• Hay algo en tus ojos de Amabile Giusti

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  • Mi corazon en las Highlands de Sarah Rusell

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    Los nervios se apoderaron de mi cuando el taxi me dejo en la puerta de entrada a la finca del senor Athol. Eran las diez de la noche de un frio viernes de septiembre. Trate de calmarme contando mentalmente, respirando hondo, necesitaba estar tranquila. El conductor del taxi saco las tres maletas que llevaba con todo lo que poseia hasta el momento, no habia mas, tampoco me hacia falta. Todo cuanto habia tenido lo perdi, o quise perderlo, puesto que aqui no iba a necesitar nada. Lo unico que podria haberme servido era la casa donde vivia, pero era de alquiler asi que la deje, no la echaria tanto de menos. --Muchas gracias. Que pases un buen dia --sonrei mientras asentia con la cabeza a modo de despedida. --Mucha suerte en tu nueva vida en Inverness --levanto la mano antes de montarse en el coche. Me habia traido desde Edimburgo, le habia contado por el camino que venia como interna para hacer de ninera de los hijos del senor de la casa, por eso me deseaba suerte, se le veia un buen hombre. Llame al timbre y unos minutos despues salio a abrir un hombre de unos cincuenta anos. Era moreno, con alguna que otra cana salpicada discretamente, con una calida mirada de ojos verde oscuro y alto, bastante alto. --Buenos dias, soy Cailen. Usted debe de ser Cinnia --se presento mientras extendia la mano. --Hola, si, soy Cinnia --sonrei aceptando y estrechando su mano como una vez me dijo mi padre, mostrando fuerza y seguridad. --Me veras siempre por aqui, soy el hombre de confianza de Athol y su mano derecha. Asenti y le vi coger las dos maletas mas grandes, me hizo un gesto para que pasara, cogi la otra y lo segui hasta la casa. El jardin delantero era una pasada, con un camino de piedras muy bonito y a los lados unos jardines, uno con un parque infantil de madera y el otro, un merendero con una gran mesa dentro, tambien de madera, que era una preciosidad. --Dallis, ella es Cinnia --dijo a una mujer con un uniforme del servicio en color negro que pasaba por alli en ese momento. --Hola, encantada --me sonrio haciendo un gesto para que la siguieramos. --Hola, igualmente --dije cuando ya se habia girado y caminaba hacia el fondo del pasillo de la izquierda. Al pasar vi un marco con una foto de la que supuse era Alis, la mujer de Athol. Era una preciosa mujer de cabello castano y ojos marrones con la sonrisa mas sincera que habia visto nunca. Ella murio de leucemia hacia dos anos dejando a sus dos hijos, con tan solo tres anos, a cargo de su marido, esto lo supe por el amigo que me ayudo a conseguir este empleo. --Esta es tu habitacion --Dallis abrio una puerta y ambos me hicieron un gesto para que entrara, ella desde dentro y Cailen a mi lado. El, entro tras de mi con las maletas, que puso a un lado. --Buenas noches, Cinnia --se despidio Cailen. --Como ves --dijo Dallis de nuevo--, tiene un pequeno aseo con ducha y las vistas a la parte trasera --mire y se veia otro precioso jardin de lo mas cuidado, lleno de mesas de madera repartidas por la zona y una gran barbacoa de piedra ademas de un horno de lena, era una pasada. --Gracias, Dallis. --Cualquier cosa que necesites, solo me lo tienes que decir. En la mesita de noche tienes un sandwich con un vaso de caldo para cenar que Colina, la cocinera de la casa, te acaba de dejar cuando escucho el timbre de la puerta --me hizo un guino y salio cerrando, dejandome a solas en la que ya era mi nueva habitacion. Dallis parecia una buena mujer, tendria unos cuarenta y tantos anos, era pelirroja, con los ojos verde claro y una sonrisa afable. Se la veia simpatica, al igual que a Cailen, y esperaba que asi fuera el resto del servicio. El dormitorio tenia todos los muebles en madera de roble y estaba compuesto por una comoda con cajones, dos mesitas de noche con una cama grande en medio y un armario empotrado en la pared de entrada. La ropa de cama y las cortinas eran blancas, igual que las paredes, dando algo mas de amplitud a la estancia. Comence a guardar toda mi ropa, repartida entre el armario y los cajones de la comoda donde deje tambien algunos objetos personales, como la foto de mi padre fallecido un ano antes tras no superar su batalla contra el cancer. Pase la mano por esa foto, la ultima que quiso que le sacara ya que dijo que se veia bien, pero un par de meses despues empezo a empeorar, no se encontraba con animo para mas retratos y dijo que queria que le recordara asi, con esa sonrisa y el brillo de vitalidad en los ojos. Se me escapo una lagrima que seque rapidamente. Tuvimos que vender la casa familiar para pagar esa primera parte de tratamiento, era apenas un piso pequeno en el que vivimos mis padres y yo desde que ellos se casaron, pero hubo que desprenderse de todos esos recuerdos. A mi madre la habiamos perdido mucho tiempo atras, asi que no vio el sufrimiento por el que paso el hombre al que tanto amaba. Tras la venta de nuestro hogar mi padre y yo nos fuimos a un pequeno estudio de alquiler que encontramos muy economico y amueblado, no era nada del otro mundo, pero al menos saliamos adelante con el sueldo que yo ganaba trabajando en una guarderia de lunes a sabado por las mananas. Incluso alguna que otra tarde hacia horas extras encargandome de los ninos que tenian que quedarse si sus padres iban a retrasarse en sus trabajos. Me comi el sandwich y me tome el caldo, tenia un poco de hambre y me parecio que ese habia sido todo un detalle por su parte, ya que alli cenaban mas temprano, pero llegar y tener algo calentito que llevarme al estomago era de agradecer. Las vistas desde mi ventana me gustaban, ese jardin trasero me daba mucha paz, no es que fueran unos terrenos grandes ni nada, debia tener en total unos mil metros delante de la casa y dos mil detras, pero todo muy bonito y cuidado. Dieron dos golpes en la puerta y fui a abrir. Alli me encontre con Athol, mi jefe. Sabia quien era por algunas fotos en las que le vi alguna vez, ya que solo habia hablado con el por telefono. Alto, rubio, con unos increibles ojos azules y que aun no llegaba a los cincuenta, por lo que sabia. Iba vestido con vaqueros, un jersey y deportivas. --Hola, soy Athol --extendio su mano con una media sonrisa. --Hola, encantada --dije dandole el mismo apreton de mano que a Cailen. Ante todo, que no me notaran con miedo, que esa era muy mala impresion en un primer dia de trabajo. --?Todo bien? --pregunto echando un vistazo discretamente al dormitorio. --Perfecto --sonrei. --Pedi que te dejaran algo de cena rapida.

  • Navegar en tu red (Tecleame 5) de Isabel Jenner

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  • Dejala que caiga de Paul Bowles

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    Nelson Dyer reside en Nueva York donde trabaja de cajero en un banco. Hastiado de la irrelevancia de su vida, se traslada a Tanger en busca de un cambio radical y acepta un empleo en una agencia de viajes regentada por un viejo conocido suyo, Jack Wilcox. Pero, de hecho, lo que le interesa es sumergirse en los bajos fondos de la ciudad: sus bares y burdeles; sus salas de cine porno; sus aristocratas y sus prostitutas; y en turbias transacciones financieras. Determinado a conseguir que algo ocurra en su nueva vida, se ve arrastrado por una serie de acontecimientos cada vez mas siniestros de los que parece imposible escapar. Esta magistral narracion de un descenso a los infiernos es para muchos la mejor novela de Paul Bowles.

  • Un acuerdo con el Diablo (Una Propuesta casi Indecente 3) de Mia Del Valle

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    Conocer a mi padre a los 18 anos, no significo un trauma. Todo lo contrario, mi viejo supo plasmar su amor y seguridad apenas se entero de mi existencia. Luego que nos mudaramos desde Colonia del Sacramento a la capital, mi vida cambio 180 grados. Claro que cambio para bien. En este lugar encontramos la familia que nos faltaba... antes eramos mama y yo... mas nadie. Pero al encontrar a mi padre, junto a el se agrego un grupo de amigos y familiares extraordinarios... esta Sofia su esposa, una joven y simpatica mujer que puso el mundo de mi padre patas para arribas y en parte el mio tambien. Esta Leopoldo... mi abuelo, un personaje digno de ganarse mi carino y respeto al instante, gran companero de charlas y excelente consejero. Junto a ellos se unieron mas personas que me adoptaron desde el lado del carino... Diana y Nicolas <>, mis tios Federico y Victoria, Mario que es el tio de Victoria, Lechuga y Lola <>, en fin... un grupo de seres que me envolvio en su calidez y nos hicieron sentir en casa desde el vamos. Pero desde la muerte de mama nada me hace feliz. Desde ese momento el vacio inundo mi vida. Se que tengo a mi familia y amigos. Pero me falta ella... mi madre. La mujer que me dio la vida... que me cobijo en su pecho, la que seco mis lagrimas, limpio las raspaduras de mis rodillas y lleno con besos la falta de otras tantas cosas que no teniamos. --!Dios! ?Por que me la arrebataste tan pronto? No me dejaste cumplirle su mayor sueno... verme felizmente casado y darle un nieto. Aun revivo ese fatidico dia una y otra vez. Creo que fue en ese momento cuando ocurrio un quiebre en mi vida y desde entonces me encuentro enojado con el mundo, con la vida y sobre todo con Dios. --Juan tenes que venir pronto... es mama. --?Que paso con ella?… ?esta bien? --Si, pero veni a casa rapido hijo, la estamos por trasladar a la clinica nuevamente. --Ya salgo para ahi papa. Tomo mi saco y las llaves de mi coche. --Serena... me tengo que ir ya. Mi vieja se descompuso otra vez. Apaga mi computador y cancela toda la agenda del dia de hoy y de manana. Hay veces en que no se que haria sin Serena, mi asistente, mejor amiga y pilar fundamental en mi vida desde que me mude a la capital. Mi amiga me toma por las mejillas, besa mi frente y susurra... --Todo va a estar bien. --No se que hacer nena... estoy agotado. Es tan doloroso, que hay veces que creo que me desgarro por dentro. --Ahora anda tranquilo --susurra Serena --que tu madre te necesita... y manana si queres y podes... nos tomamos unos tragos a la salida. ?Te parece? --?Noche de mojitos un martes?… ?segura? --reimos. --!Claro que me parece amigo! Recuerda que los mojitos son terapeuticos y antibacterianos... ideales para combatir tristezas, problemas del corazon y dolores de garganta --. Guina su ojo, me ayuda a colocar el saco y me despide de nuestra oficina. Subo al ascensor, si bien son cuatro pisos nada mas, hoy no estoy de animo para cumplir con mi actitud deportista de ir siempre por las escaleras. <> Salgo a la calle con la familiar sensacion de opresion en el pecho. Las lagrimas se niegan a salir, provocando un efecto de falta de aire. Garcia me acompana como de costumbre hasta la puerta, y palmea mi espalda antes de continuar con su tarea... <> Camino tres cuadras hasta el estacionamiento, en el cual mi coche espera las horas que me encuentro en la oficina. La cabeza me va a mil. Pienso que tengo que hablar con el medico personalmente. !Me niego a creer que no se pueda hacer nada mas! <> Subo a mi coche, enciendo algo de musica y salgo a la claridad del dia. Esta me ciega por un instante. Veo que el mundo continua girando, las personas viviendo, y me siento mas solo que nunca, con mas furia y ajeno a todo. Se que no es normal que tenga ese rencor con el mundo. Pero no lo puedo evitar. No dejo de pensar que entre tantos seres despreciables que habitan el planeta tierra, Dios eligiera a mi madre. !Justo a ella!, el ser con mas corazon que jamas vi en mi vida, magnanima y amorosa. Solo su olor... <> es un balsamo de paz para mi. --!Mierda! --grito y golpeo el volante. Necesito un psicologo. Pero no caere en manos de Sofi, se que en cada charla con ella y con mi padre, soy analizado, pero me niego a terapia de divan. No lo hare. Jamas. Tres... cuatro, cinco semaforos en rojo. Estoy que reviento de bronca. No puede ser... cuando estoy apurado, !la gente se mueve extremadamente lento! Inutiles de mierda. Cambio la melodia que suena en el mp3 y comienza una del grupo "Las pastillas del abuelo" pienso en lo peculiar de ese nombre, y comienza una suave melodia, la que provoca que, preste atencion a su letra y calmar a mis demonios por al menos un instante. Sabes que no sueno con vos al dormir, No es bueno sonar con los angeles de hoy. Sabes que miento siempre que hay una buena ocasion. Tambien sabes que un consejero me dijo "hecho el amor, hecha la trampa" y al pie de la letra sigo ese consejo cruel. "El que no arriesga no gana" dijiste, "el que arriesga puede morir por amor" te dije, y comprendiste que no iba a ser yo. El que cubra tu cuerpo en noches de frio. El que te regale rosas sin espinas, El que aparte de ser sexo sea un amigo, El que derroche... amor en cada esquina. Me gusta... pienso. Dulce y acida, creo que aplica en mi vida. Desde mi ultima relacion seria, me prometi que ya no mas. Las mujeres de hoy, solo quieren comodidad, un respaldo, y ser tratadas como princesitas... !un sponsor! Definitivamente no soy el principe azul de los cuentos infantiles, si me tuviera que identificar con alguno de los integrantes de los cuentos... creo que podria ser el ogro Shrek o el lobo feroz de Caperucita. No el principe. !Nunca el principe! Finalmente llego al edificio donde vive mi madre, y en el departamento superior mi padre con Sofia y mi hermanita Sol. Con la enfermedad de mama debilitando dia a dia su salud, Sofia en un admirable y noble gesto, indico que la queria cerca. Ellas se hicieron muy buenas amigas en cuanto se conocieron, y cuando nacio Solcito, Sofi encontro en mi madre una consejera y fiel amiga. Ellas dos junto a Victoria se hicieron inseparables, muchos no entendian esa relacion tan extrana entre la ex y la actual mujer de mi padre, pero para ellos era algo muy normal y poco les importo el que diran. Mudaron sus pertenencias al departamento que se encontraba libre, un piso por debajo al de ellos. Mi pequena hermana Sol saltaba de alegria por tener a su titi cerca. Sol es el fruto del amor entre mi padre y Sofia, y es la luz de mi madre. Una chispa de alegria y amor en este dificil momento. La pequena diablilla de dos anos y medio, adora pasar horas con ella. --Tia Anita... me "leyes" un cuento --. Acostumbra decir. --Leer --la corrige mama, y ambas rien cuando la pequena imita su tono de voz... "Leeeer" Subo hasta su piso, y nuevamente me falta el aire. !Sensacion de mierda! Siempre lo mismo. Contener las ganas de arrodillarme y depositar mi cara en su regazo para llorar. Se que no puedo. Se que soy un hombre de 29 anos que debe tragar sus lagrimas para no preocupar mas a su madre. Pero me cuesta. Es como subir una pendiente al rayo del sol. Se me seca la boca, mi frente transpira, mi corazon late a mil por horas y mis ganas de resignarme al agotamiento son fuertes. Tomo aire y entro en el departamento. El olor que hay de antisepticos y alcohol no se ira mas de mi memoria. Es nauseabundo y triste. ?Hay olores tristes?… si, este lo es claramente. No hay olor a hogar... nada de aroma a pan recien horneado ni a lavanda, como lo habia antes. No. Solamente olor a hospital y muerte. Penumbras y silencio. Sofia sale a mi encuentro con una cara que no me gusta nada. Ella siempre tiene una sonrisa para mi, y palabras positivas. Pero esta vez su cara muestra algo que no me gusta nada... en ella denoto ?compasion? --?Donde esta Sofi? --En su dormitorio Juani. No se encuentra bien. El doctor no sabe si trasladarla o no. Ya no quiere hacerla sufrir mas. En este momento le esta pasando un calmante. <<"Ya no quiere hacerla sufrir mas">> Esas palabras !no!... !esas putas palabras no por Dios!, las cuales desee no escuchar nunca, estaban sonando. !Mi mama!… !mi viejita linda! --!Noooo! --grito con furia. Sofia con cara de preocupacion toma mi mano entre las suyas. Y habla con firmeza.

  • Segunda oportunidad de Erina Alcala

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    Victor y Cata, se conocieron en la adolescencia y se enamoraron. Ella tenia dieciseis anos y el uno mas que ella y empezaba a experimentar con el sexo. Cata no estaba preparada aun y la dejo por otra.
    Dieciseis anos despues, el destino quiso que se encontraran de nuevo y que trabajaran ambos en la misma ciudad. Ella, era Directora de un hotel, y el Guardia Civil. ?Podrian darse una segunda oportunidad? ?Saldria bien todo a pesar de los anos que habian pasado? ?Llegarian a ser felices a pesar de las dificultades que el destino le iria poniendo a su paso?

  • Ensename el camino de A. L. Jackson

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    Rynna Dayne huyo de su pueblo natal, Gingham Lakes, Alabama, cuando tenia diecisiete anos con el firme proposito de no regresar jamas., hasta que su abuela le deja en herencia el restaurante familiar que Rynna adora desde la infancia y no le queda mas remedio que volver.

  • Una boda por error de Pia Brooks

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    El dia no habia empezado precisamente bien. Algun genio habia aparcado delante de la puerta de mi garaje pese a que habia un cartel gigante que ponia que no estaba permitido; ?Y para que pagaba yo a personas de seguridad que vigilasen mi parcela sino hacian nada cuando alguien aparcaba donde no debia? Me lo estaba cuestionando mientras esperaba el coche de alquiler que habia pedido por telefono. -Buenos dias senor Parker, aqui tiene. -dijo un chico entregandome las llaves del mercedes donde habia llegado. No me pare a hablar con el pero extendi la mano con un billete como propina. Conduje ya con poca paciencia hasta la oficina, no me gustaba llegar tarde aunque eso siguiera significando llegar media hora antes que casi todos los empleados. El semaforo mas cercano se puso en ambar y tuve que apretar un poco el acelerador para no quedarme alli esperando. Un coche amarillo salio de la izquierda rapido y freno pitandome a unos milimetros de mi vehiculo. Solo tuve tiempo de ver a la chica de dentro hacer aspavientos como para dirigir a la opera de Viena enfadada antes de poner mi coche en marcha de nuevo sin plantearme en ningun momento cederle el paso; Dudaba de que sus quehaceres fueran mas importantes que los mios que tenia que dirigir una multinacional. Llegue a la oficina bajandome para cederle las llaves al portero de la entrada. Sarah, mi secretaria, se acerco sin dejarme entrar sereno como a mi me gustaba. -Buenos dias jefe, tienes el cafe en el despacho y un listado de cosas pendientes de firma que recogere en un rato. -solto sin tregua Sarah. -Sabes que aprecio el silencio. -conteste resoplando por primera vez en la manana; Serian muchas mas veces seguro. -Jefe. -Volvio a llamarme. Al parecer era demasiado dificil comprender que queria subir hasta la planta de mi despacho sin hablar con nadie. -Tu madre ha estado enviando correos pidiendo hablar contigo. -informo con cara de circunstancias. -Contestale preguntando por la familia y eso. -ordene sin darle mas importancia. No veia mucho a mi familia, mis padres y mis tios se habian mudado a un pais con playa para su jubilacion mientras que mis primos estaban repartidos por universidades del mundo. Lo cierto era que me costaba relacionarme con ellos porque se empenaban en hablar de lo mal que se veia entre su circulo de amistades que siguiera soltero. ?Tan malo era tener veintinueve anos y no estar casado con ninos correteando por el jardin de una casa llena de juguetes incomodos? Por lo visto si. -El caso, jefe, es que les puse en el ultimo correo lo que me dijiste. -tartamudeo tan nerviosa siguiendome centimetro a centimetro que me pare para mirarla antes de entrar en el ascensor. - ?Que pasa? No me acuerdo de lo que te dije que pusieras; ?Que importancia tiene?-pregunte suspirando con fuerza. - ?No me dijiste que pusiera que tenias una novia formal? !Pues eso puse! -chillo histerica. Eleve una ceja sin entender su nerviosismo. -Tu madre ha contestado, ya decia yo que tardaba mucho en hacerlo, y... Ay, madre, que vienen todos a conocerla. -concluyo soltando la bomba. - ?Que? No. Diles que no puedo, que estoy muy ocupado y ademas no es mentira; Tengo reuniones, muchas cosas que firmar, tu misma lo has dicho. -conteste subiendome al ascensor para huir de las malas noticias. -Jefe. -Hizo una pausa ante mi ausencia de contestacion. -Jefe. -Volvio a probar. - !Ian! -dijo contundentemente para que la mirase. -Que llegan hoy, no hay nada que pueda hacer yo para que no vengan. -admitio derrotista. Anduve hasta la oficina resoplando casi como un caballo. El dia empeoraba por momentos. -Dire que se ha ido de viaje esa supuesta novia formal... ?Te inventaste un nombre para ella? - pregunte sin poder ocultar mi nerviosismo. Era un hombre duro para los negocios y podia enfrentarme a cualquier situacion pero no queria ver desfilar a mi familia por alli en busca de potenciar que sentase la cabeza. !Ni que yo fuera por la vida haciendo cosas de mala reputacion! Solo no tenia tiempo para involucrarme en algo de mas de una noche con alguien. -No especifique aunque ya tenia un perfil bastante claro de a quien iba a describir. -dijo vivaracha. -Perfecto, tu te haras pasar por mi novia el tiempo que mi familia este por aqui; ?Te han dicho cuanto se quedaran por aqui? ?Conocer a "mi novia formal" les llevara mas de dos dias? No lo creo. -Mi determinacion fue firme. -Yo no puedo hacerme pasar por tu novia. -contesto Sarah dejandose caer en el sofa lateral de la oficina. - ?Por que no? Puedo pagarte. -asegure pasandome las manos por el pelo. -Tu dime una cifra por dia que esten y lo aceptare sin rechistar. -anadi deseando que pusiera cualquier precio a nuestra farsa. -Que no es cuestion de dinero, es que a mi tus padres me han visto muchas veces durante los dos anos que trabajo aqui. -replico entonces. -No han podido verte muchas veces porque ni siquiera yo los he visto en tantas ocasiones los ultimos dos anos. -afirme tocandome el puente de la nariz tenso con como se estaban desarrollando los acontecimientos. -Los ves una vez cada dos meses, en los cumpleanos de todos ellos que son un monton y en las fiestas. Al menos me han visto una veintena de veces siendo tu secretaria, jefe, asi que no soy una buena opcion. -explico poniendo los ojos en blanco. - ?No hay historias donde los jefes y las asistentes acaban por ser pareja? !Digamos que ha pasado exactamente eso! -sugeri deseando terminar esa conversacion para centrarme en el trabajo que era lo que importaba. -Ian, quieren que tengas una mujer porque no quieren que hablen de ti. Si decimos que estamos saliendo sera el pistoletazo de salida al murmullo constante; No mantendras precisamente en buen lugar la reputacion que tanto te preocupa. -argumento con toda la razon. La reputacion lo era todo en el mundo empresarial; Aunque no deberia tener nada que ver, ningun magnate queria hacer negocios con alguien cuya vida personal se pudiese revolver en cualquier momento; Luego venian los divorcios y las particiones de empresa que arruinaban los acuerdos. - ?Y en quien te inspiraste para escribir el email de mi novia inventada? -cuestione con una idea cruzando mi mente. -En mi hermana Amber. -contesto encogiendose de hombros. - ?Ella se haria pasar por mi novia? Le puedo pagar por dia lo que considere. -volvi a la carga. Necesitaba una novia formal a la que poder dar instrucciones en el menor tiempo posible, porque ya estaba temiendo la llamada de confirmacion del aterrizaje de la tropa; Mis padres y mis tios llegarian todos juntos en la primera clase de un avion exclusivo. -Pues... Esto... No lo se. -contesto abriendo mucho los ojos por la sorpresa de mi peticion. - ?En cuanto tiempo lo puedes averiguar? Te doy una hora para que la traigas a mi despacho porque no se si tenemos mas tiempo. -dije sabiendo que mi posicion de superioridad en aquel caso no era justa. -Eso no va a ser posible. -aseguro pegandose cual ventosa a la ventana. - ?Hoy tienes una respuesta negativa para todo? Sigo siendo tu jefe aunque tenga un dia complicado. -replique harto. -Porque en cierta medida te aprecio como jefe, vamos a salir corriendo. Tus padres y tus tios estan entrando en el edificio. -chillo empezando a salir por la puerta. - ?Como voy a huir de mi propia empresa? -pregunte atonito. Habia trabajado con Sarah dos anos y aunque era muy buena en su trabajo, nunca la habia conocido mas alla de eso. No tenia tiempo para entablar relaciones personales y ademas era mi asistente por lo que mas alla de saber que estaba felizmente casada, no creia que fuese mi obligacion saber de su vida; Ese era su trabajo. -Saldremos por la puerta lateral, la que usan los asistentes de la limpieza. Es cuestion de que bajemos por la escalera, la gente de apellido como tu o tu familia no las usan, esperan a que los empleados nos bajemos cagando leches del ascensor para evitar nuestro despido. -dijo sin tapujos. ?Cuando habia yo autorizado ese trato tan personal hacia mi? Bueno, no era cuestion de ponerme tiquismiquis ya que le estaba obligando practicamente a que consiguiese que su hermana se hiciese pasar por mi novia formal ante mi familia. - ?Y ahora que? -cuestione una vez en la calle. -Iremos en mi coche, no se fijaran en nosotros. -aseguro riendose. Desde luego que no, ese clio al era del ano de la pera. Me sente incomodo de copiloto y al tener que bajar la ventanilla al estilo manivela casi me bajo abandonando el plan. - ?Queda muy lejos? -interrogue a los cinco minutos. -Por suerte para ti, vivo extremadamente cerca. -afirmo riendose. -Ahora bien, mi hermana no es precisamente alguien predecible asi que no se que va a decir. -anadio. Llegamos a una casa pintoresca pintada de amarillo con unas vallas blancas y rosales en la puerta donde un nino correteaba en un tacataca. - ?Vives aqui? -pregunte alejandome del nino que llego corriendo hasta donde estaba su madre. -Si, pero es temporal. Es la casa de mi hermana Amber, la nuestra esta todavia en construccion; La hemos comprado en barrio de nueva obra. -explico mi secretaria. Metio en la llave en la cerradura no sin antes de tocar cuatro veces el timbre; ?Para que? Eran las diez de la manana, no podia comprender como ibamos a pillar a alguien decente durmiendo. - ?Amber? -grito Sarah como nunca antes habia hecho delante de mi. ?Que forma de comunicarse tan abrupta era esa? -Creo que no esta. -aventure mirando la decoracion interior; Habria demasiadas cosas dispares entre si. Quiza se podia plantear la tal Amber hacer una limpieza hasta dejar un hogar mas formal. Sarah comenzo un peregrinaje por la casa para seguir buscando. Si con esos gritos no habia salido era que no estaba: Logica pura. Subimos las escaleras, porque no pense quedarme atras con el nino del tacataca observandome, para descubrir una nueva planta. Abrio una puerta sin miramientos y entro. Dude si mirar dentro pero me pudo la curiosidad de ver a quien se iba a hacer pasar por mi novia asi que eche una ojeada. Amber, porque esa debia ser ella, se levanto conforme Sarah abrio la persiana con fuerza haciendo un ruido espantoso, por eso me gustaba tener en casa domotica suficiente para que todo fluyese sin sobresaltar mi preciada paz. - ?Se puede saber por que me despiertas? -gruno Amber frotandose los ojos y colocandose la gran cabellera anaranjada rizada que parecia un manojo de hilos revueltos. -Son las diez de la manana y necesito un favor. -dijo Sarah sentandose sobre un mueblecillo para zapatos donde no conseguia ver desde mi posicion ni un solo par completo. -Los parados no hacemos favores. -aseguro Amber. Carraspee consiguiendo que mi unica opcion se percatara de que estaba ahi. -Es Ian. -La presentacion de Sarah fue demasiado escueta para mi gusto. - ?Por fin ha venido el del seguro? Ya le dije yo por telefono a la compania que lo del cuadro electrico tenian que cubrirlo. -solto con desidia. -No soy el del seguro. -replique cabreado. ?Llevaban los del seguro trajes de Armani? Lo dudaba. - ?Y entonces quien cojones eres? -pregunto de mala forma. La bella durmiente no se despertaba precisamente de buen humor. -Nadie, ya me voy. -dije negandome a intentar algo que, a primera vista, iba a salir mal. -Amber, este es mi jefe, Ian Parker. -puntualizo Sarah con voz de querer matar a su hermana. -Ah, esto... Hola, encantada. -dijo forzadamente Amber para despues dirigirse solamente a su hermana. - ?Y que hace tu jefe en mi casa? -Ha venido a proponerte algo... Un... Trabajo de unos dias. -explico nerviosa. - ?No necesitabas un favor? -cuestiono de vuelta su hermana. -Como has dicho que los parados no haceis favores, ire al grano que se me acaba el tiempo: Te pagare mil euros por dia que trabajes para mi. -afirme contundente. - ?Me has metido a chica de compania, Sarah? Solo llevo un mes en el paro. -grito molesta. -Nunca he necesitado ese tipo de servicios. -intervine molesto. - ?Y yo como voy a saberlo si no te conozco? -pregunto con retintin. -Pues vamos a sentarnos a hablar antes de que mi madre me llame histerica para organizar una comida de reconocimiento. -afirme con prisa. - ?Que dice este de su madre? Voy a ducharme, prepara cafe porque no me da la cabeza para nada. -solto Amber desapareciendo tras una puerta que debia ser el bano. -Tu hermana tiene un caracter... Dificil. -murmure mirando a mi secretaria. -Asi es. Yo ya te he traido hasta aqui, la negociacion ya es cosa vuestra. -contesto encogiendose de hombros. CAPITULO 2 AMBER ?Quien demonios era ese hombre que habia en mi casa con cara de tener metido un palo por el culo? Cerre la puerta del pestillo del bano, por muy jefe que fuese de mi bendita hermana no me sentia segura de estar desnuda con un tio desconocido; !Quien sabia si era un loco! El agua fria recien despierta me sento como un tiro en el pie. Habia olvidado por un momento que la caldera estaba rota; !Por algo pensaba yo que Ian era el del seguro! Me mire en el espejo intentando serenarme al salir. Lo cierto era que si venia a darme trabajo, fuese lo que fuese, me venia bien; ?Que necesitaria para pagar mil euros al dia? Refunfune lavandome los dientes y procurando hacer algo con mi pelo enredado, parecia que me habia estado peleando toda la noche con alguien. Asomarme por la puerta del bano para comprobar si todavia habia gente en mi habitacion fue un poco paranoico pero asi era yo. Me coloque unos vaqueros con una camiseta de manga corta y unas zapatillas blancas antes de bajar las escaleras de dos en dos. Trey, mi sobrino, me dio en a la altura de la rodilla con el tacataca provocando que soltase un alarido llamando la atencion de mi hermana y el estirado de su jefe. -Nena, tu cafe. -dijo Sarah ofreciendome una taza. Vaya, en algo debia interesarle a mi hermana mayor lo que su jefe fuese a ofrecerme porque no me habia hecho el desayuno hacia anos, y eso que dejaba que viviese en mi casa. Sarah y su marido, Fred, habian tenido la brillante idea de comprarse una casa aun en construccion con la fecha de entrega justisima a la que debian abandonar su piso en alquiler; Claro, como no podia ser de otro modo, habia llegado el dia de irse antes de que le diesen las llaves. !Y desde entonces en mi casa! Oye, que les queria mucho, pero mi intimidad era algo casi tan valioso como el bote de helado de chocolate con virutas y avellanas. -Sueltalo ya. -dije mirando al trajeado presente en mi cocina. - ?Nos dejas a solas, Sarah? -cuestiono a modo de orden; Ese tonito de superioridad no fue del todo de mi agrado pero resople forzando una sonrisa hasta que mi hermana desaparecio. - ?En que trabajabas antes de quedarte en paro? -interrogo carraspeando. - ?No te lo ha dicho mi hermana? -bufe poniendo los ojos en blanco. -Era administrativa de cuentas en un banco. -dije tomando un sorbo de la taza. - ?Y te echaron por algo reprobable? -pregunto ofendiendome. - !No me echaron! -grite enfurecida. -Bueno si, pero porque no quise ser participe de un chanchullo. -explique cruzandome de brazos. -A ver, dejemos las preguntas hasta que vea si seras mi jefe o no, porque a lo mejor te estoy dando explicaciones para nada. -aventure nerviosa con la pierna para arriba y para abajo. -No quiero que seas mi empleada sino mi novia. -dijo de pronto. Escupi lo que acababa de beber de cafe pringando toda la mesa por lo que cogi un punado de servilletas que puse torpemente. - !Ya habia dicho yo que mi hermana me habia metido a chica de compania! -exclame levantandome de golpe. -No, no es eso, creia que lo habia dejado claro. -afirmo levantandose tambien. -Mira, casi que mejor que lo dejemos aqui porque veo que no eres como tu hermana. -anadio como un punal en la espalda.

  • Despues de la caida de Dennis Lehane

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    Despues de triunfar con la serie de los inolvidables detectives bostonianos Kenzie y Gennaro, de recibir el aplauso unanime por la tension dramatica y lirica de Mystic River y haberse consagrado con su trilogia historica criminal de Joe Coughlin, Dennis Lehane nos sorprende con una trama de suspense psicologico. Un thriller intenso y emotivo que corta la respiracion y nos obliga a suponer y deducir pagina tras pagina hasta el final.

  • La forma de la oscuridad de Mirko Zilahy

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  • La gran fortuna de Olivia Manning

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    Una pareja inglesa de recien casados, Guy y Harriet Pringle, llega a Bucarest, la llamada Paris del Este, en el otono de 1939, apenas unas semanas despues de la invasion alemana de Polonia. Los habitantes de esta ciudad llena de contrastes, inmersa en la incertidumbre por la guerra y la inestabilidad politica, se aferran a una vibrante vida cotidiana mientras el caos se apodera de Rumania y del resto de Europa. Entretanto, Harriet empezara a conocer realmente a su marido, un extrovertido profesor universitario que se rodea de un animado circulo social, y tratara de encontrar su lugar dentro de ese peculiar elenco formado por estirados diplomaticos, damas acaudaladas, picaros seductores y arribistas.

  • Atrevete a ser tu maestro de Suzanne Powell

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    Este libro recuerda al lector que la mente es solo una parte de nosotros, le invita a dejarla atras y a que abandone la ilusion de lo inalcanzable. Todo siempre se resuelve si dejamos que las leyes universales fluyan con naturalidad. Volver a ser un nino, tomarse la vida con humor, y confiar en la sabiduria interna son las claves para alcanzar el estado de paz y calma donde solo hay que vivir y despreocuparse de todo.

  • El pequeno libro de las grandes feministas de Julia Pierpont

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    En este luminoso volumen, la exitosa escritora del The New York Times, Julia Pierpont, y la artista Manjit Thapp combinan biografias breves, vibrantes y sorprendentes con preciosos retratos de “santas” seculares, campeonas de la fuerza y el progreso: mujeres que sacudieron la tierra, rompieron techos e hicieron explotar los moldes.

  • El granado de Lesbos de Maria Iglesias

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    Esta es la cronica de como una periodista y escritora espanola, andaluza, en pleno impasse profesional, tras la crisis global y su maternidad, pasa de ver en television la huida de un millon de refugiados por el Egeo a vivir como reportera el mayor exodo en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Maria Iglesias embarca al lector en el viaje que hizo al otro extremo del Mediterraneo para rodar un documental sobre el caso del arresto, en 2016, en Grecia, de bomberos espanoles acusados de trafico de personas.

  • Los ojos cerrados de Edurne Portela

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    Me miran y me sonrien. Me hablan a gritos y muy despacio, como si fuera el tonto del pueblo. Me miran y me sonrien, ella me ha saludado con la mano, de lejos, el nunca lo hace. Yo he levantado una de mis muletas como si fuera mi mano y me he acercado, pasito a pasito, hasta ellos. Cuando llegaron al pueblo eran ellos los que se acercaban a mi, pero ahora se han quedado ahi, moviendo los pies impacientes, aunque sonrian. Creo que hace tiempo que no me los encuentro. Pasan los dias y a veces no me entero de cuantos han pasado. Vuelvo no se de donde, de que pensamiento o de que sueno y me da la impresion de que he pasado mucho tiempo con los ojos cerrados, como si hubiera estado muerto un tiempo porque no se donde he estado ni con quien, si he pensado o me he movido, si he comido o he cagado. De repente me doy cuenta de que estoy asi, con los ojos cerrados, y solo se que sigo vivo porque me huelo. Huelo mi cuerpo. Aunque bien pudiera estar muerto y pudriendome. Bien pudiera estar bajo tierra. Pero respiro, aunque sea un aire sucio, y muevo las manos en el espacio y me doy cuenta de que no estoy en un ataud. En ese momento abro los ojos y veo cosas, a veces cosas que se lo que son, como la taza y el libro y la mesa y la puerta y el balde. Eso me gusta mucho, reconocer mi taza, mi libro y la puerta de mi casa y mi balde. Entonces me levanto y toco mis cosas, las acaricio, y cada cosa me habla y me recuerda y yo les contesto contandoles mis cuitas. En dias asi me siento bien. Como hoy. Hoy tengo uno de esos dias. Le he contado al balde del agua el dia que mi madre lo dejo abandonado en medio de la calle y no volvio mas y lo recogi yo al dia siguiente porque ahi se habia quedado, abandonado en el medio de la calle y nadie se habia atrevido a llevarlo de vuelta a mi casa porque igual pensaban, como pensaba yo, que ella iba a volver y reclamarlo. Pero lo tuve que recoger yo, un dia despues de que ella lo dejara abandonado, y meterlo en casa. Y ahi se quedo, en medio de la cocina hasta que se evaporo el agua. Y cuando se evaporo todo el agua, yo te deje en esa esquina, balde, y nunca te he vuelto a usar. Otros dias el libro me cuenta cosas porque, claro, es un libro y esta para eso. Un dia me dijo que lo he leido mas de cien veces pero que no tiene merito porque solo lo tengo a el. Eso a mi me molesta un poco porque no tiene en cuenta mi fidelidad y el esfuerzo que siempre he hecho en entender hasta las palabras que no conozco. Podria haberlo dejado abandonado, como mi madre al balde, o haberme aburrido de el y sin embargo, hasta que tuve vista suficiente, leia por lo menos diez paginas todas las noches, a veces mas. Y ahora que no puedo leer, lo sigo acariciando siempre que lo reconozco. Y dejo que me cuente sus historias. Ya no se acercan a mi, me tengo que acercar yo y a veces para cuando llego a su lado de la plaza ellos ya se han ido, dando pasitos pequenos hacia atras y luego ella, el no, el nunca, luego ella me dice adios con su manita y se dan la media vuelta y aceleran los pasos y desaparecen por detras de la casa de socorro. Como habra dias que no llego a abrir los ojos, a veces pienso que tambien habra dias que yo hablo con mis cosas pero no me entero y eso me angustia porque no se que les puedo contar, que secretos se me escaparan. O incluso habra dias que salga a la calle y en vez de hablar con mis cosas hable con la pareja que ahora me mira y me sonrie. Y como en esos momentos no me entero, igual les cuento mis secretos a ellos tambien, a ella. Eso me angustia todavia mas. Pero mientras me sigan mirando y sonriendo, como ahora, y ella me salude, supongo que todo va bien, que no he contado nada. A veces veo la cara de un viejo que no se si es la mia o la de mi padre. Pero la de mi padre no puede ser porque nunca fue viejo. Entonces pienso que igual es mi cara y alargo la mano y si, me estoy mirando en un espejo. Ahora no, ahora me estoy mirando en la cara de ellos. En cuanto me acerco y la miro a los ojos, a ella, como ahora, veo lo que hay detras y no es una sonrisa. Siempre he podido hacer eso, ver lo que hay detras de los ojos. Desde nino, cuando empece a sufrir esto de cerrar los ojos mucho tiempo, he visto mas que los demas. Veo incluso lo que hay detras de los ojos de los muertos. 2 Lola sabe que el retumbar de las botas contra las piedras no corresponde a los pies de Miguel y sus hombres. Lo sabe porque, salvo Miguel, ninguno pudo nunca tener unas botas. Miguel las tuvo porque don Ernesto le regalo su par mas viejo y el las restauro. Los hombres de Miguel llevan tres anos en el monte con albarcas y alpargatas que el mismo hace. Por eso Lola sabe que esas botas no traen nada bueno. Tampoco el grito, cada vez mas cercano, que ordena <>. Lola siempre penso que vendrian de noche, una noche poco clara, y que se meterian en las casas como hicieron hace anos para sacar a los hombres que no tuvieron tiempo de huir, pero hoy han aparecido al alba. No importa, ya no quedan hombres en el pueblo, tan solo ancianos, mujeres y ninos. El suyo, Pedro, duerme todavia. A Lola le cuesta despertarlo, le pasa un pano de agua fria por la carita tibia para que espabile. Salen, el nino frotandose los ojos, ella tiritando bajo el chal. En la pequena plaza hay una veintena de hombres uniformados. Lola les encuentra ufanos, relajados, tranquilos. Se nota que no quedan hombres jovenes en el pueblo. Poco a poco van llegado sus vecinos y vecinas, con los ninos en brazos o de la mano. Un militar con medallas da un discurso que Lola no acaba de entender, habla del final de la guerra y de la necesidad de encontrar a los que no quieren la paz. Porque hay que redimirlos, dice. Pide a los vecinos que se pongan en fila ante una mesa improvisada en el centro de la plaza para prestar declaracion sobre el lugar donde se encuentran los familiares que no estan presentes en el pueblo, particularmente los hombres. Sentado a la mesa, Lola reconoce a Federico, el hijo de Teresa, uno de los muchachos a los que se llevaron al frente cuando vinieron de noche y los sacaron de las casas. Lola se pone a la cola de familiares y ve que, tras hablar con Federico, el apunta algo en un gran cuaderno. Cuando le toca el turno a Lola, le alaba que haya aprendido a escribir tan bien, que algo bueno ha dejado la guerra. El asiente sin mirarla a los ojos y, sin mirarla a los ojos, le pregunta por Miguel. Lola dice que se fue cuando empezo todo y que no ha dado senales de vida, que es un sinverguenza y que se habra ido con otra aprovechando los tiempos revueltos. Federico, concentrado en su lenta caligrafia, senala la mala suerte que han tenido con sus hombres algunas mujeres del pueblo. Todas las mujeres y los ancianos han declarado ante Federico. El ha apuntado minuciosamente sus declaraciones en el cuaderno, se lo ha entregado al militar condecorado, este ha dado la orden de subir a los dos camiones y se han marchado del pueblo. Antes, Federico ha podido abrazar a su madre, Teresa, y a su hermano pequeno, Jose, quien ha interrumpido el juego con Pedro para recibir la carantona de ese hombre a quien apenas recuerda. Lola no espera a que salgan los dos camiones de la plaza para encaminarse de vuelta a casa. No cruza ni una mirada con las otras cuatro mujeres cuyos maridos, hijos, hermanos, estan en la sierra con Miguel. O creen que estan. Hace meses que no saben nada de ellos. Tira de Pedro y le ordena aligerar el paso. No se da cuenta de que el nino esta llorando. Pasan los dias y nada sucede. No hay noticias de nadie. Nadie visita el pueblo. Nadie se va de el. Todos los dias son iguales: cortos, soleados, frios. Desde que estuvieron los militares, cada manana Jose, el hermano de Federico, el hijo de Teresa, pasa a buscar a Pedro para que le acompane con las cabras. Lola le deja marchar, a pesar de que el nino todavia no tiene edad para pastorear. Jose tampoco, pero Teresa, su madre, no aguanta el monte, apenas aguanta ponerse delante del entremijo para hacer el queso. Teresa agradece a Lola que deje a Pedro acompanar al nino y de vez en cuando le regala un queso. Teresa sabe que Lola sera viuda pronto. Lola, sin el nino Pedro trasteando en casa, se desespera. La calma no es buena para Lola. Recuerda la mano de Federico escribiendo en el cuaderno y se enrabieta por no saber leer. ?Habra escrito lo de que Miguel es un sinverguenza? Le parece a Lola que Federico escribio poco, tres palabras habia ahi y no muy largas. Le preguntaria a Teresa, pero que va a saber ella. Si los militares no han vuelto, tal vez, quizas, los dejan en paz. Que importaran cinco hombres por ahi perdidos en la montana, que dano van a hacer. Lola no se cree los rumores, esos que dicen que en realidad con Miguel hay muchos hombres, todo un ejercito. ?De donde va a salir tanto hombre? Seran fantasmas, los fantasmas de todos los muertos de estos anos, que no se acaban de ir. Hasta que pasa una semana, tal vez diez dias. Lola esta llenando un balde de agua de la fuente de la plaza. No se acostumbra a usar el agua del grifo y sigue pensando que la de la fuente es mejor. Quiere preparar una perola de sopa de judiones para cuando vuelva el nino del monte. Escucha las detonaciones. Es dificil saber de donde vienen porque la sierra tiene sus ecos, pero Lola cree que no estan lejos, no mas alla del rio porque entonces el sonido se perderia tras la montana, se oiria con menos nitidez. Y Lola oye perfectamente los disparos, demasiado rapidos como para salir de una escopeta. Acaba de recoger el agua y se dirige hacia su casa. De camino, pasa por delante de la de Teresa. Deja el balde en el suelo y toma aliento. Teresa se asoma, pregunta si ha oido algo, Lola afirma con la cabeza. Y los ninos por ahi con las cabras. Teresa y Lola toman el camino hacia los prados adonde los ninos van a pastorear. El balde se queda en mitad de la calle.

  • Mi doble vida Separados por las drogas de A. Sanh

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    Alejandra tiene una sensitividad especial a la hora de afrontar la realidad: respira, se enamora y suena como cualquier adolescente. Su mundo cambia a un ritmo trepidante que en ocasiones no sabe, no puede, o no quiere controlar. Algunas veces se deja arrastrar; otras se vuelve caotica o directamente lo arruina todo. Es la victima perfecta para caer atrapada en una vida complicada, y en cierto modo, sabe que es debil. Vive un momento dificil debido a las malas companias que han irrumpido en su rutina sin pedir permiso; y todo se sumara a no querer reconocer que se esta enamorando alguien muy especial, a quien puede perder si no controla su caos.

  • Por un beso de Danperjaz L. J

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    Para Miranda Foster el amor era algo asi como un boleto de loteria premiado, que solo muy pocos podian ganar. La vida la llevo a enamorarse del hombre que no debia, y Rogelio Sambrano, enamorado de su mejor amiga, era el hombre equivocado. No estaba dispuesta a perder la cabeza por un hombre, pero tambien sabia que Rogelio era su boleto de loteria y debia jugar hasta ganar. O irremediablemente perder en el intento.

  • El caso Emily Dumont de Dylan Martins

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    La hija de una adinerada familia parisina ha desaparecido. El inspector Cloutier, nuevo en el departamento, sera el encargado de llevar el caso junto a la subinspectora Bellamy, una mujer que, ademas de convertirse en su companera, sera tambien quien le demuestre que el amor siempre nos da una segunda oportunidad.
    La desaparicion de la joven y todo lo que provocara se convertira en una obsesion para ambos, uniendolos mas alla de una amistad laboral por un fin comun: encontrar a Emily y descubrir toda la verdad.

  • Amor de verano de Jazmin Riera

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    Me pare todavia pasmada y lo abrace; el me envolvio con carino y me levanto practicamente sin esfuerzo. Yo senti que todo daba vueltas.”

  • Escuadron Guillotina de Guillermo Arriaga

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    La batalla de Torreon fue una de las mas dificiles y duras de cuantas libro la Division del Norte. Despues de la toma de la ciudad, el general Francisco Villa decidio situar el campamento en un llano proximo, justo en medio de un macizo de sauces cuyas sombras resguardaban del sol inclemente a los guerrilleros. Hasta ese lugar llegaban a diario un sinnumero de comerciantes que iban a ofrecer sus productos a los revolucionarios. Pululaban los vendedores por entre la tropa, y aquello, mas que parecer una guarnicion militar, parecia un tianguis dominical. El general, como era su costumbre, atendia sus asuntos lejos del bullicio, acompanado unicamente de sus hombres de mas confianza y protegido por los mas temibles miembros de su escolta privada. Despachaba Villa algunas cuestiones belicas con el coronel Santiago Rojas cuando llego el sargento Teodomiro Ortiz a decirle que lo buscaba un comerciante, un tipo muy catrin que insistia en verlo. El general ya estaba harto de tratar con vendedores; tan solo esa manana habia tenido que lidiar con tres: uno que le queria vender bicicletas y que afirmaba que era mas eficiente una carga ciclista que una carga de caballeria; el segundo le ofrecio armaduras espanolas y el tercero traia en venta sombreros charros ribeteados de hilo de oro y plata. Fastidiado, Villa los habia corrido del lugar, no sin antes advertirles que les rellenaria la barriga con plomo si no se largaban de inmediato. Villa miro a Ortiz: --Dile que no estoy para recibir a nadie --le dijo. --Ya se lo dije cien veces, mi general, pero esta necio en que quiere verlo. Dice que trae algo muy importante que ensenarle y que a usted le va a interesar. El general Villa se quedo pensativo unos instantes y con los ojos le ordeno a Ortiz que trajera al comerciante. Salio el sargento a buscarlo y regreso a los pocos minutos. Venia con el un hombre chaparro, calvo, bien vestido y muy perfumado. Con propiedad saludo: --Buenas tardes, general Villa. Buenas tardes, coronel Rojas. Soy el licenciado en Derecho, Feliciano Velasco y Borbolla de la Fuente a sus ordenes --y extendio su mano hacia Villa, pero Villa solo lo miro. El hombrecito no supo que hacer. Retiro lentamente su mano, se limpio el sudor de la frente con la manga de su saco, trago saliva y sonrio. --General Villa --dijo parsimonioso--, he venido a usted a mostrarle un invento formidable que sera de gran provecho para la Revolucion. Con este invento, senor general, tenga la seguridad de que creara terror entre las tropas enemigas. Cualquiera que se atreva a enfrentar a la Division del Norte lo pensara dos veces. --Ya lo piensan dos veces --tercio energico el sargento Ortiz. El licenciado se quedo callado y solo atino a sonreir estupidamente. Respiro y continuo con su perorata: --Tiene usted toda la razon, pero este invento sirve como ayuda para ajusticiar a los prisioneros sin necesidad de andar gastando parque, el cual, como ustedes saben, esta rete escaso y no vale la pena dispendiarlo en otros menesteres que no sean los de la guerra misma... Con este aparato que traigo ya no se precisa fusilar al enemigo... --Si por eso mismo los ahorcamos... --interrumpio de nuevo el sargento Ortiz. --Si, lo se --dijo el chaparro-- ?pero que hacen cuando no encuentran un palo alto? --Pos los quemamos vivos o los agarramos a machetazos... eso es lo de menos --le contesto el coronel Rojas. --Pero mire, mi coronel --continuo Velasco--, con este invento que les vengo a mostrar se ejecuta a los prisioneros sin la menor preocupacion. ?Por que no vienen a verlo y si quieren lo probamos? Los llevo el hombre aquel hasta un carromato en donde lo esperaban sus ayudantes: uno, un tipo alto y desgarbado, de nariz grande y ojos sumidos pero vivaces, y el otro un moceton de estatura regular, cachetes abultados y cabeza grande. El licenciado Velasco solicito a sus invitados que aguardaran unos minutos y dio una orden sonora: --!Armenla! Los asistentes, presurosos, se dedicaron a armar el aparato. Sacaron vigas, cuerdas, poleas, clavos, martillo, soleras. Con rapidez montaron una estructura en cuya parte superior se encontraba colocada una plancha de hierro. El licenciado Velasco caminaba de un lado a otro, nervioso, frotandose continuamente las manos. Una vez que todo estuvo listo se detuvo frente al general y sus acompanantes y empezo a hablar. --Esto, senores, se llama... guillotina. Es un instrumento extraordinario, capaz de segar la vida en un instante. El hombrecillo miro sonriente a Villa y camino hacia el aparato. Tomo en sus manos un cordon que remataba en una polea y jalo. Desde arriba se desprendio la enorme plancha metalica produciendo en su caida un golpe seco y fuerte. El general y sus companeros se quedaron asombrados. El comerciante alzo los brazos como si hubiese terminado un acto de magia. Hizo que uno de sus ayudantes volviera a alzar la cuchilla, fue por un leno grueso y pesado, lo metio en la base del aparato y tiro de nuevo del cordon. El leno salio partido en dos con tal facilidad que parecia que lo que se hubiese partido fuera una ramita. --?Para que sirve eso? --le pregunto pasmado el coronel Rojas, sin entender del todo en que podia utilizarse el mentado aparato. --Ahhh --exclamo el hombrecito-- eso me gustaria demostrarselo, claro, siempre y cuando nos lo permita mi general Villa. ?Es eso posible? Villa asintio. --Pero para ello requiero de algunos prisioneros de los que usted haya dispuesto ajusticiar. Necesito de unos cuantos... ?Podriamos traer algunos, mi general? Villa, con una sena de su mano, mando a Ortiz por ellos. --Este invento --continuo el comerciante-- sirvio de mucho en la Revolucion francesa, la cual se realizo hace casi dos siglos, y por ello he pensado que puede ser de gran utilidad en esta Revolucion que es la nuestra --dijo enfatizando la palabra "nuestra". El general Villa miro con recelo al catrin: no le inspiraba mucha confianza, pero se quedo callado. El sargento Ortiz llego con los presos. Los traia de todo tipo: gordos, flacos, altos, bajitos. Se cuadro ante Villa. --Orden cumplida, mi general. Los prisioneros, ignorantes de lo que les iba a suceder, pero con la certeza de que pronto llegaria su hora final, se amontonaban entre si como se amontonan las reses en los mataderos. El general reviso con detenimiento a los cautivos, uno por uno, de arriba abajo. Clavo sus ojos en uno alto y flaco. --Ese --dijo senalandolo con la cabeza. --Muy bien --dijo el hombrecillo y ordeno a sus ayudantes ir por el. El tipo alto y flaco no supo que hacer y se dejo llevar mansamente hasta la guillotina. Los asistentes lo obligaron a arrodillarse y colocaron su cabeza en una cuenca redonda que se encontraba en la base del aparato. La gente, que empezaba a notar que algo extrano sucedia, rodeo el lugar, silenciosa. Villa, impaciente, esperaba con los brazos cruzados. Terminados los preparativos, Velasco ofrecio al general tirar del cordon. Villa camino con lentitud y tomo la cuerda que le ofrecian ansiosas las manos del licenciado. --Ahora jale, general. Villa acciono el mecanismo y la cuchilla cayo instantaneamente sobre el cuello del condenado, cortandole la cabeza de tajo. Una mujer de entre el publico grito con horror y se desmayo. El hombrecito sonrio feliz por la demostracion de suma eficacia de su aparato. Villa, por su parte, contemplaba absorto los ultimos estertores del cuerpo decapitado. Los demas prisioneros, sobrecogidos por el terror, miraron paralizados el macabro espectaculo que les tocaba continuar. Con los ojos desorbitados y el rostro demudado imploraban al cielo para no ser los proximos. Villa, todo el salpicado de sangre, parecia no creer lo que veia. Sin embargo en su mirada se reflejaba ese peculiar brillo que poseian sus pupilas cuando algo le agradaba de verdad. El licenciado Velasco, a sabiendas de su exito, se puso enfrente del general y empezo a hablar como merolico: --Como uuustedes haabraaan poodiidoo nootaar, la guiiillootiina teermino raapidaamente coon laa existeenciiaa de este individuooo... --senalo el cuerpo descabezado de la victima que temblaba ligeramente. Continuo--: loo haa heecho de taal maaneera que cauusa eentree loos demaaas uun sentiimieento de mieedoo y respeetoo... Un verdadero tumulto se habia formado alrededor de la escena. La mayoria miraba consternada. Villa, con notorio interes, pregunto: --?Y cuanto le dura el filo a la hoja? --Para miles de ejecuciones, mi general --contesto el chaparro--. Este producto esta absolutamente garantizado. Si quiere lo probamos de nuevo. Villa asintio. Los presos, que habian escuchado la conversacion, se arremolinaron entre si para no hacerse notar, tratando de esconderse unos detras de los otros. La gente, expectante, aguardaba la designacion del siguiente condenado. Toco su turno a un prisionero moreno de cabello chino. Los asistentes fueron por el, pero el moreno se resistio, pidiendo clemencia a gritos: --Mejor fusilenme, matenme a balazos, pero asi no --gimio desaforado. Fue necesario que varios soldados ayudaran a llevarlo al cadalso. Sin embargo, el preso se alzaba con fuerza y sacaba su cabeza de la cuenca cada vez que ahi la colocaban. La lucha desigual parecia no tener fin hasta que al sargento Ortiz se le ocurrio dar la vuelta y jalarlo de los ensortijados cabellos. Por fin se logro inmovilizar al sentenciado.

  • Falco (Serie Falco 1) de Arturo Perez Reverte

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    Arturo Perez-Reverte regresa con un libro protagonizado por su personaje mas fascinante desde el capitan Alatriste.

  • Mi vida contigo de Andrea Munoz Majarrez

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    ?Te enamorarias de alguien a quien nunca has visto?

  • Siete para la morgue de Doug Lamoreux

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    Es casi medianoche, y un vecino fisgon encuentra a sus vecinos, muertos. Armado de coraje, decide llamar al servicio de emergencias. A pesar de la tormenta torrencial que azota la noche, la Policia, el Departamento de Bomberos y una ambulancia responden enseguida el llamado.

  • Los asquerosos de Santiago Lorenzo

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    Manuel acuchilla a un policia antidisturbios que queria pegarle. Huye. Se esconde en una aldea abandonada. Sobrevive de libros Austral, vegetales de los alrededores, una pequena compra en el Lidl que le envia su tio. Y se da cuenta de que cuanto menos tiene, menos necesita. Un thriller estatico, una version de Robinson Crusoe ambientada en la Espana vacia, una redefinicion del concepto <>. Una historia que nos hace plantearnos si los unicos sanos son los que saben que esta sociedad esta enferma. Santiago Lorenzo ha escrito su novela mas rabiosamente politica, lirica y hermosa.

  • El hospital de los pobres de Tania Juste

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    Una novela que recrea la construccion del emblematico hospital de Sant Pau i la Santa Creu de Barcelona, un icono del modernismo

  • El hombre sin memoria de Rem Aurismaki

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    Pietro sufre de una particular forma de amnesia y no recuerda nada de Antro, el pueblo donde crecio. Algo tiene que haber pasado cuando era nino. Ahora, con su mujer Bernardina, vive en Occiduo. Un dia, una terrible aluvion destruye Antro, y con el, las ultimas posibilidades de Pietro de acordarse su pasado. Hasta que un sueno lo guia en medio de los escombros y el encuentra un ultimo sobreviviente, Antoni. Pietro cree conocerlo y se lo lleva a casa convencido que este pueda devolverle sus recuerdos.

  • A hierro y fuego de Rita Black

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    Vuelve Rita Black con una nueva novela sobre las segundas oportunidades.

  • Pensadores de la nueva izquierda de Roger Scruton

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    Scruton inicia este estudio sobre los fundamentos de la Nueva Izquierda en 1985, publicando un libro con este mismo nombre. En el analizaba a Sartre y Foucault, Habermas, Galbraith y Gramsci. Ha revisado el texto, incluyendo a pensadores de influencia creciente como Lacan, Deleuze y Guattari, Said, Badiou y Zizek. La edicion de 1985 fue controvertida y recibio numerosas criticas en los circulos intelectuales europeos, por su estilo provocativo. Mientras tanto -eran los anos de la caida del Muro-, era traducido en numerosos paises de herencia comunista. Scruton trata de explicar “que hay de bueno en los autores que trato, y que hay de malo. Mi esperanza es que el resultado pueda beneficiar a lectores de todas las opciones politicas”.

  • El Precio de Andrea de Eridania Reinoso

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    Una joven de 18 anos, se va de su pais detras de una oferta de empleo, donde tendria una mejor vida para ella y su mama; pero al llegar a su destino se da cuenta que las cosas no son como se lo prometieron. Atrevete a vivir dia a dia las experiencias de una mujer victima de trata de personas

  • Enganos Mentiras Verdades (Trilogia completa) de Alina Covalschi

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    Libro 1
    ?Que harias si algun dia descubres que tu propia mujer esta pagando a una persona para que descubra tu infidelidad?
    Clara es una mujer hermosa y con una mirada transparente, capaz de enamorar a cualquiera.
    Su trabajo la mantiene atrapada entre la mentira y la triste realidad. Se vera obligada a permanecer bajo la sombra de las infidelidades pero, ?que pasara cuando su ex novio aparezca de nuevo en su vida?

  • Teoria de la gravedad de Leila Guerriero

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    En esta seccion de columnas, publicadas a lo largo de mas de cinco anos en la contraportada de El Pais, Leila Guerriero, una de las grandes firmas del periodismo narrativo latinoamericano, se coloca a si misma en su afilado punto de mira. Con una prosa feroz y precisa, la autora bucea en lo sutil para, desde el asombro con el que es capaz de iluminar la realidad cotidiana, alumbrar lo que permanece oculto en nosotros.

  • Esclava en las sombras de Aina Castillo

    https://gigalibros.com/esclava-en-las-sombras.html

    Skye Runner era una ratera vulgar.
    Una criminal de los suburbios.
    Una Omega que lucha por sobrevivir.
    A costa de los demas. Cual parasito.

  • Quererte. sofia de Erica Canovas

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    La vida de sofia, a menudo monotona y aburrida, cambia por completo cuando conoce a Jose, un hombre guapo, atractivo y muy insistente.
    Besos robados, citas romanticas y la labia de Jose provocara que Sofia se deje seducir a pesar de haber tomado la decision de no volver a estar con un hombre en mucho tiempo tras su ruptura con Victor. Las continuas infidelidades de su ex pareja han convertido a Sofia en una mujer desconfiada que se lo pondra dificil a Jose, que no esta dispuesto a perder a la que cree la mujer de su vida. Para conseguir su proposito, Jose no dudara en mentirla una y otra vez provocando un distanciamiento aun mayor entre ellos.
    La distancia los separara para unirlos dos anos despues… ?Conseguira Jose su objetivo de enamorar a Sofia? Y ella ?Aprendera a confiar en el?

  • El Highlander Enemigo de Matie Cole

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    !Esto no es aceptable! --La voz del laird Mason MacGregor retumbo a traves de los muros de su castillo escoces, mientras trataba de asimilar las terribles noticias. Jackson, su unico hijo, habia sido secuestrado por George Windsor, su mayor enemigo. Lo odiaba con todas sus fuerzas y, con su hijo cautivo, los ingleses creerian que estaban ganando, que tenian ventaja sobre ellos. Esperaba algun tipo de explicacion de sus hombres, pero no obtuvo absolutamente nada. Era como si ninguno tuviera una maldita palabra que decir, y ahora, por culpa de este descomunal error, la guerra entre Gregor Windson y los MacGregor habia subido un nivel y tenia que tomar medidas. --Nos hemos precipitado, no estamos preparados para esta batalla --continuo Mason--. Tendremos que enfrentarnos a las consecuencias y me niego a cometer el mismo error. --Se planto en mitad de la sala para que todos lo observaran--. No debemos ser imprudentes porque la vida de mi hijo esta en peligro. A partir de ahora, todo lo que hagamos tiene que estar planeado a la perfeccion. Miro a Ethan Abercrombie, su mano derecha, y vislumbro un fuego extrano en sus ojos. Era su mejor amigo, tambien su soldado mas experimentado y perspicaz; de modo que, si estaba preparado para luchar, entonces el resto de sus hombres tambien lo estaban. Quizas no era justo para ellos, ya que los escoceses no habian iniciado la guerra, pero Ethan queria que fueran los que la terminaran. --Jackson es vuestro futuro laird. --Mason se planto delante de su hombre de confianza --. Debemos demostrarle lealtad y tenemos que salvarlo antes de que le ocurra algo. Era un nino cuando murio su madre y todos hemos trabajado juntos para hacerlo un hombre. Hemos estado unidos en lo bueno y en lo malo, eso nos ha hecho mas fuertes --alzo la voz para que lo escucharan el resto de sus hombres--. Los ingleses pueden pensar que somos debiles porque es lo que les dice el arrogante de George Windsor. Solo porque piense que puede ganar a Escocia, no significa que vayamos a permitirselo. --?Y si ya le ha sucedido algo malo al joven Jackson? --Una pequena voz del fondo de la habitacion manifesto sus peores temores. Mason sabia que pensar en su hijo solo e indefenso le haria sucumbir al terror, por lo que no podia permitir que eso sucediera. Habia demasiada gente que dependia de el. --No. Los ingleses tambien necesitan a Jackson y lo necesitan vivo --respondio con total confianza--. Sera su mayor herramienta de negociacion. No pueden deshacerse de el cuando podrian usarlo para ganar. --Se detuvo pensativo por un momento--. Pero no ganaran. Los escoceses no permitiremos que George Windsor gane nada. Los vitores estallaron alrededor y Mason asintio, complacido. Reunio a su clan para decidir cuando harian el inminente ataque, pero seria mucho mas tactico y no dejaria que George ganara de nuevo. Por muy furioso que estuviera, debia mantener la cabeza lo suficientemente fria para saber cuando dejar de lado las emociones personales. El era racional, era una de sus muchas cualidades y por eso, precisamente, se habia convertido en un lider respetado. Como necesitaba estar solo, agito una mano de forma autoritaria para indicar a todos que abandonaran la sala y regresaran a sus puestos. Despues de lo que habia pasado, necesitaba a sus mejores hombres en guardia y sabia que podia confiar en ellos. Entre todos, concentraban suficiente orgullo escoces para conseguir que su clan fuera de los mas importantes del pais y harian lo que fuera necesario para que siguiera asi. --Entonces, Mason, ?que tienes planeado? --Solo quedaba Ethan, consciente de que su laird necesitaria alguien con quien discutir sus planes--. ?Tienes alguna idea escurridiza bajo la manga? Mason suspiro ruidosamente. Si era sincero, el secuestro de su hijo lo habia afectado mas de lo que parecia. Permitio que el plan se precipitara y fuera capturado. Claro, que fue Jackson el que insistio en dirigir sus tropas hacia adelante de manera obstinada, como lo habria hecho cualquier otro joven ansioso de accion. El tambien fue igual de impetuoso a su edad, pero debia haberse anticipado, para detenerlo como debia. --No creo que sea facil recuperar a Jackson --admitio ante Ethan--. Los ingleses lo tendran bajo llave, con sus mejores hombres custodiandolo. No podemos entrar alli, sin arriesgar a mas gente y sin poner a Jackson en peligro. Necesito que lo consideren una herramienta de negociacion.

  • La rosa roja (Los caballeros del Rey 1) de Jimena Cook

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    Primera entrega de la serie <>, una serie de romance medieval en la que la protagonista tendra el corazon dividido entre dos hombres, uno cuyo rostro conoce y otro de rostro desconocido.

  • Cuando la Luna llora de Chiki Fabregat

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    Tras la muerte de la abuela de Cora, la familia se traslada a vivir a Covanegra, un pequeno pueblo semiabandonado con fama de maldito y cargado de leyendas. De golpe, Cora se ve obligada a dejar atras toda su vida, su universo en la gran ciudad: deja su instituto, a su mejor amiga, a su novio No entiende que sus padres hayan optado por vivir en un lugar que expulso a su abuela tachandola de bruja, asi que se empenara en hacerles cambiar de opinion. Sin embargo, no es tan facil escapar del embrujo de Covanegra. Cuando sale la luna, comienzan los suenos, y las pesadillas.

  • El viento en la cara de Saphia Azzedine

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  • Por nuestro bien de Sophie Saint Rose

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    Karen acaba de perder a su abuela y empaquetando sus cosas se lleva la sorpresa de su vida, porque descubre que durante anos oculto un secreto familiar que era para dejarla de piedra. Su curiosidad la lleva a Inglaterra y conocer a Colton fue otra sorpresa mas. No solo porque era el hombre que mas le habia alterado el corazon en su vida sino porque se sintio unida a el. Aunque sospechaba que se hacia el tonto y que sabia mucho mas de lo que le decia, esa atraccion la volvia loca. ?Tanto como para olvidar la razon por la que ha ido hasta alli?

  • La musica del silencio de Jane Hawking

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    Por la autora de Hacia el infinito -la historia de su matrimonio con Stephen Hawking que inspiro la pelicula ganadora de un Oscar La teoria del todo-:
    una novela sobre la naturaleza humana y el control del propio destino.

  • Esperare de Antonio Mora Diaz

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    Maria es una joven malaguena, de clase obrera, de principios del Siglo XX. A pesar de las desgracias que durante sus primeros anos de vida castigan a su familia, ella no pierde su interes por el mundo que le rodea.
    Aunque los recursos familiares no le permiten estudiar para dedicarse a la docencia, ella encuentra un camino alternativo para conseguirlo.
    Un buen dia aparece el amor en su vida.
    Maria se enamora de Alfred Stern, un fugitivo que le corresponde. Todo parece ir perfectamente hasta que los acontecimientos historicos de su tiempo los arrastran como una bola de nieve cayendo por una pendiente.
    Esta es la historia de Maria y de Alfred, pero tambien es la historia de Josefina, de Juan, de Nuria, de Carmen, de Jose y de muchas otras personas, en su mayoria normales y corrientes, que tuvieron que ir adaptandose a un mundo duro y cambiante y en el que las guerras y los conflictos pasaron a ser parte del paisaje.

  • La resurreccion de Liz de Pilar Lepe

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    --!Vamos Liz, no te quedes atras! --Vamos a jugarle una broma --propuso Michael de pronto. --A mi hermana no le gustan las bromas --repuso Paul. --No seas aburrido, nos esconderemos y creera que estamos perdidos. La dejaremos que nos busque un par de cuadras y luego aparecemos entre la multitud. --Esta bien, vamos, pero te aseguro que no estara nada contenta. Diane avanzaba, mezclandose entre la gente que desfilaba, celebrando el carnaval, por la avenida principal. Escucho que su hermano gritaba, pero no le entendio, y levanto su mano para que viera donde estaba. Entre tanta gente, se hacia dificil caminar, y sentia que los chicos se alejaban cada vez mas. Un hombre vestido con un disfraz de Fauno la tomo de la cintura para danzar, ella dejandose llevar por el ambiente le siguio la corriente hasta que se dio cuenta que su hermano y su amigo habian desaparecido. Se zafo del abrazo del Fauno y se dio a la tarea de buscar a los mocosos. --Cuando los encuentre no se salvaran del tiron de orejas --refunfunaba mientras miraba con atencion la muchedumbre. De pronto le parecio verlos a lo lejos cuando dio vuelta la esquina. Dirigio sus pasos hasta alli, solo para encontrarse con un parque marcando el fin de la avenida. Miro la plaza y se veia desierta, claro, si toda la gente estaba en el carnaval. Consulto su reloj, ya casi era media noche. A pesar de la multitud, Liz se vio sola en la calle, meditando si volver al carnaval o cruzar hasta el parque. La furia que sentia en un primer momento, se habia transformado en una desesperacion muy fuerte que le oprimia el pecho. A pesar de que el lugar se veia desierto, se decidio a cruzar de todas maneras, con tanta gente bailando cerca, dudaba de que fuera peligroso. --Cuando te encuentre Paul, ya veras. Y ese Michael se ira directo a su casa en el primer vuelo. Diane hablaba sola mientras caminaba por la acera, era un recurso que utilizaba siempre que sentia temor. Recordo que ella le habia dicho a su padre que no llevaran al amigo de Paul de vacaciones, ?para que? Si las vacaciones en Alemania habian sido idea de ella para celebrar que se habia graduado con honores de restauradora en la Escuela de Arte. Sin embargo, su hermano, que estaba en la edad en que los chicos andan acompanados de sus compinches a todas partes, habia insistido en llevar a su amigo, y como sus padres no sabian decir no, se habia salido con la suya. Y ahi estaba ahora, sin saber por donde buscar, en un pais desconocido en donde apenas sabia decir hola o pedir cerveza. De pronto le parecio escuchar una risa de hombre, seguro que eran los chicos escondidos burlandose de ella. Camino hacia donde provenian las risas y los llamo en voz alta. --!Paul! !Michael! !Salgan de su escondite, ya es hora de volver al hotel! De inmediato aparecio una sombra de detras de un arbol. --?Paul? Antes que pudiera reaccionar, Liz, se vio envuelta por algo o alguien. Le dio un empujon con todas sus fuerzas y lo unico que alcanzo a ver fueron unos ojos brillantes, encendidos como los de un animal en la oscuridad. Los ojos la miraron dominantes. Liz se quedo clavada en su sitio, sabia que algo malo estaba a punto de ocurrir, pero no era capaz de gritar y menos aun correr. Dos manos como garras la atrajeron con rapidez para darle un abrazo mortal. Escucho un sonido de algo que se rompia y luego succionaban muy cerca de su oido. No sabia que se trataba de su propio cuello siendo desgarrado, que su propio cuerpo era el receptaculo de la bebida mas apetecida por este ser infernal. En cuestion de segundos sus brazos y piernas se aflojaron como si fuera una muneca de trapo, sus ojos se quedaron mirando al vacio y el ultimo pensamiento que su mente alcanzo a procesar fue que jamas trabajaria en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. Diane quedo tirada en el suelo con su cuerpo desmadejado, pronto se lleno de curiosos y alguien llamo una ambulancia. --?Esta muerta? --No. Aun respira. !Llama a emergencias! Cuando llegaron los paramedicos a examinar a Liz, la declararon muerta pues no tenia signos vitales. El medico de urgencias estuvo de acuerdo con el diagnostico y lleno una ficha en la que decia: Liz Saunders, ciudadana de los Estados Unidos segun consta en su identificacion. El cadaver presenta algunos hematomas y mordidas en el cuello. Se procedera a la autopsia de rigor para determinar la causa exacta de su muerte. 23:30 hrs. Colonia, 20 de febrero de 2014. Luego de esto fue trasladada a la morgue para meterla dentro de uno de los enormes nichos de acero, adosados a la pared, en espera de la autopsia. --Era hermosa --comento uno de los encargados, un hombre mayor de calva brillante. --Que mala suerte morir tan lejos del hogar --acoto la medico forense--. Vamos, Franz. Aun debemos terminar con la mujer del asilo. Tenemos varios antes de pasar a la chica. --Lo se, Ingrid. Los profesionales se alejaron dejando a Liz, encerrada en su mortaja de acero. Aparentemente para ella habia terminado su existencia que habia sido bastante breve. Ya no habria mas amaneceres, mas puestas de sol en la playa, ni mas diversion junto a sus amigas, y menos aun cumpliria su sueno de restaurar las grandes obras que se guardaban en las bodegas del Museo Metropolitano, y por que no, en el mundo entero. Liz Saunders, de veinte anos, desaparecia para siempre en esa noche de festival en Colonia.

  • Los angeles no tienen helices de Mercedes Alonso

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    ?Recuerdas ese momento en el que tu vida dio un giro de ciento ochenta grados? Olivia jamas podra olvidarlo pues, en su caso, como en el de otras muchas personas de carne y hueso, no fue una de esas etapas facilonas en las que solo falta la musica de unos magistrales violines para endulzar el gran momento.

  • Seras ceniza por tu belleza (Almas rotas) de Alejandro Riera Guignet

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    La noticia bomba os la cuento esta noche, durante la cena. Y Hector sonrio poniendo cara misteriosa. Judith empezo a morderse las unas. No sabia que pensar de la "noticia bomba" de su novio. Podia ser cualquier cosa. Que le habia comprado un regalo o que era el fin del planeta tierra. Cualquier cosa. Y queria a Hector, es cierto. Aunque fuera un botanico excentrico de pelo revuelto y mirada ausente. Ese era su encanto. Pero, a veces, le parecia que tenia por novio a un marciano de incognito. Era el momento de bajar el marciano a la tierra: --Pero no te olvides de la razon de la cena ?eh? --insistio Judith. --Que si, mujer. A ver si emparejamos a Ana. Yo creo que se van a gustar. --?Y como es David? --Parado, soso y timido. --Genial. Es como Anita, pero en tio. Son tal para cual. Se van a gustar seguro. Hemos acertado. Esto acaba en boda. --?No vas un poco rapido? --Ya sabes como soy. ?Para que perder tiempo? Es como con mis clientes. Si les puedo vender un piso hoy ?para que esperar a manana? --Oye, que es una cita a ciegas, no una venta inmobiliaria. --Lo que tu digas. Aqui hay un inmueble que vender, Anita, y un posible comprador, David. Yo lo veo asi. --Muy romantico, Judith, eres de un romantico que asustas. --Pues no te asustes, que no muerdo --y Judith beso a su novio. Iba a ser un beso largo; de los de pelicula, vamos. Pero fue un beso de cortometraje. Sono el movil. --Es Anita --susurro Judith. --Judith... soy yo... Anita... perdona que te moleste...es que me estoy agobiando --y su voz sonaba temblorosa al telefono. --No te preocupes, dejo lo que estaba haciendo --Judith aparto las manos del botanico que, como dos lianas, ya exploraban sus senos-- ?que te pasa? --Es que soy un desastre... no se que ponerme para la cena. Y el tiempo se me echa encima. --Efectivamente, solo quedan 12 horas. Poco tiempo me parece para escoger unos zapatos -- dijo Judith con ironia. --?Ves como tengo razon en agobiarme? Se me cae la casa encima, es que no puedo --se angustio Ana. --Voy para alla. Esperame en bragas que yo te escojo el vestido. Y Judith colgo a su amiga. --?Que has dicho de bragas? --intervino Hector, interesado de repente. --Frena el carro, amiguito. Esto es solo para chicas. Sesion de vestuario a la vista. Tu ocupate de Romeo. Que encuentre el restaurante esta noche y no se nos pierda por el camino. Nos vemos a las 21h00. Beso. Y Judith dejo su apartamento para socorrer a su amiga. *** Cuando Ana y Judith se bajaron del taxi, los dos galanes ya esperaban a la entrada del restaurante. Hector tenia el pelo un poco menos revuelto y vestia su chaqueta de pana de los domingos. David tenia el pelo engominado y vestia un traje que le iba grande. Era tan flaco como Anita que bajaba del taxi con su vestido de flores y una rebequita. --Os presento a David --anuncio Hector. Judith se hizo a un lado y los dos tortolos se dieron la mano. --Encantado. --Encantada. Y, cosa sorprendente, no se intercambiaron tarjetas de visita. Entrando en el local, Judith, ante el desastre que intuia, susurro a su novio: "ponle salsa a la cena que me parece que a estos les falta sal". Y lo intento. En honor de Hector, hay que reconocer que lo intento. Pidieron los platos y... silencio. Hector rompio el hielo. --?Sabeis como conoci a David? --anuncio--. En un salon de agricultura. Estaba escogiendo abono. Le aconseje el mejor del mercado. --Y el mas caro --anadio David. --Cierto...cierto --siguio Hector un poco azorado-- pero el mejor, sin duda. --?Asi que os conocisteis comprando estiercol? --retomo Judith-- !que gracioso! --?Gracioso? No, para nada, era un buen abono --afirmo serio Hector. --Y caro, muy caro --remacho David. Judith se quedo descolocada. Pero menos que Ana que habia fijado su atencion en la decoracion del local. Unos hablando de la mierda del abono y la otra mirando la lampara. !Habia que hacer algo!, penso Judith. Tenia que vender a Anita como fuera. --Anita, estos ya nos han hablado de su... abono, de sus suenos. ?Cuales son tus suenos? Que David te conozca un poco. --?Mis suenos? No duermo muy bien, me agobio por la noche y tengo pesadillas. Son muy raras ?quereis que os las cuente? Judith salto como un resorte para evitar el desastre. --No, Anita. Son algo intimo, mejor te las reservas para ti. Lo que queria que contaras es lo que te gustaria hacer con tu vida. --Ser locutora de radio --y dicho esto se quedo callada. El silencio lo invadio todo. Judith le hizo gestos de auxilio a Hector, que tardo unos segundos en entenderlos. --Es muy bonito lo de la radio --anadio sin conviccion. --Si --dijo Ana volviendo a su silencio. Judith estuvo a punto de anadir algo sobre el tema, pero prefirio callarse. Se le ocurrio, entonces, una idea luminosa: --Hector ?no tenias una noticia bomba para esta noche? --Efectivamente. Tiene que ver con las migas de pan --y con estas palabras destripo a un inocente panecillo que reposaba tranquilamente sobre el mantel. --Este es el origen de todo --siguio el botanico--. !Se han encontrado migas de pan carbonizado de hace 14.400 anos de antiguedad! ?Sabeis lo que supone? --Yo lo intuyo --dijo Judith con enfado. --Es un descubrimiento memorable !adelanta la fecha del descubrimiento de la receta del pan! --concluyo Hector, radiante. --Memorable, sin duda --apoyo David cogiendo con interes unas migas del mantel. --?Y en que cono nos afecta a nosotros? --grito Judith. Ante su grito se enmudecio no solo la mesa sino el restaurante entero. --Me han invitado al yacimiento en Jordania. Estare unos seis meses. --!O sea que te largas durante seis meses! --estallo Judith-- ?Y esta es la noticia bomba? --Es muy relevante cientificamente --insistio David. --Tu te callas, cono. Que no te enteras. Y acabate el panecillo que has puesto perdida la mesa --y Judith se acodo con rabia--. Vamos a comer, mejor comer !pero hoy como sin pan, asi adelgazo joder! Lo habeis conseguido. Entre todos lo habeis conseguido. Me habeis chafado la noche. 2 Al volver a casa con Ana, Judith lamento su reaccion. --Creo que me he pasado en el restaurante. Si quiere ir a su excavacion que se vaya. Es su profesion. --Es que le quieres y quieres estar con el --la consolo Ana. --Ya... a veces me pueden los nervios. Pero tu eres lo contrario. Tu me calmas. Aunque te he chafado la cita a ciegas. ?Como has quedado con David? --Bien, muy bien. Es muy majo. --Pero ?te ha pedido el telefono? --No, nos hemos despedido y ya esta. Entre nosotras... es un poco soso para mi. ?Nos imaginas a los dos juntos? Judith se imagino la escena al instante. En su mente los tortolitos cruzaban un parque lleno de mariposas mientras los cervatillos aparecian tras los arbustos para verlos pasar. Solo faltaban los siete enanitos. Por lo visto Ana se habia imaginado una escena similar. Y las dos se pusieron a reir al unisono. No podian parar. Es que no podian. --Voy a hacer un pis --y Ana corrio hasta su apartamento. Judith entro unos segundos mas tarde. Con su amiga en el bano espero en el salon. "Todo tan ordenado como siempre", penso. "No como una que yo me se" y sintio remordimientos al evocar su propio apartamento caotico. Ana, al salir del bano, interrumpio sus pensamientos: --... es que no me gustaba el tal David --dijo. --Yo no se de donde los saca Hector. ?Te acuerdas del aeronautico? --?El de los ojos saltones? --Ese, ese... Y se pusieron a reir, de nuevo. --A este paso me quedo para vestir santos --se lamento Ana. --No seas tan tragica, mujer. --No soy tragica. Solo realista. Pero mirame Judith, no despierto pasiones, reconocelo, si acaso un poco de pena. Judith contemplo el cuerpo flaco de su amiga. Pero no dijo nada. --Estoy segura que lo primero en que piensa un chico cuando me ve es en invitarme a un bocadillo. A ver si me cunde algo...--concluyo Ana. --Hombre, las delgaditas estan de moda, mira a Audrey Hepburn. --Ya... como en Desayuno con diamantes. Pues los chicos, al verme tan flaca, antes que los diamantes me quieren dar el desayuno... --Pues yo soy todo lo contrario. Te podria regalar un poco, me sobra por todos lados. --!Ahi esta! Y ?has visto la cara de felicidad que pone Hector a tu lado? !Normal! Tiene donde agarrar. Pero conmigo nada de nada, solo huesecillos y un poco de carne para recubrir el conjunto. Asi no voy a encontrar nunca al amor de mi vida. --Pues yo soy muy cabezona. Y no me gusta verte triste. Te voy a encontrar a tu principe, no lo dudes. Tras una pausa, Judith pregunto con seriedad: --?Sigues con tus pesadillas? Me has preocupado en la cena. Perdona que te cortara, pero no era el momento de que las contaras a todo el mundo. --Si ya lo entiendo... pero es que vuelven mas a menudo, no se por que. Es como si quisieran avisarme de algo inminente, de algo peligroso. Pero son tan confusas… Son dificiles de describir. Son como trozos inconexos de una historia que ha escrito otra persona. Judith miro, preocupada, a su amiga. No le gustaba verla asi. Esos suenos oscuros eran como un muro que la separaba de Ana. Y no podia atravesarlo. Solo podia intentar alejarla de esa angustia. Llevarla a la vida. Buscarle pareja para que fuera feliz. Pero lo de los suenos no podia entenderlo. Ella caia agotada despues de sus jornadas detras de los clientes y se despertaba sin mas al dia siguiente. Ya esta. Dormia en bloque toda la noche. Pero Ana era diferente. Sus noches eran largas, casi eternas. Noches de angustia y de temores irracionales. --Si vuelves a tener tus pesadillas, despiertame. No lo dudes --le propuso Judith. --Es que no quiero ser una carga para ti, bastante haces por mi. Aunque la proxima vez elige a alguien parecido a George Clooney. No tendre ninguna posibilidad, pero al menos me recreare la visual durante la cena. --OK, oido cocina. Para la proxima cita a ciegas, llamar a George Clooney. Y las amigas se miraron con afecto. No habia nada que anadir. --Yo bajo a casa. Estoy rota --dijo Judith. Estaba agotada y agradecio, entonces, que vivieran en el mismo bloque. De la 6a a la 3a planta, sin atascos ni nervios. --Vale... yo tambien estoy cansada. Gracias, por la cena. --De nada, corazon, duerme bien. --Eso hare, sonare con Clooney. Y Judith salio sonriendo del apartamento de su mejor amiga. *** A solas, la sonrisa se helo en la cara de Ana. Habia mentido sobre sus suenos, como siempre. Eran mucho mas aterradores de lo que habia dicho. No podia contarle toda la verdad a Judith. Acabaria por hartarse de ella y abandonarla. Y eso no podria soportarlo. Tenia que esconderle sus miedos, ocultarselos, guardarselos para ella. Que solo la pudriesen a ella, a nadie mas. Nadie merecia vivir el suplicio de otra persona. Ese pensamiento la hizo fuerte unos segundos, pero su fortaleza desaparecio cuando miro el reloj: --Las 2h35. Toda una noche por delante --susurro. Y contemplo de reojo el mayor de sus miedos.

  • Cuando un highlander ama a una mujer de Brenna Watson

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    ?Hasta donde estaria dispuesto a llegar un highlander por el amor de una mujer?

  • Mandame al infierno pero besame de Gray Lucinda de

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    Miraba su aparatito intimo con resignacion. Llevaba casi un ano sin tener relaciones sexuales con ningun hombre desde que termino su vinculo matrimonial con ese super-mega-imbecil. Si, porque eso es lo que era, una mala persona, una persona traicionera. Era un perfido y vil Judas que le habia hecho mucho dano. Es mas, aun seguia haciendoselo con solo acordarse de lo que paso, porque es que todavia no era capaz ni de pronunciar su nombre, y asi se dirigia a ese infiel que tuvo por marido. Lo llamaba: el. Lo cierto es que no podia, ni queria, pronunciar ni pensar en su nombre. Demasiado tenia ya con escuchar a su hermano comentar alguna situacion graciosa que habia vivido con su ex como si pensara que ella no tenia sentimientos, que no podia sentirse herida ni nada por el estilo. ?Acaso pensaban todos que estaba esculpida en piedra? Pues no, no lo estaba, y queria gritarlo y que la oyeran hasta en la Polinesia. Habian estado casados durante cinco anos, y eso sin contar, claro esta, los anos que habian compartido como novios. Suspiro irritada. Demasiados. Volvio a mirar el aparato que le servia de desahogo en las interminables noches de soledad desde su separacion, con rebeldia. Al principio lo compro pensando que era preferible a volver a meter a un hombre en su cama, en su vida, pero a medida que fueron pasando los meses y su necesidad de sentir un orgasmo en condiciones, de sentirse plena, fue aumentando, ya no lo veia con tan buenos ojos. Se pregunto que por que tenia que estar alejada del sexo. A ella le gustaba, es mas, lo disfrutaba mucho, muchisimo. Jolines, le encantaba. Que ese imbecil la hubiese rechazado de la forma como lo hizo, no significaba que ella tuviese que guardarle luto o algo parecido. Despues de todo a quien enganaron de la forma mas ruin fue a ella misma. Apreto los dientes en un gesto de impotencia. Lo cierto es que el muy cretino no es que la hubiese rechazado, mas bien la habia estado utilizando como tapadera todos aquellos anos. Y ella que nunca se habia percatado de nada, seria tonta. Eso es lo que mas le habia dolido. La habia humillado tanto, se habia sentido, y se sentia, tan miserable y estupida por no haberlo visto venir, que a veces se odiaba por ello; es mas, odiaba a todo el genero masculino por ello. Entrecerrando los ojos decidio que no era ella la estupida; lo era el. Su ex era un imbecil por no haber sabido ser sincero consigo mismo ni con ella. Por haberla enganado todos esos anos en los que penso que su vida era perfecta, que su matrimonio era perfecto. Y era un egoista y una mala persona por haberle causado tanto dano, por haberle roto el corazon como lo hizo. Por eso habia tomado una decision. Una que pensaba llevar a cabo por el resto de su vida. No volveria a permitir que le hicieran dano. Nunca, nunca mas se expondria como lo habia hecho con el. Nunca nadie conoceria sus sentimientos, y si lograba no tenerlos, pues mejor que mejor. Habia sido demasiado duro porque, a pesar de lo que todos creian saber de ella, habia sufrido enormemente con aquella traicion. Habia sido tan doloroso conocer la verdad de la forma en que lo hizo, que era consciente que nunca podria sobreponerse a ello. Es mas, aun estaba padeciendo lo indecible porque su familia simplemente se habia limitado a darle una palmadita en la espalda, como si aquello no fuese tan malo, despues de todo; manteniendo su amistad con el como si tal cosa, sin importarles el dano que le habia causado; sin importarles que a ella aun le seguia provocando un dano enorme que se pronunciase su nombre en su presencia. Como si lo unico importante en la vida fuera que nadie conociese el motivo real de su ruptura y asi evitar los chismes sobre su familia, su poderosa familia. !Pues bien que le habia servido a ella tanto poder! -penso ironica. Apreto los labios con furia porque estaba en el pleno convencimiento de que nunca podria recuperarse de ese duro golpe, y se enojo todavia mas porque su familia no lo comprendiese y la compadeciese. !Se podrian ir todos a freir monas! Volvio a suspirar, esta vez con resignacion. Asi eran ellos: primero las apariencias, despues se solucionaria todo lo demas, y era mejor no aparentar estar mal. Pues ella no pensaba permitirlo. Mina se encargaria de buscar soluciones a los problemas, a sus problemas, a todos. Y en ese momento su mayor apuro era aliviar su acuciante necesidad, una penuria que no era afectiva. Tragando saliva lentamente, se pregunto: ?Entonces que es lo que quieres? --Sexo, eso es lo que quiero, la escasez de el me esta matando. Daria lo que fuera porque un hombre me tomara y me empotrara contra una pared de forma animal. Metio el consolador con forma de pintalabios, obsequio de una de sus mejores amigas, la unica que sabia la verdadera razon de su separacion, en su estuche; y despues se dirigio al chifonier color melocoton y estilo victoriano que adornaba su dormitorio, con decision. Aquel mueble era un punto divergente en su habitacion, decorada al mas puro estilo minimalista. Habia sido la unica concesion de el en cuanto a la decoracion del dormitorio que ambos compartian, y Mina estaba orgullosa de su triunfo, por eso guardaba sus cosas mas preciadas dentro de ese enser. Y lo adoraba. Era consciente que tenia que haberlo visto venir, pero estaba tan enamorada de Juste que jamas hubiese imaginado que era homosexual, mucho menos que mantenia una doble vida. Y que esa doble manera de vivir le afectaria directamente a ella. !Cabron! Intentando ignorar esos pensamientos, tomo el mando del iPod y puso su cancion favorita, Fever, procurando que la sensual musica penetrase por cada poro de su piel. Aunque si encima de que estaba que se subia por las paredes de las ganas que tenia de echar un buen polvo, oia dicha melodia, seria capaz de llamar a Telepizza y tirarse al enclenque pizzero cuando viniese a traer el pedido. --Vamos, Mina --se animo mientras se movia de forma pausada, con elegantes movimientos al compas de la musica-, tu eres una mujer decidida, valiente, asi que tienes que ir directamente a por lo que quieres, y lo que quieres esta claro. A continuacion, abrio el ultimo cajon sin dejar de tararear la melodia, donde guardaba aquellas prendas que se habia comprado para tener una noche de lujuria y desenfreno con el que fuera su marido. Ilusa. Noche que sin duda hubiese tenido si no hubiera descubierto su jueguecito y que, por algun motivo, que en ese instante no lograba recordar, habia pensado que nunca tendria con otro. !Menos mal que no las tire a la basura presa de la rabia o se las regale a Piluca! Rebusco entre las prendas un poco hasta que encontro lo que buscaba. --!Aqui estan! --exclamo feliz. Saco del cajon un pequeno cofrecito plateado y lo abrio. La verdad es que aquellas prendas le habian costado una fortuna. Sonrio al ver el delicado tanga de encaje negro abierto por la parte de la vagina y se sintio enloquecer. Desde hacia unas semanas, la necesidad de practicar sexo habia hecho presa de ella, y esa noche no pensaba quedarse con las ganas de un buen revolcon. Seguramente se debia a que ya habia superado aquella traicion, al menos en lo referente a desear estar con otro hombre. Y si no era por eso…, se encogio de hombros, para que buscar respuestas; el caso es que tenia ganas de tener una buena experiencia carnal que la ayudara a deshacerse de sus fantasmas. Un hombre, eso es lo que necesito, refunfuno, si, eso exactamente, precisamente lo que no era mi ex. Ya estaba un poco cansada del pintalabios; es cierto que habian pasado buenos momentos juntos pero, !leches!, necesitaba el contacto humano, por lo que decidio acudir a la fiesta que su hermano habia organizado en el chalet que sus padres tenian en la costa marbelli. La guarida se llamaba la finca y, Alex, aprovechando que estos estaban en Bali, habia decidido montarse un fieston. Segun su hermano, habia invitado a mucha gente, la mayoria de fuera de su circulo social, para poder divertirse a gusto y que nadie le fuera con el cuento a su estricta y dominanta progenitora.

  • Pide un deseo, Stefania Gil de Stefania Gil

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    Leah y Jonathan estaban realmente enamorados. Comprometidos y planeando la futura boda. Pero un dia, al llegar a casa despues de una larga jornada, Leah se entera de que Jonathan y toda su familia se marcharon sin dar alguna explicacion. Solo dejaron un vacio que ironicamente estaba lleno incognitas que jamas pudo resolver y una tristeza que parecia querer acompanarla de por vida.
    Decide mudarse a la gran manzana pensando que aquella ciudad le ayudaria a empezar de cero. Pero no. Cada ano, en la misma epoca en la que habia ocurrido todo, Leah revivia cada instante de aquel sufrimiento. Era un luto que vivia ano tras ano desde la misteriosa partida de su prometido junto a toda su familia.
    Con el pasar de los anos, entendio que en ningun lugar del mundo encontraria la felicidad y decide regresar a Arlington, junto a su familia y justo en el momento en el que su mejor amiga Ellie, a quien conoce desde que eran bebes, le propone empezar un negocio juntas. Tambien intuye que Ellie quiere emparejarla de una vez y por todas con Ryan, su hermano mayor. Sonaba con verlos juntos y felices desde que eran adolescentes, cuando las salidas en grupo se disolvian en segundos gracias a Ellie, dejandolos a ellos a solas y permitiendo que ciertas cosas ocurrieran por primera vez en la vida de ambos.
    Necesitaba volver a sus raices y buscaria la manera de ponerle punto y final a ese pasado tan amargo que la seguia a todos lados y no la dejaba ser feliz.
    Es durante la mudanza, cuando sufre un accidente que le da la vision que ella tanto estuvo buscando y entonces, lo encuentra. Su amor, por fin, despues de tantos anos y por un segundo fugaz, lo ve. Lo reconoce y en un abrir y cerrar de ojos, lo pierde de nuevo.
    ?Sera la imaginacion de Leah, movida por el amor, la que evoca la imagen de Jonathan? ?Tendra que resignarse a que nunca encontrara respuestas y cedera ante la propuesta de ser feliz que le ofrece Ryan? ?O esta en lo correcto y su amado Jonathan vuelve a ella despues de todos esos anos para retomar lo que el destino les obligo a interrumpir?

  • Pequenas mentiras de Grace Marie March

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    Thomas entro en su despacho con una idea clara, desea que su hija Genevieve vaya a Londres a la temporada social y encuentre un marido lo antes posible, con sus otras hijas no habia tenido el problema que ahora tenia frente a el, viendo como la menor de sus hijas se preparaba para viajar a Italia junto a sus tias. El ano pasado accedio a que viajara con ellas, pero nunca penso que por haber accedido una vez, ahora todos los anos tuviera que ausentarse lejos de alli.
    De modo que pensando en esta situacion en la que se encontraba, se dio cuenta de que su hija solo podria acceder a ir a Londres por un motivo, por una cuestion de honor, ella al fin y al cabo nunca romperia la palabra dada por su padre.
    ?Quien podria ser el candidato idoneo?, ?Como podria convencerle para que pensara que esta comprometido con su hija?

  • Siempre sone contigo de Giselle Amoros

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    Roxanne se reencuentra con alguien del pasado, exactamente, de su ninez. Verlo de nuevo le despierta sentimientos que creia olvidados y se propone que esta vez no se le escapara, sera suyo. Pero la situacion se le va de las manos cuando descubre que el tiene planes para ella y no son los mismos con los que suena.
    Biel, divorciado y padre de tres hijos, enterro el amor junto con su matrimonio. Ahora, la vida le juega una mala pasada y le surge un problema que debe solucionar con urgencia. Sus planes estan calculados al milimetro, pero la llegada de Roxanne hace que todo se tambalee.
    Sabe que no puede ser para el, aun asi, ?por que no puede estar lejos de ella?
    Descubre esta apasionada y romantica historia de la mano de Roxanne y Biel.

  • Voces de humo de Pablo Andres Escapa

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    El ferrocarril minero Ponferrada-Villablino inspira esta coleccion de cuentos que forman un retablo de voces perdidas, como el humo de aquel vapor que una manana de julio de 1919 lleno por primera vez el cielo. Casi un siglo despues, la ensonacion de un hombre que camina por la via abandonada va resucitando palabras y afanes que pintan una historia, la del paisaje detenido y los hombres que pasan. Pablo Andres Escapa nos entrega una elegia serena donde el sonido de un viejo tren queda prendido del aire, como una nota en la que se enredara el eco de los dias con su provision de esperanzas y secretos, sacrificios y temores, visiones y rutinas. Un libro que celebra lo pequeno, un valle remoto atravesado por un tren de vapor, para acercarnos a lo universal: el paso leve del hombre sobre la tierra.

  • Cupcakes en Manhattan, Una hist de Olga De Llera

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    Me miro en el espejo del bano con los ojos casi cerrados. Nunca he sido muy madrugadora. Me cuesta horrores levantarme por la manana. Pero como entre las leganas veo que me ha salido una cana, me espabilo de golpe. Cojo el maldito pelo blanco, que resalta como luces de neon entre mi espesa cabellera color azabache, y lo arranco de cuajo. Lo miro como si fuera un implante que los alienigenas me han insertado durante la noche y me deshago de el tirandolo dentro de la taza del vater. Quiero perderlo de vista para que no me recuerde mi decrepitud. Una ducha mas tarde ya estoy en la cocina, mirando mi telefono movil mientras Matthew, mi esposo, me prepara una taza de cafe. Los ninos todavia no han bajado a desayunar y el les apremia con sus gritos de guerra matinales. --!Chicos, daos prisa o volveremos a llegar tarde al colegio! Levanto los ojos de la pantalla y le miro con cara de asesina. Sabe que no soporto que grite, no a esas horas de la manana. Mi cerebro todavia esta a medio gas y la poca energia que tiene debe emplearla para organizar la manana y contestar los mensajes; mi jefe tiene por costumbre enviarme un monton fuera de horas de trabajo, sobre todo antes de una reunion importante. --?Otra vez Marvin, eh? --Matthew intuye que mi mal humor se debe al capullo de mi jefe; no porque otras mananas este de mejor humor, sino porque hoy debo tener peor cara. --Aja --. me limito a responder sin apartar la vista de la agenda del telefono. --?Volveras tarde esta noche? Me encojo de hombros. Sabe de sobras que nunca se a que hora saldre de la oficina. --Quizas me pase por el gimnasio. Despues de un dia duro me apetece hacer ejercicio. Bueno, me voy ya, que no quiero llegar tarde. Marvin estara muy tenso con lo de la reunion de los japoneses y si se cruza luego le tengo todo el dia de culo. --?No te terminas el cafe? --Me comprare uno en la estacion. Despidete por mi de los ninos --. le lanzo un beso que el finge atrapar con la mano, es su manera de decirme que preferiria que se lo diera en los labios, y salgo a toda velocidad de casa; tardare casi una hora en llegar a la oficina, eso si el tren no va con retraso. Llego a la estacion de destino y me dirijo como un rayo al puesto de venta de cafes. El chico negro que sirve las bebidas me pregunta que voy a tomar. A pesar de ir varias veces a la semana y pedirle siempre lo mismo, un cafe solo sin azucar, no se acuerda de mi. Supongo que recordar a un cliente entre los miles que pasan cada dia por su puesto de venta de cafe debe ser complicado, por no decir imposible. Cojo el vaso termico que me ofrece con la sensacion de ser una hormiga mas dentro de un descomunal hormiguero, le doy un billete de dolar y sigo a las otras obreras hasta la boca del metro. Cinco paradas mas tarde llego al punto de peregrinacion, a la Meca de los negocios. Subo las escaleras que llevan a la superficie del hormiguero y vuelvo a convertirme en persona. Aspiro el aire lleno de humo y polucion como si fuera el mejor de los perfumes franceses (comparado con los efluvios subterraneos lo parece), y pongo la vista en las enormes puertas de cristal del rascacielos de oficinas que absorbe las diminutas personas que pasan frente a su entrada. --!Mierda! !Joder! -- exclamo abriendo y cerrando la boca como un pez al que han sacado del agua. Un negro de casi dos metros se ha cruzado en mi camino, golpeandome la mano con la que sujetaba el cafe. La tapa de plastico se ha abierto y el brebaje marron me ha dejado el abrigo hecho unos zorros --!Podrias vigilar por donde vas! -- le grito sacando todo el aire de mis pulmones; cuando estoy tensa me cuesta controlar el temperamento. --!Que te den! -- me suelta el muy cabron. Y sigue andando como si nada. --!Que te den a ti! -- rebato hecha una furia, pero el ya ha desaparecido dentro del hormiguero. En el edificio de oficinas los ascensores parece que se han confabulado para que no llegue a mi despacho. En la planta baja no para ni uno. Mientras espero, o me desespero, abro la mochila y me cambio de calzado. Me deshago de las zapatillas de deporte y me pongo los zapatos de tacon que me compre hace un par de semanas. !Me encantan! Eran carisimos, pero pegan con el abrigo que se me acaba de estropear con el cafe. Decido esconderlo dentro de la mochila, junto a las deportivas. Mas tarde encargare a mi secretaria que me compre uno nuevo. Para aprovechar el rato utilizo las puertas metalicas de los ascensores para reponer el lapiz de labios que he dejado pegado en el vaso de cafe. Termino justo a tiempo. Las puertas del ascensor se abren y no espero ni una decima de segundo para meterme dentro. A estas horas de la manana la competencia es feroz. El ultimo que sube es el que tiene que bajar si la alarma de exceso de carga se dispara y no quiero perder mas tiempo o pelearme. Un dia ya tuve que hacerlo. Un tipo gordo y yo fuimos los ultimos en subir y la alarma del ascensor se disparo. Yo no me movi, y el tampoco. Las puertas no se cerraban y la gente empezo a mirarnos irritada. Al final el tio insinuo que yo era la que debia bajar, y yo le solte que el ascensor se estaba quejando de su peso, no del mio; a mis cuarenta y pico todavia tengo la misma talla que tenia a los veinte y un fisico envidiable, no en vano me machaco varias horas en el gimnasio cada semana y evito las calorias igual que el Conde Dracula el sol. En la planta 58 Marvin me esta esperando con su habitual pose de inquisidor. En dos minutos me pide que haga diez cosas a la vez, y yo le pido a mi secretaria otras tantas. Las cosas en la oficina funcionan asi, como un pendulo de Newton. La primera bola golpea a la segunda y la energia se transmite hasta el final de la cadena. --Los japoneses llegaran en cualquier momento --. dice Marvin mordiendose las unas -- Un solo error y toda la operacion se ira al garete. No me falles, Sara. No me falles. Si hay que invertir mas horas, se invierten. Pero no quiero ni una metedura de pata mas. Mira lo que encontre ayer --. me lanza un dossier con los informes que estuve repasando el fin de semana. Los que me costaron una bronca con Matthew. Mi esposo opina que deberia pasar mas tiempo con el y los ninos. Ya se que nuestra vida familiar no es como habiamos sonado, pero las circunstancias obligan. Me case joven. Un ano despues tuve a Amy. Una nina adorable. Ahora tiene 17 anos y se ha convertido en una adolescente autista; se pasa el dia encerrada en su habitacion hablando o chateando con sus amigas. Matt llego ocho anos mas tarde. Fue una bendicion de Dios, pero nos acabo de hundir economicamente; el prestamo de la universidad, la hipoteca de la casa, los seguros medicos... Afortunadamente he conseguido escalar puestos en la empresa y ahora ya no tenemos que preocuparnos por las facturas de final de mes. A Matthew, que tiene un caracter menos ambicioso que yo, no le importa quedarse en casa a cargo de Amy y Matt. Trabaja escribiendo para un famoso blog culinario y aunque no le pagan mal, comparado con mi sueldo es calderilla. !Por eso me cabrea cuando me acusa de ser una madre y esposa ausente! --Marvin, no se que decir... Lo repase mil veces. --Dime que no volvera a pasar --. grune y me arranca el dossier de las manos -- Iremos a comer con los <>. Mas te vale ser convincente. El trato debe quedar cerrado. Hoy. Llego tarde al restaurante. Marvin hace media hora que esta enviandome mensajes y yo estoy al borde de las lagrimas. Me he tirado mas de 20 minutos en la calle para conseguir un taxi, y se ha puesto a llover. Por eso al ver el codiciado coche amarillo corro para adelantar a una senora mayor con muletas que va a cogerlo antes que yo. Me siento culpable, pero me deshago del remordimiento pensando que ella no tiene que soportar un jefe como el mio y que si llega tarde a su cita, como mucho, va a cabrear al perro o al gato por no estar a la hora de siempre para ponerle la comida. Cierro la puerta del taxi, le doy la direccion al conductor y me miro en el espejo que llevo en el bolso. Doy pena. Con la humedad mi pelo se ha encrespado, el rimel se ha corrido con las gotas de lluvia y para acabarlo de arreglar, el abrigo horroroso que me ha comprado mi secretaria lo tengo que llevar abierto !porque es dos tallas mas pequeno! Al apearme del taxi delante del restaurante me doy cuenta que llevo una carrera en las medias. ?Cuando ha ocurrido? Parece que hoy todo me sale mal. Si me hubiera disfrazado de mendiga seguro que no daba tan mala impresion. Por suerte llevo unas medias de recambio en el bolso y puedo pasar por el bano a cambiarmelas. En el espejo del tocador me repaso las pestanas con mascara de ojos y me aliso el pelo con la mano. Lista. No estoy despampanante, pero he quedado presentable. Me siento satisfecha y sonrio. Mi reflejo me devuelve la sonrisa. !Joder! Me ha salido otra arruga. Eso me recuerda que debo pasar por Bergdorf Goodman a comprar mas crema antiarrugas y maquillaje, para tapar las que se resistan. Trago saliva mientras el maitre me acompana al salon privado donde Marvin me espera. El piensa que voy a convencer a los japoneses de que la oferta que les presentamos es inmejorable, aunque todos sabemos que podria ser mucho mejor, y cree que voy a cerrar el trato con solo una reunion; aunque necesitare varias para hacerlo, si es que lo consigo. Le adverti que los nipones tenian una forma de hacer negocios muy distinta a la nuestra, y que debiamos empaparnos de su cultura si queriamos salir victoriosos. Pero el me solto que lo dejaba en mis manos, que es lo que suele decir cuando cree que algo es una gilipollez. Por eso estoy hecha un flan. No tiene ni idea de como tratar a nuestros interlocutores, y si algo sale mal va a echarme las culpas a mi

  • Felicidad de Thich Nhat Hanh

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    La ensenanza fundamental del maestro zen Thich Nhat Hanh es que la plena consciencia (o mindfulness) puede ensenarnos a vivir en el presente y desarrollar la paz interior. Accesible tanto a los recien iniciados en el budismo o la meditacion como a practicantes mas experimentados, Felicidad es el unico libro que recopila todas las practicas desarrolladas por Thich Nhat Hanh durante sus mas de sesenta anos como monje y maestro budista. Con secciones dedicadas a la practica cotidiana, las relaciones, el ejercicio fisico, la comida atenta y la practica con los ninos, Felicidad constituye una guia completa para vivir con plena consciencia nuestra vida cotidiana.

  • El cadaver que sostengo de Antonio Cremades

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    Estaba desnudo, tumbado boca arriba y cubierto por una sabana hasta el pecho. Apoyaba la cabeza sobre una mano, y con la otra me estaba peinando las cejas. En cuanto a mi picha, descansaba inerte sobre el muslo derecho, como un lagarto tomando el sol sobre una roca. Era la habitacion de una chica a la que habia conocido poco mas de una hora antes. Se llamaba Marisa. Habia sacado para mi un viejo colchon que guardaba debajo del suyo, supuse que para ocasiones como esta. El colchon estaba ahora en el suelo de la habitacion, a un metro de su cama. Ella se estaba lavando los dientes. Llevaba minutos en el bano y el grifo no dejaba de sonar. Me imagine que se estaba dando una ducha rapida, o quiza lavandose el papo en el bidet. Me parecio un gesto solidario, me habia comido cien chichis que olian a pis y a sudor tras toda una noche de copas. Yo habia salido a tomar canas con Hilario aquella tarde. Siempre que salia con el, ligaba. El, nunca. Y eso que era el el que entraba siempre a las tias, pero lo hacia de una manera arrogante y agresiva que indefectiblemente las ponia en guardia. Pese a esto, el jamas se planteo cambiar de tactica. Yo creo que le gustaba mas provocar que seducir. Lo peor de salir con el era que siempre se acercaba a las pavas por la calle, y a mi eso me ponia incomodisimo. Lo hacia freneticamente, sin parar. Si una pasaba de el, entraba a la que venia por alli, y luego a la siguiente. Yo no podia justificar de ninguna manera, ni ante las tias ni ante mi mismo, el hecho de que las hubieramos entrado: no podia haber otra razon que porque queriamos ligar con ellas, y eso les otorgaba un poder sobre nosotros, desnivelaba la situacion, no combatiamos en igualdad de condiciones. Era preferible que no estuvieran seguras de si uno estaba interesado en ellas o no, y eso solo era posible en situaciones aparentemente casuales: las dependientas, las camareras de las cafeterias, las companeras de clase. Tenia que haber un escenario que amparase mi relacion con ellas, algo que justificase que estuviera hablando con ellas. Que yo pudiera pasar tiempo con ellas por algo que teniamos en comun y que no implicase que la tia me molase. En realidad, ese dia solo habiamos estado bebiendo. No habiamos salido con intencion de mojar. Eran las seis de la manana. Volviamos andando por una calle del centro, hacia la parada del autobus, que ya empezaba a circular a esas horas. Estabamos hablando sobre las puertas que te abre el hablar idiomas, e Hilario decia que se habia quedado pasmado alguna vez que me habia escuchado hablar en frances. Yo no lo hablaba muy bien en realidad, pero estaba demasiado cansado como para discutir. De pronto, vio venir a dos tias en sentido contrario y se lanzo a por ellas. Me dijo que le siguiera la corriente, desoyendo mis suplicas para que nos volviesemos tranquilos a casa. Entonces empezo el circo para el. Le encantaban los enredos, las situaciones pintorescas. Les pregunto si les apetecia desayunar con el y con su amigo frances. A la mas bajita se le encendio la cara. Me pregunto en frances que si era frances, y le dije con una sonrisa timida que en realidad era belga. Entonces la conversacion se bifurco, y echamos los cuatro a andar hacia donde iban ellas, sin confirmar si se iba a desayunar o no. La bajita y yo ibamos delante hablando en frances, e Hilario iba detras con la otra. Yo me reia para mis adentros oyendolos. Hablaban mas alto que nosotros. Hilario estaba diciendo que me habia recogido esa tarde en el aeropuerto y que yo iba a pasar unos dias en su casa. Decia que le venia de perlas cada vez que yo lo visitaba porque yo tenia mucho dinero y no reparaba en gastos, asi que cada vez que yo me presentaba el se daba la vidorra a mis expensas. Le aseguro que podiamos pegarnos los cuatro un desayuno inolvidable, que total, iba a pagar yo. A la alta no parecia hacerle gracia. Mientras tanto, Marisa me iba explicando que ella habia estudiado tres anos de frances en la escuela de idiomas y que su sueno era vivir algun dia en Paris. Como ella tambien estaba oyendo lo que decian los de detras, me pregunto si yo confiaba en mi amigo, y que si hacia mucho que lo conocia. Yo le conteste con una sonrisa ingenua, como de turista japones, que si, que confiaba ciegamente en el, que la amistad para mi era lo mas importante. Entonces me dijo que tuviera cuidado, que habia algo en el que no le gustaba. Aunque Hilario no entendia ni jota de lo que ella me estaba diciendo, su discurso por detras no hacia sino reafirmarla: ya estaba en que los tres podian, si se lo sabian montar, vivir los proximos quince dias del bobo de su amigo. Para entonces acababamos de llegar a otra parada de autobus. La que iba con Hilario dijo que ella se iba, que no le apetecia desayunar. No se queria ni siquiera despedir de Hilario, que disfrutaba pidiendole un beso que todos los presentes sabiamos que no le daria. Le dijo a Marisa que se iba, que si la iba a acompanar o que. Estaba algo tensa. Marisa me miro con dulzura y me pregunto en frances que donde iba a dormir. Yo le dije que con mi amigo, claro. Entonces me dijo que ella tenia sitio en su casa y que no se quedaba tranquila si yo me iba con el. Yo le pregunte si estaba segura de que no molestaba, y ella me dijo que no, que lo preferia. Me despedi de Hilario y nos encaminamos despacio hacia su piso.