• morena del rio panaderia - Alexander Shancker

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    LOS ANGELES/ California (1981) “Mi hermano era lo unico que tenia en el mundo, lo unico por lo que vivia, lo unico por lo que luchaba… y me lo quitaron”. Carmen miraba la lluvia caer frente a la ventana, se veia notablemente cansada y ojerosa. Escondio sus michelines que sobresalian a cada lado de su cintura con un saco. Termino su zumo de naranja y miro el reloj. --!David, se nos hace tarde! Su hermano de 10 anos salio al trote y tomo el emparedado de la mesa, mientras comia a grandes bocados ella se preguntaba si podria con el, a veces lo dudaba. Una chica de 23 anos con una responsabilidad de un nino de 10 anos a cuestas. Aparto ese pensamiento y se sintio avergonzada, ella era su hermana y no lo dejaria jamas. Cuando termino emprendieron el camino. Salieron corriendo por la llovizna. Iban por la avenida a la carrera, y en ese lapso, su hermano se cayo pero ella lo levanto con brusquedad, no tenian tiempo. Cuando llegaron a la estacion de tren corrieron a toda marcha al notar que estaba por cerrarse. Cuando lograron entrar, la puerta se cerro tras ellos y entonces respiraron. Ambos empezaron a reir y chocaron los cinco. El vagon estaba lleno, asi que tuvieron que hacer el trayecto de pie. Carmen miro por la ventana, noto que ahora llovia a raudales e inconscientemente miro su reflejo. Una mulata de pelo negro y crespo, de ojos claros tras unos lentes grandes, de horribles granos en la cara, y un notable y horrible sobrepeso. No, en definitiva no era una belleza, y lo sabia. Pero justo ese dia se empezaba a sentir mas incomoda de lo normal, ?sera por el aumento de peso? Miro a su pequeno hermano, y acaricio su hombro, el estaba pensativo, no se lo decia pero Carmen notaba su incomodidad, ademas de su constante depresion por la perdida de sus padres. David nunca hablaba de ello. Pensar en sacarlo adelante le daba proposito y renovaba sus fuerzas. Pero a David le avergonzaba que su hermana se hiciera cargo de el. El metro llego a su primer destino y su hermano se despidio de ella con un abrazo. --Pasa buen dia, Carmen. Y no trabajes tanto. Ella lo miro y sonrio. --Y tu pasala bien. La puerta se cerro, y ella no pudo evitar sonreir, la ninera lo recibio y echaron a caminar, no lo perdio de vista hasta que su silueta se hacia mas pequena y desaparecio. 45 minutos despues, por fin pudo bajar. Maldijo cuando se tuvo que mojar un poco, tuvo que correr 3 cuadras mas para llegar frente al enorme edificio de Eternity, cuando llego a entrar, se gano las decenas de miradas reprobatorias de los demas, en especial de algunos ejecutivos, y las decenas de modelos del dia que hacian casting. Pero Carmen no tuvo tiempo de sentirse mas humillada, asi que camino hasta el ascensor con la cabeza en alto. Pero cuando se cerro, todo el aplomo se le fue abajo, estaba a minutos de un enfrentamiento con la bestia. La puerta se abrio mostrando un amplio y elegante corredor, casi en cada esquina estaba el rostro de una hermosa rubia que sonreia con elegante sensualidad. “Siempre Flavia”, penso. Camino de inmediato a la oficina, y justo se topo con una mujer negra vestida de traje blanco. --Carmen, ?que diablos te paso? ?Donde te metiste? --Corima, la verdad es que… --!Oh, por Dios! ?Acaso te viste en el espejo? !Amanda, mira como llego! --la otra mujer detras de un escritorio asintio con desaprobacion. --Estas casi toda empapada. --Ya basta, debo entrar ahi ahora, y ustedes no hacen precisamente ayudar. --Lo bueno es que aun no ha preguntado por ti --dijo Amanda antes que abriera la puerta. Cuando Carmen entro a la oficina lo encontro escribiendo en su laptop con su cara oculta tras la pantalla. Solo podia ver su rubia cabeza. Entonces camino lentamente de puntillas al cubiculo que se encontraba a su izquierda. --Siete. Maldijo por lo bajo y se volteo lentamente, aun tenia la cabeza tras la pantalla mientras tecleaba. --Si, senor. --?Me preparaste el informe que te pedi ayer? --Si senor, me tomo tiempo… pero lo termine, arregle las citas para esta semana, contacte a los promotores y les envie el informe del proyecto nuevo… --dijo rogando para que no levantase la cabeza. --Perfecto. Entregamelo. Carmen fue a su escritorio y tomo la carpeta de la pasada noche para entregarselo. --Me tomo un par de horas extras pero… todo quedo en orden --mejor no insistir, ?que esperaba? Un ascenso? El tomo la carpeta para revisarla despacio. Entonces levanto la mirada y la miro con sus azules ojos. !Estaba perdida! --Buen trabajo. Tras esto continuo escribiendo como si ya no existiera. Carmen fue a su cubiculo y se sento en estado de shock. No sabia si sentirse euforica o decepcionada por su falta de atencion. Por su puesto que solia ignorarla, pero esto fue el colmo. Estaba medio empapada y le hizo un excelente trabajo, aun asi parecia no notarla. Se supone que Carmen debia estar aliviada, pero estaba cabreada. ?Habria algun dia en que le dijera gracias por su buen trabajo? Un aumento no vendria mal, necesitaba el dinero. ?Trabajaba duro todo el dia solo para ser tratada como un mero numero? Carmen se acordo del dia en que llego a Eternity. Habian 12 chicas muy bien arregladas esperando entrevistarse. Carmen era la unica que desentonaba con un turbante en la cabeza, falda larga y blusa de mangas largas. Cuando se levanto para irse, justo en ese momento salio junto a Corima la cual portaba una carpeta. --… y diles que me ausentare todo el dia. --Correcto, senor. Pero ?se acuerda que tenemos entrevista hoy? Hay que elegir a la numero 7. En ese momento el la vio de pie, y la miro de pies a cabeza. --Elige a la negra, tal vez haga un buen trabajo como tu. Ya tengo que irme. Luego que se fuera, las otras chicas lo maldijeron por su falta de profesionalismo al elegir a sus empleadas, tras las disculpas de Corima luego se fueron. Carmen la miro con sorpresa pero llena de emocion. --No lo puedo creer, ?en serio estoy contratada? --No cantes victoria, existe un 90% de probabilidades de que el te despida o renuncies antes de los 3 meses. Antes que tu han habido 6. El trabajo es un infierno. --?Que tanto? Carmen la miro reteniendo una risa. --La numero 4 termino presentandole una demanda. Ahora en el presente, Carmen habia conservado su puesto por casi 1 ano, pero aun no era suficiente para llamarla por su nombre. --Numero 7. --?Si, senor? --?Donde esta mi cafe? Carmen se levanto en seguida, antes de que el llegara siempre debia estar listo. En ese momento entro una alta y guapa rubia, y el lugar se lleno de su carisimo perfume, la flamante esposa. Flavia llenaba cualquier lugar con su personalidad y belleza. --Adam, mi cielo, debo contarte sobre Gretchen. El levanto la cabeza y de inmediato dejo lo que estaba haciendo. Ella se sento en sus piernas y de repente se volvio otra persona. Ahora era todo atenciones. La mujer quitaba el aliento. Carmen se dio la vuelta para preparar el cafe, la conversacion de los dos se torno inaudible entre besos. Cuando Carmen volteo con el cafe se dio cuenta que ambos la miraban de pies a cabeza. --?Lo ves? Esta algo mojada y arrugada --dijo la mujer. --Numero 7, ?que le paso a tu ropa? Carmen respiro profundo para ocultar su enojo, cuando se referia a ropas, a la rubia no se le escapaba una. --Me moje un poco en la lluvia cuando venia. --Esto no puede volver a pasar, no nos podemos dar el lujo de presentar esa imagen en mi oficina. En esta empresa hay eticas y debes respetarlas. --?Que paso con la numero 6? --pregunto Flavia. Carmen se irrito mucho mas, no era la primera vez que ella la veia en la oficina. --Era una inepta. No hacia nada de lo que se le pedia. --Ah, me estaba llegando a caer bien, no seas tan duro con esta --dijo mirandola divertida--, estoy segura que fue un accidente. ?Verdad, querida? --Si, senora. Carmen no le iba a agradecer, la rubia era una mujer muy lista. Sabia que le convenia tenerla porque era imposible que su hombre se fijara en ella. Si Carmen se quedara, las aventuras en la oficina quedarian seguramente cerradas. Adam apuro su cafe y luego ambos se levantaron para salir. --Siete, estare fuera un par de horas otra vez. Ya sabes lo que tienes que hacer. --Si senor. Claro que sabia lo que significaba, otro dia largo para ella. Cada vez que el jefe se ausentaba significaba encargarse de recibir mas llamadas, y archivos que debia ordenar a la perfeccion. Ese dia Carmen volvio a avisar a su mejor amiga Celeste para que se hiciera cargo de su hermano. Era algo que no le gustaba hacer. “Ese hijo de perra debe pudrirse con todo y su dinero. ?Por que tiene que hacerte esto? ?Acaso eres una maquina?” --dijo su amiga al telefono. Tras otro torrente de maldiciones a su jefe por dejarla hasta tan tarde, ella acepto como siempre. Cuando las horas volvian a pasar, Carmen veia el escritorio vacio de su jefe. Tras de el, la pared de cristales dejaba ver el crepusculo, el sol ya se estaba yendo y las luces de los edificios empezaban a encenderse. Carmen se levanto, para ir hasta alla, las calles y edificios estaban repletas de luces navidenas. Desde alli arriba se sentia poderosa, capaz de alcanzarlo todo en el mundo. Las calles de Los Angeles. Las puertas tras de ella volvieron a abrirse, y vio a Corima entrar. Las dos se vieron tristes. --Otro dia largo, ?verdad? No sabes como me encantaria que todo fuera diferente. Eso la trajo de nuevo a la realidad. --No te preocupes, Corima. Ya estoy acostumbrada. Ella se le acerco para mirarla a los ojos. --Todos en el edificio se han ido. Pero tu sueles quedarte por todo esto. Nadie merece ser tratado asi. La mujer de 44 anos la abraso. >>No sabes lo mucho que me hubiese gustado que tu suerte fuese distinta. Eres una gran mujer. Tu hermano te lo agradecera cuando crezca. --Gracias, eres una gran amiga. --Oh, tengo una hija de casi tu edad. La veo en ti y no me gustaria que le hicieran lo que a ti. Pero ni modo, asi es Adam Krakovish. Si te hubiese tocado su padre fuese distinto. --?Que le paso a su padre? --Murio, Adam quiso encargarse de todo cuanto antes. Apenas tiene 2 anos al mando, y a sus 31 lo hace muy bien, aunque no con la misma gentileza y corazon que el. --Solo estoy aqui porque necesito el trabajo. Mas adelante, cuando logre comprar una casa pequena para mi hermano y yo entonces me ire. --Que Dios te oiga. Manana es navidad, espero que todo salga bien y no te toquen horas extras. --Gracias, Corima. Muchas gracias. Carmen vio a la mujer salir, y se sintio la persona mas sola del mundo. Respiro hondo, y volvio a su cubiculo a terminar el trabajo. Entonces volvio a mirar el escritorio vacio. Definitivamente se habia enamorado en silencio de el, no importando lo despota que fuese con ella. El que la ignorase dolia mas. ?Como era posible que alguien no distinguiera a una persona despues de meses de conocerse? Carmen jamas tuvo una familia convencional. Nacio en Republica Dominicana, luego vivio en Puerto Rico para mas adelante vivir con su madre en Florida, su padre murio sin antes conocerla, y cuando su madre se caso con otro, ella tuvo que vivir con ellos a reganadientes. Cuando su madre se divorcio de su marido cayo en depresion y murio a los pocos anos, entonces tuvo que hacerse cargo de David al no volver a saber de aquel hombre. Estaba huerfana, pero al menos se consolaba porque tenia a David. De todas formas, no habia espacio en su vida para el amor, y se lo recordaba cada dia. Era hermana y madre soltera a la vez. Un dia Carmen se iria para siempre de aquella oficina, y seria meramente recordada como la numero 7, no pudo evitar derramar unas lagrimas mientras escribia.

  • Las mejores panaderías de cadiz - CosasDeCome

    https://cadiz.cosasdecome.es/los-reparten-pan/

    15 nov 2018 — Listado de las mejores panaderias artesanales de la provincia de Cádiz, ... alto del Río de la Miel, en Algeciras) con trigos de grano duro.

  • MORENA en la ciudad Neuquén - Worldorgs.com

    https://ar.worldorgs.com/catalogar/neuqu%C3%A9n/cafeter%C3%ADa/morena

    Buena atención, riquísimas facturas y variedad de panadería. Para tomar algo el local es chico.

  • Morena Del Río Gastronomico - Home | Facebook

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    Morena Del Río Gastronomico ; Le Bon Pain - Neuquen. Bakery. 542 people like this ; Franz y Peppone Paseo de la Patagonia. $. ·. Pizza place. Open now · 1,927 ...

  • Jordi Morera (@j_morera) • Instagram photos and videos

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    Nuevo libro. back!'s profile picture. back! #retomasamadre's profile picture ... Hace tiempo que lo digo: Estamos en los mejores años de la panadería (al.

  • Panadería mexicana: formas con sabor

    https://www.revistaciencia.amc.edu.mx/index.php/ediciones-anteriores/65-vol-58-num-2-abril-junio-2007/alimentacion/104-panaderia-mexicana-formas-con-sabor

    El libro Masa y poder pudo ser escrito por un panadero mexicano. ... El pan más corriente era el pambazo; se hacía con harina morena; su nombre viene de las ...

  • Panadería mexicana: - Revista Ciencia

    https://www.revistaciencia.amc.edu.mx/images/revista/58_2/PDF/07-563.pdf

    El libro Masa y poder pudo ser escrito por un panadero mexicano. Bien ... corriente era el pambazo; se hacía con harina morena; su nom-.

  • Café Morena del rio, Neuquen - Opiniones del restaurante

    https://es.restaurantguru.com/Morena-del-rio-Neuquen

    20 feb 2022 — Morena del rio, n.º 39 entre los cafés de Neuquen: 1113 opiniones y 21 fotos detalladas. Localízalo en el mapa y llama para reservar mesa.

  • El vestido azul de Michele Desbordes

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    Conocemos a Camille Claudel, sobre todo, como la amante del tambien escultor Auguste Rodin. Desde siempre, el papel de las mujeres que intentaron desarrollar su trabajo cerca de hombres de gran proyeccion ha sido secundario, ha sido una sombra. De este modo es como la autora de esta extraordinaria novela, Michele Desbordes, intenta rescatar a Camille de su fantasmal condicion. Recrea con una poetica libre de sentimentalismos la historia de la joven Camille, una sombra en la vida de todos, una extravagante, una exaltada, arrebatada por la vida, por el arte y por el amor que no consiguio nunca ser visible para quienes la conocieron. Un fantasma delicado, bellisimo, sutil, cuya potencia emocional la aparto enseguida de las convencionales sensibilidades que la rodeaban.

  • Autorretrato de familia con perro de Alvaro Uribe

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    Hay otra fotografia, en blanco y negro, en la que tu y yo, muy ninos aun, nos dejamos abrazar por un Santaclos de alquiler: el menor de nosotros, asustado sobre las rodillas del hombre; el mayor, de pie e intentando sonreir; ambos, con la mirada fija en un punto de escorzo en donde verosimilmente se encuentran nuestros padres. En esta, de colores desleidos, tomada unos quince anos despues, ya somos un par de adolescentes grenudos, los dos enfundados en el saco obligatorio en las cenas navidenas, aunque el mayor trae un sueter con cuello de tortuga, por no ser o para no parecer convencional, y el menor, ajeno a esos dilemas, usa corbata. A la izquierda de nosotros, derecha de la fotografia, se ve a nuestra abuela materna, que viene a colacion porque en esa foto de hace cuarenta y tantos anos debe de tener poco mas o menos los sesenta y pico que ahora nos desfiguraban a ti y a mi. Con sus habiles manos de modista, como ella queria que llamaramos a las costureras, abre el envoltorio de una serpentina que lanzara hacia su lado de la mesa, en donde se sientan los adultos. Tambien nosotros, sentados en el voluntario limbo donde la adolescencia se aisla tanto de la infancia como de la madurez, nos distraemos con una serpentina. El menor de los dos habla mientras libera la espiral de papel de su envoltorio de celofan. El mayor sonrie mientras observa lo que el otro se trae entre manos. Hoy que la rememoro sin nostalgia, o nostalgico solo a causa de mi extinta juventud, me doy cuenta de que en esa escena baladi ya estamos enteros tu y yo. Los hermanos. Quien sabe cual de nosotros finge mas, finge mejor. Si el mayor de los dos, que simula interesarse en el plan de ataque desplegado ante sus ojos por el otro, o el menor, que se afana aparatosamente en granjearse ese simulado interes. Que dificil, para el primero de los hermanos, no ser el unico. Que dificil, para el segundo, ser siempre el segundo. Y, pese a todo, ninguno de los dos cambiaria su suerte por la del otro hermano. Atras de nosotros, un mesero titubea con un plato de sopa en su diestra. Tiene instrucciones de empezar ya a servir la cena, pero no se atreve a entorpecer nuestra hermanable conversacion. Si se percatara de ese titubeo, el mayor de los dos no dudaria en interrumpir al hermano en mitad de una frase, con tal de ejercer u ostentar su atencion a los predicamentos de un empleado. El menor, en cambio, seguiria hablando, quien sabe si por indiferencia hacia el mesero o por la inercia de su propia simulacion. Llegado el momento se hara, por supuesto, lo que decida el mayor de nosotros. Se hara una y otra vez, a pesar de los deseos del menor. Como se ha hecho desde siempre. Por las buenas o por las malas. Porque el mayor suele tener o pensar que tiene la razon. Porque el menor, que en el fondo piensa igual, sabe o alega saber que con su hermano es inutil y fastidioso discutir. Hasta el dia, muy distante de la Nochebuena coagulada en la foto, en que a la fuerza se oponga mas fuerza. Mas violencia amedrente a la violencia. Mas terquedad derrote a la terquedad. Y entonces los papeles se inviertan. Y ya no sea el menor de nosotros quien tema enfrentarse a su hermano. Y el mayor, sin admitir lo mucho que ha cambiado entre ambos, se repliegue en un silencio obstinado o en un cortes laconismo con los que, de ahi en adelante, disimulara a medias su temor. ?O me equivoco? ?Y eres tu, contra la costumbre, quien tiene razon, por lo menos su razon? Que lastima conocernos tanto. Mejor dicho: que lastima creer que nos conocemos tanto. Porque desde tiempo antes o despues de esa Nochebuena, confiados en lo mucho que creemos conocernos, ninguno de los dos hace grandes esfuerzos por conocer al otro mas. Al mayor de nosotros le dio por la literatura y creo con su esposa un mundo deliberadamente inexpugnable adonde, hay que reconocerlo, no ha dejado asomarse a su hermano. El menor se dedica sin gloria a la historiografia y tiene una familia a la que supedita todo lo demas. ?A cual de los dos hermanos le toco la mejor parte? ?Quien, despues de cuarenta y tantas Navidades, se puede proclamar mas feliz? El mayor no se plantea a menudo tales preguntas, aunque en no pocos momentos de su vida, sin excluir el presente, ha creido conocer la felicidad. El menor, salvo en lo que concierne a sus hijas, la busca no del todo inconscientemente, y en ocasiones la encuentra, en el infortunio del projimo. ?Cual de nosotros sale ganando? Ya no recuerdo si te dije alguna vez, cuando aun tenia algo que decirte, que la ventaja de ser narrador, en caso de que este oficio resulte ventajoso, esta en que al final te quedas siempre con la ultima palabra. Supongo que no. Te habrias reido tirandome a loco. O quiza preguntado con sorna que a quien le importan las palabras no sustentadas en hechos. ?Que piensas de eso ahora que tu, al reves de la foto, eres el que calla? ?Que sientes ahora que, al reves de la foto, el que habla en esta pagina soy yo, el mayor de los dos? Primera parte La Dona De veras que da pena ajena. Ya ni se donde meterme a la hora del paseo. Y si dicen por ahi que una no gana pa'sustos, 'ton's yo digo que menos pa'verguenzas. Pero vamos por partes. El paseo en realidad son dos. El de la manana y el de la tarde. Y la paseada, o mas bien el paseado, no soy yo. El que pasea es el Canuto. Y tampoco es que se pasee solo, nomas faltaba, sino que lo sacan a pasear. Pu's quien iba a ser. La mera mera. La Dona. Claro que se como se llama, pero yo le digo asi. La Dona. Y cosas peores cuando me hace enojar. Como a l'hora del paseo. Sobre todo el de la tarde. Porque el de la manana es mas ?como se dice? Descarado. Y es que la Dona ni siquiera se toma la molestia de disimular. La muy manosa nomas se va un poco lejos, hasta donde la gente no la conoce. Camina dos cuadras por Michoacan y una mas por avenida Mazatlan y ahi, en pleno camellon y como si nada, deja que el Canuto haga de las suyas. Y cuanto hace el condenado, viera uste. Ni quien se lo imagine en una criaturita asi de chica. O mas bien de chaparra. Sera que los salchichas tienen la panza tan larga como el cuerpo y por eso les cabe tanta caca. Y dos veces al dia, p'acabarla de amolar. Porque en la tarde el tragon de Canuto esta de vuelta lleno hasta'l tope y vuelve a vaciarse que da gusto. Es un decir. A nadie le gusta la caca ajena. Y menos que nadie a la Dona, que se lleva al paseo de la tarde una d'esas como pinzas. Como manos. Como garras al final de un brazo de plastico que con sus palancas y sus resortes sirve pa'recoger la caca sin agacharse. Pero ella nunca l'usa. Se lo juro. Nunca. Y de tanto no usarlo, el aparato esta descompuesto. Roto. Y asi, todo amolado, la Dona lo bambolea de aca p'alla. Como si fuera un machete. Y ademas se lleva al paseo una bolsa d'esas que le dan a una en el super. Dizque pa'guardar ahi la caca que dizque recoge con la garra de plastico. Y tambien ondea la bolsa de un lado pa'l otro. Haga uste de cuenta un panuelo al viento, como dice la cancion. Pa'que todos los vecinos la vean. Pa'que todos piensen que la Dona es muy acomedida. Que s'encarga de las inmundicias de su perro. Que se desvive con tal de no fregar a nadie. Mendiga vieja. Ni que la gente fuera tan bruta. O tan dejada. Lo que pasa es que la ven ya muy mayor. O media loca, que pa'l caso es lo mismo. Y todos los vecinos de la manzana se hacen de la vista gorda. Todos, salvo la senora Leticia. La de la casota esa en la esquina de Francisco Marquez y Pachuca. Andele. La que tiene enfrente una jacaranda preciosa. Mucho mas alta que los postes de la luz. Porque alli, mero al pie de la jacaranda, es donde al Canuto le gusta hacer sus necesidades. Y no hay poder humano que lo convenza d'irse a otra parte. El perrito resulto mas terco que una mula. Es un decir. Y su duena, o sea: la Dona, es peor todavia. Necia como ella sola. Taimada. Mustia. Y nada le hace que la senora Leticia proteste. Que mande a su muchacha a decirme que yo le diga a mi patrona. Que la espere ella misma alla frente a su casa y se l'encare a la Dona y l'amenace con envenenar al Canuto, qu'el pobre que culpa tiene. Porque la Dona no admite ni de relajo qu'esas cacas que un dia si y otro tambien aparecen al pie de la jacaranda son de su perro. Si la viera uste. La muy cinica zarandea la garra de plastico y la bolsa del super y alega qu'ella recoge todas las cochinadas de su perro. Y cuando la senora Leticia ya muerta de rabia l'acusa de ser mentirosa, la Dona s'hincha dizque d'indignacion y me pone a mi de testiga. Pu's que quiere que haga. Claro que le doy la razon a mi patrona. Pongase uste nomas en mi lugar. Y claro que luego me siento de la patada. Como tlaconete rociado de sal. Pero lo que mas me apena no es mentirle a otras personas. Creame uste. Y tampoco me molesta regresar a escondidas yo sola a recoger las cacas del Canuto, pa'que la senora Leticia nos deje en paz. Lo que de veras m'encabrona, perdon por la palabra, es ?como decirle?, l'obligacion, y pobre de mi si no la cumplo, de ser hipocrita conmigo. De enganar no a los demas sino a mi misma. De seguirle la corriente a la Dona, que nunca es culpable de nada. Haga uste de cuenta qu'ella fuera l'ofendida. L'insultada. La victima. Y que la senora Leticia, o cualquier otra vecina que se atreva a quejarse de las cacas del Canuto, fuera una vieja malcriada. Una tergiversadora. Y que todo el tiempo l'estuvieran levantando falsos a la Dona nomas porque si. Por pura envidia. Porque fue la primera en llegar a esta parte de la Condesa. O eso dice. Y su familia es la mas decente de todas. O eso dice. Y de chica la criaron unas monjas en Estados Unidos. O eso dice. Y no se cuantas otras cosas que l'hacen sentirse mejor. Por encima de quien sea. Valgame Dios. Ni que fuera la reina de la calle de Tula. Y aunque se me antoja decirle que no es pa'tanto, como ella dice, que a poco no es cierto qu'el Canuto va y hace caca donde no debiera, no se que me pasa cuando estoy sola con la Dona. O igual si se. Como si la mentira fuera contagiosa. Como si contar un cuento muchas veces y muy convencida lo fuera volviendo verda. Y yo siempre acabo, o pa'serle franca: empiezo, por darle a mi patrona por su lado. Y tambien m'indigno cuando ella s'indigna por las acusaciones dizque falsas de la senora Leticia o de cualquier otra vecina. Y tambien me creo qu'el Canuto es el perro mejor portado del mundo. Y que la Dona es la mejor patrona. Y hasta que yo soy la mejor sirvienta. Se lo juro. Pero cuando ya me siento bien unida a la Dona, como si fueramos compinches, casi como si fueramos amigas, ella lo echa todo a perder. Pu's nomas ve que le agarro confianza y le da por sonreirse con una sonrisa muy suya. Una sonrisa media coqueta y juguetona. Una sonrisa como de nina traviesa, que no le queda a una mujer de su edad. Una sonrisa que odio y que me da miedo. Que m'espanta y me acongoja porque se qu'en ese momento la Dona va a hacer como si no me conociera. Como si no'stuvieramos platicando de lo mas a gusto. Y de repente me dice con su voz engreida de patrona que soy una metiche. Una floja. Y qu'en vez de perder el tiempo en chismes de vecindario deberia ponerme a trabajar.

  • Malote enganchado de Rosalia Reyes

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    Viktor Montana era un tio solitario.
    Huerfano de nino, acogido en la mafia.
    Un traficante, un asesino.
    “Montana” lo llamaban.

  • Despedida a la francesa de Patrick Dewitt

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    -Todo lo bueno llega a su fin -sentencio Frances Price. Era una mujer adinerada y rutilante de sesenta y cinco anos y se estaba poniendo los guantes negros de cabritilla en los escalones de un edificio de piedra rojiza del Upper East Side de Nueva York. Su hijo, Malcolm, de treinta y dos anos, esperaba cerca de ella, con su habitual aire mohino y desalinado. Era un anochecer de finales del otono; las ventanas del edificio estaban iluminadas y se oia un piano; en el interior de la casa se estaba celebrando una fiesta elegante. Frances le estaba explicando el motivo de su temprana retirada a otra dama igualmente rica pero menos rutilante, la anfitriona. Su nombre carece de importancia. La mujer se mostraba apenada. -?Seguro que os teneis que marchar? ?Tan mal esta la cosa? -Segun el veterinario, ya es solo cuestion de horas -aseguro Frances-. Es una pena. Estabamos disfrutando de esta deliciosa velada. -?En serio? -pregunto esperanzada la anfitriona. -Una velada deliciosa. Y detesto tener que marcharme. Pero parece que estamos ante una verdadera emergencia, ?y que puede hacer una en estos casos? La anfitriona medito la respuesta. -Nada -acabo admitiendo. Se hizo un silencio; para espanto de Frances, la anfitriona se abalanzo sobre ella y la abrazo-. Siempre te he admirado tanto -le susurro. -Malcolm -llamo Frances. -De hecho, me impones. ?Soy muy boba por sentirme asi? -Malcolm, Malcolm. A Malcolm la anfitriona le resulto manejable; la despego de su madre, le tomo la mano y se la estrecho. Ella miro desconcertada su propia mano moviendose arriba y abajo. Habia bebido dos copas de mas y no llevaba en el estomago mas que un viscoso pate. Volvio a meterse en su casa y Malcolm tiro de Frances para que bajase los escalones hasta la acera. Pasaron ante la limusina que les esperaba y se sentaron en un banco a veinte metros de la casa, ya que no habia ni emergencia, ni veterinario, y al gato, ese estrafalario vejestorio llamado Pequeno Frank, no le pasaba nada, que ellos supieran. Frances encendio un cigarrillo con el encendedor de oro. Adoraba este encendedor por su equilibrado peso y por el elegante !clic! que hacia en el momento de la ignicion. Senalo con el cigarrillo encendido a la anfitriona, a la que ahora se veia tras la ventana del piso superior conversando con uno de sus invitados. Frances nego con la cabeza y sentencio: -Nacida para aburrir. Malcolm estaba examinando una de las fotografias enmarcadas que habia robado del dormitorio de la anfitriona. -Esta borracha. Con suerte ni se acordara manana por la manana. -Si lo hace, nos mandara flores. -Frances cogio la fotografia, un retrato de estudio reciente de la anfitriona. En el posaba con la cabeza un poco echada hacia atras, la boca entreabierta y una desbordante felicidad en la mirada. Frances paso el dedo por el ornamentado marco-. ?Es de jade? -Creo que si -dijo Malcolm. -Es muy bonito -dijo, y se lo devolvio a Malcolm. El lo abrio, saco la foto, la doblo en cuatro y la tiro a la papelera que habia junto al banco. Volvio a guardarse el marco en el bolsillo del abrigo y retomo el analisis de la fiesta y se centro en un tipo madurito con una faja que le envolvia la prominente barriga. -Ese hombre era una suerte de embajador. -Si, y si esas charreteras que llevaba pudieran hablar… -?Hablaste con su mujer? Frances asintio y dijo: -Una dentadura de hombre en una boca infantil. Tuve que apartar la mirada. -Dio un golpecito con el dedo al cigarrillo para que la ceniza cayese en la acera. -?Y ahora este que quiere? -dijo Malcolm. Un vagabundo se les acerco y se planto ante ellos. Los ojos le brillaban por efecto del alcohol y les pregunto con tono animado: -Amigos, ?teneis una moneda? Malcolm estaba ya a punto de ahuyentar al tipo con un gesto de firmeza, pero Frances lo agarro del brazo. -Es posible que si -dijo-. Pero ?podemos preguntarte para que quieres el dinero? -Oh, ya sabe. -El individuo alzo y dejo caer los brazos-. Para ir tirando. -?Puedes ser mas concreto? -Pues, si quiere saberlo, la verdad es que me gustaria beber un poco de vino. Permanecio balanceandose ante Frances, que le pregunto con tono de confidencia: -?Es posible que ya te hayas tomado alguna copa esta noche? -Me he entonado un poco, si -admitio el tipo. -?Y eso que significa? -Que ya me he tomado una copa, pero me apeteceria otra. A Frances le gusto la sinceridad de la respuesta. -?Como te llamas? -Dan. -?Puedo llamarte Daniel? -Si quiere… -Dime, Daniel, ?cual es tu marca de vino favorita? -Senora, me puedo beber cualquier cosa liquida. Pero me gusta el Three Roses. -?Y cuanto cuesta una botella de Three Roses? -Cinco pavos la botella. Ocho la garrafa de un galon. -Se encogio de hombros, como para dar a entender que un galon era la opcion mas ventajosa. -?Y que te comprarias si te diese veinte dolares? -Veinte dolares -repitio Dan, y resoplo-. Con veinte dolares podria comprar dos galones de Three Roses y un frankfurt. -Se palmeo el bolsillo-. Ya tengo cigarrillos. -?Entonces con veinte dolares te apanarias bien? -Oh, de maravilla. -?Y adonde te llevarias todo eso? ?A tu habitacion? Dan entrecerro los ojos. Estaba imaginando mentalmente la situacion. -La salchicha me la comere nada mas comprarla. El vino y los cigarrillos me los llevare al parque. La mayoria de las noches duermo alli. -?En que parte del parque? -Debajo de un arbusto. -?Un arbusto en concreto? -Mi experimento…, mi experiencia me dice que todos los arbustos son iguales. Frances le sonrio con dulzura a Dan. -Muy bien -le dijo-. Asi que te echaras bajo un arbusto en el parque, te fumaras los cigarrillos y te beberas el vino tinto. -Si. -Mientras contemplas las estrellas. -?Por que no? -?Te vas a beber los dos galones en una noche? -quiso saber Frances. -Si, desde luego. -?Y por la manana no tendras una resaca de campeonato? -Las mananas son para eso, senora. Lo dijo sin intencion jocosa alguna, y Frances penso que las mananas de Dan debian de ser horripilantes. Conmovida, abrio el monedero y saco un billete de veinte. Dan lo cogio, un escalofrio le recorrio el cuerpo de pies a cabeza y se largo con una rapidez inusitada. Se les acerco un policia uniformado, que lanzo una mirada despectiva a Dan mientras se escabullia. -Espero que ese tipo no les estuviese importunando. -?Quien, Daniel? -dijo Frances-. Para nada. Es amigo nuestro. -Me ha parecido que les estaba pidiendo dinero. Frances miro con frialdad al agente. -De hecho, le estaba pagando lo que le debia. Deberia haberle pagado hace mucho, pero Dan ha tenido mucha paciencia conmigo. Doy gracias a Dios de que existan hombres como el. Aunque eso a usted que le importa. -Alzo el encendedor y lo prendio: !clic! La llama, gruesa y con la base azul, se interpuso entre ellos como una frontera. El poli se sintio rechazado y siguio su camino, murmurando lamentos para si mismo. Frances se volvio hacia Malcolm y dio una palmada con ambas manos para celebrar el desenlace de la situacion. No les gustaban los polis, no les gustaba nadie que representase la autoridad. -?Ya te has quedado a gusto? -pregunto Malcolm. -Pues si -respondio Frances. Mientras se dirigian a la limusina, cogio a Malcolm del brazo con un gesto carinoso muy tipico de ella. -A casa -le ordeno al chofer. El lujoso apartamento de dos plantas estaba a oscuras y parecia un museo a deshoras. La cocinera les habia dejado un asado en el horno; Malcolm sirvio dos raciones y cenaron en silencio, que no era lo habitual, pero ambos estaban ensimismados en sus propios problemas. Malcolm estaba inquieto por Susan, su novia. Llevaban varios dias sin verse, y la ultima vez que habian hablado ella se habia dirigido a el de un modo rudo y vulgar. La preocupacion de Frances era de tipo existencial; ultimamente no se quitaba de encima una sensacion de intranquilidad, como si alguien tirase de ella hacia las profundidades. Pequeno Frank, ya decrepito por su avanzada edad, trepo a la mesa y se sento ante Frances. Ella y el gato se miraron a los ojos. Frances encendio un cigarrillo y exhalo una bocanada de humo directa a los ojos del animal. Este hizo una mueca y salio de la habitacion. -?Que plan tenemos para manana? -pregunto Malcolm.

  • Tu eres mi primavera eterna de Alexis Rain

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    ?Alguna vez te has sentido perdido? ?Sientes que alguien mas tira de las riendas de tu vida?
    Una ciudad. Dos culturas.
    Durante un trayecto en tren dos personas de mundos opuestos, Sakura, una japonesa
    dedicada a la veterinaria, de familia adinerada y con un padre arraigado a sus tradiciones, y
    Liam, un australiano perdido en la vida y atrapado en un pais en el que le es dificil encajar y en
    un trabajo que ama pero en el que no le toman en serio, tienen un primer encuentro fugaz que
    los marcara a ambos y les hara cuestionarse el rumbo de sus vidas y lo que quieren hacer con
    ellas.
    ?Conseguira Sakura escapar del futuro que planea su padre? ?Liam encontrara su
    sitio en un pais tan distante como Japon?

  • Nunca dije que fuera cierto de Sheina Lee Leoni Handel

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    ?Cuantas oportunidades puede ofrecerte la vida en cuestiones de amor? Una, dos, varias....ninguna...
    Eso se pregunto Fabian Molina cuando creyo estar enamorado nuevamente muchos anos despues de perder a su inolvidable companero Lazaro Ansureno, al cual habia querido con todo su corazon.
    -Nunca podre olvidarte, fuiste todo para mi, ?Como pretendi que podria siquiera fijarme en otra persona? -sollozaba el hombre sin encontrar consuelo entre las diferentes personas que intentaban convencerlo de que tenia derecho a probar un nuevo camino.
    Pero lo que este ignoraba, era que el Senador Raul Viller nunca cejaria en sus intentos de conquistarlo, porque sabia que Fabian y el se merecian una segunda oportunidad.
    -Soy muy terco-insistia el hombre llamando a su enamorado sin darse por vencido. Y voy a demostrarte que podemos comenzar una historia diferente, sin olvidar ni menospreciar la que un dia vivimos… Soy yo otra vez-afirmo Raul escuchando a su gran amor del otro lado del telefono-Y necesito que me prestes atencion.

  • La borde y dulce Lai 2 de Monica Benitez

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    No hace mucho que se cumplio un ano desde que Claudia y yo nos conocimos en aquel avion, diez meses desde que nos fuimos a vivir juntas y siete desde que lo dejamos. Lo se, suena horrible, pero os aseguro que no lo es, esa decision fue una de las pocas que Claudia y yo fuimos capaces de tomar sin pelearnos, y no pasa un solo dia en el que no nos alegremos de lo que hicimos. Dejad que os ponga en antecedentes: Como ya os imaginais nuestra relacion comenzo aquel dia en mi apartamento, los primeros dias todo fue bien, saliamos a comer, a pasear, al cine, en fin, lo que hacen todas las parejas, y por supuesto sexo, buen sexo, y abundante tambien... Pero ese estado no nos duro mucho, de hecho fueron tres semanas, eso fue lo que tardo en llegar nuestra primera bronca, ?Por que discutimos? Por Lore de los Polvos, yo queria presentarsela a Claudia, pero a pesar de que ya habian hablado por telefono, ella se nego a conocer a mi amiga. Aceptaba que yo me viera con ella, porque en ese sentido Claudia confiaba en mi, pero no queria conocer a la mujer con la que yo solia acostarme antes de conocerla a ella. Por una parte podia llegar a entenderla pero por otra me jodia, me jodia porque Lore formaba parte de mi, de la persona en la que me habia convertido cuando Claudia me conocio, y rechazarla a ella era como rechazar una parte de mi. Aun asi esa noche lo arreglamos en la cama, despues de un par de buenos orgasmos, Claudia me pidio un poco mas de tiempo para hacerse a la idea y yo se lo concedi, pero aquel dia se abrio la veda, empezamos a discutir con mas frecuencia, casi siempre por chorradas, cuando haciamos las paces siempre acababamos riendo por lo absurdo de las situaciones. Al principio nos daba igual, nos daba igual porque siempre resolviamos nuestras peleas en la cama, y claro, disfrutabamos mucho haciendolo. No existia el arrepentimiento o el perdon, ni yo se lo pedia a ella ni ella me lo pedia a mi, supongo que porque nuestras discusiones eran tan absurdas que cuando me ponia a pensar en ello ni yo misma era capaz de encontrar una razon coherente para haber discutido. Simplemente nos metiamos en la cama y cuando saliamos la tormenta habia pasado... pero claro, la siguiente no tardaba en llegar. Como digo, al principio nos daba igual, pero llego un momento en el que no, el sexo ya no compensaba aquellos dolores de cabeza y todos los malos ratos que pasabamos. Tuvo que ser de nuevo Lore de las Hostias la que me abrio los ojos, a mi y a Claudia, porque seguia habiendo una cosa sagrada en mi vida, los viernes cenabamos en casa de Lore, mi amiga, mi confidente y mi salvadora. Y no, no me pego un hostion si es lo que estais pensando. Lore sabia lo que pasaba entre nosotras porque yo se lo contaba para desahogarme, incluso alguna vez habiamos discutido delante de ella. Por otro lado Claudia habia establecido una amistad telefonica con mi adorable doctora: Lore de los Mocos. Yo estaba encantada, me gustaba que Claudia tuviera a alguien con quien desahogarse, yo tenia dos Lores y ella tenia una, aunque eso tambien cambiaria despues... En fin, llegamos a un punto critico, las dos nos esforzabamos por no discutir, porque que quede clara una cosa, nos queriamos, nos queriamos mucho y toda aquella situacion era muy frustrante, ?Como era posible que nos quisieramos tanto y no fueramos capaces de dejar de discutir por gilipolleces? Aquel viernes cenando en su casa, Lore nos dio la respuesta. La cena iba normal hasta que al intentar coger la sal roce mi vaso de Coca Cola y lo tire encima de la mesa. --!Joder Lai!--se quejo Claudia de mal humor. --!Joder ?Que?!--replique yo. Supongo que aun estabamos calentitas por la discusion que habiamos tenido por la manana y no nos dejabamos pasar ni una. --!Bueno, vale ya!--grito Lore dando una palmada sobre la mesa que capto nuestra total atencion--parece mentira que tengais treinta anos !Joder!, al sofa las dos --ordeno enfadada. Claudia y yo nos miramos con una mezcla de intriga, preocupacion y miedo, porque que a nadie se le olvide, Lore de las Hostias cabreada daba miedo. Las dos nos levantamos a la vez y nos sentamos en el sofa, una al lado de la otra, en absoluto silencio esperando lo que Lore tuviera que decirnos. Movio un sillon y lo coloco justo delante de nosotras. Cuando se sento tuve la impresion de estar en la consulta de una psicologa, pero mi amiga era mucho mas sabia que una psicologa cuando se trataba de mi. --?Que no veis que vais a acabar odiandoos?--dijo ya con un tono mas suave. A mi se me disparo el corazon, de pronto tuve la sensacion de que Lore iba a decir algo que Claudia y yo sabiamos pero que ninguna de las dos era capaz de reconocer. --No podeis seguir asi--continuo mi amiga--no es sano para ninguna, no haceis mas que discutir, joder. --Pero luego lo arreglamos...--susurro Claudia con la voz ahogada. --?Y cuanto tardais en volver a pelearos? Ninguna de las dos contesto, casi habia conseguido contener mis lagrimas, pero entonces vi como se le escapaban a Claudia y no pude evitar que las mias tambien salieran. --Pero yo la quiero Lore...--balbucee llorando como si Claudia no estuviera alli. --Yo tambien la quiero...--lloriqueo ella cogiendome de la mano. Me abrace a Claudia, a mi desagradable y adorable Claudia, estuvimos asi un buen rato, llorando en el hombro de la otra hasta que Lore se agacho delante de nosotras y nos cogio por la barbilla para obligarnos a mirarla. --Ya se que os quereis, pero teneis un caracter incompatible, sois demasiado iguales--dijo con una dulzura que me sorprendio--si no acabais con esto acabareis haciendoos un dano irreparable, y entonces ya no tendra solucion, no podreis ni miraros. Mi amiga volvio a sentarse y nos dejo absortas en nuestros propios pensamientos. Aquellas palabras se clavaron en mi corazon como punales. ?Podia concebir yo una vida en la que Claudia no estuviera presente? ?Estaba dispuesta a acabar odiandola? ?Queria que Claudia me odiara a mi? La respuesta a todas mis preguntas era la misma: no, no queria. --Creo que deberiamos irnos--dijo Claudia. Lore nos acompano a la puerta, nos abrazo a las dos y nos dejo ir sin decir nada mas. *** Durante el trayecto hasta mi apartamento se hizo un silencio absoluto en el coche, aunque no era un silencio incomodo, yo conducia y Claudia me cogio de la mano, acariciamos nuestras manos con afecto, supongo que para dejar claro a la otra que lo que iba a pasar no tenia nada que ver con el amor, sino con el acertado diagnostico de Lore: incompatibilidad de caracter. Cuando entramos en el apartamento nos tumbamos en el sofa, de lado, acurrucadas una frente a la otra sin decir nada, solo nos mirabamos mientras nuestras lagrimas resbalaban en silencio hasta caer en el sofa. Estabamos en calma, estabamos en paz, yo tenia la mano en su cintura mientras la acariciaba con el pulgar y ella la tenia en mi cuello jugando con uno de mis mechones rebeldes, no sabria decir cuanto tiempo estuvimos asi, mirandonos sin dejar de llorar, con hipidos y mocos, estoy segura de que fueron horas. --?Amigas?--susurro Claudia. --Amigas--conteste yo. Nos dimos un pico, tierno, de esos que suenan, lo repetimos unas cuantas veces absorbiendo los labios de la otra, despues nos abrazamos y nos quedamos dormidas alli mismo. Asi fue nuestra ruptura, sin discusiones, tierna y apacible, llena de amor y sin reproches. No voy a negar que los primeros dias fueron muy duros, seguiamos viviendo juntas, y creo que las dos estabamos cabreadas con el destino, ?Si no eramos capaces de entendernos por que nos habia unido? Pero la respuesta no tardo en llegar, empezamos a tratarnos como amigas, simplemente eso, amigas que se querian mas de lo normal, pero amigas. Y en ese papel descubrimos que nos entendiamos a la perfeccion, lo que no habia funcionado siendo pareja, iba de maravilla siendo solo amigas. Nuestra amistad es muy solida, ahora nos seguimos queriendo demasiado pero de otra manera, del rollo de que si alguien le toca un pelo le arranco la cabeza de los hombros y viceversa. Nuestras peleas se han acabado, ahora tengo en Claudia un apoyo incondicional, a veces ni siquiera necesito explicarle lo que me pasa porque ella sabe interpretarme igual que yo a ella. ?Y a quien hay que darle las gracias? A Lore de las Hostias, otra vez. *** Poco a poco cada una fue haciendo su vida con el absoluto apoyo de la otra. Decidimos seguir viviendo juntas, como amigas claro. Los viernes en casa de Lore seguian siendo sagrados, nos juntabamos las tres y pasabamos veladas estupendas, hablando y viendo pelis. De vez en cuando recordabamos aquel dia, pero no como algo doloroso, sino como algo necesario que hizo que dejaramos de hacernos dano. Al cabo de un par de meses Claudia empezo a salir, lo mismo iba a un bar cualquiera que a uno de ambiente, supongo que ella no tenia una preferencia clara. Lejos de enfadarme o sentir celos, yo estaba encantada con la idea, queria que mi amiga fuera feliz y eso era algo que yo no podia darle. De vez en cuando pasaba la noche fuera, la primera vez no quise preguntarle, no queria incomodarla, pero ella me lo conto. --No quiero que haya secretos entre nosotras Lai--dijo. Yo sabia que le preocupaba herirme, pero era algo que tenia que pasar y las dos lo aceptamos como personas adultas. Siempre me decia que me fuera con ella, que saliera y me despejara, que un polvo me vendria bien, pero a mi no me apetecia, no es que estuviera deprimida ni nada de eso, simplemente necesitaba tiempo para mi, lo de Claudia estaba muy reciente y en cierto modo aun arrastraba lo de Vero, no porque no lo tuviera superado o sintiera algo por ella, era tan simple como que siempre me quedo la duda de saber por que paso lo que paso, por que lo hizo, nunca la deje explicarse porque me dolia demasiado, pero ahora que ella no significaba nada para mi, yo necesitaba saber el porque. Creo que era una mezcla de reproches contra la vida, fui feliz con Vero durante anos y una sola accion acabo con aquello. Despues aparecio Claudia, pelee para conseguirla y cuando la tuve no fuimos capaces de hacer que funcionara. Si, creo que estaba cabreada. En parte envidiaba la forma en la que Claudia lo llevaba, y supongo que sabia que eso era lo que deberia hacer yo tambien, pero por algun motivo no podia, no era lo que mi cuerpo me pedia en aquel momento. Lo que necesitaba era estar sola y ordenar mis ideas. Asi que no solo no salia, tampoco quedaba con Lore de los Polvos que hubiera sido lo logico en mi caso. Bueno a ver, aclaremos, si que quedaba con ella, pero no para follar, solo como amigas. Realmente ni yo me entendia, me gustaba demasiado el sexo y lo cierto era que esa parte no la llevaba nada bien, aliviarme yo sola era una opcion que yo sabia que no aplacaria mis instintos durante mucho tiempo, pero de momento era lo que habia. Creo que lo que me paso con Claudia me cambio, o al menos una parte de mi. Aunque en ciertas cosas seguia comportandome como una cria, habia madurado bastante si comparaba mi comportamiento cuando lo deje con Vero a cuando lo deje con Claudia. La unica putada es que tambien me habia vuelto mas sensible de lo que ya era, todo me afectaba con mas intensidad que antes, y eso me cabreaba. *** Tras mucho insistirme, una noche accedi a salir con Claudia. Llevaba semanas pidiendome que saliera a tomar algo con ella y yo siempre me negaba, joder no me apetecia…Pero bueno, tampoco podia quedarme encerrada en casa para siempre y supongo que salir un poco me iria bien para despejarme, asi que esa noche le dije que si. Entramos en un bar de ambiente y nos pedimos un chupito de tequila, eso nos recordo todo lo que vivimos vigilando a la ninata y estuvimos comentando anecdotas durante mas de una hora, entonces la vi entrar. Gire un momento la vista hacia la puerta y vi a Lore de los Polvos, al principio me quede un poco parada, Claudia y yo no habiamos vuelto a tocar el tema de nuestra primera discusion, pero como digo, ella sabia interpretar mis gestos y mis expresiones. --?Que pasa Lai?--pregunto preocupada. Lore no me habia visto todavia, pero sabia que en cuanto lo hiciera se acercaria para saludarme, asi que se lo pregunte directamente. --Acaba de entrar Lore de los Polvos, ?Quieres conocerla o me levanto yo a saludarla? Yo no me iba a enfadar si no queria, simplemente queria saberlo para evitar una situacion incomoda. --Fui muy gilipollas con aquello Lai, claro que quiero conocerla. <> Sonrei y levante una mano para que mi amiga me viera. Lore se acerco risuena y esplendida como era ella mientras yo me levantaba. --Hola nena, ?Que haces aqui?--dijo sorprendida mientras me abrazaba con una efusividad a la que yo tambien respondi. Nos tambaleamos unos segundos fundidas en el abrazo y despues conteste. --Claudia me ha convencido para salir un rato--dije encogiendome de hombros. Ellas se sonrieron y yo las presente, Lore estaba sola, asi que le pedimos que se sentara con nosotras. Me sorprendio lo bien que se entendieron desde el principio, parecia que hacia anos que se conocian. Estuvimos hablando sin parar, me sentia bien, todas las personas importantes de mi vida parecian llevarse bien, fue como quitarme un peso de encima.

  • Siempre hay un roto para un descosido de Cristina Gonzalez

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    Africa, acompanada por sus cuatro perros y su caballo, dirige un pequeno consultorio veterinario que la mantiene ocupada gran parte del dia -y de la tarde-. Le gusta la naturaleza, los libros, la soledad y todo lo que tenga pelo, cuatro patas y coma pienso.
    Africa vive en Villafranca: es un pueblo minusculo de calles empedradas y senoras haciendo ganchillo en la calle (senoras que hablan de mas).
    Javier es un medico de familia recien salido de la residencia que, por cosas de la vida, ha ido a parar al centro de salud de este mismo pueblo. Javier tiene muchas virtudes, pero entre ellas no se encuentra la simpatia. Ni la amabilidad. Ni el tacto. Por eso, los habitantes de Villafranca deciden, de manera temporal, que a partir de ahora, Africa va a ser el nuevo medico, saturando la consulta veterinaria de individuos de la tercera edad avidos de enalapril y paracetamol.

  • Crimen en directo (Los crimenes de Fjallbacka 4) de Camilla Lackberg

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    Patrik y Erica siguen disfrutando de su idilio en el pueblo de Fjallbacka, ahora acompanados por su bebe, la pequena Maja, que ya tiene ocho meses. Mientras la joven pareja esta plenamente volcada en los preparativos de su proxima boda, los asuntos en la comisaria, donde Patrik trabaja, siguen su curso rutinario. Pero el alcalde reune al pleno del ayuntamiento para anunciar la llegada a Tanum de un equipo de television para filmar un reality-show bastante escandaloso llamado <> que, supuestamente, deberia reportar unos jugosos beneficios a la poblacion y que va a suponer en realidad una autentica pesadilla.

  • Valentina de Grismendy Guzman

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    valentina es una chica que se queda embaraza de un chico que la maltrata tanto fisica como emocionalmente, decide dejarle a pesar de tener un bebe de el, meses despues conoce el amor de su vida, pero desaparece despues de haber tenido una pelea con el ex de Valentina, anos despues se reencuentran y ella se da cuenta que sigue sintiendo lo mismo que cuando lo vio por primera vez, pero tendran que superar muchas cosas antes de poder volver a estar juntos.

  • Km 123 de Andrea Camilleri

    https://gigalibros.com/km-123.html

    La novela arranca con un movil apagado. Ester es la que llama; quien no responde, Giulio, que acaba de ser trasladado al hospital en estado grave a causa de un accidente en el kilometro 123 de la Via Aurelia de Roma. Sin embargo, quien conectara el telefono es Giuditta, la mujer de Giulio, quien logicamente no sabe nada de Ester. Podria parecer el inicio de una comedia de enredo, pero nada mas lejos de la realidad: un testigo afirma que el accidente de Giulio ha sido en realidad un intento de asesinato, por lo que la investigacion sera asignada al perspicaz inspector de la policia criminal Attilio Bongioanni, quien debera enfrentarse a un caso en el que nada es lo que parece.
    Un thriller muy inteligente, rapido, de multiples voces que nuca dan respiro y que sumergen al lector en una trama endiabladamente habil para disfrutar de principio a fin y que confirman, una vez mas, a Andrea Camilleri como el maestro de la novela negra contemporanea.

  • Maldito sindrome de Estocolmo de Carmen Sereno

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    ?Quien eres realmente, Eric Grau, y que ocultas bajo esa piel tan fria?

  • 50 consejos para ser escritor de Colum Mccann

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    De la mano de Colum McCann, ganador del National Book Award y profesor de escritura creativa en Nueva York, llega el perfecto regalo para los amantes de los libros. De una forma fascinante y motivacional, este libro es una llamada a mirar el mundo con ojos de escritor. Una oda al poder del lenguaje, un testimonio tan feroz como honesto de las marcas que deja la escritura como profesion, una invitacion a los aspirantes a escritores a aprender las reglas pero tambien a romperlas. Estos 50 ensayos son, en ultima instancia, un desafio y un estimulo para que una nueva generacion de escritores encuentre algo de verdad y de luz en el
    oscuro mundo del arte.

  • Terror de Ferdinand Von Schirach

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    Cada vez que se produce un atentado terrorista en un pais occidental, provocando un sentimiento general de panico y estupor en la sociedad, surge inevitablemente un dilema dificil de resolver: ?estamos dispuestos a sacrificar nuestra libertad individual en aras de la seguridad colectiva? ?Cual es el camino correcto para preservar la democracia?

  • Lo que somos de Veronica A. Fleitas Solich

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    Paris siempre ha sido el destino preferido de Antonia. Sin embargo, en esta ocasion, la ciudad de las luces la sorprende haciendose complice de su marido en una demanda de divorcio poco ortodoxa.

  • Tocar las estrellas de Katie Khan

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  • Un Vecino Encantador de Lupita Palma

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    Las personas siempre han pensado que yo no era una ‘persona sociable’, no estoy muy segura del porque de eso. Bueno, la verdad es que yo creo que era una persona agradable con el resto de las personas. Habia muchas cosas que me gustaba de tratar con la gente. Me gustaba ver como le pasaban cosas un poco desafortunadas a quienes se lo merecian. Me gustaba incomodar a la gente con mis frases directas. Solo porque sentarme a conversar en un campo de hierba con mi mejor amigo y una canasta de picnic en la mano no era mi idea del paraiso, no me convertia en un harisco. Pero el hecho de que probablemente elegiria salvar la vida de un gato antes que la vida de una persona… Bueno, eso podria llevarme un poco mas lejos hacia el extremo psicopata del espectro, pero nadie es perfecto. Todos tenian que encontrar sus alegrias en la vida. Placeres culpables. Mis alegrias solo se referian a la desgracia de los demas. Aunque tal vez haya una forma menos perturbadora de decir que… No me gusta la mayoria de la gente, y me gusta verlos sufrir. Basicamente, asumi que todo el mundo tenia un mal karma en camino, y si yo tenia la suerte de verlo, era una bonificacion. El tipo que acaba de derramar cafe en su corbata mientras se dirigia al trabajo probablemente paso al lado de su inocente Golden Retriever, que solo queria un masaje en la barriga hace unas horas. Karma. La mujer que tenia un trozo de papel higienico en el talon despues de la hora del almuerzo probablemente le hizo pasar un mal rato a una trabajadora de servicio al cliente por su cupon que no funciono. Peor aun, la razon por la que el cupon no funciono fue probablemente porque no se molesto en leer la fecha de vencimiento en la parte de atras. Boom. El Karma ataca de nuevo. Pero hay algo que disfruto aun mas que los actos casuales del gran espectaculo de equilibrio del universo. No me emociono facilmente, y no tengo el habito de sonreir, pero disfruto especialmente esperando que el karma golpee a alguien cuando me ha cabreado. Y asi es como empezo todo. Vivia al otro lado del pasillo del Sr. Perfecto. No sabia su nombre, a pesar de que habia vivido frente a mi durante unas semanas, y tampoco pensaba saberlo. Probablemente era algun nombre tonto como “Marc”, “Ben”. Tipos como el siempre tenian nombres como ese, como si acabaran de salir de un yate usando un sueter envuelto alrededor de sus hombros, si, asi como lo imaginas. El Sr. Perfecto no se vestia asi, pero se veia muy bien. Algo sobre el pelo o la forma en que tenia ese tipo de rostros odiosos que probablemente se verian bien hasta calvos. O que al mirarlo no podia evitar pensar en la larga e ininterrumpida linea de personas absolutamente hermosas que tuvieron que dormir juntas a lo largo de los siglos para producir un hombre con una genetica tan perfecta. O tal vez era la forma estupida en que se mantenia en tan buena forma – quiero decir, vamos, ?quien necesita que su cuerpo luzca como si se estuviera tratando de salir de la ropa para mostrar cada uno de sus musculos perfectamente moldeados? Habia decidido, en un momento muy extrano, darle una oportunidad el primer dia que se mudo. Es importante notar que mi decision no tuvo casi nada que ver con lo bien que se veia o con cualquier fantasia extrana que pudiera haber tenido sobre el. No fue nada de eso. Solo pense que seria un buen vecino. En lugar de mi mirada habitual, simplemente mire hacia su lado y espere a que se presentara. Incluso le hice uno de esos sutiles asentimientos de cabeza que veo que los chicos se hacen el uno al otro. Habia visto tanto la inclinacion de la barbilla hacia arriba como la variacion de la inclinacion de la barbilla hacia abajo, asi que elegi una. No esperaba mucho a cambio. Tal vez una respuesta igual de regreso. Tal vez una sonrisa. Tal vez que me arrastrara a su habitacion porque nunca habia visto una belleza tan salvaje como yo. Pero me ignoro por completo. Ni siquiera contacto visual. Nada. Asi que, el karma estaba en marcha. ?Queria ser perfecto? Tal vez queria llevar un cartel alrededor de su cuello que dijera ‘mi vida es mejor que la tuya’. Bien. Podia hacerlo. Pero si me esfuerzo por mirarte fijamente cuando te veo, mas vale a que al menos me des una inclinacion de cabeza. Ese fue el error numero uno. Su siguiente error fue seguir pareciendo como si tuviera un alijo de la suerte del universo de Harry Potter escondido en su apartamento, como si cada dia de su vida fuera una serie interminable de coincidencias perfectamente afortunadas. Se le veia en los ojos. Pero los detalles no son lo que importa. Lo que importaba era que me irritaba. Asi que habia estado esperando agresivamente a que el universo se diera cuenta de que le debia unos treinta anos de mala suerte, todo en un solo momento. No queria que le pasara nada grave, pero me habria alegrado el dia si lo hubiera visto caer de bruces una vez. Incluso me conformaria con una lesion osea. Tal vez su inodoro podria inundar su apartamento de mierda. Lo que sea, de verdad. Me habia sentido como una sombra bajo el glorioso rayo de luz que era su vida desde el dia en que se mudo, y ya habia tenido suficiente. Era martes, lo que significaba que probablemente me encontraria con el antes de llegar a mi apartamento. Puede que haya tenido una vaga idea de la hora en que regresaba al complejo de apartamentos despues del trabajo, pero no es como si yo fuera una acosadora. El hombre seguia su vida como un reloj. Sali de mi apartamento alrededor de las cinco, no porque quisiera encontrarme con el, sino porque era cuando tenia que salir para llegar a tiempo a mi destino. Tarde unos dos minutos en llegar desde las escaleras hasta el buzon, asi que el estaba entrando justo cuando yo estaba saliendo de la escalera. No se vestia ostentosamente. Gafas de sol baratas, camiseta azul descolorida y vaqueros. Por supuesto, hacia que todo pareciera de un millon de dolares, lo que me hizo querer hacerle tropezar. Si el karma no iba a hacer el trabajo, me encantaria ayudar a que las cosas tomen su rumbo. Los buzones para los residentes se ubicaban en la pared y estaban disenados para gigantes. Yo media 1,65 metros, pero tenia que pararme de puntillas para girar la llave de mi buzon y meter la mano dentro. El buzon del Sr. Perfecto estaba justo al lado del mio. El no tenia problemas para alcanzar el suyo mientras yo trataba de mantener algo de dignidad en mis puntas de los pies y con mi cara aplastada contra la pared. Saque un paquete sorprendentemente grande de mi buzon. Ambos salimos de nuestras casillas con paquetes en las manos: el mio era una caja beige discreto, y la suya era una caja rosa muy femenina con una cinta blanca y sedosa para mantenerla cerrada. “Bonito paquete”, dije. Me sorprendio un poco oir mi propia voz. Pense que mi cerebro y mi cuerpo habian acordado una tactica pasivo-agresiva estricta, pero tampoco estaba dispuesta a disculparme por lanzar un pequeno sarcasmo en su camino. Se volvio para mirarme con una ceja levantada. Dios. El tipo era guapo. Fue casi repugnante, como si no estuviera satisfecho con el buen aspecto de estrella de cine que tenia. No, tuvo que seguir subiendo en la lista hasta ser perfecto. Ni siquiera se le podia llamar excesivamente perfecto al punto de ser aburrido, porque parte de su perfeccion era precisamente la imperfeccion en los puntos correctos, como sus cejas que eran demasiado oscuras o demasiado gruesas, pero que de alguna manera armonizaban en su cara. Luego estaba su nariz. Nunca habia pasado mucho tiempo estudiando la nariz de un hombre, pero era una nariz bonita. Dignificada. Noble, incluso. Era una nariz que me hizo preguntarme si de alguna manera me habia convertido de repente en una ‘especialista en narices’. ?Eso existe? “El tuyo es mas grande”, dijo, asintiendo hacia el paquete que tenia en mis manos. Habia una nota juguetona en su voz que me hacia luchar para suprimir una sonrisa. Normalmente no tenia que luchar para no sonreir. Todo eso de no ser muy simpatica era algo natural. Tampoco me ponia nerviosa con los chicos, asi que la sensacion extrana e incomoda en mi estomago debe haber sido lo que intensamente odiaba a este ser. “Si, bueno, el consolador que pedi era extra grande.” Le di a la caja un poco de inclinacion y lo mire con ira. Se rio. Era un sonido profundo y rico. “?Debo enviar a los paramedicos al otro lado del pasillo si no sales de tu apartamento para manana?” “No”, dije. “Envia un plomero”. Volvio a reir, y me vi a mi misma casi sonriendo mientras lo miraba a el y a sus dientes blancos y bien arreglados. “No te distraere. Grandes planes. Lo entiendo”. “Si, planes extra grandes”, murmure antes de girarme y subir las escaleras. Que imbecil. Podia fingir todo lo que quisiera ser encantador y agradable, pero nunca se habia presentado ante mi. ?Solo enciende el encanto cuando hablo de consoladores enormes? Probablemente es un pervertido…. En realidad, habia ordenado un consolador, pero era uno de tamano normal, y el no necesitaba saber nada de eso. Tampoco suscribi la idea de que poseer un respetable arsenal de juguetes sexuales tuviera implicaciones sobre tu vida sexual o la falta de ella. Podrias hacer el trabajo a mano, tener buenas herramientas, o llamar a alguien para que lo haga por ti. ?Yo? Prefiero estar preparada con un buen equipo. Una vez que volvi a mi apartamento, pase unos minutos mas maltratando el paquete porque era demasiado perezosa y terca para caminar cinco pasos hasta la cocina por las tijeras. Esperaba encontrar mi cita de pulgadas de largo y dos de ancho para esta noche. En vez de eso, solo habia un sobre. Lo tome y lo voltee. Un par de tarjetas de plastico se cayeron, pero el paquete de papeles de adentro se atasco. Si esta era una nueva tactica de correo no deseado, estaba funcionando, porque mi curiosidad estaba en su apogeo. Roosevelt, mi gato, tambien estaba interesado. Era una raza de munchkin, que era basicamente el corgi del mundo de los gatos: piernas muy cortas en un cuerpo de tamano normal. Se podria argumentar que era un poco confuso criar un gato con patas cortas y rechonchas. Si alguna vez salieran a la naturaleza, probablemente perderian las peleas callejeras con otros gatos porque no tendrian el mismo alcance, o lo que sea. Pero tambien se podria argumentar que era completamente increible. Tome una de las cartas que se habian caido y entrecerre los ojos ante la foto. Era la licencia de conducir de mi vecino. ?Ted Smith? Supongo que me equivoque en el juego de nombres, pero Ted era casi peor. Imbecil. Tire la tarjeta de vuelta a la caja y pense largo y tendido. Abrir el correo de alguien por error era bastante perdonable, pense. Asi que, hasta este punto, no me sentia demasiado culpable. Por otro lado, si me meto en los papeles del sobre, puede que tenga que empezar a sentirme mal. Gruni enojada y cerre las solapas de la caja. Cualesquiera que fueran los secretos que Ted Smith tenia, no me importaba lo suficiente como para someterme a la pequena dosis de culpa que sentiria al escarbar en su correo a proposito. Alguien golpeo fuerte en mi puerta. Le rasgune la barbilla a Roosevelt y luego fui a ver quien era. Arregle cuidadosamente mi cara antes de abrir. Reflejaba algo como ‘has interrumpido algo extremadamente importante’, pero tan pronto como vi a mi vecino en la puerta, mi expresion se quedo en blanco. Estaba sosteniendo un consolador, mi consolador purpura que tenia unas venas muy bonitas y prominentes trabajadas en el molde. Normalmente, me habria tomado un momento para apreciar y disfrutar de la artesania. Molde solido. Buen acabado en la silicona, y una gran base con capacidad de succion. Todo lo que una chica puede sonar. Profundo. Probablemente me debi sentir avergonzada, pero hace mucho tiempo aprendi que era mejor ser duena de tu verguenza que esconderse de ella. “Oh bien. Encontraste mi cita”, le dije, cogiendo el consolador de su mano. Enfatice mi punto al golpear la ventosa en la parte posterior de las bolas contra el marco de la puerta donde se atasco y luego comenzo a tambalearse amenazadoramente entre nuestros ojos. Me miro con una leve distraccion. “Tu cita encontro el camino a mi buzon. Me preguntaba si tambien recibiste mi paquete”. “Creo que sabria si tuviera tu paquete”. El no parecia pensar que mi juego de palabras era divertido. Tenia los brazos cruzados de tal manera que sus biceps y pecho se veian lamibles, aunque pense que preferiria morderlos. Tipos como el tenian suficiente placer en sus vidas, despues de todo. “?Estas segura?”, pregunto. Habia tension en su voz. Por alguna razon, su tono me hizo querer mentir sobre mi descubrimiento. Tal vez el universo finalmente habia encontrado una manera de lanzarle al Sr. Perfecto una muy merecida bola curva. A menos que tener a sus padres llamandolo “Ted Smith” fuera su unico intento de equilibrio. Tal vez vio dentro de mi oscuro y retorcido corazoncito y supo que yo era la complice perfecta. Cruce mis brazos hacia el y le hice un encogimiento de hombros digno de un premio de la Academia. “Si. Bastante segura. Acabo de comprar comida para gatos. Tal vez no tenian suficiente espacio para poner los dos paquetes en mi buzon, asi que metieron mi consolador en tu agujero”. Sus fosas nasales se abrieron un poco. Eran bonitas fosas nasales si eso era posible, y ver un poco de ira en su cara solo parecia hacerle parecer mas intocable, como un dios. Tenia el pelo oscuro y ojos gris claro. Su piel estaba un poco palida, pero eso me gusto. Significaba que al menos no se pavoneaba afuera, flexionando sus musculos, o peor aun, engrasandose y deslizandose dentro de una de esas camaras de radiacion que ellos llaman camas de bronceado. Despues de una larga y tensa pausa, suspiro. “Si aparece, ya sabes donde encontrarme”. “Claro”. Golpee el consolador, lo vi tambalearse, y luego lo arranque del marco de la puerta con un agarre a dos manos. Hizo un vulgar ruido de schlup mientras lo liberaba. “Gracias por traer a mi cita de vuelta, por cierto”. Volvio a suspirar y cerro la puerta. Mi puerta. ?Que clase de persona cierra la puerta de otra persona para terminar una conversacion? Mire al consolador con el ceno fruncido, como si tuviera las respuestas para mi. Lo lance aun mas enojada hacia el sofa, lo que desafortunadamente puso a Roosevelt en su camino directo. Solto un pequeno grito de guerra asustado mientras se apartaba del camino. Tome el grueso sobre que habia dentro de la caja una vez mas, dude, y luego volvi a meter los papeles sin mirar. Lo siento, universo. No quiero ser arrastrada a esto. CAPITULO 2 CARL Comprobe dos veces el correo electronico de mi telefono. El paquete habia sido entregado esta tarde. O la chica del otro lado del pasillo estaba mintiendo, o se habia metido en el buzon de otra persona. No habia manera de comprobarlo a menos que quisiera perder la tarde sentado en el vestibulo mientras miraba a cada persona revisar su correo. Incluso eso no tenia sentido porque no sabia de que tamano o tipo de caja era, o si habia sido retirada mas temprano en el dia. Nada de eso importaba. Sabia en mis entranas que la vecina lo tenia. No podia imaginarme cual era su problema. Desde que me mude, ella no ha hecho nada mas que quedarse mirandome fijamente. Era como si ella lo supiera, como si de alguna manera viera a traves de mi y las mentiras endebles en las que me habia envuelto en las ultimas semanas. No era inconcebible, despues de todo. La mezquindad de mi hermanastra tenia muy pocos limites, y no descartaria que sobornara a gente al azar en toda la ciudad para que estuviera atenta a alguien que coincidiera con mi descripcion. La vecina podria estar mandando un mensaje a Tanya sobre el paquete ahora mismo. Me hundi en el borde de mi cama y rastrille mis manos a traves de mi cabello. Todavia estaba esperando que alguien me dijera que los ultimos meses habian sido un mal chiste. Mi hermanastra siempre habia estado loca, pero sus recientes payasadas opacaban todo lo que habiamos vivido en el pasado. No queria pensar en ello. Nada de esto. Si sigo escondiendome y pasando inadvertido, se calmara. Defenderse o hacer un gran escandalo solo prolongaria la frustracion. Si no le daba municiones nuevas, se aburriria como siempre, y podria volver a mi vida normal. No mas de estas ridiculas distracciones o juegos a los que me habia forzado a jugar. Me sentiria libre para concentrarme en mi compania de nuevo, aunque incluso esa idea se sintiera vacia en este momento. La compania habia sido mi unica preocupacion durante anos, y tener que retirarme de ella, aunque fuera temporalmente, me estaba haciendo cuestionar por que estaba dejando de lado toda mi vida por mi trabajo. Hice todo el dinero que podia necesitar. Habia logrado los objetivos que me habia propuesto. Era muy bueno en lo que hacia, y no habia ningun imperativo para mi de seguir esforzandome por ser mejor, pero me sentia obligado a volver a la oficina, al trabajo y a la competencia. Ninguna relacion habia sido capaz de ganar contra esa compulsion, pero cada dia que pasaba escondiendome me hacia cuestionar aun mas mi dedicacion. Tal vez era hora de relajarse, de soltar el peso y liberarse un poco. Alguien llamo a mi puerta. Me apresure en ira ver de quien se trataba y cuando abri la puerta, encontre a la chica del otro lado del pasillo que estaba alli de pie, viendome con la mirada perdida por sus ojos cubiertos de lapiz de ojos. “Aqui esta tu estupido paquete. Resulta que tu nombre estaba en el. Whoops.” Como era de esperar, no parecia ni remotamente arrepentida. Su voz tenia una cualidad de inexpresiva que no coincidia con la mirada que tenia en los ojos, como un desafio constante, un reto de algun tipo, pero cualquiera que fuera el desafio, no podia ni siquiera empezar a adivinarlo. Mi corazon se hundio cuando vi que el paquete estaba abierto. No me atrevi a preguntarle si habia leido el contenido del sobre, asi que intente mirarla fijamente. La mayoria de la gente no se sentia comoda con el silencio, especialmente cuando se combinaba con el contacto visual. Era la manera mas rapida de juzgar la fuerza del caracter de alguien, en mi opinion. Asi que cuando pasaron diez segundos y luego veinte, sin que ella siquiera se apartara de mi mirada, decidi que su apariencia dura no podia haber sido una actuacion despues de todo. “Gracias”. Dijo de una manera tan seca y desinteresada despues de medio minuto. “Eso es lo que dices cuando alguien hace algo bueno por ti”. Le dio a la caja un fuerte empujon hacia mi y se dirigio hacia su puerta. “Espera. ?No miraste dentro?”, le pregunte. “Lo creas o no, no me importa saber que clase de cosas raras te envian por correo”, dijo. Saque el sobre y vi que el sello estaba roto en la solapa. “?Entonces por que abriste esto?” Esos ojos marrones profundos de ella se alejaron de los mios y luego volvieron de nuevo. Era la primera senal de debilidad que habia mostrado, y me ayudo a saber que era humana bajo el muro de desinteres que estaba mostrando. “?Por que abriste mi caja de consoladores?”, respondio ella. “Pense que era mia”, dije con los dientes apretados, aunque sabia que me estaba preparando para lo que estaba por venir. “Boom”, dijo, enfatizando la palabra con un movimiento perezoso de sus cejas. “Tambien pense que tu estupida caja era mia. ?Alguna otra pregunta cientifica?” Entrecerre los ojos. “No te creo. Y no me importa”, dije. Cruce los brazos y espere. “?Que?”, pregunto ell

  • Amor intempestivo de Rafael Reig

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    Con mas de cincuenta anos, seguia echandome de menos a mi mismo, y empece a escribir en un cuaderno de doscientas cuarenta paginas tamano cuartilla, de pie, en un barril del bar de Lucia, con un whisky y frente a la piedra de La Maliciosa coronada de nieve. Tarde meses en llenarlo y cuatro anos en llegar hasta el final, desde el que ahora escribo. Las novelas --como la vida-- se leen desde el primer capitulo hasta al ultimo, pero se escriben siempre desde el final --tambien como la vida, que solo adquiere sentido una vez vivida--. Intente apartarlo de mi, escribi otras cosas (las novelas Senales de humo y Para morir iguales), pero el cuaderno de tapas negras seguia esperandome sobre la mesa con sus ciento veinte paginas escritas a lapiz por una sola cara; y otras tantas en blanco, al dorso. Quedaba una cara de mi que no me atrevia a descubrir. Como si hubiera hecho la cama al contrario, con la almohada a los pies, oia el ruido amenazador de mis pasos acercandose. Por eso decidi terminar la otra cara de las paginas: para salir a mi encuentro. Todo empezo con una reunion de viejos amigos, fantasmas del pasado. El Festival Ene se celebra en el Circulo de Bellas Artes de Madrid y cada ano lo organiza una persona distinta, a la que llaman comisario. En 2016 la comisaria fue Marta Sanz y --como es costumbre-- lo lleno todo de amigos de su edad, escritores nacidos en los anos sesenta. Marta me invito a lo que la prensa llama <> --como llama a las elecciones <>-- para que participara en una mesa redonda. Acepte por ver a los amigos y porque no puedo resistirme a nada que me proponga Marta, menos aun con su placa de sheriff. Tambien necesitaba que me diera el aire. Llevaba mas de un ano sin escribir, porque me habia convencido de que mis novelas eran como los inventos del profesor Bacterio: o no funcionaban o, si lo hacian, era siempre en contra del lector. La mesa redonda, que tuvo lugar el viernes 4 de noviembre a las 21:30, se titulaba <>, y el programa (que conservo) la presentaba asi: Hace veinte o treinta anos coincidieron en las aulas y en el bar de la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad Autonoma de Madrid cuatro muchachos que se han convertido en figuras centrales de las letras espanolas por su labor docente y literaria. Javier Azpeitia, Eduardo Becerra, Antonio Orejudo y Rafael Reig reviviran viejas conversaciones y sus temas de interes de ayer y de hoy. Me recordo a los dibujos de mi infancia, las Merrie Melodies, que se anunciaban como <>. Quiza fuera intencionado y Marta Sanz queria insinuar que nuestros <> son propios de los dibujos animados. Baje temprano a Madrid en el autobus de linea, el 684 de Larrea, decidido a administrarme en el oportuno bar la anestesia necesaria para afrontar la intervencion. Contra todo pronostico, la charla sobre el exito y el fracaso, sobre la lealtad y la traicion, no solo me parecio entretenida, sino que me devolvio las ganas de escribir. Esa noche dormi en Madrid y volvi a casa a mediodia, y al dia siguiente me levante, como siempre, a las cinco de la manana. Desayune y me di una ducha que termine con agua fria, hasta que empezo a salir el agua de <>, como se dice en el pueblo con tono solemne e intimidatorio. Aqui el agua siempre sale del grifo muy fria, te deja los dedos morados, pero llega un momento en el que aparece de pronto un agua heladora que viene de la remota tuberia profunda, soterrada bajo el nevero perpetuo de la montana, y que puede hacer que se te pare el corazon de golpe. Eso dicen en Cercedilla. Llevaba tanto tiempo resistiendome a escribir, que el ordenador se nego a arrancar. Por eso me fui a escribir a mano en el barril. David, el amigo informatico que todos tenemos, probo el <>, que no funciono, y me dijo que iba a buscar un <>. Segun me explico, el ordenador almacenaba el estado del sistema en varias fechas a las que podia retroceder para ponerse en marcha tal y como se encontraba entonces. Lo que hubiera sucedido a partir de ese momento, desapareceria --programas, archivos, documentos-- y volveriamos atras (sin memoria ni deseo) para empezar de nuevo. La idea me parecio sugerente. Igual que los ordenadores, quiza nosotros tambien establezcamos hitos en el tiempo, a los que volver cuando ya no seamos capaces de seguir adelante: antes de la primera novia, de la primera claudicacion, del nacimiento de un hijo, de la muerte de un ser querido. Como era previsible, la mesa redonda me transporto a uno de esos instantes: antes de terminar la carrera, cuando todos eramos genios y todavia inmortales. En mi caso, ese estado se prolongo un ano mas, porque obtuve una beca como lector en la Tufts University, en Boston, donde pude seguir siendo inmortal y un genio, mientras mis companeros preparaban la oposicion a secundaria y daban clases particulares o repartian pizzas en motocicleta para poder hacer el doctorado. Treinta anos despues, ya calvos, mediocres y mortales, con barrigas, canas y ojeras, arrastrando los pies y llevando a cuestas divorcios, hipotecas, deudas y sinsabores, nos fuimos encontrando en la famosa Pecera del Circulo, junto a la mujer desnuda esculpida por Moises Huerta y bajo los lienzos del techo pintados por Jose Ramon Zaragoza. Era dificil no mirar aquel cuerpo de marmol, tendido a nuestros pies en una postura muy poco natural, y con los ojos cerrados. No esta dormida, nos dijo Chavi Azpeitia: esta muerta. En mi familia todos tenemos dibujos de Zaragoza, que era de Cangas de Onis y debio de ser buen amigo de mi abuelo Benito. Sus pinturas, demasiado clasicas, sin duda se parecen al modelo y son --como tantos matrimonios-- fieles pero aburridas. De los dibujos lo que llama la atencion es que todos los que tenemos son de hombres desnudos. Alli, mirando con timidez el hermoso cadaver y las acartonadas pinturas, estabamos la presunta generacion de los sesenta, que casi nunca ibamos al Circulo de jovenes. En los ochenta aquello era poco mas que un casino de provincias, cuando decidieron resucitarlo con una primera medida decisiva: cobrar la entrada. A veinte duros. Y por supuesto funciono, aunque nosotros siguieramos yendo al Deportes (que estaba al lado de la editorial Cambalache), al Casa Riera, al Galdos o a tabernas como La Dolores. Si existiera una <> (pero no es mas que una conjetura), su caracteristica mas sobresaliente tendria que ser nuestra inoportunidad. ?Que clase de jovenes sonarian con ser novelistas cuando la literatura ya habia perdido toda relevancia social? Los ultimos que llegaron a tiempo fueron los que tenian diez o quince anos mas que nosotros: Javier Marias, Munoz Molina, Millas, Mendoza, Llamazares... Con veinte anos, en los ochenta, les vimos triunfar, pero no nos dimos cuenta de que eso nunca iba a volver a suceder. Debiamos de ser los tontos de la clase, el peloton de los torpes, porque el resto de los jovenes de nuestra edad no querian ser escritores, sino cantantes, directores de cine, arquitectos o simplemente ricos. Si existiera esa generacion (pero insisto, se trata de una idea de bombero), habria que llamarla <>, siempre estuvimos, como dice el diccionario, <>. Asi nos va. Nuestros predecesores aguantan el tipo como pueden, a sabiendas de que son un anacronismo. Miralos: uno escribe a maquina y se comunica por fax, otro se hace pasar por neoyorquino de Brooklyn con acento andaluz, otro se mete en armarios empotrados que dan a su otro yo... En fin, se comportan como cunados con una copa de mas en la boda de su hermana, o como filatelicos obsesos y empecinados. ?Y nosotros? No somos mas que un hatajo de acreedores, se nos debe la gloria y vamos reclamandola por los rincones. Nuestras novelas pertenecen todas al mismo genero literario que los cartones que ponen los mendigos al lado de su manta: pedimos una limosna de gloria contando nuestra triste vida, y lo llamamos autoficcion. Eso somos las <> que escupiamos en corro <>. Salvo por la ausencia de torres de vigilancia, aquella Universidad Autonoma de Madrid era identica a una prision provincial de grises muros de hormigon, aislada y laberintica, con patios interiores y escaleras supernumerarias que dificultaban la huida. La blanda hierba que decoraba el campus tambien le daba --combinada con la arquitectura penitenciaria-- ese aspecto de inocencia simulada que caracteriza a los laboratorios farmaceuticos y a los emplazamientos militares secretos. Lo mas acogedor era el bar de la Facultad. !El inolvidable bar de Juanjo! Con la no menos inolvidable tortilla de patatas en olla que hacia Mercedes, la mujer de Juanjo. Aquellos eran los tiempos, primera mitad de los ochenta, y en el bar de Juanjo habia parejas de literatos discutidores: Gerena y Echevarria, al que llamabamos Echabarriga, Chavi Azpeitia y Eduardo Becerra, Pepe Ridao y Juan Blazquez, y Orejudo y yo. Ninguno esperabamos cumplir los treinta: moririamos jovenes, como los heroes, fulminados por nuestro propio talento, igual que el olmo viejo hendido por el rayo (y en su mitad podrido). Juan era el mas ambicioso de todos: bebia ginebra por las mananas y ni siquiera confiaba en cumplir los veinticinco. El bar tenia una barra en forma de ele; el lado corto acababa junto a una ventana que daba a la entrada principal; el largo recorria la sala hasta una pared, tras la que estaba la estacion de tren. En las otras dos paredes habia repisas para dejar las copas, los cafes o los botellines, y para apoyar el codo con displicencia y la cadera dibujando esa curva caracteristica de Praxiteles. El pequeno espacio de barra junto a la ventana era el lugar privilegiado, que ocupaban siempre los modernos, palidos, ojerosos, recien exhumados de sus tenebrosas sepulturas en el Penta, la Morasol, el Morgenstern o el Rock-Ola. Los plumiferos nos repartiamos el resto: Chavi Azpeitia y Eduardo Becerra en el otro extremo de la barra, Echabarriga y Gerena en la repisa mas cercana a la puerta; Orejudo y yo en el angulo de la ele; Blazquez y Ridao, al lado de la entrada: todos incansables en nuestra liturgia de bendiciones y maldiciones. !Tolstoi es Dios! Mejor Dostoievski: !es el Demonio! !Clarin es un estrenido! !Las novelas de Galdos huelen a repollo, como un descansillo de escalera! !Neruda es mas plomo que el catastro! !Pues anda que Vallejo: un indio deslumbrado por las baratijas del simbolismo frances! Y asi cada manana. ?De que hablabamos? De nosotros mismos, todo el tiempo, de la identidad que intentabamos construirnos. Por eso eramos tan categoricos --estabamos dando palos de ciego-- y por eso estabamos tan impacientes: !teniamos los dias contados! Y sin embargo Azpeitia y Becerra siguen vivos (uno es un escritor bastante reconocido y el otro es catedratico), y viven tambien Echabarriga (alto cargo en una multinacional de fabricacion y distribucion textil) y Gerena (que fue actor y periodista, y ahora arregla el pais en las tertulias de la tele); y vive y publica libros Pepe Ridao (aunque ahora se llame Jose Maria y sea embajador, ademas de un ensayista importante), por no hablar de Orejudo y de mi, que insistimos en publicar novelas, pero cada vez mas cansados, porque ya solo hablamos de nosotros mismos, incapaces de encontrar nada de mayor interes. El unico que murio --pero no antes de los veinticinco-- fue Juan Blazquez, que tantas ambiciones tenia, el primero que publico una novela, aunque ya no volvio a escribir jamas hasta su muerte, de una cirrosis devastadora, a la edad de Garcilaso y sin ninguna gloria, salvo la de ser recordado por sus amigos treinta anos despues en la barra de un bar, a partir de la tercera copa. Alli los que queriamos ser escritores nos vigilabamos unos a otros. ?Y si alguno de pronto iba y escribia la gran novela de nuestro siglo? Esa era la amenaza, y a mi entonces lo que mas me aterrorizaba era que la escribiera Antonio Orejudo. Durante varios anos fuimos inseparables. Mas que amistad, se trataba de una folie a deux que ambos alimentamos, no tanto por espiritu de cooperacion, sino sobre todo porque ninguno estabamos lo bastante locos como para mantener el delirio por nuestra cuenta. Convertirse en novelista es como atracar un banco o cometer un crimen: se necesitan complices. Asi sucedia con Gerena y Echabarriga, con Chavi y Eduardo, con Ridao y Juan, y con Orejudo y conmigo. Solo he conocido a alguien lo bastante chiflado y con tanto ego como para intentarlo en solitario: Benavides. Una vez, seria por el 86, tras el referendum de la OTAN, en el semaforo de la calle Sagasta, a punto de cruzar hacia la taberna de Araceli, Jose Carlos Benavides nos revelo a Orejudo y a mi que el iba a ser <>. Tal cual. Casi nos atropellan, porque nos quedamos paralizados, mudos de admiracion, e intercambiamos esas miradas que indican que uno se halla por fin en presencia de un autentico orate. Benavides compaginaba Derecho y Filologia, asi que poco despues afirmo que Tomas y Valiente queria que, en su momento, le sustituyera en el Tribunal Constitucional, y luego que Lazaro Carreter le estaba tanteando para la Academia Espanola. Todo lo decia con el aplomo de los lunaticos: era fascinante. Y siempre actuaba solo, como un agente secreto o un francotirador. Durante un tiempo fue secretario de Estado de Cultura y ya no se por donde andara ahora: quiza haya remplazado a Lola Flores, a Tina Turner o a la madre Teresa de Calcuta --nada estaba fuera de su alcance-- o quiza este dando alaridos encerrado en una gavia. Orejudo y yo colaboramos para convencernos el uno al otro de algo no menos disparatado que las salidas de pata de banco de Benavides: que ambos ibamos a cambiar el curso de la literatura universal. Juan Blazquez en cambio no representaba una amenaza para nadie por una razon obvia: follaba demasiado. Gustaba a las chicas, las volvia locas, como si acabara de despertarlas de un profundo sueno en pleno dia, o tal vez de rescatarlas de una pesadilla. Tenia ojos azules, labios grandes y abultados, un flequillo rebelde que atravesaba la frente buscando un atajo, y cara de nino bueno, interrumpida de pronto por una sonrisa esquinada y provocativa que parecia decir: se lo que quieres, aunque tu todavia no lo sepas, y te lo voy a dar. Esa sensacion de peligro inminente --?quien no prefiere seguir ignorando su deseo oculto?-- debia de ser lo que les gustaba de el: el fondo pantanoso de sus labios bajo el agua diafana de su mirada. ?Que necesidad tenia de escribir novelas, si ya era tan atractivo? Ademas, para tener exito en los ochenta, bastaba con declararse cantante, actor, pintor o disenador; ya no era necesario ni aconsejable encerrarse a escribir cientos de folios que nadie iba a leer de todas formas. Los plumiferos nos habiamos convertido en mamarrachos, nos dabamos mucha importancia, pero actuabamos como exploradores polares cuando los polos --y la misma Antartida-- ya estaban repletos de McDonald's y cajeros automaticos. Mis unicos amigos no plumiferos eran los del club de ajedrez que formamos algunos de la Facultad, el club Al Paso, con el gran Ostolaza de presidente, el gordo Tomas, Macarena, Escalona y Carmen Avellan (a la que quise tanto y me dejo sin mas por Jaime Escalona). A Juan Blazquez mis amigos ajedrecistas le causaban bastante asombro: se negaba a creer que quisieran --tal y como afirmaban-- llevar vidas normales y corrientes. Estaba convencido de que esas vidas siempre desembocan en diverticulos en el colon, en la ominosa tos improductiva o en una inflamacion cronica de los tobillos. No eran mas que una perdida de tiempo, del buen humor y de la circulacion de retorno, eso decia, con su vaso de ginebra en la mano. Nosotros creiamos que solo se hacia escritor el que no tenia mas remedio. Si no tienes cuentas pendientes con el mundo, no te pones a escribir novelas. Eso es lo que les faltaba tanto a Juan como a Benavides: la inagotable energia del rencor. A final de cuarto Blazquez ya empezo a dejar de tener encanto. Cuando volvia del bano no era raro que trajera el pantalon manchado de pis, vomitaba en las fiestas o se quedaba dormido; y sus comentarios puede que siguieran siendo agudos, pero apenas se entendian tras la segunda ginebra. Nada mas terminar la carrera, se caso con Ines Baraona, una chica de provincias bastante pavisosa, y dejo de escribir. ?Por que dejo de escribir? Frente a una pregunta como esa hay varias respuestas posibles. La mas natural y razonable es otra pregunta: eso depende de para que escribiera. Otras opciones son: porque tenia otras cosas que hacer. Porque se aburria. Porque no recibio la recompensa que esperaba. Porque le parecia un esfuerzo excesivo. Porque prefirio la ginebra. Porque no se le ocurria nada. Ademas, ?que tiene de misterioso que alguien deje de escribir? Escribir no es tan importante. Todo el mundo deja muchas cosas: una carrera universitaria, a su pareja, de comer carne, una ciudad, de fumar, de llevar corbata o de ponerse vaqueros; pero nadie se preocupa, intrigado, de por que Fulano habra dejado de jugar al parchis, a las damas o a la petanca. En la Pecera le preguntamos a Azpeitia como sabia que la mujer de la escultura estaba muerta. Lo se, aseguro: y todos la conoceis. Creo que no fui el unico que se sintio acusado, tambien quiza culpable. ?Quien es?, pregunto Becerra, y en ese momento la comisaria Sanz nos aviso de que teniamos que empezar la tertulia. Al salir de alli ninguno pudo evitar mirar hacia el suelo, a la mujer desnuda, pero a mi me dio verguenza o quiza preferi despedirme, mirando al techo, de los tres tristes lienzos del amigo de mi abuelo: El Amanecer, El Dia y La Noche.

  • Una pareja escandalosa de Marcia Cotlan

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    Una novela muy entretenida, que arrancara mas de un suspiro y muchas sonrisas. Aimee Du Maurier es la beldad del condado. Tiene diecisiete anos y pertenece a una de las familias mas antiguas de Carolina del Sur. Obligada a casarse con el mujeriego Edward Robilard, el odio que sienten el uno hacia el otro acabara por transformarse. Marcia Cotlan (Asturias, 1975) ha estudidado Filologia y en la actualidad trabaja como profesora de Literatura. Lectora voraz, la escritura ha sido su camino logico.

  • El otro lado del silencio de Philip Kerr

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    Un decima entrega de la serie protagonizada por el detective Bernie Gunther. Regresa Philip Kerr con la serie de detectives mas celebrada por los lectores.

  • Amos y mazmorras II de Lena Valenti

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    .Cleo Connelly siempre quiso ser como su hermana Leslie. Por eso, cuando decidio trabajar para la Ley, Cleo la siguio y se esforzo siempre por llegar a su nivel. Pero solo Leslie fue aceptada en el FBI, mientras que Cleo tuvo que conformarse con patrullar su ciudad natal: Nueva Orleans.

  • Un hombre al mando de Laurelin Paige

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    Tenia el brazo levantado y el movil en la mano mientras buscaba cobertura cuando lo oi. Un maullido leve. El tipico sonido de un gatito en apuros. Aguce el oido y examine a mi alrededor. Detras de mi, cuatro estructuras con forma de silo se erigian apinadas. Abajo, el bar de la azotea bullia de actividad. Enfrente, el Empire State atraia todas las miradas, resplandeciente con los colores del arcoiris (en honor a la manifestacion en favor del colectivo LGBTQ, convocada para ese fin de semana), pero el exceso de luces centelleantes de discoteca del local hacia palidecer la atraccion turistica. Habia mucho barullo, una de las razones por las que me habia escabullido a la parte mas alta del edificio: queria hacer una llamada. El otro motivo que me habia empujado a subir a la azotea era que todavia no habia conseguido que en mi pantalla apareciera mas de una raya de cobertura. Los maullidos, conclui, debian de proceder de los depositos, sirvieran para lo que sirvieran. Imagine que hacian las veces de trastero para guardar objetos mecanicos para el edificio: para el sistema electrico, el aire acondicionado y vete a saber que mas. Algun arquitecto de esos de prestigio habia decidido, por alguna razon, que unas torres cilindricas de un tono bronce con tapas que parecian un sombrero conico asiatico eran el mejor modo de hacer que el material industrial quedara mas bonito. De verdad, la ultima moda en diseno de la ciudad de Nueva York escapaba a mi entendimiento. Para mi, tenian una pinta rarisima. Ademas, los habian colocado en la parte mas alta de un edificio de sesenta plantas, de modo que la probabilidad de que hubiera oido a un gatito extraviado era bastante infima. De todas formas, el ruidito habia cesado. Es probable que hubiera sido el chirrido de un generador o que me lo hubiese imaginado. Volvi a centrarme en el movil. Dos rayas si me situaba en esa direccion. Termine de subir los tres escalones que faltaban para llegar por fin a la planta superior. !Tres rayas! Con eso bastaria. Pero... volvi a oir al gatito. Otra vez. Y otra. Quedaba descartado que fuera algo mecanico. Baje la mano con la que sostenia el telefono y empece a rodear uno de los depositos. Si no se trataba de un gato (porque tan arriba no podia ser, ?no?), ?que era entonces? ?Esos ruidos los podian hacer las ratas? Solo de pensarlo me puse a temblar. Lo cierto es que no tenia ningun motivo para ponerme a buscar de donde procedia el sonido. Pero ?y si era un gatito? Quiza los del bar hipster de abajo tenian uno aqui en la azotea para que mantuviera a raya a los ratones. No era una idea tan descabellada y me empezo a picar la curiosidad, asi que, en contra de lo que me dictaba el instinto, segui rodeando el segundo deposito. De pronto, me quede petrificada. Aquel ruidito no lo emitia un animal, sino una mujer. Se encontraba a unos cinco metros y apoyaba la espalda en la pared de ladrillos de una chimenea al otro lado de los depositos. Tenia los ojos cerrados, llevaba un vestido de fiesta remangado por la cadera y los sonidos que emitia eran gemidos de placer, no de sufrimiento. Segun parecia, se los estaba provocando el hombre situado delante de ella. En concreto, su mano, que se movia entre sus piernas. Y !uf!, a juzgar por la expresion de la mujer, el hombre sabia lo que hacia. Retrocedi con sigilo y a toda velocidad mientras rodeaba el deposito y solte el aire despacio. No sabia si echarme a reir o... bueno. ?Es que que otra reaccion iba a tener, si no? Desde luego, el cosquilleo instantaneo de excitacion que se me habia despertado entre los muslos no era la respuesta adecuada. Vamos, que lo mejor era reirse. Me rei en silencio, para no molestar a los <>. Sin embargo, cuando el impulso de tomarmelo con humor se desvanecio, el cosquilleo seguia ahi. Hacia mucho tiempo desde la ultima vez que habia echado un polvo. La ultima relacion seria que habia tenido termino en verano, y luego busque un clavo que sacara a otro calvo durante el fin de semana de Halloween, pero, desde entonces, nada... y estabamos a principios de septiembre. !Madre mia, pero si ya casi hacia un ano! No me extranaba que sintiera tanta curiosidad por aquel par de desconocidos que se metian mano en un rincon apartado de la juerga en la azotea. La excitacion indirecta era demasiado tentadora. Sin hacer ruido, rodee el deposito de puntillas con el cuerpo pegado al edificio. Solo queria... echar una miradita. Guau. Esta segunda vez, la escena era tan sensual como la primera. Mas incluso ahora, que la mujer empujaba las caderas hacia la mano de el. La forma en que el hombre le sostenia las manos por encima de la cabeza, el hecho de que no se estuvieran besando, que los unicos puntos de union entre sus cuerpos fueran la mano de el que le agarraba las munecas y la otra metida entre sus piernas, constituian un espectaculo obsceno, lisa y llanamente. Y cuando ella solto otro gemido, por poco no se me escapo uno a mi tambien. Tome nota mental: <>. Tanto, que habia olvidado por completo la razon por la que habia subido a la azotea. Tanto, que me palpitaba la entrepierna. Tanto, que ni se me ocurrio esconderme cuando la mujer profirio un ultimo grito ahogado y se estremecio al llegar al orgasmo. Era evidente que aquel era el preciso instante en que deberia haberme ido. Bueno, vale, deberia haberme ido antes, pero como no lo habia hecho, el momento era ese. Sin embargo, me quede ahi, pasmada por la actitud indiferente con la que el hombre se saco un panuelo de un bolsillo interior del esmoquin y se limpio la mano antes de metersela en el bolsillo. Ni siquiera se lo ofrecio a la mujer. No fui la unica que se dio cuenta. Ella puso mala cara mientras se recolocaba el vestido, pero enseguida recupero la sonrisa. Se echo la melena castana por encima del hombro (oscura, pero no tanto como la mia), se acerco a el y le toco la entrepierna. --Va, Eden, que tu ya has terminado... --Aunque no alcanzaba a oirlo todo desde mi escondite privilegiado, si que vi con claridad que el le apartaba la mano. --Pero tu no --dijo ella entre susurros. El la miro fijamente unos segundos. Ojala hubiera estado de cara a mi para poder ver su expresion. Oye, que complicado era espiar a gente que no cooperaba. --No te esfuerces --repuso al final. Una negativa, clara como el agua. No necesite verle el rostro para saberlo--. La unica razon por la que he hecho que te corrieras ha sido para que me dejes en paz. <>. !Menudo imbecil, el tio! Bueno, o quiza no. Habia que tener en cuenta que, antes de rechazarla, le habia provocado lo que, a todas luces, habia sido un orgasmo de calidad excepcional. Claro que carecia de la informacion necesaria para formarme una opinion a partir de lo que habia visto. Pero era dificil no figurarme los detalles de la situacion mientras observaba la escena como quien come palomitas, y, en mi imaginacion, al tipo se le daba tan bien follar como tener los modales de un autentico imbecil. La experiencia me habia ensenado que ambas caracteristicas iban de la mano. Eden se aclaro la garganta, pero parecia que sabia cuando retirarse: --Tu te lo pierdes. Sabes perfectamente que te trato muy bien. --Si, exacto. Ese es el problema. Madre mia, menudo cabron. Era el tipico tio que necesitaba poner distancia. El tipico que solo se enrollaba contigo una vez y si te he visto no me acuerdo. Recorde que habia alquilado el bar de abajo entero, en la azotea, para celebrar una fiesta con invitados de clase alta, y lo cale: un ricachon arrogante que se creia que tenia privilegios. Todo un casanova, vamos. Lo mejor que Eden podia hacer era salir disparada en direccion contraria. Se le borro la sonrisa. Irguio la espalda y lo fulmino con la mirada. --Eres un imbecil. <>. El casanova se encogio de hombros. --Ya te lo adverti. --Me avisaste, pero sabias que, al hacerlo, darias ni mas ni menos que la imagen contraria. Mira, ?sabes que? Te mereces estar tan amargado. Parecia que estaba a punto de irse, lo que significaba que yo debia salir por patas, pero vacile al ver que el alargaba la mano y la agarraba del brazo. --Espera, Eden. La expresion de esta se suavizo, aliviada, como si hubiera deseado que el la detuviera. Yo tambien sabia lo que era albergar esa esperanza. Ademas, estaba bastante segura de que Eden sabia donde se metia cuando se habia enrollado con este cabron, pero, aun asi, me costaba no empatizar. Le solto el brazo y le acaricio el rostro. Y, justo cuando creia que el casanova quiza no estaba tan mal, espeto: --Limpiate antes de bajar. Se te ha corrido el rimel. Eden se aparto de golpe y, sin mediar palabra, se fue echa una furia. Una furia que venia derechita hacia mi. <>. Sali disparada y rodee el deposito lo suficiente para que no me viera cuando bajara las escaleras, pero no tanto como para que don imbecil me viera desde el otro lado. Entonces, espere mientras trataba de oir sus pisadas para saber cuando podria salir de mi escondite. Por lo visto, el cabron caminaba de forma muy silenciosa, porque no se oia ni una mosca. Asi que me puse a contar hasta doscientos, solo para estar segura de que habia pasado el tiempo suficiente. Y me pase de los doscientos tambien, porque perdi la cuenta un par de veces cuando me asalto una imagen de la escena tan sensual con la que me habia encontrado. Sin duda, en la lista de pendientes debia anadir <>. No podia seguir asi. Al fin, asome la cabeza por donde lo habia visto la ultima vez. No habia nadie. Avance unos pasos para asegurarme. No estaba en ninguna parte. Suspire, aliviada. --?Buscas a alguien? Di un bote al oir la voz a mi espalda. Gire sobre los talones y lo vi de pie, entre las sombras, donde habia estado escondida hacia tan solo unos segundos. Era imposible que supiera que yo estaba alli. Imposible. Igual de imposible que que supiera que los habia visto. Llegue a esas conclusiones en un instante, de modo que me hice la inocente: --Me habia parecido oir a un animal. Un gatito atrapado. Solo estaba echando un vistazo. <>. --Un gato. En la azotea de un edificio de sesenta plantas. --No se lo creyo, como era logico. --Ya, a mi tambien me parecia raro. Por eso estaba echando un vistazo. --Aja. Estaba tan nerviosa que me habia puesto a sudar. Tenia muy presente que habia venido a la fiesta haciendome pasar por quien no era y, aunque no habia ninguna razon para que este tipo lo pusiera en duda, la posibilidad habia hecho que me pusiera en guardia. Pero eso no tenia por que ser positivo per se. Porque deberia haber defendido mi version (era la verdad, al fin y al cabo) y haberme largado. El seguia entre las sombras, con el rostro oculto en la oscuridad. Tampoco es que fuera a tratar de impedirmelo. Con todo, esas dos silabas encerraban una provocacion, un reto implicito, y quien me conocia sabia que yo no era de las que salian corriendo ante un desafio. Di un paso adelante para acercarme. --?Aja? ?Aja, que? ?Que quieres decir con eso? ?No me crees? Se encogio de hombros con la misma indiferencia que le habia demostrado a Eden. --Aja solo quiere decir aja. --Ah. --Quiza me lo habia imaginado. Toda esta odisea habia sido un error. ?Por que habia creido que seria capaz de hacerlo sin perder los papeles? Tal vez era el tipo de persona que no se achicaba ante un desafio, pero tampoco era estupida, y haber venido a esta fiesta habia sido una absoluta insensatez. Ademas, estaba imaginando conflictos donde no los habia--. Bueno, pues... --dije y me di la vuelta para alejarme de ese hombre misterioso. Del mismo modo que habia alargado la mano para detener a Eden, elevo la voz para detenerme a mi. --?Sabes? Creo que has venido a echar un vistazo porque has oido algo y luego te has topado con otra cosa. Y en vez de irte..., has preferido quedarte. Gire sobre mis talones de nuevo. --No me he... --perdi el hilo de golpe. Habia salido de las sombras y ahora, por primera vez, le vi la cara. Y era impresionante. Impresionante nivel: te quedabas sin respiracion. Impresionante nivel: braguitas chorreando. No me extranaba que Eden se hubiera muerto del gusto con el. Los hombres normales y corrientes no eran asi. Este era como un modelo de portada de revista. Si me hubiesen obligado a describirlo, no habria sido capaz de decir que lo hacia tan atractivo. Todo. La forma en la que encajaban sus rasgos. Los pomulos marcados. La mandibula cincelada y manifiesta bajo una barba castana, cuidada y corta. Los ojos... (habia demasiada poca luz para identificar el color, pero estaban colocados en el lugar perfecto). Y, aunque su apariencia por detras se disimulaba bastante, el traje confeccionado a medida que llevaba revelaba lo suficiente de la parte frontal para apreciar que tenia un cuerpo muy bien definido como quien no solo tiene un gimnasio en casa, sino que tambien se pasa horas en el. Me sorprendio tanto, me pillo tan desprevenida, que vomite las palabras antes de tener la oportunidad de refrenarlas: --Ostras, menudo pibon. La verguenza me subio por el cuello hasta el rostro. Mi piel olivacea no se sonrojaba con facilidad, pero la sangre todavia se me acumulaba en la cara cada vez que hacia el ridiculo. Y acababa de hacer un ridiculo monumental. Era imposible arreglarlo. Mientras me mosqueaba conmigo misma y me moria por el bochorno, el metio cucharada como si nada: --Justo estaba pensando lo mismo de ti. Me acababa de tirar los tejos. Y hacia nada que le habia provocado un orgasmo a otra mujer. Pero que bien lo habia calado. Era un donjuan de manual. Me eche a reir, en parte por los nervios y tambien porque no me lo podia creer. --Eh... no. Eso no. No vamos... No. Gracias, pero creo que me voy a ir. Estaba tan nerviosa que no habia acabado de dar la media vuelta cuando me detuvo de nuevo. --No, espera. Lo siento. No queria pasarme de la raya. Como lo has dicho tu primero, creia que podia responderte en los mismos terminos. Reflexione unos segundos antes de contestar (algo que sabia que deberia hacer mas a menudo). Bueno, vale. Habia decidido que no era mas que un ligon, pero no tenia pruebas de ello. Y luego habia sido yo quien le habia soltado aquello a un completo desconocido. Sin duda, era yo quien se habia pasado de la raya. --Si que lo he hecho --admiti--. Lo siento, me ha salido solo. --No hace falta que te disculpes. --Su sonrisa brillaba como el oro. Resultaba hipnotica. Capaz de convencer a muchas mujeres para cometer estupideces con tan solo exhibirla. Desee que ese <> no me incluyera a mi. Pero tambien era realista, asi que me puse en guardia porque lo mas probable era que yo tambien formara parte de dicho grupo. Y todavia estaba alli parada. --Tambien se aplica a que te hayas quedado aqui arriba despues de presenciar lo que te has encontrado. --Estaba decidido a obligarme a admitir lo que habia visto. Eran meras suposiciones. Solo tanteaba el terreno. Sin embargo, ?habia alguna razon de peso para negarlo? Sentia curiosidad por saber hacia donde queria llevar la conversacion, de modo que me limite a preguntar: --?Y? --Y eso, combinado con el comentario que has hecho sobre mi fisico, me ha dado a entender que esta conversacion podria terminar de una forma muy distinta. --Avanzo hacia mi al acecho, como un depredador. Lo juro. Como un depredador. Que locura lo sensual que podia resultar un hombre con tan solo dar un par de pasos. Y una locura todavia mayor era lo mucho que me estaba afectando. Y, ay, la madre, me habia costado unos segundos procesarlo, pero ?de verdad acababa de soltarme eso? --Por favor --dije, con un grunido de irritacion que iba tan dirigido a mi como a el--. Solo porque te he pillado en plena faena por casualidad, ?crees que ahora yo tambien voy a querer? --No, claro que no. --Se volvio a encoger de hombros con indiferencia--. Solo porque te hayas quedado mirando... Otra oleada de sangre me incendio las mejillas. El habia estado de espaldas a mi durante todo el rato. Eden ni siquiera me habia visto y era ella quien estaba de cara a mi. ?Me habia equivocado? Quiza en la pared de ladrillo habia algo reflectante. Me gire para examinar el lugar donde habia estado el. Volvi la vista atras hacia el punto donde habia estado yo. No, para nada. Imposible. No me habia visto. Me gire para enfrentarme a el con una sonrisa de satisfaccion. --Es imposible que lo sepas. Entonces, me devolvio la misma sonrisa, porque acababa de confesar que, en efecto, me habia quedado mirando. --Estaba evaluando si habia sido consentido --anadi, en un arranque. --Claro, te preocupaba la seguridad de otra mujer. --Exacto. --La mentira me hizo sentir honrada. Como si, en realidad, me hubiera comportado como una heroina en vez de una mirona, motivada por la preocupacion de si Eden estaba sufriendo una violacion o no. Su sonrisita de autosuficiencia me decia que no lo enganaba, pero me siguio el juego: --Espero que hayas llegado a la conclusion de que era consentido. --Al menos por parte de ella. --Lo dije porque pense que seria una pulla, pero, al oirlo, me di cuenta de que parecia que estuviera tonteando. Joder. Quiza si que tonteaba. Su expresion reflejaba la misma duda. --No me he visto obligado a hacer nada que no quisiera. Pero si, razon no te falta. Estaba un poco distraido. En cambio, tu tienes toda mi atencion. --Dudara o no, tenia un descaro impresionante. Y a mi me encantaban los ligones atractivos y descarados. Pero enrollarme con uno no formaba parte del plan de esa noche, asi que tenia que irme. --Ah, muy bien --continue, echa un lio y atontada--. Vale. Si. Me... Bueno. Gracias, pero no. Solo habia subido para hacer una llamada, asi que voy a ello. --Tuve la sensatez de largarme, pero fui incluso mas sensata al decirle mientras me iba--: Por favor, no me sigas. Bueno, quiza no habia sido la sensatez lo que me habia impulsado a echar un ultimo vistazo en su direccion. Queria saber si estaba mirando como me iba. Y, quiza soy una idiota, pero me encanto saber que, efectivamente, lo hacia. Capitulo 2 Teyana respondio tras el primer tono de llamada. --Cuentamelo todo. Yo seguia con la cabeza perdida entre los depositos, en ese desconocido tan atractivo y exasperante. Seguramente, deberia haberme esperado a que me bajara el sofoco antes de llamar, pero me moria por ponerme al telefono para que pareciera que estaba haciendo algo, por si se le ocurria seguirme. No obstante, no habia sido el caso y ahora estaba condenada a hacer un esfuerzo por hablar. Solte algo a medio camino entre un grunido y un suspiro. --Todo iria mejor si estuvieras aqui --asegure, y era la verdad, pero no lo habria expresado como una quejica si hubiese estado centrada. Al instante, trate de suavizar mi comentario--. Quiero decir, se que no seria lo mejor para ti, pero lo seria para mi, y no trato de hacer que te sientas mal, pero es que me gusta que me acompane mi amiga. Joder, que insensible. Mira que centrarme en como me sentia yo y lo mierda que era tener que estar sin ella en vez de preocuparme porque Teyana si que sufria a nivel fisico. Sabia comportarme como una buena amiga para alguien que padecia una enfermedad cronica y agotadora, pero, de vez en cuando, metia la pata hasta el fondo. --Lo siento --anadi, mientras desee haber comenzado por ahi. --Eh, va, no empieces... --Como solia pasar, Tey termino por consolarme a mi--. Soy muy consciente de que mis brotes no solo son una molestia para mi. --Pero es que ahi esta el problema: que solo para mi son una molestia. Para ti, son algo mucho peor. --Si --reconocio--. Son una absoluta mierda. Ojala pudiera estar contigo, de verdad. Ese habia sido el plan original: venir juntas. De hecho, cuando habia visto la invitacion entre la correspondencia de mi jefa, mi idea habia sido tirarla a la basura y no darle mas vueltas, pero Tey me la habia quitado de las manos y los ojos se le habian iluminado con un plan. <>, le habia senalado yo. <>. <>. <>. Fue entonces cuando me lo plantee en serio. Kendra nos habia prestado ropa a Teyana y a mi millones de veces desde que las tres nos conocimos y nos hicimos amigas cuando cursabamos el master en la Universidad de Georgetown. Aunque ya no eramos tan intimas como entonces (convertirse en mi jefa tras la graduacion habia cambiado las dinamicas de la relacion), sin duda me habria prestado algo de haber estado alli. Claro que, si hubiera estado alli, yo no habria fisgado entre su correspondencia y no habria descubierto que se celebraba esta fiesta. Tey debio de darse cuenta de que mi conformidad se abria paso: <>. Los Sebastian pertenecian a la realeza estadounidense. Tenian dinero invertido en todo, desde el acero y el petroleo hasta medios de comunicacion y tecnologia, de modo que, practicamente, la ciudad entera les pertenecia. Su apellido figuraba en tantos edificios como el de los Rockefeller, entre los que se contaba el Sebastian Center, la sede principal de la mayor parte de sus negocios en Nueva York. Y una fiesta con estos fabulosos millonarios como anfitriones resultaba, sin duda, tentadora. <>, habia insistido Tey. <>. Y como razon no le habia faltado en ese sentido, y dado que ultimamente estaba un tanto resentida con Kendra, yo habia accedido. Pero entonces, Teyana sufrio un brote que la mando derechita a la cama y en posicion fetal. Solo habia aceptado acudir a la fiesta para que ella pudiera vivirla de forma indirecta a traves de mi. Hacia tanto tiempo que eramos amigas que era consciente de que, a veces, lo unico que podia hacer para aliviar su enfermedad era vivir mi propia vida al maximo. En muchos sentidos, el hecho de que Teyana padeciera esta enfermedad me habia impulsado a ir mas lejos de lo que habria ido yo sola. Y eso me hacia sentir incluso mas culpable. --?Como te encuentras? --le pregunte esta vez. --Mareada, y es como si alguien no dejara de clavarme un cuchillo de sierra entre las costillas. Pero, sobre todo, estoy aburrida, asi que distraeme y cuentame como va la fiesta. --Bueno... --Lo cierto era que apenas habia pisado la fiesta. Me habia paseado de una punta a la otra de la azotea, habia pillado unos cuantos aperitivos exoticos de las bandejas que se paseaban por el local y, por fin, habia subido por la escalerilla para buscar cobertura y llamarla. Sin embargo, esta version de la noche no iba a distraerla, asi que trate de echarle mas miga: --Todo el mundo va muy elegante, por supuesto. Ropa exclusiva, de diseno. De hecho, me da la sensacion de que no voy todo lo arreglada que deberia, y mira que llevo un Dolce & Gabbana. --He visto la foto. Encajas a la perfeccion, te lo aseguro. Baje la mirada en direccion a la falda de tul rosado. --Parezco una bailarina. --Pareces la primera bailarina del ballet de Nueva York, en todo caso, y eres un pibonazo. Y punto. ?Que mas? Venga, cuenta.

  • Varsovia de Carlos Sisi

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    La humanidad por fin se ha puesto de acuerdo en algo: hemos decidido dormir y sonar hasta desaparecer.

  • Sakamura y los turistas sin karma de Pablo Tusset

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    Empieza el verano en Barna City, la capital turistica de Extrema Europa. Un titular salta a los medios: <>. Arde Twitter, prende entre los nativos la fobia anti japonesa, la comunidad nipona se esconde en los hoteles, y la opinion publica aun no sabe que los agresores no son dos simples japoneses enloquecidos, sino algo mas inquietante.

  • Ingreso basico de Philippe Van Parijs

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    Philippe Van Parijs y Yannick Vanderborght quieren que el gobierno te de dinero: una cantidad frecuente, en efectivo, que no dependa de tu situacion laboral, de tu edad, de si tienes muchos o pocos recursos, de si eres mujer o eres hombre. Eso es el ingreso basico.

  • Las manos de mi madre de Karmele Jaio Eiguren

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    Veo una nina en la orilla de la playa. Levanta un muro de arena mojada, lo moldea con sus manos hasta construir la proa de un barco, y se sienta dentro, de cara a las blancas olas, con los pies al frente. Tiene los pies arrugados, como sus manos. El agua se le acerca, y una ola ataca la parte izquierda de la proa, pero la nina vuelve a levantar el muro y se queda de rodillas, con el tirante del banador caido del hombro, preparada para hacer frente al siguiente ataque. Sabe que el mar acabara ganando la batalla y que las olas arrastraran su barco de arena como la lengua se lleva un helado, pero, aun asi, defiende con unas y dientes su pequeno reino. Con las mandibulas bien prietas. Huele a verano. Recuerdo el olor de la crema de sol mientras la mano de mi madre resbalaba por mi espalda. Mi padre paseando por la orilla y mi madre tumbada en una hamaca. Hoy, treinta anos despues de haberse tomado esta fotografia, mi madre tambien esta tumbada, aunque no en una hamaca de playa, sino en la cama de un hospital. Y el calor se ha hecho frio, el ocre de la imagen se ha vuelto blanco. Es un blanco casi violento, como el de la silla en la que estoy sentada y desde la que miro las manos de mi madre, mientras guardo en el bolso la vieja fotografia en la que una nina se atreve a retar al mar. Estan posadas sobre las sabanas, sin mover un dedo, parecen manos de piedra, como si la sangre de sus venas se hubiera convertido en agua estancada. Esconde con sus manos el nombre del hospital estampado en el embozo, como si quisiera ocultar donde se encuentra. Como si, incluso dormida, hiciera todo lo posible para no preocupar a nadie. Esconde con sus manos la palabra Ospitalea estampada en las sabanas, igual que ha ocultado durante anos tantos suspiros y lagrimas, secandolas en el delantal de cocina. Pero entre los dedos ha dejado al descubierto parte de la palabra: ...tale. Y me hace gracia, porque la palabra tale significa "cuento" en la lengua de mi marido, y desde que la ingresaron, mi madre tambien vive en una especie de cuento. Cuando me acerco a ella, me parece ver en sus ojos siluetas de ninas jugando en el patio de un colegio, e incluso me parece oir sus gritos y sus risas. Cuando abre los ojos, nos sonrie a Xabier y a mi, pero no nos reconoce, aunque seamos sus hijos, aunque un dia nos diera la vida en este mismo hospital, antes de que lo reformaran. Aun asi nos sonrie, y su sonrisa aligera la carga que sentimos sobre los hombros desde que la ingresaron. En parte, al menos. Mi madre lleva ya mas de una semana rodeada de sabanas blancas y azules, y si las cosas no cambian mucho, nos van a dar las Navidades aqui, sin salir del hospital. Estamos solas en la habitacion, y ella duerme. Duerme casi todo el dia, como los bebes. La cama de al lado de la ventana esta vacia y solo las toses de otras habitaciones rompen este silencio incomodo. Escucho mi respiracion, tambien la de mi madre, y no consigo concentrarme en nada mas que en mirar sus manos. Soy incapaz de leer dos lineas seguidas de una revista, o seguir contemplando con tranquilidad las fotografias que he traido para ensenarle, para hacerle recordar, tal y como nos pidio el doctor. Las venas de sus manos parecen carreteras llenas de curvas. Son las mismas manos que alzan la barbilla de una nina en una foto en blanco y negro. "Levanta esa cabeza, Nerea". Recuerdo las manos de mi madre en mi barbilla, animandome para que mirara a la camara. Miro a la cama vacia que hay junto a la ventana e imagino a una nina y un nino saltando sobre el colchon. Se lanzan cojines y rien, rien sin descanso. La habitacion se llena de risas infantiles, y tras ellas, oigo al fondo la voz de mi madre, "no hagais tanto ruido que subiran los vecinos", pero la nina y el nino siguen saltando, y riendo, como si estuvieran en el patio del colegio. Y me veo riendo, saltando sobre la cama. Mi hermano desaparece, tambien la voz lejana de mi madre. Salto con fuerza sobre el colchon, y me quedo en el aire, colgada del cielo, como si me hubiesen crecido alas en la espalda, y un fuerte viento me arrastrara de repente por la ventana. Sobrevuelo la ciudad buscando algo, como una gaviota sobre el mar. Paso por encima de tejados rojos y chimeneas humeantes, hasta llegar a la ventana entreabierta de una casa. Me cuelo y aparezco en una sala de estar. Hay un televisor de la marca Telefunken enfrente y sobre el una foto, en un marco. Ahi estan. Nada mas verlas descubro que es lo que buscaba. Son las manos de mi madre. Manos en blanco y negro que alzan la barbilla de una nina que apenas se atreve a mirar a la camara. Y de repente todo se vuelve blanco y negro y escucho una voz lejana, "Nerea ?quieres hacer el favor de levantar la cabeza?". La voz me pide que mire al fotografo, por favor, y cojo aire y aspiro el olor a lejia y jabon de Marsella de las manos de mi madre que me sujetan la barbilla. Una melodia proviene de la cocina. Mi madre escucha alli la radio, mientras remienda los calcetines de futbol de mi hermano con las gafas en la punta de la nariz. Cierro y abro los ojos y la veo apuntando en un cuaderno los gastos de la compra, "tomates cinco pesetas, huevos siete pesetas", dejando casi sin punta el lapiz afilado con cuchillo. La veo en una habitacion, sentada al borde de la cama de una nina, acariciando con su mano su frente y susurrandole una cancion. No callara hasta que la nina se duerma. La melodia me sobresalta. Miro a mi madre, tumbada en la cama del hospital, y compruebo que no es ella la que canta. No ha abierto la boca. Sigue quieta como el muro de una iglesia centenaria. Pero yo sigo oyendo la voz que susurra una cancion de cuna. No callara hasta que la nina duerma. Y por un momento, siento las manos de mi madre acariciando mi frente, a pesar de que estan quietas sobre la sabana. A pesar de que parecen de piedra. Y mis ojos siguen sin apartarse de sus manos. Las miro con tanta atencion que hasta llego a creer que sus dedos van a echar a hablar en cualquier momento, que voy a encontrar en las manos de mi madre la respuesta a todas las preguntas que nunca le hice, que voy a poder escuchar los pensamientos que ha guardado durante anos. Todo eso simplemente mirando con atencion sus manos. Mirando esas mismas manos que ocultan ahora la palabra hospital estampada en la sabana. Entre sus dedos se puede leer la palabra tale, "cuento" en la lengua de mi marido, y no puedo evitar sonreir, porque desde que la ingresaron, mi madre tambien parece vivir en un cuento. Con la sonrisa congelada, alzo la vista y miro hacia la cama vacia junto a la ventana. Las sabanas estan revueltas, como si alguien hubiese estado saltando sobre ellas.

  • O’Quinn (13 Milimetros 2) de Beatriz G. Lopez

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    Diferentes indicios han llevado al narcotraficante Annibal Scorpio y a los suyos a localizar al presunto autor de las famosas muertes. La sanguinaria venganza llevada a cabo no fue suficiente, y Scorpio pide explicaciones al grupo criminal al que pertenecia el asesino. El lider, O'Quinn, no duda en negar su implicacion y buscar una via de escape.
    En la organizacion de Scorpio creian haber borrado del mapa cualquier rastro dejado por el celebre numero trece, pero nada mas lejos de la realidad: se dan cuenta de que sus problemas no han hecho mas que comenzar. Quien se encuentra detras de los ataques no es el unico que acecha al traficante. La policia le sigue muy de cerca, esperando un paso en falso para poder avanzar en la investigacion y, de paso, cazar a Annibal.
    Amenazas, tiroteos, muerte. Y la certeza de que la confianza es un lujo que no se puede permitir.

  • La Decada que nos dejo sin aliento de Juan Eslava Galan

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    La decada que nos dejo sin aliento pertenece a la serie dedicada al siglo XX, de la que ya han aparecido tres volumenes que abarcan desde 1936 a 1959. Esta vez el tema son los anos comprendidos entre 1973 y 1982: comienza con el asesinato de Carrero Blanco y termina con Alfonso Guerra levantando la mano de Felipe Gonzalez en una ventana del hotel Palace de Madrid tras la victoria socialista en las elecciones. En ese decenio escaso, el pueblo espanol transita de la dictadura a la democracia tras navegar por los turbios anos de la Transicion. Es probablemente la etapa mas decisiva e interesante de nuestra historia contemporanea, llena de torpes improvisaciones y de pactos contra natura. Nuevamente los familiares personajes de la serie (Chato Puertas, don Proculo, la Uruguaya, etc.) nos llevaran de la mano a traves de esos anos en los que Espana experimenta una revolucion social y politica sin precedentes.

  • A Sexy Berling Surrender (Sexy Berling 5), Maya Blair de Maya Blair

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  • Mi princesa vikinga de Sophie Saint Rose

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    Maisey llevaba toda la vida soportando el odio de su pueblo a causa de su padre. Cuando los vikingos asaltaron su aldea, vio la oportunidad que necesitaba para llegar hasta el, pero su secuestrador decidio reclamarla como suya y convertirla en su esclava. Quizas deberia demostrarle que no le iba a ser facil….

  • Cowboy de Jorge Borges

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    Ariadna acababa de mudarse.
    No iba a durar ni 2 dias.
    ?Una mocosa de ciudad en este pueblo?
    Imposible.

  • Regalame un sueno de Maria Beatobe

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  • Te quiero a ti de Elizabeth King

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    Carolina se encuentra en la edad de casarse, pero ella no desea otra cosa que casarse por amor y no vivir lo que su mejor amiga, su madre y otras mujeres viven en una epoca donde los hombres tienen a la mujer para estar en casa y tener hijos. Sin embargo, los milagros existen y Carolina encuentra en los Thompson y lord Hunter una gran ayuda para evitar ese matrimonio que sus padres desean para ocultar un enorme secreto. Lord Hunter desea ayudarla, la ama aunque no lo sabe, pero sus propios problemas le acarrean una tristeza inmensa de la cual unicamente Carolina parece poder sacarle. ?Podran estar juntos? ?Cual es ese secreto que lleva a esa boda? ?Se liberara Carolina de ese matrimonio?

  • El hombre que siguio viviendo de Daniel Aguirre Rodriguez

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    Una inteligencia instalada es el siguiente paso en inteligencia artificial. Ya no se trata solo de un organismo sintetico pensante, sino que la mente del hombre es transferida a una maquina -- dijo el medico --. Te lo dire de forma menos complicada: continuaras <> dentro de un tipo de metaordenador avanzado. Mientras el neurocirujano les hablaba; se abrio la puerta, y un androide de servicio, mas parecido a un humano que a un robot, se acerco a ellos y les ofrecio cafe y unas galletas. Lucas y su esposa Anne se encontraban en una de las tantas reuniones que tendrian con los especialistas, en el Centro de Alta Tecnologia. La sala era amplia y luminosa, y estaba en el quinto piso del edificio, ubicado en el centro de Oslo. --Bueno... Como te he contado, desgraciadamente tu enfermedad no tiene ninguna cura en la actualidad. Lo unico que te sigo recomendando es que disfrutes de lo mas valioso en la vida: la familia y los amigos, de la mejor manera en estos ultimos meses --El doctor le hablaba con calma --. Muy pronto te ofreceremos las medicinas para aliviar los fuertes dolores que sobrevendran al final. Lucas se rasco la nuca. --Doctor, ?cuanto me queda? --Hemos discutido tu caso con mis colegas una y otra vez. Pero no nos resulta facil determinar el tiempo en que se van a propagar los sintomas, puesto que varian segun la edad y el estado fisico de cada uno. --?Como seran los proximos meses? --La afeccion empezara a expandirse por los musculos, los tendones, los ligamentos y las fascias; los cuales se iran atrofiando de modo gradual. Lucas y su mujer estaban sentados, agarrados de la mano, y con lagrimas en los ojos, que caian por sus mejillas enrojecidas a causa del estres. El miro a su esposa, y a continuacion, a la ventana, llevando la vista a un punto lejano alla fuera. Estaba absorto. Trataba de digerir lo que escuchaba. El neurocirujano continuo hablando: --Sin embargo, la etapa terminal es mas grave. Llegara el punto en el que perderas la facultad de moverte, de hablar, y de comer en forma natural. <>, es como llamamos vulgarmente a este estadio, pues todo movimiento sera irrealizable. En ese tiempo, el personal de enfermeria te asistira en las necesidades basicas, durante todo el dia y toda la noche. Nunca olvides que, en tanto que los musculos se atrofiaran por completo; tu intelecto, por su parte, permanecera intacto, por lo que seguiras pensando con total naturalidad --El medico se detuvo por un instante --. Por eso, yo considero que copiar tu conciencia a una maquina, es la mejor opcion en tu caso. Al finalizar la visita, tomaron el bus de regreso a casa. Ellos vivian en las afueras de Oslo, no lejos del centro, en una casa escandinava tipica, de madera pintada de blanco, y con mucho aislamiento, por los frios y largos inviernos. Lucas se recosto en el sofa. Estaba pensativo, callado, repasando todo lo que el medico les habia explicado. --!Papa! La nevera dice que no tenemos leche --dijo Gustav.

  • Las gafas de Alejandra de Martina Bouza

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    Estaba desayunando en la terraza del hotel Bliss Spa Resort de Ubud, con vistas panoramicas a los campos de arroz, cuando sono mi telefono. Mi guia, Wayan, llegaria a buscarme en quince minutos. Ese verano me moria de ganas de viajar a Bali y, como no encontraba a nadie que quisiera venirse a la isla, decidi irme sola. No era la primera ni la ultima vez que lo haria. Busque un guia por internet en la pagina web de TripAdvisor. Contacte con el y, gracias a mi <> y al traductor Google, encontramos la forma de comunicarnos, me iba a ensenar Ubud. Llego y me explico el itinerario de ese dia: primero, iriamos a Batulan Temple a ver la danza del Barong; despues, a Pura Tirta Empul Temple; luego, a los arrozales de Tegalalang; a continuacion, a Coffe Luwak, y terminariamos en Pura Tanah Lot (Templo de la Tierra en el Mar). Este ultimo templo lo habiamos dejado para el final porque es un lugar espectacular, especialmente al atardecer, cuando la luz del sol se torna dorada y desciende por el horizonte convirtiendo el templo en una oscura silueta. Cuando llego la hora de comer, mi guia Wayan me dejo en un restaurante y me dijo que me recogeria en una hora y media. El sitio se llamaba TebaSari Resto, bar y lounge Jalan Raya, Tegallalang. Estaba situado enfrente del cafe Luwak, que era la siguiente parada que ibamos a hacer despues de comer. El restaurante era un sitio precioso con unas vistas impresionantes y estaba ambientado con canas de bambu, ademas, su comida asiatica era exquisita. Yo estaba disfrutando de mi tercer coctel cuando vi a un hombre muy atractivo en la mesa de enfrente y observe, por la conversacion que mantuvo al telefono, que era espanol, que tambien estaba solo y que no llevaba anillo de casado. Era un hombre fisicamente atletico. Mediria un metro ochenta mas o menos. Su rostro expresaba mucha tranquilidad. Su piel estaba morena. Tenia mucha cantidad de pelo negro, que lo llevaba por debajo de las orejas y muy alborotado. Sus ojos eran serenos y marrones. Sus labios no eran muy gruesos, mas bien diria que finos y estaban rodeados por una poblada barba negra. Me encantaba su estilo, era muy tropical, perfecto para el lugar. En la parte de arriba llevaba una camisa de lino blanca desabotonada por arriba que dejaba ver el vello de su pecho con las mangas remangadas y sacada por fuera del pantalon. En la parte de abajo vestia con unas bermudas azules tambien de lino y unas alpargatas de esparto del mismo color que su pantalon. Para empezar a hablar con el, usaria una de las tecnicas de seduccion infalible. Le pediria que me hiciera una foto. En ese momento, me puse las gafas de corazones, me pinte los labios de color rojo, saque el movil de mi bolso, recogi mis cosas y me fui hacia su mesa. --Perdona que te moleste. ?Hablas espanol? --Si. --?Te importaria hacerme una foto? Es tan exotico el restaurante que me gustaria tener un recuerdo. --Si, por supuesto. ?Donde la quieres? --Aqui, para que sea vean las canas de bambu que estan en el centro. Toma el movil. --!Que originales son tus gafas! Son muy vintage. Solte una carcajada. --Gracias. Me gusta llevar unas gafas diferentes para que la gente me pueda ver con claridad entre la multitud. --Muy buena respuesta. Esa me la apunto. Me hizo la foto y me devolvio el movil. --?Podria ver como ha salido? --Si, por supuesto. Mira, !ha quedado perfecta! --Perdona, si no es indiscrecion, ?viajas sola o acompanada? --Viajo sola (como me gusta decirle a completos desconocidos que viajo sola, sigo viva de milagro). No me dejaban traer en el avion a los siete gatos con los que vivo. Siguio riendose a carcajadas. --Disculpa, que no me he presentado. Me llamo Jorge. ?Como te llamas? --Me llamo Alejandra. Encantada. --Le di dos besos en las mejillas. --Y bien... Alejandra, ?estas viajando por ocio o por trabajo? --Estoy de vacaciones. ?Tu? --No soy tan afortunado. Estoy por trabajo. Importo ropa y accesorios balineses para llevarlos a Espana donde tengo un negocio. En ese momento me sono el movil. Era Wayan. --Jorge, encantada de conocerte. Me da mucha pena tener que marcharme. Me has caido genial, pero me acaba de llamar mi guia para que sigamos con la ruta. --Una cosa antes de que te vayas... Se me esta ocurriendo... ?Que te parece si nos damos el telefono y continuamos esta conversacion por la noche? Conozco un sitio donde hacen los mejores mojitos de la ciudad. --Suena divertido. Nos dimos los telefonos. --?Sobre que hora regresaras al hotel? --Mi guia me ha dicho que a las siete. --!Perfecto! Mas tarde te escribo para concretar donde te paso a buscar a las ocho. --Genial. --Si te veo a las ocho, comenzare a ser feliz desde las siete. --!Jorge! !Eso es del Principito! Para ligar conmigo tienes que ser un poco mas original, que ya me las se todas --le dije con un gesto divertido. --Eres tremenda --dijo sonriendo. --Adios, Jorge. Te veo esta noche. !Toma ya! El plan habia salido mejor de lo que esperaba. Una vez mas, mis gafas me habian traido buena suerte. --Te escribo en un rato. !Disfruta de la ruta! --dijo mientras me guinaba un ojo. Cuando llegue al hotel, tuve mis dudas de si ir o no ir a la cita, pero pense que estaba en Bali de vacaciones, soltera, y Jorge era terriblemente sexy. ?Que dudas podia tener? Ninguna. A las ocho, sali a la calle y ahi estaba, esperandome. Iba impecable. Volvia a vestir con lino y seguia llevando el pelo despeinado a proposito. Fuimos a cenar a Arang Sate Bar, que estaba en la calle Jalan Raya, al lado del palacio de Ubud, en pleno centro. Era un restaurante con ambiente agradable y moderno sin perder el estilo balines, con musica en directo. El personal era muy simpatico y servicial (como en el resto de Ubud). Primero pedimos algunos small plates para compartir y probar un poco de todo y, a continuacion, brochetas (sate) de gambas, higado de pollo y ternera especiadas con curcuma, jengibre y otras especias que le daban un gusto no picante y delicioso, que acompanamos con una jarra de caipiroska. Todo estaba exquisito y terminamos la cena disfrutando de sus famosos cocktails. --Me ha encantado el sitio, Jorge. Tenias razon, el mojito esta delicioso y la comida estaba buenisima. Ademas, es un lujo poder disfrutar de musica en directo. --Me alegra mucho que te guste, Alejandra. Siempre que vengo a Bali termino comiendo aqui, pero es la primera vez que lo hago teniendo en frente a una mujer preciosa. Me lo dijo mientras me acariciaba las manos. Estaba muy roja y notaba que la cara me ardia. No se si por lo que me acababa de decir, por el alcohol, por el calor que hacia en la isla o por una mezcla de todo. --Gracias, Jorge. Has conseguido que me sonroje y creeme cuando te digo que eso en mi es dificil de conseguir. La verdad que tu tambien me pareces un hombre muy guapo y atractivo --le dije mientras le tocaba los brazos y le miraba con ojos lascivos. --?Te apetece que vayamos a mi hotel? Aqui hay demasiado ruido y me gustaria estar contigo en un sitio mas tranquilo. --Me parece que acabas de tener una muy buena idea Jorge. !Vamos! Llegamos a su hotel. Era una villa privada con una habitacion. Nada mas entrar, te encontrabas una impresionante terraza con piscina privada, solarium, una mesa con sillas y una cocina cubierta. Enfrente, se abria la puerta que llevaba a la habitacion con una cama de matrimonio enorme y un bano Llamo al servicio de habitaciones para que trajeran una botella de vino. Encendio velas y selecciono en su movil la musica relajante Beyond the Missouri Sky, por Charlie Haden y Pat Metheny, para que sonara por los altavoces. Jorge era muy mistico, poseia un lado espiritual muy desarrollado, mas que el promedio de las personas. Demostraba esa espiritualidad o esa conexion con lo que esta mas alla de la vida terrenal en su forma de comunicarse y en su actitud mas bien pacifica, relajada y tranquila, que tenia que ver, sin duda, con esa intima relacion con lo que no podemos comprender racionalmente. --?Nos tomamos unas copas en la piscina? --me ofrecio. Comenzo a tocarme suavemente el cuello, los hombros y la espalda. --Vaya. Creo que tu karma se encuentra algo desalineado. ?Quieres que te ayude a centrarlo de nuevo? Me han ensenado a hacerlo estos dias aqui en Bali. Asenti. --Vale. Pues lo primero que tienes que hacer es relajarte y sentirte comoda Asi, muy bien... Cierra los ojos y respira hondo. No, asi no. Tienes que llevar el aire a la zona que hay a unos cuatro dedos por debajo de tu ombligo. Asi. Perfecto. Trata de retener aire y cuenta hasta quince. Eso es... Despues, expulsalo muuuuy lentamenteeee...

  • El resurgir de los lobos (Canada 1) de Mariah Evans

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    “-Se lo que eres… cazador.
    Adrien la miro confundido.
    -?Como puedes saberlo? Nuestras identidades son secretas.
    -Ayudame por favor o manana morire -suplico.”

  • Mi gran sueno londinense 1 de Laura Lopez

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    Primera Parte

  • Globalizaciones de Joseba Gabilondo

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    Despues de que el neoliberalismo haya erosionado la politica, alienado nuestras subjetividades y transformado la realidad, los valores y los conceptos que nos brindo la modernidad se muestran hoy yermos. Las categorias que nos eran familiares no sirven para comprender la actualidad y nuestro papel en ella. ?Quien estaria dispuesto hoy a morir por el mercado como el soldado hacia por su patria antano?, ?quien rendiria tributo al pie del cenotafio del consumidor desconocido?

  • Juegos prohibidos 6 de Emma M. Green

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    Harry ha desaparecido. No se cuantos segundos pasaron entre la desgarradora confesion de Tristan y la reaccion de su madre, Diez, o tal vez hasta veinte. Veinte largos segundos de silencio incredulo. Luego Sienna se desvanecio, en la entrada, como en camara lenta. Se derrumbo sin hacer ni un sonido. No se desmayo realmente, sino que simplemente estaba demasiado impresionada como para mantenerse de pie, pronunciar una sola palabra o soltar un grito. Mi padre corrio para levantar su cuerpo amorfo, desprovisto de toda energia y de toda emocion, y recostarlo sobre el sillon de la sala. Mientras que mi madrastra recupera la conciencia, la villa se ve literalmente invadida. Por policias, socorristas, algunos hombres uniformados y otros con traje y corbata, mujeres, jovenes, viejos, como si toda la ciudad hubiera decidido reunirse en nuestra casa, en medio de la noche. Sin saber como llego hasta ahi, una cobija me rodea los hombros. La que alguien debe haber intentado ponerle a Tristan yace a sus pies. Todos sus musculos estan tensos, sus punos apretados, sus mandibulas contraidas, y unos faros giratorios reflejan una luz azul en sus ojos, que nunca me han parecido tan obscuros. Desde lejos, escucho a mi padre respondiendo a las preguntas, intentando controlar la situacion, aparentemente tan calmado como siempre. Pero puedo ver todo su desasosiego en su voz inquieta y casi ahogada. Y en su economia de palabras, como si ya no supiera que mas decir, no como decirlo. - Harrison Quinn. Tiene 3 anos. No, no es mi hijo. Es de Sienna Lombardi, mi… Mi esposa. Si, su padre esta muerto. Antes de que el naciera. No… nunca lo adopte. Nunca hablamos de eso. Tristan aparece entre mi padre y el hombre que toma notas en su pequeno bloc, sin duda un detective, que solo deja de escribir para sacar un panuelo del bolsillo de su pantalon y secarse la frente con el. - Escuche, no se quien es usted y no me importa. - El oficial Boyle. - Lo unico que tiene que hacer es encontrar a mi hermano, continua Tristan ignorandolo. !Esta perdiendo su tiempo! - No, joven. Estoy siguiendo el procedimiento en caso de la desaparicion de un menor. - Ya veo a lo que quiere llegar, con sus preguntas y sus cejas que no se conforman con las respuestas. !Craig no tienen nada que ver con todo esto! El ni siquiera estaba en la casa. Y adora a Harry. Que lo haya adoptado o no, no cambia nada. No comience a convertir a todos en sospechosos. Mi hermano menor desaparecio. Simplemente desaparecio. Y usted deberia encontrarlo. Encontrarlo vivo. !Nada mas! !Ese es su maldito trabajo! La voz grave de Tristan cede y me acerco lentamente a el para impedir que diga mas groserias o se meta en problemas. El oficial se seca de nuevo la frente respirando ruidosamente. Tiene un ligero sobrepeso, concentrado unicamente encima de su cintura, a la que le cuesta mantener a su pantalon de traje beige. Pero mas que el calor de este principio del mes de mayo, aunque sea la 1 de la manana, es la tension en la casa lo que parece darle calor. Varias gotas finas de sudor corren bajo sus lentes sin montura. - ?No dicen que cada segundo cuenta cuando un nino desaparece? pregunto en voz baja. - Mis hombres ya estan trabajando en eso, senorita… - Sawyer. Liv Sawyer, soy su hija, digo senalando a mi padre con el menton. - La hermanastra del desaparecido, entonces, concluye el detective garabateando en su bloc. - Si asi lo quiere ver. La expresion me hiela. No se que es peor, que se refiera a Harry como el << desaparecido>> o que todo esto de los hermanastros vuelva a relucir en una situacion asi. - !Fergus! grita de repente Tristan. !Fergus O'Reilly estuvo aqui esta noche! ?Hablaron con el? Tal vez… - El fue llevado a la estacion de policia, donde esta siendo interrogado en este mismo momento, lo interrumpe el detective. - ?Que fue lo que dijo? ?Vio algo? Ese imbecil… - No tengo permitido decirle nada sobre el tema. El Sr. O’Reilly esta en calidad de testigo. Por ahora, necesito una descripcion precisa del desaparecido: estatura, peso, color de cabello y de ojos, ropa que traia puesta. Lo mas detallada posible. Las lagrimas se acumulan en mis ojos mientras que Tristan describe a Harrison, su corte de cabello, sus ojos azules, su pequena pijama de cuadros, unas bermudas y una camisa de botones, y su cocodrilo. - !Alfred desaparecio tambien! dice poniendo su mano sobre mi nuca, con un brillo de esperanza al fondo de sus ojos azules. - Harry no se separa nunca de el… - !Ya se! Pero entonces eso quiere decir que se fue con el. !Se lo llevo, Liv! !Si hubiera sido secuestrado, no habria tenido tiempo de tomar su peluche! !Penso en Alfred! !Tal vez solo se fue a pasear, masticando su pata como siempre lo hace! Con un intento de sonrisa sobre los labios, Tristan me abraza, como si tuviera la prueba de que nada pudo pasarle a Harry. El oficial nos mira mas de lo que nos escucha. Sus pequenos ojos sorprendidos siguen los dedos de Tristan alrededor de mi cuello, observan nuestro abrazo. El debe ser uno de los pocos habitantes de Key West que no sabe nada del escandalo. O bien ya lo olvido. O es del tipo de hombres a los que no le interesa los rumores o las historias de amor de adolescentes. Ruego en secreto por que sea la ultima opcion. Mi padre regresa de la sala con varias fotos de Harry, completas o de retrato, solo o rodeado. El detective se las pasa una a una a la mujer al lado de el, una castana con el cabello peinado hacia atras y la piel bronceada, y le murmura que lance una Alerta de Secuestro – aparentemente no con la discrecion suficiente. - !Pero lo digo que sin duda no fue secuestrado! se enoja Tristan. Su peluche… - U

  • La noche sin ventanas de Raul Tola

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    Una novela historica vibrante sobre dos peruanos apresados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

  • Un marques para mi (Nobles 4) de Olga Salar

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    Lady Alice Alvanley estaba cansada de fingir que todo iba bien, cansada de sentirse sola e incomprendida, de que sus padres apenas tolerasen su presencia en sus vidas.
    Por todo ello, habia decidido independizarse de ellos y, ?que mejor manera de hacerlo que buscandose un marido que la sacara de alli?
    Lucius Whinthrope no podia quitarse de la cabeza a la osada Lady Alice. Primero habia tenido que intervenir para que esta no estropeara el compromiso de su hermana y, despues de que este, por fin, se hubiera formalizado, parecia encontrarsela alla donde fuera. ?Se habria convertido el marques en su nuevo objetivo?

  • Una mujer inoportuna de Dominick Dunne

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    En Los Angeles, a principios de los noventa, todo el mundo envidia a Pauline y Jules Mendelson. Casados desde hace mas de veinte anos, con una reputacion intachable y siempre envueltos en un halo de estudiada elegancia, sus fiestas en su esplendida mansion son cita obligada en la vida social de la ciudad. Pero esta estampa de perfeccion se disipa cuando las luces se apagan y asoma la vasta red de favores, mentiras e hipocresias que sostiene el imperio de los poderosos. Asi, cuando Jules se encapricha de Flo, una camarera que suena con ser actriz, cree que podra controlar la situacion y mantener una discreta aventura con ella, sin sospechar que se convertira en una peligrosa obsesion. Por otro lado, la doble vida de uno de los mejores amigos de Pauline amenazara con sacar a la luz los secretos que esta opulenta comunidad intenta esconder a cualquier precio.

  • No solo el destino de Anna Olsson

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    Todos aman y admiran a la hermosa Susana, es una mujer triunfadora, disfruta su vida plenamente, hace lo que quiere cuando quiere y como quiere. Por cosas del destino aparece un ex novio; un multimillonario que ella penso que nunca mas veria, al verla no dudo en hablarle comenzando una nueva aventura que nunca pensaron tener. En su vida moderna y liberal aparece un atractivo y musculoso moreno que la tratara de manera distinta a como lo hace el resto de los hombres. Entre nuestra libre y atractiva protagonista y el hermoso multimillonario ex novio hay un asunto pendiente que no es su antigua relacion, si no que otro asunto que puede ser aun mas importante que su noviazgo del pasado.

  • Distintas formas de mirar el agua de Julio Llamazares

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  • Adelgaza para siempre: De forma facil, saludable y definitiva – Angela Quintas de Angela Quintas

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    Despues de dietas efectivas pero con consecuencias nefastas para la salud (y ajenas a la tradicion alimenticia mediterranea), el publico demanda mas que nunca una dieta definitiva, realista a medio y a largo plazo y, ante todo, saludable.

  • Hagase usted mismo de Enzo Maqueira

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    Abandonarlo todo y huir. Irse al sur, a la Patagonia, a la casa donde paso los veranos de la infancia. Esa es la estrategia para dejar atras una relacion enfermiza que termino de la peor manera y una vida que parecia encaminada pero que de pronto perdio sentido. Lejos de la ciudad, en la desolacion de un pequeno pueblo en medio del desierto, el protagonista intenta escribir el guion de una pelicula como un modo desesperado de escapar de la mediocridad. Lleva un cuaderno, piensa tramas posibles, pero siempre se desvia de su objetivo: lo asedia el pasado, el recuerdo de una escena bochornosa, el hallazgo de una pistola escondida en la casa.
    Como en Electronica, su celebrada novela, Enzo Maqueira vuelve a meter el dedo en la llaga y propone un relato despiadado, con aires de policial domestico, acerca de los grandes mandatos de nuestro tiempo: la busqueda desesperada de la felicidad, el reconocimiento y la trascendencia.

  • Trent de Amelia Gates

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    Un caballero con una brillante armadura.

  • Mas generoso que la soledad de Yiyun Li

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    Un profundo misterio yace en el corazon de esta magnifica novela de Yiyun Li, ‘una de las mejores novelistas jovenes de los Estados Unidos’ (Newsweek) y celebre autora de Las puertas del paraiso, ganadora del premio PEN / Hemingway. Ambientada entre los Estados Unidos de hoy y la China de la decada de 1990, Mas generoso que la soledad es la historia de dos mujeres y un hombre, cuyas vidas cambian por un asesinato que quiza uno de ellos cometio. Cuando Moran, Ruyu y Boyang eran adolescentes, se vieron involucrados en un misterioso ‘accidente’ en el que una amiga ingirio un veneno que la convirtio en un ser vegetativo hasta su muerte.

  • Crimenes a la francesa de

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    Una completa y apasionante panoramica de la rica tradicion negro-criminal de la literatura francesa a traves de sus mas destacados representantes. Los relatos de esta excepcional antologia, cuidadosamente elegidos y prologados por Mauro Armino, proponen un recorrido de aproximadamente cien anos ;desde principios del siglo XIX hasta la decada de 1920; por las mas oscuras variantes de la literatura francesa: la detectivesca, la criminal, la policiaca, la judicial, el suspense, el enigma o el misterio. Junto a algunos de los grandes nombres de las letras galas ;Merimee, Balzac, Dumas o Gaston Leroux; aparecen tambien los de Richepin, Lermina o Allais, menos traducidos entre nosotros pero que sin duda aportan al genero una fresca vision del mundo del hampa y la vida cotidiana durante el fin de siecle y la Belle Epoque. Paul-Louis Courier, Prosper Merimee, Honore de Balzac, Alexandre Dumas, Emile Gaboriau, Jean Richepin, Guy de Maupassant, Leon Bloy, Jules Lermina, Alphonse Allais, Octave Mirbeau, Guillaume Apollinaire, Gaston Leroux, Charles-Louis Philippe y Maurice Leblanc

  • El ojo en la puerta de Pat Barker

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    Londres 1918. La Primera Guerra Mundial parece no tener fin. Los soldados siguen muriendo por centenares de miles en las trincheras. Y mientras cada vez son mas los que se rebelan y optan por el pacifismo, mayor es tambien la represion y el rechazo social hacia los que apuestan por la paz y en contra de un patriotismo ciego que solo acepta la destruccion del enemigo. Billy Prior trabaja para el Servicio de Inteligencia del Ministerio de Municiones.

  • Karim, Alma de Fuego de Eva M. India

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    Karim vive en el atico. Es inmutable. No envejece, no se pone gordo. Es hermoso, alegre, bromista, lo sabe todo: es un yinn. Asi lo conoce Betsabe desde que tiene uso de razon. Es su vecino, su tutor, su tio, su primo, su hermano, su consejero, su mejor amigo desde la infancia. Su verdadero nombre es imposible de pronunciar para la voz humana. A veces se convierte en gato y sale a pasear por los tejados de la ciudad. Todo genial, hasta la noche en la que, teniendo ya Betsabe 18 anos, se dejaron llevar por el deseo. Entonces se complico todo, y Betsabe acabo encerrandolo en el atico, dejandolo aislado durante anos. Pero ahora, convertida ya en una mujer adulta, Betsabe necesita su ayuda…

  • Como hacer un coche de Adrian Newey

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    En este emocionante libro descubriremos de manera exhaustiva, fascinante y extraordinariamente entretenida como funciona un coche de carreras, mientras recorremos la trayectoria de Adrian Newey, el mas grande disenador de automoviles de la historia, desde sus comienzos en la IndyCar hasta alcanzar un exito inigualado en la Formula 1 disenando coches para pilotos como Mario Andretti, Nigel Mansell, Alain Prost, Mika Hakkinen, Mark Webber o Sebastian Vettel entre otros, siempre con un objetivo inquebrantable: conseguir el coche mas rapido.