• un verano diferente - Manuel Navarro Seva

    https://gigalibros.com/un-verano-diferente.html

    Vika, una nina rusa de diez anos, viaja de vacaciones a la costa alicantina con sus padres, su amiga Yelena y su hermano Dima. Es el quinto ano consecutivo que van a pasarlas en Espana. Esta muy contenta de volver una vez mas. Sin embargo, este verano sera muy diferente a los anteriores. Ocurrira un hecho extraordinario que cambiara sus vidas.
    Una nueva y apasionante historia de suspense de Manuel Navarro Seva, situada en el marco incomparable de la ciudad de San Petersburgo y en las playas del levante espanol.

  • Un verano diferente Versión Kindle - Libros - Amazon.es

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  • Un verano diferente : Navarro Seva, Manuel - Libros - Amazon ...

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  • UN VERANO DIFERENTE | ROCIO SANTIAGO ALCARAZ

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    30 nov 2021 — El libro UN VERANO DIFERENTE de ROCIO SANTIAGO ALCARAZ en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • un verano diferente (ebook) - santiago alcaraz rocío

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    El eBook UN VERANO DIFERENTE EBOOK del autor SANTIAGO ALCARAZ ROCÍO en PDF al MEJOR PRECIO en Casa del Libro.

  • UN VERANO DIFERENTE (EBOOK) - ROCIO SANTIAGO ...

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  • Un verano diferente - Manuel Navarro Seva

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    9 jun 2018 — Un blog sobre literatura, libros, viajes y reseñas. ... Mi nueva novela 'Un verano diferente' está disponible en Amazon desde esta tarde.

  • Un Verano Diferente #2 - Booknet

    https://booknet.com/es/book/un-verano-diferente-2-b387502

    10 feb 2022 — Libro Un Verano Diferente #2, género: Joven Adulto, autor Niina. Lee Un Verano Diferente #2 en la plataforma de autopublicación Booknet.

  • Un verano diferente | Facebook

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    Quiero agradeceros a todos los que habéis comprado mi libro 'Un verano diferente' y, en especial, a aquellos que lo habéis reseñado en Amazon.

  • Un verano diferente | Virginia Raya García - Bubok

    https://www.bubok.es/libros/235248/Un-verano-diferente

    24 nov 2015 — Aquí te presentamos algunas lecturas recomendadas basándonos en las valoraciones de lectores que compraron este mismo libro. ¿No es lo que ...

  • No mires atras, amor, Manuel Navarro Seva de Manuel Navarro Seva

    https://gigalibros.com/no-mires-atras-amor-manuel-navarro-seva.html

    Una noche de primavera del ano 1983 muere asesinada en su casa de Madrid la reconocida pianista Alicia Pardo, con treinta y ocho anos y una trayectoria brillante en el mundo de la musica clasica.
    La investigacion policial, a cargo de los inspectores Contreras y Moreno, se alarga sin resultados satisfactorios por la falta de pruebas concluyentes.
    Julian, unico hijo de Alicia, se empena en averiguar como era su madre, que secretos guardaba, quien la mato.
    Mientras tanto, el asesino de Alicia vuelve a matar.
    Una novela de intriga tejida con el crimen, la musica, la literatura y el amor.

  • Un amor cualquiera de Jane Smiley

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    Hace ahora justo veinte anos, los Kinsella eran, en apariencia, una familia idilica y feliz. De un dia para otro, el marido de Rachel vendio sin avisarle la casa en la que vivian y se llevo a los cinco ninos al extranjero. Hace ahora justo veinte anos de la ruptura, este preciso fin de semana en que tres de los hijos de Rachel, ya adultos, cada uno de ellos sumido en su particular crisis personal, se han reunido en la casa materna. Con esos recuerdos tan vivos para Rachel, no es de extranar que una conversacion casual, en el porche, despues de cenar, derive en una confesion sobre los acontecimientos que propiciaron aquella ruptura; lo que sin duda ella no espera es que sus hijos tengan tambien algo que contarle...

  • Calle Dublin de Samantha Young

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    Jocelyn Butler se ha estado escondiendo de su pasado durante anos. Pero todos sus secretos estan a punto de ser descubiertos?
    Hace cuatro anos, Jocelyn dejo atras su tragico pasado en los Estados Unidos y comenzo de nuevo en Escocia, enterrando su dolor, haciendo caso omiso de sus demonios y avanzando sin ataduras. Su vida solitaria esta funcionando bien hasta que se muda a un nuevo apartamento en Dublin Street, donde

  • La llama de la pasion de Javier Pina Cruz

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    Un pequeno homenaje a todos esos padres y madres, que tienen que criar solos a sus hijos.

  • Con la proxima lluvia de estrellas de Fanny Ramirez

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    --?Y Lorena? Paula aparta la mirada de su helado y alza los ojos hacia mi al mismo tiempo que se mete una gran cucharada en la boca. Su gemido de placer hace que algunas personas nos miren y sienta la necesidad de esconderme bajo la mesa. Odio ser el centro de atencion. --Dijo que ya venia... estara por llegar, supongo --se encoge de hombros. Vuelve a tomar otra cucharada y se la come con verdadero deleite. Yo disfruto igualmente de mi insipido te. Las campanillas de la puerta me hacen mirar hacia esa direccion, donde la cabellera negra de Lorena aparece, dejando la taza a medio camino de mi boca. Esta radiante, alegre como siempre y desprendiendo su desparpajo natural viene a nuestra mesa al final del local. --Buenos tardes, nenas --saluda repartiendo besos a Paula y a mi. Miro sus manos como si una fuerza sobrehumana me obligara a hacerlo y no es para menos. --?Que es eso? --pregunto, sin necesitar verdaderamente una respuesta a esa estupida pregunta. --Lo traje para ti --declara ella entregandome aquella maravilla al mismo tiempo que se sienta junto a mi y alza mano llamando a la camarera. --"Te desafio a enamorarme" --leo sintiendo el familiar cosquilleo recorriendome de pies a cabeza. --Te va a encantar, Clau --la escucho decir. Pero estoy tan atrapada leyendo la sinopsis, que no puedo contestar ni agradecerle aquel gesto. --Cierto --comenta Paula con la boca llena. Traga y asiente efusivamente hacia mi--. Es una verdadera maravilla ese libro. Me enamore del sexy Sebastian, incluso fue durante unas semanas, mi fantasia favorita para mis noches de soledad. --Sus cejas se mueven sugestivamente y Lorena suelta una risotada. Yo simplemente niego con la cabeza y deseo no parecer una bombilla incandescente. No es de extranar que Lorena me deje libros con los que satisfacer mi vicio, y es que con lo poco que gano en mi trabajo, no puedo permitirme el lujo de comprar todos los que quiero. Si por mi fuera, en vez de paredes, tendria libros. Romanticos a ser posible. Soy una amante sin remedio y para que enganar: tambien me gustan las novelas con un toque erotico. Pero siempre con una historia previa, cabe destacar. A mi eso de ponerse a... chuscar como conejos en cuanto se conocen y seguir asi toda la novela... bueno, esta bien para esas noches en vela, a falta de un buen... revolcon como diria mi amiga. Poco despues, viendo que no estoy muy por la labor de entablar conversacion, teniendo aquel magnifico regalo en mis manos, nos despedimos y pongo rumbo a mi apartamento con paso apresurado. Escuchando el taconeo de mis botas en el acerado, como los coches y taxis van y vienen por las calles y sintiendo los segundos pasar a mi alrededor, no veo el momento de llegar para ponerme a leer como una loca. Menos mal, desde hace unos anos, cumpli mi sueno de poder irme a vivir sola. Y no es que estuviera mal viviendo con mis padres y mis siete hermanos, pero... necesitaba espacio. No es facil lidiar con tanto hombre por ahi suelto. No me dejaban respirar tranquila ni mucho menos leer a gusto. Siempre estaba aquella ley estupida que seguro les cedio mi madre nada mas nacer: hacer rabiar a vuestra hermanita. Aun hoy, tengo que tratar con ellos incordiandome por telefono. Es un suplicio. Aunque una cosa no quita a la otra. Los echo mucho de menos. Eso de estar en otra ciudad tiene sus ventajas pero tambien las desventajas de no verlos cuando quiero. Aunque mi apartamento no es mas que un salon-cocina-comedor, una habitacion y un bano pequeno pero muy cuco, estoy lamar de feliz por poder tan siquiera permitirme eso. Trabajo por horas en la biblioteca y aunque cobro una miseria, lo minimo para poder subsistir, no me quejo en absoluto. Me encanta estar rodeada de letras e historias. Lo que no me encanta tanto: que mi jefa no me deja ni ojear el titulo de ninguna de ellas. Abro el pesado porton del bloque de apartamentos, casi desencajandome los brazos por el esfuerzo y profiriendo un largo suspiro entro y me dirijo al ascensor que me llevaria al cuarto piso. Las puertas metalicas un poco oxidadas, hacen de reflejo a mi aspecto. No puedo reprimir la mueca que me sale al ver mi atuendo y odio tener que dar la razon a mis amigas. No es que vista mal, si no que a diferencia de ellas, no puedo estar gastando en ropa lo que puedo ahorrarme para comprar comida. Me conformo con lo que tengo, aunque sea de la temporada pasada. Hoy sin ir mas lejos: mis rizos castanos se esconden bajo un gorro azul, regalo de mi mama por navidad, que mas tarde me entere que fue de mi prima que segun ella ya no se llevaba. Mi jersey verde, hace resaltar mis ojos casi del mismo color y no esta tan mal si no miras la manga derecha deshilachada o el minusculo agujero justo debajo del pecho. Mis vaqueros son casi nuevos, los compre hace unas semanas en el mercado. Fue una autentica ganga. Solo por tener una pernera un poco mas larga que la otra, me rebajo tres euros de su precio. ?Genial, verdad? solo tengo que doblar la otra, para que quede igual y listo. Si ya lo dijo mi padre: "Para todo tiene salida, esta nina" Vuelvo a suspirar en cuanto las puertas se abren por fin, abrazando el libro con una mano y sacando las llaves con la otra, entro en mi hogar. <> Nada mas dar un paso, estoy en el salon que a su vez hace de cocina y comedor, una gran estanteria con montones de libros, le dan color a las blancas paredes y un pequeno sofa a juego con la alfombra y las cortinas, dan lugar a mi espacio perfecto. Me encanta sentarme y escuchar la lluvia mientras leo y bebo un te caliente. Amo el invierno, la lluvia y el frio... todo lo que signifique estar encerrada y poder leer a gusto, esta bien para mi. Cosa que si mi madre se entera, me manda de cabeza a un manicomio. Dejo el libro encima de la pequena mesa de cafe junto al sillon y me dirijo a mi habitacion para ponerme comoda. Una camiseta de tirantes, pantalones largos de pijama y una manta de pelos, son mi atuendo preferido y por el que opto. Ya comoda y dispuesta, coloco el libro en mi regazo y empiezo a leer. *** "Y me mira a los ojos, con aquellos orbes azules, tan oscuros como el manto de la noche. Me ama. Soy la mujer mas dichosa del planeta. Y cuando sus labios tocan los mios, me siento desfallecer. Sus manos me despojan de mis ropas al mismo tiempo que yo le despojo de las suyas. Nos amamos... y no puedo ser mas feliz." --Definitivamente eres mi nuevo amor, Sebastian Mateo --sollozo entre lagrimas abrazando el libro contra mi pecho y cerrando los ojos--. Ojala existieras... !yo te invoco! --me rio histericamente por la locura que acabo de decir. Definitivamente, demasiada lectura por esta noche. Lo bueno: Que solo me queda el capitulo final de la historia; lo malo: que no quiero que acabe. *** A la manana siguiente con el mal humor mananero que me caracteriza, salgo de mi cama y entro a la ducha a un tiempo record. Siempre me pasa igual cuando me acuesto a las tantas de la noche, teniendome que levantar temprano al dia siguiente para ir a trabajar. Y es que apenas creo que he dormido tres horas por no dejar la novela a medias y por raro que parezca me di por satisfecha justo en la cuspide. O como diria Paula, en pleno orgasmo. En cuanto estoy limpia y seca, sin entretenerme siquiera en tapar mi cuerpo, abro la puerta para salir. Total, estoy sola y las cortinas aun estan echadas. Y de todas maneras, ?quien va a estar observando ventanas de cuartos pisos a las siete de la manana? En cuanto cierro la puerta detras de mi, un movimiento que vislumbro a traves de mis pestanas, me hace alzar la mirada para encontrarme con un hombre. Un completo desconocido observa mi cuerpo de abajo a arriba y de vuelta a mis pies descalzos. --!Aaaaahhhhhhhh! --!La virgen! --murmura el tapandose los oidos. Pero claro, sus ojos estan aun entretenidos mirandome sin ningun tipo de tapujos. Atrapo el cojin del sofa tapandome como puedo mis partes intimas. Cosa totalmente imposible porque el cojin puede medir como una de mis tetas. --!?Quien demonios eres?! --chillo haciendo malabares con dos cojines esta vez--. !Y deja de mirarme! El hombre alza las manos en signo de paz y cuando me mira por fin a la cara, desvia la mirada avergonzado. !A buenas horas! --Lo siento... --musita dandose la vuelta dejandome ver cual ancha es su espalda. Mi respiracion es jadeante y ahogada, como si en vez de haberme estado duchando, hubiera llegado de correr una maraton. No es para menos, otra en mi lugar seguro lo agarraria a palos. Pero yo no lo hago por una simple razon: Aquel hombre se me hace malditamente familiar, por no hablar de su voz malditamente conocida. Todo de el me recuerda a alguien, pero... ?a quien? Estoy tan ensimismada en buscar en lo mas hondo de mi mente, que me sobresalto en cuanto lo escucho hablar. --?Puedes vestirte, por favor? --pide alzando su cabeza hacia el techo y poniendo sus brazos en jarra. --Oh... claro --digo para luego echarme a correr hacia mi habitacion. Echo el pestillo en cuanto encajo la puerta de un portazo. Cosa inutil ya que me ha visto como dios me trajo al mundo. ?Que mas va a ver? Ademas si aquel hombre es un violador, una puerta mas fina que mi dedo, no lo va a parar. Desecho aquella idea, en cuanto pienso que si realmente viene a hacerme dano, ya lo hubiera hecho. Por lo que despues de soltar un suspiro, me visto con lo primero que encuentro y salgo para pedirle una larga explicacion. --Ya me estas diciendo: quien eres, que haces en mi casa y lo mas importante: ?Eres peligroso? --el hombre, tremendamente atractivo, por cierto, abre su boca para hablar, pero sin esperarnoslo ninguno de los dos, sigo con mi diarrea verbal. Suele pasar cuando me veo en situaciones como esta en la que estoy de los nervios--. Obviamente si lo eres no vas a decirmelo, pero te ordeno que me lo digas. Si no, te arrepentiras... --Mi voz amenazante junto con mis manos echas puno y mi ceno fruncido lo hacen sonreir. Y hasta ahi llego mi vida. --No voy hacerte dano... no se que hago aqui ni como he llegado. Solo se que en un parpadeo, estaba en otro lugar en vez de en mi casa. Siento haberte... --senala la puerta del bano y se rasca la nuca luciendo de nuevo un poco avergonzado--... asustado antes. No fue mi intencion. Se acerca unos pasos hasta quedar en toda su altura frente a mi. Sus ojos son oscuros haciendolos parecer negros pero con una leve chispa azul intenso. Como una noche estrellada. Su pelo moreno acaricia su frente y casi tengo el impulso de apartarselo. Su ceno esta fruncido por la preocupacion. Sus ropas arrugadas y parece no haber dormido. --?Quien eres? --pregunto en un hilo de voz. --Me llamo Sebastian. Sebastian Mateo. Y ahi si que mi mundo se derrumba a mis pies. O soy yo cayendo al suelo desmayada. *** --?Estas jodidamente insinuando que me crea lo que estas insinuando? --chilla Paula al otro lado. Llame a Lorena, la cual es la duena de aquel libro del demonio, pero no me cogio el telefono. Entonces pense que quizas esta en el trabajo, cosa que yo hoy no fui a hacer. Suerte tengo si manana sigo teniendolo. Pero el maldito punto es el siguiente: !Tengo al mismisimo Sebastian Mateo en mi salon! !En carne y hueso! !Y que carne! Madre mia... estoy demente y encima Lorena, la cual fue mi segunda opcion, no para de darme la razon en eso. No se lo cree, obviamente. Por mas que le digo lo que me ocurre, ella salta con cualquier chillido histerico o me pone de loca para arriba. --Joder, es en serio... --lloriqueo sentandome en la cama de cara a la puerta. Un rato antes, Sebas, digo... Sebastian, ha cuidado de mi hasta que desperte. Y no es que lo recuerde, ya que cai inconsciente. Pero lo primero que vi al abrir los ojos fue su rostro inundado por la preocupacion y sus manos acariciando mi cara. Justo despues, entro en la cocina para prepararme algo para comer. Segun el: eso me pasa por la falta de nutrientes de no haber desayunado. Estuve a punto de soltar una carcajada en cuanto lo dijo. Cosa que reprimi al ver que realmente estaba asustado por mi salud. --?Te has tomado la temperatura? --sigue diciendo mi amiga por la otra linea. Y harta de esperar apoyo moral, aunque sea minimo de su parte, cuelgo y me dejo caer en la cama para a continuacion cerrar los ojos. --Oye... ?Como tomas el cafe? Su voz tan atrayente como canto de sirena, en este caso sireno o como se diga el macho de la sirena, casi me hace babear. Por otro lado opto por erguirme, planchando mi fino vestido en un intento de parecer formal. --Con leche condensada casi hasta la mitad y dos de azucar. Su cara se arruga en una mueca. --Eso parece mas un postre que un cafe. --No me gusta el cafe --digo riendome de su semblante descolocado. --?Entonces quieres que prepare un te, leche con cacao...? --Estara bien el cafe no te preocupes. Creo que hay un bote guardado en el armario de "para las visitas". --Vale... --se da la vuelta para salir, con el ceno levemente fruncido y una sonrisilla jugandole en los labios, pero cambia de idea y se vuelve de nuevo hacia mi--, ?Como te llamas? --Me llamo Claudia. Me regala una sonrisa megavatios y sin mas, se va fuera de la habitacion. Suspiro y me armo de valor para salir y afrontar aquello. No se siquiera si el es consciente de que se trata de un personaje de libro ni si quiera si recuerda algo de su vida. Tambien me puedo encontrar con que el quiera volver a su mundo ?y como hago yo eso? No tengo idea de como salio, en primer lugar. <> --No puedo estar pensando en ello... no puede ser... ?que se supone que soy? ?Una bruja? -- cuando me voy a dar cuenta, estoy andando de un lado para otro en el reducido espacio de mi habitacion y lo que me falta es tirarme de los pelos para parecer una completa desquiciada. Pero de nuevo la voz de Sebastian llamandome hace que la cordura, vease la ironia, regrese a mi. Voy hacia la cocina donde el trastea en la despensa sacando el pan y los cereales. Veo tan extrano tener a alguien tan... masculino, varonil, grande y atractivo, en mi espacio, que casi estoy por llorar. Estoy hecha un mar de hormonas revolucionadas. --?Quieres cereal o tostada con mantequilla? No tienes mucho donde elegir --pregunta divertido haciendo que mi corazon se estruje. Estoy un poco harta de que la gente me reproche la falta de fondos en la cual me encuentro. --Por lo menos tengo donde vivir --suelto dolida y haciendo que las lagrimas salgan de mis ojos sin control--. Por lo menos no me muero de hambre aunque tenga que comer todos los dias lo mismo. Sus ojos escrutan mi cara con temor y sin saber que hacer conmigo. No lo culpo. Soy yo la inestable en este momento. Pero estoy tan, tan harta. Seguro se aproximan mis dias del mes... --Clau... yo no... Lloro mas en cuanto escucho su apodo para mi. No nos conocemos mas que de unas horas y ya me ha puesto un diminutivo carinoso. Sus brazos me rodean cual calmante, relajando mi cuerpo, mas no mis lagrimas. Los temblores del llanto poco a poco cesan quedando solo la humedad en mis ojos. Su mano sube y baja por mi pelo y espalda. Maravillandome con lo que es sentir la cercania de un hombre despues de tanto tiempo. Su voz susurrando palabras de calma en mi oido… Podia quedarme dormida en este momento, pero su olor y embriagante cercania hacen todo lo contrario. --No queria hacerte sentir mal, no se como llegue aqui ni tampoco quien eres y me tiene hecho mierda esta incertidumbre. Echo de menos a Lisa y... Alzo la cabeza en cuanto lo escucho hablar de su novia, a la cual en el libro prometio amor eterno. Y como si me quemase, me aparto de el todo lo que puedo sin parecer descortes. --Tienes razon, yo... --me siento tremendamente avergonzada por mi comportamiento siendo consciente de que el esta mucho peor que yo. ?Que haria si un dia despertara en otro lugar, desconocido para mi y con gente que no conozco? --Lo siento --me disculpo esquivando su mirada--, no tuve en consideracion de que debes de sentirte impotente por todo lo ocurrido. Ayer estabas en un libro y hoy... --?Que? --su pregunta risuena me hace mirarlo a los ojos. Esta partiendose de la risa por lo que acabo de decir y mucho me temo que aquella risa se le ira de un momento a otro en cuanto sepa que estoy hablando totalmente en serio. Cosa que tarda como tres segundos en ocurrir. Su risa remite al ver mi cara seria y aun sin creerselo del todo, vuelve a preguntar: --?Que estas diciendo? --Si. Eres un personaje ficticio, el cual, una mujer invento. Tu creadora se debe de estar forrando ahora mismo con los ejemplares vendidos. Numero uno en Espana y Latinoamerica, segun tengo entendido. --Esto debe ser una broma... --vuelve a soltar una risa corta y se da la vuelta con la intencion de seguir haciendo el desayuno. Aunque puedo ver claramente, mientras vierte la leche en la taza, como su cara cambia en cuanto el entendimiento llega a el cual mazazo--. ?Quieres decir que soy una fantasia? ?Que no... existo? ?Que mi vida es un puto culebron en boca de todo el mundo? --Sebas...

  • La gallera de Ramon Palomar

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    Narcos, polis corruptos y peleas de gallos.

  • En busca de mi hermana china de Georgina Higueras

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    A finales de los anos setenta, Beatriz consigue una beca para estudiar en la prestigiosa Universidad de Pekin. La joven espanola comparte habitacion con Zhou Xin, una estudiante de arqueologia. Se inicia entonces una profunda amistad que permite a Beatriz descubrir algunos de los secretos mejor guardados de una saga familiar cuyo destino esta intimamente ligado a los acontecimientos mas dramaticos del siglo xx en China. La relacion se interrumpe cuando la espanola inicia otra vida en Mexico, pero al quedarse viuda, siente la necesidad imperiosa de buscar a su hermana china, de la que no sabe nada desde hace mas de tres decadas. Pero, ?se puede encontrar a alguien de quien solo se conoce el nombre entre mil trescientos cincuenta millones de personas?

  • La habitacion cerrada (Inspector Martin Beck 8) de Maj Sjowall

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    Las campanas de Santa Maria daban las dos cuando ella salia de la estacion del metro de Wollmar Yxkullsgatan. Antes de apresurarse hacia la plaza de Maria, se detuvo y encendio un cigarrillo. El ruido ensordecedor y continuado de las campanas de la iglesia resono en el aire, haciendole recordar los tristes domingos de su infancia. Ella habia nacido y se habria criado a unas pocas manzanas de la iglesia de Santa Maria, donde tambien fue bautizada y confirmada (de esto ultimo hacia casi doce anos). Todo lo que ella podia recordar de su preparacion para la confirmacion, era que el vicario le pregunto por que habia citado a Strindberg al escribir aquello del <> de las campanas de Santa Maria. Pero ella no recordaba su respuesta. El sol le daba en la espalda. Despues de cruzar St. Paulsgatan, aminoro el paso, pues no deseaba empezar a sudar. De repente se dio cuenta de lo nerviosa que estaba y lamento no haber tomado un tranquilizante antes de salir de casa. Al llegar a la fuente que hay en medio de la plaza, metio el panuelo en el agua fresca y, habiendose alejado, se sento en un banco a la sombra de los arboles. Se quito las gafas y se froto la cara con el panuelo mojado, se limpio las gafas con una punta de su camisa azul claro, y se las volvio a poner. Los grandes lentes reflejaron la luz, ocultando la mitad superior de su rostro. Se quito el amplio sombrero azul de dril, se levanto el liso pelo rubio, tan largo que le caia sobre los hombros, y se paso la mano por la nuca. Luego, volvio a ponerse el sombrero, se lo encajo hasta las cejas y se quedo sentada e inmovil, con el panuelo arrugado y hecho una bola entre las manos. Al cabo de un rato extendio el panuelo ante ella, sobre el banco, y se froto las palmas de las manos sobre los pantalones tejanos. Miro su reloj: eran las dos y media. Unos minutos para calmarse antes de que tuviera que irse. Cuando el reloj dio las 2.45, ella alzo la tapa del bolso colgante de lona verde oscuro que tenia sobre el regazo, tomo el panuelo, que ahora estaba completamente seco, y, sin doblarlo, lo metio en el bolso. Entonces se levanto, paso sobre el hombro derecho la correa de cuero del bolso, y empezo lentamente a caminar. Al acercarse a Hornsgatan sintio menos tension; y se persuadio a si misma de que todo saldria bien. Era viernes, el ultimo dia de junio, y para muchas personas las vacaciones de verano acababan de empezar. En Hornsgatan, tanto en la calzada como en las aceras, el trafico era muy animado. Saliendo de la plaza, ella giro a la izquierda y penetro en la sombra de las casas. Esperaba haber elegido bien el dia. Sopeso los pros y los contras y se dio cuenta de que podia haber demorado su proyecto hasta la semana siguiente. No habia nada de malo en ello, pero no habia tenido muchas ganas de exponerse a tal tension mental. Llego alli antes de lo que habia pensado, y se detuvo en el lado sombreado de la calle, observando el gran ventanal que tenia enfrente. El cristal reluciente reflejaba el brillo del sol, y el denso trafico le tapaba parcialmente la vista, aunque se dio cuenta de una cosa: las cortinas estaban corridas. Fingiendo mirar escaparates, anduvo lentamente arriba y abajo por la acera, y aunque habia un gran reloj que colgaba en el exterior de una relojeria cercana, siguio mirando al suyo. Y mientras tanto no dejaba de observar la puerta en el otro lado de la calle. A las 2.55 se dirigio hacia el paso de peatones en el cruce. Cuatro minutos mas tarde se hallaba frente a la puerta del banco. Antes de empujarla para abrir, alzo la tapa de su bolso. Al entrar, echo una mirada de reojo a la oficina, la sucursal de uno de los bancos mas importantes de Suecia. Era larga y estrecha; en la pared frontera estaba la puerta y la unica ventana. A la derecha un mostrador iba desde la ventana a la breve pared del otro extremo, y a la izquierda habia cuatro mesas fijadas a la larga pared. Mas alla, habia una mesa baja, redonda, y dos taburetes tapizados con un material rojo a cuadros. Aun mas lejos, una escalera empinada desaparecia hacia lo que probablemente era la camara acorazada del banco. Solo un cliente habia entrado antes que ella: un hombre, que estaba de pie ante el mostrador, metiendo billetes de banco y documentos dentro de su cartera de mano. Tras el mostrador vio sentadas a dos empleadas. Mas alla un empleado permanecia de pie hojeando las cartulinas de un indice. Dirigiendose hacia una de las mesas, la joven saco una pluma del bolsillo exterior del bolso, mientras observaba con el rabillo del ojo como el cliente de la cartera de mano salia por la puerta de la calle. Tomo un impreso de ingresos y empezo a garrapatear en el. Al cabo de un rato observo que el empleado se dirigia hacia la puerta y la cerraba con llave. Luego se inclino y solto el gancho que mantenia abierta la puerta interior. Mientras esta se cerraba con ruido silbante, el volvio a su sitio tras el mostrador. Ella saco el panuelo del bolso. Sujetandolo en la mano izquierda, la hoja de ingresos en la derecha, se acerco al mostrador, fingiendo limpiarse la nariz. Entonces metio la hoja de ingresos en el bolso, saco una bolsa de compra, de nailon, que estaba vacia, y la puso sobre el mostrador. Asio la pistola, apunto con ella a la cajera y, manteniendo el panuelo ante la boca, dijo: --Esto es un atraco. La pistola esta cargada, y si usted hace el menor ruido, disparare. Meta en este bolso todo el dinero que tenga. La mujer que habia detras del mostrador se la quedo mirando con fijeza, tomo despacio la bolsa de nailon y la puso ante si. La otra mujer interrumpio el peinado de su cabello, y dejo caer las manos lentamente. Abrio la boca para decir algo; pero no salio el menor sonido. El hombre, que seguia de pie detras de su mesa, tuvo un violento sobresalto. Inmediatamente, ella le apunto con la pistola y le grito: --!Estese quieto! Y ponga las manos donde yo pueda verlas bien. Haciendo un gesto impaciente con la pistola encanonando a la mujer que tenia delante, evidentemente paralizada por el terror, prosiguio: --!Dese prisa con el dinero! !Pongalo todo! La cajera empezo a meter fajos de billetes en la bolsa. Cuando hubo terminado, la solto sobre el mostrador. De repente, el hombre de la mesa dijo: --Nunca escapara con eso. La policia... --!Callese! --grito ella. Entonces metio el panuelo en el bolso abierto, y agarro la bolsa de nailon, que le parecio agradable y pesada. Retrocediendo lentamente hacia la puerta y apunto por turno con la pistola a cada uno de los empleados del banco. De repente alguien corrio hacia ella desde la escalera, en el extremo opuesto de la habitacion: un hombre alto y rubio con pantalones muy ajustados y una chaqueta ligera de franela azul con botones brillantes y un gran emblema dorado prendido en el bolsillo del pecho. Se oyo en el local un estruendo cuyo eco atrono el espacio cerrado entre las paredes. Y mientras, a causa del retroceso, el brazo de ella se movia hacia el techo, vio caer violentamente hacia atras al hombre de la chaqueta de franela. Sus zapatos eran de calidad, nuevos y blancos, con gruesas suelas acanaladas de goma roja. Solo cuando su cabeza choco contra el suelo de piedra con un horrible golpe sordo, ella se dio cuenta de que lo habia matado. Solto la pistola en el bolso, y miro fija y salvajemente a las tres personas horrorizadas que habia tras el mostrador. Luego echo a correr hacia la puerta. Mientras descorria torpemente el pestillo, tuvo tiempo de pensar antes de salir a la calle: <>. Pero en cuanto se vio en la acera, apresuro el paso hacia el cruce. No veia a la gente que la rodeaba; solo se dio cuenta de que tropezaba con algunas personas, y le parecia que el disparo seguia resonando en sus oidos. Dio la vuelta a la esquina y echo a correr, con la bolsa de compra en la mano y el pesado bolso golpeandole la cadera. Abrio de golpe la puerta de la casa donde habia vivido de nina, siguio el viejo camino familiar hacia el patio, y trato de contenerse y andar al paso. Paso directamente bajo el soportal de una glorieta mirador y salio a otro patio trasero. Bajo por la empinada escalera hasta una bodega, y se sento en el escalon inferior. Trato de meter la bolsa de nailon sobre la pistola en el bolso colgante, pero no habia bastante espacio. Entonces se quito el sombrero, las gafas y la peluca rubia y las metio en el bolso. Su pelo verdadero era negro y corto. Se levanto, se desabotono la camisa, se la quito, y la metio en la bolsa. Bajo la camisa llevaba un jersey de algodon negro, de manga corta. Colgando el bolso sobre su hombro izquierdo, tomo la bolsa de nailon y subio por las escaleras hasta el patio. Salto por un par de muretes antes de encontrarse al fin en una calle en el extremo de la manzana de casas. Entonces entro en una pequena tienda de comestibles, compro dos litros de leche, metio los botes de carton encerado en una gran bolsa de papel, y luego puso encima de ellos la bolsa de nailon. Despues, se dirigio hacia Slussen y alli tomo el metro hasta su casa.

  • La chica de medianoche de Melissa Grey

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    <> Kirkus Reviews <> BookPage.com <> Romantic Times Bajo las calles de Nueva York, ocultos a los humanos, viven los Avicen, una antigua raza de seres magicos. Pero mucho cuidado, porque si te topas con ellos tu vida nunca volvera a ser la misma. Desde que conocio a Ala, una magica criatura con plumas por cabello y unos ojos insondables, Eco, de diecisiete anos, vive a caballo entre su propio mundo y la antigua raza de los Avicen. Eco, que huyo de casa siendo una nina, ha encontrado en el Nido el unico hogar que ha conocido. Pero no todos los Avicen son como Ala, y algunos no ven con buenos ojos la presencia de una chica humana entre ellos?Como convencerlos de su lealtad? La ocasion se presenta cuando encuentra una pista que podria conducirla al mitico pajaro de fuego, un ser infinitamente poderoso que segun la leyenda es capaz de poner fin al eterno enfrentamiento entre los Avicen y el pueblo de los Drakharin. Eco aun no imagina que todo cuando creia saber sobre el bien y el mal esta a punto de cambiar. Ni que el encuentro entre una chica de hoy y un joven Drakharin puede ser explosivo. Entretejiendo el amor con el humor, la magia con la sensibilidad, Melissa Grey ha logrado un debut espectacular sobre una chica actual inmersa en un antiguo conflicto. Imprescindible para los adictos a Cazadores de sombras e Hija de humo y hueso.

  • La fisica del Coyote y el Correcaminos de Luis Javier Plata Rosas

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    Si Maggie golpea a Homero con un mazo y lo deja inconsciente en el sotano, estamos ante un caso claro del Efecto Tomy y Daly. En su condena a la violencia psicopatica de las caricaturas, Marge se une a una larga tradicion de cientificos que han senalado los efectos negativos de la television en los ninos, que se extienden a la adquisicion de malos habitos alimenticios y de consumo temprano de alcohol, asi como al reforzamiento de estereotipos del macho dominante vs. la hembra sumisa. Sin embargo, una faceta no tan conocida de la investigacion sobre las caricaturas nos lleva a un mundo de neurologos diagnosticando los desordenes mentales de los personajes de Winnie Pooh; de ingenieros identificando las leyes fisicas de El Coyote y el Correcaminos; a la existencia de un oncogen conocido como Pokemon, y de neuropsicologos que al estudiar la tristeza y alegria que generan Remi y Heidi son capaces de programar una computadora afectiva. Los Picapiedra, Scooby Doo, Bob Esponja, Padre de Familia, Pokemon, Las Chicas Superpoderosas, Las Tortugas Ninja, Pinky y Cerebro, Phineas y Ferb, Taz Mania, Los Simpson, Jimmy Neutron, Peabody y Sherman, Tiny Toons, He-Man y los Amos del Universo, Los pinguinos de Madagascar… son fuente de inspiracion para la comunidad cientifica y terreno fertil para la experimentacion. Es este libro de Luis Javier Plata un aleccionador recorrido de como siempre hay ciencia detras de las caricaturas.

  • Mujeres en las Sombras de Aina Castillo

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    Adolescente en el Bosque: Sumisa Virgen Secuestrada y Esclavizada por el Amo Dominante
    18 anos. Virgen. Sola el bosque.
    Y el.

  • Desde el baluarte de Begona Gambin

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    Una novela de accion, amor y suspense que nos transporta al Califato de Abderraman III, un mundo fascinante de mezquitas y alcazabas lleno de intrigas.

  • Las alas del destino de Antonio Torres Rodriguez

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    A veces nos pasamos la vida entera esperando encontrar a nuestra media naranja y cuando se consiguen conjugar todos los ingredientes para que suceda el encuentro y los elementos se alinean permitiendo que la providencia la ponga frente a nuestros ojos, entonces aparece el factor mas influyente y determinante, nosotros mismos, provocando que por una decision erronea se nos pase el tren que tanto tiempo estuvimos esperando y deseando, llegando a alcanzar tan solo a ver como se nos aleja en el a quien tanto buscamos. Eso mismo debio de pensar Paula cuando quedo desorientada en el anden del metro, viendo como se perdia por la boca del tunel el ultimo vagon. Ni imaginarlo podia cuando una semana antes viajaba como cada manana con destino a la universidad y por los cristales del vagon vio a una joven de aspecto delicado que tambien portaba libros entre los brazos, que se mostraba frente a ella al otro lado de las vias en el convoy que coincidia en horario con direccion opuesta. Las dos jovenes se quedaron mirando fijamente hasta que la velocidad y entre el gentio que abarrotaba el interior de los vagones obstaculizaron la visibilidad entre ellas. Paula quedo atraida desde ese mismo momento y su imagen ya no se aparto de su mente durante toda la jornada, pensando en su belleza y en su mirada, imantada con la de ella. A la manana siguiente y envuelta en la misma voragine cotidiana subio de nuevo al metro que le llevaria a tomar las clases universitarias. Probablemente ya nunca mas volvere a verla, pensaba, mientras el metropolitano comenzaba desplazarse sobre las vias dejando ver sobre la ventanilla el paso revolucionado de la vida al otro lado del cristal. La parada se iba acercando al mismo tiempo que su inquietud subia de tono a la espera de saber si lo del dia anterior fue solo una coincidencia y ya nunca mas se daria otro casual encuentro. Pero el convoy se detuvo coincidiendo tambien en esta ocasion frente al vagon de la desconocida pasajera y alli estaba. De nuevo sus figuras se quedaron inmoviles y mudas frente a frente, con un mensaje de atraccion mutua en sus miradas, y tras unos breves minutos otra vez la velocidad se interpuso entre las dos rompiendo el encanto del encuentro. El pulso se le altero y por primera vez comenzo a sentir un cosquilleo dulce que le recorria el cuerpo. La alegria y la sonrisa se instalaron en ella al tiempo que su mirada se quedaba anclada en cualquier objeto, al azar y con el horizonte perdido. Su concentracion quedo limitada a un recuerdo y por su mente ya no pasaba otra cosa mas que la imagen de quien comenzaba a sentirse enamorada. Pasaron varios dias mas y la dulce sensacion se tornaba temerosa, solo un dia mas de clases en la universidad y de nuevo regresaria a su ciudad, a su pais, lo que significaba que probablemente ya nunca mas volverian a encontrarse, que todo quedaria en una hermosa ilusion efimera. No asi, y consciente de ello, se atrevio a dar un paso adelante. No podia dejar escapar la oportunidad de conocer a aquella chica que le ocupaba su pensamiento todas las horas del dia y en sus suenos. A la manana del ultimo dia se levanto mas temprano que de costumbre y tomo el metro de anterior horario al habitual, con la intencion de apearse en la parada del encuentro y pasarse al otro anden, esperar al convoy en que acostumbraba a viajar la desconocida pasajera y provocar un encuentro mas cercano. Y asi lo hizo, se abrieron las puertas y subio al vagon donde la joven de delicado semblante se mostraba cada manana desde dias atras. Busco y busco, pero no la encontro en el compartimento, no estaba alli. Fue entonces cuando su manifiesta desilusion se multiplico, al ver que la joven se hallaba en el convoy opuesto, en el mismo vagon en que ella viajaba cada dia. La expresion de sus miradas lo dijeron todo y Paula solo acerto a salir precipitadamente del metro y quedarse en el anden, donde por ultima vez vio alejarse a la mujer que le habia trabado el corazon. Cuento del hombre bipolar La calida manana veraniega invitaba al relax y disfrute de los placeres mediterraneos en la pequena ensenada. Como cada manana estival el cuentacuentos disfrutaba de la brisa marinera junto a su pino preferido, bajo su sombra, a la espera de que los jovenes y curiosos que transitaban la playa acudieran a su encuentro, donde cada dia les contaba un cuento, les narraba una historia con sabor a mar napolitano. Poco a poco y como en una liturgia los escuchantes se iban sentando a su alrededor, esperando a que el narrador comenzara su relato. El contador bebio un trago de agua fresca y comenzo su historia, la del hombre bipolar: Cuentan que hace ya algunos anos, tantos como los que no alcanzamos a haber vivido, existio un joven inquieto hijo de esta isla. Pietro, como se llamaba, sonaba cada dia con recorrer otros lugares, otros paises, con vivir aventuras y nuevas experiencias. El creia que era la mejor manera de encontrarse a si mismo, la de ir puliendo su pensamiento a golpe de vivencias. Tantas ilusiones y ansias por recorrer mundo tenia que cada manana subia a la colina mas alta de Ischia, para en los dias claros observar el horizonte, la silueta de la costa napolitana, la linea del paisaje toscano; cada jornada hasta la puesta del sol, donde Neptuno pinchaba con su tridente al astro rey para llevarlo a su reino a dormir, para al dia siguiente despertar de nuevo radiante y vigoroso, esplendido de luz, exultante de vida. Uno de aquellos dias, en el que el otono se hizo patente y las nubes comenzaron a nublar el horizonte, Pietro decidio que habia llegado el momento de partir a buscar su propia identidad, aquella que, contaban los mayores del pueblo, llevamos dentro y que solo aparece con el transcurrir de los dias y las experiencias. Era tan inquieto que no soporto la espera, quiso adelantarse a su tiempo y a las vivencias para provocar su llegada lo antes posible. Bajo de la colina y fue en busca de su amada madre, de la que se despidio, para luego acercarse a los barcos amarrados en el puerto y en uno de ellos cruzar hasta su horizonte sonado. Recorrio la Toscana, sus colinas y campos cosechados, y continuo hasta llegar a Venecia, por donde navego en gondolas por entre canales, con el revolotear de palomas al sonido bizantino del repicar de San Marcos. Y continuo su caminar; y camino hacia el norte hasta poner sus pies andariegos en las orillas del Danubio, en el valle de los Bosques de Viena, con ritmo de vals y entre lagos con blancos cisnes que se difuminaban con los paisajes de palacios nevados. Y siguio la senda con la vista puesta en los Alpes, en su esbelta cordillera y por los verdes valles a su falda. Continuo hacia el Norte, hacia el Este, hasta las tierras bajas, entre canales y molinos de viento, al color de los interminables campos de tulipanes. El mar se situo a sus pies y decidio bajar continente hacia el Sur, hasta quedar prendado en las riberas marsellesas de la Costa Azul. Siguio el mismo punto cardinal en su rosa de los vientos hasta enamorarse de Sierra Morena y recorrer sus montes bandoleros a lomos de una yegua cartujana; miro hacia el Este y anclo sus ojos en los tristes fados de la dulce y triste Lisboa, donde se sento a mirar el horizonte atlantico, igual que anos atras hacia sobre la colina de su querida isla mediterranea. La anoranza le invadio y decidio que aquel era el momento de regresar. Y regreso. Nadie en su pueblo recordaba ya al joven Pietro, ni siquiera su querida madre salio a recibirlo, ya no estaba entre los moradores vivos de Ischia. Sus paisanos, que no lo reconocian, murmuraban a su paso preguntandose quien seria aquel desalinado personaje que caminaba siempre solo y hablando en voz alta, cambiando el tono, preguntandose y respondiendose a la vez, llorando y consolandose, riendose a doble carcajada. Comenzaron a llamarle el hombre bipolar, porque era capaz de mostrar doble personalidad. Hasta que una manana uno de los mas ancianos de la isla lo reconocio y recordo que salio muchos anos atras a recorrer mundo para encontrarse a si mismo, fue el que supo llegar a la conclusion mas logica, que Prieto no solo habia encontrado su identidad sino que habia regresado acompanado de su otro yo, el que se dice que todos llevamos dentro. Busca a tu hermano Busca a tu hermano, prometeme que no dejaras de buscarlo por nada del mundo. Fueron las ultimas palabras que Milagros pronuncio a su hijo Jose Antonio antes de morir. Ella siempre tuvo en el presentimiento que su primer hijo se lo robo aquel militar franquista que no paraba de piropearlo. No lo olvidaba, nunca olvido la expresion de su cara mientras repetia -!Pero que nino mas guapo!- como tampoco habia olvidado su nombre, Laureano Gil de la Hoz, el responsable del traslado de las presas republicanas en el viejo tren de mercancias con direccion a la prision de San Carlos. La guerra espanola causaba estragos en la zona republicana por los ataques de los fascistas sublevados. Milagros cayo presa aquella noche de 1.937 en la que los rebeldes entraron armados en el pueblo, mataron a la mayoria de los hombres y apresaron a las mujeres en edad de luchar. Solo tuvo tiempo para envolver a su hijo en la toquilla y, a punta de fusil y a empujones, la subieron al camion que las traslado al tren. Al segundo dia de ingresar en la carcel una monja le arrebato a su hijo de entre los brazos con la excusa de que las condiciones del presidio no eran las adecuadas para la salud del nino. Dos dias mas tarde, la misma monja, fue a decirle que su hijo habia muerto. Ella tenia el convencimiento de que no era verdad, que su hijo estaba vivo y que se lo habian robado, mas aun, despues de que la religiosa se negara a que pudiera verlo por ultima vez. Jose Antonio tenia el conocimiento de que Milagros no era su madre biologica, aunque para el nunca supuso inconveniente alguno, siempre la acepto como su propia madre desde que era un nino, cuando se quedo a vivir con ella hasta el dia en que murio. La hermana de Milagros, Encarnacion, fue a visitarla despues de acabada la guerra. La contienda las mantuvo separadas durante varios largos anos en los que la miseria y el hambre recorrian el pais de punta a punta. La noche que los falangistas entraron en el pueblo y se llevaron a las mujeres, Encarnacion, embarazada por aquel entonces, se escondio en la cuadra y no salio de alli hasta que se fueron. Al dia siguiente huyo y no regreso hasta pasados algunos anos. Jose Antonio tenia una hermana algo menor que el y recordaba el dia que junto a su madre fueron a visitar a Milagros a la ciudad, a reencontrarse las dos hermanas despues de varios anos separadas. Milagros lloraba desconsolada abrazada a Encarnacion, implorando al cielo que le devolviera a su hijo querido que le habian robado. A partir de aquel dia Milagros se convirtio en su verdadera madre. Encarnacion permitio que el nino se quedara con su hermana por unos dias, para que le hiciera compania y le ayudara a olvidar a su hijo desaparecido, pero aquellos dias se convirtieron en toda una vida. Para Milagros, Jose Antonio paso a ser Antonio a secas, como se llamaba su hijo biologico, habia encontrado en su sobrino el remedio a sus desconsolados males. Sin embargo, no echo en olvido a su hijo desaparecido, cada dia recordaba como y cuando se lo quitaron de entre los brazos para no verlo nunca mas. Nunca perdio la esperanza, hasta el ultimo de sus dias no dejo de pedirle a Jose Antonio que lo buscara y que, cuando lo encontrara, le dijera lo mucho que lloro por el, que nunca lo dio por muerto y que nunca lo habia olvidado. Los esfuerzos por satisfacer a su madre, por encontrar el paradero de Antonio, fueron infructuosos. Busco pesquisas por todas partes, en la antigua carcel, en el convento de la monja que se lo arrebato, pero todo fue inutil. El paso de los anos se habia encargado de borrar el minimo indicio de la existencia del nino Antonio. A la muerte de Milagros, el unico familiar que le quedaba vivo era su hermana Encarnita, que vivia en el pueblo donde Encarnacion habia muerto algunos anos atras. Con el dolor de la perdida de su madre y con la promesa que le hizo a esta de no dejar de buscar a su hijo, Jose Antonio decidio ir a visitar a su hermana.

  • La pequena libreria de los corazones solitarios de Annie Darling

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    Habia una vez, en una pequena libreria de Londres, una joven sonadora llamada Posy Morland, quien vivia rodeada de libros y se escondia tras las paginas de sus novelas romanticas favoritas. Un dia, cuando la excentrica y anciana duena de Marcapaginas murio, Posy se vio obligada a hacerse cargo de la libreria, que se encontraba en una situacion lamentable, y salir asi de su comodo refugio de romances de ficcion.Sin embargo, Posy no solo debia enfrentarse al ruinoso negocio que habia heredado y hacerlo prospero, sino tambien a las presiones del nieto de la anciana, Sebastian, mas conocido como “El hombre mas maleducado de todo Londres”, empenado en fastidiar a Posy y desviarla de su plan por transformar Marcapaginas en la libreria de sus suenos. ?Lograra Posy su final Felices para siempre como las protagonistas de las novelas que tanto admira?

  • Sonreir jugando al poker de R. Freire

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    Las dos tenian claro que su encuentro estaba destinado a ser un romance fugaz y sin importancia: vivian en ciudades distintas, tenian edades diferentes y ataduras sentimentales imposibles de olvidar. Si se trataba solo de sexo sin compromiso, ?que las llevaba a mantener el contacto desde la distancia, a concertar siempre una ultima cita donde ninguna se atrevia jamas a decir adios? ?Puede el miedo a confesar la verdad arruinar nuestra vida para siempre?

  • Anaconda de Alberto Vazquez-figueroa

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    Anaconda, es la autobiografia de Alberto Vazquez-Figueroa. El autor nos lleva desde las Canarias (Tenerife), y desde alli a la Escuela Oficial de Periodismo, en Madrid, donde se formo tecnicamente el gran periodista y escritor. En Anaconda, obra que se lee con el mismo interes que la mas apasionante de sus novelas, Vazquez-Figueroa relata su infancia, su juventud y su extraordinaria trayectoria como reportero.

  • Irina de Empar Fernandez

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    Una nina que sobrevivio al silencio y a la distancia, una novela sobre la tragedia del exilio republicano en Rusia.

  • Voces color canela de Lola Cabrillana

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    En mi familia, las discusiones por la defensa de nuestras costumbres son brutales. Los que no quieren romper las tradiciones, se encuentran de frente a los que queremos avanzar y crecer sin vernos atados a un patrimonio ancestral, que no se adapta a nuestros dias. En mi bando, aceptamos las costumbres heredadas, en la medida que no pisotean la dignidad de nadie. El contrario, aboga con vientos huracanados por las tradiciones, sin importar lo que arrastre. A los dos equipos nos une una cantidad ingente de sangre caliente. La misma que nos empuja a luchar por nuestras ideas hasta el final. Una sola chispa puede organizar una disputa que ardera durante horas antes de apagarse. Si es que lo hace. Algunas llevan una decena de Nochebuenas dando vueltas, un buen numero de cumpleanos haciendose un hueco y un par de bodas siendo defendidas despues de la barra libre. No siempre es la edad la que divide a los participantes de ambos bandos. Eso facilitaria las cosas con premisas cargadas de "la culpa la tiene la pasividad de la senectud" y "la pasion de la juventud". Se entremezclan las personas jovenes que se aferran a tradiciones ancestrales, impulsados por la comodidad y facilidad que les promete, y miembros de avanzada edad que evolucionan a un ritmo rapido, abriendo los ojos a los nuevos tiempos con una carga importante de sentido comun. La ultima disputa fue en un cumpleanos. Mi prima Marina, maestra y abanderada honorifica de causas perdidas, se enfrento, ella sola y sin mas armas que su palabreria, al regalo de cumpleanos de nuestro sobrino de cinco anos. Un regalo muy peculiar, y adecuado para tan tierna edad. Una fabulosa pistola de balines. Reluciente. Negra, con un brillo que parecia recien pulida. No le cabia al chiquillo en la mano. Necesitaba de la fuerza de ambas para dominar el endiablado juguete. El moraton del primer disparo no dolio. Lo recibio el generoso tio que se habia gastado la mitad de su sueldo en conseguir las balas supuestamente inofensivas. El destino tiene a veces una forma muy simpatica de mostrarnos los errores cometidos. A mi prima, aquel artilugio, le parecio inaceptable. Repartio argumentos, desplego sus encantos y creo discursos llenos de dramatismo. En el campo de batalla, lo unico que funciono fue, en estraperlo, el cambio de la pistola de balines por un libro. Un atractivo regalo presentado en brillante papel de plata. No era un libro cualquiera, era un ejemplar original y diferente que habia comprado una y otra vez, para regalar siempre, en la pequena libreria donde trabajo hace anos. Un cuento de un raton y una luna con doble texto, uno visible con luz y otro que solo se podia leer en la oscuridad mas absoluta. Sus letras fluorescentes fascinaron al chiquillo que se olvido de la pistola de balines, aceptando el cambio con agrado. El juguete maldito quedo olvidado en la guantera de mi coche. Sacarlo de la casa sin ser visto por sus fieles defensores, se presento como una mision complicada. No entraba en nuestros bolsos, e ir con un arma tan parecida a una real en una bolsa de plastico, tampoco era un plan muy apetecible. Suerte que las fiambreras siempre estaban invitadas a nuestras fiestas familiares. Lo normal es que sobrara una gran cantidad de comida que nos llevabamos a casa para el dia siguiente. El invitado que no proporcionaba los recipientes para transportar las sobras, cocinaba al levantarse con la consiguiente resaca. A nadie se le olvidaba traer los envases. Metimos la pistola en una fiambrera espaciosa. Y la llevamos al coche, como si estuvieramos cometiendo un delito. Que se quedara a vivir en mi inhospita guantera fue fruto de la casualidad, y de la mala memoria que compartimos por genetica. Alli descanso en paz, enterrada bajo capas de recibos de gasolina y de supermercados varios. Nada tendria de especial esta historia, sin los hechos que acontecieron una manana de octubre. Un capitulo olvidado de nuestras reuniones familiares, se convirtio en el climax de una fascinante madrugada. Mi hermano y yo trabajabamos en el mismo tablao. El tocaba la guitarra y yo bailaba. Tambien podemos hacerlo al reves, con el mismo aplomo. Pero a los extranjeros les gusta mas mi vestido de faralaes dando vueltas en el aire que el arte de los pies de mi hermano. Que dicho sea de paso, es inigualable. Nos llevamos muy bien. Merito acerrimo suyo. Sabe torearme hasta en las plazas mas dificiles. En el reparto en el saco amniotico se llevo la racion de paciencia de los dos, sin compartir conmigo la parte correspondiente. Cierto es que me facilita mucho la vida. Siempre se situa detras de mi, sin grandes jaleos. Sin su apoyo no hubiese caminado en mi vida ni la mitad de segura. Al terminar la temporada de verano nuestro volumen de trabajo baja de intensidad. Es el momento que aprovechamos para hacer un viaje. Siempre en mi coche. La mayoria del tiempo conduzco yo, pero en cuanto la fatiga me visita, mi hermano coge el timon. Teniamos una esplendida semana de vacaciones por delante. Partimos a las cinco de la manana, con la tranquilidad de ir en la carretera solo nosotros, dos pequenas maletas y un destino por decidir. Iriamos a un parque de atracciones, eso lo sabiamos, pero no acababamos de ponernos de acuerdo a cual. Las emociones fuertes, que nos separan del suelo y nos suspenden en el aire, nos fascinan a los dos. La musica flamenca de la radio, nuestros animos mas alegres que castanuelas en bulerias, y la perspectiva de siete dias sin trabajar, configuraban el comienzo del viaje, en una madrugada negra como el hollin. Mi hermano queria ir al parque de atracciones de la Warner, por cercania. En cambio mi preferencia apuntaba mas al norte, a PortAventura. Una semana era tiempo de sobra para pasar unos dias en la zona. En plena negociacion, en la oscura carretera de Sevilla, sentimos como un coche se pegaba indecentemente a nuestro maletero. La guardia civil nos echo las luces deslumbrandonos. Con senas nos indicaron que nos detuviesemos en el arcen. Un silencio sobrecogedor se acomodo entre nosotros. Es ver a la Guardia Civil y no controlarme. Sufro un nerviosismo que no tiene base cientifica ninguna, pero que a mi me recorria de arriba abajo con una sensacion centrifuga muy desagradable. Ocurre en mi familia desde generaciones ancestrales. Este Cuerpo de Seguridad del Estado nos crea una inquietud dificil de describir. Mantenerlos lejos es vital para un estado de vida sosegado y sin grandes sobresaltos. El guardia civil asomo la cabeza por la ventanilla y nos pregunto, despues de darnos las buenas noches, a donde nos dirigiamos. Y nos lucimos mas que en nuestros espectaculos. Yo conteste que a PortAventura y mi hermano que a la Warner. A la misma vez. Ya la habiamos liado. Ni cantando flamenco nuestras voces se unian tan sincronizadas. Con una linterna pequena, y media cabeza metida por la ventanilla, ilumino todo el interior del coche. El senor, de manera muy seca y manida, me pidio la documentacion del vehiculo. Madre del amor hermoso. En ese momento aparecio en mi mente, con vida propia, la pistola de balines. Dos segundos me sobraron para calcular que si sacaba los papeles y la pistola se caia, o simplemente esos senores la veian con la linterna, que con lo chiquitilla que era podia iluminar hasta el ultimo rincon, las consecuencias serian irremediables. No me daria tiempo a explicar la historia completa. Asi que hice lo que tenia que hacer. Una declaracion en toda regla. Les dije a los senores que iba a coger los papeles. Pero que en la guantera habia una pistola. La palabra "juguete", que en mi cabeza se pronunciaba inmediatamente despues de pistola, no llego a salir de mi boca. No me dio tiempo. Yo queria decirla. Era mi intencion. En tres segundos estaba fuera del coche, con las manos puestas sobre el techo y las piernas abiertas. Mirando de frente a mi hermano que resoplaba palido en la misma posicion que yo. Sus ojos brillaban. La noche cerrada no nos dejaba ver nada de lo que habia alrededor. El paisaje parecia cortado de cuajo, y cercado en negro, como escenario de una pelicula de terror. Olia a tierra mojada, a retama agria y humedad. El miedo era compartido por los cuatro. Y se acentuaba por el hecho de estar en un descampado en medio de la nada. No percibimos muy espabilados a los senores de verde, la carrera uniformada no les habia "iluminao" demasiado en el camino de las situaciones dificiles. Se preguntaban el uno al otro, mostrando inseguridad. Mis manos sobre el techo del coche temblaban tanto que no era capaz de mantenerlas quietas. Ni tocando la caja se movian tanto. Mi imaginacion, que corria como las balas, me ofrecio cientos de opciones donde, si no conseguia dominar el temblor, no saldria bien parada. El moreno de la cara de mi hermano se esfumo para presentar una palidez que no habia visto en mis veinte anos a su lado. Lo miraba, me miraba. Intentaba saber que me decia con la mirada. El buscaba las mismas respuestas en mi. En este dialogo de besugos mudos, su miedo y el mio, hechos un nudo, no ayudaron a gestionar soluciones. Enmudecidos con la certeza que dijeramos lo que dijeramos, empeorariamos la situacion. Dos segundos de silencio. Se escucha una voz que pide refuerzos. Los ojos de mi hermano se abrieron como platos. Necesitaban pedir refuerzos. Pensarian los pobres hombres, que lo importante alli, era no perder la custodia de ninguno de los dos ni un instante, fuera a ser que tuvieramos armas de destruccion masiva en el maletero. O superpoderes para deshacernos de las pistolas que nos apuntaban. O un cadaver escondido, que habiamos matado previamente con la pistola de balines. Vete tu a saber. La chica que llego en otro coche, el de refuerzo, me registro con esmero. A la muchacha no le quedo la menor duda que no tenia nada encima. Mi cuerpo no habia sido objeto de tanto paseo ni en mis anos de instituto. En el mismo momento que cogieron la pistola de balines, se dieron cuenta que era de juguete. Que gracia les hizo. No paraban de reir, pero mira por donde a nosotros no nos hacia ni "mijita" de gracia. El mal rato de los refuerzos, de las manos arriba y el escaneo corporeo, nos habia cambiado el buen humor que traiamos por una mala leche concentrada, que se podia verter en un jarrillo de lata. A trozos desordenados, contamos la historia de mi prima, la pistolita y la madre que la pario. Cuanto mas reian ellos, mas verguenza tenia yo. Nos invitaron a una tila en una venta cercana. La tila paso al vinito, y desemboco en una fiesta improvisada. Intentando calmarme y disculparse, la confianza se abrio paso. Cuando los senores terminaron su turno, demostraron ser unos entendidos del arte y el flamenco. Sin el uniforme era yo capaz de verlos mas cercanos. Hasta el tercer vaso mi tension no se disipo y me uni al festivo sarao. No puedo resistirme a dejarme llevar por una juerga donde se vierta el vino y la musica a partes iguales. Yo tenia el pulso, de los nervios acumulados, como para robar panderetas Tuve que sujetar el vino con las dos manos, para que el suelo no se emborrachara antes que yo. Bailando llego el dia y con el continuamos nuestro camino. Al final los tres, mi hermano, la pistola y yo, pasamos por los dos parques tematicos. Disfrutando de esa semana que empezo accidentada y termino con un regreso acelerado. Una propuesta laboral, que de un zarandeo nos cambiaria de lugar en el mundo. Nos llevaria a cruzar el charco, llevando nuestro arte y alegria, como unico equipaje. CAPITULO 2 BEATRIZ LA FORMA INCORRECTA DE GUARDAR Antes de conocerlo yo guardaba. No es que me sienta muy orgullosa de esta parte de mi vida. Caer es muy facil cuando las necesidades aprietan el monedero y las facturas se amontonan en el cajon. Para colmo, todo tu alrededor, se empena en demostrarte lo facil que es ejecutarlo y salir impune. Siempre he vendido en el mercadillo, desde que era nina. Teniamos un puesto fijo los domingos. Estaba muy bien situado, en la parte central. Mi abuela se lo dejo a mi madre y seria la unica herencia que me dejaria mi madre a mi. Mis bragas eran conocidas por ser las de mejor calidad de todo el mercado. No es que lo diga yo, puedes preguntar a cualquiera. Mujer que paraba en mi puesto, mujer que salia con muda limpia. No vayas a pensar que soy de esas que grita como una "condena" a toda la que pasa. Tengo otro estilo. Mi puesto es bonito, con la mercancia bien "planta". Y en cuanto se acerca una senora, ahi estoy yo, para ponerle por delante lo que ella no sabe que necesita. Las bragas no me daban para pagar el alquiler. Ganas dinero si, pero tienes que volver a emplear en mercancia. Y el margen de ganancia es muy pequeno. No daba para sobrevivir. Asi que o me bajaba las bragas y me dedicaba a la prostitucion o guardaba. Lo primero era para mi impensable. La primera vez que guarde los nervios me comian. No podia estarme quieta. Y eso que me dieron a guardar dinero. Tenia que esconder en casa una pila de billetes de los grandes. No habia visto tanto dinero junto en mi vida. Que la policia viniera a mi casa y me llevara detenida era una idea que no me dejaba ni respirar. Pense en los escondites perfectos. Dividi el objeto del deseo en tres partes mas o menos iguales. Una parte la meti dentro de una bolsa de guisantes en el congelador. La otra dentro de una zapatilla de estar por casa que llevaba puesta. Y la ultima parte estaba en un doble fondo en un paquete de detergente para lavar la ropa. Antes de encontrar los escondites perfectos los guarde y saque tantas veces, que estaba segura que no me iba a acordar del ultimo sito donde los habia guardado. Me hice un pequeno mapa, por si acaso. Luego escondi el mapa y no lo encontre. El chico que vino a recoger el dinero tuvo que esperar media hora a que encontrara el tercer monton, que tenia bajo mis pies. Tengo que reconocer que la angustia se me pasaba cuando podia pagar con desahogo mis deudas. A los pocos meses me ofrecieron doblar los beneficios si guardaba una bolsa de pastillas. Cai y dije que si. Un par de "guardaos" mas y lo dejo, me dije a mi misma. Para que nos vamos a enganar. A todo se acostumbra una. La posibilidad de poder pagarme un alquiler fuera del barrio, me lanzaba veloz por el objetivo. Necesitaba alejarme. Queria vivir en un pueblo costero, cerca del mar. Alli vivian mis amigas y cuando las visitaba sentia que era mi sitio. Me fui cuando la suerte jugo de mi lado y me libre de una buena. Tenia ahorrado lo suficiente para pagar un ano de alquiler. Con lo que sacaba del mercadillo iria tirando. Con 20 anos ya estaba fuera del barrio. Me sentia orgullosa de una parte de mi. De la otra no queria acordarme. Mi nuevo sitio olia a mar, a lejia y a limpio. Algo totalmente nuevo para mi. Tener un vecino que me cortaba la respiracion cuando lo veia, fue el aliciente perfecto para adaptarme a mi nueva vida. Era moreno, alto, con un semblante simpatico, de esos que al mirarlo no puedes dejar de sonreir. Siempre iba con prisas. Me saludaba de forma cercana. Notaba como me miraba cuando me alejaba. Sabia que tenia posibilidades. Era algunos anos mayor que yo, pero no me importo. No fue facil. Tuve que bajar y subir cientos de veces para coincidir con el en el ascensor. El senor mayor que siempre estaba en la puerta del portal pasando el rato, tuvo serias dudas si era mi vejiga o mi cabeza la que tenia incontinencia. Le sacaba conversacion cada vez que, por casualidad, nos encontrabamos. Un dia tomamos algo, al otro repetimos, y poco a poco me lo fui trayendo a mi terreno. Me lo traje tantisimo que nos casamos a los 12 meses justos de conocernos. Tuve una boda como Dios manda. En una caseta de la feria, que lucio espectacular para la ocasion. Mil farolillos de colores hicieron de techo. Sillas y mesas dieron paso mas tarde a una zona para bailar. Mi padre y mi padrino no escatimaron en gastos. No falto de nada. Los invitados comieron y bebieron hasta reventar. El broche final lo pusieron mis amigos Cristina y Raul, que bailaron y cantaron dejando a los asistentes boquiabiertos. Hasta mi suegra, que no encontro nada de su agrado, felicito a los artistas por su actuacion. Nos llevabamos muy bien. No discutiamos demasiado y no teniamos que esforzarnos por hacernos felices. Siempre he sabido que donde mejor sintonia teniamos mi marido y yo era en la cama. Para mi, que el habia tenido una vida muy insulsa en ese aspecto. Al conocerme descubrio todas las posibilidades en una gama amplia de actividades variadas dentro y fuera del lecho conyugal. Las reconciliaciones eran muy faciles, en el momento que nos ibamos a dormir. Despues de casada, segui ayudando a mi madre en el mercadillo. No es facil montar y desmontar un puesto sola. Hay que cargar cajas, sacar mercancia y volverla a guardar. Desde que lo conoci, mi marido trabajaba reparando ascensores. Tres turnos de noches a la semana. Y otros tres turnos de dia, 12 horas seguidas. Descansaba un dia a la semana que a veces coincidia con el que trabajaba yo en el mercadillo. No entendia mucho de lo que me contaba. Me hablaba de motores y mecanismos que me sonaban a chino. Lo unico importante es que era feliz.

  • Dos historias para no dormir de Stephen King

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    Un grupo de chicos y chicas sale a navegar en una balsa sobre un pacifico lago, donde una oscura mancha viscosa los acosa; en la carcel, un interno tiene extranas pesadillas en las que aparece una mujer que le atrae y repele a la vez, porque se convierte en una inmensa rata. Dos cuentos ineditos del gran maestro del terror, un terror que se instala en situaciones cotidianas con total familiaridad. Una realidad sobrenatural que traspasa los limites de lo fantastico para infiltrarse en nuestras vidas y sembrar la angustia en las noches de insomnio.

  • La esposa de Jamie West 2 de B Blair

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    Quedando solo cinco mujeres en la lucha por el corazon de Jamie West, Ariel decide participar en la competencia para conquistarla.

  • Mi mejor jugada de Blanca Tunez

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    Despues de que Jason fuese valiente y confesase su sexualidad, las cosas no salieron nada bien con su familia. Tras echarlo de casa, Scott lo acoge en su piso y comienzan a vivir juntos, lo que ocasiona problemas con Alex hasta el punto de romper.Sintiendose libre, decidio volver a la universidad para despejarse y avanzar un poco mas en todos los aspectos. ?Podra Alex recompensar lo que ha hecho de alguna forma? ?Jason sera capaz de perdonar, no solo a Alex, si no a sus padres por su desprecio? Al mismo tiempo, Autumn se establece en Minnetsota despues de encontrar a Cameron y de ser cosnciente de lo que hizo en el pasado, se pone de lado de su hermano para apoyarlo en todo lo posible. El tiempo la ayuda a reconciliarse con todos a los que hizo dano en el pasado y con ella misma, estableciendo una nueva vida, conociendo a alguien especial?Sera capaz de no estropear esa relacion? ?Podra enamorarse de nuevo y permitirse ser feliz sin pensar en el pasado?

  • Imagina que no estoy de Adam Haslett

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    Cuando John es hospitalizado por depresion en Londres en los anos sesenta, su prometida, Margaret, se enfrenta a un dilema: seguir con sus planes a pesar de lo que ahora sabe o alejarse del sufrimiento que pueda ocasionarle. Finalmente decide casarse con John. “Imagina que no estoy” es la historia de lo que supone este acto de amor y fe. En el centro de la narracion esta el hijo mayor de la pareja, Michael, un fanatico de la musica, brillante y ansioso, que da sentido al mundo a traves de la parodia. Y la historia de como, en el transcurso de decadas, sus hermanos mas jovenes -la inteligente y responsable Celia y el ambicioso y controlado Alec- luchan junto a su madre para cuidar de la existencia cada vez mas preocupante y precaria de Michael.

  • Lo inolvidable de Eduardo Berti

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    Eduardo Berti posee una de las escrituras mas solidas de la literatura argentina actual.

  • Mi amor prohibido de Jodi Ellen Malpas

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    La princesa Adeline se niega a someterse a las obligaciones que implica su titulo, pues sabe que bajo la imagen perfecta de la familia real no hay mas que mentiras y secretos. Ni quiere formar parte de ello ni piensa aceptar la peticion de su padre para que se case con un hombre al que no ama…Todo cambia cuando se cruza en su camino Josh Jameson, un actor escandalosamente sexy que pronto se convierte en el ultimo vicio de la princesa: su atractivo es abrumador y sus caricias son puro fuego. Nadie la ha hecho sentir tan viva nunca. Pero, aunque el pertenezca a la <> de Hollywood, no es un aristocrata real, y Adeline sabe que el rey y sus consejeros haran todo lo que este en sus manos para impedir que vivan esa pasion. ?Acabara rindiendose a los deseos de su padre o a los de su corazon?

  • Encontrarte de Mar Vaquerizo

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  • Expediente H.A.D.E.S de Susana Aguilera Reina

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    Durante decadas los miembros de H.A.D.E.S., la mayor y mas activa organizacion criminal de cuantas operan a nivel internacional, han campado a sus anchas con total impunidad. Ahora, un grupo de hombres y mujeres valientes y decididos a los que los avatares del destino han ido uniendo se enfrentaran a ellos. Todos tienen un motivo. Mas alla de la venganza, guiados por el ansia de justicia y por el instinto de supervivencia haran lo que sea necesario para acabar con quienes han jugado a ser Dios, haciendo y deshaciendo a su antojo sin escrupulo alguno. Una emocionante novela de intriga y accion desarrollada en escenarios tan diversos como singulares: Malaga, Sevilla, Granada, Guadalupe, Madrid, Brighton, Munich…, que cautivara al lector.Ficcion y realidad: nunca la delgada linea que las separa fue tan evidente.

  • Mas alla de estas paredes de J.l. Berg

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    Dicen que el amor puede superar cualquier obstaculo. Pero, ?puede realmente sobrevivir a la muerte? Se suponia que eramos felices. Felices para siempre. Tazas de chocolate, los pies descalzos en la arena y una vida plena donde todos nuestros suenos podian cumplirse. Ese era el futuro que el me habia prometido y en el que yo habia creido.Podia sentirlo, tocarlo con mis manos. Hasta que, de repente, todas nuestras ilusiones y esperanzas se esfumaron como arena entre mis dedos. Esta es la increible historia de amor de Lailah y Judas en “Mas alla de estas paredes”.

  • Traicion de Walter Mosley

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    Novela ganadora de la XII edicion del Premio RBA de Novela Policiaca.
    Joe King Oliver era un honesto agente de policia de Nueva York hasta que alguien le tendio una trampa que arruino su carrera y, durante unos meses, le llevo a la carcel. Una decada mas tarde, Oliver se gana la vida como investigador privado. La llegada inesperada de una carta le va a dar la oportunidad de averiguar quien le traiciono y de hacer las paces con su pasado. Paralelamente, se le presenta otro caso conflictivo: la defensa de un activista negro acusado de haber matado a dos policias.

  • Todo comenzo en Mielec de Teresa Sanchez Romero

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    Anna, una joven Polaca asistente social, descubre inesperadamente a un hombre oculto en una casa abandonada. Desde ese instante, cambia su forma de vida y de pensar tras conocer los entresijos de una terrible guerra que transformo al mundo, la 2a Guerra Mundial y que la lleva a dejarlo todo y recorrer el mundo por resolver un misterio que hace parte de su vida.

  • Finca negra de Eduard Freundlinger

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    Ya hace anos que la hermana de Joana desaparecio sin dejar rastro. Entretanto Joana dejo su pais y construyo una nueva vida en Alemania. De pronto recibe un mensaje comunicando que Carmen aun podria estar viva y Joana vuelve a Andalucia. La certeza sobre el destino de Carmen esta al alcance de su mano, pero bajo el sol de la costa Tropical le esperan otras oscuras verdades…

  • La paloma de Ravensbruck de Carme Marti

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    El amor, la alegria, la barbarie. La vida de Neus Catala, explicada por ella misma y revisada a traves de una ambiciosa novela magistralmente construida por Carme Marti.

  • Los lobos no piden perdon de Miguel Conde-lobato

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    El thriller revelacion para los lectores que piensan que lo han leido todo.

  • Una cita a medianoche (Minstrel Valley 11) de Ruth M. Lerga

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    Continua la rompedora serie de <>, creada por catorce autoras de Selecta. Ambientada en la Inglaterra de la Regencia en un pequeno pueblo de Hertfordshire, descubriras una historia llena de amor, aventuras y pasion.

  • El hilo rojo del destino (Un mundo para Hector 2), Estefania Yepes de Estefania Yepes

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    Hector ha cruzado una barrera invisible, demostrando una vez mas el alcance del amor incondicional de una madre por un hijo. Sin embargo, su pequeno mundo ahora se tambalea de nuevo, mientras trata de recomponerse de un pasado que todavia le persigue.

  • Allegra ma non troppo, Lara Smirnov de Lara Smirnov

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    Tras el chasco de su relacion con Koldo, Allegra se refugia en el trabajo y en la musica. Cuando consiguio el puesto de representante de los Sauryn penso que le habia tocado la loteria. El problema es que los chicos no tienen muy claras las funciones de una representante, y una tarde Allegra acaba en la fiesta de cumpleanos del primo del vocalista.

  • Caliente de Luna Miguel

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    Cuando me rompio el corazon, decidi gastar parte de mis ahorros en una tienda de juguetes eroticos. La expresion <> es torpe, pero se ajusta muy bien a ese momento tragico en el que sientes tu pecho herido. Su rotura. Casi como si a una le abrieran con un cuchillo la carne, de la que en vez de sangre brota aire. * En la presentacion de El corazon de la fiesta, el novelista Gonzalo Torne aseguro que si el podia escribir era <>. Al poco tiempo de escucharle, me detuve en una pintada de la calle Valldonzella, en el Raval, donde se puede ver un corazon de color rosa partido en dos. Al verlo pense que, en mi caso, si escribo es porque de casa vengo con el corazon roto. Suena intenso, lo se. No es nada de eso: porque un corazon que se rompe no es un organo troquelado ni hecho trizas. Un corazon que se rompe, en todo caso, se parece mas al tiron de esa piel que el sol quemo. A una presion muy fuerte en el escroto. Al ruido molesto del hambre: con los gestos adecuados, pasa rapido. Quiza un corazon roto ni siquiera tenga que ver con esas cosas. Tal vez la fractura solo sea un estado mas de su materia. Emily Dickinson escribio: <>. Bad Bunny canto: <>. Y entonces me pregunto si el estado primario del corazon quiza sea esa grieta, esa cuchillada; y si el trabajo verdadero de la vida --y del placer, y de la escritura-- consiste en inventar una masilla pegajosa, densa, con la que poco a poco volver a ensamblarlo. * Haber dejado de sentir mi corazon por unos dias provoco la estampida de mi sangre desde el pecho hasta los genitales. De pronto, todo mi flujo bombeaba energicamente ahi abajo. El sexo me latia por dentro. Epicentro de un terremoto. No se cuantas veces pude masturbarme en las horas siguientes a que Antonio me anunciara que se habia enamorado de alguien mas. Tampoco se a que venia ese placer inmenso de sentirme traicionada. Ademas, ?por que iba a ser una traicion que el amase a otra persona? Y si no era traicion, ?a que tanto drama con lo del <>? * En Primavera sombria, novela corta de la surrealista alemana Unica Zurn, la protagonista de apenas diez anos no es capaz de definir su placer sin asociarlo a un terrible dolor. Tanto es asi que desde muy pequena a sus genitales los denomina <>. * Tampoco se cuantas veces me masturbe fantaseando con la idea de que ya no era el centro de los deseos de mi companero. Fantaseando con que esa intermitencia que supuestamente <> tambien podia volverme de una vez libre, voluptuosa. ?Por que resultaba tan placentero ese dolor? ?Que podia tener de erotico sentir que toda la piel de mi cuerpo se desgarraba? ?Seria la imposibilidad de hacer otra cosa con las manos, aparte de tocarme? ?Acaso verme desnuda, abierta frente al espejo, me alejaba de la afectada idea de que mi cuerpo era un despojo, un manojo de nervios? Me toque y llore ante mi reflejo. Llore y me toque dejando que fluyeran las preguntas. Tal vez porque el orgasmo siempre me habia calmado. O tal vez porque, a pesar de todo, me alejaba de ser aquello a lo que temia parecerme: un esqueleto celoso. Un cuerpo degradado. Un cadaver. Trozo de carne inutil. Anulada por <> o por <>. Realmente, que el ya no pensara <> suponia la apertura de par en par de la puerta de una habitacion que hasta entonces me era desconocida. Desocupar un espacio de su deseo me volvia vulnerable, y al mismo tiempo esa vulnerabilidad me despejaba nuevos terrenos. ?Y que iba a cultivar ahora en ellos? A pesar de que estaba triste o contrariada, me console con la idea de que cuantas mas puertas abiertas, mas cuartos desconocidos por los que pasear y en cuyo mobiliario recostarme para hacer guarradas conmigo misma. Como si la libertad fuera el dolor. Como si a solas me convirtiera en mi propia amante. * <> Para Preciado --que en Testo yonqui ya habia narrado en primera persona su cuerpo trans, analizandolo con lupa, pieza a pieza, poniendoselo a la lectora en una bandeja repleta de lesiones--, la vulnerabilidad es una postura legitima desde la que militar y desde la que generar belleza y pensamiento. Dice Preciado que el escribe filosofia para los debiles, pues a su parecer la vulnerabilidad es sinonimo de disidencia, y la disidencia, de libertad. * Pero no era libertad ni tampoco vulnerabilidad lo que Unica Zurn erotizo hasta el final de sus dias. Aquello sobre lo que versaba su imaginario se parecia mas al sufrimiento. La herida --tanto la real, esa que le provocaria a los siete anos la violacion por parte de su propio hermano, como la metaforica, esa que poblo su escritura y su arte-- se convertiria en el unico motivo de su creacion, especialmente despues de conocer a quien seria su esposo, el artista Hans Bellmer. Juntos, Zurn y Bellmer, huyeron de Berlin a Paris en los anos cincuenta, pues en los circulos intelectuales alemanes se les empezo a considerar como a dos degenerados. El hacia munecas de trapo --la Poupee es su obra mas celebre--, cuerpos hipersexualizados, troceados, horrendos, siendo los genitales y las formas de la carne de ella su mayor inspiracion. Hubo un tiempo en el que a Zurn no le importaba llamarse <>, pues era muy consciente de la importancia que su cuerpo habia cobrado en la obra de el. Durante anos, Bellmer no solo la sometio y la forzo, aparentemente con su consentimiento, sino que tambien la animo a escribir y pintar sobre ello. Por eso Zurn --a quienes algunos companeros surrealistas llegaron a llamar <> por su manera de mirar-- aprovecho su desmesurado vinculo con el sexo y sus problemas mentales para convertirlos en literatura. En relacion con Zurn, de hecho, hay mas material academico sobre su enfermedad mental y sobre sus ingresos recurrentes en los hospitales psiquiatricos de Paris que sobre su literatura o su obra plastica. Con el paso de los anos, su relacion con Bellmer se volvio asfixiante y danina. En mas de una ocasion trato de abandonarlo, pero no era capaz, algo los ataba: tal vez el mismo martirio sobre el que antano habian construido su intimidad. Eso, sumado a los tormentos de los que ella era consciente de que no se curaria nunca --cuentan que cuando uno de sus psiquiatras le pregunto si pensaba que alguna vez sanaria, ella respondio feliz y sonoramente: <>--, le hizo tomar la decision de acabar con su vida tirandose por la ventana del apartamento que compartia con Bellmer. Un suicidio, por cierto, con el que ella ya habia amenazado desde la ultima escena de Primavera sombria. * Unica Zurn vivio y escribio amarrada a las mismas cuerdas con las que su esposo habia atado su carne para una sesion fotografica --el cuerpo desnudo de la escritora es una de las primeras cosas que aparecen en mi pantalla siempre que googleo su nombre--. Incluso una vez muerta y enterrada en el cementerio de Pere-Lachaise, Hans Bellmer hizo inscribir en su lapida las palabras <>. Ella, que tanto habia contado sobre la ambicion de sus jovenes personajes por encontrar otras maneras de amar y de amarse, acabo encadenada a una pasion tan agotadora que ni siquiera la muerte fue capaz de detener. * La alemana no fue la unica artista vinculada al movimiento surrealista en abordar las contradicciones del deseo femenino. Por su parte, la poeta Joyce Mansour tomo esa idea de Charles Baudelaire segun la cual el infierno de las mujeres nace en su propio cuerpo, y la pervirtio mediante una poesia erotica, sucia, desgarradora. En los versos de Mansour, las camas huelen a queso, los uteros tienen hierba, los amantes se lamen las calaveras y los fetos nadan en cunas negras. Todas esas turbulencias recuerdan a las pesadillas narradas por Zurn, pero tambien a la pintura de Leonor Fini --ella ilustro El libro de Monelle con dibujos de ninas desnudas o enfebrecidas--, o incluso a las fotografias de Dora Maar --cuyo erotismo, en palabras de la historiadora Victoria Combalia, se alejaba del amour fou de Andre Breton, pero tambien del exhibicionismo de Fini, y al mismo tiempo <>--. A principios de 2019, al mismo tiempo que el Centro Pompidou de Paris conmemoraba la vida y obra de Maar, en Nueva York el Museo del Sexo inauguro la primera exposicion de la obra de Fini en Estados Unidos, bajo el titulo Teatro del deseo, 1930-1990. Lissa Rivera, comisaria de dicha muestra, destaco la capacidad de la pintora para llevar el placer femenino al lienzo: un placer autobiografico, conflictivo, alejado de la representacion sumisa del cuerpo de la mujer que, segun Fini, siempre creaban sus companeros masculinos. * Si de verdad el infierno de las mujeres nacia en su cuerpo, el del alter ego adolescente de Unica Zurn vivia completamente rodeado por las llamas. A proposito de las fantasias eroticas de la protagonista de Primavera sombria, escribio: <>.

  • Regeneracion de Pat Barker

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    Hospital de guerra Craiglockhart, Escocia, 1917, donde el psiquiatra del ejercito William Rivers esta tratando a soldados traumatizados por la guerra. Bajo su cuidado se encuentran los poetas Sigfried Sassoon y Wilfred Owen, asi como el silencioso Billy Prior, que solo es capaz de comunicarse por medio de lapiz y papel. El trabajo de Rivers es hacer que los hombres a su cargo vuelvan a estar lo suficientemente cuerdos como para luchar. Sin embargo, cuanto mas se acerca a reparar las mentes de sus pacientes, mas dificil se vuelve cada decision de enviarlos de nuevo a los horrores del frente… Regeneracion es la exploracion clasica de como los traumas de la guerra brutalizaron a una generacion de hombres jovenes.

  • Lidia de Maria Eugenia Zuran

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    Lidia nacio en una lluviosa madrugada de noviembre.
    Llego al mundo con una percepcion pocas veces vista, algo heredado de una parte de su familia que le permitio presentir los eventos mas importantes de su vida. Crecio rodeada de susurros y sombras escurridizas: esas cosas que vienen de otro plano y solo asoman para unos pocos. Vivio acosada por algo agazapado en la penumbra de su dormitorio, algo a lo que durante mucho tiempo no le encontro explicacion y que termino por incorporar a sus dias con resignacion y acostumbramiento. Experimento el amor, la pasion, la soledad y el temor con una intensidad inquietante, hasta que finalmente la vida le develo los misterios que abrazaban su existencia y se suavizo el dolor, ese que siempre habia llevado clavado en el alma.
    Esta es su historia.
    Descubrela.

  • La pasion del duque de Emma G. Fraser

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    Ewan Smith, duque de Norfolk, es un alto cargo del ejercito ingles, pero al ser traicionado por su mejor amigo, Malcolm, pierde su puesto, su titulo y casi toda su herencia. Tras jurar vengarse de el, anos despues se cruza en su camino Tyra Stone, una bella y rebelde joven que cabalga sola por el bosque y lo acusa de ser un ladron.
    Cuando descubre que es la prometida del hombre que lo traiciono, Ewan la secuestra la noche de su fiesta de compromiso, pero su belleza y su caracter fuerte hacen que el joven tenga serios problemas para llevar a cabo su venganza, pues el fuego y la pasion que se desata entre ellos hara que surjan nuevas traiciones a las que ambos tendran que hacer frente y las cuales los pondran en peligro en mas de una ocasion.

  • Amor divino, amor profano de Sandra Ferrer Valero

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    La campana de San Damian, vieja y oxidada, resono en la fria manana. Cuando sor Felipa, la monja tornera, se acerco a la puerta que separaba su mundo del exterior se sorprendio al oir aquella voz dulce. No era una de las muchas gentes de la comarca que venian a dejar sus donativos a cambio de algun milagro. La muchacha queria hablar con sor Clara, la madre superiora. ?Por que debia molestar a la Madre? Pregunto con dulzura sor Felipa, demasiado acostumbrada a escuchar aquella suplica desde el otro lado del muro. Preparada como estaba para dar la misma respuesta de siempre, nuestra Madre se encuentra en retiro o descansando o demasiado exhausta para recibir a nadie (no se preocupe que rezara por todos ustedes), la joven respondio con decision, cambiando de repente el tono de voz. Tenia un mensaje urgente, importante, para sor Clara y no podia esperar. No se iria de alli hasta haberselo dado en persona. No supo como pero sor Felipa se encontro, por primera vez en mucho tiempo, sin argumentos para frenar la voluntad de la muchacha que permanecia al otro lado con tono decidido. -- Me estoy helando, hermana, tenga piedad de una pobre alma que necesita transmitir una ultima voluntad a sor Clara. Habia dicho la muchacha. Y, a pesar de que sor Felipa sabia a ciencia cierta que dentro de San Damian no apaciguaria los temblores del cuerpo, abrio la pesada puerta que se encontraba junto al torno. Mientras abria aquella ruda lamina de madera carcomida miro de reojo a la joven. ?Cuanto tiempo habia pasado desde que ella misma habia vestido como una mujer, como aquella que la miraba con impaciencia? ?Cuanto habia pasado desde que Felipa se habia alejado del mundo siguiendo la luz de Clara? Demasiado. O quiza no tanto… Segundos antes de que el mundo de sor Clara y sus hermanas abriera por unos momentos su puerta al siglo, la joven se giro y miro al final del camino. Alli esperaba un hombre cuya silueta parecia la de alguien cansado y agotado. No sabia si podria verla, pero aun asi, ella le dedico una sonrisa que se perdio en la bruma de la manana. Y entro en San Damian. -- Disculpe Madre.-- Con susurrante voz, casi inaudible, sor Ines intento llamar la atencion de la Madre Clara. Algo que no era tarea facil cuando la abadesa del convento de San Damian, a la que todas llamaban madre, y no abadesa, pues nunca quiso ostentar cargo mundano alguno, se encontraba sumergida en sus oraciones. Como si se encontrara bajo del agua, la Madre Clara sentia las voces del mundo ahogadas y huecas. Parecia una estatua imperturbable si no fuera por el ligero y debil movimiento en su pecho al respirar. Sor Ines levanto la vista de la Madre Clara y miro con cierto nerviosismo hacia la puerta de la pequena y destartalada capilla pensando en aquella joven que acababa de llegar desde Asis con la firme intencion de hablar con la Madre Clara. No he podido persuadirla para que se marchara, se habia justificado sor Felipa, quien tenia la consigna, como hermana tornera, de limitar las visitas del exterior a San Damian. Todo el mundo sabia en la pequena ciudad de Umbria que Clara, aquella mujer tenaz y decidida, habia abandonado el siglo para no volver nunca mas a el y sin la mas minima intencion de conocer ninguna noticia del mismo. Y aun asi, la muchacha que se habia plantado en la puerta del convento tenia la determinante intencion de no marchar sin hablar antes con la madre de las Damas Pobres. ?No sabian que a Clara no le importaba nada el mundo? ?Por que venian a molestarla? Constante era el peregrinar de hombres y mujeres que depositaban en el torno de sor Felipa regalos para las hermanas, comida, ropa, utensilios, a cambio de alguna ayuda milagrosa. La Madre Clara se conocia en Asis por haber realizado algun milagro, desde aquellos que aseguraban que sanaba a los enfermos hasta su gran gesta al expulsar a los sarracenos de los muros de la ciudad alzando con su mano el Santisimo Sacramento ante los ojos del infiel. Por eso todos querian acercarse a ella, aunque fuera con presentes que sabian de antemano que volverian al mundo, pues en San Damian la pobreza era la maxima que regia su dia a dia. Solamente se quedaban con lo estrictamente necesario para sobrevivir y la Madre Clara hacia lo que podia con sus sinceros y constantes rezos poniendo a prueba su cansado cuerpo, que ya habia vivido mas de cuatro decadas de sufrimiento involuntario e infligido por su propia fe. Sor Ines seguia esperando junto a la que fuera en otro tiempo su hermana mayor en el hogar en el que nacio en Asis. Ahora era su Madre espiritual, quien la habia guiado por los senderos de la fe y la habia ayudado a alejar de su persona todo atisbo de actitud mundana. Algo dificil para sor Ines, quien habia seguido a su hermana a San Damian mas por amor a su persona que por una profunda devocion, a pesar de rezar dia a dia para hacerse digna de formar parte de las Damas Pobres. Lo que no habia podido dejar tras los muros de San Damian era aquella curiosidad que impregnaba su rostro de ratoncito husmeando en la existencia de los demas. Poco habia que descubrir en el monasterio, mucho menos de lo que observaba en las puertas medio cerradas de su palacio en Asis, cuando era una hermosa muchacha avida de comerse el mundo. Aun asi, siempre la curiosidad hacia que sor Ines encontrara algo que la mantuviera ansiosa y vigilante. En aquel momento, la misteriosa identidad de la joven que esperaba en el locutorio era mas de lo que podia pedir en sus monotonos dias de rezos, trabajos en el reseco huerto o alimentando a las escualidas gallinas. Sor Ines miraba a su hermana y a la puerta de la capilla con aquellos ojos oscuros, penetrantes, llenos de vida que siempre habian iluminado su bello rostro, incluso ahora que lo enmarcaba un velo aspero e hirsuto al que mucho tiempo, demasiado, tardo en acostumbrarse. -- Madre, perdonad pero…-- Sor Ines intento modificar la formula de la peticion y elevar levemente el tono de su voz, pero tampoco surtio efecto alguno en la Madre Clara. Sabia que hasta que no terminara su profundo dialogo con Dios, ni un terremoto la perturbaria. Silencio. Seguia el silencio de la oracion de la Madre Clara y seguian las miradas hacia un lado y otro de sor Ines. Silencio. Un silencio roto tan solo por las gotas que caian en un ritmico orden del techo lleno de humedad y que formaban charcos imperterritos en la capilla, contribuyendo al gelido frio de invierno y el sofocante calor del verano. ?Cuando vendria messer Mateo a arreglar por fin aquel maltrecho tejado? Desde que el pueblo campesino, los labriegos, los artesanos, se habian rebelado ya nada habia ido bien. Y de eso hacian ya unos cuantos anos. El orgullo aristocratico de la que un dia fue bautizada como Catalina, pero resucito como sor Ines, no habia desaparecido al vestirse la toca de religiosa. Era un pecado de orgullo que no podria desterrar de su corazon. El linaje de su familia, los Favarone, se hundia en las profundidades de la historia y nunca habia perdonado ni posiblemente perdonaria a aquellos estamentos inferiores que habian querido para ellos lo mismo que los grandes nobles de las ciudades. Y habian sacrificado a su padre en el camino… Luchaba a menudo contra el pecado de la soberbia mirandose en el espejo de quien un dia fue su hermana mayor, quien no albergaba en su corazon ningun odio ni rencor posibles. Pero sor Ines sabia que, a pesar de que su entrada en religion habia sido milagrosa, tenia que trabajar mucho sus rezos y penitencias para conseguir estar a la altura de muchas de las hermanas pobres de San Damian. Curiosidad, soberbia, y algun que otro defectillo hacian de aquella graciosa jovencita una monja dificil de corregir.

  • Me entregaras tu corazon de Sophie Saint Rose

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    Sondra Anderson es la hija del ranchero mas importante de la zona y desde su nacimiento sabe que va a ser quien dirija el negocio. La llegada de Kevin al rancho provoca mil cosas, sobre todo en su corazon, pero no le gustaba nada que metiera las narices en las decisiones que ella debia tomar con su padre. Vale que era muy bueno en su trabajo y los hombres le respetaban, pero ella era la duena. Aunque eso no era lo unico que le molestaba. Que la considerara una cria la ponia de los nervios y solo habia una manera de vengarse, fastidiarle todo lo que podia.

  • Si te atreves, amame de Olga Salar

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    ?Se atreveran a arriesgar de nuevo o el temor a sufrir los separara?

  • Pequenas cicatrices de Luisa R. Bueno

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    Celia se sentia como una tonta, !una relacion de cinco anos al carajo! Alli iba, a sus veintisiete anos, calle arriba, tirando de dos enormes maletas camino de casa de su madre. Una casa que llevaba casi cinco anos sin pisar y a la que tan solo la imperiosa necesidad del momento le hacia volver. Llevaba la frente alta, digna, queriendo compensar con este gesto su hondo sentimiento de patetismo. La indignacion que sentia le impedia escuchar el estruendo de los dos maletones rodando por el suelo y ni siquiera era capaz de notar como su frente comenzaba a humedecerse con el esfuerzo. Aquel era el agosto mas caluroso que recordaba en mucho tiempo. Apenas eran las nueve de la manana y ya se adivinaba que aquella humedad iba a convertir el dia en otro tan pegajoso y plomizo como los anteriores. A pesar de la hora, la calle permanecia vacia; tan solo, de cuando en cuando, el ruido lejano de algun coche osaba competir con el del rodar de las maletas. <>, se decia mientras emprendia la ultima cuesta con gesto decidido, <>. La rabia que sentia era mayor que las ganas de llorar, !ni una lagrima!, y eso era justamente lo que Enrique le habia reprochado cuando le abria la puerta y le dejaba salir con los dos maletones. --No te apena nada de esto. Yo creia que me querias. Celia le dedico una larga y acusadora mirada. !Pues claro que le queria!, cinco anos juntos eran prueba de ello. Pero eso no significaba que fuera un amor eterno; ?acaso existia algo asi? Cuando salio por la puerta estaba completamente convencida de que la culpa de todo aquello era de Enrique, como siempre. ?No podia dejar las cosas tranquilas? El sabia de sobra que ella no creia en el matrimonio; ya habia visto a su alrededor suficientes matrimonios rotos como para embarcarse en uno de ellos. ?No era mejor vivir el dia a dia sin pensar en otra cosa? Y, sabiendo todo eso, ?como se le ocurria pedirle que se casara con el? Celia habia llegado del trabajo con ganas de darse una ducha, las piernas le estaban matando. Llevaba todo el dia en pie y su mente solo pensaba en la mesita del pequeno salon donde, sin duda alguna, iba a poner sus piernas en alto. Solo necesitaba quince minutos para reponerse, un cigarrillo antes de cenar y una ducha reconfortante. Al parecer eso era pedir mucho. Enrique la esperaba sonriente en la entrada, todavia llevaba puesto el uniforme de policia. Algo importante tendria que decirle para haberle esperado sin ni siquiera cambiarse. Aquel gesto tan suyo de satisfaccion le iluminaba la mirada de tal manera que Celia olvido al instante todo el cansancio. Observo divertida el brillo de sus ojos, verdes como la primavera en el campo, verdes como las ramas de los espartafilos que tenian en la mesa del salon. Aquel brillo tenia la misma intensidad que la de un nino en la manana de Reyes, y eso le hizo sonreir. Se acerco con la intencion de abrazarse a aquel hombre que habia traido paz a su vida cuando mas falta le hacia. Todo en el era bonito: sus manos tenian la virtud de calmarla o excitarla dependiendo de la ocasion. Sus anchas espaldas le daban la seguridad de que nada malo podria pasarle a su lado, y sus verdes ojos sabian leer en ella de una manera sencilla y certera. Se abrazo a Enrique y su boca se lleno con aquellos labios jugosos y dulces que tanto la excitaban. Fue un beso breve, porque el se metio la mano en el bolsillo y puso ante los ojos de Celia una pequena cajita abierta que mostraba un precioso anillo de compromiso. El roce de algo aspero sobre sus parpados hizo que Celia abriese mecanicamente los ojos. Se separo de un respingo de aquel hombre, que parecia la viva imagen de un triunfador y le miro con miedo. --!Casemonos, que ya toca! --Exclamo Enrique moviendo las manos con torpeza delante de la cara de Celia. Los nervios y la excitacion del momento le gastaron una mala pasada y casi se le cae la cajita con el anillo. La cogio al vuelo, enredando, sin querer, sus dedos en el pelo de Celia que permanecia atonita delante de el. Celia dio un paso atras. Contuvo el aire. Apreto los labios. ?Que ya toca? ?Se podia ser mas simple? Sintio la tentacion de salir de la estancia con el deseo de que todo fuese distinto al entrar de nuevo. Su estomago habia sentido una sacudida y no precisamente de alegria. ?A que venia este arranque? Era verdad que estaban muy bien juntos, pero lo que esta bien hay que dejarlo asi y no cambiarlo. Y menos porque <>. La alegria en el rostro de Enrique se fue borrando, dando paso a la incredulidad ante la cara tensa e impavida de Celia. --?Es que no quieres? Celia se dejo caer en el pequeno butacon. De pronto se le habia puesto seca la boca. Tanteo con la mano sobre la mesita de centro buscando su paquete de tabaco. No iba a fumar, pero necesitaba tocarlo. Aquel tacto era lo mas parecido a llevarse un cigarro a la boca y algo tan toxico y adictivo era lo unico que podia calmarla en ese momento. --?Es que no quieres? --repitio. !Pues claro que no queria! Vivir juntos era una cosa, pero casarse era algo mucho mas serio. --?Por que voy a querer? --pregunto indignada--. Sabes que nunca me casare, es algo que nunca ha entrado en mis planes. ?Por que no dejas las cosas como estan? Enrique la miro con expresion desencajada. Con el anillo aun entre los dedos, sonrio con una mueca y hablo de sopeton: --Carino, voy a cumplir los treinta y tres, Cristo murio a esa edad. No quiero pasar mis mejores anos esperando algo que nunca va a llegar. No dijeron mas. Enrique dejo el anillo sobre el aparador de la entrada y se marcho. No hubo despedidas ni explicaciones. Algo muy intimo acababa de romperse entre ellos y Celia casi pudo escuchar el chasquido, el mismo que habria producido una vara de madera al quebrarse, dejandola profundamente confundida. A la manana siguiente Celia se encontro las maletas en la puerta del cuarto. Las mismas que habia usado para mudarse con Enrique. Unas lagrimas quisieron asomarse a sus ojos, pero las seco incluso antes de que salieran. No era pena lo que sentia, era rabia. Una rabia dolorosa y agria porque la sinrazon de Enrique le hacia volver al sitio del que, un dia, vino huyendo. Metio sus cosas apresuradamente, a bulto. De nuevo huia. Llegaria a ser toda una experta en abandonos. Suspiro. Le tocaba volver a la casilla de salida y eso le daba una sensacion de desamparo que le oprimia el pecho. ?Por que tenian que romper por una peticion de matrimonio? Enrique tenia que saber que no iba a aceptarlo. !Jamas habia creido en el matrimonio! Cerro como pudo la ultima maleta y, antes de cogerlas para marcharse, recorrio con la mirada el pequeno apartamento, alli habia sido feliz cinco anos. Se detuvo en las cortinas del pequeno salon, que habian comprado en una tienda de chollos cuando llevaban casi un ano juntos. Seguian arrastrando su tela mal rematada, pero ya no les molestaba verlas asi. Habian bromeado mil veces con quedarse una noche y montar un pequeno taller de costura para arreglarlas, pero nunca encontraron el momento. Despues fijo la vista en el minusculo aparador donde guardaban las llaves. Dentro de un cajon seguia escondido un paquete de tabaco. <>, decian entre risas. No soportaban la falta de un cigarro despues de un buen polvo. Abrio el cajon y miro la cajetilla. Estaba medio vacia. Igual que se sentia ella. Estuvo tentada a cogerla, despues de todo ya no les iba a hacer falta, pero cerro de golpe el cajon. Enrique llego justo cuando Celia abria la puerta. Se miraron. Tenia ojeras, la noche no habia sido buena tampoco para el y, por su gesto serio, se veia que aun estaba dolido. Por un momento penso que venia a disculparse, que nada de lo ocurrido la noche anterior tenia la menor importancia. Pero no. --Piensa bien lo que haces. --Le recrimino con gesto adusto--. Sabes que te quiero, que lo que te pido es lo logico en una relacion. Si te vas, si no me aceptas, el amor acabara por apagarse y no estare aqui siempre. Aun estas a tiempo. Aquello, que sonaba a amenaza, acabo de alterar a Celia que, sin decir nada, cogio las dos maletas y cerro la puerta tras ella. Celia llego a casa de su madre con la frente rociada de sudor por el esfuerzo y el calor. Unos pocos mechones de su negra melena se habian pegado por su cuello y mas que incomoda la ponian de un humor de perros. Aquella manana amenazaba con convertirse en un dia insoportable. Al sonido del timbre acudio una mujer de pelo blanco y profundas ojeras. El paso del tiempo la habia castigado hondamente, pero no habia conseguido quitarle ni un apice de su elegancia natural. Se le ilumino la cara, pero no se sorprendio. Miro primero las maletas y despues el rostro inexpresivo de aquella hija que un dia desaparecio y de la que no volvio a saber nada. Quiso abrazarla, quiso preguntarle si todo en su vida iba bien, pero el gesto distante, con el que Celia camuflo su inquietud ante la reaccion de su madre, apago sus deseos y se limito a cederle el paso. --?Que traes ahi, nina? --pregunto, como si hiciera poco que se habian visto. --!Mis ultimos cinco anos! --espeto con rabia contenida. Paso como una tromba por el pasillo sin pararse ni a saludar. La voz de su tia Leo se escucho al fondo de la casa. --?Quien es, Adela? Se dirigio al que habia sido antes su cuarto, dejando a su madre, tan confundida que renuncio a seguirla. A su espalda Adela contesto dubitativa, como si aquello no pudiera estar pasando: --Es la nena, mi hija. Abrio la puerta de su antiguo dormitorio. Una bofetada de infancia agredio todos los sentidos de Celia. Todo seguia igual, hasta la cinta del pelo que Olga le habia regalado en su noveno cumpleanos seguia anudada a la lampara de la mesilla. Tiro las maletas encima de la cama intentando no pensar. El olor a su vida anterior se le agarraba al cuello impidiendole respirar. Los sonidos del ayer volvian, involuntariamente, hasta sus oidos. El taconeo incesante de la senora Valeria, la vecina de arriba, le recordo que, desde que su marido la habia abandonado, hacia mas de diez anos, seguia arreglada y vestida como si en cualquier momento fuera a volver. El soniquete imperterrito de las teclas del piano de Beatriz, la nina de al lado, le hizo ponerse las manos en los oidos. Celia sonrio con un deje de burla; las notas seguian sonando igual de desacompasadas. El ladrido intermitente de Ruido, el perro que un dia el senor Valentin recogio de un cubo de basura cuando apenas era un cachorro de pocos dias, le hizo recordar la historia que, en mas de una ocasion, el mismo habia contado: --?Pero... que te hicieron, pequeno? --Valentin retiro de encima del cachorro los cascotes de unas botellas y las bolsas de plastico rotas y lo limpio con cuidado con el frontal de su camisa--. ?Que salvaje te tiro alli, mi hijito? El cachorro lamio con ternura las manos de su salvador, poco mas hacia falta para acabar de conquistar a aquel hombre solitario. --!Que hijoputas!, !maldita mala baba, cabrones! --se repetia, entre dientes, mientras acurrucaba al cachorro. Valentin habia llegado a Espana en los anos ochenta huyendo del hambre que asolaba Argentina. Su vida de migrante habia consistido en dar tumbos de un lado a otro, hasta que dio con el apartamento del tercer piso y poco despues encontro el carino de su pequeno amigo. Su vida nunca fue facil. Enlazo trabajos sin conseguir nada fijo y casi llego a acostumbrarse a ese sentimiento cruel de provisionalidad que no te deja echar raices en ningun sitio. Cuando se jubilo se encontro totalmente solo. Penso en volver a su anorada Argentina, pero alli ya no le quedaba nadie. Reunio todo lo ahorrado en aquellos casi cuarenta anos de esfuerzo y se compro un pequeno pisito. No necesitaba mucho, solo tranquilidad y el amor de su pequeno, al que puso el nombre de Ruido.

  • La traicionada de Kiera Cass

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    Desde el coche de caballos en marcha, mire por encima del hombro y a traves de la ventanilla trasera, como si alguien pudiera seguirme. Pero enseguida me recorde a mi misma que era una idea ridicula; no quedaba nadie en Coroa que pudiera ir tras de mi. Silas --mi marido-- estaba muerto, igual que mis padres. Aun tenia alguna amiga en la corte, pero eran leales al rey Jameson, y ahora aun mas, despues de que lo hubiera dejado plantado la misma noche en que iba a declararseme. En cuanto a Jameson..., al menos daba la impresion de que contaba con su perdon por haberme fugado con un plebeyo, y no un plebeyo cualquiera, sino uno extranjero, nada menos. Delia Grace habia ocupado mi puesto al lado el rey, y yo no tenia ningunas ganas de recuperarlo. Y no habia nadie mas. Aparte de ellos, las unicas personas que me importaban iban en el carruaje, a mi lado. Aun asi, seguia mirando. --Me he pasado la mayor parte de mi vida adulta haciendo eso exactamente --comento lady Eastoffe, mi suegra, apoyando una mano en mi muslo. En el otro banco, delante de nosotras, dormia Scarlet, mi hermanastra. Aunque durmiera, habia algo en su postura que dejaba claro que podria despertarse en una fraccion de segundo, una reaccion que se habia vuelto habitual en ella desde el ataque. Por la ventanilla lateral vi a Etan, que cabalgaba con ese gesto orgulloso e irritante, siempre atento. Escrutaba la fina niebla, y por el modo en que ladeaba constantemente la cabeza estaba claro que escuchaba con atencion, por si percibia alguna senal de peligro. --Espero que despues de este viaje todos podamos dejar de mirar atras constantemente -- comente. Lady Eastoffe (ahora debia llamarla <>) asintio, mirando a Scarlet, muy seria. --Ojala. Cuando lleguemos a casa de los Northcott, tenemos que encontrar el modo de enfrentarnos al rey Quinten. Cuando lo hagamos, las cosas se pondran en su sitio... para bien o para mal. Trague saliva, reflexionando sobre el sentido de aquellas ultimas palabras. Un dia saldriamos del palacio del rey Quinten victoriosos, o no saldriamos nunca. Observe a mi nueva madre: aun me sorprendia que hubiera aceptado un matrimonio que la unia tan estrechamente a un rey tan malvado. Aunque lo cierto era que yo habia hecho lo mismo, casi sin darme cuenta. Los Eastoffe eran descendientes de Jedreck el Grande, el primero de la larga serie de reyes de Isolte. El actual soberano del pais, el rey Quinten, era descendiente del primer hijo varon de Jedrek, pero la primogenita habia sido una mujer. Los Eastoffe eran descendientes del tercer hijo de Jedreck. Solo Etan --que era de la familia Northcott-- podia presumir de un linaje que se remontaba hasta la primogenita de Jedreck, su hija mayor, a la que habian despojado de sus derechos dinasticos a favor del primer varon. Independientemente de como fuera la historia, Quinten veia en todos los Eastoffe y Northcott una amenaza al reinado de su dinastia, que duraria poco, a menos que la salud de su hijo mejorara repentinamente. Yo no lo entendia. No entendia por que parecia decidido a deshacerse --no, a matar-- a todos los hombres con sangre real. El principe Hadrian no era lo que se dice un hombre fuerte, y, cuando al rey Quinten le llegara su hora --como les llega a todos los mortales--, alguien tendria que ocupar el trono. No veia que sentido tenia que estuviera matando a todos los que podian reclamarlo legitimamente. Silas incluido. Asi que ahi estabamos, decididas a hacer lo que fuera necesario para que las muertes de nuestros seres queridos no hubieran sido en vano, y del todo conscientes de que probablemente no lo conseguiriamos. --?Quien va ahi? --grito una voz, perfectamente audible por encima del crujido de las ruedas. Al momento, el coche se detuvo. Scarlet irguio el cuerpo de golpe, y de bajo la falda saco un pequeno cuchillo que yo no sabia que escondia. --Soldados --murmuro Etan--. De Isolte. --Luego se dirigio a ellos alzando la voz--: Buenas tardes. Soy Etan Northcott, soldado de su majestad... --?Northcott? ?Eres tu? Observe que Etan relajaba el gesto y fruncia los parpados, como para ver mejor. De pronto se le veia mucho mas tranquilo. --?Colvin? --dijo el. No hubo respuesta, asi que asumi que seria afirmativa--. Estoy escoltando a mi familia de vuelta a casa, procedentes de Coroa. Ya habras oido lo de mi tio. Estoy acompanando a su viuda y a sus hijas a casa. Se produjo una pausa: evidentemente, el mensaje resultaba confuso para el soldado, que tardo un momento en reaccionar. --?Viuda? ?Me estas diciendo que lord Eastoffe ha muerto? El caballo de Etan se puso algo nervioso, pero el enseguida reacciono y lo mantuvo firme. --Asi es. Y sus hijos. Mi padre me confio que me encargara de traer al resto de la familia a casa. Un silencio incomodo. --Le damos nuestro pesame a tu familia. Os dejaremos pasar, pero tenemos que hacer un control de seguridad. Protocolo. --Si, por supuesto --accedio Etan--. Lo entiendo. El soldado se acerco para examinar nuestro carruaje mientras otro lo rodeaba para mirar los bajos. Por su voz, comprendi que el que nos miraba era el que habia estado hablando con Etan. --Lady Eastoffe --dijo, mirando a Madre--, lamento muchisimo su perdida. --Le agradecemos la consideracion. Y sus servicios --respondio ella. --Las senoras han tenido suerte de haber dado con el mejor regimiento de Isolte --dijo, sacando pecho--. Este camino suele estar plagado de coroanos. Prendieron fuego a un poblado fronterizo hace apenas dos semanas. Si las llegan a encontrar, no se que les habria podido pasar. Trague saliva, baje la mirada y me gire hacia el soldado. Viendo a una dama de mas junto a las de la familia Eastoffe y la direccion de la que veniamos, enseguida ato cabos. Fruncio los parpados y miro a Etan para que se lo confirmara. --La viuda de mi primo Silas --explico el. El soldado meneo la cabeza. --No puedo creerme que Silas nos haya dejado..., ni que se casara --anadio, mirandome de nuevo. Parecia estar ordenando sus pensamientos, asimilando que Silas se hubiera casado con una coroana, algo que le resultaba increible. Como a muchas otras personas. Su gesto, en un principio sentencioso, se transformo en una sonrisa complaciente. --No puedo culparla por querer salir de alli --me dijo, senalando con un gesto de la cabeza el camino que habiamos dejado atras--. No sigo mucho las noticias de Coroa, pero es imposible no estar al tanto de que su rey practicamente se ha vuelto loco. --?Tu crees? --dijo Etan--. Yo diria que ya lo estaba antes. El soldado se rio. --Tienes razon. Pero, segun parece, una joven lo rechazo, y desde entonces no hay quien lo entienda. Se rumorea que destrozo uno de sus mejores barcos a hachazos, ahi mismo, en el rio, a la vista de todos. Tambien se dice que tiene otra amante, aunque no le es fiel en ningun sentido de la palabra. Y he oido que hace unas semanas prendio fuego a su castillo. --Yo he estado ahi --dijo Etan, sin inmutarse--. Desde luego no se ha perdido gran cosa. Tuve que hacer un gran esfuerzo para morderme la lengua. Por mal que estuviera Jameson, nunca habria destruido la obra maestra de la artesania coroana que era el castillo de Keresken. Pero lo que mas me dolia --si es que era cierto-- era que Jameson se estuviera viendo con otras chicas a espaldas de Delia Grace. No podia soportar la idea de que, despues de luchar tanto por conseguir lo que queria, tuviera que admitir que estaba completamente equivocada. El soldado se rio estentoreamente ante la ocurrencia de Etan, pero luego se puso serio. --Con lo impredecible que esta ultimamente, se dice que podria intentar invadirnos. Por eso tenemos que registrar los carruajes, incluso los de las personas de confianza. Jameson esta tan loco que ahora mismo podria hacer cualquier cosa. Senti que me ruborizaba, y me dio mucha rabia. Por supuesto, nada de eso era cierto. Jameson no estaba loco, ni planeaba ninguna invasion, ni nada por el estilo..., pero la mirada desconfiada de aquel hombre me dejo bien claro que era mejor que me guardara aquellos pensamientos para mi sola. Madre me apoyo una mano en la rodilla para tranquilizarme y hablo al guardia por la ventanilla: --Desde luego, lo comprendemos, y les damos las gracias de nuevo a todos ustedes por su trabajo. Los tendre presentes en mis oraciones en cuanto lleguemos a casa. --Esta limpio --dijo el otro soldado desde el lado contrario de la carroza. --Pues claro que lo esta --respondio el primero, en voz alta--. Son los Eastoffe, bobo. -- Meneo la cabeza y se retiro--. !Abrid las barricadas! --les grito a los otros--. Dejadles pasar. !Id con cuidado, Northcott! Etan asintio, y por esta vez no dijo nada. Cuando llegamos a la frontera, observe por la ventanilla y vi a decenas de hombres. Algunos nos saludaban, mostrando respeto, mientras que otros se limitaban a mirar. Temi que alguno de ellos me reconociera como la chica que supuestamente habia vuelto loco a su rey, y que me exigieran salir del carruaje para volver con el. Nadie lo hizo. Habia emprendido aquel viaje voluntariamente. Mas que eso, lo habia deseado. Pero aquel pequeno incidente me hizo darme cuenta de que no solo estaba cruzando una frontera; estaba penetrando en un mundo diferente. --El camino hasta casa no deberia ofrecer mayores dificultades --dijo Etan, cuando dejamos atras a la multitud. Scarlet volvio a meterse entre los pliegues de la falda el pequeno punal que habia escondido entre las manos. Menee la cabeza; ?que pensaba hacer con el exactamente? Madre se acerco y me rodeo los hombros con un brazo. --Un obstaculo menos; quedan muchos otros por delante --bromeo. Y, pese a todo, me rei.

  • La lengua de los dioses de Andrea Marcolongo

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    Este maravilloso libro, la sorpresa editorial del ano en Italia, posee el poder de despertar en cualquier persona un interes insospechado por el griego antiguo.

  • Soldado de Carlos Valdelagua

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    Gonzalo se desperto en el fondo de un barranco con una brecha en la cabeza y tan malherido que no podia ponerse en pie. No recordaba nada, ni siquiera su nombre. Imagino que era soldado de alguno de los regimientos que luchaban en tierras valencianas y solo confiaba en que alguna persona caritativa se apiadara de el y le ayudara.

  • 21 Dias para tener tu casa en orden de Alicia Iglesias Galan

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    El metodo 21 Dias para tener tu casa en orden nacio de la experiencia personal de la autora en su vida diaria y se desarrollo al aplicarlo a cientos de clientes con diversas problematicas relacionadas con la acumulacion o la organizacion de tiempos y espacios.

  • Chicago de David Mamet

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    Mike Hodge, un veterano de la Gran Guerra, es periodista del Chicago Tribune durante los violentos anos veinte. Mientras investiga una muerte relacionada con el crimen organizado, la mujer de la que esta enamorado es asesinada. Para Mike, averiguar quien la ha matado se convierte en una cuestion personal y no le importan las consecuencias que esto puede acarrear.

  • Despues de la caida de Dennis Lehane

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    Despues de triunfar con la serie de los inolvidables detectives bostonianos Kenzie y Gennaro, de recibir el aplauso unanime por la tension dramatica y lirica de Mystic River y haberse consagrado con su trilogia historica criminal de Joe Coughlin, Dennis Lehane nos sorprende con una trama de suspense psicologico. Un thriller intenso y emotivo que corta la respiracion y nos obliga a suponer y deducir pagina tras pagina hasta el final.

  • Esto es marketing de Seth Godin

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    El marketing lleva tanto tiempo entre nosotros que lo damos por hecho. Como el pez que no entiende el agua en el que vive, no vemos lo que realmente esta pasando y no nos damos cuenta de como nos esta cambiando. Ha llegado la hora de hacer algo mas. De mejorar las cosas. De provocar el cambio que te gustaria ver en el mundo.

  • El puente de los suenos olvidados de Vanessa Arrabal

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    Misterio, amor, amistad y suspense se dan la mano en esta historia que no podras dejar de leer hasta que descubras quien mato a Sandra Rueda.

  • 6000 kilometros de amor (Unicornios 2) de Noni Garcia

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    R 1 odrigo miraba al techo tumbado en la cama. El sexo con Daniel siempre lo dejaba exhausto, su fogosidad y entrega eran tales que podian pasarse las noches enteras dandose placer. Daniel se acurruco en su pecho. Siempre habia sido un hombre carinoso con todos, aunque con el era aun mas especial. Rodrigo siempre penso que su excesivo carino era por la culpabilidad que sentia por tenerlo oculto, por no querer que nadie lo viera con el, que nadie llegara a la conclusion de que era gay. Para el eso era algo absolutamente imposible, su carrera estaba despegando... En realidad, ya habia mas que despegado, pero siempre habia algun motivo por el que postergarlo. No hizo por abrazarlo, sabia lo que venia a continuacion: se vestiria y saldria de aquella habitacion como si fuera cualquier persona que habia ido a cenar o estar con cualquiera; el lo haria al dia siguiente, cuando despertara, desayunara y tuviera una buena sesion de spa. Esa era la rutina de todos sus encuentros, y ya empezaba a cansarle. Esa noche, una vez mas, mientras se corrian, habia jurado que pronto todo saldria a la luz, que serian libres para amarse sin miedos. Si, eso era lo que el siempre habia querido, lo que tanto habia ansiado, porque era el primer hombre del que realmente se habia enamorado, el unico que le habia llenado hasta el punto de permitir esa relacion oculta. Salio de la cama, fue al bano, se echo agua fria en la cara y se miro en el espejo. ?Quien era ese hombre que se reflejaba en el? Porque ese no era el Rodrigo de siempre, el hombre fuerte, decidido, al que no le importaba el que diran, que jamas habia ocultado su sexualidad a nadie. Regreso a la habitacion y comenzo a vestirse. Daniel lo miro desde la cama, lo que menos queria era que se fuera ya, aun tenian mucha noche por delante, y sabia que al dia siguiente no tenia que trabajar. Se le antojaba un buen plan pasarlo sin salir de entre las sabanas, pidiendo comida al servicio de habitaciones, viendo alguna pelicula en la tele o bajando a la piscina... Cada uno por su lado, obviamente. Tenia una imagen que mantener, aunque su agente le habia comentado que en breve podria soltar la bomba, que le haria mas bien que mal. Lo que no le gustaba nada era que le dijo que antes debia suceder algo, el sabria lo que habia que hacer, era un experto en ese tipo de asuntos. --?Ya te vas? --le pregunto Daniel, acercandose a Rodrigo y abrazandolo por la espalda. --Si. --No te vayas. Manana no tienes que trabajar, y yo no tengo nada que hacer. --Ya... Nos quedaremos todo el dia en la habitacion, veremos alguna peli, follaremos sin descanso y pediremos comida al servicio de habitaciones, ?no? --Tambien podemos bajar a la piscina. --Cada uno por su lado, como dos extranos que no se conocen de nada, ?verdad? --Rodrigo... --Me voy. --Por favor... --No tengo ganas de discutir, siempre es lo mismo y empiezo a cansarme. --Alberto me ha dicho que ya no queda mucho para que podamos hacerlo publico. --Eso lleva diciendo dos anos, y seguimos en las mismas. --Me ha dicho que esta sera la definitiva, mi amor --besaba su espalda en cada palabra, consiguiendo que Rodrigo se debilitara por momentos. Aun asi, siguio abrochandose la correa del pantalon. Sabia que terminaria por ceder, siempre lo hacia, estaba loco por ese hombre, pero queria hacerselo pasar un poquito mal antes de que lo consiguiera. --?De verdad lo crees? --Esta vez, si. Le he dejado claro que, pase lo que pase, en un par de meses... --?Vas a desobedecer sus ordenes? Daniel guardo silencio, y Rodrigo sabia que significaba eso, que de nuevo eran palabras que se llevaria el viento. Una gran pena se alojo en su pecho, y sus planes de hacerlo sufrir y despues quedarse ya no fueron viables, necesitaba salir de aquella habitacion, le ahogaba estar encerrado en un armario que era de otro cuando el suyo siempre habia tenido las puertas abiertas. Cogio el polito de Pedro del Hierro que descansaba sobre el butacon que estaba junto a la cristalera que daba acceso a la terraza de la habitacion y no tardo mas de unos segundos en ponerselo, haciendo que Daniel se separara de el. --Por favor, Rodrigo, no te vayas. Rodrigo no contesto a su ruego, no dijo ni una sola palabra. Se sento en la cama y empezo a calzarse los nauticos. Daniel se subio, se coloco detras de el y comenzo a masajearle los hombros, para despues besarle el cuello. Lo conocia demasiado bien, sabia que no era capaz de resistirse a esas caricias, que solo necesitaba unos segundos para que estuviera de nuevo quitandose la ropa. Siempre pasaba lo mismo, siempre solucionaban ese gran problema que existia entre ellos de esa manera, con una buena sesion de sexo, donde volveria a sentirlo dentro de el, donde le demostraria que nada ni nadie podria nunca terminar con el amor que se tenian. Rodrigo, a pesar de su voluntad de salir de aquella habitacion, sabia que tenia la batalla perdida, que terminaria cediendo. Solo esperaba que esa vez fuera verdad, que en tan solo un par de meses dejaran atras esa pesadilla que llevaban viviendo casi dos anos, no creia que pudiera soportarlo mucho mas. Se quito el unico zapato que habia tenido tiempo de ponerse. Se giro en la cama, tomo su cara entre sus manos y lo beso con rabia, porque asi eran sus besos cuando discutian por ese tema, porque asi reaccionaba su cuerpo y su mente a esos desplantes que tanto le dolian. --Sabes que cuando salgas de esta habitacion no vas a poder sentarte en una semana, ?verdad? --Usare el flotador, fingire que han vuelto mis almorranas, pero necesito que me folles. Sabes que eres mi unica droga, que sin ti no puedo vivir. Rodrigo se deshizo de la ropa con rapidez y se tumbo en la cama, entrelazando las manos tras su cabeza. Daniel sabia que tenia que hacer, asi que no tardo mas de unos segundos en lamer su polla, que ya estaba dura como una roca. La engullo hasta que toco la campanilla, provocandole una arcada, y Rodrigo gimio; eso si que era musica para sus oidos. Tiro de su pelo, provocando que abandonara su tarea. Lo miro a los ojos y pudo ver la lujuria y la entrega en su mirada. --Ahora voy a follarte, pero ni se te ocurra correrte. Despues de este mal rato, me merezco que este orgasmo sea solo mio hasta que yo lo decida. Si te corres, me voy. Daniel no dijo nada. Haria todo lo que el quisiera. Se aparto y espero ordenes, aunque no las necesitaba, conocia todos y cada uno de sus pasos, sus gustos, sus preferencias, asi que se tumbo bocabajo y se dejo hacer. Rodrigo cogio el bote de lubricante que descansaba sobre la mesita de noche y un condon. Era tal la rabia que tenia, que no pensaba pararse a prepararlo demasiado. Si a el le dolia el corazon, iba a encargarse de que a Daniel le doliera el culo, aunque sabia que eso, su brusquedad, le gustaba mas que cualquier dano que pudiera infringirle. Se puso el condon, vertio lubricante en el canal que se abria entre sus nalgas, e introdujo dos dedos en el sin previo aviso, haciendo que diera un respingo y contrajera un poco los musculos. Ante la reaccion, le dio una sonora palmada en el culo que le dejo marcados los dedos y le arranco un gemido de autentico placer. Rodrigo abandono la invasion de los dedos, poso su glande en la entrada del ano, presiono y lo penetro de una sola embestida. Daniel contuvo la respiracion, aquello habia dolido, pero poco a poco fue haciendose a la invasion, no le quedaba de otra, ya que su amante habia emprendido un frenetico galopar que hacia que sus testiculos chocaran en cada envite, hasta que sintio como se corria; el tambien queria hacerlo, pero tenia que aguantar, por nada queria que se fuera de aquella habitacion. Rodrigo, con la satisfaccion mas absoluta, salio de el y lo obligo a tumbarse. Ni siquiera se paro a quitarse el condon, su boca fue directa a la ereccion de Daniel, que sabia que estaba a un tris de correrse, pero debia aguantar, asi eran sus juegos. Se conocian bien, Rodrigo sabia que tenia que hacer para que se derramara en su boca, aunque tambien que haria hasta el mayor de sus esfuerzos para no hacerlo. Engullo su falo sin descanso, saboreo la gota preseminal que precedia al orgasmo, a su estallido, y no quiso que siguiera sufriendo, deseaba que lo disfrutara tanto como lo habia hecho el hacia tan solo un momento, necesitaba que se corriera en su boca, sentir que solo el provocaba todo en Daniel. --Correte. Solo necesito un par de succiones mas para sentir el calor de su semen invadiendo su boca. Lo trago y saboreo, era el mas dulce y salado elixir que nunca habia probado, y habian sido unos cuantos; nunca habia sido persona de un solo hombre. Hasta que lo conocio a el. Cayeron exhaustos de nuevo sobre la cama. Aquel era el pistoletazo de salida a muchas horas en las que no saldrian de aquella habitacion, en la que, una vez mas, se amarian en secreto. R 2 odrigo salia del hotel en el que entro mas de veinticuatro horas antes. Como siempre, pasar tiempo con Daniel era maravilloso, anhelaba a diario estar con el, sentirlo cerca, levantarse cada manana y verlo a su lado... Y esos mismos sentimientos eran los que hacian que en ese instante se sintiera como una autentica mierda. Cada vez que se veian, su salud emocional sufria un fuerte varapalo que lo dejaba bastante tocado. Se subio al coche y condujo hasta la que habia sido la casa de sus tios. Ahora vivian en Washington, y el se habia trasladado alli para cuidarla y, de paso, se ahorraba el alquiler. Tenia un buen sueldo, pero eran setecientos los euros que iban a la cuenta de ahorro; si todo iba bien, pronto podria realizar su sueno de tomarse un ano sabatico y recorrer el mundo. Lo unico que le frenaba era que Daniel no podria acompanarlo, aunque si le habia prometido que se escaparia e iria a buscarlo en algunos de los puntos donde estaria. Promesas. Nunca habia cumplido ninguna de ellas, esa no tenia por que ser menos, sabia a ciencia cierta que no irian juntos a ninguno de esos lugares, igual que dudaba de que lo que habia entre ellos viera la luz en un par de meses... Pero lo queria tanto que no podia evitar creer todas y cada una de ellas, ilusionarse, sonar con que en algun momento se cumplirian.

  • Abrazos en el aire de Inmaculada Leon Tirado

    https://gigalibros.com/abrazos-en-el-aire.html

    La lucha de una mujer por sobrevivir en una sociedad que la limita humana, politica y socialmente.