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  • Abril en Curazao by Betina Shabliko - Books on Google Play

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    17 oct 2019 — Ambientada en la paradisíaca isla de Curazao, Abril tendrá que rehacer su vida y superar equívocos y prejuicios. Y es que, a veces, ...

  • La colina de las mariposas invisibles de Betina Shabliko

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  • El rey de las muertas de Laura Cruz

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    Alexander era El Nigromante.
    El Hechicero Negro.
    El Rey de las Tinieblas.
    El Monstruo del Reino Prohibido.

  • Corazon culpable de Janice Maynard

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    -!La respuesta es no! Mazie Tarleton termino la llamada, deseando tener un telefono antiguo para colgar con fuerza el auricular. A sus espaldas, Gina, su mejor amiga y companera de trabajo, se acabo el ultimo bocado del bollito de canela y se chupo los dedos. -?Quien te ha enfadado tanto? Las dos mujeres estaban en el despacho de Mazie, un rincon al fondo de All That Glitters, la exclusiva joyeria de Mazie en el centro historico de Charleston que a tantos turistas y paisanos atraia. -Es otra vez la agente inmobiliaria de J.B. dandome la lata -comento Mazie. -No te quejes. J.B. te ha hecho una buena oferta por este edificio que se cae a cachos. -?De que lado estas? Mazie y Gina se habian conocido en el primer curso de la escuela de arte y diseno de Savannah. Gina conocia el desprecio que Mazie sentia por el empresario mas deseable y sexy de Charleston. -Hay carcoma en el desvan y la calefaccion es prehistorica, por no mencionar que la cuota del seguro se triplicara en la proxima renovacion. Se que los Tarleton sois muy ricos, pero no por eso tenemos que ignorar una buena oferta. -Si viniera de otra persona que no fuera J. B. -murmuro Mazie con tension en los hombros. Jackson Beauregard Vaughan, el hombre al que amaba tanto como odiaba desde que tenia dieciseis anos. Lo detestaba y queria hacerle tanto dano como el que el le habia hecho a ella. -?Que es lo que te hizo? -pregunto Gina. Su expresion de perplejidad era comprensible. J.B. Vaughan era el prototipo de hombre alto, moreno y guapo. Tenia una sonrisa arrogante, brillantes ojos azules y rasgos marcados, ademas de unos hombros muy anchos. -Es complicado -murmuro Mazie, sintiendo que le ardia la cara. Los recuerdos le resultaban humillantes. Mazie no recordaba ningun momento en el que J.B. no hubiera formado parte de su vida. Mucho tiempo atras lo habia querido como a un hermano. Pero cuando sus hormonas empezaron a enloquecer, lo habia visto desde una nueva perspectiva. El baile de primavera de su colegio se habia presentado como la oportunidad de jugar a ser adultos. Lo habia llamado una tarde de un miercoles del mes de abril. Con los nervios a flor de piel y el estomago encogido, le habia hecho la invitacion. J.B. se habia mostrado evasivo. Entonces, apenas cuatro horas mas tarde, habia aparecido en la puerta de su casa. Su padre estaba encerrado en su estudio bebiendo, y Jonathan y Hartley, sus hermanos, habian salido a hacer unos recados. Asi que habia sido ella la que habia abierto la puerta. Como se habia sentido incomoda de invitarle a pasar, a pesar de que ya habia estado antes un monton de veces, habia salido al porche y le habia sonreido con timidez. -Hola, J.B. No esperaba verte hoy. Se habia quedado apoyado en el poste, en aquella postura tan varonil. En pocas semanas cumpliria dieciocho y seria legalmente un adulto. -Queria hablar contigo cara a cara. Has sido muy amable invitandome al baile. Me siento halagado. -Todavia no me has dicho si iras conmigo. Sintio las manos heladas y empezo a temblar. -Eres una chica encantadora, Mazie, y me alegro de que seas mi amiga. No hacia falta que dijera nada mas. Era inteligente y sabia leer entre lineas, pero no estaba dispuesta a dejarlo escapar tan facilmente. -?Que intentas decir, J.B.? -Maldita sea, Mazie. No puedo ir al baile contigo. No deberias habermelo pedido. Eres una cria. -No soy una nina. Soy solo un ano mas pequena que tu. -Casi dos. Le sorprendio que lo supiera con tanta exactitud. Avanzo unos pasos hacia el. Se habia venido abajo, pero no estaba dispuesta a que se diera cuenta de cuanto afectaba a su autoestima. -No te inventes excusas, J.B. Si no quieres ir conmigo, ten las agallas de decirmelo a las claras. El maldijo entre dientes y le aparto un mechon de pelo de la cara. -Eres como una hermana para mi. No podia haber dado con una excusa menos convincente. ?Por que se empenaba en levantar muros entre ellos? Respiraba con tanta agitacion que corria el riesgo de hiperventilar. Era evidente que lo habia malinterpretado. J.B. no habia ido hasta alli aquella noche porque sintiera algo por ella o porque quisiera verla. Estaba alli porque era todo un caballero incapaz de decirle que no por telefono. Otra persona se lo habria puesto mas facil, pero Mazie estaba cansada de ser buena. Lo rodeo por la cintura y apoyo la mejilla en su amplio pecho. Llevaba una camiseta azul marino, unos vaqueros desgastados y sus nauticos de piel. Era el clasico James Dean, un chico malo e inconformista. Cuando lo toco, todo su cuerpo se puso rigido. Nada se movio, excepto una unica cosa, algo bastante abultado. Jackson estaba excitado y como Mazie se habia abrazado a el, le era imposible ocultarlo. Sus bocas se encontraron y volco toda su pasion de adolescente en aquel beso desesperado. J.B. sabia de maravilla, tal y como habia imaginado en sus suenos. Por un momento, se habia sentido vencedora. La estrecho contra el y su boca se fundio con la suya. Su lengua se deslizo entre sus labios y acaricio el interior de su boca. Las piernas no la sostenian y se aferro a sus hombros. -J. B. -susurro-. Oh, J.B. Sus palabras lo sacaron del hechizo en el que habia caido. Se aparto tan bruscamente que Mazie dio un traspie. J.B. ni siquiera alargo la mano para ayudarla a recuperar el equilibrio. Se quedo mirandola, iluminado por la poco favorecedora luz amarillenta del porche. El sol se habia puesto y la noche habia caido con todos los olores y sonidos de la primavera. Se paso la mano por los labios para secarselos. -Como te he dicho, Mazie, eres una cria, deberias salir con los de tu edad. -?Por que estas siendo tan cruel? A continuacion vio como tensaba los musculos del cuello, y los ojos se le llenaron de lagrimas. Pero no iba a permitir que cayeran. -Creo que hemos terminado con esto. Hazme un favor, J.B. Si alguna vez ocurre un desastre y tu y yo somos los unicos seres humanos que sobrevivimos en el planeta, pierdete. -Mazie... Hola, Mazie. La voz de Gina la devolvio al presente. -Lo siento, estaba sumida en mis pensamientos. -En J.B., ?verdad? Estabas a punto de contarme por que detestas a ese hombre despues de tantos anos y por que no quieres venderle este edificio a pesar de que te ofrece tres veces su valor. Mazie trago saliva, olvidandose del pasado. -Me rompio el corazon cuando eramos adolescentes y se porto muy mal. Asi que si, no quiero ponerselo facil. -No estas siendo razonable. Olvidate del dinero. ?Acaso no te ha ofrecido tambien otros dos locales en una ubicacion privilegiada para nuestra tienda? !Esta dispuesto a hacer un intercambio! ?A que estas esperando, Mazie? -Quiero hacer que se arrastre. J.B. habia comprado todos los metros cuadrados en una franja de dos manzanas cerca de Battery. Tenia planeada una impresionante rehabilitacion en aquella zona de la ciudad, respetando las normas de conservacion del patrimonio historico de Charleston. A nivel de calle estarian los comercios, siguiendo el tipico estilo sureno. Sobre ellos, la idea de J.B. incluia lujosos condominios y apartamentos, algunos de ellos con vistas al puerto. Lo unico que se interponia en los planes de J. B. eran Mazie y su local. Gina agito la mano ante la cara de Mazie. -Baja ya de la nube. Puedo entender que quieras vengarte del tormento de tu juventud, pero ?de veras te vas a cerrar en banda? -No estoy segura de querer vendersela. Necesito tiempo para pensar. -?Y si la agente inmobiliaria no te vuelve a llamar? -Lo hara. J.B. nunca se da por vencido. Es una de sus virtudes y tambien la mas detestable. -Espero que tengas razon. J.B. se sento en un taburete y alzo la mano para llamar la atencion del camarero. Se habia puesto chaqueta y corbata para una reunion. En aquel momento, se habia quitado la corbata y llevaba el primer boton de la camisa desabrochado. Jonathan Tarleton estaba sentado a su lado, tomando agua con gas. -Tienes mal aspecto -comento J.B. -Son estos malditos dolores de cabeza. -Tienes que ir al medico. -Ya he ido. -Entonces, tienes que encontrar otro mejor. -?Podemos dejar de hablar de mi salud? Tengo treinta anos, no ochenta. J.B. queria insistir en el tema, pero era evidente que Jonathan no estaba interesado. -De acuerdo. Tu hermana me esta volviendo loco. ?Puedes hablar con ella? No queria mencionar la verdadera razon por la que necesitaba ayuda. Mazie y el eran como el agua y el aceite. Ella lo odiaba y J.B. llevaba anos tratando de convencerse de que no le importaba. La verdad era muy diferente. -Mazie es muy cabezota -dijo Jonathan. -Es una cualidad de los Tarleton, ?no? -Tengo el proyecto paralizado porque me esta tomando el pelo. -A mi hermana no le caes bien, J.B. -Eso ya lo se. Mazie no quiere hablar de vender. ?Que se supone que debo hacer? -?Mejorar la oferta? -?Pero como? No quiere dinero. -No lo se. Siempre me he preguntado que hiciste para enfadarla. Se ve que mi hermana pequena es la unica mujer de Charleston inmune a tus encantos. J.B. apreto el menton. -No tengo tiempo para andar con juegos. Necesito empezar las obras antes de mediados de enero para cumplir lo programado. -Le gustan los bombones. Jonathan habia hablado en serio, pero J.B. sabia que se estaba burlando de el. -?Me estas diciendo que le compre bombones? -Bombones, flores,... no se. Mi hermana es una mujer complicada. Es lista como el hambre y tiene un gran sentido del humor, pero tambien tiene un lado oscuro. Te lo va a hacer pagar caro. Estate preparado para arrastrarte. J.B. dio un trago a su bebida e intento olvidarse de Mazie. Todo en ella lo volvia loco, pero no se podia dejar llevar. Se atraganto y tuvo que dejar el vaso para recuperar la respiracion. Los hijos de los Tarleton eran guapos. J.B. solo recordaba de la madre de Jonathan que era una mujer bella, con un eterno aire triste. Jonathan y Hartley habian heredado la tez morena de su madre, asi como sus ojos oscuros y su pelo castano. Mazie tambien era morena, pero su piel era mas clara y sus ojos de un marron dorado. Su hermano llevaba el pelo muy corto y Mazie lucia una melena por el hombro. Solia dejarse caer por casa de los Tarleton en Accion de Gracias, pero ese ano habia estado ocupado con otros asuntos. Sin darse cuenta, ya estaban en diciembre. -Seguire el consejo de los bombones. -Vere lo que puedo hacer, pero no te aseguro nada. En ocasiones, cuando le sugiero algo, hace justo lo contrario. Ha sido asi desde siempre. -Porque siempre ha querido estar a la altura de sus hermanos y los dos la habeis tratado como a una nina. -No fue facil despues de que mi madre ingresara en la clinica. La pobre Mazie nunca tuvo un referente femenino. No puedo ayudarte si te lo esta poniendo dificil. Solo Dios sabe por que lo hace

  • La Esposa del Jefe de Lexy Timms

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    -Te amo y te amare hasta el dia de mi muerte. -Incluso entonces, seguire amandote.

  • El Hombre Invisible de H. G. Wells

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    Escrita en 1897, poco despues de La maquina del tiempo, El hombre invisible cuyo personaje central ha alcanzado, como Dracula o Frankenstein, un lugar en el imaginario del mundo moderno da forma definitiva a uno de los motivos que habrian de cobrar mas relieve,

  • Secreto inconfesable (Pecado 1) de J. Kenner

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  • De viento y sal de Clara S. Mendivil

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    Comienzos del siglo XVIII: la Edad de oro de la pirateria. Filibusteros y corsarios campan a sus anchas por las islas del mar Caribe, saqueando veleros y hacie ndose con los ma s preciados botines. Anne Cormac, una joven de buena familia irlandesa afincada en Ame rica, se siente irremediablemente atrai da por la libertad que intuye en la vida no mada y salvaje de los piratas, y, tras una fuerte discusio n con su padre, decide huir de su hogar para siempre. Asi dara comienzo la carrera de una de las piratas ma s importantes e influyentes de la historia. En su primera novela, la escritora Clara S. Mendivil nos relata, con un ritmo trepidante y un estilo afilado, las apasionantes aventuras de la primera mujer condenada por pirateria.

  • A Sexy Berling (Epilogue), Maya Blair de Maya Blair

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  • Trilogia completa El escoces errante de Sophie West

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    !Las trilogia completa en un solo volumen!
    Tres novelas que narran tres historias de amor y pasion en una Escocia magica y oscura, cuando los antiguos dioses todavia no habian desaparecido de la faz de la Tierra, y los demonios eran combatidos por valientes guerreros.
    Tres historias con un nexo en comun, Kenneth Allaban, un soldado mercenario y vagabundo que alquila su espada al mejor postor.
    Kenneth viaja de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad, ofreciendo sus servicios a quien pueda pagarlos, sin importarle si son de noble cuna o simples vasallos. En sus correrias seduce y es seducido, ahogando el dolor que lo esta consumiendo en el sexo, el alcohol y las peleas. Pero la unica verdad es que despues de cinco anos aun no ha podido olvidar a Seelie, su unico y verdadero amor, que murio en sus brazos, y de cuya muerte se culpa.
    ?Quieres conocer su historia, la de Blake y Maisi, y la de Gavin y Rosslyn?

  • Atrapada en Navidad de Helen Brooks

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    Oh, no, por favor, no me hagas esto! -Marigold cerro los ojos y los volvio a abrir, frente a los mandos del coche-. ?Que me haces, Myrtle? !Estamos a kilometros de cualquier sitio y el tiempo esta horrible! !No puedes tener un berrinche ahora! !No te enfades porque te haya llamado grunona! El viejo coche ni siquiera tosio como respuesta. Al contrario, sus ruedas parecieron hundirse mas en la nieve que cubria la carretera. El viejo motor llevaba media hora renqueando y acababa de pararse por completo. Marigold miro la nieve de la luna delantera. Se haria de noche en una hora. !y alli estaba ella, atrapada en un lugar desconocido! No se podia quedar en el coche. Se congelaria si no aparecia nadie, y desde hacia un rato no veia ni una casa, ni ningun otro sitio que indicase vida humana. Extendio la mano y agarro del salpicadero el papel con las indicaciones para llegar a Sugar Cottage, preguntandose si habria tomado mal alguna desviacion. Pero no, no era asi. Emma le habia advertido que la cabana estaba apartada, algo que habia sido un atractivo para ella, que queria aislarse del mundo. Volvio a mirar las indicaciones. Fruncio el ceno al ver cuanto trayecto le quedaba aun por recorrer por el campo. El ultimo edificio que habia visto habia sido aquel viejo bar que habia pasado a unos quince kilometros de alli. Luego habia conducido unos tres kilometros mas antes de salirse de la carretera principal y adentrarse en el campo, y unos kilometros por aquel camino rural tan malo. ?Estaria muy lejos de Sugar Cottage? Fuese como fuese, no le quedaba mas remedio que empezar a caminar. Suspiro y miro el asiento de atras. Sus botas de agua y su chubasquero casi hasta los pies, estaban en su vieja mochila de la universidad. Tambien habia puesto una linterna cuando Emma le habia dicho lo aislada y alejada que estaba la cabana del camino. Emma habia mostrado preocupacion por los problemas del suministro electrico, algo frecuente en invierno, al parecer. Y ademas, podria hacerle falta para llegar al coche desde la casa, habia pensado. Pero ambas habian supuesto que encontraria la cabana. Habia una mansion al otro lado del valle, le habia dicho Emma, pero basicamente, la pequena cabana de Shropshire, que en la ultima primavera habia heredado de su abuela , estaba lo suficientemente apartada como para sentirse aislada del mundo. Y eso, se dijo poniendose el abrigo y el chubasquero, valia una tormenta de nieve. La cabana no tenia telefono ni television, le habia dicho Emma cuando se la habia ofrecido para navidad. !Su abuela se habia opuesto a que entrasen en su casa esos inventos modernos! La mujer habia criado pollos, y habia horneado su pan, y despues de morir su marido, se habia quedado sola en la casa hasta que habia muerto, durmiendo pacificamente, a los noventa y un anos de edad. Con las botas de lluvia puestas y el chubasquero, Marigold vacio la mochila y volvio a llenarla con unas pocas provisiones. Tendria que dejar la maleta y todo lo demas por el momento, se lamento. Si era capaz de llegar a la cabana esa noche, al dia siguiente se ocuparia de todo lo demas. Era una pena que se hubiera dejado olvidado su telefono movil en su apartamento de Londres, pero se habia dado cuenta de ello cuando ya habia hecho tres cuartas partes del camino. Antes de salir del coche, se metio en el bolsillo el papel de las indicaciones para llegar a la cabana. Salio del vehiculo y cerro la puerta con llave. Encontrar la cabana en medio de una tormenta de nieve no era nada comparado con lo que habia vivido en los ultimos meses, penso. Y, al menos, seria una navidad distinta, muy diferente de la que habia planeado con Dean. Seguramente, Tamara y el se estarian bronceando en las playas del Caribe en aquel momento, un viaje que ella misma habia elegido con Dean, cuando todavia estaban juntos. Todavia no podia creer que Dean estuviera haciendo con Tamara el viaje que tendria que haber sido la luna de miel de ambos. Ademas de todas las mentiras y enganos, esa habia sido su ultima traicion. Hubiera querido ir a estrangularlo al enterarse, pero se habia reprimido. Desde que habian tenido aquella acalorada discusion en que ella se habia enterado de la existencia de la otra mujer, le habia dicho lo que pensaba de el y le habia tirado el anillo de compromiso a la cara, habia mantenido una actitud fria y digna. Se le llenaron los ojos de lagrimas al recordarlo. Pero decidio no volver a llorar. Lo habia decidido hacia un par de semanas y no lo haria. No queria saber nada del sexo opuesto, y si Emma ponia a la venta la cabana en el nuevo ano, tal vez le hiciera una oferta. Marigold empezo a caminar, perdida en sus pensamientos, apenas consciente de los copos de nieve que caian. Desde la ruptura con Dean, al final del verano, estaba pensando que necesitaba un cambio de vida.

  • Os salvare la vida de Joaquin Leguina

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    Os salvare la vida es una solida y emocionante novela que recrea la vida de Melchor Rodriguez, personaje
    historico y singular absolutamente apasionante con un papel infravalorado hasta ahora durante la Guerra Civil y en la trayectoria del anarcosindicalismo espanol. El Angel Rojo, como es conocido, defendio a ultranza siempre, aun a riesgo de su propia vida, todo aquello en lo que creia y puso fin a las lamentables sacas producidas a principios de la guerra, sacas que se cobraron la vida de miles de espanoles. Director de Prisiones, evito vejaciones en las carceles y ejecuciones irregulares y arbitrarias. Tras la guerra, fue detenido y juzgado. En uno de los consejos de guerra al que fue sometido, en una escena casi de pelicula, solo el testimonio del general del bando nacional Munoz Grandes y miles de firmas de personas a las que habia salvado, de todo sesgo politico, evitaron que lo condenaran a pena de muerte.

  • Trilogia de la guerra de Agustin Fernandez Mallo

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    Sobre estos tres escenarios se han librado batallas: la isla gallega de San Simon albergo un campo de concentracion durante la guerra civil espanola, Vietnam fue la gran herida de la Norteamerica de los sesenta, la costa de Normandia fue testigo del final de la Segunda Guerra Mundial. Como las estrellas, que nos alumbran aunque esten extinguidas, los caidos de estas contiendas estan unidos a los protagonistas de esta historia que, desde los mismos lugares pero hoy, entrelazan sus destinos mediante conexiones sorprendentes.
    Con una intensidad creativa que no da tregua al lector, Trilogia de la guerra despliega un caleidoscopio de narraciones que cristalizan en un insolito pero certero retrato del siglo xx y el desconcertante xxi. Como si W. G. Sebald y David Lynch se hubieran aliado para desvelarnos la cara B de nuestra realidad.
    Agustin Fernandez Mallo, uno de los grandes renovadores de nuestras letras, llega aqui a cotas no exploradas y escribe su proyecto mas ambicioso, con su estilo integrador de disciplinas como la ciencia, la cultura popular y la antropologia, en una novela atravesada por una poetica de enorme magnetismo que logra trazar un mapa concreto y trascendental de la contemporaneidad.

  • El regreso liberal de Mark Lilla

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  • Lord Desesperado (Lores Malditos 1) de Sydney Jane Baily

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    Simon contemplo la oscuridad y sintio una oleada de satisfaccion. No habia ni una pizca de luz. Asi era como le gustaba. El dia o la noche no suponian ninguna diferencia para el. Ni tendria por que. A la agonia que invadia su mente no le importaban cosas como la salida o la puesta del sol. Solo la entrada de sus sirvientes con una bandeja llena de comida o, mejor aun, con brandy frances, perturbaba su rutina. Un rayo de claridad atravesaba la infinita negrura cuando estos abrian la puerta con suavidad y depositaban su ofrenda casi sin hacer ruido sobre la mesa. De vez en cuando llegaba el medico infernal, si es que en realidad lo era, con sus tonterias sobre el aire fresco, los paseos y la toma de gotas de laudano para calmar su estado de animo. De manera exasperante, el hombre dejaba la puerta abierta de par en par para poder ver mejor a su <>, como llamaba a Simon, quien no se sentia nada enfermo. El ultimo tratamiento novedoso aconsejado por el curandero fue la hipnosis, sugerencia que fue recibida por parte del falso enfermo con un grito de rabia echandolo de la casa. El hombre salio huyendo, y con razon. Tal vez, seria inteligente y no volveria nunca. Por suerte, alguien cerro la puerta tras el, y el mundo de Simon se sumio de nuevo en una absoluta oscuridad. De vez en cuando, si no podia concentrarse en el juego de ver a traves de las sobras, sus pensamientos se desviaban hacia Toby. El querido primo Tobias. Lo habian descuartizado y dado de comer a los pajaros ante los ojos de Simon. No fue una forma de tortura. No, Toby ya estaba muerto cuando empezaron a cortarlo en trozos, se habia desangrado en la celda antes de que arrastraran su cuerpo al sucio patio y lo hicieran pedazos, pero no fue un castigo, sino una advertencia a Simon y a los otros dos desventurados reclusos del terrible destino que les esperaba si se salian de la linea, como habia hecho Toby. Este habia pedido otro sorbo de agua, segun recordaba Simon. El guardia se ofendio y lo atraveso con su sable. Aquello sacudio a Simon hasta la medula. El y su primo habian pasado por muchas cosas juntos. Habian crecido tan unidos como si fueran hermanos y, por eso, cuando Toby anuncio su intencion de luchar por la reina y la patria, Simon sintio que tambien era su deber hacerlo, aunque pensara que la causa del conflicto birmano era el comercio de la madera de teca y el beneficio que reportaba, y no un ideal patriotico. Sin embargo, era imprescindible vencer a los franceses para evitar que realizasen alguna incursion en las posesiones imperiales de la reina Victoria. Despues de haber librado docenas de batallas, ambos al mando de tropas indias, acabaron como prisioneros en la misma celda birmana olvidada de Dios. Se habian cubierto las espaldas el uno al otro durante tanto tiempo, que a Simon le resultaba ahora imposible que aquel hombre, que siempre habia estado en su vida, inteligente, amable y feroz como el infierno cuando era necesario, ya no volveria a formar parte de esta. Ya nada tenia sentido. Su vida no tenia sentido, y tampoco preocuparse por ningun motivo. No encontraba ninguna razon para que algo le importase lo mas minimo, excepto esperar a la muerte, que era lo que Simon habia hecho hasta que un dia, por un milagro, o quiza por desgracia, la puerta de su celda se abrio de repente. !Rescate, libertad, condenacion eterna! ?Como iba a volver a esa vida de lujo y comodidades? ?Como iba a beber te y sentarse a la mesa con gente civilizada, cuando sabia que el ser humano podia alcanzar ese nivel de crueldad? ?Como podria olvidar los ojos vidriosos de Toby? ?Como podria cerrar los parpados y dormir? Simon no podia hacerlo, al menos, no de forma voluntaria. Luchaba contra el sueno cada noche, y a veces perdia la batalla. Se sentaba en la oscuridad y no dejaba que su cuerpo o su mente supieran si era la hora de la vigilia o del sueno. Sin embargo, cuando este lo dominaba durante unos minutos, incapaz de mantenerse despierto, se desataba el infierno. Las batallas, el salvajismo y los ojos de Toby eran sus pesadillas. Y la celda infestada de ratas. Siempre la celda. ?Aun estaba en ese pequeno espacio, en el que no podia ni ponerse de pie, sonando con esta casa en Sheffield, con esta habitacion en el hogar de su familia? ?O solo estaba imaginando esta vida, que le parecia completamente irreal, y en la que sabia que ya nunca podria participar? Simon Devere, septimo conde de Lindsey, lo ignoraba. Pero mientras permaneciese con los ojos abiertos en medio de la oscuridad para no poder fijarse demasiado en los detalles de la habitacion, entonces estaria aqui, en Inglaterra, en Belton Manor. Capitulo 1 --No creo que pueda trabajar un dia mas para ese hombre. --El inesperado comentario provino de una joven en edad casadera, con el pelo color caramelo, y que lucia una expresion de desdicha en su encantador rostro. Maggie habia vuelto a casa. Jenny se percato de la llegada de su hermana por el portazo de la puerta principal y, por lo tanto, estaba preparada para verla entrar en la habitacion, arrojar sus guantes sobre el escritorio y sentarse al otro lado del mismo. Jenny intento evitar la exasperacion en su voz. --No trabajas para ningun hombre, que yo sepa --le dijo--. Asi que, ?de que demonios estas hablando? Maggie fruncio el ceno, recogio unos papeles que tenia delante, los miro como si estuvieran escritos en un idioma extranjero, en lugar de ser los pagos de su pequena casa de campo y sus tierras, y luego los volvio a dejar sobre la brunida superficie de nogal. --Ya sabes a quien me refiero. A lord Desesperado. Jenny suspiro. --Eso suena poco amable. Ademas, tu no estas a su servicio, sino que ayudas a esa pobre mujer, que esta casi loca de dolor por la muerte de su marido. Muestra algo de compasion, Mags. Maggie se envaro. --Oh, lo hago, lo hago. Me siento con esos chicos a diario mientras intentan conjugar los verbos franceses y hablar con tanta fluidez como su madre. Si lady Devere entra en la habitacion, con su rostro palido y sus ojos enrojecidos, siempre le pregunto como se siente. Sin embargo, han pasado casi dos meses desde que lord Desesperado llego a casa y trajo la noticia del fallecimiento de su primo y esposo de lady Devere, ?no es asi? Por no mencionar que, en realidad, lleva muerto unos dos anos. Aun asi, la senora llora como si lo hubiera colocado hoy mismo en el feretro y acabara de darle la ultima despedida. --Tobias Devere era un buen hombre, segun tengo entendido --ofrecio Jenny. Maggie asintio. --Los ninos tambien lloran a veces, aunque dudo que lo recuerden. Aunque si se han dado cuenta de que su padre no va a volver. Nunca. Jenny oyo que la voz de Maggie se entrecortaba y supo que su hermana no era ajena a la tragedia de la familia Devere, pues le traia a la memoria su propia perdida, la de su querido, pero irresponsable padre, lord Blackwood. --No tengo nada que hacer alli --insistio Maggie--. No quiero estar en medio de su dolor. Tengo que lidiar con el mio --anadio--. Es mas, no quiero ser tutora de frances. ?Por que tengo que serlo? ?Por que no puedo quedarme en casa y ayudarte con esas cifras que estas sumando todo el dia? --Senalo los libros de contabilidad y los papeles sobre el escritorio. Jenny se encogio de hombros. --Todos hacemos lo que podemos para ayudar a mama. Ya lo sabes. Y tu eres tan poco apta para la aritmetica como yo para el frances. --?Y Eleanor? Jenny sonrio ante la idea de que su hermana menor pudiera desempenar un trabajo remunerado. --Si puedo encontrar una retribucion economica a sonar despierta y dibujar rosas de vez en cuando, entonces tendre el empleo perfecto para ella. Jenny extendio la mano por encima de la mesa y la puso sobre la de su hermana. --Por favor, sigue con ello. Se que tu salario es una miseria comparado con lo que vales, pero por ser la hija de un baron, te pagan mas de lo que pagarian a un verdadero tutor o a una institutriz. Las fosas nasales de Maggie se dilataron. --!Que debamos discutir sobre salarios, como… comerciantes! --Maggie se puso en pie, se dirigio al aparador y comenzo a juguetear con la jarra de brandy vacia. A los dieciocho anos, Maggie, la hermana mediana de Jenny, atrapada en el campo y sin ningun pretendiente a la vista, era muy consciente de su precaria situacion. Sobre todo, por la falta de dote y porque, lamentablemente, su unica temporada habia sido truncada con la prematura muerte de su padre a principios de ano. Entonces, los acreedores comenzaron a llamar a la puerta. Las perspectivas matrimoniales de Jenny tambien se esfumaron de inmediato cuando lord Adler, un vizconde aparentemente honrado que la habia cortejado y conquistado durante su segunda temporada, retiro su oferta de manera abrupta. Si su padre hubiera estado vivo, habria impugnado la ruptura del contrato verbal. Por supuesto, de haberlo estado, el vizconde no lo habria roto, en primer lugar. Jenny se habria casado, como era su deber, y tendria que haberse sentido agradecida por tener la oportunidad de ayudar a dirigir la hacienda de lord Alder y criar a los hijos con los que ella y el vizconde hubieran sido bendecidos. Sin embargo, Jenny solo habia sentido un leve interes por aquel hombre y por la idea de convertirse en su esposa. A la muerte del baron Lucien Blackwood, su madre no estaba preparada para hacer nada mas que reunir a su familia, incluidas sus tres hijas y todos los sirvientes que pudiera seguir empleando, y dirigirse a la casa de campo de la familia en Sheffield. Alli tenian muchos buenos recuerdos rodeadas de veranos calurosos y otonos frescos, al contrario que en Londres. Y durante muchos anos, cuando Jenny era mas joven, los Blackwood iban a Sheffield a pasar las vacaciones de invierno. Si los Deveres estaban en la residencia campestre, celebraban una de sus legendarias fiestas de Navidad. Jenny recordaba haber ido a Belton Park y haber conocido tanto a los Deveres con titulo que vivian en la gran casa solariega como a sus parientes menores de Jonling Hall. De los cuales, sir Tobias Devere, solia ser el feliz senor. La guerra de Birmania habia acabado con todo eso. Tobias se habia marchado hacia tres anos para cumplir su deber con su primo Simon, el vizconde y heredero del condado. Para cuando Jenny y su familia habian llegado de Londres, ya se temia que ambos estuvieran muertos, yl a familia de Tobias Devere se habia trasladado a Belton Manor. Jenny esperaba que el motivo de su mudanza fuera poner a la viuda y a sus hijos bajo la proteccion del conde. Sin embargo, temia que se debiera a la presion financiera que afectaba a muchas de las grandes familias, ya que mantener las tierras y pagar a los sirvientes no era tarea facil. --Incluso cuando estamos pasando una tarde agradable --se lamento Maggie--, de repente, oimos a lord Desesperado… --Por favor --interrumpio Jenny--, deja de llamarlo asi. Mas o menos al mismo tiempo que su familia se establecia en Sheffield, Simon Devere habia regresado en un estado mental terrible, o eso decian los rumores, que se extendieron con rapidez entre los habitantes del pueblo. Es mas, habia confirmado lo peor respecto a lady Devere, la esposa del primo de este, nacida en Francia. Sir Tobias habia muerto, y Simon, cuyo padre habia fallecido mientras el estaba en Birmania, ya no era vizconde, sino el nuevo conde. Un conde al que nadie habia visto salir de Belton Manor desde su regreso. --Es lord Devere, y el noble de mayor rango de este condado --le recordo a su hermana. Jenny guardaba una vaga memoria de las pocas veces que su familia habia ido a la mansion para una fiesta de Navidad o de finales de verano. El conde tenia ojos amables y era bastante llamativo. Era mayor que ella, quiza siete u ocho anos, por lo que nunca habia compartido con el mas que un breve saludo. Sin embargo, se habia quedado con la impresion de que era cortes. --En realidad, supongo que ahora que su padre ha fallecido, lord Devere se ha convertido en lord Lindsey. --Bien --cedio Maggie--. El caso es que, mientras les leo un cuento los ninos y les pido que presten atencion al vocabulario, tenemos que escuchar a lord Lindsey gritar o dar golpes en su habitacion como un jabali herido. El abatimiento que cae sobre ellos y la pobre lady Devere es casi palpable. Habria sido mejor que se quedaran en Londres. --Tal vez no tenian otra opcion. Maggie lo considero en silencio, y luego senalo los papeles sobre el escritorio. --?Como ha ido? ?Estamos en mejor situacion que el mes pasado? Jenny miro los numeros que tenia delante. --Tu salario ayuda enormemente. --Eso era exagerar, pero cada pequena cantidad contaba. Maggie asintio en senal de acuerdo. --Tu contribucion es mucho mayor, estoy segura. Jenny se sonrojo. Si, sus habilidades contables habian aportado una buena suma, y esperaba que eso continuara, siempre y cuando los duenos de aquellos libros no supieran que era ella, una simple solterona de veinte anos quien se ocupaba de su contabilidad. Se volverian locos si conocieran su identidad, una mujer sin experiencia en los negocios. A traves de Henry, el criado de su padre, al que su madre se habia negado a despedir tras la muerte de lord Blackwood, Jenny habia conseguido ganarse la confianza de unos cuantos clientes. Llevaba las cuentas de los comerciantes locales, asi como de algunos nobles. Henry era el encargado de llevarle los libros de cuentas, y ella era el misterioso genio que determinaba la cantidad que un subdito leal debia a la corona o tenia derecho a guardar en sus propias arcas. Si tan solo hubiera sabido las terribles circunstancias de su padre… Gracias a su creciente clientela y al modo de vida frugal, evitaba que su madre, sus hermanas y su hogar cayeran en la indigencia. Aunque Maggie no aportaba gran cosa, la idea de que todo no recaia sobre sus espaldas reconfortaba mucho a Jenny, y asi podia afrontar la considerable carga de la manutencion de su familia. Ademas, aunque no se lo habia mencionado a Maggie ni a Eleanor, todavia les quedaba algo de dinero de la venta de su casa en la ciudad. Con esto y la bendicion de su madre, Jenny estaba decidida a darles a sus hermanas la oportunidad de tener su temporada en Londres, aunque esta fuera muy corta. Sin embargo, seria imposible reunir una dote. Las dos jovenes eran encantadoras, Jenny lo sabia, y si tan solo pudieran dejarse ver en algunos salones de baile, tendrian ocasion de conseguir un buen partido. En cuanto a ella misma, Jenny descubrio que no le importaba el drastico cambio de estilo de vida, como habia temido. Ser una solterona en Londres habria sido insoportable; habria sido despreciada y sus compromisos sociales se habrian visto severamente limitados a medida que envejecia. En el campo, tenia libertad. Ya dirigia una casa y supervisaba a sus hermanas como si fuera un hombre. Montaba a caballo cuando queria y leia lo que le apetecia, y aqui nadie la obligaba a tocar el temido pianoforte, a cantar o a bordar. De hecho, Jenny odiaba beneficiarse de la miseria de los demas, y menos aun de la su madre y hermanas, pero su vida habia mejorado. Y no habia tenido que asumir el papel de esposa de un vizconde, sobre todo, como resulto evidente, el de una esposa que no era en realidad deseada. La unica nube negra era la ingrata posibilidad de no casarse nunca, de no experimentar los misterios del lecho matrimonial ni de tener hijos propios. --De todos modos, no puedo volver manana. --La voz de Maggie la saco de sus pensamientos. Jenny se puso en pie. --?Que estas diciendo? ?Por que no? --Mama me ha pedido que lleve a Eleanor a la ciudad para comprarle un sombrero nuevo, ya que los ha perdido todos, y unos guantes, pues ha roto su ultimo par. Un sombrero y unos guantes. Jenny queria gritar ante la frivolidad de aquello. --No puedes abandonar a tus pupilos por un asunto asi. No cuando se supone que estas trabajando. Maggie levanto la mano.

  • El internado suizo de Joanna Goodman

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    Una noche de primavera de 1998, la bella Cressida Strauss se precipita desde un balcon del tercer piso del Lycee Internationale Suisse y las consecuencias son catastroficas.
    Lo ultimo que las autoridades quieren es que el internado, un bastion de la riqueza y del glamour europeo, sea victima de la mala prensa. Por eso, la policia rapidamente clasifica lo sucedido como un <>, pero todavia quedan dudas: ?Fue un intento de suicidio? ?O alguien empujo a Cressida? No era un secreto que ella tenia una veta egoista ni que, a lo largo de sus anos en el internado, habia acumulado tantos enemigos como aliados. Kersti Kuusk, su mejor amiga y estudiante becada del Lycee, no puede dejar de pensar en las incognitas que rodean la muerte de Cressida, aun cuando ya ha pasado tiempo desde su graduacion.

  • El nombre de los caballos de M. N. Mera

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  • Cuando tu voz me despierte de Kelly Dreams

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    Cuando Braiden Shelswell-White cambio su Irlanda natal por los Estados Unidos, lo hizo para olvidar la vida que dejo atras e intentar seguir adelante. Ahora, la repentina enfermedad de su abuelo lo obliga a volver y hacerse cargo del B&B que posee su familia en la bahia de Bantry, en Cork. Una tarea indeseada que se convertira en todo un desafio a causa de una inesperada inquilina decidida a hacerle la vida imposible, una que lleva muerta casi un siglo y que no parece tener prisa alguna por marcharse del lugar. Mary McCarthy estaba acostumbrada a ver pasar la vida en soledad, sin emociones, sin otra ocupacion que la de vagar por Bantry House. Lo que fue un dia, empezaba a perderse en el olvido, sus recuerdos se desdibujaban con cada nueva estacion y habria seguido asi de no haber llegado el. Sarcastico, maleducado y dispuesto a perderla de vista. Esa no era la mejor descripcion del hombre perfecto, ?pero que importaba cuando era el unico capaz de hacerla sentir de nuevo? Una mujer atrapada en el tiempo y el unico hombre capaz de liberarla de su eternidad.

  • Un verano en tu corazon de Norah Carter

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    Hacia un mes que se habia marchado Lucas, yo estaba afrontando una pequena depresion y no habia tenido ningun tipo de noticias por parte de el; eso era predecible, pero pasarlo dia tras dia, era algo dificil de asumir y hacia que me encontrase en ese estado. Los primeros dias fueron los mas dificiles de mi vida, me acostaba y me levantaba llorando como una enana, tenia la sensacion de que me faltaba el aire para respirar, habia momentos que pensaba que habia tocado fondo y que no queria seguir viviendo. Mi hermana me llamaba y notaba que me estaba pasando algo, estaba realmente preocupada e incluso decia que queria venir pronto a verme. La Semana Santa la pase metida en casa y no sali ni para comprar el pan, luego me incorpore al trabajo y era para lo unico que salia de mi hogar, por lo demas me apetecia refugiarme y vivir mi pena sola. Habia adelgazado varios kilos y estaba animicamente por los suelos, precisamente ese jueves tenia cita con mi medico para que valorarse un poco mi estado. Algo me decia que debia de tener una anemia de ordago. Tenia la sensacion de estar mas sola que nunca y en esos momentos fue cuando realmente me partia el alma no tener a mis padres ahi, desde que murieron los habia echado muchisimo de menos, ademas de haberlo pasado francamente mal, pero esa vez estaba que se me iba el alma de no tenerlos. Tras terminar de tomar el cafe, sali hacia el instituto para afrontar la flojera que traia el comenzar la semana, todo el camino me pase recordando, como siempre, cuando Lucas me acompanaba hasta el trabajo; ahora, el hacerlo sola, hacia que fuese todo con mucho desanimo. A la salida me fui a comer con mi companera Patricia, ultimamente habiamos coincidido poco y no habiamos tenido posibilidad de hablar tranquilamente, aunque en los cafes Express que nos tomabamos diariamente la mantenia informada de todo. Gracias a Dios que hablar con ella de vez en cuando hacia que me desahogara al menos un poco y que no me llegase a sentir tan sola, aunque evidentemente cada una teniamos nuestras vidas. -- ?Que tal estas, mi nina? -- Bueno, ahi vamos, sera cuestion de tiempo --dije mientras ibamos andando hacia el restaurante asiatico. -- Deberias de apuntarte a alguna actividad por las tardes, necesitas evadir un poco la cabeza --dijo mientras me agarraba el brazo y lo acariciaba. -- Ahora mismo no estoy para esas cosas, solo me apetece estar tirada en el sofa y no escuchar nada, imagino que todo sera cuestion de tiempo. -- Ese estado en el que te encuentras es el principio de depresion, como ya te dije, y debes rapidamente tratarla, no vayas a faltar el jueves a tu cita con el doctor, pero sobre todo debes de sacar fuerzas y hacer algo mas que estar encerrada en tu casa. -- Claro que ire al medico, imagino que tendran que hacerme pruebas ya que estoy muy debil y no tengo absolutamente nada de fuerzas, el tema de la ansiedad y de la depresion me imagino que comenzaran a tratarlo. -- Me duele tanto verte asi, imagino que cuando pase el tiempo recordaras esta historia como algo dulce que dejara de causar dolor. -- Ese es el problema, que fue tan dulce y bonito que es incomprensible que algo asi tuviese que terminar, jamas pense que el amor tuviese una fecha de caducidad.

  • Los mellizos no deseados del multimillonario de Ciara Cole

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  • Un juego peligroso 2 de Carolina Gattini

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    Eireen Roberts se encuentra delante de la mansion Black ante la decision de pedir trabajo a un noble apodado “el monstruo” o seguir en la pobreza mas absoluta. No sera una decision dificil cuando conozca al “monstruo” de ojos azules que habita en ese lugar. Por otra parte para James Black no sera facil aceptar la presencia de Eireen, que lo vuelve loco con su cuerpo y su belleza, haciendole mas consciente de sus propios defectos y la imposibilidad de tocarla siquiera.

  • El camino a ti de Piper Lennox

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    Esta noche puede ser increible.

  • El secuestro de la hermana Tegualda de Hernan Rivera Letelier

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    Viernes, 9.30 de la manana. El Tira Gutierrez llega al edificio Gomez donde tiene instalada su oficina. Viene apurado. Debo traer una cara de culo, piensa. Su insomnio cronico le hizo pasar una noche digna de ponerla en un marco y colgarla en una exposicion junto a El grito. Mas encima, ya se mea. En el lobby, el conserje y los dos guardias lo saludan reverenciales, ya saben que es un investigador privado como los de las peliculas, y el unico de la ciudad. El mas joven de los guardias --y el mas reverente-- mantiene abiertas las puertas del ascensor para que alcance a tomarlo (este guardia fue el que una noche, revisando las puertas de las oficinas, abrio de golpe la suya, que el olvido cerrar por dentro, y lo sorprendio en cueros con una pelirroja en el sofa de terciopelo verde. Esto fue antes de conocer a la hermana Tegualda). Ya en el ascensor, el Tira no quiere quedar frente al espejo, no quiere ver de que tamano le cuelgan las ojeras. Opta por ponerse frente a la unica otra pasajera, una anciana que aprieta su cartera de plastico contra su pecho. Las ojeras me deben colgar como el perigallo de esta viejita, piensa el Tira, y le hace un guino. La anciana lo mira de soslayo. El le pela los dientes. La anciana se aferra a su cartera como un naufrago a su tabla de salvacion. Cuando comienzan a subir, el ronroneo de la ascension le exacerba sus deseos de sacarse la pinga, como dicen los cubanos, y vaciar la vejiga ahi mismo. Cuba. La Habana. El recuerdo de su estadia en la isla logra que olvide un poco sus ganas diureticas. Piso doce. Antes de salir del ascensor se despide de la anciana con una sonrisa de hombre bueno. Luego saca las llaves de un bolsillo de su chaqueta (su llavero solo tiene dos llaves: casa y oficina) y, con la vejiga a punto de reventar, camina rapido los veinte pasos que hay del ascensor a la puerta de su oficina. ?Cuando se le ocurrio la tontera de contar esos pasos? Seguro debio ser un dia mas relajado que este. Llega a la puerta, introduce la llave, empuja y saluda: Buenos dias her… La hermana Tegualda no esta. Al cerrar la puerta tras de si, pisa un sobre que blanquea en el gris de la alfombra. No se molesta en recogerlo. Quitandose la chaqueta y dejandola caer en un sillon, pasa directo al bano. Antes de llegar ya se ha sacado la pinga y, con ella en la mano, levanta la tapa, apunta y aaaaaaaaaaah. El largo suspiro de alivio suena mas a gemido de actor porno. Desagua copiosamente, desagua con los ojos cerrados para no posar la mirada en los azulejos de las paredes. Es que la imagen que atormenta sus amaneceres, la imagen que su mente se ha formado del insomnio, es una vasta y encandilada sala revestida toda de azulejos blancos. Ahora ultimo, para rematar el cuadro, ademas del insomnio esta teniendo problemas de diuresis. ?Sera por el excesivo consumo de te? Tendra que ver a un matasanos. Con la antipatia que les tiene a esos tipejos. Sobre todo a los que se creen dioses y ni siquiera miran a los ojos del paciente mientras lo atienden. Algunos ni hablan. Hipocrates hipocrita. Termina de mear, abre los ojos y da un resoplido de alivio a su mechon blanco. Cuando al salir del bano se deja caer en el sofa de terciopelo verde, un olor que parece venir del balcon o del closet de los utiles de aseo le hace arriscar la nariz. Inhala para captar de que se trata, pero ya no lo siente. Mira hacia el balcon: acurrucados y flematicos, John y Yoko retozan al sol placidamente. Seguro que esos pajarracos acaban de darse un festin de perro muerto detras de los cerros. Y vuelve a despatarrarse en el sofa. Que ganas de dormir un millon de anos. Y podria perfectamente hacerlo pues no hay mucho trabajo. En verdad no hay nada de trabajo, las cosas hace rato que no caminan muy bien en la agencia. Siente ganas de incorporarse, ir a su computador a poner musica, pero se arrellena mas en el sofa. Al apoyar la cabeza en uno de los cojines, el terciopelo arestinado le raspa la nuca. Con razon la hermana le viene reclamando hace dias que ya va siendo hora de renovar el living. ?Y por que no mandarlo a tapizar nomas, hermana?, se ha resistido el. Pero que sea de otro color pues, oiga, por Dios. ?Y que tiene de malo el verde, si me hace el favor, hermana? Este verde reja de comisaria es irritante, caballero. ?O es usted daltonico? El Tira se rie solo. Mira la hora en su celular: 9. 37. Raro. La hermana jamas llega despues de el, y el ha llegado media hora tarde. Ella no acostumbra a darse esos relajos. Y si hubiese tenido que hacer algun tramite lo habria llamado. O se lo habria dicho ayer en la noche, cuando lo fue a dejar a su casa en su escarabajo amarillo y se quedo un rato con el, y terminaron <>, como dice ella. Se acuerda entonces del sobre en la puerta. Puede que sea un nuevo caso. Se para a recogerlo y vuelve al sillon. Es un sobre apaisado sin nada escrito, ni nombre, ni direccion, ni remitente. Lo unico que exhibe es la marca de la suela de su zapato. Lo rasga. Dentro, una hoja de oficio doblada en tres. La despliega. Lo que aparece ante sus ojos es una nota escrita, en cursiva, en un procesador de textos. Lee. Queda atonito. Vuelve a leer: Tengo a la senorita Tegualda. Si la quiere viva siga las instrucciones. Vaya a la playa El Cable y busque en la letra N. Ni en vehiculo, ni andando, ni corriendo. Debe ir en marcha olimpica. Y sin quitarse la chaqueta. No involucre a la policia. Estara vigilado todo el tiempo. Mientras mas rapido haga el recorrido, mejor para ella. Marche ahora, o ella muere. Mas loco que un zapato El Tira siente que cae en un vacio, como si de golpe lo hubiesen puesto en una campana de vidrio y sumergido en las profundidades de un lago turbio. Atolondrado, sumido en un frangollo de conjeturas, sospechas, presunciones, se ha quedado mirando la nota como caido en trance. Hasta que un ruido de aleteos en el balcon lo trae de vuelta a la realidad. Lo hace reaccionar. Toma entonces su telefono y marca el numero de la hermana: Lo sentimos, el telefono al que usted llama se encuentra apagado o fuera del area de cobertura. Marca de nuevo. Lo mismo. Se para de un salto, recoge su chaqueta y, antes de salir hecho una exhalacion de la oficina, toma un cojin y lo lanza contra los ventanales, afectuosamente. John y Yoko ni se inmutan.

  • La hoguera de los inocentes de Eugenio Fuentes

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    La ordalia o <> era un procedimiento judicial surgido en la Europa del medievo, segun el cual, en caso de denuncia (por herejia, adulterio o robo), era el acusado quien tenia que demostrar su inocencia. Las pruebas a que para ello era sometido variaban: agarrar un hierro candente con las manos y resistir sin quemaduras, ser arrojado al agua con las manos atadas y no ahogarse, o resultar vencedor en un torneo. El autor explora los prejuicios morales, culturales y antropologicos que se esconden tras esta aberracion juridica y los mecanismos con los que el Poder senala y convierte en enemigos a determinados grupos (judios, negros, mujeres).

  • La nina del bosque, Brian McGilloway de Brian Mcgilloway

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    Una nina perdida en el bosque, una policia con problemas, un secuestro sin aclarar. Una novela que permanecera contigo cuando hayas apagado las luces.

  • El secreto de los Assassini de Mario Escobar

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    Roma, ano 813. Una expedicion se dirige a la boca del Nilo. Su mision es descubrir un secreto que los faraones negros de Meroe ocultan desde hace siglos. El Cairo, ano 1075. El Gran Visir recibe un extrano regalo que protegio a la peligrosa secta de los Assassini. El arma que les ayudo a resistir a las fuerzas cruzadas y el ataque de Saladino. Estambul, ano 1914. Una misteriosa princesa arabe esconde un secreto que puede cambiar la historia de la humanidad, pero tendra que recorrer con Hercules Guzman Fox y sus amigos George Lincoln y Alicia Mantorella el desierto de Egipto, luchar a los pies de la Acropolis y atravesar una Tur-quia en guerra para llegar al Valle de los Asesinos, donde se esconde un misterio que podria provocar la ultima cruzada contra el islam.

  • El lejano pais de los estanques de Lorenzo Silva

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    El cuerpo desnudo de una joven austriaca pende atado de las manos en un chalet mallorquin. Ni los signos de violencia, ni la pestilencia de una muerte estival ocultan su inquietante belleza. En el revolver hallado en la basura abundan las huellas de una sesentona suiza de fama libertina, pero la vida turbia de la joven, Eva Heydrich --un ser irresistible consagrado tanto al placer como a la destruccion--, sugiere que la sencillez del crimen es tan solo la punta de un iceberg.
    En Madrid, la Guardia Civil confia el caso al experimentado sargento Ruben Bevilacqua, o <> para sus companeros, ex-psicologo desempleado para quien Jung era solo un aficionado, y a la inexperta agente Virginia Chamorro, cuya eficacia policiaca sera puesta a prueba por primera vez. De incognito entre nudistas teutones, turistas desenfrenados y mafiosos locales, Bevilacqua y Chamorro se adentraran en el reverso oscuro de una apacible urbanizacion mallorquina tratando de desentranar los ultimos dias de la joven asesinada.

  • Momentos Especiales (Extras Serie Moteros 6) de Patricia Sutherland

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    Lo ultimo que esperaba Shea al trasladarse a Londres tras su divorcio era que, apenas un mes despues de instalarse, su corazon volviera a palpitar por otro hombre al que se siente ligada de una manera que no es capaz de explicar.

  • Un perfecto caballero de Pilar Eyre

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    En enero de 1939, las tropas de Franco entran triunfantes en Barcelona. Con ellas va Mauricio Casasnovas, guapo como un artista de cine. Es el heredero de una empresa textil, al que espera una mujer sumisa y un futuro dorado de noches en el Liceo, los mejores sastres y fulanas de lujo. Pero la brutalidad de la guerra ha abierto una grieta en su corazon que no deja de agrandarse. Mauricio, a pesar de estar casado, conoce por primera vez el amor y la pasion con una obrera de su fabrica, cuyo marido esta encarcelado. Atormentado al no poder poseer a esta mujer por completo, Mauricio comete un hecho terrible cuya culpa lo perseguira para siempre. Ademas, su vida conyugal esconde un enigma tan devastador y sorprendente que ni el ni nadie ha podido sospecharlo jamas.

  • Contigo llego la pasion de Emma Bailey

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    La duena de la pasteleria de al lado esta preparando su especialidad, torta de crema, y tengo toda la intension de saborearla.

    Dicen que un mecanico con un mal pasado no puede ser un buen padre.

  • Con mis propias manos de Maurizio De Giovanni

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  • Pava licenciada en zorra de Rosana Ample

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    El mundo de Cayetana Suarez de la Franca da un giro desconcertante cuando sus padres cierran el concesionario de coches de lujo, a raiz de la crisis economica. Simultaneamente, sus amigas, las gemelas Saez de Cortazar, descubren la doble vida de su prometido. Cayetana, despechada y con el alma rota, jura por Dior, que ningun canalla conquistara jamas su corazon.
    Superar la ruptura llorando en casa y encontrar trabajo, no pueden ser una prioridad para Cayetana, cuando se aproxima la despedida de soltera mas sonada de la historia y ella es la dama de honor. Cargo que, en ocasiones, es una pura diversion y, en otras, una gran responsabilidad.

  • La tierra que pisamos de Jesus Carrasco Jaramillo

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    Hoy me ha despertado un ruido en mitad de la noche. No un ronquido de Iosif, que, raro en el, a esa hora dormia a mi lado en silencio, medio hundido en la lana del colchon. He permanecido tumbada, con la mirada detenida en las vigas de haya que sustentan el techo, apretando fuertemente las sabanas en busca de una firmeza que el lino, tan sutil, me ha negado. Durante un buen rato me he quedado quieta, con los hombros contraidos y las manos cerradas. Queria volver a escuchar el ruido con nitidez para poder atribuirselo a alguno de nuestros animales y asi, tranquila, regresar al sueno. Pero, mas alla del aire agitando las ramas de la gran encina, no he percibido nada, y entonces, como por ensalmo, el viejo mito del intruso de ojos vaciados por la codicia se ha agarrado a mis tripas y ha empezado a devorarlas. Es agosto, las hojas de guillotina estan subidas hasta los topes y una brisa perfumada y calida mece los visillos. Los hace danzar de un modo tan hermoso que, en esta epoca, durante mis desvelos, me siento contra el cabecero y me quedo embelesada viendolos ondear cual delicados pendones. Aspiro las fragancias que el aire trae y que, por momentos, desplazan a los aromas estancados del cuarto. Llegan en oleadas, de la misma manera que el mar va depositando en la orilla los restos de un barco naufragado. En primavera el azahar de los naranjos florecidos lo ocupa todo, especialmente cuando cae la tarde. Dias antes de que eso suceda, el arbol siempre envia un mensajero. Jornadas todavia frescas en las que, repentinamente, un hilo fugaz avisa de que, en algun lugar de los contornos, la vida ha sido convocada a su renacimiento. Con los punos llenos de tela y los ojos cerrados, he tratado de concentrarme en la oscuridad exterior. Y asi, he imaginado que me asomaba al porche elevado sobre el fragante cesped que rodea la casa y, desde alli, he dirigido mi atencion hacia el frente, al lugar donde el predio se asoma al valle. A lo lejos titilan las farolas de gas del pueblo, encaramado como un galapago a las faldas del castillo. En mi mente desciendo los escalones de madera y camino unos pasos sobre la hierba humeda hasta la verja que domina el huerto de la terraza inferior. No oigo nada alli, ni siquiera el aspero roce de las hojas ya secas del maiz. Me giro hacia la casa para recorrer la parte trasera de la propiedad. En los tiestos sujetos a la balaustrada del porche crecen formas confusas. La campana de alarma cuelga del tejadillo sobre ellas y su cuerda casi las toca. A la izquierda del edificio se levanta la gran encina, un ser poderoso y rotundo, cuya copa invade parte del alero. Al otro lado, entre la vivienda y el camino, el pequeno establo con sus ventanucos enrejados y sus tejas alomadas. Dentro, ni siquiera se oye a la yegua rascar el suelo de pizarra con sus herraduras. Tampoco se oye a Kaiser, nuestro perro; era de suponer, porque es sin duda el animal mas indolente que se pueda imaginar. <>. Y yo quiza sonrei por la ocurrencia y seguro que le di la razon para que se marchara pronto. Al parecer hay un lince, o un lobo, que lleva varias semanas merodeando por los alrededores del pueblo y que ha matado, dicen, a varias ocas y a algun cordero. Me lo conto el doctor Sneint en el dispensario de la guarnicion la ultima vez que fui al castillo en busca de las medicinas de Iosif. Mientras colocaba los frascos en mi alforja, el se levanto y, despues de repasar someramente los lomos de su biblioteca, extrajo un atlas de fauna iberica y me lo mostro. Del grabado me llamaron la atencion las patillas colgando a los lados de la boca y el aspecto puntiagudo de las orejas. <>. Tanto la idea de buscar los excrementos como la de abrirlos me resulto en aquel momento repugnante, pero luego, ya de vuelta a la casa, encontre las heces y no pude resistir la tentacion de revolver en ellas con un palo. Hacerlo no me resulto desagradable. Olian a conejo y, por su aspecto, se diria que esos animales solo se alimentan de pelo. Me he levantado y he prendido la lampara que tengo sobre la mesilla. Asomando el cuerpo sobre el alfeizar, he movido la luz a un lado y a otro en busca de signos del animal, pero enseguida me he dado cuenta de que la luna llena iluminaba mas que mi farol y he terminado por apagarlo. En cualquier caso, no he apreciado nada extrano. Quiza mi luz lo haya espantado. Los animales seguian tranquilos y yo he dejado que el aire templado que asciende por el valle me acaricie la cara. La luna llena tenia de un extrano amarillo las nubes detenidas sobre la llanura distante. He cerrado las contraventanas y me he vuelto a meter en la cama. Mientras regresaba el sueno, de nuevo mirando al techo, he reparado en que no hay hayedos en esta parte del pais. www.lectulandia.com – Pagina 7 2 Lo veo por primera vez con la manana bien entrada, mientras arreglo los geranios. Los pliegues de su chaqueta se cuelan por entre las lamas blancas de la verja que da al huerto, justo enfrente de mi. Iosif descansa en su mecedora a mi lado, aunque decir que descansa es, de algun modo, redundante, pues se pasa el dia recostado: en la cama, en el sillon del salon y, durante el buen tiempo, aqui, en el porche. Lo levanto cada manana, lo visto y lo siento donde corresponda segun la epoca del ano. Le agarro del codo y el, con pasitos cortos, se deja llevar de un lado para otro como un perrillo complaciente. La enfermedad lo ha reducido a una minima expresion de lo que fue. Un hombre que ha tenido a su mando divisiones, que ha dispuesto de las vidas de otros hombres, que ha asediado ciudades y pasado a cuchillo a enemigos y sediciosos. Me pregunto si sus viejos adversarios, aquellos a los que sometio hasta convertirlos en subditos de su majestad, conservaran la antigua furia con la que, sin duda, rindieron sus armas a este hombre a cuya sombra he vivido y cuya sombra es ahora todo lo que respiro. Su mente opera de manera discontinua y lo mismo pasa dos semanas callado, con la cabeza caida, incapaz siquiera de levantarse solo e incluso haciendose sus necesidades encima, que comienza a regir de manera repentina. En esos episodios, de duracion indefinida, se incorpora a la vida cotidiana tan plenamente que parece que nunca la hubiera abandonado. A veces regresa y se comporta igual que un paciente caprichoso. Si estamos en la cocina y me esta viendo cortar verduras, me exige que haga trozos grandes, y me explica, por enesima vez, que a el le gusta notar lo que esta comiendo. <>. En ocasiones, su cordura se remonta al pasado y se dirige a mi como si yo fuera parte de un recuerdo; me llama <> o <>, con tono marcial o almibarado, segun el caso. Y lo extrano es que nunca en la vida, ni cuando estabamos prometidos, me llamo asi, <>. Se diria que entre las grietas de su cerebro reverdecen viejos anhelos o el recuerdo de otra mujer a la que, sin duda, deseo durante sus largas ausencias; en la epoca en que las campanas se sucedian y parecia que el Imperio acabaria ocupando el globo entero. Por suerte, el que hace anos que no me visita es aquel hombre que hacia temblar los cimientos de mi mundo. El modo en que se enfurecia cuando el pequeno Thomas no declinaba correctamente, o cuando volvia manchado del jardin. Lo agarraba de la oreja, tiraba hacia arriba y casi levantaba al muchacho. Lo zarandeaba y no fueron pocas las veces en que recibio bofetones y golpes en los dedos con la regla de madera. Yo le suplicaba que lo dejara, que era solo un nino, y entonces el se volvia y me hundia con la turbidez de su mirada; la de quien ha bebido hasta hartarse la sangre bullente de los hombres. Una mirada cuyo recuerdo todavia me estremece y de la que aun quedan rastros en el fondo de sus ojos. www. lectulandia.com – Pagina 8 <>, me digo al ver los tallos agujereados. Son imposibles de exterminar y todos los anos tengo que arrancar muchas de mis plantas y quemarlas tras la casa, ya que es la unica manera de que la plaga no afecte a los ejemplares sanos. Las tomo por el tallo y las vuelco para sacarlas de los tiestos. La tierra oscura cae al suelo, siempre fresca y bien ligada, formando grumos esponjosos que yo me llevo a la nariz para embriagarme con sus aromas

  • Silencio (Don 4) de Pablo Poveda

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    Un enjambre de turistas transitaba por la vieja plaza del mercado de la ciudad. La mayoria, visitantes extranjeros, buscaban la foto perfecta delante de la torre del Reloj Astronomico, el reloj medieval mas famoso del mundo. El sol comenzaba su retirada. Eran las siete de la tarde y una gelida brisa soplaba por las terrazas que ocupaban la plaza, bajo la mirada de las coloridas fachadas de influencia gotica y Art Noveau. Sentado en una mesita del Caffe Italia, un restaurante que de italiano solo tenia el nombre, terminaba su agua con gas mientras clavaba la mirada en el edificio de tonos rojizos y pasteles que tenia en frente: la Narodni Galerie. Ricardo Donoso, vestido de traje y con un abrigo de tres cuartos de color negro, pidio la cuenta con un ademan de mano, mientras una pareja de britanicos devoraba un codillo y saciaba su sed con dos cervezas Pilsner de medio litro. La mujer atendia a la pantalla de su telefono, mientras el hombre comia como si no existiera manana. Don los miro seriamente, hasta que la mirada del extrano se cruzo con la suya. La tension se alargo unos segundos, obligando a que este dejara de masticar, pero el arquitecto no vacilo en retirarse. Intimidado, el desconocido regreso a su plato con desaire y sin mediar palabra con la mujer que lo acompanaba. Las religiones occidentales habian instaurado el concepto de que el cielo y el infierno no eran sino lugares a los que se iba una vez muerto. Destinos como consecuencia de nuestras acciones en vida. Sin embargo, Don tenia otra idea. El arquitecto creia en el infierno como un lugar accesible, real, en el que la mayoria de las personas vivian, con suerte, en algun momento de sus vidas o, sin fortuna, para siempre. Por esa misma razon, no podia sentir pena por nadie, ni siquiera por sus victimas. La lastima no era mas que una invencion que postergaba la solucion del problema. Volvio a mirar al matrimonio. Ellos vivian atrapados, como el, en celdas distintas, pero en un mismo lugar. De repente, atisbo un grupo de personas a la salida de la Galeria Nacional. Era el, su objetivo estaba alli y debia ponerse en movimiento. Un hombre alto, de tez bronceada, cabello oscuro peinado hacia un lado y barba frondosa, salia acompanado de dos mujeres esbeltas, otro tipo de piel mas palida y movimientos torpes. Nicos Thalassinos, el cacique griego que los hombres de Velez tenian en el punto de mira desde el inicio de la crisis economica. Tsipras habia prometido destruir a los oligarcas que controlaban los medios del pais, pero solo consiguio que nacieran nuevos. Cuando esto sucedio, Thalassinos apenas rozaba los cuarenta anos, pero habia aprendido rapido las reglas del juego. Su destreza en los negocios, heredada de su padre, un magnate nautico griego; le ayudaron a escalar rapido y adquirir un fuerte poder social y politico. Pero esa no fue la razon por la que los hombres de Velez le habian encargado al arquitecto encontrar al griego. Durante la crisis y las fuertes oleadas de inmigracion que sufrio Grecia, el empresario se aprovecho de imagen publica, dono millones de euros para ayudar a los refugiados y, entre las sombras, introdujo su garra aprovechandose de la desesperacion humana y desarrollando una fuerte red de prostitucion ilegal que llegaba hasta Portugal. Un objetivo facil, a simple vista, pero delicado. Thalassinos conocia el precio de su cabeza, asi como el del silencio de sus clientes mas privilegiados. El encargo de Don era simple: sacarle los nombres de los politicos europeos que le protegian de los tribunales. Empero, nadie le indico si debia quedar vivo. Harto de esperar, introdujo la mano en el bolsillo del pantalon y dejo una moneda de cincuenta coronas en la mesa. Se puso en pie, levanto las solapas del abrigo y camino hacia el museo. Cuando menos se esperaba, el cielo se tenia de rojo. Un BMW de color negro los recogio frente a la entrada del edificio del Ministerio del Desarrollo Regional y se adentro por una estrecha calle empedrada. Don se aproximo a un viejo Mercedes de color blanco que se encontraba vacio y le pidio en ingles que siguiera al coche. El conductor, un checo cercano a la jubilacion, con fuerte olor a cigarrillos y una camisa blanca con cuadros, puso en marcha el contador y siguio la serpiente de coches que atravesaba la calle del casco antiguo. --?Italiano? --Pregunto el chofer mirando por el espejo retrovisor con una ligera sonrisa. El arquitecto guardo silencio y dudo en contestar por diferentes razones. Aquel chofer solo pretendia ser amable, pero le era indiferente. El corazon bombeaba con tanta fuerza que podia sentirlo en la frente. Hacia tiempo que no lograba saciar la necesidad de matar. Despertarse cada manana con la certeza de ser controlado, avivaba su deseo. Por otro lado, le costaba horrores lidiar con ello en silencio desde que su relacion con Marlena habia progresado. Lo mas duro era aceptar que jamas podria contarselo. Ni a ella, ni a nadie. El silencio era su unico aliado. Siempre habia un precio que pagar, penso. --Si --respondio finalmente. Podia haberle explicado que era espanol, pero eso solo lo exponia aun mas, en cualquiera de las situaciones. Ninguno de los dos hombres que estaba en ese vehiculo conocia el final de aquella noche. El taxista balbuceo algo en el idioma vecino, pero Don lo ignoro por completo. Con la mirada siguio el trayecto del coche que iba delante. Los vehiculos abandonaron el casco antiguo para alcanzar la ladera del rio Moldava, que separaba la ciudad en dos, incorporandose a la Ludvik Svobody, una gran avenida de asfalto arropada por los aledanos del parque Lannova y los barcos atracados que funcionaban como locales de ocio en verano. Don miro por la ventanilla y llego a la conclusion de que, en cierto punto, todas las grandes ciudades eran iguales. Aguardo silencioso, expectante por lo que iba a encontrar una vez se bajara del sedan. Mantente concentrado, repetia la voz de Velez en su interior. Jamas creyo que el tono de aquel indeseable le resultara familiar. El vehiculo en el que viajaba el griego con sus acompanantes se detuvo en la entrada de un gran edificio rectangular iluminado y acristalado con espejo. En lo mas alto, luces rosadas alumbraban el cielo. --Aha... --dijo el taxista mientras reducia la velocidad--. Hotel Hilton Prague, signore. En efecto, penso el arquitecto. Miro el contador y saco un billete de doscientas coronas. Acto seguido vio salir a su victima junto a las dos mujeres. El otro tipo se quedo en el interior del coche. Dos obstaculos. Era parte del plan de Thalassinos. Deshacerse de ellas no seria muy dificil. --Dekuji --respondio el espanol haciendo uso de las palabras en checo que habia aprendido para su viaje y le entrego el billete. El taxista senalo al contador para explicarle que le habia dado de mas, pero Don levanto la mano. --Dekuji... --murmuro asombrado gratamente sin rechistar. Cuando vio como el empresario desaparecia tras la puerta giratoria del hotel, salio al exterior y cerro de un portazo el viejo coche aleman. Decidido, camino hacia el interior del edificio escuchando el ruido de la suela de sus zapatos bajo el gelido sosiego de la noche. Asi como por fuera el hotel parecia un bloque hermetico, el interior revelaba el porque de su forma. Era extrano, atipico y con un sobrecargado aspecto futurista, como si estar alli dentro perteneciera a otro lugar. Don recordo algunas ciudades de Oriente Medio en las que los centros comerciales se convertian en autenticas pequenas ciudades ficticias. Suelo de marmol blanco, palmeras de decoracion, luz tenue de tonos rosados y unas escaleras subian hasta la primera planta. Los alrededores estaban formados por las ventanas interiores de las habitaciones, apiladas en torres blancas de mas de diecisiete alturas. Cuando el espanol alzo la mirada al firmamento, no vio mas que un techo formado por vigas de hierro y una gran bola de acero dividida en laminas que formaba parte de la decoracion. Sin duda, un lugar estridente para los sentidos con un exceso de modernidad. A lo lejos, vislumbro las tres figuras humanas caminar hacia los ascensores. Tomo aire y se dirigio hacia ellos. No temia que lo descubrieran, pues nadie sabia quien era el y por eso iba a realizar su trabajo con eficacia. Cuando el ascensor llego, las puertas se abrieron y el empresario espero a que entraran las dos mujeres, ambas checas y mas jovenes que el. Entonces, las miradas de los varones se cruzaron por un instante.

  • En tierra de nadie (John Puller 4) de David Baldacci

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    John Puller, ante su reto mas dificil.

  • Esclava en tu cama de Megan Galan

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    Desesperada por conservar su casa, Victoria decide trabajar como chica de compania en una casa de citas de lujo, pero ella no espera encontrarse con Norman, un hombre guapo, torturado por su pasado que parece tener unos gustos peculiares en la cama…

  • El nino olvidado (El forastero 1) de

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    En EL NINO OLVIDADO, Brad Friessen no esperaba volver a amar. Sin embargo, se encuentra con una mujer que hace temblar su solitario y amargado mundo hasta los cimientos, y que lo conmueve como ninguna otra mujer habia hecho.

  • Cambiaste mi vida de Vega Manhattan

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    Emma gimio y, lentamente, abrio los ojos. Volvio a cerrarlos con fuerza. Tras resoplar, se removio un poco, notando que se encontraba en la cama. Un segundo intento y consiguio abrirlos. Suspiro. Le dolia la cabeza. Como si se hubiese golpeado con algo. Y es que conocia muy bien la sensacion, no seria la primera vez. Porque si algo definia a Emma, era su torpeza. Eso y que solia vivir en las nubes. Los moratones que siempre lucia eran una clara evidencia de ello. Lo raro era que siguiese con vida y con todos los miembros de su cuerpo en su sitio. Bien... Ella haria un inciso aqui si leyese esto. Porque en su sitio, donde se dice en su sitio... No era eso lo que ella pensaba cuando se miraba al espejo y se ponia a calcular cuanto tendria que ahorrar para operarse los pechos y levantarlos, para hacer lo mismo con el trasero, a ver si de una vez lucia con mas volumen que una maldita tabla de planchar. Y podriamos seguir hasta el infinito, pero no es eso lo que nos interesa conocer. Al menos no ahora. Asi que volviendo a su extrano despertar... --Mierda --refunfuno mientras se incorporaba un poco, apoyandose sobre sus codos. Tras otro suspiro y sin hacer movimientos bruscos, logro sentarse en la cama. Miro alrededor y... --?Donde demonios estoy? --casi exclamo, asustada cuando se dio cuenta de que aquella no era su habitacion. Ni siquiera era su casa. Joder, !que no conocia ese lugar! !?Y ella estaba en una cama?! Porque estaba en una cama, ?verdad? Palpo el objeto donde estaba sentada. Si, era una cama. !?La cama de quien?! Por Dios, Emma, !piensa! Con los ojos moviendose a la velocidad del rayo, observo la estancia de esquina a esquina. Habia algo que le resultaba familiar, pero la verdad era que, en ese momento, no tenia ni idea de donde se encontraba, no recordaba nada. Y su mente parecia no despertar aun para ayudarla a ubicarse. A ver, relajate, ?que es lo ultimo que recuerdas?, se pregunto a si misma. El sonido de una respiracion a su espalda le puso el vello de punta. Su primer instinto fue gritar y pegar un salto, sobre todo cuando al sentir el aire en su espalda, se dio cuenta de que estaba desnuda. En una cama que no era la suya. Iba a entrar en panico. Y con razon. !Porque no se acordaba de nada! Sin saber como se controlo en ese momento, giro la cabeza muy lentamente mientras su cuerpo temblaba. No sabia que pensaba que iba a ver. O a quien. Pero, desde luego, no esperaba "eso". Emma abrio los ojos como platos, dejo caer la mandibula y se tapo la boca con la mano. No podia ser. Aunque claro, ya entendia por que le resultaba familiar ese lugar. Sabia donde estaba, pero !no podia ser! !No precisamente ahi! !No en esas circunstancias! Un ronquido de "eso" y, entre la incredulidad y el susto, fue entonces cuando Emma boto, levantandose como un resorte, con tan mala pata (y nunca mejor dicho) que, al hacerlo, se doblo el tobillo y acabo en el suelo. No se abrio la cabeza de milagro. --!Oh, joder! --exclamo al caer. --Oh, si, nena. A Emma se le corto la respiracion al escuchar a "eso" hablar. Y ni caso hizo al tono ronco de su voz. !Que va! Miro rapidamente hacia la cama mientras, con las manos, intentaba tapar sus zonas intimas y espero unos agonicos segundos, en los que ni respiraba, para verlo aparecer. Porque si habia hablado era porque estaba despierto, ?no? Joder, !y la iba a ver! ?Y que iba a pensar? Pues lo mismo que ella, !no iba a poderse creer que...! --!Ay, Dios mio! --sollozo en un susurro, martirizada. Los recuerdos comenzaban a volver a su mente y era evidente que habia bebido mas de la cuenta. Lo raro era que no hubiese terminado padeciendo un coma etilico porque para terminar con "aquello" en la cama tenia que estar mas que borracha. !Completamente loca! Ni una cosa ni la otra, la verdad. Un poco achispada, pero bien consciente de lo que hacia. Viendo que "eso" no se manifestaba, espero un poco mas, pero nada. "Eso" estaba dormido. Debia hablar en suenos. Por una parte aliviada y por otra maldiciendo mentalmente a los dioses, a la vida, al universo, al karma y a todo lo que podia tener la culpa de aquella locura, comenzo a levantarse. No, sin antes, recoger su ropa. Esa que estaba tirada por el suelo. Como su bolso. ?Y sus bragas? Ah, si, ahi... ?Donde, por el amor de Dios, estaban sus zapatos? Porque no los veia. A la mierda, descalza que me voy, penso. No le paso desapercibido mientras se vestia a toda prisa (bendita la hora en la que eligio un vestido) que "eso" se habia dado la vuelta. Ya no le podia ver la cara, lo cual, en parte, era un alivio. Pero claro, al girarse, la sabana que cubria sus verguenzas delanteras dejo de cumplir su funcion y no cubrian las traseras. Emma gimio. Mas que nada porque... Joder, ?ese culo es real? Oh, si, el recuerdo de haberlo palpado le llego bien nitido. Puso los ojos en blanco por ese desacertado pensamiento y mas por el recuerdo. Sin poder creerse su atontamiento, se termino de colocar el vestido y metio las bragas en el bolso. No pensaba ponerselas de nuevo. !No pienso ponerme otras hasta que me lave con jabon Lagarto!, penso, volviendo a la realidad. Su abuela lo usaba para todo tipo de "emergencias" y aquella lo era, seguro que valia para sus zonas intimas tambien. Porque si aun tenia alguna duda de que ellos dos... Porque no podian... Pero no la tenia porque se estaba acordando de todo... Pues claro que fue que si, el escozor que sentia ahi abajo era un claro indicio de que ellos dos si. Y de que o fueron muchas veces si o debia de tener algo tan perfecto como su culo que escocia la habia dejado. En realidad fueron las dos cosas... Reganandose, de nuevo, a si misma por semejantes pensamientos y empezando a ponerse morada por no respirar en condiciones por el miedo a que "eso" se despertase, se girase y la viese... comenzo a moverse. Camino de espaldas, sin perder de vista a "aquello", quien yacia placidamente y le ensenaba un culo que ya quisiera ella para si. --Bonito lunar... --suspiro, sin poder evitarlo. Mierda, Emma, espabila, se rino a si misma mentalmente cuando su voz la saco de su ensonacion y se dio cuenta de que se habia quedado embobada, otra vez, mirando ese perfecto trasero. Comenzo, otra vez tambien, a moverse. Sin mucha prisa. Cualquiera pensaria que, en un momento asi, lo mejor seria salir corriendo como alma que lleva el diablo. Eso seria lo mas logico y normal para cualquier persona. Que no para Emma. Porque ella se conocia bastante bien y por eso mismo no se dejaba llevar por el panico. Y no era porque no lo sintiese. Lo sentia y muchas mas veces de la que le gustaria ya que su cuerpo solia correr peligro con tanto golpe y con tanta caida. Y por eso mismo tambien sabia que actuar de una manera tan impulsiva la llevaria a nuevos golpes que terminarian por despertar a "eso". Era la explicacion logica y nada tenian que ver esas mas que divinas nalgas. !Claro que no! Por suerte y despues de casi haberse matado al tropezarse con sus tacones y caer de espalda, llego hasta la puerta de la habitacion. Levanto la mano que tenia libre y agarro el picaporte que estaba a su espalda. Ejercio un poco de presion y... --Quiero que te corras. --Dios, no --gimoteo Emma, espantada. No sabia por que exactamente. Si por el miedo a que despertase y la viese alli o por la excitacion que inexplicablemente le producia esa voz ronca, adormilada, sexy... Y tremendamente insoportable. Pero bien que consiguio su objetivo... !No es el tema! Centrate, Emma, !por Dios!, exclamo una voz en su cabeza. A ver si, por una vez, le hacia caso. --Dios no, nena. Yo. Yo hare que te corras. Mas bien que corra..., penso Emma. Que corra tanto que ni Forrest Gump. Y si no fuera por la situacion y por todo lo que se le pasaba por la cabeza, Emma habria puesto, inevitablemente, los ojos en blanco al escuchar algo asi. Sobre todo viniendo de quien venia. Gilipollas. Y ella... No existia un calificativo que la describiese para haber acabado en la cama, desnuda, con "eso". Centrandose de nuevo en marcharse de alli y en terminar con esa pesadilla, consiguio abrir la puerta, salir, cerrarla, girarse y largarse de alli como alma que lleva el diablo. No sin antes caerse por el camino. Si es que no se rompia la crisma porque tenia un angel de la guarda, que si no... Capitulo 2 Horas antes... --?Y que es lo que quieres que haga? Ian hizo un gesto con el dedo a su amigo cuando abrio la puerta de la casa y lo vio para que entrase tras el. Lucas lo siguio tras cerrar la puerta. --?Con un poco te refieres a que firme esa mierda que me pusiste por delante? --continuo Ian, sin cortarse en absoluto. Y es que asi era el. Un hombre sin pelos en la lengua y al que no le gustaba perder el tiempo. Cansado y frustrado, se dejo caer en el sofa donde apenas llevaba cinco minutos antes de que su amigo llegase, coloco los pies, aun con los zapatos puestos encima de la mesa y suspiro--. No, Pedro, no voy a firmar nada. --?Una copa? --pregunto Lucas. Ian asintio con la cabeza. Una para empezar. --?Que por que no? !Porque no me interesa! --exclamo, levantandose del sofa y cogiendo la copa de whisky que le ofrecia Lucas. A la mierda el relax-- Vamos a ver si lo entiendes. He sobrevivido sin tu cliente y seguire haciendolo. Las condiciones de mi empresa son claras y no negociables. Si quiere trabajar conmigo, perfecto. Si no... Tiene a toda la competencia para elegir --bebio un trago y suspiro--. Pues no me querra demasiado cuando no deja de poner trabas, ?no te parece? Joder, que me conoces. Ni siquiera deberias de estar intentado convencerme de algo que sabes que sera imposible --suspiro--. Que no y punto, ya quieras vendermelo como quieras, la respuesta es "No firmo si no es con mis condiciones". En fin --se apreto el puente de la nariz --, es tarde y tengo visita. No, no voy a cambiar de idea. Habla con tu cliente y explicale bien las cosas. Hazle saber con quien trata. Dile que si quiere trabajar con mi empresa, que firme el contrato que se le dio. Si no, que no me haga perder mas el tiempo. Corto la llamada y tiro el movil encima del sofa. --?Un dia dificil? --Nada a lo que no este acostumbrado --le dio otro trago al whisky--. ?Que haces por aqui? ?Va todo bien? --?No habiamos quedado aqui? --?Quedado? --Ian enarco las cejas y se quedo mirando al chico castano que tenia enfrente. Le dio vueltas a la cabeza, ?que se le olvidaba?-- Hostias, !felicidades! Se acerco a su amigo y le dio un fuerte abrazo. --Gracias. Y menos mal que te acordaste --rio. --Lo siento, tio, es que tuve un dia larguisimo. --?Problemas con el negocio? --En realidad no, solo este cliente que me esta tocando la moral. Las condiciones son las que son. Si no te gustan, contrata a otros. Pero nada, el tipo sigue intentando ver hasta donde aguanto. Ian se dedicaba a la importacion y exportacion por via naval y con lo estrictas que eran las leyes, el no se la jugaba. Su empresa se habia consolidado como la mejor por algo. --Bueno, olvida ya el tema. Y duchate rapido que nos estan esperando. --?Esperando? --Joder, tio, ?en serio no padeces de Alzheimer o algo asi? --rio Lucas-- Lara y Emma deben de estar ya en el restaurante. Ian gimio. Todos los anos igual, ?como podia olvidarse? --?Y por que no las dejas alli? Total, ya las tienes muy vistas a las dos. Podemos irnos por nuestra cuenta. --Mmm... --Lucas hizo que se lo pensaba-- Pues porque si hago eso, duermo en el sofa y no me apetece en absoluto. Tengo una cama bastante comoda y el pecho de mi mujer es mejor aun. --Joder, no tienes que ser tan explicito --resoplo Ian y camino hasta su dormitorio. --Entonces deja de decir gilipolleces. ?Habra alguna vez donde asistas a la celebracion de mi cumpleanos sin poner alguna traba? --pregunto, siguiendolo. Ian abrio el ropero y saco un vaquero y una camisa. Informal. Estaba hasta donde del traje de chaqueta. --No --dijo simple y llanamente, respondiendo a la pregunta de Lucas. --Ya lo imaginaba --suspiro este, divertido. Conocia bien a Ian desde hacia anos y poco lo iba a espantar su caracter a esas alturas. --Viene sola. Ian entro en el bano, abrio el grifo de la ducha y se desnudo, ignorando a Lucas. Lo habia escuchado, pero se haria el tonto. Como siempre que se hablaba de Emma. Porque esa mujer era jodidamente insoportable. Y a el no le quedaba mas remedio que aguantarla por su hermano. A ella y a cada novio que traia, porque siempre estaba cambiando. Mira que se veian poco, un par de veces al ano, pero joder, siempre lo sorprendia con un ligue nuevo. Le duraban poco. Normal, si no habia quien la soportase. Con las manos apoyadas en los azulejos, miro hacia abajo. ?Se puede saber en que momento te has puesto asi?, le pregunto a su pene. Y no, no es que soliera hablar con el, no estaba tan zumbado. Pero esa cosa tampoco estaba normal si se endurecia con el simple hecho de escuchar hablar de ella. Siempre le pasaba, nunca lo entendia y, por eso mismo, siempre se ponia de mal humor. De muy mala hostia ya, se dio un rapido enjuague y salio de la ducha cuando eso volvio a ablandarse. Ya tenia el humor jodido para toda la noche. Siempre era culpa de la misma persona. --?Me escuchaste? --Lucas estaba tumbado en la cama, apoyado en el cabecero. Ian salia con la toalla bien enrollada en su cintura. --No. Lucas puso los ojos en blanco. Eso era mentira. Esa cara no la tenia asi, de repente, por nada. Solo Emma era capaz de cabrearlo por el simple hecho de respirar. El sabia que se llevaban a matar, aunque no tenia ni idea de por que. Y tampoco es que le importara. Porque eran su hermana y su mejor amigo, casi hermano, asi que... Que se jodieran, tendrian que soportarse toda la vida. --Entonces te lo repito. --No hace falta. Tengamos la fiesta en paz. Lucas solto una carcajada. --?Sereis capaces alguna vez de eso? No, quiso decir, pero suspiro. Ya eran mayorcitos para seguir soltandose puyas, pero, al menos el, no lo podia evitar. Era verla y le entraban las mil cosas por el cuerpo. Los demonios se apoderaban de el. Sabia que su actitud incomodaba, muchas veces, a Lucas, pero era superior a sus fuerzas. Dejo caer la toalla al suelo y comenzo a vestirse. Iba a ser una noche muy larga. *********************** --Vaya, estas preciosa --Ian abrazo a Lara, hacia dias que no la veia, habia estado hasta arriba de trabajo y ni tiempo habia tenido para molestar a sus amigos y disfrutar de una de sus barbacoas. Lara sonrio, su dulce rostro haciendola lucir mas hermosa aun cuando sonreia. Era una mujer alta, casi de la misma altura que Lucas, su marido. Delgada, guapa. Una mujer natural, nada artificial. Lo que le hacia ganar muchos puntos para Ian. Sobre todo por su caracter y su sentido del humor. Lucia dulce, como si nunca hubiese matado una mosca. Pero nada que ver con la realidad. --Tu hecho un adonis, como siempre --sonrio ella--. ?Todo bien, casanova? Ian rio. Lo de adonis no era para tanto. Y la fama de casanova aun menos, pero era la que le acompanaba y parecia que nunca podria deshacerse de ella. Ian tenia rollos pasajeros, nada mas de un par de noches, tres a lo sumo. A partir de ahi empezaban a dar problemas y el no estaba dispuesto a eso. Habia tenido bastante para toda su vida. Y por si no fuera suficiente, tenia muchas gilipolleces que aguantar mientras sacaba adelante su empresa.

  • Forever You de Estelle Maskame

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    La gente cree que Tyler lo tiene todo… aunque el sabe que no tiene nada.
    Una novia alucinante, un coche imponente, una vida llena de fiestas y admiracion: parece que no le falta ni un detalle para una vida deslumbrante. Pero Tyler se siente roto, y solo el sabe el motivo. Una realidad dramatica que oculta a todo el mundo, aunque este destrozandole por dentro. Hasta que Eden aparece y todo estalla en mil pedazos. Ella es la unica capaz de ver mas alla de las apariencias, de atravesar la imagen de chico malo, de descubrir su vulnerabilidad. Y eso es algo que Tyler no se puede permitir…

  • Vive mas y mejor de Miquel Porta

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    Uno de los expertos mundiales en contaminacion interna nos ensena en este libro que hacer para reducir los contaminantes en nuestro dia a dia. Si te interesa tu salud y la de los tuyos, no dejes de leerlo y descubrir los toxicos que conviven silenciosamente con nosotros.

  • Trilogia Oli de Luis A. Santamaria

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    EL SECRETO DE OLI:
    OS CONTARE LA HISTORIA DE COMO FUI ENGANADO POR LA HISTORIA QUE MAS QUERIA.
    Asi comienza Alfonso Morales el relato sobre como, hace 23 anos, se vio sumergido en una atipica historia con una joven ambarena que le cambio la vida.
    En la actualidad, Oli, un entrometido nino de diez anos, descubre que una enfermedad letal amenaza la vida de su madre. Inmediatamente construye en su peculiar imaginacion un plan para salvar a su familia. Para ello cuenta con la ayuda del ‘Yayo’, sarcastico cirujano retirado, conocido por los inmorales tratos utilizados con sus discipulos y que tiene buenas razones para no preocuparse por las consecuencias del manana. Juntos se adentraran en los oscuros misterios de la familia y en una trama en la que saldran a la luz algunos turbulentos sucesos ocurridos en el pueblo pesquero de Ambar: venganzas, corrupciones, traiciones... y un secreto que cambiara el destino de todos para siempre.

  • La muerte de la clase liberal de Chris Hedges

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    Durante decadas, la clase liberal ha sido un mecanismo de defensa contra los peores excesos del poder. Posibilitaba formas limitadas de disidencia y cambio, y servia como baluarte contra los movimientos mas radicales, ofreciendo una valvula de escape para la frustracion y el descontento popular, y desacreditando a quienes planteaban un cambio estructural profundo. Sin embargo, una vez perdido su papel social y politico, la clase liberal y sus valores se han convertido en objeto de burla y odio. La bancarrota del liberalismo ha abierto la puerta a los protofascistas, y los pilares de la clase liberal --prensa, universidades, movimiento obrero, Partido Democrata e instituciones religiosas-- se han derrumbado. Las clases mas pobres, e incluso la clase media, ya no disponen de un contrapeso efectivo, por lo que la clase liberal se ha vuelto irrelevante para la sociedad en general y tambien para la elite del poder empresarial al que una vez sirvio.

  • Deseo (Mount 3) de Meghan March

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  • Suenos rotos (Destinos cruzados 1) de Maca Soler Alba

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    Natasha siempre ha tenido un sueno que nunca ha dejado de perseguir: salir de Rusia. Cuando la oportunidad llega a sus manos, no duda en aprovecharla y acepta la oportunidad de su vida para embarcarse en un viaje con fines desconocidos, pero los resultados no seran los que ella espera. Resignada a vivir en el infiero que le habia sido deparado por el destino, su historia toma un giro radical en el que tendra que tomar decisiones, enfrentarse a nuevas experiencias y sobre todo, aprender a vivir su vida como siempre ha querido, siendo libre.

  • Criado para el Amor (Los McCarthys de Gansett Island 1) de Marie Force

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    Maddie Chester esta decidida a dejar su ciudad natal de Gansett Island, un lugar que solo le ha traido malos recuerdos y rumores muy feos. Entonces sale despedida de su bicicleta cuando se dirige de camino a su trabajo como sirvienta en el McCarthy's Resort Hotel por culpa del “hijo predilecto” de Gansett, Mac McCarthy. El esta de vuelta en la ciudad para ayudar a su padre con los preparativos para vender el complejo de la familia y no tiene intencion de quedarse mucho tiempo. Cuando Mac hace que Maddie salga volando accidentalmente por encima del manillar causandole graves heridas, decide instalarse con ella para asistirla hasta que se recupere y ayudarla con los cuidados de su hijo pequeno. Pronto se da cuenta de que sus planes de hacer solo una visita relampago a la isla se encuentran en serio peligro y que puede que simplemente haya sido “criado” para el amor.

  • El jefe (Los jefes 2) de Victoria Quinn

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    Nunca antes me habia comprometido con nadie. Pero habia hecho una excepcion con Diesel Hunt. Porque era todo un hombre. Porque era todo lo que yo necesitaba. Porque el valdria la pena. Ahora soy yo la que toma las decisiones, soy yo quien esta al mando. Por mucho dano que le haga, el quiere mas. Solo puedo pensar en cuando me llegue el turno a mi. Cuando sea yo la que este arrodillada con las munecas atadas. Completamente indefensa ante este hombre. Diesel Hunt... El hombre mas poderoso del mundo.

  • Un romance entre recetas de Ariel Moncalvo

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    Emilio y Griselda se conocen en una Isla alejada de la ciudad. Ambos intentan escapar de su pasado, pero no les resulta nada facil. Ella es chef de un Hotel 5 estrellas y sabe muchas recetas de memoria. El tuvo su esplendor en Francia y ahora es un chef venido a menos, muy desordenado y desprolijo. Cuando aparece el romance, sus ex se hacen presentes intentando reconquistar a sus parejas. ?Como continuara la vida de Emilio y Griselda? ?Podran cortar con su pasado para recomenzar una vida? Este libro es una comedia romantica llena de enredos, donde el drama esta presente con cada historia que se les presenta.

  • Relatos de mar y tierra de Alvaro Mutis

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    Nadie como Alvaro Mutis ha conjugado tan genuinamente en prosa la infusion de vida, el dandismo, la precision intelectual y los mas oscuros sabores de la lirica.

  • El proceso de Franz Kafka

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    El proceso, sin duda una de las obras clave del genio del absurdo que fue Franz Kafka, enfrenta al lector a la angustia de comprobar que algunas cosas son demasiado reales para ser ciertas.

  • La historia de Laura Scott, Maximino Perez Abuin de Maximino Perez Abuin

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  • Sed de venganza de Eva Andraya

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    Hay promesas que marcan la vida de una persona. Para Ragna, el juramento que pronuncio siendo apenas una nina la lleva a convertirse en una guerrera vikinga. Sin embargo, esta dividida entre la fiera lealtad que siente por su padre adoptivo y la sed de venganza. Su enemigo esta cansado de moverse entre las sombras, no piensa perder mas tiempo buscando la manera de darle caza. Obsesionado por los secretos que la propia Ragna desconoce, no dudara en utilizar cualquier metodo para doblegarla. Atrapada en una marana de magia, mentiras y secretos, tendra que decidir que pasos dar para cumplir cada una de sus promesas sin renunciar a si misma por el camino.

  • Nadie me ofende impunemente de Elisabeth Urian

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    ?No es demasiado temprano para beber? Uno esperaria que te contuvieras al menos hasta la cena. El hombre alzo la vista de la partida de ajedrez que se desarrollaba ante si y, al reconocer a su amigo, solto una risotada burlesca. Se recosto en la silla de madera de caoba tapizada en cuero oscuro. Sostenia en la mano una copa de absenta, un licor de sabor anisado y color verdoso que ya habia probado anteriormente, en uno de sus viajes a Francia. Se relamio los labios. --?Temprano? --pregunto despacio y arrastrando las palabras--. Nunca lo es para beber; y menos si el motivo es una celebracion --alzo la voz en el ultimo momento para que todos pudieran escucharle de nuevo. A Neil Bishop le gustaba hacerse notar y jactarse de sus victorias. Desde que se instalo en Irvine, un ano atras, sus amigos y conocidos habian comenzado a percatarse de sus alardes y gustos caros. Por ello, necesitaba una cantidad ingente de dinero que sufragase sus gastos. Esa tarde se sentia afortunado. El negocio que se traia entre manos desde hacia un tiempo comenzaba a dar sus frutos: prestar capital a nobles con problemas financieros. Su ultimo cliente, por asi decirlo, era un baron del norte de Inglaterra que habia acudido a Irvine con la unica intencion de hacer tratos con el. Tras investigar sus finanzas y su patrimonio, Neil le presto la suma requerida... Eso si, con unos intereses descomunales. No sabia como lo habia conseguido, pero el caballero habia devuelto el prestamo en solo tres meses, aumentando con ello sus riquezas. En la ultima hora, todos clientes del Milne's Inn conocian la cantidad exacta que habia ganado. Un movimiento poco inteligente, si se era consciente de las envidias que podria llegar a despertar. Sin embargo, se sentiria orgulloso de provocar semejantes sentimientos. Edwards arqueo una ceja y lo miro con aire socarron, para sentarse despues junto a el. Los otros dos hombres seguian jugando al ajedrez sin mostrar el minimo interes en la conversacion. --?Y por que sera...? --expreso muerto de curiosidad. Puesto que su amigo desconocia la noticia, era el momento de ponerle al corriente. Despues podria regodearse. --!La vida me sonrie! ?Que si no? --?Eso quiere decir que vas a invitarme a una cena? --sugirio el hombre en tono jocoso. Estaba acostumbrado al exagerado modo de actuar de Bishop, y era igual de fanfarron. Quizas por ello se llevaban tan bien--. Podriamos aderezarlo con compania femenina. Neil no tuvo tiempo de valorar la oferta de su amigo. Por su mente cruzo la imagen de una joven dama, de cabellos dorados y ojos seductores. Su rostro fino y delicado iba acompanado de un temperamental caracter que yacia escondido bajo una apariencia angelical. Era a ella a quien queria poseer, y no a una vulgar ramera. Sus gustos eran demasiado elevados como para conformarse con una simple mujerzuela. Para un dia cualquiera, tal vez, pero en aquel momento se sentia euforico. Se dijo que ya era hora de someterla a sus caprichos y hacerle tragar sus palabras de desprecio. Rehuia su presencia, apenas le dirigia la palabra y lo trataba como si no fuera un caballero lo suficientemente bueno para ella. Aunque era buen amigo de su padre y el daria por bueno un acercamiento entre ambos, ella insistia en rechazarle. Penso que con Elliot Singht en Edimburgo aquella era la ocasion perfecta para hacer una visita a la isla. No estaba ebrio; se necesitaban unas cuantas copas mas para conseguir emborracharlo y, aunque era tarde, no podrian negarle cobijo. Sonrio para sus adentros, complacido. No podia negar que la deseaba y que le hervia la sangre ante la perspectiva de tenerla. Aquella repentina idea estaba cobrando vida propia. Podia imaginarse a la dama entre sus brazos, solo para si. Le diria unas palabras bonitas y le contaria lo bien que le iba en los negocios. Eso cambiaria la opinion tan misera que tenia de el. Una vez ablandada, le seria muy facil meterse entre sus piernas. Neil decidio que aquella noche seria suya, costara lo que costara. --?Sabes que? Te invitare a una cena otro dia. --?De repente tienes mejores cosas que hacer? Aunque Edwards no parecia molesto, Bishop dedujo que le debia una explicacion. --Cierta dama me espera. De repente, estaba impaciente por volver a verla. Si todo salia segun lo esperaba, la noche seria muy larga. --?Y quien es, que te hace abandonar a tus amigos? Por una vez tuvo el buen juicio de bajar la voz y hablarle de la joven casi en confidencia. Edwards ya estaba al tanto de que ella le gustaba. Lo que le sorprendio fue la osadia de su plan. Trato de hacerle cambiar de opinion. Podia cometer una estupidez por una simple noche de placer. No era bueno aventurarse en el mar a aquellas horas, mas cuando quedaba tan poco para el anochecer y con el fuerte viento que soplaba. No logro convencerlo. Neil dejo el Milne's Inn de High Street poco despues. Se monto en un carruaje de alquiler y dio las indicaciones al cochero. --Al puerto --anuncio impaciente. A pesar de tratarse de una orden directa y sencilla, el chofer vacilo un momento. --?Algun problema?--mascullo Bishop en voz alta. No estaba de humor para que un simple cochero le planteara los mismos inconvenientes que Edwards. El sabia lo que se hacia. --No, senor --le escucho decir, dandose por satisfecho. Bajaron por Bridgegate, cruzaron el rio y se dirigieron hacia la zona de Fullarton, donde le dijo al cochero que esperara. Eran cerca de las cuatro de la tarde y el sol desaparecia tras el horizonte, aunque todavia habia suficientemente luz como para moverse con libertad. Eso si, no tenia mucho tiempo. Asi que se puso el sombrero, se subio las solapas del abrigo, largo y marron, protegiendose del frio, y fue en busca de cualquier hombre dispuesto a llevarle a la Isla de Beith a pesar del temporal. En contra de lo que habia esperado, a esas horas el puerto parecia desierto. Comenzaba a creer que tendria que volver a casa sin haber podido satisfacer sus necesidades. Estaba a punto de dar media vuelta, frustrado y todavia sin aceptar del todo una derrota, cuando se fijo en el viejo marinero que faenaba en la cubierta de un bajel. El barco de pesca era pequeno, de aproximadamente veinticinco pies, y poseia un casco poco profundo. Al parecer, dedujo Bishop, solo necesitaba de un tripulante para navegar. Neil Bishop sonrio por lo bajo. Confiaba en que aquel viejo estuviera lo bastante loco como para arriesgarse a salir en ese mismo instante. Si no era asi, tenia una formula infalible para convencerlo. *** --Sus ojos miraban fijos hacia adelante y dominaba su persona una rigidez petrea. Pero, cuando pose mi mano sobre su hombro, un fuerte estremecimiento recorrio su cuerpo; una sonrisa malsana temblo en sus labios, y vi que hablaba con un murmullo bajo, apresurado, ininteligible, como si no advirtiera mi presencia. Inclinandome sobre el, muy cerca, bebi, por fin, el horrible significado de sus palabras: ?No lo oyes? Si, yo lo oigo y lo he oido. Mucho, mucho, mucho tiempo… Muchos minutos, muchas horas, muchos dias lo he oido, pero no me atrevia… !Ah, compadeceme, misero de mi, desventurado! !No me atrevia…, no me atrevia a hablar! Ayla hizo una breve pausa para aumentar la tension dramatica que requeria el cuento. Si bien, antes de proseguir con el relato, echo un rapido vistazo a las dos mujeres que estaban sentadas en el pequeno salon. Complacida al advertir que ambas la escuchaban con atencion, repitio la ultima frase: --!No me atrevia…, no me atrevia a hablar! !La encerramos viva en la tumba! --!Jesus! --La exclamacion de la senora Davies sobrevino con la misma intensidad que un trueno en una tormenta de invierno. Ayla dejo la lectura y sonrio con benevolencia. Ella y su hermana habian decidido leer aquel libro, olvidado el ano anterior por algun invitado de su padre, descubriendo que era mas interesante de lo que habian supuesto en un principio. --?Se encuentra bien? --le pregunto a su queridisima ama de llaves; mujer de cabellos blancos y rostro afable. A pesar de su aspecto tierno y afectuoso, la senora Davies no poseia un alma endeble o impresionable; la vida le habia ensenado demasiado para eso y estaba acostumbrada a no esperar mucho de los demas. Pero con las muchachas siempre se comportaba de una manera casi maternal. En noches frias como esa, la senora Davies solia acompanarlas un rato, antes de irse a dormir. Ellas leian en voz alta mientras la mujer ocupaba el tiempo en sus bordados, como si su relacion con las jovenes fuera familiar. Ciertamente, las muchachas la querian incluso mas que a un pariente. Era una de las pocas personas a las que podian abrir su alma sin ser juzgadas con dureza. Las comprendia, toleraba sus rarezas y, a menudo, les daba consejos. Para las hermanas Singht aquella mujer era mucho mas que un ama de llaves. --Ese tipo de lectura es impropio de una dama. ?Que clase de escritor es? --pregunto la mujer con evidente indignacion, aunque sabia que las jovenes rara vez se comportaban como damas. Propiamente si lo eran; su padre habia puesto mucho interes en su educacion y contratado a las mejores institutrices. Pero a pesar de ello, el comportamiento de Cadha y Ayla distaba mucho de asemejarse a una: a menudo eran deslenguadas, insolentes, nada disciplinadas, odiaban los actos protocolarios, los cortejos, las visitas sociales y cabalgaban a horcajadas como los hombres. Ayla se encogio de hombros y examino la cubierta del libro. --Edgar Allan Poe --leyo--. No lo habia oido en mi vida. --Creo recordar, vagamente, alguna conversacion acerca de el --Cadha, la menor de las hermanas, fruncio el ceno tratando de hacer memoria--. Si, se trata de un escritor americano que por lo visto residio en Irvine... --murmuro, admitiendo que no poseia mas informacion. Si bien era el unico relato del senor Poe que caia en sus manos, estaba disfrutando tanto de la lectura como Ayla. Por lo cual le rogo: --?Proseguimos? --Creo que deberiamos dejarlo por hoy. ?No creeis?--opino el ama de llaves. --Es que quiero saber el final --protesto Cadha al tiempo que hacia un puchero que no convencio a nadie--. ?Usted no? No tenia ni idea de que fuera tan asustadiza… Ella las miro y, como siempre, termino accediendo a sus deseos. Asintio y continuo dando puntadas al bordado. Ayla retomo el relato.

  • Radiante (Diamante 2) de Elizabeth Hayley

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    * Novelas que puedes devorar en pocas horas * Imposible dejar de leerlas * Textos originales de JAMES PATTERSON El vale millones, pero de nada le sirven sin ella. Ha pasado un mes desde su traumatica ruptura con Derick, y Siobhan ahora vive en Detroit, donde puede continuar con su carrera como pintora. Pero, de repente, Derick vuelve, despues de volar por medio pais para encontrarse con ella. Y aunque el cuerpo de Siobhan se llena de vida con su tacto, ella no sabe si puede confiar en el.

  • Anatomia del fascismo de Robert O. Paxton

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    Robert Owen Paxton (1932) es un politologo e historiador estadounidense especializado en la Francia de Vichy, el fascismo y Europa durante la epoca de la Segunda Guerra Mundial. Ha sido profesor en la Universidad de California, Berkeley y en la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook antes de unirse a la facultad de la Universidad de Columbia en 1969. Trabajo alli durante el resto de su carrera, retirandose en 1997. Sigue siendo profesor emeritus. Ha contribuido con mas de veinte revisiones a The New York Review of Books, desde 1978 hasta 2017.