• un viaje entre dos luces - Nick Alexander

    https://gigalibros.com/un-viaje-entre-dos-luces.html

    Una madre, una hija, una isla, un secreto.

  • Un viaje entre dos luces Versión Kindle - Libros - Amazon.es

    https://www.amazon.es/viaje-entre-dos-luces-ebook/dp/B07V7QJ3V9

    Un viaje entre dos luces eBook : Alexander, Nick, Falcó Miramontes, Roberto: Amazon.es: Libros. ... Mirar en el interior de este libro. Un viaje entre dos ...

  • Un viaje entre dos luces Tapa blanda - Libros - Amazon.es

    https://www.amazon.es/viaje-entre-dos-luces/dp/2919804294

    Es un libro tierno y precioso!! Lo bajé en el kindle!! Me ha gustado tanto, por la historia tan humana y escrita con tanta dulzura, que lo he comprado!! Además ...

  • UN VIAJE ENTRE DOS LUCES - NICK ALEXANDER | Alibrate

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  • UN VIAJE ENTRE DOS LUCES de Nick Alexander

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    UN VIAJE ENTRE DOS LUCES de Nick Alexander es un libro que cuenta la historia de madre e hija, quienes realizan un viaje que las une profundamente...

  • Un viaje entre dos luces - Nick Alexander - Debeleer.com

    https://www.debeleer.com/un-viaje-entre-dos-luces-nick-alexander/

    Se mira fijamente los dedos de los pies. Tiene las piernas extendidas sobre el azul reluciente de la piscina y se sorprende al ver el esmalte de uñas verde ...

  • Abril Camino's review of Un viaje entre dos luces - Goodreads

    https://www.goodreads.com/review/show/3125985732

    8 ene 2020 — Me ha ocurrido con este libro lo mismo que con todos los demás de Nick Alexander. Que tienen cosas que no acaban de gustarme (en este caso, ...

  • Un Viaje Entre Dos Luces : Nick Alexander | Envío gratis

    https://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-831950671-un-viaje-entre-dos-luces-nick-alexander-_JM

    Título del libro, Un viaje entre dos luces : Nick Alexander. Autor, Roberto Falco Miramontes. Idioma, Spanish. Editorial del libro, Amazon Publishing.

  • Escritores de los que me leería hasta la lista de la compra (VII)

    https://www.abrilcamino.com/2020/01/nick-alexander-autores-favoritos.html

    16 ene 2020 — Un viaje entre dos luces es la última novela publicada del autor, ... y no pueda soltar el libro hasta que llego a la palabra «Fin».

  • Cosas que nunca dijimos de Nick Alexander

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    Todo el amor que ella le dio, todos los secretos que no le conto

  • El temor de un hombre sabio (Cronica del asesino de reyes 2) de Patrick Rothfuss

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    Llega El temor de un hombre sabio, la esperada continuacion de la historia de Kvothe y El nombre del viento.

  • La tumba de Eva Goth de David Orange S

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    Billy, Hunter y Jules han crecido escuchando la terrorifica leyenda de que a Eva Goth, una joven de su barrio, la enterraron con vida cuando tan solo tenia dieciseis anos, precisamente los mismos anos que ellos tienen ahora. Cuentan, ademas, que se llevo con ella un gran secreto a la tumba y que ese secreto, tal vez, podria conducir hasta el mas grande de los tesoros.

  • La historia de Elizabeth Cromwell y Edric Rouhtown de Carlos Salas

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    Elizabeth Cromwell, regresaba a Londres luego de unos largos cinco anos de vivir en escocia con su tios, encontrandose con un pequeno accidente en el camino, el cual la llevo a saber a traves del tiempo, que no todo en su libros era mentira como solia decirle su madre.
    Edric Rouhtown maldecia el clima y los malos estados de los caminos, lo unico que el deseaba era llegar a la casa de su hermana a tiempo para el nacimiento de su sobrino, sin saber que aquella joven dama que lo ayudaria, en realidad seria su destino eterno.

  • Amores que dejan Marcas de Ruth Lefin

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    Dia a dia, nos encontramos con enunciados en los medios, como: “Mujer fue asesinada por su esposo”, “Nuevo femicidio en la capital”, “Mujer es torturada y corre riesgo vital.

  • Torbellino de Joan A.

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    --!Punto de ajuste! --Llamo, incapaz de mantener el regocijo infantil de mi voz. Martin me mira con el ceno fruncido a traves de las gotas de sudor en su frente y hace rebotar la pelota de tenis con rabia. --!Falta! --Me rio, mientras el siguiente saque de Martin se estrella en la red entre nosotros. Su ceno fruncido se profundiza. Despues del inevitable punto final, cruzo la cancha y lo abrazo, nuestras camisetas manchadas de sudor pegadas en el calor de Nevada. --Definitivamente eres mejor abogado que un jugador de tenis --le sonrio. Martin y yo hemos sido amigos desde que tengo memoria. Fuimos juntos a la escuela y nos hemos mantenido unidos, una de las pocas personas de verdad en las que pude confiar despues de que empece a ganar dinero de verdad. Otras personas han ido y venido en mi vida, pero Martin ha permanecido constante. Poco mas de 30 anos, una vida de cenas corporativas y borracheras con los clientes se esta empezando a notar en el. Su cuello se ha vuelto mas grueso y rojo, y el estomago, que antes era plano, ahora esta cubierto con una capa cada vez mayor de grasa de confort. A pesar de ello, sigue teniendo su aspecto juvenil, y el tono gris de las sienes le ofrece un aire mas distinguido que le sirve bien. Su molestia por haber sido demolido profundamente se calma rapidamente, mientras me mira de arriba a abajo. --Esta bien para ti --refunfuna--. Sigues teniendo el mismo cuerpo flaco que tenias cuando eras un adolescente. Me rio. La verdad es que me dirigia igual que Martin hace unos anos. Feliz en una relacion segura y comoda y disfrutando de los frutos de la empresa de diseno de juegos que estableci a los 20 anos. Luego, cuando Laurie… se fue, las cosas cambiaron. Me uni al gimnasio, empece a ver a un entrenador personal 3 veces a la semana, y el hambre por los negocios volvio. Todo para mejor, me digo a mi misma. Aplaudo a Martin en el hombro. --Bueno, no todos los dias puedes comprar tu propio hotel en Las Vegas --digo alegremente --. Hemos probado las instalaciones, !creo que es hora de probar el bar! Martin se rie, toda la mala voluntad del partido de tenis se evaporo. --Cuidado --dice, dandose palmaditas en las tripas--. Terminaras como yo si no tienes cuidado. --?Que? --Digo, mientras nos dirigimos a los vestuarios--. ?Dos veces divorciado y feliz? --!Veamos si podemos encontrar un candidato para el divorcio numero 3! ***** El pelo todavia humedo del spa del hotel; tomo el ascensor con Martin hasta nuestras suites. Un golpe fuerte indica una parada en el vestibulo en el camino. Apenas son las 5 de la tarde, y el trafico peatonal es bastante ligero, pero cuando las puertas se abren, dos chicas entran en la cabina del ascensor con nosotros. Ambas estan bronceadas y son delgadas, y llevan su buena apariencia con ligereza. Evidentemente, acaban de llegar de la piscina, con el pelo brillante por el agua. Siento que Martin se mueve a mi lado y sonrio cuando levanta una ceja. La mas baja de las dos chicas, con un corte de pelo castano ondulado y piel bronceada, mira por encima del hombro y nos sonrie coquetamente. Le devuelvo la sonrisa y siento que Martin hace lo mismo. La otra chica tiene el pelo corto, recortado, casi como el de un chico, pero lo lleva con una confianza tranquila. Su piel es mas oscura que la de la otra chica, como la teca bordeada de miel, y la camisa blanca suelta que lleva atenua las lineas flexibles de su tonificado fisico. Cuando las puertas del ascensor se cierran, me atrapa mirando el reflejo del metal y sonrie suavemente. Nuestros ojos se encuentran por un instante, y yo soy el primero en dejar caer mi mirada. Las chicas salen en el noveno piso, y ambas sonreimos de nuevo mientras la chica mas baja dice un rapido ‘adios’. --?Numero 3? --Martin me susurra, mientras las puertas se cierran una vez mas. ***** El Bell tower Grand Hotel and Casino, domina el borde sudeste de la franja de Las Vegas. Desde la suite del atico, puedo disfrutar de las vistas panoramicas en 3D del horizonte de la ciudad. Al oeste, la ciudad brilla en toda su extravagancia de neon. Al este, la vista montanosa del Parque Nacional de Red Rock Canyon se puede ver simplemente, tenida de rojo y negro en la luz que se desvanece con la puesta de sol. Prefiero la vista desde este lado del hotel. A la mayoria de los clientes les gustaria ver el brillo y la chispa de los casinos y los fuegos artificiales, pero a mi siempre me ha gustado la tranquila soledad de las montanas. Las farolas de abajo todavia brillan, pero parecen transitorias y efimeras en relacion con la solida tranquilidad de esos distantes picos. Suspiro. Habia sido mi idea beber en el bar con Martin, pero ahora, de vuelta en la oscura habitacion del hotel, miro por las ventanas y puedo sentir la emocion del trato, y el zumbido del alcohol, evaporandose. Cuando los inversores se me acercaron inicialmente con la idea de comprar un hotel, me rei. Soy un disenador de juegos, y uno de exito, pero ?que sabia yo de hoteles? Sin embargo, como Martin sigue diciendome, parece que tengo el don de convertir todo lo que toco en oro. Empece con un par de boutiques en Kensington y Chelsea, y luego, 2 anos despues, a la madura edad de 31 anos, me encuentro como propietario de esta monstruosa empresa. Mientras las maquinas tragamonedas hacen ruido y zumbido a 30 pisos debajo de mi, casi puedo sentir el exito que irradia el lugar. Una pena que no se pueda decir lo mismo de mis relaciones. Como el Rey Midas antes que yo, me pregunto si estoy maldito. He dejado a Martin hundiendo cocteles en el bar y me he escabullido de nuevo arriba. Me digo a mi misma que fue por el vuelo de las 7 de la manana que tengo manana, pero en realidad solo queria escapar. Tengo ganas de hibernar, como un oso olfateando el invierno. Miro la brillante pantalla del reloj del hotel y veo que acaban de dar las 10 de la noche. Siempre he sido una lechuza nocturna, pero el zumbido del dia ha dejado un hueco, que espero en vano que el sueno pueda llenar. Me encogi de hombros ante la camisa y el traje confeccionados y los deje caer al suelo sin ceremonia alguna. Mientras me deslizo entre las crujientes sabanas blancas, cierro los ojos y escucho el debil zumbido del aire acondicionado, imaginando que puedo oir los sonidos de juerga y risas a nivel del suelo. La gente estara o bien montando la emocion del juego o bien revolcandose en la desesperacion de los suenos destrozados. La casa siempre gana, y ahora yo soy la casa. Extranamente no encuentro este pensamiento muy reconfortante. --?Crees que puede oirme? --?Crees que es un el? La sonrisa de Laurie ilumina su rostro. Siempre ha tenido un conjunto bastante duro en sus rasgos, una cualidad reservada que la hace parecer distante hasta que la conoces. Luego, cuando sonrie, parece una adolescente, llena de travesuras y asombro. --Claro, un verdadero nino de mama. Mi cabeza descansa en el estomago de Laurie, mis ojos miran fijamente a los suyos. --Asi que --repito--. ?Crees que puede entender a su padre? Su mirada se aleja. --El doctor dijo que el o ella --dice ella de forma puntual--, puede empezar a oir a las 18 semanas. Acaricio mi mano suavemente a traves de su barriga. --Ya sea un el o una ella, van a ser increibles --digo--. Igual que su mama. Un fuerte golpeteo me despierta de sobresalto. Entrecierro los ojos al reloj. A medianoche. --!Alex-an-der! --dice una voz a traves del estruendo. Gimoteo. --!Tenemos un vuelo manana! --Le grito a la puerta cerrada. La verdad es que me siento un poco desorientado. El sueno de Laurie parece aferrarse a mi como el humo. --!Alex, vamos! Abre. Acolche la puerta en ropa interior y la abri. Un Martin Caspers desgrenado esta de pie apoyado en el marco, una botella de champan medio borracha cuelga de una mano. Me sonrie. --?Que estabas haciendo? --pregunta, haciendome a un lado cuando entra en la habitacion. --Tenemos un vuelo a las 7 de la manana --le digo en respuesta, mientras empieza a hurgar en el mini bar. El pesca un gin-tonic premezclado y me lo da. --Vamos, tienes que jugar a ponerte al dia. --Martin --empiezo, pero su cara de fanfarron no admite discusion. Tomo el trago y lo devuelvo, el tonico efervescente y mordiente en el fondo de mi garganta. Sinceramente, agradezco su interrupcion. --Vamos --dice, tomando la botella vacia y entregandome otra--. Vamos a salir. --?Hay algo que pueda decir para convencerte de lo contrario? En respuesta me entrega mis pantalones. Linda --No se tu --dice Kristen, aplicando su brillante lapiz labial carmesi--, pero yo voy a tener sexo esta noche. Me rio. --Bueno, siempre y cuando no los traigas de vuelta aqui --digo--. Creo que puede ser un poco incomodo con tres en una cama. Hemos venido de vacaciones a Las Vegas, ya que Kristen recibio dos entradas gratis de un cliente en su estudio de moda. Ella tiene una pequena tienda con clase en el Soho, Londres, y el mes pasado literalmente se metio en mi apartamento cuando se entero de que uno de sus disenos estaba siendo seleccionado para un desfile de moda en Las Vegas. El desfile ha sido un gran exito, y estamos pasando unos dias extra para relajarnos bajo el sol del desierto. Desafortunadamente, la habitacion que nos han dado es para una pareja, pero no me importa. La cama es tres veces mas grande que la de mi pequeno apartamento en mi casa, y conozco a Kristen desde la escuela secundaria. --Dejare un sombrero en la puerta --sonrie Kristen astutamente, y me lanza el lapiz labial juguetonamente. Lo agarro habilmente y sacudo mi cabeza en un simulacro de horror. --No es mi color --digo. Kristen cruza la habitacion en su sosten y pantalones y me abraza. --!Todavia no puedo creer que uno de mis disenos estuviera en un desfile de moda americana! --dice--. Quiero decir, !Lady Gaga estuvo alli! --No creo que ni siquiera ella se ponga esto --digo, y le devuelvo el lapiz labial. --Estoy orgulloso de ti --agrego. --Gracias --ella sonrie, encogiendose de hombros en un vestido corto de lentejuelas plateadas. El color realza los reflejos de su cabello castano. --Ahora, es hora de beber. Hacemos disparos y luego salimos. La franja de Las Vegas parece invadir todas las ventanas mientras el taxi se desliza entre el trafico. Es como un asalto visual a los sentidos. Kristen resplandece como una nina pequena, todavia montando la euforia de su reciente exito. --Este lugar esta realmente sin descubrir --dice, por tercera vez. Esta un poco borracha y se le ha metido un rubor en las mejillas que la hace parecer aun mas guapa de lo normal. --Asi que, sigue diciendome --le sonrio, pero no me escucha. Sus ojos se centran en el brillante mundo exterior. Estoy realmente feliz por ella, pero una parte de mi se siente deprimida. No puedo poner el dedo en la llaga, pero todo el neon parpadeante y el glamour me hace sentir un poco vacia por dentro. --Estamos aqui --dice Kristen, literalmente aplaudiendo con emocion. El ruido y el calor nos golpea cuando salimos de la cabina. Es mas de medianoche, pero la ciudad no muestra signos de desaceleracion. Todo lo contrario, las cosas parecen estar acelerandose. El ritmo del club se escucha desde la calle. --!Vamos! --dice Kristen, agarrando mi mano mientras le pago al conductor. En el interior, la oscuridad se ilumina con la misma grandeza de neon que la franja exterior. Parece un microcosmos de Las Vegas en si, solo que sin las tragaperras. Kristen se cuela entre la multitud y nos mete en un espacio en el bar. --Crei que habias dicho que este lugar estaba sin descubrir. --Digo, mirando a la masa de gente alrededor. --?Que? --grita Kristen por el ruido. Vuelvo a sonreir y tomamos un par de copas. Nos abrimos paso hasta la pista de baile, y yo ronde por el perimetro. Me siento como un ciervo en la orilla de un lago, mirando a los depredadores. Kristen, por otro lado, es una depredadora. --Tenemos que entrar ahi --dice, senalando un area elevada marcada como ‘VIP’. Parece un punto de calma dentro de la tormenta. Glamorosas personas con ropa cara estan sentadas en profundos sofas, hablando en voz baja. Es evidente que el sonido solo debe llegar hasta aqui con los plebeyos. --Esten atentos a que alguien venga aqui abajo --me dice al oido. Su voz es humeda y gutural contra mi piel. Es como una cuerda de guitarra pulsada, zumbando y resonando. Yo bebo a sorbos mi bebida. Me siento fuera de mi alcance. No se por que exactamente. Nunca he sido del tipo timido y retraido, siempre me he sentido comodo dentro de mi propia piel, pero algo en este lugar me pone al limite. Puedo sentir el sudor picando en el borde de mi cuero cabelludo, y el calor y el ruido son opresivos. Tomo otro sorbo de mi bebida, dejando que el frio alivie mi garganta. El sabor me recuerda a cuando me colaba en los clubes en mi adolescencia, cuando salia para pasar una noche bebiendo y bailando con mis amigos, cuando les decia a nuestros padres que nos quedabamos en las casas de los demas. Creci en Londres, justo en el corazon de la ciudad. Mi madre era profesora, y me habia educado para que tuviera confianza en mi misma y me hiciera preguntas, sin dejarme nunca caer en las trampas con las que vi que muchos chicos de mi edad se veian atrapados. Nunca conoci a mi padre, pero no puedo decir que la falta fuera algo que me preocupara. Mi madre es una fuerza de la naturaleza, y ella ciertamente compenso por dos padres. --Vamos, bailemos --dice Kristen, obligandome a abandonar mi vaso. La presion de los cuerpos en la pista de baile es sofocante, pero Kristen golpea y engatusa a su pequeno marco en un hueco, y el espacio parece abrirse a su alrededor, tanto hombres como mujeres apreciando la vista. Ella se mueve seductoramente con el ritmo, y yo me uno a ella, sintiendome mas libre de lo que he sido en dias. Como un director de orquesta, parece que orquestamos a la multitud, y el DJ responde, recogiendo el ritmo y dejandonos llevar. Mi incomodidad desaparece. Capitulo Dos Alex El club es como un reflejo barato de la ciudad en las afueras. Las luces parpadeantes y la musica ensordecedora no contribuyen a aliviar la tension que siento, y la zona VIP que ha dispuesto Martin apenas es mas tranquila. Me siento a tomar una cerveza y escucho a Martin charlar con dos chicas americanas altas que estan a un trago de caerse del sofa. --Tu solo te haces el fresco y distante --dice sonriendo--, las voy a enrollar. Una carrera de charlar con los clientes le da a Martin un talento notable para sostener su bebida. Se emborrachara, ciertamente, pero solo hasta cierto punto. Parece que entonces se encuentra al borde de la embriaguez total, y a menudo es aqui donde salen a la luz algunas de sus mejores cualidades. En este momento, ambas chicas lo observan con atencion embelesada, la mano de una de ellas colocada selectivamente sobre su rodilla. Yo sonrio en la escena, pero sin ninguna calidez real. Ambas chicas tienen el pelo liso de una botella de peroxido y son delgadas y mimbre. No es mi tipo, y aunque lo hubieran sido, no estoy realmente de humor. Vuelvo a mirar mi reloj y pienso en el vuelo de manana a las 7 de la manana. La musica del club de repente cambia de marcha, ya sea respondiendo a un aumento de energia en la habitacion o dirigiendola. Dejo que mis ojos se desvien a traves de la abarrotada pista de baile y me siento atraida hacia un punto cercano al borde. Parece que la multitud se ha separado y veo a dos chicas bailando alli. Ambas son oscuras, una notablemente mas que la otra, y un completo contraste con nuestra actual compania. La mas baja se mueve seductoramente, el destello de su vestido de lentejuelas como luciernagas en las luces del club. La mas alta baila al ritmo de su amiga, pero algo en su movimiento parece mas seguro de si mismo, mas natural. Lleva un vestido blanco sin hombros, el lado derecho de corto, y dos finos pendientes plateados que se deslizan como gotas a lo largo del borde de su mandibula. Su cabello esta cortado, y esto atenua la curva de su columna vertebral y la piel lisa de su cuello y hombros. A medida que se mueve, su vestido se va perfilando un poco, revelando los muslos de color marron caramelo, tonificados y firmes. El movimiento de la chica es hipnotico. Con una repentina sacudida, los reconozco. Son las dos chicas que vimos antes en el hotel. En mi hotel. El pensamiento se aloja en mi cerebro. --Creo que me voy a enfermar. Una de las estadounidenses de repente se levanta de la mesa, arrastrando a su companera detras de ella. Se escabullen sin demasiada elegancia hacia el bano, el marcado contraste en su aspecto con las dos bailarinas es muy evidente. Martin parece despreocupado. --Creo que he esquivado una bala, amigo --dice. Siguiendo mi mirada, sus ojos se dirigen hacia las otras chicas. Como si sintiera su mirada, la chica mas bajita le devuelve la mirada, esa coqueta sonrisa que vuelve a sonar en sus labios. --?Te apetece bailar? --pregunta, y esta vez no discuto. Linda Cierro los ojos y dejo que la musica me bane. El ritmo se estrella contra mi, se mueve a traves de mi. Me olvido de las multitudes y las luces. Solo estoy yo, y Kristen y la musica. Kristen me roza y se siente sensual, como si la musica misma estuviera acariciando mi piel. Siento los bordes asperos de su vestido contra mi mientras se acerca, su voz calida en mi oido. --Mira detras de mi --grita. Levanto la vista hacia la zona VIP. Dos rubias altas se alejan de una mesa, y hay dos tipos sentados, viendolos salir con sonrisas. Uno de los hombres es mas pesado, con una cara traviesa, mientras que el otro es guapo, pero reservado. Sus ojos parpadean cuando de repente observan la pista de baile, y tiene el pelo rubio bien peinado, brevemente recortado a los lados con un cuidadoso ondulatorio en la parte superior. Podria representar igualmente a alguien que acaba de saltar de la cama, o a alguien que ha pasado horas frente al espejo. No puedo estar seguro. Algo en el hombre rubio me parece familiar. Su traje parece caro, y lo lleva con un aire confiado, pero extranamente sencillo. --Se estan hospedando en nuestro hotel --dice Kristen, y ella mira hacia atras por encima del hombro. Casi puedo sentir el gancho hundirse en el tipo mas grande. En pocos minutos estan caminando hacia nosotros. --?Les importa si nos unimos a ustedes? --dice, caminando directamente hacia Kristen. Me sorprende escuchar un acento londinense. --Depende de si puedes mantener el ritmo --grita Kristen, bailando lejos de el. Se mueve bien para ser un tipo mas grande. La rubia me mira con una extrana intensidad. Noto en el destello de la iluminacion que sus ojos son de un azul penetrante, tan profundos e impenetrables como un oceano. No nos hablamos, pero se mueve a mi lado, sus movimientos son confiados y seguros. Es alto, y puedo sentir su musculoso cuerpo bajo el traje bien cortado. Su baile se siente como un cortejo, formal y a la vez relajado. Nos acechamos unos a otros, como depredadores a la orilla del agua, pesandose unos a otros. Es como si me olfateara para buscar mi debilidad, y encuentro su mirada extranamente convincente. Mi mano roza el interior de su traje, no por casualidad acariciando las duras crestas de su estomago. Al mismo tiempo su mano encuentra mi espalda baja, acercandome por un instante, antes de soltarme y dejarme deslizar. No se cuanto tiempo bailamos, pero puedo sentir una linea de sudor contra la base de mi garganta. Miro hacia arriba, pensando en un trago, y veo a Kristen haciendome senas. Ella esta de pie junto al tipo mas pesado, con una sonrisa en su rostro, pronunciando las letras V-I-P con un regocijo no disimulado. Miro a mi pareja de baile y el tambien sonrie. La accion suaviza sus rasgos, haciendole parecer casi vulnerable. Me coge la mano.

  • Las pompas del diablo de Carles Casajuana

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    Como funcionario del Ayuntamiento de Barcelona, no se puede decir que Serafi Serratosa haya tenido una carrera brillante. Pero sus perspectivas profesionales cambian de golpe cuando, tras doce anos de trabajo gris, lo nombran jefe del gabinete del nuevo teniente de alcalde. Encargado de revisar el proyecto del nuevo Centro de Control de Transito, Serafi Serratosa consigue en muy pocos dias llegar al corazon de la
    corrupcion municipal.
    No es que el se lo proponga, porque solo pretende aprovechar las ventajas de su nuevo cargo para vivir bien, pero enseguida se ve rodeado de tecnicos suspicaces, secretarias displicentes, arquitectos sospechosos, constructores que no estan para mandangas, un par de chicas de buen ver y una muestra variada del hampa menos refinada. Ademas de los politicos, claro.
    Todo ello lo lleva a protagonizar esta comedia alocada, incisiva e hilarante, Las pompas del diablo.

  • Me perdi en tu mirada de Claudia Velasco

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    Rosslyn Caird, hija de un prestigioso noble de Kirkwall, llego a los doce anos al condado de Caithness, al norte de Escocia, para ser educada por la familia de su futuro marido, lord James Sinclair, tercer hijo del conde de Caithness, con la intencion de convertirse en una esposa digna, y como parte del acuerdo entre ambas familias para consolidar su union y su ferrea lealtad al poderoso clan Sinclair.
    Ambos jovenes son la moneda de cambio perfecta para satisfacer los intereses politicos, familiares y sociales de su entorno, pero ellos, dos personalidades muy fuertes y muy opuestas, no conseguiran armonizar su vida, ni aplacar su caracter, y solo lograran precipitar su peculiar matrimonio hacia el abismo. Un gran desencuentro rodeado de conspiraciones, enganos, malas decisiones, mentiras, falta de comunicacion y un exceso desmesurado de orgullo que contribuiran a fracturar, aun mas si cabe, su incierto futuro.
    ME PERDI EN TU MIRADA es una novela historica ambientada en la Escocia del siglo XVII, que hace un repaso minucioso por las rigidas costumbres de la epoca, que nos lleva a viajar por aquellos apasionantes escenarios y que cuenta la intensa y vehemente historia de amor entre Rosslyn Caird y James Sinclair.
    Un relato agil y delicado, narrado con el rigor historico y la pasion de Claudia Velasco.

  • Tension Mecanica – Jorge Borges de Jorge Borges

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    Jorge era el tipico mecanico de las peliculas p*rno.
    Alto, fuerte, y sucio. Masculino, duro y agresivo.
    Un tipo duro, con musculos imposibles de acero.
    Y un malo sin verguenza ni necesidad.

  • El don de la fiebre de Mario Cuenca Sandoval

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    Olivier Messiaen ha nacido con un don: tiene un oido absoluto, puede identificar la calidad, el timbre e incluso el color de cada sonido. Con el tiempo llegara a convertirse en uno de los compositores mas famosos de Francia y del mundo. En El don de la fiebre, Mario Cuenca Sandoval novela la vida de este artista absorbido por la religion, los pajaros y la musica, un musico ensimismado a quien la Historia coloca en el frente durante la Segunda Guerra Mundial, en un campo de prisioneros nazi -donde compone y estrena su pieza mas famosa-, como profesor en el Conservatorio del Paris ocupado y como marido inusual junto a sus dos grandes amores.

  • Donde braman los vientos de Constanza Chesnott

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  • Secretos De Papel de Teresa Corroto

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    El ruido de unos zapatos negros de tacon de un cuarenta y dos retumbando bajo los pies de una mujer que pisaba ahora mas decidida que nunca, no dejaba indiferente a nadie. Una brisa de aire caliente. tipica de un mes de verano mas caluroso de lo habitual, mecia su corta y lisa melena a falta de subir solo los dos ultimos escalones para ver la luz del dia. La tradicional boca de metro de Atocha impasible ante el paso del tiempo, daba pie a un sol que acentuaba mas todavia el color rubio ceniza de su pelo. Siete minutos a paso ligero eran los que separaban a Alexia de su destino. Fueron tantos los dias que sus pies se habian dedicado a realizar ese recorrido, que hasta podia indicar los metros exactos que separaban su parada de metro diaria de la pinacoteca madrilena por excelencia la que se habia encomendado los ultimos treinta anos de su vida. Un ano entero era el tiempo exacto que habia permanecido alejada del lugar que consideraba como su segunda casa y que ahora la reclamaba de nuevo. La jubilacion habia llamado a sus puertas el mismo dia en que cumplia los sesenta y cinco. El semblante de la estatua de Velazquez custodiando incansable la entrada principal del museo, parecia mirarla de forma entranable y Alexia dejaba escapar su imaginacion al pensar que hasta esa estatua de bronce se habia atusado el bigote para darla la bienvenida. --Yo tambien me alegro de verte Diego --guinandole un ojo disimuladamente. El V Centenario de la muerte de El Bosco junto a la muestra monografica que se le dedicaba en Espana, eran la excusa perfecta para volver a pisar el museo del Prado y, de paso, aprovechar para rescatar momentos entre cercanos y olvidados, calles llenas de vida y descubrir otro Madrid que apenas hacia un ano parecia que se hubiese reinventado. Rumbo a la sala 56 A, dedicada en exclusiva al maestro flamenco, no dudo ni por un momento el recorrido que deberia seguir y no hizo escala en ninguna otra sala mas a no ser por el resto de visitantes que tenia que sortear y con los que deberia tener paciencia para que abriesen el hueco suficiente para poder atravesar. Atras quedaron aquellos tiempos en los que interrumpir a una pareja con un plano en la mano para ubicarles en el punto <>, ya no se encontraba dentro de su cometido, aunque ganas no le faltasen de hacerlo. Era espectacular como unas luces led adheridas a un falso techo iluminaban toda la sala como nunca antes la habia visto y unos altillos de pladur, a la altura de la cintura de cualquier viandante, daban asiento a cada uno de los tripticos que compartian esa sala y singularizaba mas su caracter al contemplar tanto el anverso como el reves de sus laterales. <>, penso. Nada mas entrar, a la derecha, estaba el Carro del heno, a la izquierda La Adoracion de los magos y, entre medias, El jardin de las delicias. Una vez dentro, el profundo suspiro de Alexia acaparaba toda la sala del museo. Mientras exhalaba por completo el aire que sus pulmones habian retenido durante unos escasos segundos, sentia que su alma aun encerraba todas esas preguntas que nadie le habia sabido responder con palabras. A pesar de encontrarse situada justo entre los tres tripticos mas conocidos de todos los tiempos, El jardin de las delicias era su obra preferida y mas que merecedora de requisar toda su atencion. No era la primera vez ni la segunda que Alexia se sumergia entre tal alboroto de imagenes no para intentar desvelar su misterio, sino para permanecer sumergida en el. Figuras fantasmagoricas, animales maravillosos y un caos incendiandolo todo como un dia de fiebre, eran ilustraciones mas que emblematicas para ahondar en ellas y perderse el tiempo suficiente hasta conseguir despejar su mente. --El apocalipsis --decia Alexia en voz alta al contemplar la ultima tabla del triptico--. Todo arde ante el tormento de las almas torturadas por seres que despellejan y deguellan. Casi como en la vida real --retorciendo la comisura de sus labios al terminar de hablar y observando por el rabillo del ojo las curiosas miradas de los que se encontraban a su alrededor al escucharla. Era evidente que, ni su atrevido comentario, ni unas cuerdas vocales retocadas anos atras por la cirugia, iban a pasar inadvertidas ante nadie. Y es que nada le gustaba mas que permanecer con su impavida mirada ante la obra mas extraordinaria y, a la vez, mas enigmatica que el ser humano haya podido constatar y a la cual siempre visitaba cuando el trabajo se lo permitia antes de marcharse a casa. Nada menos que tres rigurosas decadas completaban el tiempo que Alexia habia dedicado en cuerpo y alma a procurar la proteccion de ese museo. Y nunca mejor dicho. Tambien llego a formar parte del cuerpo de seguridad que, al caer el sol, se encargaba de custodiar todas y cada una de esas obras. O como a ella le gustaba llamarlo, otra forma de felicidad terrenal. Su cuerpo habia sufrido una transformacion tremenda desde entonces y, ese museo, habia sido el maximo testigo de todo ese cambio fase por fase. Ni el mismisimo cuadro de La pasion de Juana de Arco juzgada por la inquisicion por actuar y vestir como un varon, podria explicar mejor un espiritu atrapado en un cuerpo que no se corresponde. Aspecto de hombre de dia, corazon de mujer de noche. Alli, donde las ideas revolotean como los angeles, lo extrano era bello, las obras solo pueden hacerse con amor y la imaginacion es capaz de dispararse sobre un simple lienzo en blanco, era donde su nostalgia encontraba cura. Y porque alli, entre dioses hermafroditas de la antigua Grecia plasmados en lienzos y delicadas estatuas de ninfas con pene, podia desnudar su alma y mostrarse tal y como era porque las obras de arte no la juzgaban, sino que se sentian identificados con ella. Desde que, por caprichos del destino, se establecio en Madrid con tan solo quince anos, lo unico que la ataba a su Mediterraneo y a su luz y calor, era el recuerdo de una tierna infancia y de una menos acertada adolescencia. Y de eso su querido Sorolla sabia mucho. No necesitaba mas que un barrido de ojos a su paleta de colores para regresar a su anorada Valencia y sentirse cuya nina, perfectamente plasmada, correteaba inofensiva por el mar. Atras quedaban ya las reuniones de amigos alrededor de las hogueras con olor a sal, el caluroso viento de levante, o los atardeceres envueltos en agua espumosa. Sus padres junto con el y su hermana, abandonaban su casa de Altea de toda la vida por la promesa de un ascenso para su padre a cuatrocientos kilometros de alli y de la posibilidad de darles una vida mejor. Una vida de privilegios con un final que se truncaba desde el mismo momento en que su hijo, recien cumplida la quincena, aparecia de repente a ojos de su padre vestido de mujer. --Pero ?que cojones haces con eso puesto? --le increpo su padre malhumorado mientras le atravesaba con fuego en la mirada. --Nada, papa --acerto a decir completamente bloqueado. --Alejandro, !que que cojones llevas puesto! --elevo el tono. Un silencio sepulcral entre ellos que hasta parecia atravesar las paredes impregnaba todo el salon. El nudo de Alex, cada vez mas latente en su garganta, parecia ahogarle. Si los ojos son el espejo del alma, el alma de su padre parecia estar cociendose en ese momento en las mismisimas puertas del infierno y Lucifer, a su lado, ser un simple aprendiz. Lo poco que fuese que se le estuviese pasando por la cabeza mientras observaba a su hijo travestido, o como diria el: disfrazado de marica, no seria ni por asomo la mitad comparado con la hostia que le esperaba a Alex si no arrancaba a hablar de un momento a otro y daba una buena explicacion de su modelito. --Tranquilo, papa, te lo puedo explicar --colocando sus manos frente a su padre a modo de escudo. --Te estoy esperando.

  • La casa del lago de Thomas Harding

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    ‘Si Hanns y Rudolf era una sonata La casa del lago es una sinfonia: la historia del siglo xx vista desde la casa de recreo familiar de los Alexander. Un libro admirable, fascinante, lleno de fuerza.’ The Economist En la primavera de 1993, Thomas Harding viajo a Berlin con su abuela para visitar una casita a orillas de un lago. Era su ‘lugar del alma’, decia la anciana, un refugio que se habia visto forzada a abandonar cuando los nazis llegaron el poder. Veinte anos despues, Thomas regreso a Berlin. Ahora la casa estaba vacia, en ruinas, y su demolicion era inminente. Un sendero de cemento atravesaba el jardin, senalando el lugar donde habia estado el Muro de Berlin durante casi treinta anos. Por todas partes habia indicios de lo que fue antiguamente aquella casa, rastros de cinco familias que antano tuvieron alli su hogar. Thomas Harding cuenta la historia de este pequeno edificio de madera, que es tambien la cronica de un siglo violento y agitado y de la vida de sus habitantes: un terrateniente noble; una prospera y respetada familia judia, los Alexander; un famoso compositor nazi; una viuda y sus hijos; un informador de la Stasi… Desde finales del siglo xix hasta la actualidad, desde la devastacion de dos guerras mundiales hasta la particion y la reunificacion de una nacion, esta es una historia de supervivencia, de alegrias y felicidad domestica, de terribles penas y tragedias, y de un odio transmitido a lo largo de varias generaciones.

  • Chantaje 1: Mi peor opcion – Mia del Valle de Mia Del Valle

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    Permitanme advertirles, que esta no es una clasica y autentica historia de amor, ni yo el principe azul de los cuentos de hadas.
    Soy un hombre vengativo, herido, y con sed de justicia. Somos dos clanes enfrentados por el odio de las inmoralidades desde hace anos, pero ya no mas. El destino armo el plan perfecto, puso en bandeja de plata frente a mi, una inocente alma que pagara los danos causados por su sangre. En este caso la venganza es practicamente una obligacion, una forma de sanar dolores y fantasmas que llegan desde el pasado. Solo que, lo que comenzo como un plan perfectamente calculado desde el principio, se desmorona frente a mis ojos, como un castillo de arena a merced del viento.
    ?Cuando sucedio? !?Como?!
    No lo se con exactitud, solamente puedo asegurar que paso y todo lo planeado va a tener que cambiar. aun no se como, porque se compra lo que tiene precio, lo que tiene valor. se conquista.
    Al menos por una noche tendra que ser mia.

  • Donde nadie me espere de Piedad Bonnett

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    Cuando senti que alguien me daba golpecitos en el hombro, abri los ojos. Debia tenerlos llenos de miedo o de hostilidad o de rabia, porque el hombre que estaba en cuclillas se echo bruscamente hacia atras, levanto su mano como para defenderse y luego se irguio. Mi mirada registro borrosamente un par de zapatos gastados y se anclo en ellos por un momento mientras mi cabeza llamaba desesperadamente a la conciencia. Trate de recordar donde estaba, sintiendo que venian poco a poco a mis oidos los sonidos del mundo: primero el alboroto de la calle, el ruido de pasos y motores, el sonsonete de la lambada de un carro que retrocedia y luego el ronroneo de mi pecho, su silbido, su cascabeleo de culebra. Alli estaban otra vez, como prueba de que seguia vivo, el dolor en el tobillo, la tirantez de la piel del empeine, la cabeza embotada, la palpitacion del ojo. Mi mirada trepo con dificultad y se detuvo en los botones desproporcionados de un sueter beige. Entonces putie en voz baja: tal vez me habia quedado dormido en la puerta de algun tendero que no demoraria en darme una patada en las costillas. Volvi a cerrar los ojos, pero enseguida los abri sobresaltado, seguro de que finalmente habian dado conmigo. Trate de sentarme, aterrado, sintiendo que cientos de agujas se me clavaban en las axilas, pero no pude moverme: yo era un muneco de tela que habian rellenado de plomo. Fue entonces cuando oi mi nombre. Una, dos veces, mi lejanisimo nombre. Otro dentro de mi levanto la cabeza, se incorporo lentamente sobre el codo derecho. La luz acuosa de la manana me hizo cerrar los ojos. El hombre del sueter beige volvio a acuclillarse y se presento a si mismo, en voz muy baja, como si le hablara a un enfermo grave, a un moribundo, cosa que de alguna forma yo era. Aurelio. Una burbuja enorme estallo en mi cerebro. Aurelio. Senti deseos de huir, de pegar, de salir gritando malparidos todos dejenme en paz. Pero no hice nada de eso. Me sente, afiebrado, tiritando como un convaleciente de tifo, y como tratando de protegerme del frio abrace mis rodillas y, con la cabeza baja, permaneci en silencio. ?Aurelio? Levantate y anda. Eso decia la voz, aunque no de ese modo. Oi que me preguntaba si estaba bien. ?Como conteste a esa pregunta estupida? ?Acaso riendome a carcajadas o con la ironia de un hombre humillado? ?Me deshice en maldiciones, escupi? No. Pero por primera vez me atrevi a mirar a aquel hombre a los ojos. Habia en ellos una mezcla de conmiseracion, de bondad y de espanto. Oi que me invitaba a tomar un cafe. Su voz sonaba tembleque y tenia la respiracion agitada. Quise contestar algo, pero mi lengua, seca y pesada, se resistia. Trastabille al querer levantarme y cai una, dos veces. Aurelio no me ayudo a incorporarme. Una vez en pie lo segui como un perro, arrastrando mi pie adolorido, todavia con la vision un poco borrosa. Nos acercamos a la terraza de una cafeteria. El mesero llego dispuesto a espantarme de alli, pero Aurelio lo detuvo con un gesto, mientras corria una silla para que yo me sentara. Sin preguntarme que queria pidio dos cafes. El mesero me lanzo una mirada desdenosa, dio media vuelta y se fue. Aurelio lo llamo de nuevo y anadio: y traiganos dos pandeyucas. Durante un rato ninguno hablo, de modo que aquello parecia una escena de teatro, tal vez una version moderna del Rey Lear en la que yo hacia del pobrecito Tom. Mientras bebia mi cafe note que Aurelio me miraba las manos. Mucho tiempo buscandote, dijo, como hablando para si mismo. Anadio algunas otras frases, pocas. Agradeci que no hubiera en ellas ni sentimentalismo ni grandilocuencia. Cuando terminamos de comer saco un paquete de cigarrillos. Me ofrecio uno, como si aquel fuera el placido reencuentro de dos viejos amigos. Su esfuerzo me resulto patetico y me saco una sonrisa ironica. La posibilidad de un cigarrillo, sin embargo, destapo a medias la parte de mi cerebro que permanecia embotada. Aunque habia empezado a sentir nauseas, estire mi brazo para tomar uno, y fue entonces cuando note que los dos estabamos temblando. Vi como el fosforo se acercaba al cigarrillo, como este se encendia y salia el humo. Y oi que Aurelio me preguntaba por la herida del ojo, por la frente, por mi cojera. Menti con pocas palabras. Por su tono de voz comprendi que tenia miedo de que el grenudo que tenia enfrente, el malandro de ojos alucinados y boca hinchada, saliera corriendo y se perdiera de nuevo, esta vez para siempre. En voz muy baja, como la de un padre que despierta a su hijo con delicadeza, me hizo la propuesta. Entonces, de repente, como si el cafe milagrosamente hubiera encendido en mi cabeza la chispa de una lucidez hace mucho perdida, se me revelo la manana en toda su claridad y tuve conciencia de los bordes de mi cuerpo y del pasado y del porvenir. Comprendi que me habia rendido. Odio los hospitales, pero lo primero que pense fue que alla nadie me encontraria. Luego empece a fantasear con caldos calientes, con sabanas recien planchadas, con un inodoro que recibiera limpiamente todas mis porquerias y entonces me entregue con docilidad a la voluntad de Aurelio. En un despacho minusculo, las enfermeras, que me recibieron con caras impasibles, me hicieron preguntas que no supe o no quise contestar. Aurelio llenaba algunos de los vacios, trataba de explicar lo que yo no lograba. Despues, un enfermero de bata azul y tapabocas, con los brazos cubiertos de vellos oscuros y rizados, me condujo en una silla de ruedas por pasillos y jardines que se multiplicaban, hasta una especie de celda monacal. Aurelio me seguia, acompanado de una medica joven, de pelo rojo muy corto, un noble ser androgino. Los ojos de los pacientes y de los medicos se clavaron en mi con curiosidad fria o indolencia pasmada. Yo aceptaba sus miradas con una sonrisa impudica, como la de un asesino sin arrepentimientos. Me pasaron una pijama color arena, jabon, una toalla, y frente al enfermero, que no se despegaba de mi, me di una ducha, la primera de agua caliente que me daba en muchos meses. Por la rejilla del bano veia el cielo y un arbol con las hojitas en movimiento. Al salir, el reflejo del cristal de la ventana me revelo a un hombre que ya no recordaba, de piel cuarteada y pelo de erizo, que me miraba con una mezcla de dureza y asombro. Mucho despues entro un medico que me examino las manos, los dedos de unas quebradas, la lengua, la dentadura, los reflejos de mis rodillas, mi iris, mi esclerotica, mis parpados, la herida del empeine que se abria como la boca de un pez y dejaba asomar una materia blancuzca y pegotuda. La piel se veia lisa y brillante en el punto mas hinchado y luego pasaba del verde al amarillo y al violeta, en circulos concentricos.

  • El asunto Danvers de Elsa Tablac

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    Mientras contemplaba el tibio anochecer sobre la City de Londres desde el piso veintiseis de la Torre NatWest, Julian Danvers noto una presencia a su espalda. No le hizo falta contemplar el reflejo en la ventana para saber que se trataba de Susan Laymon, su eficaz secretaria. Parpadeo antes de dar la espalda a la ventana, regresando bruscamente a la realidad. ?Cuantos minutos llevaba ensimismado, contemplando el ajetreo de la ciudad desde el pasillo acristalado? --Julian, son casi las nueve de la noche. Creo que me marcho ya…Si no necesitas nada mas, quiero decir --dijo Susan, con la voz algo entrecortada, fruto de un reciente catarro. Contemplo su maquillaje y su cabello rubio ceniza recogido en lo alto de la coronilla, impecables desde las nueve de la manana. --Por supuesto, Susan. Siento mucho que el dia se haya alargado. ?Sabes si ya esta aqui mi cena? La secretaria lo observo atonita. Hacia un buen rato que habia llegado la comida, encargada a traves de una app a Solomon's, uno de los restaurantes favoritos de Julian. Echo un vistazo a su mesa. Ni siquiera se habia molestado en sacarla de la bolsa de papel. O tal vez no la habia oido cuando le aviso de que la cena ya estaba sobre la mesa de su despacho. Julian contemplo el minimo gesto de decepcion en su boca y el sutil juego de miradas. Entendio a la velocidad de la luz todo lo que estaba pasando por la mente de su secretaria. No le gustaba nada que se quedase en las oficinas de Danvers Holdings hasta tan tarde, pero llevaba un par de dias consumido por todo aquel asunto del problematico informe para McKinney. Y, en un plano mas personal, por la imperiosa necesidad de deshacer de una vez por todas su compromiso con Athena Richardson, su prometida. No podia alargarlo ni un dia mas. La fecha de aquella boda que nunca tendria lugar se acercaba peligrosamente. La secretaria, ya con el bolso sobre el hombro y el abrigo en la mano, se encamino de nuevo hacia su mesa, dispuesta a organizar su cena, pero Julian se adelanto rapidamente. --No, no te preocupes, Susan. Marchate ya a casa. Yo mismo me ocupo de calentarlo todo en el microondas, faltaria mas. Ya te he entretenido demasiado por hoy --le dijo, acompanando la orden con una de las sonrisas a las que recurria para salirse siempre con la suya. Ella torcio el gesto en senal de agradecimiento, pero el cansancio era mas que obvio en cada uno de sus movimientos. En su meteorico ascenso como consultor economico siempre habia sentido debilidad por las secretarias mayores y experimentadas. Sonrio mientras la veia abandonar la oficina, apagando las luces a su paso y dejandolo en una incierta penumbra. Hacia unos anos que Susan habia pasado la cincuentena. Tecnicamente podria ser su madre --el estaba a punto de cumplir treinta y tres-- y sin embargo, despues de tres anos a su lado, seguia encontrandola atractiva. Pero nunca cruzaria ese limite con ella, a pesar de que a veces su intuicion le decia que ella lo miraba de una forma demasiado intensa. Julian metio los recipientes de carton de Solomon's en el microondas y espero a que su cena estuviese de nuevo caliente. Se rio de su ocurrencia con respecto a Susan. Jamas se le habria pasado por la cabeza tener un lio con una de sus maternales secretarias. Para regocijo de su prometida, Athena, siempre habia preferido trabajar con mujeres mucho mayores que el. Su primera asistente, Rachel, apenas se habia quedado a su lado seis o siete meses. En cambio con Susan, o con su antecesora, la nordica Kristiane --ya jubilada-- no tendria esos problemas. No sentian ese hambre por escalar profesionalmente, esa voracidad profesional que las obligaba a saltar de un empleo a otro. En su caso, necesitaba a alguien a quien pudiese confiar practicamente todas sus intimidades. Athena. Suspiro, y de repente el dolor de cabeza que habia estado atenazandolo durante toda la tarde se manifesto en forma de severo pinchazo en su sien derecha. Supuestamente todo estaba casi a punto para la boda, pero las cosas habian ido demasiado de prisa entre ellos y ahora sentia la imperiosa necesidad de echar el freno. Se sentia un cerdo por ello, y a cada dia que pasaba esa sensacion iba en aumento. No solo por el hecho de abandonarla casi a las puertas del altar, sino porque era del todo consciente de que estaba retrasandolo. La decision estaba practicamente tomada desde hacia un mes, y aun no habia reunido el valor necesario para decirselo. Para decirle que lo suyo no tenia futuro. Que no estaba preparado para el matrimonio. Aun no. Que sentia que se habian apresurado demasiado, porque apenas hacia dos anos que se conocian, y uno que habian empezado a salir formalmente. Que lo de casarse habia salido de su boca en un euforico momento durante sus ultimas vacaciones en Ibiza, bajo los efectos del alcohol. Cualquier excusa serviria. O todas a la vez. Cualquier excusa, excepto la real: que no estaba enamorado de ella. Que no la queria como ella a el. Y que en los ultimos meses habia algo de su comportamiento que no le encajaba. Obviamente, eso era lo unico que era incapaz de confesar. El "ding" del microondas lo expulso de su ensonacion. Saco los dos recipientes de carton del microondas y se dirigio de nuevo a su mesa. Realmente no sabia por que no se habia marchado a su recien estrenado apartamento en Newington, o incluso a cenar en Solomon's, en lugar de dar cuenta de aquella triste cena en una oficina gelida y fantasmal. Pero, en el fondo, sabia muy bien el motivo: era miercoles, y los miercoles Athena acudia a su apartamento para pasar la noche con el. En realidad, seria el momento perfecto para enviar la cena directamente a casa, sentarse a tener esa conversacion serena y romper con ella, pero se autoconvencio con una burda excusa: habia tenido un dia duro en la oficina. Necesitaba una copa antes de regresar a casa. O mas bien, tenia que trabajar un rato mas en el informe McKinney antes de permitirse el lujo de dormir. Noto como se le cerraba el estomago. Alli estaba Julian Danvers, inmovil, en su enorme mesa de cristal sin saber muy bien que hacer. Finalmente, agito el raton y activo la pantalla de su gigantesco ordenador Mac. Busco la aplicacion de Facetime y llamo a Athena. Su novia contesto enseguida, como siempre. Alli estaba, esperandolo en su apartamento, cada vez mas integrada en su papel de ama de casa del siglo veintiuno. Se aseguro de que la camara del ordenador recogiera sin posibilidad de duda el lugar en el que se encontraba, su oficina en la torre NatWest. Ella arrugo la nariz al verlo rodeado de comida y de papeles. --Ya... ya se lo que me vas a decir... --Lo siento mucho, carino. Aun me queda un buen rato en la oficina. McKinney me matara si no tiene sus previsiones para el proximo ano al final de esta semana. --?No te espero despierta, entonces? --Es mejor que descanses... Intentare no hacer ruido cuando llegue. Athena esbozo una triste sonrisa. --Mas bien me gustaria todo lo contrario. Que me despertases cuando llegues. Sabia muy bien por que Athena lo decia. Ya eran tres miercoles seguidos los que habia llegado tarde a casa por "quedarse trabajando hasta bien entrada la noche". Y se habia dormido en el enorme sofa del salon, con la excusa de no despertarla. Pero Athena no era idiota. A veces, si veia que podia salir beneficiada, se hacia la tonta, pero no lo era en absoluto. Sabia que algun tipo de conversacion seria se cernia sobre ellos. De hecho, hacia dias que no le consultaba nada respecto a los preparativos de la boda. Ella tambien esquivaba el tema, intentando ganar tiempo. Julian suspiro. La cena, o lo que quedaba de ella, se estaba enfriando de nuevo. La cuestion era que ya no tenia hambre. Insistio, y con ello zanjo la conversacion: --Intentare no despertarte cuando llegue a casa. Buenas noches, Athena. No espero a que ella contestara. Cerro la aplicacion y su despacho quedo de nuevo en la penumbra, tan solo iluminado por la carisima lampara de Tom Dixon que tenia junto al ordenador, la unica pieza de diseno que albergaba la majestuosa oficina acristalada con vistas al Tamesis. No podia dejar pasar ni un dia mas. Manana desayunaria con su prometida y le diria lo que probablemente ya sospechaba: que la boda quedaba cancelada. Julian revolvio con cierta desgana los deliciosos tallarines Parsley de Solomon's, uno de sus platos favoritos. El mismo que aquella noche era incapaz de terminarse. Lo del informe para McKinney era totalmente cierto, y a pesar de que durante el fin de semana pasado habia avanzado bastante, sabia muy bien que "Kinney", como ya se permitia llamar a uno de sus mejores clientes, ni siquiera recordaba la fecha que habian fijado. Si lo llamaba el lunes siguiente para decirle que tenia los datos listos para sus proximas inversiones le contestaria balbuceante que OK; que todo bien, que se lo enviase con un mensajero y que ya le echaria un vistazo. Kinney tenia un problema evidente con el alcohol, y eso, por increible que parezca, tiene sus ventajas a la hora de estirar las fechas de entrega.

  • Asimetricos de Patri Garcia

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    Jasper Fleming es un extranjero atractivo en busca de un nuevo hogar. Es por eso que decide irse a vivir a Cuba por una vida mejor.
    Al principio se sentira un extrano, pero a medida que pasen los dias, la amabilidad de las personas y el ritmo latino lo hara sentirse como en casa. Aunque todo cambia en la vida de Jasper cuando en una noche entra en un club nocturno, conozca a una joven cubana con una vida y un peligroso secreto.
    Ahi comenzaran los problemas, pero ?podra Jasper seguir adelante sin ella o por el contrario elegira el camino complicado?
    AMBIENTADA EN LOS SETENTA ESTA HISTORIA TE HARA REIR Y LLORAR

  • Un lord para mi (Nobles 2) de Olga Salar

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    Lady Victoria Warwick ha estado enamorada del mismo caballero desde que supo lo que era el amor, a pesar de que el caballero en cuestion prefiera a su hermana mayor, a pesar de haberlos visto besarse.
    Lord Sebastian Middlethorpe estaba decidido a disfrutar un par de anos mas de su solteria, hasta que se dio cuenta de que cierta dama se habia dado por vencida y no tenia en mente esperarlo.

  • La alondra (Noches en Florencia 2) de Sylvain Reynard

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    Raven Woods pasa los dias en la galeria de los Uffi zi de Florencia restaurando valiosas obras de arte renacentistas. Una noche, cuando regresa a casa, ve a unos desconocidos dandole una paliza a un mendigo y decide intervenir para impedirlo. Los asaltantes la arrastran hasta un callejon, aunque, de pronto, el ataque se interrumpe entre una cacofonia de cuervos y los gritos de sus asaltantes. Por suerte para ella, pierde el conocimiento tras ver la sombra de una figura que le susurra: <>.
    Cuando Raven se despierta, esta inexplicablemente cambiada. Nadie la reconoce en la galeria y, lo que es mas grave, se da cuenta de que ha estado ausente durante una semana. La joven no recuerda nada de lo que sucedio antes de su desaparicion que, casualmente, coincide con uno de los robos mas importantes de la historia de la galeria: el de un conjunto de ilustraciones de Botticelli de un valor incalculable.
    Cuando la policia la senala como la principal sospechosa del robo, Raven trata desesperadamente de limpiar su nombre. Para ello, contacta con uno de los hombres mas ricos, enigmaticos y esquivos de la ciudad y le pide que la ayude a aclarar que hay tras su desaparicion.
    Con el se vera arrastrada a un inframundo oscuro cuyos habitantes matan para mantener sus secretos a salvo.

  • El Ano del Frio de Jane Kelder

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    Hay ofensas que congelan el alma.

  • El cisne de papel (Chic) de Leylah Attar

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    ?Podrias enamorarte de tu secuestrador? Skye Sedgewick es la hija de un magnate hotelero. Su vida cambia cuando un desconocido la secuestra a punta de pistola. Tras pasar unos dias en el barco donde la mantienen cautiva, Skye empieza a sentirse atraida por Damian, su secuestrador, un hombre que le resulta vagamente familiar.

  • Los memorables de Lidia Jorge

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    Ana Maria, periodista portuguesa, regresa a su pais a realizar un documental sobre uno de los procesos mas marcantes de Portugal: la Revolucion de los claveles. Vuelve a casa de su padre, quien tambien fuera periodista, y encuentra la foto de un grupo de revolucionarios -un militar, un cocinero, poetas y diversos personajes- inmortalizados en una imagen tomada poco tiempo despues del acontecimiento. Sus integrantes representan una oportunidad periodistica original, a partir de ellos podra narrarse el episodio fundacional de la democracia portuguesa y, mas aun, recordarlo con fuentes primarias; pero aun asi, las maneras de evocarlo, treinta anos despues, son diferentes, conforman un rompecabezas emocional y mnemotecnico que se contradice y complementa a la vez. Asi, la identidad constitutiva del pais esta atravesada por la memoria de cada protagonista. Al leer esta obra es inevitable pensar en las palabras de Lidia Jorge: “la literatura lava con lagrimas ardientes los ojos de la historia”.

  • Mademoiselle Coco. y la pasion por el numero 5 de Michelle Marly

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    Una novela que no solo revela el significado del mitico Chanel no5, sino que muestra a una mujer sensible, apasionada y generosa. Por sus paginas desfilan sus grandes amigos y amores, personajes reales como Picasso y Stravinski, y la esencia de ciudades como Paris o Venecia. Paris, 1919. La ciudad se ha rendido a los disenos de Gabrielle <> Chanel.Su moda es revolucionaria y su creadora se ha convertido en un simbolo de elegancia. Pero cuando su gran amor muere en un accidente automovilistico, Coco se derrumba y tiene la sensacion de que su propia vida se ha terminado. Solo la idea de crear un perfume unico que inmortalice su amor logra sacarla de un estado de profunda tristeza. Mientras busca la esencia perfecta, visita Venecia, donde conoce a Dimitri Romanov y la historia del perfume de Catalina la Grande. Un viaje que marcara un antes y un despues en la vida de Coco.

  • April, adam y la trayectoria de planetas de Andrea Longarela

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  • Italiano Descarado de Jorge Borges

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    Mi nombre es Giulio.
    Pero tu puedes llamarme Dios.

  • La sala Marte de Rachel Kushner

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    El camino que recorre Romy, condenada a dos cadenas perpetuas, es el que parece programado para ciertas personas y que pone en cuestion el sueno americano: un camino que va directo desde la pobreza hasta la carcel. En La sala Marte entramos de lleno en este mundo extrano situado tras los muros de una prision de mujeres, cargado de detalles y de un idioma y una rutina propios; un mundo aparte pero unido intimamente al del exterior.

  • No puedo alejarme de ti de Sophie Saint Rose

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    Lady Dominique Gallagher es presentada en sociedad con un aspecto totalmente ridiculo, provocando que sea diana de las malas lenguas. Aunque las criticas que mas la fastidiaban, eran sin duda las que el Conde de Bellinghan vertia sobre ella. Era incomprensible que aun asi no pudieran separarse el uno del otro.

  • Perfectamente imperfecta (Unidos por el amor 1) de Fernanda Suarez

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    Primera entrega de la serie <>.

  • La Montana de Jorge Borges

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    Roberto Montana.
    “Montana” para los Amigos.
    Ex-boxeador profesional.
    Hoy, boxeador de los suburbios.

  • Sin arrepentimientos (Stage Dive 3) de Kylie Scott

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    Ella tiene muy claro que su relacion con el sera meramente profesional. Pero la quimica entre ambos le pide otra cosa…?Y si el fuera realmente el chico de sus suenos? Jimmy, el lider de los Stage Dive, esta acostumbrado a conseguir lo que quiere, cuando quiere, ya sean drogas, alcohol o chicas.

  • Miel salada de Fabiola Valenzuela

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    Reunidos para filmar un documental sobre el Kama Sutra, el gran actor Antonio Salavert y la desconocida Victoria White, deberan fingir ser una apasionada pareja frente a las camaras.

  • Delirando contigo de Irina Cristina Cretu

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    Ella es una bailarina con mucho arte. solo con ponerse de puntillas y hacer sus piruetas a su alrededor todo se calma, aunque detras de su hermosa sonrisa hay un dolor insoportable. Escondida en sus propios pensamientos y con un pasado alborotado se decide a seguir el consejo de su mejor amiga y esta decision hace que por un tiempo sus penas se suavicen. Con un solo click en su portatil, conoce al hombre que le ensena a delirar en su propio mundo. Viven una vida llena de inseguridades, confusiones y secretos, pero con un simple roce entre sus miradas, aprenden a perdonar lo que parece imposible. Cambian el odio por el amor, las lagrimas por sonrisas, y construyen su propio cuento voluptuoso, sensual. Sin embargo, ?conseguiran que el destino permita un final feliz para los dos?

  • Despues De Clases de Carla Angelo Angelo

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    La manana transcurria entre lagrimas y sollozos; algunos de verdaderos sentimientos de tristeza, otros hipocritas, de quienes van a un funeral por mostrar que se interesan por los demas y que el fallecimiento de un anciano profesor de fisica era un acontecimiento que hondaba profundo en sus corazones. Posiblemente Nicolas era quien mas lo sentia, el Ingeniero Cohen mas que un tio habia sido como un padre para el. Sin embargo, no fue hasta que dirigio la mirada hacia una de sus alumnas de la escuela que sintio como su corazon era oprimido hasta sentir un vacio doloroso en el pecho; despues de todo era Thaly, su alumna, quien mas necesitaba de su profesor y confidente para no caer al borde del suicidio... El Ingeniero Cohen era el profesor de fisica del colegio privado "San Abel", pero al ser diagnosticado con leucemia tuvo que dejar la ensenanza, dejando en su lugar a su sobrino Nicolas. La directora del colegio no estuvo de acuerdo en un principio. A pesar de que Nicolas habia estudiado ingenieria mecanica en la universidad y se habia graduado con honores, la idea no le gustaba por el hecho de considerarlo muy joven, falto de experiencia y sin duda una distraccion para las alumnas del colegio. Sin embargo, el inicio de clases estaba cerca y no conseguiria un maestro calificado y acorde a los altos estandares de "San Abel", asi que no tuvo mas remedio que aceptarlo. *** --No entiendo como me convenciste de ser maestro en tu escuela --dijo Nicolas con cara de resignacion. --Te convenci porque puede ser el ultimo deseo de un viejo moribundo -- le respondio su tio con un vano intento de sonrisa. -- !No es gracioso tio! !No hables de la muerte como si nada! --Y tu no hables de ella como si no fuese algo inevitable. Voy a morir pronto, debes hacerte a la idea, yo ya me la hice, por eso deje todo arreglado antes de partir. Lo mas importante era saber que mis pequenos alumnos estarian en buenas manos y ya cubri eso dejandote en mi lugar. Nicolas esbozo una sonrisa, ver al ser que mas queria en el mundo postrado en una cama de hospital no le hacia gracia, pero si el hecho de que sin importar la situacion, su tio siempre sabia encontrar el lado positivo y llenarte de tranquilidad y el sentimiento de que todo va a mejorar. --Nicolas, la hora de visita ya termino, mejor regresa a tu casa y descansa, manana tienes clases a las siete y media de la manana. --Si ya se, creo que eso es lo que mas odio de este trabajo, que las clases son tan temprano ?A quien se le ocurrio hacer madrugar a esos pobres ninos? --Mas que a los ninos querras decir a los maestros. Ya vete de una vez hijo, no quiero que llegues tarde manana. Nicolas se despidio y salio de la habitacion protestando. "Siete y media... !Tendre que despertarme a las seis minimo!, estoy acostumbrado a dormir hasta las diez, !Que lata! Tampoco podre salir entre semana, que fastidio..." Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando vio el escandalo que habia en la puerta del hospital. Una muchacha de aproximadamente quince anos peleaba con el guardia de seguridad. -- !No puede impedirme la entrada, faltan cinco minutos para que terminen las visitas! --protestaba la muchacha claramente alterada. --No faltan, la hora ya paso, no puedes entrar --decia el guardia mientras le tapaba la entrada. -- !Su reloj esta adelantado!... por favor, solo quiero darle un paquete a alguien, no tomara mucho tiempo --la muchacha suavizaba su voz y volteaba la mirada al piso como si estuviese a punto de llorar. --No nina, vuelve manana ?quieres? El espectaculo parecia haber concluido en cuanto la joven volteo hacia la calle y el guardia regresaba a su caseta. Cuando de un momento a otro, la muchacha echo a correr hacia el hospital como alma que lleva el diablo. -- !Hey, detenganla! --el guardia, claramente encolerizado, corrio tras ella. Nicolas no pudo aguantar la carcajada ante la escena: la nina corriendo, el guardia, dos medicos y dos enfermeras hacian el intento de atraparla; pero sin duda ella era mas veloz y agil, mucho mas que las enfermaras que resbalaban por los pisos recien lustrados y se estrellaban contra las camillas. Unos minutos mas tarde un medico pudo por fin agarrarla y se la entrego al guardia, quien practicamente la arrojo a la calle. -- !Vete mocosa escandalosa!, !y agradece que no llame a la policia! --Esta bien, vuelvo manana --decia mientras se sacudia por donde el guardia la habia agarrado. -- !Cual manana! !Si te vuelvo a ver cerca de este hospital te lanzo agua caliente! La joven miro con odio y una expresion infantil al guardia mientras le hacia un gesto obsceno con la mano. -- !Mocosa maldita! !Ahora si llamo a la policia! --ante estas palabras, la muchacha desaparecio de la escena cual ninja experta. Nicolas todavia lloraba de la risa, al menos entre tanta tristeza algo habia alegrado su dia. 2. Las clases comienzan El despertador sonaba en la mesa de noche de Nicolas, ya eran las seis y cinco de la manana y aunque intentaba con todas sus fuerzas abrir los ojos, no lo conseguia. Despues de diez minutos de lucha, por fin se levanto de la cama. Miro por la ventana, todavia era de noche. --Que fastidio, soy capaz de no ir, pero me pase casi toda la noche haciendo el cronograma asi que ni modo... -- exclamo en un bostezo. Se arreglo y desayuno. Aunque no queria admitirlo se sentia emocionado por su primer dia de clases. Cuando llego se paro frente al establecimiento, sin duda era enorme, parecia mas un campus universitario que un colegio secundario. No era la primera vez que iba, mas entrar al recinto vacio le daba escalofrios; busco por todas las instalaciones, no parecia haber nadie mas ahi que el y el portero que le habia abierto la puerta. "Edificio norte salon 3--A, supongo que es este" pensaba mientras se aproximaba a un edificio de dos pisos. Ingreso al aula, dejo sus cosas y de repente escucho una voz detras de el, la cual, en un sonido corto y animado emitio informal saludo. A Nicolas casi se le sale el corazon del pecho al escuchar ese "hola" proveniente de un lugar que el consideraba vacio. -- ?Quien eres? --pregunto alterado mientras volteaba. --Natalia --le respondio una adolescente que lo miraba con la expresion consternada. --Lo siento, es que no te vi, te apareciste como fantasma --dijo mientras cerraba los ojos sintiendose algo estupido y neurotico por aquella reaccion. --Yo no me apareci, estuve sentada aqui todo el tiempo --le respondio con total desinteres mientras devolvia la mirada al libro que traia entre manos. Nicolas la miro con detenimiento, a simple vista era una chica comun de cabello castano con unos grandes ojos marrones de sonadora expresion, estatura mediana y bastante delgada. -- ?Que pasa? --pregunto Natalia al sentirse observada. --No nada, lo siento, por un momento me dio la impresion de haberte visto antes. --Pues tal vez me viste antes --hablo sin quitar la mirada del libro. --Lo siento de nuevo, no me presente, soy Nicolas Cohen, sere el profesor de fisica este ano. -- ?En serio? --Natalia parecia preguntar con real interes mientras examinaba de arriba abajo a su profesor --. No pareces profesor. -- ?Ah si? es que soy muy joven para eso ?Verdad?-- le dijo con una sonrisa. --Bueno si, eso tambien. -- ?Tambien? entonces ?por que no parezco profesor? --Porque los profesores de fisica parecen mas serios, se visten con terno y tienen una expresion inteligente en la mirada --volvio a su desinteresada actitud. --Ah, bueno --dijo Nicolas mientras miraba el atuendo casual con el que se habia vestido--. Pues yo no suelo vestirme formal, mi tio intento muchas veces... espera ?A que te refieres con expresion inteligente en la mirada? -- de repente sintio como la sangre le subia a la cabeza. --A nada, a nada --solto en un bufido mientras regresaba a su lectura. --Pues tu tampoco pareces una chica de quince que esta en tercero de secundaria --le contesto con burla. -- Eso es porque no tengo quince, tengo dieciseis anos --dijo con la misma indiferencia con la que habia comenzado la conversacion. --Me referia a que pareces mas pequena. --Si, eso me han dicho, y que soy inmadura tambien, pero cuando tenga cuarenta anos parecere mas joven y no necesitare operaciones o botox -- argumento levantando los hombros. Nicolas empezaba a exasperarse, era una chica muy interesante sin duda, aunque pensaba seriamente que iba a traerle problemas. --Mejor olvida eso, como soy nuevo tal vez puedas comentarme como es la escuela y tus companeros. Natalia levanto la mirada y se llevo un dedo al menton mientras respondia: --A ver... la escuela es la tipica institucion para ninos ricos y mimados que sus papis arreglan todo con plata, asi que eso ya te da una idea general de los alumnos. Nicolas quedo desconcertado ante el comentario. ?Que era lo que esa nina pretendia? Sus respuestas eran totalmente... ?Ocurrentes? ?Sinceras? ?Maliciosas? Su cerebro funcionaba rapidamente buscando como definirla; pero "problema" era la palabra que hasta el momento le parecia mas adecuada. El silencio comenzo a surgir, ninguno de los dos sabia que decir y empezaban a sentirse realmente incomodos hasta que la joven hablo. --Y bien... ?asi que te gusta la fisica? --Si, supongo, es interesante y comprobable. --A mi no me parece interesante. -- ?No te gusta la materia? -- pregunto con preocupacion. --No, es aburrida y siempre voy a recuperatorio. --Debe ser porque no pones el esfuerzo necesario, si conoces mas sobre ella veras lo interesante que es. La fisica esta presente en todo: en la naturaleza, las situaciones que vivimos cotidianamente... ?Me estas escuchando? --Nicolas noto que la muchacha leia su libro con mucho interes. -- ?Que? No; lo siento me aburri despues de que dijiste "esfuerzo". La sangre subio nuevamente a la cabeza de Nicolas, el adjetivo "problema" empezaba a tornarse en "molestia" con letras mayusculas. --Veo que eres muy sincera-- exclamo en un suspiro. --Pues no se, si tu lo dices debe ser asi. El silencio incomodo comenzo a resurgir, pero fue el maestro quien lo rompio esta vez. -- ?A que hora es el ingreso, por que no ha llegado nadie mas? --El timbre ya debe estar por sonar. El primer dia de clases la mayoria no viene o llega tarde, como este dia solo se conoce a los nuevos maestros y se organizan las clases no te ponen falta si no vienes; ademas que varios deben seguir de viaje. -- ?Y tu por que llegaste tan temprano? --No tenia nada mejor que hacer, y este era un lugar tranquilo para leer. Nicolas tomo el comentario como una indirecta de que su presencia la molestaba. --Lo siento, no quise molestarte --se disculpo dando un paso hacia atras, levantando las manos en senal de derrota. Las palabras de Natalia lo confundian; mas que las palabras, la forma en que las pronunciaba, haciendolo dudar acerca de la sinceridad de estas, puesto que parecian cargadas de sarcasmo. --Te disculpas demasiado ?Como quieres que te vea con autoridad si te apenas por lo que te digo? --la joven dijo esto ultimo con una sonrisa, la primera que Nicolas vio durante la charla, logrando que se percatase de lo bonito que era el rostro de Natalia. --Si, supongo. Debe ser que estoy nervioso por ser la primera vez que voy a dar clases. --Si ya diste clases en una primaria, darlas en esta clase no va a ser muy diferente; en serio --expreso volcando los ojos. -- ?Como sabes que ya di clases en una primaria? --Me lo dijo tu tio. -- ?Conoces a mi tio? --pregunto el joven con los ojos muy abiertos. --Claro... era el profesor de fisica el ano pasado --le respondio como si fuese la cosa mas obvia del mundo--. Por cierto ?Como esta? ayer no pude entrar a visitarlo --anadio cambiando su expresion a una de tristeza. -- !Ah... ya se de donde te conozco! Eres la mocosa que estaba haciendo escandalo ayer en la puerta del hospital. Ante estas palabras, Natalia se levanto de su asiento con mucha molestia y cerrando los punos llevo los brazos hacia atras. -- !No soy mocosa y no hice ningun escandalo! Era el guardia quien comenzo todo. -- !Huy! Que caracter, perdon. --Te estas disculpando de nuevo -- hizo un puchero y se sento en el pupitre. El timbre sono de repente y Natalia salio corriendo del salon mientras se tropezaba con su mochila. Sin duda esa muchacha era extrana, pero Nicolas tuvo el presentimiento que gracias a ella el ano iba a ser entretenido. *** El ausentismo en el colegio era notorio. Las filas que se habian formado por cursos para la hora civica no excedian los quince alumnos cada una. La fila del curso de Natalia era una de las mas cortas, solo habia nueve alumnos formados. Nicolas decidio acercarse, pero no demasiado, se quedo junto a los otros maestros que observaban el acto desde lejos. Los discursos sobre el nuevo ano escolar, los nuevos desafios y la responsabilidad duraron mas de media hora; en la cual se podia notar el aburrimiento y el tedio de los alumnos mientras el sol empezaba a quemar sus cabezas. Una vez finalizado el acto, los chicos por fin pudieron ingresar a sus respectivos salones. "Que cosa mas aburrida. ?Haran eso todas las mananas?" se preguntaba el joven maestro mientras caminaba por el pasillo hacia el aula. El no era el unico que pensaba sobre lo aburrido del acto. Los alumnos de la escuela comentaban lo horrible que eran las horas civicas de los lunes y que deberian volver a soportarlas; en especial despues de que la directora descubriese que muchos chicos se quedaban en las aulas ocultos durante esas horas; jugando, charlando, o haciendo alguna tarea de ultimo momento. Para evitar el ausentismo a lo que ella consideraba el acto mas importante de la semana, impuso como castigo que los alumnos que faltasen a la hora civica o cualquier acto del colegio, pasarian los recreos de toda la semana forrando y organizando libros en la biblioteca. En el aula "3-A" los alumnos ya se encontraban dentro esperando. Como el profesor Cohen habia caido enfermo, los rumores sobre el nuevo maestro se habian expandido. Era sabido que el sustituto seria el mismo sobrino del profesor Cohen, pero poco o nada se sabia sobre el. Nicolas ingreso al aula, lo chicos estaban distribuidos conversando entre ellos, sentados en las mesas; todos a excepcion de Natalia, quien se encontraba en el mismo asiento de antes,aun leyendo su libro. --Buenos dias --saludo levantando la voz para que notasen su presencia. Los alumnos se dieron la vuelta y la expresion en el rostro de las mujeres cambio drasticamente al ver a su nuevo profesor. Mientras los varones lo miraban con desinteres, las chicas no ocultaron su sorpresa al ver a un joven y apuesto hombre de cabello negro y ojos azules. Nicolas noto las miradas. Sentia como observaban de arriba abajo su rostro, su cabello lacio y desordenado, para detenerse en la ropa moderna y casual que llevaba puesta solo unos instantes antes de volver a su rostro y brazos.

  • Seis razones para no amar de Marta Flores

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    No es fruto de la casualidad que Sheila se decida a confeccionar el listado de las "seis razones para no amar". Y es que la joven protagonista no conoce el amor verdadero, pues todos los hombres de su vida le han "salido rana".

  • Un amor por derecho de Carlota Manzano

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    Dicen que el mundo es un panuelo, y que verdad es. Y en mi caso, de no ser asi, no se que seria de mi vida a estas alturas. Supongo que el resultado hubiese sido el mismo, es decir, mi relacion con Luis hubiese terminado igualmente, solo que quizas mas tarde. O tal vez jamas, pero eso ya no lo sabre nunca. Ni me importa. Aunque han pasado ya unos cuantos anos, recuerdo al detalle la noche en que le conoci. Fue precisamente en mi fiesta de graduacion, mejor dicho, en la cena posterior. Despues de mucho hincar los codos, habia terminado mi carrera de Derecho, ademas, con un expediente academico brillante, aunque suene arrogante por mi parte. El esfuerzo habia merecido la pena y las felicitaciones me llovian. Mis padres, que gozaban de muy buena posicion economica, me habian prometido regalarme un coche al acabarla, el que yo eligiese. Lo tuve claro desde el principio; queria un Toyota Rav 4. Tan claro como que mis estudios no terminarian con mi licenciatura, puesto que no pensaba conformarme con ser abogada. Esta que esta aqui pensaba opositar para el cuerpo de jueces y fiscales, pero antes de meterse en ese fregado se tomaria un merecido respiro. Habian sido cuatro duros anos de muchas noches en vela con el flexo encendido alumbrando los libros, aunque he de reconocer que mi carrera no es de las mas complicadas. A mi entender, las hay peores, como Medicina, por ejemplo. Asignaturas como la quimica me han parecido siempre cosa de chinos. Eso por no hablar del descomunal esfuerzo final que tienen que hacer estos estudiantes para prepararse para el Mir, despues de seis largos anos acudiendo diariamente a clase. Y ahi si que lo tienen crudo; o lo aprueban, o no hay tutia. Me acuerdo de mi prima Reyes, que hoy dia es ginecologa, y de nuestras conversaciones por aquellos anos en que ambas estabamos estudiando nuestras respectivas carreras. Ella tiene tres mas que yo. --Esto es para darse un chocazo, Leire --me decia--, pero tengo la sensacion de que Guille no lo entiende. --Guillermo era el noviete que tenia por entonces. --O no lo quiere entender. --Le digo que sea paciente, que ya solo me quedan unos meses en la academia, pero que ahora no estoy para nadie, que no tengo tiempo ni de rascarme los sobacos. Cuando me examine en junio ya sere otra persona, pero lo que toca ahora... !que desgraciada soy, cono! --Chica, pues que quieres que te diga. De desgraciada, nada. Tu estas luchando por tu sueno. !Desgraciado el! Pero mira, ?sabes que te digo?, que si no te apoya ahora y te deja tirada como un mojon, que le den mucho por ahi. Con eso ya te esta demostrando que tipo de persona es. Anda y que se vaya a "jaser" punetas, como dices tu. Reyes se partia con mis expresiones, aunque, para salada, ella. Siempre hemos estado muy unidas. Ella tampoco quiso perderse mi fiesta de graduacion. Por cierto, acudio sola, porque el jartible de su novio, efectivamente, termino dejandola cuatro meses antes de sus examenes del Mir. Despues del acto, celebrabamos una cena por todo lo alto en uno de los restaurantes de mas prestigio de la ciudad. Para la ocasion, yo habia elegido un espectacular vestido entallado de corte flamenco; negro, con flores bordadas y rematado por abajo con un volante mas largo por la parte de atras. Bueno, tengo que decir que en la eleccion tuvo mucho que ver mi madre, que tiene un gusto exquisito para la ropa. --Estas preciosa, nena. Como te vea Sebas se le van a derretir los cataplines --me dijo al verme Marian, una companera de clase con la que siempre me habia llevado a partir un pinon. Sebas era un profesor nuestro que parecia tener fijacion por mi. El baboso, le llamabamos. Era un tipo casado, y bastante entrado en anos, que no desaprovechaba ocasion para acercarse a servidora con cualquier mala excusa cada vez que nos cruzabamos por los pasillos. --Que asco de el, tia. Es que se le van los ojos detras de tu culillo. Tenia razon Marian. Ella tampoco le podia ni ver. No obstante, yo me las tragaba y procuraba no darle nunca ninguna mala contestacion ni nada por el estilo a aquel degenerado (como se merecia) por miedo a que me cogiese mania y eso pudiese influir en mis notas. Cosas mas raras se han visto, pero yo no queria ningun problema en ese sentido. Mis padres, como es logico, estuvieron presentes en el salon de actos de la facultad de Derecho para la entrega de diplomas, pero a la cena no vinieron. Hubieran podido hacerlo porque lo acordado era un par de personas por cada estudiante. De hecho, muchos de ellos cenaron en compania de sus padres, pero los mios prefirieron quedarse en casa aquella noche. --No seas boba, carino --me comento dias antes mi madre--. Ya lo celebraremos cualquier otro dia con tu hermano Pablo cenando los cuatro por ahi. Ve con Reyes, que ella lo esta deseando. Seguro que lo pasareis en grande. Ellos eran asi. Y era cierto tambien que mi prima estaba loca por venir. A esa le ha gustado siempre un sarao mas que a un tonto un lapiz. No es que sea una cabecilla loca, tampoco es eso. --Guauuu, pinta bien la noche, prima--Reyes, viendo el percal, se frotaba las manos mientras una aparcaba el Toyota en los aparcamientos techados frente a los jardines del restaurante, donde nos daban un coctel de bienvenida. --Anda, no seas bruja, que te conozco. --Ni tu tan... en fin, tu ya me entiendes. Por mi madre de mi alma que esta noche te emborracho, a ver si te desmelenas un poco, hija, que no veas... --?Emborracharme a mi? Lo llevas tu crudo, seria la primera vez. Era verdad. Nunca me ha entrado el alcohol. De hecho, no entiendo que le ve la gente a la cerveza para que le guste tanto. A mi me sabe a rayos con ese sabor tan amargo. Del vino ya ni hablamos, pero ese es otro tema. A lo que estabamos. Me acuerdo de que ibamos haciendo el paseillo desde el aparcamiento hasta la entrada de aquel recinto como dos divas; mi prima, toda emperifollada ella, meneando con mucho arte el abanico (hacia un calor de espanto aquella noche), y yo, haciendo equilibrio sobre mis altisimas sandalias de tacon de aguja. La estrechez del traje tampoco es que me permitiese andar muy bien que digamos. Tenia esta sirenita todas las papeletas para pasarle lo que le paso. --Saca dientes, nena. Como la Pantoja--. !Y venga esas caderas! Que se note que llegan dos buenas leonas marcando territorio. --No tienes tu guasa ni na, hermosa --le conteste. --Y toda la que tu quieras, pero mira el cacho de bombon ese que esta ahi de perfil. La joia por culo, todavia no habiamos entrado y ya le estaba echando el ojo a un gacho. Conociendola, no le hice mucho caso porque Reyes era mas de boquilla que de cualquier otra cosa. Mucho lirili y poco lerele, que diria mi hermano, pero no pude evitar mirar hacia donde me indico disimuladamente con un gesto de cabeza. --Ese, ese, el de la camisa blanca arremangada. Alli estaba el, senoras y senores. Era un chaval alto y bien formado que se estaba tomando una copa junto a otros dos chicos en una de aquellas mesas de barril de la entrada del restaurante. Aparte del cuerpazo, no se que le veria Reyes ya a distancia para referirse a el como "cacho de bombon". Lo que si puedo asegurar es que una no vio aquel inoportuno charco que lo desencadeno todo. Se conoce que, antes de nuestra llegada, debian haber regado los suelos a manguerazos vivos para refrescarlos un poco. Mirando precisamente en aquella direccion... alla que fui, como la que esta patinando sobre una pista de hielo. Pegue tal resbalon que, del culetazo, salio volando hasta el bolso de cartera que llevaba en la mano. Y no fue ya el culetazo, que por poco me rompo la rabadilla, como dice mi madre. Es que encima me puse el traje perdido. Parecia que me habia meado. Me moria de la verguenza. Con el espectaculo, los chavales, que estarian a unos cinco o seis metros, volvieron la cabeza y aquel "cacho bombon" solto la copa para venir en mi auxilio. --Ea, ?ves? No hay mal que por bien no venga --solto la muy cachonda de mi prima al ver la jugada. Se partia de la risa. Yo tambien, pero por no llorar. --?Estas bien, chica? Me habia recogido el bolso del suelo mientras yo, muy digna, me estiraba aquel vestido cuya humedad ya me calaba las nalgas. Fue entonces, teniendole frente a frente delante de mi cuando pude comprobar que aquel era, efectivamente, un pedazo de bombon. Pero no un bombon cualquiera de esos que venden a granel en el Carrefour por Navidades, no, sino un autentico Ferrero Rocher de los que pasaba en bandeja la Preysler en aquel anuncio. Con esos ojos verdes como faros y una sonrisa increible de dientes bien alineados y blancos como la cal, se me represento como un verdadero galan de cine. !A la mierda el Tom Cruise, o ese Paul Newman al que tanto admiraba mi madre! --Si, tranquilo. Gracias. --Eso fue todo lo que le conteste. --Deja, que a esta la meto yo ahora mismo en el bano y la saco nueva de alli. --intervino mi prima. --Perfecto. ?Habeis venido solas? --La una con la otra. ?Te parece poco? Reyes era de las que no se cortaban ni un pelo, a diferencia de mi. Yo siempre he sido mas cortada con los desconocidos.

  • Evengarg de Ana B. Sintes

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    Evengarg es una Academia de comandos de competicion en la que conviven y se instruyen centenares de jovenes versados en la continuidad de la paz a traves de acciones militarizadas. Ellos seran los encargados de mediar en las disputas que afloran entre las capitales de las antiguas tierras, mientras la ancestral tradicion de los Uhuren se encuentra amenazada por un peligro que ni ellos mismos son capaces de comprender.

  • Mi Jefe. Un atrevido romance de oficina de Mia Ford

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    ?Ya es de dia? Es lunes por la manana y mi estomago retumba como un despertador, pero lo peor de todo es que todavia estoy en la oficina. Trabajare para Inversiones Stern durante el verano, pero la compania deberia llamarse Inversiones Slave Driver, porque el director ejecutivo es un adicto al trabajo. Conseguire mi titulacion, ya que he trabajado como una bestia y sere una secretaria competente. Por desgracia, eso tiene un precio. Vivo en una caja de zapatos, la unica que puedo pagar en la ciudad porque todo es muy caro. En mi casa, en Kansas, tengo todo lo que necesito… desde mi novio, Leo, hasta mi familia. Aqui, solo poseo este trabajo, cuatro paredes y nada mas. Supongo que estar ocupada hace que mi mente este enfocada en mi objetivo. Llevo aqui quince dias, en los que he trabajado doce horas diarias y cuento con los fines de semana para recuperarme. Suena el telefono y siento calambres en el estomago. Prefiero comer antes que contestar, aunque sera una cena y almuerzo al mismo tiempo. Los restaurantes chinos de la zona tienen precios estupendos y, con mi ajustado presupuesto, me veo obligada a aprovechar los descuentos. !Maldita sea! Leo esta llamando de nuevo. --Hola, nene. --Sonrio, pensando en sus ojos azules y su pelo rubio. Decir que estoy loca por el es quedarse corta. Llevamos saliendo desde el instituto y se que no esta muy contento con mi decision de venir aqui. --?Donde estas? --Estoy en la oficina. --Suspiro, otra vez, pensando en las cuatro paredes y el lugar que llamare hogar durante las proximas seis semanas--. Te llamare cuando llegue a mi cuarto. Desde que lo alquile, supe que no se parecia en nada a la fotografia. Fui una ingenua al pensar que seria igual que las imagenes que habia en internet. Al parecer, el dueno tomo una foto de la habitacion y olvido actualizarla con la que he alquilado. Segun Heather, se trata de una estafa que llevan a cabo la mayoria de los propietarios que trabajan en Finanzas. Ademas, ella dijo que tendria suerte si conseguia algo al mismo precio, asi que deberia aguantar. Es facil decir eso, cuando extrano mi casa como una loca. --Solo te he llamado para decirte algo. Me levanto y me dirijo a la oficina de mi jefe; debe haber dejado la luz encendida porque estoy segura de que se ha ido a casa. --?Que quieres decirme? --Me levanto para escucharlo, aunque tengo una pista, creo que se trata de lo mismo que ha estado amenazando con hacer desde que me fui de casa. --Se acabo. --No. --Empiezo a llorar cuando pienso en mi novio del instituto. Me prometi a mi misma que nos casariamos, por eso intento conservar mi virginidad para el, para poder darsela en nuestra noche de bodas. Dijo que lo entendia, cuando estabamos en el instituto, pero desde que le comente que queria ser secretaria, no ha sido tan comprensivo. Todos mis familiares trabajan en la granja, y los suyos tambien. Ninguno comprende que quiera ser feliz, haciendo algo mas que tener cuatro hijos y ser la esposa de un granjero, como todas las mujeres de nuestras familias. --Quieres cosas grandes. Ir a la universidad. Obtener un titulo. Sacudo la cabeza cuando empiezo a entrar en panico. --No, solo quiero que seamos felices. --Quieres decir que quieres ser feliz. Mira, Dede Wells sigue invitandome a salir y ella es el tipo de chica adecuada para mi. La zorra que intento acostarse contigo en el baile de graduacion y vive en una caravana. ?Esa Dede Wells? <>, grito, mentalmente. --?Isobel, estas ahi? --Si, y quiero mostrarte algo. Ve al chat en vivo. --No tiene sentido… --Por favor, por favor, Leo. Cuelga antes de que tenga la oportunidad de explicarle que hago esto por mi. No quiero ser solo la esposa de un granjero; quiero mas que eso. ?Por que le resulta tan dificil entenderlo? Apuesto a que sus amigos, Neil y Paul, se estan riendo de el. Diciendole cosas como que probablemente lo estoy enganando con algun chico de la ciudad. Activo la camara con manos temblorosas y miro alrededor, para asegurarme de que no me ve nadie. Es tarde y todos se han marchado de la oficina, solo estoy yo. Podria volver a mi escritorio, pero creo que es mejor hacer esto desde la oficina de Christian. Si hay alguien por aqui, no vera lo que voy a hacer. --Leo, por favor no me dejes por Dede. --Tienes que saber que esto tambien me duele a mi. --Sacudo la cabeza, desesperada por encontrar una forma de que se quede conmigo. De repente, agrega--: !Desnudate! --?Que? --Si quieres que me quede contigo, demuestrame lo que me pierdo si me voy con Dede. --Me quedo perpleja, mientras insiste--: Has dicho que no hay nadie en la oficina. Asi que, desnudate. --Quieres ver lo que te falta y a lo que renuncias si te vas con Dede. --Mas que una pregunta es una afirmacion. No dice una palabra, solo asiente con la cabeza y empieza a lamerse los labios con anticipacion. No se que diablos hacer, pero parece que esta funcionando. Improviso y empiezo a desabrocharme la falda y no estoy de cara a el. Me quedo solo con la lenceria y sonrio. --?Te gusta lo que ves? El grune: --Quitatela. No se lo que quiere decir, ?mi sujetador o mis bragas? Le guino un ojo. --Espera un poco, muchachote. Cierro los ojos cuando pienso en perderlo por Dede. Ella tiene tetas grandes, no se parecen a las mias. Leo siempre dice que le encantan mis tetas, ni muy grandes ni muy pequenas, lo suficiente para jugar con ellas. Desabrocho mi sosten mientras pienso en el como mi hombre, el de nadie mas, mucho menos de Dede. Mi telefono vibra en el escritorio, pero lo ignoro. Sostengo el sujetador en la mano. --Tocate. Quiero correrme. Mueve la camara hacia abajo, para ensenarme que ha puesto las manos entre sus pantalones. Nunca he hecho esto delante de el, y no quiero decepcionarlo. Nuestra relacion depende de ello. Giro la silla de cuero detras de mi y me siento. Luego muevo el dispositivo para que el pueda ver lo que hago. Mis bragas siguen puestas. Son las de encaje que me compro cuando fuimos al baile de graduacion y penso que seria nuestra noche. Entonces, tampoco estaba preparada. Suspiro cuando pienso en las veces que lo he decepcionado y no puedo hacerlo ahora. No, no lo hare. Asi que me bajo las bragas y abro bien las piernas. --Si, nena, te lo voy a dar ahora mismo --gimio al otro lado. Pienso en nosotros en la habitacion, haciendo el amor. Un par de veces estuvimos a punto de llegar al final y trato de imaginarlo, mientras deslizo un dedo por mi rendija sin dudarlo, al tiempo que cierro los ojos. Puedo oir a Leo meciendose al otro lado y me concentro en lo que hago. --Mirame, nena, hazlo mas despacio. Me estas llevando al limite. Mirame. --Su deseo es una orden para mi--. Imagina que son mis manos las que te tocan. Quiero darte placer... --Pienso en sus ojos azules como el mar y comienzo a disfrutar de la intimidad que compartimos--. Despacio... Tengo una pierna sobre la mesa. Dejo una mano en mi sexo y con la otra acaricio mis pezones. A Leo le gusta tocar mis pechos y lo hago como si fuera el. Me froto en circulos suaves y veo la pasion reflejada en sus ojos. Cuando comienza a acelerarse, jadeo y siento que soy yo la que controla su placer. Enseguida, sin tocarlo, solo con el pensamiento de lo que estamos compartiendo, hago que se corra. Solo de pensarlo empiezo a sentirme al limite. Echo la cabeza hacia atras y siento que viene un orgasmo. --Estas tan jodidamente caliente ahora mismo. Te estoy jodiendo en linea. ?Es esto lo que me he estado perdiendo? Leo se agita muy rapido y yo froto mi clitoris con tanta necesidad que no puedo evitar correrme. Quiero aguantar, pero no puedo y grito: --Si, Leo. !Si! Es como si nuestras pasiones se alimentaran al mismo tiempo, porque no pasa mucho tiempo antes de que lo vea masturbarse fuera de control. Mientras mi cuerpo tiembla, en un minuto siento frio y al siguiente calor. Estoy teniendo la madre de todos los orgasmos. La idea de que lo hagamos de verdad no parece tan mala. ?Que diferencia hay si lo hacemos ahora o en un par de anos? Ninguna. Me estoy corriendo mientras grita que quiere repetir. Despues se rie y pienso que lo deseo dentro de mi. --Mierda, Isobel. No sabia que escondias tanta pasion. No puedo hablar porque todavia estoy tratando de recuperar el aliento. Es como si me hubiera quitado todo y tambien me echo a reir. --Te deseo tanto. Al oirme, se detiene de forma brusca. --Tengo que irme. Hay alguien en la puerta. Estoy a punto de decir que no he oido nada, pero entonces corta la conexion. Estoy sentada en la silla de mi jefe y no tengo claro que hacer. Corro a su bano, me lavo las manos y luego me limpio entre las piernas. Al mismo tiempo, pienso que Leo ya no me dejara. Me siento tan orgullosa. Tal vez, ha sido la idea de tocarme delante de el, o en la oficina de Christian Stern, lo que me hace sentir asi. De cualquier manera, se que seguiremos juntos y nada va a cambiar eso. Recuerdo que el guardia de seguridad suele caminar por la oficina a esta hora y siento la necesidad de salir corriendo con urgencia. Agarro mi telefono. Ya no tengo ganas de comer y los calambres de estomago son cosa del pasado. La curiosidad se apodera de mi. Estoy vistiendome y me pregunto quien me ha llamado antes. Miro los mensajes y todos son de mi mejor amiga, Agnes. Tambien me ha enviado una foto. Miro la fecha y la foto y me quedo paralizada, con las bragas en la mano. Despues, dejo caer el telefono al suelo. No puedo creer lo que acaba de enviarme. No puedo creer que haya estado ciega todo este tiempo.

  • Al final de la tarde de Kent Haruf

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    Kent Haruf, autor de Nosotros en la noche, vuelve al pueblo imaginario de Holt en esta continuacion de la <> que inauguro con La cancion de la llanura.

  • No te dejare de Kate Hartman

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    El viaje onirico termina y la oscuridad se marcha despues de encontrar regocijo efimero. El descanso es tan dificil de hallar con la ausencia de luz, deseando nunca despertar. El peso de los parpados disminuye, y se diluye en un pozo de pesadez ligero que deja columbrar el sol a traves de la ventana, sus rayos dibujandose en el suelo, y otro dia mas en una habitacion y en un lugar que ya a nadie quiere. El aire tropieza en los pulmones de Kate, atraviesa su pecho, y, a traves de sus fosas nasales, siente un dia mas de vida, uno que tal vez ella ya no quiere despues de todo. Durante unos minutos observa el techo y no se siente dentro de si misma, sus brazos no le pertenecen, ni sus parpados, ni sus piernas; no es ella misma, y, sin embargo reconoce que en realidad lo es. Ella es Kate y las dudas sobre su existencia definen lo que ella es: vacuidad. Ya no hay nada para ella, sus anos y alegrias se esfuman, dejandola solitaria, con un cuerpo y una consciencia que la tortura con cada segundo que pasa. Con la energia que ya no existe, Kate se levanta y observa el resto de su habitacion. Todo esta en el mismo lugar; el espejo, la mesa de noche, la comoda, la alfombra, todo sigue alli. Solo hay algo mas que sobresale del resto de las cosas: dos maletas. Dos maletas junto a la puerta, con lo unico que queda de ella, su ropa, algunos libros, arrepentimientos, resignacion, y dinero para nunca mas regresar. Un suspiro atraviesa su pecho y deja salir su dolor, el cual nunca deja de morir, y le recuerda que ya nada se puede reparar; es tiempo de aceptar que el dano es irreparable. Kate se dirige a la ducha, su vuelo sale en unas horas, y le asquea seguir en aquella casa, en aquella ciudad, rodeado de personas que guardan reminiscencias insidiosas de ella. Kate reflexiona diariamente al respecto, y en la ducha cada gota de agua quema como saetas disparadas a quemarropa, asesinandola con recuerdos que no quieren desaparecer. Ella sabe que solo hay una manera de asesinarlos, pero es imposible borrar los vestigios de una vida llena de errores. Es imposible estar limpio despues de encontrar comodidad en la suciedad. Asi, durante varios minutos, Kate se acostumbra a recibir tantos disparos que la ducha le ofrece, soportandolos con dignidad y uniendo aquellas saetas con los residuos de su alma resignada que manan de las comisuras de sus ojos, recorriendo sus mejillas, y largandose por el desague, a donde toda la suciedad se marcha. Sale de la ducha y se viste rapidamente. Se mira al espejo y no se reconoce; todo sigue alli, su tez blanca y sus ojos azules tan resplandecientes como siempre, pero ella no puede notar ya el resplandor que alli vive, el brillo se apaga, y la alegria se diluye y se marcha por el desague de la existencia. Ella se ve en el espejo, y alli esta Kate, pero una Kate que ya no vive; la nueva version de Kate aun no nace, y lucha por ello, pero quiere rendirse y ya no puede evitarlo. Es como ver a un cuerpo mas de tez blanca y ojos azules; un cuerpo mas, pero no a una persona real. Kate da un giro y se dirige a la puerta, la deja abierta y toma sus maletas. Sus pasos bajando las escaleras suenan en toda la casa de aquel vecindario, haciendo un eco insoportable; el recordatorio de la soledad. Se siente sola, en medio de aquella sala, los muebles, la cocina, y el televisor apagado. Suspira una vez mas y se dirige a la cocina, hay un sandwich, una taza de cafe, pero no hay ninguna nota, y tampoco esta su madre, aunque nada de esto importa ya para Kate. El cafe esta frio y la pesadez que domina a Kate la reprime de calentarlo, y lo bebe asi, no por placer, sino por el simple habito de hacerlo, ya nada importa para Kate, todo en aquel pais y en aquella casa pierden su importancia para ella. Puso el sandwich en una pequena taza, la introduce en la maleta, y se dirige a la puerta. Camina lentamente hacia las afueras del vecindario en donde vive; observa las calles, los autos, las casas, las plantas, y algunos rostros conocidos. Todo este conjunto forma parte de ella, de su vida, pero sabe en el fondo que ya no le pertenece y que debe continuar, porque todo esta atras y forma un peso adicional junto a la pesadumbre que la domina en este instante. Al llegar a la entrada del vecindario, gira su cabeza, y observa aquella caterva de recuerdos una vez mas; este es el adios. Unos minutos despues, el taxi llega a su lado. --Al aeropuerto, por favor. --Claro que si, senorita --responde el taxista y el automovil inicia su recorrido hacia el inicio del viaje de Kate. Kate recuesta su cabeza en la ventana y la siente vibrar, gracias al ritmo del automovil por la uniformidad de las calles. Kate observa los ultimos arboles y casas de su urbanizacion, y aquel reflejo se traslada hacia el retrovisor, el cual ocupa todo el espacio del mismo, para minimizarse lentamente hasta hacerse mas pequeno que una hormiga, y desaparecer en su totalidad, viajando hacia la mente de Kate, que va a transformar y borrar aquel reflejo, junto a los recuerdos relacionados al mismo con el paso del tiempo; es el viaje tragico de nuestras vivencias, piensa Kate. Por otra parte, unos minutos despues, el automovil tambien pasa cerca del hospital de aquella ciudad, un hospital que guarda recuerdos especificos que ya quiere olvidar porque son una de las tantas razones por las cuales ella desea irse de aquel pais. Desvia su mirada hacia el conductor y luego hacia la calle que tiene delante de ella porque es mas facil evitar aquellas escenas que enfrentarlas, al fin y al cabo. Para Kate, estando en aquel automovil, es dificil no pensar en todas las razones que tiene para marcharse, y los minutos se alargan, y los segundos se hacen horas; lo unico que desea es mirarse a si misma en un aeropuerto. Trata de visualizarse asi, pero los ruidos de las calles borran aquellas imaginaciones. --!Muchas gracias! --!Buen viaje, senorita! --Responde el taxista. Kate mueve su mano en senal de despedida, junto a sus maletas. Al entrar al aeropuerto, se asegura de que su pasaje esta alli. Toma sus maletas y se adentra en el aeropuerto. Es la primera vez que ella viaja, y esta un poco perdida, sin embargo, sabe muy bien que es lo que tiene que hacer. Despues de dar unos pasos, sin embargo, siente un aura extrana alli que la rodea porque todos estan ocupados en sus asuntos, en todo lo que van a hacer, y nadie la observa, Kate se siente invisible, y siente que no tiene un lugar en el mundo; esta sensacion incrementa aquellos pensamientos daninos que la obligan a iniciar una nueva vida y a recordar que esta realmente sola y que sus amigos, o alguien que realmente se preocupa por ella, desaparecieron en su totalidad. Continua caminando con sus maletas y se sienta en algunas sillas a esperar. A traves de una ventana enorme observa varios aviones detenidos, y rapidamente puede visualizar, en su mente, subiendo a alguno de ellos, y mirando, desde el avion el lugar en donde esta ahora mismo, mientras el tamano disminuye, hasta convertirse en algo mas pequeno que alguna hormiga. Kate baja la mirada, con sus maletas junto a sus piernas, y observa el suelo, sin observar realmente algo. Se siente abrumada por alguna caterva de vacuidad porque ya sus recuerdos no la abruman como para sentir culpabilidad, sus recuerdos ya no existen y ella solo esta alli esperando un vuelo para iniciar una nueva vida. Sin embargo, el pensar que sus recuerdos ya no existen, que ya nada importa, se siente mucho peor que la misma culpabilidad que puede atormentarla de vez en cuando, y esto es mucho peor. Sube la mirada y observa el mismo panorama, muchas personas caminando alrededor, hablando a traves de algun telefono, otros buscando a alguien mas, siempre buscando a alguien; todos tienen algo que hacer, y Kate solo tiene que estar sentada alli y esperar, y nada mas. Ella no tiene que llamar a nadie, tampoco tiene que buscar a nadie, y nadie la esta buscando a ella. Ese pensamiento le hace sentir mucha pesadumbre porque no importa cuantas veces diga que no le importa continuar sola; en el fondo le importa mucho y sabe que no puede escapar de ese inevitable sentimiento, de que quiere algo de compania y entendimiento. Pero esta ultima parte esta quedando atras, relegada, casi desapareciendo, porque una manta enorme de indiferencia la esta cubriendo y de resignacion en cuanto a su pasado y a lo que le queda por continuar. --?Mucha soledad a tu alrededor? Kate sube la cabeza y responde: --?Huh? --Soy Mark, estoy esperando por mi vuelo, y supongo que tu tambien por el tuyo. ?A donde vas a ir? Se que mi presentacion puede parecer extrana. --Soy Kate, y si, espero por mi vuelo. Voy a ir a los Estados Unido, a Miami. --?Por que a los Estados Unidos? Yo voy a ir a Inglaterra. --Simplemente... Quiero iniciar una nueva vida, eso es todo --responde Kate. --?No es extrano este lugar? --Pregunta Mark. --?Por que? --Todos estan tan ocupados, caminando de un lado a otro. Cuando viajas, ya sea por iniciar una nueva vida o por simple placer, este aire te muestra que la vida es muy efimera, y al pasar esa puerta, antes de subir al avion, te sientes en el final de una vida pasada. Es como morir y renacer, pero, ?sabes que es lo peor de todo? --?Que cosa? --Responde Kate. --Que a veces no sabes si vas a renacer. ?No lo crees? --Bueno, a veces pienso lo mismo sobre este lugar. Es la primera vez que viajo, y por eso puede que mis imaginaciones y pensamientos sean de este tipo. Supongo que hay gente que cree lo contrario, pero esto es lo que yo pienso. Quiza algun dia mis opiniones en cuanto a los aeropuertos cambien. --?Tu crees que vas a renacer en los estados unidos? --Pregunta Mark. Kate lo observa y nota que es un hombre fornido, con una barba larga, y muy poco cabello; pero en la manera de hablar, Kate siente que es un hombre muy seguro de si mismo, tanto que probablemente ese es el precio que se debe pagar para terminar como el: en un aeropuerto intentando empezar de nuevo, siempre intentando. --Honestamente --responde Kate--, no lo se. Realmente, no lo se. No se que responder. Lo unico que se es que aqui, en esta ciudad, no puedo renacer. --Si, comprendo Kate, yo tampoco se si voy a sentir lo mismo en Inglaterra, pero, es mejor intentarlo y ver que reserva la vida para nosotros, ?no lo crees? --Si --Kate comienza a sentir un poco mas de simpatia por Mark--, definitivamente. --Aunque la vida no nos reserva nada, es mucho mejor descubrir aquella ausencia y no quedarse con las dudas. En ese instante, un altavoz suena, Kate observa su pasaje y sabe que aquel vuelo anunciado es el suyo. Mark lo observa y el sabe que no va a ver a Kate otra vez, por eso el dice: --Buena suerte, Kate, si necesitas algo, voy a estar en Inglaterra. !Buen viaje! --Muchas gracias, Mark --responde Kate

  • Coleccion Especial Policiaca de Raul Garbantes

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  • Cuentos clasicos para conocerte mejor de Jorge Bucay

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    A partir de los cuentos clasicos podemos conocer mucho sobre el comportamiento humano. Nuestros miedos, fantasias e ilusiones; los objetivos propuestos y logrados, y los retos y obstaculos a que tenemos que enfrentarnos. Jorge Bucay relata a los lectores, en un lenguaje moderno y lleno de magia, 15 cuentos e historias clasicos (El patito feo, La bella durmiente, La sirenita, etc.), con la moraleja tradicional y una nueva interpretacion personal que va mas lejos para ahondar en lo peor y lo mejor de nosotros y nuestros comportamientos.
    Un libro lleno de ensenanzas para conocernos mejor, pero tambien una relectura deliciosa de los cuentos de nuestra infancia con muchos datos curiosos sobre como surgio cada relato y se ha mantenido a lo largo del tiempo y en las diferentes culturas.

  • La ultima rosa negra de Julianne May

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    Victoria Bedoya, una impulsiva joven perteneciente a la mas alta clase social de Buenos Aires, parece tener una vida ideal. Acompanada siempre por su madre, Ana Bombel, se dedica a conocer las mas importantes ciudades europeas gracias a la profesion de su prometido, el Dr. Francisco Elizalde, quien, previo a la tan esperada boda, se compromete a un viaje mas. Lisandro Del Pozo, un ermitano y adinerado hombre de negocios, le ofrece una descomunal cantidad de dinero a cambio de sus servicios en Puerto Aguirre, un pequeno pueblo cercano al rio Iguazu. Nada parece fuera de lo comun. No obstante, los encantos de la selva misionera llevan a que Victoria descubra una antigua leyenda guarani, roce con la muerte y conozca al asesino mas temido de la zona: un extrano jaguar. Pero eso no es todo. Lisandro, al que tanto desprecia por este desear acabar con el felino, despierta en ella nuevos y contradictorios sentimientos que, poco a poco, la llevan a descubrir su mas oscuro secreto.

  • El futuro es hoy de Jose Maria Aznar

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  • Canela y miel (Un te con amor 3) de Mar P. Zabala

    https://gigalibros.com/canela-y-miel-un-te-con-amor-3.html

    Tercera y ultima entrega de la trilogia paranormal <> de Mar P. Zabala.

  • Philip Trent Y El Caso Trent de E. C. Bentley

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    Quiza por casualidad o por obra del destino, el artista y detective aficionado Philip Trent se ve envuelto en la muerte del filantropo James Randolph, pues tras recibir el encargo de pintar su retrato, ha sido la ultima persona, aparte del asesino, en verlo con vida. Pero este es solo uno de los varios hilos que conectan a Trent con el suceso: su querido inspector Bligh esta a cargo del caso y, ademas, otro viejo amigo suyo lo deja perplejo al confesarse culpable del crimen. La desaparicion de una actriz y otros dos asesinatos anadiran aun mas misterio a un laberinto de elaboradas intrigas que pondran a prueba las capacidades deductivas del siempre inquieto y perspicaz protagonista. Hubo que aguardar veintitres anos desde la aparicion de El ultimo caso de Philip Trent (1913), uno de los clasicos de la ficcion detectivesca mas famosos de todos los tiempos, para que esta segunda novela de Bentley, escrita en colaboracion con H. Warner Allen, viera la luz. La espera, sin duda alguna, merecio sobradamente la pena.

  • Gladius Crasso de Javier Parham

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    Ano 60 D.C. . La vida transcurria sin sobresaltos en el reino de Anfipolis , antigua Macedonia , gobernado en ese entonces por la reina Briceidas de Tasos y su esposo , el rey Hipolito ” El Justo ” .Anfipolis , asi como toda Macedonia , era una provincia mas del vasto y poderoso imperio romano que gobernaba casi todo el mundo conocido de entonces , el emperador Neron estaba en el poder en Roma , el cual ejercia con mano ferrea y cruel en todo su imperio .Neron habria nombrado gobernador de Macedonia al heroe romano , general de mil batallas y condecorado hijo predilecto de Roma , el general Cayo Marius Agripa , este mantiene una buena relacion con la reina Briceidas y logra sostener a sus subditos macedonios en relativa paz , pagando sus tributos como Roma exigia .Pero esta paz no seria duradera , por razones oscuras no muy bien conocidas la guerra estalla de repente entre Roma y el reino de Anfipolis , el poderoso ejercito romano comandado por el general Marius aplasta la sublevacion macedonia sin problemas , destruyendo el palacio y ejecutando a la familia real .

  • Leonardo da Vinci. La biografia de Walter Isaacson

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  • El nombre del canalla de Adriana Hartwig

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    En medio de los susurros de un pasado que, como un fantasma, se niega a
    morir del todo, se esconde un nombre. Otro, canalla, que invoca a un
    alguien aborrecido, lo reemplaza. ?Quien es el hombre que se esconde
    detras de ese otro sin escrupulos, vacio de sentimiento, que se hace
    llamar Dante Rivera?

  • El bestiario de Axlin (Guardianes de la Ciudadela 1) de Laura Gallego

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    El mundo de Axlin esta plagado de monstruos. Algunos atacan a los viajeros en los caminos, otros asedian las aldeas hasta que logran arrasarlas por completo y otros entran en las casas por las noches para llevarse a los ninos mientras duermen.

  • La sexy caza a la chica Hitchcock, Cristina Prada, Tiare Pearl de Cristina Prada

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  • En la casa vacia de Manuel Barea

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    “Tu cuerpo no es nada frente a un muro de hormigon.”

    ?En que momento exacto se torcio todo? ?En que punto tu cuerpo se convirtio en un estorbo, en un cruel recordatorio de un pasado al que no tienes mas remedio que volver? Posiblemente estas sean algunas de las preguntas que se hace Eva, la protagonista de esta novela, a quien el peso de las miradas, las palabras y los deseos ajenos resulta cada vez mas insoportable. Presa de un dolor fisico constante y de una rutina que tampoco parece tener fin, se ha visto obligada durante los ultimos diez anos a malvivir encadenando trabajos como chapuzas a domicilio y camarera, realizando dia tras dia el mismo trayecto sin escalas, ese que va desde la apatia a la resistencia y viceversa. Sin embargo, cuando finalmente el dinero se acabe y su casera le ordene abandonar su hogar, Eva tambien se vera obligada a regresar al unico lugar que en el fondo ha conocido, la casa de sus padres, la de su infancia, aquella que una noche abandono sin mirar atras. Ahora, de vuelta en el pueblo donde se crio, el Infierno primigenio, debera elegir entre vivir para siempre en el pasado o recorrer un camino distinto a aquel que los demas ya han elegido por ella.

  • Al filo de la medianoche de Shannon Mackenna

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    Hace anos, Sean tuvo que apartar a Liv Endicott de su camino para salvar su vida. Ahora tiene que mantenerla cerca, muy cerca… precisamente por la misma razon.

  • El alma del mundo de Alejandro Palomas

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