• susurrale mi nombre al viento josephine lys pdf - Josephine Lys

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    Escocia 1180 Nerys MacLeod miro a su marido y jefe del clan, Thane MacLeod. Sabia por experiencia que cuando estaba en silencio durante tanto tiempo, con la mirada perdida, la respiracion cada vez mas agitada y los labios duramente apretados, era que algo le preocupaba tanto como lo enfurecia. Y en este momento no podia negar que Thane parecia a punto de estallar. Intento esperar pacientemente a que le contase que era lo que ocurria, pero llegado a ese punto, la espera la estaba matando y no estaba precisamente en su mejor momento. --Thane, carino, ?puedes decirme que es lo que ocurre? Me estas asustando. Nerys sabia que con esas palabras sacaria a su marido del letargo que lo consumia. Sabia que por nada del mundo queria alterarla, asi que, aunque no estaba orgullosa de sus palabras, una ayudita no vendria mal. Y la verdad es que la espera ya estaba empezando a afectarla. Thane miro a su esposa. Estaba tan hermosa como cuando la conocio y se caso con ella, hacia ya dieciocho anos. Su pelo rubio hasta la cintura, como el oro reluciente, recogido a su espalda, le hizo desear enredar sus dedos en ellos y acariciar la suavidad de los mismos igual que cuando hacian el amor y su calor los envolvia a ambos. Sus expresivos ojos azules lo miraban de forma inquisitiva y tambien preocupada. Por nada del mundo queria que se alterase. Despues de que naciera su hija Isobel, pensaron que ya no podrian tener mas hijos tras varios abortos espontaneos que llevaron a su esposa a perder toda esperanza. Sin embargo, ahora estaba embarazada y de cinco meses. Habian pasado la temida barrera de los primeros meses, cuando los anteriores embarazos se habian interrumpido abruptamente. Sin embargo, el miedo a que esa nueva vida se perdiera los hacia ser demasiado cautos y temerosos. Thane no podia evitar sentirse feliz por la posibilidad de tener otro hijo, y si fuese un nino no podia ocultar que lo haria inmensamente feliz, pero lo que hacia que deseara que aquel embarazo llegase a termino con mayor intensidad, era la felicidad de Nerys, a la que amaba mas que a su propia vida. Temia por la salud de su mujer y aquella noticia, aquel pergamino con el sello del rey Guillermo, seguro que la alteraria como lo habia hecho con el. --No es nada Nerys, solo que me ha sorprendido el mensaje del Rey Guillermo. Nerys no se dejo enganar. Conocia demasiado bien a su marido como para saber que aquella furia que sujetaba con mano ferrea, no era ninguna nimiedad. Asi que se acerco a Thane hasta estar a su lado y le toco la mejilla con suavidad. Su marido, y jefe del clan MacLeod, la miro con una media sonrisa de pesar. --?No puedo enganarte verdad? Nerys sonrio ampliamente viendo como aquel guerrero, fuerte y maravilloso, intentaba protegerla, intentaba en vano ocultarle sus preocupaciones. --No --contesto Nerys con voz suave y casi susurrada. Se acerco a los labios de su marido y le dio un beso suave y tentador que Thane no dejo vacio de respuesta. Acomodo a su esposa encima de sus piernas, sentada sobre su regazo, la envolvio con sus brazos y la beso a conciencia, como deseaba desde que el suave roce de sus labios alimento y avivo su hambre, como siempre hacia que su mujer le tocaba. Con un leve gemido Nerys, interrumpio el beso cuando este estaba tomando un cariz demasiado intimo. --?Y ahora vas a decirme de una vez que es lo que pasa? Se que estas furioso y que es algo que te preocupa profundamente. Lo puedo ver en tus ojos --dijo Nerys tocando con la yema de sus dedos el entrecejo de Thane. Este estaba ligeramente fruncido debido a la tension de sus musculos que se adueno de ellos desde el preciso instante en que el pergamino de Guillermo volvio a ser el centro de sus pensamientos. --Si, pero debes prometerme que no te alteraras y que no te preocuparas. No soportaria que nada te pasase. Juramelo. La fuerza que imprimio a sus ultimas palabras hizo que el corazon de Nerys latiese mas deprisa. El calor que inundo su pecho por la preocupacion y la intensidad de los sentimientos de Thane, solo comparables a los suyos, la hizo temblar. Aunque habian pasado casi dos decadas juntos, Thane seguia amandola como el primer dia. --No puedo prometerte eso, mi amor, pero hare todo lo posible. Y ahora dime que dice el dichoso pergamino antes de que lo destroces con la fuerza de tu mano --dijo Nerys alzando una ceja. Thane miro la mano en la que todavia tenia el trozo de pergamino. De el apenas quedaba algun borde intacto. Era un amasijo arrugado y roto en determinadas partes. --No importa, puedo hacerte un resumen, y creeme que sera lo mejor. Al rey parece que le ha dado por crear lazos entre los clanes. Despues de lo que ha pasado en los ultimos meses sobre el robo de ganado con violencia, con muerte de miembros involucrados, teme que, aunque todo se ha resuelto y la paz parece haber vuelto a los clanes, ciertos odios alimentados durante este tiempo no se extingan y vuelva a haber revueltas y descontentos. Asi que ha pensado que la mejor manera de asentar una paz duradera es que se creen alianzas entre los distintos clanes, y mas despues de que la union entre los McAlister y los McGregor le saliera bien. Por todos era conocido el odio encarnizado que habia enfrentado a esos dos clanes durante mas de un siglo. El rey, harto de los continuos ataques entre ambos, habia decretado el matrimonio del jefe del clan McAlister con una de las hijas del clan McGregor y ahora parecia que ambos clanes, fruto de esa union, habian salvado gran parte de sus disputas, mas despues de que solo un mes atras se hubiesen unido en matrimonio el hermano de McAlister con otras de las hermanas McGregor. --?Y eso que tiene que ver con nosotros? Este clan no ha tenido problemas en cuanto a robos ni han atacado a ningun miembro. Estamos demasiado al norte. --Eso lo sabemos los dos y el rey tambien, pero le ha dado la fiebre por las uniones entre clanes. Nerys comprendio de golpe a lo que se estaba refiriendo. --?Isobel? --pregunto con un nudo en el pecho. Su preciosa hija tenia diecisiete anos y estaba en edad casadera. Thane miro a los ojos a su esposa antes de contestar, aunque Nerys vio la respuesta en la mirada de su marido. --Si, aunque no es un decreto real, no es una orden para que se case con nadie determinado, pero si una cortes invitacion para que Isobel pase unas semanas en territorio del clan MacLaren. El jefe de dicho clan, Grant MacLaren, va a ser el anfitrion de varios miembros de otros clanes por unos dias, con el fin de que determinadas mujeres conozcan a miembros de otros clanes y puedan pensar en la viabilidad de realizar enlaces matrimoniales entre ellos. Una de ellas es Isobel. Nerys sabia que ese dia llegaria pero el temor la inundo de repente. Queria lo mejor para su hija. Era una mujer con un genio vivaz y un tierno corazon. Ella se habia jurado que no obligarian a Isobel a contraer matrimonio en contra de su voluntad, y por lo mas sagrado que no romperia esa promesa. Ella sabia lo que era que la obligaran a casarse con alguien a quien no conocia y en contra de sus deseos. Y, aunque en su caso habia sido lo mejor que le habia pasado en la vida, sabia que normalmente esos enlaces conducian a una vida llena de amargura y pesar. --Sabes que no voy permitir que nadie obligue a Isobel a hacer algo que no quiera --dijo Nerys con un tono de voz duro. Thane esbozo una sonrisa. Ahi estaba su rebelde esposa. Todavia recordaba cuando la conocio. Se habia quedado sin habla cuando la vio aparecer en el salon de aquella misma casa. Tan hermosa, tan desafiante. Con la barbilla levantada, la mirada fuerte y segura y una fuerza interior que haria temblar hasta al hombre mas bragado. --Lo se, y yo tampoco lo permitiria, pero no podemos dejar de acatar esta invitacion. Es como si fuese una orden real. Dejaremos que vaya, y si no encuentra a alguien de su agrado, nada ni nadie la obligara a tratar a un pretendiente para un posible enlace. Volvera de vuelta a su hogar. Y conociendo a tu hija, eso sera seguramente lo que pasara. Nerys por primera vez se permitio una pequena sonrisa. Isobel era muy exigente consigo misma pero tambien con los demas, y habia jurado mas de una vez que nunca se casaria con ningun ignorante cabeza dura de los que abundaban entre los Highlander. Nerys sabia que eso no era cierto, pero a la edad de Isobel poco se podia hacer hasta que ella no tuviera sus propias experiencias. Thane volvio a ponerse serio de nuevo. Nerys lo miro con atencion antes de preguntar. --?Hay mas verdad? Thane asintio con la cabeza antes de responder. Su pelo largo hasta los hombros de color castano rojizo se movio por el impetu de su gesto. --En el pergamino se menciona a alguien mas. Sutilmente dice que, tras lo que ha sido un periodo de luto mas que adecuado, tu sobrina deberia tambien asistir a dicha reunion. Es un miembro importante de nuestra familia y ademas una McEwen de nacimiento y que seria interesante un posible futuro enlace tambien para ella. --?No ha sufrido ya lo suficiente? ?Por que no la dejan tranquila? --pregunto con enojo Nerys apretando los punos por lo injusta que era a veces la vida. --?Como crees que se lo tomara? --pregunto Thane mirando a su esposa, que parecia demasiado alterada. Eso no le gustaba en absoluto. --Ella va a todos lados con Isobel, y tambien ira con ella a esta reunion, aunque sepa lo que conlleva. Nadie podria impedirselo. La quiere y la protege como si fuese su hermana mayor. Pero ten por descontado que no lo aceptara de buen grado. Nerys penso en su sobrina. Hacia cuatro anos que habia llegado alli apenas con un aliento de vida entre sus labios. No queria pensar en todo por lo que habia pasado porque las ganas de matar a su hermano por lo que le habia hecho a su sobrina volvian con fuerzas. Edine habia pasado un autentico calvario. Al principio habian temido por su vida, pero la fuerza interior de Edine era titanica. La habia visto levantarse poco a poco, y convertirse en la mujer extraordinaria que ahora era. Su amistad, su paciencia, su empatia y su amor incondicional hacia Isobel, como si fuese su propia hermana, siempre la habian emocionado. Nadie mejor para acompanar a Isobel, porque aunque Edine era solo cinco anos mayor que su hija, su experiencia vital la habia marcado y la habia hecho madurar demasiado para ser tan joven. --De todas formas ira con Isobel. En tu estado tu no puedes hacer un viaje tan largo --dijo Thane. --Lo se, pero no me gustaria ser tu y tener que decirle que esta vez no solo hara de acompanante de Isobel, sino que tambien sera una posible candidata a casarse. --?Yo? --dijo Thane alzando una ceja en senal de sorpresa --Francamente, esperaba que se lo dijeras tu. Creo sinceramente que asumira mejor la noticia si la escucha de tus labios. Nerys esbozo esa sonrisa triunfal que tanto le gustaba como odiaba, porque significaba que le iba a dar el golpe de gracia y a ganarle con todas las de la ley. --Sin duda es una broma, porque ambos sabemos que una noticia de ese calibre debe comunicarla el jefe del clan y, por cierto, cunado de mi sobrina. No olvides que estuvo casada con tu hermano Brian. Un halo de tristeza cruzo la mirada de Thane. Nerys sabia que a pesar de haber transcurrido tres anos desde su muerte, su marido seguia llorando la perdida de su hermano como el primer dia. Brian habia sido un hombre excepcional. Ella lo habia querido como a un hermano, y un hombre como aquel, culto, sabio y generoso, no se habia merecido aquella larga enfermedad ni tampoco su final. Se habia casado con Edine ya muy enfermo. Cuando Edine llego alli, Brian ya llevaba meses sin poder levantarse de la cama, con sus libros como unica compania. Habia quedado fascinado y prendado de su sobrina y, aunque no podia ser un marido en toda la extension de la palabra, al saber de su historia y de su situacion, le pidio que se casara con el. Queria darle la proteccion de su apellido para que su familia no se atreviera a reclamarla jamas. Estaba segura de que aquello le dio a Brian un motivo para vivir un poco mas, y un fin despues de la muerte. --Entonces nos olvidamos de que se lo digas tu, ?verdad? --pregunto Thane dubitativo. --Si no fuera porque eres el guerrero mas temible que haya conocido jamas, podria pensar que le tienes miedo. Thane endurecio su mirada como si aquellas palabras hubiesen sido el peor de los insultos. --?Como puedes insinuar algo parecido? Yo solo intento velar por sus tiernos sentimientos y siempre es mejor recibir una noticia desagradable de alguien mas cercano y tu eres su tia. ?Que yo le tengo miedo? Pero !que ...! Ni siquiera voy a decir en alto lo que estoy pensando. Creo que no piensas con claridad, mujer, para decir algo asi. Nerys lo miro todo el tiempo y Thane sintio el peso de esa mirada inquisitiva e intuitiva, conocedora de su interior mas que el mismo. --!Maldita sea! De acuerdo, no quiero decirselo yo, pero no porque le tenga miedo, simplemente es que tu sobrina tiene un genio de mil demonios cuando se enfada. Todas las McEwen sois de armas tomar. El otro dia Lane le hizo un comentario de mal gusto y el muchacho todavia no se ha recuperado del susto. Tu sobrina lo acorralo y, sin subir ni si quiera la voz, le dijo algo que le hizo salir como alma que lleva el diablo. Creo que el pobre infeliz todavia esta corriendo. Estoy pensando seriamente pedirle a Edine que tome parte en el entrenamiento de los mas jovenes, para ensenarles tacticas de intimidacion. Nerys solto una pequena carcajada. --?Que te parece si lo hacemos juntos? --dijo Nerys todavia con la sonrisa en la boca. Thane sabia que esa era la mejor oferta que iba a recibir. --Esta bien, preciosa. Asi se hara. ?Sabes? Tu estas preocupada por nuestra hija y por Edine, y yo solo puedo sentir lastima por los posibles pretendientes. Juntas seran como una plaga. Nerys volvio a soltar una carcajada al escuchar las palabras de su marido. Ahora sentia que estaba mas relajada y que en cierta forma el peso que se habia instalado en su pecho desde que Thane le habia dado la noticia se habia desvanecido. Sabia que su esposo era un exagerado, pero habia cierta verdad en sus palabras. Tanto Isobel como Edine, cada una de forma distinta, eran dos mujeres de armas tomar y mas les valia a los futuros pretendientes elegir bien sus palabras y sus acciones, si no acabarian mal parados. Eso definitivamente la dejo mas tranquila. Sin duda serian unas semanas interesantes y ella lamentaba no poder estar junto a su hija durante ese tiempo, aunque tambien, por que no decirlo, lamentaba no ser testigo de la tenacidad y la fuerza de las MacLeod. CAPITULO II Edine levanto la vista al escuchar pasos apresurados. No le hacia falta mirar para saber quien era. Una sonrisa se instalo en sus labios antes de que apareciera. --Buenos dias. ?Pensabas salir a montar hoy sin mi? --pregunto Isobel con una ficticia cara de enfado. Edine la conocia lo suficiente como para saber que esa expresion era pura fachada. El brillo travieso en sus ojos y la tenue sonrisa que trataba de ocultar lo indicaban. --!Vaya! --exclamo con expresion seria--. Sinceramente pensaba que hoy lo lograria. Siempre que voy contigo me retrasas y esta manana tenia ganas de dejar atras al viento. Su prima prorrumpio en una carcajada, y Edine rio con ella. <>, eso era motivo de broma entre ellas. Cuatro anos atras, cuando llego alli, Isobel tenia trece anos y la primera vez que fueron a montar juntas, cuando vio lo buena amazona que era su prima Edine y lo veloz que era capaz de cabalgar, le dijo con expresion asustada que era capaz de dejar atras al viento. A Edine le hizo mucha gracia y desde entonces, cuando le apetecia volar a lomos de Travieso, recordaba las palabras de Isobel. --Pero no te preocupes, yo seguire tu estela y masticare el polvo que vayas levantando --dijo Isobel con una mueca. Edine volvio a reir. En ese instante, Radge, travieso en celta, le dio un suave empujon con su hocico en el hombro. Sabia que estaban hablando de el y queria que le prestaran atencion. -- ?Que, precioso? ?Volamos un poco hoy y hacemos que Isobel y Manchas solo vean tu trasero? --pregunto Edine tocando suavemente a Radge, que buscaba constantemente el contacto de la mano de Edine. --!Ehhh...! Que tampoco hay que exagerar. Manchas no es tan lento y yo me estoy convirtiendo en una gran amazona. --Y modesta tambien --le dijo Edine guinandole un ojo. --Eres terrible --dijo Isobel sacandole la lengua. Edine rio con ganas antes de hablar. --Muy madura. --Asi soy yo. Un dechado de virtudes a cual mas noble. Y Edine tuvo que admitir que su prima se acercaba a esa definicion. La queria como a una hermana, como a esa hermana que, aunque tuvo, perdio por la envidia y los celos. Isobel habia sido para ella lo que Lesi nunca fue. Recordarlo fue hundir un poco mas el punal que tenia clavado en el pecho desde hacia anos, desde que la traicion de su hermana fue casi igual de dolorosa que la de su padre y la de su clan. Iain entro en las caballerizas sacandola de sus pensamientos. --Hola Iain, ?estos pequenos te dan muchos quebraderos de cabeza? --pregunto Edine senalando a Radge y Manchas. --Buenos dias. --Saludo Isobel con su alegria habitual. Iain era el encargado de cuidar los caballos y las caballerizas. Un hombre ya entrado en anos, pero con una vitalidad envidiable. La cicatriz que partia su labio superior hasta la mejilla y la falta de dos dedos en su mano izquierda hablaban por si solas de su pasado como guerrero. --Lamento interrumpirlas --contesto con una sonrisa--. No tengo queja alguna de mis huespedes. Edine sonrio mientras le prestaba mas atencion a Travieso acariciandolo. --He venido a avisarlas de que quieren verlas a las dos en el salon lo antes posible. --?Mi padre? Esta vez no he hecho nada que recuerde --dijo Isobel intentando hacer memoria. --Su padre con seguridad, aunque cuando me lo dijeron estaba tambien presente su madre. --Entonces es grave --dijo Isobel haciendo un verdadero esfuerzo por recordar algo que pudiese haber provocado aquello. Una idea ilumino su cara--. !Espera! A lo mejor no he sido yo, a lo mejor es por ti --dijo con cara de pilla mirando a su prima. Edine no pudo mas que volver a sonreir. --Buena defensa, pero floja, muy floja. Sabes que si yo hiciese algo, jamas me pillarian. En cambio, tu todavia eres joven, inexperta, descuidada... --Vale, vale, lo entiendo. He sido yo, sin remedio. Pero me gustaria saber por lo menos que es lo que he hecho, mas que nada para ir preparando algun tipo de argumento. Edine enlazo uno de sus brazos en el de su prima. --No te preocupes. Yo te ayudare. --?Harias eso por mi? --pregunto Isobel con una ceja alzada y el tono de voz reticente. --La verdad... no. Pero la intencion es lo que cuenta. Isobel rio con ganas cuando vio la cara de su prima. Sabia que la ayudaria en lo que fuera. Desde que llego alli, siempre habia estado a su lado, incluso cuando Edine habia estado tan debil como para no poder abandonar la cama. *** Thane MacLeod miro a las dos mujeres que tenia frente a si. Tan distintas y a la vez tan iguales. Isobel tenia el pelo largo y lacio de su madre. Una extensa melena rubia que llegaba hasta sus caderas. Sus ojos azules y su mirada limpia y cristalina le hacian parecer una delicada flor. Su estatura, un poco por debajo de la media y su constitucion delgada creaban una imagen de ella fria y angelical. Nada mas lejos de la realidad. Edine, sin embargo, tenia el pelo del color del fuego, rojo y ondulado hasta la cintura. Sus ojos verdes, con motas de color pardo, eran grandes y expresivos y su mirada era desafiante e inteligente. Alta y esbelta, pero con curvas, tenia un genio vivo y una personalidad de mil demonios que habia aprendido a sujetar con mano ferrea, lo que le daba una apariencia tranquila y de caracter afable. Pero Thane sabia que dentro de aquella mujer habia una guerrera que podia hacer temblar la tierra que pisaba cuando la llevaban al limite. -- Padre, ?por que nos has mandado llamar? Thane estaba intentando encontrar las palabras adecuadas para iniciar una conversacion que sabia a ciencia cierta que no iba a ser nada facil y que iba a traer tempestades. --Estaria bien saberlo antes de que finalice el dia. Thane miro a Edine con cara de pocos amigos. La sonrisa que curvo los labios de su cunada al decir esas palabras resto cualquier tono mordaz o cinico con el que se podia haber interpretado las mismas. --Eso no ayuda --dijo Thane alzando una ceja. Edine le guino un ojo, lo que hizo que Thane sonriera tambien a su pesar, al igual que Nerys, que miro a su sobrina con carino.

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  • Historia minima de la Guerra Civil espanola de Enrique Moradiellos

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    ?Por que la Segunda Republica llego en 1931 con esperanza y naufrago en 1936 con violencia?
    ?Fue inevitable la Guerra Civil espanola?
    ?Como se convirtio un golpe militar en un conflicto armado?
    ?Cuando y como llego el general Franco a la condicion de Caudillo?
    ?Que papel desempeno la iglesia catolica?
    ?Fue la Guerra Civil una contienda internacional en suelo espanol?
    ?Como reaccionaron las potencias europeas a las peticiones de ayuda exterior de republicanos y franquistas?
    ?Murieron mas espanoles en las batallas o en las acciones de retaguardia?
    ?Cual es, ochenta anos despues, el legado de esta guerra?

  • Bajo el cielo de New York y su Navidad de Jenny Del

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    Cuando a Kyara le proponen entrevistar al mundialmente conocido "rey de la bachata", Robert, espera encontrar a un tipo excentrico, sobrepasado por su descomunal fama y que este "por encima del bien y del mal..."

  • Amor contracorriente de Annabeth Berkley

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    La joven lady Allyson Connelly se miraba en el espejo con cierta inseguridad. Estaba en el salon de la modista a la que solian acudir al inicio de cada temporada. Podria decirse que le gustaba lo que veia. Su cabello rubio perfectamente recogido, el precioso vestido celeste que resaltaba el azul de sus ojos, los bonitos y comodos botines que le permitirian bailar toda la noche... Estaba satisfecha del resultado, sin embargo... sentia que le faltaba el aire. Madame Leonard, la solicitada modista francesa a la que la mayoria de la nobleza de Londres encargaba sus vestidos desde que se habia instalado alli hacia unos anos, la miraba extranada con varios alfileres sujetos entre sus finos labios. Era alta, delgada y su demostrada experiencia y los altos precios que cobraba daban la razon a la soberbia con la que se conducia. Miro la estrecha cintura de la joven. Estaba segura de que el corpino no estaba tan apretado como para no dejarle respirar, asi que no le presto mayor atencion. Allyson sintio como sus mejillas perdian el color y un sudor frio le recorria el cuerpo. Intento distraerse mirando a su alrededor. Las paredes forradas con papel en tonos claros, las lujosas telas de diferentes colores sobre una mesa alargada, varios espejos diseminados por la habitacion, estanterias con diferentes tocados que sobresalian de sus cajas, cajones a medio cerrar con vistosas plumas, abalorios y delicados encajes... --Crei que ya tenia pretendiente --comento Madame Leonard mientras se alejaba para dar el visto bueno a su diseno desde la distancia. --Y lo tiene --afirmo altiva y satisfecha lady Josephine Connelly, la elegante matriarca de la familia--. Esta temporada, Christine causara la misma sensacion que su hermana en la anterior. No tengo duda de ello. Josephine miraba a su hija mayor con el ceno fruncido, molesta porque aun no hubieran fijado la fecha de la boda. Si la modista sabia que tenia pretendiente, pero aun no se habia casado, lo sabria, sin duda, el resto de la alta sociedad. No comprendia el porque de su reticencia cuando el conde de Nokfolk era tan buen partido para cualquier joven casadera. --El delicado vestido de color petalo que han escogido, sin duda, hara que encuentre pretendiente tan rapido como su hermana --comento la modista sonriendo friamente a la joven morena de ojos azules a la que acababa de quitarle el elegante y decoroso vestido encargado para la fiesta. Allyson miro a Christine, su hermana un ano menor, que la miraba con los ojos brillantes, emocionada por su inminente presentacion en sociedad. Sin duda, estaria preciosa y mas que preparada para encontrar esposo. La mas pequena, Laura, rubia como ella y de ojos verdes, estaba sentada indiferente junto a su madre. Ella aun tendria que esperar un ano mas para su presentacion en sociedad, y no parecia que tuviera mucho interes al respecto. Allyson volvio a mirarse en el espejo. A ella se le acababa el tiempo. La falta de aire era cada vez mas acuciante. El conde de Nokfolk, el afortunado pretendiente al que sus padres habian aprobado, ademas de pertenecer a su clase social y ser correcto y educado, habia sido muy paciente con sus caprichos de retrasar la boda entre ambos. Ese ano la acompanaria en los bailes para confirmar la union matrimonial que todos esperaban que se fuera a producir en breve. Era un buen hombre y seria un buen marido, se dijo tratando de convencerse. --Allyson, por Dios, ?que te ocurre? --le pregunto alarmada su madre, notando su palidez y angustia, cada vez mas visible. Allyson cogio aire y lo solto con rapidez varias veces mientras se doblaba sobre sus rodillas. Christine y Laura fueron preocupadas hasta ella. Madame Leonard se acerco agitando un abanico de color crudo con su mano. Solo Josephine la miraba seria, levantado una ceja con frialdad. --Se... me pasara pronto.... --les tranquilizo Allyson con un hilo de voz mientras la modista le soltaba los lazos del vestido para quitarselo. --No creo que sea necesario arreglarlo --les comento Madame Leonard con firmeza--. Quiza la joven esta nerviosa. Josephine apreto los labios con fuerza, mirando cenuda a la mayor de sus hijas. --Probablemente --murmuro entre dientes. Allyson miro de reojo a su madre antes de desaparecer tras la cortina que servia de biombo para vestirse con su ropa de paseo. --Al ano que viene me tocara a mi ponerme otro de estos vestidos --comento la joven Laura pasando la mano por el vestido que Christine iba a llevar. Christine asintio, mirando risuena su bonito vestido. Sabia que todos la compararian con su bonita hermana mayor, pero afortunadamente ella no seria rival puesto que a su boda con el conde solo le faltaba establecer la fecha. Josephine no se movio de donde estaba hasta que no vio salir a Allyson vestida con su traje de paseo de colores crudos y visiblemente mas recuperada. Christine y Laura fueron hasta ella preocupadas. Allyson les sonrio evitando la mirada de su madre. --Muy bien, Madame Leonard --le comento Josephine a la modista mientras se dirigia a la puerta--. Espero que envie estos vestidos manana mismo, y el resto de los que le hemos encargado, en una semana. La mujer asintio satisfecha. Poco antes de empezar la temporada en Londres, recibia cientos de encargos que le permitian vivir muy holgadamente el resto del ano, cuando la alta sociedad solia retirarse a pasar la temporada de caza a sus segundas viviendas alejadas de la vida social de la ciudad. Justo antes de salir, se encontraron con lady Flanigan, una vieja conocida de la familia, que entraba con su hija, probablemente con la misma intencion con las que ellas habian ido. Era alta y ligeramente corpulenta, y llevaba un moderno sombrero sobre su cabello oscuro. Su hija, con el cabello un poco mas claro, parecia su joven reflejo. Las madres se saludaron con una afectuosa sonrisa. Las jovenes se miraron con curiosidad. No solian relacionarse entre ellas. --Supongo que nos veremos en la fiesta de lord Bondshire --comento lady Flanigan. Josephine asintio complacida. --Si, Helen, aunque tenia entendido que Josselyn ya habia encontrado pretendiente el ano pasado. La mujer sonrio asintiendo y manteniendo la mirada a su interlocutora. --Asi es, pero parece ser que tiene la misma prisa que Allyson por contraer matrimonio. Las dos jovenes aludidas se miraron y se sonrieron con amabilidad. Aunque recordaban haberse visto en alguna ocasion, apenas habian hablado entre ellas. Josephine miro al cielo, como si pidiera la paciencia que necesitaba para la incomodidad que le producia la situacion de su hija mayor. --Este ano debuta Christine. Ya lo tenemos todo preparado, y estamos seguras de que todo ira... mejor. Helen asintio con una sonrisa educada. --Te deseo la mejor de las suertes, Christine --miro a la ilusionada joven--. Mucho gusto en saludarlas. Josephine y sus hijas volvieron al carruaje que les estaba esperando al otro lado de la calle. Allyson se distrajo mirando a su alrededor. Las calles de la ciudad eran amplias y estaban limpias. Habia varias personas paseando distraidas. Todo le parecia que estuviera dentro de la normalidad a la que estaba acostumbrada... y de la que habia empezado a dudar. --Allyson, ?por que te detienes? Allyson miro a su madre sonrojada. Bajo la cabeza y fue hacia el carruaje justo cuando otro carruaje similar paro frente al de ellas. Un joven apuesto de cabello castano y ojos del mismo color bajo de el para saludarlas. --Lady Connelly, Christine, Laura, Allyson. Todas sonrieron y devolvieron el saludo al prometido de Allyson. --Es un placer haberlas encontrado. Ahora iba a ver a su esposo --les explico mientras Allyson se acercaba a el. --Madre, ?puedo irme con Robert? --pregunto la joven tratando de aparentar indiferencia. --No es buena idea, Allyson. Cualquiera puede veros... --Aun no es mediodia, madre --insistio Allyson. --Voy a una de las fabricas --le explico Robert, el conde de Nokfolk, serio--. Nada me gustaria mas que compartir el tiempo contigo, Allyson, pero quiza no sea buena idea... Allyson fruncio el ceno mientras hacia un entrenado mohin con los labios que le dedico a Robert y a su madre. --Siempre os quejais de que no pasamos tiempo juntos... Josephine entrecerro los ojos mirando a su hija mayor con desconfianza. Allyson evito su mirada fijandola en su guapo pretendiente, que miraba a su madre esperando un permiso. --Puedo quedarme esperando en el carruaje... --insistio Allyson con dulzura. --Yo cuidare de ella, lady Connelly, y en cuanto termine la diligencia que me lleva hasta alli, la acompanare a casa. Josephine asintio con un gesto serio, visiblemente molesta con su hija mayor. Allyson se despidio de su madre y sus hermanas sin perder mas tiempo y dedico a Robert una bonita sonrisa mientras subia al elegante carruaje con asientos de terciopelo en color verde oscuro. El joven la siguio al interior, sentandose frente a ella. La miro detenidamente mientras golpeaba con su baston el techo para indicar al cochero que se pusiera en marcha. Pocas veces conseguian estar a solas. --No esperaba que quisieras venir conmigo --le comento Robert, con mucha calma, casi arrastrando las palabras. Allyson se encogio de hombros, sintiendose ligeramente incomoda con su tono de voz. Sentia su mirada condescendiente sobre ella, como si todavia la estuviera evaluando para saber si seria o no una buena esposa, o como si estuviera dispuesto a reganarla si no hacia lo que el consideraba correcto. --Apenas nos vemos... --le contesto ella, suponiendo que era logico que pasaran algun momento a solas. --Tu madre ya no esta. No tienes que fingir delante de mi --le indico serio mirandola a los ojos. --No estaba... --?A quien trataba de enganar? Quiza Robert habia empezado a conocerla--. Nunca he visto una fabrica --le respondio compartiendo la verdadera razon por la que habia querido acompanarle. --Ni tienes por que verla --le explico con cierta frialdad, manteniendole la mirada. Allyson lo miro por unos segundos. Habia creido que Robert apoyaria sus inquietudes o le permitiria dirigirse con mas libertad que la que tenia en casa de sus padres. Quiza fueran imaginaciones suyas, pero en determinadas ocasiones, el le hacia sentir insegura y no era nada agradable sentirse asi. --?Por que no? ?Que habria de malo? --le pregunto mirando hacia la ventana para disimular su decepcion. --Ese no es un sitio para una dama --insistio Robert mientras el carruaje iniciaba un incomodo traqueteo debido al desgastado suelo de las calles por las que habian empezado a transitar. --Oh, vamos... --Allyson le miro impaciente. --Ademas, has dicho que te quedarias en el carruaje. Allyson le miro seria. Cierta tension se palpaba en el ambiente. Ella sabia que no debia llevarle la contraria, que debia mostrarse sonriente y sumisa, pero cada vez le costaba mas comportarse asi con el. --Allyson... --le recrimino molesto--. No se que esperas encontrar alli, pero no es como te lo imaginas. Las fabricas... --entorno los ojos con una mueca--. ?Que has estado leyendo? Allyson se sonrojo, pero no le respondio. Se limito a mirar por la ventana, dandose cuenta de que habian dejado muy atras el centro londinense. --?Donde vamos exactamente? --A una parte del East End... barrios obreros... tu padre se encuentra en una de las fabricas --Allyson se asomo por la ventana sin ningun reparo--. Allyson, esto no es un viaje de placer. Vuelve dentro. Allyson lo miro molesta. --Nunca he estado en un barrio obrero. --Y no vas a estarlo --le respondio serio--. Te repito que no es sitio para una dama. Pasaremos por el barrio, pero no nos detendremos. Allyson le mantuvo la mirada, pero cedio separandose de la ventana. De nada iba a servir enfrentarse con el, ademas de que seria algo imperdonable por su parte. --?Por que no? --susurro a reganadientes. --Allyson, no hay nada que quieras ver, creeme. Allyson lo miro extranada y molesta. Ella queria asomarse por la ventana. Por eso habia ido con el. Era algo que no se podia quitar de la cabeza desde que habia leido a escondida los ultimos libros de Charles Dickens. Le costaba creer que la ciudad que el describia fuera donde ella residia. Robert decidio cambiar el rumbo de la conversacion. Tenia claro que discutir con Allyson no llevaba a nada, ademas de que no tenia por que hacerlo. Sin duda seria una esposa perfecta cuando se acostumbrara a su verdadera posicion como condesa. La acaricio con la mirada. Era preciosa, quiza demasiado transparente en sus expresiones. --Crei que querias estar conmigo... a solas. Allyson se sonrojo consciente de la intimidad del momento. Estiro su espalda pegandose aun mas al asiento en el que estaba, como si pudiera poner mas distancia entre ellos. --Si, claro... --le respondio visiblemente incomoda mientras el carruaje se movia de manera mas abrupta al dejar totalmente atras las cuidadas calles de la ciudad. Miro a Robert. Era un buen hombre, guapo, distinguido, educado. Estaba casi convencida de que seria un buen esposo, pero no sabia por que le estaba costando tanto fijar una fecha para su boda. Sabia que era lo que un marido podia exigir a su esposa. La habian educado para ello. Estaba dispuesta a ser una esposa sumisa y obediente, aunque solo pensarlo le causaba cierta ansiedad. Los pocos y robados besos que el le habia dado en contadas ocasiones no la conmovian lo mas minimo ni mucho menos le interesaba repetirlos. Su madre le habia explicado, sin muchos detalles, lo que pasaba en la intimidad del dormitorio entre un hombre y una mujer, y no tenia ningun interes en experimentar el molesto momento. Lo peor era saber que no habia manera de evitarlo. Desvio su mirada sonrojandose ante sus pensamientos. Parecia que entraba un olor fuerte y desagradable por la ventana y Allyson saco un panuelo del pequeno bolsito que llevaba colgado de la muneca y se lo llevo a la nariz. Robert la seguia mirando detenidamente. --Allyson... ?buscabas estar a solas conmigo? Allyson lo miro ruborizada. Cierto desasosiego la invadio ?Por que insistia? Los ojos de Robert habian empezado a brillar. Realmente estaban los dos a solas. ?Lo veria como una oportunidad de acercarse a ella y besarla? No le apetecia en absoluto. --No digas esas cosas, Robert. Soy una mujer decente. Robert sonrio con arrogancia. Por fin parecia que Allyson se habia dado cuenta de que estaba en sus manos, de que dependia de el. --No dudo de que lo seas... --?Donde estamos? --le interrumpio con curiosidad acercandose a la ventana al ver que pasaban junto a unos edificios que no conocia. Robert le impidio que lo hiciera sujetandola por el brazo. --Allyson, no tienes por que ver esto. Se mantuvieron la mirada por unos segundos. La tension entre ambos fue mas que visible y parecia que ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder. Robert se incorporo ligeramente sobre ella. Allyson se rindio. Lo tenia demasiado cerca. Bajo la mirada, sumisa y volvio a apoyarse en su asiento. --Si no querias estar conmigo a solas, ?Que pretendias con este viaje? --No lo se. Pense que podria ver a mi padre... --?Ahora? ?Tienes algo urgente que decirle? Una fabrica no es lugar para una mujer de tu clase. Te ruego que no bajes del carruaje cuando lleguemos. Puede ser peligroso. Allyson lo miro con cierta desconfianza. Sus palabras parecian sinceras y su tono de voz amenazador. --?Peligroso? ?Y por que mi padre viene todos los dias? ?Por que vienes tu? --Peligroso para una mujer como tu, querida --le respondio protector sin dejar de mirarla. Allyson asintio antes de girar la cabeza hacia la ventana. Estaba deseando ver lo que habia en las calles. Siempre habia vivido protegida, entre sedas y algodones, pero ultimamente tenia muchas dudas acerca de si su vida era real o era un espejismo en el que solo unos cuantos afortunados podian vivir. Robert se sento de repente a su lado buscando su contacto. Allyson se sobresalto y con rapidez se levanto de su asiento para ocupar el que el habia dejado libre. --!Robert, por favor! Robert hizo una mueca de autosuficiencia.

  • Las hijas del Capitan de Maria Duenas

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    Nueva York, 1936. La pequena casa de comidas El Capitan arranca su andadura en la calle Catorce, uno de los enclaves de la colonia espanola que por entonces reside en la ciudad. La muerte accidental de su dueno, el tarambana Emilio Arenas, obliga a sus indomables hijas veinteaneras a tomar las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnizacion. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abriran paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueno en realidad.

  • Siempre conmigo de Cynthia Perez

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    Realmente ?somos lo que pensamos?
    ?O es quizas nuestra mente traicionera la que nos hace sucias jugarretas para conducimos sin poder evitarlo al camino de la incertidumbre y desesperacion a tal grado que no podamos salir ya mas de ella?
    Criada por una familia de padres estrictos e inflexibles, la delicada Miranda Bell, crece en un entorno lleno de favoritismo y egoismo logrando con el tiempo crear en ella misma un escudo al grado de no poder distinguir lo ficticio de la realidad. Al mismo tiempo, emprende un emocionante viaje por el camino de la verdad llegando al fin a la conclusion de que podemos caminar entre tinieblas por largo tiempo imaginando en todo momento que quizas nunca podremos salir de alli sin darnos cuenta.

  • Reina (Mount 2) de Meghan March

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  • Justicia: ?Hacemos lo que debemos? de Michael J. Sandel

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  • Siete casas vacias de Samanta Schweblin

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    NOS PERDIMOS --dice mi madre. Frena y se inclina sobre el volante. Sus dedos finos y viejos se agarran al plastico con fuerza. Estamos a mas de media hora de casa, en uno de los barrios residenciales que mas nos gusta. Hay caserones hermosos y amplios, pero las calles son de tierra y estan embarradas porque estuvo lloviendo toda la noche. --?Tenias que parar en medio del barro? ?Como vamos a salir ahora de aca? Abro mi puerta para ver que tan enterradas estan las ruedas. Bastante enterradas, lo suficientemente enterradas. Cierro de un portazo. --?Que es lo que estas haciendo, mama? --?Como que que estoy haciendo? --su estupor parece sincero. Se exactamente que es lo que estamos haciendo, pero acabo de darme cuenta de lo extrano que es. Mi madre no parece entender, pero responde, asi que sabe a que me refiero. --Miramos casas --dice. Parpadea un par de veces, tiene demasiado rimel en las pestanas. --?Miramos casas? --Miramos casas --senala las casas que hay a los lados. Son inmensas. Resplandecen sobre sus lomas de cesped fresco, brillantes por la luz fuerte del atardecer. Mi madre suspira y, sin soltar el volante, recuesta su espalda en el asiento. No va a decir mucho mas. Quiza no sabe que mas decir. Pero esto es exactamente lo que hacemos. Salir a mirar casas. Salir a mirar las casas de los demas. Intentar descifrar eso ahora podria convertirse en la gota que rebalsa el vaso, la confirmacion de como mi madre ha estado tirando a la basura mi tiempo desde que tengo memoria. Mi madre pone primera y, para mi sorpresa, las ruedas resbalan un momento pero logra que el coche salga adelante. Miro hacia atras el cruce, el desastre que dibujamos en la tierra arenosa del camino, y ruego por que ningun cuidador caiga en la cuenta de que hicimos lo mismo ayer, dos cruces mas abajo, y otra vez mas casi llegando a la salida. Seguimos avanzando. Mi madre conduce derecho, sin detenerse frente a ningun caseron. No hace comentarios sobre los cerramientos, las hamacas ni los toldos. No suspira ni tararea ninguna cancion. No toma nota de las direcciones. No me mira. Unas cuadras mas alla las casas se vuelven mas y mas residenciales y las lomas de cesped ya no son tan altas, sino que, sin veredas, delineadas con prolijidad por algun jardinero, parten desde la mismisima calle de tierra y cubren el terreno perfectamente niveladas, como un espejo de agua verde al ras del suelo. Toma hacia la izquierda y avanza unos metros mas. Dice en voz alta, pero para si misma: --Esto no tiene salida. Hay algunas casas mas adelante, luego un bosque se cierra sobre el camino. --Hay mucho barro --digo--, da la vuelta sin parar el coche. Me mira con el entrecejo fruncido. Se arrima al cesped derecho e intenta retomar el camino hacia el otro lado. El resultado es terrible: apenas si acaba de tomar una desdibujada direccion diagonal cuando se encuentra con el cesped de la izquierda, y frena. --Mierda --dice. Acelera y las ruedas resbalan en el barro. Miro hacia atras para estudiar el panorama. Hay un chico en el jardin, casi en el umbral de una casa. Mi madre vuelve a acelerar y logra salir en reversa. Y esto es lo que hace ahora: con el coche marcha atras, cruza la calle, sube al cesped de la casa del chico, y dibuja, de lado a lado, sobre el amplio manto de cesped recien cortado, un semicirculo de doble linea de barro. El coche queda frente a los ventanales de la casa. El chico esta de pie con su camion de plastico, mirandonos absorto. Levanto la mano, en un gesto que intenta ser de disculpas, o de alerta, pero el suelta el camion y entra corriendo a la casa. Mi madre me mira. --Arranca --digo. Las ruedas patinan y el coche no se mueve. --!Despacio, mama! Una mujer aparece tras las cortinas de los ventanales y nos mira por la ventana, mira su jardin. El chico esta junto a ella y nos senala. La cortina vuelve a cerrarse y mi madre hunde mas y mas el coche. La mujer sale de la casa. Quiere llegar hasta nosotras pero no quiere pisar su cesped. Da los primeros pasos sobre el camino de madera barnizada y despues corrige la direccion hacia nosotras pisando casi de puntillas. Mi madre dice mierda otra vez, por lo bajo. Suelta el acelerador y, por fin, suelta tambien el volante. La mujer llega y se inclina hasta la ventanilla para hablarnos. Quiere saber que hacemos en su jardin, y no lo pregunta de buena manera. El chico espia abrazado a una de las columnas de la entrada. Mi madre dice que lo siente, que lo siente muchisimo, y lo dice varias veces. Pero la mujer no parece escucharla. Solo mira su jardin, las ruedas hundidas en el cesped, e insiste en preguntar que hacemos ahi, por que estamos hundidas en su jardin, si entendemos el dano que acabamos de hacer. Asi que se lo explico. Digo que mi madre no sabe conducir en el barro. Que mi madre no esta bien. Y entonces mi madre golpea su frente contra el volante y se queda asi, no se sabe si muerta o paralizada. Su espalda tiembla y empieza a llorar. La mujer me mira. No sabe muy bien que hacer. Sacudo a mi madre. Su frente no se separa del volante y los brazos caen muertos a los lados. Salgo del coche. Vuelvo a disculparme con la mujer. Es alta y rubia, grandota como el chico, y sus ojos, su nariz y su boca estan demasiado juntos para el tamano de su cabeza. Tiene la edad de mi madre. --?Quien va a pagar por esto? --dice. No tengo dinero, pero le digo que vamos a pagar. Que lo siento y que, por supuesto, vamos a pagar. Eso parece calmarla. Vuelve su atencion un momento sobre mi madre, sin olvidarse de su jardin. --Senora, ?se siente bien? ?Que trataba de hacer? Mi madre levanta la cabeza y la mira. --Me siento terrible. Llame a una ambulancia, por favor. La mujer no parece saber si mi madre habla en serio o si le esta tomando el pelo. Por supuesto que habla en serio, aunque la ambulancia no sea necesaria. Le hago a la mujer un gesto negativo que implica esperar, no hacer ningun llamado. La mujer da unos pasos hacia atras, mira el coche viejo y oxidado de mi madre, y a su hijo atonito, un poco mas alla. No quiere que estemos aca, quiere que desaparezcamos pero no sabe como hacerlo. --Por favor --dice mi madre--, ?podria traerme un vaso de agua hasta que llegue la ambulancia? La mujer tarda en moverse, parece no querer dejarnos solas en su jardin.

  • Hechizada de Elisa S. Amore

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    ?Que estas dispuesta a sacrificar cuando la unica persona que puede salvarte es la misma que debe matarte? Evan es un angel de la muerte y su mision es garantizar que el destino de los habitantes de la Tierra se cumpla tal y como esta escrito. El tiempo de Gemma esta a punto de acabarse y Evan es el elegido para asegurar que muera y acompanar su alma al otro mundo. ?Pero que sucede cuando entra en juego el amor? ?Puede un angel de la muerte renegar de si mismo y desafiar al destino? Evan tendra que enfrentarse a las leyes del cielo y del inframundo si quiere salvar a la chica de la que se ha enamorado perdidamente. <> Marie Claire <

  • Todos estamos hechos de estrellas de Rowan Coleman

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    ?Que pasaria si tuvieras la oportunidad de escribirle una carta de despedida a la persona que amas??Que le dirias?
    Stella Carey tiene buenos motivos para aceptar el turno de noche en el hospital donde trabaja. Casada con un veterano de guerra que ha regresado de Afganistan brutalmente herido, Stella se refugia cada noche en su trabajo, mientras su esposo Vincent se encierra en casa, incapaz de dormir debido al estres postraumatico que padece.Stella Carey escribe las cartas que le dictan sus pacientes para sus seres queridos (algunas llenas de humor, de carino y consejos practicos; otras, impregnadas de arrepentimiento), con la promesa de echarlas al correo despues de su muerte. Hasta que una noche escribe una carta que podria dar a su paciente una ultima oportunidad de redencion, si la entrega a tiempo.

  • Si hubieras bailado para mi de Ines Apraiz Castellanos

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    Esta es una historia que habla del amor y de la amistad, y de lo dificil que resulta a veces trazar esa fina linea que supuestamente divide ambos sentimientos. Tambien es una mirada tierna al pasado, y una reflexion acerca de como determinados hechos dramaticos del presente incitan a replantearse el rumbo de cada uno, y a valorar lo distinta que habria sido la vida si por el camino se hubieran tomado otro tipo de decisiones.
    O no.
    Gorka no se lo penso dos veces a la hora de aceptar ese puesto de corresponsal en Washington D.C. que le ofrecio el periodico para el que trabaja. Y la decision fue a todas luces la acertada porque en su nuevo destino comienza a irle francamente bien, tanto profesional como personalmente. Atras queda su ciudad adoptiva, Barcelona, y con ella, los infortunios de una situacion sentimental insostenible de la que escapo huyendo, aunque nadie de su entorno sospeche siquiera de los verdaderos motivos que provocaron su precipitada marcha.

  • La ciudad de los espejos de Justin Cronin

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    El mundo tal como lo conociamos ha desaparecido.
    ?Que clase de mundo surgira en su lugar?

  • Catalunya para marcianos de Jaume Pi I Bofarull

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    Oriol Conill i Pi, funcionario de la Generalitat y destacado dirigente de Omnium Cultural, dicta al taxista andaluz, y por tanto charnego, Cucufato Redrojo Garcia 47 lecciones para que pueda convertirse, como desea, en un buen catalan. Con buenas dosis de cinismo, este catalan de pura cepa le cuenta al converso todos los topicos, invenciones y ensonaciones historicas en las que se basa el movimiento secesionista.
    El resultado es una critica vehemente que levantara ampollas porque cuenta hechos y usa argumentos que son considerados tabu en el mundo nacionalista y su entorno, y que tampoco suelen desplegar sus opuestos por timidez o prudencia.

  • Lionheart de Ana Roux

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    Oceano Atlantico, 1805. A miles de metros sobre el agua, la flota aerea britanica y la napoleonica se enfrentan por el control de Europa. Tras una dura batalla, el navio Lionheart del capitan Fellowes acaba aterrizando en una isla poblada por naufragos, entre los que se encuentra Ellen Fellowes, la hija del capitan, quien lejos de la civilizacion ha descubierto la libertad.

  • AMOS Y MAZMORRAS XI de Lena Valenti

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    EL REINO DE LOS CALAVERA YA ESTA EN MARCHA.

  • El amor te encuentra (Hermanas McVee 2) de Annabeth Berkley

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    Tess McVee resoplo cuando llego frente al hotel rural que su hermana le habia recomendado, en un pueblo perdido de la region vinicola de Georgia. Creia que no iba a llegar nunca. Se habia perdido dos veces intentando encontrar la carretera que le llevaria a Dahlonega y sentia un enfado tan grande que no se aguantaba ni ella. Quito la llave del coche y su cuerpo se estremecio por la baja temperatura. Hacia frio y solo queria meterse bajo la ducha para entrar en calor y librarse del cansancio de tantos kilometros en el cuerpo y mas de seis horas al volante. Intento calmar su frustracion como le habian aconsejado en la terapia para aprender a gestionar sus emociones de la que acababa de salir. Esperaba ver los resultados en breve. Respiro profundamente un par de veces y trato de comprender <>. ?Que querian decirle? Tess no encontraba otra explicacion: Que eso le pasaba por confiar en su hermana, resoplo de nuevo. Penso en Sharon. Siempre estaba sonriendo, siempre parecia feliz... y, por lo visto, para ella, tomarse un tiempo para replantearse la vida se reducia a aislarse de la civilizacion. ?Por que habia hecho caso a su sugerencia? Salio del coche dando un portazo. Se tenia que haber recluido en un resort de cinco estrellas en Hawai, penso. Alli no sabia si hubiera podido reflexionar mucho, pero hubiera contado con mas comodidades y el clima seguro que seria mas calido. Ya era tarde para eso. Murmuro entre dientes unos cuantos improperios malsonantes, maldiciendo la idea que habia tenido su hermana. Ahi estaba y ahi se iba a quedar hasta que supiera que hacer con su vida. No iba a volver a casa hasta que no tuviera una idea clara sobre hacia donde dirigir sus pasos. Bastante humillada se habia sentido ante su familia como para regresar igual de avergonzada que se habia ido. Saco su equipaje del maletero antes de dirigirse a la puerta. Era un pintoresco hotel de tres plantas pintado en color claro, rodeado por un pequeno jardin, vacio de flores, por la epoca en la que estaban. Supuso que no tardaria en llenarse de calabazas de Halloween, que se celebraria en un par de semanas. ?A quien le gustaba Halloween?, murmuro molesta. Volvio a resoplar. Asi, quejandose por todo, no podia seguir, se recrimino. Se obligo a dejar ir la frustracion y el enfado que sentia. Cogio aire con intencion de encontrar el lado positivo y disfrutar de su estancia, como sabia que tenia que hacer para empezar a sentirse mejor. La teoria del curso al que habia asistido se la sabia de memoria y parecia ser momento de aplicarla. Seguro que todo iria bien y una ducha caliente la estaba esperando para acabar de llevarse toda la decepcion y la apatia que sentia, se animo. El calor del acogedor hotel la abrazo nada mas entrar la puerta y Tess lo agradecio. Parecia que las cosas se arreglaban. Un pequeno recibidor le daba la bienvenida, aunque habia delante de ella media docena de personas de diferentes edades. Todos parecian estar esperando la llave y ninguno parecia tener prisa. Tess resoplo de nuevo, molesta. Miro hacia la sencilla recepcion. Un hombre con camisa vaquera parecia que estaba intentando organizarse revisando varios papeles de diferentes tamanos a la vez, mientras cogia las llaves de las habitaciones. Miro a su alrededor. Una pequena salita en color crema, con estampados florales en los sillones y una pequena mesa de madera de caoba, se abria a uno de los lados. Habia que reconocer que daba la sensacion de que el hotel era agradable, aunque la espera no lo resultara tanto. Cuando despues de un rato esperando, fue su turno, la poca paciencia que le quedaba y que, de por si, tenia, se habia agotado. --?Su nombre? --le pregunto sin mirarla el hombre que tenia sentado tras el desordenado mostrador. --Tess McVee --le respondio seria. Nathan Murray asintio buscando entre los papeles que habia sobre la mesa. La recepcionista se habia puesto de parto hacia dos dias, dos meses antes de lo esperado, sorprendiendoles a todos. No habian tenido tiempo de contratar a nadie ni formarlo para el puesto, asi que el habia asumido el cargo, suponiendo que no seria tan dificil. Y, probablemente no lo era, si no hubiera sido porque no le gustaban en absoluto las gestiones administrativas, y mucho menos las informaticas. Despues de dos frustrados intentos de trabajar con el ordenador y entender el programa instalado para las reservas, habia optado por la solucion mas tradicional y la mas sencilla para el. El papel y el boligrafo. Cuando Lucy volviera ya se encargaria de pasar al ordenador lo que hiciera falta. Lo malo era que no terminaba de aclararse con sus propias notas ni con un intento de cuadrante que habia improvisado para asegurarse de no colocar a nadie en una habitacion equivocada. --Aqui esta --exclamo aliviado cogiendo la llave asignada --. Es la habitacion 211. Levanto la vista para darsela y se sorprendio de ver ante el a una mujer preciosa y parecia que muy enfadada. Su cabello largo y castano enmarcaba un rostro alargado de nariz pequena y expresivos ojos de color avellana. Tess no se esperaba que el hombre que le tendia la llave y que se habia levantado al mirarla fuera tan alto y atractivo. Ojos claros, cabello corto castano, mandibula cuadrada y nariz recta. Le sorprendio gratamente. Era mas alto que ella, ancho de hombros, parecia delgado, aunque la camisa vaquera no le daba demasiada informacion. Por lo menos, era agradable de mirar, algo que agradecer despues de un largo viaje. Le cogio la llave, ridiculamente grande, que no parecia tener intencion de soltar. --Nathan Murray --se le presento soltando finalmente la llave--. Aviseme si necesita cualquier cosa. --Lo tendre en cuenta --le respondio firme. No estaba alli para hacer amigos, se recordo. --Bienvenida a Dahlonega --le dijo con una sonrisa que casi le quito el aire. Tess asintio obligandose a dejar de mirarlo. No queria saber nada de ningun hombre por muy guapo que fuera. La ultima relacion que habia tenido habia supuesto una experiencia muy desagradable y casi habia terminado con sus relaciones familiares. El muy cretino la habia utilizado para conseguir informacion de su propia empresa y robarle clientes. Se habia sentido tan estupida... A eso habia que anadir que su padre solo contaba con su hermana para la direccion del negocio familiar. Esos dos golpes simultaneos habian sido demasiado para ella y su escasa paciencia y confianza. Se habia despedido por orgullo y ahora estaba alli, en mitad de Georgia, sin trabajo, sin pareja y sus expectativas se reducian a una ducha con agua caliente. Nathan la vio dirigirse al unico ascensor que tenia el hotel. Era alta y estilizada, y tenia bastante caracter a juzgar por la rabia que escondian sus ojos y que, esperaba no se la hubiera producido el tiempo de espera frente a la recepcion. Una mujer asi podria hacer lo que quisiera con un hombre, penso. La vio llamar impaciente al ascensor. Nathan se le acerco para apretar el boton por ella. --Quiza alguien se haya dejado la puerta abierta --le comento despreocupado. Tess le miro. De cerca era mas alto de lo que le habia parecido y tambien mas atractivo. Por su estatura, Tess pocas veces encontraba a hombres con los que necesitara levantar la mirada para hablar. Ademas, percibio que olia a algun perfume caro. --Vamos --le dijo el cogiendole la maleta grande sin esfuerzo--. La acompanare a su habitacion. Empezo a subir por las escaleras que habia junto al ascensor. Tess resoplo mas alto de lo que esperaba sin soltar su maleta de mano, y Nathan se giro para mirarla divertido. --?Ha sido un largo viaje? Aqui descansara bien --le aseguro antes de seguir subiendo. Tess le siguio bastante molesta. No le apetecia nada subir escaleras. Si hubiera querido hacer ejercicio se habria quedado en su casa, con el gimnasio, al que iba a diario, a cinco minutos. Menos mal que las vistas no estaban mal, penso fijandose en los pantalones vaqueros del hombre que subia delante de ella. Cuando llegaron a la segunda y ultima planta del hotel, Nathan cerro la puerta del ascensor que se habia quedado medio abierta inutilizandolo. --Problema resuelto --le dijo antes de mirarla y darle opcion de caminar delante de el por el acogedor pasillo que terminaba en la puerta de su habitacion. Nathan sonrio cuando ella paso por delante de el. Ahora era su turno de apreciar sin disimulo su bonito cuerpo enfundado en un abrigo oscuro. No le habia visto alianza en el dedo ni senal de ella, y aunque hacia mucho tiempo que no tenia ninguna relacion, desde su desagradable divorcio, no le importaria cenar con ella algun dia... aunque para eso, tendria que encontrar a alguien que se encargara de la recepcion. Tess abrio la puerta de su bonita y calida habitacion y cuando fue a girarse para cogerle el equipaje a Nathan, el la esquivo para entrar y llevar la maleta junto a la cama de matrimonio. --Espero que disfrute de su estancia aqui, senora McVee. --Senorita --le corrigio ella dandose cuenta inmediatamente despues, a juzgar por la sonrisa de el, que habia sido un gesto intencionado para enterarse de su estado civil. Nathan le sonrio abiertamente y de una manera muy atractiva.

  • No soy un experimento de Melania Virues Morilla

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    Nos encontramos en un futuro no muy lejano en el que la ciencia crece dia a dia a pasos agigantados. Africa acaba de cumplir 19 anos y es un experimento. El doctor Flynn, es un cientifico que consiguio clonar a Alba; y Africa, es el resultado de aquello, de su experimento. Africa esta cansada de estar encerrada, cansada de ser una ‘rata de laboratorio’, por lo que decide escapar.?Que sera de Africa cuando consiga escapar sin una identidad ni sitio a donde ir? ?Y si ella no es el unico clon?

  • Born to be free de Rachel Rp

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    Necesitaba el dinero y lo unico que tenia era mi cuerpo, asi que me vendi. Eso no significa que vaya a ser una esclava toda mi vida, no. Voy a escaparme y empezar de cero, lejos de todo y de todos, pero por el momento tengo que aguantar. Cuando pienso ?porque lo hice? simplemente toco mi cicatriz y todo queda claro.

  • Cafe Solo de Agatha Christie

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    Sir Claud Amory ha descubierto la formula de un nuevo y poderoso explosivo, que es robada por alguno de los numerosos huespedes y familiares hospedados en su casa. Despues de encerrar a todo el mundo en la biblioteca, sir Claud apaga la luz para permitir al ladron devolver el botin, sin acusar a nadie. Pero, al encenderse la luz, sir Claud yace muerto, y sera tarea de Hercules Poirot el desentranar la red de disputas familiares, viejas querellas y extranos sospechosos para encontrar al asesino y prevenir una catastrofe mayor. La obra de teatro <> fue estrenada inicialmente en 1930. Se trata de la primera pieza que Agatha Christie escribio para el teatro, pieza que lanzo a Agatha en una exitosa segunda carrera como dramaturga, y de la que Charles Osborne hizo esta interesante novelizacion en 1998.

  • Ascension (Sabrina Strong 1) de Lorelei Bell

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    Sin un centavo tras la muerte de su padre, a Sabrina Strong no le entusiasma la idea de trabajar para la Asociacion Norteamericana de Vampiros.

  • Rage (Redemption 1) de Melanie Rogers

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    UN PASADO DE ABUSOS. UN PRESENTE DE VIOLENCIA.

  • Idem de Myriam Ojeda

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    Nadia trabaja para la editorial Millenium como editora, un trabajo que le apasiona, pero a su vez, tambien necesita renovar.

  • La memoria de los vivos de Phil Camino

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    Los personajes que recorren estas paginas son representantes de esa Belle Epoque que tambien llego a Mexico a pesar de que el pais vivia abismado en las continuas luchas por su independencia y por una guerra civil. Mientras este definia su futuro, ellos fueron capaces de hacer una colosal fortuna que pasearon por Irlanda, Santander, Londres, Paris o Nueva York, y que en tan solo tres generaciones conocio su nacimiento, su auge y su caida. La memoria de los vivos es una novela de pioneros y es tambien una novela que se adentra en el delicado tejido compuesto de tramas y de nudos que urden las familias. Fiel a las palabras de Ciceron: “La vida de los muertos esta depositada en la memoria de los vivos”, la autora ha trenzado esta historia extrayendo el material narrativo de cartas, de fotografias y de historias oidas de generacion en generacion, con los que ha dado forma literaria a la saga de los Myagh-Trapaga.

  • DISTRITO 1011 de Mary Ferre

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    El peso de su cuerpo cae deliberadamente sobre mis hombros, su brazo afianzandose a mi como si pensara en huir premiando a mis instintos. Ondeo el alcohol de una copa sucia en un movimiento circular que me resulta relajante, podria permanecer en esta misma postura durante toda una vida; sentado en la barra de la taberna, ignorando la compania cercana, pensando en mi rubia... Trago saliva negando mientras recapacito discretamente en soledad. En este asqueroso y absurdo silencio aterrador. Mi familia sigue acompanandome en el Oeste, en casa, en mi verdadero hogar. Todos han desalojado el punto de encuentro para proseguir disfrutando de su fiesta y sus reuniones por los alrededores. El vaiven de la gente es abundante aunque no preste atencion a las sombras que se mueven cerca preguntandome, animandome o tocandome. Pero a excepcion de mi desinteres por cualquiera que no sea ella, trato de concentrarme en el apoyo que me brinda una mujer que no me ha abandonado desde que nos conocimos. Sadie es lo mas parecido que tengo a una hermana; es mi mejor amiga, mi alma gemela, mi companera de batalla y fue una princesa muy hermosa cuando salimos juntos. Ahora, incapaz de tocarla como un hombre sediento de sexo, de reganarla, gritarla o siquiera hacer un movimiento sin su aprobacion, consigo reunir lo mejor de mi para apartar su delgado brazo de mis hombros. Ella gimotea bebiendo de su copa, acariciandome el brazo por ultima vez antes de soltar y repetir nuevamente la charla del "ya te lo dije". Me volteo consciente de la bronca que me caera por no haberla escuchado cuando trataba de sugerirme que me anduviera con cuidado. Nadie, ni los mellizos ni ella consiguieron detenerme cuando me enamore de mi rubia. Era un hombre que ya se habia enamorado profundamente de una chica cuando ellos me advirtieron que abriera los ojos, que una chica procedente del Este nunca nos traeria nada bueno. Y no se equivocaban. Saboreo el liquido y escupo a su vez el pequeno cubito de hielo que Sadie siempre vierte en mi copa desde que tomo su primera ronda de alcohol. Recuerdo que tenia doce anos, yo unos dieciseis, y no podia parar de reir. Ella metio su mano en el vaso, saco el hielo, lo coloco en mi copa y entonces trago el whiskey rapidamente. Desde entonces espera a que se derrita y procede a deshacerse del cubito, si estoy cerca sere el unico que recibira la pieza congelada. Una especie de promesa que le hizo a mi madre. --Anoche hubo una reyerta. Owen se ha enterado que fueron los chinos, drogas. Los Law estuvieron alli. --Sadie, no te lo vuelvo a repetir, dejame solo. --La mayoria de los chinos murieron y la droga desaparecio. No dejaron rastro de la rina. --Sadie. --Intento enderezarte. Mantener tu mente ocupada. --Lo haces como el culo. Unete a la fiesta y desaparece. --Eres un antipatico. No se acaba el mundo porque ella te haya traicionado. Ademas, estoy esperando el cargamento de las piezas. Si Ewan consigue hacer funcionar ese trasto valdra una millonada en el mercado. Nos forraremos. --Los calentadores del valle van primero. --Yo quiero mi parte. Necesito viajar a Nueva York. --Tu idea de malgastar el dinero en ropa no nos beneficia, Sadie. Piensa en los demas. El Oeste se esta congelando de frio. --?Y porque pasemos frio no puedo ir a Nueva York para gastar mi dinero en mi? ?Quien piensa en mi? --Preston, deberias venir. --Owen es mi hermano mas alocado. Su voz seria me obliga a ponerme el disfraz de hombre de negocios, de lider del Oeste que mantiene a todos vivos. --?Visita? No esperamos a los holandeses hasta el viernes. ?Se han adelantado? --Visita. Pero no son los holandeses. Date prisa. Sadie pone un pie en las tablas de madera que pisamos en la taberna pero la detengo. Soy el que manda aqui y la quiero fuera de las reuniones, ella me ha refunfunado negandome con la cabeza. --Ve con las demas mujeres, --acaricio su rostro --y gracias por estar a mi lado. --Preston, no me apartes ahora. --Dame tiempo, ?vale? Estoy bien. Despues de besarla en la frente ella emprende el camino hacia la puerta delantera. Cuando la veo salir oigo a Owen cantando. Solemos recibir las visitas cerca del quemadero, aunque si no son los holandeses supongo que el interes en los gansteres que han venido a comprarnos los coches de lujo es negociable. Nos harian falta un par de millones para la instalacion del tanque de agua caliente en el valle. Paso por la cocina vacia que mantiene aun los olores de la carne asada y procuro no hacer un drama personal al mirar la puerta de madera donde aun esta la moto que le regale a mi ex... a Armony. Con el dolor retorciendose en mis entranas me acerco a la voz cantarina del Biker mas gracioso del Oeste y me preparo para reganarle por hacer el ridiculo delante de posibles clientes. El ridiculo lo hago yo al atravesar el porton de madera que da al cobertizo trasero. Siento que mi vida ha vuelto a cobrar sentido, que si andaba perdido en el abismo de la decepcion y el de la tristeza la presencia de dos hermosas ninas que se abrazan entre si ha tocado la fibra de mi corazon. Esa ligera capa que lo envuelve y de la que era duena la hermana mayor de este par de preciosidades. La mas pequena me reconoce pero se esconde detras de su hermana, ambas lucen como si hubieran salido de un pozo de cenizas. Aparto a Owen que trataba de captar la atencion de la mayor y ocupo su lugar temblando, arrodillandome, sincerandome con una mirada que no consiguen entender. --Ewan ha salido a revisar la zona con los chicos. Las he encontrado en el cementerio, y estaban recostadas cerca de una tumba. La mas alta ha preguntado por ti. --Hola. --!Soy un idiota! ?Hola? ?Podria haberlo hecho peor? !Joder, las asustare! Ellas no reaccionan como me hubiera gustado; brincando, sonrientes, felices, cotilleando sobre su hermana mayor... El dolor apuntala mis entranas, soy incapaz de vivir con ello. --?Te acuerdas de mi? --Increpo sutilmente a la nina ofreciendole lo mejor de mi. No se que he hecho mal. Se ha asustado. La conocia. Nos vimos una vez, era risuena y traviesa, ella se colgo de mi y fui el maldito hombre mas feliz del puto mundo. Pense que era la hija de mi chica, pero me equivoque. Las hermanas son tan hermosas como Armony. --No hablan. Les he ofrecido leche, agua, sal, galletas. --?Sal? --?Que mierda se lo que comen los putos crios? Imaginarme enterrando a mi mejor amigo por su estupido comentario me excitaria tanto como volver a ver a mi ex. Pero me centro en las ninas, extiendo mi brazo acariciando la mejilla de la mas pequena hasta que la mayor me lo impide escondiendola detras de ella. Me retiro poco a poco alzando las manos para demostrarles que jamas se me ocurriria tocarlas si no lo desean. Mi instinto paternal acaba de aparecer en este preciso instante y jamas me hubiera sentido tan completo como ahora. Sin embargo hinco la rodilla en el suelo ladeando la cabeza, memorizando sus rostros con toda la anoranza de mi corazon. Estoy perdido en esto. Muy perdido. Carraspeo la garganta buscando una solucion a mi voz, podrian tenerme miedo por culpa de la gravedad de esta. --Habeis preguntado por Preston. ?Cierto? --Bien, la mas alta ha asentido con la cabeza. La quiero abrazar tan fuerte que me odiara. --Yo soy Preston

  • Listo para el Amor (Los McCarthys de Gansett Island 3) de Marie Force

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    Durante los cuatro mejores veranos de su adolescente vida, Luke Harris estuvo enamorado de Sydney Donovan, una visitante estacional y adinerada de Gansett Island. Entonces Sydney se fue a la universidad y nunca mas volvio. Se caso con otro hombre y tuvo dos hijos, mientras que Luke permanecio en la isla, trabajando en el Puerto Deportivo Gansett de los McCarthys y preguntandose que habria salido mal entre el y la unica mujer a la que jamas habia amado. Quince meses despues de que Sydney sufriera la tragica perdida de su esposo e hijos, vuelve a Gansett con el fin de averiguar que hacer a continuacion, lo cual puede suponer que se reavive el romance con el unico hombre de su pasado al que nunca ha olvidado. Pero, ?estara preparada para darle una segunda oportunidad al amor?

  • Confiesamelo sin palabras de Patricia Geller

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  • El hundimiento del Titanic de Hans Magnus Enzensberger

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    El hundimiento del Titanic es un magistral poema epico -una hazana desacostumbrada en estos tiempos- en torno a una historia que, aunque conocida, no ha perdido un apice de su tension dramatica. En efecto, el enorme transatlantico, gigantesca maravilla del mundo que naufrago una gelida manana del ano 1912, no fue solo un buque, sino tambien un mito: la encarnacion del progreso tal como se entendio en el siglo XIX, un concepto cuya vigencia ha sufrido un serio reves tras los avatares de la historia reciente. A lo largo de treinta y tres cantos, en este poema -explicitamente inspirado en La divina comedia de Dante, escritor que retorna a menudo entre los fantasmas evocados por Enzensberger- se efectua una soberbia recreacion de la catastrofe. Los alaridos de los naufragos, las rememoraciones nostalgicas de los muertos, los inarticulados mensajes de los supervivientes; pero tambien fragmentos de telegramas, las ultimas informaciones meteorologicas, las desesperadas peticiones de auxilio. Asimismo, las minuciosas descripciones de los menus de a bordo, la arquitectura del buque, la decoracion y las pinturas kitsch de sus salones, las inoportunas alegorias de la Paz y del Progreso.

  • La hija del sepulturero de Joyce Carol Oates

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    La epopeya de una mujer que debe reinventarse a si misma. Una odisea erotica y turbulenta, intensamente provocadora y emotiva.

  • Una noche en el Eden de Olga Salar

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    Cuando Eva decide salir esa noche, a pesar de que sus amigas la dejan plantada, lo que menos espera es terminar en el Eden, viviendo una serie de misteriosas y sorprendentes coincidencias. La mayor de ellas, Adam, un tipo que le acelera el corazon y le funde el cerebro con sus besos.
    ?Pero que le deparara la noche mas tentadora de su vida?

  • Recuerdame de Kathalee Trueba

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    ?Estas despierto? -- pregunto Jason desde el otro lado de la puerta-- Eithan... Abri los ojos. -- Pasa-- dije entre quejidos. La puerta se abrio, y el entro. -- Tu movil tiene horas sonando-- dijo al aventarlo sobre la cama. Lo tome y mire. -- Es Gretel. -- dije al cubrir mi rostro-- No pienso responder. Hizo una mueca. -- ?No vas a ir a trabajar? Me lleve las manos a la cabeza. -- ?Que hora es? -- Van a dar las ocho. -- !No me jodas, es tardisimo! -- me queje -- Ademas, me mata la cabeza. --Claro que te mata la cabeza, si te tomaste mas de media botella. Lo mire. -- Prometo reponerla esta noche. Nego. -- No lo digo por eso, pero, vamos... ?Solo? Me sente. -- Cuando me di cuenta, ya llevaba media botella y estaba cantando. Me miro. -- ?Que cantabas? -- pregunto divertido. Sonrei. -- No pienso decirlo. --No tienes que hacerlo, me lo imagino. -- Como sea, no lo volvere a hacer. Nego. -- Si, Eithan. -- En serio, no vuelvo a tomar asi y menos por... desamor. Me miro fijamente. -- ?Que sucedio con Alena? -- Tuvimos sexo-- dije al ponerme de pie. -- Eso me queda claro. Me referia a que... -- La verdad, preferiria no hablar de ello-- camine hacia el bano-- las cosas siguen igual. Hizo una mueca y me siguio. -- No ire a la boda. Lo mire y me meti el cepillo de dientes a la boca. -- ?Por que no? Se alzo en hombros. -- Creo que prefiero quedarme en casa con mi mejor amigo-- sonrei -- a cantar canciones de Luis Miguel mientras nos bebemos una botella de whisky. Rei. -- Alena es tu amiga, te invito y ... -- Tu eres mi mejor amigo. Hice una mueca y suspire. -- Debo... prepararme para el trabajo, es tarde. Lo que menos queria, era hablar sobre la boda. -- Me prepare de desayunar, ?Quieres algo? -- No, gracias. -- dije al salir del bano -- No tengo estomago para nada. -- Como sea-- dijo al caminar hacia la salida-- deberias dejar la puerta abierta, apesta a borracho aqui. Rei. Jason salio de la habitacion, y el movil comenzo a sonar de nuevo. Una vez que le active el modo silencio, me meti al bano a asearme. -- ?Como te sientes? -- pregunto al verme salir de la habitacion. El corria sobre la cinta. -- Siento que mi alma abandono mi cuerpo. Sonrio. -- Hay un gatorade* en el refrigerador. -- Eres el mejor. -- dije al abrir la puerta-- Te lo compro en la noche que vaya a hacer el super. Sonrio. -- Dejare que te emborraches mas seguido tu solo, al dia siguiente eres muy amable. Rei. Mi movil nuevamente comenzo a sonar. -- ?Sigue siendo Gretel? Asenti. --Si llega a venir, no estoy. ?De acuerdo? -- De acuerdo. Suspire. -- Nos vemos en la noche. -- No comiences a tomar sin mi. Sonrei y me marche. No solo me habia arrepentido de estar con Alena, tambien de haber bebido como si no existiera un manana. La tarde en el departamento fue bastante productiva, mi caso iba lento, pero seguro. Aunque me era complicado adaptarme a gente nueva, las cosas iban bien, el hecho de que mis companeros fueron hombres ayudaba mucho, era mas facil entenderlos a ellos, que tratar de entender a un grupo de mujeres. -- ?Como va todo? -- pregunto Daphne al entrar a la sala de descanso, ya casi cuando era hora de la salida. La mire. -- Bien-- se acerco-- ?Y tu? ?Que tal? -- ?Los ojos rojos son por llorar? Sonrei. --Ayer bebi un poco. -- Resaca -- dijo al mover la cabeza de un lado a otro. Sonrei. -- ?Que decias? -- Tengo una montana de documentos-- dijo con flojera-- me llevare el trabajo a casa. Hice una mueca. -- Un masaje te vendria bien... Sonrio. -- Tal vez manana-- dijo al darme un beso en los labios--hoy debo trabajar. -- El desprecio vale por dos salidas, eh. Sonrio. -- No es desprecio, es un rechazo obligado. -- Me da igual, vale por dos salidas. -- camino hacia la entrada-- Descansa. -- Tu igual. Suspire. La verdad era que, hubiese preferido pasar parte de la noche con ella, con la mente y el cuerpo ocupado, en lugar de pensar en la boda. Mire mi reloj, eran casi las seis, para ese momento Alena estaba a un par de horas de casarse. Aquello dolia, en verdad mataba. Despues de un rato de pensar en ella, tome el movil y comence a buscar en mi agenda, no queria pasar la noche solo, asi que, decidi llamarle a Cassie, y despues de una rapida seduccion, quede de recogerla por la noche. Cuando volvi a casa, me puse a recoger la recamara y me di un bano. Aunque en realidad deseaba con toda mi alma dormir, necesitaba salir, necesitaba pensar en otra cosa. -- Ya me voy-- le dije a Jason. Estaba trabajando sobre la mesa de centro. Me miro. -- ?Ingrid? Negue. -- Cassie. Asintio. -- Asi que me he quedado en casa para acompanar a mi amigo, y el me ha cambiado por una tipa... Sonrei. -- Te has quedado por trabajo, no me culpe. -- Claro que no, yo estaba dispuesto a ponerme ebrio contigo. Sonrei. -- No me esperes despierto, carino-- dije al caminar hacia la entrada. Lo escuche reir. Cuando abri la puerta, mi movil comenzo a sonar. No reconoci el numero y dude en atender, pero al final, tome la llamada. -- Bustamante. -- Soy yo... -- ?Alena? Jason me miro. -- No me case. 2 Mire nuevamente el documento. Solo tenia que firmar sobre aquella linea para, oficialmente, convertirme en la esposa de Christopher, para pasar el resto de mi vida a su lado. Podia sentir la mirada de todos sobre mi espalda, sobre mis manos y la manera en que no dejaba de mover el boligrafo. Estaba nerviosa. -- Es su turno-- repitio el juez al mirame. En ese momento mire a Christopher. <> -- Lo siento -- dije al dejar el boligrafo sobre la mesa-- en verdad lo siento. Christopher me miro confundido. -- ?Que haces? Negue. -- Perdoname, no puedo. Con prisa, me quite el anillo y lo deje sobre la mesa, a un costado del boligrafo. Sin poder mirarle, di la vuelta y sali de ahi ante la mirada de todos y sin importar que mi madre gritara mi nombre una y otra vez. Al salir del lugar, gire hacia la derecha y segui caminando sin direccion alguna, lo unico que queria era alejarme tanto como fuera posible. No podia creer que lo que habia hecho, yo, que habia pasado por aquella humillacion, que sabia como se sentia ser el centro de atencion, el que la gente te mire con lastima. No tenia ni idea de como era que volveria a ver a mis padres a la cara, a mi hermano, sobre todo a Christopher, lo unico que sabia era que ya no sentia que algo oprimia mi pecho. Al estar parada frente al juez, mire a Christopher y no senti mas que miedo, entonces supe que era lo que debia hacer. Cuando la lluvia comenzo a caer, me refugie en una parada de autobus, hasta entonces me di cuenta que habia caminado bastante y que no llevaba ni un peso conmigo. Mire a cada una de las personas ahi. -- Disculpe…-- le dije a una mujer que miraba su movil. Me miro. -- ?Si? Trague saliva. -- No tengo dinero, ni mi movil -- la mujer hizo una mueca--?Me dejaria hacer una llamada para que vengan a recogerme? -- la mujer me miro de pies a cabeza-- Le juro que no tardare nada. Hizo una mueca de desagrado. -- Que sea rapido. Asenti. -- Gracias. Con prisa, tome el movil y marque el numero de Eithan. -- Bustamante-- dijo del otro lado de la linea. -- Soy yo. --?Alena?-- pregunto confundido. Trague saliva. -- No me case. La mujer me miro sorprendida. -- ?Estas hablando en serio? -- ?Podrias venir a recogerme? -- ?En donde estas? Mire a mi alrededor buscando el nombre de la calle. -- La parada numero seis de la linea azul-- dijo la mujer a mi costado. -- ?Escuchaste?-- le pregunte. -- No te muevas, voy para alla. Colgo. -- Gracias-- dije al entregarle el movil a la mujer. Asintio. -- No pude evitar escuchar tu conversacion. Hice una mueca. -- ?Es usted casada? -- Desde hace cinco anos. Asenti. -- ?Cuando se caso no sintio miedo? Nego. -- Tenia nervios, pero, miedo... no. -- Yo si. Me dio panico darme cuenta que pasaria el resto de mi vida con un hombre al que no amo. Me miro. -- ?Entonces por que te comprometiste? Suspire. -- Porque... pense que era una buena idea. Movio la cabeza en forma de rechazo. En ese momento, un autobus se paro frente a nosotros. -- ?Quieres que espere contigo hasta que vengan a recogerte? -- Oh, no-- sonrei-- es muy amable, pero no. Gracias. Sonrio. -- Buena suerte-- dijo al abordar el autobus. Le sonrei como agradecimiento. El agua comenzo a caer cada vez mas fuerte y el viento comenzo a sentirse mas frio. Yo no llevaba con que cubrirme, y claramente las personas me miraban de manera extrana, supuse que era por el vestido. La gente que bajaba de los autobuses se refugiaba a mi lado, fue entonces que una pequena me hizo pensar en Milenka. ?Como le explicaria lo sucedido? ?Como le diria que Christopher no viviria con nosotros? ?Que responderia cuando me preguntara la razon por la que no quise casarme? ?Que demonios habia hecho? Cuando una camioneta negra se detuvo justo frente a nosotros de golpe, todo mundo se mostro nervioso, incluso la madre de la pequena, se paro frente a ella como protegiendola. Eithan bajo de la camioneta, rodeo la misma y se quito la chamarra. -- ?Estas bien? -- me pregunto-- Ponte esto. Asenti y me cubri. Me abrio la puerta del pasajero y me ayudo a subir. La mujer con la pequena me sonrio, y una mujer de mayor edad asintio como aprobando aquella accion. --Te amo-- le dije cuando abordo el auto. Sonrio. -- Yo a ti, pequena-- dijo al poner el auto en marcha-- ?A donde quieres ir? -- A donde sea, mientras sea contigo. Sonrio. Condujo en completo silencio, sin embargo, a pesar de la lluvia jamas solto mi mano. Yo iba observando a toda la gente, algunos corrian, otros se refugiaban en donde podian, pues se trataba de una lluvia atipica. Eithan detuvo el auto justo afuera del edificio de Jason. Bajo del auto y despues de rodearlo, me abrio la puerta. -- Cuidado-- dijo al tomar mi mano y ayudarme a bajar-- esta resbaloso. Asenti. Tomados de la mano, caminamos hasta el elevador y de ahi hasta el cuarto piso. El hecho de que no hablaramos, me ponia nerviosa. Cuando Eithan abrio la puerta, Jason me miro. -- Hola-- le dije. Sonrio. -- ?Que tal la lluvia? -- pregunto. -- Fuerte -- dije sintiendome avergonzada. --?Quieres que te prepare un te? -- me pregunto Eithan. -- No, gracias. Asintio. -- Estaremos en la habitacion -- le dijo a Jason. Este asintio. Una vez que entramos y Eithan cerro la puerta, me miro. -- Yo... -- No digas nada -- dijo al quitarme la chamarra de encima. Me tomo por la cintura y me beso. Si, era el. Solo el podia hacerme sentir tanto con tan solo tocarme, podia hacerme sentir tocar cielo con sus besos. Cuando sus manos bajaron a mi cadera, yo puse las mias en su pecho y comence a desabrochar su camisa boton por boton. Despues me ayudo quitandose la camiseta que usaba debajo. -- Date vuelta -- me dijo. Cuando lo hice, desabrocho el vestido y lo hizo caer el piso. Despues, me cargo y me llevo a la cama. -- ?Ahora si me dejaras tocarte? -- le pregunte cuando se puso sobre mi. Sonrio. -- Dejare que hagas conmigo lo que quieras. La intimidad con Eithan era armoniosa, era increible que aun sin decirle nada, el sabia exactamente que hacer, en donde tocar o besarme para hacerme vibrar. Mi cuerpo se amoldaba perfectamente al suyo. Me encantaba escucharlo gemir cerca de mi oido mientras se hundia en mi. Me gustaba la sensacion de su piel desnuda sobre la mia, ese calor que emanaba de su cuerpo. No habia ninguna duda; el era el hombre a quien amaba, y yo era suya.

  • Donde quedaron los suenos de Brianna Callum

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  • El estornudo de la mariposa de Jose De Cora

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    En 1938 Hitler es ya la mayor amenaza para la paz mundial. El regimen nazi se presenta ante todos los paises como indestructible.
    La Historia confirmara que no es asi, en parte gracias a Juan Pujol, mas conocido por su nombre en clave de Garbo. Ademas de convicciones, a Garbo le sobran otras virtudes, como un talento especial para el engano, arrojo, imaginacion desbordante y su encanto personal. En 1940 toma su decision mas trascendental: combatir el nazismo hasta derribarlo desde la retaguardia y las propias filas alemanas. Pero no lo hara solo. Araceli Gonzalez, una hermosa joven de buena familia y de fuerte caracter, se convierte al mismo tiempo en su mujer y en su principal apoyo.

  • La princesa del East End (Secretos de alcoba 3) de Christine Cross

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    El carruaje que traqueteaba por las calles londinenses a esas horas de la noche olia a dinero por los cuatro costados, lo mismo que el hombre que se sentaba a su lado. Rose se reclino contra el lujoso asiento acolchado, tapizado en seda adamascada, y permitio que sus labios se estiraran en una sonrisa satisfecha. Habia hecho bien en no hablar sobre el caballero con ninguna de las chicas del burdel o alguna de ellas se lo habria arrebatado. Solo Bertha, la pequena criada que limpiaba las habitaciones, conocia su existencia, aunque se habia encargado de dejarle claro lo que sucederia si se iba de la lengua. No tenia nada en contra de la pobre chica, ademas, era demasiado asustadiza y timida como para ir a contarle sobre sus asuntos a la madame; a la muchacha le convenia estar en buenos terminos con todas las chicas, pues su sueldo dependia de ellas. Habia sido mala suerte que la nina saliera a tirar la basura al callejon trasero del edificio justo cuando ella le ofrecia sus servicios al caballero, aunque le habia bastado una mirada de advertencia para que la criadita desapareciese a la carrera por la puerta de la cocina. Para una vez que tenia fortuna en la vida, no iba a desperdiciarla. El prostibulo que regentaba madame Beth en Haymarket era uno de los mas cotizados entre los nobles de la aristocracia, pero tambien uno de los mas estrictos en cuanto a sus reglas de gobierno. No se permitian las relaciones fuera del local, quiza por miedo a que alguna de las chicas emulara el ejemplo de Laura Bell, la joven cortesana irlandesa que habia conseguido casarse con el capitan August Frederick Thistlethwayte, de Grosvenor Square. La que habia sido conocida como <> era en esos momentos la orgullosa senora de una finca en Ross-shire, Escocia. Rose echo un vistazo al semblante de su acompanante. Su perfil, elegante y masculino, oscilaba entre las luces y sombras que atravesaban la ventanilla del coche. Si jugaba bien sus cartas, ella, Rose O'Flaggerty, tambien obtendria lo mismo que su compatriota. El hombre era atractivo, de constitucion fuerte y movimientos mesurados. Sus ojos tenian un perpetuo halo de tristeza que le provocaba la acuciante necesidad de envolverlo en sus brazos, como si fuese un nino necesitado de consuelo, aunque lo cierto era que el le doblaba la edad. --?Se arrepiente, senorita O'Flaggerty? La voz calida y suave le produjo un estremecimiento. Le encantaba que la tratase con el respeto debido a una dama, hacia que se sintiese valorada como mujer. --En absoluto, milord. ?Como podria arrepentirme? --Su tono reflejo cierta incredulidad. No comprendia que el pudiera pensar que le costara dejar atras la vida que llevaba. Habia llegado a Londres desde Irlanda con dieciseis anos y habia comenzado trabajando como sirvienta por unos pocos chelines. A los diecisiete, el hambre y las circunstancias --una madre viuda y tres hermanos menores-- la habian obligado a prostituirse en las calles. Odiaba aquel negocio, se sentia como una mercancia usada, pero habia aprovechado bien su belleza juvenil para evitar que sus hermanas menores tuviesen tambien que prostituirse. Entrar en el negocio de madame Beth habia sido lo mejor que habia podido sucederle, tenia su habitacion propia y ganaba casi tres veces mas de lo que conseguia en la calle; poseia vestidos elegantes y podia comer un plato caliente cada dia. No, desde luego, no se arrepentia. En esos momentos tenia veinticinco anos y, aunque seguia siendo una mujer hermosa, los caballeros preferian a las muchachas mas jovenes, con lo que cada vez mermaban mas sus posibilidades de conseguir un buen sustento para el futuro. --Conocerlo ha sido lo mejor que me ha pasado --agrego Rose al ver que el no decia nada. --Me alegro mucho. --Tomo su mano con suavidad y se la apreto con delicadeza. Sintio la reconfortante calidez que emanaba del cuerpo masculino cuando se inclino hacia ella, y las notas especiadas de su aroma--. Es mi deseo hacerla feliz y que pueda vivir en paz. Rose parpadeo, un tanto sorprendida, ante aquella forma de expresarse. Con toda certeza, <> no era una palabra que habria incluido en su vocabulario y en su vida. Se removio inquieta sobre el asiento, con una sensacion extrana atenazandole las entranas; sin embargo, se esfumo apenas vio el estuche de terciopelo que el caballero puso ante sus ojos. --!Oh, es precioso! Paso los dedos con delicadeza sobre las piedras de rubi, talladas con una gran perfeccion, que descansaban sobre engarces de oro. Tenia un aire antiguo que atraia la atencion de un modo casi hipnotico. --Pertenecio a una reina. --La voz profunda no logro arrancar su mirada del brillo de los rubies--. Toda mujer deberia poder lucir una joya asi al menos una vez en la vida. Saco el collar del estuche y le hizo darse la vuelta para colocarselo. Rose se estremecio, aunque no supo si fue por el roce de las manos masculinas sobre la piel de su nuca o por el peso de la gargantilla. Noto un calorcillo en el pecho y la recorrio una pequena agitacion. --Milord, no se que decir. --Se giro de nuevo hacia el y esbozo una sonrisa seductora--. Muchas gracias por este precioso regalo. Yo… Se quedo en silencio cuando el coloco un dedo sobre sus labios para acallarla. Noto como lo deslizaba despacio por el carnoso labio inferior y deseo que la besara. No lo habia hecho despues del dia en que se conocieron en aquel oscuro callejon, al que ella salio para refrescarse del opresivo ambiente del burdel. En esa ocasion, la habia besado con fuerza, casi con desesperacion; pero, tras aquel dia, se habia comportado como un perfecto caballero, como si de verdad la cortejara. Y aunque le encantaba sentir aquella especie de veneracion con que el la trataba, en algunos momentos le hubiera gustado que pareciese un poco mas terrenal. --?Por que no brindamos por la nueva vida que le espera? --le dijo, sacando del bolsillo interior de su chaqueta una petaca de plata y ofreciendosela--. Sera una mucho mas feliz, sin carencias, sin dolor. ?Me cree, senorita O'Flaggerty? Rose asintio. --Le creo, milord. --Entonces, brindemos a nuestra salud. Acepto la petaca y dio un largo sorbo. El liquido le quemo la garganta y le calento las entranas. Aunque era algo mas fuerte de aquello a lo que estaba habituada, no se quejo. No pensaba morder la mano que le iba a dar de comer. A ella y a su familia. Aun no le habia hablado de sus hermanos ni le habia contado que les habia entregado a ellos el dinero que el le habia ofrecido con tanta generosidad. Maud habia crecido en los ultimos meses y necesitaba vestidos nuevos; a Sheila se le habia acabado el material para fabricar los bonitos sombreros que luego vendia a un elegante negocio de la calle Bond; y Michael habia requerido zapatos nuevos. Si el caballero cumplia su palabra, no les faltaria de nada a partir de aquel momento. --?Falta mucho para llegar? --pregunto. Sentia la lengua rasposa y dio otro pequeno trago, o tal vez lo hacia solo para animarse a hablar. Sabia que tenia que ser sincera con el y contarle de su familia, y aquel era un buen momento para hacerlo. --No demasiado --respondio, al tiempo que le quitaba la petaca de la mano temblorosa y volvia a guardarsela en el bolsillo--. En un par de minutos habremos llegado a nuestro destino. --Aun no me ha dicho adonde nos dirigimos. --?Eso importa? Mientras encuentre el camino, todo estara bien. Rose sacudio la cabeza en un intento por despejarse. Aquellas palabras le habian resultado incomprensibles, quiza porque habian llegado a ella distorsionadas. De hecho, la figura del hombre parecio desvanecerse por momentos, y extendio las manos hacia delante para aferrarse a ella mientras una sensacion extrana se apoderaba de su mente y de su cuerpo, una liviandad que la asusto. --?Que… camino? Yo… me siento… Cerro los ojos casi al mismo tiempo que notaba las manos de el acercandola a su cuerpo. Su calor y su esencia la envolvieron, y se dejo llevar por la niebla que inundaba sus sentidos. --Duerma, senorita O'Flaggerty. Pronto terminara todo y usted podra descansar en paz, como deseaba. El dolor le martilleaba en las sienes y detras de los parpados. Ademas, tenia frio; la superficie sobre la que se hallaba tumbada desprendia un helor que le calaba los huesos a traves de las capas de su vestido. Voces indistintas alcanzaron sus oidos, pero se encontraba demasiado aturdida para comprender los ricos tonos masculinos. Se pregunto si se habria quedado dormida en algun salon del burdel. Intento abrir los ojos y una luz brillante, como del sol, la deslumbro. ?Ya era de dia? Pero ella recordaba haber viajado de noche con el caballero. Parpadeo varias veces y trato de enfocar la mirada. No era el sol. La luz que la cegaba era el fuego ardiente de unas antorchas que iluminaban el recinto en el que se encontraba. Sombras oscuras danzaban sobre las paredes. Componian extranas figuras que provocaron que su corazon comenzase a latir apresurado. Una se cernio sobre ella y quiso gritar, pero tenia la garganta seca y cerrada. La respiracion acelerada provoco que le dolieran los pulmones y se acrecentase el mareo. --No tendria que haber despertado. --Reconocio la voz y casi sollozo por el alivio. Aunque no podia ver bien su rostro, sabia que se trataba del caballero--. Ahora todo sera peor. Rose no comprendio sus palabras por completo. Todavia sentia el cuerpo descompuesto y temblaba de frio. --Agua --le pidio, arrancando un quejido a su garganta. --Es mejor que no tome nada. Todo se acabara pronto, se lo prometo --le aseguro el. Su voz sonaba cargada de melancolia y tristeza, y la caricia suave que retrato su mejilla sabia a dolorosa despedida. Un estremecimiento involuntario la recorrio por entero. Intento incorporarse, a pesar del mareo, pero un fuerte tiron en las munecas se lo impidio. El panico comenzo a atenazarla, un terror irracional que se acrecento cuando el caballero se alejo y la luz de las antorchas le permitio ver las cadenas que sujetaban sus manos. Rose comenzo a gritar mientras tiraba con fuerza de sus ataduras en un vano intento por deshacerse del tintineante metal. --!Dejeme ir, milord, yo no he hecho nada! --La garganta le ardia, pero los ecos de su voz se perdian en la resonante boveda de piedra. Las lagrimas que arrasaban sus ojos le quemaban la piel--. !Soy una buena chica! Cerro los parpados, angustiada. ?Que iba a ser de su familia: de su madre, del pequeno Michael, de Maud y Sheila? ?Como podrian vivir sin su sustento? Una sombra la cubrio y abrio los ojos, sobresaltada. En ese momento, la luz se habia tornado mas intensa y pudo ver con claridad los de el. El caballero la miraba con una tristeza mas profunda de lo que nunca le habia visto. Pero, en esta ocasion, no sintio compasion, solo terror cuando un coro de voces masculinas entono un cantico en una lengua desconocida y extrana. Unos hombres vestidos con tunicas negras rodearon la piedra sobre la que se encontraba tumbada. --?Podra perdonarme, senorita O'Flaggerty? --La voz del caballero era un susurro dulce--. Ella es todo lo que amo y la necesito de vuelta conmigo. Usted tiene que morir para que ella viva, ?lo comprende? --!No! !No, no, por favor! --suplico entre sollozos--. No quiero… Enmudecio y sus ojos se dilataron por el terror cuando vio ondear sobre su cuerpo una daga de plata, empunada por el hombre que le habia prometido que la haria feliz. El grito agudo y horrorizado golpeo las paredes de piedra, pero sus oidos permanecieron sordos al eco de su propia voz y al borboteo de su sangre caliente al derramarse en el interior del caliz de plata. El caballero contemplo el bello rostro de la mujer, exangue y palido, y durante unos instantes experimento lastima por ella. <>. El pensamiento vago por su mente y lo ayudo a tranquilizarse. --Lo has hecho muy bien. --La felicitacion del Gran Maestro de la Orden lo saco de sus cavilaciones--. El primero es siempre el mas dificil, pero tu no has dudado. Estoy seguro de que conseguiras lo que te propones. El asintio. Volver a ver a su preciosa Alice, a su unico amor. Nunca habria nadie como ella; nunca podria amar a nadie mas. Si, lo conseguiria. El numero siete era el numero de la perfeccion, el que unia el numero tres del espiritu con el numero cuatro de la materia y devolvia la vida. Solo necesitaba seis victimas mas para realizar el ritual completo y poder traer a su esposa desde el abismo de la muerte

  • Altagracia de Rafaela Asuncion

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    Altagracia piensa como mujer, y como mujer siente y padece. El amor le llega temprano y luchara por el pase lo que pase, aun a costa de enfrentarse a la familia.

  • Sin compromiso (Tessa Leoni 2) de Lisa Gardner

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    La nueva reina del suspense vuelve con un nuevo caso de la investigadora Tessa Leoni.

  • Siempre tuya (Secuestrada 3) de Anna Zaires

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    Tercer libro de la trilogia de romance oscuro Secuestrada, exito de ventas por el New York Timesy USA Today

  • Mi Irresistible Jefa de Wendy Etherington

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    ?Como podia conseguir una chica que un hombre cayera rendido a sus pies?

  • Las intrigas de la fama 2 de Mercedes Franco

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    Carolina comienza su nueva carrera con exito, ya que ha logrado captar la atencion de todos los medios y tambien de Armando Lugo.

  • Extranos al calor de la noche de Kylie Brant

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    No sabia como se llamaba, no sabia de donde era. Rianna Kingsley solo sabia que sus conocimientos de artes marciales y tecnicas asesinas estaban muy por encima de lo que sabia una persona normal.

  • Maldita Suerte de Susana Aragon

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    Rebeca es una estudiante de arquitectura que trabaja como camarera en un local dedicado al baile de salon. Ha huido del amor durante mucho tiempo, de la idea que representa estar enamorada. Esto cambia cuando el egocentrico, chulo e insoportablemente irresistible dueno de Arquitecturas Torres entra en su clase una manana, provocando una lucha en su interior que pondran a prueba algunos de los principios con los que cada uno rige su vida.

  • Suenos (Italia 2) de Elizabeth Betancourt

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    Sentada en el bar, sumida en sus pensamientos, siquiera oia la triste musica de fondo que tanto se asemejaba a su estado de animo. Ya desde un inicio sabia que emprender el viaje hasta Italia era un riesgo, pero estaba dispuesta a arriesgar porque la seguridad en la que vivia en casa de sus tios era una ilusion, una carcel disfrazada de solidez, de una garantia de vida tranquila que era estatica sin cambio alguno, estando en un bucle que consistia en rutinas interminables de aburrimiento. No lamentaba haberse ido de "Boring", pero ni en sus peores pesadillas se habria imaginado que perderia todo por culpa de una mentira, por culpa de una farsante maquiavelica que a simple vista no parecia alguien de quien temer... Durante el viaje, aquel viaje inolvidable en el que habia conocido a Angela y a Domenico, habia pensado que podia fracasar con el proyecto que habia emprendido, pero por cuestiones economicas, no por el odio de toda una comunidad que la habia tratado al principio como una persona que merece respeto y carino, para despues sin siquiera escucharla, juzgarla y echarla de sus vidas como si fuera un perro callejero. Sus ojos todavia se empanaban al recordar lo perdida que se sentia al salir de la casa de Domenico. La habian sentenciado sin siquiera darle la minima oportunidad de poder defenderse. Habia creido que en seis meses la conocerian, sabrian la clase de persona que era y sobre todo, sabrian lo mucho que habia entregado de su amor a todos ellos. Una lagrima se deslizo por su mejilla sonrojada y Melania la borro con rabia, diciendose a si misma que ninguno de ellos valia la pena, ninguno de ellos merecia una sola lagrima suya, ninguno, excepto su angelito... Si seguia alli, planeando y luchando por descubrir las mentiras de Antonella, era por Angela y por su casa, habia trabajado muy duro como para abandonar el unico hogar real que habia tenido en la vida. --Disculpe, senorita... Espero no molestarla, pero creo que necesita compania. --La voz de un hombre interrumpio sus reflexiones. Le miro sin llegar a verle, lo cierto es que se sentia desde hacia semanas como en un mundo lleno de niebla espesa que la permitia abstraerse de la realidad. No queria sumergirse en su mundo interior, pero el dolor por la perdida de aquello que siempre habia anorado tener y por fin parecia haberlo logrado, la mortificaba. --Nnno, no pasa nada. --Murmuro Melania en respuesta. El hombre sonrio y toco su mano, fue entonces cuando la pelirroja por fin se fijo en el. Era un hombre atractivo, debia rondar los treinta y cinco anos, moreno y de estatura promedio. Iba vestido de manera informal y debia admitir que tenia una sonrisa bonita. Su gesto no parecia el tipico de un varon joven que intenta llevarse a la cama a una chica que se encuentra en un bar en los suburbios de la Toscana. Parecia que deseaba genuinamente ayudarla, al menos escuchandola, si, tenia pinta de ser un buen oyente. --?Por que una joven inglesa tan bella esta sola en esos lares y con la mirada tan triste? -- Pregunto aquel hombre cuyo acento en ingles era dulce y gracioso. --Es una historia muy larga. --Contesto Melania, haciendo un intento de esbozar una sonrisa que mas bien parecia una mueca y en un italiano perfecto, casi de nativa. --Se me da bien escuchar. --Respondio el moreno. Su mirada era calida y su voz muy tranquila y serena, tanto que resultaba calmante. --Eso parece... ?Eres un escritor que busca inspiracion en historias tristes? ?O tal vez, un sociologo que intenta estudiar el comportamiento de las feminas extranjeras en Italia? ?O, eres alguien sin una vida propia que no tiene nada mejor que interesarse en las vidas ajenas? Melania no habia pretendido resultar tan borde, pero ultimamente no parecia ella misma, no se sentia como la mujer serena, dulce, simpatica y graciosa que generalmente era. Algo en su interior se habia roto... --Perdona, no queria... --Intento disculparse, pero el hombre la dedico una sonrisa, como diciendo: No pasa nada. --Soy criminologo, me acabo de tomar las vacaciones y decidi venir a este sitio que se caracteriza por sus buenas costumbres y la paz. Mi trabajo muchas veces impide esa tranquilidad mental que deseo. --Dijo el desconocido dejando a Melania sorprendida. Ella jamas habia conocido a un criminologo y aquello resultaba de lo mas interesante. --!Vaya! No me extrana... ?Es como en "Mentes Criminales"? Me refiero, seguro que has visto cosas espeluznantes... --Dijo Melania con la curiosidad tipica de una nina pequena. --La realidad supera la ficcion. --Contesto el hombre y en sus ojos ella pudo apreciar cierta tristeza, pero fue solo por unos segundos tras los cuales la expresion del moreno volvio a ser afable y sus ojos brillantes, chispeantes como el lucero vespertino. --Entiendo... ?Y que te parece la Toscana hasta ahora? --Pregunto Melania cambiando de tema, aunque se moria por saber mas sobre las cosas que debia haber visto aquel desconocido tan atractivo. Su imaginacion volaba por las nubes, imaginandose situaciones, historias dignas de un episodio de NCIS. --A La Toscana la podria definir como un paraiso idilico donde el tiempo se ha detenido. -- Respondio el criminologo. --Oh, recuerdo que yo habia pensado lo mismo cuando pise estas tierras. --Dijo Melania con cierta melancolia. --?Y ahora? ?Opinas de la misma manera? --Pregunto el hombre que al parecer se interesaba por el comportamiento humano incluso fuera del trabajo. --Claro que si, lo que pasa es que... No se, es dificil de explicar. --Dio una respuesta bastante ambigua la pelirroja, pues ya no confiaba en las personas como antes y tanto interes repentino por parte del desconocido sonaba sospechoso. --Intenta explicarlo. Creo que has sufrido mucho, parece que alguien a quien amaste con todo el corazon te destrozo emocionalmente... No pareces desear soltar tu dolor a un perfecto desconocido. Lo cual es comprensible y ademas, aconsejable. Pareces una buena chica, alguien capaz de escuchar... Tal vez tu podrias ser mi oyente por unos minutos, a mi no me importa que seas una desconocida, casi que lo prefiero, siento que me puedo expresar mejor con alguien a quien no conozco, alguien cuya opinion en el fondo no me importa, alguien a quien tras una charla amena no volvere a ver. --Dijo el moreno sonriendo, Melania correspondio a su gesto. --Entonces tienes una historia... --Dijo ella, mas para si misma que para el, reflexionando en voz.--En esta clase de sitios siempre hay alguien con una historia, dispuesto a ahogar el dolor con una copa o un rapido revolcon. --Yo solo vine a por una o varias copas. --Dijo la pelirroja, dejando clara su postura. --Tu corazon pertenece a alguien, inconscientemente pones barreras a cualquiera que quiera ligar contigo porque sientes que le debes lealtad a esa persona. --Dijo el desconocido sin inmutarse, con una voz pragmatica. --!No le debo nada a ese! --Contesto Melania con voz ronca, con los ojos reflejando su llanto interior. --Lo que yo decia, un corazon roto. --Dijo el moreno levantando una ceja y ella le miro rabiosa. --!Deja de analizarme! Mi cabeza es mia y solo yo puedo estar dentro de mi coco. La respuesta de la inglesa le hizo reir al criminologo, a ella le parecio que su risa era agradable al oido y sin poder evitarlo, tambien lanzo una carcajada. --Cuentame tu historia. --Dijo al cabo de un rato la pelirroja, tomando un gran sorbo de su jarra de cerveza. --Me suspendieron del trabajo por un trauma... --!Oh dios mio! --Exclamo Melania horrorizada, con los ojos abiertos de par en par. --No es por algo que haya visto, esas cosas no suelen afectarme, solo unos cuantos casos durante mis primeros anos de oficio, pero el ser humano esta hecho para encontrar la forma de poder avanzar a pesar de ver las cosas mas horrorosas hechas por seres que han caido en la miseria de su existencia. --Respondio el con una voz inexpresiva, probablemente una tecnica que habia aprendido como forma de suprimir sus emociones para desempenar su trabajo. --?Y entonces? --Pregunto Melania consternada por lo frio que parecia al hablar de su trabajo. --El ano pasado mi hermano, Alphonso, se suicido. Fue de forma repentina, el parecia estar bien meses atras, pero se enamoro perdidamente de una chica a la cual yo nunca llegue a conocer. Encontre su cuerpo sin vida en su habitacion, pues compartiamos piso, el colgaba desde el techo y en su mano habia una carta desgarradora en la que describia ese amor enfermizo que sentia hacia esa mujer llamada Chiara. Al parecer, ella nunca correspondio a su amor, pero a pesar de eso era extrano ese comportamiento en mi hermano, el no era un cobarde, todo lo contrario y jamas antes se habia obsesionado de esa forma con una mujer hasta perder la cabeza. Lei todas las cartas que le habia escrito, solo se repetia ese nombre y la belleza que poseia la mujer, pero ninguna pista sobre la identidad de Chiara, tan solo su nombre de pila. Llegue a tener una gran mania de encontrar mas respuestas para poder explicarme la razon de que mi hermano hubiera tomado tal decision, una resolucion radical y sin logica... Pero, no hallaba las respuestas a todas mis preguntas, mi jefe lo noto, me dio un plazo para recomponerme y dedicarme de nuevo de pleno en mi trabajo, pero no pude... Es por eso que Basilio, mi superior me suspendio temporalmente y vine aqui... Creo que me vendra bien. --Termino de relatar el hombre y anadio. --Te acabo de contar parte de mi vida y sin embargo, ni te he dicho mi nombre. Me llamo Cristiano. La historia de lo que le habia pasado al criminologo habia dejado a Melania con un malestar en las entranas. --Yo Melania. Espero que estas tierras apacibles realmente te ayuden, es algo atroz lo que ha pasado y puedo comprenderte perfectamente, puedo entender las dudas que te asechan, sobre todo, teniendo en cuenta que tu hermano era alguien con todos los tornillos bien puestos... Es extrano el cerebro, su funcionamiento... !Un dia piensas normal y ves las cosas con logica y perspectiva, al otro has perdido las facultades! --Asi es, pequena pelirroja. He hablado de esto solo con mi terapeuta.

  • Pasiones de Lola Bach

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    Lo odio.

  • La peligrosa amante del jeque de Elizabeth Lennox

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    Shanelle Basara se subio un poco mas el formal vestido, irritada por tener que llevar un atuendo como ese. El hecho de que tuviera que estar alli era ridiculo, sobre todo porque se habia tenido que arreglar tanto para un idiota arrogante y engreido. Habia dejado bastante claro a los poderes facticos que no tenia ningun interes en estar alli ese fin de semana, pero alli estaba. Desgraciadamente, no tenia la opcion de ignorar la citacion sin mas. !Era el jeque! ?Pero que hacia ella alli? Shanelle miro a su alrededor y vio a muchisimas mujeres ansiosas y entusiasmadas, la mayoria de ellas mas bellas y preparadas que ella. Claro que algunas de esas diferencias eran intencionadas. Habia restado importancia a su aspecto a proposito, apenas se maquillo y eligio el vestido menos favorecedor que pudo encontrar. El vestido sin espalda era de un gris plateado que hacia que su piel pareciera palida y amarillenta. El corte del vestido hacia que sus caderas parecieran enormes y sus pechos apenas eran visibles, a diferencia de las elecciones hechas por muchas de las senoritas presentes. El corte del dobladillo probablemente mostraba demasiada pierna, pero era lo mejor que pudo conseguir con tan poco tiempo. Nadie diria que estuviera gorda, pero se negaba a morirse de hambre como muchas otras mujeres. Tenia una cintura pequena, ?pero a quien le importa la linea? Sus piernas eran bonitas, pero no demasiado tonificadas como las de la mujer que tenia a la derecha. Ni eran tan largas y delgadas como las de la mujer a su izquierda. Caminaba al lado de su madre y de su padre sintiendose inepta, cohibida y amargada, deseando ser otra persona y estar en otro lugar. No entendia por que habia tantas mujeres invitadas al gran baile en el palacio. Si los rumores eran ciertos, el jeque buscaba una esposa. Pero el hombre tenia treinta y seis anos y habia estado soltero hasta el momento. ?Por que cederia a la tradicion y se casaria ahora? No tenia ningun sentido. Desde luego, tampoco tenia mucho sentido que ella y sus padres estuvieran alli. Su padre era adinerado y caia en gracia al gobierno, pero no era un funcionario de alto nivel ni el director de una institucion. Su madre no trabajaba, pero ayudaba a su padre con la socializacion, lo que Shanelle sabia que era una parte muy importante de la vida en Canaan. Igual que en muchas carreras politicas gubernamentales, gran parte del trabajo del gobierno se realizaba durante los eventos sociales, durante negociaciones discretas con una copa de vino o bourbon que terminaban con un apreton de manos. Pero aquello no tenia nada que ver con Shanelle, asi que le resultaba muy extrano que la invitaran cuando nunca habia formado parte de esa red social hasta el momento. Asi que los rumores de que el jeque necesitaba encontrar una esposa debian ser ciertos. Puesto que aquella no era una posicion a la que Shanelle aspirara, deseaba darse la vuelta y volver a casa, acurrucarse en su comoda silla y leer un buen libro. Claro que tambien podria dedicar unas cuantas horas mas a estudiar para los examenes de derecho del proximo mes en los que se habia inscrito. Mientras esperaba en la cola a que la anunciaran, miro alrededor intentando averiguar como escabullirse de esa ridicula charada. No queria llamar la atencion, queria pasar desapercibida. Estar en segundo plano. -Papa, necesito ir a refrescarme -dijo ella y solto la mano de su brazo antes de que el pudiera replicarle. Sonrio a su madre para tranquilizarla, pero giro sobre sus tacones y se marcho en direccion opuesta. Detuvo a uno de los sirvientes que llevaban una bandeja con copas de champan, le pregunto donde estaba el servicio y se dirigio hacia alli lo mas rapido posible. Si tuviera mucha suerte, podria quedarse en la zona lujosa hasta que acabaran todos los anuncios. Shanelle tenia un plan. No era un plan muy bueno, pero le permitiria permanecer invisible. Volvio a asomarse al cabo de diez minutos e inspecciono el pasillo. Seguia habiendo una fila de personas que avanzaban hacia el salon de baile, pero al menos sus padres ya estaban dentro. Eso queria decir que ya no era necesario que la anunciaran formalmente a su llegada. !Podia ser anonima! Sonrio, se levanto la falda y recorrio el pasillo por donde los camareros iban de un lado para otro. Ser invisible seria mucho mas facil si pudiera pasar por la entrada de los sirvientes en lugar de la puerta principal. Sospechaba que el jeque y su sequito estaban esperando al pie de la escalera, saludando a cada uno de los invitados a medida que los anunciaban. Con una sonrisa de deleite, oteo el pasillo, entusiasmada por la idea de haber despreciado al jeque de esa manera. Era poca cosa y quiza insignificante, pero no era buena idea despreciar abiertamente a un hombre tan poderoso. Asi que esas pequenas rebeliones eran todo lo que podia ingeniar de forma segura. Se detuvo en la esquina, se giro un poco y miro al salon, intentando descubrir si era seguro entrar por ese pasillo o si debia buscar otro. Malik Badri del Rahal, Jeque de Canaan, vislumbro con el rabillo del ojo el destello de plata en la esquina. Levanto la mano y el ayudante que caminaba a su lado quedo en silencio inmediatamente. Si no hubiera sufrido tantos intentos de asesinato recientemente, jamas habria accedido a la celebracion de ese fin de semana. Pero incluso Malik acepto que la mejor manera de detener los atentados contra su vida era casarse rapidamente y engendrar un heredero. O varios herederos, como le habian aconsejado en muchas ocasiones. Malik se habia resistido a la idea, pues preferia concentrarse en hacer que el pais creciera. La idea de tomarse el tiempo para casarse y engendrar un heredero le parecia un desperdicio ridiculo. Pero tras el cuarto atentado contra su vida, Malik supo que debia hacerse algo drastico. No era que no le gustara la compania de mujeres. No, indudablemente disfrutaba esa parte de la vida. !Incluso con mucho placer! Lo que le fastidiaba era simplemente la idea de estar atado a una mujer. Sus consejeros le habian dicho una y otra vez que estar casado no implicaba que no pudiera disfrutar de la variedad, solo que deberia ser mas discreto al hacerlo. Ese pensamiento le dejo un mal sabor de boca, pero ya se habia hecho a la idea del matrimonio. Y la manera mas apropiada de cumplir la tarea era reunir a tantas mujeres aptas como fuera posible en el palacio y seleccionar una que pudiera cumplir el trabajo. Aquel era el tercer fin de semana y, hasta el momento, ninguna mujer le habia llamado la atencion. En ese momento, Malik deseaba senalar a una de ellas y terminar ya con la decision. Aquello parecia vulgar, pero estaba cansado de aquellos fines de semana llenos de bailes y cenas elaboradas. Tenia cosas que hacer y pasar el tiempo socializando con un grupo de mujeres excesivamente maquilladas, acicaladas y muertas de hambre no parecia una buena forma de pasar el tiempo ni de gastar el dinero. El destello de plata desaparecio por el pasillo de los sirvientes y Malik camino rapidamente en esa direccion con la determinacion de capturar a quien estuviera colandose en el salon. Sabia que no era un sirviente, ya que estos llevaban uniformes dorados y bermellones. Se le paso por la cabeza que, si pudiera capturar el destello de plata, quiza podria conseguir algunas respuestas sobre el plan para librarse de el. Si pudiera descubrir quien intentaba matarle, podria eliminar la amenaza y no tendria la necesidad urgente de casarse y engendrar un heredero. Malik sabia que su ayudante lo seguia, sin saber por que no estaban yendo hacia el salon de baile. El publico ya se estaba reuniendo con ansias por ver al jeque y presentarle a sus hijas para que las examinara. Pero lo que vio cuando giro la esquina era mucho mas fascinante que cualquier intencion criminal. El trasero curvo y exuberante que habia ante el hizo que su cuerpo reaccionara con un interes inesperado. ?Por que alguien enviaria a una mujer para matarlo? Cuando el bonito trasero desaparecio bajo el voluminoso vestido de baile, observo con un interes mayor como una pierna larga y esbelta aparecia por la parte frontal. La mujer tiro del material plateado que tenia sobre esa pierna pero a Malik no le importo, ya que aquello hizo que levantara un poco la mirada. La agradable y seductora vision del pecho de la mujer cautivo su atencion. Solo pudo ver el costado y la mayor parte del pecho estaba cubierta con el fabuloso vestido, pero pudo entrever suficiente para captar su interes. <>, penso con placer. Malik recorrio el pasillo e hizo una senal a sus guardias para que se adelantaran a la mujer por el pasillo paralelo pero sin detenerla. Sus ordenes eran esperar mientras el descubria cuales eran sus intenciones. Mientras observaba, la belleza del vestido plateado caminaba sigilosamente por el pasillo. Por que intentaba ser tan silenciosa era un misterio, pero la forma en que echaba un vistazo a cada pasillo perpendicular era adorable, dandole a el otra vision de su adorable pompis. A medida que ella avanzaba por el pasillo, comenzo a sospechar que esa mujer no era del tipo criminal. Era demasiado obvia y muy poco sigilosa. Ademas, la expresion de su cara tenia algo que no parecia propio de alguien con intenciones de asesinar. Parecia demasiado alegre, demasiado encantada con su travesura. Cuando llego al final del pasillo, se acerco con intencion de verle la cara. Despues de haber observado su cuerpo durante los ultimos minutos, admitio que estaba mas que un poco intrigado. Fascinado seria una expresion mas adecuada. Se acerco mas y observo con interes como ella cruzaba los dedos a su espalda para despues asomarse a la entrada del salon de baile. <>, penso el. De ninguna manera iba a permitir que esa pequena belleza se perdiera entre la multitud, como sospechaba que intentaba hacer. Una asesina no cruzaria los dedos a su espalda. Sacaria una pistola u otra arma. Tampoco llevaria un vestido plateado que atrapara la luz, haciendo que toda su figura brillara. No, una asesina pasaria desapercibida, posiblemente con un vestido negro o incluso marron. Algo que muchas otras mujeres vistieran. O se vestiria como una camarera. Pero aun asi, ella destacaria. Ese cabello negro y reluciente trenzado en la parte trasera de su cabeza resaltaba su delicada estructura osea. <>, penso el mientras la luz del salon de baile iluminaba sus rasgos. Sus ojos eran de un marron chocolate oscuro, su piel tenia un color cremoso con tonos melocoton que el no creia que fuera maquillaje. Tenia unas pestanas largas y gruesas que rodeaban esos ojos almendrados, haciendo que tuviera un aspecto sensual sin usar montones de maquillaje. Incluso el hecho de que llevara menos de la mitad de maquillaje que las demas mujeres habria hecho que destacara. Por no mencionar el entusiasmo de sus adorables y expresivos ojos cuando se mordia su carnoso labio inferior. No, esa mujer no era una asesina. El se apostaba la vida literalmente con ese instinto cuando se acerco mas y se apoyo contra la pared justo detras de ella. En esa posicion, ella estaba demasiado ocupada mirando a la vuelta de la esquina, pero el pudo ver debajo de ese bonito vestido aquellos pechos que sus manos repentinamente ansiaban sostener y examinar. Eran abundantes y exquisitos y el corte del vestido le dio una seductora vision del profundo escote y las interesantes sombras. Sus ojos percibieron el lazo que mantenia el corpino sin espalda en su lugar y deseo con desesperacion estirar de ese provocador cordel para poder ver completamente esos pechos

  • Las chicas del coro de Jennifer Ryan

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    A principios de 1940, los estragos de la guerra se hacen notar incluso en la pequena poblacion de Chilbury, en el condado de Kent. Con la mayoria de los hombres en el frente, el vicario decide cancelar los ensayos del coro, pero la directora, Primrose Trent, se opone a esta decision y convierte el tradicional coro mixto en un coro formado solo por mujeres. Bajo su firme batuta, las chicas del coro siguen adelante, superan los desafios propios del tiempo que les ha tocado vivir y hasta participan en un concurso del condado. A traves de la narracion de cuatro mujeres del coro, que se alternan a lo largo de la novela, el lector sigue las idas y venidas de los habitantes de Chilbury. A pesar de las duras circunstancias propias de la guerra &mdash eurosracionamiento, cortes de luz, toques de queda, bombardeos&mdash euros, habra lugar para el amor, traiciones, disputas familiares y se revelaran secretos. Las protagonistas comprobaran hasta que punto las creencias mas arraigadas pueden ser puestas a prueba en tiempos dificiles.

  • Once escandalos para enamorar a un Duque de Sarah Maclean

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    En retrospectiva, la senorita Juliana Fiori deberia haber recapacitado sobre cuatro acciones de aquella noche. Para empezar, tendria que haber ignorado el impulso que la llevo a desatender el baile de otono de su cunada para aventurarse en los jardines de Ralston House, un lugar menos empalagoso, mas fragante y mucho peor iluminado. En segundo lugar, deberia haberselo pensado dos veces cuando el mismo impulso la llevo a adentrarse en los lobregos senderos que bordean la mansion de su hermano. Y en tercero, deberia haber regresdo al interior de la casa en cuanto tropezo con lord Grabeham, completamente ebrio, que se mantenia en pie a duras penas y expelia comentarios poco caballerosos. Pero no deberia haberle golpeado. No importaba que la hubiera atraido hacia el y la hubiera obligado a oler su aliento calido y apestoso, a whisky nada menos, ni que sus labios frios y humedos hubieran buscado torpemente el arco de su mejilla; ni siquiera que sugiriera que iba a disfrutarlo tanto como lo habia hecho su madre. Las damas no golpean a la gente. Al menos las damas inglesas. La senorita Juliana Fiori observo como el supuesto caballero gritaba de dolor y sacaba un panuelo del bolsillo para cubrirse la nariz y manchar de escarlata el inmaculado lino blanco. Paralizada, sacudio la mano distraidamente para deshacerse del escozor mientras el miedo la consumia. Aquello saldria a la luz publica. Se convertiria en un <>. Y no importaba que el susodicho caballero lo mereciera. ?Que otra cosa podria haber hecho ella? ?Permitir que la maltratara mientras esperaba que un salvador apareciera entre los arboles? Era mas probable que cualquier hombre que estuviera en el jardin a aquella hora de la noche fuera otro acosador y no un salvador. Pero acababa de confirmar todas las habladurias. Jamas podria ser uno de ellos. Juliana levanto la vista hacia el dosel que formaban los arboles. Hacia tan solo un momento el susurro de las hojas por encima de su cabeza le habia prometido un respiro de las destemplanzas del baile. Ahora el sonido se mofaba de ella, como el eco de los suspiros que brotaban de los salones de todo Londres cuando pasaba por delante de ellos. --!Me ha golpeado! --El grito del hombre gordo fue demasiado alto, nasal e indignado. Juliana se llevo su palpitante mano a la cara para apartarse un mechon suelto de la mejilla. --Si vuelve a acercarse, recibira mas de lo mismo. El hombre siguio mirandola fijamente mientras se limpiaba la sangre de la nariz. El enfado que reflejaban sus ojos era evidente. Conocia ese sentimiento. Sabia que significaba. Juliana se preparo para lo que venia a continuacion. Pero el sufrimiento fue el mismo. --Se arrepentira de esto. --El hombre dio un paso amenazador hacia ella--. Le hare creer a todo el mundo que me lo rogo. Aqui, en el jardin de su hermano, como la fulana que es. Un dolor penetrante se instalo en su sien. Sacudiendo la cabeza, Juliana dio un paso atras. --No --dijo, e hizo una mueca ante el espesor de su acento italiano, el mismo que llevaba tanto tiempo intentando dominar--. No le creeran. Sus palabras sonaron vacias incluso para ella. Por supuesto que le creerian. Lord Grabeham leyo el pensamiento en sus ojos y derramo en la noche una risotada furiosa. --No puede imaginar que la creeran. Apenas legitima. Tolerada solo porque su hermano es un marques. Es imposible que crea que el va a confiar en su palabra. Al fin y al cabo, no es mas que la hija de su madre. La hija de su madre. Por mucho que lo intentara, aquellas palabras eran un bofeton imposible de esquivar. Juliana alzo el menton y se cuadro de hombros. --No le creeran --repitio, deseando que su voz se mantuviera estable-- porque nadie puede imaginar que me sienta atraida por usted, porco. Lord Grabeham tardo unos segundos en traducir la palabra del italiano al ingles, en procesar el insulto. Pero cuando lo hizo, la palabra cerdo quedo suspendida entre ambos en las dos lenguas. Grabeham alargo hacia ella una mano rolliza de dedos como salchichas. Aunque era mas corto de estatura que ella, compensaba la diferencia con la fuerza bruta. Sus dedos se clavaron en su muneca con una fuerza que prometia dejarle moretones. Al intentar zafarse de el retorciendo el brazo, Juliana noto una quemazon en la piel. Contuvo el dolor y actuo por instinto, agradeciendo a su creador haber aprendido a pelear con los chicos en los arenales de Verona. Su rodilla salio propulsada hacia arriba, contactando con precision y crueldad con su objetivo. Grabeham emitio un alarido y aflojo la mano lo suficiente para que ella pudiera liberarse. Y entonces Juliana hizo lo unico que se le ocurrio. Echar a correr. Levantandose los faldones de su brillante vestido verde, atraveso los jardines evitando en todo momento la luz que se filtraba por los ventanales del enorme salon, sabedora de que ser descubierta corriendo en la oscuridad resultaria tan nocivo como acabar en las zarpas del odioso Grabeham... quien se habia recuperado con alarmante presteza. Podia oirle avanzar pesadamente detras de ella a traves de un seto particularmente espinoso, resollando a grandes bocanadas. El sonido la espoleo e hizo que traspasara velozmente la puerta lateral del jardin que daba acceso a las caballerizas que colindaban con Ralston House, donde una serie de carruajes esperaban en una larga fila a que sus propietarios los reclamaran para regresar a sus domicilios. Juliana tropezo con algo afilado y dio un traspie. Detuvo la caida con las manos sobre el empedrado, se las arano al tratar de recuperar el equilibrio. Se maldijo a si misma por la decision de quitarse los guantes al salir del salon; por engorrosos que fueran, la cabritilla le hubiera evitado unas cuantas gotas de sangre aquella noche. La puerta de hierro se cerro detras de ella, y Juliana vacilo durante una fraccion de segundo; el sonido podia atraer la atencion de alguien. Una rapida mirada en derredor le hizo descubrir la presencia de un grupo de cocheros absortos en una partida de dados en el otro extremo del callejon; ninguno de ellos mostro el menor interes por ella. Al mirar hacia atras, vio como la mole de Grabeham avanzaba hacia la puerta. Era como un toro embistiendo el capote; tenia pocos segundos antes de ser corneada. Los carruajes eran su unica esperanza.

  • Martina agitada, no revuelta (Martina sin alcohol 1) de Olga Salar

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    “?Os ha pasado alguna vez que al despertar una manana habeis descubierto que vuestra vida esta patas arriba? ?Si? Pues eso mismo me acaba de suceder a mi, Martina Vega, treintanera, soltera, en busca del trabajo de mis suenos y del hombre capaz de soportarme. Y os aseguro que no es tarea facil.
    Por eso, he creado el blog mas Divinity de la muerte. En el cuento aquello que me sucede, que me preocupa o que simplemente se me pasa por la mente en ese momento. Para conocerme mejor, visitad Martina, agitada, no revuelta y dejadme algun comentario. El karma os lo agradecera.

  • Sr. Moore de Myriam Ojeda Moran

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    AUTORA DEL BESTSELLER ” SI TAN SOLO FUERA SEXO ” MAS DE DOS MILLONES DE LECTURAS ONLINE.Nadia Sanchez trabaja en una de las editoriales mas grandes de Espana.Todo parece ir bien, cuando un monton de circunstancias ponen su vida patas arriba. Un ex que parece un modelo estirado. Un manuscrito bajo un pseudonimo que la enamora, y un autor que la vuelve loca. El Sr. Moore ha llegado a su vida para mucho mas de lo que ella se puede imaginar. RISAS, MOMENTOS FRENETICOS Y MUCHO, MUCHO AMOR… CONOCE ESTA HISTORIA , Y VIVE JUNTO A NADIA ESTA AVENTURA QUE NO TIENE DESPERDICIO.

  • La vida verdadera de Adeline Dieudonne

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    Una novela acida e intensa. El fenomeno literario de 2018 en Francia.

  • Lineas del corazon de Ximena Peredo

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    Lo unico claro en la mente y el corazon de Olivia Breen es el sueno que ha tenido desde los cinco anos, formar parte del Royal Ballet de Londres y convertirse en una prima ballerina. El camino no es facil, asi que tendra que esforzarse mucho por conseguir su meta y sobre todo por no distraerse ante la presencia de Sebastian, su mejor amigo de toda la vida. ?Podra Olivia concentrarse en cumplir su sueno o lo abandonara por quedarse en Brooklyn al lado de Sebastian?

  • Purgatorio (Todos mis demonios 2), Veronica A. Fleitas Solich de Veronica A. Fleitas Solich

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    Segunda parte de la saga “Todos mis demonios”.
    Despues de conocer a Vicente, Eliza se interna todavia mas en este mundo repletos de demonios los cuales guardan demasiados secretos.
    Ella espera una eternidad a su lado pero ?se la dara el? ?Que esconde Vicente, que misterios se ocultan detras del alma de Eliza?
    La vida se complica y lo que se inicio como una simple transaccion humano demonio, se descubre en un camino se complica cada vez mas.
    Enganos, silencios, demonios con poderes increibles…
    ?Que vale mas, tu amor, tu alma, tu vida? ?Que prevalecera al final de esta segunda entrega?

  • Por ti…Hare lo que sea! de Lucia Gonzalez Lavado

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    Solo una palabra puede expresar lo que paso el siete de junio en una celebracion de alumnos de secundaria y es: !Tragedia! Un secreto que todos los implicados quieren guardar hasta el dia de su muerte, el cual, al parecer, esta mas cercano, pues el pasado ha regresado y lo hace en forma de venganza. Tras dos anos fuera de su ciudad natal, Cameron regresa tras el suicidio de su hermana Claire y alli se reencuentra con Elle, la hermana menor del que fuera su mejor amigo y tambien su primer amor. El pasado es un fantasma del que no se puede escapar, ha regresado sediento de sangre, y no parara hasta estar saciado.

  • Sentido y Sensibilidad de Jane Austen

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