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Pilar Cabrera Laguna
Bajo los tempranos rayos de sol de un dia de estio, Amira vio la luz por primera vez. Emitio un fuerte llanto, presagio de una energia ferrea que se agarraba a la vida con toda la intensidad del universo. Su cuerpecito se agitaba al compas de los gemidos, que no eran mas que su reclamo a la existencia. De inmediato la partera deposito a la pequena en los brazos de su madre, que no pudo contener la emocion. Una inmensa felicidad inundo su espiritu. Desaparecio por completo el agotamiento causado por las largas horas del parto. Solo habia lugar para la dicha y el agradecimiento. Tenia ante sus ojos la criatura mas hermosa que jamas habia visto. Contemplo la carita redonda, sus curiosos ojos almendrados y una diminuta nariz respingona sobre unos rosados labios que enmarcaban la boca de pinon. <
>, penso Raquel. El cuerpo de la pequena era perfecto, rollizo y menudo y sus extremidades proporcionadas. Conto cada uno de los dedos de sus minusculos pies y de las manos. Habia dado a luz a una nina completamente sana, tal como le acababa de informar la matrona. Raquel enseguida protegio a su hija con las manos y sintio, al tacto con su piel, una conexion unica, una quimica incorruptible, un vinculo indisoluble al que se sentiria felizmente ligada durante toda la vida. Por fin Dios habia atendido sus incansables suplicas y, tras anos de larga espera, concedio a Raquel y a su esposo el hijo que los colmaria de felicidad y esperanzas. Ambos habian anhelado una numerosa descendencia en la que afianzar su amor y su fe. Aunque los estragos del tiempo ya habian encanecido el cabello de Martin, el permanecia esperanzado al igual que su esposa. Desde la puesta de sol del dia anterior, Raquel comenzo a sentir dolores de parto. No quiso alertar a Martin ya que, segun sus cuentas, el retono aun tardaria unas semanas en nacer. Su esposo se encontraba en el scriptorium1 , inmerso en una de las traducciones que le habia confiado el rey, por lo que probablemente regresaria muy tarde o incluso descansaria brevemente alli mismo para volver a la labor con prontitud. Sentado junto al patio, el abuelo habia velado a su nuera durante la noche, junto a la comadrona y a su hija, que se estaba iniciando en el oficio. Despues de horas de espera e inquietudes, por fin oyo los sollozos que anunciaban la llegada de la criatura. Un poco mas repuesta, Raquel abrigo a la pequena con un calido pano y pidio a la joven aprendiz que la entregara al anciano. --!Nuno, aqui esta su nieta! --dijo la recien estrenada madre. El abuelo, con el corazon desbocado por la emocion, sintio en sus brazos el diminuto cuerpo de Amira, su olor, su calor, la energia que desprendia de sus movimientos y la intensidad de los latidos de su corazon. La ceguera no era impedimento para percibir un alma inocente e indefensa, para sentir que bajo la piel de la pequena corria su propia sangre y la de sus antepasados. Entre sus brazos atesoraba la mayor fortuna. Dos lagrimas resbalaron por sus arrugadas mejillas y, estrechandola en su regazo, susurro: <>. --!Corre, avisa al padre! --apremio la partera a su hija. La joven se encamino a paso ligero hacia el scriptorium. *** La ciudad de Toledo celebraba la victoria sobre Cordoba a manos de su querido monarca que, bajo los primeros calores veraniegos, recibia las llaves el 30 de junio. Aquel verano de 1236 Fernando III acababa de tomar la ciudad cordobesa. Varios anos llevaba el soberano afanado en el combate contra los musulmanes cuando Ibn Hud, gobernador de al-Andalus, resistia aplacando varias sublevaciones de los cristianos. Sin embargo, el rey Fernando aprovecho la noticia de la toma de los arrabales de la ciudad cordobesa y de la Axerquia para taponar el acceso por el Puente Romano, protegido por la Torre de la Calahorra, controlando asi tambien la orilla izquierda del Guadalquivir, hecho que propicio la rendicion de Ibn Hud profundamente resentido por la perdida de la que fuera la capital califal, pero aun con fuerzas para ofrecer resistencia a Jaime I que acechaba Valencia. El monarca culmino su victoria sobre la ciudad haciendo colgar sobre el mas alto minarete un crucifijo, simbolo del cristianismo, y un majestuoso pendon cuartelado que representaba la union indivisible de los reinos de Castilla y Leon, luciendo castillos de oro sobre fondo carmesi junto a leones encarnados. Toledo era una ciudad populosa, con mucha actividad. Al tratarse de un reino de Taifas, su trazado respondia a la distribucion tipica musulmana: una muralla que envolvia la alcazaba, la medina y el zoco, conectados a los arrabales y al exterior por varias puertas. El puente de Alcantara se alzaba sobre el rio Tajo como unica via de comunicacion terrestre entre la fortaleza y extramuros. Los festejos no acababan en la urbe toledana que se habia convertido en un bullicioso centro cultural donde concurrian estudiosos de todas las disciplinas y lugares. En las tabernas, mesones y casas de alquiler convivian gentes de distinto rango social, de diferentes religiones y lenguas, de costumbres y tradiciones dispares, pero en un extraordinario ambiente de respeto. Ya desde tiempos del arzobispo Raimundo, emergio en Toledo un fenomeno cultural extraordinario basado en la convivencia de cristianos, judios y musulmanes, cuyo unico objetivo era compilar y traducir la ciencia de los arabes, estableciendo asi un puente de sabiduria entre Oriente y Occidente. En un primer momento la Iglesia ejercia el mecenazgo y procuraba cubrir la manutencion de los estudiosos y traductores, pero con el tiempo el rey tomo el testigo de la empresa. Tanto una institucion como otra pretendian preservar la totalidad de conocimientos de la humanidad, que se conservaban en soporte escrito y que habian llegado a la ciudad procedentes de monasterios o bibliotecas de cualquier lugar del mundo conocido, la mayoria de ellos escritos en lenguas griega y arabe. Tambien habia cabida para libros extranos o incluso desconocidos que eran encontrados de manera fortuita y llevados a depositos destinados a tal fin para, posteriormente, examinar y valorar el interes de su contenido y proceder a la traduccion. Durante la etapa raimundiana, todo el saber de la epoca se preservaba en latin, ya que se consideraba la lengua de la cultura por excelencia, por lo tanto, el proceso que realizaban los traductores requeria de varias personas entendidas en idiomas. Se precisaban diversos expertos: un primer experto en el idioma extranjero, que leia en voz alta, un intermediario que ademas de conocerla, dominara el romance, para traducir de viva voz al amanuense, versado en romance y diestro en latin, que finalmente dejaba impresa la informacion escrita de su puno y letra para su compilacion. Ya en el siglo XIII la lengua vulgar empezo a adquirir un mayor prestigio, cuestionandose incluso en la corte la posibilidad de afianzar y fijar el idioma generalizado, el romance, que lo hablaba todo el mundo practicamente en cualquier contexto, pues habia traductores con mucha experiencia que se sentian capacitados para traducir directamente, como le ocurria a Martin. Apenas habian pasado diez dias desde que un desconocido llamo a la puerta, preguntando por el maestro Gonzalez. Nuno recogio la nota que un criado le entrego, asegurandole que en breve la leeria su destinatario, ausente en aquel momento. Raquel sintio curiosidad por la distincion del emisario y la elegante caligrafia que adornaba la misiva, por lo que en cuanto llego su esposo se impaciento por conocer su contenido. --Solicitan mi presencia en casa del maestro Yehuda ben Moshe al atardecer --comento Martin un tanto emocionado. --?Quien es la persona que te reclama? --pregunto su esposa, al ver la reaccion de su marido. --El maestro Yehuda es un medico y astronomo destacado --respondio --Es conocida su labor como traductor --apostillo Nuno--. Creo que recientemente le han encargado la version al latin del Libro de la azafea, de Azarquiel, demostrando su dominio de la lengua arabe y de instrumentos astronomicos, como el astrolabio. No faltes a la cita, hijo. Es una persona importante --concluyo el patriarca. Cuando empezo a disminuir la luz del sol, ante la inquietud que suscito la nota, Martin se dirigio con paso presto al encuentro del maestro, que lo recibio en una amplia estancia donde departia con un clerigo, sentados junto a una mesa llena de documentos y textos con anotaciones. --!Estimado Martin! --saludo amablemente el anfitrion--. Tengo el placer de presentarle al clerigo Garci Perez. Terminado el intercambio de saludos, y despues de invitarle a tomar asiento, el rabino sin dilacion entro en materia. En primer lugar, le revelo que en la corte de Fernando III y bajo los auspicios de su hijo, el infante don Alfonso, acababan de ofrecerle la traduccion de una novedosa obra de Azarquiel, ingenioso astronomo andalusi, que catalogo estrellas y planetas con gran precision, despues de recalcular el tamano del mar Mediterraneo y el movimiento de la orbita de la Tierra respecto al punto mas alejado del Sol. Era una tarea especialmente interesante la de conocer el funcionamiento y la utilidad del invento que permitia realizar observaciones y computos astronomicos desde cualquier latitud terrestre o maritima. <>, pensaba Martin para si mismo sintiendose privilegiado por la posibilidad de leer las palabras originales que escogio Azarquiel para explicar su ingeniosa invencion. --Nos sentimos muy agradecidos por su presencia --dijo el cristiano. --Soy yo quien se siente sumamente honrado por su invitacion. La reputacion de sus nombres les precede en la ciudad --reconocio con total sinceridad. --Los informes sobre su labor traductora nos han impulsado a proponerle participar en nuestro equipo de trabajo --pronuncio convencido el maestro Yehuda. --El proyecto resulta de tal envergadura --continuo el clerigo-- que precisamos la colaboracion de otro experto en hablas extranjeras. --Don Alfonso en persona nos ha sugerido su nombre, tanto por la extensa y precisa labor que ha llevado a cabo, como por la profesionalidad que ha demostrado con creces su padre y maestro --sentencio Garci Perez. Abrumado por las palabras de ambos hombres, Martin manifesto su agradecimiento y se puso a su disposicion, pues se sintio muy halagado por la recomendacion del Infante. Ademas, se consideraba suficientemente preparado para traducir al latin, incluso se habria atrevido a proponer una version directa al romance, aunque su modestia y su timidez se lo impidieron. Compartiendo los tres el mismo entusiasmo, se emplazaron para la siguiente jornada en la que empezarian a organizar la ingente labor. Al llegar a casa, Martin explico detalladamente la propuesta, recibiendo la felicitacion de su esposa y de su padre, pletorico este de orgullo por la valia de su hijo y complacido por haber conseguido que el discipulo siguiera los pasos del maestro. El esposo de Raquel dedicaba casi todo su tiempo al trabajo encomendado, con la tranquilidad de que Nuno cuidaba de la primeriza en la recta final del embarazo. Pero la naturaleza es caprichosa y no se rige por ninguna regla inamovible, por lo que el nacimiento de su primogenito se adelanto.
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