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Charlie N. Holmberg
Ceony llevaba cinco anos deseando ser fusionadora. Sin embargo, mientras que la mayoria de estudiantes de la Escuela Tagis Praff para Talentos Magicos habia elegido a que material iba a dedicar su arte, a Ceony se lo habian impuesto. --No hay suficientes plegadores --le habia explicado la maga Aviosky en su despacho. Hacia menos de una semana que se lo habian dicho y aun sentia las lagrimas picandole en los ojos. --El papel es un medio fantastico --habia proseguido la maga Aviosky-- pero su reputacion se ha deteriorado en los ultimos anos. Como solo hay doce magos en activo en esta disciplina, no nos queda otro remedio que asignarsela a una parte de nuestros aprendices. Lo lamento. Ceony tambien lo lamentaba. Esas palabras le habian roto el corazon y, ahora, en la entrada que conducia a la guarida del mago Emery Thane, deseaba que le hubiera dejado de latir. Su mano aferraba el asa de madera de la maleta y sus ojos examinaban aquella monstruosidad, que era incluso peor de lo que se habia imaginado. Por si no fuera bastante malo que el mago Thane, el unico plegador a aquel lado del Tamesis, viviera en la periferia salvaje de Londres, su morada parecia sacada de un cuento de terror. Las paredes negras se alzaban en seis plantas. La pintura desgastada se desconchaba bajo el efecto de un viento repentino que se levanto en el momento en que Ceony puso un pie en el camino sin pavimentar que surgia de la carretera principal. Tres torres irregulares emergian de la casa como si se tratase de la corona del diablo; una de ellas tenia un amplio agujero en el lado este. Habia una chimenea rota, en la que se oia el graznido de un cuervo, o quizas de una urraca. Todas las ventanas de la casa -- Ceony solo conto siete-- quedaban ocultas detras de postigos negros, bloqueados por completo con cadenas, sin que se pudiera apreciar el mas minimo brillo en su interior. Hojas muertas de una docena de inviernos obstruian las cornisas del tejado que, a su vez, estaban incrustadas bajo tejas dobladas y retorcidas, tambien negras; y algo que desprendia un olor a vinagre y sudor goteaba en las proximidades. En la tierra que rodeaba el edificio no habia flores, ni cesped, ni siquiera una coleccion de piedras. El pequeno patio tan solo contenia rocas y parcelas de tierra sin cultivar, demasiado secas y agrietadas como para que la hierba echara raices. Las baldosas que formaban el camino que llevaba a la puerta principal, que se sostenia unicamente con la bisagra superior, estaban rotas en pequenos trozos y Ceony dudaba que alguna de las corroidas tablas grises del porche pudiera soportar su peso el tiempo suficiente como para llamar al timbre. --Me han enviado al infierno --murmuro Ceony. La maga Aviosky, su escolta, fruncio el ceno a su lado. --No se fie nunca de lo que ven sus ojos en el hogar de un mago, senorita Twill. Ya lo sabe. --Ceony trago con la garganta seca y asintio. Lo sabia bien, pero no le importaba, ya no. La sombria y solariega casa se le antojaba un reflejo de ella misma y de todo lo que le habia ido mal en los ultimos dias. Tal vez se habia maldecido a si misma la noche anterior al amontonar todos los papeles que habia encontrado en el hotel y quemarlos uno a uno en la chimenea mientras la maga Aviosky consultaba un mapa en el recibidor. O, quizas, el mago Thane era la prueba de que Ceony necesitaba potenciar su imaginacion. Reprimio un suspiro. Tenia diecinueve anos y habia llegado tan lejos... y lo que habia logrado hasta ahora, contra todo pronostico, se le escurria entre los dedos, dejandola fria y vacia. Todas sus aspiraciones estaban a punto de quedar reducidas a simple papel. Ceony se pasaria el resto de sus dias escribiendo en cuadernos de notas y leyendo libros obsoletos. Su unica alegria en la vida consistiria en escribir cartas que se abririan solas al llegar a su destino. De todos los materiales que podian haber elegido para ella --cristal, metal, plastico, incluso goma-- habian optado por el papel. Era evidente que la maga Aviosky no se daba cuenta de que la razon por la que el Plegado se habia convertido en un arte moribundo era porque las habilidades que otorgaba eran completamente inutiles. Despues de rechazar la idea de que la llevaran a rastras como a una nina pequena, Ceony enderezo la espalda y camino hacia la entrada. La verja no era mas que una serie de lanzas clavadas en el suelo con la pica hacia arriba, atadas con alambre de espino. La fuerza del viento aumentaba a cada paso y amenazaba con llevarse el sombrero de Ceony mientras estiraba el brazo hacia la manilla del porton. La escena a su alrededor cambio de forma tan abrupta que Ceony dio un respingo y casi suelta la maleta. Tenia la mano apoyada sobre una verja normal, en lugar de aquella que parecia hecha con los restos de una batalla. El sol asomo entre las nubes y el viento se calmo hasta convertirse en una ligera brisa irregular. La casa que tenia frente a ella se encogio hasta transformarse en una de tres plantas, construida en ladrillo de color amarillo. Los postigos, todos abiertos, eran blancos, y el porche parecia lo bastante robusto como para que una manada entera de caballos saltase sobre el. Ceony alzo la mano, sus ojos todavia estaban asimilando la transformacion. Casi habia esperado que, al dejar de tocar la portezuela, volviera a ver la tetrica ilusion, pero la casa permanecio exactamente igual cuando solto la manilla. El camino hacia la puerta estaba sin pavimentar, pero un despliegue de tulipanes rojos, violetas y amarillos lo limitaban ahora, en vez de las piedras dentadas que habia visto al llegar. Ceony abrio la puerta pestaneando y avanzo unos pasos. No eran tulipanes. Al menos, no se trataba de tulipanes reales. Todas las flores del patio parecian confeccionadas con papel, cada petalo minuciosamente doblado. Los capullos parecian tan reales que cuando una nube tapo durante unos minutos el sol de la tarde, todos cerraron ligeramente sus petalos. Como flores que se esforzaban demasiado por ser flores. Con un vistazo rapido, Ceony descubrio las tiras de papel que colgaban de la verja, y mas alla, unos folios de papel mas altos que una persona y mas anchos que el automovil que la habia llevado hasta alli. Una ilusion. Ceony recordo la clase sobre espionaje que habia recibido en la escuela el invierno anterior, donde el profesor habia mencionado la utilizacion de munecos de papel para ocultar la verdadera apariencia, pero a ella nunca se le habria ocurrido que la tactica sirviera para ocultar toda una casa. La maga Aviosky la siguio y empezo a deshacerse de los guantes de seda de forma despreocupada, dedo a dedo. La transformacion no la habia alterado ni un poquito. Ceony habia tenido la certeza de que el mago Thane se presentaria en la entrada en ese mismo instante, pero la puerta, que ahora era de madera solida y estaba pintada de un marron tan clarito que parecia naranja, seguia cerrada y todo estaba en silencio. <
>, penso Ceony frunciendo el entrecejo, <>. Ceony dejo atras las flores de papel y subio unos peldanos hasta la puerta principal, la maga Aviosky la seguia apenas un paso por detras; llamo a la puerta firmemente con los nudillos, intentando mantenerse todo lo erguida que le permitia su metro sesenta de altura. Se toco el pelo de manera distraida, que era del color de las batatas sin cocinar, y se coloco la trenza en el hombro izquierdo. Aquella manana habia decidido no hacersela bien a proposito, del mismo modo que no llevaba su mejor vestido ni su uniforme de estudiante. No habia ningun motivo por el que sentirse entusiasmada: ?para que arreglarse? Era evidente que el mago Thane no habia hecho concesiones especiales por ella. El pomo se giro sin que hubiera escuchado pasos al otro lado y, cuando la puerta se abrio, Ceony grito y dio un paso atras. Un esqueleto salio a recibirlas. Dio la impresion de que hasta la maga Aviosky se habia sorprendido, aunque solo lo demostro arrugando los labios y ajustandose las gafas de montura redonda sostenidas por una nariz bastante prominente. --Vaya --profirio ella. La cabeza sin ojos del esqueleto miraba arriba y abajo de manera mecanica y Ceony, con una mano sobre el corazon, advirtio que su metro ochenta de altura estaba hecho de papel: la cabeza, la espina dorsal, las piernas... Cientos, quizas miles de trozos de papel de color blanco estaban enrollados, plegados y comprimidos unos contra otros para conectarse formando una variedad de articulaciones. --Esta loco --declaro Ceony, esta vez en voz alta. La maga Aviosky resoplo de manera sonora en un intento sutil de renirla. El esqueleto se aparto a un lado. --?Alguna otra sorpresa? --pregunto Ceony a nadie en particular mientras se adentraba en la casa, manteniendose tan lejos del esqueleto como le permitia el estrecho marco de la puerta. La casa tenia un largo recibidor que olia a madera vieja y se abria en tres direcciones, dos a la derecha y una a la izquierda. La primera a la derecha daba a una pequena habitacion que, a pesar de estar llena de trastos, se encontraba habilmente ordenada: todo, desde los candelabros hasta los libros, estaba colocado en los estantes de una forma exquisitamente sistematizada, junto con ocarinas de arcilla, juegos de marmol y mas libros apinados en lineas rectas a lo largo de la repisa de la chimenea. Ceony se fijo en cada detalle de la habitacion, era curiosa por naturaleza, y tambien en el desgastado cojin del sofa, lo que indicaba que el mago Thane preferia sentarse en el lado izquierdo. Una pequena campana de viento colgaba en un rincon. Era un lugar extrano para una campana como esa, ya que el viento no se podria colar en aquella habitacion a no ser que abriera la ventana e, incluso asi, soplaria con muy poca intensidad. Llego a la conclusion de que al mago Thane le gustaba su aspecto estetico, pero no su sonido. Chiflado, sin duda. Una pila perfecta de cartas sin leer se encontraba sobre una mesita auxiliar en un rincon junto a lo que parecia una caja de musica y una especie de rompecabezas de alambre, que estaba perfectamente alineado con las cartas y la caja. Ceony nunca habia conocido un coleccionista de trastos tan... ordenado. Le inquietaba. La puerta cerrada a la izquierda del recibidor ocultaba otra habitacion, pero en lugar de seguir caminando hacia el interior de la casa para descubrir lo que escondia la segunda puerta de la derecha, Ceony grito: --!Mago Thane! !Sus invitadas estan aqui y agradecerian a una persona real para recibirlas! --!Senorita Twill! --la regano la maga Aviosky en susurros mientras el esqueleto de papel cerraba la puerta delantera--. !Esos modales! --Bueno, su ausencia tambien denota malos modales, ?no? -- pregunto Ceony, que detesto lo infantiles que sonaron esas palabras en su boca. Carraspeo y respiro hondo--. Lo siento. Estoy un poco nerviosa. --No necesita jurarmelo --respondio en tono de broma la maga Aviosky al tiempo que una persona de verdad aparecia en la segunda puerta de la derecha con una especie de libro de notas en las manos. El mago Thane era mucho mas joven de lo que Ceony imaginaba; rondaba los treinta anos, y tampoco se habia tomado la molestia de arreglarse. No llevaba su uniforme de etiqueta de mago, ni nada particularmente elegante, tan solo unos sencillos pantalones con una camisa de cuello alto sin adornos, sobre la cual vestia un liviano abrigo azul oscuro que era demasiado grande y que le llegaba hasta los tobillos, con unas mangas sueltas que casi le ocultaban las palmas. Tenia un aspecto bastante corriente: su piel no era ni clara ni oscura; no era alto ni bajo; y su constitucion no era ni delgada ni ancha. El cabello oscuro le llegaba justo por debajo de las orejas, lo que ofrecia un aspecto arreglado pero despeinado. Tenia unas patillas negras hasta la mandibula y su nariz tenia un pequeno bulto, justo en el punto superior del puente. Lo unico extraordinario en el era el brillo de sus ojos: verdes como las hojas en verano y brillantes como si alguien hubiera puesto una vela en su interior. El mago Thane miro a Ceony sin mostrar una sonrisa, o cualquier otro gesto, pero en esos ojos chispeantes ella advertia que el hombre se estaba divirtiendo. Que fuera a costa de ella o de el mismo era dificil de decir. Ceony apreto los dientes. --Mago Thane --comenzo la maga Aviosky con un ligero saludo con la cabeza, y Ceony se pregunto como de bien se conocian--, le presento a Ceony Twill, la muchacha de la que le hable en el telegrama. --Si, ya --respondio el mago Thane, que dejo el libro en la pila de cartas sin leer junto al sofa y alineo las esquinas del libro cuidadosamente. Se dio la vuelta para encontrarse con la mirada de Ceony--. Ceony Twill, la mayor de cuatro hermanos y primera de su promocion. ?Cuantos estudiantes han conseguido librarse de esa prision este ano? Ceony se ajusto el sombrero; lo hizo tan solo para proporcionarle a su mano libre algo que hacer. --Veintidos. --Aun asi, es un logro --comento de manera relajada--. Esperemos que aqui pueda hacer buen uso de esos habitos de estudio que tiene. Ceony asintio. Lo cierto era que poseia buenos habitos de estudio, de lo que se enorgullecia, pero los deberes del colegio siempre le habian resultado faciles. Gozaba de una memoria privilegiada y a menudo recordaba cosas que solo habia leido una o dos veces. Era una bendicion que la habia ayudado a soportar numerosas lecciones complicadas y aburridas. Con suerte, tambien la ayudaria alli. La maga Aviosky carraspeo, rompiendo el silencio antes de que se alargara demasiado. --Tengo el nuevo uniforme de la senorita Twill en mi maletin. Digame que ha preparado la union. --En efecto --contesto, restandole importancia a la pregunta con una ligera sacudida de la mano. Poso sus ojos en los de Ceony--. Imagino que le gustaria realizar una visita por la casa. Ella sintio que encogia. !Con que facilidad podria aquel hombre destruir su futuro con una sacudida de la mano! Una vez se uniera a un material, no habria vuelta atras: la union era para toda la vida. Intento encontrar alguna via de escape en caso de que le hiciera falta y descubrio al esqueleto de papel justo detras de ella. Grito otra vez. ?Quien necesitaba fantasmas para embrujar una casa cuando podias crear sus propios demonios a base de papel? --Jonto, detente --ordeno el mago Thane y el esqueleto se desplomo en el suelo en una pila de huesos de papel; su calavera cuidadosamente plegada descansaba en la cima. Ceony se aparto. ?Que clase de hombre chiflado construia un mayordomo de papel? ?No habia otra persona alli para abrir la puerta? --?Vive usted solo? --pregunto Ceony. --Tal y como me gusta --replico el mago Thane, guiandolas a traves del recibidor--. Ese es el estudio --senalo con un gesto hacia la puerta cerrada de la izquierda--, y el comedor esta por ahi -- anadio, deteniendose ante la segunda entrada a la derecha del recibidor. Ceony lo siguio con paso lento y echo un vistazo hacia el rincon, esperando que otra atrocidad hecha de papel le asaltara. En lugar de eso se encontro con una pequena antesala con espejos que colgaban uno frente al otro en ambas paredes, un banco y una sencilla comoda sobre la que descansaba un florero vacio. Triangulos de papel de color verde azulado y amarillo estrechamente plegados cubrian las paredes donde la antesala daba paso a una pequena pero bien provista cocina. Una encimera de marmol rodeaba un fregadero, habia armarios oscuros a ambos lados, pero dejaban espacio suficiente para trabajar. Una rejilla de metal encima del fregadero contenia un pequeno juego de ollas y cacerolas, cuyas bases oscuras demostraban que se utilizaban con asiduidad. En las esquinas de la rejilla habia una vid de papel enrollada que tenia un aspecto muy similar a los huesos de Jonto, el esqueleto. ?Tenia alguna utilidad? ?O el mago de papel simplemente se aburria tan apartado de la vida real? ?En que medida el papel decorativo de aquella casa se usaba para los encantamientos? Y ?en que medida era ornamentacion inutil? ?Se pasaria el resto de sus dias siendo decoradora? Ceony se sacudio aquellos pensamientos de la cabeza y examino el resto de la cocina. El mago Thane tenia un fogon mas estrecho de lo que ella estaba acostumbrada a ver; ademas estaba anticuado, pero no parecia de mala calidad. De algun modo, a Ceony le reconfortaba la idea de saber que, entre leccion y leccion de Plegado, podria escaparse hasta alli para cocinar. Al fin y al cabo, si no hubiera conseguido la beca, su alternativa habria sido la de asistir a una escuela de cocina. El precio de la matricula era la decima parte de lo que exigia la Escuela Tagis Praff y Ceony poseia un don para la cocina. Habia confiado en que la admitirian. Ceony dejo atras la cocina para llegar al comedor. Cientos de pajaros de papel que parecian vivos pendian del techo por hilos. Colgaban silenciosamente, sin estorbar, suspendidos encima de una sencilla mesa cuadrada situada sobre una alfombra tejida de color marron. Cerca habia una comoda alta de color negro, abarrotada de platos, libros, servilletas, frascos y jarras, y todo estaba encajado de tal forma que, si se extrajera tan solo uno de los articulos, se provocaria una avalancha. En la superficie de la comoda habia unas extranas bolas y conos de papel, hechos de bolas y conos mas pequenos y, estos, hechos de bolas y conos aun mas pequenos. A Ceony le hacian dano a la vista. La casa habria resultado acogedora si no hubiera estado tan llena de chismes. Avanzo hasta una gruesa pila de pergaminos en el borde de la mesa y descanso la mano encima, pensando en las ilusiones de papel que se extendian por la valla de la casita de campo. --La decoracion del exterior de su casa es horrible --declaro con ligereza. La maga Aviosky le lanzo a Ceony una mirada de advertencia al entrar en el comedor. El mago Thane simplemente contesto: --Si. Una delicia, ?verdad? El mago paso a su lado y abrio una puerta. Unas escaleras empinadas conducian al piso de arriba. --Siganme, si son tan amables. Ceony empezo a subir tras el con la maleta todavia en la mano. El noveno escalon crujio bajo su peso y las rodillas le dolian cuando alcanzo el segundo piso. --Su dormitorio --senalo el mago Thane mientras habria la puerta de un empujon--, puede dejar el equipaje, si lo desea. Ceony se adentro en el dormitorio, que contrastaba sobremanera con el resto de la casa, pues las estanterias se encontraban vacias. No habia montanitas, ni pilas, ni trastos, pero a juzgar por las marcas de la moqueta, la habitacion habia contenido muebles que se habian trasladado o tirado recientemente. El mago Thane probablemente acabara de prepararla para su llegada, a pesar de haber contado con toda una semana. Pero lo mas raro era que no habia adornos de papel en las paredes o en el techo, se habian dejado completamente desnudos. Una sencilla cama individual se apoyaba contra la unica ventana junto a la que habia tres estantes en la pared y un escritorio sencillo con un cajon a unos pasos del pie de la cama. Tambien habia un armario pequeno, pero lo bastante grande para las pocas prendas de Ceony y una mesilla con un candelero nuevo y un portavelas. Era algo mas espacioso que su dormitorio en Tagis Praff, aunque tenia menos estantes. Aun asi, aquel dormitorio se le habia hecho mas acogedor y hospitalario que este, aunque tal vez se debiera a que se habia ganado aquella plaza. Habia deseado estar alli. --Gracias --dijo, y dejo la maleta en el suelo.
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