• treinta postales de distancia - Sara Ventas

    https://gigalibros.com/treinta-postales-de-distancia.html

    <>. Le habia gustado la idea de elegir la planta numero trece de un edificio situado en La Malagueta, un barrio centrico de Malaga junto a la playa. Las vistas eran espectaculares y la orientacion no podia ser mejor. Cuando recibio las fotografias que Manu le habia enviado del apartamento y las vistas desde la terraza, comenzo a concienciarse del paso que estaba dando y, sobre todo, empezo a ver una luz que no era precisamente la de aquel sol que iluminaba aquellas imagenes, sino la de la sensacion que le producia la velocidad con que todo estaba saliendo: rodado. Sofia tenia el convencimiento de que si algo que nace entre dudas sale sin esfuerzo, es porque se ha elegido el camino correcto. Y que mejor muestra que aquella de encontrar, casi a la primera, la casa que se ajustaba, de sobra, a las caracteristicas que ella buscaba. A todos les encanto. A todos menos a su padre, claro, un poco supersticioso por naturaleza y que se aventuro a pronosticarle algun pequeno infortunio originado por la maldita cifra en cuestion. Eso a ella no le afectaba, no creia en esas bobadas de la supersticion, y era capaz de pasar bajo una escalera, tranquilamente. Incluso si veia que alguien evitaba una y se cambiaba de acera, ella pasaba por debajo mirando al supersticioso con picardia y presumiendo de su osadia. Una vez, cuando era pequena, llevo a casa un gato negro que se encontro por la calle; su padre monto tal espectaculo que no tuvo mas remedio que dejarlo abandonado donde lo habia encontrado, y no dio su brazo a torcer con sus llantos ni cuando le dijo que era el peor padre del mundo. Claro que luego se lo compenso regalandole una tortuga que a ella no le hizo mucha gracia. Alego que era la unica mascota que aceptaria que tuviese en casa: <>. A ella al principio le daba repelus el tacto de aquellas patitas arrugadas y ver aquel cuello diminuto estirarse fuera del caparazon. La tortuga tenia el tamano de una galleta y le puso de nombre Tomasa. Mas tarde descubririan, viendo un documental, que Tomasa era macho por la forma que tenia en la parte baja del caparazon: concava en vez de plana. Pero aunque intentaban rectificar y llamarla Tomas, ya no les salia. Despues de una semana de frenetico ajetreo de mudanza, aun tenia el salon empantanado con cajas de libros sin abrir, utensilios de cocina, y la ropa de invierno que habia dejado amontonada sobre la cama del cuarto de invitados, amenazaba con venirse abajo, de un momento a otro, si una mosca se posaba en la superficie de la montana mal apilada. Se tiro en el sofa acordandose de su madre mientras observaba el desbarajuste que decoraba su salon. Aquel desorden con apariencia de haberse mudado aquel mismo dia, tenia todo el pronostico de mantenerse por unas cuantas semanas mas, si no eran meses. Pero eso a ella no le preocupaba lo mas minimo, lo importante ahora era adaptarse a la nueva vida que acababa de comenzar. Aun no habia cumplido treinta y tres anos. Siempre imagino que a esa edad ya estaria de sobra casada y con una ristra de hijos revoloteando a su alrededor. Ahora que la disfrutaba, a ratos se sentia demasiado joven para tener hijos y otros, preocupada porque iba camino de los cuarenta y lo mismo se quedaba asi como la hermana de su padre, su tia Conchita. Tanto espero al hombre que se ajustase a sus exigencias que, cuando desistio bajando considerablemente sus requisitos hasta un punto en que ya le servia casi cualquiera, a quien empezaron a exigirle fue a ella. En su casa de vez en cuando se comentaba que se veia con un viudo del piso de abajo, pero que no se aguantaban del todo y no acababan de decidirse. <>, explicaba el padre de Sofia. <>, solia comentar la madre de Sofia espantada, porque no le hacia ni pizca de gracia que su cunada se le metiera en casa a entretener sus quehaceres. No se llevaban mal, pero porque se veian lo justito. A Sofia le caia muy bien la tia Conchita y fue la primera en animarla a que se fuera a Malaga: --Sofi, comete el mundo y no le hagas demasiado caso a tu cabeza, las hormonas son muy sabias. --?Las hormonas? --comentaba Sofia-- Que cosas se te ocurren, tia. --Hazme caso, Sofi, alli me deje yo algo imperdonable, y precisamente por darle la espalda a las hormonas. --?Alguna vez me contaras que fue aquello que te paso en Malaga y que solo dejas caer? --Hay cosas que deben quedarse enterradas para no hacer dano a terceros. Y Sofia no conseguia sacarle mas informacion. Sofia acababa de salir de una relacion que habia pasado por todos los estados que puede pasar una relacion, con inesperado final incluido. Decidio cambiar de aires para evitar caer de nuevo en aquel ciclo interminable de idas y venidas: --Te perdono, pero te prometo que esta sera la ultima vez. --Vale, yo tambien te prometo que voy a cambiar. --Si yo no quiero que cambies, lo que quiero es que te centres y proyectes tu futuro en una direccion. --Que si, no seas boba, si yo estoy centrado. --No estas centrado, tienes treinta y cinco anos y eres relaciones publicas de una discoteca ?No te das cuenta que el resto de tus companeros son veinteaneros? --Todos no. --Deberias concentrarte en el trabajo que tienes por las mananas, que esta muy bien, y olvidarte de la noche. --Que si, no seas pesada, es solo un tiempo hasta que encuentren a alguien. --Llevan buscando a alguien anos, Alex, anos, y tu cada vez estas mas metido en ese mundo. A penas nos queda tiempo para vernos. ?Crees que en esas condiciones a mi me apetece una vida en comun, para estar todo el dia sola? Pero era un bucle que no terminaba de abrirse para ir a alguna parte. Aquella relacion daba vueltas sobre el mismo sitio y ella ya conocia de sobra aquel itinerario absurdo. Necesitaba caminar en linea recta, aunque fuera para estamparse contra una pared de hormigon. No le importaba demasiado el sitio, lo importante era salir de la isla que por primera vez se le habia quedado pequena, y que el lugar tuviera mar. Era mallorquina. Eligio la ciudad de Malaga porque su padre era de alli, era donde veraneaban desde siempre para no perder aquella parte de sus raices, y le hacia sentirse un poquito como en su casa. Un buen amigo de su padre, dentista como el de profesion y al que habia conocido en la facultad, le ayudo a mover su curriculo y le encontro un puesto en una cadena de clinicas dentales. Los veranos que habian disfrutado en Malaga, los habian pasado con este amigo y su familia. Sofia sabia al dedillo las batallitas de su padre con Miguel y, ademas, habia hecho muy buena amistad con uno de sus hijos que tenia su misma edad: Manolito, bueno Manu, como se habia rebautizado cuando paso la adolescencia. Estuvieron mucho tiempo fuera de contacto. Lo retomaron hacia mas de un ano a traves de facebook y, a partir de ahi, surgio de nuevo la amistad que habian reforzado cada verano que su familia viajaba a Malaga o ellos a Mallorca. El habia sido su visitador de aquella casa con magnificas vistas al mar, y quien le envio las fotos junto con un informe detallado sobre cada rincon de la casa, incluido un examen exhaustivo a sus caseros los que, a simple vista, le parecieron algo presuntuosos y bastante cotillas. Pero si Manu lo decia, algo de verdad habria en ello --pensaba Sofia-- porque a diferencia de ella, el no solia equivocarse en los juicios rapidos. Y al conocerlos ella tuvo la misma impresion. No le apetecia devolver las llamadas que tenia acumuladas en el contestador. Lo que mas le apetecia aquella tarde de viernes, era quedarse tumbada a la bartola en el sofa y que alli se las diesen todas. Pero habia quedado con Manu que apareceria en cualquier momento y penso que, al menos, deberia apilar las cajas que tenia por medio, aunque pensandolo mejor, casi que preferia llamar a su madre y quitarse una llamada de encima. Deseaba hablar con Paula, pero no queria saber nada de Alex y en su mensaje del contestador ya se intuian noticias frescas. Era mas comodo mantenerse aislada en aquella burbuja que le proporcionaba su nueva vida, donde el apenas existia. --!Hola mama! --Hija, no hay quien te localice ?que ha pasado con el calentador? --Tenia razon papa, me lo ha confirmado el casero. Hay que abrir un poco la ventana del lado opuesto al calentador, para que circule el aire sin que el viento apague la llama, porque no se que rejilla esta tapada por la lavadora… no me he enterado bien, pero me he duchado y no se me ha apagado esta vez. --?Ya tienes todo ordenado? --Sofia dudo entre decir la verdad o adornarla. <>, penso. --Ordenadisimo, todo en su sitio. --Mira que eres mentirosa. --?Por que nunca me crees? --Si me hubieses dicho que te faltaba alguna caja, te habria creido, pero diciendome que tienes todo ordenadisimo, como si lo viera, seguro que esta todo manga por hombro. --Esta bien, tu ganas, quedan dos cajas --intento rectificar inutilmente. --Ya no cuela, hija, mira que eres desastrosa. ?Y que tal el trabajo? --la madre de Sofia prefirio no seguir aquel tema para no terminar discutiendo con su hija. Era la primera vez que se separaban y le estaba costando muchisimo adaptarse a aquel vacio que habia dejado en casa. Sofia era hija unica, aparecio cuando ya habian perdido las esperanzas intentandolo. No lograron conseguirlo otra vez. Esto hizo que sobreprotegieran a Sofia y que, aun siendo una mujer que sabia valerse por si misma, la siguieran tratando como a una nina. --Bien, lo de siempre, de un lado a otro… Me gustaria trabajar como papa, en su consulta, sin moverse. --Ay hija, no te quejes, y ?para que quieres estar todo el dia en un mismo sitio? Asi te mueves, vas de un sitio a otro, estiras las piernas… --?Las piernas? Si voy en coche mama. Cada clinica esta en una punta de Malaga. --Bueno, hija, Malaga tampoco es tan grande. ?Y que tal son los vecinos?

  • Treinta postales de distancia (Romántica nº 1) Versión Kindle

    https://www.amazon.es/Treinta-postales-distancia-Rom%C3%A1ntica-Ventas-ebook/dp/B00SH3D4KA

    Ahora DIËRESIS publica por primera vez Treinta postales de distancia como libro en castellano, ofreciendo así la oportunidad de disfrutar de esta ...

  • Treinta Postales De Distancia (Romántica) - Libros - Amazon.es

    https://www.amazon.es/Treinta-Postales-Distancia-Rom%C3%A1ntica-Ventas/dp/8494295918

    Treinta Postales De Distancia (Romántica) : Sara Ventas: Amazon.es: Libros. ... por primera vez Treinta postales de distancia como libro en castellano, ...

  • TREINTA POSTALES DE DISTANCIA | SARA VENTAS

    https://www.casadellibro.com/libro-treinta-postales-de-distancia/9788494295911/2490195

    El libro TREINTA POSTALES DE DISTANCIA de SARA VENTAS en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • Treinta postales de distancia - EDITORIAL DIERESIS

    https://editorialdieresis.com/producto/treinta-postales-de-distancia/

    Treinta postales de distancia ... Descripción. Sofía es alocada, divertida y desordenada. Jaime es organizado, metódico y supersticioso. Sofía acaba de dejar a un ...

  • TREINTA POSTALES DE DISTANCIA, SARA VENTAS

    https://www.sopadelibros.com/libro/treinta-postales-distancia-sara-ventas

    Portada del libro TREINTA POSTALES DE DISTANCIA ... para Jaime y Sofía, tanto que al final su relación dependerá del contenido de unas misteriosas postales.

  • TREINTA POSTALES DE DISTANCIA - SARA VENTAS | Alibrate

    https://www.alibrate.com/libro/treinta-postales-de-distancia/59872eb8cba2bce50c208342

    Encuentra el libro TREINTA POSTALES DE DISTANCIA en Alibrate. Descubre reseñas, sinopsis, frases y más de este libro de SARA VENTAS. Puedes comprar el libro ...

  • TREINTA POSTALES DE DISTANCIA - SARA VENTAS

    https://www.agapea.com/Sara-Ventas/Treinta-postales-de-distancia-9788494295911-i.htm

    Comprar el libro Treinta postales de distancia de Sara Ventas, Editorial Diéresis, S.L. (9788494295911) con ENVÍO GRATIS desde 18 € en nuestra librería ...

  • Treinta postales de distancia - -5% en libros | FNAC

    https://www.fnac.es/a1093785/Treinta-postales-de-distancia

    Treinta postales de distancia, libro o eBook de . Editorial: Dieresis. Los mejores precios en libros y eBooks.

  • Treinta postales de distancia - Libros De Mario

    https://www.librosdemario.com/treinta-postales-de-distancia-leer-online-gratis

    Leer Libro Completo: Treinta postales de distancia de Sara Ventas | NOVELA ONLINE GRATIS.

  • TREINTA POSTALES DE DISTANCIA (Libro en papel)

    https://www.popularlibros.com/libro/treinta-postales-de-distancia_720610

    TREINTA POSTALES DE DISTANCIA 15,20€ Ahora un 5% descuento. Envío gratis. Sofía es alocada, divertida y desordenada. Jaime es organizado, metódico y ...

  • Hablame de nosotros de Sara Ventas

    https://gigalibros.com/hablame-de-nosotros.html

    Rebeca Madrid, 11 de noviembre Oigo el leve sonido de un burbujeo ritmico a mi derecha, amortiguado ahora por la voz procedente de una megafonia lejana. Se que es de dia, noto el resplandor a traves de mis parpados. Pero no logro abrir los ojos, parecen haberse pegado en la raiz de las pestanas. Tampoco mi boca quiere reaccionar a mis ordenes, y siento la lengua acartonada y aspera. Necesito agua. ?Estare sonando? Quiero despertar y beberme un litro del tiron. ?Por que tengo tanta sed? Tambien me invade una inquietud de algo pendiente, como si tuviera que hacer algo o levantarme enseguida porque llego tarde a algun sitio; aunque no se adonde, es tan solo una sensacion que me oprime el pecho. Pero no puedo hacer nada. ?Sigo sonando? --Creo que se esta despertando. Escucho a mi alrededor una voz masculina y desconocida. Quien sea que habla me ha cogido la mano derecha. Me agarro a la suya como si de un bote salvavidas se tratara; o eso creo, al menos, no tengo fuerzas y apenas puedo estirar los dedos. --Parece que si --responde ahora una mujer en tono alegre, parece muy joven por su timbre de voz--. No se mueva de aqui, voy a avisar al doctor. <>. --No, mejor quedese usted --responde el hombre y suelta mi mano al mismo tiempo--. Sabra actuar mejor que yo en caso necesario. Aviso a sus companeros. --Vale. Tranquilo, no te preocupes --le contesta ella con la misma voz dulce--. Rebeca, ?puedes oirme? --se dirige a mi ahora, creo que nos hemos quedado a solas. <>, quiero responderle, pero las palabras se niegan a salir de mi boca. --?Ha despertado? --dice otra voz femenina, distinta a la anterior y mas profunda. --Ha abierto un poco los ojos --responde ella--. Creo que le molestaba la luz. Consigo abrirlos finalmente, aunque veo algo borroso y noto un leve mareo que me obliga a cerrarlos de nuevo. --?Cuando se le ha retirado el oxigeno? --Ayer a ultima hora. Parpadeo varias veces antes de volver a enfocar la mirada. Han bajado un poco la persiana y la luz de la estancia es menos agresiva. --?Puedes hablar? --La nueva voz se dirige a mi. Es una mujer de unos cincuenta anos y, por el uniforme que lleva, deduzco que se trata de una enfermera tambien. --A... --consigo articular. --?Recuerdas tu nombre? <>. --Ag... --Creo que necesita agua --afirma--. El doctor vendra enseguida. Me acerca un vasito con un dedo de agua o menos. --Poco a poco --me dice, quitandomelo enseguida. --Buenos dias, doctor --saluda la que estaba conmigo desde el principio--. Le hemos dado un poco de agua. Solo hace unos minutos que ha despertado. --Abandona la habitacion tras comunicarle la situacion al medico, mientras la otra enfermera no para de toquetear las bolsas del suero. --?Sabes donde te encuentras? --me pregunta el doctor, apuntandome con una luz a los ojos. --?En un hospital? --Esta vez logro articular las palabras sin dificultad. --?Recuerdas que tuviste un accidente? --Me sujeta delicadamente por los hombros, impidiendo que me incorpore--. No intentes levantarte, aun es demasiado pronto. --?Un accidente? --Ibas en un coche camino del aeropuerto, segun nos conto Ivan --responde mientras va anotando algo en lo que supongo que sera mi informe medico--. ?Recuerdas algo de eso? --?Ivan? --Si. --Ha dejado de escribir y me mira con atencion ahora--. No te preocupes, esta aqui. --No conozco a ningun Ivan. --Entiendo --dice con una voz que me transmite serenidad, a pesar de que estoy comenzando a alterarme. No consigo recordar que clase de accidente me ha traido hasta aqui--. ?Sabes que dia es hoy? --me pregunta. --No estoy segura del dia, pero... mediados de enero, supongo. La enfermera me esta mirando de un modo extrano. --Dile que entre, por favor --se dirige a ella--, tal vez sufra amnesia postraumatica. --?Amnesia? --replico, algo confusa o mas bien esceptica--. Eso es imposible. Se perfectamente quien soy. Me llamo Rebeca Escudero, vivo en Ibiza, trabajo en Inmosunny... Podeis llamar a mi companera Ines, ella podra confirmarlo todo desde la oficina --les explico, entusiasmada por la idea de que ella lo corrobore--. Trabaja conmigo. ?Hoy es domingo? <>. --Jueves. --Tengo que marcharme. --Intento incorporarme de nuevo--. No puedo faltar al trabajo. --Lo entiendo, Rebeca. Pero no te preocupes por eso ahora, todo el mundo esta al tanto de tu situacion. Tenemos que hacerte unas pruebas rutinarias --afirma amablemente. Su voz es sumamente tranquilizadora--. Ademas, no estas en las mejores condiciones para coger un avion de vuelta. --?Avion de vuelta? --Si. Estas hospitalizada en Madrid. <> --?Es una broma? --No, en absoluto --niega muy serio--. Y tu respuesta confirma mis sospechas. ?Que es lo ultimo que recuerdas? --No se... --Me froto la cara y trato de hacer memoria. Lo cierto es que me siento aturdida y me duele muchisimo la cabeza--. Creo que anoche iba a salir con mi amiga Ines y... !Si, eso es! Fuimos a... ?o al final no fuimos a la fiesta? ?Puedo llamarla un momento? Ella lo confirmara todo. --?La fiesta era aqui en Madrid? --No, no, en Ibiza. !Yo a Madrid no he ido! Ha sonreido disimuladamente al escuchar mi respuesta, y ya no se que pensar... ?Podria tratarse de una camara oculta? --?Que dia se celebraba esa fiesta? --Anoche. --Y anoche, segun tu, ?que dia era? --Diecinueve de enero. --?Ano? --?Que clase de pregunta es esa? --Son preguntas rutinarias. Tranquila. ?En que ano estamos? --insiste. --Dos mil diecisiete. --No quiero que te asustes, ?vale? Pero es normal desorientarse un poco en estos casos. --?En que casos? <>. --Acabas de despertar de un coma inducido por un traumatismo craneoencefalico. Tuvimos que extraer un hematoma que agregaba presion a tu cerebro. Pero todo esta bien. No debes preocuparte. --?Un coma? --repito, pensativa, intentando hacer memoria de ese supuesto accidente que ha mencionado--. Entonces, ?que dia es hoy? --Once de noviembre de dos mil dieciocho. --?Llevo casi dos anos ingresada? --No, claro que no. Son aproximadamente dos semanas. --Esta comprobando el informe que tiene en la mano--. Trece dias desde que ingresaste en urgencias el treinta de octubre. --!No puede ser! !Mi jefe me habra despedido! Tengo que llamar a la oficina y a mi padre. ?Donde estan mis cosas? ?Y mi telefono? --Ahora, cuando venga tu acompanante, te entregara tus pertenencias --me informa la enfermera. Esta quitandome la via del brazo y cuando acaba sale de la habitacion con todo el material. --Pero ?de que acompanante hablamos? --le pregunto al doctor. En ese momento entra de nuevo la otra enfermera, la mas joven, y parece algo contrariada. --No localizo a su novio en la sala de espera, doctor. <> --Avisa en la recepcion para que se pongan en contacto con el. La paciente sufre amnesia. --De acuerdo, voy enseguida. --Vamos a realizarte algunas pruebas, Rebeca. Es normal que estes confusa y todo lo que te esta pasando. Poco a poco iras recuperando la memoria, ya lo veras. Quedate tranquila, ?vale? No lo entiendo. Trato de hacer memoria y a mi no me parece que haya olvidado nada. Incluso recuerdo el numero de telefono de mi padre y el de la oficina. Tambien el de mi madre, aunque ese me da igual olvidarlo. Incluso podria hacer un informe mental de los apartamentos que tenemos ocupados y libres. A los diez o quince minutos, llaman a la puerta. El doctor se ha marchado y la enfermera que me quito la via me entrega ahora un vasito con varios tipos de pastillas. Se espera a mirar si me las tomo. Ni que tuviera quince anos... --Ya han localizado a tu chico --me informa, tras coger el vaso vacio que le he devuelto--. Menudo susto le diste. Apenas se ha movido de tu lado. No se que decir ni como reaccionar a sus palabras. El ultimo novio que recuerdo... prefiero olvidarlo. Y mi vida amorosa desde entonces se ha reducido a relaciones mas bien esporadicas y sin compromiso de ningun tipo. --?Donde podria conseguir un periodico? --le pido. --Tomatelo con calma. No es bueno que fuerces tan pronto la vista, ya has oido al doctor. --Solo quiero comprobar... una cosa --titubeo. --?La fecha de hoy? --adivina ella, con una mirada que esta a medio camino entre la extraneza y la complicidad. Suenan unos nudillos tocando la puerta entreabierta. --Hola, ?se puede? Su voz me resulta familiar, creo que es el que me sujetaba la mano antes de ir en busca del doctor. Es un tipo alto y tirando a delgado, de edad aproximada... diria que cercano a los cuarenta o quizas menos. Lleva el pelo algo desgrenado y, junto con la barba de tres dias, le proporciona un aspecto desenfadado que contrarresta el estilismo de su indumentaria: un traje oscuro sobre una camisa azul celeste. --Si, claro, Ivan, pasa --le responde enseguida la enfermera con aparente confianza--. Ya la ha examinado el doctor. Queria verte a ti tambien para preguntarte algo. --Lo siento, es que necesitaba un cafe y he aprovechado que estariais atareados con ella --se excusa. --Claro, no te preocupes --le dice--. De todos modos, se pasara despues a ver a Encarna que le estan haciendo unas pruebas abajo. Entra dubitativo y se acerca a la cama. Me observa con curiosidad, no se si esperando a que le diga algo. La verdad es que no lo habia visto en mi vida. --?De que nos conocemos? --le pregunto con absoluta curiosidad. --Pues... nos conocimos en la fiesta, ?no lo recuerdas? --Entonces si que fuimos al final --lo digo como para mi, pero en voz alta--. ?Y que paso? ?Que hacemos aqui en Madrid? --Vivimos aqui. --?Que? !Eso es imposible! ?Y mi trabajo? --Bueno, tu acababas de mudarte cuando ocurrio el accidente. Soy yo quien vive aqui. --?Donde estan mis cosas? !Necesito mi telefono! --Ah, si, aqui esta. Mi supuesto novio abre un armario y, de un bolso que no me suena de nada, saca un telefono que si reconozco enseguida. Pulso sobre el boton de encendido en cuanto cae en mis manos. --!No tiente bateria! --Normal, lleva mucho tiempo ahi metido. Te respondi algunas llamadas los primeros dias, despues han ido contactando al mio --me explica, muy desenvuelto, abriendo y cerrando el bolso y hurgando entre mis supuestas cosas--. Pero, de todos modos, llevas el cargador dentro. Espera, lo enchufo y enseguida podras encenderlo. En cuanto el nivel de carga me lo permite, lo conecto. Introduce el codigo de desbloqueo. Cuando el iPhone se reinicia, Touch id requiere el codigo. Intento meter la clave: 1234. Pero me da error. --!Maldita sea! ?La has cambiado? --?Yo? --Abre los ojos como si no diera credito a mis palabras--. !Claro que no! Tal vez no la recuerdas por el accidente. --!No entiendo nada! Lanzo el telefono a los pies de la cama con mala leche y se desconecta del cable. <>. --La cabeza parece que vaya a reventarme. --Me froto los ojos con las palmas de las manos. --?Quieres que llame a la enfermera? --No hace falta. El doctor ha dicho que es normal, y ya me han dado unas pastillas. --?Cuando recuperaras la memoria? --Se ha sentado en la butaca que tengo al lado, junto a la ventana, tras guardar mis cosas de nuevo en el armario--. ?Te lo ha dicho? --Dice que pronto, pero no se cuanto tiempo es eso --agrego con desgana. Entra una de las enfermeras de antes empujando una silla de ruedas, en ella va una anciana. Saluda a mi desconocido con una sonrisa y le habla de mi como si yo no me encontrara de cuerpo presente: --!Ya me han dicho que se ha despertado! ?Lo ves, nino? Ya te dije que hablarle era el mejor remedio. Le guina un ojo, o lo intenta porque le ha salido un gesto raro. El afirma con la cabeza dubitativo, como cohibido podria afirmar. Enseguida se levanta para ayudar a la enfermera, que se le ha enganchado una rueda en la butaca donde va a sentar a la anciana, y ahora, al moverla, ha quedado bastante mas cerca de mi cama que de la suya e invade mi espacio, separado por una cortina que deberia estar cerrada. --Tienes mucha suerte con este chico que tienes al lado, hija --se dirige a mi ahora--. Hoy en dia no se encuentra a uno asi de noble y atento. !Ni un dia nos ha faltado su visita! Ya quisiera que mi Fermin tuviera la misma atencion conmigo, en vez de mandarme a la otra. Pero cria cuervos y ya se sabe... --<>--. ?Y tu madre? --<>--. ?Sabe ya que estas despierta? --Miro a Ivan sin dar credito a lo que escucho--. !Que mujer tan entranable y simpatica! --<>--. Me pidio el telefono para que... --... Encarna --la interrumpe el, al cruzarse con mi cara de asombro--, a Rebeca le han dicho que debe descansar. Tienen que hacerle varias pruebas todavia y esta algo mareada. Cierra la cortina con delicadeza mientras se lo explica, y mi mirada inquisitiva lo va siguiendo. --?Mi madre? --le pregunto a ese extrano. Vuelve a sentarse en la butaca de antes, junto a la ventana. --Si, bueno... Estuvo aqui hace un par de dias. Volvia de un viaje a Grecia con su... bueno, con su pareja, y el avion hacia escala aqui. --?Como supo que estaba hospitalizada? --Te llamo. Le explique lo ocurrido y se quedo en un hotel de aqui al lado con su... --Si, su novio, el yogurin. Ya veo que no soy la unica a la que le sorprende la idea. --!Y bien que hace! --se escucha al otro lado de la cortina. --!Metase en sus asuntos! --respondo desairada. <>. --?Y mi padre? --No lo sabe. --?Por que no lo sabe? Es el precisamente quien deberia estar aqui ahora mismo.

  • Stone (Corazones Amargos 1) de B. E. Raya

    https://gigalibros.com/stone-corazones-amargos-1.html

    El Fiscal Allister Morrison cargaba un duro peso amargo en su corazon, la perdida del amor de su vida ocho anos atras lo dejo destrozado, solo y con una nina de ocho anos. El dia que murio su amado Nicholas se endurecio su corazon de por vida, nadie jamas habia podido llenar ese vacio en su interior, se concentro en su trabajo y la crianza de su hija. Hasta el dia en que un hermoso panadero entro en la escena para alterarlo de formas que jamas penso volver a sentir por una persona, el problema era que el habia hecho la promesa de que jamas dejaria de amar a Nicholas. Iain Griffin con esfuerzo y trabajo duro logro abrir su cafeteria propia, estaba claro que ahora mas que nunca debia dedicarse a trabajar, pero el destino quiso que sus ojos se posaran en el sexy y serio Abogado. En el corazon no se mandaba y el termino enamorado de un hombre el cual seguia enamorado de un fantasma ?Como luchar contra eso?

  • De repente, el amor (Edentown 4) de Annabeth Berkley

    https://gigalibros.com/de-repente-el-amor-edentown-4.html

    Isabella Rossetti cogio el mapa con la mano derecha mientras con la izquierda sujetaba el volante del coche que habia alquilado. Fruncio el ceno. Todas las carreteras le parecian iguales. Sabia que estaba cerca asi que no iba a detenerse pese a que llevaba toda la noche conduciendo. Acababa de amanecer y conducir con luz era mas rapido y seguro. Tenia bastante sueno. Estaba agotada. Emocional y fisicamente. Se restrego los ojos luchando por mantenerlos abiertos. Sabia que debian haber parado a descansar, pero como los ninos se habian dormido, no quiso despertarles. Solo queria aprovechar un poquito mas. Ya descansaria durante el dia cuando llegaran a Edentown… si lo encontraba… Peter Muldoon observo extranado desde su bicicleta, un destartalado coche rojo avanzando despacio por el camino de tierra, paralelo a la carretera por donde circulaba el. A esas horas no solia haber nadie por las carreteras. Quedaba poco para las fiestas navidenas, lo que traeria algunos turistas a la zona, pero aun quedaban unos dias para ello, asi que supuso que sus ocupantes habrian adelantado su periodo vacacional. Suspiro. Otro ano que acababa en breve. Habia decidido que su vida necesitaba un cambio. Era feliz alli, no se podia quejar. Su negocio marchaba bien… pero no tenia nada mas. Hasta su irascible hermana habia encontrado pareja y se habia mudado de la casa de sus padres en la que todavia residia el. Ahora vivia solo en la residencia familiar, y habia descubierto que no le gustaba la soledad. Sus padres seguian de viaje, volverian para Navidad, pero, sin duda alguna, no era su solucion. Se incorporo al camino de tierra que le llevaba al pueblo. Quiza debia ver la casa que Megan le habia dicho que estaba hecha para el. Megan siempre pensaba que todo el mundo necesitaba una casa con jardin para que el perro y los ninos, que todo el mundo debia de tener, disfrutaran. Quiza asi, su vida comenzara a cambiar, sonrio distraido… El coche rojo se le echo encima. Isabella freno en seco. El corazon amenazaba con salirsele del pecho. !Que habia sido eso! !No lo habia visto! Solo se le habian cerrado los ojos un momento. Miro el asiento trasero mientras se desabrochaba el cinturon. La parejita de ninos no se habia despertado. Salio asustada y se arrodillo ante el ciclista mientras empezaba a palparle los brazos en busca de un hueso roto. Peter trato de incorporarse ligeramente dolorido. Intento calmar su respiracion. Vio la bicicleta en el suelo junto a ellos. Afortunadamente no habia salido muy mal parada. Vaya susto… fue consciente de que habian empezado a tocarle el brazo. -Scusa, scusa, scusa… -murmuraba una joven llorosa. -Podrias tener mas cuidado -gruno sin mirarla-. Te has echado encima de mi. Dejame, -le dijo molesto intentando levantarse. -No. Puedes tener algo roto -le respondio ella pasando a tocarle sus musculosas y duras piernas sin dejarle levantar. Peter la miro extranado por esa orden. Esa mujer no era de alli. Tenia un acento extranjero. Observo su oscuro cabello recogido en una coleta muy despeinada. Sus manos eran largas y finas. Entonces levanto su mirada y se encontro con unos preciosos ojos verdes con largas pestanas oscuras. Nariz pequena y pecosa y una boca que invitaba a besarla sin dudar. Sintio como si la garganta se le secara al momento. Isabella lo miro unos segundos y bajo la mirada sonrojada. Estaba tocando a un hombre. Un hombre en el sentido literal de la palabra. No tenia nada roto, no era un enfermo. Era un hombre con unas piernas fuertes y musculosas. No tenia motivo alguno para tocarle. Se levanto murmurando mas disculpas mientras cogia la bicicleta para apartarla de las ruedas del coche. Peter se incorporo rapido sin quitarle la vista de encima. Parecia aturdida y tenia ojeras bajo sus hermosos ojos. Se llevo la mano al codo. Le dolia, tenia un enorme raspon. Se sacudio el polvo de su ropa deportiva y observo con una mueca que tenia otro raspon en el muslo y la rodilla sobre la que habia caido. Le cogio la bici. -Lo siento, no te vi. -Eso es evidente -le respondio Peter bajando la cabeza para mirarla. Ella seguia cabizbaja y miro hacia dentro del coche preocupada por los ninos, que afortunadamente, seguian dormidos. Peter le siguio la mirada y se sorprendio al ver a los pequenos. Busco en las manos que retorcia nerviosa una alianza, pero no la encontro. -Yo… ?Estas bien? Tengo un poco de prisa, pero puedo acercarte al siguiente pueblo -murmuro ella sin mirarle -, si lo encuentro… Peter observo su bici. Podria seguir el camino sobre ella. -No, no hace falta. Pero ten cuidado -le dijo protector notando la preocupacion y el cansancio en su rostro-. No estaras huyendo de alguien -la acuso. Isabella sintio como si la hubieran abofeteado y levanto la mirada agresiva. Era mucho mas alto que ella. Con el cabello castano un poco mas largo de lo habitual, su mandibula recta, una barba incipiente, sus labios carnosos, sus ojos de color avellana. Era bastante guapo. Quiza demasiado. Sintio que se sonrojaba. -Los ninos son mios -exclamo con mas seguridad de la que parecia que podria contener en su cuerpo. Se metio en el coche. Se abrocho el cinturon y siguio su camino bastante mas alterada de lo que queria reconocer. Peter la miro mientras se alejaba. No habia sido su intencion ahuyentarla, aunque saltaba a la vista que algo escondia. Pero… ?que le importaba a el? Volvio a inspeccionar las heridas antes de subirse a la bici y volver a su casa pensando en los ojos verdes mas bonitos que habia visto nunca. Isabella suspiro aliviada al ver el cartel que le daba la bienvenida a Edentown. Casi tenia ganas de llorar. Llevaba toda la noche conduciendo, y el susto con el ciclista habia sido la gota que colmara el vaso de sus emociones controladas. Siguiendo unos letreros llego hasta el acogedor hotel. Aparco el coche. Suspiro profundo. Por fin habia llegado. Sintio que le temblaban las piernas. Entro a pedir habitacion antes de despertar a los pequenos. Rezaba para que todo fuera a salir bien. De momento, mas o menos, asi estaba siendo, aunque le quedaba la parte mas dificil. -Me alegro de que al final te hayas decidido a ver la casa -le comento la pelirroja Megan Saint James a su amigo mientras caminaban por las calles empedradas hacia su inmobiliaria-. Ya te dije que era perfecta para ti, y la tienes muy cerca de tu trabajo. -No se… -se sincero Peter-. Me gusta la idea de la casa, realmente es bonita, pero no se que hare con tantas habitaciones. -No hay tantas -le contesto Megan-. Ademas, nunca se sabe. Algun dia las llenaras, ya sabes – sonrio por su conocida obsesion: pareja, ninos uno o dos perros… -Si, claro -le respondio-. Tengo tantas opciones. -Peter, eres uno de los hombres mas atractivos de aqui. No tienes mujer porque no quieres. -Seguro -las relaciones de una noche no le satisfacian lo suficiente y las mujeres con las que se relacionaba no le atraian tanto como para que durara mucho mas. -Incluso la barba te hace parecer mas… interesante. -No digas tonterias -le dijo con una sonrisa pasandose la mano por la mandibula. Sentia que su vida necesitaba un cambio y habia empezado por dejarse barba. Al principio parecia que le picaba, que le molestaba, pero ya se estaba acostumbrando a esa sensacion y a la imagen que le ofrecia el espejo cuando se miraba. -Vamos a ver, Peter -se detuvo con los brazos en jarras haciendole detenerse-, lo que no puedes hacer es esperar a que una mujer venga a buscarte y se arroje en tus brazos pidiendote matrimonio. Tendras que poner algo de tu parte. Peter iba a abrir la boca cuando sintio un fuerte empujon que le derribo sobre las heridas que se habia hecho horas antes con la bici. -Scusa, scusa -volvio a oir murmurar con acento extranjero al motivo de que el volviera a estar en el suelo. Isabella se encontro sobre un duro pecho musculoso que ademas olia maravillosamente bien. Noto que se sonrojaba. Volvia corriendo al hotel donde habia dejado a los ninos solos un momento y no habia esperado encontrarse con alguien al doblar la esquina. Habia dejado el coche de alquiler en la gasolinera de la entrada del pueblo, que era donde le habian indicado que debia dejarlo y ya se habia entretenido demasiado rellenando la documentacion. Peter miro entre molesto y divertido a la morena de preciosos ojos verdes que se levantaba con rapidez sacudiendose las rodillas de sus leggins oscuros. Isabella contuvo la respiracion al encontrarse de nuevo con el guapisimo ciclista al que habia atropellado a primera hora de la manana. No pudo evitar mirarlo de arriba abajo descaradamente. Con un anorak azul marino y unos vaqueros no recordaba haber visto otro hombre mas atractivo en su vida. Peter le sonreia ante su descarada mirada. -Podria acostumbrarme a que me tumbaras -se sacudio ligeramente la ropa mientras se levantaba. Megan, pasado el susto inicial, miraba la escena extranada. Carraspeo divertida por la situacion. Isabella dio un respingo y paso de mirar al apuesto desconocido a fijarse en su pelirroja acompanante, que sonreia amistosamente, enfundada en un abrigo verde a juego con su gorro de lana. -Lo siento -le dijo a Megan-. No era mi intencion echarme encima. -Pues yo empezaria a dudarlo -le respondio Peter. Isabella lo miro sonrojada. Su mirada era calida, tanto como su voz aterciopelada. Tenia que dejar de mirarlo, y de encontrarse con el. -Lo siento, de verdad -salio corriendo en direccion al hotel. Megan la vio alejarse sorprendida y miro a Peter con una ceja levantada esperando una explicacion. -No me mires asi -le respondio divertido-. Es una madre con dos hijos. Empezo a caminar -?Y? -Pues que habra detras un marido, o un exmarido. -?Y? -Ya esta, no se mas.

  • Cuatro dias de enero de Jordi Sierra I Fabra

    https://gigalibros.com/cuatro-dias-de-enero.html

    Primera entrega de la serie de novela policiaca ambientada en la Barcelona de postguerra <>, de Jordi Sierra i Fabra. Una conmovedora historia que habla del hambre, de la venganza y, por encima de todo, del amor.

  • Las tres muertes de Fermin Salvochea de Jesus Canadas

    https://gigalibros.com/las-tres-muertes-de-fermin-salvochea.html

    <> Felix Palma, autor de El mapa del tiempo

  • Aunque Lo Olvide, Siempre Ira Conmigo de Felipe Cano

    https://gigalibros.com/aunque-lo-olvide-siempre-ira-conmigo.html

    el <>, tres parejas con ninos pequenos que por estas fechas <> a nuestros hijos en campamentos de verano y nos tomamos la <> de un <> cuan veinteaneros de los anos noventa. Todos los anos practicamos el mismo ritual, preparamos una pequena maleta con poca ropa y mucha, mucha ilusion, perdiendonos con la Grand Voyager de Manuel, por puntos reconditos de la geografia nacional, casi siempre por los parajes asturianos de los que hay tanto que ver, tanto como... a Penelope. Era la manana del veinte de julio y nuestros rostros reflejaban el cansancio del viaje de la tarde anterior, asi como los excesos de las tres copas que cayeron tras la opipara cena de bienvenida con la que nos premiamos esa noche. Al no estar acostumbrados al al-cohol, la seudo resaca matutina nos hizo recordar que ya no eran tiempos de juventud. Nos encontrabamos desayunando en el restaurante del hotel, degustando un esplendido <> elaborado con productos de la tierra, cuando de repente aparecio ella, me dio la impresion que el mundo se habia ralentizado, casi casi parado, se 7 habia creado un silencio tal que unicamente escuchaba los latidos del que parecia mi corazon, latidos cada vez mas rapidos, mas fuertes, mas intensos. Mi cabeza me decia que no, que no podia ser, estaba esperando el momento en el que despertarme en la coqueta habitacion del hotel Costa de Trebora; pero si realmente era un sueno, su realidad parecia demoledora. Una vez fui consciente que no estaba sonando, me asalto la pregunta: << ?A lo mejor no es ella?>>. Todo parecia indicar que si, pero mi memoria podia estar pasando factura despues de mas de quince anos sin verla. De golpe habia retro-cedido casi cuatro lustros, y por mi cabeza comenzaron a proyectarse imagenes que crei olvidadas, pude ver su rostro casi igual de joven, con lagrimas en los ojos, plantada sin consuelo en la estacion de Atocha mientras yo avanzaba hacia mi tren. Esas eran las ultimas imagenes y sensaciones que tuve de el a y que, por causas ajenas a mi voluntad, volvi a revivirlas en decimas de segundo y con <>. Mas recuerdos comenzaron a agolparse en mi mente al percibir el aroma de ese perfume inconfundible, Ethernity Moment de Calvin Klein, que rodeaba su mesa. Durante el tiempo que duro esta descarga de informacion en el disco duro de mi cabeza, se habian encendido todas las alarmas de autocontrol intentando que mis ojos presenciaran la realidad y no los recuerdos. Ella parecia no haberse dado cuenta de nada, su actitud era de lo mas natural, pero no podia ser, yo no habia cambiado tanto en 8 estos anos o al menos eso creia, y ademas, si es verdad que la mirada no envejece, mis ojos eran los mismos, eran los ojos de la que fue su alma gemela. Al no mostrar, con sus gestos y movimientos, sorpresa alguna me hizo pensar que mi cerebro me estaba jugando una mala pasada, seguro que no era ella. Pero al cruzarse nuestras miradas supe definitivamente que era ella, esa mirada inconfundible que me hizo enormemente feliz anos atras. Utilizando toda la energia vital disponible del momento, volvi la mirada al desayuno continental e intente entrar en la conversacion que mantenian mis amigos y esposa. Tenia la sensacion que habian transcurrido varias horas desde la entrada de aquella mujer en el comedor cuando en verdad habian pasado apenas unos instantes. Aun a decir verdad, una parte de mi seguia en la disyuntiva <>. Entre flash y flash de recuerdos que se alineaban en mi mente, ella desaparecio del comedor junto con el hombre que le acompanaba y del que apenas me fije en nada excepto que era calvo, totalmente calvo y muy grande. Nada mas terminar de desayunar abandonamos el hotel en la Grand Voyager dispuestos a perdernos en la verde, frondosa, hume-da y siempre bella Asturias. La jornada transcurrio como la teniamos planeada, pese a que yo me encontraba como ausente durante unos momentos y aparen-tando que no ocurria nada extrano en otros. Unicamente Nacho se 9 percato que algo importante estaba ocurriendo, pero con su discre-cion habitual no pregunto, sabia que tarde o temprano se lo contaria, no por algo es mi mejor amigo y me conoce bien. Una pregunta permanecia atrapada en mi interior: <> y en el caso de serlo: <>. Lo unico cierto es que ella me habia visto al coincidir en un lugar tan pequeno y con tan poca gente. Fue una pena que ese dia no disfrutara como a mi me gusta de los sitios que visitamos, pueblos con encanto como Lastre, Tazo-nes... pero realmente no era yo. De regreso en el hotel, ya de noche, convenci al grupo que terminaramos la jornada con una copa en sus salones y aunque mi esposa no estaba muy convencida al encontrarse demasiado cansada, accedio. Mi colocacion en el salon fue calculada con precision, situandome de tal forma que desde mi sillon divisaba la entrada y salida de los huespedes e incluso gran parte del mostrador de recepcion. La copa se alargo, eran las dos de la madrugada y alli no aparecia Penelope, porque ya tenia muy claro que si era ella. Tarde decidimos irnos acostar y, pese a que iba con tres copas tras la dilatada reunion nocturna, no pude conciliar el sueno, mi mente estaba saturada de todo tipo de recuerdos, se convirtio en un gran cine donde no dejaban de pasar escenas e imagenes de momentos buenos y de no tan buenos, un autentico regreso al pasado. Es incalculable la cantidad de datos que puede albergar una memoria, la facilidad con la que los presenta en el tiempo presente 10 y como puedes llegar a revivirlos, habiendo creido hasta entonces que todo estaba pasado y olvidado. Penelope, la que fue mi novia en los anos de facultad en la Escuela de Ingenieria y Diseno Industrial, habia reaparecido en mi vida con lo que esto podria suponer. Se agolpaban ante mi frases, proyectos, viajes, besos... y desamor. Pasadas las cinco de la madrugada tome la firme decision de que el pasado pasado esta, ya no eramos veinteaneros y que con la madurez que dan los anos solo debia decir: <>. Realmente concedi un recreo a mi subconsciente para luego volver a clase, al presente. La manana siguiente, con el cuerpo destrozado por la falta de sueno y las copas que a mi edad ya hacen un efecto doble, volvi a coincidir con ella en el saloncito destinado a los desayunos pero nada, de nuevo como si fueramos dos autenticos desconocidos, sin el mas minimo gesto que confirmara que era ella. Pero otra vez la fragancia de su perfume la delataba, ese perfume que tantas veces la regale. En el tiempo que permanecimos en el hotel ya no volvi a coincidir con la <> ni con el serio y fornido calvo que le acompanaba en todo momento como si de su sombra se tratara. El resto del fin de semana transcurrio como teniamos calculado a excepcion de la perdida de mi tarjeta de acceso a la habitacion, y es que cuando uno esta en Babia no pone atencion en donde deja su tarjeta; hecho que retraso nuestra salida del hotel. 11 Capitulo II Ya de regreso a Madrid, en esos momentos de silencio previos a la cabezada ganada por el sueno que damos en todo viaje, mi cerebro intento evocar restos de <> pasado con Penelope pero no quise castigarme mas y tome la decision de cerrar mis recuerdos por otros veinte anos como minimo y dejar tranquilo el pasado en el pasado. En la capital todo volvio a la normalidad diaria hasta que, transcurrido mes y medio de la escapada del <>, recibo un correo electronico con el que tuve que hacer lo primero que me vino a la cabeza, BORRARLO, pero no lo hice y ahi comenzo mi calvario. La direccion de envio era: [email protected] y el titulo: <>. El correo decia: << Ya se que no fue normal lo que tuve que hacer en el hotel de Asturias, pero no tenia mas remedio que representar que no nos conociamos. Necesito verte. Reservame un par de horas la tarde el proximo miercoles. Ese dia te mandare un sms con la hora y el lugar. Te ruego vengas. 13 Ya comprenderas todo. P>>. No lograba salir de mi asombro, no era posible que a una persona como yo, madura, responsable y medianamente inteligente, le estuviese ocurriendo esto. Si no lo hubiese recibido estando en el pequeno despacho que tengo en mi casa, me hubiera puesto a buscar la camara oculta donde grabaran algun programa de humor. ?Como me podia encontrar en esa situacion que recordaba el comienzo de una mala novela de intriga y suspense? Solo habia una respuesta cierta: <>, y varias preguntas sin resolucion: << ?Como averiguo mi correo? ?Y mi movil?>>. Otra vez la imaginacion comenzo a funcionar de manera alo-cada, intercalaba historias del pasado con vivencias del presente y suposiciones del futuro, todo ello de forma frenetica. Un sin fin de ideas comenzaron a desfilar por mi cabeza hasta que me convenci que debia resetear y de esta forma no pensar en nada, en nada... hasta el siguiente miercoles. El miercoles once de septiembre recibo tres sms seguidos; El primero decia: <<17h>>. El segundo: <>. Y el tercero: <>. Y media hora despues vuelvo a recibir un cuarto: << Por favor no falles>>. 14 Parecia estarme sumergiendo en un juego de rol. Era la hora de la comida y aun no sabia que hacer, ninguna cabeza medianamente sana albergaria la idea de asistir a tan extrana convocatoria A las cuatro de la tarde recibo un quinto sms, del mismo remitente que decia: <>. Y no habiendo terminado de leerlo, aparece otro sms con el texto: <>. Mi hemisferio racional, el izquierdo, tenia bien claro que era una encerrona, pero el morbo, la curiosidad, la nostalgia... y el pasado se iba imponiendo "piano, piano". A las 16:55h me encontraba en la puerta del Hotel Puerta Toledo sin tener claro si iba a cruzar su puerta giratoria o bien por el contrario olvidarme de este juego cada vez mas embarullado y turbio. Sabiendo que estaba cometiendo uno de los mayores errores de mi vida, un error de incalculables dimensiones, cruce las grandiosas puertas dirigiendome a la recepcion. Parecia no tener fin la distancia que me separaba del mostrador, y a cada paso que daba escuchaba en mi interior: <>. 15 Una vez en recepcion, vino a atenderme una amable senorita la cual, al identificarme, se agacho a recoger de su mesa un sobre que me entrego, informandome que la habitacion habia sido cancelada minutos antes. Recogi el sobre en un estado de excitacion, frustracion y cansancio despues de la tension vivida, y la recepcionista me pregunto: --?Le ocurre algo Sr. Garcia? ?Quiere un vaso de agua? A lo que me disculpe argumentando que era una pequena bajada de tension producida por el calor. Sali del hotel con un sobre tipo A4 arrugado en una mano y con la decepcion, impensable hacia tan solo unos minutos, en la otra. Me habia imaginado todo tipo de escenarios de la reunion, que se rindiera a mis pies e intentara recuperar los anos perdidos, que me abofeteara por mi comportamiento cuando rompi nuestra relacion, que charlaramos como dos viejos amigos de verdad... pero no que me dejara un sobre, un blanco y arrugado sobre. Una vez en el coche revise el remitente de los sms (siempre el mismo) y llame con el miedo que produce enterarnos de una posible verdad que no queremos saber, y escuchando en cambio la misma lo-cucion una y otra vez: << Este numero tiene restringidas las llamadas entrantes>>, lo que contribuyo en el desanimo por averiguar lo que decia el sobre, guardandolo en mi portafolios para verlo mas tarde. Regrese a la oficina y aparque, ademas del coche, todos los pensamientos tontos y nocivos, dando paso al absorbente trabajo diario, algo atrasado por la <> manana. 16 Del famoso sobre no volvi a acordarme hasta que me encontre en casa y ya en la cama, cuando comenzaba a hacer el balance diario, como de costumbre. En ese momento volvio a mi la zozobra y como un drogodependiente que necesita de su dosis diaria, comence a necesitar informacion, informacion que como era de esperar, en buena logica me daria Penelope. Sobre, maletero, coche, garaje... a ver que me inventaba para abandonar la cama, bajar al garaje e irme a un sitio donde pudiera leer lo que guardaba el misterioso sobre. Que historia podia contar a Esperanza que fuera convincente y solo se limita-ra a criticar mi falta de memoria. La curiosidad ayudo a que con toda naturalidad dijera: --Bajo un momento al coche a por el portatil, manana a primera hora tenemos una presentacion y no quiero que falle nada. Esperanza, con cara de circunstancia, dio su aprobacion, no sin antes exclamar: --?Donde tendras la cabeza muchas veces? Ya en el pequeno despacho que tengo en la buhardilla, frente al ordenador portatil y al sobre arrugado, comence a analizar si debia o no abrir aquello, en el desasosiego que me habia producido durante todo el dia, en que mi vida podia cambiar, en que... eran las 00:45h de la noche y parecia un adolescente. Aun sabiendo que cometia un nuevo error abri, con una parsi-monia inhabitual en mi, el sobre blanco extrayendo de su interior medio folio escrito a mano. Su texto, escueto: 17 <>. La letra era suya y escrita de forma rapida, no tenia la menor duda, aun recordaba los apuntes que nos intercambiabamos en la facultad. Mal dormi aquella noche envuelto en una marana de pensamientos y pesadillas. Nada parecia tener sentido y cuanto mas analizaba la historia mas sinrazon encontraba en ella. Como no podia hacer nada y como las conclusiones que sacaba cada vez eran distintas a las anteriores, sin significado logico, decidi, en un ataque de cordura, olvidarme de todo, aparcar esta historia hasta nuevo aviso. No era lo mejor que podia hacer, era lo unico. Pasaron varias semanas, tantas como que ya no recordaba el tema, hasta que de repente, volvi a recibir un correo en el que de nuevo me citaban en el mismo hotel. <>. Otra vez los fantasmas del pasado regresaron a mis pensamientos. Parecia que todos los esfuerzos que realice para romper con ella y luego olvidarla, hubiesen sido en balde. 18 En cuanto los primeros rayos de cordura volvieron a mi mente cai en que el miercoles me era imposible asistir, tenia la reunion anual del consejo de administracion de mi empresa y se debatia la posible fusion con un grupo inversor extranjero muy importante. La decision era clara, en esta ocasion queria ir pero me era imposible, tan imposible como informar del hecho a Penelope, la direccion del correo de ella no admitia la recepcion y el movil informaba una y otra vez de restriccion de las llamadas entrantes. Puntual como la vez anterior, el miercoles a las 10:30h recibo el sms con el mismo texto que la otra vez, a la misma hora me citaba, recogia la llave bajo el nombre de Jose Garcia del Moral y lo unico que variaba era la habitacion, que en este caso era la 440. En ese preciso momento llame al hotel presentandome y dejando un mensaje en recepcion: --No puedo ir, solicito nueva reunion. Fdo. Jose Garcia del Moral. Otra intentona fallida, parecia una historia mala de suspense que tardaria mas de un mes en que se escribiera el siguiente capitulo. 19 Capitulo III Eran las 23:15h del veinte de diciembre, nos encontrabamos celebrando la cena anual de Navidad todos los componentes de la empresa, y en el turno de las copas, despues de las palabras de solidaridad y buen rollo que se suelen decir en estos casos, aparecio por la puerta del restaurante una mujer alta, con amplias gafas de sol que no extranaban, pese a la hora de la noche en la que nos encontrabamos, porque parecia formar parte de su estilismo, con botas de grandes y finos tacones, abrigo negro ajustado y gorro de piel tambien negro que hacia resaltar aun mas una larga cabellera rubia.

  • Mas calor (Serie Castle 8) de Richard Castle

    https://gigalibros.com/mas-calor-serie-castle-8.html

    El asesinato de una periodista se convierte en algo mas que un asunto profesional para Nikki Heat cuando los responsables anuncian quien sera su proxima victima: su marido, Jameson Rook.

  • Duenos de nuestro destino de Nuria Chinchilla

    https://gigalibros.com/duenos-de-nuestro-destino.html

    Esta es sin duda una pregunta que esta en boca de todos y que cada vez se va a formular con mas insistencia, ya que es uno de los temas peor resueltos en nuestra sociedad. Este libro, escrito por dos de las mas reputadas especialistas en el asunto, dan respuestas para afrontar esta compleja situacion. Y lo hacen basandose en sus conocimientos sobre esta problematica en Espana y tambien en las soluciones que se han buscado o se estan aplicando en paises de nuestro entorno geografico o social.

  • El invernadero de los tres elfos de Sabrina Blanco

    https://gigalibros.com/el-invernadero-de-los-tres-elfos.html

    Madame Yuvenia no quiere envejecer.
    Duena de la firma de cosmeticos “Belleza del Jardin” elaborados en sus laboratorios que iluminan la ciudad de Mildred Oscura, mientras ofrecen los remedios mas milagrosos para sus clientes, desde tener el rostro perfecto hasta la cura de las depresiones, su vida de riquezas estara a punto de cambiar cuando su perfido cientifico el Doctor Maquiavelli le informe de que ya no crecen las rosas de oro y plata elficas, fuente del poder de sus productos. Acompanada de su cocodrilo, Dena, Yuvenia recurrira a cualquier medio para no perder su poder, conjurando los mas terribles planes y traiciones .

  • Con sabor a vainilla de Lucia M

    https://gigalibros.com/con-sabor-a-vainilla.html

    Lucia es una mujer de cuarenta y dos anos que, despues de casi veinte anos de matrimonio, se divorcia y descubre que las relaciones ya no son como ella las recuerda.
    Natalia, una amiga que nunca ha dejado de estar en el mercado, decide por ella que dos anos sin relaciones desde su ruptura, ya son suficientes, y con la excusa de un juego, le presenta a Cash.

  • Obsidiana negra de Victoria Quinn

    https://gigalibros.com/obsidiana-negra.html

    Estaba de pie en el bar esperando a un amigo cuando sucedio.
    Cuando mi vida cambio para siempre.
    La mujer a la que habia deseado toda mi vida entro. Preciosa. Perfecta. Inmaculada.
    Supe que tenia que tenerla.
    Y para el final de la noche, asi sera.
    Mi proxima sumisa.

  • Heredero (La Segunda Revolucion 1) de Costa Alcala

    https://gigalibros.com/heredero-la-segunda-revolucion-1.html

  • FRANKCO HONOR de Claudia A. Perez R

    https://gigalibros.com/frankco-honor.html

    Frankco Harper es un hombre que se ha ganado el respeto y admiracion de las personas que lo rodean en base a su firme conviccion y entrega a su trabajo, proteger al Conde Terry Grandchester como su jefe de seguridad y mano derecha.

  • La leyenda del lipizano de M. F. Masvil

    https://gigalibros.com/la-leyenda-del-lipizano.html

    De las cenizas de la guerra nacera una leyenda…

    La lipizana, una de las mas bellas y finas razas de caballos que existe en el mundo… Sus ejemplares son los favoritos de las principales escuelas ecuestres del planeta.
    Son animales muy agiles, dotados de movimientos graciles, mucha inteligencia y agudos sentidos.
    Desarrollan, con sus jinetes, fuertes lazos que solo pueden equipararse con el de los hermanos entre si…
    Estos caballos tienen, ademas, una particularidad que los hace unicos: nacen con su pelaje de color negro o muy oscuro y al crecer, se les vuelve blanco, el por que ocurre este cambio es todo un misterio.
    Toda raza tiene una historia y las mejores merecen su leyenda…
    He aqui un relato que se remonta a antes del principio y cuenta cual fue el origen de todo lo que hace a estos caballos tan especiales.
    Una historia de amor y sacrificio, donde el valor y la mas pura lealtad daran origen a una magica y conmovedora leyenda que sera, simplemente… inolvidable.

  • Cuando te vea sonreir de Nona Carca

    https://gigalibros.com/cuando-te-vea-sonreir.html

    Un chico que esta en coma y que nadie sabe quien es se convertira en lo mas importante de la vida de Sonia, la doctora que intentara salvarlo.
    Pero el no responde al tratamiento, sigue sumido en un sueno profundo y la desesperanza se hace eco de ella.
    No sabe quien es, no puede localizar a su familia… Como si de la suya propia se tratara, se encarga de cuidarlo en sus horas de trabajo.
    Se convierte en mucho mas que un paciente y cuando por fin abre los ojos…
    ?Como podra ella decirle que, sin conocerlo, se ha enamorado de el?

  • Permafrost de Eva Baltasar

    https://gigalibros.com/permafrost.html

  • La mesa del rey Salomon (Los buscadores 1), Luis Montero Manglano de Luis Montero Manglano

    https://gigalibros.com/la-mesa-del-rey-salomon-los-buscadores-1-luis-montero-manglano.html

  • Alguien Como Tu (Mi eleccion 2) de Elisabet Benavent

    https://gigalibros.com/alguien-como-tu-mi-eleccion-2.html

  • La Rosa y la esvastica de Francisco Javier Aspas

    https://gigalibros.com/la-rosa-y-la-esvastica.html

    Eva Braun, amante de Hitler, fue una figura misteriosa e inquietante. Esta biografia novelada arroja luz sobre un personaje a medio camino entre la realidad y la leyenda. En La rosa y la esvastica, Francisco Javier Aspas desentrana la vida de una mujer misteriosa que no encajaba en el estandar femenino nacionalsocialista: bebedora y fumadora (vicios que Hitler detestaba), amante del jazz y del foxtrot, caprichosa, embaucadora, celosa. Acabada la guerra, Werner Muntz, <> de Eva Braun, declara como prisionero nazi en manos de los sovieticos. Asi, Muntz se convierte en el narrador que desvela los aspectos mas intimos del circulo personal de Hitler: los anos de esplendor en la atmosfera viciada del Berghof y la degradacion posterior, personal y colectiva, hasta el derrumbe total en el bunker berlines donde Hitler y Eva Braun se suicidaron.

  • El guante y la espada de Josephine Lys

    https://gigalibros.com/el-guante-y-la-espada.html

    Inglaterra, 1831. Un hombre y una mujer se encuentran de un modo inesperado. Un hombre y una mujer deberan, a partir de su encuentro, transitar una forzada convivencia que los hara descubrirse el uno al otro. Hasta aqui, una historia entre tantas.

  • Una nueva realidad (Invisible 1) de Olga Hermon

    https://gigalibros.com/una-nueva-realidad-invisible-1.html

    De princesa a mendiga…
    De noble caballero a verdugo…

  • Conquistando a Alice de Susana Oro

    https://gigalibros.com/conquistando-a-alice.html

    Samuel Davila siempre sintio admiracion por la vida disipada de su tio Arturo, un hombre libre, independiente, y al que nunca le faltaba una mujer para compartir el lecho.
    Pero el tio Arturo ha muerto. Y su sobrino se ve acorralado por su idolo, puesto que le ha dejado su hostal en herencia con la condicion de que siente cabeza.
    Samuel Davila, digno sobrino de Arturo, necesita urgente una esposa para quedarse con la herencia de su tio. Lamentablemente, en su larga lista de mujeres, ordenada alfabeticamente, no hay una en la que pueda confiar para ofrecerle un matrimonio con fecha de caducidad.
    La unica confiable y que, por logica, no esta en su larga lista sino tachada de ella, es la honesta, noble y generosa Alice Montiel. Una amiga de la familia de toda la vida. Una romantica empedernida que le produce prurito. La mujer de la que siempre ha huido despavorido.
    ?Que son seis meses de soportarla?
    Pero en ese tiempo, Samuel descubre que Alice Montiel no es lo que siempre habia imaginado. Alice Montiel es una caja de sorpresas.

  • Cuentos para entender el mundo 1 de Eloy Moreno

    https://gigalibros.com/cuentos-para-entender-el-mundo-1.html

    ?Y si son las ramas las que mueven el viento?

  • Breve Historia de la Quimica de Isaac Asimov

    https://gigalibros.com/breve-historia-de-la-quimica.html

    La concision, amenidad y eficacia didactica caracteristicas de Isaac Asimov hacen de esta Breve historia de la quimica un instrumento inmejorable para todo aquel que este interesado en aproximarse a esta ciencia.

  • Desesperada (Novias 2) de Eva Alexander

    https://gigalibros.com/desesperada-novias-2.html

    Ni la mitad. Estaba recorriendo la carretera que me llevaba a mi ciudad natal y no sentia ni la mitad de la felicidad que deberia sentir, esa felicidad que era un sueno para mi. Mi primer recuerdo era de la entrada a la ciudad, el camino rodeado de arboles verdes y altos hasta el cielo. Recuerdo que iba sentada en el asiento de atras sosteniendo un muneco de Mickey Mouse, mirando por la ventanilla del coche y escuchando a mis padres hablar. Se por lo que me contaron mis padres y por las fotos que llenaban cada pared de nuestra casa que ese dia volviamos de Disneyland, que me llevaron para celebrar mi tercer cumpleanos, pero lo unico que yo recuerdo es que estaba muy feliz, que mientras el coche iba por esa carretera era la nina mas feliz del mundo. Mi madre decia que era porque era la primera vez que salia de la ciudad y que nada se puede comparar con la felicidad de volver a casa. No digo que no tenia razon, pero no he vuelto a sentir esa felicidad, ni ahora ni en las otras veces que he vuelto a casa. Tal vez tiene algo que ver con el hecho de que mis padres ya no estan. ?Tal vez? Seguro que si. Estaba volviendo a casa, mejor dicho, estaba corriendo de vuelta a casa. He conseguido hacer un desastre de mi vida y todo por buscar esa felicidad que ahora me doy cuenta de que no existe para mi. Anos y anos de busqueda para nada, tiempo perdido, esfuerzo y lagrimas en vano. El nunca llego. El, el hombre que me haria tan feliz como mi padre hizo a mi madre. Se que estas pensando, que estoy persiguiendo un sueno que no es mio, que si algo fue bueno para mi madre no necesariamente sera bueno para mi. Que estoy buscando algo para sentirme cerca de ellos, de tenerlos a mi lado a pesar de que llevan veinte anos muertos. Deberia saber mejor que eso, ?verdad? Al fin y al cabo, soy psicologa, se todo lo que hay que saber sobre traumas. !Dios! A cualquier paciente le diria que deberia olvidar el pasado, le ayudaria a encontrar algo mas en que centrar su atencion. Pero ?lo hago? No, yo sigo adelante con la busqueda de ese hombre sin importar las consecuencias y eso es lo que me ha llevado a este momento, a volver a casa llorando. Abandone mi consulta, mis pacientes, mis amigos, para ir a casa a llorar, a curar mis heridas. Lo que no sabia era si iba a conseguirlo, nunca en mi vida estuve tan herida, tan humillada y avergonzada. Nunca senti ese dolor tan atroz en mi corazon. La ultima vez que pase por algo parecido consegui sobrevivir aqui, en casa, tuve ayuda, mucha, y por eso estaba volviendo. Kent Village, mi ciudad natal, la ciudad de mis padres, la ciudad donde nacieron mis abuelos y bisabuelos. Un pueblo pequeno en la montana rodeado de bosques, donde la gente vivia tranquila y eso era justo lo que necesitaba. Soledad, tranquilidad. Queria ir a pasear por el bosque, respirar el aire fresco y aclarar mi mente. Queria poner orden en mi vida y este era el lugar perfecto. Poco despues de entrar en el pueblo gire a la derecha echando un vistazo a la senal oculta por las ramas de los arboles. Mountain Lounge. !Dios! Mi padre era el mejor del mundo, pero ahi habia fallado y mira que no era muy dificil encontrar un buen nombre para las cabanas. No se como hizo para encontrar clientes, pero lo consiguio. Las cabanas estaban siempre reservadas, invierno y verano, los huespedes llegaban para pasar un buen rato. No habia mucho que ver excepto la montana, pero me imagino que eso era lo que ellos buscaban. Soledad, tranquilidad. Se notaba la falta de cuidados y no solo en los hierbajos que rodeaban el camino, el propio camino era un desastre. Mi pequeno hibrido Lexus de color rojo solido era perfecto para la ciudad, para la montana no tanto y solo de pensar en la factura del taller mecanico me entraba un ataque de panico. Habia ahorrado durante mucho tiempo para comprarme el coche y no pense que un dia iba a tener que hacer un viaje en la montana por caminos llenos de rocas, baches y socavones que iban a destrozarlo. Era mi culpa por haber salido corriendo de la ciudad y no pensar en el coche, pero la verdad es que no pense en nada mas que no fue correr. Correr de mi vida. Correr de esa mirada que veia cada vez que cerraba los ojos. Correr de esa palabra pronunciada con tanto asco. Desesperada. Ahora tampoco era un buen momento para pensar en lo que me hizo coger el coche y venir aqui, tenia que concentrarme en llegar a las cabanas con el coche de una sola pieza. Muchos minutos despues llegue al claro que debia ser el aparcamiento, pero en cambio era solo un mar de hierbajos. Ni loca iba a dejar a mi precioso coche ahi asi que segui adelante y me detuve delante de la fuente. Justo enfrente estaba la cabana principal y a los lados las otras cabanas. Tres a la izquierda, tres a la derecha y otras cuatro detras de estas. Todas formaban un circulo y en el medio estaba la fuente, una que habia construido mi madre con piedras que recogio en el rio que bajaba de la montana t corria detras de la propiedad. Tenia una forma extrana, piedra sobre piedra con el agua saliendo de un lugar que no podia ver, y de pequena pasaba horas mirando e intentando averiguar que era. A veces me parecia que era un elefante, otras que era una nube. Cuando estaba convencida de que habia conseguido dar con la forma justa iba corriendo a contarle a mi madre y ella me abraza riendo, diciendo que debia intentar una vez mas. Nunca averigue lo que mi madre quiso construir y tal vez no esta mal, tal vez es asi como debe ser, tal vez deberia pasar el resto de mi vida sentada en el porche intentando descifrar el misterio de la fuente. Las cabanas estaban en mal estado y no queria imaginarme como estaban en el interior, con el exterior tenia suficiente. Pintura que una vez fue blanca ahora estaba gris ahi donde quedaba algo, algunas ventanas estaban rotas, el techo de la cabana Rosa tenia un agujero. Si, cabana Rosa. Mi padre nombro el establecimiento y mi madre las cabanas. Rosa, Blanca, Roja, Azul, Verde, Morada, Gris, Violeta, Amarillo y Turquesa. La verdad es que mis padres hicieron muchas cosas que ahora me cuesta entender, mira que hicieron con los nombres con lo facil que hubiera sido poner numeros como en los hoteles. Baje del coche y al poner el pie en el suelo maldije. Mis sandalias eran tan ideales para este sitio igual que el Lexus para un camino de montana. Salir corriendo no fue una buena idea y ahora me tocaba pagar el precio. Maldije entre dientes mientras caminaba y sentia los tacones hundiendose en el barro, mientras la hierba raspaba mis tobillos. Me sente en el pequeno banco que estaba enfrente de la fuente y mire la cabana principal. Mi casa. Yo naci ahi, mi madre se puso de parto durante la nevada mas horrible de ese invierno y sobrevivi gracias a que mi abuela estaba de visita y ayudo a mi madre. Creci ahi, dije mis primeras palabras, di mis primeros pasos, hice muchas cosas y me faltaban muchas por hacer. Este sitio siempre fue mi lugar feliz y ahora solo era uno abandonado, deteriorado por el tiempo y por el dolor. Veinte anos cambian un lugar, cambian a las personas. Cerre los ojos y recorde como estaba antes. Las cabanas blancas, las flores de todos los colores brillando en tiestos en cada porche. El sonido del hacha de mi padre cortando los troncos para la chimenea. El olor a galletas que estaba horneando mi madre. Las risas de los ninos que llegaron por la manana con sus padres y se hospedaban en la cabana Blanca. No habia soledad o tranquilidad, solo ruido, risas y felicidad. Lo queria para mi, lo busque sin encontrarlo durante los ultimos diez anos de mi vida y empiezo a creer que lo estuve buscando en el lugar equivocado. Abri los ojos mientras una idea se formaba en mi cabeza, pero no tuve tiempo para dejarla fluir. El sonido de un coche llego y aun despues de tantos anos reconoceria ese motor entre miles. Era un milagro que todavia estuviera funcionando y tambien era un milagro que la persona que lo estaba conduciendo pudiera hacerlo. Me quede quieta mientras aparcaba el coche, mientras bajaba y caminaba hacia mi y solo cuando se detuvo detras de mi me levante. --Hola, abuela --dije sonriendo. --Hija. Eso fue todo, una sola palabra y las lagrimas empezaron a salir a una velocidad increible como si el tono de la abuela fue la senal de que podrian comenzar. --Hija --repitio la abuela mientras yo le rodeaba los hombros con los brazos y la abrazaba con fuerza. Llore recordando la ultima vez que lo hice en los brazos de ella. Fue hace veinte anos cuando la policia llamo a la puerta y dijo que mis padres habian fallecido en un accidente de coche. El ultimo fin de semana de cada mes era para mis padres, era su ritual, su tiempo de enamorados como lo llamaba mi padre y el accidente ocurrio justo cuando volvian de uno de esos fines de semana. Nunca supe a donde iban, si iban en coche o en avion, y no me importaba ya que ellos volvian felices. Yo pasaba esos dias con los abuelos y hacia todo lo que mis padres me prohibian. Era feliz hasta ese dia, cuando mi padre ignoro los avisos de tormenta y condujo a casa, bueno, debido a la falta de visibilidad y a la carretera mojada condujo hacia un barranco. Cayeron, el coche exploto, se incendio y no quedo nada para enterrar. Me quede huerfana a los diez anos y gracias a mis abuelos, los padres de mi madre, he sobrevivido. Estaba en su casa cuando me dijeron sobre mis padres y es ahi donde me quede hasta que me fui a la universidad. Nunca mas volvi a casa. Dos dias despues del funeral la abuela quiso llevarme a casa para recoger algo de ropa y en cuanto tomo el camino que llevaba a las cabanas empece a llorar y a gritar. Paso lo mismo semanas despues, meses despues, hasta que entendieron que no podia, que no queria volver a este lugar que habia sido mi hogar. Ya no lo era, lo que lo convertia en mi hogar eran mis padres y ellos ya no estaban ahi asi que no tenia sentido volver. Los abuelos respetaron mi decision, no vendieron la casa, no la cuidaron, no la tocaron, la dejaron como estaba que fue lo que yo les pedi. Hasta cuando llego el momento de enfrentar al pasado, de olvidar y de darle una oportunidad al futuro, de darme la oportunidad de ser feliz sin la necesidad de tener lo que ellos tenian. Sin amor. La abuela sintiendo que mi crisis habia terminado rompio el abrazo y en esos dos segundos que tarde en bajar mis brazos ella consiguio sacar un panuelo que me entrego. Blanco, planchado, doblado perfectamente y con sus iniciales bordadas. C.A.K. Caroline Anne Kent, mi abuela que a sus ochenta anos tenia una mirada que expresaba vitalidad, confianza y optimismo y eso es algo que yo no habia heredado. La confianza la tenia, bueno, en mi vida profesional si, en lo de privado no tanto. ?El optimismo? Nunca lo tuve y con cada paciente que no conseguia ayudar me iba mas hacia el lado oscuro, ese en el que no habia esperanza. --Has vuelto --dijo la abuela. --Si --asenti limpiando mi rostro con el panuelo que olia a vainilla. --Vamos a devolverle la gloria a este lugar --dijo ella mirando hacia las cabanas. ?Como diablos sabia que habia vuelto para hacer justo eso cuando ni yo misma no lo sabia hasta hace poco? La mire con los ojos entrecerrados y ella me atrapo. Se acerco, levanto la mano y acaricio mi mejilla. Sus ojos azules, y los de mi madre, brillaban con una emocion desconocida mientras que sus labios esbozaban una pequena sonrisa ensenando sus dientes perfectos. Ochenta anos y tenia la dentadura perfecta, el cutis de una mujer de sesenta y el cabello blanco, pero ni una de esas cosas delataban su verdadera edad. Para cualquiera podria pasar por una mujer mucho mas joven y mas de una vez me pregunte como lo hizo. Como sobrevivio a una infancia dificil, a la perdida de dos bebes, a la muerte de la unica hija que le quedaba y finalmente a perder al que fue su amor durante mas de cincuenta anos, el abuelo.--Este es tu lugar, Jane, siempre lo fue. Solo tenias que darte cuenta tu misma --declaro la abuela antes de darse la vuelta y caminar hacia la casa principal. Me quede mirandola, extranada por la agilidad de sus pasos. Parecia que estaba flotando, su chaqueta de punto que le llegaba hasta los tobillos pareciendo la capa de un superheroe. Malva, su chaqueta era de color malva igual que la falda y la camisa. El pequeno sombrero era blanco como el cabello que le caia poco por debajo de los hombros. Seguramente olvido que tenia cita en la peluqueria para cortarlo, a la abuela le gustaba el mismo corte desde hace mas de cincuenta anos. Corte bob a la altura de la mandibula y le sentaba tan bien que hace anos se lo robe, ahora era mi corte de cabello y la unica diferencia era que mi color era castano, un castano normal y aburrido. La abuela llego a la puerta y empezo a buscar en sus bolsillos, en los de la chaqueta, en los de la falda. Nada, la llave no estaba. Sonrei acercandome al pillar del porche, el de la izquierda donde justo a metro y medio de altura habia un escondite. Mi padre hizo un agujero en la madera y ahi guardaba la llave de repuesto, mejor dicho, las llaves. Veras, la abuela es muy olvidadiza en cuanto a las llaves y no es de ahora que ya tiene ochenta anos, no. Eso le viene de muy joven, es alguna mierda genetica que heredo mi madre y luego yo. Mi padre, harto de volver de donde estaba para abrirle la puerta a mi madre cada vez que ella olvidaba las llaves tuvo la idea de esconder algunas. Llaves, muchas llaves. Es extrano como funciona la mente humana, mi madre recordaba cada lugar en las que estaban escondidas, pero nunca recordaba coger la llave cuando salia de casa. A mi me pasa algo parecido, tanto que tengo al cerrajero en la lista de contactos favoritos. Intente todo lo posible, poner una nota en la puerta para verla antes de salir, colgarla de una cadena a mi cuello como los ninos, hice cincuenta copias y las guarde en todos mis bolsos. ?Y sabes que? Pues que en vez de mirar hacia la puerta y ver la nota yo miraba mis zapatos, la cadena me la quitaba cuando llegaba a casa y olvidaba ponerla de nuevo, las cincuenta llaves se acabaron un dia y olvide hacer otras copias. Al final renuncie y puse una cerradura electronica ya que el codigo nunca se me olvidaba. La parte mala es que no es muy barata y para reemplazar todas las cerraduras de las cabanas iba a salir muy caro, tanto que no podia permitirmelo. Voy a tener que seguir el ejemplo de mi padre y encontrar nuevos lugares para guardar llaves fuera de la casa. Recordar hacer copias tambien era buena idea. Menos mal que no hay muchos robos en el pueblo que si no los ladrones tendrian una manera muy facil de entrar a mi casa. --Jane, la puerta se ve muy floja. ?Por que no le das una patada a ver si la abres? -- pregunto la abuela. Mire la puerta despues de recoger la llave de su escondite y muy floja no parecia, la verdad es que la madera se veia muy solida. Y sucia, me arme de valor mientras miraba las telas de aranas y buscaba a esos bichos que me provocaban un miedo atroz. --?Por que romper la puerta si tengo una llave? --pregunte acercandome. --Esta es mi chica. --Sonrio la abuela. Meti la llave en la cerradura y la gire, la puerta se abrio haciendo un ruido espeluznante y juro que casi espere ver una arana gigante en la casa. Pero no, el sonido era algo normal en una puerta que llevaba veinte anos cerrada. Tal vez deberia reconsiderar mi decision. Tal vez. Segui a la abuela dentro, pero mientras ella iba hacia la cocina Dios sabe porque, yo me quede en la entrada. Justo delante estaba el escritorio que usaba mi madre para todo relacionado con las cabanas. Encima estaba el ordenador y la agenda de mi madre con su boligrafo favorito. Detras, en la pared, estaba el armario de las llaves con llaveros coloridos para saber a que cabana pertenecia. Amaba ese rincon, de pequena me sentaba ahi y me imaginaba que era mayor, que este era mi negocio. Pero lo que mas amaba era la agenda de mi madre, que no se porque razon encontraba tan fascinante. Me acerque al escritorio e ignorando el polvo cogi la agenda y la abri. Nombres, fechas, numeros de telefonos. Mi madre nunca me dejo tocarla y creia que ahi escondia secretos oscuros, pero lo unico que habia era la lista de clientes y las citas de mi madre. Jueves, diez de la manana, peluqueria. Viernes, ocho de la tarde, cena en el CP. Sabado, diez de la noche, CP con FP. Esas eran las ultimas notas de mi madre, las ultimas citas que hizo y de repente ya no quise recordar. Cerre la agenda y la deje en el mismo lugar. Limpie el sudor de mis manos en el vestido veraniego que llevaba y camine hacia el salon. Era el lugar en el que mas tiempo pasabamos como familia, fue mi lugar favorito, pero ahora solo podia sentirme agobiada. Las paredes de un marron extrano, las estanterias que cubrian todas las paredes de la habitacion, los muebles grandes y feos, los objetos que llenaban cada superficie. Me estaba ahogando, la habitacion parecia que me queria ahogar y tuve que dar media vuelta e ir a buscar a la abuela. La encontre en la cocina. Limpiando. --?Abuela? --Coge un trapo y ayudame --dijo ella. Despues de seis horas de conducir sin una sola parada para comer o ir al servicio, lo que menos me apetecia era limpiar suciedad de veinte anos. Estaba mirando los trapos y buscando la manera de convencer a la abuela de que esto era una mala idea cuando ella se dio la vuelta, puso las manos en las caderas y me miro. --?Vas a limpiar o vamos a casa y me cuentas sobre lo que te ha traido de vuelta a casa? --pregunto la abuela. Suspirando di un paso hacia la mesa y cogi un trapo. --Voy a limpiar --murmure. --Lo sabia. Claro que lo hacia, ella lo sabia todo y antes de darme cuenta iba a saber la razon de mi vuelta, pero no ahora. Lo que importaba en ese mismo instante era pasar tiempo con la abuela en lo que fue mi casa durante los primeros anos de mi vida y lo que esperaba que iba a ser mi hogar hasta el fin de mis dias.

  • El misterio del capital de Hernando De Soto

    https://gigalibros.com/el-misterio-del-capital.html

    De Soto ha publicado varios libros. Dos de ellos son decisivos sobre economia y politica del desarrollo: El Otro Sendero, (1986) y El Misterio del Capital (2000). Ha producido cuatro documentales para PBS que han dado la vuelta al mundo: El misterio del capital de los indigenas amazonicos, Globalization at the Crossroads, The Power of the Poor y Unlikely Heroes of the Arab Spring. El Misterio del Capital ha vendido cinco millones de ejemplares en treinta idiomas y cada ano aumenta el numero de ejemplares vendidos. Es lo que se llama un clasico, es decir, que trasciende el tiempo y que tendra vigencia permanente. Italo Calvino en su ensayo Por que leer los clasicos escribio que “Un clasico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir”. “Tu clasico es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relacion y quizas en contraste con el”.

  • Andrea, mi otra yo – Mauro Pavon Martinez de Mauro Pavon Martinez

    https://gigalibros.com/andrea-mi-otra-yo-8211-mauro-pavon-martinez.html

    Una mujer tranquila, con pocos amigos, sin emociones en su vida, conoce a un joven que le ofrece amor incondicional pero que descubre en ella una faceta sexual que ni la misma Andrea sabia que vivia en su interior, asi nuestra protagonista se adentra en el mundo del sexo duro, explicito y sin tabues, mientras conoce a otro hombre que la hara dudar en el amor y le dara un giro inesperado a su cotidiana vida.
    No solo en las grandes ciudades del mundo se desarrollan historias interesantes, tambien en las pequenas y que muchas veces no figuran en la memoria de los lectores, el lugar, Puebla ciudad colonial con leyendas, mitos, y muchas realidades que se mezclan con la fantasia..

  • Calle Londres de Samantha Young

    https://gigalibros.com/calle-londres.html

    Johanna trabaja en un bar y siempre se ha ocupado de su familia, sobre todo de Cole, su hermano pequeno. Con un padre ausente y unamadre incapaz de cuidarles, ha estado tomando decisiones basandose en lo mejor para Cole.Incluso elige los hombres con que sale en funcion de lo que pueden aportarles a su hermano y a ella. Enamorarse es un lujo que no se puede permitir.Pero con el nuevo barman, Cameron MacCabe, la atraccion es innegable. Cada vez que mira a su companero de trabajo se le hace un nudo en el estomago. Y, por una vez, siente la tentacion de poner sus necesidades por delante.Cam esta igualmente interesado en conocerla mejor, pero la dura coraza de Johanna le impide intentarlo siquiera… hasta que Cam se muda al piso de abajo del de ella y los secretos empiezan a salir a la luz.

  • Vestida de corto de Marie Gauthier

    https://gigalibros.com/vestida-de-corto.html

    Cuando llego, la casa estaba vacia. Felix entro rapido, con la bolsa al hombro. A partir de entonces, tendria que comer, dormir y vivir ahi, a pesar de que no conocia a nadie en la casa. Subio sus cosas al piso de arriba, tal como el hombre le habia indicado, y al bajar se detuvo en mitad de la escalera. Las paredes, los ruidos, le resultaban extranos. Pero aun se oia el motor del coche en el patio. Su madre, antes de marcharse, se habia puesto a hablar con el hombre. Pero nada importante estaba en juego ahi fuera. Solo un par de manos que se estrechaban. Lo importante era que el coche iba a arrancar de nuevo. A decir verdad, Felix y su madre no se habian despedido. Ella ya nunca lo perseguia para darle un beso. Ya no hacian esas cosas. Ni siquiera lo buscaba con la mirada. Habian llegado a buen puerto y todo estaba bien. Ella se habia entretenido hablando un poco y luego Felix habia oido el portazo al salir. Se sentia un poco perdido porque nunca habia estado en ese pueblo. Pero si lo habian dejado alli, ya vendria alguien a buscarlo. Unos dias antes, le habian pedido que rellenara unos formularios y le habian dado esperanzas sobre su futuro. En todo caso, las compras con su madre, los dias de lluvia y los largos ratos de espera dentro del coche en el aparcamiento de los grandes almacenes habian terminado. Seguro que esa especie de desazon acabaria desapareciendo. Nunca mas tendria que avergonzarse de ella. La precipitada huida de su madre habia barrido de golpe la casa familiar llena de ninos. Al fin podria respirar. Una vez hubo aplastado la colilla con el pie, el hombre del patio le dijo que regresaria mas tarde para ocuparse de el. Vio como una chica alta de cabello claro y despeinado pasaba por delante sin decir palabra. Poco despues, volvio donde estaba el y le enseno la cocina; el salon, con el sombrio aparador; la mesa rustica; el sofa de terciopelo raido. En el piso de arriba solo habia habitaciones contiguas, un bano y un aseo. Antes de escabullirse, en el pasillo de arriba, le dijo: --Me llamo Gil. --Felix penso que podria vivir bajo el nuevo techo, sentirse a gusto en aquella casa extrana, olvidar la suya, olvidar a sus padres. Seria una visita sin identidad, procedente de ninguna parte y con una bolsa y un papel en el bolsillo como unico equipaje. Aprovecharia el hecho de no tener ya pasado alguno. Su vida comenzaria a partir de ahora. Queria salir de la infancia, alejarse de aquellos a quienes habia conocido hasta entonces, deshacer los vinculos. El hombre, que apenas habia intercambiado unas palabras con su madre, no le habia preguntado gran cosa, ni siquiera con el paso de los dias. Tenia la cara redonda, el cabello abundante y los ojos claros. De pie en la cocina, el ancho cinturon de cuero le cenia el polo al vientre. Llevaba un pantalon marron y una chaqueta de tela gruesa color tabaco. Era musculoso, un poco recio y tenia la mirada dulce y brumosa. Sonreia de buena gana. Despues de comer, se fumaba un Gitanes Mais y la colilla se le iba moviendo de un lado a otro del labio inferior mientras farfullaba trozos de frases entre calada y calada. Se servia a voluntad en una copa vino blanco que bebia de dos tragos, antes de enjuagarla con el dorso del dedo y colocarla en el escurridor. Felix se quedaba mirando fijamente la colilla porque esperaba alguna indicacion sobre el trabajo que tenia que hacer. Quiza deberia intuir alguna instruccion en aquellos balbuceos. Apoyado en la pared, el senor de la colilla exhalaba el humo haciendo anillos hasta que, por fin, aplastaba el cigarrillo en el cenicero de cristal que habia en un rincon del aparador. En la cabeza de Felix, todo estaba un poco confuso. Lo habian metido alli porque no sabian muy bien que hacer con ese cuerpo torpe de adolescente. Todo el mundo opinaba que estaba hecho para el exterior. La orientadora le habia sugerido que hiciera unas practicas como aprendiz. Por eso Felix se encontraba en casa de esa gente. Iba a descubrir el trabajo al aire libre. Se suponia que el tipo de la colilla le iba a ensenar un oficio. Al principio, lo que mas le ensenaba era el bar. Por la manana se pasaban un rato, y ya entrada la tarde, se quedaban mas tiempo. Habia momentos divertidos con algo de emocion: los parroquianos, las copas, la alegria de estar juntos. Dentro hacia un calor sofocante. El alcohol que iba llegando cambiaria las cosas, traeria algo nuevo. Los hombres del mostrador no dejaban de bromear, siempre estaban abrazandose y diciendo cosas que solo ellos comprendian. Borborigmos. Imposible saber si se trataba de algo verdaderamente importante. Si versaba sobre la vida o el pueblo, si concernia al aprendiz. Felix se preguntaba si realmente estaba alli para aprender algo. Esas misas en voz baja en la barra del bar lo sumian en la duda. Quiza, simplemente, lo estaban poniendo a prueba. No parecia nada serio. Los hombres se reian de el porque aun parecia un nino. Pero el tambien se reia, incluso de las bromas mas inciertas. Como sabia que el vino lo tumbaba, fingia. Apenas mojaba los labios al llevarse el vaso a la boca. Le gustaba. Quiza su futuro consistia en eso, en beber vino blanco en el bar. Al subir a la camioneta, el senor de la colilla le pedia que se sentara a su derecha y le repetia que deseaba ensenarle el oficio. De hecho, le ordenaba que quitara las flores marchitas del monumento a los caidos, que barriera los escalones del ayuntamiento, que llevara de aqui para alla unos bidones grasientos que olian a gasolina. Despues de dar las instrucciones, el senor de la colilla se dormia en un banco. Pero eso, con la gorra puesta, no se veia. Felix ignoraba cuanto tiempo iba a permanecer lejos de sus padres. No habia nada previsto para su regreso. Habia aterrizado en esa casa solo parcialmente ocupada, al fondo de cuyo pasillo habia una puerta, y detras, un gran vacio. Y esa gente no hacia nada al respecto. Quiza una antigua granja se abria hacia el patio. Las casas viejas suelen conservar trazas algo dudosas, como esas manchas de aceite en las paredes, que dejan entrever vidas pasadas y mas bien inquietantes. Senales de peleas, cosas vagamente siniestras. En el techo habia una marca de sangre de un color desvaido por el tiempo, justo encima de la cabeza de Felix. Ahi es donde viven los fantasmas, donde luchan cada noche a lamparazos de petroleo. Felix dormia contra ese vacio, sin saber lo que habia dentro. De madrugada, las vigas crujian, la piedra rechinaba. Pero de algun modo, la casa, vasta, maciza e inmensa, se enfrentaba a todo eso. Felix nunca habia dormido en un sitio tan grande. No sabia muy bien donde estaba. Una manana temprano, mientras esperaba al senor de la colilla sin saber por cuanto tiempo, abrio la nevera para ver lo que habia dentro. Se sintio tentado por las natillas, pero supo resistir. Frente a la ventana pasaban camiones volquete cargados de gravilla. --De la empresa del Emilio --habia dicho el senor de la colilla. Hacian un ruido terrible durante todo el dia. A Felix le entraron ganas de volver a su habitacion. Como estaba en calcetines, resbalo en el suelo de madera barnizado, erro el escalon y la escalera se puso a gemir. Acto seguido aparecio el perro. La chica se lo habia presentado como una mezcla de no se sabia muy bien que. Felix se entendia bien con los perros, uno siempre puede entenderse bien con un perro. Dodo lo miraba con unos ojos negros y humedos. Habria agradecido que alguien lo sacara. Pero Felix no tenia ninguna intencion de pasearlo, de enfrentarse a la luz que ya a esa hora resultaba asfixiante, asi que lo puso a correr por el interior de la casa. Lo pico, lo excito, le metio un calcetin hecho una bola en la garganta, luego lo retiro, se lo lanzo. Intentaba que se pusiera agresivo, pero el perro retomaba su aire sumiso con una gran rapidez. Al bostezar, mostraba unos dientes blancos y desprendia un olor a croquetas. Era un pedazo de pan. Felix podia lanzarle cualquier cosa. Despues de jugar, se tumbaron en la cama. El perro se enrosco como si fuera un gato. Felix, tambien. Gil era un poco mayor que el. No paraba ni un instante. Salia, volvia a entrar dando portazos. Podia desplazarse con los ojos cerrados. Se ocupaba de todos los quehaceres de la casa, pero no hablaba mucho. Se apartaba el cabello de la cara y se lo ponia detras de la oreja con un pequeno mohin. Tenia los ojos azules, las piernas finas. Felix nunca habia visto unas piernas tan bonitas. Tenia una manera muy suya de moverse, recta y agil a un tiempo, pero con algo mas que latia ahi, enmaranado. Felix imaginaba su cuerpo bajo la ropa y, mientras ella ponia agua a hervir para la pasta, se preguntaba que aspecto tendria en la banera. El cuarto de bano era humedo, caluroso, olia bien despues de que ella saliera. Por la noche oia como ella subia la escalera, acariciaba al perro, se acostaba. No era el vino blanco del bar, ni la tierra en los zapatos, ni el monumento a los caidos que limpiaba una y otra vez lo que le gustaba a Felix. Era otra cosa. Le gustaba escuchar las idas y venidas de la chica con el perro detras, resoplando con la boca abierta. Felix se preguntaba si regresaria pronto, despeinada, si lo aceptaria en la casa. Hoy hacia fresco, a pesar del calor que hacia fuera. La aguja pequena y la grande estaban a punto de moverse, ya se acercaba la hora de la comida. Al volver, Gil solia descalzarse para ponerse unas alpargatas de un rojo descolorido. Tambien le gustaba ir descalza. A Felix le encantaba el susurro de sus pasos sobre la madera, sobre las baldosas. La contemplaba desde un peldano de la escalera, sentado con los brazos cruzados. De repente, la tenia delante. Con los ojos clavados en los suyos. Felix se sentia desamparado. La mirada de esa chica tenia algo. Nunca sabia que estaba mirando exactamente: la ropa de trabajo, las botas, las manos. Ella nunca preguntaba nada, no decia nada. Al parecer, con su actitud le otorgaba un lugar en la casa. Luego, con gran rapidez, subia a su habitacion para volver a bajar al cabo de un momento. Esa agitacion demostraba que estaba enredada en cosas mas importantes. Al principio, como Gil se ponia una blusa clara, Felix creyo que aun iba a la escuela. Pero no llevaba cartera ni se dirigia hacia la parada del autobus. Caminaba con seguridad por mitad de la calle. Tenia, sin duda, una vida fuera de la casa. Le debian de ocurrir un monton de cosas durante el dia porque por la tarde el atuendo de colegiala ya no tenia la frescura que Felix advertia por las mananas. La blusa, ligeramente arrugada, nada tenia ya de uniforme. Y cuando Gil volvia a bajar de su habitacion, aparecia emperifollada con baratijas, brazaletes y lazos de colores, sombra de ojos y pintalabios. Felix se preguntaba si iba a salir, si regresaria tarde. La presencia del sofa, de aspecto macizo, lo tranquilizaba. En realidad, trabajaba en el super que habia al final de la calle de los comercios. Por la manana, entraba temprano. El jefe le habia pedido que llevara zapatos blancos para trabajar, asi que se habia comprado unos Scholl en la farmacia. El modelo de zueco playero le habia encantado. Le dijeron que eran buenos para el calor y para la gente que pasaba muchas horas de pie. El encargado le exigia que los llevara siempre muy limpios. Con aquella blusa del super, demasiado grande para ella, Gil estaba muy guapa. Hacia bien su trabajo, la limpieza, todo lo que le pedian. Pasaba la fregona por el suelo de la tienda, ordenaba los pasillos, mantenia muy limpia la caja registradora. Sabia teclear y dar el cambio, pero era el encargado quien se ocupaba de cobrar. En cuanto a ella, con tal de que fuera guapa y pulida, con tal de que limpiara bien y llegara puntual, ya era suficiente. El tiempo pasaba rapido ordenando. Solo cuando llegaba la afluencia de clientes del mediodia se daba cuenta de la hora que era ya. Antes de cerrar, el jefe la hacia pasar primero y despues echaba la llave. Le decia: --Hasta luego. --Alli no se quitaba la blusa, en la que llevaba cosida la etiqueta de la tienda. Lo hacia despues, para ponerse el delantal antes de meterse en la cocina, puesto que era la unica mujer de la casa. Regresaba a preparar la comida, siempre cocinaba ella. No reparaba en las largas jornadas. No conocia el cansancio. Ahora Felix ya sabia adonde iba. La veia marcharse por la manana, volver a mediodia, marcharse de nuevo y regresar por la tarde. Siempre era lo mismo, para aquellos que se fijaban. El encargado lleva una camisa blanca de manga corta, tiene brazos gruesos de hombre, manos de hombre. Un cuello esbelto. Un cinturon de cuero negro le cine el pantalon de pinzas, bien planchado, de color beis claro, que moldea unas nalgas lisas como tablas y se abre en unos zapatos de punta lustrados a la perfeccion. Bellos y elegantes zapatos que rechinan sobre las baldosas del suelo de la tienda. Los pelos de las manos le llegan hasta las munecas. En la mano izquierda, lleva un reloj; en la derecha, una pulsera de plata grabada con la inscripcion <>. Cuando levanta un poco el brazo, se le ve la piel blanca y carnosa de las axilas. Cuando va a alcanzar algo de un estante de los de arriba, por la camisa entreabierta se adivina una mata de pelo que forma una especie de agujero negro. De cerca huele a desodorante, y mas de cerca, a sudor. El encargado tiene el cabello brillante, el cuerpo nervudo, solido. Nada sobresale. Los musculos pectorales, un poco marcados, revisten importancia a la camisa. En el cuello lleva una cadena a juego con la pulsera. Los dos botones desabrochados de la camisa confirman una actitud desenvuelta. Siempre adopta la misma postura, con las manos en las caderas, para supervisar la tienda, vigilar los pasillos, hablar con los clientes, con su empleada. Pero cuando se siente observado, baja los brazos. Su despacho esta encima de la carniceria, protegido por un cristal que da al supermercado. Alli se mira a menudo. Tambien en la vitrina del aparador de las pilas, o en el pequeno espejo resquebrajado que cuelga de la pared del almacen. Por si hay que alisar un mechon, asegurarse del brillo de los ojos negros, de la linea del bigote. Quiere que todo este ordenado, sin falta. Hay que mantener ese cuerpo, esa tienda. Tiene cuadernos, registros, un ordenador. La boca fina y larga se le humedece cuando habla con los clientes, los proveedores, los repartidores. Almacena la mercancia, organiza las promociones, procura que todo resulte atractivo, fresco. Un vistazo de reojo a la vitrina y ya esta disponible, concentrado. La cantidad de articulos, el tintineo de la pulsera, el suelo fregado con lejia, el ventanal, el pantalon, la camisa de manga corta son, para Gil, algo magico. Poseen algo inmutable, reconfortante. Aunque Gil seguia viendo el autobus escolar en la parada, lleno de chicas con falda, ya no se montaba en el. Habia empezado a trabajar y descubierto cierta realidad al mirar unas revistas que habia birlado en un cobertizo. La ausencia de ropa la habia llevado a conocer la libertad de los cuerpos. De noche, muy tarde, habia puesto la television para observar a los animales en la naturaleza. Queria saber como era y lo habia visto. Las escenas mas brutales no la habian amedrentado. Un perro y una perra habian pasado por delante de sus narices enganchados, como perdidos, aullando lo mucho que les dolia el vientre. Caminaban aturdidos, de lado, sin saber adonde ir. Gil queria comprender que era eso, estar preparada, sumergirse en ese dolor, experimentarlo. A pesar de la paciencia que empleo en espiar, lo unico que alcanzo a oir fueron gritos y gemidos. La gente no se deja ver. A ella no le habria importado que la vieran. Le habria gustado tanto sorprender a una pareja al fondo de un granero lleno de heno... Desde luego, podia imaginar facilmente el vaiven de las nalgas. Las revistas y las peliculas, con sus mujeres desnudas, sus excentricos atuendos, sus posturas eroticas, le habian dado informacion, habian cambiado un poco el semblante de su propio mundo. Esas imagenes, en realidad, eran mucho mas violentas que la vision de los animales copulando. Sin embargo, en aquellas fotos no habia sufrimiento. Cuerpos desnudos que llenaban paginas y paginas de revistas, se agitaban en la television, pero, a fin de cuentas, todo quedaba interrumpido. Las revistas se cerraban, la pelicula terminaba, alguien entraba en la habitacion. Se instauraba entonces un tiempo muerto, algo insaciable, inalcanzable. Pero Gil habia podido ver como era. A ella no la enganaban ni los animales, ni las revistas, ni la television.

  • Eramos mentirosos de E. Lockhart

    https://gigalibros.com/eramos-mentirosos.html

    Una isla privada. Una ilustre y conocida familia de Nueva Inglaterra. Un grupo de cuatro amigos los Mentirosos cuya amistad se vuelve destructiva. Una rebelion. Un accidente. Un secreto. Mentiras y mas mentiras. Amor verdadero. Y, por fin, la verdad. Esta es la bellisima y terrible historia de una familia perfecta que se sostiene sobre pilares de peligrosa fragilidad. A lo largo del relato se van desvelando las piezas de un rompecabezas que formaran un mosaico de personajes fascinante, donde los prejuicios y el egoismo son los peores enemigos de la armonia y la felicidad.

  • El otro lado del silencio de Philip Kerr

    https://gigalibros.com/el-otro-lado-del-silencio.html

    Un decima entrega de la serie protagonizada por el detective Bernie Gunther. Regresa Philip Kerr con la serie de detectives mas celebrada por los lectores.

  • La tentacion del perdon de Donna Leon

    https://gigalibros.com/la-tentacion-del-perdon.html

    Mientras se enfrenta a un problema de posibles filtraciones dentro de la Questura, Brunetti recibe por sorpresa a una amiga de Paola, su mujer, muy preocupada por la extrana actitud de su hijo adolescente. Cuando a medianoche el marido de la amiga aparece inconsciente y con graves danos cerebrales a los pies de un puente de Venecia, Brunetti empieza a pensar que el caso tiene que ver con el comportamiento de su hijo. Pero el camino hacia la verdad, como sabe por experiencia Brunetti, no suele ser una linea recta: un registro minucioso del despacho de Gasparini revela una cantidad inusual de cupones de descuento propiedad de una tia anciana, lo que termina revelando una estafa dirigida al sistema sanitario veneciano.
    En la nueva entrega de Brunetti, el famoso comisario investigara sobre una mujer dividida entre el deber a su familia, el deber a la sociedad, las consecuencias imprevistas de las malas decisiones y la tentacion de perdonar un crimen que nace del corazon.

  • Muerte helada, Ian Rankin de Ian Rankin

    https://gigalibros.com/muerte-helada-ian-rankin.html

    Pocos inviernos en Edimburgo han sido tan largos y frios como este. Pero la temperatura no es lo unico que deja helado al inspector John Rebus. De la nada, surgen una serie de extranas incognitas para las que Rebus no encuentra respuesta y todas ellas conducen a las altas esferas politicas de la ciudad y del pais.
    Esta vez, el pesimismo tenido de sarcasmo del inspector Rebus puede estar mas justificado que nunca. Esta vez, los culpables pueden encontrarse fuera del alcance de la justicia.

  • Cuanto mas lejos mejor, mi amor de Becca Devereux

    https://gigalibros.com/cuanto-mas-lejos-mejor-mi-amor.html

    Siete de la tarde de un domingo cualquiera. Como todos los domingos, me preparo para ir al club al que pertenezco desde hace dos anos y medio. Siempre quedamos en el mismo bar. Lo regenta el hermano de Cris, una de las integrantes del club, y alli nos sentimos como en nuestra propia casa. ?De que va mi club? Bueno... es un poco raro de explicar. Solo te dire que hace dos anos y medio mi vida era una autentica mierda. Me quede sola. Literalmente. Despues de un desengano amoroso del que prefiero no hablar, que conste que ya lo he superado, ejem, me vi mas sola que la una y enterrando mis penas en helado de chocolate. Entonces me tropece por casualidad con Lina, aunque yo sigo pensando que fue obra de mi angel de la guardia, que despues de ver lo mal que lo habia pasado, decidio echarme un cable. Lina me presento a Cris. Decian haber formado un exclusivo club que consistia basicamente en beber margaritas, despotricar del sexo contrario y apoyarnos mutuamente. El club de las solteras. ?La unica norma para entrar en el? No permitir, bajo ningun concepto, que un tio te volviese a romper el corazon. Lina tiene un dicho que repite constantemente para que no se nos olvide: el hombre es el unico animal que tropieza dos veces con la misma piedra. La mujer es mas lista y la siguiente vez la esquiva. Despues llegaron Lola y Maria. Asi, cuando nos dimos cuenta, eramos un grupo de seis mujeres que se apoyaban mutuamente entre si. Dispuestas a dar una palmadita en la espalda de la otra cuando habia tenido un dia horrible, o a dar un tiron de oreja cuando una de nosotras cometia un error. Ese es nuestro club. Nos aconsejamos, nos reimos, bebemos margaritas y lo pasamos en grande. No hay excusa para no quedar porque aquel es, sin lugar a duda, el mejor dia de la semana. Hablamos sin tapujos sobre sexo, trabajo o nuestros problemas. Nos escuchamos sin juzgar y nos divertimos de lo lindo. Tengo tal conexion con estas mujeres que ya las considero mi familia. Una familia de mujeres, algunas de ellas madres, otras separadas, triunfadoras o unas completas guerreras, que se escuchan sin juzgar y se quieren incondicionalmente. El club de las solteras donde el unico requisito es aprender a vivir sin un tio porque, ?de verdad tengo que decirlo? !Sola se esta mejor! Hoy estoy de buen humor. En realidad, todos los domingos lo estoy. Me lo paso genial con las chicas y estoy deseando conocer el ultimo ligue con el que Lina se ha ido a la cama. Escuchar sus aventuras de Tinder es mas entretenido que una telenovela de Netflix. Aunque tambien estoy preocupada por Maria y la crisis adolescente de su hija. A su ex le ha dado por hacer de "buen" padre y ahora intenta comprar a la nina con entradas a conciertos y ropa de marca. Pobre Maria, ultimamente no levanta cabeza. Menos mal que ahi estamos nosotras para apoyarla. Estoy tan ensimismada en mis pensamientos que cruzo el paso de peatones sin mirar. Sucede tan deprisa que ni siquiera me da tiempo a pensar. Un fuerte golpe en la espinilla me tira de boca sobre la carretera. Escucho el derrape de unas ruedas y a alguien maldecir en voz alta. Y entonces si que aullo de dolor. Tengo la rodilla en carne viva y las palmas de las manos magulladas porque he conseguido apoyarlas antes de caerme al suelo. Uf, al menos no me he roto nada. --?Te encuentras bien? Lanzo una mirada furiosa al motorista que acaba de atropellarme. Camiseta de un grupo de rock, vaqueros desalinados y brazos tatuados. Menudas pintas. Me estoy poniendo de pie cuando me agarra de la cintura. --?Que haces? --le espeto furiosa, y me aparto de mala manera. Ni en broma permitiria que un tio con aspecto de malote me pusiera una mano encima--. ?Primero me atropellas y luego me manoseas? El motorista se sobresalta y retrocede. Se quita el casco y me observa con una mezcla de estupor y enfado. Esa mirada chulesca confirma mis peores sospechas. Es la clase de hombre que evito como la peste. No hay mas que verlo. --No te estaba sobando, intentaba ayudarte. Sobando. Brrr... menuda palabra mas desagradable. Pero que se puede esperar de un hombre con semejante apariencia. ?Que tendra? ?Treinta anos? Ni siquiera se ha afeitado. Por Dios, tambien tiene las manos tatuadas. Alguien deberia decirle que le costara encontrar un trabajo decente con esa pinta de motorista grenudo. Ladea la cabeza y me dedica una sonrisa pretenciosa. --?Me quito la camiseta para que me veas mejor? Pongo cara de asco. --Ay, no. Ya he visto toda la mercancia y no hay necesidad de desenvolverla --me agacho para recoger mi bolso y no lo encuentro por ninguna parte--. Es culpa tuya. Deberias conducir con mas cuidado. --La furgoneta que hay aparcada delante del paso de peatones me ha cortado la visibilidad. --Que excusa tan barata... Cuando veo que sostiene algo en la mano, me pongo colorada al ver que es mi ropa interior. Tengo la absurda mania de llevar ropa interior de repuesto dentro del bolso. No se para que, si llevo tanto tiempo sin acostarme con alguien que a estas alturas podria volver a ser virgen. Toda la culpa la tiene Lina y sus consejitos sobre ir preparada por si acaso. El motorista sostiene mi tanga de encaje con un dedo y una sonrisa traviesa en los labios. --Hagas lo que hagas ponte bra... Se lo arrebato antes de que pueda terminar la frase. Menudo cretino. Encuentro mi bolso debajo de un coche y meto a toda prisa el resto de las pertenencias mientras el ni siquiera se digna a ayudarme. --?No me vas a decir como te llamas? Me vuelvo hacia el con cara de poker. A ver ?este tio de donde se ha escapado? Supongo que en algun lugar de su cerebro la unica neurona que le queda ha debido de pensar que despues de atropellarme lo podria encontrar remotamente atractivo. --Claro, primero me atropellas y luego te digo mi nombre. ?Tambien quieres mi numero? --No estoy tan desesperado. Le doy un empujon con el hombro para quitarmelo de encima. Menudo energumeno. Tampoco se de que me sorprendo. En mi trabajo estoy acostumbrada a lidiar con tipos desagradables y ya deberia estar curada de espanto. --Espera, guapa. Me vuelvo hacia el con cara de pocos amigos. --No me llames guapa. Es sexista. Me mira confundido y estoy a punto de reirme. Pobrecillo. Seguro que la palabra sexista no la conoce su reducido vocabulario. --Te dejas tu juguetito. Me lanza el estimulador de clitoris y esta a punto de darme un infarto. Dios de mi vida, esto es el colmo. Lo cojo al vuelo, respiro profundamente y finjo no sentirme avergonzada. Soy una mujer moderna que vive su sexualidad como le da la gana, ?no? --Gracias --respondo con fingida chuleria. --De nada, mujer. Pero si quieres llamar la atencion del proximo desconocido que se te cruce, no hagas que te atropelle. Lo puedes invitar a un cafe. Es mas efectivo. Me meto el dedo en la boca y finjo vomitar. El se rie. Le doy la espalda y camino con decision hacia el bar. Espero no volver a verlo en la vida. --!Adios, guapa! Me despido de el ensenandole el dedo corazon y lo escucho reirse mas fuerte. Si es que... todos los tios son iguales... *** Cuando llego a nuestra mesa, la ultima del fondo con un desgastado sofa rojo, todas me miran horrorizadas. Maria se levanta con un panuelo en la mano y hace de madre, como siempre. --Llevo un botiquin en el bolso. No te muevas. --No hace falta que... --?Que te ha pasado? --pregunta Lola. --Un gilipollas en moto me ha atropellado --me dejo caer en el sofa con expresion resentida. Ahora me arrepiento de no haberlo puesto en su sitio--. !Estoy bien! Maria hace caso omiso a mis quejas y me desinfecta la herida de la rodilla. --Y luego diran aquello de: !mujer tenias que ser! Cuando nosotras conducimos --dice Lina, poniendo los ojos en blanco--. ?Que tal en el trabajo? Dime que traes esa cara por lo del atropello y no porque no consigues imponerte. Desvio la mirada hacia un punto fijo de la pared. Aprovecho que Raul, el hermano de Cris, mira en nuestra direccion para pedirle un coctel margarita y asi evitar la mirada inquisitiva de Lina. Ella se toma mi silencio como una respuesta y resopla. --?Hace falta que te diga que eres la jefa de esa panda de cretinos? Si tu no te impones, nadie ira a rescatarte. Eres su jefa, actua como tal. --No me soportan. --Mejor. El jefe siempre cae mal. Eres su jefa, no tienes que ser su amiga. Agacho los hombros y le doy un sorbo al margarita que Raul acaba de dejar sobre la mesa. --Hoy estas especialmente arrebatadora --le dice Raul a Lina. Ella le dedica una mirada glacial. --Largate. El hace caso omiso a su orden y se sienta a mi lado. No se soportan y nadie sabe por que. Al principio se llevaban bien, pero algo tuvo que suceder hace un ano y medio para que desde entonces se traten de esa forma. Raul la provoca con sus insinuaciones y Lina lo despacha sin miramientos. --?Que se cuentan mis chicas? --?Por que no te largas? Es una reunion de mujeres, por si no te has dado cuenta --le espeta Lina. --Porque me encanta estar con vosotras. Tecnicamente ya soy uno mas, ?no? --el le guina un ojo.--Raul... --le pide su hermana. El pone los ojos en blanco, se levanta y le lanza un beso a Lina. Ella finge que no lo ha visto y se vuelve hacia mi. --?Por donde ibamos? --?Que tal esta Martina? --le pregunto a Maria, con tal de desviar la atencion. --Ha suspendido matematicas, y su padre la llevo el viernes a comprarse un movil como premio. ?Que os parece? Me hace quedar como la mala de la pelicula. Ayer le quite el movil para que estudiase para el examen de recuperacion y me grito que me odiaba. Lo proximo sera decirme que se quiere ir a vivir con su padre. --!No dira eso! --la tranquiliza Lola--. Ya sabes el caracter que se gastan a esa edad. Pero en el fondo Martina conoce la verdad. Su padre viaja de un sitio a otro y solo esta con ella los fines de semana. Sabe que quien se desvive por ella eres tu. --No lo tengo tan claro --Maria se vuelve hacia Cris con lagrimas en los ojos--. A veces preferiria ser madre soltera. El rostro de Cris se ensombrece y se forma un silencio muy incomodo. Maria se arrepiente de inmediato y le coge la mano. --!Perdon! No se ni lo que digo. Ay... normal que Martina no me soporte. ?Creeis que soy una mujer insoportable?

  • La muerte del corazon de Elizabeth Bowen

    https://gigalibros.com/la-muerte-del-corazon.html

    <>
    Daily Telegraph

  • Y entonces apareciste tu de Grace Marie March

    https://gigalibros.com/y-entonces-apareciste-tu.html

    Dicen que la vida te puede cambiar en un instante y ese instante llego, pero no solo a mi vida, sino a la vida de todos, un dia pasamos de hablar de un virus que estaba muy lejos, en otros paises y de pronto nos decretaron el estado de alarma. Mis companeras de piso y yo estabamos viendo la television sorprendidas, y hubieron reacciones de todo tipo. – Yo ya habia quedado en la capi para ver una "mascleta". - exclamo Luisa un tanto enfadada por que le fastidiaran sus planes. – Por un fin de semana que te quedes en casa, tampoco creo que pase nada. – Bueno, uno no, dos, que el estado de alarma son 15 dias. – Por los rumores que he escuchado en el hospital, esto no es cuestion de quince dias, – les dije a mis companeras de piso. – Mira hablo la experta - dijo Isabel en tono de burla, – ?que va a saber una fregona? – !Oye! - le dije un poco molesta. – Perdona, no se ni lo que me digo, – pero veo la mueca en su cara y me doy cuenta de que su disculpa no es del todo sincera. Mis companeras de piso, bueno podria llamarlas amigas, tienen unos trabajos muy diferentes al mio, no por ello quiero decir que sean mejores, ya que cuando llega el momento de pagar los gastos mensuales del piso, todas ponemos la misma cantidad de dinero, y mi dinero es igual de bueno que el de ellas. Luisa trabaja en una agencia de seguros, la agencia de seguros es de su hermano y ella, bueno ella se limita a pasar alli las horas. Isabel trabaja como secretaria en un colegio. La unica diferencia entre los trabajos de ellas y el mio, es que yo pase a ser trabajadora esencial y ellas en cambio se quedaron en casa, Luisa se supone que trabaja desde casa, pero bueno si no lo hacia en la oficina como podia esperar su hermano que en casa hiciera algo, e Isabel haciendo teletrabajo. !Que despiste!, no me he presentado, mi nombre es Clara, como ya os he comentado trabajo limpiando en el hospital por las mananas y, de esto no os habia dicho nada, estudio por las tardes un grado medio de farmacia, es mi primer ano, me anime por mis companeras de trabajo, la idea es que el proximo ano haga las practicas en el hospital donde trabajo, lo cierto es que no podre quedarme alli a trabajar, pero me facilitaran mucho las cosas, incluyendo el tema de los horarios, entre a trabajar en el hospital, gracias a mi tia, si tengo que confesarlo, entre por enchufe, pero muchas personas entrar del mismo modo, y se que pensareis como puedo entrar por enchufe en un hospital publico, pues porque de la limpieza se encarga una subcontrata, de modo que mi tia me enchufo y cuando me puse a estudiar, decidi que lo mejor era que me mudara lo mas cerca posible del trabajo y del instituto. Mi idea era irme a vivir a la capital, pero... una de mis actuales companeras de piso, es amiga de la infancia, y vivir en los pueblos es lo que tiene, mi madre vio a la suya, le comento que queria mudarme, su madre le dijo que se acababa de ir una muchacha del piso de su hija, y que vivian en una pedania de Valencia, de modo que era como vivir en la capital, con la ventaja de un pueblo, vamos que le vendio la moto a mi madre, y claro la mujer se quedaba tranquila sabiendo que donde me iba estaria bien cuidada, porque al fin y al cabo, Isabel y yo nos conociamos desde los tres anos. Los dias fueron pasando y la tension fue en aumento, mas que nada porque nos pedian quedarnos en casa y muchas personas del centro de Espana, entendian que quedarse en casa era irse de vacaciones a la costa. Ademas no contabamos con los equipos de proteccion necesarios para que todos pudieramos hacer correctamente nuestros trabajos, lo cierto es que muchas personas se portaron bien con nosotros. Pero... Esa noche cuando llegue a mi piso compartido, vi que mi llave no entraba en la cerradura, me fije y vi que la habian cambiado, estaba extranada, ?habria alguna perdido la llave?, ?y como? Al fin y al cabo ahora no se puede salir de casa y ayer traje la compra del supermercado, ?donde iban a ir? – Alejate de la puerta - escuche sorprendida a Luisa. – ?Sucede algo? – Tu alejate - repitio ante mi asombro, estaba tan cansada que solo tenia ganas de ducharme y acostarme, pero debia entregar unos trabajos, ya que el instituto seguia de forma online. El tener que hacer mas horas en el hospital al final me acabaria pasando factura, pero lo estabamos haciendo todas, y tengo que reconocer que habian personas con trabajos con mucha mas responsabilidad que el mio. Cuando abrieron la puerta, sacaron mi maleta y cerraron rapidamente la puerta poniendo la cadena y volviendola a abrir. - Hemos pensado que estas muy expuesta al virus y podrias contagiarnos. – ?Que? - lo cierto es que no salia de mi asombro. – Lo hemos hablado esta manana, en la maleta tienes todas tus cosas, una vez pase todo esto si quieres puedes volver, pero ahora mismo tienes que irte del piso. – ?Isabel piensa igual? – Si, lo pienso - vi como se asomaba detras de Luisa, – tenemos miedo de que nos contagies, mejor quedate en otro sitio, puedes ir a casa de tu tia. - y para mi asombro cerraron la puerta, dejandome alli boquiabierta y sin entender nada. Lucas. Acababa de llegar al edificio donde vivo, lo cierto es que me habian hecho ir a la empresa, ya que habia fallado uno de los ordenadores que prestaba servicio a los trabajadores, y el unico que podia ir era yo, eso es lo que me dijeron, yo lo entendi entre lineas, al fin y al cabo yo no tengo hijos y mis otros dos companeros si. Bueno me presentare, mi nombre es Lucas y soy informatico, de normal ese tipo de problemas lo podria solucionar en casa, pero claro esta vez no era posible, mi jefe me envio por e-mail una autorizacion de trabajo por si me paraba la policia y me dijo que fuera si o si. Por suerte, ya estaba de nuevo en casa. Subi las escaleras para coger el ascensor cuando escuche unos sollozos en la escalera, me extrano tanto, que pense que igual alguien necesitaba ayuda, estamos en un momento tan complicado que creo que si todos nos ayudamos entre si, el confinamiento se nos hara mas llevadero, de modo que subi las escaleras de dos en dos, para encontrarme a una de mis tres vecinas que viven en el segundo piso, sentada sobre una maleta llorando. – ?Estas bien?, ?Puedo ayudarte en algo? - la joven miro hacia mi, no podia ni hablar, de modo que pase a su lado y pulse el boton del ascensor, – ven, vamos, – le dije mientras la ayudaba a levantarse y cogia su maleta, – veras como despues de tomarte algo, lo ves todo de forma diferente. - y pense que iba a irse a ver a algun familiar, que seguramente habia fallecido por la enfermedad, pero lo que no entendia era porque se llevaba esa maleta, total seria ir, estar un par de dias y volver, ?no? Como mi casa es un puto desastre, hice que dejara la maleta junto a la puerta de entrada y la guie hacia el balcon que tengo, haciendo que se sentara y fui hasta la cocina a por dos cervezas, es lo unico que tenia para ofrecerle, bueno agua tambien le hubiera podido haber ofrecido o un cafe, pero bueno en ese momento lo unico que pense fue en coger de la nevera cerveza. Y me sente frente a ella, esperando que se calmara un poco para poder hablar. – Hemos subido los dos en el ascensor y solo podia subir uno. - si soy sincero, lo ultimo que esperaba es que sus primeras palabras fueran una rina hacia lo que habia hecho. – Si tu no se lo dices a nadie, yo tampoco. - dije tratando de que se riera, pero no lo hizo. – Trabajo en un hospital, estoy expuesta al virus todo el dia, – dijo hipando y sonandose la nariz, – lo cierto es que nunca he podido ver llorar a nadie, creo que es por culpa de mi hermana, siempre lloraba para conseguir lo que queria, le funcionaba siempre, pero yo tenia que soportar sus lloros diarios, vamos que tenia claro que cuando me fuera de casa, viviria solo, aunque no pudiera pagar un piso en el centro, de modo que me tuve que ir a una pedania, el piso estaba muy bien, tenia que coger el metro para ir a trabajar, pero eso era algo que no me molestaba en absoluto. – ?Y?, yo hoy tambien he tenido que ir a la empresa y tambien me he expuesto.

  • El ladron de reflejos de Marta Lujan

    https://gigalibros.com/el-ladron-de-reflejos.html

    Un viaje a una dimension atemporal.

  • No te mentiria dos veces de Diaz De Tuesta

    https://gigalibros.com/no-te-mentiria-dos-veces.html

    “--Callate, tonto --le dijo y se alzo contra el. Le tomo las manos y cubrio con ellas sus pechos--. Si no vas a ayudar, haz el puto favor de callarte.”

  • En la piscina vacia de Felix Sabroso

    https://gigalibros.com/en-la-piscina-vacia.html

    Llevaba ya mas de dos anos sin escribir. Casi ni siquiera fantaseaba con hacerlo. Me habia dedicado un tiempo, demasiado, a esa pequena literatura oral que nos convierte en charlatanes de fiestas, sobreactuados de red social, manipuladores de las palabras en favor de un goce no siempre de ida y vuelta. Un intenso palabritas, sobrado y elucubrador. Un pesado a evitar, soportable solo a ratos. Siempre conseguia eludir el papel. No queria bajar al sotano, aterrado ante el sonido que de alli me llegaba. No era un sonido, era un terrible olor que a duras penas conseguia disfrazar, un hedor sonoro como un grito podrido. Pensaba a menudo que era cuestion de tiempo, de rachas, periodos de observacion y reflexion, de etapas de llenado. Acumulando sin discriminar, como si todo fuese informacion, como si todo me sirviese alguna vez para algo en mi Diogenes absoluto. Amontonando vivencias apestosas, situaciones y miradas como bolsas de basura apiladas en los pasillos... Me castigaba y me toleraba al mismo tiempo. Siempre supe hacerlo, combinar indulgencia y autorreproche, mi coctel favorito. Pero en cada uno de aquellos dias habia siempre un momento para la decision y la audacia, asi me convencia de que estaba intentando remediarlo, de que arrancaria con la escritura por fin partiendo de cualquiera de las innumerables ideas que diariamente hacian en mi el camino de entrada y salida. Cualquiera de ellas, incluso la peor de todas. La satisfaccion estaba solo en pensarlo: un goce neurotico, una fantasia analgesica y paralizante. El cuerpo obedece con automatica ferocidad y busca caminos para nuestros mas titubeantes requerimientos, casi siempre en contra de nosotros mismos. El cuerpo gobierna y, atendiendo a ese deseo de volver a escribir, realizo algunos movimientos, intentando ponerle remedio de la unica manera que sabia: haciendo mas ruido aun, rompiendolo todo y poniendome en jaque. Asi, una noche en la que el olor estaba a punto de asfixiarme, mi cuerpo abrio las ventanas de par en par; y alli estaba el, husmeando, merodeando. Y yo, claro, lo deje entrar. Aun confundo el momento exacto en que entro en mi vida, pero esta intacto el retrato mental que me hice de el. Era un torpe, un ambicioso, el muchacho sordo y mudo que tenia todos los nombres y ninguno. Ese idiota innecesario al que invitaria al festin con mi desden de vampiro amateur y mi exceso de falso enamorado de la vida sin decirle que el era la unica vianda. Lo habia visto ya antes, a distancia, y sabia lo que estaba haciendo. No eran, ni por asomo, pasos inocentes los suyos, pero los mios tampoco. Comence con algunas frases tontas y el respondio con algun cuestionable halago. Luego, un gesto suyo de prematuro desinteres fue decisivo para que afilase mis colmillos y me tirase en barrena a por el a una velocidad vertiginosa y comica a un tiempo. Se llamaba Victor, como siempre humilde y pretencioso como el charol embarrado de un zapato que no esta hecho para caminar y que sin embargo lleva ya el cuentakilometros al limite. Podria completar la descripcion pero lo cierto es que el dibujo a trazo gordo del idiota interesado saltaba de el a mi como las pulgas... Y nos fundiamos, o mejor, nos confundiamos, mezclandose nuestros rasgos de origen antagonicos hasta el mimetismo absoluto, como en esos videoclips con morphing de los noventa. Asi, a veces yo era el y otras el era yo, a veces moria de pena por el y otras me lamentaba de mi mismo. En cuanto a el, tambien a veces le ocurria todo, pero casi siempre nada. Podria dedicar mas tiempo a describir con detalle todos los episodios de esta breve relacion que venia a colmar el vaso, a provocar un equilibrio a traves de un gran desastre, a cambiar las cosas quiza o a desmontarlas definitivamente para que nada se moviese. Podria contarlo, disfrazando habilmente las obviedades, porque tengo cada instante de aquellos escasos dos meses minuciosamente elaborado y, por supuesto, reinventado: cuando el idiota se hizo listo, cuando yo me volvi idiota, cuando manipule triunfante, cuando me dieron la vuelta, cuando crei amar, cuando jugue sin piedad, cuando creyo amar el, cuando me desprecio, cuando se sintio despreciado, cuando nos reimos todos de el, cuando el se rio el ultimo... Pero definitivamente esto no es una cancion de amor, hablamos del egoismo y sus excelencias, asi que el relato exige a gritos una elipsis. Se trataba de un asunto de dos tan intenso como comun, tan brillante como repetido, de tal manera que todo el que fuese ajeno a aquella borrachera emocional, es decir, todo el mundo excepto yo, lo encontraria, sin duda, eludible, inutil, soporifero y no pasaria de estas primeras paginas. Malos tiempos para cuentos de amor con el unico y endeble fin de emocionar, para historias esperanzadoras que no han sido desvirgadas por venenosos puntos de giro, para paginas y paginas de dulce retrato prenado de eficaz empatia pero sin cargas de dinamita ocultas tras cada punto y aparte. Nada de eso. Voy a ir a lo que considero sin duda el verdadero arranque de la cuestion. Dare un salto mortal para situarme directamente en el momento en que mate a Victor. Aquella imborrable noche en la que destroce a ese muchacho de tal modo que no lo reconocio ni su madre. 2 Comienzos exagerados de eyaculador precoz. Siempre me pongo el liston muy alto para asi defraudar y defraudarme, creando para mi mismo un apacible fracaso, una emocion familiar que me devuelve al mismo lugar: ese narcotico confort donde siempre me rindo, me inmovilizo y apago el ruido. Destroce a aquel muchacho de tal modo que no lo reconocio ni su madre. !Que exageracion tan resultona! Soy un gandul acomodado con infulas de roquero que confunde a la audiencia haciendole esperar algo mas audaz, incorrecto y emocionante de lo que en realidad fue: ni un crimen de pasiones del hemisferio sur, ni el de un psicopata descuartizador, ni el de un escritor asesino con complejo de Dios --creador y destructor, filosofia y metafora del mundo que se desmorona, la podredumbre de la sociedad del exito, ego y naturaleza creativa--. Nada de eso. Fue solo un torpe accidente: no conduzco bien, no conduzco nada y habia bebido tanto como una comunidad autonoma. No estaba colerico ni desesperado, no se me habia colmado el vaso, aun no estaba a punto para la revolucion que posteriormente protagonizaria. Solo fue una llamada de atencion, un trailer promocional, una actuacion histerica e innecesaria: me largaba de la fiesta de cumpleanos de Adriana, mi editora, tras discutir con ella -- desacuerdos y amenazas-- y despues de una sobredosis de impertinencias de Victor. Pero la fiesta la dejamos para luego. Ahora vamos al accidente: a la rueda que marcha adelante y atras, al neumatico chirriante, a mi mano errada titubeando con las marchas, quemando el mecanismo, a su cabeza arrastrandose por el asfalto, al chof de cucaracha aplastada, al ruido de la maquina cuando cruje al ser. Le habia pedido las llaves de su coche. Nos conociamos hacia apenas dos meses y era nuestra primera fiesta juntos, pero el ya sabia perfectamente que yo no conducia nunca y se hacia evidente que estaba muy borracho. Aun asi me las dio. La indolencia y la irresponsabilidad impidieron que Victor dudase ante mi solicitud, muy propio de una generacion en la que debieron verter sosa caustica sobre el neurotransmisor encargado de la empatia con el projimo. Sali de aquel chale --oda tantas veces repetida al siglo XX y sus excelencias decorativas-- haciendome notar, interpretando el orgullo, la altivez y la radicalidad de alguien que hubiese llegado a una suerte de conclusion iluminada: una tontuna en contra de todavia no sabia que... Como pude llegue al coche y, tampoco se como, consegui meter las llaves en el contacto. El equipo de musica se activo enseguida, saturando y aniquilando mas si cabe mi percepcion del entorno. Sonaba un CD del chico, una macarrada infumable. No lo apague. La senti de pronto como la banda sonora perfecta para dar contenido a mi terrorista interior; en ese momento yo era Victor. Y probablemente tambien Victor fuera yo, porque hizo lo que sin duda hubiese hecho yo mismo: seguirme arrepentido hasta el parking. En nuestros escasos encuentros esos habian sido los pequenos gestos que yo interpretaba como amorosos, no habia otros a los que asirse. Asi se construia nuestro endeble y enganoso asunto. Victor me siguio preocupado y a mi, subjetivo como mi oficio, estos cuasigestos me ponian hasta el culo de endorfinas. Probablemente solo penso --porque efectivamente alguna vez parecio hacerlo (mas por fria templanza que por comun proceso reflexivo)-- en como cono volveria a su barrio desde aquella urbanizacion tan irritantemente desubicada, o quiza temio que me cargara su coche, su unica y mas preciada propiedad: una chatarra patria de tercera mano. Di marcha atras. No lo vi, nunca lo veia y esta vez tampoco. No supe que era lo que se habia enganchado, primero a las ruedas y luego al chasis inferior. Lo arrastre una y otra vez. En lugar de frenar, debi de concluir que la mejor manera de deshacerme del bulto seria superarlo, pisotearlo hasta que se soltase. Tambien soy asi, cuando la cago insisto hasta la gran cagada y remato... No fue tan facil mover el vehiculo adelante y atras, pero segui hasta acabar envolviendolo todo en humo. Por fin me detuve y baje del coche. Alli estaba Victor: sus zapatos pretenciosos me enternecieron. Me di cuenta por primera vez de que los llevaba para buscar mi aprobacion, otro gesto que sobreinterprete nuevamente como mudo acto de amor. Asi, antes del horror, primero senti lastima de aquel pobre hombre que en ese momento era yo; antes del horror, me cupieron incluso las milesimas ironicas, el chiste que enciende la culpa inmediata y te obliga a recular sobre ti mismo. Una casi risa ante sus delgadas piernas saliendo por la parte trasera del vehiculo: una imagen de dibujos animados, el coyote aplastado. ?Por que no grito? ?Por que cayo inerte desde el primer instante como un saco de patatas? No somos de piedra y, aunque recorramos carreteras secundarias ante el dolor --humor, escepticismo, lastima--, al final, en estas situaciones, de un modo o de otro, siempre acaba teniendo lugar la unica posible emocion de resultante logica: el horror absoluto. Vomite, me cegue y camine por las calles oscuras de la urbanizacion hasta poner entre ambos toda la distancia posible. Pero no la suficiente. Victor se quedaria conmigo mucho tiempo. ?Como llegue hasta el centro y hasta mi casa desde aquella colonia periferica? Eso es otra elipsis. El caso es que llegue y no debi tardar tanto porque la enajenacion nerviosa no me habia abandonado aun... Asi comenzo todo: el panico, la espiral de errores, las hojas de periodico tapando las ventanas, el fantasma maltratador, la locura absoluta... Pero rebobinemos hasta Adriana, mi editora, su cumpleanos, la fiesta y un grabado de Baco

  • LONDON: ?Destino o casualidad? de Luz Rios

    https://gigalibros.com/london-destino-o-casualidad.html

    El mundo conspira, las circunstancias se acoplan y las piezas de mi vida encajaron hasta llevarme a mi alma gemela. ?Casualidad o destino? Mi respuesta es destino, no puede haber otra cuando el viaje de tu vida te lleva a encontrar a ese ser que te ilumina, te mejora, te comprende y te acompana; ese amor que tiene el poder de destruirte, pero que dentro de la destruccion te hace renacer en una mejor version de ti. Esta novela habla de lo que me llevo a encontrar ese amor, aceptarlo en mi vida y permitirme renacer.
    Se que a el lo encontrare en cada una de mis vidas.

  • El beso definitivo (Los Kinsberly 2) de Evelin Mordan

    https://gigalibros.com/el-beso-definitivo-los-kinsberly-2.html

    Segunda entrega de la serie <>.

  • Mi orgullo y tus prejuicios de Alissa Bronte

    https://gigalibros.com/mi-orgullo-y-tus-prejuicios.html

    Sara tienen miedo a pesar de que ya conocia su destino, aunque saberlo de antemano no lo hace mas facil. Volara a Corea, un lugar lejano y diferente del que no comprende sus costumbres, pero al que tendra que adaptarse ya que su futuro esposo, o el futuro negocio que va a cerrar su padre, es de alli.
    Tras de si dejara amigos, un amor y un hogar que no es perfecto, pero que le es conocido, y se zambullira en otro del que apenas conoce nada.
    Al llegar, no solo se topara con un mundo opuesto al suyo, sino con un guardaespaldas que pondra su interior tambien patas arriba.
    Tambien conocera a su prometido.
    Un internado, peleas, grupos, soledad… Y lo unico que la mantendra en pie sera su orgullo o, tal vez, lo que la haga caer sean los prejuicios.

  • Una curiosidad insaciable de Richard Dawkins

    https://gigalibros.com/una-curiosidad-insaciable.html

    En Una curiosidad insaciable, Dawkins nos muestra un inusual recorrido por sus primeros anos, su despertar intelectual en Oxford y el camino hasta la publicacion de El gen egoista. El autor pinta un vivido cuadro de su idilica ninez en el Africa colonial, sazonado con apuntes acerca de su familia y de las peculiaridades de la vida colonial tras la segunda guerra mundial. Salvo algunas ensenanzas inspiradoras en la escuela primaria y secundaria, su curiosidad intelectual no alzo plenamente el vuelo hasta su ingreso en Oxford. Tras entrar a Oxford en 1959, Dawkins comenzo a estudiar zoologia y conocio a algunos de los legendarios mentores de la universidad, asi como su sistema de tutorias.

  • Al llegar la noche de Jezz Burning

    https://gigalibros.com/al-llegar-la-noche.html

    Manon Capwell es la responsable de las excavaciones que tienen lugar en las tierras colindantes a las del apuesto Lucan Dux, quien, para evitar que la excavacion alcance sus propiedades logra que la empresa que financiaba el proyecto retire sus fondos.La noticia no es bien recibida por Manon y acude al despacho de Lucan Dux para tratar de recuperar el apoyo economico. A raiz de este encuentro una serie de fenomenos extranos empiezan a sucederle: un lobo intenta atacarla; su madre, que lleva anos ingresada, despierta de un coma profundo; unas inquietantes imagenes alteran sus suenos; y, ademas, algo que Manon no pretendia: se siente irremediablemente atraida por ese misterioso hombre de mirada penetrante y salvaje.Lo que ella ignora es que ese hombre esconde un secreto y que ese secreto arrastrara a Manon a una experiencia que cambiara su vida.

  • No hay mejor conjuro, que un beso deseado de Liah Jones

    https://gigalibros.com/no-hay-mejor-conjuro-que-un-beso-deseado.html

    Carlos abandona su pueblo y se traslada a Sevilla para estudiar un master, dejando alli a su novia y su vida, tal y como la conoce hasta el momento. Una vez instalado en la capital hispalense, todo dara un giro abrupto e inesperado, por culpa de un antiguo conjuro, que resultara ser la pocima de la autoestima, no sin antes provocar un autentico cataclismo en su vida social y sexual.

  • Medio Principe, Rocio M Bescos de Rocio M. Bescos

    https://gigalibros.com/medio-principe-rocio-m-bescos.html

  • Arriba con la Cita (Mejor una Cita que Nunca 8) de Susan Hatler

    https://gigalibros.com/arriba-con-la-cita-mejor-una-cita-que-nunca-8.html

    Me tomo ocho anos graduarme de la universidad. Ahora, a los veintisiete anos, me daba cuenta de que habia escogido la carrera erronea. Era una especie de dolorosa revelacion dado a que tenia un millon de prestamos de estudio vaciando mi cuenta bancaria cada mes. Mis padres me habian asegurado que un titulo en negocios abriria una amplia gama de oportunidades de trabajo. Y tenian razon. Ademas, yo no pude esperar trabajar con un mejor empleador que Woodward Systems Corporation. Me habian contratado como recepcionista, me promovieron en cuestion de meses y me trataron con todo el respeto que un gerente de oficina podria desear. Si tan solo no fuera tan aburrido. Mire alrededor de mi oficina, la cual habia decorado con fervor, con colores brillantes. Mural de fotos personalizadas. Incluso pinte la oficina por mi misma. Decorar mi oficina habia sido mi parte favorita del trabajo. No era una buena senal para mi futuro. Mi mirada se desvio a la pintura enmarcada de acuarela abstracta que habia hecho en mi clase de arte por la noche. Originalmente me habia inscrito para estudiar una carrera de artes en la universidad local aqui en Sacramento. Pero mis padres me habian dicho que no era practico y me habian animado a cambiar a negocios. Por "animar" me refiero, a que me habian hostigado hasta que finalmente me rendi y cambie de carrera. Gran error. Deje caer mi barbilla en mi puno, me volvi hacia la pantalla de mi computadora y senti mis ojos borrosos mientras trataba de concentrarme en la orden de insumos de oficina que habia estado armando en linea. Plumas. Grapas. Papel de copia. Ha mmm… El telefono de mi escritorio sono y llamenme una sonadora, pero no pude evitar preguntarme si el universo me estaba lanzando un hueso. Tal vez era un cazatalentos que estaba buscando un decorador con ningun grado de aplicacion y experiencia practica. Claro, ni cerca de lo que pudiese suceder. Con un suspiro, levante el auricular hacia mi oreja. -- ?Hola? --Hola. ?Habla Ginger? --Pregunto una voz masculina. Un hormigueo rodo a traves de mi mientras el hermoso rostro de Greg Shaffer me vino a la cabeza. Ojos almendrados marrones. Pelo rubio castano. Y una hermosa sonrisa que me hizo sentir deshuesada. Habia conocido a Greg hace un mes, en un club de baile. El y yo habiamos hecho clic inmediatamente y el chisporroteo entre nosotros habia estado A-R-D-I-E-N-T-E. Entonces descubri lo que el hacia para ganarse la vida: medico de urgencias. Mi padre habia sido un medico de urgencias y la tension del trabajo lo habia convertido en un alcoholico furioso. Ademas, su exigente carrera no le habia dejado tiempo para sus hijos. No me iria por ese camino, muchas gracias. Por suerte, Greg vivia en San Diego, asi que le dije que no me gustaban las relaciones de larga distancia. ?Estaria en la ciudad? Si era asi, ?como habia conseguido mi numero del trabajo? --Mmm, si. Es Ginger. --Mi padre amaba dos cosas: La Isla de Gilligan y el escoces. El programa de television llego primero, lo que mi mama encontro tan adorable que habia accedido a que me nombraran Ginger y a mi pequena hermana Mary Ann. ?Pero el escoces? No era tan divertido. Era un milagro que todavia estuvieran casados. -- ?Quien es? --No estoy seguro de si me recuerdas… La hermosa sonrisa de Greg destello en mi mente, y me dio el fuerte deseo de olvidar que el queria una gran familia y que yo no queria responsabilidad de ninos. Contemple la idea de colgar el telefono… --Habla Bob Seaver. Trabajo con Jill Parnell aqui en Fundando Amistades. ?Dono usted sus servicios de decoracion para nuestra subasta benefica de este viernes? ?Bob? ?No Greg? Aprete los ojos cerrandolos mientras alivio y decepcion me inundaban. Mi buena amiga Jill habia comenzado recientemente Fundado Amistades... un programa para personas sin hogar que proporcionaba alimentos, vivienda, asesoramiento, capacitacion para el trabajo, etc., para ayudarlas a las personas sin hogar a ponerse de nuevo en sus pies. -- ?Como van las cosas con la subasta? --Mejor de lo que podriamos haber imaginado. --Su voz sono con entusiasmo--. Esta es la primera gran recaudacion de Fundando Amistades y hemos recibido mas de cuatrocientas entradas pre-compradas ya. --Eso es increible. --No es que su exito me sorprendiera. Jill Parnell destacaba en todo lo que hacia. A diferencia de mi, que incluso ni siquiera habia tenido las agallas para tomar la carrera que habia querido. Suspire. --Definitivamente es un esfuerzo colectivo y realmente apreciamos su contribucion. --Hizo una pausa--. En ese sentido, estoy armando un folleto de los articulos de la subasta y me preguntaba si usted tenia un sitio web que le gustaria que yo incluyera de su negocio. Mis cejas se juntaron. -- ?Mi negocio? --Si. ?Arriba con la Cita? Aqui dice que usted esta donando sus servicios de decoracion para renovar la casa del ganador. La primera consulta sera programada inmediatamente con el ganador. --Su tono de voz hizo sonar como que el estuviera leyendo alguna descripcion que Jill le habia dado (y que habia inventado ella misma). --Pense que usted tal vez querria incluir su sitio web para publicidad. Decorar siempre habia sido una de mis aficiones y Jill me habia empujado a ofrecer mis "servicios" despues de una reciente barbacoa que les habia hecho en mi apartamento. Ella se habia entusiasmado sobre mi decoracion y no podia creer que hubiera hecho todo por mi misma. Para la subasta, ella aparentemente le habia llamado a mi negocio inexistente "Arriba con la Cita". --Mmm, no tengo un sitio web. --Bien. Solo queria comprobarlo. --Su voz arrastro las palabras como si estuviera escribiendo algo--. Gracias de nuevo por donar a la subasta. La vere el viernes por la noche. --Nos vemos entonces. --Colgue el telefono y torci mi larga y oscura cabellera alrededor de mis dedos... las ideas se filtraban en mi cerebro. Cerre los ojos y me imagine en una carrera donde pudiera lanzar mi creatividad en el trabajo todos los dias. Colores y telas bailaban a traves de mi cabeza. Salpicando pintura sobre lienzo. Completo y total paraiso. El telefono de mi escritorio sono, arrancandome del feliz sueno. -- ?Ginger? Reconoci la voz de Kaitlin inmediatamente. Ella era la gerente de recursos humanos en Woodward Systems Corporation y tambien una buena amiga. Tome el telefono. -- ?Que pasa? --Algo esta pasando con Rich Woodward, y esta siendo firme sobre recortar costos en todos los departamentos tan pronto como sea posible. --Su voz sonaba tensa--. Te necesito para encontrar un personal de limpieza mas economico para nuestra compania. Empezo a palpitar justo en medio de mis cejas. Buscar un servicio de limpieza mas barato, sonaba casi tan estimulante como rellenar el cartucho de tinta en la impresora. --No hay problema. Pondre manos a la obra. --Gracias. --Ella dejo escapar un suspiro--. Por otro lado, Paul y yo vamos a cenar antes de la subasta de Jill el viernes por la noche y el tiene un amigo que es soltero. ?Quieres una cita doble? Parpadee. Las citas habian sido la ultima cosa en mi mente. Por desgracia, mi historial con hombres habia ocupado el top de mi lista junto con la eleccion de mi carrera (tambien conocida como deprimente). Pero no deberia juzgar a toda la especie masculina basandome en Victor. O Tyler. O Anthony… -- ?Ginger? --Estoy aqui. --Enrolle mi oscuro cabello alrededor de mi dedo--. Solo estoy tratando de decidir si estoy lista para soportar el dolor. Quiero decir, tener citas de nuevo. Kaitlin se echo a reir. --Deja de sobre-analizar y di que si. Trenton Davis es muy agradable. Hicimos una reservacion a las seis en punto. Adios. --Trenton es la capital de Nueva Jersey, --le dije, pero ella ya habia colgado. Puse el telefono en su soporte, preguntandome como quien seria Trenton… el hombre, no la ciudad... y si el posiblemente seria una cita divertida. Sin previo aviso, los ojos almendrados de color marron, aparecieron una vez mas en mi mente… seguida de una hermosa sonrisa que venia meciendose por enfrente del porche. Negue con la cabeza, luego gire en mi silla e hice clic en el raton para poner un motor de busqueda. A pesar de que mi carrera no requeria una pizca de creatividad, pagaba las cuentas. Asi que, tenia un trabajo que hacer: localizar un servicio de limpieza asequible. No tenia tiempo que perder pensando en un negocio de decoracion inexistente o en algun tipo que habia conocido en una pista de baile hace un mes. Necesitaba olvidar y enviar al tubo los suenos de una carrera emocionante y olvidar a Greg Shaffer. Gracias a Dios estaba muy lejos, en San Diego. No era como que lo volveria a ver de nuevo. Bombee mis brazos mientras corria por la acera, hipnotizada por los profundos desvanecimientos de colores rojos al final de la puesta de sol. Las luces de los faroles se encendieron, iluminando mi camino. Mi mente se habia aclarado dos kilometros atras y todo lo que sentia era el calmante golpeteo ritmico de mis pies contra el suelo mientras inhalaba y exhalaba el aire caliente de la noche. Correr era mi escape feliz. Mi complejo de apartamentos aparecio a la vista y frene mi ritmo a una caminata. El sudor corria por mis sienes y detras de las orejas. Limpie mi frente con el dorso de mi mano mientras me acercaba a un cartel que decia "En Venta" del apartamento vecino de arriba… un gigante rotulo de "VENDIDO" ahora colgaba debajo del anuncio de la inmobiliaria. Interesante… El chico joven que habia estado alquilando la unidad arriba de mi, pisoteaba todo en pasos parecidos a una estampida de ganado. Tambien hacia demasiadas fiestas ruidosas como para adaptarse a mi tranquilo estilo de vida. Cuando el apartamento habia salido al mercado como una venta corta, hice que mis amigos enviaran un mensaje al universo para que me diera un vecino tranquilo. Bueno, no podia hacer dano. Saque la llave fuera de la bolsa de mi zapato para abrir mi unidad alquilada y la introduje en la cerradura, la cual no hizo click mientras la gire. Esto me decia que mi irresponsable hermana (y companera de cuarto) me habia ganado en llegar a casa. Veintiseis anos de edad y no podia ser molestada con la responsabilidad de echar llave a la puerta principal. -- ?Mary Ann? Por desgracia, el ritmo pujante que salia de nuestros altavoces en la sala de estar, ahogaba mi voz mientras entraba y me quitaba los zapatos para correr. Mary Ann tenia la television en una estacion de musica. Mi cabeza golpeaba por el alto volumen y el punto central entre mis cejas se tenso. Aqui terminaba mi karma relajante de mi ejercicio nocturno. Presione el boton de apagado del televisor y fui recibida con un exquisito silencio. -- !Hey! --Mary Ann salio de su habitacion vestida con una falda negra que, en mi opinion estaba varios centimetros demasiado corta. Ella agitaba la varita del rimel que estaba sosteniendo. --Estaba escuchando eso. Me dirigi a la cocina, abri el armario y alcance un vaso. --Nadie del complejo quiere escuchar a Lady Gaga a las nueve de la noche. Acabamos de deshacernos del ruidoso de alla arriba.

  • Asociada con… la Muerte de Megan Marsell

    https://gigalibros.com/asociada-con-8230-la-muerte.html

    Leah era una chica bajita y delgada, muy pequena aun a sus 20 anos. Tenia el cabello negro con las puntas tenidas de rojo, un corte degrafilado y el cabello un poco por debajo de sus hombros. Vivia con su hermano en la gran ciudad. Nueva York, ya me entienden. Su hermano era un tipo alto, delgado y muy parecido a ella en el rostro. Acababa de ser asesinado por un demonio en su departamento, en frente de Leah… Leah se apartaba el flequillo de los ojos mientras corria por las calles buscandola a ella. Anticipandose a su muerte, su hermano le habia dicho que huyera en su busqueda. Sus pantalones de mezclilla se rasgaron al atorarse en algun escombro de la ciudad en ruinas mientras se escabullia entre el caos que provocaba el apocalipsis. Llego hasta ese pequeno y semioculto local en el que parecia que el desastre no habia llegado. Entro silenciosamente y la llamo. --?Sra. Ollie? Me llamo Leah, vengo de parte de Morton… --Se muy bien quien eres… Una ancianita encorvada y vestida con una tunica bastante extravagante se acerco a ella. Le tomo el rostro entre las manos y la examino. A Leah le recorrio un escalofrio. --No temas. Soy el oraculo de este mundo. Supongo que tu hermano no tuvo tiempo de explicarte… Leah se retorcia las manos en su espalda de nervios. --No… Solo me dijo que usted me ayudaria. La anciana se rio por lo bajo. --No se si sera de ayuda, pero al menos te pondra a salvo. Ayuda al Jinete Palido en su busqueda y recuperaras a Morton… Y a toda la humanidad en realidad. Es bastante simple. Se le acelero el corazon. --?Que Jinete? ?Por que yo? No entiendo nada… La anciana le sonrio amablemente mientras de un estante del oscuro local tomaba un pequeno arbol bonsai y se lo ponia en las manos. --Ya lo entenderas… Buen viaje, hija de Eva. El bonsai resplandecio un instante y despues todo se volvio oscuridad en Leah. * * * * * * * El Jinete Palido, Muerte, avanzaba cauteloso hacia las montanas nevadas que eran el hogar de Padre Cuervo. No habia tiempo que perder si queria salvar a Guerra. Por el camino se iba encontrando abominaciones congeladas que fungian como obstaculos simples. Uno de ellos bloqueaba una cueva. Lo desperto, lo asesino y entro en ella. A veces se encontraban cosas de valor en ellas. Era algo pequena y habia un bulto en el fondo, tirado en el suelo. Se acerco y de una leve patada lo volteo para darse cuenta de que era una… ?humana? Muerte no pudo menos que fruncir el entrecejo. ?Que narices hacia una humana en los dominios de Padre Cuervo? Ella comenzo a moverse y cuando abrio los ojos un gritillo de horror escapo de sus labios mientras corria fuera de la cueva. Se tropezo y se giro para ver a Muerte. El avanzo hacia ella con intencion de interrogarla, pero ella retrocedio al punto de casi caer por el precipicio que se extendia detras de ella. Muerte la tomo de la blusa tirandola hacia delante, contra el muro de roca de la montana. --?Quien eres y que haces aqui? Le espeto de forma amenazadora. --Yo… La pobre Leah no sabia si tiritaba de frio o de temor ante el imponente Jinete. --?Y bien? Muerte no era un hombre paciente. --Me ha enviado el Oraculo de mi mundo. Mi hermano murio, todo es un desastre y ella dijo que debia ayudar al Jinete Palido… Respondio Leah apresuradamente, mientras las palabras se le trababan al intentar salir presurosamente de su boca. Muerte enarco una ceja y la miro como analizandola. Los enormes ojos grises de Leah estaban clavados en los de el, anaranjados y brillantes. --Pues yo soy el Jinete Palido y no necesito tu ayuda, humana. --le dijo comenzando a andar y arrojandole el manto purpura que antes cubria sus hombros encima. --Moriras de frio antes de poder si quiera seguirme el paso. Leah dudo unos instantes. El manto aun estaba caliente. No tenia mas alternativas. Se acomodo como pudo el manto sobre los hombros y comenzo a correr detras de Muerte. II. Miedo a las alturas. --En serio estas decidida, ?eh? Bien, te llevare con Padre Cuervo y eso sera todo. El sabra que hacer contigo. Muerte seguia caminando mientras Leah lo seguia de cerca con la cabeza gacha. No tenia idea de quien era Padre Cuervo, pero sonaba a que seria mejor que estar con un lunatico que tenia finta de pegarle a todo lo que osara si quiera mirarlo de una manera que el considerara inapropiada. Llegaron a un enorme precipicio. Algunas columnas de madera sobresalian del techo y un anciano encorvado y vestido de negro los miraba desde el otro lado mientras murmuraba algo que Leah no alcanzaba a escuchar. De cualquier modo, ?como iban a cruzar aquello? Muerte miraba el entorno analizando sus opciones. Y si… No tenia mas remedio. Suspiro y se coloco dandole la espalda a Leah. --Sube a mi espalda y sujetate fuerte o te caeras. Leah lo miro incredula. --?En serio piensas cruzar esto asi? Es una caida mortal… --dijo asomandose al precipicio. Muerte suspiro algo fastidiado. --Como quieras… --y empezo a andar. --!Esta bien! No tienes que presionar… --dijo Leah subiendose a su espalda y enredando los brazos alrededor de su cuello y las piernas en su cintura. Era como cuando su hermano la cargaba, solo que este tipo era mucho mas grande. Muerte dio un salto y se sostuvo de la primera columna. Leah dio un pequeno gemido de terror clavandole las unas al Jinete en el pecho, aunque el ni se inmuto. Salto a la siguiente columna y el anciano se desvanecio en una parvada de cuervos que se dirigio directo hacia ellos antes de seguir su vuelo. Leah se asusto y hundio la cara en el cabello del Jinete por temor a que la atacaran. Una vez cruzado el barranco, Leah dejo su espalda y siguio andando junto a el. Durante el camino, se cruzaron con varias bestias de hielo. Muerte las despachaba con rapidez mientras Leah solo se mantenia donde no pudiera estorbarle. No mediaron palabra mientras andaban, hasta que llegaron a la sala del trono de Padre Cuervo. --Tu quedate aqui… --le ordeno Muerte en un susurro. --Leah… --solto ella bajito. --?Mmhh? Muerte se giro hacia ella. --Mi nombre… Es Leah… --dijo ella temerosa. --Da lo mismo… --dijo el avanzando. Y, como era una chica testaruda, Leah le siguio de cerca haciendo caso omiso a su orden. --Padre Cuervo… Necesito tu ayuda. --clamo en voz alta el Jinete. --Ah… Jinete… Ya te he ayudado una vez… !Y he estado maldito desde entonces!--dijo agitando algo que parecia un talisman brillante de color verdoso. --!Desearia no haberlo hecho! Muerte no se impresiono. --No he venido a liberarte de tu sufrimiento… Aun no. --?Que es lo que buscas, Jinete? --Revivir a la humanidad. --!JA! Menuda locura… --Pues si es una locura, quien mejor para guiarme que tu. --?Serias capaz de matar a tu hermano por mantener tu preciado equilibrio? --!El es inocente! --grito Muerte molesto. --?Tan seguro estas…? Hay un lugar donde encontraras las respuestas que buscas… Una especie de portal se abrio entre Muerte y el Padre Cuervo. Mostraba un enorme arbol. Leah solo observaba en silencio. --El Arbol de la Vida… --musito Muerte y comenzo a avanzar hacia el. Pero el anciano lo cerro antes de que pusiera un pie dentro--. Abre el portal… --susurro en una voz amenazadora Muerte que le helo la sangre a Leah. --Tu no pasaras mientras yo viva… --dijo Padre Cuervo elevandose del suelo. --Que asi sea… --susurro Muerte. En una nube oscura, aparecio un hombre fornido y armado con un espadon: Guerra. Leah solo se mantenia lejos de donde pudiera recibir un golpe mientras Guerra y Muerte yacian en una encarnizada lucha. Al final, Muerte destruyo la vision y la figura de Padre Cuervo volvio a aparecer. Leah se acerco a Muerte y solto un gritito de sorpresa cuando Muerte le atraveso el torso con la hoz. --Abre… El portal… --le ordeno mientras lo arrojaba al suelo. El pobre anciano solo escupio sangre. --Tus secretos mueren contigo, anciano.--le espeto Muerte. --Los mios si… Pero no los tuyos. El talisman que llevaba se partio en trozos que salieron despedidos y se incrustaron en el pecho de Muerte, quien cayo de rodillas para despues tenderse en el suelo con un gemido de dolor. Leah corrio hasta el y lo tomo de los hombros intentando hacerlo reaccionar. !No podia desmayarse! ?Que haria ella sola? Un enorme agujero negro se abrio debajo de Padre Cuervo y apenas toco a Leah, esta se desmayo sobre el cuerpo de Muerte y ambos fueron absorbidos por la oscuridad. III. Despues de la s

  • El Hitita de David Lopez

    https://gigalibros.com/el-hitita.html

    Criado en la fabulosa ciudad de Taruisa, terreno disputado entre aqueos e hititas, el joven Muwassili pronto descubrira el significado de la guerra, del destierro, de la soledad y del amargo fruto del favor y el desden de los mismos dioses. En su periplo habra de conocer reyes a los que no respeta, usurpadores a los que ama como a hermanos, camaradas de armas, enemigos acerrimos y toda suerte de personajes en la convulsa Anatolia antes del colapso de los reinos de la Edad del Bronce.

  • La danza del gohut de Ferran Varela

    https://gigalibros.com/la-danza-del-gohut.html

    Me encanta descubrir nuevos autores. Nuevas voces, jovenes y maduras, nuevas ideas, nuevas formas de narrar tamizadas por diferentes referentes, experiencias, sensibilidades. Lei por primera vez a Ferran Varela cuando me remitio un cuento para la antologia de fantasia oscura Dark Fantasies. Publicar nuevos valores es uno de los objetivos de las selecciones que preparo y su historia, Profundo, profundo en la roca, me sorprendio por su frescura y dominio del medio narrativo; un nuevo escritor del que nada habia oido hablar pese a que ya contara con un ramillete de relatos publicados. En el siguiente volumen, El viento sonador, repitio con Las cadenas de la casa de Haden, una historia sorprendente de sangre y honor ambientada en una sociedad compleja esbozada en apenas unas lineas, una de las senas de identidad de este escritor catalan. La novela corta que ahora tienes en tus manos sigue la misma tonica y podria, incluso, formar parte del mismo universo a medio camino entre la epica y la fantasia, con elementos cotidianos, miticos y antropologicos. Gran imaginacion, un mundo secundario de inspiracion medieval muy bien perfilado, abundante introspeccion y unos protagonistas de carne y hueso capaces de llegarnos al alma son otras de sus caracteristicas distintivas que podemos encontrar en ella. Historias, sociedades y personajes de los que siempre queremos saber mas. Como en los dos relatos citados, los actores de este microcosmos de ficcion son seres especiales, no por el hecho de detentar poderes sino porque solo ellos conocen la terrible verdad sobre el mundo. Personajes principales que en su mayoria suelen ser mujeres --una bruja y la heredera de un jerarca en el caso de los cuentos, una tutora de la Academia en la presente novela --, de fuerte caracter, respetadas y reconocidas por su tenacidad, enfrentadas a un reto de dificil solucion. Acompanemos en esta ocasion a la joven Leara en su mision de devolver el juicio al heredero de la Casa mas poderosa de Tiuma, quien ha permanecido prisionero de los salvajes gohut durante cuatro largos anos. A traves de sus conversaciones asistimos a un verdadero choque de culturas, dos modelos de organizacion social completamente antagonicos, entre el clasismo y la rigidez jerarquica a la norma propia de la civilizada Tiuma --que es el precio a pagar por el orden y la seguridad-- y el canto a la naturaleza y la libertad sin limites de la sociedad tribal gohut, que posee ademas una concepcion taoista de la existencia: vida y muerte, noche y luz, gozo y dolor, partes indisolubles de un todo completo. Dos mundos tan irreconciliables como la razon y los suenos. Varela construye un mundo rico y verosimil, con un enfoque mucho mas literario y trascendente de lo que suele ser habitual en el subgenero. Un texto laboriosamente trabajado pleno de bellas y originales metaforas magnificamente engarzadas en la trama y que aprovecha el estereotipo para facilitar la fluidez de la historia. En el se repiten algunas de las constantes habituales del autor, como es la importancia del linaje, los sutiles equilibrios de poder en las altas instancias de la politica, una sociedad con un alto apego a la tradicion que se resiste a cambiar viejas formulas que reproducen prejuicios e injusticias, la cruel inevitabilidad de los eventos a acontecer. En esta hermosa tragedia no faltan las escenas de accion, los dialogos repletos de frases gloriosas ni la inevitable chispa del amor. Un canto de vida y libertad que nos propone romper las cadenas que, con excesiva frecuencia, nos atan a una sociedad hipocrita y abrazar por el contrario nuestros instintos primarios que nos haran mucho mas libres y felices. A traves de los labios de Rin descubrimos que todo ello es posible, que como Richard Harris en Un hombre llamado caballo o Kevin Costner en Bailando con lobos es posible gozar de una vida nueva, tan excitante, salvaje y pasional como seductora. Confieso que lei esta novela hace ya algun tiempo y me alegra que finalmente se haya publicado en un sello como ediciones el Transbordador, con un bagaje tan interesante de nuevos autores a sus espaldas. Lector, dejate llevar por esta bella y elegante fantasia, obedece a tus impulsos y baila conmigo la danza del gohut. Te prometo que te conducira a un lugar magico y poderoso del que no querras regresar. Mariano Villarreal Verano de 2018 A mi hermana, que tiene alma de gohut Uno La pala golpeo la tapa del ataud y le arranco un chasquido sordo y hueco. En la quietud de la noche, bajo la luna del cambio, el crujir de la madera resono con tal fuerza que los perros aullaron a lo lejos. Ara cerro los ojos, aguanto la respiracion y se maldijo por no haber cavado con mas cuidado. Seria una pena que la descubriesen ahora que estaba tan cerca de lograrlo. El fracaso no era una opcion. No despues de lo mal que lo habia pasado para regresar a Tiuma. No despues de lo que habia sufrido al acatar durante todo un dia esas absurdas normas humanas que asfixiaban su voluntad. No despues de la humillacion de volver a ponerse esas estupidas ropas que ocultaban su verdadero yo, que levantaban una barrera de seda entre su piel y el mundo, que le impedian sentir el aire, y la lluvia, y la tierra. Y se sorprendio paladeando el agrio sabor del miedo. Miedo a ser atrapada y ejecutada por la guardia, a morir sin ser ella misma. Miedo a ser capturada y sometida a experimentos en el ala de investigacion de la Academia. Miedo a huir sin haber completado el ritual y condenarse a vivir una vida incompleta. Para librarse de el, se concentro en el reconfortante cosquilleo de las plumas de halcon que portaba a la espalda. Recordo quien era. Era Ara. Pronto seria una gohut, y un gohut no siente miedo. Se reprendio por ese instante de cobardia y, para demostrarse que estaba tan libre de temores como del resto de lastres humanos, alzo un pie y golpeo con el talon sobre el ataud tres veces mas. Los mastines de las casas adyacentes al cementerio volvieron a ladrar, pero nadie les hizo el menor caso. Tras lanzar una carcajada de triunfo y deleitarse con las timidas caricias de la llovizna en su rostro, la mujer se agacho y aparto con las manos los ultimos punados de tierra mojada. Clavo la punta de la pala en la juntura de la tapa y, apoyando todo el peso de su pequeno cuerpo en el mango, hizo palanca. Las astillas volaron acompanadas por la melodia de la madera quebrada y el ataud se abrio. Dentro yacia el joven cadaver del dos veces nacido y dos veces muerto; el unico gohut con cuerpo de hombre. A Ara se le encogio el estomago al ver el rostro del chico. No era como lo recordaba. Un ano bajo el fango habia hecho mella en el. La descomposicion no le habia dejado nada mas con que taparse la calavera que unos jirones de carne reseca y unos mechones de pelo lacio. Con los ojos anegados en lagrimas, la joven cayo de rodillas. Ese ya no era el orgulloso gohut al que habia conocido, sino una mera carcasa vacia. Aun asi, Ara no pudo resistir la tentacion de volver a sentir el suave tacto de sus dedos recorriendo las curvas de su cuerpo desnudo. Se rasgo el vestido, le tomo las manos y las apreto contra sus pechos. Pero esas ya no eran sus manos, sino dos colgajos de piel ceniza y huesos quebrados. No habia en ellas calor, ni anhelo, ni suenos. Hacia mucho que su voluntad habia abandonado aquel cascaron y habia vuelto a la Tierra que Sustenta y al Cielo que Arropa. Ara lloro, desconsolada. Entre gemidos, deseaba que el frenetico bombeo de su corazon pudiera, de alguna forma, ser suficiente para los dos. Que sus latidos se tornasen mana, brotasen de sus pezones y se clavasen en las palmas de su amado. Que recorrieran sus venas insuflandole vigor. Ojala eso bastase para traer de vuelta los soles que habian compartido. Ojala algo bastase. <>, se recordo. <>. La mujer arrastro el cadaver fuera de la tumba. Lo coloco boca arriba en el barro, se inclino sobre el y lo beso dos veces. La primera en la frente, en senal de respeto. La segunda en el lugar en el que deberian haber estado sus labios, en senal de algo tan profundo que ni siquiera tenia nombre. Luego se alzo y, blandiendo la pala como un hacha, se dispuso a cortarle la cabeza. No consiguio decapitarlo de un tajo limpio. Necesito siete golpes para partir la vertebra, y aun asi tuvo que usar el pequeno cuchillo de silex que siempre llevaba encima para terminar de cortar el ultimo trozo de pellejo del cuello. Cuando acabo, alzo la testa del joven hacia el firmamento y, por un infimo instante, un claro entre las nubes enmarco la luna del cambio. Bajo su palida luz, la calavera sonreia. Parecia feliz, asi que Ara se esforzo por reir tambien. La certeza de que su pecho albergaria el alma del gohut la llenaba de dicha. Llevaria su espiritu dentro por siempre jamas. La chica se recoloco el vestido de modo que se disimularan los rasgones que le habia hecho, metio la cabeza del muerto en su bandolera y se la colgo al hombro, asegurandola con un doble nudo. Y, aunque dio media vuelta y echo a andar a buen ritmo, dispuesta a salir de esa ciudad cuanto antes, se obligo a volver sobre sus pasos. No podia irse aun. Todavia quedaba una cosa por hacer. Se acerco a la lapida y, compungida, paso las yemas sobre el marmol mojado y palpo el relieve de las letras cinceladas en el. <>, rezaba la losa. Si, ese nombre la habia ayudado a encontrar el cadaver de su amado, pero era falso. Era un asqueroso nombre humano, un nombre nacido para atar y restringir la voluntad. Escupio para librarse de la oleada de repugnancia que le recorrio las entranas. No podia dejarlo asi, a el no le hubiese gustado. La repulsion de Ara se torno furia. La colera tomo el control de su cuerpo. Lejos de luchar contra ella, la mujer se abandono al frenesi de la ira y disfruto cada una de sus salvajes llamaradas. Grito como una nina y se rio como una loca, bailando al son de sus desbocados sentimientos. Pues el suyo era, a fin de cuentas, el camino de las libertades y no el de las normas. Esgrimio la pala de nuevo y pico con su canto la superficie de la lapida una y otra vez. No le importo que los perros enloquecieran por el ruido, ni que los vecinos, alarmados por los constantes ladridos, comenzasen a encender velas y antorchas. Sabia que la llegada de la guardia era solo cuestion de tiempo, mas el riesgo merecia la pena. En el mejor de lo casos, acabaria antes de que eso sucediera y podria escapar hacia las llanuras al amparo de la noche. En el peor, sus restos mortales reposarian junto a los de su amado. Ara no dejo de golpear con la pala hasta que fue imposible distinguir la mayoria de las letras cinceladas en el marmol. Para cuando dio por concluida su obra, solo podian reconocerse tres. Entonces, la joven deshizo una de sus trenzas, libero la unica flor que adornaba su pelo y se arranco una de las plumas que llevaba pegadas a la espalda. Dejo su humilde ofrenda sobre el cuerpo decapitado. Una pluma de halcon y un crisantemo blanco. Su ultimo adios consistia en ese sencillo gesto y en la pronunciacion de las tres letras que aun podian leerse en la lapida. --Rin --suspiro Ara. Y dejo que los ultimos vientos del otono se llevasen el recuerdo de su amado en una espiral de vaho. Rin. El autentico nombre del joven. El nombre de su alma gohut. El nombre por el que ella lo habia conocido en una vida anterior, tan solo dos anos antes.

  • Jugando con fuego 3 de Tanatos 12

    https://gigalibros.com/jugando-con-fuego-3.html

    Tercera entrega de esta historia en la que, desde un primer momento, Pablo se vera sorprendido por una Maria que muestra una gran entereza a pesar de lo vivido en casa de Alvaro.

  • El acuerdo de Liss Moura

    https://gigalibros.com/el-acuerdo.html

    Soy un espiritu libre, no dejare que ningun hombre me domestique. Si todas mis amigas se casan no significa que yo tenga esa misma necesidad. El amor siempre termina mal y no expondre a mi corazon a ello.

  • Nosotros despues de las doce, Laia Soler de Laia Soler

    https://gigalibros.com/nosotros-despues-de-las-doce-laia-soler.html

    Si pudieras borrar de tu mente los recuerdos que te hacen sufrir, las traiciones, las perdidas y los desenganos… Si pudieras convertir tu mente en un mural en blanco donde volver a pintar tu vida, ?lo harias?
    Aurora vive en Valira, un pequeno pueblo situado entre montanas. No cree en los cuentos de hadas, pero si en la magia. Al fin y al cabo, Valira debe su nombre a una reina feerica. Dice la leyenda que la sangre de las hadas aun corre por las venas de sus habitantes, que el pozo del pueblo alberga el espiritu de la reina y que el antiguo carrusel de la plaza posee poderes extranos.