• La leyenda del lipizano de M. F. Masvil

    https://gigalibros.com/la-leyenda-del-lipizano.html

    De las cenizas de la guerra nacera una leyenda…

    La lipizana, una de las mas bellas y finas razas de caballos que existe en el mundo… Sus ejemplares son los favoritos de las principales escuelas ecuestres del planeta.
    Son animales muy agiles, dotados de movimientos graciles, mucha inteligencia y agudos sentidos.
    Desarrollan, con sus jinetes, fuertes lazos que solo pueden equipararse con el de los hermanos entre si…
    Estos caballos tienen, ademas, una particularidad que los hace unicos: nacen con su pelaje de color negro o muy oscuro y al crecer, se les vuelve blanco, el por que ocurre este cambio es todo un misterio.
    Toda raza tiene una historia y las mejores merecen su leyenda…
    He aqui un relato que se remonta a antes del principio y cuenta cual fue el origen de todo lo que hace a estos caballos tan especiales.
    Una historia de amor y sacrificio, donde el valor y la mas pura lealtad daran origen a una magica y conmovedora leyenda que sera, simplemente… inolvidable.

  • Siete casas vacias de Samanta Schweblin

    https://gigalibros.com/siete-casas-vacias.html

    NOS PERDIMOS --dice mi madre. Frena y se inclina sobre el volante. Sus dedos finos y viejos se agarran al plastico con fuerza. Estamos a mas de media hora de casa, en uno de los barrios residenciales que mas nos gusta. Hay caserones hermosos y amplios, pero las calles son de tierra y estan embarradas porque estuvo lloviendo toda la noche. --?Tenias que parar en medio del barro? ?Como vamos a salir ahora de aca? Abro mi puerta para ver que tan enterradas estan las ruedas. Bastante enterradas, lo suficientemente enterradas. Cierro de un portazo. --?Que es lo que estas haciendo, mama? --?Como que que estoy haciendo? --su estupor parece sincero. Se exactamente que es lo que estamos haciendo, pero acabo de darme cuenta de lo extrano que es. Mi madre no parece entender, pero responde, asi que sabe a que me refiero. --Miramos casas --dice. Parpadea un par de veces, tiene demasiado rimel en las pestanas. --?Miramos casas? --Miramos casas --senala las casas que hay a los lados. Son inmensas. Resplandecen sobre sus lomas de cesped fresco, brillantes por la luz fuerte del atardecer. Mi madre suspira y, sin soltar el volante, recuesta su espalda en el asiento. No va a decir mucho mas. Quiza no sabe que mas decir. Pero esto es exactamente lo que hacemos. Salir a mirar casas. Salir a mirar las casas de los demas. Intentar descifrar eso ahora podria convertirse en la gota que rebalsa el vaso, la confirmacion de como mi madre ha estado tirando a la basura mi tiempo desde que tengo memoria. Mi madre pone primera y, para mi sorpresa, las ruedas resbalan un momento pero logra que el coche salga adelante. Miro hacia atras el cruce, el desastre que dibujamos en la tierra arenosa del camino, y ruego por que ningun cuidador caiga en la cuenta de que hicimos lo mismo ayer, dos cruces mas abajo, y otra vez mas casi llegando a la salida. Seguimos avanzando. Mi madre conduce derecho, sin detenerse frente a ningun caseron. No hace comentarios sobre los cerramientos, las hamacas ni los toldos. No suspira ni tararea ninguna cancion. No toma nota de las direcciones. No me mira. Unas cuadras mas alla las casas se vuelven mas y mas residenciales y las lomas de cesped ya no son tan altas, sino que, sin veredas, delineadas con prolijidad por algun jardinero, parten desde la mismisima calle de tierra y cubren el terreno perfectamente niveladas, como un espejo de agua verde al ras del suelo. Toma hacia la izquierda y avanza unos metros mas. Dice en voz alta, pero para si misma: --Esto no tiene salida. Hay algunas casas mas adelante, luego un bosque se cierra sobre el camino. --Hay mucho barro --digo--, da la vuelta sin parar el coche. Me mira con el entrecejo fruncido. Se arrima al cesped derecho e intenta retomar el camino hacia el otro lado. El resultado es terrible: apenas si acaba de tomar una desdibujada direccion diagonal cuando se encuentra con el cesped de la izquierda, y frena. --Mierda --dice. Acelera y las ruedas resbalan en el barro. Miro hacia atras para estudiar el panorama. Hay un chico en el jardin, casi en el umbral de una casa. Mi madre vuelve a acelerar y logra salir en reversa. Y esto es lo que hace ahora: con el coche marcha atras, cruza la calle, sube al cesped de la casa del chico, y dibuja, de lado a lado, sobre el amplio manto de cesped recien cortado, un semicirculo de doble linea de barro. El coche queda frente a los ventanales de la casa. El chico esta de pie con su camion de plastico, mirandonos absorto. Levanto la mano, en un gesto que intenta ser de disculpas, o de alerta, pero el suelta el camion y entra corriendo a la casa. Mi madre me mira. --Arranca --digo. Las ruedas patinan y el coche no se mueve. --!Despacio, mama! Una mujer aparece tras las cortinas de los ventanales y nos mira por la ventana, mira su jardin. El chico esta junto a ella y nos senala. La cortina vuelve a cerrarse y mi madre hunde mas y mas el coche. La mujer sale de la casa. Quiere llegar hasta nosotras pero no quiere pisar su cesped. Da los primeros pasos sobre el camino de madera barnizada y despues corrige la direccion hacia nosotras pisando casi de puntillas. Mi madre dice mierda otra vez, por lo bajo. Suelta el acelerador y, por fin, suelta tambien el volante. La mujer llega y se inclina hasta la ventanilla para hablarnos. Quiere saber que hacemos en su jardin, y no lo pregunta de buena manera. El chico espia abrazado a una de las columnas de la entrada. Mi madre dice que lo siente, que lo siente muchisimo, y lo dice varias veces. Pero la mujer no parece escucharla. Solo mira su jardin, las ruedas hundidas en el cesped, e insiste en preguntar que hacemos ahi, por que estamos hundidas en su jardin, si entendemos el dano que acabamos de hacer. Asi que se lo explico. Digo que mi madre no sabe conducir en el barro. Que mi madre no esta bien. Y entonces mi madre golpea su frente contra el volante y se queda asi, no se sabe si muerta o paralizada. Su espalda tiembla y empieza a llorar. La mujer me mira. No sabe muy bien que hacer. Sacudo a mi madre. Su frente no se separa del volante y los brazos caen muertos a los lados. Salgo del coche. Vuelvo a disculparme con la mujer. Es alta y rubia, grandota como el chico, y sus ojos, su nariz y su boca estan demasiado juntos para el tamano de su cabeza. Tiene la edad de mi madre. --?Quien va a pagar por esto? --dice. No tengo dinero, pero le digo que vamos a pagar. Que lo siento y que, por supuesto, vamos a pagar. Eso parece calmarla. Vuelve su atencion un momento sobre mi madre, sin olvidarse de su jardin. --Senora, ?se siente bien? ?Que trataba de hacer? Mi madre levanta la cabeza y la mira. --Me siento terrible. Llame a una ambulancia, por favor. La mujer no parece saber si mi madre habla en serio o si le esta tomando el pelo. Por supuesto que habla en serio, aunque la ambulancia no sea necesaria. Le hago a la mujer un gesto negativo que implica esperar, no hacer ningun llamado. La mujer da unos pasos hacia atras, mira el coche viejo y oxidado de mi madre, y a su hijo atonito, un poco mas alla. No quiere que estemos aca, quiere que desaparezcamos pero no sabe como hacerlo. --Por favor --dice mi madre--, ?podria traerme un vaso de agua hasta que llegue la ambulancia? La mujer tarda en moverse, parece no querer dejarnos solas en su jardin.

  • Lissy de Luca D’andrea

    https://gigalibros.com/lissy.html

    Dos golpes ligeros y estas palabras: Crunch, crunch, crunch. ?Quien roe, roe? ?Quien mi casita me come? Marlene, veintidos anos, un metro sesenta, o algo mas, ojos color azul melancolia, un lunar al final de la sonrisa, indudablemente hermosa e indudablemente asustada, se miro reflejada en el acero de la caja fuerte y se dijo a si misma que era idiota. Era metal, no el mazapan del cuento. Y no habia ninguna bruja en las inmediaciones. Es el miedo, se dijo, solo es eso. Movio los hombros, dejo de respirar, como su padre antes de apretar el gatillo de la escopeta, vacio los pulmones y volvio a concentrarse. Las brujas no existian. Los cuentos mentian. Solo la vida importaba, y Marlene se preparaba para cambiar la suya definitivamente. La combinacion era facil de recordar. Uno. Tres. Dos. Luego un cuatro. Un giro de muneca, otra vez cuatro y ya estaba. Tan simple que las manos de Marlene lo hicieron todo por si solas. Aferro el tirador de acero, lo bajo y apreto los dientes. Un tesoro. Fajos de billetes de banco apilados como lena para la Stube . Una pistola, una caja de municiones y una bolsita de terciopelo. Por debajo de la caja asomaba una libreta que valia mas que todo ese dinero multiplicado por cien. Habia sangre y tal vez incluso un par de cadenas perpetuas guardadas entre sus paginas arrugadas: una interminable lista de acreedores y deudores, nombres de amigos y de amigos de amigos escritos con la caligrafia pequena, delgada e inclinada de Herr Wegener. Marlene no le dedico un segundo vistazo. No le interesaban la pistola, las balas ni los fajos de billetes. La bolsita de terciopelo, en cambio, hizo que le sudaran las palmas de las manos. Conocia su contenido, conocia su poder, y estaba aterrada. El suyo no era un simple robo. Llamemos a las cosas por su nombre. Lo que la mujer joven estaba haciendo con el corazon en un puno era… traicion. Marlene Taufer in Wegener, legitima esposa de Robert Wegener. El hombre frente al que todo el mundo se quitaba el sombrero: cuarenta anos transcurridos en la construccion de una carrera hecha de intimidaciones, contrabando, emboscadas y asesinatos. Nadie bromeaba con un hombre como Wegener. Nadie se atrevia ni a utilizar siquiera su nombre de pila. Para todo el mundo Robert Wegener era Herr Wegener. Incluso para ella. Marlene. Su esposa. Espabila. El tiempo apremia. Sin embargo, tal vez precisamente debido al acoso de las agujas del reloj, durante un parentesis entre un tic y un tac, cuando Marlene abrio la bolsita de terciopelo, la fabula volvio a tomar la delantera sobre la realidad y la mirada de la mujer joven se cruzo con la azul, profunda y terrible, de criaturas minusculas y puntiagudas. Cobolds. Le parecio incluso obvio. A los cobolds les gustaba el metal, el frio y la muerte: caja fuerte, pistola, dinero y libreta. Un nido perfecto. Los cobolds reaccionaron con ferocidad ante ese allanamiento. Se apoderaron de la luz de la habitacion, la apresaron en sus ojitos crueles y la transformaron en un destilado de odio tan salvaje que por poco a Marlene no se le cayo la bolsita de los dedos. Eso la hizo volver al presente. A la caja fuerte completamente abierta. A la villa en el Passirio. Es decir, a la realidad. La bolsita de terciopelo estaba repleta de zafiros. Carbono condensado que, debido a una broma de la fisica, habia aprendido a brillar como una estrella. Toda, o casi toda, la fortuna de Herr Wegener apretada en su puno. Pero nada de brujas ni de cobolds. Porque, se dijo de nuevo Marlene, no existian las brujas, ni tampoco los cobolds; en cambio, esas piedras preciosas no solo eran reales, sino que tambien eran la llave para su nueva vida. Siempre y cuando dejara de perder el tiempo y se largara. Sin prestar mas atencion al mundo de los cuentos, y sin pensar en la cadena de consecuencias que acababa de poner en marcha, Marlene cerro la bolsita, la escondio en el bolsillo interior de su chaqueta acolchada, cerro la caja fuerte, la oculto detras del cuadro, enderezo la espalda, le dio un toquecito a un mechon que amenazaba con acabar dentro de los ojos y dejo atras el dormitorio. Recorrio el pasillo, un tramo de escaleras, el salon, el vestibulo con innumerables espejos, la escalinata exterior. La noche la acogio con una suave brisa que soplaba del norte. No se detuvo. Puso en marcha el Fiat 130 gris y se marcho. La villa que se desvanecia en el espejo retrovisor. El discurrir de las farolas. La alianza de oro tirada por la ventanilla sin volver a pensarselo. La ciudad dormida. El desguace. Una parada rapida y, gracias a un abultado sobre de dinero, el Fiat 130 se convirtio en un Mercedes W114 color crema, con matricula <>, la documentacion en regla, los neumaticos recien estrenados y el deposito lleno. Nada de gracias. Nada de saludos. Directa hacia el oeste. Aparte de los primeros copos de nieve, todo iba de acuerdo con los planes. Al menos hasta el puesto de control a pocos kilometros de Malles. Un autentico engorro. Al final de una serie de curvas que Marlene habia empezado a enfilar, vio una furgoneta con las luces de emergencia apagadas y un par de carabineros con el aspecto de alguien que se esta muriendo de frio. O de sueno. O de quien, furtivo, esta esperando a alguien o algo. Herr Wegener tenia ojos y oidos en todas partes. Tambien entre los uniformes. De manera que: ?tentar a la suerte o cambiar de itinerario? Si no fuera por la ansiedad y el miedo, Marlene habria podido mantener todavia su plan a salvo de los imprevistos. Sin embargo, la ansiedad, el miedo y la nieve cada vez mas densa la llevaron a pisar el freno, cambiar de sentido y enfilar una carretera secundaria, desencadenando una nueva serie de acontecimientos. La carretera secundaria la llevo a otra, aun mas estrecha y sinuosa, que atravesaba un pueblecito sumido en el sueno hasta un cruce (?derecha o izquierda?, ?cara o cruz?), y aun mas adelante, con la nieve que se acumulaba en capas. Y cuando el coche empezo a dar bandazos, la chica con el lunar al final de la sonrisa decidio continuar de todos modos, con un ojo puesto en la calzada cada vez mas empinada y otro en el mapa en el que, no hace falta decirlo, ese paso (malditos sean ellos y sus mapas llenos de errores) no aparecia marcado. No era cierto. El mapa era inexacto, tal vez, como todos los demas, ?pero erroneo? Era de 1974, y en 1974 el hombre ya habia dejado su huella en el polvo lunar: no era posible que un mapa se equivocara. Marlene simplemente tendria que haber estacionado, echar el freno de mano, encender la luz del interior, respirar profundamente un par de veces y verificar mejor. Las cosas habrian ido de otra manera. Pero Marlene no se detuvo. A la ansiedad se le habia anadido la incredulidad de quien descubre que se ha perdido. Dale gas, pero adagio , se dijo, y sigue adelante. Tarde o temprano la carretera conducira a alguna parte. Un pueblo, un refugio, una explanada. Se sentiria satisfecha incluso con un espacio abierto que fuera lo bastante ancho para consentirle maniobrar y volver atras, dispuesta a desafiar el puesto de control: cualquier cosa con tal de interrumpir esa nueva e inexorable secuencia de acontecimientos y retomar el control de su propio destino. No fue asi. Tal vez la nieve, tal vez los ojos que no podian despegarse del mapa; en cualquier caso, Marlene percibio de repente que el Mercedes perdia adherencia, derrapaba a la izquierda, hacia un trompo y volaba . Fue horroroso. La negrura barrida por los faros. La nieve oscura que remolinaba en enjambres. Las fauces del precipicio. Los troncos de los arboles, inmoviles y perfectamente perceptibles en todos sus detalles. La colision. Violenta. Un fogonazo de dolor sofocado por el ruido de chapas rasgadas. Un aullido infernal, esta vez si, demasiado parecido al chirrido de la puerta de la bruja. Marlene grito el nombre de Dios. Y mientras la montana, negra y sin nombre, se cernia sobre ella, su grito se convirtio en un jadeo. Pero fue el amor lo ultimo que invoco. El amor que la habia empujado a traicionar al hombre mas peligroso que habia conocido en su vida. Ese amor que tenia un nombre. --Klaus. La ultima palabra de Marlene antes de la oscuridad. 3 Casi al amanecer. De no haber sido por el reloj, nadie se habria dado cuenta. La nevada se habia convertido en una tormenta de nieve. No habia nada de luz en el exterior, tan solo una neblina blanca. Tampoco habia nada de luz dentro de la habitacion. La arana de cristal parecia incapaz de iluminar nada, limitandose a dibujar una masa informe en el suelo. Si uno la observaba largo rato, se arriesgaba a que le asaltaran malos pensamientos. Tanto el hombre como la mujer evitaban hacerlo. Se parecia demasiado a una mancha de sangre. Aparte del tictac del reloj de pendulo y de su respiracion, solo habia silencio. La mujer estaba sentada en una butaca, las manos entrelazadas sobre los muslos apretados. Rigida como un soldadito de plomo, los rasgos faciales cristalizados en una mueca que la envejecia una decada. Llevaba una especie de uniforme. La falda hasta la rodilla, un delantal muy blanco y el pelo recogido en una trenza. De no ser por la expresion cenuda (?o asustada?), habria sido hermosa. Se llamaba Helene, y desde hacia mas de cinco anos era el ama de llaves en la villa del Passirio. Hacia mas o menos el doble de tiempo que habia dejado de morderse las unas. Esa habia sido una de las primeras lecciones en la Escuela de Economia Domestica de Bresanona, donde aprendio los fundamentos del oficio. Las manos de una buena ama de llaves, le explicaron sus profesores, son su tarjeta de visita. Nunca sucias, siempre arregladas, bien cuidadas. Dejar de morderse las unas habia sido casi como dejar de fumar, pero luego se acostumbro a ello. Durante anos la idea de volver al viejo habito ni siquiera se le habia pasado por la cabeza. Hasta que empezaron los gritos. ?Que clase de hombre podia emitir semejantes sonidos? Basto solo un instante y volvio a caer. Mordisqueaba, roia, y cuando los dientes alcanzaban la carne viva, Helene, con un gesto irritado, dejaba caer sus manos sobre el regazo para martirizarse el delantal. Luego empezaba de nuevo. Manos. Boca. Unas. Dientes. Una pequena punzada de dolor. Delantal. Y otra vez mas, desde el principio. Helene habia intercambiado una unica mirada con el hombre alli de pie, apoyado en la gran chimenea que nadie usaba nunca. Una unica mirada. Mas que elocuente. El hombre se llamaba Moritz. Habia cumplido recientemente los treinta, tenia unas ojeras como hematomas y una pistola automatica en una funda, oculta bajo la americana de su traje oscuro. Por regla general, ese traje le sentaba de maravilla. Habia pagado por el una cantidad desorbitada, pero habia valido la pena. Se lo decia por las mananas, mientras se hacia el nudo de la corbata o le daba un ultimo retoque al pelo engominado, y se lo confirmaba el interes de las mujeres con las que se cruzaba por las calles del centro. En ese amanecer, en cambio, con o sin traje oscuro, Moritz se habria sentido en cualquier caso incorrecto y torpe como un espantapajaros. Porque cuando sus ojos se reflejaron en los de Helene, el hombre de la pistola vio algo que lo aterro. Una mirada de las que habia ya captado bastantes, desde que entrara a formar parte del circulo de Herr Wegener. La mirada de una victima. Y eso no estaba bien. No estaba bien, porque Moritz era un hombre sencillo que dividia el mundo con el lanzamiento de una monedita. ?Victima o verdugo? Facil: nada mejor que el sonido de una nariz al romperse. Con su metro noventa y sus noventa kilos de peso, y su propension natural a la violencia, Moritz nunca habia sentido el miedo de la victima. Hasta el momento en que, reflejandose en los ojos de Helene, se pregunto: <>. Pero tambien: <>. Por eso dejo de mirar al ama de llaves. Y la mancha en el suelo de la habitacion. Demasiadas, demasiadas preguntas. Moritz odiaba las preguntas. Porque a las preguntas uno no podia romperles la nariz. A las preguntas no les podia meter una bala en el corazon (y otra en la cabeza, por seguridad) y hacer que se callaran para siempre. Las preguntas eran como esos insectos repugnantes, todo boca y paciencia que, famelicos y canallas, eran capaces de derrumbar incluso el mas solido de los castillos. Silencio. Eso es lo que le habria gustado a Moritz. Pasar por completo de los gritos y desaparecer durante unos minutos. Los suficientes como para ahuyentar los malos pensamientos. Un cigarrillo en el jardin. O una copita de brandi. Pero las ordenes eran las ordenes. Las ordenes, para alguien como Moritz, le cortaban la cabeza a los signos de interrogacion. Marcaban la frontera entre lo que se podia hacer y lo que estaba prohibido. Las ordenes trazaban una linea recta, simple, y el era un hombre simple. Ademas, hacian que la desobediencia fuera mucho mas emocionante. Y era esto, si queremos ser sinceros hasta el fondo, lo que le habia provocado problemas. Asi que Moritz permanecia inmovil, erguido en su traje oscuro, apoyado en la chimenea apagada. Escuchando los gritos y sintiendo el peso de la automatica, que lo aplastaba contra el suelo. Sobre la mancha informe del suelo. Helene, sin embargo, tenia una vision mas compleja del mundo. No existian unicamente el blanco y el negro. La obediencia y la transgresion, las victimas y los verdugos. Habia todo un oceano de grises en los que navegar. Bastaba poco para transformar una orden en un consejo y los consejos no eran trampas, siempre ofrecian alguna escapatoria. Sus obligaciones, por ejemplo, guardaban relacion con la villa. No con su empleador. Villa y empleador eran dos cosas diferentes. Aqui habia una via de escape. Cuando decidio que ya habia tenido suficiente de aquellos gritos, Helene se levanto de golpe y salio de la habitacion. Silenciosa como un fantasma. 4 El amanecer. Mas que verla la sintio en los huesos. No habria podido hacer otra cosa. Las ventanas que daban al jardin estaban cerradas. Solo la pantalla de una lampara, rota pero aun en funcionamiento, iluminaba la habitacion sumida en el caos. Armarios completamente abiertos, cajones fuera de sitio, mantas y ropa hechas jirones, una infinidad de papeles, joyas, cuadros, libros (menos uno) por los suelos, victimas inocentes de su furia. En el centro de la sala, toda ella de estuco y con cortinas de terciopelo bordadas en oro, sentado en la cama sin hacer, Herr Wegener se dio cuenta de que si no dejaba de gritar y empezaba a razonar de manera lucida y racional todos los logros que lo habian llevado a ser lo que era se convertirian en una montana de estiercol y esfuerzo desperdiciado. El autocontrol habia sido durante anos su orgullo. Los nervios de acero y la sangre fria le habian permitido llevar la batuta de lo que, en secreto, habia bautizado como <>. Un imperio listo para dar el salto que, ese era el plan, le consentiria elevarse desde el rango del hombre ante el que uno se quita el sombrero al del hombre en cuya presencia es obligatoria una genuflexion . En ese gelido amanecer, por mucho que se esforzara en recuperarlo, el autocontrol seguia siendo una quimera. Lo era porque Wegener no queria creer lo que sus nervios de acero y su sangre fria le sugerian. Y la que era la unica y simple explicacion: Marlene. Imposible. Marlene nunca lo habria traicionado. Marlene era su esposa. Marlene era la mujer a la que amaba. Por encima de todo, Marlene era una mujer y nunca se habia visto que una mujer lograra joder a alguien como el. O tal vez si, tal vez en algunas partes del mundo habia mujeres capaces de atreverse a tanto, pero Wegener estaba seguro de que Marlene no pertenecia a esa categoria. Ni en broma. Nervios de acero y sangre fria no estaban de acuerdo. No hacian mas que repetirselo. Ha sido ella, ha sido ella, ella, ella.

  • Sabotaje de Arturo Perez Reverte

    https://gigalibros.com/sabotaje.html

    ?Es el Guernica que conocemos el verdadero cuadro que pinto Picasso?

  • Antes de desposarte (Solteronas 6) de Amaya Evans

    https://gigalibros.com/antes-de-desposarte-solteronas-6.html

    Brighton, Marzo 1828 Lady Strathull hablaba animadamente con su amiga lady Anne, la esposa del recien nombrado conde de Emerett. --Todavia me parece increible que ese hombre tan joven haya muerto tan sorpresivamente. --Para nosotros tambien ha sido algo terrible e inesperado. Oliver jamas quiso aquel titulo, y de hecho tenia muy poca comunicacion con su hermano. Pero el principe fue tajante en que no admitiria una negativa ante el hecho de que Oliver debia heredar el titulo como segundo hijo legitimo del difunto conde de Emerett. --Asi debia ser, querida--la mujer tomo su mano--se que no es facil esta transicion, ni para usted, ni para el. Despues de todo era su hermano el que murio, para que ahora el herede el titulo. --Lo se, y a mi esposo le esta costando asimilarlo. El no me lo dice pero se que en el fondo tenia la esperanza de que algun dia el cambiara, se casara con una buena mujer y sentara cabeza. Pero lastimosamente esa vida disoluta, le gano y lo llevo a la muerte. Lady Strathull no dijo nada por prudencia, y porque le tenia carino a lady Anne y a su esposo, pero el rumor era que el habia sido amante de la esposa de un duque. No se sabia exactamente de quien, puesto que lo habian mantenido oculto muy bien, pero al final el marido se habia enterado y al parecer no era el tipo de hombre al que le gustaba que le adornaran la cabeza. Lo reto a un duelo y como era ilegal, hacerlos desde hacia un tiempo, solo los padrinos y los involucrados sabian del lugar. Lo unico que se supo despues fue que encontraron el cuerpo del conde, flotando en el muelle, y nadie tenia idea de lo que habia sucedido. A ella particularmente le parecia un hombre insoportable, pero tampoco le deseaba la muerte. --Lady Strathull ?se encuentra bien?--escucho que le preguntaban. --Oh…si, querida. Solo pensaba en como cambiaron las cosas tan rapidamente. Pero no se puede hacer nada mas que sobreponerse al dolor y seguir viviendo. --Ya hace un ano, que sucedio todo y Oliver todavia, no se acostumbra. Tal vez ahora que empieza la temporada en un par de meses, quiera ir para dejarse ver por primera vez en los diferentes actos, como el nuevo conde. Sin embargo tengo que pensar bien la forma en la que le planteo el asunto, pues no quiero que se sienta presionado. --No creo que se sienta de esa manera. Su esposo es un hombre sensato y estoy segura de que es muy consciente de las obligaciones que trae su titulo. No me cabe duda de que los vere en la temporada. -- ?Usted va a asistir? --Bueno...no lo se todavia. Mi hija como sabras, no es muy dada a esos eventos, pero su hermano practicamente la esta obligando a asistir. --La miro insegura--y...la verdad es que no habia tocado el tema por prudencia, despues de todo estan apenas saliendo del luto. Pero la verdad es que necesito su ayuda. -- ?Mi ayuda? --pregunto sorprendida. --Si, mi querida amiga. Mi hija, a la que ya conoce usted muy bien, es una joven educada con las mejores institutrices, es inteligente, amable, elegante, y con una excelente dote en caso de que algun caballero se fijara en ella. Pero ambas sabemos que no tiene la belleza--comento apesadumbrada, la mujer. --Lady Strathull, su hija es una joven agradable, que tiene muchos talentos y si es una mujer bella, que lastimosamente tuvo un horrible accidente. --Es muy amable de su parte decirlo. Pero ambas sabemos que la sociedad no perdona esas cosas y mi hija ha sufrido por los comentarios de mucha gente. Tiene toda la razon en no querer ir a una temporada, donde muy posiblemente este como un florero todas las noches, en cada baile. Sin hablar de lo que dira la gente al verla. No quiero que pase humillaciones y estoy segura de que si usted va a la temporada y la acoge bajo su ala, ella se sentira mas segura. --Entiendo...--se quedo pensativa, sin embargo lady Strathull lo malinterpreto. --No tiene que hacerlo, lady Emerett. Se que no debe ser nada facil actuar como chaperona y al tiempo encargarse de sus propios asuntos en plena temporada. A veces...soy algo imprudente-- sonrio con tristeza--creo que mis ganas de ver a mi hija feliz, al menos por un momento, me ganan. Desde siempre mi nina, ha sido una joven solitaria, que se mete en sus libros o en sus pinturas para alejarse del mundo y yo lo unico que deseo, es que tenga la suerte de encontrar un buen hombre. Uno que vea mas alla de sus cicatrices--la miro desolada-- ?cree que eso pueda ser posible? Anne sintio pena por ella--por supuesto que es posible. Todos en este mundo tenemos una persona, hecha para nosotros y Charlotte no es la excepcion. --Usted lady Emerett, tiene muy buenas conexiones, aun mejores que las mias, porque tanto sus hermanas como primas, estan muy bien casadas, son condesas baronesas y marquesas. Si mi hija no consigue un buen enlace con su ayuda, no lo hara jamas. --Anne le dio unas palmaditas en la mano--no se preocupe, lady Gardiner, prometo que hare todo lo posible por ayudarla. Vera como en muy poco tiempo, ella conocera a un buen partido. Eso se lo aseguro. ***** Charlotte se preparaba con la ayuda de su doncella para ir al baile que organizaba lady Gardiner, una vecina, que disfrutaba de hacer constantes eventos en su casa, en parte para dar a conocer a sus hijas y en parte, para alardear de la enorme fortuna de su marido. Ella detestaba ese tipo de eventos pero su hermano habia insistido tanto que no tuvo mas remedio que aceptar. Sabia lo que venia y se preparaba mentalmente para los gestos de horror, el rechazo, y los comentarios hirientes. Thomas no tenia idea de lo que a ella le costaba todo eso, porque el se dedicaba a saludar a todos, a bailar con las mujeres mas hermosas que todo el tiempo le coqueteaban y a tomar licor. --Milady--este es el vestido que me dijo que planchara. --Si, es ese, pero me pregunto si no sera mejor llevar el color crema. --Oh no, milady. El verde se le vera mucho mejor y hara juego con sus hermosos ojos. El vestido crema es muy apagado para la noche. --Pero me hara pasar mas desapercibida. --No creo que eso sea lo indicado. ?Como conseguira marido, entonces? Charlotte miro a su doncella como si estuviera loca--a veces realmente creo que necesitas lentes, Penny. La muchacha se echo a reir--no es eso, milady--la ayudo con el camison, luego el corse, y finalizo con el vestido. --Lo que pasa es que yo si estoy segura de que alguien especial vendra a su vida. ?Que tal si es hoy, el dia que lo conoce?--dijo emocionada haciendo reir a Charlotte. --Oh Penny, ?que haria yo sin ti? La muchacha la ayudo a sentarse en el tocador y comenzo a peinarla--vera la hermosa pluma que le pondre en el cabello y los cristales tan lindos que tengo para decorar el mono. Cuando termine con usted no se va a reconocer. --No servira de nada. No soy siquiera medianamente elegible. --Se ve hermosa, y creame que algun dia alguien la vera por lo que es; una joven bella, con un corazon hermoso, educada, amable, sincera... --Ya basta--sonrio--voy a creermelo. --Es hora de que lo haga--comento la doncella entre chiste y al mismo tiempo de manera seria. --Espero que no vayan lady Croft y la odiosa de lady Hurst, pero seria mucho pedir tener tan buena suerte. --Todo lo que debe hacer, es actuar como si no estuvieran alli. Una hora despues ella y su hermano estaban en la fiesta de lady Gardiner. Charlotte caminaba por detras de las columnas tratando de no dejarse ver, mientras observaba a su hermano divertirse. Luego de un rato se fue al tocador que estaba solo afortunadamente, pero cuando iba a salir, escucho que alguien entraba. --Te juro que no se como tiene el descaro de venir hasta aqui. --lady Hurst comento a las otras jovenes que estaban con ella.

  • Mujer fantasma de Victoria Villarino

    https://gigalibros.com/mujer-fantasma.html

    Jamas me habria imaginado lo que esa manana me encontre tras la cochambrosa pared de mi futura casa. Ya hacia varios meses que compre lo que viene siendo el terreno en general. Una antigua mansion. Probablemente de algun viejo rico que habia heredado la casa de generacion en generacion hasta que tuvo la mala suerte de no poder dejar descendencia ni herederos a los que poder ceder la enorme y antigua casa. La primera vez que la vi fue un dia que estaba por el barrio por pura casualidad. Justo estaba haciendo una investigacion por la zona. Hacia tiempo que me queria mudar y estaba barajando diferentes opciones. Cuando la vi me quede impresionada con su fachada. Una casa mas larga que ancha. Con unos amplios escalones que llegaban a un porche bastante ornamentado. Las paredes de un gris gastado que deja claro que hace tiempo que esta abandonada. Dos columnas en la entrada, una a cada lado de la escalera. De un estilo dorico sencillo, rematadas en un blanco hueso y con algun reflejo dorado, senal de que habia algun tipo de decoracion que hoy en dia es inexistente. Con esas enormes torres que deduzco que en su interior estarian las diferentes habitaciones. Y esos grandes ventanales. Me parecio estar viviendo en otra epoca y estar viendo un castillo. Realmente me dejo tan hipnotizada que no dude ni un segundo en elegirla. Queria que esa que tenia ante mis ojos fuera mi casa. Y cuando una cosa se me pone entre ceja y ceja suelo ser muy insistente. No tarde en llamar al numero que anunciaban para comprarla y me atendio una inmobiliaria. Al parecer no estaba nada equivocada. La casa llevaba diez anos en venta porque su antiguo propietario ya no se podia hacer cargo de ella. Y dado que hacia tantos anos que nadie preguntaba por ella me la dejaron tirada de precio. Sinceramente no se cuanto costaria en su tiempo, pero creo que por lo menos me costo la mitad de lo que se mereceria. Lo mas dificil vino despues. Obviamente la casa necesitaba mas de una reforma. Como por ejemplo poner una caldera y cambiar el sistema de electricidad a uno mas moderno. Ademas de una mano de pintura tanto por dentro como por fuera. Arreglar el suelo. Puede que la moqueta que lo cubria disimulara ese horrible suelo en su epoca, pero como comprendereis en pleno siglo XXI no iba a dejar la moqueta. Asi que mi idea era poner suelo de madera en toda la casa menos en la cocina y el bano. Hablando del bano, creo que es la habitacion con mas decoracion de la casa. Un suelo de marmol a cuadros y unas paredes con un papel bastante feo, con unas flores en tonos azules. Lo que mas me llamo la atencion fue esa maravillosa banera con patas doradas que decidi conservar en mi futuro cuarto de bano. Casi toda la decoracion la tuve que cambiar. Yo queria un estilo mas minimalista, pero manteniendo la fachada y ese aire antiguo. La cocina es la unica reforma seria que hice. Teniamos que tirar la pared que separaba la cocina del salon-comedor porque no me gustaba como quedaba todo tan cerrado. ?Quien no querria una cocina con una pequena isla en medio y poder ver a quien este en el salon mientras preparas la cena? Y entonces aqui vinieron los problemas. Contrate a la gente mas especializada en el tema de este tipo de reformas. Tuvieron que hacer mil llamadas a arquitectos y de mas para saber si no habia ningun problema por tirar esa pared abajo sin que se nos cayera la casa encima. Tras un mes de mucha, mucha paciencia, me dieron el visto bueno y comenzaron a sacar ese estorbo de hormigon entre mi cocina y mi salon. Pero lo que encontramos dentro de ese muro nos dejo de piedra a todos. CAPITULO 1 Todo comenzo rondando los anos setenta. Nunca me habia llevado bien con mis padres. Concretamente con mi padre. Siempre estaba quejandose del poco partido que me daba y de lo desaprovechada que estaba mi vida. Estaba empenado en que buscara un hombre con dinero y que no lo dejase escapar jamas. En resumidas cuentas, el pretendia que me quedara de esclava de un hombre engreido y creido, que creia que el dinero era la puerta a todos los lugares y personas del mundo. Y no se equivocaba en eso, porque hasta el dia de hoy he podido comprobar que asi es. Parece que el dinero es la llave magica que todo lo abre. Asi que su idea era que me quedase en la casa de este senoritingo con dinero, haciendo los quehaceres de un ama de casa, que ademas me aburriria como ninguna porque por supuesto tendria servicio, asi que no podria limpiar, ni cocinar, ni ir al pueblo a comprar nada... Simplemente entretenerme con cualquier cosa que tuviera en su mansion de ricachon. Aprender a tocar el piano o a pintar sobre un lienzo. Si, creo que esas son las cosas que suelen hacer la gente adinerada. El habia crecido en otra epoca en la que esto era bastante mas tipico, pero estando casi a finales de siglo me parecia una costumbre bastante neandertal. Mi madre por otro lado callaba cuando mi padre empezaba a despotricar barbaridades por su boca. Se le veia en la mirada que, en muchisimas ocasiones, por no decir en todas, no estaba de acuerdo con el. Pero como buena esposa que era no tenia ni voz ni voto frente a la opinion del patriarca de la familia. Asi que un buen dia en el que el sol radiaba en todo lo alto, tome la decision de empezar a vivir mi vida por libre. Sin estar reprimida ni encarcelada en una prision con prejuicios como barrotes. No era un dia cualquiera. Yo lo sabia y el aire que chocaba contra mi ventana suavemente para darme los buenos dias, tambien. Hoy era el esperado dia en el que cumplia la mayoria de edad. Al fin libre. Durante todo ese dia pasee por el pueblo capturando cada escena. Las senoras comprando fruta y pescado en los pequenos puestecitos del mercado. Todo fresco, por supuesto. Te lo dejaban bien claro con sus gritos a pleno pulmon. Para la cena mi madre me habia preparado mi plato favorito, pollo al horno con un salteado de verduras del huerto que teniamos detras de la casa. Me alegro mucho que se acordara del dia que era a pesar de no hacerme ningun regalo. El ano anterior me habian regalado un cofre que habia sido de mi abuela, y lo habian decorado con algunos toques de bronce pintado que simulaba ser oro. Para entonces aun ibamos medio bien de dinero. Pero este ano era bastante peor que el anterior pues el que llevaba el huerto de casa siempre habia sido mi abuelo, que al morir unos meses despues que mi abuela, se habia quedado casi desierto. La unica que intentaba que no decayera era mi madre que era la que pasaba mas tiempo en casa. Pero aun asi nunca le habia llamado mucho la atencion por lo que no sabia muy bien el tiempo de cultivo de cada cosa y las temporadas para cada una. Al no contar con la ayuda de los alimentos del huerto para poder venderlos en el pueblo, nuestros ahorros bajaron considerablemente. Yo conseguia ganarme algo de dinero ayudando a una vecina que estaba casi senil, limpiando algunos muebles de su casa. Su marido habia sido un depravado y se habia largado con la primera fulana que se le cruzo por el camino. Asi que la pobre mujer se vio sola e incapacitada para llevar una casa tan grande. Mi padre, por supuesto, no sabia nada de mis momentos de trabajo. Solo se lo conte a mi madre que no pudo mas que alegrarse. Aunque me advirtio que si se enteraba mi padre podria ser terrible. Despues de cenar les di las buenas noches a mis padres y subi las largas escaleras hasta mi habitacion. Me asee y me meti bajo las sabanas. Espere el tiempo prudente para asegurarme de que mis padres ya estaban en el quinto sueno de Morfeo. Me baje de la cama con el mayor sigilo posible y con sumo cuidado abri la maleta que habia debajo de mi cama. Solo meti las prendas esenciales para la convivencia en cualquier otro lugar que no fuese este. Alguna muda de ropa interior y un par de manoletinas. La cerre silenciosamente y descendi hasta que sali de esa casa. Mi casa. Me dio mucha pena abandonar a mi familia. A mi madre. La que siempre me apoyaba, aunque la sociedad no nos lo permitiera. Ella siempre creia en mi. Todos los planes de futuro que le contaba los escuchaba con ojos de emocion. Me dio mucha pena abandonarla dejandola con el mandon de mi padre. Sabia que estaria bien, aunque yo me fuera. Pero yo no podia quedarme ni un segundo mas alli.

  • Cam (Genesis 5) de Maricela Gutierrez

    https://gigalibros.com/cam-genesis-5.html

    Aunque Cameron pasa las noches sirviendo tragos en la barra de un bar y mostrando su mejor sonrisa, en el fondo sabe que eso no es lo que quiere, pues ese lado oscuro que lo habita pide a gritos ser liberado y el no conoce una mejor forma de hacerlo que luchar contra los demonios que, ocultos en las tinieblas, acechan a diario a los humanos. Cuando su mejor amigo es asesinado tratando de protegerlo, la resolucion de Cam se vera manchada por la culpa y los deseos de venganza y a todo esto debera sumarle una nueva lucha, esta vez con sus sentimientos, cuando una noche se presente en la puerta el pequeno Steven.

  • Deseada por su Lobo (Los Lobos de Green Valley 7) de T.n. Hawke

    https://gigalibros.com/deseada-por-su-lobo-los-lobos-de-green-valley-7.html

    Adele:

  • El trono vacante (VIII) de Bernard Cornwell

    https://gigalibros.com/el-trono-vacante-viii.html

    En esta octava entrega de la epica saga <>, Bernard Cornwell da de nuevo vida a la desgarradora y turbulenta historia de una nacion desgarrada por la violencia sectaria y religiosa. Con una escritura poderosa y una impactante reconstruccion de epoca, Uhtred de Bebbamburg ha conquistado a millones de lectores de todo el mundo y su historia acaba de ser adaptada para la television por la BBC y el NBC: The Last Kingdom.

  • Haz que ocurra de Tamara Marin

    https://gigalibros.com/haz-que-ocurra.html

    !Por fin volvia a casa! Mi hermana Daniela y yo habiamos ido a pasar unos dias con mis padres, aprovechando mi cumpleanos. Hacia mucho que no ibamos a verlos y ya no podiamos posponerlo mas. Me encantaba ir a ver a mis padres. Desde que se jubilaron, se fueron a vivir al pueblo, el cual es muy pequeno, ideal para desconectar de todo, pero con pocas cosas para hacer. Aproveche para leer mucho y para meterme con mi madre en la cocina. Me gusta mucho cocinar, y siempre que voy intento sonsacarle alguna de sus recetas secretas, aunque no hay manera. Por no mencionar que las dos en la misma cocina somos un peligro y siempre acabamos discutiendo. Todo el mundo dice que somos iguales, y eso me cabrea aun mas. Mi madre tiene un caracter demasiado fuerte, demasiado explosivo, exactamente igual que el mio, asi que, por mucha rabia que me de, es la pura verdad, somos iguales. Cuando llevaba mucho tiempo sin ir al pueblo, y sin verlos, los echaba de menos, pero cuando pasaba unos dias alli, me entraban unas ganas tremendas de volver a mi casa, mi sofa, mi cama..., (me parezco a ETE). Sobre todo, echaba mucho de menos a Jordi (mi marido). Estaba deseando llegar a casa y achucharlo muy fuerte, nunca nos habiamos separado tanto tiempo. Bueno, algun fin de semana si, cuando el tenia que viajar por trabajo, pero esta vez casi habia sido una semana. Es cierto que en algunos aspectos va genial desconectar un poco de todo (incluso de marido), pero no podia parar de pensar en las ganas que tenia de volver a casa y verlo. Mi hermana me dejo en la puerta de mi casa, y pense que habia sido una suerte que el vuelo se adelantara casi tres horas, si no habriamos llegado tardisimo. Como siempre me pasa cuando me subo en un avion, habia dormido casi todo el trayecto (mi hermana se indigna conmigo porque ella cuando se sube en uno es incapaz de relajarse en todo el viaje). Lo malo iba a ser poder dormir despues de la siesta que me habia pegado. Se me paso por la cabeza que, quiza, cuando llegara Jordi y con lo descansada que estaba podriamos tener un poco de sexo, pero lo descarte en el acto. Ultimamente llegaba tarde del trabajo, incluso trabajaba muchos fines de semana y decia que estaba muy cansado y no le apetecia (la verdad era que por entonces no tenia buena cara). Llevabamos mucho tiempo sin sexo, asi que guarde las ganas para otro momento. Mientras subia en el ascensor, iba pensando en todo lo que le tenia que explicar; no es que hubiera hecho gran cosa, pero como en el pueblo no hay cobertura, no habiamos hablado en dias, y se me habia acumulado todo lo que le queria contar. El no habia podido acompanarme, se habia quedado trabajando. Con la crisis, habian despedido a mucha gente, y ahora que la cosa iba mejor no habian contratado a nadie. La gente como el habia aguantado, pero estaban hasta arriba de faena. Al abrir la puerta, me extrano que no estuviera la llave echada, pero Jordi era casi tan despistado como yo, asi que pense que se habria olvidado. Me fui directa a mi habitacion. Queria deshacer la maleta lo antes posible, ducharme, ponerme un pijama comodo y tirarme un rato en el sofa. Jordi aun tardaria bastante en llegar, asi que podria hacer zapping un rato (en casa de mis padres es imposible, a mi padre le encanta la tele, y es el dueno y senor del mando), llevaba casi una semana sin poder pasar canales a diestro y siniestro. Pense que podriamos pedir algo de cena, y asi no tendria ni que cocinar. La verdad es que estaba descansada, pero necesitaba un ratito de sofa y tele. Cuando llegue a la puerta de nuestro dormitorio... !Hostia! Me sentia como si me hubieran clavado al suelo con algo, y el unico pensamiento que se me pasaba por la cabeza una y otra vez era <>. Desde el umbral de la puerta lo vi a el..., que no estaba solo. Un topico. Me iba unos dias y, al volver, me encontraba a mi marido, en mi cama, con otra. Mi dormitorio tenia una de esas distribuciones raras, en las que me era mucho mas facil que yo los viera a que ellos me vieran a mi (aunque tampoco estaban ellos para ver nada). Se me paso por la cabeza coger la lampara de la mesita y estamparsela en la cabeza para que dejaran de gemir de esa manera, pero cuando consegui despegar los pies del suelo y moverme, hice lo que jamas pense que haria: di media vuelta, agarre mi maleta, cerre la puerta con cuidado y me fui a casa de mi hermana Daniela. No se bien como llegue alli, ya estaba oscureciendo y no podia quitarme de la cabeza la imagen de Jordi en la cama con otra. Me preguntaba si yo no podia ser como el resto de la humanidad y encontrarmelo con otra en un bar o en cualquier sitio; no, yo tenia que verlos en plena faena. Tendria esa imagen grabada en mi cabeza toda mi vida. Una vez que estuve en casa de mi hermana, me sorprendi. Fue como cuando haces un recorrido en coche muchas veces y, ya en tu destino, piensas: <>. Pues me paso un poco eso, no fui consciente del camino. Cuando mi hermana abrio la puerta, me di cuenta de que aun no habia soltado ni una lagrima (no tengo la menor idea de por que, soy una llorona). La aparte, me sente en el sofa y le dije: --He pillado a Jordi en mi cama con otra. --Asi, sin panos calientes ni nada. Podria haber sido mas delicada, pero no estaba yo para pensar mucho lo que decia. De hecho, pensar antes de hablar no es una de mis cualidades. Se hizo un silencio seguido de una carcajada de mi querida hermana. La mire como si no le quedara mucho tiempo de vida, y corto la risa al momento. Es con la unica persona que me funciona mi mirada asesina, por algo es mi hermana pequena. --Si, claro, y estas aqui tan normal, explicandomelo tranquilamente. -- Que bien me conocia, ni yo misma podia creer lo tranquila que aparentaba estar. --Pero, a ver, no habras hecho ninguna tonteria, ?verdad? --Pobrecilla, creo que, llegados a ese punto, empezo a acojonarse. --Defineme tonteria. --No se, descuartizarlos y guardarlos en la nevera. --No, los he dejado que siguieran follando y he cerrado la puerta sin que me oyeran. --Hasta yo me daba cuenta de lo impropio que sonaba eso viniendo de mi. --?Quien eres tu y que has hecho con mi hermana?!Dios, que suerte han tenido!

  • BELLA (SAGA BELLA OSCURIDAD 1) de Jessica Rivas (jessre)

    https://gigalibros.com/bella-saga-bella-oscuridad-1.html

    “Nunca es demasiado tarde para ser lo que podrias haber sido” -George Eliot.

    Las malas acciones de Aleksi Kozlov bastan para perder lo unico valioso en su vida.
    Basta una sola mirada de Bella Foster para comprender que solo ansia libertad.
    Basta una promesa inquebrantable de alguien nuevo para luchar hasta el final.
    Y he ahi el punto de encuentro entre polos opuestos.
    Cuando la belleza es poder, el dinero debilidad, y la imperturbabilidad un don; el deseo de romper las reglas predispuestas se convierte en lo unico razonable.
    Porque basta con solo ver una rosa roja en su maxima expresion para comprender que su encanto desvirtua las espinas que brillan ante su mencion.
    Una historia llena de pasiones, y traiciones con protagonistas inigualables. Un juego sin fin en el cual las apariencias cumplen el rol mas importante.
    El sufrimiento sera inevitable.

  • Heredero de la oscuridad de Edgar Velazquez

    https://gigalibros.com/heredero-de-la-oscuridad.html

    Comence a ver cosas raras, escuchar ruidos y voces extranas.
    Mi cuerpo crecio. habia algo que recorria mis venas. la herencia familiar.
    La vi y me enamore, tan profundamente que no existe un limite.

  • Coincidencia millonaria de Gina Rosi

    https://gigalibros.com/coincidencia-millonaria.html

    --Deberias conectarte totalmente con Chad esta noche. --!Que! --Exclamo--. !De ninguna manera! --Miro hacia arriba y me encuentro con los ojos grises de mi prima en el espejo. Ella esta de pie detras de mi, arreglando mi masa de cabello cobrizo intenso con mechas rubias en preparacion para la fiesta de cumpleanos de Chad Black, a la que practicamente me obliga a asistir. En este momento me esta mirando con su propia expresion particular de exasperacion. --En serio, Sarah --dice, insertando otro alfiler en mi cabello para mantener el estilo que esta creando--, necesitas divertirte un poco. Y por lo que me has dicho, Chad es lindo, sexy y esta ansioso por darte justo lo que necesitas. --Yo y todas las demas chicas de Nueva York --me burlo--. Vamos, Liz, no esta tan mal. Me divierto. Te tengo a ti, Brandon, todos esos hermosos libros en mi e-reader y un trabajo increible --hago una pausa--, que no es tan sorprendente, pero lo que sea. Liz se rie y se echa hacia atras el pelo negro y rizado que le llega hasta la espalda. Ella acababa de regresar del trabajo cuando le hable de la fiesta de Chad, a la que no estaba seguro en ese momento, a la que queria asistir. Inmediatamente, lo dejo todo y comenzo a ayudarme a prepararme, insistiendo en que tenia que irme. Ella debe estar cansada, despues de un largo dia en el bufete de abogados donde trabaja, pero aun se ve deslumbrante. Me gusta pensar que nos parecemos, al menos en cuanto a rasgos, nuestros padres son gemelos identicos despues de todo, pero en el color tomamos como nuestras madres. Mi piel es palida y un poco rosada en un buen dia, mientras que Liz tiene un tono caramelo claro absurdamente hermoso. --Estoy segura de que sabes lo patetico que es cuando mi novio, yo, los libros y el trabajo somos tu unico derecho a una vida llena de diversion --dice Liz, todavia sonriendo--. Cuando dije divertido, no me referia a la version PG. --Me mira a los ojos en el espejo y baja la voz a un susurro teatral--. Me refiero al sexo. Me rio. --No voy a tener sexo con Chad. Es suficiente con que practicamente me obligues a ir a su fiesta. --Si --dice sin arrepentirse--, Brandon pasara la noche y no quiero preocuparme por ser ruidosa. --Ella sonrie con picardia--. De todos modos, ambas sabemos que si no te obligo, te sentaras en tu habitacion suspirando por ya-sabes-quien. Niego con la cabeza. --No suspiro, y puedes decir su nombre. --Se que puedo, solo deseo que lo olvides. --Me clava otro alfiler en el pelo. --Su nombre es Jim Weyland --digo obstinadamente. Ella pone los ojos en blanco--. Y es un idiota. --El no es. --Es demasiado. Las dos nos reimos, recordandonos cuando eramos ninas. Practicamente crecimos juntas y hemos sido inseparables toda nuestra vida. Su risa termina en una pequena risa. --No se tu, pero cuando un chico te invita a salir, te lleva, pasa dos meses haciendote enamorar de el, y cuando finalmente le dices como te sientes, te dice que el tambien te ama, pero… --se detiene--, ?cuales fueron las palabras exactas de nuevo? Yo no respondo. No quiero recordar A veces, todavia es demasiado doloroso pensar en ello. Liz tiene razon. Paso demasiado tiempo pensando en Jim Weyland. El escritor de largometrajes mas renombrado de Gilt Traveler, un viajero de aventuras de fama mundial, y el hombre del que he estado enamorado, silenciosamente y sin ser correspondida durante los ultimos dos anos. Inmediatamente despues de la universidad, consegui un trabajo en Gilt Traveler, una de las muchas publicaciones propiedad de Gilt Magazines. Me enamore de Jim en mi primer dia en el edificio despues de la entrevista, cuando paso junto a mi en el vestibulo. Habia empezado como asistente de Mark Willis, el editor principal de funciones, y me dirigia a los ascensores cuando un chico alto, moreno y apuesto con confianza se acerco a mi, haciendome mirar fijamente. Me guino un ojo y casi me tropece con mis tacones de ocho centimetros. No sabia quien era en ese momento, pero lo descubri muy pronto. Por alguna providencia divina, tambien trabajo en Gilt Traveller. Era un escritor talentoso, guapo, encantador y nada parecido a los chicos que habia conocido en la universidad. Me invito a cenar, convirtiendome en la envidia de todas las chicas de Gilt, porque nunca habia salido con nadie de la oficina. Fue magico. O eso creia yo. Al final de la semana, me acoste con el. Al poco tiempo, supe que me estaba enamorando de el. Estupidamente, le dije como me sentia, y el respondio diciendome que yo era dulce y que el tambien me amaba, pero que nunca podria comprometerse con ninguna mujer y que solo me haria dano a la larga si lo intentaba. --Lo digo en serio cuando digo que te amo --dijo con seriedad, con una expresion apasionada que siempre me habia hecho sentir como si yo fuera la persona mas especial del mundo para el--. Significaria mucho para mi si pudieramos ser amigos despues de esto. Liz todavia esta esperando que responda. Cierro los ojos, tratando de bloquear el triste recuerdo--. Dijo que no puede comprometerse con una sola mujer. --Eso --dice Liz--. Cuando un chico hace eso, es un idiota, y no sigues siendo amigo de el por ningun motivo. Ni siquiera irias a la fiesta de Chad esta noche si Jim estuviera en la ciudad para decir ‘Oye, Sarah, ?por que no vamos a pasar el rato en este o aquel cafe? Sere tan encantador y divertido, mientras me complace el hecho de que en solo dos meses conmigo, te hice incapaz de enamorarte de nadie mas’. Hemos tenido esta pelea un par de veces, aquella en la que ella me dice lo poco saludable que es mi amistad con Jim para mi, y yo trato de defender a Jim y el hecho de que dos anos despues de que me rompio el corazon, todavia estoy en amor con el. Cuando no respondo, Liz, inusualmente, deja el asunto descansar. Clava un ultimo alfiler en mi cabello y da un paso atras, mirando su obra. La mayor parte de mi cabello esta recogido en un peinado que es intencionalmente desordenado, pero elegante, con algunos mechones enmarcando mi rostro. Es encantador. Me encuentro con los ojos de Liz en el espejo y sonrio con agradecimiento. --Gracias. Ella le devuelve la sonrisa. --No hay problema. Ahora ve a esa fiesta y diviertete. --Ella guina un ojo--. En caso de que cambies de opinion y decidas sacudir el mundo de Chad. Deje un regalo en tu bolso. Mirandola con recelo, me acerco a mi cama y cojo el bolso negro, lo abro y pongo los ojos en blanco ante el ‘presente’. --Definitivamente no los necesitare --digo con una sonrisa. Liz se encoge de hombros. --La noche aun no ha terminado. Permiteme un poco de esperanza. * * * * Menos de una hora despues, estoy frente a la sala Oyster, un exclusivo restaurante y bar en el segundo piso del Swanson Court Hotel. Desde el exterior, es imposible adivinar que hay una fiesta en el interior. Deteniendome en el pasillo fuera de las puertas, veo mi reflejo en el cristal y agradezco a mis estrellas por Liz. Tambien me ayudo a escoger mi ropa, un vestido verde oscuro del mismo color que mis ojos, con un escote sugerente y un dobladillo que termina justo por encima de mis rodillas, combinado con tacones negros que suman diez centimetros a mi modesto metro sesenta y cinco. Satisfecho de que nada esta fuera de lugar, abro las puertas y entro en una tranquila antesala ocupada por una sonriente anfitriona, que me dirige hacia otro par de puertas que se abren directamente al restaurante. En el interior, la fiesta esta en pleno apogeo, y aparentemente incluye a todos los jovenes elegantes, artisticos o creativos de la ciudad de Nueva York. Eso no es sorprendente. Chad Black, el celebrante, es un fotografo galardonado que a veces trabaja para Gilt Traveler. Desde la entrada, vislumbro a algunas personas de la oficina, y luego a Chad al otro lado de la habitacion, susurrandole algo a una rubia increiblemente delgada, que se rie de lo que sea que este diciendo. Chad tipico. Le encanta coquetear, y ha estado intentando, de muy buen humor, meterse en mis pantalones durante anos. Tomo una copa de champan de un camarero que pasa, con los ojos todavia en Chad. Es guapo, muy guapo, con cabello largo y castano, ojos color caramelo y una sonrisa encantadora que le da la apariencia de ser el vecino inofensivo, amistoso, pero increiblemente atractivo. Lo se mejor, su amor por las mujeres es generoso, no discriminatorio y definitivamente no monogamo. Levanta la vista de la oreja del rubio y me nota. Sonriendo, se disculpa y se acerca. --Sarah, carino --exclama por encima de la musica pop fuerte, luego me besa en ambas mejillas antes de inclinarse hacia atras para mirarme--. Te ves impresionante. --Tu tambien --respondo, esquivando una segunda ronda de besos--. Gran fiesta. --?Yo se, verdad? --Toma mi mano y hay un destello cuando alguien toma una foto. No tengo tanta influencia social como algunas de las otras chicas de Gilt, asi que no me preocupa que mi foto aparezca en alguna de las columnas de moda o chismes. Chad todavia esta hablando. --Tengo grandes amigos que se dan cuenta de que no hay nada mas importante que celebrar el hecho de que hace veintiocho anos vine a este mundo en beneficio de las mujeres de todas partes --proclama. Me rio. Estas tan lleno de eso. --Si --responde con una sonrisa encantadora--. Pero me amas. --Si --Entonces, ?por que no me dejas mostrarte lo loco que estoy por ti? Le doy un manotazo en el brazo. --Porque me amo demasiado. Suspira exageradamente. --Ven entonces. Te presentamos a algunos de mis amigos. --Tirando de mi a traves de la habitacion, me lleva a un grupo de personas hablando y riendo con bebidas y bocadillos. --Chicos, esta es Sarah --anuncia Chad--, en cuyas bragas estoy tratando de meterme. --Me guina un ojo, impenitente, mientras sus amigos ululan. Alguien tira de su manga y le susurra algo al oido. --Vuelvo enseguida --me dice antes de irse para ocuparse de lo que necesite. Uno de los amigos, un tipo de cabello castano desordenado y rostro sin afeitar, me dice su nombre con un acento britanico fresco. Tambien presenta al resto del grupo. Hay un pintor, una morena con curvas que trabaja en un tabloide, un critico gastronomico y la mezcla tipica de escritores, artistas y otros tipos creativos. --La mayoria de las veces fuimos a la universidad con Chad --dice un britanico--. ?Como lo sabes? --El hace un trabajo para nosotros…, la revista donde trabajo. --?Que revista? --La pregunta viene de la pintora, una mujer menuda con un corte pixie. --Viajero dorado --respondo. --Esa es buena. --La escritora sensacionalista, creo que su nombre era Annabel, parece impresionada--. ?Que haces? --Soy un asociado de funciones --les digo. Es el titulo oficial de mi trabajo real, que consiste en escribir los pequenos articulos en los que los escritores no pueden molestarse. --Suena como un buen concierto --dice alguien. --Si, lo es --estoy de acuerdo con un encogimiento de hombros. --No puedo esperar el momento en que una modelo en bikini salga de un pastel --declara un britanico, terminando su bebida e inmediatamente cogiendo otra de una bandeja que pasa. --?Pasara? --Pregunto interesada. Nunca habia visto algo asi fuera de las peliculas. --No es probable. No es una fiesta de fraternidad. --Suena melancolico. Chad regresa. --Entonces, chicos, ?habeis convencido a Sarah de que valgo al menos una noche de su tiempo? --?Eres tu? --Dice una de las mujeres, sacudiendo su cabello--. No por lo que recuerdo. El resto del grupo se echa a reir y me uno a ellos. Chad intenta parecer molesto, pero falla. --!Chad, carino! --La voz suave viene del otro lado de la habitacion y todos miramos en esa direccion. La oradora es una mujer vagamente familiar, alta y esbelta, con una masa salvaje de cabello rubio oscuro y piernas de un kilometro de largo luciendo un mono ajustado. --Aqui viene Claudia --oigo decir a alguien. Pero no estoy escuchando. Mi corazon esta martilleando, mis ojos se fijaron en el hombre de pie junto al recien llegado. Jim Weyland. ?Que esta haciendo el aqui? Pienso, presa del panico y euforico al mismo tiempo. Se supone que debe estar en Inglaterra, haciendo paracaidismo con Reese Fletcher, el temerario multimillonario de la electronica de sesenta anos. Habiamos hablado por telefono hace solo unos dias, y no menciono nada sobre regresar a Nueva York. Sin embargo, aqui estaba, con la mujer mas hermosa de la fiesta, nada menos. Todavia no me ha visto, asi que tengo tiempo de mirarlo. El esta de pie, mirando a su cita mientras se arroja a los brazos de Chad, su expresion, esa irresistible combinacion de aburrimiento y misterio que solo algunos chicos pueden lograr. Su cabello oscuro es corto a los lados y hacia atras, mas largo al frente, con un atractivo mechon cayendo sobre su frente. Su cuerpo, perfecto con una elegante camisa y pantalones oscuros, esta en forma y atletico. Mi corazon se atora en mi garganta, llenandose con el familiar dolor agridulce que siento cada vez que lo veo.

  • Canciones para el incendio de Juan Gabriel Vasquez

    https://gigalibros.com/canciones-para-el-incendio.html

    Un nuevo libro de relatos del ganador del Premio IMPAC y el Premio Alfaguara de novela por El ruido de las cosas al caer.

  • CALLGIRL Escort 1 de Susantha Lust

    https://gigalibros.com/callgirl-escort-1.html

    A veces las cosas pasan simplemente porque tienen que pasar…Soy Catherine Wayne, y a mis recien cumplidos veinte anos, decidi abandonar el pequeno pueblo en el que naci y me crie para escapar de una vida que odiaba, de un pueblo asfixiante y de una madre yonqui, alcoholica y prostituta que me llevaba a vivir situaciones limite. Pero en mi huida no solo deje atras una vida de maltrato y vejaciones, sino a mi propia hermana Alice. Odio a mi madre y todo lo que representa. Odio ese pueblucho. Los odio a todos ellos.Fue la imperiosa necesidad de buscar un futuro, lo que me llevo hasta Nueva York. Alli, sola, destrozada fisica y psicologicamente, me encontre con unos pocos pavos en la cartera, un futuro incierto y el temor de verme devorada por las falacias de mis propios suenos. Pero el antojadizo destino hizo que Alina -una prostituta rusa-, se cruzase en mi camino salvandome asi de mi misma. De su mano, me adentre en el sordido mundo de la prostitucion, y con ello, rehuse al Amor. Pero claro, soy mortal, y como tal, puedo cometer errores. Y los cometi.

  • El amor olvidado (La Frialdad De Rocio 1) de Mobo Reader

    https://gigalibros.com/el-amor-olvidado-la-frialdad-de-rocio-1.html

    La felicidad era como un espejismo para Rocio Sanchez, cuando mas se acercaba a la felicidad, mas se alejaba. Ella acababa de casarse con Edward Smith, pero en su noche de boda todo se derrumbo. Dejando a Rocio embarazada, Edward la abandono en su noche de boda.

  • Lionheart de Ana Roux

    https://gigalibros.com/lionheart.html

    Oceano Atlantico, 1805. A miles de metros sobre el agua, la flota aerea britanica y la napoleonica se enfrentan por el control de Europa. Tras una dura batalla, el navio Lionheart del capitan Fellowes acaba aterrizando en una isla poblada por naufragos, entre los que se encuentra Ellen Fellowes, la hija del capitan, quien lejos de la civilizacion ha descubierto la libertad.

  • Mendel el de los libros de Stefan Zweig

    https://gigalibros.com/mendel-el-de-los-libros.html

    De vuelta en Viena tras una visita a los barrios de la periferia, me vi inmerso de improviso en un chaparron que, con humedo latigo, perseguia a la gente obligandola a correr hasta los portales de las casas y otros refugios. Yo mismo busque tambien, a toda velocidad, un techo que me amparara. Por fortuna, en Viena le espera a uno en cada esquina un cafe. De modo que hui al que se encontraba mas proximo, con el sombrero que ya goteaba y los hombros empapados. Una vez en el interior, se revelo como el tipico cafe de arrabal, con ese estilo casi esquematico, burgues, de los de la antigua Viena, lleno a rebosar de gente normal que consumia mas periodicos que bolleria, y sin los artificios tan de ultima moda en los cafes cantantes que en el centro de la ciudad imitan a los alemanes. En aquel momento --estaba empezando a oscurecer--, la atmosfera ya de por si sofocante se veia jaspeada por espesos anillos de humo azul. Y, sin embargo, aquel cafe daba la impresion de estar limpio, con sus sofas de terciopelo visiblemente nuevo y su caja registradora de aluminio reluciente. Con las prisas no me habia molestado en leer el nombre que ponia por fuera. Por otro lado, ?para que? De modo que me sente en aquel lugar calido, mirando impaciente a traves de los ventanales cubiertos de chorros azules a la espera de que la lluvia, inoportuna, tuviera a bien alejarse un par de kilometros. De modo que alli estaba yo, sentado sin hacer nada; a punto de caer en esa pasividad indolente que, como un narcotico, irradia todo autentico cafe vienes. Con aquella sensacion de vacio, me dedique a contemplar a las distintas personas que se encontraban a mi alrededor. La luz artificial de aquel espacio lleno de humo marcaba unas sombras de un gris muy poco saludable en torno a sus ojos. Observe a la senorita de la caja, que con movimientos mecanicos alcanzaba al camarero el azucar y las cucharillas para cada taza de cafe. Medio dormido, de manera involuntaria, lei los carteles del todo anodinos que colgaban de las paredes. Aquella especie de letargo casi me sento bien. Pero, subitamente, una extrana tension me saco de mi somnolencia. Una imprecisa inquietud despertaba en mi interior, como lo hace un pequeno dolor de muelas del que aun no sabe uno si procede de la parte izquierda o de la derecha, de la mandibula inferior o de la superior. Tan solo senti una sorda impaciencia, una intranquilidad espiritual, pues de pronto --no sabria decir por que-- fui consciente de que ya debia de haber estado alli en alguna ocasion, hacia anos, y de que algun recuerdo debia de unirme a aquellas paredes, a aquellas sillas, a aquellas mesas, a aquel espacio envuelto en humo. Pero cuanto mas me esforzaba por alcanzar aquel recuerdo, con mayor malicia y de modo mas escurridizo se me escapaba, como una medusa, brillando incierto en el estrato mas profundo de la conciencia y, sin embargo, imposible de atrapar. En vano fije la mirada en cada objeto que habia en aquel local. Es cierto que algunas cosas no las conocia, como la caja registradora con su resorte tintineante. O el revestimiento marron de las paredes de falsa madera de palisandro. Todo aquello debian de haberlo colocado mas tarde. Pero, si, sin duda. Yo habia estado alli en alguna ocasion, hacia veinte anos o mas. Alli perduraba, oculto en lo invisible como el clavo en la madera, una parte de mi propio yo hace tiempo soterrada. Haciendo un esfuerzo, dilate y empuje todos mis sentidos por aquel espacio, y al mismo tiempo por mi interior. Y, sin embargo... !Maldita sea! No lograba alcanzar aquel recuerdo desaparecido, ahogado en mi mismo. Me enfade, como se enfada uno siempre que un fallo le hace ser consciente de la insuficiencia e imperfeccion de las fuerzas mentales, pero no perdi la esperanza de recuperar aquel recuerdo. Tenia claro que tan solo necesitaba un minusculo gancho al que poder aferrarme, pues mi memoria es de una indole particular, buena y mala al mismo tiempo. Por un lado, obstinada y tenaz, pero por otro tambien increiblemente fiel. Se traga lo mas importante, tanto en lo que respecta a los acontecimientos como a los rostros, tanto lo leido como lo vivido, dejandolo con frecuencia en lo mas hondo, en la oscuridad, y no devuelve nada de ese mundo subterraneo sin que uno ejerza presion, solo porque asi lo requiere la voluntad. Sin embargo, me basta el mas fugaz asidero, una postal, los trazos de una caligrafia en el sobre de una carta, una hoja de periodico amarilla por el tiempo, y enseguida lo olvidado, como el pez en el anzuelo, resurge de un brinco de la fluida y oscura superficie, vivo y coleando. Entonces reconozco cada detalle de una persona: su boca y, en su boca, el hueco de un diente, a la izquierda, cuando se rie. Y el tono ronco de su risa, y como al reirse se le contrae el bigote. Y como con esa risa surge otro rostro, diferente. Todo esto lo veo entonces de inmediato, en una panoramica completa, y anos despues recuerdo cada palabra que aquella persona me dijo en cierta ocasion. Pero, para percibir con los sentidos algo ocurrido en el pasado, necesito siempre un estimulo sensorial, una minima ayuda de la realidad. Asi que cerre los ojos para poder reflexionar de modo mas intenso, para dar forma a aquel anzuelo misterioso y asirlo. Pero, !nada! Otra vez, !nada! Estaba enterrado y olvidado. Y tanto me irrite por lo chapucero y caprichoso del aparato retentivo que tengo entre las sienes, que habria podido golpearme la frente con los punos, tal y como se sacude una maquina tragaperras estropeada que, desleal, retiene lo que le pedimos. No, no podia seguir por mas tiempo sentado tranquilamente. Hasta tal punto me excitaba aquel fracaso intimo. Y de puro enojado me levante para despejarme. Pero, es curioso, apenas habia dado los primeros pasos por el local, cuando en mi interior se produjo, reverberando y centelleante, un primer resplandor fosforescente. A la derecha de la caja registradora, recorde, debia de haber una habitacion sin ventanas, iluminada tan solo con luz artificial. En efecto. Asi era. Y alli estaba, empapelada de un modo distinto y, sin embargo, exacta en sus proporciones, aquella habitacion interior cuadrada, de contornos imprecisos: la sala de juego. De manera instintiva, mire en derredor los diferentes objetos, con los nervios que ya vibraban de alegria. Enseguida lo sabria todo, senti. Dos mesas de billar holgazaneaban alli como verdes cienagas en silencio. En las esquinas habia mesas de juego agazapadas, a una de las cuales estaban sentados dos consejeros o catedraticos jugando al ajedrez. Y en un rincon, justo al lado de la estufa de hierro, por donde se iba a la cabina de telefonos, una pequena mesa cuadrada. Y de improviso me vino a la memoria como un relampago. Lo supe de inmediato, al instante, c

  • Crimenes Dramaticos de Adrian Aragon

    https://gigalibros.com/crimenes-dramaticos.html

    Una novela negra de suspense e intriga

    La conocida actriz Sandra Alvares es encontrada muerta en un callejon aledano a la opera de Miami. Esta con su vestido de gala, pero no lleva encima objeto alguno, por lo que podria haber sido un robo mas.

  • En el azul de tu mirada de Jasmine Rogers

    https://gigalibros.com/en-el-azul-de-tu-mirada.html

    La noche pasaba y no lograba conciliar el sueno asi que sali del dormitorio, para dirigirme a la biblioteca y leer un poco. Quizas de esta manera conseguiria no pensar y caer rendida, pero tuve la sorpresa de encontrarme alli con Aidan. --?Tampoco puedes dormir? --me pregunto. --La verdad es que no. Se levanto y se dirigio al mueble bar para servirme una copa. No pude dejar de observarle. Solo vestia unos finos pantalones de pijama, resaltando la tenue luz de la estancia, la desnudez de su espalda y de su torso fibroso en cada uno de sus movimientos. Pense que seria mejor volver a la cama. La tentacion era demasiado fuerte. Fui hacia la puerta y me disculpe: --Siento causarte molestias, pero creo que me marcho a dormir. Se acerco rapidamente hacia mi para cerrar la puerta, quedando atrapada entre esta y el, creyendo morir de deseo cuando senti el calor de su cuerpo contra mi espalda, y escucharlo susurrar con su aliento ardiente sobre mi cuello. --Di que no me amas y dejare que te vayas. Di que todo lo que paso en Espana ya lo has olvidado. --No me hagas esto, Aidan. --Responde, por favor. Gire para enfrentar mi rostro al suyo, y fijando mi mirada en sus azules ojos confese: --Te amo, y si en algo han cambiado mis sentimientos, ha sido para amarte aun mas que antes. Para mi sorpresa, me alzo en sus brazos y salio de la biblioteca. --Aidan... --susurre. --Sssshhh. Mi corazon comenzo a latir fuertemente, porque en sus ojos, y en cada reaccion de su cuerpo a nuestro contacto... sabia hacia donde me conducia. Cruzamos el umbral de su dormitorio, y mientras me posaba lentamente sobre la cama, me inundaba de besos colocandose a la vez sobre mi. Todo el me aturdia, su aliento, su forma de besarme... temiendo volver a sufrir de nuevo cuando nos marchasemos. Pero el deseo que seguia sintiendo por el, era innegable e inevitable, y no seria yo quien le apartase de mi lado. --Dejame amarte, pero para siempre. No quiero mas ratos, te quiero siempre, completa. --Sus susurros me quitaron todo el temor. Le bese como nunca, sintiendo como sus caricias abrasaban cada centimetro que sus manos recorrian de mi cuerpo mientras me desnudaba poco a poco, haciendome temblar y que mi piel se erizara respondiendo intensamente a cada contacto con su piel. Y aquella noche de nuevo, nos entregamos totalmente el uno al otro, con ansia, con desesperacion, con todo el amor y pasion contenida en aquellos anos y que ya me habia demostrado hacia unas semanas, reafirmando con rotundidad que lo nuestro nunca se apagaria, nunca... CAPITULO 1 Cuatro anos atras... --!Gracias a usted! --exclamo con aire amable la voz que se escuchaba tras el telefono. Nos despedimos y finalice la llamada. A continuacion, me dispuse a dar saltos como una loca en medio del salon. Ana, mi companera de piso me observo con los ojos como platos. --Eso es... ?que si?--me pregunto. --!Si, si, si, si! --grite como una loca. Ana se unio a mis gritos, y seguimos saltando, gritando y riendo juntas durante un buen rato, hasta que cansadas, nos lanzamos exhaustas hacia el sofa. --Cuenta, cuenta --dijo Ana emocionada. --Londres, Ana. !En una semana! --conteste. Y volvimos a gritar y a reir. Hacia casi un mes que mi contrato de trabajo en la cafeteria habia finalizado, para tristeza de Lorreine, la duena de la misma, y sobre todo para mi, ya que, en las semanas siguientes, "PARIS, MON AMOUR", cerraria sus puertas dejando treinta anos de esfuerzo, amor y dedicacion, encerrados detras de ellas. Habia trabajado dos anos en aquella pequena pero preciosa cafeteria decorada con un estilo muy parisino, con sus grandes ventanales que te invitaban a observar la gente pasar, deleitandote con un estupendo cafe banado con sirope de caramelo y esa gran cantidad de espuma de leche que debias retirar forzosamente con tu lengua de la comisura de los labios cada vez que tomabas un sorbo del mismo. Aaahhh... observar el bullicio de la ciudad, mientras que la tranquilidad dentro de la cafeteria hacia volar tus pensamientos... "PARIS, MON AMOUR" era... otro mundo. Pero a Lorreine, aquella mujer de pelo blanco y mirada decidida, y despues de tantos anos sacando adelante su preciosa y acogedora cafeteria... le habia podido la crisis y la apertura de una enorme y moderna cafeteria, a unos cincuenta metros. De esas que te preparan el cafe para llevar, sin mucho mimo ni dedicacion, pero con precios "low cost" y mensaje de "hola, buenas tardes, aqui su cafe. El siguiente, por favor". Dos semanas antes de que se convirtiera en un hecho el no poder volver a trabajar en la cafeteria, Lorreine nos habia reunido a todos al concluir la jornada en el "PARIS, MON AMOUR", y con lagrimas en los ojos, nos habia comunicado la mala noticia. Apesadumbrados, y despues de barajar entre todos las posibilidades que Lorreine ya habia estudiado en dias anteriores, regresamos a nuestras casas, sabiendo lo que el futuro proximo nos deparaba. Aquella noche, en la cama, no pare de dar vueltas y vueltas, pensando, desvelada... y recorde la opcion que antes de aceptar el puesto de camarera en "PARIS, MON AMOUR", habia tenido en mente. !Londres! Trabajar en Londres. Finalizando mis estudios de psicologia, nos hablaron de agencias que podian conseguirte trabajo en diversas zonas de Reino Unido a cambio de alojamiento en alguna de las residencias que poseian alli. La agencia ganaba un dinero por la estancia, y tu podias trabajar en el Reino Unido y perfeccionar a la vez el idioma. Pero en aquel entonces me surgio la posibilidad de poder realizar un curso para poder impartir clases de espanol a extranjeros; y a la vez, la oportunidad de trabajar en la cafeteria, asi que ambas cosas se convirtieron en mi primera opcion. Pero ahora si, ahora habia llegado la hora de volar... y la oportunidad de poder trabajar en una de las tabernas del centro de Londres, y sin mas, dije: !SI! --Bueno, pues una semana para preparar mi equipaje --dije a Ana, echandome para atras en el sofa. Ana me miro, y me pregunto con semblante serio: --Cris... ?que le diras a Alex? --?A Alex? Pues nada, que me voy a trabajar a Londres, que voy a decirle. --?Y nada mas? --dijo Ana frunciendo el ceno. --Ana, por Dios --conteste a mi gran amiga, haciendo que mis ojos se pusieran en blanco--. Hemos salido juntos durante cinco anos, pero eso termino. Amigos, nada mas --anadi, haciendo aspavientos con las manos. Alex y yo habiamos salido juntos cinco anos, pero llego un determinado momento en el que me di cuenta de que ya no le amaba, y seguir juntos, solo nos haria mas dano, tanto a el como a mi, porque yo ya no podia darle todo lo que el queria: compartir nuestras vidas. Supongo que lo que me hacia seguir con el, era la pura costumbre, el hecho de acomodarnos a una relacion que debio terminar mucho tiempo atras. No podia negar, sin embargo, que me sintiera insegura, y que el hecho de no amar a nadie, me hacia sentir una extrana sensacion de vacio. No buscaba a ningun companero para compartir mis sentimientos, pero si anhelaba encontrarlo, ansiaba el sentir esos abrazos, esos besos y esas caricias, esa comprension, sensibilidad y ternura que hacia ya meses que al lado de Alex habian desaparecido. Sin embargo, muchos de nuestros amigos, incluso el mismo Alex, conservaban aun la esperanza de que algun dia volviesemos a ser novios otra vez. Para mi, esa opcion, no era ya para nada factible.

  • Tierra, tragame, y escupeme en el Caribe, Ivanka Taylor de Ivanka Taylor

    https://gigalibros.com/tierra-tragame-y-escupeme-en-el-caribe-ivanka-taylor.html

  • Sonrie, mi amor, en la Toscana de Silvia Garcia Ruiz

    https://gigalibros.com/sonrie-mi-amor-en-la-toscana.html

    Dominic Norton es un famoso fotografo que acaba retirandose por las criticas de Luca Rossi, un modelo italiano. Evie, que siempre ha querido ser fotografa como su padre, jura vengarse del modelo y lo contrata para una serie de campanas con el fin de ridiculizarlo. Pero lo que no sabe es que el hombre al que esta perjudicando no es Luca sino su hermano gemelo Angelo, que ha accedido a ayudarlo como tantas otras veces.

  • Tension Mecanica – Jorge Borges de Jorge Borges

    https://gigalibros.com/tension-mecanica-8211-jorge-borges.html

    Jorge era el tipico mecanico de las peliculas p*rno.
    Alto, fuerte, y sucio. Masculino, duro y agresivo.
    Un tipo duro, con musculos imposibles de acero.
    Y un malo sin verguenza ni necesidad.

  • La espia que te amo de Elsa Tablac

    https://gigalibros.com/la-espia-que-te-amo.html

    Emma trabaja en una agencia de detectives. Y las cosas no le van nada mal, si no fuera por su desastrosa vida sentimental y en especial por ese cantamananas de Mateo, que no le trae mas que quebraderos de cabeza. Asi que lo mejor es, hasta que amaine el temporal, pasar de los hombres. Centrarse en el trabajo, el yoga, el gato, las amigas. Hasta que un buen dia cae en sus manos el misterioso caso de Lloyd Cooper, un guapisimo britanico que va y viene por la ciudad desde hace unos meses, con una turbia historia familiar a sus espaldas y al que Emma debera investigar.
    Hasta aqui todo bien.
    Siempre y cuando no te enamores del hombre al que has de seguir.
    Ni el de ti.

  • Fugaz de Leila Sucari

    https://gigalibros.com/fugaz.html

    “La primera vez que lo vi me dio asco”. Asi comienza esta novela, cuya protagonista acaba de ser madre. A esa reaccion le seguiran otras, algunas mas amorosas, otras mas mordaces, pero todas signadas por una mirada incisiva que evita cualquier lugar comun y da cuenta de un tiempo suspendido y casi alucinatorio. Ella, que eligio dejar atras pareja, casa, perro, familia, como quien suelta amarras para siempre, buscara trabajo, entablara nuevas relaciones y se trasladara de un paisaje a otro en una deriva que por momentos parece acercarla a una verdad. La acompana ese pequeno ser que succiona incansablemente de su cuerpo y la atraccion hipnotica que le despiertan las ballenas varadas en la playa.
    Leila Sucari sorprende otra vez con una novela en la que cada acontecimiento esta hecho de frases iluminadoras que dejan vibrando las palabras como un diamante violento y bello.

  • Siempre sone contigo de Giselle Amoros

    https://gigalibros.com/siempre-sone-contigo.html

    Roxanne se reencuentra con alguien del pasado, exactamente, de su ninez. Verlo de nuevo le despierta sentimientos que creia olvidados y se propone que esta vez no se le escapara, sera suyo. Pero la situacion se le va de las manos cuando descubre que el tiene planes para ella y no son los mismos con los que suena.
    Biel, divorciado y padre de tres hijos, enterro el amor junto con su matrimonio. Ahora, la vida le juega una mala pasada y le surge un problema que debe solucionar con urgencia. Sus planes estan calculados al milimetro, pero la llegada de Roxanne hace que todo se tambalee.
    Sabe que no puede ser para el, aun asi, ?por que no puede estar lejos de ella?
    Descubre esta apasionada y romantica historia de la mano de Roxanne y Biel.

  • Encuentro afortunado de Emma Sheridan

    https://gigalibros.com/encuentro-afortunado.html

    El frio de la manana de invierno le calaba los huesos y lo odiaba. Llevaba su set de tres calentadores de manos en su bolsillo derecho, pero no se atrevia a usarlos todavia, esperaria a estar realmente congelada para usar los tres juntos, como acostumbraba. Estaba muerta de sueno, las pesadillas de la noche anterior por los nervios no la habian dejado descansar, sumado a todo lo que respiraba y se movia dentro de la casa donde vivia, la cual ya no era su espacio de relax, ya no la sentia como su hogar. Todo la estresaba. Estaba esperando el charter privado que la llevaria al microcentro de Buenos Aires, donde se llevaria a cabo un encuentro de escritoras y lectoras. Ella estaba en medio de esos dos grupos. Era fanatica de la lectura, habia encontrado otro modo de terapia para poder canalizar todo lo que la rodeaba y, perdida entre los personajes creados por autoras a quienes ella admiraba, evadir la realidad. Su realidad no le generaba ningun tipo de placer, salvo lo que estaba a punto de vivir. Decia que era un setenta y cinco por ciento lectora y el resto un simple proyecto de escritora. Sus amigas la habian impulsado a publicar las cuatro novelas que tenia en el tintero. El resultado habia sido sorprendentemente exitoso. Sin embargo, ella no se lo creia. Cuando estaba a punto de presionar el primer boton del calentador en forma de corazon que estaba sosteniendo dentro de su bolsillo derecho, vio el charter doblando la esquina y estacionando casi a sus pies. Cerro el boton del mismo y acomodo su mochila en un solo hombro. <>, penso. --!Hola! --saludo al chofer--. Estaba a punto de morir congelada. Hasta creo que si estornudo me sale en forma de escarcha --dijo con una mueca comica. --Buen dia, dejame ayudarte con ese bolso --ofrecio el hombre. Ella solo hizo un gesto con los hombros y lo dejo ayudarla, el chofer deposito el bolso en el suelo del vehiculo. Se noto que no tenia intenciones de mas cortesias. Era muy temprano para intentar buscar alguna cara conocida; con la fuerza que la impulsaba a moverse, acomodo sus pesadas pertenencias en el lugar libre debajo de sus piernas, solo por si alguna otra persona subia. Se quito el abrigo, se sento estirando sus piernas, busco su movil y se perdio en la musica que salia de sus auriculares: Ravi Shankar en vivo en Francia. La transportaba a momentos felices, sin complicaciones, sin aburrimiento y con mucha adrenalina, era una combinacion perfecta, casi como un balsamo para relajarse. El vehiculo emprendio su recorrido. Sabia que tardaria aproximadamente media hora en llegar al lugar de encuentro. El ambiente calefaccionado hizo que sus pies se calentaran y a partir de ese punto de su cuerpo, todo el resto; ya no sentia frio. Guardaria los corazoncitos para mas tarde, tal vez para la vuelta. Cerro sus ojos y se relajo. Cuando terminara la musica, sabia que habria llegado a su lugar de destino. A pocas cuadras, el charter freno. Ella sabia que en algun momento dado, el chofer pasaba por un control. Le parecia que era muy pronto para llegar a ese lugar de control, pero como habia estado absorta en su musica, no le dio mucha importancia, ni siquiera abrio los ojos. Solo dejo que ese pensamiento fluyera y siguio en su mundo de ensuenos. El vehiculo no habia frenado tan lejos como ella pensaba, sino que lo habia hecho en la siguiente parada, a cuatro cuadras del lugar, y el conductor solo lo hizo porque quedaba un asiento libre, le habian avisado que un pasajero habia cancelado. El hombre que subio, agradecio, pago y fue a buscar lo que habia visto unos minutos atras. A la bella mujer de cabello largo. A la preciosa Abigail. La suerte estaba de su lado, el unico asiento vacio era el que estaba pegado al de ella. Asi era como el queria volver a estar, pegado a su lado, pero desnudo. Sacudio su cabeza y con ese movimiento borro sus pensamientos lujuriosos y la observo. Estaba casi igual, solo que algunas lineas de expresion estaban mas marcadas. Lucia preciosa, seguia siendo una mujer exotica para el y aun llevaba ese aire misterioso que lo volvia loco y le agitaba todo dentro de sus pantalones. Mientras estaba tomando un cafe en el bar de la esquina del centro de la ciudad donde habia vivido durante su infancia, la habia visto, o habia creido verla. Trato de recordar la cantidad de anos que habian pasado sin que se volvieran a ver y sus calculos le tiraban un gran numero, casi ocho. No era poco tiempo. Siguio su impulso, algo que no hacia desde hacia mucho tiempo, en el momento en que vio el charter moverse. Esa sensacion de seguir su propia locura, lo libero de su ajetreada y monotona vida. *** Ella respiraba profundo, inspiraba en tres tiempos y exhalaba en cinco, exactamente como le habia ensenado su profesor de yoga. Era una de las tantas herramientas que tenia para relajarse y sentirse plena. Liberada y sin peso ajeno. Sintio el calor de un cuerpo que se sento a su lado. Inspirando, percibio un aroma masculino que su olfato reconocia como familiar. Se nego a abrir los ojos, tal vez era la musica que la hacia pasear por lugares magicos y quizas era su propia imaginacion que estaba lista para crear un nuevo personaje. Hacia meses que no escribia nada y ni siquiera se habia dado lugar para sentir culpa por eso. Por unas milesimas de segundos se contento. Un nuevo personaje masculino le estaba a punto de hablar, pero solo se presentaba en forma de aroma que al parecer iba a mojar bragas. <>. El, en cambio, tenia los ojos mas abiertos que nunca, no podia creer lo que veia. Abigail en toda su esencia a centimetros de el, entregada, relajada, casi sonriendo. O al menos era lo que el podia observar desde el lugar donde se encontraba. Su cabello perfectamente alisado, sus ojos impecablemente maquillados y su boca... cuantos recuerdos le regalaba esa carnosa boca. Esa mujer seguia siendo una invitacion al pecado. En ese momento de su vida, seria pecado con todo lo que esa palabra conllevaba. Elimino ese pensamiento y volvio a actuar sin pensar. Se movio con lentitud para acercarse a ella. Habia sentido muchisimo frio al salir de la cafeteria, pero en ese momento estaba hirviendo, casi empapado en sudor, sentia que le pesaban sus partes mas intimas al compas con sus latidos que se agolpaban con locura. Llevo un dedo indice al labio inferior de ella, y lo acaricio con posesividad. Ella salto del susto y abrio los ojos de par en par. --?Que haces, idiota? --pregunto, elevando el tono de voz, descruzando sus brazos, tirando de sus auriculares para poder escuchar algo de la boca de ese atrevido, desubicado; tal vez una disculpa. Estaba a punto de boxear al acosador. --No pude evitarlo, fue un impulso. No lo lamento. --Hizo un gesto gracioso con la nariz y boca, como arrugando ambas. Abigail reconocio al instante al dueno de ese aroma tan penetrante. Era Alex, el joven que con solo mirarla la encendia. No podia creerlo, era una maravillosa sorpresa inesperada. Creyo que jamas lo volveria a ver. Relajo las manos, enderezo su espalda, lo volvio a mirar y le sonrio, sus mejillas se sonrojaron al punto que sintio mas verguenza por mostrarse asi, timida. --Es el unico asiento libre --dijo levantando sus hombros y sonriendo con la boca cerrada. Abigail no podia sacarle la mirada de encima, esos ojos, esa boca, ese cabello, esa cara de nino bueno que aun conservaba, aunque tambien recordo todo lo que habian vivido, flashes de recuerdos de fugaces encuentros sexuales que no habia vuelto a tener. Al menos no de la forma en que el la habia hecho sentir. Se le veia condenadamente sexy. --Sientate. --?Como estas, boquita hermosa? --pregunto Alex mientras se acomodaba cerca de la mujer. Trato de buscar una posicion en que no le doliera lo que se agrandaba en su entrepierna, pero fue en vano. --Muy bien… --titubeo--. ?Tu como estas? --Con dolor en los..., y con el amigo estrangulado, perdoname por lo que voy a hacer, pero necesito acomodarme --respondio y se acomodo lo que le molestaba en su entrepierna. Ella sonrio recordando la desfachatez de ese hombre que, a pesar de la cantidad de anos sin verlo, parecia mantenerse intacta. --?Desde cuando pides disculpas por acomodarte el paquete? Si mal no recuerdo, es algo que hacias cuando nos veiamos, entre otras cosas, y jamas pediste perdon. El volvio a sonreir ante tanta complicidad, era lo que solian tener juntos, sin filtros, sin medir palabras. Que eso siguiera igual, lo ponia a mil. --Tienes razon, antes no pedia disculpas porque, si queria, me desquitaba contigo, aliviaba mi deseo y tambien el tuyo, o ?acaso me equivoco? Ella creyo que no volveria a hablar tan abiertamente con un hombre, pero supo que con Alex la realidad superaba la ficcion y todo era valido. Le encantaba. --No te equivocas en absoluto --sonrio mordiendose el labio superior, escondiendo lo que le causaban esas palabras. --Esos labios... ?han seguido ejercitando o perdieron la practica? --Por Dios, Alex, las cosas que dices. ?Que tal un <>? --Okay, ?como te las arreglaste todos estos anos sin mi grandioso amigo? Ella hizo un gesto de asombro, y el comenzo a carcajearse. Ella no pudo evitarlo y tambien se carcajeo.

  • Atrapada por ti de Carolina Fuentes

    https://gigalibros.com/atrapada-por-ti.html

    Segunda y ultima parte de la bilogia Atrapada;
    Erick Covarrubias, arruino mi vida de todas las maneras posibles, me ha hecho vivir los peores 8 meses de mi vida, me ha tenido secuestrada y enganada, pero nada es igual, ahora tengo un motivo muy grande por luchar y salir de este infierno; estoy embarazada y no dejare que el le haga dano a mi hijo. Tengo un plan porque no voy a dejar que me siga teniendo… Atrapada.

  • Secretos en las paredes de Kimberley Freeman

    https://gigalibros.com/secretos-en-las-paredes.html

    1891: Tilly Kirkland, huerfana desde nina, encuentra un hogar lleno de amor con su abuelo en Dorset. Pero la Inglaterra del siglo XIX es un lugar que no perdona a una joven con pocos medios. Asi que cuando la salud de su abuelo empeora aparece justo a tiempo la aparicion de Jasper Dellafore.

  • Leccion de amor de Ebony Clark

    https://gigalibros.com/leccion-de-amor.html

    Muchas personas en Juanita Fun creian que Lane McCrane era una mujer sin sentido del humor. Su palido rostro enmarcado por aquella espesa mata de cabello castano oscuro, sus ojos azules y los generosos labios que sonreian escasamente, podrian haber hecho de ella mujer hermosa si lo hubiese permitido. De hecho, lo era aun cuando ella pretendiera todo lo contrario, esforzandose lo minimo en destacar sus encantos. La forma en que rehuia la coqueteria confirmaba que no estaba interesada en destacar entre una multitud. Lane solia vestir de manera informal, con ropa comoda que le permitiera moverse con agilidad entre sus pequenos alumnos y con la que no tenia que preocuparse del peligro de las manchas de chocolate y otras sustancias que hacian gritar de pavor a las demas maestras. Mejor unos tejanos que una falda corta. Mejor una camiseta de algodon que unos inutiles volantitos. Mejor zapatillas planas que arriesgados zapatos de tacon. Mejor convenientemente vestida que sugerentemente medio desnuda. Ninguno de sus companeros de trabajo habia podido averiguar si aquel empeno de la joven en esconder cada centimetro de su cuerpo respondia a un alarde de puritanismo o por el contrario, ella deseaba ocultar alguna espantosa cicatriz. O sencillamente, y aquella era la opinion mas extendida, a Lane McCrane no le importaba si los demas la consideraban o no atractiva. De cualquier modo, nadie se habia interesado lo bastante como para tratar de descubrirlo. Nadie sabia nada de ella mas que lo que ponia en las excelentes referencias que habia aportado en su curriculo. Por supuesto, aquellas referencias habian sido comprobadas con meticulosidad como era costumbre en la escuela. Veintiocho anos, de madre norteamericana, se habia criado en un orfanato despues de que su padre las dejara y su madre fuera internada en un sanatorio. Por desgracia, la madre de Lane se habia abandonado al alcohol y los medicos la habian desahuciado cuando Lane solo contaba con cinco anos. Y asi, del orfanato a unos cuantos hogares de acogida, era un milagro que hubiera sobrevivido y sacado su titulo de maestra con excelentes notas. Sus antiguos profesores se sentian orgullosos de poder hablar bien de la senorita McCrane, aunque no ocultaron su sorpresa cuando la senora Andrew les habia llamado desde aquel pequeno pueblo perdido en la geografia del arido paisaje de Nuevo Mexico, la Tierra de Encanto. Habian creido que Lane estaria ya casada y seria madre de uno o dos crios. Pero no. Por alguna razon, ella estaba alli. En Juanita Fun, el lugar donde la gente se levantaba a las dos de la madrugada con el unico objetivo de ver cruzar una estrella fugaz. Fuera como fuera, Lane McCrane habia elegido aquel sitio para echar raices. Era cuanto sabian de ella. Nada de novios ni amigos ni familia. Por lo mismo, no era extrano que fuera algo hurana en sus relaciones personales. Los demas profesores la saludaban cada manana mientras servian el cafe en sus tazas, pero evitaban cualquier contacto. <>, la llamaban a sus espaldas, aludiendo a su agrio caracter y en mas de una ocasion, la misma Lane habia escuchado aquel comentario por los pasillos, aunque fingia que no le dolia. Incluso por el pueblo la llamaban ya asi y la senora Andrew creia que no era justo para ella. Una mujer tan joven y bonita... Merecia algo mas que la compania de Patty Sims, otra profesora y quiza su mejor y unica amiga, y de unos cuantos mocosos, por mas que ella siempre dijera que su trabajo era lo mas importante en su vida. Lane era una joven agradable con sus pequenos alumnos, no cabia duda. Les escuchaba, se preocupaba por ellos y les dedicaba toda su atencion. Siempre tenia una palabra amable a pesar de que eran unos diablillos incansables. Y durante las clases, Lane se transformaba y dejaba de ser la mujer seria e inaccesible a cuyos pensamientos nadie podia llegar. Los chicos de su clase la adoraban en realidad. Pero con los adultos era otra historia. Es lo que pensaba todavia la directora de la Escuela Clarence cuando Lane se sento y la miro con expresion preocupada. La senora Andrew sonrio para tranquilizarla. En los dos meses que Lane McCrane llevaba trabajando alli, nunca habian recibido una sola queja sobre su comportamiento con los ninos. De hecho, muchos padres habian elogiado el trabajo que realizaba con ellos. Decian que sus hijos se mostraban mas receptivos, creativos y educados y lo achacaban al buen hacer de su maestra. Sin embargo... Echo una breve ojeada a la nota enviada por Clyde Bransow. La habia dejado sobre la mesa intencionadamente. Queria ver la reaccion de Lane cuando la descubriera porque, a pesar del aprecio que sentia por la nueva maestra, necesitaba estar segura de que no se equivocaba con ella. Hasta el momento, solo disponia de la version de Clyde, no muy fiable por cierto, dado su mal caracter y escasa paciencia. AmeliaAndrew conocia a Clyde desde que era un mocoso y sabia distinguir por el contenido de su nota cuando estaba realmente enfadado. Mientras la leia le venia a la mente una clara imagen del hombre: la mandibula apretada, escupiendole las palabras al papel, contrariado por el atrevimiento de la maestra, quien, por otro lado y como el mismo seguramente habria deseado anadir, <>. Era el estilo de Clyde. Ruidoso como un toro en una cristaleria, preparado para ponerse sus pinturas de guerra siempre que la batalla mereciera la pena. Por otro lado, y aqui es donde empezaba a preocuparse, estaba complemente segura de que el temperamental Clyde estaba a punto de conocer a un adversario de su talla. Lo peor de todo es que sospechaba que ninguno de los dos cederia un milimetro, por lo que su papel de mediadora se presentaba bastante dificil. --Senorita McCrane, ?sabe por que la he hecho venir a mi despacho? --pregunto con tono amable; era importante romper la tension en el ambiente. Lane le devolvio la mirada, sin poder evitar que sus ojos volaran con cierto disimulo hasta la nota firmada con el apellido Bransow. --Creo que si, senora Andrew --contesto y su voz era firme--. Es por el chico Bransow, ?no es asi? --En efecto. Parece que el pequeno Ben ha tenido problemas ultimamente --observo, aguardando la reaccion de la joven. Lane no dijo nada--. ?No va a contarmelo, Lane? --No es importante --mintio, pensando que era lo mejor para el chico. Lane se mordio los labios con una mezcla de rabia y remordimientos. ?Por que habia tenido que dirigirse a la senora Andrew precisamente? Clyde Bransow podia haber contestado a alguna de las diez notas que le habia enviado para citarle en la escuela. Sinceramente, habria querido solucionar aquello sin que las cosas fueran a mayores, pero aquel incidente el dia anterior... El terrible comportamiento de Ben lo habia acelerado todo. Y ahora, debia justificar ante la senora Andrew su silencio y se sentia fatal por haberselo ocultado. --?En serio? Entonces, ?puede decirme por que su padre me envia esta acalorada nota en la que me pide que le explique por que no somos capaces de controlar a su hijo? --El senor Bransow debio preguntarme primero, antes de enviar esa nota. Quiza debio preguntar tambien a su hijo y asi por lo menos conoceria el sonido de su voz --replico, tratando de mantener la calma. En realidad, le apetecia, y mucho, expresar abiertamente la opinion que le merecia el tal Clyde Bransow. Se contenia como podia. La sangre le hervia en las venas al imaginarse al insociable senor Bransow, dueno del mayor rancho del pueblo y tambien de la mayor cabeza dura por lo que sabia, desoyendo sus peticiones y derivando su responsabilidad como padre, una vez mas. Lane tenia la teoria, y si, aceptaba que estaba siendo prejuiciosa, de que Clyde Bransow habia perdido todo interes por la educacion de su hijo desde la muerte de su esposa, cinco anos antes. Pero sus prejuicios no eran del todo gratuitos. Aunque no solia prestar atencion a los chismes, no podia evitar escuchar algunos. Parecia que el senor Bransow habia sabido rodearse de gente amable y eficiente que le hiciera aquel trabajo. Personas que, como ella, suplian con su carino las atenciones que Clyde seguramente negaba a su hijo. Y aunque solo le habia visto en una ocasion, durante el baile de inauguracion del nuevo aserradero, habia bastado para que la mala imagen que tenia de el se confirmara.

  • La luna tras las rejas de Marina Tena Tena

    https://gigalibros.com/la-luna-tras-las-rejas.html

    HAY HUMANOS EN ELBOSQUE. Aprieto los labios sin abrir los ojos. Tengo miedo de que me traicionen. Espero que Sin Sombra tambien siga con los parpados cerrados. Estamos tendidas de espaldas sobre la hierba fresca que se mece sobre nuestros hombros mientras que el sol acaricia nuestras caras. No anade nada mas, asi que escojo con cuidado las palabras. ?Que es lo que diria si no supiera ya lo que esta pensando? Enredo mis dedos en los brotes verdes y me esfuerzo en que mi tono de voz suene adormilado. --?Estas segura? --?Recuerdas que nos pediste arnica? --Se termino antes --asiento. Mi voz suena mas despierta--. Con el cambio de tiempo a muchos ancianos les duelen las articulaciones. --Fuimos hasta el valle despues de una caceria. Encontramos restos de un campamento. Apestaba a ellos. Los pajaros trinan a lo lejos, como si siguieramos en calma. Ordeno a mi corazon latir despacio, y a mis nervios a quedarse bajo la piel, sin mover un solo musculo. Cuando vuelvo a hablar mi voz es un susurro: --?Crees que pueden encontrarnos? --No se si nos estan buscando. --Incluso con los ojos cerrados puedo visualizar el encogimiento de hombros con el que mi amiga suele acompanar sus frases cuando esta nerviosa--. Supongo que tendremos que estar mas alerta. --Ojala pudiera acompanaros. Es trampa, y me siento mal por usarla. Soy tan licantropa como ella, como el resto, pero yo nunca sere una guerrera. No importa que me haya dejado la piel intentandolo. Los ancianos lo llaman la maldicion de la luna nueva: somos pocos los nacidos en la noche en la que la reina del cielo no nos regala su presencia, una de esas en las que ni siquiera se dibuja su silueta como si fuera una cuchilla blanca y curva. Fue una mala senal que la primera hija del lider eligiera esa noche para venir al mundo. <> solia decir mi madre, para consolarme. Y yo queria creerla. <>. Arano la arena bajo las flores. La echo tanto de menos... Sin Sombra pone su mano sobre la mia y la estrecha. Se que ahora si que me esta mirando, asi que fuerzo una sonrisa. Siempre ha estado a mi lado, desde mis primeros recuerdos, pero cuando mi madre murio dejo de ser una amiga para convertirse en una hermana. Una parte imprescindible de mi vida. No se que hubiera hecho sin ella. Por eso se me remueven las tripas al ocultarle la verdad, pero hay cosas que ni siquiera Sin Sombra puede comprender. --Eres valiosa, Sauce, y tu padre tambien lo sabe. Aprieto de nuevo los labios, pero esta vez no es para contener la verdad, si no las emociones. Es algo que me hubiera dicho ella. Mi madre decia que eligio mi nombre porque el espiritu de los Sauces nos protege, para que me guardase alla donde fuera. Ella tambien era buena contando mentiras, o verdades a medias. Supongo que lo he aprendido de ella. Se que la primera vez que se encontro con mi padre estaba sentada, con los pies en el rio, rodeada por estos arboles. Tambien se que su primer beso fue en esa misma orilla, varias lunas mas tarde. Mis padres se quisieron como nunca he visto a nadie quererse. Bastaba con que ella sonriera distraida para que mi padre la mirase como si fuera el mismo sol que habia bajado a la tierra y tintaba de vida y luz el horizonte. Cuando se marcho nos rompio por dentro. Nos dejo una de esas heridas que nunca sanan del todo. Puedo sentirlo cuando pienso en ella. El corazon rasga esa enorme cicatriz que mana dolor en vez de sangre. Lo veo tambien en el rostro de mi padre cuando algo le recuerda a ella. Un atardecer, unas flores blancas, o algun gesto que hago sin darme cuenta. Mi madre era el puente que nos unia, y ahora somos dos barcas perdidas que chocan o se alejan, pero nunca se encuentran. Sin Sombra me da otro apreton y me rescata de mis pensamientos. Se lo agradezco con una sonrisa y me incorporo, apoyandome en un codo para quedar de costado. --Solo te lo digo porque creo que tenemos que estar alerta --dice. --Lo estare. --Y... que tengas cuidado. Ladea la cabeza, casi avergonzada de decirlo. Culpable de marcar una vez mas la diferencia entre el resto de lobos y yo. Me trago esa sensacion amarga de saber que incluso los que me quieren me consideran menos y me siento en silencio. Su pelo liso, tan blanco como el de una anciana, tiene un par de hojas de treboles y briznas de hierba. Se las quito y ella arruga la nariz y sacude la cabeza de la misma forma en la que lo hace cuando se transforma en un precioso lobo blanco con los ojos del color de la sangre. No es la unica que se siente culpable. Nacer la noche en la que la luna nos da la espalda ha hecho que sea un lobo mas fragil. Mis garras no atraviesan con tanta facilidad la carne o la cadera. Mis mandibulas no pueden partir el hueso. En forma lupina soy incluso mas menuda que mi hermano Guerrero, que aun no ha cumplido los once anos. Pero eso no me convierte en una criatura indefensa. Soy rapida. Mas agil que el resto, y la mas silenciosa. Puede que no pueda ganar a nadie de mi propia tribu en una pelea frente a frente, pero los humanos son mas debiles que nosotros. Lo complicado es adivinar su estrategia y esquivar sus armas, sobre todo las de plata. Mi padre se opondria a que me aleje tanto de nuestro terreno para explorar las fronteras de nuestro bosque, pero no puede prohibirme lo que no sabe que hago. Hay humanos en nuestro bosque, pero no estoy sorprendida. Ya los he visto antes. Por e eso enterre bajo las raices de un arbol las reservas de arnica y les pedi que me trajesen mas para que encontraran su rastro. Era mas sencillo que explicarle a mi padre por que me habia alejado tanto de la tribu. No queria tener otra discusion con el, ni ver como trataba de no herirme mientras me pedia que me comportase como una nina indefensa. Asi es como el me ve, eso lo que soy a sus ojos: inmadura, debil, incapaz de hacerle sentir orgulloso. Alzo la barbilla al cielo. Sin Sombra pasa un brazo por mis hombros y me consuela, pero por los motivos equivocados. Yo les guie hasta los hombres, aunque no lo supieran. Y no puedo sentirme culpable por haberlos visto porque eso ayuda a mi tribu. No me importa que tenga que ser en secreto. Sabia que debia alejarme inmediatamente, que cada segundo que pasaba cerca de ellos me ponia en peligro, tanto a mi como al resto. Pero me quede un rato mas para observarlos. Habia algo fascinante en poder observar a tus enemigos cuando no sabian que alguien les estaba viendo. Era peligroso y tambien hipnotico. El cosquilleo recorria la piel desde mi vientre y subia por las venas hasta convertirse en un picor suave en las palmas de mis manos. Supongo que era como mirar el baile entre las llamas de un incendio. No parecian tan terribles al hablar entre ellos. Entendia su lenguaje, era el mismo que el de mi madre. Despues de todo, ella era una humana que habia renunciado a su mundo para abrazar el nuestro. En todas nuestras historias, los humanos son criaturas crueles, malignas, pero no parecian terribles con las primeras luces del dia iluminando sus rostros aun adormilados. Usaban palabras suaves y bromeaban. Me recordaron a nosotros y, a la vez, eran de un mundo desconocido: con sus botas altas, esos trajes tan incomodos y las armas de metal que hacian que se me encogiera el estomago. Pero no me marche ni siquiera al verlas. Me apoye en el tronco de un roble y asome la cabeza. Cerca del suelo, para que la hierba alta me ocultase. Una chica de pelo rojo empujo a su companero al agua, y el resto estallo en carcajadas. Me encogi en mi escondite y despues me di cuenta de que me estaba riendo como si estuviera con ellos. Con ese grupo de personas que seguramente trataban de darnos caza. Sacudi la cabeza, y entonces mis ojos se cruzaron con los suyos.

  • Monstruos rotos, Lauren Beukes de Lauren Beukes

    https://gigalibros.com/monstruos-rotos-lauren-beukes.html

    <>. James Ellroy

  • El Libro de Julieta de Rossana Colome Zumarraga

    https://gigalibros.com/el-libro-de-julieta.html

    Dos historias, dos tiempos, dos almas que las unen. La vida es como la flama de una vela. Cuando esta se apague, una flama nueva volvera a encender la vela.

  • El ultimo desayuno de Rogelio Guedea

    https://gigalibros.com/el-ultimo-desayuno.html

    Roque de la Mora es un profesor universitario en Nueva Zelanda. Su vida transcurre entre la calma y el tedio, hasta que una de sus alumnas, Sara Pike, es asesinada en las instalaciones del campus.

  • Fantasias Eroticas 2 de Jacinda Minx

    https://gigalibros.com/fantasias-eroticas-2.html

    Una coleccion erotica de historias y fantasias prohibidas que atraparan sus sentidos y le llenaran de deseo

  • La traicion del Alur de J .b. Caplan

    https://gigalibros.com/la-traicion-del-alur.html

    Londres dormia profundamente en una noche humeda y triste. La luna desprendia un extrano color carmesi, aquello desde luego no podia significar nada bueno. Era el color de la sangre el que banaba las calles de la capital britanica. El Mercedes SLK atravesaba de forma sigilosa la avenida, con cautela, con miedo a llegar a su destino, pues una vez lo alcanzase, se iniciarian una serie de acontecimientos de gran trascendencia para el mundo. Quiza de tal importancia que el propio mundo como lo conocemos podria dejar de existir. El coche fue reduciendo la marcha hasta quedar detenido junto a la entrada principal de la mansion. El chofer descendio dispuesto a abrir la puerta trasera del vehiculo. Cuando lo hizo, no se atrevio a mirar a la cara de su pasajero. Observo como unas grandes botas con punta de metal se estrellaban contra el suelo y quedo impresionado, una vez mas, ante la envergadura del hombre. Le vio marcharse en la oscuridad y atravesar la verja del recinto. Como una sombra que se funde en las tinieblas. Cerro la puerta, se sento en su asiento y puso la radio. Intento relajarse pero estaba demasiado nervioso. Aquel hombre le daba mala espina, casi tanto como su jefe, el senor Ditrov. Todas las emisoras comentaban la misma noticia. Un multimillonario famoso por sus donaciones a la caridad y sus proyectos para salvar el medio ambiente habia amanecido muerto. Asesinado en su propia casa, mientras dormia. El chofer cerro los ojos dispuesto a descansar un rato, sus ordenes eran claras, llevar al senor Nattan a la mansion y esperar hasta que el encuentro hubiera acabado para poder llevarle de regreso a su hotel. Nattan se detuvo un instante frente a la verja de forja. La agarro con la diestra y sintio el frio penetrar a traves de su piel. Caras deformes de angeles de hierro le devolvieron la mirada. Empujo el enrejado y se perdio en la noche. El camino hasta la casa serpenteaba de forma sinuosa bordeado por un bosque denso de encinas, como un rio que se pierde en mitad de la jungla, escondiendo en cada recodo misterios y bestias arcanas capaces de acabar con la existencia de un simple mortal en una sola mirada. La tenue luz que desprendia la luna era absorbida por las copas de los arboles. Apenas un par de farolas alumbraban el camino. Su luz titilaba al son del viento, creando sombras de figuras fantasmagoricas sobre el asfalto, mientras, la niebla comenzaba su suave danza sobre las crestas de los arboles y descendia hacia la senda con la amenaza de absorberlo todo. Cualquier persona normal hubiera dado la vuelta solo con contemplar semejante paisaje, con la certeza de que aquella mansion estaba embrujada, o que algun demonio del averno habia decidido hacer de ella su morada. Pero Nattan no era una persona normal. Sonrio ante la estampa y siguio la senda. Tras el ultimo giro del camino se encontro frente a la entrada principal. Una fuente le saludo en la distancia. De entre las aguas surgia una espada que apuntaba al cielo. Una garra mitad humana mitad animal la asia por la empunadura. Tres escalones de marmol daban acceso a la puerta de la casa. A ambos lados dos guerreros de piedra caliza protegian la entrada. Con las cabezas giradas en direccion al paso, escudrinaban al ser que se atrevia a internarse en sus dominios. El paso del tiempo y las inclemencias del clima habian convertido sus blancas formas en piedra gris erosionada, dandoles un aspecto mas amenazador, si es que aquello era posible. Sus brazos extendidos de forma horizontal apuntaban hacia la puerta, en un acto entre la burla y la invitacion. Sus ojos inertes parecian haber sido testigos del paso de los siglos, de los seres que penetraban en aquel reino de muerte y de las sentencias que en el interior de la heredad se pronunciaban. Espero frente a la puerta pese a que sabia que estaria abierta. Fijo su atencion sobre un pequeno llamador de metal. Se trataba de un triangulo equilatero atravesado por una franja desde la mitad de su lado izquierdo hasta el vertice derecho, separando la imagen en dos triangulos mas pequenos pero del mismo tamano. Equilibrados. Golpeo dos veces y la puerta se abrio. --Bienvenido senor Nattan. Un mayordomo que daba la impresion de ser mas viejo que la propia casa le hizo una reverencia y le invito a pasar. Vestia con un traje negro su enjuto cuerpo. Parecia sacado de una novela de Charles Dickens del siglo XIX. Su tez era afilada y denotaba su avanzada edad. Dos ojos grises y trasparentes, carentes de vida, adornaban su rostro. --El senor Ditrov le espera en la biblioteca. Acompaneme si tiene usted la bondad --dijo el sirviente. No era la primera vez que visitaba al viejo en su casa y aun asi quedo impresionado, una vez mas, por la grandeza de la misma. Mirase donde mirase solo podia ver obras de arte de todos los tiempos y lugares. Mascaras funerarias de origen prehelenico rescatadas de la antigua Troya, convivian con armaduras completas de la baja edad media. Escudos de grandes batallas plagados de magulladuras se podian observar por toda la estancia, haciendo asi honor a los hombres que antes o despues habian perdido la vida tras ellos. Las armas de filo eran las verdaderas protagonistas de aquella coleccion. Armeros repletos de espadas poblaban los rincones del macabro salon. Convivian entre ellas como si sus origenes dispares solo hubieran sido una cuestion temporal. Entre algunas de aquellas <>, Nattan pudo contemplar cimitarras arabes, kalis orientales, catanas de la dinastia Song o incluso una maravillosa claymore de las tierras altas de Escocia. Pero sin duda habia una pieza a la que el viejo tenia especial carino, estaba justo en la mitad de la sala y disponia de una vitrina para si sola. Una daga curvada se mostraba orgullosa tras su prision de cristal. Su mango era de marfil rematado con joyas preciosas. Sobre la empunadura el mismo simbolo de la puerta. El emblema de una orden antigua, quiza tanto como la propia humanidad. Estaba tan ensimismado en la coleccion que cuando Nattan se quiso dar cuenta el ciego mayordomo se habia perdido entre las sombras. Apreto el paso y se dirigio a la biblioteca. Se aproximo a la puerta y recordo como el viejo habia cambiado en los ultimos doscientos anos. Como la oscuridad habia inundado su corazon y su parte humana habia desaparecido para siempre. No es facil portar el destino del mundo sobre los hombros y saber que de tus decisiones depende todo cuando se conoce. Nattan sintio un escalofrio y por primera vez en muchos anos se sintio vulnerable. Sin embargo el solo era un soldado. No tenia porque cuestionar las ordenes de su maestro. Su unica mision era acatarlas por el bien de la orden. Dos grandes hojas de madera maciza le separaban del viejo. Las aparto con ambas manos y penetro en la sala. La luz lo inundo todo. A su espalda pudo escuchar el ruido seco que produjo la puerta al cerrarse tras el, como si de un lamento o una despedida se tratara. La biblioteca no era menos impresionante que el resto de la casa. Miles de tomos le saludaron desde sus estantes escritos en todas las lenguas conocidas. Compendios de todo el saber almacenados durante siglos y seleccionados de forma escrupulosa. Se maravillo ante la vision. Estanterias de formas imposibles ascendian hasta el infinito como serpientes que atrapan en su regazo las presas que ya nunca han de ver la luz. Su mirada seguia los trazos de las prodigiosas estructuras de madera cuando se poso sobre el mural del techo. No pudo evitar abrir la boca en senal de asombro y de respeto. En el se revelaba el verdadero comienzo del mundo. Los dos grandes dioses, representados como angeles alados, dirigian a sus tropas en la batalla que daria lugar a la vida. Las huestes chocaban de forma brutal y el fuego creaba los continentes sobre la tierra. De enormes simas manaban como una plaga miles de pequenos humanos que se unian a la contienda defendiendo alguno de los dos bandos, de tal forma que en ambos lados el numero de guerreros era el mismo. En el centro de la imagen dos sombras blandian dagas manchadas en sangre y sobre sus pies, decapitados, angeles de ambos ejercitos. Estaba tan absorto en sus pensamientos que por un momento casi olvido el motivo de su visita. Escucho unos pasos y supo que el ruido habia sido intencionado. Se giro para enfrentar la mirada perniciosa del hombre que esperaba a su espalda. Apoyo la rodilla sobre el suelo, inclino la cabeza en senal de respeto y espero el permiso necesario para mirar al lider de su orden. Sintio un ligero roce sobre su hombro, se incorporo y saludo a su maestro con una leve inclinacion de cabeza. Ante el se mostro un hombre normal, no debia aparentar mas de cuarenta anos. Vestia un traje oscuro con chaleco y una camisa blanca de seda. Sus ojos eran negros como la noche y sus facciones duras y afiladas. Tenia una mirada infinita que solo acrecentaba el aura tetrica que parecia envolverlo. Un aura que destilaba perdicion y sabiduria. Un aura fermentada en la oscuridad desde hacia ocho siglos. Sobre sus manos portaba un antiguo grimorio escrito en una lengua perdida. Las tapas eran de cuero curtido, grabadas en oro con runas de una religion olvidada. Con una delicadeza casi mistica, Ditrov cerro el libro y lo apoyo en su regazo. --Maestro, todo ha salido segun lo previsto --dijo Nattan a modo de saludo. --Es la hora de comenzar aquello para lo que nos hemos estado preparando, esta guerra en la que llevamos inmersos tantos siglos debe llegar a su fin. La balanza ha perdido su equilibrio --contesto el maestro. Mantuvo una pausa teatral, observando la reaccion de su predilecto. Con un gesto de la mano libre le invito a acompanarle junto al ventanal de la biblioteca. Desde alli se veia el camino de la casa y la funebre fuente del jardin. Pasaron apenas dos minutos en silencio, pero a Nattan se le hicieron eternos. --Desde el principio de los tiempos hemos combatido fieles a los juramentos de la orden. Hemos mantenido el equilibrio y hemos acabado con quien ha osado pervertirlo. Sin embargo ahora debemos tomar partido para una vez mas cumplir con nuestra promesa. Las batallas cada vez son mas frecuentes y las consecuencias mucho mas catastroficas. Los humanos han ideado en apenas dos siglos armas capaces de acabar con toda la existencia. Por eso debemos iniciar la purga de la vida. La unica forma de volver al equilibrio es acabar con cuanto existe, sumir al mundo en la oscuridad para poder ver la luz nuevamente. Una luz mas radiante, mas bella. Sin esa plaga que asola el mundo, esas marionetas al servicio de dos dioses aburridos que llevan demasiado tiempo disputando una partida. Es hora de acabar con todo, el mundo debe sumirse en el mas profundo de los infiernos para que de sus cenizas nazca una nueva esperanza. Una sonrisa desprovista de sentimientos se dibujo en los labios del maestro. --Se que estamos preparados, pero sin embargo antes de empezar hay algo que aun debes hacer --continuo Ditrov. Se giro hacia su aprendiz y le miro directamente a los ojos. --He consultado el libro de la sangre y he visto el destino --dijo mientras palpaba el grimorio con una delicada caricia--. En nuestro camino se interpone uno de los nuestros. El cuarto nos ha traicionado. Su lealtad se ha visto comprometida y ha dado la espalda a la hermandad y a sus obligaciones. Evans debe morir. Nattan trago saliva y sintio como el mundo se le venia encima. ?Acabar con uno de los ocho? En toda la historia de la orden nunca habia sucedido. Ditrov, regocijandose en la duda que habia despertado en su interlocutor, continuo con su explicacion: --Evans siempre ha sido especial, con el paso del tiempo se ha convertido en una pieza clave para nosotros. Sin embargo no podra entender el nuevo rumbo que han tomado los acontecimientos. Su fidelidad a la orden es evidente, sin embargo su corazon humano le hace terriblemente vulnerable. Llegara el momento en que no podra cumplir con sus objetivos y se volvera contra nosotros. Por eso debemos erradicar el problema de raiz. Se ha vuelto demasiado fuerte y puede suponer un grave problema. --Asi sera maestro. Un hilo de voz fue cuanto salio de la garganta de Nattan. --?Es duda acaso lo que leo en tus ojos Nattan? Nattan nunca cuestionaria las palabras de su lider ni los designios del libro sagrado. Eso supondria cuestionarse la propia razon de su existencia. El viejo, en otras muchas ocasiones, habia visto el futuro y siempre los habia guiado con mano de hierro por el camino correcto. El era la orden y la orden lo era todo para el. Recuperando el aplomo que habia perdido nada mas entrar a la mansion, se llevo la mano al pecho y convencido de sus palabras respondio: --La orden tiene mi vida a su servicio y la palabra del maestro es la ley. El cuarto sera eliminado. --Quiza esa vida que con tanta seguridad empenas te sea pronto requerida. Nattan no sintio miedo ante la amenaza, porque el no podia sentir. Aun asi, como un acto reflejo de su vida anterior, trago saliva y abandono la mansion. El golpe de una puerta al cerrarse sobresalto al chofer. De forma instintiva observo el espejo interior del vehiculo. Dos ojos rojos como las brasas de una hoguera se posaron en el. Aparto la mirada aterrado y arranco el Mercedes. Pocos instantes despues la estela del coche se perdio en mitad de la noche. En su interior un guerrero atormentado planeaba de forma minuciosa como acabar con aquel nino al que habia salvado tantos siglos atras. Un nino al que acogio como a su propio hijo y al que forjo como uno de los asesinos mas letales de cuantos habia conocido el mundo. Nattan tuvo muy claro en aquel momento, que si su alma no estuviera muerta desde hace tantos anos hubiera llorado. Incluso creyo la ilusion de que una lagrima negra como su interior se deslizaba sigilosa a traves de su mejilla.

  • Al fin del camino de Guillermo Arroniz

    https://gigalibros.com/al-fin-del-camino.html

    Si yo tuviera que describir a Guillermo Arroniz en una palabra, diria que es POETA, con mayusculas, uno de verdad. Lo conoci en un taller de escritura creativa en la Casa de Aragon de Madrid, organizado por Susana Diez de la Cortina Montemayor. Yo pasaba entonces por un trance complicado y habia escapado a Madrid para huir de mis problemas, al menos por una semana. Llegue a la Casa de Aragon cansada, ensimismada, sin poder librarme de mis ansiedades, de mis miedos. Comentabamos las variaciones de estilo literario. La conversacion era muy interesante y enriquecedora como suelen ser todos los eventos organizados por Susana, pero me costaba concentrarme, dejar de pensar en lo mio… Y entonces Guillermo nos enseno una imagen de El Calvario de Jose de Ribera y declamo su soneto dedicado a ese cuadro. 1 El soneto fue magnifico: profundo, apasionado, muy poetico y escrito en un bellisimo castellano. Sonaba <>, como habia escrito Ruben Dario en su <>. No tenia demasiados adornos que tuvieran por objeto acentuar la maestria del idioma por el autor, ni alusiones alambicadas que mostraran su alto nivel cultural. Sin embargo, el poema revelo todo eso y mucho mas: la pasion, la sensibilidad y la capacidad innata para percibir --y ensenar-- la belleza. Y muy buen gusto. El soneto resulto una revelacion para mi. Me sereno y me devolvio la capacidad de pensar en algo mas alla de mis angustias, en algo hermoso, eterno y verdadero, lo que siempre esta a nuestro alcance, y que no nos abandona nunca. Hacer precisamente eso, en mi opinion, es el objetivo de la literatura, su raison d'etre, sea cual sea el genero. A primera vista Al fin del camino. En busca de Pepa la Pipera tiene poco en comun con los sonetos sublimes y edificantes sobre arte, personajes historicos, o la fe, distintivos de Guillermo Arroniz. Es una comedia de costumbres: ligera, irreverente y burlesca. Recuerda al Decameron --por los temas que trata: el amor, el destino y la magnifica imperfeccion humana--, asi como por el estilo en que los aborda: las bromas chispeantes como burbujas de champan, las escenas absurdas, eroticas y romanticas, una ironia fina y una satira mordaz. Sin embargo, la novela tiene la misma impronta inconfundible del autor que tienen sus sonetos. Es poetica y esta escrita con oficio y talento, por alguien que escribe, como reflexiona uno de sus personajes sobre los novelistas de casta, <>. Guillermo Arroniz es un hombre culto (y estoy hablando de las dos culturas: la que se escribe con mayuscula y la que se escribe con minuscula), y eso se nota. En sus alusiones --inesperadas y divertidisimas todas-- los personajes historicos, como el marques de Santillana, --los pragmaticos cambistas holandeses del siglo XVI-- y Napoleon, conviven con toda naturalidad con Mecano, Alaska, Rocio Jurado y Lady Gaga. Solo un hombre culto de verdad, el que se siente en el mundo de la literatura como pez en el agua, se atreveria a poner en una estanteria de su protagonista --uno al lado de otro-- los libros de Terenci Moix, de Pablo Perez y Las aventuras de Camilla, la peluquera que todo se lo cepilla, una novela sobre <>. Un peluquero perplejo, buscando el sentido de la vida, un grupo de (muy gais) amigos suyos, los colegas, los padres, los vecinos (este imprescindible coro griego de una obra espanola): asi son los personajes de esta novela; todos diferentes y cada uno con sus propios problemas y anhelos o incluso con una crisis existencial. Y la enigmatica Pepa la Pipera, a quien nadie conoce… o casi nadie, y quien, sin embargo, lo enlaza todo, pero no hasta el final. !Ah! Y tambien la ciudad pequena donde se desenvuelve todo, fluidamente y con precision de cirujano, un pueblo tan real y tan vivo que se pueden oler sus olivos y su hierba seca, escuchar sus gallos y pajaros, mirar sus casas blancas y <>. Y Espana, magnifica y frustrante, que sigue luchando contra sus demonios, <>, a la que el autor tiene muchisimo carino, tanto como a todos sus personajes. Nos enganchan las obras que nos hablan de nosotros mismos, sean cuales sean los generos, los estilos y los guiones. Un buen escritor siempre tiene una gran calidad humana y, al cerrar la ultima pagina de una novela buena, el lector se ha vuelto mas sabio, se siente enriquecido, con una mejor comprension de la vida y de si mismo. Asi es Al fin del camino. En busca de Pepa la Pipera. Es muy entretenida, frivola y repleta de ocurrencias dignas de Oscar Wilde, de enredos, equivocos y dialogos picantes (incluidas varias digresiones divertidas del autor y una <> preciosa sobre el sexo gay). Con todo eso, la novela no hace caso omiso a los problemas graves de nuestro mundo: la homofobia, el esnobismo, la intolerancia, los prejuicios, la superficialidad. Guillermo Arroniz trata estos temas con una suave ironia, sensibilidad y comprension, pero sin perder por ello nada de la seriedad de su mensaje. Es luchador pero sus armas preferidas son compasion y empatia, humor y educacion, y las usa con un extraordinario dominio del lenguaje. Nos coge dulcemente de la mano y nos lleva de una pagina a otra, no solamente haciendo que nos enamoremos de sus personajes, que libran sus batallas respectivas, sino tambien poniendonos ante unos espejos, animandonos a reflexionar, profundizar y compadecer. La novela es profundamente humana. Nos ofrece lecciones vitales y no seria precisamente un destripe decir que una de ellas es, en las palabras de una sabia protagonista, <>. Nunca mejor dicho. Y ahora, !a disfrutar! OLGA BOGDANOV Capitulo 1 Pancho. ?Y quien cono sera Pepa la Pipera? Se desperto con un desasosiego especial, con un frio que se le filtraba, ambicioso y directo, por varias partes de su cuerpo. Era un frio material, real. No sabia donde estaba, le costaba abrir los ojos y se sentia torpe y pesado. ?Dormia la ciudad la siesta o era aquel un sopor matutino? Tampoco recordaba que habia hecho la noche anterior ni como habia llegado a aquel lugar en el que supuestamente acababa de dormir. La sensacion de extraneza lo envolvia y se acumulaba al agarrotamiento de sus musculos. ?Que lugar era aquel tan estrecho en el que le resultaba casi imposible moverse? No era su cama, de eso podia estar seguro, aunque su pensamiento fuera lento, y agarrotado tambien. A pesar de tener una jungla de espesores en la cabeza, pudo ver que una sombra se acercaba… La sombra grito: <>. Asi, sin respirar y a mil decibelios por silaba. Efectivamente, Pancho, peluquero de profesion y de vocacion; treintanero por la gracia de haber nacido al principio de los ochenta, con la decada y el despiporrio; y grande y carinoso, se habia pasado mas de la cuenta con las copas la noche anterior y, dado el inexorable color blanco de la banera, habia confundido la ceramica con las sabanas de la cama. Bien es verdad que el frio de la ceramica le habia extranado un poco, pero lo habia atribuido a unas sabanas invernales… aunque estaban en julio, asados de calor en aquel pueblo a ocho kilometros de la costa. Ya se sabe que, mediando el alcohol, el razonamiento logico no pinta nada. El grito de su madre se le habia metido en la cabeza como un clavo potente que no dejaba de retumbar y saber a hierro, tambien frio. Por supuesto era incapaz de responder, pero empezo a moverse, al menos, para hacer saber a la sena Sole que la habia entendido. Sin embargo no debio de ser muy convincente su movimiento porque… la sena Sole abrio sin mucha delicadeza el grifo del agua fria para escarnio --y despierte-- de Pancho, que de pancho tenia poco en aquellos momentos. El grito de nuestro protagonista fue algo notable. Tanto que la vecina de enfrente penso: <>. Y es que no era un secreto que Pancho tenia preferencia por los hombres… o que para el sexo no le interesaban las mujeres, como uno quiera decirlo. Ni el se habia preocupado de pregonarlo, ni tomado las molestias de ocultarlo. Pero no se le conocia novio ni lio. Se sabia en cambio que habia sido un nino amable y carinoso a quien, apenas un ano atras, se le habian pegado, cual lapas, una pequena banda de amigotes muy fiesteros que no tenian mucho control, pero a los que no se les conocia escandalo grave. Pancho, empapado y aun torpe, se incorporo lo suficiente como para cerrar el grifo y volvio a caer en la banera, llevandose las manos a la cara para intentar despertar definitivamente restregandose un poco. La madre, conforme al fin, anadio: --Voy a prepararte un cafe bien cargado. Te espero en la cocina. Tenemos que hablar. Eso de <> era la primera vez que salia de los labios de su madre, al menos que el recordara. Y la preocupacion sobre aquello que tenian que discutir empezo a despertarle de forma mucho mas efectiva que el grito o el agua. ?Hablar de que? Tres cuartos de hora despues, duchado y cambiado, con un pantalon corto y una sencilla camiseta blanca, aparecia Pancho en la cocina donde esperaba, paciente, su madre. --Sientate, anda. Conociendote, te acabo de hacer el cafe. Los dos sabian que ese <> hacia referencia al proverbial y legendario ritmo lento de Pancho. Pero a ninguno de los dos le molestaba. Ellos no sufrian de las prisas de la gran ciudad, aunque a la sena Sole no le habian faltado nunca ni el brio ni la sangre para enfrentarse a todo, desde la muerte del marido a las huertas, cuando las tenian, que ahora vivia de las rentas de las tierras y la peluqueria del hijo, que, quien lo habria dicho, daba dinero. --Mira, hijo, eso de que vayas asustando a tu madre representando escenas de Saw no me parece bien.

  • Esa locura llamada amor de Nuria Rivera

    https://gigalibros.com/esa-locura-llamada-amor.html

    Esa locura llamada amor es la historia de un beso, de una pasion y de como a veces el amor se convierte en locura.

  • En el momento justo de Chris De Witt

    https://gigalibros.com/en-el-momento-justo.html

    ?Volvera la protagonista de esta historia a confiar en los hombres?

  • Vencer o aprender de John Kavanagh

    https://gigalibros.com/vencer-o-aprender.html

  • Intimando con el diablo de J. M. Guilengo

    https://gigalibros.com/intimando-con-el-diablo.html

    Un poderoso demonio expulsado del infierno al mundo de los humanos y convertido en mortal, una dulce y devota joven a la que la vida no ha hecho mas que torturar, y un veterano y arisco detective sumergido en el ultimo y mas oscuro caso de toda su carrera. Los caminos de tan distintos personajes se cruzaran en la ciudad de Barcelona y cambiaran el curso de la historia. Intriga, amor, fantasia y traiciones de la mano de "Intimando con el Diablo".

  • La trama oculta de Jose Maria Merino

    https://gigalibros.com/la-trama-oculta.html

    ?Que lector no ha querido conocer los secretos de un gran escritor? Jose Maria Merino, uno de los principales culpables del actual buen estado de la narrativa breve en Espana, nos regala algunas claves de su literatura.

  • Sonrie, mi amor, en Nueva York de Silvia Garcia Ruiz

    https://gigalibros.com/sonrie-mi-amor-en-nueva-york.html

    Amanda Black es una arrogante modelo publicitaria que solo se deja retratar por el mejor fotografo, su tio, el unico capaz de captar la alegria que ella perdio tras la muerte de sus padres. Y desde que un impertinente fotografo se cruza en su camino y se atreve a insultar el trabajo de su adorado tio, Amanda jura hacerle la vida imposible, y para ello, nada mejor que convertirse en su modelo en exclusiva durante un tiempo.

  • El reto del millonario de Cynthia Walter

    https://gigalibros.com/el-reto-del-millonario.html

    "Nadie podia haberme preparado para conocer a Kenneth Stewear. Era un nombre rico, encantador y con un sentido del juego peligroso..."
    Cuando llamaron a Alina Craig para que trabajase en una de las empresas de finanzas mas importantes no podia creerselo, pero su felicidad no seria muy duradera...Tras un incidente en su llegada al edificio, conocio a Kenneth y le parecio el hombre mas atractivo de la tierra.
    Kenneth Stewear era un hombre poderoso y millonario acostumbrado a coger lo que desea sin mirar mas alla. Le encantan los retos y el placer y por eso decide hacerse el jefe de Alina.
    ?TE ATREVES A DEJAR QUE TE RETE?

  • Como llegue a conocer a los peces de Ota Pavel

    https://gigalibros.com/como-llegue-a-conocer-a-los-peces.html

    Lo mejor para cualquier pescador es empezar con los peces siendo aun crio. Que lo inicie en los misterios de la pesca su padre, su tio o un balsero. En nuestro caso fue el balsero Karel Prosek, de la aldea de Luh, en la municipalidad de Branov, que con el tiempo se convirtio en nuestro tio. Fue el quien enseno a pescar no solo a mis hermanos Hugo y Jirka y a mi, sino tambien a nuestro astuto padre. El tio Prosek seguramente nacio en el rio Berounka como genio de las aguas y llego a Luh con una crecida. Tenia un hermoso mostacho, como el de un dragon, una voz sonora y una buena planta. Era capaz de cualquier cosa: arar y sembrar, ordenar las vacas, cocinar patatas revueltas, encontrar setas fuera de temporada, barquear durante una crecida, trenzar cestos, cazar corzos, rescatar a gente y a animales transidos de frio, romperle los morros a los idiotas, reir. Durante las crecidas barqueo un par de veces a la comadrona Flybertova con su indispensable maletin. Y tambien sabia de peces. Los ensartaba desde la barca en las noches de luna con un tridente llamado <>, interponia nasas en su camino, echaba el palangre y, en publico, los pescaba con cana, como un senorito. Todo esto sucedia aun en tiempos del Imperio Austrohungaro, cuando en el castillo de Krivoklat todavia senoreaba el principe Max Egon Furstenberg, comiendo gulash al estilo del cazador y sorbiendo cerveza de Rakovnik. A Prosek, puesto que era el mejor pescador de la region, le estaba permitido capturar presas con cualquiera de las artes posibles a lo largo de todo el rio. Tan solo debia llevar a palacio las anguilas, con su carne semejante a las flores de loto. Disponia para ellas de un morral que su esposa Karolina le habia tejido de canamazo. Las transportaba vivas por la orilla del Berounka hasta el castillo. Sus puertas se abrian solas ante el, como ante un paladin. Vertia las anguilas en una tina de madera embreada llena de agua y de cuando en cuando recibia una pieza de oro con la imagen del emperador. La pieza entera se asemejaba al sol. Despues de que el principe se marchara en carruaje tras cuatro colinas lejanas y tras cuatro rios lejanos, prohibieron a Prosek capturar presas con cualquiera de las artes posibles, asegurandole que le bastaba con una sola, a saber: la cana. Prosek tenia una cana de bambu larga, ambarina. Un rebenque sin carrete. Avanzaba a contracorriente para que los peces no lo advirtieran, chasqueando de cuando en cuando el rebenque y sus bigotes de dragon, razon por la que a esa arte se la denominaba <>. [1] Por aquella epoca llegamos nosotros en nuestro vehiculo: nuestro padre Leo, nuestra madre Herma, mis hermanos Hugo y Jiri y yo. Esta era toda nuestra familia. Atisbamos a Prosek desde los chopos de la orilla opuesta del rio. Se movia por las resbaladizas rocas como una nutria pescadora. La veleta de la cana volaba con precision hasta los lugares senalados. ?Y los peces? Era como si saltaran fuera del agua por si mismos. Plateados bagres con el rojo timon de la aleta en el trasero y elegantes comizas con bigote. Panzudos cachuelos de los remansos y leuciscos de los torrentes. Se deslizaban hacia el interior de la red: se acabo la libertad, habia llegado su amo y senor, el rey de los furtivos. Mi padre exclamo entusiasta: --!Herma! !Menudo concierto! !Como Kubelik! [2] Y, de golpe, crecieron como setas en mi cabeza, a lo largo de toda la orilla, filas de butacas en las que se aposentaban caballeros con bombachos ingleses a cuadros y damas vestidas con crinolinas rosas, suspirando y aplaudiendo con cada pez: --Messieurs, mesdames, esto es autentico arte. Prosek apreso en su red al ultimo de los peces, encendio un pitillo e hizo una reverencia. La platea desaparecio y el vadeo el rio, poco profundo, hasta mi padre. Se cayeron en gracia al instante, porque papa era tambien una buena pieza. Sabia partirle los morros a los idiotas igual de bien que Prosek. Y todo lo que no sabia se lo enseno Prosek. A papa le caia bien el patan de Prosek, ya que de toda la vida habia asegurado que los finolis no valian una mierda. Acordo con Prosek que iriamos con el de veraneo a la cabana del balsero, a ninguna otra parte. El lucio negro Tendria yo unos seis anos. Mis hermanos no me admitian demasiado en su compania. No era digno de ellos. Observaba sus diversiones desde la distancia. La mayor parte del tiempo lo unico que hacia era chuparme el dedo a orillas del rio Berounka. Lo que mas les gustaba a Hugo y Jirka era ir hasta un islote a atrapar con las manos peces ocultos entre las algas verdes. Hugo era apuesto y delicado. Jirka era un forzudo y un bribon dispuesto a medirse con quien se le pusiera delante. En el islote crecian unas largas algas verdes, fascinantes, parecidas a los cabellos del genio de las aguas del rio, Oskar. Los cabellos ondeaban en la corriente, como si yaciera ahogado en la arena dorada. De vez en cuando en las algas crecian florecillas, ya no recuerdo de que color, quiza de un blanco rosado, como las de las novias. Habia poca profundidad y en las algas pastaban, como en un prado, los copepodos y las cochinillas. Las comizas y el resto de los peces solian acudir a chapotear en busca de bichos, mascando como gorrinos. Era entonces cuando mis hermanos se metian en calzoncillos para, hundiendo las manos entre las algas, palpar a tientas hasta echar mano al frio cuerpo de un pez. El pez se quedaba pasmado, despues salia pitando, mi hermano reaccionaba y saltaba en su busca, erraba el blanco, salpicaba el agua, mi hermano chillaba. Como un rodeo. En una ocasion se toparon entre las algas con un pez gigantesco; al principio pensaron que era un tronco flotante. Se trataba, en cambio, de un lucio negro: se habia adentrado hasta alli tras los pececillos y no podia salir. Cuando arranco como un torpedo, el agua volo en todas direcciones. Hugo vociferaba: --!No te quedes ahi mirando y ven a ayudarnos! De golpe les parecia bueno. Pero no tenia ni la mas minima gana de meterme alli. Avance despacio entre las algas. El lucio giro, se dirigio hacia mi y se detuvo. Vi como boqueaba mientras me observaba con ojos despiadados, las fauces entreabiertas, llenas de dientes. Queria devorarme. Empece a alargar los brazos. Se puso en marcha. Salto. Salvo sin esfuerzo el tablazo y desaparecio en las profundidades. Jirka me dijo: --!Idiota! !Lo tenias al alcance de la mano! !No tenias mas que estrujarlo por el pescuezo! En realidad todos suspiramos aliviados de que se hubiera largado. Mis hermanos tampoco habrian intentado agarrarlo. Y esta anecdota fue una especie de predestinacion, como si aquel enorme lucio fuera nuestra parca. ?Pescaria alguno de nosotros alguna vez en su vida un pez grande de verdad? Tal vez no nos hubiera sido concedido, al no haber sido valientes entonces. Mi primer pez Prosek regresaba de la taberna Anamo algo achispado y canturreando cancioncillas castrenses. Conocia una infinidad de ellas, ya que durante la guerra habia librado mil batallas en Serbia. En el costado le quedo de recuerdo metralla sin extraer que, sin embargo, dejaba de fastidiarlo tan pronto como se echaba para el coleto un par de copazos. Al llegar a casa en la barca, le dio un beso en el hocico a nuestro pastor alsaciano, Holan, y se sento al pie de una fragante acacia. Yo estaba entonces en la balsadera: mis hermanos, de nuevo, me habian dejado atras; preferian llevar consigo a Dasa, la hija de Beda Peroutka, que pasaba de mi olimpicamente. Tio Prosek me miro con sus ojos verdes: --!Ven aca, mequetrefe! Arrastre de mala gana los pies hasta el; no es que me tuviera en gran estima. Al que mas queria era a Jirka, que era un granuja muy de su gusto. Yo era el menor, el nino de mama. Prosek, escudrinandome inquisitivo, se saco del bolsillo, mugriento, un pepinillo: --Toma. Sustitui el dedo de la boca por el pepinillo. Prosek me seguia observando. Despues saco una botella plana y me ordeno: --Pega un lingotazo. No quedaba ni gota en su interior, pero fingi la mayor de las felicidades. El inexistente alcohol nos amisto. Se puso en pie y me hizo senas para que lo siguiera hasta el granero. Saco una larga vara de avellano y dijo: --Te tallare una cana. La tengo preparada para ti hace ya tiempo. Saco del bolsillo un cuchillo afilado e hizo tris por aqui y tras por alla. Yo contemplaba sus manos callosas, a las que les faltaba un dedo que el mismo se habia sajado al cortar mimbre para los cestos. Contemplaba su rostro, crispado en una mueca por el dolor: de nuevo lo mortificaba la metralla en el costado, pero el alcohol para aliviarlo se le habia acabado. Termino la cana. Entonces yo aun no sabia que aquella seria mi mas preciada cana. Hoy lo se. Era la cana de mi infancia, a la que no se podrian equiparar productos posteriores de fabricacion americana o japonesa. Amarro a ella el sedal, del que prendio un canon de ganso y un anzuelo. Despues anadio: --Junto a la isla suele haber percas solitarias. Ve alli, mequetrefe, y despeinales las grenas. Yo te espero aqui. Se acocho en un ovillo y Holan le puso la cabeza en el regazo. Alcance la isla por la vereda. Era algo antes del mediodia, el sol arreciaba. Enganche una lombriz y eche la cana. No picaba nada, tan solo las azuladas libelulas se posaban en los nenufares y en algun lugar remoto del recodo se daban un banquete, mascando, los bagres. El canon blanquecino flotaba sobre la superficie, inmovil como un barco blanco en calma chicha. Para mis adentros, le ice las velas y ordene al capitan que navegara, que lo remolcara por la superficie un pez multicolor. Pero el canon ni se inmuto, a mi se me cerraban los ojos y, solamente de vez en cuando, entreabria uno de ellos para comprobar si mi barquichuela blanca ya habia zarpado. De repente la veleta se sacudio, generandose a su alrededor un circulo. Una y otra vez, como si fueran senales procedentes de las insondables profundidades de las aguas. Alguien jugueteaba y hacia travesuras con el barquito, como si arrancaran el motor tirando de la correa. De modo que no era un velero, sino una lancha motora blanca. Entonces la veleta comenzo a encabritarse, haciendo el pino, patas arriba, como un ganso medio zambullido en el agua. Para entonces ya me habia aferrado a la cana con las manos crispadas. Seguro que era una de esas percas con melena que habitaban aquellos andurriales en soledad. Entretanto la veleta hizo !chof! y se esfumo. Sin embargo, se podia ver, bajo la superficie, que habia tomado rumbo a los nenufares. Frene. La cana se arqueo y yo senti por primera vez en mi vida el delicioso tironeo del pez. Tras un tira y afloja por ambas partes, emergio una hirsuta bocaza: se trataba de una perca, grande como un gorro rojo a cuadros pero de color aceitunado y con franjas transversales oscuras. Alzaba sus aletas rojizas como estandartes en la batalla y, por su joroba, se parecia a un toro. En vez de ojos tenia monedas doradas y sobre su dorso se erguia una lanza erizada. Aquello no era un pez, era un dragon, un paladin armado hasta los dientes con plumaje rojo en el casco. La arrastre hasta la hierba y me tendi sobre ella para que no huyera. Ambos eramos dos chavales peleones. Luego, victorioso, lo lleve hasta la balsadera. Me habia pinchado con su lanza, por lo que del dedo me manaba un reguerillo de sangre. Se me ocurrio que a partir de aquel dia el tio Prosek me querria tanto como a Jirka. Prosek, sentado en una banqueta, bebia vermut de cabra, leche, para depurar el alcohol. Me elogio: --Eres un hacha. Desollo la perca y clavo la cabeza en el porton del granero. Para que todos vieran que en Luh junto a Branov habia nacido otro pescador. Cogi un taburete para ordenar y me sente bajo el trofeo durante dias. Cuando pasaba alguien por la balsadera, yo carraspeaba y moqueaba para que se fijaran en la perca. Coseche una buena dosis de gloria. Vino hasta Dasa, la hija de Beda Peroutka. Me dio un beso en la mejilla y declaro: --Eres un verdadero machote. Una noche, sin embargo, mi trofeo desaparecio sin saber como. Es posible que se lo zampara la gata Andelka. Pero es mas probable que lo quitara del porton mi amado tio Prosek, quien, hasta el gorro de mi pavoneo, volvia a aborrecerme.

  • El ultimo riesgo (Match Point 1) de Kristel Ralston

    https://gigalibros.com/el-ultimo-riesgo-match-point-1.html

    Colette esta cansada de ser la oveja negra de su familia, es decir, el proyecto fallido del prestigioso matrimonio Kessler. Ahora, mas que nunca, esta dispuesta a demostrar su valia profesional como periodista. Cuando le llega una oportunidad laboral, acepta jugarselo todo. Pero no cuenta con reencontrarse con la unica persona capaz de confundirla lo suficiente para echar por tierra su determinacion de alejarse de aquello que todos llaman tentacion. Sin embargo, lo mas dificil sera lidiar con un gran secreto que llegara para desequilibrarla, dejandola confusa y vulnerable.

  • El galan imperfecto de Rafael Gumucio

    https://gigalibros.com/el-galan-imperfecto.html

    Una novela comica, una observacion sagaz del amor y las amistades, un relato sofisticado y desternillante, una prosa brillante.

  • Sombras en la Luna de Gloria V. Casanas

    https://gigalibros.com/sombras-en-la-luna.html

  • Ocho fantasmas ingleses de Varios Autores

    https://gigalibros.com/ocho-fantasmas-ingleses.html

    Ocho destacados escritores contemporaneos reinterpretan las clasicas historias de fantasmas en esta inquietante coleccion de relatos ambientados en las localizaciones mas misteriosas de las islas britanicas. Inglaterra es por excelencia la tierra de las apariciones y los lugares encantados.

  • Esclava Encadenada de Aina Castillo

    https://gigalibros.com/esclava-encadenada.html

    Las cadenas abrazaban a Elena.
    Sus munecas. Sus tobillos. Su cuello.
    Iba a ser vendida. Como un objeto.
    Voluntariamente. Para siempre.
    Pero el sacrificio valia la pena.
    Su padre tenia deudas. Su madre cancer.
    Aquello solucionaria la vida de ambos.

  • Dance therapy (Los Irwin 1) de Noa Pascual

    https://gigalibros.com/dance-therapy-los-irwin-1.html

    ?Podrias compartir mesa y mantel con: Un marchante de arte, un cocinero galardonado con una estrella Michelin, un monitor de deportes de alto riesgo, un abogado, un profesor, un cirujano y dos mecanicos?
    !Pues Beca, si!
    Era la envidia de muchas feminas, primer rival a vencer y adversaria fantastica para compartir.
    Se sabia la lider de todos, fiel a ellos y a sus principios; pero honesta y consecuente con sus decisiones.
    Eran un equipo en toda regla “uno para todos y todos para uno”, con Beca cerca los problemas se minimizaban y sin ella se ahogaban.
    ?Dejara Beca a un lado su felicidad y sus suenos, para estar cerca de ellos?

  • Una noche y nada mas, Whitney G de Whitney G

    https://gigalibros.com/una-noche-y-nada-mas-whitney-g.html