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    Los ergys la tienen y los wises la quieren.

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  • Reseña: Sencilla obsesión — Haimi Snown - Fiebre lectora

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    28 feb 2015 — No sé qué fue exactamente lo que me llamó la atención de este libro porque no lo había visto por ninguna parte, ni en librerías ni en blogs ...

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  • La Creadora Hielo y Llamas de Haimi Snown

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    En un mundo gobernado por los ergys, Anahy es una insignificante coctel, una mezcla entre los seres de fuego que aborrece y los pobres nulos que han nacido sin dones. Su poca energia no basta para ser recibida en el circulo de los primeros, pero es demasiada para ser aceptada por los segundos.
    Encontrar un sitio al que pertenecer es su sueno, y espera poder cumplirlo en la fria Isla Held.
    Pero cuando la fachada de mentiras empieza a derretirse, Anahy descubre que la verdad tiene una cara horrible: la de Sasha, un cabezota y desesperante ergy. El mayor tramposo, su principal adversario, un villano nato.
    ?Podra una coctel controlar el fuego, el privilegio de los ergys?
    ?Aceptara un amor fundado sobre enganos?
    ?Encontrara la libertad en una carcel de hielo?

  • Las campanas no son solo para las iglesias de Yolanda Quiralte

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    Si estuvieras en el cine viendo el trailer de una comedia romantica, ahora apareceria un comisario guapo, Victor Albalate, tambien llamado Conan, una agente atolondrada, Diana Sierra, y hasta varias escenas con disparos incluidos. Pero, !ah!, estas con un libro entre las manos, y lo unico que te queda es leer para averiguar por que el comisario, un tipo duro y agresivo, consigue hacer temblar a Diana solo con su voz y por que, despues de cada revolcon, ella no consigue evitar que el se esfume de su lado. Y, sobre todo, descubrir de donde salen unas misteriosas campanas de chocolate.

  • A pocos centimetros: La fidelidad en pareja contada en tres historias, Jadine Tyne de Jadine Tyne

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  • Bajo las dunas rojas (Los Colores 1) de Mayra Estevez Garcia

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    BAJO las DUNAS ROJAS" es un viaje inolvidable a Africa que se vive en propia piel. Junto a Clara, una ginecologa madrilena, con la vida totalmente solventada, llegareis a Namibia. El inicio es un recorrido romantico por el pais, descubriendo parajes exoticos: esa parte de Africa boyante y europea inventada para el disfrute del turismo. Si bien, pronto todo se tuerce, y la protagonista es secuestrada, empezando la accion, la intriga, el misterio y un enganche que os atrapara. Sera imposible dejar de leer los impactantes sucesos que tendra que soportar, y ver como sacara sus instintos mas primitivos y animales para conseguir sobrevivir. Entrareis en la historia y os convertireis en un personaje mas de la misma, viendola, sintiendola, tocandola. Visitareis primero paisajes africanos, y despues, un infierno que os ira enganchando, asombrando y conquistando, creciendo la tension con el paso de cada pagina, experimentando todo tipo de sensaciones.
    Ante la dificultad de entrar en el mundo editorial, decidi realizar yo misma todo el proceso de creacion de esta novela, promocionandola por mis propios medios, llegando en la actualidad a la decima edicion.

  • La mujer de Sullivan de Nora Roberts

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    Cassidy espero. La senora Sommerson lanzo el tercer vestido que rechazaba a sus brazos. --Simplemente, no me gusta --musito la senora Sommerson mirando con el ceno fruncido un vestido de lino azul oscuro. Tras un momento de consideracion, aquel vestido se sumo a la pila que cargaba Cassidy en brazos. Aun asi, la dependienta intento no perder la paciencia. Tres meses despues de comenzar a trabajar en The Best Boutique, tenia la sensacion de que habia aprendido a ser paciente, pero no habia sido facil. Obedientemente, siguio a la corpulenta senora Sommerson a otro de los expositores de vestidos. Al cabo de veinte minutos de permanecer a su lado como si fuera un perchero, penso que aquella paciencia que tan duramente habia adquirido estaba seriamente danada. --Me probare este --anuncio por fin la senora Sommerson, y se dirigio hacia los probadores. Musitando pasar si, Cassidy comenzo a colgar los vestidos descartados. Se apreto una de las horquillas que llevaba en el pelo con un gesto de irritacion. Julia Wilson, la propietaria de la tienda, era muy estricta en todo lo referente a la limpieza y el orden. No permitia que cayera un solo pelo por los hombros de sus empleadas. Era una mujer ordenada, disciplinada y falta de imaginacion, concluyo Cassidy, y arrugo la nariz mirando el vestido de lino azul. Desgraciadamente, Cassidy era una persona desorganizada, imaginativa y no demasiado ordenada. Su pelo era el epitome de su personalidad. Tenia matices rubios y castanos que se fundian en un tono similar al del dorado de un cuadro antiguo. Era una melena larga y tupida que protestaba al verse constrenida a los confines impuestos por las horquillas que continuamente se le resbalaban. Al igual que la propia Cassidy, su melena era ingobernable y tozuda, pero tambien suave y fascinante. De hecho, habia sido el atractivo poco convencional de Cassidy el que habia favorecido su contratacion. La experiencia no figuraba entre sus cualificaciones para el trabajo. Julia Wilson habia reconocido en ella una publicidad en potencia para su mercancia. Sabia que, en un cuerpo alto y esbelto como el de Cassidy, resaltarian los colores intensos y el estilo de su linea mas atrevida. Indudablemente, su rostro tambien era un extra. Julia no estaba segura de que pudiera describirsela como bella, pero sabia que tenia una cara llamativa. Era una mujer de facciones marcadas y angulosas, innegablemente aristocraticas. Las cejas se arqueaban sobre unos ojos rasgados, unos ojos que parecian enormes en un rostro estrecho y eran de un color sorprendentemente violeta. Julia habia visto en el rostro, el tipo y la bien modulada voz de Cassidy todas las referencias que necesitaba para el trabajo, pero habia insistido en que se recogiera el pelo. Cuando lo llevaba suelto, imprimia una sensualidad excesiva a sus facciones aristocraticas. Apreciaba la juventud de Cassidy, su inteligencia y su energia. Sin embargo, poco despues de contratarla, habia descubierto que no era tan moldeable como su edad sugeria. Tenia, pensaba Julia, una desafortunada tendencia a olvidar cual era su lugar y a mostrarse excesivamente amistosa con las clientas. En mas de una ocasion, la habia visto hacer alguna pregunta impertinente o dar un consejo innecesario. De vez en cuando, sonreia como si estuviera disfrutando de una broma secreta. Y a menudo, demasiado a menudo, de hecho, sonaba despierta. Julia habia comenzado a tener serias dudas sobre la idoneidad de Cassidy para el puesto. Despues de devolver a su lugar los vestidos que la senora Sommerson habia descartado, Cassidy se dirigio a los probadores. Desde alli podia oir el debil susurro de las telas. Al estar ociosa, su mente hizo lo que hacia invariablemente cuando tenia oportunidad: volo hacia el manuscrito que estaba esperandola sobre el escritorio de su apartamento. Hasta donde le alcanzaba la memoria, escribir siempre habia sido su sueno. Durante los cuatro anos de universidad, habia estudiado seriamente el oficio. A los diecinueve anos, se habia quedado sin familia y con muy poco dinero, de modo que, mientras aprendia la disciplina y el arte de la profesion elegida, habia tenido que aceptar todo tipo de trabajos. Entre los estudios y el trabajo, Cassidy apenas habia disfrutado de tiempo libre. Y habia renunciado incluso a esos escasos ratos para trabajar en su novela. Para Cassidy, escribir no era un trabajo, sino una vocacion. Habia orientado toda su vida hacia ese objetivo, dejando apenas espacio para otro tipo de ataduras. La gente le fascinaba, pero habia pocas personas con las que tuviera una relacion estrecha. Le gustaba escribir sobre relaciones complicadas, pero apenas tenia conocimientos de primera mano sobre el tema. Lo que daba calidad y profundidad a su trabajo era su aguzado talento para la observacion y la extraordinaria profundidad de sus sentimientos. Durante gran parte de su vida, habia podido volcar esos sentimientos en su obra. En aquel momento, un ano despues de su graduacion, continuaba aceptando todo tipo de trabajos para pagar el alquiler. Su primer manuscrito continuaba yendo de editorial en editorial, mientras que el segundo iba cobrando vida lentamente. Cuando la senora Sommerson abrio la puerta del probador, la mente de Cassidy estaba completamente absorta en la reelaboracion de una escena dramatica. Al ver a Cassidy frente a ella con actitud sumisa, asintio con gesto de aprobacion. Incluso parecio pavonearse. --Este me queda muy bien, ?no te parece? La eleccion de la senora Sommerson era un vestido de color rojo fuego. El color, advirtio Cassidy, resaltaba su cutis rubicundo, pero hacia un bonito contraste con su melena negra. En realidad, el vestido le habria quedado mucho mejor si la senora Sommerson hubiera sido un poco mas delgada, pero, aun asi, Cassidy le veia posibilidades. --Atraera muchas miradas, senora Sommerson --le dijo tras un momento de consideracion. Con algunos accesorios, decidio, la senora Sommerson podria tener un aspecto magnifico. Sin embargo, la seda se tensaba sobre sus anchas caderas. Necesitaria una faja bien firme, diagnostico, o una talla mayor. --Creo que tenemos una talla mayor --musito, pensando en voz alta. --?Perdon? Cassidy estaba tan concentrada en sus pensamientos que no se fijo en el peligroso arqueamiento de cejas de la clienta. --Una talla mas --repitio amablemente--. Este le queda un poco ajustado en las caderas. Una talla mas le quedara perfectamente. --Esta es mi talla, jovencita --el enorme pecho de la senora Sommerson se elevo y cayo de nuevo al ritmo de su respiracion. Concentrada en resolver el problema de los accesorios, Cassidy sonrio y asintio. --Yo diria que quedaria bien una gargantilla de oro --se dio unos golpecitos con el dedo en el labio inferior--. Ahora, dejeme ir a buscar un vestido de su talla. --Esta --insistio la senora Sommerson en un tono que atrajo toda la atencion de Cassidy-- es mi talla.

  • Un capricho del corazon 3 de Kate Ross

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    Despues de haber sido rescatada por Liam, el amor de su vida, de las garras de su psicopata hermano, Ellie esta pasando por una etapa de sanacion que marcara un antes y un despues en el amor entre ella y su atractivo ex vecino. Por su lado, aunque lo unico que Liam quiere hacer es ir tras su hermano para vengar a Ellie, se abstiene de hacerlo ya que lo primero en su mente es recuperarse. Ambos haran lo que sea para devolver la paz a su relacion de pareja, junto a sus dos mejores amigos, sin saber que esto es otra gran mentira mas.
    Pese a todos sus intentos, nada funciona. Ni el brillante sol de El Caribe los ayudara en esa encrucijada que se les avecina.
    Porque el quiere venganza.
    Y ella quiere olvidar.

  • Cementerio de Babel (Negra y recortada 1) de Fernando De Cea Velasco

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    Felix es un marido celoso, que no aguanta mas los flirteos de Paula, su mujer. Quiere romper con ella, pero eso significa perder la empresa que tanto le ha costado crear, ya que Paula le engana con uno de sus socios. El problema no parece tener solucion hasta que un empresario amigo de Felix le propone resolverlo de una forma extrema…

  • La Bolivia de Marian Izaguirre

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    Querido Richard: Te extranara saber que estoy de nuevo en La Bolivia, el lugar en el que vivio mi familia durante tantos anos y del que luego fuimos alejandonos, hasta que todo quedo reducido a un simple recuerdo enterrado entre montanas de polvo. Tendrias que ver el estado en el que se encuentran la Casa Grande, el cenador de las glicinias, las laderas del mirador… Algunas cosas se conservan milagrosamente. Otras han perdido todo sentido y parecen decorados de una obra que nadie se molestara en representar jamas. La casa y el resto de las dependencias estan enmohecidas. El enfoscado se ha caido en la fachada principal y una de las habitaciones de la segunda planta tiene el tejado hundido. Los pajaros anidan dentro, al amparo de las vigas, y el divan esta enterrado entre un centenar de tejas y cascotes. Desde el centro de la habitacion se puede ver el cielo. Es un efecto extrano, desconcertante, porque se oye un rumor continuo de seres vivos, el olor del campo invade la estancia y tienes la sensacion de que hay alguien escondido entre las sombras. Por las noches me gusta asomarme a ese pequeno hueco a traves del cual puedo contemplar las estrellas y, en cierto modo, la cara oculta del pasado. Mi padre hacia eso mismo. Intentar desentranar los secretos dormidos en la alacena de la historia. En esa habitacion de la que te hablo estaba su santuario. Alli pasaba horas y horas con sus papeles y sus extranas caligrafias sin sentido. !Que par de locos nuestros padres! ?Recuerdas el gimnasio? Esta totalmente destruido. Alguien se ha llevado los aparatos en los que esos dos krausistas chiflados se retorcian cada dia. Solo queda la escala que hizo tu padre y el viejo plinto de madera, que ahora tiene las tripas de gomaespuma al aire. Me apena ver todo este abandono, pero al mismo tiempo siento un nudo de emocion en el pecho, como si estuviera a punto de descifrar el ultimo parrafo de un manuscrito inacabable. El abandono es una idea terrible, una amenaza que va cosida a las personas como si se tratara de su sombra. La parte humana de La Bolivia, las edificaciones, los muebles, todo aquello que hicieron los hombres, sufre su ausencia y decae hasta su pronta desaparicion. Pero el resto de la finca, su lado salvaje, ha mejorado considerablemente. Solo la naturaleza es capaz de regenerarse a nuestras espaldas, solo los arboles, las plantas, el campo, sobreviven a esta brutal ausencia de seres humanos. El yelamo parece mas verde y frondoso que nunca y los alcornoques, ahora que la Compania Corchera ha dejado de explotarlos, surgen por todo el monte. Los caminos que se abrieron para las recuas de mulas han desaparecido y ahora todo el sobral es un bosque salvaje en el que los arboles crecen deformes, pegados los unos a los otros. A veces las copas se entretejen y oprimen hasta formar un techo verde que apenas deja entrar unos cuantos rayos de sol. Me temo que este es uno de esos lugares que sobreviven a su propia historia. Antes de que perteneciera a mi familia, habia sido una de las muchas fincas de recreo que los duques de Alcoy tenian en Andalucia. La Casa Grande eran las antiguas caballerizas y la explanada que tu y yo conocimos como El Mirador, ese hermoso alto rodeado de castanos y especies exoticas que tanto admiraba tu padre, era el lugar en el que estuvo la primitiva residencia. Por lo visto, la duquesa era aficionada a la botanica y lleno los alrededores de arboles y toda clase de pajaros que hacia traer de America. ?Recuerdas las cotorras, herrerillos y torcaces que cruzaban de copa en copa, entre ginkgos y catalpas? ?Recuerdas el arbol de las trompetas, o aquel otro fresno de flores blancas que tu padre llamaba <>? La duquesa veia todo ese vergel desde sus ventanas. Debio de ser un lugar hermoso. Cuando mi abuelo compro La Bolivia, la casa de los duques ya no existia. Se habia quemado totalmente. En el incendio murio uno de los hijos y, segun he oido, esa fue la causa de que la vendieran.

  • La muerte de Ivan Ilich de Lev Tolstoi

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    van Ilich es un funcionario de la administracion zarista cuya principal aspiracion, como la de sus colegas, es escalar peldanos en su carrera para mantener su bienestar y asi seguir formando parte del mundo burgues en el que ha vivido siempre. Casado por conveniencia, al poco tiempo descubre el hastio que le produce la familia y centra su vida en el trabajo. Una monotona existencia que cambia repentinamente con la llegada de un importante personaje
    a su vida…

  • Shooting Stardust de Cinthya Huerta

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    <>

  • Al filo de la medianoche de Shannon Mackenna

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    Hace anos, Sean tuvo que apartar a Liv Endicott de su camino para salvar su vida. Ahora tiene que mantenerla cerca, muy cerca… precisamente por la misma razon.

  • Angel Caido. Amor Verdadero con el heroe de Elena Romero

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    Hace 3 semanas me salvo la vida.
    A costa de matar a dos hombres.
    Dos violadores en un callejon.
    Y llevarme en brazos a casa.

  • La casa y la isla de Ronaldo Menendez

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    Anabela y Rebeca comparten un pasado adolescente de amores y traiciones. Anos despues sus vidas vuelven a cruzarse en torno a un joven medico revolucionario cubano, que ha decidido no volver a ejercer ni salir jamas de su casa. Esta especie de ‘inxilio’ se convierte en el nucleo de una historia trepidante donde el autor interviene como un personaje mas, tejiendo las biografias de estos tres personajes y la suya propia.

  • Nosotras. Historias de mujeres y algo mas de Rosa Montero

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  • Vacaciones en el Caucaso de Maria Iordanidu

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    En julio de 1914, cuando Ana partio de Constantinopla con destino a Rusia, dejo atras la digna Constantinopla del siglo pasado. La Constantinopla de su abuela y de su madre. La Constantinopla de los movimientos lentos de los cocheros y de los estibadores, y tambien del barrio europeo donde la sombra de las abuelas aun planeaba por encima de las cocinas con los braseros y las hachuelas de destazar. Aquella era la epoca en que la Virgen extendia su mano y paraba la lluvia cuando Loxandra hacia la colada. <>, decia Loxandra, y en Constantinopla ese dia no caia ni una gota de lluvia. En agosto de 1920, cuando Ana volvio de Rusia, paso del medievo al siglo XX de un solo salto. La plaza de Karakoy estaba abarrotada de militares ingleses y franceses, de soldados griegos, de refugiados rusos, de judios, levantinos[1] y griegos que habian amasado su fortuna recientemente. Los estibadores y los arabadzides habian desaparecido... Ahora circulaban... !automoviles! En las angostas callejuelas de Galata, los camiones del ejercito frances bocineaban hasta dejarte sordo y eran capaces de matar a la gente con tal de rebasar a los vehiculos ingleses que corrian como omnipotentes angeles del cielo... !Ay de los derrotados! Nous avons gagne la guerre..., cantaba la Madelon de la victoire[2] invitando a cervezas en los bares y en los grill rooms que habian proliferado por todos lados como champinones. Ya ni en la confiteria de Retzepis se podia entrar porque frente a su puerta habia apilados un monton de barriles de cerveza vacios. Uno que se parecia al gobernador general de la provincia de Astracan deambulaba por el puente de Galata con una bandeja en las manos vendiendo pirozhki. Tres Johnnies ebrios, frente a la panaderia de Karakoy, querian golpear al bugatsero porque no vendia whisky. Los organillos, con banderitas griegas clavadas entre las flores de papel que enmarcaban el retrato de Pulu, tocaban melodias patrioticas como <>.[3] !Fotografias de Elefterios Venizelos en los cafes![4] Y por doquier, la gente entonaba al unisono el largo camino a Tipperary...[5] En Pera,[6] ahi donde esta el hotel Londres, era imposible pasar, porque una decena de soldaditos jovenes se habia puesto a media calle a bailar un kalamatianos. Y en la avenida principal el transito estaba detenido porque los escoceses, ataviados con pieles de leopardo, desfilaban tocando sus gaitas y golpeando sus tambores. El hotel Tokatlian daba la impresion de un cadaver hinchado que acabo por reventar. Frente a sus puertas pululaba un hervidero de gusanos: empresarios, agentes extranjeros, traficantes de droga, proxenetas y prostitutas de todos tipos. Un lujo desvergonzado, una juerga enloquecida, !un carnaval! La gran ramera de Babilonia, vestida de purpura y escarlata y adornada de oro, se paseaba por las calles de Pera y de Galata. Ochi chiorniye...[7] sonaba una y otra vez en los cafe-chantant. <>, cantaban las aristocratas rusas vendiendo sus ultimos diamantes para pagar el espumoso vino. Levantinas y judias de Avanos y Tahtakale llevaban velo y se hacian pasar por turcas, porque habia demanda de colorido local y las turcas de verdad se habian escondido. Un negro senegales del regimiento de Mac Mahon se comio la teta de una gran duquesa rusa. Y dos bailarinas del Bolshoi, de puro miedo, sufrieron convulsiones frente al Galatasaray.[8] A Ana le daba vueltas la cabeza. Arrastrando los pies, intentaba subir la cuesta de Akartsa preguntandose: <>. En lo que llegaba a Tatavla, cayo la noche. Las ventanas de las casas comenzaron a encenderse paulatinamente. Habia muchas puertas abiertas y gente sentada afuera, tomando el fresco. Algunos eran conocidos, pero nadie la reconocio. Como una sombra venida de otro mundo, Ana fue pasando frente a ellos, hasta que llego a la iglesia de San Demetrio y dio vuelta a la izquierda. Al cabo de muy poco fue a dar frente a la casa de la tia Agatho, donde estaba segura de encontrar a su mama. Miro hacia arriba, todo estaba oscuro. Se detuvo un momento, los dientes apretados, la frente perlada de sudor, <>. <>. Un gato se froto contra su pierna. Un gato gris. Un gato peludo como el Aslan que tenian. Como el As... !Aslan! --!Aslan! !Aslan!--exclamo Ana llorando--. Aslan querido, ?donde esta Dick? ?Donde esta nuestro perrito? ?Se murio? Una ventana del primer piso se abrio y se oyo un <>. Cuantos anos hacia que Ana no habia oido ese <> de la tia Agatho. Y segundos mas tarde la voz histerica de su mama: --!Me voy a volver loca! !Sostenedme! !La nina! Dos ventanas se iluminaron. Una puerta rechino. La escalera de arriba crujio. Porque asi era esa escalera, crujia. <>, penso Ana, y sabia que en cuanto alcanzaran el pie de la escalera, tropezarian con la mesita en la que esta el jarron chino y comenzarian a discutir. Lo dicho, ya empezaron. --Pero mujer, !que mania la tuya de poner esta mesita aqui! !Un dia nos vamos a matar! Y la tia Agatho: --Pero si su lugar es este, ?donde quieres que la ponga, Klio? El lugar de la mesita era ese, cerca de la escalera. El lugar del taburete pequeno, frente al sillon de terciopelo. Y cuando te sentabas en el canape, no tenias taburetito para los pies. Y es que en las casas, cada objeto tiene su lugar, porque cuando Dios hizo las mesitas y los taburetes y todo lo habido y por haber, lo coloco, en su inmensa sabiduria, tal y como luego lo encontraron las amas de casa en sus hogares. Y las amas de casa, todas, son iguales. Los zares pueden ser derrocados en Rusia, la faz de la tierra puede cambiar, pero a Varvara Vasilievna le sigue mortificando que caiga agua en su sillon de raso--ese sillon que unos dias despues seria lanzado por la ventana junto con sus otros muebles y acabaria, cojo, en la acera--. Y Praskovia Afanasievna, con tal de no perder ninguno de sus enseres domesticos, decidio quedarse en su casa, que estaba en la zona del fuego, y acabo quemandose viva. Lo mismo podria haberle ocurrido a la tia Agatho, y a su mama... Pero no, ahi estaban, tal como las dejo. --!Que no te me adelantes, te digo! Detras de la puerta discutian por quien cogeria primero la llave, quien levantaria primero la tranca. <>. <>. Algunas palabras resuenan como un semantron en el oido,[10] como una voz venida de otro mundo. De un mundo que ya no existe, y runrunean nostalgicas en el mundo que empieza. 2 El primer mundo de Ana habia sido el entorno festivo y hogareno de su casa constantinopolitana. Personas ahitas, de buen corazon, sencillas. Una fiesta ininterrumpida habia sido aquella primera vida suya, siempre pegada al delantal de su abuela Loxandra, y dentro de su cocina. ?Que necesidad tenia de los juguetes de pacotilla del Bon Marche si todo lo habido y por haber en su casa estaba a su disposicion? <>. !Que no harian! ?Abrir los atadijos de las telas y encontrar un trapito para coger las ollas calientes, o limpiar las rosas para hacer mermelada, o tenir los huevos y amasar la harina para los tsurekis de Pascua, o ir a Therapia[11] a felicitar al tio Kotsos que hoy celebra su santo? Cada ano en verano iban al campo, a Halki. Mas tarde, cuando la familia se instalo por un tiempo en el Pireo, ya no tenian necesidad de ir al campo porque su casa estaba sobre el mar, en Kastella. !Ah, que bonitos anos aquellos que Ana vivio en el Pireo! Aunque... ?y que me dices de los anos del colegio, cuando regresaron a vivir a Constantinopla? ?Eh? Esos anos fueron felices entre los mas felices. Tan felices que uno lamenta que hayan pasado. Otros tres anos asi de dichosos le quedaban a Ana por delante hasta terminar el colegio. Y luego se habria ido a estudiar a la universidad si no hubiera llegado aquella fatidica carta desde Batumi. La carta que partio su vida en dos. Por lo general, en su casa, una carta de Batumi era sinonimo de pelea, porque Ana estaba obligada a contestar. Y es que en Batumi vivia el hermano de su madre, el que las mantenia. --Que escribas, te digo--ordenaba Klio. Ana se sentaba con la pluma en la mano y dibujaba un gallito en el papel secante. --Ana, he dicho que escribas. --?Y que le digo? --Dile que le pides a Dios que nos reste dias de vida a nosotras para darselos a el. --!Y un cuerno! Y acto seguido comenzaba la pelea. Ana no era desagradecida y sabia muy bien que el tio Alekos, el que vivia en la Santa Rusia, era quien pagaba un monton de liras para que ella pudiera estudiar en el colegio; era quien antano --es decir, antes de que se casara con la tia Claude, que lo manejaba a su antojo--mandaba caviar y tambien iconos recubiertos de oro, y aquellas cucharitas y vasitos rusos banados en oro y con el aguila bicefala del zar estampada. <>, aprendio a decir Ana de su abuela, y al Paraiso se lo imaginaba ahi, en Rusia, donde todo era grande y abundante, donde todo era interminable, todo, incluso las horas. <>, le decia Loxandra al verdulero cuando este se demoraba. Ana veia al tio Alekos en aquel Paraiso ruso como a un dios. El dios terrible de Abraham y de Isaac, al que habia que cantar himnos con panderos y danzas, con laudes y flautas para ganarselo, porque aunque por un lado ofrecia la Tierra Prometida, por el otro no se lo pensaba mucho para pedir un sacrificio de sangre. Cada ano, cuando se acercaba septiembre, Ana lo pasaba fatal hasta que llegaba la noticia de que la matricula del colegio habia sido cubierta. En cuanto a la universidad, que le habian prometido para despues, Ana estaba dispuesta a hacer por ella todos los sacrificios del mundo. Si hubiera tenido el arpa de David o los cimbalos de Jerusalen, quiza habria podido producir el ruido necesario para expresar su agradecimiento, pero teniendo unicamente la pluma le era imposible. Y, por eso, siempre habia pleito. ?Que le podias escribir o que le podias decir a una persona a la que no habias visto mas de tres veces en tu vida y de la que corrias a esconderte debajo de alguna mesa o detras de algun ropero cada vez que aparecia? La ultima vez que ese tio habia ido a su casa habia traido con el a su mujer para que besara la mano de la abuela, es decir, de su madre, Loxandra. La mujer que el tio Alekos habia tomado por esposa se llamaba Claude y era francesa, una francesa muy delgada que entro en la casa como un huracan y la recorrio completita, por dentro y por fuera. Queria verlo todo, queria saberlo todo. Cuanto aceite se usaba para la comida, cuanto dinero se le pagaba a la sirvienta, por que vivian en esa casa situada en la calle principal de Pera y no se iban a vivir a una casa mas economica. Por que tenian animales. Los animales son portadores de microbios. Habia que deshacerse de ellos. A Aslan, el gato, que por aquel entonces tendria un ano, no le vieron el pelo durante todos los dias que duro la visita de la tia Claude. Se iba muy temprano por la manana y volvia muy tarde por la noche para guardarse bien guardadito en la cocina. A Dick, el perro de Ana, hubo que amarrarlo porque cada vez que veia a la tia Claude grunia. La abuela, que ya no salia de su recamara y que apenas oia, no se percato de nada de todo aquello. A sus noventa anos, ?que sentido tenia decirselo y mortificarla? En cuanto aquellos huespedes se fueron de la casa, el mundo entero respiro aliviado. <>, dijo la madre de Ana apenas cerrar la puerta detras de ellos. Y desde entonces el nombre de la nuera fue <>. El tio Alekos era <> y la culpa de todo la tenia <>. --Estas son maquinaciones de aquella--volvio a decir Klio en cuanto termino de leer la fatidica carta, y estaba a punto de romperla cuando Ana se la arrebato de las manos. Da vertigo pensar de que cosas tan pequenas depende la vida del hombre. Si Klio hubiese roto la carta aquel dia, !que distinta habria sido la vida de Ana! Pero ?quien iba a saber? <>, dicen. Y asi es. La carta era una invitacion a Ana para que hiciera un viajecito de placer a Rusia, un viajecito de un mes. Es decir, hasta que la escuela abriera sus puertas a principios de septiembre. Ana podria tomar rapidamente el Sicilia de la Lloyd Triestino, cuyo capitan era amigo de su tio Alekos. Su madre la embarcaria en Constantinopla y el capitan, personalmente, se la entregaria a la tia Claude en Batumi. La tia Claude, decia la carta, la estaba esperando para recorrer juntas el Caucaso y visitar a una pariente que vivia en el norte, en una ciudad llamada Stavropol.

  • Su Guardaespaldas de Elena Romero

    https://gigalibros.com/su-guardaespaldas.html

    Victor es el unico hombre en el que puedo confiar.
    El unico hombre que se preocupa por mi de verdad.
    El unico que me quiere, desea, cuida y protege.
    Y es el unico al que quiero. Pero no puedo tenerlo.

  • La corona de invierno (Seleccion RNR), Natalia Lopez de Natalia Lopez

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  • Mitos y leyendas Inuit de Knud Rasmussen

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    <>.
    Asi comienza esta compilacion de Mitos y leyendas inuit, un volumen unico y revelador que nos invita a conocer de primera mano la cosmovision y creencias de uno de los pueblos mas ancestrales, enigmaticos y poco conocidos de nuestro planeta. Mucho se ha hablado y especulado sobre la forma de vida de los habitantes de las zonas mas frias de la Tierra, pero casi siempre se reduce a una vision sesgada y llena de estereotipos.
    Este volumen ofrece una cuidada seleccion de las transcripciones que Knud Rasmussen, intrepido explorador del siglo pasado y perteneciente al pueblo inuit, realizo durante toda una vida dedicada a recorrer gran parte del vasto Artico para documentar y dar voz a una de las tradiciones orales mas hermosas y apasionantes, a veces tambien descarnada, de la civilizacion humana.

  • Todo arde de Nuria Barrios

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    ?Alcanza el amor para salvar una vida del desastre?

  • Sucios y malvados, Juanjo Braulio de Juanjo Braulio

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  • Sin Memoria En La Piel de Ricardo Hansen

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    Creyo escuchar que alguien, a sus espaldas, habia pronunciado su nombre, detuvo la marcha y se volteo. Lo ultimo que vio fue el fogonazo que salio del canon de la Beretta calibre 22, pero nunca escucho el sonido del disparo. Murio antes. Antes de oir el siseo, antes de estallar su rostro contra el empedrado, antes de todo. Y quedo alli, arrumbado, con sus piernas confusamente encimadas una por sobre la otra, los brazos extendidos y sus ojos abiertos con expresion de horroroso desconcierto. La lluvia ha comenzado a caer repicando notas funebres sobre su cuerpo inerte. Para el no habra mas amaneceres ni fiestas de guardar, solo un largo viaje con destino incierto. Los periodicos de manana tendran aquella imagen en sus portadas y en todos los noticieros no se hablara de otra cosa que de su muerte. Curiosamente, el senador Francisco J. Barleti tendra, por fin, la atencion de la prensa por la que tanto bogo en vida, solo que esta vez, no servira a sus propositos. Para algunos, fue un hombre probo, ejemplar; para otros un inescrupuloso que utilizo a la politica para engrandecer sus arcas personales. Para Soledad Starova, la bestia que la sometio a espantosos vejamenes por mas de dos anos. Pero ella ya no podra leer esta gacetilla. Hace tres dias entro en coma agudo luego de que el senador Barleti, junto a un grupo de serviles amigos, sobrepasaron la dosis de cocaina que le inyectaron a sus venas para dominar sus instintos y asi gratificarse con la juventud de su cuerpo. De nada sirvieron sus ojos suplicantes e inundados de llanto. Ninguno de ellos sintio ni el minimo remordimiento por lo que iban a hacer. Su afan por poseerla les produjo reconcomio y les nublo la razon. Apenas quince anos tenia cuando, bajo reptiles enganos, la indujeron a inhalar por primera vez. Promesas de mejor vivir y placeres desmesurados la convirtieron de la noche a la manana en un despojo humano. Ya con su piel sin memoria, perdio su aspecto rozagante. Hoy, Soledad Starova, aparenta muchos mas de los diecisiete anos que acusa su documento de identidad. Solo un milagro le devolvera la vida. Y si ello ocurriera, esta no sera grata. Un solo disparo y efectuado con municion pequena, fue suficiente para abatir los adiposos ciento veinte kilogramos del senador, que se derrumbo sin la gracia ni la elegancia de su traje con diseno de Armani. Nadie acudio en su auxilio, porque tampoco nadie escucho la detonacion. El supresor adosado al cano de la pistola lo habia impedido. A lo lejos se escucha el carrillon de un reloj de pared que anuncia que es la hora veintitres. Todo esta quieto y hasta los sonidos se habian ocultado con el advenimiento de la noche. El cuerpo de Barleti se enfria rapidamente y pronto estara yerto. Es invierno y, a estas horas, la temperatura del aire es muy baja. Las calles estan desiertas y quizas transcurra mucho tiempo antes de que alguien descubra su cadaver. Murio solo, sin la compania de ninguno de sus festejadores y nadie que lo eche de menos. Ni su esposa, ni sus hijos. Todos, en su familia, estaban habituados a su ausencia porque rara vez dormia en su cama. Ellos jamas imaginaron que, a estas horas, su cuerpo se endurecia retorcido a tan solo unos pasos de alli. Mientras tanto y desde otro lugar... --Hola mi amor, Mama ?ya llego? --pregunto el inspector Marques por telefono. --!Hola Papa! No, aun no, pero recien llamo y me dijo que estaba en camino. --Esta bien, pequenita, si la ves, decile que llegare mas tarde, que hare la ultima ronda de la noche y voy a casa… --Si, Papa... les dejare la cena en el microondas. Ahora me voy a dormir porque manana tengo escuela. --No te preocupes por mi... seguramente comere un sandwich en el bar del polaco. !Anda a descansar, hija, que es tarde! El Inspector de policia Eugenio Marques nunca penso que aquella noche comenzaria una de las investigaciones mas intricadas de su carrera. El Sargento Torres, al volante de la patrulla, condujo en reverente silencio. El hombre que esta sentado a su diestra es uno de los policias mas valerosos y admirados de la fuerza. Apenas habian transcurrido dos minutos de iniciada la ronda nocturna cuando ambos escuchan una alerta por radio. Alguien habia hallado el cadaver de Barleti. Torres hunde el pedal del acelerador y conduce a toda velocidad. El incesante ulular de la sirena y el chirrido de los neumaticos al doblar las esquinas inunda con sus sonidos a las calles ya desiertas. Toda la paz de la noche se quebro de pronto por la prisa estridente de los policias. A lo lejos se divisan las luces LED intermitentes de los patrulleros que arribaron primero. Marques desciende de la patrulla y con algo de fastidio se acerca al cuerpo ya tieso del senador mientras se coloca los guantes de latex. En cuclillas y frente a el, observa el pequeno y casi imperceptible orificio en medio de la frente, tan solo a un centimetro por encima de sus ojos, aun abiertos, pero sin brillo. Una sola gota de sangre, ya seca, habia manado del hueco que abrio la bala. --?Alguien sabe quien es? -- pregunto --Si, senor... es el senador Francisco Jesus Barleti, segun rezan sus documentos -- respondio un agente que permanecia de pie y por detras del inspector --!Mierda! !Ahora si que estamos hechos! Un senador... !carajo, un maldito senador! Pronto esto sera un hervidero de periodistas... !rapido, quiero un cordon de seguridad a dos cuadras a la redonda! Que nadie pase sin mi autorizacion... ?Llamaron a la Fiscalia?… --nadie le responde y entonces-- ?Alguien me escucha, carajo? ?Llamaron a la Fiscalia? -- grito ofuscado. Estaba molesto porque este hecho seguramente lo tendra en vilo lo que resta de la noche. Marques no se equivoco, diez minutos mas tarde, los agentes no daban abasto para contener a periodistas y curiosos que se agolparon sobre las cintas policiales, con preguntas insistentes, histrionicas y repetitivas. Entre tanto, su telefono celular no paraba de sonar...la prensa nacional y tambien la internacional, politicos de toda indole, algunos, colegas del occiso. Antes lo llamaron desde la jefatura de policia y hasta del Ministerio de Seguridad. Todos querian confirmar la noticia; todos conocian al senador Barleti... todos, menos el. Eugenio Marques jamas habia escuchado su nombre. No le interesa la politica; de hecho, la detesta, esta convencido que los funcionarios solo se sirven de ella para satisfacer las necesidades acomodaticias de holgazanes y parasitos y dictan leyes para sus propios beneficios. Sostiene que la unica finalidad que persiguen es la de enganar a sus votantes, sea como sea, y para probar sus acepciones repite para si aquella frase que dice que los politicos solo tienen una regla:" Si no puedes deslumbrar a las masas con tu inteligencia, desconciertala con estupideces". Pero, el es un servidor publico y no puede exteriorizar sus preferencias. Solo Victoria, su esposa, sabe lo que opina al respecto. --?Inspector? Soy el Fiscal Julian Ramirez, usted y yo vamos a trabajar juntos en este caso. El Jefe Valdes lo recomendo enfaticamente. Lo quiero en mi oficina manana a primera hora. --!Esta bien, doctor!… pero no me aclaro que es, para usted, "a primera hora" ... --Las siete AM... ?esta bien o es muy temprano? --Marques asiente con la cabeza --Ok, manana, entonces...y, por favor, no llegue tarde, "inspector" --concluye el fiscal enfatizando la ultima palabra. Aquella relacion habia comenzado mal. La actitud del Fiscal fue demasiado arrogante para el inspector y pocas son las cosas que el repudie mas. Eugenio Marques es un hombre recto, educado y generalmente cortes, pero tambien es un hombre de pocas palabras y cuando alguien, imprudentemente, se refiere a el de manera altanera, suele responder con rispidez. Pero, esta vez debera contenerse, al menos, si quiere evitar un sumario administrativo con la consiguiente suspension sin goce de sueldo. Demasiado bajo es su salario y demasiado altos sus gastos. Observa la hora y maldice nuevamente... --?Pero, miren la hora que es? ?Es que ya nadie asesina de dia... donde quedaron los codigos del delito? --dijo ante la mirada atonita de sus subalternos. Nadie le respondio, algunos disimulan una sonrisa complice desviando la vista hacia otro lado. Marques, se encogio de hombros y se encamino hacia la patrulla. Concluye que ya es momento de retirarse. --!Torres, acerqueme hasta mi casa! -- le ordeno a su chofer. Durante el viaje, procura no pensar en el caso del senador. Intuye que esto es el comienzo de algo complejo. Ya habra tiempo manana, para eso. Solo quiere llegar a su cama y dormir profundamente las pocas horas que le quedan. La patrulla se detiene enfrente de su domicilio. Marques desciende y saluda a su chofer con un gesto de mano, pero nada dice y tampoco lo mira, solo lo saluda. Busca sus llaves en el bolsillo trasero de su pantalon de gabardina, pero antes de introducirla en la cerradura de la puerta, mira hacia la cochera y ve que el porton levadizo esta a medio cerrar. Se extrano porque Victoria no suele ser tan descuidada. Decide ingresar a la casa por alli. No bien entro, busco el comando de cierre, oprime el boton de color rojo y el porton finaliza el recorrido. Al pasar al lado del automovil de su esposa, apoyo sobre el una de sus manos y noto que el capo esta aun caliente. Sobre el techo, el mastil de la antena esta fuera de lugar, arrancada de cuajo y solo retenida por el cable interno de la radio. Le resto importancia y subio las escaleras que conducen a la planta alta donde estan dos de los cuatro dormitorios que tiene la vivienda. Su plan es besar a Victoria y luego regresar a la cocina para servirse un bocado. Siente apetito, pero el amor es mas fuerte y jamas osaria sentarse a comer sin antes haberla saludado. Creyendo que ya duerme, abre sigiloso la puerta del dormitorio, pero para su sorpresa ella no esta alli... desde el bano se escucha el sonido del agua caer y entonces se asoma despacio, sin hacer ruido. Y entonces, la vio. Aquella imagen borrosa de Victoria desnuda bajo la lluvia caliente es para Eugenio una pasional llamada de amor desenfrenado. Todas sus hormonas se movilizan y bloquean su raciocinio. Y cavila: "una de la manana, Micaela durmiendo en su cuarto, mi hermosa esposa desnuda e indefensa al alcance de mis manos y yo con una ereccion como hace tiempo no ocurre... eso no sucede muy a menudo" y sin dudarlo se quito la ropa y sorprendio a su mujer. --!Ay, que susto me has dado... sos un tonto! -- exclamo ella, creyendo que se trataba solamente de una travesura inocente de su esposo. Pero, como al descuido, una de sus manos rozo la rigida evidencia de que sus planes de descanso deberian esperar un poco mas. Eugenio y Victoria se excitan con facilidad; los anos que llevan juntos solo han potenciado la mutua atraccion sexual. Pocos son los secretos que aun conservan en la intimidad de sus pensamientos y muchos de ellos son fantasias que afloran en el momento justo para fomentar la gravitacion carnal. Son creyentes practicantes. Las oraciones son parte importante en sus vidas y los domingos de misa, citas irrenunciables. Pero, en sus encuentros amatorios, todo esto queda de lado. El sexo es fundamental en su relacion y, como en la guerra, todo vale. Y entonces, el aire se vuelve concupiscente, todo es placer, todo es lujuria, todo es desenfreno y, aunque atente contra sus preceptos rectilineos, si hay goce, es licito. Pronto, Victoria nada puede hacer para mitigar sus libidines quejas y gemidos sordos. Su pudor y su recato han quedado sepultados bajo los influjos excitantes de la lubricidad y la lascivia propuestos por los embates broncos y voluptuosos de Eugenio. Mas tarde... sobreviene la calma. La sudoracion comienza a desaparecer y las respiraciones se vuelven cansinas. No hay palabras entre ellos, solo sutiles sonrisas de satisfaccion y sus miradas clavadas en puntos imaginarios del techo. En eso, el sonido estridente del timbre del telefono de Eugenio, rompe con el hechizo sexual... --Marques habla...si doctor, digame... !nooo, no me desperto, descuide!… Oh, !por Dios!… enseguida salgo para alla... --?Que ocurre, mi amor? -- pregunto Victoria --Otro muerto...otro senador --?Como que otro senador? --Si, hace unas horas alguien mato al primero y ahora aparecio muerto otro. --!Por Dios! ?Que esta pasando aqui? --No lo se... un loco, seguramente --?Un loco? Mi amor, !es un asesino...! --!Mmmmh! --?Que queres decir con... mmmmh? --Es un misterio... aqui nunca pasa nada y de pronto pasa de todo. Esto no es un simple asesino... aqui hay otra cosa por detras. Dos senadores y del mismo partido politico... !Mmmmh! --Quizas los asesinos sean mas de uno... --acota Victoria --Es probable... ambos fueron muertos con metodos diferentes CAPITULO II El cuarto, abigarrado con objetos pensados para el placer sexual, estaba en penumbras. Espejos por aqui y por alla, un sillon Kama Sutra de color cinabrio y una enorme cama oval en el centro de la habitacion. El aire enrarecido con perfumes baratos no logra evitar que el olor a muerte inunde con su pestilencia aquel lugar. El senador Rogelio Hasko yace desnudo en el jacuzzi del albergue transitorio con evidentes signos de haber perecido por asfixia por sumersion. A excepcion de una de sus piernas, todo su cuerpo permanece bajo el agua. El Inspector Marques, observo detenidamente el cadaver, pero sin moverlo. Fue entonces cuando algo capto su atencion y se procuro ayuda con una cuerda de nylon para levantar la mano izquierda del occiso. Noto que las yemas de los dedos indice y pulgar tienen una marca extrana. Es una linea bien definida, morada y recta, como si se hubiera aferrado de algo filoso antes de morir. Pero es solo eso, una marca en la piel, no una herida. A la derecha y muy cerca de alli, una puerta mal cerrada. Por el resquicio se filtra algo de luz. Marques la abre y descubre vestigios de vapor en el sector de la ducha, un albornoz mojado en el piso y un grifo mal cerrado. Alguien habia estado recientemente alli. Sentado en una pequena poltrona y aun conmocionado, el conserje es atendido por una enfermera que le ha aplicado un sedante. Marques se acerca a el y... --?Fue usted quien descubrio el cadaver? --Si, senor... --?Alguien mas vio al muerto? --No lo creo...estaba solo cuando entre... --?Por que entro? --Llame por telefono interno a esta habitacion para avisar que el tiempo habia acabado y como nadie me respondia, me acerque hasta aqui y toque a la puerta. Lo hice, al menos, tres veces y nada... nadie respondio. Fue entonces cuando mi jefe me ordeno que abriera con nuestra llave maestra. --?El estaba aqui con usted? --No, me lo dijo por telefono... --Y despues de hacerlo, ?que fue lo que hizo? --Volvi a hablar con mi jefe y el me dijo que llamara al 911 --?Toco algo, despues de eso? Digo... alguna copa, al cuerpo del occiso, su ropa o ?algo? --No, senor...cerre la puerta y sali corriendo --Y despues, ?Que hizo? --Mi jefe me dijo que llamara a los demas huespedes para avisarles lo que habia ocurrido... --Y, ?por que hicieron eso? ?No pensaron que la policia querria interrogarlos? --No lo se, senor... supongo que nadie sabria nada y ademas querrian salvaguardar sus identidades. --Ok, necesito ver los registros de las camaras de seguridad del complejo --Si, senor, pero le advierto que solo se captan imagenes de autos cuando ingresan y cuando salen, no vera rostros en ellas. Marques regresa hasta la banera y observa los controles del hidromasaje. Jamas habia disfrutado de un bano relajante en una tina como esta e intrigado le pidio al conserje que se acercara hasta alli. --?Sabe? Nunca pude comprar un aparato asi y siempre desee tener uno... ?me puede explicar para que son estos controles? El hombre lo miro extranado. Se pregunto como era posible que se preocupara por semejante nimiedad teniendo enfrente de si a un espantoso cadaver. Estuvo tentado a responderle que el tambien desconocia como encenderlo, pero algo vio en aquellos ojos frios que lo detuvo y supo de inmediato que esa seria una pesima idea. Entonces le explico como funciona el sistema... --Lo primero que debe asegurarse es que la banera tenga suficiente agua antes de encender la bomba del hidromasaje. Lo demas es sencillo, con esta perilla lo enciende y con esta otra regula la intensidad de los chorros de agua y, ademas, este modelo posee un regulador de temperatura. El inspector lo escucho con atencion y no pudo resistir el impulso y movio con torpeza a una de las perillas. Y esta cayo al piso... estaba suelta. Marques, en sus ratos libres, estudio electricidad domestica en cursos dictados por internet y adquirio suficientes conocimientos que le sirvieron para reparar algunos cortocircuitos en la instalacion electrica de su propia casa. Sabia lo que hacia cuando, con la cara posterior de su dedo indice y un rapido movimiento, rozo el metal que quedo al descubierto. Recibio una pequena descarga electrica. Fue entonces cuando comprendio lo que habia sucedido en ese cuarto y ordeno... --!Que nadie se acerque aqui... hay peligro de electrocucion! Y, dirigiendose nuevamente al conserje, le pregunto... --?Noto algo raro con la electricidad esta noche? --No, Inspector. --Cuando ingreso a la habitacion, ?habia alguna luz encendida? --Si, ahora que lo menciona si. Lo extrano es que habia demasiadas bombitas encendidas, cuando en estos sitios suele ocurrir todo lo contrario... --!Esta bien! Por favor, interrumpa la electricidad en este cuarto. Voy a necesitar esta perilla como prueba. Luego de verificarla, se la devolvere, ?esta bien? --Si, claro, Inspector, lo que usted diga... --respondio sorprendido el conserje. Afuera de la habitacion se ha generado un gran tumulto. Gritos y protestas alteran la paz del lugar. Unos pugnan por ingresar aduciendo ser familiares y otros se justifican por llevar en sus solapas un identificador de prensa. Entre todos, se abre paso el fiscal Ramirez, que recien llegado, se acerca a Marques mientras observa al occiso con suficiencia. Nada dice aun. Es evidente que no quiere arriesgar una hipotesis por temor a equivocarse. Pero Marques es un zorro viejo en esto de las disputas de poder entre la policia y los juristas federales y tambien quedo en silencio. Fue entonces cuando el fiscal pregunto... --Segun su parecer ?que fue lo que ocurrio aqui? --Para mi, murio ahogado, Doctor...--respondio Marques, sin mirarlo y sin explicitar demasiado. --?Puede ser mas claro, inspector? Ya veo que murio ahogado, !no soy estupido! --No puedo asegurarlo, pero creo que se electrocuto con la perilla del control de temperatura del agua, se sumergio y no logro sobrevivir... --Ah, ok. Entonces vamos a caratularlo como un accidente --afirmo satisfecho de su conclusion porque asi, esta no seria una investigacion prolongada. El fiscal observo la hora en su reloj pulsera y sin despedirse se dirigio hacia la puerta de entrada. Marques no soporta los aires de superioridad de algunas personas, especialmente cuando no tiene mas alternativas que trabajar con ellas. Decidio escarmentarlo, aunque esto significara mas trabajo para el y, como siempre, los laureles de la victoria para el fiscal. --!Lamento contradecirlo, Doctor Ramirez! El hombre, al escucharlo, se detuvo y permanecio estatico por unos instantes, con la mirada fija hacia adelante. Luego volvio sobre sus pasos. Ahora sus gestos denotaban un claro fastidio. Ramirez es un hombre orgulloso de su profesion, pero odia el contacto permanente con los hombres de la policia. De hecho, los considera de una casta muy inferior a la suya y si, ademas, demuestran inteligencia, mucho peor. Y asi es el trato que les dispensa. Se acerca a Marques y cuando sus rostros estuvieron enfrentados a escasos centimetros, en tono altanero le pregunto... --Marques...Marques... ?Que es lo nuevo que tiene para decirme? --Que no murio por accidente... el Senador fue asesinado --Y, ?como esta tan seguro de eso? --La perilla del control de temperatura del agua fue quitada adrede. Cuando llegue estaba colocada en su lugar. --Y ?como sabe que se electrocuto con esa perilla? --No dije eso... dije que la perilla habia sido quitada a proposito y al tocar el metal, recibio una descarga electrica. Las marcas que tiene el muerto en sus dedos, asi lo sugieren, Doctor. --Ok, no entiendo mucho de electricidad, pero se supone que, aunque falte el aislante plastico de la perilla, esta no deberia producir una descarga, ?verdad? --Asi es... pero aqui, la conexion fue alterada. La revise y descubri un cable agregado de manera tal que, cuando alguien tocara el control, se electrocutaria de inmediato. El asesino estuvo aqui antes, altero los controles y cuando se aseguro que el senador habia fallecido, coloco la perilla en su lugar y disimulo pruebas para que deriven la investigacion hacia una muerte accidental. Mas tarde, abandono el lugar. --Bien... es creible su tesis. Pero ?como sabia el asesino que el senador vendria exactamente a esta habitacion? --No lo se aun, Sera materia de investigacion. --?Ya vieron las imagenes de las camaras de seguridad? --No, pero hasta donde se solo se pueden observar vehiculos que ingresan y egresan, pero no se distinguen rostros. --!Tonterias! Quiero ver esos videos... nuestros tecnicos pueden mejorarlos de manera tal que sepamos quien ingreso al hotel con el senador. --De acuerdo, Doctor. Manana a primera hora las tendra en su despacho... --Creo que no me entendio... los quiero ahora mismo Marques miro al conserje y este asintio con la cabeza. --Ok, traigalos ahora, entonces -- le dijo Rato despues, en la oficina del Fiscal... --Senor, revisamos las imagenes, pero no hallamos nada que nos de un indicio de quien pudo ser el atacante. Muestran cuando ingresa el automovil del senador, a quien se lo ve claramente, y a su lado, una mujer. Pero ella lleva lentes oscuros y sombrero. Ademas, se tapa la cara con una de sus manos. Lo lamento, pero no pudimos identificarla. --?Como saben que es una mujer? --pregunto Marques --Porque hay otra filmacion que muestra a una mujer, o al menos asi lo parece, que un rato despues sale corriendo despavorida de la habitacion. --?Se puede saber la hora en que ingresaron y en la que esta supuesta mujer huye? -- inquirio el Fiscal --Si, 00:22 ingresan y 00:48 se ve a la mujer saliendo. --Y, despues de ello... ?hay mas movimientos? --No lo se... no continuamos viendo... --Haga correr la cinta de nuevo, por favor... --ordeno Marques. El ayudante del fiscal proyecto la cinta desde el momento en que sale la mujer y Marques le pidio que lo haga desde el principio, cuando ingresan al albergue transitorio. Es entonces que se observa el automovil llegando a la cochera de la habitacion y tambien cuando descienden el senador y su acompanante. Minutos mas tarde, se observa a la mujer huyendo, pero en ningun momento mira hacia las camaras de seguridad. La cinta continua avanzando y de pronto, alguien mas aparece en escena... es a todas luces un hombre, de contextura pequena, con un abrigo largo de color negro, sombrero y anteojos oscuros. --Que venga alguien de tecnica --ordeno el Fiscal Ramirez --quiero que identifiquen a esta mujer, sea como sea. Y que sea rapido, ?me entendieron? Ella nos dira quien era el sujeto que sale mas tarde. --Si, senor, enseguida

  • Amigos, sin mas (Serie Amigos 4) de Ana Alvarez

    https://gigalibros.com/amigos-sin-mas-serie-amigos-4.html

    Una emocionante historia de amor oculta en el pasado.

  • Por la venganza y el honor (Escocia 3) de Isabella Abad

    https://gigalibros.com/por-la-venganza-y-el-honor-escocia-3.html

    Este es el impactante final de la serie Escocia y corona las vidas de los personajes que conociste en las anteriores novelas, aunque profundiza en las de Brod y Megan, hijos de Glenn e Isobel.
    Ha transcurrido una decada desde los sucesos del libro anterior. El clan Campbell crecio y se consolido con el liderazgo del gran laird Glenn y sus hermanos, Ewan y Lyle. Sin embargo, nubarrones de conflicto se asoman y amenazan con destruir la alianza construida.
    Brod es el hijo mayor y futuro heredero del liderazgo, un joven que aspira a tener la misma solidez y respetabilidad que su padre Glenn. En busca de experiencia y alentado por el sufrimiento ajeno, viaja a Irlanda al lado de su impetuoso tio Lyle, dirigiendo una expedicion variopinta, en la que se colara su hermana Megan. Esquivando la prohibicion paterna y usando artimanas, esta dispuesta a demostrar que no es una fragil joven a quien casar, sino una guerrera.

  • Tony (Y llegaste tu 2) de Merche Diolch

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    Tony lleva varios meses alejado de Raquel, espera pacientemente el momento oportuno para regresar a su vida despues de que ella decidiera alejarse de todo. Monica sera complice de Tony y pondra en marcha su plan para que la pareja se reuna de nuevo.

  • Totalmente imperfectos de Raquel Antunez

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    Me llamo Martina, ?a que me dedico?, te preguntaras... No lo tengo claro. Solo se que hace dos anos odiaba mi punetera vida, mi trabajo, a mis companeros... Y, simplemente, !cambie de vida! Belle Extreme aparecio como el espejismo de un lago en el desierto, pero sin ser espejismo, ni lago... Vamos, que era una tienda de moda talla XXL y Maca, mi jefa, me vio y se enamoro de mis curvas. Un compendio perfecto con el que surgio lo que viene siendo mi puesto de trabajo. Unos dicen que soy un maniqui andante, otros que soy comercial, otros que obviamente soy modelo y los hay que dicen que soy influencer. Ni punetera idea, algo de eso debe de ser.

  • La suerte de los idiotas de Roberto Martinez Guzman

    https://gigalibros.com/la-suerte-de-los-idiotas.html

    Lastrado por una ultima mision policial en Madrid que no acabo de la mejor manera, el policia Lucas Acevedo regresa a Galicia para poner en orden su cabeza. Cuando cree que lo ha conseguido, una noche conoce a una mujer que le hara plantearse la solitaria existencia que ha llevado hasta entonces. Sin embargo, pronto se complican sus planes. Mucha gente comienza a morir en su entorno y, en el momento en que se da cuenta de que el tambien esta en el punto de mira, tendra que librar una batalla de la que no conseguira salir indemne.

  • Habana Requiem de Vladimir Hernandez

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    Del ganador del Premio L’H Confidencial, nos llega Habana requiem, un thriller policiaco que nos arrastra por las calles de la Habana Vieja.

  • La caricia del verdugo de Alejandro Feito

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    Radu Dumukrat no es un sicario cualquiera, es tal vez el ultimo de los mulobeng, una antigua casta de guerreros y asesinos de etnia romani. Santiago Matesanz, alias el Segador, es un criminal convicto, antiguo miembro de la organizacion corsa conocida como la cofradia de Partinello. Diferentes, aunque igualmente letales, ambos se ven forzados a aceptar sendos trabajos que les llevaran a sumergirse en una cruel lucha de poder entre los mas poderosos carteles de la droga de la costa azul; una guerra que tenira de sangre las calles de la vieja ciudad de Marsella. Antagonistas mortales a pesar de no haberse conocido siquiera, cada uno debera enfrentar los mas oscuros secretos de su pasado al verse inmersos en un intrincado dedalo de enganos, mascaradas y traiciones.

  • Lacombe Lucien de Louis Malle , Patrick Modiano

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    Junio de 1944, Francia sigue ocupada por los alemanes. El joven campesino Lucien Lacombe, cuyo padre esta prisionero en Alemania, intenta ingresar en la Resistencia, pero es rechazado por un cabecilla local. Cuando poco despues lo detiene la Gestapo, denuncia a la persona con la que habia contactado y los invasores no tardaran en reclutarlo. Ajeno a debates morales, no le hara ascos al uso de la violencia si eso le ayuda a sobrevivir. Pero su vida dara un nuevo vuelco cuando inicie una relacion sentimental con la hija de un sastre judio…

  • Un plan imperfecto de Lara Beli

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    Fiona Archer tiene un objetivo: convertirse en una periodista seria y respetada y se ha esforzado mucho para conseguirlo. Por eso no esta nada satisfecha cuando el unico empleo que consigue es de redactora de sociedad en la revista Madame, entrevistando a los ricos y famosos que tanto desprecia.

  • Fantasia mediterranea de Julia James

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    Su proposicion habia sido por pura conveniencia... pero el deseo que habia nacido entre ellos no era conveniente en absoluto.

  • Reglas prohibidas (La fiesta prohibida 2) de Charlotte Byrd

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    No nos pertenecemos.

  • Tu reflejo – Claudia Cardozo de Claudia Cardozo

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    Lorraine es una joven que suena con convertirse en una afamada disenadora de modas. Alegre, vivaz y un tanto alocada, solo piensa en el ahora y en la vida que tendra una vez que consiga cumplir sus metas. Tiene buenos amigos y un novio que esta a punto de sumarse a su lista de fracasos amorosos; el unico hombre que le ha llamado realmente la atencion y por quien lleva anos suspirando es Eric, pero ellos no tienen nada en comun, y con su historial de miedo al compromiso seguro que el intentar algo con el seria una mala idea.

  • Veinte maneras de bajar al sotano de Roque Perez Prados

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  • La lengua de los dioses de Andrea Marcolongo

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    Este maravilloso libro, la sorpresa editorial del ano en Italia, posee el poder de despertar en cualquier persona un interes insospechado por el griego antiguo.

  • La llamada del desierto (Lover Tygrain Al de Kelly Dreams

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    El ultimo ano ha sido duro para las gentes de Bahir, especialmente para las tribus del desierto que se vieron afectadas por la presencia de terroristas entre sus filas. Durante meses, Tarek Al-Hanak, ha ayudado a rastrear los deserticos territorios con el unico proposito de encontrar y sofocar los ultimos coletazos de rebelion.Con los recuerdos del atentado a las ruinas vivos en su mente y en sus pesadillas, el joven tygrain solo encuentra solaz en la tranquilidad del desierto. Y sera este, en la forma de una adorable e inolvidable mujer, quien sanara su alma y lo conducira a un pasado olvidado donde se encuentran las bases de su futuro.Danika Sahin sentia que en la inmensidad del desierto podria encontrarse a si misma.

  • Angel y Diablo de Kate L. Morgan

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    NACIO EN MEDIO DE LA TORMENTA... crecio arropada con el fuerte granizo, y vivio con los temblores de la pobreza extrema que convierte la esperanza en polvo de ceniza. Fiona Connor vino al mundo llevandose la vida de su madre, y por eso fue rechazada, no solo por su padre, sino tambien por el resto del mundo que veian en el color gris de sus ojos, la ensena del diablo. Una fria y oscura noche, su padre, el hombre que debia protegerla, la dejo a las puertas de un orfanato. No le importo la espesa niebla, ni al aullar de los lobos. La pequena estaba maldita, y el debia alejarla de todos. Las desgracias, el hambre, y los golpes, persiguieron la infancia de Fiona, aunque no logro quebrar la bondad y la fe que eran innatos en ella, porque el destino de Fiona era mucho mas importante de lo que todos creian. Vivio en una casucha minuscula en una callejuela sucia, conviviendo con las pulgas y los chinches. Ademas, compartia una unica letrina con el resto de los ninos del orfanato. Fiona se vio obligada a vivir de la caridad, subsistiendo principalmente a base de te y pan. Pero su animo siempre fue el mismo, y su determinacion, inmensa. Fiona llego a esta vida con la tormenta, pero en sus ojos siembre brillo el sol. CAPITULO 1 Cementerio de Highgate, Londres, Inglaterra La nieve embarrada crujio bajo la suela de sus botas. Estaban marcadas con las salpicaduras del lodo desde hacia dias, ademas tenian varios raspones de aranarlas contra los adoquines irregulares de las calzadas. Parecia que contaban su propia historia a traves del eco del sonido de sus pasos en el silencio del cementerio. El enterrador cruzo por delante de el sin mirarle, escondiendo la cara en capas de ropa para soportar la helada. El abrigo de Aidan estaba humedo por la intensa neblina de la manana, pesandole en los hombros y goteandole en el ruedo, ahi donde no podia evitar empaparse por las salpicaduras de los charcos. La gorra no le calaba hasta las orejas que las tenia enrojecidas por la intemperie y descubriendo una nuca erizada por la exposicion a las dentelladas del invierno. El vaho se acumulaba frente a el con cada respiracion ritmica mientras escuchaba el sermon del sacerdote en esa gelida manana de enero. Los restos mortales del alferez Williams, iban a reposar en el nicho de forma eterna. El entierro habia comenzado a las nueve, a esa hora el cementerio apenas habia despertado al mundo de los vivos, solo tres personas aguardaban el camposanto; el sacerdote que oficiaba el responso, el enterrador, y el capitan de la fragata HMS Constant Warwick, el mismo. Como si el cielo quisiera rendirle un tributo al cuerpo sin vida de William, comenzo a descargar su pena con una precipitacion de agua que resulto inesperada. El alferez habia muerto en combate, y por eso la tripulacion del HMS Constant Warwick estaban en tierra. Cuando el oficio religioso concluyo, Aidan se dirigio sus pasos hacia comandancia. Tenia que recoger unas ordenes antes de marchar a la casa que sus abuelos le habian dejado, mientras lo preparaba todo para iniciar su nuevo destino, pero antes de girarse, el alferez O'Sullivan llego a su encuentro, el subordinado le hizo el saludo reglamentario, el, devolvio el saludo tocandose la visera de la gorra. --Despachos de comandancia que no podian esperar --le dijo el alferez O'Sullivan--. Nos extrano su retraso. La verdad es que se habia entretenido al cruzar el Tamesis. El rio estaba congelado, permitiendo que los ciudadanos pudieran cruzarlo andado, incluso patinar en el. Se habia quedado mirando a varios ninos que se perseguian lanzandose bolas de nieve, riendose a carcajadas del intento de un gran perro negro por morder los proyectiles en el aire. Se le instalo un sentimiento agradable en el pecho al verlos, porque solian estar trabajando o mendigando monedas. Aquellos ninos estaban sucios, les faltaban dientes y se reian, como tendrian que hacer todos los ninos. --?Tan importantes son los despachos que no podian esperar a mi regreso a comandancia? --pregunto extranado. --Necesitan su firma para que comience la reparacion del HMS Constant Warwick --O 'Sullivan no levanto la vista de la carpeta de piel que le tendia a su oficial. Aidan fue discreto al echar un vistazo. --?Cuando esta previsto que zarpemos? --?El capitan me pregunta a mi? --le pregunto el marino. --?Acaso no te enteras de todo antes que yo? El marinero sonrio de medio lado. --Eso es porque visito el meson de Charly. --?El meson de Charly? O'Sullivan fruncio el ceno sin mirarlo, con esa gravedad en su expresion que decia que no sabia de donde habia salido Aidan que nunca se enteraba de lo que estaba pasando en la ciudad. El local era la comidilla de los marineros pues todos querian su oportunidad de cazar en el extenso jardin trasero. Pero Aidan si se enteraba. Leia el periodico todas las mananas, salvo que los espacios de ocio no eran de su interes. --Sirven la mejor cerveza negra de todo Londres, y, por un modico precio, el dueno del meson nos permite disparar a los patos del lago que hay detras de la casa --Aidan le indico con un ruido de garganta que lo habia escuchado y que no le interesaba continuar con la conversacion, solo que O'Sullivan tenia mas cosas que anadir--: Harrison y Peter iran esta tarde, podria acompanarlos. --Podrias aplicarte tu propia sugerencia, parece que te hace mas falta a ti que a mi. --Y lo haria encantado, pero me arriesgaria a que mi madre me despellejara vivo. Los ojos verdes de Aidan se detuvieron en el un instante antes de volver a la carpeta de piel que sostenia entre sus manos. --Conozco a tu madre, y te aseguro que en modo alguno te despellejaria. O'Sullivan tardo en decidirse a contestar. --Tengo cinco hermanas menores que me exigen atencion diaria cuando estoy en tierra. Siempre pidiendo que les presente a algun oficial, y por eso detesto tanto cuando el HMS Constant Warwick atraca en Londres y nos deja en tierra por tiempo indefinido. Nadie puede culparme si no quiero aparecer por mi casa. La ausencia de lluvia dejaba un dia gris y frio, el viento cortante le abofeteo el rostro cuando se giro para dar el primer paso. Firmaria los despachos en comandancia. Y de repente, sus ojos se clavaron en una figura femenina que estaba arrodillada sobre una tumba. No lloraba, pero maldecia de una forma que le llamo la atencion. Por el raido abrigo que cubria su fragil cuerpo, supo que no era una dama, ademas, parecia una mendiga. Su cabello arrastraba por el suelo, y se dijo que debia llevarlo muy largo. --Mi senor --lo llamo el alferez al ver que su capitan se habia detenido y miraba a una mendiga que seguramente robaria lo que pudiera de las tumbas. --Regresemos a comandancia. Firmare los despachos alli. Se le hundieron las botas en el barro cuando se dirigio hacia la salida seguido por O 'Sullivan. El carruaje les llevo a comandancia en un tiempo record. --Capitan Baquer --lo saludo un suboficial--. Presentese en el despacho del almirante Smith, senor. --Gracias... --entorno los ojos y escudrino el rostro poco familiar del marinero--. ?Ross? --Russell, senor --corrigio amablemente, cuadrando un poco los hombros con orgullo porque ese capitan de fama increible hubiera recordado su nombre. Aidan asintio, inclino la cabeza como despedida, y se dirigio al despacho del almirante. Sus nudillos resonaron contra la puerta con determinacion antes de abrir sin aguardar. Si Robert Smith lo habia llamado directamente a su despacho, el asunto debia de ser importante. --Aidan --lo saludo el marino. El almirante Robert Smith era un hombre casi tan alto como el, y de corpulencia evidente. Cuando se levanto para saludarlo, tuvo la misma fuerte sensacion de siempre: el tamano de su cuerpo no se correspondia con el de sus manos. Procuro mantener los ojos fijos en los de su superior mientras apretaba con decision aquella mano demasiado calida y demasiado pequena a la vez. --?Que tal esta tu padre? Aidan mantuvo silencio durante un par de segundos. El, no queria hablar sobre su padre, pero lo hizo. --Bien, senor --respondio forzado. Robert asintio. No regreso a su lado del escritorio, sino que se apoyo contra el, cruzando los pies y los brazos. --Digale a su padre que ire a visitarlo muy pronto. ?Y el grumete Bay? Aidan solto el aliento porque la conversacion que esperaba sobre su padre habia quedado suspendida. --Continua convaleciente, los medicos no tienen claro cuando recuperara la movilidad de la pierna. --Ya veo. Transmitele mis deseos de su mejora-- el joven cabeceo con lentitud, apreciando otros detalles de la postura del lugarteniente: queria imponerse. Queria suprimir cualquier oportunidad de dialogo. Por tanto, Aidan aguardo con cautela y adopto una actitud reservada. --La familia es importante --le dijo el almirante--. Es lo que sostiene a uno en pie, lo que dejamos en el mundo. Los hijos dan prestigio, orgullo, deben ser el reflejo de nuestros valores, los valores que mantienen esta sociedad, pero, a veces, los hijos son unos desagradecidos --se incorporo para acercarse a un rincon del escritorio y servirse un whisky. El capitan acepto el vaso que se le tendia por educacion. Se lo llevo a los labios y trago, procurando no paladear el intenso sabor ahumado, aunque le colapso los sentidos igualmente. Robert dejo con mas fuerza de la necesaria la licorera en la mesa. --Ha llegado a mis oidos informacion que es de mi desagrado. Uno de mis ahijados ha sido visto reuniendose con los comunistas de la Fulham. Quiero pedir tu confianza y absoluto compromiso para que investigues. Me consta que tienes conocidos en esa fabrica de comunistas, y quisiera saber quienes son, y que hace mi ahijado reuniendose con ellos. No estoy dispuesto a tolerar esa desviacion de conducta, ni que a mi familia se la asocie con anarquistas. Aidan entendio el motivo para el regreso del HMS Constant Warwick a Inglaterra con la excusa de la reparacion y puesta a punto para surcar de nuevo las aguas. Si el hubiera sido un hijo docil, si hubiera obedecido a su padre, si fuera obediente y nada impulsivo, ahora no estaria en deuda con el hombre mas poderoso de la armada britanica. Estaba en deuda con aquel hombre, y las deudas siempre acababan pagandose. --Tiene garantizada mi discrecion, senor --termino aceptando. No tenia otra opcion. Sus ojos eran granito cuando el almirante relajo la postura y le mostro una sonrisa medio oculta en el frondoso bigote, antes de acercarse a estrecharle la mano de nuevo y palmearle el hombro. --Gracias, Aidan. Mi confianza esta en ti como lo estaria en mi propia sangre. --Senor --casi gruno--. ?De quien se trata? --De Raymond Samuelson. Asintio y no anadio nada mas, realizando el gesto de tocarse la gorra para despedirse. Al salir del amplio despacho la expresion se le mudo en una de contrariedad y sintio de nuevo la opresion en la garganta, el whisky seguia dando vueltas en su estomago. Se escudo en su capa larga y apoyo su mano en su espada abrochada al cinto cuando se marcho de comandancia. Le dijo a su cochero que le apetecia pasear, que regresara a la casa. Y cuando se fijo en las ruedas que comenzaban su andadura, se percato de que no habia firmado los despachos, pero lo haria por la tarde. Ordenaria a O'Sullivan que se los llevara a su casa para hacerlo. El frio viento lo acompano por las calles londinenses. Aidan se miraba las puntas de las botas y luego contaba las ventanas de los edificios que pasaba mientras era testigo pasajero de las vidas al otro lado de los cristales. La fabrica de carbon Fulham, era uno de los gigantes que alimentaba las chimeneas y fogones de la ciudad. Al almirante Smith no le habia hecho falta especificar cuando o como queria que se encargara de aquello. Y Aidan no podia identificar a nadie si no reconocia primero el terreno. Antes de llegar al puerto, el rugido de la fabrica de carbon ya era audible en la distancia. Se detuvo a admirar los barcos anclados en el puerto, desde la distancia pudo ver su fragata. Daria lo que fuera por embarcar de nuevo y no tener que actuar de espia para el almirante. Pero era inevitable. Cuando alcanzo los muros de la fabrica de carbon, se quedo en las inmediaciones unos minutos antes de que los obreros hubieran acabado el turno. El humo de las chimeneas enrarecia el aire, y la oscuridad alli era mas densa. El olor era penetrante y acido, se le quedaba en la garganta, le escocia en los ojos. Se resguardo cerca de la entrada, para poder ver quienes abandonaban el lugar de trabajo. Conocia a Raymond Samuelson. No estaba seguro del aspecto que debia tener en los ultimos anos, pero suponia que su cara no habia cambiado demasiado. Si se acercaba por alli, seguramente el tambien podia reconocer a Aidan. Solo que Aidan tenia una excusa para estar en la fabrica, como bien habia dicho Robert Smith: el, conocia a alguien alli. Al apoyarse en la pared se le clavo la espada en la cadera, y no se molesto en acomodarla. --?Senor Baquer? Levanto la mirada con la misma rapidez con la que se irguio, entreabriendo la boca para contestar, sin que saliera ningun sonido. Ver al hijo de su cochero trabajando en la fabrica de carbon, lo pillo desprevenido. Era el nino con el que habia jugado en su infancia. --?Ha estado esperandome? Le juro que mi trabajo aqui no entorpece el que realizo en Brent Cross --Arthur, lo miraba con fijeza, aunque visiblemente incomodo--. ?Ha venido desde comandancia porque le ha sucedido algo a mi padre? --el, continuo sin contestar--. Mire... tengo que irme, no puedo quedarme, pero regresare a la misma hora --se quito la boina y la amaso entre las manos. Al final se volvio a colocar la gorra y se marcho sin despedirse. Aidan lo siguio con los ojos, y sopeso que cruzarse con Arthur era la mejor forma de tener una justificacion para estar alli. Se recoloco la espada a la cadera, y miro en derredor, confirmando que si habia obreros juntandose con la aristocracia londinense no era de forma expuesta.

  • Operacion Munich de Rosa Tellez

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    Cuando Elena se reencuentra con Nando tras siete anos sin saber nada el uno del otro, la pasion que desbordaban cuando se conocieron resurge cual Ave Fenix de sus cenizas.
    Su historia comienza cuando Nando salva la vida a Elena tras un atentando de los insurgentes en la base de PRT en Afganistan, donde se encontraban realizando labores de reconstruccion del pais por encargo del Ministerio de Defensa de Espana.
    Tras aquel acontecimiento, nada sera igual. Elena y Nando emprenderan un camino juntos que cambiara sus vidas para siempre y que les adentrara en situaciones extraordinarias, teniendo que llevar a cabo acciones extremas de las que dependeran sus vidas.
    Nada, ni nadie, es lo que parece.
    Pasion desenfrenada, intrigas, mentiras. todo para conseguir un objetivo incierto.
    Adentrate en esta aventura que no te dejara indiferente.

  • Ciudad berraca de Rodrigo Ramos Banados

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    <>. <>. <>. Las frases fueron escritas con pintura roja en las murallas, delante de la fila de extranjeros que culebreaba por las soleadas calles de Antofagasta hasta el edificio de la gobernacion, a un costado de la plaza Colon, la plaza principal de la ciudad y centro social antes de la construccion del mall. Tambien la llamaban la plaza de los gitanos, pues ellos se banaban en las dos fuentes de agua casi todo el ano, a excepcion del invierno, cuando el municipio secaba los platos. Era junio el unico mes cuando se sentia realmente el frio y los colombianos se abrigaban hasta el cogote. El resto del ano caminaban con camisetas, sueltos, extrovertidos, alegres, y esa alegria, esa verborrea y esa sensualidad de cuerpos libres contrastaban con ciertas personas de alli, de movimientos apretados como robots viejos y miradas punzantes, como si en sus ojos tuvieran dos porciones de fuego lanzadas por el canon de un averno intestino para incinerar lo que parecia malo. Eso, lo malo, era sin duda lo que no se conocia, lo distinto, como el raro entusiasmo que puede ser el carnaval de una nueva vida, la alegria de una nueva oportunidad de los extranjeros que semanas antes habian sido desahuciados por la guerrilla. Para esos muertos, llegar a Antofagasta era como alcanzar el cielo que dibujan los Testigos de Jehova en su tornasol revista Atalaya, aunque en este caso fuera un atosigante paisaje ocre sacado de las cronicas marcianas. Pocos en la provincia se esforzaban por conocer a los extranos, pues pertenecian a un mundo pequeno y aislado, lleno de divertidos prejuicios socarrones. Un mundo que era como un enorme cementerio de neumaticos de camiones mineros, de esos que parecen escarabajos fosilizandose a un costado de la Panamericana, porque las carreteras, en el norte de Chile, estan llenas de fosiles industriales. Y viajar por ellas hace sudar el culo, sobre todo en el momento en que el sol desvanece la sombra al punto de hervir la piel y aturdir la vista hasta partir el paisaje en minusculos granos rojos como los de la granada. A los colombianos sobrevivientes solo les quedaba disfrutar del nuevo mundo desertico al que en las revistas economicas comparaban con Bahrein, pero esto no era ni la periferia de Bahrein ni nada parecido y tocaba celebrar la vida en una tierra extrana, sin importar lo que dijera el resto; por eso la musica, la parranda, la soltura y el baile. Y claro que no les iban a asustar las miradas recelosas si venian de la guerra. Y por supuesto que las miradas eran punzantes si estos inmigrantes querian transformar esto en Antofalombia. A la plaza Colon tambien la llamaban la plaza de las palomas, la de los lustrabotas, la de los jubilados y la de los libreros, esto ultimo por dos hombres que recopilaban articulos del diario sobre las anejas salitreras transformandolos en libros, que vendian bien. Los pampinos habian adornado con tanta obsesion el pasado, ese pasado de chusca, sudor, sol y balas, que lo habian convertido en una suerte de eden, negando el presente, encuevados en sus villas. A la plaza le decian asimismo la de los colombianos, porque acampaban de madrugada en sus recovecos esperando turno para legalizar los papeles en la oficina de extranjeria que estaba al frente, y armaban alli pequenas rumbas de un hibrido entre cumbia, salsa y regueton. Hasta un platano habia brotado de la nada a un costado de la plaza, justo donde pernoctaban los colombianos, y ese perturbador arbol, de tallo laxo como el miembro de un caballo negro, horrorizaba a los nativos, pues de un dia para otro se habia transformado en el simbolo de eso que llamaban despectivamente una ciudad bananera, una ciudad del tropico. Pero esto era Chile, el frio Chile, el antartico Chile, el sureno Chile, el europeo Chile y el blanco Chile: un pais sin platanos. Cada tanto los rayados eran borrados con pintura por la municipalidad luego de las cartas tipo denuncia de xenofobia que aparecian en El Mercurio de Antofagasta, el diario que masificaba la manera de pensar de los poderosos, con un tiraje promedio de ocho mil ejemplares en una ciudad de al menos cuatrocientos mil habitantes. Cartas firmadas por una elite progre o de izquierda o influenciada por los jesuitas, que habia adoptado como forma de vida la defensa hacia los extranjeros, pues no soportaba el maltrato que le daban algunos de los antofagastinos, sus coterraneos. Los colombianos habian arribado en oleadas desde Buenaventura y Cali, aunque ellos decian que provenian del Valle del Cauca y algunos lo imaginaban como un valle de moscas y sangre en cuyo corazon podria estar la hacienda de Escobar en decadencia, con hipopotamos canibales, tesoros llenos de billetes y cocaina de la buena enterrada por alguna parte. Llegaron desplazados por la guerrilla interna, con la esperanza de vivir tranquilos en una ciudad que, segun habian escuchado, demandaba trabajo para la mineria, donde se pagaba bien y donde se podian hacer negocios de los buenos y de los otros, y enviar el dinero seguro, que se multiplicaba en Colombia, por Ria o Western Union. Pronto, en la noche, y a veces frente a la mirada indiferente de los madrugadores inmigrantes, los rayados xenofobos resurgian como un terco sarpullido ante los rostros a los que solo podia ahuyentar una rafaga de balas en la fogosa vegetacion del valle, del famoso Valle del Cauca. En esa sucesion de escritos y borrados se encontraba la ciudad cuando, en la primavera de 2012, arribo la familia Parrada Castillo. Entre esos afrodescendientes latinoamericanos, o negros latinos, o colombianos negros, o colombianos de Tumaco, o negros pobres, o grones, o simplemente negros, estaba Jean, un chico de dieciseis anos que llego con la mision de ayudar a su padre, asi se lo encomendo, en todo lo que le solicitara. Habia que sobrevivir. Pero el chico sabia que su padre era imprevisible y que, de un dia para otro, podia desaparecer del mapa, y por eso todo lo que le decia le entraba por una oreja y le salia por la otra como un eructo. El apoyo, le diria su padre, consistia en cargar sacos, tirar de un carreton, cuidar la fruta o, cuando tuvieron casa, quedarse protegiendo a sus dos hermanos menores mientras los padres vendian las papas rellenas que cocinaban afuera de la casa en una olla ennegrecida por la quema del fuego a lena; a su madre no le gustaba prepararlas de otra forma, o mas bien no habia gas para hacer funcionar la cocina. Eso fue en un principio, porque las cosas mejoraron con el paso de los dias y en esa ciudad berraca que vivia su esplendor economico --gracias al precio del cobre que estaba en las nubes de la bolsa de valores de Londres-- el billullo empezo a llegar a todos. Ni hablar de estudios, pues Jean habia cursado hasta lo que en Chile denominan el primero medio; le quedaban pendientes tres cursos o tres anos para alcanzar la posibilidad de hacer estudios superiores, algo que estaba por completo descartado por su padre. El problema para Don Parrada era que el adolescente Jean, de mirada esquiva cuando le hablaba, no tenia entre sus planes desarrollar una vida tan simple, ni menos ser lo mismo que su padre: un desplazado que se las arreglaba, en cada lugar adonde iba, trabajando en cualquier cosa aunque en nada fuera de la ley, aclaraba tocandose la barbilla como filosofo; y asi lo repetia como mantra cuando iba camino a Chile, nada fuera de la ley, aunque por experiencia sabia que la ley de la calle era mucho mas efectiva al momento de condenarte que la otra, esa ley que se podia comprar. El senor Parrada estaba condenado por la calle de Tumaco a la pena de muerte. Su hijo, mientras su padre le repetia con obsesion lo que tenia que hacer cuando la familia avanzaba por los serpenteantes caminos costeros del sur de Peru, se imaginaba en cambio conduciendo un tanque. Lo hacia para sentirse protegido. Le gustaba jugar a los militares, a la guerra. La madre, cuando Jean tenia cinco anos, le habia regalado una bolsa con soldaditos de plastico, a la cual se sumo otra y otra mas hasta juntar una cantidad considerable. Una de ellas venia con unos tanques similares a los vehiculos blindados del ejercito colombiano. Eran los dias en que los militares, paramilitares, las FARC y las AUC --y luego otras guerrillas y hasta la policia-- mantenian incendiada la selva cocalera y la propia ciudad de Tumaco, conocida como la perla del Pacifico, dejando un monton de muertos, heridos, viudas y huerfanos. Jean imaginaba a las tanquetas circulando por la ciudad y los bosques en llamas. Aunque era solo un juego, esos dias tambien le tocaba observar como llegaban a relajarse a Tumaco los milicianos, algunas veces sin el uniforme, cuando bebian como quien lo pasa bien entre amigos, y entonces nadie entendia nada. Sin la metralleta eran criaturas normales, a veces eran los mismos del barrio. Lo cierto es que cualquiera ahi podia llegar a ser un militar y tambien cualquiera podia sembrar una hectarea de coca bien plantada. Armas, en este Vietnam colombiano, se podian conseguir en todas partes. Pero Jean guardaba la esperanza. Incluso mas alla de las limitaciones que le imponian los chilenos, que lo tildaban de grone, colombiano y pobre; lo ultimo era lo que mas le molestaba, pues el queria prosperar. No era lo que pensaba el bando de los anticolombianos del Chascon Marcos, cuyos miembros rayaban las paredes de Antofagasta y argumentaban en favor de su espontaneo odio. Una de las razones mas comunes que daban en contra de los colombianos era que se habian tomado la calle Condell, aquella donde antes proliferaban con cierta modorra los locales nocturnos para trabajadores, unos borrachines que se deshacian en sudor viendo girar los pollos en una asadora gigante mientras picoteaban papas fritas en cambuchos de carton. Ahora cuanto habia cambiado la ciudad desde que llegaron los colombianos, cuyas mujeres habian destruido las familias y elevado las cifras de enfermedades de transmision sexual como la sifilis, segun habia dicho el intendente a la prensa, ante el escozor de los progres. Estos observaban la inmigracion como un proceso en el cual, en el futuro, de la misma forma como habia sucedido en Nueva York, los turistas podrian visitar la Little Colombia de Antofagasta, la Antofalombia y hasta la Antofalopa.

  • Tres Maestros de Stefan Zweig

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  • Desde la primera vez de Mery Rangel

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    Desde que Elle y Ben fueron presentados, ella dio por sentado que aquel era el hombre mas desagradable que habia conocido. A simple vista distaba de ser el hombre ideal para ninguna mujer, y mucho menos para ella; pero, inesperadamente, el destino le demostrara lo equivocada que estaba y tambien que una noche puede ser suficiente para cambiarlo todo.

  • Todos naufragos de Ramon Lobo

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    Un libro intensamente personal que es al mismo tiempo el retrato de una generacion. Un reflejo de la lucha por la libertad y la ruptura politica entre padres e hijos a lo largo de las ultimas decadas en Espana.

  • Un vaquero de Texas de Erina Alcala

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    En Carolina del Norte, la vida parece haber sonreido a Candela, quien imparte clases de espanol en un pequeno instituto. Su hermana Bea, se ha casado con un marine y es feliz mama del pequeno David. Pero la tragedia se cierne sobre la familia, cuando Bea y su marido mueren en una operacion de riesgo en Afganistan. En ese instante, Candela debe hacerse cargo de su sobrino. Sin su hermana, ni su cunado, ambos se quedan solos en la vida... O eso piensa ella, hasta que una noche alguien llama a su puerta.

  • Loco por ti (Los Graham 3) de Mia Del Valle

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    Amanece, la tenue luz de un nuevo amanecer comienza a invadir la habitacion. Desconcertada abro los ojos y aunque lo intento, el intenso dolor de cabeza no me permite ubicarme, para males me encuentro completamente desnuda, y el peso de un brazo rodeando mi cintura me indica que no me encuentro sola <> una gran mano sujeta mi muneca de forma protectora, y el tatuaje que decora el brazo de mi acompanante me indica con claridad la identidad del no tan misterioso caballero, ademas huele de maravillas, huele a el… mis hormonas se despiertan de golpe, y no es necesario ver su rostro para saber de quien se trata. Volteo de golpe, su sonrisa y sus pequenos ojos somnolientos son la cosa mas hermosa que vere durante el viaje de “negocios” pero no son los ojos de Max… porque me encuentro completamente desnuda en la cama de Samuel Graham, y por el estado en que se encuentra la habitacion, puedo intuir que no solo hemos dormido. --No puedo creer que nuevamente cai --tomo asiento en la cama y sujetando mi cabeza con ambas manos niego --que una vez mas cai en los brazos de la tentacion. --?Tan malo fue? --Sam imita mi posicion, y por como rasca su rostro intuyo que debe tener incluso mas resaca que yo. --No lo se Sam, porque no recuerdo nada de nada --llorisqueo --esto esta mal. --Tampoco recuerdo nada carino, pero tu y yo juntos, desnudos en una cama, ?nunca puede salir mal verdad? !Vamos Vikinga! vayamos a desayunar, me duele la cabeza y necesito un cafe. --Antes necesito una ducha y ropa limpia, ?o puedes imaginar lo que pensaran todos si nos ven bajar juntos y yo usando el vestido de la noche anterior? --?Que dormiste con el jefe? --!Exacto! --Bueno carino, lamento informarte que eso es la pura verdad… --agrega con una media sonrisa tan seductora, que puedo sentir cuando cierta zona de mi cuerpo comienza a humedecerse. --Pensaran que soy una trepadora, una caza fortunas, que lo hago para recibir un aumento de sueldo, o peor aun --observo sus ojos con terror --!que quiero destruir tu matrimonio Sam! Con cuidado de cubrir mi cuerpo con la sabana me pongo de pie y Sam rie. --Cubrete bien Susan, Dios no quiera que estos ojitos te vean desnuda… una vez mas. --Estupido --respondo, cuando en un limpio movimiento Sam arrebata mi sabana dejandome como Dios me trajo al mundo. Cubriendo mis partes intimas como puedo corro al tocador, pero antes de cerrar la puerta Samuel ingresa. --Ven aqui maldita caza fortunas --grune mientras me carga, lleva hasta la ducha y el agua completamente helada comienza a caer sobre nosotros. Chillo y rio todo a la vez, hasta que los labios de Sam me silencian de golpe y en un limpio movimiento me levanta por la cintura hasta que mis piernas rodean su cadera, y aunque pude sentir su ereccion matutina contra mi abdomen mientras me besaba, fue una sensacion diferente cuando se introdujo dentro de mi. --Eres mia aunque estes con el. Y aunque se que no debi responder, al menos no lo que dije, no pude evitar confesar: --Lo soy. La ducha que tomamos fue agradable, y casi… casi me hizo olvidar que a kilometros de distancia un hombre <>aguardaba por mi. Cambio mi atuendo por un jean casual, unos mocasines y una blusa a rayas, Sam bajo antes que yo a pedido mio, en un intento mas de no ser tan evidentes, pero intuyo que todos ya deben saber lo que paso entre el numero uno de la empresa y yo, y asumo que el lunes seremos el chisme del momento en la empresa. Respiro hondo y decido llamar a Max, y aunque mi esposo ignora mi furtivo encuentro con mi jefe, la verdad es que me siento una mierda y la culpa me carcome por dentro, una vez mas, como tantas otras veces sucumbi a los encantos de Samuel Graham. En ocasiones siento la culpa como un liquido de color negro, algo sucio, espeso y maloliente que habita dentro de mi y que en momentos como este, comienza a brotar por mi nariz y boca como lava caliente, y si bien la imagen de mi misma es cruel y repulsiva, mi fuerza de voluntad es limitada y siempre, siempre vuelvo a recaer. Su telefono movil suena un par de veces, pero soy enviada al buzon de voz: “Hola, soy Max, en este momento no te puedo atender, por favor, dejame un mensaje y te llamare en breve” el dulce tono de voz de mi esposo me forma un nudo en la garganta y esa cruel pero acertada voz que habita en mi interior, una vez mas me dice que no merezco estar casada con alguien como el. Intento dos veces mas pero nada… observo mi reloj y siendo las once de la manana pienso que quizas decidio ir al gimnasio por mas tiempo que el acostumbrado, o posiblemente se encuentre reunido, o simplemente dejo el movil en el carro. --Carino… espero te encuentres bien, nosotros por aqui ya finalizamos todo lo que teniamos en la agenda… te veo en casa por la tarde --por un momento dudo, aunque al instante agrego --te amo. Luego del desayuno Donald llamo para darnos el ok con las inversiones y negocios hablados en la reunion del dia de ayer, noticia que a todos nos puso muy felices, ya que ambos viajes fueron un exito para la compania. Al momento de volver a la habitacion decido que debo de ir por mi ropa interior a la habitacion de Sam, ya que al no encontrarla esta manana, solo coloque mi vestido y chaqueta y con prisa <> me largue a mis aposentos. --Adelante --responde reconociendo mi forma de golpear tan caracteristica. Primero asomo mi cabeza por la puerta, y sonrio al verlo comodamente recostado en el sillon, mirando un juego de futbol mientras sostiene una helada cerveza en su mano. Cierro la puerta, camino hasta su encuentro y tomo asiento junto a el, imitando su posicion, recuesto mi cuerpo en el agradable sillon de cuero cafe y elevo mis piernas y cruzo los pies en la pequena mesilla. --Felicidades jefe --sonrio y entrego mi mano para saludar al cabecilla del equipo, Sam acepta mi saludo y luego de estrechar mi mano, de forma casual y como otras tantas veces a lo largo de estos anos me entrega la cerveza, doy un sorbo y me deleita lo helada que se encuentra. --Gracias senora Williams, la verdad es que fue un buen trabajo, y el equipo es todo en estos casos --sonrie de lado --hacemos buen equipo Vikinga --agrega de forma socarrona. --Lo hacemos --respondo mientras fijo mi vista en una gran pintura algo surrealista que se encuentra a un lado del televisor --?como se encuentra tu resaca? --Mucho mejor carino, nada como tomar una ducha fria con una bella mujer, un cafe y dos ibuprofenos para la resaca. --Eres un patan Sam --sonrio, aunque me sobresalto cuando llaman a la puerta, bajo inmediatamente mis pies de la mesilla, pero cuando estoy a punto de ponerme de pie, Sam apoya una de sus manos sobre mi hombro indicandome en silencio que no me preocupe, que el se encargara de todo. Samuel se pone de pie, y con calma abre la puerta, colocandose de forma tal, que el visitante no pudiera ver dentro de la habitacion. --Senor Graham --puedo escuchar la voz de Mariela <> --estoy buscando a Susan, alguien dijo que pudiera estar --carraspeo --reunida con usted. Sam se hizo a un lado permitiendo a Mariela ingresar, ella le hablo de cerca, y Sam masajeo su rostro con cansancio, como si lo que acababan de decirle le hubiera agregado varios anos encima. --Susan --Samuel capto mi atencion --debo darte malas noticias carino… se trata de Max. Con el corazon en la boca me pongo de pie, y aunque el tono de Sam anticipaba que algo malo habia ocurrido, jamas uno se prepara para lo que estaba por escuchar. Mariela sale en silencio dejandonos nuevamente solos. --?El se encuentra bien? --pregunto en un balbuceo casi imperceptible. Sam camina hasta mi, y tomandome de las manos responde: --Lamento ser yo quien deba darte esta noticia carino --sus ojos verdes comienzan a llenarse de lagrimas --Max murio. De pronto me falta el aire y la habitacion comienza a girar a mi alrededor, puedo escuchar desde lejos la voz de Sam preguntar si me encuentro bien… ?Susan me escuchas…? !Susan! Capitulo 1 — Todo final anuncia un nuevo principio. Cuando despierto todo es un alboroto. Me encuentro recostada sobre la cama y siento que alguien mantiene una bolsa de hielo sobre mi frente. A lo lejos veo a Samuel caminar impacientemente de un lado para el otro mientras habla por telefono y grita indicaciones varias a los presentes. No entiendo que es lo que sucede, hasta que un leve recuerdo llega a mi mente, y todo el dolor, miedo y desesperacion regresan con fuerza. --Desperto senor Graham --grita una persona que no logro reconocer, aunque por su indumentaria puedo suponer que sea enfermero o medico. Yo tomo asiento de golpe, mientras Samuel lo hace velozmente junto a mi. Con los ojos cargados de lagrimas observo el rostro de mi mejor amigo y negando suplico… --Dime que todo fue una pesadilla por favor… !dimelo! --Sam niega. --!Nooo! --grito tan fuerte que automaticamente la habitacion queda sumergida en el mas profundo silencio --dime que es mentira, dime que hubo una equivocacion por favor --las lagrimas caen como una gran cascada y siento cuando los brazos de Sam rodean mi cuerpo. --!Sueltame! --chillo mientras que como una demente me pongo de pie y con ira observo a los presentes, se que todos me quieren acompanar y consolar, pero en este momento quiero estar sola, soy la unica que ha perdido a alguien muy especial y la presencia de todos me hace sentir mas sola e incomprendida que nunca. --!Fuera! --grito --todos se van --caigo de rodillas sobre la moqueta y tomando mi rostro con ambas manos lloro… mi alma llora. La soledad me acompana durante las horas de vuelo, donde ya nadie intento hablarme… apenas una joven azafata se limito a traerme una pequena botella de agua y darme el pesame. Debi reconocer el cuerpo, algo de las cosas mas fuertes que vivi en mis veintiocho anos de vida, y aunque fue una de las cosas mas inapropiadas del mundo, Samuel me acompano, el forense retiro la sabana que cubria a mi esposo sobre la fria camilla metalica, a pesar del palido color de su piel y labios, aun seguia siendo el… mi esposo, la persona que elegi para dar el si… mi companero. Doy un paso y sin saber que hacer tomo una de sus frias manos entre las mias, acaricio sus largos dedos entre los mios… sus unas moradas, los golpes varios en el pecho que causaron el accidente de transito que arrebato su vida, uno grande en su abdomen, otro en el pecho y alguno mas en la frente. --Fue una rotura de bazo senora --agrega el medico forense --tambien habian danos en algunos organos mas, mi mas sentido pesame senora --agrega con educacion.

  • Musicos y relojeros de Alicia Steimberg

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    Un clasico de la literatura argentina que retrata con irreverencia y humor la infancia y la vida familiar.

  • El pecado de la condesa de Malibran de Alfonso Vazquez Herrera

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    Alla por el principio de los 80’s, en una epoca donde no habia telefonia celular, ni Internet, el sistema de comunicaciones mas rapido y efectivo era el telefono y el correo ordinario el mas lento pero funcional, y cuando las estadisticas de poblacion indicaban que habia 7 mujeres por cada hombre en el mundo, se desarrolla esta historia llena de mitos y antiguas leyendas populares, todas del area conurbada con el historico puerto de Veracruz en Mexico, la historia pretende ser de terror paranormal, pero tiene su toque de comicidad, donde 3 chicas estudiantes de la preparatoria que vivian en una pension para senoritas, por accidente liberan el maligno espiritu de la condesa de Malibran, una de las leyendas populares mas antiguas de Veracruz, quien llena de furia, pugna por llevarselas al infierno de donde la habian despertado, para poder volverse a dormir y dejar de sufrir por el perdon que nadie sabe en que consiste, pero la poderosa Condesa tiene un punto debil, un enemigo acerrimo, al cual no puede vencer y ni siquiera puede pelear con el, el conde de Malibran, que regresa por ella cada vez que lo invocan para asesinarla, como la asesino en vida, y entre los gritos desesperados de perdon de la maligna Condesa que huye para escapar de su verdugo, y los gritos clamando venganza del conde de Malibran, se desarrolla esta historia que amenaza con terminar en un apocalipsis, pero no un apocalipsis zombie, ni nuclear, ni por la caida de un cuerpo celeste, ni mucho menos biblico, sino un apocalipsis provocado por el pecado de la condesa de la Malibran, que al final de toda la historia nos demuestra que todo esta bien asi como esta, en perfecto balance, porque si tan solo llegara a faltar tan siquiera uno de los pecados mas comunes, seria el fin de la humanidad y de la sociedad como la conocemos.

  • La mala hierba (EXITOS), Agustin Martinez de Agustin Martinez

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  • VICTORIA, Seduceme de Mia Ferrer

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    Victoria White se convirtio en una reconocida y exitosa empresaria del sector de los cosmeticos desde que su esposo cayo en coma por un accidente, ella, una mujer joven y hermosa que a pesar de estar casada y su esposo postrado en una cama, no dejo de disfrutar los placeres sexuales que los hombres se morian por proporcionarle. Era un juego en el que se habia vuelto una experta en dejar afuera los sentimientos. Pero un viaje a Milan en la semana de la moda le cambiara la vida y toda su realidad.

  • Pep Guardiola. La metamorfosis de Marti Perarnau

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    Un recuento de como Alemania ha cambiado al nuevo entrenador del Manchester City. El nuevo libro de Marti Perarnau, autor de Herr Pep.
    Guardiola ha vivido en Alemania una metamorfosis que le ha cambiado en numerosos aspectos. Si bien conserva sus caracteristicas fundamentales (el juego de posicion como modelo y la competitividad insaciable como motor), ha incorporado nuevos rasgos aportados por la experiencia en Munich.
    Esta obra es una pieza singular en el universo de los libros de futbol. Animado por el atrevimiento del propio Guardiola, Marti Perarnau propone una narracion <>, que igual fluye del presente al pasado que se detiene en reflexiones, personas o momentos significativos de la trayectoria de Pep. Desde el comedor vacio tras la dolorosa eliminacion frente al Atletico de Madrid en el considerado mejor partido de la era germana de Guardiola, a como se ensaya un corner, la carta de un aficionado, la meticulosa descripcion de la remontada frente a la Juventus o el carino con el que se despidio al mister en Alemania.
    A base de cronicas, analisis, datos, citas, reflexiones o entrevistas, Marti Perarnau compone su particular trencadis, que fu

  • Esclava de un Nazi de Myrian Gonzalez Britos

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    El 30 de enero de 1933, Hitler es nombrado el jefe del gobierno aleman y muchos alemanes creen que han encontrado al salvador de la nacion. Mientras tanto, en el bucolico pueblo de Blankenstein, el humilde jardinero, Sebastian Ackermann, llega a la vida de la caprichosa judia, Lya Rubinstein, para doblegar su corazon y su propio orgullo.Entre peleas, disputas, bromas y muchos besos, viven una intensa historia de amor prohibida, hasta que, un mal entendido cambia el destino de sus almas.Sebastian y Lya toman caminos distintos sin lograr olvidar el pasado.

  • Nada que perder de Isabella Marin

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    Alexia odia las citas a ciegas y el hecho de que su padre se haya empenado en organizarle una. Quiere vivir la vida a su manera, irse lejos de su ciudad natal y empezar de cero. Pero no tardara en averiguar que las cosas no siempre salen segun las has imaginado.

  • Savanna, tentadora Obsesion (Bilogia; Los chicos Bradford 2), Mar Fernandez de Mar Fernandez

    https://gigalibros.com/savanna-tentadora-obsesion-bilogia-los-chicos-bradford-2-mar-fernandez.html

  • Sal, Tequila y Limon (Las mujeres Gonzalez 2) de Katy Molina

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    Han pasado seis anos desde de que Pandora, la pequena de las mujeres Gonzalez, diera a luz a su hija Macarena. A pesar de no saber quien es el padre pues se quedo embarazada en una orgia, tira adelante contra viento y marea, sin desmerecer la ayuda constante que recibe de su familia.