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El parque. Horas que nos pasamos sentadas en el banco con los tacones enterrados en la arena, viendo las nubes pasar por encima de nuestras cabezas. Gritos de ninos, gritos de madres peleando con los ninos. Gritos de madres hablando con otras madres... Abuelas que dan de comer a las palomas y menean sistematicamente un cochecito de bebe, buscando que el sol no incida directamente sobre la cara del crio. Hace mucho tiempo que acudo al parque sola. No tengo hijos, pero si una perrita a la que le encanta perseguir mariposas entre las flores. Los ninos salen de su zona acotada de vallas de colores para ir a rascarle la cabeza entre las orejas, en cuanto llegamos a nuestro banco. Y alli, desde hace unos meses, me da por ponerme a sacarle historias a las personas que lo frecuentan. No que me las cuenten ellos, por supuesto, que para eso ya tengo yo mi imaginacion... y me encanta usarla. Parejas de enamorados que pasean por los caminos que rodean la arboleda; adolescentes tirados en el cesped, jugando al juego de estar enamorados; mujeres solitarias con un libro en la mano, sentadas al borde de la fuente de piedra; hombres corriendo por las pistas de atletismo, sorteando bicicletas... ?Cuantos de ellos llevarian meses sin tener sexo? ?Cuantos todavia llevaban prendidos sus olores en el cuerpo? ?Cuantos, al igual que yo, morboseaban con la idea de follar, alli, con cualquier desconocido? ?A cuantos les apeteceria poder mirar, por una rendijita de la puerta abierta, el combate de dos cuerpos entregados a los deleites del desenfreno? Debia confesarlo. De cualquier escena saco algo erotico, algo libidinoso, algo pornografico. Va a ser que tengo la mente sucia... Me siento, observo, elijo. Y cuando llego a casa, me centro en escribir. No me dedico a ello, pero es una buena forma de pasar mi tiempo libre tras la dura jornada laboral. El ocupar unos minutos estando delante del papel, con la pluma que me regalaron por navidades entre los dedos, hace que mis fantasias cobren un poco mas de vida. Ver las palabras plasmadas en el blanco folio, jugando entre ellas para unirse, hace que mi estancia en el parque requiera mucha mas atencion al detalle de las personas a las que observo. Cada matiz en la forma de acercar una mano, cada destello en la mirada, cada rubor. Asi me pruebo la piel de la persona a la que imagino. Siento sus deseos, se me acelera el corazon recordando los contactos, me revoluciona el fondo del abdomen con el calor que se despierta alla abajo. ?Te has sentido alguna vez observado en el parque? Puede que haya sido yo... Puede que formes parte de las fantasias que escribo. Luego, en la intimidad de mi dormitorio, cuando los folios se han amontonado ya en una pila de hojas que cogeran polvo a medida que les va llegando el olvido, me acuesto en la cama y ensucio las sabanas... FANTASIA I Una mujer lleva un rato sentada en una de las sillas que componen la zona de la terraza, en la cafeteria del parque. Ha pedido una botella de agua sin gas, muy fria. Esa mujer es infiel. Lo se porque lleva un panuelo cubriendo todo su cabello. Tambien usa unas enormes gafas de pasta, oscuras como el carbon. Y una gran pamela. Mira con nerviosismo su reloj de pulsera, e imagino que su amante se esta retrasando, y que no le gusta estar expuesta a las miradas indiscretas. No lleva maquillaje, pero va muy bien vestida. Esta estrenando zapatos de tacon, vertiginosamente altos. Y luce un collar muy vistoso, destacando en el escote de la perfecta blusa planchada, que no insinua nada y, sin embargo, promete todo... Se ha arreglado para un hombre, y ese no es su marido. Esta mujer va de caza. Bueno, puede que solo este esperando a una amiga que llega tarde, y se acabe de hacer un tratamiento en la piel y no quiera coger sol. Si me acercara a preguntarle, probablemente, habria miles de explicaciones a su indumentaria, tan de anuncio de perfume caro, propio de un paisaje con mar de fondo y un coche descapotable brillando a la luz del sol. Pero me encanta la idea de que vaya a serle infiel a su pareja. ?Cual es el motivo por el que se decide que se va a traicionar sexualmente a la persona con la que compartes algo mas que mananas estresantes al levantarse, o noches de confidencias entre las sabanas? Enfado, aburrimiento, distanciamiento, oportunidad... El calenton que hace que todo pierda sentido. ?Va en el caracter, igual que lo de ser constante? ?Se puede ser infiel solo una vez en la vida, y nunca mas volver a pensar en otra persona? ?O cada vez que tenemos una fantasia con alguien distinto a nuestra pareja, somos infieles? Creo que la gracia esta, seguramente... en que eso nunca se decide. Simplemente, ocurre. INFIEL La pregunta que nunca debi hacerte... -- ?Donde se deja de ser fiel? Y la respuesta que nunca debiste darme... -- Probemos... Bajar la cremallera de mi vestido negro, dandote la espalda, mostrando la piel del hombro, sacando una manga. Terminar de bajarla, sabiendo que tus ojos acompanan mis dedos en el proceso. Pense, y dije despues, que desnudarme delante de ti no era ser infiel... Y tu, complice, no dijiste nada. Sacar el otro brazo y dejar caer el vestido a mis pies, para mostrarte la lenceria que en mi intimidad para ti habia comprado, fantaseando con algun dia poder mostrarte. Negras braguitas de topitos blancos; sujetador a juego con el escote engalanado en encaje, desdibujando la linea del busto abultado. Separar las piernas para que las braguitas se hundan en mi raja y quede la mayor porcion de nalga expuesta a tus ojos malditos. Inclinarme para mejorar mis vistas, y para verte devorarme a su vez... Que te abras la bragueta en dos movimientos puede que tampoco sea ser infiel... Y ver tu polla tiesa entre tus dedos supongo que tampoco. Esbelta, tersa, con el capullo rosado, hinchado y babeante. Saber que si no hubiera un anillo en mi mano esa verga estaria ahora recorriendo mis entranas calientes. Eso es aun mas excitante. Ojala las ataduras y los juramentos desaparecieran tan convenientemente como se puede esconder por unas horas un anillo en el bolsillo de una chaqueta... !Que digo unas horas, unos simples minutos! No me hace falta para saciar la sed que me atormenta la garganta mas que unos cortos y maravillosos minutos, entregada a los placeres de tu carne traviesa. Tu mano aferrando tu polla, y el brillo de un anillo en uno de tus robustos dedos. Ese anillo ahora se frota contra la piel endurecida por el morbo que te ofrece mi cuerpo, y no puedo evitar imaginarme el momento en el que tu esposa lo puso alli, vestida de blanco, tal vez sin haberte separado todavia las piernas para que pudieras olerla. Me encanta observar el oro rozarse con tu polla, haciendola tan prohibida... Puede que tampoco sea considerado infidelidad apartar un poco las bragas para ensenarte mi conito rasurado y mojado... Y al hacerlo comprendo que el hecho de que te masturbes mirando como muevo la tela negra sobre mi entrepierna, estimulando mis zonas nobles, no puede ser tan malo... !Como va a ser malo si me esta gustando tanto! Esto no es ser infiel, es disfrutar de mi imaginacion mientras hay un hombre que hace lo mismo con la suya. Ahora, en tu cabeza, me la estas metiendo fuerte... Lo se, lo intuyo... En esa misma postura, por detras, apartando las braguitas a un lado para que tu verga se empotre contra el fondo que te ofrezco, una y otra vez... La siento menearse en mi interior como si en verdad lo hiciera. Deliciosa plenitud contra la que apretarse mientras me torturo el clitoris con la yema de los dedos a traves de la tela de las braguitas elegidas. No, definitivamente verte masturbar no puede ser serle infiel a mi marido... No te estoy tocando... Ver como te la machacas con la mano cerrada contra la carne dura es lo mas excitante que he hecho en anos. Tu imagen empalmada mientras te muerdes los labios y me clavas los ojos en las nalgas como harian tus dedos si te estuviera permitido me tiene tremendamente mojada. !Maldita moralidad la tuya! Horrible sensacion de impotencia al saber que si me acerco un poco mas a ti huiras con la polla tiesa a medio meter en la bragueta, a la carrera. O tal vez no... Invitarte a que entres... Invitarte solamente a tocarme. Me acuesto en la cama boca abajo y separo las piernas. El dormitorio de la casa de tu amigo es tan impersonal como puede ser cualquier otro de un hombre que solo lo usa para follar. Esa etapa la pasamos ambos hace ya mas de una decada, cuando eramos jovenes y pensabamos que comerse el mundo incluia comerle el sexo al menos a una pareja distinta cada semana. Las cosas se complicaron con el paso de los anos, y se desdibujaron los deseos en pos de una estabilidad tan efimera que cuando nos quisimos dar cuenta lo unico que quedaba para sustentar nuestra realidad era el punetero anillo en el dedo indicado. Anillo de condena. Anillo de castigo. Aun asi, impersonal y todo, la cama es comoda y amplia. Una pena que los dos seamos fieles a nuestras parejas, y no te animes a tumbarte a mi lado, o sobre mi, como deseo tanto. Aunque este boca abajo puedes ver mis dedos entrar y salir de mi cono, y escuchar el chapoteo. De eso estoy segura, porque yo lo escucho y se que se te sigue endureciendo, ya que te veo a traves del espejo que hay al lado de la cama. Me miras tocarme, te miro yo hacerlo... Y me excito con la idea de que me poseas y me retuerzo por ello entre las sabanas de la cama. Te enseno mi anillo de casada... juego con el mientras lo deslizo de mi dedo y enmarco mi clitoris con el para hacerme sentir mas atada a algo que ahora mismo no comprendo. El anillo cae a la cama con el juego, y tu lo observas entre mis piernas, depositado en las sabanas de tu amigo. ?Gemir pensando en otro es ser infiel? Porque estoy gimiendo... Empiezo a no ver la linea y me doy cuenta de que no me molesta tanto. Pero, sobre todo, te escucho gemir. Me estremezco al verte temblar a mi lado, ya que te has acercado a la cama. Estas parado a un lado, con la verga en la mano, dura como una roca. Me duele el cuerpo de la impotencia, me duele el alma por la falta de contacto y el cono porque esta vacio... Y me duele el dedo porque he perdido el anillo. Aun asi estoy tan excitada que no puedo contenerme, y me pregunto si un avance mas sera posible estando tan cerca tu cuerpo del mio. -- ?Se puede considerar infidelidad ofrecerte mi culo para que lo huelas? Te he herido de muerte, y lo sabes... Elevo las nalgas, hinco las rodillas en la cama, y te ofrendo mi culo... tal como siempre quisiste. Se que estas a punto de caer, y no se si podre sostenerte. Provocarte hasta ese extremo ha sido peligroso, pero sabia que no podia dejar de ofrecerte mi olor, con lo que se que lo deseas. Tal vez, solo tal vez, sea miedo lo que brilla en mis ojos, a la vez que deseo. Pero tu te inclinas con toda tu mala leche, y dices, con tu rostro junto a mi culo, que si no hay roce, no hay pecado... Y tus palabras retumban en mi cuerpo mientras te escucho olerme, aspirando fuertemente mi aroma. Y pareces satisfecho, porque la polla, tan dura como la llevas, ha empezado a babearte, con un brillo delicioso que estoy deseando llevarme a la boca. Estoy segura de que te falta poco para eyacular encima de mi. Algo, por otro lado, que nunca creimos que fuera a llegar a ser posible. Aun recuerdo tus primeras palabras, cuando nos conocimos. Eras de esas personas con las que te encuentras en el mundo, de vez en cuando, y piensas que conocias de toda la vida. Un hombre resuelto, picaro y decidido, que hacia que lo miraras de arriba abajo mientras te lo cruzabas en el supermercado... y mientras te recorria el a ti, tambien, de arriba abajo. Ahora, medio desnudo a mi lado, poco te parecias a ese hombre que me hizo volver la cabeza mientras tu volvias la tuya, y soltabas con gran desparpajo una frase que me acompano durante muchos dias... y muchisimas mas noches. -- Si quieres te doy mi numero de telefono--, me habias comentado, antes de seguir cogiendo un bote de tomate frito para ponerlo en tu carro, justo con los panales de recien nacido. -- Si quieres te doy yo el mio... En mi cesta de la compra iba amontonando poco mas que un par de cosas para los rapidos desayunos antes de salir al trabajo, ya que pasaba la mayor parte de mi tiempo fuera de casa, al igual que mi marido. Y aquella noche, cuando ya el sueno me vencia, la ocurrencia de intercambiarnos los numeros escritos en sendos botes de mahonesa hizo que mi vida cambiara. Aun estaba por verse si para mejor... -- Sexo telefonico no se considera infidelidad, ?no? -- Depende... -- te habia contestado yo--. Si es solo decirme que me harias o si te tocas mientras lo haces... -- ?Y que diferencia habria, si no es a ti a quien mis manos tocan? -- ?Y a quien tocarias, a tu esposa? La idea te habia encantado. Follarme por telefono mientras te imaginabas haciendole lo mismo a tu esposa habia resultado ser una fantasia de lo mas excitante para ambos. Cosas que no te habias atrevido a hacerle nunca salian de tu boca perversa y me calentaban el cuerpo, mientras me retorcia en la cama imaginando que estaba mi marido conmigo, haciendome lo mismo. Tarde mucho en llevar mi mano a mi entrepierna, pero cuando lo hice no pude entender por que habia tardado tanto. Por fin conseguiste que me escondiera bajo las sabanas, con la luz apagada, para correrme con tu boca traviesa. Mi marido trabajaba tantas noches... No, habia pensado entonces. Masturbarme con tu voz no es ser infiel... Follar con nuestros respectivos luego, con los olores despertados en los sexos por el otro, tampoco. Escucharte decirle a tu esposa las cosas que me habias dicho a mi, dejando el movil encendido en la mesilla de noche mientras la follabas al otro lado de la ciudad fue lo siguiente. Escucharte gemir por lo que ella te hacia, aunque fuera pensando en mi cono y mi boca, me excitaba. Y yo... seguia preguntandome... ?Estoy siendo infiel al escucharte?
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