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Estaba nerviosa. Despues de pasar un ano en el paro, despues de que me despidieran de El Heraldo sin darme las gracias siquiera, despues de venirme abajo varias veces, por fin encontraba un nuevo puesto de trabajo en el Diario S. Estaba nerviosa porque, al principio, pense que no me darian ese puesto. El Diario Sol era uno de los periodicos mas prestigiosos del pais y no tenia nada que ver con El Heraldo, de menor tirada y con mucho menos personal. Sabia que no iba a ser facil trabajar alli, que la competencia seria feroz, que ya no tendria el tiempo libre del que disfrutaba ahora, pero tambien era la mejor manera de sobresalir entre algunos companeros de universidad que se habian quedado como meros redactores en prensa local. El Diario Sol era una oportunidad para demostrarme a mi misma de lo que era capaz, de que yo era una mujer tan inteligente como preparada. Seguramente ahora mis nuevos jefes sabrian valorar aquellas cualidades que en El Heraldo no habian sido capaces. La crisis habia hecho estragos en el pais y yo fui despedida simplemente porque fui una de las ultimas en ser contratadas. De nada valia mis amplios conocimientos de marketing ni que me manejara perfectamente en aleman e ingles. Sencillamente habian determinado que el dano para la empresa seria minimo si me indemnizaban ahora, pues era muy joven y llevaba poco tiempo en El Heraldo, asi que en enero estaba en plena Avenida Lagos, con una caja de carton entre mis brazos que contenia boligrafos, mi vieja grapadora, un retrato de mis padres y un libro de poemas, de Pablo Neruda, Veinte poemas de amor y una cancion desesperada. Ahora que habia encontrado un nuevo puesto, estaba esperanzada en que este tipo de cosas no se volviera a repetir, porque verdaderamente me afecto mi salida de aquel periodico. Creia que habia tocado el cielo cuando empece a trabajar en El Heraldo, pero no fue asi. Para ellos mi talento y mi voluntarismo no valian nada. Me quedaba, despues de mi jornada laboral, horas y horas en la redaccion, horas que nunca fueron remuneradas, horas que emplee con mucho interes para ampliar y corregir reportajes. Me deje la piel en aquel periodico y, de repente, una llamada sin ningun tipo de explicacion y una carta de despedida fueron la gratitud a tanto esfuerzo. Maldita crisis. Deseaba que todo fuese ahora diferente en el Diario Sol, aunque estaba segura de que habria de trabajar mucho mas en este nuevo periodico. Me habian asignado la seccion de Publicidad y una seccion como esa no es cualquier cosa, pues los principales ingresos de una publicacion como el Diario Sol provienen de importantes clientes que quieren promocionar sus negocios en prensa. Parece que valoraron positivamente mi curriculum y la entrevista que hice con la jefa de personal dio sus frutos. Recuerdo que sali de aquella conversacion bastante confusa, porque me preguntaron sobre mis relaciones sentimentales. Y yo menti. No se si se dieron cuenta. Supongo que no, porque acabaron contratandome. Les dije que salia con un chico que era profesor de instituto, pues yo queria dar una imagen de persona estable emocionalmente. Si hubieran indagado un poco, habrian descubierto que yo, Davinia, habia sido un autentico desastre en mis relaciones. Sere mas incisiva y dire exactamente que habia sido un puto desastre. Mis parejas no me duraban nada. Estaban a mi lado porque les atraia mi fisico, pero luego, cuando les insinuaba que queria un compromiso solido y duradero, desparecian de mi vista. Sin pelos en la lengua, confesare que sali con autenticos cabrones como un tal Richard, que nada mas salir de casa, solo sabia meterme mano e introducirme su lengua, que parecia la lengua de una jirafa, hasta la garganta. Me dejo a las pocas semanas por una antigua novia. Me explico que yo era una estrecha, la madre que lo pario. Aun no habia salido a la calle, estupendamente maquillada, cuando empezaba a darme lenguetazos que me corria toda la pintura. Parecia un payaso, excusa perfecta para no ir a ningun sitio, sino para meterme en su coche o en casa de su madre a darme un repaso de arriba a abajo. Vamos que follabamos dia si y dia tambien, y va, y me dice que soy una estrecha. Richard es el caso mas radical de novio bruto, egoista y desagradecido. Luego tuve noviazgos mas o menos largos como el de Javier, un companero de El Heraldo, un vigorexico que se metia toda clase de proteinas y hormonas en el torrente sanguineo. Yo sabia que aquello no era bueno. Durante mas de un mes solo me daba piquitos. No era como Richard, ni mucho menos. Una noche, desesperada y excitada, tras salir de una hamburgueseria donde me habia hinchado a patatas fritas y nugguets de pollo y donde el se habia limitado a beber Coca Cola light y a tomar ensalada, decidi meterme mano a su paquete. Me grito. Me prohibio que lo tocase porque necesitaba reservar energias para un campeonato que tendria lugar en Madrid dentro de un mes. Yo me negue y, bromeando, volvi a meterle mano al paquete, pero no habia paquete. Las inyecciones le estaban pasando factura y habian hecho que su pene fuese la cabeza de un lapiz. No deberia comentar esta clase de intimidades, pero, llegados a este punto, me da igual todo.
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