• el secreto de la painita - Julio Carreras Llisterri

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    Lucas Benavente es un joven y exitoso informatico que disfruta de una confortable vida, pero todo su mundo se tambaleara cuando Victor, un misterioso personaje, se pone en contacto con el para revelarle un secreto que se esconde tras la muerte de su padre. En su busqueda por descubrir la verdad su camino se cruzara con el de Marc, un montanero que perdio a su esposa, y con Ana, cuya hermana fue asesinada en un robo. Todos ellos tienen algo en comun: Cronium, una poderosa empresa del sector farmaceutico que parece estar detras de lo que les ha sucedido. Poco a poco, con ayuda de algunos amigos, iran componiendo un rompecabezas de dimensiones inimaginables y donde nada es lo que parece ser.
    Conocedores de la verdad, solo les quedara una salida posible, vengarse de Cronium y las personas que se esconden tras la muerte de sus seres queridos.
    Sin embargo hay algo que desconocen, todos ellos son victimas de un plan mucho mayor.
    Inspirada en El Impostor de Jeffrey Archer, y El Conde de Montecristo de Dumas, esta novela, de escritura fresca y dinamica, nos adentra en un mundo de traiciones, sorpresas y accion trepidante.
    “Una historia de enganos y conspiraciones que mantiene en vilo al lector de principio a fin”.

  • El Secreto De La Painita : Carreras Llisterri, Julio - Amazon.es

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    El Secreto De La Painita : Carreras Llisterri, Julio: Amazon.es: Libros. ... con él para revelarle un secreto que se esconde tras la muerte de su padre.

  • EL SECRETO DE LA PAINITA (Libro en papel)

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  • el secreto de la painita - Librería 80 Mundos

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  • EL SECRETO DE LA PAINITA - CARRERAS LLISTERRI JULIO

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    Información del libro · GéneroCómics, Novela Gráfica · EditorialSARGANTANA · Año de edición2016 · ISBN9788494575778 · Idioma Español.

  • EL SECRETO DE LA PAINITA | JULIO CARRERAS LLISTERRI

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    Disponible ahora en Iberlibro.com - ISBN: 9788494575778 - Rústica - SARGANTANA EDITORIAL - 2017 - Condición del libro: NUEVO - 408 pages/páginas.

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  • EL SECRETO DE LA PAINITA - JULIO CARRERAS LLISTERRI

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  • el secreto de la painita - Babel Libros.

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  • El club de los martes de Mario Escobar

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  • Judas de Amos Oz

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    Judas, el regreso de Amos Oz a la novela, genero que no habia frecuentado desde Una historia de amor y oscuridad, plantea una audaz y novedosa interpretacion de la figura de Judas Iscariote en el contexto de una angustiosa y delicada historia de amor.

  • Yo fumo para olvidar que tu bebes de Martin Casariego

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    La conoci en Madrid, un fin de semana libre, en el bar de copas en el que por entonces ella trabajaba de camarera. Estabamos en primavera, detalle intranscendente, pues a las historias de amor cualquier estacion les sienta bien. En cierto modo todo comenzo alli. La piel, las canciones, los tiros. El mundo, mi vida. Todo. Fue en 1988. Lo que cuento aqui sucedio, pues, hace ya muchos anos, en una epoca mas libre y salvaje, como el jinete de la pelicula de Jane Fonda. En algunos aspectos mejor; en otros, peor. Los de piel fina deberian tenerlo en cuenta. Eran los tiempos del fin de la Movida, y todavia se oian en los bares y en las radios canciones en las que el estribillo era, por ejemplo, Ayatollah, no me toques la pirola, y titulos como Los chochos voladores o Me gusta ser una zorra. ?Y que decir de una letra como la de Si, si, de los Ronaldos? Hoy seria un escandalo. Yo iba solo, como de costumbre. Al abrir la puerta me llegaron los primeros acordes de Good vibrations, de los Beach Boys. Ahhh... I love the colorful clothes she wears... Y la vi. Fue verla y que me hiriera un rayo que todavia no ha cesado. El bar estaba bastante concurrido, pero para mi fue como si solo estuviesemos nosotros dos. Elsa tenia veinte anos y yo, veinticinco. A esas edades, ella se creia que tenia derecho a ser feliz y yo empezaba a dudarlo. Y sin embargo fue entonces cuando encontre la felicidad. Me duro dos anos. No esta nada mal. Hay felicidades que duran segundos. Si la hubiera visto Ariosto, habria dicho eso de que la naturaleza la hizo y despues rompio el molde. Tenia una bonita melena rubia y vestia falda escocesa, blusa blanca y unos zapatos rojos con tacon, mas apropiados para atraer las miradas de los varones que para trabajar tras una barra. Mi primer impulso fue huir. Los cinco siguientes, acercarme. Probe un recurso desesperado: imaginarla con cincuenta anos. Con sesenta. Con setenta. No surtio efecto. Hasta entonces me habia enamorado dos veces, una en el colegio y otra en la universidad. Pero aquello que sentia ahora era nuevo y sospeche que, en realidad, nunca me habia enamorado. Desvie la mirada. No queria enfrentarme a sus ojos. No queria saber su nombre. Queria huir. Queria saber su nombre. Queria llevarla a mi pension. Se acerco para atenderme. Soy un iman para las mujeres, y mas si son camareras. Era delgada y tenia los ojos verdes, de ese verde que a veces se vuelve azul o gris, de ese verde que te hace dudar si es azul o gris, y entonces la chica saca la erronea conclusion de que no te fijas de verdad en ella. Su cara resplandecia, alegre, pero, me parecio, dejaba traslucir que habia sufrido. Segun Oscar Wilde, en el amor comienza uno por enganarse a si mismo y a veces logra enganar al otro. Tenia que enganarla. --Hola. Me quede callado, mirandola. No por aplomo, sino por deslumbramiento. Mirando su mirar ardiente, honesto. De todas las sentencias que he escuchado acerca del amor, una de las pocas que salvaria es la de que existen los flechazos. ?Han visto alguna vez, en camara lenta, como una bala traspasa tejido animal? Es algo asi. --Hola --repitio, sin saber disimular del todo su impaciencia ante mi silencio--. ?Quieres algo? --Supongo que no te descubro America, pero tengo que decirlo: estas barbara. --Es que me llamo Barbara La Marr --me vacilo. Tenia un aire a Ava Gardner, aunque en rubia. La cara alargada, la expresion de los ojos algo burlona, la boca grande y los labios finos, los pomulos marcados. Delante de mi, nunca nadie saco ese parecido. Igual solo yo se lo encontraba. --?Tu segundo apellido es Debuena? Era una broma de la epoca, en la linea de Almodovar y Patty Diphusa. Se le escapo una sonrisa. --Imbecil. Me llamo Elsa. Que accediera a decirme su nombre era un buen augurio. Compensaba lo de <>. Aunque quiza incluso lo de <> fuese un buen augurio. --Yo, Max. --Bueno, Max, ?vas a tomar algo? A ese lado de la barra os divertis, y a este trabajamos. --Un ron con Coca-Cola, Elsa. Selecciono la botella. Ahora sonaba Always on my mind, de Pet Shop Boys. Me gustaba, aunque soy de los que prefieren la version original. La de Elvis. --If I made you feel second best, girl I'm sorry I was blind --canto para si misma. O quiza para mi. --?Por que me miras asi? ?Tienes algun problema con mi voz? --Claro que tengo un problema con tu voz. --?Ah, si? ?Y cual es? --Que me gusta. Si a esa musica se le sumaba la banda del tintineo de los hielos, el sonido del ron cayendo sobre ellos, las burbujas del refresco estallando, el efecto era fantastico. Bueno: lo era, sobre todo, por ella. --?Que nombre es ese de Max? ?Maxwell? Se mezclaban en su pregunta la intencion y la ingenuidad, de modo semejante a como ocurria con su forma de vestir. --Maximo. Maximo Lomas, para servirte. --?Me tomas el pelo? ?Maximo Lomas, Maximo Lo Mas? --Me miraba sonriendo con los ojos--. !Venga ya! Es un chiste, ?verdad? --Si lo es, es de mis padres. Me limito a intentar hacerle honor. Conoci a una chica que se llamaba Dolores Mento, y la llamaban Lola, claro... Me dejo con la palabra en la boca. Lo lamente, aunque tambien la disculpe. Tenia que atender un monton de gargantas sedientas. Tenia que seguir poniendo copas a un ritmo infernal. 2 Asi que continue escuchando la musica, bebiendo e imaginando como era aquella desconocida a la que acababa de conocer. Entre copa aqui y copa alla, maquillate, maquillate, intentaba no perder el tiempo cuando me concedia algunos segundos. --No tengo novia. --Pena, penita, pena --se burlo--. La musica, alegre, que la tristeza ya la pone el mundo. Y ya estaba dandose la vuelta para irse y dejarme abandonado. No tenia corazon. --Ponme una margarita, por favor. Ya sabes, bien de sal en los bordes. ?Y quien ha dicho que no tener novia sea triste? No consegui retenerla ni un instante. Pero al menos tenia un motivo para volver. Lo hizo al cabo de unos minutos, con el coctel. Di un trago, tras chupar un poco la sal del borde de la copa. --?Como esta? Antes de contestar, di unos sorbos. --La estoy deshojando. Me gusta, no me gusta. Me gusta... Me miro molesta. Aun tenia el corazon blindado. --?Te han dado planton, con lo resalao que eres? Me cuesta creerlo. Se fue al otro lado de la barra, donde la reclamaban dos chicas. Y asi iba pasando la noche, trago a trago, yo cada vez mas bebido y mas enamorado. --Voy a darte un consejo --le dije, la siguiente vez en que tuve ocasion de hablarle--: casate con alguien que te quiera mucho. Es el tipo de consejo que uno da cuando esta borracho. Ella, rapida, me puso la mano delante de la cara, mostrandome un anillo abrazado a su anular. --Ya lo he encontrado. Yo tambien he venido sola, pero estoy casada. ?Y tu? ?Poligamo? Lo decia por los anillos que adornaban mis manos. Dos en la izquierda y tres en la derecha. O las reforzaban, cuando habia que repartir estopa. --Creo que acabo de hacerme monogamo. Llego un quinqui algo mas joven que yo, vestido a todo lo que daba. Fue a la barra y llamo a Elsa, que se acerco. El le cogia de la mano, del brazo, y ella se lo quitaba de encima como podia. Parecieron discutir. La cosa no paso a mayores y el pretendiente, enfadado, se marcho. Moscones revoloteando alrededor de Elsa habia muchos. Pero ese habia sido el unico en transformarse en pulpo. Confiaba en que a mi no se me pudiera catalogar de moscon.

  • El pecado que mato a Carolina Martin de Eugenia Dalmau

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    El 26 de diciembre una vecina encuentra muerta a Carolina Martin en su casa de la urbanizacion Los Cerezos. A Jaime Reyes, investigador con mucha experiencia a sus espaldas, le asignan como companero al subinspector Manuel Serra, un policia novato. Ambos se encargaran de esclarecer la muerte y notaran detalles extranos. Nadie ha visto a Carolina desde el dia 24 ni se ha preocupado por localizarla.
    Jaime y Manuel se veran inmersos en una investigacion complicada, pues iran descubriendo que los allegados a Carolina tenian un motivo para cometer el crimen; aunque lo que mas les llamara la atencion sera comprobar que la personalidad de los sospechosos encaja a la perfeccion con cada uno de los pecados capitales.
    Las pesquisas de los inspectores, junto a las pistas que iran encontrando, los sumergira en una trama de ambiciones, infidelidades, celos y dinero que destapara los secretos y oscuros intereses de cuantos rodeaban a Carolina Martin. Pero... ?que pecado la mato?

  • Lo mejor de ti de Claudia Osborne

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    Antes de que empieces a recorrer estas paginas, me gustaria darte la enhorabuena por el momento que estas viviendo. Si este libro te ha encontrado es porque estas en el camino del crecimiento personal y te has dicho SI a ti mismo. Quiza alguien ha sabido reconocer que estas en este camino --o bien ha notado tu necesidad de comenzar a transitarlo-- y te lo ha hecho llegar. Sea cual sea el motivo por el que tus manos sostienen ahora este libro, quiero que sepas que te siento. Se que no ha sido facil recorrer esta senda y que, seguramente, todavia sigue siendo duro. Se que te has podido sentir confundido, hasta perdido. Se que, ante ti, se esta abriendo un mundo de posibilidades sobre lo que deberia ser y no es, o sobre lo que podria ser y nunca has considerado que sea. Se que este aluvion de ideas y de pensamientos te estan impulsando a emprender un viaje completamente nuevo y que, en ocasiones, da miedo. A este camino algunos lo llaman despertar, y es doloroso, casi como una perdida porque, efectivamente, lo es. Se trata de un viaje en el que pierdes partes de ti que te resultan muy familiares y recuperas otras que habias olvidado. Por eso, porque se que el camino es largo y duro, he escrito este libro. Para que esta aventura de autoconocimiento sea mas sencilla y para que lleves en tu maleta las herramientas necesarias para deshacerte de lo que ya no sirve y encontrar lo que te llena. Este libro te acompanara en un viaje unico a lo mas profundo de ti. En esta travesia conoceras tus luces y tus sombras, descubriras como funcionas y encontraras todas las respuestas a tus preguntas. A medida que vayas desgranando sus paginas aprenderas a liberarte de tu condicionamiento interno y a alinear tu cuerpo, tu mente y tu corazon para que aflore tu yo autentico. Tambien haras otros hallazgos importantes: averiguaras como cuidar de ti de la forma que necesitas y a sostener la sensacion de paz interna. ?Y como vas a aprender todo eso? Como si se tratara de un proceso de coaching real. Por eso, este no es solo un libro para leerlo: tambien es para vivirlo, para experimentarlo. Asi, ire intercalando explicaciones que te ayuden a comprenderte mejor; vivencias propias y de testimonios que he tenido la oportunidad de conocer; meditaciones guiadas por mi que podras escuchar en Soundcloud y ejercicios de journaling (escribir un diario personal) que podras hacer en el propio libro. Tanto las meditaciones como los ejercicios son herramientas perfectas e indispensables para autoconocerse y elevar la consciencia. Meditar y escribir lo que notamos en nuestro interior estimula nuestra capacidad metacognitiva, es decir, nos hace capaces de observar nuestros pensamientos y nuestras emociones desde fuera, como si nuestro cuerpo se convirtiese en una nave y, por primera vez, estuviesemos al mando, pilotando hacia donde nosotros hemos decidido. Ya no eres la nave que transita un recorrido establecido, eres el capitan que dirige la nave. Es importante que sepas que estos ejercicios y estas meditaciones estan pensadas especialmente para interiorizar aspectos importantes de cada capitulo y para conectar con partes de tu ser a las que no podrias acceder a partir de meras explicaciones teoricas. Por este motivo, gran parte del aprendizaje y de la transformacion que te brinda este libro reside en la experiencia practica. Mi deseo es que, con todas estas ensenanzas, descubras lo mejor de ti y brilles con mas luz que nunca. Un poquito de mi Hace exactamente tres anos estaba en Nueva York a punto de embarcar en un avion con destino a Madrid. Mientras mis ojos se perdian entre el ajetreo de la terminal, no podia dejar de pensar en que no habia marcha atras: la decision ya estaba tomada. Habia vivido dos meses muy duros dandole vueltas a la idea de dejar mi vida en la Gran Manzana y emprender mi camino de regreso a casa. Adios a mi hogar, a mi trabajo, a mis amigos y al entonces amor de mi vida. Aunque mi vida neoyorquina tal vez no fuera la que necesitaba en aquel momento, era dificil dejarla atras porque habia puesto todo mi corazon en ella. Pero, pese al nudo en mi garganta, ahi estaba yo, en el aeropuerto John F. Kennedy, con veintiocho anos, a diez grados y con un sombrero de paja en la cabeza que no habia conseguido meter en las cuatro maletas que llevaba encima. Los ultimos tres anos de mi vida cabian en cuatro maletas: todas mis pertenencias, mis vivencias, mis recuerdos... Rota, con los ojos hinchados y sin saber muy bien por que estaba haciendo algo que dolia tanto recorde algo que habia anotado en mi cuaderno tiempo atras: <>. Aquella frase tan lucida me calmo. Pese a que en aquel momento no estaba preparada todavia para entender por que me iba, el universo, que tiene esas maravillosas maneras de mandar senales de que estas donde tienes que estar, hizo algo que me dio la esperanza que necesitaba. En el mostrador de la aerolinea atendia un azafato de unos cincuenta anos. Tenia el pelo canoso y la sonrisa mas amable que habia visto nunca. Con una expresion de lo mas prudente y, a la vez, preocupada me pregunto que me pasaba. Fue entonces cuando perdi la poca entereza que me quedaba y me desplome encima del mostrador dispuesta a contarle todo mi drama. El me escuchaba atentamente y me regalaba palabras de consuelo una y otra vez hasta que consiguio tranquilizarme. De repente, alguien me toco el hombro. No reconocia su cara, pero enseguida adverti que iba vestido con el uniforme de piloto. <>, me dijo. No entendia por que me hablaba con tanta cercania cuando no lo conocia de nada, pero me parecio otra persona amabilisima y muy sonriente. De nuevo, el universo me enviaba otra presencia reconfortante. Estaba segura de que el piloto se daria cuenta de que no estaba bien, sobre todo, por la pinta que debia tener despues de la llorera con el azafato, pero me inspiraba tal confianza que no me importo mostrar mi vulnerabilidad ante un desconocido y ponerme a hablar con el hasta que se despidio de mi con un intrigante <>. Poco mas tarde, ya sentada en el asiento del avion donde pasaria las proximas ocho horas, una azafata se acerco a mi y me dijo: <>. Algo extranada, obedeci y la segui por el pasillo hasta que, para mi sorpresa, me invito a entrar en la cabina del piloto. Mi nuevo amigo resolvio las dudas que surcaban mi mirada de asombro: <>. Con una mezcla de sorpresa y pena, me sente en silencio y me limite a observar las vistas que se desplegaban majestuosas frente a mi. Si, mi amigo el piloto tenia razon: desde esa perspectiva, Nueva York era sobrecogedora. Nunca olvidare ese gesto de generosidad. Para mi, aquel paisaje nocturno se convirtio en la despedida perfecta de la ciudad que, hasta aquel entonces, habia sido mi hogar. La llegada a Espana fue un poco caotica y tarde unos meses en decidir cual seria mi siguiente paso. A nivel profesional, habia dejado mi empresa en Estados Unidos y, hasta que mi brujula interior no decidiera adonde ir, me mantenia haciendo colaboraciones como imagen de marca. Por otro lado, no tenia casa. Vivia a caballo entre la casa de mi hermana Eugenia y la casa de mi mejor amiga. Sabia que tenia que rehacer mi vida, pero no sabia por donde empezar. Una vez mas, el universo hizo de las suyas y coincidi con un amigo que hacia anos que no veia. Mientras nos contabamos las mil y una cosas que habian sucedido en todo aquel tiempo, me comento que estaba terminando la formacion de coaching. Hasta ese momento, yo no sabia mucho de coaching, pero me parecio muy interesante, sobre todo cuando me dijo que se trabajaban muchisimas cosas personales. Fue entonces cuando pense: <>. De pronto, senti que encontraba una pieza que llevaba mucho tiempo buscando. Movida por la intuicion de que me esperaba algo bueno, empece a buscar informacion y me apunte a una escuela que me gusto. Ese fue el primer paso de mi viaje de autoconocimiento, de entendimiento, de perdon y de transformacion. Asi descubri que la decision rompedora de volver a Espana no la habia tomado guiada por el miedo, tal y como pensaba, sino por el amor hacia mi misma, un amor que, en aquellos momentos, sentia muy ajeno a mi. Gracias a aquel descubrimiento volvi a conectar conmigo, a conocerme, a aceptarme y, en definitiva, a amarme. Ahora siento que es momento de compartir lo que he aprendido y, por eso, con este libro te quiero regalar las claves para que inicies un camino hacia dentro y halles todo el amor hacia ti mismo que habita en ti.

  • Se trata de ti de Daniel Diaz

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    Una existencial historia de amor. “Si sabes algo, dilo… porque lo mas dificil es no saber”. El protagonista Jo sufre un incidente digno de una hospitalizacion y Marcela, es la mujer en cuestion.

  • Luz de gas de Llisbeth Cavey

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    Valentina, solitaria e introvertida, tiene su primera oportunidad laboral como psicologa en la clinica de salud mental “Las Golondrinas” Un nuevo horizonte se abre ante ella y la esperanza, que creia perdida, vuelve a anidar en su interior.
    Alli conoce a alguien muy especial, dotado de un carisma y atractivo unico: Adrian Cabano. Solo hay un inconveniente para entablar una relacion con el, y es que es un interno. El mas peligroso y temido del lugar.
    Desde el primer momento, ella ve algo que los demas no ven en el y pronto corrobora sus sospechas. Algo turbio planea sobre la institucion acechando a los pacientes, y Valentina se propone descubrirlo. ?Te atreves a acompanarla en esta aventura?

  • El hijo del acordeonista de Bernardo Atxaga

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    La novela mas personal de Bernardo Atxaga.

  • No soy la Bella Durmiente de Teresa Camaselle

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    Esta historia empieza con un gato llamado Tesoro.
    Aunque, como empieza de verdad, es con la chica que le gusta al chico que cuida de Tesoro.
    Y no es una historia de "chico conoce chica...", porque Sergio y Sofia ya se conocen, mucho; de hecho fueron novios en el instituto. Pero han pasado diez anos sin verse. Y ahora viven de nuevo en la misma ciudad, y a el se le ha ocurrido mudarse al mismo edificio, y visitarla en el trabajo cada dos por tres… Y su vecino tiene un gato, y viaja mucho, y precisamente durante uno de esos viajes empieza esta historia.
    Fin de semana del 25 de julio de 2010. Ano Santo Compostelano. La ciudad de Santiago llena de peregrinos, turistas y paisanos dispuestos a festejar dia y noche.. Y unos intrusos intentan entrar en casa del vecino del gato. Y todo termina por liarse…
    Sorpresas, robos, persecuciones, diamantes en bruto, amigas bienintencionadas, novios olvidadizos, policias mosqueados, extranjeros sospechosos, gatos desquiciados, familiares extravagantes, sol, playa, pimientos de Padron, tarta de Santiago...
    Y Sergio y Sofia... que ya no pueden resistirse mas a su destino.

  • Atentado en Manhattan de Raul Garbantes

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  • Preludio de Jesus Ruiz Mantilla

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    Leon de Vega, pianista ambidiestro y ambisiniestro, lleva un tiempo peleandose con los Preludios de Chopin. Sobre esa obra y al ritmo de sus veinticuatro movimientos, va tejiendo los claroscuros de una vida en la que se siente presa de paradojas imposibles de superar y sobre las que cabalga en una desmedida ambiguedad que lo transporta a una constante y desesperada bipolarizacion. Bisexual, tradicional y ultramoderno, delicado y excesivo, unisono y desarmonizado, salvaje y tierno, encara cada pulsion existencial absolutamente solo y desnudo en sus contrapuntos.

  • Mientras duermen los murcielagos de Emilio Aragon Bermudez

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    Berlin, 1945. Un bombardeo aliado destruye la Casa del Artista en la que viven grandes figuras del espectaculo ya retiradas. Juan Carlos Barrachina, considerado el mejor trapecista del mundo, es el unico joven que se encuentra alli durante la catastrofe, y toma la decision de huir rumbo a Espana junto con los diecisiete ancianos supervivientes. Se inicia asi un inquietante viaje en autobus por la Alemania nazi, la Francia ocupada y la Espana de posguerra. Ademas, la Gestapo los persigue por la desaparicion de un misterioso sobre perteneciente al mismisimo Fuhrer.

  • La manzana de Eva (Seleccion RN de Adriana Rubens

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    ?Estas cifras son correctas? -- pregunto Massimo Valenti en perfecto espanol, atenuado por un sutil acento italiano, mientras estudiaba los informes que tenia en la mano. --Si, senor. Las he repasado dos veces --aseguro, con nerviosismo, Javier Alvarez, su director comercial en Espana, desde la pantalla del ordenador. En cuestiones de trabajo, Max preferia las video-conferencias a las llamadas telefonicas. Segun su criterio, no era posible hacer buenos negocios sin mirar a los ojos del hombre con el que trataba. Fruncio el ceno. Aquel documento reducia a numeros las ganancias de las cinco sucursales que su cadena de peluquerias Paradiso tenia en Espana. Eran cifras estupendas; todas, menos una. --?Que problema hay en Paradiso Chueca? --inquirio, extranado--. Si se siguen las directrices de la marca, el exito esta asegurado. ?Acaso el encargado es un incompetente? --No creo que se trate de eso, senor. De hecho, ya hemos cambiado tres veces de encargado pensando que ese podia ser el problema --aclaro Javier--. Acabamos de darle el puesto a otra persona que ha mostrado ser muy competente y ambiciosa, pero mucho me temo que el resultado va a ser el mismo. --?Por que dices eso? --Vera, senor, la competencia... --?Competencia? Paradiso no admite competencia --gruno, tajante, mientras golpeaba la mesa con la palma de la mano--. Invariablemente, cuando abrimos una de nuestras peluquerias, las que estan en la misma zona acaban por desaparecer. Yo mismo hice el estudio de zona antes de abrir esa sucursal en la plaza Chueca hace dos anos y, que sepa, la unica peluqueria cercana era un tugurio de mala muerte; no recuerdo ni su nombre, pero a estas alturas ya deberia de haber quebrado. --Si, senor, y se arruino. Pero el local fue traspasado a una pareja joven que monto una nueva peluqueria. Se llama Pecado Original y ya no es lo que se dice un tugurio de mala muerte -- explico Javier, removiendose en su asiento--. Reformaron el local y ahora... --?Me estas diciendo que la peluqueria que nos hace la competencia abrio sus puertas despues que la nuestra y, aun asi, consiguio quedarse con la clientela de la zona? --inquirio, con una voz tan suave que resulto amenazante, y tuvo la satisfaccion de ver como su empleado se encogia en el sillon pese a que tenian el mar Mediterraneo de por medio.

  • Hola, Soledad de Olivier G. Duran

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    Ezra es un ejemplo del exito a sus veintitantos.
    Con trabajo estable, su propio piso de soltero y siendo bueno en su profesion, tiene la vida en sus manos. Nada podria hacerle infeliz.
    ?Que mas podria pedir?
    Tras la mascara de joven exitoso se esconde un corazon atormentado que convive dia tras dia con la soledad, a la cual escribe para desahogarse, sin obtener respuesta...
    ?Y si, de pronto, si fuera respondido?
    Acompana a Ezra en este viaje de huida del mundo y busqueda del bienestar, lleno de decisiones que pueden afectar a su presente y su futuro de manera determinante.
    ?Hasta donde estarias dispuesto a llegar por alcanzar la felicidad?

  • Me quedo contigo, Kris L Jordan de Kris L. Jordan

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  • La ultima leccion de Laimie Scott

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    ?Puede la venganza unir a dos personas que lo han perdido todo tras la guerra?

  • Sakura de Matilde Asensi.

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    En 1990, Ryoei Saito, un multimillonario japones, adquirio El retrato del doctor Gachet, de Vincent Van Gogh, en una subasta de Christie’s por la suma mas grande pagada hasta entonces por una pintura: 82,5 millones de dolares. El multimillonario fallecio poco despues y, con el, el cuadro desaparecio para siempre.

  • En busca de April de Benjamin Black

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    Era el tiempo mas crudo del invierno, y April Latimer parecia haber desaparecido. Por espacio de varios dias, la niebla de febrero se habia asentado y no daba el menor indicio de que fuese a levantar. En el silencio embozado la ciudad parecia presa del desconcierto, como un hombre al que de pronto le fallara la vista. Los transeuntes, como invalidos, avanzaban a tientas en medio de una oscuridad permanente, pegandose a las fachadas de las casas y a las barandillas y deteniendose con incertidumbre en las esquinas, para pisar con cautela las aceras en busca del bordillo. Los automoviles con los faros encendidos aparecian de pronto como si fueran insectos gigantes, dejando a su paso un reguero lacteo de humo de escape. El periodico de la tarde traia a diario el computo y la relacion de los contratiempos sufridos. Se habia producido una colision de gravedad en el extremo del canal de Rathgar Road, en la que estuvieron involucrados tres vehiculos y un motorista del Ejercito. Un chiquillo fue atropellado por un camion de carbon en Five Lamps, aunque no perdio la vida; la madre juro y perjuro ante el periodista que fue a entrevistarla que se habia salvado por la milagrosa medalla de la Virgen que le habia obligado a llevar colgada del cuello. En Clanbrassil Street fue asaltado un viejo prestamista a plena luz del dia, aparentemente por una banda de amas de casa; la Guardia seguia una linea de investigacion precisa. Una esquinera de Moore Street fue atropellada por un furgon que ni siquiera se detuvo, y la mujer estaba en coma en el hospital de St. James. Y durante el dia entero atronaban en la bahia las bocinas para avisar de la niebla. Phoebe Griffin se consideraba la mejor amiga de April, pero llevaba una semana sin noticias suyas, y estaba convencida de que habia tenido que pasarle algo. No sabia que hacer. Desde luego, April bien podia haberse largado a donde fuera sin decir nada a nadie, asi era April: en opinion de algunos nada convencional, y al decir de otros una bala perdida, aunque Phoebe estaba segura de que ese no habia sido el caso. Las ventanas del primer piso en que vivia April, en Herbert Place, tenian ese aspecto impavido de los interiores que nada dan a conocer, y no solo debido a la niebla: las ventanas tienen ese aspecto cuando las habitaciones que hay tras ellas estan desiertas. Phoebe no sabria decir como, pero asi era. Cruzo al otro lado de la calle y se planto con la barandilla del canal a la espalda y miro la hilera de altas casas, los exteriores de ladrillo oscuro, amenazador, que brillaban humedos en el aire velado. No estaba muy segura de que era lo que tenia la esperanza de ver, acaso un inapreciable movimiento en una cortina, una cara en una ventana, pero alli no habia nadie, no habia nada. La humedad se le filtraba bajo la ropa y contrajo los hombros para protegerse del frio. Oyo pasos a su espalda en el camino de sirga, pero al darse la vuelta no vio a nadie en medio de las colgaduras de un gris impenetrable. Los arboles sin hojas, con las ramas desnudas en alto, parecian casi humanos. El caminante al que no vio tosio una vez, y sono como el ladrido de un zorro. Volvio y ascendio los peldanos de piedra de acceso al portal, y aun apreto otra vez el timbre colocado encima de la tarjeta que ostentaba el nombre de April, aunque supo que no obtendria respuesta. Algunos granos de mica brillaban en el granito de los peldanos; que raros, esos minimos destellos, tan secretos bajo la niebla. Un chirrido desgarrador le llego desde la serreria del otro lado del canal y se dio cuenta entonces del olor que habia percibido antes sin saberlo, el aroma de la madera recien cortada. Echo a caminar por Baggot Street y doblo a la derecha, alejandose del canal. Los talones de sus zapatos planos hacian un ruido sordo en las aceras. Era la hora de almorzar de un dia laborable, pero mas semejaba un domingo al amanecer. La ciudad parecia que estuviera casi desierta, y las pocas personas con que se topo pasaron de largo en un visto y no visto, siniestras como espectros. Iba razonando. El hecho de que no hubiera visto a April desde mediados de la semana anterior, el hecho de no tener noticias suyas, no significaba que April llevara ausente tanto tiempo; ni siquiera significaba que se hubiera ausentado. A pesar de todo, ?ni una palabra desde entonces, ni siquiera una llamada telefonica? En el caso de cualquier otra persona, una semana de silencio tal vez no tuviera mayor relevancia, pero April era una de esas personas de las que se suelen preocupar los demas, y no porque no fuera capaz de cuidarse por si sola, sino porque estaba demasiado segura de que era muy capaz. Las luces estaban encendidas a ambos lados de la puerta del hotel Shelbourne, relucian de un modo extrano, como gigantescos dientes de leon a punto de esparcirse en el aire. El portero, con librea y capote, inmovil ante la puerta, se llevo la mano al sombrero de copa gris y la saludo. De buena gana habria propuesto a Jimmy Minor que se reuniese con ella en el hotel, solo que Jimmy desdenaba esos sitios que consideraba de puro lucimiento y no ponia el pie en ellos a no ser que anduviera investigando una posible noticia, o que fuera a entrevistar a un notable de visita en la ciudad. Siguio adelante, cruzando Kildare Street, y se encamino hacia las escaleras de bajada al Country Shop. A pesar del guante, percibio lo fria y grasienta que estaba la barandilla de las escaleras. En el interior, en cambio, el pequeno cafe le ofrecio calor y luminosidad, y un acogedor aroma de te y de pan recien hecho y de pasteles. Ocupo una mesa junto a la ventana. Habia muy pocos clientes mas, mujeres todas ellas, con sus sombreros, sus bolsas de la compra, sus paquetes. Phoebe pidio una tetera y un sandwich de huevo. Podria haber esperado a que llegara Jimmy, pero ya sabia que se iba a retrasar, como siempre; sospechaba que lo hacia adrede, pues le gustaba dar la sensacion de que andaba mucho mas ajetreado que el resto del mundo. La camarera era una chica grandullona y sonrosada, con papada y una sonrisa amable. Tenia un lobanillo encajado en la hendidura de la aleta nasal al que Phoebe procuro no mirar demasiado. El te que le llevo era casi negro, amargo, con fuertes taninos. El sandwich, cortado en dos triangulos, se rizaba levemente por las esquinas. ?Donde estaria April en ese preciso instante, que podia estar haciendo? En alguna parte tenia que estar, ya que no se encontraba alli. No cabia pensar en ninguna posibilidad distinta. Paso media hora antes de que llegara Jimmy. Lo vio por la ventana bajar a saltos las escaleras y le sorprendio como siempre su ligereza, una persona en miniatura, mas bien un colegial arrugado que un hombre de verdad. Llevaba un impermeable de plastico transparente, del color de la tinta aguada. Tenia el cabello rojizo y ralo, la cara pecosa, y siempre iba desalinado, como si hubiera dormido sin quitarse la ropa y se acabara de levantar de repente. Prendia un cigarrillo con una cerilla cuando entro por la puerta. La vio y se acerco a su mesa, sentandose enseguida y aplastando el impermeable en forma de pelota que coloco bajo la silla. Jimmy todo lo hacia deprisa, como si cada instante fuera la hora tope de entrega a la que tanto temia no llegar. --Bueno, Pheeb --dijo--. ?Que pasa? Tenia brillos de humedad en el cabello, por lo general inerte. El cuello de la chaqueta de pana marron ostentaba una minima nevada de caspa, y cuando se adelanto sobre la mesa a ella le llego su aliento, que olia a tabaco rancio. Sin embargo, tenia la sonrisa mas dulce del mundo, siempre sorprendente por el modo en que le iluminaba ese rostro comprimido, pequeno, vivo. Una de las cosas que mas le divertian era fingir que estaba enamorado de Phoebe, y teatralmente se quejaba ante todo el que quisiera escucharle diciendo que era una mujer cruel, de duro corazon, pues se negaba de plano a concederle el mas minimo avance en sus pretensiones. Era reportero de la seccion de sucesos del Evening Mail, aunque era mas que probable que en esta ciudad adormilada no se produjeran suficientes sucesos delictivos para tenerlo tan ajetreado como a todas horas afirmaba estar. Ella le dijo lo de April, le conto el tiempo que habia pasado desde la ultima vez que hablaron. --?Solo una semana? --dijo Jimmy--. Pues seguramente se habra ido a dar un garbeo con alguno. No se si lo sabes, pero es que de eso tiene fama. Jimmy afectaba un acento copiado de las peliculas; empezo siendo una broma que parecia gastarse a si mismo --<>--, pero ya se habia convertido en un habito, y a estas alturas ni siquiera parecia darse cuenta de lo irritante que resultaba a quienes estaban con el y tenian que aguantar ese retintin impostado. --Si se hubiera marchado a donde sea --dijo Phoebe--, me lo habria dicho. Estoy segurisima. Se acerco la camarera y Jimmy pidio un vaso de cerveza de jengibre y un sandwich de ternera. --Con mucha salsa de rabano picante, encanto. Bien de salsa. Me gusta que pique --lo pronuncio a su manera, diciendo <>. La chica rio con disimulo--. Vaya verruga --dijo cuando se marcho la camarera, tras un silbido apenas audible. --Lobanillo --dijo Phoebe. --?Como? --Es un lobanillo, no una verruga. Jimmy acababa de terminarse el cigarro y prendio uno nuevo. No habia nadie que fumara tanto como Jimmy; una vez le conto a Phoebe que a menudo le daban ganas de fumar cuando ya estaba fumando, y en mas de una ocasion, por descontado, habia prendido un cigarro pese a tener otro encendido en el cenicero, delante de donde estaba. Se retrepo en la silla y cruzo una pierna fina como un palillo, expeliendo una bocanada de humo en forma de corneta a la vez que miraba al techo. --?Entonces tu que crees? --dijo. Phoebe removia con la cucharilla los restos frios del te. --Creo que ha tenido que pasarle algo --dijo con voz queda. El le lanzo una mirada veloz, de soslayo. --?De verdad estas preocupada? Quiero decir, ?de verdad de la buena? Ella se encogio de hombros. No queria parecer melodramatica, no queria darle motivos para que el se riese de ella. La miraba aun de soslayo, con el ceno fruncido. Una noche, en una fiesta que dio en su piso, el le habia dicho que la amistad que tenia ella con April Latimer no dejaba de tener su gracia, y anadio: <>. Estaba aquella vez un poco achispado, y despues acordaron tacitamente olvidar ese dialogo, aunque lo que habia dado a entender de manera un tanto esquinada siguio pesando sobre los dos de un modo que les causaba cierta incomodidad. Y por mas que pudiera ella reirse del comentario y restarle importancia, a Phoebe le dio que pensar, y ese recuerdo aun la contrariaba un poco. --Lo mas probable es que tengas razon, claro --dijo ella entonces--. Lo mas seguro es que sea una de las tipicas chaladuras de April, que por algo es como es. Se habra ido a pasar fuera unos dias y se habra olvidado de decirselo a nadie. Pero en el fondo no se lo podia creer; sencillamente no podia. Al margen de todo lo que pudiera ser, April no era tan desconsiderada, o no de ese modo, y menos cuando se trataba de sus amigas. Llego la camarera con el pedido de Jimmy. Dio un mordisco en forma de media luna al sandwich, y, masticando, dio una honda calada al cigarrillo. --?Y que hay del Principe de Bongo-Bongolandia? --pregunto sin vocalizar. Trago rapidamente, pestaneando por el esfuerzo--. ?No has ido a preguntarle nada a Su Majestad? Lo dijo sonriendo, aunque con un brillo raro en la sonrisa, y la punta de un colmillo afilado le asomo un segundo por la comisura de la boca. Estaba celoso de Patrick Ojukwu; todos los hombres de su circulo de amistades estaban celosos de Patrick, al que apodaban el Principe. Mas de una vez, Phoebe se habia preguntado, de una manera turbada y turbadora, por Patrick y April. ?Se lo habian... o no se lo habian...? Aquello tenia todas las trazas de ser un jugosisimo escandalo, la chica blanca que en el fondo era una bala perdida y el hombre negro, lustroso y llamativo. --Yendo mas a lo que iba --dijo Phoebe--, ?que hay de la senora Latimer? Jimmy afecto un ataque de panico, dando un respingo y levantando una mano. --!Un momento! --exclamo--. Una cosa es el moro, y otra muy distinta es Morgana. La madre de April tenia una reputacion temible entre las amistades de su hija. --Creo que deberia llamarla por telefono, en serio. Ella tiene que saber donde esta April. Jimmy enarco una ceja con todo su escepticismo. --?De verdad te lo parece? Tenia razon al ponerlo en duda, y ella lo sabia. April habia dejado de confiar en su madre tiempo atras; de hecho, las dos apenas se hablaban. --?Y el hermano? --dijo ella. Jimmy se rio con ganas. --?El Gran Ginecologo de Fitzwilliam Square, fontanero de la creme de la creme, para el que no hay tuberia que se resista, por pequena que sea? --No seas repugnante, Jimmy --dijo. Dio un sorbo del te, pero estaba frio--. Aunque ya se que April no le tiene ningun aprecio. --?Que no le tiene aprecio? ?Por que no pruebas a decir que lo aborrece? --Bueno, ?y entonces que quieres que haga? --pregunto. El dio un sorbo de cerveza de jengibre. --?Por que no podras --dijo en tono planidero-- quedar conmigo como una persona normal, en un pub como es debido? No lo entiendo. Parecia que hubiese perdido todo interes por el paradero de April. Hablo con desgana de otros asuntos durante un rato, y luego recogio el tabaco y las cerillas y pesco el impermeable de debajo de la silla, diciendo que tenia que marcharse. Phoebe hizo una senal a la camarera para que le llevase la cuenta. Ya sabia que le tocaria pagar a ella, Jimmy andaba siempre sin blanca, y no tardaron en subir por las escaleras humedas y resbaladizas a la calle. Arriba, Jimmy le puso una mano en el brazo. --Tu no te preocupes --dijo--. Sobre April, quiero decir. Ya aparecera. Un lejano, calido olor a estiercol les llego desde la calle, desde el lugar donde, junto a la barandilla del Green, habia una hilera de coches de caballos que se ofrecian a los turistas para dar una vuelta por la ciudad. En la niebla tenian un aire espectral, los caballos quietos de una manera antinatural, con la cabeza gacha, abatidos, y los cocheros con capote y sombrero de copa encaramados al pescante en actitud de inmovilidad completa, a la expectativa, como si esperasen la orden ya inminente para emprender camino hacia el Paso del Borgo o hacia el domicilio del doctor Jekyll. --?Vuelves al trabajo? --le pregunto Jimmy. Miraba alrededor con los ojos entornados; estaba claramente pensando en otra cosa. --No --dijo Phoebe--. Hoy libro por la tarde --dio una calada al cigarrillo y noto que el aire humedo le entraba con frialdad en el pecho--. He de ir a ver a alguien. A... a mi padre, de hecho. Supongo que no te apetecera acompanarme, claro. El no la miro a los ojos, y se afano en prender un cigarro mas, volviendose de lado y encorvandose sobre las manos, con las que formo pantalla. --Lo siento --dijo a la vez que se enderezaba--. Hay delitos que denunciar, historias que cocinar, reputaciones que mancillar... No hay descanso para el sabueso que husmea en pos de la noticia, ya lo sabes --dijo. Ella le sacaba facilmente una cabeza de estatura. Su impermeable de plastico olia a productos quimicos--. Nos vemos, nina. Echo a caminar hacia Grafton Street, pero se paro en seco y se dio la vuelta y regreso. --Por cierto --dijo--, ?que diferencia hay entre un lobanillo y una verruga? Cuando se marcho, ella se quedo un rato sin saber que hacer, mientras terminaba de ponerse despacio los guantes de piel. Tuvo ese sentimiento descorazonador y compungido que tenia todos los jueves a esas horas, cuando se avecinaba el momento de ir a hacerle a su padre la visita semanal. Ese dia, sin embargo, se habia sumado a su sentimiento una sensacion de inquietud. No lograba entender por que habia propuesto a Jimmy que se reuniera con ella: ?que habia imaginado que le diria, que supuso que podria hacer para disipar sus temores? Algo extrano le parecio notar en su manera de comportarse, lo supo desde el instante en que le hablo de April y de sus dias de silencio; habia sido algo evasivo, incluso algo furtivo. Era muy consciente de la antipatia que bajo la superficie existia entre sus dos amigos, tan disimiles entre si. En cierto modo daba la impresion de que Jimmy estuviera celoso de April, como lo estaba de Patrick Ojukwu. ?O era mas bien resentimiento que celos? De ser asi, ?que era lo que encontraba en April, que era lo que le producia ese resentimiento? Los Latimer de Dun Laoghaire eran una familia respetabilisima, terratenientes, como no, pero daba la impresion de que a juicio de Jimmy ella tambien lo fuese, y eso era algo que no parecia echarselo en cara. Miro hacia el otro lado de la calle, a los coches de caballos, a los cocheros que esperaban con aplomo. Estaba segura de que algo malo, algo muy malo, quien sabe si, tal vez, lo peor de todo, habia tenido que ocurrirle a su amiga. De pronto, un nuevo pensamiento se formo en su mente y la hizo sentirse aun mas intranquila.

  • Dime que me quieres de Corine Michaels

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  • Florencia 1348 de Raquel Caride Gonzalez

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    1348, Giulia tiene 16 anos y se acaba de casar cuando una nueva y letal enfermedad asola la Toscana, es entonces cuando decide tomar las riendas de su vida sin entrever que oscuros planes el destino le depara.
    Una road novel adictiva que no podras parar de leer.

  • Enparejarte de Nacho Tornel

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    Por mas que pasen los anos, el amor, la pareja (y sus problemas) nunca pasan de moda. Con una experiencia de mas de diez anos como terapeuta familiar, Ignacio Tornel nos ofrece un utilisimo libro de autoayuda para todas aquellas parejas que estan pasando por un bache, o simplemente para aquellas parejas que quieran reforzar su amor.

  • Un matrimonio perfecto de Paul Pen

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    Crees que conoces a tu pareja. Crees que tu matrimonio es perfecto. Pero todos tenemos secretos. Y la verdad siempre emerge, aunque la ahogues. La verdad nunca muere, aunque la mates.

  • La pelirroja de la bicicleta de Pintina Cuneo

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  • Te deje ir, Clare Mackintosh de Clare Mackintosh

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    El thriller psicologico ganador del Theakston Old Peculier a la mejor novela policiaca del ano. Un libro que no te dejara ir.

  • La enlazadora de mundos de Nelly Fortet

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    Todo el mundo ama a un guerrero solar. Son poderosos, son majestuosos, son los encargados de mantener el equilibrio entre las criaturas de Peumayen. Son las criaturas elegidas para obtener un poder mas alla del entendimiento.

  • Yoga, un estilo de vida de Vanesa Lorenzo

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    < Aprender a estar presente en el aqui y el ahora, a conectar con la respiracion y tomar conciencia del cuerpo es un privilegio que esta al alcance de todos y que solo aporta cosas positivas.
    El yoga te permitira enfrentarte a retos fisicos ejercitando posturas nuevas que te daran equilibrio mental y fuerza fisica y que sirven para el dia a dia en cualquiera de las otras facetas vitales.
    Por ello, hemos elaborado este libro incorporando el conocimiento del maestro y la experiencia del practicante para ofrecer unos consejos y metodos practicos para llevar una vida sana, al alcance de todos.>>

  • No es mio de Susi Fox

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  • Cuando las paredes miran de Asia Lafant

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    En este nuevo caso, la pareja de detectives Leonor y Leo, eles para los amigos, tendra que verselas con un asesino que no deja rastro ni pistas. Por las calles de Barcelona, alguien que te vigila anda suelto; ni siquiera en tu propia casa te sentiras a salvo. Estas avisada.

  • Al otro lado del tiempo, Keith Laumer de Keith Laumer

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  • La cordura del idiota de Marto Pariente

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    Toni Trinidad es un atipico policia de pueblo. Un tipo solitario e imperturbable, pero que se desmaya si ve una sola gota de sangre, sobre todo si es suya.
    Sin embargo, su tranquila existencia esta a punto de cambiar: su puesto de trabajo pende de un hilo y por si esto fuera poco, su hermana Vega --una de las pocas personas que le importan en este mundo-- ha contraido una deuda que no puede pagar con un cruel narcotraficante de la zona que se hace llamar el Colmenero.
    Toni Trinidad comprobara que no es facil mantener el tipo rodeado de narcos, policias, sicarios y politicos corruptos, sobre todo, cuando las circunstancias te obligan, una y otra vez, a verte rodeado de sangre y de violentos crimenes.
    Ambientada en lo mas profundo de la campina de Guadalajara, en un lugar en mitad de ninguna parte camino de los pantanos y con un elenco de personajes al mas puro estilo Fargo, Marto Pariente narra, a ritmo de guion cinematografico, una cronica sobre la soledad, la corrupcion urbanistica, los traumas infantiles y el amor incondicional entre hermanos.

  • El regreso de Lady Malory de Kate L. Morgan

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    Mi nombre es Rowan Malory, y soy el cuarto conde de Shildon. Fui un hombre enamorado, fui un hombre abandonado, ahora soy un hombre despechado que busca venganza. Puede que la vida me vaya en ello, pero juro que no descansare hasta hacer de su vida un completo infierno.

  • Dime. que significa para siempre de Sarah Dessen

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    Jason se iba al campamento para cerebritos. Tenia otro nombre, uno mas serio, pero asi era como lo llamaba todo el mundo. -Muy bien -dijo, y embutio un ultimo par de calcetines en el borde de la maleta-. La lista. Otra vez. Alcance el papel que tenia a mi lado. -Boligrafos -fui enumerando-. Cuadernos. Tarjeta del telefono. Bateria de la camara. Vitaminas. Jason recorrio con los dedos el contenido de la maleta para localizar e identificar cada cosa. Lo reviso dos veces. Siempre tenia que asegurarse de todo. -Calculadora -continue-. Ordenador portatil… -!Espera! -exclamo, y levanto la mano; se acerco a su escritorio, abrio la cremallera de la funda negra y delgada que habia encima y me hizo un gesto con la cabeza-. Pasa a la lista numero dos. Baje hacia el final de la lista hasta encontrar las palabras ORDENADOR PORTATIL (FUNDA), y me aclare la garganta antes de proseguir: -CD virgenes. Protector de sobrecargas. Auriculares… Despues de repasarlo todo y de terminar la lista principal -tuve que hacer otra interrupcion para revisar otros dos subapartados, NECESER y VARIOS-, Jason parecia casi convencido de que lo tenia todo. Lo que, sin embargo, no evito que siguiera dando vueltas por la habitacion murmurando para si. Ser perfecto suponia mucho trabajo. Si no querias ni despeinarte, no tenia sentido molestarse siquiera. Jason conocia la perfeccion. Al contrario que para la mayoria de la gente, para el no era un horizonte remoto. Para Jason, la perfeccion estaba justo en la colina de ahi al lado, lo bastante cerca para divisarla. Y no era un sitio adonde iria simplemente de visita. Iba a quedarse a vivir alli. Era el campeon de matematicas del estado, el capitan del equipo de debate, el que ostentaba la nota media mas alta de la historia de nuestro instituto (iba a clases de excelencia desde primer curso, a clases de nivel universitario desde cuarto); tambien el presidente del consejo estudiantil por segundo ano consecutivo, el promotor de un innovador programa de reciclaje en el instituto que ahora se aplicaba en varios distritos del pais; hablaba frances y espanol con fluidez. Pero no solo destacaba en el campo academico. Jason tambien era vegano y habia pasado el verano anterior construyendo casas para Habitat para la Humanidad. Practicaba yoga, visitaba a su abuela en la residencia cada dos domingos, y tenia un amigo nigeriano que habia conocido por Internet con el que se escribia desde que tenia ocho anos. Todo lo que hacia lo hacia bien. Mucha gente podria considerar todo esto un poco irritante, incluso odioso. Pero yo no. Jason era justo lo que yo necesitaba. Lo supe desde el primer dia que lo vi, en clase de ingles cuando estabamos en cuarto de secundaria. Nos habian dividido en grupos para hacer un trabajo sobre Macbeth y en el mio estabamos Jason, yo y una chica que se llamaba Amy Richmond y que, despues de juntar las mesas, se apresuro a comunicarnos que <> y despues apoyo la cabeza en su mochila. Al segundo siguiente, estaba dormida como un tronco. Jason se limito a mirarla. -Bueno -dijo a la vez que abria su libro de texto-, creo que sera mejor que empecemos. Eso fue despues de que pasara todo; yo estaba atravesando una fase silenciosa. No me resultaba facil encontrar las palabras adecuadas. De hecho, a veces llegaba a tener problemas para reconocerlas; habia frases enteras que al leerlas me parecian escritas en otro idioma, o incluso escritas al reves. Unos dias antes, al anotar mi propio nombre en una hoja, hasta habia dudado de las letras y de su orden, pues ni siquiera de eso estaba ya segura. Asi que, como era de esperar, Macbeth me desconcerto por completo. Me habia pasado todo el fin de semana luchando con el lenguaje anticuado y con los nombres tan raros de los personajes, incapaz incluso de descifrar los aspectos mas basicos de la historia. <> No, pense. Nada. Por suerte, Jason, que no estaba dispuesto a dejar que su nota dependiera de nadie, estaba acostumbrado a asumir el control de los trabajos en grupo. Asi que abrio su cuaderno por una hoja en blanco, saco un boligrafo y le quito el capuchon. -Lo primero -dijo-, centremonos en los temas fundamentales de la obra. Luego ya pensaremos sobre que podemos escribir. Asenti. A nuestro alrededor, oia el parloteo de nuestros companeros y la voz cansada del profesor de ingles, el senor Sonnenberg, repitiendonos que nos pusieramos a trabajar. Jason se salto unos cuantos renglones de su hoja. Vi que escribia <>. Tenia una letra muy clara, como de imprenta, y escribia con agilidad. <> Parecia que podria pasarse una eternidad escribiendo, pero de pronto dejo de escribir y me miro. -?Que mas? -pregunto. Volvi a clavar la vista en el libro, como si de alguna manera las palabras fuesen a decirme algo coherente. Note que Jason me miraba, pero no con descaro, sino esperando que yo aportara algo. -No… -dije por fin, luego me interrumpi, como si las palabras se apelmazaran. Trague saliva y volvi a empezar-. No lo entiendo. En serio. Estaba segura de que al oir aquello, me lanzaria la misma mirada que a Amy Richmond. Pero Jason me sorprendio cuando dejo el boligrafo encima de la mesa. -?Que parte no entiendes? -Ninguna -conteste, y cuando vi que el no hacia un gesto de impaciencia, como yo esperaba, anadi-: O sea, se que hay una trama para cometer un asesinato y se que hay una invasion, pero el resto… No se. Es todo muy confuso. -Escucha -dijo, y recogio el boligrafo-, no es tan complicado como cree. La clave para entenderlo bien es empezar por la profecia sobre lo que va a ocurrir… ?ves?, aqui… Empezo a pasar paginas de su libro sin dejar de hablar, y me senalo un fragmento. Luego lo leyo en alto, y al recorrer las palabras con el dedo fue como si las cambiara, como si hiciera magia: de pronto, cobraron sentido. Y senti un tremendo alivio. Por fin. Lo unico que habia deseado durante mucho tiempo era que alguien me explicara de aquella manera todo lo que me habia pasado. Que lo expusiera con claridad en una hoja de papel: esto conduce a esto y esto otro conduce a aquello. En el fondo, sabia que era mas complicado que todo eso, pero al observar a Jason me senti esperanzada. Se habia enfrentado al galimatias de Macbeth y lo habia desenmaranado, y yo no pude por menos que preguntarme si seria capaz de hacer lo mismo conmigo y de la misma manera. Asi que me acerque a el y no me volvi a separar desde entonces. Ahora estaba cerrando la cremallera de la funda del ordenador, que dejo encima de la cama junto al resto de sus cosas. -Bueno, vamonos -dijo, echando una ultima mirada a su cuarto. Cuando salimos, sus padres ya nos esperaban en el Volvo. El senor Talbot se bajo, abrio el maletero; el y Jason tardaron unos minutos en colocar todo el equipaje. Cuando me sente en el asiento trasero y me abroche el cinturon, la senora Talbot se volvio y me sonrio. Era botanica, su marido farmaceutico, ambos profesores universitarios. Eran tan academicos que me resultaba raro verlos sin un libro entre las manos, como si les faltara la nariz o los codos. Intente no pensar en ello cuando la senora Talbot me dijo: -Bueno, Macy, ?y que vas a hacer sin Jason hasta agosto? -No lo se -respondi. Yo iba a trabajar en la biblioteca, sustituyendo a Jason en el mostrador de informacion, pero aparte de eso, las siguientes ocho semanas se presentaban vacias y amenazadoras. Aunque tenia varios amigos que pertenecian al consejo estudiantil, tambien ellos se habian ido a pasar el verano fuera, a Europa o a algun campamento. Para ser sincera, Jason y nuestra relacion consumian bastante tiempo: entre las clases de yoga y el trabajo del consejo estudiantil, por no mencionar los asuntos que tratabamos, no tenia mucho tiempo para nadie mas. Ademas, Jason a menudo se llevaba decepciones con la gente, asi que yo nunca me decidia a invitar a nadie a salir con nosotros. Si eran lentos o vagos, en algun sentido, enseguida perdia la paciencia, asi que era mas facil salir sola con el o con sus amigos, que si le seguian el ritmo. La verdad es que yo nunca me habia planteado si aquello era bueno o malo. Sencillamente, eramos asi. De camino al aeropuerto, Jason y su padre hablaron de unas elecciones que acababan de celebrarse en Europa, su madre se inquieto por el trafico y las obras de la carretera y yo permaneci en silencio observando los dos centimetros que separaban mi rodilla de la de Jason y preguntandome por que no me acercaba mas a el. Aquello no era nuevo. Ni siquiera me habia besado hasta nuestra tercera cita, y ahora, ano y medio despues, aun no nos habiamos planteado llegar hasta el final. En el momento en que nos conocimos, hasta un simple abrazo me resultaba dificil de soportar. No queria que nadie se me acercara demasiado. En aquel momento era lo unico que yo queria: un chico que entendiera como me sentia. Sin embargo, ahora, a veces deseaba algo mas. En el aeropuerto, nos despedimos junto a la puerta de embarque. Sus padres lo abrazaron y despues cruzaron discretamente la sala de espera para quedarse junto a la ventana y contemplar la pista y la gran franja de cielo azul que flotaba sobre ella. Rodee a Jason con los brazos y me empape de su olor -a desodorante deportivo en barra y gel contra el acne- para que me durara algun tiempo. -Te voy a echar de menos -dije-. Muchisimo.

  • La soberbia de Catherine Brook

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    Necesitaba un hombro. No para llorar, que ella nunca lo hacia, sino para dormir. !Que misa tan aburrida! Harriet Broome parpadeo con rapidez con la esperanza de mantenerse despierta y, sin disimulo, se cubrio la boca con la mano enguantada para tapar un bostezo. El quinto desde que habia comenzado el sermon. !Y solo habian pasado quince minutos! No estaba segura de poder soportar las dos horas restantes. Solo de pensarlo le daban verdaderas ganas de llorar. Entrecerro los ojos para mirar con rabia a la causante de esa tortura, pero esta estaba de espaldas y no pudo recibir todo su odio. Zelda, su hermana, estaba sentada al lado de su prometido, Archibald Cobyn, y no parecia tener intencion de prestar atencion a Harriet, a quien habian obligado a ir al servicio porque se haria la primera amonestacion del compromiso. Harriet penso que al menos podria haber tenido la cortesia de sentarse a su lado para poder utilizar su hombro como almohada. Sin embargo, prefirio ocupar asiento al lado de su prometido, la senora Corbyn y su padre, el senor Broome. Ella habia quedado relegada una fila atras junto a la hermana menor de su proxima familia politica, Bernadette Corbyn, quien no parecia lo suficientemente amable para prestarle su hombro y, a decir verdad, tampoco se veia mas despierta que ella. --Tus bostezos me estan provocando sueno --dijo la joven con voz ahogada, mientras tapaba su boca con una mano. --?Tambien te han obligado a venir? --le pregunto, observandola. No debia tener mas de catorce anos. --Gideon no nos habria perdonado si algun integrante de la familia no hubiera asistido a este emblematico momento --respondio sin sarcasmo. Harriet casi habia olvidado que el hombre que estaba a punto de dormirla por aburrimiento era hermano del novio y, por ende, seria parte de su familia politica. Por suerte, era un parentesco muy lejano, porque Harriet no lo soportaba en ninguna de sus facetas. Como vicario y como persona en general tenia muy buena reputacion, no habia nadie en ese dichoso pueblo que no lo quisiera, pero ella tenia otra perspectiva del reverendo Corbyn. Hacia un tiempo, el intachable vicario habia participado en un engano que Archibald Corbyn habia hecho a su hermana Zelda, y si a eso le sumaba que creia que aspirar a lo mejor era malo, no le causaba ni un poco de simpatia. A decir verdad, a excepcion de la joven a su lado, a quien no conocia lo suficiente para emitir un juicio, los miembros de esa familia no le simpatizaban en absoluto. Nunca dejaria de pensar que, si Zelda iba a abandonar su ferrea decision de no casarse, al menos podria hacerlo con un lord. No importaba que fuera un baron o un vizconde, pero que fuera alguien que pudiera presentarle a ella un noble importante con el que se pudiera casar. Lamentablemente, el corazon no era sensato. Harriet toleraba la situacion solo porque su hermana estaba enamorada. Por eso y porque todavia tenia la esperanza de que los Corbyn tuvieran algun conocido con un titulo nobiliario de renombre. --Si no llego a venir, Gideon me habria dado un sermon mas largo que este --continuo la joven a su lado. Harriet agradecio tener otra cosa en la que fijar su atencion--. Supongo que imaginaras lo catastrofico que eso seria. He venido solo por eso, no porque nadie me pueda obligar. --Por algun motivo, a la joven le parecio importante hacer esa aclaracion--. Esa es mi excusa. ?Cual es la tuya? --Impulso momentaneo de amabilidad que no se volvera a repetir. ?No consideras pecado aburrir de esta manera a la gente? La joven solto una risa disimulada que resono en el lugar porque, justo en ese momento, el reverendo hizo una pausa. Algunas caras se giraron para buscar el origen de la interrupcion, pero solo la del vicario logro localizarlas. Bernadette se hizo la desentendida, pero Harriet no tuvo ningun reparo en responder a la mirada de reproche con una de desden. El suspiro, como si ella fuera un alma perdida, y continuo con el sermon. A Harriet no le importo. Era mejor ser una oveja descarriada que el hijo perdido de Hipnos. --Es probable que de todas maneras nos toque otro sermon en la casa. !Que mala suerte! Harriet estuvo de acuerdo, pero no respondio. Opto por colocar su brazo encima del respaldo del asiento y recostar su cabeza en la mano. Despues de unos minutos, no supo nada mas. *** --!Harriet! Harriet se enderezo y parpadeo con rapidez, no muy segura de quien habia interrumpido su sueno. Pronto descubrio que era su hermana. Zelda no la miraba con reproche ni con molestia, mas bien con resignacion. Despues de todo, no era tampoco una devota cristiana. ?Por que, entonces, habia interrumpido su sueno? --La misa esta a punto de terminar. <>, penso Harriet. Inclino la cabeza en agradecimiento a su hermana por el aviso y se froto los ojos. --Gideon no ha dejado de mirarte en todo el servicio --le informo Bernadette--. Creo que te espera un sermon particular. Pues se lo daria a la brisa, porque ella no pensaba escuchar ni una palabra mas de ese hombre en lo que le quedaba de vida. La misa finalizo con la ratificacion del compromiso de Archibald Corbyn y Grizelda Broome. Entonces, como ya no estaba prohibido hablar, empezaron las murmuraciones. Aunque a Harriet solia gustarle el chisme, no se detuvo a escuchar que decian del compromiso. Le hizo un gesto a Zelda para indicarle que esperaba fuera y salio de la iglesia de tres naves que, a pesar de ser relativamente amplia, la estaba sofocando. Cada vez habia mas gente en ese pueblo, y la misa de los domingos solia quedarse escasa de asientos. Cuando estuvo fuera agradecio la brisa invernal que le calaba los huesos. Se apreto un poco el abrigo y respiro hondo. Esperaba que Zelda no tardara, o se iria sola. --Harriet Broome. ?Has disfrutado de la siesta? --pregunto una voz femenina con humor tras ella. Harriet se giro. Una joven de abundantes cabellos negros, sostenidos de forma precaria pero sin perder la elegancia del peinado, la miraba con diversion y una sonrisa amable. La reconocio de inmediato, pero no le devolvio la sonrisa. No porque le desagradase, pues dificilmente Tess Witherow le caeria mal a alguien, sino porque Harriet reservaba sus sonrisas para los caballeros con titulo. --Ha sido bastante reconfortante --respondio, altiva. No se avergonzaba de nada. La joven se rio. Harriet admitia que tenia una sonrisa bonita. Bien, era bonita en general. Quizas, despues de ella, era la joven mas bonita con la que contaba ese pueblo. Tenia la tez palida, cabellos de ebano y unos ojos verdes muy brillantes. Tambien era muy elegante. Como no, si era la sobrina del duque de Alridge, posiblemente el personaje mas importante que tenia ese pueblo. Habia llegado hacia unos dias de Londres y lady Marjorie se la habia presentado. La joven desprendia simpatia inmediata y parecia imposible que a alguien le desagradara. Exudaba una energia contagiosa. Harriet habia decidido que podia mantener contacto con ella de vez en cuando, por si lo necesitaba. Segun recordaba, su hermano era marques. --Tendrias que haber visto como te miraba el reverendo. Lo siento, pero me ha causado demasiada gracia su expresion. Harriet la observo y evaluo mentalmente cuanta confianza podria depositar en la joven. Estaba claro que ella no era tan recelosa y veia en Harriet a algo mas que una recien conocida. Decidio darle un voto de confianza. Tal vez por fin alguien en ese pueblo pudiera comprenderla. --No tiene ningun derecho a reclamarme nada --espeto con altaneria. Al ver que la joven no mostraba oposicion a su afirmacion, continuo--: Me parece sorprendente que no este acostumbrado, si todos sus sermones son tan aburridos. --Tess, que habia estado sonriendo ante el despotrique de Harriet, dejo de hacerlo de pronto, pero Harriet no lo noto, concentrada en su queja--. Parecen disenados para curar el insomnio. --Harriet… --Lo peor es la forma en que los dice --continuo, sin percatarse de que su companera empezaba a hacer gestos raros con la mano--. Habla como si tuviera la verdad absoluta, como si el fuera perfecto, cuando, en realidad, es solo un mortal que peca mas que nosotros. Y hablo con base. --Harriet… --No tiene ningun derecho a aburrir asi a la gente. Deberia ser pecado. --Tess habia dejado de intentar atraer su atencion. Parecia resignada, esperando con paciencia algo inevitable--. !Y tres horas! ?Como alguien puede hablar tanto? --Eso podria respondermelo usted --replico una voz masculina a sus espaldas, con un deje de humor en su tono. Harriet dio un respingo porque reconocio la voz, pero antes de girarse compuso su semblante para que expresara indiferencia, como si no hubiese estado haciendo nada malo. --?No era pecado escuchar conversaciones ajenas, pater? Gideon contrajo el ceno, como hizo la ultima vez que la escucho llamarlo con el tratamiento que se les daba a los eclesiasticos catolicos. No quiso discutir el tema de momento. Ya sabia el que la joven tenia un caracter y una forma de pensar que no sabia si llegaria a comprender. --No es pecado, es mala educacion. Catalogaria mas como pecado hablar a las espaldas de alguien --respondio con suavidad. En su tono no habia reproche, mas bien cierta consideracion. Los que lo conocian sabian que preferia convencer con el dialogo a utilizar amenazas. Harriet se tomo su tiempo para responder, aunque en ningun momento demostro verguenza o arrepentimiento. Tess, al intuir que nadie le prestaria atencion, fue a buscar con quien hablar. No se molesto en despedirse porque parecian muy concentrados el uno en el otro para notarlo. --?Desde cuando es pecado decir la verdad? Que yo sepa, es una obligacion. ?Acaso han cambiado los mandamientos? --Los mandamientos son los mismos, pero creo que usted le esta dando una interpretacion erronea. --Desde mi punto de vista, es muy valida. ?Como es que dice? <>. --<> --puntualizo el--. Lo que usted ha dicho puede considerarse falso testimonio. --!Claro que no! Su sermon daba sueno. --Usted ha sido la unica que se ha dormido. --Porque los demas no tienen el valor. Se retaron con la mirada. Si la intencion del reverendo era que Harriet se arrepintiera de su accion, estaba perdiendo el tiempo. Ella estaba firme en su posicion y no pensaba ceder ante ese hombre que, desde su perspectiva, no tenia autoridad para reprender. Lo observo de arriba abajo con superioridad, y por primera vez se fijo en los detalles de su apariencia. Tenia los ojos verdes y los cabellos rubios cenizos, mas claros que los de ella, y algunos mechones enmarcaban su rostro porque no estaban bien peinados. A decir verdad, toda su apariencia era algo desalinada. La sotana estaba arrugada, a sus zapatos les faltaba lustre. Estaba claro que nadie se preocupaba por su apariencia, y a el no le importaba. De seguro se vestia a prisa para poder llegar a tiempo y aburrir a sus feligreses. Harriet, que apreciaba mucho la apariencia, no soportaba mirarlo por mucho tiempo. --Harriet, es hora de marcharnos --le dijo Zelda, acercandose. Acababa de despedirse de su prometido con un beso en un rincon oscuro de la iglesia--. Gideon, gracias por la misa. Cumplio las expectativas. --?Cuales eran? ?Dormir a la gente? --intervino Harriet, con tono de burla. Zelda la miro con reproche, pero ella no se inmuto. Gideon asintio ante el cumplido de su futura cunada y miro a Harriet, respondiendola con su silencio. Una de las cosas de el que mas disgustaba a la joven era que nunca parecia alterarse demasiado, ni siquiera mostrar absoluta molestia. Siempre lo trataba todo como un debate. Harriet habia escuchado que no reprendia como solian hacerlo los vicarios, con firmeza y severidad; mas bien hablaba y hablaba con calma hasta dejar clara su postura. Quizas fuera esa una tecnica mas efectiva. Las personas debian de portarse bien solo para no tener que escuchar un sermon similar al de la iglesia. Despues de echarle una ultima mirada, se reunio con su hermana, que ya habia empezado a marcharse. Esperaba volver pronto a Londres y conseguirse su propia familia, porque la posibilidad de quedarse en ese pueblo y tener que convivir con frecuencia con ese hombre le provocaba escalofrios. Dios no quisiera para ella un destino tan cruel. *** Gideon las observo marcharse y se limito a negar con la cabeza ante la actitud de la joven. Con regularidad, no le gustaba juzgar a nadie, y siempre creia que tras una actitud hostil o inmoral habia un antecedente que, si se resolvia, podria devolver a esa persona al buen camino. Por ejemplo, su hermano Archie era muy avaricioso, pero todo se explicaba con que su padre se habia muerto y la carga de una familia en la ruina le supuso un trabajo que no queria volver a pasar bajo ninguna circunstancia. Archie suponia que el no lo sabia, pero para Gideon era obvio. Si bien no aprobaba la actitud tomada por su hermano, si podia comprenderlo, y esperaba que, ahora que se iba a casar, pudiera mejorar esa actitud tan poco cristiana. La joven, en cambio, era un enigma. A Gideon le causaba mucha curiosidad saber que habia detras de tanta soberbia, si es que, por supuesto, habia algo, pues no era tan iluso como para creer que no hubiera personas realmente malas e incorregibles. Analizo lo que conocia de la joven hasta el momento. Una vez habian discutido sobre la novela Elogio a la locura, y dejo clara su postura de que aspirar a lo mejor no era malo. En otro momento, cuando el engano que su hermano Archie le habia hecho a las hermanas salio a la luz, la joven, furiosa, lo acuso de complice y le dio una bofetada que aun escocia si la recordaba. A decir verdad, cualquier otro la hubiera catalogado de alma perdida, pero Gideon se negaba. Al contrario: tenia una necesidad de saber mas de ella y saber si podria ayudarla que se incrementaba en cada encuentro. Si tan solo pudiera hacer que bajase la guardia… --?A que oveja descarriada estas pensando perseguir para que regrese al buen camino? -- pregunto a su lado la voz que reconocio como la de su hermano. --A Harriet Broome --respondio con sinceridad, todavia pensativo. Escucho la carcajada de su hermano y lo miro con severidad--. Estoy hablando en serio. --Lo se. Eso es lo que me hace gracia. No pierdas el tiempo, hermano, esa joven no tiene salvacion. Es una malcriada incorregible. ?Acaso has olvidado la bofetada que te dio? Gideon decidio ignorar ese detalle. --No, pero todos pueden salvarse. Tengo que pensar en como ayudarla. --Te dire en que tienes que pensar --le dijo Archie, colocandole una mano en el hombro en un gesto de camaraderia. Echo un vistazo hacia atras, donde estaban unas senoras hablando, y anadio--: Madre quiere hablar contigo. Yo estoy comprometido. Tu eres el siguiente hermano. ?Sabes lo que eso significa? Gideon miro hacia atras, donde estaba su madre conversando, y trago saliva. Por supuesto que sabia que significaba. Su madre tenia una obsesion por que todos sus hijos se casaran y llevaba bastante tiempo insistiendole a Archie y a el, que eran los que estaban en edad, para que lo hicieran. Si Archie estaba comprometido, todos sus esfuerzos irian a el. --Tengo que preparar el sermon de manana. Dile que pronto pasare a visitarla. Hasta luego. Mientras se apresuraba a rodear la iglesia para entrar por la puerta de atras, escucho la carcajada de Archie y la advertencia de que no podria escapar por mucho tiempo. Gideon no le presto atencion. Sabia que era verdad. Tambien era consciente de que su madre tenia razon, y, como buen reverendo, deberia buscar una esposa, pero hasta el momento no le habia llamado la atencion ninguna joven y Gideon era demasiado honesto para casarse por puros fines sociales. El matrimonio tendria que esperar hasta que apareciera la indicada. Una vez en la sacristia, se sento frente a la pequena mesa donde solia escribir sus sermones e intento elaborar el del dia siguiente, pero no logro concentrarse. Su cabeza se iba una y otra vez a Harriet Broome y a lo mucho que necesitaba esa joven que alguien le hiciera comprender que esa actitud seria su perdicion. Gideon sabia que no podia ser el salvador de todos, ni mucho menos, pero sentia una necesidad insistente con ella. Estaba claro que los sermones no harian mas que aburrirla, y tal vez no funcionase ninguna tecnica en general, pero Gideon tenia que intentarlo. Solo tenia que pensar en como. Si Dios lo queria, ella podria mejorar su actitud. Si no, pues seria una lastima, porque a Gideon le parecia una joven muy bonita, con sus rizos rubios, su perfil delicado y sus ojos azules como el del cielo. La belleza no era una virtud, pero le parecia que la vida le habia dado un regalo y que por dentro tuviera tanta soberbia solo era una forma de desaprovecharlo. Ojala pudiera ayudarla. Ojala que se dejara ayudar. Eso seria, sin duda, el mayor reto, pero el estaba dispuesto a enfrentarlo y rezar por salir victorioso. Capitulo 2 Harriet se miro por ultima vez en el espejo, se sonrio, y, con los hombros rectos, salio de la habitacion con su vestido verde esmeralda cubierto por un abrigo de lana. En la sala que habia antes del vestibulo encontro a su hermana y a su padre. Ambos estaban echados en un sillon en posiciones muy poco elegantes. Se enderezaron en cuanto la vieron entrar. --!Al fin! --exclamo Zelda. Se levanto y se aliso la falda del vestido como si no tuviese mucha importancia que se hubiera arrugado--. Llevamos media hora esperandote. Vamos a llegar tarde. --Hacerse desear es una tecnica infalible para generar interes --respondio Harriet de buen humor. --Vamonos --le dijo Zelda a su padre, sabiendo que era inutil discutir con Harriet. Una vez en el carruaje que los llevaria a la mansion de los Corbyn, donde se celebraria la fiesta de compromiso de su hermana, Harriet decidio tocar el tema que le interesaba. --La tia Helen me ha escrito. Dice que no vendra estas Navidades ni podra estar en la boda de Zelda, pero que estaria encantada de recibirme en su casa para la proxima temporada. Solo seria cuestion de que cubrieras todos mis gastos. Ni siquiera tendrias que ir. La mueca de disgusto del senor Broome no fue muy alentadora. Aunque su padre le habia asegurado que regresarian a Londres para la temporada, cada vez se mostraba mas cercano a ese pueblucho y menos dispuesto a abandonarlo. --No entiendo por que quieres ir a Londres. Si Zelda ha podido conseguir marido aqui, tu tambien puedes. En Londres fuisteis un fracaso y otra temporada podria ser un gasto innecesario. --No fuimos un fracaso. Al menos, yo no lo fui --protesto Harriet, muy ofendida. --No recuerdo tener la casa llena de pretendientes tuyos. --Porque yo no alente a nadie, ya que ninguno era digno de mi --respondio como si fuera obvio--. Ademas, no nos colamos con lo mas exquisito de Londres. La tia Helen me prometio que esta temporada conseguiria invitaciones de las fiestas mas codiciadas, aquellas donde van los lores. Ahi si conseguire un esposo digno. Zelda puso los ojos en blanco, pero Harriet la ignoro, convencida de que su prediccion era cierta. --Aqui la nobleza es escasa. La unica forma de que me case con alguien que haya conocido en este pueblo es que sea un lord que llegue de visita --continuo--. Zelda, ?no conocen los Corbyn a algun lord importante? ?No habran invitado a alguno a la boda? --No lo se y no me importa --respondio su hermana sin mucho interes. Miraba por la ventana, ansiosa por llegar. --Deberia de importarte --mascullo Harriet. Despues se giro hacia su padre--. ?Me pagaras la temporada? --Esta bien, esta bien --dijo el senor Broome, harto de la conversacion. Harriet, contenta, no dijo mas en el corto trayecto. Llegaron a la fiesta de compromiso. Despues de saludar al senor Corbyn y a su madre, Zelda se quedo junto a su prometido, su padre se fue hacia la mesa de los aperitivos y Harriet se quedo haciendo una rapida exploracion del panorama. Miro con aburrimiento de un lado a otro. Estaba el duque de Alridge hablando con otro invitado. A Harriet le parecia una lastima que los pocos lores que habia en ese pueblo fueran tan mayores. Que fueran feos hubiera podido pasarlo, pero la edad ya era un detalle, a su parecer, mas relevante. Siguio buscando. Esperaba encontrar a lady Marjorie, la hermana del conde Royston, que, dicho fuera de paso, era extrano que estuviera en esa fiesta. A pesar de que los Cavendish eran familia de su madre, tenian una fuerte enemistad con los Corbyn por una rencilla pasada que Harriet no conocia. Lady Marjorie debia haber asistido a la fiesta solo por respeto a la invitacion que Zelda le extendio. A Harriet no le importaba. Queria encontrarla porque esta le habia prometido conseguirle un buen partido y tenia la esperanza de que tuviera alguna buena noticia para ella. En el pueblo todos la conocian como la mejor casamentera del lugar. Con algo de suerte, encontraria un caballero digno de Harriet, y asi no tendria que enfrentarse a la competencia en Londres. Mientras intentaba localizar a lady Marjorie, su vista se detuvo en el conde de Bollinger, acompanado de su abuela. Era un caballero joven, el mejor partido de ese pueblo, al que Harriet habia sonreido dos o tres veces sin exito. Ante su evidente desinteres, lo descarto. Si no era lo suficientemente listo para apreciar su gran belleza, no merecia sus esfuerzos. Ademas, decian que estaba interesado en la mayor de las Cavendish, lady Hailey. Harriet no pensaba rebajarse a luchar asi por un conde. Si fuera un marques o un duque, se lo pensaria. --Hola, Harriet. Reconocio la voz, pues ya la encontraba familiar, y esta vez decidio corresponder a su sonrisa. La joven Tess llevaba un vestido blanco perla muy elegante, de seguro confeccionado por la mejor modista de Londres. Harriet tenia que preguntarle cual era. Si iba a participar en una nueva temporada, tendria que asegurarse de que todo confabulara para hacerla mas irresistible de lo que ya era. --Buenas noches, Tess --dijo con amabilidad, observandola con discrecion de arriba abajo. Ya habia notado que siempre iba muy elegante y arreglada. Cada cabello estaba en su lugar, el vestido perfectamente planchado. Verla inspiraba una calma que contrarrestaba con toda la energia de la dama. --?Buscabas a alguien? He notado que hacias un recorrido visual del salon. --A lady Marjorie. ?La has visto? Tess sonrio y sus ojos brillaron de picardia. --La vi cuando llegue, pero no se donde esta ahora. Aunque supongo que muy ocupada. -- Eso ultimo lo dejo caer como quien lanza un panuelo seguro de que el otro lo recogera. Harriet lo recogio. --?Que quieres decir? Tess se inclino hacia ella y miro a ambos lados para anadirle suspenso a la situacion. Despues, susurro: --Estaba con lord Ridgeway. Es un caballero que lleva largo tiempo mostrando interes en lady Marjorie. Un interes correspondido. Segun he oido, esta noche se anunciara oficialmente su compromiso. Ademas, es un conde muy guapo, y dicen que bastante rico. --Se encogio de hombros, como si eso ultimo fuera lo menos importante de toda la historia. Para Harriet era lo mas importante.

  • Superar la dislexia de Luz Rello

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    Un 10 % de la poblacion sufre dislexia, por lo que en Espana se calcula que unos 600.000 ninos tienen dislexia y no lo saben. Una <> que les condena al fracaso escolar sin tan siquiera ser conscientes de ello. Luz Rello tambien fue una nina con dislexia y, tras anos de estudio e investigacion, nos presenta una obra con todas las herramientas que tenemos actualmente a nuestro alcance para combatir la dislexia y ayudar a los ninos y ninas a cumplir sus suenos.

  • Catedral de Raymond Carver

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    Se ha afirmado que el relato es la forma narrativa por excelencia en la literatura norteamericana actual y que Raymond Carver es el maestro indiscutible en este registro. En cada relato de Catedral se revela la presencia latente o la intrusion de terrores extraordinarios en una existencia ordinaria (Cathleen Medwick). El propio Carver ha escrito: <

  • H de Harry (BG.5 1) de Darlis Stefany

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    Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida. Mucho. Casi se puede decir que demasiado. Es un alma libre, o al menos asi se definiria ella. Kaethennis solo tuvo una debilidad, un desliz: Jake.

  • BLANCA (Hermanas Egea 2) de Marilo Lafuente

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    Aunque empieza la carrera de Administracion y Direccion de Empresas, Blanca pronto se da cuenta de que su verdadera vocacion es la cocina.
    Dulce, carinosa, romantica y poco amante de las peleas, conoce a Pablo, un hombre totalmente opuesto a ella con una sola cosa en comun; su amor por la cocina.
    Pero como la ciencia demuestra, los polos opuestos se atraen, y de que manera.
    Pablo es egocentrico y desconfiado, con un caracter dificil para mantener una relacion. Esta naturaleza recelosa, en ocasiones, le hara comportarse, mas que duro, cruel con ella.
    Claro que todo tiene sus consecuencias y esa falta de confianza producira en Blanca un efecto desconocido, hasta ese momento, por todos los que la rodean.
    Ella, hasta ahora dulce como su reposteria, se convierte en una gata arisca…, escarmentada y con una herida dificil de curar.
    ?Podra Pablo conquistarla de nuevo?
    ?Sera Blanca capaz de sacar lo mejor de el?

  • Los Plebeyos de Marta Lopetegui

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    El vuelo llegaba el lunes a las 6:40 AM. Estaba casi sin dormir. Su jefe no habia aceptado mandarle un remis. "Tenemos que ir nosotros", le dijo. "Nosotros", y lo mando a el. Habitualmente zafaba, pero esta vez estaba empezando a compensar unos dias que pediria para irse a Rosario. Necesitaba puntos a favor en ese juego de la oca que era su trabajo. Cartelito en mano, una hoja con el membrete de la compania y abajo escrito grande con marcador: "Manuel Cisneros Diaz". Cuando se abrio la puerta tuvo la misma sensacion de siempre: ?por que los viajeros se visten ridiculos cuando viajan?, ?que les cuesta averiguar que temperatura hara en destino? Habiendo tanta ropa neutra, zapatillas por ejemplo, ?por que algunos se empecinan en llegar a Buenos Aires a las siete de la manana de un dia de julio en ojotas? Iban saliendo algunos, que miraban con cara de naufragos a ver si alguien los habia ido a buscar. Dos mujeres medio grandes que se habian hecho intimas en la valla que separa a los viajeros de los buscadores de viajeros esperaban a los hijos que se volvian. Los dos se habian ido con la crisis de 2001 de aca y se volvian con la crisis de 2011 de alla. Parecian hermanas, seguramente si se hubieran encontrado antes habrian comparado las tenencias, los logros, los viajes, los poderes; ahora competian para ver cual de los dos hijos habia caido mas bajo. Hasta sospechaban las dos que habia cosas que no les habian dicho para que no se amargaran. Salio la tripulacion, impecables, hasta felices parecian. Por los altoparlantes las aerolineas avisaban que llegaban o que se iban. Aparecio por la puerta. Venia de traje, como recien banado y con calzoncillos limpios, bastante alto, pelado a proposito. Ni bien lo vio no tuvo dudas de que se depilaba todo. Sonrio y se dio cuenta de que era el porque haciendo como una pistola con la mano derecha disparo el indice y le dio al cartelito. Traia un juego de valijas, "maletas" les diria, buenas, caras pero no ostentosas. Como bolso de mano traia un morral de cuero negro como las valijas, que no le iba con el traje pero que tampoco chocaba. Buenos zapatos. Se paro un poco antes de encontrarse y saludarlo. A Manuel le sono su telefono. Una llamada de trabajo, dio instrucciones, espero una respuesta y corto, medio seco. Sonriendo, mientras le estiraba la mano, le dijo: --La diferencia horaria, estan casi cerrando. Cuando le fue a estrechar la mano se dio cuenta de que le tenia que dar un apreton y listo, si era medio fuerte mejor. Beso, en la oficina se daban beso todos con todos. Pero enseguida se dio cuenta de que el espanol era de los que besan a la madre y a las hermanas nada mas. ?A la novia? Hummm, no le parecio que fuera de los que tenian novia. Mucha facha pero algo olio que lo hacia dudar de que estuviera de novio. Linda voz tenia. Arranco diciendo: --Joder, que te he hecho madrugar. Por mi estaba bien que me mandaran un coche de una agencia vuestra, pero han insistido: que no, que ira por ti una de nuestras promesas, un joven muy emprendedor, asi en el viaje te va poniendo al corriente. ?Sera largo el viaje? Al hotel primero, por favor, que me tengo que duchar y hacer algunas llamadas. El carro cargado con las maletas choco con una azafata de Lufthansa, una alemanita preciosa, y Manuel se puso a gorjearle, que si estaba bien, que si le dolia algo, que como hacia para disculparse. A ella no le habia pasado nada, lo miro, entorno lo ojos, se ve que le gustaba el acento de Manuel, y espero a que avanzara. Nacho se corrio y lo dejo hacer. Hubo un revoleo de telefonos y se dieron cuenta de que paraban en el mismo hotel. En algo quedaron, pero quedaron en ingles y Nacho entendio lo que pudo. Tuvo otra vez la misma sensacion de sequedad vital. Le parecia que no corria liquido por sus venas, eso le pasaba cuando no dormia, cuando no dormia bien, cuando sentia que algo de todo el montaje fallaba mucho. El no queria estar ahi, no queria estar haciendo eso. Nacho sabia que era hora de arremangarse, de dejar de hacerse el distraido y de empezar a actuar y a la vez de dejar de actuar como un actor que se la pasa metiendo bocadillos. Ya no esperaba un protagonico, pero ser un actor de reparto, un extra con algunas lineas, ya lo tenia cansado. ?Como habia que hacer?, ?como era que se tomaba el toro por las astas y se dejaba de ver espaldas y mas espaldas, siempre por detras? Manuel le dijo: --Cada vez que vuelo mas de diez horas en lugar de jet lag tengo un subidon de adrenalina brutal. Llevame al hotel, una buena ducha, un desayuno bien proteico y arrancamos. ?Me llevaras a un buen lugar a tomar algo por la noche o eres de los que se cansan facilmente tu? -Mientras hablaba avanzaba hacia la salida, sin hacerse cargo de sus maletas, su abrigo, su carro y su lacayo. El viaje duro lo que dura un viaje Ezeiza-Recoleta a esa A las 7:22 pasaron por el peaje del aeropuerto y, como siempre, guardo el ticket. Despues no los cobraba, no tenia claro si debia pasar el gasto o si eso en realidad era un honor, poner el auto, poner el sueno, ponerse al servicio. Hasta unos meses atras se habia atrevido a pensar que sus suenos y el mismo tenian limites que no estaba dispuesto a negociar. Despues entendio que se negocia cuando hay otro negociando por la cosa, que hasta la negociacion con el mismo la habia ido perdiendo despacito. Llegaron al hotel, Manuel se bajo sin importarle donde dejaria Nacho el auto y las maletas. Retrocedio, se acerco bastante a la ventanilla y le dijo: --Me ducho y bajo, ?subes conmigo o me esperas a desayunar? Esperame aqui mejor, hare mas rapido si no me estoy chocando contigo mientras me cambio. Se veia que Manuel estaba acostumbrado a seducir a todos y a todo. Busco los tickets, estacionamiento, peaje, los puso juntos y se juramento que los cobraria o los cambiaria por algo, algo podia ser un dia mas en Rosario, con goce de sueldo. Ese viaje a Rosario era un algo para hacer de cuenta que tenia un proyecto. Faltaba convencerse a si mismo de que tenia sentido viajar, de que ya no era demasiado tarde. Lo unico que sabia era que tenia que ir en los proximos quince dias. Le habia hecho llegar las maletas y la notebook a la habitacion. Se quedo en el lobby del hotel, los diarios todavia eran los de ayer, los de ese dia los estaban mandando a las habitaciones y al salon donde se servia el desayuno. Se entretuvo mirando lo que les ofrecian a los turistas: dia de campo, las fotos mostraban un campo plano y muy verde con un asado al asador, gauchitas sirviendo empanadas y un gaucho con las patas chuecas por un malambo con boleadoras. El Tigre. Casas de cueros. El folleto del tango era la foto de una pareja enroscada de tal manera que parecia que era el hombre el que tenia un tajo hasta la ingle en el pantalon, los dos con los ojos cerrados, la mujer mordiendose un costado del labio como si fuera una propaganda de lubricante femenino. En fin. Si a Manuel le interesaba el tango lo llevaria a una tangueria en serio, Lo del Chino, La Viruta o La Catedral de Sarmiento y Medrano. Todos eran lugares para turistas, pero menos mentirosos. Nacho no sabia bailar tango, le parecia tierno cuando sus padres bailaban una o dos piezas casi al final de alguna fiesta familiar. Bailaban despues de aclarar que no eran de la epoca del tango, sino de la del rock and roll. Se abrio la puerta del ascensor y aparecio un nuevo Manuel. Cambiado, perfumado, hasta mas alto parecia. Nacho vio que lo buscaba y se le puso a tiro de ojo. Se sintio como con resaca, a el tambien le hubiera venido bien una ducha. Ropa como esa no tenia, ni zapatos, ni reloj. Su elegante sport acababa de pasar a ser sport a secas. Se ve que Manuel tuvo la misma sensacion, hizo un gesto con la cabeza y como le parecio poco agito tambien la mano y le dijo: --Venga, a desayunar asi te vas a descansar un rato. Seguro que lo iba a esperar dispuesto a primera hora de la tarde para almorzar, ya le habia dicho en el viaje que lo que mas le costaba era almorzar antes de las tres de la tarde, que es la hora en la que se almuerza durante la semana en Madrid. Los fines de semana le aclaro que, si almorzaba, no era antes de las cuatro. Nacho calculo que para esa hora iba a estar en forma nuevamente. ?Nuevamente? Capitulo 2 La mesa del desayuno era un vergel, un no va mas. Como hacia casi siempre que se le venia encima algo no habitual, Nacho le pego una recorrida visual de mayor a menor, de lo general a lo particular, diria la Tausend. La profesora de historia que tuvo en la secundaria les decia: "Escuchen con atencion, no pretendo que sepan historia, les quiero ensenar a vivir". Casi a final de tercero se revelo y les dio las pautas del materialismo dialectico. El ser determina la conciencia. Nacho supo bien por que justo ahi habia prestado tanta atencion, con el tiempo se dio cuenta de que habia sido endovenoso lo de la Tausend, con su metodo habia internalizado como analizar a una mujer, a un cliente y ahora inconscientemente, estaba sacandole la ficha a una mesa de desayuno de hotel... por favor, necesitaba unas vacaciones. Lo de Rosario no iban a ser vacaciones precisamente. En la mesa habia vajilla: tazas y platos, platos un poco mas grandes, vasitos para el jugo, copas para agua; tambien habia cubiertos que ya se veian pesados a la vista: cucharas, cucharitas de dos medidas, cuchillos y tenedores de dos medidas. Jarras de agua y jugos de tres colores distintos: color naranja, color frutilla y color citrico mas maracuya. Artefactos que no eran mas que grandes termos para servirse cafe, agua caliente, leche caliente. La leche fria estaba en una jarra. Despues venian la manteca en pancitos, los potecitos de queso crema, los dulces con cartelitos en ingles rayita frances rayita espanol, pero con solo verlos ya te dabas cuenta: manzana, naranja, frutilla, dulce de leche y uno que no se podia saber ni leyendo el cartelito de que era, tenia clavo de olor. Eso lo sabia. Tablas con jamones crudos y cocidos, fuet, mortadela con pistacho -eso a Nacho le dio risa-, quesos brie, gruyere y dos o tres variedades mas de las que seguro una era pategras o, como le dijeron siempre en su casa, queso Mar del Plata. Cereales de varios tipos y colores, sobre todo colores, habia aritos verdes, pegados a los yogures enteros y descremados, natural, vainilla y frutilla. En una mesa con ruedas habia unos baules con tapa con fuego abajo, como cuando se hace fondue. Uno tenia salchichas de carniceria con salsa; el otro, huevos revueltos; y el ultimo, verduras: distinguio zapallitos, cebollas, papas y esparragos pero verdes. Todo caliente. Al final, desde donde Nacho miraba, desde su punto de vista, la pasteleria, como diez cosas distintas, a esta altura ya estaba empachado. Y al final habia fraperas con champagne y copas flautas. Aca me quedaria a vivir, penso. Se entro a reir solo pensando que en ningun rincon de semejante mesa habia un mate, un triste mate. Los que desayunaban hacian muy poco ruido, si se reian era con sordina. El sonido, la intensidad del sonido, es una senal de elegancia. --Ignacio eras, ?no? -escucho que le decia el gallego, que se arrimaba a la mesa a elegir unas tostadas, huevos revueltos y frutillas. Nacho miro el plato, dulce con salado, puaj. --Todos me dicen Nacho, decime Nacho. Yo llevo los cafes, ?como lo queres vos? --Mucho cafe y apenas leche fria, luego cerrare con una lagrima o como le digan aqui. Se las arreglo bastante bien, mas que nada porque Manuel se habia instalado en una mesa cercana. Cuando llego con las tazas tuvo que hacer malabarismos porque en la mesa ya habia tazas vacias, la primera taza de cafe la servian unas ladies que estaban paraditas esperando la senal de veni y atendeme que les hacian los huespedes. Una de ellas se acerco y retiro las tazas vacias. Se miraron y Nacho casi que le vio un globito como en los comics arriba de la cabeza que decia: "Hola, ?que tal? Tranquilo que te doy una mano, soy de Berazategui, te tengo visto por Quilmes". Hubo contacto visual, que lindo, un contacto visual es todo. Estaba meta contactar cuando volvio Manuel con el plato cargado pero discreto. Tenia el saco puesto sobre los hombros, no habia metido los brazos por las mangas. Despues escucharia que no le decia "saco" sino "americana" o "chaqueta". Se veia que en los bolsillos tenia cosas importantes, estaba siempre pendiente de donde lo dejaba. Nacho se tomo el cafe solo, largo, que se habia traido para el. Mucho buffet, penso, pero el cafe estaba apenas mas que tibio. Se paro y fue a cargar un platito con dos medialunas y un cuadradito de tarta de ricota.

  • Regalame tu sonrisa (Los hermanos Montgomery 4) de Moruena Estringana

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  • Juliette de Dinah Carter

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    Un hombre describe los dias que debe pasar pensando en su amada despues de que Juliette lo deja, el describe dia con dia su proceso de duelo despues de haber perdido al amor de su vida con esperanza de que ella vuelva a su vida.

  • En cuestion de segundos de Abraham Stern

    https://gigalibros.com/en-cuestion-de-segundos.html

    ?Hasta que punto puede una mala decision cambiar el destino de nuestras vidas?

  • Un Golpe Inesperado de Mariana Torres

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    Cansada de la rutina, Dolly anhela algo de emocion en su vida. Colton, cansado de los giros sorpresivos de la vida, empieza a plantearse terminar de una vez por todas con su existencia. La unica testigo del intento de suicidio no puede ser mas que Dolly. ?Que sera de estos desconocidos cuando el destino los ponga en el mismo camino?

  • Besos al cielo de Hd Cruz

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    Este es un libro que nace tanto para los que hemos perdido un hijo como para quienes aun los teneis a vuestro lado. Para los primeros porque encontraran entre sus paginas una ayuda inapreciable que llega de la mano de aquellos que hemos perdido un hijo, los que conocemos y “vivimos” con este inhumano dolor. Reflejada en sentimientos, pautas y formas de seguir “viviendo” despues de que dejen de estar a nuestro lado. Los que sois afortunados y no los habeis perdido, para que recordeis que la vida es efimera, que amar a los que les damos la vida debe de ser lo prioritario en sus vidas. Nada es comparable al amor ilimitado que les tenemos, y nada debe ser mas importante que ellos. Los que teneis amigos que han perdido un hijo, para saber como poder “ayudarles” de una forma leve, pero eficaz. Las posesiones materiales, el poder o una posicion privilegiada no llenan los huecos del corazon y aun menos los del alma. Sobre todo, cuando lo peor sucede. Testimonios envueltos y llenos de amor, y de un dolor inhumano, de los padres que expondran sus experiencias. Respuestas, sentimientos y experiencia despues de largos anos sin mi hijo, y publicaciones, poemas y un corazon roto entre las paginas de un libro.

  • El indomito escoces de Julia London

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    Nacida en la abundancia y criada en el lujo ingles, Margot Armstrong no pertenecia en absoluto al temerario universo de los jefes tribales escoceses. Tres anos antes, habia escapado de un matrimonio de conveniencia y ya no habia vuelto a mirar hacia atras, excepto para revivir los apasionados momentos que habia disfrutado en los fuertes y toscos brazos de Arran McKenzie. Pero cuando la fragil unidad de sus respectivos paises amenazo con quebrarse, Margot tuvo que regresar con su marido para desenmascarar su papel en la traicion y evitar asi la acusacion que se cernia sobre su propia familia.

  • Las chicas robadas (Lottie Parker 2) de Patricia Gibney

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    Cuatro chicas desaparecidas. Un secreto enterrado en el pasado.

  • Con la proxima lluvia de estrellas de Fanny Ramirez

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    --?Y Lorena? Paula aparta la mirada de su helado y alza los ojos hacia mi al mismo tiempo que se mete una gran cucharada en la boca. Su gemido de placer hace que algunas personas nos miren y sienta la necesidad de esconderme bajo la mesa. Odio ser el centro de atencion. --Dijo que ya venia... estara por llegar, supongo --se encoge de hombros. Vuelve a tomar otra cucharada y se la come con verdadero deleite. Yo disfruto igualmente de mi insipido te. Las campanillas de la puerta me hacen mirar hacia esa direccion, donde la cabellera negra de Lorena aparece, dejando la taza a medio camino de mi boca. Esta radiante, alegre como siempre y desprendiendo su desparpajo natural viene a nuestra mesa al final del local. --Buenos tardes, nenas --saluda repartiendo besos a Paula y a mi. Miro sus manos como si una fuerza sobrehumana me obligara a hacerlo y no es para menos. --?Que es eso? --pregunto, sin necesitar verdaderamente una respuesta a esa estupida pregunta. --Lo traje para ti --declara ella entregandome aquella maravilla al mismo tiempo que se sienta junto a mi y alza mano llamando a la camarera. --"Te desafio a enamorarme" --leo sintiendo el familiar cosquilleo recorriendome de pies a cabeza. --Te va a encantar, Clau --la escucho decir. Pero estoy tan atrapada leyendo la sinopsis, que no puedo contestar ni agradecerle aquel gesto. --Cierto --comenta Paula con la boca llena. Traga y asiente efusivamente hacia mi--. Es una verdadera maravilla ese libro. Me enamore del sexy Sebastian, incluso fue durante unas semanas, mi fantasia favorita para mis noches de soledad. --Sus cejas se mueven sugestivamente y Lorena suelta una risotada. Yo simplemente niego con la cabeza y deseo no parecer una bombilla incandescente. No es de extranar que Lorena me deje libros con los que satisfacer mi vicio, y es que con lo poco que gano en mi trabajo, no puedo permitirme el lujo de comprar todos los que quiero. Si por mi fuera, en vez de paredes, tendria libros. Romanticos a ser posible. Soy una amante sin remedio y para que enganar: tambien me gustan las novelas con un toque erotico. Pero siempre con una historia previa, cabe destacar. A mi eso de ponerse a... chuscar como conejos en cuanto se conocen y seguir asi toda la novela... bueno, esta bien para esas noches en vela, a falta de un buen... revolcon como diria mi amiga. Poco despues, viendo que no estoy muy por la labor de entablar conversacion, teniendo aquel magnifico regalo en mis manos, nos despedimos y pongo rumbo a mi apartamento con paso apresurado. Escuchando el taconeo de mis botas en el acerado, como los coches y taxis van y vienen por las calles y sintiendo los segundos pasar a mi alrededor, no veo el momento de llegar para ponerme a leer como una loca. Menos mal, desde hace unos anos, cumpli mi sueno de poder irme a vivir sola. Y no es que estuviera mal viviendo con mis padres y mis siete hermanos, pero... necesitaba espacio. No es facil lidiar con tanto hombre por ahi suelto. No me dejaban respirar tranquila ni mucho menos leer a gusto. Siempre estaba aquella ley estupida que seguro les cedio mi madre nada mas nacer: hacer rabiar a vuestra hermanita. Aun hoy, tengo que tratar con ellos incordiandome por telefono. Es un suplicio. Aunque una cosa no quita a la otra. Los echo mucho de menos. Eso de estar en otra ciudad tiene sus ventajas pero tambien las desventajas de no verlos cuando quiero. Aunque mi apartamento no es mas que un salon-cocina-comedor, una habitacion y un bano pequeno pero muy cuco, estoy lamar de feliz por poder tan siquiera permitirme eso. Trabajo por horas en la biblioteca y aunque cobro una miseria, lo minimo para poder subsistir, no me quejo en absoluto. Me encanta estar rodeada de letras e historias. Lo que no me encanta tanto: que mi jefa no me deja ni ojear el titulo de ninguna de ellas. Abro el pesado porton del bloque de apartamentos, casi desencajandome los brazos por el esfuerzo y profiriendo un largo suspiro entro y me dirijo al ascensor que me llevaria al cuarto piso. Las puertas metalicas un poco oxidadas, hacen de reflejo a mi aspecto. No puedo reprimir la mueca que me sale al ver mi atuendo y odio tener que dar la razon a mis amigas. No es que vista mal, si no que a diferencia de ellas, no puedo estar gastando en ropa lo que puedo ahorrarme para comprar comida. Me conformo con lo que tengo, aunque sea de la temporada pasada. Hoy sin ir mas lejos: mis rizos castanos se esconden bajo un gorro azul, regalo de mi mama por navidad, que mas tarde me entere que fue de mi prima que segun ella ya no se llevaba. Mi jersey verde, hace resaltar mis ojos casi del mismo color y no esta tan mal si no miras la manga derecha deshilachada o el minusculo agujero justo debajo del pecho. Mis vaqueros son casi nuevos, los compre hace unas semanas en el mercado. Fue una autentica ganga. Solo por tener una pernera un poco mas larga que la otra, me rebajo tres euros de su precio. ?Genial, verdad? solo tengo que doblar la otra, para que quede igual y listo. Si ya lo dijo mi padre: "Para todo tiene salida, esta nina" Vuelvo a suspirar en cuanto las puertas se abren por fin, abrazando el libro con una mano y sacando las llaves con la otra, entro en mi hogar. <> Nada mas dar un paso, estoy en el salon que a su vez hace de cocina y comedor, una gran estanteria con montones de libros, le dan color a las blancas paredes y un pequeno sofa a juego con la alfombra y las cortinas, dan lugar a mi espacio perfecto. Me encanta sentarme y escuchar la lluvia mientras leo y bebo un te caliente. Amo el invierno, la lluvia y el frio... todo lo que signifique estar encerrada y poder leer a gusto, esta bien para mi. Cosa que si mi madre se entera, me manda de cabeza a un manicomio. Dejo el libro encima de la pequena mesa de cafe junto al sillon y me dirijo a mi habitacion para ponerme comoda. Una camiseta de tirantes, pantalones largos de pijama y una manta de pelos, son mi atuendo preferido y por el que opto. Ya comoda y dispuesta, coloco el libro en mi regazo y empiezo a leer. *** "Y me mira a los ojos, con aquellos orbes azules, tan oscuros como el manto de la noche. Me ama. Soy la mujer mas dichosa del planeta. Y cuando sus labios tocan los mios, me siento desfallecer. Sus manos me despojan de mis ropas al mismo tiempo que yo le despojo de las suyas. Nos amamos... y no puedo ser mas feliz." --Definitivamente eres mi nuevo amor, Sebastian Mateo --sollozo entre lagrimas abrazando el libro contra mi pecho y cerrando los ojos--. Ojala existieras... !yo te invoco! --me rio histericamente por la locura que acabo de decir. Definitivamente, demasiada lectura por esta noche. Lo bueno: Que solo me queda el capitulo final de la historia; lo malo: que no quiero que acabe. *** A la manana siguiente con el mal humor mananero que me caracteriza, salgo de mi cama y entro a la ducha a un tiempo record. Siempre me pasa igual cuando me acuesto a las tantas de la noche, teniendome que levantar temprano al dia siguiente para ir a trabajar. Y es que apenas creo que he dormido tres horas por no dejar la novela a medias y por raro que parezca me di por satisfecha justo en la cuspide. O como diria Paula, en pleno orgasmo. En cuanto estoy limpia y seca, sin entretenerme siquiera en tapar mi cuerpo, abro la puerta para salir. Total, estoy sola y las cortinas aun estan echadas. Y de todas maneras, ?quien va a estar observando ventanas de cuartos pisos a las siete de la manana? En cuanto cierro la puerta detras de mi, un movimiento que vislumbro a traves de mis pestanas, me hace alzar la mirada para encontrarme con un hombre. Un completo desconocido observa mi cuerpo de abajo a arriba y de vuelta a mis pies descalzos. --!Aaaaahhhhhhhh! --!La virgen! --murmura el tapandose los oidos. Pero claro, sus ojos estan aun entretenidos mirandome sin ningun tipo de tapujos. Atrapo el cojin del sofa tapandome como puedo mis partes intimas. Cosa totalmente imposible porque el cojin puede medir como una de mis tetas. --!?Quien demonios eres?! --chillo haciendo malabares con dos cojines esta vez--. !Y deja de mirarme! El hombre alza las manos en signo de paz y cuando me mira por fin a la cara, desvia la mirada avergonzado. !A buenas horas! --Lo siento... --musita dandose la vuelta dejandome ver cual ancha es su espalda. Mi respiracion es jadeante y ahogada, como si en vez de haberme estado duchando, hubiera llegado de correr una maraton. No es para menos, otra en mi lugar seguro lo agarraria a palos. Pero yo no lo hago por una simple razon: Aquel hombre se me hace malditamente familiar, por no hablar de su voz malditamente conocida. Todo de el me recuerda a alguien, pero... ?a quien? Estoy tan ensimismada en buscar en lo mas hondo de mi mente, que me sobresalto en cuanto lo escucho hablar. --?Puedes vestirte, por favor? --pide alzando su cabeza hacia el techo y poniendo sus brazos en jarra. --Oh... claro --digo para luego echarme a correr hacia mi habitacion. Echo el pestillo en cuanto encajo la puerta de un portazo. Cosa inutil ya que me ha visto como dios me trajo al mundo. ?Que mas va a ver? Ademas si aquel hombre es un violador, una puerta mas fina que mi dedo, no lo va a parar. Desecho aquella idea, en cuanto pienso que si realmente viene a hacerme dano, ya lo hubiera hecho. Por lo que despues de soltar un suspiro, me visto con lo primero que encuentro y salgo para pedirle una larga explicacion. --Ya me estas diciendo: quien eres, que haces en mi casa y lo mas importante: ?Eres peligroso? --el hombre, tremendamente atractivo, por cierto, abre su boca para hablar, pero sin esperarnoslo ninguno de los dos, sigo con mi diarrea verbal. Suele pasar cuando me veo en situaciones como esta en la que estoy de los nervios--. Obviamente si lo eres no vas a decirmelo, pero te ordeno que me lo digas. Si no, te arrepentiras... --Mi voz amenazante junto con mis manos echas puno y mi ceno fruncido lo hacen sonreir. Y hasta ahi llego mi vida. --No voy hacerte dano... no se que hago aqui ni como he llegado. Solo se que en un parpadeo, estaba en otro lugar en vez de en mi casa. Siento haberte... --senala la puerta del bano y se rasca la nuca luciendo de nuevo un poco avergonzado--... asustado antes. No fue mi intencion. Se acerca unos pasos hasta quedar en toda su altura frente a mi. Sus ojos son oscuros haciendolos parecer negros pero con una leve chispa azul intenso. Como una noche estrellada. Su pelo moreno acaricia su frente y casi tengo el impulso de apartarselo. Su ceno esta fruncido por la preocupacion. Sus ropas arrugadas y parece no haber dormido. --?Quien eres? --pregunto en un hilo de voz. --Me llamo Sebastian. Sebastian Mateo. Y ahi si que mi mundo se derrumba a mis pies. O soy yo cayendo al suelo desmayada. *** --?Estas jodidamente insinuando que me crea lo que estas insinuando? --chilla Paula al otro lado. Llame a Lorena, la cual es la duena de aquel libro del demonio, pero no me cogio el telefono. Entonces pense que quizas esta en el trabajo, cosa que yo hoy no fui a hacer. Suerte tengo si manana sigo teniendolo. Pero el maldito punto es el siguiente: !Tengo al mismisimo Sebastian Mateo en mi salon! !En carne y hueso! !Y que carne! Madre mia... estoy demente y encima Lorena, la cual fue mi segunda opcion, no para de darme la razon en eso. No se lo cree, obviamente. Por mas que le digo lo que me ocurre, ella salta con cualquier chillido histerico o me pone de loca para arriba. --Joder, es en serio... --lloriqueo sentandome en la cama de cara a la puerta. Un rato antes, Sebas, digo... Sebastian, ha cuidado de mi hasta que desperte. Y no es que lo recuerde, ya que cai inconsciente. Pero lo primero que vi al abrir los ojos fue su rostro inundado por la preocupacion y sus manos acariciando mi cara. Justo despues, entro en la cocina para prepararme algo para comer. Segun el: eso me pasa por la falta de nutrientes de no haber desayunado. Estuve a punto de soltar una carcajada en cuanto lo dijo. Cosa que reprimi al ver que realmente estaba asustado por mi salud. --?Te has tomado la temperatura? --sigue diciendo mi amiga por la otra linea. Y harta de esperar apoyo moral, aunque sea minimo de su parte, cuelgo y me dejo caer en la cama para a continuacion cerrar los ojos. --Oye... ?Como tomas el cafe? Su voz tan atrayente como canto de sirena, en este caso sireno o como se diga el macho de la sirena, casi me hace babear. Por otro lado opto por erguirme, planchando mi fino vestido en un intento de parecer formal. --Con leche condensada casi hasta la mitad y dos de azucar. Su cara se arruga en una mueca. --Eso parece mas un postre que un cafe. --No me gusta el cafe --digo riendome de su semblante descolocado. --?Entonces quieres que prepare un te, leche con cacao...? --Estara bien el cafe no te preocupes. Creo que hay un bote guardado en el armario de "para las visitas". --Vale... --se da la vuelta para salir, con el ceno levemente fruncido y una sonrisilla jugandole en los labios, pero cambia de idea y se vuelve de nuevo hacia mi--, ?Como te llamas? --Me llamo Claudia. Me regala una sonrisa megavatios y sin mas, se va fuera de la habitacion. Suspiro y me armo de valor para salir y afrontar aquello. No se siquiera si el es consciente de que se trata de un personaje de libro ni si quiera si recuerda algo de su vida. Tambien me puedo encontrar con que el quiera volver a su mundo ?y como hago yo eso? No tengo idea de como salio, en primer lugar. <> --No puedo estar pensando en ello... no puede ser... ?que se supone que soy? ?Una bruja? -- cuando me voy a dar cuenta, estoy andando de un lado para otro en el reducido espacio de mi habitacion y lo que me falta es tirarme de los pelos para parecer una completa desquiciada. Pero de nuevo la voz de Sebastian llamandome hace que la cordura, vease la ironia, regrese a mi. Voy hacia la cocina donde el trastea en la despensa sacando el pan y los cereales. Veo tan extrano tener a alguien tan... masculino, varonil, grande y atractivo, en mi espacio, que casi estoy por llorar. Estoy hecha un mar de hormonas revolucionadas. --?Quieres cereal o tostada con mantequilla? No tienes mucho donde elegir --pregunta divertido haciendo que mi corazon se estruje. Estoy un poco harta de que la gente me reproche la falta de fondos en la cual me encuentro. --Por lo menos tengo donde vivir --suelto dolida y haciendo que las lagrimas salgan de mis ojos sin control--. Por lo menos no me muero de hambre aunque tenga que comer todos los dias lo mismo. Sus ojos escrutan mi cara con temor y sin saber que hacer conmigo. No lo culpo. Soy yo la inestable en este momento. Pero estoy tan, tan harta. Seguro se aproximan mis dias del mes... --Clau... yo no... Lloro mas en cuanto escucho su apodo para mi. No nos conocemos mas que de unas horas y ya me ha puesto un diminutivo carinoso. Sus brazos me rodean cual calmante, relajando mi cuerpo, mas no mis lagrimas. Los temblores del llanto poco a poco cesan quedando solo la humedad en mis ojos. Su mano sube y baja por mi pelo y espalda. Maravillandome con lo que es sentir la cercania de un hombre despues de tanto tiempo. Su voz susurrando palabras de calma en mi oido… Podia quedarme dormida en este momento, pero su olor y embriagante cercania hacen todo lo contrario. --No queria hacerte sentir mal, no se como llegue aqui ni tampoco quien eres y me tiene hecho mierda esta incertidumbre. Echo de menos a Lisa y... Alzo la cabeza en cuanto lo escucho hablar de su novia, a la cual en el libro prometio amor eterno. Y como si me quemase, me aparto de el todo lo que puedo sin parecer descortes. --Tienes razon, yo... --me siento tremendamente avergonzada por mi comportamiento siendo consciente de que el esta mucho peor que yo. ?Que haria si un dia despertara en otro lugar, desconocido para mi y con gente que no conozco? --Lo siento --me disculpo esquivando su mirada--, no tuve en consideracion de que debes de sentirte impotente por todo lo ocurrido. Ayer estabas en un libro y hoy... --?Que? --su pregunta risuena me hace mirarlo a los ojos. Esta partiendose de la risa por lo que acabo de decir y mucho me temo que aquella risa se le ira de un momento a otro en cuanto sepa que estoy hablando totalmente en serio. Cosa que tarda como tres segundos en ocurrir. Su risa remite al ver mi cara seria y aun sin creerselo del todo, vuelve a preguntar: --?Que estas diciendo? --Si. Eres un personaje ficticio, el cual, una mujer invento. Tu creadora se debe de estar forrando ahora mismo con los ejemplares vendidos. Numero uno en Espana y Latinoamerica, segun tengo entendido. --Esto debe ser una broma... --vuelve a soltar una risa corta y se da la vuelta con la intencion de seguir haciendo el desayuno. Aunque puedo ver claramente, mientras vierte la leche en la taza, como su cara cambia en cuanto el entendimiento llega a el cual mazazo--. ?Quieres decir que soy una fantasia? ?Que no... existo? ?Que mi vida es un puto culebron en boca de todo el mundo? --Sebas...

  • Toledo, amor y muerte (El librero de Toledo 3) de Manuel Peitado

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    La muerte del mas artero y taimado de los hombres que conoci me condujo a una catarsis. Fue una orgia de dolor para familiares y amigos reunidos alrededor del tumulo de Salvatore. Asi comienza Manuel Peiteado su tercera novela. Como en las anteriores, el autor ha querido continuar su trabajo en la misteriosa ciudad milenaria de Toledo.
    La accion se desarrolla en los albores de 1.981, ano en el que dos fuerzas antagonicas luchan por destruir al incipiente Estado democratico espanol: ETA y grupos de extrema derecha, dentro de los cuales pervive un enemigo comun: La Hermandad del Alcazar de Toledo.
    Conocedor como nadie de los entresijos de La Hermandad, el servicio secreto tratara de convencer a Domenico para desempenar el papel de agente doble. Su juramento de venganza, contra aquellos que mataron a su padre, le empujara hacia caminos ignotos.
    El descubrimiento de los progenitores de Manuel cambiara para siempre el temperamento de Domenico. Al mismo tiempo, detras de los muros frios y sombrios del convento de santa Clara de Toledo, se vive con amargura el secuestro de recien nacidos.
    Novela del genero negro con tintes historicos; el autor, con una sutil y desbordante imaginacion conducira al lector por las tortuosas cavidades de las entranas del ser humano. Nos describira con sensibilidad el amor entre personas sin importar ni la edad ni el sexo. Novela trepidante que seduce y enamora por su ritmo, escrita sin artificios y que hara que el lector no se sienta ajeno a las revelaciones que en ella se manifiestan.

  • Las lagrimas de Julio Cesar de Jesus Maeso De La Torre

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  • Tierra sin hombres de Inma Chacon

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    El aguacero descargo sobre el camposanto como si quisiera cobrarse una deuda. Los goterones rebotaban sin interrupcion sobre los paraguas que rodeaban el ataud, resignado a recibir el diluvio soportando el sonido constante de la lluvia al estrellarse contra la tapa. Mientras, los deudos permanecian con la mirada clavada en el hoyo. Ni una sola corona de flores, ni una lagrima, ni un ramo descuidado, ni un suspiro, ni un rezo, ni un gesto de desolacion. Solo el ruido del agua. Y, a lo lejos, el mar, embravecido y triunfante, levantado sobre si mismo para que todos supieran que tambien el habia acudido al entierro. Ninguno de los presentes recordaba haber vivido un temporal semejante. Se habia formado cinco dias atras, cuando el horizonte comenzo a llenarse de nubes que se ennegrecian a medida que se acercaban a tierra y alcanzaban la costa, alimentandose unas a otras, despacio, amenazantes, hasta formar una masa de nubarrones que encapoto el cielo de Cobas y se precipito sobre las colinas donde se desperdigaba la aldea. Desde entonces, no habia dejado de llover. Desde el promontorio donde se encontraba el cementerio se divisaba el monte que albergaba la mina de oro que cambio el destino de Elisa, una mina explotada a cielo abierto en tiempos de los romanos, que permanecio dormida hasta poco antes de la Gran Guerra, cuando una empresa britanica decidio abrir un tunel para acceder a la antigua explotacion, en busca de recursos con que financiar el conflicto que se avecinaba. Las expectativas de la compania fueron tan grandes que comenzo a extenderse por los alrededores, como una plaga invisible, una enfermedad contra la que los lugarenos trataron de protegerse: la contagiosa fiebre del oro. La aldea empezo a llenarse de mineros que alteraron la vida cotidiana de la localidad. Se construyeron casas importantes para los ingenieros --con sus trajes de chaqueta, sus pajaritas y sus sombreros de bombin-- y barracones para los trabajadores, cuyas constantes trifulcas se resolvian con demasiada frecuencia a tiros de pistola que resonaban como el presentimiento de una maldicion. Los ingleses comprendieron enseguida que los beneficios no compensaban los costes y, para alegria de los vecinos, no tardaron en marcharse. Pero aun no se habian apagado los ultimos suspiros de alivio cuando llego una empresa francesa para horadar una nueva galeria desde la mina hasta la orilla del mar. Para lavar los minerales construyeron una estructura de hormigon frente a la playa de Ponzos, que muy pronto se convertiria en la mayor atraccion de la chiquilleria y en lugar prohibido para las mozas casaderas. Elisa no recordaba si aquel laberinto de hormigon llego a funcionar alguna vez, porque la presencia de los franceses en la zona tambien resulto muy breve. Sin embargo, ya fuera producto de su memoria o de su fantasia, se veia a si misma extasiada, mirando como llegaba hasta el lavadero el oro entreverado en la piedra, en vagonetas que se desplazaban por medio de railes, para terminar despues en unas balsas de decantacion donde se separaba el metal noble de las impurezas. Tampoco sabia si era cierto o no, pero ella diria que desde cualquier punto y desde cualquier casa, imponiendose de nuevo como la premonicion de un maleficio, se podia oir el sonido que producian las calderas de vapor al impulsar las ruedas de dos inmensos molinos donde se trituraban las extracciones. Y mientras los parroquianos vivian los ecos de la mina como una amenaza constante, Elisa los escuchaba como el preludio de una emocion desconocida. Con los franceses volvieron las peleas y las pistolas, los escandalos de faldas, los conflictos entre trabajadores y patronos, el alcohol, el juego, el espejismo de la abundancia en las manos de los mineros y el derroche. La fiebre y el delirio. El mal del que habian intentado protegerse los aldeanos. El tiempo habia pasado sobre la mina como un tornado, el antiguo lavadero se encontraba abandonado a su suerte, cubierto de hierbas, envuelto en el mismo manto de agua que rebotaba sin misericordia sobre los paraguas del cementerio y habia convertido el suelo de Cobas en un lodazal. Elisa se miro los zapatos, empapados y hundidos en la tierra que esperaba el cuerpo sin vida del hombre con el que hubiera querido ser feliz. Junto al cumulo de arena que le cubriria para siempre, habia una pila de conchas que ella misma ordeno recoger en la playa de Ponzos para que las colocasen sobre la sepultura. Las mas pequenas irian en los bordes y las grandes sobre el lecho, a modo de un manto que le protegiese de la humedad. El viento desplazaba las rachas de agua de un lado a otro, transformadas en remolinos que acabaron por traspasar la tela de su vestido negro. El rugido era tan fuerte que ni siquiera permitia escuchar el rezo del sacerdote en el ultimo responso. Sin embargo, entre acometida y acometida, Elisa creyo oir el sonido de las campanas que doblaban desde la ermita de la isla de Santa Comba, el lugar donde habia empezado la historia que estaba a punto de enterrar. Antes de que los oficiales cargasen sus palas, mientras el cura pronunciaba el Requiescat in pace, y sin que nadie lo hubiera podido predecir, las nubes comenzaron a abrirse y dejo de llover. Elisa cerro su paraguas, miro hacia arriba y presto atencion a las campanas. !Si, eran las de la ermita! Las mismas que redoblaban en las romerias de cada ultimo domingo de agosto desde que ella tenia memoria. Las que sonaban la tarde en que se comprometio con el hombre mas bueno de la tierra. El que la habia querido toda una vida. El mas dulce y sonriente de la vecindad. Eloy el de las cesteiras, el hijo del tio Mauricio y la tia Juanita. No habia otro, desde el cabo Prior al alto de La Bailadora, que supiera mirar con mas ternura que el, con sus ojos enormes y oscuros, profundos como la bocamina y serenos hasta decir basta. Las mujeres de su familia se habian dedicado, de generacion en generacion, a vender cestos de mimbre en las ferias del concejo. Elisa las habia visto desde su ventana cientos de veces, una detras de otra, desde la zona donde se situaba su casa, las Covarradeiras, hasta perderse de vista en la ladera del monte, cargadas de cestos que transportaban sobre la cabeza atados entre si para formar un solo bulto que superaba con creces el tamano de sus cuerpos. Y a medida que avanzaban aquellas procesionarias por la carretera bordeada de pinos que conducia a Ferrol, se iban incorporando las vendedoras de leche con tres grandes cantaras de zinc cargadas del mismo modo, unidas por las asas, sobre la cabeza, sin mas proteccion que <>, un panuelo enrollado como un pequeno cilindro que actuaba de base para la carga. Cuando era pequena, Elisa solia preguntarse como conseguian aquellas mujeres mantener el equilibrio durante las dos horas que tardaban en cubrir la distancia que las separaba de Ferrol: casi nueve kilometros que tambien harian de vuelta en fila de a uno. Su madre, Rosalia la de las leiteiras, era una de esas mujeres. La hija de un marinero que se pasaba la vida en barcos mercantes y de una mujer enfermiza que aprendio a escribir para que nadie tuviera que leerle las cartas que de vez en cuando le enviaba el marido, y que murio antes de que Rosalia cumpliese los catorce anos, no sin haberle ensenado a equilibrar el peso de las lecheras sobre la cabeza, y a leer y a escribir cuando llegaba la noche. Rosalia se habia casado a los dieciseis anos con Mateo, un mozo de la zona del Priorato que regreso de la emigracion argentina para hacerse cargo de la herencia de sus abuelos, y le dio a Rosalia dos hijas y una vida repleta de ausencias.

  • Sinfin de Martin Caparros

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    Sinfin es una distopia hiperbolica que orbita alrededor de la gran obsesion humana: la inmortalidad. Una novela en la que el escritor y periodista argentino Martin Caparros combina lo mejor de la escritura periodistica y la ficcion.

  • Mia en silencio (Confesiones en la noche 2) de Marion Marquez

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    Francis Laughton, conde de Welltonshire, no ha tenido una vida facil. A pesar de todo, desde su infancia ha aprendido a enfrentar las adversidades con sabiduria y un increible optimismo. Es por esa razon que reconoce su interes por los mas debiles, hasta el punto de ser incapaz de ignorar la desgracia ajena. Melanie Hefferman, hija de un antiguo vizconde, es una joven envuelta en un pasado demasiado oscuro para que alguien se atreva a traerlo a luz. Ignorada por los ojos de la mayoria, se ha refugiado en la soledad... hasta que se encuentra con el. Francis estara decidido a quitarle la mascara y hacerla hablar, no importando que tenga que soportar y a que deba recurrir, incluso, casarse con ella.

  • Una noche con ella. La pasion de Cathryn De Bourgh

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    El estaba acostumbrado a tenerlo todo en esta vida: dinero, exito, mujeres, sexo, pero habria dado todo lo que tenia en esta vida por una noche con ella, por volver a sentir en su corazon el amor, esa maldita locura que tanto miedo da.