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    California, Estados Unidos. En la actualidad. o utilice el avion de la compania para desplazarme a California, preferia dejarlo para Zev; seguia en su luna de miel particular y estaba seguro de que en algun momento decidiria viajar con su chica y el hijo de ambos. Habian vuelto hacia pocos dias de Tasmania, aun asi, no les queria dejar sin el medio de transporte, al fin y al cabo, toda mi vida habia viajado en aviones comerciales, no necesitaba transporte privado y tampoco habia ningun viaje de negocios programado. Alquile un todoterreno en el aeropuerto internacional de Sacramento, nada mas aterrizar, y me desplace hacia la direccion que me habia dejado escrita la persona anonima, en la carta que recibi en mi oficina de TZK Systems. La idea era aterrizar en Los Angeles y buscar la ubicacion de ese otro laboratorio clandestino que habia descubierto Hache, pero decidi desviar los planes. Tal vez, esa chica sabia algo y yo lo unico que adivine es que era una mujer. Takeshi y Zev no conocian la existencia de ese anonimo y estaba seguro de que se cabrearian si supieran que estaba acudiendo, solo y desarmado, al encuentro de alguien que bien me podria estar tendiendo una trampa. Pero habia algo muy personal en aquellas letras, algo que me hacia dejar a un lado mi desconfianza hacia el projimo y dar un paso al frente. Sobrepase el cartel de carretera, el cual anunciaba mi llegada a Roseville, y continue hacia Newcastle por la I-80E. Decidi detenerme antes en Loomis para tomar un cafe y estirar las piernas, aun me quedaban unos kilometros por recorrer hasta llegar a Auburn: el lugar de encuentro. Entre en la cafeteria que estaba atestada, la mayoria eran hombres y, a juzgar por los camiones que habia en la entrada, debia ser un lugar habitual para detenerse a desayunar. El sitio era estrecho y largo, con una barra a la derecha y mesas a la izquierda, dejando un pasillo bastante ajustado en medio, olia a cafe recien hecho y a comida. Tome asiento cerca del acceso a los banos y una chica joven, demasiado para estar en un lugar asi, se acerco y me sirvio un cafe largo. --?Que va a ser? --pregunto, casi sin levantar la vista de la pequena libreta que saco del bolsillo de su uniforme rojo, con unas grandes letras amarillas con el nombre de la cafeteria y una pequena placa, que colgaba de un imperdible, con el suyo; se llamaba Glenda. --Desayuno continental, gracias. Asintio y saque el sobre con la carta, que llevaba doblado y guardado en la cartera, para leerla de nuevo. A la atencion del senor Kwan North: Querido senor North, me dirijo a usted para pedirle una cita en persona. No puedo desplazarme a Atlanta, aunque me gustaria, pero temo levantar sospechas si lo hago, ya que creo que me vigilan. Soy alguien que trabajaba en el laboratorio de una farmaceutica, soy tecnica clinica con conocimientos de hematologia e inmunologia, que tuvo acceso a informacion confidencial. Investigue por mi cuenta, ya que lo que vi capto mi atencion. Descubri que habia cierta persona involucrada en asuntos gubernamentales de alto secreto y su nombre, senor North, aparecio en una lista. Despues vi en la television la caida de cierto senador y ate cabos. Comprendere que no quiera reunirse conmigo. Aun asi, estare el sabado a las cuatro de la tarde en la direccion que le escribo a continuacion... Ese ya no era mi apellido, asi que era cierto que esa persona habia visto algo sobre mi en algun documento, tambien estaba el hecho de que trabajaba en un laboratorio. Eso era lo que habia despertado mi interes. Deje de darle vueltas cuando Glenda me planto un plato con tres huevos fritos, cuatro tortitas, bacon y un gran bote de sirope de fresa. --?Cafe o zumo? --Cafe, gracias. Guarde de nuevo la carta y empece a masticar sin dejar de observar a los otros comensales, nadie parecia haberme seguido y ninguno de ellos me prestaba atencion. Solo un par de mujeres me observaron y sonrieron desde dos mesas mas alla. Termine de engullir y saque un par de billetes para dejarlos sobre la mesa, Glenda estaria contenta con la propina. Le hice una senal con la cabeza a modo de despedida, ella estaba al otro lado de la barra, y sali del local. Al entrar en el todoterreno mire la hora, solo eran las diez de la manana. Tenia previsto llegar hasta el lugar indicado y recorrer el entorno, quedarme con los rostros y asegurarme de que ninguno de ellos permanecia mas tiempo de lo habitual en aquel espacio. Mi telefono movil estaba apagado, Zev y Tak se cabrearian, pero no estaba dispuesto a dejar ningun rastro sobre el camino que habia tomado. El vehiculo no llevaba GPS, asi lo habia pedido al alquilarlo; aunque estaba seguro de que disponia de algun dispositivo de seguimiento, muchas empresas de alquiler de vehiculos lo hacian; pero eso no me preocupaba, necesitarian una orden judicial para rastrearme y, para entonces, ya habria hablado con mis socios. Casi una hora mas tarde llegue a Auburn. Estacione en la zona comercial en la que habiamos quedado y me dirigi a pie hasta el bistro que la chica me habia nombrado en la carta. No entre, sino que di la vuelta alrededor y camine por la zona. Una tienda de deportes, un centro comercial y mas alla una pista de baloncesto. A parte del restaurante, no habia mucho mas. Volvi al coche a buscar mi cazadora de cuero, estabamos dejando el verano atras y se notaba mas por estas latitudes. Auburn quedaba a una buena altura sobre el nivel del mar. Enclavado cerca de las montanas, los pinares llegaban hasta donde alcanzaba la vista. Finalmente me sente a esperar y puse la calefaccion. En la radio sonaba Is This Love de Whitesnake, me quede mirando la pantalla y cambie de emisora. Los coches iban y venian y, despues de las horas que llevaba alli, ya habia ubicado los que eran de los trabajadores y los que solo estaban de paso. A las cuatro menos cuarto mi atencion se centro en la entrada del restaurante. Habian hecho cambio de turno y solo vi a un par de asiaticos y a un tipo negro con cara de estar hasta los huevos de cargar cajas del camion de reparto a, lo que supuse, era la entrada de la cocina, que estaba a unos diez metros de la principal. Una pareja con un bebe, dos chicos de unos veinte anos y un matrimonio de avanzada edad entraron al cabo de un rato. Tambien paso una patrulla de la policia y sus ocupantes accedieron, aunque se quedaron en la barra. Ya era casi la hora y no creia que ninguno de ellos fuera mi contacto. Pare la calefaccion, tenia gasolina, pero no era cuestion de arriesgar. Baje y entre, ya volvia a tener hambre. Pedi un sandwich en la barra, cerca de los polis que charlaban con el dueno del local, y me sente en una de las mesas en cuanto me sirvieron, al lado de las grandes cristaleras. *** Aparque enfrente de la tienda de deportes, no sabia quien era Kwan North y, aunque me habia planteado que podia ser peligroso, necesitaba saber que habia de cierto en los videos que habia copiado y escondido en un lugar seguro. Llegaba cinco minutos tarde, pero lo preferia asi. Pasee tranquilamente hasta el restaurante y me alivio ver un coche de policia estacionado delante de la entrada. Si no me gustaba la pinta del tal Kwan, saldria de alli deprisa o pediria ayuda en caso de necesitarla. Me recoloque el bolso que llevaba al hombro, por encima del abrigo, y entre. Salude a Maxi, el dueno del restaurante, y me sente en uno de los taburetes escuchando 100 Ways de Jackson Wang. Los polis me echaron un vistazo y me saludaron. Hacia solo tres anos que trabajaba en la farmaceutica a las afueras del pueblo, pero en ese tiempo todos me conocian y tambien al bruto de mi exnovio, Zack. Un neandertal recien salido de las cavernas al que no desenmascare hasta que fue demasiado tarde. Ahora el tenia una orden de alejamiento y yo un problema cada vez que salia de casa o de trabajar, siempre estaba alerta. Su tendencia a presentarse en el momento menos indicado o a invadir mi apartamento, me llevo a poner una denuncia y el cabreo que el llevaba encima era monumental. Pero me daba igual, tenia que mirar por mi integridad fisica. Al fin y al cabo, nunca me habia puesto la mano encima, lo suyo era un problema de celos y un gran afan por apartarme de todo y de todos; por no hablar de lo irascible que se habia vuelto en los ultimos meses. Hasta que un dia me canse y le deje. --Aqui tienes, Joyce, siento lo del cierre de la farmaceutica --me animo Maxi, sirviendome el zumo de tomate de siempre. --Buscare otro trabajo, ya estoy en ello. --Eso es bueno. ?Quieres comer algo? --ofrecio solicito. --No, gracias. He quedado con un amigo de la universidad. Inconscientemente, estaba buscando la manera de que alguien supiera que tenia una cita por si pasaba algo, los polis tambien estaban atentos a mis palabras. Los tenia vistos, pero nunca habia hablado con ellos. Preferia que pensaran que ya conocia al chico a que dedujeran que estaba a punto de encontrarme con un desconocido. Me tomarian por una cabeza hueca. Estaba bebiendo mi zumo cuando un chico negro con unas largas rastas, que habia estado observandonos, se levanto y vino hacia mi. Era alto, corpulento y muy atractivo. Su rostro era anguloso, perfecto, como si lo hubieran cincelado los antiguos griegos. Sus ojos oscuros, clavados en los mios, no me dejaron en ningun momento. Era guapo, muy guapo. Y solo podia ser el. Lo reconoci al acercarse, habia visto su imagen. --?Joy? --pregunto con voz grave, acortando mi nombre y sorprendiendome con un beso en la mejilla--. Supongo que despues de estos anos no me has reconocido, soy Kwan. Mi mente se quedo en blanco durante unos segundos, pero me obligue a reaccionar. --Lo siento, Kwan. Estas muy cambiado --logre articular. --Tu tambien, llevas el pelo mucho mas largo y, sin esas horribles gafas de pasta que llevabas, estas mucho mas guapa. ?Que? La madre que lo pario. ?Que se estaba inventando? --Gracias, supongo --conteste entrecerrando los ojos--. A ti tambien te quedan mejor las rastas que el estilo afro que solias lucir... junto a los brackets. Vi un atisbo de sonrisa, pero el tal Kwan se mantuvo firme y siguio serio. --Vamos, tenemos que ponernos al dia. --Ofrecio su mano para ayudarme a bajar del taburete y la acepte con una sonrisa, que debia parecer mas bien una mueca, aunque se la solte en cuanto toque suelo. Caminamos juntos hasta el fondo del local, dejando atras mi zumo, y un miedo atroz se apodero de mi. A su lado yo era muy poca cosa, mi metro sesenta y cinco se veia muy ridiculo frente a su estatura. Solo con una de sus manos podia romperme el cuello. Debi aminorar la marcha ante tal pensamiento, porque se detuvo y se acerco a mi oido. --Tranquila, soy inofensivo --susurro. <>, pense ironica. Aunque llevaba una cazadora encima de la camisa oscura, se podia apreciar la amplitud de sus hombros y podria asegurar que su brazo era del tamano de mi muslo, tal vez mas ancho. --Te gusta ir al gimnasio, ?eh? --Valiente idiotez para decir, pero queria romper el hielo. --Algo asi. Me mostro el asiento y el se sento enfrente, al otro lado de la mesa. --Bueno, ahora que hemos revivido viejos tiempos, me gustaria que me hablaras de lo que encontraste. No pude evitar sonreir, el hombre pretendia que me sintiera comoda. El problema era que ahora, que lo tenia delante, me estaba costando hablar de lo que habia hallado en aquel pendrive. --No se por donde empezar, vas a pensar que soy una ladrona o algo por el estilo. Junto las manos sobre la mesa y entrelazo los dedos. --No suelo juzgar a la gente. --Es un alivio. Saco el sobre que le habia enviado, desplego la carta sobre la mesa y lo senalo con un dedo. --?Como diste conmigo? --Es una larga historia. Asintio y volvi a reparar en su rostro, en esos ojos oscuros e insondables y en esos labios gruesos que me hacian pensar en cosas que no debia. ?Tan necesitada estaba? L Capitulo dos a vi entrar y ni siquiera la tuve en cuenta como candidata a ser mi informante, solo admire sus largas piernas y su bonito rostro. Su cabellera azabache, en largas ondas, caia sobre su espalda y esos grandes ojos de color azul oscuro, en contraste con su piel clara, me dejaron anclado a ella, estudiando su sonrisa y sus gestos. Pero sus palabras... trabajaba en una farmaceutica, y el vistazo que echo a su alrededor buscando a alguien; me hizo prestar atencion. Reparo en mi un momento, pero continuo buscando, imagine que conocia a aquellas personas del restaurante y por eso dijo que tenia una cita con un companero de universidad. Lo cierto era que, ademas de preciosa, habia sido muy aguda y su mente reacciono deprisa, desconcertandome. Mientras esperaba a que ordenara sus ideas, pedi un par de cafes. --Trabajaba en una farmaceutica, como te dije en el correo que te envie: la Farmaceutica Olof. Me dedicaba al control de calidad en el laboratorio, junto a otras dos personas --comenzo --. Hace tiempo que nos hacian unos enormes encargos y todos eran sedantes, oxicodona... opiaceos en su mayoria. --Entiendo. --Un dia se presento un hombre y pregunto por el jefe tecnico, mi superior. Cuando fui a buscarlo empezaron una discusion, algo sobre un retraso en los pedidos. Mi jefe me pidio que saliera de la oficina, pero debido al alto volumen de sus voces en la airada conversacion, pude escucharlo todo. --?Y que es lo que oiste? --Le pagarian el triple al propietario de la farmaceutica si solamente trabajaba para ellos, pero para eso tenian que modificar algunas formulas. Junte las cejas, no terminaba de entender que tenia que ver eso conmigo. --Solo vi al senor Olof una vez, era ruso... --?Era? --inquiri cortandola. Cerro los ojos un instante y despues enfrento mi mirada. --Murio la semana pasada; tuvo un accidente de coche. Segun los rumores, iba borracho y perdio el control. Tuve claro en ese momento que Joyce no creia que eso hubiera ocurrido asi. --Al dia siguiente del accidente --continuo--, nuestro jefe tecnico nos insto a recoger todo el laboratorio, el hizo copias de los archivos de los ordenadores y despues los destruyo. --?Por que? ?Que escondia? --No lo tengo muy claro, pero ha desaparecido y nos ha dejado sin trabajo. --Lo siento. Saco un pendrive del bolso y lo dejo sobre la mesa cubriendolo con la mano, despues lo deslizo, sin descubrirlo, hasta la mia. --Te advierto que tengo un duplicado a buen recaudo --dijo seria, aunque note cierto temblor en su voz. --?Por que confias en mi? Ni siquiera me conoces. Desvio la mirada hacia el exterior. --Porque vi lo que hay en su interior y tal vez no debi hacerlo. Se le cayo a Alex, asi se llamaba mi superior. Fui la ultima en salir y lo encontre en el suelo, al lado de la puerta. Iba a devolverselo, pero su coche ya no estaba y, como ya te he dicho, ha desaparecido; no esta en su casa ni contesta al telefono. Lo tuve durante dos dias y, al saber que el laboratorio habia cerrado definitivamente en Auburn, lo busque y lo conecte a mi ordenador portatil. Seguia perdido, aunque deduje que lo que habia en el dispositivo, tenia que ver conmigo. --?Era todo legal? Quiero decir, ?tenias contrato? Parecio sorprenderse. --Por supuesto, pero me temo que Olof firmo alguna clausula que despues no cumplio. Vi el miedo en los ojos de Alex aquel dia. Eso no pintaba bien. --?Que hay en estos archivos? --inquiri mirando mi mano, donde tampoco dejaba a la vista el dispositivo. --Unas instalaciones que nunca habia visto y tu. Imagenes y video. --Su mirada no conectaba con la mia, sino que se fijaba en sus manos--. Informacion sobre ti y TZK Systems. Pense que tenias derecho a saber que eso circulaba... --Y decidiste hacer de buena samaritana --la corte. Mierda. Me molestaba que esa chica me hubiera podido ver en mis peores momentos. --Gracias, me ocupare del asunto --anadi aseptico--. ?Como puedo localizarte? Saco una tarjeta del bolso, me la entrego y la guarde en el bolsillo de los vaqueros sin mirarla. --Un consejo: destruye esa copia, puedes tener muchos problemas. Abrio los ojos con sorpresa, pero reacciono rapidamente. --Otro para ti: huye --dijo en voz baja, tal vez pensando que no la oiria. Me levante y la deje alli, pague los cafes en la barra y sali del restaurante sintiendo que aquella chica tan bonita sabia mas de mi que yo de ella. Tak, Zev y yo sabiamos que nos tenian localizados, aunque no podian tocarnos. Pero que imagenes nuestras circularan por ahi, era algo a lo que aun no nos habiamos enfrentado. Todo era alto secreto y confiabamos en que quemarian unas pruebas que los pondrian en tela de juicio, por muy conectados que estuvieran con el gobierno. Arranque el coche, pero no me fui muy lejos, queria saber donde vivia Joyce Temple, ya que en su tarjeta de visita solo ponia su nombre y apellido, numero de telefono y profesion. Diez minutos despues estaba siguiendola hasta que se detuvo en un moderno bloque de apartamentos en el centro de Auburn.

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  • Otra Navidad sin ti de Nq Palm

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    Jared se bajo del autobus y dio la vuelta para ir a buscar su petate entre los pasajeros que se agolpaban a los costados del vehiculo, intentando recuperar sus pertenencias. La gente parecia tener prisa, asi que espero. El no tenia demasiadas ganas de correr hacia la casa que su familia tenia al norte de Nueva York. La Navidad anterior se habia librado, su destacamento debia hacer los trabajos de vigilancia en la frontera entre Afganistan y Pakistan. Pero este ano el coronel Jones no habia querido escuchar sus pretextos para quedarse en la base, <>, habia expresado impasible. No era cierto, eran grandes amigos fuera de la vida militar. Jones era mas mayor y habia sido amigo de su padre, y tambien tenia una familia a la que este ano no veria. Jared, pensando en ellos, se habia ofrecido a quedarse para que el pudiera ver a sus nietos pequenos. Aun asi, no lo habia conseguido. Desde su altura podia ver a los hombres, mujeres y ninos que chocaban entre si para salir de manera precipitada de la estacion de autobuses. Resoplo y se agacho a coger su petate, ya habia esperado suficiente, la paciencia no era una de sus virtudes. Camino un par de manzanas hasta llegar al parking donde dejaba su Harley a buen recaudo, mientras estaba fuera del pais. Saco las llaves del bolsillo y, despues de enganchar su bolsa, arranco. El rugido del motor entre sus piernas le dio la primera alegria del dia, eran las ocho de la tarde, pero el viaje en el autobus se le habia hecho eterno y pesado. Subio la cremallera de su cazadora de cuero y se dispuso a volar sobre el asfalto. Tenia su propio apartamento en Manhattan, pero habia prometido a su madre ir directamente a verla y quedarse con ellos unos dias. Mientras conducia a velocidad moderada penso en su padre, ya hacia nueve anos que habia muerto; un maldito cancer se lo habia llevado en tan solo seis meses. Fue una epoca dura para el, con veinte anos necesitaba de los consejos de su progenitor, en lo referente al ejercito y en su cabezoneria por ingresar en los Marines. Su padre tambien lo habia sido y decidio seguir sus pasos. A su madre le habia sentado como un tiro, pero decidio aceptar viendo las malas companias que habia adquirido en su adolescencia. Maggie, su madre, se habia vuelto a casar tres anos despues con un buen hombre. John se habia divorciado de su esposa y tenia una hija adolescente preciosa de la que tanto el como su hermano se habian encaprichado, le parecio bastante gracioso ver al cabron de Tyler perder la cabeza por una mujer. El, que siempre decia que antes de atarse tenia que conocer el amor libre. En aquella epoca, Jared se retiro, ya que ella tambien parecia corresponder a esa atraccion por su hermano pequeno. Tanto su madre como John se quedaron congelados en el sitio cuando su hermano y su hermanastra anunciaron su boda. Y el no queria ni recordar lo que vivio en aquel momento, una mezcla de felicidad por Tyler y unos celos que no habia sentido jamas en su vida. Esa chica se habia instalado bajo su piel y lo supo demasiado tarde. No asistio a la boda, ni queria ni podia. Se casaron jovenes, los dos tenian la misma edad, veinticuatro anos, Jared tenia dos mas. Por suerte, solo los veia una vez al ano. El dia de Navidad era la fecha en que todos se reunian en la casa de John, a la que su madre se mudo despues de casarse con el. El problema era que cuando el la cagaba lo hacia a lo grande; un par de Navidades atras se habia acostado con Kyra. Joder, se habia enredado con la mujer de su hermano. Algo impensable y repentino, pero habia sido el mejor sexo de su vida. Tenerla entre sus brazos habia sido un sueno hecho realidad, aun recordada el toque de su piel y lo adictiva que habia resultado. Se habia enamorado de ella y por eso los evitaba siempre que podia. Tyler era un tipo con suerte y el un capullo por haberse metido entre ellos. La verja de la entrada estaba abierta y la fachada totalmente llena de esas bombillas de colores, se detuvo un momento para admirar la pomposa decoracion y algo llamo su atencion en el tejado, ?habia un puto trineo con sus renos incluidos? Joder, su madre llevaba esto de la Navidad al extremo, conseguiria que John se matara por hacerla feliz. Llevo la Harley por el camino empedrado hasta la misma puerta principal y apago el motor. Estaba estabilizando la maquina en el irregular suelo de gravilla cuando oyo la voz de John. --Jared, todo ese ruido ensordecedor solo podias hacerlo tu --dijo descendiendo los peldanos en su direccion. Era un hombre fornido con el cabello lleno de canas. --Hola, John, lo siento... --No te preocupes por eso, me alegra que este ano hayas podido venir. Tu madre es una mujer feliz desde que llamaste para darle la noticia. --Le tendio la mano y se la estrecho en cuanto bajo de la moto. --Sigues entero despues de subir el trineo... John alzo la cabeza y sonrio. --Esta vez fue a Tyler a quien le toco hacer el trabajo. Oir el nombre de su hermano lo puso en guardia, despues de dos anos sin verse, tendria que enfrentar su ira... o eso suponia. Cogio la bolsa y subio las escaleras al lado del hombre, pero se mantuvo en silencio. --Tu hermano no esta, tenia trabajo en Washington y se fue ayer. Vendra antes de Navidad, pero no ha asegurado el dia. Kyra ya esta aqui, aunque ha salido --informo John. Parecia leer en su mente la pregunta que le rondaba la cabeza. Bien, saludaria a su madre y se iria tambien, no habia necesidad de ver a Kyra hasta la manana siguiente. El destino le daba unas horas mas de tranquilidad. --!Jared! --El grito de su madre le llego desde la cocina, la mujer salio con un trapo entre las manos y cubierta con un delantal rojo con las letras <> bordadas en el. Solto el petate para coger a su madre, que se habia lanzado a sus brazos, al vuelo. --Hola, mama, ?ya te estas pringando en la cocina? Le dio un sonoro beso en la mejilla que el correspondio sonriendo. Cuando su madre se ponia con ganas, hacia comida para todo un batallon, solo se podia esperar salir con diez kilos de mas de esa casa. --Este ano, por fin, os reuno a todos. Tambien vendran vuestros tios y ya sabes que no quiero que falte de nada en la mesa. --Estoy seguro de que eso nunca ocurrira. --Me rellenas como a un pavo para luego ponerme a dieta, eso es bastante injusto, mujer --solto John frunciendo el ceno. --!Hombres! Siempre quejandose --contesto ella, dandose la vuelta--. Nosotros ya hemos cenado, no sabiamos a que hora vendrias. Enseguida te preparo algo, Jared. Ahi tenia su oportunidad. --No te molestes, voy a ver a los chicos, ya cenare algo con ellos. --?Acabas de llegar y ya te vas? --dijo frenando su avance hacia la cocina y dandose la vuelta para encararlo.

  • Siete esqueletos de Lydia Pyne

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    DURANTE EL SIGLO XX, la busqueda de nuestros ancestros abarco cuatro continentes y dio como resultado el descubrimiento de cientos de fosiles. La mayoria de estos descubrimientos viven placidamente en colecciones de museos, pero algunos se han convertido en celebridades, abrazados por amplias audiencias y considerados puntos de referencia para entender nuestros origenes. En este libro, la divulgadora cientifica Lydia Pyne explora la forma en que siete esqueletos alcanzaron la fama.

  • Mariposas en tu estomago (Sexta entrega) de Natalie Convers

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    No hay nadie mas experta en los trabajos de media jornada que Beca: a sus 18 anos no solo es la mayor de cuatro hermanos, tambien es la companera de combate junto a su madre para sacar a la familia adelante a la vez que estudia muy duro para las clases. Despues de que su padre se marcharse sin ninguna explicacion cuando ella tenia solo 16 anos, aprendio una gran leccion: no te fies de ningun tipo con sonrisa arrolladora y un iman natural para las nenas. A pesar de ello, pronto conoce a Alex, un enigmatico y atractivo estudiante de Bellas Artes que puede hacer aparecer magicamente mariposas en su estomago y que irremediablemente cambiara su vida para siempre mediante un giro inesperado del destino.

  • Bajo tu hechizo de Sofia Arias

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    Una historia de amor entre el jefe mas temido de las provincias barbaras y una poderosa hechicera que hara las delicias de los lectores.

  • Nunca dije que fuera cierto de Sheina Lee Leoni Handel

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    ?Cuantas oportunidades puede ofrecerte la vida en cuestiones de amor? Una, dos, varias....ninguna...
    Eso se pregunto Fabian Molina cuando creyo estar enamorado nuevamente muchos anos despues de perder a su inolvidable companero Lazaro Ansureno, al cual habia querido con todo su corazon.
    -Nunca podre olvidarte, fuiste todo para mi, ?Como pretendi que podria siquiera fijarme en otra persona? -sollozaba el hombre sin encontrar consuelo entre las diferentes personas que intentaban convencerlo de que tenia derecho a probar un nuevo camino.
    Pero lo que este ignoraba, era que el Senador Raul Viller nunca cejaria en sus intentos de conquistarlo, porque sabia que Fabian y el se merecian una segunda oportunidad.
    -Soy muy terco-insistia el hombre llamando a su enamorado sin darse por vencido. Y voy a demostrarte que podemos comenzar una historia diferente, sin olvidar ni menospreciar la que un dia vivimos… Soy yo otra vez-afirmo Raul escuchando a su gran amor del otro lado del telefono-Y necesito que me prestes atencion.

  • Lily y el pulpo de Steven Rowley

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  • Mi hermana Rosa de Justine Larbalestier

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    ?Que pasaria si la persona mas aterradora que jamas hayas conocido es tu hermana de diez anos?

  • Domina, L.S. Hilton de L.s. Hilton

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    Segundo volumen de la trilogia que ha estado en boca de miles de lectores en todo el mundo.EL PASADO DE JUDITH RASHLEIG LA PERSIGUE DE NUEVO. UN JUEGO FRENETICO EN EL QUE, AHORA, SI NO GANA, MUERE.

  • Mitos nordicos de Neil Gaiman

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    Violencia, traiciones, poder. Con una prosa habil e ingeniosa, Gaiman analiza la naturaleza imperfecta y competitiva de los dioses, sus susceptibilidades, su habilidad para embaucar y dejarse embaucar por los demas y su tendencia a dejar que la pasion dirija sus acciones, las guerras por el sexo o el poder. y, en general, todo lo que los acerca claramente a los humanos mortales.

  • Tu y yo. Nivel principiante de S. J. Hooks

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    Al mirar la hora, di un leve suspiro de alivio. Mi clase estaba a punto de comenzar y, por suerte, ella no habia hecho acto de presencia. Por lo general, desaprobaba que mis alumnos faltaran a clase, pero por lo visto la cosa habia cambiado mucho desde el inicio del semestre de primavera, cuando ella entraba con aire despreocupado en el aula, irritandome cada dos por tres. Volvi a mirar mi reloj. Hora de empezar. Entonces la puerta se abrio bruscamente y mi buen humor se desvanecio. Como iba a faltar a clase. Seria la primera vez. Entro a la sala con su habitual aire danzarin, con unos cascos absolutamente descomunales, meneando la cabeza al ritmo de la musica. ?Acaso era minimamente consciente de las miradas que despertaba? ?Le importaba? Probablemente no, dado el atuendo--por llamarlo de alguna manera-- que elegia. Las botas militares que calzaba estaban gastadas y sin lustre, llevaba unos pantis negros llenos de agujeros, una falda diminuta y, por si fuera poco, le habia recortado el escote a la blusa de manga larga, de modo que el hombro le quedaba al descubierto. Mis ojos se posaron ahi, notando la ausencia de un tirante de sujetador. Los cachas del fondo tambien se fijaron, y la siguieron con la mirada en su recorrido, mientras sus movimientos hacian patente que definitivamente no llevaba nada debajo de la cenida blusa. Al levantar la vista hacia ella, nos cruzamos la mirada fugazmente. Me dedico una amplia sonrisa con un guino. De repente, senti que la pajarita me apretaba el cuello y tuve que reprimir el impulso de quitarmela de un tiron. Cuando paso como si tal cosa por delante de mi mesa, fingi que miraba la hora. Imponia demasiado a tan corta distancia... Esos labios rojos y todo ese potingue negro que llevaba embadurnado en los ojos. Era como mirar a un mimo en version distorsionada. Yo no entendia por que decidia presentarse con esa facha cuando, por lo demas, era bastante mona. Tenia buen tipo, los ojos azules y grandes, y una larga y brillante melena castano cobrizo. Pero nunca se dejaba el pelo suelto. Ese dia parecia que se habia enrollado espesos mechones con una batidora antes de sujetarselos en la coronilla con un prendedor. Su aspecto no era lo unico que me fastidiaba. La chica no parecia tener ninguna consideracion por el hecho de que yo fuera su profesor, ni por el decoro con el que se suponia que debia comportarse en mi presencia. A menudo me llamaba <>, a pesar de que la corregia cada vez que ocurria. Yo no era <> cuando daba clase y esperaba que mis alumnos se dirigieran a mi con el tratamiento de <> o bien <>. Ni que decir tiene que mis expectativas se veian truncadas en lo que se referia a esa irritante joven. Ese dia habia sido practicamente la primera vez que me habia guinado el ojo y yo no habia tenido la menor idea de como reaccionar en esa coyuntura. Ella era totalmente impredecible, lo cual me ponia nervioso. Nunca dudaba en interrumpirme en clase si discrepaba en algo. ?Y cuando no discrepa en algo? Jamas en mi vida habia conocido a una chica tan dogmatica y testaruda hasta la exasperacion. Tenia ganas de que acabase el semestre para poder perderla de vista de una vez por todas. Era lista --eso era innegable-- y yo estaba convencido de que aprobaria la asignatura con nota alta. Se sento en primera fila, como siempre, y la observe mientras dejaba el bolso en el suelo. El movimiento hizo que el escote de su blusa, de por si holgado, se deslizara por debajo del hombro, dejando aun mas al descubierto su palida piel. Eso me molesto mas si cabe que sus continuas interrupciones y su reprobable conducta. ?Por que no vestia como Dios manda? Seria una jovencita encantadora si se pusiese una falda con un largo decente y, tal vez, una blusa de seda. Pero, por lo visto, se empenaba en ir como una pordiosera, echando a perder sin remedio mi buen humor. A mi me gustaban el orden y la previsibilidad, y con ella en mi clase no podia disfrutar de ninguna de las dos cosas. Se apellidaba, como no, <>[1]. La senorita Wilde se habia convertido en un constante motivo de fastidio en mi horario docente de martes y viernes, por lo demas agradable, y no veia la hora de librarme de ella. Carraspee para avisar a mis alumnos de que la clase daba comienzo, y por una vez se serenaron rapidamente. Yo conocia de sobra el motivo de su inusitado comportamiento: ese dia ibamos a tratar la novela Lolita de Vladimir Nabokov. La trama subida de tono de un hombre maduro que se enamora y mantiene relaciones sexuales con una nina de doce anos la convirtio en un clasico de todos los tiempos en las aulas. Aun estaba prohibida en muchos lugares, y nada hacia sentir a mis alumnos de literatura mas adultos que leer libros <>. Cuando comenzo la clase, me sorprendio ver que, por una vez, la senorita Wilde no participaba; tomaba apuntes en silencio con un esbozo de sonrisa en el rostro. En el transcurso del debate, un estudiante sentado al fondo comento que el personaje principal, Humbert, era un enfermo mental que no controlaba sus actos, por lo que se merecia un poco de indulgencia. --Pero no puedes defenderlo --replico una chica cuyo nombre yo no recordaba--. !Es un pervertido consumado y corrompe a la nina! --En realidad, pienso que ocurre al contrario --tercio la senorita Wilde, sin levantar la vista de sus apuntes. --?Como? --se sorprendio la chica--. ?Lo dices en serio? --Como que me apellido Wilde --respondio ella--. Estoy casi segura de que Lolita es la que corrompe a Humbert. Lo seduce y el cae rendido a sus pies. ?Que tio no lo haria? --!Pero si no es mas que una cria! --insistio la otra chica. --Efectivamente, pero sabe de sobra lo que se hace cuando lo seduce. No es su primera experiencia sexual; luego el practicamente come de la palma de su mano. No digo que el actuara bien, pero tienes que recordar que la ve como una chica joven, y por su parte su madurez emocional no supera la de un nino de doce anos. La chica se quedo sin argumentos y bajo la vista. --Esa es una buena observacion --admiti. Aunque las intervenciones a destiempo de la senorita Wilde me fastidiaban, siempre realizaba excelentes aportaciones a los debates. Por lo general, me agradaba tener a alumnos tan participativos en mi clase para animar los debates. Solo que en su caso habia algo que me crispaba. Por alguna razon, sacaba lo peor de mi. --Bien, ?por que creen que el autor decidio escribir sobre un tema tan controvertido? --pregunte a la clase. Algunos levantaron la mano, pero desistieron en cuanto la senorita Wilde intervino sin permiso. Otra vez. Aprete los dientes. No cabia duda de que la chica era inteligente, pero ?por que no respetaba las reglas como el resto? Por Dios, es de lo mas exasperante. --!Senorita Wilde! Se callo y me miro. Por desgracia, no parecia intimidada en absoluto y se limito a lanzarme una mirada de extraneza. --?Si, Stephen? --pregunto amablemente. --Profesor Worthington --corregi. Menos mal que el semestre acabara pronto. Ella se limito a sonreirme. --Si no espera su turno para hablar, puede abandonar el aula --dije, retandola para mis adentros a continuar su perorata. Hizo una sena para que yo continuara y se reclino en el asiento con gesto divertido. Pedi a los demas estudiantes que opinaran y recibi unas cuantas respuestas nada inspiradas sobre los tabues. Una de las chicas llego incluso a argumentar que el verdadero pervertido era el autor. Suspire y de mala gana di la palabra a la senorita Wilde, que sonrio maliciosamente y se inclino hacia delante. --Creo que Nabokov utiliza a los protagonistas a modo de simbolos. Yo me hacia una idea bastante aproximada de adonde pretendia ir a parar con eso pues, como siempre, habia dado en el clavo. Habria sido mucho mas facil si simplemente hubiese podido echarla de clase tanto por su ridicula pinta como por sus estupideces, pero no era el caso. Era lista y no tuve mas remedio que seguir concediendole la palabra. --?En que sentido? --pregunte, y asenti. --Humbert es un hombre mayor y de mundo, pero atrofiado a nivel emocional. Le gusta la literatura seria y la musica clasica. Representa a Europa. Lolita es joven, marchosa e ingenua. Le gusta la Coca-Cola, la musica rock y las revistas de moda. Esta claro que encarna la interpretacion del autor de Estados Unidos, la cual no es precisamente halagadora. --Titubeo y sonrio satisfecha--. Pero igual me equivoco. A lo mejor las motivaciones de Nabokov no iban tan alla. A lo mejor le vino la inspiracion una noche en un sueno. --Alzo la vista hacia mi con su sonrisa torcida, y anadio--: Al fin y al cabo, ?que hombre maduro no suena con acostarse con una chica mas joven? Volvio a guinar el ojo. Puede que yo fuese inexperto en lo concerniente al sexo opuesto, pero no hacia falta ser un genio para entender que la senorita Wilde estaba burlandose de mi. La punta de la lengua asomo entre sus labios. --Se acabo la clase --dije, y aprete la mandibula. Me sente a mi mesa y me puse a recoger los libros. --Hasta el viernes, Stephen --oi decir a la senorita Wilde al pasar por delante de mi hacia la salida con los demas alumnos. Alce la vista y la observe caminando tan campante con su ridicula indumentaria. Mis ojos captaron fugazmente algo que asomaba por el borde superior de su blusa justo por debajo de la nuca: un tatuaje. Mi mirada fue descendiendo hasta su trasero y sus estilizadas piernas, cubiertas por los espantosos pantis. Ella miro por encima del hombro y me dedico una sonrisa antes de cruzar la puerta. Como no iba a llevar un tatuaje. Salta a la vista que le trae sin cuidado su aspecto o que la tomen en serio. Ojala usara ropa mas favorecedora. Estaria bastante guapa si le pusiera un poco de empeno. Eche las cosas a mi bolsa y me dirigi a toda prisa al coche. La clase me habia dejado frustrado y contrariado, de modo que decidi ir al gimnasio de camino a casa. Al llegar al coche, vi que tenia una llamada perdida de Matt. Marque su numero y respondio despues de sonar varias veces. --!Stevie! --dijo en tono cantarin--. ?Que pasa? --No lo se. Me has llamado tu. --Ah, vale. ?Por que nunca lo coges? --Tenia clase. Habia dejado el telefono en el coche. --Sabes que puedes llevarlo encima, ?verdad? No se trata de un telefono para el coche, aunque entenderia que pensases eso. --?De que estas hablando? --Necesitas un telefono nuevo. El que tienes es un ladrillo. ?Sirve para mandar mensajes? --Lo sabes de sobra --respondi--. ?Por que me has llamado? --Quiero que salgas conmigo esta noche. --Es martes. --?Y? --Pues eso, ?no trabajas manana? --Si, ?y? Suspire. --Dejalo. No, no puedo salir. --?Por que no, tio? No tienes clase por la manana. --Tengo que corregir unos trabajos y terminar un articulo. Ademas, tenia ganas de pasar una noche tranquilamente en casa. --Pasas todas las noches tranquilamente en casa --repuso Matt y practicamente pude oir como ponia los ojos en blanco. --Bueno, es lo que me gusta. --Te juro por Dios que no me explico como es posible que estemos emparentados. Eres el tio de treinta y tres anos mas carca del mundo. Opte por no puntualizar el hecho de que Matt y yo solamente estabamos emparentados por el matrimonio de nuestros padres. --Lo digo en serio --continuo--. Estas soltero y tienes a tiro pibones jovenes, pero ?cuanto hace que no echas un polvo? ?Quien se acuerda a estas alturas? --No las tengo <>, como tu dices. Esta prohibido salir con alumnas y lo sabes. --No estoy hablando de salir --replico Matt--. Estoy hablando de que alguien ponga en tu polla una mano que no sea la tuya. ?No suena fantastico? --Tengo que irme --dije--. Voy al gimnasio. --Genial, nos vemos alli en diez minutos --contesto Matt y colgo sin darme tiempo a protestar. Fantastico. Justo lo que necesitaba despues del dia que llevo.

  • El verano de las flores silvestres de Kathryn Taylor

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  • Ahora tu de Karla Trier

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    Clark, un empresario de exito, conocio lo que es que le cambie la vida drasticamente tras la perdida de su esposa. Su hija es su unica distraccion fuera del mundo de los negocios.
    Julie, una profesora con una vida totalmente diferente a la de el, aparecera para ensenarle que siempre hay una segunda oportunidad.
    ?Seran sus diferencias un impedimento para que esten juntos o los unira aun mas?

  • El arte de quererte de Mina Vera

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    Despues de tener que retroceder en dos calles cortadas, hacerse a un lado en la cuneta para dejar paso a un rebano de cabras y pisar a fondo el acelerador con la primera marcha metida a lo largo de una tortuosa cuesta, Aitana y su recien estrenado coche de quinta o sexta mano llegaron a la direccion que le indicaba el GPS de su movil. Al parecer, las calles y carreteras de Caral in Chianti no habian sido actualizadas en los ultimos tiempos en el servicio de mapas online. La joven habia creido que su nivel de italiano era aceptable hasta que habia pedido ayuda a un lugareno de sonrisa desdentada que de forma muy amable --pero poco exitosa-- le habia dado unas ininteligibles indicaciones que la habian llevado a la otra punta del pueblo hacia casi media hora. No obstante, lo importante era que estaba alli. Por fin. Aquel era el ultimo punto de su lista de experiencias vitales por disfrutar, disciplinas por aprender, suenos por cumplir. Realmente le quedaban tres semanas para empezar el curso de escultura, durante las cuales pensaba hacer turismo por la zona y visitar museos y monumentos en Roma y Florencia. Estaba alli porque habia querido acudir a formalizar la matricula en persona, conocer al maestro artesano y, por supuesto, ver el pueblo y la casa de alquiler en la que se iba a alojar durante tres meses completos, de junio a agosto. Opto por aparcar a la sombra en un lateral del edificio de piedra de dos plantas, entre un vehiculo y… un caballo. Por la suciedad de los cristales y las ruedas algo deshinchadas de la camioneta, esta parecia no haberse movido en anos. Por el contrario, el caballo parecia en perfecto estado, asi que no podia llevar alli mucho tiempo. Con sumo cuidado, Aitana rodo con lentitud en el espacio libre entre ambos y puso el freno de mano en cuanto considero que su maniobra habia sido correcta. Aunque hacia diez meses que habia sacado el carnet de conducir, apenas habia tenido ocasion de practicar al volante. Aun le temblaban un poco las manos despues de la empinada cuesta en la que habia creido que el coche se le calaba y se le iba hacia abajo sin remedio, con el consiguiente peligro de atropellar a una cabra o a cualquier otro ser vivo. Suspiro con alivio antes de apearse del Seiscientos amarillo limon que, a pesar de superar con mucho los treinta y un anos de Aitana, por el momento habia cumplido muy bien con su funcion de llevarla desde una tienda de vehiculos de ocasion hasta aquel apartado pueblo en el interior de la Toscana. En cuanto puso un pie en el suelo, supo que deberia haber pasado primero por el hotel de Florencia para cambiarse de ropa en lugar de buscar un medio de transporte y dirigirse con su equipaje en el minusculo maletero hasta alli. Aquellas sandalias le habian costado un buen pico en Nueva York, y aunque habia librado los excrementos de caballo por muy poco, el terreno era abrupto alrededor del inmueble. Aquellos tacones --aunque de escasos seis centimetros-- podrian hacerla tropezar con facilidad. Por no hablar del barro que quedara impregnado en la blanca piel de las sandalias mas caras que se habia comprado en su vida. Un capricho y un recuerdo de su paso por la Gran Manzana. --Tranquilo, bonito, soy de fiar. --Trato de apaciguar al equino con su voz y unas suaves caricias entre los ojos, dibujando la cruz, cuando este acerco su hocico a ella para olisquearla desde la cadera hasta el cuello, dejando un rastro humedo en su vestido celeste. El animal de lustroso pelaje castano solto un suave relincho y le dio un par de toques en la cabeza con la suya antes de permitirle el paso. La joven se sintio como si hubiera superado alguna especie de prueba de acceso. Su intencion solo era realizar un pequeno tramite, asi que ignoro los riesgos para sus pies, se atuso la melena rubia y lisa, que traia algo alborotada por el aire que se habia colado por las ventanillas y las atenciones de su nuevo amigo, y anduvo de puntillas por el fangoso terreno hasta la puerta principal, donde un cartel de madera tallada rezaba: <>. No habia ningun timbre, sin embargo, la puerta estaba entreabierta. Aitana no lo dudo dos veces y entro con paso firme. Tras un pequeno recibidor salpicado aqui y alla con pequenas figuras de piedra, barro y madera, se abria otra puerta acristalada. Al otro lado, le parecio oir un sonido. Se quedo escuchando unos instantes antes de atreverse a entrar. Era una voz masculina. Muy masculina. Y entonaba alguna cancion en italiano que a Aitana le erizo el vello de los brazos. Como si tirase de ella con una fuerza sobrenatural, camino siguiendo aquella sobrecogedora melodia. El hombre de pelo negro azabache al que vio sentado, cantando y acariciando un pedazo de piedra rojiza con ambas manos, como si la moldeara, no podia tener muchos mas anos que ella. El movimiento de sus dedos la hipnotizo casi tanto como su voz, hasta que el parecio percibir su presencia al otro lado de la estancia y se levanto de un salto con sorpresa. No tardo mucho en poner cara de pocos amigos. En cuanto Aitana fue capaz de reponerse del impacto que le provoco verlo cambiar de una expresion relajada, incluso risuena, a un gesto casi asustado y finalmente a uno de lo mas hosco para atravesarla con unos ojos color caramelo de un brillo peculiar, se apresuro a justificar su presencia alli, que parecia ser poco grata para ese hombre. --?Signore Conte? ?Salvatore Conte? --comenzo, y segun lo dijo se percato de su error--. Scusi. ?Como va a ser usted el maestro, si me dijo que llevaba cuarenta anos de oficio? --razono en espanol, pues para pensar en italiano necesitaba mas concentracion y calma. Y la forma de mirarla de arriba abajo de aquel hombre no le permitia ni una ni otra. --Espanola, !como no! --farfullo Fabrizio con desden. Por un momento habia llegado a pensar que era su musa personificada, que habia acudido a su llamada gracias a su canto y concentracion. Sin embargo, se trataba de una posible reencarnacion de la peor de sus pesadillas. --?Disculpe? --El tonito no le gusto un pelo. Pero que la entendiera era un alivio--. ?Habla mi idioma? --Si no hay mas remedio --rezongo el, y aparto los ojos de Aitana de forma brusca para volver a su piedra. --Estupendo, porque yo… El inconfundible sonido de una camara fotografica la hizo girarse hacia su derecha. Un chavalin de unos siete anos la enfocaba ya para una segunda toma. --Espera, espera. Al menos dejame posar. Y vaya si lo hizo. Por algo llevaba mas de ocho anos como modelo publicitaria a sus espaldas, por mucho que aquellos dias hubieran concluido por completo. Cuando decidio que ya era suficiente, se acerco al muchacho e inspecciono la camara. --Vaya. Una Polaroid de las antiguas. Menuda reliquia. Pero veo que funciona muy bien. Y tu encuadre es muy bueno. --You are una bella donna. --Grazie mille. --No habla ni espanol ni ingles, solo mezcla algunas palabras sueltas. Y las utiliza junto a su sonrisa de pillo para engatusar a los pocos turistas que asoman por aqui. Le sacara cinco euros por cada una de esas fotos. Y le ha hecho muchas gracias a su vanidad. --?Mi vanidad? !Pero como se atreve! --Aitana se enderezo y se vio a si misma poniendo las manos en jarra sobre sus caderas. Tuvo una vision de su propia madre con ese mismo gesto y se sintio muy mayor de pronto. Carraspeo y trato de calmarse--. Mire, no tengo por que darle explicaciones, ni a usted ni a nadie. Solo he querido ser amable con el muchacho. He posado porque llevo muchos anos haciendolo, no por vanidad. Y por supuesto que le pagare a este fotografo en potencia por su trabajo. Toma. --Saco la cartera y le dio un billete de cincuenta euros --. La fotografia es una aficion muy cara. Y si de verdad es esto lo que te gusta, nunca lo dejes. --Grazie, bella. El nino le entrego el punado de fotos, le beso la mano y salio corriendo. Ella las guardo en el bolso mientras lo veia huir con su botin. --No le ha entendido nada, pero comprende que le han gustado las fotos, ya que le ha pagado el doble por ellas. --A lo mejor estan compinchados y se reparten las ganancias. Si no, ?que hace ese crio aqui? --No necesito limosnas, ni nadie de este pueblo, asi que puede ahorrarselas. Angelo es solo un oportunista. La habra visto llegar en un coche desconocido y la habra seguido. --Volvio a mirarla de arriba abajo--. Dudo que haya venido andando desde muy lejos con ese calzado. ?Le habia mirado los pies? Prefirio no detenerse a pensar en ello. --Yo dudo que mi coche le haya hecho pensar a Angelo que podia sacarme cincuenta euros -- murmuro mas para si--. Bueno, puesto que usted no es Salvatore, pero ya que habla mi idioma, tal vez podria decirme donde encontrarlo. Asi podre dejar de molestarlo con mi presencia. --?Para que quiere una mujer que se dedica a posar ver al maestro? No creo que haya solicitado una modelo. Hace tiempo que dejo ese tipo de trabajos.

  • Mi mariposa de Sophie Saint Rose

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    Cristal es un hada que lleva esperando el amor verdadero casi trescientos cincuenta anos. Harta de su vida, no puede entender porque no pierde sus alas al conocer a Kyle Rochester. !Tenia que ser el!

  • Boicot a la boda de Hugo Sanz

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    Poco podia imaginar Paul que la boda de sus amigos Joel y Victoria supondria su reencuentro con Elisa, una mujer que habia marcado su pasado. Eclipsado por el cambio que ella habia experimentado, volvio a caer en las redes de sus encantos sin ser siquiera consciente de lo que su corazon comenzaba a sentir.
    El secreto que Elisa escondia le cogio por sorpresa y, lo que en un primer momento represento un doloroso handicap, se convirtio pronto en el gran reto de su vida: conseguirla al precio que fuera.
    Tres meses por delante, un plan meticulosamente trazado y la inestimable ayuda de sus amigos constituian las bazas a su favor. Y el destino. ?de que lado se posicionaria?
    Una emocionante historia con un final espectacular.

  • Companias peligrosas de Cassie Miles

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    Anya Bouchard Parrish era una madre soltera que vivia con su hijo en una institucion donde el pequeno recibia una educacion privilegiada. Todo parecia encajar en su sitio. Sin embargo, Anya jamas se habia sentido mas inquieta… y mas atraida hacia un hombre que cuando estaba con Roman Alexander, el guapisimo ejecutivo que no dejaba de observarla. Ademas, Anya no podia quitarse de la cabeza la sensacion de que le ocultaba algo. Y era cierto, porque Roman Alexander tenia una mision secreta…

  • El corazon de Aldabia de Pat Casala

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    Aladi Hustrasga era el segundo en la linea de sucesion al trono de Aldabia, juerguista empedernido, chulo, despreocupado e irresponsable que pasaba los dias de fiesta en fiesta sin escatimar con el alcohol, drogas o sexo. Hasta el asesinato de su hermano en palacio. De la noche a la manana se convierte en el heredero legitimo al trono y se ve obligado a abandonar su vida disoluta para adoptar su nuevo papel en la linea sucesora monarquica. Intenta eludir esa realidad, pero nada evita su destino.

  • Lagrimas Nocturnas de Emanuel Castillo

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    Una buen historia, de verdad

  • Historia de una rebotada de M.a Angeles Salas Moneo

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    A los dieciocho anos, Nata, que se siente a veces como una extrana en su propio planeta, sabe lo que significa ser hija de padres separados, no llegar a fin de mes, comerse <> por culpa de los demas, sufrir por amor e incluso sentirse como un <>.
    Pero lo que nunca imagino es que ademas tuviese que soportar a una madre, autentica <>, que se ha enamorado de un atractivo guaneras que toca la bateria en un grupo heavy, y al que ha metido en casa porque si, porque le ha dado la gana.
    A causa de esta situacion, Nata decide marcharse lejos creyendo que, de esa manera, pondra orden en su caotica vida, pero lo que ignora es que su destino ya esta escrito en las estrellas.

  • Cuchillo (Harry Hole 12) de Jo Nesbo

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    EL CASO 12 DE HARRY HOLE.

  • Cenizas del pasado de Chris Razo

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  • Mas alla del mar de las Tinieblas de Antonio Alamo

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    Una apasionante novela que nos sumerge en la magica historia de la escritura.

  • Hasta el final (Sin Mirar Atras 3), Daniela Alessandra de Daniela Alessandra

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    Despues del matrimonio de Patrick y Mary, ambos se mudan a Nueva York, con miles de planes en mente, los esposos Bosworth empiezan a disfrutar de la vida que ha elegido tener, pero los celos y las inseguridades ponen una vez mas en peligro su relacion.

  • A tres pasos de ti de Sophie Saint Rose

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    Shaba levanto la caja de carton del suelo del ascensor, gimiendo por lo que pesaba. Soplo sobre un mechon rubio platino que le cayo sobre la cara y salio del ascensor caminando rapidamente porque temia que la caja se rompiera. Tenia que haber contratado a una empresa de mudanzas, pero no es que le sobrara el dinero precisamente despues de comprar su piso. Cuando llego a la puerta, dejo la caja al lado de las otras y suspiro agotada. Oyo el clinck del ascensor y miro hacia atras viendo como las puertas doradas se cerraban.-No, no, no...- echo a correr hasta el ascensor mientras las puertas se cerraban - !Mierda!- exclamo cuando se cerraron del todo justo cuando llego. Habia dejado dentro cuatro cajas.- mordiendose el labio inferior, miro con sus ojos azules hacia las luces y se dio cuenta que bajaba al hall. Pulso el boton impaciente y se estiro sus pantaloncitos cortos negros. -Venga....- el ascensor empezo a subir y sonrio.-Estupendo. Escucho que se habria la otra puerta de esa planta y se volvio distraida. Una chica con un top rojo y unos shorts del mismo color salio del piso. - !Hasta luego, carino!- grito antes de cerrar la puerta sin esperar respuesta. Shaba sonrio y dijo mirando a la despampanante morena- Hola. -Hola- respondio con cara de borde para luego ignorarla y volver a pulsar el boton. -?Vives aqui?- pregunto intentando ser amable. La morena la miro de arriba abajo, desde su coleta pasando por su camiseta de tirantes rosa, hasta llegar a sus deportivas negras. Cuando volvio a subir la mirada, la taladro con sus ojos negros y pregunto- ?Y a ti que te importa? Se sonrojo intensamente y farfullo- No, sino me importa -?Entonces para que preguntas? -la mujer puso los ojos en blanco y volvio a mirar a la puerta- ?Que diablos le ocurre a este ascensor? Justo en ese momento se abrio y esa antipatica miro las cajas-Genial. -?Puedes sujetar la puerta un momento? Cogio la primera caja y la saco del ascensor. Cuando iba a por la siguiente, apreto los labios al ver que no habia sujetado la puerta. Esa tia era una desagradable de primera. Pobre del novio. Saco las cajas rapidamente y sonrio forzadamente antes de decir con ironia- Gracias. La chica volvio a chasquear la lengua justo antes de que se cerraran las puertas del ascensor- Sera estupida. Dos minutos despues estaba metiendo las cajas en el piso, porque preferia ir guardandolas antes de buscar las siguientes a su antiguo piso, cuando llego el ascensor a la planta y se bajo una pelirroja impresionante con un vestido ajustado verde. -Hola- dijo radiante antes de ir hacia la puerta de al lado. -Hola- respondio con una sonrisa viendola llamar a la puerta mientras recogia la ultima caja. Desde el interior del piso la voz de un hombre grito- !Esta abierto! La pelirroja solto una risita antes de entrar diciendole al hombre- Mi amor, no deberias dejar la puerta abierta. Puede entrar cualquiera. Shaba se quedo con la boca abierta mientras cerraba tras ella. Ese tio debia ser un hacha. En menos de quince minutos habia visto salir a una y entrar a otra. Y las dos preciosas. Hizo una mueca entrando en la casa. Su hermano era un ligon pero aquello era demasiado. Dos horas despues llevaba un paraguero y un perchero en las manos, cuando salio del ascensor y casi le mete un brazo del perchero en el ojo a un hombre que entraba en ese momento- Oh , lo siento. - dijo apartando aquel trasto para verle la cara. El hombre la miro con aburrimiento, pero Shaba se habia quedado demasiado impresionada para que sus neuronas actuaran. Era el hombre mas atractivo que habia visto en su vida. Moreno de ojos verdes, era el macizo mas impresionante de su triste existencia. !Y ella con esas pintas! -?Sales del ascensor o me acompanas al hall?- pregunto el observando su paraguero. -Oh, si. - salio del ascensor y el se tuvo que apartar para que no le volviera a golpear con el perchero. - Claro- solto una risita estupida que ni ella se creia y le observo entrar. Los vaqueros le sentaban de miedo. Dios mio, que trasero. -Por cierto, soy tu vecina. El tio la miro de arriba abajo y dijo- Muy bien. Te vere por aqui... -Shaba. Me llamo Shaba...- sonrio radiante mientras las puertas se cerraban esperando su nombre sin dejar de comerselo con los ojos. -Eso. Hasta luego, Sara. Fruncio el ceno cuando se giro lentamente- ?Sara? ?Estara sordo? Le he dicho mi nombre dos veces. - dijo para si preocupada yendo hacia su puerta. Estaba abriendo cuando una chica de unos quince anos salio del piso. Tenia el pelo castano cortado por la barbilla y un vestido de flores precioso con unas manoletinas blancas- Hola, ?eres la nueva vecina? -Si- respondio confusa pensando que aquel piso parecia el camarote de los hermanos Marx.- ?Tu vives aqui? -Si, soy Leticia. La sobrina de Cameron- extendio la mano con una agradable sonrisa.- Solo estare aqui el mes de julio porque mis padres estan de vacaciones. Una vuelta al mundo. -Yo soy Shaba- dejo el paraguero en el suelo para estrecharle la mano- Encantada de tenerte por aqui. Si necesitas algo… -Lo mismo digo. Bueno, me voy que he quedado con mis amigas para ir a dar una vuelta. -Pasatelo bien- dijo sacando las llaves. La chica la observo atentamente- Si quieres, luego puedo ayudarte con eso. -Oh, gracias. Pero dentro de dos horas me voy a trabajar. Tengo turno de noche. -?En que trabajas? -Estoy en mi ultimo ano de residencia. -?Eres medico?- pregunto sorprendida -Si- metio la llave en la cerradura. La chica se mordio el labio inferior- ?No habras comprado el piso? Esa pregunta la extrano un poco y se volvio - ?Si por? ?No pasara algo raro, no?

  • Lo femenino, una revolucion sin fin de Gerard Pommier

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    Lo femenino, una revolucion sin fin gira en torno de la tesis acerca de lo femenino como “subversivo”, “inalienable” e “incolonizable”, atinada y liberadora para pensar la sociedad occidental actual y el futuro de sus luchas sociales.
    La mujer nunca fue tan celebrada por los poetas, de Petrarca a Nerval, como cuando es o esta inaccesible, idealizada, ausente o incluso muerta. Por el contrario, cuando mujeres vivas toman las calles y desempenan un rol activo en la Revolucion francesa, los historiadores no las mencionan. Los pechos desnudos mas famosos de la historia de la pintura no son tanto los de una mujer como los de una alegoria, la Libertad que guia al pueblo. Objeto de deseo y factor de desorden, lo femenino es reprimido una y otra vez. A menudo, tambien, por las propias mujeres. Imposible de erradicar, lo femenino es alejado y sonado, velado o bloqueado. Todas las sociedades humanas, patriarcales en su mayoria, mitifican la feminidad para mantenerla a distancia con mayor facilidad. Mantener el orden es, en efecto, una funcion masculina.
    Sin embargo, engendrado por el deseo, el desorden y todo lo que el trae consigo son tambien factores de evolucion. ?No es, acaso, el fermento del progreso? La historia, esta vez, no se equivoco: alli donde la opresion sufrida por las mujeres se atenuo, los hombres fueron mas libres. ?Quien se atreveria a representar la Libertad con rasgos masculinos?
    En este ensayo singular, Gerard Pommier ofrece una exploracion literaria y politica de la feminidad en lo que tiene de poco domesticable y sedicioso.

  • Cuando una mujer perdona (Gillander’s Whisky 2) de Eleanor Rigby

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    Llega la segunda entrega de la trilogia <> de Eleanor Rigby.
    Una nueva serie que tiene de todo: amor, intriga y mucha mucha pasion, ambientada en la regencia inglesa.

  • El silencio bajo el agua (Los Elementos 3) de Brittainy C. Cherry

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    “Siempre estare ahi para escuchar tu silencio.”

  • Fantasia mediterranea de Julia James

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    Su proposicion habia sido por pura conveniencia... pero el deseo que habia nacido entre ellos no era conveniente en absoluto.

  • Una semana de siete lunes de Jessica Brody

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    SI TUVIESES LA OPORTUNIDAD DE EMPEZAR DE CERO, ?LA APROVECHARIAS?
    Ellison Sparks descubre que esta reviviendo una y otra vez el mismo lunes de pesadilla. Cualquier otra adolescente hubiese optado por volverse loca, pero Ellison lo ve como una oportunidad. La oportunidad de lograr que sus suenos se hagan realidad y, sobre todo, la oportunidad de recuperar a su novio.
    Pero, a pesar de sus esfuerzos, las cosas nunca salen como ella desea. ?Descubrira Ellie como arreglar este dia? ?O quedara atrapada en un lunes de pesadilla para siempre?

  • Seirs (Guardianes Del Alma 5) de Kim Richardson

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    Una tibia briza acariciaba su rostro mientras Kara corria a traves de la multitud de mortales que atiborraban el elaborado laberinto de calles. Ella intento seguir al bulldog ingles que corria a su lado manteniendose cerca de los edificios y fuera de la parte mas concurrida de la conmocion. Los olores iban de lo fragante hasta lo apestoso, habia un debil olor de gases de escape mezclada con un toque de flores. Se deslizo entre unos hombres con trajes que discutian en voz alta por sus telefonos celulares, mujeres equilibrando grandes bolsas mientras intentaban aferrarse a sus ninos, y adolescentes agrupados riendose animadamente sobre alguna cosa de sus telefonos inteligentes. Kara ignoro el hermoso parque exuberante y el dulce aroma de las flores de verano. Ni si quiera le echo un vistazo a los cachorros Golden Retriever colocados en la ventana de la tienda de mascotas. No tenia tiempo para detenerse. "?Cuanto mas hasta que lleguemos?" susurro Kara, deslizandose alrededor de una gran mujer que bebia una gaseosa. "Los mortales me estan viendo". Thor se zambullo debajo de las piernas de un anciano con un baston y mantuvo sus ojos en la calle. "No muy lejos, justo despues de la proxima cuadra". Kara golpeo accidentalmente a un hombre con su hombro, el se la comio con la mirada. "Perdon, perdon. No lo vi, dije que lo siento". Viro alrededor de el y corrio para alcanzar a Thor. "?Vas a decirme que esta pasando?", pregunto en voz alta al perro, ignorando el aspecto confuso con el que los mortales le veian. Le parecia justo saber que era lo que estaba pasando. Thor se detuvo y dio la vuelta, su lengua gris colgaba al lado de su mandibula y rozaba la acera formando un charco caldoso. "Lo veras cuando lleguemos alli, entonces vas a entender. Simplemente no puedo hablar de ello ahora, especialmente aqui". Sus grandes ojos marrones observaron los alrededores inquietamente, levanto su hocico y olfateo el aire. Con un rebote en su paso se volvio, y continuo su camino por la calle. Kara sintio un peso en el pecho y acelero su paso. Estaba en una excursion sin autorizacion en una cafeteria de Boston con Jenny cuando Thor aparecio de repente. Los Sensibles habian sufrido un ataque. Thor habia sabido donde estaba, y eso significaba que la Legion tambien lo sabia. Dejando a Jenny librada a sus propios recursos, Kara siguio a Thor fuera de la tienda. No lamentaba haber mentido acerca de una posible Grieta a la Division Contadora de Demonios. De hecho, lo haria otra vez con tal de ver esa sonrisa en la cara de Jenny cuando se encontro con ese guapo adolescente. Jenny casi habia muerto en el inframundo, y merecia un descanso y un poco de diversion. Tal vez los angeles guardianes eran buenos para esconder sus sentimientos, pero eso no significa que no los tuvieran. Kara queria hacer algo significativo para su amiga, aunque sin duda sabia que estaba infringiendo una ley sagrada. Estaba consciente de que sus acciones probablemente le costarian un descenso en la Legion o algo peor: un viaje al Tartaro, la prision de angeles, su lugar favorito. Pero parecia que los recientes ataques a los Sensibles le habian ahorrado el viaje. Y ahora, parecia que Tartaro era el menor de sus problemas. Las rodillas de Kara se doblaron al pensar en esos malvados Seirs descuartizando a los Sensibles en un ataque sin piedad. Un escalofrio le rodo por la espalda mientras recordaba las malvadas muecas pintadas en los horribles rostros de los Seirs. Los terribles ojos tatuados en la parte posterior de sus cabezas parecian seguirla dondequiera que iba, sus abrigos de piel negra y espadas de muerte la espantaban. Aunque una vez habian sido Sensibles, dotados con la capacidad de ver lo sobrenatural, los Seirs se habian vuelto malvados y habian jurado lealtad al inframundo. Ahora se habian convertido en enemigos contra los que los angeles de la guarda no podian luchar ni matar. Como todos los angeles guardianes, Kara habia hecho un juramento para proteger a todos los mortales, y aunque los Seirs eran los mas siniestros de todos, todavia eran mortales y no debian ser tocados. Los Seirs estaban fuera de sus limites. Kara adopto una mirada furibunda y apreto su mandibula decidiendo que de alguna manera encontraria como detenerlos. Alguien debia hacerlo, y ella bien podria ser ese alguien. Recordaba las caras amables y la expresion de confianza en los ojos de los Sensibles que la habian salvado a ella y a sus amigos de los Seirs en el almacen hacia una semana. Se veian tan elegantes con sus trajes y sombreros fedora, como los gansteres de las viejas peliculas que amaba ver con su abuela. Pero si los Sensibles a habian sido tan habiles con sus brillantes espadas y tan bien entrenados en las artes marciales, ?como los habian vencido los Seirs en estos recientes ataques? ?Estaba Lilith detras de esto? De alguna manera, Kara tenia la desagradable sensacion de lo estaba. Los Seirs seguian las ordenes de Lilith como perros obedientes. Se les habia prometido poder e inmortalidad, y a cambio obedecian los mandatos de Lilith. Cuando Kara habia rescatado a Jenny de sus garras, Lilith habia prometido que iba a vengar la muerte de su padre. Parecia como si la venganza de Lilith ya hubiese comenzado. La ultima visita de Kara al inframundo la habia dejado preocupada. No habia compartido las conversaciones que habia tenido con Morthdu, el guardian del inframundo, con nadie; ni siquiera con David. Ya era bastante malo haber sido marcada como para ahora resultar ser un engendro del demonio. Ella no podia culpar a la Legion por sospechar de ella, deben haber sabido que tenian traidores entre ellos. Kara no solo era hija de Asmodeus, sino que tambien compartia un enlace con Morthdu. Seria un error decirle a alguien algo sobre eso. La entidad verde habia dicho: La oscuridad vive dentro de ti… Kara se estremecio ante la idea. Ella sabia que era parte del inframundo y tenia una conexion inequivoca a otro nivel consciente. Lo que le habia dicho el sol verde era verdad, Kara tenia la oscuridad dentro de ella. Pero ?como llego alli? Desde su viaje al inframundo habia estado obsesionada por lo que Morthdu le habia dicho. Repetia las conversaciones en su cabeza una y otra vez. ?Se habia perdido de algo? ?No habia escuchado bien a Morthdu? Kara trato de negarlo en repetidas ocasiones, pero al final supo que tenia una oscuridad en ella, podia sentirlo. Pero queria desesperadamente compartirlo con alguien, de esa forma podrian decirle que no era cierto. La idea la corroia, como una bacteria comedora de carne, como un par de manos frias envueltas alrededor de su cuello asfixiando su vida angel. Y sin embargo, ella no podia sacudirse la emocion por ese poder y mas… Kara se estremecio. ?Era esa la oscuridad? Lo que es peor, cuanto mas usaba sus poderes elementales, mas se sentia atraida por el inframundo. Ella trato de negarlo, pero la sensacion era embriagadora. Parte de ella queria explorar estos sentimientos, y la otra parte estaba absolutamente aterrorizada de lo que eso significaba. Ella no era como su padre o su hermanastra Lilith, era una de los buenos. Los edificios de ladrillo alrededor de ellos proyectaban largas sombras, y Kara se apresuro para alcanzar a Thor. Dio vuelta en la esquina proxima al final del bloque. Una pared de edificios de piedra rojiza se asomo ante ellos. Thor corrio a traves de la calle. Kara ignoro los fuertes comentarios respecto a tener a su perro sin correa provenientes de una pareja de mediana edad y galopo detras de el. El se lanzo por un conjunto de escaleras de concreto que conducia a una gran puerta de madera negra. A Kara le sorprendio la agilidad de las mugrosas patitas del bulldog. El edificio de piedra tenia un calido color marron, y Kara imagino que el ladrillo estaba hecho de chocolate. !Como echaba de menos el sabor del chocolate derritiendose en su lengua! Sus dias mortales parecian estar realmente lejanos. Vibrantes cajas de flores con una variedad de pensamientos purpuras y geranios rojo sangre colgaban por debajo de las altas ventanas de los edificios vecinos, pero las flores que colgaban de las ventanas del edificio marron chocolate estaban muertas. Habia una sola vela prendida en una de las ventanas mas bajas. Thor se escurrio entre la barandilla de metal lateral y presiono una pata sobre el timbre de bronce en forma de daga. Despues de unos segundos hubo un zumbido, un clic y la puerta se abrio. Thor salto al balcon y abrio la puerta empujandola con su cara. Kara cerro la puerta detras de ella. El suelo crujio cuando ella piso el recibidor de la entrada y siguio a Thor por un pasillo. Intrincadas molduras decoraban las paredes como pastillaje en un pastel de fantasia. Era como un gran hotel, pero en menor escala. El sonido de las botas de Kara fue sofocado por exuberantes alfombras persas que corrian a lo largo del pasillo, la tenue iluminacion de un gran candelabro proyectaba una lugubre luz y Kara podia oir voces murmurando en el fondo. El aire olia a sangre y a desinfectante. Thor desaparecio por una puerta al final del pasillo, Kara camino detras de el a traves del umbral. David, Peter y algunos Sensibles ya estaban dentro. Frente a ellos, los cuerpos de hombres y mujeres yacian enredados uno sobre el otro con sus extremidades horriblemente retorcidas. Tenian heridas abiertas a traves de sus cuellos y sus manos vacias se aferraban a sus gargantas en un ultimo intento para evitar que la sangre abandonara sus cuerpos. La espeluznante escena le horrorizaba, y sin embargo se sintio obligada a investigar mas. Era como una escena del crimen de una de las series policiales de la television que amaba a ver con su madre. La sangre cubria las paredes como si hubieran lanzado cubos de pintura roja contra ellas. Kara busco pero no pudo encontrar ninguna arma. Una mujer joven con los ojos rojos e hinchados habia comenzado a limpiar la sangre de los pisos. Limpio las gotas que salian de la nariz con la manga y tallo un pano rosa sobre el piso. Su largo cabello rubio caia sobre su rostro. Ella lo empujo hacia atras murmurando incomprensiblemente mientras trabajaba tallando vigorosamente las manchas color marron oscuro que se colaban entre las tablas del piso de madera.

  • Tierra sin hombres de Inma Chacon

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    El aguacero descargo sobre el camposanto como si quisiera cobrarse una deuda. Los goterones rebotaban sin interrupcion sobre los paraguas que rodeaban el ataud, resignado a recibir el diluvio soportando el sonido constante de la lluvia al estrellarse contra la tapa. Mientras, los deudos permanecian con la mirada clavada en el hoyo. Ni una sola corona de flores, ni una lagrima, ni un ramo descuidado, ni un suspiro, ni un rezo, ni un gesto de desolacion. Solo el ruido del agua. Y, a lo lejos, el mar, embravecido y triunfante, levantado sobre si mismo para que todos supieran que tambien el habia acudido al entierro. Ninguno de los presentes recordaba haber vivido un temporal semejante. Se habia formado cinco dias atras, cuando el horizonte comenzo a llenarse de nubes que se ennegrecian a medida que se acercaban a tierra y alcanzaban la costa, alimentandose unas a otras, despacio, amenazantes, hasta formar una masa de nubarrones que encapoto el cielo de Cobas y se precipito sobre las colinas donde se desperdigaba la aldea. Desde entonces, no habia dejado de llover. Desde el promontorio donde se encontraba el cementerio se divisaba el monte que albergaba la mina de oro que cambio el destino de Elisa, una mina explotada a cielo abierto en tiempos de los romanos, que permanecio dormida hasta poco antes de la Gran Guerra, cuando una empresa britanica decidio abrir un tunel para acceder a la antigua explotacion, en busca de recursos con que financiar el conflicto que se avecinaba. Las expectativas de la compania fueron tan grandes que comenzo a extenderse por los alrededores, como una plaga invisible, una enfermedad contra la que los lugarenos trataron de protegerse: la contagiosa fiebre del oro. La aldea empezo a llenarse de mineros que alteraron la vida cotidiana de la localidad. Se construyeron casas importantes para los ingenieros --con sus trajes de chaqueta, sus pajaritas y sus sombreros de bombin-- y barracones para los trabajadores, cuyas constantes trifulcas se resolvian con demasiada frecuencia a tiros de pistola que resonaban como el presentimiento de una maldicion. Los ingleses comprendieron enseguida que los beneficios no compensaban los costes y, para alegria de los vecinos, no tardaron en marcharse. Pero aun no se habian apagado los ultimos suspiros de alivio cuando llego una empresa francesa para horadar una nueva galeria desde la mina hasta la orilla del mar. Para lavar los minerales construyeron una estructura de hormigon frente a la playa de Ponzos, que muy pronto se convertiria en la mayor atraccion de la chiquilleria y en lugar prohibido para las mozas casaderas. Elisa no recordaba si aquel laberinto de hormigon llego a funcionar alguna vez, porque la presencia de los franceses en la zona tambien resulto muy breve. Sin embargo, ya fuera producto de su memoria o de su fantasia, se veia a si misma extasiada, mirando como llegaba hasta el lavadero el oro entreverado en la piedra, en vagonetas que se desplazaban por medio de railes, para terminar despues en unas balsas de decantacion donde se separaba el metal noble de las impurezas. Tampoco sabia si era cierto o no, pero ella diria que desde cualquier punto y desde cualquier casa, imponiendose de nuevo como la premonicion de un maleficio, se podia oir el sonido que producian las calderas de vapor al impulsar las ruedas de dos inmensos molinos donde se trituraban las extracciones. Y mientras los parroquianos vivian los ecos de la mina como una amenaza constante, Elisa los escuchaba como el preludio de una emocion desconocida. Con los franceses volvieron las peleas y las pistolas, los escandalos de faldas, los conflictos entre trabajadores y patronos, el alcohol, el juego, el espejismo de la abundancia en las manos de los mineros y el derroche. La fiebre y el delirio. El mal del que habian intentado protegerse los aldeanos. El tiempo habia pasado sobre la mina como un tornado, el antiguo lavadero se encontraba abandonado a su suerte, cubierto de hierbas, envuelto en el mismo manto de agua que rebotaba sin misericordia sobre los paraguas del cementerio y habia convertido el suelo de Cobas en un lodazal. Elisa se miro los zapatos, empapados y hundidos en la tierra que esperaba el cuerpo sin vida del hombre con el que hubiera querido ser feliz. Junto al cumulo de arena que le cubriria para siempre, habia una pila de conchas que ella misma ordeno recoger en la playa de Ponzos para que las colocasen sobre la sepultura. Las mas pequenas irian en los bordes y las grandes sobre el lecho, a modo de un manto que le protegiese de la humedad. El viento desplazaba las rachas de agua de un lado a otro, transformadas en remolinos que acabaron por traspasar la tela de su vestido negro. El rugido era tan fuerte que ni siquiera permitia escuchar el rezo del sacerdote en el ultimo responso. Sin embargo, entre acometida y acometida, Elisa creyo oir el sonido de las campanas que doblaban desde la ermita de la isla de Santa Comba, el lugar donde habia empezado la historia que estaba a punto de enterrar. Antes de que los oficiales cargasen sus palas, mientras el cura pronunciaba el Requiescat in pace, y sin que nadie lo hubiera podido predecir, las nubes comenzaron a abrirse y dejo de llover. Elisa cerro su paraguas, miro hacia arriba y presto atencion a las campanas. !Si, eran las de la ermita! Las mismas que redoblaban en las romerias de cada ultimo domingo de agosto desde que ella tenia memoria. Las que sonaban la tarde en que se comprometio con el hombre mas bueno de la tierra. El que la habia querido toda una vida. El mas dulce y sonriente de la vecindad. Eloy el de las cesteiras, el hijo del tio Mauricio y la tia Juanita. No habia otro, desde el cabo Prior al alto de La Bailadora, que supiera mirar con mas ternura que el, con sus ojos enormes y oscuros, profundos como la bocamina y serenos hasta decir basta. Las mujeres de su familia se habian dedicado, de generacion en generacion, a vender cestos de mimbre en las ferias del concejo. Elisa las habia visto desde su ventana cientos de veces, una detras de otra, desde la zona donde se situaba su casa, las Covarradeiras, hasta perderse de vista en la ladera del monte, cargadas de cestos que transportaban sobre la cabeza atados entre si para formar un solo bulto que superaba con creces el tamano de sus cuerpos. Y a medida que avanzaban aquellas procesionarias por la carretera bordeada de pinos que conducia a Ferrol, se iban incorporando las vendedoras de leche con tres grandes cantaras de zinc cargadas del mismo modo, unidas por las asas, sobre la cabeza, sin mas proteccion que <>, un panuelo enrollado como un pequeno cilindro que actuaba de base para la carga. Cuando era pequena, Elisa solia preguntarse como conseguian aquellas mujeres mantener el equilibrio durante las dos horas que tardaban en cubrir la distancia que las separaba de Ferrol: casi nueve kilometros que tambien harian de vuelta en fila de a uno. Su madre, Rosalia la de las leiteiras, era una de esas mujeres. La hija de un marinero que se pasaba la vida en barcos mercantes y de una mujer enfermiza que aprendio a escribir para que nadie tuviera que leerle las cartas que de vez en cuando le enviaba el marido, y que murio antes de que Rosalia cumpliese los catorce anos, no sin haberle ensenado a equilibrar el peso de las lecheras sobre la cabeza, y a leer y a escribir cuando llegaba la noche. Rosalia se habia casado a los dieciseis anos con Mateo, un mozo de la zona del Priorato que regreso de la emigracion argentina para hacerse cargo de la herencia de sus abuelos, y le dio a Rosalia dos hijas y una vida repleta de ausencias.

  • Genesis de Sofia Olguin

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    EL GENESIS DEL NUEVO MUNDO COMIENZA CON UNA HISTORIA DE AMOR
    Victor es huerfano y vive en el orfanato de Blue Lagoon desde que tiene memoria. Cuando los chicos grandes lo golpean, Vic se encierra en el cobertizo a comer insectos.
    Una tarde de verano, un mago llamado Jonathan llega al orfanato para entretener a los ninos y en cuanto lo ve, Vic se siente misteriosamente atraido por el. Ambos comienzan una ambigua relacion de amistad y el chico descubre que Jonathan tambien tiene aficion por los insectos.
    Vic no comprende la naturaleza de sus sentimientos. Llegado a la adolescencia, su obsesion por el mago lo lleva a hacer cosas que jamas habia imaginado hacer.
    Jonathan ha llegado a Blue Lagoon en busca de alguien. Y cuando ve a Vic, sabe que lo ha encontrado

  • Era mas grande el muerto de Luis Miguel Rivas

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    En el momento mas algido de la guerra en Villalinda por el control del narcotrafico, dos adolescentes sin dinero descubren que en la morgue consiguen ropa de marca que los cadaveres nunca van a reclamar; el mafioso mas temido del pueblo toma clases de cultura para enamorar a una mujer que lo desprecia, y una pareja de sicarios intenta matar el fantasma de un hombre que asesinaron meses atras. Entre tangos, rancheras, vallenatos y salsa Era mas grande el muerto nos introduce en la vida intima y cotidiana de personajes que habitan un fallido universo criminal.

  • La ultima pintura de Sara De Vos de Dominic Smith

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    Con La ultima pintura de Sara de Vos, Dominic Smith ha cosechado un exito rotundo de ventas, y la critica ya compara su obra con clasicos como El jilguero, de Donna Tartt, o La joven de la perla, de Tracy Chevalier.

  • Marea roja de Jose Manuel Del Rio

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    La gran novela sobre el narcotrafico gallego que nunca nadie se habia atrevido a escribir.

  • Corazones que vuelven a latir (Corazones 3) de Claire Contreras

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    Victor Reuben es el abogado matrimonialista mas cotizado de Los Angeles. Nicole Alessi, futura exmujer de la estrella de cine mas famosa del momento, es su ultima cliente, ademas de la hija de su jefe. Ante un divorcio tan mediatico, no hay cabida para problemas adicionales. Afortunadamente, ni abogado ni cliente tienen nada que ocultar. si no contamos con la sesion de sexo alucinante que compartieron.
    Una vez.
    Dos veces.
    Tres veces.
    Aunque eso fue hace mucho tiempo, y la ocasion de estar juntos se desvanecio. Si son capaces de dejar el pasado a un lado, todo saldra bien. Pero si continuan devorandose con los ojos cada vez que se ven, las cosas se pueden complicar.

  • Dulce Prohibido de Ingrid Petrov

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    Intente <> -!Amaaanda! -La voz de mi madre me despierta devolviendome a la cruda realidad. Esa en la que no tendre nunca un hombre asi. -!Amanda no lo repetire! El desayuno debe estar listo y eso es un gran alivio porque, desde que me despierto, tengo un hambre voraz. Me pongo una sudadera de mi talla, es decir una XXL, con noventa kilos de peso, es la unica que me queda bien. Unos leggins para no sentirme apretada dentro de la ropa, y estoy lista. Odio que mi cuarto este en el ultimo piso de la casa. Me hace bajar escalones cada dia. En la encimera de la cocina tengo huevos fritos, bacon y tortitas. Todo a completar con el sirope. Mientras hago las pausas dentro de mi desayuno me deleito con la imagen de un pequeno pajaro que hay en mi ventana. Quiza, como moverme cada vez me resulta mas molesto, me gusta tanto la fotografia. Desde mi quietud me fijo en cosas que para otras personas pasan desapercibidas. Ojala tambien pasaran de esa forma para mi. Significaria que tengo algo mejor que hacer. -?Puedes traerme helado cuando vuelvas? -Mi madre coge las llaves del coche y se gira para mirarme solo una vez cuando oye mi pregunta que mas bien parece una suplica. Niega un poco con la cabeza pero se que lo traera. No se por que le molestaria a ella lo que yo comiera. -!Gracias! - Grito siendo consciente de que aun deberia poder oirme. ?Y ahora cual es el plan del dia? Saldre al jardin de atras con mi camara fotografica para sentarme bien a gusto al sol sin que nadie tenga que observarme y esperar a que algun pequeno animalito se pose de manera curiosa a mi vista para poder fotografiarlo. Hay quien dice que deberia salir mas y que, de ese modo, tambien frenare un poco mi creciente subida de kilos, pero no estoy tan mal, solo habre engordado unos veinte kilos en los ultimos anos, quiza treinta. Todo es circunstancial. Ademas, no me impide hacer nada de lo que me gusta. O eso intento creer. Por suerte para mis dudas tengo una nevera en el jardin y puedo aplacar mis pensamientos con un buen polo de vainilla. Lo saboreo como si fuera lo mas feliz que tendre en el dia y, muy probablemente, asi sea. Un pajaro de colores curiosos por fin ha hecho acto de presencia y destapo el objetivo de mi camara. Me concentro en no respirar demasiado alto como para asustarle. Lo tengo a tiro. Es una fotografia que quedara preciosa. Ya casi esta. Un ruido estrepitoso lo espanta y me pregunto que diablos es eso en la casa abandonada de mi vecino. Muy a disgusto aparto la manta que cubria mis piernas y me acerco al muro que nos separa. ?Un camion de mudanza? ?Se ha vendido por fin la casa abandonada del pueblo? Voy a girarme de nuevo, volver a mi tranquilidad, a mi comida, a mi rutina de vida... ?Ese quien es? Un chico, practicamente con el que habre sonado toda mi vida desciende del camion sin camiseta. Sus musculos perfectamente marcados cual escultura con su cincel. La cintura acabada en uve. El cuello en una perfecta ele. Brazos como para poder imaginarmelo sosteniendome.... Eso debe ser pecado. Su rostro angelical gira en mi direccion y me tiro, literalmente, por mi cesped para no ser vista. Hecho una ojeada entre los palos de madera que nos separan y puedo fijarme en que su sonrisa esta llena de perlas blancas y sus ojos son verdes. ?Habre visto o sonado alguna vez un hombre como ese? Revuelve su pelo negro como el azabache mientras se rocia con una botella de agua intentando aplacar el sudor. Es la imagen mas erotica que habre visto en mi vida y, aunque no debo, dejo caer el dedo sobre el boton de la camara para inmortalizar ese momento. Estoy euforica y algo excitada. Al menos tendre algo mejor que contemplar cada manana aunque sea desde un angulo muerto. ?Me convierte eso en alguna clase de pervertida? No lo creo. Quiza si midiera unos cuantos centimetros mas y pesara algunos kilos menos simplemente iria y diria "Ey, Hola, soy tu vecina. Creo que tenemos mas o menos la misma edad y si no conoces la ciudad podria ensenartela". Pero la realidad es muy distinta. Posiblemente un tio como el se reiria de los suenos bienintencionados de una gordita que aun vive con su madre. No cabria en un vestido de lentejuelas de los que posiblemente desabrocha cada noche y nunca probare sus labios, los cuales, por alguna razon, sospecho que saben a te de limon. Me arrastro por el cesped a cuatro patas hasta llegar a la cristalera que da al salon. Me pongo el pie con algo de dificultad y cierro la puerta corredera tras pasar. Cierro al sol y al chico que podria ser mi mayor y la mas dulce tentacion. -?Amanda? -La voz de mi madre me sobresalta de nuevo en la manana. Me mira de arriba abajo preguntandose por que tengo barro en los pantalones a la altura de las rodillas. -Al final te lo he traido. Pero es el ultimo. -Deja la terrina sobre la mesa aunque ambas sabemos que manana traera mas. La cojo para subir lo mas rapido posible a mi cuarto. Desde mi ventana, se ve parte de la casa de mi vecino.

  • Sensible (Insensible 2) de Veronica A. Fleitas Solich

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    Conocerse los obligo a ver mas alla de lo que deseaban ver. Compartir sus miedos, a sentir mas de lo que se atrevian. Enfrentarse puso en evidencia para Felix y Gabriela que no solamente guardaban secretos ante otros sino tambien ante si mismos.
    Con la ruptura de la corta relacion que tuvieron, ambos intentan regresar a sus vidas pero ni ellos ni sus existencias son las mismas que antes de que sus caminos se cruzaran. El hombre que se sentia poderoso, intocable y ajeno a su propia humanidad ahora apenas si puede despegarse de los sentimientos que lo abruman, y la mujer que se creia demasiado debil para enfrentar sus propios deseos, comienza a aceptar que puede empujar sus limites cada vez mas, para alcanzar sus metas.

  • Acero y miel de Ana R. Vivo

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    Karen Preston se ve obligada a viajar a Funchal, Madeira, para tratar de convencer al despiadado J. W. Bernades de que ella y su hermano, Robert, son buena gente. Sin embargo, nada mas llegar a la isla, Karen sentira que los problemas crecen en proporcion a sus miedos y fobias. El susodicho no aparece, todo el mundo se pone en su contra y, por si fuera poco, conoce a un atractivo isleno que la seduce nada mas aterrizar en la capital provocando que olvide a menudo el motivo de su visita, y haciendola vivir situaciones de los mas descabelladas en su, hasta ahora, ordenada y pulcra vida.
    Poco a poco, Karen, se vera involucrada en la vida de los Bernades y su propio pasado le pasara cuenta, obligandola a tomar decisiones muy drasticas.
    ?Conseguira Karen su proposito? ?O se vera envuelta sin remedio, en los lios que le depara esta increible isla del atlantico?

  • Nunca te deje de amar de Aitor Ferrer

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    Siempre se ha dicho que el primer amor nunca se olvida, pero, ?cual es el primer amor de una persona? Tal vez, ?el que se vive cuando se es adolescente? Ese que llega a la tierna edad de quince anos y te hace sentir que estaras siempre con la misma persona. O, por el contrario, ?el primer amor puede ser el que aparece sin esperarlo y tras algunas relaciones? Ese amor del que nunca puedes olvidarte, por muchos anos que pasen, puede llegar a los diez, a los quince, los treinta o incluso a los cincuenta anos. ?Acaso ese primer y verdadero amor debe tener una edad concreta? Creo que no, pues, a mi, ese amor del que aun tengo el mejor de los recueros, ese que nunca podria olvidar, llego a mi vida cuando tenia veinticinco anos. Y es que, como bien es sabido, el amor llega de la manera en que llega y cuando deber hacerlo. No tiene edad, no tiene un tiempo concreto para llamar a nuestra puerta, pero cuando lo hace, se ha de aprovechar hasta el ultimo minuto de ese amor que nos rodea. Aquel verano, hacia ya cinco anos, con la carrera de profesora recien terminada, volvia esa noche a casa despues de celebrarlo con mis companeros y companeras de universidad. Quiso la mala suerte, o tal vez el caprichoso destino, o el que debia poner mas alquitran en la carretera el dia que la hicieron, que pisara en el unico agujero que habia cuando cruzaba y me torciera un tobillo. Es que parece que los tacones tengan iman con esas cosas, de verdad. El caso es que, segun caia mientras parecia que hiciera malabares, pues tenia los brazos extendidos, y que a mi me daba la impresion de hacerlo a camara lenta, pensaba en el topetazo que me iba a dar y el dolor de posaderas con el que acabaria. No, no aterrice en el suelo de manera milagrosa, o, mas bien, gracias a ese caballero andante de brillante armadura que me sujeto para que no acabara sentada en la carretera. --?Estas bien? --nunca olvidaria esa voz con la que me pregunto. Pero, cuando me gire, supe que esos ojos verdes serian mi tormento a la hora de dormir por las noches. --No me duele el culo, pero el tobillo me palpita que da gusto --conteste, algo contentilla por las copas que habia tomado, el sonrio y me ayudo aponerme en pie. Me llevo hasta un banco donde nos sentamos y, tras pedirme permiso, cogio mi pierna con una delicadeza increible y empezo a revisarme el tobillo. Di un leve respingo al notar un pinchazo, pero sus palabras me calmaron, o al menos, despues de saber por que las dijo. --No esta roto, y tampoco hay esguince, manana lo notaras un poco molesto, pero pasado estara como nuevo. --?Que eres, medico? --Si --sonrio, y yo desee que la tierra me tragara--. Vas contentilla, ?eh? --Celebraba el fin de mi carrera --levante las manos. --Ah, pues felicidades, pero, caerte al suelo, ?entraba en la celebracion? --No --rei--, eso ha sido culpa de la carretera, tiene un agujero en todo el centro. --Cierto, la carretera --rio negando. --Me llamo Jaca, muchas gracias por evitar que diera con el culo en el suelo --le tendi la mano. --Ismael, ha sido un placer --cogio mi mano para estrecharla y, ese simple contacto, hizo que cientos, no, miles... !Va! Decenas de miles de mariposas revolotearan en mi estomago. Aquella fue la primera vez que nos vimos, y supe que no seria la unica, incluso antes de que nos dieramos los telefonos tras un par de horas charlando y tomando una copa. Como dijo, Ismael era medico y acababa de salir de trabajar, habia estado de guardia y me comento que se dirigia a tomar una cerveza, solo, para desconectar del que, probablemente, fue el peor dia de trabajo de su vida. Ni el me conto el motivo, ni yo pregunte, tan solo estuve haciendole compania mientras bebia, pues es sabido que beber solo puede llegar a ser peligroso. Vale, con amigos tambien, y mas si estas celebrando algo, pero bueno, me habia ayudado y quise invitarle a una cerveza. Al dia siguiente me llamo para interesarse por mi tobillo, le dije que tan solo tenia una ligera molestia y que, gracias a la pomada que me habia aconsejado lo soportaba bastante. Me pregunto si le aceptaria una invitacion para comer un par de dias despues, acepte encantada pues queria seguir viendo y conociendo, a ese medico de ojos verdes y diez anos mayor que yo. Por aquel entonces vivia con mi madre, Rosa, que quedo viuda unos anos antes y era el principal pilar en mi vida, como yo lo era en la suya. Le hable de Ismael, le dije que habia sentido algo aquella noche y se alegro, tan solo me dijo que fuera con cuidado, que no queria que me hicieran dano. Llego el dia de volver a verlo y me llevo a comer al pueblo de al lado, a un restaurante precioso donde las horas fueron pasando mientras hablabamos de todo en general, y de nada en particular. Le conte que, tras acabar la carrera estaba, opositando, queria conseguir una plaza en alguno de los colegios de la ciudad y que me moria por empezar a trabajar con ninos, ya que eran una de mis debilidades. Ismael me dijo que habia seguido los pasos de su familia, habia muchos medicos y cirujanos desde hacia generaciones, asi que la medicina era algo que llevaba en la sangre, segun confeso, formaba parte de su ADN. Los dias fueron pasando, los mensajes y las llamadas se sucedian unos tras otros, volvimos a vernos en varias ocasiones y, en una de ellas, nos besamos. ?Como fue ese primer beso? Mejor de lo que esperaba. Fue delicado, tierno, pero, a la vez, con ese punto de picardia que ya sabia que tenia Ismael, mordisqueaba y me pasaba el pulgar mientras me miraba a los ojos y yo... Yo queria que ocurriera algo mas. ?Ocurrio? Si, claro que ocurrio. Acabamos en un pequeno apartamento dejandonos llevar por el deseo y esas ganas que nos teniamos, nos amamos bajo las sabanas durante toda la noche, y por la manana tuvimos que separarnos. Nos vimos durante aquel verano, siempre en el pueblo de al lado donde vivia, en aquel apartamento que me dijo era de un amigo suyo que estaba de vacaciones y se lo estaba cuidando. Las horas a su lado pasaban volando, cada dia me sentia mas a gusto y me enamoraba un poco mas de Ismael, mi querido Ismael. Y, como en todo, el amor da sus frutos, y el nuestro llegaria en unos meses. La tarde que iba a contarle que seriamos padres, la felicidad me embargaba, pero como se suele decir, lo bueno dura poco. La cara de Ismael cuando nos encontramos era de funeral total. Y no era para menos, pues asi me senti cuando acabamos de hablar y me confeso lo que menos me habria imaginado. Estaba casado y su esposa esperaba un hijo. Senti que el mundo caia sobre mi, que se derrumbaba ese castillo que, poco a poco, habia empezado a construir entorno a Ismael, mi querido Ismael, que no era mio, pero si querido. O, mejor dicho, la querida fui yo. Una amante, eso es lo que habia sido para ese hombre durante el verano, la otra, una mujer con la que saciar sus ganas en la cama. ?Que habia de cierto en esas miradas, o en sus caricias? ?No habian sido mas que falsas esperanzas para una muchacha de veinticinco anos con la que habia jugado? Casado... El hombre del que me fui enamorando, poco a poco, dia tras dia, estaba casado. Ya tenia una familia, iba a ser padre y yo no era nada para el, no pintaba nada en su vida. Llore, rota por el dolor mientras el, no me dedicaba ni una mirada. Guarde mi secreto, ese que iria conmigo a la tumba cuando el Senor me reclamara a su lado. Aquel dia, la felicidad de saber que llevaba en mi vientre el fruto de un amor tan grande, quedo relegada por el dolor, la pena y el sabor amargo de la desdicha. Ni siquiera deje que me llevara a mi casa, lo deje en el bar donde me habia llevado y cogi un taxi para volver a la ciudad. En ese instante comprendi el motivo de vernos siempre en el pueblo de al lado, y no, no era porque tuviera que cuidar del apartamento de su amigo. Que, a saber, si aquello era cierto. Tal vez era suyo, un picadero al que llevar a las pobres tontas e incautas como yo, y que cayeran ante su galanteria, esa mirada y el sabor de sus besos. Camine durante un rato por el parque, me sente en un columpio como si fuera una nina pequena, llorando mientras con una mano me acariciaba el vientre, prometiendole a mi pequeno angelito que, aunque estuvieramos solos, jamas le faltaria nada y, mucho menos, mi amor, ese que ya sentia desde el momento en que supe que estaba dentro de mi. Llegue a casa y, mi madre, al verme, me abrazo sabiendo que algo habia ido mal. Antes de ir a hablar con Ismael, le conte a mi madre la noticia, me abrazo feliz de saber que iba a ser abuela y cuando vio el dolor en mis ojos, asi como fue obvio para ella que habia llorado, pregunto si es que el no queria saber nada del bebe. Le dije lo que habia confesado Ismael y hasta ella lloro de dolor. Volviamos a ser ella y yo, solas, y ahora llegaria mi angelito, ese que nos colmaria a ambas de felicidad y amor. Y asi fue, mi madre nos ayudo a mi nina, a quien llame Alba, y a mi a salir adelante. Cuando mi pequena nacio cogi plaza en un colegio, un ano despues y con el dinero que habia ido ahorrando, di la entrada para un pisito donde viviria con mi hija, aunque siempre tendria a mi madre y su casa, para lo que necesitara. Alba tenia dos anos cuando nos instalamos definitivamente en nuestra propia casa, donde mi madre venia siempre que queria estar con sus ninas, como nos llamaba a mi hija y a mi. Durante aquellos anos no supe nada del que fue mi primer amor, ese que bien sabia que jamas iba a olvidar. El dia que me marche, llorando tras su confesion, borre su numero del movil, pues bien sabia que el, no me llamaria nunca, asi que al menos evitaba buscar su nombre en mis contactos, ese nombre que tenia grabado a fuego en el corazon, ese que algunas noches me habia hecho llorar al recordarlo.

  • El ultimo barco de Domingo Villar

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    UN NUEVO CASO PARA EL INSPECTOR LEO CALDAS. La hija del doctor Andrade vive en una casa pintada de azul, en un lugar donde las playas de olas mansas contrastan con el bullicio de la otra orilla. Alli las mariscadoras rastrillan la arena, los marineros lanzan sus aparejos al agua y quienes van a trabajar a la ciudad esperan en el muelle la llegada del barco que cruza cada media hora la ria de Vigo. Una manana de otono, mientras la costa gallega se recupera de los estragos de un temporal, el inspector Caldas recibe la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presento a una comida familiar el fin de semana ni acudio el lunes a impartir su clase de ceramica en la Escuela de Artes y Oficios.

  • La balada de Tom el Negro de Victor Lavalle

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    Los que se mudan a Nueva York siempre cometen el mismo error: no son capaces de verla. Es lo que sucede con Manhattan, aunque tambien con los barrios de la periferia, ya sean Flushing Meadows en Queens o Red Hook en Brooklyn. Llegan buscando magia, del tipo que sea, y no hay nada que los convenza de que no existe. No obstante, no es algo necesariamente malo. Algunos neoyorquinos habian aprendido a ganarse la vida gracias a este error de juicio. Charles Thomas Tester era uno de ellos. La manana que nos incumbe dio comienzo con la salida de Charles de su piso en Harlem. Lo habian contratado para realizar una entrega en una casa de Queens. Charles compartia vivienda con su padre enfermo, Otis, un hombre que llevaba en proceso de abandonar este mundo desde el fallecimiento de su esposa tras veintiun anos de matrimonio. Habian tenido un unico hijo, Charles Thomas, y aunque ya tenia veinte anos, la edad indicada para independizarse, representaba el papel de hijo responsable. Charles trabajaba para cuidar de su padre moribundo. Trapicheaba para proporcionarle comida, techo y un dinerito extra para apostar de vez en cuando a un numero. Sabe Dios que no ganaba para mucho mas. Salio de casa algo despues de las ocho de la manana, vestido con su traje de franela gris; los pantalones estaban impolutos pero gastados, y las mangas eran visiblemente cortas. Buena tela, aunque deshilachada. El conjunto otorgaba a Charles un aspecto concreto: el de un caballero sin la cuenta corriente de un caballero. Escogio los zapatos de cuero calado marrones con las puntas rozadas y el gorro con orejeras marron chocolate, en vez del sombrero de fieltro. La visera del gorro evidenciaba tanto su edad como su uso, cosa que tambien era buena para sus trapicheos. Por ultimo, se llevo la funda de la guitarra, esencial para completar el disfraz. La guitarra la dejo en casa con su padre postrado en cama. Lo que transportaba dentro de la funda era un libro amarillo, no mucho mayor que una baraja. Cuando Charles Thomas Tester salio del piso sito en la calle 144 Oeste, oyo a su padre rasguear las cuerdas en el dormitorio de atras. El anciano podia pasarse la mitad del dia tocando el instrumento mientras cantaba al ritmo de la radio que tenia al lado de la cama. Charles esperaba llegar a casa antes del mediodia con la funda de la guitarra vacia y la cartera llena. Pagina 7 --Who's that writing? --canto su padre con voz ronca pero, precisamente por ello, encantadora--. I said who's that writing? Antes de marcharse, Charles le respondio con la ultima linea del estribillo: --John the Revelator. Se avergonzaba de su voz, nada melodiosa, al menos si se comparaba con la de su padre. En el piso, a Charles Thomas Tester lo llamaban Charles, pero en la calle todos lo conocian como Tommy. Tommy Tester, siempre con su funda de guitarra. No era porque aspirara a ser musico; de hecho, apenas era capaz de recordar un punado de canciones, y su voz bien podria describirse, siendo amable, como temblorosa. Su padre, que se habia ganado la vida como paleta, y su madre, que se dedicaba al servicio domestico, adoraban la musica. El tocaba la guitarra y ella tenia un don para el piano. Aunque lo mas natural habria sido que Tommy Tester acabara dedicandose al espectaculo, la pega era que le faltaba talento. Se consideraba un actor. Otros dirian que era un timador, un estafador, un defraudador, por mucho que el no lo viera de ese modo. Ningun embaucador que se precie se veria asi. Lo cierto es que, con la ropa que habia elegido, tenia todo el aspecto de un deslumbrante musico vagabundo. Era de esos hombres que llamaban la atencion, y eso le gustaba. Se dirigio a la estacion de ferrocarril como si fuera de camino a tocar en una fiesta privada con Willie <> Smith. Y, efectivamente, Tommy una vez toco con la banda de Willie, salvo que, tras una unica cancion, Willie lo habia echado. Aun asi, el llevaba aquella funda de guitarra como si fuera un orgulloso hombre de negocios que cargara con su maletin al trabajo. Las calles de Harlem se habian sumido en el caos en 1924, cuando los negros empezaron a llegar de las Indias Occidentales y meridionales. Una parte de la ciudad ya abarrotada de por si se encontro con que tenia que alojar a mas gente aun. A Tommy Tester le parecia muy bien. Pasear por Harlem a primera hora de la manana era como convertirse en una gota de sangre dentro de un cuerpo enorme que se desperezaba. Ladrillos y argamasa, las vias elevadas del tren y kilometros de tuberias subterraneas; la ciudad estaba viva. Dia y noche, medraba. Tommy ocupaba mas espacio que la mayoria por culpa de su funda. En la entrada de la calle 143 tuvo que levantarla por encima de la cabeza para subir las escaleras que daban a las vias elevadas. El librito amarillo del interior daba tumbos, aunque no pesaba demasiado. Fue en tren hasta la calle 57 y alli hizo transbordo para coger la linea Corona de la BMT hasta la avenida Pagina 8 Roosevelt. Era la segunda vez que se desplazaba a Queens; la primera habia sido cuando acepto el trabajo especial que estaba a punto de cerrar. Cuanto mas se adentraba Tommy Tester en Queens, mas destacaba. En Flushing vivian muchos menos negros que en Harlem. Tommy se calo un poco mas el gorro. El conductor entro dos veces en su vagon y ambas se detuvo para hablar con el. Una vez le pregunto si era musico y acompano la pregunta con un golpecito en la funda de la guitarra, como si fuera suya, y en la segunda ocasion le pregunto si se habia saltado su parada. Los demas pasajeros fingieron desinteres, aunque Tommy los veia pendientes de sus respuestas, que el procuro no complicar: <> y <>. Hacerse invisible, camuflarse, obedecer: eran trucos utiles para un hombre de piel negra en un barrio blanco. Tecnicas de supervivencia. En la ultima parada, Main Street, Tommy Tester salio con todos los demas --en su mayoria inmigrantes irlandeses y alemanes -- y bajo al nivel de la calle. Desde alli le quedaba un largo paseo. Durante todo el camino, se maravillo de la amplitud de las calles y de las casitas adosadas. Aunque el barrio habia crecido y se habia modernizado mucho desde sus primeros tiempos, en los que no habia mas que granjas holandesas y britanicas, para un chaval como Tommy, criado en Harlem, todo aquello era rustico, un desconcertante campo al aire libre. Los brazos abiertos del mundo natural le preocupaban tanto como los blancos, puesto que ambas cosas eran un misterio para el. Cuando se cruzaba con algun blanco por la calle mantenia la vista clavada en el suelo y los hombros caidos. Los hombres de Harlem eran famosos por sus andares, por sus zancadas de leon, pero alli los oculto. Asi no lo detenian, por mucho que no dejaran de observarlo. Su disfraz y el arrastrar de pies funcionaban. Por fin, tras muchas manzanas de casas adosadas recien construidas, Tommy Tester llego a su destino. Se trataba de una vivienda privada, pequena y casi perdida en una arboleda, ya que el resto de la manzana la ocupaba una funeraria. Aquel lugar crecia como un tumor en la casa de los muertos. Tommy Tester se metio en el camino de entrada y ni siquiera tuvo que llamar: antes de subir los escalones, la puerta principal se entreabrio. Una mujer alta y delgada ocupaba el umbral, medio oculta entre las sombras. Ma Att. Ese era el nombre que le habia dado, el unico al que ella respondia. Lo habia contratado de aquel mismo modo: en el umbral, a traves de una puerta entreabierta. Hasta Harlem habia llegado el rumor de que la mujer necesitaba ayuda, y el era el tipo de hombre que le podia proporcionar lo que buscaba. Citado en su puerta para recibir un encargo sin que lo invitaran a entrar. Lo mismo sucederia en aquel momento. Pagina 9 El lo entendia o, al menos, intuia la razon: ?que iban a pensar los vecinos si la mujer dejaba que los negros entraran tranquilamente en su casa?

  • Simplemente un error de Colette Green

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    Un grupo de jovenes esta en la edad donde las hormonas y la posiciones mas primitivas comienzan a ser parte del drama de la vida.
    se testigo de sus historias y contagiate de sus deseos.

  • De la naturaleza de los dioses de Antonio Lobo Antunes

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    El lenguaje sagaz y el manejo exquisito de la memoria de Antonio Lobo Antunes nos sumergen dentro de los dilemas morales que la corrupcion y el poder conllevan en la polifonica De la naturaleza de los dioses.

  • Dibuja tu nombre en mi piel (Tierras Altas 1) de Josephine Lys

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    Duncan McPherson no pensaba buscar esposa, no volveria a forjar una alianza sin que hubiese amor de por medio. Por eso, cuando acudio por mandato del rey a la reunion en tierras del clan MacLaren jamas imagino sucumbir a ese sentimiento de una forma tan inmediata. Nada lo preparo para aquella muchacha que lo tiro al barro, hirio su orgullo y se metio bajo su piel.

  • Juicio a Satan de Ray Russell

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    El padre Gregory Sargent, despues de administrar borracho una extremauncion, es trasladado a la pequena parroquia de San Miguel. Acostumbrado a la brillante vida social e intelectual de San Francisco, recibe su nuevo destino como un castigo. Nada mas llegar, sin embargo, tendra que enfrentarse a un caso de <>: Susan Garth, una muchacha de dieciseis anos <>, con una subita aversion a la iglesia, ha empezado a decir obscenidades, y un dia se desnudo frente al antiguo parroco e intento estrangularlo; ademas, el contacto de un crucifijo en el brazo le quema la piel. El obispo Crimmings tiene claro que esta poseida y ordena un exorcismo. El padre Sargent, en cambio, racionalista y metodico, duda... pero ?no sera cierto, como decia Baudelaire, que <>? Mientras tanto, la gente se pregunta si los aullidos de mujer que se oyen en la casa parroquial se deben a una orgia o a una misa negra...

  • El camino de los Dioses de Antonio Cabanas

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    La magistral escritura de Antonio Cabanas nos acerca a un momento historico unico: cuando el Antiguo Egipto sucumbe ante el empuje de un nuevo orden dispuesto a devorar a sus dioses milenarios.

  • Esperanza de Candis Benitez

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    En ocasiones, las personas tomamos las peores decisiones en nuestras vidas, las cuales muchas veces pueden ser irremediables, en caso de no enmendarnos a tiempo.
    William Carrington lo sabe bien, pues en su juventud -buscando escapar de las presiones familiares y ser libre-, eligio la puerta equivocada. Vivio una epoca de desenfreno total, y estuvo al borde de perderlo todo, incluso lo mas preciado que posee cada ser humano, dandose cuenta con ello de su manera errada de proceder, antes de caer en un abismo sin retorno.

  • Por ultima vez: ?Venganza o Justicia? de Isela Reyes

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    Si supieras que tu tiempo esta contado, ?Que harias? ?Despedirte de tus seres amados? O ?Cobrar venganza de aquellos que te lastimaron?

  • Cuarteto de Lima de Fernando Ampuero

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    Cuarteto de Lima -tetralogia negra de Fernando Ampuero que acontece entre los anos noventa y la segunda decada del siglo XXI- reune las novelas Caramelo verde, Puta linda, Hasta que me orinen los perros y Loreto, obras que incursionan en la atmosfera violenta de una ciudad en constante transformacion. Ampuero nos muestra personajes de la calle: cambistas de dolares, taxistas, prostitutas, pandilleros, gente con serios problemas de supervivencia, pero que, de pronto, asumen una epica trasnochada. La necesidad y la codicia, sin duda, son sus principales motivaciones, aunque tambien lo seran las desquiciadas circunstancias sociales y morales que deben afrontar en un pais donde el fuerte devora al debil, y donde el corrupto instituye su rango de poder como unica ley reconocida. El corazon de Lima palpita en estas cuatro intensas narraciones que no dan tregua al lector. Un volumen de coleccion.

  • Crimen en Kensington de Christopher St. John Sprigg

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    Un pequeno hotel residencial en el centro de Londres, un siniestro matrimonio propietario, un conjunto de excentricos huespedes, un concienzudo inspector de Scotland Yard, un periodista de sociedad joven y curioso… y una inquietante desaparicion.

  • Sendino se muere de Pablo D’ors

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    ?Puedo comentarte algo? -le dije a J. C. D.; y, antes de que pudiera reaccionar-: Tengo un cancer de mama. >>-!Todavia estara por confirmar! -me respondio el. >>-No -le replique y, sosteniendole la mirada-, ya esta diagnosticado. >>No quiso rendirse a los hechos hasta que le demostre que ya tenia hora para hacerme un estudio de extension. Como tantos de los que mas tarde serian informados, J. C. D. no acepto la dimension de la noticia.>> Asi es como comienza el diario de la doctora Africa Sendino, quien, a la hora de morir, alcanzo un comportamiento que no dudaria en calificar de <>, un adjetivo que, en este caso, no solo considero justo o apropiado, sino exacto. En las notas que siguen, Sendino relata como se vistio tras haberse enterado de aquella terrible noticia, y como salio del laboratorio con aquel nuevo peso que comenzaba a gravitar sobre su vida. Desde aquel momento se inicio para ella un intenso y prolongado dialogo con su Dios: <>. Tuve el honor de conocer y frecuentar a Sendino durante las ultimas semanas de su vida. En el hospital todos la llamaban por su nombre de pila -Africa-; para mi, en cambio, Sendino fue Sendino desde el mismo dia en que, al poco de conocerla, escribi en mi cuaderno de notas: <>. Estas tres palabras parecen el titulo de una novela; pero esto no es una novela ni puede serlo -por mucho que habria podido escribirse una (al estilo, por ejemplo, de La muerte de Ivan Illich, de Tolstoi) con buena parte de las experiencias que tengo la intencion de recoger aqui. Ademas, lo que la propia Sendino quiso que ofreciera en su nombre al mundo fue algo asi como un testimonio, lo mas fidedigno posible, de su vivencia de la enfermedad. Y todos estamos obligados a respetar las ultimas voluntades de nuestros muertos. Este escrito se justifica solo por esta voluntad, y esto conviene dejarlo claro desde el principio: no me guia ninguna otra pretension; escribo porque asi se me pidio. Y me gustaria comenzar haciendolo con esta afirmacion: si es cierto que los ultimos dias y hasta las ultimas horas en la vida de una persona simbolizan bien lo que esa persona ha sido o querido ser, entonces debo pensar que Sendino era lo que en el catolicismo se entiende por santo. Como es logico, esto no significa que todo en ella fuera perfecto o que Sendino careciera de esas fallas o lacras que caracterizan a los mortales y sobre las que cabria atribuirle alguna responsabilidad. Yo acepte a Sendino con estas presuntas deficiencias o imperfecciones, y es asi, en todo caso, con ellas, como me parecio -y ello casi desde el momento en que la conoci- un ser muy especial. Este calificativo, especial, se transformo pronto en admirable; y el admirable, con el tiempo, paso a insigne. Y no lo digo porque su figura haya quedado engrandecida en mi recuerdo tras su muerte, como tan a menudo nos sucede con los difuntos. Resulta facil encontrar virtudes a quienes ya no estan en este mundo. Casi se diria que lo necesitamos para justificar su biografia, tantas veces lamentable o, al menos, triste y mediocre. Lo que a mis ojos hace grande a Sendino, en cambio, no es la muerte sino el morir, el modo de morir. Quiza convenga saber que trabajo como capellan de un hospital desde hace algunos anos y que, como no podia ser menos, en dicha institucion sanitaria he tenido la oportunidad de atender a muchos enfermos y moribundos. Me han requerido en incontables ocasiones para administrar la uncion de los enfermos, por ejemplo, o para escuchar en confesion a quien queria reconciliarse antes de someterse a una importante intervencion quirurgica, o incluso para la llamada recomendacion del alma y despedida del cadaver. Informo sobre todo esto solo para dejar claro que, por mi actual ocupacion, son muchos los enfermos terminales que han pasado ante mis ojos y por mis manos sacerdotales; y que de este modo he podido constatar como suelen morir los hombres: inconscientes, atormentados, tranquilos, angustiados... Ninguno como Sendino. La muerte de Sendino destaca en mi corazon sobre todas las demas. Y no porque fueramos amigos -pues no creo que la relacion que mantuvimos pueda calificarse de este modo-; ni porque tuvieramos una particular afinidad. No, Sendino y yo eramos muy diferentes, y aunque compartiamos la fe cristiana, nuestra forma de vivirla y nuestra sensibilidad religiosa eran muy distintas. La suya, con toda seguridad, incomparablemente mas firme y meritoria que la mia. Remarco esta no afinidad emotiva e intelectual para dar a mi texto, en lo posible, una cierta neutralidad con la que espero que se incremente su valor. Entre por vez primera en la habitacion de Sendino, la 305-D de Oncologia, en el mes de mayo de 2008, si las fechas de mi diario no me enganan. Lo que primeramente me llamo la atencion en ella -pues era lo mas visible- fue su compostura. Sendino estaba acostada con dignidad, casi me atreveria a decir que con elegancia. Y es que hay enfermos a quienes se ve acostados de cualquier manera: con su cuerpo desmadejado e informe, o tenso, o abandonado a su suerte y como preparado para la rendicion final. El cuerpo de Sendino no. Ni siquiera cuando su declive fisico estuvo en su nivel mas alto, llego a perder su porte. En sus movimientos -nunca bruscos- siempre hubo armonia. En la postura que finalmente asumia, aun en medio del dolor, habia esa firmeza y flexibilidad que hacen que un cuerpo humano pueda ser calificado de hermoso. Si, Sendino era hermosa: tenia una mirada franca y limpia, una sonrisa timida y amable -nunca coqueta-, una piel blanca y tersa, unas manos graciles -aunque grandes- y una feminidad totalmente natural, nada impostada o estudiada y, por eso quiza, tan encantadora como desconcertante. Su forma de vestir, por otra parte, aunque fuera con un simple camison y unas zapatillas, era siempre cuidada, nunca afectada. La colcha o sabanas con que se cubria, siendo las comunes del hospital, estaban siempre perfectamente dobladas. Pero -repito-, no con esa rigidez propia del perfeccionista o del maniatico del orden, sino flexiblemente, amablemente. Aunque uno entrara a verla con cierta prisa, habia algo en aquella habitacion (ahora entiendo que era la compostura de la enferma, su aura quiza) que invitaba a tomar asiento frente a ella y a quedarse a su vera al menos unos minutos. Asi pues, el cuerpo de Sendino era femenino pero asexuado, elegante sin afectacion, flexible pero no amorfo, terso, pero no rigido. Lo segundo que mas llamaba la atencion en Sendino era su manera de hablar. Aunque no me dijo que era medico, desde el principio supe que se trataba de una persona culta. No lo digo, como es obvio, por los tecnicismos medicos que, ocasionalmente, salpicaban su discurso, sino por la inusual correccion de su expresion hablada. Sendino no era como la inmensa mayoria de nosotros, que en el lenguaje hablado dejamos buena parte de las frases sin terminar, dando mucho por sobrentendido o montando una idea sobre la otra, con la intencion de no dejar ninguna sin decir. No. Tanto en el lexico, de gran precision, como sobre todo en la sintaxis, rica y hasta compleja, Sendino cautivaba a quienes la escuchabamos. Nunca asisti a ninguna de sus clases de medicina, pero estoy convencido de que tuvo que ser una excelente profesora. Exponia sus ideas, ademas, de forma muy sistematica y concienzuda; quiza demasiado analitica, lo que en algunos casos podia hacerla parecer prolija. Pero ella misma se percataba de su prolijidad, y no eran pocas las ocasiones en que se reprimia. Le vencia el deseo de ser didactica. Supongo que sentia una autentica pasion por la ensenanza. Tambien por aprender (y esto resulta particularmente loable en quien tanto sabia), y ello tanto en el campo sanitario, que fue en el que se formo, como en el mas especificamente cristiano, que fue del que bebio para nutrirse por dentro. De modo que cuando yo entraba en su cuarto sabia que iba a asistir a una especie de leccion magistral. Sendino iba a explicarme su estado de salud con todo detalle, pues a ella no le bastaba un simple <> o un <> (nunca me confeso que se sintiera verdaderamente mal). <> De forma que describia sus sintomas, los derroteros que habia tomado su ultima conversacion con los medicos, las hipotesis mas plausibles que se habian abierto, las terapias mas convenientes que le habian propuesto y sus contrapartidas, el pronostico previsible y, en fin, otras tantas particularidades sobre las que ella se extendia sin recato. No se debia preguntar a Sendino como se encontraba si es que realmente no se deseaba ser informado. Lo tercero que mas llamaba la atencion de esta enferma (y hablo de un tercer lugar por ser lo menos visible de forma inmediata) era su altisimo nivel espiritual. Claro que ya su compostura y lucidez testimoniaban la excelencia de su interioridad, pues no hay cuidado del alma que no termine por redundar en el cuerpo y en la inteligencia. Pero, en el caso de Sendino, a este nivel espiritual solo se accedia tras varias conversaciones. ?Por que? Por discrecion, pues Sendino vivia su fe religiosa con una reserva exquisita, casi diria que con pudor. Esta ha sido una de las virtudes que he valorado mas en ella. Porque no es que escondiera al Cristo que la sostenia; no es que ocultase los signos religiosos que -para quien quisiera verlos- podian distinguirse en su habitacion (un libro de piedad y el rosario en la mesilla de noche, una estampa pegada en la pared...). Era que todos aquellos objetos de culto estaban ahi sin ostentacion ni verguenza, sino con amable naturalidad. Quiza la discrecion fuera uno de los rasgos preponderantes de la espiritualidad que Sendino profesaba, lo ignoro. El caso es que si lo religioso brotaba de sus labios era porque de esos labios no podia brotar, en ese momento, mas que lo religioso.

  • Padre de la mafia (Vegas Clandestina 2) de Renee Rose

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    J CAP I TULO UNO enna LA MUSICA demasiado alta podria ser lo unico que me mantiene de pie en este momento. Reboto y giro en la pista de baile al ritmo de DJ Sunshine, la DJ mujer con mas onda de Ibiza. Es posible que tenga unos cuantos cosmos encima. La habitacion se inclina y gira de forma alarmante cada vez que me detengo. Creo que deberia agradecerle al mafioso Nico Tacone por pagar la cuenta de este estilo de vida fiestera, pero me pase toda la vida odiandolo, asi que ser agradecida seria todo un ajuste. De todas formas, me libero de nuestro contrato de matrimonio y me dio el dinero para escapar hasta que el resolviera las cosas con nuestras familias, asi que no tengo ninguna queja acerca de el. Me doy vuelta y me choco con una pared de exquisito traje italiano. El placer de la conocida esencia masculina me supera, y tiro los brazos alrededor del cuello del hombre antes de que mi cerebro registre lo que significa. Me han encontrado. Atrapada. -!Alex! -respiro. La mano derecha de mi padre. Su soldado, guardaespaldas, protegido; lo que sea que quieran llamarlo. No quise tirarme encima de el, pero el control de mi cuerpo no esta en su mejor momento. Ay, ?a quien engano? Quiero pegarme contra este hombre por completo. Ha sido el objeto de mis enamoramientos de colegiala desde que tenia quince. Fuerte, apuesto, poderoso, sensual. Italiano. Es todo lo que amo en un hombre. Y esta fuera de mi alcance. O en vez de eso, como princesa de la mafia con un contrato de matrimonio con otra familia, yo he estado fuera de su alcance. Lo que significo que sin importar cuanto coqueteara o intentara provocarlo, nunca mostro el menor interes por mi mas alla del ardor del deseo que juro estaba grabado en su mirada. Pero tal vez les echara a todas las chicas esas miradas sofocantes porque estoy bastante segura de que es un gran seductor. Sus brazos de hierro enroscan mi cintura, supuestamente para levantarme, porque no estoy haciendo un buen trabajo por mi misma, pero lo tomo como una invitacion y levanto las piernas para envolver su cintura. -Eso es, bambina. Nunca antes me llamo bebe y el placer que me causa se expande en mi interior mientras el tuerce mi antebrazo bajo mi trasero, se gira y camina rapido hacia la puerta. Para cuando mi cerebro entiende lo que esta sucediendo, ya salimos de la pista de baile y casi estamos fuera de la discoteca. -!Espera! Intento agacharme. Creo que cuando me colgue de el al saludarlo buscaba un baile sensual en la pista. Pero Alex solo piensa en los negocios, y si cree que me arrastrara de vuelta a Chicago para afrontar a mi padre, tendra que una pelea en sus manos. Pateo y me revuelco y de repente Yuri, el ruso gigante y tatuado que se sienta y mira a DJ Lucy todas las noches con cara de bobo, se para en frente de nosotros y bloquea a Alex. -Baja a la chica. Su acento es marcado como sus brazos musculosos. Es imposible no amar a Yuri. Estoy noventa y nueve por ciento segura de que tambien estuvo en la mafia. O bratva, como sea que llamen a la mafiya rusa. Sus tatuajes muestran sus antecedentes y cuando no esta mirando embobado a Lucy, su expresion promete la muerte a quien sea que se meta en su camino o que mire por mucho tiempo a su chica. El cuerpo ya inmovil de Alex se vuelve aun mas rigido. Me baja de a poco hasta los pies, supongo que para tener las manos libres para pelear. Empujo mi cuerpo entre ellos, pero sin mucho esfuerzo Alex me mueve hacia atras de el. -Esta bien, Yuri. -Mierda, estoy arrastrando las palabras un poco. Toco el brazo bien vestido de Alex-. Es mio. Quiero decir, esta conmigo. Estoy con el. Me puede llevar ahora. Yuri se suena los nudillos. -?Conoces a este tipo? No es seguro. Escucho a Alex grunir, en serio, a mi lado. -Es seguro para mi, -digo con rapidez-. No para otra gente. -Definitivamente no para ti. Tomo el brazo de Alex, ansiosa por salir de alli sin que corra sangre-. Dejanos pasar, Yuri. Los parpados de Yuri se entrecierran, pero despues de unos momentos, se hace a un lado. Alex no deja de mirar al tipo de forma amenazante hasta que estamos lejos, luego me vuelve a levantar y me lleva como a una nina pequena sobre su cadera. -Esto es divertido. -Me siento mas alto y pataleo como una nina feliz. Es una posicion ridicula, pero me encanta. -Te tiraria sobre mi maldito hombro, pero temo que me vomites los talones, -grune Alex. Me rio aninada y enredo los dedos en su cabello grueso y oscuro. En alguna parte de mi mente, ya se que manana me avergonzare por mi comportamiento, pero en este momento, es muy placentero estar tan cerca de Alex sin inhibiciones. Parece que me ha estudiado porque camina una cuadra hasta mi hotel y va directo hasta mi suite, donde espera a que busque a tientas dentro del pequeno bolso cruzado hasta encontrar mi llave. Sin querer se me cae y solo entonces me baja. Estoy borracha, asi que es probable que invente cosas, pero me gusta pensar que disfruto llevarme tanto como a mi me encanto montarme en su cintura. Por supuesto, me gustaria montar su cintura de otra forma por completo, pero es probable que eso no suceda. -Por favor dime que mi papa no esta aqui, -digo arrastrando las palabras mientras abre y empuja la puerta hacia mi suite de lujo en la que me he estado quedando. -No, solo yo. -Su voz es tensa. Se quita la chaqueta de traje con un tiron impaciente. -?Por que estas enojado? Levanta una ceja, lo que resulta extremadamente sensual en el. En serio tengo una debilidad por los peces gordos italianos y enojados. Victima por vivir en La Cosa Nostra, creo. Sus ojos se obsesionan conmigo, observan mi falda muy corta y mi pequena camiseta con tirantes. Bueno, estoy mostrando mucha mas piel que cuando estaba en casa, pero estoy en una isla espanola. -Estabas bailando en una discoteca, vestida asi. Borracha. !Te podria haber pasado cualquier cosa, piccolina! Niego con la cabeza, lo que hace que la habitacion gire. -Estaba a salvo, -digo arrastrando las palabras-. Viste como actuo Yuri. Me detiene el hecho de que Alex sujete mi antebrazo, me de vuelta, y empuje mi torso hacia abajo sobre la cama. Me rio aninada cuando su mano me golpea en el trasero, aunque en realidad sea insolente. -No vuelvas a decir ese maldito nombre. -?Que? Yuri. !Oh! !Bueno! Auch. -Bailo hacia la derecha y hacia la izquierda mientras me vuelve a golpear el trasero cinco veces mas-. Por dios, Alex. ?Que? ?Estas celoso? -De nuevo, es algo que no habria dicho sobria. Pero tampoco me ha dado vuelta o dado nalgadas un soldado de papa. Y tengo que admitir, es emocionante, aunque un poco miserable. No me da miedo Alex. Lo que le dije a Yuri fue en serio; es seguro para mi. Su lealtad a mi padre le llega hasta los huesos. Hasta ahora, habria jurado que no me tocaria un pelo de la cabeza, pero las nalgadas no me preocupan. De hecho, las tomo como signo de que quizas de hecho podriamos llegar a algun lado con Alex de una vez por todas. -?Celoso? -Alex respira agitado, lo que no tiene sentido porque esta en muy buena forma. A menos que… este tan excitado como yo. Tira hacia arriba mi falda muy corta. Chillo y la agarro con las dos manos para mantenerla abajo, pero me toma de las munecas y las pone detras de mi espalda. Luego me levanta la falda hasta la cintura y me pega en el trasero. Llevo una tanga, asi que su palma se conecta con mi piel desnuda y hace un chasquido que estoy segura de que la gente de la habitacion de al lado puede escuchar. Mi vagina se tensa con la intimidad del acto. Su mano esta tan cerca de mis hormigueantes partes femeninas. -Si, quizas. -Me vuelve a pegar-. ?Un ruso stronzo intenta impedirme irme contigo? Tiene suerte de que no le deje las bolas en la garganta. -Me esta dando nalgadas fuertes, primero en un cachete, luego en el otro. Me ahogo al respirar. No esperaba que Alex me reclamara. Por supuesto, puede que no signifique nada. Es probable que crea que le pertenezco porque actua como agente de mi padre. Y Dios sabe que mi padre se cree mi dueno. Me sigue dando nalgadas. -Dime que no has pasado todas las noches alli como estas ahora. No respondo porque no le mentire, y la verdad hara que se enoje mas. No estoy segura de poder soportar mas nalgadas, aunque mi vagina esta mojada y mi clitoris late. Toma mi silencio como un si y me golpea mas fuerte; su mano cae en movimientos rapidos y marcados. -Dime… -su voz se vuelve aspera, casi entrecortada-. Dime que no dejaste que esos bastardos se aprovecharan de ti. !Dime! -ruge. Em… ?que bastardos? Deja de darme nalgadas. -?Jenna? Si, su voz suena entrecortada. -No. Nunca. Todavia soy virgen, por ridiculo que suene. Todos estos anos, prometida a Nico Tacone; no lo se, creo que tenia miedo de que me hiciera algo horrible si no era virgen en nuestra noche de bodas. Y ya que me libero hace unos meses, bueno… nadie aqui era Alex. Asi que esa es la verdad. Alex me levanta de forma abrupta y me gira para que lo mire. -?Nunca? -dice casi sin voz. Niego con la cabeza. -Nunca, nunca. Su boca baja hasta la mia en un beso hostil. Estoy extasiada. Todo este tiempo estuve esperando no haber interpretado una atraccion que no era real. Rece porque no me volviera a rechazar. Y ahora, gracias a la virgen Madonna, !me esta besando! Me toca el trasero desnudo con ambas palmas, lo aprieta y presiona con firmeza sobre la carne marcada mientras sus labios se retuercen sobre los mios, su lengua invade. Es un beso perverso. Uno demandante. Empujo la pelvis hacia adelante, me quedo de puntas de pie para frotar mas alto. Su miembro se aprieta contra mi panza con una insistencia dura. Ay, Dios; es ahora. Perdere mi virginidad con el tipo al que siempre sone darsela. Alex DE ALGUNA FORMA me obligo a alejarme de Jenna. Sabe a arandano y vodka y quisiera devorarla, pero no puedo. Es la hija del don. ?Pero a quien engano? Acabo de hacerla arrodillar y darle nalgadas en el trasero como a una nina traviesa. Si eso no es reclamarla, ?que es? Y en serio, si no la reclamo ahora, las nalgadas serian un insulto humillador para ella. Ya no esta atada a Nico Tacone. Eso significa que esta libre. ?No es asi? Capturo la parte de atras de su cabeza y comienzo a besarla de nuevo. Sus labios son suaves y se ofrecen, su cuerpo se amolda al mio. No se por que pero tengo que averiguar mas acerca de los hombres. Soy un maldito celoso de solo saber que hay tipos que la vieron vestida asi. Presiono su espalda contra la cama, caigo sobre ella, todavia haciendoselo a su boca con mi lengua. Le sostengo las munecas por encima de la cabeza y me detengo para respirar. -?Cuantos hombre, Jenna? Solo dime. Ella frunce el ceno, su frente se arruga de forma adorable. -Te lo dije… Ninguno. No puedo respirar bien. -?Ninguno aqui? ?O ninguno… nunca? Se hace mas pequena ante mis ojos y me siento como el stronzo mas grande del planeta por menospreciarla. Por mucho que me inspire instintos dominantes y protectores, me gusta verla en su poder sexual. -Ninguno, nunca, -murmura. Mi pecho se tensa. Cazzo. A pesar de irradiar sexualidad, Jenna Pachino es inocente. La vuelvo a besar, de forma tierna esta vez. Y luego me obligo a salir de encima de ella. Porque me asegurare de hacer que su primera vez sea buena, no una aventura de borrachera de la que podria arrepentirse manana. Coloco mis brazos bajo sus hombros y rodillas para deslizarla sobre la cama y bajo las cobijas. Me sonrie, pero cuando la tapo hasta el menton, frunce el ceno. -?Que estas haciendo? -Te estoy metiendo en la cama, tesoro mio. Se sienta y me busca. -?No vendras? Me corro de su alcance, porque, maldita sea, si la dejo tocarme, me metere en esa cama en medio segundo. -Creeme, bambi, no hay nada que me gustaria mas que golpear entre esas piernas hasta que no puedas caminar derecha manana, pero no lo hare.