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En mi vida he tenido que enfrentarme a muchas cosas, jamas crei que el amor seria una de ellas. El amor, una palabra inmensa con la que ahora me atraganto, incapaz de aceptar que un hombre de ojos verdes y mirada traviesa sea capaz de volver mi mundo patas arriba. Sarah ha decidido que si ella tiene pareja yo debo encontrarla tambien, convirtiendo la busqueda del afortunado en una carrera contra reloj, no obstante, ella no sabe que mi vida se ha complicado todavia mas y casarme no entra en mis planes. La relacion mas estable que me planteo es con mi consolador. Siento que desciendo al infierno, lentamente, en una batalla de la que nadie debe enterarse y de la que temo que, en esta ocasion, no saldre victoriosa. Sarah habla de tener hijos, de que nuestros retonos seran como hermanos, pues podria decirse que practicamente somos la misma persona. No podria estar mas equivocada, pero no lo sabra por mi. Mientras el suelo se hunde bajo mis pies, Edgar dice haber llegado para quedarse. Su sonrisa sarcastica, sus ojos verdes y sus artes amatorias, son sus solidos argumentos. Yo me dejo querer, incapaz de pensar mas alla. El reloj juega en mi contra, cada segundo es una burla cruel que me desgarra por dentro. Me dejo llevar, no vivo, solo permanezco en pie a la espera de que algo suceda. Todos creen saber lo que es mejor para mi, todos menos yo. En algun punto he olvidado mis suenos, los he enterrado tan profundamente que he dejado de disfrutar. ?Puede un hombre, un solo hombre, convertirse en todo mi mundo? Yo no quiero ayuda, ni citas a ciegas, ni noches eternas en las que los orgasmos esconden el llanto que se enrolla en mi pecho. Sin embargo, el no solo me quita la ropa, no solo desnuda mi cuerpo. Se esta adentrando en mis entranas, convirtiendo su presencia en un balsamo adictivo que reconstruye la mujer que una vez fui. Cuando me mira los defectos se desvanecen, las imperfecciones, y me gustaria poder usar sus ojos cuando el reflejo del espejo se rie de mi. El mundo entero ha cambiado, las miradas ahora son de desconfianza y miedo, de terror hacia el aire en el que nada podemos ver, pero se intuye. En este caldo de cultivo hemos de proseguir, adaptandonos a lo que nos ha tocado vivir. Dicen que nosotros tomamos las decisiones importantes, yo lo dudo mucho. Edgar era mi destino, un destino que puede que no quiera aceptar. En mi carne anida otra decision que no tome, demostrandome que es posible que el final de mi historia estuviera escrito de antemano. ?Triunfara el amor o lo he encontrado para tener que decirle adios? Capitulo 1 Dos meses antes La luna brillaba con fuerza, pero las luces impedian que nadie pudiera disfrutar de un espectaculo tan hermoso. La naturaleza se habia cansado de quedar relegada a un segundo plano y decidio, de la forma mas cruel, tomarse la revancha. El nombre de su venganza, coronavirus, una palabra que todos asociaban a muerte, soledad, aislamiento. Se sentia el miedo entrando agazapado en cada hogar, los ojos de todos se giraban hacia los mas vulnerables preguntandose si todavia seguirian ahi al final de ano, sintiendo la despedida como inminente. El corazon de todos se resentia, lloraba por lo que acontecia o lo que se aproximaba. Un enemigo que no se podia ver, pero se hacia sentir en el corazon de todos. Por mucho que a primera vista pudiera parecer que las personas se habian adaptado con facilidad lo cierto era que nada volveria a ser lo mismo. La nueva normalidad... no habia mejor forma de expresar la ansiedad que provocaba ahora en la gente salir a pasear o comprar, temiendo que la visita de un familiar, de un amigo, pudiera ser un ataque que no pudieramos evitar. ?Cual fue el resultado? La soledad, incluso hallandose con otras personas, siempre la distancia de seguridad que impide un gesto tan sencillo y reconfortante como un abrazo. Solo el sentir los brazos de otra persona rodeandolos les devolvia las fuerzas, sin embargo, debian ser responsables y mantenerse fuertes. Pensar con la cabeza, relegar la necesidad de contacto, de besar a nuestros mayores, de estar ahi para que sepan que los seguimos amando. La triste realidad fue que aquellos que siempre estuvieron con nosotros ahora se perdian en cifras, en camas abandonadas por los que debian cuidarlos. Eran las victimas, aunque no los que se quedaban llorando, con la culpa pendiendo sobre sus cabezas. Quizas los mas jovenes esquivaban dicha inquietud con mayor facilidad, pero el paso de los dias hizo mella en todos, en mayor o menor medida. En medio de una ciudad inestable Noemi caminaba con prisa y estrujaba el bolso entre sus dedos, sus ojos huidizos repasaban a todos aquellos con los que se cruzaba, la soledad le pesaba en el alma mucho mas que a cualquier otro. Lo que pocos comprendian era que para Noemi dicha soledad habia empezado tiempo atras, en concreto cuando se convirtio en huerfana. Una palabra capaz de arrancarle la sonrisa y lanzarla a un abismo oscuro, mientras por fuera mantenia la mueca para que nadie se percatase de lo que realmente sentia. Muchos solos veian a la joven que disfrutaba de las fiestas y el sexo sin control. Si, sin control, no era tan estupida para no darse cuenta de que se aferraba a dichos contactos intimos como tiritas que no hacian mas que esconder heridas supurantes, aunque no importaba. Esperaba que el tiempo fuera capaz de anestesiarla, de devolverle la alegria, de hacerla sentir viva de nuevo. Toco el timbre, la puerta no tardo en abrirse. Podria haber esperado al ascensor, sin embargo, un huracan se revolvia entre sus huesos y subio las escaleras corriendo, de dos en dos o tres en tres. Un mal paso y se abriria la cabeza, no sucedio y llego hasta su amigo con la respiracion agitada. Lo miro sin explicacion posible para su acuciante necesidad de llorar, aunque solo con el se permitia sacar a la nina temerosa que encerraba bajo miles de candados. Carlos la miro y suspiro. Abrio los brazos y ella corrio, sin preocuparse por lo que no debia hacerse, sin pensar en que, cualquiera de los dos, podria estar contagiado sin saberlo. Apoyo la frente en su pecho y solto el aire que, sin saberlo, habia estado conteniendo. Las lagrimas la traicionaron, rebeldes se deslizaban por sus mejillas provocando que fuera incapaz de retenerlas. Cuando alzo el rostro, sus ojos castanos brillaban entre unas pestanas largas y negras, capaces de atrapar la mirada de cualquiera. --?Que sucede? Me tenias preocupado --dijo Carlos pasando sus dedos por sus mejillas sin lograr secar la humedad que las cubria. Ella se mordio el labio, rojo e hinchado, su piel estaba tan blanca que el contraste la hacia ver realmente hermosa. --Se ha enamorado. Mi hermana se ira antes o despues con el y me quedare sola --contesto Noemi al tiempo que alzaba los brazos y rodeaba el cuello de su amigo--. Se casara y me olvidara, tengo que dejarla ir y me duele. --Ella jamas haria tal cosa. Te ama, si se lo pidieras estaria contigo en todo momento, cogiendo tu mano. Quizas es el momento de que le demuestres que no eres de piedra, que la necesitas. --No puedo, no permitire que mi debilidad impida que sea feliz. Solo tenias que verla, ese hombre ha conseguido devolverle la alegria y no sere yo quien se lo arrebate. --Noemi alzo la mano y la poso en el menton de su amigo, rasgo su barba con la punta de las unas, un movimiento sensual que en ella era un gesto automatico, desesperado--. No sere yo la que la ate a la oscuridad. --Debes dejarte cuidar, te lo mereces. --Las manos de Carlos se colocaron en las mejillas de Noemi y la obligo a que se detuviera en sus ojos azules, queria que viera la verdad que nadaba en ellos, la sinceridad--. No eres de hierro, llevas demasiado tiempo actuando como madre y hermana, llevando sobre tus hombros una carga que terminara por aplastarte. Quizas deberias contarle la verdad a Sarah. --Noemi trato de negarlo con la cabeza, pero el no se lo permitio--. Si no lo haces tu lo hare yo. --No hablas en serio. --Lo hare, no permitire que sigas autodestruyendote. Noemi se sintio acorralada, desesperada. El consuelo que habia ido a buscar se disolvia entre sus manos. Sus dedos se agarrotaron, se aprovecho del amor que Carlos sentia por ella, un amor que, aunque ambos sabian que nunca terminaria en una relacion, habia creado un universo extrano entre ambos. Acerco la boca, a solo unos centimetros. La respiracion salada se colaba entre los labios de Carlos, el perdio la capacidad de pensar, olvidando lo que trataba de conseguir. La veia tan hermosa, tan perfecta, tan increiblemente fuerte. Se sorprendia de que nadie la viera como el lo hacia, sintiendose impotente por no poder darle la felicidad que merecia. Sabia que debia negarse, poner distancia entre ambos, que lo que se aproximaba no seria mas que otra herida que la torturaria con el paso de los dias. Sin embargo, Carlos estaba perdido, no se sentia con la capacidad de negarle nada. --Besame, por favor. Hazme tuya, obligame a olvidar. --Noemi, no debemos... --Aunque por la forma que lo dijo perdio todo el significado. Pues mientras lo comentaba de pasada el mismo cubrio la distancia que los separaba. La sintio calida, los labios carnosos de Noemi se adaptaban a la perfeccion a los suyos, su lengua lo busco y el gimio con la necesidad contenida gritando por ser liberada. Ella jugaba con ventaja, ambos lo sabian. Carlos la trato con la dulzura que un amante demuestra cuando hace mucho mas que tener sexo, cuando hace el amor. Cuando cada caricia, mirada, suspiro o gemido es algo que recordara toda la vida. Noemi en cambio actuaba con movimientos erraticos, buscando una intensidad que convirtiera la desazon en placer, forzando emociones que no llegaban o lo hacian con poca intensidad. Noemi era un cumulo de notas desgarradas que contenian su tristeza en una melodia triste, agonica.
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a. r. cid