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Anna Starobinets
Una cosa es inventar historias de miedo y otra muy distinta es convertirse en la protagonista de un cuento de terror. Dude mucho tiempo si merecia la pena escribir este libro. Es demasiado personal. Demasiado real. No es literatura. Pero lo unico que se hacer es escribir. No tengo ninguna otra habilidad para cambiar el mundo. Este libro no trata solo de mi perdida personal. Habla de lo inhumano que es en mi pais el sistema al que se ve arrojada una mujer obligada a interrumpir su embarazo por razones medicas. Este libro habla de la humanidad y de la falta de humanidad en general. No se puede recuperar lo perdido. Aquellos que han perdido su apariencia humana no pueden convertirse de nuevo en personas. Pero el sistema se puede corregir y esa es mi esperanza. Por eso indico los nombres reales de personas e instituciones. Por eso escribo la verdad. Es posible que mis esperanzas no se hagan realidad. Que quienes toman decisiones y lubrican los engranajes de este sistema nunca abran este libro. Que algunos de aquellos cuyos nombres he mencionado no sientan mas que ira. Asi sea. Pero si este libro ayuda a alguien con su dolor, significara que no fue escrito en vano. Y que, al menos, algun sentido tuvo lo que nos paso. MALFORMACIONES --Bueno, ?es nino o nina? --pregunto al radiologo. Ya me ha ensenado el cerebro --<
>-- y el corazon: <>. Ya me ha dicho que las medidas se corresponden con las dieciseis semanas de gestacion. Me ha hecho la pregunta absurda a la que me he acostumbrado durante este tiempo: <>; y ya he contestado que en casa tengo una hija de ocho anos. De modo que esta vez quisiera que fuera un chico. Y luego le pregunto si es nino o nina, pero por alguna razon el medico aprieta los labios con firmeza. Es como si tuviera en la boca una enorme baya amarga y se estuviera pensando si escupirla o no. Mueve la sonda en silencio por mi abdomen y mira el monitor sin pronunciar palabra. Guarda silencio bastante tiempo y despues dice: --Es nino. Pero hay algo en su voz que me preocupa. Algo en su tono. Vuelve a apretar los labios. De repente recuerdo el comienzo de El Vivo, mi novela de ciencia ficcion: <>.[1] Estamos en noviembre de 2012 y ahora soy yo la que esta en la consulta de un medico que guarda silencio, el ecografo pita y pregunto: --?Le pasa algo al bebe? Se decide por fin a escupir la baya amarga: --?Hay alguien en su familia con problemas renales? --No... --No me gusta la estructura de los rinones del feto. Es una estructura hiperecogenica. Por unos segundos siento incluso cierto alivio. Al fin y al cabo, son los rinones. Por supuesto, son importantes, pero al menos no se trata de los pulmones ni del cerebro; el cerebro y el corazon estan bien, y los rinones los curaremos de alguna manera, porque en la familia no tenemos enfermedades renales hereditarias. Esto debe de ser buena senal... --Ademas, ocupan la mayor parte de la cavidad abdominal del feto --anade--. Son cinco veces mas grandes de lo que deberian ser. Puede que una no sepa que es una estructura hiperecogenica, pero es mas que evidente que los rinones no pueden ocupar todo el abdomen. De modo que comprendo, naturalmente, que esto es malo. Muy malo. --Posiblemente se trate de una enfermedad renal poliquistica del feto --me informa--. Limpiese y vistase. Al parecer es en este momento cuando por primera vez me divido en dos. Una de mis yoes se limpia el gel del vientre con manos temblorosas. La otra vigila tranquila y cuidadosamente a la primera y tambien al medico, y en general es muy observadora. Por ejemplo, se ha fijado en que ya no se refiere a mi hijo como <>. Ahora solo lo llama <>. --Tiene que hacerse una ecografia con un especialista. --Escribe en un papelito el nombre de la clinica y el apellido del medico--. Preferiblemente con este, esta especializado en anomalias en el desarrollo fetal. Pregunto: --?Es muy grave? Responde, pero no a mi pregunta: --Yo solo soy radiologo. No soy ni especialista ni Dios y puedo equivocarme. Vaya al especialista. Me parece que quiere anadir: <>, pero no vuelve a abrir la boca. Dicen que la primera fase del duelo es la negacion. Al recibir la terrible noticia, una es incapaz de creersela de inmediato. Esta convencida de que es un error o de que la enganan deliberadamente, de que el medico es un charlatan, que la manda a otro medico amigo suyo para sacarle los cuartos... Si, he visto cosas asi en los foros de internet de patologias del embarazo, e incluso mi madre, cuando le cuente los resultados de la ecografia, pronto pasara por esta etapa. Es un mecanismo de defensa normal, pero, por alguna razon, en mi caso no funciona. Incluso antes de ponerme a buscar en internet informacion sobre la enfermedad poliquistica, antes de oir el diagnostico, en ese momento en el que el medico miraba el monitor y callaba, comprendi que todo iba muy mal. Realmente mal. Pago la ecografia y salgo a la humeda oscuridad de noviembre. Recorro las calles y luego me doy cuenta de que habia ido en coche, pero no recuerdo donde lo he dejado. Doy vueltas veinte minutos alrededor del centro de obstetricia y ginecologia de la calle Bolshaya Pirogovka sin saber que es exactamente lo que estoy buscando. Me cuesta trabajo andar. Es como si me moviera dentro de una densa nube negra. Finalmente doy con el coche, me subo y conecto el movil a internet. Tecleo: <>, y no paro de abrir enlaces. Me entero de que la enfermedad poliquistica puede ser de dos tipos: dominante (adultos) y recesiva (infantil). Que la dominante es la que tienen tambien otros familiares y con la que habitualmente se puede vivir. En mi caso, sin embargo, se trata de la recesiva. Si es que ese es mi caso. En las fotos aparecen bebes deformados, con las caras aplanadas y enormes barrigas hinchadas. Bebes muertos. Los que tienen la enfermedad poliquistica recesiva no sobreviven. La densa nube negra que me rodea me llena de repente la boca y la garganta. Empieza a faltarme el aire. No puedo respirar. Mientras, la otra yo, que aguanta fria y tranquila, repara en que no solo estoy sentada en el coche mirando la pantalla del telefono y jadeando, sino que tambien voy conduciendo por la calle del Decimo Aniversario de Octubre y todos me pitan porque voy en sentido contrario. De milagro consigo llegar a casa. Me estoy ahogando y, cuando mi hija Sasha --la llamamos Tejoncita-- sale corriendo a mi encuentro, feliz y preguntando: <>, y mi marido, que tambien se llama Sasha, emerge de la cocina con las manos mojadas y se interesa despreocupadamente: <>, yo no puedo hablar, solo aspirar a bocanadas. Pero no hay aire, la nube negra no deja que llegue a mis pulmones. --?Que pasa con el nino? --Sasha padre me agarra por los hombros--. ?Que pasa con nuestro nino?
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