y entonces apareciste tu
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y entonces apareciste tu - Esperanza Garcia
https://gigalibros.com/y-entonces-apareciste.htmlUn paseo por las calles de Madrid y dos desconocidos que se miran en un timido reflejo, ha servido de inspiracion a esta joven escritora para dar vida a la historia de amor entre Alex y Chloe.
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https://es.bookmate.com/books/vLUO9yMr¿Cómo puedo cargar un libro? Buscar en Google · Descripción; Lectores2. Clara se ha convertido en trabajadora esencial, lo que no esperaba es que por eso ...
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Y entonces, apareciste tú - Grace Marie March - ¡¡Ábrete libro!!
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Y entonces, apareciste | Penguin Libros ES
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Y entonces apareciste tú (2022) - leer libros online gratis
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y entonces, apareciste - esperanza garcia - Casa del Libro
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Dejame compartir tu vida – Sophie Saint Rose de Sophie Saint Rose
https://gigalibros.com/dejame-compartir-tu-vida-8211-sophie-saint-rose.htmlKim se asomo a la ventana de su dormitorio, sin imaginarse que el hombre que veia al otro lado, iba a cambiar su vida para siempre. Mike era grosero y tenia malos modos, pero su nuevo vecino sabia provocarla de una manera que le subia la temperatura. Seria imposible resistirse a esa picara sonrisa que la volvia loca.
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Damas Asesinas de Tori Telfer
https://gigalibros.com/damas-asesinas.htmlAl hablar sobre los criminales mas letales de la historia, siempre pensamos en Jack el Destripador, Ted Bundy o John Wayne Gacy. De hecho, en 1998, el FBI afirmo que las asesinas en serie <
>. Pero ?que hay de la infame condesa Erzsebet Bathory --apodada < >--, de Mary Ann Cotton --virtuosa del < >--, de Darya Nikolayevna Saltykova --< >--, de Nannie Doss --< >--, de Alice Kyteler --< >-- o de Kate Bender --< >--? Ingenioso y provisto de un enfoque que arrincona las explicaciones faciles (< >, < >, < >) y los topicos machistas (< >), este esclarecedor estudio glosa las actividades agresivas y predatorias que las mujeres mas letales nos han legado para la posteridad. Una sugerente compilacion de damas letales, dotada de un vitriolico humor negro, que rescata del olvido a catorce maestras del crimen que hicieron de lo sangriento un arte: horneando deliciosos pasteles con sorpresa, manejando el cuchillo con habilidad mortal o administrando sibilinos venenos a prueba de autopsia. -
Viggo de Fabiana Peralta
https://gigalibros.com/viggo.htmlViggo habita en la oscuridad desde hace mucho tiempo y cree que sus dolorosos recuerdos son necesarios para no olvidar que merece cada dia de sufrimiento.
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Ahorcado de Daniel Cole
https://gigalibros.com/ahorcado.htmlAhorcado, un thriller vertiginoso donde el asesinato es una obra de arte.
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Passion Fruit. sexo, sexo y brilli de Kate Bristol
https://gigalibros.com/passion-fruit-sexo-sexo-y-brilli.htmlAlberto Ruiz Saavedra es el politico revelacion del ano, guapo, carismatico y una de las fortunas mas grandes del pais. Por si todo esto fuera poco, esta en todas las revistas del corazon, pues sale con Marlene, la cantante de moda con quien va a casarse. Su vida parece un cuento de hadas ?verdad? Quizas lo seria si su relacion no fuera una farsa y no estuviera locamente enamorado de su… chacha.
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El riesgo de la verdad de Josep Antoni Duran Lleida
https://gigalibros.com/el-riesgo-de-la-verdad.htmlEl conocido politico democristiano, artifice de innumerables pactos entre la minoria catalana y el Gobierno espanol a lo largo de los cuarenta anos de democracia, hombre de consenso con conexiones internacionales, presenta aqui sus memorias politicas. Apartado prematuramente del terreno de juego por la dinamica maniquea del proces, Josep Antoni Duran i Lleida pone, negro sobre blanco, su experiencia personal y su vision del pasado, presente y futuro de Cataluna y Espana.
Unas memorias en las que no esquiva las cuestiones mas controvertidas: las tensiones entre la coalicion de Convergencia i Unio, los primeros contactos informales con Aznar, los casos de corrupcion politica que salpicaron a Unio y el giro independentista del nacionalismo conservador. Todo queda abordado de una manera clara y directa, aportando un destacable nuevo punto de vista a la vida politica espanola de los ultimos anos. -
Realidad de Raquel Attard
https://gigalibros.com/realidad.htmlEl miedo me seguia a todas partes, como ese lobo que acecha a la gacela en la oscuridad. Ella no lo ve, pero sabe que esta ahi. Siempre habia alguien observando, preparado para dar el punto y final a la aventura. --?Que quieres de mi? --Le pregunte. --No lo pienses --me dijo--. Solo salta. Y salte. ?Que otra cosa podia hacer? Todo parecia diferente y, de repente, me di cuenta. Como salida de la nada estaba la niebla con forma de sombras en la noche. Lo percibia, lo sentia en la piel, todo iba a ser distinto. Era el principio del fin de mi vida tal y como la conocia. Alex tambien seguia alli. Me tocaba como si empezara a conocerme y me miraba como si me estuviera viendo con otros ojos. Unos que nunca me habian observado antes. Los ojos de la muerte. No era yo, no era la misma. Y pensar que todo esto habia empezado hacia solo dos semanas… Capitulo 1. El comienzo del fin BLAKE Estaba atascada estudiando para los examenes finales. Aqui era donde se decidia mi futuro. Si sacaba la carrera o tenia que repetir otro ano con alguna asignatura que me hubiera quedado pendiente. “No puedo fallar, no puedo fallar”, me repetia esa frase como un mantra, a ver si me entraba en la cabeza y, por arte de magia, no fallaba. Mi familia contaba conmigo y tenia que ser mejor por ellos. Por eso estudiaba derecho y gestion de empresas. Sabian que tenia intuicion para el negocio y que podia llevarlo al siguiente nivel. Mire mi telefono. John me habia llamado pero yo no se lo habia cogido. Hacia tiempo que queria romper con el porque estaba aburrida. Le tenia carino, nuestras familias eran amigas desde antes de que nacieramos y ambos estabamos destinados a dirigirlas cuando nuestros padres dejaran el negocio. Era tan natural que resultaba poco emocionante y yo necesitaba mas. De donde viniera ese mas, ahora mismo ni me lo planteaba, pero debia dejarlo si queria avanzar. Me iba a centrar en mi trabajo despues de los estudios. Si todo salia bien, acabaria con unas notas que me permitirian acceder a la especialidad que yo queria, por delante de otros alumnos. Me habia esforzado mucho para ello. Era capitana del grupo de debate, pues queria aprender todo lo necesario sobre negociacion, y hacia practicas con la profesora Johnson para iniciar mi tesis y poder doctorarme en derecho empresarial. Para preparar los examenes, habia contado con la ayuda de Fiorella Gulio, que era una de mis mejores amigas, junto a Lucrezia Lorenzzo, a la que todos llamabamos Zia. --No le gustaba que la llamaran por su nombre completo, aunque a mi siempre me habia parecido muy bonito--. Las tres estudiabamos la misma carrera, que esperabamos terminar con los examenes de manana. El caso es que John ya no encajaba en mi vida. Hacia tiempo que lo veia con otros ojos, como si ya no me conquistara cada vez que sonreia o se dirigia a mi. Cuando eramos pequenos, me bastaba, era lo que se esperaba de nosotros, pero ahora no. A veces me parecia que seguiamos juntos por costumbre o por comodidad y eso se tenia que acabar. De una forma u otra. Llegue a la Facultad y me fije en que habia varios estudiantes de primero ayudando a preparar la gala de graduacion, colgando pancartas y haciendo carteles para indicar a los invitados donde debian sentarse. Esa tarde teniamos un ensayo general con todos los estudiantes de la promocion. El acto de graduacion seria el viernes e iba a venir toda mi familia. Mis padres, Lena y Roberto. Mis abuelos, Annetta y Domenico. Mis tios, Bianca y Agostino, y mis primos, Giordano y Cosomo, que eran como hermanos para mi. Sabia que teniamos mas familia en Italia, pero desde que los padres de mi padre emigraron a America, no habiamos vuelto. De hecho, yo nunca habia estado alli. Arriba, abajo, recoge el diploma, pasa el birrete de un extremo al otro… Una vez terminado diligentemente el ensayo, fui al despacho de la profesora Johnson, que me felicito por haber concluido mi trabajo en su departamento y me prometio hablar con el profesor Williams para que me aceptara como alumna y poder empezar el doctorado en septiembre. Luego me encamine hacia el vestibulo, buscando un momento para hablar a solas con Zia y contarle mi inquietud. La encontre con su novio, Matteo Inchenza. Llevaban tres anos juntos, se conocieron en la universidad y desde entonces eran inseparables. Los cuatro, junto con Fiorella y su novio Carrick, formabamos uno de los grupos mas populares de la facultad. Siempre que los chicos venian a vernos, nuestros companeros se quedaban mirandonos, queriendo formar parte de lo que sea que estuvieramos organizando, aunque nadie sabia en realidad de que hablabamos cuando estabamos juntos. La familia de Zia, la de John, la de Fiorella, la de Matteo y la mia, eran las cinco familias mas poderosas de Nueva York. Nuestros negocios estaban hermanados y se podia decir que trabajabamos juntos y que nos apoyabamos siempre. El unico que no pertenecia a nuestro “submundo” era Carrick, pero cuando su relacion con Fiorella se hizo seria, decidimos contarselo todo. Eso si, el sabia que su vida dependia de que nos guardara el secreto y que no era ninguna broma. --Zia, te necesito. --Le dije arrancandola de los brazos de Matteo--. !Ahora te la devuelvo! --Le saque la lengua y me la lleve a un aparte. --?Que te pasa? --Me dijo divertida. A mi amiga no le preocupaba absolutamente nada. Aunque por su apariencia nadie lo diria, era una de las personas mas frias que conocia cuando debia serlo. --Voy a hacerlo. Voy a dejarle. --Le dije decidida. --?Otra vez con el tema de John? --Me pregunto desesperada, pero sabia que era solo una pose. Me conocia mejor que nadie y sabia lo mal que lo estaba pasando con este asunto. --Tengo que hacerlo. No puedo retrasarlo mas. Levanto las cejas y suspiro. --Lo entiendo, pero antes de la graduacion me parece cruel. Yo suspire tambien. Estaba cansada. --Si no lo hago ahora, no lo hare nunca. Ya sabes que nuestras familias tienen planes para nosotros despues de la graduacion. Asi era. Nuestras familias querian que nos casaramos para dejarnos como cabezas del negocio. “Por separado somos fuertes, pero juntos somos invencibles”, nos decian siempre. Mi padre era un lider nato y me habia ensenado a ser como el. Sabia que yo podria seguir sus pasos sin problemas y que no necesitaba a ningun hombre a mi lado para hacerlo, pero los Marconni habian hecho un pacto con los Ricco, la familia de John, para ampliar el negocio y se sellaba con el matrimonio. De todas formas, hablaria con el y buscariamos la forma de continuar con el pacto sin pasar por el altar. Estaba segura. El nunca me obligaria a hacer algo que no quisiera. No en el terreno personal. En los negocios, si, desde luego. Mi primera pistola la dispare con diez anos. Me dijo que tenia que saber defenderme. Me apunto a clases de karate y me hizo seguirlas hasta que fui cinturon negro. Lo acompanaba a todas las negociaciones desde los doce y me dejaba participar activamente en ellas desde los dieciseis. Siempre fui muy espabilada y el contribuyo a ello. Cuando cumpli los dieciocho, puso a un grupo de cuatro hombres a mis ordenes y no habia perdido a ninguno. Nuestro negocio estrella era la cadena de hoteles De Lucchi, apellido de soltera de mi madre, que estaba administrada por una junta directiva de la que mis padres eran accionistas mayoritarios. Yo me encargaba de dirigir el resto de empresas legales, que sobre todo se dedicaban a la intermediacion. Si un negocio tenia una necesidad, yo se la cubria. Pero tambien controlaba todo lo que habia que saber sobre extorsion, blanqueo, enganos, chantajes, contrabando, falsificaciones… Lo llevaba en la sangre. --Bueno, pues hazlo. Miralo, por ahi viene. --Senalo hacia la puerta de la entrada de la facultad y yo fui a su encuentro. Cuando llegue hasta donde estaba John, me cogio en volandas y me beso. Le devolvi el beso. Iba a ser el ultimo. --Hola preciosa. --Me dijo con una sonrisa encantadora. John era rubio, musculoso, un poco mas alto que yo, atletico. Era la clase de chico que hacia que te volvieras para mirarlo y yo iba a dejarlo. --Hola cielo, tenemos que hablar. --Yo nunca decia apelativos carinosos, pero a John si. Con el siempre habia tenido esa complicidad. Le cogi de la mano y tire de el hasta un banco--. A ver, esto no es facil, John. --No sigas. --Me corto antes de que pudiera siquiera comenzar--. Ya se lo que vas a decir. Lo he estado esperando durante anos. ?Lo sabia? ?Tan obvio era? ?Y por que nunca me habia dicho nada? --?Lo sabes? --Le pregunte timida. --Se que hace mucho tiempo que no eres feliz conmigo. He intentado remediarlo, he hecho de todo, pero nada parece nunca suficiente. --Se paso una mano por el pelo. No me miraba. Estaba dolido. --Lo siento, John. No queria hacerte dano. --Le puse una mano en la mejilla y le obligue a mirarme a los ojos--. Sabes que te quiero, pero mas como amigo que como pareja. Hemos pasado por muchas cosas juntos y siempre estare a tu lado para lo que necesites. --Le asegure. --Y yo al tuyo, Blake. --Me dijo levantandose--. Pero me llevara un tiempo. --Se quedo parado un segundo y me hablo sin mirarme--. Cuando rechazas a alguien, aunque quieras arreglarlo y decir algo que le de otro sentido, el dano ya esta hecho y no lo puedes reparar con palabras. Me quede sentada en el banco mientras veia como se alejaba. Al fin y al cabo, era lo que yo queria, dejarle. No podia ir tras el y no habia nada que pudiera decir para mejorar la situacion. Ademas, estaba segura de que retomariamos la conversacion en algun momento. Despues de haber estado toda la vida juntos, habia resultado sorprendentemente facil. John fue mi primer beso, mi primera vez, mi mejor amigo. Habiamos pasado por muchas cosas juntos, nos complementabamos. Es muy dificil encontrar a alguien asi y mucho mas dificil dejarlo escapar.
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Secretos 3 de Christian Martins
https://gigalibros.com/secretos-3.htmlA falta de unos dias para dar el "si, quiero", Julia decide mandar todo a paseo y comenzar una vida de cero. Para hacerlo, toma la decision de disfrutar en solitario del viaje que tenia programado para la luna de miel, sin saber lo que encontrara en este. En pleno Caribe, conocera a Elias Castro, un poderoso empresario que tiene todo lo que quiere en el momento en el que lo pide. Ambos comenzaran un apasionante romance rodeados de los mas exquisitos lujos. Julia no tardara demasiado en enamorarse del irresistible Elias, pero tambien descubrira que no todo es lo que parece. Las mentiras y los secretos comenzaran a estar presentes en el dia a dia de la pareja hasta que Julia, hastiada de mantenerse al margen y de desconocer la verdadera vida de su pareja, decidira marcharse y abandonarle para regresar a Madrid, su ciudad. Pero Elias ha encontrado al amor de su vida y no piensa dejarlo escapar tan facilmente. Regresara en busca de Julia y encontrara en Madrid un sinfin de peligros de los que no podra protegerse. Fuera de Mexico, no tiene poder ni contactos para mantener a Julia bajo proteccion, asi que no les quedara mas remedio que regresar. Julia, guiada por el amor ciego que siente por Elias, decide obviar todos los riesgos que ha sufrido y regresar a Mexico bajo la promesa de que, nada mas llegar, la hara participe de los secretos que han rodeado su relacion. ?Podra soportar la verdad? ?Le contara Elias todo lo que tanto ha luchado por mantener oculto? ?Se acabaran las mentiras entre ellos? Y..., lo mas importante, ?estaran por fin a salvo de los sicarios que les persiguen? 1 Habian detenido a Elias. Aquello era lo unico que su confusa mente era capaz de procesar. El control habia saltado, activando sus alarmas, y los agentes que se encontraban presentes le habian pedido que se retirase a una de las esquinas. Julia miro hacia su alrededor, buscando ayuda. ?Pero quien iba a ayudarla? Se habian metido en un tiroteo, unos psicopatas querian asesinarlos y Elias llevaba una pistola encima en un control del aeropuerto. !Por Dios! ?!Como no se habian deshecho de la pistola antes de entrar!? Se movio unos metros hacia la izquierda para evitar perder al hombre que amaba de su campo de vision. Estaba llorando, le temblaban las piernas y sentia que de un momento a otro su pecho estallaria de la presion. Escuchaba los latidos de su corazon resonar con fuerza dentro de ella y la tension acumularse en cada articulacion. Sabia que varias personas la miraban con curiosidad, pero le daba igual; tenia demasiado por lo que preocuparse. ?Y si le perdia? ?Que iba a hacer sin el? !Y si terminaba en la carcel! Atisbo como los policias elevaban los brazos de Elias y comenzaban el cacheo. Desde aquel lugar, no podia ver muy bien a Elias, tan solo la espalda y la silueta del policia que le realizaba el registro. Penso que, quizas, podia armar un escandalo alli mismo. Gritar, llorar o incluso amenazar a alguien para distraer la atencion de los agentes que tenian retenido a Elias pero... ?De que le serviria a el? No podia huir a ninguna parte. Estaba rodeado. Vio como el policia terminaba el registro y se hacia a un lado para dejar paso a Elias. No podia ver muy bien que era lo que ocurria, pero parecia que regresaban a la zona del control. Volvio a colocarse en el mismo lugar de antes para recuperar visibilidad y observar mejor el panorama. Elias, junto a la salida de la cinta de las maletas, se quitaba el cinturon con parsimonia y se lo entregaba a uno de los policias que le habia cacheado. Julia le vio cruzar el control, esperar unos segundos y regresar al otro lado en busca de su cinturon con una sonrisa de oreja a oreja en el semblante. No lograba escuchar ni distinguir que era lo que ambos se decian, pero parecia un saludo cordial y una disculpa por parte del agente. Elias recogio sus pertenencias y se marcho, caminando a paso ligero. Necesito varios segundos para procesar que era lo que habia ocurrido y que los dos se encontraban sanos y salvos. Cuando logro tranquilizarse, se coloco en la cola del control mientras ejercitaba su respiracion para no parecer fuera de lugar; habia llamado la atencion de varios operarios que no le quitaban los ojos de encima y queria pasar desapercibida, aunque esa mision parecia imposible de cumplir. Elias estaba bien. Elias estaba bien. No dejaba de repetirselo a si misma, pero parecia demasiado bonito para ser verdad. El hombre que tenia delante cruzo el control y el guardia le hizo un gesto para animarla a continuar. Julia se quito los zapatos, los coloco en la cinta y, aun con el corazon latiendole desbocadamente, cruzo al otro lado. Sonrio -- con la mejor sonrisa que fue capaz de emitir -- al operario de la cinta y recogio sus zapatos. Decidio caminar al frente y alejarse antes de calzarse porque no podia soportar un segundo mas continuar en el centro de atencion de los presentes. --! Ey, senorita! -- dijo un agente, colocando la mano sobre su hombro. Julia se dio la vuelta de un salto, aturdida. Habia vivido tanto en tan pocas horas que cualquier cosa parecia capaz de crearla ansiedad. -- ?Si? -- pregunto en voz baja. El hombre sonrio. -- ?Se encuentra bien? -- inquirio, con una sonrisa conciliadora en el semblante. Julia supuso que la habria visto llorar minutos atras. O quizas, simplemente, sus ojos enrojecidos habian captado su atencion. Asintio sigilosamente con un movimiento de cabeza y sonrio a modo de despedida. Sin decir nada mas, aun descalza y con los zapatos sujetos en una mano, echo a caminar al frente. -- !Que tenga un buen viaje! -- exclamo el agente, pero ella no se giro hacia detras. 2 Elias la estaba aguardando en la primera sala de espera que encontro. Nada mas verlo, Julia se lanzo a sus brazos, respirando hondo el aroma de su perfume. -- Ya esta, bella... Ya estamos a salvo -- murmuro con calma, mientras la aprisionaba entre sus musculos de manera carinosa. Ella alzo la cabeza, aun con los ojos acuosos y la tension acumulada en su cuerpo. -- ?Y la pistola? -- susurro en voz baja para que nadie pudiera escucharla. Elias sonrio al pensar en lo mucho que aquella chica habia cambiado. Recordo a la mujer que tiempo atras habia conocido y fue incapaz de imaginarsela preguntando por una pistola o desenvolviendose en una huida. Julia habia demostrado una valentia que el jamas hubiera imaginado que albergaba en su interior cuando la conocio. -- ?De verdad te creias que me iba a meter en un aeropuerto con una Glock en la cintura? -- respondio, sonriente. Julia no pudo evitar soltar una risita de alivio. En realidad, no tenia gracia en absoluto; pero estaban a salvo y tenia que liberar la tirantez de alguna manera. -- ?Donde esta? El la libero del abrazo y echo a caminar al frente. Tenian poco tiempo y el embarque habia sido anunciado. -- Me deshice de ella nada mas salir del hotel. Llegaron justo a tiempo para la ultima llamada de embarque. Cuando Julia atraveso el control de subida al avion, con el pasaporte en mano, volvio a notar la sensacion de angustia oprimir su pecho. Pero, por suerte, nada les retuvo en tierra y veinte minutos despues de mostrar ambos pasaportes se encontraban surcando los cielos rumbo a Mexico. Elias habia realizado una llamada desde una de las cabinas del aeropuerto y todo estaba organizado para su llegada. Un coche blindado les estaria esperando para recogerles y, ademas, habia ordenado que se doblase -- o triplicase -- la seguridad de la mansion. Escucho la respiracion agitada de Julia, que se habia quedado dormida sobre su regazo, y se pregunto si estaria teniendo una pesadilla. Rezo porque no fuera asi y decidio no despertarla. En los ultimos dias, habian vivido situaciones demasiado intensas y sabia que el estres acumulado podia llegar a ser peligroso. Ademas, hacia muchisimo que Julia no descansaba como era debido y le daba pena despertarla...
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Indomable de Arwen Mclane
https://gigalibros.com/indomable.htmlRaquel es una mujer fuerte y valiente, sargento del ejercito espanol y piloto de cazas. Una mujer todo terreno del siglo XXI.
A causa de un terrible accidente aereo, viaja en el tiempo y aterriza en una epoca donde las mujeres no son valoradas, donde solo sirven para criar hijos y ocuparse de su casa, o eso piensan ellos. Pero Raquel no se deja dominar por ningun hombre. -
El Secreto de Malcom de Kate Danon
https://gigalibros.com/el-secreto-de-malcom.html1314, Escocia
Tras perder a su padre en la ultima batalla contra los ingleses, Lena MacLaren ha sido convocada por el rey de Escocia para decidir su destino. Como hija de un laird de las Highlands, debe contraer matrimonio para salvaguardar los intereses de su clan. Sin embargo, el candidato elegido por el monarca es el ultimo hombre con el que jamas hubiera pensado desposarse. Su pasado en comun es una barrera que considera infranqueable y las heridas en su corazon todavia no han cicatrizado… -
El ultimo Hammett de Juan Sasturain
https://gigalibros.com/el-ultimo-hammett.htmlTras salir de la carcel, y tras veinte anos de silencio, el veterano escritor Dashiell Hammett intenta escribir una nueva novela, que acaso sea la ultima, aunque para hacerlo debera enfrentar multiples obstaculos.
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Para Elisa (Elisa 1) de Lily Perozo
https://gigalibros.com/para-elisa-elisa-1.htmlAcostumbrado a una rutina de desenfreno, que lo lleva a poner en riesgo la estabilidad y reputacion de su familia. Jules Le Blanc ve como su vida cambia de la noche a la manana, cuando una decision radical lo obliga a empezar desde cero, lejos de su hogar.
Elisa Wells, una esposa y madre perfecta, que lleva una vida aparentemente idilica, pero que guarda sentimientos en ella que jamas ha experimentado, sensaciones que desconoce y han permanecido dormidas en su interior.
Estos dos personajes se veran envueltos en un vortice de sentimientos que los haran vivir entre el infierno y el paraiso. Una mujer que se divide entre el respeto hacia su esposo y la pasion que ha despertado en ella placeres que jamas penso sentir. Un hombre que encontro en un cuerpo prohibido la fuente de sus mas profundos anhelos, pero que al mismo tiempo lo hunde en la culpa de traicionar a quien confia en el como en un hijo.
Para Elisa, nos muestra una relacion clandestina, un hombre y una mujer que acariciaran el cielo mientras pecan, tendran la fortaleza para soportar verse en brazos de otra persona y aun asi, entregarlo todo sin medidas, porque el sentimiento que los une sera mas poderoso que sus voluntades. -
Antes del Amanecer de Joanna Wayne
https://gigalibros.com/antes-del-amanecer.htmlSu rudo vecino le alteraba el corazon con solo mirarla. Pero cuando las amenazas demostraron que las pesadillas de la infancia de Sara Murdoch eran muy reales, Nat Anderson entro en accion. Y una vez que su hija y ella estuvieran a salvo, Sara se juro descubrir el misterio de por que un hombre solitario como el sabia calmar todos sus miedos... cuando parecia que tambien la peor pesadilla de el habia vuelto.
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Que volvamos a vernos de Amanda Garcia
https://gigalibros.com/que-volvamos-a-vernos.htmlEl reloj marca las doce en punto y mi cuerpo me pide escaparme de nuevo. Antes, debo de prepararme para ir a misa, como cada domingo, con mi padre y mis hermanas. He de reconocer que, a pesar de mi querer a Dios, temo aburrirme como de costumbre. Mas mi padre, buen hombre desde que tengo memoria, dice que debemos ir y de ese modo honrar a nuestra madre que con Dios descansa en su seno. Pero yo solo quiero que lleguen las cinco de la tarde y poder correr hacia la hemeroteca municipal. Alli, mi refugio, me siento en paz, sin tener que ocuparme de lavar y peinar a mis hermanas o de fregar con esmero el patio. Tan solo se me permite estar hasta las siete fuera de casa, pero para mi es mas que suficiente. Carmen, la secretaria del edificio, me ha acabado cogiendo carino y me deja poder llevarme el libro a casa para poder terminarlo y devolverlo el domingo siguiente. Siempre me dice que estoy invitada a ir cuando quiera y, que, de mayor, sere la mujer con mas cultura del mundo. La misa acaba de terminar y llega la hora de almorzar. Hoy he preparado sopa porque se que a mi senor padre le agrada y, realmente, es facil de hacer, de modo que me dara tiempo a tener todo limpio para cuando den las cinco de la tarde y pueda salir. En mi camino hacia la hemeroteca, veo pasar a multitud de ninos jugando con sus padres, abuelos dando un paseo e incluso parejas dadas de la mano. Mi madre siempre me decia que los hombres no traen mas que desgracias y que procurase buscar a uno bueno que me cuidase para toda la vida, !ay madre, cuanto la echo de menos! Pero la verdad que me llama la atencion como sera eso de ser querida por un chico. Mi amiga Margarita, con la misma edad que yo, ya tiene fecha para su futura boda con un hombre diez anos mayor que ella y, siendo sincera, no es algo que a mi me gustase vivir. Por eso, prefiero ahora vivir las historias de amor que se narran en los libros y ser libre el tiempo que me quede. --Buenas tardes, Clarita --dice la secretaria. --Buenas tardes nos de Dios --respondo educadamente. La secretaria me pregunto que tal se encontraba mi familia y me invito amablemente a sentarme y leer el libro que escogiese. Escoger, que dificil decision. Tantas historias contadas en cada libro que nunca se por cual decantarme, hasta que vi uno que me llamo la atencion. No era de un tamano muy grande, mas bien mediano podriamos decir, y su aspecto era sobrio y descuidado, como si ya tuviese muchos anos. Se notaba que era un libro poco usado, ya que me costo lo suyo poder alcanzarle y tenerle en mis manos. Al sostenerlo, pude sentir que no se trataba de un libro cualquiera. Sus hojas y su portada se encontraban deterioradas por el paso del tiempo y desprendian un fuerte aroma a baul olvidado La intriga pudo conmigo y me dispuse a comenzar a leer la primera hoja, que comenzaba de este modo: Diario de 1854 Hoy comienza mi nueva vida. Llevo mentalizada de este momento desde bien pequena y es lo mejor para todos. Es mi sexto dia como novicia en el convento de San Cadalso y me produce terror el hecho de sentirme sola. Son las seis de la manana y me dispongo a ponerme los habitos y bajar a rezar a la capilla. Sor Maria, la abadesa del convento, me estuvo explicando en mi llegada todos los horarios que debia de cumplir. Mi hermano mayor, que me acompano hasta la propia puerta del convento para despedirse de mi, hizo multitud de preguntas con el fin de quedarse el mismo tranquilo sobre como seria mi vida espiritual en aquel lugar. Se de buena mano que no es de su agrado que tome los votos y me aleje de nuestra bien amada familia, mas mis padres asi han requerido y mi voluntad es obedecerles. De bien pequena, me gustaba fantasear con mi hermano acerca de un futuro prometedor y dichoso, en el que viviriamos juntos y felices dedicandonos a aquello que nos apasionara. Sin embargo, a mi corta edad de nueve anos, pude entender por mi misma que eso no ocurriria. Mi madre, Magdalena Infante, hija de unos pequenos burgueses, quedo embarazada de su tercer hijo, esta vez un varon de nombre Jose, que apenas estuvo con nosotros seis meses de su vida. Tras la perdida de mi hermano pequeno, mis padres cambiaron y apenas mostraban afecto por sus otros hijos. Con tan solo quince anos mi madre me anuncio que en mi mayoria de edad entraria a formar parte de un convento y me ganaria de ese modo una buena reputacion como cristiana. Yo ni siquiera pude intervenir y me resigne a acatar la decision de mi senora madre. Son las ocho de la manana, la misa acaba de terminar y mis entranas empiezan a rugir hambrientas. Si algo bueno tiene estar en el convento, es que nunca me faltara un plato caliente que llevarme a la boca, aunque bien es cierto que sus inconvenientes tiene tambien. Entre estas cuatro paredes la mayor parte de las mujeres son senoras de mas de sesenta anos de edad, que han decidido dedicar su vida a Dios y, la verdad, que me siento fuera de lugar entre ellas. Por ello, le rezo al Divino para que me envie una novicia que, como yo, con mi edad y mis temores, podamos compartir el tiempo. Mientras tanto, tan solo me queda aguardar y esperar que el tiempo pase. Al llegar la noche, las monjas me reclaman para reunirnos a rezar por ultima vez antes de acostarnos, pero un estrepitoso ruido interrumpe nuestras oraciones. Sor Maria Eugenia decide ir a la puerta principal para ver quien osa llamar a nuestro hogar a tan altas horas de la noche, y yo decido acompanarla por lo que pudiese pasar. Al abrir la puerta, encontramos a un hombre mayor, de unos sesenta anos y de buen parecer, rodeado de tres caballeros y una joven. Que alegria me lleve al ver a una jovencita de mi edad despues de pasar todo este tiempo con personas que me triplicaban los anos. --Buenas noches, Madre. Disculpe tan inadecuadas horas, pero nos ha surgido un percance a mi familia y a mi mismo, y es de extremada gravedad poder hablar con la responsable de su bien conocido convento --dijo el senor de manera firme y respetuosa. --Buenas noches, caballero. Si me acompana usted y sus acompanantes, podran hablar de inmediato con Sor Maria, abadesa del convento. Tras pronunciar dichas palabras, el misterioso hombre junto a los caballeros y la joven que la acompanaban entraron sin miramiento alguno con el fin de hablar con la madre superiora. Reconozco que en mi breve vida me habia topado con infinidad de hombres y mujeres, pero ninguno de los que habia visto se asemejaban a los que vi en esta fria noche. Todos vestian hermosos ropajes, incluso la joven, que lucia un hermoso vestido color marfil y una pamela a juego que dejaba entrever su rostro. La curiosidad cada vez era mayor en mi y las preguntas se agolpan en mi cabeza, ?quienes serian?, ?que les habria ocurrido?, ?que querran?… Al llegar al salon principal, Sor Maria nos pidio que abandonaramos la sala a excepcion de los invitados, pero la intriga pudo conmigo, de modo que pongo mi fino oido al ras del porton de madera con el fin de escuchar la conversacion. --?Desean tomar algo? A pesar de que somos una comunidad humilde gustamos de tener buen trato hacia nuestros invitados --dice la madre superiora. --No se moleste senora --responde el mas joven de los caballeros. He de reconocer que en el fue en el primero que me fije. Sus ropajes y su rostro me resultaban conocidos, como si en otra vida nos hubiesemos encontrado. --Vera usted Madre --continua diciendo el hombre mayor--. Tan solo venimos de paso. Ayer al alba, mis hijos, aqui presentes y uno mismo, decidimos partir hacia Canaluero para resolver unos asuntos pendientes, pero uno de nuestros caballos sufrio un percance y anduvimos hasta, gracias a Dios, encontrar vuestro convento. Por ende, nos gustaria alojarnos esta noche y la del dia siguiente a ser posible. Siempre y cuando no seamos un inconveniente. --En absoluto senor... perdone la indiscrecion, pero aun no han mencionado sus nombres -- responde Sor Maria --Mi nombre es Pelayo de Borbosa, y estos son mis cuatro hijos Carlos, Esparto y mis dos hijos menores Felipe y Lourdes --contesta Don Pelayo. A los pocos segundos, comienzo a escuchar una voz que grita mi nombre "Catalina, Catalina". Es la madre superiora que me llama para ir al salon principal, y para que nadie sospeche que me habia quedado escuchando a traves de las paredes, se me ocurre la ingeniosa y desafortunada idea de entrar corriendo a la sala, como alma que lleva el diablo. Pero tal fue mi desgracia, que yo, vestida con los habitos aun de novicia, tropece nada mas abrir la puerta con tal fin de ir a parar sobre los brazos de Felipe. Enseguida mi rostro se torno colorado y la verguenza se apodero de mi.--Lo siento muchisimo senor, no era mi intencion --digo con un hilito de voz con el fin de disculparme. --No se preocupe Hermana, ha sido un accidente --me responde amablemente el joven muchacho y me sonrie. Juro que, por un segundo, mientras el muchacho se disculpaba, nuestras miradas se entrecruzaron y senti que el mundo se habia detenido. Pero ese esplendido resplandor de felicidad es interrumpido por la voz de Sor Maria. --Nuestra querida Catalina aun es novicia, aunque le queda poco para tomar los habitos, si es que no tiene mas descuidos como los de hoy. Acompana a los senores y a la senorita a los aposentos de la entrada, las monjas y yo dormiremos juntas en otro lado --me indica Sor Maria. Y asi lo hago. Acompano a los invitados a sus dormitorios y me dirijo yo al mio, a sabiendas de que en escasas horas llegara la hora del rezo de primera hora de la manana.
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El camarero de El gato que ladra de Elena Camacho Rozas
https://gigalibros.com/el-camarero-de-el-gato-que-ladra.htmlSubi al cabrete con la intencion de cambiar mi camisa de cuadros por la blanca, y la chupa de cuero por la chaquetilla negra que junto al pantalon a juego, de caduco estilo, componian mi uniforme de guerra. Me habia puesto esa manana una corbata negra, la que compre para el entierro de mi abuela, con el fin de ahorrarme un paso, quiza un minuto, en la transformacion de mi aspecto: de joven semidesalinado a profesional del duro curro de la hosteleria. Asi vestido, mi juventud en retirada se amilanaba, y las incipientes entradas que solia disimular con el largo corte de pelo y los rizos desplomandose sobre ellas me revestian de una cierta solemnidad. Con esta presuncion de entendido en nada e inocente en todo, dia si y dia tambien un espontaneo o un asiduo me confesaba algun cataclismo interior, algun miedo, algun yerro, alguna duda. Todo se repetia una y otra vez. Desde el insistente dolor de pies que tanto paseillo entre las mesas y la barra me dejaba al acabar la jornada hasta las habituales bromas de los parroquianos. Sin embargo, aparte de esto, lo identico se difuminaba y ninguna jornada era igual a otra mas alla de las pequenas semejanzas. Las diferencias se multiplicaban y no se limitaban a algun que otro servicio inusual. Los semblantes cambiaban como la luz a lo largo del dia. Las conversaciones asomaban con nuevas y secretos. Personas nunca vistas se sumergian en sus pensamientos, solas y acodadas en la barra o dejando ir la imaginacion en una mesa incompleta. Grupos aqui y alla que habian quedado en el local se palmeaban la espalda o se saludaban con distintos grados de calidez, salvo fortuitos desencuentros. Los desconocidos arribaban por casualidad a El gato que ladra con sus propias aspiraciones y necesidades y yo jugaba a desvelarlas como quien gusta de rellenar un sudoku. Los de siempre nunca hacian exactamente lo de siempre, sino que o llegaban a deshora o marchaban antes de tiempo o mostraban un gesto extrano que apartaba lo diario de lo cotidiano. A veces, las caras de quienes vienen y van son perfectamente intercambiables. Otras, algunas poseen un aire inconfundible que las hace unicas. A estas es a las que miro con disimulo, a las que no puedo dejar de mirar, las que nunca empachan mi retina, las que siempre muestran una leccion que dar, un secreto que confesar, una mania que esconder o un misterio que indagar. Lo mismo me ocurre con las palabras. Todos mis clientes suelen usar el mismo idioma, este bar no esta en la ruta de las visitas turisticas. La mayoria se expresa como seres de pensamiento clonico y usa metaforas manidas, expresiones hechas, burlas sin novedad, chistes archiconocidos… Entonces, me desconecto y aprovecho para hojear el periodico del dia entre la intermitente peticion de consumiciones. Los menos, con identicas letras y distintas entonaciones, crean mensajes del todo impares. Es entonces cuando mis oidos hacen frente comun con mis ojos y, entre ida y vuelta, escucho conversaciones deshilvanadas a las que mi curiosidad o mi invencion dan textura. Ya me dijo el jefe en una ocasion que no hay mejor psicologo que un buen barman. Y tendra sus rarezas, pero es un tipo honesto que sabe de lo que habla, por algo lleva casi medio siglo al frente del negocio. Supongo que no se ha jubilado aun porque El gato le da vidilla, y no le resta la suficiente para imponerse actividades que nunca ha hecho. Tambien supongo que por su edad tiene que estar cansado del trajin, los madrugones y los borrachos, y que por eso cada vez delega mas en mi, su mano derecha a falta de hijo que herede su pasion por el bar. Es curioso como pasa el tiempo y nos hermana a quienes antes veiamos con edad de abuelos. Cuando yo llegue a su vida, el tendria diez u once anos mas que yo ahora y lo veia como a un anciano o un dinosaurio a punto de extinguirse. 2 Mas domingo 22-6-2014 Los dialogos de los clientes escogidos rara vez me resultan tediosos. Algunos son triviales y otros serios. Unos dramaticos y otros jocosos. A veces incongruentes y otras la mar de formales. Pero nunca aburridos como para no escucharlos al pasar igual que quien se deja aturdir por un aroma. De ayer, sin ir mas lejos, recuerdo retazos de dos de ellos. --?Tu crees que nos llamaran? --preguntaba un muchacho a su acompanante, con aspecto de treintanero como yo. Le habian quitado el puesto a mi diosa, Z, sentados en la primera mesa. Me he acostumbrado a escribir sobre la mujer de blanco, una asidua intermitente que siempre se sienta donde ellos estaban hoy, designandole con esa unica grafia, como si fuera una incognita. --A ver, si por la calidad fuera, seguro, pero date cuenta de que la competencia es atroz y el nivel estaba muy alto. --Bueno, sonar es gratis --susurro el primero. --Con esa actitud no vamos a ninguna parte. A la inspiracion hay que pillarla trabajando, ?quien lo decia? Fue un artista, un escritor o un pintor, ?o seria un filosofo? --y se veia que queria impresionar al joven sentado enfrente, a pesar de hablar de oidas--. Debes mantener la moral alta, y que no falten el rigor y la preparacion. Solo el fuerte convence y gana. --Es que no me voy a hacer pajas mentales, que luego me ocurre como a la lechera del cuento. *** --Te he dicho que ya no aguanto mas. --Pero ?por que? ?Que nos ha pasado? Antes de convertirnos en pareja fuimos los mejores amigos... --Quiza sea esa la cuestion. No debimos haber cambiado de estado. Como amigos eramos perfectos, pero... --Ya. Como amantes, no. Eso quieres decir. --No exactamente, no me malinterpretes, no me refiero a cuestiones amatorias. O al menos no solo a eso. Eres... demasiado puntilloso y yo... no estoy acostumbrado a que me controlen ni se irriten por cada paso que doy. --Que necesitas espacio, vam... --... --... <
>, pense. Tras servir a los de la tercera y ver como intercambian un par de intervenciones mas, me di prisa en volver a pasar por su mesa. Aun regrese a tiempo de escuchar algunas frases sugerentes mientras limpiaba con la bayeta amarilla la numero uno. --?...mos compatibles? --No lo entiendo. ?Antes congeniabamos a las mil maravillas y ahora no somos compatibles? --se resistia uno de ellos a admitir la derrota--. Algo no me cuadra... --Quedemos simplemente como amigos --le suplico el primero--. Si no..., tendremos que cortar por lo sano... y eso si que nos danaria a los dos. *** --Te esta sonando el movil. Mira a ver... --sugirio el mayor. --?Tan pronto? !Imposible! Me pregunte si esperaban la resolucion de una entrevista de trabajo o la respuesta a la participacion en un casting. Pero... ?en domingo? !Cualquiera sabe! Sus caras anodinas no me aportaban datos con los que deducirlo. Recuerdo que reflexione sobre las aspiraciones de la gente, y que llegue a la conclusion de que tener las esperanzas puestas en una llamada de movil no era loable sino insensato. --?Ves? --senalo hacia la pantalla--. Numero desconocido. Igual... --Igual es alguien que me quiere vender algo. Hasta las narices me tienen. Pero no se hizo de rogar demasiado. --?Si? --espero un momento y acto seguido insistio--. ?Digame? El joven miro el aparato de frente como si este le fuera a contestar y se lo volvio a colocar sobre la oreja antes de repetir la pregunta. Tras un breve silencio... --Se ha confundido. --Seria un pesado. ?Sabes?, antes, como me daban pena los que trabajan de teleoperadores -- retomo la conversacion su acompanante--, era educado con ellos. Ahora les contesto que no me viene bien atenderlos, que estoy trabajando, o me invento otra excusa. Si insisten, me deshago de ellos sin contemplaciones. --!Viva la asertividad! --Claro, si no me interesa lo que me van a ofrecer, vamos, lo habitual, y siguen dando la barrila... pues yo les cuelgo. Que aprendan a respetar el oro ajeno, el tiempo, digo --y se reia de su propia ocurrencia con una risa que no sabria calificar si era ratonil o de hiena. --Yo he desarrollado un sistema que no falla. Ademas me sirve para meterme en la piel de otros, ya sabes, en plan personaje... --?Y en que consiste? --Me enrollo con las maravillas de tal o cual servicio, o pretendo venderles yo otra cosa. Acaban por colgar ellos --se carcajearon al unisono. -
Meretrice, Lola P. Nieva de Lola P. Nieva
https://gigalibros.com/meretrice-lola-p-nieva.html -
El cementerio de la vida de Juan Pablo Pascual Casanova
https://gigalibros.com/el-cementerio-de-la-vida.htmlSamuel puede parecer que lo tenga todo, dinero, un buen trabajo y una familia que lo quiere. A pesar de todo, una sensacion de vacio permanente convive con el a diario.Un dia, huyendo de esa sensacion, camina sin rumbo hasta que sus pasos lo llevan al cementerio de su ciudad. Alli conoce a una enigmatica joven que le propone un trato. El debe decirles a todos lo que realmente piensa y al cabo de cinco dias ella le dira el verdadero sentido de la vida.
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Celos y envidia de Liah Jones
https://gigalibros.com/celos-y-envidia.htmlPaula y Miguel adolecen de varios pecados, uno de ellos capital. Los dos sufriran en su piel ser victimas y verdugos del mismo sentimiento.
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Verano y amor de William Trevor
https://gigalibros.com/verano-y-amor.htmlUno de los mejores narradores irlandeses vivos, a menudo comparado nada menos que con su ilustre compatriota James Joyce. Siete anos despues de publicar La historia de Lucy Gault --editada tambien en Salamandra--, esta ultima obra de Trevor, ambientada en una pequena poblacion de Irlanda durante un verano de finales de los anos cincuenta, ha sido recibida por la critica anglosajona con elogios tan entusiastas como <
> y < >. El destino parece haber dictado que Ellie y Dillahan se hayan convertido en marido y mujer. Criada en un orfanato, la joven Ellie es enviada a servir a la granja de Dillahan, donde se encuentra a un hombre que arrastra el sufrimiento de haber perdido a su esposa y a su hijo recien nacido en un extrano accidente. No obstante, ya sea fruto del azar o la necesidad, la vida de la pareja transcurre ordenada y tranquila hasta que, un dia de verano, la aparicion de Florian, un veinteanero melancolico que esta ultimando la venta de la casa de sus padres, despierta las emociones dormidas de Ellie. La pasion, repentina e irrefrenable, empuja a la joven Ellie hacia una turbadora relacion con Florian, que afectara incluso a algunos habitantes del pueblo hasta desembocar en un desenlace sorprendente. La prosa sobria y luminosa de Trevor retrata con precision fotografica los detalles mas reveladores de la vida cotidiana de unos personajes indefectiblemente ligados al entorno y al momento historico que les ha tocado vivir, creando una historia de amor acorde con los mas altos canones de excelencia literaria y estetica. Titulo Original: Love and summer Traductor: Malet Perdigo, Victoria (c)2009, Trevor, William (c)2011, Salamandra Coleccion: Narrativa ISBN: 9788498383805 Generado con: QualityEbook v0.63 WILLIAM TREVOR Verano y amor Traduccion del ingles de Victoria Malet 1 Una tarde de junio de mediados del siglo pasado, la senora Eileen Connulty atraveso la localidad de Rathmoye; partio de la pension Numero 4, en la plaza, hacia Magennis Street, continuo por Hurley Lane, recorrio Irish Street y cruzo Cloughjordan Road en direccion a la iglesia del Santisimo Redentor. Alli pasaria la noche. La vida que acababa de llegar a su fin habia estado marcada por sus buenas obras y firmes propositos, asi como por cierta severidad en los asuntos domesticos y familiares. Las expectativas de satisfaccion personal, que antano la habian influido a la hora de contraer matrimonio y dar a luz a dos hijos, se habian frustrado hacia tiempo: su marido y su hija la habian decepcionado. A medida que la muerte se acercaba, habia temido verse obligada a reunirse con su esposo y rezado para que no ocurriera. Se alegraba de separarse de su hija; habia llorado amargamente por dejar atras a su hijo, que entonces contaba cincuenta anos y habia sido su preferido desde el primer instante en que lo habia tenido en brazos. Las persianas de las casas, echadas mientras pasaba el feretro, se alzaron en cuanto lo hubo hecho. Las tiendas que habian cerrado reabrieron sus puertas. Los hombres que se habian descubierto la cabeza se calaron la gorra o el sombrero, y a los ninos que habian interrumpido sus juegos en Hurley Lane se les permitio reanudarlos. Los empleados de la funeraria bajaron los peldanos de la iglesia. Un obispo oficiaria la misa al dia siguiente; hasta el ultimisimo momento, la senora Connulty tendria lo que le correspondia. Por entonces, la gente decia que la familia con la que la senora Connulty habia emparentado al casarse era duena de la mitad de Rathmoye; una impresion causada por los locales que poseian en Magennis Street, el almacen de carbon en Saint Matthew Street y el Numero 4, la casa de huespedes de la plaza que los Connulty habian abierto en 1903. Durante las decadas transcurridas desde entonces habian adquirido otras propiedades en la localidad; restauradas en su mayor parte, les proporcionaban unas rentas modestas, pero que, sumadas, constituian una cantidad considerable. Aun asi, no dejaba de ser una exageracion afirmar que los Connulty eran propietarios de media ciudad. Rathmoye, apinada y sin nada especial, habia surgido en una hondonada, nadie sabia ni se preguntaba por que. Los granjeros llevaban alli el ganado el primer lunes de cada mes, y pedian un prestamo en uno de los dos bancos locales. Iban al dentista que tenia la consulta en la plaza para que les extrajera una muela, de vez en cuando pedian consejo a un abogado, revisaban la maquinaria agricola en Des Devlin, en Nenagh Road, trataban con Heffernan el vendedor de semillas, y bebian en alguno de los diversos pubs de la localidad. Sus esposas hacian la compra en los grandes almacenes Cash and Carry o, cuando no habia que economizar, en McGovern's; adquirian los zapatos en Tyler, y la ropa, la tela para cortinas y el hule en la merceria Corbally. Anos atras habia trabajo en la fabrica textil y, antes de que llegara la Shannon Scheme, tambien en la planta electrica; ahora generaban empleo la fabrica de productos lacteos y la de leche condensada, las constructoras, las tiendas y los pubs, y la planta embotelladora de agua. En la plaza se hallaba el juzgado, y en un extremo de Mill Street, una estacion de tren abandonada. Habia dos iglesias y un convento, un colegio de Hermanos Cristianos y una escuela tecnica. El proyecto de construccion de una piscina estaba listo, pero se posponia por falta de fondos. Segun sus habitantes, en Rathmoye nunca ocurria nada, pero la mayoria de ellos seguia viviendo alli. Los jovenes se marchaban: a Dublin, Cork o Limerick, o a Inglaterra, a veces a Estados Unidos. Muchos volvian. Eso de que nunca ocurria nada tambien era una exageracion. El funeral se celebro la manana del dia siguiente, y al finalizar, los asistentes se congregaron a las puertas del cementerio, comentando que la senora Connulty siempre seria recordada en la ciudad y sus alrededores. Las mujeres con las que habia trabajado codo con codo en la iglesia del Santisimo Redentor afirmaron que la finada habia sido un ejemplo para todas. Recordaron que no se le caian los anillos ante ninguna tarea, por humilde que fuera; que no se quejaba por pasarse horas abrillantando objetos de laton o rascando la cera derretida de los candelabros. Durante sesenta anos, no habia habido un solo dia en que a las flores del altar les faltara agua fresca, o que no se repusiera el misal de los bancos cuando era menester. Hacia pequenos arreglos a las sotanas, las sobrepellices y las vestiduras sacerdotales, y consideraba un deber sagrado fregar las baldosas del coro y el presbiterio. Mientras compartian sus recuerdos, desgranando elogios sobre la vida que acababa de llegar a su fin, un joven con traje de tweed claro, que llamaba un poco la atencion en la calida manana, fotografiaba a hurtadillas la escena. Un rato antes, habia recorrido en bicicleta los doce kilometros desde el lugar donde vivia, hasta que el paso del funeral lo habia obligado a detenerse. Tenia intencion de fotografiar el cine incendiado, del que habia oido hablar en una pequena localidad parecida a Rathmoye, donde no hacia mucho habia tomado unas instantaneas de una hilera de casas adosadas que un corrimiento de tierras habia arrancado de sus cimientos. -
El sol brilla por la noche en Cachemira de Andres Pascual
https://gigalibros.com/el-sol-brilla-por-la-noche-en-cachemira.htmlInspiro, espiro. ?Por que mi cuerpo se aferra a la vida, si lo unico que quiero es morir? Me apoyo en la barandilla del puente y sigo con la vista el avance lento de una barca cargada de telas. La mujer que la guia, ataviada con un sari agitado por el viento, introduce el remo en el agua turbia con el mimo de una repostera que remueve chocolate. Inspiro, espiro. Ya no me queda nada por hacer en esta Tierra que cada vez tiene menos de madre. Nadie que estuviera en mi lugar querria seguir viviendo. Me quito la gorra azul y paso la mano por la cara. La barca se escora hacia la orilla, donde un par de adolescentes esperan junto a un carrito de madera con el que transportaran la delicada seda. Imagino lo que ocurrira despues: la apilaran en su comercio del mercado, sera acariciada por clientes indecisos y dentro de unos meses venderan el ultimo rollo y llegara otro bote con un nuevo cargamento. Es injusto que, mientras yo me veo obligado a soportar mi pena insoportable, la vida siga para el resto con esta exasperante normalidad. Giro la vista hacia la carretera. Un camion del ejercito indio toca el claxon y escupe humo negro que pica en la garganta. Durante unos instantes no veo nada, pero al poco se disipa la nube y amanece de nuevo Srinagar, la capital de verano de Cachemira. Contemplar esta ciudad es pegar el ojo a un caleidoscopio. A pesar de llevar a sus espaldas varias decadas de guerra, conserva el aspecto de un escenario atiborrado de atrezo en el que bien podrian representarse todas las leyendas. Frases en hindi, pakistani y tibetano hacen tirabuzones en el aire, tejiendo una pashmina de palabras. Docenas de dioses y budas se dirigen a sus templos; hay tantos que han de cederse el paso en las esquinas. Mientras espero a que el soldado que conduce el jeep venga a recogerme, cruzo al otro lado del puente. El lago Dal parece una enorme acuarela. En sus fondos dormitan --como adictos al opio-- proyectiles sin explotar. Una inquietante serenidad en forma de bruma envuelve a los barcos-casa anclados en los desvencijados embarcaderos. Se confunden sus contornos, vibran como los suenos. En otro tiempo, esta atmosfera de contrastes me habria fascinado. Los soldados que custodian la <
> demarcada por Naciones Unidas danzan entre los sacos terreros y las alambradas que cruzan la ciudad como retorcidas cicatrices. La persistente polvareda se entrevera del tufo de la fruta pisada a la entrada de los santuarios, del canto del muecin que llama a la oracion desde la mezquita, del humo de la manteca que queman los lamas. Cuantas paletas de colores para un solo lienzo... A ella tambien le habria fascinado estar aqui. Inspiro, espiro. Me seco el sudor de la frente con la manga del polo. Es de color negro, con el emblema cosido en el pecho, la tipica vestimenta de observador de la ONU. Un helicoptero sobrevuela mi cabeza. Su sombra me engulle durante un instante y se pierde en la tierra ennegrecida por el aceite derramado de los tanques. Una voz logra hacerse oir entre el ruido atronador: --!David! !Hora de volver! Es mi chofer. Le dirijo una mirada desganada. No es mal chico. Se alisto en los cascos azules para ayudar a la humanidad. Acostumbra a decirlo asi, con la ingenuidad de un nino que sale por primera vez de excursion con el colegio. Yo nunca hablo de lo que me trajo aqui. Antes pase por Somalia y por Haiti. Nadie creeria que estoy buscando una manera rapida de acabar con todo. Me dirijo al jeep. En la parte de atras se amontonan media docena de tijeras para cortar alambre que acabo de comprar en el mercado. Si los mandos las hubieran pedido a traves del protocolo de abastecimiento habrian tardado una eternidad en llegar, y las cosas no estan como para perder tiempo. Cada dia que pasa, los destacamentos de fuerzas internacionales nos vemos obligados a levantar nuevas empalizadas alrededor de los campamentos. Tras una temporada de tregua no escrita, han surgido grupos radicales que no dudan en atacar a pecho descubierto. Ni siquiera sabemos quien es el enemigo; indios, pakistanies y cachemires independientes guerrean en un marco confuso que yo aprovecho para hacer mas inspecciones de las que me corresponden. Siempre que puedo me salgo de la ruta, flirteo con la muerte. --Tenemos que regresar cuanto antes --dispone el chofer con aire de veterano--. Se esta haciendo de noche y pronto saldran los espectros. Mas de una vez he oido esa expresion a los lugarenos. Dicen que los muertos vagan con impunidad por este valle enclaustrado entre escarpadas montanas. Yo tambien lo creo. Cada vez que se pone el sol, los imagino acercandose a los nidos de mortero y jugueteando con los muelles hasta que se escapa una bala. --?Dejas que conduzca yo? --le pregunto. Me mira con desconcierto. --No. --Apiadate de mi. Llevo muchas semanas de copiloto... --Sabes que me arrestaran. Me llevo la mano al pecho. --Un kilometro antes de llegar, paro y te lo devuelvo. Prometido. Me siento al volante sin darle tiempo a reaccionar y enfilamos la carretera que discurre sobre la linea de control. Tras medio siglo generando resentimiento y cadaveres, nadie gasta dinero en reparar los efectos del monzon sobre el precario asfalto. Azotados por los desprendimientos, algunos tramos de esta frontera inventada apenas aguantan sin vencerse hacia el fondo del barranco. Nos sumergimos en el silencio que por la noche hiela el alma de los jovenes reclutas hasta hacerles creer que estan acurrucados bajo mantas de nieve. Al rato, creo divisar un reflejo. No pueden ser las luces del campamento, aun estamos lejos. Tampoco hay luna, ni es noche de estrellas fugaces. Detengo el jeep y repaso el cerro palmo a palmo. No veo nada, pero me invade una sensacion extrana. Llevo varios meses aqui, volviendo sano y salvo de las misiones mas arriesgadas. Algun dia tiene que agotarse la suerte. ?Va a ser hoy cuando por fin ocurra? Siento un pulso ajeno, el corazon de la cordillera se acelera y trepa por los neumaticos para resonar en mis entranas. La niebla despliega un par de brazos fantasmales. Reanudo la marcha, pero al poco he de parar de nuevo. En mitad de la carretera hay una gran roca desprendida de la ladera... O eso quieren que creamos. ?Va a ser hoy? Permanezco unos segundos quieto, aguzando el oido. La respiracion de mi companero se agita, poco a poco se acompasa con los desaforados latidos de la montana. Como impulsado por un resorte, lleva su mano al arma automatica e intenta decir algo, pero un estallido sordo solapa todas las palabras. A partir de entonces tomo conciencia de las cosas con una claridad inusitada. Escucho el clic del detonador, -
Un elefante para Carlomagno de Dirk Husemann
https://gigalibros.com/un-elefante-para-carlomagno.htmlLa fascinante historia de como viajo un elefante desde Bagdad hasta Aquisgran en tiempos del emperador Carlomagno. En el ano 802 latension entre el emperador Carlomagno y el califa de Bagdad se encuentra en un punto culminante en su lucha por alcanzar la hegemonia politica y religiosa. Isaak de Colonia, un sirviente del emperador Carlomagno, debe hacerle llegar un increible regalo del califa de Bagdad como muestra de amistad: un elefante. Junto con Thankmar, su esclavo, emprendera un largo y peligroso viaje para evitarun enfrentamiento entre los dos monarcas. El viaje del animal se convierte en una peligrosa aventura a traves de la Europa medieval.Para los europeos, el elefante es la reencarnacion misma del demonio y debe ser destruido. Pero su muerte empujaria a los dos imperios a una terrible guerra. Una fascinante historia que nos muestra la Europa del siglo IX, los viajes de la epoca y las diferenciasculturales entre los dos imperios mas importantes de ese momento. <
>Frankfurter Neue Presse -
Ocho noches blancas de Andre Aciman
https://gigalibros.com/ocho-noches-blancas.html -
El unico recuerdo de Flora Banks de Emily Barr
https://gigalibros.com/el-unico-recuerdo-de-flora-banks.htmlTodos recordamos nuestro primer beso.
A Flora Banks es el unico recuerdo que le queda. -
El libro de las parabolas de Per Olov Enquist
https://gigalibros.com/el-libro-de-las-parabolas.htmlEl libro de las parabolas es una obra singular de uno de los grandes de la literatura mundial en la que narra la torrida historia de amor entre un adolescente y una mujer madura, con tintes autobiograficos. Prometio no contarlo nunca a nadie. Era solo un chiquillo, pero ahora, al acercarse a la orilla del rio que ya ha llamado a tantos amigos, perseguido por las preguntas que se quedaron sin respuesta, Enquist entiende que la mujer a la que conocio en el verano de 1949 es el corazon de la novela que nunca se atrevio a escribir.
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Historia de un alma enamorada de Paula Lizarza Pecoraro
https://gigalibros.com/historia-de-un-alma-enamorada.htmlHay miles de consejos que nunca sirven de nada cuando no los has vivido. ?Tendre razon yo o la tendras tu? No importa.
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Blue de Danielle Steel
https://gigalibros.com/blue.html -
Manifiesto por la lectura de Irene Vallejo
https://gigalibros.com/manifiesto-por-la-lectura.htmlHabia una vez una mujer sola en un territorio peligroso. Menuda y delgada, cada noche debia enfrentarse a una temible amenaza. Pero, en los cuentos, los pequenos, los debiles, los fragiles poseen siempre un talisman salvador. Ella conocia un sortilegio infalible: era capaz de levantar a su alrededor un muro de aire para defenderse. Los sillares de esa muralla invisible eran las palabras. Cuando una historia brotaba de sus labios, la gente se detenia a escuchar, con la mirada fija, como en trance, olvidando sus quehaceres, sus angustias y su ira. Sus fabulas eran, para todos, un refugio frente al acecho del peligro. Es facil reconocer en ella a la persuasiva Sherezade, pero tambien a la protagonista de una leyenda nacida en la tradicion oral francesa, <
>, donde una joven aprendia el arte de narrar escuchando el susurro del viento entre los arboles. Al regresar a casa con el bagaje de las historias aprendidas de los alamos, de las hayas y de los robles, el embrujo de su voz lograba enmudecer la vara con que, dia tras dia, la golpeaban. La mitologia griega nos hablo de Odiseo, el zarandeado y luchador heroe homerico, que recurria a astutos relatos para salvar la vida. Tambien de los versos y los cantos magicos de Orfeo, que encandilaban a los animales y vencieron a la muerte. En la ceremonia del Premio Cervantes, Ana Maria Matute afirmo: < >. En esta confidencia vibran los ecos de una larga andadura de nuestras letras. Ya el Cantar de mio Cid alude a una nina que salvo a su pueblo con la belleza de sus palabras; siglos despues, Manuel Machado dedicaria un poema a esa chiquilla tejedora de discursos: Una voz de plata y de cristal responde... Hay una nina muy debil y muy blanca en el umbral. Patronio se negaba a dar consejos al conde Lucanor, pero le contaba sabias fabulas para alumbrar su camino. Lazaro de Tormes, nuestro lazarillo, advierte al comienzo de su historia: < >. Pero, anade, mis cuentos son < >. En el Quijote, la pastora Marcela defiende su libertad por medio de una vibrante narracion. Nuestros clasicos nos confian una y otra vez el mismo mensaje con distintas voces: los relatos nos ayudan a sobrevivir. Las palabras son un hechizo cargado de futuro. Somos una especie fragil, particularmente fragil: ni muy fuerte, ni demasiado rapida ni especialmente resistente al hambre, la sed, el calor o el frio. No estamos adaptados al vuelo o la vida bajo el agua. Nacemos completamente indefensos y nuestra infancia es mas prolongada que la de ningun otro animal. Hasta un virus minusculo nos pone en peligro. Sin embargo, la brisa de una cualidad asombrosa nos ha impulsado hacia un desarrollo inesperado, hacia un imprevisible progreso. Esa facultad es nuestra imaginacion, que, aliada con el lenguaje, nos permite sonar lo inconcebible, colaborar y fortalecernos unas a otros. Somos la unica especie que explica el mundo con historias, que las desea, las anora y las usa para sanar. Nuestra autentica fortaleza es creativa. Gracias a la imaginacion, hemos inventado el mito de Icaro y los aviones, el Nautilus y los submarinos, los viajes estelares de Luciano y el Apolo XI. Si los humanos no hubieramos fabulado con tierras sonadas como El Dorado o con seres mitologicos como las sirenas, no habriamos podido explorar territorios desconocidos ni llegar a la luna, alumbrar la teoria de la relatividad, el automovil o el ordenador. Lo imposible debe ser sonado primero, para algun dia hacerlo realidad. II ALAS YCIMIENTOS Narramos, escribimos y leemos porque hemos fabricado la fabulosa herramienta del lenguaje humano. Por medio de las palabras, podemos compartir mundos interiores e ideas quimericas. Cuando un animal fantasea --si tal cosa es posible--, carece de herramientas para contarselo a otro animal. Algunas especies estan dotadas de habilidades comunicativas, en ocasiones asombrosamente complejas, pero ninguna puede compararse con las nuestras en flexibilidad, libertad y riqueza de matices. Este prodigio linguistico nos permite coexistir en dos geografias: el espacio tangible que habitamos junto a miles de seres vivos y un universo paralelo que nos pertenece en exclusiva --el de la fantasia, el de las posibilidades, el de los simbolos--, al que ninguna otra criatura puede acceder. Propulsados por el lenguaje y la creatividad, nuestros cerebros despegaron de la mera evolucion biologica, cuya cadencia es implacablemente lenta, y elevamos el vuelo con las rapidas alas de la evolucion cultural. Hace miles de anos, la invencion de una sofisticada tecnologia, la escritura, abrio las puertas a conservar conocimientos, ideas y suenos, a expandirlos y hacerlos revivir con cada mirada que se posa en las letras de una pagina. El filosofo Richard Rorty piensa que leer nos cambio la mente de forma irreversible. Gracias a la lectura, hemos desarrollado una anomalia llamada < >. Descubrir los personajes de una historia se parece a conocer gente nueva, comprendiendo su caracter y sus razones. Cuanto mas diferentes son esos personajes, mas nos amplian el horizonte y enriquecen nuestro universo. A traves de los libros, anidamos en la piel de otros, acariciamos sus cuerpos y nos hundimos en su mirada. Y, en un mundo narcisista y egolatra, lo mejor que le puede pasar a uno es ser todos. Leer nunca ha sido una actividad solitaria, ni siquiera cuando la practicamos sin compania en la intimidad de nuestro hogar. Es un acto colectivo que nos avecina a otras mentes y afirma sin cesar la posibilidad de una comprension rebelde al obstaculo de los siglos y las fronteras. Por el camino del placer, sobre los abismos de las diferencias, la lectura ofrece puentes colgantes de palabras. El psicologo Raymond Mar y su equipo de la Universidad de Toronto probaron en 2006 que las personas que leen son mas empaticas que las no lectoras, especialmente quienes frecuentan obras literarias. Un grupo de estudiantes debia elegir entre dos sobres: uno contenia La dama del perrito de Chejov; el otro, un texto que describia exactamente la misma historia, pero en un lenguaje neutro, frio, casi documental, sin las inflexiones propias del antiguo oficio de la narracion. Quienes leyeron las palabras de Chejov lograron mejores calificaciones en las escalas de empatia, especialmente aquellos a quienes mas emociono el cuento. La cualidad de sumergirse en el lugar del otro y bucear en aguas distantes no solo enriquece nuestra intimidad, sino nuestra vida privada, la convivencia cotidiana, las habilidades sociales que desplegamos, y expande sus beneficios hasta la politica internacional o los logros de las empresas. El habito de leer no nos hace necesariamente mejores personas, pero nos ensena a observar con el ojo de la mente la amplitud del mundo y la enorme variedad de situaciones y seres que lo pueblan. Nuestras ideas se vuelven mas agiles y nuestra imaginacion, mas iluminadora. Al asomarnos a la madriguera de un relato, escapamos de nosotros y nos proyectamos en los personajes de un pais inventado. Sostiene Mario Vargas Llosa que ... la vida, injusta, nos obliga a ser siempre los mismos, cuando quisieramos ser muchos, tantos como requeririan para aplacarse los incandescentes deseos de que estamos poseidos. (...) La buena literatura es siempre un desafio a lo que existe. Anhelamos ver por otros ojos, pensar con otras ideas y sentir otras pasiones. La magia consiste en ponernos las lentes de la ficcion y observar a traves de ellas, deslizandonos en los placeres, los terrores o las ambiciones ajenas. Y, sin movernos de la cama, el universo entero nos pertenece, la inmensidad esta al alcance de nuestros dedos. En los mundos inventados nos encontramos, nos entendemos y aprendemos a colaborar. La filosofa estadounidense Martha Nussbaum, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, defiende que la lectura forma parte de la preparacion necesaria para vivir en democracia. Desde que los griegos lo ensayaron por primera vez hace milenios, este sistema es el mas exigente y asombroso que hemos intentado. Pretende crear una convivencia que no se sustente en la fuerza, sino que se apoye en una delicada urdimbre de acuerdos y en una conversacion incesante. Como nos recuerda Antonio Basanta, < >. En el compas cotidiano de la experiencia democratica, todos y cada una tomamos con nuestro voto decisiones que tendran consecuencias cruciales en la vida de otras personas. En un texto titulado La crisis silenciosa,Nussbaum reflexiona: La capacidad de imaginar la experiencia del otro debe cultivarse y pulirse si queremos guardar alguna esperanza de afianzar la dignidad de ciertas instituciones, a pesar de las abundantes divisiones que albergan todas las sociedades modernas. Cuanto mejores trapecistas seamos, capaces de esa pirueta que nos coloca en la mirada ajena, mas solida sera la democracia que edificamos. El ejercicio de volar fortalece nuestros cimientos. -
Contra amazon de Jorge Carrion
https://gigalibros.com/contra-amazon.htmlLas bibliotecas y las librerias -reales o de ficcion, recorridas o leidas- son escenarios fundamentales de nuestra educacion sentimental e intelectual. En este libro de cronicas que ensayan y de ensayos narrativos, Jorge Carrion viaja a las innovadoras bibliotecas y librerias de Seul; investiga en Napoles y en Capri la historia de la mitica casa de Curzio Malaparte; entrevista a libreros y a escritores de Miami; conversa sobre libros y ciudades con Alberto Manguel, Iain Sinclair, Luigi Amara o Han Kang; interpreta las bibliotecas de Don Quijote y del Capitan Nemo, y rinde homenaje a algunas de las librerias y de las bibliotecas mas fascinantes del mundo -y de su propia vida. Mientras Amazon sigue conquistando espacios fisicos y virtuales, el autor de Librerias -el libro de referencia internacional sobre el tema, traducido a las lenguas mas importantes del mundo- y de “Contra Amazon. Siete razones / Un manifiesto” -que ha sido un autentico fenomeno en el mundo cultural anglosajon- defiende la figura del librero y la libreria de autor, al tiempo que nos invita a viajar y -sobre todo- a leer con espiritu critico.
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Hijas del Norte de Sarah Hall
https://gigalibros.com/hijas-del-norte.htmlMe llamo Hermana. Ese es el nombre que me pusieron hace tres anos. Es como me llamaban las demas. Es como me llamo a mi misma. Antes de eso mi nombre no tenia importancia. No recuerdo que se usara. Ya no respondere a ese nombre ni me oire decirlo en voz alta. No dare muestras de reconocerlo. No existe. Me llamareis Hermana. Fui la ultima mujer que salio en busca de Carhullan. Fue un mes de octubre de lluvias torrenciales cuando me puse en camino. En la ciudad, las hojas habian empezado a caer de los arboles y el suelo estaba cubierto de su pulpa amarilla. Los ultimos frentes tormentosos atravesaban la region del norte descargando aguaceros. El verano se retiraba. Daba la sensacion de que la atmosfera habia estallado por fin, y las mananas y las noches empezaban a ser mas frescas. Era un alivio no despertarme empapada en sudor en nuestra habitacion del barrio de adosados, salir de una pesadilla con esa humedad lechosa en el pecho. Siempre he dormido mejor en invierno, como si la frecuencia del pulso disminuyera. El frescor parecia limpiar tambien la ciudad. El olor a bacterias de la refineria y las plantas de fuel se dispersaba por la noche cuando las nubes se disipaban y aflojaba el calor. Los ultimos anos, desde la Reorganizacion Civil, el bochorno habia durado mas de lo normal; los meses frios se concentraban en una franja mas estrecha del calendario, y viviamos envueltos continuamente en una nube toxica de colza y arenas bituminosas, hacinados como peces en un ahumadero. El cambio de la temperatura trajo consigo una sensacion de euforia, un estado de alerta que iba mas alla de los nervios o la creciente conciencia de los peligros que sabia que estaba afrontando. Era reparador. El frescor me recordaba los tiempos de mi infancia. Las estaciones estaban entonces mas definidas, mas separadas. La gente mayor de la fabrica en la que trabajaba decia que de todas las tradiciones inglesas que estaban amenazadas el tiempo era la mas triste. Como si hubieramos tenido la posibilidad de elegir en referendum aquel clima semitropical. Todavia recuerdo las cosquillas frescas del granizo en la cara en el mes de marzo, cuando esperaba el autobus para ir al colegio. Y el rugido del viento que en otono lo zarandeaba todo, las cosas grandes y las pequenas. El frio en las venas en enero; las manos y los pies entumecidos a pesar de la lana y el vellon. Cuando eres joven no tienes miedo de las posibilidades. No crees que el mundo pueda destruirse o que vaya a ocurrirte una desgracia a lo largo de la vida. Incluso la lluvia es diferente ahora: imprevisible, violenta, no como la constante llovizna gris de las postales antiguas, de los chistes y las cronicas televisivas. Es una lluvia que parece herida. Rara vez se ve nieve en los montes, aunque la gente de la ciudad sigue buscandola por pura costumbre. Me dirigia a una zona alta y remota, y tenia la esperanza de volver a ver esas ventiscas blancas, si es que podia quedarme alli algun tiempo. Sali al amanecer, con la idea de alejarme de Rith sin que nadie me viera. Prepare una mochila ligera para resistir el largo camino hasta las montanas. Llevaba pocas cosas: ropa, botas, unas cuantas latas de comida, galletas, una cantimplora con agua y un botiquin, para el caso de que pudiera quitarme el dispositivo, aunque no sabia si era posible. Y llevaba un fusil de la Segunda Guerra Mundial, entre las sudaderas y los impermeables. La punta roma del canon rozaba la solapa de la mochila. Con el me proponia negociar en Carhullan. La noche anterior escondi la mochila en un callejon, detras de nuestro edificio, para salir sin peso, sin chocar contra las paredes y aranarlas al bajar las escaleras. Lo deje en un hueco oscuro y seco, detras de la camara principal del deposito de lluvia. Lo puse alli mientras las familias de las otras casas estaban cenando y antes de que mi marido volviera del trabajo, tanteando primero en el vacio con un palo para asegurarme de que no habia nidos de ratas. De madrugada sali de la cama sin despertar a Andrew y me vesti sigilosamente en el cuarto de bano comun. Me habia guardado una bolsa de plastico en un bolsillo de los pantalones para meter las cosas que necesitaba. En un estante habia una pastilla de jabon nueva, de la familia con la que compartiamos la casa, y decidi llevarmela. La eche a la bolsa con la pasta de dientes, el desodorante y una cuchilla de afeitar con varias hojas de repuesto. Dude un momento antes de abrir el botiquin de los vecinos. Encontre aspirinas, un paquete de compresas y una bolsita de polvos para la cistitis, caducados. Lo cogi todo. Despues cruce el pasillo y baje las escaleras. En la puerta principal espere unos minutos para asegurarme de que Andrew no me habia oido salir y procure tranquilizarme. El corazon me bombeaba la sangre a chorros. Notaba la corriente de ida y vuelta en las puntas de los dedos. Me dije que todo saldria bien. Llevaba meses entrenandome, levantandome temprano, y habia ensayado la huida. Siempre lograba salir en silencio y sin peligro y recorrer la ciudad a oscuras, evitando las zonas por las que merodeaban los perros asilvestrados, antes de volver a casa. Pero esta vez no era un simulacro. Respire hondo, solte el aire y espere. Lo ultimo que queria era que Andrew me siguiera, que me dijera que estaba loca, que armara un escandalo y despertara a todo el mundo. Jamas me dejaria marcharme con una mochila, salir de las zonas oficiales, a pesar de que estabamos enfrentados, nos odiabamos y no nos dirigiamos la palabra. Yo estaba atada a aquella casa. Los dos lo sabiamos. No teniamos ninguna otra alternativa. Si me hubiera descubierto, me habria llevado a rastras escaleras arriba, o me habria inmovilizado en la calle, a pesar de mis forcejeos, hasta que apareciese un supervisor de la Autoridad, y entonces habria puesto alguna excusa para explicar mi comportamiento, como que estaba colocada o habia tenido una pesadilla. Me habria dicho que esperara un poco, que por muy mal que estuvieran las cosas en ese momento conseguiriamos salir adelante, y despues nos separariamos, cuando el ambiente estuviera menos tenso, cuando fuera menos peligroso. Me apoye en la fachada, atenta al ruido de sus pasos por ultima vez. Lo unico que se oia en el piso de arriba era el zumbido del contador electrico en modo de espera, como una avispa. Levante la mirada. El cielo tenia el color oscuro del asfalto, como el esquisto que trituraban en los tanques de la refineria donde trabajaba Andrew. La mancha blanca de la luna asomaba como una ulcera hinchada y opaca por detras del forro de las nubes. Aun no se habian encendido las luces en Rith y nadie saldria a la calle hasta que se reanudara el suministro electrico, a las seis de la manana, para que la gente pudiera calentar el agua, cocinar y ver el primer parte informativo de alguno de los frentes meteorologicos o el sorteo de la loteria. Para entonces esperaba estar muy lejos. Por fin me acerque al callejon a recoger mi mochila. Sabia que tenia que darme prisa y no pensar mas de lo necesario. Normalmente la ciudad estaba muerta a esa hora, pero siempre era posible encontrarse con una patrulla de la Autoridad. Me ponia mala solo de pensarlo. No tendria ninguna posibilidad de explicarme. Y no queria enfrentarme a lo que estaba haciendo, y flaquear, aunque estaba segura de que no me pasaria. Despues de las ultimas semanas no podia pasarme. Cruce la ciudad, alejandome de las viviendas compartidas, y pase por delante del antiguo centro comercial, con las ventanas cubiertas con tablones, y por delante del almacen de las turbinas, donde las carcasas de metal esperaban apiladas desde hacia anos el momento del reparto. Las calles estaban desiertas y tranquilas. Unicamente los ladrillos rojos, la pizarra y el asfalto reflejaban cierto resplandor, presentando una version de la ciudad que parecia antigua y fantasmagorica. Costaba imaginar que hubiera tanta gente detras de las fachadas, durmiendo dos o tres en la misma habitacion, o despierta, hablando en voz baja para no molestar a las otras familias. Algunos estarian llorando y alguien quiza los consolaria, o nadie les haria caso. A otros les traeria sin cuidado que pudieran oirlos a traves de las paredes, arrastrando el cuerpo dolorido cuando el efecto del chute de efedrina barata empezara a esfumarse. Cada vez que me habia atrevido a ensayar la fuga, el ambiente de las madrugadas me parecia disminuido, como si en lugar de concentrar a la gente hubieran practicado un sacrificio selectivo. Al final de cada hilera de adosados se veian las siluetas de los contadores, como quistes pequenos y ruidosos disenados para leer el flujo de la energia de las tejas fotovoltaicas. Ahora los empleaban para regular el consumo de la antigua red de suministro domestico. Habia habido muy pocas mejoras despues de la Reorganizacion. El plan de recuperacion de diez anos empezaba a convertirse en un mito imposible. Me costaba no volver la cabeza para ver si alguien me seguia o me veia pasar. Me obligue a no mirar. Me dije que la mejor manera de seguir andando era poner la vista en un solo punto: adelante. Se oyo un leve chasquido en el cielo, y un trueno retumbo al oeste. Sabia que pronto empezaria a llover, que tendria que parar a ponerme el impermeable. Pero no podia permitirme el lujo de detenerme mientras siguiera dentro del perimetro. Quiza mas tarde, cuando estuviera lejos de alli y hubiera entrado en calor con el ejercicio, podria desnudarme. Me secaria antes que la ropa. Llevaba anos sin salir de Rith. Ningun civil habia salido de la ciudad, salvo para que lo trasladaran a un centro de detencion. No se permitia el transito de una zona a otra. La gente quedo atrapada en el sector en el que se encontraba cuando se hizo el primer censo despues del colapso. Solamente la Autoridad y los agentes del gobierno tenian necesidad de viajar o medios de transporte, y en esos casos solian ir en tren. Yo habia nacido en Rith y conocia bien el entorno: las calles empinadas y el maremagnum de los tejados, el cerro de Beacon y el castillo enfrente, en la cima de dos penas gemelas. Continue por el antiguo paso elevado de la carretera. Abajo habia montones de basura y escombros, y se oian susurros animales. Mas alla de las fronteras de la ciudad, en las llanuras, las carreteras se habian deteriorado. Estaban mucho peor de lo que me esperaba, hundidas y agrietadas tras anos de desuso. Las riadas se habian llevado tramos enteros. Al plantar el pie tenia la sensacion de estar atravesando un pedregal. En algunas partes habia crateres llenos de agua de lluvia. Metia las botas sin verlos y me empapaba los pantalones hasta las rodillas. Comprendi que era verdad lo que la gente decia en la fabrica y en las reuniones del distrito. Que solo estaban reparando las principales arterias, las que utilizaba la Autoridad. Al principio fui corriendo siempre que podia, muy atenta para no resbalar o torcerme un tobillo, y luego afloje el paso para afrontar el largo dia que tenia por delante. En media hora habia llegado al promontorio donde se encontraba la caseta blanca del puesto de peaje. No tenia ventanas, y una parte del tejado se habia hundido. Recordaba que en una clase de historia local nos contaron que tuvieron que reconstruirla en dos ocasiones, despues de que los escoceses le prendieran fuego. Ahora volvia a estar casi en ruinas. Los duenos debian de haberse marchado a Rith hacia mucho tiempo, con los demas vecinos de la periferia. A los pies del monte, un poco mas adelante, el antiguo puente de Yanwath seguia intacto. Lo habia cruzado muchas veces en coche antes de que se prohibiera el trafico. El semaforo que regulaba la circulacion estaba muerto, con los focos negros de mugre y el poste inclinado en los cimientos de hormigon. En la hondonada de la carretera, antes del punto en que empezaba a subir hacia los contrafuertes del puente, se habia formado un charco de agua arremolinada. Habia residuos flotando, casi imposibles de identificar; tal vez trastos superfluos de las casas de la parte alta del rio. Vadee el charco, llegue hasta el centro del arco y me asome a mirar por el parapeto. El rio Eden corria a mis pies, encrespado y turbio, a una velocidad aterradora. Vi en la penumbra el brillo del agua en movimiento en las orillas, la estela de los remolinos y las crestas blancas. Las lluvias habian reventado la ribera, y el caudal anegaba las acequias y los huertos a ambos lados. Se oian crujidos en las ramas mas bajas ahora que los arboles de la orilla habian perdido sus hojas. Las casas de campo mas cercanas al puente estaban sumergidas en el agua hasta las ventanas. Notaba un olor fuerte, a cemento, a tela mojada y a cieno: el olor familiar de las viviendas inundadas. La corriente se deslizaba por las paredes de las casas, pudriendo alfombras y cortinas. Diez anos antes me habia despertado con el mismo olor, cuando al bajar las escaleras me encontre la casa inundada por las aguas residuales. Sabia que, al otro lado del puente, la carretera pasaba por un pueblo desierto y se adentraba mas adelante en los abandonados parajes del antiguo parque nacional: en la zona que la generacion de mi padre conocia como el Distrito de los Lagos. Era mediodia cuando vi aparecer el coche, y estaba lloviendo a cantaros. Al principio pense que era el ruido del agua que arrastraba el viento o corria por los acuiferos por debajo del asfalto. Despues oi el cambio de marcha. Me aparte de un salto a la cuneta y di media vuelta, casi esperando ver la forma azul oscura de un coche patrulla y dispuesta a esconderme detras de una cerca de piedra. Una furgoneta civil, de color blanco, se acercaba despacio por la carretera destrozada. Parecia que tenia la suspension en mal estado y eso amplificaba el ruido, como si la carroceria se levantara del chasis, y vi que se zarandeaba al pasar por encima de un monticulo o un bache. Llevaba las ventanillas cubiertas de residuos, de vainas y de hojas arrancadas de los arboles por el ultimo diluvio. Desprendia un olor a grasa quemada y negra. Paso a mi lado y freno despues. Me acerque a la puerta del conductor y la ventanilla chirrio al bajarse. --?Adonde vas, chica? --Era un hombre con la cara roja como un trozo de cristal sacado de un horno. Me miro de arriba abajo con sus ojos claros. Estaba hecha una pena. Tenia el pelo chorreando y el chubasquero viejo y blanco empapado y pegado a la piel. Doble los hombros hacia delante y me cubri el pecho con los brazos. Se echo a reir. Tenia los dientes picados en los bordes, deslucidos y cubiertos por una capa amarillenta, y en la linea de las encias se veia una reveladora sutura de plata--. Bueno, parece un buen sitio para ir de excursion. ?Eres de los ultimos de los Wainwright? O a lo mejor quieres ser la primera que vuelve a subir a las cumbres y plantar tu bandera. Eso significa que las cosas han mejorado en la ciudad. Vamos. Sera mejor que subas al coche. Dude. No queria hablar con nadie en el camino y sabia que si me hacia preguntas podia tener problemas, pero me dolian los hombros y los pies y no tarde en decidirme. Di la vuelta por detras de la furgoneta hasta la puerta del pasajero. Me quite el chubasquero empapado y lo escurri. El conductor se inclino para abrirme la puerta, como hacia mi padre cuando me llevaba al colegio. Puso un trapo sucio encima del asiento, para que no lo mojara al sentarme. Deje la mochila a los pies del asiento y subi al coche. --Bueno --dijo--. Que encuentro tan oportuno, ?verdad? Metio la marcha y arranco. Tuve una sensacion extrana. Hacia anos que no subia a un coche. Me obligaron a entregar las llaves y la documentacion, como a todo el mundo, y se me habia olvidado lo que era llevar el control de un vehiculo, estar encerrada en el y al mismo tiempo libre de ir adonde una quiera. Ver como pisaba el embrague o movia la palanca del limpiaparabrisas me parecio un sueno o un recuerdo perdido. Habia un olor muy fuerte en la cabina, acido, como a ropa vieja o a vinagre mezclado con orina, o quiza fuera el olor corporal del conductor, que no se lavaba. Pero no me queje ni hice ademan de bajar la ventanilla. Me alegraba de librarme de la lluvia. Empezaban a dolerme las plantas de los pies, y eso que me habia puesto dos pares de calcetines gruesos. Empezaba a notar como si me clavaran alfileres y agujas en las puntas de los dedos y me puse a encogerlos y a estirarlos. No esperaba volver a viajar en coche. Llevaba meses entrenandome para la caminata en mi tiempo libre, al principio sin rumbo, solamente por pasar el rato, luego con un objetivo, rodeando la periferia de Rith, subiendo hasta la cima del Beacon y bajando otra vez. Andar no era un delito, aunque a Andrew le parecia absurdo que me arriesgara a ser atacada por los perros que buscaban comida en la ciudad y removian la basura en los vertederos. Decia que estaban sucios y desquiciados, y que andar por alli era como pedir a gritos que me mordieran. Atacaban a la gente de vez en cuando, aunque nunca con consecuencias fatales. En esas excursiones no podia llevar la mochila, para no levantar sospechas, y me sorprendio que pesara tanto. Me habia asegurado de comer bien la ultima semana: dos raciones de arroz en vez de una y sardinas para desayunar; incluso pense que estaba acabando con las provisiones y que Andrew lo pasaria mal el resto del mes. Estaba todo lo en forma y bien alimentada que podia. Pero rodear la ciudadela de madrugada y comer una lata de sardinas de mas era muy distinto de atravesar el parque nacional abandonado, con mis bartulos a cuestas. Habia recorrido unos veinte kilometros y estaba reventada. Tenia la espalda agarrotada por el peso de la mochila. Llevaba horas soportando chaparrones intermitentes y me rozaba el dobladillo de la ropa mojada. Cada paso me alejaba de la ciudad y me acercaba a mis propios limites. Que pudiera aparecer un vehiculo era improbable, casi milagroso, y di las gracias.
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Misterioso amor de Alex Vera
https://gigalibros.com/misterioso-amor.html--Voy en camino --dije, tenia ambas manos en el volante y la pieza del Bluetooth en mi oido. --Date prisa, por favor --contesto mi padre en voz baja--. Algo no esta bien, Marcial. Hay una mala… --Se interrumpio--. Y no se… --Papa se quedo completamente callado, quite las manos del volante y me estire en el asiento. --?Papa? ?Papa, hola? ?Puedes oirme? Pero ya no estaba. Y yo, me encontraba atrapado en un maldito ferry camino a Nantucket sin nada mas que preocupacion por esa llamada. Eso no era propio de el. Mi padre era una roca. Mentira, ni siquiera era una roca, era acero. El hombre me habia criado, por el amor de Dios. En toda mi vida nunca me habia pedido ayuda, y ahora, el dia que me pide ir a conocer a mi nueva madrastra y hermanastra, me hacia esa llamada ?Sonaba asustado? ?Donde estaba su rudeza habitual? --Joder --murmure, y saque el auricular de mi oreja, lo que hizo que me picara instantaneamente--. Ahhhhh --grite, y lo arroje al asiento del pasajero de mi Audi. Abri la puerta y sali del auto para buscar a alguien que me explicara que diablos estaba pasando. Un tipo con un uniforme de marinero cursi se paseaba entre los demas vehiculos, observando y anotando las matriculas en un portapapeles y sonriendo a la gente sentada dentro de ellos. --!Hey, tu! --grite. Varias cabezas se voltearon hacia mi. El marinero tambien levanto la vista --. Si, tu, ?cuanto falta para que esto termine? --Quedan quince minutos de viaje, senor. --Quince minutos --Saque mi billetera y se la menee como si fuera una delicia--. Que sean cinco y te dare mil dolares. El hombre volteo los ojos de tal manera que solo se veia lo blanco de ellos. --?Senor? ?Tartamudee? --No, senor, pero me temo que no puedo cambiar el rumbo ni la velocidad del ferry. Esta en nuestra pagina web, senor. El viaje dura dos horas y quince minutos, en total. --Dos mil dolares --le conteste igualmente, y saque algunos billetes para probar que hablaba en serio. La suave brisa, el olor del oceano, la hermosa vista del dia en este verano, todo se me escapaba. --Senor, no puedo hacer que el ferry vaya mas rapido. Tendra que esperar --dijo el hombre. Bueno, mierda. Esa era la primera vez que me rechazaban una oferta asi. Habia sido rico la mayor parte de mi vida, y alcance a serlo mucho mas trabajando en tecnologia y bienes raices, despues de dejar la casa de mi papa. Segun mi experiencia, el dinero lo compraba todo, incluyendo viajes mas cortos a traves del oceano. Me sente de nuevo en mi auto, refunfunando en voz baja. A pesar de todo, alcance mi movil nuevamente y llame al telefono de mi padre. No contesto. Probe llamar al telefono fijo despues, apretando los dientes a traves del incesante zumbido. --Vamos --murmure--. Contesta, papa. La culpa me envolvio. Habia estado lejos de el ultimamente. Lo habia dejado esperando muchas veces. Incluso venir a conocer a su nueva esposa e hija esta semana habia sido una tarea casi imposible para mi, y ahora esto estaba sucediendo. Finalmente, el ferry atraco, y me dirigi hacia la larga calle que se unia con Cliff Road y terminaba en direccion a North Shore. O al menos, la parte de North Shore donde estaba ubicada su mansion. Sentia la tension acumularse y recorrer mi columna vertebral. Esto no era normal. Estaba en peligro. Tranquilo, imbecil. El esta bien. Mi padre no tenia ningun enemigo. No era como yo, en ese aspecto. No habia ninguna razon para que estuviera en peligro. Mis manos sudaban al volante, mi pie presionaba impaciente el acelerador. Me gustaba tener el control todo y no esperaba a que nadie mas hiciera algo. Estaba en mis manos, y asi era como me manejaba. Me acerque al camino de entrada de la mansion, y me incline hacia adelante. Mierda. Mi mirada viajo desde el camino hacia el cielo, una y otra vez. Senti un vacio en mi estomago. Una columna de humo negro se elevaba en la distancia. No. No puede ser. !Carajo! Hundi el pie en el acelerador, resbalando en el camino que conducia a la casa. Luces parpadeantes aparecieron en mi espejo retrovisor y un camion de bomberos se acercaba detras de mi. Acelere mucho mas y atravese con el Audi las rejas de entrada a la propiedad. La mansion estaba al final de un largo camino de grava. El fuego vivo serpenteaba desde las ventanas abiertas en el ultimo piso. La casa de la piscina a la izquierda ya estaba envuelta en llamas. La puerta principal estaba abierta a lo alto de los enormes escalones de piedra, pero no habia nadie de pie fuera de ella. No veia a mi padre en ninguna parte, no estaba afuera con su nueva esposa a su lado. Apenas habia frenado cuando mi mano ya habia soltado el cinturon de seguridad y con la otra abri la puerta. Salte y corri hacia la entrada principal. Detras de mi podia escuchar el chirrido de las llantas del camion de bomberos y los gritos. El humo que salia del pasillo, me asfixio. --Mierda --gruni y me arranque la camisa. Me la ate alrededor de la nariz y la boca y luego entre--. !Papa! Papa, ?donde estas? Mis ojos ardian, no podia ver. Me arrodille y me arrastre hacia la habitacion mas cercana, tosiendo, balbuceando y llamando a mi padre. Una figura aparecio en la alfombra grisacea delante de mi. Una mano delicada con los dedos enroscados contra la palma, unas pintadas de rosa palido. La imagen me llamo la atencion. Era una mujer. ?Quien era? ?Que hacia ella aqui? Mi Hermanastra. Me arrastre hasta ella, con la garganta seca, tosiendo y agarre uno de sus brazos levantandola con cuidado. Tenia que sacarla de ahi. No podia seguir con el plan de arrastrarme y buscar a mi padre. Si pude encontrarla a ella, los bomberos encontrarian a mi padre y a mi nueva madrastra tambien. Una gran grieta resono sobre mi. !Muevete! Antes de que todo el maldito techo se derrumbe sobre tu cabeza. Ella era ligera en mis brazos a pesar de su cojera. Corri a traves del humo hacia el vestibulo de entrada y un estruendoso choque, seguido de una ola de calor, me persiguio, pero no me detuve a mirar atras, no me atrevi. Alcance los escalones de piedra de la entrada, agarrando a la mujer en mis brazos. Tosi bajando cada uno de ellos y me detuve en el camino de grava junto a mi auto. Los bomberos pasaron corriendo frente a mi y entraron en la mansion. Sonaban gritos. Desenrollaron una gruesa manguera del camion y una ambulancia se apresuro a subir por el camino. La mujer aun estaba inconsciente. Me agache y la puse sobre la grava tan suavemente como pude, y luego me arranque la camiseta de la cara. Mi vision era borrosa, salian lagrimas involuntarias de mis ojos. Tosi, parpadee, me limpie la cara. Finalmente, me aclare un poco, y mi mirada se poso sobre ella. Mi corazon se detuvo por un instante. El mundo que me rodeaba se ralentizo, casi desaparecio por completo, y durante un milisegundo no habia fuego, ni peligro, no pense en mi padre, ni escuchaba las sirenas ni los hombres gritando. Solo estaba ella. Era perfecta. Coloque sus brazos suavemente a los costados, su pecho subia y bajaba lentamente. Era curvilinea, perfectamente proporcionada, con una expresion en su rostro que era verdaderamente pacifica, incluso a traves de las manchas de hollin. Una sensacion extrana se apodero de mi pecho, tenia la creciente necesidad de protegerla de las llamas, del humo, de cualquier peligro. Me puse un puno en el pecho, tratando de deshacerme de ese sentimiento. ?Quien eres? --!Hey! --El grito rompio el hechizo. Levante la vista y un bombero venia hacia mi, despejando el humo con sus manos. --Oye, ?estas bien? ?En que diablos estabas pensando? No puedes entrar a… --Se detuvo cuando vio a la mujer. Me dolia muchisimo la garganta, pero la aclare para hablar, al menos lo intente. --Mi padre --dije con voz ronca--. Mi padre y su esposa estan en el edificio. Tienen que sacarlos. --Nos encargaremos de ello --dijo el tipo de uniforme, y luego miro hacia atras por encima del hombro--. Aqui vienen los medicos. Quedate aqui mismo y no la muevas. --No me digas --le conteste, tosiendo en mi puno. No podia moverme, mucho menos a ella. Dios, habia inhalado tanto humo y gastado toda mi energia, pero queria volver corriendo a esa mansion y buscar a mi padre. ?Como diablos paso esto? Mire a la mujer aun inconsciente. ?Como se llamaba? Mi padre me lo habia dicho, pero yo era una mierda a la hora de recordar fechas y nombres. Olivia, Luna o algo asi. Me sono una alarma en el cerebro cuando la mire fijamente. Ella sabia lo que habia pasado. Tenia que saberlo. Un par de medicos corrieron hacia nosotros, con una camilla. La bajaron y se pusieron a trabajar en ella, revisandole el pulso, levantandola, atandola. Otro corrio hacia mi y se agacho, agarrando una pequena linterna con la mano. --Senor, ?puede oirme? --No, el humo ha tapado mis oidos. La confusion se apodero de la expresion del paramedico. --Por supuesto, puedo oirte. ?Adonde la llevas? --pregunte, poniendome de pie. --Al hospital. Por supuesto. Pregunta estupida. Pero yo actuaba extranamente protector al pensar que se la llevarian. Mi hermanastra. Papa. ?Donde diablos esta papa? Mire hacia la mansion, dudando entre seguir a la ambulancia hasta el hospital o quedarme esperando que sacaran a mi padre. El fuego salto de las ventanas del ultimo piso cubriendo los alfeizares y los aleros. Se escucho un crujido resonante, y dos bomberos salieron corriendo de la casa, con las manos vacias, saltaron del porche y cayeron al cesped. El crujido se convirtio en una enorme grieta, y el lado izquierdo del techo, justo encima de donde habia encontrado a mi nueva hermanastra, se derrumbo, escupiendo chispas y motas de hollin. Las llamas rugieron y los hombres abrieron la manguera, descargando el agua sobre la casa.--Mierda --murmure, llevando mis manos a la cabeza y agarrando punos de mi cabello--. Mierda. Esto no puede estar pasando --Camine hacia adelante--. !Papa! Una mano salio disparada y aterrizo en mi pecho, impidiendome correr hacia la ruina ardiente por segunda vez. --Whoa. Tranquilo amigo --dijo una voz masculina. La casa era un desastre. No habia forma de entrar sin una muerte segura. Me voltee hacia el bombero que estaba a mi lado y lo agarre por los hombros. --?Donde estan? --gruni--. ?Donde esta mi padre? ?Donde esta su esposa? --Senor, tiene que calmarse --contesto el tipo. --?Donde? Pero el grito de la sirena de la ambulancia me interrumpio. Me gire hacia ella, mirando como cerraban las puertas a bofetadas, mientras los medicos saltaban adentro. No habia nada que pudiera hacer aqui. Y existia la posibilidad de que mi hermanastra supiera donde estaba mi padre; tal vez se habia ido de la casa antes de que comenzara el incendio. Trato de llamar a la policia. Eso explicaria por que la ambulancia habia llegado a tiempo. Era una falsa esperanza. Aprete los dientes, luchando conmigo mismo por sentir esto, por sentirme atraido a seguirla a pesar de mis instintos de quedarme y buscar de nuevo en la casa en llamas, aunque eso significara poner mi vida en riesgo. Un nuevo crujido resono en el lugar y otra seccion del techo se derrumbo. Rapidamente, me separe del bombero y del segundo medico que trato de acercarse a mi, y corri hacia mi auto. Si alguien sabia lo que habia pasado, seria ella. Capitulo Dos LUNA !Dame tu corazon! !Damelo! ?Donde estas? La voz resonaba en la oscuridad que me rodeaba. Te arrepentiras si no lo haces, ?entiendes? Lo lamentaras por el resto de tu corta vida. Abri mis ojos y parpadee ante la luz del sol, luego los entrecerre. Estaba en una cama de hospital con sabanas blancas limpias. Levante mis manos y vi que estaban completamente cubiertas de hollin, ademas, me dolia la garganta y los pulmones. ?Por que estoy aqui? El pensamiento se me vino a la cabeza, y me hizo estremecer. No podia recordarlo. En panico, examine la habitacion con mi mirada, viajando hacia la ventana con sus cristales limpios que ofrecian la vista de un estacionamiento y un arbol a un lado de el. Mi mirada regreso desde esa vista de nuevo a la habitacion y luego a la cama. ?Que demonios…? Un hombre increiblemente guapo estaba dormido a mi lado apoyado en la silla, con la cabeza inclinada hacia un lado dejando al descubierto un cuello grueso y una fuerte linea de la mandibula, recubierta de una delgada y definida barba. El cabello corto y de castano oscuro adornaba su cabeza, y sus labios se movian levemente mientras dormia. Me resultaba familiar. ?De donde te conozco? Escudrine mi mente, entre el miedo y la confusion que tenia por estar en ese lugar. No habia nada, nada que explicara por que yo estaba ahi, en esa cama, con el sentado a mi lado como una especie de perro guardian. !Marcial! Es el hijo del marido de mama. Habia un oscuro recuerdo de la vez que conoci a mi nuevo padrastro en la casa de mi mama en Manhattan, en donde el me mostro una fotografia de Marcial. Aunque era mas joven en la imagen. ?Era mi hermanastro? El tipo era tan guapo como un Adonis, pero eso no explicaba por que estaba aqui. De repente un dolor de cabeza palpitante broto entre mis ojos. Aprete mis parpados y exhale. !Piensa! ?Por que estas aqui? ?Donde estas? Un grunido, seguido un chirrido del sillon a mi lado me hizo abrir los ojos nuevamente. Marcial estaba despierto, sus ojos eran de un azul cristalino y estaban fijos en mi. --Hola --dijo, en un estruendo gutural que me habria hecho sentir un hormigueo, si no estuviera completamente asustada por todo lo que estaba sucediendo en ese momento. --?Por que estoy aqui? --pregunte inmediatamente. --Luna, ?verdad? --Si. Eso era todo lo que podia recordar. Que yo era Luna. Que habia tenido un laboratorio de chocolate durante mi infancia. Que mi madre habia trabajado duro para mantenerme y darme una buena educacion. Recordaba que una vez habia comido conchas de tacos directamente de la caja y solo Dios sabia por que razon. Y que era… Mi ocupacion flotaba en los margenes de mi memoria. --No puedo recordar… mucho --dije. Marcial se levanto y arrastro su asiento mas cerca de la cama. --Me llamo Marcial --dijo--. Soy tu hermanastro. --Lo se. Recuerdo haber visto tu foto la semana pasada. Creo que fue la semana pasada, en Nueva York. --?Cuando fue eso? ?Que dia? --El 7 de enero. --!Mierda! --exclamo. --?Que? --pregunte, mi estomago se apreto ante la expresion que cruzaba por su cara. --Es 24 de julio. Me quede boquiabierta al igual que el. Eso no era posible. Habia perdido… ?que, mas de seis meses? No habia nada mas en mi memoria que eso. Intente recordar, busque respuestas sobre mi, sobre quien era yo, pero no habia nada. Mi madre, mi infancia, un flash de conocer a su marido, la foto de Marcial, y algunas conversaciones con cierta gente. Mucha gente, a la que ahora no recordaba quienes eran. --Oh, Dios --murmure--. Oh, Dios mio, esto es muy malo --Me agarre la frente--. ?Como llegue aqui? Tienes que decirme como… --Espera un momento --dijo Marcial y levanto una mano--. No te ves bien. Dejame conseguirte una enfermera. Se levanto y busco el timbre que estaba junto a mi cama, pero le agarre la mano y la aprete con fuerza. --Por favor. Por favor, antes de que hagas algo, dime que esta pasando --Mi voz se quebro un poco. No iba a llorar delante de este tipo, mi hermanastro o lo que sea. Marcial miro hacia el punto de contacto entre nosotros y luego hacia mi cara, y no pude evitar sonrojarme, a pesar del miedo que me invadia, a pesar de todo. Esos ojos eran… como estanques de fuego azul, y yo estaba atrapada en ellos. ?Que demonios pasa contigo? Ni siquiera puedes recordar. --Muy bien --dijo, liberando su mano de la mia, dejando el cosquilleo de su tacto en mis dedos. Era grande, calido, muy reconfortante--. Pero esto podria ser un shock para ti, y no quiero asustarte. --Solo dime. Por favor. Me senti tentada a tomar su mano de nuevo, pero me obligue a no hacerlo. ?Que tan patetico seria eso? Tocando a un tipo que apenas conocia, rogando por apoyo. Esa no era yo. ?O si lo era? No, definitivamente no. Mi instinto me decia que yo no era el tipo de chica que me restregaba y lloraba. --Venia a ver a mi padre y a conocer a tu madre y a ti este fin de semana. Por cierto, nunca nos habiamos visto antes. --Continua --dije, esperando a que siguiera. --Recibi una llamada de mi padre, y parecia asustado. Lo que es muy raro. El nunca tiene miedo, nunca. No podia confirmarlo. Lo recordaba vagamente en su mejor momento. Sr. Stone. Si, ese era su nombre. Dios, ?que esta pasando? --Fui a la casa de Nantucket, y estaba en llamas. Tu estabas adentro inconsciente, yo te encontre. No me ofrecio mas informacion, solo me miraba con sus ojos inquietos que se movian de un lado a otro en sus orbitas. Intente procesarlo todo, rapido. Nantucket. Fuego. Me encontro adentro. --?Me salvaste? --Si quieres llamarlo asi --contesto con firmeza. --?Y mama? ?Y tu padre? --No se donde estan. No estaban en la casa. Simplemente… se han ido. --Desaparecieron --Me eche hacia atras contra las almohadas, con la boca seca y el dolor de cabeza enfurecido--. Espera, ?acabas de decir Nantucket? ?Nantucket, Massachusetts? --Correcto. Pero lo ultimo que recordaba era Manhattan. Especificamente el apartamento de mi madre en Manhattan. El que compre para ella. Me puse a indagar en ese pensamiento, pero no habia mas informacion que recoger. Ni siquiera era un recuerdo. Era como si… solo lo supiera. Entonces, ?como diablos termine en Massachusetts? --Creo que voy a vomitar --murmure, y lo decia en serio. --Espera, buscare al medico. Cerre los ojos y me disolvi en el torbellino negro, mis entranas se tambaleaban con cada giro de la oscuridad. Agarre las sabanas con los punos, respire profundo y abri los ojos, pero los giros seguian. La habitacion estaba vacia ahora. Marcial habia desaparecido, y yo estaba sola. ?Como sabes que estuvo aqui? ?Como sabes que todo esto es real? La puerta de la habitacion se abrio hacia adentro, y entro un tipo con una bata blanca, Marcial casi le pisaba los talones. --No se siente bien --dijo--. Y no puede recordar mucho. El medico levanto sus cejas tupidas y oscuras, y giro su cabeza para verme mejor, gracias al vertigo que me inmovilizaba en la almohada. Camino hacia adelante, sonriendome calurosamente y luego levanto una banda de presion arterial de una mesa cerca de mi cama. --Hola, Srta. Cullen --dijo, y suavemente tomo mi brazo derecho--. ?Como estas hoy? --Acaba de decirte como estoy --conteste yo, poniendo una mueca de dolor--. ?Quien es usted?--Soy el Doctor Khatri, y voy a tomarte la presion mientras hablamos. ?Te parece bien? --Si. ?Que me pasa? --Sufrio una lesion en la parte posterior de su cabeza, cerca de la base --dijo, mientras fijaba la banda de presion sobre mi brazo--. Y ha estado inconsciente durante dos dias. --!Dos dias! --chille. Aunque me importo poco, porque no podia recordar nada de los ultimos seis meses. --Correcto. Hemos comprobado que tiene una conmocion cerebral, pero la buena noticia es que no hay liquido en el cerebro, gracias a Dios. --Eso es bueno --De repente mi vision se arremolino--. No puedo ver bien. La habitacion esta dando vueltas. --Mmm, tu presion sanguinea esta un poco baja --dijo el medico, mientras la maquina sonaba. Se acerco y presiono el timbre que notificaria a algunas de las enfermeras. El doctor Khatri saco un boligrafo del bolsillo superior de su bata blanca y lo sostuvo frente a mi--. ?Puede seguir esto con los ojos, por favor, Srta. Cullen? Hice lo que me pidio, apretando los dientes ante las nauseas resultantes. --Me duele la cabeza --dije. --Escucha, ?que demonios esta pasando aqui? --pregunto Marcial, detras del doctor--. Claramente se siente mal. Ayudala. --Me temo que se necesita algo mas que la orden, Sr. Stone. --Entonces, ?que se necesita? ?Quieres dinero? Las palabras de Marcial salieron renidas, y su mirada estaba fija en mi, mas que en el doctor. Esas brillantes piscinas azules contenian un tipo diferente de calor ahora, uno impulsado por la preocupacion. --Esto es un hospital, Sr. Stone. No aceptamos sobornos para tratar a nuestros pacientes. Una enfermera irrumpio en la habitacion y una rafaga de actividad estallo a mi alrededor. Todo fue vertiginoso, la gente me hablaba, se inclinaba sobre mi, tomaba medidas y cambiaba las gotas. Mis ojos se cerraban y volvian a abrirse. --?Srta. Cullen? --La voz del doctor me trajo de vuelta al presente. La habitacion estaba vacia ahora, y el remolino se habia detenido. --?Donde esta Marcial? --pregunte. --Estoy justo aqui.
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La trayectoria de los aviones en el aire de Constanza Ternicier
https://gigalibros.com/la-trayectoria-de-los-aviones-en-el-aire.htmlEl principio de incertidumbre envuelve el colaps fisico de la estudiante chilena Amaya Tripe, becada por su gobierno en Barcelona y de fin de semana en Londres. “A pesar de que estabas en una ciudad mas bien grisacea, la luz del sol estaba enceguecedoramente brillante. Entreabriste los ojos y, pese a la dificultad, te diste vuelta hacia el otro lado. Ahi estaban las ultimas personas con quienes creias que te ibas a encotrar: padre y madre.” La cama del hospital es el origen de un viaje que se dispara en amores, la trayectoria de los aviones al otro lado de la ventana y, sobre todo, las causas del colapso. Los ojos azules de los medicos londinenses le provocan un ardor irrefrenable, y ese ardor, cada vez que lo siente, es una sacudida en la memoria y a sus esperanzas de libertad adulta.
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Breve Historia de la Quimica de Isaac Asimov
https://gigalibros.com/breve-historia-de-la-quimica.htmlLa concision, amenidad y eficacia didactica caracteristicas de Isaac Asimov hacen de esta Breve historia de la quimica un instrumento inmejorable para todo aquel que este interesado en aproximarse a esta ciencia.
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Cinco para una (Volumen independiente), Kayla Leiz de Kayla Leiz
https://gigalibros.com/cinco-para-una-volumen-independiente-kayla-leiz.html -
El secreto de Gadiro (Kepler 3) de B. E. Raya
https://gigalibros.com/el-secreto-de-gadiro-kepler-3.htmlA Gadiro siempre le ha gustado la adrenalina y los retos, siempre tuvo inquietudes por vivir lo que estaba fuera de los estandares de lo que se esperaba de el por ser hijo del rey. Desafeaba a su padre, aunque el jamas se entero, nunca tuvo tanta valentia para hacerlo cara a cara. Tal vez no era tan valiente despues de todo, y no fue consciente de ello hasta que se dio cuenta de sus propios errores, habia ocultado parte de su vida de sus hermanos, de sus padres, de su pueblo por peticion de una persona, y Gadiro penso que le importaba, que no significaba nada mas que una pura aventura. Que equivocado habia estado. Nunca antes le importo ser un sucio secreto para su amante. Pero ahora que veia la felicidad de su hermano mayor al lado de su consorte, de su hermanita con sus dos companeros, Gadiro se dio cuenta que el deseaba lo mismo para el. Deseaba mucho mas que simplemente sexo. Y era triste darse cuenta que Adelphos no podia darle mas que eso.
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Estoy Harta de Ligar en Internet de Joanna Ferrero Socias
https://gigalibros.com/estoy-harta-de-ligar-en-internet.html?Ya has tenido algunas citas por Internet y el resultado ha sido decepcionante?
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MALDITAS de A. Hattaway
https://gigalibros.com/malditas.htmlAlba sufre parasomnias, terrores nocturnos que la llevan a deambular por la calles de Barcelona hasta despertarse frente al cadaver de una joven, en unos de los lugares mas misticos de la ciudad.
Un asesinato ritualizado y la aparicion de un antiguo manuscrito haran que la policia tenga que abandonar cualquier metodo convencional y usar tecnicas menos ortodoxas para descubrir al asesino y todos los misterios que se van abriendo.
Quien mato a Ana Garcia y por que Alba la encuentra en su primera noche en una ciudad a la que acaba de llegar, no seran las unicas incognitas a desvelar en un Thriller psicologico impredecible de perdida y supervivencia que celebra la inquebrantable fuerza del destino a tres tiempos. -
Y libranos del mal de Marcos Nieto Pallares
https://gigalibros.com/y-libranos-del-mal.htmlLa mala suerte parecia cosa del pasado. Tras el divorcio, la relacion con Nicholas, su hijo, no podia ser mejor, y, para su regocijo, acababa de conseguir una cita con la panadera mas bella de Bridgeport. Pero el exorcismo a una monja en los anos setenta desencadenara el horror en la vida de Maylan. Durante la restauracion de una vieja rectoria, hallara un objeto oculto durante decadas.
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A La Sombra Del Ombu, Santa Montefiore de Santa Montefiore
https://gigalibros.com/a-la-sombra-del-ombu-santa-montefiore.html -
La semilla (Los casos de la agente Utrilla 1) de Luis M. Nunez
https://gigalibros.com/la-semilla-los-casos-de-la-agente-utrilla-1.htmlLa agente de policia Lucia Utrilla esta a punto de descubrir que el ultimo caso de asesinato que se le ha asignado esconde una realidad mucho mas siniestra y oscura de lo que parece a simple vista.
En su investigacion, topara con aliados y enemigos capaces de dominar fuerzas mas alla del entendimiento humano y comprobara que existe un mundo de locura y horror escondido tras el nuestro, viendose implicada de manera personal y peligrosa en las conspiraciones de una criatura blasfema y poderosa.
Su vida, su familia y su cordura dependeran de lo acertado de sus decidiones frente a un enemigo implacable.
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El mundo de Lisa de Zeneida Miranda
https://gigalibros.com/el-mundo-de-lisa.htmlPodria comenzar diciendo que. !todas mis amigas estan como cabras! Hala, asi de contundente. Las adoro, si, pero estan locas. Y este libro es un buen ejemplo de ello. ?Quien soy yo? Soy Lisa y era una chica normal, anonima y aburrida hasta que una de mis amigas me reto a que escribiera una historia de Sexo en Nueva York pero con nosotras. ?Acaso tengo yo pinta de Carrie Bradshaw? !Si soy mas alta! Pero, ?sabeis que? !Que lo hice!
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Antipodas de Grace Lloper
https://gigalibros.com/antipodas.htmlDichoso el que resiste la tentacion porque, al salir aprobado, recibira la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. |Santiago 1:12|
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El Libro de Toth de Juan Carlos Boiza Lopez
https://gigalibros.com/el-libro-de-toth.htmlDel Libro de Toth, la mitologia egipcia cuenta que su lectura concedia poderes inimaginables sobre el cielo, la tierra y el mar, permitia controlar personas y animales, resucitar a los difuntos e incluso daba poder para mirar al sol cara a cara.
Una serie de sucesos de caracter sobrenatural estan sacudiendo el mundo por lo que el Vaticano decide encargar a Antonio Alviero, un joven sacerdote y brillante investigador de la Iglesia Catolica, que averigue que esta ocurriendo. La investigacion concluye que un terrible poder, temido desde tiempo inmemorial por al Vaticano y conocido como "La Fuente", esta despertando. El padre Elias, un oscuro sacerdote venerado y temido a partes iguales en la Iglesia, por ser el responsable del Circulo Octogonus, una organizacion secreta bajo el mando directo del Santo Padre, sera el encargado de buscar "La Fuente" y neutralizarla con la ayuda del padre Alviero. -
Sola en Oriente Medio de Maria Guadalupe Gomez Patino
https://gigalibros.com/sola-en-oriente-medio.html -
Atraccion legal de Lisa Childs
https://gigalibros.com/atraccion-legal.htmlRonan Hall, un abogado de divorcios increiblemente atractivo, arruino la reputacion de Muriel Sanz para conseguir un acuerdo mas sustancioso para su ex. Ella, en venganza, quiso destruir su carrera. Tendrian que haberse odiado, pero no podian dejar de tocarse ni de besarse. Si no se destrozaban en los tribunales, era posible que lo hicieran en el dormitorio.
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Trilogia Mas alla de la razon de Antoni Scaluggia
https://gigalibros.com/trilogia-mas-alla-de-la-razon.html* Sinopsis El caso Alamo: Fran Velasco es un joven malagueno rico e inmaduro que trabaja como detective privado. Lleva la vida que siempre deseo, pero su suerte cambiara cuando es contratado por un prestigioso hombre de negocios para que investigue los ultimos dias de su socio, Rafael Alamo, justo antes de que contrajera una terrible enfermedad que los medicos no saben diagnosticar.
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Seguiremos viviendo de Elisabet Pedrosa I Domenech
https://gigalibros.com/seguiremos-viviendo.htmlVete, Gina, no tengas miedo, te queremos. Te damos las gracias por todo lo que nos has dado y hemos aprendido. Has sido inspiracion y maestra. Gina, bonita, perdoname si alguna vez no he estado a la altura de la situacion. Y perdona a aquellos que no te han descubierto debido al miedo a la diferencia, a la enfermedad o al dolor. Tu me has ensenado a no tener miedo, a entender lo importante en la vida: el amor con mayusculas. Vete, Gina, no tengas miedo, ?no ves la luz de las almas? Seras libre de este cuerpo tan bonito que te ha encarcelado. Canta, baila, salta, juega, porque por fin seras libre para hacerlo. No tengas miedo, alli encontraras a gente buena que te espera y te quiere. Ya te puedo imaginar con tu carcajada sonora haciendoles felices. Vete, guapa; ve, hija, seguiremos adelante, te lo prometo; honraremos tu memoria. Nos dejas un legado inmortal de once anos de vida. Vete, muneca dulce, ve, Gina, no tengas miedo. Yo ya no tengo miedo y te puedo acompanar y mirar a la muerte de cara y aceptarla como una celebracion de la vida. !Gracias! Esto tambien te lo debo a ti. Sueltate, bonita, yo te acompanare, ahora ya puedo… Gracias por todas las personas de corazon generoso a quien nos has acercado. Ya queda menos, hija, no sufras, no sufras mas. Estamos a tu lado, estaremos siempre. Tu estaras en nuestro corazon, en mis manos, con tu perfume de muneca de porcelana. Tus hermanos te abrazan, te dicen adios. Tambien lo saben hacer. Desfilan familia y amigos de corazon y te dicen adios; como el abuelo, que te queria curar -- pues eras su primera nieta-- y ha tenido que aceptar que te morias. Y tu dudas si irte o no, porque tambien ha sido bonita la vida, y cada minuto de tu vida ha valido la pena, hasta el ultimo. Pero ya no te queda energia, lo se, hija, lo se, y lo siento en el alma. Esta vez no te puedo pedir que te quedes, no lo puedo hacer. Tengo que dejarte marchar. Prometi un dia --hace ya tiempo-- que respetaria tu decision y que no te impondria una vida sin sentido ni conciencia. Y ahora, por fin, puedo cumplir mi promesa. Ve, Gina. Adios. Plegaria en la muerte de Gina. 18 de enero de 2014. Tanatorio Les Corts, Barcelona. Introduccion 18 de enero de 2014. Hacia dos dias que habia muerto nuestra hija Gina, de once anos, y estabamos a primera hora de la manana al lado de su feretro, de cuerpo presente, en el tanatorio Les Corts de Barcelona. Entonces llego Sergi, el medico de paliativos, para darnos el pesame. Gina entro en paliativos en mayo de 2013. Cuando el medico se fue ya tenia muy clara la idea de escribir. Inspirada por la larga fila de gente que se acerco para acompanarnos, y despues de escuchar muchas historias de muerte y de vida, me di cuenta de que debia compartir alguna cosa con relacion a lo que habiamos vivido. Tanto dolor y sufrimiento a causa de una larga, cruel e invalidante enfermedad, y tantas perdidas constantes tenian que tener algun sentido. Y a medida que pasaban las horas crecia con fuerza en mi cabeza un proyecto que iba tomando forma de libro y que se llenaba de significado, y que ha culminado en el que teneis en las manos. Este texto nace de la desesperacion de una madre a quien se le ha muerto una hija, de la necesidad de explicar y compartir. Soy madre de dos hijos mas, Pol y Jan, y estoy casada con un indio catalan (mediador y emprendedor); soy guionista de profesion y escribo libros, pero solo cuando me suceden cosas, y esta era muy excepcional. La perdida de un hijo o una hija nos situa en el peor de los escenarios; no obstante, si aprovechamos esta crisis para indagar en nosotros mismos, resulta tremendamente reveladora. Este libro ha sido cien por cien terapeutico, y me gustaria que tambien lo fuera para vosotros: tanto si estais pasando por un proceso de duelo, como para cuando os encontreis en esta situacion, o simplemente para girar vuestra vida del reves -- zarandearla-- y darle una nueva dimension. Todos tenemos perdidas, grandes y pequenas. Estamos todos en el mismo barco y, por el camino, inevitablemente, vamos sufriendo perdidas personales, emocionales y materiales, y un dia tambien perderemos lo que consideramos mas fundamental, nuestra vida. Moriremos, y mas nos vale ir aprendiendo. Este no es un libro politicamente correcto, pues lo que sentimos no siempre es agradable de escuchar. Es un libro que habla de la muerte pura y dura, sin eufemismos y mirandola a la cara con aceptacion y naturalidad. La proximidad de la muerte transmite una lucidez que, sin duda, nos puede ayudar a vivir con mas conciencia. Despues de la muerte de Gina he entendido que no debemos temer a la muerte, porque esta no borra, solo transforma. No se trata de un punto final, solo es un punto y aparte en el que cada cual descubre en que lugar coloca a sus difuntos mas queridos, pues estan ahi y seguiran estando ahi de otra manera, en el mundo sin formas. Este viaje de dolor y perdida empezo con el diagnostico de la enfermedad de Gina cuando solo tenia un ano de vida. Y despues hemos asistido a la perdida progresiva de sus capacidades hasta el dia de su muerte. Os aseguro que ha sido una autentica crueldad. Asi pues, fuimos familiarizandonos con la perdida con los anos. Sus fuertes crisis eran anuncios aterradores de que un dia la vida de Gina se podia acabar. Gracias a los anos de psicoanalisis pude empezar a hablar de la posibilidad de que se muriera, aunque con solo imaginarlo podia sentir que enloquecia de dolor. El disparo de salida fue cuando hicieron entrar a mi hija en el programa de paliativos. A pesar de que entrar en paliativos no es una sentencia de muerte --de hecho nosotros estabamos convencidos de que le quedaban unos cuantos anos mas de vida--, al cabo de nueve meses Gina se moria. Seguramente, la intuicion, nuestro sexto sentido, ya lo sabia. Nuestra fortuna fue que llegamos al final de la vida de Gina con el privilegio de habernos podido despedir de ella y de haber podido celebrar cada instante a su lado como si fuera el ultimo. Cada muerte es una historia, y cada duelo tambien; no pretendo dar lecciones de como se tiene que llevar, se hace como se puede. Se necesitan herramientas, ayuda, carino, coraje. Espero que nuestro testimonio sea inspirador, util y balsamico, aunque para conseguirlo hay que estar dispuesto a cruzar la puerta del dolor. Pero es que sin dolor ni sin final tampoco hay vida autentica. Ahora ya no tengo ninguna duda de que la muerte nos puede hacer mas sabios. La voluntad de este libro no es herir sensibilidades. Si lo hace, perdonadme. Estoy convencida de que todas las personas que teneis a Gina en el corazon (padres, abuelos, hermanos, tios, primos, amigos o conocidos) expresais el amor que sentis por ella y la recordais, a vuestra manera; yo lo he hecho con este libro. Es la narracion en primera persona del amor profundo entre una madre y una hija a traves del dialogo intimo, en el imprescindible ejercicio de evocar. Pero teneis que saber que nunca estuve sola en este periplo. Lo que teneis en las manos es tambien el relato de una familia que ha asistido en directo a la muerte de una nina a traves de los anos, los meses, las semanas, los dias, los minutos y los segundos. Tras ella nos encontramos en el dia siguiente de la muerte, que es mas insoportable todavia, y que nos llevo por una montana rusa de recuerdos y sentimientos dolorosos en la que, cuando creiamos que nos recuperabamos, volviamos a caer. Asi es el duelo, imprevisible y tortuoso; sin embargo, se tiene que transitar. Sobre todo, los primeros dias sin nuestra hija Gina fueron tremendamente desoladores. Despues de tantos anos de luchar por su vida y que todo girara a su alrededor, estabamos perdidos. En mi caso, me di cuenta de que, o bien me ponia a escribir, o bien me moriria de tristeza o enloqueceria. Y escribi, tal y como ya lo habia hecho en otras ocasiones, para procesar, para digerir, para expulsar. El objetivo era explicar la muerte de Gina, pero entonces entendimos que no era solo de muerte de lo que necesitabamos hablar, sino tambien de las vivencias enriquecedoras y dolorosas de los ultimos anos al lado de nuestra hija. Por esta razon, la narracion del libro no es lineal: es un ir y volver del presente al pasado, con un retorno continuo al escenario del sofa del comedor de nuestra casa donde nos despedimos de Gina. Siento que este libro es la tercera parte de una trilogia que la vida misma ha creado. La primera parte fue Criaturas de otro planeta, la presentacion en sociedad de Gina y de su enfermedad, y que sirvio para dar a conocer el sindrome de Rett y para recoger bastante dinero -- gracias en buena parte a Dolors, la abuela de Gina, y al periodista Marc Serena-- para empezar y dar continuidad a la investigacion. La segunda parte fue El meu amor sikh, en el que contaba en forma novelada como se transformaron nuestras vidas con la aparicion del amor con mayusculas, Kewal, que ha hecho de padre de Pol y de Gina; el nacimiento de mi tercer hijo, Jan, y la terrible evolucion de la enfermedad de Gina. Y ahora desgraciadamente ha llegado la tercera parte, Gina, la muerte y la despedida de nuestra hija. Es una trilogia que habla de la vida tal cual es --sin disfrazarla-- y del deseo de vivirla a pesar de las peores circunstancias, porque podemos aprender a ser resilientes, superar las crisis y salir reforzados de ellas.
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Seduciendo a la chica de Sophie Kiss
https://gigalibros.com/seduciendo-a-la-chica.htmlLas maravillas del internet y el destino han juntado a esta pareja que viviran una intensa aventura con un final feliz.
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Donde habita el miedo de Maite R. Ochotorena
https://gigalibros.com/donde-habita-el-miedo.htmlPara los amantes del terror y el suspense, <
> ha sido una sorpresa, original, impactante, dura. -
Romance en la oficina de Nina Klein
https://gigalibros.com/romance-en-la-oficina.htmlNo tener pareja el dia de San Valentin no era gran cosa, o al menos eso pensaba Maya.
Peor que estar sola era tener que ir a una fiesta de San Valentin en la oficina. la idea mas horrible que se le habia ocurrido nunca a nadie.
Pero todavia peor que eso era emborracharse con vino barato, tropezarse con el dueno de la empresa y dar la peor primera impresion que una podia dar.
?O no?
Todo lo que pasa en una fiesta de la oficina, se queda en la oficina.
O eso esperaba. -
Placeres Prohibidos (Destruccion 1) de Grislanddy L. Hernandez
https://gigalibros.com/placeres-prohibidos-destruccion-1.htmlSolo algo en comun. Impulsos.
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Una noche con ella, Anabella Franco de Anabella Franco
https://gigalibros.com/una-noche-con-ella-anabella-franco.htmlHelena es el deseo de muchos, pero no puede desear ni sentir. El pasado ensombrece su alma: si hay una vida feliz parece solo reservada a los demas. Solo un angel negro, un alma oscura como la suya, podra adentrarse en su conciencia y despertar en ella sus fantasias mas ocultas.
Mariano, un hombre solitario y sin afectos, encuentra en Helena a su reflejo. Y lo que comenzo como un juego de seduccion y negocios, les planteara un desafio: ?podran dominar los sentimientos o terminaran por quebrar las reglas? ?Aprendera Helena que existe el placer y Mariano, que no es tarde para amar?
Anabella Franco, autora de “Nada mas que una noche”, nos abre una puerta en esta vibrante novela erotica a la intimidad de conocidos y nuevos personajes. Como en una inmensa marea, los lectores -igual que los personajes de esta novela- se dejaran llevar en un viaje de luz y oscuridad, de deseo y pasion.
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El aguijon de Silvia Soler
https://gigalibros.com/el-aguijon.htmlLos Sureda-Faura son una familia formada por tres hermanos, Laura, Ignasi y Judit, y sus padres Helena y Sebastian. La familia vive en el pueblo, en la casa familiar de veraneo de los abuelos Faura. Sebastian es un reconocido dramaturgo que siempre ha antepuesto su carrera a su familia, incluso en los anos clave de la
infancia de sus hijos, que lo necesitaron mas que nunca despues de la tragica e inesperada muerte de Helena por una picada de abeja.
Pasan los anos, Sebastian muere y los tres hermanos se reunen. Hay que pensar que hacer con la casa familiar. La muerte del padre coincide con un momento en la vida de los tres hermanos que los lleva a decidir instalarse todos en la casa. Ignasi se ocupara de la reforma para poder venderla mejor, y mientras tanto Laura decide poner orden a la biblioteca familiar.