elena martin
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elena martin - Elena Martin
https://gigalibros.com/el-senor-de-la-mansion-1.htmlLa casa que los clientes iban a habitar era preciosa. Espacio, luz y comodidad era todo lo que una nueva familia podria pedir. La pareja que estaba atendiendo se habia casado hace un ano y ahora buscaban una casa mayor, visto que, aguardaban la llegada de su primer hijo. No pude dejar de sentir alguna envidia de ellos. En los ultimos tiempos, me pasaba siempre que encontraba parejas y familias felices. Recogi todos los papeles para entregar en la agencia. Mas una venta. Este mes iba lanzada y con suerte, antes de terminar el ano, lograria mi objetivo. Pasar unas merecidas vacaciones, bien lejos de aqui, en algun lugar paradisiaco del mediterraneo. Sonaba con ello, tanto como sus clientes con su nueva casa. --Gracias por todo, Jane. La casa es maravillosa --dijo mi clienta. --Es mi trabajo. No teneis que agradecerme. Espero que vaya todo muy bien y que disfruten de vuestro nuevo hogar. Ah... y por cierto, espero que el bebe nazca bien y que prontamente pueda estar corriendo por todas las instancias. --?No tienes hijos? --No se por que a la gente le gustaba hacer estas preguntas. Me parecia tan invasivo preguntar a alguien algo tan privado y personal. --No. Afortunadamente no. Ademas, primero tendria que encontrar un padre para eso y no tengo mucho tiempo. --No queria dar mucho mas detalle, aunque eso era solo la verdad pura y dura. Habia llegado a mis 29 anos sin hijos, sin marido, y sin atisbo de novio en camino. No por falta de intento. No podia decir que no habia tenido mi oportunidad. Conocia a James de toda la vida; fue mi novio desde el instituto. Teniamos todo planeado. Ir a la universidad, casar, viajar. Mil historias. Pero la muerte de mis padres y mi hermano menor, en un accidente de coche, llevara mi vida a otro rumbo. James y yo seguimos juntos durante mucho tiempo. El quiso ir a la universidad cerca de donde viviamos: para poder estar la mayor parte del tiempo conmigo, tras el sucedido. Como yo ya era mayor de edad y podia hacerme cargo de todas las responsabilidades, decidi que no queria estudiar un curso academico. Empece a trabajar en la agencia inmobiliaria donde mi madre trabajaba, antes de fallecer. Conocia a los jefes y me dieron trabajo inmediato, al haber quedado sin su mejor trabajadora. Y fue asi como acabe siendo consultora inmobiliaria. Con el paso del tiempo, James empezo a hablar del futuro y de familia: queria casarse conmigo y tener hijos, como siempre habiamos planeado. Pero eso no estaba en mis objetivos. El trabajo paso a ser mi gran prioridad tras la tragedia que me dejo sin familia. Y dedicaba mucho tiempo a ello. Aparte, no queria tener hijos. Nunca fue una cosa que me llamara a la atencion. Me encantaban los ninos, pero no para tenerlos mios. Cuando explique a James que, quizas, seria mejor esperar algun tiempo hasta acabar su curso y despues podriamos pensar en viajar, note que no estaba contento. Yo queria juntar dinero suficiente para tener mi propio negocio. Me habia quedado con la casa de mis padres y alguna otra propiedad que tenian. Asi que, no necesitaba buscar casa; la que teniamos era enorme, incluso para mi sola. Pero era ideal para vivir con James si quisiera. Me di cuenta de que para James, nuestra relacion habia cambiado mucho en los ultimos anos y mis planes para el futuro no eran los mismos que los suyos. En efecto, no eran. Porque, un dia, quise sorprenderle en el campus universitario y lo encontre besandose con otra chica. Resulto que esa chica era la novia que tenia en la universidad y que no sabia de mi existencia. Terminamos en ese dia casi 8 anos de relacion. Pero fue mejor asi: James termino el curso y el mismo ano se caso con la misma chica que encontre en sus brazos. Se, por amigos cercanos y comunes, que fue padre hace poco tiempo. No mantuvimos contacto. Era obvio. Por ambas partes. Y de esta forma, James logro cumplir sus planes y suenos, mientras yo seguia construyendo, dia tras dia, los mios. Me sumergi tanto en el trabajo, que aunque posiblemente ya hubiera podido abrir mi propia agencia, nunca lo hice. Siempre tenia miedo a arriesgar y posponia acciones. Mi vida era siempre igual. Eso me permitia superar el dolor, o mejor, no dejarme ahogarme en eso. Pero ahora ya habia puesto fecha. En el final del ano, tras unas buenas vacaciones, iba a dejar la agencia y abrir la mia. La venta de esta casa era un paso mas. Tenia un colchon financiero importante y eso me daba la tranquilidad de seguir con mi nueva etapa. Cuando llegue a la agencia, mis companeros ya estaban con la Champana abierta. --Enhorabuena, Jane. Mas una casita. Vas sobrada este mes --dijo Martha. --Nunca se va sobrado. Especialmente cuando hablamos de dinero. --Martha no solo era companera de trabajo, como se habia trasformado en una grande amiga. Al vivir para trabajar, las personas de aquella oficina se convirtieron en mi familia, practicamente. --Jane, ?puedes llegar a mi despacho, por favor? --mi jefe llamo. --Voy. --Deje mi taza de celebracion a medio terminar sobre la mesa y hable para Martha--. Seguro que ya tiene trabajo para mi. A veces me gustaba tener un poco de respiro. Soy sincera. Martha rio meneando la cabeza negativamente. Sabia perfectamente que, aunque pudiera, no me tomaba descansos. Entre en el despacho de Joseph. --Querias hablar conmigo, aqui me tienes. --Me fui sentando en la silla. --Antes de nada, enhorabuena por tu venta. Aunque eso significa que estas a un paso menos para conseguir salir de esta agencia. --Hizo una mueca de desagrado. Joseph era el hijo de los primeros jefes. Era poco mayor que yo y nos dabamos bastante bien. Pero claramente no estaba feliz, sabiendo que, una de sus mejores consultoras iba a salir para abrir negocio propio. --Jo... sabes que aun queda para eso. Y ademas, no tienes que preocuparte. Ya te he dicho que no voy a ser tu competencia: podemos hasta colaborar. Me encantaria. Pero yo necesito cumplir este reto, necesito tener algo que sea mio. --Eso es otra cosa que no tienes, porque eres cabezota. --Me hablaba de el. Jo decia estar enamorado de mi. Varias veces me propuso citas y que tuviesemos una oportunidad, pero yo no mezclaba trabajo con placer y mucho menos vida personal. Era un chico encantador, pero yo no queria hombres en mi vida. Tras algunas citas falladas, llevaba casi un ano sin salir con nadie. Y no estaba en mis planes conocer nuevas personas. --Aparte de otra consultora muy buena, seguro que encontraras alguien que realmente te merezca. --El esbozo una sonrisa. --Vale, vale. No insisto mas --hizo un gesto de derrotado--, no te llame aqui para hablarte de eso. Te llame, porque necesito que seas tu a trabajar un cliente muy especial. --Hum... especial, ?como especial? ?Quieres decir un buen negocio? ?O un cliente aburrido que nadie quiera llevar? --Digamos que este cliente es alguien muy importante. Mi padre me pidio que hiciesemos el favor de vender esta casa. Esta en un pueblo cerca de aqui. Es una mansion gigante. Varias hectareas y una excelente oportunidad para consiguieres tu pasaporte de salida, en grande, de aqui. --Jo, entiendo que me quieras ayudar, a pesar de todo, pero ?por que me darias a mi este cliente y no a cualquier otra persona del equipo? No es justo. --En primer lugar: eres mi mejor vendedora. De lejos. En segundo: no creas que es favoritismo. He hablado con tus companeros antes de llegares y todos se han puesto de acuerdo de que tu deberias llevar este cliente. --Jo estaba siendo redundante en aquella atribucion. --Muy bien, entonces, ?que tiene de especial el cliente? !?Solo eso, que es una mansion?! Bueno, no sera facil, tendre que buscar mi cartera de inversores, hablar con algunas personas... --No pude continuar, porque Joseph me interrumpio. --Jane, el propietario de esa vivienda es Kyril Petrakis --solto. --?Ese no es el magnate griego dueno del conglomerado industrial mas poderoso del mediterraneo? O me lo estoy confundiendo con otra persona ?quizas? --Ese mismo. --Bajo los ojos a los papeles que tenia en la mesa. --!No me jodas, Jo! Me estas pidiendo que sea yo la que tenga que vender su mansion, cuando sabes perfectamente que ese hombre es un arrogante y engreido. Por favor, todos lo conocemos por los medios de comunicacion. Es broma. --Querer ganar dinero era una cosa, pero trabajar con personas como aquella era venderse y no estaba dispuesta a llegar tan bajo. --No, no es broma. Ese es el motivo por el cual nadie ha querido hacer el trabajo, pero imagine que eso no seria un problema para ti. Jane, piensatelo, se que es mucho trabajo e imagino que hablar con una persona asi sea muy complicado, pero ?tienes idea de la comision que vamos a recibir por este negocio? --Odiaba cuando Jo pensaba en el dinero. Por otro lado, sabia que eso era lo correcto. Prontamente iba a ser duena de mi propia agencia y no podia desperdiciar clientes, solamente por lo que decian por ahi de ellos. --?Sabes que? Me da exactamente igual, es un cliente como cualquiera. Puedes contar conmigo. Pero, solo por curiosidad, ?como un cliente como ese quiere trabajar con nosotros? Con certeza tendra hasta sus propias agencias para hacerlo. --Como te he dicho, mi padre conoce a su tio; al parecer se conocieron en un viaje. No me preguntes. Y creo que se siguen hablando. Mi padre debera haber dicho algo de la agencia y bueno, una cosa llevo a la otra... sinceramente Jane, no se muy bien los motivos, pero la cosa es que ahora tenemos esto en manos. --Se levanto, rodeo la secretaria y paro delante de mi--. Hay una cosita mas. Esta manana recibi un correo del propio senor Petrakis. Me dijo que la persona que enviase para hacer el trabajo tendria que hablar directamente con el y que se iba a encargar de estar presente en todas las visitas. Dice que la casa tiene mucho valor y que no confia en nadie. --!Genial! Empezamos bien. Entonces el senor ese ya esta dudando de nuestro trabajo y confianza. Perfecto. Anteveo que esto va a ser un final de ano realmente interesante. Quizas, si logro vender su casa, pasare no quince dias de vacaciones, sino un mes. En una playa paradisiaco- griega. Empece a ironizar, porque este trabajo ya prometia ser un grano en el culo.
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ELENA MARTIN | Casa del Libro
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Elena Mart�n: Libros - Amazon.es
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Libros de Elena Mart�n - Descl�e De Brouwer
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Elena Martin Escritora - Home | Facebook
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elena mart�n ortega - Iberlibro
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Elena Mart�n Vivaldi entrevistada por Emilio de Santiago
https://libreriafaces.com/es/libro/elena-martin-vivaldi-entrevistada-por-emilio-de-santiago_3396240010Elena Mart�n Vivaldi entrevistada por Emilio de Santiago. De Santiago Sim�n, E. Editorial: UNIVERSIDAD GRANADA; Materia: Poesia; ISBN: 978-84-338-3993-0.
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Obra po�tica 1 - Elena Mart�n Vivaldi - Google Libros
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El tributo de la corte oscura de Holly Black
https://gigalibros.com/el-tributo-de-la-corte-oscura.htmlLa malta justifica mejor que Milton los caminos de Dios para con los hombres. E. Housman Terence, This Is Stupid Stuff Kaye dio otra calada al cigarrillo, y lo introdujo en la botella de cerveza de su madre. Era una buena forma de comprobar hasta donde llegaba la borrachera de Ellen. Quien sabe, igual esta vez ni se daba cuenta. Ellen, Lloyd y los demas componentes de Stepping Razor seguian en el escenario. La actuacion habia sido desastrosa y, al ver como destrozaban el equipo, Kaye comprendio que ninguno de ellos habia quedado satisfecho. No importaba mucho, la verdad, pues el sistema de sonido estaba demasiado alto, casi chirriaba; ademas, el publico no habia parado de beber, fumar y gritar. Lo mas probable era que al agente de la banda le importase un bledo. Incluso hubo quien bailo al ritmo de la musica. El camarero de la barra miro otra vez a Kaye de forma lasciva, y le ofrecio una bebida “a cuenta de la casa”. --Leche --contesto Kaye con una sonrisa burlona, al tiempo que echaba hacia atras su despeinada y rubia melena. Cuando el camarero se dio la vuelta, Kaye se metio en el bolsillo un par de estuches de cerillas. En ese momento la madre de Kaye se planto junto a ella, dio un largo sorbo de la botella de cerveza y acto seguido escupio sobre la barra. Kaye apenas pudo reprimir la carcajada que escapo de sus labios. Su madre se quedo mirandola con incredulidad. --Ve a cargar el coche -- le ordeno, con voz ronca tras la actuacion. Ellen se aliso con los dedos el cabello empapado y lo retiro de la cara. El carmin casi le habia desaparecido de los labios, pero aun quedaban restos en las comisuras. Parecia cansada. Kaye se bajo de la barra y, de un salto, subio al escenario. Mientras recogia al azar los objetos esparcidos, Lloyd la fulmino con la mirada, por lo que Kaye se limito al reunir las pertenencias de su madre. Los ojos de Lloyd se veian vidriosos. --Oye, nina, ?llevas dinero encima? Ella se encogio de hombros y saco un billete de diez dolares. Tenia mas; acababa de regresar de Chow Fat, y Lloyd debia de saberlo. Servir comida china a domicilio no resultaba muy rentable, pero se ganaba mas que actuando con un grupo musical. Lloyd recogio el billete y se dirigio a la barra, seguramente con la intencion de pedir unas cervezas. Kaye termino de recoger las cosas de Ellen y se fue abriendo camino entre la multitud, que se apartaba para dejarla pasar. Al salir del bar, el aire fresco del otono resultaba un alivio, a pesar del desagradable olor que despedian los tubos de escape y los pasos subterraneos. Kaye siempre tenia la impresion de que la ciudad apestaba a metal. En unos minutos cargo el coche. Entonces, regreso al bar con la intencion de sacar de alli a su madre antes de que alguien rompiese la ventanilla y robase todo lo que habia dentro del vehiculo. En Philly no se podia dejar nada en el interior de los automoviles. La ultima vez que habian abierto el coche de Ellen habia sido para robar un abrigo de segunda mano y una bolsa con toallas. Esta vez, la muchacha que comprobaba los documentos de los clientes a la entrada del bar miro a Kaye con detenimiento, pero la dejo pasar. De todas formas, ya era tarde, casi habia llegado la hora de la ultima ronda. Ellen seguia junto a la barra, fumando y bebiendo, ahora whisky. Lloyd estaba hablando con un tipo de pelo largo y oscuro. Aquel hombre parecia fuera de lugar, demasiado acicalado quiza; pero Lloyd le pasaba el brazo por los hombros. Kaye capto un fugaz destello en los ojos del extrano. Era un resplandor amarillo, como de ojos de gato, que se reflejaba en la barra oscura. Kaye sintio un escalofrio. A veces, veia cosas extranas; pero habia aprendido a ignorarlas. --Ya esta todo en el coche --le dijo a su madre. Ellen asintio con un gesto, sin apenas prestarle atencion. --Dame un cigarrillo, tesoro. Kaye rebusco en su mochila militar de segunda mano y saco dos cigarrillos. Le paso uno a su madre y encendio el otro. Ellen se acerco a Kaye, y esta noto aquel olor a whisky y cerveza que le resultaba tan familiar como a otras personas un determinado perfume. --Beso de cigarrillo --dijo su madre de esa forma tan pueril que resultaba embarazosa y tierna al mismo tiempo, y junto el extremo de su pitillo con el de Kaye; entonces, aspiro con fuerza. A la segunda calada, el cigarrillo se encendio. --?Preparadas para volver a casa? --pregunto Lloyd. Kaye dio un respingo. Sabia que Lloyd estaba alli, pero le asusto el tono de su voz. Sonaba aterciopelada, un tanto sordida. No era la voz habitual de Lloyd. En absoluto. Al parecer, Ellen no advirtio nada raro. Se acabo de un trago el resto de su bebida. --Claro que si. Un instante despues, Lloyd levanto el brazo como si fuera a golpear a Ellen por la espalda. Kaye reacciono sin pensarlo, y le dio un empujon. Solo gracias a que el estaba totalmente borracho Kaye fue capaz de hacerle perder el equilibrio. El cuchillo cayo al suelo con un ruido metalico. El rostro de Lloyd se mostraba totalmente inexpresivo carente de toda emocion. Tenia los ojos abiertos de par en par y las pupilas dilatadas. Frank, el bateria de Stepping Razor, agarro a Lloyd del brazo. Este solo tuvo tiempo de darle un punetazo en la cara antes de que otros clientes lo redujeran y alguien llama a la policia. Para cuando llegaron los agentes, Lloyd no recordaba nada; pero estaba fuera de si y no paraba de gritar e insultar a Ellen. Los policias condujeron a Kaye y a su madre hasta el apartamento de Lloyd y esperaron hasta que la muchacha hubo terminado de meter la ropa y las pertenencias de ambas en bolsas de basura. Ellen hablaba por telefono, intentando encontrar un sitio donde pasar la noche. --Tesoro --dijo, por fin --, no nos queda mas remedio que ir a casa de la abuela. --?La has llamado? --pregunto Kaye, mientras metia sus discos de vinilo de Grace Slick en una caja de naranjas vacia. No habian visitado a su abuela ni siquiera una vez desde que abandonaron New Jersey, seis anos atras. Ellen apenas cruzaba un par de palabras con su madre en las fechas mas senaladas, y enseguida le pasaba el telefono a Kaye. --Si, la he despertado --la voz de Ellen sonaba a oido de Kaye mas cansada que nunca--. Sera por poco tiempo. Podras visitar a esa amiga tuya… --Janet --interrumpio Kaye. Kaye albergo la esperanza de que Ellen se refiriera a Janet. Confiaba en que su madre no empezara otra vez con rollo de las hadas. Si volvia a escuchar otra historia sobre Kaye y sus amigos imaginarios, le iba a dar algo…
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Nuevas experiencias de Lola Barnon
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Ojos de caramelo de Mar Deneb
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La comunidad de la sangre de Anne Rice
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Alguien mas de Kris Buendia
https://gigalibros.com/alguien-mas.htmlPara Gisselle no dejar de ver la belleza de su marido todas las mananas antes de irse a la oficina, era una de sus favoritas tareas rutinarias del dia. Dylan, un apuesto hombre de 35 anos, Gerente General de su empresa de Bienes raices "INFINITY" nombre que nacio luego de una broma entre sus amigos colegas cuando pensaron que su sueno era demasiado infinito, ya que nadie creia que un hombre de 28 anos pudiera llegar a tener su propia empresa, y no cualquiera, una muy reconocida. Los brazos fuertes de Dylan era la parte favorita de Gisselle --Entre otras cosas-- sus ojos castanos y cabello desordenado, siempre la hacian reir cuando su marido le guinaba un ojo y le daba un beso de buenos dias. --Gracias por lo de anoche-- Ronroneo Dylan a su mujer que seguia en la cama, mitad de su cuerpo dentro de la sabana y el resto incitandolo a el-- Me tengo que ir. --?Tan temprano? --Pregunto Giselle. No le gustaba que su marido se fuese tan temprano por la manana, apenas eran las 06.00 de la manana y ella no tendria que irse a la oficina dentro de tres horas mas, o no ir, ya que la casa que compartia con su esposo contaba con dos grandes despachos para los dos y un taller de diseno que ella habia perfeccionado dos anos atras. --La junta es temprano-- Respondio Dylan, sin quitar su mirada del espejo mientras arreglaba su corbata. --Maldita, corbata Mientras Gisselle tecleaba un par de botones desde su mesita de noche, la musica sono y Marvin Gaye & Tammi Terrell con Your Precious Love, un clasico de los 60's, hicieron que se levantara de la cama, dejando caer la sabana arrugada de una noche llena de pasion entre su marido y ella, y se acercara a el para ayudarle con su corbata color negro. Every day there’s something new (Cada dia hay algo nuevo) Ayudar a su marido a hacer el nudo de la corbata eran otras de las cosas favoritas de ella, a veces pensaba que lo hacia adrede para que ella le ayudase. Pero realmente el senor perfeccionista le encantaba ver unos cuantos segundos mas ver a su mujer cerca, desnuda, sonolienta y despeinada, regalandole una ultima sonrisa y un ultimo beso casto antes de irse a trabajar. --Te quiero--Le susurro Gisselle, abrazandolo fuerte--Creo que siempre voy a quererte. Dylan amaba escuchar eso de Gisselle cada manana, cada noche o cada vez que el le decia un te quiero.
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Ciudad berraca de Rodrigo Ramos Banados
https://gigalibros.com/ciudad-berraca.html<
>. < >. < >. Las frases fueron escritas con pintura roja en las murallas, delante de la fila de extranjeros que culebreaba por las soleadas calles de Antofagasta hasta el edificio de la gobernacion, a un costado de la plaza Colon, la plaza principal de la ciudad y centro social antes de la construccion del mall. Tambien la llamaban la plaza de los gitanos, pues ellos se banaban en las dos fuentes de agua casi todo el ano, a excepcion del invierno, cuando el municipio secaba los platos. Era junio el unico mes cuando se sentia realmente el frio y los colombianos se abrigaban hasta el cogote. El resto del ano caminaban con camisetas, sueltos, extrovertidos, alegres, y esa alegria, esa verborrea y esa sensualidad de cuerpos libres contrastaban con ciertas personas de alli, de movimientos apretados como robots viejos y miradas punzantes, como si en sus ojos tuvieran dos porciones de fuego lanzadas por el canon de un averno intestino para incinerar lo que parecia malo. Eso, lo malo, era sin duda lo que no se conocia, lo distinto, como el raro entusiasmo que puede ser el carnaval de una nueva vida, la alegria de una nueva oportunidad de los extranjeros que semanas antes habian sido desahuciados por la guerrilla. Para esos muertos, llegar a Antofagasta era como alcanzar el cielo que dibujan los Testigos de Jehova en su tornasol revista Atalaya, aunque en este caso fuera un atosigante paisaje ocre sacado de las cronicas marcianas. Pocos en la provincia se esforzaban por conocer a los extranos, pues pertenecian a un mundo pequeno y aislado, lleno de divertidos prejuicios socarrones. Un mundo que era como un enorme cementerio de neumaticos de camiones mineros, de esos que parecen escarabajos fosilizandose a un costado de la Panamericana, porque las carreteras, en el norte de Chile, estan llenas de fosiles industriales. Y viajar por ellas hace sudar el culo, sobre todo en el momento en que el sol desvanece la sombra al punto de hervir la piel y aturdir la vista hasta partir el paisaje en minusculos granos rojos como los de la granada. A los colombianos sobrevivientes solo les quedaba disfrutar del nuevo mundo desertico al que en las revistas economicas comparaban con Bahrein, pero esto no era ni la periferia de Bahrein ni nada parecido y tocaba celebrar la vida en una tierra extrana, sin importar lo que dijera el resto; por eso la musica, la parranda, la soltura y el baile. Y claro que no les iban a asustar las miradas recelosas si venian de la guerra. Y por supuesto que las miradas eran punzantes si estos inmigrantes querian transformar esto en Antofalombia. A la plaza Colon tambien la llamaban la plaza de las palomas, la de los lustrabotas, la de los jubilados y la de los libreros, esto ultimo por dos hombres que recopilaban articulos del diario sobre las anejas salitreras transformandolos en libros, que vendian bien. Los pampinos habian adornado con tanta obsesion el pasado, ese pasado de chusca, sudor, sol y balas, que lo habian convertido en una suerte de eden, negando el presente, encuevados en sus villas. A la plaza le decian asimismo la de los colombianos, porque acampaban de madrugada en sus recovecos esperando turno para legalizar los papeles en la oficina de extranjeria que estaba al frente, y armaban alli pequenas rumbas de un hibrido entre cumbia, salsa y regueton. Hasta un platano habia brotado de la nada a un costado de la plaza, justo donde pernoctaban los colombianos, y ese perturbador arbol, de tallo laxo como el miembro de un caballo negro, horrorizaba a los nativos, pues de un dia para otro se habia transformado en el simbolo de eso que llamaban despectivamente una ciudad bananera, una ciudad del tropico. Pero esto era Chile, el frio Chile, el antartico Chile, el sureno Chile, el europeo Chile y el blanco Chile: un pais sin platanos. Cada tanto los rayados eran borrados con pintura por la municipalidad luego de las cartas tipo denuncia de xenofobia que aparecian en El Mercurio de Antofagasta, el diario que masificaba la manera de pensar de los poderosos, con un tiraje promedio de ocho mil ejemplares en una ciudad de al menos cuatrocientos mil habitantes. Cartas firmadas por una elite progre o de izquierda o influenciada por los jesuitas, que habia adoptado como forma de vida la defensa hacia los extranjeros, pues no soportaba el maltrato que le daban algunos de los antofagastinos, sus coterraneos. Los colombianos habian arribado en oleadas desde Buenaventura y Cali, aunque ellos decian que provenian del Valle del Cauca y algunos lo imaginaban como un valle de moscas y sangre en cuyo corazon podria estar la hacienda de Escobar en decadencia, con hipopotamos canibales, tesoros llenos de billetes y cocaina de la buena enterrada por alguna parte. Llegaron desplazados por la guerrilla interna, con la esperanza de vivir tranquilos en una ciudad que, segun habian escuchado, demandaba trabajo para la mineria, donde se pagaba bien y donde se podian hacer negocios de los buenos y de los otros, y enviar el dinero seguro, que se multiplicaba en Colombia, por Ria o Western Union. Pronto, en la noche, y a veces frente a la mirada indiferente de los madrugadores inmigrantes, los rayados xenofobos resurgian como un terco sarpullido ante los rostros a los que solo podia ahuyentar una rafaga de balas en la fogosa vegetacion del valle, del famoso Valle del Cauca. En esa sucesion de escritos y borrados se encontraba la ciudad cuando, en la primavera de 2012, arribo la familia Parrada Castillo. Entre esos afrodescendientes latinoamericanos, o negros latinos, o colombianos negros, o colombianos de Tumaco, o negros pobres, o grones, o simplemente negros, estaba Jean, un chico de dieciseis anos que llego con la mision de ayudar a su padre, asi se lo encomendo, en todo lo que le solicitara. Habia que sobrevivir. Pero el chico sabia que su padre era imprevisible y que, de un dia para otro, podia desaparecer del mapa, y por eso todo lo que le decia le entraba por una oreja y le salia por la otra como un eructo. El apoyo, le diria su padre, consistia en cargar sacos, tirar de un carreton, cuidar la fruta o, cuando tuvieron casa, quedarse protegiendo a sus dos hermanos menores mientras los padres vendian las papas rellenas que cocinaban afuera de la casa en una olla ennegrecida por la quema del fuego a lena; a su madre no le gustaba prepararlas de otra forma, o mas bien no habia gas para hacer funcionar la cocina. Eso fue en un principio, porque las cosas mejoraron con el paso de los dias y en esa ciudad berraca que vivia su esplendor economico --gracias al precio del cobre que estaba en las nubes de la bolsa de valores de Londres-- el billullo empezo a llegar a todos. Ni hablar de estudios, pues Jean habia cursado hasta lo que en Chile denominan el primero medio; le quedaban pendientes tres cursos o tres anos para alcanzar la posibilidad de hacer estudios superiores, algo que estaba por completo descartado por su padre. El problema para Don Parrada era que el adolescente Jean, de mirada esquiva cuando le hablaba, no tenia entre sus planes desarrollar una vida tan simple, ni menos ser lo mismo que su padre: un desplazado que se las arreglaba, en cada lugar adonde iba, trabajando en cualquier cosa aunque en nada fuera de la ley, aclaraba tocandose la barbilla como filosofo; y asi lo repetia como mantra cuando iba camino a Chile, nada fuera de la ley, aunque por experiencia sabia que la ley de la calle era mucho mas efectiva al momento de condenarte que la otra, esa ley que se podia comprar. El senor Parrada estaba condenado por la calle de Tumaco a la pena de muerte. Su hijo, mientras su padre le repetia con obsesion lo que tenia que hacer cuando la familia avanzaba por los serpenteantes caminos costeros del sur de Peru, se imaginaba en cambio conduciendo un tanque. Lo hacia para sentirse protegido. Le gustaba jugar a los militares, a la guerra. La madre, cuando Jean tenia cinco anos, le habia regalado una bolsa con soldaditos de plastico, a la cual se sumo otra y otra mas hasta juntar una cantidad considerable. Una de ellas venia con unos tanques similares a los vehiculos blindados del ejercito colombiano. Eran los dias en que los militares, paramilitares, las FARC y las AUC --y luego otras guerrillas y hasta la policia-- mantenian incendiada la selva cocalera y la propia ciudad de Tumaco, conocida como la perla del Pacifico, dejando un monton de muertos, heridos, viudas y huerfanos. Jean imaginaba a las tanquetas circulando por la ciudad y los bosques en llamas. Aunque era solo un juego, esos dias tambien le tocaba observar como llegaban a relajarse a Tumaco los milicianos, algunas veces sin el uniforme, cuando bebian como quien lo pasa bien entre amigos, y entonces nadie entendia nada. Sin la metralleta eran criaturas normales, a veces eran los mismos del barrio. Lo cierto es que cualquiera ahi podia llegar a ser un militar y tambien cualquiera podia sembrar una hectarea de coca bien plantada. Armas, en este Vietnam colombiano, se podian conseguir en todas partes. Pero Jean guardaba la esperanza. Incluso mas alla de las limitaciones que le imponian los chilenos, que lo tildaban de grone, colombiano y pobre; lo ultimo era lo que mas le molestaba, pues el queria prosperar. No era lo que pensaba el bando de los anticolombianos del Chascon Marcos, cuyos miembros rayaban las paredes de Antofagasta y argumentaban en favor de su espontaneo odio. Una de las razones mas comunes que daban en contra de los colombianos era que se habian tomado la calle Condell, aquella donde antes proliferaban con cierta modorra los locales nocturnos para trabajadores, unos borrachines que se deshacian en sudor viendo girar los pollos en una asadora gigante mientras picoteaban papas fritas en cambuchos de carton. Ahora cuanto habia cambiado la ciudad desde que llegaron los colombianos, cuyas mujeres habian destruido las familias y elevado las cifras de enfermedades de transmision sexual como la sifilis, segun habia dicho el intendente a la prensa, ante el escozor de los progres. Estos observaban la inmigracion como un proceso en el cual, en el futuro, de la misma forma como habia sucedido en Nueva York, los turistas podrian visitar la Little Colombia de Antofagasta, la Antofalombia y hasta la Antofalopa. -
Infinitamente tu de Moruena Estringana
https://gigalibros.com/infinitamente-tu.htmlLisa creia en el amor, tal vez por eso estuvo media vida besando sapos con la esperanza de encontrarlo o de volver a sentir lo que sintio cuando era adolescente y se dejo llevar por este.
Aunque de eso hace mucho tiempo. Ahora vive por y para el trabajo. Es por eso que acaba siendo la personal shopper de la madre del cantante de moda, Christian. Cuando se encuentra cara a cara con ese adonis que hace suspirar a cientos de fans, no puede evitar pedirle a su manager que le deje hacerle un cambio de look, solo por fastidiar.
Lisa no soporta a Christian tras leer su libro, pero mientras lo sigue de gira, esperando encontrar su look perfecto, descubre muchas cosas de el que le haran verlo con otros ojos.
?Se arriesgara Lisa a creer en el amor una vez mas aun a riesgo de no ser mas que una de las cientos de fan que se mueren por el cantante? -
El juego de E (Los hermanos Volkov 2) de Maria R. Box
https://gigalibros.com/el-juego-de-e-los-hermanos-volkov-2.htmlNunca me habia parado a reflexionar sobre mi vida, pero ya era hora de que afrontara las consecuencias de mis actos. Despues de cuatro anos encerrada en mi misma, ahuyentado cada sentimiento hacia el, habia vuelto a caer en la trampa. Sin embargo, ahora era diferente. Yo habia cambiado. Luego de ver como Daniil y Elizabeth festejaban con la familia su compromiso, despues de cuatro anos sin estar con el a solas, lo habia hecho. Me encontraba en su coche camino a casa, pues no me habia dejado marcharme sola. Una gran parte de mi se lo agradecia enormemente, porque salir sola a la calle a altas horas de la madrugada era todo un reto. Pero otra parte de mi me lo reprochaba. ?Por que no habia llamado a Charles? El estaria encantado de recogerme y llevarme a casa. Todo era demasiado extrano y surrealista. Cuatro anos alejada de Edik y todo mi esfuerzo se resumia en nada. Una victoria fallida. Cuatro anos de calma emocional que se habian ido por la borda porque estar en su simple presencia me ponia el vello de gallina y mantenia unos nervios en mi estomago que hasta juraria que podria vomitar. No me gustaba sentirme asi con el. Charles era el correcto. No Edik. Mi etapa de quinceanera ya paso hace mucho, ahora tenia veinticinco anos y era una mujer adulta y profesional. Pero para el siempre vas a ser la Pequena Paganini [1] , me dijo mi subconsciente. Ibamos en el coche camino a casa de mis padres, ya que aun seguia con ellos por el miedo a estar sola, aunque Charles me habia dejado caer que algun dia tendria que emanciparme; incluso me dijo que podia mudarme con el y que nuestra relacion pasara a un segundo nivel. Llevaba tres anos con el. Tres anos en los que no me habia tocado dado a mi fobia al sexo despues de… bueno, despues de que Sergey me violara. Aun es complicado decirlo. Pero Charles era paciente. Sabia que mi corazon se habia endurecido despues de aquello y que lo que menos necesitaba era presion. Habiamos tenido alguna discusion por ello, no os voy a mentir, pero acababa comprendiendo lo que sentia. De alguna forma sabia que la Natasha de quince anos que una vez fui habia vuelto. Esa chica timida, encerrada en si misma y en la musica. --Llevas todo el camino callada --lo escuche hablar--. ?Te encuentras bien? Trague saliva y asenti mientras desviaba la mirada a la ventanilla del coche. --Te has dejado el pelo mas largo --lo vi sonreir de lado--. Me gusta. --Aun lo sigo llevando gris --comente para no hacer el trayecto mas incomodo. --Bueno, te queda genial. El color no importa --bromeo. Asenti, aun sin mirarlo directamente. Edik paro en un semaforo y descanso su cabeza en el asiento. Por el rabillo del ojo vi como me miraba sin miramiento alguno. El habia cambiado. Aun tenia esa pinta de chico malo, pues llevaba todo el cuero lleno de tatuajes y ese peinado que te incitaba a desordenarlo, pero ya no era ese chico de veintipocos que conoci en una de las carreras clandestinas mas famosas de Nashville. Ahora era todo un hombre serio que se preocupaba mas de mi de lo que deberia. Cuando estaba con el parecia que el tiempo no habia pasado, sentia lo mismo que la primera vez que lo vi. Una mezcla de euforia y temor. Edik volvio a arrancar el coche. Puse la radio para hacer mas amena la trayectoria hasta casa de mis padres. Un mensaje rezumbo en mi movil, lo agarre de mi bolso y vi que era Charles. Ya estoy en casa, cielo. Manana te recojo para comer. Te quiero. Te quiero. Charles ya se habia acostumbrado a mis monotonos mensajes. Pero era asi, con el no tenia conversaciones telefonicas de horas como lo podia hacer con Bella o Elizabeth, con Aleksey o Daniil. Incluso con Edik. Pero, sinceramente, era lo que necesitaba. Tranquilidad mental. --Hemos llegado --dijo el, aparcando justo delante de mi casa. Las luces estaban apagadas, seguramente porque mama y papa ya estaban en la cama durmiendo como troncos. --Gracias --le dije, quitandome el cinturon y poniendome el bolso en el hombro. Iba a abrir la puerta, pero su mano agarrando mi brazo me lo impidio. Gire bruscamente, soltandome de su leve agarre. Edik bajo la mirada arrepentido, sabia tan bien como yo que tocarme era un incipiente delito para mi corazon. --Lo siento --se lamento. --Da igual --abri la puerta del coche--. Adios. Fui lo mas rapido posible a la puerta de casa, rebusque en el bolso las llaves y las encontre al fondo del todo. Pero note como alguien me daba la vuelta mientras me agarraba de la cintura fuertemente. Estuve a punto de gritar si no fuera porque sus labios, esos que en cuatro anos no habia probado, se posaron sobre los mios. Siquiera pude forcejear, me tenia atrapada entre su cuerpo y la puerta de casa. Pero ?de verdad queria acabar con esto? Inconscientemente, cerre los ojos dejandome llevar por sus labios. Mi cuerpo se acoplo al suyo y deje de respirar por un segundo. Todo mi organismo se activo de inmediato y, de alguna manera, olvide toda la mierda que tenia encima. Los problemas se alejaron mientras que disfrutaba de esa caricia tan tierna. Su mano libre fue a mi nuca, la acaricio por varios segundos, y luego me incito a seguir besandolo. Estuvimos alli por… no se el tiempo. Pero me parecieron segundos. Al separarse de mi senti frio. Mucho frio. Su cuerpo ya no me arropaba, pero si su respiracion, mezclandose con la mia, ambas agitadas. Nos miramos a los ojos y mis fuerzas flaquearon. --Te amo, pequena, no te haces una idea de cuanto --dijo con la voz entrecortada por la respiracion acelerada. Entre en panico al escuchar esas palabras. Yo estaba con Charles, una persona que me hacia bien. No con el. No podia haberlo hecho, no podia haberlo besado. --Esto no esta bien --lloriquee sabiendo que habia enganado a Charles. Edik agarro mis mejillas e hizo que lo mirara. Estaba serio, tenia una lucha mental entre si hacer el bien o el mal. Pero, como siempre, se dejo guiar por el sendero de la lujuria y volvio a besarme con mas intensidad. Aun con lagrimas surcando mi rostro, no rechace su caricia. La necesitaba como el respirar por muy mal que me sintiera por Charles. Pero ese atisbo de razonamiento que aun me quedaba en la cabecita se activo, lo empuje y abri la puerta de casa corriendo para luego cerrarla en sus narices y apoyarme en ella con la respiracion desacompasada. Escuche como el tambien dejaba su cuerpo apoyado en la puerta. --Te amo, Natasha. Y se fue.
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Los besos que nos quedan (Trilogia completa) de Priscila Serrano
https://gigalibros.com/los-besos-que-nos-quedan-trilogia-completa.html -
Que nadie duerma de Juan Jose Millas
https://gigalibros.com/que-nadie-duerma.htmlUn delirio de amor recorre la ciudad. Y bajo lo aparente, asoma lo extraordinario.
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El Infierno en el Paraiso (El Sr. del Paraiso 2) de Claudia A. Perez R
https://gigalibros.com/el-infierno-en-el-paraiso-el-sr-del-paraiso-2.htmlTerry Grandchester ( El egocentrico de la pecaminosa "V") y Paty Debeaux (Su asistente de sexys piernas) Finalmente deciden darle una oportunidad a los sentimientos que han crecido entre ellos, sin duda la vida en pareja puede ser maravillosa y pareciera que tienen todo para ser felices, mas aun viviendo en este enigmatico lugar "El Paraiso".
Pero ambos saben que tendran que hacer un gran esfuerzo para que esta relacion funcione, ella tendra que armarse de paciencia y valor, el aprender a controlarse.
Cuando parece que su relacion ha encontrado la armonia necesaria para perdurar, el pasado regresa a cobrar venganza, habra decisiones dificiles de tomar, ira, cansancio, sentimientos encontrados, rencor. El mayor miedo de Terry se hace realidad... -
Melancolia de izquierda de Enzo Traverso
https://gigalibros.com/melancolia-de-izquierda.htmlCon el derrumbe del comunismo en 1989 las utopias del siglo xx desaparecieron y dejaron lugar a un presente cargado de memoria pero incapaz de proyectarse en el porvenir. Este nuevo vinculo entre historia y memoria permite redescubrir una tradicion oculta, una vision melancolica de la izquierda que atraviesa la historia revolucionaria. A partir de un archivo vasto y heterogeneo de teoria, testimonios e imagenes, Enzo Traverso explora esta constelacion melancolica desde perspectivas diversas: el analisis de una cultura izquierdista de la derrota, la descripcion de una concepcion marxista de la memoria, la construccion de una vision del duelo, y la investigacion de la tension entre el extasis y la pena que da forma a la bohemia revolucionaria.
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Ebano (Enfrentados 2) de Mercedes Ron
https://gigalibros.com/ebano-enfrentados-2.htmlAmar nunca fue tan peTheme Settingsligroso como en <
>, la nueva saga de Mercedes Ron. -
Puentes y sombras de Fernando De Cea Velasco
https://gigalibros.com/puentes-y-sombras.htmlUna exotica reportera en su primer dia de trabajo: “Muy facil, solo tengo que cubrir una manifestacion”.
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El Fenix. La guerra por Egoreo de V.g. Gonzalez
https://gigalibros.com/el-fenix-la-guerra-por-egoreo.htmlLlego el momento que todos esperaban y de la manera mas inesperada. Sabrina tiene que controlar los elementos o de lo contrario el Caos terminara por destruir Egoreo. Secretos se revelaran y se tomaran decisiones que cambiaran la vida de todos para siempre.
Los principes estaran dispuestos a todo para ganar el corazon del Fenix y sus guardianes lucharan para protegerlo. Mientras Egoreo se cae en pedazos, Sabrina tendra la prueba mas fuerte de su vida. ?Lograran conquistar su corazon y restablecer el equilibrio en Egoreo o todo estara perdido? -
Devuelveme la sonrisa de Marcos A. C
https://gigalibros.com/devuelveme-la-sonrisa.htmlPoco podia imaginarse mi padre que, el dia que naci hacia ya cuarenta anos, iba a tener que hacerse cargo de mi el solo. A sus treinta y cinco anos, el gran Arturo Duarte, dueno de diversos edificios de viviendas, asi como de oficinas, se convertia en padre por primera vez, y se quedaba viudo de la unica mujer a la que habia amado de verdad. Mi madre, Christina, murio aquella noche en el parto. Hubo complicaciones y se le fue la vida, mientras me la daba a mi. Tenia treinta anos, toda la vida por delante y, segun me contaba mi padre, la ilusion de mi llegada y verme crecer. No pudo ser, ni siquiera supo que habia tenido un nino. Cuando le dijeron que podian decirle el sexo del bebe, ella se negaba a saberlo, queria que fuera sorpresa. Ni un nombre tenian pensado para mi, o para una nina, asi que hasta eso tuvo que elegirlo mi padre. Segun me dijo, me llamo Chris, ese diminutivo del nombre de mi madre, porque al mirarme a los ojos, le recordaba a ella. Me saco adelante completamente solo, y es que, tanto los padres de el, como los de mi madre, murieron anos antes de que ellos se conocieran. Y nunca se caso, tuvo algunas novias, amigas y ligues, pero jamas volvio a tener una pareja estable con la que querer compartir su vida. Decia que con mi madre murio el amor para el. Poco a poco, fue vendiendo algunos de los edificios que tenia, de modo que se hizo con un buen dinero que invirtio en construir un edificio de apartamentos a pie de playa, que alquilaba, y con esas rentas viviamos los dos. Hasta que me dejo solo cuando yo tenia treinta y cinco anos, creo que ese fue plazo de tiempo que quiso quedarse a mi lado y ver que me convertia en un hombre de provecho, antes de reencontrarse con mi madre. Se le fue la vida una noche mientras dormia, su corazon dejo de latir y ni siquiera pude despedirme. Aquella noche, tras una cena en la que reimos y volvio a contarme como conocio a mi madre y el flechazo que sintio al verla, nos dimos las buenas noches como siempre, sin saber que no habria un nuevo amanecer para el. En herencia me dejo el edificio y la casa en la que viviamos, por lo que yo seguia manteniendome de esas rentas que generaban mensualmente los apartamentos. Y, como lo fuera mi padre, soy soltero por eleccion, no quiero atarme a nadie, no quiero enamorarme, eso no va conmigo. Soy hombre de una sola mujer cuando mantengo uno de esos lios de amigos con derecho a roce, pero cuando se acaba, se acaba. No hay promesas, no hay palabras que las lleven a creer que habra un felices para siempre, una bonita casa con jardin donde construiremos un parque para nuestros dos o tres hijos. Desde el primer momento todas saben que nunca las llevare al altar, que no pondre un anillo en su mano y me arrodillare para pedirle que se case conmigo. Voy directo a lo que quiero, dar y recibir placer, tener una noche de sexo de esas memorables, tal vez dos, quizas una semana o un mes, pero nada mas. No hay amor, y nunca lo habra. Diran que soy frio, sin sentimientos, que juego con las mujeres, pero no, no es asi. Voy de frente, dejo claro lo que quiero y cuando lo quiero. Todas saben que cuando estan conmigo, hay fecha de caducidad, no miento, no las hago creer que seran las princesas de un cuento y se convertiran en mi reina. Mi padre decia que algun dia apareceria la mujer que conseguiria romper el muro que yo mismo habia construido alrededor de mi corazon, que pondria mi mundo y mi vida patas arriba y ni siquiera me daria cuenta de que estaba enamorado, hasta que la dejara marchar. El creia que, al haber perdido a mi madre y verlo a el, pasar el resto de su vida solo y sin enamorarse, era el motivo por el que yo no queria tener una pareja estable. Yo reia al escucharlo decirme que no es que no quisiera enamorarme, encontrar esa mujer que me hiciera gritar al mundo que la amaba, sino que tenia miedo a hacerlo y perderla tan pronto como el perdio a mi madre. No era asi, no tenia miedo a nada, aunque hay algo que si debo reconocer, y es que, siempre habia temido que, si algun dia esa mujer que decia mi padre, llegara para cruzarse en mi camino se quedara embarazada, me mortificaria que pudiera dejarnos a los dos durante el parto. Fueron muchas las veces que le pregunte a mi padre si yo tenia algo mal y por eso mi madre murio la noche de mi nacimiento, tal vez era algo que yo llevara en la sangre y no fuera compatible con ella, que se yo, no era medico a los diez ni a los doce anos, y creia que, si tenia descendencia, podria heredar ese mismo mal y perder a su madre, a mi esposa. Desvarios de un nino que vivia con el recuerdo de la mujer mas buena, bonita y carinosa del mundo, de ver esas fotos que se habia ido haciendo cada semana durante los nueve meses de embarazo. Un viaje, eso necesitaba en el momento en el que me encontraba, en el quinto aniversario de la muerte de mi padre, tan solo dos meses despues de celebrar mi cuarenta cumpleanos. Esa fecha deberia ser feliz, para cualquier nino lo era, igual que para muchos adultos, pero no para mi, porque el que debia ser el dia mas feliz de la vida de mi madre, se convirtio en el peor de la vida de mi padre y, por ende, de la mia. Dejaba la ciudad por un tiempo, esa en la que habia nacido, en la que creci y me hice el hombre del que, estaba seguro, mi madre estaria orgullosa. Lo dejaba para respirar otro ambiente, conocer otra ciudad, y, quien sabia, si en aquel destino acabaria encontrando algo de compania. Capitulo 1 --Hola, disculpe... --sonrei senalando el asiento de ventanilla que me pertenecia. --Hola, claro --me devolvio la sonrisa y se levanto. apartandose para dejarme paso. --Estos aviones cada vez dejan menos espacios, me llamo Chris. --Si --sonreia --. Soy Lara. --Casi pierdo el avion, vaya caravana habia en la autovia hacia el aeropuerto. --Ni idea, llegue hace tres horas. --Chica precavida. --Bastante, ya perdi una vez un vuelo y no me pasa mas. --?Vas a Roma por trabajo? --No, voy a pasar unos dias, realmente iba a venir con mi amiga, pero le fallecio un familiar en Paris y tuvo que cambiar el rumbo. --Vaya, asi que te vas a perder por la ciudad italiana sola. --Si, tengo muchas ganas de conocer Roma. --Es preciosa, no es la primera vez que vengo y se que repetire muchas veces. --?Vienes por trabajo? --No, vengo a desconectar un poco, me hacia falta perderme por el mundo. --El trabajo... --No, bueno, muchas historias, el trabajo es lo que menos lata me da y lo que menos hago. --?Lo que menos haces? --Vivo de la renta de un edificio a pie de playa que herede de mi padre. --Joder, ?y necesitas desconectar de vivir de la renta? --se echo a reir. --Hace cinco anos que murio mi padre y la verdad que me afecta mucho esta clase de aniversarios. --Lo siento... --Tranquila, unas pizzas, unos paseos y todo se sobrellevara. --Claro, dicen que Roma tiene magia. --Y sin truco, es una ciudad que es para dejarse llevar. --Lo primero que hare sera tirar unas monedas en la Fontana di Trevi, quiero ver si es verdad que se cumplen los deseos. --Lo unico que es verdad es que pierdes el dinero que tiras. --Bueno, tampoco me voy a arruinar, no es que tenga un edificio en alquiler, pero al menos trabajo tengo.
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El juego de Ender (premio Nebula 1985) de Orson Scott Card
https://gigalibros.com/el-juego-de-ender-premio-nebula-1985.htmlLa novela mas famosa de ciencia ficcion moderna: un clasico indiscutible, ganadora de los premios Hugo, Nebula y SF Chronicle.
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Como Ninguno Seduciendo de Sophie Kiss
https://gigalibros.com/como-ninguno-seduciendo.htmlEl dia comienza con una taza de cafe, unas tostadas mientras revisa su portatil, mirando sus redes sociales, su emprendimiento en internet, es independiente economicamente, Iban es un chico sensible, no le da explicaciones a nadie.
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IQ de Joe Ide
https://gigalibros.com/iq.htmlIQ. Asi se conoce a Isaiah Quintabe en los barrios humildes de la zona este de Long Beach. Hombre solitario, de una extraordinaria inteligencia, se ha convertido en una especie de detective sin licencia al que acuden las victimas de la elevada criminalidad de estos barrios, desatendidos por la desbordada policia de Los Angeles. Gente muy humilde, le pagan con lo poco que tienen.
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Un chantaje arriesgado (Escandalos de temporada 2) de Eneida Wolf
https://gigalibros.com/un-chantaje-arriesgado-escandalos-de-temporada-2.html -
Las Navidades de mi vida de Ariadna Baker
https://gigalibros.com/las-navidades-de-mi-vida.html--Clara, te acompano en el sentimiento --me dijo Don Damian, el cura del pueblo. --Muchas gracias, se lo agradezco de corazon. --Un corazon muy grande es el que siempre has tenido tu, nina. No cambies, ?eh? --Don Damian, un poco enfadada si que estoy con el de ahi arriba, a usted no le puedo mentir. --Hija mia, no digas eso ni en broma. Dios nuestro Senor ha tenido a bien acogerlos en su seno por alguna razon, ?no te parece? --No, lo siento mucho, Don Damian, pero no me parece. Mire sus lapidas y las lagrimas cayeron como punos desde mis ojos... Con el cuerpo completo perlado de sudor, me sente en la cama de un salto. Un salto mas... Y una madrugada mas sin pegar un ojo. Aquella situacion era insostenible. Seis meses habian transcurrido desde el fallecimiento de mis padres y seis meses en los que estaba por primera vez que lograra dormir a pierna suelta. Imposible hacerlo. No cuando aquella pesadilla me asaltaba una y otra vez. Ni que decir tiene que la clave estaba en que yo no podia soportar su marcha. Me lo decia mi amiga Carla, que estaba estudiando Psicologia. Y me lo corroboraba cada noche, mientras charlabamos un ratito despues de la cena, mi tia Marita, la unica hermana de mi madre, con la que yo me habia marchado a vivir desde la muerte de mis progenitores. --Carino, ?otra vez la misma pesadilla? --Ya la tenia en el quicio de la puerta, como cada noche cuando aquello ocurria. --Me temo que si. Y lo que mas siento es que te despierto a ti, no es mi intencion. --No seas bobita, mi nina. Te voy a preparar un vasito de leche calentita y, si quieres, te doy un poquito de palique mientras te vas durmiendo, como cuando eras pequenita y te quedabas a dormir aqui en mi casa algun fin de semana, ?te acuerdas? --Como no voy a acordarme, tita, si eras la mejor cuenta cuentos del mundo... --Imaginacion si que he tenido siempre, es cierto... Pero es que no me costaba ningun trabajo, carino, tu has sido siempre tan agradecida... --Y tu la mejor tita del mundo... No exageraba, pero lo cortes no quitaba lo valiente. Mi tia, que ademas era mi madrina, siempre habia derrochado carino conmigo, pero ello no le restaba ni un apice de dolor a mi corazon por el fallecimiento de mis padres. Cincuenta anitos tenian, justo el doble de mis veinticinco. Estaban en la flor de la vida, mejor que nunca, ahora que creian que por fin me habian metido en vereda haciendome estudiar. Cuanto me arrepentia de no haberles dado antes ese gusto, pero es que yo estaba convencida de que no servia para hincar codos con los libros. Y ellos, que no habian tenido esa oportunidad de jovenes, morian porque su unica hija fuera universitaria. Total, que, siguiendo mi instinto, me puse a trabajar en la panaderia de la senora Lola a los dieciocho anos, cuando termine el Bachillerato. Y alli permaneci hasta que cumpli los veintiuno. --Hija, que poco nos gusta a tu padre y a mi que te deslomes en esa panaderia por cuatro duros --me decia cada dos por tres. --Mami, pero es que tengo que trabajar, ?o quieres que sea como los ninis esos que no dan palo al agua? --Claro que no, Clarita, pero tu tienes cabeza para hacer la carrera que te venga en gana, otra cosa es que para coger los libros si que eres mas floja que un muelle guita y eso tienes que reconocerlo. Lo reconocia, pero tanto me lo dijeron mis padres que finalmente me matricule en Sociologia a los veintiun anitos. Y justo iba a graduarme cuando ellos fallecieron. Solo una semana faltaba. Ni acudir al acto de graduacion queria. No me sentia con fuerzas. Si no hubiese sido por mi tia Marita, que me llevo practicamente a rastras, alli no me hubieran visto el pelo. Fue acabar el acto y volver para casa. No quise ir a la cena de celebracion con mis companeros. A diferencia de ellos, que se sentian victoriosos, yo pensaba que aquella victoria se la debia a mis padres y ya no estaban para verlo. El verano fue una autentica pesadilla para mi, con unos dias largos que invitaban al ocio y que se me hacian eternos, dado que el mencionado ocio era lo ultimo que me apetecia. A decir verdad, ni me apetecia el ocio ni absolutamente nada. Aquel accidente de trafico habia truncado mis suenos. Mis padres fueron, mientras vivieron, el gran puntal de mi vida y yo me sentia tremendamente desgraciada por su marcha. A medio verano, volvi a trabajar a la panaderia de la senora Lola. --Pero vamos a ver hija, ?se puede saber como una senorita licenciada va a desempenar el mismo trabajo de cuando no tenia estudios? --me recrimino mi tia. --Es que, empezar a buscar trabajo de lo mio, me supone marcharme del pueblo y tenerme que ir a la capital y eso no me llama ahora. Salamanca capital me encantaba y yo habia sido muy feliz estudiando alli, pero desde la marcha de mis padres no habia tenido agallas para volver y ahora solo queria refugiarme en el pueblo. La senora Lola fue la primera sorprendida en verme aparecer por su local con la intencion de trabajar, pero como yo habia dado el callo como la primera mientras estuve alli, me acogio con los brazos abiertos. Desde entonces ya habian transcurrido varios meses y, dado que alli tambien se vendian dulces, con la campana de Navidad a las puertas estabamos a tope. Despues de una noche toledana como la que he descrito, tuve que disimular mis ojeras para poder ir a trabajar como Dios manda. Por el camino me encontre a la senora Ana, quien no tardo en pararme. --?Como estas, Clarita? En el pueblo todos me llamaban por mi diminutivo. Dias atras yo le habia preguntado a mi tia por cuando creia que dejaria la gente de hacerlo y me comento que probablemente nunca. --Hija, es que como pareces una chiquilla... Con esas facciones tan tiernas, ese pelito rubio y esos ojos azulitos, pues que dan ganas de achucharte. Me dio uno de sus achuchones habituales y se quedo en la gloria con su explicacion. Lo peor no era ya solo que me trataran como a una nina, sino que en los ultimos meses habia vivido asi. Atras, en Salamanca capital, quedo mi noviazgo con Cesar. La muerte de mis padres se lo termino de llevar por delante, aunque no voy a decir que ese fuera el unico motivo. Cesar y yo llevabamos saliendo un par de anos. El era el hijo de la pareja que nos alquilo un piso de estudiantes a mi y a mis companeras, Mara y Raquel, mientras duraron nuestros estudios. Un buen dia, cuando ya llevabamos dos cursos alli, Cesar aparecio para sustituir una lampara estropeada y lo que se ilumino entre nosotros fue la llama del amor. Eso si, pasados los primeros meses, la relacion tampoco es que fuera la bomba y un par de anos despues yo me planteaba hasta que punto era el hombre con el que deseaba compartir mi vida. El fallecimiento de mis padres le dio jaque mate a nuestro noviazgo, pues yo me aparte del mundo por completo, lo que le incluia a el. Y tampoco es que Cesar luchara demasiado por lo nuestro. Digamos que ambos fuimos dejando que nuestro amor muriera poco a poco, dando paso a una cierta amistad y poco mas. --Ahi vamos, senora Ana --le conteste con muy pocas ganas de entrar en honduras. --Poco a poco, hija. Ya en nada tenemos aqui las Navidades y... La mujer lo solto de sopeton y en automatico se callo, pues debio darse cuenta de su metedura de pata. Malditas ganas que tenia yo de celebrar las Navidades ese ano. Si hasta me queria zafar de decorar la casa con mi tia y no sabia como hacerlo. La pobre me habia "amenazado" con que el puente de la Constitucion debiamos hacerlo y yo no paraba de darle largas. --Ya, ya... Por cierto, ?y Lucas? Hace mucho que no lo veo. Su hijo Lucas y yo habiamos sido grandes amigos en la infancia y adolescencia. --Dificilito esta que lo veas, hija. Se fue con la muchacha esa con la que salia, con Elsa, a Laponia a vivir. --?A Laponia? --Si, si, hija, a la gran puneta, vaya, que ademas hace alli un frio que pela. Pero como a ellos les ha encantado, pues nada. --Me quedo loca, yo no veia a Lucas demasiado lejos del pueblo, vaya vueltas que da la vida. --Ni yo, hija. Pero se fueron este verano y alli estan, regentando una tienda de galletas de jengibre que por lo visto para los lugarenos son lo mas de lo mas. --Que personaje este Lucas.... Me despedi de la senora Ana y pense en lo sorprendente que era la vida. De ninos, yo le decia a Lucas que seria jefa de una gran compania y el a mi que astronauta. Y ahora resulta que el vendia galletas en Laponia y yo en el pueblo. Y eso pese a que los dos eramos licenciados.... Una casualidad que me saco la sonrisa, cosa que no ocurria todos los dias en los ultimos meses. Llegue a la panaderia y la senora Lola me indico el cerro de trabajo que debiamos realizar. Hasta la espalda se me estaba resintiendo desde que teniamos la Navidad en puertas. --Clarita, ya le he dicho a Lorenzo, mi marido, que como esto siga asi al final vamos a tener que ampliar el negocio. Francisco, el chico del local de al lado, lo deja en breve y creo que seria una gran oportunidad para hacerlo de una vez por todas tambien pasteleria. --?Y no lo es ya, senora Lola? Por el amor de Dios, si aqui servimos mas dulces que gente hay en la guerra. --Es verdad, hija, incluso nuestros turrones artesanales estan teniendo un exito de no te menees. Son ya muchas las personas de otros pueblos que se estan acercando a por ellos. De hecho, yo queria hacerte luego un ofrecimiento, Clarita, a ver que te parece. --De acuerdo --asenti mientras me cambiaba y me ponia el uniforme de trabajo que recientemente la buena mujer habia encargado para mi.
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Familia de estrellas de Danielle Steel
https://gigalibros.com/familia-de-estrellas.htmlUn homenaje de Danielle Steel a las mujeres fuertes que no se dejan vencer por las adversidades.
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Confesiones de una mascara de Yukio Mishima
https://gigalibros.com/confesiones-de-una-mascara.htmlKoo-chan, el joven narrador de ” Confesiones de una mascara ” (novela publicada en 1949 que fue el primer gran exito literario de Yukio Mishima (1925-1970) y que lo catapulto a la fama), es un alma atormentada por una sensibilidad turbadora que va creciendo con el estigma de saberse diferente a los demas. De aspecto debil y enfermizo, solitario y taciturno, de extraccion menos favorecida que sus companeros, ira descubriendo sus inclinaciones homosexuales cuando se siente atraido por Omi, un chico de fuerte constitucion. No obstante, en el Japon de los anos 1930 y 1940 el protagonista debe ocultarse tras una mascara de correccion y convertir su vida en un escenario, en una representacion en la que confluyen la realidad y las apariencias.
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Monjas y soldados de Iris Murdoch
https://gigalibros.com/monjas-y-soldados.htmlGuy, el nucleo central de un nutrido circulo de familiares y amigos, esta en su lecho de muerte. Sus ojos releen por ultima vez la Odisea mientras su esposa Gertrude recibe el apoyo de toda una cohorte de allegados. Es entonces cuando Anne, su mejor amiga de la universidad, llama a su puerta por sorpresa, tras abandonar un convento de clausura en el que lleva interna los ultimos quince anos. Mientras, Gertrude empieza a sentirse como una Penelope cercada por sus pretendientes. Las novelas de Murdoch son como fugas de Bach: no importa cuantas veces las leas, siempre encuentras algo nuevo. Una novela en la que dan cita un enjambre de personajes, alternando espiritus marciales e inclinaciones monacales. Una novela magistral sobre el amor no correspondido y sobre las deudas del pasado.
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20 grandes conspiraciones de la historia, Santiago Camacho de Santiago Camacho
https://gigalibros.com/20-grandes-conspiraciones-de-la-historia-santiago-camacho.html -
Pretendamos (Flying with love 2) de Flor M. Urdaneta
https://gigalibros.com/pretendamos-flying-with-love-2.htmlLa noche que la azafata Lilian White y el piloto Richard Hernandez se conocieron fue catastrofica, en muchos sentidos. Esa noche ellos no buscaban el amor; ambos disfrutaban de su libertad y del sexo sin compromiso a plenitud. Pero, sin darse cuenta, sucumbieron en un juego peligroso.
Pretender fue facil, dejar de hacerlo no tanto. Porque bien es conocido el dicho: El que juega con fuego se quema. ?Que pasa cuando juegas con el amor? ?Empatas, pierdes o ganas? Descubrelo en esta apasionante y sensual historia.
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Contigo es todo de Carmina D.
https://gigalibros.com/contigo-es-todo.htmlOdiaba esto. No habia nada peor que hubiera experimentado en toda mi vida que tener que visitar a mi hermano en el hospital. Ni siquiera sabia -nadie sabia- si Julian iba a salir adelante o no. Cada vez que venia aqui, era un gran signo de interrogacion sin respuesta aparente. Y aun con todo eso, amaba a mi hermano. Creia en el y queria que mejorara. Asi que segui viniendo a verlo, a pesar de que estar aqui era muy dificil, por no decir otra cosa. La vista del vestibulo del hospital se cernia sobre mi mientras la gente iba y venia, algunos en camillas y otros en sillas de ruedas. Julian no merecia este destino, no merecia tener que estar aqui. Mi hermano era grande, ruidoso y carinoso, era de los que hacia una broma de todo, su alegria llenaba los espacios, nada lo perturbaba, nada lo sacaba de su centro. No pertenecia a un lugar como este, sin importar cuan amables fueran las enfermeras o cuan vanguardista fuera la tecnologia. No deberia estar quieto, con tubos entrando y saliendo de el, luchando por su vida. Este no debia ser su destino. Pero lo era, y ese era un golpe demasiado duro para mi. Me trague mi depresion y reuni todo el coraje que pude, pero aun asi arrastre los pies cuando entre al hospital y volvi a subir a su habitacion por lo que me parecio la milesima vez. El ascensor hubiera sido mas facil, pero necesitaba mantenerme en movimiento hasta que lo viera. Los ascensores estaban empezando a sentirse un poco claustrofobicos. Llegue a su habitacion y atravese la puerta con determinacion y una actitud fabricada para disimular mi verdadero estado. --Julian, no creerias esta nueva…-- Su cama estaba vacia. Oh, Dios, ?que habia pasado? --!Enfermera, enfermera!-- Corri a la pequena estacion de enfermeras a unos pasos de la puerta de Julian. --?Que le paso a mi hermano? ?Por que no esta en su habitacion? --Oh, Mila, calmate--, dijo una de las mujeres, levantandose de su escritorio y abrazando mis hombros. Su tono y la forma en que me dio palmaditas en la espalda como si fuera una nina me hizo saber que todos aqui estaban hartos de la frecuencia con la que me asustaba y sobre reaccionaba. Pero no era algo que podia evitar, se me conocia por decir lo que pensaba y por estar un poco nerviosa e hiperactiva sin importar la ocasion, y ?quien podria culparme por estar preocupada en una situacion asi? Me alegre de que las enfermeras fueran amables, pero empezaba a darme cuenta de que les estaba poniendo los nervios de punta. --Esta bien--, continuo la enfermera. --Acaba de ser trasladado a otra habitacion del hospital. Respire un tembloroso suspiro de alivio y me limpie los ojos. Me llevo a otra estacion en un costado. Mientras yo me quedaba parada esperando, haciendo todo lo que podia para ser paciente -lo cual ciertamente no era mi fuerte-, ella hojeo algunos papeles y se puso a hacer clic en su computadora. Mila, deja de ser debil. Tienes que ser fuerte. Si algo hubiera pasado, habrian llamado a la familia. Respira. Julian estara bien. Luego podras reganarlo de nuevo por su molesta tendencia a dejar la tapa del inodoro levantada. -Me dije mentalmente para tratar de calmarme. Esto no era justo. Julian era un buen tipo, y un hermano increible aun que dejara el bano hecho un desastre. --Aqui vamos, esta en el ala norte del hospital, en la habitacion 24B. Te llevare alli. Puede ser confuso tratar de llegar a esa ala del hospital. Vamos carino. Ella me sonrio, su humanidad la hizo ver suave-o tal vez estaba feliz de deshacerse de mi- pero, de cualquier manera, yo estaba agradecida. Le devolvi la sonrisa. --Gracias. En el camino, la enfermera empezo a hablar de su familia. Supongo que fue para calmar mis nervios. Cada palabra que decia me entraba por un oido y salia por el otro. Trate de prestar atencion mientras ella me contaba algo sobre sus planes para el fin de semana, incluyendo una barbacoa familiar, y luego me pregunto cuales eran mis planes. Tuve una vision de tunel, pensando que estaria aqui todo el fin de semana, por supuesto. Todo lo que me importaba era mi hermano. Ya era bastante dificil que mama y papa estuvieran demasiado ocupados para venir a verlo. Pero si tuviera que cuidar de el yo sola, lo haria. El Senor sabia que me cuidaba con suficiente frecuencia, era un hermano muy protector conmigo. Y siempre necesitaba de el para sentirme mas segura de mis acciones, asi que, era habitual vernos juntos o que yo le pidiera consejos, sobre todo. --Bien, estamos en el ala norte, y su habitacion esta al final del pasillo. Avance rapido siguiendo la direccion que me indico, contando las habitaciones a medida que pasaba por cada puerta. Alli. Lo encontre. Le hice senas a la enfermera y ella se despidio con su mano antes de girarse para volver a su puesto. Tal vez nunca se habia enfadado conmigo, y todo estaba en mi cabeza. Parecia que me estaba volviendo loca debido a la ansiedad ultimamente. Tire de la puerta y entre. --!Julian! Ahi estas. No respondio. Sabia que estaba en coma, pero cada vez que hablaba con el, sentia que era mas cercana la esperanza de que se despertara y me contestara. Despierta, por favor, despierta pronto. Le limpie el pelo de la frente a un lado. Los moretones estaban bajando, y parecia tranquilo. Dijeron que no tenia ningun dolor, y me aferre a esa tranquilidad. Moriria si supiera que estaba sufriendo. Me acomode en la silla junto a su cama, poniendome comoda para una larga visita. --Asi que, queria que supieras que estoy probando algunos trucos con los tragos en la barra-- dije, tomando su mano. --Es en un club de striptease raro, pero no soy una de las chicas que baila. Lo juro. Su mano estaba caliente, un buen recordatorio de que estaba vivo y que aun podia volver a mi. --No gano dinero como ellas, pero la paga es decente y las propinas tambien. Pero tuve que dejar la universidad. El dinero ha estado un poco escaso en la casa. Pero volvere, ?de acuerdo? Asi que no me grites por abandonar. Es solo temporal. Le frote la mano y mire los monitores y las maquinas que estaban conectadas a el. --Estamos demandando a la persona que te choco--, continue, --pero los tribunales se estan tomando su tiempo. Hacemos todo lo que podemos. Pero estaras bien. Y si ganamos tal vez tengamos una casa mas grande y tu tengas tu propio bano para estropear todo lo que quieras-- Sonrei. ?A quien estaba enganando? No habia forma de que pudiera sentarme aqui y fingir que era la Srta. Risitas. Tenia un corazon, y estaba siendo apunalado repetidamente. Ojala hubiera podido evitar que saliera esa noche. ?Pero como iba a saber que lo iban a chocar? Comence a tararear y luego a cantar una cancion. --Don't worry, be happy... La cancion era tanto para mi como para el. Necesitaba recordarme a mi misma que preocuparse no servia de nada. Pero mientras continuaba cantando, no pude evitar sonreir nuevamente. Era raro tratar de no reirme en una habitacion de hospital, en una de mis horas mas oscuras. Sin embargo, tambien era gracioso que yo estuviera cantando, porque Julian siempre se burlaba de que yo no tenia oido para la musica. Cuando eramos pequenos me gritaba: <>, y yo seguia adelante, solo para seguir molestandolo, que era mi trabajo como su hermana. Era un juego que haciamos a veces, en largos viajes en coche cuando estabamos aburridos, o mientras pescabamos en el arroyo. Me decia que dejara de cantar porque ahuyentaba a los peces, decia que tendria que alejarse de mi porque mi voz era muy mala y le daria dolor de cabeza. O le diria a mama y papa que me echaran del auto por someter a todos a mi horrible voz. Aunque era una broma exagerada y desproporcionada, sabia que tenia razon, que no podia cantar para salvar mi vida. Pero ahora esperaba poder cantar para salvar la suya. Sabia lo ridiculo que sonaba, pero tenia que concentrarme en algo para no volverme loca. De repente, hubo algunos golpes suaves en la puerta. Me relampaguee -otra frase que Julian me decia que hacia mientras cantaba- y me di la vuelta para ver a un hombre de mediana edad con un traje de tres piezas entrando. --Tu debes ser uno de los Foster. Esta relacionada con Julian Foster, ?correcto? ?Como estas?--, pregunto. --Si, soy Mila. Su hermana. Y supongo que estoy bien.-- Mire hacia atras a Julian y a su gran cantidad de maquinas, queriendo preguntarle al tipo como pensaba que yo estaba, pero no dije nada. A veces se necesitaba todo lo que tengo para contener mis comentarios sarcasticos. --Lo siento, acabamos de mudarnos a esta ala--, le dije. --?Quien eres tu?. --Soy de la administracion del hospital--, hablo bruscamente. --Srta. Foster. Me gustaria que me diera mas informacion sobre el seguro de su hermano, si es que sabe. --Ya tienen su informacion-- Me puse un poco nerviosa --Lo se--, dijo, frunciendo el ceno, --pero ese seguro nos ha llamado recientemente, para decirnos que ya no podia cubrir sus necesidades medicas. Salte de mi silla. --!Eso es imposible! !Todavia esta en el seguro de nuestros padres! ?Que hay del hombre que lo choco? Tambien lo trajeron aqui, ?verdad? ?Por que no le preguntas a el?. El hombre reviso su portapapeles. --Lo siento, Srta. Foster. Pero el fallecio esta manana. No podia comprender porque estaba pasando todo esto, mi corazon comenzo a latir fuertemente en mi pecho, queria gritar y llorar, pero en el fondo de mi sabia que este no era el lugar para actuar de esa forma, y tampoco frente a mi hermano. Tenia que salir de aqui. --Permiso-- dije, mientras intentaba dar cabida al mar de emociones que tenia en mi pecho. El otro conductor habia muerto y yo lamentaba eso, por su familia, pero mi hermano estaba donde estaba por su culpa y eso no era todo, ahora resulta que el seguro no cubriria. Pase al lado del hombre y camine tan rapido como pude por el pasillo. ?Por que tuvo que pasar toda esta mala mierda? Este era mi hermano, un hombre bueno con todo el mundo y todo lo que le importaba al hospital era el maldito dinero. Me tope con gente, tropece con la pierna de una persona, pero no importaba el obstaculo que se interpusiera en mi camino para frenarme, tenia que salir de este hospital. No podia sentarme alli con Julian sabiendo que el pensaria que era una cuenta mas que teniamos que pagar. Que frivolo era todo cuando su vida estaba en juego y todo se resumia a la cantidad de dinero que podiamos conseguir. Por primera vez desde el accidente, esperaba que no pudiera oir lo que sucedia a su alrededor. No queria que se enterara de que no habia dinero para ayudarle a mejorar, porque entonces podria darse por vencido. Capitulo 2 Mila Cuando llegue a la parada del autobus, me puse a llorar. Saque mi telefono celular y a traves de mi vision borrosa, presione el boton de marcacion rapida para mi padre. --Hola, carino. ?Como estas?--, pregunto el. --!Papa! El hospital dijo que el seguro ya no cubre lo de Julian. Dijeron que el seguro lo dejo. Y el tipo que lo choco esta muerto. Suspiro, dejando un momento de silencio entre nosotros antes de responder. --Mila, querida, ya lo sabia. Estamos tratando de llegar a un acuerdo, tu madre y yo. Mi agarre alrededor del telefono se intensifico. --?Que? ?Lo sabias y no me lo dijiste?-- Mi voz temblo. --Lo visito todos los malditos dias. ?Soy la unica persona que viene a verlo y no me lo dijiste? --Mila, por favor--, dijo cansado. --Tu sabes... Colgue. Odiaba cuando mi padre tenia ese tono condescendiente, y sabia que no valia la pena pelear con el. Me dolio que no confiara en mi para informarme sobre las cosas importantes que pasaban, pero ya habia aprendido que no podia hacer nada al respecto. El autobus llego y abrio sus puertas. Lo mire en blanco. Todavia no podia superar toda la informacion, habia estado protegida por Julian y ahora estaba sin el, mis padres no me incluian en esto y mi hermano necesitaba dinero, necesitaba tener todas las condiciones para vencer a la muerte. Dios, todo esto era demasiado. Era una mujer adulta, pero siempre al alero de la proteccion de mi hermano. Nunca tuve la necesidad de enfrentar las cosas, de ser fuerte o de tener que solucionar algo tan grande. Me arrastre en el autobus y pase mi tarjeta de transferencia por la maquina. Mi cuerpo se sentia sin vida. Mi familia se habia desmoronado despues del incidente del coche, y estaba empezando a pensar que no iba a volver a se la misma nunca. En lugar de regresar a casa, me detuve en los servicios sociales locales y obtuve un monton de papeles que contenian informacion de lugares que ayudaban con las facturas medicas. Una breve resena, sin embargo, no hizo sino aumentar la tristeza y la perdicion ante mis ya terribles noticias. Medicaid no iba a cubrirlo, no podiamos permitirnos una nueva poliza privada, y las iglesias que estaban en la lista solo ofrecian atencion medica de hasta cien dolares. Tire los papeles y opte por ir caminando al trabajo para despejar mi mente. Todo va a estar bien. Julian podria despertarse y salir de esto. Siempre ha sido un bastardo con suerte. Realmente necesita hacer una de sus acrobacias mas grandes de la vida ahora. Estaba recordando cuando eramos pequenos y Julian me llevo a dar un paseo en la ATV de nuestro primo. Iba demasiado rapido y se estrello contra una valla. Ambos salimos volando del vehiculo, pero Julian permanecio ileso, mientras que yo termine en el hospital con un brazo roto. En ese momento, yo habia estado enojada con el por ponerme en peligro sin experimentar ninguna consecuencia. Siempre pense que nunca aprenderia. Pero ahora, mirando hacia atras, no puedo evitar sonreir un poco por su suerte, y espero que continue ahora en su edad adulta, cuando mas lo necesita. Diez minutos mas tarde habia llegado finalmente a mi trabajo, lo que me dio un poco de consuelo. Al menos tenia algo mas en lo que concentrarme. Tan pronto como entre en el bar, mi jefe me miro, levantando una ceja. --Bueno, hola, Mila. Llegas media hora antes. ?Puedo ayudarte en algo?. --Hola Sr. Eliott. Solo queria venir temprano--, le dije. --No tengo nada mas que hacer. --Hmm, bueno, esta bien. Sabes que no pago horas extras. Senalo con su cigarro, y unas cenizas cayeron al bar. Mi jefe era un tipo duro, por asi decirlo, al que le gustaba declarar con orgullo que se habia registrado en la ciudad con su bar de puros para obtener una licencia especial, para que nadie pudiera decirle que no podia fumar su cigarro en su propio establecimiento. Una tonteria que solo para el parecia importante. Agite la cabeza y busque un trapo para limpiar las cenizas. --Si, lo se. Trabaje en el bar, limpiando botellas y vasos de chupitos. Al Sr. Eliott no parecia importarle, siempre y cuando yo no fichara todavia. Una vez que mi turno comenzo oficialmente, comence a preguntar a los clientes que les gustaria beber. Al final de la tarde me acomode mientras caminaba de un lado a otro, sirviendo cerveza, mezclando cocteles y tratando de conversar un poco con los clientes. Era dificil en un lugar como este, donde el tipo de charla que querian hacer incluia las palabras: <<Muestrame tus tetas>>. Por mas que lo intente, no podia olvidar la situacion de mi hermano. La cara pacifica de Julian en mi mente me destrozo. ?Cuanto tiempo pasara hasta que lo saquen de la maquina? ?Podrian hacer eso? ?Era legal? No podia ver en que se diferenciaria esto de un asesinato si mi hermano moria por falta de dinero. Mientras mi mente se perdia en un monton de interrogantes, una de las bailarinas se sento en la mesa del bar y saco un fajo de billetes. Comenzo a contarlo, y no pude evitar mirarlo como si fuera un faro de luz. Sabia que ganaban dinero. Pero automaticamente lo asocie con la cantidad de dinero suficiente para pagar las cuentas medicas. --Karen--, le pregunte, dandole un trago de tequila, que sabia que era su favorito. --?Es eso lo que puede hacer una bailarina en una semana? Ella empujo sus labios a un lado, pensando, y lanzo su trago por la garganta. --En realidad no. Quizas si eres nueva. Hice esto anoche, estaba demasiado ocupada para contarlo. El Sr. E. saca doscientos por noche y nosotros nos quedamos con el resto. Se me salieron los ojos de las orbitas. --Espera, ?el se lleva doscientos y todavia te queda todo eso?. Ella se rio. --Si. Asi no tenemos que preocuparnos por un porcentaje. Mis ojos se detuvieron en el dinero por un segundo. Sacrificio. Fue lo primero que pense. Habia que hacer un sacrificio. Ahora, lo que pasaba por mi mente era una solucion a todos mis miedos. Yo sabia que tenia que hacer algo y justo ahora esta en mi mesa la respuesta. Al menos esta era la unica solucion rapida que tenia en mis manos. Sin pensarlo mas y convencida por la cantidad de dinero que vi en las manos de Karen. Le di un ultimo trago a cuenta de la casa y fui a la oficina del Sr. Eliott. --Oiga, ?jefe?-- Le pregunte, espiando con mi cabeza en su oficina. --Adelante, Mila. Entre y me sente frente a su pequeno escritorio. --?Que pasa?--, pregunto. --Sabia que algo te pasaba hoy. --Quiero ser bailarina-- solte. Lo dije con prisas, antes de que pudiera cambiar de opinion. --?Quieres bailar para mi?-- Sonrio y se volvio a meter el cigarro en la boca. --Ya era hora de que me lo pidieras. ?Quieres saber cuantos hombres han preguntado si ibas a salir de detras de esa barra y subirte a un poste? --Tal vez prefiera no saberlo… Pero me encantaria empezar cuanto antes. Esta noche si usted quiere. Se levanto e hizo un gesto para que lo siguiera. Me llevo a otra parte del edificio en la que nunca habia estado antes; era el area de las bailarinas. Habia armarios y mucho espacio en el mostrador con espejos en la parte superior, con el maquillaje derramandose sobre todas las superficies. Los diminutos y brillantes pedazos de ropa que llevaban estaban colgados en bastidores, asi como colgados en las sillas. Los que ya habian usado en el escenario habian sido claramente arrojados a favor de un nuevo atuendo, y llenaron el piso, junto a toneladas de tacones altos. Quiero enfatizar, tacones muy altos. --Vistete con la menor ropa posible, puedes usar cualquier cosa aqui. Ya que eres nueva, me quedare con el 15% hasta que des un paso adelante y mejores. Me agarre a mi camisa. --Gracias, Sr. Eliott. Realmente aprecio esto. Asintio con la cabeza. --Dime, siempre has sido la dulce chica de modales suaves aqui, la chica a un costado y todo eso, ?que te hace querer hacer esto? --Bueno, el seguro medico para mantener a mi hermano en el respirador dejo de cubrirlo, asi que…. --Ya veo-- Agito la cabeza, su cigarro se tambaleo de un lado a otro. -- Malditos hijos de puta codiciosos. Les gusta recaudar dinero, pero no quieren pagarlo. Mi abuelo fallecio asi--, me dio una palmadita en el hombro. -- Estaras bien. Sal y baila un poco. Eso te ayudara a alegrar tu estado de animo y a llenar tu cuenta bancaria. Y la suya tambien. --Gracias, Sr. Eliott. Se fue a su oficina y yo me quede quieta en medio de la habitacion como un poste fuera de lugar. --Esto es muy poco--, murmure para mi misma, recogiendo una tanga. Pero no era diferente a un traje de bano, ?verdad? Bien, sigue diciendote eso…. --Hola, ?que haces aqui atras?-- pregunto Karen, apareciendo detras de mi. --Ahora soy bailarina--, dije, encogiendome un poco de hombros. --?En serio? ?El Sr. E. te dejo entrar, asi como asi? Vaya, que rapido. Me hizo una audicion para el y me dijo que engordara un poco. Dijo que a los chicos de aqui les gustan las mujeres con carne en los huesos y que yo era demasiado flaca. Que maldito, ?verdad?-- --Si, eso es grosero--. Respondi con autentica empatia. Me senti mal por ella. Pero por una vez, ese peso extra que nunca pude bajar parecia haber funcionado a mi favor y no en mi contra. Karen se sento en su estacion de maquillaje. --No importa. Nunca subi de peso porque mi metabolismo es bueno sin importar cuantas hamburguesas coma.
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25 noches de insomnio 3 de Marcelo Di Marco
https://gigalibros.com/25-noches-de-insomnio-3.htmlDebo confesar que no suelo frecuentar el mundo de los relatos de terror, pero creo que la literatura argentina no abunda en autores del genero. Fuera de Horacio Quiroga y mi amigo Juan-Jacobo Bajarlia, podria mencionar escasos nombres. De modo que la propuesta de Marcelo di Marco para que ocupara este espacio, me dio la oportunidad de bucear en aguas para mi casi desconocidas. Fue una instructiva y placentera experiencia que agradezco. Valio la pena disfrutar de una prosa ajustada y entretenida, que suena segun la necesidad del sujeto y deriva de la procacidad mas chabacana a un lenguaje terso y cuidado que introduce al lector en infinitos e inesperados universos. Como a Publio Terencio, nada humano le es ajeno a Marcelo, que propone en estos cuentos una galeria de personajes y situaciones de perversidad y horror que no excusa ni a los ninos ni a las escuelas. En las paginas finales, el libro propone una interesante serie de comentarios sobre la estructura de los relatos y devela utilisimos trucos del oficio que, con seguridad, seran aprovechados por la legion de alumnos que desfilan por sus talleres. Ruben Tizziani
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El club del Grim (Witches 2) – Tiffany Calligaris de Tiffany Calligaris
https://gigalibros.com/el-club-del-grim-witches-2-8211-tiffany-calligaris.htmlLa vida de Madison Ashford ha dado un vuelco en el ultimo ano. No solo encontro al amor de su vida, sino que ademas el desperto su magia a traves de un hechizo y la convirtio en bruja. Madison debe decidir si esta lista para asumir un compromiso tan grande mientras todavia lucha por sobrellevar los recuerdos de su secuestro. Sobre todo ahora, cuando Alexa Cassidy, la exnovia de Michael, la sigue de cerca.
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Mas Alla Del Fin Del Mundo de Julieta Valdes
https://gigalibros.com/mas-alla-del-fin-del-mundo.htmlAvanzamos tierra adentro y cuando paramos, se formo alrededor del camion una nube de polvo. Bajamos el equipaje, yo cargando con la mochila y mama arrastrando una maleta mas ancha que ella. Hubo quizas unas veinte paradas antes que nosotros, cada pasajero podia bajarse a su antojo haciendole una simple senal al chofer. No habia paradas, solamente caminos y siguiendolos con la vista descubria la silueta de algunas casas, alejadas de todo. Fue un schock haber dejado la ciudad y su amontonamiento de casa, oficinas y edificios, para llegar a este lugar donde apenas se podia distinguir un par de casas en la inmensidad del campo. El polvo se aquieto, el autobus ya se habia alejado y quedamos las dos, mama y yo, en este lugar donde no se veia mas que una gran extension de tierra, arboles y colina abajo un lago que reflejaba la luz del sol. Suspire. Esto era como llegar al fin del mundo, pero peor porque de ahora en adelante tendriamos que vivir ahi. Pregunte: – ?Estas segura que es aqui? Y mama contesto con una inclinacion de la cabeza y una sonrisa, como contestaba ultimamente a mis preguntas ironicas. Maldije entre dientes a la abuela por legarnos semejante lugar y a papa por haber muerto y habernos dejado sin nada, pero ya mama se encaminaba por un sendero que subia. Era un camino estrecho y empinado por el cual las ruedas de la maleta iban atascandose, era un sendero mezcla de arena y piedras, un sendero al que no le habian dado mantenimiento y que la hierba volvia a invadir. Yo miraba a la izquierda y a la derecha y me preguntaba donde estaba el pueblo y donde habria una oficina del correo. Habia dejado atras mis amigos de toda la vida, mi escuela, mi calle, mi casa y sentia la necesidad de ponerme a escribir. Quejarme con ellos de este nuevo hogar y esperar noticias de alla. Si seguian los mismos maestros, que habian hecho durante el verano, si la directora seguia siendo una bruja imposible. Y todo lo demas que no podria saber ni preguntar porque de ahora en adelante mi vida se llevaria a cabo del otro lado del mundo. Divagaba pensando en las cartas que iba a escribir y a quien y quien seria la primera de mis amigas en contestarlas cuando la cabana se alzo frente a mis ojos. Era una construccion de un solo piso, de piedra y madera, y podria haber salido de una postal hasta que abrimos la puerta y nos recibio un olor a moho, a madera humeda y una sala de muebles desvencijados: un sillon que solia ser cafe estaba perdiendo su color y cuando me quise sentar en el reposet me hundi y levante polvo. Habia telaranas y mama se apresuro en abrir las ventanas, entro un aire fresco, propio de la montana y me espante al imaginar el frio de las noches. – Tiene que haber cobijas en algun lado. - me dijo mama como si pudiera leerme el pensamiento. – Voy a buscarla, tu puedes escoger el cuarto que mas te gusta. Era un poco presuntuoso hablar de elegir mi cuarto porque en realidad solo habia dos opciones, un cuarto grande y con papel tapiz de flores que debia haber sido de la abuela y me daba un poco de terror, y otro mas sencillo que debia ser un estudio y cuarto de invitados que tenia paredes en azul cielo, un escritorio y una ventana que daba al valle y al lago. Deje mis cosas y me sente sobre la cama, comprobe que no estaba tan mal y me deje caer para ver al techo. Esta era mi nueva realidad y no habia mucho que podia hacer al respecto. Podia haber guardado mi ropa, pero lo deje para mas tarde y tuve antojo de un vaso de leche y ver la tele. Esto me hizo pensar que no habia visto una television en ninguno de los cuartos, recorri toda la casa, me fije en cada rincon de la sala, pero no vi el aparato, tenia que asegurarme: – Mama, ?no hay television? - grite bastante histerica. – Creo que no. Tendremos que preguntar en el pueblo si las antenas llegan hasta aqui. – Si, por supuesto, esto era lo unico que faltaba. Vivir en un pueblo mugriento con polvo, borregos y nada mas. Me tire sobre el sillon y retuve las lagrimas. No sabia si estaba triste, enojada, o ambas cosas. Queria, sobre todo, culpar a alguien de mi desgracia, pero solo estaba mama que ya estaba encargandose de limpiar con agua los muebles y a la que no podia culpar, ya habia cargado con todo lo de papa, luego lo de la abuela, y ahora la mudanza; no estaba para lidiar ademas con una prepuberta encaprichada, ya veria como hacerle con lo de la television. Me puse a ayudarla, tomando otro trapo para ir quitando la capa de polvo a los muebles y ella dijo: – Bueno, no hay television, pero tengo que ensenarte algo. Al lado del cuarto de mama habia una recamara mas pequena con uno de esos sillones reclinables y estanterias de piso a techo. Cada nivel estaba cubierto de libros: pequenos, medianos y grandes, de piel y de papel rigido, nombres y nombres que desfilaban ante mi. La pequena biblioteca, a diferencia de la casa, estaba impoluta. No me habia podido traer todos mis libros de la ciudad, era imposible y descubrir este cuarto era como entrar a un paraiso. De inmediato fui recorriendo los estantes y leyendo el nombre de los volumenes, habia algunos titulos que conocia, pero muchos que eran una novedad para mi. Habia novelas de misterio que databan de los anos cincuenta y que tenia cubiertas como posters de peliculas antiguas, habia novelas de ciencia ficcion y habia clasicos, empastado y con las letras doradas. Mama debio haber emparejado la puerta lentamente porque cuando voltee ya no estaba y no volvio a llamarme hasta que llego la hora de cenar. La tarde paso en un suspiro, siempre he tenido fascinacion por los libros, desde pequena y el sillon estaba tan comodo que uno no necesitaba pararse. Supuse que habia atardecido cuando me levante para prender la luz, sin soltar el libro que estaba en mis manos y me encontre con los ojos color avellana de mama asomados a la puerta, y ella me recordo que todavia habia que comer y acomodar nuestras pertenencias. – Tu abuela pasaba mucho tiempo en este cuarto. – Yo tenia un recuerdo bastante borroso de la abuela. Recordaba que me hacia comer cosas que no me gustaban y mas adelante que llevaba una mascara para ayudarla a respirar. Ahora, tambien ella habia muerto y escuchar hablar de ella me hacia sentir acompanada. Mama me conto como era periodista y habia vivido en unos anos donde no era facil ser mujer, estar divorciada y mantener a sus hijos. Me conto que sus libros favoritos eran de ciencia ficcion y que, si buscaba bien, debia de encontrar tambien en algun rincon los cuadernos que se habia propuesto transformar en una novela que nunca habia terminado. Mi nueva recamara tenia una boveda y una cama con un colchon suave, todo en tonos azules. Habia traido conmigo mi ropa, mis peluches favoritos, mi diario; lo que cabia en una maleta. Trataba de no recordar demasiado la casa que habiamos dejado atras ni tampoco todas las cosas que habiamos tenido que vender. En un par de meses la vida habia cambiado por completo y con un suspiro acomode una foto de los tres: papa, mama y yo; una foto tomada en el jardin donde yo vestia mi traje de bailarina y los dos me abrazaban. Mama me habia comprado antes de irnos unas calcomanias en forma de estrellas que podian pegarse a la pared y brillaban en la noche. Las acomode sobre la boveda y puse la ropa en los cajones y en el armario. Por la ventana podia verse el lago y, a un lado, las tejas de otras casas, cada una separada de la otra por varios kilometros. Esto era tan distinto de nuestra ciudad donde todas las casas del barrio estaban pegadas unas a otras y donde los vecinos se saludaban cuando salian, porque a fuerza de vivir pegados conocian el nombre y la historia de todos y cada uno. Antes de acostarme redacte una larga carta para mi mejor amiga donde me quejaba amargamente de haber sido expulsada a la ultima frontera del mundo en un lugar donde solo vivian borregos y algunos leneros (no tenia idea si eran leneros, pero algo tenia que contar y esta era la idea que me hacia de las personas que habitaban las otras cabanas). Asi llene tres cuartillas, ida y vuelta de puros reproches. No le dije que desde mi ventana el lago se veia hermoso ni que la luna se reflejaba en el. Tampoco le hable de mis estrellas que contemple durante largo rato porque no queria llorar. No queria aceptar que estaba triste, de lejos era mejor estar enojada y me quede dormida. En los dias siguientes, descubriria que tan distinto era vivir mas alla del fin del mundo. CAPITULO 2 Al dia siguiente mama me acompano hasta la oficina de correo, caminamos unos cuarenta minutos para llegar al pueblo, pero el dia estaba despejado y los paisajes hermosos. El pueblo no era mas que un par de calles y las tiendas con los esenciales, pedi los timbres y el encargado se inclino hacia mi. Tenia un bigote muy poblado y al igual que los demas hablaba cantadito: – La pequena se parece mucho a la abuela, ?verdad? – Eso dijo, nada mas, y mama se rio y me guio hasta la salida. La frene de la manga: – ?Es cierto? ?La abuela paso mucho tiempo aqui? ?Tu tambien? Veo que conoces a mucha gente. ?Por que yo no conocia el lugar? Acribillada por mis preguntas, mama me llevo a tomar un chocolate caliente, a la unica cafeteria que daba al lago y tenia mesas adentro y afuera, mucha madera y el mejor chocolate caliente que he probado en mi vida rematado de una generosa cantidad de crema chantilly. Mis nervios se iban calmando mis nervios y mientras yo enfriaba el espeso liquido, mama hablo; tiene una voz suave y puede hablar mucho tiempo sin que nadie se aburra. No lo hacia a menudo, pero cuando se decidia a contar una historia cautivaba la atencion de cualquiera. Durante su relato, miro mucho por la ventana hacia el lago y de vez en cuando me acariciaba la mano como para hacerme saber que estaba consciente de mi presencia. – Este lugar es un santuario, Isabelle, un refugio para mujeres podria decirse. Tu abuela se enamoro muy joven de un hombre que estaba por casarse, era un matrimonio de conveniencia, pero el tenia que cumplir y ellos nunca pudieron estar juntos. Entonces tu abuela partio y estuvo en muchos paises andando y trabajando. Luego, encontro este lugar y en el supo que podria curarse y volver a vivir. Solo leia y escribia y asi se recuperaba. Cuando por fin volvio al mundo no tardo en hallar marido y me tuvo a mi. Tu abuelo al igual que tu papa nunca se entero de la cabana. Era un secreto bien protegido y yo habia venido de soltera, a veces con tu abuela, a veces sola. La abuela paso muchos meses cuando ya no trabajaba intentando escribir un libro que nunca acabo. Por mi lado, yo tambien estuve aqui unas semanas, recien terminada la carrera de farmacologia para escoger que iba ser de mi futuro. Como te decia este es una especie de lugar sagrado al que no podia llevarte porque aun no era tiempo y porque tu papa no debia enterarse. – Entonces, ?es una cabana secreta, mama? – Es un lugar magico. Ojala tambien para ti funcione la cabana y las dos podamos curar nuestras heridas antes de regresar al mundo. Es verdad que cada dia te pareces mas a la abuela: eres terca como una mula y sabes ser muy ironica. Trataremos de hallar un retrato o una foto para que pueda ensenarte como era tu abuela de joven. Hasta quizas, algun dia, escribas un libro. ?Quien sabe? Por el momento, debemos de preparar tu regreso a la escuela y puedes aprovechar estas semanas para conocer el lugar y familiarizarte con los caminos. Nada dijo de papa ni de la falta que nos hacia a las dos, pero comprendi que el dolor era de ambas y casi agradeci no estar en un lugar donde tuviera que recordarlo todo el tiempo. Nos fuimos del cafe abrazadas y siguiendo su consejo me fui al bosque a hacerme amiga de mi nuevo hogar. – Te vere en casa. - le dije a mama y ella me sonrio antes de emprender el camino de regreso. A un costado del pueblo estaba la entrada con varios senderos para caminata, uno de los caminos el que indicaba ser el mas corto iba a dar a un claro y en centro del claro una gran piedra, contra ella me recargue para descansar de la caminata y ahi, por primera vez desde hace unos meses, pude llorar a gusto, lejos de las miradas y hasta perder el aliento. Cuando volvi mama tenia preparada una sopa de cebolla, mi favorita, y comimos las dos a la luz de unas velas que encontramos en un cajon de la cocina. Mama dijo que habia encontrado un baul con algunas fotografias y tambien un retrato. Aunque la sopa estaba deliciosa me apure lo mas que pude y hasta lave mi plato. – Lista, ya podemos ver el baul.- Mama que no habia terminado se rio y termino su sopa a toda velocidad. Nos acercamos al baul, era verde con puas de metal, estaba rodeado por agarraderas de cuero y cuando lo abrimos se escapo un olor a humedad. Era como desenterrar un tesoro. Adentro habia cajas de piel con alhajas y tambien varios albumes. Habia fotografias en sepia que la verdad daban un poco de miedo. Estaba mi abuela y tambien sus padres vestidos de negro. Luego, habia unas mas recientes donde aparecian mi mama y la abuela juntas y era cierto, las tres teniamos un parecido imposible de negar. Tambien habia unas fotos de mama cuando era muy pequena y tenia un copete horrendo y hacia cara de puchero. Me rei mucho y le hice un poco de burla por las muecas. – Es porque no te acuerdas como era tu de pequena- me dijo en son de broma. Al final, en el fondo del baul desenterramos un retrato hecho a lapiz donde aparecia la abuela con una cara muy seria, estaba de medio perfil con una camisa de lino aunque el retrato se enfocaba sobre todo a la cara. Sus rasgos eran los mios, la misma nariz delgada, la boca pequena en forma de corazon y la mirada. Me impresiono la semblanza y senti tristeza de no haber conocido mejor a la persona de quien, quizas, habia heredado mas de lo que sospechaba. Acompanando el retrato se encontraba un fajo de hojas, tecleadas en maquina de escribir, atados con una cinta de seda. En los margenes habia anotaciones en lapiz, correcciones imagine y mama parecio reconocer la letra: – Esta debe ser la novela de la abuela. Las cartas y el resto de lo que pudo escribir me pidio que lo quemara asi que eso es lo que queda. Lo puedes leer si te interesa. No tuvo que repetirlo dos veces. Esta misma noche, me lleve el legajo a la cama y con ayuda de la lamparita de buro fui descubriendo el manuscrito hasta que el alba empezo a despuntar y la luz se hizo camino por la ventana. Desperte hacia el medio dia y todavia me faltaba bastante por leer. Sin embargo, mama habia elaborado otros planes para nosotras. Una cesta con comida me indico que ibamos a pasar la tarde fuera y, a reganadientes, abandone el libro. En el pueblo, que para entonces ya habia apodado El Fin del Mundo, pasamos a la tienda principal que tambien era la unica. El negocio era atendido por una pareja en sus cincuentas y era como un super mercado con todo tipo de cosas. Vendian desde el periodico, la leche, pescado, carne y medicinas. Los estantes de metal estaban repletos. La duena del local nos explico: – Cuando el invierno llega, muchas veces la carretera queda cortada y mas vale estar bien surtidos. Puse una cara de preocupacion terrible. ?Que queria decir esto? Estariamos completamente cortados del mundo, la idea era espantosa pero la gente del lugar no parecia estar preocupada, debian de estar acostumbrados, pero yo pasaba de una sorpresa a la otra. Mama compro dos canas de pescar y tambien unos anzuelos que por fortuna era de plastico. Habia visto los recipientes de plastico donde guardaban moscas verdes y lombrices, algo que no estaba dispuesta a agarrar con las manos. Descendimos hasta el lago que de cerca se apreciaba mucho mas grande que desde la ventana. En un banco de arena nos acomodamos y mama me enseno a lanzar el hilo, amarrar los anzuelos y a fijar la cana en la arena. – Mama, eres toda una exploradora de la naturaleza. - le dije, sinceramente impresionada porque no habia visto a mi mama mas que en su bata de trabajo o adentro de la casa, ella me guino un ojo. Una vez que estaban en posicion me quede parada pensando que de inmediato iba a sacudirse la cana y tendria un jugoso pez en la linea, pero mama saco de la canasta una novela y se acomodo en el suelo: – ?Y ahora que? - pregunte un poco desperada. – Ahora nada. Hay que esperar, pero ya vendra, mientras puedo leerte algo si quieres. Me sente y ataque el salami que teniamos guardado mientras mama iba leyendo Mujercitas, uno de mis libros favoritos. De vez en cuando la historia se ponia muy tensa y entonces mama se mordia el labio inferior antes de continuar, un tic que ha tenido desde que tengo memoria. Yo vivia suspendida de su voz y de las hermanas que habitaban esa casa. A la mitad, hizo una pausa para descansar y tomar agua, quiso saber como avanzaba el libro de la abuela: – ?No lo has leido? – era extrano que ella no lo hubiera hojeado. – No, tu abuela me platico que estaba escribiendo, pero nunca quiso ensenarme nada asi que preferi dejarlo en paz. – Es bastante raro, habla de una vieja leyenda y de una isla olvidada donde las mujeres tienen poderes magicos. Algo pasa y el personaje principal tiene que abandonar su mundo para irse a vivir a la isla. Mama estaba viendome sin parpadear, parecia sacudida por mis palabras y no entendia muy bien que podria haberla perturbado. Pronto nuestra platica quedo interrumpida porque mi cana empezo a moverse y ladearse hacia adentro del lago. Entre las dos corrimos a sostener la cana y jalamos del torniquete un pez que media lo que mis dos manos juntas y que agitaba sus escamas, reflejando el sol. Estaba muy bonito y entre mas lo miraba menos podia pensar en comermelo. Mama estuvo de acuerdo conmigo y lo liberamos en el agua. Dio un salto y se alejo soltando burbujas. Me senti aliviada: – ?Que vamos a cenar? – Ya haremos crepas- mama se encogio de hombros y regresamos a la cabana. En la noche, mama me platico que habia un colegio en una ciudad cercana. Ahi podria terminar mi ultimo ano de secundaria. Tomaria un camion por las mananas y el mismo me regresaria en las tardes. – ?Te sientes lista para volver, Isa? - sabia que mama estaba inquieta y que no sabia si podia volver despues de lo de papa, pero me sentia lista, tenia miedo, pero tambien queria volver a la normalidad. – Lo estoy, Ma, te lo prometo. - la abrace. Todavia me separaban varias semanas antes del regreso a la escuela y dividi mi tiempo entre largas caminatas y estancias prolongadas en el estudio que se habia vuelto mi cuarto favorito. Termine el libro de la abuela y me parecio bastante bueno. Quien sabe por que no se habia animado a ensenarlo a otras personas o publicarlo. El pais del que hablaba era tan fantastico, tan diferente que me dieron ganas de conocerlo. Una tarde estaba tratando de alcanzar uno de los estantes mas altos de la pequena biblioteca, habia arrimado la silla y sobre la silla habia puesto un cojin y ahi estaba en un equilibrio precario balanceandome para poder agarrar un volumen grueso, de pasta marron, que me parecia especialmente atractivo. En algun momento las patas de la silla perdieron su punto de balance, intente retenerme de los libros y de la madera, pero el resultado fue que cai contra el suelo sepultada por varios manuscritos.
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A traves del honor (Highlands 2) de Alexia Seris
https://gigalibros.com/a-traves-del-honor-highlands-2.htmlLogan McRae lo ha perdido todo tras desafiar a Ian, el Laird de Nairn. Tras el ultimatum de este, abandona las tierras que una vez fueron su hogar para partir hacia un futuro incierto y un destino desconocido. Athdara McGregor es la primogenita de su clan, marcada con un don, la pesada carga que lleva dentro de su corazon la obliga a salir al encuentro de aquel a quien debe ayudar para recuperar su honor y su valia. Solo hay un problema, el caballero al que debe ayudar es el highlander por el que lleva suspirando toda su vida. Secretos, intriga, amistad, lealtad, mentiras, traicion, pasion y un amor tan intenso como la vida en Escocia. La segunda entrega de la trilogia “Highlands” no te dejara indiferente. ?Te atreves a adentrarte en la Escocia medieval?
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Inocencia Perdida de Dimitri D. Mier
https://gigalibros.com/inocencia-perdida.htmlLuz acude a una entrevista de trabajo en el “Hotel Fiesta Americana”, la primera despues de graduarse de una prestigiada universidad. Ella, con toda ilusion, viaja de Guadalajara a Weslaco, lugar en el que esta el trabajo para el que sera contratada. Y es ahi, en Weslaco, donde comienza esta apasionante historia real y romantica, llena de intrigas, que cambiaran la vida de Luz. Los personajes que participan en esta historia son ficticios, los escenarios, reales.
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Comer sin miedo de J.m. Mulet
https://gigalibros.com/comer-sin-miedo.html?Era mejor la comida de antes que la de ahora? ?Es mas sano comer ecologico? ?Estamos consumiendo mucha quimica? ?Nos envenenan los aditivos? ?Son tan malos los productos transgenicos como nos quieren hacer creer? ?Existen las dietas milagro o las pildoras magicas para adelgazar? ?Como sera la comida del futuro? ?Anda suelta por ahi alguna enzima que lo cura todo?
En un momento en el que palabras como <>, < > o < > inundan el etiquetado de los productos que compramos, Comer sin miedo ofrece un analisis! cientifico y documentado de la realidad de los alimentos y de sus supuestas virtudes. J. M. Mulet, experto en bioquimica y biologia molecular, revela que hay de cierto y que hay de mito en la informacion que circula sobre lo que nos llevamos a la boca, desmontando con ironia y humor un sinfin de falacias y mitos.
Radicalmente en contra de la demonizacion de la intervencion humana en los alimentos, nos demuestra que hoy la comida es mas segura que nunca en la historia de la humanidad, que por fin tenemos el privilegio de poder comer sin miedo. -
LA APUESTA de Sabina Rogado
https://gigalibros.com/la-apuesta.htmlErika, vive recluida en su apartamento de Dublin, a causa de una agresion que la ha convertido en una joven sin ganas de vivir y con un miedo atroz.
Hugo, un rompecorazones cuyo lema en la vida es: su moto y no esperar por ninguna mujer mas de cinco minutos. Vive en la sierra de Madrid.
Una oferta de trabajo, inesperada, que llevara a Erika a reencontrarse consigo misma, pero tambien con lo que quiere olvidar…
Y una apuesta, que empezo como un juego, y que sera la artifice de que todo pueda cambiar… ?O no?
Sumergete entre las lineas de esta apasionante historia y dejate llevar a un mundo lleno de sensaciones en las que, la ternura, el enfado, la intriga, la pasion, y sobre todo el amor, te llegaran al corazon.
?Te atreves con LA APUESTA? -
Solo los inocentes de Rachel Abbott
https://gigalibros.com/solo-los-inocentes.htmlLA AVENTURA DE LA AUTOPUBLICACION
Cuando Rachel Abbott decidio autopublicar su primera novela, tuvo que enfrentarse a una larga serie de obstaculos que le hicieron jurarse que no volveria a prescindir de la colaboracion de un buen editor. A pesar de todo, logro posicionar su novela tan bien dentro de las listas de e-books que alcanzo el puesto numero uno de los mas vendidos en Gran Bretana, de modo que Amazon decidio publicar la novela en papel en su coleccion de novelas de misterio Thomas & Mercer. -
!!Menudo Marron!! de Sheila Maldonado
https://gigalibros.com/menudo-marron.htmlMenudo marron es lo que vive una mujer cuando le llega la hora de preparar la cena para sus cunados y todo le sale de mal en peor. Situaciones que se convierten en una verdadera agonia pero que acaban resultando de lo mas comico.
Para reirse y verse en el mismo fregao que a tod@s nos puede suceder alguna vez, cuando quieres quedar la mar de bien con los invitados y no te sale todo como esperabas.
Con la intencion de hacer pasar un buen rato leyendo esta divertidisima historia. -
Sobre los puentes de Paris de Africa Ruh
https://gigalibros.com/sobre-los-puentes-de-paris.htmlLa mejor duelista de Paris se enfrenta a tres amenazas: un asesino enmascarado, un complot contra el Rey y los encantos de un joven aristocrata.
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La Historia de Jameela (Hermanas Sfeir 2) de Bella Hayes
https://gigalibros.com/la-historia-de-jameela-hermanas-sfeir-2.htmlJameela, de dieciseis anos, es obligada a tomar el lugar de su hermana Nahla, en el matrimonio de conveniencia que su padre habia pactado con un importante jeque arabe, cuarenta anos mayor que ellas. Durante anos, aun sabiendo que es imposible, ha sonado con convertirse en la esposa de Kazim, el hijo mayor del jeque, ahora debe casarse con el padre.
Desde la sombra Kazim siempre ha tratado de cuidar a Jameela. Viudo y con un hijo pequeno, se apoya en ella para criarlo, sin saber que el amor pudiera estar tocando a su corazon, sin importarle las leyes y los prejuicios que trataran de separarlos. -
Amos y Mazmorras V de Lena Valenti
https://gigalibros.com/amos-y-mazmorras-v.htmlNick Summers se enamoro de Sophie Ciceroni ocho anos atras.Ella era de otro mundo distinto al suyo, una princesa inalcanzable. Fijarse en ese mujer fue demasiado pretencioso, pero enamorarse perdidamente de ella los aboco a una locura, en la que los secretos y las mentiras debian ser cuidadosamente tratados, o un error, pod ria abocarlo todo al desastre.Sin embargo, un hombre enamorado es capaz de lo mejor y de lo peor por conservar a la mujer que ama.
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Una noche loca de Liah Jones
https://gigalibros.com/una-noche-loca.htmlLlega la cena anual de empresa y se celebra una gran fiesta, en la ciudad condal. Dos amigas y companeras deciden disfrutar de la noche… ?Lo que pase en Barcelona, se quedara en Barcelona…?
Una historia de emociones, amistad, complicidad y sexo. No recomendada para menores de dieciocho anos, por contener escenas de sexo explicito. -
El Caso Saint-Fiacre de Georges Simenon
https://gigalibros.com/el-caso-saint-fiacre.html<
>. El caso Saint-Fiacre: un enigma desgarrador, teatral, que se resiste a ser desvelado y que brinda a Maigret la ocasion de realizar una melancolica peregrinacion por su pueblo natal. Alli, en el humilde cementerio, se halla la tumba de su padre. Y en la terca mirada del monaguillo, Maigret se ve, en muchos aspectos, reflejado a si mismo. Todo parece, no obstante, confabularse para mancillar sus recuerdos de infancia: el castillo esta hipotecado, la condesa de Saint-Fiacre se ha convertido en una vieja chiflada que se rodea de gigolos, y su hijo, con su conducta, precipita la ruina familiar. En efecto, nada es como antes... -
Un ano de milagros de Marianne Williamson
https://gigalibros.com/un-ano-de-milagros.htmlCon este util y efectivo diario, podras permanecer consciente, esperanzado y centrado en cada dia, para producir milagros en tu vida.
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50 bolsitas de te Earl Grey de Olga Andreu
https://gigalibros.com/50-bolsitas-de-te-earl-grey.htmlTrabajo en una compania de seguros, mas concretamente en asistencia en carretera, y concretando aun mas, soy la que responde al telefono cuando alguien necesita que lo asistan en caso de accidente, averia o peligro de muerte inminente. Un trabajo donde solo soy una voz amiga que te manda la grua a un punto kilometrico concreto, nadie sabe que cara ni cuerpo tengo... Es un trabajo donde se liga poco, mas bien nada. Avril es mi mejor amiga y mi companera de trabajo, no es la tipica amiga guapa, es mas gruesa que yo y tiene un aspecto desalinado, pero una voz fantastica. Apuesto a que mas de uno ha creido que la chica de asistencia en carretera Avril Northon era una diosa del sexo. Un cuerpo hecho para el pecado y han llamado solo para masturbarse en el arcen fingiendo un accidente. Avril es el 60% de mi problema de sobrepeso, ella me incita a comer porquerias cuando estamos juntas. Siempre es mejor echar la culpa a otros que a una misma, actuando como victima en las situaciones que yo misma me he generado, asi es el genero humano de tonto y absurdo. --Quien tenga que querernos nos querra por lo que somos por dentro. Mi amiga siempre me suelta ese topicazo mientras se traga a dos carrillos unos nachos con extra de queso cheddar, un pastelito de crema inglesa o comida basura en general. Lo mas patetico es que me lo acabo creyendo y tragando como una cerda a la par que ella y, cuando llego a casa con restos de comida en la ropa, vuelvo a la triste realidad: gorda, pelirroja y pecosa… ?A quien quiero enganar? No me gusto y no me gusta estar asi. Y lo reitero, no me gusta, pues todavia no he alcanzado el nivel mil zen ni estoy satisfecha con lo que me muestra el espejo cada manana. Y estoy en mi derecho de no quererme a pesar de las alentadoras frases de internet que te instan a ello. Soy mi propia amenaza mental, aunque cada dia me jure que Avril no va a volver a convencerme, que me centrare en mi triste ensalada y no volcare mis frustraciones en la comida, ?o son las frustraciones de Avril? Puede que esa terapia convencional cuando salimos a comer sea para no sentirse la unica morsa. Lo se, me paso mucho con las descripciones de mi sobrepeso, pero he aprendido que insultarse a una misma minimiza el impacto de esas palabras en boca de los demas. No nos vayamos a enganar, igual que las modelos saben que estan de rechupete, yo se que mis nalgas podrian catalogarse como territorio nacional. Ultimamente he pensado mucho en ello, no en pedir la independencia de mi culo a lo Willian Wallace, sino en dar un cambio drastico a mi vida. Deberia pedir cita con un dietista serio. Quiza Avril quiera acompanarme, pero me temo que acabe comiendose al dietista y diciendo: --Quien tenga que querernos lo hara por lo que somos por dentro. ?Y que cono somos por dentro?: ?grasa? Aun no lo he dicho, pero amo en secreto a Kevin Parhed. No es un cantante, actor o comico de la BBC. Es el jefe de personal de mi compania. Alto, castano, ojos verdes, atletico y encantador. Un gentleman a la inglesa en su maxima expresion. Y lo amo, lo amo en riguroso secreto (solo lo sabe Avril, y ya no es por tanto del todo riguroso) desde que me contrato, segun el: --Por su don de gentes y su maravilloso curriculo. Empieza manana de 10:00 a 16:00. !Enhorabuena! --Gracias, senor Parhed, espero estar a la altura. Y lo que me hubiera gustado decir hace tres anos es que me gustaria estar a la altura, pero de su boca. Ademas de todo lo que antes he mencionado, soy bajita, ciento cincuenta y seis centimetros para ser mas exactos, un tapon de balsa regordete muy fuera de las expectativas romanticas de Kevin. Lo tengo asumido, pero !que bonito es sonar! Ya os he puesto un poco en situacion de quien soy, a que aspiro y por quien suspiro desde mi cubiculo de dimensiones poco apropiadas, en lo que a ancho se refiere para una mujer como yo, mientras me rugen las tripas. Hoy no he podido salir a comer, mi amado caballero me ha creido perfecta para grabar el nuevo mensaje para la espera de llamada, lo he tenido tan cerca que le he podido oler hasta el bazo. --?Podrias decirlo con mas convencimiento? --?A que te refieres? ?No ha sonado convincente el tipico: <
>? --le he dicho con mi estomago tocando la sonata en do mayor de Mozart. --Se mas amable, mas femenina. Menos escocesa. !Genial!, a la lista de cualidades poco deseables de mi persona, tengo que anadir que soy poco femenina y que las escocesas tenemos fama de rancias y, si le sumo que ademas viene de parte del hombre que ocupa todos mis pensamientos sexuales, es un fiasco monumental mas que anadir a la larga lista de cualidades inclasificables. --Kevin, tengo hambre. Lo siento si no he dado clases de interpretacion antes de grabar el jodido mensaje. --Carol, no te preocupes por la comida, tienes reservas de sobra… Mi cara ha debido tornarse azul, verde y roja al mismo tiempo, me ha llamado gorda en todo el careto. Me hubiera gustado decirle: < >, pero he acabado diciendole que iba a visitar un dietista para solucionar ese tema y el me ha dado palmaditas de animo en la espalda. Muy excitante todo. Al final, aunque poco convencido por mis dotes interpretativas me ha dejado libre, como a Willy, preciosa paradoja. --?Cenamos luego en Harry’s? --Te advierto que hoy si comere una ensalada --le he dicho seriamente a Avril, con la moral arrastrandose por el suelo como un gusano, a una hora de terminar la tediosa jornada. --?A quien quieres enganar? --me ha contestado con una sonrisa de medio lado. En efecto, ?a quien he querido enganar? Me he comido una ensalada cesar con extra de salsa y una hamburguesa con bacon, patatas fritas y un helado con nueces. Cuando he llegado a casa, he subido a la bascula y he hiperventilado cuando los digitos han marcado mi peso. Estoy al borde de cambiarla por una de galibo y control de pales. Medio arrastrandome he cogido la guia de empresas de Londres, he arrancado la pagina donde vienen numeros de dietistas respetados y la he metido en el bolso. Despues de ponerme el pijama me he preparado un Earl Grey con sacarina y… unos maccarons y, la verdad, no me he sentido mejor despues. La teoria de mi madre esta poco madurada, el te no ha solucionado el exceso de lorzas, ni mi pelo se ha tornado rubio platino ni mis labios se han hinchado sensualmente a lo Scarlett Johanson. Diria incluso que si quedaba un hueco de mi cuerpo sin cubrir de grasa se ha rellenado cual funda nordica tras comerme los maccarons. 2 Bolsitas de te Mi pelo se encuentra en el peor de los estados, son las siete de la manana y soy un duendecillo de los noventa con el pelo rojo y enmaranado. Es casi imposible domarlo, la pelicula de Brave hizo mucho dano a mi persona, crei que podria llevarlo como la protagonista: libre, al viento, despreocupado, y lo intente varios dias. Tuve que descartarlo de mi lista de looks otonales, la gente me miraba raro y con la humedad londinense aumentaba, si cabe, un tercio mas. Era un seto con pulgon andante de color bermellon. La plancha extraalisante a 230oC es mi otra mejor amiga, aunque Avril podria dejarlo incluso mejor si lo pusiera entre sus nalgas apretadas y yo tirase con impetu de el. Su culo y el mio bien podrian valer de prensadoras industriales. La he encendido, y el piloto rojo no se ilumina como de costumbre, parpadea, pero no le doy importancia y sigo en mi afan de dejarlo medio decente. No tengo tiempo de entretenerme con nimiedades como esa, las placas parecen estar calientes y me dedico a seguir apresando mi pelo. Ya tengo media cabeza adecentada y el piloto parpadea con mas fuerza, pero !soy Caroline!, sigo sin preocupacion. Bien, solo me queda el flequillo, mi util y maravilloso flequillo que tapa la gran mancha marron. La peca extragrande que tengo en la frente, que tampoco es pequena. A estas alturas debes tener una imagen de mi similar a la de un ciudadano de Mordor, creeme, yo tambien me veo asi, no te culpo. !Caca podrida! Esto parece no funcionar, sacudo la plancha como un termometro de mercurio, mi flequillo parece un scone entre el pelo perfectamente liso. Es como si entre dos cascadas hubiera una isla llena de rastrojo, un fardo de paja despeluchado, un monton de pelo pubico puesto a traicion. !Alegria!, el piloto se enciende del todo, no parpadea. Abro pinzas y meto el pelo del flequillo entre las placas ceramicas, aprieto y bajo lentamente con una sonrisa de satisfaccion y me digo mentalmente que todo va a salir bien… Chispas, deflagracion, humo... !Joder, joder, no veo! Me he quedado ciega por la inesperada fogata capilar y, lo peor de todo, !seguramente calva! Mi vista vuelve poco a poco de entre los muertos y mi olfato se agudiza, huele a pollo churrascado, a pelillos de cerdo quemados en la barbacoa. !Vista no vuelvas!, prefiero vivir en la ignorancia antes que ser consciente de mi recien estrenada calvicie. -
Hijas del Norte de Sarah Hall
https://gigalibros.com/hijas-del-norte.htmlMe llamo Hermana. Ese es el nombre que me pusieron hace tres anos. Es como me llamaban las demas. Es como me llamo a mi misma. Antes de eso mi nombre no tenia importancia. No recuerdo que se usara. Ya no respondere a ese nombre ni me oire decirlo en voz alta. No dare muestras de reconocerlo. No existe. Me llamareis Hermana. Fui la ultima mujer que salio en busca de Carhullan. Fue un mes de octubre de lluvias torrenciales cuando me puse en camino. En la ciudad, las hojas habian empezado a caer de los arboles y el suelo estaba cubierto de su pulpa amarilla. Los ultimos frentes tormentosos atravesaban la region del norte descargando aguaceros. El verano se retiraba. Daba la sensacion de que la atmosfera habia estallado por fin, y las mananas y las noches empezaban a ser mas frescas. Era un alivio no despertarme empapada en sudor en nuestra habitacion del barrio de adosados, salir de una pesadilla con esa humedad lechosa en el pecho. Siempre he dormido mejor en invierno, como si la frecuencia del pulso disminuyera. El frescor parecia limpiar tambien la ciudad. El olor a bacterias de la refineria y las plantas de fuel se dispersaba por la noche cuando las nubes se disipaban y aflojaba el calor. Los ultimos anos, desde la Reorganizacion Civil, el bochorno habia durado mas de lo normal; los meses frios se concentraban en una franja mas estrecha del calendario, y viviamos envueltos continuamente en una nube toxica de colza y arenas bituminosas, hacinados como peces en un ahumadero. El cambio de la temperatura trajo consigo una sensacion de euforia, un estado de alerta que iba mas alla de los nervios o la creciente conciencia de los peligros que sabia que estaba afrontando. Era reparador. El frescor me recordaba los tiempos de mi infancia. Las estaciones estaban entonces mas definidas, mas separadas. La gente mayor de la fabrica en la que trabajaba decia que de todas las tradiciones inglesas que estaban amenazadas el tiempo era la mas triste. Como si hubieramos tenido la posibilidad de elegir en referendum aquel clima semitropical. Todavia recuerdo las cosquillas frescas del granizo en la cara en el mes de marzo, cuando esperaba el autobus para ir al colegio. Y el rugido del viento que en otono lo zarandeaba todo, las cosas grandes y las pequenas. El frio en las venas en enero; las manos y los pies entumecidos a pesar de la lana y el vellon. Cuando eres joven no tienes miedo de las posibilidades. No crees que el mundo pueda destruirse o que vaya a ocurrirte una desgracia a lo largo de la vida. Incluso la lluvia es diferente ahora: imprevisible, violenta, no como la constante llovizna gris de las postales antiguas, de los chistes y las cronicas televisivas. Es una lluvia que parece herida. Rara vez se ve nieve en los montes, aunque la gente de la ciudad sigue buscandola por pura costumbre. Me dirigia a una zona alta y remota, y tenia la esperanza de volver a ver esas ventiscas blancas, si es que podia quedarme alli algun tiempo. Sali al amanecer, con la idea de alejarme de Rith sin que nadie me viera. Prepare una mochila ligera para resistir el largo camino hasta las montanas. Llevaba pocas cosas: ropa, botas, unas cuantas latas de comida, galletas, una cantimplora con agua y un botiquin, para el caso de que pudiera quitarme el dispositivo, aunque no sabia si era posible. Y llevaba un fusil de la Segunda Guerra Mundial, entre las sudaderas y los impermeables. La punta roma del canon rozaba la solapa de la mochila. Con el me proponia negociar en Carhullan. La noche anterior escondi la mochila en un callejon, detras de nuestro edificio, para salir sin peso, sin chocar contra las paredes y aranarlas al bajar las escaleras. Lo deje en un hueco oscuro y seco, detras de la camara principal del deposito de lluvia. Lo puse alli mientras las familias de las otras casas estaban cenando y antes de que mi marido volviera del trabajo, tanteando primero en el vacio con un palo para asegurarme de que no habia nidos de ratas. De madrugada sali de la cama sin despertar a Andrew y me vesti sigilosamente en el cuarto de bano comun. Me habia guardado una bolsa de plastico en un bolsillo de los pantalones para meter las cosas que necesitaba. En un estante habia una pastilla de jabon nueva, de la familia con la que compartiamos la casa, y decidi llevarmela. La eche a la bolsa con la pasta de dientes, el desodorante y una cuchilla de afeitar con varias hojas de repuesto. Dude un momento antes de abrir el botiquin de los vecinos. Encontre aspirinas, un paquete de compresas y una bolsita de polvos para la cistitis, caducados. Lo cogi todo. Despues cruce el pasillo y baje las escaleras. En la puerta principal espere unos minutos para asegurarme de que Andrew no me habia oido salir y procure tranquilizarme. El corazon me bombeaba la sangre a chorros. Notaba la corriente de ida y vuelta en las puntas de los dedos. Me dije que todo saldria bien. Llevaba meses entrenandome, levantandome temprano, y habia ensayado la huida. Siempre lograba salir en silencio y sin peligro y recorrer la ciudad a oscuras, evitando las zonas por las que merodeaban los perros asilvestrados, antes de volver a casa. Pero esta vez no era un simulacro. Respire hondo, solte el aire y espere. Lo ultimo que queria era que Andrew me siguiera, que me dijera que estaba loca, que armara un escandalo y despertara a todo el mundo. Jamas me dejaria marcharme con una mochila, salir de las zonas oficiales, a pesar de que estabamos enfrentados, nos odiabamos y no nos dirigiamos la palabra. Yo estaba atada a aquella casa. Los dos lo sabiamos. No teniamos ninguna otra alternativa. Si me hubiera descubierto, me habria llevado a rastras escaleras arriba, o me habria inmovilizado en la calle, a pesar de mis forcejeos, hasta que apareciese un supervisor de la Autoridad, y entonces habria puesto alguna excusa para explicar mi comportamiento, como que estaba colocada o habia tenido una pesadilla. Me habria dicho que esperara un poco, que por muy mal que estuvieran las cosas en ese momento conseguiriamos salir adelante, y despues nos separariamos, cuando el ambiente estuviera menos tenso, cuando fuera menos peligroso. Me apoye en la fachada, atenta al ruido de sus pasos por ultima vez. Lo unico que se oia en el piso de arriba era el zumbido del contador electrico en modo de espera, como una avispa. Levante la mirada. El cielo tenia el color oscuro del asfalto, como el esquisto que trituraban en los tanques de la refineria donde trabajaba Andrew. La mancha blanca de la luna asomaba como una ulcera hinchada y opaca por detras del forro de las nubes. Aun no se habian encendido las luces en Rith y nadie saldria a la calle hasta que se reanudara el suministro electrico, a las seis de la manana, para que la gente pudiera calentar el agua, cocinar y ver el primer parte informativo de alguno de los frentes meteorologicos o el sorteo de la loteria. Para entonces esperaba estar muy lejos. Por fin me acerque al callejon a recoger mi mochila. Sabia que tenia que darme prisa y no pensar mas de lo necesario. Normalmente la ciudad estaba muerta a esa hora, pero siempre era posible encontrarse con una patrulla de la Autoridad. Me ponia mala solo de pensarlo. No tendria ninguna posibilidad de explicarme. Y no queria enfrentarme a lo que estaba haciendo, y flaquear, aunque estaba segura de que no me pasaria. Despues de las ultimas semanas no podia pasarme. Cruce la ciudad, alejandome de las viviendas compartidas, y pase por delante del antiguo centro comercial, con las ventanas cubiertas con tablones, y por delante del almacen de las turbinas, donde las carcasas de metal esperaban apiladas desde hacia anos el momento del reparto. Las calles estaban desiertas y tranquilas. Unicamente los ladrillos rojos, la pizarra y el asfalto reflejaban cierto resplandor, presentando una version de la ciudad que parecia antigua y fantasmagorica. Costaba imaginar que hubiera tanta gente detras de las fachadas, durmiendo dos o tres en la misma habitacion, o despierta, hablando en voz baja para no molestar a las otras familias. Algunos estarian llorando y alguien quiza los consolaria, o nadie les haria caso. A otros les traeria sin cuidado que pudieran oirlos a traves de las paredes, arrastrando el cuerpo dolorido cuando el efecto del chute de efedrina barata empezara a esfumarse. Cada vez que me habia atrevido a ensayar la fuga, el ambiente de las madrugadas me parecia disminuido, como si en lugar de concentrar a la gente hubieran practicado un sacrificio selectivo. Al final de cada hilera de adosados se veian las siluetas de los contadores, como quistes pequenos y ruidosos disenados para leer el flujo de la energia de las tejas fotovoltaicas. Ahora los empleaban para regular el consumo de la antigua red de suministro domestico. Habia habido muy pocas mejoras despues de la Reorganizacion. El plan de recuperacion de diez anos empezaba a convertirse en un mito imposible. Me costaba no volver la cabeza para ver si alguien me seguia o me veia pasar. Me obligue a no mirar. Me dije que la mejor manera de seguir andando era poner la vista en un solo punto: adelante. Se oyo un leve chasquido en el cielo, y un trueno retumbo al oeste. Sabia que pronto empezaria a llover, que tendria que parar a ponerme el impermeable. Pero no podia permitirme el lujo de detenerme mientras siguiera dentro del perimetro. Quiza mas tarde, cuando estuviera lejos de alli y hubiera entrado en calor con el ejercicio, podria desnudarme. Me secaria antes que la ropa. Llevaba anos sin salir de Rith. Ningun civil habia salido de la ciudad, salvo para que lo trasladaran a un centro de detencion. No se permitia el transito de una zona a otra. La gente quedo atrapada en el sector en el que se encontraba cuando se hizo el primer censo despues del colapso. Solamente la Autoridad y los agentes del gobierno tenian necesidad de viajar o medios de transporte, y en esos casos solian ir en tren. Yo habia nacido en Rith y conocia bien el entorno: las calles empinadas y el maremagnum de los tejados, el cerro de Beacon y el castillo enfrente, en la cima de dos penas gemelas. Continue por el antiguo paso elevado de la carretera. Abajo habia montones de basura y escombros, y se oian susurros animales. Mas alla de las fronteras de la ciudad, en las llanuras, las carreteras se habian deteriorado. Estaban mucho peor de lo que me esperaba, hundidas y agrietadas tras anos de desuso. Las riadas se habian llevado tramos enteros. Al plantar el pie tenia la sensacion de estar atravesando un pedregal. En algunas partes habia crateres llenos de agua de lluvia. Metia las botas sin verlos y me empapaba los pantalones hasta las rodillas. Comprendi que era verdad lo que la gente decia en la fabrica y en las reuniones del distrito. Que solo estaban reparando las principales arterias, las que utilizaba la Autoridad. Al principio fui corriendo siempre que podia, muy atenta para no resbalar o torcerme un tobillo, y luego afloje el paso para afrontar el largo dia que tenia por delante. En media hora habia llegado al promontorio donde se encontraba la caseta blanca del puesto de peaje. No tenia ventanas, y una parte del tejado se habia hundido. Recordaba que en una clase de historia local nos contaron que tuvieron que reconstruirla en dos ocasiones, despues de que los escoceses le prendieran fuego. Ahora volvia a estar casi en ruinas. Los duenos debian de haberse marchado a Rith hacia mucho tiempo, con los demas vecinos de la periferia. A los pies del monte, un poco mas adelante, el antiguo puente de Yanwath seguia intacto. Lo habia cruzado muchas veces en coche antes de que se prohibiera el trafico. El semaforo que regulaba la circulacion estaba muerto, con los focos negros de mugre y el poste inclinado en los cimientos de hormigon. En la hondonada de la carretera, antes del punto en que empezaba a subir hacia los contrafuertes del puente, se habia formado un charco de agua arremolinada. Habia residuos flotando, casi imposibles de identificar; tal vez trastos superfluos de las casas de la parte alta del rio. Vadee el charco, llegue hasta el centro del arco y me asome a mirar por el parapeto. El rio Eden corria a mis pies, encrespado y turbio, a una velocidad aterradora. Vi en la penumbra el brillo del agua en movimiento en las orillas, la estela de los remolinos y las crestas blancas. Las lluvias habian reventado la ribera, y el caudal anegaba las acequias y los huertos a ambos lados. Se oian crujidos en las ramas mas bajas ahora que los arboles de la orilla habian perdido sus hojas. Las casas de campo mas cercanas al puente estaban sumergidas en el agua hasta las ventanas. Notaba un olor fuerte, a cemento, a tela mojada y a cieno: el olor familiar de las viviendas inundadas. La corriente se deslizaba por las paredes de las casas, pudriendo alfombras y cortinas. Diez anos antes me habia despertado con el mismo olor, cuando al bajar las escaleras me encontre la casa inundada por las aguas residuales. Sabia que, al otro lado del puente, la carretera pasaba por un pueblo desierto y se adentraba mas adelante en los abandonados parajes del antiguo parque nacional: en la zona que la generacion de mi padre conocia como el Distrito de los Lagos. Era mediodia cuando vi aparecer el coche, y estaba lloviendo a cantaros. Al principio pense que era el ruido del agua que arrastraba el viento o corria por los acuiferos por debajo del asfalto. Despues oi el cambio de marcha. Me aparte de un salto a la cuneta y di media vuelta, casi esperando ver la forma azul oscura de un coche patrulla y dispuesta a esconderme detras de una cerca de piedra. Una furgoneta civil, de color blanco, se acercaba despacio por la carretera destrozada. Parecia que tenia la suspension en mal estado y eso amplificaba el ruido, como si la carroceria se levantara del chasis, y vi que se zarandeaba al pasar por encima de un monticulo o un bache. Llevaba las ventanillas cubiertas de residuos, de vainas y de hojas arrancadas de los arboles por el ultimo diluvio. Desprendia un olor a grasa quemada y negra. Paso a mi lado y freno despues. Me acerque a la puerta del conductor y la ventanilla chirrio al bajarse. --?Adonde vas, chica? --Era un hombre con la cara roja como un trozo de cristal sacado de un horno. Me miro de arriba abajo con sus ojos claros. Estaba hecha una pena. Tenia el pelo chorreando y el chubasquero viejo y blanco empapado y pegado a la piel. Doble los hombros hacia delante y me cubri el pecho con los brazos. Se echo a reir. Tenia los dientes picados en los bordes, deslucidos y cubiertos por una capa amarillenta, y en la linea de las encias se veia una reveladora sutura de plata--. Bueno, parece un buen sitio para ir de excursion. ?Eres de los ultimos de los Wainwright? O a lo mejor quieres ser la primera que vuelve a subir a las cumbres y plantar tu bandera. Eso significa que las cosas han mejorado en la ciudad. Vamos. Sera mejor que subas al coche. Dude. No queria hablar con nadie en el camino y sabia que si me hacia preguntas podia tener problemas, pero me dolian los hombros y los pies y no tarde en decidirme. Di la vuelta por detras de la furgoneta hasta la puerta del pasajero. Me quite el chubasquero empapado y lo escurri. El conductor se inclino para abrirme la puerta, como hacia mi padre cuando me llevaba al colegio. Puso un trapo sucio encima del asiento, para que no lo mojara al sentarme. Deje la mochila a los pies del asiento y subi al coche. --Bueno --dijo--. Que encuentro tan oportuno, ?verdad? Metio la marcha y arranco. Tuve una sensacion extrana. Hacia anos que no subia a un coche. Me obligaron a entregar las llaves y la documentacion, como a todo el mundo, y se me habia olvidado lo que era llevar el control de un vehiculo, estar encerrada en el y al mismo tiempo libre de ir adonde una quiera. Ver como pisaba el embrague o movia la palanca del limpiaparabrisas me parecio un sueno o un recuerdo perdido. Habia un olor muy fuerte en la cabina, acido, como a ropa vieja o a vinagre mezclado con orina, o quiza fuera el olor corporal del conductor, que no se lavaba. Pero no me queje ni hice ademan de bajar la ventanilla. Me alegraba de librarme de la lluvia. Empezaban a dolerme las plantas de los pies, y eso que me habia puesto dos pares de calcetines gruesos. Empezaba a notar como si me clavaran alfileres y agujas en las puntas de los dedos y me puse a encogerlos y a estirarlos. No esperaba volver a viajar en coche. Llevaba meses entrenandome para la caminata en mi tiempo libre, al principio sin rumbo, solamente por pasar el rato, luego con un objetivo, rodeando la periferia de Rith, subiendo hasta la cima del Beacon y bajando otra vez. Andar no era un delito, aunque a Andrew le parecia absurdo que me arriesgara a ser atacada por los perros que buscaban comida en la ciudad y removian la basura en los vertederos. Decia que estaban sucios y desquiciados, y que andar por alli era como pedir a gritos que me mordieran. Atacaban a la gente de vez en cuando, aunque nunca con consecuencias fatales. En esas excursiones no podia llevar la mochila, para no levantar sospechas, y me sorprendio que pesara tanto. Me habia asegurado de comer bien la ultima semana: dos raciones de arroz en vez de una y sardinas para desayunar; incluso pense que estaba acabando con las provisiones y que Andrew lo pasaria mal el resto del mes. Estaba todo lo en forma y bien alimentada que podia. Pero rodear la ciudadela de madrugada y comer una lata de sardinas de mas era muy distinto de atravesar el parque nacional abandonado, con mis bartulos a cuestas. Habia recorrido unos veinte kilometros y estaba reventada. Tenia la espalda agarrotada por el peso de la mochila. Llevaba horas soportando chaparrones intermitentes y me rozaba el dobladillo de la ropa mojada. Cada paso me alejaba de la ciudad y me acercaba a mis propios limites. Que pudiera aparecer un vehiculo era improbable, casi milagroso, y di las gracias.
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Florencia 1348 de Raquel Caride Gonzalez
https://gigalibros.com/florencia-1348.html1348, Giulia tiene 16 anos y se acaba de casar cuando una nueva y letal enfermedad asola la Toscana, es entonces cuando decide tomar las riendas de su vida sin entrever que oscuros planes el destino le depara.
Una road novel adictiva que no podras parar de leer. -
VOLVER A TI de E. Manzanares
https://gigalibros.com/volver-a-ti.htmlCuando dos personas estan destinadas a estar juntas ni los anos, ni la distancia, ni el tiempo, nada puede impedir que sus destinos se juntes. Ella tuvo que aprender sobre la marcha a ser una mujer fuerte.
Un dia todo su mundo cambio y con valentia enfrento esa prueba que la vida le puso y aprendio que la sonrisa puede ser una llave que te abre muchos corazones. Un dia siendo todavia muy joven el amor llego a su vida y sin darse cuenta ese amor se convirtio en la fortaleza que le ayudo a mantener su vida a flote.
Si estas buscando una novela con la cual pasar una tarde agradable puedes leer esta novela en ella encontraras una historia de amor que te hara recordar que el amor es siempre la mejor eleccion. -
El premio de Brenda Joyce
https://gigalibros.com/el-premio.html“Devlin O'Neill, celebre capitan de la Marina Real britanica, vive consumido por el deseo de destruir al conde de Eastleigh, el hombre que asesino brutalmente a su padre. Tras llevarlo al borde de la ruina, aguarda el momento de asestarle el golpe de gracia. Y su oportunidad se presenta en forma de una impetuosa joven americana, sobrina del conde, que esta dispuesta a hacer estallar en llamas su vida fria y calculadora.
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Llegar a Marte de Adela Basch
https://gigalibros.com/llegar-a-marte.htmlEn estas obras de teatro los personajes se encuentran y se desencuentran, se embrollan y se confunden, se alejan y se acercan.
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Magnolia’s Paradise de Araceli F. Rovira
https://gigalibros.com/magnolia-8217-s-paradise.html--Bienvenidos y bienvenidas a la isla de Kauai y, por supuesto, bienvenidos al Magnolia's Paradise. Les agradecemos sinceramente que hayan escogido este destino para pasar sus vacaciones. Es un placer tenerlos como invitados y, de corazon, esperamos que tengan una bonita estancia. Todo el equipo de este gran resort y yo, personalmente, nos dedicaremos a hacer que su alojamiento sea lo mas agradable y relajante posible, atendiendo a sus necesidades y consiguiendo asi que vivan una gran experiencia en nuestro maravilloso hotel. Primero de todo haremos un recorrido por las instalaciones y al terminar, volveremos aqui para entregarles la llave de su habitacion. Esperamos que todo sea de su agrado y si tienen alguna duda, no tengan reparo en contactar conmigo. Por cierto, mi nombre es Camelia. Una vez mas repetia aquellas palabras guardadas a fuego en mi memoria. Era lunes, dia bastante ajetreado, considerando que era cuando llegaban los nuevos huespedes a la isla. Mi trabajo era recibirlos como merecian, ensenarles las instalaciones --cosa que me ocupaba toda la manana, debido a que el resort contaba con muchisimo terreno-- para finalmente acompanarlos a sus magnificas habitaciones. El Magnolia's Paradise recibia, en su mayoria, la visita de recien casados. Si, ya sabeis, ese tipo de parejas que acaban de dar el si quiero en alguna parte del mundo, sin ninguna razon aparente --al menos yo no habia sido capaz de encontrarla--. En fin, la cuestion era que decidian celebrarlo en una isla perdida en medio de la nada. Rectifico, una isla preciosa en medio de la nada. A mi favor dire que la clientela era muy agradecida, ya que acostumbraban a vestir una sonrisa permanente en sus rostros por todo lo acontecido los ultimos dias y les fascinaba todo lo que nuestro resort les ofrecia: champan en las habitaciones, petalos de rosa encima de las camas, cestas de frutas exoticas recien extraidas del arbol y un largo etcetera de cosas romanticas. En cuanto al humor de los huespedes -- intentando no generalizar, claro esta--, podiamos encontrar de todo: clientes insatisfechos, tiquismiquis, orgullosos, asi como clientes alegres, divertidos e interesantes. Cada persona era un mundo y el Magnolia's intentaba, en todo momento, adaptarse a cada necesidad, siempre y cuando entrara dentro de nuestras posibilidades, las cuales eran infinitas. Esa manana me levante energica, sonriente y con ganas de empezar un nuevo dia. La luz se filtraba por las ventanas de mi habitacion, bien pronto como cada manana, atravesando las cortinas y dandole la calidez que tanto esperaba a esas horas. Despues de una ducha rapida, donde solo me enjabone el cuerpo, me acerque al armario y me vesti con el uniforme del hotel: falda larga con estampado de flores, camiseta blanca de tirantes finos y unas sencillas sandalias rojas que combinaban a la perfeccion. En cuanto al peinado, me decante por una trenza ladeada, comoda y practica para afrontar el dia, acompanandolo de un coletero rosa. Aunque no acostumbraba a maquillarme, la energia de aquella manana me empujo a hacerlo, por lo que me aplique rimel en las pestanas y brillo de labios, quedando satisfecha con el resultado. La manana seguia su curso. Todo iba segun lo previsto. Los nuevos clientes llegaban sobre las once de la manana y tenia el tiempo justo para pasar por recepcion, echarle un vistazo a los nombres de dichos huespedes y revisar tareas pendientes. El trato personalizado era uno de los puntos fuertes del hotel, por lo que era necesario que me lo tomara como merecia, con mucha seriedad. Y lo hacia. Ese trabajo lo era todo para mi, siempre lo habia sido. Ademas, disfrutaba de el, aunque mi mente se empenara en boicotearme y recordarme que habia vida mas alla de aquel trozo de tierra rodeado de un inmenso mar. Tenia suenos, como la mayoria. Aspiraciones que por el momento veia imposibles de cumplir, puesto que las circunstancias no eran las mas adecuadas. Mi dia a dia no admitia demasiados cambios y debia aceptarlo. Siguiendo con mi rutina, me acerque al restaurante donde serviamos los desayunos. Mi padre insistia en que hiciera uso del servicio, que ocupara una mesa como los huespedes, pero yo preferia entrar en la cocina y ver el ajetreo que reinaba alli. Yo misma me preparaba una infusion de frutos del bosque --que por cierto, me encantaba-- y cogia alguna pieza de fruta. Eso la mayoria de los dias, porque si olia a bolleria, estaba perdida. Y si encima llevaba chocolate, mi autocontrol se volvia nulo. La melodia de mi telefono movil sono, devolviendome a la realidad. --Dime papa. --?Lo tienes todo listo? --Cada manana la misma llamada acompanada de una misma respuesta. --Claro papa, como siempre. --?Has mirado ya la lista de los clientes? --pregunto despertando mi atencion. --Estoy en ello. ?Hay algo que deba saber? --Si, hay una cosita. ?Te has fijado en la pareja que se apellida Cox? --Eche un vistazo a la lista y los encontre. --Si, Matthew y Barbara Cox. ?Que pasa con ellos? --De verdad hija mia, hay que explicartelo todo. Ni que vivieras en una isla. --Me hizo reir. Se le notaba tenso, pero se permitio el lujo de relajarse, aunque fuera solo un segundo--. Matthew es el hijo de Matthew Cox, uno de los hombres mas ricos de Canada. He leido en el periodico que Matthew padre esta decidido a traspasar la direccion de la empresa a su hijo cuando este vuelva de su luna de miel. --Papa, ?has estado leyendo la prensa rosa? --pregunte, sabiendo que la pregunta era negativa. --!Que graciosa eres! En ocasiones, me sorprendes --contesto en tono sarcastico--. Centrate, por favor. --Esta bien, dime que mas tengo que saber sobre los multimillonarios Cox. --Nada mas. Solamente que hay que tratarlos como si fueran reyes, ofrecerles todo lo que podamos y, evidentemente, asignarles la mejor habitacion. --Entendido. Ahora mismo hablare con los recepcionistas para que les asignen la habitacion Paradise y yo misma me encargare de que todo lo que les ofrezcamos sea de su agrado. Pero tranquilizate papa, siguen siendo personas. --Si, son personas. Pero una buena opinion de este tipo de personas, puede reportarnos muchos beneficios. En cambio, si una pequena cosa sale mal, esta isla se hunde. --A veces se ponia muy dramatico--. Yo mismo ire a presentarme a la hora de la cena, espero que tu hagas lo mismo cuando los recibas. Recuerda, trato personalizado. Le colgue. ?Clientes preferenciales? Teniamos la suerte de contar con muchos de ellos, no hacia falta ponernos mas nerviosos de lo necesario. Entendia perfectamente que mi padre quisiera tener un trato particular con ese tipo de clientela, pero dentro de unos limites. Pense en el. Continuamente vivia ese tipo de situaciones con mucho estres y bajo mi punto de vista, debia relajarse. Opte por hacerle una visita mas tarde, para tranquilizarlo y de paso recordarle que podia confiar en mi, aunque fuera innecesario. Nunca le habia fallado. El era el director general y dueno del Magnolia's Paradise, pero a efectos practicos, yo era la que me encargaba de que todo funcionara correctamente y, hasta el momento, siempre habia sido asi. Eche un vistazo a mi reloj de pulsera y emprendi mi camino hacia la entrada del hotel. El autocar debia estar a punto de aparecer con los nuevos clientes a bordo, preparados para sus idilicas vacaciones. Por un momento, imagine el olor que debia reinar el interior del vehiculo, asi como a... amor. Sonrisas de complicidad, alianzas brillantes recien estrenadas. Movi mi cabeza rapidamente borrando asi la imagen que yo misma habia creado y que no disfrutaba en absoluto. Iba distraida, centrada en mis pensamientos, cuando de repente algo llamo mi atencion. Mire hacia delante, focalizando --dado que mi mirada seguia perdida despues de aquella vision -- y mis ojos se abrieron como platos. Si bien era cierto que en ocasiones me mostraba intransigente, la situacion me parecio una buena manera de recordarlo. Sin dudar, me dispuse a actuar, haciendo uso de la parte mas oscura de mi caracter. --Perdone que le moleste, ?usted no se ha dado cuenta de que aqui no se puede fumar? Hay sitios habilitados para ello --espete de malas maneras al hombre que tenia frente a mi. Mis brazos en jarra acompanaban mis palabras, ilustrando asi mis pensamientos. --?Perdona? --contesto con tono condescendiente, cosa que me disgusto. Miro a ambos lados sin fijarse realmente, poniendo a prueba mi paciencia para finalmente responder: --Yo no veo ningun cartel que lo indique. --Mire, si se fija bien, puede ver dos desde esta distancia. --Respire profundamente y continue con mi sermon al ver que no hacia el minimo esfuerzo por complacer mi demanda--. ?Le importaria apagar el cigarro? --Lo intente decir con toda la amabilidad del mundo junto a la sonrisa falsa que utilizaba para estas ocasiones, pero consiguio desesperarme. --?Le importaria a usted dejarme en paz? --Boquiabierta. Asi es como me quede. No esperaba esa reaccion y mi ego cayo en picado. No conocia a aquel impresentable, de lo contrario, estaba segura de que me hubiera acordado. Metro ochenta y cinco, moreno, con un atractivo muy visible, que a juzgar por sus pintas, podia asegurar que no era un huesped del hotel. Supuse --ilusa de mi-- que era el conductor del autocar. Camisa parcialmente desabrochada, pantalon beige, chanclas ridiculas y, por supuesto, la arrogancia que le caracterizaba, acabaron de confirmar mi hipotesis. Convencida, le garantice: --Informare sobre su actitud a direccion, asi que vaya haciendose a la idea de perder su querido trabajo. --Me fui con la cabeza bien alta, pasando por delante de el sin ni siquiera volver la cabeza. Quiza me habia pasado. Podria haber sido un poco mas comprensiva, mas tolerante, pero el incumplimiento de algunas normas no podia dejarlas pasar. No queria, en realidad. Y esa actitud... ?Quien se habia creido que era para hablarme de ese modo? Mi ego era demasiado grande para tolerarlo. Fue curioso ver su cara de asombro tras mi comentario, pero no replico. Me escruto fijamente a traves de sus ojos grises, tratando de decirme algo, para finalmente no pronunciar ni una sola palabra. Lo preferi, en vista de que mis respuestas ingeniosas tenian un limite y el susodicho parecia haberme arrebatado las ultimas.
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Un elefante para Carlomagno de Dirk Husemann
https://gigalibros.com/un-elefante-para-carlomagno.htmlLa fascinante historia de como viajo un elefante desde Bagdad hasta Aquisgran en tiempos del emperador Carlomagno. En el ano 802 latension entre el emperador Carlomagno y el califa de Bagdad se encuentra en un punto culminante en su lucha por alcanzar la hegemonia politica y religiosa. Isaak de Colonia, un sirviente del emperador Carlomagno, debe hacerle llegar un increible regalo del califa de Bagdad como muestra de amistad: un elefante. Junto con Thankmar, su esclavo, emprendera un largo y peligroso viaje para evitarun enfrentamiento entre los dos monarcas. El viaje del animal se convierte en una peligrosa aventura a traves de la Europa medieval.Para los europeos, el elefante es la reencarnacion misma del demonio y debe ser destruido. Pero su muerte empujaria a los dos imperios a una terrible guerra. Una fascinante historia que nos muestra la Europa del siglo IX, los viajes de la epoca y las diferenciasculturales entre los dos imperios mas importantes de ese momento. <
>Frankfurter Neue Presse -
Odiame de Olivia Saint
https://gigalibros.com/odiame.htmlNo estamos listos, hasta que sucede
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La solterona de Jana Westwood
https://gigalibros.com/la-solterona.htmlEn 1878 Elizabeth Downton es ya una solterona. Tiene treinta anos y ninguna expectativa romantica. Aun asi Elizabeth no es una mujer amargada, acepta el destino que le ha tocado y disfruta de las cosas sencillas de la vida.