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Gracias, Lito --digo, rebuscando nerviosa las gafas de sol en el bolso--. Estare de vuelta en media hora. Me encanta ese momento, lo disfruto al maximo. Es de lo mejorcito que me da la vida… Y eso que no es que la vida me trate mal precisamente. Durante esos segundos en los que espero sentada, impasible y muy digna, a que el chofer me abra la puerta para poder salir, me siento como si fuera la protagonista de Sexo en Nueva York. La gente que pasa por la acera me mira descaradamente y sin ningun tipo de disimulo se detienen dandose codazos, me senalan y comentan entre ellos quien puede ser <
> que va a salir del espectacular Mercedes negro. A veces he oido los comentarios que hacen y no solo no me molestan en absoluto, sino que, muy al contrario, disfruto con ellos; digan lo que digan, se que son pura envidia… !Anda y que los zurzan! Que mas quisieran ellos que estar en mi lugar. Matarian. Cuando pongo un pie en la calle y empiezo a salir del coche, oigo bocinazos e insultos por parte de los que van detras y a los que parece que hemos cortado sin miramientos al parar, pero yo, continuando en mi rol de diva, los miro con desprecio y cruzo la calle fingiendo ignorarlos. Sin embargo, no siempre ha sido asi. Recuerdo sin ninguna nostalgia mis anos de recien casada. Entonces yo no tenia ninguna experiencia en el mundo en el que ahora me desenvuelvo como pez en el agua y odiaba con todas mis fuerzas algunas situaciones estresantes, en las que me sentia insegura, estupida e inutil. Y la salida del coche era una de ellas. Alli sentada, esperando sin poder hacer nada, siempre intentaba abrir la puerta del coche por mi misma, algo que rara vez conseguia, porque el chofer, siguiendo ordenes estrictas de mi marido, siempre era mas rapido que yo, con lo cual todo quedaba en un absurdo forcejeo. Una lucha contra la puerta: yo, desde dentro, empujaba con todas mis fuerzas para salir lo antes posible y acabar con el numerito y el, desde fuera, hacia presion hacia mi, para que no me atropellara nadie, supongo, y la soltaba de repente, cuando veia que yo ya podia salir sin arriesgarme a un accidente. Lo cual era mucho peor, por el show que acababamos por montar… Alguna vez, incluso habia estado a punto de caerme, al abrirse mas rapido de lo que yo esperaba y quedarme medio colgada y haciendo equilibrios y aspavientos para evitar aterrizar en plena calzada, ante las risas y burlas de los que nos miraban; y eso era exactamente a lo que yo tenia panico y lo que en aquellos momentos queria evitar a toda costa. No deseaba llamar la atencion. Que verguenza pasaba… Ademas, mi marido odiaba que me precipitase de esta manera al exterior y, cuando lo hacia, me solia renir: <>, me decia con bastante mala uva, a lo que yo solia contestarle con frases como <>. Ante esa reaccion mia, el solia anadir, mirandome despectivamente mientras negaba con la cabeza: <>. Sin embargo, ahora ya he aprendido, soy una buena alumna y la verdad es que no he tenido que esforzarme demasiado… ?Queda aun algo de la antigua Gloria? Por suerte poca cosa --ya casi ni me acuerdo--. No quiero recordar aquella adolescencia cutre en Andorra, creo que la he borrado de mi mente. Antes de conocer a Javier, todo era trabajo, privaciones y malos rollos, siempre ayudando a mis padres en el hotelito que teniamos arrendado como negocio. Lo llamabamos <> entre nosotros, con aires de grandeza, pero aquello era a todas luces una pension pura y dura; a lo sumo, se la hubiera podido calificar de residencia. Hotelito, jamas. Nuestra clientela solian ser estudiantes durante la temporada de esqui y los viajes de fin de curso. Fue asi como conoci al que hoy es mi marido. Alli trabajabamos toda la familia; no nos quedaba otro remedio, eso nos daba de comer y era impensable rebelarse o plantear otra opcion. Mis padres no se andaban con monsergas, ya nos iban bastante mal las cosas como para que las hijas les salieramos respondonas. <>, nos decia mi madre cuando le pediamos un poco de tiempo libre. Siempre habia trabajo, no se acababa nunca, pero no porque estuvieramos desbordados por los muchos clientes, que mas habriamos querido: el problema era que entre cuatro lo haciamos todo. No habia dinero para emplear a nadie que nos ayudara. Mis padres en la recepcion y en la cocina, y mi hermana Meritxell y yo haciendo camas, limpiando, ayudando a servir comidas… Lo que hiciera falta. La verdad es que lo recuerdo como una autentica pesadilla, horrible y frustrante. Yo veia con envidia y rabia a aquellas pijas que venian a esquiar, casi todas rubias y con largas y lisas melenas, que me miraban por encima del hombro, a las que tenia que servir. Se pasaban el dia esquiando y las noches de juerga, mientras yo estaba esclavizada sin poder salir. Las odiaba con todas mis fuerzas, pero al final la que se llevo el premio fui yo. Consegui a Javier, el mas solicitado, el partidazo, y encima guapisimo. Ahora soy la senora Arnau y pertenezco por matrimonio a una de las familias mas poderosas de Barcelona, una de las familias <>, como le gusta decir a mi marido, que ha triplicado el fortunon heredado de sus padres. Unos padres que, por suerte para mi, ya estan muertos, pues nos odiabamos mutuamente, ya que jamas aceptaron que su nino se casara con una <>, lo mas light que me llamaron. Y lo se porque el mismo Javier me lo contaba, con bastante mala baba, por cierto. No se si se caso conmigo porque estaba enamorado de mi o para fastidiar a sus padres, para darles en las narices con <>, otro de los carinosos apelativos con que mis suegros me obsequiaban. Murieron a los dos anos de estar nosotros casados, en un accidente de coche, precisamente en Andorra, casualidades de la vida, y fueron mis padres, a los que siempre habian despreciado, los que tuvieron que encargarse de los primeros tramites hasta que llegamos nosotros. Cosas de la vida. Javier hizo muchisimo dinero invirtiendo en electronica --!mas de cien tiendas en toda Espana!--. Macroespacios donde encontrabas de todo: las ultimas novedades, lo mas sofisticado, en fin, cualquier cosa que buscases, un nuevo concepto que resulto revolucionario. Un exito en ventas, y las abrio en un momento inmejorable. Ese patrimonio, unido a los millones que heredo de sus padres, pues encima es hijo unico, lo convirtieron en uno de los hombres mas ricos de Barcelona. Y es que las cosas son como son y hay que llamarlas por su nombre: gracias a eso, yo puedo llevar la vida que llevo y el, hay que reconocerlo, me consiente todos los caprichos. <>, me dice siempre y yo lo aprovecho a tope. Nada mas faltaria que no lo hiciera. Seria de tontos… Esa es la vida con la que siempre habia sonado y que no dejare escapar por nada del mundo. Me ha costado demasiado llegar hasta aqui.
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