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!Quien no apoya no folla! La musica estaba demasiado alta para que ninguna pudieramos escuchar lo que decia Triana, pero la conociamos tan bien que no hacia falta oirla para adivinar sus palabras. Ella nunca bebia sin apoyar antes, era una de sus normas. Como la de no permitir a sus ligues dormir en su casa o la de no acudir nunca a una cita si no era subida a unos tacones de infarto. Las cuatro pusimos cara rara mientras mordiamos el limon. --?De quien ha sido la idea de pedir chupitos de tequila? --pregunte a gritos mientras hacia un gran esfuerzo porque no me saltaran las lagrimas, me habia esmerado con mis smoked eyes y no queria estropearlos. --!Culpa mia! --reconocio Irene sacudiendo las caderas al ritmo de la cancion que sonaba a todo volumen haciendo vibrar nuestros timpanos. La mire sin dejar de preguntarme como podia ser que todo lo que se hacia en el pelo le quedara bien. En su ultimo arrebato habia renunciado al naranja valenciana y se lo habia tenido de un fucsia chillon que me recordaba vagamente a los chandales noventeros con parches que vestia Triana cuando la conoci. Menudo equipo, pense. Estaba acostumbrada a que Triana insistiera en transformar nuestras cenas de chicas en una partida de caza (en busca de una buena pieza de macho de la especie humana, se entiende) pero es que desde que Irene habia plantado a Leo, se habia vuelto igual... o incluso peor. En ese momento las dos joyas de la corona habian abierto hueco en medio de la pista y bailaban culo con culo, haciendo un movimiento de twerking que podia ser muy sexi... o muy bochornoso, segun se mirase. --A estas dos no hay quien las controle --me grito Laura al oido. --!No sere yo la que lo intente! --respondi levantando las palmas de las manos entre risas. Laura y yo nos habiamos quedado rezagadas en la barra del Marmarela. Triana e Irene nos habian arrastrado hasta alli despues de nuestra ya tradicional cena de viernes en El Portal. A pesar de que yo hubiera preferido estar durmiendo a esas horas, tuve que reconocer que en una discoteca de diseno con decoracion ibicenca junto al puerto y al aire libre estaba, al menos, mas fresquita que en el zulo. Exacto, ahora yo vivia en el zulo. Irene se habia mudado a su nuevo apartamento hacia poco mas de un mes, justo el mismo dia que firmo las escrituras y el que despacho a Leo por ser un cabron casado, mentiroso y aprovechado (todo un derroche de virtudes, ?verdad?). Desde entonces yo me habia proclamado como la reina y senora de aquel vasto imperio de treinta y cinco metros cuadrados. Por supuesto, y a pesar de que su piso seguia siendo pareciendose mas a unas oficinas desvalijadas que a una casa, Irene me ofrecio que me fuera con ella. Pero yo sabia cuanto habia deseado ese momento de tener algo que fuera suyo, y preferi dejar que disfrutara de empezar su nueva vida en su nueva casa a solas. Como al contrato de alquiler del zulo le quedaban tres meses para su vencimiento, acordamos que yo seguiria alli mientras buscaba otro lugar mejor... lo cual no seria dificil. Estabamos a finales de junio, el verano no habia hecho mas que empezar y aquel micropiso, con su unica ventana dando a un estrecho callejon, era el agujero mas asfixiante de la Tierra. Bien mirado, por dimensiones y temperatura, hubiera sido una fantastica sauna finlandesa. --?Tu crees que si me marcho se daran cuenta? --me pregunto Laura dejando escapar un suspiro y cambiando el peso de un pie al otro. Esa noche estaba espectacular (lo cual no era ninguna novedad) con su falda negra con vuelo y un bodi claro con escote corazon. No me explico como no teniamos un corro de tios empalmados a nuestro alrededor. Supuse que seria su mirada lo que les disuadia de acercarse. Algo en Laura gritaba alto y claro que no estaba alli buscando tema, y que cualquier valiente dispuesto a arriesgarse a pesar de sus inequivocas senales acabaria llevandose un buen rapapolvo. Es que Laura se habia tomado muy en serio su intento de arreglar las cosas con Ismael. Durante la cena en nuestra mesa de la esquina le habiamos preguntado al respecto, pero a ella siempre le ha costado hablar de sus cosas (y mas si tienen que ver con lo que ocurre entre las sabanas de su dormitorio), asi que debimos conformarnos con un timido: <
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