• cortocircuito iris mackenzie pdf - Iris Mackenzie

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    Ainara, una estudiante de segundo de Bellas Artes, es atacada por un desconocido a la salida del cine una noche de finales de verano. A partir de ese momento, su vida se convierte en un infierno: alguien quiere matarla y desconoce el motivo.
    En medio del caos que supone la vuelta a clase, la rutina diaria y tener un acosador detras, Ainara conoce a Lucas, un chico que hara que su existencia cambie por completo. Enamorarse es algo que ella no contempla y menos, despues de haber pasado por una ruptura que le ha traido consecuencias catastroficas: padece ansiedad por el dano que le hizo su ex. Por mucho que Ainara quiera evitarlo, en el corazon no se manda y Lucas despierta en su interior sentimientos capaces de provocar un autentico cortocircuito.

  • Cortocircuito - Iris Mackenzie - PDF • Descargar Libros Gratis

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    La luz del atardecer se filtraba por la ventanilla del taxi que circulaba por la carretera en paralelo al cauce del río Guadalquivir.

  • Leer Cortocircuito – Iris Mackenzie (Online)

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    16 nov 2015 — Lee online el libro “Cortocircuito” de Iris Mackenzie. También disponible en formato PDF. Sinopsis: Ainara, una estudiante de segundo de ...

  • Cortocircuito - Iris Mackenzie | PDF | Ataque de pánico | Ocio

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    No me gustaba ser un libro abierto para los demás y que pudiesen leerme con tanta facilidad. Aquello que le había dicho a Andrea no podía ser más cierto y ...

  • Cortocircuito - Iris Mackenzie - pdf Docer.com.ar

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    22 ago 2021 — Cortocircuito - Iris Mackenzie - documento [*.pdf] Copyright EDICIONES KIWI, 2015 [email protected] www.edicioneskiwi.com Editado por ...

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  • [PDF] Cortocircuito - Iris Mackenzie.pdf - Documents Free ...

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    Cortocircuito - Iris Mackenzie.pdf. June 26, 2019 | Author: Lourdes Angélica Palacios Bermúdez | Category: Ataque de pánico, Naturaleza, Ocio | Report this ...

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    Resumen y Sinopsis del libro: Cortocircuito de la autora Iris Mackenzie. Ainara, una estudiante de segundo de Bellas Artes, es atacada por un desconocido a ...

  • Reseña | Cortocircuito, Iris MacKenzie - Promesas de Amor

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    6 feb 2016 — Desde que supe de su publicación tenía muchas ganas de leer este libro ya quera porque me intrigó su argumento o por todos los buenos ...

  • Cortocircuito, de Iris Mackenzie - Libros en Google Play

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    Cortocircuito - Libro electrónico escrito por Iris Mackenzie. Lee este libro en la ... Libro electrónico: $4.61 ... Texto de flujo, PDF generado por Google.

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  • Historia de una flor de Claudia Casanova

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  • Zapatitos de tango de Diana Couto

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    Novela sobre la noche tanguear de Buenos Aires. Una mujer de mediana edad, sumergida entre su vida profesional y su pasion por el baile del tango. El tango es el gran hechicero que atrapa a personajes de todo tipo que comparten soledad y busqueda del amor. Eugenia intuye que su majestad el tango, el gran hechicero de la noche portena la pueden ayudar y alli se sumerge en la milonga, el refugio calido para los gangueros que suenan con encuentros ricos en emociones y llenos de vida

  • Dias sin final de Sebastian Barry

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    Despues de alistarse con apenas diecisiete anos en el ejercito de los Estados Unidos en la decada de 1850, Thomas McNulty y John Cole, su companero de armas, luchan en las guerras indias y, posteriormente, en la guerra de Secesion. Tras huir de terribles penalidades, estos seran para ellos dias llenos de vida y asombro, a pesar de los horrores de los que son testigos y complices a la vez. Sus existencias cobraran una mayor plenitud que peligrara cuando una joven india se cruce en su camino y surja la posibilidad de una felicidad duradera… siempre y cuando logren sobrevivir. La ultima obra de Sebastian Barry nos lleva por las llanuras del Oeste hasta Tennessee y es una autentica obra maestra, tanto por la atmosfera que recrea como por su lenguaje. Estamos al mismo tiempo ante una intensa y conmovedora historia de dos hombres y la vida que les toca vivir, y una nueva mirada sobre algunos de los anos mas fatidicos en la historia de los Estados Unidos. ” Dias sin final ” es una novela inolvidable.

  • En Barcelona o en Dublin (Volumen Independiente) de Luz Guillen

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    Desembucha --exigio Merche al ver aparecer a Daniela por la puerta. Habia llegado unos minutos antes, se habia colado en su despacho y la aguardaba sentada sobre la mesa mirando hacia la entrada. --?Que? --pregunto sobresaltada su amiga. Lo ultimo que esperaba ese lunes era que su companera estuviera en modo cotilla. --!Oh, venga, Dani, ya sabes a lo que me refiero! Ella se acerco quitandose la correa del bolso por encima de la cabeza, paso por su lado y lo colgo del perchero junto a la ventana. Con parsimonia, se deshizo de la chaqueta, que tambien colgo, antes de volver sobre sus pasos y encararla. --Merche, no seas chafardera. La curiosidad mato al gato --dijo guinandole un ojo. --Vale, pues que me mate. !Muerta de curiosidad ya estoy! Dani se rio con ganas. Merche era unica: simpatica, zalamera y entrometida, ademas de guapisima. --De acuerdo --concedio--, siempre y cuando tu tambien me pongas al dia. --Vale. ?Sobre que? --Para empezar... No, mejor sera que lo dejemos para la comida. Ahora tengo un monton de trabajo. Dentro de dos dias hay una auditoria y no querras que no la pasemos, ?verdad? --?Me vas a dejar asi? --pregunto Merche haciendo un gracioso puchero--. Dime, al menos, si hubo reconciliacion o no. --?Tu que crees? --replico Dani poniendo los ojos en blanco. Merche se puso en pie de un salto, cayendo sobre sus tacones. La miro con picardia levantando varias veces las cejas y contesto: --?Que?, ?hubo? No me has llamado en todo el fin de semana, no has estado disponible... Si, yo juraria que si. Cogio su bolso de encima de la mesa y, dirigiendose a la puerta, anadio: --Al mediodia me pones al corriente de todo. --Y, de paso, tu me cuentas que tal te fue con el hermano de Bruno. Merche se giro de golpe, seria. No contesto, pero lanzo un beso al aire, como solia hacer, antes de salir de la habitacion. Recorrio el pasillo que la separaba de su lugar de trabajo fingiendo una seguridad que no sentia. Desde la noche del viernes, todo su mundo se habia desbaratado. Cuando Ruben la habia mirado con esos intensos ojos verdes que la naturaleza le habia dado, se habia deshecho por dentro. Nunca habia experimentado algo parecido. Otros hombres, muchos de ellos muy atractivos, la habian devorado con la mirada. Algunas veces habia sucumbido, aunque muchas menos de las que se obstinaba en hacer creer, pero ninguno le habia llegado al alma como lo habia hecho Ruben con una simple ojeada. Entro en su cubiculo dispuesta a sumergirse en el trabajo, pero el recuerdo de aquellos ojos verdes no se lo facilito. Cada poco se descubria ensimismada pensando en aquel moreno que la habia fascinado con su voz, su conversacion, sus miradas, su presencia... A las dos de la tarde, Dani fue a recogerla. Merche estaba metiendo el brazo derecho por la ligera chaqueta de punto azul que completaba su atuendo: tejanos desgastados, camiseta blanca y sandalias de tacon. Sonrio a su amiga, cogio su bolso y se unio a ella. Juntas salieron de las instalaciones de la empresa de seguros en la que trabajaban camino del bar mas cercano. Durante el corto trayecto hablaron de temas laborales. Habia un problema con un asegurado que Dani no sabia como solucionar, y Merche era la mas indicada para resolver sus dudas. Pero, en cuanto se sentaron a la mesa, mientras esperaban que la camarera fuera a atenderlas, las preguntas cambiaron de tercio. --?Que tal con Bruno, Dani? --pregunto Merche con cierta preocupacion que intento disimular con una sonrisilla. --!Perfecto! --contesto ella. La felicidad se le escapaba por los poros. --Ya, pero... --El tambien esta enamorado de mi. ?Te lo puedes creer? --No lo entiendo. Entonces ?por que se alejo de ti? --Porque pensaba que yo no sentia lo mismo por el. --Daniela bajo la mirada a la mesa desnuda y suspiro antes de continuar--: Lo cierto es que en aquel momento yo no sabia que lo queria. Le estaba haciendo dano sin saberlo y no lo soporto por mas tiempo. --!Pobre chico! Menudo infierno para los dos por culpa de tu testarudez. Se veia a la legua que Bruno era importante para ti. --Si, supongo. Pero yo estaba ciega y sorda. No queria escuchar a mi corazon y por poco lo pierdo irremediablemente. --Bueno, no te entristezcas. Al fin estais juntos, os habeis dicho lo que sentis el uno por el otro y.... porque se lo has dicho, ?no? --Si --afirmo Dani en tono cansino--. Se lo he dicho y... se lo he demostrado. --Sin querer, se ruborizo--. Me he pasado casi todo el fin de semana demostrandoselo. --?<>? --pregunto su amiga inclinandose sobre la mesa para acercarse mas a ella--. ?Por que <>? --El domingo tuvo que trabajar --se lamento Dani. La camarera llego en ese momento. Ambas pidieron una ensalada: Dani, una Cesar, y Merche, de queso de cabra y nueces. Las regarian con agua porque al cabo de una hora debian estar de regreso en el trabajo. --Asi que, ?todo bien? ?Has vuelto a subir al paraiso? Dani no contesto. Sus mejillas se colorearon de nuevo y una sonrisa complice aparecio en sus labios. --Bueno, Merche, yo ya te lo he contado. Ahora te toca a ti. ?Que dijeron las chicas? Fliparian, supongo. --Carmen echaba sapos y culebras por la boca. Esta muy enfadada contigo, que lo sepas. Maria se lo tomo mejor. Nunca les habias hablado de Bruno y les sento muy mal tu falta de confianza. Daniela se removio inquieta en la silla, se coloco el pelo tras la oreja y suspiro. --Si les habia hablado de el. --Dani, no. Sabian que te veias con algun chico, que te acostabas con el, pero nunca supieron que solo te acostabas con Bruno, ni que llevabas anos haciendolo y, desde luego, no tenian ni idea de lo que sentias por el. --Ni yo misma lo sabia --se quejo ella. Callaron al ver aparecer de nuevo a la camarera con su pedido en las manos. --Ahora os traigo el agua. Las dos asintieron en silencio y, acto seguido, atacaron sus ensaladas. Estaban deliciosas. No dejaban de mirarse sin decir una palabra. --!Esta bien! --estallo Dani finalmente--. Hablare con ellas. ?Contenta? --Si, mucho. --Bueno, pues ahora me vas a contar que paso entre el hermano de Bruno y tu. Cuando me fui, os vi muy <> el uno en el otro. --Nada. --Merche se tenso--. Hablamos y ya esta. --?Os acostasteis? --pregunto Dani con el tenedor a medio camino entre el plato y la boca. Ambas miraron a la camarera, que regresaba con una botella de agua y dos vasos. La siguieron con la vista cuando se marcho, antes de volver a lo que estaban antes de que apareciera. --?Que?, ?os acostasteis? --pregunto Dani de nuevo antes de meterse un trozo de tomate en la boca. Merche acabo de masticar. No queria hablar de Ruben, pero sabia que no tenia escapatoria. --No. Estuvimos hablando mucho rato. Es un chico muy interesante... --se quedo callada un momento, recapacitando que decir sin que se notara su interes por el-- y muy divertido tambien. --Y ?no te lo llevaste a la cama? --pregunto su amiga sorprendida. --No. --?Por que? ?No era tu tipo? --se burlo Dani antes de pinchar un trozo de lechuga. --No esta mal. Solo... que no me apetecio ?Como decirle a su amiga que se habia sentido intimidada por lo que Ruben le habia hecho sentir? ?Ella, que siempre presumia de usar y tirar a los hombres, a pesar de ser mentira? --Pues, la verdad, Merche, no lo entiendo. Pareciais muy interesados el uno en el otro. Esta para mojar pan. --<>, penso Merche--. No es tan guapo como Bruno, pero los genes estan ahi. --Si, esta bien el chico, pero... simplemente no me apetecio. Le di mi telefono, eso si. --!Bien! No esta todo perdido... --Dani rio de su propia broma. Siguieron comiendo y comentando cosas del viernes anterior, pero sin que ninguna de las dos entrara en detalles. La una porque lo vivido con Bruno era tan intenso y personal que no deseaba compartirlo con nadie. La otra porque no queria seguir hablando de Ruben..., aunque no pudiera quitarselo de la cabeza ni un momento. Estaban pagando su consumicion cuando sono el movil de Dani. Apenas se oia por culpa de los sonidos tipicos de un comedor tan concurrido como aquel, en el que los trabajadores iban a tomar un tentempie antes de volver a su trabajo, tal y como habian hecho ellas. Lo saco del bolso y la cara se le ilumino. Un WhatsApp de Bruno, que le preguntaba: ?En tu casa o en la mia? Ella contesto sin dudar: En la tuya. Tengo ganas de volver a disfrutarla. Merche puso los ojos en blanco. A partir de ese momento, su amiga iba a estar insoportablemente empalagosa con su chico. Sin saber por que, penso que era ella la que recibia los mensajes, pero que el emisario era Ruben. Sacudio la cabeza para alejar esas ideas tontas. No podia ser. Ella... Ruben... No. Simple y llanamente, no. Sin embargo, la imagen de Dani contestando a Bruno no la dejo tranquila en toda la tarde. Ni siquiera vio a Dani al salir. Seguro que aquella loca enamorada habia salido disparada hacia casa de Bruno para recuperar el tiempo perdido (y los polvos tambien). Merche lo dejo todo ordenado antes de irse. Se despidio de los companeros que se encontro a su paso y fue derecha a coger el autobus. No habia sido un dia muy productivo en lo que al trabajo se referia. Habia estado distraida y, algo raro en ella, sonadora. Se sentia fatal. No podia dar credito a lo que le pasaba. Ella no se dejaba deslumbrar por los hombres, ?no? Sin embargo, Ruben se habia instalado en su memoria desde que lo habia visto dos dias antes. Merche taconeaba con rabia en su camino a la parada del bus. Hacia anos se habia prometido que no permitiria que ningun hombre le nublara el entendimiento. Su hermana mayor habia sufrido mucho por culpa de un rastrero hijo de puta que le ponia los cuernos cada dos por tres. Belen, tan enamorada como estaba, no atendia a razones. Cuando ella o quien fuera le decia algo sobre Oscar, simplemente se hacia la sorda. Entre su hermano Lucas y ella, idearon un plan maquiavelico para desenmascarar a Oscar. Lo consiguieron, si, pero el precio que pagaron fue enorme. Belen no les hablo durante seis meses. Encontrarse al hombre que amaba enterrado entre las piernas de una de sus amigas fue devastador para ella. Lloro, se desganito, cogio una depresion... Maldito Oscar. No solo habia destrozado a su hermana, sino tambien su propia confianza en los hombres. Por eso Merche se sentia tan enfadada consigo misma. Porque no podia parar de pensar y fantasear con Ruben. Y no solo en la cama, que eso no se le iba de la cabeza, sino en cosas mas simples como pasear, comprar una tele juntos y chorradas por el estilo. <> El autobus llego lleno a reventar. A punto estuvo de dejarlo pasar y esperar al siguiente, pero la necesidad de llegar a su casa y darse un buen bano la animo a embutirse dentro de esa lata de sardinas. !Estaba tan cansada! Cansada de luchar contra algo que no conocia... Ademas, ?de que se preocupaba? Seguro que no volvia a verlo. Si, le habia dado su numero, lo cual no queria decir que el fuera a llamarla. Y, dale, vuelta a pensar en Ruben. ?Se le habia fundido el cerebro, o que? Por suerte, la tortura de viaje acabo pronto. Su casa no estaba muy lejos de la oficina y, al cabo de poco mas de quince minutos, bajaba de aquel cacharro sin haber perecido de asfixia. Lo primero que hizo al poner un pie en su casa fue quitarse los zapatos que la estaban martirizando. Presumir estaba bien, pero !como fastidiaba los pies! Se puso sus zapatillas de gatitos, dejo la chaqueta y el bolso colgados del perchero de la entrada y fue derecha a la sala a poner algo de musica: Candyman,[1] de Christina Aguilera, estaria bien. Lo siguiente fue ir al bano, tapar la banera, cubrirla de sales y abrir el grifo del agua caliente. Mientras se llenaba, se bebio un zumo de pina antes de desnudarse; luego dejo su ropa cuidadosamente doblada sobre la silla de su habitacion y volvio al bano. Cambio la temperatura del agua porque abrasaba y espero a que se templara lo suficiente.

  • El Angel de su alma gemela de Laura Zarraga

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    A sus veintinueve anos, Alexander no ha sido capaz de mantener una relacion que sobrepase mas de una noche; para el, la idea de comprometerse es absurda.

  • Nuestro amor no fue casualidad de Rose B. Loren

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    Inma es una joven disenadora madrilena cuyo unico objetivo es alcanzar la fama en el mundo de la moda, por lo que se traslada a Nueva York en busca de un futuro mas prometedor, dejando a sus padres desilusionados por su decision.
    Con su duro trabajo y tras anos de dedicacion casi en exclusiva, consigue que sus disenos desfilen por una de las pasarelas de moda mas importantes del mundo, pero un fatal accidente hara que tenga que dejarlo todo y regresar a Espana. Alli conocera a Lucas, inspector jefe de policia y mano derecha de su padre.
    Durante semanas, ambos conviviran juntos, mientras el amor comienza a florecer sin que ellos se percaten mas que de una fuerte atraccion.
    Sus vidas se complicaran, una trama se cierne detras del accidente de sus padres, aunque siempre estara presente el amor que ambos se profesan y lucharan contra todos los obstaculos que la vida les depara.

  • El misterio del lago de Juan Moises De La Serna

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    Adentrate en el misterioso mundo de la naturaleza humana, que te llevara a cuestionar los origenes de la vida.
    Una excursion conducira a la protagonista a traves de las angostas montanas hasta una gran explanada ocupada por un inmenso lago de aguas negras, y en la orilla un pequeno y pintoresco pueblo de amables vecinos.
    Nada hace sospechar lo que aquellas aguas tranquilas esconden en su interior, es un paisaje bucolico durante el dia, pero ?Que sucede durante la noche?
    La curiosidad de la protagonista hace que vaya buscando respuestas que van mas alla de las explicaciones cientificas y las creencias populares de los habitantes del lugar.
    Descubre como actuan cuando se enfrentan a uno de los mayores retos de la raza humana, sobrevivir a su extincion, ?Que hubieses hecho en su lugar?

  • El caso Malaussene (Me mintieron 1) de Daniel Pennac

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    Despues de casi dos decadas, regresa Benjamin Malaussene, el carismatico heroe de Daniel Pennac. A pesar de haber envejecido, este esceptico y bonachon alter ego del autor se encuentra en plenitud de facultades y vuelve bien arropado por los celebres miembros de su estrambotica <>, asi como por un nuevo coro de personajes que se incorporan a la legendaria saga.

  • Un incidente sin importancia de Rosa M. Sarda

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    Una carta a su madre, muerta en plena juventud, abre este volumen de relatos en los que Rosa Maria Sarda da vida a todo un conjunto de personajes que conforman una galeria viva y bulliciosa.
    Maria y Pep, sus abuelos, originales, estirpe de comicos desde antes de la guerra, eran los primeros actores de una compania itinerante, aunque, si era necesario, pintaban hasta los decorados. Cuando no viajan, viven en un casita humilde cerca de una fabrica de cemento, el numero 8 de una peculiar galeria de vecinos, ruidosa, llena de dimes y diretes pero transparente y solidaria. Puertas abiertas, gritos de aqui, excursiones para alla.
    La nieta, Rosa Maria, que los visita durante los veranos, encuentra en estos abuelos y en el pintoresco vecindario, la calidez que la acompanara mientras crezca, la calidez de un mundo lleno de viveza, espontaneidad, donde la miseria de la dura posguerra no entela la alegria y la vida. Un mundo donde el simple hecho de seguir vivo ya es una victoria.

  • A la gente solo le gusta nadar en la superficie de Beatriz Gordillo Bejarano

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    Magda era una joven que vivia en el seno de una familia de clase media en una ciudad del sur de Espana. Su padre, su familia y la gente en general no esperaban nada extraordinario de ella. Un dia, el padre abandona a su madre y a ella. En ese momento, ambas emprenden un camino de mejora y cambio que hara con que sus vidas cambien para siempre.

  • Limite prohibido (La Fiesta Prohibida 5) de Charlotte Byrd

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    ?Es este nuestro fin?

  • Seguimos siendo tu y yo (Love Army 2) de Elsa M.r

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    Llega la segunda parte de Love Army con mas musica, mas pasion y una historia de amor ?imposible?

  • El proyecto Joshua de Sebastian Fitzek

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    Max, el autor fracasado, es un ciudadano respetuoso de las leyes.

  • El Fantasma de Canterville de Oscar Wilde

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    Es una parodia de los relatos de terror en la que un embajador estadounidense, Hiram B. Otis, se traslada con su familia a un castillo encantado en Inglaterra. Lord Canterville, dueno anterior del castillo, le advierte que el fantasma de Sir Simon de Canterville pulula por el castillo desde que este asesino a su esposa Lady Eleonore de Canterville. Pero el Sr. Otis, estadounidense moderno y practico, desoye sus advertencias. Asi, la familia estadounidense de mister Hiram B. habita en la mansion, burlandose constantemente del fantasma debido a su indiferencia ante los sucesos paranormales.

  • La soberbia de Catherine Brook

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    Necesitaba un hombro. No para llorar, que ella nunca lo hacia, sino para dormir. !Que misa tan aburrida! Harriet Broome parpadeo con rapidez con la esperanza de mantenerse despierta y, sin disimulo, se cubrio la boca con la mano enguantada para tapar un bostezo. El quinto desde que habia comenzado el sermon. !Y solo habian pasado quince minutos! No estaba segura de poder soportar las dos horas restantes. Solo de pensarlo le daban verdaderas ganas de llorar. Entrecerro los ojos para mirar con rabia a la causante de esa tortura, pero esta estaba de espaldas y no pudo recibir todo su odio. Zelda, su hermana, estaba sentada al lado de su prometido, Archibald Cobyn, y no parecia tener intencion de prestar atencion a Harriet, a quien habian obligado a ir al servicio porque se haria la primera amonestacion del compromiso. Harriet penso que al menos podria haber tenido la cortesia de sentarse a su lado para poder utilizar su hombro como almohada. Sin embargo, prefirio ocupar asiento al lado de su prometido, la senora Corbyn y su padre, el senor Broome. Ella habia quedado relegada una fila atras junto a la hermana menor de su proxima familia politica, Bernadette Corbyn, quien no parecia lo suficientemente amable para prestarle su hombro y, a decir verdad, tampoco se veia mas despierta que ella. --Tus bostezos me estan provocando sueno --dijo la joven con voz ahogada, mientras tapaba su boca con una mano. --?Tambien te han obligado a venir? --le pregunto, observandola. No debia tener mas de catorce anos. --Gideon no nos habria perdonado si algun integrante de la familia no hubiera asistido a este emblematico momento --respondio sin sarcasmo. Harriet casi habia olvidado que el hombre que estaba a punto de dormirla por aburrimiento era hermano del novio y, por ende, seria parte de su familia politica. Por suerte, era un parentesco muy lejano, porque Harriet no lo soportaba en ninguna de sus facetas. Como vicario y como persona en general tenia muy buena reputacion, no habia nadie en ese dichoso pueblo que no lo quisiera, pero ella tenia otra perspectiva del reverendo Corbyn. Hacia un tiempo, el intachable vicario habia participado en un engano que Archibald Corbyn habia hecho a su hermana Zelda, y si a eso le sumaba que creia que aspirar a lo mejor era malo, no le causaba ni un poco de simpatia. A decir verdad, a excepcion de la joven a su lado, a quien no conocia lo suficiente para emitir un juicio, los miembros de esa familia no le simpatizaban en absoluto. Nunca dejaria de pensar que, si Zelda iba a abandonar su ferrea decision de no casarse, al menos podria hacerlo con un lord. No importaba que fuera un baron o un vizconde, pero que fuera alguien que pudiera presentarle a ella un noble importante con el que se pudiera casar. Lamentablemente, el corazon no era sensato. Harriet toleraba la situacion solo porque su hermana estaba enamorada. Por eso y porque todavia tenia la esperanza de que los Corbyn tuvieran algun conocido con un titulo nobiliario de renombre. --Si no llego a venir, Gideon me habria dado un sermon mas largo que este --continuo la joven a su lado. Harriet agradecio tener otra cosa en la que fijar su atencion--. Supongo que imaginaras lo catastrofico que eso seria. He venido solo por eso, no porque nadie me pueda obligar. --Por algun motivo, a la joven le parecio importante hacer esa aclaracion--. Esa es mi excusa. ?Cual es la tuya? --Impulso momentaneo de amabilidad que no se volvera a repetir. ?No consideras pecado aburrir de esta manera a la gente? La joven solto una risa disimulada que resono en el lugar porque, justo en ese momento, el reverendo hizo una pausa. Algunas caras se giraron para buscar el origen de la interrupcion, pero solo la del vicario logro localizarlas. Bernadette se hizo la desentendida, pero Harriet no tuvo ningun reparo en responder a la mirada de reproche con una de desden. El suspiro, como si ella fuera un alma perdida, y continuo con el sermon. A Harriet no le importo. Era mejor ser una oveja descarriada que el hijo perdido de Hipnos. --Es probable que de todas maneras nos toque otro sermon en la casa. !Que mala suerte! Harriet estuvo de acuerdo, pero no respondio. Opto por colocar su brazo encima del respaldo del asiento y recostar su cabeza en la mano. Despues de unos minutos, no supo nada mas. *** --!Harriet! Harriet se enderezo y parpadeo con rapidez, no muy segura de quien habia interrumpido su sueno. Pronto descubrio que era su hermana. Zelda no la miraba con reproche ni con molestia, mas bien con resignacion. Despues de todo, no era tampoco una devota cristiana. ?Por que, entonces, habia interrumpido su sueno? --La misa esta a punto de terminar. <>, penso Harriet. Inclino la cabeza en agradecimiento a su hermana por el aviso y se froto los ojos. --Gideon no ha dejado de mirarte en todo el servicio --le informo Bernadette--. Creo que te espera un sermon particular. Pues se lo daria a la brisa, porque ella no pensaba escuchar ni una palabra mas de ese hombre en lo que le quedaba de vida. La misa finalizo con la ratificacion del compromiso de Archibald Corbyn y Grizelda Broome. Entonces, como ya no estaba prohibido hablar, empezaron las murmuraciones. Aunque a Harriet solia gustarle el chisme, no se detuvo a escuchar que decian del compromiso. Le hizo un gesto a Zelda para indicarle que esperaba fuera y salio de la iglesia de tres naves que, a pesar de ser relativamente amplia, la estaba sofocando. Cada vez habia mas gente en ese pueblo, y la misa de los domingos solia quedarse escasa de asientos. Cuando estuvo fuera agradecio la brisa invernal que le calaba los huesos. Se apreto un poco el abrigo y respiro hondo. Esperaba que Zelda no tardara, o se iria sola. --Harriet Broome. ?Has disfrutado de la siesta? --pregunto una voz femenina con humor tras ella. Harriet se giro. Una joven de abundantes cabellos negros, sostenidos de forma precaria pero sin perder la elegancia del peinado, la miraba con diversion y una sonrisa amable. La reconocio de inmediato, pero no le devolvio la sonrisa. No porque le desagradase, pues dificilmente Tess Witherow le caeria mal a alguien, sino porque Harriet reservaba sus sonrisas para los caballeros con titulo. --Ha sido bastante reconfortante --respondio, altiva. No se avergonzaba de nada. La joven se rio. Harriet admitia que tenia una sonrisa bonita. Bien, era bonita en general. Quizas, despues de ella, era la joven mas bonita con la que contaba ese pueblo. Tenia la tez palida, cabellos de ebano y unos ojos verdes muy brillantes. Tambien era muy elegante. Como no, si era la sobrina del duque de Alridge, posiblemente el personaje mas importante que tenia ese pueblo. Habia llegado hacia unos dias de Londres y lady Marjorie se la habia presentado. La joven desprendia simpatia inmediata y parecia imposible que a alguien le desagradara. Exudaba una energia contagiosa. Harriet habia decidido que podia mantener contacto con ella de vez en cuando, por si lo necesitaba. Segun recordaba, su hermano era marques. --Tendrias que haber visto como te miraba el reverendo. Lo siento, pero me ha causado demasiada gracia su expresion. Harriet la observo y evaluo mentalmente cuanta confianza podria depositar en la joven. Estaba claro que ella no era tan recelosa y veia en Harriet a algo mas que una recien conocida. Decidio darle un voto de confianza. Tal vez por fin alguien en ese pueblo pudiera comprenderla. --No tiene ningun derecho a reclamarme nada --espeto con altaneria. Al ver que la joven no mostraba oposicion a su afirmacion, continuo--: Me parece sorprendente que no este acostumbrado, si todos sus sermones son tan aburridos. --Tess, que habia estado sonriendo ante el despotrique de Harriet, dejo de hacerlo de pronto, pero Harriet no lo noto, concentrada en su queja--. Parecen disenados para curar el insomnio. --Harriet… --Lo peor es la forma en que los dice --continuo, sin percatarse de que su companera empezaba a hacer gestos raros con la mano--. Habla como si tuviera la verdad absoluta, como si el fuera perfecto, cuando, en realidad, es solo un mortal que peca mas que nosotros. Y hablo con base. --Harriet… --No tiene ningun derecho a aburrir asi a la gente. Deberia ser pecado. --Tess habia dejado de intentar atraer su atencion. Parecia resignada, esperando con paciencia algo inevitable--. !Y tres horas! ?Como alguien puede hablar tanto? --Eso podria respondermelo usted --replico una voz masculina a sus espaldas, con un deje de humor en su tono. Harriet dio un respingo porque reconocio la voz, pero antes de girarse compuso su semblante para que expresara indiferencia, como si no hubiese estado haciendo nada malo. --?No era pecado escuchar conversaciones ajenas, pater? Gideon contrajo el ceno, como hizo la ultima vez que la escucho llamarlo con el tratamiento que se les daba a los eclesiasticos catolicos. No quiso discutir el tema de momento. Ya sabia el que la joven tenia un caracter y una forma de pensar que no sabia si llegaria a comprender. --No es pecado, es mala educacion. Catalogaria mas como pecado hablar a las espaldas de alguien --respondio con suavidad. En su tono no habia reproche, mas bien cierta consideracion. Los que lo conocian sabian que preferia convencer con el dialogo a utilizar amenazas. Harriet se tomo su tiempo para responder, aunque en ningun momento demostro verguenza o arrepentimiento. Tess, al intuir que nadie le prestaria atencion, fue a buscar con quien hablar. No se molesto en despedirse porque parecian muy concentrados el uno en el otro para notarlo. --?Desde cuando es pecado decir la verdad? Que yo sepa, es una obligacion. ?Acaso han cambiado los mandamientos? --Los mandamientos son los mismos, pero creo que usted le esta dando una interpretacion erronea. --Desde mi punto de vista, es muy valida. ?Como es que dice? <>. --<> --puntualizo el--. Lo que usted ha dicho puede considerarse falso testimonio. --!Claro que no! Su sermon daba sueno. --Usted ha sido la unica que se ha dormido. --Porque los demas no tienen el valor. Se retaron con la mirada. Si la intencion del reverendo era que Harriet se arrepintiera de su accion, estaba perdiendo el tiempo. Ella estaba firme en su posicion y no pensaba ceder ante ese hombre que, desde su perspectiva, no tenia autoridad para reprender. Lo observo de arriba abajo con superioridad, y por primera vez se fijo en los detalles de su apariencia. Tenia los ojos verdes y los cabellos rubios cenizos, mas claros que los de ella, y algunos mechones enmarcaban su rostro porque no estaban bien peinados. A decir verdad, toda su apariencia era algo desalinada. La sotana estaba arrugada, a sus zapatos les faltaba lustre. Estaba claro que nadie se preocupaba por su apariencia, y a el no le importaba. De seguro se vestia a prisa para poder llegar a tiempo y aburrir a sus feligreses. Harriet, que apreciaba mucho la apariencia, no soportaba mirarlo por mucho tiempo. --Harriet, es hora de marcharnos --le dijo Zelda, acercandose. Acababa de despedirse de su prometido con un beso en un rincon oscuro de la iglesia--. Gideon, gracias por la misa. Cumplio las expectativas. --?Cuales eran? ?Dormir a la gente? --intervino Harriet, con tono de burla. Zelda la miro con reproche, pero ella no se inmuto. Gideon asintio ante el cumplido de su futura cunada y miro a Harriet, respondiendola con su silencio. Una de las cosas de el que mas disgustaba a la joven era que nunca parecia alterarse demasiado, ni siquiera mostrar absoluta molestia. Siempre lo trataba todo como un debate. Harriet habia escuchado que no reprendia como solian hacerlo los vicarios, con firmeza y severidad; mas bien hablaba y hablaba con calma hasta dejar clara su postura. Quizas fuera esa una tecnica mas efectiva. Las personas debian de portarse bien solo para no tener que escuchar un sermon similar al de la iglesia. Despues de echarle una ultima mirada, se reunio con su hermana, que ya habia empezado a marcharse. Esperaba volver pronto a Londres y conseguirse su propia familia, porque la posibilidad de quedarse en ese pueblo y tener que convivir con frecuencia con ese hombre le provocaba escalofrios. Dios no quisiera para ella un destino tan cruel. *** Gideon las observo marcharse y se limito a negar con la cabeza ante la actitud de la joven. Con regularidad, no le gustaba juzgar a nadie, y siempre creia que tras una actitud hostil o inmoral habia un antecedente que, si se resolvia, podria devolver a esa persona al buen camino. Por ejemplo, su hermano Archie era muy avaricioso, pero todo se explicaba con que su padre se habia muerto y la carga de una familia en la ruina le supuso un trabajo que no queria volver a pasar bajo ninguna circunstancia. Archie suponia que el no lo sabia, pero para Gideon era obvio. Si bien no aprobaba la actitud tomada por su hermano, si podia comprenderlo, y esperaba que, ahora que se iba a casar, pudiera mejorar esa actitud tan poco cristiana. La joven, en cambio, era un enigma. A Gideon le causaba mucha curiosidad saber que habia detras de tanta soberbia, si es que, por supuesto, habia algo, pues no era tan iluso como para creer que no hubiera personas realmente malas e incorregibles. Analizo lo que conocia de la joven hasta el momento. Una vez habian discutido sobre la novela Elogio a la locura, y dejo clara su postura de que aspirar a lo mejor no era malo. En otro momento, cuando el engano que su hermano Archie le habia hecho a las hermanas salio a la luz, la joven, furiosa, lo acuso de complice y le dio una bofetada que aun escocia si la recordaba. A decir verdad, cualquier otro la hubiera catalogado de alma perdida, pero Gideon se negaba. Al contrario: tenia una necesidad de saber mas de ella y saber si podria ayudarla que se incrementaba en cada encuentro. Si tan solo pudiera hacer que bajase la guardia… --?A que oveja descarriada estas pensando perseguir para que regrese al buen camino? -- pregunto a su lado la voz que reconocio como la de su hermano. --A Harriet Broome --respondio con sinceridad, todavia pensativo. Escucho la carcajada de su hermano y lo miro con severidad--. Estoy hablando en serio. --Lo se. Eso es lo que me hace gracia. No pierdas el tiempo, hermano, esa joven no tiene salvacion. Es una malcriada incorregible. ?Acaso has olvidado la bofetada que te dio? Gideon decidio ignorar ese detalle. --No, pero todos pueden salvarse. Tengo que pensar en como ayudarla. --Te dire en que tienes que pensar --le dijo Archie, colocandole una mano en el hombro en un gesto de camaraderia. Echo un vistazo hacia atras, donde estaban unas senoras hablando, y anadio--: Madre quiere hablar contigo. Yo estoy comprometido. Tu eres el siguiente hermano. ?Sabes lo que eso significa? Gideon miro hacia atras, donde estaba su madre conversando, y trago saliva. Por supuesto que sabia que significaba. Su madre tenia una obsesion por que todos sus hijos se casaran y llevaba bastante tiempo insistiendole a Archie y a el, que eran los que estaban en edad, para que lo hicieran. Si Archie estaba comprometido, todos sus esfuerzos irian a el. --Tengo que preparar el sermon de manana. Dile que pronto pasare a visitarla. Hasta luego. Mientras se apresuraba a rodear la iglesia para entrar por la puerta de atras, escucho la carcajada de Archie y la advertencia de que no podria escapar por mucho tiempo. Gideon no le presto atencion. Sabia que era verdad. Tambien era consciente de que su madre tenia razon, y, como buen reverendo, deberia buscar una esposa, pero hasta el momento no le habia llamado la atencion ninguna joven y Gideon era demasiado honesto para casarse por puros fines sociales. El matrimonio tendria que esperar hasta que apareciera la indicada. Una vez en la sacristia, se sento frente a la pequena mesa donde solia escribir sus sermones e intento elaborar el del dia siguiente, pero no logro concentrarse. Su cabeza se iba una y otra vez a Harriet Broome y a lo mucho que necesitaba esa joven que alguien le hiciera comprender que esa actitud seria su perdicion. Gideon sabia que no podia ser el salvador de todos, ni mucho menos, pero sentia una necesidad insistente con ella. Estaba claro que los sermones no harian mas que aburrirla, y tal vez no funcionase ninguna tecnica en general, pero Gideon tenia que intentarlo. Solo tenia que pensar en como. Si Dios lo queria, ella podria mejorar su actitud. Si no, pues seria una lastima, porque a Gideon le parecia una joven muy bonita, con sus rizos rubios, su perfil delicado y sus ojos azules como el del cielo. La belleza no era una virtud, pero le parecia que la vida le habia dado un regalo y que por dentro tuviera tanta soberbia solo era una forma de desaprovecharlo. Ojala pudiera ayudarla. Ojala que se dejara ayudar. Eso seria, sin duda, el mayor reto, pero el estaba dispuesto a enfrentarlo y rezar por salir victorioso. Capitulo 2 Harriet se miro por ultima vez en el espejo, se sonrio, y, con los hombros rectos, salio de la habitacion con su vestido verde esmeralda cubierto por un abrigo de lana. En la sala que habia antes del vestibulo encontro a su hermana y a su padre. Ambos estaban echados en un sillon en posiciones muy poco elegantes. Se enderezaron en cuanto la vieron entrar. --!Al fin! --exclamo Zelda. Se levanto y se aliso la falda del vestido como si no tuviese mucha importancia que se hubiera arrugado--. Llevamos media hora esperandote. Vamos a llegar tarde. --Hacerse desear es una tecnica infalible para generar interes --respondio Harriet de buen humor. --Vamonos --le dijo Zelda a su padre, sabiendo que era inutil discutir con Harriet. Una vez en el carruaje que los llevaria a la mansion de los Corbyn, donde se celebraria la fiesta de compromiso de su hermana, Harriet decidio tocar el tema que le interesaba. --La tia Helen me ha escrito. Dice que no vendra estas Navidades ni podra estar en la boda de Zelda, pero que estaria encantada de recibirme en su casa para la proxima temporada. Solo seria cuestion de que cubrieras todos mis gastos. Ni siquiera tendrias que ir. La mueca de disgusto del senor Broome no fue muy alentadora. Aunque su padre le habia asegurado que regresarian a Londres para la temporada, cada vez se mostraba mas cercano a ese pueblucho y menos dispuesto a abandonarlo. --No entiendo por que quieres ir a Londres. Si Zelda ha podido conseguir marido aqui, tu tambien puedes. En Londres fuisteis un fracaso y otra temporada podria ser un gasto innecesario. --No fuimos un fracaso. Al menos, yo no lo fui --protesto Harriet, muy ofendida. --No recuerdo tener la casa llena de pretendientes tuyos. --Porque yo no alente a nadie, ya que ninguno era digno de mi --respondio como si fuera obvio--. Ademas, no nos colamos con lo mas exquisito de Londres. La tia Helen me prometio que esta temporada conseguiria invitaciones de las fiestas mas codiciadas, aquellas donde van los lores. Ahi si conseguire un esposo digno. Zelda puso los ojos en blanco, pero Harriet la ignoro, convencida de que su prediccion era cierta. --Aqui la nobleza es escasa. La unica forma de que me case con alguien que haya conocido en este pueblo es que sea un lord que llegue de visita --continuo--. Zelda, ?no conocen los Corbyn a algun lord importante? ?No habran invitado a alguno a la boda? --No lo se y no me importa --respondio su hermana sin mucho interes. Miraba por la ventana, ansiosa por llegar. --Deberia de importarte --mascullo Harriet. Despues se giro hacia su padre--. ?Me pagaras la temporada? --Esta bien, esta bien --dijo el senor Broome, harto de la conversacion. Harriet, contenta, no dijo mas en el corto trayecto. Llegaron a la fiesta de compromiso. Despues de saludar al senor Corbyn y a su madre, Zelda se quedo junto a su prometido, su padre se fue hacia la mesa de los aperitivos y Harriet se quedo haciendo una rapida exploracion del panorama. Miro con aburrimiento de un lado a otro. Estaba el duque de Alridge hablando con otro invitado. A Harriet le parecia una lastima que los pocos lores que habia en ese pueblo fueran tan mayores. Que fueran feos hubiera podido pasarlo, pero la edad ya era un detalle, a su parecer, mas relevante. Siguio buscando. Esperaba encontrar a lady Marjorie, la hermana del conde Royston, que, dicho fuera de paso, era extrano que estuviera en esa fiesta. A pesar de que los Cavendish eran familia de su madre, tenian una fuerte enemistad con los Corbyn por una rencilla pasada que Harriet no conocia. Lady Marjorie debia haber asistido a la fiesta solo por respeto a la invitacion que Zelda le extendio. A Harriet no le importaba. Queria encontrarla porque esta le habia prometido conseguirle un buen partido y tenia la esperanza de que tuviera alguna buena noticia para ella. En el pueblo todos la conocian como la mejor casamentera del lugar. Con algo de suerte, encontraria un caballero digno de Harriet, y asi no tendria que enfrentarse a la competencia en Londres. Mientras intentaba localizar a lady Marjorie, su vista se detuvo en el conde de Bollinger, acompanado de su abuela. Era un caballero joven, el mejor partido de ese pueblo, al que Harriet habia sonreido dos o tres veces sin exito. Ante su evidente desinteres, lo descarto. Si no era lo suficientemente listo para apreciar su gran belleza, no merecia sus esfuerzos. Ademas, decian que estaba interesado en la mayor de las Cavendish, lady Hailey. Harriet no pensaba rebajarse a luchar asi por un conde. Si fuera un marques o un duque, se lo pensaria. --Hola, Harriet. Reconocio la voz, pues ya la encontraba familiar, y esta vez decidio corresponder a su sonrisa. La joven Tess llevaba un vestido blanco perla muy elegante, de seguro confeccionado por la mejor modista de Londres. Harriet tenia que preguntarle cual era. Si iba a participar en una nueva temporada, tendria que asegurarse de que todo confabulara para hacerla mas irresistible de lo que ya era. --Buenas noches, Tess --dijo con amabilidad, observandola con discrecion de arriba abajo. Ya habia notado que siempre iba muy elegante y arreglada. Cada cabello estaba en su lugar, el vestido perfectamente planchado. Verla inspiraba una calma que contrarrestaba con toda la energia de la dama. --?Buscabas a alguien? He notado que hacias un recorrido visual del salon. --A lady Marjorie. ?La has visto? Tess sonrio y sus ojos brillaron de picardia. --La vi cuando llegue, pero no se donde esta ahora. Aunque supongo que muy ocupada. -- Eso ultimo lo dejo caer como quien lanza un panuelo seguro de que el otro lo recogera. Harriet lo recogio. --?Que quieres decir? Tess se inclino hacia ella y miro a ambos lados para anadirle suspenso a la situacion. Despues, susurro: --Estaba con lord Ridgeway. Es un caballero que lleva largo tiempo mostrando interes en lady Marjorie. Un interes correspondido. Segun he oido, esta noche se anunciara oficialmente su compromiso. Ademas, es un conde muy guapo, y dicen que bastante rico. --Se encogio de hombros, como si eso ultimo fuera lo menos importante de toda la historia. Para Harriet era lo mas importante.

  • Las sombras de Julia. Luz y sombra de Karla Ivalisse Perales Herrera

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    Julia habia vuelto a dormitar frente al televisor. Abrio los ojos, presa de la angustia. El corazon le latia al punto en que, creia, iba a salirsele por la boca. Apago el aparato y, luego, sentada, intento reflexionar, mas tranquila, sobre aquella pesadilla que tanto la asustaba en la infancia y que ahora venia a su mente una vez mas. La habia olvidado, como si aquello no hubiera pasado jamas. Se encamino a la cocina con la voz de su madre taladrandole la cabeza. Las horribles palabras seguian muy frescas en la memoria, pese a los anos, retumbando como rugidos de feroces tambores. Bebio una infusion de romero, acompasadamente, rebobinandolo todo como en una videocinta. La sucesion de imagenes comenzaba con una vision borrosa de si misma, a los 5 anos. Podia sentir, sobre su piel, la textura del terciopelo de su vestido carmesi. Sabia que estaba en la casa de sus padres, reconocia los pasillos angostos y los cuadros, con marcos dorados, que resguardaban las fotografias de sus ancestros, colgados en las paredes rojas, decoradas con la escarcha plateada y los focos navidenos que se encendian y se apagaban ritmicamente. Las sensaciones parecian volverse mas reales mientras avanzaba. En el sueno sus piernas no eran lo suficientemente largas como para alcanzar a tocar el suelo. Parecia que unas alas la llevaran de un lugar a otro sin que pudiese resistirse. Al final del pasillo se encontro con una escena familiar: sus primos, sentados todos en circulo sobre la alfombra mientras prestaban atencion al sonido del fuego en la chimenea, al consumirse las brasas. Era el Dia de los Santos Inocentes, que en la tradicion popular se usaba para hacer bromas a la gente, desde las mas ligeras hasta las mas pesadas, llamando a los que caian o creian en ellas "inocentes palomitas", por la facilidad con que se lograba enganarlos, tal como se haria con un nino. En la tradicion judeocristiana el significado era profundo; segun los relatos biblicos, fue en aquella fecha cuando el rey Herodes I, el Grande, dio la orden de acabar con todos los ninos menores de 2 anos nacidos en Belen, luego de la visita de los reyes magos de Oriente, quienes habian anunciado la llegada del Mesias, futuro rey de Israel, con el fin de que este fuera eliminado. Los chicos hablaban en voz baja sobre las travesuras o bromas que harian a las ninas para causar su espanto mientras ellas se entretenian jugando a la comidita, con sus juegos de te, o arrullando a sus munecos para que se durmieran, lideradas por Julia. Los hombres mayores, como hacian siempre, se ocupaban de los asuntos de importancia, conversando sobre economia o politica, y las mujeres se hacian cargo de los sagrados alimentos y del cuidado de los mas pequenos, como de costumbre. La pequena Julia siempre se mantenia expectante del momento en que la puerta de madera se abriera de a poco, causando ese tipico rechinido por lo vieja que era, y de los pasos imponentes de las botas de casquillo de su padre, quien llegaba a casa luego de las faenas laborales. Ella corrio hasta el umbral para recibirlo, como siempre, con los brazos abiertos y un tierno beso en la mejilla. El carino que la nina le profesaba dispersaba el cansancio del padre y en respuesta el le llamaba: "mi pequena munequita", provocando en la madre un poco de recelo porque podia notar que la nina lo preferia a el por encima de ella, quien era mas estricta y rigida en cuestiones de disciplina y limpieza. Si Julia ensuciaba el vestido, por andar trepandose a los arboles, o los zapatos de charol con el lodo, le valia un castigo como quedarse en el jardin a oscuras hasta que el padre llegara y la rescatase. Siempre que el hombre llegaba del trabajo se sentaba en el sofa, tambien de terciopelo rojo como el vestido de Julia, para fumarse un puro y descansar. Despues de un rato, Julia se acercaba a su padre como un cachorrito que busca una caricia muy lentamente y el la sentaba en sus piernas para contarle alguna historia, dispersando sus temores hacia la oscuridad. Asi hacia siempre, como esa tarde en que cayo aguanieve por primera vez en el pueblo. La nina comenzo a arrullar a su muneca favorita, a quien habia nombrado como ella misma, usando un tono armonico y melodioso, de modo que todos los que estaban en la morada, tanto los primos, los hombres en la sala y las mujeres en la cocina, podian escucharle. De un momento a otro, la casa quedo en fatidico silencio, primero violento y luego se torno incomoda incertidumbre. La madre dejo que las demas mujeres terminaran con los bunuelos para ir a ver lo que habia sucedido; encontro los rostros desencajados de hombres y ninos como estatuas de piedra, clavando la mirada en la pequena muneca, fragil y desgarbada, que miraba al vacio, rigidamente sentada en las piernas del padre, quien tenia la apariencia de un gran muneco de trapo. Se acerco para cargar a la nina diciendole que debia dejar que su padre descansara, creyendo que se habia quedado dormido, y pudo sentir que un escalofrio recorria todo su cuerpo. Su esposo tenia los labios y los parpados amoratados; el corazon se le habia detenido como las manecillas de un reloj descompuesto, arrancandole la vida de un suspiro. Julia lanzo un grito estridente entonces, un grito de verdadero terror que retumbo en los oidos de la madre por muchos, muchos anos... Desde ese momento se obsesiono por la fatalidad. No habia vuelto a tener aquel sueno desde que se caso con Rafael de la Garza. El inmenso amor que el le profesaba tuvo el poder de borrar el horror, aunque de vez en cuando alguna noticia desgraciada, evento tragico o accidente, recrudecia el trauma alimentando sus miedos irracionales. Rafael le devolvio la seguridad; su carrera y su exito profesional aseguraban el futuro de ella y del nuevo integrante de la familia que venia en camino. La vida no podria ser mas que perfecta en aquella casa residencial donde vivia entre el ensueno y las fantasias; no obstante, pese a las comodidades que representaba la vida con aquel hombre, sentia que habia una presencia que acechaba constantemente su porvenir. Lo peor que podia pasarle a una mujer que ha encontrado al hombre perfecto es que la madre de ese hombre la odie y la desprecie como si se tratara de una enemiga a vencer. Era muy dificil vivir asi, reconocia Julia, quien recordaba lo mucho que a su suegra le habia costado aparentar alegria por las buenas nuevas. Parecia que dona Elena de la Garza, lamentara el hecho en vez de alegrarse, pues cuando Rafael le anuncio la noticia, sus labios maduros enmarcaron una sonrisa que parecia mas bien una torcida mueca. La llegada de un bebe dificultaba sus planes, pues le obsesionaba la idea de cumplir con la promesa que le habia hecho a su marido en el lecho de muerte, quien no aprobaba a otra mujer para esposa de Rafael que no fuera Lorena Betancourt, amor de la infancia de su hijo; ademas, estaba de por medio aquel asunto de la herencia... La idea de cumplir cabalmente con la voluntad del muerto le obsesionaba porque estaba segura de que, si no cumplia al pie de la letra con sus especificaciones, el espectro de don Rafael no hallaria descanso eterno, y es que estaba segurisima porque se lo habia dicho Romula: que los ruidos de cadena arrastrandose, que alguna vez habia oido en su casa, eran la prueba fehaciente de que el marido no se encontraba muy contento... Julia recordaba bien la discusion que habia tenido con la suegra durante aquella cena en que se anuncio la noticia, una vez que su esposo, Rafael, las dejo a solas en el comedor con el pretexto de ir por las copas con las que se celebraba en las ocasiones especiales; este habia tardado mas de lo debido con intencion de que ambas mujeres pudieran conversar y limar algunas asperezas, pero dona Elena se habia mantenido en una actitud mustia, diciendole a Julia que el estofado que habia preparado tenia mucha sal, haciendola sentir mal, como era su costumbre, con sus comentarios desafortunados que siempre desvalorizaban los esfuerzos de ella. Era importante para Julia llevar una relacion cordial con dona Elena de la Garza, pero esta era una mujer fria, dura y amargada, de pocas pero letales palabras. --?No esta contenta por la llegada de su nieto? --la pregunta de la nuera la tomo por sorpresa. --No entiendo que me quieres decir --se hizo la desentendida, Julia era suspicaz y perceptiva. Notaba que la mujer no se sentia comoda ante su presencia y que la noticia del embarazo parecia no haberle caido muy bien, tal como su estofado. --?Que es lo que pretendes? --pregunto la mujer madura, mirandola con recelo. --No parece muy contenta con la noticia... --insistio. --Deberias andarte con cuidado, querida. Los terrenos en los que ahora andas pueden ser muy escabrosos --advirtio dona Elena mientras se limpiaba la boca con la servilleta, manteniendo las buenas maneras. --?Que quiere decir con eso exactamente? --Tu sabras... te recomiendo que no andes tentando al Demonio porque se te puede aparecer --advirtio la suegra con un sutil sarcasmo. --Ah, ya entiendo... --Mira, Julia, ahorremonos los rodeos. Yo nunca estuve de acuerdo en el matrimonio entre mi hijo y tu --dijo la suegra, finalmente, como si por fin hubiera logrado lanzar un eructo despues de haberse tragado el estofado, el cual le habia caido como bomba. --Por eso es incapaz de alegrarse... --murmuro Julia, acariciandose el vientre. Las palabras de la suegra, que hablaba con frialdad y dureza, le dolian tal como si fueran espinas que le enterrara en el corazon. --Las mujeres como tu --continuo la suegra--, con apariencia de no romper ni un plato ni de matar una mosca son de la peor calana. Te gusta hacerte la buena y santa ante los ojos de mi hijo, pero estoy segura que el nino que esperas no es de Rafael. No, si a mi no me enganas, chulita. A el lo podras hacer pendejo, pero yo conozco muy bien a las de tu clase --senalo con seguridad. "Pinche vieja fantasiosa", penso Julia, riendo para sus adentros. --?Como puede pensar esas cosas? --pregunto incredula--. Tiene usted una imaginacion desbordada. ?No sera que esta celosa? --indago con actitud temeraria. --?Que me quieres decir? --Usted me hace pensar cosas horribles... --admitio Julia. --!Oh, por Dios! La mujer adivino lo que su nuera queria decir entre lineas. Se levanto de la silla en senal de indignacion. En esos momentos queria arruinarle la carita de muneca con sus unas afiladas. No toleraba que quisiera hacerse "la muy digna", pero se contuvo porque estaba embarazada. El regreso oportuno de Rafael reestablecio el ambiente de cordialidad entre ambas, pero Julia habia comprobado lo que intuia desde tiempo atras: su suegra era una mujer con la que debia andarse con cuidado. No necesitaba estar cerca para generar tension; bastaba que se le metiera una idea en la cabeza y usara su poder de manipulacion para que Rafael le diera por su lado, asi sucederia unas semanas despues de aquella cena, convenceria a su hijo de no apoyar la decision de Julia de trabajar despues del nacimiento de Javier, ignorando sus deseos de realizacion profesional.

  • Fruitlands de Louisa May Alcott

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    Massachussets, finales de 1840. Los Lamb acaban de llegar por fin a su eden particular: una comuna que profesa la filosofia de los trascendentalistas (la de Thoreau y Emerson). Alli, planean vivir apartados del resto de la sociedad, alimentandose de la tierra y siguiendo los principios de la belleza, la virtud, la justicia y el amor. Todo parece sencillo y amigable en ese bosque lleno de intelectuales bienintencionados, pero quiza necesiten algo mas que filosofia para sobrevivir: ?como haran frente al crudo invierno de Nueva Inglaterra? ?Acaso saben algo sobre el mundo del pastoreo y la agricultura? ?Que ocurrira cuando lleguen las primeras tormentas? Louisa May Alcott esboza un magistral retrato del sueno de una familia que no dudo en unir sus fuerzas para hacer realidad lo irrealizable.

  • Voltaire contraataca de Andre Glucksmann

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    Polemico, controvertido, amado y odiado a partes iguales, Andre Glucksmann ha sido sin duda uno de los mas influyentes pensadores europeos de los ultimos cincuenta anos. Y este es el ultimo libro que escribio. Como si hubiera querido dejar un testamento a sus conciudadanos europeos, Glucksmann invoca la figura de Voltaire como faro para una Europa erratica y asaltada por peligros que no sabe ni identificar. Con Voltaire contraataca, Glucksmann ha escrito un canto a la libertad cosmopolita y llama a releer Candido, uno de los mas hilarantes himnos a la tolerancia y una oda a la libertad, ante tantos aprendices de dictador, ante el aumento de nacionalismos identitarios y xenofobos, ante tantas infamias, fanatismos y nihilismo. Candido, el heroe que no posee mas que el “vertigo de la lucidez”. Como dice Josep Ramoneda en el prologo, “Glucksmann cierra asi un ciclo vital ligado a la filosofia que se abrio cuando era un nino y descubrio el valor de “la audacia de decir en publico, costara lo que costase, lo que el ciudadano consideraba cierto””. Y esa actitud sigue siendo imprescindible en la actualidad.

  • Cuando nadie me ve de Noe Casado

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    ?Cuantas peliculas habeis visto en las que la protagonista es una chica modesta con mala suerte en los asuntos del corazon? ?Y en cuantas ella tiene un amigo gay que siempre la ayuda? ?En cuantas le rompen el corazon hasta que aparece el hombre ideal? ?No estais cansadas de los mismos argumentos?
    Pues bien, yo soy una de esas chicas modestas que no tienen suerte con los hombres.
    Tampoco busco demasiado, y como vivo en una ciudad pequena, la oferta es mas bien limitada. Me llevo algun que otro berrinche amoroso, aunque intento no amargarme. La desilusion me dura veinticuatro horas como mucho, porque para quitarme las penas ya tengo a Tito, mi companero de piso, un treintanero canon, divertido y heterosexual por los cuatro costados con el que, ademas, de vez en cuando mantengo alguna que otra charla trascendental. A Tito lo quiero a rabiar, y todos piensan que somos la pareja perfecta; no lo niego. Sin embargo, no solo no somos pareja, sino que hay mas… mucho mas… Si quieres conocer todos los detalles, no puedes perderte esta comedia erotico-romantica llena de entresijos, errores, tension sexual y erotismo

  • Deja que nieve de Nisa Arce

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    Este relato se situa 6 meses despues del final de la trilogia Las reglas del juego. Sinopsis: Dani decide marcharse a Londres en compania de Sergio, Valentina y la hija de ambos para pasar con Mateo su primera Navidad juntos despues de que se hiciera publica su relacion. Alli se dejara llevar por la improvisacion, pero tambien hara lo que ha estado planeando durante las ultimas semanas…

  • Casa Cacao de Ignacio Medina , Jordi Roca

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    Jordi Roca comenzo trabajando con chocolates de distintos origenes y preparados de formas muy diferentes en sus elaboraciones. Hasta que decidio dar un paso mas y empezar un nuevo proceso creativo a partir del redescubrimiento del cacao. La experimentacion le llevo a afrontar un recorrido a traves de la historia del chocolate, que le ha transportado al lugar de origen del cacao, en la selva amazonica.

  • La ofrenda de Gustavo Martin Garzo

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    Patricia Ayala llega a una pequena isla de origen volcanico situada al sur de Madagascar atraida por un trabajo muy bien pagado: atender a una anciana de fragil salud. Su intencion es permanecer alli algun tiempo, el suficiente para ahorrar todo lo que pueda y olvidar una de esas relaciones que hacen de la vida de pareja lo mas parecido al infierno en esta tierra. La anciana Rose Hansson vive retirada en una residencia que la gente del lugar conoce como La Construccion, situada junto a una laguna cuyas aguas penetran las habitaciones centrales a traves de canales y piscinas. Patricia intenta adaptarse a las peculiares costumbres de la anciana y del personal de servicio que la rodea. A Rose le gusta que Patricia se bane en la laguna enfundada en un banador blanco. Que nade hasta la torre medio derruida que se alza en el centro de las aguas. Que arroje al agua las naranjas que llenan los cestos alineados en la orilla. Hasta que un dia, mientras se aleja del agua despues del bano, Patricia ve que alguien devuelve las naranjas a sus pies. Todos los animales han enmudecido. Solo se oye un gemido, el canto dulce de alguien que conociera la infinita soledad de las criaturas. Y Patricia sucumbe al extrano mundo de Rose Hansson y al gran secreto que esconde La Construccion.

  • Un sueno, un rodaje, tu y yo de Jess Dharma

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    Asia es una escritora novel que ve como su sueno se hace realidad cuando una productora decide llevar su novela a Hollywood. Ella tendra que ir como asesora para que la pelicula sea lo mas fiel posible al libro. Con lo que no contaba es con tener que lidiar con Noah. Un chico tremendamente sexy, que es diez anos mas joven que ella y ademas es el protagonista de la pelicula. Asia intenta no sentirse atraida por el ya que es todo lo que no quiere en un hombre, mas joven, un mujeriego, chulo, posesivo, pero sobre todo porque sabe que le rompera el corazon.
    ?Conseguira resistirse a el o el guion de su historia ya esta escrito?

  • Inimaginable de Dina Silver

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  • Esto que aqui ves de Monica Carrillo

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    Si alguien me hubiera preguntado, le habria dicho que naci cerca de La Sepultura, donde los dias y las noches eran tristes, igual que hoy, donde la neblina lo cubria todo hasta llegar al pensamiento. Meciendose en las entranas como un canto lugubre y lastimero. Impregnando a cada paso los recuerdos de por si ya confusos. Esa neblina dolorosa que con solo respirar iba humedeciendo cada poro por donde pasaba con una melancolia infinita. Si alguien me hubiera preguntado, le habria dicho que ese constante frio se me fue clavando desde que tengo memoria y ahora regresa todo, de golpe, como un punetazo en la cara que el destino hubiera deseado asentarme desde hace muchos anos. Tu estas ahi, a un paso de la sepultura, pero decidiste consumir tu cuerpo para que nadie te detenga, para volverte parte del aire. Yo me quedo pensando con detenimiento en las esperas, en todo lo que vendra despues, cuando ya nada tenga la huella de tu mano y cada resquicio de ti se encuentre suspendido entre las cenizas. Este que soy, espera ansioso a saber cuando podra decirte de nuevo que eres el otro Uno que le complementa, que le da sentido. Este que soy ahora, resquebrajado y taciturno por el paso de los anos que no se portaron igual con ninguno de los dos. Porque cada golpe de ausencia me recordara que tu te fuiste antes, y yo no se que hacer con tanto tiempo por venir y que no percibo. Porque el cosmos, las palabras, el espacio, se han quedado suspendidos sin una boca perfecta y virtuosa que les pronuncie. Porque recuerdo bien, a cada gota de silaba, que por tu voz fue que yo vi nacer el mundo. Si alguien me hubiera preguntado, si alguien me preguntara ahora, le diria que con gusto volveria a La Sepultura con tal de irme contigo. Estoy cansado. Agrietado y solo. Vuelvo a ser un Uno sin proposito. UNO Hubiera sido mas facil zafarse de este asunto. Digo, pero el siempre estuvo ahi, claro. No habia necesidad de que esto se prolongara tanto. Ya vas a empezar a quejarte, Lilith... me diria ella. Su palido semblante dentro del feretro rosado luce tranquilo ahora, al menos eso alcanzo. Mama lleva en las manos el collar de cuentas del Tibet, que el le trajo, en alguna de sus multiples desapariciones, su cadena con dijes al cuello y los aretes que yo le regale. No puedo comprender lo absurdo que es el amor, la costumbre o lo que sea. Porque ni siquiera se si eso fue amor alguna vez. No, no lo entiendo. Tampoco se si valio la pena su esfuerzo. Acabar asi en esta vida sin sentido le quita a uno las ganas de seguir viviendo. Tuvo muchas oportunidades y las dejo ir. Todos estamos atados a algo. Paseo la vista por este sitio. Paredes frias y grises, muebles burdos. Candelabros, iconografias religiosas, sobrios floreros llenos de plastico. Y la gente. !Ay, la gente! Es algo que no soporto. El olor a velas me produce jaqueca. Los otros floreros, los que estan junto al feretro, unicos con flores naturales, despiden su olor dulzon y agrio a la vez, tan desagradable. Y lo peor es que seguiran llegando las malditas flores. Manana olera peor. No, esta de mas, no lo soporto. Me se de memoria todos y cada uno de los detalles de la vida de Katy porque lo que no vivi me lo platico. El resto lo lei en sus diarios. No se si haya algo que deba aprender o solo terminar de saludar a tanta gente y esperar a que se marchen para cerrar este capitulo y regresar a mi vida. Sigo dandole la mano a cuanto anciano se acerca: Si senora Equis, gracias senora Ye, no senora Zeta, mama se fue tranquila senor Eme, muy amable senor Pe. Esto esta llenisimo, me falta el aire. Salgo. Me veo afuera mirando a lo lejos y encendiendo un cigarro. Maldicion, se me hacen bolas los nombres y ya me dolio la cabeza. !Si al menos se hubiera alejado! No me gustan los sepelios, madre, pero hay que estar aqui y seguir saludando gente, recibiendo el pesame, atendiendo personas o como se diga. Si por lo menos me hubieras dado hermanos, con alguien compartiria esto. ?Que se supone que haga? ?Llorar? Claro, es lo que todos esperan. Pero yo aguardare hasta estar sola, de lo contrario no podria seguir con esto, de pie, con tantas almas en torno mio. Ellos ya lloran bastante, algunos como si de siempre te hubieran conocido. Para mi no son mas que extranos. Tal vez no se me da llorar porque estoy demasiado incomoda, muy molesta. Fumo. Miro tu ataud desde aca. !Cielos, cuanta gente en verdad! Donde estuvieron todos esos cuando la pasaste tan mal. Cuando estuviste sola y con problemas. Donde estuvieron tu madre y tu hermana cuando todo paso, como aquello de que te cambiaste de ciudad y de trabajo, no se por que. No, Katy, no, no y no. Esa no fue forma de vivir ni de morir. Y ese hombre, por Dios, que avejentado esta. Y haciendo guardia en la puerta como si no supiera que no tolero ni verlo. !Ese tipo insoportable ya esta aqui! --Necesitas ayuda... Le dijo el joven a Katy que, con sus veintitantos anos, bajaba un mueble del pequeno coche compacto que le prestaron para la mudanza. En la radio del auto se escuchaba Billy Jean, lo mas sonado del ano, pero lo tuvo que apagar sin ganas para atender al recien llegado. Se sacudio los pantalones relavados y rotos que ahora estaban llenos de tierra al igual que sus choclos converse, los ultimos que compro en El Paso. Se le dificultaba oirlo porque de pronto hablaba muy bajo. El clasico ?perdon ? lo hizo repetir la frase. Ya lo conocia, lo habia visto en la oficina, ella llevaba tres meses ahi. Era habil para hablar y diestro en convencer a las personas por telefono, como si todo lo supiera de memoria, pero retraido y serio en el trato cuando alguien le abordaba de frente. Es trabajo, a fin de cuentas, penso. Tenia ese extrano movimiento, ella ya lo habia notado, una mania rara de inclinar la cabeza hacia su hombro derecho con frecuencia y entornar los ojos como si alguien lo estuviera observando. Un tic, una actitud, una extrana manera de ser que le distinguia de los aguerridos vendedores que eran sus companeros, aquellos con una soltura desparpajada a la hora de hacer su funcion, y capaces de decir cualquier clase de ocurrencia con tal de concretar una venta telefonica. Le dijo que no, pero eso no impidio que el delgado --y algo desarrapado-- individuo tomara un extremo del mueble. No habia sido un ofrecimiento, no habia sido una pregunta. El dijo necesitas ayuda, fue una afirmacion. Un juicio concreto que ejecuto mentalmente y procedio en seguida a ayudarle. No se percato del asombro de la muchacha ni de su mohin de descontento, enfrascado en la tarea de transportar de la manera mas eficiente el voluminoso objeto. Ni siquiera espero a que ella respondiera cuando dijo: ?Puedo?, antes de meterse a la casa con todo y carga. A la chica no le quedo mas que sostener la puerta de malla porque el ya estaba casi dentro. Lo llevo, lo acomodo, lo situo donde le parecio que la joven le indicara con la vista y evaluo, con una precision milimetrica, la ubicacion con el resto del mobiliario. Ella permanecio de pie a una distancia prudente intentando negarse al favor con frases cordiales que, al margen de serle chocantes, para el no parecian tener significado. A la media tarde de ese sabado le sentaba bien el brillo armonioso del sol de primavera. Un cielo celeste definido y limpio se extendia alimentandose del amarillo refulgente de la luz. Esa sensacion de infinitud esparcida en el horizonte era lo que mas le habia gustado a la hora de tomar la decision. En la casa usada que Katy recien habia comprado, a las afueras de la gran ciudad, aun faltandole todo, se respiraba un aire de frescura. Pisos y paredes lavados, cocina pasada por lejia, banos al cloro y aceite de pino para meter sus escasas cosas. La hierba descuidada del jardin emitia su olor humedo emanado del verde tierno. Plantas ajadas a falta de una mano prolija, pintura descolorida cubriendo las paredes.

  • Eres mi tiempo de Sandra Lugo

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    Mi nombre es Sofia, soy una joven cooperante de la ONU. He vivido entre monjas toda mi vida, y aunque se supondria que podria complacer los deseo de mi familia de ser una de ellas, eso nunca pasara despues de la llegada de Daniel a mi aldea. Loco de remate y con muchos problemas, pero ha cambiado mi realidad al encantarme con todo su cuerpo, asi que me enamore del loco del pueblo, el hombre mas hermoso que haya visto jamas, alguien que ha cambiado mi reducido y extrano mundo para siempre.

  • De aqui nadie sale vivo. La vida de Jim Morrison de Jerry Hopkins

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    El 3 de julio de 1971, Jim Morrison moria en Paris, y no de sifilis -atravesando la misma crisis demencial que sus dos grandes maestros, Rimbaud y Nietzsche-, sino envuelto en el mas profundo misterio.

  • Te amare siempre de Recast Margot

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    Luna llega a Bilbao, enamorada y mas segura de si misma que nunca. En esta nueva etapa, tendra que afrontar muchos cambios en su vida: la universidad, nuevos companeros, las complicaciones de una relacion a distancia con Diego y decisiones importantes que tomar para su futuro. Un dia, al llegar a casa despues de las clases, una extrana nota sobre la cama, la destrozara por completo. Tendra que superar el dolor y para ello se distanciara del pueblo durante casi cuatro anos. Cuando llega el momento de regresar los nervios por algunos reencuentros demasiado importantes, asi como el deseo de no volver a sufrir, se agolpan en el estomago de Luna.

  • Las flores de otro mundo de Juan Gallardo , Rafael Avendano

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    Miralas atentamente. Descubriras que son mujeres especiales, raras, hermosas, exoticas y potencialmente peligrosas, como flores de otro mundo.

  • Junio 18 de Alison Oropeza

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    Jaz y Olivia se conocieron durante la fiesta por los dulces 16 de Romina Bianchini. Las copas de mas y el calor de la pista de baile las llevaron a vivir el gran y tormentoso primer amor de la adolescencia.

  • La Danza de la Gaviota de Andrea Camilleri

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    El insomnio ha vuelto a sacar al comisario Montalbano de la cama. Al amanecer, con una taza de cafe en la mano, sale a la terraza para contemplar el mar y asiste a un solitario y lugubre espectaculo: en la arena, una gaviota enferma, o quiza herida, parece ejecutar una extrana coreografia antes de caer fulminada, como si la vida se resistiera a abandonar su cuerpo para siempre. La imagen suscita en el comisario los mismos sentimientos funebres e insidiosos que en los ultimos tiempos han enturbiado su mente, y se le antoja una especie de premonicion. Y lo es. Las vacaciones que Montalbano tenia previsto disfrutar junto a Livia se frustran cuando Fazio, la inestimable mano derecha del comisario, sencillamente desaparece del mapa. No ha vuelto a casa, su telefono esta desconectado y solo se sabe que iba a encontrarse con alguien en el puerto. Sus companeros se temen lo peor, y la vision de su querido Fazio herido, o tal vez muerto, mortifica a Montalbano de tal forma que no reparara en esfuerzos para encontrarlo. Bien entrado en la cincuentena, Salvo Montalbano vive cada dia mas angustiado por los efectos de la edad y el desencanto. En otro sutil toque de humor de su genial creador, los acontecimientos de La danza de la gaviota transcurren cerca del lugar donde se esta rodando un episodio de la famosa teleserie sobre Montalbano. Por supuesto, este evita a toda costa cruzarse con el actor que lo interpreta, que es mucho mas joven y atractivo, aunque dificilmente tan irresistible para las mujeres como el.

  • Nacion de Marte 3. Hard Science Fiction de Brandon Q. Morris

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    --EMPUJA --DIJO THEO--, !Y TEN CUIDADO! El objeto triangular comenzo a moverse despacio hacia el. Permitio que el borde delantero se deslizara hacia sus manos enguantadas. La estructura, creada a partir de paneles de cristal adheridos a la base, era sorprendentemente pesada. Dio un pequeno paso hacia atras y aseguro su agarre de la base antes de que toda la estructura pudiera deslizarse fuera de la zona de carga del rover. --Vale, para --dijo--. Ahora te necesito aqui. --De acuerdo --oyo responder a Rebecca por la radio del casco. Salto con elegancia desde la zona de carga y llego al otro extremo de la estructura. La base, un grueso panel de plastico de unos tres metros de largo y ancho, podia transportarse con facilidad por dos personas. Sin embargo, encima se encontraban dos paneles rectangulares de grueso cristal, apoyados entre si, que formaban caras opuestas de una estructura con forma de cuna que habia sido cerrada al insertarle dos paneles triangulares de cristal en los laterales. --?Ves la zona de montaje? --pregunto Theo. --Si. Habian nivelado la zona el dia anterior y hoy habian situado el rover cerca. Estaban en la cima de la colina que se cernia sobre su pequeno asentamiento. El prisma de cristal iba a situarse alli como la joya de una corona. --Y, !tira! --ordeno. En perfecta sincronia, lo levantaron del rover y caminaron de lado la corta distancia desde el vehiculo hasta el lugar elegido--. Y abajo --dijo. Se mantuvieron mientras se agachaban para bajar la estructura hacia la superficie. La soltaron como estaba planeado y volvieron a enderezarse. Theo dio un paso atras. Rebecca miro colina abajo y saludo con la mano. Habia visto a alguien que los observaba. La presencia del asentamiento solo era evidente si mirabas dos veces, ya que la mayor parte estaba situada bajo tierra. --Traere el primer contenedor --declaro Theo. Esta era la parte mas debil de su plan. Habian traido contenedores de agua y los habian mantenido dentro del caldeado rover. Iban a llenar la estructura de cristal con el agua... con rapidez, si tenian en cuenta que la temperatura del aire era de cuarenta grados bajo cero. No tenian mucho tiempo antes de que el agua se congelara. --Abrire la valvula de llenado --dijo Rebecca. Esta era la "division del trabajo" que habian planeado. Theo se acerco al rover y saco el primer contenedor de la zona de carga. Volvio deprisa a la cuna de cristal, abrio el sello del contenedor mientras caminaba y vertio el agua dentro de la estructura. --!Funciona! --exclamo Rebecca--. !Felicidades! --Gracias. El contenido del primer contenedor habia cubierto el fondo de la estructura. Recorrio a toda prisa el camino entre la estructura y el rover ocho veces mas. Habia calculado, por supuesto, la cantidad de agua que necesitaria para llenarla. El nivel del agua subia en proporcion a cada vertido porque la estructura se estrechaba desde el fondo hasta la cima. Sin embargo, Theo no fue lo bastante rapido con el ultimo recipiente. El agua se congelo antes de que pudiera verterla y solto un bufido de frustracion. --Deberia estar bien asi --dijo Rebecca--. Mira... solo faltan un par de centimetros en la parte de arriba. --Cierto --respondio mientras le echaba una mirada al sol. Era temprano por la tarde, pero su posicion ya estaba bastante baja--. Volvamos abajo --le insto. Estaba excitado. Nada dependia de esta estructura, ni su supervivencia ni el destino de la humanidad. Y este hecho era precisamente lo que la hacia tan especial. Era un puro lujo. Se subieron al rover de un salto. Como Rebecca llego al vehiculo primero, se sento en el lugar del conductor. Bajaron la colina a toda velocidad. Tenian que dar un largo rodeo porque la pared del crater era demasiado empinada como para tomar una ruta directa. Theo se agarro con fuerza a Rebecca desde atras para evitar ser lanzado fuera del traqueteante rover. Era muy divertido hacer estas salidas con Rebecca. Ella fue tambien la inspiracion tras su idea de construir una cuna de cristal llena de agua. Ella habia estado comentando con nostalgia que probablemente nunca volveria a ver un arcoiris. Esta estructura se encargaria de ello. Llegaron a la base del crater. --Para, por favor --dijo Theo. Rebecca detuvo el rover. Theo se inclino hacia delante y toco la pantalla del mapa junto al panel de control. --Deberia estar por aqui. Rebecca volvio a arrancar el motor. Condujo despacio hasta el lugar que Theo habia marcado en el mapa. --Debe de ser aqui --dijo ella. Theo miro la hora. --Faltan veinte minutos. Se quedaron uno al lado del otro, sus brazos tocandose. Era imposible que pudieran sentir el calor del otro a traves del grueso tejido de sus trajes espaciales, pero a Theo le parecia que si que podia. Observaron el borde de la pared del crater. --AHORA --DIJO THEO. El sol estaba a punto de desaparecer tras la pared del crater. Ese era el momento. Sus rayos alcanzaron la cuna de cristal, la cual, haciendo las veces de un prisma, dividio la luz en sus diversos componentes y aparecio un arcoiris. Era pequeno pero claramente visible. La luz del sol era mucho mas debil que en la Tierra, pero conforme el crepusculo se instalaba a su alrededor, el arcoiris se volvio mas claro. --Es precioso --exclamo Rebecca. --Como tu --respondio Theo con suavidad. --Gracias --dijo ella. Miraba con firmeza los colores generados por el prisma. Theo se situo tras ella y le rodeo la cintura con sus brazos. --Imagina que estamos en una playa del Caribe despues de una tormenta tropical. --Estoy alli contigo ahora. La arena es calida y suave bajo mis pies. El aire huele a mar. Sol 316, Base de la NASA --?LANCE? --?Si, Sarah? --?Cuanto obtienes de multiplicar doscientos sesenta y ocho por veinticuatro, dividido por veinticuatro coma sesenta y seis, mas cincuenta y seis? Miro a su novia, quien estaba sentada frente a el ante un ordenador. <>, penso. Sin embargo, lo que estaba haciendo en ese momento era tan aburrido que no le importo la distraccion. Se suponia que debia estar comparando las cantidades de agua y fertilizante usadas durante las ultimas dos semanas con la cantidad de comida que habian recolectado. En realidad eso era tarea de Sarah, ya que era la biologa de la tripulacion y estaba a cargo del huerto, pero el la estaba ayudando. Lance hizo mentalmente los calculos que ella le planteaba. Como Sarah no habia mencionado ningun parentesis, doscientos sesenta y ocho por veinticuatro dividido por veinticuatro coma sesenta y seis era mas o menos doscientos sesenta, mas cincuenta y seis, el resultado era trescientos dieciseis. <>. Lance se levanto de un salto. Por supuesto, en Sol 56 ellos habian... Rodeo su escritorio y se situo detras de su novia para empezar a frotarle los hombros. --?Ha empezando? --pregunto. --Creo que si. Nunca he pasado por esto, pero si yo fuera medico y otra mujer me dijera que estaba teniendo un dolor como este, mi diagnostico seria obvio. Parece que es super puntual. --Tenemos que decirselo a Mike y a Ewa --dijo Lance--. Deprisa, vamos a llevarte a la enfermeria. Pero Sarah permanecio en su asiento. --No hace falta darse prisa --respondio con calma--. Aun puedo caminar por mi misma. --Entonces ire saliendo yo --dijo Lance--, y avisare a Ewa. Aparte de Sarah, no habia mas medicos en la base y, por eso, Ewa habia recibido entrenamiento para el parto. Como granjera experimentada, sabia como traer terneros al mundo. Sarah se habia reido a carcajadas al oirlo y dijo que sentia que estaba en las mejores manos posibles. Ewa no estaba de turno en ese momento, asi que Lance la busco en su habitacion. Esa parte de la estructura subterranea aun olia a pintura fresca. Las habitaciones alli no habian estado preparadas para entrar a vivir hasta hacia dos semanas. Hasta entonces, Ewa se habia "alojado" mas que "vivido" en un almacen. Llamo a la puerta y ella le invito a entrar. Ewa estaba tumbada sobre una cama improvisada, cuyo somier habia soldado ella misma. Un gran saco plano relleno con hierba seca de su propio huerto hacia las veces de colchon y hacia que su habitacion oliera un poco a heno. --Ha empezado --dijo Lance sin mas preambulo. Ewa se incorporo. --Manten la calma --dijo ella. Le caia sudor por la espalda aunque la habitacion de Ewa estaba a apenas veinte grados. ?De que demonios estaba hablando? Lo que estaba sucediendo ahora era el mayor milagro que el universo podia ofrecer. Y, ?se suponia que debia mantener la calma? --Es mas facil decirlo que hacerlo --confeso mientras se frotaba la barbilla. --Lo superaremos --contesto Ewa--. Todo parece ir muy bien. El bebe se ha desarrollado extremadamente bien. Ewa tenia razon. Ni la baja fuerza gravitatoria ni la alta radiacion parecian haber danado al feto. Las imagenes de la ecografia revelaban a un ninito que estaba bien desarrollado del todo. No obstante, Lance estaba preocupado. Ningun humano habia nacido jamas en otro planeta. Y sus habilidades medicas eran limitadas. La expedicion de la NASA habia estado aprovisionada para una visita a Marte, no para instalarse alli permanentemente. En contraste con los miembros del proyecto espacial Ciudad Marte, que habia recibido fondos privados, y que tambien estaba situado alli en Marte, su hijo no recibiria vacunas ni inyecciones de vitamina K como era costumbre con los recien nacidos tras el parto. Las relaciones entre su base y Ciudad Marte eran tensas en ese momento, ya que se habian negado a jurarle lealtad a su administrador. --?Vas a venir ahora? --pregunto Lance. --Dentro de un momento --dijo Ewa--. Me cambiare de ropa y me lavare. Tu deberias hacer lo mismo si quieres estar presente durante el parto. ?Quieres? El asintio. Por supuesto que queria. Iba a ser la primera persona en darle a su hijo la bienvenida a Marte. EL NACIMIENTO FUE RUIDOSO, ESTRESANTE Y SANGRIENTO. Y HEDIA. LANCE ESTABA EMPAPADO en sudor. Se sento sobre sus talones para apoyar a Sarah en el pedestal mientras ella grunia y empujaba. Le corrian lagrimas por el rostro, pero la unica razon por la que se dio cuenta fue por el sabor salado en su boca. Se sentia responsable por el sufrimiento de Sarah mientras que todo lo que el podia hacer era mirar. Se alegro cuando ella le apreto la mano con tanta fuerza que le dolio, y cuando se le quedaron las piernas dormidas y le empezaron a arder bajo su peso se alegro tambien. Tal vez de ese modo el podria reducir su dolor un poco al menos. Sarah respiraba al ritmo que le marcaba Ewa. Ya era una madre ejemplar en esos primeros instantes de la vida de su hijo. Un grito final y ya habian terminado. Los musculos de Sarah se relajaron y Lance tuvo que sujetarla con firmeza para evitar que se deslizara hasta el suelo. Parecia que su cuerpo se habia quedado sin fuerzas. La abrazo con fuerza. --?Quieres hacerlo? --Ewa le estaba tendiendo un par de tijeras. ?Que se suponia que tenia que hacer con ellas? Nego con la cabeza. --El cordon umbilical --dijo Ewa--. No es dificil. --Le puso las tijeras en la mano derecha y le dijo que hacer--. Ahora. El manipulaba las tijeras con la mano derecha mientras seguia sujetando a Sarah entre su brazo izquierdo y su cuerpo. El cordon umbilical ofrecio poca resistencia. Ahora habia separado a su hijo de su madre. Lance contuvo un sollozo. Era una despedida y una bienvenida. Nunca habria pensado que el parto fuera tan... tan dramatico. --?Puedes ayudarla a subirse al catre?

  • Mensajes desde el infierno de Meg Gardiner

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    Dos asesinatos. Las victimas llevan la firma del Profeta, un psicopata calculador que hace veinte anos sembro el terror en la bahia de San francisco y luego desaparecio. Aquel asesino en serie destruyo al padre de Caitlin Hendrix cuando era una nina. Ahora ella es policia y no piensa dejarle escapar. Aunque para ello tenga que asomarse al abismo.

  • Me dueles Tanto de Zoe Robinson

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  • Inevitablemente enamorados de Patty Love

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    Janice Stone no tiene tiempo para pensar en el amor, entre sus estudios, las practicas en el hospital y su trabajo de camarera no para un segundo quieta, pero, cuando Jack Lefkowitz irrumpe en su vida, empieza a plantearse que tal vez eso de tener novio no suene tan mal. Sin embargo, no sera tan facil como pensaba, y menos aun, cuando conozca a su excentrica suegra. Por si tres no son ya una multitud, un atractivo y descarado companero de trabajo aparecera en escena para tambalear todavia mas los felices planes de la pareja.

  • Complicarse la vida de Virginia Cowles

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    En marzo de 1937, Virginia Cowles, una joven y despierta periodista norteamericana, llegaba a Madrid para cubrir la contienda espanola. Complicarse la vida reune las cronicas de la penosa cotidianidad de una poblacion sometida a constantes bombardeos, sus entrevistas a combatientes de ambos bandos (pues no dudo en cruzar las lineas del frente) y la alegre camaraderia con otros corresponsales como Hemingway o Martha Gellhorn. Ademas, gracias a su instinto de periodista, se hallaba en Berlin durante la invasion de Polonia, en Finlandia durante la invasion sovietica, o en 1940 en Paris, poco antes de la capitulacion.
    Todo ello aparece reunido en estas paginas, llenas de adrenalina belica, inolvidables retratos de jefes de Estado y gente anonima, y tambien de un insobornable sentido del humor ante la adversidad.

  • Las Arcas del agua de Antonio Morillas Jimenez

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    Las Arcas del agua ayer fueron trigales y hoy son escenario sobre el que se representa la vida. En apenas doscientos metros se concentran los bares en los que coincidimos a diario mayores y jovenes y desde donde vemos caminar, mochila al hombro, a punto de ser derrumbados, a ninos y ninas que vestiran el paisaje del futuro.
    Desde esta atalaya ambulante anoto en el bloc de la vida el deambular por la existencia de unos y otros, el deseo, la anoranza. Pasado y futuro de hombres y mujeres, de ninos, adolescentes y jovenes que suenan, viven, recuerdan y anoran sobre una tierra de aluvion forjada con el verbo resistir que ha alumbrado este presente.

  • En brazos de mi enemigo de Andrea Milano

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    Con el trasfondo del atentado contra la vida del presidente de la nacion Domingo F. Sarmiento en 1873 y el estallido de una inesperada revolucion en Buenos Aires, una joven de familia acomodada se ve obligada a casarse con un hombre a quien desprecia para, luego, enamorarse enloquecidamente de el.

  • Desde el dia en que te concebi de Manu Ponce

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    Ni en mis peores pesadillas me habria imaginado teniendo un gremlin en mi interior. Nunca debi permitir que Marcos jugara conmigo a mamas y papas cuando nos habiamos bebido hasta los charcos de los tejados. --Eres lo mas bonito que han visto mis ojos, juntamente con el Martini que me acaba de guinar un ojo. --No quiero tener que pelearme con el Martini, pero si es necesario lo hare. --Tranquilo, Rocky, deja los punos para el gimnasio. Ahora besame, besame mucho, como si fuera esta noche la ultima vez -- le canto entre risas. --Espero que no sea la ultima vez. Aunque si la es, espero que sea memorable. No voy a dejar que bebas mas, o de lo contrario debere llevarte a La Voz. --Damelo todo papito, hazme temblar - (para que lo llamaria papito, al final fue demasiado literal). --Vas a ver lo que es bueno, pequena zarigueya. Y ahi fue como la semillita de papa y la de mama jugaron al gato y al raton y uno se comio al otro; y ahora la gatita, que soy yo, se pasa el dia vomitando bolas de pelo, bueno, de pelo no, pero ya entendeis. Las pastillas anticonceptivas, que me tomo desde hace mas de diez anos, se habian tomado las copas que a mi me sobraban en el cuerpo y ese 0,1% de error se habia despertado bailando la Sarandonga para darnos mas de un quebradero de cabeza. Maldito 0,1 por ciento... Me desperte un dia con mas ganas de vomitar que Britney Spears de raparse el pelo y asi me tire meses y meses y meses. Un dia, al volver a la panaderia para achuchar a Candela, fue cuando, al verme mala cara, me pregunto que me pasaba. En cuanto le dije como me encontraba me mando de cabeza a la farmacia a comprarme un Predictor entre sonrisa y ojos vidriosos y llenos de luz. Mas que un Predictor en este momento necesito un Predator, por si da positivo y preciso que me maten. --Corre nina, yo te acompano si hace falta, pero en cuanto lo tengas vente directa a la panaderia. No quiero perderme esto por nada del mundo. --Esta bien... Una vez comprado el palito donde echar el chorrito, hasta me ha salido una rima por los nervios, me meti en el bano de la panaderia para echar el mencionado chorrito, que asi lo llamo Maruja; y me sente en la taza mientras Candela me esperaba tras la puerta. --Es que no tengo ganas Cande. --Que si mujer, shiiiiiiiiiiii, escucha como lo hago e imitalo, como si fueras un mimo. Shiiiiiii - abre el grifo para que el sonido del agua me genere ganas de hacer pis. Me concentro todo lo que puedo y mas en el sonido del agua hasta que consigo soltar un leve hilillo. Espero que sea suficiente. Es lo que tiene haber evacuado justo antes de salir de casa. Salgo y le doy el palito a Candela antes de lavarme las manos. Dice que tenemos que esperar unos minutos antes de que esas rayas dibujadas por Lucifer aparezcan. Me muerdo las unas de las manos mientras espero, mas nerviosa que Paquirrin en un test de inteligencia. Ya no me quedan unas, y apenas ha pasado un minuto. Me comeria las del pie por el ansia, pero la verdad es que me da demasiado asquete, y comerme las de Candela no es una opcion. Al saber donde ha estado esa mano. ?Alrededor de la verga de mi exjefe, por ejemplo? --Sara, ya sale. !Que nervios! --Que sea rapido, como cuando se retira la cera de las ingles. Por favor. Candela lo mueve un poco, como cuando quieres bajar el mercurio del termometro y entonces aparece. Primero se desdibuja una raya hasta hacerse mas intensa y despues... --Felicidades, Sara, !vas a ser mama! --Mierda. Me compro una caja de doce test por Amazon, que me llega al momento, y me los hago todos a lo largo del dia. La verdad es que solo les ruego a las virgenes habidas y por haber con estampita propia a lo largo de Espana que me saquen de este lio, pero parece que se han ido a hacer las unas y me ignoran como a la mierda. Hago un camino de Predictor hasta la habitacion, donde me he tumbado en la cama con una caja en la mesita de noche para darle la mala noticia a Marcos. He comprado un chupete que pone papa para regalarselo. Lo que para mucha gente puede ser la mejor noticia de sus vidas, sobre todo para la que lo desea fervientemente, pero no consigue concebir, para mi es una retorcida y macabra historia a lo Stephen King. Odio a los ninos, que le vamos a hacer. Los odio desde tiempos inmemoriales, creo que desde que tenia uso de razon y ahora no es momento de cambiar, aunque se me venga encima esta mochila que no quiero cargar. Nunca he querido tener hijos, obviamente, pero supongo que ahora que ya esta el kinder sorpresa dentro, o el bollo en el horno, como diria Candela, hay que apechugar; si no, no deberia haberme emborrachado, abierto de patas, ni dejar que la mazorca de Marcos me hiciera volar. Escucho el tintineo de las llaves y la puerta abrirse. Me pongo mas nerviosa que la duquesa de Alba sosteniendo con uno de sus pechos un flan casero. Veo que avanza siguiendo los Predictor. Los he pegado al suelo con celo para que no vea el resultado y si no es muy listo y no ha visto uno antes por algun susto con una exnovia, no sabra ni lo que son, cosa que me beneficia si le quiero dar yo la sorpresa con el chupete personalizado. Escucho los pasos cada vez mas cerca, y si no supiera que tengo el corazon mas duro que un roble y mas sano que un corazon de melon, creeria que estoy sufriendo un infarto. La puerta de la habitacion se abre y veo a un Marcos trajeado que deja el maletin en un lado del cuarto mientras me sonrie mirandome a los ojos. La verdad es que tengo al chico mas guapo de Espana durmiendo en mi cama, bueno, en la suya. Digo de Espana y no del mundo, como falsamente dicen la mayoria de las mujeres con marido pibon, porque no han visto los certamenes de mister que he visto yo, si no se replantearian muchas cosas. Sinceridad y verdad a la cara, senoritas. --?Y ese camino de palos nena? ?Te ha dado por ser creativa hoy? --La verdad es que queria hablar contigo de algo. Sientate, anda. --Claro, aunque, la verdad, me estas asustando un poco. --Tambien lo estoy yo - veo que se sienta y tomo la caja entre mis manos antes de dejarsela en las suyas. --?Que es esto, Sara? --Abrelo.

  • El Azul del Cielo de Georges Bataille

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    A pesar de la luminosidad del titulo, esta obra se inspira en la transgresion de una moral prudente, en una busqueda peligrosa: el aprendizaje de la muerte, la profundidad <> de ese cielo azul que nos atrae y repele al mismo tiempo. Londres, Paris, Barcelona, dibujan una topografia de la perdicion, un marco en el cual Troppmann, a traves de borracheras, noches en blanco y extranas celebraciones, se va acercando hacia esa nueva forma de pureza, la comunion con la muerte gracias al descubrimiento iluminador de lo sordido.

  • Las brujas de Celso Castro

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    Un joven relata a modo de confesion la historia de su relacion con Lorena, hija de una bruja y hermana de leche, ya que fue criado por una nodriza. Con una voz discursiva que sigue sus pensamientos mas intimos, asistimos tambien a la relacion que mantiene con su familia, madre y hermano lo desprecian por su parecido fisico con el padre que los abandono. Hechizado por Lorena, se vera condenado tanto a amarla como a aborrecerla.

  • Visiones en la niebla de Jose Sanchez San Martin

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    Ayer enterramos a Jeronimo. Fue una de esas tardes grises y desapacibles que no se olvidan. La niebla se filtraba por los intersticios del cuerpo y el viento imponia su sonido sibilante sobre el gimoteo de los allegados y las herramientas de los obreros. Mientras asistia a la inhumacion, pense que el dia era apropiado para tal fin. Como si el lo hubiera elegido a proposito. Le agradaba inmiscuirse en medio de la voragine invernal, para desafiar a los elementos e imponer su presencia sobre ellos. Era asi de intempestivo y osado. Doblegarse significaba para el tanto como perder su intrinseca estima personal. En una de esas frases pretenciosas que a veces le gustaba citar y a mi me enervaban decia que preferia soportar la adversidad antes que ceder en las convicciones personales. Una solemne tonteria. Como si la vida, en su inherencia, no tendiera espontaneamente a la permisividad y la componenda. Quien no lo conociera podia pensar, oyendole hablar asi, que era un hombre incapacitado para aceptar la vida tal como es; pero creo que, en el caso de Jeronimo, habria que interpretar su enfatica declaracion como un reconocimiento explicito de ingenita tenacidad que le inhabilitaba para aceptar el estado natural de las cosas y le compelia a la busqueda de un ideal perfectivo. Digo esto porque, debido a esa terquedad suya en no ceder ante las conveniencias, hubo de soportar muchos contratiempos, entre ellos, el ultimo y definitivo, que le llevo a la tumba. No seria por no haberselo advertido. --Jeronimo, no fumes. Asumes un riesgo innecesario para tu salud, ademas de practicar un habito insipiente, anacronico y vulgar. Mi consejo era sincero, aunque no del todo desinteresado. Miraba por mi salud tanto como por la suya. El humo que expulsaba con pertinaz insistencia por boca y nariz me hacia toser y lagrimear, ademas de impregnar ropas y pelo de un nauseabundo olor a combustion. Mis advertencias jamas hicieron mella en el. En aquella epoca, llevar el pitillo en la boca era signo destacado de hombria, como sujetarlo entre los dedos resultaba un elemento de distincion. A nadie, ni siquiera a los medicos, se le ocurria pensar en la nocividad del tabaco. A mi tampoco, pero la vision de una chimenea ennegrecida por el humo me sugeria la idea aterradora del mal. Como reaccion a mis jaculatorias preventivas, Jeronimo expelia con virulencia el humo sobre mi rostro y me miraba con fingida lastima, esperando la asfixia momentanea. Yo hacia aspavientos para dar a entender que, en efecto, estaba a punto de quedarme sin aire, lo que motivaba sus carcajadas por la hazana. --!Aprende a fumar y actua como un hombre! --me decia con sarcasmo. Yo me apartaba con repugnancia del cerco humeante, pero el me perseguia arrojandome su vaho con pertinaz insistencia. Pese a esta pugna cotidiana a cuenta del tabaco, Jeronimo y yo nos entendiamos a la perfeccion. El solia comentar, con no poca admiracion, la buena amistad que manteniamos desde tantos anos ha. Era verdad, a pesar, anadia yo, picajoso, del obstaculo inevitable que interponia el tabaco. Jeronimo, como prueba irrefutable de que este nunca nos podria separar, echaba mano al bolsillo del pantalon, extraia el paquete de cuarteron y comenzaba a fumar, mientras ratificaba esa buena relacion entre nosotros. A veces, cuestionabamos en que podia fundamentarse tal amistad, considerando el divergente modo de ser y de pensar de cada uno: yo amaba la regularidad, el orden, la habitualidad; el, por el contrario, sentiase bohemio hasta el tuetano, gustaba del desorden, la diversidad, la ocasion excepcional. Yo era puntual, pacifico, disciplinado, ahormado en la moral imperante y sumiso al compromiso social. El buscaba el enfrentamiento para demostrar su superioridad, asumia la rebeldia como el mejor modo de asentar su personalismo y era tan reacio a cualquier moral como renuente al orden establecido. Tales contrastes de personalidad debieran habernos alejado el uno del otro, pero acontecio lo contrario, que nos ahormaron hasta hacernos inseparables. Jeronimo decia que precisamente lo que nos faltaba a cada uno era lo que servia para unirnos, complementandonos mutuamente. Asi debio de ser, cuando nos permitio fraguar una solida amistad que perduro para siempre. Con Ramiro, el tercer miembro del grupo, la amistad, aunque sincera, no tenia la misma intensidad. El se parecia en muchos aspectos a mi, y eso, quieras que no, siempre originaba controversias por cualquier tiquismiquis. Ambos pretendiamos imponer nuestro criterio, evidenciar la respectiva preparacion cultural o la agudeza de nuestro pensamiento. Hasta en lo fisico pretendiamos imponernos el uno al otro, aunque teniamos practicamente la misma estatura y una efigie mas bien vulgar. Con Jeronimo, sin embargo, todas estas prevenciones y piques estaban de mas. Asumiamos de principio que sus peculiares prendas fisicas, su acusada masculinidad, le hacian superior a nosotros. Tanto a Jeronimo como a Ramiro los conoci en el instituto, cuando estudiabamos el bachillerato. Eramos companeros de curso, aunque apenas si habiamos intercambiado media docena de palabras. Fue una manana de noviembre de aquel lejano tiempo cuando nuestros destinos se unieron. A la entrada en clase nos comunicaron la ausencia del profesor y nos dieron tiempo libre durante dos horas. Este era un lapso enorme para nosotros, que intentamos aprovechar a discrecion. A sugerencia de un companero, decidimos hacer una excursion a lo largo del cauce fluvial, no lejos de donde se ubicaba el centro docente. Deambulamos sin prisa, con descuido, a traves del camino de sirga. Ibamos en pandilla, aunque la estrechez del sendero nos permitio formar grupos de tres o cuatro chicos. En uno de ellos coincidi con Jeronimo. Intercambiamos pocas palabras, intrascendentes, como para quejarnos del intenso frio reinante o alabar la belleza del rio en aquel paraje que transitabamos. Ambas constataciones, por mas que evidentes y manidas, eran certeras. Recien salidos de los Santos, ya el frio novembrino se dejaba sentir como anticipo del invierno al que nos abocabamos. La humedad que se desprendia del rio acrecia esa sensacion de malestar y nos hacia apretar el abrigo contra el cuerpo, en una instintiva actitud de defensa. La andadura, no obstante, reactivaba la sangre y nos hacia reaccionar contra el frigido elemento. Eramos jovenes y el ejercicio nos servia para actualizar nuestra energia vital. Surgieron las primeras bromas y las risas afloraron con facilidad. Hubo amagos de empujar a alguno y arrojarlo al agua, lo que ocasiono pugnas apasionadas entre los que empujaban y los que resistian, con general jolgorio. La manana, ciertamente, resultaba desacostumbrada para nosotros. A esa hora debieramos estar enclaustrados en un aula, escuchando con gesto aburrido y displicente las explicaciones del profesor de turno. Pero con la oportuna e inesperada ausencia de este, nos propiciaba una excursion insolita, a traves de parajes exoticos y bellisimos. Lo que mas apreciabamos en ese momento era la inmediata sensacion de libertad que nos acuciaba. El grupo abigarrado de cincuenta muchachos disfrutabamos de la excepcionalidad de una escapada insospechada, a traves de un mundo novedoso y primordial. La constatacion de ese particularismo servia de acicate a nuestra despreocupacion y permitia aflorar nuestro mejor talante. El mismo aire que respirabamos, cargado de sutiles aromas campestres, nos permitia interiorizar la vivencia unica que disfrutabamos. Aspirabamos con delectacion esa atmosfera perfumada con los sutiles aromas de bosques y humedales, como si quisieramos saturar nuestro organismo con esas esencias de la naturaleza, para que perduraran en nosotros. Las conversaciones joviales, el retoce juvenil y las risas faciles, propensas a la escandalera, no nos impedian ponderar la apabullante belleza del paisaje que contemplabamos. El rio en aquella zona que transitabamos se expandia con ampulosidad al discurrir por tierras bajas y sin obstaculos, lo que propiciaba que las aguas fluyeran tranquilas, parsimoniosas. Mostrabase asi el cauce fluvial, al fondo de los ribazos, como un inmenso espejo, cuyos bordes fueran escrupulosamente vigilados por nucleos de chopos centenarios. El leve tintineo de sus hojas, a impulsos del suave cefiro, ponia contrapunto al contenido murmullo del agua en su lento discurrir. La epoca otonal en que nos encontrabamos tenia con patina dorada parte de las masas arboreas, propiciando, junto al cristal purisimo del rio, una conjuncion cromatica, subyugante y venusta, de naturaleza inmaculada, como recien surgida del halo magico de la creacion. Era facil extasiar la vista por ese escenario natural y admirar la serenidad y plenitud formal de un mundo magnificente, que parecia puesto a proposito para nuestro disfrute. Para influir mas en nuestro sobrecogido animo y darle un toque de misterio e irrealidad al apabullante paisaje, estaba la niebla. No tenia la densidad de los dias de invierno, cuando cae sobre nosotros como un manto pesado, oclusivo, que entorpece la vista e invade nuestra intimidad con sus vapores sinuosos. En aquella manana excepcional, nos envolvia una bruma sutil, ligera, que apenas sobresalia un metro por encima del suelo, suficiente para darnos la sensacion de que caminabamos entre algodones y de que los arboles que nos flanqueaban, asi como el terroso camino serpenteante, o todos los demas elementos que nos rodeaban, carecian de base y flotaban ingravidos sobre el lecho nebuloso. Pero la sensacion mas asombrosa procedia de la vision que ese espacio espectral nos sugeria. Ante su percepcion global, la realidad del paisaje se difuminaba para ser sustituida por el simbolismo de un mundo magico, preternatural, recien creado con retazos de cielo, tierra y agua, para nuestra contemplacion y deleite. He visto despues, a lo largo de mi vida, muchos parajes hermosos; pero la vision paradisiaca de aquel mundo primigenio y sublime permanece en mi recuerdo a traves de los anos como la idealizacion de un orbe sin macula, formado a imagen y semejanza de nuestra exultante juventud. No duro mucho aquel extasis natural, quiza para que aprendieramos a asumir que los momentos de exaltacion de la belleza no se prodigan y, en su oportunidad, deben ser apurados al maximo. Nuestra andadura continuaba en progresion indefinida, hasta que una de las corrientes tributarias del caudaloso rio nos hizo desviar el rumbo. Atravesabamos ahora tierras labrantias, alternantes con campillos y rozas de gleba, dejando a nuestra espalda el cauce fluvial. Pasado el instante de encantamiento, regresaron las bromas zafias y las risas prontas. Tan pronto pisoteabamos surcos perfectamente delineados en espera de la sembradura, como nos adentrabamos en tierras esteriles, de cascajal. El acicate de nuestra andanza residia en la carencia de rumbo; avanzabamos a donde nos conducian nuestros pasos, conscientes de que era el viaje mismo quien motivaba nuestro entusiasmo. No pretendiamos llegar a ninguna parte; solo deambular y descubrir lo que la andadura nos propiciaba, a traves de aquellas tierras llanas, sin alcores a la vista. El tiempo parecia desaparecido de nuestras vidas. Asumiamos con toda naturalidad que nos habiamos constituido en seres privilegiados, recien asomados a la pletorica pubertad, y disfrutabamos plenamente de nuestra privilegiada condicion. En medio de la inmensa paramera que ahora atravesabamos, gozabamos de nuestra juventud, liberados de la prision del tiempo, errantes por mundos ineditos sin un destino fijo. En cierto momento de nuestro nomadismo, uno de los companeros creyo reconocer el paraje por donde a la sazon transitabamos. Segun el, nos encontrabamos cerca del lugar donde antano hubiera un ventorro famoso, muy visitado en las epocas veraniegas y ahora medio en ruinas. Acuciados por la curiosidad de ver ese arcaico establecimiento, nos dejamos guiar por el chico que nos informara. Atravesamos ejidos y pisoteamos cornijales en erratica marcha, cual formas fantasmagoricas pululantes en medio de la tenue neblina. El improvisado guia parecia bastante desorientado y retrocediamos o ladeabamos el rumbo segun la ocasional inspiracion de aquel. En un determinado momento se detuvo y miro alrededor. Era evidente su confusion, lo que motivo que le arrojaramos gruesas pullas y lo avergonzaramos por su ineptitud. Hacia tiempo que el poderoso murmullo del rio se habia mitigado y un silencio forzado, de naturaleza muerta, se imponia en el ambiente. Hicimos un alto forzados por la desorientacion, mientras nuestro companero-guia daba cortos paseos de un lado a otro. Segun el debiera estar alli el objeto de nuestro interes, mas ninguna obra de hombre se veia a nuestro alrededor. Estabamos en medio de una amplia meseta, de suelo desigual, formado a base de canto y tierra. En el extremo de la irregular perspectiva el terreno se elevaba ligeramente para formar un monticulo rocoso. Era una zona extremadamente lata y arida, sin restos de yerbajos o ratizos. Para descansar de la caminata, nos sentamos un momento mientras reelaborabamos sugestiones e iniciativas. Nuestra incipiente aventura se frustraba y los animos se enfriaban a la vez que los ateridos cuerpos. Permaneciamos todavia sentados sobre el frio suelo, ajenos a la incomodidad, como si el tiempo se hubiese inmovilizado y nosotros estuvieramos cautivos de el. Nadie acerto a definir un proyecto que nos sedujera, por lo que nos incorporamos y enfilamos el camino de regreso. Estabamos lejos de sospechar que esa andadura aparentemente residual nos conduciria directamente a lo que, para Jeronimo y para mi, constituiria, muchos anos despues, un destino inesquivable, plagado de sugestiones, incertidumbres y sobresaltos. El punto de encuentro con el se encontraba en las afueras mismas de la ciudad, no muy lejos de nuestro instituto. Se trataba de un viejo, aunque robusto, edificio, construido en piedra, de amplias dimensiones, cuya fachada principal, sobria, sin aditamentos, estaba horadada por sendas aberturas sin trazos decorativos. Solo el vano de la puerta, en forma semiesferica, se permitia un cierto ornato, al rodearla con una linea de impostas, como si la forma curva pudiera provocar osada perturbacion en la tarea contemplativa, y se quisiera paliarla con el simbolico e inmediato cerco de lineas rectas, hechura de una existencia que no se permite la duda. Todos los vanos estaban oportunamente cegados. Incluia el edificio en uno de sus laterales airosa torre de tres cuerpos, el superior de los cuales aparecia trepanado a cada lado por una ventana, de dimensiones mas pequenas que las de la fachada. Quiza en tiempos pasados la atalaya rematara en forma de terraza almenada, pero ahora mostraba cubierta de teja, con la indudable finalidad de dar servicio a ese espacio suplementario. La singularidad del accesorio fue la que dio nombre al edificio, que en la ciudad se conocia popularmente como <>. Estaba rodeada por un amplio terreno, ahora arenoso, con un exiguo resto de miseros arbustos, que en tiempos debio de constituir el jardin de la peculiar mansion. Cercano a la edificacion se encontraba un pozo de amplia embocadura, hermeticamente protegida con tapa metalica, oportunamente candada. Sobre el brocal, se erigia un arco de hierro, en funciones de cigonal, que remataba airosamente el circulo de piedra. El senorial conjunto estaba resguardado por un tapial de mamposta, como de metro y medio de altura, sucio, destrozado en varios puntos, con apenas restos de su antiguo enlucido. La cancela de hierro que ocluia el lugar, de planchas en la parte inferior y de verja en la superior, rematada a modo de lanzas que apuntaban al cielo, estaba oxidada, con costurones como cicatrices que hendian la ferrea piel y mostraban sin piedad los desgarros seculares. A saber cuando dejo de cumplir su funcion la cerradura que aparecia medio desencajada del cuerpo de la cancela. Tal era el estado de abandono que, cuando pretendimos mover la pesada puerta para acceder al interior, los agarrotados goznes se negaban a girar; solo despues de un vigoroso esfuerzo conjunto conseguimos entreabrirla, entre el agudo rechinar del mecanismo, quejoso del imprudente trato. El companero que propuso adentrarnos en los terrenos de la obsoleta mansion hizo saber que estaba deshabitada desde muchos anos antes y que podiamos deambular por alli sin cuidado alguno, como si estuvieramos en la calle. Asi lo hicimos, intentando abrir la tapa del pozo para husmear en su interior, pero el grueso candado impidio nuestros propositos. Nos acercamos al palacete y tocamos con admiracion sus grandes sillares, heridos en varios puntos por la inclemencia del tiempo. Los mas cercanos al suelo eran los que mostraban mas desperfectos, habiendo perdido parte de su volumen, desmoronandose con facilidad en cuanto se hurgaba en ellos. Fue en este curioseo cuando descubrimos que, en la parte posterior del edificio, una de las piedras limitrofes con el suelo estaba desencajada y dejaba una hendidura, estrecha y oscura. Del inquieto grupo estudiantil surgio al instante la impertinente pregunta acerca de que habria en el interior. --Eso lo podemos saber ahora mismo. El que hablo fue Jeronimo, y su iniciativa nos permitio conocer su audacia y decision. Aparto a los que estabamos cerca de la abertura siniestra y la observo con detenimiento. Jeronimo era muy alto, con estructura fisica atletica y rasgos de cara armonicos y finamente delimitados. Me repugnaba apreciar la belleza masculina, asi que preferi pensar que las mujeres considerarian a Jeronimo como un hombre muy guapo. Se peinaba con raya al lado, en una epoca en que los chicos soliamos dirigir el pelo hacia atras. Como marca visible, mostraba en la mejilla izquierda, junto a la patilla, un lunar en forma ovalada, como de un centimetro y medio de largo; lo que en otro hubiera quiza supuesto un defecto natural, constituia en el un motivo mas de atraccion. Sin decir palabra alguna, se despojo del abrigo, que me alargo para que lo sostuviera. No tenia importancia aquel gesto, ya que era el companero mas cercano; pero me lleno de orgullo, porque, de algun modo, me hacia participe de la aventura que iba a protagonizar. Despues rebusco en los bolsillos y extrajo una caja de cerillas, que tambien me dio, con el encargo de que se la facilitara cuando estuviera dentro. Su voz era suave, agradable, sin rastro de nerviosismo o vacilacion. La decision de Jeronimo nos parecia a todos, mas que valerosa, temeraria. Causo tal impacto en mi que solo me atrevi a decirle que tuviera cuidado. Era tanto como animarle a seguir, para que no se frustrara nuestra curiosidad. Jeronimo, con admirable tranquilidad, introdujo las piernas en el agujero, ocupando totalmente el perimetro de este. Era imposible que el ampuloso pecho de Jeronimo cupiera por alli. ?Y si el valiente companero quedaba ocluido en medio del orificio, sin poder entrar ni salir? Este pensamiento me agobio durante un momento, el preciso en que Jeronimo, con admirable flema, dijo: <>. Expulso el aire para comprimir el torax y dio un fuerte impulso hacia abajo. Acontecio lo que me temia: pese a su prevision contractora, el pecho ocupaba todo el escueto espacio y no era posible deslizarse por el. Fueron unos segundos comprometidos, en los que algunos cambiamos angustiosas miradas, que traslucian el pensamiento aterrador de que nuestro companero quedara eternamente aprisionado. No seria el primer caso. Recorde, al efecto, la fachada sur de nuestro templo catedralicio, en una de cuyas ventanas, escueta y cegada, sobresalia el busto en piedra de una figura humana. Segun la leyenda, se trataba de un intruso que se introdujo en el templo con intencion de robar. Al ser descubierto, quiso huir por la escueta ventana, pero su fuerte complexion corporal le impidio traspasarla, quedo atrapado y, como castigo divino, convertido en piedra. Era una leyenda que a los muchachos nos espantaba, sin que prejuzgaramos el hecho sorprendente de que la carnalidad de un hombre fuera trastocada en petrea materia. !Pero si lo decian nuestras madres es que era verdad! En la ocasion presente, viendo a Jeronimo aprisionado en el agujero, sin posibilidad de moverse, recorde la siniestra leyenda catedralicia y me horrorice. Como portavoz autorizado por el hecho de sostener el abrigo de nuestro heroe, di un paso adelante y grite con desesperacion: --!Hay que hacer algo, antes de que se convierta en piedra! Los demas companeros me miraron estupefactos, sin comprender lo que queria decir. Tambien Jeronimo, desde su incomoda postura, me dirigio una mirada intencionada, cargada de ironia. Era evidente que conocia la leyenda del ladron, porque me dijo: --No te preocupes, que yo no me voy a quedar aqui eternamente. Lo expreso con desparpajo, como si estuviera disfrutando con la situacion. Tan pronto como termino de hablar, extendio los brazos hacia arriba para facilitar el resbalamiento, dio un fuerte impulso hacia abajo y desaparecio bajo tierra. A partir de ese momento, se produjo entre los que estabamos fuera un silencio respetuoso, como si temieramos que el companero hubiera desaparecido para siempre, devorado por las fauces siniestras de algun monstruo subterraneo. A impulso del miedo y la curiosidad, me acerque a la siniestra boca. Solo veia oscuridad. En esa posicion indagatoria y temerosa estaba cuando del antro surgio una garra, seguida de un grunido sobrecogedor: Lance un alarido de terror y pedi auxilio a los companeros, con voz angustiosa. Antes de que pudieramos reaccionar, se escucho una risita sarcastica y la voz de Jeronimo en tono de guasa: --Soy yo, hombre. No seas cobardica. Acercate y dame las cerillas. Fingi suficiencia y valor, como si mis anteriores palabras hubieran sido tambien expresion de broma. Pero mi corazon latia todavia sobresaltado. Introduje la mano en el orificio con la cajetilla. Al instante, senti como me la arrebataba Jeronimo desde dentro para, a continuacion, tirar con fuerza de mi brazo. Yo solte una risa forzada, aunque interiormente no las tenia todas conmigo.

  • el ultimo invierno de Encarna Bernat

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    Castillos de tristeza habitados por fantasmas. Cunas repletas de olvido, mares construidos a base de lagrimas desbordantes de dolor, llanto de viejos… Habitadas en su interior por espectros, almas atrapadas en el pasado, cuerpos que ni siquiera son la sombra de lo que han sido. Frio, mucho frio y soledad, una inmensa y exasperante soledad llenan los dias de los que alli habitan. Te busco entre todos los rostros llenos de amar gura, de arrugas que fueron instalandose por todo el cuerpo. Manos temblorosas, voces apagadas... Miro los cabellos plateados, busco acaso un gesto, cualquier detalle, un perfil. Pero no te encuentro y me desespero, porque veo ojos sin vida, y me miran implorando que llegue el final o acaso una alegria, algo que para bien o para mal, cambie sus vidas y los saque de esta brutal monotonia. Observo sus caras llenas de sufrimiento y mi desespero aumenta porque no te veo. Entonces contribuyo a hacer que ese inmenso oceano de lagrimas crezca un poco mas, y resbala por mis mejillas un llanto inconsolable. Comprendo que te he perdido, porque aunque te vuelva a ver se que no me reconoceras, y si lo haces, sera tan solo un instante. Se que no tendre tiempo de decirte nada, y te habras marchado para siempre, si no lo has hecho ya. Encarna Bernat Aquella manana la television anunciaba que la ciudad de Milan amanecia cubierta por un gran manto blanco de nieve. En Florencia, donde yo me encontraba, en cambio, se esperaban fuertes lluvias para el resto de la semana. En aquel momento aquello era la noticia del dia, junto al descenso tan brusco de las temperaturas. La enorme avenida era un ir y venir de gente, un mar de caras donde todas las personas a las que veia caminaban abrigadas y con prisa de llegar a donde quisiera que fuesen. Por suerte para mi, era un domingo, no necesitaba salir a ninguna parte. Algo que por otro lado agradeci. Una vez mas, me sentia un ser privilegiado. Fuera debia de hacer un frio espantoso, el cristal se empanaba con mi respiracion y la calefaccion estuvo funcionando toda la noche. Tenia que corregir unos trabajos de la facultad, era una maravilla poder trabajar en casa. El destino me habia llevado hasta alli, hasta aquella ciudad a la que tanto queria y de la que me enamore desde el primer momento en que pise su suelo anos atras. Florencia tenia magia. Podias pasear por sus calles y respirar el arte por donde fueras, sentirlo alla donde posaras la mirada. Apague la television y me puse musica, esta vez elegi a Chopin. Me relajaba escuchar las notas de su piano mientras corregia. En aquel momento, lejos de Espana, lejos de todo, me sentia tranquila. Era un dia cualquiera, en una vida cualquiera como tantas otras. No tenia nada de especial pero durante mi estancia en Florencia, en el poco tiempo que llevaba, me sentia bien dentro de mi rutina. Tenia mi orden establecido. El apartamento que alquile, al principio de llegar, estaba cerca de la facultad, lo que suponia una ventaja para mi. Coloque una taza de cafe bien caliente sobre la mesa de trabajo despues de vestirme con ropa informal, queria sentirme comoda. Sentada en la butaca comence a leer las recensiones de la asignatura de Arte de segundo curso; el tema era libre, solo pedia que estuviera relacionado con la pintura. En caso de ser italiana, la epoca que pedia era el Renacimiento; tambien les di la opcion a mis alumnos de poder escoger algun pintor espanol. Cuando llevaba ya un buen rato sumergida corrigiendo trabajos, me quede sorprendida. De entre todos mis alumnos solo uno de ellos habia hecho el trabajo sobre Velazquez, el titulo era <>, de Kiara Carrici. Aquel trabajo llego a mis manos, y hubiera sido uno mas, si ese no fuera el titulo de mi tesis doctoral. Respire hondo y me quede mirando las letras como si intentara buscar un significado a todo aquello. Aquel trabajo, que ahora tenia ante mis ojos, me habia devuelto a una realidad hasta entonces casi olvidada para mi. El escrito era de Kiara, una de mis mejores alumnas. Pasaron unos minutos y volvi a la realidad sintiendo las lagrimas resbalar por mis mejillas. La musica seguia sonando, me quede pensativa. La vida continuaba. Nada se habia detenido, ni en aquel momento ni en ningun otro. Fuera, en la calle, la lluvia persistia, cada vez lo hacia con mas fuerza, golpeando constantemente los cristales. La avenida era un ir y venir de paraguas, predominaban los colores tipicos de aquellos dias de frio tan caracteristicos, el marron, el gris y el negro sobre todo. Atras quedaban los dias de primavera donde todo se engalana, las gentes con colores llamativos, los escaparates, hasta el cielo se vestia de un azul mas intenso en aquella epoca del ano. La ciudad entera se llenaba de vida e invitaba a caminar por cualquier calle y disfrutar de la buena temperatura. En cambio, ahora parecia adormecida o recien acabada de levantar. Los dias son mas oscuros en invierno, la gente sonrie menos. ?Que habia sido de mi vida? Por primera vez en mucho tiempo me di cuenta de lo deprisa que pasa todo; cuando nos parece que el dolor se va a instalar para siempre en nuestras vidas, y en cierta manera asi es, te das cuenta de que ya todo ha pasado y de que nada volvera a ser igual que antes. Llevaba ya unos meses en Florencia y ver el trabajo de mi alumna sobre la me s a me hi z o p e n s a r , me hi z o r e c o r d a r l o q u e v i v i p o c o a nt e s d e d e j a r E s p a na ... Todas las mananas subia al tren que me llevaba de camino a la ciudad, para mas tarde coger el autobus con objeto de llegar hasta la universidad. Recuerdo las mananas de invierno de pie, esperando a que llegara la locomotora que me llevaria a otra provincia, lejos de mi ciudad. Recuerdo los madrugones para poder asistir a las clases que tenia a primera hora. Mi universidad tenia buena fama en cuanto a su nivel academico. Y asi, el tiempo que duro mi formacion universitaria, dia tras dia, mi vida transcurria entre la estacion de tren y la facultad, donde pasaba casi todo el tiempo entre clases, trabajos y tutorias, con las pertinentes colas en la puerta del despacho del profesor de turno. El ferrocarril siempre me ha hecho recordar cosas que, si bien nunca he olvidado, han permanecido bajo el efecto de la ensonacion. Le recuerdo como si fuera ayer mismo. Sobre todo, cuando escucho el sonido de algun tren en la lejania acercarse hasta mi. Le recuerdo de pie con el silbato en sus grandes y fuertes manos. Su uniforme siempre impecable. Mis padres tuvieron que cambiar de ciudad por razones de trabajo, asi que las vacaciones las pasabamos con mis abuelos maternos. Recuerdo el olor a aceite de oliva impregnando toda la casa, la tibieza de aquellos cuerpos cargados de anos, !con que amor y con que ternura nos abrazaban cuando llegabamos! Todo se llenaba de risas, de alboroto infantil. Pasar las vacaciones con ellos era como visitar otro mundo, acostumbrada como estaba yo a vivir en la ciudad. Alli todo cobraba nuevas dimensiones. La vivienda de mis abuelos era la tipica casa valenciana, tenia dos alturas, a mi me parecia que era la mas grande y bonita del pueblo. Cuando llovia, mi abuela solia poner una madera para que el agua no de colase adentro. Mi abuelo trabajaba en los ferrocarriles, era capataz. Nos decia, sin nosotros comprender el significado, que preferia el humo a la escarcha. Con el tiempo supe que cuando nevaba, y en Baneres por aquel entonces nevaba mucho, el tenia que salir con sus trabajadores a despejar las vias para que el tren pudiera pasar sin ningun tipo de problema. Le recuerdo con el rostro serio, pero aunque estuviera cansado, siempre tenia una sonrisa para mi y yo lo queria, no solo por eso sino por muchas cosas mas. Siempre que iba al pueblo a pasar unos dias con ellos, al doblar la esquina, alli estaba el esperandome con una enorme sonrisa dibujada en la cara. A mi me parecia que aquella sonrisa llenaba todo mi universo infantil. Que la calle se hacia mas grande cuando le veia frente a mi, sonriendo. Llego el dia en que no habia nadie. Nadie aguardaba mi llegada en la esquina como siempre. Entonces me di cuenta de que nunca mas volveria a verle. Y aquel dia, simplemente me hice mayor. Supe lo que aquello significaria a partir de ahi en adelante en mi vida. Desde entonces, cada vez que subo a un tren no puedo evitar acordarme de mi abuelo, de todo lo que me enseno, de lo mucho que aprendi a su lado.

  • Culpa mia (Culpa Mia 1), Mercedes Ron de Mercedes Ron

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    <>, <>, <>, <>, <>, <>
    (La opinion de los lectores)

  • Buscandote a ti (En busca de… 1) – Jennifer Probst de Jennifer Probst

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    Con Buscandote a ti arranca la irresistiblemente sensual nueva saga romantica de Jennifer Probst, la autora de la serie <>.

  • La esposa del asesino de Bill Floyd

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    ?TE CONOZCO? Alce la mirada del refrigerador donde comparaba la variedad de comidas congeladas mientras limitaba las opciones de acuerdo a los gustos y placeres de Hayden, y me encontre con un caballero mayor que me veia fijamente arqueando las cejas despues de haberme hecho esa pregunta. Un sujeto de apariencia saludable, robusto, con la cabeza cubierta de cabello entrecano, probablemente de sesenta y tantos anos que llevaba un sueter casual y pantalones de mezclilla azul. Nada para alarmarse, aparentemente. Era tarde, casi la medianoche de un viernes, mi hora favorita para hacer las compras de la semana porque usualmente podia evitar este tipo de encuentros. No era fan de la conversacion ociosa con los vecinos ni con nadie en particular; si podia evitarla, mejor. Esa noche, cuando entre al supermercado Harris Teeter y las puertas automaticas se abrieron a mi paso con un sonido suave como el de las esclusas de una nave espacial, me parecio como si tuviera para mi sola toda la tienda. Tuve esa sensacion de limpieza, soledad y seguridad que solo se siente en los lugares publicos cuando estan vacios. Claro que no estaba realmente sola: los empleados adolescentes se recargaban con somnolencia en la zona de las cajas, un par de hombres solitarios --noctambulos y no profesionistas-- se paseaban por el pasillo de la cerveza para matar un poco el tiempo antes de volver a los sofas de sus casas. Uno de esos tipos me estaba mirando las nalgas: lo vi voltear hacia mi trasero gracias a uno de los espejos parabolicos que colgaban de los postes encalados del techo tipo bodega. A mi edad podria haberlo tomado como un cumplido, pero mas bien me hizo sentir insegura, asi que empuje mi carrito un poco mas rapido. La mayoria de las veces la clientela que iba a estas horas era gente completamente ensimismada, con tan pocas ganas de encontrarse con mi mirada como yo con la suya. Eso era exactamente lo que mas me gustaba. Pero ahora este hombre mayor me miraba fijamente a la cara y su pregunta no habia sido grosera, asi que negue con la cabeza y le conteste amablemente: --Creo que no. --?Leigh Wren? --aventuro. Aliviada al oir ese nombre, busque en mis recuerdos pensando de donde podria conocerlo. Claro que me parecia familiar. Algo se removia en los pozos mas profundos de mi mente, una palida imagen que no terminaba de tomar forma. Mis compromisos sociales habian sido pocos y mas espaciados de lo que me hubiera gustado admitir; la mayor parte del tiempo solo eramos Hayden, la oficina y yo, y asi me parecia bien, gracias, asi que supuse que habia conocido a este hombre en algun asunto relacionado con el trabajo. Tuve un instantaneo sentimiento de culpa por no poder ubicarlo claramente. Aunque, para ser honesta, no tenia nada particular que lo distinguiera; era un tipo comun de Cary. Hasta podia imaginarme su coche en el estacionamiento con un pez cristiano fijado a un lado de la matricula y una estampa de la campana Bush/ Cheney del otro. --Si, soy yo --conteste--. Disculpe, ?quien es usted? Le extendi la mano. Me la tomo y los ojos le cambiaron. Destellaron y parpadearon. Respiro profunda y tremulamente mientras proferia: --Mi nombre es Charles Pritchett. Nunca he tenido que usar un nombre que no fuera el mio, porque nunca he estado avergonzado de ser quien soy. Tu verdadero nombre es Nina Mosley y el 8 de noviembre de 1997 tu esposo, Randall Roberts Mosley, asesino a mi hija Carrie. El mundo entero se hizo pequeno. Mi mano se quedo paralizada, igual que mis otras extremidades, pero podia sentir la presion que Charles Pritchett ejercia en ella: hacia que mis nudillos crujieran y apretaba mis dedos entre si. Trate de zafarme, pero me sujetaba con fuerza; ahora sus ojos parecian unos faros. Temblaba de pies a cabeza; era evidente que habia ensayado este momento durante mucho, mucho tiempo y ahora que finalmente habia llegado, el padecia una reaccion cercana al debilitamiento, una excitacion que estallaba en cada uno de sus nervios. En este estado de emocion incluso hubiera podido levitar; era obvio que el senor Pritchett estaba viviendo un momento de verdadera trascendencia personal. Y la unica frase que yo podia pensar en decirle era: La palabra correcta es <>. Pero aparentemente no me salia la voz. Mi garganta estaba cerrada conteniendo un horrible alarido que esperaba surgir libremente si me atrevia a abrir la boca. Me dolian los dientes. Senti nauseas y panico. Quise irme a la velocidad de la luz y volver a mi bendito y familiar aislamiento. Me habia olvidado del carrito medio lleno de comida, con la fruta empacada impecablemente (uvas verdes porque a Hayden no le gustan las moradas debido a que poseen demasiadas semillas) y las carnes y los quesos cerrados al vacio, las barras nutritivas para mi y el cereal azucarado para mi hijo. Trate de liberarme de Pritchett y me eche para atras, golpee el carrito que giro chirriando sobre sus inestables llantas y se quedo atorado entre la puerta helada del congelador y mis nalgas. El seguia aferrado a mi mano y hablaba en tonos cada vez mas altos. --Me tomo mucho tiempo encontrarte, Nina, y tambien bastante dinero. Te ves tan diferente a la ultima vez que te vi en el juicio. Tienes el cabello de otro color y perdiste mucho peso. ?Te pintaste el pelo para que la gente no te reconociera? Supongo que lo entiendo: eso de que quieras disociarte de tu pasado. Pero veras, yo no puedo darme ese lujo --la saliva se le juntaba detras de los dientes apretados--. Yo vivo con mi pasado todos los dias, cada momento que mi hija no esta desde entonces. Se fue. Ya se que la policia dijo que todo lo habia hecho tu esposo, pero para mi tu nunca quedaste libre de culpa, para nada. Por eso estoy aqui ahora, Nina. Vine a ponerte en evidencia. Voy a destrozar esta tonta ficcion de vida que te hiciste, les voy a ensenar a todos quien eres de verdad. --Disculpe, ?esta todo bien? Intervino otra voz y me volvi hacia ella solo para encontrarme con el mira-nalgas que estaba parado ahi junto con un cajero ligeramente detras de el, ambos mirandonos a Pritchett y a mi con algo de preocupacion. El cajero parecia electrificado, como si esperara cualquier pretexto para llegar a las manos y saltarle encima a Pritchett; seguramente en su cabeza adolescente bullian fantasias agresivas contra el hombrecito. A lo mejor Pritchett le recordaba a algun patriarca dominante de su propia historia. El mira-nalgas estaba mucho mas tranquilo, sostenia holgadamente su canasta verde olivo llena de productos de porciones individuales con una tension que sugeria que ya habia estado antes en confrontaciones como esta y que generalmente salia del lado ganador. Quiza fuera un ex militar. O quiza solo fuera un bravucon de bar. Pritchett solto finalmente mi mano, pero siguio hablando, ahora dirigiendo sus comentarios a los seudointerlocutores. --?Saben quien es ella? ?Quien era su esposo? Apuesto a que se acuerdan de su nombre. -- Sacudio un dedo esqueletico frente a mi cara; las palabras le salian como en avalancha, apenas controladas--. ?Llamamos a la policia, Nina? ?Quieres reportar este <>? Porque a mi me encantaria. Disfrutaria tener la oportunidad de alertar a las autoridades locales sobre la persona que ha estado viviendo entre ellos durante los ultimos seis anos. El mira-nalgas estaba harto. Puso su canasta en el piso y se puso entre Pritchett y mi cuerpo. Yo seguia retrocediendo, pero no podia apartar la mirada del viejo. Le habian asomado lagrimas a los ojos y el triste peso emocional que acababa de soltar estaba a punto de fulminarlo. El miranalgas dijo: --No se cual sea su problema, senor, pero creo que debe dejar a la dama en paz. El cajero le dijo a Pritchett que era un imbecil. Pritchett alzo las manos con las palmas hacia afuera y retrocedio algunos pasos. Con una voz mas firme volvio a sugerir que llamaramos a la policia. Los altavoces cambiaron de una cancion de los Commodores a Take on me. En un nivel inconsciente, en un murmullo, entendi que de ahora en adelante cada vez que escuchara la trillada melodia de esos sintetizadores seria como la banda sonora de este momento de cisma. Pritchett grito hacia mi: --?Donde esta Hayden esta noche, Nina? Deberias cuidarlo con mas atencion. Yo no cuide a Carrie con la suficiente atencion y ya ves lo que le paso. Tu sabes lo que el le hizo. Eso basto para que, por fin, diera la vuelta y me echara a correr lejos de ahi resbalando y enderezando el paso mientras iba por el pasillo hacia el frente de la tienda. Las puertas automaticas no se abrieron tan rapido y choque contra una de ellas. Al dia siguiente habria un largo moreton a lo largo de mi brazo, desde el hombro hasta el codo. Pero justo en ese momento no lo senti; en ese momento mi mano seguia latiendo en recuerdo de que Pritchett me habia agarrado sin que yo me pudiera soltar unos minutos antes. II Yo misma habia hecho bromas cuando construyeron el centro comercial justo al lado de nuestro fraccionamiento, humor acido sobre cuanto mas conveniente iba a ser este que el otro que estaba a ocho kilometros de distancia. Y justo esa noche le agradeci a Dios que estuviera tan cerca. Un giro a la izquierda al salir del estacionamiento, luego un semaforo en la entrada de Kensington Arbor, que me pase sin siquiera pisar el freno. Despues un giro a la derecha: tome la curva con un giro tan apretado que las llantas rechinaron. Menos de cuatro minutos despues de que sali del supermercado, estaba estacionando mi carro enfrente de la casa de los McPherson. La calle estaba en silencio; las casas, amplias y modernas, habian sido construidas muy juntas, con un patio minimo entre ellas. La humedad del aire nocturno se concentraba en anillos brillantes alrededor de los faroles. La luz del porche delantero de los McPherson estaba encendida, pero no se veia nada extrano desde afuera. Pero bueno, en este vecindario, en este asentamiento ordinario de hogares familiares comunes y casas urbanas que se habia convertido en nuestro refugio, nada parecia extrano jamas. Nuestra casa estaba tres cuadras adelante, una casa citadina con un lugar de estacionamiento y un agradable patio trasero donde Hayden jugaba. Por lo general no lo dejaba pasar la noche fuera de casa, pero me habia rogado toda la semana y yo sabia que tenia que hacer las compras de medianoche, asi que al final cedi y deje que se quedara a dormir con su amigo Caleb. Una Yukon rojo quemado estaba estacionada a media banqueta. Era el coche <> de la mama de Caleb; sin duda, ahora el espacio del garaje lo ocupaba el Escalade que Doug McPherson le habia comprado a su esposa en Navidad. Cerre suavemente la puerta de mi carro y me deslice por su patio, mirando la calle de arriba abajo para confirmar que no hubiera nada fuera de lo normal, aunque no hubiera podido decir si algo lo estaba. Solo habia venido unas cuantas veces a esta parte del vecindario. Hayden tenia un celular y habia considerado llamarle desde que sali corriendo de la tienda, pero me choco la idea de despertar a todo mundo si nadie estaba en verdadero peligro. Y aunque Charles Pritchett pudiera tener cuentas pendientes conmigo, con toda seguridad no le haria nada a mi hijo. Con toda seguridad no me habia amenazado tan abiertamente como yo habia pensado. Con toda seguridad no lo haria, no despues de lo que le habian hecho a su propia carne y sangre... ?Donde esta Hayden esta noche, Nina? Deberias cuidarlo con mas atencion. Mire la calle de arriba abajo otra vez. Unos cuantos carros estaban estacionados en las puertas de los garajes o a lo largo de la calle, pero no habia siluetas encorvadas detras de los parabrisas y nadie observaba desde las oscuras ventanas de las casas. Los hogares estaban amontonados tan juntos que parecian centinelas o las paredes de un laberinto. Usualmente yo apreciaba ese tipo de sensaciones, me gustaba la idea de que habia encontrado una fortaleza, pero de algun modo siempre habia intuido que ese sentimiento se podia volver en contra mia. ...Pero nunca estuve preparada para que sucediera. En el ultimo momento decidi no tocar el timbre. Los McPherson ya tenian sus dudas sobre mi, seguro, pero esperaba que solo fueran dudas como por que era soltera a mi edad y cosas como: <> y <>, ese tipo de comentarios que habia oido de pasada de cualquier cantidad de conocidos con bastante regularidad y que habia ignorado sistematicamente. Yo podia soportar el aislamiento de mis iguales; de hecho, habia aprendido a apreciarlo, pero mi hijo necesitaba tener amigos y no queria que no los tuviera por mi culpa. El estaba en una edad en la que la soledad podia convertirse en la mejor forma de resolver sus dificultades; la siguiente parada era la alienacion y despues, cuando fuera un adolescente, yo misma tendria que revisar su closet para asegurarme de que no tuviera escondido un rifle de asalto. No siempre fui propensa a imaginar lo peor. Fue una habilidad aprendida, una destreza de condicionamiento involuntario. Gabby McPherson me dio un breve tour de orgullo domestico la primera vez que lleve a Hayden a jugar, pero yo ya estaba familiarizada con la disposicion de la casa; habia investigado los planos de todos los modelos cuando empece a buscar una propiedad aqui. Ella no habia hecho nada original con los interiores; los muebles y el acomodo estaban sacados directamente de Martha Stewart... hace cinco anos. El lugar donde se suponia que los ninos iban a dormir estaba en una estancia al costado de la casa y atravese con ligereza el patio para asomarme por la ventana. Solo Dios sabe que me habrian hecho los vecinos si me hubieran visto, pero la verdad, me importaba un carajo. No me habria opuesto a que una patrulla pasara por la calle: ya habia pensado en llamar una, pero esperaba que Pritchett hubiera obtenido cualquier satisfaccion que buscara al confrontarme en la tienda y que ahora nos dejara en paz. Mas no lo creia. Mi corazon latia demasiado rapido; podia sentir mi pulso en el cuello y me costaba trabajo tragar saliva

  • Una belleza sin igual de Cheryl St. John

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    El escandalo era lo menos conveniente en sus circunstancias

  • La elegida de Sophie Saint Rose

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    Para Semira lo mas importante de su vida eran sus hermanos y para protegerles a ellos y a si misma, haria cualquier cosa. Incluso ser una de las elegidas del rey y pasar a ser de su propiedad durante dos anos. Eso le proporcionaria las suficientes riquezas para sobrevivir el resto de su vida. Pero el regreso de Rucer a su aldea, provocaria que dudara en si estaba haciendo lo correcto.

  • Mas vale nunca de Daniel A. Tortora

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    Supe que definitivamente era el final. Solo me entristecia que no fuese mas tragico, que se marchase asi nomas, como el otono, con alguna lluvia, con apenas un poco mas de frio. La parejita trepo los escalones de la estacion escoltada por los familiares y algunos vecinos. Se dirigieron hacia el unico banco que se mantenia en pie y apoyaron los bolsos y la valija en el piso. Don Anselmo destapo el termo y comenzo la ronda de mate con Elvirita. Simularon sonrisas y algunas bromas, los amigos apartaron del grupo a Alberto, seguramente para darle consejos. Elena tomo a Elvirita con las manos y la repaso de arriba abajo, negandose a aceptar que quien se iria a vivir a la ciudad, --y ya no regresaria--, era su hija. El mate paso de Juan a Elena, de Elena a Ramon, de Ramon al Chuno y asi hasta acabar nuevamente la ronda en Don Anselmo. Esta vez el tren no se hizo esperar como cuando se marcharon las hijas de Clara. Aquella tarde si que debieron aguardar, sin embargo hoy llego en hora. Juan tuvo que arrancar a Elvirita de los brazos de Elena y Don Anselmo intervino tomando a su esposa por los hombros. Los domingos no son buenos para las despedidas, mucho menos por la tarde. Cuando el tren arranco, cerre la ventana y me fui a acostar. Unos fuertes golpes en la puerta me despertaron, pero tarde en reaccionar hasta que se repitieron acompanados por los gritos del Negro. --Abra maestro, somos nosotros, los pecadores, vamos abra. --Va, va. Ya va. --Les abri la puerta mirando hacia abajo y refregandome los ojos. El Negro traia un paquete en la mano. Detras de el entro Raul con las manos en los bolsillos y mirando hacia todas partes. --Hola profesor. ?Dormia? --Un poco. Pasa Raul, pasa y cerra la puerta. El Negro ya se habia sentado y mientras desenvolvia el paquete con tortafritas me senalo el mate que habia quedado alli desde la noche anterior. Fui hasta la cocina a calentar agua. Me quede esperando que se me pasara la modorra, ademas no tenia muchas ganas de hablar. --?Y maestro, falta mucho con eso? --Ya va Negro, esta calentandose. --Regrese a la pieza y apoye la pava sobre la silla, despues me sente en la cama. El Negro fue el encargado de preparar el mate. --?Vio que se las tomo Elvirita y Juan? --dijo, guinandome un ojo. --Si, los vi desde la ventana. --Por eso el poeta anda medio triston, vio, le tenia unas ganas a Elvirita. Nos reimos. --?Es verdad lo que dice el amigo, Raul? --pregunte. --No le haga caso, son inventos del Negro --contesto Raul. --Dale, que no, las punetas que te habras hecho con Elvirita, guacho, a mi me vas a decir --se defendio el Negro. Nos reimos un buen rato con eso. El Negro siguio hostigandolo y yo haciendo de partenaire. Raul se abandono al papel de victima y opto por escuchar las barbaridades que decia su amigo. Casi no tuvimos otro tema de que hablar. Alrededor de las dos de la manana, el Negro se paro de repente, se sacudio los restos de tortafritas que le habian quedado sobre la barba y la camisa y mirando a Raul le dijo --vamos poeta, manana tengo que laburar. --Vamos --respondio su amigo. Los acompane hasta la calle, pense que habia dormido demasiado para acostarme tan temprano. El Negro cruzo la calle y fue a orinar contra un arbol, de espaldas a nosotros. Raul encendio un pucho y le pego una chupada interminable. El Negro seguia de espalda, de pronto nos miro y grito. --Disculpen, eh. --Y se tiro un pedo. Me rei mirandolo a Raul que negaba con la cabeza, pensaria que ese no podia ser amigo nuestro. --?Te vas a acostar Raul? --pregunte todavia riendome. --No, todavia no. --?Lo acompanamos al Negro y vamos a dar una vuelta por ahi? -- ofreci. --Vamos, pero primero pasemos por casa. CAPITULO II Cuando el tren se detuvo, me apresure a descender. Busque algun punto de referencia para guiarme, pero lo unico que encontre sobre los arboles fueron los techos, la antena de un radioaficionado y la cruz de la iglesia. Camine hasta el borde de la escalerita que estaba rodeada por macetones repletos de flores que ya empezaban a marchitarse. Me quede un instante observando el panorama, despues mire el reloj, eran la seis y cuarto, entonces cruce la plaza desierta y opte por caminar hasta la escuela. La escuela estaba a unas cuadras, imposible perderse. Desde la plaza podia versele, era un edificio prolijamente pintado, moderno, que no encajaba con las casas que lo rodeaban. Subi los seis escalones que separaban la puerta de la vereda y lei el cartel que estaba pegado en el vidrio “atencion al publico de 9hs. a 12hs.” --Que bien-- pense. Deberia buscar un hotel, ya que presagiaba que a esa hora seria imposible encontrar a alguien. Una hora mas tarde pude ubicarme en el unico hotel que tenia el pueblo, comer algo, banarme y acostarme, aun restaba una semana para que comenzasen las clases y tendria tiempo para escribirle a mi familia. Me desperte temprano, me duche sin apuro y baje a desayunar en el hall del hotel. Una mujer vieja me sirvio un cafe con leche con tres facturas. Le di las gracias pero no me respondio. Me apresure a desayunar y sali para el colegio. Las pocas personas que me cruzaba se quedaban mirandome como si yo fuese un dibujito animado, algunos no me quitaban los ojos hasta que me perdian de vista, yo miraba para adelante con aire de personaje importante, me sentia Charles Bronson. Camine sin apuro, mostrandome. El colegio estaba a solo tres cuadras del hotel. Al llegar a la esquina donde debia doblar procure recordar las palabras que me habian dicho en el Consejo. “Cuando llega, se presenta en el colegio y les comunica que usted es el profesor de historia y geografia que pidieron, pero los papeles no los entrega, me entendio.” Subi las escaleritas, atravese el corredor y camine hasta otra puerta, cuando la abri me encontre, a la derecha, con un aula. Mire hacia todos lados buscando a alguien que pudiera atenderme, pero como no habia nadie golpee con los nudillos. Una voz de mujer grito "adelante". Abri con cuidado y meti solamente la cabeza. Era una mujer de alrededor de cuarenta anos o tal vez algunos mas, me miraba sorprendida, como si Charles Bronson realmente hubiese entrado, despues se puso de pie. --Pase, pase, adelante. --Buen dia, soy el profesor de historia y geografia --me presente. --Ah si, si, sientese. Por aca tengo sus datos. --Leyo una carpeta que tenia sobre la mesa y dijo --Alejandro Roboni. El senor Alejandro Roboni --repitio recalcando el “senor”. --Ragoni --dije. --?Como? --pregunto. --Alejandro Ragoni. --?Ragoni? --repitio. --Si, Ragoni, como se pronuncia. --Entonces aca lo pusieron mal --se excuso y comenzo a borrarlo--. ?Sabe que el lunes comienzan las clases? --Si, ya me lo comunicaron. --Bueno, si desea saber algo mas o alguna otra preguntita --comenzo a decir. --Quisiera conocer mis horarios, saber quien me va a entregar los programas y si se puede visitar la escuela. De repente la mujer me echo una mirada de furia, como si le hubiese pedido vaya a saber que cosa y me respondio pausada pero marcialmente. -- El lunes debe venir a las ocho de la manana y ahi va a conocer sus horarios. Los programas debera retirarlos en la municipalidad de lunes a viernes de ocho a trece horas y al colegio no va a poder visitarlo porque solo esta abier ta la secretaria, que es esta aula, y ya la conoce. Sin responderle comence a ponerme de pie, le iba a dar las gracias de mala gana y a marcharme cuando se abrio la puerta y entro una adolescente que se quedo clavada cuando me vio. --Perdon --dijo. --Pasa Susana, pasa. --Hola mama --saludo la chica. La mujer me senalo con el dedo y le dijo a su hija con voz socarrona --el joven es el nuevo profesor de historia y geografia que vas a tener desde el lunes. El senor Raboni, ?asi era, no? --Ragoni --le conteste, mirando a su hija y pensando que si esta era la secretaria como seria la directora. Mas tarde me enteraria que ella tambien era la directora. --Disculpe que no me presente -- me dijo con una voz mucho mas amigable--, me llamo Clara Prieto, pero todos me llaman Clara, solamente. --A mi llameme Alejandro, es mas facil.

  • Aniquilacion de Mariah Evans

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    Tras la llegada de los vampiros al tranquilo pueblo de Banff y la invocacion de la bestia, Christopher se infiltra en la comisaria como agente de policia, con el objetivo de ocultar las pruebas que ponen de manifiesto la guerra iniciada por lobos y vampiros por la conquista del territorio.

  • Mi Amor Gitano (Amores Imposibles 1) de Amaya Evans

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    Una casa para senoritas, muy conocida por gente de sociedad, a la que llegan jovenes pertenecientes a las mejores familias del pais cuya reputacion ha sido danada o destruida debido a algun escandalo. Por este motivo, y gracias a la verguenza que le han hecho pasar a sus familias, son enviadas a este centro de rehabilitacion de comportamiento para que cuando esten listas salgan de alli, a hacer una vida digna de su status social.

  • No puedo pedir mas de Sophie Saint Rose

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    Cindy estaba encantada de trabajar para Malcom Halifax. Era su mano derecha y se compenetraban muy bien, aunque el tenia un caracter reservado. Algunos dirian que era malhumorado y un ser sin sentimientos, pero Cindy estaba segura de esos estupidos estaban equivocados. Hasta que un dia se dio cuenta de que su maldita empresa era lo primero y que no la apreciaba en absoluto. ?Como podia haberse equivocado tanto?