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Nunca me habia parado a reflexionar sobre mi vida, pero ya era hora de que afrontara las consecuencias de mis actos. Despues de cuatro anos encerrada en mi misma, ahuyentado cada sentimiento hacia el, habia vuelto a caer en la trampa. Sin embargo, ahora era diferente. Yo habia cambiado. Luego de ver como Daniil y Elizabeth festejaban con la familia su compromiso, despues de cuatro anos sin estar con el a solas, lo habia hecho. Me encontraba en su coche camino a casa, pues no me habia dejado marcharme sola. Una gran parte de mi se lo agradecia enormemente, porque salir sola a la calle a altas horas de la madrugada era todo un reto. Pero otra parte de mi me lo reprochaba. ?Por que no habia llamado a Charles? El estaria encantado de recogerme y llevarme a casa. Todo era demasiado extrano y surrealista. Cuatro anos alejada de Edik y todo mi esfuerzo se resumia en nada. Una victoria fallida. Cuatro anos de calma emocional que se habian ido por la borda porque estar en su simple presencia me ponia el vello de gallina y mantenia unos nervios en mi estomago que hasta juraria que podria vomitar. No me gustaba sentirme asi con el. Charles era el correcto. No Edik. Mi etapa de quinceanera ya paso hace mucho, ahora tenia veinticinco anos y era una mujer adulta y profesional. Pero para el siempre vas a ser la Pequena Paganini [1] , me dijo mi subconsciente. Ibamos en el coche camino a casa de mis padres, ya que aun seguia con ellos por el miedo a estar sola, aunque Charles me habia dejado caer que algun dia tendria que emanciparme; incluso me dijo que podia mudarme con el y que nuestra relacion pasara a un segundo nivel. Llevaba tres anos con el. Tres anos en los que no me habia tocado dado a mi fobia al sexo despues de… bueno, despues de que Sergey me violara. Aun es complicado decirlo. Pero Charles era paciente. Sabia que mi corazon se habia endurecido despues de aquello y que lo que menos necesitaba era presion. Habiamos tenido alguna discusion por ello, no os voy a mentir, pero acababa comprendiendo lo que sentia. De alguna forma sabia que la Natasha de quince anos que una vez fui habia vuelto. Esa chica timida, encerrada en si misma y en la musica. --Llevas todo el camino callada --lo escuche hablar--. ?Te encuentras bien? Trague saliva y asenti mientras desviaba la mirada a la ventanilla del coche. --Te has dejado el pelo mas largo --lo vi sonreir de lado--. Me gusta. --Aun lo sigo llevando gris --comente para no hacer el trayecto mas incomodo. --Bueno, te queda genial. El color no importa --bromeo. Asenti, aun sin mirarlo directamente. Edik paro en un semaforo y descanso su cabeza en el asiento. Por el rabillo del ojo vi como me miraba sin miramiento alguno. El habia cambiado. Aun tenia esa pinta de chico malo, pues llevaba todo el cuero lleno de tatuajes y ese peinado que te incitaba a desordenarlo, pero ya no era ese chico de veintipocos que conoci en una de las carreras clandestinas mas famosas de Nashville. Ahora era todo un hombre serio que se preocupaba mas de mi de lo que deberia. Cuando estaba con el parecia que el tiempo no habia pasado, sentia lo mismo que la primera vez que lo vi. Una mezcla de euforia y temor. Edik volvio a arrancar el coche. Puse la radio para hacer mas amena la trayectoria hasta casa de mis padres. Un mensaje rezumbo en mi movil, lo agarre de mi bolso y vi que era Charles. Ya estoy en casa, cielo. Manana te recojo para comer. Te quiero. Te quiero. Charles ya se habia acostumbrado a mis monotonos mensajes. Pero era asi, con el no tenia conversaciones telefonicas de horas como lo podia hacer con Bella o Elizabeth, con Aleksey o Daniil. Incluso con Edik. Pero, sinceramente, era lo que necesitaba. Tranquilidad mental. --Hemos llegado --dijo el, aparcando justo delante de mi casa. Las luces estaban apagadas, seguramente porque mama y papa ya estaban en la cama durmiendo como troncos. --Gracias --le dije, quitandome el cinturon y poniendome el bolso en el hombro. Iba a abrir la puerta, pero su mano agarrando mi brazo me lo impidio. Gire bruscamente, soltandome de su leve agarre. Edik bajo la mirada arrepentido, sabia tan bien como yo que tocarme era un incipiente delito para mi corazon. --Lo siento --se lamento. --Da igual --abri la puerta del coche--. Adios. Fui lo mas rapido posible a la puerta de casa, rebusque en el bolso las llaves y las encontre al fondo del todo. Pero note como alguien me daba la vuelta mientras me agarraba de la cintura fuertemente. Estuve a punto de gritar si no fuera porque sus labios, esos que en cuatro anos no habia probado, se posaron sobre los mios. Siquiera pude forcejear, me tenia atrapada entre su cuerpo y la puerta de casa. Pero ?de verdad queria acabar con esto? Inconscientemente, cerre los ojos dejandome llevar por sus labios. Mi cuerpo se acoplo al suyo y deje de respirar por un segundo. Todo mi organismo se activo de inmediato y, de alguna manera, olvide toda la mierda que tenia encima. Los problemas se alejaron mientras que disfrutaba de esa caricia tan tierna. Su mano libre fue a mi nuca, la acaricio por varios segundos, y luego me incito a seguir besandolo. Estuvimos alli por… no se el tiempo. Pero me parecieron segundos. Al separarse de mi senti frio. Mucho frio. Su cuerpo ya no me arropaba, pero si su respiracion, mezclandose con la mia, ambas agitadas. Nos miramos a los ojos y mis fuerzas flaquearon. --Te amo, pequena, no te haces una idea de cuanto --dijo con la voz entrecortada por la respiracion acelerada. Entre en panico al escuchar esas palabras. Yo estaba con Charles, una persona que me hacia bien. No con el. No podia haberlo hecho, no podia haberlo besado. --Esto no esta bien --lloriquee sabiendo que habia enganado a Charles. Edik agarro mis mejillas e hizo que lo mirara. Estaba serio, tenia una lucha mental entre si hacer el bien o el mal. Pero, como siempre, se dejo guiar por el sendero de la lujuria y volvio a besarme con mas intensidad. Aun con lagrimas surcando mi rostro, no rechace su caricia. La necesitaba como el respirar por muy mal que me sintiera por Charles. Pero ese atisbo de razonamiento que aun me quedaba en la cabecita se activo, lo empuje y abri la puerta de casa corriendo para luego cerrarla en sus narices y apoyarme en ella con la respiracion desacompasada. Escuche como el tambien dejaba su cuerpo apoyado en la puerta. --Te amo, Natasha. Y se fue.
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