Un polvo? --Sonrie maliciosamente--. No, en absoluto. Algo mas haria que te arrancara la cabeza. Recuerdalo.

  • Locos de amor, odio y fracaso de Edi Zunino

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    Anselmo Valdivia esta terminando su obra cumbre: la Primera enciclopedia del fracaso nacional. Es un periodista exitoso, admirado y obsesivo. Le dicen "Mito". A poco tiempo de producirse la muerte de El Procurador, que preparaba la presentacion de la evidencia irrefutable que condenaria a La Jefa, cree tener resuelto un dilema que divide al pais en dos: ?El Procurador fue asesinado o se suicido? Gracias a su metodo inigualable, Valdivia reune pruebas con detalles estremecedores y descubre alternativas ineditas de la guerra entre La Jefa y El Ingeniero, dos lideres antagonicos a los que ha visto con sus propios ojos en circunstancias que nadie se atreve a contar. La antinomia, como siempre, reina en el pais, tensada hasta limites inconcebibles.

  • Guardia de mi corazon (Ritmo cardiaco 2) de Larissa De Silva

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    No creia que el hombre de aspecto perfecto existiera. Sabia que no existia. Sin embargo, levante la vista de mis deberes y alli estaba, fuera de mi ventana, trabajando. No llevaba camisa, y sus abdominales estaban cincelados, y aunque su pelo se le metia en la cara, no queria nada mas que ir alli y besarle. No hice nada de eso. Lo mire, lo salude y espere que me devolviera el saludo. Nos conociamos desde ninos, y el siempre fue amable conmigo. Se habia ido durante el verano, y cuando volvio, se habia hecho alto, su espalda se habia ensanchado, y de repente tenia definicion en sus abdominales. Lo recordaba como el nino malhumorado con cinturones de taches y las camisas de manga larga debajo de las blancas sueltas. Ahora parecia que apenas salia de casa, y cuando lo hacia, siempre llevaba pantalones cortos cargo y poco mas. Parecia que solo salia de casa para hacer trabajo de campo, y aunque fuimos juntos a la escuela, ya no lo vi mas. No habia ninguna valla entre nuestras casas, lo unico que las dividia eran unos robles dispersos entre los limites de la propiedad. Habiamos plantado algunos juntos, cuando apenas eramos mas altos que las rodillas de nuestros padres. Asi era nuestra relacion. Habiamos estado muy unidos. Habiamos crecido juntos, a un tiro de piedra del otro. Cuando eramos mas jovenes, antes del verano, solia acompanarme a la escuela. Pasaba las tardes en mi casa, y hablabamos y jugabamos, y haciamos los deberes juntos. Nunca se sintio de otra manera que como deberia haber sido, asi que cuando dejo de venir, las cosas se sintieron mal. Se sentian mal. Nuestro primer beso habia ocurrido hace unos pocos veranos, tambien, y habia sido tan breve, y tan tonto. Me habia preguntado si queria intentarlo, si queria ver lo que se sentia. No habia sido magico. Habia sido practico, cientifico, divertido. Y luego no lo habiamos vuelto a hacer, y todo habia estado bien. Nunca habiamos hablado de ello. Lo intentamos, y nunca afecto nuestra amistad. Eramos ninos y pasabamos por un momento extrano de nuestra vida juntos. Pero siempre fuimos parte de la vida del otro. Eso era una certeza. Despues del verano, cuando dejo de venir, fue cuando las cosas empezaron a sentirse tan raras. Y en ese momento, ni siquiera me estaba saludando. Me estaba ignorando, dandome la espalda, y yo no podia evitar estar furiosa. Aunque no me hubiera visto, normalmente me saludaba, me buscaba. Sabia que no podria volver a mis deberes antes de aclarar las cosas con el, porque no iba a ser capaz de concentrarme. Necesitaba que me dijera como le habia ofendido, o que diablos habia pasado durante el verano que le habia hecho sentir que era mucho mejor que yo. Me levante, sali por la puerta lateral de mi casa, me salte los dos pasos de la entrada trasera y me acerque a donde estaba el, con los punos a los lados. Se alejo de mi hasta que practicamente tuve que correr para alcanzarle, mis chanclas se movian bajo mis pies. Sus piernas eran mas largas que las mias, y sabia que estaba tratando de conseguir estar lejos de mi. Fingia no oirme y yo no queria gritarle. No queria tener que exigir su atencion. Cuando finalmente llegue a donde estaba, puse una mano en su hombro y el levanto su cuello para mirarme. Sus ojos azul claro, que parecian crecer cada ano, se estrecharon. Se quito los auriculares de los oidos rapidamente, lo suficientemente rapido como para que pareciera que le dolia. “?Que quieres, Cicatriz?” Levante las cejas, tocando mi barbilla, donde estaba mi cicatriz. El tambien habia estado alli para eso, y sabia lo devastada que estaba cuando el corte no parecia desvanecerse. Ya no se me consideraba una chica particularmente guapa, y la cicatriz se sentia como si fuera la sentencia de muerte de cualquier belleza potencial que pudiera poseer mas tarde. “?En serio? ?Cicatriz?” “?Que quieres?” repitio, mirandome de arriba a abajo. “Quiero saber que diablos te pasa”, le dije con los dientes apretados. No queria llorar, pero mis sentimientos estaban heridos. Incline la cabeza hacia atras para que no pudiera ver mis lagrimas y me aclare la garganta para que pudiera mantener la voz. “Por que no puedes ni siquiera saludarme”. Se arrugo la nariz, se rizo el labio superior y revelo un diente. Sus auriculares colgaban alrededor de su cuello. “?Por que necesitas que te salude?” pregunto. “?Que quieres decir?” Pregunte, lloriqueando a pesar de mi. Intentaba mantener la cabeza en alto, pero estaba disgustada, a pesar de mi misma. “?Por que necesitas que te salude?” pregunto de nuevo, esta vez con los dientes apretados. “?Que quieres decir con que necesito que me saludes?” Me escuche a mi mismo preguntando. Las palabras sonaban extranas en mis propios oidos. Habia incredulidad alli. No estaba segura de como se suponia que debia sentirme al respecto, y el odio que salia de su boca, y la forma en que me miraba… todo me desequilibraba. Me estaba haciendo sentir nauseas. Queria preguntar mas, pero no me respondia. No iba a decirme nada. Venir aqui, pedirle una explicacion, no habia sido absolutamente inutil. Habia sido una idea terrible. El no queria tratar conmigo, y yo tenia que estar de acuerdo con eso. Me senti ridicula. No era un buen amigo, no lo habia sido durante un tiempo, y no me debia una explicacion. No me debia nada. Habiamos sido amigos una vez, pero ya no lo eramos. Lo habia dejado muy claro. No importaba lo que yo quisiera, por mucho que quisiera que fueramos amigos. Habiamos sido tan cercanos una vez, y ahora… Debo haberlo mirado demasiado tiempo, porque se burlo de mi, sus ojos azules helados se veian aun mas brillantes y claros a la luz del sol. Con su cara retorcida asi, no se veia tan atractivo como desde mi ventana. “?Por que estas tan necesitada, Cicatriz?” pregunto. Era mi turno de burlarme. No queria llorar; todavia estaba herida y no sabia si iba a ser capaz de detenerme. Sacudi la cabeza, consciente de que era poco probable que obtuviera una respuesta directa de el, y me prepare antes de volver a mi casa. Antes de que pudiera alejarme de el, me agarro la muneca y me impidio seguir caminando. Me eche atras para mirarle, lista para darle un punetazo en la cara. En algun momento, el habia decidido que era demasiado bueno para mi, y fue entonces cuando me dije a mi misma que era hora de dejar de preocuparme oficialmente. Tenia tantas preguntas sobre lo que habia pasado, lo que le habia hecho, sobre nuestra relacion, pero con el insulto, y la forma en que me miraba, no queria tener nada que ver con el. Intente apartar mi mano. “Sueltame”, dije con los dientes apretados. Se ilumino, su cara se acerco a la mia. Podia oler su locion para despues de afeitar, y su pasta de dientes de menta, y podia ver las pecas salpicadas en su nariz. Sus fosas nasales estaban ensanchadas. “Tienes que alejarte de mi”, dijo. “Tienes que mantenerte alejada, Cicatriz. ?Me oyes?” Lo mire con atencion, y luego mi mirada se deslizo entre su mano en mi muneca y su cara. “Te escuche”, dije. “Lo comprendo. Te dejare en paz, dejame ir. ” Me agarro con fuerza. “Necesitas alejarte”, dijo, su voz bajando a un susurro. “Nadie te quiere aqui. Yo no te quiero aqui, tus padres no te quieren aqui. No tienes otros amigos. Deberias huir, Billie. Huye y no vuelvas”. Me torci el brazo para que me dejara ir. “?Que diablos te pasa?” Pregunte, sosteniendo mi mano sobre mi cuerpo. Sabia que se iba a magullar. “Hablo en serio”, escupio. “Entiendo”, respondi, frotando mi muneca, tratando de ignorar las lagrimas que caian por mi cara. Estaba llorando, y no estaba segura, pero senti que el se iba a alegrar por ello. “Hablas en serio. No te preocupes, te escucho alto y claro”. Abrio la boca para hablar, pero no dijo nada. Cerro la boca, se dio la vuelta y empezo a alejarse de mi otra vez. Quise gritar, pero no lo hice. No hice nada, no dije nada. Volvi a mi casa, con el corazon roto, e hice una nota mental para no volver a molestarlo. *** 2020 Me puse el pelo en un mono y me mire en el espejo. Solo podia robar unos minutos aqui y alla entre pacientes, y parecer cansada nunca habia sido un buen refuerzo de confianza para ninguno de ellos. Ya me veia demasiado joven, y los pacientes dudaban mas en escuchar a una mujer joven. Me asegure de tapar las ojeras con un poco de base y crema BB, y me limpie las puntas de los dedos con una toallita para bebes antes de tirarla al cubo de basura junto al fregadero. Abri la puerta del bano y, usando mi tableta, mire al siguiente paciente de mi lista. Su nombre, Eric Brown, no me resultaba familiar y parecia menor de edad. No sabia por que estaba aqui en lugar de en un centro de atencion sin cita previa o incluso en una sala de emergencias, y no sabia por que no estaba viendo a su medico de atencion primaria, el Dr. Milburn. Mire su historia, pero parecia estar perfectamente sano. No habia nada que indicara por que podria estar alli. La enfermera le tomaba los signos vitales y yo no me retrase en absoluto, lo cual era algo milagroso considerando el dia que habia tenido. Llame a la puerta y la abri cuando oi una voz profunda que me decia que entrara. “Hola”, dije mientras miraba a mi paciente, un chico alto que no me miraba. Llevaba una sudadera con capucha, y se desplomo en la silla, con los pies apuntando en direcciones completamente diferentes. Apenas miro hacia arriba, asi que me aclare la garganta otra vez. “Hola, Eric”, le dije, mirando la historia para asegurarme de que tenia su nombre correcto. “?Estan tus padres aqui?” Me miro entonces y dijo algo, pero no lo escuche en absoluto. Sus ojos eran azules, con un toque de verde. Nunca quise pensar en ello, pero por una fraccion de segundo, la cara de Misha aparecio en mi cerebro, y el era todo lo que podia ver. Sus brillantes ojos azules, sus rasgos infantiles, la forma en que la luz del sol ilumino su cabello oscuro. Cerre los ojos, respire profundamente y volvi a mirar a mi paciente.

  • El funeral de Lolita de Luna Miguel

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    La esperada primera novela de Luna Miguel, <> (Tua Blesa, El Cultural de El Mundo).

  • El diario de Sandy de Martin Cirio

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    Sandra renuncio al call center para ir en busca de su sueno: viajar a los Estados Unidos y convertirse en actriz, y asi regresar triunfante algun dia a la Argentina.
    Emprendio una odisea en micro junto al hombre del que se enamoro por chat y, por fortuna, registro en este libro, El diario de Sandy, todas las desventuras que tuvo que sortear en el camino, como lo hizo antes su idola Geri Halliwell.
    Sandy se opero y ahora es una chica trans y quiere vivir una bella historia de amor. Sandy siempre tiene una bolsita de papa a mano para nunca pasar hambre. Sandy podra ser violentada o verse impedida, pero jamas sera vencida.
    En esta novela, Martin Cirio nos sumerge en una historia tan cinica como probable, y hace un recorte de realidades a la vuelta de la esquina, fiel a su estilo. No nos ahorra una y sabe que eso nos gusta.

  • !Devuelveme mis besos!, Priscila S de Priscila S

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    Los planes de Belen y Martin se vieron truncados por una trampa de alguien al que aun no le ponian cara. Su boda sin celebrarse, su futuro a la basura y todos sus sentimientos convertidos en odio. Un odio infundado por terceras personas …
    ?Que les habra ocurrido para dejar de amarse con la misma intensidad?
    ?Quien pudo ser tan malvado de separar a una pareja que se adoraba?
    Esas preguntas rondaban la mente de Belen, pero las respuestas se las daria quien no debia…
    ?Sabra Belen ver el desastre que se le avecina?

  • La familia Martin de David Foenkinos

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    Me costaba escribir; no avanzaba. Habia pasado anos imaginando muchas historias y nutriendome muy pocas veces de la realidad. Estaba entonces con una novela relacionada con los talleres de escritura. La trama transcurria durante un fin de semana dedicado a las palabras. Pero quien no tenia palabras era yo. No sentia interes alguno por mis personajes, me aburrian tanto que me daban mareos. Pense que cualquier relato real seria mas interesante. Cualquier existencia que no fuese ficticia. Cuando iba a firmar libros, muchos lectores acudian para decirme: <>. Seguro que era cierto. Podia bajar a la calle, parar a la primera persona que pasara, pedirle que me proporcionase algunos elementos biograficos y estaba casi seguro de que iba a motivarme mas que una nueva invencion. Asi fue como empezo todo. Me dije en serio: <>. 2 Debajo de mi casa hay una agencia de viajes; paso a diario delante de esa extrana oficina sumida en la penumbra. Una de las empleadas sale a menudo a fumar delante del local y se queda ahi quieta, mirando el movil. A veces me he preguntado en que estaria pensando; creo firmemente que los desconocidos tambien tienen una vida. Asi que sali de casa diciendome: <>. Pero la desconocida no estaba. Y yo habia estado a una voluta de humo de convertirme en su biografo. A pocos metros vi entonces a una senora mayor que cruzaba la calle tirando de un carrito morado. Me absorbio la mirada. Esa mujer no lo sabia, pero acababa de entrar en el territorio de la novela. Acababa de convertirse en el tema principal de mi nuevo libro (si aceptaba mi propuesta, claro). Yo podria haber esperado a que llegara la inspiracion u otra persona que me atrajera mas. Pero no, tenia que ser <>. No habia mas alternativa. Tenia la esperanza de que esa casualidad organizada me condujera a una historia emocionante o hacia uno de esos destinos que permiten comprender alguna de las apuestas esenciales de la vida. A decir verdad, lo esperaba todo de esa mujer. 3 Me acerque, disculpandome por molestarla. Me dirigi a ella con la cortesia melosa de los que quieren venderte algo. Aflojo el paso, sorprendida seguramente de que alguien se le acercase asi. Explique que vivia en el barrio y que era escritor. Cuando paras a alguien que va andando hay que ir al grano. Suele decirse que las personas de edad son desconfiadas, pero la mujer me dirigio en el acto una amplia sonrisa. Me senti lo bastante a gusto como para exponerle mis planes. --Pues vera: me gustaria escribir un libro sobre usted. --?Como dice? --Ya se que puede sonar un poco raro... Pero es como un reto que me he puesto a mi mismo. Vivo justo ahi --dije senalando mi edificio--. Le ahorro los detalles, pero se me ha ocurrido que me gustaria escribir sobre la primera persona con quien me cruzase. --No entiendo. --?Podriamos ir a tomarnos un cafe para que le explique la situacion? --?Ahora? --Si. --No puedo. Tengo que subir a casa a meter algunas cosas en el congelador. --Ah, si, claro, me hago cargo --conteste, preguntandome si ese primer contacto no estaba tomando un giro de lo mas patetico. Me habia animado mucho seguir mi impulso, pero resulta que ya habia llegado al extremo de escribir sobre la necesidad de no volver a congelar los productos descongelados. Pocos anos despues de haber recibido el premio Renaudot, notaba como me bajaba por la espalda el escalofrio del declive. Le propuse esperarla en el cafe que estaba al final de la calle, pero prefirio que la acompanase. Al pedirme que fuera con ella me estaba brindando, ya de entrada, su confianza. Yo en su lugar no habria permitido nunca que un escritor se me metiese en casa con tanta facilidad. Sobre todo un escritor carente de inspiracion. 4 Pocos minutos despues estaba sentado a solas en el salon de la senora, mientras ella trajinaba en la cocina. De forma totalmente inesperada, me embargo una intensa emocion. Mis dos abuelas llevaban muchos anos muertas y hacia mucho que no me encontraba asi metido en el decorado de la vejez. Habia tantas cosas en comun: el hule, el reloj ruidoso, los marcos dorados rodeando la cara de los nietos... Con el corazon oprimido, me acorde de cuando iba a visitarlas. No nos deciamos nada, pero me gustaban nuestras conversaciones. Mi protagonista volvio trayendo una bandeja con una taza y unas pastas. No se le ocurrio poner algo para ella. Para tranquilizarla, le conte mi trayectoria en pocas palabras, pero no parecia preocupada. La idea de que pudiera ser un hombre peligroso, un impostor o un manipulador no se le habia pasado por la cabeza. Mas adelante le pregunte a que se habia debido ese exceso de confianza. <>, me contesto, dejandome un tanto perplejo. A mi, la mayoria de los escritores me parecen libidinosos o depresivos. A veces, ambas cosas. Asi que, para esta mujer, tenia la cara adecuada para mi trabajo. Que ganas tenia de descubrir mi nuevo argumento de novela. ?Quien era? Lo primero era saber como se llamaba: --Tricot --me desvelo. --?Tricot, como de tricotar? --Si, eso es. --?Y el nombre? --Madeleine. Asi que me hallaba en presencia de Madeleine Tricot. Un nombre que me dejo dubitativo unos segundos. Nunca habria sido capaz de inventarlo. A veces me he pasado semanas buscando el nombre o el apellido de un personaje, completamente convencido de la influencia de la sonoridad en un destino. Era algo que me ayudaba incluso a entender algunos caracteres. Una Nathalie no podia portarse como una Sabine. Sopesaba los pros y los contras de cada denominacion. Y resulta que, sin tener que cavilar, tenia una Madeleine Tricot. Esa es la ventaja de la realidad: se ahorra tiempo. En cambio, hay un inconveniente de envergadura: la falta de alternativas. Habia escrito ya una novela sobre una abuela y la problematica de la vejez. ?Iba a tener que someterme otra vez a ese tema? La verdad era que no me entusiasmaba, pero tenia que aceptar todas las consecuencias del proyecto. ?Que interes tendria la cosa si empezaba a distorsionar la realidad? Tras pensarlo, se me ocurrio que no me habia encontrado con Madeleine por casualidad: los escritores tienen con su tema predilecto una relacion no muy distante de la cadena perpetua.[1] 5 Madeleine llevaba cuarenta y dos anos viviendo en el barrio. A lo mejor ya me habia cruzado con ella, aca o alla, pero su cara no me sonaba de nada. Dicho lo cual, yo todavia era relativamente nuevo por alli, pero me gustaba pasarme horas recorriendo las calles para pensar. Soy de esos para quienes escribir esta emparentado con una forma de anexionar un territorio. Madeleine debia de saberse la historia de muchos de los moradores del barrio. Debia de haber visto crecer ninos y morir vecinos, debia de saber detras de que comercio nuevo se ocultaba una libreria desaparecida. Seguramente pasarse la vida entera en el mismo perimetro conlleva cierto placer. Lo que yo veia como una carcel geografica era un mundo de referencias, de evidencias, de protecciones. Mi aficion inmoderada por la huida me impulsaba muchas veces a mudarme (tambien soy de esa clase de gente que nunca se quita el abrigo en el restaurante). A decir verdad, me gustaba alejarme del decorado de mis recuerdos, al contrario que Madeleine, que seguramente iba pisando a diario por las huellas de su pasado. Cuando pasaba delante de la escuela de sus hijas, quiza volvia a verlas corriendo hacia ella y echarse en sus brazos gritando: <>. Aunque aun no fueramos intimos, nuestra charla habia arrancado de forma muy fluida. Al cabo de unos minutos, a los dos se nos habia olvidado, me parece, el contexto de nuestro encuentro. Lo cual confirma algo evidente: a la gente le gusta hablar de si misma. Un ser humano es un condensado de autoficcion. Notaba que Madeleine estaba radiante al pensar que le interesaba a alguien. ?Por donde ibamos a empezar? Lo ultimo que queria yo era guiarla por la jerarquia de sus recuerdos. Acabo por preguntarme: --?Tengo que empezar por hablarle de mi infancia? --Bueno. Pero no es obligatorio. Podemos empezar por otras epocas de su vida. --?...? Parecio un poco perdida. Era preferible que la guiase por el laberinto del pasado. Pero, en el momento en que iba a empezar a entrevistarla, giro la cabeza hacia un marco pequenito. --Podriamos hablar de Rene, mi marido --dijo--. Hace mucho que murio... Asi que le gustara que hablemos primero de el. --Ah, de acuerdo --conteste, tomando nota de paso de que, ademas de a los lectores vivos, tambien iba a tener que contentar a los muertos. 6 Entonces Madeleine inspiro hondo, como si fuera a bucear a pulmon libre y los recuerdos, precisamente, estuviesen ocultos bajo el agua. Y el relato empezo. Habia conocido a Rene a finales de la decada de 1960, en el baile del 14 de julio en un cuartelillo de bomberos. A una amiga y a ella se les habia metido en la cabeza buscarse a un guaperas para bailar. Pero fue una silueta mas bien enclenque la que se le acerco. De entrada a Madeleine la conmovio ese hombre; se le notaba que no solia acercarse a hablar con desconocidas. Lo cual era cierto. Algo excepcional habria sentido, en el cuerpo o en el corazon, para tener la osadia de lanzarse asi. Rene le conto mas adelante las razones de su turbacion. Segun el, Madeleine era clavada a la actriz Michele Alfa. Igual que me ocurria a mi, Madeleine no la conocia. Hay que senalar que no hizo demasiadas peliculas despues de la guerra. Al descubrir su cara en una revista, la joven se quedo sorprendida: el parecido era remoto. En el mejor de los casos, podia decirse que se daban un aire. Pero, para Rene, Madeleine era casi la doble de esa actriz poco conocida. Esa emocion tenia origen en una dimension distinta. Aquello lo habia remitido a un episodio aterrador de su infancia, durante la guerra. Su madre pertenecia a una red de la Resistencia. Una vez que la perseguia la milicia, escondio al nino en un cine.[2] Muerto de miedo, Rene se aferro, por decirlo de alguna manera, a las caras de la pantalla. La de Michele Alfa se habia convertido en una inolvidable fuerza protectora y reconfortante. Y resulta que, algo mas de veinte anos despues, volvia a encontrar una de sus expresiones en la mirada de una mujer con la que se habia cruzado en el baile de los bomberos. Madeleine le pregunto el titulo de la pelicula. La aventura esta en la esquina, le contesto Rene. Disimule mi pasmo: era un curioso guino a mi proyecto. Madeleine tenia por entonces treinta y tres anos. Todas sus amigas estaban ya casadas y con hijos. Se planteaba si no le habria llegado el momento de <>. Aclaro que usaba esa palabra refiriendose al libro de Simone de Beauvoir Memorias de una joven formal, publicado unos anos antes. Aunque no pretendia faltarle al respeto a su marido, preferia decirme la verdad: por entonces habia hecho mas caso al cuchicheo de la razon que al de la pasion. Le gustaba mucho que la quisiera un hombre reconfortante y seguro de lo que sentia; tanto que hasta le resultaba posible olvidarse de lo que sentia de verdad. Con el tiempo, la delicadeza de Rene acabo triunfando. No quedaba ya la menor duda. Madeleine lo habia querido. Pero nunca habia notado por el los estragos de su primer amor. * Callo un instante, sin duda con reticencias ante la perspectiva de recordar esa historia que parecia dolorosa. <>, pense. Por supuesto, me intrigaba esa referencia a una pasion tragica, con toda verosimilitud. Para mi novela, me parecia una pista que habia que tomarse en serio. Las confidencias que ya me estaba haciendo Madeleine eran tan espontaneas que no queria forzarla pidiendole que desarrollase aquello que acababa de esbozar. Ya volveria a salir mas adelante. Y, aunque no puedo desvelar ahora mismo lo que iba a saber mas adelante, si que puedo anunciar que esa historia, por su naturaleza intensa, va a ocupar un lugar determinante en el relato. * Por ahora, sigamos con Rene. Despues de conocerse en el baile, se prometieron volver a verse muy pronto. A los pocos meses ya estaban casados y, a los pocos anos, eran padres. Stephanie nacio en 1974 y Valerie, en 1975. Por entonces era bastante inusual convertirse en madre casi a los cuarenta. Madeleine lo habia ido retrasando mas que nada por razones profesionales. Aunque habia disfrutado de la maternidad, le habian sentado muy mal las consecuencias que habia tenido para su carrera. Bajo su punto de vista, era una injusticia que les imponia a las mujeres una sociedad de hombres. <>, dijo entonces con lo que aun sonaba a amargura. Pero parecia bastante inutil echarselo en cara a un muerto. Seguramente, Rene no habia caido en la cuenta de lo frustrada que se sentia su mujer. Estaba orgulloso de su trayectoria en la RATP, el consorcio de transportes de Paris. De simple conductor de metro habia acabado en uno de los mayores puestos de responsabilidad del consorcio. Para el era una segunda familia, hasta tal punto que la jubilacion le cayo como una condena a muerte. Madeleine se encontro con un marido completamente desvalido. <>, repitio tres veces, cada vez mas bajo. Hacia ya veinte anos que se habia ido, pero nuestra conversacion otorgaba al pasado el brillo de una emocion muy reciente. Rene se levantaba por las mananas como un combatiente sin guerra. Su mujer lo animaba a volver a estudiar, a dedicarse a algun voluntariado, pero el rechazaba toda proposicion. A decir verdad, le habia herido profundamente la forma en que todos sus antiguos companeros se habian ido desentendiendo de el. Se dio cuenta de la absoluta vacuidad de las relaciones que habia trabado y, a partir de ahi, todo le parecio absurdo. Un cancer de colon acompano esa decadencia; una forma de poder ponerle nombre a un estado difuso. El dia del entierro, apenas un ano despues de la jubilacion, acudieron muchos directivos y empleados de la RATP. Madeleine los miro uno por uno sin decir nada. Algunos pronunciaron unas palabras durante la ceremonia, elogiaron a un hombre recto y cordial, pero el no estaba alli para oir esos tardios testimonios de una amistad indeleble. A su mujer le parecio un comportamiento francamente patetico, pero no dijo nada. Cedio mas bien al recuerdo de lo bonito que habia habido entre ellos, esa forma de apacible entendimiento. Habian llevado a cabo tantas cosas juntos, habian tenido alegrias y penas, y ahora todo se habia acabado. De que manera tan viva hablo Madeleine de Rene (casi se podia creer que iba a aparecer en el salon para unirse a nosotros). Desde mi punto de vista, era la posteridad mas hermosa; seguir existiendo en un corazon. Me pregunte como era posible sobrevivir al amor de una vida. Pasar cuarenta o cincuenta anos con una persona, tener a veces la sensacion de que es tu propio reflejo en el espejo, y luego un dia ya no queda nada. Al estirar la mano tocas el aire, notas movimientos raros en la cama o dices palabras que se convierten en conversaciones huerfanas. No vives solo, sino con una ausencia.

  • Vision binocular de Edith Pearlman

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    Edith Pearlman fue hasta hace poco una desconocida para el grueso de los lectores, pese a que a sus ochenta y un anos ha escrito unos doscientos cincuenta cuentos que han visto la luz en revistas y se han reunido en varios libros publicados a partir de 1996 en pequenas editoriales. Todo empezo a cambiar con la aparicion de Vision binocular, antologia con treinta y cuatro de sus mejores piezas que ayudo a darla a conocer en Estados Unidos y Europa y recibio una larga lista de premios, entre los que destaca el prestigioso National Book Critics Circle Award.
    Los cuentos de Pearlman son una prodigiosa combinacion de sutileza, elegancia, ironia y deslumbrante capacidad de exploracion de los sentimientos y conflictos humanos. Su hondura psicologica y riqueza de matices los convierte en inagotables. En el prologo, Ann Patchett, que compara a la autora con Updike y Alice Munro, dice: <>
    Buena parte de los relatos aqui reunidos estan situados en Estados Unidos, pero los hay tambien ambientados en Latinoamerica y Europa, donde aparece la diaspora judia tras el Holocausto, como en el cuento sobre un grupo de judios alemanes que en 1947 esperan papeles para emigrar; en otro retoma a dos de los personajes, un matrimonio ya instalado en Nueva York que recupera el mundo perdido a traves de un abrigo. Pero el repertorio de situaciones es muy variado: la nina que espia a sus vecinos con unos binoculares; la exiliada polaca que vive en Centroamerica, de donde debera huir por segunda vez; la doctora jubilada que se confronta con la muerte en un solitario paraje natural.
    En este libro bellisimo, que elude ostentaciones y florituras, Pearlman nos deslumbra sin estruendo, porque le basta apenas un susurro.

  • Caza de brujas de Colleen Cross

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    <<…Una cautivadora historia sobrenatural. Si te gusta el misterio te encantaran Cendrine West y su extravagante familia de brujas.>> Cendrine West esconde un secreto, no quiere ser bruja. Tampoco es que sea una de las buenas, algo que su tia Pearl no deja de recordarle. Pero no puede huir de sus raices, y menos en el pequeno pueblo de Westwick Corners, donde la familia de brujas West lleva generaciones causando problemas. Todo empieza cuando aparece un cadaver justo antes de la boda de Cendrine. Su investigacion detectivesca desvela una conexion sobrenatural y un secreto sobre su prometido que preferiria no haber descubierto. Cendrine se ve obligada a poner a prueba su brujeria. ?Sera lo bastante buena como para salvar a su familia y a todo el pueblo? La escena del crimen apunta a su malhumorada tia Pearl que ha prometido acabar a toda costa con el turismo en el pueblo. Ademas, esta empenada en echar a Tyler Gates, el nuevo y atractivo sheriff, al igual que hizo con sus predecesores. Por si no fuera suficiente, el fantasma de la abuela Vi quiere entrar en accion. Cendrine promete ayudar a su tia, aunque ella misma salga perjudicada. Mientras se construye la acusacion contra la tia Pearl vuelan chispas entre Cendrine y Tyler. ?Podra Cendrine encaminar la investigacion (y su corazon) en la buena direccion? Si te gustan las historias de misterio con una dosis de humor y un toque sobrenatural, te encantara esta paranormal historia de brujas. A 1 cababa de sacar el movil del bolso porque estaba sonando, cuando la tia Pearl llego volando a mi nueva sala de redaccion. Literalmente. Algo totalmente prohibido durante las horas de luz. El hecho de que fueramos brujas no era un secreto guardado a cal y canto en el pequeno pueblo de Westwick Corners, pero mejor no ir alardeando de ello. Se planto en el marco de la puerta y grito: --!Cendrine! La tia Pearl solo usaba mi nombre completo cuando estaba enfadada. Yo tambien tenia derecho a estarlo. Llevaba en la oficina desde las seis de la manana para ponerme al dia. Era casi mediodia y estaba cansada, hambrienta y sudorosa, y encima el aire acondicionado habia decidido estropearse en el momento mas oportuno. Y el resto del dia estaba a punto de complicarse. Bueno, no si podia hacer algo por evitarlo. La ignore mientras mi telefono seguia sonando y comprobe el nombre que aparecia en pantalla. Era mama otra vez. Ya me habia llamado media docena de veces esa manana con preguntas sobre el ensayo de la boda y la inauguracion oficial del hostal Westwick Corners, ambas cosas previstas para ese mismo dia. Tendria que haberme quedado en casa. --Cendrine, el nuevo sheriff es un imbecil. Quiero que lo pongas al dia de todo --dijo desde el umbral de la puerta, esperando una reaccion por mi parte. --No --respondi dandome a vuelta y contestando al telefono. Mama estaba frenetica. --Cen, no encuentro a Pearl. Me preocupa que se haya ido y haya hecho otra de sus locuras. Active el altavoz y levante las cejas en direccion a la tia Pearl. --Esta aqui, conmigo. La tia Pearl se acerco a mi mesa y le grito al telefono: --No necesito ninguna ninera, Ruby. Soy perfectamente capaz de divertirme sola. --Eso es lo que me preocupa --respondio mama--. No puedes seguir echando a la gente del pueblo, sobre todo si son autoridades. No esta bien. --?Por que no me pones un dispositivo de seguimiento? Por Dios. --La tia Pearl se dejo caer en una silla frente a mi mesa--. No soy una nina. --A veces actuas como tal. Parece ser que yo no era la unica que se preguntaba con que tipo de bienvenida habia recibido la tia Pearl al nuevo sheriff. Era mejor no alardear de nuestras habilidades. Los West fueron una de las familias fundadoras, hace mas de un siglo, cuando mis bisabuelos se instalaron en Westwick Corners. Sin embargo, podiamos dejar de ser bienvenidos en cualquier momento. La tolerancia de los demas tenia un limite. La tia Pearl ignoro mi respuesta. Tal vez nuestro legado familiar le habia hecho creer que tenia derecho a comportarse asi. Era una lastima, porque su continua falta de respeto por las reglas amenazaba nuestra convivencia en el pueblo, aunque parecia no importarle lo mas minimo. Me arranco el movil de las manos y bramo: --Es una molestia, Ruby. Cen va a tener que explicarle todo. Recupere mi movil. --No voy a hacer nada de eso. Lo que tu quieres y lo que hace que se vendan periodicos son dos cosas muy diferentes, tia Pearl. No puedo ayudarte. El Westwick Corners Weekly esta a punto de publicarse. Habia conseguido mi trabajo comprandole el periodico al anterior propietario cuando se jubilo. La mayor parte de la industria local habia decaido cuando desviaron la carretera estatal hace unos anos. La mayoria de jovenes de mi edad se habian marchado a lugares con mas futuro poco despues. Los pocos que nos quedamos ganabamos lo justo para sobrevivir. Escuche la voz de mi madre a traves del telefono: --Cen, Pearl solo intenta ayudar. Te tomas tu trabajo demasiado en serio. No me sorprendio el repentino cambio de tono de mi madre. Simplemente se habia posicionado del lado de su hermana mayor para minimizar los danos colaterales y curarse en salud. Como la tia Pearl normalmente se salia con la suya, mama habia adoptado la estrategia de evitar los conflictos. Una estrategia que, a largo plazo, creaba mas problemas de los que resolvia. --Tengo que irme. Nos vemos en unas horas. --Mama habia permitido que la tia Pearl siguiera con su mal comportamiento tras los inutiles intentos por mantener la paz. No sabia como habia movido los hilos la tia Pearl para conseguir lo que queria. Yo, en cambio, me mantenia firme. El resultado final era que mi tia y yo siempre acababamos tirandonos de los pelos. La tia Pearl se hundio en la silla y resoplo: --Esto no es un periodico. Solo hay publicidad y cupones de descuento coleccionables. ?Por que malgastar tu tiempo? Nadie lee los articulos que escribes. Aceptalo, Cen. Este periodico es una porqueria. --Por lo menos me gano la vida de forma honesta. --Cada vez que me estaba de bajon, la tia Pearl me hacia sentir aun peor. Aunque no le faltaba razon. Habia invertido todo mi dinero en un trabajo a tiempo parcial mal remunerado, y ni siquiera se me daba bien. Habia pocas opciones para ganarse la vida en el pueblo, asi que la mayoria de nosotros teniamos que ser emprendedores--. Podrias decir algo amable para variar. Mi tia se quedo mirandome en silencio unos segundos. Eran pocas las veces se quedaba sin palabras. Mas me valia escuchar su ultima retahila de improperios si queria salir de la oficina a tiempo. Se inclino hacia adelante. --Te dare una exclusiva para que, por una vez, tengas una historia decente. El nuevo sheriff es un corrupto y quiero que publiques sus delitos. --?Que delitos? --Comprobe el reloj. Era casi mediodia--. El sheriff Gates solo lleva unas horas en su puesto. ?Que delito podria haber cometido en tan poco tiempo? --Tiene un pasado, Cen. Un pasado oscuro. --?Acaso no lo tienen todos? Tyler Gates era el quinto sheriff en seis meses. Solo atraiamos a desertores, holgazanes e indeseables a los que no emplearian en ningun otro lugar. Estaba dispuesta a dejarle un poco de margen, ya que una figura de autoridad era mejor que ninguna. Teniamos lo mejor que podiamos conseguir. --Se por que dejo su ultimo trabajo. --Pearl me guino el ojo--. Es un escandalo. --?En serio? Lo unico bueno del cambio de autoridades era que las habilidades sobrenaturales de mi familia se mantenian mas o menos en secreto. Lo malo era que no tendria que ser asi. La razon principal por la que abandonaban su puesto era por la delincuente que tenia justo enfrente. --Si, en serio. Y una cosa mas, el cartel de la autovia atrae al tipo de gente equivocado. --Entorno los ojos mientras se ponia de pie para parecer mas alta. Toda ella era indignacion e intimidacion. --Atrae a turistas, tia Pearl. Es el tipo de gente que necesitamos. La tia Pearl odiaba a los visitantes, y, a menos que dejara sus travesuras, Westwick Corners estaba destinada a convertirse en otro pueblo fantasma del estado de Washington. Nuestro pueblo no tenia industria local, solo ancianos granjeros por los alrededores que no gastaban mucho. El turismo era nuestra unica opcion, asi que habiamos pasado meses reavivando Westwick Corners para darle la imagen de un lugar idoneo para una escapada rural de fin de semana. Tenia el presentimiento de que el fruto de nuestros esfuerzos estaba a punto de echarse a perder. --?A que huele? Olisquee el aire preocupada porque el tipico aroma a lavanda pasada de la tia Pearl hubiera cambiado por un desagradable olor a gasolina. La ultima vez que olio a gasolina se habia metido en el radar de la policia del estado de Washington. Ni al pueblo ni a la familia nos convenia que eso se volviera a repetir. La tia Pearl sonrio con superioridad pero guardo silencio. --El pueblo voto si a la nueva senalizacion de la autopista, tia Pearl. Los siento pero la mayoria manda. Casi nunca venian visitantes desde que la interseccion de la autovia habia sido desviada a Shady Creek hacia unos anos. Teniamos que cambiar ese hecho urgentemente.

  • El amor despues del dolor, Araceli Samudio de Araceli Samudio

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    No hay dolor mas grande, ni tristeza mas pr

  • Un matrimonio perfecto de Paul Pen

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    Crees que conoces a tu pareja. Crees que tu matrimonio es perfecto. Pero todos tenemos secretos. Y la verdad siempre emerge, aunque la ahogues. La verdad nunca muere, aunque la mates.

  • Los Graham de Mia Del Valle

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    Los Graham no son una familia normal y aunque aparentan ser educados y correctos, el clan tiene demasiados secretos como para poder mantenerlos ocultos por mucho tiempo mas.
    Derek, el hijo mimado del clan es un cerdo engreido, que pasa sus dias dando ordenes a todo aquel que se ponga en su camino, Diana su secretaria no lo soporta, y luego de una borrachera en la cena navidena le canta las cuarenta al multimillonario… pero la cosa no queda asi, ya que sin querer Diana se ha metido en la boca del lobo y ahora debera buscar la forma de escapar sin salir herida en el camino.

  • Una Vida Juntos de Nora Roberts

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    Roman DeWinter nunca habia conocido el calor de un hogar... hasta que encontro el camino a la posada de la encantadora Charity Ford. Pero el estaba alli de incognito en busca de una mente criminal y todas las pruebas la apuntaban a ella. ?Como podria desentranar toda la trama de falsificacion y contrabando y, al mismo tiempo, eliminar a Charity de la lista de sospechosos?

  • Detras de la magia de un beso de Paula Guzman

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    Muchas veces pasa que las mejores cosas de la vida no se planean, simplemente llegan por casualidad. Nos sorprenden y asi, nos permiten fluir con mas naturalidad, ya que no lo tenemos calculado.
    Nos dejamos llevar por impulsos que florecen dentro de nosotros, sacando a nuestro verdadero yo, dejando que simplemente… suceda.
    Detras de la magia de un beso… solo tu, es una recopilacion de relatos que a mi me gusta llamarlos cuentos.
    Si, cuentos de amor para sonar y dejarte envolver por la frescura de un momento unico, que puede marcar algunas veces, un para siempre.
    Entre sonrisas y emociones, te invito a dejarte llevar por esos besos que hacen vibrar, entre pueblos desconocidos, una cena de ano nuevo a punto de arruinarse, un momento vergonzoso, una telenovela con los protagonistas mas populares del momento y una fiesta de San Valentin organizada en un elegante hotel de paso.

  • No, mama, no de Verity Bargate

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    Lo que mas me impresiono cuando me dieron a mi segundo hijo y lo cogi en brazos fue la total ausencia de sentimientos. Ni amor. Ni colera. Nada. Contemple las hinchadas facciones amoratadas, las manos achatadas, el escroto que le colgaba casi hasta los tobillos, y senti tan poco placer y afecto como si hubieran envuelto por equivocacion la placenta en una manta y me la hubieran puesto entre los brazos. La verdad, al principio pense que eso era lo que habian hecho. Luego nunca pude saber con certeza si se lo habia devuelto bruscamente pasandoselo por encima de mis piernas al doctor que me estaba cosiendo o si lo habia imaginado. El caso es que se lo llevaron. Una enfermera se acerco entonces a lavarme. Primero el pubis, luego la cara, con el mismo pano, que apenas enjuago entre una y otra operacion. Despues el te. Tibio y derramado sobre el plato. Me desagrada el te. No me permitieron fumar un cigarrillo… <> Mi marido, David, testigo indiferente de estas humillaciones, seguia llorando porque el nino no habia sido una nina. Alegue cansancio y le sugeri que se marchara, cosa que hizo con fingida reticencia. Tanto disimulo, ya tan pronto. De vuelta en la habitacion, encendi por fin un cigarrillo. Tenia el sabor dulzon que tienen a veces despues de hacer el amor. Cerre los ojos e intente imaginar un cuadrado negro sobre un cielo negro, cualquier cosa con tal de apartar el recuerdo de esa berenjena mas bien pasada que me habian arrojado a los brazos en nombre de la maternidad. Creo que me adormeci, pues de pronto oi: <>, y lo conectaron a mi pecho docil con una precipitacion que parecia innecesaria. Tardo una eternidad, agitando el hocico como un cerdo hozando en busca de trufas. Senti asco y no me avergonce, aunque cogi un libro para intentar distraer mis pensamientos de los jadeos y tirones y movimientos de succion en curso. Regreso la enfermera y me quito el libro con un energico <>. Si puedo, grite mudamente; tendre que hacerlas los proximos meses. Mas tarde, a la hora de visita, volvio David con los ojos todavia un poco llorosos. Le envidie el lujo de sentir algo, aunque sospeche que su sufrimiento respondia sobre todo a que habiamos leido en alguna parte que si se hace mucho el amor hay mas probabilidades de tener una nina; cuanto mas se folla, mas debil es la eyaculacion, y las hembras, mas fuertes que los machos, tienen mayores posibilidades de llegar primero hasta el ovulo y fecundarlo. En otras palabras, su pena parecia tener un fundamento bastante machista. Creo que fue entonces cuando nuestra incapacidad de comunicarnos se hizo irreversible. Nuestro dolor era tan distinto, los motivos tan divergentes; el mio todavia no articulado, el suyo ya casi superado. Transcurrieron algunos dias. No se muy bien como, pero pasaron. Mientras estaba despierta leia todo el tiempo -cualquier cosa con tal de no pensar- y pasaba muchos ratos sentada en la banera. Eran los unicos momentos en que no me parecia estar sentada sobre una alambrada de puas. Pero por fin me quitaron los puntos y ya casi habia llegado el momento de volver a casa. Aparte de leer y de contemplar imaginarios cuadrados negros habia un pensamiento que no lograba impedir por mas que lo intentara. Mi madre le conto a una solterona amiga suya que parirme a mi habia sido un viaje a las puertas del Infierno. La amiga, que habia dejado de ser solterona, me comunico la informacion en el funeral de mi madre mientras los demas comian sandwiches de pepino cortado en rodajas casi transparentes y bebian te en tazas de porcelana fina decorada con hojas de hiedra. Yo estaba en el dormitorio de mi madre y recorria con el dedo el polvo que cubria su espejo mientras me preguntaba como era posible que todas esas personas reunidas ahi abajo tuvieran tantas ganas de charlar, y entonces ella vino a buscarme. Por el tono en que me hablo, se diria que me estaba transmitiendo mi legado. Y en cierto modo asi era. Creo que fue la unica persona que nombro a mi madre en todo aquel largo, caluroso dia de agosto. Y el pensamiento que no lograba apartar de mi cabeza todos esos dias en el hospital era que el parto en si no habia sido en absoluto un viaje a las puertas del Infierno; ese viaje solo empezaba ahora. La manana del dia en que debiamos volver a casa, pedi hablar con la enfermera o con un medico. La enfermera de guardia me dijo que estaban ocupados, pero yo sali del pabellon, que olia a eter y fenol, a flores muertas y leche agria, y entre en el despacho, que olia a sudor rancio y cigarrillos, a ceniceros sucios y suficiencia. Estaban tomando cafe. Volvieron hacia mi sus caras escandalizadas al ver que habia infringido las normas entrando en el sanctasanctorum sin tan siquiera llamar a la puerta. Empece a balbucear que iban a mandarme a casa con un crio a quien no queria y que no podia hacerme responsable de mis actos y que vivia en un piso alto y que que ocurriria si tiraba el crio por la ventana porque no lo queria, no lo queria, no lo queria. La expresion de horror desaparecio de sus caras; se encontraban nuevamente en terreno conocido. Oi como la enfermera le recordaba a la doctora quien era yo, una vez que la enfermera de guardia se lo hubo recordado a ella. La oi exclamar que esta madre era tan buena madre que habia dado de mamar al nino e incluso se sacaba la leche sobrante para donarla a la unidad de prematuros y pense que quiza las ascendian si superaban la media nacional y conseguian tener mas de un determinado porcentaje de madres que amamantaban a sus hijos. Yo era un dato estadistico que podia serle util en su carrera. Entonces grite que cada vez que le daba el pecho al nino me entraban ganas de vomitar; que me daba asco; que me sentia como una vaca o una maquina ordenadora. La doctora me pregunto si era actriz o modelo y comprendi que pensaba que era una puta. Me dio palmaditas en el brazo, carraspeo y pronuncio su veredicto. Dijo que no debia preocuparme porque yo sabia lo que sentia y con eso ya tenia ganada la mitad de la batalla y que aguardara unos instantes y todo se arreglaria porque iba a darme unas pastillas estupendas que me harian sentir mejor y que pensara que podria haber sido mucho peor si me hubiera ido a casa pensando que no ocurria nada. En otras palabras, que era una mujer afortunada. David habia llegado en medio de este insignificante incidente pero yo no me habia dado cuenta. Cuando la doctora se alejaba taconeando en busca de mi ficha para recetarme los antidepresivos, le grite: -Y al bebe le lagrimea el ojo, ?podria recetarme tambien algo para el? Por favor. Fue como si hubiera conjurado a la Santisima Trinidad; la doctora se detuvo en mitad de la escalera y se volvio a mirarme con expresion de total felicidad. -?Lo ve? -chillo-, ?lo ve? Tiene que querer a su hija, si no, no se habria fijado en el ojo. -No es una nina, no es una nina, es un nino. -Y me eche a llorar de verdad; empezaba a sentir algo y eso era justo lo que no queria que ocurriera. Hasta ese momento no sabia con certeza por que habia irrumpido de ese modo en el despacho. Pensaba que quiza solo queria romper la indiferencia de esa gente, porque desde luego no se me habria ocurrido pedirles ayuda. Pero entonces comprendi que lo que queria era romper mi propia indiferencia, solo para averiguar si era posible, pero dejando a pesar de todo todas las opciones abiertas, para que, si me aventuraba demasiado, siempre me quedara la posibilidad de echarme atras. Y ahora ya era demasiado tarde, ahora sufria de verdad, pero tambien estaba furiosa porque esa mujer a quien tanto detestaba lo habia desencadenado todo. Ella habia llamado nina al nino y por su culpa yo ya no podia continuar fingiendo que los bebes tenian un solo sexo, ya no podia seguir negando la causa de mi angustia. David se acerco mientras miraba el reloj y dijo: -Por el amor de Dios, no armes tanto alboroto. Nunca saldremos de aqui y tengo que entrevistar a Fenella Fielding dentro de media hora. Y entonces empece a reir y a llorar al mismo tiempo y me trajeron rapidamente las pastillas y el unguento porque algunas otras pacientes habian salido del pabellon a ver que estaba pasando y ese era el peor pecado que yo podia cometer. Estaba alterando el orden establecido y dando un espectaculo. El taxi, el crio y los medicamentos llegaron al mismo tiempo y me sacaron del recinto con escasas ceremonias y un gran alivio. En el taxi intente recuperar mi insensibilidad, lo que no fue demasiado dificil con David disculpandose con enorme irritacion y el crio chillando. Cuando llegamos a la puerta, David dijo que me veria mas tarde y que Mary traeria a Matthew a las dos y que el regresaria tan pronto como pudiera y adios carino y levanta la barbilla y arriba esos animos y te vere luego. Baje del taxi y me quede en la acera con el crio y una maleta y una bolsa. Tenia que subir ochenta y tres escalones y pense que mas me valia empezar cuanto antes. El taxi no se movio. Entonces oi que el taxista decia: -?Piensa ayudarla, amigo, o tendre que hacerlo yo? Y David bajo del taxi y subio corriendo las escaleras con la maleta y la bolsa. Y yo me volvi y sonrei, dandole las gracias al taxista, que me saludo levantando el pulgar y me solto un <>. Me cruce con David en la escalera. No nos dijimos nada. II Cuando llego Mary con Matthew, me alegre sinceramente de verlo. Solo lo habia visto dos veces en el hospital porque Mary vivia en la otra punta de Londres y tenia dos hijos propios que cuidar. Estaba enfadado conmigo por haberlo abandonado y al principio no quiso hablarme ni acercarse a mi. Contemple su vulnerable espalda de nino de veinte meses mientras el buscaba sus cochecitos, ignorandome deliberadamente. Arrastro una silla hasta la ventana, se encaramo encima y alineo los cochecitos sobre el alfeizar, con fuertes ruidos de emergencia: coches de bomberos, ambulancias y coches patrulla. Era uno de sus juegos preferidos y uno en el que solia pedir mi participacion; pero no ese dia. Mary habia hecho cafe y nos permitimos una breve chachara superficial. Eso me entristecio; antes habiamos sido amigas intimas. Los maridos y los crios y la distancia fisica habian cambiado las cosas y ahora nuestros puntos de referencia eran tan distintos que pense que ya nunca recuperariamos la antigua intimidad. Los repentinos berridos furiosos, en la habitacion de al lado, me recordaron que tenia otro hijo. Por unos diez minutos habia olvidado por completo la existencia de… Orlando, y al diablo con David. Mary fue a buscarlo y me lo trajo, haciendole mimos y carantonas. Casi se interrumpio en mitad de un berrido; nunca habia oido esos tontos ruiditos que se les hacen a los bebes. A lo mejor imagine la expresion de sorpresa, quiza le estoy atribuyendo reacciones a una edad un poco demasiado tierna, pero desde luego respondio a los mimos de Mary. Terminadas todas las operaciones necesarias para desnudar mi pecho izquierdo -los botones de la chaqueta, la cremallera del vestido y Dios sabe que del artefacto Heath Robinson llamado sosten maternal-, empece a alimentar al desconocido huerfanito. Esto tuvo un efecto instantaneo sobre Matthew. Derribo todos los cochecitos del alfeizar, bajo de un salto de la silla, corrio hacia mi y aparto a Orlando de mi pecho, diciendo: -No, no, no, no, no, no, no, no… Luego me echo los brazos al cuello y lloro y lloro y lloro como si fuera a rompersele el corazon. Sorprendida y desconcertada, solo atine a estrecharlo con fuerza. Tampoco era una nina, pero no habia sido mi ultima oportunidad; significaba algo especial a mi pesar. Mientras Matthew se calmaba, consulte el libro del doctor Spock 1 , que tenia siempre a mano, por la letra C, de celos, subapartado <>. No aclare gran cosa. Spock se referia constantemente al nino mayor como <>; el nuevo bebe era <>. Comprendia la logica de esos terminos que facilitaban mucho la lectura, evitando confusiones, pero aquel dia, para esta madre, eso significo otra pequena muerte. Ademas, Orlando empezaba a ponerse frenetico, no tenia tiempo de leer que debia hacer, solo podia actuar. Le hable a Matthew, le explique lo que estaba haciendo y por que, mientras pedia ayuda a Dios, cuyo consultorio a todas luces estaba cerrado por vacaciones. No hubo respuesta. Matthew se echo a llorar de nuevo. Idea luminosa: -Muy bien, Matty, tu tambien puedes probarlo, tambien te he tenido asi en mis brazos, tu tambien tomabas leche de mi teta. Pruebalo, tomala si quieres, Matty. Silencio en mitad de un sollozo. Unos ojos muy grandes miran alternativamente mi cara y el pezon. Leve vacilacion y despues la boca se abre, se acerca, se acerca, ya lo tiene. Una chupada poco convencida, luego una expresion de total repulsion, escupe, arruga la nariz y -milagro- las manitas de Matthew orientan la cabeza de Orlando, que mueve freneticamente la boca como un cuclillo hambriento, ya esta de vuelta en la base. Silencio de Matthew, asombrado silencio de Matthew, y un silencio un poco mas ruidoso de Orlando. Mary y yo nos miramos, y en ese momento de mutuo alivio reaparecio brevemente nuestra antigua complicidad. -Brillante -dijo ella-, has estado brillante. -Suerte -replique-, solo ha sido suerte. Continuamos charlando, pausada, nostalgicamente, mientras ella preparaba algo de comer para Matthew y yo amamantaba y despues lavaba y cambiaba a Orlando y lo dejaba en el moises. Matthew se negaba a separarse de su hermano, lo seguia de un lado a otro, agarrandose a la parte que estuviera a su alcance, y Mary tuvo que perseguirlo con el plato y la cuchara, para ir dandole de comer como y cuando podia. Por fin, Matthew cayo dormido junto a Orlando, agarrado a su pie, estableciendo de manera definitiva la estrecha relacion que han tenido desde aquel dia. Mary, la paciente, atenta Mary, finalmente se marcho para relevar a su marido en la tarea de cuidar a sus dos chicos. Recuerdo que cuando se fue tenia unas ganas terribles de decirle: <>. Pero naturalmente no se lo dije y se marcho con la imagen emotiva y totalmente irreal de una radiante maternidad de categoria superior. Cuando se hubo ido me sente y contemple a mis dos criaturas y adverti que estaba llorando de nuevo, pero esta vez sin lagrimas. Me meti en el bano y, desde el lado de la banera, alargue la mano para coger la maletita de carton que tenia en el estante de arriba. Me la lleve al dormitorio y la abri. Extendi todo lo que guardaba encima de la cama en pilas ordenadas y el llanto ceso. Aqui, los vestiditos victorianos cosidos a mano, alli las suaves enaguitas de algodon, dos capitas de terciopelo muy antiguas, diminutas, mas alla una pulserita de plata, una muneca de porcelana resquebrajada y muy delicada, un chal que casi se caia en pedazos y, por ultimo, un par de minusculas tijeritas. Cogi las tijeritas, frotandolas muy suavemente entre el pulgar y el indice, y recorde el dia, hacia muchos anos, en que habia desobedecido todas las normas y habia bajado, medio rodando, medio cayendo, por el talud del tren hasta la via ferrea, con un punado de alfileres en la mano y apretandolos con tanta fuerza que cuando llegue abajo tenia la mano cubierta de sangre. Recorde como los habia depositado de dos en dos, cruzados, sobre la via, y como habia oido el silbato a lo lejos, y el autentico terror mientras me arrastraba hasta la mitad del talud y el ruido del tren y la velocidad y el olor y el humo y las chispas sobre la hierba seca. Y despues el tren se alejo y casi todos los alfileres habian desaparecido y dos habian quedado cruzados al reves y aun quedaba un perfecto par de pequenas tijeras, un verdadero regalo del cielo para mi. Y luego me volvi y vi el talud en llamas, y tuve que bordearlo un largo trecho hasta encontrar una zona que no estuviera ardiendo, y cuando subi no sabia donde estaba. La simultanea conjuncion del miedo y una profunda satisfaccion. Un legado para mi hija. El octavo trabajo de Hercules. Mi triunfo. Para nadie.

  • De la indignacion a la esperanza de Jose Carlos Diez

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    Cinco anos despues de la publicacion de Hay vida despues de la crisis, Jose Carlos Diez regresa al analisis de la actualidad economica con un libro escrito desde la conviccion de que hay motivos para la esperanza y propone un plan para conseguir una Espana, una Europa y un mundo mejor para los ciudadanos.

  • Duncan (Escoceses 2) de Emma Madden

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    Le encantaba estar en San Sebastian, en casa de la familia Aramburu, mas aun para ejercer de madrina del primer hijo de su mejor amiga, el pequeno James, que era un bebe precioso. Levanto la vista de su plato y observo a la orgullosa mama, Andrea, sentada a la cabecera de la gran mesa junto a su marido, mientras no perdia de vista a su bebe, que a esas horas de la tarde ya estaba agotado de la atencion excesiva, y los mimos y los carinos de parte de todos sus familiares y amigos. Vio como al fin se levantaba y lo cogia en brazos para llevarselo dentro de la casa y respiro mas tranquila, porque se estaba agobiando de verlo de brazo en brazo como si fuera un trofeo o un peluche. Le sonrio a la abuela materna, que le indico la tarta para que se la comiera, y asintio pensando en escurrirse discretamente tambien porque necesitaba descansar y echar, a ser posible, un suenecito. Hizo amago de levantarse, miro al frente y se encontro de pleno con los ojos oscuros y enormes de ese tio, Duncan Harris, mirandola como si fuera algo suyo. Sin querer fruncio el ceno y el le sonrio con su talante habitual. Tiro la servilleta encima de la mesa, se giro y desaparecio de alli antes de acabar rompiendole un vaso de champagne en la cabeza. -?Ines?, ?va todo bien? -?Que? -se giro para mirar a Andrea y ella la observo en silencio con su bebe en brazos-. Estoy bien, ?que tal tu? -Bien, voy a subir a mi cuarto para darle el pecho. ?Seguro que estas bien?, no has abierto la boca en todo el dia. -?No? -No. ?Quieres contarme algo? Con todo el lio de gente y... ?Ines? -?Que? Dio un paso atras y se la quedo mirando sin hablar, porque hacia semanas que queria contarle algo, pero en ese preciso momento ya no le apetecia nada. Respiro hondo y observo al bebe, que era rubito y tenia unos ojazos azules muy inteligentes. Era igual que su padre, y por un segundo penso en lo feliz que haria a Andrea esa circunstancia, es decir, que su precioso hijito fuera identico al amor de su vida. Trago saliva decidiendo que era idiota por pensar eso, hizo amago de abrir la boca para decir algo, pero su amiga la interrumpio, ahorrandole un monton de explicaciones. -Sube conmigo, me acompanas mientras come y asi charlamos, ?quieres? -No, Andy, mejor hablamos luego. Estoy super cansada, solo necesito una siesta y estare como nueva. ?Vale? -Vale, pero... -Amor, subo contigo. Yo tambien necesito un respiro -Andrew aparecio por su espalda, se adelanto, le quito al nino y se lo comio a besos subiendo las escaleras-. ?Andy? -Si, ya voy -volvio a mirarla a ella y le acaricio el brazo-. Cuando se vaya la gente nos tomamos algo tranquilas y charlamos, ?ok? Hasta ahora. -Hasta ahora. Le sonrio y los observo subir hacia su cuarto con un poco de alivio, porque no queria abrir la caja de los truenos, al menos no ese dia, y giro hacia la parte trasera de la casa donde le habian dejado una habitacion para ella sola. Entro y cerro con pestillo antes de tirarse encima de la cama y cerrar los ojos pensado en todo lo que le venia ocultando a Andrea, la unica persona a la que jamas habia mentido o escondido algo en toda su vida, desde hacia ya demasiado tiempo. Desde todo punto de vista era inadmisible, pero no habia podido evitarlo, porque en el fondo le daba mucha verguenza. Verguenza contarle lo que estaba pasando y verguenza porque no eran unas crias y ya no estaban en edad de andar enredando con tios y amorios absurdos que no iban a ninguna parte. 1 -Anularemos todos los conciertos hasta nueva orden, esto ya es una pandemia y no podemos oponer resistencia... ?Duncan? -?Como? -Miro a su manager a traves de Skype y se dio cuenta de que estaba mas disperso de lo normal-. Disculpa, ?como dices? -Que anularemos todos los conciertos. -Ok, era lo previsible ?no? -Pues si. ?Que piensas hacer tu?, ?donde te vas a quedar?, porque seguramente habra que pasar un confinamiento y sera largo, al menos eso dicen. -Me quedo en Edimburgo, alli tengo el estudio y estoy cerca de mis padres por cualquier cosa. Tu no te preocupes. -Vale, estaremos en contacto. -Por supuesto, Billy, y relajate, ya recuperaremos los conciertos. -Vivien... -Vivien se queda en Londres, en su casa. Nos organizaremos perfectamente. -Muy bien, buen viaje. -Gracias, adios. Billy Ripley, su manager, uno de los mejores y mas famosos del mundo de la musica, le colgo con cara de preocupacion, por supuesto, porque anular veinte conciertos hasta nueva orden era una putada y una perdida de dinero considerable, pero para eso estaban los seguros y su capacidad infalible para rehacer la agenda llegado el momento. Ademas, todo lo que estaba pasando escapaba de su control, asi que no podian hacer nada. Nada salvo tranquilizarse. Todo el planeta estaba alertado por una alerta sanitaria de dimensiones biblicas y ellos no podian resolverlo, esa era la unica realidad, por lo tanto, mas les valia mantener la calma y meterse en sus casas, que era lo que tocaba. Ya volverian a hablar de conciertos y grabaciones de discos, entrevistas y posados de revistas. Ya regresarian a la normalidad, esa normalidad que lo tenia medio loco viajando constantemente y trabajando como un condenado. Si en el fondo hasta le venia bien un paron obligatorio, decidio, estirando las piernas y cerrando los ojos, oyendo a lo lejos como su ahijado, el pequeno James, se ponia a llorar un poquito. Se incorporo y miro hacia el final del jet, donde el unico dormitorio disponible del aparato continuaba con la puerta cerrada. Se lo habia cedido a Andrew, a Andrea y al bebe para que viajaran mas comodos de vuelta a Edimburgo, y la idea de tenerlos tan cerca lo reconforto, porque le encantaba esa familia que habia formado su mejor amigo y a la que consideraba practicamente suya. Se repantigo en su asiento y penso en el bautizo que acababan de celebrar en Espana y en los dos dias estupendos que habian pasado alli. Le encantaba ir a San Sebastian donde la familia de Andrea, de soltera Aramburu, tenia un caserio muy bonito. Le encantaba el ambiente del Pais Vasco, de Donostia, porque en el fondo le recordaba a Escocia, y le encantaba, sobre todo, estar con la familia y los amigos en un marco seguro y acogedor donde a nadie le importaba que fuese famoso, a nadie se le ocurria pedirle selfies o autografos, y donde era uno mas. Solo uno mas de los dos mejores amigos de Andrew McAllen, el afortunado escoces que se habia casado con la preciosa hija pequena de la familia hacia justo ocho anos. La feliz parejita, que habia superado no hacia mucho tiempo un bache enorme en su matrimonio, eran para el el ejemplo a seguir, el matrimonio mas unido que conocia, su pareja favorita, y ahora encima lo acababan de convertir en el padrino de su primer hijo, asi que no podia estar mas contento, ni mas orgulloso. Por eso les habia organizado una fiesta estupenda para su bebe y habia procurado que todo fuera perfecto, maravilloso e inolvidable, y creia, sinceramente, que lo habia conseguido. Salvo por algun detalle que otro, todo habia salido rodado, y eso lo hacia sentir muy satisfecho. Lastima que ese detalle que no habia acabado de encajar le arruinara una parte importante de la diversion. Un escalofrio le recorrio la espalda y se sento mejor pensando en los ojazos verdes de Ines Allard, la mejor amiga de Andrea. Esa tia espectacularmente guapa que en publico no le dirigia la palabra, aunque llevaran tiempo teniendo algun que otro escarceo sexual que a el solia afectar mucho mas de lo conveniente. Se conocian desde hacia anos, porque era la amiga inseparable de la mujer de su colega inseparable, asi que se venian tratando desde hacia una decada, y siempre le habia gustado, aunque ella lo mirara a el como a una especie de cucaracha con Sindrome de Peter Pan, o eso le habia soltado una vez, cuando habia intentado entrarle a saco en una fiesta. Ines Collette Allard Quintana, hija de padre frances y madre espanola, era de Madrid como Andrea, habian estudiado juntas desde la primaria y se querian como hermanas, pero eran muy diferentes. Mientras Andrea era una chica con mucho caracter, pero esencialmente muy dulce, Ines se mostraba al mundo como una depredadora sin alma que triunfaba lo mismo en el trabajo que en su vida personal. Era muy segura de si misma, acababa de cumplir los treinta y tenia un puesto muy importante en una cadena de hoteles. Hablaba como seis idiomas y tenia carrera y master y un curriculo impecable. Es decir, era diametralmente opuesta a las mujeres que el conocia, a las que estaba acostumbrado a conquistar con un chasquear de dedos, y ese hecho lo ponia a cien, para que lo iba a negar. Le sacaba diez anos, asi que cuando la habia conocido le habia parecido una cria con infulas, pero el tiempo habia demostrado que tenia talento y era muy lista. Era una luchadora nata, una guerrera y una malhablada, y eso le encantaba. Desde el minuto uno, no habian tenido demasiada sintonia, porque ella los miraba a todos, desde Andrew pasando por Ewan hasta el, como una panda de asaltacunas. El tenia treinta y tres anos cuando Andrew se habia casado con Andrea, una alumna suya de la universidad, de solo veintitres anos, que lo habia vuelto loco de amor en cuestion de semanas, asi que Ines los observaba con distancia, pero pasado los anos las edades empezaron a dar igual y comenzaron a alternar mas y a reirse juntos, y a charlar, hasta que el le habia tirado los tejos y ella se habia puesto hecha una furia. Desde ese mismo momento la cosa empezo a ponerse tensa y cuando, hacia unos tres anos, una crisis tremenda entre Andrew y Andrea los habia pillado juntos en Edimburgo, tristes y frustrados por sus amigos, y habian pasado de consolarse a darse un beso e inmediatamente a echar un polvo desaforado en su casa, el asunto se habia vuelto muy inestable, explosivo, y su relacion, otrora cordial, se habia convertido en un pequeno infierno. Desde entonces los Andys (Andrew y Andrea) se habian separado, se habian reconciliado, se habian quedado embarazados y habian tenido a James, a la par que ellos se veian, se lanzaban pullas, discutian y acababan en la cama. En ese orden. Orden que se volvia a repetir si el lograba coincidir con ella en alguna parte del mundo porque, obviamente, nunca respondia a sus llamadas y rechazaba todas sus invitaciones. Ella se resistia, el insistia y terminaban echando unos polvos memorables, porque tenian una quimica excepcional, eso si, en el mas absoluto secreto, porque nadie sabia, ni imaginaba, que eran amantes ocasionales. Asi llevaban unos tres anos y calculaba que se habian acostado solo una treintena de veces, y acostar era mucho decir, porque normalmente era un "aqui te pillo, aqui te mato", sin cortejos, ni preliminares, ni siquiera una cama, y luego si te he visto no me acuerdo, porque ella solia acabar enfadada y jurandole que eso no volveria a pasar. Le hacia mucha gracia esa actitud suya, porque sabia que, si se cruzaban, fuera donde fuera, no podrian evitar lanzarse el uno en los brazos del otro. Estaba predestinado y era una gozada, porque estaba buenisima y era una fiera. Ines era una mujer espectacular y a veces insoportable, pero a el le gustaba, y llevaba ya mucho tiempo resignado a que lo ignorara en publico o lo tratara fatal, eso era parte del juego, y lo ponia hasta cachondo. Lastima que la cosa se hubiese desmadrado bastante mas de lo necesario durante el bautizo de James. Ambos eran los padrinos del bebe, todo apuntaba a que seria un fin de semana estupendo, pero ella habia aparecido la noche previa al evento en su hotel de San Sebastian para ponerlo de vuelta y media porque se habia enterado de que se estaba acostando con una colega suya de Nueva York. -Me parece perfecto que te tires a medio planeta, pero no te acerques a mis companeras de trabajo y mucho menos les cuentes que te has acostado conmigo. ?Sabes lo cotillas que son en mi empresa? -le habia soltado en el hall del hotel, un minuto antes de salir hacia un restaurante donde habia organizado una cena prebautizo con los mas allegados. -No se de que me hablas. -?Brittany Strong?, ?rubia, alta y con unas tetas enormes?. Te la presente yo, Duncan, no te hagas el ingenuo conmigo. -Si, la veo cada vez que paso por Nueva York, pero nunca le he hablado de ti. No le hablo a nadie de ti, lo tengo prohibido, ?recuerdas? -Pues ella dice que le contaste nuestro "rollo", cuando yo no tengo ningun rollo contigo, asi que, por favor, no andes soltando sandeces por ahi, porque me pueden perjudicar. -?Perjudicar?, ?por que? -No quiero que la gente cotillee sobre mi vida privada. -?Que vida privada?, ?tienes vida privada? -!Vete a la mierda, tio! Le habia soltado antes de girarse para dejarlo plantado en medio de la recepcion del hotel, aunque si se habia presentado en la cena para cumplir con la familia, y luego se habian ido de juerga, pero no le habia permitido ni acercarse. Y al dia siguiente, antes del bautizo, cuando intento dialogar y templar los animos, habia sido aun peor y habian acabado la fiesta sin mirarse, ella seria y callada, con la escopeta cargada, cuando en realidad lo que seguro le apetecia, el lo sabia bien, era echar un buen polvo contra el capo de un coche. -Hola, capullo. -Andy, tio, ?que tal? -salto y observo como su amigo se le sentaba enfrente. -Ya vamos a aterrizar. -Si, ?Jamie y Andrea? -Ahora vienen. -Lo he oido llorar. -Desperto con hambre, como siempre, es un gloton impaciente. -Se nota que es escoces -Andrew asintio sonriendo y luego lo miro a los ojos. -?Asi que tendras que cancelar todos los conciertos?, lo he leido en Internet. Es fantastico que el avion tenga WiFi, ?no? -Casi todos los aviones van incorporando el WiFi, hermano. Tu es que vives en el siglo XIX. -Afortunadamente -le sonrio- ?Es verdad lo de las cancelaciones? -Si, por la pandemia, pero en realidad no me importa. Necesito un descanso. Tengo que componer y este tiempo de reclusion me vendra de perlas. -Estupendo entonces, aunque no para tus fans. -Los aplazaremos y pronto les daremos otras fechas. No hay de que preocuparse. -Vale y ?que paso con Ines? -?Ines?, ?por que? -levanto las cejas con cara de inocente y Andrew se encogio de hombros. -No se, Andy esta preocupada, dice que os estabais peleando justo antes de la ceremonia y como Ines termino yendose sin despedirse, pues... -Lo que le hace falta a esa amiguita vuestra es un buen polvo -sonrio y oyo como el comandante anunciaba que estaban a punto de aterrizar. -Siempre tan politicamente correcto, chaval. -Politicamente correcto o no, tengo razon, creeme.

  • Tierra de bisontes (Cienfuegos 7) de Alberto Vazquez-figueroa

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    Una nueva aventura del guanche Cienfuegos, el cabrero de La Gomera que se embarco por error en una de las naves en las que Cristobal Colon se dirigia al Nuevo Mundo.

  • Todos los pajaros del cielo de Charlie Jane Anders

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    Patricia es una bruja que tiene el don de comunicarse con los animales. Laurence es un geek que ha construido una maquina del tiempo que le permite viajar dos segundos hacia el futuro. Juntos sobreviven como pueden al infierno de crecer siendo los raros, los marginados. Hasta que sus vidas toman caminos diferentes.

  • Mariela de Yolanda Guerrero

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    Esta historia apasionada, epica e inolvidable nos habla de como la vida y el amor se abren paso incluso en la oscuridad de la mayor de las tragedias.

  • La manguera que nos unio de Elena Garcia

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    Son mas de las doce y el encargo que le hice a la distribuidora sigue sin llegar. Llevo mas de dos semanas esperando a que me envien un paquete con medicamentos importantes y aqui no aparece nadie con ellos, y lo peor de todo es que cada vez que entra un cliente y se marcha con las manos vacias, se que no volvera. Los he llamado infinidad de veces y me dan largas continuamente. Como a ellos esta situacion no les genera perdidas, no llevan ninguna prisa. Si ya de por si en el negocio me va mal, esto sin duda lo empeorara. Salgo del mostrador aprovechando que no hay nadie y repongo los productos de higiene que se ha llevado la ultima persona que entro. Alzo la mirada y vuelvo a fijar mis ojos en la caja de las bolas chinas. Llevo vendiendolas en la tienda mas de seis meses y cada vez llaman mas mi atencion. Las ofrezco como ejercitadores de suelo pelvico para mujeres que acaban de dar a luz o que tienen algun problema de incontinencia, pero mi mente no deja de llevarlas a otro lugar. Mi amiga Lucrecia se las compro en un sex shop hace algunos meses y dice que es de lo mejorcito que ha probado, y eso que de esto tiene un buen arsenal. Yo, en cambio, en el tema sexo siempre he sido muy tradicional. Quizas mucho mas de lo que deberia, pues nunca he llegado a probar nada fuera de lugar. Mi expareja quiso experimentar conmigo en la cama y siempre me negue, asi que nunca he ido mas alla de las cuatro punaladas de carne. Asi me fue… En cuanto tuvo la oportunidad me dejo por otra. Por mi vecina para ser exactos. Por lo visto, y segun llego a mis oidos despues, va contando por ahi que esa si que se la chupa bien. Como si yo le hubiese hecho eso alguna vez. !Que asco! Imagino que esta especie de frigidez que me atormenta viene de atras y sospecho que se debe a que me he criado en un hogar un tanto puritano. Mi madre siempre criticaba a quienes lo hacian y mi padre, si era necesario, nos metia los dedos en los ojos a mi hermano y a mi para evitar que viesemos una escena subida de tono en la television. Eso si, el no le quitaba el ojo de encima, hasta que mi madre se daba cuenta y se armaba la guerra. Que tiempos aquellos… Ojala no vuelvan. --Buenos dias--. Margarita, la estirada e insoportable duena del local donde tengo instalada la botica, entra como cada dia a revisar que todo este en orden. --Hola… --respondo carente de entusiasmo. Esta mujer saca lo peor de mi. Si llego a saber esto el dia que firme el alquiler, me busco otro lugar. Es la persona mas pesada y agobiante que he conocido en mi vida. Por su avanzada edad quiero creer que ya chochea porque no logro hacerle entender que si estoy pagando por un espacio, es mio hasta que deje de hacerlo y puedo colocar el mobiliario como me de la gana. --?Que es eso? --Se inclina y rasca con una de sus unas recien pintadas el yeso de la pared. <> protesto para mis adentros. Ayer por la tarde, el senor Tomas casi se cae al entrar por mirarme los pechos y con la garrota golpeo una de las paredes, haciendo que un trocito insignificante de la pintura se desconchara. La imperfeccion apenas medira un par de centimetros. ?Como ha podido verla? Ojala mi abuela, que debe tener sus anos, tuviera tambien su vista. Dios se la bendiga mucho tiempo. --No lo se. --Trato de ignorarla para que se marche. Como se me ocurra darle alguna explicacion, la cosa se pondra mucho peor. --Tendras que pedir que lo arreglen o te lo descontare de la fianza. Todos los dias es la misma historia. Me tiene hasta los ovarios. En cuanto ve algo, por pequeno que sea, que pueda estar mal, comienza con las amenazas. Me duele la lengua de mordermela y si me he callado hasta ahora ha sido por respeto a sus canas. Si tuviera unos anos menos se iba a enterar. La suerte parece estar de mi lado y tras pasearse a sus anchas durante algunos segundos mas, observandome por el rabillo del ojo como si me perdonase la vida, finalmente se marcha. Expulso el aire de mis pulmones con alivio y continuo con lo que estaba haciendo. Alzo de nuevo la mirada y vuelvo a encontrarme de frente con las puneteras y llamativas bolas. Las observo varios minutos mas y juraria que puedo oir como me llaman: “Mariajo… Mariajo… dejanos ser tu badajo”, pestaneo varias veces pensativa y, cuando por fin sucumbo a la tentacion, estiro mi brazo para hacerme con una de las cajas. No puedo aguantar mas este suplicio, tengo que saber que se siente con ellas. La abro para sacar su contenido y, nada mas hacerlo, las pego contra mi pecho imaginando mil cosas que hacer con ellas, aunque en realidad solo sirvan para una. Cuando mas entregada estoy al fantaseo, el sensor de la puerta me indica que alguien esta entrando y en un acto reflejo las lanzo bajo el mostrador para evitar ser descubierta. --Buenos dias. --La voz de un hombre suena a mi espalda y rezo para que no lo haya visto. Despues de tanto como me ha costado tomar esta jodida decision, lo ultimo que quiero es que alguien me pille con las manos en la masa--. Si esta tratando de jugar a la petanca con eso, le va a ir muy mal. --Mis ojos se abren con sorpresa y toda la sangre del cuerpo se me agolpa en la garganta. Permanezco inmovil unos segundos mas, sin saber muy bien que hacer debido a la verguenza y, viendo que no me muevo, continua--. Siento decepcionarla, pero, para que el lanzamiento funcione, las bolas deben ser metalicas. Por su acento deduzco que no es de la zona. Cuando oigo como se rie, no se donde meterme y me giro poco a poco con intencion de recuperarme antes de encararlo. Al hacerlo, me encuentro de frente con un hombre enormemente atractivo y bastante alto. Casi tanto como mi primo Juanra, que mide alrededor de un metro noventa, pero ni que decir tiene que este le da mil vueltas y nada tiene que ver con mi pariente el larguirucho que, ademas de idiota, se cree guapo, cuando es mas feo que un gato sin pelo. Tambien parece mas joven, calculo que no alcanzara la treintena, y aunque eso es algo que en otro momento me agradaria, ya que practicamente solo atiendo a personas mayores durante todo el dia, esta vez no esta siendo asi. ?Que estara pensando de mi? Ojala en vez de el hubiese entrado el senor Tomas que, aunque es un poco acosador, no sabria que es eso que anda rodando por ahi y mi dignidad, de alguna forma, seguiria intacta. --Ho…la. --Mi voz suena forzada, como si alguien me estuviese estrangulando desde atras. Si a algo le doy gracias es a que todavia esos trastos del demonio estan fuera de mi cuerpo. De no ser asi, de tanto como estoy apretando el culo ya se me habrian subido a la traquea--. Ya se que no son para eso… --finjo reir y sueno como una puerta oxidada--. La caja estaba rota y, bueno…, se me han caido. Ahora las recogere. ?En que puedo ayudarle? --Aprieto la mandibula mientras el aguanta la risa al ser testigo de mi bochorno. --Necesito… --carraspea para seguir disimulando--, lubricante. --?Como? --Ya no se si habla en serio o es que esta pretendiendo hacerse el gracioso. --Quiero un bote grande de lubricante. El mejor que tenga. --Me mira directamente a los ojos y mis piernas flojean. Tiene la mirada mas sexi y empotradora que he visto en mi vida. Con un maromo asi seguro que se me quitaban las ganas de andar jugando con pelotitas. Lastima que los tipos como el ni siquiera se fijen en las mujeres como yo, porque a este si que le chuparia hasta el tuetano. ?Que cono acabo de pensar?--. Tambien quiero una caja de condones. Con esa frase logra sacarme de mis pensamientos y, por fin, me centro para prestarle atencion. --Ahora mismo. Me giro para ir a buscarlos y, por sorpresa, me detiene sujetando mi mano. --Espera. --Observo como su enorme brazo oprime mi muneca y mi mente vuelve a divagar. Debo de estar con la ovulacion porque, si no, no me lo explico--. Los condones deben ser grandes. De talla especial. --Ammm… Ok. --Muerdo mi labio y un enorme pene aparece en mis pensamientos. Por alguna razon que nunca sabria explicar, lo imagino como si fuese un tripode y sonrio sin darme cuenta. Cuando vuelve a hablar, soy consciente de lo que estoy haciendo y guardo las formas para ponerme seria. --?Tiene la talla XXL? Busco en su mirada algo que me indique que esta bromeando, aun a riesgo de parecer tonta, y al no encontrarlo me disculpo para entrar a la parte de atras y buscarlos. Si no recuerdo mal, esa talla equivalia a mas de veintidos centimetros, asi que ahora es la imagen de una anaconda la que me atormenta. Rio a placer aprovechando que no puede verme y, tras un par de minutos revisando las estanterias, por fin doy con ellos. Los guarde aqui hace un par de meses al no venderse por ser una talla poco usual y aproveche el lugar que dejaron en la vitrina para colocar otras cosas. --Aqui tiene. Los coloco sobre el mostrador y veo aparecer una sonrisa de satisfaccion en su cara. --Es curioso --habla, y le miro atenta esperando a ver que dice--. Es la primera vez que los compro sin tener que hacerlo por encargo. --No se a que se refiere. --De sobra lo se, pero prefiero disimular. Tampoco sabria que decir y, con lo nerviosa que estoy, apostaria lo que fuera a que suelto algo que todavia me ridiculice mas. --Mi...., bueno --rie y rapidamente me arrepiento de no haberle dicho otra cosa--. Mi Miniyo tiene unas medidas un poco… --Mi cara se vuelve tan roja como un tomate--, fuera de lo comun, ya me entiende. --Nah, no se crea… --Cada vez lo arreglo mas. ?Por que narices he dicho eso y por que no cierro la bocaza de una jodida vez? --Pues la experiencia me dice todo lo contrario. --Levanta una ceja, picaro, y ruego para que la tierra me trague de una vez. --No se preocupe, aqui vienen muchos asi --miento para salir del paso--. Si necesita mas de lo mismo, ya sabe donde encontrarme. --En el momento en que acabo la frase me doy cuenta de que se puede malinterpretar y rectifico--: Quiero decir… que cuando se le terminen o caduquen… --Mierda, ?acabo de insinuarle que no mantendra relaciones? --Quiero decir…, que si quiere mas… --Con cada palabra que suelto me siento mas absurda--. Tengo mas de lo que quiere en la parte de atras. --Suena bien eso. Creo que le tomare la palabra. --Me guina un ojo, deja el dinero en el mostrador y, en el momento en que se marcha, resoplo cubriendome la cara con las dos manos. --Madre del amor hermoso… --balbuceo. Es la primera vez que deseo que un cliente no regrese. CAPITULO 2 A la hora de cerrar todavia no he logrado sacarme de la cabeza el suceso y mi mente tampoco me ayuda. Y, para colmo, cada vez que tiene oportunidad me lanza una imagen clara y concisa del posible tamano de ese… animal. Recojo lo que puedo y, procurando dejar todo preparado para la jornada de manana, me marcho. Odio llegar a casa y saber que todavia me quedan cosas por hacer. Si quiero desconectar del trabajo esta es la unica manera. Cuando estoy bajando el cierre de seguridad, dando por hecho que ya he terminado, recuerdo que no he desconectado los automaticos y tengo que volver a subirlo para regresar. Desde hace meses noto que, si apago todo, a excepcion de las neveras, desembolso casi la mitad en la factura de la luz. Algo me dice que la estirada duena del local tiene algun tipo de enganche ilegal y es a mi a quien estan cobrando su consumo. Con lo racana que es Margarita podria apostar lo que fuese y no lo perderia. Abro la puerta del cuadro electrico, bajo los diferenciales que no necesito y, cuando estoy presionando el ultimo, una rafaga de luz sale proyectada en mi direccion. --!Que mierda ha sido eso! --Apenas he sentido dolor, pero el brillo inesperado de la luz me ha dejado ciega. Busco con las manos la pared para guiarme y, tras luchar contra cientos de destellos oculares, poco a poco voy recuperando la vista. Vuelvo la atencion al cuadro de luz buscando una explicacion y lo unico anormal que encuentro son unas motitas de hollin en el suelo. Definitivamente, la bruja de arriba me la esta jugando y manana sin falta hablare con ella. Igual que a mi me cobra por todos los desperfectos externos, esto es algo interno y debe hacerse cargo. Compruebo que los interruptores de las neveras estan bien, esta vez presionandolos con un liston de madera por si las moscas y, al ver que todos funcionan a la perfeccion, hago lo que deberia haber hecho hace rato y me voy. A medio camino, mientras conduzco, abro un poco mi ventanilla e inspiro profundamente el dulce aroma que desprenden las flores de azahar. Soy sevillana de nacimiento y si por cualquier razon tuviese que marcharme de aqui, lo primero que echaria de menos seria este adictivo perfume. Solo Sevilla puede oler asi. Aunque ya es tarde y apenas hay luz solar, no puedo evitar echar una mirada a traves de los cristales. Desde la carretera se aprecia la Giralda en todo su esplendor y, aunque paso cerca de ella todos los dias, me tiene totalmente enamorada. No se si sera por su altura, ya que durante anos fue la torre mas alta del mundo, o por su portentosa estructura con la que logra impactar a todos los que la visitan, pero lo cierto es que cada vez me gusta mas. Aunque quizas, pensandolo bien, tenga mas que ver con mi abuelo y el amor con el que me habla de ella. Alli fue donde beso por primera vez a mi abuela y eso debio de calar muy hondo en su corazon. Es tal su pasion por este campanario, que hasta llego a encargar un cuadro del Giraldillo, la escultura que corona la torre sobre una gran bola de bronce. --!Mierda! --Piso el pedal del freno-- !Las bolas! --Al pensar en la de bronce recuerdo que las he dejado encima del mostrador de la farmacia--. !Sabia que al final me olvidaria de algo! -- Golpeo el volante y por suerte no viene nadie detras. Es muy tarde para volverme ya y, por descuidada, me toca esperar hasta manana. !Con las ganas que tenia de probarlas! Al llegar a casa mi hermano esta en ella y me sorprende verlo. Es solo dos anos mayor que yo, pero se independizo hace, al menos, cuatro. --!Hola, hermanita! --Se acerca a mi y me besa en la frente--. Cada dia estas mas guapa. --Y tu mas pelota --rio mientras lo abrazo. Me parece increible que ahora nos llevemos tan bien, cuando siempre nos hemos estado peleando y hasta sacando trozos de piel. Aun recuerdo la vez que, en venganza por romperle uno de sus coches, me coloco varias cerillas entre los dedos de los pies mientras dormia y las encendio. !Menudo hijo de perra! Era mas malo que la carne de cabra vieja--. ?Que haces aqui? --Vive, al menos, a cien kilometros de distancia y, por las horas que son, entreveo que tambien se quedara a dormir. --Manana tengo una reunion importante aqui al lado y he aprovechado para venir ya y asi pasar un poco mas de tiempo con vosotros. --Llevabamos cuatro meses sin vernos--. ?Como va el negocio?

  • Las chicas perfectas de Sara Shepard

    https://gigalibros.com/las-chicas-perfectas.html

    El universo de Pequenas Mentirosas continua con el spin-off que cobra vida en esta bilogia que arranca con La chicas perfectas, que tendran tambien serie de television.

  • Fuego y furia de Michael Wolff

    https://gigalibros.com/fuego-y-furia.html

    Los primeros nueve meses de la presidencia de Donald Trump han sido tempestuosos, atroces. y absolutamente fascinantes.

  • Munequita mia de Mariel Ruggieri

    https://gigalibros.com/munequita-mia.html

    -?Confias en mi, Marcela?
    -Si.
    -Entonces quiero que te quites toda la ropa. Yo te mirare mientras lo haces.
    Pestanee confundida. ?Como me pedia eso? Le habia contado el origen de mi trauma y apuntaba directamente alli.
    -Por que?-pregunte con los ojos llenos de lagrimas.
    -Porque quiero que de tu mente desaparezca el sentimiento de verguenza y humillacion asociado a tu desnudez. Quiero que cada vez que recuerdes el estar asi de expuesta, pienses en mi. Quiero que te excite mostrarmelo todo por tu propia voluntad, que pierdas el pudor, la cordura, y los limites. Quiero que lejos de sentirte vulnerable te sientas poderosa, porque con ese cuerpo que tienes puedes hacer que cualquiera caiga de rodillas a tus pies.

  • La noche de los Nibelungos de Miguel Angel Casau

    https://gigalibros.com/la-noche-de-los-nibelungos.html

    Alex Sistiaga se encuentra de paso en su ciudad natal asistiendo al entierro de uno de sus mejores amigos. Alli se reune con otro buen companero de toda la vida. Juntos, charlan sobre los viejos tiempos y disfrutan recordando aventuras de su adolescencia. Pero, una vez acabadas las exequias, mientras dan un paseo por el puerto deportivo, algo anomalo ocurre en la ciudad: hay una caida generalizada de las conexiones moviles y de internet coincidiendo con el paso de un enorme meteoro en el cielo. Casualidad o no, a raiz de este acontecimiento comienza "La noche de los Nibelungos", presagio de una barbarie que pronto se convertira en caos.
    Unas criaturas antropomorfas, hasta entonces desconocidas para el ser humano, emergen de repente entre las sombras masacrando todo lo que encuentran en su camino, por eso Alex los ha bautizado como Nibelungos: entes oscuros materializados del interior de la tierra.
    En realidad, nadie conoce su procedencia o naturaleza, ni el motivo por el que han surgido. Los Nibelungos son un enigma. Un enigma, salvaje y despiadado, que se alimenta de carne humana...

  • La tentacion de un beso (Minstrel Valley 4) de Christine Cross

    https://gigalibros.com/la-tentacion-de-un-beso-minstrel-valley-4.html

    Adentrate en la nueva y rompedora serie de <>, creada por catorce autoras de Selecta. Ambientada en la Inglaterra de la Regencia en un pequeno pueblo de Hertfordshire, descubriras una historia llena de amor, aventuras y pasion.

  • Nos dejamos llevar por una mirada de Maria Beatobe

    https://gigalibros.com/nos-dejamos-llevar-por-una-mirada.html

    Lucia y Adri son dos jovenes que se conocen cubriendo un atraco en un Banco, ella: periodista inexperta, el: medico en practicas en el SUMMA.
    Desde la primera mirada saltan chispas. Poco a poco el destino les ira uniendo, su aficion al running hara que compartan mas momentos y la distancia entre ellos se vaya estrechando. Sus miradas hablan mucho mas que sus palabras y algo empieza a surgir entre ellos, un sentimiento que no podran controlar, a pesar de que ambos tienen ya pareja.
    Por otro lado, la vida de Adri esta en un momento tormentoso, la relacion con su madre enferma a causa de sus adicciones, le hara tomar una de las decisiones mas dificiles de su vida. Aunque gracias a sus amigas, que ponen siempre el punto de locura a su vida, no se derrumbara.
    Risas, llantos, diversion, amor, running, deseo, placer, amistad, celos. . . todo ello en una historia que nos invitara a dejarnos llevar y hacerle un huevo al verdadero amor.

  • Bajo la Estrella Polar de Stef Penney

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    Bajo la Estrella Polar es una nueva epopeya historica de la premiada autora de La ternura de los lobos, especialmente recomendada para fans de Donna Tartt, Sarah Waters o Jessie Burton

  • El increible viaje de Mary Bryant de Lesley Pearse

    https://gigalibros.com/el-increible-viaje-de-mary-bryant.html

    La epopeya de una mujer aferrada a la esperanza. Una novela apasionante basada en hechos reales.
    Encadenada en la bodega de un barco, rodeada de presos, con destino a unas tierras remotas y salvajes… Donde cualquier otro se hubiera abandonado a la desesperacion, Mary Bryant se aferro a su propio coraje para luchar por su dignidad, su libertad… y encontrar el amor en el lugar mas inesperado.

  • Clarent House (Los Huntington 1) de Charlotte Bennet

    https://gigalibros.com/clarent-house-los-huntington-1.html

    Su Excelencia, lord Graig Huntington-Wickley es uno de los duques mas ricos, apuestos y poderosos de Inglaterra pero, tambien, el mas esquivo de todos. Alabado por unos pocos y odiado por muchos, el noble no presta excesiva atencion a lo que se dice de el sino que prefiere refugiarse en la tranquilidad que le ofrece Clarent House, su magnifica mansion victoriana a sabiendas que debe buscar esposa y tener un heredero cuanto antes porque asi se lo exigen la Corona y su abuela paterna, lady Hermione, pero ?que mujer querria casarse con un hombre tan desagradable?

  • Amor y asco de @srtabebi

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    No necesitas ser seguidor o seguidora de @srtabebi para que te hagas con este libro siempre y cuando te guste que te hablen sin pelos en la lengua, con un lenguaje directo, librepensador y un marcado sarcasmo. Asi es Bebi que con su lenguaje particular ha revolucionado las redes, y ahora tambien las librerias, convirtiendo a este libro en un bestseller. Asi es este libro, un discurso activista en defensa de los derechos sociales, la ira con la que la autora se enfrenta a hechos injustamente cotidianos, pero sin dejar de lado sus devenires amorosos. De eso va el libro, como la vida misma: de amor y asco.