• objeto de amor - Edna O'Brien

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    Estos extraordinarios relatos de Edna O’Brien, publicados por primera vez en castellano en una edicion a cargo de Marta Orriols, son una muestra brillante de la capacidad de su autora para manejar tramas y para manipular cada palabra con el detalle de una artesana y la delicadeza de una amante.

  • OBJETO DE AMOR | EDNA O BRIEN | Casa del Libro

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    1 mar 2018 — El libro OBJETO DE AMOR de EDNA O BRIEN en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • Objeto de amor (Narrativa) Tapa blanda - Libros - Amazon

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    Objeto de amor (Narrativa) : O'Brien, Edna, López Muñoz, Regina: Amazon.es: Libros. ... Premio al Mejor Libro de Los Angeles Times) y La chica (Lumen, ...

  • "Objeto de amor" de Edna O´Brien - Una isla de papel

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    En las veinte historias que componen el libro “Objeto de amor”, recién publicado por la editorial Lumen con el concurso de su traductora habitual, ...

  • objeto de amor - Librería La Puerta de Tannhäuser.

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  • OBJETO DE AMOR | Traficantes de Sueños

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    Imagen de cubierta: OBJETO DE AMOR ... el libro de relatos Saints and Sinners, una obra de teatro sobre Virginia Woolf titulada Virginia y dos importantes ...

  • Objeto de amor | Penguin Libros

    https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/30598-libro-objeto-de-amor-9788426405029

    Objeto de amor ... El amor es como la naturaleza, pero al revés: primero vienen los frutos, luego las flores; al cabo de un tiempo parece ... Casa del libro.

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  • Fuego, hierro y sangre de Theodore Brun

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  • No me toques el saxo de Rowyn Oliver

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    Lo tengo claro, esta noche es la noche. Esta noche… !Voy a robarle el saxo!
    Cristina sabe que para la audicion mas importante de su vida debe recuperar el saxofon de su abuelo, ese que la hace tocar como los angeles y que su padre vendio sin su consentimiento.

  • Companias peligrosas de Cassie Miles

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    Anya Bouchard Parrish era una madre soltera que vivia con su hijo en una institucion donde el pequeno recibia una educacion privilegiada. Todo parecia encajar en su sitio. Sin embargo, Anya jamas se habia sentido mas inquieta… y mas atraida hacia un hombre que cuando estaba con Roman Alexander, el guapisimo ejecutivo que no dejaba de observarla. Ademas, Anya no podia quitarse de la cabeza la sensacion de que le ocultaba algo. Y era cierto, porque Roman Alexander tenia una mision secreta…

  • Primavera en Viena de Petra Hartlieb

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    UNA LECTORA, UN LIBRERO, UN ESCRITOR. Y LA BELLA CAPITAL AUSTRIACA EN PRIMAVERA.

  • La huida (John Puller 3) de David Baldacci

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    Despues de Dia cero y Los olvidados, llega el mejor Baldacci con su tercer thriller protagonizado por John Puller, su heroe mas emblematico, ante la mision mas dificil de su carrera.

  • Boda a Los 17 de Michel Gavica

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    -!?Que?! -exclame asombrada mirando a mis padres.
    -Si Oana, te casas -continuo diciendo mi madre, tan tranquila, con una sonrisa de oreja a oreja.
    -No quiero tener una boda a los diecisiete -conteste con los ojos muy abiertos tratando de analizar la situacion.
    -Lo siento carino. Lo haras, quieras o no -declaro mi padre mirandome muy serio.
    -!Os odio! ?Me habeis escuchado bien? Os o-d-i-o -dije recalcando cada letra y tirando un florero mientras me levantaba para salir de esa casa.

  • Su Guardaespaldas de Elena Romero

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    Victor es el unico hombre en el que puedo confiar.
    El unico hombre que se preocupa por mi de verdad.
    El unico que me quiere, desea, cuida y protege.
    Y es el unico al que quiero. Pero no puedo tenerlo.

  • La pintora de estrellas de Amelia Noguera

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    Una historia sobre el exilio, la guerra, la traicion y el amor no correspondido. Un relato sobre el valor de una mujer y la memoria de un hombre que necesita redimir su pasado.

  • De la melancolia de Espido Freire

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    Elena y Sergio forman una pareja unida, pero la imposibilidad de ser padres hace aflorar la falta de amor entre ellos y Sergio decide, despues de veinte anos de convivencia, abandonar a Elena. Ella cae en una profunda depresion que tambalea su vida en todos los aspectos. Pasa el tiempo y Elena recibe una propuesta de un familiar lejano para alojar, durante su convalecencia, a Lazaro, un tio abuelo que tiene que ser operado. Elena no solo acoge en su casa a Lazaro, sino que, como tiene que alquilarla para sobrevivir, tambien otros personajes llegan a la casa con su vision sobre como vivir la tristeza o como huir de ella: Sonsoles, una mujer mayor que debe vender su casa, llena de libros y de recuerdos; Vanesa, una joven de treinta anos que se niega a crecer, porque el mundo de los adultos le resulta terrorifico; Teresa, que entra en la historia para conseguirle una gatita a Lazaro y que ya no se va, como una especie de hada urbana que alivia del dolor cada una de las veces que aparece. O Cristian, un viejo amigo que reaparece, un triunfador que oculta tantos secretos como pecados.

  • La ventana de los amantes de Laura A. Lopez

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    Desde la ventana de su cuarto, una joven mira el afuera como a una promesa, como a una ilusion. Por esa ventana, se escapa para encontrarse con sus amigas, para urdir, entre todas, la trama de bailes y encuentros casuales, la trama que va a hacer que el mundo que miran desde alli se vuelva real, palpable, para que sea ese mundo el que entre por el cristal y vaya a buscarla.

  • Vendida como Mercancia de Brenna Day

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    Esperaba a su principe azul
    Pero su padre la vendio como una vil mercancia...
    al hombre mas sexy y peligroso de todos

  • Help Me! de Marianne Power

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    EL FENOMENO EDITORIAL DE LA TEMPORADA LLEGA POR FIN A NUESTRAS LIBRERIAS

  • Conduceme a la Locura de Vicki Lewis Thompson

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    Ella iba por el carril rapido de la vida.

  • Escuadron Guillotina de Guillermo Arriaga

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    La batalla de Torreon fue una de las mas dificiles y duras de cuantas libro la Division del Norte. Despues de la toma de la ciudad, el general Francisco Villa decidio situar el campamento en un llano proximo, justo en medio de un macizo de sauces cuyas sombras resguardaban del sol inclemente a los guerrilleros. Hasta ese lugar llegaban a diario un sinnumero de comerciantes que iban a ofrecer sus productos a los revolucionarios. Pululaban los vendedores por entre la tropa, y aquello, mas que parecer una guarnicion militar, parecia un tianguis dominical. El general, como era su costumbre, atendia sus asuntos lejos del bullicio, acompanado unicamente de sus hombres de mas confianza y protegido por los mas temibles miembros de su escolta privada. Despachaba Villa algunas cuestiones belicas con el coronel Santiago Rojas cuando llego el sargento Teodomiro Ortiz a decirle que lo buscaba un comerciante, un tipo muy catrin que insistia en verlo. El general ya estaba harto de tratar con vendedores; tan solo esa manana habia tenido que lidiar con tres: uno que le queria vender bicicletas y que afirmaba que era mas eficiente una carga ciclista que una carga de caballeria; el segundo le ofrecio armaduras espanolas y el tercero traia en venta sombreros charros ribeteados de hilo de oro y plata. Fastidiado, Villa los habia corrido del lugar, no sin antes advertirles que les rellenaria la barriga con plomo si no se largaban de inmediato. Villa miro a Ortiz: --Dile que no estoy para recibir a nadie --le dijo. --Ya se lo dije cien veces, mi general, pero esta necio en que quiere verlo. Dice que trae algo muy importante que ensenarle y que a usted le va a interesar. El general Villa se quedo pensativo unos instantes y con los ojos le ordeno a Ortiz que trajera al comerciante. Salio el sargento a buscarlo y regreso a los pocos minutos. Venia con el un hombre chaparro, calvo, bien vestido y muy perfumado. Con propiedad saludo: --Buenas tardes, general Villa. Buenas tardes, coronel Rojas. Soy el licenciado en Derecho, Feliciano Velasco y Borbolla de la Fuente a sus ordenes --y extendio su mano hacia Villa, pero Villa solo lo miro. El hombrecito no supo que hacer. Retiro lentamente su mano, se limpio el sudor de la frente con la manga de su saco, trago saliva y sonrio. --General Villa --dijo parsimonioso--, he venido a usted a mostrarle un invento formidable que sera de gran provecho para la Revolucion. Con este invento, senor general, tenga la seguridad de que creara terror entre las tropas enemigas. Cualquiera que se atreva a enfrentar a la Division del Norte lo pensara dos veces. --Ya lo piensan dos veces --tercio energico el sargento Ortiz. El licenciado se quedo callado y solo atino a sonreir estupidamente. Respiro y continuo con su perorata: --Tiene usted toda la razon, pero este invento sirve como ayuda para ajusticiar a los prisioneros sin necesidad de andar gastando parque, el cual, como ustedes saben, esta rete escaso y no vale la pena dispendiarlo en otros menesteres que no sean los de la guerra misma... Con este aparato que traigo ya no se precisa fusilar al enemigo... --Si por eso mismo los ahorcamos... --interrumpio de nuevo el sargento Ortiz. --Si, lo se --dijo el chaparro-- ?pero que hacen cuando no encuentran un palo alto? --Pos los quemamos vivos o los agarramos a machetazos... eso es lo de menos --le contesto el coronel Rojas. --Pero mire, mi coronel --continuo Velasco--, con este invento que les vengo a mostrar se ejecuta a los prisioneros sin la menor preocupacion. ?Por que no vienen a verlo y si quieren lo probamos? Los llevo el hombre aquel hasta un carromato en donde lo esperaban sus ayudantes: uno, un tipo alto y desgarbado, de nariz grande y ojos sumidos pero vivaces, y el otro un moceton de estatura regular, cachetes abultados y cabeza grande. El licenciado Velasco solicito a sus invitados que aguardaran unos minutos y dio una orden sonora: --!Armenla! Los asistentes, presurosos, se dedicaron a armar el aparato. Sacaron vigas, cuerdas, poleas, clavos, martillo, soleras. Con rapidez montaron una estructura en cuya parte superior se encontraba colocada una plancha de hierro. El licenciado Velasco caminaba de un lado a otro, nervioso, frotandose continuamente las manos. Una vez que todo estuvo listo se detuvo frente al general y sus acompanantes y empezo a hablar. --Esto, senores, se llama... guillotina. Es un instrumento extraordinario, capaz de segar la vida en un instante. El hombrecillo miro sonriente a Villa y camino hacia el aparato. Tomo en sus manos un cordon que remataba en una polea y jalo. Desde arriba se desprendio la enorme plancha metalica produciendo en su caida un golpe seco y fuerte. El general y sus companeros se quedaron asombrados. El comerciante alzo los brazos como si hubiese terminado un acto de magia. Hizo que uno de sus ayudantes volviera a alzar la cuchilla, fue por un leno grueso y pesado, lo metio en la base del aparato y tiro de nuevo del cordon. El leno salio partido en dos con tal facilidad que parecia que lo que se hubiese partido fuera una ramita. --?Para que sirve eso? --le pregunto pasmado el coronel Rojas, sin entender del todo en que podia utilizarse el mentado aparato. --Ahhh --exclamo el hombrecito-- eso me gustaria demostrarselo, claro, siempre y cuando nos lo permita mi general Villa. ?Es eso posible? Villa asintio. --Pero para ello requiero de algunos prisioneros de los que usted haya dispuesto ajusticiar. Necesito de unos cuantos... ?Podriamos traer algunos, mi general? Villa, con una sena de su mano, mando a Ortiz por ellos. --Este invento --continuo el comerciante-- sirvio de mucho en la Revolucion francesa, la cual se realizo hace casi dos siglos, y por ello he pensado que puede ser de gran utilidad en esta Revolucion que es la nuestra --dijo enfatizando la palabra "nuestra". El general Villa miro con recelo al catrin: no le inspiraba mucha confianza, pero se quedo callado. El sargento Ortiz llego con los presos. Los traia de todo tipo: gordos, flacos, altos, bajitos. Se cuadro ante Villa. --Orden cumplida, mi general. Los prisioneros, ignorantes de lo que les iba a suceder, pero con la certeza de que pronto llegaria su hora final, se amontonaban entre si como se amontonan las reses en los mataderos. El general reviso con detenimiento a los cautivos, uno por uno, de arriba abajo. Clavo sus ojos en uno alto y flaco. --Ese --dijo senalandolo con la cabeza. --Muy bien --dijo el hombrecillo y ordeno a sus ayudantes ir por el. El tipo alto y flaco no supo que hacer y se dejo llevar mansamente hasta la guillotina. Los asistentes lo obligaron a arrodillarse y colocaron su cabeza en una cuenca redonda que se encontraba en la base del aparato. La gente, que empezaba a notar que algo extrano sucedia, rodeo el lugar, silenciosa. Villa, impaciente, esperaba con los brazos cruzados. Terminados los preparativos, Velasco ofrecio al general tirar del cordon. Villa camino con lentitud y tomo la cuerda que le ofrecian ansiosas las manos del licenciado. --Ahora jale, general. Villa acciono el mecanismo y la cuchilla cayo instantaneamente sobre el cuello del condenado, cortandole la cabeza de tajo. Una mujer de entre el publico grito con horror y se desmayo. El hombrecito sonrio feliz por la demostracion de suma eficacia de su aparato. Villa, por su parte, contemplaba absorto los ultimos estertores del cuerpo decapitado. Los demas prisioneros, sobrecogidos por el terror, miraron paralizados el macabro espectaculo que les tocaba continuar. Con los ojos desorbitados y el rostro demudado imploraban al cielo para no ser los proximos. Villa, todo el salpicado de sangre, parecia no creer lo que veia. Sin embargo en su mirada se reflejaba ese peculiar brillo que poseian sus pupilas cuando algo le agradaba de verdad. El licenciado Velasco, a sabiendas de su exito, se puso enfrente del general y empezo a hablar como merolico: --Como uuustedes haabraaan poodiidoo nootaar, la guiiillootiina teermino raapidaamente coon laa existeenciiaa de este individuooo... --senalo el cuerpo descabezado de la victima que temblaba ligeramente. Continuo--: loo haa heecho de taal maaneera que cauusa eentree loos demaaas uun sentiimieento de mieedoo y respeetoo... Un verdadero tumulto se habia formado alrededor de la escena. La mayoria miraba consternada. Villa, con notorio interes, pregunto: --?Y cuanto le dura el filo a la hoja? --Para miles de ejecuciones, mi general --contesto el chaparro--. Este producto esta absolutamente garantizado. Si quiere lo probamos de nuevo. Villa asintio. Los presos, que habian escuchado la conversacion, se arremolinaron entre si para no hacerse notar, tratando de esconderse unos detras de los otros. La gente, expectante, aguardaba la designacion del siguiente condenado. Toco su turno a un prisionero moreno de cabello chino. Los asistentes fueron por el, pero el moreno se resistio, pidiendo clemencia a gritos: --Mejor fusilenme, matenme a balazos, pero asi no --gimio desaforado. Fue necesario que varios soldados ayudaran a llevarlo al cadalso. Sin embargo, el preso se alzaba con fuerza y sacaba su cabeza de la cuenca cada vez que ahi la colocaban. La lucha desigual parecia no tener fin hasta que al sargento Ortiz se le ocurrio dar la vuelta y jalarlo de los ensortijados cabellos. Por fin se logro inmovilizar al sentenciado.

  • Los asesinatos de Portosal de Marina Such

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    La ciudad de Portosal es un puerto con mucha actividad donde, en teoria, cualquiera puede ganarse la vida, pero eso no es tan facil para una medio elfa, medio humana como Oona. Lo mismo se dedica a echar a los ladrones de las posadas que cumple los trabajos que le encargan los comerciantes que gobiernan la ciudad.

  • Tiritas de amor de Alissa Bronte

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    Paola es la farmaceutica de un pequeno y peculiar pueblo de Las Alpujarras granadinas. Llego hace varios anos, despues de que su novio la dejase plantada en el altar, para empezar de cero.
    Victor es un brillante cirujano al que su padre confina a un pequeno pueblo como castigo por no querer acatar sus ordenes. Al llegar, se dara cuenta de que no es bienvenido y que hay alguien en especial que no deja de retarle y de debatir todo lo que dice.

  • Medias verdades de Lisa Unger

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    La periodista Ridley Jones recibe un dia la visita del FBI y una desagradable sorpresa: en varias de las fotografias que ha tomado durante sus vacaciones, aparece siempre un misterioso personaje confundido entre la multitud. El fantasma de su tio Max Smiley, su padre biologico, el hombre al que quiso toda su vida y que demostro tener un lado oscuro y criminal, vuelve a acecharla. Lo sorprendente es que Max esta muerto y la propia Ridley vio quemar su cuerpo? De nuevo, su fragil mundo se desmorona y deja a la vista una realidad demasiado cruel para creerla. Y, como antes, sabe que ha de seguir intentado descubrir la verdad? aunque le cueste la vida.

  • Aniquilame (Volumen 4) de Christina Ross

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    Alex y yo llevabamos un mes viviendo en una isla minuscula cerca de Bora Bora, tan pequena que no tenia nombre. Yo la bautice como la Isla Wenn. Alex la llamaba la Jungla de Jennifer. En cierta manera creo que tenia razon porque cuando no estabamos trabajando, especialmente temprano en la manana, me dedicaba a recorrer la isla, disfrutando su belleza agreste, sin paralelo, y sus impresionantes vistas del mar, y maldiciendola por las razones que nos obligaban a estar alli. A causa de las amenazas de muerte, una de ellas casi materializada en Alex, estabamos lejos de nuestros amigos, lejos de Manhattan y lejos de la Wenn. Lejos de la vida que hasta entonces habiamos disfrutado. Viviamos en la cabana principal. Aunque dificilmente podria llamarse cabana dado su tamano. Impresionante. Para mi era una casa pero, al menos, el techo de paja, los suelos de bambu, su aire polinesio y sus paredes de cristal, que se abrian completamente para dejar entrar la brisa salina del mar, le daban un cierto aire a cabana. Teniamos todas las comodidades del mundo moderno excepto agua potable. Eso, junto a otras necesidades, nos llegaban a traves de la Wenn cuando lo necesitabamos. Por todo lo demas, la casa era autosuficiente. Paneles solares y, en caso de necesidad, generadores suplian electricidad. Dada la cantidad de lluvia, a veces torrencial a intervalos breves, el agua se recogia en un tanque gigantesco, se filtraba a traves de un complejo sistema que vertia en otro tanque y esta agua se utilizaba para las duchas, la cocina, los suelos, la ropa. Internet y television nos llegaban a traves de una poderosa antena instalada a un lado de la casa. Alex y yo llevabamos los asuntos de la Wenn desde una oficina de diseno con vistas al mar, como todas las habitaciones de la vivienda. La oficina incluia varios ordenadores y una pantalla grande de television para usar con Skype cuando habia alguna reunion, teniamos que hablar con la junta, contactar con Blackwell y Tank, o cuando yo queria hablar con Lisa. La situacion no era ideal, pero nos teniamos el uno al otro, estabamos en un lugar maravilloso, un mar calido y tentador, y, lo mas importante, estabamos a salvo. Con nosotros estaban tambien la asistente de Alex, Ann, su marido, Mark, y su adorable hijo Max, de ocho anos. Vivian en una casa mas pequena, pero preciosa, al otro lado de la isla, para que todos tuvieramos nuestra privacidad. Cada uno de nosotros tenia un Jeep, excepto Max, quien se preguntaba, frecuentemente en voz alta, cuando iba a tener el suyo. Cuando Alex ofrecio comprarle uno, Ann, Mark y yo nos miramos con resignacion. -- Ah, ?si? --pregunte. -- Todos necesitamos un Jeep --dijo Alex. -- Quizas dentro de ocho anos --replico Ann--. Cuando sea legal. -- Hecho. Cuando sea legal. Despues de un mes en la isla, aun no habian encontrado a quienquiera que nos tenia amenazados a pesar de los contactos de Alex y de la presion que estos ponian en el FBI y la policia. Alex me dijo varias veces que el y la Wenn habian hecho muchos enemigos a lo largo de los anos. Algunos de ellos de cuando su padre estaba a cargo de la compania. -- Puede que no tenga nada que ver conmigo --me dijo--. Puede ser que, una vez muerto mi padre, la vendeta sea contra mi. Represento el legado de mi padre. Recuerda que es posible. En este momento no se si tiene algo que ver conmigo o no. Si asi era, ?como ibamos a saber nunca quien estaba detras de todo? La lista de invitados a la fiesta de Peachy Van Prout era la clave y aun la estaban investigando. Alguien habia tomado nuestra fotografia en esa fiesta y nos la habia enviado. Pero habia doscientas personas alli esa noche. ?Quien seria ese alguien? ?Y realmente se necesitaba un mes para averiguarlo? En Skype, Blackwell me dijo que tuviera paciencia, pero se nos estaba haciendo dificil a todos, Ann y su familia incluidos. Sabia que este aislamiento no seria algo permanente, pero aun asi echaba de menos a Lisa, echaba de menos a Blackwell, y echaba de menos nuestra vida urbana, al igual que Alex, Ann, Mark y Max la echaban de menos. Por lealtad a Alex, Ann habia acarreado a toda su familia con nosotros durante este tiempo transitorio. ?Pero cuanto iba a durar? A pesar de lo generosamente que Ann estaba siendo recompensada, ?quien podria culparla a ella o a Mark si un dia decidieran que aquello no era para ellos? Ni Alex ni yo sabiamos lo que Ann y su familia pensaban de todo aquello. Parecia que estaban disfrutando su estancia en la isla, pero eso se acabaria algun dia. Era solo cuestion de tiempo. Alex espero hasta un dia despues de llegar a la isla para hacer publico que estaba vivo. La Wenn emitio una nota de prensa anunciando que Alex se encontraba bien y dirigiendo la compania desde un lugar secreto por razones practicas. No se ofrecieron mas explicaciones. Un aluvion de rumores hizo bajar la cotizacion en bolsa de la Wenn. Finalmente, decidieron que Alex debia aparecer en un video para probar que, de hecho, estaba vivo. Con mi iPhone grabe el video contra una pared desnuda de nuestra oficina para que no hubiera forma de que nuestra ubicacion pudiera ser adivinada. Alex se dirigio a sus inversores apaciguando sus temores y prometiendo que pronto estaria de vuelta en Manhattan. -- Ahora no es el momento --les dijo--, pero tengan por seguro que sigo dirigiendo la Wenn, algo facil con la tecnologia a nuestra disposicion. Quienquiera que nos tenga a mi prometida, Jennifer Kent, y a mi como blancos sera entregado a la justicia. Regresaremos a Manhattan cuando sea seguro hacerlo. Les agradezco su preocupacion y su apoyo constante. Sepan que sigo siendo, a todos los efectos, el director de la compania. Y asi, el video fue viral y los valores de la compania volvieron a subir. Ahora estaba en la playa, con mi bikini, secandome el pelo y viendo a Alex salir del agua, desnudo. Era mucho mas atletico que yo y habia pasado mas tiempo que yo en el agua hasta que decidio volver a la playa, dirigiendose a mi con esa sonrisa que me cautivaba. Lo amaba de verdad. En algun momento, pronto, nos casariamos. Pero los dos estabamos de acuerdo en que necesitabamos esperar a que todo pasara para volver a Manhattan. -- Aparentemente el agua no esta fria en absoluto --dije, a medida que su desnudez emergia del agua. -- Aunque el agua estuviera a diez grados podria llevar con dignidad que me encogiera. -- Habra que comprobarlo algun dia. -- ?Donde? -- ?En Islandia? -- Muy bien. En Islandia entonces te lo demostrare. -- ?O quizas en tu casa de Maine? ?Podrias darte un chapuzon en febrero? El agua en sus hombros brillaba al contacto del sol, le brillaba el pelo, el vientre cincelado, su torax terso y ligeramente cubierto de vello... -- La ultima vez que estuvimos alli lo hicimos en la playa. -- ?Y por que no ahora? --pregunte. No bien hice la pregunta vi como, poco a poco, a medida que se acercaba, se le fue enderezando el pene. Nuestra forma de hacer el amor habia cambiado durante el ultimo mes. Nuestra union se habia hecho mas fuerte, mas solida que nunca. Cuando me hacia el amor era intenso, a veces delicado y, de alguna manera, me sentia profundamente protegida. Cuando me penetraba y me sostenia entre sus brazos, sentia con cada empuje que no queria que me separara de el nunca. Asi era ahora. Me quite el bikini y me tumbe en la arena, justo al limite hasta donde se arrastraba el agua, y lo mire, de pie a mi lado, recorriendo mi cuerpo con la mirada, y enderezandose mas y mas. El sol le caia encima pero por debajo del cuello, dejando su cara en penumbra. -- !Que increible eres! --dijo, apoyansdose una rodilla para besarme los labios, los pechos, el vientre, el sexo--. Para mi, eres perfecta en todo. Sepulto la cara entre mis piernas y yo me arquee de placer. -- Tomame --le dije. -- ?Como? -- No me importa. Te necesito. -- Pero, ?como? Me mordi el labio inferior. -- Ya sabes como --dije. -- ?Lo se? -- Por favor. -- ?Asi? Una vez mas jugo con la lengua. Me la restrego tan a ras del clitoris que fue una especie de agonia. Incapaz de soportarlo por mas tiempo, levante las piernas y presiones los talones contra sus gluteos. Con suavidad, lo empuje hacia mi hasta que su lengua me penetro. Fue demasiado. Volvi lo ojos hacia el cielo azul, senti olas de calor envolviendonos, y los cerre cuando su lengua empezo a entrar y salir en una danza continua que no paro hasta que empece a temblar de agitacion. Con entrega, se retiro y me penetro de un golpe certero que me obligo a contener el aliento y a contraerme por el leve dolor. Aunque el me habia preparado para recibirlo, aun no estaba del todo acostumbrada a su longitud y su calibre. Me presiono el cuello con sus labios y me beso, sintiendo los canones de su barba en el labio superior y el menton, algo que siempre era superior a mis fuerzas. Me provoco un poderoso estremecimiento que me llevo casi al borde del climax. Con habilidad, me mantuvo en una casi imposible prolongacion de extasis. Puse las manos alrededor del cuello y me colgue de el, siguiendo su ritmo, arqueando la espalda mientras que el me llevaba al orgasmo una y otra vez, siempre pegado a mi, intentado mil posturas bajo el cielo de una tierra tropical y extrana que, hasta el momento, no parecia ser la casa que ninguno de los dos queriamos. * * * Cuando ambos terminamos, Alex rodo a un lado y se dejo caer en la arena, riendose. Gire la cabeza y le hice una mueca de extraneza. -- ?Por que te ries? -- Porque fue divertido. -- ?Que diria Steinbeck? -- Me diria que no te perdiera nunca, y nunca lo hare. Al menos mientras dependa de mi. Me acerco mas a el. Con mi cabeza recostada en su pecho, recuperamos el aliento y permanecimos en silencio. Me habia provocado tres orgasmos y, por ahora, lo habia dejado ahi. Sabia que luego habria mas. Siempre era asi. Nuestra intimidad fue lo que nos mantenia con los pies en la tierra a pesar de todo lo que teniamos encima. Por algun tiempo estuvimos tumbados sin decir nada, escuchando a las gaviotas y las olas alejarse con la marea baja, mientras que me recorria el pelo mojado con una mano y yo le acariciaba el torso con otra. -- ?Eres feliz, Jennifer? -- Estoy feliz de estar contigo. -- ?Pero no aqui? Me abrace mas a el y pense la respuesta. Nunca le mentiria, asi que le dije la verdad. Pero lo hice con delicadeza. -- En estas circunstancias, no. Pero me imagino que tu sientes lo mismo. -- Quiero que esto acabe. No va conmigo huir y esconderme de nada. Todo esto es por tu seguridad, no la mia. -- Supongo que somos tal para cual, porque el que yo este aqui es para asegurarme que tu estas a salvo, no yo. Asi que cada uno esta aqui por una razon particular, que no es otra que por amor. Todo esto terminara, Alex. Tendremos respuestas. No vamos a estar aqui siempre, aunque a veces nos parezca que es el caso. -- ?Hay algo que te guste de vivir aqui? Me parecio que era importante para el que asi fuera y, francamente, era facil enumerar las muchas cosas que me gustaban de la vida en la isla. -- Me encanta escarbar en la arena buscando conchas y encontrar toda clase de vida marina cuando buceamos juntos. Estoy disfrutando la intimidad que empiezo a tener con Ann y su familia, las dos tenemos mucho en comun y nos estamos haciendo buenas amigas. Estoy mas que agradecida por tenerlos aqui con nosotros. Me gustan los repentinos e imprevisibles cambios de tiempo. Me ha gustado convertir nuestra cabana en un hogar y, ciertamente, no me importa estar tan bronceada. No recuerdo cuando fue la ultima vez. Siendo de Maine, tienes como dos meses en el verano para coger algo de color antes de palidecer de nuevo. Pero sobre todo, Alex, me encanta estar contigo. No quisiera estar en ningun otro sitio si no es contigo. Espero que lo sepas. -- Se que no es ideal. -- Volveremos pronto a casa. Pero dejame hacerte la misma pregunta. ?Hay algo que te guste de estar aqui? Lo penso por un momento.

  • Piel de topo de Jon Arretxe

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    Arrastrado por la rutina, te dejas caer sobre la misma silla de todos los dias y fijas tu mirada en los monitores alineados en la estancia. Las camaras capturan para ti fragmentos de realidad que empiezas a engullir junto con el cafe de la manana. El menu parece variado, aunque, en el fondo, es mas de lo mismo: gitanos, negros, moros, sudacas, putas, yonquis... Observas sus idas y venidas, su hacinamiento en las calles y plazoletas, sus encuentros a la puerta de locutorios, tiendas, teterias... Hoy, en el barrio, la vida transcurre en un estado de aparente normalidad, de momento todo se mantiene en calma, y piensas que con un poco de suerte no te daran excesivos quebraderos de cabeza. Pasan las horas, la manana se va consumiendo lentamente, sin sobresaltos, y por fin, a mediodia, decides orientar una de las camaras hacia la farmacia Arteta. En cuanto obtienes el encuadre deseado, te fijas en el reloj digital que aparece en un angulo de la escena. Ya falta poco, pero no te impacientes, aun tienes que aguantar unos minutos mas. Para entretenerte, vuelves la vista hacia otra de las pantallas, la que muestra la calle de las Cortes, la de las putas. Ahi estan las muy guarras, pululando alrededor de esos clubs asquerosos, cutres donde los haya, mientras esperan aburridas la visita de algun cliente, algun hombre atraido por el olor de la carne a precio de saldo. Las tarifas han bajado mucho, es cierto; sobre todo desde que llegaron las ultimas nigerianas intentando hacerse un hueco en el mercado. Has oido que ahora se puede echar un polvo por quince euros. Te parece una cantidad ridicula, aunque, a la vista del genero, poco mas se puede pedir. Lo cierto es que el catalogo es un autentico horror: dentro de la oferta nacional, fulanas viejas y yonquis esqueleticas; y, para gustos mas exoticos, ahi estan esas sudacas amorfas o esas mugrientas africanas. Da lo mismo, cualquier opcion hace que se te revuelvan las tripas, ni borracho meterias la polla en uno de esos agujeros. Lo unico que clavarias a esas zorras seria la punta de tu pistola, eso si que lo harias a gusto... Encanonandolas bien, hasta el fondo, y entonces... !Pum! Te estremeces de placer solo con pensarlo. De repente, algo llama tu atencion, algo sucede en las cercanias del Marylin. Unas cuantas prostitutas echan a correr sobresaltadas, al principio no entiendes lo que pasa, pero enseguida captas la escena: un moro las persigue con un palo en la mano. No tardas en ponerle cara, se trata del Boxeador, ese argelino que siempre viste pantalon militar. Por ahi se dice que si no hubiera tropezado con las drogas, hoy seria un gran campeon del ring; pero para ti solo es un idiota. Lo habeis detenido infinidad de veces y no espabila, al contrario, cada vez esta peor. Los efluvios del pegamento y el alcohol le han debido de secar la sesera, ya no le queda ni siquiera un poco de sentido comun para esperar a que oscurezca para cometer sus fechorias. Miralo, ahi va el muy imbecil, corriendo detras de las putas a plena luz del dia. Como en los documentales sobre animales salvajes, el depredador siempre va a por el miembro mas debil de la manada, en este caso una gorda sudamericana que ha quedado rezagada de sus companeras. Tiene las piernas cortas y le pesa demasiado el culo, esta claro que no podra escapar. De hecho no tarda en ser cazada, una zancadilla y la mujer estampa sus narices contra el pavimento. El argelino ya tiene a su presa y, sin darle opcion a levantarse, comienza a descargar golpes contra ella. Luego le arranca el bolso, lo abre, extrae un movil y sigue rebuscando hasta dar con algun billete perdido en el fondo. Su cabreo es notable cuando se dirige a la fulana para reprocharle no llevar mas dinero encima. Al final levanta la vista buscando a las otras putas, pero las que aun no se han refugiado en el interior de algun club ya estan muy lejos y parece que al tipo no le quedan excesivas ganas de seguir corriendo, ?o quizas si? El episodio no termina ahi, ahora el moro va tras dos mujeres negras. Un buen poli avisaria a la patrulla, pero que hostias, tu no eres un buen poli. Te limitas a mirar de nuevo el reloj, esas zorras te importan una mierda y no vas a joder a tus colegas en el ultimo minuto de su turno. Ademas, tienes otras cosas en mente. Ya casi es la hora, cinco minutos para que cierre la farmacia. Mientras te incorporas de la silla, el Boxeador atiza un buen lenazo en la cabeza a una de las negras. Ves la escena en uno de los monitores: el golpe hace que la peluca de la furcia caiga al suelo. Que les den por saco. Coges tu cazadora y abandonas la central de vigilancia desde donde se controla todo lo que ocurre en la Pequena Africa. Antes de pisar la acera ya tienes un pitillo entre los labios, aspiras con fruicion mientras se te llenan de humo los pulmones. Llegas a la calle que da nombre al barrio, San Francisco, y continuas hacia arriba. Como de costumbre, hay un monton de hombres desempleados sin otra cosa que hacer, aparte de matar el tiempo formando corrillos a la puerta de los comercios. Algunos no te reconocen sin el uniforme, otros si, aunque traten de disimularlo haciendose los despistados cuando pasas junto a ellos. Percibes una tensa quietud, no puedes evitar sonreir satisfecho, la vida de toda esta escoria esta bajo tu control gracias a la informacion privilegiada que, minuto a minuto, te proporcionan las camaras. Nada puede complacerte mas que esa sensacion de poder. Adviertes la presencia de un colega de Toure, su companero de piso, el maliense Osman, un desgraciado mas. Se encuentra a la puerta del locutorio de su primo, donde supuestamente trabaja, con un vaso de te en la mano. El tambien te ha visto, sabe que te aproximas, pero esquiva tu mirada y hace como si no oyera cuando le saludas: "Hasta luego, Osman". Te alejas sonriendo cinicamente. Continuas caminando hasta la tienda de los chinos donde sueles proveerte de whisky. Es uno de los comercios que mas frecuentas, siempre envuelto en el halo de omnipotencia que te da tu estatus. Segun el dia que tengas, pagas por la botella o simplemente la coges y te la llevas, sin mas. Seguro que la joven pareja que atiende el negocio se habra sentido aliviada al ver que hoy pasas de largo. Que no se hagan ilusiones, ahora es otro tu destino y no quieres perder el tiempo, pero ya encontraras el momento de volver. Accedes a la farmacia Arteta a falta de dos minutos para el cierre. Te entretienes mirando los productos de las estanterias mientras la farmaceutica pelirroja se despide de la ultima clienta, una vieja pesada. Tan pronto como esta sale a la calle, la chica echa el cierre y, sin decir nada, se dirige a la trastienda. Tu la sigues en silencio. --Hoy estas muy guapa, Cristina --le dices, mientras se va despojando de sus ropas--. ?O prefieres que te llame Sa Kene, como tus amigos africanos? Ella te mira y en sus ojos puedes ver claramente el odio que te profesa. Eso termina de ponerte a tono, sientes como se te pone dura y sin mas preambulos te desabrochas el pantalon. La chica saca un condon que tu rechazas. --Chupamela --le dices tirando la goma al suelo--. Esa era tu especialidad, ?no? Le dedicas una sonrisa burlona, sabes cuanto le jode que le recuerden cual era su oficio antes de entrar a trabajar en la farmacia. Aun asi, ella no dice nada, seguro que esta deseando escupirte a la cara, pero tendra que tragarse la bilis en silencio. La rabia y el asco hacen que se contraiga el gesto de sus labios, los mismos labios que en cuestion de segundos rodearan tu pene con una suave caricia. Tu imaginacion se anticipa a ese momento produciendote un estremecimiento. --Es la ultima vez --dice ella, rompiendo su silencio. --Sabes que no --respondes mientras haces que se arrodille. --Cualquier dia te la arranco de un mordisco. --No te atreveras, ya sabes que pasaria si lo haces. Tras esa conversacion de breve recorrido, la farmaceutica se dispone a pagar un plazo mas de la deuda infinita a la que esta condenada; pero apenas ha empezado cuando se oye una musiquilla proveniente de uno de los bolsillos de tu cazadora. Vaya fastidio, te preguntas quien sera el inoportuno. Tras un instante de duda, sacas el telefono y echas un vistazo a la pantalla. La expresion de tu rostro pasa de la contrariedad al sarcasmo en cuestion de segundos. "!Que casualidad!", piensas al reconocer el numero. Se trata de Toure, el mismo que tantas veces habra ocupado el lugar donde estas tu precisamente ahora. Tienes la tentacion de responder a la llamada del africano para contarle donde te encuentras y que pueda escuchar en directo lo bien que te lo estas pasando con su complaciente amante. Pero al final decides dejarlo y vuelves a guardar el movil, ya hablaras mas tarde con ese pringado. La chica continua de rodillas, dandote placer. Tus dedos se hunden en su cabellera de fuego, hasta que la muy puta aparta tus manos, no quiere que la toques. Aun asi, tu insistes, intentas acariciar su pelo, pero en cuanto siente el mas leve roce, ella vuelve a rechazarte, entrando en un juego que te excita todavia mas. Su actitud rebelde y desafiante te pone a cien, tienes que hacer un ejercicio de autocontrol para no correrte demasiado rapido, deseas prolongar este momento tanto como sea posible, saborear cada segundo ralentizandolo. No todo el mundo tiene a su disposicion semejante hembra; pero tu si, tu tienes barra libre siempre que quieras y para lo que quieras. De todos modos, andate con cuidado porque esta zorra ya ha demostrado en muchas ocasiones lo inteligente que es; nunca te fies de ella. Una vez mas, pones tus manos sobre su cabeza; una vez mas, ella se las quita de encima. La fiesta continua.

  • La ciudad de la lluvia de Alfonso Del Rio

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    En el Bilbao de principios de los anos ochenta, tres misteriosas muertes uniran los destinos de varios personajes sin conexion aparente. Alain Lara, un joven y prometedor jugador del Athletic, descubre una vieja fotografia de los anos cuarenta que su abuelo Rodrigo habia mantenido siempre oculta. De todos los personajes que aparecen en ella Alain reconoce a su abuelo, junto a un tambien joven Ignacio Aberasturi, el gran empresario bilbaino y actual candidato a la presidencia del Banco del Norte. La repentina y extrana coincidente desaparicion de ambos, junto con otros sucesos, lo llevara a una investigacion que se remontara a un pasado oculto.
    En un intento por entender lo que sucede, Alain contactara con Maria, la hija y heredera del imperio Aberasturi, y junto a ella tejeran los hilos del pasado que unieron a sus familias en los anos del Berlin nazi, en busca de respuestas. Pero lo que obtendran seran mas preguntas, mas dudas, mas sospechas.
    ?Que pudo unir hace mas de cuarenta anos a estos dos hombres cuyas vidas nunca mas volvieron a cruzarse? ?Quienes son los demas personajes que aparecen retratados junto a ellos? ?Quien y por que anda detras de ellos?
    La ciudad de la lluvia es un thriller que reune lo mejor y lo peor que anida en el ser humano. Es una historia sobre el poder magnetico de la ambicion, el amor y la complicidad entre las personas, y que nos muestra que la cara oculta que todos tenemos no puede permanecer indefinidamente en la sombra.

  • Tu eres mi lugar favorito en el mundo de Pilar Pinero

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    Eso es lo que piensa Lucia la primera vez que ve a Gaby. Ella vive por y para su hija, y trata, ademas, de mantener a flote un matrimonio que la asfixia y la anula.

  • Guia para padres de

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    “Guia para padres” es una coleccion de cuentos que narran -empleando muchas veces un tono humoristico- las diferentes experiencias de la paternidad. Aunque este libro no le dara instrucciones sobre como criar a un hijo, se sentira identificado con algunas situaciones que le arrancaran mas de una sonrisa.

  • El rey medio ahogado de Linnea Hartsuyker

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    Desde la muerte de su padre en el campo de batalla, Ragnvald Eysteinsson, descendiente de reyes, ha luchado para proteger a su madre y a su hermana y para recuperar las tierras que le corresponden por derecho. Sin embargo, tras una expedicion de saqueo en Irlanda, Ragnvald es traicionado en alta mar por hombres al servicio de su avaricioso padrastro, Olaf, que lo dan por muerto. Rescatado por un pescador, el joven guerrero jura vengarse de Olaf, reivindicar a la mujer que ama y rescatar a su querida hermana Svanhild, atrapada en un matrimonio de conveniencia. La ocasion de cumplir su juramento se presenta en forma de alianza con Harald de Vestfold, otro joven guerrero de quien se vaticina que un dia reinara en toda Noruega.

  • El truco final (Allan Franco 1) de Gi Maelys

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    El Gran Messier Gromund ha muerto por arte de magia.

  • Dime. que significa para siempre de Sarah Dessen

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    Jason se iba al campamento para cerebritos. Tenia otro nombre, uno mas serio, pero asi era como lo llamaba todo el mundo. -Muy bien -dijo, y embutio un ultimo par de calcetines en el borde de la maleta-. La lista. Otra vez. Alcance el papel que tenia a mi lado. -Boligrafos -fui enumerando-. Cuadernos. Tarjeta del telefono. Bateria de la camara. Vitaminas. Jason recorrio con los dedos el contenido de la maleta para localizar e identificar cada cosa. Lo reviso dos veces. Siempre tenia que asegurarse de todo. -Calculadora -continue-. Ordenador portatil… -!Espera! -exclamo, y levanto la mano; se acerco a su escritorio, abrio la cremallera de la funda negra y delgada que habia encima y me hizo un gesto con la cabeza-. Pasa a la lista numero dos. Baje hacia el final de la lista hasta encontrar las palabras ORDENADOR PORTATIL (FUNDA), y me aclare la garganta antes de proseguir: -CD virgenes. Protector de sobrecargas. Auriculares… Despues de repasarlo todo y de terminar la lista principal -tuve que hacer otra interrupcion para revisar otros dos subapartados, NECESER y VARIOS-, Jason parecia casi convencido de que lo tenia todo. Lo que, sin embargo, no evito que siguiera dando vueltas por la habitacion murmurando para si. Ser perfecto suponia mucho trabajo. Si no querias ni despeinarte, no tenia sentido molestarse siquiera. Jason conocia la perfeccion. Al contrario que para la mayoria de la gente, para el no era un horizonte remoto. Para Jason, la perfeccion estaba justo en la colina de ahi al lado, lo bastante cerca para divisarla. Y no era un sitio adonde iria simplemente de visita. Iba a quedarse a vivir alli. Era el campeon de matematicas del estado, el capitan del equipo de debate, el que ostentaba la nota media mas alta de la historia de nuestro instituto (iba a clases de excelencia desde primer curso, a clases de nivel universitario desde cuarto); tambien el presidente del consejo estudiantil por segundo ano consecutivo, el promotor de un innovador programa de reciclaje en el instituto que ahora se aplicaba en varios distritos del pais; hablaba frances y espanol con fluidez. Pero no solo destacaba en el campo academico. Jason tambien era vegano y habia pasado el verano anterior construyendo casas para Habitat para la Humanidad. Practicaba yoga, visitaba a su abuela en la residencia cada dos domingos, y tenia un amigo nigeriano que habia conocido por Internet con el que se escribia desde que tenia ocho anos. Todo lo que hacia lo hacia bien. Mucha gente podria considerar todo esto un poco irritante, incluso odioso. Pero yo no. Jason era justo lo que yo necesitaba. Lo supe desde el primer dia que lo vi, en clase de ingles cuando estabamos en cuarto de secundaria. Nos habian dividido en grupos para hacer un trabajo sobre Macbeth y en el mio estabamos Jason, yo y una chica que se llamaba Amy Richmond y que, despues de juntar las mesas, se apresuro a comunicarnos que <> y despues apoyo la cabeza en su mochila. Al segundo siguiente, estaba dormida como un tronco. Jason se limito a mirarla. -Bueno -dijo a la vez que abria su libro de texto-, creo que sera mejor que empecemos. Eso fue despues de que pasara todo; yo estaba atravesando una fase silenciosa. No me resultaba facil encontrar las palabras adecuadas. De hecho, a veces llegaba a tener problemas para reconocerlas; habia frases enteras que al leerlas me parecian escritas en otro idioma, o incluso escritas al reves. Unos dias antes, al anotar mi propio nombre en una hoja, hasta habia dudado de las letras y de su orden, pues ni siquiera de eso estaba ya segura. Asi que, como era de esperar, Macbeth me desconcerto por completo. Me habia pasado todo el fin de semana luchando con el lenguaje anticuado y con los nombres tan raros de los personajes, incapaz incluso de descifrar los aspectos mas basicos de la historia. <> No, pense. Nada. Por suerte, Jason, que no estaba dispuesto a dejar que su nota dependiera de nadie, estaba acostumbrado a asumir el control de los trabajos en grupo. Asi que abrio su cuaderno por una hoja en blanco, saco un boligrafo y le quito el capuchon. -Lo primero -dijo-, centremonos en los temas fundamentales de la obra. Luego ya pensaremos sobre que podemos escribir. Asenti. A nuestro alrededor, oia el parloteo de nuestros companeros y la voz cansada del profesor de ingles, el senor Sonnenberg, repitiendonos que nos pusieramos a trabajar. Jason se salto unos cuantos renglones de su hoja. Vi que escribia <>. Tenia una letra muy clara, como de imprenta, y escribia con agilidad. <> Parecia que podria pasarse una eternidad escribiendo, pero de pronto dejo de escribir y me miro. -?Que mas? -pregunto. Volvi a clavar la vista en el libro, como si de alguna manera las palabras fuesen a decirme algo coherente. Note que Jason me miraba, pero no con descaro, sino esperando que yo aportara algo. -No… -dije por fin, luego me interrumpi, como si las palabras se apelmazaran. Trague saliva y volvi a empezar-. No lo entiendo. En serio. Estaba segura de que al oir aquello, me lanzaria la misma mirada que a Amy Richmond. Pero Jason me sorprendio cuando dejo el boligrafo encima de la mesa. -?Que parte no entiendes? -Ninguna -conteste, y cuando vi que el no hacia un gesto de impaciencia, como yo esperaba, anadi-: O sea, se que hay una trama para cometer un asesinato y se que hay una invasion, pero el resto… No se. Es todo muy confuso. -Escucha -dijo, y recogio el boligrafo-, no es tan complicado como cree. La clave para entenderlo bien es empezar por la profecia sobre lo que va a ocurrir… ?ves?, aqui… Empezo a pasar paginas de su libro sin dejar de hablar, y me senalo un fragmento. Luego lo leyo en alto, y al recorrer las palabras con el dedo fue como si las cambiara, como si hiciera magia: de pronto, cobraron sentido. Y senti un tremendo alivio. Por fin. Lo unico que habia deseado durante mucho tiempo era que alguien me explicara de aquella manera todo lo que me habia pasado. Que lo expusiera con claridad en una hoja de papel: esto conduce a esto y esto otro conduce a aquello. En el fondo, sabia que era mas complicado que todo eso, pero al observar a Jason me senti esperanzada. Se habia enfrentado al galimatias de Macbeth y lo habia desenmaranado, y yo no pude por menos que preguntarme si seria capaz de hacer lo mismo conmigo y de la misma manera. Asi que me acerque a el y no me volvi a separar desde entonces. Ahora estaba cerrando la cremallera de la funda del ordenador, que dejo encima de la cama junto al resto de sus cosas. -Bueno, vamonos -dijo, echando una ultima mirada a su cuarto. Cuando salimos, sus padres ya nos esperaban en el Volvo. El senor Talbot se bajo, abrio el maletero; el y Jason tardaron unos minutos en colocar todo el equipaje. Cuando me sente en el asiento trasero y me abroche el cinturon, la senora Talbot se volvio y me sonrio. Era botanica, su marido farmaceutico, ambos profesores universitarios. Eran tan academicos que me resultaba raro verlos sin un libro entre las manos, como si les faltara la nariz o los codos. Intente no pensar en ello cuando la senora Talbot me dijo: -Bueno, Macy, ?y que vas a hacer sin Jason hasta agosto? -No lo se -respondi. Yo iba a trabajar en la biblioteca, sustituyendo a Jason en el mostrador de informacion, pero aparte de eso, las siguientes ocho semanas se presentaban vacias y amenazadoras. Aunque tenia varios amigos que pertenecian al consejo estudiantil, tambien ellos se habian ido a pasar el verano fuera, a Europa o a algun campamento. Para ser sincera, Jason y nuestra relacion consumian bastante tiempo: entre las clases de yoga y el trabajo del consejo estudiantil, por no mencionar los asuntos que tratabamos, no tenia mucho tiempo para nadie mas. Ademas, Jason a menudo se llevaba decepciones con la gente, asi que yo nunca me decidia a invitar a nadie a salir con nosotros. Si eran lentos o vagos, en algun sentido, enseguida perdia la paciencia, asi que era mas facil salir sola con el o con sus amigos, que si le seguian el ritmo. La verdad es que yo nunca me habia planteado si aquello era bueno o malo. Sencillamente, eramos asi. De camino al aeropuerto, Jason y su padre hablaron de unas elecciones que acababan de celebrarse en Europa, su madre se inquieto por el trafico y las obras de la carretera y yo permaneci en silencio observando los dos centimetros que separaban mi rodilla de la de Jason y preguntandome por que no me acercaba mas a el. Aquello no era nuevo. Ni siquiera me habia besado hasta nuestra tercera cita, y ahora, ano y medio despues, aun no nos habiamos planteado llegar hasta el final. En el momento en que nos conocimos, hasta un simple abrazo me resultaba dificil de soportar. No queria que nadie se me acercara demasiado. En aquel momento era lo unico que yo queria: un chico que entendiera como me sentia. Sin embargo, ahora, a veces deseaba algo mas. En el aeropuerto, nos despedimos junto a la puerta de embarque. Sus padres lo abrazaron y despues cruzaron discretamente la sala de espera para quedarse junto a la ventana y contemplar la pista y la gran franja de cielo azul que flotaba sobre ella. Rodee a Jason con los brazos y me empape de su olor -a desodorante deportivo en barra y gel contra el acne- para que me durara algun tiempo. -Te voy a echar de menos -dije-. Muchisimo.

  • Ocaso y aurora de Matilde Cherner

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    Escrita inicialmente como serial para la prensa, Ocaso y aurora versa sobre la monarquia y el patriotismo, y muestra las consecuencias de los acontecimientos historicos en la vida privada de los personajes, especialmente en los femeninos. A la muerte de Carlos II, en un tiempo convulso de la historia de Espana, las intrigas y tensiones politicas marcan el destino del pais. Un hombre, el conde de Frigiliana, emprende una carrera contrarreloj para encontrar al sucesor que asegure la continuidad de la sangre espanola en el poder.

  • El espiritu creativo de Daniel Goleman

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    Daniel Goleman nos invita, con la colaboracion de Paul Kaufman y Michael Ray, a comprender el proceso creativo, librarnos de los pensamientos que nos bloquean y desatar nuestra imaginacion.

  • La invencion de la naturaleza de Andrea Wulf

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    La esplendida biografia de Alexander von Humboldt, el heroe perdido de la ciencia y padre de la ecologia.

  • Ella,el y el danes de Ana Alvarez

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    Necesito otro trabajo --dijo Cristina mientras introducia el tenedor en el enorme plato de pasta carbonara que tenia delante y se llevaba una generosa porcion a la boca. Amanda, su amiga intima, que estaba sentada enfrente con una simple ensalada delante, movio la cabeza dubitativa. --?Otro? ?Y cuando piensas realizarlo? --Tengo algunos ratos libres y me vendria bien un poco mas de dinero. Si queremos ir a Escocia en un par de anos, necesito ahorrar. --Y yo tambien, pero tu no tienes tiempo, no paras de la manana a la noche. Era cierto. Cristina Duran se levantaba todos los dias a las cinco y media de la manana para salir a correr, actividad que jamas, salvo enfermedad muy grave, dejaba de realizar, fueran cuales fuesen las condiciones meteorologicas reinantes o las circunstancias de la jornada. Despues de una ducha rapida y tras un suculento desayuno se marchaba al trabajo, andando, por supuesto, y recorria los mas de dos kilometros que distaban desde su casa hasta la inmobiliaria donde trabajaba. Desde alli comenzaba un largo periplo ensenando casas por toda la ciudad. A mediodia, o media tarde, segun se diera el trabajo, sacaba del enorme bolso que siempre la acompanaba un tupper con comida o un bocadillo que tomaba sentada en cualquier parque antes de continuar su recorrido. Mientras, habia ido sobreviviendo a base de fruta, caramelos, chocolate o cualquier cosa comestible entre visita y visita. Solia llegar a casa alrededor de las nueve de la noche y se dedicaba a las tareas domesticas y a cocinar para el dia siguiente. Los fines de semana oficiaba bodas y recorria los supermercados de la ciudad buscando ofertas, cargada con la propaganda que habia ido recogiendo de los buzones de las casas que ensenaba a lo largo de la semana, amen del suyo propio. Amanda comio un poco de ensalada sin dejar de observar a su amiga, que continuaba dando cuenta de su cena con un apetito rayano en la obsesion. --Si yo comiera todo eso antes de dormir, moriria de indigestion --comento. --Yo no tengo ningun problema. --Ya lo se. Tampoco de sobrepeso. Algun dia me gustaria que, aunque fuera solo por un mes, te engordara todo lo que tragas, para que supieras lo que sentimos el resto de los mortales al tener que dejar de lado las comidas que mas nos gustan. O al menos dosificarlas. Estaban cenando en casa de Cristina, como tantas veces, porque era imposible coincidir a otra hora, debido al apretado horario de esta. Amanda trabajaba en una cadena de zapaterias como administrativa y salia mas temprano que su amiga. --?Y en que has pensado trabajar? Porque no me cabe la menor duda de que ya tienes alguna idea al respecto. --Se me ha ocurrido aprovechar mis ratos libres. --Ah… ?pero tu tienes eso? --Algunos domingos por la manana y horas sueltas entre una visita y otra a pisos de la inmobiliaria. --?Y por que no aprovechas esas horas libres para meterte en un cine a ver una pelicula, leer un libro o simplemente descansar? --Ya descansare cuando sea vieja. Ahora tengo treinta anos y me falta vida para todo lo que quiero hacer. Amanda sacudio la cabeza. No iba a convencerla, tratar de hacerlo era mision imposible. Conocia a Cristina desde hacia quince anos y jamas la habia visto quieta mas de diez minutos. --Tambien podrias aprovechar ese rato para echar un buen polvo, ya que no para descansar. --A eso no le diria que no, pero no hay ningun candidato a la vista. --Pues emplea tus energias en buscarlo; seguro que sera mas productivo y te dara mas satisfacciones que otro trabajo. Cristina nego con la cabeza y se levanto para dirigirse a la cocina a buscar el postre. Coloco una fuente con fruta y una lata de gallegas caseras sobre la mesa. --!Seras arpia! ?Como me pones una caja de mis galletas favoritas delante a estas horas de la noche? --Por eso, porque son tus favoritas. --Son casi las once, me voy a ir a la cama en poco rato y todo el azucar y la mantequilla se van a posar en mi tripa y mis caderas mientras duermo. --!No sera para tanto! --?Que no? Cogi tres kilos el verano pasado y no consigo soltarlos por mucha dieta que haga. Sin fuerza de voluntad, Amanda alargo la mano y cogio una galleta, mientras su amiga colocaba un punado en su plato y se llevaba la caja de vuelta a la cocina. --?Vas a decirme en que otra cosa piensas trabajar? --pregunto mordisqueando despacio la galleta para que le durase mas. --Voy a registrarme en una pagina web como acompanante turistico. --?Y concretamente eso es…? --Pues mas o menos guia turistico a pequena escala. Se trata de acompanar a grupos reducidos, a veces una pareja o una familia, a recorrer la ciudad, recomendarles donde comer o algunas actividades y resolverles problemas si surgen. --?Y para eso no es necesario cursar estudios de turismo? --No, basta con hablar con fluidez un segundo idioma y conocer la ciudad. Yo domino el frances y un poco de danes que me enseno mi abuela paterna, asi que cumplo el perfil. --Y la ciudad te la conoces de un extremo a otro, de eso no tengo ninguna duda. ?Y lo de buscar pareja? ?No lo consideras? --Es complicado, Amanda. --Que hayas tenido una mala experiencia en el pasado no significa que vuelva a suceder. --No es eso. --?Entonces? Cristina se encogio de hombros. --No tengo tiempo para un hombre, ni para buscarlo ni para mantenerlo a mi lado. --Pero prometeme que no saldras corriendo si aparece. --No lo hare. --Entonces me voy ya para que puedas descansar. --Todavia tengo que planchar una lavadora. --Cris, son las once y media… ?De verdad vas a ponerte a planchar ahora? --No tengo otro momento. Amanda se levanto y cogio platos y cubiertos para llevarlos a la cocina y empezo a colocarlos en el lavavajillas. Despues de dejarlo todo recogido, contemplo como su amiga desplegaba la tabla de la plancha en el salon. Se acerco a ella y atisbo en la cesta de ropa. --Prometeme que plancharas solo lo imprescindible y vas a pasar de las bragas. --Siempre las plancho. --Pero es muy tarde ya. Y Cris… son de licra, no se arrugan. Cuando las extiendes sobre tu bonito y delgado trasero quedan perfectas. Ademas… no hay nadie que las vaya a ver. Cristina no respondio y Amanda miro al techo, impotente. --Esta bien, haz lo que quieras. Dame un beso. Ambas amigas se abrazaron, y mientras acompanaba a Amanda hasta la puerta alargo la mano y encendio el ordenador. --?Que haces? --Mientras se calienta el deposito de vapor voy a registrarme en la pagina de acompanantes. --Me marcho ya, que me estas estresando. La puerta se cerro detras de Amanda y, mientras bajaba hasta la calle, se dijo una vez mas que lo que Cris necesitaba era un tio que la tuviera anclada a la cama durante dos dias seguidos a base de polvos. Que le hiciera quemar esa energia desbordante que dedicaba al trabajo. Cuando llego a su casa, situada varios numeros mas abajo en la misma calle, se dijo que, si su amiga no hacia nada por buscar pareja, ella iba a darle el empujon que necesitaba. Se sento ante el ordenador y busco entre las paginas de contacto una que le parecio seria y abrio un perfil a nombre de Cris. Estatura: 1,78 cm. Peso: 67 kg. Edad: 30 anos. Color de pelo: Pelirroja natural. Color de ojos: Verdes. Complexion: Delgada. Estudios: Medios. Profesion: Agente inmobiliario. Aficiones: Aqui Amanda se quedo pensativa. Para hacer honor a la verdad deberia poner <>, porque en realidad no habia nada de lo que Cris no disfrutara con la excepcion de estar sentada, pero no podia poner eso. Se decidio por: <> Hubiera podido anadir <>, pero eso solo asustaria a los posibles candidatos. Luego busco una foto sexi de Cris y la anadio al perfil. A proposito, dejo en blanco las casillas sobre el tipo de hombre que buscaba, para no reducir las posibilidades, y relleno solo la referente a la edad. Entre treinta y treinta y cinco anos. Y le dio a aceptar.

  • El sistema del tacto de Alejandra Costamagna

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    Ania, la protagonista de esta novela, recibe una peticion de su padre: que acuda en representacion de la familia a despedir a su tio Agustin, quien agoniza al otro lado de la cordillera. Para hacerlo la mujer emprendera un viaje de mil quinientos kilometros, que sera tambien una huida del presente y un desplazamiento hacia las fronteras difusas de la memoria.

  • El naufragio de las civilizaciones de Amin Maalouf

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    Cuando los espectaculares avances tecnologicos de nuestros dias nos han facilitado el acceso al conocimiento como nunca hasta ahora, que vivamos mas y mejor, que el “tercer mundo” se desarrolle…, cuando por primera vez se podria conducir a la humanidad hacia una era de libertad y progreso, el mundo parece ir en direccion opuesta, hacia la destruccion de todo lo conseguido. ?Como hemos llegado hasta aqui?

  • Una sombra de duda de Leovigildo Zamora

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    Henry, un abogado, experto criminologo y analista de informacion, esta acostumbrado a resolver los crimenes mas inexplicables. Y con la llegada de un nuevo caso, va a tener que poner toda la carne en el asador si quiere salvar su bien ganada reputacion. Rockford John, un exalumno de la Universidad Estatal de California, muere en circunstancias extranas al practicar la escalada. Sus averiguaciones lo llevaran a trazar una linea recta entre los excompaneros de universidad del occiso y un supuesto y misterioso homicida.

  • Mi refugio de Sophie Saint Rose

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    Allisa llevaba huyendo mas de dos anos, oculta por un programa de proteccion de testigos. Pero al no sentirse segura, pide ayuda y la envian a un rancho a Texas, donde Jordan Morris es el encargado de protegerla. La atraccion que hay entre ellos, no hacia que las circunstancias fueran mas faciles …

  • Los olvidados de David Baldacci

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    Tenia el aspecto de un hombre temeroso de que esa noche fuese la ultima que pasara en este mundo. Y razones no le faltaban para pensar asi. Las probabilidades eran de un cincuenta por ciento, un porcentaje que podia variar segun como saliesen las cosas durante la siguiente hora. Asi de pequeno era el margen de error. El rugido de los motores de la embarcacion que avanzaba casi al maximo de potencia se apodero del silencio nocturno que reinaba en las tranquilas aguas del Golfo. En aquella epoca del ano, el golfo de Mexico no solia estar tan apacible: era el periodo mas activo de la temporada de huracanes. Aunque en el Atlantico se estaban gestando varias tormentas, ninguna habia formado todavia un centro fuerte ni penetrado en el Golfo. Los habitantes de la costa cruzaban los dedos y rezaban para que la situacion continuara asi. El casco de fibra de vidrio surcaba limpiamente las saladas y densas aguas. Aquella embarcacion tenia capacidad para llevar a bordo comodamente unas veinte personas, pero en esta ocasion eran treinta. Los pasajeros se aferraban con ansiedad a cuanto podian para no salir despedidos por la borda. A pesar de que el mar estaba en calma, una embarcacion que transporta demasiada gente y se mueve a gran velocidad nunca es estable. Al capitan no le preocupaba la comodidad de sus pasajeros; su prioridad era que siguiesen con vida. Con una mano apoyada en la rueda del timon y la otra en las dos palancas de potencia del motor, observo el indicador de velocidad con gesto de preocupacion. <>. Cuarenta millas por hora. Empujo las palancas hacia delante e incremento la velocidad hasta las cuarenta y cinco. Ya casi habia alcanzado el maximo. Los dos motores de popa no iban a conseguir mas velocidad sin un gasto excesivo de combustible. Y en las inmediaciones no habia ningun puerto deportivo donde repostar. Incluso con la brisa que creaba el avance de la embarcacion seguia haciendo mucho calor. Por lo menos, navegando a aquella velocidad y tan lejos de tierra, no habia que preocuparse por los mosquitos. El capitan fue observando a los pasajeros uno por uno; no era un gesto ocioso: estaba contando las cabezas, aunque ya sabia cuantas habia. Ademas, llevaba cuatro tripulantes, armados y encargados de vigilar a los pasajeros. En caso de que estallase un motin, seria una proporcion de cinco contra uno. Pero los pasajeros no tenian subfusiles. Un solo cargador bastaria para acabar con todos, y aun sobrarian balas. Por otra parte, la mayoria eran mujeres y ninos, porque aquello era lo que se demandaba. No, al capitan no le preocupaba un posible motin, sino la hora. Consulto la esfera luminosa de su reloj. Iban a llegar por los pelos. Habian salido con retraso del ultimo puesto de avanzadilla. Y luego se les habia averiado el plotter de navegacion, que durante media hora los llevo por un rumbo erroneo. Aquello era el ancho mar. Exactamente igual por todas partes. No habia la minima porcion de tierra que sirviera para orientarse. No surcaban ningun canal senalizado. Sin las ayudas electronicas a la navegacion estaban bien jodidos, como pilotar un avion en la niebla sin contar con ningun instrumento. El unico desenlace posible era el peor. Sin embargo, habian logrado arreglar el plotter y corregido el rumbo, de modo que el capitan forzo los motores a maxima potencia. Y despues los forzo otro poco mas. Continuo con la mirada fija en el velocimetro, los niveles de aceite y de combustible y la temperatura del motor. Si en ese momento sufrian una averia, seria desastroso; no podrian llamar precisamente a los guardacostas para que acudieran en su rescate. Aun cuando sabia que era inutil, miro al cielo en busca de algun ojo que estuviera observandolos, un ojo no tripulado que los detectase y alertara digitalmente a las autoridades. Si pasaba eso, enseguida tendrian encima las patrulleras de la Guardia Costera. Abordarian su embarcacion, sabrian de inmediato que estaba sucediendo alli y lo meterian en el talego durante una buena temporada, quiza para el resto de su vida. Sin embargo, el miedo a los guardacostas no era tanto como el que le causaban ciertas personas. Forzo la velocidad hasta las cuarenta y siete millas y rogo en silencio que no reventara ninguna pieza vital del motor. Consulto otra vez el reloj y fue contando los minutos mentalmente, sin apartar la vista del mar. --Joder, me van a echar de cena para los tiburones --mascullo. No era la primera vez que se arrepentia de haber aceptado aquel arriesgado negocio, pero estaba tan bien pagado que no podia rechazarlo, pese a los peligros que entranaba. Ya llevaba quince <> como la presente, y calculaba que si hacia otras tantas podria jubilarse en algun lugar agradable y tranquilo de los cayos de Florida y vivir a cuerpo de rey. Aquel trabajo era mucho mejor que dedicarse a llevar palidos turistas nortenos que anhelaban avistar un atun o un pez espada, aunque lo que hacian mas a menudo era terminar vomitando en la cubierta cuando habia mala mar. <>. Observo las luces de navegacion verde y roja de la proa. Proyectaban un extrano resplandor en aquella noche sin luna. Conto mentalmente mas minutos, al tiempo que vigilaba los indicadores del salpicadero.

  • Mi mejor error de Gema Samaro

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    Yago llevaba una hora de lectura placida recostado en una de las tumbonas mas alejadas de la piscina, cuando le sobresalto una musica atronadora: --?Que es eso? --pregunto levantando la cabeza de su Kindle. Diego, su sobrino, que estaba a su lado, respondio como si tal cosa, con la vista clavada en su libro: --Fonsi y Demi Lovato. --Ya, ya se quienes son. Conozco la cancion. Pero ?nos van a tener toda la manana dando por saco con la musiquita? --Imagino que la tarde tambien. !Me encanta! --Te encanta porque no estas leyendo Antifragil de Taleb, un tocho de ochocientas paginas que es incompatible con este atroz ruido ambiental. --Lee otra cosa, si quieres te paso uno de Los Compas --replico Diego, risueno. Yago bufo, miro a ese pequeno diablo que no entendia aun como podia habersela jugado de esa manera, y dijo: --Para ti todo es muy divertido, pero... Yago no pudo acabar la frase porque, de repente, se escucho una voz dulce canturrear: --!Hola, hola, caracola! !Buenos dias! !Bienvenidos a nuestro hotel Atardeceres Rosas! !Comenzamos el dia con un temazo y lo que nos queda! !Va a ser genial! !Que disfruteis mucho de la manana y os recuerdo que en diez minutos comienza la clase de aquagym! !Os espero, caracolas! Yago se quedo mirando al kiosco de madera de donde procedia la voz y la vio a ella tras un equipo basico de musica. De pronto, en medio de ese desproposito aparecio una chica con una sonrisa enorme y preciosa, ojazos que intuia verdes, nariz fina y puntiaguda, media melena ondulada castana con reflejos naturales de color rojo y miel, de estatura normal y curvas que se intuian a traves de una horrible camiseta naranja de dos tallas mas y unos pantalones azules cortos que le llegaban a mitad del muslo. El uniforme no podia ser mas antisexy, pero daba lo mismo, hasta con ese atuendo tan espantoso ella destacaba como una flor de hibisco en medio de un estercolero. --?Que te pasa que te has quedado atontado? ?Te gusta la animadora? --inquirio su sobrino metiendole un codazo. Yago dio un respingo, miro ofuscado a su sobrino y respondio agitando el Kindle al aire: --Pasa que esto es un infierno, pasa que yo no tenia que estar aqui, pasa... Diego le interrumpio muerto de risa para preguntarle con los ojillos chispeantes: --Pasa que te has quedado pillado por la animadora. ?Quieres que me entere de como se llama y luego que te la presente? Yago clavo la mirada a su sobrino, bufo y respondio para que dejara de decir estupideces: --La culpa de todo esto la tiene tu madre. --?Mi madre? ?Que tiene que ver mi madre con que te hayas quedado pasmado al ver a esa chica tan guapa? --pregunto Diego, que no podia parar de reir. Yago se paso la mano por la cara, resoplo y le contesto muy serio, pues tenia que pararle los pies ya mismo: --Tu madre te tiene todo el dia viendo peliculas y series romanticas y eso te tiene trastornado. --!Tu eres el que se ha quedado flipado al ver a esa chica! --exclamo Diego, apuntandole con el libro. Yago se recosto otra vez en la tumbona, clavo la vista en la lectura al tiempo que mascullaba: --!No digas bobadas! --Digo la verdad, por eso estas asi de picado. Por cierto, ?te has dado cuenta de todos los idiomas que habla esa chica? Ahora esta dando los buenos dias en klingon... Yago se habia dado cuenta perfectamente porque esa chica no paraba de repetir lo mismo en distintas lenguas: --Es neerlandes, pero celebro que conozcas el klingon. Eso me da alguna esperanza. --He visto Star Trek con el abuelo. Es un hombre muy sabio que, por cierto, dice que vamos a ser muy felices en este sitio. --Pues yo de buena gana me marchaba ahora mismo --aseguro Yago, que solo tenia ganas de huir. --Porque eres un trol de fango que no sabe disfrutar de lo bueno de la vida. Yago alzo la vista hacia las laderas deserticas, hacia los cultivos hidroponicos de tomates y hacia ese mar que languidecia al fondo y solo pudo refunfunar: --!No me toques las narices! Estoy que me subo por las paredes desde que tuve que cancelar mis vacaciones a Indonesia para venirme a este sitio horripilante contigo. --Te gane una apuesta --le recordo Diego, feliz. --!Me pillaste volando bajo! Tuve un mal dia, me dolia la cabeza, estaba desconcentrado... Y paso. Me ganaste esa maldita partida de ajedrez. !Pero una y no mas! Diego dejo el libro en el regazo, coloco las manos detras de la cabeza, suspiro y luego musito: --!Te gane porque el amor mueve montanas! Yago le miro ofuscado, apreto las mandibulas y casi que gruno: --!Ya estamos! Diego con la mirada sonadora puesta en el cielo que para el lucia mas azul y mas bonito que nunca, confeso sin importarle para nada lo que pudiera pensar su tio: --Creo en el amor. Llegados a ese punto, Yago considero conveniente abrirle los ojos al pobre pardillo de su sobrino antes de que la vida lo cosiera a guantazos: --A ti te han hecho que creas, porque por culpa de tu madre te pasas el dia consumiendo esas mierdas romanticas. Y los deseos son mimeticos... --?Y eso que es? --pregunto Diego, convencido de que por mucho que dijera su tio no iba a dejar nunca de amar a Yasmina Trujillo. Yago se puso mas serio todavia, ya que habia llegado la hora de quitarle la venda a ese mocoso, aunque le doliera y contesto: --Muchas veces creemos que nuestros deseos son nuestros y realmente son los deseos de los otros. Tu crees que estas enamorado, pero en verdad lo que haces es imitar lo que te venden en esas peliculas y series. Sin embargo, a Diego esa verdad de su tio le parecio tan absurda que mascullo: --Yo se muy bien lo que siento. !A mi no me cuentes cuentos! --Algun dia me agradeceras que te este abriendo los ojos. !Espabila! Diego se incorporo para replicar a su tio, al que le costaba asumir su derrota: --!Espabila tu! Y acepta de una vez que perdiste una apuesta y que estas en el mejor lugar del mundo con tu sobrino favorito. A Yago no le quedo mas remedio que soltar una carcajada, pues aquello no podia ser mas gracioso: --Jojojojojo. --Te ries porque sabes que tengo razon. --Si, seguro que si --murmuro ironico. --Ademas no se de que te quejas tanto si no tenias deseos de nada. --!De estar tranquilo! --!Que aburrimiento! --repuso Diego, fingiendo un bostezo. --?Te parece poco? Pues para mi no hay nada mejor que estar tranquilo mientras disfruto de la naturaleza, de la belleza salvaje, de la aventura... Joder, !solo de pensar en que a estas horas tendria que estar subiendo el volcan Merapi, me pongo enfermo! --!Que perezon subir a un volcan con este calor! --?Hay algo que a ti no te de perezon? --!Y encima solo! --exclamo Diego con cara de asco. Yago se envaro y dijo con orgullo, pues era algo que llevaba muy a gala: --Solo estoy tan ricamente. No hay nada que disfrute mas que de mi soledad. --Pero esos deseos de estar tranquilo, ?son tuyos o es lo que te dicen que tienes que desear? Yago fulmino a su sobrino con la mirada y, antes de que se le siguiera subiendo a las barbas, le exigio: --!No me vaciles, Diego! Y escuchame... Una de las grandes lecciones que debes aprender en esta vida es a estar solo y a disfrutar de estar contigo mismo. --Ya, bueno, si. Que me vas a contar si soy hijo unico. De todas formas, el abuelo dice que la familia es lo mas importante. Estas mucho mejor aqui y conmigo. A Yago no le extrano que su sobrino sacara a colacion a su abuelo, porque para el era su dios, pero con todo le aclaro: --A ti te padezco todo el ano. Y yo necesito unas vacaciones de verdad, no esta tremebunda pesadilla. Diego fue a replicar algo, pero no pudo ya que ansioso por reencontrarse con Yasmina y por dejar de escuchar al plasta de su tio, le dio por mirar a la puerta de acceso a la piscina y aparecieron ellos. Los Trujillo. Y los miro admirados porque no podian molar mas... Eran tan guapos y estaban tan felices que parecian sacados de un anuncio de Halcon Viajes. El padre con su gorra Goorin Bros con un gallo estampado, su porte de bombero de calendario y cargado con dos bolsones de paja. La madre con un impecable look piscinero al que no le faltaba de nada, ni las unas decoradas con pequenas sandias, pues para algo regentaba un centro de unas. El hijo pequeno, que tenia siete anos, el pelo de pincho y la cara de travieso, y que habia salido disparado hacia la piscina infantil y luego estaba ella... Yasmina. Con el pelo largo de sirena, rubio y liso, los ojos azules, la sonrisa divina y los andares de princesa de cuento, aunque llevara unas sandalias de dedo de plastico. Diego creyo que se le iba a salir el corazon y musito llevandose la mano al pecho: --!Ya estan aqui! Capitulo 2 Yago miro a su sobrino con el ceno fruncido porque no sabia que mosca le habia picado y replico: --Ya estan aqui, ?quienes? ?Los de la invasion zombi? ?Por que tienes esa cara? --Porque acaban de llegar los Trujillo y no hay nada mejor en el mundo que ellos. Yago conocia a los Trujillo de los cumpleanos y las fiestas del colegio de Diego y sabia perfectamente lo que a su sobrino le pasaba con ellos. Pero decidio no ahondar en la herida y decir restandole importancia: --Son una familia mas. Diego nego con la cabeza y preciso, pues no podia consentir que su tio dijera semejante cosa: --No. Son lo mas. Mario es un bombero que salva vidas, Barbi es una gran artista de unas, Iker es el nino mas divertido que conozco y Yas es mi crush. Yago miro a su sobrino horrorizado y le pidio para que no continuara por ahi: --!No sigas diciendo esas cursilerias porque estoy a punto de vomitar el desayuno de la manana! Diego guardo su libro en la mochila, se levanto, se quito la camiseta blanca que llevaba y replico a su tio encogiendose de hombros: --Es lo que siento. Y, ahora, levanta el culo que tenemos que ir a hacer aquagym. --Yo ya he ido al gimnasio esta manana mientras tu dormias como un oso. --!Tu si que roncas como un oso! !Me he despertado ochenta veces por tu culpa! Y eres mi tio, no puedes dejarme solo en esto. Yasmina me ha contado que todas las mananas y todas las tardes hacen aquagym. !Vienen a este hotel desde siempre! Y, miralos, !ya se han quitado la ropa y estan en traje de bano! !Tenemos que hacer lo mismo que ellos! Y no porque sea un mitetitico, es porque necesito estar cerca de ella. Y contigo doy menos el cante. Disimulo mas. ?Lo pillas? Yago tenia tan claro que no iba a meterse en la piscina para hacer coreografias absurdas al son de la musica que se limito a responder manteniendo la calma: --Mimetico. Se dice mimetico. Y no cuentes conmigo para hacer el ridiculo. Gracias. Yago se enfrasco de nuevo en la lectura de su ensayo en tanto que Diego se acuclillo a su lado y le suplico: --Por favor, Yagui, hare lo que me pidas. Yago no pensaba ser el que le ensenara a su sobrino que las cosas no se conseguian con burdos chantajes, pero si el que le ensenara a negociar. Por eso replico con una sonrisa de oreja a oreja: --!Hecho! Yago se desabrocho la camisa blanca, la dejo sobre la tumbona, se levanto y se calzo las chanclas a la vez que su sobrino se incorporaba de un salto y exclamaba exultante de felicidad: --!Genial! Yago, que no pudo evitar sentir ternura por esa pobre criaturita, saco el protector solar de su mochila y le pidio a sobrino: --!Antes de ir al agua, dejame que te ponga crema!

  • Luchare por ti (Mujeres seguras 2) de Susan S. Seller

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    Caminaba por la calle con paso decidido. Lo mejor era salir de dudas cuanto antes. Ya habia notado los tipicos malestares; nauseas por la manana, algun que otro mareo que no llegaba al desmayo pero que resultaba incomodo, y sobre todo la pesadez de vientre. Ella siempre habia tenido el vientre plano y ahora hacia una ligera curva que, por otro lado, resultaba incluso atractiva... pero los datos eran ya demasiados para ignorarlos, sobre todo aquel tan revelador del retraso de su menstruacion. No es que estar embarazada fuera ningun castigo. Ella adoraba a su flamante marido, Jake Connor, lo amaba de verdad como jamas hubiera pensado que se podia amar. Es solo que le hubiera gustado que el bebe hubiera llegado despues de un tiempo que hubieran disfrutado como pareja... pongamos unos cinco anos, seis tal vez... No, no lo podia negar. Lo del bebe no le hacia ninguna gracia. No solo porque se pondria gorda y pesada y dejaria de resultar tan atractiva para su esposo, ademas todas las revistas femeninas entre ellas Infinity Woman para la que trabajaba desde hacia un ano, coincidian en que a los hombres les encanta el vientre de su mujer embarazada. El sentimiento de proteccion de un hombre hacia la mujer que amaba se incrementaba cuando sabia que un hijo suyo iba dentro del cuerpo tan amado y deseado de su esposa. En el fondo ni siquiera era ese su miedo; sencillamente no habia sentido la llamada de la maternidad. Nunca se habia imaginado a si misma sosteniendo un bebe en los brazos mientras lo miraba con ojos tiernos. Los bebes no eran tan deliciosos como la gente queria hacer creer. Berreaban todo el tiempo, ella lo habia visto, habia mirado madres desesperadas tratando de calmarlos en una rabieta en el parque, tambien las habia visto con ojeras de no dormir, con el cabello sucio por la falta de tiempo y que decir de aquellas que cortaban sus preciosas melenas en aras de la maternidad argumentando que ya no podian cuidarse como antes. ?Estaba ella preparada para todo eso o simplemente estaba dejandose llevar por el panico? A Jake le haria feliz, de eso estaba segura. Cuantas veces se habia quedado absorto contemplando la cara pequena y perfectamente construida de un bebe y luego habia hecho un comentario significativo... "?Te imaginas uno nuestro, mi amor?" ... Ella siempre habia asentido con la cabeza y forzado una sonrisa pero en el fondo no se lo imaginaba. Pobre nino, penso tocando su vientre como si ya tuviera la certeza de estar embarazada, vaya madre te vino a tocar. Su movil vibro dentro del bolso al mismo tiempo que un rayo del sol punzante de julio le cegaba los ojos. Denisse no descansaba jamas. Eran solo las nueve de la manana y estaba segura de que su jefa y mama postiza, Denisse White, ya estaba sentada tras las mesa de su escritorio buscando nuevos contenidos para la revista. Se podria decir que era su jefa dentro de la revista y fuera de ella su mama. Habia conocido a aquella mujer de cincuenta y cinco anos en la misma epoca que conocio a Jake. De hecho ella tuvo mucho que ver en que ambos finalmente se unieran. Denisse era hermosa, rubia, elegante, sofisticada... Un lujo de mujer para cualquier hombre, sobre todo si ese hombre era Brandon Connor, el padre de Jake. Evelyn abrio el bolso blanco y saco el movil. Antes de que Denisse pudiera decir nada, aclaro: --Estoy en un asunto personal pero llego en media hora. --Buenos dias, querida, Jake llamo a preguntar donde estabas. Jake llamaba cada manana cuando los eventos deportivos que tenia que cubrir se sucedian fuera de la ciudad. Alguna vez le habia pedido que dejara su trabajo para poderlo acompanar pero ella siempre se habia negado. Era la primera vez en su vida que tenia un trabajo que le gustaba y no iba a dejarlo mientras pudiera. Denisse esperaba una respuesta al otro lado del telefono. --Ahora lo llamo yo --fue todo lo que dijo haciendo que en el otro extremo de la linea Denisse se preguntara en que andaba metida. Compro el test de embarazo mientras observaba como la farmaceutica la miraba con ojillos tiernos y una sonrisa angelical. Claro, habia visto su anillo de casada, se supone que una chica joven y casada esta deseando ser madre. Ella no pudo mas que forzar la sonrisa. No iba a decepcionar a la buena mujer. Echo el test en su bolso de la misma manera que media hora antes habia echado un Kit kat, como si fuera un objeto mas desprovisto de alguna importancia, como si aquel instrumento no fuera a determinar como seria su vida de ahora en adelante. Salio de la farmacia dando un suspiro. Se fijo en las avenidas iluminadas por el sol, en la vida que fluia por aquellas calles que tantas veces habia transitado sola hasta que conocio a Jake. Era increible como entonces aquellas mismas calles de adoquines se habian llenado de encanto y emocion al lado de su hombre .En cuanto el pensamiento de el llego a su mente sonrio instintivamente. Iba a ser su primer verano como matrimonio...y tal vez no lo pasaran del todo solos si ya albergaba una vida en su interior. Volvio a acariciar su vientre y entro en el edificio gris acero donde se encontraba Denisse White y su revista, Infinity Woman. Capitulo 2 Cuando Evelyn abrio la puerta del despacho de Denisse White la encontro tomando un te verde con limon y hielo. La elegante mujer de los cabellos dorados, como solia llamarla Jake, era una apasionada de los tes. Evelyn solia decirle que no le quedaba un color que almacenar de la bebida mas tomada en el mundo. Tenia te verde, rojo, negro, blanco, especialidades para anadirlos a la leche, tes exoticos de jazmin y canela, tes especiados.... Cuando abrias uno de sus cajones el mundo se llenaba de bolsitas de te. Denisse le dedico una de aquellas sonrisas maternales a las que Evelyn habia terminado por acostumbrarse. Ella que habia crecido sin padres y sin tener ni idea de lo que era una familia, habia encontrado en Denisse a la madre que siempre habia deseado. --?Me puedes explicar que esta pasando, querida? Evelyn se dejo caer sobre el sillon de cuero que habia frente al escritorio de Denisse. Aquel escritorio de madera caoba tenia su propia historia, gracias a el Evelyn habia conocido a Jake cuando Denisse le ofrecio ser columnista de su revista. --Llevo algo en el bolso --respondio Evelyn en un tono de voz neutro. Denisse arqueo sus finisimas cejas. --Me lo imagino, Eve, supongo que no es el tamano de tus compresas plegadas lo que te tiene con esa cara. ?Por que no le coges el telefono a Jake... habeis discutido? --pregunto a la vez que ponia delante de la joven una taza de te a la que anadio hielo y azucar. --No --respondio de inmediato. La verdad habia que ser muy insistente para hacer enfadar a Jake. --No se trata de eso. Es que si le cojo el telefono tendre que decirle lo que he comprado esta manana. Denisse paso uno de sus dedos por la barbilla. Era el gesto que hacia cuando esperaba que la explicacion se ampliara. Aquel ademan le servia para mostrar sus perfectas y pulidas unas. Jamas las llevaba pintadas de un color chillon. Denisse era la imagen de la discrecion y la elegancia. Sus tonos eran el rosado y el blanco en unas unas con manicura francesa que jamas llevaba demasiado largas porque le hubiera impedido escribir en su portatil con comodidad. --Y ese algo que has comprado esta manana es lo que llevas en el bolso ?me equivoco? -- Evelyn asintio con la cabeza. --Pues espero que no respire porque no me gustaria nada que sacaras un roedor de ese bolso carisimo que yo te regale. Evelyn rio en voz alta y Denisse noto como volvia el color a aquel cutis cremoso de un color melocoton. Evelyn metio la mano en el bolso de piel y saco una cajita que agito ante los ojos de Denisse. --Un test de embarazo --concluyo viendo la mirada desconcertada de su amiga. --?Un test de embarazo? Pero es maravilloso, Evelyn --se levanto de su silla y se acerco a la joven para abrazarla. --No te has atrevido a hacertelo aun ?verdad? --pregunto mirando los ojos desamparados de Evelyn. Ella nego con la cabeza como si fuera una nina. --Pero ?por que, de que tienes miedo? A Jake le encantara la noticia. --A Jake si, pero a mi no. Denisse entrecerro los ojos para observarla. Las facciones de su rostro perdieron la sonrisa. No es que pudiera criticar a nadie que no deseara tener hijos pero en el caso concreto de Evelyn no terminaba de entenderlo. --?No quieres ser madre, Eve? La chica volvio a negar con la cabeza. --?Puedes explicarme porque? --Su pregunta estaba desprovista de ninguna acusacion, su voz era dulce y sugeria desconcierto. --Nunca he pertenecido a una familia, Denisse, no tengo un referente materno, no se como una madre trata a su bebe, no lo he visto de cerca jamas, no he tenido a un bebe en brazos en mi vida pero algo me dice que no es facil sostenerlos, son fragiles, delicados, y yo no tengo ninguna experiencia y ... --Evelyn, mi nina --dijo Denisse al tiempo que la acurrucaba en sus brazos. --No te preocupes por eso, la naturaleza te dara todo cuanto necesitas para cuidar a tu hijo, o hija, tal vez sea una nina y tengamos por aqui una Evelyn chiquita. Ademas yo sere su abuela postiza y te ayudare, tambien Jake lo criara ?no confias en el? ?no crees que sera el mejor de los padres? Y tambien esta Brandon, sera el abuelo mas orgulloso del mundo. No tienes nada que temer, princesa. --Las manos de Denisse no dejaban de acariciar el rostro y los cabellos de Evelyn. --Claro que confio en Jake pero el tiene ese trabajo cubriendo los eventos deportivos y continuamente esta fuera de casa, Denisse. --Yo puedo darle trabajo en esta revista. --No lo aceptara. Ya sabes que tiene su orgullo y no quiere que nadie crea que dejo a Josephine Lark y a Alfa Man porque tu le ofrecias una seguridad aqui. Por eso acepto ese trabajo de columnista deportivo. --Lo se, pero las cosas cambian cuando hay una criatura en camino. --No le vayas a decir nada, Denisse. --No lo hare, el solo vendra a pedir una columna en Infinity Woman, ya lo veras. Como cada vez que hablaba con Denisse, las cosas parecian ponerse espontaneamente en su lugar. Todo parecia sencillo con la suavidad y dulzura con la que ella ubicaba cada uno de sus tormentos y los espantaba como si tuviera una mano magica. --Tambien me pondre gorda, Denisse, y Jake por ahi viendo otras mujeres... Esta vez Denisse arqueo su cuello para exhalar su carcajada dejandola mezclarse con el aire. --Querida, a un hombre le enternece el vientre abultado de su mujer. Eres el cobijo de una vida en la que ellos colaboraron. Es la prueba de su virilidad y les encanta. No sufras por eso. Evelyn contuvo aquella pregunta que siempre le cosquilleaba en la garganta cuando se hablaba de aquellos temas...?y tu como lo sabes?"... Denisse no tenia hijos sin embargo siempre hablaba de la maternidad como si fuera un tema que le tocara de cerca. Por amor y respeto hacia ella jamas le habia preguntado porque no fue madre. --Pero nos estamos demorando demasiado con conjeturas y aun no sabemos si hay bebe o solo un retraso --anadio Denisse. --Evelyn, no puedo hacer esto por ti --dijo de forma risuena --ahi tienes el aseo. Saldremos de dudas en cinco minutos. --No tengo ganas de hacer pis ahora --respondio la muchacha. --No seas nina, Eve. --Es cierto, no tengo ni un poquito de ganas. --Bebete el te --Evelyn hizo caso omiso de la sugerencia --Evelyn, bebete el te --esta vez ya no fue una sugerencia. --De aqui no te vas a marchar sin que sepamos si estas embarazada. Si es preciso te hago beber un litro de agua. Vamos, bebe te. Evelyn tomo su taza con delicadez, la llevo a sus labios y apenas tomo un sorbito. Prolongaria aquel te hasta que fuera capaz de aceptar que, efectivamente, nadie podia hacerse una prueba de embarazo por ella y que era uno de aquellos tragos en la vida que hay que pasar. Los minutos fueron desgranandose hasta convertirse en un par de horas y varias tazas de te con hielo y azucar. Evelyn llevaba un rato cruzando las piernas con fuerza para reprimir el impulso de ir a orinar. Denisse la observaba desde su escritorio comentando las semillas de flor que iba a plantar en su jardin, lo estupendo que era Brandon como jardinero y el tiempo sofocante que se avecinaba en aquel mes de julio pero sin perder de vista que la muchacha estaba reprimiendo los deseos de ir al bano. Estaba dispuesta a permanecer en silencio y a darle el tiempo suficiente para que comprendiera que aquel temor era un absurdo. En algun momento se le ocurrio decir: --Estoy segura de que sabes que hacer pipi sobre ese cacharrito no duele en absoluto. Evelyn rio ante la gracia y casi se le escapa un puntito. --Esta bien, no puedo mas, me has hinchado a te y mi vejiga esta a punto de reventar --dijo cogiendo el test y marchandose al bano mientras Denisse reprimia una carcajada. Dos minutos despues Evelyn salio con el test en la mano. --?Has apuntado bien, querida? --Muy graciosa. --Ahora solo nos resta tener paciencia. Bonita palabra que deberias cultivar, Evelyn. Denisse cogio el test de la mano de Evelyn que lo sostenia como si fuera un instrumento peligroso, y lo puso en el centro de su escritorio. --Veamos. Imposible durante esos tres minutos mirar a otra parte que no fuera la tirita del test, imposible no pensar en lineas rosas como en ningun otro momento en la vida. Dos lineas y tu vida cambia para siempre... El cielo parecio ponerse de parte de la vida cuando rompio a llover en una delicada lluvia estival que comenzo a impactar contra la ventana produciendo un sonido que , en otro momentos, hubiera hipnotizado a la joven pero que en aquel instante le resultaba una tortura martilleando sus oidos. Ambas se levantaron a observar desde la enorme ventana del despacho de la senora White como el agua iba humedeciendo el asfalto de la ciudad. Unos segundos despues aparecieron dos lineas rosadas sobre el test de embarazo. --Enhorabuena, querida --dijo Denisse abrazandola --vas a ser mama. Capitulo 3 Sentada en la terraza de su jardin Josephine Lark tomaba un cafe arabico con leche deslactosada mientras contemplaba como el dia se iba despidiendo poco a poco dejando el cielo plagado de franjas anaranjadas que tejian un curioso tapiz con el fondo violeta del ocaso. ?Acaso pensaba alguien que ella no tenia corazon y alma para apreciar la belleza sencilla de la vida? Por supuesto que si, claro que la tenia, otra cosa era que debiera mantener su status de mujer hermosa, poderosa y duena de la revista mas vendida del condado... o al menos lo era hasta que Jake Connor decidio traicionarla. Puso sus labios sobre el borde de la taza de porcelana y dio un sorbo a su cafe. Dejo que el liquido pasara con suavidad por su garganta para degustar con lenta glotoneria las tres cucharadas de azucar que le habia anadido. ?No decian que a falta de amor, bueno es el azucar? ?O era el chocolate?… No tenia ni idea porque en los ultimos anos no habia perdido ni un segundo en pensar en el amor. En realidad aquel sentimiento se hizo evidente tras la marcha de Jake de su revista. Estiro su cuello y puso un mohin frunciendo los labios para subirlo a una de sus redes sociales. Despues de todo el amor no tenia nada que ver con la coqueteria... Y lo mas gracioso del asunto es que Jake habia dejado todo por aquella insulsa de Evelyn Parker, una ninata con menos gracia que un pato mareado, con aquellos andares de nina de primaria, torpe cuando iba entaconada, con la cara lavada y el cabello siempre suelto...?que le habria visto para ser capaz de dejar su columna en Alfa Man , columna que era seguida por toda la ciudad por sus criticas acidas hacia las relaciones sentimentales? El asunto incluso tenia su chiste. El cazador cazado y ademas por la mas torpe del baile. Habia que reconocer que la chica habia mejorado mucho tras convertirse en la protegida de Denisse White. Ahora al menos sabia combinar la ropa, y su cabello suelto se veia en una cascada brillante y ondulada. Conocia de sobra porque Denisse la habia acogido como si fuera una madre. Tambien hizo lo mismo con ella en sus comienzos cuando aun era una columnista de la revista Infinity Woman. La diferencia entre las dos era simple; Evelyn Parker si necesitaba una madre aunque fuera de postizo y ella no. Ella no necesitaba a nadie. No se hablaba con su propia familia que solo le habian dado pesares toda la vida. Dejo de tratarlos cuando empezaron a pedirle dinero que jamas le devolvian. Nunca se habia arrepentido de la decision de apartarlos de su vida. Volvio a mirar su movil. No pudo impedir el impulso de ver la foto del whatsapp de Jake. Por supuesto, como cualquier hombre enamorado habia puesto de foto de perfil una imagen de pareja donde las sonrisas de ambos eran dignas de un anuncio de revista. Volvio a mirarla a ella. Ni todos los cuidados de Denisse conseguirian que fuera una belleza tan llamativa como lo era ella misma.

  • !Como puedes comer eso! de Christophe Brusset

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    Carne de caballo vendida como carne de buey, te verde chino rico en pesticidas, azafran espanol que en realidad es irani, mermelada de fresa sin fresas, guindilla india aderezada con excrementos de raton, leche infantil al toque de melamina... Bienvenidos al lado oscuro de la industria alimentaria, en el que las regulaciones se estiran hasta el limite para ampliar el margen de beneficio, incluso a cambio de poner en riesgo la salud de los consumidores.

  • El camino que me lleva hacia ti de Francisca Herraiz

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    Iba de compras con su madre, necesitaba ropa de invierno nueva para comenzar las clases en septiembre. A diferencia de otros chicos, a el le gustaba ir de compras con su madre, le gustaba pasar tiempo con ella y le gustaba probarse cosas nuevas. La unica pega era que su madre siempre decidia por el, nunca podia elegir su propia ropa y ella siempre compraba la misma ropa aburrida, de cuellos altos, tonos grises o marrones y pantalones azul oscuro. A el le gustaba el color, sobre todo el violeta, o el rosa, pero sabia que no eran colores apropiados para un chico, asi que no decia nada. Pero, aun asi, disfrutaba yendo de tiendas. Por aquel entonces tenia unos once anos y su vida no era complicada, solo debia obedecer a sus padres, estudiar y jugar, no tenia preocupaciones. Su madre se detuvo un momento en la iglesia, a ella le gustaba entrar y encender alguna vela por sus padres, que habian fallecido hacia poco. El les echaba de menos, fueron unos buenos abuelos. No tenia muchos recuerdos de ellos, pero los que tenia eran felices. Recordaba ir los domingos a comer a su pequeno piso de alquiler, donde se reunia toda la familia. Recordaba como su abuela siempre le daba una propina antes de irse y que siempre tenia chocolate en la nevera para sus nietos. A su abuelo le gustaba pasear y siempre le llevaba con el para que jugara en el parque. Al volver le compraba alguna golosina. Su madre se enfadaba, pero sus abuelos siempre le decian: <>. Y asunto zanjado. A el le gustaba recordarles, pero no entendia por que debia hacerlo en una iglesia, podia hacerlo en cualquier momento. A el no le gustaban las iglesias, eran frias y aburridas, aun asi, tenia que asistir cada domingo a misa. Estaba obligado a ir, pero no a entrar para poner velas a sus abuelos, asi que la espero fuera. Mientras esperaba se acerco a la libreria jugueteria que habia justo en frente de la iglesia. Le gustaba pararse a mirar el escaparate, siempre tenia un monton de munecas expuestas. Habia una en especial que le gustaba mucho, era preciosa. Sus cabellos eran largos y rubios, tenia una diadema rosa con una flor en el lateral, un vestido largo, de falta ancha, tambien de color rosa y unos delicados zapatos de tacon. Era muy bonita. Le encantaria poder tener una, pero no se lo podia decir a su madre, ella no lo veria bien. Sus padres siempre le compraban camiones, o coches para navidad y en su cumpleanos, soldados o libros de aventuras. Al menos los libros estaban bien, el resto lo guardaba en el armario, le aburria jugar siempre con coches y soldados. Su madre salio con una sonrisa, le encantaba la iglesia, decia que siempre se sentia mejor despues de asistir a misa o simplemente entrar y mirar la cruz. Segun ella era un lugar sagrado, donde sentia cerca a Dios. El no podia entenderlo, solo veia un bonito edificio con unas campanas escandalosas. Su madre se puso a su lado y continuaron el camino. No tenia hermanos, pero si una prima con la que se llevaba muy bien. Solian venir a visitarlos cada semana, comer juntos los domingos y, mientras los mayores tomaban cafe, fumaban y jugaban a las cartas, ellos dos se iban a jugar al cuarto. Le encantaban los domingos, cuando terminaba la misa de la manana. Despues eran divertido y pasar tiempo con su prima era de lo mejor, porque sentia que ella le entendia. En casa era como si fuera invisible, nadie le escuchaba y solo podia hablar de deberes y de tareas en casa. Con su prima era diferente, nunca le juzgaba, hablaban de cualquier cosa, se reian, lo pasaban bien juntos. Y le encantaba cuando hablaba de cosas de chicas, vestidos, amigas, chicos guapos, era entretenido. Aquel dia, Andrea, su prima, trajo sus munecas Barbie. Cuando el las vio le parecieron una preciosidad. Cogio una y la miro como si fuera el primer juguete que le hubiesen regalado nunca. Por fin tenia una en las manos, era tan delicada, tan bonita y ese vestido... --?A que son bonitas? --le dijo su prima. El asintio. --Vamos a jugar, venga, tu puedes ser esa misma que tienes en la mano, eres la amiga de esta que tengo yo, se llama Julia y la tuya es Sonia. Han quedado para ir a comprar ropa y alli se encontraran con Kevin, que es este chico tan guapo de aqui que, en realidad, es un principe. Su prima continuo hablando, Felipe asentia y se sentia de lo mas feliz. Ir de compras, encontrarse a un apuesto joven, todo le parecia ideal. Entonces su prima se detuvo y le miro. --Ahora que lo pienso, tu deberias ser el principe, sera lo mas normal, ?no crees? Le acerco al muneco. --No, me gusta Sonia, quiero ser Sonia. Andrea se encogio de hombros y continuo. --Esta bien, es normal, porque esa muneca es la mas bonita que tengo. El sonrio, le encantaba poder ser tan natural con ella y que no le mirara raro o se cuestionara nada. Los padres de Andrea la llamaron para volver a casa. --Oh, que fastidio --dijo ella-- ?te parece si continuamos la historia el domingo que viene? El asintio mientras le decia: --?Me dejas tu muneca esta semana? El domingo te la devuelvo, yo no tengo juguetes asi. --Claro, quedatela, igual le digo a mi madre que me compre otra, te puedes quedar a Sonia. Ademas, eres un chico, no creo que tus padres te compren una muneca. --No, ni pensarlo. --Bueno, nos vemos el domingo. Cuida bien a Sonia. Se dieron un abrazo y Andrea salio del cuarto. De forma instintiva, Felipe guardo la muneca bajo la almohada, no queria que la vieran sus padres. Salio a despedirse y despues volvio a su cuarto. Corrio hacia la cama y cogio la muneca, le acaricio el pelo y sonrio. Le gustaria poder tener otra para jugar con ellas, se quedo pensativo. No habia otra, sacaria los soldados y jugaria con ellos, podian rescatar a Sonia que, como diria su prima, era, en realidad, una princesa. Cogio los munecos y se sento en el suelo. Nunca le habia apetecido tanto jugar. Se invento una preciosa historia donde un soldado debia rescatar a la princesa, que se habia escapado de palacio porque no era feliz. Buscaba su amor verdadero, su padre, el rey, queria que se casara con alguien que ella no amaba... --?Se puede saber que haces? Felipe miro hacia la puerta, estaba tan concentrado en el juego que no le escucho entrar. ?Cuanto tiempo llevaria en la puerta? ?Le habria escuchado poner voz de chica? Su corazon latio deprisa y se quedo sin habla, no sabia que decir. Sintio que sus mejillas se ruborizaban, avergonzado. Se sintio culpable, ?de que? No estaba seguro, solo estaba jugando, pasandolo bien, sin molestar a nadie. Su padre se acerco a el y le quito la muneca de las manos. Se le veia enfadado. Al poco aparecio su madre. --?Que son esos gritos? --pregunto desde la puerta. Felipe seguia sentado en el suelo, sin moverse por miedo a la reaccion de su padre. --?Que hacias con esta muneca? --pregunto su padre con seriedad, zarandeando la muneca delante de el. --Es de Andrea, se la ha dejado. --?Y por eso tienes que jugar con ella? --Se giro para mirar a su madre--. Te dije que no era bueno que jugara tanto con Andrea, es una mala influencia, necesita jugar con otros chicos. Manana mismo te apunto al equipo de futbol del colegio. --Miro a su hijo, mostrandole la muneca--. ?Y esto? Si te vuelvo a ver con una muneca, de la paliza que te doy no te levantas en una semana, ?me oyes? --grito. --Solo estaba jugando. --Intento defenderle su madre. --?Con una muneca? Sabes tan bien como yo que eso no conduce a nada bueno, cuanto antes le queden las cosas claras, mejor. --Le volvio a mirar--. Eres un chico y juegas con juguetes de chicos, esto es una mariconada y no quiero volver a verte con una de estas, ?queda claro? Felipe asintio. Su padre salio del cuarto, entregandole la muneca a su madre. Ella le miro entristecida. --No te preocupes, ya sabes como es, guardare la muneca y se la devolvere a Andrea el domingo. Tu sigue jugando con tus soldados, eso estara bien, ?si? El asintio, seguia sin saber que decir. --Tranquilo, veras como jugar al futbol te gusta. Te llamo cuando este la cena. La vio cerrar la puerta con cuidado y llevarse la muneca con ella. Felipe siguio en el suelo, miro los aburridos soldados, la historia ya no tenia sentido. ?Jugar al futbol? Era un deporte absurdo, lo odiaba. Su padre siempre veia los partidos y el no entendia como podia gustarle. Ver a un monton de hombres corriendo detras de un balon. ?Y eso era muy masculino? No entendia a su padre, no se parecian en nada y tampoco queria parecerse. Era un hombre frio, hurano, siempre de mal humor, se enfadaba por cualquier cosa, nunca hacia reir a su madre y siempre la veia triste, sola. Y el ni se daba cuenta ni le importaba. Despues del trabajo solia irse a tomar alguna cerveza con sus companeros. Los sabados se iba al bar a jugar al domino y a seguir bebiendo. A veces venia algo borracho, lo que acentuaba su mal humor. Nunca le veia ir a pasear con su madre, nunca le traia ningun detalle, solia olvidarse de los cumpleanos y, sobre todo, del aniversario. Y su madre callaba, consentia y se refugiaba en la Biblia, que siempre llevaba encima. A veces la escuchaba llorar, pero ella siempre se escondia o fingia si Felipe la descubria diciendole que recordaba a sus padres. Felipe sabia que no era feliz en su matrimonio, pero el solo era un crio y ella no queria preocuparle. Si, era un crio, pero se enteraba de las cosas y sabia cuando su madre estaba triste o decepcionada, o enfadada, o se daba cuenta que sus padres no eran como los padres de Andrea. Sus tios se cogian de la mano, se besaban alguna vez, reian y parecian llevarse bien. Nunca vio a sus padres mirandose como lo hacian sus tios. Nunca los veia cogerse de la mano o besarse en la mejilla. Su madre se pasaba los dias en casa, sola, limpiando, cocinando y cuidando de ellos. Segun ella era lo que debia hacer una buena esposa y madre, cuidar de los suyos. Pero ella tambien era algo mas, era una mujer y deberia dedicarse tiempo a si misma. Por eso a Felipe le gustaba tanto pasar tiempo con ella los dias de compra, al menos la veia mas alegre. Ella se merecia algo mas, pero nunca le escucharia, era su hijo y era un nino, no tenia ninguna autoridad, solo debia obedecer y callar. Cogio los soldados y volvio a guardarlos en el armario. Ya no tenia ganas de jugar. Se tumbo en la cama y se puso a leer, al menos en los libros podia ser quien quisiera, sin miedo.

  • El rio guardo silencio, Luis Esteban de Luis Esteban

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    La investigacion de un asesinato homofobo perpetrado en Zaragoza llevara al inspector Roy a un descubrimiento insospechado.

  • Ciudad total de Suketu Mehta

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    Un retrato de Bombay feroz, detallista, visceral e inteligente. Una lectura que es como embarcarse en un viaje en el que se conoce a fondo la ciudad de la India, sus habitantes y su historia.

  • Esa no soy yo de Sophie Saint Rose

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    Grace ni en sus peores pesadillas imaginaria el dia que estaba a punto de tener. Una casualidad hace que se encuentre con una mujer que cambiaria su vida y la de sus hermanas, poniendola patas arriba. Al parecer tenia otra familia, incluido un primo que le alteraba la sangre.

  • Un caballero para Lola de Becca Devereux

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    A ver, para ser sincera, no tengo tan mala suerte. Puede que me haya dejado llevar por el desconsuelo y en realidad sea una pringada del monton con una vida mediocre. Te juro que lo quiero creer con todas mis fuerzas. Lo repito en mi cabeza como un mantra mientras guardo silencio y miro al juez del juzgado de lo civil con ojos de cordero degollado. El, por el contrario, mantiene una expresion impasible. ?Les habran ensenado a mostrarse asi de frios en la Escuela Judicial? Ni idea. Pero es lo que se me viene a la mente cuando Lina, mi abogada y una de mis mejores amigas, explica con voz firme y segura de si misma: --Senoria, con la venia y para que sirva como atenuante: tengo una declaracion firmada del propietario de la tienda en la que perdona a mi cliente y le ruega que no se tomen medidas contra ella. Ademas hay que tener en cuenta que robo viveres de primera necesidad y que el hurto apenas supero los cuarenta euros. Mi clienta se muestra muy arrepentida y avergonzada de lo sucedido y considera los hechos como una oportunidad para convertirse en una mejor persona y trabajar para ser un ejemplo para la sociedad. Guau. La observo impresionada como si se tratara de la mismisima Ally McBeal. Lina es una abogada maravillosa. A ver, no es que yo entienda mucho del tema. De hecho es la primera y la ultima vez que espero estar de acusada en un juicio. Ojala fuera como mi amiga: profesional, carismatica y arrolladora. Vale, retiro lo dicho. Supongo que no tengo tan mala suerte como pensaba. En realidad soy muy afortunada de tener una abogada como Lina que es mi amiga y no me cobra los honorarios. De lo contrario me habria tenido que conformar con el desagradable tipo del turno de oficio que me ofrecieron en comisaria. Ya lo dice mi madre --a la que por cierto apenas hago caso--: Lola, tienes que buscarle la parte positiva a la vida. --Me gustaria oir a la senorita Ramirez antes de dictar sentencia --dice el juez. La expresion de Lina pasa de la serenidad a la angustia. No se por que, la verdad. Soy una mujer la mar de pragmatica y jamas diria algo que me dejara en evidencia. Me levanto de un salto y me llevo la mano al pecho. No lo puedo evitar. Soy asi de dramatica y la situacion lo requiere. Lina me da un tiron de la blusa y murmura en voz baja algo que no llego a entender. Parece estar relacionado con no irme de la lengua y cenirme a sus instrucciones. ?De que habla? ?Yo, irme de la lengua? !Lo que hay que oir! Pero si soy la persona mas diplomatica sobre la faz de la tierra... --Senorita Ramirez, ?es cierto que esta usted muy arrepentida? Lina me mira de reojo y me hace un gesto para que asienta. Lo se, habria sido muy sencillo responder un timido si y volver a sentarme. Pero ?conoces a esas personas que meten la pata cuatro de cada cinco veces y a las que se les da fenomenal complicarse la vida? Exacto, esa soy yo. --Por supuesto, senor juez. Estoy absolutamente arrepentida de lo sucedido --respondo colorada por la verguenza que todavia me persigue. Podria haberlo dejado ahi. Lina me habria mirado orgullosa y luego nos habriamos reido de todo este lio al salir del juzgado. Pero... estoy nerviosa. Y cuando estoy nerviosa se me va la fuerza por la boca y me da por decir sandeces como la siguiente--: Le juro que soy una persona formal y que jamas hago dano a los demas a proposito. Mi madre me ha educado para que sea una buena hija, una buena hermana y una mujer decente. !Yo no queria robar en aquella tienda! Pero, a veces, las circunstancias requieren esto... !Medidas desesperadas! Si, senoria. Por eso le digo que ademas de ser buena persona tambien soy una superviviente. ?Que habria hecho usted de estar en mi lugar? ?Le parece justo que alguien se vea en una situacion tan vulnerable que este obligada a delinquir para sobrevivir en este mundo tan duro y cruel? Buah, me he quedado ancha. Ha sido un discurso epico y me va el corazon a mil por hora. Soy como... Que se yo, Gandhi abogando por los mas necesitados, ?no? No. Parece que no. Lo se en cuanto Lina se tapa la cara con las manos y masculla una maldicion en voz baja. Lo confirmo en cuanto el juez se rasca la barbilla con aire pensativo y clava una mirada censuradora en mi. --A ver si la he entendido, senorita Ramirez, me esta usted diciendo que no se arrepiente de los hechos porque en realidad considera que tiene motivos de sobra para delinquir. Lina esta a punto de responder por mi, pero soy mas rapida y hablo de manera atropellada. Otra cosa que se me da fatal: mantener la boca cerrada cuando la situacion lo requiere. --!Si! No, es decir... --ay, madre, la acabo de liar parda. Me muerdo el labio y me sube un calor sofocante por las piernas--. Yo... Esto... ?Me puede repetir la pregunta? El juez deja escapar un suspiro pesaroso ates de emitir su veredicto. --Senora Ramirez, no dudo de que tiene usted buen corazon, pero teniendo en cuenta su falta de madurez para responsabilizarse de sus actos, considero que necesita cierta dosis de justicia. Iba a dejarlo a estar con una carta de disculpas a los propietarios del negocio, pero en vista de que ha sentido la necesidad de tener la ultima palabra... --Vaya por Dios, me iba a ir de rositas --se me escapa. El juez me mira por encima de las gafas. Esta perplejo. Debe pensar que soy la tia mas idiota que se ha echado a la cara. No lo culpo. El dia que Dios repartio la suerte y las neuronas se lucio conmigo. Lina sacude la cabeza. Esta irritada porque ha hecho bien su trabajo y yo la he fastidiado. Como siempre. --La condeno a treinta dias de servicios para la comunidad en una residencia de la tercera edad. Con ello pretendo que el buen juicio de nuestros mayores la inspire a ser una persona de provecho. --?Me manda a una residencia llena de abuelitos? --pregunto alucinada a la par que entusiasmada--. Gracias, Senor juez. Me encantan las personas mayores. !En realidad no es un castigo! Perdi a mis abuelos cuando era una nina y siempre quise... El juez se quita las gafas y me mira como si fuera un autentico suplicio. --Senorita Ramirez, por favor, callase. Cinco minutos despues, Lina me agarra del brazo para que me levante y me arrastra hacia la salida. Esta despotricando sobre el juez cuando salimos del juzgado. Esta que se sube por las paredes. Lina es de las que detesta perder incluso jugando al parchis. Si llega a ser mas competitiva no nace. --!Tenias que abrir esa boquita de oro que tienes! --Peeeeerdon --musito sin sentirlo del todo--. Tampoco ha ido tan mal. Pense que iba a ir a la carcel. --Nadie va a la carcel por robar en un supermercado. Pero te podrias haber escaqueado sin necesidad de hacer servicios a la comunidad. --?Y por robar en una tienda de ropa? --intento bromear--. O sea, que deberia haber robado jamon en vez de choped para darme el gustazo, je, je. Lina me mira sin dar credito y al final hace el amago de sonreir. --Dios, en el fondo te quiero tanto... Lina me abraza con afecto como si fuera su hermana pequena. Me saca mas de diez anos y es muy sobreprotectora conmigo. Siempre me salva de los lios en los que me meto y es mi saco de lagrimas cuando algun hombre me decepciona. Los que dicen que no tiene corazon no la conocen en absoluto. *** Lina y yo somos las primeras en llegar al bar de Raul, el hermano de nuestra amiga Cris. Solemos reunirnos aqui todos los domingos, pero hoy hemos hecho una excepcion porque Maria viene de visita. Nos apodamos El club de las solteras desde que hara cosa de dos anos y algo Lina y Cris se conocieron por casualidad en una clase de zumba. Despues llegamos Lara, Maria y yo. Todas me sacan varios anos y me tratan como si fuera una especie de hija a la que tienen que aconsejar porque esta muy perdida en la vida. No van desencaminadas. --Hola, guapisimas. ?Que os falta? ?Puedo hacer algo por vosotras? --Raul se acerca con su caracteristica sonrisa. Lina pone los ojos en blanco. Por alguna extrana razon que ninguna de nosotras conoce, Lina no soporta a Raul. Su enemistad es epica desde que fundamos El club de las solteras. --Si que puedes hacer algo por nosotras: pirate y traenos dos cervezas. --Eres un encanto. El dia que dejes de obsequiarme con tu amabilidad me caere de espaldas --bromea el, y acto seguido se marcha. --Tia, te pasas tres pueblos con el. Con lo majo que es. --No lo soporto. Todo el santo dia revoloteando a nuestro alrededor e intentando poner la oreja. Para que luego digan que las cotillas somos las mujeres. --Raul es buena gente. --Lo que tu digas --responde con tono categorico para dar la conversacion por zanjada--. Seguro que Lara se presenta con David. En vez de El club de las solteras, podriamos rebautizarlo como: El club de las amigas que no pueden salir sin sus novios. Es patetico que ya no pueda tomarse una cerveza con sus amigas sin despegarse de su churri.

  • El juego de E (Los hermanos Volkov 2) de Maria R. Box

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    Nunca me habia parado a reflexionar sobre mi vida, pero ya era hora de que afrontara las consecuencias de mis actos. Despues de cuatro anos encerrada en mi misma, ahuyentado cada sentimiento hacia el, habia vuelto a caer en la trampa. Sin embargo, ahora era diferente. Yo habia cambiado. Luego de ver como Daniil y Elizabeth festejaban con la familia su compromiso, despues de cuatro anos sin estar con el a solas, lo habia hecho. Me encontraba en su coche camino a casa, pues no me habia dejado marcharme sola. Una gran parte de mi se lo agradecia enormemente, porque salir sola a la calle a altas horas de la madrugada era todo un reto. Pero otra parte de mi me lo reprochaba. ?Por que no habia llamado a Charles? El estaria encantado de recogerme y llevarme a casa. Todo era demasiado extrano y surrealista. Cuatro anos alejada de Edik y todo mi esfuerzo se resumia en nada. Una victoria fallida. Cuatro anos de calma emocional que se habian ido por la borda porque estar en su simple presencia me ponia el vello de gallina y mantenia unos nervios en mi estomago que hasta juraria que podria vomitar. No me gustaba sentirme asi con el. Charles era el correcto. No Edik. Mi etapa de quinceanera ya paso hace mucho, ahora tenia veinticinco anos y era una mujer adulta y profesional. Pero para el siempre vas a ser la Pequena Paganini [1] , me dijo mi subconsciente. Ibamos en el coche camino a casa de mis padres, ya que aun seguia con ellos por el miedo a estar sola, aunque Charles me habia dejado caer que algun dia tendria que emanciparme; incluso me dijo que podia mudarme con el y que nuestra relacion pasara a un segundo nivel. Llevaba tres anos con el. Tres anos en los que no me habia tocado dado a mi fobia al sexo despues de… bueno, despues de que Sergey me violara. Aun es complicado decirlo. Pero Charles era paciente. Sabia que mi corazon se habia endurecido despues de aquello y que lo que menos necesitaba era presion. Habiamos tenido alguna discusion por ello, no os voy a mentir, pero acababa comprendiendo lo que sentia. De alguna forma sabia que la Natasha de quince anos que una vez fui habia vuelto. Esa chica timida, encerrada en si misma y en la musica. --Llevas todo el camino callada --lo escuche hablar--. ?Te encuentras bien? Trague saliva y asenti mientras desviaba la mirada a la ventanilla del coche. --Te has dejado el pelo mas largo --lo vi sonreir de lado--. Me gusta. --Aun lo sigo llevando gris --comente para no hacer el trayecto mas incomodo. --Bueno, te queda genial. El color no importa --bromeo. Asenti, aun sin mirarlo directamente. Edik paro en un semaforo y descanso su cabeza en el asiento. Por el rabillo del ojo vi como me miraba sin miramiento alguno. El habia cambiado. Aun tenia esa pinta de chico malo, pues llevaba todo el cuero lleno de tatuajes y ese peinado que te incitaba a desordenarlo, pero ya no era ese chico de veintipocos que conoci en una de las carreras clandestinas mas famosas de Nashville. Ahora era todo un hombre serio que se preocupaba mas de mi de lo que deberia. Cuando estaba con el parecia que el tiempo no habia pasado, sentia lo mismo que la primera vez que lo vi. Una mezcla de euforia y temor. Edik volvio a arrancar el coche. Puse la radio para hacer mas amena la trayectoria hasta casa de mis padres. Un mensaje rezumbo en mi movil, lo agarre de mi bolso y vi que era Charles. Ya estoy en casa, cielo. Manana te recojo para comer. Te quiero. Te quiero. Charles ya se habia acostumbrado a mis monotonos mensajes. Pero era asi, con el no tenia conversaciones telefonicas de horas como lo podia hacer con Bella o Elizabeth, con Aleksey o Daniil. Incluso con Edik. Pero, sinceramente, era lo que necesitaba. Tranquilidad mental. --Hemos llegado --dijo el, aparcando justo delante de mi casa. Las luces estaban apagadas, seguramente porque mama y papa ya estaban en la cama durmiendo como troncos. --Gracias --le dije, quitandome el cinturon y poniendome el bolso en el hombro. Iba a abrir la puerta, pero su mano agarrando mi brazo me lo impidio. Gire bruscamente, soltandome de su leve agarre. Edik bajo la mirada arrepentido, sabia tan bien como yo que tocarme era un incipiente delito para mi corazon. --Lo siento --se lamento. --Da igual --abri la puerta del coche--. Adios. Fui lo mas rapido posible a la puerta de casa, rebusque en el bolso las llaves y las encontre al fondo del todo. Pero note como alguien me daba la vuelta mientras me agarraba de la cintura fuertemente. Estuve a punto de gritar si no fuera porque sus labios, esos que en cuatro anos no habia probado, se posaron sobre los mios. Siquiera pude forcejear, me tenia atrapada entre su cuerpo y la puerta de casa. Pero ?de verdad queria acabar con esto? Inconscientemente, cerre los ojos dejandome llevar por sus labios. Mi cuerpo se acoplo al suyo y deje de respirar por un segundo. Todo mi organismo se activo de inmediato y, de alguna manera, olvide toda la mierda que tenia encima. Los problemas se alejaron mientras que disfrutaba de esa caricia tan tierna. Su mano libre fue a mi nuca, la acaricio por varios segundos, y luego me incito a seguir besandolo. Estuvimos alli por… no se el tiempo. Pero me parecieron segundos. Al separarse de mi senti frio. Mucho frio. Su cuerpo ya no me arropaba, pero si su respiracion, mezclandose con la mia, ambas agitadas. Nos miramos a los ojos y mis fuerzas flaquearon. --Te amo, pequena, no te haces una idea de cuanto --dijo con la voz entrecortada por la respiracion acelerada. Entre en panico al escuchar esas palabras. Yo estaba con Charles, una persona que me hacia bien. No con el. No podia haberlo hecho, no podia haberlo besado. --Esto no esta bien --lloriquee sabiendo que habia enganado a Charles. Edik agarro mis mejillas e hizo que lo mirara. Estaba serio, tenia una lucha mental entre si hacer el bien o el mal. Pero, como siempre, se dejo guiar por el sendero de la lujuria y volvio a besarme con mas intensidad. Aun con lagrimas surcando mi rostro, no rechace su caricia. La necesitaba como el respirar por muy mal que me sintiera por Charles. Pero ese atisbo de razonamiento que aun me quedaba en la cabecita se activo, lo empuje y abri la puerta de casa corriendo para luego cerrarla en sus narices y apoyarme en ella con la respiracion desacompasada. Escuche como el tambien dejaba su cuerpo apoyado en la puerta. --Te amo, Natasha. Y se fue.

  • Martes con mi viejo profesor de Mitch Albom

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    Un libro sencillo e intenso que encierra profundas verdades. Conversaciones entre Mitch y su antiguo profesor de la universidad todos los martes. Una historia real para un libro de culto. El libro que ha cambiado la vida a millones de personas.

  • Horas oscuras (Detective McHale 3) [LGBTI] de L. Farinelli

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    Madison descubrio quien es El disecado y ahora esta en una carrera contra el tiempo; Zoe fue secuestrada por el escurridizo y cruel asesino, asi que la detective tendra que poner a prueba todo su instinto para encontrarlo antes que la mujer que ama se convierta en su proxima victima.
    La sagaz detective contara con la ayuda de Andrew y el capitan Benson, pero, ?sera suficiente? ?Encontrara a tiempo el nuevo escondite de Ferguson?

  • Como los pajaros aman el aire de Martin Casariego

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    En el barrio algunos nos llamaban el fotografo y la modelo. Es cierto que le hice bastantes fotografias, y que la mayoria fueron de la clase que imaginaban quienes apenas nos conocian mas que de vista, pero las que verdaderamente me interesaron no eran asi. Escogi vivir en aquella zona deteriorada y multicolor no solo por el precio de los alquileres, sino tambien por cortar en seco con mi pasado. Habia llevado durante mucho tiempo una vida de plastico. Ahora, de querer ser lo que parecia, habia pasado a preferir parecer lo que era; de hablar a los demas, a hablarme a mi mismo. Alli no me encontraria jamas a mi antigua esposa, ni a mis antiguos amigos (por llamarlos de alguna manera), ni, desde luego, a los companeros de mi anterior trabajo, que habia cambiado por uno mas tranquilo, aunque mucho peor pagado. El apartamento tenia unos treinta metros cuadrados, mas el dormitorio de la planta alta, abuhardillado. En el, cuando terminaba de subir la escalera, debia agacharme. Un ojo de buey, en la pared a la que estaba arrimada la cama, proporcionaba una amplia vista de una parte de Madrid, un Madrid sin rascacielos que semejaba un inmenso pueblo cubierto por una lluvia de tejas y vigilado por un ejercito de antenas. Lo que le daba vida a mi pequeno piso era una terracita rectangular abierta en el tejado. Si me encaramaba al borde de este, la vista de Madrid se perdia en el horizonte. Nunca habia estado en Argel, pero la primera vez que me sente alli pense, sin saber realmente por que, en aquella ciudad. Quiza me recordara alguna imagen de La batalla de Argel, que habia visto en el Griffith. Veia las tejas, la ropa tendida, una bandera pirata en el tejado de enfrente, a la que la brisa hacia flamear, las plantas y macetas, y me sentia en paz. En el tiempo de dolor y soledad comprendido entre mi separacion y la enfermedad y muerte de Gafas habia aprendido a querer mi barrio. Una noche me entretuve, callejeando hacia casa, en hacer una relacion de lo que iba distinguiendo en el suelo, desde vomitos y latas hasta preservativos y excrementos, y lo encontre casi arqueologicamente instructivo, en lugar de asqueroso, sin mas. Me gustaban sus calles, una libreria-cafe, atestada de libros, en la que a veces compraba una novela y tomaba algo en una mesa a la entrada, ciertos bares y cafes, como el Nuevo Cafe Barbieri, con sus espejos y mesas de marmol y sillas de madera y columnas de hierro fundido y canapes de terciopelo rojo, en la esquina de Primavera y Ave Maria. Ya ni siquiera me repugnaba tanto el hedor a orines de la calle Primavera, apreciaba tener tan a mano la Filmoteca, o encontrarme en la calle Salitre con el club de fumadores de marihuana con la hoja de marihuana de metal colgada de la fachada, a modo de reclamo o anuncio medieval. Ademas de espanol, se oia hablar chino, indio, arabe, rumano, diversas lenguas africanas que no identificaba. Habia mudanzas y pequenas obras constantemente, negocios que abrian y cerraban, y a todo lo envolvia un pano de provisionalidad. De unos anos para aca los robos proliferaban, aunque ultimamente habian descendido gracias, en parte, a las camaras instaladas en muchas esquinas. Salia del metro y bajaba hacia la plaza por la calle del Ave Maria, donde, fantaseaba, mas de uno habia rezado sus ultimas oraciones, o por la del Olivar, si tenia ganas de variar un poco, entre restaurantes asiaticos, tiendas de chinos, locutorios, verdulerias con especias y frutas exoticas, y a menudo me cruzaba con algun borracho que insultaba a voces a alguien, real o imaginario, o con un loco que pregonaba su suerte por haber conocido en persona a Dios. Pensaba entonces que estaba donde debia estar. Lo cual no era, sin embargo, ni un consuelo ni una alegria.

  • Reflejos de justicia (El reflejo de la injusticia 2) de Hector Bueno Martin

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    LA ESPERADA SECUELA DE "EL REFLEJO DE LA INJUSTICIA" Tras la aparicion de un secreto familiar oculto, J.C. tratara de buscar justicia por la muerte de sus padres a manos de la organizacion "5 Senadores", un grupo que trabaja a la sombra del gobierno por su propio beneficio. Sin embargo, sus actos solo encenderan la mecha de una ira mas temible: la venganza de Lucio Tanjamino. Marel Marno volvera a enfundarse la mascara de nuevo para reflejar la injusticia que oscurecera sus vidas. El bilbilitano Hector Bueno continua la saga iniciada con "El Reflejo de la Injusticia", una historia de la busqueda utopica de un mundo justo en una sociedad injusta. Su otra novela, "Proyecto Tempus", sigue liderando los primeros puestos de ciencia ficcion en Amazon.

  • Flores para Sue de Dina Reed

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    Sue Adams no esta atravesando una buena racha.
    Demasiadas facturas por pagar, el divorcio reciente de sus padres, las incontables averias de su automovil y por si fuera poco, y por culpa del agobio que tiene, friendo un huevo casi se le quema la casa entera.
    Menos mal que en lo del incendio acudio a su rescate su nuevo vecino, Bradley, un bombero sexy y descarado, al que le falto tiempo para apagar el fuego.
    Claro que a Bradley no le importaria encender otros tantos junto a ella.
    Pero Sue no tiene ojos mas que para William, su jefe duro, borde y exigente, con el que puede que este todo a punto de cambiar.
    Y es que de repente Sue empieza a recibir flores en la oficina y ella sospecha que es su jefe quien las envia.
    ?Estara cambiando su suerte?
    Mientras ella aprende que a veces no solo se trata de suerte sino de actitud, y William empieza a ver a la irritante Sue, su asistente, con otros ojos, Bradley permanece ahi. siempre explosivo para volverla loca de remate.
    Y a todo esto, las flores que siguen llegando puntuales a la oficina, sin que Sue realmente sepa quien las envia.
    ?Sera su jefe estirado y antipatico? ?O el vecino que es una autentica tentacion?
    Y lo mas importante.
    ?Lograra Sue al fin descubrir que es lo que de verdad quiere y junto a quien?

  • Besame y vente conmigo de Olivia Ardey

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    BESAME Y VENTE CONMIGO
    Alvaro, Celia y Nico, tres amigos que lo compartieron todo de ninos, se reunen en el funeral de un pariente millonario que, !oh, sorpresa!, les ha dejado en herencia su bodega centenaria y sus valiosos vinedos en el Bajo Aragon.
    Sin embargo, el testamento contiene una trampa: el primero que se case lo heredara todo. ?Quien lograra hacerse con el patrimonio? Una carrera contrarreloj hacia el matrimonio, una escapada a Las Vegas, secretos, malentendidos, y el hallazgo de un tesoro inesperado, haran que cada uno de los protagonistas acabe encontrando lo que mas desea... aunque ni ellos mismos lo sepan.

  • !Danado! (Los hermanos Walker 5) de J. S. Scott

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    Me llamo Dane Walker y estoy total e irremediablemente roto. Perdi toda mi vida en el accidente de avion que mato a mi padre y me dejo marcado, tanto fisica como emocionalmente, con mi vida pendiendo de un hilo en un hospital, unico superviviente del accidente. No estaba en condiciones de funcionar en la ciudad, asi que me mude a mi propia isla privada en las Bahamas para lamerme las heridas en soledad.

  • No puedes ser tu de Sarah Rusell

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    Arranque el coche y casi se tiran los viandantes al suelo, ese tubo de escape ya estaba en las ultimas, pero claro, sin trabajo, apenas me daba mi madre para lo justo y poco mas, demasiado que ese dia me podia permitir el lujo de cogerlo pues tenia un restillo de gasolina. El coche era de mi padre que habia fallecido doce anos atras, para aquellos entonces ya lo tenia desde hacia ocho anos por lo cual, demasiado que siempre se le hacia un arreglo de ultima hora para pasar la ITV y lo bueno era que, un vecino mio que trabaja alli, nos echaba el cable y nos daba el visto bueno pues sabia con la poca pension que se vivia en mi casa. A mi madre solo le quedaron setecientos euros, los unicos ingresos que entraban en el hogar, ya que yo no encontraba trabajo o me duraban dos dias. La casa estaba pagada, por ese lado nos salvabamos, pero vamos, vivir con mi madre era vivir en un constante mal rollo impresionante y es que siempre tenia una cara que le llegaba al suelo y chocabamos bastante. Iba a una entrevista de trabajo para la que no tenia ni cita, pero me habian dicho que estaban buscando limpiadora para las oficinas de una de las mayores firmas de joyas. --?Su nombre y apellido, por favor? --me pregunto la chica de detras del mostrador. --Clara Bronca. --?Como? --Clara Bronca. --A ver, su nombre es... --Clara --resople. --?Y su apellido? --Bronca. B de Barcelona, R de Roma, O de Oviedo... --Ya, ya --negaba con la mano para que me callara mientras ponia mala cara, incredula por mi nombre. !Ni que tuviera yo la culpa de llevar ese San Benito! --?Y a que hora dice que tiene la reunion con Susana? --A las diez --sonrei. --No, no veo aqui ninguna cita, dejeme un momento que vaya a hablar con ella. --Gracias. Mentira cochina, no tenia ninguna reunion con la tal Susana, pero estaba claro que era la unica forma que tenia para llegar a la jefa de limpieza e intentar camelarmela para que me diera el puesto. Eche una visual y volvio, me hizo un gesto para que la siguiera. --???Clara??? --pregunto al verme. --Joder ???Susana??? --!Si! --exclamo emocionada y vino a abrazarme. --No me digas que eres la jefa de limpieza. --Si, desde hace un par de anos --agarraba mis manos. --El tiempo que no llevas con mi primo Ricardo. --Efectivamente --se rio--. Por cierto, perdona, no tenia constancia de esta cita. --Tranquila, ni yo, pero me dijeron que estaban buscando personal y ya sabes --rei. --Le echaste morro... --Volteo los ojos riendose. --Efectivamente. --Sabes que siempre tuve debilidad por ti y que te dare el puesto, pero me tienes que prometer que no la vas a liar. --No, no, pero ya sabes que los fines de semana son sagrados. --Tranquila --se reia negando--, el horario es de lunes a viernes de ocho a dos. --?Y no hay de diez a dos? --!Clara! --se rio. --Esta bien, hare un sacrificio y me levantare mas temprano. --No cambias --me dio un pellizco en la mejilla. --?Y cuando empiezo? --El lunes. --De lujo, asi tengo cuatro dias de descanso hasta entonces. --Que morro tienes. Anda ven, vamos a ir al despacho del asesor para que te prepare el contrato. --?Esta bueno? --Tiene sesenta anos, no esta mal, pero no empieces --me dio una colleja y la segui hasta alli. Tras dos golpecitos en la puerta y escuchar una voz de lo mas varonil, entramos y juro que casi me desmayo. !Madre mia como estaba el asesor! Si ese hombre era abuelo, yo firmaba por llegar a su edad en las mismas condiciones. Que bien llevados los sesenta anos, por Dios. Que yo me esperaba un senor asi bajito, mas bien calvo, regordete, con el traje tan apretado que le podria estallar el boton del ombligo en cualquier momento, y tenia delante a mi propio guardaespaldas, pero literalmente porque el tio era clavadito a Kevin Costner. Mas de metro ochenta, ojos azules, cabello castano con unas cuantas canas y bien apanadito. Vamos, que si yo tuviera veinte anos mas le tiraba los tejos. Un codazo me saco de mis pensamientos, mire a Susana y ahi estaba ella, con ceja arqueada y con la cara de "No la lies, que no te contrato", que me estaba dando hasta miedo. --Senor Perez, veniamos a que le prepare el contrato a la chica nueva para limpieza --le dijo ella. --Ahora mismo. Si me permites tu DNI --lo saque del monedero, se lo entregue y tras leer mis datos le vi contener la risa, y le estaba costando, pero el hombre era un caballero de los pies a la cabeza y no dijo ni pio. Media hora despues sali del despacho con una amplia sonrisa y mas feliz que todas las cosas, ya tenia mi nuevo empleo asi que a partir del lunes tocaba dar el do de pecho, madrugar y dejar aquellas oficinas como los chorros del oro. --Muchas gracias, Susana --dije dandole un abrazo. --Con que seas responsable y no me falles, me doy por satisfecha. --Lo hare, no te preocupes. --Nos vemos el lunes, en el vestuario tendras una taquilla con tu nombre y dentro la bata de limpieza. --Genial. Nos vemos. Lo de limpiar mesas y fregar suelos no era el sueno de mi vida, pero no habia estudiado, no encontraba otra cosa y necesitaba dinero, que con lo que me daba mi madre para salir algun fin de semana, no me llegaba. Subi al coche y por mas que le daba no queria arrancar, asi que espere cinco minutos ahi metida, asandome como un pollo, hasta que al fin me hizo caso. Volvi a casa, pero antes me pase por la panaderia a por una barrita de pan, era la matraca de mi madre, si sales trae pan y si no salia ese dia no comiamos pan. --Ya he vuelto --dije en cuanto entre. Viviamos en una casa baja, con un pequeno jardin delantero, tres habitaciones, salon, cocina y, a Dios gracias, dos cuartos de bano. Bueno, cuarto de bano y aseo, el segundo era el que yo me habia quedado para mi solita, que para algo estaba cerca de mi habitacion. --?Has traido pan? --pregunto ella, a voz en grito, desde la cocina. --Si --conteste cuando llegue a la puerta y lo deje en la mesa. --Vamos a comer en nada, pon la mesa. --Me cambio en dos minutos y voy. Y asi fue, me puse el pantalon corto y la camiseta de tirantes de andar por casa, puse la mesa y la ayude a servir la comida. Como de costumbre, ese rato el silencio era tan solo roto por los cubiertos chocando en los platos, pero es que preferia no hablar para no acabar discutiendo. Cuando acabamos, me puse un cafe, cogi un cigarro y me asome a la ventana del salon para fumarlo tranquila. Tardo poco en echarme la bronca. --No se las veces que te he dicho que lo dejes. --Pues como tropecientas, pero sabes que me da igual. --El mismo vicio que tu padre. --Algo tenia que tener de el, no iba a ser todo tuyo. Y es que me parecia fisicamente a mi madre un monton, pero el caracter era el de mi padre. --Mas valia que hubieras salido a mi en otras cosas. --?Por ejemplo? --pregunte sin mirarla. --En lo trabajadora, que no te dura un puesto mas de dos dias. Yo no se que hice mal contigo, de verdad que no lo se. --Pues si no lo sabes tu... --?Ves? Siempre contestando. Eres como el aceite hija, tienes que quedar por encima. --Papa decia eso mismo de ti. Me acabe el cigarro y el cafe de un trago, cuando iba a la cocina para fregar la taza, volvio a la misma cantinela de todos los dias.

  • Descalzos en la Nada, Mariel Ruggieri de Mariel Ruggieri

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    Corre el ano 2002, y la crisis financiera amenaza con destruir las fragiles economias de varios paises.
    La diputada Barbara Larrique, joven promesa del partido de gobierno uruguayo, se encuentra al frente de una delicada negociacion con el sindicato de obreros de la construccion.
    Eso la enfrenta a Ivan Kessler, un periodista espanol que debido a ingratas circunstancias, se ve obligado a quedarse en Montevideo, y termina trabajando como peon de obra para poder subsistir.
    Muchas cosas los separan pero hay algo que los une: un pasado lleno de misterios que Barbara ni siquiera sospecha, e Ivan quiere revelar.
    El flechazo es tan fulminante como inevitable, pero pronto todo cambia y ella tiene que optar entre su promisoria carrera o la impactante verdad. Su decision tiene implicancias de mayor alcance, pues con la misma pondra en juego tambien su felicidad junto a Ivan.
    Unas fotos Polaroid en manos de alguien con perversos fines, y el pedido desesperado de una dominatriz antes de morir, ponen en marcha esta novela desbordante de intrigas, grandes peligros y ese erotismo tan jugado que caracteriza a la autora, quien una vez mas nos sorprende con una trama compleja, emotiva y atrapante.