• el fin del fin de la tierra - Jonathan Franzen

    https://gigalibros.com/el-fin-del-fin-de-la-tierra.html

    Autor de relevantes novelas como Las correcciones, Libertad y Pureza, Jonathan Franzen esta considerado uno de los mas destacados narradores de habla inglesa de hoy. Espiritu independiente, sin ataduras con las corrientes de pensamiento en boga, Franzen rara vez se ha inhibido a la hora de divulgar sus ideas sobre los problemas y conflictos del mundo actual, exponiendo periodicamente sus reflexiones y su vision del futuro que nos aguarda.

  • EL FIN DEL FIN DE LA TIERRA | JONATHAN FRANZEN

    https://www.casadellibro.com/libro-el-fin-del-fin-de-la-tierra/9788498389340/9026432

    Un homenaje a las librerías, a los libros y a todos aquellos que los aman. Una lectura ideal para recrearse y saborear con un buen te japonés.

  • El fin del fin de la tierra (Salamandra Narrativa) Tapa blanda

    https://www.amazon.es/El-fin-del-tierra-Narrativa/dp/8498389348

    El fin del fin de la tierra (Salamandra Narrativa) : Franzen, Jonathan: Amazon.es: Libros.

  • El fin del fin de la tierra | Penguin Libros

    https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/28320-ebook-el-fin-del-fin-de-la-tierra

    El fin del fin de la tierra. Jonathan Franzen · SALAMANDRA , febrero 2019. Provocadora, ingeniosa y emocionante, esta colección de ensayos es una excelente ...

  • Reseña: 'El fin del fin de la Tierra', de Jonathan Franzen

    https://www.librosdebabel.com/2019/03/resena-el-fin-del-fin-de-la-tierra-jonathan-franzen/

    24 mar 2019 — Lectores decepcionados · Todo ensayo es espejo de su autor · ¿Merece la pena leer este libro? · La prevalencia de los pájaros · El elemento humano.

  • EL FIN DEL FIN DE LA TIERRA - FRANZEN JONATHAN

    http://quelibroleo.com/el-fin-del-fin-de-la-tierra

    Provocador, ingenioso y emocionante, este libro es una excelente ocasión para profundizar en el ideario de un escritor sin duda colosal.

  • EL FIN DEL FIN DE LA TIERRA - JONATHAN FRANZEN

    https://www.agapea.com/Jonathan-Franzen/El-fin-del-fin-de-la-tierra-9788498389340-i.htm

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  • El fin del fin de la Tierra - El Español

    https://www.elespanol.com/el-cultural/letras/20190301/fin-tierra/379963838_0.html

    1 mar 2019 — La mayor parte de los escritos del libro caen en la imprecisa categoría del ensayo personal. Algunos son relatos de viajes, en su mayoría sobre ...

  • el fin del fin de la tierra - Cervantes y compañía.

    https://www.cervantesycia.com/libro/el-fin-del-fin-de-la-tierra_294084

    EL FIN DEL FIN DE LA TIERRA, FRANZEN, JONATHAN, 19,00€. ... Provocador, ingenioso y emocionante, este libro es una excelente ocasión para profundizar en el ...

  • el fin del fin de la tierra - Machado Libros.

    https://www.machadolibros.com/libro/el-fin-del-fin-de-la-tierra_553279

    EL FIN DEL FIN DE LA TIERRA, FRANZEN, JONATHAN (1959), 19,00€. Autor de relevantes novelas como Las correcciones, Libertad y Pureza, Jonathan Franzen está ...

  • Correspondencia a una dama de Blanca Santoro

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    Esta novela nacio de un reto particular. Hace unos meses me propuse escribir una carta romantica y colgarla en mi perfil de Instagram. Soy una autentica enamorada de las epistolas y queria darme el placer de escribir una. Lo que no sospechaba era que acabaria por engendrar 64 cartas de amor. Si, toda una correspondencia que, como puedes suponer, iba a convertir mi muro de Instagram en algo totalmente diferente a lo que es: un espacio intimo donde suelo hablar de literatura. Asi que decidi reunir esas epistolas en un pequeno libro y lanzarlo al mundo para que todos los romanticos pudieran deleitarse de su lectura; tanto, espero, como yo disfrute al crearlo. Y es que el amor tiene mil caras y no todas las personas lo sentimos de igual manera ni lo expresamos del mismo modo. Todos somos unicos y, como tal, esta historia de amor tambien lo es.

  • Maldito diluvio, Miss Smile de Miss Smile

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  • Te encontrare en Navidad de Aitor Ferrer

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    Habian pasado seis anos desde aquella semana que, para Melissa, fue la mejor de su vida. Melissa, una joven malaguena, que decidio junto a sus amigas ir a pasar unas pequenas vacaciones a un camping en Los Canos de Meca, alla por tierras gaditanas, donde no esperaban encontrarse con un grupo de belgas que las harian vivir mil locuras. Disfruto cada momento, cada risa, y, sobre todo, cada mirada que compartio con Christian. Christian, ese chico con el que tuvo un idilico romance que siempre recordaria por los dias tan bonitos que pasaron juntos. A Melissa le parecio un chico de lo mas agradable, ademas de bueno y simpatico, y tan solo bastaron unas horas para que ambos fueran conscientes de que Cupido habia hecho bien su trabajo, disparandoles con su arco, las flechas del amor. Lo que estaba planeado como unas vacaciones con amigas, acabo siendo una breve aventura en compania de esos jovenes llegados a Espana desde Brujas, y con quienes cada dia que pasaba, inmortalizaban en fotos que poder ver cuando llegara la despedida. Entre ellos habian nacido unos sentimientos dificiles de perder, aunque ambos sabian que la distancia que los separaba era importante para volver a verse. El, le dio su numero de telefono, esperando que algun dia le llamara, y compartieron sonrisas y miradas que decian que si, que hablarian pronto, quedando en sus memorias el recuerdo de aquellos dias de verano que habian compartido. ?Cuan caprichoso puede ser el destino, que nos lleva a vivir momentos de lo mas felices, para despues llenar nuestros dias de amargura? Melissa se quedo sin la oportunidad de volver a hablar con Christian cuando perdio el movil. Eso era mala suerte, sin duda alguna, pues en el no solo iba su telefono sino todas las fotos que habian hecho durante esos dias. Solo tenia un nombre, sin apellidos, por lo que encontrar en Brujas al chico con el que habia vivido los dias mas bonitos de aquel verano, iba a ser tarea mas que dificil. Pero ella lo hizo, busco y trato de encontrarlo, queria poder decirle lo que habia descubierto apenas unos dias despues de que sus caminos volvieran a separarse. Melissa se habia quedado embarazada. Busco a Christian durante semanas, pero sin exito, estaba desesperada y lamentaba la mala suerte de haber perdido el movil y, con el, la posibilidad de contactar con el que era el padre del bebe que esperaba. En Malaga vivia con su padre, un viudo farmaceutico que siempre procuro darle a su hija todo cuanto necesitara y, en ese momento de su vida, la apoyo y ayudo con la busqueda del joven belga. Pero los dias pasaban, como tambien lo hacian las semanas y los meses, y Melissa tuvo una preciosa hija a quien llamo Elsa. Juan se convirtio en el abuelo mas feliz del mundo cuando vio la carita de su nina, esa por quien daria todo cuanto tenia, igual que por Melissa. Elsa crecia en un hogar donde no le faltaba el amor de su madre, esa que cada dia le contaba la historia tan bonita que habia vivido con el que era su padre, aunque la nina no lo entendiera porque tan solo era un bebe. Los anos fueron pasando y Melissa seguia contandole ese cuento a Elsa antes de dormir. Le relataba los dias que habian vivido los dos protagonistas de la historia, hasta que tuvieron que separarse. Contaba la pequena Elsa con cuatro anos cuando, una noche antes de dormir, le pregunto a su madre si esos dos personajes del cuento habian vuelto a verse. Melissa, con los ojos vidriosos, contesto que no, que tras perder lo unico que tenia de el, no pudo volver a verlo. Juan, que habia escuchado la pregunta de su nieta desde el pasillo, espero a que saliera Melissa de la habitacion y le dijo que, tal vez, era momento de contarle la verdad a la nina. Decirle que la pareja de la que hablaba en el cuento eran sus padres. Ella lo penso, lo medito durante dias, incluso meses, y finalmente se decidio a contarle la historia completa. Elsa escuchaba atenta cada palabra de su madre, como solia hacer por las noches, hasta que la historia cambio un poco y ella, que a pesar de su corta edad era una nina muy lista, se dio cuenta en cuanto Melissa les puso nombre por primera vez a los personajes del cuento. Quiso saber si ella era ese bebe del que tanto le habia hablado, si cuando hablaba de Melissa se referia a ella misma, y si era Christian el nombre de su papa. Con una sonrisa Melissa contesto que si, que hablaba de ellos tres. Que tenia un buen recuerdo de su papa, pero que nunca lo encontro despues de que perdiera el telefono. Cuando salio de la habitacion donde su hija dormia placidamente, le conto a su padre los planes de viajar a Brujas, necesitaba encontrar al hombre que le habia dado ese regalo tan bonito que era Elsa para ella. Juan, que siempre fue el principal pilar para Melissa desde que perdieran a su madre cuando contaba con solo doce anos, de nuevo estuvo a la altura de las circunstancias y apoyo a su hija en tal decision. Melissa era profesora en uno de los colegios de Malaga, asi que decidio que aprovecharia las vacaciones navidenas para viajar junto a su pequena Elsa hasta Brujas, lugar en el que esperaba encontrar a Christian. Sobraba decir que no iba buscando el oportunismo de que la ayudara con la crianza de la nina, puesto que, aunque en su casa no nadaban en la abundancia, vivian bastante bien con su sueldo y con lo que ganaba su padre con la farmacia que regentaba desde hacia anos.

  • A pesar de los pesares de Aurelio Arteta

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    La ocultamos, fingimos ignorarla, pero por mas que se mire para otro lado, por mas que se cambie de tema o se baje la voz cuando asoma en la conversacion, la vejez, el envejecimiento, estan ahi, forman parte de nuestra vida. Apenas sin percibirlo, hemos cumplido los cincuenta, los sesenta, los setenta.

  • Mi princesa vikinga de Sophie Saint Rose

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    Maisey llevaba toda la vida soportando el odio de su pueblo a causa de su padre. Cuando los vikingos asaltaron su aldea, vio la oportunidad que necesitaba para llegar hasta el, pero su secuestrador decidio reclamarla como suya y convertirla en su esclava. Quizas deberia demostrarle que no le iba a ser facil….

  • Las lagrimas de Hauwa Samuel de Javier Holmes

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    En un control rutinario, una patrulla de la Guardia Civil intercepta un camion y descubre en el interior de su remolque, ocultas, a veinte chicas subsaharianas. Todo se precipita en ese momento y el conductor cae abatido por una bala disparada por uno de los numeros de la patrulla.
    Unos meses mas tarde, Yaiza Cabrera tiene el encargo de investigar la muerte de Leocadio Huidobro, empresario dueno de la flota de camiones entre los que se encontraba el que se utilizo para el supuesto delito de trata de blancas. La autopsia ha dictaminado que se trato de muerte natural, pero una sustancia encontrada en el cuerpo del finado hace sospechar a los dos hijos que no fue tan natural.
    En la lectura del testamento, los dos hermanos se encuentran con que su padre, antes de morir, habia adoptado a una joven de veinte anos y a un adolescente de nacionalidad nigeriana. Por tanto, la asignacion esperada sera mucho menor. A esto se suma que el abogado de la empresa recibira una pequena parte del legado.
    Paralelamente, durante el curso de la investigacion, una muchacha es secuestrada de su pueblo, al norte de Nigeria, sufriendo todo tipo de vejaciones hasta que es instalada en Espana para ejercer la prostitucion. ?Tienen alguna relacion estos hechos con la investigacion de Yaiza Cabrera? Esta no dudara en meter su nariz en los entresijos de la empresa ya que todo apunta a que alguien la ha descapitalizado poco antes del tragico suceso.
    Jovenes capturadas en su pais para ejercer de esclavas sexuales y sometidas a un maltrato inhumano, personas sin escrupulos que no dudan en traficar con seres humanos amparados por el poder de las mafias, empresarios desaprensivos a los que solo les interesa su lucro personal. Estos son los ingredientes de una novela que no dejara indiferente al lector, por su crudeza, pero tambien por la sagacidad de una detective irreverente y desenfrenada que se enfrentara a su tercer caso.

  • Tentacion 1 de Dylan Martins

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    Alexis tiene todo lo que puede desear en la vida: una empresa fructifera y unos empleados inmejorables. ?Que mas podria pedir el soltero que todo lo que toca lo convierte en oro?
    Sin embargo, su vida personal es otra cosa… Cata, modelo y madre de su hija, de quien se separo dos anos atras, esta dispuesta a danarlo de la manera mas ruin que existe: utilizando a la pequena Lucia.
    Para colmo, la aparicion de Olivia le provocara sentimientos que creia olvidados, viendose inmerso en una historia que no esperaba.
    La tentacion sera demasiado grande como para rechazarla. La vida del jefe y de sus empleados cambiara no solo dentro, sino tambien fuera de la oficina.

  • Mariposas en tu estomago (Sexta entrega) de Natalie Convers

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    No hay nadie mas experta en los trabajos de media jornada que Beca: a sus 18 anos no solo es la mayor de cuatro hermanos, tambien es la companera de combate junto a su madre para sacar a la familia adelante a la vez que estudia muy duro para las clases. Despues de que su padre se marcharse sin ninguna explicacion cuando ella tenia solo 16 anos, aprendio una gran leccion: no te fies de ningun tipo con sonrisa arrolladora y un iman natural para las nenas. A pesar de ello, pronto conoce a Alex, un enigmatico y atractivo estudiante de Bellas Artes que puede hacer aparecer magicamente mariposas en su estomago y que irremediablemente cambiara su vida para siempre mediante un giro inesperado del destino.

  • Llamame Por Tu Nombre (LGBT) de Andre Aciman

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    Un viaje por los rincones mas profundos de los sentimientos y del erotismo.

  • Arena en los zapatos de Juan Sasturain

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    <>, novela ejemplar en la que Etchenique advierte
    algunos de los beneficios del caos o, para decirlo con moderacion, del
    desorden, es una novela asombrosa. Bajo el peso y el paso del
    <>, la gran ciudad esta vez se disuelve, se retira hacia
    confines de mar, una playa sola al filo del otono donde todo parece
    convertirse en otra cosa manipulada por el tiempo. Entre otras, en una
    ficcion que juega con los tableros de la memoria y la sospecha
    simultaneamente. Esto, claro, juega a favor del hombre que cada dia debe
    luchar a puno limpio con el desanimo para restablecer un sistema de
    prioridades que el narrador nunca pierde de vista. Publicada por primera
    vez a fines de los ochenta, <> ha adquirido un nuevo
    sabor, mejorado con los anos, como un buen vino. A su genial y demorada
    intriga, a su ritmo exacto, debe agregarsele la perspectiva y el tamano
    que el personaje de Sasturain tomo: leyenda invulnerable, genio y figura
    de un argentino de bien obligado generalmente a mantenerse al margen de
    la ley. Una obra maestra.

  • Un millon de pasos de Daniel Zaragoza

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    El Camino de Santiago ha sido recorrido durante siglos por millones de peregrinos venidos de todo el mundo, algunos atraidos por su espiritualidad, otros por conocer media Espana al ritmo de sus pasos, y la mayoria buscando que la peregrinacion sea el preludio de un cambio de vida.Son los mismos paisajes, senderos y piedras pisadas una y otra vez, pero los peregrinos son diferentes. Cada uno con su historia, con sus miedos y anhelos, con sus ilusiones y con un motivo personal por el que recorrer un millon de pasos por el Camino de las Estrellas.
    “El Camino es la gente que lo recorre”.
    Cuatro peregrinos y dos peregrinas de distintos paises, con sus problemas, traumas, suenos y esperanzas, nos muestran desde su mirada el Camino de Santiago frances. Conoceremos los beneficios de caminar cada dia cargando con lo necesario, en contacto con la naturaleza, hablando con desconocidos, con tiempo para pensar y conocerse a si mismo, llevando una vida sencilla, asombrandote con cada descubrimiento y con un sueno que cumplir. Pero como en la vida, en el Camino no todo es maravilloso. Tambien hay que lidiar con el sufrimiento, el cansancio, personas toxicas, abusos sexuales, e incluso, la muerte.
    No estamos ante una guia de viajes. Puedes disfrutar de este libro tanto si eres amante del Camino, como si no, pues posee todos los elementos que debe tener una buena novela.
    Basada en hechos reales, ya sea vividos directamente por el autor al recorrer el Camino o contados por los muchos peregrinos y hospitaleros conocidos.

  • Tenebris de Monica Benitez

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    Eiver --!Zaiguer! --lee nuestro adalid en voz alta y fuerte tras sacar un papel de la urna. Sonrio, Zaiguer es un chico fuerte y muy capaz de defenderse, a su lado, quiza logre sobrevivir un par de dias. --!Y por ultimo...! --grita metiendo la mano en la urna de las chicas. --!Me presento voluntaria! Mi voz suena por encima del silencio y de la inquietud que produce siempre este momento. Todos se giran hacia mi con asombro, lo que aumenta mi ritmo cardiaco al sentirme el centro de todo. --?Que demonios haces? --susurra mi amigo Brano a mi lado--?te has vuelto loca? --Tengo que encontrar a mi padre y a mi hermano--murmuro notando como me late el corazon con fuerza. --?Quien ha hablado? --pregunta el adalid. --Yo, Eiver--contesto hecha un mar de nervios y tambien cagada de miedo. --Acercate--ordena bajando de lo que el llama el pedestal. Aunque no es mas que una enorme roca plana que sobresale de la tierra. Todos los aldeanos se hacen a un lado para abrirme camino hasta el, que me espera con una sonrisa de labios finos y rectos que no se descifrar, mirandome con sus profundos ojos negros y ese pelo grisaceo y brillante que tapa parte de su futura calva. --Pudiste presentarte voluntaria hace meses, ?por que ahora? ?Es que hay algo que nos ocultas? Como era de esperar, se muestra desconfiado, tipico del hombre que nos gobierna. --No, senor--respondo con el corazon encogido--antes no estaba preparada, ahora si. --Ya--se rie con ironia--?A que te dedicas? --Herborista, soy herborista. Me mira con el ceno fruncido mientras un silencio sepulcral nos rodea esperando su respuesta, ahora mismo siento panico, antes esto era voluntario, cada semana dos personas se ofrecian para salir al otro lado de nuestros muros en busca de algun lugar donde trasladar nuestro asentamiento, nuestros recursos de agua se agotan, tres de nuestros cinco pozos ya estan totalmente secos, si no encontramos ese lugar pronto, no solo pasaremos sed, tambien pasaremos hambre. Al principio era asi, gente voluntaria la que se ofrecia, pero tras varias semanas viendo que nadie regresaba, los voluntarios dejaron de aparecer. Despues de una corta reunion entre el adalid y los miembros del consejo, se tomo la decision de incluir los nombres de todas las personas a las que ellos consideran prescindibles en dos urnas, una con los hombres y otra con las mujeres, y cada semana dos nuevas personas son elegidas para lo que todos consideran una mision suicida. --Nos sobran herboristas, lo cual te hace prescindible, ve a descansar, saldreis al amanecer--ordena dando la seleccion por concluida. Brano me coge del brazo con fuerza y me arrastra por todo el campamento hasta llegar a nuestro arbol, ese en el que tantas veces hemos reido y llorado juntos, donde nos hemos consolado el uno al otro. El es mi mejor amigo, mejor dicho, mi unico amigo teniendo en cuenta que aqui la amistad es un lujo que muy pocos se permiten, lo primero es la supervivencia, y si para ello tienes que traicionar a un amigo, se hace. Brano y yo no pensamos asi. --!Estas loca, joder! --grita iracundo--?como se te ocurre? Eres herborista, no sabes cazar, no sabes defenderte, ni siquiera sabes utilizar el cuchillo. No duraras ni una noche ahi fuera. --Me las apanare. --?Te las apanaras? Dime una cosa, ?que haras si algun salvaje de los asentamientos vecinos te ataca? ?O los moradores y los canibales? ?Te defenderas con una planta? -- pregunta mordaz, lo que me deja sin respuesta a la espera de que se calme. Por fin se sienta junto al tronco, encoge las rodillas y se las abraza mientras me observa intentando descifrar lo que pasa por mi mente. --?Por que? --susurra. --Ya lo sabes--contesto sentandome a su lado--tengo que encontrar a mi padre y a mi hermano. Brano suspira derrotado, sabe que nada me hara cambiar de opinion, y aunque lo consiguiera ahora ya es tarde, nadie puede retractarse de una decision asi. --Nadie ha vuelto, Eiver, mas de setenta personas han salido ya ahi fuera y ni uno solo de ellos ha vuelto, sabes que mi padre tambien esta entre ellos, pero tenemos que aceptar que estan muertos. --Me niego a pensar eso, quiza un lugar habitable donde cavar pozos esta mucho mas lejos de lo que pensabamos... --Los primeros partieron hace nueve meses, nadie puede caminar tan lejos sin toparse antes con el bosque oscuro de Tenebris, por no hablar de que antes se habran tropezado con varias comunidades de salvajes, con moradores, canibales... Salir ahi fuera es un suicidio y lo sabes. La piel se me eriza y un nudo de panico aterriza en mi pecho para quedarse, pero siento que es lo que debo hacer. --?Y que mas da? Ya has oido al adalid, soy prescindible, mi nombre esta en esa urna y tarde o temprano hubiese salido, solo he adelantado los acontecimientos. --Eso no lo sabes, quiza entre tanto hubiesen encontrado una solucion. --?Que solucion? --le corto--el agua se acaba, la mitad de los cultivos estan secos, las raciones diarias son cada vez menores, si no nos matan ahi fuera, acabaremos muriendo de sed o matandonos entre nosotros por las ultimas gotas de agua aqui dentro. --Si me hubieses dicho tu mierda de plan te hubiese acompanado. --Lo se, por eso no tenias que saberlo, aqui estas a salvo, Brano, estudias medicina, tu nombre jamas entrara en esa urna--sonrio. --Ya, pero olvidas que el agua se acaba--sonrie tambien. --Alguien encontrara un nuevo asentamiento, estoy segura. Seria muy heroico afirmar que ese alguien sere yo, pero no sera asi, Brano tiene razon, mis posibilidades de sobrevivir ahi fuera son muy pocas, por no decir ninguna. --Toma, llevate esto--dice entregandome su brujula. --Ni hablar, no puedo aceptarla, era de tu abuelo y se lo que significa para ti. --Escuchame, la vas a aceptar--ordena colocandola en mi mano--aqui la mision siempre es la misma, todos los que salen ahi fuera son enviados al este o al oeste para seguir la linea paralela del resto de asentamientos. --?Como sabes eso? --Oi parte de una conversacion entre el adalid y los consejeros, ya sabes como es la zona donde nos encontramos, ?no? --Pues la verdad es que nunca me ha quedado muy claro. --Da igual--dice cogiendo un palo y comenzando a dibujar en el suelo--este es nuestro asentamiento, y esto de aqui, las enormes montanas que ves ahi--senala a nuestras espaldas. Siempre me han producido mucha impresion, por mas que las veo a diario no consigo acostumbrarme a ellas, son enormes paredes verticales de rocas escarpadas que escalan hacia el cielo sin limite. Jamas hemos visto la cima, a partir de cierta altura siempre estan cubiertas por una densa niebla grisacea, son algo infranqueable. Sabemos poco de lo que sucedio durante los seismos, solo que murio mas del noventa por ciento de la poblacion mundial y que el mundo, tal y como era antes, dejo de existir para dejar paso a otro nuevo. Los mapas antiguos no sirven de nada, la orografia cambio completamente, donde antes habia una ciudad, ahora perfectamente puede haber una montana escarpada como la que tenemos aqui, o simplemente estar hundida bajo el mar. Segun los contadores de historias, esta montana no deberia estar aqui, se formo porque dos placas tectonicas chocaron con tanta fuerza que elevaron la tierra, dejando como prueba del impacto la monstruosidad junto a la que vivimos. --Esa montana se extiende a lo largo de toda la zona norte, nuestros exploradores nunca han encontrado el final, tanto en un sentido como el otro. Nuestro asentamiento, como todos los demas, se encuentra al pie de esta montana, por lo tanto--dice trazando una linea por debajo de la montana que ha dibujado--solo hay tres direcciones posibles cuando sales de aqui, este, oeste o hacia el sur. --El sur esta prohibido--susurro mientras un escalofrio me recorre la espalda. --Exacto, en el sur esta el bosque oscuro de Tenebris y ya sabes lo que se dice de el. --Que esta maldito--vuelvo a susurrar. Mi mente vuelve atras en el tiempo para recordar la ultima vez que nos sentamos alrededor de Kolian, el contador de historias de nuestro poblado. Desde que tengo memoria, todas las noches de luna llena nos reunimos todos en la explanada principal, se enciende una gran fogata, y Kolian, uno de los ancianos del poblado y al que todos conocemos como el contador de historias, nos recuerda entre otras muchas cosas, porque no debemos adentrarnos en el bosque oscuro, o Tenebris, como le llamamos nosotros. "Nadie que se haya adentrado en el bosque oscuro mas de cien pasos ha logrado salir, segun cuentan quienes han tenido la astucia necesaria para dar media vuelta a tiempo, en cuanto pones un pie dentro de sus limites, los dias se vuelven como las noches, la densidad de su vegetacion no deja paso a la luz del sol, el frio alli es como el peor de los inviernos. Cuentan que se oyen susurros de las almas perdidas, lamentos de quienes han sufrido las mas agonicas de las muertes..." Respiro profundamente y me centro de nuevo. --Ya sabes que la aguja de la brujula siempre senala el norte--dice mirandome fijamente. --Si. --Bien, porque si alguna vez te encuentras en apuros serios, quiero que utilices la brujula y te dirijas al sur. --?Hacia el bosque oscuro? --pregunto atonita. --Si. --Nadie ha salido de alli con vida, Brano--comento sorprendida de que mi amigo quiera que me dirija hacia una muerte segura. --Eso no lo sabes, ni tu, ni yo, ni nadie--sentencia. --?Que quieres decir? --Desde pequenos siempre nos han contado la misma historia, que nadie ha salido, pero ?y si no es cierto? Puede que no hayan salido porque a lo mejor lo han atravesado, y lo que han encontrado al otro lado ha sido mucho mejor que lo que tenemos aqui y simplemente hayan decidido quedarse. Le observo con una mezcla de miedo e intriga, Brano siempre ha destacado por su inteligencia, pero tambien por ser prudente, y esto ultimo no encaja con lo que me esta aconsejando. --Recuerda que todos los que han tomado la decision de entrar eran proscritos, gente que habia cometido algun delito penado con la muerte, es normal que no saliesen, Eiver, aqui les esperaba una muerte segura, en el bosque tenian una oportunidad. --No sabia que pensabas asi...

  • No mas miedo de Erica Jong

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  • La naturaleza amenazada de Miguel Delibes

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    Este libro incluye tres obras del escritor espanol Miguel Delibes que, aunque de caracteristicas diferentes, comparten un mismo tema: la defensa de la Naturaleza amenazada por la tecnologia de nuestra avanzada civilizacion industrial.

  • Los ninos de mangle de Martin Doria

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    Los ninos de mangle inicia la saga del personaje Efrain Sanchez (alias El Caiman), en la tradicion del relato detectivesco urbano. El escenario es el Caribe Colombiano, desde la peninsula desertica que se adentra en el Mar de las Antillas hasta el corredor del gran turismo que opera en las ciudades coloniales de Santa Marta y Cartagena, con cuartel central en la Barranquilla moderna y cosmopolita. La muerte de una prostituta y la desaparicion de su hija, la pequena Carol, sumergen a Efrain (expolicia militar, fanatico del beisbol y de las mujeres caribenas) en el mundo de las redes de turismo sexual infantil en las pobrisimas comunidades anfibias de la Cienaga del Magdalena. Una trama que se desarrolla en el entorno de la liberal epoca de carnavales, con las negociaciones del tratado de paz con las FARC como dramatico telon de fondo. <>. FERNANDO MARIAS

  • El Cielo De Bitinia de Miguel Angel Manrique

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    Nicomedia, provincia de Bitinia. Ano 284 d.C. El cuerpo del emperador Numeriano es descubierto sin vida. El caos se apodera del Imperio romano en su etapa mas critica ya que se encuentra envuelto en una profunda crisis politica e ideologica. La depresion y la decadencia amenazan con destruirlo todo. Los continuos conflictos religiosos entre cristianos y paganos son cada vez mas frecuentes y virulentos, tratando de disputar la supremacia oficial del Imperio. El incremento politico del ejercito tiene al Senado entre las cuerdas y pone en riesgo la soberania de Roma. Pero la muerte del emperador no ha pasado desapercibida: alguien sabe quien y como ha perpetrado el asesinato. Alguien tiene el poder de cambiar el rumbo del Imperio romano.

  • Que volvamos a vernos de Amanda Garcia

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    El reloj marca las doce en punto y mi cuerpo me pide escaparme de nuevo. Antes, debo de prepararme para ir a misa, como cada domingo, con mi padre y mis hermanas. He de reconocer que, a pesar de mi querer a Dios, temo aburrirme como de costumbre. Mas mi padre, buen hombre desde que tengo memoria, dice que debemos ir y de ese modo honrar a nuestra madre que con Dios descansa en su seno. Pero yo solo quiero que lleguen las cinco de la tarde y poder correr hacia la hemeroteca municipal. Alli, mi refugio, me siento en paz, sin tener que ocuparme de lavar y peinar a mis hermanas o de fregar con esmero el patio. Tan solo se me permite estar hasta las siete fuera de casa, pero para mi es mas que suficiente. Carmen, la secretaria del edificio, me ha acabado cogiendo carino y me deja poder llevarme el libro a casa para poder terminarlo y devolverlo el domingo siguiente. Siempre me dice que estoy invitada a ir cuando quiera y, que, de mayor, sere la mujer con mas cultura del mundo. La misa acaba de terminar y llega la hora de almorzar. Hoy he preparado sopa porque se que a mi senor padre le agrada y, realmente, es facil de hacer, de modo que me dara tiempo a tener todo limpio para cuando den las cinco de la tarde y pueda salir. En mi camino hacia la hemeroteca, veo pasar a multitud de ninos jugando con sus padres, abuelos dando un paseo e incluso parejas dadas de la mano. Mi madre siempre me decia que los hombres no traen mas que desgracias y que procurase buscar a uno bueno que me cuidase para toda la vida, !ay madre, cuanto la echo de menos! Pero la verdad que me llama la atencion como sera eso de ser querida por un chico. Mi amiga Margarita, con la misma edad que yo, ya tiene fecha para su futura boda con un hombre diez anos mayor que ella y, siendo sincera, no es algo que a mi me gustase vivir. Por eso, prefiero ahora vivir las historias de amor que se narran en los libros y ser libre el tiempo que me quede. --Buenas tardes, Clarita --dice la secretaria. --Buenas tardes nos de Dios --respondo educadamente. La secretaria me pregunto que tal se encontraba mi familia y me invito amablemente a sentarme y leer el libro que escogiese. Escoger, que dificil decision. Tantas historias contadas en cada libro que nunca se por cual decantarme, hasta que vi uno que me llamo la atencion. No era de un tamano muy grande, mas bien mediano podriamos decir, y su aspecto era sobrio y descuidado, como si ya tuviese muchos anos. Se notaba que era un libro poco usado, ya que me costo lo suyo poder alcanzarle y tenerle en mis manos. Al sostenerlo, pude sentir que no se trataba de un libro cualquiera. Sus hojas y su portada se encontraban deterioradas por el paso del tiempo y desprendian un fuerte aroma a baul olvidado La intriga pudo conmigo y me dispuse a comenzar a leer la primera hoja, que comenzaba de este modo: Diario de 1854 Hoy comienza mi nueva vida. Llevo mentalizada de este momento desde bien pequena y es lo mejor para todos. Es mi sexto dia como novicia en el convento de San Cadalso y me produce terror el hecho de sentirme sola. Son las seis de la manana y me dispongo a ponerme los habitos y bajar a rezar a la capilla. Sor Maria, la abadesa del convento, me estuvo explicando en mi llegada todos los horarios que debia de cumplir. Mi hermano mayor, que me acompano hasta la propia puerta del convento para despedirse de mi, hizo multitud de preguntas con el fin de quedarse el mismo tranquilo sobre como seria mi vida espiritual en aquel lugar. Se de buena mano que no es de su agrado que tome los votos y me aleje de nuestra bien amada familia, mas mis padres asi han requerido y mi voluntad es obedecerles. De bien pequena, me gustaba fantasear con mi hermano acerca de un futuro prometedor y dichoso, en el que viviriamos juntos y felices dedicandonos a aquello que nos apasionara. Sin embargo, a mi corta edad de nueve anos, pude entender por mi misma que eso no ocurriria. Mi madre, Magdalena Infante, hija de unos pequenos burgueses, quedo embarazada de su tercer hijo, esta vez un varon de nombre Jose, que apenas estuvo con nosotros seis meses de su vida. Tras la perdida de mi hermano pequeno, mis padres cambiaron y apenas mostraban afecto por sus otros hijos. Con tan solo quince anos mi madre me anuncio que en mi mayoria de edad entraria a formar parte de un convento y me ganaria de ese modo una buena reputacion como cristiana. Yo ni siquiera pude intervenir y me resigne a acatar la decision de mi senora madre. Son las ocho de la manana, la misa acaba de terminar y mis entranas empiezan a rugir hambrientas. Si algo bueno tiene estar en el convento, es que nunca me faltara un plato caliente que llevarme a la boca, aunque bien es cierto que sus inconvenientes tiene tambien. Entre estas cuatro paredes la mayor parte de las mujeres son senoras de mas de sesenta anos de edad, que han decidido dedicar su vida a Dios y, la verdad, que me siento fuera de lugar entre ellas. Por ello, le rezo al Divino para que me envie una novicia que, como yo, con mi edad y mis temores, podamos compartir el tiempo. Mientras tanto, tan solo me queda aguardar y esperar que el tiempo pase. Al llegar la noche, las monjas me reclaman para reunirnos a rezar por ultima vez antes de acostarnos, pero un estrepitoso ruido interrumpe nuestras oraciones. Sor Maria Eugenia decide ir a la puerta principal para ver quien osa llamar a nuestro hogar a tan altas horas de la noche, y yo decido acompanarla por lo que pudiese pasar. Al abrir la puerta, encontramos a un hombre mayor, de unos sesenta anos y de buen parecer, rodeado de tres caballeros y una joven. Que alegria me lleve al ver a una jovencita de mi edad despues de pasar todo este tiempo con personas que me triplicaban los anos. --Buenas noches, Madre. Disculpe tan inadecuadas horas, pero nos ha surgido un percance a mi familia y a mi mismo, y es de extremada gravedad poder hablar con la responsable de su bien conocido convento --dijo el senor de manera firme y respetuosa. --Buenas noches, caballero. Si me acompana usted y sus acompanantes, podran hablar de inmediato con Sor Maria, abadesa del convento. Tras pronunciar dichas palabras, el misterioso hombre junto a los caballeros y la joven que la acompanaban entraron sin miramiento alguno con el fin de hablar con la madre superiora. Reconozco que en mi breve vida me habia topado con infinidad de hombres y mujeres, pero ninguno de los que habia visto se asemejaban a los que vi en esta fria noche. Todos vestian hermosos ropajes, incluso la joven, que lucia un hermoso vestido color marfil y una pamela a juego que dejaba entrever su rostro. La curiosidad cada vez era mayor en mi y las preguntas se agolpan en mi cabeza, ?quienes serian?, ?que les habria ocurrido?, ?que querran?… Al llegar al salon principal, Sor Maria nos pidio que abandonaramos la sala a excepcion de los invitados, pero la intriga pudo conmigo, de modo que pongo mi fino oido al ras del porton de madera con el fin de escuchar la conversacion. --?Desean tomar algo? A pesar de que somos una comunidad humilde gustamos de tener buen trato hacia nuestros invitados --dice la madre superiora. --No se moleste senora --responde el mas joven de los caballeros. He de reconocer que en el fue en el primero que me fije. Sus ropajes y su rostro me resultaban conocidos, como si en otra vida nos hubiesemos encontrado. --Vera usted Madre --continua diciendo el hombre mayor--. Tan solo venimos de paso. Ayer al alba, mis hijos, aqui presentes y uno mismo, decidimos partir hacia Canaluero para resolver unos asuntos pendientes, pero uno de nuestros caballos sufrio un percance y anduvimos hasta, gracias a Dios, encontrar vuestro convento. Por ende, nos gustaria alojarnos esta noche y la del dia siguiente a ser posible. Siempre y cuando no seamos un inconveniente. --En absoluto senor... perdone la indiscrecion, pero aun no han mencionado sus nombres -- responde Sor Maria --Mi nombre es Pelayo de Borbosa, y estos son mis cuatro hijos Carlos, Esparto y mis dos hijos menores Felipe y Lourdes --contesta Don Pelayo. A los pocos segundos, comienzo a escuchar una voz que grita mi nombre "Catalina, Catalina". Es la madre superiora que me llama para ir al salon principal, y para que nadie sospeche que me habia quedado escuchando a traves de las paredes, se me ocurre la ingeniosa y desafortunada idea de entrar corriendo a la sala, como alma que lleva el diablo. Pero tal fue mi desgracia, que yo, vestida con los habitos aun de novicia, tropece nada mas abrir la puerta con tal fin de ir a parar sobre los brazos de Felipe. Enseguida mi rostro se torno colorado y la verguenza se apodero de mi.--Lo siento muchisimo senor, no era mi intencion --digo con un hilito de voz con el fin de disculparme. --No se preocupe Hermana, ha sido un accidente --me responde amablemente el joven muchacho y me sonrie. Juro que, por un segundo, mientras el muchacho se disculpaba, nuestras miradas se entrecruzaron y senti que el mundo se habia detenido. Pero ese esplendido resplandor de felicidad es interrumpido por la voz de Sor Maria. --Nuestra querida Catalina aun es novicia, aunque le queda poco para tomar los habitos, si es que no tiene mas descuidos como los de hoy. Acompana a los senores y a la senorita a los aposentos de la entrada, las monjas y yo dormiremos juntas en otro lado --me indica Sor Maria. Y asi lo hago. Acompano a los invitados a sus dormitorios y me dirijo yo al mio, a sabiendas de que en escasas horas llegara la hora del rezo de primera hora de la manana.

  • El reto del multimillonario (Los Sinclair 1) de J. S. Scott

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  • Era tarde, muy tarde de James Kelman

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    Sammy Samuels, 38 anos, tipico representante de la clase baja de Glasgow, ratero y exconvicto, se despierta un dia tirado en una acera tras dos dias de borrachera. No tarda en liarse a tortas con unos policias y pasa la noche en la carcel. Ya alli, poco a poco toma consciencia de su estado: le han dejado molido y esta completamente ciego. Cuando por fin regresa a casa se da cuenta de que su novia se ha ido.

  • La Legion. (Todos mis demonios 5), Veronica A. Fleitas Solich de Veronica A. Fleitas Solich

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    Con un proyecto de futuro entre sus manos, Eliza y Vicente se enfrentan a la realidad que parece no querer darles respiro.
    Milenios de enfrentamientos convergen en una situacion imposible de esquivar.
    La Tierra se ha convertido en el campo de guerra de demonios y angeles, y determinar quien es amigo y quien enemigo siquiera es tan simple como descubrir la verdad.
    Acompana a tus demonios y angeles favoritos es este ultimo tramo de su camino hacia el fin de la historia que dejo tu alma marcada.
    Amor, coraje, amistad, sacrificio. Nuestros personajes daran todo de si en “La Legion” el quinto y ultimo libro de la saga “Todos mis demonios”.

  • Hijas del sur de Deb Spera

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    Una conmovedora novela protagonizada por tres inolvidables mujeres surenas en los duros anos que precedieron a la Gran Depresion.

  • Amor en invierno (Las Cuatro Estaciones 2) de Lola Cooper

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    Gadea y Rodrigo son dos de los mejores consultores de Madrid y trabajan en empresas rivales. Cada uno hara todo lo que este en su mano para vencer al otro, con juego sucio o sin el. Sin embargo, a pesar ser enemigos a muerte, ambos tienen que luchar contra la extrana atraccion que sienten.
    Cuando Gadea se encuentra a Rodrigo en la estacion de esqui donde tiene lugar un famoso congreso de consultores, maldice su suerte, pero sera alli donde, enfrentados a una de las situaciones mas dificiles de sus vidas, descubriran por fin lo que de verdad se esconde mas alla de esas fachadas de arrogancia y profesionalidad tras las que ambos se protegen.

  • Cuando el olvido nos alcance – Raul Garcia Reglero de Raul Garcia Reglero

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    En un mundo sin memoria, cuatro personas conviven con el resto de la poblacion en un planeta distribuido por comunidades donde la gente se agrupa en funcion de su capacidad economica. No existen las fronteras. Cualquiera puede residir en cualquier lugar, siempre que se lo pueda permitir.
    La historia de la humanidad ha sido eliminada. La manipulacion mental, ampliamente aceptada, permite borrar los recuerdos mas dolorosos, otorgando a las personas que se someten a ella, una nueva libertad.
    El hacking mental es utilizado por grupos mafiosos sin escrupulos con la intencion de manipular a su antojo a una parte de la poblacion. Solo la Amapola, un movimiento que no se resigna a aceptar este orden, se opone con vehemencia.
    Sin embargo, la intrinseca confusion ligada a esta sociedad, hace que nadie sea lo que aparenta.

  • La luna en la puerta de Andrea Tome

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  • Amos y Mazmorras I de Lena Valenti

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    Amos y mazmorras 1

  • Anochecer de Isaac Asimov

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    El planeta Kalgash esta al borde del caos, pero solo unas pocas personas se han dado cuenta de ello. Kalgash conoce unicamente la luz diurna perpetua, pues durante mas de dos milenios la combinacion de sus seis soles ha iluminado el cielo. Sin embargo, ahora empieza a reinar la oscuridad. Pronto se pondran todos los soles, y el terrible esplendor del anochecer desencadenara una locura que marcara el final de la civilizacion.

  • Modelo descarado (Novela Romant de Carmen Gracia

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    El Sol se escabullia por entre las rendijas de las persianas y el ruidoso despertar de la ciudad se filtraba por debajo de la ventana. En la cama una joven chica dormia placidamente, su pecho subiendo y bajando con suavidad. Su larga cabellera color azabache contrastaba con las blancas sabanas que la arropaban, su rostro hundido bocabajo en la almohada. La piel desnuda de su espalda parecia brillar bajo la luz que le tocaba. A su lado, la otra mitad de la cama se encontraba vacia. La tranquilidad que reinaba en la habitacion fue interrumpida por el estridente sonido del reloj despertador dispuesto en la mesita de noche. La joven se removio entre las sabanas aun con los ojos cerrados, maldiciendo por lo bajo mientras su mano buscaba a tientas la fuente de tanto alboroto. Cuando su mano hubo alcanzado el reloj despertador, presiono el boton de apagado, entreabrio sus ojos e inhalo profundamente. Aun con los ojos entrecerrados se levanto de la cama y se encamino hacia el cuarto de bano. Al entrar, el resplandor de la luz del dia que se le colaba por las ventanas le golpeo de lleno en la cara. Odio las mananas, penso. Abrio el grifo del lavabo, junto un poco de agua en sus manos y se las llevo al rostro, dejando que el agua fria recorriera cada centimetro de su piel y resbalara hasta su pecho. Por sus senos, pequenas gotas de agua se abalanzaban hacia el suelo. Alzo la vista y miro hacia el espejo colgado frente a ella, su cansado reflejo le sostenia la mirada. Nina tenia 23 anos, aunque la mayoria de las personas pensaba que era de mayor edad. Si bien su contextura iba acorde con sus veintitantos, su bello rostro de rasgos finos y delicados le conferia un aire elegante que hacia a mas de un hombre voltear cuando pasaba. Ademas, Nina era una talentosa fotografa con potencial y talento por explotar, o al menos eso decia su padre. Lastima que desperdicie su tiempo en esta ciudad de poca monta, pensaba para si misma, como completando la frase. Se sento en el inodoro con pereza, estiro su mano dentro la ducha y giro la perilla del agua caliente. Espero unos segundos a que el agua calentara, probo la temperatura con sus dedos y bostezando, se quito las bragas y se adentro a la ducha. Sintio como el agua se deslizaba por su piel hasta el piso de la regadera mientras sus manos recorrian con delicadeza la extension de su cuerpo. Un suave temblor le estremecio cuando sus manos se pasearon por entre sus piernas. No, ahora no tengo tiempo, quizas mas tarde, penso. Al salir de la ducha se envolvio en una toalla y camino hasta la cocina. Su cabellera mojada iba dejando un leve rastro de gotas detras de ella. En el medio de la cocina, se encontraba una pequena mesa de comer y sobre ella, un plato con restos de tostadas, un vaso de jugo de naranja a medio terminar y una caja de cereal de chocolate. Nina le echo un vistazo y con fastidio, abrio la puerta del refrigerador y produjo una botella de leche; acto seguido, cogio una cuchara y una taza limpia del gabinete y las puso sobre la mesa. Tomo asiento mientras servia su desayuno, mirando de nuevo los restos de tostada a su lado. Parece que volvio a irse con prisa, penso, llevando una cucharada de cereal hacia su boca. Se habian conocido hace tres anos en el campus de la universidad. Ella caminaba por los jardines tomando una par de fotografias para una asignatura del curso, cuando un joven rubio de caminar despreocupado capto su atencion. Iba de camisa a cuadros y cabello largo hasta los hombros, su barba poblada le conferia un aspecto rustico, de montaraz. Nina se apresuro en tomar su camara y ajustar el enfoque del lente para capturar la imagen de aquel joven atractivo que se paseaba a lo lejos. El chico debio sentir su mirada porque volteo en direccion hacia donde se encontraba Nina y tras un instante de confusion, una sonrisa se dibujaba en su rostro. Empezo a caminar hacia donde se encontraba ella, mientras Nina se daba media vuelta y empezaba a andar con paso apresurado. !Que torpe fui!, penso mientras caminaba hacia la salida de los jardines. El chico gritaba algo detras de ella pero estaba muy apenada para voltear asi que siguio caminando apresuradamente, casi empezando a correr. Al fin se detuvo cuando una mano se poso sobre su hombro. Se dio vuelta lentamente y encontro al joven rubio, jadeante y sonriente, parado detras de ella. – Pense que nunca te alcanzaria – dijo el chico entre jadeos, aun sonriendo. Algo en su sonrisa hizo que su corazon comenzara a latir mas deprisa. Una esencia intangible, un elemento sorpresa, lo que los franceses llamaban Je ne sais quoi. Fuese lo que fuese, la atrapo. Luego de una charla incomoda que duro unos pocos minutos, Pablo, el que resulto ser el nombre del apuesto chico rubio, la invito a salir. En su primera cita terminaron desnudos en la parte trasera del coche. No paso mucho tiempo antes de que comenzaran a vivir juntos; sus dias los pasaban contando los minutos hasta que volviesen a encontrarse luego del trabajo, sus noches se extendian en un infinito retozar de cuerpos entrelazados. Pero eso habia sido tres anos atras, hoy no quedaban ya rastros de aquel ardor. Luego de dos anos viviendo juntos, Pablo empezo a trabajar con su padre en lo que comenzo siendo un trabajo sencillo, sin muchas responsabilidades, dinero facil. Conforme fue pasando el tiempo fue subiendo de cargo dentro del negocio y con cada peldano que escalaba, se fue perdiendo un poco de aquel chico risueno de andar despreocupado. La camiseta sencilla la cambio por un traje de negocios y su cabello y barba crecidos, por un corte bajo y un rostro bien afeitado. El calor que una vez habia encendido su pecho, ahora era un frio silencioso. Nina se encontraba impavida mientras lo veia distanciarse cada vez mas. Ultimamente le costaba trabajo recordar al chico que habia conocido tres anos atras. Ultimamente Pablo no pasaba mucho tiempo en casa. Ultimamente esto le importaba cada vez menos. Su vista se dirigio hacia las fotografias a blanco y negro que se encontraban colgadas en la pared de la cocina. Recuerdos de su viaje a Italia para su segundo aniversario. En una de las fotografias, Pablo sonreia mirando hacia la camara mientras sostenia una pequena moneda entre su dedo pulgar e indice, detras de el una magnifica fuente ocupaba el paisaje. Fontana di Trevi, recordo Nina, ni siquiera senti el impulso de pedir un deseo, tenia todo lo que queria. En la siguiente fotografia, Nina reia mientras manejaba una vieja bicicleta por un camino empedrado; la imagen habia salido fuera de foco pero el recuerdo de aquella hermosa tarde y el hecho de que hubiese sido Pablo quien la tomara, le habia valido su espacio en la pared junto a las otras fotografias. En la tercera fotografia se apreciaba un retrato de los dos, abrazados y sonriendo a la camara. Termino su desayuno en silencio, recogio los trastes de la mesa y los enjuago en el fregadero. * * * * Salio del departamento con un bolso colgado a su lado y un portafolio de plastico en la mano, y se encamino hasta el metro que le llevaba al trabajo. Habia ajustado su recorrido diario de modo que caminaba por las calles mas transitadas del pueblo, le gustaba ver a la gente caminar hacia su destino. Nina vivia en una pequena ciudad del norte de Espana. Aunque no habia tantas personas como lo habria en una gran urbe, le reconfortaba de igual forma su pequeno trafico matutino. Tomo el metro y se bajo en la sexta estacion del recorrido. Tras caminar un par de cuadras, subio las escaleras de un viejo edificio de ladrillos en medio de dos enormes tiendas por departamento. Sobre la entrada, un viejo letrero pintado a mano rezaba "El Nuevo Panorama". Aunque de nuevo no tiene nada, se decia a si misma Nina con fastidio cada vez que leia el anuncio. Saludo amablemente a una senora mayor de pelo blanco y mejillas rosadas que se encontraba sentada detras de un alto escritorio en el amplio vestibulo del edificio. La Sra. Strauss era la recepcionista del establecimiento casi desde el momento de su fundacion, 40 anos atras. Habia llegado al pais desde Alemania sin saber hablar ni un poco espanol, cosa que no habia parecido interesarle en cambiar durante el resto de su estadia en el pais, ya que todavia hablaba con un fuerte acento aleman y seguia sin comprender al menos la mitad de las palabras que escuchaba. Recepcionista, logico trabajo para alguien que no habla ni la mitad de espanol, ?no?, penso Nina con gracia cuando la conocio en su primer dia en el trabajo. Claro, siempre ayuda haber tenido un fugaz amorio con el jefe para lograr mantenerte en el puesto, acoto su nueva companera de trabajo cuando le comento sobre la Sra. Strauss, Dicen que era muy guapa, como una estrella de cine. Aunque creo que mas bien, estrella de cine porno, porque para poder mantenerse el trabajo tanto tiempo, tu diras..., termino entre carcajadas. – Buenos dias Senorrita Brraga, dia tan bonito - le saludo la Sra. Strauss – Asi es Sra. Strauss, el dia esta hermoso, ya llego la primavera. – Ya dije que no me llamarras Srra. Strauss carrino, llamame Eva - le reprocho la Sra. Strauss. – Esta bien, Eva - respondio Nina sonriendo - ?Tiene algo para mi hoy? – ?Como dice? - pregunto la Sra. Strauss. – Que si tiene hay algo para mi. Algo que llego en el correo para mi - explico Nina con tranquilidad. – ?Como? !Ah!, !Ja!, !Ja!, !Clarro! - exclamo, feliz de haber comprendido. Desaparecio bajo el escritorio y reaparecio con un sobre blanco entre sus manos - Correo llego esta manana de hoy. – Eso es. Muchas gracias, Eva - agradecio Nina mientras tomaba el sobre en sus manos. – Esta bien, carrino. Nina miro el nombre escrito en el sobre y sonrio. Se trataba de una carta de Julia, su mejor amiga, quien vivia en Nueva York desde hace un ano y a la que extranaba un monton. Julia sentia una fascinacion por lo vintage a tal punto que no usaba correo electronico ni Skype. No usaba telefono movil y tampoco, como pudo notarlo un dia, ropa interior. Asi que su comunicacion se basaba unicamente en el ir y venir de cartas o en tener la suficiente suerte de llamarle a su casa y pillarle antes de salir. Guardo la carta en su bolso mientras caminaba por entre un laberinto de escritorios de madera llenos a rebosar de hojas y carpetas. Se encontraba en un amplio salon del primer piso, lleno de escritorios y gente que iba de alla para aqui, mas por aburrimiento que por prisa pues no habia noticias en la ciudad que justificaran tal ajetreo. El Nuevo Panorama habia sido en el pasado un icono de la ciudad, el diario preferido por los locales, pero ahora apenas lograban llegar a fin de mes; la llegada de los medios digitales junto con una racha cero noticias interesantes le habian relegado a un segundo plano. Nina caminaba saludando a uno que otro companero de trabajo. Al fin se detuvo al final de la sala frente a una puerta de vidrio, la oficina del editor. Toco suavemente el cristal con sus nudillos para llamar la atencion de un sujeto canoso que revisaba con parsimonia una pila de papeles. El sujeto alzo la mirada tras unas gafas de pasta y la invito a entrar con un gesto de la mano. – Buenos dias Ricardo - dijo Nina mientras cerraba la puerta tras de si. – Buenos dias Nina, ?son esas las fotografias que te pedi? - pregunto senalando el portafolio de plastico que sostenia en su mano. – Si, aqui estan - respondio y procedio a sacarlas del portafolio y entregarselas a su editor - El album completo de la feria de sandias mas aburrida del continente. Ricardo tomo las fotografias y empezo a revisarlas haciendo caso omiso al comentario de Nina. Pasaba de una fotografia a la siguiente con una lentitud tal, que parecia una pereza traida del Amazonas y vestida con gafas y camisa a rayas. Nina esperaba con impaciencia frente al escritorio. – Parece que todo esta muy bien, un excelente trabajo como siempre, Nina - solto al fin Ricardo, dejando las fotografias sobre la pila de documentos en el escritorio - toma esto y llevalo a Carmen en Administracion, ella te escribira un cheque - acoto mientras hacia un garabato en un pequeno trozo de papel y se lo entregaba a la chica. – Muchas gracias - dijo Nina, tomando el trozo de papel. Se volteo hacia la puerta y cuando iba a tomar la manilla se detuvo y se volvio hacia el sujeto canoso. – ?Si? ?Hay algo mas? - pregunto Ricardo que habia vuelto su mirada a la pila de documentos. Nina dudo unos segundos. – En realidad si, Ricardo. Ya se que ya hemos hablado de esto pero de verdad quisiera pedirte que reconsideraras mi propuesta, creo que ser- – Nina, por favor - la interrumpio Ricardo alzando la mano - ya discutimos esto la semana pasada. – Lo se, pero creo que si tratas de ver las- – Escucha - volvio a interrumpirla Ricardo, esta vez se levanto de su asiento y camino hacia donde estaba ella - se crees tener muchas ideas geniales y que todo el asunto de las fotografias y la cobertura de estos asunto artisticos y todo lo demas es algo que se te ha ocurrido a ti por primera vez. – Pero solo quiero tratar de hacer algo interesante ademas de tomar fotos de infractores de transito y ancianos come-sandias, no es justo- – Dejame terminar, no me gustan que me interrumpan - le interrumpio Ricardo con tranquilidad, mientras ponia su mano en el hombro de Nina - sencillamente, no hay cabida en el periodico para este tipo de cosas. Y no quiero escuchar otra palabra de este asunto, ?entendido? Nina le sostuvo la mirad con fiereza, las ganas de lanzarle un punetazo a su estupida cara de pereza burbujeando en su interior. Contuvo su respiracion. – De acuerdo. – !Excelente!, ahora, casi se me olvida, asegurate de charlar con Miguel antes de irte, esta tarde el Alcalde inaugurara unas nuevas oficinas del departamento de transito y los quiero alla - dijo mientras volvia a su asiento detras del escritorio - espero las fotografias en mi escritorio por la manana. Imbecil, penso Nina mientras se cerraba la puerta de la oficina. Cuando llego de vuelta al departamento ya estaba oscuro. Se desvistio y puso a llenar la banera. Se dejo deslizar dentro, el agua caliente cubriendola hasta el cuello. La cobertura de la inauguracion habia sido tan digno de cobertura como la llegada de libros nuevos a la biblioteca local. Ademas de unos cuantos funcionarios del gobierno y los futuros trabajadores de las nuevas oficinas, no hay mas publico que unas cuantas personas que se detenian al pasar por el lugar. Con esto nos ganamos el Pulitzer, bromeo Miguel cuando se marchaban del lugar. De camino a casa habia revisado su movil y todavia no tenia noticias de Pablo. Lo habia revisado varias veces en el transcurso del dia y nada. Le escribio sin obtener respuesta. Despues de unos pocos intentos desistio. De todas formas, penso, no creo que me importaria si lo hiciera. Le gustaba tomar un bano caliente despues de un dia como este. Aunque ultimamente todos los dias le resultaban iguales. Largos, aburridos, sin emocion. Le relajaba sumergirse y sentir su cuerpo flotar. Nina entonces, comenzo a recorrer sus manos suavemente por todo su cuerpo, bajo el agua. Apretaba firmemente sus pechos y tomaba sus pezones entre sus dedos, dejando escapar un gemido. Llevo una mano hacia su cabeza tirando ligeramente de sus cabellos mientras la otra mano se deslizaba hacia su entrepierna. Se estremecio al contacto de la yema de sus dedos con el clitoris y comenzo a masajearlo muy suavemente primero en circulos, y luego de arriba abajo. Con cada gemido sus dedos ejercian mas presion y una ola de calor recorria todo su cuerpo. Sentia como sus dedos empezaban a resbalar aun debajo del agua; siempre se mojaba con facilidad. Con los ojos cerrados, seguia moviendo sus dedos con la destreza de la experiencia mientras su otra mano apretaba sus pechos, sus unas clavandose en la piel. De repente, un fuerte gemido broto de su garganta producto de una ola de placer que recorrio cada centimetro de su cuerpo, haciendole apretar los dedos de los pies. Abrio los ojos con sorpresa y se sorprendio al ver a Pablo inclinando junto a ella, con una mano apoyada en el borde de la banera y la otra mano debajo del agua, entre sus piernas. Sentia sus dedos deslizandose dentro y fuera de ella, llamandola hacia el. Nina no pudo pronunciar una sola palabra, perdida entre gemidos, sus manos ahora aferrandose al borde de la banera. Pablo la miraba fijamente a los ojos, sus dedos adentrandose en Nina cada vez mas rapido, haciendo que el agua de la banera se derramara por el borde. Sin poder aguantar un segundo mas, Pablo retiro sus dedos de Nina y tomandola por debajo de los brazos, la levanto de un tiron de la banera. La tomo entre sus brazos y se entrelazaron en un beso profundo y apasionado. Nina enrollo sus piernas alrededor de su cintura cuando el la levanto por las nalgas y se encamino hacia la habitacion. La tumbo sobre la cama y empezo a quitarse con rapidez su camisa de negocios y su corbata, inclinado hacia adelante besandola. Nina por su parte, desabrochaba con agilidad el cinturon de su pantalon y luego lo desabotonaba. Podia sentir su miembro latiendo debajo de la palma de su mano. Comenzo a frotarlo por encima de sus boxers, reconociendo su contorno familiar. Descubrio la tela que lo cubria y lo introdujo en su boca, su lengua acariciando la extension de su grosor. Pablo solto un gemido de placer mientras tomaba fuertemente a Nina por el cabello y la empujaba hacia el. Nina llevo una mano hacia su virilidad, apretando fuertemente su empunadura y moviendola de atras hacia adelante, aun con su boca succionando fuertemente. Pablo la empujo con fuerza sobre la cama y tomando sus piernas en el aire, la penetro enteramente. Nina gimio al sentir a Pablo llenando el vacio dentro de su cuerpo. El se encontraba sobre ella, penetrandola con movimientos rapidos y toscos. Sus manos apretujaban sus pechos con poca ternura mientras Nina clavaba las unas en su espalda. Pablo cada vez se movia mas rapidamente, sus manos ahora recorriendo sus nalgas con avidez. Nina pudo ver sus ojos vacios, sin expresion.

  • La vida escondida entre los libros de Stephanie Butland

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    Loveday Cardew prefiere los libros antes que las personas. Si te acercas a ella lo suficiente, podras ver que lleva tatuadas las frases iniciales de las novelas que mas le gustan. Sin embargo, hay secretos de su pasado que jamas te revelara. Quince anos atras, Loveday perdio todo lo que tenia y amaba en una fatidica noche. Aquel horrible acontecimiento la llevo a convertir la libreria en la que trabaja en su unico refugio, pero todo esta a punto de cambiar: alguien que conoce su pasado esta tratando de enviarle un mensaje, y no hay nada que ella pueda hacer para evitarl

  • En busca de April de Benjamin Black

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    Era el tiempo mas crudo del invierno, y April Latimer parecia haber desaparecido. Por espacio de varios dias, la niebla de febrero se habia asentado y no daba el menor indicio de que fuese a levantar. En el silencio embozado la ciudad parecia presa del desconcierto, como un hombre al que de pronto le fallara la vista. Los transeuntes, como invalidos, avanzaban a tientas en medio de una oscuridad permanente, pegandose a las fachadas de las casas y a las barandillas y deteniendose con incertidumbre en las esquinas, para pisar con cautela las aceras en busca del bordillo. Los automoviles con los faros encendidos aparecian de pronto como si fueran insectos gigantes, dejando a su paso un reguero lacteo de humo de escape. El periodico de la tarde traia a diario el computo y la relacion de los contratiempos sufridos. Se habia producido una colision de gravedad en el extremo del canal de Rathgar Road, en la que estuvieron involucrados tres vehiculos y un motorista del Ejercito. Un chiquillo fue atropellado por un camion de carbon en Five Lamps, aunque no perdio la vida; la madre juro y perjuro ante el periodista que fue a entrevistarla que se habia salvado por la milagrosa medalla de la Virgen que le habia obligado a llevar colgada del cuello. En Clanbrassil Street fue asaltado un viejo prestamista a plena luz del dia, aparentemente por una banda de amas de casa; la Guardia seguia una linea de investigacion precisa. Una esquinera de Moore Street fue atropellada por un furgon que ni siquiera se detuvo, y la mujer estaba en coma en el hospital de St. James. Y durante el dia entero atronaban en la bahia las bocinas para avisar de la niebla. Phoebe Griffin se consideraba la mejor amiga de April, pero llevaba una semana sin noticias suyas, y estaba convencida de que habia tenido que pasarle algo. No sabia que hacer. Desde luego, April bien podia haberse largado a donde fuera sin decir nada a nadie, asi era April: en opinion de algunos nada convencional, y al decir de otros una bala perdida, aunque Phoebe estaba segura de que ese no habia sido el caso. Las ventanas del primer piso en que vivia April, en Herbert Place, tenian ese aspecto impavido de los interiores que nada dan a conocer, y no solo debido a la niebla: las ventanas tienen ese aspecto cuando las habitaciones que hay tras ellas estan desiertas. Phoebe no sabria decir como, pero asi era. Cruzo al otro lado de la calle y se planto con la barandilla del canal a la espalda y miro la hilera de altas casas, los exteriores de ladrillo oscuro, amenazador, que brillaban humedos en el aire velado. No estaba muy segura de que era lo que tenia la esperanza de ver, acaso un inapreciable movimiento en una cortina, una cara en una ventana, pero alli no habia nadie, no habia nada. La humedad se le filtraba bajo la ropa y contrajo los hombros para protegerse del frio. Oyo pasos a su espalda en el camino de sirga, pero al darse la vuelta no vio a nadie en medio de las colgaduras de un gris impenetrable. Los arboles sin hojas, con las ramas desnudas en alto, parecian casi humanos. El caminante al que no vio tosio una vez, y sono como el ladrido de un zorro. Volvio y ascendio los peldanos de piedra de acceso al portal, y aun apreto otra vez el timbre colocado encima de la tarjeta que ostentaba el nombre de April, aunque supo que no obtendria respuesta. Algunos granos de mica brillaban en el granito de los peldanos; que raros, esos minimos destellos, tan secretos bajo la niebla. Un chirrido desgarrador le llego desde la serreria del otro lado del canal y se dio cuenta entonces del olor que habia percibido antes sin saberlo, el aroma de la madera recien cortada. Echo a caminar por Baggot Street y doblo a la derecha, alejandose del canal. Los talones de sus zapatos planos hacian un ruido sordo en las aceras. Era la hora de almorzar de un dia laborable, pero mas semejaba un domingo al amanecer. La ciudad parecia que estuviera casi desierta, y las pocas personas con que se topo pasaron de largo en un visto y no visto, siniestras como espectros. Iba razonando. El hecho de que no hubiera visto a April desde mediados de la semana anterior, el hecho de no tener noticias suyas, no significaba que April llevara ausente tanto tiempo; ni siquiera significaba que se hubiera ausentado. A pesar de todo, ?ni una palabra desde entonces, ni siquiera una llamada telefonica? En el caso de cualquier otra persona, una semana de silencio tal vez no tuviera mayor relevancia, pero April era una de esas personas de las que se suelen preocupar los demas, y no porque no fuera capaz de cuidarse por si sola, sino porque estaba demasiado segura de que era muy capaz. Las luces estaban encendidas a ambos lados de la puerta del hotel Shelbourne, relucian de un modo extrano, como gigantescos dientes de leon a punto de esparcirse en el aire. El portero, con librea y capote, inmovil ante la puerta, se llevo la mano al sombrero de copa gris y la saludo. De buena gana habria propuesto a Jimmy Minor que se reuniese con ella en el hotel, solo que Jimmy desdenaba esos sitios que consideraba de puro lucimiento y no ponia el pie en ellos a no ser que anduviera investigando una posible noticia, o que fuera a entrevistar a un notable de visita en la ciudad. Siguio adelante, cruzando Kildare Street, y se encamino hacia las escaleras de bajada al Country Shop. A pesar del guante, percibio lo fria y grasienta que estaba la barandilla de las escaleras. En el interior, en cambio, el pequeno cafe le ofrecio calor y luminosidad, y un acogedor aroma de te y de pan recien hecho y de pasteles. Ocupo una mesa junto a la ventana. Habia muy pocos clientes mas, mujeres todas ellas, con sus sombreros, sus bolsas de la compra, sus paquetes. Phoebe pidio una tetera y un sandwich de huevo. Podria haber esperado a que llegara Jimmy, pero ya sabia que se iba a retrasar, como siempre; sospechaba que lo hacia adrede, pues le gustaba dar la sensacion de que andaba mucho mas ajetreado que el resto del mundo. La camarera era una chica grandullona y sonrosada, con papada y una sonrisa amable. Tenia un lobanillo encajado en la hendidura de la aleta nasal al que Phoebe procuro no mirar demasiado. El te que le llevo era casi negro, amargo, con fuertes taninos. El sandwich, cortado en dos triangulos, se rizaba levemente por las esquinas. ?Donde estaria April en ese preciso instante, que podia estar haciendo? En alguna parte tenia que estar, ya que no se encontraba alli. No cabia pensar en ninguna posibilidad distinta. Paso media hora antes de que llegara Jimmy. Lo vio por la ventana bajar a saltos las escaleras y le sorprendio como siempre su ligereza, una persona en miniatura, mas bien un colegial arrugado que un hombre de verdad. Llevaba un impermeable de plastico transparente, del color de la tinta aguada. Tenia el cabello rojizo y ralo, la cara pecosa, y siempre iba desalinado, como si hubiera dormido sin quitarse la ropa y se acabara de levantar de repente. Prendia un cigarrillo con una cerilla cuando entro por la puerta. La vio y se acerco a su mesa, sentandose enseguida y aplastando el impermeable en forma de pelota que coloco bajo la silla. Jimmy todo lo hacia deprisa, como si cada instante fuera la hora tope de entrega a la que tanto temia no llegar. --Bueno, Pheeb --dijo--. ?Que pasa? Tenia brillos de humedad en el cabello, por lo general inerte. El cuello de la chaqueta de pana marron ostentaba una minima nevada de caspa, y cuando se adelanto sobre la mesa a ella le llego su aliento, que olia a tabaco rancio. Sin embargo, tenia la sonrisa mas dulce del mundo, siempre sorprendente por el modo en que le iluminaba ese rostro comprimido, pequeno, vivo. Una de las cosas que mas le divertian era fingir que estaba enamorado de Phoebe, y teatralmente se quejaba ante todo el que quisiera escucharle diciendo que era una mujer cruel, de duro corazon, pues se negaba de plano a concederle el mas minimo avance en sus pretensiones. Era reportero de la seccion de sucesos del Evening Mail, aunque era mas que probable que en esta ciudad adormilada no se produjeran suficientes sucesos delictivos para tenerlo tan ajetreado como a todas horas afirmaba estar. Ella le dijo lo de April, le conto el tiempo que habia pasado desde la ultima vez que hablaron. --?Solo una semana? --dijo Jimmy--. Pues seguramente se habra ido a dar un garbeo con alguno. No se si lo sabes, pero es que de eso tiene fama. Jimmy afectaba un acento copiado de las peliculas; empezo siendo una broma que parecia gastarse a si mismo --<>--, pero ya se habia convertido en un habito, y a estas alturas ni siquiera parecia darse cuenta de lo irritante que resultaba a quienes estaban con el y tenian que aguantar ese retintin impostado. --Si se hubiera marchado a donde sea --dijo Phoebe--, me lo habria dicho. Estoy segurisima. Se acerco la camarera y Jimmy pidio un vaso de cerveza de jengibre y un sandwich de ternera. --Con mucha salsa de rabano picante, encanto. Bien de salsa. Me gusta que pique --lo pronuncio a su manera, diciendo <>. La chica rio con disimulo--. Vaya verruga --dijo cuando se marcho la camarera, tras un silbido apenas audible. --Lobanillo --dijo Phoebe. --?Como? --Es un lobanillo, no una verruga. Jimmy acababa de terminarse el cigarro y prendio uno nuevo. No habia nadie que fumara tanto como Jimmy; una vez le conto a Phoebe que a menudo le daban ganas de fumar cuando ya estaba fumando, y en mas de una ocasion, por descontado, habia prendido un cigarro pese a tener otro encendido en el cenicero, delante de donde estaba. Se retrepo en la silla y cruzo una pierna fina como un palillo, expeliendo una bocanada de humo en forma de corneta a la vez que miraba al techo. --?Entonces tu que crees? --dijo. Phoebe removia con la cucharilla los restos frios del te. --Creo que ha tenido que pasarle algo --dijo con voz queda. El le lanzo una mirada veloz, de soslayo. --?De verdad estas preocupada? Quiero decir, ?de verdad de la buena? Ella se encogio de hombros. No queria parecer melodramatica, no queria darle motivos para que el se riese de ella. La miraba aun de soslayo, con el ceno fruncido. Una noche, en una fiesta que dio en su piso, el le habia dicho que la amistad que tenia ella con April Latimer no dejaba de tener su gracia, y anadio: <>. Estaba aquella vez un poco achispado, y despues acordaron tacitamente olvidar ese dialogo, aunque lo que habia dado a entender de manera un tanto esquinada siguio pesando sobre los dos de un modo que les causaba cierta incomodidad. Y por mas que pudiera ella reirse del comentario y restarle importancia, a Phoebe le dio que pensar, y ese recuerdo aun la contrariaba un poco. --Lo mas probable es que tengas razon, claro --dijo ella entonces--. Lo mas seguro es que sea una de las tipicas chaladuras de April, que por algo es como es. Se habra ido a pasar fuera unos dias y se habra olvidado de decirselo a nadie. Pero en el fondo no se lo podia creer; sencillamente no podia. Al margen de todo lo que pudiera ser, April no era tan desconsiderada, o no de ese modo, y menos cuando se trataba de sus amigas. Llego la camarera con el pedido de Jimmy. Dio un mordisco en forma de media luna al sandwich, y, masticando, dio una honda calada al cigarrillo. --?Y que hay del Principe de Bongo-Bongolandia? --pregunto sin vocalizar. Trago rapidamente, pestaneando por el esfuerzo--. ?No has ido a preguntarle nada a Su Majestad? Lo dijo sonriendo, aunque con un brillo raro en la sonrisa, y la punta de un colmillo afilado le asomo un segundo por la comisura de la boca. Estaba celoso de Patrick Ojukwu; todos los hombres de su circulo de amistades estaban celosos de Patrick, al que apodaban el Principe. Mas de una vez, Phoebe se habia preguntado, de una manera turbada y turbadora, por Patrick y April. ?Se lo habian... o no se lo habian...? Aquello tenia todas las trazas de ser un jugosisimo escandalo, la chica blanca que en el fondo era una bala perdida y el hombre negro, lustroso y llamativo. --Yendo mas a lo que iba --dijo Phoebe--, ?que hay de la senora Latimer? Jimmy afecto un ataque de panico, dando un respingo y levantando una mano. --!Un momento! --exclamo--. Una cosa es el moro, y otra muy distinta es Morgana. La madre de April tenia una reputacion temible entre las amistades de su hija. --Creo que deberia llamarla por telefono, en serio. Ella tiene que saber donde esta April. Jimmy enarco una ceja con todo su escepticismo. --?De verdad te lo parece? Tenia razon al ponerlo en duda, y ella lo sabia. April habia dejado de confiar en su madre tiempo atras; de hecho, las dos apenas se hablaban. --?Y el hermano? --dijo ella. Jimmy se rio con ganas. --?El Gran Ginecologo de Fitzwilliam Square, fontanero de la creme de la creme, para el que no hay tuberia que se resista, por pequena que sea? --No seas repugnante, Jimmy --dijo. Dio un sorbo del te, pero estaba frio--. Aunque ya se que April no le tiene ningun aprecio. --?Que no le tiene aprecio? ?Por que no pruebas a decir que lo aborrece? --Bueno, ?y entonces que quieres que haga? --pregunto. El dio un sorbo de cerveza de jengibre. --?Por que no podras --dijo en tono planidero-- quedar conmigo como una persona normal, en un pub como es debido? No lo entiendo. Parecia que hubiese perdido todo interes por el paradero de April. Hablo con desgana de otros asuntos durante un rato, y luego recogio el tabaco y las cerillas y pesco el impermeable de debajo de la silla, diciendo que tenia que marcharse. Phoebe hizo una senal a la camarera para que le llevase la cuenta. Ya sabia que le tocaria pagar a ella, Jimmy andaba siempre sin blanca, y no tardaron en subir por las escaleras humedas y resbaladizas a la calle. Arriba, Jimmy le puso una mano en el brazo. --Tu no te preocupes --dijo--. Sobre April, quiero decir. Ya aparecera. Un lejano, calido olor a estiercol les llego desde la calle, desde el lugar donde, junto a la barandilla del Green, habia una hilera de coches de caballos que se ofrecian a los turistas para dar una vuelta por la ciudad. En la niebla tenian un aire espectral, los caballos quietos de una manera antinatural, con la cabeza gacha, abatidos, y los cocheros con capote y sombrero de copa encaramados al pescante en actitud de inmovilidad completa, a la expectativa, como si esperasen la orden ya inminente para emprender camino hacia el Paso del Borgo o hacia el domicilio del doctor Jekyll. --?Vuelves al trabajo? --le pregunto Jimmy. Miraba alrededor con los ojos entornados; estaba claramente pensando en otra cosa. --No --dijo Phoebe--. Hoy libro por la tarde --dio una calada al cigarrillo y noto que el aire humedo le entraba con frialdad en el pecho--. He de ir a ver a alguien. A... a mi padre, de hecho. Supongo que no te apetecera acompanarme, claro. El no la miro a los ojos, y se afano en prender un cigarro mas, volviendose de lado y encorvandose sobre las manos, con las que formo pantalla. --Lo siento --dijo a la vez que se enderezaba--. Hay delitos que denunciar, historias que cocinar, reputaciones que mancillar... No hay descanso para el sabueso que husmea en pos de la noticia, ya lo sabes --dijo. Ella le sacaba facilmente una cabeza de estatura. Su impermeable de plastico olia a productos quimicos--. Nos vemos, nina. Echo a caminar hacia Grafton Street, pero se paro en seco y se dio la vuelta y regreso. --Por cierto --dijo--, ?que diferencia hay entre un lobanillo y una verruga? Cuando se marcho, ella se quedo un rato sin saber que hacer, mientras terminaba de ponerse despacio los guantes de piel. Tuvo ese sentimiento descorazonador y compungido que tenia todos los jueves a esas horas, cuando se avecinaba el momento de ir a hacerle a su padre la visita semanal. Ese dia, sin embargo, se habia sumado a su sentimiento una sensacion de inquietud. No lograba entender por que habia propuesto a Jimmy que se reuniera con ella: ?que habia imaginado que le diria, que supuso que podria hacer para disipar sus temores? Algo extrano le parecio notar en su manera de comportarse, lo supo desde el instante en que le hablo de April y de sus dias de silencio; habia sido algo evasivo, incluso algo furtivo. Era muy consciente de la antipatia que bajo la superficie existia entre sus dos amigos, tan disimiles entre si. En cierto modo daba la impresion de que Jimmy estuviera celoso de April, como lo estaba de Patrick Ojukwu. ?O era mas bien resentimiento que celos? De ser asi, ?que era lo que encontraba en April, que era lo que le producia ese resentimiento? Los Latimer de Dun Laoghaire eran una familia respetabilisima, terratenientes, como no, pero daba la impresion de que a juicio de Jimmy ella tambien lo fuese, y eso era algo que no parecia echarselo en cara. Miro hacia el otro lado de la calle, a los coches de caballos, a los cocheros que esperaban con aplomo. Estaba segura de que algo malo, algo muy malo, quien sabe si, tal vez, lo peor de todo, habia tenido que ocurrirle a su amiga. De pronto, un nuevo pensamiento se formo en su mente y la hizo sentirse aun mas intranquila.

  • El amor puede esperar de Oscar R.campos

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  • Buscando Esposa de Julia Quinn

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    Londres, cerca de St. George, Hannover Square, Verano de 1827 Sus pulmones estaban en llamas. Gregory Bridgerton estaba corriendo. A traves de las calles de Londres, ignorando las miradas curiosas de los transeuntes, estaba corriendo. Habia un extrano y poderoso ritmo en sus movimientos -uno dos tres cuatro, uno dos tres cuatro- que lo empujaban, impulsandolo a seguir adelante, mientras su mente permanecia enfocada en una sola cosa. La iglesia. Tenia que llegar a la iglesia. Tenia que detener la boda. ?Cuanto tiempo llevaba corriendo? ?Un minuto? ?Cinco? No podia saberlo, no podia concentrarse en otra cosa diferente a su destino. La iglesia. Tenia que llegar a la iglesia. Tendria que haber empezado a las once. Eso. La ceremonia. Eso que jamas debio haber pasado. Pero sin embargo, ella lo habia hecho. Y el tenia que detenerla. Tenia que detenerla a ella. No sabia como lo iba a hacer, y seguramente no sabia por que, pero ella estaba haciendolo, y todo era un error. Ella tenia que saber que estaba en un error. Ella era suya. Ambos se pertenecian. Ella lo sabia. Lo peor de todo, era que ella lo sabia. ?Cuanto tiempo tardaria en desarrollarse una ceremonia? ?Cinco minutos? ?Diez? ?Veinte? Nunca habia prestado atencion antes, seguramente nunca penso en mirar su reloj de principio a fin. Nunca penso que necesitaria esa informacion. Nunca penso que le importaria tanto. ?Cuanto tiempo llevaba corriendo? ?Dos minutos? ?Diez? Giro alrededor de una esquina y se dirigio a Regent Street, grunendo lo que parecia ser un <> cuando tropezo con un caballero respetablemente ataviado, y le tiro su maleta al piso. Normalmente Gregory se habria detenido para ayudar al senor, inclinandose para recoger su maleta, pero no hoy, no esta manana. No ahora. La iglesia. Tenia que llegar a la iglesia. No podia pensar en nada mas. No debia. Debia... !Maldicion! Patino al hacer una parada, cuando un carruaje se detuvo enfrente de el. Descansando las manos en sus caderas -no porque queria, sino porque su desesperado cuerpo se lo exigiaaspiro enormes bocanadas de aire, intentando aliviar la furiosa presion de su pecho, ese horrible ardor, que lo hacia sentir como... El carruaje se movio y el comenzo a correr de nuevo. Ahora estaba cerca. Podia hacerlo. No podian haber pasado mas de cinco minutos desde que habia salido de la casa. Quizas seis. Se sentian como treinta, pero no podian haber pasado mas de siete. Tenia que detener esto. Todo estaba mal. Tenia que detenerlo. Lo detendria. Ya podia ver la iglesia. A lo lejos, su torre gris elevandose hacia el brillante cielo azul. Alguien habia colgado flores en las linderas. No podia decir que clase de flores eran -amarillas y blancas, pero en su mayoria eran amarillas. Se derramaban en el exterior con un abandono temerario, saliendo de los cestos. Lucian alegres, incluso contentas, y todo estaba tan mal. Este no era un dia alegre. No era un evento que debia ser celebrado. Y el lo detendria. Redujo la velocidad solo lo suficiente para poder seguir corriendo sin caerse de bruces, y entonces tiro de la puerta para abrirla, amplia, mas amplia, mientras escuchaba el golpe al chocarse con la pared exterior. Quiza debio haber entrado con un poco mas de silencio, dandose un momento para evaluar la situacion, para darse cuenta lo lejos que habian llegado. La iglesia quedo en silencio. El sacerdote detuvo su parloteo, y cada columna vertebral de cada banco se giro, hasta que todas las caras se volvieron. Hacia el. – No -jadeo Gregory, pero tenia tan poco aliento, que apenas si podia escuchar sus propias palabras. – No -dijo, mas alto esta vez, agarrandose del borde de los bancos mientras avanzaba-. No lo hagas. Ella no dijo nada, pero el la vio. Tenia la boca abierta de la conmocion. Vio como el ramillete de flores se caia de sus manos, y sabia, por Dios que lo sabia, que ella habia dejado de respirar. Se veia tan hermosa. Su cabello dorado parecia capturar la luz, y brillar con un fulgor que lo llenaba de fuerzas. Se enderezo, aun respirando con dificultad, pero ahora podia caminar sin ayuda, y se solto del banco. – No lo hagas -dijo el otra vez, avanzando hacia ella con la gracia furtiva de un hombre que sabe lo que quiere. Que sabe lo que debe ser. Ella aun no hablaba. Nadie lo hizo. Eso era extrano. Trescientos de los entrometidos mas grandes de Londres, estaban en ese edificio, y nadie habia proferido ni una palabra. Nadie podia apartar la vista de el mientras caminaba en medio del pasillo. – Te amo -dijo, justo alli, enfrente de todo el mundo. ?Y a quien le importaba? No podia guardarse ese secreto. No permitiria que se casara con nadie mas, sin asegurarse de que todo el mundo supiera que ella era la duena de su corazon. – Te amo -dijo otra vez, y por el rabillo del ojo pudo ver a su madre y a su hermana, sentadas en un banco, boquiabiertas de la sorpresa. Siguio caminando. Por el pasillo, cada paso era mas seguro, mas confiado. – No lo hagas -dijo, saliendo del pasillo y entrando en el altar-. No te cases con el. – Gregory -susurro ella-. ?Por que haces esto? – Te amo -dijo, porque era lo unico que podia decir. Era lo unico que importaba. Sus ojos brillaron, y el podia ver como contenia el aliento. Ella miro al hombre con el que estaba tratando de casarse. Levanto las cejas cuando el simplemente le contesto con un diminuto encogimiento de hombros, como si le dijera: Esa es tu opcion. Gregory inclino una rodilla. – Casate conmigo -dijo, con su mismisima alma en sus palabras-. Casate conmigo. Contuvo el aliento. La iglesia entera dejo de respirar. Ella fijo los ojos en los suyos. Eran grandes, claros y todo lo que habia pensado que era amable y verdadero. – Casate conmigo -susurro el, una ultima vez. Sus labios temblaron, pero su voz fue clara cuando dijo... Capitulo 1 En el que nuestro heroe se enamora Dos meses antes. A diferencia de la mayoria de los hombres que conoce, Gregory Bridgerton cree en el verdadero amor. Tendria que ser un tonto para no creer en el. Teniendo en cuenta lo siguiente: A su hermano mayor, Anthony. A su hermana mayor, Daphne. A sus otros hermanos, Benedict y Colin, sin mencionar a sus hermanas, Eloise, Francesca, y (aunque no lo crean) Hyacinth, todos -absolutamente todos-estaban completamente enamorados de sus respectivas parejas. A la mayoria de los hombres, ese tipo de cosas solo les produciria un ataque de bilis, pero para Gregory, quien habia nacido con una alegria incomparable, que de vez en cuando (segun su hermana menor) era irritante, eso sencillamente significaba que no tenia otra opcion, mas que creer en lo obvio: El amor existia. Y no era una completa invencion de la imaginacion, disenada para evitar que los poetas murieran de hambre. Podria ser algo que no se podia ver, oler o tocar, pero estaba alli, y era solo cuestion de tiempo antes de que el, tambien, encontrara a la mujer de sus suenos y se estableciera para ser fructifero, se multiplicara y asumiera aficiones como el papel mache y la coleccion de ralladores de nuez moscada. Aunque, si queria ser claro en un punto, que parecia ser bastante necesario para ese concepto tan abstracto, sus suenos no incluian exactamente a una mujer. Bueno, no a una con atributos especificos e identificables. No sabia nada de la mujer que iba a ser suya, la unica que supuestamente transformaria su vida completamente, convirtiendolo en un pilar feliz de aburrimiento y respetabilidad. No sabia si seria bajita o alta, o morena o rubia. Le gustaba pensar que podria ser inteligente y poseer un gran sentido del humor, pero mas alla de eso, ?Como iba a saberlo? Ella podia ser timida o franca. Tal vez le podria gustar cantar. O quizas no. Quizas era una amazona, con un cutis sonrosado por estar demasiado tiempo bajo el sol. No lo sabia. Cuando esa mujer llegara, esa imposible, maravillosa y actualmente inexistente mujer, todo lo que en realidad sabia era que cuando la encontrara... Lo sabria. No sabia como lo sabria; solo sabia que lo sabria. Ocurriria algo muy importante, su mundo se estremeceria, y la vida se alteraria... bueno, en realidad, no iba a llegar susurrando su paso por su existencia. Vendria pleno y poderoso, como una tonelada proverbial de ladrillos. La unica pregunta era cuando. Y mientras tanto, no veia ninguna razon para no pasarla bien mientras se anticipaba a su llegada. Despues de todo, uno no tenia que comportarse como un monje mientras esperaba al verdadero amor. Gregory era, segun todos, un tipico hombre londinense, con una comoda -pero no extravagante-asignacion, tenia muchos amigos, y el suficiente sentido comun para saber cuando debia alejarse de una mesa de juegos. Era considerado lo suficientemente decente para ser tenido en cuenta en el Mercado Matrimonial, puede que no estuviera precisamente a la cabeza (los cuartos hijos nunca llamaban mucho la atencion) y siempre estaba en demanda cuando las matronas de la sociedad, necesitaban a un hombre que llenara los requisitos para ser invitado a un buen numero de fiestas. Lo que hacia que su anteriormente mencionada asignacion, se estirara un poco mas, convirtiendose en un beneficio. Quizas debio haber tenido un poco mas de proposito en su vida. Alguna clase de direccion, o incluso una tarea insignificante que realizar. Pero eso podria esperar, ?no es verdad? Pronto, estaba seguro, todo se aclararia. Sabia que era lo que deseaba hacer, y con quien deseaba hacerlo, y mientras tanto, el tenia... No tenia tiempo. Por lo menos, no en ese preciso momento. Para explicar: Actualmente Gregory estaba sentado en una silla de cuero, una muy comoda por cierto, y no era que realmente tuviera que pensar en el asunto, mas que en el hecho de que la falta de incomodidad conducia a las personas a sonar despiertas, lo que a su vez conducia a no escuchar a su hermano que, debe anotarse, estaba de pie, aproximadamente a un metro de distancia, hablando sobre algo o alguna cosa, casi seguramente relacionada con alguna variacion de las palabras deber y responsabilidad. En realidad, Gregory no le estaba prestando la debida atencion. Raramente lo hacia. Bueno, no, ocasionalmente lo hacia, pero... – ?Gregory? !Gregory! Levanto la mirada, pestaneando. Anthony tenia los brazos cruzados, esa nunca era una buena senal. Anthony era el vizconde Bridgerton, y lo habia sido durante mas de veinte anos. Y mientras que era -Gregory era el primero en insistir-el mejor de los hermanos, tambien hubiera podido ser un excelente senor feudal. – Perdoname por entrometerme en tus pensamientos, de esta manera -dijo Anthony en una voz seca-, pero tu has, quizas -solo quizas- ?escuchado algo de lo que te he dicho? – Diligencia -repitio Gregory como un loro, mientras asentia con lo que juzgaba era un gesto de suficiente gravedad-. Direccion. – En efecto -replico Anthony, y Gregory se felicito a si mismo por lo que claramente habia sido una excelente actuacion-. Es tu ultima oportunidad de que le busques alguna direccion a tu vida. – Por supuesto -murmuro Gregory, principalmente porque no habia cenado, y tenia hambre, y habia escuchado que su cunada estaba sirviendo refrescos en el jardin. Ademas, nunca tenia sentido discutir con Anthony. Nunca. – Debes hacer un cambio. Escoger un nuevo camino. – Claro. -Quizas habia bocadillos. Podia comerse cuarenta de esas ridiculeces cortadas por la mitad. – Gregory. La voz de Anthony tenia ese tono. Aquel que era imposible de describir, pero lo suficientemente facil de reconocer. Y Gregory sabia que era el momento de prestar atencion. – Correcto -dijo, porque de verdad, era notable como una sola silaba podria borrar a una frase apropiada-. Espero unirme al clero. Eso hizo que Anthony se congelara. Muerto, helado, frio. Gregory hizo una pausa para saborear el momento. No le importaba que para ello, hubiera tenido que convertirse en un condenado vicario. – ?Disculpame? -murmuro Anthony finalmente. – No es que tenga muchas opciones -dijo Gregory. Y cuando esas palabras emergieron, comprendio que era la primera vez que las habia dicho. Las hacia mas reales, de algun modo, mas permanentes-. Es el ejercito o el clero -continuo-, y bueno, debo decir esto: Soy una bestia para disparar. Anthony no dijo nada. Todos sabian que tenia razon. Despues de un momento de incomodo silencio, Anthony murmuro: – Hay espadas. – Si, pero con mi suerte, me enviarian a Sudan. -Gregory se estremecio-. No debe ser demasiado terrible, pero en realidad, hace mucho calor. ?Querrias ir? Anthony objeto inmediatamente. – No, claro que no. – Y -agrego Gregory, empezando a disfrutarlo-, esta Madre. Se hizo una pausa. Entonces: – Ella sabe algo de Sudan... ?verdad? – No le gustaria mucho mi partida, y entonces tu, sabes, seras el unico que debera sostener su mano cada vez que se preocupe, o tenga alguna pesadilla horrible sobre... – No digas mas -le interrumpio Anthony. Gregory se permitio reir internamente. Realmente no era justo para su madre, quien, solo para senalar, nunca habia dicho alguna vez que pronosticara el futuro con algo tan tonto como un sueno. Pero si odiaria que el se marchara a Sudan, y Anthony tendria que escucharla cuando se preocupara por eso. Y como Gregory no estaba particularmente deseoso de partir de las orillas nubladas de Inglaterra, el argumento era muy discutible, de cualquier forma. – Correcto -dijo Anthony-. Bien. Estoy feliz, entonces, de que finalmente hayamos podido tener esta conversacion. Gregory le echo un vistazo a su reloj. Anthony se aclaro la garganta, y cuando hablo, se escuchaba un filo de impaciencia en su voz. – Y que hayas pensado finalmente en tu futuro. Gregory sentia que algo se apretaba en la parte de atras de su mandibula. – Solo tengo veintiseis anos -le recordo-. Seguramente soy muy joven como para que tengas que repetirme la palabra finalmente. Anthony simplemente arqueo una ceja.

  • Noches furtivas, Mina Vera de Mina Vera

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    Londres, 1872
    Tres anos despues de volver a Espana por dictado de su padre, Ursula Olivan regresa a Londres, donde habian quedado aparcados todos sus suenos: estudiar en la universidad, convertirse en una gran perfumista. y compartir su vida con Edward Green, el unico hombre al que ha llegado a amar. Un encuentro fortuito entre ambos propicia que sus sentimientos renazcan con solo mirarse. Sin embargo, una vez mas Ricardo Olivan impondra su voluntad, prometiendo a su hija en matrimonio con lord Nathan Miller.
    Viendo que negarse a esa union es imposible si no quiere arruinar la reputacion de su padre, Ursula se vera obligada a conseguir que el propio Nathan se retracte de su proposicion. Desinteresarlo sera una ardua tarea, sobre todo porque su afecto por el crece dia a dia, si bien de noche continua viendose con Edward y disfrutando de furtivos y ardientes momentos de pasion.
    No obstante, Ursula no es la unica que guarda secretos. Tanto Nathan como Edward comparten un oscuro pasado que ninguno revelara a Ursula pero que lo cambiara todo cuando la verdad salga a la luz.

  • Cenizas de plata y sangre de Almudena De Arteaga

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    EL NACIMIENTO DE UN IMPERIOA punto de estallar la guerra que cambiara el curso de la historia, una guerrera y un centurion luchan por sobrevivir en un mundo lleno de violencia e intrigas.

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    Pam:

  • Carlota en las alturas de Mercedes Alonso

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  • Con mucho amor y mucho limon de Irene Mendoza

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  • Parker y Amy (Hermanos Sullivan 1) de Abril Camino

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    Amy Morgan tenia tres propositos al entrar en la universidad: ser puntual, pasar desapercibida y mantenerse alejada de los chicos. El primer dia de clase incumplio los dos primeros. Y conocio a Parker. Parker Sullivan tiene tres aficiones: el whisky, los tatuajes y las mujeres. Y no piensa renunciar a ellas para complacer a su nueva companera de clase. Amy y Parker solo tienen una cosa en comun: necesitan huir el uno del otro para evitar que sus pasados los alcancen.

  • El chico de la ultima fila (Cabana 2) de Susanna Herrero

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    ?Quien es Dylan Carbonell?
    ?Ese chico indescifrable, de sonrisas invisibles y miradas impactantes, que copa las revistas y los medios de comunicacion?
    ?Un genio de la musica?
    ?La nueva promesa del rock and roll espanol?

  • Voy a volverte loco de Pilar Pinero

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    Enamorarse de su jefe no estaba en los planes de Eva.

  • Tras el grito, Johann Hari de Johann Hari

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    El periodista Johann Hari se embarco en un viaje epico de tres anos de duracion y cerca de 50.000 kilometros con el fi n de desvelar los secretos de la guerra contra las drogas; y de esa manera pudo constatar que existe una disparidad asombrosa entre lo que nos han transmitido y lo que en realidad sucede.

  • Dedicado a ti, mi amor de Chris De Witt

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    El no se dara por vencido hasta que consiga lo que quiere de ella.
    Ella no se dejara cautivar tan facilmente…

  • El vestido azul de Michele Desbordes

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    Conocemos a Camille Claudel, sobre todo, como la amante del tambien escultor Auguste Rodin. Desde siempre, el papel de las mujeres que intentaron desarrollar su trabajo cerca de hombres de gran proyeccion ha sido secundario, ha sido una sombra. De este modo es como la autora de esta extraordinaria novela, Michele Desbordes, intenta rescatar a Camille de su fantasmal condicion. Recrea con una poetica libre de sentimentalismos la historia de la joven Camille, una sombra en la vida de todos, una extravagante, una exaltada, arrebatada por la vida, por el arte y por el amor que no consiguio nunca ser visible para quienes la conocieron. Un fantasma delicado, bellisimo, sutil, cuya potencia emocional la aparto enseguida de las convencionales sensibilidades que la rodeaban.

  • Deseado (Trilogia Deseo 1) – J. Kenner de J. Kenner

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    Deseado, la primera entrega de la trilogia <> de J. Kenner, nos sumerge en una historia llena de emociones intensas, erotismo y tension sexual.

  • Cargaras con la culpa de Olle Lonnaeus

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    Konrad Jonsson es el principal sospechoso del asesinato de sus padres adoptivos. La busqueda de la verdad le obligara a enfrentarse a un tormentoso pasado.

  • Casate conmigo de John Updike

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    Estamos en 1962. La vida discurre con aparente tranquilidad en Greenwood, un suburbio de Connecticut que es la viva imagen del sueno americano: familias unidas, prosperas y felices, paseos por la playa y fiestas regadas de alcohol en bonitos jardines. Jerry Conant y Sally Mathias inician una relacion adultera y fantasean con contraer matrimonio, sin saber que sus respectivos conyuges, Ruth y Richard, tambien tienen una aventura.

  • Los pacientes del doctor Garcia de Almudena Grandes

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    Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo Garcia Medina sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. La documentacion que lo libro del paredon fue un regalo de su mejor amigo, Manuel Arroyo Benitez, un diplomatico republicano al que salvo la vida en 1937. Cree que nunca volvera a verlo, pero en septiembre de 1946, Manuel vuelve del exilio con una mision secreta y peligrosa. Pretende infiltrarse en una organizacion clandestina, la red de evasion de criminales de guerra y profugos del Tercer Reich que dirige desde el barrio de Arguelles una mujer alemana y espanola, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer. Mientras el doctor Garcia se deja reclutar por el, el nombre de otro espanol se cruza en el destino de los dos amigos. Adrian Gallardo Ortega, que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la Division Azul, para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la ultima defensa de Berlin, malvive en Alemania, ignorando que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Peron.

  • Dolmen de Manuel Pimentel

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    Artafi Mendoza, joven arqueologa, va a iniciar unos trabajos de excavacion en el dolmen de La Pastora, en la localidad sevillana de Valencina. El profesor Cisneros, como un segundo padre para ella, le ha facilitado lo que puede suponer una gran experiencia profesional. Pero su labor se vera interrumpida por la aparicion del cadaver de uno de los integrantes del equipo, en lo que parece ser un asesinato ritual. A partir de este crimen iran sucediendose otros, y con sorprendentes rasgos en comun: Artafi y las construcciones megaliticas, y una serie de vasos campaniformes que van disminuyendo en numero con cada asesinato. Con la ayuda de sus amigos Quim y Marta, Artafi ha de afrontar este enigma mientras el abandono de su padre, hace muchos anos, cobra peso en su animo, ya que es una historia similar a la vivida por Luis Gestoso, el primero de los asesinados. Un abandono sin explicacion aparente. Asi comienza una cuenta atras en la que Artafi se ve envuelta de forma cada vez mas directa; una espiral de muerte de la que solo podra salir si busca en su interior la clave para detener a quienes la han situado en el ojo del huracan. Una carrera contra el tiempo en la que atrapar o ser atrapada dependera de las fuerzas que consiga reunir para encontrar en su pasado aquellas respuestas que no le dejan vivir su presente. O hay algo mas detras de esas mariposas amarillas que aparecen en la vida de Artafi cuando algo dramatico va a suceder. Dolmen es una novela absorbente, que auna la intriga mas vibrante con revelaciones sobre el pasado mas remoto del ser humano; un pasado cuyos ecos se dejan sentir con fuerza en nuestra realidad actual.

  • Una sombra en la oscuridad de Robert Bryndza

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  • Probablemente Tu de J. Zaravia

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    Liz siente que su vida esta resuelta. Todavia no alcanza los treinta, es profesional y su relacion parece ser lo suficientemente fuerte como para darle la seguridad que su vida necesita para estar en sintonia de lo que llaman “el completo equilibrio”. Solo que en la vida muy pocas cosas son absolutas o definitivas. Un cambio repentino, termina dejandola con las manos llenas de mucho, de todo lo que se habia supuesto.
    Intentando rearmar su vida; termina dandose de bruces con un tipo que a simple vista, nada tiene que ver con ella. Liz es una joven arquitecta tratando de sobrevivir en un negocio mayoritariamente dominado por hombres. El, un atractivo y exitoso desarrollador de videojuegos de ultima tecnologia con un estilo de vida algo “excentrico” para el gusto de ella. Eso la hace dudar y negarse a aceptar que la vida puede dar segundas oportunidades donde menos se espera. Sin quererlo, el acaba convirtiendose en lo necesario, para dar ese salto al vacio que nunca antes se habia atrevido a dar.
    “Probablemente tu” es la primera parte de la historia de ambos. De sus luchas entre los sentimientos “confiables” y todos los deseos intensos de una mujer y un hombre que intentan rescribirse a si mismos. En manos de quien menos lo hubieran esperado.

  • Cuatro dias contigo (Amores imprevistos 1) de Emma Colt

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    Despues de ser testigo de un asesinato, Laura acepta regresar al lugar de los hechos con dos policias de incognito para intentar localizar a los asesinos. Mientras no los detengan, su vida no podra volver del todo a la normalidad. Lo que no podia imaginar era que el inspector Hugo Casas removeria algo en su interior de manera explosiva.